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Guia
Boletín Ofi cial de la Agrupación Astronómica de la Safor
HUYGENS
AJUNTAMENT DE GANDIA
Septiembre - Octubre 2009 Número 80 (Bimestral)AÑO XIV
ECLIPSE TOTAL DE SOLAnji, CHINA (22/07/09)
Anillos de
Saturno
2
A.A.S.
Sede Social Casa de la Natura Parc de l'Est 46700 Gandía (Valencia)
Correspondencia Apartado de Correos 300 46700 Gandía (Valencia)
Tel. 609-179-991WEB: http://www.astrosafor.nete-mail:[email protected]
Depósito Legal: V-3365-1999Inscrita en el Registro de Sociedades de la Generalitat Valenciana
con el nº 7434y en el Registro Municipal de Asociaciones de Gandía con el
num. 134
Agrupación Astronómica de la SaforFundada en 1994
EDITAAgrupación Astronómica de la Safor
CIF.- G96479340
EQUIPO DE REDACCIÓNDiseño y maquetación: Marcelino Alvarez VillarroyaColaboran en este número: Angel Requena, Francisco M. Escrihuela, Jesús Salvador, Marcelino Alvarez, José Camarena, Joanma Bullón, Josep Julià Gómez, José Lull.
IMPRIME DIAZOTEC, S.A.
C/. Conde de Altea, 4 - Telf: 96 395 39 0046005 - Valencia
Depósito Legal: V-3365-1999ISSN 1577-3450
RESPONSABILIDADES Y COPIASLa A.A.S. no comparte necesariamente el contenido de los artículos publicados.
Todos los trabajos publicados en este Boletín podrán ser reproducidos en cualquier medio de comunicación previa autorización por escrito de la dirección e indi-cando su procedencia y autor.
DISTRIBUCIÓNEl Boletín HUYGENS es distribuido gratuitamente entre los socios de la A.A.S., entidades públicas y cen-tros de enseñanaza de la comarca además de Universi-dades, Observatorios, centros de investigación y otras agrupaciones astronómicas.
Tanto la Sede Social, como la Biblioteca y el servicio de secretaría, permanecerán abiertas todos los viernes de cada semana, excepto festivos, de 21:00 a 23 horas.
JUNTA DIRECTIVA A.A.S.
Presidente Honorífi co:Presidente:
Vicepresidente: Secretario:
Tesorero:Bibliotecario:Distribución:
José Lull GarcíaMarcelino Alvarez
Enric MarcoMaximiliano Doncel
Juan GarcíaMaximiliano Doncel
Juan Malonda
COORDINADORES DE LAS SECCIONES DE TRABAJO
Asteroides:Josep Juliá Gómez ([email protected])Planetaria:Angel Ferrer ([email protected])Arqueoastronomía:José Lull García ([email protected])Cielo Profundo:Miguel Guerrero ([email protected] )Efemérides:Francisco Escrihuela ([email protected])Heliofísica: Joan Manuel Bullón i Lahuerta
COMITE DE PUBLICACIONESFormado por los coordinadores de sección y el editor, el comité se reserva el derecho a publicar los artículos que considere oportunos.
CUOTA Y MATRÍCULASocios : 40 €Socios Benefactores: 100 €Matrícula de inscripción única : 6 €
• Las cuotas serán satisfechas por domiciliación bancaria y se pasarán al cobro en el mes de enero.
• Los socios que se den de alta después de junio abonarán 20 € por el año
corriente.
SOCIOS BENEFACTORES
Socios que hacen una aportación voluntaria de 100 €Socio nº 1 Javier Peña LligoñaSocio nº 2 José Lull GarcíaSocio nº 3 Marcelino Alvarez VillarroyaSocio nº 10 Ángel Requena VillarSocio nº 12 Ángel Ferrer RodríguezSocio nº 15 Francisco Pavía AlemanySocio nº 40 Juan Carlos Nácher OrtizSocio nº 49 Mª Fuensanta López AmengualSocio nº 51 Amparo Lozano MayorSocio nº 58 David Serquera Peyró
Huygens nº80 septiembre - octubre - 2009 Página
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 3
Huygens 80septiembre - octubre - 2009
42 Asteroides por Josep Julià por Josep Julià por
39 El cielo que veremos por www.heavens-above.com
Camisetas Camisetas Camisetas
40 Efemérides por Francisco M. Escrihuela
Los sucesos mas destacables y la situación de los planetas en el bimestre
5 Noticiaas por Marcelino Alvarez Noticias y actividades de la propia A.A.S. , para estar el día
35 2009: Año Astronómico Internacional por Nodo nacional
Revisión de alguna de las muchas actividades celebradas hasta ahora para conmemorar este año astronómico.
38 Rastrillo por Marcelino Alvarez
8 Anji ( 22/07/2009), el “perro celestial” devoró al Sol por Ángel Requena
Desde la antigüedad, China ha visto en los eclipses de sol una señal de mal augurio. Se creía que éstos se producían cuando un “perro celestial” devoraba el sol. De hecho la palabra china para referirse a un eclipse es “shi”, que literalmente significa comer.
36 Heliofísica por Joanma Bullón
17 Libros: Una breve historia de la Astronomía (José Medina) por Marcelino Alvarez
38 Actividades sociales por Marcelino Alvarez
20 Fichas de Objetos interesantes: Sgr Oph por Joanma Bullon
Fichas de objetos interesantes en diversas constelaciones. Encuadernables, mediante la separación de las páginas centrales
18 Anillos planetarios (II): Saturno por Jesús Salvador Giner
Saturno presenta el más majestuoso sistema de anillos que podemos admirar en el Sistema Solar. Conocidos desde que, hace justamente cuatro siglos, Galileo dirigiera por vez primera un telescopio rudimentario hacia el planeta y observara dos extrañas protuberancias a ambos lados de este distante mundo, sus anillos tienen aún muchas incógnitas por desvelar.
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 4
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Ruego a ustedes se sirvan tomar nota de que hasta nuevo aviso, deberán adeudar en mi cuenta con esta entidad los reci-bos que a mi nombre le sean presentados para su cobro por "Agrupación Astronómica de la Safor"
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Boletín de afiliación a la Agrupación Astronómica de la Safor.
VERANO AIA-IYA 2009Casi sin darnos cuenta, ha pasado ya el verano del año internacional de la Astronomía.Las actividades previstas por el Nodo nacional, se han cumplido con creces. Nosotros hemos contribuido
a ello con un montón de actuaciones, que nos han llevado a salir con todo nuestro material varios días de la misma semana. Desde aquí, agradezco a los voluntarios que han participado activamente la ayuda recibida, porque sin ellos, las cosas hubieran sido muy distintas. Hemos recorrido varios pueblos, incluso de fuera de la Safor; hemos movido un montón de kilos de instrumentación; probado el resultado de las nuevas adquisi-ciones; incluso recuperado la “vieja” montura del “viejo” telescopio refractor de 1500 mm. que está “como nueva”; incluso diría, que “mejor que nueva”, porque los motores (que nunca habían funcionado bien), ahora van a la perfección. En resumen, ha sido un verano muy activo, y bien aprovechado.
Pero lo mejor de todo, es que se está produciendo un “relevo generacional”, sin que apenas nos demos cuenta. Si repasamos las personas que han acudido a las citas de este año, vemos que casi todas son caras nuevas. Eso, casi garantiza a la AAS el futuro, ya que si no se hubiera producido este cambio, éste sería mucho mas incierto (hay que acordarse de aquello de “renovarse o morir”).
Por supuesto, la salida mayor, ha sido el viaje a China, para ver el eclipse total mayor del siglo, cosa que se cumplió totalmente. Además, fuimos de los pocos que conseguimos verlo completo. Pero esto ha sido una acción eventual. Las que verdaderamente interesan son las que se repiten casi día a día, y ahí es donde la respuesta de los nuevos socios ha sido muy buena.
Dentro de unos días, vamos a celebrar el “inicio de curso”, y espero que sea realmente un homenaje a todos los que han dejado muchas horas de su tiempo libre en realizar las actividades programadas. El agradecimiento de la AAS a todos ellos.
Pero por favor, que nadie interprete esto como un “tirón de orejas” a los que no han venido. Todos sabe-mos que la vida no nos deja casi nunca hacer lo que queremos, y para ello usa cualquier motivo (trabajo, paro, familia, y... un largo etc.) y por lo tanto, muchas veces la imposibilidad es segura. Al contrario, lo que me alegra, y por eso está este escrito, es que a pesar de todo, la AAS sigue adelante, y un año mas, superamos al anterior. Disponemos ya de una base lo suficientemente amplia como para que siempre haya alguien dispuesto. Asi que... muchas gracias a todos.
Y no quisiera olvidarme de otra forma de colaboración, menos vistosa, pero tan necesaria como la anterior. Me refiero al mantenimiento de nuestra revista HUYGENS, que siempre recibe los artículos necesarios para seguir existiendo, aunque algunas veces sea casi “in extremis”. Muchas gracias a los escritores. Ánimo, y a seguir escribiendo. También pueden hacerlo los nuevos socios. Al principio puede que cueste un poco por falta de confianza, o falta de tema sobre el que decir cosas, pero eso se supera fácilmente. Así también favoreceríamos que la renovación generacional llegue a este sector. Bueno, si hubiera exceso de escritores, siempre se puede aumentar el número de páginas. Aquí caben todos; los nuevos, y los de siempre.
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 5
Arqueoastronomía y AAS en Honduras
El libro Trabajos de Arqueoastronomía, publicado por la Agrupación Astronómica de La Safor en 2006, ha sido recibido recientemente, junto al libro La Astronomía en el Antiguo Egipto de José Lull, en el Departamento de Arqueoastronomía de la Facultad de Ciencias Espaciales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en Tegucigalpa.
Muy gentilmente, algunos miembros de dicho depar-tamento han querido mostrarnos el recibimiento oficial
de ambas publicaciones mediante una fotografía. En ella vemos, de izquierda a derecha, al astrónomo llama-do Isaac Zablah, en el centro al arqueólogo hondureño Vito Veliz, jefe del departamento de Arqueoastronomía y, a la derecha, al historiador Arnulfo Ramírez, plasman-do la entrega de los libros.
Como fondo, podemos ver una réplica de una estela del sitio arqueológico Maya de Copán que representa al rey número 13, conocido como 18 Conejo. Se trata de una estela con variada información astronómica. Precisamente, en 2002, los expedicionarios de la Agrupación Astronómica de La Safor, Josep Emili Arias (36), José Ángel González (46), Amparo Lozano (51), José Lull (2) y Cati Moral (83), realizando la ruta maya llegaron también al yacimiento de Copán, donde se sitúa el original de dicha estela.
Desde la Agrupación Astronómica de La Safor, nos honra la buena acogida que han tenido allí estas publi-caciones y, agradeciendo su gesto, les deseamos un fructífero porvenir tanto para las investigaciones que lle-ven a cabo desde su departamento, como para su país, Honduras, que en fechas recientes ha sufrido vaivenes políticos. (José Lull)
Eclipse total en China: Un destino muy especial
Como este viaje es tan especial, en el próximo núme-ro le dedicaremos un reportaje especial no centrado en
el eclipse, (que ya figura en el presente número), sino en el resto del viaje, sus anécdotas, etc… De momento vemos a nuestro compañero Paco que siempre sabero-dearse de buenas compañías...
