HISTORIO GRAFIA SEGOVIANA

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HISTORIO GRAFIA SEGOVIAN A P O R MARIANO QUINTANILL A Discurso inaugural del curso de 1952 a 1953 , del Instituto Díego de Colmenares, leído en l a sesión celebrada en la nave de San Quírce e l día 15 de octubre de 1952 . Excmo . Señor. Queridos compañeros del Instituto Diego d e Colmenares . Señoras y señores . Estas oraciones inaugurales son ocasión propicia de recor- dar la labor realizada por las sociedades, no en el tiempo pró- ximo que se refleja en la memoria puntual del secretario, sin o en lapso más dilatado . Veinticinco años, las bodas de plata, e s en la vida de una asociación, aunque no tanto como en la indi- viduaI, plazo suficiente para recordar las fechas pasadas ; moti- vo por el cual hubimos de conmemorar el curso anterior el falle - cimiento del cronista Lecea y el del poeta Rodao y ahora el d e la compra y acondicionamiento de este edificio . Hace un cuart o de siglo, albañiles y carpinteros, dirigidos por el arquitecto Javie r Cabello, a la sazón director de este centro, restauraban la igle- sia románica para nuestro domicilio social . Recordemos, pues , estas bodas de plata, ya que a su tiempo no se conmemoraro n las de la fundación de la sociedad, el comienzo humilde de una s clases nocturnas, profesadas por unos hombres de buena volun - tad, amparados en el prestigio del poeta Antonio Machado . Ale- jados casi todos por la muerte o la ausencia, que es una especi e de muerte civil, su memGría perdura en esta casa, especialme n - te en los tres supervivientes, Moreno, Cabello y el que os dirig e la palabra . En la fecha de adquisición de San Quírce ya se ha- bían incorporado más compañeros, entre ellos los Marqueses d e Quintanar y de Lozoya, sucesores de Cabello en la dirección .

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MARIANO QUINTANILL A

Discurso inaugural del curso de 1952 a 1953 ,del Instituto Díego de Colmenares, leído en lasesión celebrada en la nave de San Quírce e l

día 15 de octubre de 1952 .

Excmo. Señor. Queridos compañeros del Instituto Diego deColmenares . Señoras y señores .

Estas oraciones inaugurales son ocasión propicia de recor-dar la labor realizada por las sociedades, no en el tiempo pró-ximo que se refleja en la memoria puntual del secretario, sin oen lapso más dilatado. Veinticinco años, las bodas de plata, e sen la vida de una asociación, aunque no tanto como en la indi-viduaI, plazo suficiente para recordar las fechas pasadas; moti-vo por el cual hubimos de conmemorar el curso anterior el falle -cimiento del cronista Lecea y el del poeta Rodao y ahora el d ela compra y acondicionamiento de este edificio . Hace un cuartode siglo, albañiles y carpinteros, dirigidos por el arquitecto Javie rCabello, a la sazón director de este centro, restauraban la igle-sia románica para nuestro domicilio social . Recordemos, pues ,estas bodas de plata, ya que a su tiempo no se conmemoraro nlas de la fundación de la sociedad, el comienzo humilde de una sclases nocturnas, profesadas por unos hombres de buena volun -tad, amparados en el prestigio del poeta Antonio Machado . Ale-jados casi todos por la muerte o la ausencia, que es una especi ede muerte civil, su memGría perdura en esta casa, especialme n-te en los tres supervivientes, Moreno, Cabello y el que os dirig ela palabra . En la fecha de adquisición de San Quírce ya se ha-bían incorporado más compañeros, entre ellos los Marqueses d eQuintanar y de Lozoya, sucesores de Cabello en la dirección .

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MARIANO Qü1NTANILLA

El entusiasmo de todos hizo posible que hoy podamos reunir -nos en esta nave .

En sucesivas transformaciones, la Universidad Popula racabó constituyéndose en Centro de Estudios Segovia nos. Crea-do como sección de historia el Instituto Diego de Colmenares ,éste ha sido honrado recientemente por la Excma . Diputacióncon el título de Cronista de la provincia . Para corresponder aesta distinción y como un recuerdo de gratitud a quienes no sprecedieron en el estudio del pasado, hemos querido que el tem ade esta disertación inaugural sea sobre HISTORIOGRAFI ASEGOVIANA.

Las fuentes Iiterarias antiguas se reducen a unas cuanta smenciones geográficas en los autores latinos y a los nombresde los obispos de Segovia que asistieron a los concilios de To-ledo. Nada sabríamos apenas sí no nos informara, cada día má sampliamente, la ciencia arqueológica . Por fortuna, las excava-ciones realizadas estos últimos años, con arreglo a los mejore smétodos científicos, por el comisario provincial, nuestro ilustra -do compañero don Antonio Molinero Pérez, han sido como l arevelación de un mundo nuevo, el conocimiento de gran partede la edad antigua, singularmente de la época visigótica (1) . Del •período de la dominación musulmana ya dijo Quadrado, y sub-siste su afirmación, que era «un vacío de siglos, profundo com oel valle que separa la ciudad y el arrabal», sin que los investí-gadores hayan encontrado los materiales para fabricar el puen-te (2). Desde la reconquista, apenas encontramos unas lacónica sreferencias en crónicas y anales y poco sabríamos a no ser po rlos documentos que aún se conservan y que Colmenares utilizócon acierto y diligencia . Es sabido que para reconstruir aquell aépoca hay que acudir a los poemas épicos y los historiadore sárabes. Del mismo modo, nuestra ciudad, que a raíz de su repo-blación ya era fortaleza, iglesia, manufactura y mercado, de lo smejores del reino, tiene su primera fuente en una colecciónhagiográfica .

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HAGIOGRAFIA DEL CERRA.TENSE.—Existe en nuestr aCatedral un precioso códice, «Vítas sanctorum», estudiado po rel P. Fíta (3), y escrito hacia 1276 por el dominico Rodrigo d eCerrato, hagíógrafo que, como Gil de Zamora y Bernardo d eBríhuega, relata con encantadora sencillez milagros de la Virge ny los santos en clara prosa latina, íngenua y cautivadora com oel croman paladino> de Gonzalo de Berceo y las cantigas galai-cas de Alfonso el Sabio . El milagro de la judía despeñada, can-tado por el rey poeta, es narrado después, sin aclaraos inútiles ,por el Cerratense . Los pormenores del hecho, ulteriormente des-figurado, tienen en el relato del fraile dominico el suave arom ade la leyenda dorada . Cuando la hebrea, acusada en falso, pid eayuda a la Virgen, como ella confesó después, «vidit statí mcolumbam quandam candídam, sese usque ad terram conco-mítantem», y después de contar el hecho prodigioso, la admi-ración de la gente y la conversión de «Marisaltus», refier ecómo llegó el suceso a su conocimiento : «Parum postquamhoc contigít, vení ego Segovíam ; audíví huíus míraculi famam,vídí predíctam femínam, vidí de hoc multos testimonium perhí-bentes» .

El rey Sabio en su cantiga CVII, nada dice de la paloma ,pero habla de la higuera donde cayó la hebrea y que parec ese conserva :

Mais poís d'ali foi caúda ,da Virgen foi acareada ,porén non foi perezuda ,peró caen long'ala ,ius a pe d'una figueira .

Dos siglos después, fray Alonso de Espina desfigura e lhecho, acaso por interpretar erróneamente una pintura del mí-lagro . Ya no es la paloma, sino la propia Virgen la que socorr ea .la judía : « apparuit síbi Virgo beata, earn suis ín maníbus red -

píen et ii esam in profundo vallis ponens» . El P . Fila estudióestas curiosas transformaciones en uno de sus artículos sobr ela judería segoviana (4) .

También en Segovia se cercioró el humilde Cerratense ,

como él se llama, de un milagro de Santo Domingo de Guzmán,

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acaecido en nuestra ciudad en 1218, no referido por Colmena -res y demás cronistas locales . Una terrible sequía había ímpe-dído la siembra de los campos, el santo inspirado por Dio sanunció la lluvia, que sobrevino, «mira res», en seguida y engran abundancia .

En este códice trabaja el docto canónigo archivero donCristíno Valverde, y es de esperar que nos amplíe las noticia sdadas por el P . Fidel Fíta .

SIGLO XV. —Con un siglo de intermedio que sólo nos ofre-ce una fuente de información, preciosa para la historia interna ,el «Libro de Buen Amor», donde el alegre arcipreste de Hita no scuenta sus andanzas por tierras y montes de Segovia, de qu eAzorín ha escrito una magnífica glosa (5), pasamos al sigl oaureo de la ciudad, el de Juan II, Enrique IV y los Reyes Cató-licos, cuyos cronistas, como los demás de la época y Ferná nPérez de Guzmán y Hernando del Pulgar, en sus animadas sem-blanzas, nos hablan tanto de Segovia que parecen historiado-res locales .

Hay además el libro famoso cFortalítium Fídeí» del conver-so Alonso de Espina, franciscano, que consoló los últimos mo-mentos de don Alvaro de Luna y es uno de nuestros primero sapologistas. Entre los milagros que refiere, están el de la judía ,según acabamos de ver, y el de Corpus (6) . Espina no escribí acon fines históricos y hemos de acoger sus relatos con ciert areserva, pero no hemos de recusarlo, pues es fuente antigua yaprovechable . Lástima que sobre la profanación de la sinagog ano tengamos, como nos ocurre con el Cerratense, una relació nanterior .

