Historia Nicaragua José Dolores Gámez Parte 7 Historia ......y uno de los caudillos del partido...
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CA PíT ULO IX
AI)arecillliellto (te J.\iIor~tz;fl,Jl
Trabajos l'BVolucíonal'ios de Arce-Su Íl'acaso-Reclanu.lla Presidencia y se le niega-Se l'etil'a de" Guater.nala-Lo E;l:)
carnecen en el camino-Manifiesto de Santa Ana-Rechazan su alianza los liberales-Campafia contra Prado-Pro'testas de Costa-Rica~Llegadade Merino-Es derrot.ado--Sj.,tio de San Salvador-Expedición á San Miguel-ApareceMorazán-Nacimiento y vida pública de éste-Sus pláticascon Domínguez--Interrúmpense con la fusilación de Merino-Acción de Gualcho-Trasládase Arzú á San MiguelRetirada de Morazán-Capit:.ulación de San Antonio-Ataque á Guate:mala-Prisión de las autoridades iritrusas-PI'esidencia de Barl'undia-Providencias legislativas-Envíode Herrera-Presidencia de Morazán
Tan luego el General Arce hubo resignado el luando en el Vice-Presidente Beltl'anena, se retiró á laJA.ntigua ~on pretexto de restablecer su salud; perocon el designiq verdadero de entenderse con los jefe:sliberales que allí residfan, y fomentar, por medio deellos, la reacción que se estaba preparando seeretaITlente en Saeatepéquez.
La desgracia perseguia al Pl'esidente. ,Uno de 10B
hOlnbrcs de su lIlayor confianza, el Coronel Perks, queobraba de acuerdo con el Coronel liberal don CarloFiSalazal', d~nunei6 á éste ante Aycin~na; S t,odo terminó con la expulsión del denunciado, que se verificóinmediatame,nte.
Arce, entonces, se presentó reclamando, de una manera oficial, el mando de la República; y Beltranena,
-l1~ HI~'l'OI{,IA DE NIUARAUVA
por medio de un acuerdo, se neg6 también oficialmente á entregarlo. (1)
Viendo, pues, Arce que su presencia era enteramente inútil en Guatemala y que además se había convertido en irrisión y ludibrio de los conservadores, se dirigió al Salvador; pero un español advenedizo llama110 don Juan Monje, que reeorría el camino con uncuerpo de caballería, fué acompañándolo desde Ouajiniquilapa, y al llegar á la f.'ontera le exigió pasapOl'·te y 19 tuvo detenido por varios días en una misera·bIe choza, hasta que llegó la licencia de Guatemala.
Este nuevo ultraje inferido al Presidente de la República, fué visto con indiferencia por Beltranena ysus amigos.
.A.l'ce llegó á Santa Ana y e113 de junio publicó unmanifiesto, refiriendo la,. vejación que se te había he·eho y excitando á los pueblos contra sus autores..
De Santa Ana pretendió entenderse con Prado yponerse al frente de los salvadoreños; pero éstos, qnele habían desconocido con anterioridad y que habíanlevantado á los pueblos en su contra, no podían, sinRer inconsecuentes, aceptarlo, m~nos aún en aquella
(1) El Ooronol don LVlanuel ~fontúfar, escritor muy conocidoy uno de los caudillos del partido conservador de aqUél entonces,explica este suceso de la manera siguiente :.. - .. "las ra.zones legales estaban de parte del Presidente; pero subsistían los inconvenientelS de hecho y de conveniencia que había exigido 811 separación. __ . Desde luego el Gobicrno del Estado (Aycinena) haoríadesconoeldo al Gúbierno ~~ederal, como S6 hitentó después, y bajoeste respecto cm muy conveniente no multiplica.l' los motivos dediscordia, manteniendo el simulacro de Gobierno Federal que exrstía. Arce, por su parte, debía sacrificios á. una oausa que él mismo habia c7eado."-MEMORIAS, capitulo IlI, página 42, edlci6n<le 1853-(N. del A.)
UAP. IX. DE~Al'ARECIMIE~'l'O, ,E'I'<J. ~!li~
ucasión, Ol) que sólo le~ apol'taba su desprestigio ylJulidacl.
J.Jos guatemaltecof-:i contillUal'On e011 más a1'do1' lacampaña contra Prado. l~ste á su vez, se pl'ovey6 domás al'lllanolento Ú hizo ingresar algunos oticiales sudamericanos, entre los qUf' se cont.aba el Coronel donl{afael Merino, á quien se éncargó del tnan~10 en Jefe.
El lluevo Comandante General trabajó con [\,ctiv~
dad y leyantó un ejército de los luás lucidos qne tuvoel Estado, con el cual logTó sorprender la plaza deSanta .A.na, que oüupabau los guatomaltecos y posesiouarse de ella el J7 de diciembre, lnecliante la infrae~i<Jll de un convenio que acababa de firmar. .
Fué pOl' este tielupo que eLGobiel'110 de Costff-l{iease dirigió á anlbos beligerantes, significándoles 81 c1esllgl'udo con que veía aquella insana eOllt.icllda y suspropósitos de ageegarse á otl'a Nación fuerte y pode·rosa, bajo cuya sOlubra pudiera reposal', libre de losasaltos de la til'unia y de los ataques de las facciones,que alternativamente amenazaban á Centro-Amél'Ica.
Merino se trasladó con el eJército á Ahuachapáu;y cuando el General Arzú ocupó la pl aza de Chalchua"pa, aquel se lanzó aturdidamente á atacarlo, sin ordenni concierto, sufriendo una completa derrota el l? delUal'ZO de ] 828, con pérdida de seiscientos hombl'cs,al~tillería y municiones.
Aquel gran desastre llevó la consternación á ~[Lll
Salvador; pero Prado, desplegando una ~nergía digna de las circunstancias, se preparó á la defensá.
Arzú, con su ejéreito victorioso, avanzó á marchasforzadas sobre la capital salvadorefla, de cuyos al'l'[1
bales. se posesionó el 5 del luismo mes.Después de varias tentativas inútiles de H.f:lalto, .Ar
zú hl t.imó á los salvadoraños la rendición, conmil1án-
'*1-+. HIS'l'OlUA DE N·IOAltAGUA
dolos COll el incendio de sus casas y la destrucción desus fortunas. Por desgracia estas amenazas se cumplieron puntualmente en los siete meses del sitio,~n que las partidas inva~ol'as recorrieron en todas dil'eceiones el Estado, llevando á todas partes el incendio, el pillaje y la desvastación. Los habitan tes de]\{exiúanos, Cuscatancingo, Aculhuaca, Paleca, N0
ja,pa, Ayustepeque, San Sebastián y aun los de los arrabales do Snn Salvador, vieron sus hogares convAl'tidos en cenizas y sus propiedades saqueadns y en poder de una soldadesca asoladora.
El 18 de rnat'zo, decía el General Arzú, en un mauifiesto que publicó: "Se pinta al ejército federal incendiando los pueblos, violando la honestidad de lasvírg~lles y ia santidad de los altaL'es, tálando los campos y reduciéndolo todo á polvo. Esta es, en efecto,la imagen de la guerra, y estos Eon los males que· losgobernantes sin patriotismo atraen sobre su país."
La guerra, pues, que se hacían guatemaltecos y salvadoreños, no se diferenciaba mucho de las que se hicieron entre si los nicaragiienses de 1824 y 1826. Guerras fueron aquellas de personali.dades innobles, deodios locales, en que desaparecían con frecuencia losprincipios, para dar entrada á las más bajas pasiones.
La Federación era un sarcasmo en boca de los guatemaltecos, que anularon, burlaron y escarnecieron alPresidente de ella. Sin embargo, Arzú no vacilaba~ll llamar á sus tropas ejército federal.
Después de va~'ios encuentros y de vanas tentativaspor una y otra parte, determinó Arzú que el CoronelDomíngnez salÍera con seiscientos hombres, par,l San
- Vicente, de donde llegaban auxilios á los sitiados.J\.lerino salió también de la plaza con fuerzas, e11
peTs€,cución de Domínguez; pero éste atravesó el Lempn y /30 intel'n{) en el depaTta.mento de San Miguel,
CAP. IX.-DEfo;Al'AJtE01MIRN 1'0, ETC. 41:>
antes que ~lerino le clitH'a, alcance. Por 11n,- se encontraron en quelepa, y Merino tuvo que ceder el calnpoft su eneluigo, replegándose, con poca.pérdida, á SanVicente.
Por este tiempo apal'eci6 eu la escena politica el Ge~neral Morazán. Este hombre extram;dinario, hahía.nacido en Tegucigalpa el ~ de octubre de 17n2.
Fueron sus padres don Eusebio Morazán, criollo ·delas islas occidt~ntales de Francia y doña GuadalupeQuesada, señora de Tegucigalpa, quienes le proporcionaron la educación que en aquella época de atraso recibían los hijos de las provincias centro~alnerieanas.
Jamás tuvo maestros que le enseñaran los diversoscQllocinlientos que demostró en sn carrera politica, ypuede asegural'se, que el cultivo de su inteligencia lode~il) á sus propios esfuerzos y á la constancia 'conque se dedicó al 8studio privado de algunas materiaF:útiles.
El Jefe del Estado de Honduras, don Dionisio He1'1'e1'3, conociendo las felices disposiciones de l\1::orazán,lo hizo ¡su Secretario general y lo l!tunó de esta nutnc1'a á que lo auxiliara en la organizaciÓn del país, pasando poco después á ocupar una de las sillas del pl'ilner consejo representativo del Estado.
Cuando Mina sitiaba Comayagua, Morazán salió volUlltariulllcnte, en unión de los coroneles Díaz, Gutiérrez y J\!Iárquez, á buscar algunas tropas pdi.'a la defensa de la plaza; pero cuando ya tenía doscientos hombres, fueron sorprendidos por una partida federal, almando del Teniente Coronel R-ernández; y aunque re""chazaron el ataqne, no pudieron evitar la dispersióllde la tropa.
Dirigiéronse entonces hacia el ~alvador é incorporados en una fuerza que' luandaba Ptado, no pudiol'on llegar á t,iempo de auxiliar ti HélTfwa, qne había
4:16 HIs'roRIA D~ NI0AltAGUA
sido ya traicionado y entregado por sus Vropios luili·Lares,
MOl'a~áll 110 vudo ver COll indiferencia IOf:l exceso~cOlnetídos en O(;mayagua por las tropas vencedoras;y cal'oeiondo de elenlmüos se dirigió á. Nicaragua, enunión de los mismos Coroneles que lo habían antesaconlpaflado.
El auxilio enviado por el Gobierno del Salvador, eratan pequeño, que tuvo que buscar su salvación dirigiéndose. también al Estado de Nicaragua, en cOlllpafHa de }\iora~án y denlás jefes hondureños; poro éstos~e separal'on en Choluteca., al Í.wesonciu,l' un asesina.toconwtido por la tropa en Uila pür~Ol1a inofensiva, Holicitaron, por esta causa, salvo-conducto dol Coronel~1illa, encargado del Poder en Honc1lU'us.
l\Iárquez, Gutiél're~ y Día~, no quisiúl'OU hueN' uso(lél salvo-conducto, por desconfianza; perq 1vlorazinno vaciló en dirigirse al pueblo de Ojojona á l'eunirseeon su familia.
Diez horas después de su llegada, Morazán fué reducido á prisión, á pesar del salvo-conducto, y llevado á la cárcel de Tegucigalpa, de donde pudo evadirse á los veintitres días, con dirección á San Miguel.
Estando en la Unión, entabló relaciones con 40nJosé l\fal'Íano Vidaurre, Enviado Extraordinario del<"i-obierno salvadoroño, para medial' en Nicaraguu euIn contienda de Cerda y Argüello. Vidaul'l'e lo invitó á que lo acompañat'a, ofreciéndole interponer susinfluencias para qno en Nicaragua lo dieran auxilio(lontra Milla.
Encontrábase .lHol'azáll eu Leóll, cuando el.CoronelOrdóñez efectuó su fa.mosa revolución del 12 de setiembre de 1827, contra el Vice~Jefe Al'güello. Ol'dóñez di{) en el acto á MOl'uzán ciento treinta, y cincolnilitare~ de los que eran más adictos al Vice-Jefe, y
CAP. IX.-APARECIMIENTO, E'l'C. 4] 7
eOll este auxilio y la coltunna salvadoreña que todavía encontró e11 Choluteca., organizó un regular ejél'cito, con el cual pudo óponerse á Milla en el ce.rro düla Trinidad J' batirlo completamente ellO de llovielIlbre de 1827.
A eontinuación, y sih eneluigos que cornbatil', !lol'azáu se dirigió á Comayagua á reorganizar las autoridades del Estado. Reunido el Oonsejo, y no exi::;tieudo J efe, ni Vico-Jefe, recayó el mando en el cousejero más antiguo que era el propio MOl'clZáIJ.
Tan luego se snpo en Guatemala la derrota de !tEHa y la inauguraci.ón dol lluevo Gohüwllo de Houduras, se dió orden al Coronel Domínguez, para que deSau J\tliguel se dirigiera inmediatamente sobl'e Oonlayagua.
~I61'azán depositó el mando, y puesto al frente elelejército, fué á esperar á Domínguez en Texiguat. Éstehizo una ligera incursión por los pueblos dD la eosiay regresó á San Miguel, de dondB entró en plátieasC011 lVlorazán.
Cuando tales acontecinlientos se verificaban en Houdn-ras, el General Merino desprestigiado y lna} vistoen San Salvadol', pidió EU i'etiro y regresaba á Guayaquil en un buque que zarpó de. Acajutla. El buquetuvo que entrar á la Unión, que se encontraba bajola Jurisdicción lnilitar de Domínguez, y éste, al sabe..que allí iba el Genel?al Merino, lo hizo sacar y fnsilarvoco después.'
Smnejante hecho injustificable, puesto que l\1el'iuoHO Hl'a prisionero de guerra, ni se enc,onteaba en servicio milital', ni podia mezclarse lllás en las coutiellda~ eeutro-anlericanas, desde que l'egl'esaba defiuiLíValnente á HU país, ilidignó á lvlorazán, que sW:ipelldiútoda relación con DOtllíngnez; y ol'ga lliíJando una fu l~l'
za. de hOllclul'eflos y uicaragüenses, invac1i6 el Salva-:2:7
±18 HI~TO}UA DB NIUAUAH-liA
dor, en auxilio del Gobierno de Prado, con quien sepuso previamente de acuerdo, pai'a que lo refor7.araCOll rnás tl'Of)as.
De San Salvador fueron enviados trescientos hOlnbres, á las órdenes del Coronel Santiago Ramírez; perocomo esta pequeña fuerza. podía ser batida en el ca·luino, Morazán se lnovió precipitadamente de Lolotique sobro el Lempa con ániulo de protegerla. Lalluvia le impidió doblar la jornada y:tuvo que pernoctar en la hacienda de Gualcho, punto lnilitar bastante desventa,joso.
Domíngnez, que andaba al asecho de la peqneñacolumna. de 1Vlorazán, salió en pos de ella, y talubién porla lluvia tuvo que pernoctar á una legua de Gualcho.
Al amanecer se hizo indispensable aceptar la acción;y el g€mio nlÍlitar de lVlorazáll, suplió la desventajadel número y ~e la posición, clerrotando cOlnpletamen.te la lujosa y aguerrida divisi.6n de Domínguez, en lacual se tenía tanta confianv.a, que llegEu'on eOIl ella vurias personas de San lVIiguel, in vit.ElJdas á presoncial'su indisputable tTiunfo.
Ralnírez, con la colUlnna salvadol'eña, que al oír elruido de la acción precipitó su luarcha para tomar par"te, llegó á tiernpo todavía de perseguir á los dispersos.
Cuando Arzú, que sitiab¿L la plaza de San Salvador,tuvo noticia del desastre de DOlnínguez, dejó la mitadde las'fuerzas C011 el Coronel J\iIontúfi:lJr, y COll la otraJnitarl mareh6 sobre San 1figuel á batir á l\forazán;P(WO éste tuvo que internarse nuevamente á Hóndu-
-ras á l'eol'ganízul' sn poquefta eoluuuHl, JTIUY reducidaya, á consecnencia dell'etiro de los voluntarios leoneses.
Reforzada convenieuten19nte la división hOllduL'eüa, l\tlorazán se dirigió á San l\Jlignel; pero el enelnigobnstante redncido parlas fiehres y temeroso ele 11n fl'a-
easo, salió en retirada buscando el camino de Guute1'nala. A.lcanzado por Morazán, tuvo' que capitulal' ~nRan Autonio.
Libl'H do enornigos á quienes eombatir, Morazán Re
dirigió á San Salvador, que 001110 sé recol'dará, que~
daba sitiado por el Coronel Montúfar; peTO este Jefefúé tarnbién obligado á capitular, (~l 20 de ~et¡embl'e
de 1828, entregándose prisionero desde antes que 11p,.:~ara el vencedor de Gualcho.
Sin pérdida de tiempo, Morazán so puso á la eH.~
he"a del ejército salvadoreño, invadió á Guatemala ytornó la capital el 13 de abril de 1829, sin que antesni después de la toma se hubim'an visto los incondios, violaciones y saqueos, aeostumbrados hasta euh)nces. (1)
(1) Los enemigos de MOl'azán le acnsaron de haber violado inmotivnilumente la capit.nlaeión, reduciendo á prisión lÍ varias personas, exigiendo rle otras dinero y rlccretando confiscaciones delliencs. Momzán en sus ]Ienwrias dice, que echando de menos
setcdentos fusiles que faltaban en el al'lUamento:-de la plaza, coniofraccián del convenio, reclamó y protestó; y que no habiendosido ateildido, declaró rota la capitulación. El Coronel M:ontúfar<lice á su vez, que este filé un pretexto; pero el año .le 182{), esossetecientos fusiles los sacó Carl'er~ de las hóvedas de Catedral ycon ellos mismos se botó á "Morazán. }~n cuanto ñ. las contribuciones y confiscaciones, dice MOl'azán que fueron actos indeponrlientes del GobiQl'nO del Estado de Guatemala para hacerse ne rf,}cni;sos en circunstancias extremas.- Que él no podía inmiscuirse enaqnellos asuntos de régimen interior de las ~utoridades del JiJstado.
Agrega M:orazán: "A na/líe se castigó con la pella ele muerte,ni se le exigió por mi parte ninguna clase de contribución. Lacapitulación fué l'eligiosamente cumplida, aun después de habel'sederogado. La obligación cedió entonces su ltlgar á la generosidad y no tnvo de qué arrepentirse, Y no so diga qne faltaha Rlln
gre qllo vengar, agravios qne castigar y reparaciones que exigir."~
(1\. del A.)
-t!U HJ8T01UA DE Nl(JAUAGUA
El Vice-Presfdellte Beltl'anella, fué reducido á prit;ión, lo Jnisrno qlle las autoridades del Estado de Guatelnala; y poco después fuel'on expulsados del país,en unióli de Arce, el Arzobispo y los frailes de SantoDOlningo, San ~\'ancisco y la Recolección.
Restauradas las antigua.s au toridadf's y el Uongreso,se hizo cargo de la Pl'esideneia da la República donJosé }"ll'ancisco Barl'undia, en calidad de Senador lnásalltigno.
~~rall tantos laR Illales recibidos de las eOInunidadt~s
l~desiásticas, que la Asalnblea de Guatenlala no vaciló e.1l decretar la extinción de todos los eonventos; detenniuaci6n que apl'obó el Congreso Federal, dcelal'Hwlo (lue la Naeión 110 adlnitía~ ni reconocía en suBf\110 onlen alguna religiosa.
A fines de 182.0, OClHl'i.Ó un levantamieuto en Olalld10 y ell Yoro contra el nuevo régilnen. 1\1:ol'azán, ro·deado entonces de grandos prestigios, restableció elOl'dell.
~ll e~e 11l1tnnO año, de acuerdo con Barrundia y couol>jeto do restablecer la paz, envió á don Dionisio HelT(:wa al teatro de las controversias nicaragüenses.
COJlyocado$ los pueblos para practicar la elecciónde Pl'esideute de la República, obtuvieron votos el Gelleral NIorazáll, don José del Valle, don .José Fl'ancis- ~
(~() Ral'l'nndia, don Antonio Rivera Cabezas y don Pedro Molinn.
El Congreso se reunió el 27 de luarzo de 1830, y enjunio del lllislno aüo, declaró popularmente electos,para Presidente, al General lVlol'uzán, y para Vice, a.LH~iiol' Valle, los que tomaron posesión de sus destinos, I
l'Il ol iUlllediato 1;') de 8otiClllbl'o.
CAPÍTtJLO X.
j\(lllliJlistracióll {le lIe.','pra~n Nica.l~a~~lla
1l ctitud <le Managua-¿Quién fué Herrera?-Cal'ácter desu adnünistración-Le persiguen sus enemigos de Guatemala y B:onduras-Clamor contra la Constitución-Resolución de la Asamblea-El Congreso Federal se niega--El"Toro Amarillo" y sus doctrinas--Influencia de éste-Dificultades de Herrera-Sus militares-Oposición de Granada-Actas nlunicipales-Renuncia Herrera-Conducta dela Asamblea-Insurrección general-Politica de HerrcraEfectos que produce-Ataque de.. Managua-Medallas deFernando VII-Reacción TIlonárquica-Falsas apariencias_Conducta equívoca de los partidos-Sublevación y desarme de Rivas-Conducta hum.anitária de Hel'rel'a-Apl'uebala AsaIIlblea sus procedimientos-Ehtusiasmo por Herre·ra-Anécdotas honrosas-La personalidad' política e1.e1 Jetede Nicaragua-Su muel'te y elogio póst~mo
Duranto la administración del Oonsejel'o don JuanEspinosa, que fué de cuatro meses, el Estado de Nicaragua se mantuvo Si~nlpl'e en armas, á causa de (lno"la Villa de ~ianagua 110 quiso deponeL' las suyas, sino hasta que el Jefe Herrera se hubo eneal'gado (l{~l
Toando.Herrera fué uu miernbl'o importante del paetido li
beral, y quizás el único hombre qne por sns talentosy 'capacida~es podía salvar á NicaragLla de la C01l1plt~
ta ruina, en que le tenía surnido 01 desbordo ele las111alas pasiones.
Aunque había estudiad0 en Guatelnala., Herrera lJIl·
HI~T()lnA DE NWA1{,At.HJA
Qía formado su espíritu al lado de Goicoechea y Valle."Desde muy joven leía los filósofos más profundos,los genios de la Fraucia, l¡;t historia antigua. Hu corazón noble se habia incendiado en las nociones de g'loría y libertuc1. Su (~ahcza activa y fecunda eOlubinaha los grallqes prQbleluas de la legislación y la política. Su estudio pl"ivado, su trato íntimo con los dosgrandes literatos, hOllor de su país, habían dt~SalTol1a
do en él un carácter de Blnpresa, un talento <le gobie1-no, un tacto y conocin1iento de los bombres y de los11 egocios." (1))Había sido auteriol'lllente Jefe del Estado de HOll
<luras, durante la administración federal del General.LL\..l'ce y sucumbido valientemente en defensa dü susprincipios, cua.ndo el clero, auxiliado por Milla., quisoeOllvortit· aquel pueblo en feudo eclesiástico.
La adnl.inistración del Jefe Herrera. fué de verdadera reparación para Nicaragua.. Su política cOllciliadon}., al par qne digna, S11 sagllcidad para resolver lasIn ayores di-ficultades y el tino admirable COl) que sielnP1'6 se condujo, á pe.sar de los muchos obstáculos conque tropezó, fueron lllUY notables y hacen que todavía se la recuerde entre nosotros conlO un modelo debuen gobierno.
Hel'rera, sin mnbargo, contaba, con poderosos e110
luigos en Guatemala y Honduras, especialmente entre el clero, y éstos llevaron sns influencias y trabajosá Nicaragua..
Eu el año de 1832, fué general en Nicaragua el clalnor, pidiendo la refonna de la Constitución federal.Cada cual le encontraba defectos bajo el punto de vista que la examinaba; los centralistas, inculpando el
(1) El P1'Ogfeso; nÍlmero 1:¿, página 4t\-.,.-Cojut~peqtle-1850.
<JAl'. X.-AJ~nvIINIS'l'nACIoN, ETe. -*23
sistema de gobierno que establecía; los federalistas4.uejándose de la debilidad en qne dejaba al ·Gobiernogeneral; los radicales, clarnand.o por el establecirnieotO-.de alguna~ lnedidas; los nltran10ntanos porque 110
so daba á la iglesia el primer lugar en la Nación; y todos en general, censul'ando que el Gobiorno dispusiera en absoluto de la alcabala marítima de los Esta...dos, úniea renta positiva en aquel entonces.
