Historia de la música cofrade, III

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SÉPTIMA ETAPA: LA INFLUENCIA MACARENA El indiscutible carácter universal de la Hermandad de la Esperanza Macarena de Sevilla, la influencia que ejerce y las pautas y modas que impone es indiscutible. El apartado musical no podía ser por lo tanto una excepción. Si el punto de partida en la estética lo puso Rodríguez Ojeda a principios del siglo pasado, en la marcha procesional fue Pedro Gámez Laserna con su marcha "Pasa la Virgen Macarena" a finales de los cincuenta. Hasta el cambio de régimen y la llegada de la democracia, la banda que acompañaba a la Macarena era el Soria 9. Sus músicos mayores y directores siempre dedicaban alguna de sus marchas a la dolorosa del barrio de San Gil. Antes de Gámez fue Mas Quiles, y luego vendrían Pedro Morales y Abel Moreno. Las marchas macarenas, muy brillantes en su mayoría y de carácter triunfal y dinámico se exportaron muy fácilmente por Andalucía y el hecho de que además Soria 9 fuera quien las interpretase les daban aún un mayor caché. En esta etapa sólo nos centraremos en la primera de las marchas macarenas antológicas y por supuesto en su autor. "Pasa la Virgen Macarena" fue compuesta por Pedro Gámez Laserna en 1959, dos años después de su llegada a Sevilla. Gámez nació en Jódar (Jaén) en 1907. Inicialmente se vinculó a Córdoba militando en su banda municipal en 1928. El nombre de Gámez Laserna figura con total merecimiento entre los grandes de la música procesional. Desgraciadamente gran parte de su repertorio no es interpretado por las Bandas de Música. En 1935 compone su primera marcha: "Santísimo Cristo de la Misericordia", dedicado al crucificado de su pueblo natal. Esta primera pieza es de corte fúnebre y ya apunta una categoría notable en el trío final. Fue grabada esta marcha por la Banda de la Oliva de Salteras en su trabajo "Sinfonía Sevillana", de 1992. Este músico militar cultiva el género de la saetilla en los tríos, algo que innovó Farfán, pero qué él supera. Para ello se desplazaba a pueblos donde tomaba las saetas al dictado. Prueba de ello es la célebre "Saeta Cordobesa" de 1949 dedicada a la hermandad de silencio de la Buena Muerte. En 1957 llega a Sevilla para hacerse cargo de la dirección de Soria 9. Dos años después es estrenada la marcha "Pasa la Virgen Macarena" tras el paso de la Esperanza Macarena. Es una marcha que rompe con lo que hasta entonces había compuesto Gámez, ya que se trata de una marcha con cornetas y tambores, quizás la más efectista de las que se hayan creado en la historia. Si la introducción con cornetas es genial, el trío puede ser uno de los mejores de entre todas las marchas de procesión. La composición recrea el momento en que la Macarena transita por la Plaza de la Campana. Tras el éxito cosechado, compone marchas para las hermandades sevillanas de la Cena ("Virgen del Subterráneo, 1961), Amor ("Nuestra Señora del Socorro", 1962), La Paz ("Victoria y Paz", 1964) y la Estrella ("Virgen de la Estrella", 1970), todas muy logradas y con cornetas y tambores a las que la impregna de un marcado carácter de andalucismo. La vinculación de Gámez con la hermandad del Cachorro fue importante, pues dedicó dos de sus marchas a los titulares de la hermandad trianera. La primera, "El Cachorro" (1967) está considerada la mejor de las que compuso. Está magistralmente instrumentada y contiene una saetilla en el trío final. Marcha de larga duración con la que se tiene que sufrir aguantando debajo de un paso. La segunda, muy cofradiera, "Nuestra Señora del Patrocinio" (1969) encaja con el perfil de hermandad de barrio. Las marchas de Gámez Laserna están fantásticamente instrumentadas a la vez que no son muy asequibles de interpretar por cualquier banda de música. Esto hace que gran parte de su obra no se escuche en Semana Santa. No obstante, ha sido la banda de la Oliva de Salteras, quien en esta última década ha recopilado casi toda su obra en sus compactos de Semana Santa. En 1967 dejó la dirección de Soria 9 a su alumno y amigo Pedro Morales. No por ello dejó de componer. En 1972 dedica al Consejo de Cofradías hispalense la elegantísima "Sevilla Cofradiera", marcha recuperada en estos últimos años. Esta marcha contiene tríos flamencos. En 1987, Pedro Gámez fallece en Sevilla. Gran cantidad de personas presenciaron en la Basílica de la Macarena el traslado de su cadáver a los sones de "Pasa la Virgen Macarena" que interpretaba la banda de Soria 9, entonces bajo la dirección de Abel Moreno.

