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Guia Boletín Oficial de la Agrupación Astronómica de la Safor HUYGENS AJUNTAMENT DE GANDIA Septiembre - Octubre 2009 Número 80 (Bimestral) AÑO XIV ECLIPSE TOTAL DE SOL Anji, CHINA (22/07/09) Anillos de Saturno

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Boletín Oficial de la Agrupación Astronómica de la Safor septiembre - octubre 2009 AÑO XIV Número 80 (Bimestral)

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Guia

Boletín Ofi cial de la Agrupación Astronómica de la Safor

HUYGENS

AJUNTAMENT DE GANDIA

Septiembre - Octubre 2009 Número 80 (Bimestral)AÑO XIV

ECLIPSE TOTAL DE SOLAnji, CHINA (22/07/09)

Anillos de

Saturno

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A.A.S.

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EQUIPO DE REDACCIÓNDiseño y maquetación: Marcelino Alvarez VillarroyaColaboran en este número: Angel Requena, Francisco M. Escrihuela, Jesús Salvador, Marcelino Alvarez, José Camarena, Joanma Bullón, Josep Julià Gómez, José Lull.

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Huygens nº80 septiembre - octubre - 2009 Página

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 3

Huygens 80septiembre - octubre - 2009

42 Asteroides por Josep Julià por Josep Julià por

39 El cielo que veremos por www.heavens-above.com

Camisetas Camisetas Camisetas

40 Efemérides por Francisco M. Escrihuela

Los sucesos mas destacables y la situación de los planetas en el bimestre

5 Noticiaas por Marcelino Alvarez Noticias y actividades de la propia A.A.S. , para estar el día

35 2009: Año Astronómico Internacional por Nodo nacional

Revisión de alguna de las muchas actividades celebradas hasta ahora para conmemorar este año astronómico.

38 Rastrillo por Marcelino Alvarez

8 Anji ( 22/07/2009), el “perro celestial” devoró al Sol por Ángel Requena

Desde la antigüedad, China ha visto en los eclipses de sol una señal de mal augurio. Se creía que éstos se producían cuando un “perro celestial” devoraba el sol. De hecho la palabra china para referirse a un eclipse es “shi”, que literalmente significa comer.

36 Heliofísica por Joanma Bullón

17 Libros: Una breve historia de la Astronomía (José Medina) por Marcelino Alvarez

38 Actividades sociales por Marcelino Alvarez

20 Fichas de Objetos interesantes: Sgr Oph por Joanma Bullon

Fichas de objetos interesantes en diversas constelaciones. Encuadernables, mediante la separación de las páginas centrales

18 Anillos planetarios (II): Saturno por Jesús Salvador Giner

Saturno presenta el más majestuoso sistema de anillos que podemos admirar en el Sistema Solar. Conocidos desde que, hace justamente cuatro siglos, Galileo dirigiera por vez primera un telescopio rudimentario hacia el planeta y observara dos extrañas protuberancias a ambos lados de este distante mundo, sus anillos tienen aún muchas incógnitas por desvelar.

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 4

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Boletín de afiliación a la Agrupación Astronómica de la Safor.

VERANO AIA-IYA 2009Casi sin darnos cuenta, ha pasado ya el verano del año internacional de la Astronomía.Las actividades previstas por el Nodo nacional, se han cumplido con creces. Nosotros hemos contribuido

a ello con un montón de actuaciones, que nos han llevado a salir con todo nuestro material varios días de la misma semana. Desde aquí, agradezco a los voluntarios que han participado activamente la ayuda recibida, porque sin ellos, las cosas hubieran sido muy distintas. Hemos recorrido varios pueblos, incluso de fuera de la Safor; hemos movido un montón de kilos de instrumentación; probado el resultado de las nuevas adquisi-ciones; incluso recuperado la “vieja” montura del “viejo” telescopio refractor de 1500 mm. que está “como nueva”; incluso diría, que “mejor que nueva”, porque los motores (que nunca habían funcionado bien), ahora van a la perfección. En resumen, ha sido un verano muy activo, y bien aprovechado.

Pero lo mejor de todo, es que se está produciendo un “relevo generacional”, sin que apenas nos demos cuenta. Si repasamos las personas que han acudido a las citas de este año, vemos que casi todas son caras nuevas. Eso, casi garantiza a la AAS el futuro, ya que si no se hubiera producido este cambio, éste sería mucho mas incierto (hay que acordarse de aquello de “renovarse o morir”).

Por supuesto, la salida mayor, ha sido el viaje a China, para ver el eclipse total mayor del siglo, cosa que se cumplió totalmente. Además, fuimos de los pocos que conseguimos verlo completo. Pero esto ha sido una acción eventual. Las que verdaderamente interesan son las que se repiten casi día a día, y ahí es donde la respuesta de los nuevos socios ha sido muy buena.

Dentro de unos días, vamos a celebrar el “inicio de curso”, y espero que sea realmente un homenaje a todos los que han dejado muchas horas de su tiempo libre en realizar las actividades programadas. El agradecimiento de la AAS a todos ellos.

Pero por favor, que nadie interprete esto como un “tirón de orejas” a los que no han venido. Todos sabe-mos que la vida no nos deja casi nunca hacer lo que queremos, y para ello usa cualquier motivo (trabajo, paro, familia, y... un largo etc.) y por lo tanto, muchas veces la imposibilidad es segura. Al contrario, lo que me alegra, y por eso está este escrito, es que a pesar de todo, la AAS sigue adelante, y un año mas, superamos al anterior. Disponemos ya de una base lo suficientemente amplia como para que siempre haya alguien dispuesto. Asi que... muchas gracias a todos.

Y no quisiera olvidarme de otra forma de colaboración, menos vistosa, pero tan necesaria como la anterior. Me refiero al mantenimiento de nuestra revista HUYGENS, que siempre recibe los artículos necesarios para seguir existiendo, aunque algunas veces sea casi “in extremis”. Muchas gracias a los escritores. Ánimo, y a seguir escribiendo. También pueden hacerlo los nuevos socios. Al principio puede que cueste un poco por falta de confianza, o falta de tema sobre el que decir cosas, pero eso se supera fácilmente. Así también favoreceríamos que la renovación generacional llegue a este sector. Bueno, si hubiera exceso de escritores, siempre se puede aumentar el número de páginas. Aquí caben todos; los nuevos, y los de siempre.

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Arqueoastronomía y AAS en Honduras

El libro Trabajos de Arqueoastronomía, publicado por la Agrupación Astronómica de La Safor en 2006, ha sido recibido recientemente, junto al libro La Astronomía en el Antiguo Egipto de José Lull, en el Departamento de Arqueoastronomía de la Facultad de Ciencias Espaciales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en Tegucigalpa.

Muy gentilmente, algunos miembros de dicho depar-tamento han querido mostrarnos el recibimiento oficial

de ambas publicaciones mediante una fotografía. En ella vemos, de izquierda a derecha, al astrónomo llama-do Isaac Zablah, en el centro al arqueólogo hondureño Vito Veliz, jefe del departamento de Arqueoastronomía y, a la derecha, al historiador Arnulfo Ramírez, plasman-do la entrega de los libros.

Como fondo, podemos ver una réplica de una estela del sitio arqueológico Maya de Copán que representa al rey número 13, conocido como 18 Conejo. Se trata de una estela con variada información astronómica. Precisamente, en 2002, los expedicionarios de la Agrupación Astronómica de La Safor, Josep Emili Arias (36), José Ángel González (46), Amparo Lozano (51), José Lull (2) y Cati Moral (83), realizando la ruta maya llegaron también al yacimiento de Copán, donde se sitúa el original de dicha estela.

Desde la Agrupación Astronómica de La Safor, nos honra la buena acogida que han tenido allí estas publi-caciones y, agradeciendo su gesto, les deseamos un fructífero porvenir tanto para las investigaciones que lle-ven a cabo desde su departamento, como para su país, Honduras, que en fechas recientes ha sufrido vaivenes políticos. (José Lull)

Eclipse total en China: Un destino muy especial

Como este viaje es tan especial, en el próximo núme-ro le dedicaremos un reportaje especial no centrado en

el eclipse, (que ya figura en el presente número), sino en el resto del viaje, sus anécdotas, etc… De momento vemos a nuestro compañero Paco que siempre sabero-dearse de buenas compañías...

28 y 29 de Julio de 2009 Hotel tres anclas

Este hotel, lleva varios años organizando una semana cultural durante el verano, que e esta ocasión tenía dos días dedicados a la Astronomía. Fuimos invi-tados por los organizadores, y el Centro Astronómico Mediterráneo, a participar en ellas, aportando material de observación. Naturalmente fuimos,, e incluso en

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estas jornadas, recién llegados de China, estrenamos nuestro nuevo tubo de 12”, Richey-Cretien. El primer día, montamos en las azoteas del hotel, pero no tenía-mos sitio para movernos, por lo cual, el segundo día, nos pusimos junto a la piscina. El sitio era tan bueno, que prácticamente todos los clientes del hotel pasaron por allí. Fue una noche muy buena, sin viento ni nubes, con el único problema de que algunos árboles nos taparon la Luna en algún momento, pero nada más. El año que viene, volveremos.

1 de agosto de 2009 Llocnou

A las 8 de la tarde, nos personamos para llevar los telescopios a la montaña, ya que la zona de observación está en la parte alta del monte llamado Cuta, muy cerca

del pueblo. Allí esperamos la llegada de los caminantes, ya que se trataba de un paseo nocturno a través del monte, siguiendo una senda de unos 2 km. que ascien-de hasta la cima de la Cuta, para luego volver al pueblo descendiendo por la otra ladera. Allí esperamos a que llegaran, y mientras se dedicaban a dar buena cuenta de sus bocadillos, iban mirando lo que teníamos apunta-do en los telescopios. Fue una noche muy buena y calu-rosa, aunque un poco anormal, en el sentido de que los que venían andando, encendían sus linternas blancas, jugaban con sus luces, etc… y no dejaban ver bien a los que miraban, pero es que habían mas de 200 personas (los organizadores habían previsto 50), y mucha chiqui-llería, con lo cual, era muy difícil controlarlos a todos. No obstante fue un acto muy bonito, que era la primera vez que se celebraba, y quedamos apalabrados ya para repetirlo el año próximo.

7 de agosto de 2009 Daimúsoy vamos a mostrar los objetos estelares que poda-

mos, desde el paseo marítimo de Daimús, al igual que el año pasado hicimos en Gandía. A las diez en punto, con los telescopios montados, dirigidos a la Luna y Júpiter, por supuesto, porque era lo único que se veía, comenzaron las colas. Y así estuvieron hasta mas de las 2 de la madrugada, en que ya con todos los bares, restaurantes, la feria y el mercadillo cerrados, decidimos que era hora de irnos, porque a pesar de ser tan tarde,

la noche era tan buena, e invitaba tanto a pasear, que continuaba viniendo gente con niños incluso para aso-marse al cielo. Una noche fabulosa. Pasaron más de 2.000 personas por los telescopios. Incluso hubo quien quería pagar por dejarle mirar.

12 de agosto de 2009 Perseidas

La reseña de este acto, está en el apartado del AIA-IYA 2009, en este mismo número.