El clan10r constante en pro de la reforlna, obligó alrJ efe Herrera á convocat' extraordinariamente la AsamGlea del Estado, para SOlneter á su decisión el asuntoque pl'eücupaba los ánimos.
El Cuerpo Legislativo, reunido en virtud de la 0011
vocatoría, tomó la iniciativa en consideracióu, y e~l (i
de diciBlnbl'e del1nislno año fl2á ttqredi~, una ley, excitando al Congreso Fecleral (~ -9bj•• f(li~4 ktlnayor brevedad~ las providencias necesa~'ias
para la refor~a de la Consti tución. Al mismo tiempo ~ declarolAt que el Estado de Nicaragua resumíael poder sobenino en todos los ramos de la adrnini~
tración y gobierno interior, mientras se llevaba á efecto la reforma pedida.
El Congreso Federal, atento al clamor de los Esta-•dos, se ocupó preferentelnente, á principios del año
de 1833, en la formación de una ley de convocatoriapara una A.samblea Oonstituyente ; pero el Doctor Gálvez, hombre de gran influencia, miembro del mismoCongreso y caudillo liberal de Guatemala, se opuso te·naznlente, y desplegó tal influencia, que logró dominar el sentimiento general de la Representación yahogar en su cuna aql~Ql PQJU;~H8ie~ que quizás habríasalvado á Centro-América del fraccionamiento posterior.
En esos luismos días circuló con gran profusión ele.éleb1'0 Toro Amar·illo del 8x-~Iarql]és y Doctor dOll
+~-!- lllbTCJIUA HE NiUAltAUUA
.) Hftll ..fosé de Aycinena, entonces emigrarlo en los I~R~
i Hclos--1Tnidos. El Toro Amarillo era un volnrni nOROlo]hdo, titulado: "Refiexjones sobre reforln~ politir,aen Oentro-América;" y se le dió aquel nombre, porqn~ten}a la carátula de papel amarillo y por la furio~a
ürnbeEtida que daba al sistema federal, objeto de susarla. Estaba escrito con bastante corrección y lleno_de citas de obras desconocidas y de pasajes históricos,que 10 hacían más dol gusto de la época.
Los argulnentos del Doctor A..ycinena venían á l'e(llwil'SH ii, un sofislna ~uy curioso. Pretendía el ex·l\fal'qnés que en Norte-América primero. habían exist.1(lo los Estados y después la confederacIón, y que entre llosotl'OS se había procedido á la inversa, por ]0cual teníamos que lamentar tantas desgracias. PropouíalOen consecuencia, la rnptura del pacto y QI quelos Estados se organizaran separadmnente y. que después volvieran á juntarse por voto espontáneo. .
fTWl irnportante Mmnol'ia soL1'e el canal lntel'-oceánieo, que habüt escrito antes el Doctor .tlyeillena, lohabía dado á conQcer favorablemente en Centro-Alnéríen, on dondE} se le reputaba~~ gran escrítor.l~sia eirCl1nstallcia, unida á la de estar fechado el folleto (-'11 los Estados-Unidos, dió al Toro Amar·il1() unaÍlnportuncia tan extraordinaria, que sns doctrinas seaceptaron por la generalidad, ~. si fueran un doglna aB fe polítíca. La fascinación fué tal, que el Docto}' don Pedro l\Iolina, GOJl iodo y ser un üscrjtor distillguido, quizás supel'ior á Aycinena, declaró en J!Jlf(Trde1'alüda, que llO había en la ~.<\..n1érica-Central pet';S011a capaz de contestar aquel folleto.
l~as doctrinas políticas del oXMMal'qnés tuvieron111ayor eco en Nicaragua que en eualquiertt otl'O de losERtados, y á ellas se debió en gl'an parte las repetidaslnnllifestaclones qne hubo contra la Const.i.tnción, y
UA1'..\.--AIJJ'UNIHTJlACIUN, ~T( '. ..t~;,
f\1 desel'édito en qut! este código fundaluental cayó elltl'c nosotros.
La resolución del Congreso Nacional, negándose pOI'
entonces á la convocatoria de una Asamblea Constituyente, causó general desagrado y sirvió de pretextoá los opositores €lel Jefe Herrera, pa,l'a organizal' unIuel'te partido de opoEición en el departalueuto oriental y en toda8 sus dependencias políticas.
Hay que convenir, sin enlbargo, en que la sabia adrninistración de Herrera, aun cuando rué l'eol'gani~a
clora y luoderada COlno ninguna de aquel tiempo, s~
resintió de illl defecto, peculiar entonces á toda laAmérica. luthla. Para subsistir, 8n medio de una sociedad incipiente, anarquizada en absoluto y falta denlOralidad política" tuvo que apoyarse, Ó mejor dicho,que dejarse apoyar en el milital'islnO, plaga fKnestri,que tan duramente ha pesado sobre nuest.ras jóvenesRepúblicas.
El señor Herrera., hijo de otra sección de Centl'oAmérica, sin familia en Nicaragua, sin esas fnertesvinculaciones de los hijos de un lnislno vecindario.,ignorante desde luego, de nuestras interioridaues ypequeñeces, y además, hombre eminentemente civil,tuvo que valerse .por nocesidad de los jefes de armasde León y G-ranada,~ el'blQ It>& Coroneles don JOSB
Zepeda y don Cándid0 Flores, l'espect.ivameute.Zepeda era un hombre hOllrado, do carácter suave
y de la misma escuela republicana del .J~fe Herrera.Flores, aunqlH~ talnbién honrado, tenía por'desgra
cia esa vanidad ~ insolencia que caracteriza á algnnosde nuestros militares,., cnanclo se el'een indispensables;y de ahí éU' que maiulal'a en los departamentos delOriente eón uu absolutisl1.10 contrario á la polít.ica desu .lefe.
El absolut.islno ele l!'lores, fué un auxilio poderoso
J~U HISTORIA ng NIUAUAGUA
para. la oposición. Ésta, engrosada cOllsiderablel.neuté con los orientales descontento$ y considerándosebastallto fuerte, derramó sus agentes por algunos pueblos y logró que varias Múnicipalidades levantaranaetas solemnes, en que se mauifestaba al Jefe del Estado lo conveniento que creían para la felicidad de:Nicaragua el que se retirara ennnto antes del puestotiue ocupaba. ,
A.l recibir selnejantes expo8icioueH, Herrera eonvoüÓ extraordinaria~ellte á la A.salubloa rlel Estado ypL'esent6 su dünisión.
001110 h8n10s dieho antes, la idea de l'efol'lutL de laCOIlstituci6n federal, era popularísinw. eu Nieal'ugua.frje pensaba que con ella podría el Estado en ]o suce'sivo disponer de la alcabala 111arítilna, enyo productose exageraba., presentándolo COlno el único remediopara aliviar la penuria en que nos mantenían nnest.ras eonstantes guerras y nuestra poea ó ninguna industria..
La oposición explotabn, la credulidad pública y seüalaba, como causante de nuestras desgracias al Presidente de la República, que 10 era el General dOl1
:E\'alleiscQ.lVlorazán, á quien acusaba ele ser opositor tíla reforma constitucional para enriquecerse con la renta de los Estados; y como nadie ignoraba que el seflor IIel'l'el'a era amigo íntimo, pal'tidal'io y sostenedorentusiasta del GcüerallVlol'azáll, resultaba que la propaga.nda reformista lo tOlnaba po]' blaueo Ílllnediatode su salla.
El clel'o, por otra lJal'te, no cesaba de predicar, levautanc10 el fervor religioso y presentaudo como lnál'tiJ'os de la fe al l~r~obispo Cassaus y á todos los miemlJl'OS de las órdenes monásticas que fum'on expulsadospor 011UislllO General Morazán, á quien se ,presentabaeOlUO it un ll1oderllo Diocleeiu,Ilo, sindicándolo de he-
CAP. X.-AD:rvIINISTRACIÚN, E~l.'(). 427
l'eje y d:e luasÓn. La propaganda clerical heria también de lleno al Jefe del Estado.
La Asamblea, en cuyo seno había Representantesde todos los círclllos, y en 1a cual se pusieron en juego la autoridad y las intrigas de éstos, expidió un dew
m'eio e11? de luayo de 1833, en que aceptaba la renuncia gel Jefe Herrera.
Tan luego fué conocida del pueblo de la capital laresolución del Poder Legislativo del Estado, se levantó en masa anunciando Ulla nueva y sangrienta COll·
lnoción.La Asamblea., atelTada con los efectos del paso in
premeditado que diera y vuelta en si por las indicaciones de algunas personas respetables, tuvo el patriotiSlllO de l.'e<.3011sidel'ur su acuerdo, cuatro días después,revocarlo y snplienl' á Herrera qne volviera á hacersecargo del Poder Ejecutivo; revistiéndolo, además, defaeultades extraordinarias para ellnantenimiento delorden.
Las poblaciones de JYlanagua) l.\lasaya, JYletapa, Matagalpa, Chocoyos, Nandaime, Rivas y San Jorge, quehabían celebrado la caída de Herrera, se sintieron lastiu)adas en su amor propio, c.uando lo vier@lon repuesto, y creyéndose en un caso 8xtl'CJno, levantaron el esta,ndarte deJa revolución.
El incendio estalló terrible y amenazador por todaspartes. El odio lugareño, el sentimiento religioso astutamente despertado, las ambiciones personales yotras cuantas miserias, servían de combustible á lallama revolucionaria, que por momentos crecía yamenazaba calcinarlo todo.
]\ianagua era el foco principal de la insurl'occión,acaudillada por el clérigo don José l\1':aría Estrada, que j
corno el Oanónigo Irías en Hondura.s, olvidaba su misión do paz, cegado por la pasión política, para saeri-
Ilea.l' el cordero de Dios en los altares de la implae.n,1>10 Belona.
lferl'el'a, humanitario y prudente, quiso evitar laefusión de f:¡angl'f~ y atraer á los descontentos por lnedio de la pel'suación. Con este fin publicó un manifIesto, IHtcienrlo presente la triste situaeÍ'ón del país,excitando el patriot1snlo do todos para el restableclntiento dfü oeden, ofreciendo que Nicaragua sería regida por el que los pueblos eligieran libremente; quehabía olvidado to~10 lo pasado; y que en el seno dela paz se harían ln.s l'eformas qne la luayoria indi-:r·H.se.
Los revoluciollarios teadlljel'on por debilidad losofrecimientos del Jefe y marcharon sobre León, penosando sorprendor la plaza; pero Helirel'a estaba prevenido y los batió completamente en la huerta de De1g;ulo, al rayar el alba dell~ de mayo de 1.833, hacién<loles ~veintisiet.e lTIUel't.os y nn gran número de prisioneros.
Casi al UliS1110 tiempo el Coronel Flores, con las tro~
pas de Granada, que permanecían fieles al Gobierno,rlel'l'otó á los revolucionarios en las inmediaciones deMasaya.
¡-\.pro~echandp aquellos tl'ínnfos, Herrera repiti.óinútihnente sus proclamas é iudultos, publicó manifiestos, doslnintiendo las falsedades COll que se engañaba á los pueblos para sublevarlos contra el Gobierno y escribió é hizo eSCl'ibir, lnultitud de cartas privadas á los caudillos revolucionarios, pintándoles conenergía las desgracias que ello'3 y todo el país sufríanl~{)n la prolongaciÓn de la guerl'a.
No quedaba otl'O l'enledio (lue ia vía de los hechos,y Herrera lo aeeptó eon10 un triste deber, dando 01'
fleu para que las tropas de León y Granada, ñ'lm'r,haR0n en cornbinación sobre Managua.
430 1l1~1\OltfA ÜE NICAH.ACH'A
Has (1); pero si atendemos á la i'espetabilidad del tTefenieal'agüense y á que en aquella fecha nadie lo coutradijo, habrá que convenir eu que los que han tratn,rlode i'e~tificar sus palabras, tl'eillta y dos años clespnÓS, no han estado bien i nfOflnados.
Nosotros, por el conocimiellt.o qua tenernos de lasluchas civiles de nuestro pueblo, por el desenfado COIl
que en esas horas ang'ustiosas hemos visto á los com·batientes echar mano de toda arma vedada que pueda ,favorecerlos, creeríamos lo de las medallas, auncuandn proviniera de pel'sona menos autol'izadn. queel señor Herrera., incapaz de una n1entira en un doeumento público y tratándose de enemigos vencidos, áquienes abrumó con sn generosidad.' Debemos sí,agregar, que aunque las apariencias presentaban ellnovimiellto como una reacción en favOl' de la 1nollarquia española, fué puramente local y motivadopor las causas atrás expuestas.
El régimen español tiene y ha tenido siernpl'8 (1,(1mieadores en Nicaragua, por esa ley de las reacciones,qQ.e nos hace considerar lo pasado, como superior álo presente; pero esas sÍlnpatías, que pudiéramos Ha,·mar platónicas, se han manifestado siempre, entre lasclases más débiles de nuestra sociedad, que escarInmltadas, y entonces lnás qne ahora, con las desgraciasque les acarreaban las continuadas guerras ci.viles,clalnaban por el térnlino de eltas, volviendo naturalnlente los <Jjos á nn pasado, que s610 conocían al través de una tradición desfigurada,
Entonces, como después, algullo de los houíbres pú-
(1) Don Dio,nisio Ohamorro en El Diario Nica1'((güc1lse de Jide enero de 1885, fundándose en qlle el Padre Estrada ern. lihemly no t<'nlan intlneneia en f~llo8 Rel'"iles oe nllut<,mala-(N. 'lel A.)
blicbs, en el calor de la lucha, explotaron imprudenteluente todQ aq-uello que pudo engrosar sus filas.
La historia moderna de Nicaragtia presenta con frecuencia un gran número de anolnalías, que no pueden ser apreciadas de lejos. Muchas veces hemos visto, en distintas épocas y en lnovimientos revolucionarios del hando liberal, que mientras los caudillos principales desplegaban al viento la roja bandera del 93 yse sacrificaban en pos de ideales avanzados, los subalternos con escapularios y camándulas al ,cuello, levantaban las masas en nombre de San Ignacio de LoyoJa,ofreciéndoles cOllvürtie á Nicaragua en una gr'an eal'tuja y resucitar el tétrico reinado de la Inquisición.
Aunque en 1829 se trabajó (1n Centro-América porpromover un. luovimiento reaccionario en favo}' de España, que coincidiera con la expedición que ésta envióentonces á MBXico para reconquistar estos paises, enNicaragua no encontró acogida, ni podía encontrarla, desde que los distintos partidos, horp.bres y locaJidades qne han intervenido en sus contiendas, han llevado en mira mandar en absoluto y nunca jamás depender de nadie y menos de nn poder extraño, quetan ingratos recuerdos dejara. .
La·toma de 1\.fanagua sirvió para estitnular lnás lossentimientos humanitarios del Jefe Hel~rera. Trasladado al teatro de los acontecimientos, dió un decretodé amnistía general para todos, restableció la Municipalidad y autoridades, hizo devolver las armas de propiedad particular, puso en libertad á los prisioneros,hizo curar á los heridos enemigos con ,"el mismo esmero que á los del gobierno, y prohibió toda clase de insultos y malos tratamientos para los vencidos.
En el entre tanto, los Pl'iilCipales caudillos de Managua, se dirigieron á Rivas y pnsiel'on sobl'e las arlnas el Departatnento lnéridional.
1-··'-¡-,)- IllH'foUIA {lE "N"ll'-AHAI:HJA
Herrera hizo entollces elegir nuevas autoridades 10eétle¡; en lVlanagna, destruir las trincheras de la plazay diCÜ11' otl'tts-lnedidas de segnridad; y en seguida pase)ú Granada, de. donde se puso en relaciones con los revolucionarios de Hivas.'
Sus lll'oclamas, su decl'eto de amnistía y sus COU1
pOl'tanlientos con los vencidos, infundieron c0ufiariza("ll e.] ú,nilno de los rivenses quo, escucharon gl1!~tosos
las ll.slunacl()nes de paz y depusiel'on voluntarianlento las nl'Juas.
Restablocida la tranquilidad eH ]af-J poblaciones pl'ineipaLt\s del Estado, HelTera volvió á León el 31 de julio y fué J'ecibido con lor,o mltusiasmo por el pueblo(le aquella ciudad.
Dos euras lllantellian aún lf1vantada la bandera de]D, insurreeción en el depal'taruento de Segovia; perol'oden.dos por fuerzas lllUY superiores, se acogiel'on alfleel'eto de UUlJüstía, pu 24 d~ set.ifHnbre; y fueron perdonados.
I.Ju eonducta¡ de Herrera, fonnaba verdadero contrasto con la que hasta entolw88 habían observado losgoberl1alltes de Nicaragna.
Tanto las autoridades espaüolas, como las delilnpel'io lnexicano y COlno el Jefe Cerda, vieronSielUpl'e en los desafectos, á rebeldes con quienes0l'a depresivo tratar, y á quienes debía exterminar·se, por aquello de que "alluielubro dañado háy quecortarlo."
Horrera, hornbl'o de elevada inteligencia, fué tolerante c.on el derecho de insurrección, y sólo miró enlos revolucionarios á hermanos oxtraviados, á quienesd('1Jía atraerse por el convencimiento.
La huagen de la guerra, que <JOU10 decía el GeueralAl'zÚ l'U 1827, tenía que ser l'epl'(1S8ntada por ineell,1io~, saqueos, ns(-~sinatoR y violaeiones, presentó €u-
(~AP. :\..-ADl\nNI~Tl{AÜIÓN, ETC. 4-:1:;
tonees una faz completamente distinta., é hizo vm' qúe.ose furor de extel'lnÍuio y esa sed de sangre qne elT(1,dan1~nte se ha querido atribuir al atraso de la époea y á la perversión del pueblo, úniealnente hn depon.:lUdo de los caudillos que no han tenido energía varHl'cprilnirlos, Ó que sin las virtudes del vel'dadel'o de~
luócrata, han creído que sólo convirtiéndose en azotesocjal pueden llevar á los pueblos por el munino elelorden y elel pl'ogreso.
Hounida la Asa.lublea del Estado, e121 de ~"tgost() dellH'opio alío, aprobó la conducta de Herrera y dió undecreto amenazando con el rigor de las leyes á todoel qUé desconocien1J sn autoridad corno Jefe.
Sucedió entonces, que de todas partes del Estn.c1u 8P
levantaron actas y manifestaciones espontáneas, aplaudielldo las virtudes cívicas del mninente hOlnbre -de~jstadQ, q ne por primerH vez hizo pl'ácticaD eH Nienragua las más avanzadas teorías del credo <1t:Hnoel'ático, enrnedio de una atmósfera de pasiones d(tsbol'dadas é intereses encontrados.
Fué desde esa fecha don Dionioso IIelTel'a, el hOlUlJl'e querido y respetad,o del pueblo nicaragüense, elmodelo del gobernante virtuoso, que todos se cornpra,~
eían en admirar.Referíanse de él diferen1.es auécdotas, Ú, i';l~u,l H1ÚS
hon.rosas; y en actas y documüntos públicos, se hiz0lllención con orgullo ele que, cuando entró COIllO VBU
nedo!' á JVlanagnu, mandó quemal' sin leerlos variostloCtllnentos que se le pl'escutaron, asegurándole qnüen ellos constaban las maniobras J! tendencias de susveneidos enemigos.
La adminish'acibn de Herrera no volvió ltlá~ á ~er
perturbada. El país gozó de tranquilidad; yel comel'cio, la industria y la agricultura, CObl'ál'on algún aliel1~
tu y pareciel'on despertar del largo sueflo, que lB iln-Jt;
4iJ4 Hl::)'I'01UA 1>JJ: NIUAHAUlJA
pnsicl'nu lluesh'f\$ continuas é insensatas (1isencione~
~iviles. (1)'La personalidad política de don Dionisio Hel'rera.,
es muy simpática y hermosa para el pueblo de Nicaragua. La radiante figura de aquel eminente repúbUco se destaca resplandeciente y pura del sallgriento cuadro de nuestros primeros años de vida política.,eorno una gloriosa revll1dicación de nuestro pueblo y(le lHlestl'aS instituciones.
El ánilno entristecido del historiador imparcial, qneso ha visto obligado á deSc9rrel' el velo del olvido, queoml1taha á los ojos de las nuevas gene¡'aciones los desaciertos <le nuestra infancia política, se espacía y C011-
(1) Pura mejor apreciar la obra de Herrera en Nicaragua, sehace necél'lurio ceder la pahlunlJ ni ex~.¡Jtaao autor de las JJlémoriastle () ulapa, dOH Manllel 1\iontúfar, en los momentos en que deswHado por e1l)urtido liheral de nuatemala, descargaba todas RUS
iras ~obrc todos sns miemhros. ..A. pe8ar rle la pasión, .lUontúfal'se ('xpre8a.ha aSl: "Xo es eonoci(lo el pormenOl' l1e esto~ aeonterJl ~
mientos, ni tampoco los medios empleados por Herrera para obtener 1111 resultndo tan satisfactorio: sean cuales fucrnn estos medios,HCITeril hizo á la hUlllanidarl y al orden socialuo señalad-o servicio ... ' lJalllada aquella seceión do la América-Central á ser elprimer Estado de la Ue.pública, por los privilegios que debe á laNatqralcza el qne, terminando una i-evolución inmoral y devastadora logre la estahilidad de Hn orden rcgQlarizado, merece J3iudnda, la luisTna gloria que el lléroe que vedó á los cartagineses
los saerificios de 8ung;rc humana. Grande es, Rin cm"Lai'go, In empresa y sUIJCrior (¡, los esfuor~os ao un homhro común: tampococncontrl1rá colaboradores: totlas las relaciones y los resorte::; soeiales se han roto allí: tod9. la población i lustral1a, negociadora é
industriosa 1m emigrado: el pueblo ha rnndado de costnmbres yele carácter: perdió Su motalidad, el hábito de la ouedicncia y elamor á los trabajos honestos y rcglM1os. La re\rolución de Nica-I agua tiene pocas analogías con la de los otros Estados de CrntroAm(.riüp.."-(Página Rol, 2n f'rlición de lRfl3)-(N. c1rl A.)
CAlJ. X.-.ADl\JI1~lwrltA(JIÓN, ETC. 435
suela nI eneontl'arse. de pronto non nn p8rsonnjo ap latalla de Herrera qne, sobreponiéndose á las pl'eocnpadones <le su época y á los intereses del mOlneuto, aparece planteando eOil mano segUl'H, poro con faz risue-.ña, las instituciones liberales que hastn entonces sólúhan brillado ó al través de las nieblas ó entre el fragorde las tempestades, y que combatirlas pOl' distintos yencontrados enemigos, no habían podido aún fecun,dar nuestro suelo con su amor.
Las grandes l'evoluclones han producido también.grandes hOlnbres. Europa como Arnérica., al deplorar los extravíos y desbordes de sus pueblos en las horas oe suprema convulsión, han tenido el consuelo dever sUl'gir del torrente revolucionario hombres extraordinarios, seres excepcionales que, levantá ndose delcomún de los demás hOlubres y sobre las pasiones ymiserias de éstos, han venido á ser los apQstoles inspirados de la buena-nueva.
'Al emanciparse Centro-Alnél'ica, contó tambiéncon el genio de grandes revoluciollarios; y si Morazáncon sus talentos militares, Valle y Larreinaga C<)11 suerudición, J.\.Iolina con su ardor patriótico, Barrundiacon sus escritos de fuego, ocupan el primer lugar eutre los padres y fundado~'es de la patria; Herre1'a, obligado á figural' en apartadas regiO)leS, es más lllodesto,pero no menos grande que aqnellos.
Don Dionisio Herrera perteneció á nna falnilia distinguida de Honduras, y gozó de una fortuna opulen·tao La pel'secución y la desgracia que sufrió duran·te las primeras convulsiones ele Centro,.-América, seagravaron sobre su persona, viendo desaparecer pOI'
la desvastación, sus bienes y sus ricas haciendas.Emigró de Honduras, casi en la lniseria; y el hor,n
bre opulento y de una alta posición social, el que empleara toda su importancia política y sus ral~os talen~
-!;w Hl~TOlUA DE :NIUAHAl~VA
tOB en el servicio de la patria, el que ha,bía regido lo~
pueblos y establecido la ley y la justicia. en If.olldul'asy Nicaragua, el que se negó á servil' la Jefatura del:mstado del Salvador, se vió un día ea.l'eciendo de pany reducido á dirigir en la capital salvadoreña una triste y p<;>bre escuela de prilnol'as letras, con C-llYO eseaso sueldo se lIlantuvo en ~·ns ÚltilIlOS aftoso
Un día ?-maneció cerrada la escuela. El alma ddl11aestro había volado á la eÜ~rnidad y su non1bl'e a(~tl
baba de ser Tceogido por la Historia" ufana de nc1ol'nar con él la brillante página que lf:' l'eseeva ba.
