Historia universal América latina DES

B I B L I O T E C A D E A U L A

HISTORIA UNIVERSAL:

AMÉRICA LATINA

PROYECTO CONSIDERADODE INTERÉS CULTURAL Y EDUCATIVO POR LA

HISTORIA UNIVERSAL:

AMÉRICA LATINA

LEOPOLDO FORNÉS BONAVÍA

1 LAS CIVILIZACIONES ABORÍGENES (500 A.C.-1500 D. C) 11

Introducción ................................................ 13Los mayas .................................................... 16Los aztecas ................................................... 20Los chibchas ................................................ 25Los incas ...................................................... 24Los Arauacos .............................................. 28

Ciboneys 28\ rauacos 29\ Caribes 29Guaraníes .................................................... 30Auraucanos ................................................. 31

2 CIVILIZACIÓN MODERNA (DESDE 1 500 HASTA 1804) 33

Introducción ................................................ 35La llegada de los españoles ...................... 38La conquista del Imperio Inca .................. 45Territorios fuera del dominio de los españoles ..................................................... 48

La conquista y colonización portuguesa de Bra-sil 48\ El Caribe y la intervención de otros pue-blos 50

Índice

8 HISTORIA UNIVERSAL: AMÉRICA LATINA

Autoritarismo ............................................. 52La estructura político-administrativa española en la América colonial 52\ La estructura ecle-siástica 55

La sociedad colonial .................................. 58Los indios 58\ Los negros 60\ Los mestizos 61\Los blancos 62\ Resumen 63

Régimen económico ................................... 65Resumen 63

Régimen económico ................................... 65

3 LOS MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS (1804-1825) 67

Causas .......................................................... 69Las guerras napoleónicas 72

Los movimientos precursores .................. 74Los comuneros de Paraguay 74\ La rebelión deTupac Amaru 75\ Los comuneros de NuevaGranada 75\ El precursor de Francisco de Miranda 76

La emancipación ......................................... 78

4 AMÉRICA LATINA DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA HASTA 1925 85

Después de la independencia .................. 87

ÍNDICE 9

El ascenso de la burguesía liberal 91\ La crisisdel sistema decimonónico 95

5 AMÉRICA LATINA: SIGLO XX 101

Desarrollo político ......................................103El desafío de la democracia 103\ El militarismo118\ La inestabilidad 111

Cambios sociales y culturales .................. 113Instrucción pública 113\ Urbanización 115\ Laexplosión demográfica y los conflictos raciales 115\ La iglesia 119

Problemas económicos ............................... 120Recursos naturales 122\ La Reforma Agraria123\ La integración económica 124\ Inflación ydesempleo 125

6 PAÍSES ANÓMALOS Y ACONTECIMIENTOS FUNDAMENTALES 129

México ...........................................................135La Revolución 129\ Las transformaciones 130

Brasil .............................................................134Cuba ..............................................................138

Historia 138\ La revolución cubana 138\ Bajodel poder de Castro 139

Relaciones con Estados Unidos ....................141


El “Destino Manifiesto” 143\ El intervencionis-mo de Estados Unidos 144\ La “Guerra Fría” yLatinoamérica 146

La Organización de Estados de América ..150Panamá y los tratados del Canal ..............152Bibliografía .................................................. 157

1

LAS CIVILIZACIONES ABORÍGENES (500 a. C. -1500 d. C.)

Página anterior:“Templo de las tres ventanas” de Machu Picchu, Perú.

Introducción

En general se conoce mal la perspectiva his-tórica de los indios precolombinos. Por unaparte, debido a que casi toda se conservaba pormedio de tradiciones orales que fueron perdién-dose en la medida en que esas civilizaciones sedesorganizaron y olvidaron sus estructurasjerárquicas, y -de la otra- por destrucción decódices y monumentos que guardaban esainformación.

El período histórico anterior al descubri-miento y conquista del continente americano nopuede dividirse de acuerdo a las etapas de laHistoria europea. Esta afirmación es especial-mente válida para lo que hoy día se conocecomo Latinoamérica, donde a lo largo de mile-

INTRODUCCIÓN 13

nios se sucedieron civilizaciones indígenas,cuyo desarrollo tuvo un ritmo y unas caracterís-ticas particulares. Al producirse la conquistaespañola, durante el siglo XVI, sólo quedaban losúltimos eslabones de la cultura y civilización deaquellos pueblos; por un lado, los aztecas en laaltiplanicie mexicana, hacia la punta meridionalde América del norte, y por otro, los incas en lazona andina de América del sur. Entre ambosfocos de civilización subsistían los restos de lacultura maya situada en lo que los antropólogosdenominan Mesoamérica, región extendida entrela parte sur del México actual y una buena por-ción de la actual Centroamérica. Aunque elnivel de desarrollo de estas culturas fue impre-sionante, sobre todo si se le compara con lascivilizaciones del mundo antiguo, algunas defi-ciencias impidieron un mayor avance y explicanlas diferencias de progreso con respecto almundo civilizado europeo. Los aborígenes ame-ricanos desconocieron el uso del hierro y no lle-garon a la invención de la rueda. El perro, elpavo, el pato y, en las tierras altas peruanas, lallama, la alpaca y el guanaco fueron los únicosanimales domésticos a su servicio, de los cuálessólo la llama era una bestia de carga. Bien orga-


INTRODUCCIÓN 15

nizados, políticamente autoritarios y con econo-mías controladas, estos pueblos vivieron de laagricultura, como fue el caso destacable de losmayas. Si estos últimos, a la llegada de los espa-ñoles se hallaban en un período de estanca-miento que facilitaría su dominación, los incas ylos aztecas, en pleno desarrollo, tuvieron queser sometidos a través de las armas y la astucia.La población aborigen, sin embargo, continuóformando parte, de manera insoslayable, delmundo y la historia latinoamericanos, como losigue siendo en la actualidad.

Los mayas

Se desconoce el origen de los primitivosmayas. Entre las fechas del 800 al 600 a. C., setiene noticia de ocupación humana en el Petén,hoy situado al norte de la actual Guatemala, yque comenzaba por lugares como Altar deSacrificios y Seibal (en las orillas del río de laPasión), o Barton Ramie, en el territorio de Beli-ze, más hacia el este. Hacia el año 600, Tikal, enel Petén, es a su vez poblado, como lo atesti-guan los restos de cerámica de esta época y dediversos objetos que nos hablan ya de una redde intercambios comerciales.

De todas maneras, el inicio de las culturasmayas permanece en la sombra. Se ha descu-bierto un íntimo parentesco con las culturas dela vecina región de Veracruz, en México, y hoydía habitan allí por lo menos dos tribus que seentienden por medio del dialecto maya, comolos totonacas y los hustecas.

Sea que hayan emigrado de Veracruz a Gua-temala, o que ocurriese a la inversa, lo cierto es


que dicha analogía existe y que antes de la eracristiana los mayas se establecieron en la penín-sula de Yucatán, Tabasco, Chiapas, en las regio-nes norte, central y oriental de Guatemala y enel sector noroeste de Honduras. En estas zonasdesarrollaron una civilización que alcanzaría sumáximo esplendor mucho antes del año 1000 denuestra era. En realidad, los mayas pueden con-siderarse en algunos aspectos la más alta civili-zación del nuevo continente. Durante este perí-odo que no pasa del año 1000, consideradocomo "clásico", florecieron ciudades comoCopán, Palenque y Tikal, las cuales ejercieron suhegemonía hasta el siglo V de nuestra era.

Durante esta etapa, los mayas no desarrolla-ron un imperio unificado sino que se dividió elárea en ciudades-Estado gobernadas por autori-dades político-religiosas o grupos oligárquicos.El arte, la arquitectura, las matemáticas, la inge-niería y la astronomía alcanzaron grandes ade-lantos. Inventaron un sistema numérico quetenía por base 20, así como un signo equivalen-te a "cero" y un calendario mucho más precisoque el calendario juliano. Establecieron un siste-ma de comunicaciones por vía terrestre quealgunos consideran superior al de los romanos.

LAS CIVILIZACIONES ABORÍGENES 17

La creación de códices estuvo sometida a pro-pósitos religiosos y astronómicos y en ellos seinscribieron fechas ceremoniales importantes encaracteres conocidos en su conjunto como"escritura glíptica", la cual no ha llegado a serplenamente descifrada. Se erigieron templos yotros edificios en piedra tallada. La religión erapoliteísta y la clase sacerdotal ejercía la autori-dad política tanto como la religiosa y, a un tiem-po, juntamente con los grupos oligárquicos, elcontrol de la educación. El comercio, la artesa-nía textil, la cerámica y, en especial, la agricultu-ra, estaban muy desarrolladas.

Durante el siglo XIII, la guerra civil entre lasgrandes ciudades mayas permitió el triunfo degrupos mexicanos que se establecieron en lazona norte de Yucatán. Chichén-Itzá, que habíasido la urbe más floreciente bajo el impulso delos toltecas durante los siglos X y XI, entró endecadencia, mientras rompía su alianza conUxmal y Mayapán. Ayudada esta última por losaztecas, intentó inútilmente continuar las altastradiciones del clasicismo maya y logró mante-nerse hasta 1451, fecha en que fue destruida y


en que Chichén-Itzá y Uxmal fueron abandona-das.

A la llegada de los españoles, la civilizaciónmaya había entrado en un languidecimientocultural y político, a pesar de grupos como losmayas-quichés, de clara influencia tolteca, y delos cachiqueles, tzutuhiles y mames, todos ellossituados en las Tierras Altas de Guatemala, ycontinuadores de las viejas tradiciones mayas.Las guerras continuas entre ellos facilitaron latarea de conquista de los españoles. Por eseentonces, a principios del siglo XVI, se calcula laexistencia de 400000 a 500000 mayas en lapenínsula de Yucatán.

La Cultura quiché de Guatemala ha dejadocomo legado del Pol Vuh, libro sagrado basadoen las tradiciones orales, que se dio a conocerpor una versión del siglo XVI.



Los aztecas

Los primitivos pobladores de la meseta cen-tral mexicana, llamada del Anáhuac, tuvieronque soportar la invasión de los toltecas, oriun-dos del norte. Estos conquistadores fundaron lacélebre ciudad de Tula, situada a quince millasal norte de la actual ciudad de México. Los tol-tecas transmitieron su cultura que incluía cono-cimientos matemáticos y astronómicos y uncalendario, posiblemente tomado de los mayas,a los pueblos de las tierras del sur. Pero el eclip-se de los toltecas ocurrió hacia el siglo XII denuestra era, a lo que sucedió un período de tran-sición durante el cual floreció la culturachichimeca. De la zona de cavernas de Tenocu-yán, los hombres de esta cultura pasaron a lasorillas del lago Texcoco, donde establecieron laciudad de tal nombre.

Los aztecas, reunidos bajo el mando de Ixcoatl,llegaron más tarde a las orillas del Texcoco, pro-bablemente hacia 1325, y fundaron en el centro

del lago la urbe sagrada de Tenochtitlán o Méxi-co, llamada así a causa de que allí se tributabanhonores al dios Mexi. Los aztecas, por medio deuna gran capacidad política y militar, extendie-ron sus dominios y mantuvieron sus poderes enla zona central y el sur de México e implantaroncolonias en América Central. Cuando llegaronlos españoles, alrededor de 1519, Tenochtitlánera una ciudad compuesta por 60 000 familias ytodo el imperio de los aztecas comprendía unoscinco millones de habitantes.

El gobierno azteca estaba relativamente cen-tralizado, presidido por un monarca, jefes pro-vinciales designados por la autoridad central,un bien organizado sistema judicial y un amplioy eficiente ejército. En cuanto a las ciencias, losaztecas destacaron por sus adelantos en inge-niería, arquitectura, matemáticas y astronomía.Poseían una rica tradición de historia, filosofía ypoesía, las cuáles eran transmitidas oralmente.La escritura azteca era pictográfica con un pro-gresivo desarrollo hacia la escritura fonética. Laactividad agrícola se había desarrollado amplia-mente, mientras el comercio y las artesaníasprosperaban. Trabajos de cerámica, de oro y de


plata, así como los tejidos, tuvieron un cultivoesmerado. Por otra parte, la religión de los azte-cas era politeísta y, aunque incluía elaboradosconceptos sobre la divinidad, Huitzilipochti, eldios de la guerra, fue la principal deidad vene-rada, para cuyo culto se desarrolló un extensosistema de sacrificios humanos como muypocas veces ha podido verse en la historia delhombre. Los sacerdotes constituían un grupopoderoso, tanto en el orden político como en elreligioso. Algunos de los pueblos sometidos porlos aztecas se hallaban dispuestos a rebelarse ala más mínima oportunidad. En las montañas aleste del lago Texcoco, los tlaxcaltecas, que man-tenían su independencia, veían a los aztecascomo enemigos temibles. Tal situación creabaunas condiciones que habrían de aprovechar losespañoles a su llegada.

Hacia 1440, Moctezuma I había organizado elcentro de México en una confederación de tri-bus. Entre 1519 y 1521, Hernán Cortés, almando de cuatrocientos españoles, puso térmi-no a la hegemonía político-militar de los azte-cas.


Los chibchas

Los chibchas ocupaban la zona situada entrelas regiones habitadas por los mayas y los incas,o sea el territorio perteneciente a la actualColombia. El núcleo de la cultura chibcha flore-ció en Cundinamarca, meseta de considerableamplitud, rodeada de altas montañas.

La organización política de los chibchas erabastante sólida. Cuando llegaron los españoles,dos caciques se disputaban la hegemonía; elZipa de Bacatá (Bogotá) y el Zaque de Hunsa(Tunja). Ambos eran monarcas absolutos yrepresentaban a la divinidad. La autoridad reli-giosa más alta estaba constituida por un sacer-dote llamado Iraca. Los chibchas poseían uncalendario y un especial sistema numérico.Acostumbraban a congregar sus casas en ciuda-des o aldeas, rodeadas de fortificaciones demadera y paja. Habían desarrollado un extensocomercio y una actividad agrícola importante.Eran notables alfareros y fabricaban gran varie-dad de joyas y figuras de oro y cobre, hechas enláminas de metal.


Los chibchas fueron fácilmente dominadospor los españoles y sus descendientes son, hoyen día, agricultores en su mayor parte.

Los incas

El más avanzado de los imperios prehispáni-cos fue, sin lugar a dudas, el del Tahuantinsuyu(de las cuatro regiones unidas) o imperio de losincas. Su núcleo central estaba situado en elCusco (o Cuzco), de donde fue expandiéndosehasta abarcar el territorio que actualmente ocu-pan Perú, Ecuador, Bolivia, el norte y centro deChile (hasta el Maule), el noroeste argentino(hasta Salta y Tucumán) y el sur de Colombia(hasta Pasto).

La fundación del imperio en el Cuzco data, alparecer, del siglo XII de nuestra era, pero la cul-tura preinca de Chavín se remonta a no menosde 850 años a. C. La expansión territorial se ace-leró pronto, en especial a partir del siglo XIV.


Uno de los conquistadores más renombradosfue Huayna Cápac, que vivió hasta el primercuarto del siglo XVI, ya en los primeros tiemposde la Conquista.

Los incas eran originalmente una tribu delengua quechua procedente de la región del Titi-caca. Llegaron a constituir un imperio que abar-caba una población de seis a ocho millones,regida por un sistema de administración riguro-so. La organización política se asentaba en undespotismo teocrático y paternalista, al frentedel cual se hallaba el Inca, monarca absoluto yhereditario, considerado hijo del Sol. La pobla-ción se dividía en tres clases: la nobleza, el pue-blo y los yanaconas o servidores de los grandesdel imperio. La célula social era el ayllu o núcleode familias unidas por un antepasado común opor la religión o los intereses. El ayllu recibíauna porción de tierra que debía cultivar. Losindividuos además, tenían que trabajar la tierradel Inca, la tierra de los sacerdotes, la de losguerreros y la de las viudas y huérfanos. El ejér-cito era numeroso y bien organizado, a cuyoservicio se hallaba una amplia red de caminospor todos los lugares del Imperio. Un sistemade correos unía las partes más distantes, que


recorrían los mensajeros o chasquis en una ver-dadera carrera de postas para hacer circular lasnoticias.

