Hombres sin Rostros Ricardo González Alfonso.

CURRICULUM. Ricardo González Alfonso. (La Habana, 1950). Poeta , escritor y periodista. Después de realizar varios oficios, trabajó como guionista de la Televisión Cubana. En esta etapa ganó dos premios y dos menciones nacionales. Cursó los postgrados en el Centro de Estudios de la Radio y la Televisión; y participó en un taller de dramaturgia en la Escuela Internacional de Cine, Televisión y Vídeo de San Antonio de los Baños. Cuentos, poemas o trabajos periodísticos suyos han sido publicados en Cuba, España, Estados Unidos, Bélgica, Francia y Puerto Rico. Su poemario “Historia Sangrada” se halla en una editorial española. En 1995 se incorporó a la prensa independiente del control gubernamental. Trabajó como subdirector de Cuba Press. Desde 1998 es corresponsal de Reporteros Sin Fronteras. En ese año organiza y dirige la biblioteca “Jorge Mañach” del Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba. En el 2001 funda y preside la “Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling” (V premio internacional de Derechos Humanos de la Fundación Hispano Cubana). En el 2002 funda y dirige la revista “De Cuba” (mención especial Mariah Morse Cabot), de la Universidad de Columbia en Nueva York. Por estas actividades, desde marzo de 2003, cumple injustamente una sanción de 20 años de cárcel. Amnistía Internacional lo declaró Prisionero de Conciencia.

AL EDITOR. El poemario “Hombres sin Rostros” lo escribí clandestinamente en la primera fase del régimen de mayor severidad, en la cárcel. Esta circunstancia me dificulta analizar los textos en su conjunto, para proponerle el orden de los poemas. Por esa razón le confío a usted esa tarea. Sólo le sugiero que el primero sea “Ficha”, el segundo “Croquis”, y el último “Después del Apocalipsis”. Además, me complacería que la dedicatoria fuera: “A los prisioneros de conciencia y coincidencias”. Por último, considero necesario dedicar la siguiente página aclaratoria: AL LECTOR Los poemas de “Hombres sin Rostros” los escribí clandestinamente en una celda de aislamiento en la prisión Kilo 8, en la provincia de Camagüey, Cuba. Pero “Testimonio” está inspirado en una vivencia sufrida, en el Centro de Investigaciones de la Seguridad del Estado cubana, en La Habana, donde conviví con varios presos comunes”. El autor. Creo importante esta aclaración, pues en ese poema expreso un contacto directo con un condenado a muerte; mientras que en los otros aludo al aislamiento o a contactos eventuales o indirectos. Atentamente, Ricardo González Alfonso.

Hombres sin Rostros Ricardo González Alfonso.

FICHA. Dieron la orden. Hurgaron ojal a hoja en mi árbol ideológico desde Adán a mi silueta. Dieron la orden. El fígaro en su afán rozó mi raciocinio para despojarme de ilusiones y cabellos. Dieron la orden. En un cementerio de papel con mortajas de tinta sepultaron mis huellas. Dieron la orden. Captaron mi semblante para capturarme mejor como en el cuento del lobo. Dieron la orden. Me asignaron una cifra para descifrarme en esa ecuación donde uno es ninguno. Dieron la orden desde siempre: durante dos décadas recluirme. Dieron la orden. Estoy sin libertad. Mas soy libre.

CROQUIS. Del ártico al antártico cuatro pasos. Del poniente al levante dos y un suspiro. Siempre en el norte quince barrotes con vocación de puerta y un candado. Siempre en el sur una claraboya enrejada indiscreta como una anciana soltera. Empotrado el camastro solitario. El lavadero empotrado. En un rincón del horizonte un orificio melancólico y un tubo cabizbajo se disfrazaron de baño. Y bajo un cielo de hormigón iluminado por un astro de cristal yo canto.

AISLADOS. Sólo la voz. Si acaso un pliego furtivo. Sólo al sol los ojos hablan cantan si la lluvia no entona su concierto de desconcierto. Solos. Imaginar la mirada el gesto ajeno. Como ciegos de tanto ver. Como hombres sin rostros.

ACTITUD. Como un marajá por su harén con esposas a todas partes me conducen. Los puños a la espalda las anillas como garras. Como un marajá por su harén: cenital la mirada.

CANCERBEROS. Verdes sin esperanzas variados como naipes. Vastos los bastos los oros escasos. Espadas de doble sino sin filo. Sotas de copas quebradas barajas de esquinas rotas. Desheredados de paz mezclan vidas de azar sin suerte. Naipes del poder verde sin la esperanza de un as.

