Historia de La Iglesia Católica II -

179
BIBLIOTECA AUTORES CRISTIANOS Decía rada de interés nacional ESTA COLECCIÓN SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCIÓN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA LA COMISIÓN DE DICHA PONTIFI- CIA UNIVERSIDAD ENCARGADA DE / LA INMEDIATA RELACIÓN CON LA B. A. C , ESTÁ INTEGRADA EN EL AÑO 1958 POR LOS SEÑORES SI- GUIENTES: PRESIDENTE : Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Fr. FRANCISCO BARBADO VIEJO, O. P., Obispo de Salamanca y Gran Canciller de la Pontificia Uni- versidad. VICEPRESIDENTE limo. Sr. Dr. LORENZO TURRADO, Rector Magnífico. VOCALES : R p D n Fr. AGAPITO SOBRADILLO, O. F. M. C, Decano de la Facultad de Teología; M. I. Sr. Dr. TOMÁS GARCÍA BARBE- RENA, Decano de la Facultad de Derecho; M. I. Sr. Dr. BER- NARDO RINCÓN, Decano de la Facultad de Filosofía; R. P; Dr. José JIMÉNEZ, C. M. F., Decano de la Facultad de Humanidades Clásicas; R. P. Dr. Fr. MAXIMILIANO GARCÍA CORDERO, O. P., Ca- tedrático de Sagrada Escritura; R. P. Dr. BERNARDINO L,LOR- GA, S. I., Catedrático de Historia Eclesiástica. SECRETARIO: M. I. Sr, Dr. Luís SALA BALUST, Profesor. LA EDITORIAL CATÓLICA, S. A. AP. 466 MADRID MCMLVIII B LLORCA S. I. - R. GARCÍA VILLOSLADA S. I. F. J. MONTALBAN S. I. HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA En sus cuatro graneles edades: Antigua, Media, Nueva, Moderna II EDAD MEDIA (800-1303) La cristiandad en el mundo europeo y feudal SEGUNDA EDICIÓN, CORREGIDA Y AUMENTADA, POR EL PADRE RICARDO GARCÍA VILLOSLADA, S. I. PROFESOR DE HISTORIA ECLESIÁSTICA ÉN LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD GREGORIANA DE ROMA BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID MCMLVIII

description

Edad Media Parte 1

Transcript of Historia de La Iglesia Católica II -

  • BIBLIOTECA AUTORES CRISTIANOS Deca rada de inters nacional

    ESTA COLECCIN SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCIN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

    LA COMISIN DE DICHA PONTIFI-CIA UNIVERSIDAD ENCARGADA DE

    / LA INMEDIATA RELACIN CON LA B. A. C , EST INTEGRADA EN EL

    AO 1958 POR LOS SEORES SI-GUIENTES:

    PRESIDENTE :

    Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Fr. FRANCISCO BARBADO VIEJO, O. P., Obispo de Salamanca y Gran Canciller de la Pontificia Uni-

    versidad.

    VICEPRESIDENTE limo. Sr. Dr. LORENZO TURRADO, Rector Magnfico.

    VOCALES : R p D n Fr. AGAPITO SOBRADILLO, O. F. M. C, Decano de la Facultad de Teologa; M. I. Sr. Dr. TOMS GARCA BARBE-RENA, Decano de la Facultad de Derecho; M. I. Sr. Dr. BER-NARDO RINCN, Decano de la Facultad de Filosofa; R. P; Dr. Jos JIMNEZ, C. M. F., Decano de la Facultad de Humanidades Clsicas; R. P. Dr. Fr. MAXIMILIANO GARCA CORDERO, O. P., Ca-tedrtico de Sagrada Escritura; R. P. Dr. BERNARDINO L,LOR-

    GA, S. I., Catedrtico de Historia Eclesistica.

    SECRETARIO: M . I. Sr, Dr. Lus SALA BALUST, Profesor.

    LA EDITORIAL CATLICA, S. A. AP. 466 MADRID MCMLVIII

    B LLORCA S. I. - R. GARCA VILLOSLADA S. I. F. J. MONTALBAN S. I.

    HISTORIA DE LA

    IGLESIA CATLICA En sus c u a t r o graneles edades: Antigua, Media, Nueva, Moderna

    II

    EDAD MEDIA (800-1303) La cristiandad en el mundo europeo y feudal

    SEGUNDA EDICIN, CORREGIDA Y AUMENTADA, POR EL PADRE

    RICARDO GARCA VILLOSLADA, S. I. PROFESOR DE HISTORIA ECLESISTICA N LA PONTIFICIA

    UNIVERSIDAD GREGORIANA DE ROMA

    BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID MCMLVIII

  • Nihil obstat: Dr. Jos Luis Lazcano, Censor.

    Imprim polest: P . Cndido Mazn, S. L, Prep- de la Prov. Cast. Occid.

    Imprimaton j J* Mara, Ob. aux. y Vic. gral. Madrid; 21 de agosto de 1958.

    t

    Depsito legal: M, 8748-1958.

    N D I C E G E N E R A L

    Pgs.

    PRELIMINARES ix

    Introduccin bibliogrfica general 3 I. Repertorios bibliogrficos 3

    II. Fuentes de la Histor ia eclesistica medieval 4 III . Ciencias auxiliares de la Historia 10 IV. Enciclopedias y revistas histricas 16 V. Historias generales 19

    Introduccin historiolgica 21 I. Nombre y valoracin de la Edad Media 21

    II . Lmites de la E d a d Media 27 III . Caracteres y divisin de la Edad Media 32

    PARTE I.De Carlomagno a Gregorio VI I (800-1073) 36 CAPiTxrLO I.Propagacin del cristianismo durante todo el

    Medievo . 37 I. Evangelizacin de los pueblos germnicos 37

    II. San Bonifacio, apstol de Alemania 44 II I . Conversin de los sajones y otros pueblos del norte . 51 IV. Evangelizacin del Oriente de Europa : 56

    CAPTULO II.Origen de los Estados pontificios 67 I. E l Pa t r imonio de San Pedro 67

    II . Independencia del Romano Pontfice 75 CAPTULO III.Carlomagno, emperador de Occidente 85

    I. La personalidad de Carlomagno 86 II . Origen y carc te r del nuevo Imperio 94

    III . La obra de Carlomagno 104

    CAPTULO IV.Los papas del siglo IX y los monarcas caro-lingios 110

    I. P r imeras luchas del Pontificado 110 II. Reinado de Nicols I 119

    III . Ultimo tercio del siglo ix 124

    CAPTULO V."Saeculum ferreum obscurum". Los palpas y los emperadores sajones : 131

    I. Desprestigio de la Sede romana 132 II . Res taurac in otoniana 143

    III . Otn I I y Otn i n . Luces y sombras 153

  • NDICE GENERAL _ . _

    Pgs.

    CAPTULO VI.Bajo la dinasta Slica o de Franconia. Re-forma pregregoriana 164 I . Principios de renovacin. Len I X 164

    II . Preparac in de la Reforma gregoriana. Nicols II . 171 CAPTULO VII.El feudalismo y la Iglesia 176

    I. Nociones fundamentales 176 H . Insti tuciones feudales eclesisticas. Iglesia propia. 184

    CAPTULO VIII.Islam y cristiandad 193 I . Conquistas del Islam. Califato de Crdoba 194

    I I . E n la E s p a a l iberada 203 CAPTULO IX.La hereja y el cisma 210

    I. Contra el culto de los iconos en Oriente 210 II . E l error adopcionista 224

    II I . Gotescalco y las controversias de la predestinacin 229 IV. Las controversias eucars t icas del siglo i x al x i ... 238 V. E l cisma de Oriente 244

    CAPTULO X.Gobierno y disciplina de la Iglesia. Flores de santidad 261

    I . Disciplina eclesistica 261 I I . Vida crist iana. Li turgia y sant idad de la Iglesia ... 267

    CAPTULO XI.La vida monstica 276 I. Pr imeros conatos de reforma 276

    II . . Reforma cluniacense 283 I I I . Vida monst ica en I tal ia 289 IV. E l monacato espaol , 296

    CAPTULO XH.La Iglesia, educadora de Europa 299 I. Escuelas monacales y episcopales 299

    II . L a cul tura intelectual de I r l anda y de Ingla ter ra 308 I H . E l Renacimiento carolingio 310 ' r v . La cul tura europea en los siglos x y x i 319 V. Actividad l i teraria de los bizantinos 332

    CAPTULO XIII.Arte romnico 335

    PARTE II .De Gregorio IVII a Bonifacio V I I I (1073-1303) ... 348 Mirada panormica 348 CAPTULO I.La reforma gregoriana 350

    I . Las causas del mal 350 II . E l hombre providencial 356

    I I I . Gregorio VI I frente a Enr ique TV 366 IV. "Dictatus papae" 376 V. Gregorio VII en sus relaciones con otros reyes cris-

    t ianos 387

    CAPTULO II.Los papas gregorianos 399 I. E l cluniacense Urbano I I 401

    II . La lucha de las investiduras bajo Pascua l I I 411 I I I . Calixto H y el concordato de Worms 420

    NDICE GENERAL VII

    Pgs.

    CAPTULO III.Las primeras Cruzadas 425 I. Gnesis de las Cruzadas 428

    II . P r i m e r a Cruzada 437 ITT. Segunda Cruzada 456. IV. Tercera Cruzada 462 V. Resul tado genera l .y frutos de las Cruzadas 470

    CAPTULO IV.La Reconquista espaola de los siglos XII y XIII 472

    I. Grandes conquistas cr is t ianas 473 JJ. La E s p a a del siglo x rn .... 481

    CAPTULO V.El Pontificado hasta Inocencio III 505 I. El cisma de 1130 506

    II . Revolucin romana . Eugenio I I I 514 . IU. Federico Barba r ro ja y Adriano IV 523

    IV. Federico I y Alejandro I I I 531 V. Cinco pontificados efmeros 542

    CAPTULO VI.Inocencio III, el Augusto del Pontificado ... 544 I. Inocencio I I I y los diversos Es tados crist ianos ... 546

    II. La cua r t a Cruzada. Constantinopla 559 III . La Cruzada cont ra los albigenses 571 IV. E l concilio IV de Le t rn 578 V. Concepcin eclesistica y poltico-religiosa de Ino-

    cencio I I I 588

    .CAPTULO VII.Los sucesores de Inocencio III en lucha con Federico II 591

    I. Honorio I U y Gregorio I X 592 II . El papa Inocencio IV 604

    III . San Luis de F r a n c i a y la Cruzada de Egipto . . . . . . 614 IV. Los papas y el Imper io 618

    CAPTULO VIJJ.El Pontificado bajo el signo de Francia ... 620 I. Urbano IV y Clemente IV 621

    II . La spt ima Cruzada 626 III . Gregorio X y el concilio TI de Lyn 630 IV. De Inocencio V a Nicols IV 640 V. Embajadas y misiones a los t r t a ros y mogoles ... 652

    VI. Celestino V. Efervescencia religiosa 658

    CAPTULO TX.Bonifacio VIII 670 I. P r imeras actuaciones 672

    II . Felipe el Hermoso frente a Bonifacio 679 m . Los Colonna y los Espir i tuales 691 IV. Obras de paz 702 V. Nuevos conflictos. Bula "Unam sanc t am" 715

    VI. La catstrofe 736

    CAPTULO X.La Jerarqua eclesistica 746 CAPTULO XI.-Monaquismo benedictino. Cistercienses. Ca-

    nnigos regulares de San Agustn 763 L Pr imeros conatos de reforma. Los cistercienses ... 764

  • v n I " NDICE GENERAL

    Pgs.

    II . La Orden de los Cartujos 782 I I I . Los Cannigos regulares 785

    CAPTULO XII.Las cuatro grandes Ordenes mendicantes 794 I. Orden de-los Pad res Predicadores 797

    II . Orden de los Frai les Menores o Franciscanos 806 III . Los Carmelitas y Agustinos 827

    CAPTULO XIII.La& Ordenes militares 837 I. Ordenes mili tares palestinenses 839

    II . Ordenes mili tares espaolas y portuguesas 844 I I I . Ideal de la Caballera 851

    CAPTULO XIV.La lucha de la Iglesia contra el error y la herejia '. 856

    I. Herejas occidentales 856 II . La hereja en Occidente 859

    II I . Hereja de los cataros o albigenses 869" IV. Otros herejes 880 V. Loa judos en la E d a d Media 884

    VI. La Inquisicin medieval 889 VII . Los procedimientos inquisitoriales 904

    CAPTULO XV.La ciencia cristiana 911 I. Las escuelas del siglo x n 911

    I I . , La enseanza universi tar ia 918 I H . La escolstica :..'. 935 TV. La teologa mst ica 961 V. E l Derecho cannico 985

    CAPTULO XVI.Liturgia y vida cristiana 998 I. Desarrollo de la l i turgia .' 998

    II . Devociones populares 1006 ID!. La vida crist iana ...' 1015

    CAPTULO XVII.Literatura y arte 1031 I. La poesa 1032

    I I . E l gtico 1034 ndice alfabtico de mater ias , personas y lugares 1051

    P R E L I M I N A R E S

    D AMOS, por fin, al pblico este segando volumen de la Historia de la Iglesia Catlica, que abarca la "Edad Media".

