Hesse Hermann - Mi Credo

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El credo al que me refiero no es fácil explic arlo con palabras. Podría explicarl o así: creo que, a pesar de su aparente absurdo, la vida tiene sentido; y aunque reconozco que este sentido último no lo puedo captar con la razn, estoy dispuesto a se!uirlo, aun cuando si!nifique sacrificarme a mí mismo. "u voz la oi!o en mi interior siempre que estoy realmente vivo y despierto. En tales momentos, intentar# realizar todo cuanto la vida exi$a de mi, incluso cuando vaya contra las costumbres y leyes establecidas. Este credo no obedece rdenes ni se puede lle!ar a #l por la fuerza. "olo es posible sentirlo.  

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El credo al que me refiero no es fácil explicarlo con palabras. Podría explicarlo así:creo que, a pesar de su aparente absurdo, la vida tiene sentido; y aunque reconozco que estesentido último no lo puedo captar con la razn, estoy dispuesto a se!uirlo, aun cuandosi!nifique sacrificarme a mí mismo. "u voz la oi!o en mi interior siempre que estoyrealmente vivo y despierto. En tales momentos, intentar# realizar todo cuanto la vida exi$a

de mi, incluso cuando vaya contra las costumbres y leyes establecidas. Este credo noobedece rdenes ni se puede lle!ar a #l por la fuerza. "olo es posible sentirlo.

 

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%ermann %esse

 Mi credo

 

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&ítulo ori!inal: Mein Glaube

%ermann %esse, '()'

&raduccin: Pilar *iralt

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 El credo al que me refiero no es fácil explicarlo con palabras. Podría explicarlo así: creo

que, a pesar de su aparente absurdo, la vida tiene sentido; y aunque reconoco que este

 sentido !ltimo no lo puedo captar con la ra"n, estoy dispuesto a se#uirlo, aun cuando si#nifique sacrificarme a mí mismo. $u vo la oi#o en mi interior siempre que estoy

realmente vivo y despierto. En tales momentos, intentar% realiar todo cuanto la vida exi&a

de mi, incluso cuando vaya contra las costumbres y leyes establecidas. Este credo noobedece "rdenes ni se puede lle#ar a %l por la fuera. $olo es posible sentirlo.

 

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fundar y exponer su fe lo!oc#ntricamente, y ello no obstante, 2abía en el poema líneas casiin#ditas en '(/@, se!ún las cuales el espíritu, el paternal, tiene una misin decisiva: +anulala inocencia y nos despierta a la luc2a y a la consciencia0. %esse volvi una y otra vez atraba$ar en este poema, y ya 2abía introducido li!eros cambios en el texto cuando aparecien la 1nsel2*3c'erei, en '(/@, 4el árbol de la vida, y más tarde, la primera edicin de

 5ntolo#ía po%tica en '(@=. 9quí 2emos adaptado la versin del  )eue undsc'au. En lasrespuestas de %esse se refle$a la influencia de este poema en el lector de '(/@, la fuerza deesta reaccin queda demostrada por la firmeza de la actitud de %esse; no envi la carta publicada aquí, diri!ida a un vicario, porque su respuesta a las +inquisitivas y autoritarias pre!untas0 del vicario que le +2ablaba en tono imperioso0 sobre la existencia de una sola7!lesia y su ne!ativa a creer en nin!ún cristianismo personal, le pareci excesivamente brusca.

8e todas estas manifestaciones sur!idas en los más diversos momentos ycircunstancias, result este mosaico sobre el tema de  Mi credo. En #l, se funda el carácter fra!mentario, tanto en la forma como en la esencia, de esta recopilacin. o aspira a ser 

completa, solo quiere documentar. o intenta, aunque ordene sus textos cronol!icamentey no siempre por su contenido, dar a los pensamientos de %esse la forma de un sistema deideas espirituales. &ampoco oculta las contradicciones. +o soy representante de nin!unadoctrina establecida. "oy un 2ombre en estado de evolucin y de cambios0. %esse se 2areservado durante toda su vida este derec2o. ivi al mar!en de i!lesia y comunidades;2ubo #pocas en que simpatiz más con el budismo que con el cristianismo; pero siempre, protestando más o menos, acept su procedencia cristiana; no de la 7!lesia Protestante, quea menudo le 2acía desesperar, sino de la i!lesia romana con una +nostal!ia protestante0, pero incluso #sta, desde cierta distancia: +en cuanto me acerco a ella, 2uele, como todaconfi!uracin 2umana, a san!re, violencia, política, vul!aridad0. o único importante para#l eran los conocimientos que no contradecían su propia experiencia. "lo aceptaba teoríasa$enas cuando resistían esta prueba. "iempre desconfi de los telo!os y demás+especialistas en el eni!ma del universo0 cuando 2acían de su doctrina reli!iosa o políticauna +fe infantil en la verdad exclusiva0. unca desisti de creer que una reli!in es tan buena como cualquier otra, pues +si al!o es cierto, tambi#n puede ser cierto lo contrario0.os pensamientos sobre las cuestiones finales eran +sa!rados0 para #l, y sin embar!otambi#n sufrieron cambios en el curso de su vida. +Pero tampoco yo veo una 7!lesia, sino laconciencia personal como última instancia0, escribi en Fayo de '(//. Pero más tarde, en'(<<: +nuestra conciencia es una instancia elevada, pero dudo de que sea siempre la voz de8ios; y es ciertamente afortunado que otra instancia se opon!a a ella: el simple instinto devivir0. En /n poco de teolo#ía expone su esquema de +la piedad o la razn0, y presenta encontraposicin los dos tipos fundamentales del 2ombre, el piadoso y el racional; entre los piadosos se cuenta a sí mismo, su vida está ba$o el +si!no de una tentacin de entre!a y dereli!in0; entre los racionales incluye a los pensadores de la realidad social, %e!el, Farx,enin Gy, en fin de cuentas, incluso &rots?iH. En el primero y se!undo !rado de la evolucin2umana combaten piadosos y racionales; de esta 2ostilidad sur!en las !uerra reli!iosas, elodio entre las razas, el nacionalismo, las vilezas 2umanas. Pero tampoco aquí 2ay queconfundir a %esse con un 2ombre que renuncia a la razn. Poco antes de su muerte discutíael concepto de la fe de omano *uardini: +la aceptacin de lo que *uardini llama 1fe3 esimposible sin el sacrificio de la razn. Para mí, este sacrificio si!nifica renunciar al donmás preciado que nos 2a 2ec2o 8ios0. 9sí pues, el ob$etivo sería #ste: una alianza entre la

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fe y la razn. os indica #sta utopía en su tercer !rado de la evolucin 2umana; aquí loscombatientes empiezan intuir sus similitudes. +9 partir de aquí, el camino conduce a las posibilidades de la 2umanidad, cuya realizacin aún no 2a sido contemplada por o$os2umanos0. Pero muy pocos alcanzan este !rado, y las enseanzas sirven de escasa ayuda,+la verdadera sabiduría y las verdaderas posibilidades de liberacin -escribi en una carta

in#dita en noviembre de '(I/- no pueden aprenderse ni ensearse; son unicamente paraaqu#llos que están a punto de a2o!arse0.

Estos textos, que contienen el concepto reli!ioso de %ermann %esse, sorprenderán, por su misma concentracin, a todos aqu#llos que aún no 2abían leído a fondo a %esse. "usideas reli!iosas fueron relevantes para sus ideas políticas, del mismo modo que #stasinfluyeron en las reli!iosas. Por esta razn, los textos de  Mi credo pueden leerse comocomplemento de la nueva recopilacin de las 6onsideraciones políticasJ'K. 4omo todo2ombre reli!ioso, sea cual sea su reli!in, %esse reclama la paz. "iempre que en tiempos decrisis y !uerra, fallan las directrices y las leyes, sur!e un escepticismo, 2acia do!mas eideolo!ías, 2acia autoridades e instituciones, 2acia la 7!lesia y el estado. +8e acuerdo con

mi experiencia, el peor enemi!o y corruptor de los 2ombres es la pereza mental y el ansiade tranquilidad que les conduce a lo colectivo, a las comunidades de do!mática fi$amenteestablecida, ya sean reli!iosas o políticas0. La$o este veredicto se 2alla tambi#n el Estado. i los Estados ni la fuerza 2an determinado el proceso de 2umanizacin que debe ser continuamente sostenido para que el 2ombre alcance su madurez y cada vez sea menosnecesaria la dominacin del 2ombre por el Estado. %esse no ne! $amás la influencia2umanizadora del cristianismo en el curso de la 2istoria, pero tambi#n vio siempre elcristianismo fanático como la causa del odio y la !uerra. "olamente el budismo consi!uien la 2istoria del &íbet convertirse en una nacin asiática, de pasado turbulento y cruel, enuna de las más pacífica, reli!iosas y tolerantes.