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Beatriz Muñoz termina con este artículo su recorrido por la música de Semana Santa.

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SÉPTIMA ETAPA: LA INFLUENCIA MACARENA

El indiscutible carácter universal de la Hermandad de la Esperanza Macarena de Sevilla, la influencia que ejerce y las pautas y modas que impone es indiscutible. El apartado musical no podía ser por lo tanto una excepción. Si el punto de partida en la estética lo puso Rodríguez Ojeda a principios del siglo pasado, en la marcha procesional fue Pedro Gámez Laserna con su marcha "Pasa la Virgen Macarena" a finales de los cincuenta. Hasta el cambio de régimen y la llegada de la democracia, la banda que acompañaba a la Macarena era el Soria 9. Sus músicos mayores y directores siempre dedicaban alguna de sus marchas a la dolorosa del barrio de San Gil. Antes de Gámez fue Mas Quiles, y luego vendrían Pedro Morales y Abel Moreno. Las marchas macarenas, muy brillantes en su mayoría y de carácter triunfal y dinámico se exportaron muy fácilmente por Andalucía y el hecho de que además Soria 9 fuera quien las interpretase les daban aún un mayor caché.

En esta etapa sólo nos centraremos en la primera de las marchas macarenas antológicas y por supuesto en su autor.

"Pasa la Virgen Macarena" fue compuesta por Pedro Gámez Laserna en 1959, dos años después de su llegada a Sevilla.

Gámez nació en Jódar (Jaén) en 1907. Inicialmente se vinculó a Córdoba militando en su banda municipal en 1928. El nombre de Gámez Laserna figura con total merecimiento entre los grandes de la música procesional. Desgraciadamente gran parte de su repertorio no es interpretado por las Bandas de Música.

En 1935 compone su primera marcha: "Santísimo Cristo de la Misericordia", dedicado al crucificado de su pueblo natal. Esta primera pieza es de corte fúnebre y ya apunta una categoría notable en el trío final. Fue grabada esta marcha por la Banda de la Oliva de Salteras en su trabajo "Sinfonía Sevillana", de 1992. Este músico militar cultiva el género de la saetilla en los tríos, algo que innovó Farfán, pero qué él supera. Para ello se desplazaba a pueblos donde tomaba las saetas al dictado. Prueba de ello es la célebre "Saeta Cordobesa" de 1949 dedicada a la hermandad de silencio de la Buena Muerte. En 1957 llega a Sevilla para hacerse cargo de la dirección de Soria 9. Dos años después es estrenada la marcha "Pasa la Virgen Macarena" tras el paso de la Esperanza Macarena. Es una marcha que rompe con lo que hasta entonces había compuesto Gámez, ya que se trata de una marcha con cornetas y tambores, quizás la más efectista de las que se hayan creado en la historia. Si la introducción con cornetas es genial, el trío puede ser uno de los mejores de entre todas las marchas de procesión. La composición recrea el momento en que la Macarena transita por la Plaza de la Campana. Tras el éxito cosechado, compone marchas para las hermandades sevillanas de la Cena ("Virgen del Subterráneo, 1961), Amor ("Nuestra Señora del Socorro", 1962), La Paz ("Victoria y Paz", 1964) y la Estrella ("Virgen de la Estrella", 1970), todas muy logradas y con cornetas y tambores a las que la impregna de un marcado carácter de andalucismo.

La vinculación de Gámez con la hermandad del Cachorro fue importante, pues dedicó dos de sus marchas a los titulares de la hermandad trianera. La primera, "El Cachorro" (1967) está considerada la mejor de las que compuso. Está magistralmente instrumentada y contiene una saetilla en el trío final. Marcha de larga duración con la que se tiene que sufrir aguantando debajo de un paso. La segunda, muy cofradiera, "Nuestra Señora del Patrocinio" (1969) encaja con el perfil de hermandad de barrio.

Las marchas de Gámez Laserna están fantásticamente instrumentadas a la vez que no son muy asequibles de interpretar por cualquier banda de música. Esto hace que gran parte de su obra no se escuche en Semana Santa. No obstante, ha sido la banda de la Oliva de Salteras, quien en esta última década ha recopilado casi toda su obra en sus compactos de Semana Santa.

En 1967 dejó la dirección de Soria 9 a su alumno y amigo Pedro Morales. No por ello dejó de componer. En 1972 dedica al Consejo de Cofradías hispalense la elegantísima "Sevilla Cofradiera", marcha recuperada en estos últimos años. Esta marcha contiene tríos flamencos. En 1987, Pedro Gámez fallece en Sevilla. Gran cantidad de personas presenciaron en la Basílica de la Macarena el traslado de su cadáver a los sones de "Pasa la Virgen Macarena" que interpretaba la banda de Soria 9, entonces bajo la dirección de Abel Moreno.