MEMORIALES DEL SIGLO XVI .—La primera obra escri-ta con propósito histórico, como revelan las líneas de su co-mienzo, es la relación redactada hacía 1523 por Juan de Panti -goso de la traslación de las reliquias de San Frutos y sus her-manos, desde la capilla del Alcázar a la iglesia de Santa Clara ,donde había de edificarse la nueva Catedral . Las noticias quedá de la guerra de las Comunidades y las referencias descripti -vas de la antigua iglesia mayor, destruida entonces, tienen e l

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interés de ser contadas por un testigo, en prosa notarial y sinarte, pero animada a veces—como cuando exhorta a las dama sde la cíudad a levantar el nuevo templo—de cíerta persuasiv aelocuencia . Se guarda manuscrita en el Archivo Capitular y fu édada a conocer en 1889 en el «Boletín de la Real Academia dela Historia n , por Fíta y Lecea .

Muy curiosa es también la memoria del mismo archivo ,publicada por Llaguno (7) y escrita por el canónígo fabríquer oJuan Rodríguez, encargado de las obras de la nueva Catedraldurante cuarenta años, hasta 1562 en que por enfermedad hub ode abandonar el puesto . En ella se habla de las primeras edifi-caciones, las limosnas recibidas y las dificultades que hubo qu evencer hasta ver alzarse las últimas naves góticas de España .Otro manuscrito anónimo del mismo Archivo Capitular, estudia-do recientemente por el Marqués de Lozoya, describe los asun-tos de las vidrieras primitivas (8) .

El prímer libro de historia segovíana que se imprimió fu éla relación escrita por el abogado Jorge Báez de Sepúlveda, po rencargo del Concejo, de la boda de Felipe II y Ana de Austria .Apareció, sin nombre de autor, en las prensas de Alcalá en 1572y narra los festejos celebrados, con una introducción acerca d elas antigüedades segovíanas (9) .

Estos memoriales, como se ve, fueron de carácter círcuns-tancial y limitados a sucesos contemporáneos, pero en el sigl oxvi nacíó y vivió en Segovia un escritor fecundo, de rara y alg oindigesta erudícíón, García Ruiz de Castro, el cual no sólo n ovió publicado ninguno de sus libros, síno que hoy, casí cuatrosiglos después, continúan inéditos, la mayoría en el Archivo d ela Catedral, y bien merecían ver la luz pública alguno de ello so una selección de los mismos, ya que consignan hechos impor-tantes de nuestra historia . Ruiz de Castro era abogado y escri-bió glosas de las leyes antiguas en latín y castellano, que por s ucarácter tienen ahora limitado interés, pero sus escritos hístórí-cos, genealogías, comentarios a las ordenanzas del agua y noti-cías acerca de nuestras antigüedades merecen un estudio dete-nido, ya que él proporcionaría noticias hoy ignoradas y se pre-cisaría cuánto le debe Colmenares, aunque no le cita en s u« Hístoría», como tampoco a Pantigoso, pero sí reiteradament e

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en el manucrísto. Ruíz de Castro tenía vasta información y aun -que su escasa crítica nos coloque en actitud de reserva ante su slibros, éstos son valiosos por haber sido compuestos antes qu eaparecieran las ínvencíones de Román de la Higuera y sussecuaces (10) .

La preocupación de hístoríar los hechos ilustres de su ciu-dad movió a otros autores que, menos afortunados aún qu eRuíz de Castro, escribieron obras que pueden consíderarseper-dídas. Colmenares, en sus notas a Pantígoso (11), habla de ma-nucristos de Juan Gómez y don Francisco Cembrón, y en el suy ode la «Historia», cita reiteradamente los memoriales de Manue lde Ruescas y Andrés de Ríofrío y de un libro de cosas memo-rables de Segovia, por Pedro Rodríguez . Los dos últimos alcan-zan Ios primeros años del siglo xvit .

LAS PRIMERAS HISTORIAS ECLESIASTICAS .—Comola relación de Jorge Báez de Sepúlveda es sólo un folleto, po-demos considerar la Historia de San Frutos y sus hermanos ,escrita por el jerónimo fray Juan de Orche, bajo el nombre d esu hermano Lorenzo Calvete, como el primer libro impreso d enuestra hístoríografía, pues lo fué en Valladolid en 1610 . Mayorinterés que las vidas de los santos segovíanos ofrecen los capí-tulos referentes a las grandezas de Segovia, aprovechadas po rColmenares, como la fundación de la ciudad por Hércules y l aconquista de Madrid por los segovíanos . Imitaba así el cura d eSan Juan la conducta de Calvete, el cual copia literalmente aPantígoso, sin citar la procedencia, al narrar la lucha de las co-munidades . La crítíca histórica se iba enturbiando en aquello saños, pero no se habla aún del episcopado de San Híerotheo . Apesar de su falta de método y de su poco atractivo literario, est avida de San Frutos tiene interés no escaso para el conocímíen -to de nuestras antigüedades (12) .

Menos valor tienen las « Encenías» que Símón Díaz y Fría sdíó a la imprenta en 1614, con notícías que una somera crític adesecha y cuya parte más aprovechable es la que pudiéramo sllamar periodística, el relato de las fiestas inaugurales del san -tuario. Un año después apareció un libro del novelista Jerónim ode Alcalá, « Milagros de Nuestra Señora de la Fuencísla', poc o

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estimado por los historiadores y acaso el de mayor rareza de l anutrida bibliografía segovíana (13) .

Por esta época comenzó el P. jerónimo Román de la Higue-ra sus ficciones históricas, nacidas para halagar la vanidad lo -cal o alimentar una falsa devoción, desfigurando a capricho l averdad de los hechos, a la que nunca ha de faltar el historiador .Temeroso el jesuita toledano del severo análisis con que reba-tieron sus infundios el obispo de Segorbe don Juan Bautista Pé-rez y el P. Juan de Mariana, aguardó el fallecimiento de esto sdoctos y prudentes varones para fingir más hallazgos, aumen-tados más tarde con otros cronícones aún más degenerados d eNobís ;y Tamayo de Salazar, «abriendo tristísimo paréntesis—como escribe Ménendez Pelayo—entre la era clásica d elos Zuritas y Morales y la era crítica de los Mondéjares yAntonios> (14) .

El P. Román de la Higuera, en su Cronícón de Dextro, in-trodujo a San Hierotheo, obispo de Atenas, discípulo de SalaPablo y maestro de San Díonisío Areopagita, venido a Segovi aa establecer su cátedra episcopal . En otro fingido cronícón deLuítprando hace al santo natural de Ampurías, dato copiad opor los de Hauberto y Liberato, pero el Marqués de Estepa, e lP. Roa y otros, ponen su cuna en Ecija y algunos en Arjona yaún en Segovia . En el fingido Hauberto, forjado por Nobís, s ehabla de otro obispo anterior, San Epeneto, no tomado en con-sideracíón por los defensores de la cátedra de San Hierotheo .A éste no le faltaron hagiógrafos: Fray Tomás Bravo de Men-doza, cisterciense segoviano, publicó un opúsculo sobre el ha-llazgo de su cabeza en el monasterio de Sandoval ; el Marqué sde Estepa imprimió la vida del santo en 1630 ; y bastante des-pués, en 1666, en la polémica sostenida con el Marqués de Mon-dejar, el canónigo don Cristóbal de Moya escribió un tratadoapologético y el obispo Escolano, el año siguiente, el cronícó ndel santo, sin contar con las referencias de los defensores de lo sfalsarios . Todavía a fines del siglo xvn editó una vida del titulad oprimer obispo de Segovia el doctor Rodríguez de Neíra, basad aen un manuscrito del carmelita fray Francisco de San Marco sy otro religioso de la misma orden, fray Rafael Frechel del Cas-tillo, es autor de una oración barroca y altisonante (15) .

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A pesar de la crítica del Marqués de Mondéjar, Nicolá sAntonio y Flórez, han sostenido algunos la veracidad de los fal-sos cronícones. Todavía en nuestros días don Ildefonso Rodrí-guez y Fernández, cronista de la ciudad, defendió con ardimien -to y-constancia, guiado por laudables propósitos apologéticos,la autenticidad de la cátedra de San Hierotheo . Cuantos conocí -mos a aquel docto y piadoso varón, de extensa y variada lectu-ra, guardamos de él excelente recuerdo y estimamos, a falta d ecualidades críticas, su amor a la tierra y la reedición de texto santiguos que, a pesar de sus errores, hay que consultar y era nde suma rareza (16) .

No se libró del contagio de estas ficciones el maestro Gi lGonzález Dávila, pero su probidad y erudición y su consulta d elos documentos antiguos hacen que sea todavía útil su «Teatr oeclesiástico», en cuyo primer tomo, impreso en 1645, trata de l aIglesia de Segovia, para cuya redacción le proporcionó datos ,que después utilizó Colmenares, el carmelita fray Alonso de l aMadre de Dios .

LA « HISTORIA» DE COLMENARES .—Las ciudades másilustres del reino deseaban conocer sus hechos gloriosos yaparecieron bastantes historias locales en los comienzos de lsiglo xvir. En la nuestra, un acuerdo de 1621 de la Junta de Noble sLinajes nos informa de la ayuda de cien reales para el (libr oque imprime de las antigüedades y cosas tocantes a la Junta »don Juan de la Hoz Víllafañe, que no llegaría a darse a la es-tampa, pues habría de él más referencias (17) . Diez años antes ,el licenciado Francisco Arias de Verástegui, regidor de la ciu-dad, compuso eI «Libro Verde . Costumbres de Segovia y suspreeminencias y jurisdicción», en cíen capítulos, donde se exa -mina con detenimiento la organización del gobierno municipaly se fijan sus normas consuetudinarias . Se conserva en el Ar-chivo del Ayuntamiento y sería muy conveniente su edición ,pues la de la «Revista de la Sociedad Económica» es deficient ey sus ejemplares escasos. Tenemos noticias de otro regidor, Pe-dro de Aguílar, muy erudito en las antigüedades segovíanas,pero probablemente no dejaría escritos (18) .