"obre este punto, el protestante %esse nunca de$ de atacar al protestantismo. +oque no me !usta de los telo!os protestantes -escribi en mayo de '(//- es que notienen nada que ensear, nada que dar a la !ente, y para ello se ponen, sin crítica niresistencia, a disposicin del poder material del Estado, de los príncipes, de los financieros,de los !enerales; siempre lo 2an 2ec2o y continúan 2aci#ndolo5 "e aspira a la más altaespiritualidad y se termina ante los caones5 para lanzarse de cabeza a todos los infiernos,contra los cuales se debería poner la firmeza de una roca0. &al fue asimismo el problema de%esse con utero. +utero -escribi en '(MI- fue un !ran 2ombre, pero considerinfortunado su papel en la 2istoria5 "i 2ubiera sido sencillamente un protestante, unrebelde contra la 7!lesia y el Estado, no diría ni una sola palabra contra #l. Pero fund otra7!lesia, en nada me$or que las anti!uas, ayud al Estado a la los príncipes, abandon a loscampesinos0. 8e tales comienzos sur!i la +teolo!ía !ermanoNprotestante, que en la>niversidad 2abla de libertad, personalidad, dinámica, y que despu#s, en la práctica, 2acedel pastor y de la 7!lesia un complaciente instrumento del Estado, el capitalismo y la!uerra0.

utero no podía ser un modelo para #l. Entre los +racionales0 lo fue *and2i; *and2ireconocía la violencia como lo malo y la no violencia como el camino de los que 2andespertado. o +cautivador0 de este diri!ente residía, se!ún %esse, en que servía

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incondicionalmente a su ideal, le !uardaba fidelidad 2asta el sacrificio y no pedía a losdemás sacrificios ni obediencia. o que *and2i predicaba era una cualidad utpica de sus principios; a diario 2ablaba a los traba$adores ba$o el famoso árbol de babul, $unto a la puerta medieval de "2aspur; les ex2ortaba a no se!uir las promesas de los +poderosos0; pero intentaba, una y otra vez transformar al individuo en +la vida interior  del pueblo;

cuando los traba$adores flaqueaban en la luc2a, *and2i anunciaba sus ayunos. o 2ay másque comparar su persona y su vida con cualquiera de nuestros políticos y propa!andistas para observar la diferencia entra la codicia del poder y el don aut#ntico y e$emplar de uncaudillo nato0.

%esse se incluye a sí mismo en la +fuerza del individuo0. Ouiere prote!er al 2ombreque camina solo, amarle o 2acerle resistente contra do!mas, recetas y pro!ramas; intentaa!udizar su conciencia y consolidad sus fuerzas espirituales. a frase central de  -ue#o de

abalorios fue siempre el artículo de fe de %ermann %esse: +no debes desear una doctrina perfecta, sino el perfeccionamiento de ti mismo. a divinidad está en ti, no en conceptos ylibros0. Para #l los principios talmúdicos, cristianos, islámicos, 2induistas y budistas son

equivalentes. os numerosos m#todos que ofrecen las reli!iones -ple!aria, meditacin,contemplacin, concentracin, renuncia de uno mismo, examen de conciencia, paciencia,serenidad- slo le demostraron que la accin y el cambio ocurren exclusivamente en elindividuo, y no puede tener lu!ar con ayuda de teoremas, sino mediante la propiaexperiencia. Esto es lo que siempre atra$o a %esse 2acia la fe budista; entre todas lasreli!iones del mundo, el budismo es la que no 2a profanado el concepto de 8ios. Luda era, para %esse, el símbolo del 2ombre perfecto, que 2a tomado conciencia de lo divino que 2ayen #l y trata de realizarlo.

a propia realizacin es lo que %esse intent durante toda su vida, +incluso contralos m#todos y leyes vi!entes0 en esto consistía su fe en los 2ombres. +9ma a tu pr$imo

como a ti mismo0 fue un mandamiento para #l. "e puede vivir con la fe en +lo que"idd2arta llama amor0.

"í, basándose en las 6onsideraciones políticas de %esse, se puede afirma que suopinin política no vaci en el curso de los decenios, que nunca cay en el mimetismo, quesu adaptacin fue el resultado de sus propias ideas y de su propia conciencia, lo mismo puede afirmarse de su opiniones reli!iosas. "u piedad no es el culto de sentimientossolemnes, +sino el respeto del individuo por la totalidad del mundo, por la naturaleza, por el pr$imo; el sentimiento de solidaridad y responsabilidad mutuas0.

a obra de %esse 2a alcanzado siempre su máxima influencia en las #pocas de crisis:

despu#s de la Primera *uerra Fundial; en la crisis econmica mundial; despu#s de '(@<;siempre que la $uventud se 2allaba envuelta en el caos y buscaba una orientacin; suinfluencia actual en Estados >nidos tampoco se debe a la casualidad. 7ndependientementede cmo pueda ser $uz!ado en el futuro, ni siquiera sus adversarios ideol!icos ne!arán elrespeto a la cate!oría moral de %esse y a su documentacin en los puntos de vista políticosy reli!iosos.

"ería un error y no 2aría $usticia a su intencin considerar sus puntos de vista como

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un pro!rama fi$o. as ex2ortaciones de %esse para que el individuo respete la totalidad delmundo y sus esfuerzos intelectuales y reli!iosos no pueden terminar +ante los caones0; elindividuo no puede ser +un instrumento complaciente0 en manos del Estado, capitalismo y!uerra, sino que 2a de sentirse responsable en unin con la sociedad. Estas ex2ortaciones ponen siempre de relieve el refle$o de la totalidad en lo individual. >n repaso de todos los

ofrecimientos del tiempo en que vivimos, pero sobre todo, una llamada a la disposicin delindividuo para se!uir los m#todos de afirmacin del o, de la propia toma de conciencia yde la propia realizacin a favor de todos cuantos nos rodean. 9ctualmente i!noramos ladireccin que tomará nuestra sociedad industrializada. Estamos +en el camino 2acia unasociedad 2u#rfana0, pero Ccuál será el nuevo ob$eto de identificacinD o único se!uro esque debemos sostener firmemente las riendas de los procesos econmicos, científicoNt#cnicos y políticos que 2emos puesto en marc2a, si queremos que la 2istoria del 2ombresi!a su curso. Es preciso intentar la inte!racin de una actitud individual e inteli!ente deesta sociedad nuestra diri!ida de modo inevitablemente cada vez más social yt#cnicamente.

 uestra recopilacin documentará los conceptos espirituales de %esse. %emosrenunciado conscientemente a extractos de su prosa que nos parecen fuera de lu!ar en estecontexto. a primera parte contiene textos de los aos veinte, y consideraciones relativas ale$ano 6riente. a se!unda abarcar las producciones de los aos '(/' 2asta '(/<, en losque %esse se ocup con mayor intensidad de los problemas de la fe. a tercera parte ofreceun mosaico aforístico de cartas y reflexiones desde '('I 2asta '(M', y el texto en prosa de Misterios, escrito en '(@), en el que %esse vuelve a referirse a la cuestin del sentido de lavida. 9!radezco a ol?er Fic2els su colaboracin en la seleccin y realizacin de estetomo.

9!osto de '()'. "7E*Q7E8 >"E8

 

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 DEL ALMA

a mirada de la voluntad es impura y ardiente. El alma de las cosas, la belleza solose nos revela cuando no codiciamos nada, cuando nuestra mirada es pura contemplacin. "imiro a un bosque que pretendo comprar, arrendar, talar, usar como coto de caza o !ravar con una 2ipoteca, no es el bosque lo que veo, sino solamente su relacin con mi voluntad,con mis planes y mis preocupaciones, con mi bolsillo. En ese caso el bosque es madera, es $oven o es vie$o, está sano o enfermo. Por el contrario, si no quiero nada de #l, contemplosu verde espesura con +la mente en blanco0, y entonces sí que es un bosque, naturaleza yve!etacin; y 2ermoso.

o mismo ocurre con los 2ombres y sus semblantes. El 2ombre al que contemplo

con temor, con esperanza, con codicia, con propsitos, con exi!encias, no es un 2ombre, essolo un turbio refle$o de mi voluntad. e miro consciente o inconscientemente, con sonoras pre!untas que le disminuyen y falsean CEs accesible, o es or!ullosoD CFe respetaD CPuedoinfluir en #lD C"abe al!o de arteD os 2ombres con quien tratamos, los vemos a trav#s demil pre!untas seme$antes a #stas y creemos conocer al ser 2umano y ser buenos psiclo!oscuando conse!uimos descubrir en su aspecto, en su actitud y conducta aquello que sirve o per$udica a nuestros propsitos. Pero esta conviccin carece de valor, y el campesino, el bu2onero o el abo!ado de oficio son superiores, en esta clase de psicolo!ía, a la mayor  parte de los políticos o científicos.

