Historia de Roma - Tomo III

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Historia de Roma - Tomo III

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HISTORIAD E R O M Adesde los orgenes itlicos hasta la cada del Imperio de OccidenteORIGINAL DEFRANCISCO BERTOLINI------OBRA PREMIADA POR ELCONSEJO SUPERIOR DE INSTRUCCIN PBLICA DE ITALIAversin espaola deSALVADOR LPEZ GUIJARRO Correcciones, mapas, fotos, pinturas y dibujos, agregados por TIBERIVS.

TOMO III

Los baos romanos, por Emmanuel OberhausenCAPITULO XEL IMPERIO REPUBLICANO------I. Octaviano Augusto: Su poltica; Grandes hombres: grandes obras; Conquista de los Alpes; Guerra romano-germnica; La familia de Augusto; Marbod y Tiberio.- II. Tiberio: La transmisin del poder; Germnico; Gobierno de Tiberio.- III. Cayo Calgula: Tirana y demencia.- IV. Claudio: Su carcter y sus obras; Sus inspiradores.- V. Nern: Primera tragedia; ltimos fastos militares; El parricidio; Nern artista; Incendio de Roma; Primera persecucin de los cristianos; La Casa urea; Guerra judaica; Guerra civil.- VI. Galba.- VII. Otn.- VIII. Vitelio.octaviano augusto [footnoteRef:2] [2: Fuentes histricas: 1, Din Casio. Din floreci en el siglo segundo de Jesucristo (155-229). De su Historia universal romana, escrita en griego, no poseemos ms que 18 libros enteros. 2, Suetonio (75-160), en su Octaviano, que forma parte de su obra La vida de los doce csares. 3, Veleyo Patrculo, Historia romana, escrita hacia el ao 30.]

i. su polticaCuando volvi Octaviano a Roma, despus de la incorporacin del Egipto y del arreglo de las cosas asiticas, al que consagr el invierno y la primavera del ao 725 (29 a.C.), todas las miradas se volvan hacia este hombre que tena en sus manos el imperio del mundo, esperando ver el uso que hara de tanto poder. Sus primeros actos fueron tranquilizadores: apenas celebrado el triunfo, cerr el templo de Jano, que estaba abierto 205 aos haca; concedi una amnista general, e hizo abundantes repartos de dinero a los pobres.El presente, pues, era halageo; pero y el porvenir? El porvenir estaba trazado por el pasado. El historiador Din Casio nos describe a Augusto discutiendo con Agripa y Mecenas sobre la monarqua y la repblica. Pero tal discusin no era un mero pasatiempo: aun sin tener en cuenta el hecho importante de que las instituciones republicanas haban quedado, despus de 60 aos de guerras civiles, como cuerpo sin alma, no es menos cierto que con la extensin de la ciudadana romana a los pueblos de Italia y a muchas de las provincias, el gobierno republicano era materialmente imposible. Lo que se llamaba el pueblo era un mundo, un mundo que no poda gobernarse como una ciudad. Todava, sin embargo, la Repblica romana era un gran nombre: y, ay del que lo tocase! Octaviano se guard bien de hacerlo: el fin de su padre adoptivo no era para l vana enseanza. Esto explica su aparente vacilacin para aceptar los honores que el servilismo del Senado pona a sus pies, y su resuelta negativa a aceptar la dictadura manchada con tantos recuerdos sangrientos. Y con la dictadura, rehus los templos y los altares que se intent alzarle; y tuvo no palacios, sino una simple casa; ni cortesanos, sino amigos; ni chambelanes a su alrededor, sino sus esclavos y libertos, como cualquier otro ciudadano acomodado. La historia de su patria le enseaba que las prerrogativas mal definidas de las antiguas magistraturas bastaban para encubrir la monarqua bajo apariencias republicanas, sin arrostrar los efectos peligrosos de una innovacin de derecho. l era cnsul desde el ao 723 (31 a.C.): y entonces conserv por otros seis aos este cargo, que le confera casi todo el poder ejecutivo, hasta que pudiera prescindir de este ttulo legal; y para esto restituy al consulado la potestad censoria que haba tenido antes de que los patricios hiciesen de ella una magistratura de su pertenencia; y con la cooperacin de su colega Agripa, realiz el ao 726 (28 a.C.), los dos principales actos de los censores: el censo y la depuracin del Senado[footnoteRef:3]. [3: El mismo Octaviano escribi que este censo fue hecho por l como censor: in consulato sexto censum populi, collega M. Agrippa egi. Vase el Corpus inscriptionum Latinarum, III, 2.]

No se haba hecho censo alguno en 70 aos: el de Octaviano y Agripa dio una cifra de 4.063.000 ciudadanos, es decir, el dcuplo de la cifra dada por el ltimo anterior[footnoteRef:4]. El Senado, por los numerosos nombramientos de Csar y de los segundos triunviros, se compona ya de 1.000 miembros, muchos de los cuales eran hombres indignos, que haban explotado la confusin de las guerras civiles. Octaviano hizo la depuracin, reduciendo el nmero de senadores a 600, cifra que qued luego invariada. Conforme a la antigua costumbre de los censores, Agripa nombr a su colega Prncipe del Senado, cuyo ttulo daba a Octaviano el privilegio de emitir antes que nadie su opinin, lo que, en la posicin del nuevo prncipe, equivala a dar sus rdenes; y con esto se hall el Senado en el fondo, y sin ninguna alteracin de forma, en la misma condicin que la Asamblea de los padres tuvo bajo los reyes, esto es, en la de un cuerpo meramente consultivo. [4: Este grande aumento se deba principalmente a Csar, que confiri la ciudadana a ciudades y provincias enteras.]

En los primeros das del ao 727 (27 a.C.), recibi el Senado una inesperada sorpresa: Octaviano se present en la Curia a decir que quera deponer sus poderes. Era una comedia preparada con sus ntimos para engaar al pueblo con la hipocresa de la abnegacin, y obligar a la Asamblea a aumentar su poder mismo con la sancin general; y de esta comedia sali, en efecto, Octaviano con la dignidad de Imperator, que le daba el mando supremo de las fuerzas de mar y tierra, y el imperio proconsular sobre todas las provincias. Quiso el Senado concederle como vitalicia esta soberana dignidad; pero l la acept slo por 10 aos, rehusando tambin el gobierno de todas las provincias, y aceptando slo el de las turbulentas o amenazadas por los brbaros, como las Galias, la Hispania Citerior, la Siria y el Egipto: a la Curia dej las tranquilas y prsperas del interior. Hubo as dos gobiernos provinciales: el civil en las del Senado, y el militar en las imperiales. A los representantes del primer se les reservaron ttulos y honores, a los del segundo el poder; y se convino tambin en que el mando militar de las provincias senatoriales sera ejercido por lugartenientes (legati) de Augusto, y no procnsules. Y a pesar de estas restricciones, que hacan ilusoria la soberana del Senado y del pueblo en sus provincias, la servil Asamblea quiso tributar nuevos y peregrinos honores de su gratitud al amo; y en la sesin del 16 de Enero del ao 727, a propuesta de Munacio Planco, le confiri el ttulo de Augusto[footnoteRef:5] que slo se daba a los dioses y a los lugares sagrados. Merced a este ttulo, que luego pas a la nomenclatura de las monarquas, Octaviano, sin aumento aparente del poder material del Imperator, quedaba alzado sobre todos sus conciudadanos, en una regin casi celeste; y si el Imperator inspiraba temor por su fuerza, el Augustus inspiraba reverencia por su naturaleza sobrehumana: la leyenda del origen divino de la gente Julia, reciba as del Senado su sancin plena. [5: El nombre Augusto slo significa, gramaticalmente, conspicuo (ab augendo); pero en el lenguaje jerrquico tena un significado mstico.]

Desde este momento se percibe claramente el objetivo poltico de Augusto, que era convertir las instituciones republicanas en instrumento del naciente principado, sin alterar su naturaleza extrnseca. Tal como aqullas haban existido, el consulado anual y colegiado era en su seno un obstculo insuperable para el gobierno personal. Por esto Octaviano cuando lleg a su dcima magistratura, depuso el cargo, que era un impedimento ms bien que una ayuda, y en premio de esta nueva abnegacin, recibi del Senado la potestad tribunicia por toda su vida (27 de Junio del ao 731-23 a.C.), que era justamente lo que ambicionaba. En efecto, esta potestad, aparte de sus prerrogativas propias, le ofreca la gran ventaja de unir el nuevo rgimen con las instituciones ms vitales de la repblica: la monarqua reciba nominalmente una base democrtica, y el pueblo poda hacerse la ilusin de poseer an la soberana, puesto que quien la ejerca tomaba del poder tribunicio la razn jurdica de su cargo. De aqu la grande importancia que Augusto y sus sucesores dieron a esta dignidad. Desde el da en que se le concedi a perpetuidad, hizo que se contasen en el calendario los aos de su posesin, como se haca con el consulado. Quedaba, pues, abierta en realidad la era monrquica de Roma: Augusto no es rey, ni dictador, ni siquiera cnsul; es solamente Prncipe en el Senado, Imperator en el ejrcito, tribuno en el Foro, procnsul en las provincias; y lleva un nombre nuevo, puro de todo recuerdo odioso, que lo exalta sobre todos los hombres, y lo coloca entre el cielo y la tierra. En esta ficcin y en esta conjuncin de poderes un tiempo divididos, est la revolucin toda.

Octaviano Augusto luciendo la corona de laurelesLos aos 727 (27 a.C.) y 731 (23 a.C.) fueron los decisivos en este cambio. Para afirmarlo, y justificar a la vez su nuevo poder, se alej Augusto en estos dos aos de Roma, y fue a reorganizar las provincias. En el primero orden la Galia y la Hispania: aqulla fue dividida en tres provincias con los nombres de Aquitanica, Lugdunensis y Blgica. La Narbonense pas al nmero de las provincias senatoriales. Pero militarmente las tres provincias quedaron bajo un solo mando, ejercido por los legados del Imperator. Respecto a los tributos, dividise la regin en 64 distritos, cada uno con su capital administrativa; y estas capitales fueron luego las ciudades principales de la moderna Francia. Augusto cuid tambin de promover la difusin del romanismo en la Galia, dando a la clase popular ms libre posicin frente a la nobleza y al sacerdocio drudicos; y para abatir mejor a este ltimo, dispuso que nadie pudiese obtener la ciudadana sin separarse previamente de su seno. Por lo dems, lo que no consiguieron para su objeto las amenazas y las promesas, lo consigui el sistema de envolver la idolatra cltica con exterioridades del antiguo Olimpo: sistema que la Iglesia cristiana adoptar ms tarde, y con no menor eficacia, contra el paganismo.La Hispania necesitaba, antes de ser ordenada, pacificarse. Los cntabros en las montaas septentrionales de la Golfo de Vizcaya, y sus confinantes los astures y vacceos, tenan ocupadas con sus continuas luchas e invasiones las armas romanas; y mientras esta perturbacin durase, el dominio de Roma en Hispania peligraba y la paz definitiva del pas era imposible. Tras una seria de tentativas infructuosas contra la ciudad de Segisa (Belmonte de Gracin), de los vacceos, el legado Antistio consigui al fin al ao siguiente (728-26 a.C.) batir en una jornada decisiva a los cntabros; y como consecuencia de esta derrota, perdieron su fortaleza principal, Lancia. Bloqueados luego en su refugio del Monte Vidio, despus de breve resistencia se rindieron (729-25 a.C.). Para pacificar establemente la regin, Augusto vendi como esclavos a los prisioneros, transport buena parte de los montaeses a las lejanas llanuras, y rode el pas de fuertes colonias militares (Bracara Augusta, hoy Braga; Lucus Augustus, Lugo; Augusta Asturica, Astorga, etc.); hizo luego nueva divisin territorial: la Hispania Citerior tuvo el nombre de Tarraconense, con notable variacin de lmites, y la Ulterior fue dividida en Lusitania, situada entre el Duero y el Guadiana, y en Betica al Sur del Guadiana y con Corduba (Crdoba) por capital.