El licenciado Diego de Colmenares, cura de San Juan, mo-

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vido por la afición a su patria, emprendió la ingente tarea d erecoger materiales para que Segovia no careciera de su his-toría y hoy podemos felicitarnos por tener una obra considera -da, con las de Ortiz de Zúñiga y Cascales, como modelo . Deella escribió nuestro poeta José Rincón Lazcano :

...Es un infolio que su luz primerala víó en la sementera

del año mil seiscientos treinta y siete .En él, y en parte, lo que fué terruñ oque díó grandeza y cuño

a la más pura lid libertadora . . .Alií en romance a la manera llan a

y en letras, por los siglos, de oro viejo ,la crónica veraz y castellan ade la noble ciudad del Azoguejo (19) .

Sín la firme voluntad de nuestro primer cronista, que em-pleó díeciseís años en su preparación, gastó más de veinte mi lreales, consultó más de diez mil escrituras y leyó infinidad delibros, no tendríamos hoy la « Historia de la insigne ciudad d e-Segovia y compendio de las historias de Castilla», que justa-mente puede llamarse el «Libro de Segovia», pues es el mejor ,;con gran diferencia, de su nutrida historiografía .C Los materiales utilizados fueron reunidos por Colmenare sen un inestimable manuscrito que legó a nuestra Catedral, don -de se conserva, titulado «Aparato de la Historia de Segovia» ,"de 523 hojas en folio, donde figura la correspondencia sostení -`da con los ingenios más doctos de su época, los documento srque sirvieron para redactar la obra y otros datos de no meno rInterés. Algunos se han publicado en nuestra revista <Estudio sSegovíanos>, pero este manuscrito requiere amplío examen .Nuestro Instituto prepara una edición crítica de la historia, e nla que llevamos trabajando, con intermítencías, más de dos año slos profesores Revilla, Vera y el que esto escribe, en los manus-critos legados por Colmenares a la Catedral . Creo de justici adar público testimonio de gratitud al Cabildo segovíano por la sfacilidades que hemos tenido para nuestra labor y, aún más ,porque comparten nuestro entusiasmo, desde el ilustrado deá nal último de sus capellanes y sienten la necesidad de que el li -

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bro fundamental de Segovia tenga el extenso y completo análi-sis que merece . El Instituto que lleva el nombre del autor de l a«Historia », solicitará las colaboraciones necesarias y no esca-timará sacrificio ; hasta realizar la obra que será larga y peno-sa, pero que esperamos alcanzar porque es la justificación d enuestra existencia corporativa .

Apenas se ha hecho la crítica del libro. En líneas genera-les, se nota la insuficiencia de los capítulos primeros, com oobligada deficiencia en época en que eran casi desconocidas la sciencias auxiliares de la historia. Se reprocha también al cur ade San Juan su credulidad ante los falsos cronícones, pues s íbien es cierto que le acompañaron en eI error escritores sabio sy graves, como Rodrigo Caro y don Tomás Tamayo de Vargas ,otros, como Arias Montano y los mencionados Mariana y do nJuan Bautista Pérez, defendieron los fueros de la verdad . Elbuen licenciado no encontraba noticias de su patria en sus orí-genes y se acogió a las fábulas, con el excelente deseo de ilu-minar el conocimiento del pasado . Hoy hubiera acudido a la sinvestigaciones arqueológicas, pues ya díó importancia a la na-ciente epigrafía .

Es preciso un severo examen de las fuentes utilizadas, fa-cilitado por las anotaciones de Colmenares en su manuscrito ,aunque no pasaron al texto de la Historia . Veríamos cuántodebe a los autores que le precedieron, principalmente a Ruiz d eCastro, aunque ya sea más difícil explicarnos su sistemático sí-lencio en el libro . Hay también algunos hechos, los más difun-didos por su carácter legendario, erróneos o desfigurados, comola conquista de Madrid, la supuesta blasfemia del rey Alfons oel Sabio, el milagro del Corpus y el erigen de la fundación de lParral, que precisan pacientes indagaciones por sí puede fijars ela exactitud de los hechos .

Digamos en elogio del buen licenciado que no pudo se rmayor su diligencia en la busca de fuentes escritas, que pus osobre la tradición oral la segurid ad del documento auténtico .Con sus errores, el mérito de su 'Historia» es extraordinario ,sin ella nada sabríamos de muchas cosas que hoy conocemos onecesitaríamos laboriosas averiguaciones . Añadamos la dígní -dad literaria, el noble empaque de su prosa de humanista, la s

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senténcíosas máximas que esmaltan el libro y podremos afirma rsin hipérbole que la «Historia de Segovia» será leída y consul-tada mientras exista la ciudad (20) .

R ACCION CRITICA . MON DEJAR Y FLOREZ .—El Mar-qués de Mondéjar, don Gaspar Ibáñez de Segovia, oriundo d enuestra ciudad, sabio de asombrosa erudición y de agudo sen-tido crítico, combatió la autenticidad de la cátedra episcopal d eSan Híerothéo, en el «Discurso histórico por el patronato d e_San Frutos, de 1666, y en las «Disertaciones Eclesiásticas» ,impresas cinco años después (21). La argumentación del Marquéses concluyente y los autores en que se apoya no vacilan en ca-lificar de superchería las que Mondéjar llama ficciones moder-nas. Estas polémicas no transcurrían coro la serena objetivida dde las discusiones científicas y, a pesar de la sincera ortodoxi adel Marqués, las razones que se le oponían no eran purament ehístórícas . Fué en el siglo siguiente Mayans y Sisear, con l aedición de los libros de Mondéjar y Nicolás Antonio, y sobr etodo el P. Flórez, quienes restablecieron la verdad . El sabioMarqués trata despectivamente a Colmenares y le acusa de lige-reza, como historiador y como genealogista . El libro que aqué lpublicó en 1690, a nombre de Rornán y Cárdenas, con el títul ode «Noticias genealógicas del Linaje de Segovia», enmienda a lcura de San Juan y aclara puntos dudosos de nuestro pasado . Apesar de su erudición y método crítico, no hay que dar por in-concusas todas las afirmaciones de don Gaspar Ibáñez de Se-govia . Aún con estas reservas, Mondéjar es figura culminant ede la historiografía patria, más meritoria en su tiempo, en quese requería, además de saber, condiciones de carácter par aexponer opiniones científicas .

El P. Enrique Flórez se ocupó en el tomo octavo de s u«España Sagrada», de la iglesia de Segovia, de las antigüeda-des de la ciudad, origen del obispado, entrada de los moros yvida de los santos segovíanos, no con mucha extensión per ocon su destreza habituál, dando noticias aprovechadas despué spor Somorrostro y finalizando con su indiscutible autoridad l aficción de los cronícones .

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RELACIONES DE SUCESOS .—Así como en la épocacontemporánea son los periódicos fuentes imprescindibles alhistoriador, lo son en centurias anteriores las relaciones de so-lemnidades, festejos o calamidades, de breve extensión por l ogeneral, las cuales pueden ser consideradas coma antecedente sdel moderno periodismo .

A lo largo del siglo xvil no escasearon estos pliegos . Lavisita de Felipe III a la ciudad en 1600; las fiestas celebradas e n1610, con motivo de la beatificación de San Ignacio de Loyola ;el rayo que cayó en la Catedral cuatro años después ; el recibi-miento de la princesa Isabel de Borbón en 1616 ; la visita a Se-govia de Carlos, príncipe de Inglaterra, que tuvo tan trágic amuerte, y los regalos que entonces recibieron él y su séquito ,fueron sucesos reseñados en estos impresos, que hoy constitu-yen una rareza bibliográfica .

Al final de la centuria abundan los relatos versificados . Elcanónigo don Diego de Prado y Santiago describió en recarga -das octavas reales las fiestas de la colocación del retablo d eNuestra Señora de la Fuencísla, y sobre el mismo asunto ha yuna relación del segovíano Alonso de Córdova Maldonado, e lcual cantó en un largo romance los festejos celebrados en 1658 ,con motivo del deseado nacimiento del príncipe don Felip ePróspero. En 1673, Lope de Bustamante Cuevas y Zúñíga cele-bró en pomposas octavas, precedidas de una décima elogios ade Calderón de la Barca, la colocación del retablo de San Mí-guel y al año siguiente dedicó un poema a un festejo de toros .Antonio Agustín Aguilar es autor de unos versos descriptivo sde los funerales de Carlos II . Estas relaciones versificadas so ncuriosas, a pesar de su Inevitable prosaísmo, por las noticia sque proporcionan ; y antes y después de las citadas se escribie-ron otras, que sería prolijo enumerar, dignas de reproducirse yestudiarse (22) .

OTRAS HISTORIAS ECLESIASTICAS.—Aunque no seescribieron con propósito histórico y sí-sólo para promover l adevoción, no dejan de ofrecer interés algunas descripciones d esantuarios de la diócesis. En el siglo xvll aparecieron la de Fer-nández de Monjaraz sobre la Virgen de Nieva, la de Baca de

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Haro de Nuestra Señora del Henar y la del P . San Marcos d ela Fuencísla. Escritas en estilo farragoso, sin asomo de crítica ,aún podemos hallar en sus páginas algunas referencías útiles .

En 1673 el escribano Diego Martínez ímprímió un relat ode los festejos celebrados al colocarse el nuevo retablo de laparroquia de San Miguel—cantado, como hemos visto, por Lop ede Bustamante— y en 1692 una noticia de los cultos tributado sa la Virgen de la Fuencísla con ocasíón de su subida a la Cate-dral el año anterior, por causa de la pertínaz sequía . Este folle-to y el libro del P . San Marcos fueron reeditados por don Ilde-fonso Rodríguez y Fernández en 1915 (23) .