DOD Dionisió I-Ierrerrf!. murió en suma pobro:6Üt yrodeado de l1Unlcrosa falnilifl 1 el lB de. junio de 1850.Su fmtierl'o fué humilde, y á $U ~ep111el'o llegó áncoHlpaflarle, diez días despuét;, sn esposa., quP no pu·(lo r{~Bjstil' el1)e8[\1' {1(~ aquella cruel SP,pul'ueióu.
Cuando BalTulldia supo la IHuerte de 11erl"Bl'a, el;cl'ilJió llello de dolo'r, on ElP'rogreso de Cojllb~~pequu.
"i Desapare('ió por último este veterano de la indevell(1t:-mcia, (1ue existía como HU rDonUlnentó de la prilnitiva gloria de la Nación y de sus vnlneradat-l ill~ti
tucloues!"Su ~]twado y eterno lnausoleo está en la re()l'galli~
ZadÓIJ de Nicaragna, está e.u su eontienda glorioBa porlas ]ibertade~ púhlic~ y ün el sacl'ifieio de todos snsílltel'eSeR en la::; aras de la patria, arrost.rando la. pros('l'ipeiÓll y la nlisel'Ía. Está el) el corazón del patl'iol i~HIU ~T (le sus aUligos."
CAPÍTULO XI
A(lmillistració11llresiJlellci.a.l f1.elfíeneral Mora,záll
Primeros pasos de la administración-Asalto de OmoaInvasiones de Domínguez y Arce-Conducta hostil del jefeCornejo-Derrota de Arce-Invade Morazán el SalvadorDerl'ota y captul'a de Cornejo-Derrotas de Dom~nguez yprisión de éste-Capi.tulación de Ramón Guzmán-Muereéste y Domínguez-Nuevas autoridades del Salvador-Trasládase á Cojutep8que la capital del Estado-Es nombradoSalazar para Vice-Pr~sidentede la República-El Jefe SanMartín hostiliza nuevamente á Morazán-Retírase éste conpermiso-Conducta del Doctor Gálvez-El tercer partidoTrasládase la residencia de las autoridades federales áSan Salvador-Conflicto con el Jefe San Martín-'-Alevosíade éste con un parlamentario-Ataque de San SalvadorFuga de San Martín-Elección ,de Valle-Su muerte-Re·elección del General Morazán-Tendencias separatistas-Canal de Nicaragua-Nuevos folletos del Doctor AycinenaAparecimiento y lucha de Carrera-Ruptura del pacto-Tratado del" Rinoonoito "-Estados de Los Altos.......,.Terminacióndel periodo presidencial-Situación orítica de MorazánHonduras y Nioaragua declaran la guerra al Salvador-Eselecto Morazán Jefe del Salvador-=Facción de CarreTa-Toma y pérdida de Guatemala-Regreso á San Salvador-Ex.patriación voluntwia del General Morazán-Su arribo áPuntarenas-Dificultades con Ca~rillo-Sedirige á Chiriquí-Sufrimientos del pueblo salvadoreño
La administración presidencial del GenerallVIorazán fué bastante benófica para Centro-América.
Los primeros pasos del nuevo Gobierno se encaminaron á la creación de la hacienda pública, que noexistía, y apartándose del odioso sistelua de contribn-
488 HISTORIA DE NICARAGUA
ciones fOl'zo~as, ensayó la contratación de enlpréstitosvoluntarios, con el eonlercio, gravando las alcabalaslnarítimas.
Procuró tanlbjén MOl'azán constituir legaciones eu1as principales Cortes europeas y en 198 Estados- Unidos, y organizar el ejército y la adrninistraciún intel'io1"; pero ¡ll'onto tuvo que abandonar sus labores paraempnñar nuevamente la espada,
El 21 de noviembre de 1831, fué asaltado el castillode Omoa por Ramón Guzmán, agente del ArzobispoCassaus, entonces administrador del obispado de laHabana. Comandaba doscientos morenos, y al adue·flaJ'f'3e del armamento y llluniciones de guerra, aumentó sn colulllna á quinientos hombres.
Poco días después, duraute el mes de dicielUbl'e dellUlsrrlú afto, apareció el COl'Ollel don Vicente Domínguez, sOl'prendiendo el puorto de Trujillo; con cienemigrados que se hallaban en Belice, y proclamandola guerra de exterminio contra Morazán y los que losostenían.
Miellh'as así se llamaba la atencióu del GobiernoFolle} al por el lado del Norte, el cx-Presidepte donManuel José Arce, reconciliado ya con los dem~s hom·Ll'f's qne lo despojaron de la" Pre.sidencia, se pnso á lacabeza c101111ovimiellto revolucionario y apareció enSt)ll de guerra pOl la frolüera de México. La situae.ión, pué~, se hada cada vez Inás difícil.
En una proclama qne circuló en aquellos días, el Carouel DomÍllgue7- alardeaba de que los revolucionarioscOlltahan eon don José María Cornejo, .Jefe del Estádo del Salvador; y ya fuese por ella ó porque el Ge-
. neral lvIorazán de~eara procurarse un centro más segnro para sus operaciones, decretó inmediatamentedespués la traslación de las autoridades federales áSan Salvador, y se adelant() con un cuadro de diez y
CAP•. Xr.-ADMINISTRAUIÓN, ETO. 4HB
ocho oficiales solamente, para inspirar más collfianr.aacerca de sus propósitos.
La noticia de la traslación de las autoridades fed~
rales, estalló en San Salvadol' COIIlO una bomba. Al te::lnOl' que tenían los Estados al Gobierno Federal, con-·sidel'ándolo COlno una especie de cáncer para el lugarque lo asilaba, vinieron á juntarse en aquella ocasiónlos recelos, quizás no infundados, que abrigaba el JefeCornejo, de que aquel paso encerraba una amenazapara su gobiet'no por la complicidarl que se le supo:.ni:) con Domínguez.
Al llegar Morazán á Santa Ana., fué detenido por elOapitán Vicente Villaseñor, que á la cabeza de cienhOluores le intimó, en nombre del Jefe Cornejo, quede30cupara inlnodiatalnente el territorio salvadol'oflo.
lVlol'azán tuvo que contramarchar en el acto hastael pueblo de Chingo, d.esde donde despachó oficiales álos Gob{ernos de Honduras y Nical'agua., ordenándoles que levantaran fuerzas, para ponerse á la cabezade ellas y reducir á la obediencia al Jefe de Estadodel Salvador. Los Gobiernos requeádos en viaron enel acto el contingent.e de hOlnbres que se les pidió.
La invasión del General ..A.ree, rnientras tanto, fuécompletamente deshecha en el pueblo de San ]j"\'aucisco, el día 24 de febrero de 1832, por una columnaexpedicionaria al mando del Coronel Raoul.L~ Asamblea del Salvador, inspira\la por el Jefe
OOl'nejo y secundando el movimiento revolucionariode Arce, expidió un decreto focha 7 de eJiero de 1832,declarándose separada de la federación de CentroAmérica. Cornejo hizo situar á continuación ochocientos hombres en Santa Ana, para oponerlos á quinientos que el Jefe de Guatenlala situó en el Chingo.
Entre tanto, MOl'azán á la cabeza de las fuerzas deHonduras y Nicaragua, penetró por el depal'talllellto
~l±l> lll~ L'lHUA DE NhJA1\AG-U.\
ele t)all ~Iignel, y el 14 de lnal'ZO del lnislllO afio, <1(~
J'roh> Ú lns fuerzas ~alvflc1orüñas, que le salieron ú ~n
('llC In('n h'0 üll el pneblo do ~roeoro. Catol'm~ <Ha8 (rl~S
plH'~,i.;, l\[ol'azáu iOnlttlJn. la plaza de San Salvad()l', l'B
di J(",ín it }ll'Íf;iún ft las antoridades elel Estado y las h n('í" jU:l.g'nl' pOli rl Jlll'aclo llueional.
Ih'f-;lwe1ta. la faecióu de .Arce y pacificado el Ha.] va(1(Ji", pndo pI Hohiel'110 Federal annar sus esfl1e.rz()~
('.Dll 1()~ dl'l Estn.do de HOl1cll1l'as, pant r.olnbatiJ· á Doln{l1~'nt\¡' y ú (inzllul,ll, posesionados de la eosta Norte.
DOlll11lgnez, que se había internado, tuvo varios 011
í'.lH~1l"kOB, en toc1os los cuales fné dÜl'rotndo. El f) delllfl,YO ~h~ 1R~:2, so 'lió por últilno obligado á huir definitivnnlOllte OH Opoteen, después de tres horas ele ftwp:1I, üll qlH~ rué desbaratado en absoluto y perseguidoun 1,()(las <1ireceioues. Re le eaptul'ó poco después eHlas tnmediaciorwi:), PI1 IHlióll flp. alg'ullos ollniales qUtI
h~ aeolnpaiiflban.(~nudnba en pie solallleute Hamón Guzlnáü en el
Uastil10 de Omon, fOl'titleaeión inexpugnable que, ademús do lnanteUel'se sostenida por cOllsidel'able llúme}'u de tropa, estaba en ünnec1iata eOll1unicacióll conla 1In,1HuH\., cuyo GobellHtc1or auxi.liaon á los l'evolu(~ionfl.,rios eon nnu1ieiones ele guerra y boca. Éstos(',elehl'al'OH 111Ut aeta, ellO de agosto de 1832, docla-
_l'álldose súbditos del Rey de ESpcl,f18, cuyo pabellóunn ttTuolal'Oll solernnerncmte.
Rj1ia,do el CnJsti.Ho por tiorra, yagua, se agotaron laslJl'ovi~dones, y sus defensQres, l'edueíclos ti la últinlaextrc1l1idac1, tuvieron que aceptar una. capitulacióncon gar?-utía de yida para. todos, n181l0S para su 00lIltLndunt.e, qne fué fusilado inmediatantente después}JOI' ]ns espnl<1as, el día liJ de setimnbl'c' dü 1832, comotrD.~dor á la causa l'epnblkann y á 1n, inilepenclen(l.in<10, Onnh'O-An18ricfl.
('AJ'•.\'1,-.-\ IJ.MINIB'l'ltAtW·IN, ~l'C. JJ.I-
El Coronel don Vicente DOlnínguez, juzgado mili.-·tannente en COluayagua y condenado á la últÍlna pena., subió talnbién al patíbulo el oía 14 de setiembre({el mismo año.
nonvocados los puoblos del Salvador para la eleceión de nuevas antoridades suprenHts, resultaron <10signados para ejereel' el Poder Ejeüntivo del Estado,don Mariano Prado, con).o tTeto y rlon .Joaql1ín San1\-Iartín, COlno Yice-Jefe, por el término de cuatro afios.
lIna nOllIlloeión revolucionaria obligó al Jefe PradoR. trasladar la capital á Cojutepeque el 31 de octnhredel nlismo año de 1832; Y habiendo estallado una revolución fOl'lnal en el departamento de San lVIiguel ypoco después 01 pronuncianliento dél iüdígena Anastasia Aquino, Prado se vió obligado á sepnl'arso dellnando, resignándolo eu el ·Viee-Jefe San Martín.
Prado era Vice-Presidente de la República y tuvoque renunciar de esto puest.o, para hacerse cal'go delGobierno del Salvado)'. Le l'eempln,zó eula Vice-Presidencia don José Gregc)l'io Salazftl'.
El Vice-Jefe San Thiartín perteüecía al partido opositor a.l Generall\Iol'azán y siguió las huellas de COI'
nejo, en su actitud host.il contra el Presidente de laRepública.
La escasez de recursos obligó al Genei'al Morazán átrasladarse á la ciudad de Santa Ana, á recaudardeudas ele la fec1eraci6n y á negocj al' fondos con losCOIIlel'ciautes de la plaza. -
San :l\fal'tín aprovechó la ocasión; para hostilizadocon élistintos pretextos, hasta. obligal' al tTefe de la Repúblicn, qüe con taha <3on escasa fuerza, á retirarse álas orillas de la lagnna de Guija, de donde Morazánoscribió, aceptando las bases rle nn arreglo que se lehabía propuesto:
Que el .Tefe -<le HU Fista(lo ~r opusienl, al pase d(-~]
44:! HI~TUlüA DE NIUAltAOU~\
Pl'esidente de la República, eon las armas en la luanoÓ que le impusicnl. condieiones, es cosa q"Ue en el díaapenas se conc.ibe; pero que eOll el aborto constituejonal foderal, que regía entonces á Coutro-ATnériea,resultó sel' c~"'"so frecuente y do casi todos los días,
El Gellel'nl l\fol'azáu una voz de regreso en GuateHUlla, solleit6 pel'llriso para retirarse tonlporailnente áHonduras, y se dirigió ú OOlnayn,glla e01no shnple particular.
El Jefe del Estüdo de Unat.mllalít Ol'H entonces elDoctor Gálve~, célebre li beral que hahía luchado sielllpl'e con valol' y cntCl'oza al lado de los grandes caudillos del partido; pero el goco elel poder divi dió á los liberales entre g1. Gálvez tuvo eelo de Morazán, se l'esfl'ió 111 l>uena j ntehgencía do an tnJío y hubo vEn'dude·1'[1" escisión.
001110 sueode en taleD easos, la, fl'aeción disidente(glÍso organizar un tercer partido, debilitó la agrupanióu tÍ, que ljertenocía, la Ininó eu su base; y ClutüdolnetJ os se espeu1lJa, el edifiei o se vino al suelo, aplastalldo tanlbién al zapador.
Gálvoz entró en l'clacio110R eOll ~all Mai'tin y ¿tlnbo~
SlJ uniel'on en lo privado, en el sentido üe cteal' dificultadt~S al Gobierno .B'ederal. En lo público celebraron sus 1'8spectivos Gobiernos un tratado de alianzaofensiva y defensiva, que HO revelaba nada en suseonceptos, salvo el hecho extraordinario de qUB do~
ostados de una luislua nación, apareciesen tratandoeOlno sobera11os y (~on eJÚern independoncia del Go-bierno general. .
La .A.salnblea de Guatelnala rechazó el tratado á instigaciones del lnjsTno Gálvcz, que amenazado con unainvasión de los eUligrados, eonlprendió que 110 era eseel lllUlllEmto de bUscal' ravilosidades para sus cOl'l'elig'ionul'ioH,
OAP. XI.~AD1\nNIl:)'rRAUIÓN, ETO. 443
E13 de febrero de 1833, el Doctor Gálvez, en su 1\rensaje á la Asanlblea. del Estado lnanifestó, que. creíanecesario que se pidiese al Congreso Naeional el quelas SUpl.>enlas Autoridades fedel'ales fijal'an su 1'esid8ncia fuera del territorio de Guatemala, sin que seentendiera que se tl'ataba de un deseo poeo atentocon httéspedes tal} rcspetaLles, sino de nna necesidadimperiosa, reclamada por los pueblos.
El Gobierno ele la República no sólo era arl'ojadode uno de los Estados, sino qne se le llamaha huéspeden documentos oficiales y en la propia capital!
El Congreso Federal se disol vió el R de j nlio de lB3B,autorizando al Poder Ejecutivo para que señalara nnode los pUBhJ os del Estado del Salvador, para la rennión de la próxima legislatura.
En virtud d~ esa autorización, el Vice-Jefe t;alazul'dió un decreto el 14 de octubre, por el cual señalabala ciudad de Sonsonate, para la futura residencia delas autoridades nacionales.
El 6 de febrero de 183~, el Poder Ejecutivo ~lede
ral se instaló sQlemnemente en su llueva residencia;pero en el mes de junio inmediato, se trasladó á SanSalvador, que fué desde entonces la capital dela República.
El Jefe San Martín, que residía en Cojntepeque, 110
tardó en vólver á las andadas con las autoridades federales.
En previsión de una próxima rnptura, el Jefe delEstado del Salvador pidió auxilios al de Guateluala,que era su aliado, para oponerse al Gobierno Federal;allnismo tiempo que éste, como .Tefe, demandaba delmismo iguales auxilios.
Anomalías semejantes sólo en Centro-Alnérica podían verse, bajo el sistema federal de 1824.
Gálvez, que como dijimos atl'ás, habia vuelto en ciel'-
to ulodo sobre sus pasos, envió sus auxilios al Pr(1.sid~n
te deJa Repúbliea, y San JYlal'tín lJl'opnso un arreglo./-; El Congreso ]'cdentl, reunidD á la sazón en San Sal;varIar, aprobó las bases del arreglo y las devolvió COD
:' un porta-pliegos; perú al presentarse él3te en Ooju. tepeque, las fuerzas de San Martín le hieinl'Oll unaclescarga el qnenla-ropa que lo dejó 111 UBl'tO.·
. El Vice-Presidente exig~ió eOlno una reparación laentrega de los culpables; y San 1\lal't.lll pOi' t,oda ref:puesta envió, el 2:1 ..le junio de 1834, mil hOlnbl'es so·pre San Salvador, a.l rIlando del Corolwl José Dolol'eHCastilla, que después do uu vivísin10 fuego de eincohoras, fué derrotado cOlnpletamente.
San 1vIartín,. con ciento cincuenta hOlnbros, huyóhacia el departalnellto de San J\1Hguel; pero en Jiquilisco se fortificó y logi'ó unrneIitar fl trescientos el nú-Juero de sus solidados. '
Las tropas federales, qne vellíali Nl alcance del J efe safvudorcüo, lo atacaron el 4 de julio del lnisrnoaüo; y después de media h01'<1 de combate, 10gL'aronponerlo en precipitada fuga, avanzándole hasta el ca·baIlo que lnol1taba.
El Vice-Presidente de la República, se hizo cargodel Gobierllo del Estado y reconstituyó el país.
El 2 de junio de 1834, se practicaron las eleccionesde Supremas Autoridades federales en todo Centro.América; El sufragio popular designó al Licenciadodon José del Valle; pero cuando el Congreso practicóel escrutinio, ya éste había nluerto y tuvo que recaerla elección en el General lVforazán, que después deValle, fué el que obtuvo luayor número de votos. ElCongreso eligió en seguida para Viee-Presidente ádou José Gregorio Salazar, eutonces encargado interinamente del Poder por ausencia del Gelleral1\{oraZáll, y ~omo Senador dosignado.
GAP. Xl.-AI>l\HNlS'l'RAOlÓN, BTU. ±±J
~Jn lHB5 Y 1836, se acentuaron lnás las tencleuciasseparatistas de los Estndos. Éstos convenlan el1 1'01'
In:.!}' parte de In. Hepúblic,a si se les concedía uutonolnÍn, política á eada U1l0 do ellos y quedabéL I[lJ Federaeión tan sólo para nlantcnBl' las l'elacionos exteriores.
En D18<lio de tantas dificnlt.ades1 l\1:01'UZáll se fijó enel cHnal illtOl'-Omjúnieo Ú tTavós (lel itsmo (le Nicaragua.
En el afio de 1829, se hahía celebrado un contratode excfl,VaCiÓl1 COll el Generul \T81'\'ee1'l representantedel Rey Guillermo do I-IoIHllc1a; 1J01'O en vísperas dellevarse á efecto, estalló la revolución de 1830, (iue 8e,paró la Bélgica de la IIolauda, y el Rey Guillernlo110 pudo oeupal'St" rnns on el asnuto.
nlol'azáll resolvió hac(~r el canal <:011 recursos eell
t.l'o-aJnerieanos.El Presidente federal expidi6 ontolieos un dO(~l'oLol
llo1nhl'antlo una e<'JlnisióD, conlpues~a de. lOR inge.lliel'O~ Baily y Hatref-:, para hacpl' nn estu(1io fOl'llYl.l yminucioso de la l'llta.
Ilos estnctios pl'illCípí3!l'Oll a venlicH,1"se en 1B37, YeoncluY(!l'Oll ü{l el aflo de 18+'i1, elJ,allda ~ a l\lol'azáuno existía. Los COJlcluy{. solanlente Baily, por cuenta del Estado de Ni(l.aragua,,~yhan sido de luncha utilidad, 1201110 que contienon los prinlCwos datos exaetoRsobre el canal inter-oceánico por nuestro te~Titol'io. -
En los años de 183~ y 1834, aparecieron dos 11\.18V08
folletos del Doctor Aycinena sobre ollllislno tema delToro Amarillo, y reforzando los argumentos de éste éinsistiendo Sien1pl'e en la necesidad perentoria de quelos Estados se desuniel'uu, parit organizarse bien, yque una vez que (~sto se verificase, se unieran de nuevo para fonDar la, mislua República.
Los folletos elel Docto!' Aycinena, que tanto élltusiasllio despertaban, los trabajos constantes de losagentes y amigos de los emigrados, las dificultades que
Sí'. Sll~(·itaLn.ú (1in.l'icu) l(:'nt l' ('lItre nI Oohi('1'l!<) 11\~(1(~ral
)7" plllt~ ]()S Ef:liac1os 1101' l¡j¡ deficollcia de la Const.itlle.if1n, la lWlll11'Ül gml('Tal de] país y el üRtar10 pel'mallento (le illquif'tuc1, había.n desaen~dit.ado de tal manera 01 sish~lIHt fo(lel'nl, qne f;úlo hastaba uu ligm'o impulso para lilW ¡";f' 41elT11.mhal'a todo p,1 mlifiein polHi{~() de 1R2:1.
F~ll (·hwtpma1H f1¡{~ rc('l{~dp pal'a ~Jpfe (}ül Estado,('n 1s~;), p1 D0cloi' dOH J\Iari.ano Gá1vez. Esto persoJlajn, rmnquf' (;i1.lldi 110 (le la agrnpa('iúu liheral do aqnelEstfldo, gozal)n de P()(~¡l, popularidad y UD era bien\lnisto. Rn itnpolllllal'i(lw.111egó á t:.ollvol'tin~e en a,uolTPeilllw1l10, enfl1l\lD imvnl(.1(~llteilleLlte denJ'(~tf" Bn S11
~ognl1(l() período fHlnl111istl'aiívo, leyes qne, COlno elCt,(ligo (l<~ L(:vingst.üll, 1<"4. regla-DlontarÍ<lJ del nHttl'imoIliociyjlyotnw, llul'Ían <le llnllo la, supnl'stición religiosa
_ \r laR tradidolles eololliales del pueblo gnatemalteeo.. I..a ."itl1n(~j{m ll!d Estado do Cl-nat01nala, Eü hizo lnás(lifieil (~üll el apal'8('.illliento tlel r.ólet'a lnol'bo en elSmlillnrio ele Escluipnlas, nn donde se vonera Ulla imagen 110gl'H elel CJ'ucifhmL1ü, fjtW goza do iltuehtt farna}r qne es viPjtacla, en ~.::l illfl8 dp enel'(} de ünda afto, pori11 n11 idrul (lí! gmlt0S: ('1118 U()1leurl'en ele:. todafi parie::::~)l) l'('ij11elÍn l'n1igiosa. lln aglOlllüranión de tant1simo11evul.ú, en uua 10(>a1i dad !JüCluefía, dió pábulo á la epi<lrnlin, qUL~ se 1./l'Opa,g6 con rapidez (~n t.odos los de~
pal'tanwntos Q];iontales del Estado.El Jefe Gálvoz desplegó una actividad extl'aOl'dÍlHl
da dHnilatinndo la epidr,ruin, del eólcJi'a. reodos losdistritos invac1i(los fueron provistos de luédieos y prn-ct,icnni.e8 eon sns <:.ol'respondielltes botiquines; y mientras así so atülHlía ú los' n.pL~staclns, 01 GObitWllO acol'd<l qne las c~unpallas no tocarau á lllum'to, que el viútieo HO sali<?l'a on público y que los ellüJ}'l'atnümiios Sf~
lliciPl'flll sin POlUPfl, pm'a evitar qne 1ft {~ollstm>nncióll
CAJ'. XJ.-Al>1IilNl~THAUIÓN, B1'U. 447
creciera en los pueblos. Pero lnedidas tan .inst.as~OTUO saludables fueron traducidas por los ániulofl yapreocupados, COlllO hostilidades al culto externo y como prevención especial del Doctor Gálvez contra losque morían. Fonnáronse por rloquiera l'eul1iones 1'6
volueionarias, entre la$ que sobresalió la de In ·Villa deRanta Hosa, distrito de lVlita, el (lía n de ;junio do 1837.