En el ao 731 (23 a.C.) Augusto dej a Roma para visitar el Oriente y tomar en aquellos pueblos sabias medidas que remediasen las calamidades de las ltimas guerras romanas. Haba all tambin recientes desastres militares que reparar. Elio Galo, prefecto de Egipto, haba emprendido el ao 730 (24 a.C.) una desgraciada expedicin a la Arabia, yendo sobre el Yemen con objeto de proteger el comercio del Mar Rojo; pero volvi sin victoria, con sus tropas diezmadas y rendidas por las desastrosas marchas en los abrasados desiertos. Su sucesor Cayo Petronio tuvo mejor fortuna contra los nubios, que aprovecharon la ausencia de las legiones invadiendo la regin superior y ocupando las ciudades de Elefantina, File y Asun. Petronio entr en la Nubia, derrot a los brbaros en dos batallas y ocup su capital Napata (731 de Roma).

En esta situacin llegaba Augusto al Oriente. Su primer cuidado fue subvenir a las necesidades econmicas de las poblaciones asiticas, extremadas por la rapacidad de los gobernadores antonianos: condon los tributos atrasados y disminuy los corrientes. Despus se dedic a la ordenacin de las provincias: concluy con la reina de Nubia, Amanirenas, que le haba enviado sus mensajeros, un tratado que aseguraba la frontera del Egipto meridional, y al reino asitico de Galacia, cuyo trono haba quedado vacante por la muerte del rey Amintas (730-24 a.C.), en vez de darlo a los hijos con calidad de cliente de Roma, lo incorpor al Estado romano constituyndolo en provincia imperial. M. Lolio fue su primer gobernador. Chipre qued bajo la direccin del Senado.Dispens Augusto particular favor al rey de los judos, que desert a ltima hora de las banderas de Antonio para pasar a las de su rival. La historia especial del pueblo judaico cuenta las atrocidades cometidas por aquel monarca idumeo, Herodes, exageradas sin duda por el espritu de partido. No impidieron ellas, sin embargo, que Herodes pasase a la historia con el nombre de Grande, por la prosperidad material que logr dar a la Judea. l puso trmino para siempre a las incursiones de los partos, y favoreci la romanizacin de aquel pas. Augusto tuvo pruebas solemnes de su devocin: el nombre de Cesarea dado a la antigua Turris Stratonis y el templo que erigi en su honor y adorn con su estatua, atestiguaban el respeto del rey judaico al emperador romano; as como el guila colosal esculpida sobre la portada principal del templo de Jerusaln, por Herodes reconstruido, proclamaba su profunda reverencia hacia la potente Roma. Por lo dems, slo era rey en el nombre; de hecho era un procurador del Imperio; y ste mantena en Jerusaln una legin con la apariencia de protegerlo, y guardaba en Roma a sus dos hijos como rehenes de su fidelidad.En este viaje de inspeccin a Oriente, logr tambin Augusto terminar la gran lucha con los partos, de modo bastante honroso para Roma. Antiguas contiendas de la corte de Ctesifonte se lo facilitaron: un pretendiente llamado Tiridates haba enviado a Augusto a Roma el hijo del rey parto; y Fraates IV, para recobrar su hijo, prometi restituir las insignias militares ganadas a Craso en la jornada de Carrhae, y los prisioneros hechos en las infelices expediciones de Antonio. Pero una vez recuperado el hijo, olvid su promesa; y Augusto, para recordrsela, envi a su hijastro Tiberio a la Armenia Mayor con fuerte ejrcito. Tambin este pas era presa de internas turbulencias: contra su rey Artaxias II, hechura de Fraates IV, luchaba un partido que quera por soberano a Tigranes, hermano menor de aqul. Al aparecer Tiberio, invit a Fraates IV a cumplir la prometida restitucin; pero no tuvo necesidad de usar la fuerza para abatir al rey armenio: sus propios adversarios le dieron muerte, y su hermano subi al trono con el nombre de Tigranes III y con la calidad efectiva de procurador de Roma, como Herodes (734-20 a.C.). Cuando Augusto, despus de tres aos de ausencia, regres a Roma, hall la ciudad agitada y malcontenta a causa de las calamidades que haca tiempo la afligan: epidemias, inundaciones y carestas atormentaban al msero pueblo, el cual, viendo la impotencia de los gobernantes para aliviarlo, puso en Augusto todas sus esperanzas. El Senado, oprimido por la multitud que amenazaba pegar fuego a la Curia, nombr a Augusto dictador y censor vitalicio; pero el astuto Imperator no quiso aceptar tan peligrosas dignidades, y slo, y a pesar suyo, acept la superintendencia de vveres; y bajo aquel curador la caresta desapareci como por encanto: el tesoro del Estado y el Egipto hicieron el milagro. De la censura slo acept algunas atribuciones comprendidas en el nombre de prefectura de las costumbres (735-19 a.C.). La dictadura fue por l rechazada en absoluto, diciendo que la potestad tribunicia bastaba para todas las necesidades; y las costumbres hubieran tambin sentido su influencia mejoradora, si las leyes hubieran podido corregir una corrupcin tan profunda. Entre las que Augusto dict para remediarlas, estn las referentes a los matrimonios. Impresionado al ver las familias romanas disolverse en brevsimo tiempo, las antiguas gentes disminuirse y avanzar una general extincin de sus elementos; y pensando que la frecuencia del celibato era principal causa de tanto dao, propuso en el ao 736 (18 a.C.) una ley encaminada a promover los matrimonios. Rechazada por los comicios de la plebe, la volvi a proponer ms tarde, enmendada, y pas (757-3). Proponase Augusto con esta ley tres objetos: el uno social, que era el proveer a la conservacin de la estirpe romana; el otro moral, que era reparar con el matrimonio la corrupcin de las costumbres; y el otro financiero, que era procurar al tesoro y al Estado una nueva y fecunda fuente con las cuantiosas multas impuesta a los clibes. Vista la ineficacia de sus leyes matrimoniales, indujo el ao 763 (9) a los cnsules M. Papio Mutilo y Q. Popeo Sabino a dictar la famosa lex Papia-Poppaea, que despus de las Doce Tablas, es el principal monumento de la legislacin romana. No slo, en efecto, regulaba esta ley el matrimonio, sino tambin el divorcio, la dote, las donaciones entre cnyuges, la herencia, los legados: renovaba, en suma, casi todo el derecho civil privado. Haca esta ley del matrimonio un cargo pblico, un tributo debido al Estado: castigaba la viudez prolongada, contra la antigua moral opuesta a las segundas nupcias, y honraba a la mujer mongama. El que a los 20 aos no hubiese contrado matrimonio; el que despus de dos aos de viudez, o 18 meses de divorcio, no se hubiese vuelto a casar; el hombre que no tuviese mujer propia a los 60 aos; la mujer que no tuviese marido a los 50, todos ellos eran declarados clibes y castigados como tales. El castigo consista en no poder heredar sino de los parientes ms prximos. Pero la ley no castigaba solamente a los clibes: teniendo como tena por objeto el fomento de la poblacin romana, era severa hasta con los cnyuges que no tuviesen hijos, y les prohiba disponer en el testamento, el uno para el otro, ms que del dcimo de sus bienes; y les prohiba igualmente recibir ms de la mitad de los legados de sus parientes. Por el contrario, respecto de los que tenan hijos legtimos, era muy generosa: el que tuviese tres (ius trium liberorum) era declarado exento de todo tributo personal; y si era pobre, reciba doble parte en las distribuciones frumentarias, y se le prefera para los honores pblicos: el latino que presentase al magistrado un hijo de un ao de edad, declarando que estaba casado y que deseaba tener otros, adquira la ciudadana romana. Pero las cosas no cambiaron ni aun despus de la promulgacin de esta seversima ley: el concubinato continu manteniendo, a despecho de la sancin legal, su impuro predominio; y viendo Augusto tan ineficaz el rigor, trat de dar a la medida toda la autoridad de las clases ms importantes: a cuyo efecto ley en el Senado la oracin Q. Metello sobre la necesidad de aumentar la prole (de prole augenda), y la hizo conocer al pueblo por medio de un edicto. Pero este nuevo esfuerzo indirecto fue casi perjudicial, porque demostr que las antiguas costumbres haban muerto, y que la decadencia tena ya hondas races. Y por esto pudo decir Augusto, al contar su propia vida, que haba propuesto a la Repblica la resurreccin de los buenos ejemplos pasados: con no menos razn pudo aadir que su buen deseo fue intil.Augusto no haba aceptado el poder sino por 10 aos: al expirar el decenio (736-18 a.C.), el Senado se lo confirm por otro quinquenio, y al final de ste por otros 10 aos, y as sucesivamente mientras dur su vida. En memoria de estas repetidas abdicaciones de los padres y del pueblo, sus sucesores celebraron el dcimo ao de sus respectivos reinados con fiestas solemnes que recibieron el nombre de sacra decennalia.A medida que el principado subsista, la obra de su complemento se iba realizando. El ao 742 (12 a.C.) qued vacante, por muerte del viejo triunviro M. Lpido, el cargo de pontfice mximo, y fue conferido a Augusto. Esta unin de las dos supremas potestades civil y religiosa, que se cumpli entonces, dur hasta en los tiempos cristianos: Graciano ejerci tambin el pontificado mximo, que desde Constantino constituy tambin la dignidad superior del sacerdocio del cristianismo.