Más valor tiene la obra del P . Juan de Navamuel, domínic osegovíano, impresa en 1752, sobre «La Cueva de Santo Domin-go de Guzmán» (2 4 ), donde habla de muchos religiosos de laorden que pasaron por la casa que poseían en nuestra ciudad ,famosos más tarde por haber padecido el martirio o ser venera -dos por su santidad .

En la Academia de la Historia hay un Compendio históri-co de Segovia, manuscrito, de 1785, cuyo interés principal, segú nMuñoz Romero, consiste en las noticias de sus conventos, cas ade moneda y establecimientos benéficos .

Del mismo tiempo son las hístorias del santuario de Nues-tra Señora de la Hoz, por el P . Felipe Vázquez (25), y otra anó-nima de la Soterraña . Acerca de la oblígacíon de los vecinos d eSanta María de Nieva a contribuir al culto de esta imagen, ím-prímió un discurso en 1755 el domínico fray José Barrio, y e nla parroquia de la villa se conserva un manuscríto sobre l amisma Virgen de la Soterraña, escrito hacía 1800 por el P. Yu-ramí, también de la orden de Predicadores . Con las novenas de-dicadas a las advocaciones de la Vírgen en la díócesís y algu-nos impresos raros y manuscritos podríamos ampliar todaví aestas referencias .

LA ERUDICION NEOCLASICA .— Nunca alabaremosdgmasiado el avance científico realizado en la España de lsiglo xvnt, principalmente bajo el reinado de Carlos III . Colec-ciones como la «España Sagrada» de Flórez honran una nació ny una época . Hubo además escritores doctísímos, como Flora -

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nes, cuyas obras inéditas han servido a muchos para tenerreputación de sabios . Uno de sus ensayos, muy erudito y suge-ridor, dedicó al fuero de Sepúlveda y debería publícarse . Esteantiguo texto legal, menos afortunado que otros similares, ca -rece aún de la edícíón crítica que su importancia requiere ,aunque sea conocido por diversas compilaciones y el libro de ljuez don Felícíano Callejas (26) . Otro j -ez y catedrático d eDerecho civil, el actual Gobernador de esta províncía don Pas-cual María Pérez prepara una monografía con la publícacíó ny el comentario del fuero . La sólida preparación e infatigabl elaboriosidad del doctor Marín Pérez nos promete en plazo brev ela esperada edición definitiva del venerable monumento jurídico .

A fines del setecientos apareció la notabilísíma compilació neconómica de Larruga, compuesta de 45 volúmenes, cuatro d elos cuales tratan de las producciones de Segovia, de sus comu-nicaciones, medidas, fábrícas y comercio, especialmente de l aíndustría pañera . Larruga, hombre de su tiempo, reprocha aColmenares el olvido de las memorias económicas de la ciudady de su riqueza ganadera y fabril .

La misma preocupación de mejoramiento material, má satenta al porvenir que al pasado, guiaba a los fundadores de l aReal Sociedad Económíca de Amigos del País . Canónigos de l aCatedral y profesores del Colegío de Artíllería, títulos del rein oy fabricantes de paños, con desinterés y entusiasmo dignos d eperpetua gratitud, realizaron una intensa labor de cultura y des -el_ v olvímíento industrial y urbano . Al proponer la reforma delas antiguas manufacturas y exponer sus antecedentes nos pro -porcionaron también curiosas noticias de valor histórico (27)

En cuanto al arte, el secretario de la Academia de San Fer-nando don Antonio Ponz, con su «Viaje de España», realiz óuna labor semejante a la de Flórez en la <España Sagrada» .Durante veinte años recorrió las tíerras españolas, examinó lo smonumentos y manejó los archivos, para conocer la riquezaartífices, tan mermada en los siglos siguientes, y los nombre sde los artífices . La formación neoclásica de Ponz, admirador ade la estatuaría griega, le hace irritarse ante las monstruosída -des barrocas, contra las que pide la intervención del poder, per orespeta, aun sin sentirla, la arquítectura gótíca, en la que reco -

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note solemnidad y decoro . La preocupación por la economía ,propia de su tiempo, le hace interesarse por la ganadería y l aindustria y visitar ranchos y talleres . Sus cartas escritas co ndescuido y sin gracia literaria nos revelan una España en tranc ede transformación, cuyo tesoro artístico necesitaba inventa-ríarse (28) . .

Más mediocre e intransigente que Ponz, a quíe .i sucedió enla secretaría académica, fué el erudito y cervantista don Isídor oBosarte, quien, con el propósito de rectificar y completar a aquél ,inició otro viaje en cuyo primer tomo, único publicado, estudi ónuestra provincia (29) . Su principal valor es la important eaportación documental . Bosarte, a pesar de su visión limitada ,aboga por la conservación de los monumentos antiguos, com otestimonios auténticos de la historia del arte . Ambos viajerosneoclásicos tienen el mérito de haber iniciado el interés por e lterna, haber contemplado nuestra riqueza artística aún intacta ,antes de su destruccion por guerras y revoluciones o su disper-sión por anticuarios y coleccionistas y de haber revelado e lnombre de muchos artistas desconocidos, agrupados en losdiccionarios de Llaguno y Cean Bermúdez .

El libro más valioso de esta dirección estética y el mejo rde nuestra historiografía después de la <Historia» de Colmena -res es «El Acueducto y otras antigüedades de Segovia», editadoen 1820 por el canónigo don Andrés Gómez de Somorrostro ,cuya vasta erudición y rigurosa crítica junto al examen directoy detenido del monumento motivan que no haya envejecido estamonografía magistral . El amor del autor a la belleza clásica l emueve a exaltar con arrebatadora elocuencia, olvidando la se-rena objetividad del arqueólogo, «la obra más útil, más antigu ay más grandiosa—dice—que existe en España toda. Somo-rrostro era excelente orador y como tal se manifiesta al dirigirs ea los alumnos de la Escuela de Dibujo al reorganizarse ésta e n1817, en un discurso cuyas notas adicionales nos informan so-bre las pinturas y esculturas de la ciudad (30) .

El magistral de la Colegiata de San Ildefonso don Santo sMartín Sedeño compuso poco después un compendio históric odel Real Sitio, el libro que ha alcanzado mayor número de edi-ciones de los dedicados a la historia local, pues se hicieron

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ocho desde 1825 a 1867, las últimas con adiciones del segund oSomorrostro, sobrino del autor . Más tarde, en 1845, publicaronotra guía de La Granja los señores Fagoaga y Muñíco.

Todavía permanece Inédita una notable «Descripción de l aciudad de Segovia», escrita hacía 1830 por el coronel de Arti-llería don Joaquín Góngora, merecedora de ver la luz públic apor sus interesantes referencias (31) .

VIAJEROS Y PERIODICOS ROMANTICOS .—Como re-acción a la dictadura neoclásica, el romanticismo acentuó l alibertad frente a las normas, vigorizó la personalidad creadora ,dió valor preponderante al sentimiento y, en consecuencia, des -cubrió el paisaje y vivificó el mundo medieval . Una nueva sen-sibilidad puso al artista en relación con el pretérito y ensanch ósu conciencia histórica . España, país de tradición, la nación delos antepasados, según Kant, con sus costumbres pintorescas ,sus hombres caballerosos y su arte poco conocido hubo d econstituir un atractivo sin igual para los corifeos de las nueva stendencias. Borrow —don Jorgíto, el inglés—atravesó nuestro scampos, en su proselitismo protestante (32) . Otro británico ,Roscoe, visitó la capital y sintió el encanto de sus monumento sdiseñados por Roberts (33) . Dembowski, polaco-italiano, cuent aen su viaje la leyenda del Acueducto, la entrada de los carlista sen la ciudad y la sublevación de La Granja, describe el feria lde gitanos en la Dehesa y se maravilla ante los reales jardi-nes (34) . Los dibujantes, con su interpretación escenográfic ay soñadora, preparan el camino a Víllaamíl, Van Halen y Par-cerisa.

Las revistas nacionales quieren imitar a las inglesas y fran-cesas, pero sus rudimentarios grabados en madera no puede ncompetir con los extranjeros . La publicación más duradera yextendida, el «Semanario Pintoresco Español», difundió, gene-ralmente en artículos anónimos, el arte y las costumbres d eSegovia . A veces nos causan extrañeza sus raras afirmaciones ,como cuando leemos de la Vera Cruz que «su arquitectura n otiene nada de notable» (35). pero otras veces se percibe la nuevasensibilidad al señalar reiteradamente como impropia la obr ade reforma del Alcázar, según el tipo herreriano, elogiada por

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Ponz, por profanar la venerable antigüedad del edificio (36) .Esta revista dedicó muchos artículos a nuestra provincia, un ode ellos el de Manuel de Assas sobre =Toledo y Segovia», ciu-dades en donde puede cursarse, según el articulista, la histori ade la arquitectura española (37) .

En «El Siglo Pintoresco» escribió don José Amador de lo sRíos en 1847 un estudio acerca de las iglesias de la capital de -nominadas entonces bizantinas, con la novedad de reacciona rcontra el criterio neoclásico, rechazar el calificativo de bárbar oal arte medieval e iniciar las monografías de carácter arqueo -lógico .

En 1865 apareció en Londres el libro de Street sobre l aarquitectura gótica en España, en la que incluye también la ro-máníca, no traducido al español hasta 1926 . Es obra de soli-dez científica, pero el examen técnico de las construcciones n oimpide al autor admirar las bellezas panorámicas, el emplaza -miento sorprendente, según él, de la ciudad y su pintoresc ocaserío (38) .