    Por ms que nos hayamos afanado en estudiar seriamen-te, segn la medida de nuestras fuerzas, los mltiplas pro-blemas de aquella poca:, no podemos decir que estemos sa-tisfechos del resultado. Hay todava mucho que repensar so-bre el hombre medieval, sus circunstancias histricas, su ac-titud ante la vida temporal y eterna. Quedan muchas inte-rrogaciones en pie y machos puntos que aclarar, precisar e interpretar.

    La historia de la Iglesia medieval no es en Espaa su-ficientemente conocida. Tenemos eximios medievalistas, que se han especializado en otros problemas, jurdicos, polticos y culturales, tangenteando apenas los propiamente religiosos y eclesisticas, sobre todo en su aspecto ms universal y ca-tlico. Por no haber tenido en cuenta los datos y enseanzas de la historia de la Iglesia, algunos de nuestros ms originales ensayistas torcieron o desenfocaron la visin de no pocos pro-blema^ histricos. La faceta puramente eclesistica suelen igno-rarla en nuestra Patria aun los que mejor conocen la historia general del Medioevo, salvo un puado de especialistas, a cuya labor metdica, concienzuda y speranzadora nos com-placemos en rendir un tributo de admiracin y aplauso.

    Juzgamos, pues, hacer obra til difundiendo el conocimiento de la historia de la Iglesia catlica en esa poca tan idealizada por unos como calumniada por otros. Lo que importa es co-nocerla tal como fu, ms que en los episodios anecdticos, en los rasgos esenciales.

    Es evidente que dentro de la universalidad de aquella Respublica chrlstiana se desarrollan fuertes particularismos nacionales y regionales con sus problemas propios y privati-vos; y no hay duda que la misma culture medieval, con ser tan unitaria, se puede fraccionar indefinidamente bajo el pris-mtico del investigador; pero preguntamos: existe acaso, para fe visin comprensiva de los siglos medios, un ngulo visual ms ancho y dilatado que el eclesistico?

  • x PRELIMINARES^ ^

    Juzgamos que el estudio perfecto de aquella edad no pue-de hacerse sino a la luz del Cristianismo, ya que la Iglefsia fu la educadora de aquellos pueblos, la plasmadora de su mente y de su espritu, la que por medio de los pontfices y de los doctores, de los monasterios de San Benito y de las Ordenes mendicantes, de los concilios y de la liturgia, hizo posible la floracin de una hermandad de pueblos, cuya civilizacin fu marcando sus hitos seeros en el humanismo de Juan de Salis-bury, en el misticismo de San Bernardo y de los Victorinos y de San Buenaventura, en la lgica de Pedro Hispano, en la dialctica de Abelardo, en la Suma teolgica de Santo Toms de Aquino, en l Corpus Iuris Canonci, en Zas Siete Parti-das de Alfonso el Sabio, en las universidades y en los gremios de artesanos, en la piedra espiritualizada de las catedrales ro-mnicas y gticas, en el Cantar del mo Cid, en el Parzival y en la Divina Comedia.

    Actuaban, es cierto, contemporneamente otras fuerzas disgregadora, crticas y aun disolventesaudacias herticas, contagios averrosticos, movimientos paupertsticos o espiritua-listas; y eso explica la fermentacin ideolgica y social de aquella nebulosa histrica, que a ratos pareca serenarse y aclararse.

    Loable es el trabajo de estudiar las influencias islmicas o judaicas, la aportacin germnica, o cltica, o eslava; la pervivencia d las primitivas razas en el juego histrico de la Europa cristiana; pero no se olvide que el principio vital de aquella cultura, el supremo elemento seleccionador, asimilador y unificador fu el Cristianismo, que tantas cosas adapt, transform y . elev, repudiando otras muchas y dejndolas hundirse en la subhistria.

    Al trazar el cuadro de la Iglesia y de la Cristiandad en esos siglos, no soslayaremos deliberadamente ni sus luces ni sus sombras. Tanto las unas como las otras\ nos saltarn a los ojos y procuraremos observarlas con objetividad. Todas son instructivas ' y aun. "edificantes", contempladas con criterio providencialista.

    . Por otra parte, es natural que .en la historia de la Iglesia se reflejen los altibajos y las desigualdades chocantes de aquella edad histrica de Europa, llena de contrastes, como que llevaba en su seno dos mundos espirituales antagnicos. "Enorme y delicada", la intuy Ver/ame en un conocido so-neto. Y juntando nuevos eptetos contrapuestos, podramos llamarla brbara y brutal o bien espiritualista y soadora; tumultuosa o jerrquica; pacfica o guerrera; peregrinante o reclusat platnico-agstiniana o aristotlico-tomista; latina o romance o germnica; romana o parisiense; con solera huma-nstica, pero tambin con una peligrosa destilacin de alquimia arbigo-toledana inquisitorial b hertica; hija del feudalismo

    PRELIMINARES XI

    o madre de la burguesa; gobernada por monarcas tan antit-ticos como Luis IX el Santo y Federico II, el irreconciliable enemigo de la Santa Sede, y por pontfices tan opuestos como Juan XII el licencioso y Gregorio VII el reformador, Inocen-cio III, el arbitro de los reyes, y Celestino V el anacoreta.

    Es preciso que nos demos cuenta de semejantes antago-nismos viscerales, si deseamos comprender la evolucin de los tiempos. El Renacimiento y el Humanismo, por ejemplo, son dos hermanos mellizos y discordes como Esa y Jacob -^tal es al menos nuestro concepto, que nacen de las en-traas mismas de la Edad Media, por ms que ellos, descono-cedores de sus verdaderos padres, se inventen remotas ge-nealogas.

    Renacimiento y Humanismo no pueden entenderse en su verdadero sentido, sin conocer antes hondamente, el Medioevo; y este mismo conocimiento ayudar a saber interpretar el signo inicial del Protestantismo, la esencia de la llamada Contra-rreforma, el carcter de la Ilustracin, los sueos del Roman-ticismo. Ni siquiera el filsofo o profeta de la historia que pretenda adivinar las prximas singladuras de ese roto navio que an llamamos Europa, tendr probabilidad de acierto si no ha calado bastante en la historia de la Edad Media, quea nuestro parecerno es otra cosa que la historia de Europa en los das en que sta se forjaba unitariamente.

    Bajo el aspecto religioso se ha pintado alguna vez aque-lla Edad como la realizacin del ideal catlico. Lejos de nos-otros tan limitada concepcin del Catolicismo y tan poca fe en sus destinos histricos. Reconozcamos que muchas cosas del Medioevo han muerto para siempre; otras perduran en incesante renovacin vital. Tan insensato y pueril nos pa-rece l apedrear las ruinas ilustres, que deca el poeta, como construir alegremente sobre ellas, ignorando su primitivo di-seo.

    Ojal sirvan estas pginas para despertar en los aficiona-dos a la historia el deseo de estudiar los problemas eclesis-ticos y culturales de la Edad Media no en manuales como ste ni en ensayos ms o menos sugestivos, sino en sus propias fuentes. No nos dolera mucho la acusacin de que la biblio-grafa que aducimos en cada captulo fuese incompleta; sera-nos, en cambio, muy sensible el reproche de que hubisemos olvidado fuentes de primaria importancia.

    RICARDO G. VILLOSLADA, S. I.

    O fia-Salamanca-Roma, 30 de junio de 1953.

  • XII ' PRELIMINARES

    NOTA A LA SEGUNDA EDICIN.

    Agotada la primera edicin de este libro ms pronto de lo que se pensaba, he preparado rpidamente la segunda, tenien~ do en cuenta las observaciones que crticos benvolos me hicie-ron. Muchos son los cambios leves, principalmente en las notas y bibliografa; de cierta cuanta, las modificaciones introduci-das en la parte II, captulos 4 y 13, sobres los orgenss de San-tiago y de las Ordenes militares. La novedad mayor est en haber aadido el largo captulo 9 sobre Bonifacio VIII , que en la primera edicin se omiti, contra mi voluntad, por razo-nes particulares que hoy no existen.

    R. G. V.

    Roma, 1 de marzo de 1958.

    VOLUMEN SEGUNDO

    E D A D M E D I A (800-1303)

    La cristiandad en el mundo europeo y feudal

  • INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    Creemos de suma utilidad fel orientar al aprendiz de historia medieval en la gran selva de la bibliografa, sealndole en esta introduccin las fuentes capitales, las colecciones ms impor-tantes, las obras ms fundamentales e imprescindibles, las revis-tas, diccionarios y otros subsidios bibliogrficos que le facili-tarn el estudio de la historia eclesistica de esa edad, o por lo menos le ayudarn a dar con los libros necesarios para ello, pues enciferra mucha verdad aquel dicho: Qai scit ubi sii scien-ta, habenti est prximas.

    I. REPERTORIOS BIBLIOGRFICOS U. CHEVALIER, Rpertoire des sources historiques du moyen-ge:

    Z Bio-Bibliographie (2 vols., Pars 1905-1907); n . Topo-Biblio-graphie (2 vote., Montbliard 1894-1903). Aunque su bibliogra-fa est ya anticuada, encierra muchos datos tiles sobre perso-nas y lugares.

    A. POTTHASTJ Bibliotheca histrica med aev (2 vols., Berln 1896). El mejor repertorio de fuentes narrativas, con indicacin de manuscritos, ediciones y trabajos crticos; tilsimo para encon-trar en seguida el autor buscado en cualquiera de las grandes colecciones. ,

    U. BALZANI, Le cronacJie italiane nel medio evo descritte (Mi-ln 1900).

    C. CIPOLLA, Publicazioni sulla storia medioevale italiana (Vene-cia 1914).

    C. GROSS, The sources and literature of English history to about ISJtS (Londres, Nueva York 1915).

    DAHLMANN-WAITZ, Quellenkunde der deutschen Geschichte (2 vols., Leipzig 1931-32).

    H. PIRENNEJ Bibliographie de l'histoire de Belgique (Bruselas 1931). H. BARTH, Bibliographie der Schweieer-Geschichte (3, vols., Basi-

    lea 1914-15). B. SNCHEZ ALONSO, Fuentes de la historia espaola e hispano-

    americana (Madrid 1927). Poco til para la Historia eclesistica, Por limitarse a lo poltico.

    - BALLESTEA, Bibliografa do U Historia de Espaa (Barcelo-A M" 1 9 2 1 )- D emasiado elemental.

    ' MolJ

    'NiKitJ Les sources de l'histoire de Franco des origines aux guerrea] d'Italie (6 vols., Pars 1901-1906).

  • \ INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    B. ARANHA, Bibliographie des ouvrages portugais pour servit Vhistoire des villes (Lisboa 1900).

    ' W. WATTENBACHJ Deutschlands Geschichtsquellen im Mittelalter bis sur Mitte des XHIten Jahrhunderts (2 vols., Berln 1893-94).

    O. LORENZ, Deutschlands Guschichtsquellen im Mittelalter seit der Mitte des XlIIten Jahrhunderts (2 vols., Berln 1886-97).

    LBOLANDISTAS], Bibliotheca hagiographica latina antiquae et me-te aetatis (2 vols. y 1 de Suplem., Bruselas 1898-1911). Da alfabticamente los nombres de los santos, sealando las fuen-tes o vidas ant iguas; Bibliotheca hagiographica graeca (Bruse-las 1909); Bibliotheca hagiographica orientalis (Bruselas 1910).

    DOM COTTINEAU, Rpertoire topo-bibliographique des abbayes et prieurs (2 vols., Macn 1935-1939). Lista de todos los monaste-rios, con abundante bibliografa.

    Son muy recomendables pa ra una iniciacin general : L. J. PAB-TOW, A Gaide to the Study of medieval history (Londres 1931); L. HALPHEN, Initiation aux tudes d'Histoire du moyen-dge (Pars 1946); C. V. LANGLOIS, Manuel de bibliographie historique (Pars 1901-4), adems de las revis tas y diccionarios que luego enumeraremos.

    II. FUENTES DE LA HISTORIA ECCLESIASTICA MEDIEVAL

    1. Documentos pontificios.De las colecciones siguientes, a lgunas publ ican los documentos en su integridad, o t r a s tan slo en regesta, p e ro ind icando d n d e se p u e d e hallar el tex to n tegro .

    Bllarium Romanum, ed. Cocquelines (Roma 1739-1756), continua-do por Barberi-Spezia-Segreti (Roma 1835); mejor, aunque to-dava muy incompleta, es la edicin de Tur n 1857-1872 por A. Thomassett i , en 24 volmenes, cont inuada en aples 1867-1885).

    P H . JAFF, Regesta Pontificum Romanorum ab condita Ecclesia ad annum post Christum natum MCXOVIII 2. ed. curav. S. Loewenfeld, F . Kal tenbrunner , P . Ewald (Leipzig 1885-1888). Imprescindible, como la siguiente, pa r a todo investigador.

    A. POTTHAST, Regesta Pontificium Romanorum inde ab anno post Christum natum MCXCVIII ad annum MCCCIV (Berln

    1874 :75). S. LOEWENFELD, Epistolae Romanorum Pontificium ineditae (Leip-

    zig 1885), Algunas car tas inditas de papas desde Gelaslo I ha s t a Celestino I I I .

