Huntington, Samuel. La Tercera Ola.

download Huntington, Samuel. La Tercera Ola.

of 48

description

Huntington, Samuel P. (1995) [1994]. La Tercera Ola. Buenos Aires, Paidós. Cap. 1 y 2.

Transcript of Huntington, Samuel. La Tercera Ola.

  • 12 Prlogo

    ciclos conforman una duradera contribucin a la demcracia nor-teamericana.

    CARL B. ALBERT

    Cuadragsimo sexto presidente de la Cmara de Representantes

    de los Estados Unidos de

    NeTO A

    Amrica- PREFACIO

    Autor L5A11111.) El.... HUNIIj

    Titu4s ,Original

    Cai.-)o Pgina ......,____,..........._

    Ao. Edilorial, Ppis 1 linlormacin Complementaria

    L-1\ TEAOLA

    OAP Z _ y at . .

    .

    Este libro versa sobre un importante desarrollo poltico global quizs el ms importante de finales del siglo xx: la transicin de.unos treinta pases desde un sistema poltico no democrtico a uno que s lo es. Es un intento por explicar por qu, cmo y con qu consecuencias inmediatas sucedi esta ola de democratizacin entre 1974 y 1990.

    Este libro ana la historia y la teora, pero no es ni un trabajo terico ni un trabajo histrico. Se sita entre ambas; bsicamente se trata de una explicacin. Una buena teora es precisa, austera, elegante, e ilumina las relaciones entre distintas variables concep-tuales. Inevitablemente, ninguna teora puede explicar completa-mente un solo acontecimiento o un grupo de ellos. Una explica-cin, por contraste, resulta inevitablemente compleja, densa, con-fusa, e intelectualmente insatisfactoria. Triunfa no por ser austera, sino por ser comprensiva. Un buen libro de historia describe

    -en forma cronolgica y analiza convincentemente una secuencia de acontecimientos, y muestra por qu uno conduce a otro. Este tra-bajo tampoco hace esto. No detalla el curso general de la democra-tizacin en los aos setenta y ochenta, ni describe la democratiza-cin en cada uno de los pases. En su lugar, intenta explicar y analizar un grupo concreto de regmenes de transicin que trans-curren en un perodo limitado de tiempo. En la jerga de las cien-cias sociales, este trabajo no es ni nomottico ni idiogrfico. Tanto los tericos como los historiadores van a sentirse insatisfechos por

    Instituciones polticas I

    Obligatorio

    48 Copias

    14

  • 14 La tercera ola

    esta razn. No les proporciona las generalizaciones que entusias- man a los primeros, ni la profundidad que prefieren los segundos.

    . De esta manera, este trabajo difiere significativamente en su esencia de varios de mis libros anteriores. En esos otros libros inten-taba desarrollar generalizaciones o teoras sobre las relaciones entre variables clave, como poder. poltico y profesionalismo militar, par-ticipacin poltica e institucionalizacin, ideales polticos y con-ducta poltica. Las propuestas sobre estas relaciones se formulaban generalmente Como verdades intemporales. En este libro, sin em-bargo, las generalizaciones se limitan a una restringida clase de acontecimientos de los aos setenta y ochenta. Un punto clave del libro es que la democratizacin de la tercera ola difiere de aquellas de las olas precedentes. Mientras escriba este libro, a veces me senta tentado de proponer verdades atemporales, como "los reem-plazos son ms violentos que las transformaciones". Entonces deba recordarme que mi evidencia proceda de los limitados casos hist-ricos que haba estudiado, y que estaba escribiendo un libro expli-cativo y no terico. As tuve que abjurar del atemporal tiempo pre-sente y, en cambio, escribir en pasado: "Los reemplazos fueron ms violentos que las transformaciones". Con algunas pocas excepcio-nes as lo hice. En algunos casos, la universalidad de las propuestas pareca tan evidente que no pude resistir la tentacin de ponerla en trminos atemporales. Por aadidura, sin embargo, casi ninguna suposicin se aplica a todos los casos de la tercera ola. De este modo, el lector puede encontrarse con expresiones como "tiende a

    - ser", "generalmente", "casi siempre" y otros calificativos semejan-tes, salpicados a travs del texto. En su forma final, la proposicin citada ms arriba debiera leerse: "Los reemplazos fueron habitual-mente ms violentos que las transformaciones".

    Este libro fue escrito durante los arios 1989 y 1990, mientras los acontecimientos de los que trata estaban todava desarrollndose. De esta manera, el libro sufre todos los problemas de la contem-poraneidad, y debe ser visto como un acercamiento preliminar y un intento de explicacin de esos regmenes de transicin. El libro sigue los trabajos de historiadores, estudiosos de la ciencia poltica y otros acadmicos, que han escrito monografas detalladas sobre los acontecimientos particulares. Tambin se basa extensamente en las crnicas periodsticas de esos acontecimientos. Cuando la tercera ola de democratizacin haya concluido, ser posible una explicacin ms completa y satisfactoria de este fenmeno.