El Panten de AgripaYa hemos visto cmo Augusto se vali de la prefectura de las costumbres para refrenar la corrupcin, y hemos visto tambin lo infructuoso de sus intentos: pues lo mismo quiso utilizar el pontificado, para restaurar la antigua religin y purificarla de todo injerto extranjero. Esperaba con esto realzar el sentimiento religioso; pero tambin esta esperanza suya se frustr. Hizo quemar gran copia de profecas griegas y latinas, y conserv slo los libros sibilinos: levant gran nmero de templos, que entre nuevos y restaurados sumaron 95. Marte Vengador, Apolo Palatino[footnoteRef:6], Jpiter Tonante, Quirino, Vesta, el Divino Julio, la Fortuna de Roma, la Libertad, tuvieron cada uno un nuevo templo; y Agripa levant el Panten para hospedar las tres deidades mayores (729-25 a.C.). Para el servicio del culto de los nuevos templos aument Augusto el nmero de los sacerdotes, a quienes dio nuevos privilegios. Pero los tiempos corran siniestramente para las creencias y las prcticas paganas, y no era fcil encontrar ministros para la divinidad, ni aun mujeres libres que quisieran consagrarse al culto sacrosanto de la grandeza romana: por lo que Augusto tuvo que admitir por una ley las hijas de los libertos al ministerio de Vesta. Pero si no se encontraban sacerdotes ni para Jpiter ni para Vesta, hallbanse en cambio fcilmente para el culto del dios visible, dispensador de honores y mercedes, y rbitro de los destinos del mundo imperial. En vano Augusto se inspira en la mayor prudencia para moderar los excesos de la apoteosis que se le consagra, y no consiente en ser adorado ms que en compaa de la diosa Roma (Roma et Caesaris). La Italia y las provincias le dedican a l solo templos, sacerdotes y juegos. Alejandra no solamente le dedica un templo, sino una ciudad entera, con prticos, bibliotecas y paseos: el gran Herodes le levanta estatuas y altares y da en honor suyo fiestas en Jerusaln: entre los reyes de Oriente a l sometidos, se hace una suscripcin para acabar de dedicarle el templo comenzado en Atenas de Jpiter Olmpico. Por ltimo, Augusto no tuvo otro medio, para hacer adorar los olvidados dioses, que el de asociarlos a su propia grandeza: traslad, por tanto, a su palacio el santuario de Vesta, y coloc a Apolo en su propia antecmara. De esta manera el mundo romano, prostituyndose en la obediencia de un dios Csar, preparaba el reinado de los Claudios, Calgulas y Nerones. Pero en tanto que en Occidente, en el centro de la civilizacin y del poder universal, se realizaba la terrible unin de las dos potestades poltica y religiosa, en una oscura regin del Oriente naca Aquel que vena a anunciar al mundo la destruccin de aquellas potestades, y a preparar una nueva sociedad constituida sobre la libertad de las almas. El gran poeta de aquel siglo, presintiendo vagamente esta renovacin, crey entreverla en la vuelta de la primitiva edad de oro[footnoteRef:7]. Pero la renovacin social no deba consistir, como justamente observa un historiador moderno[footnoteRef:8], en la vuelta del pasado que soaba Virgilio; ni poda proceder de aquel coloso que cargaba a la sociedad con nuevas y duras cadenas; sino que naca de Aquel que, por medio de la conciencia, recomenzaba la obra de la libertad. [6: El templo de Apolo Palatino se erigi en memoria de la batalla de Actio. Su prtico se una con dos grandes salas adornadas por obras maestras de arte, y que servan para biblioteca y acaso tambin para las reuniones del Senado. Despus del incendio de la casa de Augusto, ocurrido el ao 751 (3 a.C.), se construy en su lugar un vasto edificio que sigui sirviendo de estancia a sus sucesores, y que por la altura en que se levantaba se llam palacio de los Csares.] [7: Son notabilsimos a este respecto los versos de Virgilio en su gloga IV, en que canta el nacimiento del hijo de Asinio Polin: magnus ab integro, etc., cuyos versos inspiraron al divino Dante aquellos no menos famosos que pone en boca de Estacio en el Purgatorio (c. XXII, 67-73).] [8: Zeller, J. S., Les empereurs romains, Paris, 1865, pg. 23.]

II. grandes hombres: grandes obrasMientras el envilecimiento pona el ltimo sello al absolutismo imperial con la apoteosis del monarca, la fortuna conquistaba a Augusto la admiracin de la posteridad, poniendo al servicio de su fama todos los ingenios de aquella edad tan pobre de altivos caracteres y virtudes civiles, como rica de literatos y poetas de altsimo valor; y en este sentido mereci literariamente el nombre de edad de oro, la que fue de hierro en todo lo dems[footnoteRef:9]. Como primer privilegio de aquella fortuna de Augusto debe considerarse el que tuvo en la amistad de dos amabilsimos consejeros que le ayudaron admirablemente en el trnsito de la expirante libertad a la servidumbre naciente, y consiguieron a su vez el premio de asociar sus nombres a su propia gloria. Estos dos hombres son M. Vipsanio Agripa y Cayo Cilnio Mecenas: el primero, rudo militar, es la imagen de la Repblica que muere; el otro, astuto y blando, retrata al Imperio que comienza. Din Casio, para demostrar el contraste de aquellos dos caracteres, nos presenta a Augusto, como hemos visto, sentado entre ellos disputando sobre repblica y monarqua. El Imperator haba conocido a entrambos desde su juventud, durante su estancia en Apolonia, y les fue siempre fiel; pero esta fidelidad no envuelve un gran mrito, porque la amistad de aquellos dos hombres le prest servicios inestimables: los tratados de Brundisio y de Tarento y el matrimonio de Augusto con Escribonia, fueron obras de Mecenas: la sumisin de la Galia, la derrota de Sexto Pompeyo y la victoria de Actio, se debieron principalmente al genio de Agripa. [9: Este apelativo, dado al siglo de Augusto por su fecundidad literaria, no puede aceptarse sino restrictivamente; porque el dictado no le conviene, por cierto, cuando aquellas obras literarias se consideran bajo su impropio carcter de instrumentum regni.]

En el atrio de Mecenas, por Stefan BakaowiczMecenas provena de una rica casa etrusca de Arretio, y perteneca a la clase de los caballeros: haca sin embargo poco caso de su nobleza, y dejaba, sin conmoverse, que Horacio magnificase su regio origen. En cambio gozaba muy a gusto de sus riquezas, que le permitan satisfacer sus instintos epicreos. Por esto, cuando el perodo de la lucha termin, y el Imperio dej de necesitar sus talentos diplomticos, abandon los asuntos pblicos, y transport a su sibartica y clebre mesa el campo de su actividad poltica. Y aqu tambin encontr el modo de prestar importantes servicios a su poderoso amigo; porque en aquella mesa se hicieron muchas conversiones al nuevo orden de cosas, y se disolvieron en el seno de la voluptuosidad los ltimos restos de austeras virtudes.Agripa, a pesar de ser vir rusticitati proprior quam deliciis, como lo llama Plinio[footnoteRef:10], qued tambin, aun despus del triunfo final de Augusto, cerca de su persona, no tanto para compartir los honores, como para ayudarle en el arreglo del vasto Imperio. A l debi Roma muchos esplndidos edificios, entre ellos el gran templo que an subsiste y que la nueva fortuna de Italia destina a ser mausoleo de sus reyes. Su nombre de Panten atribyese a haber sido consagrado a todas las deidades del Olimpo; pero no lo fue ms que a la gran trinidad de Jpiter, Marte y Venus; a los progenitores de la casa Julia, Eneas y Rmulo, y a Julio Csar. Augusto rehus contarse entre aquellos inmortales, por lo que su estatua fue colocada fuera de la puerta, y la de Agripa al otro lado. Entre las obras pblicas de Agripa en Roma, figuran particularmente sus acueductos: uno de ellos, llamado del Acqua Vergine lleva hoy todava, despus de dieciocho siglos a media Roma el agua fresca y lmpida de la Fontana di Trevi. [10: Historia Natural, XXXV, 9.]

Debise tambin a Agripa el catastro general del Imperio, gran trabajo que Csar haba empezado y que la muerte le impidi terminar. Agripa lo emprendi con el concurso de cuatro gemetras, lo concluy el ao 735 (19 a.C.), e hizo esculpir su dibujo, que fue colocado bajo un prtico. Sirvi esta obra al doble objeto de la distribucin equitativa de los impuestos y de gua para la construccin de las grandes vas militares que cruzaban el Imperio en todas direcciones, y en las cuales tuvo tambin Agripa principalsima parte.Dividase aquella red de caminos en cuatro ramificaciones ms importantes, convergentes todas al milliarium aureum construido por Augusto en el Foro de Roma (734-20 a.C.). Una de ellas conduca a Reggio por la Va Appia, y prosegua ms all del Estrecho, desde Messina a Panormo, y en frica desde Colonia Julia Cartago a Tingis (Tnger) por un lado, y a Alejandra por el otro. Desde esta ltima, en fin, partan otras dos: la una, remontando el Nilo iba hasta el confn de la Nubia; la otra, torciendo a Oriente, atravesaba el Istmo de Suez y llegaba hasta Antioquia.Otra ramificacin comunicaba a Roma con el Norte. Despus que Druso y Tiberio subyugaron a los pueblos alpinos, el camino que arrancaba en Mutina de la Va Emilia hacia Aquileia, fue continuado a travs de los Alpes hasta Veldidena (Innsbruck); aqu se encontraba con la va principal de los Alpes, que partiendo de Verona conduca, por el Brenner a la misma Veldidena, y ms all hasta Augusta Vindelicoro (Augsburg) sobre el Lech. Los Alpes occidentales tenan tambin sus grandes senderos: uno por el Mont-Ginebra, hasta Arelate; otro desde Augusta Praetoria (Aosta), por el Pequeo San Bernardo, hasta Geneva (Ginebra) y Argentorato (Estrasburgo); y otro desde Aosta, por el Gran San Bernardo, hasta Moguntiaco (Mainz).

La Fontana di TreviLa tercera ramificacin una a Roma con Oriente. En Dyrrachio se destacaban de la Va Egnatia dos lneas que, cortando la Grecia septentrional por sus lados occidental y oriental, iban a Atenas. El Peloponeso tena tambin sus caminos. La misma Va Egnatia iba por Tesalnica a Tracia, y desde all por un ramal a Bizancio, y por otro a Galpolis sobre el Helesponto: otro gran camino militar, arrancando en Lmpsaco y cruzando el Asia Menor en toda su longitud, acababa en la Antioquia.Por ltimo, la cuarta ramificacin comunicaba a Roma con el Occidente por medio de la Va Aurelia, que, costeando el Tirreno, conduca a Genua, Massilia y Arelate; desde aqu iba hasta los Pirineos por Narbo, lo atravesaba en Juncaria (La Jonquera), y prosegua hasta Barcino (Barcelona), Tarraco y Dertusa (Tortosa): all salvaba el Ebro y se extenda hasta Gades, extremo meridional de Hispania.Agripa contribuy tambin al nuevo orden administrativo dado por Augusto a Italia, que fue dividida en doce regiones comprensivas de toda la antigua Galia Cisalpina. La Italia Superior, a que se agreg la Istria hasta el ro Arsia (Raa), comprenda cuatro regiones, llamadas Italia Transpadana, Liguria, Venecia y Emilia. La Italia Central comprenda cinco; la Etruria, la Umbra, el Piceno, el Samnio y la Campania. Por ltimo, la Italia Meridional contaba dos: la una formada por la Apulia y la Calabria, y la otra constituida por la Lucania y el Brucio. La regin XII comprenda a Roma y su territorio.Faltan datos para conocer con certeza esta nueva divisin que Augusto hizo de Italia. Es de presumir, sin embargo, que con ella no se toc a la autonoma de las ciudades[footnoteRef:11]; y a juzgar por el hecho de que sobre la base de aquellas regiones se repartieron el censo y los tributos de sucesiones y libertos, se puede lgicamente deducir que no slo fueron razones estadsticas, sino tambin administrativas, las que determinaron aquel reparto. [11: Esta autonoma fue sancionada por Julio Csar en su lex Iulia municipalis del ao 709 (45 a.C.).]

Vipsanio AgripaAugusto concedi a Italia bastantes mejoras materiales en el nuevo orden de cosas: la excluy del reclutamiento militar en circunstancias ordinarias, formando slo con soldados itlicos el contingente de los pretorianos y la guarnicin de la metrpoli: en las legiones no hubo en lo sucesivo ms italianos que los voluntarios, aunque este privilegio, recibido entonces con entusiasmo por la pennsula, entraase graves peligros para el porvenir. Con esto se anunciaba al mundo que la Italia conquistadora entraba en reposo. Tuvo tambin la Italia su privilegio en el sistema tributario: Augusto confirm su exencin del tributum, y no la sujet ms que a pequeas imposiciones que recaan sobre las clases acomodadas, como eran el impuesto de 1 por 100 sobre las ventas, introducido despus de las guerras civiles; la tasa del 5 por 100 sobre las sucesiones agnaticias en los grandes patrimonios, instituida el ao 760 (6), y la tase del 4 por 100 sobre la compra de esclavos, establecida el ao 761 (7).iii. conquista de los alpesEl trabajo de la ordenacin interna del Imperio fue interrumpido por las guerras contra los brbaros del Norte. Al volver Augusto de su expedicin a la isla de Samos (735-19 a.C.), declar ante el Senado que los romanos deban contentarse con la extensin que ya tenan sus dominios, y renunciar para siempre a nuevas conquistas. Pero los sucesos le impidieron dar por su parte el ejemplo de esta conformidad. La conveniencia de tener libres los valles alpinos, fue la primera causa de las guerras que sostuvo contra los pueblos del Norte. Ya los salasios, vecinos de los taurinios, haban pagado con su servidumbre sus provocaciones hostiles, y la colonia Augusta Praetoria se haba establecido en su pas para vigilarlo (729-25 a.C.), cuando los dos hijos de Augusto, Tiberio y Druso, aparecieron en los Alpes; el primero remontando el Rhin, y el segundo el Adigio. Esta doble expedicin produjo la conquista del pas alpino de los vindelicios y de los retios: la colonia Augusta Vindelicoro fue mandada a conservarla.