    PFLUOK-HARTTUNCI, Acta Pontificum Romanorum indita vom Jah-re 748 bis zum J. 1198 (3 vols., Tubinga 1880-Stuttgart 1886).

    P . K E R , Regesta Pontificum Romanorum. Italia pontificia (8 vols., Berln 1906-1935).

    Germania pontificia (Berln 1906). A. BRACKMANN, Germania pontificia (3 vols., 1910-1935).-P . K E H R , Papsturkunden in Spanien. Vorarbeten zur Hispania

    Pontificia: I. Katalonien (Berln 1926); I I . Navarra und Ara gon (Berln 1928).

    PUENTES DE LA HISTORIA ECLESISTICA MEDIEVAL 5.

    E. ERDMANN, Papsturkunden in Portugal (Berln 1927). J. RAMACKERS, Papsturkunden in den Niederlanden (Berln 1933).

    , El Registrum Epistolarum de Gregorio VI I y de otros papas , en MGH, Epist.

    D. MANSILLAJ La documentacin pontificia hasta Inocencio III, 965-1216 (Roma 1953) vol. 1 de "Monumenta Hispaniae Vati-cana". Seccin Registros.

    j , p . PITRA, Analecta novissima. picilegii Solesmensis altera con-tinuatio: I. De epistolis et registris Rom. Pont. (Tsculo 1885). Trae 61 car tas , an tes desconocidas, de Inocencio I I I y o t ras d

    . otros. P. PRESSUTTI, Regesta Honorii papae III (Roma 1888-1895). Los Regis t res de los dems papas del siglo x i n (menos el de Ino-

    cencio I I I , que es t en ML 214-217) los va publicando la "Bi-bliothque des coles frangaises d'Athnes et de R o m e " (Pa-rs lS84ss>).

    2. Concilios y legislacin cannica.La coleccin de con-cilios hecha po r los P P . F . Labbte y G. Cossa r t en 17 vols . (Pa-rs 1671-72) fu reed i tada y comple tada po r J. D . M A N S I , Sa -ctorum Conciliorum nova et ampUssima coUectio (Florencia y Venec ia 1759-1798), en 31 vols. , que llegan has ta 1439; la cual, a "su vez, ha s ido con t inuada po r J. B . M a r t n y L. Pe t i t has ta el tomo 53 (Par s -1902-1927) . P a r a los concil ios medievales es ms sfeguro el t ex to d e :

    J. HARDOUIN, Gonciliorum coUectio regia mxima, seu Acta concir Uorum ct epistolae decretales... ad a. ttllt (11 vols., Pa r s 1715).

    J. SAENZ DE AGUIRRE, CoUectio mxima conciliorum Hispaniae et-novi orbis (7 vols., R o m a 1753).

    J. TEJADA Y RAMIRO, Coleccin de cnones y de todos los concilios de la Iglesia de Espaa y Amrica (7 vols., Madrid 1859). E n latn y castellano.

    Los Concilios Carolingios, en MGH, Leges. A. MERCATI, Raccolta di Concordan in materle ecclesiastiche tra

    la Santa Sede e le autorit civili 1080-1914 (Roma 1954). E . FRIEDBERG, Corpus Iuris Canonici (2 vols., Leipzig 1879-1881). CAUD. GASPAR Rij Codicis Iuris Canonici fontes (7 vols., R o m a 1923-

    1939). Codeo; Iuris Canonici, Pi i X iussu digestus, Benedicti XV aucto-

    r ta te promulgatus (Roma 1917). HOLSTENIUS, Codex regularum monasticarum. et canoncarum

    (Roma 1661); nueva edicin aumen tada de M. Brockie (6 vols.. Augsburgo 1759).

    ALBERSJ Consuetudines monasticae (3 vols., Monte Cassino 1905-1907).

    3* Libros litrgicos y rituales.

    C T &m H A . w I T 0 E j Sacramentariu' Leonianum (Cambridge 1896).

    a' t L S 0 N ' The Gelasian Sacramentary (Oxford 1894); The Gre-sorian Sacramentary (Londres 1915) t. 49 de la-'-'Henry Brads-

  • 6 INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    haw Society". E s t a sociedad publica en Londres desde 1891 una serie de textos litrgicos raros . Los Ordines Romani, en ML 78. Sobre sus manuscr i tos v. M. ANDRIEU, Les Ordines romani du haut moyen-dge (Lovaina 1931).

    M. ANDRIEU, Le Pontifical Romaln au moyen-dge (4 vols., Citt del Vaticano 1938-41).

    J. M. HANSSENS, Amalarii episcopi opera litrgica (3 vols., Citt del Vaticano 1948-1950).

    G. DURANDUS, Rationale divinorum officiorum (Leyden 1605). J . B . ASSEMANI, Codex Uturgicus Ecclesiae universalis (12 vols., Ro-

    m a 1749-1766). L. A. MURATORI, Liturgia Romana vetus (3 vols., Venecia 1748). DOM MARTENE, De antiquis Ecclesiae ritibus (4 vols., Aciberes

    1736). U. CHEVALIER, Bibttothque liturgique (15 vols., Pa r s 1893-1907);

    Repertorium hymnologicum (6 vols., Pa r s 1890-92). G. M. DREVES-C. BLUME, Analecta hymnica medii aevi (55 vols.,

    Leipzig 1886-1920). M.' MAGISTRETTI, Monumenta veteris liturgiae ambrosianae (3 vols.,

    1897-1915). F . E . WARRBN, The Liturgy and Ritual of the Celtic Church (Ox-

    ford 1881). A. LESLEY, Missale mixtum (mozarabum) en ML 85; F , DE LO-

    RBNZANA, Breviarium gothicum: ML 86. G. MORIN, Liber Comicus sive Lectionarius Missae (Maredsous

    1893). M. FROTIN, Le Liber Ordinum en usage dans l'glise wisigothi-

    que et mozrabe d'Espagne du cinquime au onzime sicle (Pars 1904) publicado en "Monumenta Ecclesiae Li trgica" de Cabrol-Leclercq, t. 5, Le liber mosarabicus sacramentorum et les manuscrits mozrabes (Pars 1912).

    J . P . GILSON, The Mozarabic Pslter (Londres 1905) [MONJES DB SILOS], Antiphonartium mozarabicum de la Catedral de

    Len (Len 1928). J . VIVES, Oracional visigtico (Madrid 1946). J. PREZ DE URBEL-A. GONZLEZ, Liber Comicus (Madrid 1950). E. RENAI'DOT, Liturgiarum Orientalium collectio (2 vols., .Pars

    1716).

    4. Enquiridiones dogmticos e histricos. H. DENZINOER-RAHNER, Enchlridion symbolorum et definitionem

    (Barcelona 1952). F . CAVALLDRA, Thesaunis doctrinae oatholicae et documenta magis-

    terii eccleslavtici ordine methodico dispositus (Pars 1920). C. SILVA-TAROUCA, Fontes historias ecclesiasticae medii aevi (Ro-

    m a 1930). S. v-xi. C. MIRBT, Quellen eur Oeschichte des Papstums und des roem*

    schen Katholizismus (Tubinga 1934). J . B. Lo GRASBO, Ecclesia et Status. De mutuis officiis et iuribu.i

    fontes selecti (Roma 1951). J. DE GUIBERT, Documenta ecclesiastica christianae perfeotionis

    studium apectantia (Roma 1931).

    FUENTES DE LA HISTORIA ECLESISTICA MEDIEVAL 7

    j CALMKT-GRUBER, Textes et documents: I I . Moyen-ge (Par s ' 1937).

    G. G. COULTON, Life in the middle age (4 vols., Cambridge 1930). B. J . KIDD, Documents illustraUve of the history of the Church

    ' (2 vols., Nueva York 1920-23).

    5, Escritores eclesisticos, cronistas, etc.

    j . P . MIGNE, Pa+rologiae cursus completus. Series la t ina (221 vols., Par s 1844-64) llega h a s t a Inocencio I I I . Series g raeca (161 volmenes ms 2 de ndices, Pa r s 1857-86) ha s t a el siglo xv.

    R. GRAFFIN-F AU, Patrologa orientalis (Pars 1907ss) ha s t a aho-r a 25 vols.

    JV S. ASSEMANI, Bibliotheca orientalis (4 vols., R o m a 1719-1728). Corpus scriptorum historiae byzantine (50 vols., Bonn 1828-97). F . DE LORENZANA, Collectio Sanctorum Patrum Ecclesiae Toletanae

    (3 vols., Madrid 1772). L. D'ACHERY, Veterum aliqot scriptorum... Spidlegium (3 vols.,

    Par s 1723). J. MABELLON, V ter a Analecta (4 vols., Par s 1675-85). E. BALZE-MANSI, Miscellansa (4 vols., Lucca 1761-64). F . LABBE, Nova Bibliotheca manuscriptorum librorum (2 vols., P a -

    rs 1657). E. MARTENE-U. DRAND, Thesaurus novus anecdotorum (5 vols., P a -

    rs 1717); Veterum scriptorum et monumentorum Amplissir ma Collectio (9 vols., P a r s 1724-33).

    B. G. NIEBUHR, Corpus scriptorum historiae byzantinae. (50 vols., Bonn 1828-1897).

    L. A. MURATORI, Rerum italicarum scriptores (28 vols., Miln 1723-51); nueva edicin de solos cronistas (Citt di Castello 1890ss, Bolonia 1902ss).

    Fonti per la storia d'Italia (Roma 1887), pub. por el " Is t i tu to storico i taliano", h a s t a aho ra unos 90 vols.

    Bistoriae patriae monumenta (22 vols., Tur n 1836-98). Del nor te de Italia.

    Monumenta Germdniae Histrica (ms de 200 vols., Hannover , Berln 1826ss); es la ms impor tante coleccin de fuentes me-dievales, iniciada bajo la direccin de G. H. Pe r t z ; se distin-guen en ella cua t ro ser ies : en folio, en 4.s, en 8.s mayor y en 8. E n folio hay t res secciones: Scriptores, Leges, Diplo-mata. L a serie en 4." aba rca las cinco secciones s iguientes: I. Scriptores; I I . Leges (et Concilla); III. Diplomata; IV. Epi-stolae; V. Antiquitates (Poeta latini, Libri confraternitatum Necrologa Germaniae). La serie en 8. mayor h a publicado Epistolae selectae. L a serie en 8. menor "in sum scho la rum" comprende Scriptores rerum germanlcarum y Fontes germa-nci iuris antiqui. ltimos informes sobr esta coleccin vanse siempre en "Neues Archiv fr Geschichte des Mittelal ters".

    1*

    aa principales crnicas del medievo espaol las recogi el P- E. FLRBZ, Espaa sagrada (29. vols., Madrid 1747-75), con-t inuada has ta el vol. 52 por Risco, Merino, La Canal, Sainz Baranda, La Fuente , Academia de la Historia . E l ndice (1918) es de A. Gonzlez Falencia . CASIRI, Bibliotheoa arbigo-hispana, esourialensia, aive libro-

  • 8 ' INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    rm omnium manuscriptorum, quos arabce compositos biblig-theca coenobii e.tcurialensis complectitur recensio et explanatio (2 vola., Madrid 1760-70).

    T. MUOZ Y ROMERO, Coleccin de fueros municipales y cartas pue-blas de los reinos de Castilla, Len, corona de Aragn y Na-varra (Madrid 1847).

    Cortes de los antiguos reinos de Len y de Castilla (54 vola., Ma-drid 1861-1934).

    Cortes de los antiguos reinos de Aragn y de Valencia y princi-pado de Catalua (27 vols., Madrid 1896-1922), public. como la anterior , por la Acad. de la Hist .

    P . DE BOFARULL, Coleccin de documentos inditos del Archivo General de la Corona de Aragn (41 vols., Barcelona 1847-1910).

    E. IB A R HA Y RODRGUEZ, Coleccin de documentos para la historia de Aragn (12 vols., Zaragoza 1904).

    A. RUBIO Y LLUCH, Documents per Vhistoria de la cultura catalana mitjeval (2 vola., Barcelona 1908-1921).

    E . HINOJOSA, Documentos para la historia de las instituciones de Len y Castilla. Siglos X-XIII (Madrid 1919).

    A. PAZ Y MELJ, Documentos del Archivo y Biblioteca del Duque de Medinaceli (Madrid 1915). Siglos xn-xiv .

    Documentos relativos a Espaa existentes en los archivos na-cionales de Pars (Madrid 1934). Siglos XI-XIX.

    Documentos de la poca de don Alfonso el Sabio, en "Memorial histrico espaol", t. 1-2 (Madrid 1851); Dooumentos de la po-ca de don Sancho el Bravo, en "Mem. hist. esp.", t. 3 (1852).

    Otros documentos medievales espaoles, en J. VILLANITEVA, Viaje li-terario a las iglesias de Espaa (22 vols., Madrid y Valencia 1803-1852).

    La Coleccin de documentos inditos para la historia de, Espaa (112 vols., Madrid 1842-95), emprendida por M. Fernndez Na-varre te , contiene muy poco relativo a la E d a d Media.