    Mi estudio anterior sobre el cambio poltico, Political Order in Changing Societies,* enfoca el problema de la estabilidad poltica.

    * Trad. esp.: El orden poltico en las sociedades en cambio, Barcelona, Paids, 1990.

    Prefacio 15

    Estrib ese libro porque pensaba que el orden poltico era algo positivo. Mi propsito fue desarrollar una teora general en la ciencia social de por qu, cmo y bajo qu circunstancias el orden se resiste a ser alcanzado. Los libros corrientes enfocan el proble-ma de la democratizacin. Lo escrib porque creo que la democracia es buena en s misma y, como intento explicar en el captulo 1, tiene consecuencias positivas para la libertad individual, la estabi-lidad local, la paz internacional y los Estados Unidos de Amrica. Como en Political Order, he intentado mantener mi anlisis tan distanciado como fuera posible de mis propios valores; esto ocu-rre por lo menos en el 95 % de este libro. Sin embargo, cre que podra ser til que en ocasiones mostrara explcitamente las impli-caciones de mi anlisis a aquellos que desean que las sociedades a las que pertenecen se democraticen. En consecuencia, en cinco lugares del libro abandon el papel de cientfico social, asum el de consejero poltico y present algo as como una "Gua para los democratizadores". Si esto me hace aparecer como un democrti-co aspirante a Maquiavelo, que as sea.

    El estmulo inmediato para escribir este libro fue la invitacin a participar en las Conferencias Julian J. Rothbaum en la Universidad de Oklahoma, en noviembre de 1989. En aquellas conferencias pre-sent los temas principales de este libro sin toda la evidencia emp-rica que, por supuesto, sostiene aquellos temas. La parte principal del manuscrito fue escrita hacia fines de 1989 y en 1990, y no intent incluir en el anlisis ningn acontecimiento posterior a 1990. Estoy muy en deuda con el "Carl Albert Congressional Research and Stu-dies Center" de la Universidad de Oklahoma, y con su director, el doctor Ronald M. Peters, Jr., por invitarme a ofrecer estas conferen-cias. Mi esposa Nancy y yo queremos tambin expresar cunto apreciamos la constante cortesa y hospitalidad que recibimos en la Universidad de Oklahoma por parte del doctor Peters, Julia e frene Rothbaum, Joel Jankowsky y Carl Albert y su esposa.

    As como la invitacin a las conferencias precipit la elabora-cin de este libro, su objeto haba germinado en mi mente algn tiempo atrs. Escrib dos artculos, con anterioridad, sobre algunos temas del manuscrito: "Will More Countries Become Democratic?" (Political Science Quarterly, 99, verano 1984, pgs. 191-218) y "The Modest Meaning of Democracy", en Democracy in the Americas: Sto pping the Pendulum, editado por Robert A. Pastor (Nueva York, Holmes and Meier, 1989, pgs. 11-28). Entre 1987 y 1990, el "John M. Olin Fellowship in Democracy and Development" hizo posible que dedicara mucho ms tiempo y esfuerzo a la investigacin sobre el tema de este libro.

    Mucha gente tambin ha contribuido, en algunos casos coas-

  • 16 La tercera ola

    cientemente y en otros de forma impensada, a este original. Desde 1983 dicto un curso sobre las democracias modernas en el plan de estudios de Harvard, y lo he centrado en los proble-mas de las transiciones democrticas. Tanto los estudiantes como los catedrticos reconocen que buena parte del material de este libro procede de este curso; mi opinin sobre el tema es que en realidad lo mejor procede de sus comentarios y crticas. Mary Kiraly, Young Jo Lee, Kevin Marchioro y Adarn Posen propor-cionaron una ayuda indispensable en la bsqueda de material para este libro, al ordenar mis archivos sobre este tema. Jeffrey Cimbalo no slo ayud en esas tareas, sino que tambin revis cuidadosamente la coherencia del texto y de las notas al pie de pgina en las etapas finales de la preparacin del original. Juliet Blackett y Amy. Englehardt aplicaron sus considerables aptitu-des sobre el procesamiento de textos a este original, producien-do con rapidez, eficacia y meticulosidad muchos borradores e innumerables e infinitas revisiones de los borrdores. El origi-nal fue ledo por entero o parcialmente por varios colegas. Houchang Chehabi, Edwin Corr, Jorge Domnguez, Frnces Hagopian, Eric Nordlinger y Tony Smith proporcionaron co-mentarios escritos que resultaron profundos, crticos y cons-tructivos. Los miembros del grupo de discusin de Harvard de poltica comparada ayudaron con una fructfera discusin so-bre la primera mitad del original.