Despus toc la vez a los ligures, que fueron sometidos el ao 746 (8 a.C.), y entonces tuvo el Imperio abierto el camino de aquellas otras costas. La espontnea sumisin del rey Cocio, a quien se premi con la ciudadana romana, haba puesto a Roma en posesin de los pases del Mont-Cenis, del Mont-Ginebra y del Monte Viso; de manera que, al abrirse la nueva poca, la frontera del Imperio llegaba al Danubio, y toda la cadena de los Alpes perteneca al territorio romano. En memoria de estas gloriosas empresas, fueron alzados algunos aos despus, en Segusio (Susa) y en Monoeco (Mnaco), dos arcos triunfales en honor de Augusto, adornados con inscripciones[footnoteRef:12]. Los nuevos dominios fueron erigidos parte en provincia y parte en prefectura: la provincia tuvo el nombre de Retia, y comprendi el territorio de los vindelicios y los Alpes Peninos; las prefecturas fueron dos: una comprensiva de los Alpes Cocios, que estuvo bajo el gobierno de la familia de Cocio hasta su extincin, y la otra que abrazaba el territorio de los Alpes Martimos. [12: Del arco de Monoeco quedan todava algunas ruinas. La inscripcin deca que bajo Augusto los pueblos alpinos del uno y del otro mar, en nmero de 46, entraron en la dependencia del pueblo romano. Vase Mommsen, vol. V, 16.]

iv. guerra romano-germnicaEl pas nrico fue objeto de un tratamiento especial: Augusto se lo reserv personalmente, y lo hizo administrar por un virrey con el ttulo de procurador; condicin que luego dur hasta el tiempo de Claudio, por quien fue erigido en provincia. El rpido xito de la empresa alpina, y la gloria que en ella adquirieron los jvenes prncipes Tiberio y Druso, hicieron comprender a Augusto que la tendencia expansiva del Imperio, lejos de estar agotada, era todava capaz de producir fecundos resultados. Expuso pues, su programa ante el Senado, y decidi llevar la guerra tanto contra los germanos, de quienes haba que aislar a los pueblos clticos sometidos, como ms all del Rhin hasta el Elba y el Danubio. En este punto debe observarse que los romanos conocan muy imperfectamente la geografa de la Germania, y crean que navegando hacia Oriente por el Mar del Norte, se llagaba al Caspio, tenido por ellos como un golfo del grande Ocano ndico.Al viejo Agripa confi Augusto la conquista de la Panonia, y al hijastro Druso la sumisin de la Germania del Norte. Agripa muri cuando se preparaba a su empresa (Marzo del ao 742-12 a.C.), y Augusto sustituy aquel valiente con su otro hijastro, Tiberio, que haba ya dado en la guerra alpina pruebas de valeroso capitn. En dos campaas someti Tiberio la Panonia (746-8 a.C.), y la defendi despus bravamente contra los dacios, que acudieron el ao 744 (10 a.C.) a vengar a sus hermanos.No menos felices fueron las primeras operaciones de Druso en el Norte. Cuando apareci en el Rhin, lo hall fuertemente defendido por baluartes y tropas. El territorio que se extiende por la orilla izquierda desde la Alsacia al delta del ro, que era el territorio a que los romanos haban dado oficialmente el nombre de Germania, deba servir al joven capitn de base para la conquista de la Germania verdadera. Antes de entrar en accin quiso Druso reforzar esta base levantando castillos en toda la ribera, y en breve tiempo llegaron a 50 aquellos baluartes, que fueron ms tarde ncleo de otras tantas ciudades. Adems hizo venir al Rhin muchos buques de guerra, a fin de poder mantener por ellos la comunicacin de las fortalezas, y servirse de ellos tambin para la construccin de los puentes. Tampoco olvid las operaciones hidrulicas: el canal que de l recibi el nombre de Fossa Drusiana, evit a su flota la peligrosa navegacin de las costas de Batavia.

La expansin romana en Panonia y Dalmacia: en blanco, los estados clientesLos primeros en sentir los golpes de las nuevas armas romanas fueron los sicambrios, situados en la regin entre el Lippe y el Lahn, as como tambin sus clientes los uspetas y los tncteros. Una contienda surgida entre los mismos sicambrios y sus vecinos los catos, ofreci a Druso ocasin propicia para invadir el territorio y llevar sus armas victoriosas hasta el Weser; pero all se vio falto de vveres, y tuvo que retroceder.Esta inesperada invasin acall por un momento las discordias de las tribus germnicas; y sicambrios, queruscos y suevos se unieron para atacar simultneamente la frontera del Rhin. Seguros de la victoria, se haban ya repartido en proyecto los despojos enemigos: a los suevos el oro y la plata, a los queruscos los caballos, a los sicambrios los prisioneros. Haban contado con el auxilio de los galos; pero estos pueblos no eran ya los mismos: el hbito de la servidumbre y las astutas artes empleadas por Augusto y Druso para ganarse el favor de sus jefes haban amortiguado mucho el espritu de independencia en aquella nacin, que no pensaba sino en hacer menos sensible, halagando a sus triunfantes enemigos, el peso de su irremediable dependencia. De ello result bien elocuente prueba en el grandioso monumento que erigieron en Lugduno (Lyon) el ao 742 (12 a.C.), apenas Druso les invitara a demostrar su devocin a Augusto levantndole un altar. El altar fue un colosal santuario consagrado al emperador y a la diosa Roma. Ante l se alzaba la estatua de Augusto, de 60 pies de alto, adornada con figuras alegricas que representaban plsticamente las estirpes glicas.No poda, pues, este pueblo mirar a los invasores germanos como a sus libertadores y amigos; y por el contrario, en vez de ayudarlos en su empresa, ayudaron a los romanos en su defensa, y contribuyeron a hacerla triunfar.

Druso aprovech el temeroso asombro causado al enemigo por la resistencia, para adelantar su base de operaciones: erigi un fuerte castillo en Alisn (junto al Lippe, en la moderna Haltern) para vigilar la frontera; alz otro en el pas de los catos (acaso en la moderna Kassel), y prepar all su marcha para la conquista de la Germania central (743-11 a.C.). Despus de varias expediciones coronadas por el mejor xito, sus armas llegaron hasta el Elba, ro nunca antes de l visto por los romanos; pero en una retirada entre el Saale y el Rhin, sufri tal cada del caballo, que le caus la muerte (14 de Septiembre de 745-9 a.C.).Llor Augusto amargamente la muerte del valeroso joven a quien amaba como a un hijo y haba destinado a sucederle. A seguir su obra mand a su hermano Tiberio; el cual, empleando, ms que sus armas, sus finas astucias, en las cuales era maestro, llev en breve tiempo a trmino la empresa, y asegur las conquistas de Druso. Augusto mismo le ayud en este nuevo gnero de guerra: cuando fue a Lugduno para or las proposiciones de los enviados germnicos, declar que no tratara sin la presencia de los sicambrios. stos se apresuraron entonces a enviar sus jefes, y Augusto se apoder de ellos prfidamente y los distribuy en diversos municipios, donde aquellos mseros engaados se dieron la muerte para que su ejemplo decidiese a sus hermanos a la venganza. Sacrificio intil: los sicambrios, sin capitanes, fueron fcilmente derrotados por Tiberio, que acab con su nacin transportndolos, en nmero de 40.000, a la orilla izquierda del Rhin, en las tierras de los ubios, menapios y btavos.El ao 747 (7 a.C.), el propsito de Augusto respecto al ensanche de la frontera del Norte pareca plenamente realizado: la Panonia estaba sometida y la frontera romana llevada al Elba. A esto sucedi un perodo de quietud de 12 aos, precursor, no obstante, de mayor tempestad. Esta inesperada paz tuvo varias causas: por un lado la necesidad material de suspender algn tiempo las costossimas expediciones, y la conveniencia de dejar que el tiempo y el contacto con los vencedores suavizasen las speras costumbres de las sometidas tribus germnicas; por otro lado la situacin en que Tiberio lleg entonces a encontrarse dentro de la misma corte; situacin que dio por resultado su desdeosa y brusca retirada de los negocios pblicos. Y en medio de aquel transitorio silencio de las armas, fue cuando naci el que traa a la humanidad la buena nueva: un Dios en el cielo y la caridad sobre la tierra. Aprovechemos este silencio para narrar los tristes episodios de la familia de Augusto.

v. la familia de augustoLa fortuna que haba protegido con fiel constancia la carrera poltica de Augusto, le fue extraamente adversa en su vida domstica, y contraria a sus esfuerzos para escogerse un sucesor que fuese grato a su corazn. Si la transmisin del poder es para todo nuevo gobierno la ms difcil prueba, lo era doblemente para Augusto por la naturaleza especial de su poder mismo: ste exista slo de hecho, puesto que el derecho era siempre la repblica. Augusto por tanto, tena que disimular, digmoslo as, la herencia, para traspasar a su heredero todos sus poderes y dignidades, y necesitaba que la persona destinada a sucederle supiese gobernar con el arte que l haba usado, a fin de que la naciente monarqua no se desplomase con la desaparicin de su fundador. Quin era, pues, el heredero que la fortuna destinaba a Augusto?De las tres esposas que ste haba tenido, slo la segunda le haba hecho padre de una hija, Julia. Pero aun antes de que sta viniese al mundo, l se haba prendado de otra mujer, Livia Drusila, hija del republicano M. Livio Druso, muerto en Filipos. De 15 aos apenas, Livia se haba casado con su to materno, Tiberio Claudio Nern, del cual tuvo dos hijos, Tiberio Nern y Druso. Todava llevaba a ste en su seno cuando Augusto indujo al marido a cedrsela, repudiando por su parte a la pobre Escribonia. La entrada de Livia en casa de Augusto dio a ste grandes amarguras, y fue precursora de grandes calamidades: la unin de las dos familias Julia y Claudia, hizo, en efecto, degenerar en tirana el naciente Imperio: y qu tirana!

