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    Cartaphilus5 (2009), 18-31Revista de Investigacin y Crtica Esttica. ISSN: 1887-5238

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    BREVE HISTORIA DE LA LITERATURA ESCPTICA

    Introduccin

    Proponemos el trmino literatura escptica

    para referirnos a aquellas obras cuyo tema yconviccin fundamental es la incapacidad cog-noscitiva del ser humano y sus implicacionesticas, polticas, religiosas y existenciales. Cier-tamente, a cada doctrina o sensibilidad filosficacorresponde, de forma compleja y bilateral, unaconstelacin de rasgos literarios, ms o menosconstantes, en los diversos mbitos del estilo, lasestructuras narrativas, los temas o los smbolos.

    Recordemos brevemente que el escepti-cismo tiene dos momentos filosficos bsicos:uno destructivo, en el que suelen aducirse crti-cas contra la fiabilidad de los sentidos, la razn yel lenguaje como herramientas de conoci-miento, y contra las tendencias de pensamientodogmticas como, por ejemplo, el esencialismo,el racionalismo o la teologa positiva; y otromomento constructivo, en el que se reflexionaacerca de las implicaciones prcticas de las crti-cas anteriores y que van desde la recomenda-cin a realizar la epoch o suspensin de juiciocon vistas a conseguir la ataraxia o felicidad

    concebida en trminos de ausencia de dolor oangustia, hasta las exhortaciones a la tolerancia,el sentido comn o el pragmatismo.

    En lo que respecta a las caractersticas litera-rias asociadas al escepticismo, podemos distin-guir entre los mbitos del estilo, la narracin y elimaginario. En lo que respecta al estilo, la mayo-

    ra de los escritores de tendencia escptica coin-ciden: 1) en utilizar una fraseologa que expresaindecisin, indefinicin y duda, como sucedecon las expresiones quizs, acaso, tal vez,

    que yo sepa y es dudoso, entre otras; 2) ensembrar sus textos de paradojas, oxmoron, fala-cias, dobles negaciones y elipsis que hagan queel lector sienta y goce la incertidumbre, la plura-lidad y la ambigedad del mundo segn lo con-cibe el escptico; 3) en escribir con un gran sen-tido del humor y con una fina irona que no slosirven para desacreditar al pensador dogmtico,sino tambin para realizar una autocrtica de tipopirrnico; 4) y en usar un estilo conversacionalque exprese su actitud tolerante y abierta, resul-tado de la conciencia que tiene de su ignorancia

    y de la de los dems.

    En lo que respecta a la narracin, la mayorade los escritores pertenecientes a la tradicinliteraria que nos ocupa coinciden: 1) en exponero describir la doctrina o actitud de un personajedogmtico para luego parodiarlo y ridiculizarlo;2) en establecer un delicado balance de actitu-des y visiones contrarias de la realidad consi-guiendo que ninguna de ellas prevalezca sobrelas otras; 3) en utilizar el recurso de la mise en

    abme o cajas chinas con el objetivo de transmitirun cierto sentido de vrtigo lgico anlogo alque produce la paradoja; 4) en alterar la presen-cia autorial sugiriendo que la verdad del narra-dor, nico criterio de verdad de todo relato, noes fiable; 5) en hacer que los personajes se veanengaados por las apariencias, sobrepasadospor la variedad del mundo y de las opiniones y

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    sin poder encontrarle un sentido a las cosas queles ocurren; 6) en acabar el relato con un final

    abierto o inesperado que nos haga sentir la am-bigedad del mundo, la imprevisibilidad delporvenir y la falta de informacin de la quesiempre adolecemos; 7) y en elaborar mundosfantsticos a partir de las premisas de las doctri-nas filosficas convirtiendo, de este modo, elrelato en la ficcionalizacin de una reduccin alabsurdo.

    En lo que respecta a los gneros utilizadospor la mayora de los escritores pertenecientes a

    la tradicin literaria escptica, podemos afirmarque no suelen respetar la frontera entre los g-neros literarios y, ms an, entre la literatura y lasdiferentes disciplinas del saber como la historia,la filosofa o la ciencia, entre otras. Ciertamente,los escritores escpticos no slo han sido gran-des transgresores, sino tambin grandes creado-res de gneros. Cabe aadir que este tipo deescritor tiende a privilegiar aquellos gnerosliterarios que mejor le permitan vehicular susperplejidades, dudas, indecisiones y polmicasas como su amor por la ambigedad, la varie-

    dad, la pluralidad y los enigmas. Timn, Lucrecio,Machado y Pessoa optaron por la poesa filos-fica, que explota la maravilla metafsica comofuente de placer esttico; Eurpides y Shakes-peare, por la tragedia, que nos muestra a perso-najes divididos a la busca de un criterio con elque elegir en un engaoso mundo de aparien-cias, las pasiones y las enfermedades; Cervantesy Gracin, por la novela plural y polifnica, queda cuenta de la complejidad del mundo y tratade ensearnos a disfrutar de ella; Montaigne y

    Bacon, por el ensayo, que prescinde de las vanaspretensiones sistemticas y apodcticas de lafilosofa dogmtica y que permite un tono n-timo y conversacional totalmente acorde con latolerancia y la bonhoma escptica; Chesterton yBelloc, por el cuento policial, que permite la dis-quisicin filosfica y el thauma metafsico ascomo la humillacin de un detective que, en un

    principio, se estableci como smbolo de la ra-zn deductiva; y Wells y Stapledon, por la ficcin

    cientfica, que nos permite imaginar la existenciade otras civilizaciones, mundos y especies, cau-sando, de este modo, una hiper-relativizacin degrandes implicaciones escpticas.

    En lo que respecta a la temtica habitual dela mayora de los escritores pertenecientes a latradicin literaria escptica, nos encontramos: 1)con el tema del pecado de hybris y las innume-rables versiones que se han realizado a lo largode la historia; 2) con el tema de los animales y

    sus modos de percibir la realidad, que nos re-cuerdan que la nuestra no es la nica manera dever, pensar o vivir las cosas, hacindonos tomarconciencia de nuestros condicionamientos cog-noscitivos y de nuestra incapacidad para pen-sarlos de forma independiente a ellos; 3) con lacuestin de la morfologa, lenguaje, mente yexistencia de Dios as como de todas las esenciasde las que fue, en un principio, garanta, como esel caso del bien y el mal, la nacin, la substancia,la identidad, el tiempo, la causa y la historia, en-tre otras; 4) y, finalmente, con el tema de la pro-

    blemtica frontera y distincin entre vida ymuerte, entre sueo y vigilia o entre cordura ylocura.