    Estoy muy agradecido a todas estas personas por su inters por mi trabajo, y por la enorme contribucin con la que han cola-borado a mejorar la calidad de mi esfuerzo. Sin embargo, en lti-ma instancia, soy el nico responsable de la idea, las pruebas y los errores de este estudio.

    SAMUEL P. HUNTINGTON

    Cambridge, Massachusetts Febrero de 1991

    Captulo 1

    QUE?

    El comienzo de la tercera ola

    La tercera ola de democratizacin en el mundo moderno co-menz, de manera poco convincente e involuntaria, veinticinco minutos despus de medianoche, el martes 25 de abril de 1974, en Lisboa, Portugal, cuando una estacin de radio transmiti la can-cin "Grandola Vila Morena". Esta emisin fue la serial para que las unidades militares de Lisboa y sus alrededores ejecutaran los planes del golpe de estado, que haban sido cuidadosamente dise-ados por los jvenes oficiales que lideraban el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). El golpe se llev a cabo con eficiencia y xito, con una pequea resistencia por parte de las fuerzas de seguridad. Unidades militares ocuparon los ministerios clave, estaciones de radio, correos, aeropuertos y oficinas de telfonos. Casi al medioda, la multitud afluy en las calles, vitoreando a los soldados y poniendo claveles en sus armas. Por la tarde, el dictador depuesto, Marcello Caetano, se rindi a los nuevos lderes militares de Portugal. Al da siguiente se exili. As muri la dictadura que haba nacido tras un golpe militar semejante en 1926, y fue con-ducida durante treinta y cinco arios por un austero civil, Antonio Salazar, que trabaj en estrecha colaboracin con los militares portugueses.'

    El golpe del 25 de abril fue el increble comienzo de un movi-miento mundial hacia las democracias, porque los golpes de esta-

  • 18 La tercera ola Qu? 19

    do derrocaban con mucha mayor frecuencia los regmenes demo-

    crticos en vez de instaurarlos. rueuricomieo ii....=luntaj.,nz o porque _la instauracin de la democracia, y_mucho menos la ins-tauracin de un movimiento democrtico.Le_s_t

    _Lalejost_, la mente delos lderes del golpe. La muerte de la_didadu.ana0 aseguraba .el nacimiento de la democracia. Sin embargo, lo hizo al liberar un enorme conjunto de fuerzasyopulares

    sociales y_pol-ticas que habanestado de hecho suprimidas durante la dictadura. Durante los dieciocho meses posteriores al golpe de abril, Portugal fue un torbellino. Los oficiales del MFA se dividieron en facciones conservadoras, moderadas y marxistas, que compitieron entre s. Los partidos polticos cubran un espectro igualmente amplio, que iba desde el ala dura del Partido Comunista, en la izquierda, hasta los grupos fascistas, en la derecha. Seis gobiernos provisionales se sucedieron en el poder, cada uno con menos autoridad que sus predecesores. Se intentaron nuevos golpes y contragolpes. Traba-jadores y campesinos hicieron huelgas, manifestaciones y tomaron fbricas, granjas y medios de comunicacin. Los partidos modera-dos ganaron las elecciones en el aniversario del golpe, en 1975, pero al terminar aquel ario la guerra civil entre el norte conserva-dor y el sur revolucionario pareca una posibilidad real.

    La erupcin revolucionaria en Portugal se pareca, en muchos aspectos, a la de la Rusia de 1917, con Caetano como Nicols II, el golpe de abril como la revolucin de febrero, los grupos dominan-tes del MFA como los bolcheviques, parecidas convulsiones eco-nmicas y levantamientos populares, y hasta la conspiracin de Kornilov sera el equivalente del fracasado intento golpista del ala derecha del general Espinola, en marzo de 1975. La semejanza no pas inadvertida para los agudos observadores. En setiembre de 1974, Mario Soares, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno provisional y lder del Partido Socialista Portugus, se encontr con el secretario de estado Henry Kissinger en Washington. Kissinger recrimin a Soares y a otros lderes moderados que no actuaran ms decididamente para impedir una dictadura marxis-ta-leninista. -

    Usted es un Kerensky..., yo creo en su sinceridad, pero usted es ingenuo le dijo Kissinger a Soares.

    En verdad, yo no quiero ser un Kerensky le contest Soares. Tampoco lo quera Kerensky replic Kissinger. Portugal, sin embargo, se convirti en un fenmeno diferente

    _de Rusia. Los Kerensky ganaron. La democracia triunf. Soares lleg a ser primer ministro y, ms tarde, presidente. Y el Lenin de la Revolucin Portuguesa, la persona que en el momento crucial movi las fuerzas disciplinadas para producir el resultado poltico

    que deseaba, fue un taciturno coronel pro democrtico llamado Antonio Ramalho Eanes, que el 25 de noviembre de 1975 aplast a los elementos izquierdistas radicales del ejrcito y asegur el futuro de la democracia en Portugal.

