Número de publ icac ión 26

Hipatia de Alejandría

www.v i l l aprend iza je.com

12

Hipatia de Alejandría

En estos tiempos es común escuchar sobre la igualdad entre hombres y mujeres. No obstante, el género femenino aún sigue sufriendo acosos, maltratos, discriminaciones, y enfrentando barreras para el disfrute pleno de sus derechos humanos. La “equidad de género” no se ha alcanzado de manera objetiva y completa. A los hombres se les ha estimulado y reconocido socialmente el que sean independientes y protagonistas; mientras que a las mujeres, todavía se les limita y critica, si toman sus propias decisiones y son libres.

La Historia de la Humanidad ilustra ese desequilibrio, de manera evidente: la mayoría de los personajes que ahí destacan son masculinos. Al género femenino le ha resultado muy complejo sobresalir en la Historia, porque en ésta han sido predominantes los criterios, prejuicios, usos y costumbres definidos por los hombres. Aún cuando es obvio, que el mundo se han construido con la participación de ambos géneros.

Tetras© Villa Aprendizaje Ediciones© Fundación Villa Aprendizaje A.C.Registro de Autor No. 03-2013-120313171000-01México, 2014

Coordinación General y EditorVíctor A. Arredondo

Coordinación del Contenido AcadémicoEstrella X. Dorantes

Coordinación TécnicaJosé Enrique Díaz Camacho

GuiónAlexandro Arana OntiverosVíctor A. Arredondo

Arte, diseño e ilustraciónAzael Olmos BelloCarmen Limón MartínezIridiana Guevara AndradeIsaac Salas SilvaJulio de la Medina Julio Roberto Morales BlancoLuis Alejandro Reyes HazasPerla Ibarra CortésYukiko Yonekubo

Copyright © 2014 por Fundación Villa Aprendizaje A.C.ISBN (colección): 978-607-8436-06-4Tetras es una publicación editada por Villa Aprendizaje ediciones y la Fundación Villa Aprendizaje, con el financiamiento del CONACYT. Se prohibe la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento sin la autorización por escrito de la coordinación general.

2 3

Entonces, no se trata de que los hombres desempeñen mejor los roles trascendentes de una sociedad determinada. Simplemente se debe a que la distribución de actividades y responsabilidades ha sido determinada históricamente por ellos. Y en esa injusta repartición, las mujeres han sido relegadas a las labores domésticas, de crianza y de trabajo secundario. Apenas en el siglo pasado, la mujer ha conquistado garantías y derechos que habían sido reservados sólo para los hombres.

Entre las mujeres más destacadas de la historia antigua, en el campo de las ciencias, la filosofía y la educación, está Hipatia de Alejandría. Ella era una filósofa griega, maestra de la Escuela Neoplatónica –uno de los centros del pensamiento más importantes del Siglo IV y V–. Ahí, enseñaba filosofía, matemáticas y astronomía, hacía investigación y desarrollaba instrumentos de medición sobre geometría, álgebra y astronomía (planisferios de cuerpos celestes, un destilador y un astrolabio mejorado para la navegación). Una mujer como ella, no podía pasar desapercibida ante los ojos de su sociedad y de la humanidad entera.

En los tiempos de Hipatia, Alejandría era una metrópolis donde existía un gran sincretismo (fusión) de culturas y creencias. La antigua religión egipcia se había entrelazado durante varios siglos con la cultura Helénica y los mitos politeístas de los Griegos (creyentes de muchos dioses). Además, esta fusión integraba el pensamiento y las creencias judías y de las diversas iglesias cristianas (la Romana, la de Antioquia, la de

Constantinopla, la propia de Alejandría, etc.). Eran tiempos en que la cristiandad (los miembros de las Iglesias cristianas existentes) discutía sus respectivos credos y liturgias para ampliar su base de creyentes. Tales diferencias religiosas se expresaban en ocasionales conflictos en el grueso de la población, tal y como sucede todavía hoy, en varias partes del mundo.