28 y 29 de Julio de 2009 Hotel tres anclas
Este hotel, lleva varios años organizando una semana cultural durante el verano, que e esta ocasión tenía dos días dedicados a la Astronomía. Fuimos invi-tados por los organizadores, y el Centro Astronómico Mediterráneo, a participar en ellas, aportando material de observación. Naturalmente fuimos,, e incluso en
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 6
estas jornadas, recién llegados de China, estrenamos nuestro nuevo tubo de 12”, Richey-Cretien. El primer día, montamos en las azoteas del hotel, pero no tenía-mos sitio para movernos, por lo cual, el segundo día, nos pusimos junto a la piscina. El sitio era tan bueno, que prácticamente todos los clientes del hotel pasaron por allí. Fue una noche muy buena, sin viento ni nubes, con el único problema de que algunos árboles nos taparon la Luna en algún momento, pero nada más. El año que viene, volveremos.
1 de agosto de 2009 Llocnou
A las 8 de la tarde, nos personamos para llevar los telescopios a la montaña, ya que la zona de observación está en la parte alta del monte llamado Cuta, muy cerca
del pueblo. Allí esperamos la llegada de los caminantes, ya que se trataba de un paseo nocturno a través del monte, siguiendo una senda de unos 2 km. que ascien-de hasta la cima de la Cuta, para luego volver al pueblo descendiendo por la otra ladera. Allí esperamos a que llegaran, y mientras se dedicaban a dar buena cuenta de sus bocadillos, iban mirando lo que teníamos apunta-do en los telescopios. Fue una noche muy buena y calu-rosa, aunque un poco anormal, en el sentido de que los que venían andando, encendían sus linternas blancas, jugaban con sus luces, etc… y no dejaban ver bien a los que miraban, pero es que habían mas de 200 personas (los organizadores habían previsto 50), y mucha chiqui-llería, con lo cual, era muy difícil controlarlos a todos. No obstante fue un acto muy bonito, que era la primera vez que se celebraba, y quedamos apalabrados ya para repetirlo el año próximo.
7 de agosto de 2009 Daimúsoy vamos a mostrar los objetos estelares que poda-
mos, desde el paseo marítimo de Daimús, al igual que el año pasado hicimos en Gandía. A las diez en punto, con los telescopios montados, dirigidos a la Luna y Júpiter, por supuesto, porque era lo único que se veía, comenzaron las colas. Y así estuvieron hasta mas de las 2 de la madrugada, en que ya con todos los bares, restaurantes, la feria y el mercadillo cerrados, decidimos que era hora de irnos, porque a pesar de ser tan tarde,
la noche era tan buena, e invitaba tanto a pasear, que continuaba viniendo gente con niños incluso para aso-marse al cielo. Una noche fabulosa. Pasaron más de 2.000 personas por los telescopios. Incluso hubo quien quería pagar por dejarle mirar.
12 de agosto de 2009 Perseidas
La reseña de este acto, está en el apartado del AIA-IYA 2009, en este mismo número.
27 de agosto de 2009 L’alcudia
Hoy fuimos a una casa rural llamada “Corral de Rafel” que celebraba su inauguración, y por disfrutar de un cielo bastante oscuro, se nos invitó, a través de nuestro vice Enric Marco, para que fuéramos a dar una charla, sobre el tema de las constelaciones a través de los tiempos, y organizar una observación de la Luna, Júpiter, y algún otro objeto de cielo profundo, como puede ser Andrómeda.
Montamos los telescopios, bajo un cielo bastante lim-pio, pero que según íbamos preparando el material, se iba cerrando bajo unas nubes bajas, oscuras, y que no presagiaban nada bueno.
Al acabar la cena, y mientras duró la charla, se pudie-ron ver algunas estrellas, e incluso constelaciones ente-ras, que sirvieron perfectamente para complementar lo que se mostraba en el proyector. Pero cuando pasamos a la observación, tuvimos que ir buscando por entre las nubes, porque no nos dejaron ni un momento de respiro. Casi al final, y de forma muy rápida, cuando ya muchos asistentes se habían ido, se despejó totalmente, lo que
fue aprovechado por los que quedaban para disfrutar de un cielo precioso, ya sin Luna, pero bastante oscuro, por lo que pudimos acabar la sesión con una cierta alegría y sensación del deber cumplido.
28 de agosto de 2009 Bellreguard
Hoy también vuelve a estar nublado, pero nada nos arredra. En medio de las nubes, y la incredulidad de
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 7
propios y extraños, montamos los telescopios sobre el paseo marítimo, y… el cielo se despeja casi completa-mente.
Pudimos ver la Luna en su esplendor casi todo el tiempo, con la única dificultad de ir cambiando el lugar de observación, debido a su manía de ocultarse detrás de los edificios. Pero no le sirvió casi de nada, porque hasta que llegó a las montañas del horizonte estuvimos siguiéndola. Mientras, en el resto de telescopios, se mostraba Júpiter, que ante la pregunta generalizada, si “se veían las dos lunas”, nosotros contestábamos que si. Y al mirar por el ocular, efectivamente, veían las dos únicas Lunas visibles de Júpiter en esa noche. De nada servían nuestras explicaciones del timo de los correos de Internet. Todo el mundo quería ver las dos lunas. Y las vieron!!
29 de agosto de 2009 Palma de Gandía
Hoy no tuvimos la suerte de ayer, ya que pasó justo al contrario. Montamos los telescopios con un cielo precioso, que fue aprovechado por todos los presentes para dar un primer vistazo, y sin embargo al acabar de cenar, estaba totalmente cubierto. Y sólo pudimos observar a través de una capa variable de nubes bajas, hasta que, bastante pasadas las 12 de la noche, por-que ya era casi la 1:00 el cielo comenzó a despejarse, casi al mismo tiempo que nosotros recogíamos el mate-rial. Una pena, porque vino mucha gente, sobre todo joven, que vieron la Luna, y Júpiter, pero no pudieron disfrutar de ellos, por las esperas obligadas entre apa-riciones y desapariciones.
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 8
Éste era mi tercer intento de ver un eclipse total
de sol, los dos anteriores, curiosamente ambos pasaron
por Turquía (1999 y 2006), se frustraron en última ins-
tancia por motivos de diversa índole. Así que cuando a
finales de 2008 Marcelino acabó de definir un proyecto
de viaje a China para ver el eclipse de este año, empecé
a interesarme seriamente en él. Para mí era importante
no sólo ver el eclipse sino que éste estuviera acompa-
ñado de un viaje completo y, viendo el programa que
se había diseñado, enseguida me dí cuenta de que éste
merecía la pena. Así que a principios de este año decidí
dar el paso definitivo que finalmente me llevaría a China
para contemplar el espectáculo natural con el que tanto
había soñado.
Anji ( 22/07/2009), el “perro celestial” devoró al Sol
por Ángel [email protected]
Desde la antigüedad, China ha visto en los eclipses de sol una señal de mal augurio. Se creía que éstos se producían cuando un “perro celestial” devoraba el sol. De hecho la palabra china para referirse a un eclipse es “shi”, que literalmente significa comer. Para que el sol se volviese a destapar, se lanzaban flechas hacia el cielo y se hacían sonar tambores con la intención de asustarlo. Incluso hoy en muchos lugares de China se sigue la tradición de golpear las tapas de las ollas para asustar al perro celestial que se está comiendo el Sol. Creamos o no estas supersticiones lo que es indudable es que se trata de un fenómeno extraordinario que no deja a nadie indiferente.
Fig.1: Mapa de la totalidad a lo largo de Asia
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 9
El miércoles 22 de Julio de 2009 un numeroso
grupo formado por 63 aficionados a la astronomía de
diversas agrupaciones españolas (Astrosafor, ASTER,
AstroSantander, AstroCuenca, etc.) tuvimos la suerte y
el privilegio de asistir al fenómeno natural más hermoso
que es posible ver en la Tierra. El eclipse fue visible en
una estrecha franja que empezó en la India, pasó por
Nepal, Bhutan, China, Japón y finalmente acabó en
medio del océano Pacífico. El máximo se produjo preci-
samente en este último país, más concretamente en unas
pequeñas islas al sur de Japón, en donde exactamente
duró 6’39’’, la mayor duración de un eclipse que tendrá
lugar durante este siglo.
Aunque ese tan esperado día empezó, como no
podía ser de otra manera, con unos negros nubarrones
en el cielo. De hecho algunos compañeros dijeron que la
noche anterior estuvo relampagueando. Por si ésto fuera
poco, otros habían visto las previsiones meteorológicas
y tampoco eran muy halagueñas. La cara de Ángela del
Castillo era un poema porque era una de las que las
había visto y repetía una y otra vez que no lo íbamos
a ver. Tan sólo Marcelino se mostraba muy optimista,
“algo harán los chinos para que se despeje, de eso estoy
seguro”, aseguraba.
Efectivamente, Marcelino tenía razones para
ser optimista ya que, según nos enteramos después, la
noche anterior el ejército chino lanzó proyectiles que
contenían haluro de plata contra las nubes para provocar
la lluvia y así asegurarse cielos limpios al día siguiente,
de ahí los relámpagos nocturnos. Parece ser que el pre-
sidente chino tuvo la ocurrencia de ver el eclipse en el
mismo lugar que lo vimos nosotros y esa fue la razón
por la que se tomaron tantas molestias.
Lo cierto es que nosotros no sabíamos nada al
respecto así que el trayecto en autobús fue un auténtico
velatorio. Sin embargo algo me decía que había que
subir al lugar de observación, montar la cámara y a ver
qué pasaba. Tras aproximadamente una hora de viaje
por un precioso bosque de bambú llegamos al lugar de
observación que previamente habíamos contratado.
El enclave elegido se encontraba a unos 1000
Fig.2: Mapa de la totalidad a lo largo del este de China
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 10
m. de altitud y a unos 30 km. de Anji, el
lugar donde habíamos pernoctado la noche
anterior. Su nombre oficial era Jiangnan
Sky Lake aunque también era conocido
como Tianhuangping, que significa en
chino “Mirador del cielo y del desierto”.
Éste tenía la particularidad de que en
dicha cumbre había un gran embalse de
carga (similar al de la Muela de Cortes),
un observatorio con dos cúpulas y unos
edificios entre los que se encontraba una
pagoda típica de la zona. Curiosamente
era el mismo tipo de pagoda que lucíamos
en nuestra camiseta, y que acertadamente
Laura Álvarez eligió en su diseño, por lo
que mi primer pensamiento al verla fue
que eso era una señal de buena suerte.
La primera hora la pasamos aco-
modándonos en nuestra área reservada, una
franja de unos 5 m. de ancho por 25 m. de
largo situada sobre la calzada que rodeaba
el embalse. A pesar de ser las 6:00 a.m. el
ambiente ya era muy bueno, había gente de
todos los países del mundo y todos con su
camiseta alegórica. La nuestra, por cierto,
causó furor entre el resto. A mí, por ejem-
plo, me hicieron dos fotos de mi espalda en
donde estaba dibujada la pagoda. Y no sólo
eso, hubo bastante gente que incluso la compró.
Nos sorprendió gratamente el ambiente que se
respiraba en un lugar tan aislado. No esperaba un evento
tan bien organizado y con tanta gente, leí en la prensa
que el Solar Eclipse Observation Festival 2009, como
así se llamó el evento, albergó 6000 eclipseros. Lástima
que tuviéramos un pequeño incidente con los noruegos,
los cuales nos robaron nuestras sillas y mesas que noso-
tros habíamos pagado y ellos no. Al final, y gracias a
las dotes diplomáticas de Marcelino, nos devolvieron
lo robado.
Después de una hora, el sol por fin hizo acto de
presencia entre las nubes lo que se tradujo en un grito de
alegría y esperanza entre la gente. Fue en ese momento
cuando verdaderamente sentí que lo íbamos a ver y
así se lo hice saber a Ángela con un gesto afirmativo.
La sensación se convirtió en certeza absoluta al cabo
de otra hora cuando, ya de forma definitiva, las nubes
desaparecieron casi en su totalidad. Eran las 8:08 a.m.