En matemáticas y astronomía, los incas noalcanzaron los adelantos de los mayas y losaztecas. Sin embargo, en ingeniería, arquitectu-ra y en la producción de textiles y cerámicalograron notables realizaciones. No desarrolla-ron ningún tipo de escritura, pero se valieron decuerdas de varios colores, a las que llamabanquipos, para hacer cuentas y mantener en lamemoria fechas importantes como una formade preservar tradiciones. Se destacaron en elarte de labrar el oro con el que fabricaban deli-cadas figuras. Aunque el comercio no estuvosuficientemente desarrollado, realizaron explo-raciones a lo largo de toda la costa. En realidad,la agricultura era la principal actividad en elorden económico: cultivaban el maíz, la patata,la coca, el algodón y otras plantas mediante lairrigación y el abono.

La música y la poesía fueron las artes predi-lectas de los incas. Distinguidos como arquitec-tos, sus edificios destacan por la solidez de losmuros y la sencillez de la construcción. Vesti-gios admirables se encuentran hoy en Cuzco,


Cajamarca, Machu Picchu, Paramonga y otroslugares.

A la muerte de Huayna Cápac, el Imperio sedividió entre Huáscar, su hijo legítimo, yAtahualpa, el hijo bastardo. Socavadas las fuer-zas incaicas por la lucha entre ambos hermanos,el imperio no pudo resistir el avance de los con-quistadores españoles. Cuando Atahualpa cayóprisionero en Cajamarca por orden de FranciscoPizarro, en 1532, Huáscar, su hermano y rival,ya había sido vencido y capturado. Desde suencierro, Atahualpa impartió la orden de matara su hermano, el Inca, lo cual le imputaron losespañoles como un crimen imperdonable. Conla muerte de Atahualpa, en 1533, se extinguió elImperio de los incas.


Los Arauacos

Para el hombre europeo, los primeros indiosamericanos eran 105 habitantes de las Antillas,los cuales ofrecian una rica diversidad étnica ala llegada de los conquistadores. El poblamien-to de las Antillas tomó tiempo, ya que dependíadel desarrollo de la navegación que podía per-mitir cubrir las distancias entre el continente ylas islas más próximas. Las corrientes migrato-rias se iniciaron en América del Sur, de ahí quela lengua y la cultura de los grandes gruposantillanos estén muy relacionados con familiaslingúistícas sudamericanas y con la cultura delos agricultores de la selva amazónica. La pobla-ción de las Antillas se dividía en tres grupos:

Ciboneys:

A la llegada de los españoles se encontrabanen el este de Cuba o confinados en las pequeñasislas próximas y en la península suroeste de LaEspañola. Se desconoce el origen de su lengua.



Los ciboneys vivían de los productos del mar yde la caza de reptiles. Sus poblados se encontra-ban a lo largo de la costa.

Arauacos:

Pasaron desde las costas de Venezuela a lasAntillas en el comienzo de nuestra era. El grupomás importante de los arauacos lo constituíanlos taínos, que habitaban Puerto Rico, La Espa-ñola, este de Cuba y parte de Jamaica. Su prin-cipal fuente de vida era la agricultura. Cultiva-ban maíz, vuca, piña, tabaco y otras plantas.También se dedicaban a la caza y a la pesca.Fabricaban cestos, cerámica y adornos de metal.El medio de transporte eran las canoas. Losarauacos tenían dos tipos de viviendas: elbohío, de planta circular, y el caney, de formarectangular. Sus casas estban distribuidas alre-dedor de la plaza o batey.

Caribes:

El origen de la palabra caribe proviene de“caníbal”, que significa antropofagia. Los cari-


bes se asentaron en las Antillas. A diferencia delos arauacos, era un pueblo guerrero. Los cari-bes también eran agricultores y se dedicaban ala pesca. Construían excelentes canoas y desta-caba su cestería. Los hombres ocupaban unagran casa en el centro del poblado, mientras quelas mujeres se distribuían en varias más peque-ñas. Los caribes practicaban la poligamia y enta-blaban luchas con otras tribus para apoderarsede nuevas esposas.

Guaraníes:

Los guaraníes ocupaban una zona junto a lacosta atlántica y, en el interior, en el área de losríos Paraná, Paraguay y Uruguay. su principalactividad era la agricultura, con el cultivo de lamandicoa, sandias, plátanos y caña de azúcar.Vivían en grandes cabañas alrededor de unaplaza donde se celebraban las reuniones. Tam-bién fabricaban cestas y cerámicas. Los guaraní-es veneraban a un Ser supremo dentro de unareligión en la que se practicaba el canibalismo


ritual. Desde el principio de la conquista semezclaron con 105 españoles y fueron evangeli-zados por los jesuitas.

Araucanos:

Los araucanos ocupaban lo que actualmentees Chile. Al norte vivian los atacameños. Al surdel desierto de Atacama habitaban los diagui-tas. De norte a sur de la faja chilena estaban lospicunches, los mapuches y los huilliches, en elsur.

Los araucanos se dedicaban a la cría de gana-do y a la agricultura. Cultivaban el piñón, tubér-culos y gramíneas. La población no se agrupabaen grandes núcleos, sino que se diseminaba enpequeñas aldeas autónomas.

La resistencia de los araucanos contra ladominación de los conquistadores fue feroz yduró tres siglos y medio.

2

CIVILIZACIÓN MODERNA

(Desde 1500 hasta 1804)

Página anterior:Hernán Cortés y su amante indígena, Marina o la Malinche (arriba).Moctezuma (abajo) en su labor de gobierno.

CIVILIZACIÓN MODERNA 35

Introducción

Hacia 1500, los españoles, que con la uniónde Castilla y Aragón habían constituído el pri-mer estado “moderno” de Europa, llegaron alcontinente americano, se enfrentaron a las civi-lizaciones aborígenes, las destruyeron y sobresus cenizas crearon el vasto Imperio español.Empresa que mal disimulaba las deficienciasdel sistema político-económico de la metrópoli,el Imperio no siempre significó, a pesar de laconquista y la colonización, una verdaderapenetración en el mundo aborigen. La influen-cia española no logró romper del todo las anti-guas tradiciones que permanecieron, hasta eldía de hoy, entre los indios no totalmente "occi-dentalizados". Es el caso de los lacandones, en elnorte de Guatemala y el sur de México, tribu


actualmente en extinción definitiva, y de losindios del río Magdalena en Colombia. La Igle-sia católica, con su gran autoridad, no pudodisolver el sistema de creencias religiosas de losnativos, el cual en alguna medida sirve de sus-trato a la fe de las poblaciones actuales. El granpeso demográfico de algunas etnias indígenas -los mayas o incas, por ejemplo y la condiciónprecaria de los países latinoamericanos, en losque la inestabilidad política y económica hasido más norma que excepción, tal vez explicala supervivencia de esas antiguas creencias y desupersticiones que se remontan a épocas prehis-pánicas, confundidas hoy día con las modernasdoctrinas del pensamiento religioso occidental.

El autoritarismo del régimen colonial espa-ñol, reflejo del modo de gobierno empleado enla metrópoli, no dejó espacio para el libre ejerci-cio de experiencias democráticas de autogobier-no y, a la larga, este hecho marcó profunda-mente la vida política de los puebloslatinoamericanos. Los tres siglos de aislamientobajo el dominio de España, periodo en el queflorecieron grandes ciuedades y una prodigiosainfraestrctura religiosa, y la natural incomunica-ción que se derivó de tal situación, han influido


igualmente en la fragmentación política delsubcontinente latinoamericano y en algunosrasgos de inestabilidad institucional que se hanmanifestado a lo largo de toda la etapa republi-cana.

A pesar de sus riquezas naturales, los actua-les países latinoamericanos se encuentran, hoydía, en una fase media de desarrollo con nacio-nes como Argentina, que alcanzan un percapitade ocho mil dólares, y otras como Honduras,que apenas alcanzan un millar. El sistema detenencia de la tierra, el mercantiliamo de la eracolonial, prolongado durante la época republi-cana por prácticas estatistas y grandes limita-ciones a la libertad económica y política, suma-das a las relaciones sociales heredadas delperíodo colonial hispánico, siguen produciendoefectos negativos en la marcha evolutiva deestas naciones. Lamentablemente el sueño, deSimón Bolívar -una América Latina verdadera-mente unida y libre- no ha llegado a realizarse:la América descendiente del mundo español yde las antiguas culturas aborígenes, continúasin resolver los graves problemas económicos ysociales que impiden su libre desarrollo.


La llegada de los españoles

Los españoles arribaron a costas americanasen naves capitaneadas por Cristóbal Colón en1492. En el primer viaje, descubrieron la isla deSan Salvador (llamada Guanahaní en la lenguade los nativos, conocida por Watling moderna-mente), y Cuba y Haití, a las que denominaronrespectivamente Juana y La Española. A partirdel segundo viaje se inició la ocupación de lasnuevas tierras descubiertas con la fundación deIsabela, la primera ciudad hispánica creada porColón en La Española, en 1494. Pronto las pose-siones se extendieron a Puerto Rico, Jamaica yCuba. Desde aquí se pasó al istmo de Panamá,donde los conquistadores fundaron Nombre deDios, que vino a ser punto de partida para eldescubrimiento y conquista de las costas delPacífico (Perú, Ecuador y Chile), de la AméricaCentral (Nicaragua y Honduras). Al mismo


tiempo, las conquistas se extendieron desdeCuba hacia México, en dirección sudeste y suro-este de América del norte. Al sur del Caribe, elafán de dominios se propagó a Colombia yVenezuela. Lima vino a ser el centro de irradia-ción para la conquista del Alto Perú, Chile yTucumán. El centro expansionista chileno fueSantiago, de donde partieron los exploradores yconquistadores que llegaron hasta el estrechode Magallanes, sin poder penetrar en la Arauca-nia, el territorio habitado por los feroces aborí-genes de esas tierras del sur.

De esta forma, a partir de 1519, comenzó unavasta y persistente empresa de penetración con-tinental. En febrero de ese año, Hernán Cortés,que provenía de Cuba al mando de una impor-tante expedición, bordeó la costa de Yucatán yla región de Tabasco, y fundó frente al golfo deMéxico la ciudad de Veracruz. Emprendiendo elpaso tierras adentro, Cortés se dirigió a la capi-tal de los aztecas, México, la cual sometió a sudominio, con la rendición del emperador Moc-tezuma, en ese año de 1519. Forzado a retirarse,después de varias victorias y reveses alternos,Cortés, con la ayuda de tribus indígenas enemi-gas de los aztecas, consiguió conquistar defini-


tivamente la ciudad y toda la región australmexicana en 1521, y apresó al último empera-dor, Cuauhtémoc, a quien los aztecas habíanrecurrido después de la muerte de Moctezumaun año antes.

Como señor de la situación, Hernán Cortésreorganizó la vida local de acuerdo con las nor-mas hispánicas, mandó traer misioneros para lalabor de evangelización de los nativos y logróque el emperador lo reconociera capitán generalde Nueva España, como se denominó al territo-rio mexicano. De 1523 en adelante, se llevó aefecto la conquista de América Central. Pedrode Alvarado, el lugarteniente de Cortés, luchócontra los mayas-quichés en las selvas meridio-nales, y después de sangrientas batallas fundóla ciudad de Santiago de los Caballeros de Gua-temala en 1524. El resto de América Central fuepacificado y dividido en gobiernos, correspon-dientes aproximadamente a las nacionalidadesactuales y dependientes de los tribunales oaudiencias de Panamá y Guatemala, los cualesse hallaban bajo la tutela del virrey de México.

La penetración en Colombia arrancó de laslocalidades de Santa Marta y Cartagena deIndias. La expedición, que partía del primer


LOS CONQUISTADORES Y EXPLORADORESESPAÑOLES AMÉRICA DEL NORTE

Florida, costas del Mississippi,sur de Texas y norte de México Álvar Núñez

Cabeza de Vaca (1528-1535)

Florida, Carolina del Sur, Tenneseey Mississippi Hernando de Soto

(1539-1541)México occidental, sureste de Arizona,Nuevo México y Arkansas Francisco Vázquez

de Coronado (1540-1542)

México medio Hernán Cortés (1524-1525)

AMÉRICA CENTRAL Y EL CARIBE

Guatemala, El Salvador Pedro de Alvarado (1524)

Honduras Gil González Dávila (1524)

Nicaragua Francisco Hernández de Córdoba (1523)


Costa Rica Juan Vázquez Coronado(1564)

Yucatán Francisco Montejo (1527,1529-1535)

Panamá Pedro Arias Dávila (1519)

Cuba Diego Velázquez (1511-1512)

Puerto Rico Juan Ponce de León (1509)

Jamaica Juan de Esquivel (1509)

AMÉRICA DEL SUR

Colombia Rodrigo de Bastidas (1525)

Venezuela Jacome Castellón y Juan de Ampués (1527)

sur de Colombia, Ecuador, Francisco Pizarro norte de (1524-1526) yBolivia y de Chile Diego de Almagro

(Imperio incaico)(1531-1535)

Chile septentrional y central Diego de Almagro(1536)


Chile austral Pedro de Valdivia(1540)

río Paraná hasta el Pedro de Mendozay afluente Pilcomayo Domingo Martínez

de lrala (1536-1537)

ríos Paraná y Paraguay, Juan de Ayolas y penetración del Chaco D. de Chaco

(1537-1538)río de La Plata y río Paraná hasta Sebastián Caboto el afluente Bermejo (italiano al servicio

de España) (1527-1530)


sitio mencionado, siguiendo el curso del ríoMagdalena, fundó Bogotá en el altiplano en1538. El grupo de Cartagena exploró y ocupótoda la costa colombiana del Pacífico.

Si la leyenda de El Dorado, tras la que se ati-zaba la fiebre del oro y la plata, estimulaba laobra de ocupación del territorio de los chibchas,en Venezuela, la explotación de perlas y la escla-vización de los indios fueron las fuerzas motri-ces de la Conquista. En 1510 se fundó NuevaCádiz, en Cubagua. Carlos V, falto de capitales,firmó en 1528 varios contratos con los banque-ros alemanes Welser mediante los cuales secomprometía a conceder la dirección y explota-ción de Nueva Andalucía (Venezuela). El agen-te Ambrosio Alfinger fundó Maracaibo y lapenetración llegó hasta La Guajira, Valle deUpar y Tamalameque. La empresa, sin embar-go, terminó por fracasar económicamente, debi-do al desinterés civilizador de los germanos.Carlos V convirtió la región en capitanía gene-ral, dependiente de Santo Domingo. La empre-sa colonizadora y organizadora correspondió alos misioneros (franciscanos y capuchinos), quefundaron su primera ciudad, Cumaná, en 1515.


La conquista del Imperio Inca

El avance de los españoles hacia el sur, desdePanamá, se inició en 1524 con Francisco Pizarro.En 1526, el conquistador extremeño llegaba a laIsla del Gallo. Habiéndosele prohibido conti-nuar, Pizarro se negó a obedecer y trazó en elsuelo una raya, y los doce que la cruzaron, jun-tamente con él, se convirtieron en los "trece de lafama", encaminándose a Guayaquil y Bahía deTúmbez.

Mediante un indio intérprete, a los que lla-maban “lenguas”, los conquistadores tuvieronconocimiento de que en el Imperio inca se enta-blaba una guerra civil. Ante la oposición delgobernador de Panamá, Pedro de los Ríos, paraintervenir en el conflicto, Pizarro se dirigió aEspaña. Carlos V, por el acuerdo de Toledo de1529, decidió autorizar la conquista al peticio-nario. De esta forma, la empresa asumió carác-


ter oficial. Desde la base de San Miguel de Tan-garará, Pizarro se encaminó a Cajamarca conayuda de ciento sesenta hombres en 1532, y allíprendió al emperador Atahualpa. Los españolescontinuaron hasta Cuzco, que ocuparon, y mástarde, en 1535, fundaron la ciudad de Lima,futura capital del Perú, completando luego laocupación en Colombia y el Amazonas.

En dirección a Chile, el avance no fue afortu-nado. Las rivalidades de los jefes españoles,agravadas con las hostilidades de los nativos,amenazaron con frustrar toda conquista. Fran-cisco Pizarro logró salvar la situación y Pedrode Valdivia emprendió la conquista de Chile.Fundó Santiago en 1541 y Concepción en 1550,manteniéndose en relación con Perú a través deLa Serena y con la Argentina por medio deTucumán. Las grandes distancias, sin embargo,dispersaron las fuerzas españolas y Valdiviamurió en el cerco de Tucapel en 1554, a manosde los indios comandados por Lautaro, caudillode los araucanos. Finalmente, Francisco deVillagrán reunió a los españoles sobrevivientesy eliminó a Lautaro en 1557. Fue sustituido porGarcía de Mendoza, que pacificó y reorganizó laconquista, prosiguiendo hacia el sur hasta el


golfo de Corcovado, al mismo tiempo que pro-movía los asentamientos más allá de los Andes.