Las hordas indígenas, Qastrtntos nnlnel'OSas en aqueldistrito, atribuyoron la epic1ernia del cólera á enVelH~
lHuniellto del agua de lns eañerín.,s, heeho por cndsal'ios d.el Ejeeutivo; y (üegas de furo!' y solivjantac1aspor algunos clérigos reacciollarios y por otras pel'SO1U1S ünelnjgas del Jofo del Estado, so laJl7.n.ron l'esuel·talllente al canlpo de la guerra civil.
El Gobierno de Guatmnala envió tropas Ú, sofocal'el 1l10vilniento; pero aunque batían con éxito á los sub·levados, éstos se retiraban á. las ulOnt.afi3S y r0ap,¡,rocJllll más fUOl'/:OB y ilUlllÜl'OSOS, cayendo com.o uutorrente sobre las polJ1aciolles indefensas, en las <-luecOlnetíal1 toda clase do excesos, hacienclo vordaderaguerra de enstns y sHnbrando el te1'1'0 l' y la desolación por todas partes.
En esas hordas f{1l'o(-~OS logró souresalir uu joven in--dio, guardador de puercos de las lnolltafías de Mi
ta., que l'eSpOlldía al 1101nbre de Rafael Carrera y tendría OIJtonees eOlHO veintitres aJ10s de edad. Puestoá la cabeza de la l'flvoluc.ión Íl~digena y auxiliado luástarc1e por iodos los cle,scontentos polítieos (lue (~reyo
ron servirse de él conlO de un instrumento Jnecán~co,
Carrera. aumentó l'ápidanlénte su poder ha~ta convertirse en el árbitro de la suoeto de ChmtelllaJla y on elpuñal afilado eon que el ex-1Ial'qués de Aycinena de~
bía cortar el nudo federal de Centro-América.Al favor del desconcierto producido por la revolu
ción hldígenfl., los advel'smjos elel Do~tor Gálvez, elJ ~
t l'e q Uielll~$ tanÜ)j én iigul'uhall Ba1TlllHlin y o tl'OS li!>el'a!es llotalJles, 1.llSUIToCciollal'On las poblaciones deJ ~lltigUH, Chitilünada y Hnlamú, y. necnnetier(Hl la plaza, de (=}nntOlna.1u, en la ]]oc110 d[~l 2D (10 enero de lRi~t:,
(nl número d{~ odloeientns llOnll)reE'. Después de al·gunas 1101'[1.8 df~ lnehn, s!\ eOllvüneinroll los revolucionarios (1(:' qlH~ (~·ülJ ~1(lUC'l nÚln~]'o (\1'[1,n in1potentes para(lar (,1 asaito,~" m'eY{J!ldos.. l)81'(1i(los 00n1'1'í91'On BU
BUlla hora al nwdio oxh'eu1o (10 llÜl111Ll' Ú. ÜalTOl'¿l eH:-:;n auxilio. El caw-liUo (1(' In, lllOJÜaÜa voló eOll sus1l<W<l n¡;; , eompl'elulil.:mclo Illny hinn que la eit~p;n, fortn11<1 h) abría los hrazos desde uq_uol lUOll1011tO.
La plaza ¡:l1é l'811(lida el :-1 t de enero do lBm:L l'~l
.J oro Gálvoz tlüpositó 81 lnando un el Viee-J ufQ donI\~dl'o \~dell7.nela y huyó l~on una (~Oll1lHlla de tl'()P¡~
(l 1m.; t1nrml'Lal11entos de J~o~ Ji.ltos.Ltl~ hordas del nl~c1el'110 ..:\.1al'ico, seguidas de ll1U
(·110;, <:h~rigo~ eOlTonlpido~, selnbl'al'on el terror eu la('üpital, (~ju(~ut:alldo an1o:..; vandálicos y aSt~Sillando,
_ ad8111tlS, al Vi~0-PI'(jsidDllt(\ (le la HepúbliCrt, c10H José. (}n-3goro SalaZfil'. I~o;~ \:-oeiuos hOlll'fLc1os y de nJgl111alllttneuüia, unidos Ú lus l'evolue,iollnl'ios, lograron con~lifieHliad hucel' fmlir Ú Carrera: Ú, quieu fué pl'oeisonHlLl1U81'nr pl'ócbgaU1811tü; y aunque se le hnJagú eOllIn Oom.alldn,neia dn lHita, r1 ('nn<.lillo dü la lnontn,flfl110 qlüso acept.ar1[\, y ¡:;iguió ('11 snr~ r~nl'j'nría~, Cllgl'Osalldo cuidadosfu11elÜe sns filas por tmnol' al (i-ülHwall\Iol'azál1~ cuya aparicjóll ,sl\ anuncia1Ja.
rrnll lLwgo so hi~() públieo ell'(~snltaclo de la l'o\'ull1('.ión (1e Guntmnala, el Gp.neral I\Tol'uzc.\n detérnlinó lJ('11E.'1' fi.ll á ese tercor poder, que be 118,lnaba Hnfael CalT81'a y que se alzaba siniestro, como verdadera anll'Haza para, la tl'allqllilidad ele la Nación.
Levantó Ulla COlUll111a ÉL cLlya cabeza J'::8 PUbO y btl
(lil'igió ti Guatelllala Ú Jllal'chas redobladu~
CAP. XI.-AD1vIl~nSTRAOIÓN, ETC. 440
En el camino encontró varias pattidas enenlÍgas ylas deshizo, llegando de victoria €n victoria hasta la
, antigua capital; y habría concluido para siernpre conCarrera, si algun6s clér'igos y reacdonarios de ínflujQno se hubieran aprovechado de su ausencia, paí'a obte.ner del Congreso ·de la Nación, l'eunido en San Salvador, el decreto de rnptnra del Pacto Federal.
MOl'azán tuvo q \le regresal~se inmerliataménte, y Ca~
lTün"l, con esto pudo con to.da Hb61,tad organizarse(le lluevo, amagando la plaza de Guatemala,
En Petapa del't'otó Carrera al Coronel FOllsQea, quele disputó el paso con trescientos hon1bres; pero enGuatemala le salió á su eneuen tro el General Salazar(~Otl setecientos, y fllé v~neido, á li1~ cuatro de In, lnafiana, del] 1 de setiembre.
El r-audillo dI;:) la luon tafia era tenaz, "fenía en sufaVOl' al clero y á los vencidos ele 1929, y disponía ásn antojo de las hordas indígenas, que en Guatcrualason nUUltWOsas. Volvió, pues, á apal'o(~el' con llUovasU'opas; pero yft Moeazán estaba Je l'egl'eso y le hizobatir H11 todas partes.
Niccll'agua y Hondul'aH, ainciundo:-; con las doct1'i·nas d€l 1'01'0 A1narillo, había.n proclalnado su separación dol pacto federal iniciando 01 desgal'l'Urniento dela patria. MOlazán tenía que at.endel' de preferenciaá aquel nuevo ataque, y se vió obligado á ratificar lostratados dA} "Rinconcito," (~eleh['a.dos entre CalTÜl'ít yel General expedicionario rlon Agllstíll G-n~máu.
EH esos tratados; Carrera se obligó ft deponer lasarmas y á reconoce!' al Gobierno; eompl'ometiéndoseéste por su parte á conservarlo en el lnaudo del dish'ito de Mita. Fueron firmados el ~B dfl dieierllhl'u(le lHi3B.
..L~l1les d(8 estos último~ -aeollteCll.ilieutqs, el ~ (le feln'cl'o de 1838, los depul'taruoutoo do lJos -LUtos se St;
~~0
450 HIl:3'l'üRIA DE NWAHAGUA
gregal'on de Guaten1ala con el objeto de fOl'lnar unsexto Estado en la fedel'acjón de Centro-América, yestablecioron 1111 Gobierno, cOJnpl1esto de los señoresl\folina, Gálvez y Agnilár.
El Congreso Nacionallegitirrió la segregación deLos Altos, erigiéndolos en Estado independiente, pordecreto de 5 de junio de 1838.
En fobrero de 1839, expiró el período presideneialdel Genüral 1\:Jorazál1; y COlno la lnayor parte de JosEstados, se habíau declarado soberano~, no se procedió á elecciones, toniendo que eontinUftl' los miS1110S
110mln'es al frente de los negocios.LOf~Estados de Honduras y Nical~agua, se aliaron
para hacer la guerra al Salvador, en <londe, eOIno heinos dicho antes, existían aún las autoridades federales. El Vieü-Pn~sidontodon Diego Vigil, encargadode aquel sinlulaero de Gobierno, era en l'€SUlnell cuauto qnedaba de ellas y quien se esforzaba por evitar laruptura absoluta del pacto, trabajando por la adop-ción ele reformas que 1<;:> vigorizaran. .
La conducÜL de Honduras y Nicaragua, obligó á laAsalllblea Legislativa del Salvador á dictar, con fecha12 de febl'ero, un decreto por el cual ponía el Estadoen actitud de dcfellsn.
A fiues del lnismo febrero, fué invadido el departa.lncmto dE>, Han J\liguel por un ejército ele lnil nicaragüenses al luando del General don Bernardo l\lénde~,
que obraba fm cOll1bilÍ.ación con 01 General don Francisco ]'erronl, ~Jefe del :mstado de IIondnras y Conlan<tante de otro ejército, que se dirigía tí la frontera.
El Gobierno del Salvador oncülnendó su defensa alGeneral :Thiorazáll. j~ste reunió 11nos (wlloeiontos holnb1'os y rnal'chó al encuentro de Ferrera.
Oombatían la federacióN los Estados ante dichos,<le aCllETdo con el de. Guatemala, y la sostenían 108 rlel
VAP. Xl.-ADMIN18'J'HAUIÓN, ln'u. 451
Salvador y Los Altos. Costa-Rica permanecía comoespectador impasible, esperando el resultado de laeontienda, aunque desde el mes de lloviernbre ne1838, había proclalnado su separación.
Morazán, peleando siempre con fuerzas muy inferiores en IlILlnero á las de sus enerlligos, derrotó á FeITera en Jiboa, el 28 de marzo de 1830; en el EspírituSanto, á orillas del Lempa, el 6 de abril, en que sualTojo p81~sonalle oeasionó Ulla heridn, pero le dió lavictoria; y por último, en San Pedro Pernlapáu, el 2flele setienlbre del mislno año.
Ha,bía sido electo Jcfe del Estado del Salvador, el8 de juHo de 1839, y con este carácter sostenía la guet'l'a que so hacía al nüsmo Estaélo, por ser el único sostenedor de la causa federal.
En eJ entretanto, Carrera que no tardó en violar lost.ratados del "Rinconcito" apoyado por el dero y laatistocracia, ocupó la plaza de Guatemala e113 de abrilde lB?,!). y puso en el Gobierno del Estado, á RiveraPaz, persona de sn confian'l;a, cuyo primer acto fuéllanlar al Arzobispo y restableeer las comunidades l'e
ligiosasCarrera resolvió ontonces ataca,r el Estado de Los
.Altos, lo qne verificó en febrero de 1840; Y después<lo haber batido las fuerzas que so le opusieron, rein·eOl'poró los puüblos al Estado de Gllateluala, COlnct.iendo, admnás, los miSlnos horl'ol~eR qne señalaban elpaso del cauelillo de la montaña,
Después de la cUlupaña contra .B'errel'fl., se ocupabacon luil dificultades ~lorazán en reorganizar su ejército1 enttndo llegó á sn noticia la invasión de Los Al.·tos y corrió en auxilio de ellos con ruil tt'escientosh0J11bres.
Haciendo luarchas forzadas llegó á Guatemala el lBele lnal'ZO y se aponel'ó vi.olenhlmente: n0 la plaza que
-i32 HI~'l'OH1A DE ;'aG.UL\GUA
defendía Ual'eeL'Ü; peeo este la (~<mtJ'asitió <:11 signiea tedía, y después ele veintldos horas (le cOlubate, ohligóÚ l\forU7JÚll á ovaeuarla, c8napú.ndost~ósté sigilosamen'te durante la noche, sin se!' advertido;
Ouando el General l\lol'<lzáll LOlllÓ la plaza <1e Gna.teu1ala, celebró nna fleta In. ~1Ulli(~ipalidad (in Quezaltenango, en que felicitaba al Vl?ucellor y proclamaba laautollOlnía del sexto Estado federal. Esta denlostl'aeión de silnpatía inNHllodó á Cal'l'B1'ft y teató ao eí\,R
tigarla, tan pronto COtllO se vió librn ele l\1orazán, di1'1giélldos(~ eOIl su üjón~it() 891))'8 la Jlletrópoll altens,o.
Los habitantes de (~uezaltenallgo,falt0B ele atmasy mneclren ta<1oB, f-H1VÜll'On nI Ullcuell teo (le1 caudillomontaüez una r,OlllislÓll nlspl~tí1hlnl eOlUlluestn dHI cura don Angel Ugal'te y do los akaloos don Robertol\![olina y don José l\IarÍa, Paz.
Los comisionar1o:::; ~e ple8üntal'On {L CUl'l'el'a, cnall
<10 éste. i\Ja de ('clmino, y eH uombl'e de la ~funicipa
lidad lo pidieron ljerdól1 y lo protestaron HlS respetosy obe<licll ('in. N ac1a, Slll t.llllharg'o, bastó para aplaeul'al terl'ibh~ eauc1illo, qlH~ encendiéndose lnás y luás enil'¿l, pl~ol'1'umpió l'll jnl'tLlllclltos y a.~'l'eruetió 4 sabla~l)S ~ou los desgl'aciado8 paJ'liHneutul'ios, hiriéntlolosernel rnell te y ha,éléndolo~ (~ulld tl(~ir atados.
Al tmtl'Ul', poco despnli,s, á la padfic~y aterrada polJlaeióu de Quezaltenallgo, mandó toeal' á degüello éhiz() dar lUl1znsos á t0d0 el que a~.al'eela en las calles.Puso ú eontínuaeión ú rescate á los pi'illcipalcs vecillOb, fnsilb iL luás (l(~ cuaronta de éstOf;, incluyendo átodos los munínipules, Iii~n saquear algunos almace11es, y uniendo el (~illislno á la. crueldad, presenció lasojeeuciones desdo uu halcóu, l'nlltea1l0~ alegrelnenteuna gnitalTU, enyós Heonles se (~ollfulldíall con el estrueudo de las descal'ga~ de fusilería, que arrebataban la vida á tantos desgl'aeiac1os De esta el'uel llli:t-
"·At>. )'l.--.U>lülN ~~THACIÓ]l;, E'J'C. -t-3:l
nera se ahogó en sangre, por ültinw, vez, el deseo delEstado de Los Altos de se-r cl.utÓUOlllQ é independiente.
Las bajas del ejército de iYlol':1zán en sn oxpedici6uá Guatelnala, paSat'oll (le quillinntos hOlnbl'es entrelnUel'tos y hericlos.
En la. pInza de Ahuaehapán, cel'l'nban el paso delos salvadol'eños, ochociell tos partidarios de Carrera,hien fortificados y á las órdenes flel Comandante dt~
~Tntia,pa, non ~ia.llne.l B'iguel'()~L Ul:)¡baflas los l"tacócon sólo cien de sns valient8s soldR.rlos y logl'ú ponel'-los on fuga..
El General ~iOl'azál1, (~on los l'est.os de sú destrozado ejército, entró á San SalvadQl' el ilO de marzo de1~40, y jamás, ni en IOH días do su ¡nayol' poder, recibió tantos sr tan }'eitel'ados testÍ111onio~ de aprecio ysimpatías de aquel pueblo leal y adicto. Una concul'l'encia iun umQl'uble llonaba el calDillo desde MonselTate hasta la plaza prineipal; y al aparecimiento de}\i[orazán, todos se descubrieron y corrieron á saln-darlo con la ~llás viv-a y sincera 81lloción. '
"Un padre, dice nn pel'ic)c1ieo de aqu'el tiempo, nohu biol'tL sido recibido por sus hijos, con lllás respetoy ternura, después de Ulla larga ausencia.."
Todo Oelltro-Alnél'ica se coaligó entonces contra elpeqneilo y ex.llausto Estado del Salvador. 1Vlorazállse opuso al sacrificio de aquel pueblo generoso ~7 valiente, y que tan adicto se le rnostraba eu la horade su desgracia.
Reunió, en el acto, una junta, de notables, y significó ante ella, su rleterminauión irrevocable de axpatriarse, para libl'[\'l' al Salvador de la guelTa asoladoracon que se le mnenazaba, á eansa 9.01 asilo que le había concedido. HORignó en seguida el lnalldo y se di-.rigió al puerto de la Libertad, donde se etnbarcó enla goleta J~al('n, en los primeros días del rrles de abril
4.)4- HISTOIUA UE ~l(;A.HAGUA
de 1840, seguido de treinta y seís de sus lnás adictotlcornpañel'os, que se l'esistieron á abandonarlo. (1)
El 22 dellnismo abril, arribó l\1:orazán al puerto dePnntarenas, en el Estado de Costa-Rica, é inrnediataJuente dil'igi6 una CÓll1tuüeación al Gobierno, participándole su pl'ovósito de eOl1tinuar su 11larcha parala Anlérica del Sur; pero snpli~ando el qne 80 le perlnitiol'a dejar en Costa-Rica á algunos de sus COinpafieros, que solicitaban pennanecer asilados en el territorio, ó bien pcnuiso para ir á ~'Iatina y buscar otrobuque en que conducirse, por la vía del Atlántico, que110 fuera tan pequeflo y tan recargado de pasajeroscorno la goleta iia/to.
El señor Licenciado don Braulio Oarrillo, Jefe elltonces del Estado de Costa-Rica, hizo contestar á l\forazáll, que el Gobieruo solamente podía conceder hosJ:')italidad, bajo la garantía de su üonducta, á los señores José J\figuo1 8aravja, Gerardo Barrios, ~Tosé Rosales, l\lariano Quezada, Juan Oroseo y Presbítero Isidro Menéndez: que los demás podría,n- pasar á l\'Iatina, bajo In lniEllna garantía, no deteniéndose 111ás deocho días y presentándose al Gobierno, para que ésteles señalara el punto de su residencia temporal; y queen cuanto á los señores Diego VigiI, Miguel Alval'OZ y
(1) He aqUl los llomures: Diego Vigil, José M. Silva, Miguel Al varez, Manuel Irllllgaray, ~-'elipe Malina, Car10s Salazar,rI\inidad Uahafías, Enrique Rivas, Indalecio Cordero, José Mi.-guel Snl'avia, Máximo Cordero, Manuel A. Lazo, lIáximo Ol'ellana, Jmé J. Osejo, A. Rivera Salaznr, Domingo Asturias, JOi3éM~ Cacho, Manuel Merino, Rafael Padilla, Guillermo Quintani11a, J os6 Antonio Milla, GeranIo Barrios, DálOaso Sauza, JoséM. Prado, José nosales, J o~é ~f. Oañas, Pedro }'lolina, IsiclroMellélltle~7 J (lliÓ Molina, J O~l(luín Rivera, Fúlipe Bu+ue:.:<, J Hall()l'08Uü, :Ml:tl'Íallo Que::;ad.t, Agustill nuzllláll, ..1Ü~(: Al1lo11io Rlli~
y FrauuiEco Grnvcl-(N. del A.)
UAl'. XI.-ADlVIlNJSTRADIÓN, ETC, {55
.Iosé ÑIada Silva, se hacía excepción absolnta, manirestando que si se atrevían á pisae el territorio, seríancapturados y remitidos por cordilleras á las antoridallüs del Salvador.
1\iol'azán 110 espel'ó lnás, y eoll Lodos sus euulpailoros, se hizo á la vela para Chiriqui, en ~lo11de le aguardaban ya su esposa y raIuilia.
Tan luego se fué IvIorazáll del Salvador, ~e eue~l,l'gó
(le1 lnaudo, el ConsejBl'O don José .A.lltouio Callas, queprocul'ó hacer la paz con todos los Gobiornos de losdemás Estados, entonces ya aplacados en su enojo-
El Gobierno de Guat8111ala envió á San f3u'!vadol'Ulla comjsión c1iplómático-lnilitar, á cargo del Teniente General don Rafael Carrera y de don Joaquín Dul'án, y eseoltada por un piquete de doscientos hombres.
La Ootni.sión verificó su entrada á las doce del díalO de lnayo de ]840, siendo recibida eon lunr,lUt 80
lenlllidad y bajo arcos tl'iunfalos1 h~vantado~ pn lasealles de la antigua Cuscatlán.
Los cOluisionados chapines trataron al Salvadol' co- ti>
1110 á país vencido, inlponiéndole un vergonzoso tl'atado, que cOlnprome~ía al Gobierno á no poder ocupar en los destinos públicos á llinguno de los funcionarios luilital'es que hubieran servido al General ]VIorazán, salvo que el Gobierno de Guatemala concediera pernüso. TUlnbién quedaba cOlllprometido á entregar á todas las personas, conlprendidas en una lista que presentarían los comisionados; á no consentir ¡
el regreso de ninguno de los emigrados, y á otras cuan·tas miserias por el mismo estilo.
Carrera oxigió pl'ovialnente diez mil pesos para susgastos; y como las cajas estaban exhaustas, hubo quederramar un empréstito fol'~oso~ Éste, lo depresivodel tt'atado, los modales bruscos é insolentes del Teniente General, los robos de caballos y algunos sa·
-:l~)(; Hl~TulUA lH~ N1UAltAGUA
queos ejecutados pOJ' la escolta diplomátioa, y sobretodo, 1as escandalosas violadones que tanto el jefe nülit.rLJ' r.onllsionado, eomo sus subordinados, ejecutarollnon algnnas l~ll1jeI'es de San Salvado!', irritaron (le tal111antra al pneulo, q no l'llgimlte y amenazador, se ais~
pouia á lanzarse sobl'e sns opresores, cuando Cañas yDnráll, para calnla]' h"t telupestad, hicieron salir pl'O- '
üipitadanlente de la ciudad á Carrera y á sus soldados;tel'Jninánc1ose así la lllisiún panificadora" encargadade haeer apnral' el ('ali" no la an1arguI'a aluoble plW1110 salvEi,doreüo.
CAPÍTULO XII
R11Ilí.llra, (lel Pa(~to Fc(lera.]
Don Benito Morales se en~arga del Poder Ejecutivo- Sucédele Núñez-Sublevación de Cándido Flores-Conductade Núñez- Comisionados federales-Decreto enérgico deNúr'"lez-Torna de M~nagua-Fusilacionesen Granada-~
Erupción del Cosigúina-Elección de Zepeda-Admiuistración benéfica de éste-Envía comisio~adosal General Morazán-Sublevación militar de León-Asesinato del Jefe yde otras pCl'sonas-Reasurpe Núñez el mando....,.-FusilaciÓnde Braulio Mendíola-Reorganización del país-Es n01TI
brado Méndez, Comandante General-Recibimiento de loscomisionados - Reconocimiento de la Asamblea-Nuevatenta.tiva revolucionaria-Sepárase Núfiez y le sucede Jiménez Rubio-Son electos Núfiez y Casio para Jefe y ViceJefe respectivam.ente-Toman posesión de sus destinos-Clamor contra la federación-La Asamblea convoca unaConstituyente'- Protestan Pineda y otros - Reúne,se laConstituyente-:'-Ruptura del Pacto Federal.
Terminado el período constitucional del Jefe Herrera, se hizo cargo del Poder Ejecutivo, el Consejero donBenito Morales, hasta marzo de 18R4 en que cesó sulnisión legal.
El Consejo represent.a.tivo del Estado dió un decreto ellO del propio mes, encargando provisionalmentedel Mando Supremo, al Doctor don José N'Q.ñe.z, Presidente- del 1'rJismo Consejo.
El nombramiento de NÚñez fué bien aceptado porla generalidad de los nicaragüenses; pero como el ruilitarismo y la anarquía estaban ya bastante arraigadas en nnestro stlfllo, ~10 faltó quien se sintiera lasti~
458 HI~'ültlA DE :N~UAHAGUA
luado de no OClJpar ellugal' ele Núlíez; y COUH) e11 aquellos tienlpos, COll cualquier pretexto se levantaba alpueblo, el 2H de lTHl,YO do 18i14 l'OSOUÓ nUeVall1ente elgrito de la gnerra eivil e·J1 Jos campos ele batalla.
1Jn lnilital' aspirante, el Coronel don Oándido Flore:::; encabezó elnlovitnieuto revolucionario en JHetapa,nI acostuLnbl'ado grit.o de refornla fedoral, y 110 tardóen ser apoyado LJOl' Granada, ya 1'iva1 de León y (rll<:~
hacia propia toda ca1lsa qne éste cOlubatía.Núflez pertenecía á la escnelu liberal de Herrera, y
t01l1Ó todo ülllpello por evitar la efnsión de sangre. Sutolerallcia la llevó hasta el extronlO <18 iuvi tal' al G01>ie1'11o Federal para que envülrso con1Ísiontvlos <-1ueoyesen las quejas de los disidentes y tel'lnillaSen paGÍficalneute las cuestiones.