DrusoNo habiendo Livia tenido hijos de Augusto, su constante pensamiento fue procurar la sucesin a uno de los de su primer matrimonio: hembra astutsima, despleg todas sus artes para conseguir su objeto, y despus de una larga lucha en que se vio ayudada por las circunstancias, triunf. La madre qued satisfecha; pero su satisfaccin deba costar bien cara a Roma y a las naciones que de ellas dependan.Augusto haba primero sealado por sucesor al joven Marco Claudio Marcelo, hijo de su hermana Octavia: por esto le dio como esposa a su hija Julia, de 14 aos escasos (729-25 a.C.), y lo adopt. Pero a los dos aos de matrimonio Marcelo muri en Bayas.Los tumultos que estallaron en Roma, cuando Augusto haca su viaje de inspeccin a las provincias orientales, le determinaron a mandar a la capital como vicario suyo al viejo Agripa, hacindole venir de las provincias imperiales de Asia, cuya legacin se le confiri dos aos antes. Desde este momento Agripa fue el heredero presunto de Augusto. Estaba casado con una sobrina de Octavio, Marcela: Augusto se la hizo repudiar, y le dio en matrimonio a la viuda Julia, de quien tuvo cinco hijos: Cayo, Lucio, Julia, Agripina y Agripa Pstumo. En el ao 735 (19 a.C.) Augusto design pblicamente como su heredero al yerno Agripa, asocindolo a la potestad tribunicia, que era escabel de la imperial. Pero tambin esta eleccin fue inutilizada por la muerte: el ao 742 (12 a.C.) dej Agripa de existir, y todo volvi a quedar de este modo en tela de juicio. Livia, que tanto trabajaba por el porvenir de sus hijos, vio al fin cumplidos sus votos: el mayor de ellos, Tiberio, sustituy a Agripa en el tlamo de Julia; y su mujer Vipsania, que le amaba y era amada, y que lo haba hecho padre de dos hijos, tuvo que sacrificar su derecho y su amor a la razn poltica, en la esperanza de que algn da sus mismos hijos tendran la recompensa de su sacrificio.Pero Tiberio comprendi pronto que si haba sucedido a Agripa en el parentesco, no le pasaba lo mismo respecto a la confianza y al afecto del Prncipe, quien lo dedicaba por completo a los dos hijos mayores de Agripa, Cayo y Lucio, a quienes colmaba de precoces honores, y a quienes pareca reservada la herencia del Imperio. El despecho de Tiberio lleg a ser tan grande, que le hizo dejar desdeosamente Roma y a la Italia, e irse a vivir privadamente en Rodas (748-6 a.C.). Dejle Augusto partir y permanecer all siete aos; y acaso no se hubiese vuelto a acordar de l, si la desventura que cay terriblemente sobre su casa no le hubiera obligado a sofocar sus rencores hacia el soberbio yerno. La primera causa de sus dolores vino de su hija Julia: por largo tiempo se ocultaron al padre los desrdenes de aquella extraviada mujer: cuando al fin lo supo todo, castig a la hija msera con la fiereza de un magistrado de la Roma antigua: hizo saber por una carta al Senado las aventuras de la desgraciada, castig con la muerte y con el destierro a sus cmplices, y releg a la adltera en la Isla Pandataria, cerca de Campania (hoy llamada Ventotene), privndola de toda comodidad material y de toda comunicacin externa (752-2 a.C.). El rigor era tan legtimo como haba sido acerbo el desengao que lo provoc; pero aquel reformador de costumbres, que castig los extravos de su hija hasta excluyndola despus de muerta del tmulo de la familia imperial, no pensaba en la suerte que haba reservado a su madre, a la honrada y pura Escribonia. Esta infeliz quiso compartir con la hija el cautiverio, movida, ms que por el afecto materno, por la piedad que en ella despertaba aquella infeliz, arrebatada desde nia a su custodia.La desgracia de Julia no cambi el nimo de Augusto para con su marido: los dos hijos mayores de aqulla y de Agripa continuaron siendo los favoritos del viejo Emperador. Cayo fue enviado por l a combatir una nueva rebelin en Armenia, lo que consigui, demostrando gran pericia y grandes condiciones. Tiberio, el desterrado voluntario, supo con secreta envidia los triunfos de su hijastro, y no creyndose seguro en Rodas, pidi permiso a Augusto para volver a Roma. Augusto se lo concedi, pero mandndole al mismo tiempo que no se mezclase en los asuntos pblicos.Poco despus del regreso de Tiberio a Roma lleg al Emperador la triste noticia de la muerte de Cayo, ocurrida en el asedio de Artagira (Arsharunik), donde un jefe armenio le hiri con su pual. El infeliz joven sucumbi de sus resultas, pocos meses despus, en Licia (21 de Febrero del ao 758-4). Dieciocho meses antes haba muerto en Massilia Lucio, hermano menor de Cayo, que estaba all reuniendo legiones de Hispania; y aunque no haba fundamente para creer que estas dos muertes no haban sido naturales, causaron, sin embargo, sospechas generales contra aquellos a quienes aprovechaban, y se acus como su autora a Livia: lo que demuestra el concepto en que era tenida la antigua esposa de Claudio Nern[footnoteRef:13]. [13: Tcito expresa su sospecha con estas palabras: Mors fato propera vel novercae Livia dolus abstulit. Anales, I, 3.]

La fatalidad diriga, pues, a Augusto, a pesar suyo, hacia Tiberio. Quedaban, sin embargo, todava en su casa retoos que al viejo Prncipe eran caros: quedaba Agripa Pstumo, y quedaba Germnico, hijo de Druso; pero el primero slo tena entonces 16 aos, y 18 el segundo; y la avanzada vejez del Prncipe aconsejaba poner en fuertes manos el porvenir del Imperio. A esta presin se debi la adopcin de Tiberio; pero acompaaron al gran favor tales restricciones y reservas, que desvirtuaban la merced misma: la adopcin comprendi tambin a Agripa Pstumo, y Tiberio fue a su vez obligado a adoptar a Germnico, a pesar de tener hijos propios. Por Germnico tena Augusto especial predileccin, como la haba tenido por su padre Druso; y para verlo siempre cerca de s, despus que le hizo adoptar por Tiberio, le dio por mujer a la menor de las hijas de Agripa y de Julia, Vipsania Agripina (759-5).La cuestin de la sucesin no poda darse por definitivamente resuelta, mientras que hubiera dos herederos. Agripa Pstumo la resolvi por su parte, hacindose excluir; y Augusto, disgustado por sus maneras altivas y provocadoras, lo envi a vivir en la Isla Planasia (Pianosa) (761-7). Un ao despus toc igual suerte a la hermana de Agripa y de Agripina, Julia, cuya depravacin le vali, como a su madre, el destierro: Augusto la confin en una isla del Adritico, Trimetro (hoy Tremiti). En la ruina de Julia fue envuelto el poeta Publio Ovidio Nasn, ltimo de la plyade de escritores clsicos que haban glorificado al naciente Imperio y consagrdole su genio. Augusto lo releg a la extrema frontera oriental europea, sin dejarse conmover por sus lamentos (Tristia). All le dej tambin Tiberio, y el infeliz poeta muri en Tomis (Constanza) tres aos despus que Augusto. Aunque no sea evidente la razn de su desgracia, su coincidencia con el destierro de Julia equivale a una revelacin, tanto ms cuanto que Ovidio se haba hecho clebre por sus versos erticos, sobre todo por su Arte de amar, y era tenido por un libertino peligroso.La fortuna haba librado a Tiberio de un rival: los servicios que entonces prest al Imperio acabaron por conquistar al fin en su favor al vacilante padrino y suegro.Cuando Augusto crea definitivamente resuelta, por las empresas de Druso y Tiberio, la cuestin de las fronteras del Norte, resucit sta repentinamente y de manera que comprometa las conquistas de la Panonia y de los pases Alpinos.iv. marbod y tiberioEl peligro parti del pueblo suevo de los marcomanos. Despus de las conquistas de Druso en el valle del Rhin, aquellos brbaros, incapaces de sufrir toda dependencia, haban dejado su antiguo pas pasando a la regin superior del Elba, cuyos habitantes sometieron en su mayor parte, haciendo huir a los dems: eran los boios, de quienes recibi el nombre que todava hoy lleva su tierra la Bohemia. En esta expedicin los capitaneaba un guerrero que haba vivido algunos aos en la corte de Augusto, de donde volvi a Germania educado en las armas y en la vida civil: era Marbod, a quien por esto vemos adversario igualmente de los romanos y de los germanos, como lo vemos tambin intentar fundar en Bohemia una monarqua desptico-militar, calcada sobre el sistema romano. Esta tentativa se frustr por haberse anticipado al tiempo: ni las luchas internas, ni la necesidad de la defensa ante los peligros exteriores haban llegado an entre los germanos a la proporcin de exigir efectos liberticidas. El amor a la libertad fue ms poderoso que la ambicin de Marbod, y la monarqua marcomana se hundi al nacer; pero si fue intil a la libertad germnica, fue providencial para su independencia.

TiberioAugusto, no presintiendo el rpido desarrollo que tendra el poder del jefe marcomano, limitse primeramente a vigilarle. Su legado L. Domicio Ahenobarbo, hijo del famoso general de Antonio y abuelo de Nern, tuvo el encargo de espiar de la Retia los movimientos de Marbod; y viendo que los hermundurios se preparaban a sometrsele, los tom bajo su proteccin, establecindolos en el valle del Main, antes abandonado por los marcomanos; y fortalecido por esta alianza, intent el ao 756 (2) una expedicin a la Germania Central. Esta empresa audaz depar a Marbod la alianza de dos poderosos pueblos, que hasta all haban vivido por s mismos: los semnones y los longobardos. Al aparecer las armas de Domicio en la orilla media del Elba, proveyeron estos pueblos a su seguridad unindose con el jefe marcomano, y Marbod pudo formar con su refuerzo un ejrcito de 70.000 infantes y 4.000 caballos. Augusto comprendi entonces toda la gravedad del peligro, y mand a Germania seis legiones conducidas por Tiberio, con quien acababa de reconciliarse.Tiberio combin un plan de operaciones con su legado Sencio Saturnino, sucesor de Domicio, al frente de las fuerzas del Rhin; y segn aquel plan, el reino de Marbod deba ser simultneamente invadido por dos partes opuestas. Ya Tiberio haba llegado a Carnunto, plaza de armas de Roma en la regin danubiana, y Saturnino, partido de Moguntiaco, haba entrado en el pas de los catos, cuando lleg al campo romano el terrible anuncio de que la Panonia y la Dalmacia estaban en plena rebelin (6). El momento de la revuelta fue oportunamente elegido: las tropas romanas acantonadas en aquellas dos regiones, estaban ya con Tiberio, y los panonios y dlmatas abandonados a s mismos. Qu ocasin ms propicia para librarse de la servidumbre? Tiberio err, no previendo que un pueblo en quien viva an el recuerdo de su libertad, no permanecera inerte el da en que viese a su opresor alejado.Al anuncio de aquella doble rebelin, Augusto se atemoriz: crea que el movimiento de los panonios y dlmatas estaba en combinacin con el de Marbod, y esto le hizo decir a los senadores que en un plazo de 10 das podan los brbaros estar a las puertas de Roma. As lo dice el escritor Veleyo (Historia Romana, II, 110), que serva entonces en el ejrcito de Tiberio, y ejerca un mando en la caballera. Pero el temible presagio no se cumpli: Marbod, falto de grandes ideales, no sinti entonces latir en su pecho el corazn de su patria. Satisfecho con su pequeo reino, no aspiraba a otra cosa que a conservarlo; y cuando Tiberio le habl de paz para poder tener libres sus manos, la acept gustoso. El abandono de Marbod era el sacrificio de la Panonia y la Dalmacia. Tiberio llev contra los dos pueblos rebeldes sus legiones, acrecentadas por los auxilios que le envi Augusto. La resistencia de los enemigos fue tenaz, pero al fin, obligados por el hambre ms que por las armas, despus de una lucha de dos aos se sometieron. En el esto del ao 8, la rebelin de la Panonia haba concluido, y la de Dalmacia estaba prxima a extinguirse: Marco Lpido, legado de Tiberio, lo consigui al ao siguiente. Roma respir; y ya se preparaba a celebrar con solemnes fiestas el nuevo triunfo de sus ejrcitos, cuando vino otro anuncio terrible a sumirle en profunda angustia: la muerte de Quintilio Varo y la destruccin de tres legiones.Las provincias germnicas haban vuelto a la paz y a la obediencia, merced al sabio y enrgico gobierno de Sencio Saturnino; y Augusto crey llegado el momento de que Roma ejerciese en ellas su soberana. Quintilio Vario, sucesor de Sencio, recibi al orden de cobrar los tributos y administrar justicia con arreglo a las leyes romanas en los pueblos sometidos por Druso. La ejecucin de este mandato provoc una rebelin que ha quedado como memorable en los anales romanos. Aquellos pueblos, sin ms tribunal que la asamblea de sus hombres libres, y que tenan a todo tributo por signo de esclavitud, no toleraron la doble vergenza, y levantronse en armas.Para aquel movimiento de honor y patriotismo encontraron un jefe con su talento, y ms an con su habilidad, supo imprimir a las guilas romanas una mengua que ni las lgrimas de Augusto, ni los soldados de Germnico y Domicio Corbuln bastaron a borrar: este hombre fatal a Roma era Arminio, que lleg a ser el hroe legendario de la nacin germnica. Perteneca a una familia regia del tiempo en que las monarquas de Germania conservaban su primitivo carcter patriarcal, y tenan por lmites el cantn, o gau, estancia de una tribu. Arminio conoca la tctica militar romana, que haba practicado combatiendo con Sencio contra los panonios, y alcanzando por ello la ciudadana y la dignidad de caballero. Veleyo Patrculo lo describe as: Arminio, joven de noble origen, osado y resuelto, de espritu elevado mucho ms que sola ser el de los brbaros, de altiva mirada en que brillaba el fuego de su alma; hijo del prncipe Segimero, antiguo cliente nuestro, se aprovech de la confianza del procnsul para urdir su formidable trama en la presuncin de que ninguno es ms fcilmente vencible, que el que vive en el descuido, y de que no hay cosa ms ocasionada a la desgracia que la conciencia de la propia seguridad.