La ocupación del estuario del río de la Platase llevó a cabo en dos etapas. La primera culmi-nó con la fundación de Buenos Aires, en 1556,por Pedro de Mendoza, y de otras ciudadescomo Santa Cruz de la Sierra y Santa Fe. Lasegunda, con la nueva fundación de BuenosAires por Juan de Garay, en 1580, como basemarítima indispensable a la vida interior de laregión. Entre tanto, el enviado de Mendoza,Juan de Salazar, había fundado el fuerte de laAsunción, que llegaría a ser la futura capital delParaguay en 1537.


Territorios fuera del dominio de losespañoles

La conquista y colonización portuguesa de Brasil

Con el descubrimiento por el portuguésPedro Alvares Cabral y la aplicación del Trata-do de Tordesillas (1494), forjado por el Papapara dividir entre Madrid y Lisboa el continen-te americano, las vastas regiones del Brasilpasaron a manos de Portugal. La primera tenta-tiva seria de colonización se realizó con MartínAlfonso de Sousa, que fue enviado por la coro-na portuguesa a tierras brasileñas, en 1530, paradesembarazarlas de intrusos franceses, fundarpoblaciones y organizar el territorio.

De esa forma, se dividió el país en doce capi-tanías en 1534, cada una de las cuales se hallababajo la responsabilidad de chequear, revestidopor el rey de poderes para nombrar jueces y


funcionarios, cobrar tributos y someter a losindios para trabajar en las tierras administradaspor él. De tal empresa sólo se consolidaron doscapitanías: la de Pernambuco, al norte, y la deSan Vicente, donde Sousa había fundado la ciu-dad homónima en 1532 y que se encuentra cercade la actual Santos, base de la futura penetra-ción portuguesa hacia el interior del país.

El sistema de las capitanías fue abolido en1549. La corona levantó la sede de un gobiernogeneral ese mismo año, y nombró gobernador aTomé de Sousa. De 1549 a 1602, Brasil contó cononce gobernadores generales y una Asamblea.Con la muerte del rey don Sebastián y la ane-xión de Portugal a la corona española, a la sazónasumida por Felipe II, Brasil pasó a ser coloniahispana de 1580 a 1640, fecha en que los portu-gueses recuperaron su total autonomía. Hubo,entonces, un primer virrey (1640-1641), seguidode un triunvirato (1675-1678). Durante el sigloXVIII, hubo doce gobernadores generales, algu-nos de ellos virreyes en Bahía, y cinco virreyesen Río de Janeiro.

La actividad civilizadora de Portugal en Bra-sil comenzó a lo largo de la costa y a través de lared fluvial del enorme continente. No tardó en


internarse, como en Sâo Paulo, de mano de losmisioneros, especialmente jesuitas, y de losbandeirantes o bandas de aventureros. La econo-mía se centró en el cultivo de la caña de azúcar,en el ganado y la exportación del palo del Bra-sil, el cual por su gran abundancia había dadonombre al país. Como la mano de obra se volviórequisito indispensable, el Estado organizóentradas para la captura de nativos, que, al igualque las bandas o grupos de bandeirantes, explo-raron el territorio y sus posibilidades, expan-diéndose cada vez más hacia el occidente.

El Caribe y la intervención de otros pueblos

Tanto franceses como ingleses ocuparonalgunas de las Antillas, ya descubiertas y explo-radas minuciosamente por los españoles. En laAmérica del sur se asentaron en la Guayanameridional los franceses, donde fundaríanCayena en 1635, así como exploraron el curso devarios ríos, principalmente el de Oiapoque. En


el Caribe, mientras tanto, los franceses tomaronposesión de Haití, en 1697, y los ingleses deJamaica en 1670.

Otros pueblos, como los holandeses y losrusos, contribuyeron al descubrimiento de nue-vas regiones del continente americano. Los pri-meros fundaron una colonia en la Guayana en1580, y los rusos exploraron las costas y litoralesde Alaska y Canadá. Después de las guerrasnapoleónicas, los holandeses habrían de com-partir el dominio de Guayana con los francesesy los ingleses.


Autoritarismo

La estructura político-administrativa española en la América colonial

Desde un principio España habría de refor-zar la tradición de autoritarismo que ya en tiem-pos de los aztecas y los incas había imperadoentre los pueblos del continente recién descu-bierto. En una primera etapa, el gobierno seejercía personal y militarmente, ya porque seobtuviese por elección delegada por la corona alos cabildos, ya por usurpación de los jefes deexpediciones, que compartían tal gobierno consubalternos calificados en regiones recién con-quistadas. No faltaron religiosos, como Bartolo-mé de las Casas, que defendieron ardorosamen-te a los indios.

Los desórdenes, las conspiraciones y los abu-sos recíprocos de autoridad de los conquistado-res, así como los atropellos a la población indí-


gena, indujeron a los monarcas a instituir un sis-tema administrativo más apropiado con la dis-tancia en que permanecía la metrópoli y la granextensión del Imperio. El núcleo del gobiernolocal urbano y de tierras adyacentes eran elcabildo, que se hallaba sometido a las audiencias.Éstas estaban constituidas por tres o cuatromiembros, los oidores, con un presidente y unfiscal. Los oidores podían comunicarse directa-mente con la Corona.

Los distritos geográficos, sujetos a las audien-cias, se volvieron grandes divisiones adminis-trativas donde, siglos más tarde, habrían de sur-gir en su mayoría las naciones independientesde la América Hispana. Las audiencias eranorganismos que desempeñaban actividadesjudiciales, administrativas y gubernamentales.La más antigua se creó en Santo Domingo, apartir de 1511, de la que surgieron la de Panamá(1538) y las de Lima y Guatemala (1542, 1543).La última, la de Bogotá, se estableció en 1562. Lapresidencia de este organismo era más bien uncargo formal y representativo, pues no contabacon voz ni con voto en el Consejo de Indias. Susfunciones judiciales se sujetaban a la residenciade seis meses, debiendo dar cuenta de sus


actos,en caso de reclamación, y disponiéndose arecibir la inspección de funcionarios de la Coro-na procedentes de España, los visitadores generales.

La importancia de las audiencias era acordecon la importancia del territorio en que estabanenclavadas. Así, destacaban las audiencias delos virreinatos, pues éstos tenían la más altajerarquía dentro de la división administrativahispánica. En un principio, había sólo uno: elvirreinato de México o de Nueva España, esta-blecido en 1535. Después, el de Perú o de NuevaCastilla, en 1544. El de Tierra Firme o de NuevaGranada fue creado en 1718 y comprendía losfuturos países de Panama, Colombia, Venezuelay Ecuador. El virreinato del Río de La Plata, concapital en Buenos Aires, fue instituido en 1776 yocupaba las regiones que son hoy día los paísesde Argentina, Uruguay, Paraguay y parte deBolivia.

Las capitanías generales eran territorios demenor importancia. Existían cuatro: la de Cara-cas, la de Guatemala (que abarcaba todo elistmo centroamericano con exclusión de Pana-má), la de Chile y la de Cuba (que comprendíalas otras islas del Caribe).


Las relaciones económicas de la metrópolicon las colonias estaban regidas por la Casa deContratación, de Sevilla, cuyo movimientopuede reconstruirse a través de la abundantedocumentación del Archivo de Indias. Losasuntos puramente comerciales estaban dirigi-dos por una sección especial de comerciantescreada en 1543: el Consulado de Sevilla. El Con-sejo de Indias, creado en 1509 y reorganizado en1524, supervisaba todos los servicios adminis-trativos y legislativos de las colonias españolas,al mismo tiempo que fiscalizaba el tratamientoque se daba a los indios.

La estructura eclesiástica

La conquista de América no se realizó única-mente bajo la perspectiva de una conquista polí-tica o de una explotación económica, sino quetambién fue realizada desde una perspectiva deempresa misionera. De ahí que la Iglesia desem-peñase un papel importante en la organizaciónde la vida americana y constituyese un poderque tuvo que establecerse y regularse de cara a


las exigencias del poder civil. La unidad básicade la estructura eclesiástica, similar al cabildo,la formaban las parroquias, bajo la tutela espiri-tual del párroco. Estaban sometidas a la autori-dad eclesiástica superior de los obispos y arzo-bispos, que velaban por las diócesis, las cualesabarcaban varias parroquias. Pero la Iglesiadependía del Estado: el derecho de patronato,concedido por el Vaticano en 1518, establecíauna relación a la que la Iglesia debió ajustarsedurante todo el tiempo de la dominación colo-nial. En virtud de ese derecho, el Consejo deIndias presentaba al rey una lista de propuestaspara el nombramiento de arzobispos y obisposque, finalmente, elegía el monarca.

De esta forma, la Iglesia se convirtió en uninstrumento más en la tarea colonizadora delImperio español. Los obispos americanos, queestaban obligados a jurar fidelidad al soberano,actuaban a la vez de pastores y funcionarios. Seles encomendaba colaborar en el ejercicio de lajusticia, en la recaudación de los impuestos y enotros menesteres propios de la vida seglar.

Por otra parte, la evangelización misionerapromovió la penetración y exploración de loslugares más apartados del continente. Ello con-


tribuyó a la empresa civilizadora del Imperiocomo, en efecto, habría de suceder con las reduc-ciones, de las que fueran buen ejemplo las Misio-nes jesuitas del Paraguay. Con ellas la poblaciónindígena se “reducía”, situándola en una regióndeterminada, sometiéndola a un régimen detrabajo, principalmente agrícola y artesanal,dentro de una colectividad administrada ysupervisada por españoles.

Asimismo, la Iglesia se encargó de la educa-ción de las poblaciones, aunque fuese con carác-ter elitista. En realidad, la mayoría de los cam-pesinos españoles pobres, los indios enrepartimiento y los esclavos negros quedaronsin alfabetizar. De todas maneras, desde princi-pios de la colonización, los sacerdotes domini-cos y franciscanos implantaron escuelas prima-rias para niños y adultos. En cuanto a laeducación superior, la Iglesia regentaba, decomún acuerdo con la Corona, el movimientocultural universitario. Así surgió la primera uni-versidad, fundada en Santo Domingo en 1538, ala que siguieron las de México y Lima, institui-das ambas en 1551.


La sociedad colonial

Los indios

El indio constituía el estrato más bajo de lasociedad colonial por su condición de vencido.La legislación civil determinó las relacionesentre españoles e indios, enmarcadas en unprincipio bajo el signo de la encomienda.

Se puede definir la encomienda como la reco-mendación por parte de la Corona de un ciertonúmero de indios a un español que se convertíaasí en un encomendero. Éste estaba autorizado aexigir de los indios un trabajo o tributo y, a cam-bio, tenía que hacerse cargo de su instrucciónreligiosa y de su protección.

La encomienda era eficaz desde el punto devista administrativo. Pero, sobre todo durantela época de Felipe II, fue fuente de abusos de


explotación de la mano de obra, en provechopropio, de tributaciones exageradas, de despo-jos y robos innumerables, que provocaron lareacción de misioneros comprensivos que denun-ciaron estos atropellos a la Corona. Como con-secuencia, se promulgaron las "Leyes Nue-vas",en 1542, por orden de Carlos V. Estas leyestendían a la extinción de la encomienda: lanúmero treinta y cinco suprimía la herencia dela encomienda, otras excluían de la encomiendaa funcionarios y prelados y, a su vez, otra leyesprohibían la implantación de nuevas encomien-das. En general, las "Leyes Nuevas" se proponí-an liberar a los indios y hacer de ellos vasallosdirectos de la Corona.

Pero el resultado de la nueva legislación fuecontrario al objetivo perseguido. Los colonos sesublevaron y Carlos V tuvo que revocar la ley 35en 1545. De esa forma, la encomienda persistió,reformada, hasta el siglo XVIII.

La disminución de la población india se pro-dujo en las décadas que siguieron a la conquis-ta. Este descenso demográfico se mantuvo hastael siglo XVIII en que hubo una recuperaciónunida a la urbanización y al crecimiento econó-mico de finales de ese mismo siglo. La disminu-


ción de población nativa se debió no sólo a lasguerras y masacres, sino a epidemias y a la pér-dida del impulso vital que habían ocasionado eltrauma de la conquista y la necesaria readapta-ción a un nuevo estilo de vida.

Los negros

Además de los indios como fuerza de trabajomasiva, se utilizó a los negros, a quienes se lesesclavizó y se introdujo en América como bie-nes de capital, según las reglas del comercio yen función de las necesidades del momento.

Los primeros negros fueron importados porla Casa de Contratación de Sevilla en 1505. Elorigen de esta medida era la urgencia de traba-jadores vigorosos para el laboreo en las minas.Procedentes de África, hasta 1630 provenían,sobre todo, de Senegambia y del golfo de Gui-nea. A partir de esta fecha fueron importadosespecialmente de Angola.

La dureza de las condiciones de vida y lainclemencia de un clima que les era extrañohizo difícil la reproducción de los negros hastael siglo XVIII. Se estima que la población negracontaba con 40 000 habitantes hacia 1570; a fina-


les de la época colonial, en cambio, había llega-do a la cifra de 2 347 000 almas.

Los mestizos

El mestizaje empezó con el descubrimiento yla conquista. Era algo implícito desde los pri-meros encuentros entre europeos y nativos,puesto que los conquistadores casi siempre eranhombres. Se ha señalado, así, que la apropiaciónde las mujeres fue uno de los aspectos de la ser-vidumbre generalizada de los indios.

Durante todo el período colonial, el concubi-nato mantuvo en relación a las razas. Ello pro-dujo una gran mezcla étnica que dio por resul-tado una infinidad de variantes y, porconsiguiente, una gradación jerárquica de loscomponentes de la sociedad colonial. El concu-binato se daba entre hombres españoles y muje-res indias y el fruto de esas uniones fueron losmestizos.

En un principio, los mestizos fueron asimila-dos fácilmente a los españoles. Poco a poco, laley restringió sus derechos: en 1549, perdieronel derecho a recibir una encomienda; en 1570, no


podían ser caciques ni notarios y los pueblosindios les estaban prohibidos. Felipe II intentóque se les vedase la entrada en las órdenes reli-giosas en 1568, pero el monarca tuvo que some-terse a la opinión contraria del Papa, que consi-deraba que podían ser ordenados siempre quefueran virtuosos y conocedores de lenguas indí-genas.

Únicamente en tiempos de las luchas deindependencia, los mestizos empezarían aadquirir una mejor consideración social. A ellosse debe, en parte, la formación de las modernasnacionalidades latinoamericanas.

Los blancos

La población blanca estaba constituida porespañoles, ya que los extranjeros estaban exclui-dos por negárseles la inmigración. Se les dividíaen peninsulares, según que hubiesen nacido en lapenínsula ibérica, y en criollos, en caso de quefueran descendientes de españoles, pero naci-dos en América. Las oposiciones entre ambosgrupos reflejaban su rivalidad como gruposdominantes en la sociedad colonial. Por tanto


estas oposiciones encubrían querellas de intere-ses, de precedencias y celos. Es de notar, sinembargo, la solidaridad fundamental de ambosgrupos frente a los demás elementos constituti-vos de la colectividad. Esta solidaridad estabareforzada por los matrimonios entre criollos ypeninsulares.

El desequilibrio numérico creciente a favorde los criollos y las desigualdades del sistemaeconómico-social del Imperio, que los mismoscriollos resentían (se les privaba de interveniren las funciones públicas) fueron factores deter-minantes en la insurrección emancipadora de laAmérica hispánica. En ella los criollos habríande desempeñar un importante papel.