En el momento en que la voluntad descansa y sur!e la contemplacin, el simple ver 

y entre!arse, todo cambia. El 2ombre de$a de ser útil o peli!roso, interesante o aburrido,amable o !rosero, fuerte o d#bil. "e convierte en naturaleza; es 2ermoso y notable comotodas las cosas sobre las que se detiene la contemplacin pura. Porque contemplacin no esexamen ni crítica, solo es amor. Es el estado más alto y deseable de nuestra alma: el amor desinteresado.

4uando 2emos alcanzado ese estado, ya sea durante minutos, 2oras o díasGconservarlo siempre sería la total buenaventuraH, vemos a los 2ombres de modo diferente.a no son refle$os o caricaturas de nuestra voluntad; 2an vuelto a ser naturaleza. %ermoso yfeo, $oven y vie$o, bueno y malo, franco y reticente, duro y blando ya no son antnimos, noson medidas. &odos son 2ermosos, todos son notables, nin!uno puede ser despreciado,

odiado o incomprendido.

8el mismo modo que, desde el punto de vista de la contemplacin pura, todo en lanaturaleza no es más que un con$unto de formas diversas de la vida inmortal, eternamente procreadora, así el papel y la misin del 2ombre 2an de desi!narse como su alma. REs inútildiscutir si el +alma0 es al!o 2umano, si no existe tambi#n en los animales y las plantasS4iertamente el alma está por doquier, es posible en todas partes y en todas partes se intuyey se desea. Pero así como en la piedra no vemos clase al!una de movimiento, ya que es

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 prerro!ativa del animal Gaunque tambi#n en la piedra 2aya movimiento, vida, estructura,decadencia y vibracinH, es en el 2ombre donde todos buscamos el alma. a buscamosdonde es más visible, donde sufre y actúa. el 2ombre se nos revela como el centro delmundo, la provincia especial cuya misin es desarrollar el alma como en un principio fue sumisin caminar er!uido, desec2ar la piel de las fieras, inventar 2erramientas de traba$o y

descubrir el fue!o.9sí pues, la 2umanidad entera se nos aparece como una representacin del alma. 8el

mismo modo que en las montaas y las rocas veo y admiro la fuerza de la naturaleza y elmovimiento y la libertad de los animales, así, en el 2ombre Gque tambi#n representa lo yacitadoH veo ante todo aquella forma y posibilidad de expresin de la vida que llamamos+alma0 y que los 2ombres no solo apreciamos como una fuerza vital entro otras muc2as,sino como al!o extraordinario, esco!ido, altamente desarrollado, como una meta final.Porque, ya pensemos en t#rminos materialistas, idealistas o como fuere, ya pensemos en el+alma0 como al!o divino o como materia perecedera, todos la conocemos y le atribuimosun !ran valor; para cada uno de nosotros, la inspiracin, el arte, la fuerza creadora son la

cumbre más alta, más $oven, más valiosa y la culminacin de toda la vida or!ánica.9sí, el pr$imo es, para nosotros, el ob$eto de contemplacin más noble, elevado y

valioso. o todos lle!amos a esta evidente valoracin de modo natural y espontáneo lo s# por mi mismo. 8urante mi $uventud mantuve relaciones más íntimas y profundas con paisa$es y obras de arte que con los 2ombres; sí, so# durante aos con una poesía en la queno aparecía nin!ún ser 2umano, solo aire, tierra, a!ua, árboles, montaas y animales. eíaal 2ombre tan apartado del alma, tan dominado por los apetitos, tan entre!ado de formacruda y salva$e a metas primitivas y simiescas, tan ávido de fruslerías y barati$as, que por un tiempo me domin el craso error de que tal vez el 2ombre ya no era capaz de mostrarmeel camino del alma y 2abía que buscar un manantial en otro lu!ar de la naturaleza.

4uando se contempla a dos 2ombres modernos, que acaban de conocerse por casualidad y no desean nada material el uno del otro, cuando se observa su conducta, setiene una sensacin casi física de la atmsfera densa, de la costra de proteccin y de laactitud defensiva que rodea a los 2ombres, una red te$ida con renuncias del alma, con propsitos, con temores y deseos diri!idos todos ellos 2acia fines baladíes que los apartande sus seme$antes. En como si lo principal consistiera en no de$ar que el alma 2able, comosi fuese preciso rodearlo de una valla muy alta, la valla del miedo y la ver!Tenza. Esta redsolo puede ser perforada por el amor desinteresado. dondequiera que 2aya sido perforada,el alma nos contempla.

Fe siento en el tren o observo a dos $venes que se saludan porque la casualidad los2a reunido para un breve espacio de tiempo. "u saludo es, realmente, casi una tra!edia.Estos dos seres inofensivos parecen saludarse desde los 2ielos de dos polos opuestos, no2ablo, naturalmente, de malayos o c2inos, sino de europeos modernos; dan la impresin deestar encerrados en una fortaleza de or!ullo, de or!ullo en peli!ro, de recelo y frialdad. oque 2ablan, si bien se observa, es una insensatez total, es un $ero!lífico 2elado en el mundosin alma donde vivimos constantemente y cuyas estalactitas penden siempre sobre nosotros.Fuy raro, extremadamente raro, es el 2ombre que en la conversacin cotidiana manifiesta

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su alma. "on más que poetas, son casi santos. 4iertamente, el +pueblo primitivo0 tambi#ntiene alma, el malayo y el ne!ro, y en su saludo y presentacin muestra más su alma que el2ombre corriente de nuestras latitudes. Pero su alma no es la que nosotros buscamos yqueremos, aunque tambi#n ella nos estima y es como la nuestra. El alma del 2ombre primitivo, que aún no conoce la alineacin y las fati!as de un mundo ateo y mecanizado, es

un alma colectiva, sencilla e infantil, al!o 2ermoso y dulce, pero a2ora no nos ocupamos deella. uestros dos $venes europeos del tren son muy diferentes. 8an pocas muestras, onin!una, de poseer un alma; parecen constituidos por una voluntad or!anizada, una razn, propsito y planes. %an perdido el alma en el mundo del dinero, de las máquinas, de ladesconfianza. %an de volver a encontrarla, y si esto les supone un esfuerzo, enfermarán ysufrirán. Pero lo que recuperarán ya no será el alma infantil perdida, sino otra más sutil,muc2o más personal, muc2o más libre y responsable. o queremos volver a ser nios,2ombres primitivos, sino se!uir adelante, 2acia la personalidad, la responsabilidad, lalibertad.

9quí aún no se perciben esas metas; ni siquiera se intuyen. os dos $venes no son

ni primitivos ni santos. Emplean un len!ua$e cotidiano, un len!ua$e tan impropio para lasmetas del alma como una piel de !orila, pero podemos liberarnos de #l a fuerza de lentas yrepetidas tentativas.

 -Ese len!ua$e rudo, primitivo y tartamudeante suena más o menos así:

 -Luenas -dice uno.

 -Luenos días -dice el otro.

 -CPermiteD -el primero.

 -4laro -el se!undo.

4on esto se 2a dic2o lo que quería decirse. as palabras no tienen nin!únsi!nificado, son puras formulas adornadas del 2ombre primitivo, y su ob$eto y su valor sonlos mismos del anillo que un ne!ro se cuel!a de la nariz.