Mientras Varo se dispona a conducir sus legiones a los cuarteles de invierno en Alisn, le lleg el anuncio de una revuelta de los catos: era la primer seal de la intriga de Arminio. El general romano, que nada saba de ella y que en su orgullo no poda suponerla, no lo crey cuando Segestes, rival de Arminio, se lo revel, y orden, por el contrario, a los jefes de las tribus que lo siguieran contra los rebeldes: as se abra con sus propias manos el abismo. Por tierra enemiga, con legiones nuevas que la desconocan y hasta en medio de la furia de los elementos, lleg a las selvticas alturas del Osning, que formaba, entre las fuentes del Ems y del Lippe, el Saltus Teutoburgensis. Desplegbase a su alrededor un crculo de la gente brbara que l crea llevar consigo, y que Arminio llevaba a la venganza y a la reconquista de su patria. Era el 11 de Septiembre del ao 763 (9) cuando en aqul sitio salvaje comenz la carnicera hecha en las legiones. Varo, vindose perdido, se dio la muerte: otros oficiales siguieron su ejemplo[footnoteRef:14]: al caer el da, el exterminio de las legiones era completo, y aquel ejrcito de 27.000 hombres no exista. Los castillos levantados por los romanos fueron inmediatamente tomados, y el mismo fuerte Alisn tuvo que rendirse: la frontera romana tuvo de nuevo por lmite el Rhin. [14: Din cuenta que todos los oficiales se dieron la muerte: Floro, por el contrario, no habla de otro suicidio que el de Varo: nosotros seguimos la opinin media de Veleyo.]

Los historiadores hablan del sentimiento de Augusto al saber la destruccin de las legiones de Varo; y tambin nos dicen que sus esfuerzos para remediar el dao slo tuvieron xito imperfecto. A duras penas pudo organizar dos nuevas legiones, con las cuales lleg a 25 el efectivo del ejrcito romano: nmero que qued invariable por mucho tiempo.Tiberio, a quien Augusto haba en aquel ao nefasto conferido la potestad tribunicia y vitalicia, volvi al Rhin para defender aquella lnea contra los temidos asaltos de los germanos; pero stos no pensaban entonces en conquistar, ni reinaba entre ellos la concordia necesaria: por lo cual pudo Tiberio, dos aos despus del desastre de Varo, pasar con sus legiones a la orilla derecha del Rhin y fortificarse en ella. En el ao 767 (13), el hijo de Druso, Germnico, obtuvo aquel mando juntamente con el de la Galia; pero antes de acabar sus preparativos guerreros, Augusto dej de existir. En el esto del ao 768 (14), cuando ya haba dado la ltima mano a sus Memorias, o relacin de sus empresas[footnoteRef:15], acompa a Tiberio hasta Benevento en su salida para un viaje de inspeccin a Iliria. A su regreso se sinti enfermo y muri en Nola el 19 de Agosto del ao 768, a la edad de 76 aos. [15: Este memorial fue en gran parte encontrad con el ttulo de Monumentos ancyranum, en la ciudad de Ancyra (hoy Ankara), de Galacia, donde en el siglo XVI (1554), se descubrieron sus primeros fragmentos epigrficos.]

tiberio [footnoteRef:16] [16: A las fuentes histricas ya sealadas debemos aadir la obra histrica de Cornelio Tcito (54-119): Ab excessu divi Augusti, conocida comnmente con el nombre de Anales. Esta obra contiene la historia de la dinasta Julia despus de la muerte de Augusto, o sea de los reinados de Tiberio, Calgula, Claudio y Nern, y fue escrita bajo el de Trajano. De los 16 libros que la componan, slo 4 han llegado enteros hasta nosotros.]

i. la transmisin del poderLa muerte de Augusto seala un grave y difcil momento en la historia del principado romano. Una monarqua nacida sin instituciones propias, y circundada de formas republicanas, debe atravesar ahora su primera prueba en la transmisin del poder. Augusto haba en realidad designado como su sucesor a Tiberio Claudio Nern, ya introducindolo en su familia por la adopcin, ya confirindole vitaliciamente la potestad tribunicia, ya en fin nombrndole por ltimo, con asentimiento del Senado y del pueblo, su colega en el proconsulado. Pero esto no bastaba, ni con mucho, para determinar la sucesin, porque no era suficiente para constituir la soberana personal que la acumulacin de todas las magistraturas republicanas daba a Augusto. As, pues, y no habiendo ley alguna que regulase la sucesin de este poder sin nombre, resultaba que lo nico que se poda invocar en representacin del principio legal que faltaba, era la ley natural de la herencia. Y la ley natural slo daba a Tiberio un puesto secundario: el primero perteneca a Agripa Pstumo, que, adems de haber sido tambin adoptado por Augusto, perteneca a su familia como descendiente de su hija Julia. Tiberio comprendi la peligrosa concurrencia que aquel joven le poda hacer; mas por fortuna suya, Agripa Pstumo, que siempre estuvo en desgracia de su abuelo, viva desterrado en Planasia; y as pudo Tiberio quitarlo de en medio sin que la desaparicin de aquel infeliz levantase rumor alguno. El centurin que lo custodiaba recibi la orden de matarlo: cumplido el crimen, se explic, anuncindose que Agripa Pstumo haba sido muerto por orden de Augusto hallada entre sus papeles.Sin rival ya a quien temer, Tiberio renov la comedia de su padre adoptivo. Esta farsa ha sido adulada por Veleyo presentndose la ciudad llena de conmocin, el Senado y el pueblo pidiendo que Tiberio recogiese el poder, y Tiberio mismo protestando querer retirarse a la vida privada[footnoteRef:17]. Pero mientras ste no habla a los padres sino de los honores que deben tributarse a Augusto, se hace, sin embargo, prestar el juramento de fidelidad por los magistrados y por las cohortes urbanas, a las cuales da desde luego sus rdenes. [17: Veleyo, II, 124.]

De este modo, la crisis de la transmisin del poder haba sido, como se ve, fcilmente resuelta en la metrpoli: las dificultades se presentaron fuera de Roma. A la muerte de Augusto las legiones romanas estaban distribuidas de esta suerte: 8 junto al Rhin, 3 en Hispania, 7 en la Mesia, Iliria y Panonia, 4 en Oriente, 2 en Egipto y 1 en frica. Las guarniciones ms lejanas acogieron con gritos de jbilo la sucesin de Tiberio; pero en las de la Panonia y el Rhin provoc motines que pusieron en gran peligro el principado hereditario. Los sucesos militares de los ltimos aos haban exigido la renovacin general de estas fuerzas: Augusto, para proveer a las necesidades de la doble guerra contra Marbod y Arminio, y sobre todo para llenar el vaco producido por el exterminio de las legiones de Varo, tuvo que admitir en las filas gran nmero de proletarios, que llevaron a ellas su tradicional espritu de sedicin. Pidi, pues, por todas partes la soldadesca el aumento de las pagas, la reduccin de los aos de servicio y la concesin de pensiones a los veteranos; sin lo cual negbase a prestar juramento de fidelidad al nuevo soberano. Tiberio envi a Panonia a su hijo Druso, acompaado de varios senadores y con un cuerpo de pretorianos. Un afortunado accidente hizo esta misin ms fcil y expedita: el 26 de Septiembre del ao 14 tuvo lugar un eclipse solar visible, y Druso se aprovech del pnico producido sobre las tropas por el fenmeno celeste, para volverlas a la obediencia. Les hizo, sin embargo, algunas de las concesiones que solicitaban, y que haban de servir en lo futuro de impulso a ms peligrosas intentonas.

El Imperio a la muerte de Augusto, con los estados clientes en blanco

ii. germnicoLa rebelin de las milicias romanas ofreci mayor obstculo; Germnico, que las mandaba cuando muri Augusto, hallbase en Lugduno ocupado en hacer el censo glico, y all supo que las cuatro legiones del Rhin Inferior se haban rebelado contra su jefe Cecina, y proclamdole a l como emperador, en vez de Tiberio. El movimiento naci en la legin 21, compuesta en su mayor parte de proletarios romanos, los cuales conocan las intrigas de la corte y los secretos de la familia imperial, y saban que Germnico, forzosamente adoptado por Tiberio, era por ste odiado y temido, sobre todo por ser aqul miembro ms cercano que l de la casa del Imperio como marido de Agripina, la hija menor de Julia; saban asimismo que Augusto aborreci a Tiberio, como era pblico en Roma, y que Germnico, por el contrario, era querido por todos por su noble carcter, por su valor y por su atractivo juvenil. Pero precisamente por esta nobleza de su carcter, rechaz con enojo el papel de usurpador y rebelde que se le ofreca; ruegos, amenazas, concesiones, a todo acudi para llamar los revoltosos a su deber; y viendo que todo era vano, acudi al medio de hacer ir a la Galia, escoltada por auxiliares celtas, a su mujer Agripina, a quien el ejrcito adoraba.