    La Academia de las Ciencias de Lisboa emprendi la publicacin de Portugalliae Monumenta histrica, a saeculo octavo posi Christum usque ad quintum decimum (Lisboa 1856-1897).

    M. LOPES FERREIRA, Colleotio chronicorum (6 vols., Lisboa 1726-1729). Monumento medii aevi histricas res gestas Poloniae illustrantla (20 vols., Cracovia 1872-1907).

    Monumenta spectantia historiam Slavorum meridionalium (11 -vo-lmenes, Agram 1868-93).

    T. RYME' I , Foedera, conventiones, litterae et cuiuscumque generis acta publica inter reges Anglae et alios quosvis (17 vola., Lon-dres 1704-1717; 7 vols., Londres 1816-1869).

    Rerum Britannicarum medii aevi Scriptoris or Chronicles and memorials of Great Br i ta in and Ire land (251 vola., Londres 1858-1896), importante coleccin, l lamada "Rolla Series" porque est publicada bajo la direccin del "Master of the rolla".

    M. BOUQUET, Rerum gallicarum et franciscarum scriptores (24 vo-lmenes, Par ia 1738-1904); nueva edicin por L. DELISLE, Recueil des historiens des Oaules et de la Franco (23 vols., Pa r s 1869-1894).

    Collection de documents indits relatifs Vhistoire de Franoe (ms de. 300 vols., Pa r s 1835as).

    PUENTES DE LA HISTORIA ECLESISTICA MEDIEVAL , 9

    S'ocit de Vhistoire de France (unos 350 vols., Pa r s 1835ss). Collection de textes pour servir l'tude et Venseignement de

    Vhistoire (50 vols., Pa r s 1886-1925).

    6. Biografas de papas, cardenales, obispos y santos.

    L. DUCRESNE, Lber Pontificalis (2 vols., P a r s 1886-92). Nueva ed. en 3 vols, (1955-57).

    J. M. WAT''ERICH, Vitae Romanorum Pontificium ab exeunte saecu-lo IX usque ad finem saeculi XIII (2 vols., Leipzig 1862).

    A. CIACCONIUS (CHACN), Vitae et res gestae Pontificum Roma-norum et 6. R. E. Cardinalium... ab A. Oldoino recognitae (4 vols., 1677-87).

    P . GAMS. Series episcoporum Ecclesiae catholcae (Rat isbona 1873- 86). o da ms que las fechas de la elevacin, t ras lacin y

    muerte, con a lguna bibliografa. C. EUBEL, Hierarchia catholica medii aevi (Mnster 1898). Ms

    exacto que Gams, por t o m a r sus datos d i rec tamente del Ar-chivo Vaticano, pero no empieza has ta el ao 1198.

    BOLA.MDISTAS, Acta Sanctorum quotquot toto orbe coluntur (67 vols. has ta ahora, Amberea, Bruselas 1643ss). tilsimo es el l t imo

    volumen, Martyrologium Romanum... scholiis historiis instruc-tum (Bruselas 1940). Cf. Bibliotheca hagiographica, y a citada.

    J'.' MABILLON, Acta Sanctorum Ordinis S. Benedicti (9 vols., P a -rs 1668-1701).

    L. SURIUS, De probatis Sanctorum vitis (4 vols., Colonia 1567-85). J . TAMA YO SALAZAR, Martyrologium hispanorum (6 vols., Lyn 1651-

    69). H a de consultarse con suma cautela, pues admite sin cr-t ica todos los falsos cronicones.

    H. ROSWEYDE-D. GEORGIUS, Martyrologium Adonis Archiepiscopi Viemiensis (Roma 1745), reproducido en ML 123 con el Marty-

    .;,. rologim Usuardi. j . B . SOLLERJ Martyrologium Usuardi (Pars 866). Cf. H. QUENTIN, 'Les Martyrologes historiques du moyen-dge (Pars 1908).

    ,,,' ' 7 Cartularios.Recogeremos aqu a lgunos car tular ios , pr in-cipalmente monst icos , d e absolu ta neces idad p a r a el e s tud io d e las Ordenes religiosas y d e o t r a s inst i tuciones.

    , .A. BBRNARD-BRUEL, Recud deschartes de l'abbaye de Cluny (6 _ volmenes, Par s 1876-1904). O. A. PRVOST, Recueil des cJw-rtes et bulles de Clairvaux (Ligug

    1929). J . GUIRAUDJ Cartulaire de N.-D. de Prouille (Para 1907).

    ' ? ' GURAILD, Cartulaire de Saint-Victor de Marseille (Par s 1857). E . VAN DRIVAL, Cartulaire de l'abbaye de Saint-Vaast d'Arras '_ (Arria 1875).

    L. DB GRA.VDMATSON, Cartulaire de l'Archevch de Tours (2 vola., Toura 1892).

    '!*|. S A V I N I , II cartulario della Chiesa Teramana (Roma 1910).

    . CIPOLLA-BUZZIJ Cdice diplomtico del monestero di S. Colomba-M '-c? di Boooio fino al anno 208 (Roma 1918).

    ."* FROTIN, Recueil des chartes de l'abbaye de Silos (Par s 1897).

  • 1 0 INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL _ ^

    V. VIGNATJ, ndice de los documentos del monasterio de Sahagn y Glosarlo y Diccionario geogrfico (Madrid 1874).

    L. SERRANO, Fuentes para la historia de Castilla (4 vols.,- Madrid 1906-1924) Son cartularios de diversos monasterios castellanos, a los cuales aadi despus los siguientes: Cartulario del mo-nasterio de Vega (Madrid 1927); Cartulario de San Vicente de Oviedo: 781-1200 (Madrid 1929); Cartulario de San Milln de la Cogollo, (Madrid 1930).

    Mf MAGALLN. Coleccin diplomtica de San Juan de la Pea (Ma-drid 1903-1904). Anejo de la "Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos".

    J. RlSj Cartulario de San Cugat del Valles (Barcelona 1945). L. DEL LAMO, Coleccin diplomtica de San Salvador de Oa, 822-

    1284 (2 vols., Madrid 1950). Otros cartularios en el "Bol. Acad. de la Historia" (1886- 1891,

    1905, etc.). Se planea una coleccin sistemtica de todos los cartularios medievales de Espaa, pero todava no tenemos un inventario como el de H. STEIN, Bibliographie genrale des cartulaires franeis ou relatifs la France (Pars 1907), que registra 4.522 nmeros.

    H. DENIFLE-CHATELAIN, Clw/rtularium Unlversltatis Parislensis (4 volmenes, Pars 1889-1897), seguido de un Auctarium Char-tularil (2 vols., 1894-97).

    L. NADI-E. ORIOLI, Ghartularium Studii Bononiensis I-VIII (Imo-la 1907-1927).

    A. GERMAIN, Cartulaire de VUnlversit de Montpellier (2 vols., Montpellier 1890-1912).

    III. CIENCIAS AUXILIARES DE LA HISTORIA

    Conocidas las fuentes, as manuscritas como estampadas, de la historia de la Iglesia ten la Edad Media, deber el historia-dor interpretarlas crticamente y en su justo sentido. A resolver los diversos problemas que se le plantearn en la lectura de los textos y documentos le ayudarn las obras que a continuacin enumeramos.

    1 Paleografa.-El estudio de la paleografa ensea a co-nocer el desarrollo de la escritura, a descifrar y leer correcta-mente los manuscritos y a determinar el tiempo y lugar de sti composicin. Z. GARCA VILLADA, Paleografa espaola: I, Texto. II, lbum (Ma-

    drid 1923). A. MILLARES CARLO, Paleografa espaola (2 vols., Barcelona 1930). A. C. FLORIANO CUMBREO, Curso general de paleografa y Paleo~

    grafa y diplomtica espaolas (Oviedo 1946). A. CAPPELLIJ Dizionarlo di abbreviature latine ed taliane (Miln

    1929). C. PAOLI, Programma scolastlco di paleografa latina e diplom-

    tica (3 vols., Florencia 1888-1900).

    CIENCIAS AUXILIARES DE LA HISTORIA 11

    t. TRAUBB, Elnletung In dle lateinische Palographie des Mittelal-ters (Munich 1911).

    XV. WATTENBACH, Das Schrlftwesen Im Mittelalter (Leipzig 1871). p. STEFFENy, Palographie latine; 125 fac-slmils en phototypie.

    Ed. frangaise par R. Coullon (Trverls y Pars 1918). M PROU-BOABD, Manuel de palographie latine et frangaise (Pa-

    ' rs 1924). M. PROU, Reouel de fac-slmila d'cHtures du V au XVII alele

    (manuscrita latlns, frangals et provengqux), accompagns de transcriptions (Pars 1904).

    F. EHRI.E-LEEBAERT, Specimina codicum graeoorum Vaticanorum (Pars 1929). P. FRANCHI DE CAVALIEKI, Specimina codicum graeoorum Vaticano-

    rum (Roma 1910). E. THOMPSON, Hand-book of greek and latn paleaeography (Lon-

    dres 1904). . B. MONTFAUCON, Palaeographia graeca (Pars 1703).

    G. BATTELLI, Lezioni di Paleografa (Citta del Vaticano 1949). 2. Diplomtica,'Sirve para conocer la autenticidad y el

    valor histrico de los docurntentos. A. GIRY, Manuel de diplomatlque (Pars 1925). A. DE BOAKD, Manuel de diplomatlque frangaise et pontificle

    (Pars 1929). J. MABILLON, De re diplomtica librl VI (Pars 1681). [DOM TOURTAIN-TASSIN], Nouveav, traite de diplomatlque (Pars

    1750-1765). J. FICKER, Beltr&ge sur Vrhundenlehre (2 vols., Innsbruck 1877-78). H. BRESLAU, Handbuch dar Vrhundenlehre fttr Deutschland und

    Itallen (2 vols., Leipzig y Berln 1915:1931). J. MUOZ Y RIVERO, Nociones de diplomtica espaola (Madrid

    1881); Firmas de los revs de Hispana desde el siglo IX hasta nuestros dios (Madrid 1887).

    L. BARRATJ-DIHIGO, tude sur les Actes des rois asturlens (718-910), en "Revue Hispanique", t. 46 (1919) 1-191.

    A. MILLARES CARLO, Documentos pontificios en papiro de archivos catalanes. Estudio paleogrfico y diplomtico (Madrid 1918).

    G. BATTELLI, Exempla scripturarum (Romae, apud Bibl. Vatica-nam 1929). 3. CronologaUno de los ms frecuentes problemas que

    ocurren en el estudio de los documentos medievales es el cmpu-to de las fechas, porque eran muy diversos los sistemas crono-lgicos entoneles usados. La era cristiana, que comienza con el nacimiento de Nuestro Seor, fu introducida por Dionisio el exiguo (( ca. 540), quien, errando en sus clculos, la puso en ~ ao 754 ab urbe condita, siendo as que el nacimiento de f j t o . ^ e ^ i de tener lugar algo antes, hacia el 747-749 de la undacin de Roma. El uso de la era cristiana se fu imponien- poco a poco, pero hay que tener en cuenta que no en todas

    Partes comenzaba el ao en la misma ftecha. Haba el estilo mo- r n o

    de la Circuncisin (1 de enero); estilo de la Natividad

  • ' 1 2 INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    . (25 d e diciembre, siete das a n t e s ) ; estilo veneciano (1 d e mar-zo, dos meses de r e t r a s o ) ; estilo de la Encarnacin (25 de mar-zo, que pod a ser el marzo p receden te , y se deca estilo pisano, o el marzo siguiente, y se deca esti lo florentino); finalmente, el estilo francs o de la Pascua (usado en Francia , y a veces fen N a v a r r a y en la M a r c a H i s p n i c a ) , que comenzaba el d a v a -riable d e la Pascua de Resur recc in . E n la Italia meridional se

    empte el estilo bizantino, que con t aba los aos a par t i r del 1 de sept iembre, 'anterior al a o comn; y tngase en cuenta que la era bizantina (a creatione mundi) l levaba y a 5508 aos cumpli-dos el pr imer ao d e la era cr is t iana. E n la pennsula Ibrica rigi la e ra hispnica, qufe empieza el 1 de -ene ro del 38 antes d e Cr is to . E s frecuente en la E d a d M e d i a conta r por indiccio-nes, o ciclos de quince aos , de te rminando tan slo el a o co -rr iente den t ro de la indiccin; y los das del mes, segn el m-todo romano de las calendas, idus y nonas.

    A. CAPELLT, Cronologa, Cronografa e Calendario perpetuo (Mi-ln 1932).

    H. GROTEFEND, Taschenbuch der Zeitrechnung (Hannover 1935); Handbuch der historisnhen Chronologie des deutschen Mittelal-ters und der Neuzeit (Hanpover 1891-98).

    J . DOWDEN, The Chuvch Jear and Kalendar (Cambridge 1910). E . JUSU, Tablas para la comprobacin de fechas.en documentos

    histricos (Madrid 1911); Tablas abreviadas para la reduccin del cmputo rabe y del hebraico al cristiano y viceversa (Ma-drid 1918), en "Memorial Histrico Espaol" , t. 48.