La Villa ele 1\lanagua, antes lOco revolucioual'io, sedirigió al Gobim'uo dnl Estado, protestando sn adhesión y coloc:ándose bajo el amparo c10 la8 autoridadeslegítiJnas,
Núñez, para obsequiar los dosoos de lV[auuguá" e11
vió una fuerza con el fin de protegerla, pero los l'OVOlucioDi1rios se anticiparon; y para evitar la efusión desangre, el Jefe del Estado ordenó q ne la colulllna expedicionaria contramarchara á León, en donde el Gobierno continuaba en espectativa, aguardando la llegada de los comisionados' federales.
Los revolucionarios COJl esa alucinación que les ca
racteriza, traducían la f)'0titud pasiv~l del Jefe y suslnedidas conciliadoras; COlno impoteilcia y debilidad.
A.lgnnos pueblos, sin e~nbargo, se pusieron en abierta hostilidad con los sublevados, y la sangre nicaragüense corrió el 9 de julio en Estelí. Los revolucionarios fueron derrotados, dejando diez muertos y HU
herido, sobre él canlpo de batalla.Por fin llegaron loR conlisiollados federales. Eran
l.'\J!. XII.-H.UPl'UHA, tTU. 459
dor:; lnieJnbros del Congl'eso, de Granada el uno y deLeón el otro.
El granadino hizo propia la eausa l'evolucionaria yolleon43s la del Gobierno; resultando de aquí que envez de arreglar, mnpeOral'Oll la situación.
Agotada la paciencia de Núñez, expidió el 4: de agosto un decreto enérgico, previniendo á los sublevadosque se rindieran, 81110 querían ser atacados por lasfuerzas del Gobierno y castigados militarrnente.
El 13 de agosto fué tomada la piaza de Ivlanagua áviva fuerza., con bajas de veintidos muertos y veintise':3 heridos de mnhas partes:
Los derrotados se dirigieron á Granada en el máscOlnpleto desorden. A su'llegada trataron de organi- 3>
zar la defensa de aquella plaza; pero convencidos dela inutilidad de s~s esfuerzos, desistieron de toda tentativa en ese sentido y buscaron su salvación en la fu-ga. ]'lo1'oS y varios de sus amigos lnás comprometidos, trataron de ganar la frontera de Costa-Rica.
Al d,esapa,l'ecer los jefes de la revolución, la plazade GraBada quedó enteramente acéfala y á discl'eciónde una turba de soldados, que alentados par las cireunstancias, trataron de saquear algunas casas de extranjeros, que creyeron ser las más ricas por su nlejOl'apariencia. El Doctor Dribón, residente entonces enGranada, reunió en su üasa á la colonia extranjera, ycon ella bien armada, logrÓ mantener á raya á la soldadEtsca durante, toda la noche. La llegada de las tropas del Gobierno, que tuvo efecto el día siguiente, restableció de nuevo el orden.
La guerra civil estaba terlninada; solamente las pasiones parecían más exaltadas que nunca. Los señores Roque y Alnbl'osio Souza, Francisco y Manuel01'OSOO, cabecillas principales del IIlovimiento que acababa de fracasar, y á quienes se acusaba de ser los
JL)Ü lllt)TultL\ UE ~ lcAltAÜU ,\
inspiradores del jefe nlilital' rebelde, fueron desgl'aeiac1amBll te capturados Hn aquellos días, conducidosá Granada y saerificados en araR del oelio P0lítir,o (lAlos vencüelores, (\ !
'Núfietl" á pe~ai' de sus buonos sentimientos, tuvo ladebilidad (le m~del' al tOl'l'eílte de las pasiones desen~
eadeuadas con la excitación rle la lucha, y consentíren qne (~nl'atüe ¡c;u ac1nlinistrneión so erigiera el paLíhnlo político elJ nombre de la ley y la justicia., paraescannental' á jóvenes apreciaules, cuyo delito el'a entonees cOlnún á todos los centro-~lnlm'icanos que, aeaballdo de despertar á la vida de hombres libres, hacían1111 in1prudente uso del derecho de insurreer,ión.
Afol'tullndauwntc la sangl'B delTamada e.I 13 de sotiernhl'e de 1834 aplaeó la sed de venganza é hizo qHeXúflez volviera sobre sns pasos. Con efecto, eonvo~ó
ext,raol'dinal'imnente la Asamblea del :EJstado, para dm'·le cneuta de sus actos, presentándole nna iniciativa,qne fué n,pl'obada, y que eoncedía indultó inconc1ieio·nal á todos log demás'revolucionarios,
Reluos visto de~aparecer en mtlcha parte el earácter feroíl: de laE contiendas civiles; pero si bien c08taban menos sangre, tanto el Gobierno como los revolueiollarios, las hacían pesar directamente sobre los pueblos, á quienes se imponían crecidas cOl~tribncionés
de guerra. Semejante carga, casi pernlanente, era insoportable para una sociedad pobre COlno la de Nical'agna.
El 20 de enero de 1835 se verificó el acontecimientoe.xtraol'dinario do la erupción del voleáu do Cosigüina.
Desde el pl'Ímol' día se oy'eron en algunas poblaciones truenos lejanos y en otras se vieron, adenlás, 11U
bnl'rones de fuego, que subíml perpendicularnlel1te y1uego declinaban al Norte.
En la capital, que entonceR era León, y en 1m., de-
CAP. XIl.-RUPl'URA, ETC. 461
más pueblos ael Estado, comenzó á cubrirse el cielo ála. una de la madrugada del día 23, de una opacidadque por grados fué aumentándose, hasta á las ouce dela mañana, en que la obscuridad era absoluta, en Inedio de truenos horrísonos y de una lluvia de lava calcinada, que caía en fOrIna de polvo finísimo.
Un acontecimiento tan extraordinario como aquel,llenó de espanto á todos. Las masas corrían {j, lostemplos en demanda de la misericordia divina t mientras los clérigos le~ echaban absoluciones y l!3s hacíancreer que todo aquello era el desborde de la cólet'a celeste.
Núñez conservó su serenidad en aquella dificil situaci6n, y para contrasta1' el abatimiento del pueblomandó échar á vuelo las campanas y á conjurar latempestad con dispal'os de artillería y fusilería.
Pueblos hubú, coruo los de Segovia, que pel'lnallecieron en üna obscuridad absoluta durante treinta yseis horas. Las cenizas del volcán llegare>ll hasta J a~
maica, Colon1bia y Oaxaca en 1'Iéjico, abl'azando :unaárea de terreno de más de 1500 millas de diálnetro.
El 21 de febrero de 1835 la Asamblea legislativadel Estado, declaró popularmente electos en diciembre anterior, para Jefe y Vine-tIefe l'espectivarnento,á los señores don José Zepeda y don José Núñez.
El nuevo Jefe era un patriota distinguido que había prestado importantes servicios á la causa de la libertad y alcanzado el grado de Coronel en los camposde batalla. ..
Zepeda tomó posesión de su elevado destino el 23,- de abril de 1835, y nom})ró inmediatamente Ministro
general de su Gobierno, al señor don J. N. GOllzále;r"quien acababa de servil' el mislllo J\iIinisterio general,bajo la administi'acián de Núñez.
Por renuncia de GOllzález, fné enoargado dell\IinÍs-
-162 lU13TOltlA DB NIUAltAGUA-._------------------------
terio: el célebre jurIsconsulto leonés don Hermenegildo Zepeda.
La administración de don José Zepeda, filó una, delas mejores de aquel tiempo; el complemento, pudie,l'a decirse de la del Jefe Herrera, de tan grato recuerdo.
Ayudado del Poder legislativo del Estado. Zepeclallevó á la práctica medidas muy importantes.
Estableció, por vez primera entre nosotros, el jniciopor jurados, resta.bleció el tribunal de cuentas, hizoreformar el defectuoso plan de hacienda pública, dec1ar_ó privilegiadas las demandas de agdcultnl'll, reglamentó los procedimientos criminales, dotó la legislación con nn buen Código Penal y prescribió que losclérigos, para ser ordenados, debían prevjamente adquirir grados universitarios.
A Zepeda se debe tanlbién la fundación dol primerperiódico ofic.ial con el nombre ele Tel~grC{fo lficara,güense, la organización de la Corte Suprema de Justicia, el rest.ablecirniento de las -Universidades de Leóny Granada, la reglamentaci6n de la enseñanza en todos sus l'mnos, la ape!-tnra de escuelas y la prohibición de portar aromas, de que tanto abusaba el pueblo.
El Coronel Zepeda había acampaüado al General1tlorazán en los emupos gloriosos de la Trinidad, Gualcho, San Salvador y Olancho; se le consideraba el bra~o derecho del poder federal en Nicaragua, y como áIIel'rera, se le creía identificado eOll elrlnünno GeneralIVI:orazán, entonces Presidente ele Centro-l\lUérica.A. pesar, sin embargo, de todas estas circunstanciasque podían enagenarle las simpatías del partido con-=trario á su elevación, el nuevo J-efe del Estado log.l'óentenderse con él y obró df.~ lnauera qne su adm:nistraci6n fuese bien aceptada, por todos los pueblos.
El Conutndante General de las armas clerEst.n,do,
llAP. Xn.-HUl-'l\URA, El'(). J(j;-J
escogido por Zepeda, fué el General don Román VuHadares, sujeto bastante inteligente, que en sus constantes ·emigraciones había ganado muc~o en culturay en ideas políticas.
Zepeda y Valladares, aunque militares de alto renombre, 'Poseían todas las virtudes del verdadero republicano, y juntos se esforzaron en prOCU1'ar á Nicaragua un período, no solamento de descanso, sino también de reparacióll, en el sentido de constituirlo, haciendo brillar el reinado de la ley.
E] clamol' de reforma constitucional continuabasiendo l[l,¡ aspiración de los nicaragüenses y el caballode batalla de todo descontento. DesBoso Zepeda deinterpretar el sentimiento público y de arrebatar es.aarma poderosa á los enelnigos del orden, comisionó álos señores don José León Sandoval y don NarcisoEspinosa, representantes ~e la ldunicipalidad de Grana.da, que habían ido á hacerle reflexiones en el mis·mo sentido, para qne fueran donde el Goneral Morazán y también á su nombre lo conveneieran de la necesidad que había de llevar á efecto, cuanto antes, dicha l·eforrna.. El General j\Jlorazán por desgracia, C011
testó aplazando esta medida para más tarde.La' honrada y benéfica administracióll del señor Z~~
peda, que tanto prometía para la felicidad de Nicaragua, duró apenas un año y nueve meses.
El militarislno, ese c{tncer roedor de l~s sociodadeshispa]1o-americanas, que veía muertas sus esperanzasoon aquella, administración, precursora de un largoperíodo de paz, amenazante para sns aspiraciones,echó ll1ano del recurso más extremo. Los Ooronelesdon Bernardo l\1:éndez y don Casto Fonseca, seguidosde otros cuantos militares y conjurados, se apoderaron de las armas de la capital, en la madrugada del25 de enero do 1837, y después hicior9n prender al
-tU! Hl'6T01UA VE NIUARAGUA
.J efB elel Estado, al OOInalldante General y á otras talJ·tas personas, que dornlÍan confiadamente en sus casas.
Existía en la cárcel un famoso crimhial, llamacloBl'uulio Mendiola, á quion los revolucionarios dil3rOlllibertad, colocándolo á la cabeza. de la escolta qne debía hacer las capturas. El 'ilnpl'ovisado esbjrro logrósOl'prendel' y eOlldueir al cunrtol al tIefe Zopeda, alCnrilandallte Valladare~, al Ooronel don Eval'ist.o Be·lTÍOS y á don Pascual Rivas.
..(i1 verse reunidos en el cuartel, Zepeda y sus com~
paüeros cobraron valor y trataron de fugarse eH la})I'imel'a oportunidad que se }ps presentó. Zeperla,en la calle ya., recibi.6 un halazo que le dirigió el eeutinela, y caído lTIortalmHnt.e herido, fué l'enlatado porun soldado que lo p81'seguia y- qne le dispal'ó el fusilá <-1u81na-l'opa; Bel'l'Íos fué lUUel'to ntás adelante, aldoblar una esquina; y Valladares y Rivas, que no pudieron salir, encontral'on la lTIUerte en el nlÍsmo cuart.el.
Braulio Meudiola, cOllvertido por las Cil'Clltlstanc.iasen jofe dol cuartel, quiso hacerse t.~ullbiéll caudillo dela, revolución, y puestó á la cfi,beza de tUl'bas desellfrenada~, recorrió en triunfo las calles de la ciuJad,pl'ofil'iendo terribles arnonUi'.as eoutra los venüidos .
.A.quellas desól'denes inlpresiolla ron desagL'adableInente á todos los vecinos honrados de la capital, sindi.stinción de colores políticos; y el'eyéndoso Ulueuuzados en sus vidas y propiedades, principiaron á moVC1'3e aetivmnente en todas din~ceiones,
lVle.ndiola, mientras tanto, hií'.o llamar al Alcalde donVicente Jerez y le previno la entrega de ocho luil pesos, c1eutro de dos hOl'as~ para repartirlos entre HU
gúnte,,Jel'e~, (1ue ora, HU llülitut' hOllradu y va,liell tu, eOllte~
tó á J\leudiola Cal! alguna energía, y alal'lnado con elpeligro en que veia á li.1 población, se dirigió á casé:\,
OAP. XII.-RUP'rURA, ETO. 465
del Vice~Jefe del Estado, Doctor don José ~úflez, á¡instarlo pal"a que asumiera el Poder Ejecutivo y salvara la situación con un golpe de audacia,
El Vice-f-Tefe Núñez, qne tarnpoco carecía de valor,no se hizo rogar mucho. Asumió resueltaU.1ente elearácter de Jefe del Estado, y como tal, o~'denó al Alcalde Jerez, quo también ora jefe de la poli0Ía local,que sin pérdida de tiempo, capturase (1, Braulio !\'Ieudiola y 10 fusilara en el acto.
E.! Á~lcalde, con la actividad que dmuandalHtU ]at;circunstancias, organizó una patrulla con los veciuoslnás resueltos, y dirigiéndose al cuartel capturó atrevidamente á ~lendiola, se hizo reconocer COU10 jefenlilitar, y sin pérdida de tiempo procedió al escarmiüll.,.tu del culpable, haciéndolo pasar por las arma~.
Para completar la pacificación, hubo que transigirCOll los principales autores del movimiento, á quienes6rí1 irnposible castigar entonces. Tl'atóse, pueH, dereorganizar el Gobierno de la única luanera posible.El COl'ouel Méndez, fué llamado á la ComandanciaGeneral, que ya tenía de hecho, mientras el Vice-Jefeprocuraba á su vez reparar el desconcierto adlninistrativo y activar la reunión de la Asarnblea, cuyosmiembros habían Gomenzado á llegar,
El Comandante General Méndez, n1ás couocido eonel sobre-nombre de Pavo, era la vet'<]adel'a. antítesisde su predecosor. Restableció el absolutislllo lllÍlitar,á despecho del Vice-Jefe Núñez, itnpotente para oponerse, como quizás deseara; de:¡:;pertó nnt;vamente lostnal apagados odios locales; y convencido de que nopodl'fa merecer nunca las simpatías del Presidente dela Hepública, por haber sido uno de los causantes rlela III uerte del Jefe Zépeda, dirigió sus esfuerzos á procUl:ar la segregación política de Nical'agua,
En cil"CUnstallcias~tan aciagas pal'a los arnigos delno
4titi HISTORIA VE NIUARAGUA
n~nf'l'nJ MOl'azán, se pl'eselltaron en"León los couüsionados Salldoval y Espinosa, de regreso del Salvador,trayendo la respuesta del ,Presidente de la República.,acél'ca de la refornla eonstituciona1. Méndez repl1 tóenernigos suyos á aquellos comisionados, los ultrajó,les impuso Una multa y los confinó á lugares distantes.
Reunida la Asamblea del Estado, recibió del Vice.1efe Núñe~, un infol'rne detallado de los últimos suces~s, y expidió un decreto muy honroso para el 'nlis:lIlO Yice-Jefe, llamándolo salv~dorde la Patria y aprohando y agradociendo su condueta.
En enero de 1838, hubo una nueva tentativa revolucionaria. Se procedió contra los conspiradores yse desterró á algunos de ellos.
El Vice-~Tefe tuvo que separarse del ma'udo, y pordetel'llljnacióll del Consejo, le sucedió en el ejerciciodel Poder Ejecutivo, el Consejero don ~-'ralwisco fTiJnénez Rubio.
Praeticadas las elecciones de Autoridades Suprelnas, resultaron popularrnente electo,s Jefe y Vice-~Tefe,
re.spectivamente, los señores don Sosé Núñez y don.1oaquín de Coslo.
Núñez tomó posesión del mando el 13 de marzo de18HS, nOlnbrando para l\{inistro general al Licenciado don Pablo Buitrago, en subrogación de don ..ToséDolores Flores.
La anarql1ía constante, en que siempre se inantuvo Oentro-América bajo el sistema foderal, vino á justi~
llcal' la razón que en un principio tuvo el partido conservador, para sostener con empeüo la fonua de gobierno unitario; y decinlos en un pl'incipio, porquedespués, obrando bajó la exaltación de la pasión política, cuando se vió en minoría el! la República, si cpmbatió el sistema federal, fué ya con el propósito defrn~eionar el país y hacer de Guatemala, en donde,
CAl'. XII.-RUPTlJRA, E'!'O. 4H/
con taba con indisputable lnayoría, Ulla uación üHlependiente, en la que podría mandar como mejor lepareciera.
La federación, tal como se constituyó en CentroAmérica, tenia necesariamente que conduch' á la anarquía y al fraccionamiento.
Los partidos político~ lnilitantes, se han reprochado mútuamente el haber sido causa del fraccionamiento de la patria de 1821; pero el que estudie sinpasión la historia de nuestro país, tiene neccsariarnente que convencerse de que ese acontecimiento desgraciado fué consecuencia necesaria d~l pésimo sist.ema constít"(Jcional.
El Poder Ejecntivo Federal fué con Arce un sareasmo, y con Morazán habría sido lo mismo, sin el genio militar ,Y los grandes prestigios de aquel caudillo.
Refilultaba, pues, que sin un centro de unión fUEH'tey respetable, que pudiese operar con hábil mano nuestra, transición del coloniaje á la vida independiente,tuvimos que caer en la-anarquía y de ésta en el fra(~
eionaluiento.Los Estados, sin respeto alguno al (j-obierno, daban
libremente rienda á sus pasiones, ora combatiéndoseunos con otros, ora desg~rrándo~e ellos luismos conguerras escandalosas que el Gobierno general tan solopodía lamentar.
El clamor contra el sistema federal, origen primitivo de nuestros males, fué general y unísono en Centl~o-A1Íl.érica. Todos estaban conformes en reconocerque la Constitución contenía vicios radicales y que sebacía preciso reformarla; pero en la reforma que debía hacerse, entraba el desacuerdo, porquo unos laquerían en el sentido federal, otros en· un gobiernocentl'al ó unitario, fraccionando todo el país en pe~
4ti8 HI8TOltIA DE NICARAGUA
queños departamentos y ótros en el de hacer nacionesindependientes de cada uno de los-Estados.
Reunida la Asatoblea Legislativa de Nieal'aguu, eolilO hemos dicho antes; y tomadas en consideraciónlas reflexiones anteriores y el empeflo luunifiesto dellllislllO GobiGrno del Estado, acordó la convocatoriade una Asalublea Constituyente, para que refol'wal'aen su totalidad la Constitución del Estado é indicarala forma de gobierno que debía observarse.
Los señores, Licenciado don Laureno Pineda y dontIuan Ruiz, del partido de Granada, y don José Pére~,
del partido <le León, pero todos tres vecinos de Rivas,publicaron en seguida una exposición, demost.randoque la Constüuyento convocada no podía rever en sntotalidad la Constitución del E~tado, por alterar lasbasvs que le trazó el Pacto Federal y -que sólo el'a posible adicionar {) explicar algunos artículos; qUB laConstituyente, además, no sería legalmente electa porHO €st.ar de acuerdo con la Constitución, la forma enque iba á pntcticul'se la eleccion de los Diputados.
A pe!sal' de todo, la elección se verificó, y la Constituyente se instaló solemneUlente en la villa de Chi- ,nandegn el1C? de abril de 1838, bajo la presidencia delPresbítero don Pedro Solis. Figuraban entre suslniem Lros: don Hennenogildo Zepeda, don Pablo Buitrago, don Pío José Castellón, don Fruto Chamorro :,y otras cuantas personas de reconocida importancia.
Al inaugurarse la Asamblea, su Presidente leyó unlargo discurso reseñando con mano maestra las desgl"ucias de Nicaragua, y atribuyéndolas todas al sistelna federal que l'~gía. El gusto con que esto discursofué escuchado, puso de manifiesto que la nueva Oons..tituyente no tardaría en dar el golpe de graciá al bambolean te edificio político de 1823 y 1824·~
Pocos dfas después la, Constituyente acordó la con-
UAJ'. 1.11.-ltlJPl'URA, BTO. 4HH
tinuaeión de sns tt:~bajosen la capital, y el 30 de ~bl'ilde 1838, declaró solemneInente, que el Estado de Niearagua era libre, soberano é independie'nte de todootro poder.
Semejante resolución, que debió cubrir de eternoduelo el corazón de los nicaragü.enses, fué calurosaIllen te aplaudida. de la generalidad1 q ne pensó en suloco desvaI'ío, que de esta lllanera se habían terminado para sienlpre las guerras civiles y aleanzi\do la felicidad de la Patria.
CAPÍTULO XIlI
l)rilllcros directores (le l~sta,(lo
La l'upLul'a del Pacto-Degeneración de los partidos politicos de Nical'agua-Leoneses y granadinos-Morazán y lafederación en Nicaragua-Popularidad de la segregaciónde Niclílragua-:,pestejos que se hicieron-Constitución deJ838-Disposición del 00ng1'eso Federal-Tratados con Honduras-Invasión al Salva.dor-Victoria del Jicaral-Desastrt? de Jiboa-Batalla del Espíritu Sante-Regreso y muer·te de Méndez-Batalla de San Pedro ·Perulapán-Tratadoscon Gua.temala-Solicitud á MI'. Chatfield-Nuevos refuerzos para Honduras--Tél'mino de la guerra-Hostilidades delSuperintendente inglés-Actitud de Guatemala y Honduras-La Constitución de Nicaragua-Gobernantes interinos.Elección de Buitrago - Su administración - Convenc iótide Chinandega-Sus I'esoluciones-Reaparecirniento de Morazán-Su expedición á Costa-Hica-Se encarga del PoderEjecutivo-Sublevaci.ón popular-Caída y muerte de Morazán-Episodio de Saget-Regreso al Salvador-Actitud deBuitrago-Termina el período de éste, y le sucede el Senador Orosca.
La ruptura del Pacto Jj-'edo'l'ul en Nicaragua, fuéobra de la Asanlblea Constituyente del Estado; peroesta obra, justo es decirlo, era entonces la aspÜ'acióude casi. todo el país.
Los partidos políticos de Niea,raglla, habían dege~
nerado ruucho en sus contiendas. No so discntíanprincipios democráticos, porque sin excepción, todoseral] entusiastas partidarios del credo lepublicano, HU
tanto cuanto s~ confornlaba con el catolicismo, tle1que tarnbién eran fervientes sostenedores.
-1:72 HISTORIA DE NICAltAGUA
Discutíanse solamente los méritos de tal ó cual cauclillejo, la manera de enfrenar ó extender el dominiodd Bable, y sj deberían tener el ruando los hOlnbJ'f~s
de l.león Ó 10s- de Granada, que constituían el antagoni.slno político-local de aquellos tiempos.
León contaba con el Obispo y con el Cabildo Eclesiástico; pero todo leonés, por el hecho de pertenecerá ht localidad, se consideraba liberal desde Sll llacinliento.
Granada, la poderosa rival de León, era por razóndel antagol1islno, el centro del partido contrario. Eneonsecuencia, todo granadino, desde la cuna" era considerado COffiQ conservador hasta la liluerte.
Los pueblos del Estado observaban la misrna rigurosa clasificación, y pertenecían ciegamente á Granada ó á León, estando prontos á derramar su sangreen defensa de una ú otra ciudad.
!lorazán era querido de los nicaragüenses; pero susporsPüllciones al Arzobispo y á las autoridades religiosas, le lnerecieron el dictado de hereje, y tuvo necesárialnellte que perder sus prestigios en un puebloesencialInonte ..religíOSú."