Resumen

De acuerdo con los diversos elementos quecomponían la sociedad colonial, los grupos étni-cos se situaron en una jerarquía social, duranteel período de la dominación española, tal ycomo muestra el esquema siguiente:


Españoles peninsulares

Criollos

Mestizos

Mulatos, zambos (hijos de negro e india,o al contrario), negros libres

Esclavos

Indios


Régimen económico

El régimen económico colonial hispánicodejaría hondas huellas en el subcontinente lati-noamericano. Por un lado, el sistema de tenen-cia de la tierra patrocinó un latifundismo delque habría de vivir holgadamente la aristocra-cia. Por otra parte, la legislación española con-templaba sólo las condiciones de las ciudadessin atender las necesidades del campo. Final-mente, y en consonancia con los aspectos apun-tados, socialmente rigió en las colonias una vidaseñorial en la que los dueños de la tierra sebeneficiaban de ella y del trabajo de los indios.Mientras tanto, los mestizos debían dedicarse aactividades artesanales para su sobrevivencia ylas posibilidades de educación se restringían alas clases superiores.

Todo ello determinaría el curso posterior dela evolución económico-social de la Américaespañola. Con las luchas de la independencia el


trabajador de la tierra, que era un siervo en elsentido feudal, se convertiría en peón, como elterrateniente en patrón. Pero este cambio no sig-nificaba una transformación sustancial del siste-ma. Igualmente, la urbanización creciente delsiglo XIX habría de estar acompañada de unabandono progresivo del sector rural, con lasconsecuencias negativas resultantes para la eco-nomía de los países independizados. En cuantoal elitismo de la educación, subyacente en socie-dades de tradiciones señoriales, no ha hechomás que impedir el desenvolvimiento de unaclase trabajadora suficientemente calificada enun mundo y una época cada vez más necesita-dos de una especialización laboral.

Sin embargo, el elemento económico másdañino del régimen colonial era el sistema mer-cantilista que monopolizaba el comercio, asig-naba privilegios e impedía el desarrollo de unaeconomía libre basada en el mercado y la com-petencia, lacras que luego continuaron durantela etapa republicana.

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LOS MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS

(1804-1825)

Página anterior:La victoria de San Martín en Maipú, el 5 de abril de 1818, aseguró laindependencia de Chile.

Causas

Las causas fundamentales que condujeron ala independencia de las colonias americanas dela metrópoli hispana fueron los aspectos socia-les, políticos y económicos inherentes y caracte-rizadores del sistema colonial español. Los crio-llos y los mestizos exigían con insistencia unamayor participación en el gobierno local. Laexclusión virtual de los cargos oficiales -ecle-siásticos y civiles- más importantes, la políticaeconómica de España y las discrepancias entrelos productores criollos y la metrópoli respectoa la explotación de las riquezas que se extraíande América, produjeron un agudo malestar.

El antagonismo entre criollos y peninsulareshabía tratado de mitigarse a través de las refor-mas que la dinastía borbónica había emprendi-do en la persona de Carlos III, quien se empeñóen la centralización del poder en contra de la

LOS MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS 69

dispersión a la que se había llegado con los Aus-trias. Entre esas reformas, el Conde de Aranda,uno de los consejeros ilustrados del rey, habíaprevisto la instauración de reinos tributarios enAmérica, como forma de mantener la estabili-dad y cohesión del sistema colonial. Esta medi-da, sin embargo, no se llevó a cabo por los ries-gos que implicaba de una secesión facilitada porla propuesta autonomía federal. Otras medidas,en cambio, inspiradas por Aranda, tuvieronmejor acogida, como la disminución de lospoderes de la Inquisición y la expulsión de losjesuitas, la cual se realizó en 1767.

La expulsión de los jesuitas se efectuó porrazones políticas. Se consideraba que dichaorden estaba minando la autoridad real, por loque debía desterrárseles de España y sus colo-nias. Pero este destierro significaba, de hecho,un problema económico: a los jesuitas se lesincautaron los bienes que pasaron inmediata-mente a ser propiedad del Estado, que incre-mentó de esta forma sus riquezas. Con la expul-sión, muchos criollos -sacerdotes y novicios-tuvieron que abandonar América. Por otraparte, los institutos de enseñanza jesuíticos fue-ron refundidos y se les puso bajo la dirección de



elementos criollos adictos a las ideas enciclope-distas.

En efecto: las doctrinas de los filósofos de LaEnciclopedia y la misma revolución francesa cre-aron una atmósfera propicia a las demandas dereformas sociales y políticas por parte del sectorintelectual criollo. Además, la libertad gozadadurante los períodos en que España se hallabaen guerra y el éxito de la revolución norteame-ricana engendraron un deseo de independencia.Las dificultades geográficas, la falta de comuni-cación, la división administrativa de las colo-nias, el individualismo y el tradicional separatis-mo, heredado del mundo hispánico, reforzaronese sentimiento en pro de una total autonomía.

En Sudamérica el movimiento por la inde-pendencia fue básicamente liberal. Desde unprincipio estuvo dirigido por los criollos, entorno a los cabildos, y sólo más tarde se fueexpandiendo hasta adquirir un carácter nacio-nalista. En México, por el contrario, en las pri-meras etapas, que fueron infructuosas, el movi-miento estuvo encabezado por algunos criollos,desarrollándose en forma de motines de indíge-nas que desembocaron en un movimiento inde-pendentista. Éste logró sus objetivos gracias a


los conservadores mexicanos que reaccionaronante la revolución española de 1820, fecha enque Fernando VII parecía perder definitivamen-te el poder en manos de los revolucionarios.

Las luchas por la independencia tambiénconstituyeron conflictos civiles dentro de losdistritos administrativos. Hasta la revolución de1820, el gobierno real y la Iglesia fueron los bas-tiones de la resistencia ante la avalancha insu-rreccional. Las masas populares, analfabetas ymiserables, venían a ser, con frecuencia, sólouna fuente humana de reclutamiento en prove-cho del régimen imperial hispánico tanto comodel movimiento independentista criollo. En lasregiones del Río de La Plata y de Nueva Grana-da, las tendencias separatistas produjeronluchas sanguinarias entre los diversos bandosque exigían la propia soberanía de las colonias.

Las guerras napoleónicas

La causa inmediata de los movimientos inde-pendentistas fue la dominación de España porNapoleón Bonaparte y la imposición de su her-mano José en el trono real español. Las coloniasamericanas se opusieron al control de los fran-


ceses y rehusaron reconocer la autoridad deJosé Bonaparte, mientras proclamaban los dere-chos legítimos del rey depuesto, Fernando VII.En algunas regiones se declaró la independen-cia cuando pareció que Napoleón implantabadefinitivamente su voluntad sobre España.

La restauración absolutista de Fernando VIIen 1814 y su determinación de reanudar el viejosistema de gobierno convirtió a los movimien-tos en favor de la independencia en una rutairreversible hacia la autonomía. Las luchasintestinas y las perturbadoras condiciones polí-ticas de España después de 1814, contribuyeronal éxito de los objetivos perseguidos por los pró-ceres de la independencia.

En rasgos generales, las luchas por la com-pleta autonomía de las colonias se realizaron endos etapas. La primera transcurrió entre 1809 y1816, durante la cual los movimientos indepen-dentistas se frustraron por todas partes, con laexcepción del Río de La Plata. La segunda etapatuvo lugar entre 1816 y 1825, durante la cual seindependizaron casi todas las colonias.


Los movimientos precursores (1721-1806)

Los comuneros de Paraguay

Designado por la audiencia de Charcas (anti-guo nombre de la ciudad actual de Sucre, enBolivia) para resolver una controversia entre elcabildo de Asunción y el gobernador del Para-guay, José de Antequera apoyó al cabildo y fueelegido gobernador en 1721. Se creó, entonces,una comuna autónoma, mientras Antequera senegaba a obedecer las órdenes del virrey deLima y a restaurar la autoridad del gobernadoranterior. Después de mantener su causa duran-te algún tiempo, Antequera y los comunerosfueron derrotados en 1731. Antequera pagó conla cabeza su rebeldía. Pero un seguidor, Fernar-do Mompó de Zayas, reorganizó la revuelta quefue finalmente sometida en 1735.


La rebelión de Tupac Amaru

Los abusos continuos en los trabajos forzadosde los repartimientos y de la administraciónespañola causaron la revuelta de los indios delas tierras altas peruanas, dirigida por TupacAmaru, descendiente directo de los monarcasincas, que se autoproclamó libertador de supueblo en 1780. Tupac Amaru, cuyo verdaderonombre era José Gabriel Condorcanqui, atacódos veces la ciudad de Cuzco, seguido de unahorda de indios armados insuficientemente. Losespañoles vencieron a los insurgentes y ejecuta-ron a su líder en 1781. Rescoldos de rebelióncontinuaron en Puno y Alto Perú, y La Paz fuesitiada dos veces antes de que el movimientofuera sometido definitivamente en 1782.

Los comuneros de Nueva Granada

El intento de aumentar los impuestos y decrear otros nuevos tuvo por consecuencia ellevantamiento del común, comandado sucesi-vamente por Juan Francisco de Berbeo y JoséAntonio Galán en 1781. Un año antes Manuela


Beltrán se había puesto a la cabeza de la revuel-ta al penetrar en el cabildo para destruir el edic-to que exigía los impuestos sobreexcedidos. Araíz de tal acontecimiento, las fuerzas de lainsurrección se lanzaron contra Bogotá, con Ber-beo como caudillo, logrando imponer sus con-diciones. El virrey desconoció lo pactado yenvió refuerzos, lo cual indujo a una nuevarebelión, dirigida ahora por Galán, y que hubode ser sometida en 1782.

El precursor de Francisco de Miranda

El más importante de los líderes precursoresde la independencia de la América española esindiscutiblemente el ilustrado Francisco deMiranda (1756-1816). Criollo nacido en Vene-zuela, Miranda sirvió en el ejército español yllegó a ser general alistado en las fuerzas revo-lucionarias francesas y -probablemente- amantede Catalina de Rusia. Formuló planes para laliberación de las colonias y buscó con ahinco,aunque infructuosamente, la ayuda de los


gobiernos de Francia, Inglaterra y Estados Uni-dos.

Habiendo organizado una expedición, salidade Nueva York, desembarcó en las costas deCoro, en Venezuela, sin recibir el apoyo popu-lar, por lo que fue capturado en 1806. Nueva-mente en lucha contra el poder español, la suer-te le fue adversa y cayó en manos de losrealistas del general Monteverde. Conducido aCádiz, después de habérsele encerrado en Puer-to Cabello y Puerto Rico, murió tras cuatro añosde cautiverio en 1816.


La emancipación

La primera colonia europea en proclamar suindependencia fue Haití, que se constituyó enrepública el 1 de enero de 1804, al mismo tiem-po que abolía la esclavitud y establecía la refor-ma agraria. Toda la propiedad territorial de losfranceses fue confiscada. Hubo numerosas ejeci-ciones y miles de criollos haitianos blancos ymulatos huyeron del país. El nuevo Estado llegóa controlar el noventa por ciento de las tierrasdel país.

La resonancia de tales hechos fue enorme.Noticias de Haití circularon por toda la Améri-ca española y renovaron los bríos en pro de laindependencia, aunque asustaron tremenda-mente a los habitantes de las vecinas islas deCuba y Puerto Rico.

Siguiendo el ejemplo de las Juntas que seoponían a la dominación napoleónica en Espa-ña, hemos dicho que en América del sur loscriollos y españoles de las ciudades de las colo-nias, reunidos en los cabildos, crearon organis-


mos electivos que reiteraban formalmente suadhesión a Fernando VII y que, al mismo tiem-po, crearon medidas efectivas de autonomía yautogobierno. Fue así que en Buenos Aires,donde los vecinos rioplatenses declararonvacante el virreinato, se nombró una Junta quehabría de gobernar en nombre del monarcaespañol. Ello ocurrió el 25 de mayo de 1810 y endicha Junta figuraron Mariano Moreno, comosecretario, y Manuel Belgrano, que encabezaríamás tarde los ejércitos revolucionarios de libera-ción.

La Banda Oriental (que comprendía Uruguayy las provincias brasileñas de San Pedro, RíoGrande del Sur y Santa Catarina) se adhirió a laJunta de Mayo, en 1811, con la rebelión acaudi-llada por el capitán José Artigas. Ese mismoaño, Asunción del Paraguay designó una JuntaGubernativa y el 12 de octubre de 1813 procla-maba al país como república independiente.

Mientras tanto, en México un movimientopopular, apoyado por campesinos de origenindígena bajo el liderazgo del sacerdote MiguelHidalgo, se levantó en armas en Dolores el 16de septiembre de 1810. Atacado por las autori-dades realistas y escasamente apoyado por la


burguesía criolla, Hidalgo fue apresado y fusi-lado en 1811. Sus partidarios continuaron lalucha con José María Morelos a la cabeza, quetambién fusilaron ese mismo año, y VicenteGuerrero, que mantuvo la causa de la indepen-dencia en el sur de México hasta su triunfo final.

En Caracas y el Río de La Plata, la situacióncontrasta con la de México, pues en estas zonasla alta clase criolla se mantuvo unida a la causarevolucionaria. Así, en 1811, el Congreso Vene-zolano, con el concurso de Francisco de Miran-da, declaraba la independencia política, desli-gándose formalmente de las autoridadesespañolas. Cartagena y Quito secundaron estadeclaración y Bogotá lo hizo en 1815 bajo ladirección de Antonio Nariño en 1815.

En Venezuela la jefatura política pasó prontode Miranda a Simón Bolívar, quien con la ayudade la República de Haití emprendió dos expedi-ciones que culminaron en la batalla de Boyacáen 1819. A este último éxito de Bolívar sobre lastropas realistas siguió la constitución de la GranColombia (Colombia, Panamá, Venezuela yEcuador) con el Libertador como presidente.

Entre tanto, en la Banda Oriental del río Uru-guay, Artigas se enfrentaba a los españoles prac-


ticando la lucha guerrillera. Cuando Artigas eradesplazado por los portugueses que ocuparonla ciudad de Montevideo en 1817, el ejércitoargentino-chileno de José de San Martín y Ber-nardo O'Higgins vencía en Chacabuco, recupe-rando la causa independentista de Chile. Al añosiguiente, 1818, se declaraba la autonomía deeste país y se juraba su primera Constitución.

En Lima, la independencia fue declarada el28 de julio de 1821, tras la invasión del Perú poruna expedición chileno-argentina. El Alto Perúy la sierra continuaban, sin embargo, en manosde los realistas. Bolívar y San Martín se encon-traron, entonces, en Guayaquil, en 1822, paraunir sus esfuerzos, que fructificaron dos añosdespués en la batalla de Ayacucho. Se proclamóla independencia del Alto Perú, en 1825, y seconstituyó la República de Bolivia, cuyo nom-bre era un homenaje al libertador Simón Bolí-var.

El mismo año de la independencia del AltoPerú, la parte de la Banda Oriental que habíalogrado deshacerse de sus invasores -esta vezbrasileños- se declaró independiente, conti-nuando con el rescate del resto del territorio enpoder de Brasil los orientales obtuvieron la vic-


toria en 1828 y se constituyeron estado indepen-diente con el nombre de Uruguay.

Brasil había obtenido su independencia en1822. Ante el peligro de la invasión napoleónicade Portugal, en 1807, el rey Juan VI había trasla-dado su capital al Brasil, en Río de Janeiro.Habiendo retornado en 1821, el monarca portu-gués nombró regente del país a su hijo donPedro. Pero éste, decidido a no volver a Portu-gal, declaró la independencia de Brasil al añosiguiente.

Con las noticias de la sublevación liberalcapitaneada por Riego en España, que habría desometer a Fernando VII a lo largo de tres años,los absolutistas mexicanos declararon la inde-pendencia del país en 1821. Tratando de imitarlo acaecido en Brasil con Juan VI, se reservó eltrono imperial de México a Fernando VII, que,mientras tanto, ocupó Agustín de Iturbide, aquien un movimiento popular otorgó el rangode emperador en 1822.

La influencia que México ejercía sobre Cen-troamérica determinó en buena parte la inde-pendencia del istmo, la cual tuvo su proclama-ción formal el 15 de septiembre de 1821.Iturbide, nombrado Agustín I por gracia del


Imperio recientemente constituido, no vaciló enanexionar la región centroamericana a princi-pios del año siguiente. Pero esta anexión habríade durar poco. El régimen económico impuestopor México al sur de su territorio halló un fran-co rechazo por parte de la población y la inde-pendencia no se hizo esperar. En 1823, Centroa-mérica adquirió su autonomía para constituirun Estado: Provincias Unidas de Centroaméri-ca. El 6 de febrero de 1825, se celebró un primerCongreso federal, cuya vida no sería muy larga.Efectivamente, la Confederación centroamerica-na se disolvió en 1839 y dio nacimiento a lasrepúblicas de Guatemala, Honduras, El Salva-dor, Nicaragua y Costa Rica. De esta forma, laseparación confirmaba las diferencias impues-tas por la complejidad de las poblaciones delistmo y por las dificultades geográficas queimpedían la comunicación y, por consiguiente,una unidad estable.