    En lo que respecta a los smbolos, hallamosreferencias a aquellas realidades que sugierenuna complejidad que sobrepasa y desorienta lascapacidades racionales del ser humano comoson el laberinto, los espejos, las bibliotecas, lasenciclopedias y los mapas, entre otros; y aquellasactividades que ponen en evidencia las insufi-

    ciencias del lenguaje y la razn como son la lec-tura, la traduccin, la cbala, la investigacincientfica o policial, etc.

    Cabe sealar, para acabar, que no todosaquellos escritores que participan de dicha tradi-cin son plena y conscientemente escpticos. Lo

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    cierto es que muchos escritores utilizan las po-tencialidades estticas de dicha doctrina sin co-

    nocer ni adoptar, por ello, todos los rasgos que lacaracterizan.

    I.-

    Dejando a un lado a los precursores del es-cepticismo1, el primer literato escptico fue Ti-mn de Fliunte, discpulo de Pirrn de lide, elfundador de la escuela escptica. Nace en el 325a.c. y muere en el 235 a.c. en Atenas, y fue fa-moso por su mordacidad, que sola dirigir contra

    los filsofos de todas las tendencias. No se con-serva ninguna de sus obras, pero sabemos queescribi poemas picos, tragedias, stiras, treintay dos dramas cmicos y varios libros en prosa deuna extensin considerable.2 Slo conservamosfragmentos de sus Yambos, sus Imgenes y sustres Stiras, en las cuales, como escptico queera, vierte mordacidades y burlas contra todoslos dogmticos, tergiversando sus dichos.3 Seconsidera a Timn de Fliunte como uno de losfundadores del gnero de la stira filosfica. Ser

    continuado en obras como Las rebajas de losfilsofosde Luciano de Samosata, el Garganta yPantagruel de Rabelais o el Micromegas de Vol-taire. Cabe sealar, por otra parte, la fuerte ana-loga existente entre los procedimientos de Ti-mn y los de los cnicos Antstenes y Digenes,quienes tambin consideraban intil la especu-

    1 Para ms informacin vase Bernat Castany Prado,Breve historia del escepticismo I: Precursores,Konvergencias. Dilogos para la cultura, Nmero 16,Ao IV, Septiembre 2007 y Bernat Castany Prado,Doubt. A history, de Jennifer Michael Hecht, en El-dgoras, Nmero 35, septiembre 2005.

    2 Digenes Laercio, Vidas de los filsofos ms ilustres,Aguilar, Madrid, 1973, IX, 111

    3bid., IX, pg. 135

    lacin y escriban epigramas y parodias contralos filsofos4.

    A pesar de adscribirse al materialismo epic-reo, Luciano de Samosata (s. II d.C.) senta ungran aprecio por el pirronismo. No es casualidadque una de sus obras lleve el nombre de Timn.Asimismo, en Hermotino o las sectas, Lucianonarra la historia de un adepto de la doctrina es-toica que ha consumido toda su vida buscandola verdad y la felicidad para acabar convencin-dose de la esterilidad de todo esfuerzo filosfico.En esta obra, Luciano dramatiza el famoso tropo

    escptico de la discordancia al convertir en ejecentral de la accin la idea de que no es posibleescoger con criterio una filosofa entre las mu-chas existentes por la sencilla razn de que no essuficiente una sola vida para conocerlas todas.Por ltimo, en Las rebajas de los filsofos, Lucianosatiriza brutalmente a los filsofos dogmticos,mientras que los filsofos escpticos son losnicos que reciben sus elogios.

    Tambin Aristfanes criticar a los filsofos

    en su comedia Las nubes. En ella, Scrates hablacon unos campesinos y afirma que los dioses noexisten. Al preguntarle stos quin hace, enton-ces, llover, Scrates trata de explicarles el princi-pio de evaporacin y condensacin pero loscampesinos no parecen muy convencidos, asque deciden seguir creyendo en sus dioses yquemar vivo a Scrates. Es muy posible que estaobra inspirase a Cervantes, fuertemente influidopor el escepticismo humanstico, a la hora deescribir el famoso discurso que don Quijote pro-nuncia ante los cabreros. Este tema aparece

    tambin en el relato de Borges, El evangeliosegn Marcos, incluido en El informe de Brodie,donde Baltasar Espinosa es crucificado por unoscampesinos que lo han escuchado leer en voz

    4Vase Los filsofos cnicos y la literatura moral seriobur-lesca, edicin de Jos A. Martn Garca, 2 vols., Akal,Madrid, 2008.

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    alta el Evangelio y han entendido su mensaje deuna forma demasiado literal.

    No slo los satricos y los comedigrafos dela poca antigua mantuvieron una estrecha rela-cin con la tradicin escptica, sino tambin lostrgicos. En todas las obras del gnero aparecennumerosas exhortaciones a respetar los lmitescognoscitivos que le han sido asignados al serhumano. Ms importante todava es el hecho deque la estructura antilgica de los monlogostrgicos sea una transposicin dramtica delgnero sofstico-escptico del doble discurso o

    antiloga, en el que se equilibraban los pros y loscontras de cualquier cuestin, como sucede, porejemplo, en el clebre monlogo de Hamlet. Noes casual, pues, que Montaigne, el evangelistadel escepticismo humanstico, cite constante-mente a Esquilo, a Sfocles y a Eurpides en susEnsayos. Tal es el caso, por ejemplo, del verso552 del yax de Sfocles, mucha ventaja hay enno ser demasiado sesudo, que no slo aparececitado en la Apologa de Raimundo Sabunde,el principal escrito de Montaigne, sino tambingrabado en el dintel de su biblioteca. Asimismo,

    uno de los dramas no conservados de Eurpidesnarra la historia de un hombre que llega a laconclusin de que no existen los dioses porquelos malos suelen vivir ms felices que los buenos.Para confirmar su idea busca un caballo alado yparte hacia el cielo pero, una vez llega all, sevuelve loco. Como veremos, el tema de la locuracausada por la desmesura filosfica es una cons-tante del escepticismo literario.