    El movimiento hacia la democracia enPortuglenlojo

    1974 y 1975, fue . notorio, pero. no el nico. Movimientos democr-

    ticos rrieliWol?Vis ocurran en otros lugares. En 1971,en .1= los lderes del gobierno saliente del general Emilio Mdici desa-rrollaban planes de distensiio poltica o "descompresin"d

    en 1974 el general Ernesto Geisel comprometi a su nuevo.

    gobierno a iniciar un proceso de _a_pertura En_Esparia, el primer ministro -Carlos Arias empuj cautelosamente a la dictadura franquista en una _direccin liberalizadora, mientras el pas esperaba la muerte del dictador. En Grecia, nacieron tensiones en el gobierno de los coroneles, que llevaron a su cada a mediados de 1974, y ese mis-mo ario, un poco ms tarde, al primer gobierno elegido democr-ticamente de esa nueva ola de transiciones. Durante los quince arios siguientes, esta ola democrtickabarc el .

    globo entero; cerca de treinta pases pasaron del autoritarismo a la democracia,

    y al menos, otros Veinte se vieron afectados por la ola democrtica.

    El significado de la democracia Las transiciones hacia la democracia entre 1974 y 1990 son el

    tema de este libro. El primer paso para avanzar en este tema con-siste en aclarar el significado de democracia" ::dernocra . tiza-

    cin'. ', tal como se usan en, este libro. El concepto de democracia como formade gobierno nos remi-

    te a los filsofos griegos. Su uso moderno, sin embargo, procede de las revueltas revolucionarias de la sociedad occidental a fines del siglo XVIII. A mediados del siglo XX, del debate sobre el sig-nificado de la democracia nacen tres significados ..generales..Como una forin.l_de_p_bierm la democracia ha sido definida en trmi- nos de fuentes de autoridad para el gobierno, propsitos perse2.1-

    . _ ,

    dos por ste y procedimientos para constihiirlo. Aparecen serios problemas de ambigedad e imprecisin

    cuando se define la democracia en trminos de autoridad o de propsitos, y usamos en este estudio una definicin basada en procedimientos.' En otros sistemas de gobierno, las personas se convierten en lderes por razones de nacimiento, nmero, rique-za, violencia, alianza, aprendizaje, seleccin o examen. El proce- dimiento_principal de la democracia consiste en la seleccin de

    _ _

    _la:eres a travs de elecciones- competitivas por parte de las_perz

  • 20 La tercera ola Qu? 21 sonas gobernadas por ellos. La ms importante formulacin moderna de este concepto de democracia fue la de Joseph Schumpeter, en 1942. En su primer estudio, Capitalism, Socialism and Dentocracy, Schumpeter detalla las deficiencias de lo que lla-ma la "teora clsica de la democracia", que define la democracia en trminos de "la voluntad del pueblo" (fuente) y "el bien co-mn" (objetivos). Demoliendo con eficacia estos prolegmenos, Schumpeter adelanta lo que denomina "otra teora de la demo-cracia". El "mtodo democrtico dice es el acuerdo institu-cional para llegar .a las decisiones polticas, en el que los indivi-duos ejercitan el poder de decidir por medio de una lucha com-petitiva mediante el voto del pueblo".

    Poco despus de la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar un debate sobre aquellos dos trminos, en su acepcin clsica, para definir a la democracia por la fuente o los objetivos, y un nmero creciente de tericos se adhirieron al concepto de democracia de procedimiento, al modo de Schumpeter. Hacia 1970 el debate haba terminado, y haba ganado Schumpeter. Los tericos aven-turaban distinciones entre definiciones de democracia racionalis- _

    tas, utpicas e idealistas, por un lado, y definiciones empricas, descriptivas, institucionales y de procedimientos, por otro, y llega-ron a la conclusin de que solamente el ltimo tipo de definicin

    proporciona la precisin analtica y los referentes empricos que hacen que el concepto sea til. Las decisivas discusiones de la democracia en trminos de teora normativa sufrieron un brusco descenso, al menos en las discusiones acadmicas norteamerica-nas, y fueron reemplazadas por los esfuerzos por comprender la naturaleza de las instituciones democrticas, cmo funcionan, y las razones por las que se desarrollan y mueren. El esfuerzo que prevaleci fue el de hacer de la palabra "democracia" menos una palabra triunfalista que un trmino de sentido comn.

    Siguiendo la tradicin schumpeteriana, este estudio define un sistema poltico del siglo XX como democrtico siempre que la mayora de los que toman las decisiones colectivas del poder sean seleccionados a travs de limpias, honestas y peridicas eleccio-nes, en las que los candidatos compiten libremente por los votos y en las que virtualmente toda la poblacin adulta tiene derecho a votar. Definida as, la democracia abarca las dos dimensiones competencia y participacin que Robert Dahl vio como de-cisivas en su definicin de democracia realista o poliarqua. Esto

    tambin implica la existencia de libertades civiles y polticas, como expresarse, publicar, reunirse y organizar todo lo necesario para el debate poltico y la conduccin de campaas electorales.