    D. PETAVIUS, Rationarium temporum (Leyden 1624). TMONJES MAURINOS], Art. de vrifier les dates des faits historiques

    (3 vola., Pa r s 1783-87), nueva edicin en 11 vols. (Pars 1818-1841), obra ya ant icuada y slo til p a r a la cronologa de cier-tas casas feudales.

    , L. DE MAS-LATRIB, Trsor de chronologie (Pars 1889), ms breve que la anterior y no t a n ant icuada, con numerosas l istas cro-nolgicas.

    J . AQTJST-P. VOLVES-J. VIVES, Manual de cronologa espaola y universal (Madrid 1953).

    M. DE MONTROND, DicHonnaire de statistique religieuse... publi pa r Tabb Migne (Pars 1851-56), cori infinitas noticias que slo se

    deben aceptar a beneficio de inventario. C. M. CHATELIER, Premier atlas chronoptique, 0 sicles d'histoire . genrale (Ginebra 1927).

    La cronologa de los obispos vase en Gams y Eubel, ya citados. 4 . Numismtica y sigilografa.Tambin el h is tor iador de

    ,1a Iglesia medieval t endr que p res ta r a tencin ms de una vez al estudio de las medallas y m o n e d a s y al de los sellos con que sfe au tent icaban o reva l idaban c ier tos documentos . S. AMBROSOLI, Manuale di Numismtica (Miln 1907). A. LUSCHIN VON EBENGREUTH, Allgemeine Mnzlcunde und Oeldger

    sohchte des Mittelalters und der neueren Zeit (Munich 1905).

    CIENCIAS AUXILIARES DE LA HISTORIA 1 3

    A. ENGEL-B GERRURE, Traite de numismatique du Moyen Age (Pa-rs 1905).

    A. JJLANCHET-DTEITDONN, Manuel de numismatique francaise (4 vo-lmenes, Pa r s 1912-1938).

    F . CODERA, Tratado de numismtica arbigo-espaola (Madrid 1879).

    A. VIVES ESCUDERO, Monedas de las dinastas arbigo-espaolas (Madrid 1893).

    A. HETSS, Descripcin general de las monedas Uispano-cristianas desde la invasin de los rabes (3 vols. de texto y otros 3 de lminas, Madrid 1865-69).

    A. C. TEIXEIRA DE ARAGAO, Descripgao Geral e Histrica das moe-das cunhadas em nome dos Res, Regentes e Governadores de Portugal (Lisboa 1874).

    E. MARTINORI, La moneta. Vocabulario genrale (Roma 1915). T. ILGBN, Sphragistilc (Leipzig 1910). A. EITEL, Vcber Blei und Goldbullen im Mittelalter (Fr iburgo de

    Br. 1912). W. EWALD, SiegelJcunde (Munich y Berln 1914). J. ROMN, Manuel de sigillographie francaise (Par s 1912). G. DEMAY, he cotume au moyen age, d'aprs les sceaux (Pars

    1880). B. FUENTES ISLA, La imagen de la Virgen en lo sellos. Es tudio

    de sigilografa de los siglos x i n , xiv y xvi, en "Revis ta de Archivos, Bibl. y M," (1922) 495-526.

    J. MICNNOEZ PIDAL, Helios espaoles de la Edad Media. Archivo Histrico Nacional, seccin de Sigilografa, catlogo 1 (Ma-drid 1921).

    ESCUDERO DE LA P E A , Sellos reales y eclesisticos en el Museo de Antigedades (Madrid 1873).

    F . DE SAGARRA, Sigilografa catalana (Barcelona 1916).

    5. Herldica y genealoga.Ciencia muy cul t ivada en todas las naciones p o r las familias nobles, pe ro que se p re s t en la E s p a a del siglo XVII a infinitas supercher as y falsificaciones.

    D. L. GALSREATII, Manuel du Blasn (Lyn 1942). A. os ARMENCOL, Herldica (Barcelona 1933). A. GARCA CARRAFFA, Enciclopedia herldica y genealgica his-

    panoamericana (57 vols., Madrid 1920-1935). T. 1, Ciencia herldica o del blasn.

    F . FERNANDEZ DE BETHENCOURTH, Historia genealgica, y herldica de la Monarqua espaola (10 vols., Madrid 1897-1920).

    F . PIFERUBI, Nobiliario de los reinos y seoros de Espaa (8 volmenes, Madrid 1855-60).

    J. J . VILLAJI FSAYLA, Linajes nobles de Espaa. Catlogo de to-dos los apellidos espaoles y escudos de armas (Madrid 1867). Slo se public el t. 1, i lustrado con 14.000 escudos de a rmas .

    S. MANUCOI, Nobiliario e blasona/rio del regno d'Italia (Roma 1929).

    6. Geografa.Con el auge moderno de la sociologa ha em-pezado el estudio cientfico d e la h is tor ia a da r m a y o r impor-

  • 1 4 INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    tancia al factor geogrfico, t an to en su aspec to fsico y fecon-mico como en su aspecto humano . P e r o no es la geografa en ese sent ido lo que ahora nos interesa, sino la geografa prct ica, que n o s ins t ruye sobre las ciudadfes, dicesis, monaster ios , t e -rr i torios eclesisticos, c a m p o s d e misin, etc .

    F . SCHRADERJ Atlas de gographie Mstorique (Pars 1907).' A. GHISLERI, Testo-Atlante di geografa storica genrale e d'Ita-

    lia in particolare (Brgamo 1935-39). W. R. SHEPHERD, Histrica! Atlas (Nueva York 1929). E . MCCLUREJ Historical Church Atl.s (Londres 1897). R. MUIR-PHILIP-MCELROY, Philip's historical atlas medioeval and

    modern (Londres 1927). J. SAN VALERO APARISI, Atlas histrico universal (Madrid 1941). G. MENNDEZ PIDAL, Atlas histrico espaol (Madrid 1941). F . CONDBMINAS-L. VISINTIN, Atlas histrico de Espaa (Novara

    1926). B . LLORCA, Atlas y cuadros sincrnicos de Historia eclesistica

    (Barcelona 1950). K. VON SPRUNER-T. MENKE, Handatlas fr die Geschichte des Mit-

    telalters und der neueren Zeit (Gotha 1880). P . W. PUTZGER, Historischer Schul-Atlas (Leipzig 1933). H. KIEPERT-C. WOLFJ Historischer Schulatlas zur altem, mittleren

    und neueren Geschichte (Berlin 1896). K. HEUSI-MTJLEHT, Atlas zur Kirchengeschichte (Tubinga 1919). H. ROTHERT, Karten und Skizzen aus der Geschichte (3 vols.,

    Dusseldorf 1915). H. OKSTERLEY, Historisch-geographisches Worterbuch des Mittelal-

    ters (Berln 1883). J. THAURBN, Atlas der IcathoUschen Missionsgeschichte (MOding

    bel Wien 1932).

    T a m b i n pueden p res ta r buenos servicios la Topo-Biblio-graphie d e Cheval ie r arr iba c i tada, y el Index monasteriorum, dioeceseon et urbium episcopalium d e M L 220, 1009-1256. A d e -ms , el Dictionnaire d'histoire et de gographie cclesiasiique (Pars 1912 s s . ) , pt imo en su gne ro c u a n d o est te rminado.

    7 Filologa.Subsidios filolgicos de la historia se rn los diccionarios y gramticas y cuan to con t r ibuya a mejor com-prender la lengua y el estilo dfe los t ex tos .

    P . BOLL, Einletung in die lateinische Philologie des Mittelalters (Munich 1911).

    G. GROBER, Grundriss der romanischen Philologie (Est rasburgo 1897-1904).

    W. MEYER-LBKE, Introduccin al estudio de la lingistica roman-ce. Trad. de A. Castro (Madrid 1914).

    R. MENNDEZ PIDAL, Manual de gramtica histrica espaola (Ma-drid 1929).

    C. GRANDGENT, Introduzione alio studio ce? Zatino volgarg. Traduc-cin ital. del ingls (Miln 1914).

    CIENCIAS AUXILIARU DE LA HISTORIA 15

    K. STSECKER, Einfhrung in das Mittellatein (Berln 1939), t r adu-cido al francs IIntroduction a l'tude du latin medieval) por P . Van de Woestyne (Gante 1933, Pa r s 1946).

    V. GAYJ G-lossaire archologique du moyen age et de la Renaissayr-ce (2 vols., P a r s 1887-1928).

    C. Du FKESNE Du CANGE, Glossarium ad soriptores mediae et infi-mae latmitatis (ed. Fabre , 10 vols., Pa r s 1882-1887), reproduci-do fotogrficamente en 1938.

    A. FRANKXIN, Dictionnaire des noms, swrnoms et pseudonimes la-tinsT (Pars 1875).

    E. NORDENJ Die antike Kunstprosa vom 6. Jahrhundert von Christ bis in die Zeit der Renaissance (2 vols.. Leipzig 1S98).

    F . Di CAPUA, Fonti ed esempi per lo studio dello Stilus curiae ro-manae (Roma 1941); II ritmo prosaico nelle lettere dei Papi e nei documenti della Cancellera romana (Roma 1937-1946).

    W. MEYERJ Gesammelte Abliandlungen zur mittellateinischen Rhythmik (Berln 1902).

    DOM LECLERCQ, Latin, en DACL. L'ABB CHKVIN, Dictionnaire latin-francais des noms propres de

    lieux (Pars 1897). DESCHAMPSJ Dictionnaire de gographie ancienne et moderne par

    un bibliophtle (Berln 1922). Semejante a l de Chevin y al si-guiente.

    T. GRAUSSB, Orbis latinus, oder Verzeichnis der wichtigsten late-nischen Orts- und Landernamen (Berln 1922).

    8 Arte .Basta r indicar aqu algunas de las obras m s tiles.

    J. BRUTALLS, Prcis d'archologie du moyen age (Pars 1937). L. BRHIER, L'art chrtie (Pars 1928). K. KUNSTLB, Ikonoaraphie des christlichen Kunst (2 vols., F re i -

    burg i. B. 1926-28). W. MOLSDORF, Ghristliche Symbolik der mitteralterlichen Kunst (Leipzig 1926). E. MALE, L'art allemand et l'art frangais du moyen dge (Par s

    1922). H. FOCILLON, Art d'Occident. Le moyen dge romn et gothique (Pars 1938). A. KINGSLHY FORTER, Romanesque sculpture of the pilgrnage

    roads (10 vols., Boston 1923). A. MICHEL, Histoire de l'art depuis lea prmiers temps chrtiens

    jusqu' nos jours (Par s 1905-1925). Dictionnaire d'archologie chiienne et de liturgie. Y otras mu-

    chas obras que ci tamos en los captulos dedicados a l ar te .

    9 Crtica c historiologa,Bajo este r tu lo p o n d r e m o s d i -versos l ibros que t r a t a n d e crtica, d e metodologa y d e fi loso-f a d e la his toria . c- V. LANOLOIS-SEIONOBOSJ Introduction aux tudes historiques (Pa-

    rs 1909). C. DE SMEI>T, Introductio generalis ad historiam ecelesiastieam . critico tractandam (Gante 1876).

  • 16 INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    E . RERNHEIM, Lehrbuch der historlschen Methode und der Ge-schichtsphilosophie (Munich 1914).

    A. FEDER, Lehrbuch der geschichtlichen Methode (Ratisbona 1924). Z. GARCA VILLADA, Metodologa y critica histrica (Barcelona 1921). A. FBRUAO, A teoria da Historia e os progresos da Historia scien-

    tifica, (Coimbra 1922). A. D. XENOPOL, La teora de la Historia. Trad. de D. VACA (Ma-

    drid 1911). J . AMARI, II concetto di Storia In Sant'Agostino (Roma 1951). A. DEMFF, Sacrum Imperium (Munich-Berln 1929). F . SAWICICI, La filosofa de la Historia. Traduccin castellana

    (Buenos Aires 194S). G. PAQNINI, Propedutica storica. Principi di Metdica e di Filo-

    sofa della Storia ecclesiastica (Miln 1928). A. MONTANARI, Lezioni sulla filosofa della Storia (Bolonia 1897). B . GROCE, Teoria e storia della storiografia (Bar 1927). G. SORANZJ Avviamento agli studi storici (Como 1944). J . THYSSEN, Historia de la filosofa de la historia (Buenos Airee

    1954). Ifc

    IV. ENCICLOPEDIAS Y REVISTAS HISTRICAS {con sus siglas)

    DHGE.. Dictionnare d'Histoire et de Gographie cclsiastique (Pars 1909ss). E n curso de publicacin, iniciado bajo la direccin de Mgr. Baudri l lar t .

    LTK Lexikon fr Theologie und Kirche (10 vols., 1929-1938), dirigido por M. Buchberger .

    DTG.. . . Dictionnare de theologie catholique (30 vols., Pa r s 1903-1950), dirigido, por Vacant , Mangenot, Amann, etc.

    DACL.. Dictionnare d'Archologie chrtienne et de litnrgie (Pa-rs 1907ss). E n curso dirigido por Dom Cabrol, Leclercq, etctera.

    DA Dictionnare apologtique de la foi catholique (4 vols., P a r s 1911-1922), dirigido por A. d'Als.