    La tradicin literaria escptica cuenta tam-

    bin con grandes poetas. Timn de Fliunte noslo fue satrico sino tambin poeta. DigenesLaercio cita, en su Vida de los filsofos ms ilus-tres, algunos de sus versos: La apariencia reinaall donde se presenta5o No nos salgamos de

    5bid., IX, 105

    la costumbre.6Su obra Las imgenes es una seriede poemas que insisten en el carcter equvoco

    de las apariencias y en la facilidad con la que elser humano se deja engaar. Tambin Arcesilao,director de la Nueva Academia y una de lasmximas figuras de la historia del escepticismo,fue poeta y orador.

    Pero no slo los escpticos se acercaron a lapoesa sino tambin los poetas al escepticismo.As, Kinesias, poeta griego del siglo VI a.C., quefund con otros poetas un club de impiedadquese reuna para celebrar fiestas en los das de mal

    agero, como una forma de mostrar su incredu-lidad respecto a la supersticin general.

    Por su parte, autores como Herodoto, Plinio,Plutarco y Digenes Laercio escribieron obrascaleidoscpicas en las que no haca falta argu-mentar en favor del escepticismo puesto que sumisma estructura miscelnea resultaba ser unapotentsima ejemplificacin del tropo de la dis-cordancia. En sus obras, el lector se topa con unadiversidad tan grande de opiniones, creencias,

    costumbres, leyes y doctrinas filosficas, queacaba sintiendo la relatividad de sus propiascreencias y se ve arrastrado a suspender el juicio.Siglos ms tarde, los humanistas recuperaran elgnero de la miscelnea, conscientes no slo desus grandes potencialidades estticas, sino tam-bin de sus intensos efectos relativizadores, tannecesarios durante las guerras civiles religiosasdel siglo XVI.

    En los primeros siglos de nuestra era nos en-contramos con Favorino (80d.c.-150d.c.), amigode Plutarco, rtory conocedor de todas las doc-trinas filosficas, aunque sus contemporneos loconsideraron menos un filsofo que un literatoamigo de la filosofa. Como Borges, en sus obrastrat de sacarle partido literario a las doctrinas

    6bid., IX, 105

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    filosficas. Se dice que tena la costumbre dediscurrir sobre todas las cosas aportando un

    mismo nmero de razones a favor y en contra,sin inclinarse nunca por nada.7 Tanto es as queuno de sus libros ms famosos tena como ob-jeto demostrar que el sol en s mismo no puedeser percibido. Sus libros estaban llenos de para-dojas, sofismas, dialogismos, juegos especularesy mises en abme.

    En poca latina, el gran epicreo Lucreciomostrar en su poema De la naturaleza de lascosas una gran afinidad con la doctrina escp-

    tica. En uno de sus versos criticar la filosofa portratar de expresar cosas inmortales en trminosmortales8y afirmar que no debera hablarse nide los dioses ni de los grandes misterios, puestoque nuestro lenguaje, impropiamente, los re-baja y hace descender a esta tierra donde nosmovemos nosotros.9Su escepticismo es de cor-te pirrnico puesto que, para l, el que cree queno se puede saber nada no sabe siquiera si sepuede saber que nada se sabe.10 Asimismo, ensu poema criticar los males que las imagina-ciones de la teologa y la religin popular le pro-

    vocan al ser humano: Qu tantos males ha po-dido aconsejar la religin!11 Finalmente, comotodos los grandes escpticos, Lucrecio criticaren su poema a todos aquellos filsofos que hantratado de disimular mediante cierta compleji-dad sintctica la confusin de sus pensamientos:Con su lenguaje oscuro, pero interiormenteinsignificante, se atrajo la admiracin de los ne-

    7Victor Brochard, Les sceptiques grecs, Librairie Philosop-hique J. Vrin, Paris, 1981, pg. 330

    8Lucrecio, De la naturaleza de las cosas, V, 1229 Michel de Montaigne, Ensayos, Porra, Mxico, 1991,

    pg. 42010 Lucrecio, op. cit., IV, 469. Citado en Michel de Mon-

    taigne, op. cit., pg. 42211Lucrecio, op. cit., I, 102

    cios, los cuales slo aprecian lo dicho en trmi-nos enigmticos.12

    Lucrecio fue ledo y estudiado como un cl-sico ya en poca romana y las figuras ms impor-tantes de la literatura latina recogieron muchosde sus temas, imgenes y actitudes. Es enorme elimpacto que De la naturaleza de las cosas tuvo enVirgilio y Ovidio, quienes amaban su burla de losdioses tradicionales as como sus exhortacionesescpticas a deshacerse de las ficciones de lafilosofa. El hecho de que Michel de Montaigne locite constantemente en sus Ensayos nos indica

    que no era casual la afinidad que Lucrecio sentacon la tradicin escptica.

    Tambin fue escptico Cicern. Recordemosque Montaigne, al poner como ejemplo de sabioconsciente de su ignorancia a Filn, afirmar queste les ense a Cotta y a Cicern a no sabernada.13 El mismo Cicern se burlar de los fil-sofos dogmticos en De la adivinacin, al afirmarque nada por absurdo que sea, puede decirseque no lo haya dicho algn filsofo.14En De los

    deberes aplicar a la filosofa el tropo del des-acuerdo al decir que, segn los clculos de Va-rrn, existe un mnimo de doscientas ochenta yocho doctrinas ticas y que quienes disientenen lo que es el sumo bien ponen en duda toda lafilosofa15 y en otra ocasin afirmar que Diosnos niega el conocimiento de las cosas y nosconcede su uso.16 En sus Acadmicos, que esuna exposicin completa de la doctrina escp-tica de Arcesilao y Carnades, afirmar quehallando sobre un tema idntico nmero depros y contras, es fcil, en un punto u otro, dejar