GermnicoEsta humillacin hizo someterse a dos legiones; las otras dos, la primera y la 21, que perseveraban en la rebelin, fueron sometidas por una imponente demostracin militar; Germnico apareci ante sus cuarteles de Castra Vetera (Xanten) con la flota y con un cuerpo de legionarios y auxiliares. A su vista la parte mejor de los insurrectos volvi al orden, castigando por s misma a los pertinaces. Para disipar el recuerdo de aquellas tristes escenas, Germnico condujo las legiones al lado all del Rhin; los marsos, sorprendidos, fueron por ellas casi exterminados; y antes de que los pueblos ms cercanos se aprestasen a vengarlos, repas Germnico el ro. Esto sucedi a fines del ao 14.Tiberio se sinti entonces seguro en el trono; pero esta seguridad la deba principalmente al generoso sobrino; servicio que ni el nuevo Emperador ni su madre Livia olvidaron, y cuya recompensa obligar a Germnico a arrepentirse de haberlo prestado, si es que la ingratitud ajena puede producir en un alma honrada tales arrepentimientos. Dej Tiberio al sobrino el mando del Rhin, sofocando sus celos; y Germnico, sabedor de las discordias surgidas entre los queruscos, se aprest a vengar el desastre de Varo. Ya eran antiguas las enemistades de la familia regia de aquella nacin; hemos visto al to de Arminio, Segestes, revelar a Varo, aunque en vano, la trama urdida por su sobrino en contra suya. De esta malquerencia entre Segestes y Arminio son tenidos por causa los amores del segundo y Tusnelda, hija del primero, rehusada por l al amante y arrebatada por ste al padre. Pero la discordia no exista slo entre to y sobrino, sino tambin entre Arminio y su hermano Flavo. En la guerra romano-germnica, que ahora vuelve a encenderse, vemos a Flavo pasarse a Germnico y combatir con l; parece, pues, que la principal razn de la discordia era la ambicin del poder, y la oposicin de Segestes al matrimonio de su hija la consecuencia. Sea como quiera, los odios llegaron por una y otra parte hasta el punto de dividir a los queruscos en dos campos hostiles. Ya Arminio llevaba ventajas sobre Segeste, a quien tena bloqueado en una fortaleza, cuando ste llam en su auxilio a Germnico; las legiones lo salvaron, hacindole pasarse definitivamente a las banderas romanas. Su salvacin produjo tambin la cautividad de Tusnelda, arrebatada a su adorado Arminio; la msera joven volvi a la casa del padre para ser tratada como esclava por sus libertadores. Tcito nos describe esta primera figura de mujer que aparece en la historia de los germanos; y las bellezas tudescas no deben desdear el recuerdo de aquel tipo de su sexo, a juzgar por el retrato que de l nos hace el gran historiador latino: No verti Tusnelda, dice, una sola lgrima; no hizo la menor splica; con las manos cruzadas sobre el pecho y los ojos fijos en tierra, permaneca en doloroso silencio. Obligada a escoger entre el padre y el esposo, escogi a aquel con quien estaban su amor y el honor de su patria; y esto explica la diversa suerte que al padre cruel y a la valerosa hija depararon los vencedores romanos.Arminio hizo inmensos esfuerzos para librar a su esposa y defender la independencia de su patria; reunironse nuevamente a l las tribus que llevara a la selva de Teutoburgo, y con ellas iban los semnones y longobardos, hasta entonces amigos de Marbod; pero esto no bast a cambiar su fortuna. Germnico sigui para combatirle el camino de su padre; una flota condujo a cuatro legiones hasta la embocadura del Ems, desde donde se dirigi al Osning, cuyas alturas conservaban an las huellas de la matanza de Varo. En ellas devolvi a la tierra los insepultos restos que all se encontraron.Arminio, fieramente perseguido, tuvo que batirse en retirada, hasta que en Agosto del ao 16 se libr sobre la orilla derecha del Weser la gran batalla de Idistaviso[footnoteRef:18], que restaur plenamente el honor de las armas romanas. Arminio fue derrotado, y se salv trabajosamente huyendo. Sobre el campo de batalla alzaron los vencedores un trofeo con esta inscripcin: El ejrcito de Tiberio Csar, vencedor de las naciones del Elba y del Rhin, consagra este monumento a Marte, Jpiter y Augusto. [18: Los historiadores disputan sobre el sitio de la llanura de Idistaviso: la opinin que ms prevalece es la que la fija cerca de los lugares de Petershagen y Bckeburg.]

Germnico quiso quedar al frente de las legiones un ao ms, para acabar con los brbaros y restablecer el orden de cosas que fund su padre; pero Tiberio no se lo permiti, y lo llam a Roma invitndole a celebrar el triunfo. En cuando a los germanos, deca la carta del Emperador, lo que conviene, ahora que el honor de Roma est vengado, es abandonarlos a sus rivalidades y guerras intestinas[footnoteRef:19]. [19: Segn Tcito, germnico crey que quien lo alejaba del campo de su gloria era la envidia de Tiberio. Anales, II, 26.]

Premi Tiberio la obediencia del sobrino mandando alzarle un arco triunfal y acuar en su honor medallas que decan: Signis receptis, devictis Germanis; pero no pudo tolerar su presencia en Roma, donde, tanto l como la austera Agripina, gozaban de las simpatas del pueblo. Resolvi, pues, enviarle a Oriente, y ni siquiera le dej tomar posesin del consulado. Justo es decir, sin embargo, que si esto era un destierro, la misin que se le confiaba lo haca honroso y grato; el decreto del Senado le confera el mando de las provincias de ultramar, con autoridad superior a los gobernadores y el encargo de pacificar aquellas regiones. Al Danubio mand Tiberio a su hijo Druso para velar sobre Marbod, y apresurar la ruina de su inseguro reino. As, dice Tcito, con los dos hijos al frente de las legiones en las fronteras, y l cuidadoso en el centro, se senta ms seguro[footnoteRef:20]. [20: Anales, II, 44.]

Los presagios de Tiberio sobre la Germania iban a cumplirse; la guerra civil estall en ella apenas ces la lucha con las legiones; Marbod declar inmediatamente la guerra a Arminio, y se dieron terrible batalla entre el Saale y el Elba. Ambos rivales se atribuyeron la victoria; pero la retirada de Marbod pareci a los suyos una fuga, le quit el prestigio personal, produjo muchas defecciones en su campo, y le oblig en fin a refugiarse en Bohemia, donde pidi auxilio a los romanos. Tiberio le contest negndoselo, y mand a Druso a completar su ruina. sta lleg en breve; un noble godo llamado Catualda, lleno de antiguos rencores contra Marbod, entr en Bohemia al frente de un cuerpo de guerreros. A su vista los marcomanos que a Marbod seguan, se sublevaron; y el viejo adalid, vindose perdido, se refugi en Nrico pidiendo asilo a Roma. Tiberio le seal por residencia a Ravenna, donde vivi oscuramente 18 aos ms[footnoteRef:21]. [21: Tcito, Anales, II, 63.]

El fin de Arminio fue ms desastroso; los queruscos llegaron a odiarle por su ambicin, y muri a manos de sus propios parientes (21). Su muerte disolvi la liga de aquellos pueblos; la profeca de Tiberio estaba cumplida, y las tribus germnicas volvieron a su antiguo estado de separacin.Una tristsima tragedia tena entretanto lugar en las regiones orientales; Germnico mora en Antioquia en medio de sus triunfos y despus de haber pacificado aquellas provincias (10 de Octubre del ao 19). Las sospechas sobre la causa de su muerte alcanzaron al mismo Tiberio, cuya envidiosa conducta con el joven hroe las autorizaba. ltimamente le haba reprendido con aspereza por haber ido a Egipto sin su permiso. Pero lo cierto es que la muerte de Germnico qued envuelta en sombras. Tinese como probable que muri envenenado por Pisn y su mujer Plancina[footnoteRef:22]. Si despus stos obraron por cuenta propia, animados por el jbilo que la muerte de Germnico produjo a Tiberio y a Livia, o si fueron simples ejecutores de una nueva intriga del palacio imperial: sobre todo esto no se pueden hacer ms que meras hiptesis. [22: Tcito no se atreve a afirmarlo. Los ltimos historiadores de Tiberio opinan que Germnico muri de muerte natural.]

Gneo Pisn era un noble orgulloso, de violento carcter: Plancina, su mujer, era confidente de Livia, y estaba al tanto de todas las intrigas cortesanas que aquella vieja astuta tramaba contra Agripina, a quien aborreca. Cuando Germnico fue mandado a Oriente, Pisn fue tambin como gobernador de Siria para ayudarle. Plancina sigui al marido, y es lcito creer que le animase en la altiva y desafectuosa conducta, propia de su genio, que observ con Germnico. Soportle ste algn tiempo, pero al fin le quit el mando y le orden partir. Durante el viaje de Pisn, Germnico muri, y aqul se apresur a volver al ejrcito y ponerse a su frente; pero una orden del Senado lo llam a Roma para que diese cuenta al exacerbado pueblo de la muerte misteriosa de su general.Rara vez, ni aun bajo la Repblica, se vieron en Roma tan excitadas las pasiones populares como lo estuvieron al anuncio de la muerte de Germnico. El pueblo peda que se le devolviese su joven hroe, y lo peda delante del palacio de Tiberio, como si lo acusase de aquella desgracia. La agitacin pblica fue mayor a la llegada de Agripina, que traa la urna con las cenizas del esposo amado. Tiberio supo ser prudente en este conflicto: no asisti a los funerales, pero mand a su hijo Druso, e hizo votar a la memoria del finado honores que duraron ms de un siglo. Puso, sin embargo, trmino a las manifestaciones del duelo pblico, cuando las cenizas de Germnico fueron depositadas en el mausoleo de Augusto, y public un edicto recordando al pueblo otras mayores calamidades que sus antepasados haban sabido soportar con nimo firme, invitndolo a volver a la vida ordinaria y a los placeres. El pueblo obedeci, aunque esperando ansioso el regreso de Pisn, que deba explicar el misterio del llorado crimen. Pero su esperanza fue vana: las pruebas del homicidio faltaron, y la acusacin de Pisn no pudo fundarse[footnoteRef:23]. En cambio, la otra acusacin que le culpaba de haber tomado arbitrariamente el mando del ejrcito, prosper; pero l no esper la sentencia, que ya le haca temer la actitud severa de los jueces y del mismo Tiberio: una maana se le encontr degollado en su estancia, con su espada al lado y una carta para el Emperador en que le recomendaba a sus hijos y le afirmaba su inocencia. Trece aos despus su mujer Plancina tuvo un fin semejante. [23: Tcito, Anales, III, 14.]

Agripina desembarcando en Brindisi con las cenizas de Germnico, por Benjamn WestLa conducta del pueblo en la muerte de Germnico produjo un gran cambio en el carcter de Tiberio, que empez a manifestarse siniestramente en sus obras. Hasta entonces haba sido prncipe inteligente y cuidadoso de emplear para el bien pblico su poder soberano: en adelante ser el dspota, el tirano que inicia la degeneracin del poder imperial, y prepara la tirana de Calgula y Nern.Recordemos brevemente sus hechos anteriores a este cambio, comprendidos en los primeros 9 aos de su principado.

iii. gobierno de tiberioLa primer necesidad de Tiberio cuando lleg al trono, era hallar una frmula definitiva para la constitucin imperial; y la hall en la aparente exaltacin del Senado, donde concentr el gobierno sin perjuicio de haber destruido su independencia como cuerpo poltico, haciendo de la Asamblea una especie de consejo de administracin sometido a la iniciativa del prncipe y sujeto a su inters personal. Rodele, sin embargo del mayor esplendor: la nobleza, la propiedad, la inteligencia, estuvieron en l numerosamente representados; una sola cosa faltaba en su seno: los grandes caracteres. Pero aun as, el Senado lleg a ser un alto representante del pueblo romano, y Tiberio pudo, sin aparecer liberticida, conferirle las facultades polticas que haban pertenecido a los comicios populares. El pueblo, dice Tcito, no se atrevi a quejarse sino muy dbilmente de esta novedad, que lo despojaba de su soberana[footnoteRef:24]: y Tiberio, a la sombra de aquel testaferro, pudo continuar la comedia de Augusto, sacando del Senado su autoridad y protestando no querer usarla sino en servicio de la Repblica[footnoteRef:25]. Hizo en seguida lo bastante para que las provincias creyesen en la sinceridad de su protesta: prohibi las confiscaciones de bienes, y conden a muchos gobernadores por concusionarios. Habiendo destruido un terremoto algunas ciudades del Asia Menor, declar pblica la calamidad, y mand reconstruirlas a expensas del erario, eximiendo de los tributos a sus habitantes por cinco aos. [24: Anales, I, 15.] [25: Suetonio, Tiberio, 32.]