27 de agosto de 2009 L’alcudia

Hoy fuimos a una casa rural llamada “Corral de Rafel” que celebraba su inauguración, y por disfrutar de un cielo bastante oscuro, se nos invitó, a través de nuestro vice Enric Marco, para que fuéramos a dar una charla, sobre el tema de las constelaciones a través de los tiempos, y organizar una observación de la Luna, Júpiter, y algún otro objeto de cielo profundo, como puede ser Andrómeda.

Montamos los telescopios, bajo un cielo bastante lim-pio, pero que según íbamos preparando el material, se iba cerrando bajo unas nubes bajas, oscuras, y que no presagiaban nada bueno.

Al acabar la cena, y mientras duró la charla, se pudie-ron ver algunas estrellas, e incluso constelaciones ente-ras, que sirvieron perfectamente para complementar lo que se mostraba en el proyector. Pero cuando pasamos a la observación, tuvimos que ir buscando por entre las nubes, porque no nos dejaron ni un momento de respiro. Casi al final, y de forma muy rápida, cuando ya muchos asistentes se habían ido, se despejó totalmente, lo que

fue aprovechado por los que quedaban para disfrutar de un cielo precioso, ya sin Luna, pero bastante oscuro, por lo que pudimos acabar la sesión con una cierta alegría y sensación del deber cumplido.

28 de agosto de 2009 Bellreguard

Hoy también vuelve a estar nublado, pero nada nos arredra. En medio de las nubes, y la incredulidad de

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propios y extraños, montamos los telescopios sobre el paseo marítimo, y… el cielo se despeja casi completa-mente.

Pudimos ver la Luna en su esplendor casi todo el tiempo, con la única dificultad de ir cambiando el lugar de observación, debido a su manía de ocultarse detrás de los edificios. Pero no le sirvió casi de nada, porque hasta que llegó a las montañas del horizonte estuvimos siguiéndola. Mientras, en el resto de telescopios, se mostraba Júpiter, que ante la pregunta generalizada, si “se veían las dos lunas”, nosotros contestábamos que si. Y al mirar por el ocular, efectivamente, veían las dos únicas Lunas visibles de Júpiter en esa noche. De nada servían nuestras explicaciones del timo de los correos de Internet. Todo el mundo quería ver las dos lunas. Y las vieron!!

29 de agosto de 2009 Palma de Gandía

Hoy no tuvimos la suerte de ayer, ya que pasó justo al contrario. Montamos los telescopios con un cielo precioso, que fue aprovechado por todos los presentes para dar un primer vistazo, y sin embargo al acabar de cenar, estaba totalmente cubierto. Y sólo pudimos observar a través de una capa variable de nubes bajas, hasta que, bastante pasadas las 12 de la noche, por-que ya era casi la 1:00 el cielo comenzó a despejarse, casi al mismo tiempo que nosotros recogíamos el mate-rial. Una pena, porque vino mucha gente, sobre todo joven, que vieron la Luna, y Júpiter, pero no pudieron disfrutar de ellos, por las esperas obligadas entre apa-riciones y desapariciones.

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Éste era mi tercer intento de ver un eclipse total

de sol, los dos anteriores, curiosamente ambos pasaron

por Turquía (1999 y 2006), se frustraron en última ins-

tancia por motivos de diversa índole. Así que cuando a

finales de 2008 Marcelino acabó de definir un proyecto

de viaje a China para ver el eclipse de este año, empecé

a interesarme seriamente en él. Para mí era importante

no sólo ver el eclipse sino que éste estuviera acompa-

ñado de un viaje completo y, viendo el programa que

se había diseñado, enseguida me dí cuenta de que éste

merecía la pena. Así que a principios de este año decidí

dar el paso definitivo que finalmente me llevaría a China

para contemplar el espectáculo natural con el que tanto

había soñado.

Anji ( 22/07/2009), el “perro celestial” devoró al Sol

por Ángel [email protected]

Desde la antigüedad, China ha visto en los eclipses de sol una señal de mal augurio. Se creía que éstos se producían cuando un “perro celestial” devoraba el sol. De hecho la palabra china para referirse a un eclipse es “shi”, que literalmente significa comer. Para que el sol se volviese a destapar, se lanzaban flechas hacia el cielo y se hacían sonar tambores con la intención de asustarlo. Incluso hoy en muchos lugares de China se sigue la tradición de golpear las tapas de las ollas para asustar al perro celestial que se está comiendo el Sol. Creamos o no estas supersticiones lo que es indudable es que se trata de un fenómeno extraordinario que no deja a nadie indiferente.

Fig.1: Mapa de la totalidad a lo largo de Asia

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 9

El miércoles 22 de Julio de 2009 un numeroso

grupo formado por 63 aficionados a la astronomía de

diversas agrupaciones españolas (Astrosafor, ASTER,

AstroSantander, AstroCuenca, etc.) tuvimos la suerte y

el privilegio de asistir al fenómeno natural más hermoso

que es posible ver en la Tierra. El eclipse fue visible en

una estrecha franja que empezó en la India, pasó por

Nepal, Bhutan, China, Japón y finalmente acabó en

medio del océano Pacífico. El máximo se produjo preci-

samente en este último país, más concretamente en unas

pequeñas islas al sur de Japón, en donde exactamente

duró 6’39’’, la mayor duración de un eclipse que tendrá

lugar durante este siglo.

Aunque ese tan esperado día empezó, como no

podía ser de otra manera, con unos negros nubarrones

en el cielo. De hecho algunos compañeros dijeron que la

noche anterior estuvo relampagueando. Por si ésto fuera

poco, otros habían visto las previsiones meteorológicas

y tampoco eran muy halagueñas. La cara de Ángela del

Castillo era un poema porque era una de las que las

había visto y repetía una y otra vez que no lo íbamos

a ver. Tan sólo Marcelino se mostraba muy optimista,

“algo harán los chinos para que se despeje, de eso estoy

seguro”, aseguraba.

Efectivamente, Marcelino tenía razones para

ser optimista ya que, según nos enteramos después, la

noche anterior el ejército chino lanzó proyectiles que

contenían haluro de plata contra las nubes para provocar

la lluvia y así asegurarse cielos limpios al día siguiente,

de ahí los relámpagos nocturnos. Parece ser que el pre-

sidente chino tuvo la ocurrencia de ver el eclipse en el

mismo lugar que lo vimos nosotros y esa fue la razón

por la que se tomaron tantas molestias.

Lo cierto es que nosotros no sabíamos nada al

respecto así que el trayecto en autobús fue un auténtico

velatorio. Sin embargo algo me decía que había que

subir al lugar de observación, montar la cámara y a ver

qué pasaba. Tras aproximadamente una hora de viaje

por un precioso bosque de bambú llegamos al lugar de

observación que previamente habíamos contratado.

El enclave elegido se encontraba a unos 1000

Fig.2: Mapa de la totalidad a lo largo del este de China

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 10

m. de altitud y a unos 30 km. de Anji, el

lugar donde habíamos pernoctado la noche

anterior. Su nombre oficial era Jiangnan

Sky Lake aunque también era conocido

como Tianhuangping, que significa en

chino “Mirador del cielo y del desierto”.

Éste tenía la particularidad de que en

dicha cumbre había un gran embalse de

carga (similar al de la Muela de Cortes),

un observatorio con dos cúpulas y unos

edificios entre los que se encontraba una

pagoda típica de la zona. Curiosamente

era el mismo tipo de pagoda que lucíamos

en nuestra camiseta, y que acertadamente

Laura Álvarez eligió en su diseño, por lo

que mi primer pensamiento al verla fue

que eso era una señal de buena suerte.

La primera hora la pasamos aco-

modándonos en nuestra área reservada, una

franja de unos 5 m. de ancho por 25 m. de

largo situada sobre la calzada que rodeaba

el embalse. A pesar de ser las 6:00 a.m. el

ambiente ya era muy bueno, había gente de

todos los países del mundo y todos con su

camiseta alegórica. La nuestra, por cierto,

causó furor entre el resto. A mí, por ejem-

plo, me hicieron dos fotos de mi espalda en

donde estaba dibujada la pagoda. Y no sólo

eso, hubo bastante gente que incluso la compró.

Nos sorprendió gratamente el ambiente que se

respiraba en un lugar tan aislado. No esperaba un evento

tan bien organizado y con tanta gente, leí en la prensa

que el Solar Eclipse Observation Festival 2009, como

así se llamó el evento, albergó 6000 eclipseros. Lástima

que tuviéramos un pequeño incidente con los noruegos,

los cuales nos robaron nuestras sillas y mesas que noso-

tros habíamos pagado y ellos no. Al final, y gracias a

las dotes diplomáticas de Marcelino, nos devolvieron

lo robado.

Después de una hora, el sol por fin hizo acto de

presencia entre las nubes lo que se tradujo en un grito de

alegría y esperanza entre la gente. Fue en ese momento

cuando verdaderamente sentí que lo íbamos a ver y

así se lo hice saber a Ángela con un gesto afirmativo.

La sensación se convirtió en certeza absoluta al cabo

de otra hora cuando, ya de forma definitiva, las nubes

desaparecieron casi en su totalidad. Eran las 8:08 a.m.

(hora local) y ya a esa hora el sol se encontraba a una

altura considerable (aprox. 45º de altura). Ésto es debido

fundamentalmente a que los chinos no realizan el cam-

bio horario en verano como hacemos los europeos para

ahorrar luz y también a que nos encontrábamos bastante

al Este del meridiano de Pekín (+4º) que marca la hora

de toda China. Consecuentemente, en Anji amanece

muy pronto, sobre las 5 a.m., y lógicamente a las 8 a.m.

el sol ya está muy alto en el cielo.

El primer contacto del eclipse se produjo al poco

de despejarse (8:24 a.m.). Curiosamente, no se observa-

Fig.3: La pagoda nos trajo suerte

Fig.4: Observatorio Jiangnan Sky Lake

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 11

ba ninguna mancha lo que implicaba

que nos encontrábamos en un míni-

mo undecenal. Eso hacía preveer una

corona más alargada a lo largo un eje,

como así ocurrió. También fue curioso

el hecho de que la Luna “mordiera”

al Sol por encima de éste, lo que hizo

que conforme iba avanzando el eclip-

se apareciera una sonrisa en el disco

solar. Otra señal de buena suerte, volví

a pensar. A todo ésto, el parcial se fue

desarrollando con normalidad duran-

te la hora siguiente y, aunque hubo

alguna nube que nos molestó en algún

momento, lo cierto es que pudimos

seguirlo ininterrumpidamente.

A falta de 5’ para que comen-

zara la totalidad, la bajada de luz era ya

muy apreciable, la apariencia era la de

un día nublado. Yo había tenido la pre-

caución de ponerme la alarma del reloj

a esa hora para, de alguna manera,

advertirme de la cercanía del momen-

to clave. Lo cierto es que durante el

parcial te da tiempo a hacer un montón

de pruebas de tiempos de exposición,

aberturas y sensibilidades pero durante

el total sólo tienes 5’ para admirarlo,

sentirlo y, a ser posible, fotografiarlo.

Es muy poco tiempo y pasa además

muy rápido por lo que la improvisación

durante el mismo no es muy aconseja-

ble. Así que repasé un poco los tiempos

de exposición que iba a utilizar para

cada fenómeno, enfoqué de nuevo el

sol y finalmente, quité el filtro evitan-

do así la coincidencia de ese momento

crítico con el 2º contacto.