Pero el tono en que se pronuncian las palabras rituales es extraordinariamente raro."on palabras de cortesía y, sin embar!o, el tono es breve, cortante, frío, por no decir, 2ostil. o 2ay nin!ún motivo de disputa, bien al contrario, y nin!uno de lo dos piensa nada malo.Pero la expresin y el tono son fríos, mesurados, secos, casi ofensivos. El rubio frunce el

ceo al decir +4laro0 con una expresin que raya el desprecio. "in embar!o, no lo siente.%a pronunciado una frmula que en decenios de trato entre los 2ombres 2a de!enerado enfrmula de proteccin. "u propsito es ocultar su yo más íntimo, su alma; no sabe que #staslo se perfecciona con la entre!a. Está or!ulloso, es una personalidad, no un simplesalva$e. Pero su or!ullo es lastimosamente inse!uro, y debe prote!erse tras unos muros deindiferencia y frialdad. Ese or!ullo quedaría destruido si le arrancaran una sonrisa. todaesa frialdad, ese tono 2ostil, nervioso, altivo e inse!uro del trato entre +personascivilizadas0 es un síntoma de enfermedad, la enfermedad necesaria y esperanzadora del

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alma, que ante la violacin no sabe defenderse de otro modo que mediante esos si!nos.ROu# tímida y d#bil es el alma, qu# $oven y poco feliz se siente en la tierraS R4mo seesconde, cuanto miedo tieneS

"i a2ora uno de los dos $venes 2iciera lo que realmente quiere y siente, alar!aría la

mano a su compaero o le daría una palmada en el 2ombro y diría al!o así: +R8ios mío, quemaana tan 2ermosa, todo brilla como el oro y yo estoy de vacacionesS Cerdad qu# es bonita mi nueva corbataD 6ye, ten!o manzanas en la maleta, Cquieres unaD0.

"i 2ablase así, el otro experimentaría un raro !ozo, una emocin, al!o parecido auna risa y un sollozo al mismo tiempo, porque sabría perfectamente que lo que 2abía2ablado era el alma del compaero de via$e, que no se trataba de las manzanas ni de lacorbata ni de otra cosa, sino de la irrupcin de al!o 2acia la luz, su ambiente natural, al!oque todos mantenemos oculto por culpa de un compromiso, Rsí, de un compromiso cuyasfuerzas aún si!ue vi!ente y cuyo fracaso futuro ya presentimosS

Experimentaría todo esto, pero no lo expresaría. "e a!arraría a una respuestaconvencional, pronunciaría una frase sin sentido, una de nuestras mil frases 2ueras.Furmuraría al!o parecido a: +"i5 e$em5 muy bonito0, y desviaría la mirada con unmovimiento de cabeza lleno de mortificada paciencia. Au!aría con la cadena del relo$,miraría por la ventana y por medio de mil recursos seme$antes daría a entender que noestaba en absoluto dispuesto a exteriorizar su ale!ría y que no demostraría ni confesaríanada, como no fuese cierta compasin 2acia un 2ombre tan inoportuno.

Pero no ocurre nada de esto. El $oven moreno tiene efectivamente manzanas en lamaleta y siente de verdad la !ran ale!ría que le causan la maana espl#ndida y susvacaciones, su corbata y sus zapatos reci#n estrenados. Pero cuando el rubio empieza

diciendo: +Fal asunto #ste de la moneda extran$era0, el moreno no cede al deseo de sualma, no !rita: +R"intámonos contentosS 9l fin y al cabo Cqu# nos importa a2ora lamonedaD0, sino que dice, con un suspiro y expresin preocupada: +R"í, es terribleS0.

esulta tremendo presenciarlo: a estos dos seores Gcomo a todos nosotrosH no lescuesta, al parecer, nin!ún traba$o comportarse así, realizar un esfuerzo tan inaudito. Puedensuspirar mientras su corazn ríe, y fin!ir frialdad o indiferencia mientras su alma estásedienta de comunicacin.

Pero si!amos observando. "i el alma no está en las palabras, ni en los semblantes, nien el tono de la voz, debe estar en al!una parte. vemos lo si!uiente: a2ora el $oven rubio

se 2a olvidado de sí mismo, cree que nadie le observa, y cuando mira por la ventanilla delva!n 2acia los bosques le$anos, su mirada es libre, sincera y está llena de $uventud, denostal!ia, de sueos in!enuos y apasionados. %a cambiado totalmente de aspecto: a2ora esmás $oven, más sencillo, más inofensivo, y sobre todo, más 2ermoso. El otro $oven,i!ualmente intac2able e inasequible, se levanta y toca su maleta, que está sobre la red. o2ace como si quisiera comprobar que si!ue a2í, o evitar que se cai!a; pero no, la maletaestá bien colocada y no corre nin!ún peli!ro. En realidad, el $oven no quiere su$etarla, sinosolamente tocarla, ase!urarse de si existencia, acariciarla, porque en el interior de la

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ele!ante maleta de piel, además de las manzanas y una muda, 2ay al!o más importante,al!o sa!rado, un re!alo para su coleccin, un perrito de porcelana o quizá de mazapán,cualquier cosa, pero al!o que en esos momentos acapara su atencin y representa lo que sussueos an2elan y divinizan, lo que quisiera tener continuamente en sus manos paraacariciarlo y admirarlo.

8urante una 2ora 2emos observado en el tren únicamente a dos $venes de medianaeducacin, del montn, como quien dice. "e 2an dic2o unas palabras, 2an intercambiado unsaludo, al!unas opiniones, 2an meneado la cabeza, 2an 2ec2o mil cosas intrascendentes, se2an movido, pero en nada de todo esto 2a tomado parte su alma: en nin!una palabra, ennin!una mirada; todo 2a sido una máscara, todo 2a sido mecánico, salvo una mirada por laventana 2acia el le$ano bosque de refle$os azulados y un !esto breve e impreciso en buscade la maleta de piel.

pensamos: +R62, tímidas almasS C6sareis mostraros al!una vezD, Ctal vez 2ermosay amistosamente en una experiencia liberadora, en compaía de una novia, en la luc2a por 

un credo, en un acto de 2eroísmo, tal vez en un ímpetu repentino y desesperado del albedríodel corazn por tanto tiempo dominado, oculto, sometido, o en una salva$e acusacin, en uncrimen, en un acto delictivoD0. yo y todos nosotros, Ccmo salvaremos nuestra alma ennuestro paso por el mundoD Co!raremos ayudarla con $usticia, introducirla en nuestrosactos y palabrasD C6 nos resi!naremos, obedeciendo a la multitud y a la indolencia, yse!uiremos col!ándonos anillos de la narizD

sentimos: dondequiera que 2an sido desec2ados los anillos de la nariz y las pielesde !orila, aparece el alma, de no ponerle trabas, 2ablaríamos entre nosotros como los persona$es de *oet2e, y cada aspiracin nos parecería un 2imno. RPobre y ma!nífica almaS8onde tú estás 2ay revolucin, 2ay luc2a contra la maldad, 2ay una vida nueva, está 8ios.

El alma es amor, el alma es futuro, y todo lo demás es solamente materia, impedimento, undesperdicio de nuestras facultades divinas.

se!uimos pensando: Co vivimos en un tiempo que con voz estentrea seautocalifica de nuevo, en que los anti!uos conceptos de la 2umanidad sufren unatransformacin total y la fuerza se impone en una proporcin alarmante, donde la muerteviolenta es al!o cotidiano e impera la desesperacinD Co estará el alma detrás de estosacontecimientosD

RPre!unta a tu almaS RPre!úntale a ella, que es el futuro y cuyo nombre es amorS Ro pre!untes a tu razn, no busque en la 2istoria del mundoS &u alma no te reproc2ará que te

2ayas ocupado poco de política, traba$ado poco, odiado poco a los enemi!os, fortificado poco las fronteras. Pero tal vez te reproc2e que 2ayas retrocedido demasiado a menudo antesus exi!encias, que te 2ayas in2ibido y que nunca 2ayas encontrado tiempo para entre!artea ella, tu más $oven y 2ermoso retoo, para $u!ar con ella y escuc2ar sus cánticos; en tuansia de lucro, la 2as vendido y traicionado con demasiada frecuencia. por este motivo,dondequiera que mires, slo verás rostros atormentados, nerviosos, mali!nos; los 2ombres2an dedicado su tiempo a lo más inútil, a la bolsa a al sanatorio, y esta terrible situacin noes más que un !rito de alarma, un aviso san!riento. +"i te olvidas de mí, estarás nervioso y

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odiarás la vida -dice el alma-, y así continuarás y conse!uirás tu propia destruccin a noser que te vuelvas 2acía mí con renovado amor y dili!encia0. o son en modo al!uno losd#biles, los insi!nificantes, quienes enferman con el tiempo y pierden la facultad de ser felices. "on casi siempre los buenos, los !#rmenes del futuro; son ellos los que descuidansu alma y se resisten a luc2ar contra un falso orden del mundo, aunque tal vez maana se

decidan a ello.4ontemplada desde aquí, Europa seme$a una durmiente que luc2a contra las

 pesadillas y se 2iere a sí misma.