REQUISA. Como relámpagos sin nubes llegan. Palpan la sábana en busca -quizás- de mi alma. Releen mis manuscritos con ojos de críticos crónicos. Ojean y hojean los libros por si son libres. Bajo el camastro registran en pos de fierros fieros. Escudriñan la almohada por si dejé algún sueño. Sus miradas dialogan: -Nada. -Nada. Y se marchan como nubes sin relámpagos.

BON APPETIT. Ni china ni francesa la destreza culinaria. Ni española ni árabe la cocina. Sólo un huérfano de paladar no sufre el menú de los penados: manjares de azufre.

SOLA. Celda celada celosa de ti testimonios de nostalgias -tatuajes del infierno- calan tu piel de cal calcinada. Celda celada celosa de ti sin más orgasmo que el sexo ajeno solitario nocturno. Celda celada celosa de ti con la magia del tiempo cruzaré tu osamenta de acero y seguirás sola mente sola otra vez.

SESENTA MINUTOS CON RA. Yerran los sabios. Este es otro sol más más solitario. Insecto atrapado en la telaraña de hierro que juega a ser y no ser techo y cielo. Aullidos gritos palabras. Jibones hombres blancos y negros. Si Darwin nos viera sería feliz con su eslabón hallado con su eslabón esclavo con mi eslabón. El reloj de penas desgranó el tiempo. Murió la hora de respirar la luz. Nos llegó la celda.

LAS MANOS. Este condenado no es un hacedor de cuentos árabes. No conoce Bagdad ni el Corán. Mas optó por una ley islámica un ardid de leyenda una táctica de sangre. Para conmover a sus verdugos se amputó la siniestra y sobornó al convicto que la diestra le segó. Sobrevivió como Sherezada. Mientras sus manos lo aguardan libres y en paz.

Por Humberto Real Suárez. REALEZA. Con su apellido Real con su piel de pergamino con su fe perenne el prisionero reclama a golpes de hambre su uniforme castrense. Con él cruzó -clandestino y nocturno- fronteras de mar y arribó a la Isla como la sangre a la herida. Después de un accidente oh incidente mortal y de lid lo condenaron a muerte con su piel de pergamino con su fe perenne. Desde su apellido Real desde su celda de castigo envía mensajes de paz con un lenguaje de guerra. Rumbos paralelos que se cruzan y convergen en el sino de un hombre al borde de su suerte con su piel de pergamino con su fe perenne.

CEREMONIA. La liturgia carcelaria prescinde del incienso y de los cirios mas no del rito. Cotidianamente a golpes a golpes comprueban la solidez de las rejas. Cotidianamente el guardián y la enfermera con fármacos o excusas. Cotidianamente nos cuentan y recuentan hombre a celda. Cotidianamente ese ritual rítmico esa rutina rústica de lunes a siempre.

MORRADA. Rápida como ala de colibrí la porra redobla en un tambor de piel humana. Como lava irrumpe la sangre. Los barrotes resuenan resuenan protestan. El húmero cruje la frente se inflama y yo escucho -sufro- los gritos los gritos los gritos del reo que azotan en el cuerpo en el alma.

PRELUDIO. Concluídas las pesadillas diurnas debuta un concierto de violines rotos -opus sin paz- para un hombre en calabozo. Inútil la carpa de tul inútil: zumban zumban zumban. Mil palmadas casi gitanas salen de caza. De pronto la impronta da la sangre como una tarja. Los sobrevivientes -vampirillos alados- asechan hasta el alba.

NOCTURNO. Como una modelo de Rubens tinta en noche se pasea con los hechizos del miedo: atemoriza y teme. Noctámbula o insomne con la pupila diestra me observa. Se asoma feroz y fémina. Parece Géminis. Defiendo mi frontera breve y como una modelo de Rubens ante la muerte espeluznada huye la rata.

LUZ DE LUX. En un principio fueron las sombras. Después del ocaso al alba una luz decapitaba su leyenda de pureza en mi celda. Azotaba mis córneas una lámpara en vela cómplice de insomnios de guardianes cómplice y de un juez invisible que hizo visible su sentencia: tres meses de luz perenne.

DIALECTICA. Yang A dos cuartas del alba habladurías y algarabías marginales despiertan a ruidos que estallan. Satanás de fiesta por la cárcel grita y amenaza. Yin Justo a dos cuartas del ecuador de la noche el silencio se implanta: lo más inhumano de los humanos duerme. La Muerte calla y aguarda.

ANIMO. De mes en cuando mi optimismo extravía su esencia. Siente sin sentido los sentidos. El costillaje herraje los pies grilletes el cráneo calabozo. Que su sombra no lo obedece. Que sus pasos son los rastros de todas las pesquisas. Y así de mes en cuando vive una muerte breve que muere de una sonrisa.