    Esta definicin basada en los procedimientos de la democracia

    proporciona un conjunto de variaciones agrupadas ampliamen-te en las dos dimensiones de Dahl que permiten juzgar hasta qu punto los sistemas polticos son democrticos, para comparar sistemas y para analizar si los sistemas se vuelven ms o menos democrticos. En la medida en que, por ejemplo, un sistema po-ltico niega la participacin por medio del voto a una parte en su sociedad corno el sistema sudafricano con el 70 % de su pobla- cin negra, como Suiza con el 50 % de su poblacin femenina o como los Estados Unidos con el 10 % de su poblacin negra del sur es no democrtico. Similarmente, un sistema no es demo-crtico en la medida en que no permite oposicin en las eleccio-nes, o que la oposicin es presionada, o censurada para que no haga lo que pretende, o si los diarios de la oposicin son censu-rados o clausurados, o si los votos son manipulados o mal contados. En cualquier sociedad, l pertinaz fracaso del principal partido poltico de la oposicin para ganar espacio suscita necesariamente preguntas que conciernen al grado de competencia permitido por el sistema. A finales de los arios ochenta, el criterio de democracia basado en las elecciones libres se hizo ms habitual por el aumento del control electoral por parte de grupos internacionales. En 1990, este punto se consideraba eficaz cuando las primeras elecciones en un pas que estaba democratizndose eran aceptadas como leg-timas -tras haber sido observadas por uno o varios equipos razo-nablemente competentes y bien elegidos de observadores inter-nacionales, y si los observadores certificaban que las elecciones cumplan con los mnimos niveles de honestidad y limpieza.

    El acercamiento a la democracia segn los procedimientos concuerda con el uso de sentido comn del trmino. Todos sabe-mos que los golpes militares, la censura, las elecciones controla-das, la coercin y la violencia sobre la oposicin, la crcel para los oponentes polticos y la prohibicin de las reuniones polticas, son incompatibles con la democracia. Todos sabemos que los observa-dores polticos informados pueden aplicar las condiciones de pro-cedimiento de la democracia a los sistemas politicos existentes en el mundo, y realizar con cierta facilidad una lista de aquellos pases que son claramente democrticos, aquellos que claramente no lo son y aquellos que se sitan en el medio, y que con pequeas excepciones distintos observadores pueden componer idnticas listas. Todos sabemos tambin que podemos hacer y hacemos jui-cios sobre cmo los gobiernos cambian con el paso del tiempo, y que nadie puede discutir la afirmacin de que Argentina, Brasil y Uruguay eran ms democrticos en 1986 que en 1976. Los regme-nes polticos nunca entran perfectamente en compartimientos definidos intelectualmente, y cualquier sistema de clasificacin tiene

  • 22 La tercera ola

    que aceptar la existencia de casos ambiguos, fronterizos y mixtos. Histricamente, el Kuomintang (KMT) en Taiwan, por ejemplo, ha combinado algunos elementos de autoritarismo, democracia y totalitarismo. Por otro lado- los gobiernos que tienen orgenes democrticos pueden terminar con la democracia mediante la abolicin o limitacin severa de los procedimientos democrticos, como en Corea y Turqua hacia fines de los aos cincuenta, y en las Filipinas en 1972. Pese a todos estos problemas, la clasificacin de los regmenes en trminos del grado de procedimientos de-mocrticos resulta una tarea relativamente simple.

    Si la eleccin popular de los que toman las decisiones en la cpula es la esencia de la democracia, entonces el punto crtico en el proceso de democratizacin est en el reemplazo de un gobier-no que no fue elegido de esta manera por uno que lo haya sido en unas elecciones limpias, libres y abiertas. Sin embargo, la totalidad del proceso de democratizacin antes y despus de esa eleccin es habitualmente complejo y prolongado. Implica avanzar desde el final del rgimen no democrtico, la inauguracin del democrtico y. luego la consolidacin de este sistema. La liberalizacin, por el contrario, es la apertura parcial de un sistema autoritario, sin que se elijan lderes gubernamentales a travs de unas elecciones libre-mente competitivas. Liberalizar un rgimen autoritario puede con-sistir en liberar presos polticos, abrir algunas instancias para el debate pblico, atenuar la censura, permitir elecciones para pues-tos que tienen escaso poder, permitir alguna expresin de la socie-dad civil y dar otros pasos en direccin a la democracia, sin some-ter a los que toman las decisiones principales a la prueba de las .elecciones. La liberalizacin puede llevar o ko" a la completa demo-cratizacin.