Durante estos últimos minutos la luz fue bajando

gradualmente, como si de un rápido crepúsculo se trata-

ra. Aunque el verdadero descenso de luz se produjo en

el último minuto, fue como si repentinamente se hiciera

de noche. Una imagen que no olvidaré nunca fue la de

la cara de una compañera que se

encontraba a mi lado, era de color

gris metálico!! Intenté de hecho

hacerle una foto en automático

y no podía ni enfocarla. En ese

momento miré a mi alrededor y

vi otros fenómenos que me sor-

prendieron mucho, por una parte

ya no quedaba ni una sola de las

miles de libélulas y mariposas

que estuvieron pululando durante

toda la mañana, por otra parte

observé también un crepúsculo

por todo el horizonte y además,

una extraña marea se desató en el

embalse sin que aparentemente

nada lo provocara. Bien es cierto

que durante toda la mañana una

lancha estuvo dando vueltas por

el embalse pero en ese momento

la lancha estaba varada, así que es

de suponer que fue el tirón gravi-

tatorio de los dos astros lo que la

provocó. Finalmente, otro fenó-

meno interesante fue la bajada de

temperatura desde los 32.6ºC del

máximo en la fase de parcialidad

(9:00 a.m.) hasta los 25.6ºC del

fin de la totalidad (9:41 a.m.), es

decir, 7 ºC netos de descenso.

Y por fin llegó el momen-

to clave, el del 2º contacto. En ese

momento, la caída luminosa era

total y mis nervios estaban a flor

de piel, recuerdo cómo el dedo

me temblaba mientras estaba

esperando apretar el disparador

de la cámara. Según la estrategia

elegida, usaría una abertura f/8 y

una sensibilidad ISO 100; con esa configuración comen-

zaría con un tiempo de exposición (TE) largo (1/60) y

así fotografiaría el anillo de diamantes, y posteriormen-

te, cambiaría rápidamente a un TE muy corto (1/4000)

para captar las perlas de Baily. Pero claro una cosa es la

Fig.5: Eclipse parcial (1º contacto, 8:24)

Fig. 6: Eclipse parcial (20%, 8:45)

Fig. 7: Eclipse parcial (95%, 9:30)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 12

teoría y otra la práctica.

Mientras repasaba mentalmente todo eso, de

repente y como si de un fogonazo se tratara, una gran

bola de luz apareció por debajo del disco; se trataba del

famoso anillo de diamantes. Entre el estupor y la incre-

dulidad de lo que veía empecé a hacer fotos a diestro

y siniestro pero no a 1/60 como tenía previsto sino a

1/4000!! La primera en la frente, con los nervios había

confundido el orden de los TE y claro, el anillo que es

lo primero que se ve no sale bien con un TE tan corto.

Sin embargo, las perlas sí me salieron muy bien así que

decidí seguir haciendo fotos a 1/4000 y dejar lo del ani-

llo para el 3º contacto.

Pero la verdadera impresión visual la tuve al ver

aparecer la corona. Me quedé literalmente embobado

mirándola durante al menos 1’. De hecho, sólo reac-

cioné cuando alguien dijo: “Mirad, Venus”, sólo en ese

momento desvié mi vista hacia el cielo, y efectivamente,

en el cénit se encontraba el planeta. Gracias a este hecho

me volví a activar y comencé de nuevo a hacer fotos a

diferentes TE (1/80, 1/30, 1/10, 1/8, 1/3, 1’’, 2’’). La

idea era recoger la corona a diferentes tamaños y, si era

posible, alguna protuberancia aunque esta vez fueron las

circunstancias las que me condicionaron. Por una parte,

las nubes volvieron a aparecer durante la totalidad lo

que cambió las condiciones de luz y en segundo lugar, el

movimiento aparente del sol afectó a las fotos de expo-

siciones más largas (1’’, 2’’). Todas las que hice a esos

TE me salieron sobreexpuestas y movidas.

Aunque la totalidad duró aproximadamente

5’40’’ (mucho tiempo para un eclipse) yo tuve la sensa-

ción de que duró apenas un instante. De hecho cuando

ya estaba disfrutando al máximo de la totalidad miré el

reloj y según mis cálculos quedaban sólo 30’’ para el 3º

contacto, el otro momento crítico. Así que me preparé

para capturar la instantánea del anillo que no había podi-

do recoger en el 2º. Pero nuevamente, los nervios vol-

vieron a jugarme una mala pasada. En vez de cambiar

el TE a 1/60 para fotografiar el anillo volví a colocar el

mismo TE que me permitía sacar las perlas, es decir,

1/4000!! Es inexplicable el lapsus que tuve pero bueno

hay que contar con ese factor, sobre todo cuando es tu Fig. 8: Secuencia de las perlas de Baily (2º contacto, 9:35)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 13

primera experiencia fotográfica con

este fenómeno.

Lástima que no pudiera cap-

tarlo, porque el anillo del 3º contacto

fue sin duda el momento más emo-

cionante de todo el eclipse. De nuevo

una gran bola de luz apareció esta vez

por encima del disco y literalmente

explotó como si de un enorme flash

se tratara. Espontáneamente, todo el

mundo comenzó a aplaudir y a gritar

de pura excitación por este magnífico

broche de oro. No hay palabras que

puedan resumir lo que sentí en ese

momento, hay que vivir esa experien-

cia para poder hacerse una idea.

Los momentos posteriores a

la totalidad discurrieron en medio

de un clima de celebración. Hubo

gente que incluso se atrevió con el tan

socorrido “Paquito el Chocolatero”.

Lógicamente, en ese ambiente fes-

tivo fue difícil seguir observando el

eclipse pero, a pesar de todo, así lo

hice hasta el último contacto (10:59).

Curiosamente después de este

momento se volvió a nublar. Vaya si

nos dió suerte la pagoda!!

Ha pasado ya un mes desde el

día del eclipse y todavía no ha habido

ni un solo día que no rememore esa

fantástica sensación de ver un sol

Fig. 9: Corona solar y protuberancia (9:39)

Fig. 10: Corona solar y luz cenicienta (9:39)

Fig. 11: Corona solar (9:40)

Fig. 12: Protuberancias (9:39)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 14

negro en lo alto del cielo. ¿Me habré convertido en

uno más de esos buscadores de eclipses que recorren el

mundo en su busca? No lo sé, el tiempo lo dirá pero lo

que sí que sé es que nuestro deber ahora es divulgar este

fantástico espectáculo y así meter el gusanillo a otras

personas que todavía no lo han visto.

Créditos:

Fotografías y edición: Ángel Requena con Nikon D60,

objetivo de 200 mm. y filtro BAADER

Edición de protuberancias: José Lull

Mapas de la totalidad: Espenak & Anderson (NASA

2009 Eclipse Bulletin)

Fig. 13: Secuencia de las perlas de Baily (3º contacto, 9:41)

Fig. 14 y 15: Eclipse parcial (80% y 4º contacto)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 15

Enlaces de interés:

http://www.flickr.com/photos/revia/Aquí encontraréis mi

galería de fotos del eclipse y del viaje a China.

http://www.youtube.com/watch?v=6NCYMj-tCpw Aquí

podéis ver el vídeo del eclipse en alta definición de

unos japoneses.http://www.youtube.com/watch?v=zMoPnBl9CxY&featur

e=related Este increíble vídeo nos permite descubrir otro

fenómeno que se produjo en la desembocadura del río

Qiantang, una marea posteclipse.

http://www.youtube.com/watch?v=hotUWZItzLA&NR=1

Este es el vídeo que han colgado unos compatriotas

nuestros de Tenerife que también estuvieron en Anji.

http://www.youtube.com/watch?v=jJpiifQseKk&NR=1

Finalmente, este video es un ejemplo de lo lejos que

puede llegar el folklore español.

Fig. 16: Celebración “total”

La noche blanca

por Ángel Requena

El trayecto en avión a China (tanto de ida como de vuelta) nos deparó dos fenómenos bastante curiosos que de

alguna forma mitigaron la pesadez del viaje. En el primer trayecto (París-Pekín) lo que sucedió fue que el ocaso

del día 9 de Julio se juntó casi con el orto del día 10 mientras que en el trayecto de vuelta el orto del día 27

duró aproximadamente 7 horas. Paradójicamente, en apenas 5 días pasamos de observar una noche durante el

día (eclipse) a ver un día durante la noche. Veamos qué es lo que ocurrió realmente.

En los trayectos largos, como era nuestro caso (aprox. 9.000 km.), los pilotos aéreos diseñan, en su plan de

vuelo, un trazado que sigue aproximadamente el arco de círculo máximo que une los puntos de origen y destino.

Ese trazado es conocido en navegación como línea ortodrómica y tiene la peculiaridad de que corta a los meri-

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 16

Fig. 1: Crepúsculo en vuelo Shanghai-París (5:16 hora de Pekín)

dianos bajo ángulos diferentes y, lo más importante, es el

camino más corto entre dichos puntos.

Da la casualidad que el círculo máximo entre París y

Pekín pasa por zonas de Europa y de Asia muy septentrio-

nales (60º de latitud) y, como sabemos, por efecto de la

inclinación del eje de rotación de la Tierra, éstas en verano

tienen más horas de luz que en nuestras latitudes. De hecho

en zonas polares (a partir de los 70º de latitud) se produce,

en las fechas próximas al solsticio de verano, un fenómeno

conocido como sol de media noche que nos es otra cosa

que 24 horas de luz ininterrumpidas.

En el viaje de ida (París-Pekín) salimos a las 14:00 del

aeropuerto de París y tras 6 horas de vuelo nos metimos

en el cono de sombra terrestre, es decir, comenzó el ocaso

o atardecer; hasta aquí parece todo normal. Lo curioso

ocurrió a las pocas horas (aprox. 3 horas) de ese momento

cuando en esta ocasión comenzó el amanecer del día 10

de Julio!! En apenas 3 horas habíamos pasado del ocaso

del día 9 de Julio al orto del día 10. La explicación del

fenómeno hay que buscarla en que por una parte el avión

voló en todo momento por la línea ortodrómica, y por

tanto subimos bastante de latitud en busca del sol de media

noche, y por otro lado, al volar en dirección Este avanza-

mos “a favor” del movimiento de rotación terrestre y por

tanto redujimos la duración de la noche. La suma de estos fenómenos produjo esa noche tan corta.

En el viaje de vuelta (Shanghai-París) teóricamente deberíamos habernos pasado todo el vuelo en plena noche. Sin

embargo, y en contra de lo creíamos, ocurrió precisamente lo contrario. La salida del vuelo estaba programada para

las 23:30 del día 26 de Julio (hora local china) pero un retraso en el mismo hizo que saliésemos una hora más tarde.

Al igual que en el vuelo de ida enseguida cogimos el círculo máximo y comenzamos a subir en latitud en busca del

paralelo 60º. A la altura de la población rusa de Omsk (55º de latitud) y después de apenas 4 horas de vuelo comenzó

a aparecer por el norte un nuevo crepúsculo. ¿Se trataba del orto del día 27? ¿Del ocaso del 26?¿Qué había ocurrido

para ver el crepúsculo tan pronto cuando real-

mente esperábamos noche cerrada durante todo

el vuelo? Esta vez lo que ocurrió fue que debido

al retraso del mismo la casualidad hizo que nos

sincronizáramos con la línea de sombra terrestre

que avanzaba también en nuestra dirección de

vuelo. Este hecho produjo que durante las restan-

tes 7 horas de vuelo disfrutáramos de un eterno

crepúsculo, o como popularmente es conocido

con el nombre de noche blanca.