    12bid., I, 64013Michel de Montaigne, op. cit., pg. 42114Cicern, De Div.,II, 58. (M. 464)15Cicern, De Fin.,V, 5 (M. 495)16Cicern, De Div.,I, 18 (M. 425)

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    el juicio en suspenso17y en De la naturaleza delos dioses afirmar que lo falso se mezcla con lo

    verdadero, parecindosele tanto que no hayseal cierta para distinguirlo.18Segn Cicern, elescepticismo no es el monopolio de unos pocos,sino la actitud general de los grandes literatos ypensadores griegos: Decan los antiguos quenada se conoce, nada se percibe, nada se puedesaber, porque nuestros sentidos son angostos,nuestra mente necia y nuestra vida demasiadocorta.19

    l mismo nos indicar que su estilo sigue las

    pautas habituales del escepticismo: Hablo, massin afirmar nada, buscando siempre, dudando amenudo y desconfiando incluso de m mismo.20A este carcter prudencial y lateral cabe aadir lafamiliaridad y el humor que caracterizan muchosde sus escritos. Recordemos que al descubrirPetrarca, en 1345, unas cartas inditas de Cice-rn en las que el gran estilista se muestra muchoms cercano que en los textos que de l se hab-an conservado durante la Edad Media, cambiararadicalmente su estilo literario, dando origen alintimismo y al confesionalismo humanstico,

    cuyo mximo exponente sern los Ensayos deMontaigne.

    Finalmente, hemos de recordar que el poetaCatulo, al que Cicern dar un papel fundamen-tal en la exposicin de la doctrina escptica queefecta en sus Academica, fue uno de los msfervientes seguidores del escptico acadmicoCarnades.21

    17Cicern,Acadmicos, I, 12.18Cicern, De Nat. Deor., I, 5. (M. 427)19Cicern,Acadmicos, I, 1220Cicern, De Divin., II, 3. (M. 424)21Cic.,Ac., II, xlviii, 148

    II.-

    Tambin a lo largo de la poca medieval nos

    encontramos con expresiones escpticas enobras que pueden ser ledas literariamente, co-mo es el caso de las Confesiones de san Agustn,algunos sermones inspirados por la teologanegativa o los grandes poetas msticos medie-vales, sin olvidar la tradicin cabalstica juda o lamstica suf. Entre los escpticos musulmaneshallamos tambin a los poetas zindiq Al-Tauhidiy al-Maarri, famosos por sus odas a la duda y suscrticas a la ignorancia de la ignorancia. Incluso elEclesiastsy El libro de Job pueden ser ledos co-mo obras poticas afines al escepticismo. Asi-mismo, en la tradicin oriental nos encontramoscon las expresiones poticas del carvaka, as co-mo con muchas de las parbolas de corte es-cptico pertenecientes a la tradicin budista.Dentro del budismo zen destaca el poeta de laduda Ikkyu Sojun, que cre numerosos satoriscon el objetivo de hacernos sentir la estrechezde nuestros condicionamientos lgicos y algu-nas odas en las que anima al hombre a dudar detodo y a tomar conciencia de sus lmites cognos-citivos.

    En la aurora del Renacimiento europeohallamos a Rabelais, que fue conocido como elmono de Luciano. Debemos tener en cuentaque lucianesco era, en aquellos tiempos, sin-nimo de pirrnico y ateo. Ciertamente, Gar-ganta y Pantagruel es una obra satrica en la queningn filsofo queda bien parado, especial-mente los seguidores de la escolstica aristot-lica. Tambin Boccaccio afirmar, en su Decame-rn, que creemos lo que nos han enseado a

    creer, razn por la cual las sensaciones de verdady de evidencia a las que Descartes dar luegotanta importancia no son garanta de nada.

    El escepticismo humanstico no slo fueenormemente frtil en la arena de las disputasteolgicas, sino tambin en el mbito literario.Recordemos, simplemente, los conciliadores

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    Coloquia o el satrico Elogio de la locurade Eras-mo as como los numerosos dilogos huma-

    nsticos que en el siglo XVI llenaron clandesti-namente la Pennsula y entre los cules destacanel Dilogos de las cosas acaecidas en Roma, elDilogo de Mercurio y Carn oel Viaje de Turqua.

    Fue enorme la influencia que el escepticismohumanstico tuvo en autores tan importantescomo Shakespeare, Cervantes, Quevedo, Saave-dra Fajardo o Torres Villarroel. Baste recordarque Saavedra Fajardo era conocido como elEnesidemo de su poca; que Los sueos de

    Quevedo tenan como primer ttulo Que nada sesabe, en homenaje al famoso opsculo escpticode Franscisco Snchez; y que Shakespeare, Cer-vantes y Quevedo fueron asiduos lectores deMontaigne.22 Ciertamente, el autor de los Ensa-

    yos, adelant en sus escritos tpicos y temasbarrocos como los del gran teatro del mundo ola indistincin entre sueo y vigilia. As, en ciertaocasin, Montaigne afirmar: Por qu no so-metemos a duda si nuestro pensar y obrar sernotro soar y si nuestro velar no ser una especiede dormir?23 Idea que extrajo, a su vez, de los

    pensadores escpticos que, segn l mismo di-ce, compararon nuestra vida a un sueo quiztuviesen ms razn de lo que pensaban. Cuandosoamos nuestra alma vive, obra, ejerce todassus facultades ni ms ni menos que cuando ve-la.24

    Son indiscutibles las cualidades literarias delQue nada se sabe,de Francisco Snchez. El tonoes burln, el ritmo trepidante, las afirmacionesautorreferenciales le dan una gran complejidad a

    22 Vase Millicent Bell, Shakespeares Tragic Skepticism,Yale University Press, New Haven, 2002; GrahamBradshaw, Shakespeares scepticism, The HarverterPress, Brighton, 1987; y Maureen Ihrie, Skepticism inCervantes, Tamesis Books Limited, London, 1982

    23Michel de Montaigne, op. cit., pg. 51324bid., pg. 512

    la lectura y los juegos de palabras en los que eltexto abunda rozan en ocasiones el absurdo.