(hora local) y ya a esa hora el sol se encontraba a una
altura considerable (aprox. 45º de altura). Ésto es debido
fundamentalmente a que los chinos no realizan el cam-
bio horario en verano como hacemos los europeos para
ahorrar luz y también a que nos encontrábamos bastante
al Este del meridiano de Pekín (+4º) que marca la hora
de toda China. Consecuentemente, en Anji amanece
muy pronto, sobre las 5 a.m., y lógicamente a las 8 a.m.
el sol ya está muy alto en el cielo.
El primer contacto del eclipse se produjo al poco
de despejarse (8:24 a.m.). Curiosamente, no se observa-
Fig.3: La pagoda nos trajo suerte
Fig.4: Observatorio Jiangnan Sky Lake
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 11
ba ninguna mancha lo que implicaba
que nos encontrábamos en un míni-
mo undecenal. Eso hacía preveer una
corona más alargada a lo largo un eje,
como así ocurrió. También fue curioso
el hecho de que la Luna “mordiera”
al Sol por encima de éste, lo que hizo
que conforme iba avanzando el eclip-
se apareciera una sonrisa en el disco
solar. Otra señal de buena suerte, volví
a pensar. A todo ésto, el parcial se fue
desarrollando con normalidad duran-
te la hora siguiente y, aunque hubo
alguna nube que nos molestó en algún
momento, lo cierto es que pudimos
seguirlo ininterrumpidamente.
A falta de 5’ para que comen-
zara la totalidad, la bajada de luz era ya
muy apreciable, la apariencia era la de
un día nublado. Yo había tenido la pre-
caución de ponerme la alarma del reloj
a esa hora para, de alguna manera,
advertirme de la cercanía del momen-
to clave. Lo cierto es que durante el
parcial te da tiempo a hacer un montón
de pruebas de tiempos de exposición,
aberturas y sensibilidades pero durante
el total sólo tienes 5’ para admirarlo,
sentirlo y, a ser posible, fotografiarlo.
Es muy poco tiempo y pasa además
muy rápido por lo que la improvisación
durante el mismo no es muy aconseja-
ble. Así que repasé un poco los tiempos
de exposición que iba a utilizar para
cada fenómeno, enfoqué de nuevo el
sol y finalmente, quité el filtro evitan-
do así la coincidencia de ese momento
crítico con el 2º contacto.
Durante estos últimos minutos la luz fue bajando
gradualmente, como si de un rápido crepúsculo se trata-
ra. Aunque el verdadero descenso de luz se produjo en
el último minuto, fue como si repentinamente se hiciera
de noche. Una imagen que no olvidaré nunca fue la de
la cara de una compañera que se
encontraba a mi lado, era de color
gris metálico!! Intenté de hecho
hacerle una foto en automático
y no podía ni enfocarla. En ese
momento miré a mi alrededor y
vi otros fenómenos que me sor-
prendieron mucho, por una parte
ya no quedaba ni una sola de las
miles de libélulas y mariposas
que estuvieron pululando durante
toda la mañana, por otra parte
observé también un crepúsculo
por todo el horizonte y además,
una extraña marea se desató en el
embalse sin que aparentemente
nada lo provocara. Bien es cierto
que durante toda la mañana una
lancha estuvo dando vueltas por
el embalse pero en ese momento
la lancha estaba varada, así que es
de suponer que fue el tirón gravi-
tatorio de los dos astros lo que la
provocó. Finalmente, otro fenó-
meno interesante fue la bajada de
temperatura desde los 32.6ºC del
máximo en la fase de parcialidad
(9:00 a.m.) hasta los 25.6ºC del
fin de la totalidad (9:41 a.m.), es
decir, 7 ºC netos de descenso.
Y por fin llegó el momen-
to clave, el del 2º contacto. En ese
momento, la caída luminosa era
total y mis nervios estaban a flor
de piel, recuerdo cómo el dedo
me temblaba mientras estaba
esperando apretar el disparador
de la cámara. Según la estrategia
elegida, usaría una abertura f/8 y
una sensibilidad ISO 100; con esa configuración comen-
zaría con un tiempo de exposición (TE) largo (1/60) y
así fotografiaría el anillo de diamantes, y posteriormen-
te, cambiaría rápidamente a un TE muy corto (1/4000)
para captar las perlas de Baily. Pero claro una cosa es la
Fig.5: Eclipse parcial (1º contacto, 8:24)
Fig. 6: Eclipse parcial (20%, 8:45)
Fig. 7: Eclipse parcial (95%, 9:30)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 12
teoría y otra la práctica.
Mientras repasaba mentalmente todo eso, de
repente y como si de un fogonazo se tratara, una gran
bola de luz apareció por debajo del disco; se trataba del
famoso anillo de diamantes. Entre el estupor y la incre-
dulidad de lo que veía empecé a hacer fotos a diestro
y siniestro pero no a 1/60 como tenía previsto sino a
1/4000!! La primera en la frente, con los nervios había
confundido el orden de los TE y claro, el anillo que es
lo primero que se ve no sale bien con un TE tan corto.
Sin embargo, las perlas sí me salieron muy bien así que
decidí seguir haciendo fotos a 1/4000 y dejar lo del ani-
llo para el 3º contacto.
Pero la verdadera impresión visual la tuve al ver
aparecer la corona. Me quedé literalmente embobado
mirándola durante al menos 1’. De hecho, sólo reac-
cioné cuando alguien dijo: “Mirad, Venus”, sólo en ese
momento desvié mi vista hacia el cielo, y efectivamente,
en el cénit se encontraba el planeta. Gracias a este hecho
me volví a activar y comencé de nuevo a hacer fotos a
diferentes TE (1/80, 1/30, 1/10, 1/8, 1/3, 1’’, 2’’). La
idea era recoger la corona a diferentes tamaños y, si era
posible, alguna protuberancia aunque esta vez fueron las
circunstancias las que me condicionaron. Por una parte,
las nubes volvieron a aparecer durante la totalidad lo
que cambió las condiciones de luz y en segundo lugar, el
movimiento aparente del sol afectó a las fotos de expo-
siciones más largas (1’’, 2’’). Todas las que hice a esos
TE me salieron sobreexpuestas y movidas.
Aunque la totalidad duró aproximadamente
5’40’’ (mucho tiempo para un eclipse) yo tuve la sensa-
ción de que duró apenas un instante. De hecho cuando
ya estaba disfrutando al máximo de la totalidad miré el
reloj y según mis cálculos quedaban sólo 30’’ para el 3º
contacto, el otro momento crítico. Así que me preparé
para capturar la instantánea del anillo que no había podi-
do recoger en el 2º. Pero nuevamente, los nervios vol-
vieron a jugarme una mala pasada. En vez de cambiar
el TE a 1/60 para fotografiar el anillo volví a colocar el
mismo TE que me permitía sacar las perlas, es decir,
1/4000!! Es inexplicable el lapsus que tuve pero bueno
hay que contar con ese factor, sobre todo cuando es tu Fig. 8: Secuencia de las perlas de Baily (2º contacto, 9:35)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 13
primera experiencia fotográfica con
este fenómeno.
Lástima que no pudiera cap-
tarlo, porque el anillo del 3º contacto
fue sin duda el momento más emo-
cionante de todo el eclipse. De nuevo
una gran bola de luz apareció esta vez
por encima del disco y literalmente
explotó como si de un enorme flash
se tratara. Espontáneamente, todo el
mundo comenzó a aplaudir y a gritar
de pura excitación por este magnífico
broche de oro. No hay palabras que
puedan resumir lo que sentí en ese
momento, hay que vivir esa experien-
cia para poder hacerse una idea.
Los momentos posteriores a
la totalidad discurrieron en medio
de un clima de celebración. Hubo
gente que incluso se atrevió con el tan
socorrido “Paquito el Chocolatero”.
Lógicamente, en ese ambiente fes-
tivo fue difícil seguir observando el
eclipse pero, a pesar de todo, así lo
hice hasta el último contacto (10:59).
Curiosamente después de este
momento se volvió a nublar. Vaya si
nos dió suerte la pagoda!!
Ha pasado ya un mes desde el
día del eclipse y todavía no ha habido
ni un solo día que no rememore esa
fantástica sensación de ver un sol
Fig. 9: Corona solar y protuberancia (9:39)
Fig. 10: Corona solar y luz cenicienta (9:39)
Fig. 11: Corona solar (9:40)
Fig. 12: Protuberancias (9:39)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 14
negro en lo alto del cielo. ¿Me habré convertido en
uno más de esos buscadores de eclipses que recorren el
mundo en su busca? No lo sé, el tiempo lo dirá pero lo
que sí que sé es que nuestro deber ahora es divulgar este
fantástico espectáculo y así meter el gusanillo a otras
personas que todavía no lo han visto.
Créditos:
Fotografías y edición: Ángel Requena con Nikon D60,
objetivo de 200 mm. y filtro BAADER
Edición de protuberancias: José Lull
Mapas de la totalidad: Espenak & Anderson (NASA
2009 Eclipse Bulletin)
Fig. 13: Secuencia de las perlas de Baily (3º contacto, 9:41)
Fig. 14 y 15: Eclipse parcial (80% y 4º contacto)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 15
Enlaces de interés:
http://www.flickr.com/photos/revia/Aquí encontraréis mi
galería de fotos del eclipse y del viaje a China.
http://www.youtube.com/watch?v=6NCYMj-tCpw Aquí
podéis ver el vídeo del eclipse en alta definición de
unos japoneses.http://www.youtube.com/watch?v=zMoPnBl9CxY&featur
e=related Este increíble vídeo nos permite descubrir otro
fenómeno que se produjo en la desembocadura del río
Qiantang, una marea posteclipse.
http://www.youtube.com/watch?v=hotUWZItzLA&NR=1
Este es el vídeo que han colgado unos compatriotas
nuestros de Tenerife que también estuvieron en Anji.
http://www.youtube.com/watch?v=jJpiifQseKk&NR=1
Finalmente, este video es un ejemplo de lo lejos que
puede llegar el folklore español.
Fig. 16: Celebración “total”
La noche blanca
por Ángel Requena
El trayecto en avión a China (tanto de ida como de vuelta) nos deparó dos fenómenos bastante curiosos que de
alguna forma mitigaron la pesadez del viaje. En el primer trayecto (París-Pekín) lo que sucedió fue que el ocaso
del día 9 de Julio se juntó casi con el orto del día 10 mientras que en el trayecto de vuelta el orto del día 27
duró aproximadamente 7 horas. Paradójicamente, en apenas 5 días pasamos de observar una noche durante el
día (eclipse) a ver un día durante la noche. Veamos qué es lo que ocurrió realmente.
En los trayectos largos, como era nuestro caso (aprox. 9.000 km.), los pilotos aéreos diseñan, en su plan de
vuelo, un trazado que sigue aproximadamente el arco de círculo máximo que une los puntos de origen y destino.
Ese trazado es conocido en navegación como línea ortodrómica y tiene la peculiaridad de que corta a los meri-
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 16
Fig. 1: Crepúsculo en vuelo Shanghai-París (5:16 hora de Pekín)
dianos bajo ángulos diferentes y, lo más importante, es el
camino más corto entre dichos puntos.
Da la casualidad que el círculo máximo entre París y
Pekín pasa por zonas de Europa y de Asia muy septentrio-
nales (60º de latitud) y, como sabemos, por efecto de la
inclinación del eje de rotación de la Tierra, éstas en verano
tienen más horas de luz que en nuestras latitudes. De hecho
en zonas polares (a partir de los 70º de latitud) se produce,
en las fechas próximas al solsticio de verano, un fenómeno
conocido como sol de media noche que nos es otra cosa
que 24 horas de luz ininterrumpidas.