La federación contaba también con grandes simpatías; pero como durante rigió no hubo un día de paz,se culpó al sístmna de gobiernG, y se acogieron nongusto y cntusiasnlo los sofismas del. ex-J\iarqués de.A_ycinella.
La rivahdad entro. Leól} y Granada, por otrll, parte,hacía lnás aceptable la idea de la segregación de Nicarugua. Los UllOS y los otros pensaban, que entregados á sus propias fuerzas, vencerían fácilmente á susrivales y se adueñarian pa,ra siempre del gobierno delpaís.
Aquellos partidos raquíticos y embrionarios, no podínll ver más allá. q.e sus fronteras. Preocupados con
U.'\.1'. X~ll.-Pl{l.ME1WS DIREÜ'fOItES, ~U'1'. 47n
sus agitadas cuestiones del momento, hacían de su libertad el mismo uso que un niño en sus primeros años.
No faltaron; empero, en el seno. de ambos partidos,excopciones muy contadas, que censuraron aquel paso iD;lpremeditado; pero sus voces aisladas 110 tuvieron eco ni podían haberse oido en un día de confusióny loco entusiasmo. Tanto en León como en Grana~
da, se celebró con delirio la ruptura del Pacto Federal; y por lnás de tí-cinta años eonsecutivos, gobiernos de León y dé Granada, celebraron oficialmente elJO de abril, aniversario de aquel nefasto acontecimiento, con las mislnas solemnidades que e115 de setielnbre, aniversario de nuestra emancipación de España.
Los nOlllbres que tomaban aquellos partidos, indicaban claramente lo que eran on sí. Desnudos y Mechu,d()s, Timbucos y Oalanclracas, fueron, lo mismo queotros nombres por el estilo, los que designaron á leoneses y granadinos, semejantes en sus odios y tenacidades á los güelfos y gibelinos de Ital~a.
Nicaragua procedió á darse una nueva Constitución;y al efecto la misma Asamblea Constituyente que desgarrara la unidad de la patria, nos dotó de una Cart~
Fundamental talllibérrima, que pecó por extremada.El Congreso Federal de San Salvador, ~ugestiona
do por los soparatistas, qutáprovecharoif.-fa ausenciade Morazán, decretó en 30 d13 mayo siguiellte la libertacl de los Estados, para constituirse como lo tuvieranpor conveniente, sancionando de esta lnanera la d8claración nicaragüense de 30 de abril.
En uso de su soberanía, Nicaragua celebró su prilller tratado el 18 de enero do 1839, con el Gobiernode Honduras, pactando Ulla alianza ofensiva y defen~
siva, para sostener su independencia y autonolnía.En virtud de este tratado, se declaró la guerra al SDlvador.
474 Hl~rORIA DE NIOARAGUA
Nuestl'as fuerzas, en número de mil y pico de hOÜl
bl'es y á las órdenes del Conlalldante General del Estado, don Bel'nardo Méndez, que quiso mandarlas persOllalínente, avanzaron sobre el territorio de Honduras eu los prhneros días del mes de febl'ero de 1838.
EllO del misn10 TIleS, llegaron ú Choluteca, en cuyolugar recibió el jefe expedicionario una comunicación del Ministro general del Salvador, interpolándolo aC~l'ca del punto á dónd~ se dirigía y del objet()o.que llevaba en mira. Méndez contestó en el acto,ulanifestando que él era subalterno de los Gobiernossoberanos de Nicaragua y Honduras, y que como tal,eonsideraba demente al GobernantB extraflo que intel'l'ogaba á un militar acerca de las opBl'acionos queiba á practicar; que él iba á vencer al Gobernante salvadoreflo, para librar ú los pueblos que lllautenÍaoprimidos, y plantear en seguida un Gobierno de justicia, libre é independiente.
A pesar del estilo insolente y grosero del jeff~ expedic:Í.onul'io ele Nicaragua, el Gobierno del Salvadornonlbl'ó un comisionado para que tratp,se de eontenerIo y arreglar la paz.
Don Antonio J. Cañas, que fué el designado, se puso ~n camino, y al Hegar á San Miguel dirigió á :Th'Iéndez una comunicación, fecha 24 del mismo tnos de fehrero, haciéndole una larga exposición, que llevaba PQrobjeto demostrarle, que siendo ellnóvil de la guerrala reforrna de la constitucjón federal, el Estado del Salvador so hallaba de aeucl'do con ese paso y había adoptado p.l decreto del Oongreso, eOl1VOCilllclo una COl! voneiÓ1t de los Estados. Agregaba también Oatias, queel Salvador reconocía el derecho que tenían los Estados para constituirse como mejor quisieran, y que e11cuanto á la presencia del Gobierno federal en el territorio, existía conlO un simulacro y por un resto de
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(~AP. XJJl.-J'U.JNlEl-tOS DIH,E<JTORES, ETC'. 475
eOllsidel'ación de los Estados, que aun no habían Cl'.cído conveniente su desaparición. Concluía acompaliando un pliego para el Ministro general del Gobier110 de Nicaragua.
~léndez, que Hü había üüelTulllpido su l:l1al'cha,contestó 01 2G de febrero, desde el pueblo de SantaRosa, territorio salvadoreño, significando que él noiba de guerra contra nadie determinadalnente y quesu Gobierllo lo mandaba con aquel ejército á invüdirel Salvador, para proteger los pronunciamientos quehubiera. en favor de la derogatoria de la Constitucióll.
El conlisionado Cañas volvió á dil'igise á lVléudez,con fenha 28 del propio mes de febrero, haciéndolepl'OSerlte la extrañe7Ja que ]e causaba el qHe continua'"fa sielnpre avanzando sobre el territorio salvadoreño,
, Dill previa declaratoria de guerra y sin detenerse á oírlas proposiciones de ul'l'cglo.
Mélldez f;iB apoderó de San lVIiguel, y de allí ~ontes
tó por últilna vez á Caüas, COl! fecha 1? de marzo siguiente, manifestándolo que no podrí~nentrar el] arreglo a.lguno, porque lejos de evacuar el territorio sal~radol'eñO, pensaba estar en breve en la capital, paradestruir hasta el últhno resto de nacionalidad ó fedcl'aCIall. "En este caso, agregaba Méndez, el Gobierno del Salvador será anncute Ú opuosto: si lo prhnero, como verdadero reformista recibirá amigablemente al ejército de Nica,l'agur\, uniendo sus esfuerzos; ysi lo segundo, abiertas están las hostilidados eon (jIGobierno que, separándose de la opinión general delos pueblos, quiere conservar lo que ellos detest.au."
El 14 del n1islHo nles de 111arZO~ llegó á La Uuióu elDiputado don Sebastián Salinas, Enviado Extraordinario del Gobierllo de Nicaragua y Comisioual1o Pa{~ificadol'. Su Secretario don Liberato Abarca se dirigió en el n1Ísnlo día ul Gobierno salvadoreño, parti-
4:7(; ln~1'olUA 1)1<': NIOAIUGUA
cipándole SU ll~gada y la de su jefe, y rnanifestándoIe,qne el objeto de la guerra era proc.urar la libertad delEstado del Salvador, haciéndolo nación soberana é i11depel1diente. Siguióse una larga é iInportante COl'l'es
pondellci~diplotllática,aunque desgraciadamente sinresultado práctico.
Mientras tanto, el General Morazán, á quien el 0-0bierno del Salvador había encomendado la defensadel Estado, reunió con dificultad unos ochocientoshOlnbl'es y se situó con ellos en la hacieuda "SanFrancisco" del distrito de Sensul1tepeque, á in~odia
ciones del río Lempa, cuyo paso se proponía dispiltará los ejércitos aliado8 de Hondul'as y Nicaragua.
El General Ferl'el'u, á la cabeza de lJI1 lucido ejército, se neoreaba precipitadaUlente á la frontera salva"doreña, en combiuación con 1vléndez. Morazán quisodarle una sorpresa y para esto se adelantó con la mitad de su oseasa fuerza, dejando en "San Francisco"á su segundo el Ooronel Bellítez con el resto, cerrando el paso al ejército nicaragüense.
Méndez, que tuvo noticia del TIlovimiento de l\Iorazán, atravesó el Lenlpa y cayó sobre Benítez 01 día IDdo lnan~o de 1839, derrotándolo en las llannras delJicara1.
La noticia del desastre de Bellítez, obligó á l\!ol'azáná contramarchar üllnediatamente para cuidar de ladefensa del Estado. Reunió los restos dispersos de lacolumna derrotada y se dirigió en pos del ejército ni-
~ cal'agiiense, cuya vanguardia, á las órdenes del segundo jefe expedicional'io, Coronel don Manuel Quijano,hahía ocupado San Vicente y avanzaha sobre Cojutepeque.
El 28 de marzo del mismo aflO, se adelantó el Coronol Benítez con una sección de cazadores y alcanzó áQuijano en las lomas de ,Tiboa, tomanrlo el desqnite
CAP. XIlI.-PUIMEltOS DIUEUTORES, E'ro. 477
del fracaso del J"icaral, haciéndole sesenta muertos. Elvencedor pudo con dificultad reincorporarse al cuartel general salvadoreño.
~1:orazán se dirigió á Cojutepeque, para tomar algúndescanso y engrosar su debilitada columna. l\f.ientrastapto reunidos ya los ejércitos de Honduras y Nicaragua, avanzaban COlno un torrente irresistible, ca.nillando á marchas redobladas sobre San Salvador.
Los mome-ntos eran supremos y toda dmnoru podíaser fatal. Morazán lo comprendió aSÍ, y levantandosu columna de seiscientos hombres, fué con aquellapequeña fuerza á disputarlos el paso, situándose en inhacienda del" Espíritu Santo," en donde no tardó enser furiosamente atacado por ambos ejércitos el día 6de abril de 1839.
A pesar de la desigualdad u umérica, Morazán se de-, fendió eoo tal hm'oÍEIílo y estrategia, que logró una
conlpleta victoria. Benítez murió en la refriega; Morazán y Cabañas fueron heridos; el campo de batallacubi.erto quedó de cadáveres; pero el territorio delSalvador se vi6 pOt' entonces libre de enemigos y elsimulacro de GobieL'no federal pudo aún subsistir algunos días lnás.
J\iIéndez regresó á León con todo el desprestigio dela desgracia. Sus enenligos, que no eran pocos, aprovecharon la oportunidad para ql+itarló de la Oomandancia general, en la que colocaron al Coronel donCasto Fonseca. Reducido á prisión, poco después, sele remitió, para que lo confinara á San Juan del Narte, al Jefe Político de Granada, don Narciso Espinosa., el mismo á quien Méndez ultrajó tanto, 'f')Ol' habersido comisionado de Zepeda.
Probable e~ que se haya tomado en cuenta la enelnistad dé Espinosa, para entregarle de esa lnanei'a aldesgraciado Méndez;, pero eon sorpresa de éste, la
4-78 Hl~'I'OlUA DE NIUAHAGlJA
vellgnnza de su enemigo se redujo á abnunado conactos de generosidad, hasta proporcionarle de su propia casa alinlentos y cuanto más necesitaba para. lasubsistencia. Como Thiléndez llegó enfermo y despl'o~
vÍsto de todo, Espinosa, contrariando sus instrucciones, lo excarceló bajo su pl'opia responsabilidad Y' lepermitió trasladarse á una casa particular, donde murió poco despu~s.
El 24 de julio de 1839, Nioaragua celebró un tratarlo de alianza con Guatemala en los lni~rilos tél'millo~
qne el celebrado anteriorrnentc con Hondlu·as.-Los ejércitos aliados volvieron á invadir el Salva
dor para recibir de Morazá11 una nueva leeción eu loscanlpos de San Pedro Pel'ulapán.
Tan continuados golpes obligaron al Gohiel'tlu nicnragil.ense á soli<~ital' del Cónsul inglés l\tIL'.- Chatfiel,el que interpusiera sn mediación para que se hicierala paz con el Salvador; peroc con la garantía del Gobierno inglés, á quien impremeditadalnente quoriaconcederselB intervención en nnestl'os asuntos interioros.
El Cónsul inglés contestó de Sau ~Iiguel, lugar desu residencia, que se encontraba inhibido de toda in-tel'vención en los a!:?untos del Salvador, porque éstehabia suscrito un tratado con Los Altos, en el que seencontraba una cláusula hostil al Gobierno inglés.
Frustrada la n'egoeiaciól1 do la paz, el GobicrIlo CleNicaragua continuó la gu.erra con act.ividV.d, y al efeeto, hizo salir nn nuevo ejército á las órdenes del Coronel don Mauuel Quijano, que unido al de Honduras, rechazó la invasión que á este Estado había he·cho el General Cabañas, obligándolo á replegarse áSan Miguel, el 31 de enero de 184:0.
La voluntaria expatriación del General1'rlorazán enn1ar7JO dell))]SmO año, ~puso fin á aquella guen'A, y Re-
UAP. X.III.-PltHl.EltU8 UIltBO'l'ORE8, E'ro. 47H
lló pal'n siempre el fraccionalniento de Centl'O-An1érica.
El Senador don Tomás Valladares, encargado delPoder Ejecutivo, en aquel entonces, mostró muehoardor .v entusiasmo en el sostenimiento de la campaña.
Se acercaba, sin embargo, el día en que Nicaragua,iba á comenzar á recoger el amargo fruto de sus des·aciertos.
El 12 de agosto de 1841, se present6 en San Juandel Norte el Superintendente de la colonia inglesa. deEelice, aeompañado de un indio mosquito, á quien daba el título de rey.
Alejandro lVlacdonald (este era el nombre del Su·pel'intondentc) capturó en sn despacho al CoronelQuijano, jefe del puerto, lo condujo prisionero á bordo de la fragata Tiweed y lo hizo botar en seguida enuna costa desierta, con el simple pretexto de ejercel'actos de jurisdicción en nombre del rey de los mos-quitos. .
Aquel atentado produjo mucha indignación en todoel país, y la Secretaría de Relaciones, se dirigió enérgicamente -al Consulado inglés; pero 1\1:1". Chatfleld,contestó siempre dando por bien hecho y legítimo elprocedimiento de su COlllpatriota.
Las naciones de EUl'opa consideraban ridículo t~'a
tal' como semejantes á las pequeñas fracciones deO~ntro-América, y Nicaragua tuvo que palpar su nu-lidad y que arrepentirse' del desacierto de 1838. I
Para mayor desconsuelo, mientras la prensa delNorte y Sur de.América, protestaba de conSUDO contra la vejación que el Gobierno inglés hacía á Nicaragua, la del Gobierno de Guaternala, á cargo de miembros/importantes del partido conservador, se declaraba e11 favor del Cónsul inglés, á quien deseaba agradar.
Las manifestaciones de la prensa conservadora, tu·
480 Hlt:;'1'ORIA DE NHJAUAGtr.A
vieron eco, y el Gobierno de Honduras, que se enCOlltraba identificado en intereses con el de Guateluala)llevó su complacencia hasta celebrar, en 16 de dicielnbre de 1843, un tratado de amistad y pl'otección conun inglés, que se dijo ser representante del supuestorey mosco.
La llueva Constitución de Nicaragua, daba á los gobernantes el nombre de pil'ectores del Est.ado y SOllalaba su flur'ación en dos años.
GobArnaron interinamen~e con ese nombre, despuésde sancionada la nueva Constitución, y con el carácter de encargados, ¡os Senadores designados dQn Patricio Rivas, don Hilario Ulloa, don Joaq~il1 de Cosioy don Tomás Valladares, hasta e14 de marzo de 1841,en que la legislatura declaró popularmente electo alLicenciado don Pablo Buitrag·o. +-
La primera disposición del nuevo Director, fué s~
parar del Ministerio general á don Francisco Castellón, y nombrar en súlugar á don Simón Orosco.
Castellón atacó más tarde por medio de la prensaal señor Buitraga y éste se defendió de la misma manera, encabezando siempre sus escritos con la original fórmula de "El Director del Estado de Nicaraguaal público." La polémica fué muy reñídl;}.J?á puso enevidencia la absoluta libertad de irnprenta ,quo se go~
zaba en Nicaragua.Buitra.go era leonés, pero estu1~ en pugna con Cas
tellón, que era de la mismaJo~H&ftd.,y que acaudillómás tarje ~l partido liberaL
Su administración, como tendl'etilos ocabión de verlo, fné una mezda heterogénea de buenas y nlalas disposiciones, aunque la mayor parte de ellas en un "sentido netamente liberal.
El 17 de abril -dé 1841, . expidió la Asamblea un de-·creta, nombtando Representantes propietarios á la
UAl). XIII.-PRIMEUO::; DlltE(J'l'UUES, E'l'U. -1~1
Uonvellcióll Nacional de Chinandega, á los seüoresdon Francisco CasteHón, don Gregorio Juál'ez, donBellitó Rosales, don José Núñez y don HermenegildoZepeda, todos liberales lnuy caracterizados. Buitrago sancionó la disposición legislativa con el mayoragl'ado.
Los Estad"s de Nicaragua, Hondura$ y el ~alvador,
comprendiendo la necesidad que te~ían de uniI.'se~
eonvinieron en una reunión de Delegados do los tl'esEstados para que acordaran ias bases de un pacto deeonfeder~~~ ~ 'K1-1.~,r"'r ~ ., .En' 1 de 1842, se reun10 en Ch1nande-
ga la onvención Nacional, con sólo los Represontantes de los tres Estados antedichos, pol'(lue los do Onateroala y Costa~Rica se negal'on á concurrir.
El 11 de abril, acordó aquel augusto Cuerpo la fol'lllación de un Gobierno Nacional Provisorio, nOlIl
brado por la misma Convención y (~on facultades suficientes para el gobierno de los ti'es Estados confederados. Don José Antonio CUitas, fné d.esignado paraSupremo Delegado Provisional; y e117 de julio siguiente, suscribió la misma Convención, la Constitución que debía regir á los Estados, dándole el nombrede "Pacto de Confederación,"
El "Pacto" llamaba confederaeióll eeutl'o-alnericana al lluevo Gobierno, que debía conlponerse de funeionarios electos por las legislat.ul·as de los Estadosrespectivos.
Se estipulaba la aceptación de los denlás Estados quese ndhiriesen al pacto, la no intervención de los Estados confederados en los asuntos interiores de losotros y el compromiso de dirimir todas sus cuestiones por Inedio de árbitros.
El Poder Ejecutivo Confederado debía sel' ejercidopor un Silpremo Delegado, que dUl'aría dos años; y por
:31
4t:'2 Ul::;T'OltlA DE NIUAHAlTUA
un Consejo QOllsultivo cOlnpuesto de un Representante (le cada Estado.
El Supremo Poder J udiaial, debia ejercerse por tres lnimnl1l'os) electos cada nno por la respectiva leg181a-tn l'¿"t el f\ (~[(,da signatai.'io. .
El Snpl'etllO Delegado debía ser electo cada año pormedio de la suerte entre los Delegados do íos Estados,(l(~hienc1o exclui ..se del sorteo á los que ya hubiesenS(~l'Vldo el nüSlHo destino, para que rolase entre todos,y fOl'llHU' los demás el Consejo Oonsultivo.,
Ija ateneión pública, fijada en tonces en 'los tntLajoBde la Oonvención, tuvo que dirigirse á otra parte.
1m Geüeral J\ilorazán, reapareció en ese mismo añoCHl el escenario de Centro-Amél'ica.
Fácil es de imaginarse la alegría de sus poeos partidarios y el estupor general qu~ causaría en los demás, HU acontecimiento semejante. El regreso deNapoleóll de la isla de Elba, llO causó, á buen seguroHU Europa, tanta sensación COTI10 01 de Morazán entre1)osotros. _
Morazán se encontraba en Lima, y se disponía á.embarcarse con dirección á la República de Chile,cuando llegó á su poder la pl'oclan1a, que C(jll fecha22 de agosto de 1841, había publicado el Director delEstado de Nicaragua., dando cuenta de las agresionesde los ingleses en San Juan del Norte y excitando elpatriotislno de los c~htro-:-americanos, para que juntasen sn esfuerzo en aquellas circunstancias. La leetnra de aquel documento, escrito con animación yenergía, impresionó de tal maneta á Morazán y á sus(~ompañeros de ostl'aCiSlno que, de común acuerdo) determinaron regresar á Centro-Amériea á defender laintegridad de su territorio. Dedicáronse con emporiO ú, conseguir elementos de gnerra, que pudieron obtener con algunas dificultades, y armaron en segnic1a
OA1:'. ~1lI.-l!ltlM RItO!:) DIltEU'1'OHE8, }~U'l'. .J:tm
un buque, en el cual llegaron á la Unión en los prÍlueros días del nles de febrero de 1842.
Morazán sorprendió al COluandante del puertj), don~Josó María Aguado, y efectuó su desembarque eOII
toda tranquilidad. Inmediatamente después, dirigióuna circular á todos los Gobiernos- de los Estados, refiriéndoles las causas que habían motivado su regreso,y poniendo á su disposición el buque y elementos deguerra para defender el territorio de tod:,), agresiónextranjera.
El l\Enistro general del Salvador, don Antonio JCañ_as, eontestó qne su Gobierno no podía aceptar elofrecimiento, sin ponerse antes de acrierdo eon los Gobiernos de los demás Estados.
El día 19 de febrero, se internó -Morazán hasta SanMiguel, acompañado solanlente de un cuadro de treinta y dos oficiales. Las fuerzas de la plaza no le hicieron resistencia, y su llegada despertó tal entllsiasrno,que el pueblo corría eU·luasa á presentársele, pensan·do ql,le se trataba de un movimiento revolucionario.De sólo voluntarios se organizó una columna de cnatrocientos hombres, con la cuall'egresó Morazán á lalJnión y se reembarcó eu cinco buques que tenía,listos.
El General don Francisco Malespín, Comandantede armas del Estado del Salvador, salió de la capitalcon dcscieutos hombres á capturar á Morazán, y llegóf1 laUnión en los momentos precisos en que aquelcaudillo se reembarcaba. Pudo Morazán haberlo batido ventajosamente; pero evitó derramar sin objetola sangre centroaamericana, y se contentó con dirigil'al Gobierno salvadoreño, una nueva eornunicación,pidiendo la respuesta categórica acérca del ofrecimiento de sus ser,vicios.
A continuación enderezó Morazán sn 1'1llnbo hacia
-:184 HIS'.rO~IA DE NIUAUUUA
el puerto de Acajutla, ele don.de continuó comunicándose con "el Gobierno del Estado, hasta obtell€'l' unafranca negativa.
Trasladóse á la isla de Martín Pérez, BU el golfo deFOl1sec~,_y eu principios del mes de abril, organizó enaquel pll11to una expedición para Costa-Rica, de donde le llamaban con instancia algunos ciudadanos iInpOl'tuntes, que deseaban poner térnlino á la insoportable tiranía del jefe don Braulio Carrillo.
Hechos los arreglos necesarios, lV[oi~azán salió de~lartíll Pérez con una escuadra de cinco buques, quo(~onlandaban respectivamente ellnismo MOl'azán y losGenerales Saget, CabañaEl, Saravia y Rascón. Llalnába.nse los buq ues Cr'llzailo-r, Asunción (;rau(tdiult,,Josefa, Is.abel JI y 00s.,nopolita.
El 8 de abril de 1842, desmllbarcó Morazán eH elpuerto de Calderü, y poniéndose á la cabeza de unacolulnna de trescientos hombres, nlarchó l'ápic1amen.te ~obre San J·osé. En el punto llamado .Jocote, lesalió al encuentro el General don Vicente Villaseflor,jefe del ejército costarricense, con otra columna deseiscientas plazas.
Ambos jefes tuviel'ou una entrevista, y en ella logró Morazán COllvenc~r á Viliaseñor de que nada podl'Íu impedir su triunfo, y de que se hallaba eh el caso de optar entre ]a libertad que él traía á los pueblosrl~ Costa- Rica y la esclavitud en que los manteníaCarrillo. A continuación fué celebrado el famoso convenio del J ocote, de 11 de: abril de 1842, en el cual seestipulaba que arobos ejércitos se confllndirían en~no solo, que scría convocada una Asamblea Constituyente para que organizara el Estado, que mientrasesto se verificaba, Cost~.....,Rica sería luandado por unGobierno Provisional á cargo del General Morazán, yque el Licenciado Carrillo, á qllien se gal'anilzaban
OA.P. XIlI..:-PRIMÉROS DiRECTORES, ETC. 485
su familia y propiedades, resignaría el poder en eltérmino que se le señalaba y se expatriaría por dosaños.
El General Saravia fué enviado á S~n José á noti..,ficar aquel con.venio, El Jefe del Estado le concediósu aprobación, haciéndole ligeras modificaciones quefueron aceptadas.