4 5

En medio de tanta diversidad, enseñar a partir del respeto a la libertad de credos, resultaba indispensable para Hipatia. Su centro educativo estaba abierto a todas las expresiones y enfatizaba la espiritualidad, la reflexión subjetiva, la observación, el pensamiento objetivo y la tolerancia. Al mismo tiempo, fomentaba las ideas creativas e innovadoras de sus estudiantes. Esta pluralidad era considerada como una fortaleza académica para algunos, pero para el Arzobispo Cirilo, un cristiano Ortodoxo, esto no era útil para sus intereses. Él deseaba imponer sus creencias ortodoxas como un instrumento de poder sobre la influyente sociedad de Alejandría.

Por otra parte, el gobierno de Alejandría era llevado por el Prefecto Orestes, quien era pagano –como la mayoría de las autoridades del Imperio Romano que gobernaban Egipto–. Y en esas condiciones de diversidad religiosa, el Arzobispo Cirilo de Alejandría, buscaba convertir a los paganos, desterrar a los judíos y combatir a los cristianos de otras iglesias.

Hipatia pasaba la mayor parte de su tiempo estudiando cuerpos celestes y razones aritméticas que inundaban su cabeza de interrogantes y dudas.

No se permitía tiempo para el amor y la diversión... Una noche estrellada y tranquila, una figura conocida atravesó las columnas que rodeaban el patio central de la gran Biblioteca de Alejandría: era Orestes, el prefecto de la ciudad, quien además había sido uno de los alumnos más queridos de Hipatia. La saludó con el mayor respeto que un alumno puede sentir por una admirada maestra y le dijo:

—La situación de los judíos con respecto a la Iglesia Ortodoxa, cada vez está más tensa. No sé cuánto tiempo más vamos a poder seguir así, antes de que se generalice un gran conflicto. —Y agregó con severidad: —Hipatia, es necesario que no cedamos a las presiones del Arzobispo Cirilo y que nos ayudes a promover, con toda la autoridad moral que te has ganado, la libertad de credo de los habitantes de Alejandría, sean judíos, cristianos, paganos o que no tengan religión.

Hipatia suspiró profundamente y dejó el pergamino que estaba escudriñando sobre la gran mesa de madera para comentarle:

6 7

—Orestes, tú sabes que mi forma de pensar me conduce a respetar todas las creencias religiosas en la ciudad… Efectivamente, Cirilo está ofuscado por expulsar, convertir o combatir a los que no compartan sus creencias. Es previsible que su ira se desborde contra nuestro centro de enseñanza porque alentamos la tolerancia a lo diferente. Estoy conciente que puede suscitarse un grave enfrentamiento.

—Lo sé, Hipatia, la situación es muy difícil. Debemos actuar porque la tensión puede desencadenar un conflicto social terrible.

Hipatia levantó la vista hacia las estrellas. No entendía cómo es que, siendo el Universo tan perfecto, el ser humano se empeñe en construir, paradógicamente, un mundo tan conflictivo. Ojalá los planetas pudieran ayudar a resolver el drama que se cernía sobre su existencia. Pero eso no era posible: los problemas de la humanidad sólo pueden ser resueltos por nosotros mismos. A la mañana siguiente y en el lado opuesto de la ciudad, el patriarca de la Iglesia en Alejandría decidía el destino de ella…

—”Hipatia se ha convertido en un obstáculo que entorpece nuestros planes de expansión. Ella mantiene su alianza con Orestes y no cede”. —Le dijo con severidad Cirilo al líder de los monjes más radicales, los Parabolani, que eran usados en enfrentamientos violentos contra los oponentes de la autoridad religiosa.

8 9

—¿Qué es lo que sugiere que hagamos, Su Excelencia?

—¡Haz lo que sea necesario! —Le ordenó con gran frialdad.

—¡Sí, Su Excelencia! —Se limitó a contestar aquel personaje sin escrúpulos.