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OCTAVA ETAPA: EL PROLÍFERO ABEL MORENO Y “SORIA 9”

Esta etapa está marcada básicamente por un nombre, Abel Moreno, el cual desde la dirección de “Soria 9”, ha llegado a ser uno de los más conocidos autores del género cofrade.

Desde que en 1984 Abel Moreno llegara a Sevilla, la música procesional se vio incrementada con muchas composiciones realmente preciosas y algunas ya clásicas como "La Madrugá”.

Abel Moreno Gómez nació en la un pueblecito de la Sierra de Huelva llamado Encinasola en el año 1944. Inició sus estudios musicales por la influencia de su padre quien, a la sazón, era director de la banda de música de su pueblo. En su niñez destacó por su destreza musical y con dieciséis años ingresó como Trompeta en la Banda de Música de la Academia de Infantería de Toledo. De ahí marchó a Zaragoza donde prosiguió sus estudios dentro de la Academia Militar de esa ciudad. Tras distintos puestos como director y fundador de varias bandas, en 1984 se incorpora como director de la Banda de Música de la División Mecanizada Guzmán el Bueno Nº 2, conocida por todos -como ya hemos dicho anteriormente- “Soria 9”

Hay un antes y un después en la Semana Santa desde que Abel Moreno entrara en dicha banda. Cuando llega a Sevilla decide dedicarse a componer música procesional. Tal éxito obtuvieron sus marchas que fue requerido desde distintas partes España. Lamentablemente para su banda y para Sevilla y afortunadamente para él, en 1996, después de la Semana Santa, ascendió a teniente coronel y hubo de dejar Soria 9 porque no le correspondía la graduación militar pasando a llevar la dirección de la Banda de Música del Regimiento Inmemorial del Rey nº 1 del Cuartel General del Ejército cargo, que sigue ocupando en la actualidad.

Entre sus marchas más celebres y conocidas por todos está: “Hermanos Costaleros”, “La Madrugá”, “Macarena”, “Virgen de los Estudiantes” y “Soledad Franciscana”, entre otras. Y es interesante hacer mención a la marcha procesional “Lloran los Clarines”, dedicada a la memoria del torero “Paquirri” y la cual incluye un sonido taurino tan característico como es el cambio de tercio.

Dentro de este periodo también debemos mencionar a compositores como José Albero con su marcha “Esperanza de Triana Coronada” (1984) y “Cristo de la Expiración” (1987) o José Velázquez Sánchez con “Aniversario Macareno” (1989) o “Angustias de los Gitanos” (1987).

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ETAPA ACTUAL: BUEN PORVENIR

Hoy los compositores se encuentran en una complicada situación. De un lado, aquellos que quieren componer están avocados a innovar, encontrándose, no pocas veces, con la oposición de los intereses y la moda. Del otro lado están aquellos que fabrican música siguiendo los cánones preestablecidos, adaptándose a los moldes que marcan la industria, dando demasiada importancia a solos de determinados o insertando melodías que nada tienen que ver con la música procesional.

Aquéllos difícilmente se hacen notar; éstos gozan de los privilegios y del prestigio que pone a su servicio el sistema.

Pero el futuro es alentador: últimamente ha surgido una especie movimiento historicista que pretende dignificar la esencia de López Farfán, Gámez Laserna, Álvarez Beigbeder, Braña, etc., etc.

En Málaga, Francisco Javier Moreno, José Antonio Molero, Miguel Pérez Díaz, así como el consagrado músico militar Eloy García, autor en los últimos años de piezas de gran envergadura, son componentes de una prometedora generación. En Sevilla, Francisco Javier Alonso Delgado, con marchas como “Madre de Dios de la Palma”, “Madre Dolorosa” o “Virgen Macarena”, esta dejando muy claras sus cualidades. Los rasgos sinfónicos de José de la Vega deslumbran a quien los escucha. Manuel Marvizón Carvallo, con sus tan originales composiciones, se ha convertido en un balón de oxigeno: “Madre Hiniesta”, “Candelaria”, “Esperanza” o “Virgen de las Mercedes” son muestras de su excelente labor. Completan el elenco, Francisco Pastor Bueno, David Hurtado, José Manuel Bernal, José Manuel Delgado, Juan Antonio Barros Jódar, Juan José Puntas Fernández, con su famosa “A ti Manué”, o Paco Lola, con marchas tan conocidas ya como “Caridad del Guadalquivir”, “Callejuela de la O”, “La Macarena”.

Articulo realizado por

Beatriz Muñoz Sánchez. 1BS1