En el viaje de ida (París-Pekín) salimos a las 14:00 del
aeropuerto de París y tras 6 horas de vuelo nos metimos
en el cono de sombra terrestre, es decir, comenzó el ocaso
o atardecer; hasta aquí parece todo normal. Lo curioso
ocurrió a las pocas horas (aprox. 3 horas) de ese momento
cuando en esta ocasión comenzó el amanecer del día 10
de Julio!! En apenas 3 horas habíamos pasado del ocaso
del día 9 de Julio al orto del día 10. La explicación del
fenómeno hay que buscarla en que por una parte el avión
voló en todo momento por la línea ortodrómica, y por
tanto subimos bastante de latitud en busca del sol de media
noche, y por otro lado, al volar en dirección Este avanza-
mos “a favor” del movimiento de rotación terrestre y por
tanto redujimos la duración de la noche. La suma de estos fenómenos produjo esa noche tan corta.
En el viaje de vuelta (Shanghai-París) teóricamente deberíamos habernos pasado todo el vuelo en plena noche. Sin
embargo, y en contra de lo creíamos, ocurrió precisamente lo contrario. La salida del vuelo estaba programada para
las 23:30 del día 26 de Julio (hora local china) pero un retraso en el mismo hizo que saliésemos una hora más tarde.
Al igual que en el vuelo de ida enseguida cogimos el círculo máximo y comenzamos a subir en latitud en busca del
paralelo 60º. A la altura de la población rusa de Omsk (55º de latitud) y después de apenas 4 horas de vuelo comenzó
a aparecer por el norte un nuevo crepúsculo. ¿Se trataba del orto del día 27? ¿Del ocaso del 26?¿Qué había ocurrido
para ver el crepúsculo tan pronto cuando real-
mente esperábamos noche cerrada durante todo
el vuelo? Esta vez lo que ocurrió fue que debido
al retraso del mismo la casualidad hizo que nos
sincronizáramos con la línea de sombra terrestre
que avanzaba también en nuestra dirección de
vuelo. Este hecho produjo que durante las restan-
tes 7 horas de vuelo disfrutáramos de un eterno
crepúsculo, o como popularmente es conocido
con el nombre de noche blanca.
Créditos fotografías: Ángel Requena con
Nikon D60, objetivo de 50 mm.
Fig. 2: Orto en vuelo Shanghai-París (6:40)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 17
Profesor emérito de la Universidad de Alcalá, José Medina , todavía mantiene su actividad docente e investi-gadora con varias Universidades, impartiendo cursos de doctorado sobre Radiación Cósmica, y actualmente es codirector del Master en Ciencia y Tecnología desde el Espacio.
Como él mismo dice en su “Propósito”, ha introducido la palabra “una”, porque forzosamente, al ser breve , ha estado obligado a seleccionar, de la historia de la Astronomía, lo que le ha parecido mas importante para sus fines.
Y los fines, no son otros que dar una visión muy particular, de la Astronomía, desde sus inicios hasta nuestros días, basada en presentar los avances, los retrocesos, las explicaciones, las discusiones, y en general las distintas aportaciones que han hecho los astrónomos a través del tiempo. no en orden cronológico, sino simplemente “lógi-co”, avanzando en ocasiones y retrocediendo en otras, según lo requiere el tema o el período tratado.
El libro, aunque no lo indica expresamente, se puede considerar dividido en cuatro partes. La primera de ellas, es realmente la historia que nos anuncia en el título.
Después de una breve incursión por los orígenes de la Astronomía en las diversas culturas y civilizaciones anti-guas, pasa a estudiar mas detalladamente desde el Renacimiento, (siglo XV), hasta Newton (Siglo XVII), aunque haciendo continuamente referencias tanto a astrónomos anteriores, como a posteriores, en una forma tal que nos permite conocer, por una parte el origen del “problema”, y por otra, la solución que se le ha ido dando durante el tiempo, por los diferentes estudiosos del mismo.
Lógicamente, a partir del siglo XVIII, se hace necesario dividir la Astronomía en sus diferentes ramas consti-tuyentes, como Cosmología, Radioastronomía, etc... Nuevamente nos relaciona unos adelantos con otros, y nos muestra cómo, en asuntos que aparentemente no tienen mucha relación, se consigue encontrar el hilo conductor que finalmente nos lleva a la solución.
Una segunda parte, trata del sistema solar, sus componentes, los nuevos planetas enanos, y los rayos cósmicos. o es exactamente un relato histórico, sino una ampliación de lo comentado en los siglos XX y XXI.
Acaba el libro con dos secciones destinadas a servir de complemento a la lectura. La primera de ellas es una relación de personajes nombrados, que aqui ya siguen un orden secular y alfabético. La segunda, es una cronología, donde se espefican fecha a fecha cada uno de los diferentes hechos nombrados en el libro.
Es un libro de lectura amena, con un estilo claro, donde se notan los años dedicados a la docencia, muy intere-sante a nivel particular porque nos revela que muchas de nuestras preocupaciones actuales, tienen unos orígenes que suelen ser muy antiguos, y que no todas las cuestiones están ya resueltas, y a nivel de entidades de enseñanza (colegios e institutos) puede ser de gran interés para los alumnos como obra de consulta, debido tanto a la gran cantidad de anécdotas, citas y pequeñas historias que contiene, como a las perfectas explicaciones de temas nor-malmente difíciles de hacer comprender.
Marcelino Alvarez
Una breve historia de la astronomíapor José Medina Doctor
Servicio de pulblicaciones de la Universidad de Alcalá
Monografías UAH ciencias 03
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1. Observaciones.
La historia sobre nuestro conocimiento de los anillos
de Saturno arranca en plena efervescencia del uso del
recién inventado telescopio, allá por 1609, momento en
que el matemático Galileo Galilei (1564-1642) adopta
este instrumento para labores astronómicas, mejorando
su calidad a partir de los bocetos primitivos realizados
por ópticos holandeses. Galileo estudió Saturno, el astro
planetario más lejano conocido entonces, después de
hacer lo propio con el Sol, la Luna, Venus y Júpiter. En
cada uno de estos estudios el pisano desbarató algunas
de las tesis mantenidas por el geocentrismo, el
dogma imperante en su época pese a los avances
a favor del heliocentrismo verificados por Nicolás
Copérnico, Tycho Brahe y Johannes Kepler. Pero
en el caso de Saturno no hubo polémica, sino per-
plejidad. La observación de este planeta sorpren-
dió enormemente, en efecto, a Galileo; a través del
ocular vio que Saturno no era un planeta aislado,
como Venus o Marte, ni rodeado de pequeños
puntos luminosos que orbitaban a su alrededor
(sus satélites), como sucedía con Júpiter. Por el
contrario, Saturno podía concebirse como un pla-
neta triple, dado que presentaba dos singulares
burbujas en sus costados, pero de un tamaño casi
la mitad del mismo cuerpo del planeta. Además,
en Júpiter sus lunas efectuaban giros en torno a él,
pero las de Saturno (si es que eran lunas) perma-
necían inmóviles.
Esta especie de “orejas” materiales las vieron
también otros grandes observadores, como Christoph
Scheiner (un jesuita que polemizó con Galileo acerca
de la primacía en la detección de manchas solares), en
1614, Gianbattista Riccioli (1598-1671), entre 1641 y
1650, o Pierre Gassendi (1592-1655), quien dibujó tal
vez la forma más extravagante posible para Saturno
(figura 1, número XII).
El problema de la configuración de los anillos de
Anillos planetarios (II):SaturnoJesús Salvador Giner
Saturno presenta el más majestuoso sistema de anillos que podemos admirar en el Sistema Solar. Conocidos desde que, hace justamente cuatro siglos, Galileo dirigiera por vez primera un telescopio rudimentario hacia el planeta y observara dos extrañas protuberancias a ambos lados de este distante mundo, sus anillos tienen aún muchas incógnitas por desvelar.
Figura 1: dibujos de Saturno realizados por varios observadores, entre ellos Galileo (I), Scheiner (II), Hevelius (IV a VII) o Gassendi (XII). Ninguna de ellos representa la verdadera forma de los anillos del planeta, que sólo lograría descifrar Christiaan Huygens, autor de esta recopilación de dibujos para su obra Sistema Saturnium, de 1659.
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 19
Saturno se debía a la escasa calidad óptica de los apara-
tos empleados en su observación; incluso el telescopio
mejorado de Galileo tenía una resolución (medio minu-
to de arco) que hoy es prácticamente similar a la de
instrumentos astronómicos de juguete, y enormemente
inferior a la de cualquier refractor actual de 60 milíme-
tros de obertura. Se necesitaba una mayor perfección
en el tallado de las lentes, pero no fue posible hasta
varias décadas después de Galileo. El astrónomo que
detectó cuál era la verdadera estructura de los apéndices
de Saturno fue el holandés Christiaan Huygens (1629-
1695).
Huygens era un fenómeno construyendo telescopios
de gran distancia focal; con uno de ellos descubrió en
1655 Titán, el satélite mayor de Saturno y primero en
descubrirse más allá del sistema de Júpiter. Poco des-
pués comprobó que Saturno giraba sobre sí mismo, y
que el disco que lo rodeaba no cambiaba con la rotación
del planeta, por lo cual dedujo que se trataba, en reali-
dad, de un sistema ecuatorial de anillos que no estaba en
contacto con el cuerpo del mismo. Huygens, como todos
los observadores de la época, realizó varios dibujos de
Saturno y su anillo, que él consideraba sólido y de una
pieza como un anillo nupcial (figura 2).
Poco después otro excepcional astrónomo, el francés
Gian Domenico Cassini (1625-1712), siguió los méto-
dos de Huygens de alargar la distancia focal para com-
pensar la aberración cromática de las pequeñas lentes y,
en 1676, observó por vez primera una banda oscura (la
famosa división de Cassini) que dividía en dos al anillo.
Así expresaba Cassini su hallazgo: “El ancho del anillo
quedaba dividido en dos partes iguales por una línea
oscura; de estas dos partes, la interna y más cercana al
globo era muy brillante y la parte externa, ligeramente
más oscura. Entre los colores de estas dos partes había
aproximadamente la misma diferencia que entre la plata
oscura y la plata bruñida”. Cassini llamó anillo B a la
porción interna y anillo A al externo. Más de trescien-
tos años después, aún seguimos denominándolos de la
misma forma.
A partir del siglo XVIII hubo muchas observaciones
de Saturno y sus anillos, pero debido a la gran distancia
al planeta (más de mil millones de kilómetros) incluso
con telescopios de calidad era difícil observar detalles
en los anillos. Todo lo más podían percibirse algunas
escisiones del anillo A en otros más pequeños (como
observó ya H. Kater en 1875), nuevos espacios vacíos
(la división de Encke, descubierta en 1837 y que sepa-
raba en dos el anillo A) o descubrimientos de otros
anillos externos o internos a los principales, como el
C, más interior que el B, aunque estaba en el límite de
lo observable. Sólo en 1883 pudo realizarse la primera
fotografía de Saturno, obra de A. Common, y a partir de
entonces, estudios algo más detallados de la distribución
de los anillos (con ella pudo distinguirse el tenue anillo
D, el más interno de todos). Sin embargo, la fotografía,
más allá de revelar las divisiones ya detectadas, tam-
poco supuso un avance extraordinario, por lo que hubo
que esperar al viaje emprendido, primero, por la nave
Pioneer 11 en 1979, y después por las sondas Voyager
(1980-1981) para dilucidar la definitiva estructura de
los anillos, entre otros muchos detalles reveladores. Por
su parte la misión Cassini, que llegó a Saturno en 2004,
prosigue actualmente su labor de estudio del planeta, y
ha sido una factoría continua de nuevos descubrimien-
tos, tanto del planeta en sí como de sus anillos y lunas.