    Algunos fragmentos son de corte autobiogrficoy poco tienen que envidiar relatos como Labiblioteca de Babel, de Jorge Luis Borges. Cabesealar que el mismo Descartes parece haberseguido esta obrapara redactar las autobiogr-ficas primeras pginas de su Discurso del mtodoque son, ciertamente, las de mayor inters litera-rio. No es extrao que Quevedo admirase estaobra llena de trampas verbales y que Borges lededicase un soneto homnimo.

    Otro filsofo de tendencia escptica y de in-dudable trascendencia literaria es Blaise Pascal.l mismo afirmar, de un modo un tanto para-djico, que el pirronismo es la verdad25 y, enotras ocasiones, insistir en la imposibilidad dedecidirse entre las dos premisas que lo desga-rran puesto que es tan incomprensible queDios exista como que no exista.26 Por estarazn, Pascal no atacar slo a los ateos, queintentaban mostrar racionalmente la inexistenciade Dios, sino tambin a los filsofos que intenta-ban mostrar la premisa contraria. Tanto es as

    que llegar a decir que Descartes es un filsofointil e incierto.27 En otra ocasin, Pascal afir-mar que el objetivo ltimo de la razn es reco-nocer que hay una infinidad de temas que lasobrepasan28 y es sobradamente conocida lafascinacin que sinti por Michel de Montaigne,en cuyos Ensayos se inspirar para realizar mu-chas de sus reflexiones acerca de la inconstanciahumana. Su escepticismo poetiza la filosofa

    25Blaise Pascal, Penses, VIII, 432. La traduccin es nues-

    tra:le pyrrhonisme est le vrai.26 bid., III, 230. La traduccin es nuestra: Il est aussi in-

    comprhensible que Dieu soit et quil ne soit pas.27Citado en Andr Verdan, Le scepticisme philosophique,

    Paris, Bordas, 1971, pg. 93. La traduccin es nues-tra: ...inutile et incertain.

    28Blaise Pascal, op. cit., IV, 267) la dernire demarche dela raison est de reconnatre quil y a une infinit dechoses que la surprassent

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    desde el momento en que su apologa del cris-tianismo se fundamenta en la constatacin de

    los lmites de la razn humana y en la apuestapor otra modalidad de conocimiento que lla-mar del corazn y que tiene su propia lgica,ajena a la racional. Esto le llevar a afirmar queel corazn tiene razones que la razn no en-tiende29o que Dios es sensible al corazn, no ala razn.30 Esta oposicin entre lo racional y lopasional le dar un sabor trgico a sus escritos, loque puede ayudarnos a explicar por qu susPenses han tenido una enorme influencia litera-ria en autores como Kierkegaard, Unamuno,Sartre, Camus o el mismo Borges. Vemos, pues,

    que en Pascal, el escepticismo le ha llevado aminimizar el aspecto racional de sus reflexionesen aras del aspecto emocional, literaturizando deeste modo una filosofa que acabar acercn-dose ms y ms a la poesa. Cabe aadir que elescepticismo no slo literaturiz la filosofa dePascal sino que, tambin, la psicologiz, ini-ciando, de este modo, una tradicin de observa-cin psicolgica que seguiran autores como LaRochefoucauld, La Bruyre o Malesherbes y quedara lugar a la novela psicolgica moderna, una

    de cuyas primeras expresiones fue La princesa deClves, de Madame de La Fayette.

    III.-

    El Diccionario histrico y crtico de Pierre Bay-le, conocido como el arsenal de la Ilustracin,no es tanto una obra filosfica sistemtica comouna amena silva de varia leccin en cuyas mis-celneas pginas hallamos miles de ejemplos,ancdotas, historias y paradojas narradas con

    energa y amenidad. Esta obra se esfuerza encrear toda una tradicin escptica elevando alrango de hroes del librepensamiento escptico

    29 bid., IV, 277. La traduccin es nuestra: Le coeur a sesraisons que la raison ne connat point.

    30bid., IV, 278. La traduccin es nuestra: Dieu est sensi-ble au coeur, non la raison.

    a figuras como Pirrn de lide, Sexto Emprico,Michel de Montaigne, Giordano Bruno, Pierre

    Charron o Francisco Snchez. La calidad literariade esta obra es indudable y se sabe que no sloinfluy en los ilustrados, sino tambin en mu-chos otros escritores que buscaban noticias cu-riosas y enloquecidos argumentos que incluir ensus historias. Cabe aadir que Pierre Bayle fue,adems, el primero en romper la exposicin li-neal al incluir en sus artculos notas de ms detreinta pginas que, a su vez, incluan notas denotas de similar extensin. Como veremos, unade las caractersticas de la tradicin literaria es-cptica es la de no respetar las fronteras de los

    gneros literarios o filosficos.

    David Hume, el escptico, como lo llamaBorges, ley hasta la saciedad el Diccionario his-trico y crtico de Pierre Bayle. Se sabe que cuan-do se dirigi a Francia con el objetivo de escribirall su famoso Treatise slo llevaba consigo losdos tomos de la obra de Bayle, de los que extrajolos argumentos que Enesidemo, Sexto, Mon-taigne y Charron, entre otros, haban recogido ydesarrollado en contra de conceptos como la

    identidad, la causalidad o la existencia de la ma-teria. Como es el caso de muchos otros escpti-cos, la vocacin de Hume no era tanto filosficacomo literaria. Ciertamente, uno de los proyec-tos ms ambiciosos de Hume fue su clebre His-toria de Inglaterra. No olvidemos que en aquellapoca la historia era concebida como un gneroliterario. Por otra parte, sus dilogos tienen unacalidad literaria excelente y han dejado una evi-dente impronta en la obra de literatos de ten-dencia escptica como Stevenson, Chesterton o

    Borges.

    Otro escritor escptico de enorme importan-cia literaria fue el historiador ingls Edward Gib-bon (1737-1794), quien realiz con su escanda-loso Decline and Fall of the Roman Empire unaverdadera revolucin copernicana en la historiade la Historia ya que no slo se atreve a excluir

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    de la historia, por primera vez, toda intervencindivina sino que, adems, muestra a los cristianos

    como la causa de la degeneracin del ImperioRomano y afirma que el de los mrtires cristianoses un mito construido a posteriori. Se sabe queGibbon, antes de publicar su obra, le envi elmanuscrito a su amigo David Hume, quien, apesar de estar totalmente de acuerdo con suescptica manera de narrar la historia, le pregun-t si estaba preparado para aguantar la avalan-cha que se le vendra encima.