Fue así como se trazó el destino de la mujer más importante y trascendental de Alejandría: Unos días más tarde, una turba de hombres enloquecidos, se abalanzó sobre el carruaje donde ella regresaba a casa, la sacaron a golpes y la arrastraron hasta una plaza pública, donde la desnudaron y la apedrearon. Ya muerta, cortaron su cuerpo y llevaron sus restos por toda la ciudad como símbolo de lo que podría ocurrirle a todo aquel que se opusiera al “designio divino”. La procesión infernal terminó en un crematorio, llamado Cinareo, donde convirtieron su cuerpo en cenizas. Ese brutal ataque fue conocido y repudiado por todos, incluidos los cristianos que no compartían la actitud y los actos violentos de jerarcas, monjes y fieles extremistas.

Orestes, sin el apoyo de intelectuales y ciudadanos influyentes –que no querían seguir los pasos de Hipatia– y de un pueblo atemorizado por tanta demencia, dejó su gobierno para huir de Alejandría.

—¡Qué bárbaro!, ¡estuvo denso lo que nos leyó, maestra! —Dijo con toda franqueza, Miguel. —¡Y eso que tú estás medio loco, “man”, y nada te espanta! —Aclaró Manuel, quien estaba a su lado.

Los demás compañeros soltaron una tímida sonrisa. Eso suavizó un poco el tenso ambiente en el salón de clases. La lectura del texto sobre la vida de Hipatia había producido un silencio sepulcral.

—Eso es demasiado odio sin sentido, maestra. —Agregó Amanda.

10 11

—Sí Amy, pero sobre todo… —Comenzaba a decir la maestra, cuando Amanda se distrajo por una luz muy intensa que salía de su libro de Historia Universal y que estaba sobre su escritorio. Luego vio como el salón se iluminó por completo y un soplido de viento movió las hojas de los cuadernos abiertos. Sus demás compañeros seguían escuchando a la maestra, aparentemente, sin darse cuenta de lo que sucedía.

Entonces, observó cómo, de entre las páginas de aquel grueso tomo, empezó a formarse la silueta de Hipatia, esa mujer tan hermosa que como siempre, aparecía envuelta en su toga griega blanca, con su cabello largo, rizado y su delicada piel blanca. Se veía como una hada, de esas que irradian confianza por su amorosa sonrisa. Poco a poco fue tomando forma, hasta quedar en frente de ella como una visión óptica de carne y hueso. Hipatia la saludó amablemente con un movimiento de cabeza y se apresuró a decirle:

—Hola Amanda, en efecto, como decías hace un momento, no tiene sentido tanta muerte y desolación. Y esto usualmente ocurre cuando algunos tratan de alcanzar a toda costa sus intereses mezquinos o imponer a otros sus creencias por la fuerza. Un asunto tan espiritual como la elección de nuestra religión y creencias, debe ser un acto de libertad personal, y no debe estar condicionada de ninguna forma y bajo ninguna circunstancia. Lo mismo, debe suceder con la preferencia ideológica que siga o se forme cada quien. Las sociedades tolerantes,

donde se respeta y prevalece la diversidad de pensamiento, son las que logran los mayores grados de desarrollo intelectual, científico, social y de calidad de vida. Siempre y cuando se integre la armonía colectiva, a partir de los grandes valores universales, que son esenciales para la sana convivencia.

Amanda seguía con atención las palabras de Hipatia, asintiendo con su cabeza, los sabios argumentos que escuchaba. En esos momentos, ella no sólo se sentía halagada sino privilegiada por la oportunidad que el destino le ofrecía... o quizás su propia imaginación...

Hipatia agregó: —Ahora, dime qué es lo que tú opinas de todo esto, porque a mí ya me tocó vivirlo...