Caracterizan tambin al principado de Tiberio los llamados procesos de majestad. Era antiguo canon de la Repblica romana que todo atentado contra la magistratura deba ser considerado como cometido contra el Estado mismo: la muerte, o el simple ultraje de un magistrado, se calificaba y castigaba como crimen de alta traicin; y una vez concentradas todas las magistraturas y potestades, sobre todo la tribunicia, en una sola persona, cualquier ofensa a sta era un delito contra la Repblica. As se transform el principio jurdico, que antes fue garanta de la libertad, en arma de tirana puesta en las manos de un hombre. Augusto la haba usado con tal templanza y prudencia, que en el largo perodo de su reinado los procesos de majestad fueron rarsimos. En el de su sucesor fueron, por el contrario, frecuentes, y lo que es ms grave, se incoaron y cumplieron bajo la responsabilidad del Senado: lo que puso de manifiesto el oculto fin de la repentina exaltacin de aquella Asamblea, destinado a cubrir con la majestad de su nombre, no slo el absolutismo del prncipe, sino tambin las venganzas y pasiones sanguinarias del dspota.Los peligros de tal cambio en la ley, se acrecan con la falta de un ministerio pblico que diese alguna garanta a su aplicacin. El derecho de acusacin perteneca, segn las instituciones romanas, a todos los ciudadanos, y haba sido la palestra de los grandes oradores, y el camino de la fama y del honor; pero en estos tiempos de depravacin de las costumbres, su aplicacin tena que ser funesta; porque tena que fomentar las iras de faccin, y llegar a ser el instrumento de la tirana creando la torpe raza de los delatores. Por medio de stos, a quienes Tiberio colm de riquezas y de honores, llamndolos pblicamente conservadores del orden y de las leyes, conoci y persigui a sus enemigos, y ejecut crueles venganzas.Para esta obra de vengativas persecuciones hall Tiberio un poderoso ayudante en la persona de Elio Sejano, cuya siniestra figura aparece ahora en escena. Era un caballero originario de Volsinio (la antigua Velzna etrusca): su padre fue prefecto de la guardia pretoriana, y l mismo consigui desempear este cargo, a que dio nueva importancia haciendo acuartelarse a los 10.000 guardias en un campo fortificado entre las dos vas que arrancaban de las puertas Viminal y Colina, en vez de tenerlos esparcidos por la ciudad: de esta manera su comandante los tena reunidos y disciplinados bajo su mano y poda servirse de ellos contra el mismo prncipe.Sejano no pudo, sin embargo, recoger este ltimo fruto de su reforma, porque apenas llegado a la cumbre, fue de ella precipitado por el mismo que lo levantara. Haba ganado la confianza de Tiberio con humildes servicios desempeados con gran celo, hasta el punto de ser considerado el depositario y el intrprete de sus pensamientos; y por esto se vio la casa de aquel medio ministro, medio bufn del Prncipe, visitada por los ms notables personajes, que acudan a ella para conocer los verdaderos designios del Emperador. Era esta una de tantas anomalas creadas por aquel absolutismo disfrazado de repblica. El hijo de Tiberio, Druso, que vea a Sejano en palacio, y no sospechaba que fuera de all se le tuviera por un hombre de Estado, lo trataba con el mismo desprecio que l aplicaba a sus inferiores. Un da, habiendo osado Sejano hacer a Druso una rplica viva, recibi de ste un bofetn. Desde aquel instante la ruina de Druso estaba decretada. El medio de que Sejano se vali para cumplir su venganza, ha hecho creer que aspiraba tambin a satisfacer su ambicin, colocndose en el lugar de prncipe heredero; pero este pensamiento, que ms tarde pas por su mente, con dificultad pudo ser concebido entonces, cuando vivan todos los hijos de Agripina, y sta no haba cado an en la desgracia del Emperador.Para perder a Druso se vali Sejano de la mujer de ste, Livila, hermana de Germnico y prima, por tanto, de su marido. Estos matrimonios entre parientes no eran afortunados en la familia Julia-Claudia: Tiberio haba repudiado a la hija de Augusto; su hijo Druso fue vctima de la adltera esposa. Para traer a su poder la prfida mujer, repudi Sejano a la suya, Apicata; y entonces acept Livila el horrible encargo que le confi su amante, haciendo a su mdico preparar un veneno lento, que quit la vida a su marido sin excitar sospechas (23).La muerte del hijo nico fue una grande herida para el nimo del Emperador, que se vio obligado a tener por herederos los hijos de Germnico, Nern y Druso, ambos de 15 aos apenas. Los present, en su virtud, al Senado, pidiendo a los padres que los guiasen y sostuviesen, y recomendando a los dos sobrinos que fuesen obedientes a la Asamblea y tuviesen presente que, en la altura en que haban nacido, sus virtudes o sus vicios trascenderan a la Repblica. Son bellas estas palabras que Tcito pone en boca de Tiberio; pero dichas cuando lo fueron y por quien lo fueron, parecen slo un recurso retrico, si es que no debe tenrselas por un ardid de hipocresa.

Vista desde la Isla de CapriLa situacin de Tiberio en Roma empeor mucho con la muerte de Druso: colocado entre su vieja madre, que pretenda siempre ser la que mandase, y la altiva viuda de Germnico, que no perda ocasin de manifestarle su odio, se resolvi al fin en el duodcimo ao de su reinado (26) a dejar la metrpoli, yndose a vivir a la Isla Caprea (Capri). Augusto haba comprado esta isla a la ciudad de Neapoli, y haba construido en ella una casa donde se propona pasar el esto; pero las circunstancias no se lo consintieron. Su sucesor, ya casi septuagenario, se refugi all, llevando a aquel sitio de delicias el recuerdo de las infamias con que llen los ltimos aos de su reinado.Todava mientras vivi su madre, se contuvo un tanto; pero cuando la muerte de Livia, acaecida el ao 29, lo dej dueo en absoluto de s mismo, entonces dio libertad completa a las malas pasiones que an guardaba. La familia de Germnico fue la primera sealada por su odio: Agripina y sus hijos, molestados continuamente por Sejano, que, muerta Livia y alejado Tiberio, era el hombre ms poderoso de Roma, supieron un da que el Emperador, en una carta suya al Senado, acusaba a Agripina de arrogancia y al mayor de sus hijos de mala conducta. La Asamblea, no sabiendo o no queriendo saber dnde estaba la falta, se desentendi; pero en su lugar habl el pueblo, y la defensa indirecta que la opinin pblica hizo de la viuda y sus hijos, apresur su prdida: conmovise toda la ciudad: los retratos de Agripina y de Nern fueron llevados procesionalmente hasta la Curia, aclamndolos y llamando apcrifas a las cartas que los injuriaban. Si en aquel momento Agripina se hubiera presentado a las legiones mostrndoles los hijos de Germnico que haban visto nacer, el triunfo hubiera sido indudablemente suyo, es decir, de la casa Julia. Pero, aterrada, no se movi de Roma, y el Senado, bajo las amenazas de Sejano, instruy contra ella y sus hijos un proceso de majestad, y los declar enemigos pblicos. Agripina fue desterrada a la Isla Pandataria, tristemente clebre desde entonces; Nern, su hijo, a la de Ponza, y Druso a los subterrneos del Palatino; y los tres fueron sometidos a tormentos que les obligaron a quitarse desesperados la vida[footnoteRef:26]. Pero el principal instrumento de aquella venganza, no tard en sufrir la pena de su maldad. Ya haba tenido algn indicio de que no poda seguir contando con el favor del Prncipe. Al partir Tiberio para Capri, le pidi por esposa a Livila, viuda de su hijo, y Tiberio se la neg speramente. Esto destrua la esperanza oculta en su pretensin de prepararse para la herencia imperial, y le haca comprender que el solo camino de sus deseos era la violencia; y como Sejano no era hombre capaz de detenerse ante tal camino, urdi desde aquel da tramas y conspiraciones con senadores y generales, que al fin lo perdieron. Quiso la suerte que el golpe mortal partiese de la exterminada familia de Germnico contra su verdugo: Antonia, madre de Germnico y cuada de Tiberio, mujer de severas costumbres y fuerte nimo, veng a los suyos revelando al Prncipe las intrigas de su favorito. Tuvo entonces lugar un espectculo que qued famoso en los anales de la astucia humana: no osando el Emperador castigar de repente al infiel ministro, cuya defensa tema, le colma de nuevos honores, se lo asocia en el consulado, lo eleva al pontificado y hasta le promete darle la potestad tribunicia; pero mientras adormece as al traidor, saca de la oscuridad al joven Cayo, ltimo de los hijos de Germnico, a quien hace augur y pontfice; y al mismo tiempo nombra secretamente para mandar los pretorianos a Nevio Sertorio Macrn, a quien confa la ejecucin de su gran golpe. [26: Nern se suicid el ao 30, Druso y su madre tres aos despus. Agripina se dej morir de hambre.]

Con el decreto que le confera el nuevo mando, llevaba Macrn la carta del Emperador al Senado condenando al antiguo favorito. En la puerta del templo de Apolo, sobre el Palatino, donde el cnsul Rgulo haba convocado la Asamblea, encontr a Sejano, a quien tranquiliz dicindole que le traa la potestad tribunicia: el traidor, lleno de alegra, entra en el templo y va a sentarse entre los senadores; Macrn, en tanto, pnese de acuerdo con Latn, prefecto de los guardias nocturnos; los pretorianos son enviados a su campo fuera de la ciudad, con la promesa de un donativo, y los guardias nocturnos les sustituyen en las puertas de la Curia; y entonces Macrn entrega al cnsul la carta del Emperador, saliendo en seguida para irse al campamento de los pretorianos y hacerse reconocer por su nuevo jefe, impidiendo todo movimiento sedicioso.La carta era una obra maestra de astucia, y suficientemente extensa para dar tiempo a Macrn de asegurarse la obediencia de la la soldadesca; empezaba tratando vagamente de cosas sin importancia, en que slo por incidente citaba a Sejano; luego trataba ya concretamente del ministro, alabndole o censurndole; y luego, en fin, abandonando el ddalo de las divagaciones, y atacando directamente al traidor, mandaba que fuese al punto arrestado con dos senadores amigos suyos. La escena que sigui a la lectura del fin de la carta, es ms bien para imaginada que para descrita: los padres que estaban cerca de Sejano, y que le haban poco antes felicitado por su nuevo honor, se alejan de l como de un apestado; los tribunos y los pretores le circundan amenazantes, y el cnsul lo llama a la barra. Sejano, aturdido, qued algn tiempo inmvil y como invadido por una parlisis; despus, y a un nuevo llamamiento del cnsul, se levant para entregarse en manos de los guardias nocturnos, los cuales le llevaron encadenado a la crcel. Aquella misma noche el Senado, en otra reunin celebrada en el templo de la Concordia, pronunci su sentencia de muerte, que fue ejecutada al punto (18 de Octubre del ao 31); y luego, aquella misma Asamblea que durante ocho aos haba estado pendiente de los labios del poderoso ministro, decret fiestas y juegos anuales en memoria de su castigo, y una estatua a la libertad con un epgrafe en que se le llamaba enemigo perniciossimo.Pero los que esperaban que la ejecucin de Sejano aplacase la crueldad del Prncipe, no tardaron en desengaarse. Ya la eleccin del nuevo favorito, que si no era inferior a Sejano en la perfidia lo superaba en la astucia[footnoteRef:27], demostr que el nimo de Tiberio estaba cerrado a todo impulso de pieda