    Si, como dijimos, el Diccionario histrico y cr-

    tico de Pierre Bayle fue considerado como elarsenal de la Ilustracin, cabe sospechar que lesphilosophes tuvieron una fuerte impronta escp-tica. Lo cierto es que su desmo era de tipo fide-sta y tolerante y la razn en la que tanto confia-ban era ms de tipo emprico y pragmtico quemetafsico y especulativo. Voltaire cuestionduramente el valor de las especulaciones metaf-sicas y atac nociones como la substancia espi-ritual y material, la individualidad y la causali-dad. En sus Cartas inglesas, Voltaire juzgar congran severidad a los filsofos racionalistas, espe-

    cialmente a Descartes, del que dir, expresandola opinin de sus compaeros de generacin,que sus novelas filosficas son despreciadashoy y para siempre en toda Europa. 31Para Vol-taire, la verdadera sabidura consiste en renun-ciar a encontrar la solucin de los grandes miste-rios. Al final del Candide, nos encontramos conuna exhortacin tpicamente escptica a la ap-hasia, silencio o indefinicin. En efecto, el lac-nico consejo que el derviche Turco le da a Cn-dido y a Pangloss, cuando stos le preguntan

    por el problema del mal, es, simplemente Ca-llar, lo que nos recuerda, a su vez, la ltima pro-posicin del Tractatus de Wittgenstein, que afir-

    31 Voltaire, Le philosophe ignorant, V. Citado en AndrVerdan, Le scepticisme philosophique, Paris, Bordas,1971, pg. 128. La traduccin es nuestra: ses ro-mans philosophiques, mpriss aujourdhui pour ja-mais dans toute lEurope.

    ma que de lo que no se puede hablar, es mejorguardar silencio.

    El Diccionario filosfico de Voltaire, como elde Bayle, puede ser ledo como una obra literariaperteneciente al gnero de la miscelnea. En ellavemos cmo las estrategias escpticas puedenser convertidas en argumentos literarios de granefectividad. En el artculo Csar, Voltaire juegacon el relativismo perspectivista escptico y noscuenta que los hindes tienen noticias vagas deque un gran bandido que se llamaba AlejandroMagno se lanz sobre su territorio con otros

    bandidos32

    , lo que nos recuerda a la novela Lascruzadas vistas desde la perspectiva de los rabesde Amin Maalouf o al Deutsches Requiem deBorges. En su artculo El celibato de los clri-gos, Voltaire afirma que en todas partes varanlos usos y cambia la disciplina segn los tiemposy los lugares33, que es la formulacin clsica deuno de los principales tropos escpticos, queser tambin tratado en otras obras ilustradas decontraste cultural como Las cartas persas o Elespritu de las leyes, de Montesquieu o las CartasMarruecas de Cadalso. Asimismo, en el artculo

    Destino, Voltaire afirma que el hombre nopuede tener ms que un determinado nmerode dientes, de cabellos y de ideas.34 En su art-culo Naturaleza, Voltaire escribir un dilogoentre un filsofo y la naturaleza en el que el fil-sofo afirmar, al referirse a la bsqueda de cono-cimiento, que los hombres todos nos parece-mos a Ixin, que crey que abrazaba a Juno yslo abrazaba una nube.35 Recordemos que,adems, la stira juega un papel importantsimoen el Micromegas o el Cndido, y que, como co-

    rresponde a la tradicin literaria escptica, los

    32 Voltaire, Csar, en Diccionario filosfico, Sophos,Buenos Aires, 1960, t. II, pg. 49

    33 Voltaire, Del celibato de los clrigos, en bid., t. II,pg. 65

    34Voltaire, Destino, en bid., t. I I, pg. 17935Voltaire, Naturaleza, en bid., t. I, pg. 188

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    protagonistas de estos relatos son filsofos quecon sus disputas ficcionalizan el tropo escptico

    del desacuerdo.

    IV.-

    Evoquemos, a continuacin, la importanciaque John Keats le daba, en la confeccin de suspoemas, a lo que bautiz como negative capa-bility, y que consiste en la capacidad de propo-ner una serie de ambigedades y misterios sinque se sienta, por parte del autor, la tendencia onecesidad de resolverlos. Recordemos que Keats

    le otorgaba dicha capacidad a Shakespearequien, como buen trgico, es un autntico poetade la duda que utiliza en sus monlogos el g-nero del doble discurso y trata temas de enor-mes implicaciones escpticas como son los ce-los, la locura, el sueo o la escasa fiabilidad delos sentidos. Por su parte, Shelley honrar, enQueen Mab, al gran dudador humanista Gior-dano Bruno, citar algunos de los argumentosescpticos de Voltaire y afirmar que el orgullohumano es hbil para inventar nombres grandi-

    locuentes que oculten sus ignorancias.36

    Robert Louis Stevenson es otra de las figurasque componen la tradicin literaria escptica. Envarias ocasiones, el autor de Dr. Jerkyll y Mr. Hydeinsiste en la incapacidad del ser humano paracomprender racionalmente la realidad ya que lavida es monstruosa, infinita, ilgica, abrupta eintensa37y va por delante de nosotros, con unacomplicacin infinita.38En otra ocasin, adelan-tando las arquitecturas perplejas de Chesterton yBorges, se preguntar: Y si no hubiera metaalguna y todo fuera una avenida tras otra y el

    36 Citado en Jennifer Michael Hecht, Doubt, a history,Harper San Francisco, New York, 2003, pg. 374

    37 Robert Louis Stevenson, Fbulas y pensamientos, Val-demar, Madrid, 1995, pg. 128

    38bid., pg. 128

    mundo entero un laberinto sin posible salida ysin fin?39 En la lnea de la tradicin empirista

    inglesa, Stevenson se sentir ms interesado porlo particular que por lo general (El individuo esms conmovedor que la masa40); no dudar enutilizar la filosofa como filn literario; y afirmar,adelantndose a Borges, que la filosofa no esms que una fantasa: a la imaginacin le en-canta desperdiciarse con lo que no existe.41

    Gustave Flaubert criticar en la figura de M.Homais, de Madame Bovary, al hombre dogm-tico y se burlara de las pretensiones de conoci-

    miento de todos los filsofos y pensadores en suclebre Estupidario42as como del mal entendidosentido comn en su Diccionario de prejuicios,43del que Borges hablar de forma entusiasta ensus artculos Vindicacin de Bouvard et Pcu-chet y Flaubert y su destino ejemplar dondelo compara con Jonathan Swift por el hecho deque ambos odiaron con ferocidad minuciosa laestupidez humana44.