Cuba y Puerto Rico continuaron siendo colo-nias de España hasta la guerra hispano-nortea-mericana de 1898, fecha en que pasaron a sercontroladas por Estados Unidos. Cuba, no obs-tante, obtuvo su independencia en 1902, por la


que había peleado duramente contra España enlas guerras de 1868 al 1878 y la de 1895 al 1898.

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AMÉRICA LATINA DESPUÉSDE LA INDEPENDENCIA

HASTA 1925

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AMÉRICA LATINA DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA 87

Después de la independencia

Los movimientos de independencia favore-cieron el entendimiento, aunque efímero, entrelos Estados nacientes de Sudamérica, entreMéxico y Centroamérica, y por un momentopareció realizable el ideal de una América His-pana unida como había preconizado Bolívar.Pero la tradición separatista e individualista,heredadas en alguna medida del mundo hispá-nico, la influencia determinante de la divisiónadministrativa impuesta durante el períodocolonial y los factores de clima y geografíadiversos, la falta de comunicaciones y la ambi-ción personalista de los líderes políticos impidióel logro de una unión y una cooperación mutuaentre los nuevos Estados latinoamericanos.


Igualmente, para estas naciones resultó difí-cil un adelanto y un desarrollo de sus capacida-des potenciales debido a razones similares a lasya apuntadas. Las diferencias étnicas, las distin-ciones de clase social y los intereses contrapues-tos eran un desafío que la independencia nohabía resuelto. La Iglesia continuaba ejerciendouna gran influencia, a la par que mantenía unaposición privilegiada y fuertes intereses econó-micos. La riqueza y el poder político seguíansiendo patrimonio de una pequeña minoría.Una gran mayoría de la población, por contras-te, se hallaba sumida en la ignorancia, mientrastodavía existían extendidos grupos de aboríge-nes, cuyo contacto con la civilización europea sereducía a aspectos religiosos. Por otra parte, lasclases dirigentes no tenían, en realidad, una ver-dadera experiencia en el arte de gobernar, másque la adquirida en los cabildos del tiempo de lacolonia y en las Juntas gubernativas, que habíansido constituidas durante el período de emanci-pación. La influencia de los militares, además,marcó intensamente el período inmediatamenteposterior a la independencia, a causa de prolon-gadísimas guerras que vivió el continente, y esainfluencia sería decisiva en el curso de los acon-


tecimientos, como lo demuestra la Historia con-temporánea de América Latina.

Al no haber comunidad de intereses, lasdisensiones políticas, económicas, sociales yreligiosas y la división en dos bandos enemigosirreconciliables -liberales y conservadores- seconvirtieron en un destino difícil de revocar.Después de la independencia, las circunstanciasdemandaron gobiernos firmes y administrado-res capaces. José de San Martín simpatizaba conla monarquía, en tanto que Bolívar, a pesar desu fe en las formas republicanas y democráticas,abogaba por un compromiso entre el republica-nismo y la monarquía, a causa de la compren-sión del Libertador en torno a la vastedad de losproblemas en cuestión. El procurador Miranda,sin embargo, había defendido la extravaganteidea de hacer resurgir una especie de incanato.Respecto a la mayoría de los líderes intelectua-les de los movimientos independentistas, hayque decir que eran doctrinarios adictos al repu-blicanismo de manera idealista y poco práctica.Como consecuencia, las formas republicanas seadoptaron en pueblos que no estaban prepara-dos para organizarse como repúblicas. Prontolos líderes republicanos dividieron sus parece-


res en torno al centralismo o al federalismo desus respectivos países. Esto último condujo a la"balcanización" de Centroamérica. En la Argen-tina, los caudillos de las provincias, con vistas auna federación, se opusieron intransigentemen-te al centralismo de Buenos Aires.

Pero la "balcanización" se había extendido aáreas más amplias: la Gran Colombia se frag-mentó en tres Estados: (Venezuela, Colombia yEcuador). Paraguay se desmembró de las Pro-vincias Unidas del Río de la Plata y la Repúbli-ca Oriental del Uruguay promulgó una Consti-tución que ratificaba su condición de Estadoindependiente en 1830.

A partir de entonces, cada país intentó avan-zar de acuerdo con sus posibilidades que, comovemos, se verían estorbadas en su desarrollopor innumerables obstáculos. Paraguay cayóbajo la dictadura del doctor José Gaspar Rodrí-guez de Francia hasta 1840, mientras Brasil con-tinuaba la experiencia del Imperio hasta su cri-sis final en 1889. Argentina y Chile, en cambio,se vieron forzados a aceptar la restauración queles impusieron los dictadores Juan Manuel deRosas y Diego Portales, respectivamente. Uru-guay, en cambio, vivió un período de floreci-


miento, gracias a una burguesía emprendedoray a intelectuales liberales, hasta mediados delsiglo XIX, sin los problemas políticos de sus veci-nos del sur. El resto de los países, durante esasmismas fechas, atravesó un período de anar-quía. Esas circunstancias deplorables, agrava-das por las caracteristicas personales del gene-ral Santa Anna, tornaron incapaz a México deresistir el avance de la invasión imperialista deEstados Unidos, con la consecuencia inevitablede la pérdida de la mitad del territorio mexica-no en 1848.

El ascenso de la burguesía liberal

A mediados del siglo XIX, sólo las regionesque habían sido marginales dentro del sistemaimperial hispánico poseían una estabilidad eco-nómico-política que el resto del subcontinenteno había logrado. Pero en la segunda mitad dela centuria el ascenso de la burguesía liberalimpulsó la modernización de países comoArgentina, Venezuela, Chile, Ecuador, Uruguayy Guatemala. Brasil también habría de sufrircambios de importancia. En estos países, y un


poco en todas partes, se vivió una expansióneconómica muy rápida.

En términos generales, por lo tanto, puededecirse que América Latina se vio favorecidapor el dinamismo creciente del capitalismointernacional. Es la época de unificación de lasregiones por la introducción de transportes avapor, de la introducción de los trenes, de latecnificación de las actividades agropecuarias,del aumento de la población -en parte, gracias ala inmigración europea en las zonas costeras delAtlántico- y del crecimiento de las ciudades. Estambién la época en que se consolida la hege-monía comercial de Inglaterra, cuya preponde-rancia había venido evidenciándose desde 1825.

La mayor estabilidad de las naciones latinoa-mericanas permitió una mayor afluencia deinversiones y créditos a los gobiernos por partede las potencias europeas. Ello facilitaría la con-solidación del Estado. Por esta razón no es deextrañar que países como Argentina y Méxicollegaran a organizarse definitivamente comoEstados nacionales durante este período de lasegunda mitad del siglo XIX. Aunque en alguncaso, como sucedió con el México de Benito Juá-res, haya habido que hacerle frente a invasiones


imperialistas, como la que llevaron a Maximilia-no de Austria a tratar de apoderarse de lanación azteca.

Por todas estas condiciones, América Latinase convirtió en productora de materias primaspara los centros de economía industrial y deartículos de consumo alimenticio para las áreasmetropolitanas. La teoría del librecambio, pro-cedente de Inglaterra, se hacía efectiva de estaforma, y ello explica que, con los cambios socia-les inherentes, los países latinoamericanospudiesen terminar con la esclavitud e ingresa-sen, al menos algunos de ellos, en un tipo desociedad en que la movilidad de las clases socia-les era factible.

Las oportunidades de ascenso económico-social abrieron el horizonte de la sociedadargentina bajo la dirección de los liberales. Aun-que es cierto que la propiedad de la tierraseguía siendo monopolizada en latifundios porlas viejas familias coloniales, aliadas a los políti-cos de última hora y a los especuladores. Estaoligarquía terrateniente monopolizó en su pro-vecho las relaciones económicas con Europa, ala que exportaba lanas, cereales y cueros. Detodas maneras, Argentina alcanzó un alto desa-


rrollo bajo la presidencia de los liberales Barto-lomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento,Nicolás Avellaneda y Julio Argentino Roca,quienes gobernaron sucesivamente el paísdesde 1862 a 1886.

El liberalismo mexicano estuvo encarnado enla figura de Benito Juárez (1806-1872), que luchócontra la intervención francesa en los asuntosdel país y contra el Imperio de Maximiliano quehabía impuesto dicha intervención. PorfirioDíaz, que gobernó entre 1876 y 1880, durante suprimer período, representa una variante delliberalismo mexicano, pues respaldó las gran-des leyes de la Reforrna de la etapa juarista y sealineó ideológicamente al progresismo laico y alas doctrinas del positivismo comteano.

Si México y Argentina constituyeron losmodelos arquetípicos de Estados concebidospor una burguesía liberal, los demás países sevieron, en alguna medida, influidos por lacorriente, entonces en auge, del liberalismo.Ciertamente, en Colombia, Bolivia, Perú, Para-guay, Haití, Honduras y Costa Rica las nuevasideas, incorporadas por las fuerzas sociales, nohallaron mayor arraigo. Pero en países comoUruguay y Chile, este proceso estuvo sustenta-


do por la opinión pública y se fue imponiendo deforma pacífica. En Guatemala, Venezuela y Ecua-dor, por el contrario, el proceso se entabló con lascaracterísticas de una guerra civil, que encubríaun cambio social, por el que el sistema de tenen-cia de la tierra sería afectado de alguna forma.Aunque posterior, el liberalismo en Brasil semanifestó como una reacción positivista quecreó la república en sustitución del Imperio en1889.

La crisis del sistema decimonónico

Los acontecimientos político-económicos dela Europa de fines del siglo XIX tuvieron reper-cusión en los países latinoamericanos. Entre1885 y 1914, la crisis económica europea pusoen entredicho las esperanzas de progreso y bie-nestar del hombre occidental. Esto sucedió apesar de la aparente atmósfera de frivolidad ybrillo cultural que caracterizó al mundo de finesdel siglo pasado y principios del presente. Eneste contexto, las sociedades latinoamericanasno pudieron seguir implantando sus proyectos


liberales sin dejar de imprimirles un cambioadaptado a las circunstancias críticas delmomento. Ideológicamente, el liberalismoempezó a ser sustituido por un radicalismo que,de todos modos, no tendría la misma capacidadde seducción que había tenido la doctrina libe-ral sobre las clases populares y las minoríasintelectuales. En la práctica, los gobiernos mili-tares fueron sustituidos por autoridades civilesy legales en algunos países.

Todo ello se constata a partir de los añosochenta de la pasada centuria. Así, en Centroa-mérica, entre 1880 y 1890, El Salvador vivió unperíodo de liberalismo seguido de una dictadu-ra que habría de durar hasta 1895, mientras queen Costa Rica se iniciaba una etapa de normali-dad legal y administrativa a partir de 1889. EnSudamérica, un país como Bolivia hizo realidadsus aspiraciones liberales entre 1899 y 1911.

Pero el radicalismo empezó a tomar cuerpoal abrigo de las inquietudes ideológicas proce-dentes del mundo europeo. De hecho, son losaños de aparición del socialismo francés queestalló en torno al caso Dreyfus, en 1899, y supredominio ideológico habría de durar hasta lainiciación de la Primera Guerra Mundial. Al


mismo tiempo, este radicalismo fue un síntomadel ascenso (en algunos países) de una clasemedia urbana, de la renovación de los sistemasde educación y, concretamente, de la crisis ideo-lógica latinoamericana.

Años indecisos y agitados, como puede cole-girse de la situación señalada, en los que hizo suaparición un movimiento obrero, vinculado aun ideario socialista. De esta forma, el radicalis-mo se fue abriendo paso y conmoviendo a lassociedades latinoamericanas hasta irrumpirbrutalmente con la Revolución mexicana de1910. La sacudida revolucionaria en Méxicoliquidaba la dictadura de Porfirio Díaz, en tantoque la figura homóloga del dictador ManuelEstrada Cabrera permanecería inamovible enGuatemala hasta 1920. En otros países, en cam-bio, el radicalismo tuvo salidas menos llamati-vas y, poco a poco, cambiaría el curso de losacontecimientos político-sociales de las socieda-des respectivas. Es el caso de Argentina, endonde Hipólito Yrigoyen aprovechó la reformaelectoral, que abría un cauce político a lasmasas, para derrotar a la oligarquía terratenien-te y hacerse con el poder en 1912. Es también elcaso similar de Chile, en donde José Manuel


Balmaceda, dirigente del antiguo partido libe-ral, fue apoyado por los radicales, en su candi-datura presidencial de 1886. Igualmente suce-dió en Uruguay con José Battle y Ordóñez, quegobernó el país desde 1903.

En los demás países, los radicales no accedie-ron al poder con tanta evidencia, pero se man-tuvieron como importantes fuerzas de oposi-ción sin las cuáles no puede entenderse elproceso histórico de estas naciones durante elprimer cuarto del siglo XX. Sucedió así en Perú,Venezuela y, en cierta forma, puede decirse lomismo de las Antillas. Ecuador vivió la revolu-ción liberal de Eloy Alfaro en 1906, que venía aser un cambio social tardío, correspondiente alos cambios aparecidos en los otros países en elperíodo anterior. Brasil, como caso aparte, insti-tuyó la república en 1889, después de haberabolido la esclavitud el año anterior.

Naturalmente, el radicalismo continuó másallá de la fecha de 1914. Su fruto fue la reformade las universidades, que culminó con la refor-ma de la Universidad de Córdoba en 1918. Estereplanteamiento de una institución educativaargentina fue muy importante: sentaba el prece-dente de una verdadera autonomía de la uni-


versidad respecto de los poderes del Estado yhabría de tener amplias repercusiones en lasdemás universidades del subcontinente.

Otras manifestaciones de la actividad de losradicales fueron las huelgas de obreros durantelos años inmediatamente posteriores a la Prime-ra Guerra Mundial. Así aconteció en Argentina,Perú y Brasil, y así sucedería en el norte salitre-ro de Chile en 1920. Movimientos anarco-sindi-calistas, formación de partidos políticos eideologías nacionalistas fueron la natural conse-cuencia de ese radicalismo que duraría hasta losaños treinta y cuarenta bajo las formas del aprís-mo (doctrina del APRA, partido fundado en1924) en Perú creado por Victor Raúl Haya de laTorre, y del cardenismo (ideario del presidenteLázaro Cárdenas) en México.

En cuanto a sus relaciones con el exterior, elretiro del potencial económico de Gran Bretaña,el fracaso militar y el hundimiento de la econo-mía alemana, y la disminución de la hegemoníade Francia fueron hechos ocurridos simultánea-mente hacia los tiempos de la Primera GuerraMundial que cambiaron la orientación de lapolítica exterior de los países latinoamericanos.Se abrió paso un retorno de las simpatías por


España, las cuáles estarían constatadas por lasdeclaraciones expresas de intelectuales y escri-tores de relieve, como José Enrique Rodó yRubén Darío. Pero, al mismo tiempo, coherentecon esta actitud, se dio una oposición conserva-dora frente a la penetración económica de Esta-dos Unidos. Pues, en efecto, la potencia nortea-mericana iniciaba en este período su expansióne inversiones a largo plazo en Centroamérica yAmérica del Sur. Su influencia comenzó a serdeterminante en la zona del Caribe. Esto últimoaconteció a partir de la guerra hispano-nortea-mericana de 1898.

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AMÉRICA LATINA: SIGLO XX

Página anterior:Mercado callejero en Puerto Montt (Chile).Veraneantes en Mar del Plata (Argentina)

AMÉRICA LATINA: SIGLO XX 103

Desarrollo político

El desafío de la democracia

Después de la Primera Guerra Mundial, enAmérica Latina los sistemas políticos institui-dos empezaron a sufrir una honda crisis.Hemos visto cómo los embates del radicalismose hicieron sentir ya desde finales del siglo pasa-do y continuaron, cada vez con más intensidad,en sus demandas de justicia social, durante lasprimeras décadas de nuestro siglo.