Por Alida. EL CANTO DEL CAUTIVO. No hay distancia en la memoria: tu presencia y ausencia cautivan al cautivo. Los recuerdos son tangibles si invoco tu nombre y translúcidas las muralla si sonríes. Tu alegría es la luz. Tu amor el milagro diario de Dios.

INTIMIDAD. I Un amor de reloj y calendario ofrece el edicto carcelario. Sólo una vez sin soledad de otoño a primavera y viceversa durante un trébol de horas para el arte del espíritu y la carne. II Eros prisionero a solas con Venus. Afuera ronda y ronda la carcelera. Debuta el abracadabra de arrullos y silencios. Afuera ronda y ronda la carcelera. Se besan las sonrisas los sexos se besan. Afuera ronda y ronda la carcelera. Los cuerpos ondulan al borde del éxtasis cuando tocan en la puerta.

EVASION. Mis raciones de muerte son instantes felices: besos de hijos y una amante desanda bajo la lluvia o la luna entre mis dedos cenicientos. No hay opciones en esta selva con lianas de fierro. En este horizonte tangible tan breve como un hombre con los brazos abiertos. Cada ración lícita de muerte incinera nostalgias y disfrazada de humo asciende asciende libre.

Por mis hijos. FOTO. Nostalgia y alegría de rey y de profeta: David sin Goliat Daniel sin leones. Instantáneas de almas retrato de dos designeos que al cautivo acompañan. Arbusto genealógico de dos ramas: mi sonrisa mi añoranza.

HAY CARTAS QUE... Una niña me escribe con la edad de los colores del arco iris. Con los iris de risa en brisa. Con el arco de los labios que me lanza carta a alma saetas de dichas. Una niña me escribe con su nombre de Rocío y de un verso de alba y de esperanza asola soledades: no existen sombras para tanta luz cuando mi hija me escribre.

MISIVAS. Las epístolas no son de Pablo a los corintios o romanos mas profetizan la esperanza. Son latidos de palabras pliegos de ilusiones postales de terneza: vírgenes violadas por la censura carcelaria.

VISITAS. Llegan con sonrisas o sollozos con besos como versos con abrazos como brasas. Traen anécdotas familiares noticias y golosinas: dos horas de dicha para meses de avatares. Y al partir se llevan inocentes jirones íntimos de soledades.

EL OTRO MANA. Esta versión no desciende del cielo: cruza la Isla con su ración de hogar y de amor de paz y de pan. No desciende del cielo pero es un milagro que calma trimensual y tangible con su sabor a esperanza los sinsabores del presidio. No desciende del cielo pero salva cuando la noche muerde las entrañas.

RITO. Con la sonrisa de los ángeles y la mirada de tridente llegan. Los doctores de la Ley sin togas ni birretes. Con sus estrellas vienen los castrenses. Cultivan entre cautivos sus simientes marchitas. Y se despiden -como siempre- con la sonrisa de los ángeles y la mirada de tridente.

Por Lorenzo Enrique, compañero de celda. TESTIMONIO. Negro y con risa de medialuna proxeneta de estrellas rufián del alba era el más diestro tahur del asfalto. Después quiso cruzar el horizonte cambiar de oficio y cambió de suerte. Juzgado por pirata debutante se burló de la sentencia: incrédulo de profesión nunca nunca creyó en los reyes malos. Cuando abrieron el calabozo se hallaba ausente del alba y las estrellas. Le di una palmada de alma en el hombre y lo vi partir muerto a la muerte.

OTELO ALCAIDE. Todo celos: mitad amor mitad odio un exregente de los carceleros. Despechado citó a su despacho a la amada. Le disparó al rostro. Su odio lo dedicaba a los reos.

EL TORO. Es rupestre mas no una pintura de Altamira y lo desconocen los turistas. No es Zeus transformado para raptar a Europa pero es un mito vivo. No es un miura ni ha salido a las plazas taurinas pero es de lidia. Ignora quien fue Picasso -y viceversa- sin embargo es un minotauro contemporáneo un convicto invicto testa de piedra y cicatrices que embiste mil y otra vez un capote de barrotes como si de una cornada pudiera raptar su libertad.

HORRO. Padecía de soledad de nostalgia y de asma un morador de mi penúltima celda. De luna a sol de sol a luna a falta de habano aspiraba el humo de un colchón de espuma. El auxilio llegó después que la muerte.

PUNTO DE VISTA. No lo motivó la vergüenza ni el arrepentimiento como a Edipo. Jura que no mató a su padre. Se sacó un ojo y alguien impidió que se arrancara el otro. ¿Verá ahora sólo la mitad de su tragedia?