    Que Gilbert Keith Chesterton se convirtiese,

    bastante tardamente, en uno de los ms apa-sionados defensores del catolicismo conservadoringls no supone un problema para que poda-mos considerarlo un escritor de tendencia es-cptica. Ciertamente, no slo el escepticismoestuvo aliado durante muchas dcadas con laContrarreforma, sino que muchos escpticos hansido creyentes, de una forma fidesta, como es elcaso de Pirrn, Montaigne y Charron, entre otros.Las paradojas de Mr. Pond, El candor del padreBrown, El hombre que fue jueves y El hombre que

    39bid., pg. 13140bid., pg. 15041bid., pg. 14642Gustave Flaubert, Estupidario. Diccionario de prejuicios,

    Valdemar, Madrid, 199543bid.44 Jorge Luis Borges, Vindicacin de Bouvard et Pcu-

    chet, en Discusin, op. cit., t. I, pg. 261

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    saba demasiado son algunas de las muchasobras en las que Chesterton traduce a trminos

    literarios los argumentos y las actitudes propiasdel escepticismo. Su estilo est lleno de parado-jas, de juegos de palabras y de disquisicionesfilosficas en las que se subrayan la imperfeccinde los sentidos y de la razn. Sus argumentosnos llevan, como a un callejn sin salida, a toparcon perplejidades que luego se resuelven, o di-suelven, en explicaciones cotidianas que pare-cen querer ensearnos que no hace falta recurrira lo sobrenatural, a la metafsica, para vivir eneste mundo, sino que basta con cierto fidesmo el protagonista de sus obras ms famosas es un

    sacerdote, el Padre Brown y una actitud prag-mtica de corte escptico. As, en Cuando losmdicos estn de acuerdo, uno de los persona-jes convence a otro de que no existe ningn tipode esencia moral, para realizar, a continuacin,una exhortacin al fidesmo, no ya religioso sinofilosfico: Me ha convencido de que mis creen-cias no eran ms que sueos; pero no de quesoar sea peor que despertar.45

    Mark Twain es otro de los escritores de ten-

    dencia escptica que proliferaron en el siglo XIXingls. Son proverbiales su irona, lucidez y capa-cidad humorstica. Su escepticismo atraviesatoda su obra. Recordemos sus clebres ataquescontra el esencialismo nacionalista que en aque-lla poca empezaba a sustituir o complementaral esencialismo religioso (Lo primero y nicoque hay que hacer cuando alguien est herido ysufriendo es aliviarlo, la curiosidad por saber sunacionalidad no tiene importancia y puede espe-rar46); sus festivas reducciones al absurdo (Una

    de las pruebas de la inmortalidad del alma esque miradas han credo en ella. Tambin han

    45 Gilbert Keith Chesterton, Cuando los mdicos estnde acuerdo, en bid., pg. 86

    46 Mark Twain, El diccionario de Mark Twain, Valdemar,Madrid, 2003, pg. 170

    credo que la tierra era plana47); sus afirmacio-nes relativistas (Los hbitos de todos los pue-

    blos estn determinados por sus circunstancias.Los habitantes de las Bermudas se apoyan co-ntra los barriles por la escasez de farolas48); sulucha contra los prejuicios en aras de la toleran-cia (No se pueden adquirir puntos de vista am-plios, saludables y caritativos sobre los hombresy las cosas vegetando toda la vida en un peque-o rincn de la tierra49); y sus numerosos escri-tos irreverentes, inspirados en los estudios deCharles Darwin y en el Age of Reason de TomPaine.

    No nos es posible realizar una historia ex-haustiva de la tradicin literaria escptica. Bste-nos recordar que, adems de los autores aqucitados, tambin participan de dicha tradicin:Thomas de Quincey y sus miscelneos volme-nes repletos de noticias curiosas, de relativismo yde una tendencia escptica a valorar las ideasfilosficas en funcin de su fuerza esttica; EmilyDickinson y sus obras cuajadas de ambigeda-des, paradojas e irona; Milton Steinberg, quenarr, en A driven Leaf, la vida del famoso escp-

    tico judo Elisha ben Abuyah; Po Baroja, del queBorges afirm que era pirrnico y del que quisoimitar el tono mordaz de sus ensayos en su ju-ventud; Machado de Asss y su escepticismoradical; Anatole France, que no esconde en su

    Jardin dEpicure su repugnancia por todo sistemametafsico y que cae en un profundo nihilismopor pensar que el conocimiento cientfico noslo es limitado sino que, sobre todo, es incapazde brindarle a la humanidad los fundamentos deuna nueva tica; y Henry Louis Mencken, perio-

    dista y crtico norteamericano de temida morda-cidad del que se ha escrito una reciente biografaque lleva por ttulo El escptico.

    47bid., pg. 12348bid., pg. 10349bid., pg. 250

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    Otros grandes poetas influidos directamentepor la tradicin escptica fueron Antonio Ma-

    chado quien, tanto en sus poemas como en susComplementarios mostrar un gran conocimien-to de los temas, smbolos y dinmicas literariasde la tradicin que nos ocupa; o Fernando Pes-soa, uno de cuyos heternimos ms importantesestaba especializado en criticar las pretensionescognoscitivas de la filosofa especulativa.