Carrillo aguardó á Morazán en la capital, lo recihiópersonalment~, y después de hacerle entrega solemnedel manao supremo, se dirigió á Puntarenas y se embarcó en la goleta Izaleo, haciéndose á la vela para elCallao, e117 del mismo mes de abril.
La instalación de la Asamblea Constituyente, se verific6 en San José ellO-de julio de 1842. Uno de susprimeros actos, fué declarar abolido el orden políticoexistente, y significar que Oosta-Rica volvía á entraren el régimen federal. Declaró vigente la primeraC()nstitu~)ón del Estado, del año de 1825, en cuantofuese compatible con las circunstancias; derogó y modificó muchas de las leyes publi'cadas por Carrillo, yautoriz6 omnímodamente al General Morazán, paraque haciendo uso de todos los recursos del país, llevara adelante el restableeimiento de la federación.
Desde que inaugllró su Gobierno en Costa-Rica,Morazán agotó los medios que estuvieron á su alcance, para entral- en relaciones amistosas con los Gobier~
nos de los demás Eatados; pero éstos, muy prevenidos en su contra, se negaron á atenderlo.
Entre los más alarmados y enardecidos, figurabaen primer término el de Nicaragua. Era indudableque para tal actitud debía contribuir nlucho el Comandante General, don Casto Jronseca que, como cómpli.ce en la muerte del jefe Zepeda, no debía tenerlas todas consigo, respecto del General Morazán. La CQ·mandallcia de armas, era el poder que real y verda~
486 HI8TOIUA DE NICARA-GUA
deramente mandaba en Nicaragua, de tal suerte, quelos jéfes de Estado, que no e~taban de acuerdo conella; se veían oblig~dos á separarse ó á vivir anulados.r Después de la autorización de la Asamblea, l\1:ora~áJ) pl'ocedió con la mayor energía á dictar provideneias para la organización de un ejército expedicionario. La severidad de algunas djsposiciones y la na·tural repugnancia que el servicio militar inspiraba álos costarricenses, convirtieron en enemigas á muchaspoblaeiones. El partido clerical, que no perdía devista al General Morazán, aprovechó la ocasión paraatizar el fuego de la discordia, despertando tambiénel e.spiritu lugareño de las masas:
La chispa revolucionaria prendió, por fin, en Alajuela. Los descontentos se apoderaron de una granCu,11tidad de parque de tránsito pUl'a Puntarenas; yreunidos como trescientos cincuenta reelutas, que estaban para salir, ju.Ilto con cien soldados de Oartago"80 pronun('iaroll todos, al mando de Florentín Alfaro,pI 11 de setiembre de 1842.
Los sublevados de Alajucla, intimaron á Morazánque dejara el país y depositara el mando en el Vicejefe, y ellviaron al mismo tiemp6 á conmover la poblaeión de San José, por uledio de Pint(), los FábregaE:, Peinado y otros caudillos de la capital.
Los josefinos~ amotinados desde por la mañana delnlismo día 11, atacaron la Guardia de Honor y el cuartd (le los cadagos, que se, encontraban sin municio·~les, Morazán con sólo cuarenta salvadoreños, rechazó por tres veces á euatrocientos de los revolucionaJ'jos; pero éstos, reforzados, en la tarde, con mil hombrps que llegaron de Heredia y l\lajuela, hicieron f?Ucumbir á sus contrarios. Un LlUeVO combate principió entonces en el cuartel principal, sostenido por 80
UAP. XIlI.-PRIMEltOS Dll~EOTOREB,ETC. Jel
hOlnbres, á la cabe~a de los cuales estabJill l\rlorazán,Oordero y Pardo. Las fuerzas de los sublevados C)'(3
cía por rooInentos, mientras las de los sitiados distni·11 uían con las bajas.
En Ine,dio del conflicto, la falnilia de Moraz{uJ atravesó la calle para refugiarse en Ulla caSt~ vecina, y fuóhecha prisionera.
Ya las fuerzas de los sublevados ascendían á eel'~n
(lo cinco mil honlbres, cuando el Oapellán don J O:-3é
Antonio Castro, se presentó cotno par1tuuelltal'io, of1'Oeielldo gal'antías pal'a la vida y bienes ,del Gelluntl]\101'azáu, si. se rendía; pero éste contestó, COll el BUL
yo!' de3déll, que para él sólo 1 sin el ejército, ni (!uerÍani admitía garantías; agl'egando, que tan1pOCo conocíaentre los sublevados un jefe que pudiera darlas. Lalucha continuó entonces más viva.
En el entretanto, el COlllandante de Cttl·tago dül1Pedro Mayorga, salió con ochenta soldados y se dirigió con ellos á San ;rosé en auxilio de su jefo; peroderrotado por iloscientos alajuelas, se llenó de ternory trató de restablecerse en la gracia de los sublevados, pronuneiáudose con todo 01 pueblo dH su jurisdicción, contra el luismo Gobierno que defendía pocas horas al) tes.
Después de ochenta y ocho horas de tan sangrientoy desigual conlbate, Morazáll á punto casi de SUCUltl
bir, aventuró una peligrosa retirada, qUB efectuó á lastres de la mañana del 14 de set.iembre, con sólo unpuilado de hombres á cnya cabeza se pnso él111isUIOeOll Villaseñor, y rompiendo denodadalueute la gruesa línea sitiadora, se dirigieron á Cartago, cubiert.osde gloriosas heridas y s0stenienao palmo á paI mo elterreno que avanzaban.
En aquellos momentos, el Genet'al Oabañas lograreunir treinta hombres, con los euales protege eficaz,-
4HH UI81'últlA DE NIOAHAOUA
luente la retirada de su jefe y hace retroceder las in11lUllerables fuerzas que lo perseguían.
l\forazán, á pes~r de sus heridas, se detuvO" á la entralla de Caj·tago, esperando á su fiel Cabañas; peroVillaseúol', preocupado con la curación de su jefe, leinstó lnucho para que fuesen por poeos Ininutos á lacasa dB Mayorga, cuya deslealtad ignoraban, eon ob~
jeto d~ colocarse unos vendajes y ~omar algún repo-'so. Morazán cedió por fin, y se illternaroll á la población.
Mayorga recibió á Morazáu y á Villaseñor, con apat'entes agasajos, los aposentó en su casa y luego quelos hubo acomodado bien, salió disimuladamente enbrl,sca de una escolta para prenderlos. La esposa deMayorga, al saber aquella infamia, no pudo luchar conel remordimiento; y dando cabida en su pecho á laeonnlÍseración, puso en noticia de sus hUBspedes elpeligro de que estaban amenazadof? Morazán y Vi·llaseñor, montaron precipitadamente y trataron dehuir; pero ya era tarde, porque la casa estaba rodeada y los obligaron á entregarse.
En aquella hora fatal, llegaron ñ. Oartago el General 8aravia y don Francisco Morazán hijo. Variaspersonas caritativas les informaron de lo que ocurríay les ofrecieron m-edios de salvarse; pero uno y otrorehusaron indignados, y corrieron á presentarse á Mayorga, reclamándole un lugar en la prisión de suscompaüeros.
lVlomentos después de haber sido prendido Mora--zán, se presentó en la pl'isi'ón de éste, el señor don Ven·tura Espinach, pidiéndole dbs órdenes escritas, unapara que el General Cabañas se rindiera, y otl'a paraque el General Saget en Puntarenas entregara las armas y municiones del ejército expedicionario, "quepreparaba Costa-Rica para llevar adelante el l'esta-
CAP. XIII.-PIUl\'tEltOH .l)IR~OTOltES,E/ro. 4~H
blecimiento de la federación. Morazán accedió, ma·nifestando que lo hacía con gusto, para evitar másdesgracias y nueva efusión de sangre.
Espinach montó precipitadamente á caballo y en elcamino encontró al General Cabañas, que noticiosode la prisión de su jefe, iba resuelto á salvarlo á todotrance; pero Espinaeh le presentó la orden escrita deMorazán, le aseguró bajo su palabra de honor que laprisión era aparente para sólo calmar al pueblo, y quepronto sería puesto en salvo. Cabañas, que era lahonradez personificada, no pudo imaginar siqui<~ra
que se hiciese uso de nna vil mentira en aquella ocasión. Desistió, pues, de su marcha á Oartago, parafavorecer lo que creía un plan salvador y cambió derumbo con su pequeña escolta.
Quitado Cabañas del camino, nada obstaculizó enton~es la marcha del ejército revolucionario de SanJosé.
En la noche del mismo día 14, se presentó en la priw
sión de l\fol'azán el oficial David Oroseo, manifestando á los prisioneros, que el ejército pedía que se lespusiera grillos y que había necesidad de complacerlo.Al oírlo, Saravia tomó sus pistolas y se apuntó con unade ellas en la cabeza; pero Morazún se lanzó rápidamente sobre él, lo desarmq y le impidió que se suicidara. Desgraciadamente, por atender á Saravia, des·cuidó á Vina~eñor, que animado del mismo pensamiento, desnudó un puñal, se lo sepultó en el pechoy cayó al suelo bañado en su propia sangre.
~4.quella trágica y conmovedora escena, no fué bastante pára impedir la colocación de los grillos. Mientras los ponían á J.\ilorazán y á Villaseñor, Saravia solicitó unos momentos de espera, se paseó con agita-'ción, fumó un cigarrillo, y luego, sentándose en nnRsilla, avisó qne'~ estaba listo. Al remacharle los gri-
490 HISTORIA DE NIUAHAGUA================='.'.-.~------- --
11os, se levantó de improviso, sufrió un~ fuerte convulsión y cayó muerto. (1)
Morazán, presa de la mayor consternación, suplicóq~H~ no sacaran el cadáver y se mantuvo constalltelnente á su lado, pálido y conmovido, contemplandodolorosamente los despojos mortales de aquel joveninteligente y distinguido, á quien amaba como á supropio hijo.
_,A.l día siguiente, te dispuso la marcha de los pl'H
sos, para sor juzgados eu San José. Villaseñol' eraconducido en una hamaca; Morazán y su hijo en doscabalgaduras.
A. la entrada de San José, aguardaba á los presos elOapitán Benavides. Éste los obligó á desmontar ycontinuó con ellos á pie hasta el edificio de la Corte,en donde fueron colocados solamente Morazán y Vi~
ll~~eüor. Pocas horas después, se les comunicó unaorden general del Comandante Pinto, en que se prevenía á las tropas de la capital que concurrieran á laplaza, en formación militar, para pasar por las armas álos facciosos Francisco MOl'al:áll y Vicente Villaseñor.¡Ni por fórmula siquiera, se redactó una sentencia!
Morazán, aprovechando los -pocos momentos que lerestaban de vida, llantó á su hijo Ifl'ancisco, y le redactó precipitadamente su testamento, en Inedio deltumulto que lo rodeaba ya, sediento de tSli sangre.Quiso dirigir una circular á los Gobiernos de los Estados, y se lo irnpidieron. ' Solicitó entonces ser oídoy juzgado, y tampoco se le dió gusto. Debiendo mal"chal' para el lugar de la ejecución, concretó sns esTuerzos á separar á su hijo, que estaba e.mpe'ñado enlnoril' con él.
(1) La tra díción dico que se mató con el veneno que portabaeu nn anillo y que lo tomó disill1tiladamente-(N. del A.)
CAl). XUI.-PRIUER08 DlltEC'fOltES, ETC. 4Dl
Llegó, por último, el trance supremo. Morazán,cornpletamente tranquilo, ocupó el banquillo fatal, sinque en su semblante se advirtiera ningún calnbio decolor. Lleno de solicitud, sin embargo, se acercó úVillaseñol', que estaba postrado á consecuencia de laherida, le arregló un pañuelo que tenía descolnpuestoen la cabeza, lo abrazó con eariño, y con voz l'eposada,le dirigió por última vez la palabra, diciéndole;"Querido amigo: Romos unos pobres n1ol'talcs, pero laposteridad nos hará justicia-"
A continuación, y como ,si estuviera dirigiendo Ulla
parada militar, Inandó con voz fuerte y llena, á preparar las armas, se descubrió y quitó d"el cuello un re·licario, ordenó á los ejecutores que apuntasen, corrigióla puntería, dió la voz de fuego y cayó !ttravesado porlas balas. Levantó aún la caber.a, mostró su hermoso rostro bañado en sangre, y exclamó: "¡ Estoy vivo!"Una llueva descarga puso fin á su existencia.
No hubo para Morazán y Villaseñ(lr, un ataúd! _. _.En una humilde huesa, fueron depositados sus restos,y ni allí, estuvieron tranquilos. Un clérigo, el PadreBlanco, fué á desenterrarlos ocho días después, paracerciorarse de que estaban bien muertos. (1)
El General 8aget, qne se ha.Ilaba en Puntarenascomandando los buques que debían conducir la vanguardia de) ejército' de Morazán, rehusó obedecer laorden de éste de entregar las armas, y con las fuer~
zas de su mando, amenazó romper las hostilidadescontra el nuevo Gobierno. El apuro fué entoncesgrande pal'a los revolucionaríos; pero teniendo en supoder rehenes tan valiosos como la familia del finadoGeneral Morazán, el General Cabañas y otros jefes de
(1) Gaceta Oficial de San Salvador, número 80, de 31 de octubre de 1860.
4:92 Hu;tl'ült1A. DE NIUAltAGúA
impoi'tancia, enviaron comisionados á proponer unarreglo.
El 11 de octubre de 1842, se fil'mó en la isla de SanLucas un convenio, entre los señores Doctor don JoséMaría Castro y don Rafael Ramírez, comisionadosdel Gobierno de Costa-Rica, y los señores Generalq.9ll Nicolás Espinosa y don Miguel Alvarez, comisionados del Genel'al Saget, en el cual se estipulaba, quese devolverían los elementos de guel'ra de exclusivapertenencia de Costa-Rica, y se retendrían los demás,
·pal'a, que dispusiera de ellos la familia del Genei·alMorazán; que serían puestas en libertad absoluta to-
.das las personas detenidas por el Gobierno; que ser,íacedida en propiedad, con los víveres necesarios, la barca Ooquimbo, para que en ella se trasladaran los fiO·
razanistas donde á bien tuvieran; que se pagarían porel Tesoro de Costa-Rica, las cantidades que el GeneralMorazán adeudaba al señor lriarte por fletes anteriores de su buque, y además, el pasaje al puerto de laUnión de todos los emigradosquequisierandirigiL~se aJSalvador, dándoseles á éstos por vía de subsidio, el va·101l d~ medio mes de sueldo militar; y que el Gobierno de Costa-Rica, nombraria comisionados ant.e losGobiernos del Salvador y Nicaragua, para obtener querecibieran á los morazanistas qne prefirieran asilarseen sus territorios.,
El General Cabañas estuvo presente· á la formacióndel convenio de San Lucas, en clase de comisionadolnediador, nombrado por el Gobierno de Costa-Rica.
Pasados ocho días, qne se fijaron de término parala ratificación y canje del convenio, Saget lo devohdócon modificaciones sustanciales, que no fueron a~ep
tadas por la otra parte; quedando en consecuencia,nuevamente rotas las hostilidadfts.
En tal estado las cosas, y cuando la situaci6n pare-
CAP. XIII.-PRUYIEUOH DIH.EOTORE::;, El'U. -1:93
cía lnás dificil, se present6 en el puerto de PUlltarellas, en la mañana del 31 de octubre de 1842, nnacorheta de guelTa ing'lesa, en actitud hostil, apoyando cierto reclamo del Cónsul inglés. Ésto terlnil1ótodo.
Saget se dirigió eu el acto al Gobiet'uo de OostaRica, manifestándole que él y sus compaflel'os, anteES{lne todo, el'aü contro-amel'icanos, y que C01110 tales,no podían ser indiferentes á la luunillación del país.Agregaba, que los que no habían querido aceptal" elventajoso convenio de San Lucas, que les concedíala propie~durl de un buque, retribución pecuniaria yotras cuantas compensaciones renunciaban á todo; yHO viendo pñ los costarl'ieenses luás tIue á cOHlpatriotas, mielTItros de una familia común, prescindían detodo ree1amo, devolvíau al Gobierno el buque y suselmnentos, y sólo pedían que les fueran devueltos lafamilia ):. allligos del General Morazán, para conducirlos al Salvador.
El Ministr'o general del Gobierno costarrieense,don José }fIaría Castro, contestó con fecha 2 de HO·
viembre, rindiendo las gracias al General Saget poraquel rasgo de noble desprendimiento, del que hizolos mayores elogios. Ofreció que enviaría de motuprOl)io comisionados ante los Gobiel~nos de los detnásEstados, para qne recibieran digualnente á tan distinguidos patriotas, y concluyó anullciando, que la famiHa y amigos del General Morazán, se encont.rabanlibres y con pasaportes para dÜ'igirsH donde qui·sieral1.
Como el Gobierno de Costa-Rica debía suministral'las provisionos llocesij,rins para el viaje del Coquim.bo, eu que iban á conducirse los morazanistas, y teuíaademás que recibir en cambio, el armamento que sehallaba á bordo, se pasaron varios días en esta ÚltiM
.J:D4 HISTOlUA iHJ NIUARAGUA
ma operación. Durante ese tiempo, negaron tod6slos del interior y se reunieron con Saget;pero sncedió entonces que, habi~ndo pasado la dificultad iugle8a, y no teniendo que t61nel' por la suerte de ningúncompaflero, trataron de escatimar algunos elelnentosde guerra y dieron lugar á cuestiones con las autoridades del puerto, las que á su VCí'i, retuvieron losvíveres.
> Las nuevas dificultades hicieron revivir los odiosdo antaño. Saget, entonces efectuó un. desembarque,atacó á la guarnición, la venció y después de tomarlas pL'ovisiones que creyó necesarias, se hizo á la velapara el puerto de La Libertad, adonde llegó en los. pl'ilueros días del mes de diciembre del mismo año.
El Gobierno del Salvador, ordenó á los expedicionarios que permanecieran en Sonsonate y Acajutla,mientras recababa-el consentirniento de los Gobiernosaliados, para concederles asilo.
Guatemala y Honduras, se opusieron terminantemente á qU€ en el Salvador se asilara á los morazanis..tas; pero el Comandante general don Francisco Ma.lespín, que los había recibido en La Libertad y quese había prendado de algunos de ellos, interpuso sudecisiva influencia para con el Gobierno salvadoreño,y éste con fecha 4 de enefO de 1843, los acogió atniga..blemente y abrio las puertas de la patria á los últi ..rn08 restos del famoso ejército nacional.
El Director Buitrago,(que había asumido una actitud muy hostil para Costa-Rica, durante gobernó Morazán el Estado, felicitó al General Pinto por su victoria y mandó hacer festejos solemnes, por la muerte de aquel caudillo, como si se tratara de un grande acontecimiento nacional.
El períoéto de Buitrago, terminó e11? de abril ele1843, y le sucedió interinamente en el ejercicio <lel
UAl'. XIll.-PH1lYIElto~ DIREO'fültE:::;, ETU. 4U;)
Poder EJecutivo el Senador designado don Juan doDios Orosco, quien nombró de 1vIinistro general al Lirenr.iado don TOl'ibio Tijerino.
CAPíTULO XIV
AtlJllillistraci611 ele Pél·"~~
Elección de Pérez-Llegada de Guzm.án - Legación deGuatemala.........., Administración de Pérez-Imposiciones delCónsul inglés-Llega.da del Obispo V'iteri-Contratos de colonización-Convocatoria extraordinaria de la AsambleaHumillación de Nicaragua-Legación á Europa-Gobiernoconfederado-Chamorro es electo Supremo Delegado- COl'·ta duración del nuevo Gobierno-Hostilidades de Malespín é injurias del Gobierno de Honduras-Chamarra cierra eldespacho-Trabajos de Castellón en Europa-Nuevas humillaciones para Nicaragua-Los" coquimbos" en Nicaragua-Alarmas y exigencias de Honduras y el Salvador-Elmilitarismo nicaragúense-Un Gran Mariscal-DesobedeceHonduras al SUFremo Delegado-Guerra entre Nicaraguay Honduras-Derrotas en Choluteca y Nacaome-Exigencias de Malespín-Celebra alianza con Honduras
En el aflo de 184H se pl'actical'Oll en todo el Estadode Nicaragua las elecciones para Director Supremo;pero fué tan variada la votación, que ninguno de loscandidatos obtuvo los sufragios suficientes para quehuhieL'a ~lección popular, por euyó lnotivo la Asam-"blea eligió al señor don Manuel Pérez, vecino de SanJorge, que tomó posesión de su destino de manos dela propia Asamblea.
Poco después se presentó e11 León el señor Oe~]el'al
dOl) ~Joaquín Eufracio Guzlnán, ~1inistro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario del vecino Estadodel Salvador; con objeto de estl'echal' las relacionesentre ambos países. -
El Snlvadol" se había colocado en UIHt posieión muy~~~
49H HISTOIUA DE NICARGUA
difícil por el asilo que concedió á los morazaniscas, eui0ncesllan1udos coquin1bos. (1) Carrera, ciego dQ irA.,estuvo prollloviendo facciones por ~l lado de SantaAna y haciendo preparativos de guerra bastantefornlales en el interior de Guatemala. Por esta causa, el Gobierno del Salvador se apresuró á solicitarla alianza de Nicaragua., con cuyo Gobierno celebróen 16 de agosto de 1843, un t.ratado confirrnatorio del"Pacto de Cbinal1dega," obligándose Nicaragua á man~dar su cOlnisiollado á San -Vicente, para la organización del Gobierno confederado, y un contingente detres mil hombres á disposición del Gobierno salvadore·ño en caso de guerra.
La situaci6n de Nicaragua parecía enderezarse yapOI· un derrotero más tranquilo, cuando un aconteciluiento extraordinario vino á poner en agitación alpaís y al Gobierno.
El Cónsul inglés, MI'. Ohat:field, se dirigió á la caucillería nicaragüense en términos descorteses y duros,señalándole arbitrariamente su cupón en la deuda federal inglesa, y exigiéndole el reconooimiento y pagode ese mismo cupón, y además, el de los reclamos antojadizos, eonsistentes en gruesas sumas de dinero,que haoían los señores Manning y Glellton, súbditosingleses, por perjuicios de pretendida denegación dejusticia.
En esos mismos días regresó el señor Obispo delSalvador, don Jorge de Viteri, de un viaje que habíaheobo tí Europa como i'epresentante del Gobierno deGuatemala ante la Corte de R9ma, y presentó al gabinete de León dos contratos qUB había inioiado ánombre de los Estados de Centro-América, con una
(1) niéronlcs este nombre por el hnquc / Coquimbo en que I'C
grC¡;llHoll-( N. del A.)
CAP. X.IV-ADiVIlN1S'l'ltAUION DE PÉUEZ 49!)
CDlllpañía belga de colonización, datados respoctiVI1luente en París y Bruselas, eH Gy t~ de lnayo de lB+~L
]]1 uno consta.1Ja de eincuenta y un art1culos, el oh'o decatorce, y se titulaban: "Basfls fnndarnentn,lcs parauna colonización, üOütpaflía ó eonfedel'ación agd("oln,industrial, COTnereial üll Centro-AnH~l'ica." (1)
El ohjeto de aquellos eontratos cea la erecelón desociedades de c0111el'cio, agricultura" é illdustria en loseiuco Estados, á las que; para dar un impulso ell losdiferentes l'an10S <Lue abrazaba el plan de su estahlf~
cirnient.o, se les a.signaba un fondo, en cada Estado.ele $ ] .200,000; poro la de Nicn,ntgna., (lebfa. eonbll', ad8-'lná¡;.:, eOI1 un atlll1el1to de tres lnillone.s para, g<lstos delcanal, qUt) deherwr haool'se P(ll' cnenta de todos los :mstados, tanto pOl'que ninguno de ellos podda sobrellevarlos por ~i solo, eOlno tanlbién para que todos fue·rA.!) igtlalmcnte in tel'l~sados y J,rt.í(üpes 811 103 lHHH\
ficios de la enlpresa.Tanto el fondo particular de cada sociedad corno
el aunlento asignado á la de Nicaragua, deberíanobtenerge por Inedia de la cOlnpañía belga" todo encalidad de empréstito y sin más obligación por partede los EstadoS, q no In, de l'econoeer sobre sus rentasmarítimas un interés anual de cinco por ciento {t favor de los prestan1istas, Tanlbién se especificaban enel contrat.o otros lnuchos puntos relativulnente á losprivilegios que se reservaban á la compañía y á la nlanera y térlninos en que debían in vertil'se los fondo~
con otras estipulaciones de lnenOl' importancia. (2)El Dire~tor del Estado expidió un decreto, con fe
cha cillco de diciembre del rnislllo año, en quo eonvoc::l.-
(l) El Ojo d~l Pueblo de U-ralladn, número :l?-Ilicicml)l'ü(le 184a.