2. Naturaleza, edad y estabilidad.
Una cuestión muy importante referente a los anillos
ha sido conocer su naturaleza. ¿Se trataba de un anillo
sólido, como suponía Huygens, o en realidad era un
objeto compuesto por infinidad de pequeñas partícu-
las individuales? Ya poco después de la propuesta de
Huygens de un anillo sólido hubo serias objeciones
a su naturaleza maciza. ¿Cómo podía una estructura
similar no estar sujeta a fracturas o deformaciones
Figura 2: Saturno rodeado por su sólido anillo, según lo dibujó Huygens a mediados del siglo XVII en su Sistema Saturnium (1659).
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 20
producto de la distinta fuerza de atracción gravitatoria
entre sus dos extremos que ejercería Saturno? Dado que
la parte interna del anillo
(la región C, por ejemplo)
está más cerca del centro
del planeta que la A, sufri-
ría una atracción mucho
mayor hacia el planeta,
con el resultado de una
dramática fragmentación.
En tiempos de Huygens
hubo quien pensó en la
posibilidad de que el ani-
llo estuviera constituido
en realidad por pequeñas
y numerosas “estrellas de
hielo” (como dijo el pro-
pio Cassini); sin embargo,
la fama de Huygens y la
corroboración de la natu-
raleza sólida del anillo por
parte de otro gran astró-
nomo, William Herschel
(1738-1822) impidieron
una discusión más seria del asun-
to.
Hacia finales del siglo XVIII, sin embargo, Pierre
Simon de Laplace (1749-1827) demostró matemática-
mente que un anillo sólido con unas dimensiones tan
colosales como el de Saturno (unos 100.000 kilóme-
tros) no podía ser estable. En el siglo siguiente Édouard
Roche certificó las ideas de Laplace, señalando que en
las proximidades de un planeta resultaba imposible la
agregación de una estructura sólida, y mucho menos una
de las características del anillo de Saturno. Roche tam-
bién apuntó que había una distancia mínima del centro
de un planeta (el límite de Roche, como se conoce desde
entonces), por debajo de la que ningún objeto sólido o
fluido de gran tamaño podría mantenerse estable, sino
que, a consecuencia de la gravedad de aquel, acabaría
desintegrándose. Las responsables son las fuerzas de
marea, que dentro del límite de Roche estirarían un
satélite hacia el planeta más intensamente desde su
parte más próxima, provocando la fragmentación del
objeto (se prevé que dentro de unos mil millones de años
Tritón, la mayor luna de Neptuno, acabe despedazada de
este modo).
El resultado es que, según Roche, en Saturno no
podía haber un satélite sólido de cierto tamaño hasta
una distancia de unos 2,4 radios planetarios. (El límite
del anillo A se sitúa en 2,26 radios planetarios; justo por
encima de él la sonda Voyager 1 descubrió dos pequeños
satélites, Atlas y Prometeo, que orbitan prácticamente
en el término externo impuesto por el límite de Roche)
Los anillos, en consecuencia, no pueden ser estructuras
sólidas, sino enjambres de pequeñísimas rocas (figura
3). Ésta fue una conclusión a la que también llegó James
Clerk Maxwell (1831-1879), un importante físico y
matemático escocés que logró unificar el magnetismo y
la electricidad. Maxwell demostró, también matemática-
mente, que cada anillo estaba compuesto de un sinfín de
pequeñas partículas variables en tamaño, desde bloques
de varios metros (o incluso kilómetros) hasta fragmen-
tos menores que un grano de arena. La comprobación
de esta hipótesis se efectuó en 1895, por parte de los
astrónomos estadounidenses James E. Keeler y William
W. Campbell, quienes hallaron que los anillos giraban
alrededor de Saturno a una velocidad distinta de la de la
Figura 3: una impresión artística de los bloques y conjuntos de pequeñas rocas heladas que, con distintos tamaños, forman los anillos de Saturno. (University of Colorado)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 25
atmósfera del planeta. Las zonas internas de los anillos,
además, giraban a mayor velocidad que las externas, tal
y como sugerían las leyes físicas para las partículas que
circulan siguiendo órbitas independientes. Así quedaron
confirmadas las ideas de Maxwell.
Maxwell, además, elaboró dos modelos de los anil-
los de Saturno. En el primero suponía que cada uno de
los anillos mayores consistía en realidad en una estruc-
tura en forma de pequeños y sutiles anillos concéntricos,
cada uno con una velocidad de rotación específica y sin
contacto o intercambio físico a gran escala entre ellos,
aunque sí pudiera haber choques menores. En el segun-
do consideraba un sistema muy heterogéneo de partícu-
las, siguiendo órbitas más bien elípticas y con mutuo
intercambio de material. Maxwell creía que el primer
modelo estaba destinado a permane-
cer estable durante bastante tiempo
(aunque no infinito, como veremos a
continuación), mientras que el segun-
do acabaría desintegrando rápidamen-
te toda la agrupación. Justo cien años
después de la muerte de Maxwell, en
1980, las naves Voyager 1 y 2 reve-
laron la estructura en “microsurcos”
de los anillos de Saturno, tal y como
predijo el científico escocés; es muy
similar a la que presentan los viejos
discos de vinilo, con sus innumerables
surcos concéntricos (figura 4).
Sin embargo, pese a la solución de
Maxwell, cálculos más recientes lleva-
dos a cabo para conocer la estabilidad
de los anillos indican que es muy pro-
bable que se produzcan impactos entre
las partículas de estos (cada choque
supone una pérdida de energía que implica, a su vez, una
disminución de la distancia de la partícula a Saturno; con
el tiempo, pueden terminar siendo absorbidas por éste).
Si los anillos se formaron en los primeros tiempos del
sistema solar, los continuos impactos los habrían, hoy,
hecho desaparecer. Pero dado que no es así, sólo puede
haber dos explicaciones: o bien son mucho más jóvenes
de lo que pensábamos, o existe algún procedimiento que
impide a los anillos se disuelvan.
La primera opción era la preferida hasta hace poco.
Las sondas Voyager habían proporcionado indicios de
que, como veremos, el origen más probable del material
de los anillos era el procedente de un objeto helado que,
o sufrió un impacto con otro cuerpo y quedó destruido,
o nunca llegó a formarse. Según esto, lo más plausible
era que los anillos tuviesen una edad cercana a los 100
millones de años, como mucho, es decir, que no existían
cuando los dinosaurios dominaban la Tierra. No obstan-
te, la misión Cassini realizó en 2007 un análisis de la luz
solar reflejada en las partículas del anillo y determinó
que su edad difería bastante entre ellas, lo que proba-
blemente apunta a un origen no único del material del
anillo. Por otra parte, esta investigación también sugirió
que los anillos pueden tener varios miles de millones de
años de antigüedad, y que incluso aún podrían perma-
necer estables otros muchos miles de millones más. De
ser esto cierto, hay que hallar un mecanismo que está
frenando la caída de los bloques de hielo hacia Saturno,
o bien alguna fuente que reponga el material que poco a
poco va perdiéndose.
Figura 4: estructura en “microsurcos” de los anillos de Saturno, en una fotografía realizada por la sonda Cassini. (NASA)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 26
En este sentido había que explicar, también, el
pequeño enigma que constituía la división de Cassini.
Antes de la llegada de las sondas Voyager se creía que
dicha región, de más de 4.500 kilómetros, se halla-
ba vacía de material. Aunque podía aceptarse que no
hubiera una gran migración de partículas entre el anillo
A y el B, lo inadmisible era sostener que la división
de Cassini carecía casi por completo de partículas de
dimensiones moderadas. Según las imágenes dispo-
nibles entonces, justo donde concluía el espacio del
anillo B, el más interno, empezaba la división, mientras
que donde ésta concluye empezaba inmediatamente el
anillo A. Parecía no existir nada entre ambos sectores,
pero resulta lógico suponer que una porción de las par-
tículas debe haber migrado en algún momento hacia el
hueco de Cassini. La explicación de esta hipotética total
ausencia de materia en la división vino de la mano de
los astrofísicos Peter Goldreich y Scott Tremaine, quie-
nes en 1978, poco antes de que la Pioneer 11 visitara de
paso el sistema de Saturno, hicieron unos sencillos pero
reveladores cálculos acerca del periodo orbital de las
partículas de los anillos.
El periodo orbital de estas partículas está en función
de su distancia al planeta. Según la ley de la gravitación
de Newton, cuando más cerca están aquellas de éste
mayor es su velocidad. Las partículas más alejadas, en
consecuencia, tienen un periodo orbital mayor, no sólo
porque deben recorrer un círculo mayor, sino también
porque se desplazan a menor velocidad. Lo que halla-
ron Goldreich y Tremaine fue que Mimas, uno de los
satélites de cierto tamaño (400 kilómetros de diáme-
tro) más próximos a Saturno, posee un periodo orbital
exactamente el doble que el de las partículas del borde
externo del anillo B. Y que, por otra parte, la luna Jano
(180 kilómetros) tiene un periodo 7/6 el de las partícu-
las externas del anillo A (lo que significa que, por cada
siete vueltas que dan las partículas, Jano efectúa seis,
quedando aquellas en cierto instante alineadas con él).
A este fenómeno (que ya se observó en el siglo XIX en
relación a la disposición en grupos de los asteroides) se
le llama resonancia. Pero cuando la sonda Voyager 1
alcanzó Saturno a finales de 1980 detectó una serie de
bandas luminosas concéntricas en el interior de la divi-
sión de Cassini, de modo que no estaba completamente
Figura 5: detallada imagen de los anillos de Saturno, obtenida por la sonda Cassini. Se aprecia desde la división de Cassini, en el extremo inferior derecho, así como el detalle del anillo A (en su interior se observa la división de Encke), hasta el fino y algo excéntrico anillo F, en cuyas cercanías orbita Pandora (la pequeña mancha blanca justo por encima de dicho anillo). Pandora y Prometeo, otra luna muy similar, confinan gravitatoriamente el anillo F y evitan su disgregación, y por ello ambos se denominan satélites pastores. (NASA)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 27
vacía, como se suponía. Sin embargo, el mecanismo
propuesto por Goldreich y Tremaine sigue siendo útil;
la resonancia, en virtud de la “conjunción gravitatoria”
entre las partículas y el satélite impide que haya migra-
ción masiva de partículas en dirección a Saturno y que
la división de Cassini acabe colmada de ellas.
Aunque las resonancias puedan no mantenerse nota-
blemente entre las partículas de los anillos y los satéli-
tes, muy probablemente casi todas las pequeñas lunas
situadas más allá del límite de Roche (como los ya
citados Atlas, Prometeo o Jano, así como Pandora, junto
con otros cuerpos diminutos recientemente descubiertos
por la sonda Cassini) influyen gravitatoriamente en los
bordes externos de los anillos interiores, evitando que
se difundan y manteniendo estables sus límites. Pandora
(figura 5) y Prometeo, por ejemplo, transitan a ambos
lados del sutil y trenzado anillo F (veremos más adelan-
te la estructura completa de los anillos), confinándolo
eficientemente e impidiendo su disgregación. A estos
satélites suele llamárseles, por razones obvias, lunas
pastoras.
3. Dimensiones y composición de las partículas.
En 1973, utilizando el radiotelescopio de 64 metros
de Goldstone, en California (EE.UU.), se observaron
los anillos de Saturno con una longitud de onda de unos
pocos centímetros. La señal reflejada en los anillos A y
B era muy intensa, lo que implicaba que la mayoría de
las partículas que los forman poseían unas dimensiones
similares a la longitud de onda del instrumento. En caso
de ser mucho menores habrían sido transparentes y, por
tanto, indetectables, mientras que si su tamaño fuese
mucho mayor la emisión térmica sería relevante y obser-
vable, extremo que no sucedió. Esto supone que gran
parte de la materia que forma los anillos posee pocos
centímetros de diámetro.