    DB.... . . . Dictionnare de la Bible (Pars 1912), dirigido por Vi-gouroux, aumentado con u n Supplement por P i ro t (Pa-rs 1928ss). E n curso.

    DS Dictionnare de spiritualit, asctique et mystique (Pa-rs 1932ss), dirigido por M. Viller, Cavallera, De Guibert. E n curso.

    D D C . . . Dictionnare de Droit Canonique (Pars 1924ss), dirigido por Vil lien, Magnin.

    CE The Catholic Encyclopedia (17 vols., Nueva York 1907-1922).

    E C I Enciclopedia cattolica italiana (Roma 1950-1954). R E Rcalencyklopdie fr protestantisehe Theologie und Kir-

    che (24 vols., Leipzig 1896-1913), dirigido por J. J . Her-zog y A. Hauck, de carc te r protestante conservador.

    EJ. ' . Encyklopaadia Judaica. Das Judentum in Geschichte und Gegenwavi (Berln 1928ss).

    J E Jevnsh Encyclopedia (12 vols., Nueva York 1901-1916).

    ENCICLOPEDIAS V REVISTAS HISTRICAS 17

    E l Enciclopdie de VIslam (Pars 1913-1934), 4 vols. con su-plementos.

    SLi Staatslexikon (Fr iburgo de Br. 1908-1912), 5 vols. L P Lexikon der Pddagogik (Frib. de B . 1913-1917), 5 vols.

    Recordemos tambin la enciclopedia de "Espasa", Enciclo-pedia universal ilustrada (Barcelona 1905-1933), 80 vols., con-tando los 10 de Apndices; y la de "Trecani", Enciclopedia ita-diana di scienze, letlere ed>arti (37 vols., Miln 1929-1938).

    Cada Orden religiosa suele tener su biblioteca de escritores. Para la Edad Media tienen particular inters: M. ZIEGELBAUER, Historia re litterariae Ordinis S. Benedicti (Augsburgo 1754); L. WADDING-SBARALEA, Scriptores Ordinis Minoram, editio no-vissima (Roma 1906-1936); J. QUETIF-ECHARD, Scriptores Or-dinis Fratrum Praedicatorum (Pars 1719-21).

    Para todos los escritores de materias teolgicas, vase H. HURTER, Nomencltor litterarius theologiae caihlicae (Inns-bruck 1903-1913). Para los escritores espaoles, NICOLS A N -TONIO, Bibliotheca hispana vetus (Madrid 1788). Son muchas las provincias y regiones espaolas que cuentan con su particular biblioteca de escritores; slo que en fellas la parte medieval suele estar escasamente representada.

    De todas las revistas referentes a Historia de la Iglesia, la ms universal y completa en la parte bibliogrfica es la de Lovaina, "Rev. d'Hist. Eocls.", que adems publica excelentes boletines histricos de las diversas naciones. Aqu citaremos tambin otras de inters general para el historiador.

    AA Al-Andolus. Revis ta de las Escuelas de Estudios rabes de Madrid y Granada (Madrid 1936ss).

    AHE. . . . American historical Review (Nueva York y Londres 1895ss.).

    AB Analecta Bollandiana (Par s 1882as.). A F Analecta Franciscana (Quaracchi 1885ss.). AST Analecta sacra Tarraconensia (Barcelona 1925ss.). AHDE.. Anuario de Historia del Derecho espaol (Madrid

    1924ss.). AHDL.. Archives d'Histoire doctrnale et littraire du moyen dge

    (Pars 1926ss.). ASR Archivio della Societ romana di storia patria (Roma

    1877ss.). A.SI Archivio storiro italiano (Florencia 1842ss.). AFH. . . . Archivum Franciscanum Historcum (Quaracchi 1908). BGPH.. Beitrge sur Geschichte der Philosophie und Theologie

    des Mittelalters. Texte und Untersuchungen (Mnster 1891), iniciado por Baeumker y Grabmann.

    KECH.. Bibliothque de l'cole des Chartes (Pars 1839ss.) BAH Boletn de la Academia de la Historia (Madrid 1856ss.). B D C Bulletin du Cange ' Pa r s 1925). ^ H Bulletin Hispanique (.Burdeos 1899ss.). B z

    Byzantinische Zeitschrift (Leipzig 1892ss.;.

  • 18 INTRODUCCIN BIBLIOGRFICA GENERAL

    B Byzantion (Bruselas 1912ss.). CHR.. . . Catholic historical Review (Washington 1915ss.). EHR. . . . EngUsh historical Review (Londres 1886). HZ Historische Zeitsclyrift (Munich 1859ss.). H J Historisches Jahrbuch der Ooerresgesellschaft (Munich

    1880ss.). H Hispania (Madrid 1940). ^ H S Hispania sacra (Madrid 1948ss.). H B The historical Bulletin (Saint Louis University 1923ss.). MH Medievalia et Humanstica (Boulder, Colorado, 1943ss.). MAE.. . . Mdium Aevum (Oxford 1932ss.). MA L Moyer- Age, revue d'historie et de philologe (Pars

    1888ss.j. NA Neues Archiv der Gesellschaft fr altere deutsche Ge-

    schicMslmnde (Hannover 1876ss.). Antes (Francfurt 1828ss.) se l lamaba Archiv der

  • C. GRUPP, Kulturgeschichte des Mittelalters (6 vols., Paderborn 1908-1925).

    G. GLOTZ-PH. SAGNAC, Peuples et civilisations. Histolre genrale, publie sous la direction de L. H. et Ph . S. (20 vols., Pa-

    rs 1926ss.). A la Edad Media es tn consagrados los tomos 5, 6 y pa r t e del 7.

    S. HELLMANN, Storia del medioevo dalle invasionl barbariche alia fine delle crociate t rad. Ed Bes ta (Florencia 1930).

    E. LAVISSE-A. RAMBAUD, Eistoire genrale du IV sicle nos jours... soas la direction de (12 vols., Pa r s 1893-1901), -el H y el I I I dedicados a la E d a d Media.

    H. OSBORN TAYLOR, The mediaeval Mind (2 vols., Londres 1930). Quaestioni di Storia medievale a cura di E t to re R o t a (Como-Miln 1946) en colaboracin con otros 20 autores.

    TJie Cambridge Medieval Bisiory (8- vols., Londres y Nueva York 1911-1936).

    J. P IRENNE, Les grandes courants de l'histoire universelle (6 vols., Bruselas 1944-55).

    G. VOLPE, Jl medioevo (Miln 1933).

    INTRODUCCIN HISTORIOLOGICA*

    I. N O M B R E Y VALORACIN DE LA EDAD M E D I A

    E n el pr t ico mismo de este l ibro n o s sale al encuen t ro la siguiente in te r rogac in : qu en tendemos po r E d a d Med ia? Creemos que al explicarlo se ac la ra r tambin a lgo de la edad precedente y d e la subsiguiente .

    1. Per iod izac in h i s t r i ca .No cabe duda que h a y diver-sidad de pocas y pe r odos en la His tor ia con carac te res pecu-liares y dis t int ivos, a pesa r d e la compleja y va r i a ' cont inuidad, nunca in te r rumpida , del fluir his tr ico.

    L a sociedad y el h o m b r e no tienen, por e jemplo, en el si-glo xili el mismo esti lo, la misma mane ra de ser, que en el siglo xvili. E s t o es evidente . L a dificultad fest en de terminar cundo ha empezado una edad nueva o se ha p roduc ido un cam-bio decisivo de r u m b o . Se p u e d e acaso sealar el momen to fen

    * BIBLIOGRAFA.S. MONTRBO DAZ, Introduccin al estudio de la Edad Media universal (Murcia 1936. Nueva edicin aumen-tada, Murcia 1948); G. K U R T H , Qu'est-ce que le moyen dgef (Pars 1905); ETTORE ROTA, Introduzione alia Storia del medio evo, en "Questioni di Stor ia medievale" (Roma 1948) p. II-XVLTI; L. SOR RENTO, Medio evo, il termino e il cencetto, publ. apa r t e en Miln 1931, y dentro de su obra Medxevlia (Brescia 1943) p. 28-110; H. GTrENTii"?R, Der mittelalterliche Mensch, en "Historisches J ah rbuch" 44 (1924) 1-18; T. STEINBUECHEL, Christliches Mittelal-ter (Leipzig 1935); G. VON BEI.OW, Ueber historische. Periodisie)-un-gen (Berln 1925); G. GORDON, Mdium aevum and the Middle Ages, en "Society for pur Engl ish" t r . 19 (Oxford 1925); E . GOEL-LER, Di Poriodisierung der Kirchengeschichte und die epochale Stellung des Mittelalter zwischen dem christlichen Altertum und der Neuzeit. Rek to ra t s rede (Freiburg i. Br. 1919); K. HEUSSI , Al-tertum, Mittelalter und Nenseit in der Kirchengeschichte (Tubin-ga 1921). De la periodizacin histrica en general t r a t a W. BAUER, Introduccin al estudio de la Historia. Trad . de L. G. de Valde-avellano (Barcelona 1944) p. 144-56; y el libro de J . H. VAN DER

    P O T , De periodisering der Geschiedenis. Een eversicht der theu-jHSn (T> s 'Gravenhage 1951), que examina todas las teoras. GEORQIO FALCO, La polmica sul Medio evo (Turn 1933); N. BER-DIAEFF, Una nueva Edad Media ( trad. esp. Barcelona 1934); M. GON-CALVES CEHEJEIRA, A idade media (Coimbra 1936); W. NEUSS, Das Problera des Mittelalters (Colmar s. a .) ; W. N E U S S , Die Kirche es Mittfilalters (2.a ed. Bonn 1950); F . UDINA MARTORELL, Consi-deraciones acerca de los inicios del medioevo hispnico y la alta Reconquista, en "Hispania" 11 (1951) 211-234.

  • 22 INTRODUCCIN HITORIOL6ICA

    que un joven pasa de la adolescencia a la madurez o de sta a la ancianidad? Y, sin embargo, nadie negar que se dan di-versas edades en el hombre.

    La periodizacin histrica se impone como una ley forzosa al historiador de altura que aspire a la sntesis cientfica. Hay ciertos grupos o series de aos, de idnticos o parecidos carac-teres, aunque de lmites imprecisos,-y el historiador, que siempre tiene algo de filsofo, tiende, naturalmente, a descubrir y fijar la diferenciacin de las poCas o perodos, lo cual, indudable-mente, ayuda a la sistematizacin cientfica y a la concepcin filosfica de la Historia.

    Pero, ntese bien, cuando decimos que una fecha, v. gr., el ao 313, el 476, el 800, el 1073, el 1303, el 1517, el 1648 o cual-quier otro, es .una piedra miliaria, un punto cardinal, divisorio de pocas en la Historia de la Iglesia, no queremos decir que en aquel momento preciso la cristiandad entera gir sobre sus goznes y emprendi rumbos u orientaciones distintas, sino que a lo largo de esas secciones histricas se advierten notas carac-tersticas, maneras de ser, tendencias, ideas, instituciones y esti-los que no aparecen tan claramente en otras secciones.

    Ciego tiene que ser, o de una sensibilidad cultural comple-tamente embotada, quien se niegue a admitir en la Historia un admirable ritmo o concentus, que deca San Agustn, originado por la variedad de hechos antitticos que se van sucediendo a travs de los siglos *.

    Las revoluciones polticas y religiosas, las transformaciones sociales, los descubrimientos trascendentales, jalonan y colorean el curso de la Historia. Y a las revoluciones acompaan las reacciones, en un flujo y reflujo constante, pero avanzando siempre, pues, como acertadamente dice Berdiaeff, "no se vuel-ve a lo que en el pasado es demasiado temporal, demasiado co-rruptible, aunque puede volverse a lo que en l hay de eterno". Cuando las fuerzas vitales de una edad se han agotado, tras un otoo marchito y un invierno lnguido y fro, rebrota una nue-va primavera, anunciando nuevos estilos de vida y principios espirituales diferentes de los que haban imperado en la edad anterior y que ya se consideran gastados y caducos.

    Esta alteracin de tipos diversos de cultura, estas empina-ciones y hundimientos, hacen necesaria la periodizacin histrica.

    Las Seis edades del mando, que distingue, con otros muchos, San Agustn, recordando los seis das de la creacin; los Cuatro imperios de que nos habla San Jernimo, siguiendo la profeca de Daniel, o los que no sin cierta originalidad propone Orosio; los Tres reinados divinos (del Padre, del Hijo y del Espritu

    1 Deus ordinem saeculovum quas pulcHerrimum carmen qvA^

    busdam antithetis fignestavit (SAN AGUSTN. De ev, Dei 11, 18: ML 41, 33>, ' ' '

    NOMBRE VALORACIN D LA EDAD MEDIA 2 3

    Santo) que soaron algunos visionarios de la Edad Media, como Joaqun de Fiore y sus secuaces; los TYes ciclos (teocr-tico, heroico, humano), que retornan sin cesar, pero en "espiral ascendente, segn imagin Juan Bautista Vico; las Tres pocas eclesisticas (Petrina o catlica, Paulina o protestante, Juanista o unionista), de otros fantaseadores modernos orientales; la Ley de la trada, de Hegel (tesis, anttesis, sntesis), aplicada al curso de la Historia; los Tres estados (teolgico, metafsica y cientfico-positivo) excogitados por Augusto Comte, y otras divisiones semejantes2, no han sido tenidas en cuenta por los historiadores, y con razn, porque o son concepciones apriors-ticas de filsofos, o son sueos que en nada se ajustan a la Historia, o, por demasiado vagasi, sirven poco para la justa di-ferenciacin y caracterizacin de las edades.