Créditos fotografías: Ángel Requena con

Nikon D60, objetivo de 50 mm.

Fig. 2: Orto en vuelo Shanghai-París (6:40)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 17

Profesor emérito de la Universidad de Alcalá, José Medina , todavía mantiene su actividad docente e investi-gadora con varias Universidades, impartiendo cursos de doctorado sobre Radiación Cósmica, y actualmente es codirector del Master en Ciencia y Tecnología desde el Espacio.

Como él mismo dice en su “Propósito”, ha introducido la palabra “una”, porque forzosamente, al ser breve , ha estado obligado a seleccionar, de la historia de la Astronomía, lo que le ha parecido mas importante para sus fines.

Y los fines, no son otros que dar una visión muy particular, de la Astronomía, desde sus inicios hasta nuestros días, basada en presentar los avances, los retrocesos, las explicaciones, las discusiones, y en general las distintas aportaciones que han hecho los astrónomos a través del tiempo. no en orden cronológico, sino simplemente “lógi-co”, avanzando en ocasiones y retrocediendo en otras, según lo requiere el tema o el período tratado.

El libro, aunque no lo indica expresamente, se puede considerar dividido en cuatro partes. La primera de ellas, es realmente la historia que nos anuncia en el título.

Después de una breve incursión por los orígenes de la Astronomía en las diversas culturas y civilizaciones anti-guas, pasa a estudiar mas detalladamente desde el Renacimiento, (siglo XV), hasta Newton (Siglo XVII), aunque haciendo continuamente referencias tanto a astrónomos anteriores, como a posteriores, en una forma tal que nos permite conocer, por una parte el origen del “problema”, y por otra, la solución que se le ha ido dando durante el tiempo, por los diferentes estudiosos del mismo.

Lógicamente, a partir del siglo XVIII, se hace necesario dividir la Astronomía en sus diferentes ramas consti-tuyentes, como Cosmología, Radioastronomía, etc... Nuevamente nos relaciona unos adelantos con otros, y nos muestra cómo, en asuntos que aparentemente no tienen mucha relación, se consigue encontrar el hilo conductor que finalmente nos lleva a la solución.

Una segunda parte, trata del sistema solar, sus componentes, los nuevos planetas enanos, y los rayos cósmicos. o es exactamente un relato histórico, sino una ampliación de lo comentado en los siglos XX y XXI.

Acaba el libro con dos secciones destinadas a servir de complemento a la lectura. La primera de ellas es una relación de personajes nombrados, que aqui ya siguen un orden secular y alfabético. La segunda, es una cronología, donde se espefican fecha a fecha cada uno de los diferentes hechos nombrados en el libro.

Es un libro de lectura amena, con un estilo claro, donde se notan los años dedicados a la docencia, muy intere-sante a nivel particular porque nos revela que muchas de nuestras preocupaciones actuales, tienen unos orígenes que suelen ser muy antiguos, y que no todas las cuestiones están ya resueltas, y a nivel de entidades de enseñanza (colegios e institutos) puede ser de gran interés para los alumnos como obra de consulta, debido tanto a la gran cantidad de anécdotas, citas y pequeñas historias que contiene, como a las perfectas explicaciones de temas nor-malmente difíciles de hacer comprender.

Marcelino Alvarez

Una breve historia de la astronomíapor José Medina Doctor

Servicio de pulblicaciones de la Universidad de Alcalá

Monografías UAH ciencias 03

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 18

1. Observaciones.

La historia sobre nuestro conocimiento de los anillos

de Saturno arranca en plena efervescencia del uso del

recién inventado telescopio, allá por 1609, momento en

que el matemático Galileo Galilei (1564-1642) adopta

este instrumento para labores astronómicas, mejorando

su calidad a partir de los bocetos primitivos realizados

por ópticos holandeses. Galileo estudió Saturno, el astro

planetario más lejano conocido entonces, después de

hacer lo propio con el Sol, la Luna, Venus y Júpiter. En

cada uno de estos estudios el pisano desbarató algunas

de las tesis mantenidas por el geocentrismo, el

dogma imperante en su época pese a los avances

a favor del heliocentrismo verificados por Nicolás

Copérnico, Tycho Brahe y Johannes Kepler. Pero

en el caso de Saturno no hubo polémica, sino per-

plejidad. La observación de este planeta sorpren-

dió enormemente, en efecto, a Galileo; a través del

ocular vio que Saturno no era un planeta aislado,

como Venus o Marte, ni rodeado de pequeños

puntos luminosos que orbitaban a su alrededor

(sus satélites), como sucedía con Júpiter. Por el

contrario, Saturno podía concebirse como un pla-

neta triple, dado que presentaba dos singulares

burbujas en sus costados, pero de un tamaño casi

la mitad del mismo cuerpo del planeta. Además,

en Júpiter sus lunas efectuaban giros en torno a él,

pero las de Saturno (si es que eran lunas) perma-

necían inmóviles.

Esta especie de “orejas” materiales las vieron

también otros grandes observadores, como Christoph

Scheiner (un jesuita que polemizó con Galileo acerca

de la primacía en la detección de manchas solares), en

1614, Gianbattista Riccioli (1598-1671), entre 1641 y

1650, o Pierre Gassendi (1592-1655), quien dibujó tal

vez la forma más extravagante posible para Saturno

(figura 1, número XII).

El problema de la configuración de los anillos de

Anillos planetarios (II):SaturnoJesús Salvador Giner

[email protected]

Saturno presenta el más majestuoso sistema de anillos que podemos admirar en el Sistema Solar. Conocidos desde que, hace justamente cuatro siglos, Galileo dirigiera por vez primera un telescopio rudimentario hacia el planeta y observara dos extrañas protuberancias a ambos lados de este distante mundo, sus anillos tienen aún muchas incógnitas por desvelar.

Figura 1: dibujos de Saturno realizados por varios observadores, entre ellos Galileo (I), Scheiner (II), Hevelius (IV a VII) o Gassendi (XII). Ninguna de ellos representa la verdadera forma de los anillos del planeta, que sólo lograría descifrar Christiaan Huygens, autor de esta recopilación de dibujos para su obra Sistema Saturnium, de 1659.

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 19

Saturno se debía a la escasa calidad óptica de los apara-

tos empleados en su observación; incluso el telescopio

mejorado de Galileo tenía una resolución (medio minu-

to de arco) que hoy es prácticamente similar a la de

instrumentos astronómicos de juguete, y enormemente

inferior a la de cualquier refractor actual de 60 milíme-

tros de obertura. Se necesitaba una mayor perfección

en el tallado de las lentes, pero no fue posible hasta

varias décadas después de Galileo. El astrónomo que

detectó cuál era la verdadera estructura de los apéndices

de Saturno fue el holandés Christiaan Huygens (1629-

1695).

Huygens era un fenómeno construyendo telescopios

de gran distancia focal; con uno de ellos descubrió en

1655 Titán, el satélite mayor de Saturno y primero en

descubrirse más allá del sistema de Júpiter. Poco des-

pués comprobó que Saturno giraba sobre sí mismo, y

que el disco que lo rodeaba no cambiaba con la rotación

del planeta, por lo cual dedujo que se trataba, en reali-

dad, de un sistema ecuatorial de anillos que no estaba en

contacto con el cuerpo del mismo. Huygens, como todos

los observadores de la época, realizó varios dibujos de

Saturno y su anillo, que él consideraba sólido y de una

pieza como un anillo nupcial (figura 2).

Poco después otro excepcional astrónomo, el francés

Gian Domenico Cassini (1625-1712), siguió los méto-

dos de Huygens de alargar la distancia focal para com-

pensar la aberración cromática de las pequeñas lentes y,

en 1676, observó por vez primera una banda oscura (la

famosa división de Cassini) que dividía en dos al anillo.

Así expresaba Cassini su hallazgo: “El ancho del anillo

quedaba dividido en dos partes iguales por una línea

oscura; de estas dos partes, la interna y más cercana al

globo era muy brillante y la parte externa, ligeramente

más oscura. Entre los colores de estas dos partes había

aproximadamente la misma diferencia que entre la plata

oscura y la plata bruñida”. Cassini llamó anillo B a la

porción interna y anillo A al externo. Más de trescien-

tos años después, aún seguimos denominándolos de la

misma forma.

A partir del siglo XVIII hubo muchas observaciones

de Saturno y sus anillos, pero debido a la gran distancia

al planeta (más de mil millones de kilómetros) incluso

con telescopios de calidad era difícil observar detalles

en los anillos. Todo lo más podían percibirse algunas

escisiones del anillo A en otros más pequeños (como

observó ya H. Kater en 1875), nuevos espacios vacíos

(la división de Encke, descubierta en 1837 y que sepa-

raba en dos el anillo A) o descubrimientos de otros

anillos externos o internos a los principales, como el

C, más interior que el B, aunque estaba en el límite de

lo observable. Sólo en 1883 pudo realizarse la primera

fotografía de Saturno, obra de A. Common, y a partir de

entonces, estudios algo más detallados de la distribución

de los anillos (con ella pudo distinguirse el tenue anillo

D, el más interno de todos). Sin embargo, la fotografía,

más allá de revelar las divisiones ya detectadas, tam-

poco supuso un avance extraordinario, por lo que hubo

que esperar al viaje emprendido, primero, por la nave

Pioneer 11 en 1979, y después por las sondas Voyager

(1980-1981) para dilucidar la definitiva estructura de

los anillos, entre otros muchos detalles reveladores. Por

su parte la misión Cassini, que llegó a Saturno en 2004,

prosigue actualmente su labor de estudio del planeta, y

ha sido una factoría continua de nuevos descubrimien-

tos, tanto del planeta en sí como de sus anillos y lunas.

2. Naturaleza, edad y estabilidad.

Una cuestión muy importante referente a los anillos

ha sido conocer su naturaleza. ¿Se trataba de un anillo

sólido, como suponía Huygens, o en realidad era un

objeto compuesto por infinidad de pequeñas partícu-

las individuales? Ya poco después de la propuesta de

Huygens de un anillo sólido hubo serias objeciones

a su naturaleza maciza. ¿Cómo podía una estructura

similar no estar sujeta a fracturas o deformaciones

Figura 2: Saturno rodeado por su sólido anillo, según lo dibujó Huygens a mediados del siglo XVII en su Sistema Saturnium (1659).

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 20

producto de la distinta fuerza de atracción gravitatoria

entre sus dos extremos que ejercería Saturno? Dado que

la parte interna del anillo

(la región C, por ejemplo)

está más cerca del centro

del planeta que la A, sufri-

ría una atracción mucho

mayor hacia el planeta,

con el resultado de una

dramática fragmentación.

En tiempos de Huygens

hubo quien pensó en la

posibilidad de que el ani-

llo estuviera constituido

en realidad por pequeñas

y numerosas “estrellas de

hielo” (como dijo el pro-

pio Cassini); sin embargo,

la fama de Huygens y la

corroboración de la natu-

raleza sólida del anillo por

parte de otro gran astró-

nomo, William Herschel

(1738-1822) impidieron

una discusión más seria del asun-

to.