Sin embargo, este estudio no es contrario a la pre-
sencia de partículas de otros tamaños. Las hay (según
se sabe gracias a experimentos realizados en tiempos
de la Voyager, enviando una ráfaga de radioondas hacia
la Tierra a través del plano de los anillos) cuyas dimen-
siones no exceden unos pocos milímetros, e incluso se
sospecha que son muchísimas más que no son mayores
a una fracción de milímetro. Parece ser que este último
tipo de partículas es bastante abundante en los anillos
externos, mientras que en los interiores su ausencia
es notable. Suele pensarse también que los granos de
mayor tamaño (entre uno y varias decenas de metros)
apenas representan una fracción pequeña del número
total. Pero pese a que los bloques mayores sean muy
pocos contienen, de hecho, casi toda la masa del con-
junto, siendo por tanto los responsables de posibles
variaciones en la configuración y la estabilidad de los
anillos a largo plazo. Se ha postulado, asimismo, que
puedan existir una especie de lunas diminutas, con diá-
metros de unos pocos kilómetros,
ocultas entre el brillo de los anillos.
Quizá en la división de Encke, o en
otras regiones del plano anillado
permanezcan estables estos mini-
satélites que estarían formados por
material suficientemente compacto
como para evitar su disgregación
por las fuerzas de marea. La sonda
Cassini ha confirmado la existencia
tanto de estas lunas relativamente
extensas como aquellas otras, con
tamaños de decenas de metros. Entre
las primeras hallamos a Daphnis, de
unos siete kilómetros de diámetro,
que transita en el interior del anillo A y causa profundos
disturbios en su estructura (figura 6), aunque también
efectúa un trabajo de contención, mientras que en rela-
Figura 6: fotografía de la sonda Cassini mostrando a Daphnis, un pequeño satélite de unos pocos kilómetros de diámetro que orbita en el interior del anillo A y le produce importantes alteraciones estructurales. (NASA-JPL-SSI)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 28
ción a las segundas Cassini detectó asimismo cuatro
pequeñas minilunas de aspecto alargado y un tamaño de
100 metros, aproximadamente, inmersos igualmente en
la parte central del anillo A (figura 7).
Se sospecha, como ya sabemos, que las lunas mayo-
res como Daphnis y Pan (otro satélite un poco mayor)
limpian y ordenan los anillos debido a su fuerza gravita-
toria; las lunas menores, en cambio, tienen una influen-
cia mucho más pequeña, si bien pueden alterar ligera-
mente las partículas que encuentran en sus cercanías.
El hallazgo de estos pequeños bloques, si se confirma
su gran número, puede ser importante para establecer
el origen de los anillos de Saturno, como veremos más
adelante.
En función de la forma en que los anillos reflejan o
absorben la luz solar podemos saber la composición de
las partículas que los conforman. Desde luego el hielo
de agua es el componente principal, como se desprende
de los análisis fotométricos y espectroscópicos. Así,
por ejemplo, dado que los anillos principales A, B y C
reflejan mal la luz solar para algunas longitudes de onda
infrarrojas, siendo ésta es una propiedad típica del hielo,
cabe concluir que es éste material el constituyente capi-
tal de los anillos. Sin embargo, si únicamente lo fuera
él reflejaría cualquier longitud de onda visible con la
misma eficiencia, pero los anillos citados reflejan mejor
la luz roja que la azul. Esto sugiere que hay algunos
otros compuestos químicos, quizá polvo con gran con-
centración de óxido ferroso, que determina su color rojo
predominante.
Figura 7: cuatro diminutas lunas descubiertas en 2006 por la nave Cassini, dentro del anillo A de Saturno. Tienen tamaños de unos 100 metros, y podría haber otras muchas similares a ellas. (NASA-JPL-SSI)
Figura 8: montaje fotográfico que abarca los anillos internos (D, C, B y A), el anillo externo F y diversas lagunas y divisiones (NASA-JPL-SSI)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 29
4. Estructura de los anillos.
Las dimensiones de los anillos de Saturno son gigan-
tescas. Si consideramos sólo los tres anillos principales
(C, B y A) ya abarcan 275.000 kilómetros de anchura
anular, es decir, más del doble del diámetro del planeta
y tres cuartas partes de la distancia que separa la Tierra
de la Luna. Su estructura es compleja y bastante diferen-
ciada, siendo también muy distinta por lo que respecta
al tamaño y a la composición de las partículas que los
forman. A continuación haremos un repaso rápido a
cada uno de los anillos (figura 8).
El primer anillo perceptible, empezando por la zona
más próxima a Saturno, es el anillo D. Se trata de un
anillo extremadamente tenue, que toma cuerpo ya casi
en contacto con la alta atmósfera del planeta, constitui-
do por una serie de surcos o filamentos de variable gro-
sor cuyas partículas probablemente tengan dimensiones
minúsculas, aunque algunas como mucho alcancen unos
pocos centímetros.
A continuación hallamos el anillo C, ya bastante
más luminoso y compuesto por un grupo radial de ban-
das con varios centenares de kilómetros, e intercaladas a
ellas otras bandas más estrechas y algo más opacas. En
la parte más externa del anillo encontramos la Laguna
(o división) de Maxwell, de poco más de 250 kilómetros.
Al parecer el anillo C apenas contiene partículas micros-
cópicas, sino sólo de mayor tamaño.
Más allá del C puede observarse el anillo B, que
junto con el A fue el primero en ser observado. Se
extiende a partir de unos 92.000 kilómetros del centro
de Saturno hasta casi los 120.000 kilómetros, y está
separado del C por un borde extremadamente definido.
Es notable, además, el cambio de coloración entre un
anillo y el otro; es probable que se deba a la diferente
naturaleza de las partículas que los componen, ya que
como reveló la sonda Voyager 2 la composición quí-
mica del anillo B es heterogénea, difiriendo en varias
de sus partes marcadamente. La causa tanto de la neta
separación entre el anillo C y el B como de la distinta
composición del anillo sigue siendo un misterio, pues
en esas regiones es imposible hallar, en virtud del límite
de Roche, un satélite de dimensiones moderadas res-
ponsable del confinamiento del anillo. La organización
del material en el anillo B es compleja y algo irregular:
coexisten, junto a bandas o surcos brillantes y opacos,
otros más oscuros, de ancho diverso. Como dijimos en
el apartado anterior, los estudios con radiotelescopios
señalaron que las partículas del anillo B tienen predomi-
nantemente un tamaño de varios centímetros.
En el anillo B pueden observarse ocasionalmen-
te unas singulares estructuras en forma de cuña que
recorren rápidamente el anillo cambiando a veces de
aspecto; son los llamados “spokes” (en inglés, “rayos”
o “radios”). Oscuras, difusas y siempre dirigidas en su
parte mayor (que puede medir hasta 2.000 kilómetros
de ancho) hacia el cuerpo de Saturno, alcanzan fácil-
mente longitudes de 10.000 kilómetros. Se piensa que
los spokes (figura 9) se forman allá donde hay grandes
cantidades de polvo, arremolinándolo y integrándolo
gracias a cargas electrostáticas en una estructura radial
que atravesaría el material del anillo B. Probablemente
su movimiento y evolución está sujeto al intenso campo
magnético del planeta.
El anillo B finaliza en la División de Cassini, de la
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 30
que ya hemos hablado, estructura más transparente a la
luz solar y con menor cantidad de materia, aunque en
absoluto desprovista de ella. Su configuración recuer-
da, a menor escala, al anillo C, ya que también cuenta
en su interior con una alternancia de bandas claras y
oscuras de distintos tamaños y brillos. Las dimensiones
de las partículas que constituyen la división parecen ser
mayores de las que llenan los anillos, y como dijimos,
la resonancia orbital entre Mimas y la región externa del
anillo B permite que la división no acabe inundada de
material procedente del anillo A.
Éste mismo, el anillo A, tiene igualmente un límite
inferior muy neto, y su luminosidad mengua poco a
poco con la distancia al exterior. Abarca entre 122.000
y 137.000 kilómetros, y en su interior contiene dos
divisiones. La primera, la División de Encke, tiene sólo
300 kilómetros de ancho (de ahí que no fuese descu-
bierta hasta el siglo XIX por el alemán Johann Frank
Encke [1791-1865]). Tampoco ésta está completamen-
te vacía sino que alberga
sutiles anillos menores,
algo rizados en su forma,
lo que puede suponer la
existencia de pequeñas
lunas en sus alrededores.
En la región más externa
del anillo A se percibe otra
pequeña discontinuidad, la
Laguna de Keeler. Se trata
de una división mucho
menor que la anterior, de
apenas algunas decenas de
kilómetros, que inaugura
sin embargo una porción
del anillo A bastante más
luminosa. Como ya diji-
mos, el límite externo del
anillo A está “controlado”
gravitatoriamente por Jano
y su resonancia orbital 7/6
en relación a las partículas
del anillo, lo que le confie-
re unos confines muy pre-
cisos. También es posible
que la cercana presencia
del satélite Atlas, que orbita apenas unos miles de kiló-
metros más allá del anillo A, otorgue una estabilidad
adicional e impida que el material se escape al espacio
interplanetario.
Más lejos que el anillo A, en relación a Saturno,
hallamos a continuación una serie de tres anillos (figura
10) desconocidos hasta la visita de las primeras sondas
al planeta. El anillo F fue observado por vez primera
en 1979 por la nave Pioneer 10. Este anillo confirma
algunas de los pormenores propuestos por Goldreich y
Tremaine en su modelo sobre la acción que los peque-
ños satélites realizan para mantener sitiado el material
de los anillos. Porque, en primer lugar posee un aspecto
extraño, semejante a filamentos ligeramente ondulados
o rizados; segundo, su espesor es claramente variable,
bastante mayor del presente en otros anillos, como si
algo hubiese alterado su estrecho confinamiento natural
(los anillos de Saturno, en general, son extremadamente
Figura 9: imagen de la sonda Cassini tomada el 26 de diciembre de 2008 que muestra los “spokes”, formaciones oscuras con aspecto de cuña que se desarrollan en el anillo B. (NASA-JPL-SSI)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 31
finos; apenas una millonésima de su diámetro, esto es,
poco más de dos kilómetros. Es similar al espesor de
una hoja de papel de 100 metros de diámetro...); y ter-
cero, Prometeo y Pandora, dos pequeños satélites que
ya hemos mencionado, orbitan en los bordes externo e
interno del anillo F, que parecen delimitar perfectamente
sus límites y confinar su material (figura 5), aunque la
propuesta de Goldreich y Tremaine no está libre de pro-
blemas y no explica algunos detalles importantes.
Gracias a la labor de las sondas Pioneer 10 y Voyager
1 pudieron detectarse otros dos anillos más externos al
F. El anillo G está anclado entre el satélite Mimas y las
dos pequeñas lunas Jano y Epimeteo, que se persiguen
en una misma órbita (por cierto, justo en dicha órbita
halló la nave Cassini un nuevo y débil anillo en 2006).
Abarca algunos miles de kilómetros y presenta una
configuración uniforme en comparación con el anillo F,
aunque es bastante más tenue éste y su materia está muy
rarificada. En general, puede decirse que posee algunas
semejanzas con el anillo de Júpiter.