La crisis de la democracia se debía a las gran-des diferencias económicas entre las distintasclases sociales, la intervención militar en losEstados y la formación de partidos revoluciona-rios que seguían las directrices del pensamien-to radical. De esta forma, muchos de los paíseslatinoamericanos fueron entrando en un difícilproceso que habría de desembocar en la auto-cracia y la oligarquía. El período de entregue-rras 1918-1945 se caracterizó mundialmente por


el desprestigio del liberalismo, cuyo síntomamás evidente fue la instauración de una nuevapolítica monetaria y cambiaria. El resultado deesta crisis del liberalismo fue el apoyo al fascis-mo. Ello tuvo repercusión en Latinoamérica conla implantación de sistemas dictatoriales.

Las dictaduras siguieron un estilo tradicionalen países como Guatemala, donde el autorita-rismo de Estrada Cabrera se continuó en laautocracia de Jorge Ubico (1933-1944). En otroslugares, en cambio, las dictaduras se revistieronde cierto "progresismo", en el que la vida econó-mica del país estaba manipulada por el sectorgobernante. Así fue en la República Dominica-na con Rafael Leónidas Trujillo y en Nicaraguacon Anastasio Somoza. Venezuela, Ecuador yBrasil, también vivieron tiempos de dictadura,mientras Perú se enfrentaba a la crisis quesuponían los enfrentamientos entre el ejército ylos partidarios del APRA.

Otras zonas lograron un cierto equilibrioentre 1930 y 1955. Fue el caso de Uruguay, deColombia y Chile, este último favorecido por unparlamentarismo que hizo posible una orienta-ción democrática que dirimía los conflictos declases sociales. En otros lugares, como Argenti-


na, se hizo notar el peso de una oligarquía pode-rosa, mientras en México se estabilizaba el climapolítico tras la tormenta de la revolución.

Después de la Segunda Guerra Mundial,Latinoamérica experimentó un descenso, en tér-minos generales, de su economía, lo cual afectóal proceso político, ya de por sí difícil. Ello tuvopor consecuencia la imposición de gobiernos demano dura, de tal manera que, en los añossesenta, eran pocos los países que podían vana-gloriarse de una vida política democrática. Porejemplo, en 1964 sólo Uruguay, Chile, CostaRica, México, Argentina y Venezuela podían serconsiderados países democráticos. Con el trans-curso de los años y de los acontecimientos, laatmósfera de dictadura y represión se fue exten-diendo a gran parte de las naciones del subcon-tinente. En 1973, Argentina asistió al retornopor vía democrática del dictador Perón y con sumuerte al año siguiente se inició una crisis pro-funda que sumiría al país en la desesperación.Algo similar sucedió en Chile con la muerte deSalvador Allende, tras la cual sobrevino la dic-tadura del general Augusto Pinochet, que semantuvo en el poder hasta 1988 cuando unanueva consulta nacional (existió un previo refe-


réndum en 1980), respondió no a su deseo dealargar su mandato. Luego de un período detrancisión, la democracia regresó a Chile. Lademocracia uruguaya, por su parte, empezó atambalearse desde finales de la década de losaños sesenta hasta entrar en el gobierno demano dura de Juan María Bordaberry en 1972.Tras la derrota de los radicales Tupamaros, elejército obligó a Bordaberry a disolver el parla-mento. En 1976 el propio Bordaberry fue cesadoy el poder pasó a un consejo que controlaban losmilitares. Este control permaneció vigente hastamediados de los ochenta en que se realizan elec-ciones libres y el país regresa a la democracia.Entretanto, en México las posibilidades de unaverdadera vida democrática se han visto reduci-das por el monopolio político ejercido por unpartido único. En la década de los noventaMéxico vio reducido en alguna medida elmonopolio político del PRI, con una alegadareforma desde las altas esferas de ese partido.De la misma forma fue testigo de la presenciade un movimiento indigenista de reivindicaciónsocial en la zona de Chiapas.

Por tanto, en los años noventa los países lati-noamericanos continúan frente al reto de la


democracia. Aunque es cierto que algunos,como Uruguay y Argentina, han normalizadosu vida política dentro del marco de nuevascorrientes. Otras zonas, sin embargo, permane-cen ante la incógnita de su futuro, en el que noes posible vaticinar un afianzamiento de lademocracia. Así es en el istmo centroamericano.Añádase otro factor que el mapa político deAmérica Latina alteró; la revolución cubana,cuyo antecedente había sido la revolución gua-temalteca de 1944 - 1954, y que se prolongó en larevolución de Nicaragua instaurada a partir dela Junta de Reconstrucción Nacional de 1979.

Nicaragua, después de la Junta de Recons-trucción, estuvo bajo el poder de los revolucio-narios sandinistas hasta 1991. En ese año y enmedio de conflictos armados con la ResistenciaNicaragüense, una coalición opositora lideradapor Violeta Barrios de Chamorro derrotó algobierno sandinista y trajo de vuelta la demo-cracia a ese país centroamericano. El gobiernode “Doña Violeta”, como se la conocía popular-mente, cedió el poder mediante elecciones libresa Arnoldo Alemán a finales de la década del 90.

Estos cambios y el cese de dictaduras lati-noamericanas como la de Chile y Paraguay han


tornado predecible el porvenir del continentehacia la democracia. Las tendencias a solucio-nes que ampliaran las vías hacia una vidademocrática, como sucedió en Perú, se hanhecho viables de una u otra forma en las diver-sas zonas de América Latina y a finales del sigloXX Iberoamérica es una región donde, a pesarde contar con notable problemas sociales, impe-ra la democracia. Con la excepción de Cuba,donde el dictador Fidel Castro se mantiene enel poder desde 1959.

El militarismo

La radicalización de la vida política a partirde los años cuarenta, dividió a los distintos gru-pos políticos en partidarios del sistema nortea-mericano o en adictos a la ideología comunista,y condujo a crisis de graves proporciones encasi todos los países latinoamericanos. La frag-mentación de partidos, de acuerdo con doctri-nas opuestas y enemigas, resquebrajó las nor-mas constitucionales de estas naciones. En estasituación, el alzamiento de Fuerzas Armadas seconsideró una solución para constituir grupos


organizados, con unidad y disciplina suficientespara ejercer el poder.

Los golpes militares de los años sesenta ysetenta aparecieron en este contexto, comomedida supuestamente necesaria para llegar ala reforma sustancial del aparato del Estado.Estos esfuerzos no fueron coherentes ni fructuo-sos. Es lo que demuestra la experiencia del Perúen 1968. En el caso de países como Argentina,los efectos fueron desastrosos.

El panorama de las dictaduras de los añossesenta y setenta reveló un sistema de gobiernoque ya no consistía en la representación tradi-cional de un Presidente de la República, lo cualera la imagen típica de los gobiernos latinoame-ricanos de principios de siglo. Por el contrario,los golpes de Estado llevaron a primer plano laimagen de jefes militares, en la cúspide delgobierno, sin plazo fijo de administración nifuerzas de contrapeso legalmente instituidas.Dichos jefes de las Fuerzas Armadas no fueronmás que la versión contemporánea de lo que fueel caudillo militar en el siglo XIX, rodeados deuna aureola providencialista capaz de mante-nerle indefinidamente en el poder. Aunqueestas dictaduras militares se consideraron una


transición necesaria anterior a los Estados reno-vados, que habrían de emerger de los cambiosimpuestos, la realidad es que el militarismo lati-noamericano fue una anomalía. Las corrientesde la política internacional tendieron a verlo condesaprobación.

La presencia de los militares en el poder, esindudable, tuvo gran influencia en el curso delos acontecimientos de los años 70 y 80 en Lati-noamérica. Pero también es cierto que su fenó-meno concomitante, la guerrilla, unida a la acti-vidad terrorista, puso en peligro la estabilidad,siempre tan precaria, de los países latinoameri-canos, con lo cual determinó el proceso históri-co de sus sociedades respectivas. El incrementode la guerrilla, a partir de 1965, reforzó enmuchos países la confianza depositada en lassoluciones que representaban las dictadurasmilitares. Las consecuencias fueron la represióny un régimen de terror sin precedentes comofue practicado en Argentina y continúa siendoejercido en otras zonas. Intentos de golpes mili-tares en Venezuela y Paraguay, fracasaron ytuvieron el inmediato rechazo de la comunidadinternacional. En septiembre de 1997, la OEAaprobó una resolución por la que se excluiría a


cualquier país que se instaure por un golpemilitar.

La inestabilidad

El enfrentamiento entre los diversos grupospolíticos llevó a muchos países a una inestabili-dad cada vez mayor. Este desequilibrio perma-nente se manifestó en la irrupción de movi-mientos guerrilleros. Desde los años veinte, elradicalismo, al que ya hemos aludido, tuvo suexpresión en revolucionarios. Así, en Nicara-gua, el patriota Augusto César Sandino acaudi-lló la resistencia contra la ocupación norteame-ricana entre los años 1928 y 1933. A su vez,Eleazar Benel hizo otro tanto contra la dictadu-ra del Perú en 1924.

El fenómeno se recrudeció con el paso deltiempo. El triunfo de la revolución cubanadesde1960, dio lugar a alzamientos frustrados e inva-siones de guerrilleros nativos y foráneos enVenezuela, Colombia, Guatemala, SantoDomingo, Brasil, Perú, Uruguay y Argentina.La guerrilla se propagó por campos y ciudades.El "Che" Guevara, colaborador estrecho de FidelCastro, protagonizó un alzamiento de guerrille-


ros en Bolivia y halló la muerte en 1967. Estefue uno de los episodios más conocidos de laactividad guerrillera en el subcontinente, peroes sólo uno entre los muchos acontecimientosque han ensombrecido la Historia latinoameri-cana.

La inestabilidad de los grupos en el poderfue, pues, correlativa a la violencia generaliza-da. Las tácticas del terrorismo robustecieron, enlos 70 y los 80, esta situación. Atentados a indi-viduos, asaltos a bancos, secuestros de avionesy de personas fueron algunos de los medios deque se valieron las fuerzas subversivas delorden institucionalizado.


Cambios sociales y culturales

Instrucción pública

Desde principios de siglo, en Latinoaméricala escuela primaria se ha considerado obligato-ria, universal, gratuita y a cargo del Estado. Enmuchos países han trabajado misiones de técni-cos extranjeros para mejorar la calidad de laenseñanza. En Sudamérica, los modelos suizos,franceses e italianos han sido introducidos enlos planes de educación. Por el contrario, en elárea centroamericana ha prevalecido la influen-cia norteamericana, especialmente en la ense-ñanza universitaria, sobre todo en las últimasdécadas.

A pesar de los esfuerzos de los ideólogos dela independencia y sus epígonos, los forjadoresde los actuales Estados nacionales, que concebí-an la educación como medio para impulsar elprogreso de los pueblos latinoamericanos, locierto es que en el subcontinente subsiste elanalfabetismo en grandes proporciones. El


absentismo escolar es frecuente en México y enla mayor parte del área centroamericana. Enesta última zona el índice de analfabetismo esmás alto, concretamente, en El Salvador, Guate-mala, Honduras e, inclusive, en la isla de Haití,en comparación con los bajos índices de Chile,Uruguay y Venezuela

En los últimos lustros, la universidad hacobrado singular importancia. El movimientode reforma de 1918 se extendió por toda Latino-américa. Los postulados del proyecto que llegóa implantarse negaban las bases en que habíaestado asentada la tradicional universidad his-pánica y, por tanto, significaron un gran adelan-to. Estos consistían en el ejercicio de la libredocencia, en la autonomía universitaria respec-to del Estado, en la asistencia libre de los estu-diantes, en la movilidad de las cátedras y suprovisión por concurso de méritos, en la ense-ñanza activa en seminarios y laboratorios y enel acercamiento de la universidad al pueblo.

Urbanización

Después de la Segunda Guerra Mundial, lasciudades latinoamericanas han ido creciendo


desmesuradamente. Según los estudios de 1985,la más populosa es México, a la que sigue Bue-nos Aires, a continuación, Bogotá y Lima. Unejemplo extremo de urbanización lo constituyeUruguay, cuya población vive en ciudades,sobre todo en Montevideo. Este dato contrastacon el de Haití, donde la población urbanaalcanza únicamente el 31.6%.

La explosión demográfica y los conflictos raciales

El rápido crecimiento poblacional de Améri-ca Latina ha suscitado el interés de los científi-cos, que hablan de una urgencia inaplazable enla limitación de la natalidad. Debe tomarse, sinembargo, los últimos datos al respecto, los cuá-les indican un crecimiento demográfico, en pro-medio, igual al crecimiento promedio mundial.Para el resto del siglo XX, la tasa promedio esti-mada de los países del mundo hispánico (seincluye aquí, por lo tanto, a España, y se exclu-ye a Brasil), es levemente superior (2,1% 1980-2000) al estimado mundial correspondiente.


El crecimiento poblacional anual, segúndatos de 1979-1982, es mayor en Nicaragua, conun 3.74%. Este crecimiento fue menor en Hon-duras entre el 1980 y el año 2000 con un 2.95%.Uruguay presentó el menor índice de creci-miento poblacional del subcontinente con un0.4% entre 1970 y 1982 y su ritmo de crecimien-to para el período 1980-2000 fue ligeramentesuperior, de 0.58%.

El país más poblado de Latinoamérica esMéxico, con 94,740, 000 habitantes, y el menoríndice de población lo tiene Panamá con2,631,000.

La alarma por la explosión demográfica deLatinoamérica, por lo general, no toma en cuen-ta la densidad de población. Se ha dicho que elsubcontinente está habitado por más de 14 per-sonas por kilómetro cuadrado. Esto contrastacon las cifras indicadas para Estados Unidos,28,1 habitantes por kilómetro cuadrado y Euro-pa donde generalmente este indicador pasa delos 70 habitantes por kilómetro cuadrado y paíse incluso supera los 200, como es el caso de Ale-mania. De todos modos, los datos tendrían querelativizarse, puesto que no toman en conside-ración la productividad del territorio, que cam-


bia diariamente y sólo están puestas en relacióna la superficie. En un área tan vasta, pobladapor una gran diversidad de razas, es naturalque haya conflictos de etnias. En realidad, sonlos "blancos" o gente de cultura occidental quie-nes ejercen el poder. La tenencia de la tierra, elcontrol de los ejércitos y el predominio de laIglesia se hallan en sus manos. Las distinciones,sin embargo, no son sólo raciales, sino tambiénse fundamentan en el sector rural y el urbano.Este último, como es de esperar, tiene másimportancia que el primero, puesto que las cla-ses dirigentes residen en las ciudades. Aunquelas sociedades latinoamericanas son primordial-mente rurales, la concentración urbana y losprogresos de la industrialización han inclinadola balanza del poder en detrimento de las áreasrurales.

La población nativa continúa siendo proble-ma en Latinoamérica. En muchos países, losindios no han sido realmente asimilados al cuer-po total de la sociedad. Perú, Ecuador y Boliviason países con un alto porcentaje de poblaciónindígena. Dado este hecho, es inevitable el con-flicto entre culturas. Basta pensar que granparte de esa población habla lenguas nativas,


como lo indican las estadísticas. En Perú, porejemplo, sólo un 68% de la población habla cas-tellano, mientras el resto tiene por idiomas elquechua y el aymará. En Bolivia la cifra es de36,4% para el castellano y los demás para len-guas nativas únicamente o mezcla de ellas conel castellano. En Guatemala, menos de la mitad(43,6%) de la población total habla una multitudde lenguas dialectales.

En Paraguay, la situación es distinta. El mes-tizaje ha hecho posible una amalgama de cultu-ras por lo que puede decirse, sin caer en error,que es un país bilingüe, el único en el subconti-nente. Según estadísticas recientes, un 43,5% dela población habla a un tiempo, castellano yguaraní, que es la lengua nativa.

La Iglesia

Desde la independencia, la Iglesia se ha man-tenido en discrepancia con los Estados latinoa-mericanos. La Santa Sede tardó en reconocer laemancipación del subcontinente y muchos


arzobispos se pronunciaron en contra del repu-blicanismo. Más tarde, con el triunfo de los libe-rales, los asuntos religiosos volvieron a tenerimportancia en la vida política. Al enfrentarse ala antigua estructura socio-económica, los libe-rales se opusieron al poderío eclesiástico. Su lai-cismo defendió la independencia del Estado yde la sociedad de la influencia eclesiástica,como pensaban los positivistas que debía ser. Laseparación legal entre Estado e Iglesia se reali-zó, por lo tanto, en estos países desde 1900. Elcatolicismo, sin embargo, sigue teniendo ungran impacto entre las masas populares, a pesarde los avances de la Iglesia protestante, y susrepresentantes conservan todavía cierta hege-monía en Ecuador y Colombia. En El Salvador yPerú, la Iglesia Católica tiene derecho al veto.