12 13

...Sin embargo para ti, la vida intelectual apenas comienza y puede tomar giros diversos. Y la única garantía que tenemos de no cometer demasiados errores es ejerciendo la autocrítica, siempre tratando de decidir qué es lo más adecuado para crecer todos los días plenamente…

—Y Amanda le dijo: —Antes de contestarte, quiero saber, ¿soy la única que ahora te ve?

—!No, aunque hay que hacerle caso a la imaginación y a la intuición para ver más allá del mundo físico! —Le reveló Hipatia su secreto...

En ese momento, Miguel se acercó a Amanda y le preguntó en voz baja:—¿Por qué tienes esa cara de alucinación?

—¡Porque estoy usando mi máxima percepción y concentración para entender los argumentos de Hipatia y explicarme su gran contribución social! —Le contestó en voz baja. —!Ah! —dijo Miguel, como si hubiera entendido a la perfección la respuesta de su amiga.

La maestra volteó a ver a ambos para comentar lo siguiente:

—Amanda, estamos esperando tu respuesta... Entonces, ¿qué nos enseña Hipatia con respecto a la imposición de creencias versus la libre elección y el respeto a la diversidad? No nos digas que le estás pidiendo ayuda a Miguel. !Eso sería una gran sorpresa para todos! —Las risas de todo el salón fueron inmediatas.

—Yo pienso que además del respeto que Hipatia mostraba por la diversidad intelectual y de creencias, hay distintos medios de imponer una forma de pensar: algunas son evidentes y otras sutiles, depende de que tan tolerante y respetuosa sea la sociedad en que se viva.

Todos se quedaron pensativos con sus palabras: Unos no entendieron y otros sí. Entre ellos estaba Manuel, quien añadió: —Bueno sí, pero también tiene que ver el grado de educación de las personas. ¿Verdad “man”? —Y le pegó amablemente en el hombro a Miguel.

14 15

Miguel ni caso le hizo, estaba embobado viendo a su amor imposible: Amanda. Y hasta suspiraba al mirarla tan bella e inteligente...

La maestra, para tratar de retomar el hilo central del que hablaba Amanda y relacionarlo con el comentario de Manuel sobre el nivel educativo de la gente, dijo:

—En efecto, hay sociedades que imponen creencias o ideologías de manera forzada: quien no las acepta es castigado, incluso con la propia muerte. Y existen otras formas sutiles de imposición: la propaganda, la manipulación vía los medios de comunicación y las instituciones, la presión de diversos grupos sociales, etc. Pero, al final, una sólida educación y formación, acrecienta el pensamiento crítico para que uno desarrolle su propia ideología y creencias; así como la tolerancia para, analizar, estar abiertos y respetar otras formas de pensar.

Valor fortalecido: AUTOCRÍTICA

TETRALEMApara reflexionar

¿Sabes lo que es ser autocrítico?

1. Si, porque siempre encuentro lo que hacen mal los demás.¿Y eso que tiene que ver con la autocrítica?¿Alguna vez reflexionas sobre ti mismo? ¿De qué manera?¿De qué sirve examinar los defectos de los demás?¿Por qué es importante ser autocrítico?

2. Reflexionar, en algunas ocasiones, sobre mis defectos.¿En cuáles ocasiones lo haces?¿Será suficiente con reflexionar?¿Qué otras cosas se pueden hacer además de reflexionar?¿Por qué es importante reconocer también las fortalezas?

3. Reconocer fortalezas y defectos en sí mismo.¿Podrías enumerar tus fortalezas y defectos?Una vez que reconoces tus fortalezas y defectos ¿qué haces?¿Cuáles son las características de una persona con autocrítica?¿Y cuáles las de una persona sin ella?

4. Escuchar con atención las críticas de los demás.¿De qué te sirve escuchar las críticas de los demás?Escuchas, ¿y después qué haces?¿Qué tipo de críticas recibes? ¿Y cómo las recibes?¿Qué diferencia hay entre ser crítico y ser criticón?

¡Lee el siguiente número!

Número de publ icac ión 27

¿Qué necesitas?

www.v i l l aprend iza je.com