El mismo año se editó en Barcelona, en la colección «Re -cuerdos y bellezas de España», con hermosas láminas de Paree -risa, la obra más evocadora y mejor escrita de nuestra historio -grafía local, la que forma con las de Colmenares y Somorrostr ola trinidad de libros fundamentales sobre Segovia, cuyo autor ,'asé María Quadrado, estudió nuestra provincia junto a las d eSalamanca y Avila. El insigne escritor menorquín fué en vidamenos admirado que debiera, pero la revisión justiciera deltiempo ha vindicado su noble figura literaria, que aún ha de se rmás estimada . Dotado de amplío saber, prudencia crítica y ca-pacidad investigadora, es un historiador perfecto que dice l apalabra definitiva, y con sensibilidad poética y elegancia d eestilo nos hace sentir el sereno encanto de la historia y la suav etristeza de las ruinas . El bello final de sus capítulos, en especialdel último, al despedirse del monasterio cisterciense de Sacra-menía, deja en el espíritu del lector la melancólica conformida dante el desamparo irremediable de las cosas en el fluir de ltiempo (39) .

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LOS CORRESPONDIENTES DE LA ACADEMIA DELA HISTORIA .—Cuando en 1866 se reorganizaron las comí =síones provinciales de Monumentos, las academias de la Histo-ria y de Bellas Artes hubieron de aumentar sus correspondiente sen Segovia. La primera nombró, entre otros, a Depret, el segun -do Somorrostro y Lecea .

El anticuario don Ramón Depret defendió celosament enuestro tesoro artístico, pero sólo escribió un folleto acerca de lAcueducto y la Vera Cruz y algún informe académico o artícul ode periódico, todavía útiles por sus condiciones de buena infor-mación y observación (40) .

El arcipreste don Andrés Gómez de Somorrostro Martín ,sobrino de su homónimo el autor de «El Acueducto y otras anti-güedades de Segovia» y de don Santos Martín Sedeño, cuyo slibros reimprimió en 1861, editó el mismo año otro origina lsuyo, un 1 -Manual del viajero en Segovia » , cuyos datos figura ncasi todos en el Diccionario de Madoz (41). El arcipreste, muyinferior al primer Somorrostro, aunque culto y aficionado a lascosas antiguas, añadió poco al conocimiento del pasado . Tam-bién en 1861, año importante en la bibliografía local, vieron l aluz dos obritas de don José Losáñez sobre el Alcázar, con s uVademecum del viajero en Segovia y la Virgen de la Fuencísla ,con escasas novedades, pero de grata y amena lectura .

Per el mismo tiempo vino a residir a la capital, como deá nde la Catedral, el meritísima bibliógrafo don Tomás Baeza Gon-zález, que años después fué nombrado igualmente académic ocorrespondiente de la Historia. Su nombre será recordado co nelogio por sus anotaciones a Colmenares, su historia de Nues-tra Señora de la Fuencísla, que sigue siendo la más complet ay mejor; sus «Apuntes biográficos de escritores segovianosa y ,sobre todo, por su «Reseña histórica de la imprenta en Sego-via>, utilísimo repertorio bibliográfico. El lema del ilustre deán ,estampado en sus colecciones, era: «Todo por la historia y glorí ade Segovia» . Para cumplirlo, reunió libros, folletos, hojas suel-tas, periódicos, grabados, monedas, medallas, etc ., en una valio -sa colección legada a la Catedral, donde cuidadosamente s econserva, para evitar la dispersión del interesante conjunto for-mado con amor y constancia por este excelente segoviano .

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En 1867 el artillero don Adolfo Carrasco, más tarde genera ly académico de número de la Historia, publicó sin dar su nom-bre, un almanaque provincial con curiosos datos y estadísticas ,aunque falto de crítica en sus notas históricas .

El abogado don Carlos de Lecea, nombrado correspon-diente muy joven, tardó bastantes años en escribir sus libros ,los cuales fueron durante un cuarto de siglo (1891-1916) los má simportantes de la bibliografía local . Lecea no era investigador ,pues apenas trabajó en los archivos y sus primeras estudiosfueron ocasionales . Como diputado a Cortes se creyó obligad oa dar su opinión sobre el destino del restaurado Alcázar; comoconsultor de la Comunidad y Tierra escribió una alegación e ndefensa de sus derechos ; el descubrimiento en un archivo parti-cular del testamento del licenciado Peralta motivó un bosquej obiográfico de tan original personaje . Lecea reconoce en alguno sde sus libros, como eI de la industria y el de los comuneros, qu eson escasas las novedades que incorpora, pero corno era hom-bre de selecta lectura y buena memoria, ordenaba con métod otodos los capítulos y escribía con estilo correcto y elegante, su sobras siguen siendo consultadas, aunque precisen de alguna srectificaciones . Su condición de jurista se manifiesta no sólo e n«La Comunidad y Tierra de Segovia», acaso el más important ede sus trabajos, sino en sus «Apuntes para la historia jurídic ade Segovia', y en su folleto «Alvar Fáñez», donde vindica a s uciudad, con arte de buen abogado, de la tacha de haber matad osus moradores al compañero del Cid . Aún hemos de mencionarsu m, nografía de las iglesias rcmánícas, de atinada y juicios acrítica. La prócer figura de don Carlos de Lecea, su noble y se-rena ancianidad y su amor a las glorias de su patria le con-quistaron unánime admiración y respeto, manifestados en u nhomenaje organizado por otro segovíano merítísimo, el docto rdon Segundo Gíla, uno de los fundadores de esta Universida dPopular, quien no escribió sobre temas históricos, pero conocióy sintió como ninguno las memorias ilustres de su ciuda dnatal (42) .

Hacia 1885 solamente estudiaba nuestro pasado algún ar-tículo de don Marcelo Láínez, con datos de primera mano, e nla «Revista de la Sociedad Económica Segovíana de Amigos del

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País» (43), cuando vino a nuestra capital el P . Fidel Fíta, quie nfué ayudado en sus exploraciones epígráfícas por un select ogrupo de ingenieros y profesores . Uno de ellos, don JoaquínMaría de Castellarnau, insigne científico con alma de artist ay curiosidad universal, estudió en colaboración con otro inge-niero, don jesús Grínda, el antiguo cementerio hebreo y má starde, él sólo, el Hércules del convento de dominicas y la antigu a .sinagoga, tres excelentes ensayos arqueológicos . Poco ante shabía dado a la estampa, en unión de otro ilustre ingeniero d eMontes, don Rafael Breñosa, una preciosa guía de San Ildefon-so, la mejor de todas las dedicadas al Real Sitio, donde su sautores no olvidan ninguna de sus riquezas artísticas y natura -les, con la precisión de hombres de ciencia y el buen gusto d eespíritus escogidos. Hasta en su forma, con mucho carácter deépoca y agradables dibujos de Ríudavets, es atractivo este iti-nerario (44) .

ARQLIEOL000S E 'NVESTIGADORES . —La labor rea-lizada en los cíen últimos años por las colecciones documentale sy las revistas de erudición es de tal importancia que ha renova-do los métodos de investigación, iluminado puntos oscuros de lpasado y dado a conocer nuestro tesoro artístico . Muchos d eestos estudios se refieren a Segovia y son en tal número qu esólo podemos citar de pasada los más sobresalientes .

La «Colección de documentos inéditos para la historia d eEspaña», con sus 113 volúmenes, es inestimable por el cauda lde noticias desenterradas de Ios archivos, aunque con la elec-ción desigual y ordenación arbitraria de estas compilaciones .Nos afectan especialmente los tomos referentes a las comunida-des de Castilla, los infantes franceses prisioneros en Pedraza ,la prisión y muerte de Montígny, los españoles que asistiero na los concilios de Constanza y de Trento, el cronícón de Valla-dolid, las noticias sobre Gonzalo Pérez y Juan de Pedraza y l apetición de Segovia a Juan II acerca de la tributación de lo sjudíos_ En cuanto al « Memorial histórico español», nos intere-san los documentos del reinado de Enrique IV, las memorias d eGzaríbay y las cartas de jesuitas.

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Los «Monumentos arquitectónicos de España», colecció nincómoda por su excesivo tamaño, ofrece láminas aprovecha-bles, ya que el texto es demasiado sucinto . Nuestras parroquia srománicas figuran en esta obra. Más útil es el «Museo españolde Antigüedades » , redactado por arqueólogos competentes ,como Tubíno, autor de una monografía sobre el Alcázar (45) ;don José Amador de los Ríos, de otra acerca de las llaves d eSegovia (46) ; el hijo del anterior, don Rodrigo, de la casa de lMarqués del Arco (47) ; y don Pedro de Madrazo, del cuadro de lParral «El triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga> (48) .

Las viejas ilustraciones que fueron el recreo de nuestro spadres y abuelos y encuadernadas se conservan en muchas ca-sas españolas, divulgaron nuestras antigüedades en doctos ar-tículos y bellos grabados en cobre . Rada y Delgado trató delAlcázar en (El Museo Universal» (49). En «La Ilustración Es-pañola y Americana» un segovíano, Ricardo Villanueva, escri-bió sobre la capital y los pueblos (50), Teodoro Baró de l aiglesia de El Espinar (51), Serrano Fatígati de las parroquia srománicas (52) y Balsa de la Vega de los desaparecidos relieve sde la casa de Reoyo, derribada también en estos días, por caus ade ruina (53) . En la «Ilustración Artística» publicó un artícul osobre San Millón don Francisco Giner de los Ríos (54) . Cruza-da Villamil escribió del Alcázar en su revista «El Arte en Es-paña» (55) y Mariáteguí acerca de la Vera Cruz (56)

El «Boletín de la Real Academia de la Historia» desde s ufundación en 1879 ha realizado una ingente tarea de investiga-ción. En su primera época fué su principal colaborador el sabi ojesuita P . Fita, cuyos estudios sobre Segovia son capitales par aquien quiera conocer nuestro pasado, especialmente los refe-rentes a la judería, materia tan descuidada como importante e nla historia de la ciudad . También son excelentes sus notas epi-gráficas y transcripciones de bulas y documentos del Archiv oCapitular (57) . Más tarde aparecieron en esta revista trabajo sdel Conde de Cedíllo, Puyol, Redonet, Tormo, Bullón y otro sacadémicos, relacionados con Segovia .