Tradicionalmente la Iglesia ha insistido en lafunción social de la propiedad privada. La ines-tabilidad política, sin embargo, durante estasúltimas décadas, ha influido para que sus repre-sentantes adopten posturas más acordes con elmarxismo. La figura más destacada de estacorriente fue el brasileño Leonardo Boff, adalidde la llamada "teología de la liberación". LaSanta Sede ha considerado como un deber la


censura de los métodos terroristas y, aunque hasuspendido las sanciones a Boff, está en francodesacuerdo con la tendencia "liberacionista".

La teología de la liberación fue iniciada por elsacerdote Gustavo Gutiérrez (finales de la déca-da de los sesenta). Esta corriente surge a raíz delConcilio Vaticano II y la Conferencia de Obis-pos de Medellín en 1968.

Problemas económicos

Los mayores problemas que afronta Latinoa-mérica son de índole económica. En 1960, dostercios de la población del subcontinente sehallaban en estado de subalimentación. En esemismo año, dos tercios de esa misma poblaciónvivían en condiciones semifeudales y ya eldesempleo constituía un mal difícil de erradicar.Es indudable que esta situación se deriva deuna inadecuada distribución de la economía, lacual se agrava con cada año que pasa.


Para resolver estos problemas, en los distin-tos medios latinoamericanos se han propuestomedidas tendentes a erradicarlos: una nuevarepartición de la tenencia de la tierra, nuevasnormas para la nacionalización de las fuentesde energía, realización de obras de irrigación,reforestación e industrialización aceleradas.Todo ello, sin embargo, está condicionado a fac-tores externos provenientes de un mundo enaguda crisis económica. Estos factores son,sobre todo, los relativos a un deterioro en losprecios de los principales productos de exporta-ción, principalmente de materias primas (carne,granos, petróleo), y los relacionados con la fuer-te fuga de capitales. Ello ha creado una enormedeuda externa que compromete el futuro creci-miento de estos países, ahonda sus problemassociales y podría causar una grave crisis finan-ciera internacional. Fue así hasta la década delos 80 (la década perdida). A partir de los pro-cesos de la década de los ochenta y de la políti-ca desarrollista, se produjo una inversión en lastendencias políticas y económicas, privatizcióny liberalización.


Recursos naturales

Los problemas económicos del área contras-tan con la abundancia de recursos naturales deestos países. Argentina, por ejemplo, posee tie-rras de cultivo y de pastos permanentes en unelevado porcentaje. En el sector pesquero, Chiley Perú constituyen dos de los mayores produc-tores del mundo.

Las reservas en minerales son una de lasriquezas más importantes del subcontinente, alpunto de que las economías de algunos paísesse han clasificado de "mineras". Es el caso deVenezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Esteúltimo país es el primer productor de cobre enel mundo. Bolivia es uno de los principales pro-ductores de estaño y tungsteno y el primero deantimonio. En cuanto a Venezuela, aparte deproducir el 14% del total mundial de hierro, esuno de los principales productores de petróleo,juntamente con México.


La Reforma Agraria

Uno de los grandes problemas de AméricaLatina es el latifundismo. Con la revolución de1910, México emprendió una reforma agrariacon el objeto de resolverlo. La constitución de1917 promulgó las medidas necesarias. En 1938,al mismo tiempo que se realizaba la nacionali-zación del petróleo y la expropiación de lasempresas petroleras extranjeras, Lázaro Cárde-nas ordenó que se continuara con la reparticiónde tierras.

En otros países se ha tratado de aplicar lareforma agraria con alguna precipitación, queha suscitado conflictos. En este sentido, se dic-taron leyes en Colombia, Perú, Venezuela, Boli-via, Chile y en algunos otros. Pero la redistribu-ción de la tierra no es una panacea: por sí solano contribuye a mejorar la producción agrícolani significa un mejoramiento sustancial de lavida del campesino.


La integración económica

Para enfrentar los males del subdesarrollo lasesferas gobernantes han considerado necesariocrear programas de integración continental abase de pactos regionales. Entre éstos, uno delos más importantes es el Grupo Andino, sus-crito en Cartagena en 1969 y enmendado por elprotocolo de Arequipa en 1978. Sus miembrosson Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Bolivia yVenezuela.

Otro organismo regional de importancia hasido el Mercado Común Centroamericano, elcual reúne las cinco repúblicas del istmo, deGuatemala a Costa Rica. Fue fundado en 1961 yel éxito de sus gestiones ha estado condicionadopor las crisis que ha sufrido la región.El Merco-sur (secretariado en Montevideo, Uruguay) fuefundado en 1991 por Argentina, Brasil, Para-guay y Uruguay, entrando en vigor el 1 de enerode 1995. En diciembre de ese mismo año el Mer-cado Común de América del Sur llego a unacuerdo de cooperación con la Unión Europea.

El acuerdo de Libre Comercio en América delNorte, conocido por las siglas TLC (Tratado de


Libre Comercio), entró en vigor el 1 de enero de1994, entre Canadá, Estados Unidos y México.

Inflación y desempleo

En la década de los setenta, la inflación y elparo laboral fueron los problemas rnás inquie-tantes y más difíciles de resolver. En los altosochenta, agravada la crisis mundial, continua-ron siendo los obstáculos principales para ellibre desarrollo económico-social de estas nacio-nes, lo que motivara que se le llamara la “déca-da perdida”.

En la década de los noventa, sin embago, hayuna evidente recuperación de los índices de cre-cimiento, consecuencia de la política de ajuste,siendo Chile el país más exitoso. Entre 1991 y1997 el porcentaje de personas clasificadascomo pobres en Chile descendió del 44 al 23 porciento.

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PAÍSES ANÓMALOS Y ACONTECIMIENTOS

FUNDAMENTALES

Página anterior:La miseria y hacinamiento en los suburbios de las grandes urbescrece sin cesar en muchas ciudades latinoamericanas.

PAÍSES ANÓMALOS: ACONTECIMIENTOS 129

México

La Revolución

La revolución mexicana de 1910 introdujo enel país cambios políticos, económicos y socialesde primordial importancia.

El general Porfirio Díaz había sido presiden-te de la república desde 1877. Una sucesión demotines ocurridos el 20 de noviembre hicieronestallar la revolución que obligó a dimitir a Díazen mayo de 1911. El líder de los insurrectos eraFrancisco Indalecio Madero, quien suscribió unplan en contra de la reelección que Díaz preten-día. Pero Madero tenía un escaso conocimientode los hechos implicados con tal acto revolucio-nario y de las fuerzas que había desencadenado.Pronto, los acontecimientos desbordaron susintenciones. Los latifundistas, el clero y losextremistas se opusieron a su política. Tras unasublevación militar fue depuesto y asesinado en1913. Le sucedió el general Victoriano Huerta.


Entretanto, la revolución continuaba. Lasdemandas populares habían encarnado en lafigura de Emiliano Zapata, quien era favorableal reparto de la propiedad agraria.

Venustiano Carranza subió al poder en 1914.Jefe de la revolución constitucionalista, Carran-za redujo las insurrecciones agrarias de PanchoVilla y Emiliano Zapata. En 1917 convocó elCongreso en Querétaro y promulgó allí una delas más avanzadas constituciones de la época.

Las transformaciones

Bajo la administración porfirista la industria-lización del país se hallaba sometida a lainfluencia absorbente del capital extranjero. Elgobierno, en realidad, favorecía únicamente alas clases dirigentes. Las tierras de los indios ylos mestizos estaban organizadas en ejidos, queconstituían un sistema de propiedad colectiva.Las concesiones a extranjeros se hacían en detri-mento de las clases medias mexicanas. Laexplotación de las clases trabajadoras era gene-ralizada y la educación estaba restringida a lasminorías dominantes.


La revolución transformó radicalmente el sis-tema de propiedad de la tierra. Grandes latifun-dios llegaron a ser divididos entre los años 1934y 1940. Se calcula que 76 570 000 acres de terre-no se repartieron entre 1915 y 1950. Hacia 1950,los ejidos constituían un 27% del total de la tie-rra mexicana.

Carranza apoyó el reconocimiento del dere-cho de los trabajadores a sindicalizarse y redujoel poder de la Iglesia. Los indios y los mestizosobtuvieron el derecho al voto y a la propiedadde tierras. En cuanto a los inversores extranje-ros, la revolución mexicana consiguió desalojar-los. Se reivindicó la propiedad del Estado sobrelas fuentes petroleras en 1938.

Políticamente, la revolución significó la caídade las dictaduras militares. Se consideró incons-titucional la reelección de presidentes y en 1946subió al poder el primer presidente civil en lapersona de Miguel Alemán.

En los años 70 México descubre que es unade las mayores reservas petrolíferas del mundoy los bancos extranjeros le dan préstamos. Elentonces presidente, José López Portillo, seembarca en una política de gasto excesivo, perolos beneficios previstos no se cumplieron y más


del 60% de los ingresos del país tuvieron queemplearse en pagar la deuda. El peso cayó enpicado y la inflación llegó al 100%. Fue el prin-cipio del estancamiento de la economía. En 1982ésta colapsa, consumida por la deuda.

El presidente Miguel de la Madrid torna elpoder en plena crisis. La clase medía desapare-cía a pasos agigantados y los pobres eran cadavez más pobres. Los ochenta se conocieroncomo “la década perdida”.

En 1988 Carlos Salinas de Gortari, un polí-tico graduado de Harvard, ganó las eleccionesen julio de ese año. A nadie sorprendió su vic-toria, pues la sociedad mexicana había perma-necido bajo el control del Partido Revoluicona-rio Institucional (PRI) durante seis décadas. ConSalinas el pueblo esperaba que se llevara a cabouna política de modernización. La estabilidadacabó de forma violenta el 1 de enero de 1994con un alzamiento campesino lidereado por elEjército de Liberación Nacional Zapatísta, alfrente del cual se encontraba el SubcomandanteMarcos. El levantamiento se produce en Chia-pas, una zona de extrema pobreza. Marcos y sushombres pretendían acabar con el monopoliodel PRI por medio de actos terroristas. En abril


se produjo otra acción sangrienta cuando el can-didato presidencial Luis Donaldo Colosio, esco-gido por Salinas como sucesor, file asesinado.Su sustituto, Zedillo Ponce de León, file elegidopresidente en agosto.

Zedíllo tomó el poder con un PRI debilita-do por la corrupción, los abusos y robos que lasociedad identifica con el partido gobernante.Las acciones de los rebeldes zapatistas tampocoayudan a la estabilidad. En la actualidad el PRIatraviesa una grave crisis de credibilidad. Zedi-llo ha afirmado la necesidad de mantener una“sana distancia” entre el partido en el poder y elgobeirno. Con la creciente popularidad de otrasflierzas políticas, el PRJ se enfrenta al gran retode permitir una definitiva y verdadera demo-cratización de México.


Brasil

Brasil constituye un caso aparte dentro deAmérica Latina. El hecho de haber sido coloni-zado por portugueses le imprime un carácterdistinto. Por su posición geográfica, además,más cerca de África y Europa que ningún otropaís sudamericano, Brasil ha adquirido unosrasgos muy particulares. Políticamente, el futu-ro siempre ha sido visto con optimismo, el cualderiva de una historia menos inestable, y conalgunos períodos de prosperidad, que la de lospaíses hispánicos.

Nación prometedora, de un territorio y unasriquezas inmensas, Brasil está prácticamentedespoblado, a pesar de los 160 millones dehabitantes que posee, según la estadística oficialde 1996, si se compara esta cifra con su extensasuperficie. Sus dimensiones y la potencialidadde sus bienes permiten al país sostener una con-fianza y una energía de las que es un símboloBrasilia, la capital oficial brasileña inauguradaen 1960.


Desde principios de siglo, Brasil se convirtióen una potencia sudamericana, gracias al incre-mento de la explotación del caucho. La crisis de1929 no dejó de contribuir al ascenso de GetulioVargas, quien apoyándose en el partido Integra-lista, proclive al fascismo, se convirtió en presi-dente de la república a partir de 1930. En reali-dad, la dictadura de Vargas se inició desde 1937,en que la situación del país demandaba refor-mas económicas y una mejor organización parala explotación de sus riquezas. De este modo,Vargas implantó la dictadura del Estado Novo, lacual se revestía de un estilo particular, de carác-ter populista. Atrayéndose a las masas median-te una legislación social que favorecía a los sin-dicatos de trabajadores industriales, el gobiernode Vargas logró que la izquierda marxista ter-minase por participar en el reformismo nacio-nalista concorde con la política oficial.

Pero las mismas fuerzas sociales, económicasy políticas en las que se había apoyado el var-guismo derrocaron la dictadura del EstadoNovo en 1945. Tras un segundo período, inicia-do en 1951, Getulio Vargas se suicidó a conse-cuencia de una grave crisis política en 1954.


Desde entonces, Brasil ha fluctuó entre dis-tintos grados de dictadura y constitucionalis-mo. En los años sesenta, Joâo Goulart aceptóuna reforma de la Constitución que transforma-ba el régimen presidencial en un sistema parla-mentario. La sublevación militar de 1964 revocóel parlamentarismo. Con Joâo Baptista Figueire-do se volvió a la normalidad parlamentaria y en1985, finalmente, accedió al poder el primer pre-sidente civil después de más de veinte años degobiernos militares. El congreso nacional havotó a favor de la enmienda constitucional, lacual establece el voto directo en las eleccionespresidenciales.

Siendo el país en vías de desarrollo que debíamás dinero al extranjero, en 1987 el presidentebrasileño José Samey anunció que suspenderíael pago de intereses de su deuda de ciento ochomil millones de dólares. Las naciones acreedo-ras no tardaron en alarmarse ante esta medida.Para paliar la crisis económica, Samey congelólos precios y aumentó los salarios y aportacio-nes de capital. La situación pareció mejorar y elpartido de Saney ganó las elecciones de ese año.Sin embargo, la carestía volvió a aflorar al pocotiempo y la inflación se disparó. A principios


del 88 el presidente brasileño se vio obligado aceder y tinalizó la moratoria con un pago de trs-cientos millones de dólares.

En diciembre de 1989 Femando Collor deMello se convierte en el primer presidente elec-to en 29 años. Para combatir la inflación y ladeuda externa, el joven polftico establece unasevera política fiscal que afecta a las clasesmedia y baja. Collor, que llegó al poder comosímbolo de una esperanza de cambio, acabóprocesado judicialmente, acusado de corrup-ción y del robo de más de 32 millones de dóla-res. Aunque finalmente no flie inculpado,Collor se vio obligado a dimitir en medio delescándalo político.

En 1994 los brasileños recuperan la con-fianza en las instituciones democráticas con laelección de Femando Henrique Cardoso, cuyosistema de cambio monetario consiguió domi-nar la inflación. En octubre del 98 Cardoso filereelecto en primera vuelta por una cómodamayoria frente a su rival, el líder obrero Luía daSilva.


Cuba

HistoriaCuba pasó a control de Estados Unidos a raíz

de la guerra hispano-norteamericana en 1898. Elgobernador Leonardo Wood, a su vez, entregóel mando de la isla a Tomás Estrada Palma, pri-mer presidente de la República de Cuba en1902. A través de la Enmienda Platt, en el añosiguiente, Estados Unidos se reservó el derechode intervención, al mismo tiempo que conservócomo futuras bases navales Bahía Honda en lacosta norte y la zona de Guantánamo en la costasudoriental.

La revolución cubana

A partir de 1952, la isla sufriría la dictadurade Fulgencio Batista, que habría de desencade-nar la guerra interna. Un líder estudiantil orto-doxo, Fidel Castro Ruz, atacó el Cuartel Monea-da de Santiago de Cuba en 1953. Juzgado ycondenado ese mismo año, Castro se exilió en


México tras una amnistía que le permitió salirdel país en 1955. Al año siguiente, el líder cuba-no, ya de vuelta a Cuba, agrupó una guerrillacontra Batista con ayuda del argentino Ernesto"Che" Guevara. Poco a poco, se unieron a ellosla mayoría de las fuerzas democráticas de lapoblación. Proclamada la revolución en Santia-go de Cuba, en enero de 1959, Castro marchótriunfante a La Habana.

