Hoja Dominical n. 3706mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus...

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Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.706 Carta Dominical dominical HOJA U na semana más, connuamos glosan- do y comentando el documento de los obispos de Cataluña, Espíritu, ¿hacia dónde guías nuestras Iglesias? con movo del vigé- simo quinto aniversario del Concilio Provin- cial Tarraconense. Hoy queremos mencionar todo el trabajo de promover vocaciones en la vida de nuestra Iglesia. En el documento, los obispos «llamamos a los jóvenes para que descubran el Cristo, amigo y salvador, y se acerquen al próximo, como lo hizo el buen samaritano (véase Lucas 10,25-37). Las gran- des energías de amor que enen los jóvenes emergen cuando son tocados por la palabra y los gestos de Jesús y por la Palabra miseri- cordiosa de Dios, recibida en la oración. Por eso todo lo que concierne a los jóvenes —la pastoral juvenil y la pastoral de las vocacio- nes— debe ser promovido y necesita la aco- gida y el apoyo de toda la comunidad eclesial». El ejercicio del apostolado resulta muy variado por parte de los miembros de todo el Pueblo santo de Dios. «La toma de con- ciencia de esta responsabilidad laical que nace del Bausmo y de la Confirmación», afirma el papa Francisco (EG 102), y hace devenir verdaderos discípulos misioneros. En este marco co- mún de vida crisana y de tarea evangelizadora, puede haber una mulplicidad de ministerios y servicios, pero conviene que algunos de ellos sientan la llamada a una vocación más específi- ca como el ministerio sacerdotal o la vida consagrada. Hoy la Iglesia celebra el «Día del Seminario». El lema de este año es «Padre y hermano, como san José». Quiere reflejar la figura de san José en los sacerdotes, en un año en el que este santo ha tomado un mayor protagonismo, al haber declarado el Papa «el año de san José». Como él lo supo hacer con Jesús, también los sacerdotes son enviados a cuidar de la vida de cada persona, con el corazón de un padre, sabiendo, además, que cada uno de ellos es su hermano. El número de vocaciones al ministerio sacer- dotal connua bajo pero más bien estable, mientras que el número de sacerdotes y de religiosos y religiosas es netamente inferior al de 1995, cuando tuvo lugar el Concilio Ta- rraconense. Pero, más que entrar en valora- ciones sociológicas, quisiera subrayar hoy la efusión de gracia que es para las comunida- des crisanas la presencia de sacerdotes y de diáconos. No hace muchos días, un miembro que parcipó en el Concilio Tarraconense de 1995, me hablaba del silencio que se hizo en el aula conciliar de Sant Cugat del Vallès en la primavera del año 1995, cuando intervino el obispo auxiliar emérito de Barcelona, Ramon Daumal, que en aquellos momentos tenía 83 años. Con voz clara y cálida dejó entrever como el sacerdocio había cincelado su vida. Sus palabras tenían el perfume de una huma- nidad exquisita, de fe y de amor a la Iglesia y al mundo. Desde el cenit de su vida, se descubría el lado de un corazón joven. Por eso les dijo: «La Iglesia es de Jesucristo. La Iglesia nos supera en el empo y en el espacio; no la llevamos los hombres, la condu- ce la presencia del Espíritu». Por todas nuestras ciudades, pueblos y barrios, como la levadu- ra en medio de la masa, están presentes unos hombres llama- dos por Dios al servicio del Evangelio, los cuales, a veces con voz fuerte, otros, en cambio, medio temblorosos, dicen: «Este es mi Cuerpo», «Esta es mi Sangre», «Yo te perdono, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo», «Converos, la hora de Dios ya ha llegado», «Bienaventurados los pobres, los pacifi- cadores, los limpios de corazón, los perseguidos por causa de la juscia ...». El Día del Seminario, más que un baile de números, es una invitación a todas las comunidades a senr como propia la misión ministerial de los sacerdotes y diáconos. Como se ha dicho, la primera palabra la ene el Espíritu; pero, como bien sabemos, la segunda o la cuarta está en nuestras manos, y sin nuestra aportación no habrá una nueva primavera de vocacio- nes para la Iglesia. 21 de marzo de 2021 V Domingo de Cuaresma EL DÍA DEL SEMINARIO ES UNA INVITACIÓN A SENTIR COMO PROPIA LA MISIÓN MINISTERIAL DE LOS SACERDOTES Y DIÁCONOS † Joan Planellas i Barnosell Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado Enfoca el código QR y accede al video de la Carta dominical «Espíritu, ¿hacia dónde guías nuestras Iglesias?» (8) UNA IGLESIA QUE TRABAJA POR LAS VOCACIONES