JEROGLIFICO INTERIOR. Vírgenes y águilas corazones y anclas calaveras y textos. Signos de añoranzas que mueren en la piel del reo. Sólo nacen y renacen en el alma. No son de tinta. son de lágrimas.

CURRICULUM. Híbrido de odio y de ternura nació con la infancia trunca. Delinquir fue su rosario: Avemarías de ciclos hurtados y sin un Padre Nuestro dio muerte al ajeno. Su Gloria fue la condena que crucificó su adolescencia. Se hizo hombre con un Credo de filo doble. Predicó un evangelio de sangre. Violó los díez mandamientos y a un joven híbrido también de ternura y de odio. Los domingos escribe epístolas a sus hijos por nacer y a los nietos que añora. Por la noche duerme con su mujer de papel y llora.

DUELO. De la disputa al desafío media una mirada. No se establece la fecha (el rencor es paciente). No se nombran padrinos ni se anuncia si será a primera o última sangre. Una algarabía súbita se escucha. Filoso el odio perfora la entraña ajena. Después sin guantes blancos se multiplican las leyendas.

CIELO DE CIENO. La demanda a voces mas en clave de colores. Rojo blanco verde. Un arco iris de estupefacientes a los penados corroe. ¿Narcopasilleros? ¿Politraficantes? No sé. Mi sueño no es de ese rumbo. Sólo comprendo que se hallan con “Lucy en el cielo con diamantes” y que al morir el éxtasis resucitan sin colores en la cárcel.

DEFINICION. Oídos de odio. Visión viciosa. Voz de coz. Reo con arreos alacrán alado: el delator.

METAMORFOSIS. Llora. Llora de sexo. Parece una lágrima de mujer. Quiere ser hembra. Cambió su nombre de varón por uno de baronesa. Mas no era suficiente. Quiere ser hembra. Se maquilló la mirada los besos y las caricias. Mas no era suficiente. Quiere ser hembra. Tornó su voz en trino sus ademanes en mariposas. Mas no era suficiente. Quiere ser hembra. Fue la ninfa apenada de una gama de penados. Mas no era suficiente. Quiere ser hembra. Los gentiles genitales se extirpó. Y no es suficiente.

LACRAS. La Parca no es parca si sobrevive de voz en vos como en una poética macabra. Yanes taló e incineró su árbol familiar sin excluir ni una hoja ni un hijo como en una versión libre o esclava de A Sangre Fría. Lo condenaron a muerte. A una sola muerte. Mas el algorítmico penitenciario multiplicó la sentencia: día a día le anunciaban el farallón de la Parca. Día a día entre risas ellos. El entre lágrimas. Y sin querer trascender de voz en vos como en un verso del infierno transformó su cuerpo en un péndulo.

JERGA. Nacen huérfanas las palabras del presidio. Nacen huérfanas y homicidas. Ay de los años sombras de los años jerigonzas donde yace sin paz la magia tremenda del idioma.

DIVERTIMENTO. Mónaco o Las Vegas sin ruletas ni fichas en un casino de rejas a gritos las apuestas. Proscrito el dinero todo todo es dinero: un jabón de tocador o ropillas usadas un mazo de tabacos o una mujer fantasma. Aprovechan los caballeros de la triste fortuna que un narrador deportivo se ha tornado en suertero. -Pago doble. Un fullero exclama. -Doy más. Un ladrón ladra. Hacen su juego de fuego: las apuestas alcanzan sus llamas más altas en esa porfía de azar y asar un tiempo enfermo de esperanza.

JUICIO FINAL. En ese limbo terrestre entre la sentencia y la ejecución el homicida leía del Génesis al Apocalipsis. Descubría otra versión de la muerte de la vida del amor. Cuentan que marchó al patíbulo entonando un Salmo: “El Señor es mi pastor nada me falta; en verdes pastos me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce y reconforta mi alma”. Cuentan que prosiguió cantando mientras oía: con balas de guerra carguen apunten ¡Fuego! Y cuentan que aún se escuchan sus cantos a Dios.

A mis compañeros de causa en Kilo 8.

DESPUES DEL APOCALIPSIS.

En este instante infinito con la ternura ilesa y el coraje invicto aún entre cuatro muros cardinales la desesperación y la esperanza me revelan sendos senderos y fluyo por un universo de versos. Entonces tengo una visión patética: horror a pavor canto a desencanto reencarno en cada cautivo y me estremezco alma adentro. Después tengo una visión poética: contemplo este oasis celestial en el rincón del infierno donde alternamos gozos y sollozos versos y rezos y compartimos el pan nuestro como ángeles prisioneros. De retorno

a los confines del espanto siento letra a sangre toda la cárcel. Dudo de mis dudas y amo.