Bajo el poder de Castro

En febrero de 1959, Fidel Castro se convertíaen primer ministro de la República. Dos mesesdespués, por la Ley de Reforma Agraria senacionalizaron las posesiones de los latifundis-tas nacionales y las grandes propiedades agra-rias norteamericanas, que pasaron a manos delEstado o a la propiedad colectiva de las coope-rativas agrícolas. Un año después se proclamóuna Ley de Reforma Urbana, así como seemprendió una Reforma Educativa con la quese intentaba llevar a cabo una campaña de alfa-betización.


El 19 de abril de 1961 Castro proclamó elcarácter socialista de su revolución, al mismotiempo que rompía relaciones con Estados Uni-dos. Ese mismo año, el líder se declaró marxis-ta-leninista. Desde entonces, Castro reforzó suslazos con la Unión Soviética, recurriendo aMoscú en busca de apoyo económico y técnico,y afirmando el deber y derecho de intervenciónen la política de otro país para favorecer cual-quier tendencia calificada de popular.

Treinta y siete años después de esa proclama-ción, Fidel Castro aún continúa en el poder,habiéndose convertido en el dictador de máspermanencia, no sólo de toda la zona latinoa-mericana, sino toda la reciente historia mundial.

Después del derrumbe del campo socialista yla disolución del imperio soviético, Castro viointerrumpidos los subsidios del campo socialis-ta, con la URSS a la cabeza, que le significaroncerca de $100,000 millones en un período de 20años. Cuba, a continuación, se sumió en unagrave crisis económica desde el inicio de ladécada de los noventa. A pesar de los reclamosde democracia desde el interior y el exterior dela isla, las promesas de ayuda económicas parapaliar la crisis y las dificultades para hacer mar-


char de nuevo a una economía históricamentesubsidiada, Castro se niega a finales de losnoventa a cualquier transición tanto a una eco-nomía de mercado abierta como a la instaura-ción de una sociedad libre.

Relaciones internacionales

Aunque formalmente América Latina se haincorporado al llamado "Tercer Mundo", esdudoso que realmente pueda compararse a lospaíses que lo integran. De hecho, en la reuniónde Santiago de Chile en 1973, África mostró sudesagrado por considerar que los latinoameri-canos observaban usos y costumbres distintas alas suyas y de carácter "burgués". Aparte de lafalta de entendimiento que dicha frase encerra-ba, es indudable que captaba las diferenciasexistentes entre uno y otro continente. Herede-ros de la civilización europea, los latinoamerica-nos son, por su cultura, su temperamento y por


la organización de sus sociedades, americanos yeuropeos a un mismo tiempo. En esta situación,la política internacional del subcontinente hatendido al aislacionismo. Durante la SegundaGuerra Mundial, Brasil participó activamenteen el bando de los Aliados, en tanto que Argen-tina se pronunciaba del lado del eje Roma-Ber-lín y fomentaba en su seno las actividades nazi-fascistas.

El aislacionismo de Latinoamérica, en elfondo, continúa la marginalidad en que el sub-continente se ha mantenido desde los tiemposdel Imperio español. Pero económicamente laregión ha estado en relación con otras partes delmundo. Las inversiones de Gran Bretañadesempeñaron un papel importante en su desa-rrollo hasta los años de la Segunda GuerraMundial. Desde entonces, la influencia de loscapitales norteamericanos ha dejado su impron-ta en las sociedades de América Latina.


Relaciones con Estados Unidos

El “Destino Manifiesto”

Después de la Guerra de Secesión, EstadosUnidos empezó a ver con interés las regionessituadas al sur de su territorio. México, Centro-américa y las Antillas se convirtieron en objeti-vos de dominación económica desde entonces.No se perdió de vista la posibilidad de conver-tir al Caribe en el "Mare Nostrum" estadouni-dense, con lo que vino a constituirse la políticadel "Destino Manifiesto".

El primero en poner en práctica la teoría del"Destino Manifiesto" fue el filibustero nortea-mericano William Walker. Apoyado por lossudistas de Estados Unidos, Walker emprendióla conquista de Nicaragua. Llegó a proclamarsepresidente de este país, en 1856, tras hábilesmaniobras. Pronto tuvo que renunciar a su osa-día ante los ataques de los costarricenses, y aun-que reincidió, apoderándose de Trujillo, puertode Honduras, fue ejecutado en 1860.

En realidad, la doctrina del presidente Mon-roe, en 1823, había establecido el principio de no


ingerencia en los asuntos del continente de talmanera que los acontecimientos posterioreshabrían de variar la posición de Estados Unidosal respecto. La controversia en torno a la líneafronteriza con Venezuela, entablada entre estepaís y Gran Bretaña, en 1875, determinó el arbi-traje de Estados Unidos.

Como consecuencia, y debido al papel delíder que fue asumiendo la potencia norteame-ricana conforme crecía su poderío económico, lareinterpretación de la doctrina Monroe por Roo-sevelt en 1904, llevó a declarar el derecho deEstados Unidos a ejercer una política interven-cionista en Latinoamérica.

El intervencionismo de Estados Unidos

Durante la primera etapa del intervencionis-mo norteamericano se dieron cinco ocasiones enque Estados Unidos demostró con hechos suintención de mantener y restaurar el orden esta-blecido:


1) Con el fin de la guerra de 1898, EstadosUnidos intervino y asumió el derecho de pro-porcionarle un destino político a Cuba.

2) Durante la administración de TheodoreRoosevelt, Estados Unidos favoreció el movi-miento independentista de Panamá, con el pre-texto de que el control del istmo era vital para laseguridad del continente.

3) La potencia norteamericana tuvo ingeren-cia en los asuntos políticos de la RepúblicaDominicana en 1904, en 1912 y en el período de1916 a 1924.

4) En 1909, las fuerzas de marinería estadou-nidenses desembarcaron en Nicaragua y volvie-ron a hacerlo en 1912, donde permanecieronhasta 1933. Así como en la República Dominica-na la intervención dio lugar a la dictadura deRafael Leónidas Trujillo, en Nicaragua se ins-tauró el período dictatorial de Somoza.

5) En 1915, Haití cayó bajo el control nortea-mericano.

Esta última intervención de Estados Unidosabrió una segunda etapa en el proceso de domi-nación de la potencia del norte: asumía el carác-ter de una extorsión financiera, al mismo tiem-po que se convertía en una intervención


armada. Pero a partir de 1932, Washington des-cartó esta última forma y hasta esquivó la inter-vención diplomática oficial. La expansión y laestructura de la dominación económica nortea-mericana, sin embargo, se mantenía intacta.Todo ello coincidía con la política formulada enla doctrina de Roosevelt, en 1933, cuyo conteni-do se refería a la intención de no intervenir enlos asuntos latinoamericanos. Era la conocida"política del buen vecino".

De acuerdo con las declaraciones de Roose-velt, se retiró la infantería de marina de Haití en1934. En 1939, Estados Unidos decidió abolir elprotectorado de Panamá; y dos años después,en 1941, anuló el tratado de derechos de inter-vención en la República Dominicana.

La “Guerra Fría” y Latinoamérica

A partir de 1945, Estados Unidos vio coninquietud las actividades comunistas en el sub-continente latinoamericano. No puede demos-trarse, sin embargo, que los norteamericanos


hayan seguido una política racional y completa-mente organizada al respecto. No obstante, seestimuló a los dictadores que declaraban mani-fiestamente su anticomunismo. Una Orden delMérito fue concedida al presidente venezolanoMarcos Pérez Jiménez, en 1954, y al año siguien-te la Casa Blanca observó con satisfacción lasubida al poder del argentino Juan Perón.

El ritmo de los acontecimientos motivómayores presiones para salvaguardar el conti-nente de infiltraciones comunistas. En 1953, sepracticó la intervención militar en Guatemala,se intentó en Cuba en 1961 y se efectuó en laRepública Dominicana en 1965.

Con el presidente Nixon, Estados Unidosmantuvo la tesis de que debía conservar relacio-nes con los gobiernos establecidos, cualquieraque fuese su origen, siempre y cuando garanti-zasen la paz y el mantenimiento de los compro-misos internacionales. Pero la crisis de Centroa-mérica y la instauración del régimen sandinistaen Nicaragua recrudecieron la posición de Esta-dos Unidos. Ahora no se trataba de mantenerbuenas relaciones sino de romperlas, si eranecesario, con tal de mantener el orden y de ase-


gurar la hegemonía política y económica deEstados Unidos, cada vez más en entredicho.

La alianza que muy pronto estableció el régi-men sandinista de Daniel Ortega con Cuba y laURSS convence a los Estados Unidos de que elcomunismo nicaragúense acabaría por exten-derse en la región. Aunque en las elecciones de1984 los sandinistas obtienen el 67% de losvotos, el gobierno norteamericano no reconoceel resultado y les impone un embargo económi-co. Su apoyo a los contras, la fuerza antísandi-nista, también contribuye a una mayor desesta-bilización de un país azotado por la pésimagestión económica de Ortega y sus hombres. Enfebrero de 1990 los sandinistas celebran sussegundos comicios generales y pierden frente aVioleta Barrios de Chamorro. A su derrota con-tribuyeron el desgaste de una cruenta guerracivil y su política de corte marxista-leninista.Bajo el gobierno de “Doña Violeta”, como se laconoce popularmente, el país entró en un perio-do de relativa estabilidad que hoy continúa bajoel mandato de Arnoldo Alemán.

En el año 83 una pequeña isla del Caribe fueinvadida por tropas norteamericanas. En la islade Granada el carismático Mauríce Bishop pre-


tendía llevar a cabo una revolución marxistacon la ayuda de Cuba y el bloque soviético. Larepresión era cada vez mayor y la gestión eco-nómica se sumía en el caos. En octubre del 83 sedesató una lucha por el poder entre Bishop yBernard Coard, su antiguo viceprimer ministro,que acabó con la detención del primero. Pocodespués Bíshop, que fue liberado por sus nume-rosos seguidores, intentó tomar los cuarteles ymurió en el intento. La facción de Coard decla-ró la ley marcial.

Aprovechando los disturbios, Ronald Rea-gan, fiel a la línea de la “Guerra Fría”, inició unainvasión con seis mil soldados norteamericanosque apenas encontraron resistencia por partedel ejército granadino. Los “asesores” soviéticosy cubanos fueron desalojados de la isla. Aunquela operación fue condenada internacionalmen-te, la mayoría de los granadinos le dieron labienvenida al invasor del norte.


La Organización de Estados de América

El ideal de una América Hispana unida llevóa la reunión de un Primer Congreso de EstadosAmericanos, convocado por Simón Bolívar enPanamá en 1826, y que establecería el Tratadode Unión Perpetua.

Oficialmente el panamericanismo surgióhacia 1888, año en que Estados Unidos propug-nó la primera asamblea de este tipo, realizada alaño siguiente. Dicha asamblea creó la UniónInternacional de Repúblicas Americanas, conuna oficina permanente, el Buró de Comercio.Una Cuarta Conferencia, efectuada en BuenosArres en 1910, cambió el nombre de la organi-zación por el de Unión de Repúblicas America-nas, y el de Buró de Comercio por el de UniónPanamericana. Finalmente, en abril de 1948, enla Novena Conferencia, realizada en Bogotá, lasveintiuna repúblicas americanas firmaron laCarta de la Organización de Estados America-


nos (OEA), la cual vino a constituir un organis-mo regional dentro de la ONU.

Los propósitos de la OEA eran: servir demediador en las disputas que ocurriesen entrelos países miembros, perseguir algún tipo decooperación económica y promover el bienestarsocial y económico de las sociedades america-nas. Igualmente, las naciones asociadas se com-prometieron a ayudarse mutuamente en caso deagresión y acordaron que el ataque a uno de susmiembros debía ser considerado un ataque alcolectivo completo.

En 1961, la OEA realizó una Conferencia enPunta del Este, en la cual, con los auspicios delpresidente Kennedy, se creó la "Alianza para elProgreso", cuyo ideario pretendía llevar a cabo,mediante programas de desarrollo y apoyofinanciero, la "revolución pacífica" en AméricaLatina. La orientación política de esta Conferen-cia quedó de manifiesto en la condena a lasingerencias comunistas y en la exclusión deCuba de la OEA, a causa de la reciente implan-tación del régimen de Castro en la isla.

En los años posteriores, las tropas de la OEAintervinieron en los asuntos internos de paísescomo la República Dominicana, Honduras, Sal-


vador y Nicaragua. A pesar de sus actividadesconjuntas, la OEA no ha tenido éxito ni cohe-sión suficientes y, en los últimos años, las dife-rencias políticas y económicas de los paísesmiembros han provocado crisis en la organiza-ción.

Panamá y los tratados del Canal

Inmediatamente después de la independen-cia de Panamá, se procedió a firmar un acuerdoentre el país recientemente constituido y la CasaBlanca, mediante el cual se entregaba a EstadosUnidos una faja de tierra de más o menos 1 500kilómetros cuadrados y que abarcaba el territo-rio por el que debía pasar el canal. Desde enton-ces, a esa faja se le conoció como Zona del Canaly en ella empezaron a trabajar los obreros nor-teamericanos el 29 de junio de 1906. El proyectose terminó siete años después.


A partir de 1941, las reivindicaciones con res-pecto al uso y propiedad del canal se hicieronapremiantes. Habiéndose apaciguado las pro-testas, se renovaron en 1946, en vista del escasorendimiento que daba el canal al Estado pana-meño y por lo que significaba la inserción de unpoder extranjero en el suelo nacional para lasoberanía del país. Durante los años siguientesse trabajó a fin de mejorar las condiciones eco-nómicas del Tratado de 1903, tratando de quefuese más favorable a Panamá. De estas gestio-nes se obtuvo el Tratado Ramón-Eisenhower,que revisaba aspectos causantes de conflictosdel anterior Tratado mencionado y que se firmóen 1955.

Los conflictos continuaron hasta que, en1971, Panamá y Estados Unidos llegaron a unacuerdo general sobre la base del reconocimien-to de la soberanía panameña del canal. Segúneste acuerdo, Estados Unidos mantendría con-trol sobre las operaciones. Más tarde, en 1974,ambos países acordaron por primera vez anularel Tratado de 1903, finalizar la jurisdicción esta-dounidense y compartir la responsabilidad decooperar, proteger y defender la vía interoceáni-ca.


Finalmente, en 1977, se firmaron los TratadosTorrijos-Carter, que entraron en vigor dos añosmás tarde, por los cuáles Estados Unidos se hacomprometido a devolver el canal en el año1999.

En el poder desde hacía varios años, el gene-ral Manuel Antonio Noriega, Jefe de las FuerzasArmadas, convocó elecciones el 7 de mayo de1989 en las cuales su candidato fue derrotadopor el opositor Guillermo Endara. Noriega res-pondió con actos de violencia ejecutados por lasfuerzas paramilitares conocidas como Batallo-nes de la Dignidad y con la anulación del resul-tado de las elecciones. Después de un fallidointento de golpe militar, Noriega declaró el esta-do de guerra en el país y colocó en una gravesituación la estabilidad del Canal. Por otraparte, era reclamado por los tribunales nortea-mericanos acusado de narcotráfico y de estar encontacto con el cártel de Medellín. Estados Uni-dos había solicitado reiteradamente su extradi-ción para ser juzgado en suelo norteamericano.

Los Estados Unidos, temiendo que Panamáse convirtiese en la tercera punta del triánguloLa Habana-Managua-Panamá, decidió no espe-rar a una improbable evolución democrática del


país y en la noche del 20 de diciembre de 1989ordenó a las tropas del comando Sur acantona-das en la Zona del Canal una invasión en regla,que habría de desatar una amplia polémica entorno a su ajuste a las normas internacionales.Acogido con entusiasmo por el pueblo paname-ño, el ejército norteamericano consiguió susobjetivos al neutralizar y dispersar a los patida-rios de Noriega e instaurar en la presidencia alelecto Endara.

Noriega, primero se refugió en la embajadade la Santa Sede y posteriormente decidió entre-garse a las tropas norteamericanas para ser juz-gado por un tribunal en Miami.

A finales de la década del noventa, depués deser juzgado, Noriega cumple una larga condenade prisión en Estados Unidos.

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