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Page 1: Hoja Dominical n. 3706mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados. Salmo responsorial [50, 3-4.12-13.14-15 (R.: 12a)] Misericordia, Dios mío,

Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.706

Carta Dominical

dominicalHOJA

Una semana más, continuamos glosan-do y comentando el documento de los

obispos de Cataluña, Espíritu, ¿hacia dónde guías nuestras Iglesias? con motivo del vigé-simo quinto aniversario del Concilio Provin-cial Tarraconense. Hoy queremos mencionar todo el trabajo de promover vocaciones en la vida de nuestra Iglesia. En el documento, los obispos «llamamos a los jóvenes para que descubran el Cristo, amigo y salvador, y se acerquen al próximo, como lo hizo el buen samaritano (véase Lucas 10,25-37). Las gran-des energías de amor que tienen los jóvenes emergen cuando son tocados por la palabra y los gestos de Jesús y por la Palabra miseri-cordiosa de Dios, recibida en la oración. Por eso todo lo que concierne a los jóvenes —la pastoral juvenil y la pastoral de las vocacio-nes— debe ser promovido y necesita la aco-gida y el apoyo de toda la comunidad eclesial».

El ejercicio del apostolado resulta muy variado por parte de los miembros de todo el Pueblo santo de Dios. «La toma de con-ciencia de esta responsabilidad laical que nace del Bautismo y de la Confirmación», afirma el papa Francisco (EG 102), y hace devenir verdaderos discípulos misioneros. En este marco co-mún de vida cristiana y de tarea evangelizadora, puede haber una multiplicidad de ministerios y servicios, pero conviene que algunos de ellos sientan la llamada a una vocación más específi-ca como el ministerio sacerdotal o la vida consagrada.

Hoy la Iglesia celebra el «Día del Seminario». El lema de este año es «Padre y hermano, como san José». Quiere reflejar la figura de san José en los sacerdotes, en un año en el que este santo ha tomado un mayor protagonismo, al haber declarado el Papa «el año de san José». Como él lo supo hacer con Jesús, también los sacerdotes son enviados a cuidar de la vida de cada persona, con el corazón de un padre, sabiendo, además, que cada uno de ellos es su hermano.

El número de vocaciones al ministerio sacer-dotal continua bajo pero más bien estable, mientras que el número de sacerdotes y de religiosos y religiosas es netamente inferior al de 1995, cuando tuvo lugar el Concilio Ta-rraconense. Pero, más que entrar en valora-ciones sociológicas, quisiera subrayar hoy la efusión de gracia que es para las comunida-des cristianas la presencia de sacerdotes y de diáconos. No hace muchos días, un miembro que participó en el Concilio Tarraconense de 1995, me hablaba del silencio que se hizo en el aula conciliar de Sant Cugat del Vallès en la primavera del año 1995, cuando intervino el obispo auxiliar emérito de Barcelona, Ramon Daumal, que en aquellos momentos tenía 83 años. Con voz clara y cálida dejó entrever como el sacerdocio había cincelado su vida. Sus palabras tenían el perfume de una huma-

nidad exquisita, de fe y de amor a la Iglesia y al mundo. Desde el cenit de su vida, se descubría el latido de un corazón joven. Por eso les dijo: «La Iglesia es de Jesucristo. La Iglesia nos supera en el tiempo y en el espacio; no la llevamos los hombres, la condu-ce la presencia del Espíritu».

Por todas nuestras ciudades, pueblos y barrios, como la levadu-ra en medio de la masa, están presentes unos hombres llama-dos por Dios al servicio del Evangelio, los cuales, a veces con voz fuerte, otros, en cambio, medio temblorosos, dicen: «Este es mi Cuerpo», «Esta es mi Sangre», «Yo te perdono, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo», «Convertíos, la hora de Dios ya ha llegado», «Bienaventurados los pobres, los pacifi-cadores, los limpios de corazón, los perseguidos por causa de la justicia ...». El Día del Seminario, más que un baile de números, es una invitación a todas las comunidades a sentir como propia la misión ministerial de los sacerdotes y diáconos. Como se ha dicho, la primera palabra la tiene el Espíritu; pero, como bien sabemos, la segunda o la cuarta está en nuestras manos, y sin nuestra aportación no habrá una nueva primavera de vocacio-nes para la Iglesia.