    Es necesario aadir varios puntos para definir la democracia. En primer lugar, la definicin de democracia en trminos de elec-ciones es una definicin mnima. Para algunas personas, la demo-cracia debe o debera tener connotaciones movilizadoras y ms idealistas. Para ellos, la "verdadera democracia" significa libert, egalit, fraternit, un efectivo control ciudadano sobre las polticas, gobierno responsable, honestidad y apertura poltica, deliberacin informada y racional, iguales cantidades de poder y participacin, y otras diversas virtudes cvicas. Estas son, para la mayor parte, cosas buenas, y la gente puede, si lo desea, definir la democracia en estos trminos. Hacindolo as, sin embargo, aparecen todos los problemas que han acabado con las definiciones de democracia por la fuente o por los objetivos. Las normas borrosas no permiten anlisis tiles. Elecciones, apertura, libertad y juego limpio son la esencia de la democracia, el inexcusable sine qua non. Los gobier-

    Qu? 23

    nos creados por medio de elecciones pueden ser ineficientes, co-rruptos, de cortas miras, irresponsables, dominados por intereses concretos e incapaces de adoptar las polticas que exige el bien pblico. Estas cualidades los convierten en gobiernos indeseables, pero no en gobiernos no democrticos. La democracia es una vir-tud pblica, no solamente la nica, y la relacin entre la democra-cia con las otras virtudes y vicios pblicos puede ser comprendida solamente si se distingue claramente de las otras caractersticas d _ los sistemas polticos. - En segundo lugar, es posible que una sociedad pueda elegir sus lderes polticos a travs de mecanismos democrticos, pero que esos lderes polticos no puedan ejercer un poder real. Ellos pueden ser simplemente la fachada o los tteres de algn otro grupo. En la medida en que la mayora de los productores de decisiones colec-tivas de poder no sean elegidos a travs de elecciones, el sistema poltico no ser democrtico. Sin embargo, en el concepto de demo-cracia estn implcitas las limitaciones del poder. En las democra-cias, los productores electos de decisiones no ejercen la totalidad del poder; lo comparten con otros grupos de la sociedad. Si aquellos productores de decisiones democrticamente elegidos se convier-ten, sin embargo, simplemente en una fachada para que los grupos no elegidos democrticamente ejerzan mucho ms poder, entonces aquel sistema poltico resulta claramente no democrtico. Pueden aparecer legtimos interrogantes, como si los gobiernos elegidos en Japn a fines de los arios veinte o en Guatemala a fines de los ochenta estuvieron demasiado dominados por sus fuerzas armadas como para no ser verdaderamente democrticos. Tambin resulta sencillo para criticar a un gobierno, ya venga la crtica de la izquier-da o de la derecha, argumentar que los funcionarios elegidos son

    - sencillamente "instrumentos" de algn otro grupo, o que ejercen su autoridad solamente porque se los tolera y sin severas restricciones por parte de ningn otro grupo. Estos argumentos se esgrimen a menudo, y pueden resultar ciertos. Pero no deben ser considerados verdaderos hasta que no se haya demostrado que lo son. Esto resul- ta difcil, pero no imposible.

    El tercer punto est relacionado con la fragilidad o la estabili-dad del sistema poltico democrtico. Es posible incorporar el concepto de estabilidad o institucionalizacin a la definicin de democracia. Habitualmente, esto nos remite, al grado en el que se puede esperar que perdure un sistema poltico. La estabilidad es una dimensin fundamental en el anlisis de cualquier sistema poltico. Un sistema poltico, sin embargo, puede ser ms o menos democrtico y ms o menos estable. Algunos sistemas, que pue-den ser calificados como democrticos adecuadamente, pueden

  • 24 La tercera ola Qu? 25

    tener grandes diferencias en cuanto a su estabilidad. Freedorn House, en su informe sobre la libertad en el mundo, publicado a comienzos de 1984, clasific tanto a Nueva Zelanda como a Nige-ria dentro de los pases "libres". Al comparar ambos pases, el resultado era que la libertad no era menor en el ltimo que en el primero de ellos. Sin embargo, era mucho menos estable: un golpe militar termin con la democracia en Nigeria el da de Ario Nuevo de 1984. Se pueden crear sistemas democrticos o no democrti-cos, pero pueden durar o no. La estabilidad de un sistema difiere de la naturaleza de dicho sistema. 6