En 1893 se fundó la Sociedad Española de Excursiones ,cuyo boletín ha continuado la tradición de los viajeros román-ticos con formación artística, como Quadrado . Dos de sus fun -

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dadores dedicaron especial atención a los temas segovianos .El Conde de CedíIlo, emparentado con familias antiguas d ela ciudad y afincado en nuestra tierra, excelente amigo de est aUniversidad Popular, insertó notables monografías, como l atitulada «Desde mí casona», donde estudia los pueblos cercano sa Santa María de Nieva con tan copiosa información documen-tal y arqueológica y tan certero gusto que puede considerars ecomo modelo en su género (53) . Otro de los fundadores, el ca-tedrático don Enrique Serrano Fatigatí, publicó excelentes ar-tículos acerca de Sepúlveda, Santa María de Nieva y San Ilde-fonso. El Ilustre historiador de la arquitectura española do nVicente Lampérez, que en sus obras generales examinó certera-mente los monumentos segovianos, escribió sobre la Vera Cru zy el castillo de Turégano. En este «Boletín de la Sociedad Es-pañola de Excursiones> apareció la mejor monografía dedicad aa Cuéllar, la del juez don Gonzalo de la Torre de Trassierra .Aún hemos de Indicar los excelentes estudios de Ayllón d edon Pelayo Artígas y otros de temas diversos de Sentenach ,Jara, Suárez Bravo, Durán, Polentinos y Pérez Mínguez . Recor-demos también que en esta revista hizo sus primeras armas comohistoriador del arte nuestro dilecto director el Marqués de Lo-zoya, actual presidente de la meritísima sociedad (59) .

Menos duradero e importante el «Boletín de la SociedadCastellana de Excursiones» de Valladolid, pero digno de grat orecuerdo, insertó artículos referentes a nuestra provincia deRepullés, Martí Monsó, Tormo, Pérez Rubín y Sabadell . En la«Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos» transcribió do nRicardo Torres Valle el «Libro de costumbres del Cabildo de l avilla de Sepúlveda», y años más tarde publicó su monografí aacerca de «El Ingenio de la Moneda en Segovia» don Cast oMaría del Rivero, autor de un tratado general sobre nuestr aceca, «Segovia numismática», ambos escritos de imprescindibleconsulta. En la «Revue Híspaníque> díó a conocer don Juli oPuyol la carta puebla fundacional de El Espinar, ilustrada conatinado comentario .

Modernamente han estudiado los monumentos de la pro-vincia personas tan autorizadas corno los arquitectos Cabell oLapíedra y Torres Balbás, el académico Pérez Bueno y el ar-

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queólogo Gil Farrés, cuya tesis doctoral sobre el románicosegovíano promete ser, por su caudal informativo y su exame ncritico, una de las obras capitales de nuestra arqueología ,

Sí son muchos y valiosos los artículos de revistas, son es -casos los libros referentes a nuestra riqueza monumental . Entrelos más notables figura el del Alcázar, editado en 1916 por e lcoronel de Artillería don Eduardo de Olíver-Copons, donde s ereunen cuantas noticias hay de la regía fortaleza y colegio mí-litar, ílustradas con muchos y muy curiosos grabados .

En esta clasíficacíón un tanto precipitada y arbitraría qu ebosquejamos de la hístoríografía segoviana sería imperdonabl eomitir el excelente y lujoso líbro de la escritora francesa Jeann eDígard acerca de los jardines de La Granja y sus escultura sdecorativas y el del relevante político belga señor Gíllon, titu-lado «Sílhouettes Espagnoles, Ségovíe», espléndído álbum d edibujos y fotografías con un texto de férvido elogío a la cíudad ,que nunca agradeceremos bastante .

GUTAS MODERNAS.—Las antiguas guías, por otra partede difícil adquisición en el mercado librero, no satisfacían lasnecesidades exígídas por el auge del turismo que demandab ainformación abundante y concreta en escaso volumen. Don Fé-líx Gula Fidalgo, catedrático de Cíencías Naturales, que año santes había escrito una obra de esta clase, bajo el nombre d edon Pedro Hernández Useros, editó en 1906 su «Guía y plan ode Segovia», donde resume con acierto las noticías ya conocí-das y orienta a los viajeros con útiles itinerarios. Era Gula unentusiasta segovuano, lleno de iniciativas para el mejoramient ode su tierra, manifestadas en su labor municipal, intentos índus-tríales, campañas periodísticas y difusión de la enseñanza, com ola organización de colonias y paseos escolares y las conferen-cías dominicales, extensión cultural que le hace precursor d e

nuestra Universidad Popular . Su atractiva personalidad congre-gó a un grupo de amigos que se reunían en el viejo Café de l a

Unión, desaparecido hace pocos años . Componían la tertuli a

Mariano Sáez y Romero, abogado y ex-alcalde de la ciudad ,

cuyos recuerdos había de dívulgar en amenos libros ; Ramírez

de Arellano, erudito cordobés, pintor y poeta, a la sazón sacre -

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fardo del Gobierno civil de la provincia y fundador poco des-pués de la Academia de Letras y Artes de Toledo ; el profesordel Instituto Pelayo Artígas, más tarde catedrático de Soria ycronista de AyIlón, poblaciones sobre las que escribió notable smonografías; y Heraclio Serrano Víterí, poeta y comediógrafo ,autor de una útil reseña histórica de la Comunidad y Tierra d eCoca. También acudían a esta peña intelectual los periodista sJosé Rodao y Vicente Fernández Berza], cuyas crónicas de l acapital son valiosas para el estudio de la historia interna d e1900. Todos ellos escribían en una revista literaria, «Alma Cas-tellana», fundada por otro de los contertulios, el malogrado An-gel Lago Lanchares .

Por entonces apareció otra guía orientada a la crítica artís-íca y bellamente editada por el impresor Antonio San Martín ,compuesta por un joven oficial de Artillería, Eugenio Colorad oy Laca, nuestro querido vicedírector y compañero . Su calida dliteraria, atinado comentario y excelente presentación, realzad apor una cubierta de Daniel Zuloaga, hacen que este libro, hoyagotado, sea imprescindible en las buenas bibliotecas sego-víanas .

En diversas editoriales extranjeras aparecieron por enton-ces descripciones de la capital y la provincia . El album inglé sde Calvert muestra antiguas fotografías de monumentos y tra-jes populares, precedidas de discreta introducción; el hispanist aalemán Mayer, bien conocido como crítico de arte, nos dedicó ,junto a Avíla y El Escorial, un volumen de exacta y juicios ainformación; y Guerlín, autor de ensayos sobre escritores espa-ñoles contemporáneos, trató en una bella y difundida colecciónfrancesa, con amenidad y simpatía, de Segovia, Avíla y Sala-manca, las mismas provincias que Quadrado .

Un malogrado y queridísimo compañero de asociación ,Julián María Otero, díó a la imprenta en 1915, no una guía co ndatos hístóritos escuetos y detalles prácticos, sino un evocado r«Itinerario sentimental>, de prosa expresiva y armoniosa, exal-tadora de las bellezas de su ciudad, sobre la que escribió poste-riormente, con estilo más sobrio y depurado, primorosas estam-pas literarias que debieran coleccionarse . Otra guía sentimentalde Ramón Jaén apareció en 1919 y de este carácter son los lí-

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bros del secretario de nuestro centro Mariano Grau, Segovia .Cinta en tecnicolor› y «La Ciudad de Segovia » , cuyas dos edicio-nes, con lindos grabados antiguos, son el mejor regalo par aofrecer a los viajeros que nos visiten .

El sabio maestro don Elías Tormo, autoridad indiscutibl een historia del arte, que había dado a conocer con docto prólo-go los dibujos del antiguo Alcázar realizados por el pintorAvríal, publicó en 1918 una de sus cartillas excursionistas dedi-cada a Segovia, tan lacónica como bien informada, con dato snuevos y útiles indicaciones . Los segovíanos debemos gratitudal ilustre catedrático por sus trabajos referentes a nuestra tierra ,entre los que sobresale <El estrecho cerco del Madrid de la EdadMedia por la admirable colonización segoviana» (60), cuyas ob-servaciones esclarecen gran parte de nuestra historia medieval .

«La provincia de Segovia», escrita por nuestro compañer oJavier Cabello y editada como recuerdo del centenario de l aeditorial Hernando, de Madrid, aprovecha las últimas investi-gaciones, clasifica los monumentos por estilos y valora algunasmanifestaciones artísticas, como los bordados . Recientementeha escrito otra guía por encargo de la Junta de Turismo, donderesume con acierto lo más sobresaliente de la población .

Aunque no pretendemos agotar la información bibliográfica ,hemos de mencionar los libros escolares de Picatoste y Garcí aBarbarín, los artículos de <León Roch» reunidos en «Vistas d eSegovia», el folleto de Dotor en la serie «Enciclopedia Gráfica »de Barcelona, el cuaderno del mismo autor sobre la Catedra len otra colección barcelonesa y una discreta guía de Martí nCrespo, sin contar muchas informaciones en ilustraciones y dia-rios, repetidoras, hasta en los errores, de las obras mencionadas .