21 de marzo de 2021 V Domingo de Cuaresma

EL DÍA DEL SEMINARIO ES UNA INVITACIÓN A SENTIR COMO PROPIA LA MISIÓN MINISTERIAL DE LOS SACERDOTES Y DIÁCONOS‘

† Joan Planellas i BarnosellArzobispo metropolitano de Tarragona y primado

Enfoca el código QRy accede al video de la Carta dominical

«Espíritu, ¿hacia dónde guías nuestras Iglesias?» (8)

UNA IGLESIA QUE TRABAJA POR LAS VOCACIONES

Page 2: Hoja Dominical n. 3706mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados. Salmo responsorial [50, 3-4.12-13.14-15 (R.: 12a)] Misericordia, Dios mío,

Edita: Arzobispado de Tarragona · Redacción y administración: Dpto. de Comunicación y Publicaciones (Pla de Palau, 2 – 43003 Tarragona) · Teléfono: 977 23 34 12 · Correo electrónico: [email protected] Directora: Anna Robert · Asesoramiento lingüístico: Rafael Muñoz · Imprime: Torrell, S.A. · D.L.: T-519-01

Ciclo B

Liturgia de las Horas: Semana V

Domingo 21: V Domingo de Cuaresma [Jer 31,31-34; Salmo 50,3-4.12-13.14-15; Heb 5,7-9; Jn 12,20-33 (LE/LH propias)]

Lunes 22: Dan 13,1-9.15-17.19-30.33-62 (o bien más breve: 13,41c-62); Salmo 22, 1-3a.3b-4.5.6; Jn 8,1-11]

Martes 23: [Núm 21,4-9; Salmo 101,2-3.16-18.19-21; Jn 8,21-30] Santo Toribio de Mogrovejo, obispo (Conm.)

Miércoles 24: [Dan 3,14-20.91-92.95; Salmo: Dan 3,52-56; Jn 8,31-42]

Jueves 25: Anunciación del Señor (Sol) [Is 7,10-14; 8,10b; Salmo 39,7-8a.8b-9.10.11; He 10,4-10; Lc 1,26-38]

Viernes 26: [Jer 20,10-13; Salmo 17, 2-3a.3bc-4.5-6.7; Jn 10,31-42] Día de abstinencia

Sábado 27: [Ez 37,21-28; Salmo: Jer 31, 10-13; Jn 11,45-57]

Domingo 28: Domingo de Ramos [Is 50,4-7; Salmo 21,8-9.17-18a.19-20.23-24; Flp 2,6-11; Mc 14,1-15,47 o bien más breve: 15,1-39 (LE/LH propias)]

LecturasV Domingo de Cuaresma

Lectura del libro de Jeremías (31, 31-34)

Ya llegan días —oráculo del Señor— en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebran-taron mi alianza, aunque yo era su Se-ñor —oráculo del Señor—. Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior y la escri-biré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: «Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor —oráculo del Señor—, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.

Salmo responsorial [50, 3-4.12-13.14-15 (R.: 12a)]

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

R. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firma. No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R.

LITURGIA DE LA SEMANA

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. R.

Lectura de la carta a los hebreos (5,7-9)

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oracio-nes y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su pie-dad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salva-ción eterna.

Lectura del santo Evangelio según san Juan (12, 20-33)

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Se-ñor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, que-da infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pier-de, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta

En la primera oración de este domingo, pedimos que «avancemos animosamente hacia aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse por la salvación del mundo». Por su muerte y resurrección Dios ha hecho con nosotros una Alianza Nueva con una ley no escrita en tablas de piedra: «Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones» (1a lectura). El Evangelio nos recuerda que «ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo (…) muere, da mucho fruto». Imitemos a Cristo, aborreciéndonos a nosotros mismos en este mundo, para guardarnos así para la vida eterna.

hora? Pero si por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre». Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo». La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha veni-do por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.