    En cambio, hall favorable acogida la divisin que hicieron los humanistas y fillogos del, siglo xv, segn la mayor o menor pureza del habla latina. Llamaron Edad Antigua a la edad del puro y noble lenguaje clsico (hasta el fin del Imperio romano de Occidente, 476); Edad Nueva o Moderna a la en que ellos vivan, edad de restauracin del clasicismo latino, ouyos inicios pusieron en 1453, ao de la cada de Constantinopla, y el lapso de tiempo, casi un milenio, que media entre esas dos fechas, ese largo perodo de vulgar y brbaro latn, que a sus ojos, deslum-hrados por el renacimiento de las letras, apareca como una noche oscura y tenebrosa, designaron con el apodo incoloro, casi annimo y negativo, de Edad Media6. Del mismo modo, los artistas, arquitectos, pintores, etc., hablaban de su arte re-nacentista como de un arte moderno, en contraposicin al de los tiempos posteriores, que solan denominar despectivamente gtico o brbaro.

    * Entre las ms notables debemos sealar la de G. SCHNUERER, Ueber Periodisierung der Weltgeschichte (Friburgo de Suiza 1900). Y la del lectoral de Salamanca A. DE LA TORRE Y VELIS, Bosquejo de una filosofa cristiana de la Historia a la luz del descubri-miento del Nuevo Mundo (Salamanca 1884) p. 389-420. Sobre las apuntadas en el texto, cf. BERNHEIM, Lehrbuoh der historischen Methode (Leipzig: 1908) p. 70-84. Sobre San Agustn, vase H. SCHOLZ, Glaube wnd TJnglau.be in der Weltgeschichte (Leipzig 1911) p. 154-165.

    ' El telogo holands Gisberto Voetius conceba la edad inter-media entre la Antigedad y el Renacimiento humanstico como una poca de interrupcin de la cultura clsica, y as en su in-troduccin al estudio de la teologa (1644) divide la historia de la Iglesia occidental en estas tres edades: a) antiquitas Ecctesiae, hasta 500-600; b) intermedia aetas, del 600 al 1517; c) nova o recens aetas, del 1517 hasta su tiempo. K. BURDACH, Riforma, R-nascimento, Umanismo (trad. ital. T>. Cantimori, Florencia 1935) p. 166. Cf. P. LEHMANN, Vom Mittelaller und von der lateinischen Philologie des Mittelalters (Munich 1914); F. SIMONE, La 'cbs-cienza della Rnasct negli Umanisti, en "La Rinascit" 2 (1939) 838-871, especialmente p. 860-866.

  • 24 INTRODUCCIN HlSTORIOLGICA

    2. El nombre y la cosa.Fueron ellos, los humanistas, quienes inventaron el concepto y el nombre. Flavio Biondo, qute en la primera mitad del siglo XV escriba sus Historiarum ab inclinatione romanorum decades; advierte que los siglos com-prendidos entre el v y el xv forman una compacta unidad his-trica (inum historiae corpas), mas no le impone nombre par-ticular y propio. El primer escritor que us la expresin "Media tempestas", refirindose a esa "poca histrica, parece que fu Juan Andrea dei Bussi, obispo de Aleria,-' en una edicin de Apulfeyo de 1469, donde hace el elogio del cardenal Nicols de Cusa, buen conocedor de los tiempos medios. En 1518 el huma-nista suizo Joaqun de W a t t (Vadianus), hablando de Wala -frido Estrabn en la crnica de la abada de San Gall, dicte me-diae aetatis auctor non ignobilis; en 1575 el holands Hadrianus Junius habla de los mediae aetatis scriptores en su libro Batavia. no impreso hasta 1588; anloga expresin encontramos en el jurista alemn Canisius en 1601.

    Melchor Goldast en 1604 emplea el trmino de "medioevo" (consuetudo medii aevi)', lo mismo hace el profesor de Leyden Jorge Honr en su Orbis politicus (1667). Y en fin, dejando otros que incidentalmente se valen de una u otra expresinmedia aetas, mdium aevum, quien introduce definitivamente esta terminologa en los manuales de Historia, dndole as como carta de ciudadana en la enseanza y en el lenguaje vulgar, es el profesor de Halle, Cristbal Keller (Cellarius), en su historia tripartita: Historia antiqua (1685), Historia medii aevi (1688), Historia nova (1696). Keller apellid "medioevo" a la poca que se abre con el emperador Constantino, fundador de la ciu-dad que lleva su nombre (despus prevalecer el ao 476, des-tronamiento de Rmulo Augstulo) y que se clausura con las postrimeras del Imperio de Oriente (cada de Constantino-pla, 1453).

    Esta divisin clsica no gusta actualmente a los his tor iado res, porque ni tel ao 476 ni el 1453 significan lmite o punto verdaderamente crucial, en que se note un viraje de la Historia 4. Sustituirla por otra mejor es cosa ardua. N o faltan tentativas, pero dudamos de su validez y duracin. La que nosotros segui-remos en esta HISTORIA se entender por lo que en seguida di-remos en esta introduccin.

    Podra discutirse si efectivamente el concepto de Edad Me-dia es valedero para la Historia universal, es decir, para todos los pueblos del planeta a un mismo tiempo. Dejamos a un lado, porque ahora no nos interesa, la cuestin de si es o no oportu-no y adecuado el apelativo de Edad Media, usado por algunos spenglerianos para designar un perodo de ciertas culturas que

    . * E. FUETER, GescMchte der neueren Hlstoriographie (Mn-chen, Berln 1925) p. 345.

    NOMBRE Y VALORACIN DE LA EDAD MEDIA 25

    no se corresponden cronolgicamente con la occidental, verbi-gracia, la india, la china, la japonesa.

    Ciertamente un "medioevo" de caracteres comunes a todos los pueblos ni se dio ni pudo darse de un modo contemporneo. El concepto de Edad Media no puede aplicarse unvocamente a los pueblos de Europa y de Asia y de la Amrica precolom-bina. A nosotros nos basta con que sea aplicable a los ms altos representantes y ms eficaces, conductores de la cultura cris-tiana. Y lo es en realidad?

    En esto, como en todo lo histrico y moral, no hay que venir con exigencias matemticas. Si se ha llegado a negar rotunda-mente la existencia de un Renacimiento espaol, no faltar al-guno que con anlogos motivos se atreva a neqar la Edad Me-. dia en Espaa, o retrasarla, por lo menos, hasta la segunda mitad del siglo xi, en lo Gual no andara descaminado. En cam-bio, los ingleses harn bien en adelantarse al cmputo de las dems naciones al fijar el inicio de su Edad Media.

    Con todo, nuestra opinin es que el historiador no debe re-nunciar a ese concepto que tanto le facilita la comprensin y la exposicin metdica de la historia de Europa, si bien deber tener en cuenta los matices peculiares que presenta cada pue-blo dentro de la comn categora histrica:

    3. Valoracin.El Renacimiento humanstico, al colocar a la Edad Media entre la cultura antigua y la moderna, la con-ceptu como poca oscura, carente de verdadera civilizacin, sin esplendor de belleza, de arte y de saber humano. El huma-nismo no tena comprensin para la grandeza medieval. Gtico fu sinnimo de brbaro y tenebroso. As lo aseguraba Gar-ganta en la famosa carta a su hijo Pantagruel4*.

    Heredaron este concepto peyorativo las sectas protestantes, y aun lo ennegrecieron y agravaron en el aspecto religioso, abo-minando de esos mil aos de supuesta corrupcin eclesistica y degeneracin del cristianismo primitivo.

    'Ni siquiera en el siglo xvn, en que la Ilustracin cosmopo-lita casi borr, Con los perfiles de cada pueblo, los rasgos que defipen y. caracterizan a cada edad histrica, perdi el medioevo sus odiosos y despectivos delineamientos. Vemos, por el con-trario, que desde el tierno Feneln hasta el escptico Voltare, Pasando por Montesquieu y Gibbon, hablan de las tinieblas, de la supersticin y del salvajismo que cayeron sobre Europa en el medioevo. Otros aluden a la locura y enfermedad del esp-

    * "Le.temps estoit encor tenebreux et sentant l'infellcit et m l a m i t ^ ^ e s Grthz, qui avoint mis destructlon toute bonne itterature" -*> RABELAIS, Le Gargantua et le Pantagruel II, 8). * evolucin del concepto, o mejor, del Mito de la Edad Media, aesae los humanistas a los romnticos, en A. PAUPHILET, Le legs Z^moyen dge. Studes de Uttrature -mdivale (Melun 1950) D-23-65.

  • 2 6 . INTRODUCCIN HISTQRIOLG1CA

    ritu humano en aquellos siglos. Muratori es de los poqusimos que saben apreciarya que no amarlos valores medievales.

    Son los romnticosambos Schlegel, Novalis, etc.los pri-meros que descubren la unidad poltico-religiosa de aquella edad histrica y se entusiasman con ella como con un ideal. Augusto Guillermo Schlegel, el padre del Romanticismo, en sus versos a los poetas del Sur cantaba as:

    Antao era Europa, en sus das de grandeza, * una sola patria, surgida augustamente del suelo; tan noble, que por ella se poda ir a la muerte y al triunfo.

    De los combatientes, la Caballera hizo compaeros. Todos ansiaban pelear por la misma fe. Abranse los corazones al mismo nico amor. Tambin entonces reson una poesa. de igual sentido en todas partes, aunque en diversas lenguas".

    Y su hermano Federico, en la Filosofa de la Historia, no poda menos de reconocer en los siglos cristianos del medioevo una de las realizaciones histricas ms perfectas del fin que Dios ha impuesto al hombre y a la humanidad en este mundo.

    El Romanticismo potico, amigo de lo fantstico y roman-cesco, entusiasmado con el arte popular, exalt las sublimes be-llezas cristianas, nacionales y caballerescas de la Edad Media por encima de las del mundo clsico. La historiografa romn-tica del siglo xix, al desempolvar cdices, publicar documentos y estudiar con cario las instituciones, las ideas, el derecho y las personalidades ms relevantes, nos fu revelando los mlti-ples aspectos de la enorme y delicada Edad Media. Tales estu-dios, continuados an en nuestros das, trajeron consigo una buena porcin de problemas acerca de los rasgos esenciales y caractersticos, el predominio del germanismo de los invasores o del romanismo de los invadidos, las relaciones de aquella cul-tura con la del mundo greco-romano y con la del mundo mo-derno, los lmites iniciales y terminales, el valor y aun la exis-tencia de la Edad Media, etc. Y brot tambin, como no poda ser menos, la discrepancia de pareceres y de sentimientos en la nunca acabada "Polmica sobre el medioevo" 6.

    El concepto que nosotros, como historiadores de la Iglesia, nos hemos formado de aquella edad, lo expondremos aqu sen-cillamente, determinando sus lmites y caracteres.

    An die sildlichen Dichter (1804). " Es muy interesante e instructivo el libro de Georglo Falco

    que lleva ese ttulo. Tambin ser provechoso leer el articulo de R. STADEI,MANN, Jacoh Bivrclchardt und das Mittlalter, en "Histo-rische Zeitschrift" 142 (1930) 457-515, para comprender la idea que de la Edad Media se' formaban los romnticos y luego el insigne pontfice del Renacimiento, Jacobo Burekhardt.

    LMITES DE LA EDAD MEDA 2 ?

    II. LMITES DE XA EDAD MEDIA

    1. Trmino inicial, Alguna fecha, algn acontecimiento hay que escoger como lmite inicial o tecminus a quo de la Edad Media. N o negaremos toda la razn a los que persisten en se-alar la cada de Roma (476) como el hecho trascendental, ini-ciador de una edad nueva, ya que realmente desde entonces (y aun antes, desde Diocleciano)' se marca muy clara la nueva forma de civilizacin que dominar en los siglos feudales: civi-lizacin rural y campesina, muy distinta de la antigua civiliza-cin clsica, que era fundamentalmente ciudadana. Pero a la aceptacin de aquella fecha podemos oponer que las generacio-nes siguientes, los hombres del siglo vi y aun del vn continan viviendo en el mundo romano, ya que no en el Imperio. Basta pensar en Boecio, en San Gregorio Magno, en San Isidoro, quienes, a pesar de ser popularsimos en la Edad Media y nu-tridores del pensamiento medieval, encuadraron su vida hist-rica en el marco de las costumbres y de las instituciones jurdicas y sociales del Imperio romano.