Por su parte, el anillo E es siempre invisible desde
la Tierra excepto en las raras ocasiones en que Saturno
se coloca ‘de canto’ (como sucedió en 1995 y volverá a
acontecer en verano de este mismo año), observándose
entonces una banda difusa muy extensa y con un espesor
notable (se prolonga varios radios de Saturno, figura 10,
y posee algunos miles de kilómetros de ancho). El anillo
E no contiene, sin embargo, más que una ínfima canti-
dad de material pero, como confirmó precisamente la
sonda Cassini hace un par de años, el satélite Encélado
parece estar añadiéndole constantemente vapor de agua
y material helado, que se desprenden de la luna con-
secuencia de su actividad criovolcánica. El anillo E y
G suelen ser muy difíciles de observar, incluso por las
sondas espaciales en condiciones normales, pero cuando
éstas se sitúan justo dentro de la sombra provocada por
la luz solar sobre Saturno y dirigen su mirada hacia el
planeta, el resultado es asombroso (figura 11).
La tabla 1 nos da algunos datos principales de los
anillos de Saturno, aunque aún conocemos más bien
poco muchas de sus características físicas.
5. Origen.
Hasta la década de los años setenta del siglo pasado
se creía que los anillos de Saturno eran una particu-
laridad única en el Sistema Solar, una rareza que éste
planeta disfrutaba privilegiadamente. Sin embargo, por
entonces se descubrieron los anillos de Júpiter (1979),
Figura 10: esquema con las principales características de los anillos de Saturno (los anillos internos D, C, B, A, los externos F, G y E y las divisiones de Casino y Encke), así como la posición de algunos satélites entre ellos. (NASA)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 32
Urano (1977) y Neptuno (1986) y Saturno dejó de tener
la exclusiva. Ahora bien los suyos siguen siendo, con
mucha diferencia, los más soberbios y magníficos, pero
¿por qué Saturno posee un sistema tan sobresaliente
mientras sus otros hermanos gigantes no disponen que
de un par de anillos oscuros y apenas perceptibles? La
respuesta podemos buscarla rastreando el origen de los
anillos, aunque hoy por hoy todo se reduce a hipótesis
posibles y no a certezas definitivas. Suelen presentarse
dos teorías para explicar dicho origen: una hace referen-
Figura 11: espectacular fotografía de la nave Cassini de Saturno y sus anillos con el Sol ocultado por el cuerpo del planeta. Desde esta perspectiva es posible apreciar de forma inmejorable, gracias a la luz difusa, detalles en los anillos. Son perfectamente visibles, por ejemplo, el anillo D (casi en contacto con el limbo de Saturno), el G (algo más allá del límite de los anillos principales) e incluso el anillo E, en su vertiente más luminosa. (NASA-JPL-SSI)
Características principales de los anillos de SaturnoNombre Distancia Ancho Espesor Masa Albedo
Anillo D 67,000 km 7,500 km ? ? ? Anillo C 74,500 km 17,500 km ? 1.1x10^18 kg 0.25
-División o Laguna de Maxwell 87,500 km 270 km
Anillo B 92,000 km 25,500 km 0.1-1 km 2.8x10^19 kg 0.65 -División de Cassini 117,500 km 4,700 km ? 5.7x10^17 kg 0.30 Anillo A 122,200 km 14,600 km 0.1-1 km 6.2x10^18 kg 0.60 -División de Encke 133,570 km 325 km
-División o
Laguna de Keeler 136,530 km 35 km
F 140,210 km 30-500 km ? ? ? G 165,800 km 8,000 km 100-1000 km 6-23x10^6 kg ? E 180,000 km 300,000 km 2,000 km ? ?
Tabla 1: principales características de los anillos de Saturno. (La distancia está medida desde el
centro de Saturo al inicio de cada anillo correspondiente)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 33
cia a una supuesta luna que abortó su proceso de forma-
ción en los alrededores del planeta, mientras que la otra
abraza la idea de que hubo una luna, completamente
formada, que se fragmentó en multitud de pequeños
pedazos y acabaron formando el sistema de anillos.
A) La luna malograda.
Como se acepta en la actualidad el Sistema Solar
y, a menor escala, el propio sistema de Saturno, se
formó partiendo de un disco de gas y polvo y partículas
sólidas que se hallaban cerca del plano ecuatorial del
mundo gigante. Los satélites, incluso los de tamaño
moderado, pueden ir agregándose paulatinamente a
partir de choques a baja velocidad entre partículas.
Pero en las proximidades del planeta la gravedad es tan
intensa que genera fuerzas de marea potentes, las cuales
impiden la formación de cualquier luna de tamaño
apreciable en dichas regiones (el límite de Roche, como
ya sabemos). El origen de los anillos, pues, puede ser
el de una luna que no llegó a formarse y cuyos restos
sirvieron para constituirlos. Esta hipótesis no recurre a
un evento catastrófico para la formación de los anillos,
y puede dar cuenta de la existencia de ellos en todos los
demás planetas gigantes. Un punto a su favor es que,
según dijimos, la sonda Cassini ha aportado indicios de
que los anillos de Saturno pueden ser casi tan antiguos
como el mismo Sistema Solar, requisito que cumple
perfectamente esta teoría.
B) La luna destruida.
La segunda propuesta aboga por un origen catastró-
fico de los anillos. Dado que la masa de los anillos en
su conjunto es similar a la de satélites como Encélado
o Mimas, y que en la superficie de algunos de ellos
(la propia Mimas) se observan cráteres de grandes
dimensiones (que, de ser algo mayores, quizá hubieran
destruido la luna y, tal vez, formado otro sistema de
anillos adicional), la noción de un impacto catastrófico
por parte de un cuerpo forastero contra un satélite de
Saturno es factible. Además, existe la posibilidad de
que algunos satélites de menores dimensiones situados
en las cercanías del planeta sean, en realidad, lunas
reconstruidas tras un impacto que desintegró a un cuer-
po mayor en el pasado lejano, así como puede que algu-
nos peñascos de algunos kilómetros de diámetro (como
Atlas, Telesto, Calipso o Helene) sean los fragmentos
mayores de aquella hipotética colisión. Puede que la
luna originariamente destruida por el impacto se hallara
en el interior del límite de Roche, con lo que no podrían
organizarse nuevamente para constituir una nueva luna
de gran tamaño debido a las fuerzas de marea (que impi-
de la aglomeración de cuerpos mayores a unos pocas
decanas de kilómetros). Las continuas colisiones entre
los fragmentos residuales iría paulatinamente reducien-
do su tamaño, dispersándose entre una amplia franja
ecuatorial al planeta. El hallazgo que hemos mencio-
nado de cuatro pequeñas lunas de unos 100 metros de
diámetro en el anillo B, así como otros millones simi-
lares que se cree orbitan a lo largo del todo el sistema
de anillos, pueden representar los restos mayores que
aún se conservan de aquel impacto catastrófico, aunque
también pueden ser objetos que han podido reunirse de
nuevo y ser, por tanto, mucho más jóvenes.
Pero para que una luna se halle (o se precipite) en
el interior del límite de Roche evitando su propia desin-
tegración se requieren unas condiciones especiales, que
incluyen el contacto con un medio densamente gaseoso.
Sin embargo, un medio tal es imposible que existiera
incluso hace miles de millones de años, ya que sólo se
presentó en los primeros tiempos de vida del propio
planeta, cuando éste acababa de formarse y aún restaba
un anillo gaseoso de cierta entidad a su alrededor, el cual
estaba destinado a la constitución de los satélites mayo-
res. Ello implica que el impacto de un cuerpo externo
con una luna radicada dentro del límite de Roche sólo
pudo acontecer durante la infancia del planeta, lo que
también supone un punto a favor de esta teoría.
Tal vez la respuesta a la pregunta de por qué Saturno
posee sus espectaculares anillos sea que una de sus lunas
fue destruida por otro objeto, esparciendo su masa a lo
largo y ancho de todo la periferia del planeta, mientras
que en los demás mundos gigantes los anillos tuvieron
un origen más suave, resultando de la no agregación de
partículas que estaban, en principio, destinadas a la for-
mación de un satélite próximo a Saturno. Posiblemente
se requiera de un episodio catastrófico para que los sis-
temas de anillos adquieran una entidad tan notable como
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 34
la de este planeta, quedando en los otros casos una serie
de anillos finos, oscuros y tenues.
Pero para responder definitivamente a esta cuestión
necesitamos datos más precisos. Necesitamos ir allí,
hasta Saturno (figura 12), y recoger una muestra de
esas pequeñas rocas heladas. Un análisis que revele
su composición y estructura estaría en condiciones de
indicarnos si la materia que forma los espectaculares
anillos del planeta estuvo unida, muchos eones atrás, a
una luna mayor y hoy desaparecida o si, más bien, no es
más que un pedazo de materia residual de la que, en su
día, formó al mismo Saturno.
Galileo observó a Saturno y sus anillos en 1610 a través de un catalejo modesto. Probablemente jamás imaginó que aquellas dos bastas asas circulares que sobresalían del planeta llegarían a ser tan complejas, bellas y enigmáticas como nos las han revelado las naves espaciales. Hoy con cualquier telescopio
corriente podemos admirar la preciosa forma de los anillos, cuya historia, naturaleza y origen permanece, de alguna manera, aún en secreto. La tarea de los científicos es descifrarlo.
- Bibliografía y enlaces:
http://es.wikipedia.org/wiki/Anillos_de_Saturno http://www.alumno.unam.mx/algo_leer/Articulo12.
pdfhttp://www.solarviews.com/span/saturn.htm
Figura 12: magnífica imagen de Saturno realizada por la sonda Voyager 2 cuando ya se alejaba lentamente del planeta. Los ani-llos de Saturno aún conservan muchos secretos. La nave Cassini nos está desvelando algunos de ellos, aunque otros aguardan, quizá, hasta el momento en que podamos recoger in situ una muestra del material que los forman. Tal vez ese pedazo de roca helada revele, por fin, el enigma de su origen. (NASA-JPL)
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 35
Nuestra 3ª Fiesta de Estrellas ¡ha sido todo un éxito!
La noche del pasado 12 al 13 de agosto alrededor de
17.000 personas procedentes de diversos lugares de
España participaron en alguna de las actividades organi-
zadas con motivo de esta celebración.
Todas ellas salieron a la calle para observar las
Perseidas, la lluvia de estrellas más popular del año.
Fueron muchos los que no quisieron perderse este
excepcional espectáculo que cada verano nos brinda el
universo y que este Año Internacional de la Astronomía
cobra un significado especial. Una vez más, esta 3ª
Fiesta de Estrellas no habría sido posible sin la partici-
pación de los astrónomos amateur. En esta ocasión más
de 30 agrupaciones astronómicas de toda España
han ofrecido al público la posibilidad de contemplar esta
lluvia de estrellas desde enclaves excepcionales y fuera
de lo común, empleándose a fondo para instruir a los
asistentes sobre cuestiones básicas relacionadas con el
cielo y con nuestro universo.
El buen tiempo sirvió como excusa para la organiza-
ción de observaciones en lugares costeros. Agrupaciones
astronómicas como la de San Fernando, Cantabria, Rías
Baixas, La Safor, Aster y la Sociedad Malagueña de
Astronomía celebraron sus respectivas fiestas de estre-
llas en las playas de Cádiz, Santander, Pontevedra,
Gandía (Valencia), Barcelona y Málaga, a las que
asistieron cerca de 4.000 personas, toalla en mano.
Echados en la arena o en tumbonas contemplaron las
estrellas fugaces sobrevolando el mar.
(Créditos: Noticias AIA-IYA 2009)
EN GANDÍA:
Por nuestra parte, estuvimos en el final de la playa,
sobre la pasarela de madera instalada entre las dunas.
La zona está bastante oscura, pero solamente en la
dirección Norte – Este, ya que al Sur y Oeste se encuen-
tra la ciudad de Gandía.
Nos reunimos unas 100 personas, la mayoría vera-
neantes que acudieron al lugar por la publicidad en
televisión de Gandía y un programa especial que nos
dedicaron.