Hacia finales del siglo XVIII, sin embargo, Pierre

Simon de Laplace (1749-1827) demostró matemática-

mente que un anillo sólido con unas dimensiones tan

colosales como el de Saturno (unos 100.000 kilóme-

tros) no podía ser estable. En el siglo siguiente Édouard

Roche certificó las ideas de Laplace, señalando que en

las proximidades de un planeta resultaba imposible la

agregación de una estructura sólida, y mucho menos una

de las características del anillo de Saturno. Roche tam-

bién apuntó que había una distancia mínima del centro

de un planeta (el límite de Roche, como se conoce desde

entonces), por debajo de la que ningún objeto sólido o

fluido de gran tamaño podría mantenerse estable, sino

que, a consecuencia de la gravedad de aquel, acabaría

desintegrándose. Las responsables son las fuerzas de

marea, que dentro del límite de Roche estirarían un

satélite hacia el planeta más intensamente desde su

parte más próxima, provocando la fragmentación del

objeto (se prevé que dentro de unos mil millones de años

Tritón, la mayor luna de Neptuno, acabe despedazada de

este modo).

El resultado es que, según Roche, en Saturno no

podía haber un satélite sólido de cierto tamaño hasta

una distancia de unos 2,4 radios planetarios. (El límite

del anillo A se sitúa en 2,26 radios planetarios; justo por

encima de él la sonda Voyager 1 descubrió dos pequeños

satélites, Atlas y Prometeo, que orbitan prácticamente

en el término externo impuesto por el límite de Roche)

Los anillos, en consecuencia, no pueden ser estructuras

sólidas, sino enjambres de pequeñísimas rocas (figura

3). Ésta fue una conclusión a la que también llegó James

Clerk Maxwell (1831-1879), un importante físico y

matemático escocés que logró unificar el magnetismo y

la electricidad. Maxwell demostró, también matemática-

mente, que cada anillo estaba compuesto de un sinfín de

pequeñas partículas variables en tamaño, desde bloques

de varios metros (o incluso kilómetros) hasta fragmen-

tos menores que un grano de arena. La comprobación

de esta hipótesis se efectuó en 1895, por parte de los

astrónomos estadounidenses James E. Keeler y William

W. Campbell, quienes hallaron que los anillos giraban

alrededor de Saturno a una velocidad distinta de la de la

Figura 3: una impresión artística de los bloques y conjuntos de pequeñas rocas heladas que, con distintos tamaños, forman los anillos de Saturno. (University of Colorado)

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atmósfera del planeta. Las zonas internas de los anillos,

además, giraban a mayor velocidad que las externas, tal

y como sugerían las leyes físicas para las partículas que

circulan siguiendo órbitas independientes. Así quedaron

confirmadas las ideas de Maxwell.

Maxwell, además, elaboró dos modelos de los anil-

los de Saturno. En el primero suponía que cada uno de

los anillos mayores consistía en realidad en una estruc-

tura en forma de pequeños y sutiles anillos concéntricos,

cada uno con una velocidad de rotación específica y sin

contacto o intercambio físico a gran escala entre ellos,

aunque sí pudiera haber choques menores. En el segun-

do consideraba un sistema muy heterogéneo de partícu-

las, siguiendo órbitas más bien elípticas y con mutuo

intercambio de material. Maxwell creía que el primer

modelo estaba destinado a permane-

cer estable durante bastante tiempo

(aunque no infinito, como veremos a

continuación), mientras que el segun-

do acabaría desintegrando rápidamen-

te toda la agrupación. Justo cien años

después de la muerte de Maxwell, en

1980, las naves Voyager 1 y 2 reve-

laron la estructura en “microsurcos”

de los anillos de Saturno, tal y como

predijo el científico escocés; es muy

similar a la que presentan los viejos

discos de vinilo, con sus innumerables

surcos concéntricos (figura 4).

Sin embargo, pese a la solución de

Maxwell, cálculos más recientes lleva-

dos a cabo para conocer la estabilidad

de los anillos indican que es muy pro-

bable que se produzcan impactos entre

las partículas de estos (cada choque

supone una pérdida de energía que implica, a su vez, una

disminución de la distancia de la partícula a Saturno; con

el tiempo, pueden terminar siendo absorbidas por éste).

Si los anillos se formaron en los primeros tiempos del

sistema solar, los continuos impactos los habrían, hoy,

hecho desaparecer. Pero dado que no es así, sólo puede

haber dos explicaciones: o bien son mucho más jóvenes

de lo que pensábamos, o existe algún procedimiento que

impide a los anillos se disuelvan.

La primera opción era la preferida hasta hace poco.

Las sondas Voyager habían proporcionado indicios de

que, como veremos, el origen más probable del material

de los anillos era el procedente de un objeto helado que,

o sufrió un impacto con otro cuerpo y quedó destruido,

o nunca llegó a formarse. Según esto, lo más plausible

era que los anillos tuviesen una edad cercana a los 100

millones de años, como mucho, es decir, que no existían

cuando los dinosaurios dominaban la Tierra. No obstan-

te, la misión Cassini realizó en 2007 un análisis de la luz

solar reflejada en las partículas del anillo y determinó

que su edad difería bastante entre ellas, lo que proba-

blemente apunta a un origen no único del material del

anillo. Por otra parte, esta investigación también sugirió

que los anillos pueden tener varios miles de millones de

años de antigüedad, y que incluso aún podrían perma-

necer estables otros muchos miles de millones más. De

ser esto cierto, hay que hallar un mecanismo que está

frenando la caída de los bloques de hielo hacia Saturno,

o bien alguna fuente que reponga el material que poco a

poco va perdiéndose.

Figura 4: estructura en “microsurcos” de los anillos de Saturno, en una fotografía realizada por la sonda Cassini. (NASA)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 26

En este sentido había que explicar, también, el

pequeño enigma que constituía la división de Cassini.

Antes de la llegada de las sondas Voyager se creía que

dicha región, de más de 4.500 kilómetros, se halla-

ba vacía de material. Aunque podía aceptarse que no

hubiera una gran migración de partículas entre el anillo

A y el B, lo inadmisible era sostener que la división

de Cassini carecía casi por completo de partículas de

dimensiones moderadas. Según las imágenes dispo-

nibles entonces, justo donde concluía el espacio del

anillo B, el más interno, empezaba la división, mientras

que donde ésta concluye empezaba inmediatamente el

anillo A. Parecía no existir nada entre ambos sectores,

pero resulta lógico suponer que una porción de las par-

tículas debe haber migrado en algún momento hacia el

hueco de Cassini. La explicación de esta hipotética total

ausencia de materia en la división vino de la mano de

los astrofísicos Peter Goldreich y Scott Tremaine, quie-

nes en 1978, poco antes de que la Pioneer 11 visitara de

paso el sistema de Saturno, hicieron unos sencillos pero

reveladores cálculos acerca del periodo orbital de las

partículas de los anillos.

El periodo orbital de estas partículas está en función

de su distancia al planeta. Según la ley de la gravitación

de Newton, cuando más cerca están aquellas de éste

mayor es su velocidad. Las partículas más alejadas, en

consecuencia, tienen un periodo orbital mayor, no sólo

porque deben recorrer un círculo mayor, sino también

porque se desplazan a menor velocidad. Lo que halla-

ron Goldreich y Tremaine fue que Mimas, uno de los

satélites de cierto tamaño (400 kilómetros de diáme-

tro) más próximos a Saturno, posee un periodo orbital

exactamente el doble que el de las partículas del borde

externo del anillo B. Y que, por otra parte, la luna Jano

(180 kilómetros) tiene un periodo 7/6 el de las partícu-

las externas del anillo A (lo que significa que, por cada

siete vueltas que dan las partículas, Jano efectúa seis,

quedando aquellas en cierto instante alineadas con él).

A este fenómeno (que ya se observó en el siglo XIX en

relación a la disposición en grupos de los asteroides) se

le llama resonancia. Pero cuando la sonda Voyager 1

alcanzó Saturno a finales de 1980 detectó una serie de

bandas luminosas concéntricas en el interior de la divi-

sión de Cassini, de modo que no estaba completamente

Figura 5: detallada imagen de los anillos de Saturno, obtenida por la sonda Cassini. Se aprecia desde la división de Cassini, en el extremo inferior derecho, así como el detalle del anillo A (en su interior se observa la división de Encke), hasta el fino y algo excéntrico anillo F, en cuyas cercanías orbita Pandora (la pequeña mancha blanca justo por encima de dicho anillo). Pandora y Prometeo, otra luna muy similar, confinan gravitatoriamente el anillo F y evitan su disgregación, y por ello ambos se denominan satélites pastores. (NASA)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 27

vacía, como se suponía. Sin embargo, el mecanismo

propuesto por Goldreich y Tremaine sigue siendo útil;

la resonancia, en virtud de la “conjunción gravitatoria”

entre las partículas y el satélite impide que haya migra-

ción masiva de partículas en dirección a Saturno y que

la división de Cassini acabe colmada de ellas.

Aunque las resonancias puedan no mantenerse nota-

blemente entre las partículas de los anillos y los satéli-

tes, muy probablemente casi todas las pequeñas lunas

situadas más allá del límite de Roche (como los ya

citados Atlas, Prometeo o Jano, así como Pandora, junto

con otros cuerpos diminutos recientemente descubiertos

por la sonda Cassini) influyen gravitatoriamente en los

bordes externos de los anillos interiores, evitando que

se difundan y manteniendo estables sus límites. Pandora

(figura 5) y Prometeo, por ejemplo, transitan a ambos

lados del sutil y trenzado anillo F (veremos más adelan-

te la estructura completa de los anillos), confinándolo

eficientemente e impidiendo su disgregación. A estos

satélites suele llamárseles, por razones obvias, lunas

pastoras.

3. Dimensiones y composición de las partículas.

En 1973, utilizando el radiotelescopio de 64 metros

de Goldstone, en California (EE.UU.), se observaron

los anillos de Saturno con una longitud de onda de unos

pocos centímetros. La señal reflejada en los anillos A y

B era muy intensa, lo que implicaba que la mayoría de

las partículas que los forman poseían unas dimensiones

similares a la longitud de onda del instrumento. En caso

de ser mucho menores habrían sido transparentes y, por

tanto, indetectables, mientras que si su tamaño fuese

mucho mayor la emisión térmica sería relevante y obser-

vable, extremo que no sucedió. Esto supone que gran

parte de la materia que forma los anillos posee pocos

centímetros de diámetro.

Sin embargo, este estudio no es contrario a la pre-

sencia de partículas de otros tamaños. Las hay (según

se sabe gracias a experimentos realizados en tiempos

de la Voyager, enviando una ráfaga de radioondas hacia

la Tierra a través del plano de los anillos) cuyas dimen-

siones no exceden unos pocos milímetros, e incluso se

sospecha que son muchísimas más que no son mayores

a una fracción de milímetro. Parece ser que este último

tipo de partículas es bastante abundante en los anillos

externos, mientras que en los interiores su ausencia

es notable. Suele pensarse también que los granos de

mayor tamaño (entre uno y varias decenas de metros)

apenas representan una fracción pequeña del número

total. Pero pese a que los bloques mayores sean muy

pocos contienen, de hecho, casi toda la masa del con-

junto, siendo por tanto los responsables de posibles

variaciones en la configuración y la estabilidad de los

anillos a largo plazo. Se ha postulado, asimismo, que

puedan existir una especie de lunas diminutas, con diá-

metros de unos pocos kilómetros,

ocultas entre el brillo de los anillos.