BIBLIOGRAFIA Y FOLK-LORE .—En la historiografí acontemporánea ocupa relevante puesto el catedrático don Ga-briel María Vergara y Martín, cuyo libro de juventud <Ensayode una colección bibliográfico-biográfica de noticias referente sa la provincia de Segovia> asombra por el inmenso caudal d e

datos, que le hacen imprescindible al estudioso . Fué lástima quesu autor no la completase y pusiera al día, pues poseeríamo s

el repertorio de fuentes escritas que echamos de menos en nues-

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tras tareas . Vergara se dedicó preferentemente a los trabajo sfolklóricos, en muchos de los cuales trata temas de nuestratierra. Su memoria sobre «Derecho consuetudinario y economíapopular de la provincia de Segovia», premiada por la Academi ade Ciencias Morales y Políticas, es utilísima como informació ny como cuestionario de posibles investigaciones folklóricas (61) .

Acerca de los bordados populares realizaron una benemé-rita obra dos competentes profesoras, Concha y María Paz Al -faya, pues no sólo dieron a conocer estas manifestaciones ar-tísticas en exposiciones y conferencias y establecieron tallere sen las escuelas de primera enseñanza, sino que investigaron s uproducción y editaron un bellísimo album con preciosas mues-tras de labores antiguas .

El folklore musical, tan interesante como descuidado, h asido estudiado concienzudamente par el dulzainero y guitarrist aAgapíto Marazuela, buen conocedor de los pueblos segovíanos .Es de desear que no continúe inédita esta importante labor .

Entre las publicaciones bibliográficas es forzoso menciona rcon elogio el «Catálogo de incunables y libros raros de la SantaIglesia Catedral de Segovia', compuesto con todo rigor científi-co y según los métodos más modernos por nuestro respetabl ecompañero el canónigo don Cristíno Valverde, el cual preparaactualmente otro catálogo de códices que cuando salga a lu zcausará grata sorpresa a los doctos, al descubrir la riquezabibliográfica que atesora nuestro primer templo y el celo co nque en todo tiempo han sido custodiados sus fondos .

REVISTAS SEGOVIANAS .—La antigua « Revista de laSociedad Económica Segoviana de Amigos del País» no descuí-dó los asuntos de historia local, tratados también en la prens asemanal y diaria, muy especialmente en «La Tierra de Segovia= ,del doctor Segundo Gíla, pero la primera revista que dedic ópreferencia a estos temas fué « Castilla», de efímera existencia ,aparecida en 1917 ..Un agradable libro ím preso por entonces ,«Segovia y Enrique IV', del catedrático del Instituto don Anto-nio Jaén, planteaba de nuevo sí el Parral fué fundación del Re yo del Marqués de Villena, cuestión contestada en la revista, enartículos polémicos muy documentados, por Lecea y Colorado .

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También insertó trabajos históricos sobre Segovia el Marqué sde Lozoya, uno de los fundadores de la publicación .

Más tarde, en 1928, como contribución segovíana al rena-cimiento poético de aquellos días, nuestros compañeros Alvare zCerón y Otero editaron los cuadernos mensuales de «Manan-tial», favorablemente conocidos y estimados en los medíos líte-raríos de la península . Nota distintiva fué su atención a l ahistoria local con valiosos artículos, entre los que sobresalióuno del célebre arqueólogo alemán Schulten acerca de «Cauc aUna ciudad de los celtíberos» .

Otro llorado compañero, el profesor Celso Arévalo, cuy aprematura muerte fué una pérdida cada día más sentida par anuestros estudios locales, fundó una bella ilustración mensual ,«Cultura Segovíanat, con originales artículos y grabados, dedi-cados exclusivamente a temas de la tierra. Los más importante sfueron los de Arévalo acerca de la moneda, interrumpidos a lcesar la publicación, y los referentes a la antigua organizació ncorporativa, que estudiaba su autor, no con la fría objetivida ddel investigador, sino con el deseo de vítalízarla, adaptándol aa las necesidades actuales . En esta tarea Ie había precedid oLuís Carretero, ingeniero y escritor de recia personalidad, elcual propugnaba la resurrección de las antiguas comunidades,a las que dedicó un documentado folleto, por estimar su gobier-no apropiado al carácter forestal y ganadero de Castilla l aVieja, confundida por desconocimiento de sus realidades geo-gráficas e históricas con el antiguo reino de León, tierra princi-palmente agrícola ; además, cada comarca debía tener su gobiern opr3pío, sin uniformidad centralista . Carretero, sin ser historia-dor, interpretaba nuestro pasado con agudeza y originalidad yaunque sus conclusiones sean en algunos aspectos discutibles ,son siempre sugeridoras e inteligentes . En la misma direcciónse orientaba, atraído por su amor a Segovia, el malogrado pro-fesor y periodista Ignacio Carral .

En 1934 comenzó esta Universidad Popular a editar su bo-letín trimestral «Universidad y Tierra » , anunciándose como pu-blicación de estudios segovianos. Fué breve su vida, interrum-pida por la guerra, y no somos nosotros los llamados a califica rsus trabajos, pero sí a recordar los referentes a temas hístóri -

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cos, originales de nuestros compañeros los señores Marqués d eLozoya, Cabello, Arévalo y Hernández Otero . Tampoco hemosde juzgar los de =Estudios Segovíanos » , continuación de <Uni-versidad y Tierra», aunque haya alguno tan logrado como e lItinerario heráldico y epígráfíco de Juan de Vera . Nuestra pu-blicación ofrece la particularidad de ser la primera de la ciuda dconsagrada exclusivamente a la historia local .

EL INSTITUTO DIEGO DE COLMENARES.—Por pri-mera vez en Segovia se han asociado -los cultivadores de l aciencia histórica. Un ambiente amable de hermandad de trabajo ,sin envidias ni personalismos, favorece la colaboración y eli-mina los riesgos de la obra solitaria . Al contítuirnos en Centr ode Estudios Segovianos, pensamos en la labor que hubiera po-dido realizarse sí hubieran sentido esta necesidad corporativ alos correspondientes antiguos de la Academia de la Historia ,los Amigos del País, los colaboradores del padre Fíta o lo scontertulios del Café de la Unión . Quiera Dios que así com ohemos creado el organismo sean buenos sus frutos .

Nos dirigimos a las autoridades en solicitud de ayuda, e lauxilio material que facítíte nuestros fines, pero más aún l acooperación afectiva, la simpatía a nuestra tarea desinteresad ay entusiasta, sin más recompensa que la estimación de los re-presentantes del poder público y de reducidos sectores sociales .

Hacemos también un llamamiento a la nueva generación ,más dinámica y pragmatista que la nuestra . para que no qued eInterrumpida nuestra obra por uno de los grandes males espa-ñoles, la falta de continuidad, que llega hasta las empresa seconómicas y es la amenaza constante de las actividades de lespíritu. La historia no es vano pasatiempo ni aislamiento pe-rezoso del vivir, sino la consideración de lo esencial de laexistencia misma en el fluir del tiempo . Schopenhauer, en =Elmundo como voluntad y como representación», dijo profunda -mente qne la historia es a los pueblos lo que la razón a los indi-viduos (62) . Sin ella caeríamos en la imbecilidad . Conozcamos ,pues, el pasado y sí logramos esclarecer sus tinieblas y aviva rla conciencia histórica de Segovia pensaremos que no ha sid oestéril nuestro paso por la vida .

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NOTA S

(1) Un resumen de la labor de la Comisaría de Excavaciones puede vers e

en eI artículo del señor Molinero, Diez años de Arqueología segoviana, e nESTUDIOS SEGOVIANOS, 1950, II, 639. 652. Véase del mismo autor, La ne-crópolis visigoda de Duratón (Segovia), en «Acta Arquee lógica Hispánica» ,

vol. IV, Madrid, 1948 .

(2) España. Sus monumentos y artes Su naturaleza e historia . Sala -manca, Avila y Segovia . Barcelona, Cortezo, 1854, p . 518 .

(3) El libro del Cerratense, en el «Boletín de la Real Academia de l aHistoria», 1888, XIII, 226-237 .

(4) «Boletín de la Real Academia de la Historia», 1886, IX, 372-389 .

(5) Al margen de los clásicos . Obras completas, XV . Madrid, Caro Rag-

gio, 1921, pp . 20-22 .

(6) Hay ediciones de Nuremberg, 1498 ; Lyon, 1500, 1511 y 1525 .

(7) Noticia de los arquitectos y arquitectura en España, 1, 325-340 .

También la insertó Street, Some acconnt of gothic architecture in Spain.London, Jhon Murray, 1865, pp . 490-494 . En la traducción castellana de est e

libro por Román Loredo, Madrid, Calleja, 1926, figura en las pp . 505-517.` . (8) Las vidrieras «quinientistas . de la Catedral de Segovia, en «Archiv o

Español de Arte», Madrid . 1949 . XXIII, 193 206 .(9) Relación verdadera del recibimiento que hizo la ciudad de Segovi a

a la Magestad de la Reyna nuestra Señora doña Ana de Austria en su felici-símo casamiento que en la dicha ciudad se celebro. Fné impreso por Jua n

Gracián .

(10) Muy curioso es el libro Comentario sobre la primera y segunda po-blación de Segovia, de 133 folios . Otro manuscrito del mismo archivo de la

Catedral, contiene con el título de Anacephaleosis secobiensis, el mismo libro

anterior, en latín, con importantes variantes; y otros tratados curiosos parala historia local. En e :los habla reíaradamente de su Bosque de antigüedadesde Segovia, de paradero desconocido . Debo gran parte de estas noticias a nues-tro respetable compañero don Arturo Hernández Otero, antiguo archiver o

capitular y buen conocedor de las obras de Ruiz de Castro . En la Bibliotec a

Nacional de Madrid hay otro manuscrito del mismo autor, Apotegmas, senten-cias del papa, con otras más añadidas, utilizado por Vera en sus Piedras deSegovia, en ESTUDIOS SEGOVIANOS, 1950, II, 261-628 . Véase también e l

artículo del canónigo señor Membibre, lln insigne jurisconsulto segovian odesconocido, en «El Adelantado de Segovia», 29 de abril de 1925 .