"í, a2ora lo recuerdas: un profesor te di$o 2ace tiempo al!o parecido, que el mundosufre a causa del materialismo y del intelectualismo. Ese 2ombre tiene razn, pero no podráser tu m#dico, como tampoco curarse a sí mismo. a inteli!encia 2ablará en #l 2asta su propia destruccin. o se salvará.

4ualquiera que sea el rumbo del mundo, no encontrarás m#dico ni ayuda, no

2allarás futuro ni impulso nuevo más que en ti mismo, en tu pobre alma maltratada eindestructible. 4arece de sabiduría, crítica y pro!rama. "olo es fuerza motriz, slo futuro,solo sentimiento, los que la 2an se!uido son los santos y los predicadores, los 2#roes y losestoicos, los !randes !enerales y los conquistadores, los ma!os y los artistas, que iniciaronsu camino desde aba$o y lo culminaron en las cumbres de la bienaventuranza. El camino delmillonario es otro, y termina en el sanatorio.

as 2ormi!as tambi#n libran !uerras, las abe$as tambi#n or!anizan Estados, lasmarmotas tambi#n acumulan riquezas. &u alma busca otros caminos, y cuando no losencuentra tú cosec2as #xitos a su costa, no sientes nin!una felicidad. es porque la+felicidad0 solo puede sentirla el alma, no la razn, ni el vientre, ni la cabeza, ni la bolsa.

Por otra parte, no se puede 2ablar ni pensar muc2o a este respecto sin caer en lacuenta de que estos pensamientos ya 2an sido expresados 2ace muc2o tiempo. a frase quelos contiene es una de las pocas frases eternas: +C8e qu# te sirve !anar el mundo entero, si pierdes tu almaD0.

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 SOBRE LA UNIDAD

 ada en el mundo me inspira una fe tan profunda, nin!ún concepto es para mí tansa!rado como el de la unidad, el concepto de que el mundo entero y todo cuanto #stecontiene es una unidad divina, y de que todo el sufrimiento y todo lo malo proviene de quelos individuos ya no nos sentimos partes indisolubles del &odo y damos excesivaimportancia al o. %e sufrido muc2o en mi vida, 2e obrado mal muc2as veces, 2e 2ec2omuc2as cosas inútiles y crueles, pero siempre 2e conse!uido liberarme, entre!arme yolvidar mi o, sentir la unidad, reconocer que la discrepancia entre lo interno y lo externo,entre el o y el mundo es una ilusin, e incorporarme a la unidad voluntariamente y con loso$os cerrados. unca me 2a resultado fácil, nadie puede tener menos inclinacin a lasantidad que yo; pero a pesar de ello 2e reconocido una y otra vez aquel mila!ro que los

telo!os cristianos desi!nan con el 2ermoso nombre de +!racia0, aquella divina experienciade la reconciliacin, de la sumisin, de la entre!a voluntaria, que no es otra cosa que elabandono cristiano del o o el reconocimiento 2indú de la unidad, Ra2S, pero despu#s volvíaa encontrarme totalmente ale$ado de esta unidad, volvía a ser un o individual, doliente,resentido, 2ostil. 4ierto es que 2abía muc2os otros en mi misma situacin; no estaba solo, ami alrededor abundaban los 2ombres cuya vida entera era una luc2a, una violentaafirmacin del o contra el mundo circundante; para ellos la idea de unidad, del amor, de laarmonía resultaba extraa y absurda, porque toda la reli!in práctica del 2ombre consistíaen una exaltacin del o y de su luc2a. Pero solamente los in!enuos, los seres fuertes eindmitos podían sentir bienestar en esta luc2a; a los curtidos por el sufrimiento, a losdiferenciados por el dolor les estaba pro2ibido encontrar la felicidad de esa disensin y slo

concebían la dic2a en la entre!a del o en la experiencia de la unidad.

a clase de unidad que venero no es una unidad aburrida, !ris, ima!inaria y terica.Por el contrario, es la vida misma, llena de accin, de dolor, de risas. Está representada por la danza del dios "2iva, que baila sobre el mundo 2ec2o pedazos y por muc2as otrasimá!enes, pero se resiste a ser representada, comparada. Es posible entrar en ella encualquier momento, nos pertenece siempre que carecemos de tiempo, espacio,conocimiento, i!norancia, siempre que desec2amos los convencionalismos, siempre quenos entre!amos con amor a todos los dioses, a todos los 2ombres, a todos los mundos, atodas las #pocas.

Para mí, la vida consistes slo en una fluctuacin entre dos polos, en el ir y venir deun pilar del mundo a otro. 8esearía subrayar continuamente y con entusiasmo la benditadiversidad del mundo, y recordar siempre que esta diversidad se basa en una unidad;querría poner continuamente de relieve que belleza y fealdad, oscuridad y luz, santidad y pecado slo son cosas opuestas durante un momento y que siempre acaban fundi#ndoseentre sí. Para mí, las palabras más elevadas de la 2umanidad son las que sealan estaduplicidad con si!nos má!icos, aquellas sentencias y comparaciones, pocas y misteriosas,que sealan las !randes contradicciones del mundo como necesidad e ilusin a la vez. El

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c2ino aoN&s# 2a formulado varias de estas sentencias en las cuales ambos polos de la vida parecen tocarse durante una fraccin de se!undo. Fás noble y sencillamente, con mayor claridad, se produce el mismo mila!ro en muc2as palabras de Aesús. o conozco nada másemocionante en el mundo que el 2ec2o de que una reli!in, una doctrina, una enseanzaespiritual propa!ue durante milenios, cada vez con mayor sutileza y precisin, la leccin

del bien y del mal, de la $usticia y la in$usticia, que formule sentencias cada vez máselevadas sobre la equidad y la obediencia, y finalmente culmine con el má!icoreconocimiento de que ante 8ios valen menos noventa y nueve $ustos que un pecador en elinstante del arrepentimiento.

Pero tal vez sea un !rave error por mi parte, incluso un pecado, creer que debadedicarme a anunciar estos sublimes pensamientos. &al vez la des!racia de nuestro mundoactual resida precisamente en que esta altísimo sabiduría se ofrezca en todas las esquinas;que en todas las i!lesias del Estado se predique, $unto a la fe en la autoridad, el dinero y elor!ullo nacional, la fe en el mila!ro de Aesús; que el uevo &estamento, portador de la másvaliosa y peli!rosa sabiduría, sea vendido en cualquier tienda y propa!ado inútilmente por 

los misioneros. &al vez sea conveniente ocultar y prote!er con murallas los increíbles,audaces y 2asta aterradores mensa$es y profecías contenidos en muc2os de los mensa$es deAesús. &al vez fuera bueno y deseable que el 2ombre, para enterarse de ellos, tuviese quesacrificar aos de su vida y arries!ar su vida misma, como 2a de 2acerlo por otras cosasvaliosas. 8e ser así Gy muc2as veces creo que lo esH, el último de los novelistas obra me$or y más $ustamente que aquel que se esfuerza en expresar las verdades eternas.

Uste es mi dilema y mi problema. "e puede 2ablar muc2o acerca de ellos, pero esimposible 2allar la solucin. Aamás conse!uir# unir los dos polos de la vida, escribir sobreel papel los dos tonos de su melodía. Por ellos se!uir# la oscura voz de mando de miinterior, y me dedicar# a intentarlo una y otra vez. Usta es la pluma que impulsa mi

insi!nificante relo$.789<=

4omo se sabe, una parte de las anti!uas doctrinas y reli!iones orientales se basa enla inmemorial idea de la unidad. a !ran diversidad del mundo, el rico y variado $ue!o de lavida, con sus múltiples formas, está incluido en la unidad divina, a la cual se remonta. a

totalidad de las formas del mundo aparente son consideradas, no como existentes por símismas y necesarias, sino como un $ue!o, un efímero $ue!o de imá!enes que proceden delaliento de 8ios y dan la impresin de formar el mundo, pero que, en realidad, todas ellas, tuy yo, ami!o y enemi!o, 2ombre y animal, son meras manifestaciones momentáneas, partesencarnadas de la >nidad ori!inal, a la cual tienen que volver.