Quizá en la división de Encke, o en

otras regiones del plano anillado

permanezcan estables estos mini-

satélites que estarían formados por

material suficientemente compacto

como para evitar su disgregación

por las fuerzas de marea. La sonda

Cassini ha confirmado la existencia

tanto de estas lunas relativamente

extensas como aquellas otras, con

tamaños de decenas de metros. Entre

las primeras hallamos a Daphnis, de

unos siete kilómetros de diámetro,

que transita en el interior del anillo A y causa profundos

disturbios en su estructura (figura 6), aunque también

efectúa un trabajo de contención, mientras que en rela-

Figura 6: fotografía de la sonda Cassini mostrando a Daphnis, un pequeño satélite de unos pocos kilómetros de diámetro que orbita en el interior del anillo A y le produce importantes alteraciones estructurales. (NASA-JPL-SSI)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 28

ción a las segundas Cassini detectó asimismo cuatro

pequeñas minilunas de aspecto alargado y un tamaño de

100 metros, aproximadamente, inmersos igualmente en

la parte central del anillo A (figura 7).

Se sospecha, como ya sabemos, que las lunas mayo-

res como Daphnis y Pan (otro satélite un poco mayor)

limpian y ordenan los anillos debido a su fuerza gravita-

toria; las lunas menores, en cambio, tienen una influen-

cia mucho más pequeña, si bien pueden alterar ligera-

mente las partículas que encuentran en sus cercanías.

El hallazgo de estos pequeños bloques, si se confirma

su gran número, puede ser importante para establecer

el origen de los anillos de Saturno, como veremos más

adelante.

En función de la forma en que los anillos reflejan o

absorben la luz solar podemos saber la composición de

las partículas que los conforman. Desde luego el hielo

de agua es el componente principal, como se desprende

de los análisis fotométricos y espectroscópicos. Así,

por ejemplo, dado que los anillos principales A, B y C

reflejan mal la luz solar para algunas longitudes de onda

infrarrojas, siendo ésta es una propiedad típica del hielo,

cabe concluir que es éste material el constituyente capi-

tal de los anillos. Sin embargo, si únicamente lo fuera

él reflejaría cualquier longitud de onda visible con la

misma eficiencia, pero los anillos citados reflejan mejor

la luz roja que la azul. Esto sugiere que hay algunos

otros compuestos químicos, quizá polvo con gran con-

centración de óxido ferroso, que determina su color rojo

predominante.

Figura 7: cuatro diminutas lunas descubiertas en 2006 por la nave Cassini, dentro del anillo A de Saturno. Tienen tamaños de unos 100 metros, y podría haber otras muchas similares a ellas. (NASA-JPL-SSI)

Figura 8: montaje fotográfico que abarca los anillos internos (D, C, B y A), el anillo externo F y diversas lagunas y divisiones (NASA-JPL-SSI)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 29

4. Estructura de los anillos.

Las dimensiones de los anillos de Saturno son gigan-

tescas. Si consideramos sólo los tres anillos principales

(C, B y A) ya abarcan 275.000 kilómetros de anchura

anular, es decir, más del doble del diámetro del planeta

y tres cuartas partes de la distancia que separa la Tierra

de la Luna. Su estructura es compleja y bastante diferen-

ciada, siendo también muy distinta por lo que respecta

al tamaño y a la composición de las partículas que los

forman. A continuación haremos un repaso rápido a

cada uno de los anillos (figura 8).

El primer anillo perceptible, empezando por la zona

más próxima a Saturno, es el anillo D. Se trata de un

anillo extremadamente tenue, que toma cuerpo ya casi

en contacto con la alta atmósfera del planeta, constitui-

do por una serie de surcos o filamentos de variable gro-

sor cuyas partículas probablemente tengan dimensiones

minúsculas, aunque algunas como mucho alcancen unos

pocos centímetros.

A continuación hallamos el anillo C, ya bastante

más luminoso y compuesto por un grupo radial de ban-

das con varios centenares de kilómetros, e intercaladas a

ellas otras bandas más estrechas y algo más opacas. En

la parte más externa del anillo encontramos la Laguna

(o división) de Maxwell, de poco más de 250 kilómetros.

Al parecer el anillo C apenas contiene partículas micros-

cópicas, sino sólo de mayor tamaño.

Más allá del C puede observarse el anillo B, que

junto con el A fue el primero en ser observado. Se

extiende a partir de unos 92.000 kilómetros del centro

de Saturno hasta casi los 120.000 kilómetros, y está

separado del C por un borde extremadamente definido.

Es notable, además, el cambio de coloración entre un

anillo y el otro; es probable que se deba a la diferente

naturaleza de las partículas que los componen, ya que

como reveló la sonda Voyager 2 la composición quí-

mica del anillo B es heterogénea, difiriendo en varias

de sus partes marcadamente. La causa tanto de la neta

separación entre el anillo C y el B como de la distinta

composición del anillo sigue siendo un misterio, pues

en esas regiones es imposible hallar, en virtud del límite

de Roche, un satélite de dimensiones moderadas res-

ponsable del confinamiento del anillo. La organización

del material en el anillo B es compleja y algo irregular:

coexisten, junto a bandas o surcos brillantes y opacos,

otros más oscuros, de ancho diverso. Como dijimos en

el apartado anterior, los estudios con radiotelescopios

señalaron que las partículas del anillo B tienen predomi-

nantemente un tamaño de varios centímetros.

En el anillo B pueden observarse ocasionalmen-

te unas singulares estructuras en forma de cuña que

recorren rápidamente el anillo cambiando a veces de

aspecto; son los llamados “spokes” (en inglés, “rayos”

o “radios”). Oscuras, difusas y siempre dirigidas en su

parte mayor (que puede medir hasta 2.000 kilómetros

de ancho) hacia el cuerpo de Saturno, alcanzan fácil-

mente longitudes de 10.000 kilómetros. Se piensa que

los spokes (figura 9) se forman allá donde hay grandes

cantidades de polvo, arremolinándolo y integrándolo

gracias a cargas electrostáticas en una estructura radial

que atravesaría el material del anillo B. Probablemente

su movimiento y evolución está sujeto al intenso campo

magnético del planeta.

El anillo B finaliza en la División de Cassini, de la

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 30

que ya hemos hablado, estructura más transparente a la

luz solar y con menor cantidad de materia, aunque en

absoluto desprovista de ella. Su configuración recuer-

da, a menor escala, al anillo C, ya que también cuenta

en su interior con una alternancia de bandas claras y

oscuras de distintos tamaños y brillos. Las dimensiones

de las partículas que constituyen la división parecen ser

mayores de las que llenan los anillos, y como dijimos,

la resonancia orbital entre Mimas y la región externa del

anillo B permite que la división no acabe inundada de

material procedente del anillo A.

Éste mismo, el anillo A, tiene igualmente un límite

inferior muy neto, y su luminosidad mengua poco a

poco con la distancia al exterior. Abarca entre 122.000

y 137.000 kilómetros, y en su interior contiene dos

divisiones. La primera, la División de Encke, tiene sólo

300 kilómetros de ancho (de ahí que no fuese descu-

bierta hasta el siglo XIX por el alemán Johann Frank

Encke [1791-1865]). Tampoco ésta está completamen-

te vacía sino que alberga

sutiles anillos menores,

algo rizados en su forma,

lo que puede suponer la

existencia de pequeñas

lunas en sus alrededores.

En la región más externa

del anillo A se percibe otra

pequeña discontinuidad, la

Laguna de Keeler. Se trata

de una división mucho

menor que la anterior, de

apenas algunas decenas de

kilómetros, que inaugura

sin embargo una porción

del anillo A bastante más

luminosa. Como ya diji-

mos, el límite externo del

anillo A está “controlado”

gravitatoriamente por Jano

y su resonancia orbital 7/6

en relación a las partículas

del anillo, lo que le confie-

re unos confines muy pre-

cisos. También es posible

que la cercana presencia

del satélite Atlas, que orbita apenas unos miles de kiló-

metros más allá del anillo A, otorgue una estabilidad

adicional e impida que el material se escape al espacio

interplanetario.

Más lejos que el anillo A, en relación a Saturno,

hallamos a continuación una serie de tres anillos (figura

10) desconocidos hasta la visita de las primeras sondas

al planeta. El anillo F fue observado por vez primera

en 1979 por la nave Pioneer 10. Este anillo confirma

algunas de los pormenores propuestos por Goldreich y

Tremaine en su modelo sobre la acción que los peque-

ños satélites realizan para mantener sitiado el material

de los anillos. Porque, en primer lugar posee un aspecto

extraño, semejante a filamentos ligeramente ondulados

o rizados; segundo, su espesor es claramente variable,

bastante mayor del presente en otros anillos, como si

algo hubiese alterado su estrecho confinamiento natural

(los anillos de Saturno, en general, son extremadamente

Figura 9: imagen de la sonda Cassini tomada el 26 de diciembre de 2008 que muestra los “spokes”, formaciones oscuras con aspecto de cuña que se desarrollan en el anillo B. (NASA-JPL-SSI)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 31

finos; apenas una millonésima de su diámetro, esto es,

poco más de dos kilómetros. Es similar al espesor de

una hoja de papel de 100 metros de diámetro...); y ter-

cero, Prometeo y Pandora, dos pequeños satélites que

ya hemos mencionado, orbitan en los bordes externo e

interno del anillo F, que parecen delimitar perfectamente

sus límites y confinar su material (figura 5), aunque la

propuesta de Goldreich y Tremaine no está libre de pro-

blemas y no explica algunos detalles importantes.

Gracias a la labor de las sondas Pioneer 10 y Voyager

1 pudieron detectarse otros dos anillos más externos al

F. El anillo G está anclado entre el satélite Mimas y las

dos pequeñas lunas Jano y Epimeteo, que se persiguen

en una misma órbita (por cierto, justo en dicha órbita

halló la nave Cassini un nuevo y débil anillo en 2006).

Abarca algunos miles de kilómetros y presenta una

configuración uniforme en comparación con el anillo F,

aunque es bastante más tenue éste y su materia está muy

rarificada. En general, puede decirse que posee algunas

semejanzas con el anillo de Júpiter.

Por su parte, el anillo E es siempre invisible desde

la Tierra excepto en las raras ocasiones en que Saturno

se coloca ‘de canto’ (como sucedió en 1995 y volverá a

acontecer en verano de este mismo año), observándose

entonces una banda difusa muy extensa y con un espesor

notable (se prolonga varios radios de Saturno, figura 10,

y posee algunos miles de kilómetros de ancho). El anillo

E no contiene, sin embargo, más que una ínfima canti-

dad de material pero, como confirmó precisamente la

sonda Cassini hace un par de años, el satélite Encélado

parece estar añadiéndole constantemente vapor de agua

y material helado, que se desprenden de la luna con-

secuencia de su actividad criovolcánica. El anillo E y

G suelen ser muy difíciles de observar, incluso por las

sondas espaciales en condiciones normales, pero cuando

éstas se sitúan justo dentro de la sombra provocada por

la luz solar sobre Saturno y dirigen su mirada hacia el

planeta, el resultado es asombroso (figura 11).

La tabla 1 nos da algunos datos principales de los

anillos de Saturno, aunque aún conocemos más bien

poco muchas de sus características físicas.