(2) ~[arnre-llfcmo}"i((.;;, sobrf r-7 rrmrtl de -N'lr·O'l'rt{//f{(.
5UO HISTORIA DE NiCA.RA.GUA
ha extraordinariamente las cámaras legislativas, parael 25 del propio mes, con objeto de que determinaránlo que debía hacerse con los reclamos del Cónsul inglésy también pára que tuvieran conocim.iento de IQs coutratos celebrados por el señor Víteri con la compañíabelga de colonización.
La Asamblea se reunió en ~Ianagua, y cOluprendielldo la gravedad <le la~ circunstancias y 10 necesario({ue era la unidad de acción, facultó omnímodamenteal Ejecutivo para el arreglo de la cuestión inglesa ypura los demás asuntos de carácter internacional.
La Secretaría de Relaciones Exteriores sostuvo conellergía los derechos de Nicaragua; pero en vano, porque el Cónsul cada vez más insoleute, presentó un ult-imatum depresivo, y después bloqueó los puertos yobligó á Nicaragua á reconocer á l\fanning y Glentonla!:; snmas qne éstos pedían antojadizamente.
Aquel pl'ocedinlÍento, que se diferenciaba poco delque para hacf'rse de recursos, observaron entre nosotros DrakH, Gallarclillo, Da;vit$ f los demás piratas yfilibusteros del siglo XVII, llenó de alarma y consternación nI Gobierno y lo determinó á enviar llna legación extraordinaria á Londres, pal'a ver si entendiéndo~e directamente con el Gobierno inglés, podía evio;tal'se las vejaciones y groserías de sus agentes.
Se nombró, pues, con tal objeto al Licenciado don~\'ancis~o Castellón, para Ministro Plenipotenciarioante lns Cortes de Francia-é Inglaterra, y al Doctor donMáxinlo Jerez, para Secretario de la misma Legación.Étila balió do San Juall del NOl'te el11 de marzo de18t!4. tí h01"<1o del Laque P'f'udentc y <'~OIl dirección alHavre
El 2U <1e nlarzo de ]~1:4, se instaló con toda soleuluidad en la ciudad de San Vic(3ute, el Gobiel;no COll
federado.
- CAP. X.lV--AUIrHNISTRAOrÓN DE PÉREZ j01
IJa suerte designó para Supremo Delegad~ al l'epre~
sentullte de Nic-aragúa don Fruto Chamorro; siendoelectos para Presidente del Consejo, don Ju_an Lindo,representante de IIondnras, y para Se~l'eta.l'io, r10n,-Justo Herrera l'epresentante d~l Salvador.
Guatetna.1a se negó l'otundamente á suscribir el Pacto, y Costa-Rica hizo 10 JniSn10, aunque de una ma-nera indirecta. .
El Gobierno confederado duró apeno.s un año, y esto, merced en nlucha parte al patriotismo, constanciay energía del SUpl'etll0 Delegado; p~l'O sin medios dohácel'se obedecer, vió desde los primeros días de suexistencia iufringidas las disposiciones del Pacto ytuvo que disolverse de la maneL'a lnás desgraciada.
Las l'elaciones entre el Salvador y Guatemala, empeoraban cada día más. El General don Manuel ~T.
Arce, protegido amplialnente por Carrera se preparaba en Ohingo á invadir el territorio salvadoreñocon recursos del Estado de Guateinala. Malespfn,por esta causa1 decLaraba oficialmente, con fecha 2() deabril de 1844, que se cerraban las relaciones entre arnbos países.
Ar~e verificó su invasión el ~7 de abril del mismoaño, y dirigiéndose por Atiquizaya, se internó hastaencontrarsü con las fuerzas salvadoreñas el 5 de mayosiguiente, en que fué completalnente derrotado.
El Gobierno confederado dirigió cOlrtunicaeionesenérgicas al de Guatemala, pidiéndole oxplicacianesde su conducta en los asuntos del Salvador, y al luisnlO tie¡npo mandó poner sobre las al'mas el ejércitode la RepúblicR.
Los coquimbos ofrecieron sus servicios al SupremoDelegado Chamorro, y éste los aceptó con gusto; comisionando en seguida al Genoral don Nicolás Espinosa, para que viniera á Nicar".gua ~ solicitar auxilios.
502 HISTORIA DE NICARAGUA
El Director Pérez ofreció enviar dos mil hombl'es,y por de pt'onto hizo salir doscientos, que fueron áSan Vicenté á ponerse-á las órdenes del Gobierno con·fcdel·ado.
lVlientras tanto, Malespín organizó el ejél'cito delSalvador en número de cuatro mil hombres próximamente, depositó el Poder Ejecutivo del EsttlJdo ou elVice-Presidente, y puesto á la cabeza de sns tropas,invadió el territorio guatemalteco y ocupó la ciudadde Jutiapa el 20 de mayo de 1844. En el mismo díala goleta sah"adoreña A'mistad, puso bloqueo rigurosonI puerto de Iztapa.
Malespín, en cumplimiento del HPacto" dejó aparentemente el ejército á las órdenes del Supremo Delegado·ChalnOl'l'O, en cuyo nombrp. también declaró la guerra.
El ejército, ba~tante respetable y bien disciplinado,estaba comandado por los Generales Cabañas, Saget,Bal'Tios, Ruiz y c1enlás veteranos del General Morazán y se impaeien taba en J utiapH, esperando la ordende avanzar; pero Malespín lnandó que retrocediera (L Chalchuapn, alegando la insalubridad del clima.Esto i,'ausó nlucho desagrado, pues ya se susurrabaninteligeucias entre Oarrera y Malespín.
En aquellas Cll'CUnstal1cias, el Supremo DelegadoOhamo1'1'0, que estaba interesadísimo en la prosecución de la guerra, oeterminó entenderse con los coquimbos y eOIl vin () socretanlente con ellos en trabajar
, porque sé activaran las operaeiones sobre Guatemalay después de obtenido el triunfo se desconociera á MaIespín y se pusiera en el Salvador á un ciudadano prestigioso. Después se llevaría la guerra con cualquierpretexto á I-Iondul'as y se cambiaría á Ferr~ra por otrociudadano honrado, y en Beguida He hal'ia.lo lnislIlO tonFonsecu; Qspadones todos tres, con quienes era difícilentenderse y que, ademáS; tenían convertido al Gobjeruo
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CAP. XIV-AD~lINI~TnAUIÓN .vE PÍ~HE~ ;)tW
eoufederado en verdadero simulacro. Con obJeto eleasegurar este plan, Chamorra dirigió enérgicas e01Utl
nicacionp-s á los Gobiernos de Honduras y Nicaragna,l'(-:lClaIUalldo el auxílio de ,nil hOlnbres, que cada unodebía surninistl'a.rie en tal oeasión.
El regreso de 1Ylalespín á Ohalchuapa y el Bll1V8ÜO
que tornó por celebrar la paz con Guatenlala, pl'ecipital'on los acontecimientos. 8aget, que era el Jefe delEstado l\Iayor, d~ aeuerdo con los deluás luilitareseoquimLos l3f;tuvo á punto de roalizar 01 JllovinIÍolltorevolucionario para desconocei' á 11ale~píu; pero laelH3rgica oposición del General CauafH.u:, que COUlO lui
litar uo tl'ansigía con la idea ele una t.l'aición, fustró euabsoluto el pensanliento salvador. Los trabajos l'evolueiollurios, no fueron, sin 8lubargo, tan secretos, quese oscaparan á Malespín. Éste, lleno de a.lal'lUa, se apresuró á firlnUl' la deshonrosa paz de Quesada, que auncuulldo dnsapl'obada por el Supremó Delegado, fuél1evadft á efecto con desprecio de sus nutndacos.
UhaUJOITO trató de hacer un últilno esfuerzo, y conuna audacIu, digna del valor que le caractori~abtt,
nombró General en Jefe del ejército expedieionarioal_General Cabañas, cuyos escrúpulos quedaban asívencidos; pero entonces se picó Saget., y como Jefedel'Estado 1\Iayol' se negó á reconocer á Cabañas, porno vemil".ol acuerdo por el órgano rcspectiYo, quo eraMalespin. Éste mandó disolver el ejército y dió debaja á todos los jefes y oficiales coquímbos.
Poco después, algunos de los antiguos partidariosdel General Morazán promovieron una revolución enel pueblo de rrexiguat, contra el .Tefe del Estado deHonduras don Francisco Ferrel'a. lVlalespín, enemigo ya de todo 10 que se relacionara con los coquimbos, mandó tropas en auxilio de FerrOl'a.
Cabañas, Barrios y otros morazanistas de impor-
504 HISTORIA DE NIOARAGUA
tancia emigl'aron del Salvador para el Estado de Nicaragua, escogiendo para su residencia la ciudad deGranada., en donde se les recibió con verdadero entusiasnlo por los principales hombres del partido granadino, entonces opositor elel Gobierno que existíaen León.
Los granadinos veían en los jefes coquimbos no solamente á amigos y aliados de gran importancia política, sino también á los compañer6s del Supremo Delegado Chamorro, con quien tan íntimuluente se hallaban ligados. C8ibañus y Barrios, sin embargo, después de informarse bien de la situación del Estado,detertniDaro~, con anuencia de los granadinos, pasará León para procurarse inteligencias con el Gobiernoy lograr algunos auxilios contra Malespín.
Como ya hemos dicho en otra ocasión, los Comandantes generales eran los árbitros de la suerte de Nicaragua. Cabañas y Barrios, que no lo ignoraban,concretaron sus esfuerzos á ganarse el afecto de Fon:.seca; llegando en sus resultados más allá de lo que seimagi~arQn, pues recibieron auxilios, con los cualespromov4eron una revolución, que estalló en San Miguel el 5 de setiembre de 1844, para ser sofocada inmediatamente por las tropas de Malespín.
El Gobiel~noconfederado, mientras tanto, que soportaba mil humillaciones y contrariedades, tuvo aún ladesgracia de inspirar celos al autócrata del Salvador,que lo creyó un~ sombra para su poder. Desde esemomento trató de obligarlo á desocupar el territorio,valiéndose de hostilidades de toda clase; pero Chamorro, esperanzado siempre en la llegada de las tropasauxiliares de Nicaragua, qué jamás aparecían, sufríatodo pacientemente, reservándose el desquite para mÁstarde.
A las hostilidades de Malespín se agregaron los in-
CAP. XIV-·ADMINIf41'RAOIÓN DE PÉREZ 50S
suItos de Ferr~l'a en documentos oficiales; pero el Su~premo Delegado era un hombre de temple extraordi-'Darío y ::;oportó todo, como si se tratara de nna consigna militar, hasta cumplir su período el 29 de mm'zo de 1.845, en que cerró su despacho por falta de sucesor.
La Legación á cargo de los señores Castellón y J 81'eZ,
nevó tarobién poderes del Estado de Honduras y sehizo extensiva á Bélgica. Su objeto era entonces,combatir por medio de ésta y de Francia las pretensiones de Inglaterra en Centro-América. Nada, sinembargo, r>udo obtener. ..
Bélgica por sb. pequeñez estaba obligada á serneutral aun en la.s cuestiones más vitales de Europa;y el Gobierno francés, á cargo del pacífico Luis Felipe de Otleans, jamás se hubiera atrevido á disgustará la Gran Bretaña protegiendo en aquella ocasión álos centro-am6ncanos.
Si las causas anteriores se hubieran expuesto francamente á Castellóu, el desconsuelo no habría sido~anto para Nicaragua; pero los gobiernos de Europase negaron á reconocer siquiera como nación á nuestro país.
Castellón se dirigió á la cancillería inglesa, y apurósu talento en describir los escandalosos atentadosde que era objeto Nicaragua; y el Gobierno inglés leconte~tó, en 17 de agosto de 1844, que no podíaescucharlo; que cuando en Centro-América se estableciera una autoridad que prometiera ser estable ycapaz de garantizar á la Gran Bretaña de que seríanrespetados y cumplidos los compromisos contraídos,no tendría inconveniente en atenderlo y en celebrarun tratado amistoso, á condición sÍ, de que previamente fuesen a~reglados todos los reclamos pendientes' de súbditos ingleses.
50(; HiSTORIA DE NI{)AUA<.HJA
Castellón, que era un hábil diplomático, concretóentonces sus esfuerzos á la Corte de Francia, para quesiquiera interpusiese su mediación y nos librara d.eser tratados como pueblos bárbaros, puestos La,jo laférüla de cónsnles descorteses y arhitrarios.
Despertó con tal objeto el interés del público francés por el canal intereceánico de Nicaragua, por Inedio de la prensa y de conversaciones con los hombresmás notables de aquel tiornpo.
J1JI Príncipe Luis Napoleón (después Napoleón III )éstaba pl'eso en el Casti.llo <1e IIaul, y la Corte de Luis~'elipe Jo hacía aparecer C01110 deJUeutB. Cast.dlóll quiso taUlbiéll sacar partido del bonapartislll0 y solicitópel'luiso de visitai' al reo de Estado,
Luis Napoleón agradeció 1(1 visita del diplolnátieonicaragliense, quedó prendado de su agl'adable p1'0-
_senaia y finos modales, y se sintió vivamente reconocido, cua'ndo Castellón, budando la \7igiln.ncia del carcelero, le deslizó disimulaciamente dos cartuchos deoro, que el Príncipe rehus(J.
Desde ese día el futu"o Emperador fUé un partidario decidido del canal por Nicaragua; y todos losbonapartistas franceses S(~ convirtieron eu sus propagandistas nlá8 entusiasta:.:. Est.aba logl'ndo el objeto. (1)
CastelIóll so dirigió ontonces tÍ la cUlleil1ería francesa, y en una conferencia C011 el Ministro Guizot, ofreció á FL'ancia toda clase, de privilegios sobre el canal yt.ambién cederle en propiedad una isla en el Atlántico,para hacer allí nn fuerte que sirviera de llave al mis-
(1) La gl'utitu(l de Nn.polcún ftlé illlPC1'OCCllüla. Apenas OCllp~í el trollO imperial, llHtnrl() rí i'{icam,gna ~í, hI1St~al' :í, Unstt1l1ón, cnya muerte ignoraba. Prlso una penRián (Í la familia, y máfl ~al'dc
eH J867 tuvo en París CclnCR.llllo á J Ol'ge, hijo menor <le don l!~l'an-
eisco-(N. del A.) ,
..-
CAP. XIV-ADMINISTRAOIÓN DE PÉRE~ 507
nlO canal, á e011dición de que intel'pusi.el'a sn lnediaCiÓll cOn Inglaterra.
Vana demanda!La COl'te de Luis Felipe lnauire.stó fl'aUCttlnellte al
representante de :Nieal'agna, que los procedimientosrle Inglaterra eran correctos (¡ porque, aña.dió, las naeiones de Europa no pueden sin rebajal'se entendew~e
Bon esos ljobiernitos mosqltitos."El Gobierno de Nicaragua, al dar euout,n. lnás tarde,
en el periódico oficial, del fracaso de su Legacióll, exclamaba con tristeza: "¡ Nuestro Gobierno cuando setrata de COlldenarlo á pagal' sin ser oído, está eonstituido; pero no lo está, cuando quiere luanifestar susagravios y defenderse 1"
Cuaudo sucedían tales acontecimientos se encolltl'aban asilados en León, COlno ya hemos dicho, algnnos de los tniembr6s de la falanje d~l General Morazán y varios emigrados de flonduras.
La presencia de ellos en Nicaragua fué Illotivo ~de
alarma para los Gobierllos del Salvador y Honduras, ycausa para que se turbaran las buenas l'elaciones queantel'iOl'meuti habían existido entre los tres Gobiernos.
El Poder Supremo del Estado tenía entonces dosJefes, uno civil y otro militar. El Director encargado del Poder Ejecutivo ejercía el primero, y él Comandante General de las armas, el segundo..
Ya helnos visto que el árbitro de la Nación era forzosamente el j~fe de las atinas, por más que la Cons~itución y las leyes dijeran lo contrario.
El militarismo era ya en aquel tiempo una plagafunesta, que pesaba con puño de pIoIno sobre los pnebIos. Militares ignorantes, acostumbrados al pillaje yÚ la saugn~, querían en pIone\' 'paz, lllautellCl' la diseipUna y rígor de la Ordenanza española en canlpaña,cada Vf'Z que se tratab_a de sus enemigos.
308 HI8'l'OlUA DE NICJAKAUUA
Había., pues, un antagonismo bien Inarcado entrelos hombres del estado civil y los que arrastraban uusable. Los primeros trabajaban por llevar el país áuna libertad política, qne degeneraba en la anarquín;luientL-as los otros querían sujetarla al ahsolutisLuode sus pasiones.
El Directol' don Manuel Pérez Ara un buen hombreen toda la acepción de la palabra.
Sacado del prioblo de San Jorge, entonces dependencia política de León, su consigna era hacer lo quelos leoneses qüisieran; cosa que, como se comprenderá, se conformaba bien con su Garácter débil y tolerante, por no decir pasivo.
El COlnandante, don Casto Fonseca, era el reversode la medalla, y el tipo acabado del militar nicaragüense de aquella época.
Déspota, falto de instrQ.cción, vano y lugareño, sir< vió de instrumento á las pasiones de los que supieron
halagarlo, sembró el terror en las poblaciones que suponía enemigas; y no encontrando en la escala mili-t.ar título bien sonoro, que satisfaciera sus oídos, pa·rodió el del vencedor de A.yacucho y se lIizo norobral'"Gran Mariscal de Nicaragua)'
Su odio par.a Granada era exagerado; pero los granadinos á su vez le pagaban con usura. Éstos, acusados de aristócrat.~s, enemigos del pueblo r cuantomás pudiera hacerlos odiosos á las masas, formabanuna especie de grenlio excomulgado por tOq.Ú8 los amigos del Gobierno, que no perdía ocasi6n de asestarlessus tiros.
El 29 de enero de 1844, la Municipalidad de Mana·gua celebrú una acta, en cabildo abierto, separarándose de la jurisdicción de Granada y anexándose á lade Le6n. Para ésto se fundaba, en que el pueblo de1\lanagua estaba ca1;1sado de contribuir con sus ~au-
CAP. XVI~ADMINISTRACIÓN DE PÉREZ 509
dates al fausto ,y grandeza de la aristocracia de Granada. Los granadinos se burlaron de aquella afirmación y manifestaron por la prensa, que Man~gualejüfsde dar alguna utilidad al Departamento oriental, leocasionaba gastos y ;molestias; pero el Gran Mariscaldirigió un manifiesto á los pueblos del Estado, aplaudiendo y apoyando el paso dado por el Municipio managüense, -que más tarde escolló en la Asanlblea.
Don José Osejo, Jefe Político de Granada, sigúiendo instrucciones del Gran Mariscal Fonseca, exigiócO'lltribuciones directas al vecindario, de la maneramás violenta y antojadiza; obligó á la Municipalidadá que desterrase á los señore~ don pInan pJosé. Z~al(l,don Ponciano OOlTUI y don Fulgencio Vega, caudillosde iInportancia en GraDada; persiguió á otros hastaobligarlos á emigrar; y por últhno oprinlió de tal manera al pueblo, que ést.e se h~""antó en masa y annadode garrotes y machetes se lanzó so bre el cuartel, el 29de agosto de 1844. Osejo pudo resistir el ataque;pero quedó lleno de terrOl', viéndose obligado á per~
manecer sin salir ála ealle, hasta que fué reemplazado de orden del Gobierno.
El Gran Mariscal tambiéÍ1 hacía sentir en León la 'dureza de su ptlño á aquellas personas que no le eranafectas. El Licenciado don Basilio Salinas fué azotado públicamente y obligado á emígrar en unión delos señores don José Guerrero y don Sebastián Salinas, personas influyentes, que se dirigieron á Honduras á pl'ocurar indisponer á Fen'era en contra de Nicaragua. El malestar se hizo gelleral y hasta el pnebl6de Matagalpa tomó una actitud po~o tranquilizadora.
En aquellos días estalló el movimiento. revolucionario ~e Hondura.s. El Jefe del Estado, General dOl}
Francisco Fel'rel'a, lo atribuyó con algún fundameuto Ú, trabajos de los emigrados resident.os en Nical'a-
510 Hl~l'OlUA DE NICAllAGUA
gua, de acuerdo y con protección del Comandante General Fonseca. Partiendo de este supuesto, exigiódel Gobierno nicaragüense que hiciera pagar al Comandante General de las armas los gastos causadosal Gobierno de Honduras con la revolución debelada,y que á los emigrados se les procesara como á criminales y se les impusiera el castigo que detel·m.inara elpropio Ferrera.
Nicaragua.rechazó con indignación tales exigencias;y las relaciones quedaron cortadas de hecho.
Como si tantas calamidades fuesen pocas, la naturaleza quiso también proporcional' en aquellos díasnuevos espectáculos de desconsuelo v tristezB.
El 28 de abril de 1844, á las tres y rnedia de la tarde, Sf~ deJó senti r en todo el Estado un fuerte terre1110to de trepidación, que duró como veinte seguubs,causando daños parciales en los edificios de varias poblaciones; pero destruyendo totalrnente los del departamento deRivas, en donde si bien quedaron algunascasas en pie, éstas se hieieron inhabitables por su malestado y desplome absoluto.
El Gobierno cOl1federa~oexistía aún en San Vicente y Nicaragua tuvo que lnandar el contingente de milhombres. Se hallaba bloqueado el Salvador por navíosingleses y el auxilio nicaragüense tenía por necesidadque pasar por Honduras; pero Ferrera, que. sospechóque esos mil hombres en territorio hondureño podianser la base de un lnovimiento revolucionario en sucontra, expidió un decreto en que dispuso que el ejército de Nicaragua pasara .en pelotones de doscientoshonlbres cada uno, combinados de tal suerte, que nunca hubiera más de nn pelotón en el Estado, Ó lo que eslo mismo, que ha8ta. la salida del primero avanzara elsegundo y así sucesivamente.
El Supreino Delegado, cuyos pl'opóRitos hemos te M
UA1). XIY-ADMINIB'rUAOIÓN DE PÉRE7.. 511
nido oeasi<'il1 rlo conoc.el' antes, encontraba muy d]lftta<la la fecha 0H que debía llegar el auxilio; y lleno d~
impaciencia so dirigió al Gobierno de Honduras, ordenándole qne consintiera en el paso libre de la fum'·za nicaragiiense, y que si tenía diferencias con Nicaragua las llevara á conocimiento del Gobierno confederado para ponerles término, <le acuerdo eon el artículo 31 del" Pacto."
El SUpl'eU10 nelegado dió hnnbión orden á la fuol'za nicaragüense, para que continuara la marcha y aljefe de las operaciones de Honduras, don Trinidad 1\1ufioz, para que no les impidiera 01 pn,so.
lVlufloz contestó que no estaba á las órdenes del Supremo Delegado ó intimó á la fuerza nicaragüense quüse hallaba en Choluteca ell'egreso para Nicaragua.
El jefe nicaragüense, á quien se hizo la intimacióll,contllvo su lnarcha en Choluteea y dió parte al Supre·lllo Delegado; pero en el entretanto, fné at.ac~do
por J\1IUllOz el 19 ele agosto de 1844 y derrotado, dejando en el campo á 156 InUel'tos, muchos prisioneros,y toclas ias armas, rnnniciones y bagajes del ejército.
La guerra estaba declarada de hecho; y el 00hiernode Nicaragua levantó un ejército de nül y pico dehOlubres, con el cual illvadió á HondufHs en el mes deoctubre siguiente.
El 23 Gel mismo octubre el ejército nicaragüenseatacó la plaza de Nacaome, en donde estaba el grnesodel ejército hondureño, comandado por el General Fe·n'era, y después de dos horas de vivísirno fuego, fuérechazado con pérdida de 150 hOlnbres, lnuertos en elcombate.
En el entretanto, Cabañas y Barrios efectuaron enSan Miguel, del Salvador, el lllovilniento revolucio··nario d-e qno hieiJnos Hutes mención, para botar á Mal~~pín. A'.ln(~l rnOVin1\(lnto fl'í1CaSÓ; ptWO I\falespln (1"'C1-
:>12 HIB'l'OlUA DE NIUARAGUA
gió de Nicaragua que fueran expulsados los })l'Ollloto
res, eutonces asilados en León, ó entregados al Gobierno salvadoreflO para que éste los eastigara.
Nicaragua volvió á rechazar con energía las lJl'et€n- _siones acm-ca de los emigrados, y continuó asilándolosPll su territorio. Hondnras y 01 Salvador se aliai'on01ÜOllces y lo hideron la guerra.