9 este concepto de unidad, que permite al creyente y al sabio considerar elsufrimiento del mundo como al!o pasa$ero e insi!nificante y liberarse de #l mientras va en

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 pos de dic2a unidad, se pone como antítesis la si!uiente idea: que pese a la unidad ori!inal,en esta vida slo podemos percibir sus formas limitadas y aisladas. >na vez adoptado este punto de vista, el 2ombre, a pesar de la unidad, es un 2ombre y no un animal, unos son buenos y otros son malos, y la diversa y múltiple realidad es un 2ec2o inne!able.

os pensadores asiáticos, que son maestros de la síntesis, se e$ercitan de modo peridico y cultivan 2asta la perfeccin el $ue!o intelectual de las consideraciones opuestas,ambas afirmativas, ambas concordantes.

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 NOSTALGIA DE NUESTRO TIEMPO POR UNA IDEOLOGÍA

a total transformacin de la superficie de la &ierra en cuestin de pocos decenios,los inauditos cambios sufridos por las ciudades y paisa$es del mundo a causa de laindustrializacin, se corresponden con una revolucin similar en las almas y en el pensamiento de los 2ombres. os aos posteriores a la !uerra mundial aceleraron estaevolucin, de modo que puede anunciarse sin exa!eracin la muerte y desaparicin de lacultura en que fuimos educados los 2ombres ya maduros y que de nios nos parecía eternae indestructible. 9ún suponiendo que el 2ombre no 2ubiese cambiado Glo cual es tanimposible para #l en el transcurso de dos !eneraciones como para cualquier especieanimalH, los ideales y ficciones, los deseos y sueos, las mitolo!ías y teorías que dominan

nuestra vida espiritual sí 2an sufrido un cambio completo. o insustituible se 2a perdido para siempre, y se suea en cosas inauditas para reemplazarlo. 9nte todo, parte del mundocivilizado 2a perdido los dos cimientos básicos de la vida: cultura y moralidad. En nuestravida falta la moral, un convenio tradicional, consa!rado y tácito sobre lo que debe ser laconvivencia entre los 2ombres.

>n corto via$e es suficiente para observar un e$emplo vivo de la decadencia de lamoral. 8ondequiera que la industrializacin est# en sus comienzos y la tradicin campesinay provinciana sea más fuerte que las nuevas formas de vida y de traba$o, la influencia y el poder de las 7!lesias son considerablemente mayores, y en todos estos lu!ares aún podemosencontrar más o menos modificado lo que anteriormente se llamaba moral. En tales

ambientes +atrasados0 aún se conservan las formas de trato, de saludo, de convivencia, decate!orías sociales, de fiestas y de $ue!os que la vida moderna 2a perdido 2ace tiempo.4omo triste sustitucin de las costumbres perdidas, el 2ombre medio moderno tiene lamoda. a moda le proporciona, al renovarse con cada estacin, las normas indispensables para la vida social, los bailes, expresiones, consi!nas y melodías de actualidad, lo cual esme$or que nada, aunque sean valores pasa$eros. a no 2ay $ue!os populares, solo lasdistracciones de la moda de cada estacin. &ampoco 2ay canciones populares, solo los#xitos musicales del momento.

Fientras que para las formas externas de la vida las costumbres si!nifican unaa!radable y cmoda !uía a trav#s de su tradicin y sus convencionalismos, la reli!in y la

filosofía atienden a las necesidades 2umanas más profundas. El 2ombre no necesitasolamente ser !uiado en sus costumbres, modo de vestir, deportes y conversacin por medio de una frmula aceptada o al!ún ideal -aunque slo sea el efímero ideal de la moda -. En el fondo de su ser siente tambi#n la necesidad de dar un sentido a sus actos eimpulsos, a su vida y a su muerte. Esta necesidad reli!iosa o metafísica tan anti!ua eimportante como la necesidad de comer, de amar y de cobi$arse, se ve satisfec2a, entiempos de paz y culturalmente ase!urados, por las 7!lesias y los sistemas de los principales pensadores. En #pocas como la actual existe una impaciencia y un desen!ao !enerales

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tanto en lo referente a las enseanzas reli!iosas tradicionales como a las filosofías de loscientíficos; es asombrosamente !rande la demanda de nuevas frmulas, nuevossi!nificados, nuevos símbolos, nuevas ar!umentaciones. a vida espiritual de nuestrotiempo se desarrolla ba$o este si!no: debilitamiento de los sistemas establecidos, búsquedadesesperada de nuevos sentidos de la vida 2umana, aparicin de numerosos profetas,

sociedades y sectas, y proliferacin de las más absurdas supersticiones. Porque incluso el2ombre materialista y superficial y poco dado a pensar siente la primitiva necesidad deconocer el sentido de la vida, y cuando no lo consi!ue, la moral decae y la vida privada sesume en el más salva$e e!oísmo y terror ante la muerte. &odos estos si!nos de la #poca sonevidentes, para quien quiera verlos, en todos los sanatorios, manicomios y en el materialreco!ido a diario por cualquier psicoanalista.

Pero nuestra vida es una sucesin interminable de altiba$os, de fracasos yresur!imientos, de decadencia y resurreccin, y a las sombrías y lamentables #pocas dedecadencia de nuestra civilizacin suceden otros si!nos que indican un nuevo despertar dela necesidad metafísica, una nueva espiritualidad y un esfuerzo apasionado por dar un

nuevo sentido a nuestra vida. a poesía moderna rebosa de estos si!nos y el arte modernono le va a la za!a. Pero sobre todo resalta la necesidad de una sustitucin para los valoresde la civilizacin pasada, de unas nuevas formas de reli!iosidad y convivencia. Es evidenteque en estos esfuerzos no faltan las proposiciones de mal !usto e incluso peli!rosas.identes y fundadores, c2arlatanes y curanderos sustituyen a los santos; la vanidad y lacodicia invaden este campo nuevo y prometedor, pero estas manifestaciones tristes orisibles no deben en!aarnos. En esencia, este despertar del alma, esta aparicin de unanueva nostal!ia de 8ios, esta fiebre ardiente sur!ida de la !uerra y las privaciones es unfenmeno de maravilloso empu$e que no debemos menospreciar. El 2ec2o de que $unto aesta poderosa nostal!ia que invade a todos los pueblos acec2a una multitud deemprendedores comerciantes que ne!ocian con la reli!in, no debe 2acernos dudar de la!randeza, di!nidad e importancia de este movimiento. En millares de formas y!raduaciones, desde el in!enuo espiritismo 2asta la aut#ntica especulacin filosfica, desdela primitiva pseudorreli!in de las ferias 2asta el presentimiento de si!nificadosverdaderamente nuevos, esta corriente !i!antesca abarca todo la tierra: incluye la 6'ristian

$cience americana y la teosofía in!lesa, al mazdeísmo y al uevo sofismo, la antroposofíade "tein y los cientos de confesiones similares, conduce al conde Veyserlin! y susexperimentos de 8armstadt alrededor de la &ierra y le asocia a un colaborador tan serio eimportante como ic2ard Bil2elm, y permite la existencia de todo un e$#rcito deni!romantes, en!aabobos y bromistas.

 o me atrevo a trazar la frontera entre lo discutible y lo totalmente !rotesco. Pero $unto a los dudosos fundadores de modernas rdenes secretas, lo!ias y 2ermandades, lasaudaces frivolidades de las reli!iones de moda americanas, y las in!enuidades de lostenaces espiritistas existen otras manifestaciones muy elevadas, existen otras maravillosastraducciones de eumann de los textos sa!radosJ=K  budistas y su propa!acin, lastraducciones de los !randes c2inos por ic2ard Bil2elm; existe el ma!nífico 2ec2o delrepentino resur!imiento de aoN&s#, desconocido en Europa durante si!los y que en el plazo de tres decenios 2a aparecido en innumerables traducciones a casi todas las len!uaseuropeas y se 2a adueado del pensamiento europeo. 8el mismo modo que entre el caos yla violencia de la tan noble revolucin alemana 2an sur!ido fi!uras nobles e inolvidables

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como andauer y osa uxembur!, así se encuentran en medio de la salva$e y turbiacorriente de los intentos reli!iosos una serie de persona$es nobles y puros, telo!os como el pastor suizo a!az, fi!uras como Qrederi? van Eeden, convertido al catolicismo en suve$ez, 2ombres como el excepcional alemán %u!o Lall, dramatur!o y principal fundador del dadaísmo, despu#s valiente detractor de a !uerra y crítico de la mentalidad b#lica

alemana, más tarde ermitao y autor del maravilloso libro 6ristianismo biantino, y, parano olvidar a los $udíos, Fartin Luber, que seala profundos ob$etivos al $udaísmo modernoy nos re!ala en sus libros la piedad de los 4asidim, una de las flores más exquisitas del $ardín de las reli!iones.