(11) Aparato para la historia de Segovia . Ms . de la Catedral, fol . 179 v .

(12) Historia de la vida del glorioso S. Fructos Patron de la ciudad de

Segovia, y de sus hermanos san Valentin y santa Engracia . . . Por el lícencíad oCalvete . . . En Valladolid . Por Christoval Lasso . Año 1610 .

(13) Encenias de la devotissima hermita y nuevo santuario de la Madre

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MARIANO QUINTANIILA

de Dios de la Fuencisla: y solemnissimas fiestas, que en la translacion destasantíssima imagen hizo la antiquissima y muy noble Ciudad de Segovia po rnueve dial continuos. Escriptas por el Licenciado Símon Díaz y Frías, hijo d ela propia ciudad . .. En Valladolid : Por Juan Godinez de Millis : Año 1614.-Mi-lagros de Nuestra Señora de la Fuencisla, grandezas de su nuevo Templo, yfiestas que en su Translacíon se hizieron por la Ciudad de Segovia, de quie nes Patrona, Año de 1613. Por el Doctor Hieronymo de Alcala Yañez, Medico yCirujano de la dicha Ciudad . . . En Salamanca . En la Emprenta de Antoni aRamírez, viuda . Año de M. DC. XV.

(14) Orígenes de la novela . Obras completas, Madrid, C . S . I. C.. 1943 ,t. XIV, p . 154 .

(15) Muy útil sobre esta materia, a pesar del tiempo transcurrido desde s uimpresión, es el libro de Godoy Alcántara, Historia critica de los falsos cro-nícones, Madrid, 1868.

(16) San Jeroteo, obispo de Segovia . Madrid, 1915 . Segunda edición am-pliada, Madrid, 1919 . La Toca de la Santísima Virgen, Madrid, 1921 . Reprodu-ce el libro de Fr. Tomás Bravo de Mendoza y da extensas referencias de los d eMoya y el obispo Escolano . El señor Rodríguez y Fernández, además de otra sobras originales de Medicina y Apologética, editó algunos textos históricos ypublicó un Compendio histórico de Segovia, en 3 vol,, 1529-1930 .

(17) Debo esta noticia a nuestro querido compañero don Mariano Grau .(18) En una declaración judicial se decía que el regidor de Segovia Pedr o

de Aguílar era «persona muy inteligente y entendida en negocios y cosas de l adicha ciudad y sus antigüedades» . (Narciso Alonso Cortés : Datos sobre el cro-nista Antonio de Herrera, en ESTUDIOS SEGOVIANOS, 1949, I, 203 )

(19) El poema del hogar, en «Cultura Segoví.ana», núm. 2, enero de 1932,página 15.

(20) Como es sabido la Historia de Segovia de Colmenares fué impresaen nuestra ciudad en 1637 por Diego Díaz . La falsa edición de Madrid de 1640es la anterior, añadida con las vidas de los escritores segovianos . Una nuevaedición en 4 tomos, a cargo de don Tomás Baeza (1846-1847), utiliza las nota sdel mismo Colmenares en el ejemplar que legó a la Catedral y las de otros co-mentaristas, pero no se consultó el Aparato para la Historia de Segovia ni lo scinco volúmenes del manuscrito, custodiados en el mismo archivo . Más tarde ,en 1921, el doctor don Segundo Gíla comenzó a publicar en folletín en el diari o«La Tierra de Segovia» la Historia de Colmenares según Baeza, con nuevasnotas de Vergara . Al desaparecer el periódico, continuó la impresión del libro ,excepto la parte referente a los escritores . Con motivo del tercer centenario d ela muerte del cronista, le dedicó un número la revista ESTUDIOS SEGOVIA -NOS, 1951,111, 5-160, con trabajos de Vera (nuevas aportaciones biográficas) .Marqués de Lozoya, Quintanílla y Ayuso Marazuela y varías notas de interés .

(21) Hay otra edición, en dos tomos, Lisboa, 1747.(22) No damos la referencia bibliográfica de estas relaciones por su much a

extensión, aunque son tan curiosas que justificarían un examen más detenido ,(23) La descripción de estos libros puede verse en Muñoz y Romero, Díc-

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HISTORIOGRAFIA SEGOVIAN A

donar-10 bibliográfico-histórico de los antiguos reinos, provincias, ciudades,villas, iglesias y santuarios de España (Madt-íd, 1858) y en Baeza y González ,

Apuntes biográficos de escritores segovianos (1877) y Reseña histórica de laimprenta en Segovia (1880) .

(24) Se imprimió en Madrid .

(25) Valladolid, 1786 .(26) «Boletín de Jurisprudencia y Administración», Madrid, 1859 .(27) Son del mayor interés los cuatro tornos de Actas y Memorias, impre-

sos por Espinosa, 1785-179 3 .

(28) Las cartas sobre San IIdefonso y Segovia figuran en el tomo X, 1783 ,2.» ed . : 1787. Hay edición moderna de toda la obra en un volumen, con nota sde Casto María del Rivero, Apilar, 1947 .

(29) Viaje artístico a varios pueblos de España . . . Sólo se pubficó el t. Ireferente a Segovia, Valladolid y Burgos. Madrid, Imprenta Real. 1804.

(30) Eué impreso por Espinosa .(31t Véanse les bibliografías de Muñoz y Romero y Vergara .(32) The Bible in Spain, London, 1842 . Hay otras varias ediciones y tra-

ducciones alemana y francesa . La española, por M. Azaña, en tres tomos, Ma-drid, Colección Granada, 1920- 1 921 .

(33) The tourist in Spain . Biscay and the Castiles. Illustrated from dra-wíngs by David Roberts . London, jennings, 1837.

(34) Deux ans en Espagne et en Portugal pendant la guerre civile . Parí sGosselin, 1841 . Hay traducción española de Domingo Vaca, en la «Colecció nUniversal», Madrid, Espasa-`alpe, 193 , 2 vol. Para los libros de viaje por Es-paña pueden consultarse las conocidas bibliografías de Foulché-Delbosc yFarinelli .

(35) Artículo anónimo en el número de 9 de febrero de 1845 .(36) Número correspondiente al 17 de abril de 1346.(37) 1857, XXII, 81-82 .(38) Véase la nota 7.(3)) Se reeditó, también en Barcelona, por Cortezo, en 1'84, en la colecció n

España. Sus monumentos y artes . Su naturaleza e historia, pero sustituyend olas bellas láminas de Parcerísa por fotografías y dibujos de poco interés .

(40) Datos históricos sobre el Acueducto de Segovia y la iglesia de laVera Cruz. . . Madrid, 1850 .-Casa de Moneda, en «El Eco Segoviano», 7 d emarzo de 1869 .

(41) Sobre Segovia, t . XIV, pp . 75-148 (1849) .(42) Sobre Lecea escribió Puyol, Estudios históricos y literarios acerca

de Segovia, en el «Boletín de la Real Academia de la Historia», 1915, LXVII '215-224, artículo incluido en el Historial del Homenaje. . . al Excmo. Sr. donCarlos de Lecea y García, por Segundo Gila, Segovia, 1916 . Véase tambiénHomenaje a Lecea en ESTUDIOS SEGOVIANOS, 1951, III, 503-528, con estu-dios de los señores Peñalosa, Sane Gilsanz y Marqués de Lozoya .

(43) La Casa Grande (1878) . -- Guerra de sucesión. 1706. Sucesos ocurridosen Segovia (1889-1890).-Segovia durante el reinado de Felipe IV (1896).-

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MARIANO QUINTANILL A

Más tarde publicó el señor Láinez unos curiosos artículos, Reseña histórica dela guerra de la Independencia, en «El Adelantado de Segovia», marzo y abri lde 1920.

(44) La biografía y bibliografía del señor Castellarnau pueden verse en elnúmero de homenaje de «Universidad y Tierra», Segovia, 1934, I, 97265, dond ese reeditaron sus estudios arqueológicos .

(45) Tomo XI, pp . 1-14, (1880).(46) Tomo II, pp . 1-26 (1873) .(47) Tomo XI, pp. 16-20 (1880).(48) Tomo IV, pp 1-40 (1875).(49) Números del 8 y el 22 de julio de 1860 .(50) En la «Ilustración de Madrid» (1871-1872) sobre el Acueducto, Turé-

gauo, Coca y costumbres segovianas ; en «La Ilustración Española y America-na» (1872-1878) acerca del Alcázar, la Catedral, la Vera Cruz, San Esteban ,puerta de San Andrés, la Virgen de la Sierra y La Granja .

(51) 30 de marzo de 1896.(52) Segovia . Pórticos de sus iglesias románicas, 30 de mayo de 1900 .(53) 22 de agosto de 1905 .(54) 4 de marzo de 1889. Reproducido en «Manantial», Segovia, junio 1928.(55) Años 1862-1863, tomos I y II.(56) Año 1867, t. VI, pp . 218-228 .(57) Los principales estudios aparecieron en los años 1886 a 1889 .(58) Acerca del Conde de Cedíllo véase el artículo necrológico de M . Q . e n

«Universidad y Tierra», 1934, I, 79-82 .(59) No es posible dar la ficha bibliográfica de los artícluos de revistas ,

aunque muchos de ellos son de capital importancia . Es necesario un bosquej oo avance de bibliografía segovíana que complete el repertorio utilísimo d eVergara.

(60) «Boletín de la Real Academia de la Historia», 1946.(6!) Véase el artículo necrológico del señor Vergara con la lista de sus pu-

blic_ciones, redactado por el autor de estas líneas y publicado en ESTUDIO SSEGOVIANOS, 1949, I, 169-176 .

(62) Traducción por Eduardo Ovejero . Madrid, Apilar, S . A., p . 997 .