5. Origen.

Hasta la década de los años setenta del siglo pasado

se creía que los anillos de Saturno eran una particu-

laridad única en el Sistema Solar, una rareza que éste

planeta disfrutaba privilegiadamente. Sin embargo, por

entonces se descubrieron los anillos de Júpiter (1979),

Figura 10: esquema con las principales características de los anillos de Saturno (los anillos internos D, C, B, A, los externos F, G y E y las divisiones de Casino y Encke), así como la posición de algunos satélites entre ellos. (NASA)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 32

Urano (1977) y Neptuno (1986) y Saturno dejó de tener

la exclusiva. Ahora bien los suyos siguen siendo, con

mucha diferencia, los más soberbios y magníficos, pero

¿por qué Saturno posee un sistema tan sobresaliente

mientras sus otros hermanos gigantes no disponen que

de un par de anillos oscuros y apenas perceptibles? La

respuesta podemos buscarla rastreando el origen de los

anillos, aunque hoy por hoy todo se reduce a hipótesis

posibles y no a certezas definitivas. Suelen presentarse

dos teorías para explicar dicho origen: una hace referen-

Figura 11: espectacular fotografía de la nave Cassini de Saturno y sus anillos con el Sol ocultado por el cuerpo del planeta. Desde esta perspectiva es posible apreciar de forma inmejorable, gracias a la luz difusa, detalles en los anillos. Son perfectamente visibles, por ejemplo, el anillo D (casi en contacto con el limbo de Saturno), el G (algo más allá del límite de los anillos principales) e incluso el anillo E, en su vertiente más luminosa. (NASA-JPL-SSI)

Características principales de los anillos de SaturnoNombre Distancia Ancho Espesor Masa Albedo

Anillo D 67,000 km 7,500 km ? ? ? Anillo C 74,500 km 17,500 km ? 1.1x10^18 kg 0.25

-División o Laguna de Maxwell 87,500 km 270 km

Anillo B 92,000 km 25,500 km 0.1-1 km 2.8x10^19 kg 0.65 -División de Cassini 117,500 km 4,700 km ? 5.7x10^17 kg 0.30 Anillo A 122,200 km 14,600 km 0.1-1 km 6.2x10^18 kg 0.60 -División de Encke 133,570 km 325 km

-División o

Laguna de Keeler 136,530 km 35 km

F 140,210 km 30-500 km ? ? ? G 165,800 km 8,000 km 100-1000 km 6-23x10^6 kg ? E 180,000 km 300,000 km 2,000 km ? ?

Tabla 1: principales características de los anillos de Saturno. (La distancia está medida desde el

centro de Saturo al inicio de cada anillo correspondiente)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 33

cia a una supuesta luna que abortó su proceso de forma-

ción en los alrededores del planeta, mientras que la otra

abraza la idea de que hubo una luna, completamente

formada, que se fragmentó en multitud de pequeños

pedazos y acabaron formando el sistema de anillos.

A) La luna malograda.

Como se acepta en la actualidad el Sistema Solar

y, a menor escala, el propio sistema de Saturno, se

formó partiendo de un disco de gas y polvo y partículas

sólidas que se hallaban cerca del plano ecuatorial del

mundo gigante. Los satélites, incluso los de tamaño

moderado, pueden ir agregándose paulatinamente a

partir de choques a baja velocidad entre partículas.

Pero en las proximidades del planeta la gravedad es tan

intensa que genera fuerzas de marea potentes, las cuales

impiden la formación de cualquier luna de tamaño

apreciable en dichas regiones (el límite de Roche, como

ya sabemos). El origen de los anillos, pues, puede ser

el de una luna que no llegó a formarse y cuyos restos

sirvieron para constituirlos. Esta hipótesis no recurre a

un evento catastrófico para la formación de los anillos,

y puede dar cuenta de la existencia de ellos en todos los

demás planetas gigantes. Un punto a su favor es que,

según dijimos, la sonda Cassini ha aportado indicios de

que los anillos de Saturno pueden ser casi tan antiguos

como el mismo Sistema Solar, requisito que cumple

perfectamente esta teoría.

B) La luna destruida.

La segunda propuesta aboga por un origen catastró-

fico de los anillos. Dado que la masa de los anillos en

su conjunto es similar a la de satélites como Encélado

o Mimas, y que en la superficie de algunos de ellos

(la propia Mimas) se observan cráteres de grandes

dimensiones (que, de ser algo mayores, quizá hubieran

destruido la luna y, tal vez, formado otro sistema de

anillos adicional), la noción de un impacto catastrófico

por parte de un cuerpo forastero contra un satélite de

Saturno es factible. Además, existe la posibilidad de

que algunos satélites de menores dimensiones situados

en las cercanías del planeta sean, en realidad, lunas

reconstruidas tras un impacto que desintegró a un cuer-

po mayor en el pasado lejano, así como puede que algu-

nos peñascos de algunos kilómetros de diámetro (como

Atlas, Telesto, Calipso o Helene) sean los fragmentos

mayores de aquella hipotética colisión. Puede que la

luna originariamente destruida por el impacto se hallara

en el interior del límite de Roche, con lo que no podrían

organizarse nuevamente para constituir una nueva luna

de gran tamaño debido a las fuerzas de marea (que impi-

de la aglomeración de cuerpos mayores a unos pocas

decanas de kilómetros). Las continuas colisiones entre

los fragmentos residuales iría paulatinamente reducien-

do su tamaño, dispersándose entre una amplia franja

ecuatorial al planeta. El hallazgo que hemos mencio-

nado de cuatro pequeñas lunas de unos 100 metros de

diámetro en el anillo B, así como otros millones simi-

lares que se cree orbitan a lo largo del todo el sistema

de anillos, pueden representar los restos mayores que

aún se conservan de aquel impacto catastrófico, aunque

también pueden ser objetos que han podido reunirse de

nuevo y ser, por tanto, mucho más jóvenes.

Pero para que una luna se halle (o se precipite) en

el interior del límite de Roche evitando su propia desin-

tegración se requieren unas condiciones especiales, que

incluyen el contacto con un medio densamente gaseoso.

Sin embargo, un medio tal es imposible que existiera

incluso hace miles de millones de años, ya que sólo se

presentó en los primeros tiempos de vida del propio

planeta, cuando éste acababa de formarse y aún restaba

un anillo gaseoso de cierta entidad a su alrededor, el cual

estaba destinado a la constitución de los satélites mayo-

res. Ello implica que el impacto de un cuerpo externo

con una luna radicada dentro del límite de Roche sólo

pudo acontecer durante la infancia del planeta, lo que

también supone un punto a favor de esta teoría.

Tal vez la respuesta a la pregunta de por qué Saturno

posee sus espectaculares anillos sea que una de sus lunas

fue destruida por otro objeto, esparciendo su masa a lo

largo y ancho de todo la periferia del planeta, mientras

que en los demás mundos gigantes los anillos tuvieron

un origen más suave, resultando de la no agregación de

partículas que estaban, en principio, destinadas a la for-

mación de un satélite próximo a Saturno. Posiblemente

se requiera de un episodio catastrófico para que los sis-

temas de anillos adquieran una entidad tan notable como

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 34

la de este planeta, quedando en los otros casos una serie

de anillos finos, oscuros y tenues.

Pero para responder definitivamente a esta cuestión

necesitamos datos más precisos. Necesitamos ir allí,

hasta Saturno (figura 12), y recoger una muestra de

esas pequeñas rocas heladas. Un análisis que revele

su composición y estructura estaría en condiciones de

indicarnos si la materia que forma los espectaculares

anillos del planeta estuvo unida, muchos eones atrás, a

una luna mayor y hoy desaparecida o si, más bien, no es

más que un pedazo de materia residual de la que, en su

día, formó al mismo Saturno.

Galileo observó a Saturno y sus anillos en 1610 a través de un catalejo modesto. Probablemente jamás imaginó que aquellas dos bastas asas circulares que sobresalían del planeta llegarían a ser tan complejas, bellas y enigmáticas como nos las han revelado las naves espaciales. Hoy con cualquier telescopio

corriente podemos admirar la preciosa forma de los anillos, cuya historia, naturaleza y origen permanece, de alguna manera, aún en secreto. La tarea de los científicos es descifrarlo.

- Bibliografía y enlaces:

http://es.wikipedia.org/wiki/Anillos_de_Saturno http://www.alumno.unam.mx/algo_leer/Articulo12.

pdfhttp://www.solarviews.com/span/saturn.htm

Figura 12: magnífica imagen de Saturno realizada por la sonda Voyager 2 cuando ya se alejaba lentamente del planeta. Los ani-llos de Saturno aún conservan muchos secretos. La nave Cassini nos está desvelando algunos de ellos, aunque otros aguardan, quizá, hasta el momento en que podamos recoger in situ una muestra del material que los forman. Tal vez ese pedazo de roca helada revele, por fin, el enigma de su origen. (NASA-JPL)

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 35

Nuestra 3ª Fiesta de Estrellas ¡ha sido todo un éxito!

La noche del pasado 12 al 13 de agosto alrededor de

17.000 personas procedentes de diversos lugares de

España participaron en alguna de las actividades organi-

zadas con motivo de esta celebración.

Todas ellas salieron a la calle para observar las

Perseidas, la lluvia de estrellas más popular del año.

Fueron muchos los que no quisieron perderse este

excepcional espectáculo que cada verano nos brinda el

universo y que este Año Internacional de la Astronomía

cobra un significado especial. Una vez más, esta 3ª

Fiesta de Estrellas no habría sido posible sin la partici-

pación de los astrónomos amateur. En esta ocasión más

de 30 agrupaciones astronómicas de toda España

han ofrecido al público la posibilidad de contemplar esta

lluvia de estrellas desde enclaves excepcionales y fuera

de lo común, empleándose a fondo para instruir a los

asistentes sobre cuestiones básicas relacionadas con el

cielo y con nuestro universo.

El buen tiempo sirvió como excusa para la organiza-

ción de observaciones en lugares costeros. Agrupaciones

astronómicas como la de San Fernando, Cantabria, Rías

Baixas, La Safor, Aster y la Sociedad Malagueña de

Astronomía celebraron sus respectivas fiestas de estre-

llas en las playas de Cádiz, Santander, Pontevedra,

Gandía (Valencia), Barcelona y Málaga, a las que

asistieron cerca de 4.000 personas, toalla en mano.

Echados en la arena o en tumbonas contemplaron las

estrellas fugaces sobrevolando el mar.

(Créditos: Noticias AIA-IYA 2009)

EN GANDÍA:

Por nuestra parte, estuvimos en el final de la playa,

sobre la pasarela de madera instalada entre las dunas.

La zona está bastante oscura, pero solamente en la

dirección Norte – Este, ya que al Sur y Oeste se encuen-

tra la ciudad de Gandía.

Nos reunimos unas 100 personas, la mayoría vera-

neantes que acudieron al lugar por la publicidad en

televisión de Gandía y un programa especial que nos

dedicaron.

Se pudieron ver algunas perseidas, bastante especta-

culares, pero no en la cantidad que se anunciaba por los

medios.

Aprovechamos para explicar las constelaciones que

se veían sobre el mar, como Casiopea, Perseo, las dos

Osas, Andrómeda, etc… y ver un satélite Iridium (mag-

nitud -5) que debía hacer su aparición sobre las 23:56,

a unos 12º de altura en dirección NE. Por supuesto no

faltó a la cita, y se llevó una buena ovación de aplausos

de los asistentes.