+amos a ver -se pre!untarán muc2os lectores-, Cadnde conduce todo estoDC4uál será el resultado, el ob$etivo finalD COu# podemos esperar de todo elloD C&ieneal!una de las nuevas sectas posibilidad de convertirse en una nueva reli!inD C"erá al!unode los nuevos pensadores capaz de crear una filosofía diferenteD0.

En muc2os círculos se respondería 2oy afirmativamente a esta pre!unta. Fuc2os

 partidarios de la nueva doctrina, especialmente los $venes, sienten la !ozosa y se!uraconviccin de que nuestra #poca está destinada a dar a luz al "alvador, a ofrecer al mundonuevas certidumbres, nuevas orientaciones morales y una nueva fe para un nuevo períodode civilizacin. a sombría actitud pesimista de muc2os críticos maduros y desen!aadosconstituye el polo opuesto de esta $oven creencia de los reci#n convertidos. las voces deestos $venes son siempre más a!radables que las a!riadas de los vie$os. "in embar!o, podrían estar equivocados.

Es conveniente enfrentarse con respeto a esta actitud de nuestra #poca, a esta búsqueda insistente, a estos experimentos en parte cie!amente apasionados y en parte deuna osadía consciente. 9unque todos estuvieran condenados al fracaso, constituyen un serio

esfuerzo por alcanzar las metas más elevadas, y aunque nin!uno de ellos perdurase más alláde nuestra #poca, actualmente cumplen una misin insustituible. &odas estas facciones,todas estas ideas sobre reli!in, todas estas doctrinas nuevas ayudan a los 2ombres a vivir,les ayudan no solo a soportar la difícil y dudosa existencia, sino a valorarla y santificarla, yaunque no fueran más que un estimulante o un dulce narctico, ya serían de no pocautilidad. Pero son más que eso, inconmensurablemente más. "on las escuelas por las quedebe pasar la #lite espiritual de nuestro tiempo, porque toda espiritualidad y civilizacintiene dos misiones: dar se!uridad e impulso a la mayoría, consolarles, proporcionar unsentido a la vida -y despu#s la se!unda misin, más misteriosa y no menos importante-:facilitar el desarrollo de los pocos !randes intelectos de maana y pasado maana, prote!er y cuidar sus comienzos y ofrecerles aire para respirar.

a espiritualidad de nuestro tiempo es totalmente distinta de la que 2eredamosnosotros, los 2ombres maduros. Es más turbulenta, más salva$e, más pobre en tradicin,menos educada y tiene menos m#todo; pero, en con$unto, la espiritualidad de 2oy, con sufuerte inclinacin 2acia el misticismo, no es ciertamente peor que la espiritualidad me$or educada, más científica, más rica en tradicin, pero no más fuerte, de la #poca en queimperaban el ya anticuado liberalismo y el $oven monismo. 8ebo confesar que a mí personalmente, la espiritualidad de las principales corrientes actuales, desde "teiner 2asta

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Veyserlin!, me parece un poco demasiado racional, poco atrevida, poco dispuesta aintroducirse en el caos, en los infiernos, y escuc2ar allí de labios de las +madres0 de Qaustola ansiada doctrina secreta de la nueva 2umanidad. in!uno de los diri!entes actuales, por inteli!entes o apasionados que sean, poseen el alcance y la si!nificacin de ietzsc2e, cuyaverdadera 2erencia aún no 2emos sabido llevar a la práctica. Pero las mil voces y los mil

caminos encontrados de nuestro tiempo tienen en común una valiosa cualidad: unanostal!ia tensa, una voluntad nacida del dolor 2acia un acto de entre!a. #stas condicionesson las condiciones previas de todas las cosas !randes

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 UNA MIRADA AL LEJANO ORIENTE

LAS PLÁTICAS DE BUDA

a oleada espiritual que cien aos atrás lle! de la 7ndia y recorri Europa,especialmente 9lemania, es todavía 2oy claramente perceptible; sea cual sea nuestraopinin sobre &a!ore y Veyserlin!, la nostal!ia de Europa por la cultura espiritual delanti!uo 6riente es incuestionable.

Expresado psicol!icamente: Europa está empezando a advertir en múltiplessíntomas de decadencia que el exa!erado doctrinarismo de su cultura espiritual Gevidentesobre todo en las disciplinas científicasH necesita una correccin, una renovacin procedente del polo opuesto. a nostal!ia !eneral no busca una nueva #tica o un nuevomodo de pensar, sino un cultivo de aquellas funciones psíquicas a las que nuestraespiritualidad intelectual no rinde $usticia. a nostal!ia !eneral no busca tanto a Luda oaoN&s# como al yo!a. %emos aprendido que el 2ombre puede cultivar su intelecto 2asta un!rado asombroso sin obtener con ello el dominio de su alma.

os literatos alemanes se burlan a veces de las traducciones de eumann a causa de

su fidelidad a las repeticiones aparentemente interminables. as prolon!adas y montonasconsideraciones les recuerdan un rosario de preces uniformes. Esta crítica, por muyin!eniosa que sea, parte de un criterio incapaz de en$uiciar el tema. En realidad, las pláticasde Luda no son compendios de una doctrina, sino e$emplos de meditaciones, y es precisamente la meditacin lo que podemos aprender en ellas. Es ociosa la pre!unta si lameditacin puede conducir a otros resultados más valiosos que el pensamiento científico.El ob$eto y el resultado de la meditacin no es un reconocimiento en el sentido de nuestraespiritualidad occidental, sino una renuncia del estado consciente, una t#cnica cuyo másalto ob$etivo es una armonía pura, una colaboracin re!ular y simultánea del pensamientol!ico y el intuitivo. o sabemos sí ese ob$etivo ideal será asequible, pues somos principiantes en esta t#cnica. "in embar!o, no existe camino más directo para practicarla

que el estudio de las pláticas de Luda.

%ay muc2os nerviosos profesores alemanes que temen al!o así como una invasin budista, una desaparicin del 6ccidente espiritual. Pero 6ccidente no perecerá, y Europanunca será budista. El que lee a Luda y su lectura le convierte al budismo, 2abrá encontradoen ello un consuelo y ele!ido así una solucin de emer!encia en lu!ar del camino que talvez Luda puede sealarnos.

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a dama ele!ante que coloca $unto al Luda de bronce de 4eilán o "iam los trestomos de las pláticas de Luda, está tan le$os de encontrar ese camino como el asceta que,desen!aado de la esterilidad cotidiana, se refu!ia en el opio de un budista do!mático.4uando los occidentales 2ayamos aprendido a meditar, obtendremos unos resultados muydiferentes de los 2indúes. o se convertirá en opio, sino en una conciencia más profunda de

nosotros mismos, tal como fue planteada como la primera y más sa!rada condicin a losdiscípulos de los sabios !rie!os.

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esultaría tan inútil 2ablar 2oy sobre la +reli!in del futuro0 como es inútil y provec2oso que los 2ombres de la actualidad se comparen con los pocos !randes ideales del

 pasado. Esta comparacin termina inevitablemente en un terrible fracaso. En cuanto nuestra#poca y nuestra civilizacin son comparadas con los tiempos de aut#ntica reli!iosidad,salen de ello lamentablemente malparadas. "abemos muc2o, y nuestra nostal!ia esaut#ntica, como lo es tambi#n nuestra resolucin de considerar insi!nificante lo quesabemos y empezar espiritualmente desde el principio. Pero carecemos de tradicin,educacin y t#cnica. uestros conocimientos sobre vida interior, dominio de los instintos ymedios de cuidar el alma son casi nulos.

Uste es el punto que 2aríamos bien en aprender de los 2#roes de tiempos pasados, deAesús y los santos cristianos, de los c2inos, de Luda. a más mínima re!le de la ordenmonástica más modesta de la Edad Fedia puede ensearnos más -ya que en esto somos

totalmente i!norantes- sobre el cultivo y el cuidado del alma que toda la peda!o!ía denuestro tiempo.

9 este respecto, las pláticas de Luda son un manantial de riqueza y profundidadincalculables. En cuanto de$amos de considerar las enseanzas de Luda de un modo puramente intelectual, y nos contentamos con sentir cierta simpatía 2acia las anti!uas ideasorientales sobre la unidad; en cuanto permitimos a Luda que nos 2able como persona, comoima!en, como el "a!az y el 7luminado, encontramos en #l, casi independientemente delcontenido filosfico y la raíz do!mática de su doctrina, uno de los más !randes modelos dela 2umanidad. Ouien lee con atencin slo unas pocas de las innumerables pláticas deLuda, se siente pronto invadido por una armonía, una serenidad anímica, una sonrisa y una

 placidez, una firmeza inquebrantable, pero tambi#n una bondad inflexible, una benevolencia sin límites. para 2allar los caminos y los medios de alcanzar esta benditaserenidad del alma, las pláticas están llenas de conse$os, preceptos y advertencias.