    El cuarto punto se relaciona con la posibilidad de tratar demo-cracia y no democracia como una dicotoma, o bien como una va-riable continua. Muchos analistas prefieren la ltima hiptesis, y han desarrollado maneras de medir la democracia combinando indicadores de imparcialidad en las elecciones, restricciones a los partidos polticos, libertad de prensa y otros criterios. Este enfoque resulta til para ciertos propsitos, como la identificacin de varia-ciones en el grado de democracia entre pases (Estados Unidos, Suecia, Francia, Japn), que normalmente se consideran democrti-cos, o variaciones en el grado de autoritarismo en pases no demo-crticos. Sin embargo, esto plantea muchos problemas, como el peso real de los indicadores. Un enfoque dicotmico servira mejor al propsito de este estudio, porque nuestra preocupacin consiste en la transicin de un rgimen no democrtico a otro democrtico. La democracia ha sido definida, adems, en este estudio, mediante un criterio sencillo, relativamente claro y ampliamente aceptado. Aun cuando los analistas utilicen distintos, raseros, sus juicios sobre qu sistemas polticos son democrticos y cules no lo son coinci-den en un grado elevado.' Este estudio, en consecuencia, va a tratar a la democracia como una dicotoma variable, reconociendo que habr algunos casos en una posicin intermedia (por ejemplo, Grecia, 1915-36; Tailandia, 1980; Senegal, 1974) que podran ser clasificados como "semidemocracias" de una manera apropiada.

    En quinto lugar, los regmenes no democrticos no tienen competencia electoral ni amplia participacin por medio del voto. 'uera de estas caractersticas negativas compartidas, tienen pocas Jsas en comn. La categora incluye las monarquas absolutas, los _peros burocrticos, las oligarquas, las aristocracias, los regme-

    _ tes constitucionales con sufragio limitado, el despotismo persona-lista, los regmenes fascistas y comunistas, las dictaduras militares y otros tipos de gobierno. Algunas de estas formas de gobierno han prevalecido en tiempos pasados; otras son relativamente modernas. En particular, los regmenes totalitarios surgieron en el siglo XX, tras el comienzo de la democratizacin, e intentaron utilizar la mo-

    vilizacin ciudadana de masas para servir los propsitos del rgi-men. Los cientficos sociales disearon una distincin importante y adecuada entre estos regmenes y los sistemas tradicionalMente no democrticos. Estos ltimos se caracterizan por la existencia de un partido nico, generalmente dirigido por un solo hombre; una polica secreta poderosa y omnipresente; una ideologa muy desarrollada como tal, que sostiene un ideal de sociedad que el movimiento totalitario se compromete a realizar, y una penetracin y control por parte del gobierno de las comunicaciones de masas y de todas o la mayora de las organizaciones sociales y econmicas. Por su parte, un sistema autoritario tradicional se caracteriza por la existencia de un nico lder o un pequeo grupo de lderes, ningn partido o un partido dbil, ninguna movilizacin de masas, posiblemente una "mentalizacin" pero no una ideologa, gobierno limitado, "plura-lismo limitado y no responsable", y ningn esfuerzo por reformar la sociedad y la naturaleza humana. 8

    Esta distincin entre totalita-rismo y autoritarismo resulta crucial para comprender la poltica del siglo XX. Sin embargo, para evitar la ambigedad en el repetido uso del trmino "no democrtico", este estudio usa el trmino "au-toritario" para referirse a todos los sistemas no democrticos. Las formas especficas de regmenes no democrticos o autoritarios se refieren a los sistemas de un solo partido, sistemas totalitarios, dictaduras personalistas, regmenes militares y otros semejantes.

    Las olas de democratizacin

    Los sistemas politicos con caractersticas democrticas no se limitan a los tiempos modernos. En muchos lugares del mundo se eligieron jefes tribales durante siglos, y en algunos lugares existan instituciones polticas democrticas a nivel de las ciudades: Por aadidura, el concepto de democracia era, por supuesto, familiar para el mundo antiguo. La democracia de los griegos y los roma-nos, sin embargo, exclua de la participacin en la vida poltica a las mujeres, a los esclavos y muchas veces a otras categoras del pueblo, como los residentes extranjeros. La medida en que estos cuerpos directivos fueron, en la prctica, responsables incluso de estas limitaciones pblicas era tambin, a menudo, limitada.

    La moderna democracia no es tan simple como la demo-cracia de la ciudad, la tribu o la ciudad-estado; es la democracia del estado-nacin, y su aparicin est asociada al desarrollo del estado-nacin. En Occidente, el empuje inicial hacia la democracia se da en la primera mitad del siglo XVII. Las ideas democrticas y los movimientos democrticos fueron caractersticas importan-

  • 26 La tercera ola Qu? 27

    tes, aunque no centrales, de la Revolucin Inglesa. El "Fundamen-tal Orders" de Connecticut, adoptado por los ciudadanos de Hartford y los pueblos vecinos el 14 de enero de 1638, fue "la primera constitucin escrita de la democracia moderna". Sin em-bargo, las revueltas de los puritanos no dejaron un legado de ins-tituciones democrticas ni en Inglaterra ni en Amrica. Durante un siglo, a partir de 1660, los gobiernos, en ambos lugares, tendie-ron a volverse todava ms cerrados y menos ampliamente repre-sentativos del pueblo que lo que haban sido antes. En una diver-sidad de formas, sucedi un renacimiento aristocrtico y oli-grquico. En 1750, existan instituciones no democrticas a nivel nacional en el mundo occidental. En 1900, esas instituciones exis-tan en muchos pases. En los arios ms cercanos, muchos ms pases tienen instituciones democrticas. Estas instituciones apare-cen en olas de democratizacin (vase la figura I.1).