3ª Fiesta de Estrellas(de la página web del Nodo Nacional)

¡Todo un éxito! Cerca de 17.000 personas vieron con nosotros las Perseidas

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Fecha hora Actividad Lugar04-sep-09 (20:30) Sede Sede11-sep-09 (21:30) Cena principio curso Sede18-sep-09 (20:30) Observación Llacuna25-sep-09 (20:30) Observación Llacuna02-oct-09 Fiesta local Gandía09-oct-09 por determinar Salida visita YEBES Estación16-oct-09 (20:30) Observación Llacuna22-oct-09 por determinar Noches de Galileo por determinar23-oct-09 por determinar Noches de Galileo por determinar24-oct-09 por determinar Noches de Galileo por determinar30-oct-09 (20:30) Sede Sede

Notas importantes:1. Es posible que se incluyan actos especiales, con colegios, público en general, o conferencias duran-

te este año. Se anunciarán oportunamente, y se comunicarán por medio de la lista de correos.2. Pueden haber cambios importantes. Confirmar siempre con la página web.3.- La actividad del día 9 de octubre, (Visita YEBES), es parte integrante de los actos organizados den-

tro de las actividades del AIA-IYA20094.- Las NOCHES DE GALILEO, es una nueva actividad del AIA-IYA 2009, que trata de obervar en tres

noches seguidas los mismos objetos que vió Galileo.

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15 -septiembre- 2009

22:00 Hora Local

15 -octubre - 2009

22:00 Hora local

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EFEMÉRIDES Para SEPTIEMBRE & OCTUBRE 2009

Por Francisco M. Escrihuela

[email protected]

LOS SUCESOS MÁS DESTACABLES DEL BIMESTRE

2 de septiembre: Venus a 1.5ºS del Pesebre a las 05:37.

20 de septiembre: Mercurio en conjunción inferior a las 12:04.

22 de septiembre: Equinoccio de otoño a las 23:18.

6 de octubre: Máxima elongación matutina de Mercurio W(18º) a las 03:22.

21 de octubre: Lluvia de meteoros Oriónidas.

Planetas visibles: Mercurio y Venus al alba. Marte después de medianoche. Júpiter después de medianoche.

Saturno en octubre al alba. Urano, Neptuno y Plutón durante la primera mitad de la noche.

LOS PLANETAS EN EL CIELO

Durante septiembre no podremos ver a Mercurio, pero en octubre lo podremos localizar durante el alba sobre el

horizonte Este en Leo.

Venus estarà localizable también el Leo durante este bimestre sobre el horizonte Este antes de amanecer en sep-

tiembre y al alba en octubre con magnitud cercana a la -4.

Marte, en Géminis, hará su aparición sobre el horizonte Este-Noreste una hora después de medianoche siendo

visible hasta el final de la noche durante septiembre y octubre. Lo único destacable es que su magnitud variará

mejorando desde la 0.9 hasta la 0.5.

Júpiter, en Capricornio, estará localizable sobre el horizonte

Sur a medianoche, siendo visible durante unas tres horas más en

septiembre. En octubre sólo estará visible hasta unas dos horas

después de medianoche.

Saturno no estará visible durante septiembre por pasar por su

conjunción con el Sol. En octubre lo volveremos a tener visible

al alba emergiendo sobre el horizonte este en Virgo aunque su

observación la dejaremos para los siguientes meses.

Urano estará localizable en Piscis casi toda la noche, hasta unas

tres horas después de medianoche.

Neptuno, un poco más adelantado, en Capricornio, también

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 41

estará localizable hasta unas dos horas después de medianoche.

Plutón, en Sagitario, sólo lo tendremos localizable unas dos horas en septiembre después del crepúsculo vesper-

tino, y una hora en octubre.

DATOS PLANETARIOS DE INTERÉS(El 30 de septiembre o en el momento de mejor visibilidad para Mercurio y Venus)

Mercurio Venus Marte Júpiter Saturno Urano Neptuno PlutónMagnitud -0.14 -3.83 0.75 -2.51 0-64 5.73 7.85 14.10Tamaño angular 7.4’’ 11’’ 6.7’’ 46’’ 16’’ 3.7’’ 2.3’’ 0.098’’Iluminación 43% 90% 88% 99% 99% 99% 99% 99%Distancia (ua.) 0.911 1.498 1.390 4.330 10.425 19.120 29.287 32.291Constelación Leo Leo Geminis Capric. Virbo Piscis Capric. Sagit.

Lluvias de Meteoros

Este bimestre tendremos la lluvia de meteoros Oriónidas. Éstas desarrollarán su actividad entre el 16 y el 27 de

octubre, siendo el día de mayor intensidad el 21. La radiante se situará a 6h 24m de ascensión recta y a +15 grados

de declinación. Para la noche del máximo, el meridiano pasará a las 06:26 TU y a 66º de altitud. En el momento del

máximo, la Luna tendrá iluminada el 9 % de su cara visible. Esta lluvia está relacionada con el cometa Halley.

Entramos en el Otoño.

El 22 de septiembre se producirá el Equinoccio de Otoño, a las 23:18 hora local. En ese momento el Sol se halla-

rá a 150.128.224 km de la Tierra, en el punto donde la eclíptica cruza el ecuador celeste. El día poseerá la misma

duración que la noche y además, en el hemisferio norte, comenzará el otoño (la primavera en el hemisferio sur). El

tamaño angular del Sol será de 31’52’’.

BibliografíaPara la confección de estas efemérides se han utilizado los programas informáticos siguientes: Starry Night Pro

y RedShift.

Para los sucesos y fases lunares: Un calendario convencional y el programa informático RedShift.

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 42

SEPTIEMBRE & OCTUBRE 2009por Josep Julià

APROXIMACIONES A LA TIERRA

Para estos meses, los asteroides que se acercarán a la Tierra a menos de 0.2 UA son:

Objeto Nombre Fecha Dist. UA Arco Órbita

2009 QC35 2009 Sept. 2.49 0.007505 1-opposition, arc = 1 days

2009 QJ9 2009 Sept. 5.52 0.06329 1-opposition, arc = 9 days

2000 CO101 2009 Sept.17.96 0.04581 2 oppositions, 2000-2009

2009 PT2 2009 Sept.18.16 0.06101 1-opposition, arc = 13 days

2005 CN 2009 Sept.25.86 0.05241 5 oppositions, 2005-2008

2009 FS32 2009 Sept.28.59 0.08914 1-opposition, arc = 5 days

2009 HD21 2009 Sept.29.25 0.05879 1-opposition, arc = 119 days

1998 FW4 2009 Sept.29.78 0.02218 5 oppositions, 1994-2005

2009 QL8 2009 Oct. 6.12 0.08162 1-opposition, arc = 8 days

(85770) 1998 UP1 2009 Oct. 7.01 0.1776 7 oppositions, 1990-2003

2001 SE270 2009 Oct. 8.10 0.1527 1-opposition, arc = 2 days

(68216) 2001 CV26 2009 Oct. 8.66 0.02518 4 oppositions, 2001-2009

2008 TF2 2009 Oct. 10.32 0.05625 1-opposition, arc = 5 days

2009 QZ34 2009 Oct. 10.57 0.07453 1-opposition, arc = 1 days

2008 UB95 2009 Oct. 15.39 0.07894 1-opposition, arc = 21 days

(159402) 1999 AP10 2009 Oct. 20.31 0.07631 6 oppositions, 1999-2009

1999 AP10 2009 Oct. 20.31 0.07630 5 oppositions, 1999-2007

2009 BD 2009 Oct. 20.76 0.04439 1-opposition, arc = 10 days

2008 UC202 2009 Oct. 28.03 0.07547 1-opposition, arc = 3 days

Fuente : MPC

Datos actualizados a 30/08/09

La mayoría de éstos asteroides suelen tener pocas observaciones, lo que se traduce en órbitas con un elevado grado de incertidumbre. Por ello, es recomendable obtener las efemérides actualizadas en:

http://cfa-www.harvard.edu/iau/MPEph/MPEph.html

ASTEROIDES BRILLANTES

En las siguientes tablas se detallan las efemérides de los asteroides más brillantes (mag. ≤ 11)

obtenidas para el día 15 de cada mes a las 00:00h TU.

SEPTIEMBRE

NOMBRE MAG. COORDENADAS CONST.

(3) Juno 7.8 00h03m44.84s -02 32’ 27.8” Psc (7) Iris 10.1 18h23m39.23s -18 58’ 07.2” Sgr

Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 43

SERVICIOS MENSAJERÍA

URGENTE LOCAL PROVINCIAL REGIONAL NACIONAL

INTERNACIONAL

(16) Psyche 10.2 20h38m37.08s -17 51’ 50.2” Cap (18) Melpomene 8.3 01h40m35.32s -02 46’ 46.2” Cet (20) Massalia 9.7 00h12m34.48s +01 57’ 21.2” Psc (42) Isis 9.6 23h33m01.87s -21 52’ 50.5” Aqr (44) Nysa 10.4 23h00m15.51s -10 03’ 38.6” Aqr (88) Thisbe 10.4 21h45m47.86s -05 21’ 59.4” Aqr (89) Julia 9.6 00h44m16.51s +31 00’ 28.0” And (148) Gallia 10.9 00h53m44.99s -21 26’ 06.6” Cet (173) Ino 10.8 01h28m20.28s -07 27’ 49.9” Cet

OCTUBRENOMBRE MAG. COORDENADAS CONST.

(3) Juno 8.1 23h44m52.15s -08 35’ 24.2” Aqr

(16) Psyche 10.7 20h44m40.55s -18 03’ 35.5” Cap

(18) Melpomene 8.0 01h27m27.13s -09 10’ 36.0” Cet

(19) Fortuna 10.8 05h31m58.20s +22 13’ 19.5” Tau

(20) Massalia 9.8 23h46m43.34s -01 00’ 53.2” Psc

(42) Isis 10.3 23h15m34.81s -21 07’ 42.6” Aqr

(44) Nysa 10.9 22h40m42.42s -12 12’ 52.3” Aqr

(89) Julia 9.4 00h12m50.96s +31 41’ 10.3” And

(164) Eva 11.0 02h21m07.82s -33 45’ 53.3” For

(173) Ino 10.6 01h11m54.68s -13 13’ 39.0” Cet

(324) Bamberga 10.8 06h51m57.87s +36 47’ 44.7” Aur

(455) Bruchsalia 10.9 01h40m14.21s -11 30’ 24.8” Cet

(2) Pallas 8.5 05h28m53.16s -20 19’ 32.3” Lep (4) Vesta 6.7 02h46m32.98s +04 38’ 45.8” Cet (9) Metis 9.1 03h05m25.12s +11 44’ 58.3” Ari (11) Parthenope 10.6 20h57m19.75s -20 27’ 55.9” Cap (141) Lumen 10.9 01h42m46.80s +32 53’ 48.8” Tri (216) Kleopatra 10.3 22h52m16.82s +06 07’ 26.9” Psc (354) Eleonora 10.8 01h35m54.36s -15 09’ 46.7” Cet (532) Herculina 10.8 04h25m28.15s +03 02’ 04.8” Tau (796) Sarita 10.7 00h49m18.06s -08 58’ 55.2” Cet

Arriba y al lado: Amanecer en la Playa de gandía.- Fotos de José Camarena, con teléfono móvil Nokia N85.

Abajo.- Andrómeda por Joanma Bullon con R-80/400 180 seg. desde Cazorla (RETA 2009) Canon 350 modificada 1600 ISO.