    Las invasiones de los brbaros rompen la unidad poltica imperial, pero dejan intacta el alma de los vencidos. La religin de stos, su cultura y su organizacin administrativa se impo-nen a los mismos vencedores. N o slo triunfa dondequiera el latn, sino que se adopta el sistema monetario romano, y como bien observa Pirenne, persiste el carcter laico de la adminis-tracin civil y los reyes brbaros se muestran tan cesaropapis-tas como los emperadores. Tan slo bajo los anglosajones des-aparece pronto lo romano para dejar paso a las instituciones germnicas. En los dems pases, hasta el siglo vin no se efec-ta la transformacin de la vida. Desde ese siglo nos es lcito observar instituciones sociales, polticas y religiosas desconoci-das anteriormente y tpicas del medioevo.

    Sealar la fecha inicial es problema difcil, tanto ms que puede variar en los distintos pases, y aun ser diverso para la Historia civil y para la Historia de la Iglesia. Algunos historia-dores eclesisticos1con visin tal vez demasiado restringida a la disciplina que cultivanse han fijado en el pontificado de Gregorio I (590-604); otros con mejor fundamento prefieren el afio en que se celebr el V I Concilio ecumnico (Constantino-politano III. 680-81), o el ao 692, en que se tuvo el snodo llamado Trullano o Quinisexto, o bien el comienzo de la hereja iconoclasta en 726. N o falta quien prefiera la predicacin o la muerte de San Bonifacio, apstol de Germania (718-754). Los apales, mirando a nuestra historia, escogeramos antes la fe-cha de la irrupcin agarena sobre la Pennsula, baluarte de Europa en 711 (aunque a la verdad en Espaa no irrumpe el

  • 8 INTRODUCCIN H1STRIOLGICA

    medievalismo europfeo hasta el siglo xi) , y los franceses, la ba-talla de Poitiers, reflujo de la .marea islmica en 732.

    2. Imperio de Caromagno.Puestos, a escoger un perso-naje o suceso relevante en el que apunten las nuevas caracters-ticas europeas, nosotros nos inclinamos hacia la figura de Car-lomagno. Y bajo este nombre, escrito en el frontispicio d'e una edad, puede entenderse, o bien todo su reinado, de un modo vago y general (768-814), o bien su coronacin d'el ao 800 en Roma. N o hay duda que en aquel reinado tuvo lugar una gran: transformacin social y econmica de Europa, y a nadie se le oculta que, entre todas las fechas de ese lapso de tiempo, nin-guna tan alta y significativa como la del ao 800, creacin d'el Imperio y unin armnica de las dos cabezas de la cristiandad, caracterstica de la Edad Media. Tiene la ventaja de que por su trascendencia poltica y religiosa pueden coincidir en ella los historiadores de la Iglesia con los tratadistas de Historia pro-fana.

    Admitimos, pues, el ao 800 como la esplndida portada qu"e da acceso al gran templo de la Edad Media, pero advirtiendo que tiene delante un prtico o atrio, ms o menos largo, que anuncia el nuevo estilo. El feudalismo, rasgo caracterstico de la nueva edad, empieza a cuajar en Francia un poco antes.

    3. Predominio rabe.Dos ilustres historiadores, el belga. Enrique Pirenne y el espaol Ramn Menndez Pidal, quieren otorgar importancia decisiva y causal a la aparicin d'el ele-mento rabe y musulmn. Atendiendo Pirenne 7 principalmente al elemento econmico, afirma que la unidad mediterrnea, ca-racterstica de la poca romana, no s'e quebranta con las inva-siones de los pueblos norteos; el florecimiento comercial, y consiguientemente cultural, debido al intercambio de productos entre Ortente y Occidente, entre las costas africanas y las europeas, no se interrumpe en el siglo v; contina, poco ms o menos, la misma vida administrativa y econmica; en las Ga-lias, aun en el interior, se ven todava mercaderes sirios; per-siste la circulacin de la moneda de oro; sigue floreciendo la industria y el comercio, como en tiempos anteriores; todo lo cual desaparece entre el siglo vil y el vin, cuando los rabes. se aduean de Siria, Persia, Egipto, y se extienden por toda el frica septentrional hasta los Pirineos. Al pasar a manos ra-bes el dominio del mar Mediterrneo, crtase el comercio entre Oriente y Occidente, la economa se localiza y se. cierra con carcter agrario, la civilizacin retrocede, el centro de gravedad de la vida europea se desplaza hacia.el norte, decaen las ciuda-des, prevalece el campo, arraiga y se difunde el feudalismo. Si bien es cierto que con Carlomagno asistimos a una reconstruc*

    H E N R I PIRHNNE, Maho-met et Charlemagne (Pars 1937).

    LIMITES D LA EDAD MEDA V

    cin civilizadora y a un renacer de la cultura, pero sta, segn Pirenne, no es ya la cultura romana antigua, sino una nueva, que puede llamarse romano-germnica.

    Creemos que Pirenne 'exagera algn tanto la continuidad de la civilizacin imperial en los nacientes reinos europeos, tanto como el corte y separacin de Oriente y Occidente por causa de los rabes; sin embargo, su teora, en lneas generales y con ciertas limaduras, verbigracia, llamando ocasional lo que l dice causal, opinamos que puede mantenerse, aun despus de los im-portantes reparos que le pusieron A. Dorsch para Alemania, F. Carli para Italia, E . Sabbe para Francia.

    Mennd'ez Pidal coincide enteramente con Pirenne; luego, sobrevalorando, a nuestro parecer, la cultura musulmana, el his-toriador espaol afirma que la Edad Media debe ser tenida por una poca esencialmente latino-rabe, porque la civilizacin mu-sulmana "s'e destaca entonces como la principal guiadora de la humanidad". "Los grandes sucesos culturales de la Edad Media -repitese deben a los musulmanes, sobre todo desde el si-glo VIII al XII, en que el rabe fes la lengua del progreso, no el latn. He aqu por qu la Edad Media debe mirarse como una poca fundamentalmente latino-rabe en cualquier Historia que domine una suficiente dim'ensin espacial" 8.

    Esto quiere decir que no slo en la Historia universal, sino tambin en la particular de Europa, el medioevo est consti-tuido esencialmente por dos elementos, el latino y el rabe, o en otros trminos, el cristiano y el islmico, lo cual nos parece exagerado. Se puede poner, como lo hace Menndez Pidal, el fastuoso florecimiento de Bagdad por encima del llamado Re-nacimiento carolingio, pero ntese que este renacer, tmido si se quiere, va cargado de promesas, porque de l han de brotar, no solamente Alcuino, Rbano Mauro, Agobardo, Hincmaro, Escoto Erigena, sino adems la plyade de maestros que en el silencio de las escuelas monacales preparan el renacimiento lite-rario del siglo xn (humanistas platonizantes de la escuela de Chartres y de la de Orl'ens) y aquellos que en las primeras controversias predestinacionistas y sacramentaras empiezan a elaborar mtodos y doctrinas filosfico-teolgicas que triunfa-rn con Santo Toms y con la falange de los grandes escols-ticos. Toda la futura civilizacin occidental se encuentra all en gestacin, mientras que la cultura islmica, tras una fogarada brillante, pero efmera y de escasa originalidad, se va extin-guiendo en pueblos perifricos de Europa, sin alcanzar a s"er Verdaderamente "guiadora de la humanidad". Su papel cientfico en Europa es ms de transmisin que de creacin, y cesa fen se-guida que la cultura occidental se pone en contacto con la cen-l a antigua.

    t R- MENNDEZ P I P A L , La Espaa del Cid (Madrid 1929) t. 1, 64;.

  • 3 0 lNtKODCClN HJSTORIOLGICA

    Esto no quita que el mundo islmico condicione y afecte de tal suerte al mundo cristiano y europeosi bien extrnseca-mente, que el historiador de la Iglesia no pueda excluirlo del marco de su estudio. La cristiandad medieval se enfrenta con el Islam, como con su perpetuo y natural antagonista.

    Como historiador del cristianismo medieval, afirmar, pues, que la Edad Media es esencialmente cristiana, culturalmente ms romano-germnica gue otra cosa; vive, es cierto, con la preocupacin constante del mundo rabe, en contacto y lucha con l, y sus lmites iniciales estn determinados en parte por el aparecer de la Media Luna, con amenazas de sangre, en el cielo de Europa y sobre las aguas del Mediterrneo. Esto se verifica a lo largo del siglo vin.

    Si la presencia del Islam rompe la unidad mediterrnea, cons-truida por Roma, otro suceso tambin escisionista ocurre en el siglo viu que siembra grmenes de profunda divisin en "el cuer-po de la cristiandad, y que merece tenerse en cuenta al sealar los lmites y caracteres de la Edad Media. Es la violenta hereja iconoclasta que estalla por entonces en Bizancio y la aversin creciente contra Roma. Las comunicaciones entre las dos capi-tales se hacen cada da ms difciles y el abismo se ensancha cuando el ducado romano, acaudillado por el papa y desampa-rado del Basileus, pide auxilio al rey de los francos, el cual poco ms tarde, coronado emperador de Roma, se unir "estre-chamente con ella, acentuando as la contraposicin del Oriente y el Occidente.

    4. Trmino final.Y cules sern los lmites terminales, o el terminus ad quem de la Edad Media? Todava repiten mu-chos manuales que la cada de Constantinopla bajo la cimitarra turca (1453), o el descubrimiento de Amrica (1492), o la rebe-lin luterana (1517).

    N o cabe duda que la revolucin protestante pesa mucho en la Historia de la Iglesia y en la universal; pero por una parte sus principios revolucionarios se ven germinar en Europa y a en z\ siglo xiv, razn que bastara para poner en esa centuria los comienzos de la nueva edad; y por otra, es de advertir que, si bien estalla en 1517 la conflagracin religiosa de Europa, su triunfo tarde mucho en declararse, porque la restauracin cat-lica, apoyada por las armas de Espaa y del emperador, le mueve formidable guerra en todos los frentes e intenta aplas-tarla y extinguirla, mantenindose indecisa la victoria en Fran-cia, Pases Bajos c Inglaterra, mientras Felipe II dispone de soldados, de municiones y barcos, y oscilando el fiel de la ba-lanza en Alemania durante largos aos, hasta que la paz de Westfalia (1648) viene a sellar el triunfo de las potencias pro-testantes sobre los catlicos.

    Sin negar, pues, su gran importancia a la fecha de 1517, pensamos que acaso sea mayor la de 1648 y de ms utilidad

    LIMITES DE LA EDAD MEDIA 31

    en la periodizacin histrica, porque en la segunda mitad del siglo xvil una ideologa de modalidades ms modernas, laica y naturalista, se deja sentir en casi todo el mundo. Quiere esto decir que alargaremos la Edad Media hasta 1648? N i es nece-sario ni conveniente. Aunque el siglo xvi y los comienzos del xvn conservan muchos elementos del medioevo, y la misma revolucin protestante no es ms que una batalla contra las esencias medievales, estamos demasiado acostumbrados a mirar el siglo'' xvi como Edad Nueva.

    N i siquiera hasta 1517 podemos alargar la Edad Media, a lo menos con plenitud de significado, a no ser que le demos a ese perodo que comprende las centurias xiv y xv el sugerente apelativo que le puso Huizinga: "El otoo de la Edad Media". Otoo que, desde otro punto de vista, es primavera de la nue-va edad.

    Qu decir del descubrimiento del Nuevo Mundo? Que sus importantsimas consecuencias no se hicieron notar en la His-toria total de Europa hasta muchos aos despus de sucedido, y en algunos aspectos hubieron de transcurrir siglos enteros para que se comprendiese y se hiciese patente lo trascendental de aquel acontecimiento, si bien ya algn contemporneo, como Francisco Gmez de Gomara, adivin su trascendencia al afir-mar que "la mayor cosa, despus de la criacin del mundo, sa-cando la encarnacin y muerte del que lo cri, es el descubri-miento de las Indias".

    Ms partidarios ha tenido la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453. N o se puede negar que el fin del Impe-rio de Oriente, relacionado con el fin del Imperio romano de Occidente (supuesto fin de la Edad Antigua), tiene un histrico similiter cadens, que persuade a tomar aqul como trmino de una edad que se abri con la cada de ste. Sin embarg, en la evolucin de la Historia significa muy poco la entrada de Mohamed II en Constantinopla, y ni siquiera tuvo la influencia grande que algunos le atribuyen en el renacimiento de las letras clsicas por la venida de los eruditos bizantinos a Italia. E n la Historia de la Iglesia es an menor su trascendencia.

    Por comodidad, principalmente en la distribucin, de la ma-teria, dar fin a esta poca medieval que me ha tocado historiar con el ao 1303, ao de la muerte de Bonifacio VII I , que signi-fica el fracaso de los ideales hierocrticos de aquella edad. Aquel sacrilego atentado de Sciarra Colonna en el palacio de Anagni, podemos decir que es un smbolo, es el levantamiento de la Edad Nueva contra la Edad Media, la sublevacin del laicismo contra el eclesiasticismo, del absolutismo nacionalista contra el universalismo cristiano, que haba aspirado a ser la medula y como la columna vertebral de Europa en el medioevo. Al ao siguiente, en 1304, nace Francisco Petrarca, que ha sido apellidado, no sin razn, "el primer hombre moderno".

  • 34 INTRODUCCIN HISTORIOLGICA

    Ovidio es imitado y traducido. El mismo Horacio encuentr