    Una ola de democratizacin es un conjunto de transiciones de un rgimen no democrtico a otro democrtico, que ocurren en determinado perodo de tiempo y que superan significativamente a las transiciones en direccin opuesta durante ese mismo pero-do. Una ola tambin implica habitualmente la liberalizacin o la democratizacin parcial en sistemas polticos que no se convierten por completo en democrticos. En el mundo moderno se han pro-ducido tres olas de democratizacin. 1 Cada una de ellas ha afec-tado a un nmero relativamente escaso de pases, y durante su transcurso algunos regmenes de transicin fueron en una direc-cin no democrtica. Por aadidura, no todas las transiciones hacia la democracia ocurren durante olas democrticas. La historia es una mezcla de cosas, y los cambios polticos no pueden encerrarse en clasificaciones histricas absolutas. La historia tampoco es uni-direccional. Las primeras dos olas de democratizacin fueron se-guidas por una ola inversa en la que algunos pases que previa-mente haban hecho la transicin hacia la democracia, aunque no todos, volvieron a gobiernos no democrticos. A menudo resulta arbitrario intentar especificar con precisin cundo ocurre un r-gimen de transicin. Tambin resulta arbitrario intentar especifi-car con precisin las fechas de las olas de democratizacin y sus contraolas. De todas maneras, a veces resulta til ser arbitrario, y las fechas de esas olas en que cambian los regmenes son ms o menos las siguientes:

    Primera extensa-- ola de democratizacin 1828-1926 Primera contraola 1922-42 Segunda breve ola de democratizacin 1943-62 Segunda contraola 1958-75 Tercera ola de democratizacin 1974-

    La primera ola de democratizacin. La primera ola tiene sus races en las revoluciones norteamericana y francesa. La aparicin actual de las instituciones democrticas, sin embargo, es un fenmeno propio del siglo XIX. En la mayora de los pases, durante ese siglo, se desarrollan gradualmente las instituciones democrticas, y por eso resulta difcil, as como arbitrario, especificar una fecha precisa a partir de la cual un sistema poltico pueda ser considerado democrtico. Sin embargo, jonathan Sunshine presenta dos crite-rios extensos para establecer cundo los sistemas polticos del si-glo XIX alcanzan una calificacin democrtica mnima en el con-texto de ese siglo: (1) el 50 A de los varones pueden ser elegidos para votar y (2) un Poder Ejecutivo responsable, que debe mante-ner el apoyo de la mayora en un Parlamento elegido, o al que se elige en elecciones populares peridicas. Si adoptamos estos crite-rios y los aplicamos de forma bastante amplia, podremos decir que los Estados Unidos comenzaron la primera ola de democra-tizacin aproximadamente en 1828." La abolicin de las califica-ciones segn la propiedad, en los estados ms antiguos; y la ad-misin de nuevos estados con sufragio universal masculino eleva-ron por encima del 50 % la proporcin de varones blancos que votaron en aquella eleccin presidencial de 1828. En las dcadas siguientes, otros pases ampliaron progresivamente el sufragio, redujeron la pluralidad de votos, introdujeron el sistema de voto secreto y establecieron la responsabilidad del primer ministro y gabinetes parlamentarios. Suiza, los dominios ingleses de ultramar, Gran Bretaa y varios pases europeos ms pequeos hicieron su transicin hacia la democracia antes de que cambiara el siglo. Poco antes de la Primera Guerra Mundial, Italia y Argentina introduje-ron regmenes ms o menos democrticos. Tras esta guerra se democratizaron los pases que acababan de independizarse, Irlanda e Islandia, y se produjeron movimientos de masas en pro de la democracia en los estados que sucedieron a los imperios de los Romanov, Habsburgo y Hohenzollem. A principios de los arios treinta, tras el fin de la primera ola, Espaa y Chile se aadieron a las filas democrticas. En total, en el curso de unos cien arios, ms de treinta pases establecieron, por lo menos mnimamente, instituciones nacionales y democrticas. En 1830, Tocqueville predijo este movimiento cuando empezaba. En 1920, James Bryce revis su historia, y dedujo que "el movimiento hacia la democra-cia, hoy ampliamente visible, es un movimiento natural, debido a una ley general del progreso social".

    La primera contraola. A pesar de la especulacin de Bryce sobre su futuro, el movimiento hacia la democracia estaba reducindose