Se pudieron ver algunas perseidas, bastante especta-
culares, pero no en la cantidad que se anunciaba por los
medios.
Aprovechamos para explicar las constelaciones que
se veían sobre el mar, como Casiopea, Perseo, las dos
Osas, Andrómeda, etc… y ver un satélite Iridium (mag-
nitud -5) que debía hacer su aparición sobre las 23:56,
a unos 12º de altura en dirección NE. Por supuesto no
faltó a la cita, y se llevó una buena ovación de aplausos
de los asistentes.
3ª Fiesta de Estrellas(de la página web del Nodo Nacional)
¡Todo un éxito! Cerca de 17.000 personas vieron con nosotros las Perseidas
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 38
Fecha hora Actividad Lugar04-sep-09 (20:30) Sede Sede11-sep-09 (21:30) Cena principio curso Sede18-sep-09 (20:30) Observación Llacuna25-sep-09 (20:30) Observación Llacuna02-oct-09 Fiesta local Gandía09-oct-09 por determinar Salida visita YEBES Estación16-oct-09 (20:30) Observación Llacuna22-oct-09 por determinar Noches de Galileo por determinar23-oct-09 por determinar Noches de Galileo por determinar24-oct-09 por determinar Noches de Galileo por determinar30-oct-09 (20:30) Sede Sede
Notas importantes:1. Es posible que se incluyan actos especiales, con colegios, público en general, o conferencias duran-
te este año. Se anunciarán oportunamente, y se comunicarán por medio de la lista de correos.2. Pueden haber cambios importantes. Confirmar siempre con la página web.3.- La actividad del día 9 de octubre, (Visita YEBES), es parte integrante de los actos organizados den-
tro de las actividades del AIA-IYA20094.- Las NOCHES DE GALILEO, es una nueva actividad del AIA-IYA 2009, que trata de obervar en tres
noches seguidas los mismos objetos que vió Galileo.
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 39
15 -septiembre- 2009
22:00 Hora Local
15 -octubre - 2009
22:00 Hora local
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EFEMÉRIDES Para SEPTIEMBRE & OCTUBRE 2009
Por Francisco M. Escrihuela
LOS SUCESOS MÁS DESTACABLES DEL BIMESTRE
2 de septiembre: Venus a 1.5ºS del Pesebre a las 05:37.
20 de septiembre: Mercurio en conjunción inferior a las 12:04.
22 de septiembre: Equinoccio de otoño a las 23:18.
6 de octubre: Máxima elongación matutina de Mercurio W(18º) a las 03:22.
21 de octubre: Lluvia de meteoros Oriónidas.
Planetas visibles: Mercurio y Venus al alba. Marte después de medianoche. Júpiter después de medianoche.
Saturno en octubre al alba. Urano, Neptuno y Plutón durante la primera mitad de la noche.
LOS PLANETAS EN EL CIELO
Durante septiembre no podremos ver a Mercurio, pero en octubre lo podremos localizar durante el alba sobre el
horizonte Este en Leo.
Venus estarà localizable también el Leo durante este bimestre sobre el horizonte Este antes de amanecer en sep-
tiembre y al alba en octubre con magnitud cercana a la -4.
Marte, en Géminis, hará su aparición sobre el horizonte Este-Noreste una hora después de medianoche siendo
visible hasta el final de la noche durante septiembre y octubre. Lo único destacable es que su magnitud variará
mejorando desde la 0.9 hasta la 0.5.
Júpiter, en Capricornio, estará localizable sobre el horizonte
Sur a medianoche, siendo visible durante unas tres horas más en
septiembre. En octubre sólo estará visible hasta unas dos horas
después de medianoche.
Saturno no estará visible durante septiembre por pasar por su
conjunción con el Sol. En octubre lo volveremos a tener visible
al alba emergiendo sobre el horizonte este en Virgo aunque su
observación la dejaremos para los siguientes meses.
Urano estará localizable en Piscis casi toda la noche, hasta unas
tres horas después de medianoche.
Neptuno, un poco más adelantado, en Capricornio, también
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 41
estará localizable hasta unas dos horas después de medianoche.
Plutón, en Sagitario, sólo lo tendremos localizable unas dos horas en septiembre después del crepúsculo vesper-
tino, y una hora en octubre.
DATOS PLANETARIOS DE INTERÉS(El 30 de septiembre o en el momento de mejor visibilidad para Mercurio y Venus)
Mercurio Venus Marte Júpiter Saturno Urano Neptuno PlutónMagnitud -0.14 -3.83 0.75 -2.51 0-64 5.73 7.85 14.10Tamaño angular 7.4’’ 11’’ 6.7’’ 46’’ 16’’ 3.7’’ 2.3’’ 0.098’’Iluminación 43% 90% 88% 99% 99% 99% 99% 99%Distancia (ua.) 0.911 1.498 1.390 4.330 10.425 19.120 29.287 32.291Constelación Leo Leo Geminis Capric. Virbo Piscis Capric. Sagit.
Lluvias de Meteoros
Este bimestre tendremos la lluvia de meteoros Oriónidas. Éstas desarrollarán su actividad entre el 16 y el 27 de
octubre, siendo el día de mayor intensidad el 21. La radiante se situará a 6h 24m de ascensión recta y a +15 grados
de declinación. Para la noche del máximo, el meridiano pasará a las 06:26 TU y a 66º de altitud. En el momento del
máximo, la Luna tendrá iluminada el 9 % de su cara visible. Esta lluvia está relacionada con el cometa Halley.
Entramos en el Otoño.
El 22 de septiembre se producirá el Equinoccio de Otoño, a las 23:18 hora local. En ese momento el Sol se halla-
rá a 150.128.224 km de la Tierra, en el punto donde la eclíptica cruza el ecuador celeste. El día poseerá la misma
duración que la noche y además, en el hemisferio norte, comenzará el otoño (la primavera en el hemisferio sur). El
tamaño angular del Sol será de 31’52’’.
BibliografíaPara la confección de estas efemérides se han utilizado los programas informáticos siguientes: Starry Night Pro
y RedShift.
Para los sucesos y fases lunares: Un calendario convencional y el programa informático RedShift.
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 42
SEPTIEMBRE & OCTUBRE 2009por Josep Julià
APROXIMACIONES A LA TIERRA
Para estos meses, los asteroides que se acercarán a la Tierra a menos de 0.2 UA son:
Objeto Nombre Fecha Dist. UA Arco Órbita
2009 QC35 2009 Sept. 2.49 0.007505 1-opposition, arc = 1 days
2009 QJ9 2009 Sept. 5.52 0.06329 1-opposition, arc = 9 days
2000 CO101 2009 Sept.17.96 0.04581 2 oppositions, 2000-2009
2009 PT2 2009 Sept.18.16 0.06101 1-opposition, arc = 13 days
2005 CN 2009 Sept.25.86 0.05241 5 oppositions, 2005-2008
2009 FS32 2009 Sept.28.59 0.08914 1-opposition, arc = 5 days
2009 HD21 2009 Sept.29.25 0.05879 1-opposition, arc = 119 days
1998 FW4 2009 Sept.29.78 0.02218 5 oppositions, 1994-2005
2009 QL8 2009 Oct. 6.12 0.08162 1-opposition, arc = 8 days
(85770) 1998 UP1 2009 Oct. 7.01 0.1776 7 oppositions, 1990-2003
2001 SE270 2009 Oct. 8.10 0.1527 1-opposition, arc = 2 days
(68216) 2001 CV26 2009 Oct. 8.66 0.02518 4 oppositions, 2001-2009
2008 TF2 2009 Oct. 10.32 0.05625 1-opposition, arc = 5 days
2009 QZ34 2009 Oct. 10.57 0.07453 1-opposition, arc = 1 days
2008 UB95 2009 Oct. 15.39 0.07894 1-opposition, arc = 21 days
(159402) 1999 AP10 2009 Oct. 20.31 0.07631 6 oppositions, 1999-2009
1999 AP10 2009 Oct. 20.31 0.07630 5 oppositions, 1999-2007
2009 BD 2009 Oct. 20.76 0.04439 1-opposition, arc = 10 days
2008 UC202 2009 Oct. 28.03 0.07547 1-opposition, arc = 3 days
Fuente : MPC
Datos actualizados a 30/08/09
La mayoría de éstos asteroides suelen tener pocas observaciones, lo que se traduce en órbitas con un elevado grado de incertidumbre. Por ello, es recomendable obtener las efemérides actualizadas en:
http://cfa-www.harvard.edu/iau/MPEph/MPEph.html
ASTEROIDES BRILLANTES
En las siguientes tablas se detallan las efemérides de los asteroides más brillantes (mag. ≤ 11)
obtenidas para el día 15 de cada mes a las 00:00h TU.
SEPTIEMBRE
NOMBRE MAG. COORDENADAS CONST.
(3) Juno 7.8 00h03m44.84s -02 32’ 27.8” Psc (7) Iris 10.1 18h23m39.23s -18 58’ 07.2” Sgr
Huygens nº 80 septiembre - octubre - 2009 Página 43
SERVICIOS MENSAJERÍA
URGENTE LOCAL PROVINCIAL REGIONAL NACIONAL
INTERNACIONAL
(16) Psyche 10.2 20h38m37.08s -17 51’ 50.2” Cap (18) Melpomene 8.3 01h40m35.32s -02 46’ 46.2” Cet (20) Massalia 9.7 00h12m34.48s +01 57’ 21.2” Psc (42) Isis 9.6 23h33m01.87s -21 52’ 50.5” Aqr (44) Nysa 10.4 23h00m15.51s -10 03’ 38.6” Aqr (88) Thisbe 10.4 21h45m47.86s -05 21’ 59.4” Aqr (89) Julia 9.6 00h44m16.51s +31 00’ 28.0” And (148) Gallia 10.9 00h53m44.99s -21 26’ 06.6” Cet (173) Ino 10.8 01h28m20.28s -07 27’ 49.9” Cet
OCTUBRENOMBRE MAG. COORDENADAS CONST.
(3) Juno 8.1 23h44m52.15s -08 35’ 24.2” Aqr
(16) Psyche 10.7 20h44m40.55s -18 03’ 35.5” Cap
(18) Melpomene 8.0 01h27m27.13s -09 10’ 36.0” Cet
(19) Fortuna 10.8 05h31m58.20s +22 13’ 19.5” Tau
(20) Massalia 9.8 23h46m43.34s -01 00’ 53.2” Psc
(42) Isis 10.3 23h15m34.81s -21 07’ 42.6” Aqr
(44) Nysa 10.9 22h40m42.42s -12 12’ 52.3” Aqr
(89) Julia 9.4 00h12m50.96s +31 41’ 10.3” And
(164) Eva 11.0 02h21m07.82s -33 45’ 53.3” For
(173) Ino 10.6 01h11m54.68s -13 13’ 39.0” Cet
(324) Bamberga 10.8 06h51m57.87s +36 47’ 44.7” Aur
(455) Bruchsalia 10.9 01h40m14.21s -11 30’ 24.8” Cet
(2) Pallas 8.5 05h28m53.16s -20 19’ 32.3” Lep (4) Vesta 6.7 02h46m32.98s +04 38’ 45.8” Cet (9) Metis 9.1 03h05m25.12s +11 44’ 58.3” Ari (11) Parthenope 10.6 20h57m19.75s -20 27’ 55.9” Cap (141) Lumen 10.9 01h42m46.80s +32 53’ 48.8” Tri (216) Kleopatra 10.3 22h52m16.82s +06 07’ 26.9” Psc (354) Eleonora 10.8 01h35m54.36s -15 09’ 46.7” Cet (532) Herculina 10.8 04h25m28.15s +03 02’ 04.8” Tau (796) Sarita 10.7 00h49m18.06s -08 58’ 55.2” Cet