    V.-

    Teniendo en cuenta el enorme nmero de

    escritores clsicos que pertenecen a esta tradi-cin, cabe sospechar una ntima relacin entreescepticismo y clasicismo, no en el sentido die-ciochesco, claro est, sino en el sentido ms ge-neral que designa a aquellos escritores cuya lec-tura, a travs de los siglos, parece no agotarse.En efecto, Eurpides, Cicern, Petrarca, Erasmo,Montaigne, Cervantes, Shakespeare, Shelley,Mark Twain, Stevenson, Chesterton y Borges sonalgunos de los muchos clsicos que el escepti-cismo cuenta entre sus filas, sin olvidar a aque-

    llos autores como Ovidio, Horacio, Luciano, Lu-crecio, Quevedo y Gracin, entre muchos otros,que participan de un modo parcial de dicha tra-dicin. Cabe preguntarse cul es el origen delaltsimo potencial literario del escepticismo.

    El escepticismo siempre ha sido visto comouna cmoda posicin para brillar en la conversa-cin o en la escritura. Ciertamente, no verse em-barazado por ningn dogma, no ofrecer ni uncentmetro de cuerpo filosfico y tener siemprela ofensiva es una postura mucho ms cmoda yventajosa que la de atreverse a afirmar algo yexponerse a las objeciones de los dems. Desdesu enroque ofensivo, el escptico exhibe sinpeligro alguno la finura de sus refutaciones, iro-nas, caricaturas, paradojas y dems batera deartificios retricos y filosficos que su tradicin

    ha ido acumulando a lo largo de ms de dosmilenios de discusin.

    Con los siglos, el mbito de la dialctica pa-sara de la discusin oral a la discusin escrita,como es el caso de las polmicas ensaysticas operiodsticas. En esta nueva arena, el escepticis-mo desarroll nuevas tcnicas con el objetivo deseguir brillando. Parece, pues, que el escepticis-mo es una de las pocas escuelas filosficas que leda a la retrica una enorme importancia, no yaen la exposicin de su doctrina, sino en la des-truccin de las dems. Esta alianza entre dos

    disciplinas tan contrarias como la retrica y lafilosofa baste recordar cmo Platn expulsa apoetas y rtores en el libro X de la Repblica ledar una enorme fuerza literaria al escepticismo,ya que le permitir acumular en su archivo omemoria colectiva un buen nmero de recursosretricos, estrategias narrativas y gneros litera-rios hbridos.

    Adems, el escepticismo privilegia, comotema y recurso literario, la anfibologa que, se-

    gn dice Umberto Eco, en Obra abierta, es laprincipal fuente de riqueza literaria y una de lascaractersticas fundamentales de todo clsico.Recordemos la importancia arriba sealada queJohn Keats le atribua a la negative capability ocapacidad de presentar situaciones ambiguas sinresolverlas en favor de una u otra interpretacin.De este modo, si la virtud del clsico consiste enpermitir un nmero inagotable de lecturas a lolargo de los individuos y las culturas, la ambi-gedad del texto escptico es una apuesta segu-ra para convertirse en un Fnix de las interpreta-

    ciones, como es el caso de Shakespeare, Cervan-tes o Borges.

    Segn el estructuralista ruso ViktorSchklovski, la esencia del texto literario o litera-riedad, consiste en la capacidad de desautomati-zar o desfamiliarizar nuestra vivencia del lengua-

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    je as como nuestra percepcin y procesamientode la realidad. Como el escepticismo pone en

    cuestin no slo la fiabilidad de los sentidos sinotambin los conceptos y categoras que parecenestructurar la lectura que realizamos de la infor-macin que los sentidos nos ofrecen, las obraspertenecientes a la tradicin literaria escpticaposeen una enorme fuerza desautomatizadoraque provocan en el lector reacciones como larisa, la sorpresa, la perplejidad, la inquietud o labelleza. Esta fuerza desfamiliarizadora o de ex-traamiento hace que la literatura escptica nodeje a nadie indiferente e interese, siglo a siglo,tanto a los lectores que buscan emociones in-

    tensas como a aquellos que quieren profundizaren el anlisis de su modo de percibir e interpre-tar la realidad.

    El hecho de que el escepticismo ataque, almenos en un primer momento, el sentido co-mn hace que sus textos contagien un senti-miento de irrealidad y de misterio que los hacenmuy atractivos, teniendo en cuenta que, comodira Borges, la aventura y el enigma son dosnecesidades del espritu. Tanto las tragedias de

    Shakespeare como el Don Quijote o las ficcionesde Borges nos transmiten esa sensacin de ex-traeza y de perplejidad que suele resultar libe-radora puesto que, al irrealizar el universo, tam-bin irrealiza los problemas cotidianos que pue-dan abrumar al lector, logrando, de este modo,desdramatizarlos. Se trata, pues, de una literatu-ra analgsica y reparadora que armoniza perfec-tamente con los objetivos prcticos del escepti-cismo.

    Cabe aadir que al ser el escritor escpticoconsciente de la ignorancia del ser humano ascomo de sus debilidades e inconstancias, tiendea ser comprensivo y tolerante con sus personajesy evita reducirlos a meros arquetipos o a distri-buirlos en categoras maniqueas. Antes bien,intenta dar cuenta de la complejidad de cadauno de ellos, consiguiendo, de este modo, una

    perspectiva y un tono que, en muchas ocasiones,se ha comparado con la misericordiosa mirada

    de dios, que solemos atribuir a los clsicos. Re-cordemos la magnanimidad y tolerancia quehallamos en el trato que Cervantes, Shakespeareo Dickens dan a sus personajes.

    Otra de las razones de la potencialidad litera-ria del escepticismo consiste en que, desde elmomento en que dicho movimiento cuestionatodo tipo de doctrina filosfica, tambin cues-tiona todo tipo de doctrina esttica y sus corres-pondientes preceptivas. Por esta razn, la litera-

    tura de tendencia escptica tiende a ser muchoms innovadora. Desde el momento en quenuestra historia de la literatura est fundamen-tada en los prejuicios del progreso y la novedad,aquellos autores que realizan revoluciones oinnovaciones literarias parecen tener un lugarasegurado en sus anales. Esto puede ayudarnos,quizs, a explicar por qu tantos escritores detendencia escptica han tenido una enormerelevancia en la historia de la literatura.

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