El ideario de la doctrina budista constituye slo la mitad de la obra de Luda; la otramitad es su vida, sus experiencias vividas, su traba$o realizado, sus actos. En ella se practica y se ensea un cuidado del alma de cuya esmerada solicitud no tienen la menor idea los i!norantes que 2ablan del +quietismo0 y las +fantasías 2indúes0 al referirse a

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Luda, ne!ándole esa virtud cardinal de 6ccidente: la actividad. Por el contrario, en Luda ysus discípulos vemos la e$ecucin de un traba$o, la práctica de una disciplina y la persecucin de un fin por las cuales incluso los aut#nticos 2#roes europeos deberían sentir respeto. 8ifícilmente podemos encontrar en Luda muc2o sobre el +contenido0 de aquellanueva reli!in o reli!iosidad que intuimos prxima o slo deseamos, pues el +volumen0 de

su doctrina ya 2a lle!ado a nosotros por caminos filosficos, aunque solo sea un ata$o nomuy puro, a trav#s de "c2open2auer. 9demás, en esta +nueva reli!in0, el contenido deideas sería menos importante que unos símbolos nuevos y vivos de reli!iones muy anti!uas.as reli!iones pueden, 2asta cierto punto, pasar por nosotros sin de$ar rastro. 8e nosotrosdepende cuidad la disposicin y mantener encendidas las +lámparas0.

Parte inte!rante de esta disposicin 2a de ser la capacidad de sentir respeto. "iconcedemos a Luda el respeto debido a los santos, su voz la oiremos con a!radecimiento.erdaderamente no comprendo qu# mal puede 2aber en ello; las advertencias contra el peli!roso +6riente0 que con tanta frecuencia escuc2amos, provienen todas de !rupos partidista que desean prote!er un do!ma, una secta, una receta.

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EL HINDUISMO

as reli!iones de carácter protestanteNpuritano tienen en su con$unto, se!ún parece,una menor plasticidad y capacidad de adaptacin que la catlica. Por este mismo motivo, el budismo, despu#s de sustituir durante si!los casi enteramente a la anti!ua reli!in bra2mánica, desapareci 2ace muc2o tiempo casi por completo reemplazado por el+2induismo0, es decir, la reli!in popular de anti!uas raíces bra2mánicas. El 2induismo notiene do!mas y sería imposible definirlos, pues esta reli!in de la 7ndia, el pueblo másreli!ioso del mundo, es de 2ec2o de una plasticidad, de una capacidad de adaptacin, deuna flexibilidad y eterna floracin que no tiene paran!n en nin!una parte. %ay+2induistas0 que slo veneran a un dios espiritual, y otros que adoran a multitud de dioses e

ídolos; 2induistas que creen en espíritus y 2ec2izos y practican el culto de tumbas ydemonios, y otros cuyo credo está lleno de reminiscencias islámicas y cristianas.

El 2induismo no es un sistema, no se basa en conceptos determinados, no poseenin!ún canon do!mático, y, sin embar!o, no 2a desaparecido a pesar de los si!los, sino quecon proteica creatividad 2a contraído mil nuevos compromisos, 2allado siempre nuevasformas y asimilando elementos extraos con infinita tolerancia y amplitud de criterio. 9li!ual que los dioses 2indúes, de múltiples rostros y brazos, esta reli!in tiene miles de

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rostros, primitivos y refinados, infantiles y viriles, dulces y crueles.

*lasenappJ/K  nos ofrece un examen asombrosamente rico de la 2istoria y elcontenido del 2induismo; no intenta definir lo indefinible, sino que reconoce la unidadmisteriosa, invisible desde fuera, que alimenta y mantiene intacta a esta reli!in no es otra

cosa que la propia estructura del alma 2indú, y que los cimientos y el núcleo del 2induismono están en nin!uno de los muc2os cultos, ni en los edas ni en el sacerdocio, sino en lavida 2indú, en la vida práctica y cotidiana de los pueblos 2indúes, con sus estratos sociales bien definidos, las llamadas castas.

9sí como el budismo y las consideraciones de los edas son bien conocidos y casi populares entre nosotros, la reli!in principal de los 2indúes, llamada 2induismo, es casidesconocida y soslayada tanto por eruditos como por reli!iosos. Es aquella reli!in cuyosídolos de muc2os brazos y cabezas de elefante impulsaron a *oet2e, en un momento de mal2umor y contra su profunda intuicin, a pronunciarse contra ella, pero estos dioses e ídolos2an vuelto; volvieron 2ace diez aos por el camino del arte, pues de improviso 6ccidente se

di cuenta de que si las mercancías $aponesas eran buenas, las indias debían ser baratas, y asífue descubierto el arte 2indú. a2ora lle!a el mundo de los dioses 2indúes, con sus ídolosde múltiples brazos, con sus diosas de senos pletricos, con sus divinidades y santosesculpidos en piedra; lle!an ininterrumpidamente, por el camino del coleccionista de piezasraras y ob$etos de arte, por el camino de la ciencia.

%asta a2ora, al pueblo más reli!iosamente !enial de la tierra slo lo veíamos atrav#s de lentes filosficas; y apenas conocíamos de #l más que los sistemas y teorías de laanti!ua 7ndia que los interro!antes reli!iosos intentan solucionar intelectualmente. %astaa2ora no 2emos empezado a adivinar toda la !randeza y ma!nificencia de esta reli!in del pueblo, el 2induismo, la reli!in más !enial y de ini!ualable plasticidad.

El problema que menos comprende el occidental y cuya solucin se le escapa, el2ec2o de que para los 2indúes 8ios sea a la vez trascendente e inmanente, es el aut#nticocorazn de la reli!in 2indú. Para el 2indú, tan !enial por su sentimiento reli!ioso como por su pensamiento abstracto, este problema no es tal; para #l está claro desde el principioque la razn y la comprensin 2umana slo pueden percibir las cosas del mundo, y que a lodivino únicamente podemos lle!ar a trav#s de la entre!a, la meditacin, la veneracin y la ple!aria. así el 2induismo, que desde 2ace tres mil aos es la reli!in principal de la 7ndiaalber!a en una paz paradisíaca las contradicciones más diversas, las formulaciones másopuestas, los do!mas más discrepantes, ritos, mitos, y cultos, lo más exquisito $unto a lomás !rosero, lo más espiritual $unto a la más desnuda sensualidad, lo más bondadoso $unto

a lo más salva$e y cruel.a verdad, lo eterno no está en estas manifestaciones, ni siquiera en las me$ores y

más nobles; la verdad está muy por encima de ellas. Por eso el bra2mán puede estudiar teolo!ía, el voluptuoso puede amar al sensual Vris2na, el in!enuo adorar una caricaturauntada de esti#rcol de vaca, ante 8ios todo es lo mismo, se trata slo de una diversidadaparente, las contradicciones no lo son más que en apariencia.

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EL ESPÍRITU CHINO

El sabio c2ino más conocido desde la anti!Tedad es 4onfucio, y con razn, ya que,de todos los pensadores, #l es quien 2a e$ercido mayor influencia sobre la vida y la 2istoriade su país. os lo ima!inamos, pues, con toda exactitud cuando pensamos en #l comototalmente +c2ino0, es decir, formal 2asta la pedantería, pero no 2acemos $usticia a los

c2inos cuando, basándonos en este $uicio, consideramos el espíritu c2ino en !eneral rí!idoy poco filosfico en apariencia, opinin errnea contra la cual el propio 4onfucio 2a de$adosuficientes pruebas. &odavía es poco conocido el 2ec2o de que en 42ina 2a 2abido !randesfilsofos y moralistas cuya sabiduría no es menos valiosa para nosotros que la de los!rie!os, Luda y Aesús. En realidad, el más !rande sabio de 42ina no fue nuncaverdaderamente popular en su propia patria, y siempre estuvo a la sombra de 4onfucio,contemporáneo suyo y al!o más $oven. %abl de aoN&s#, cuyas enseanzas 2an lle!ado2asta nosotros contenidas en el libro ?ao2te20in# . "u doctrina de &ao, el ori!en de toda vida, podría resultarnos indiferente como sistema filosfico o !anar interesados adeptos, si nocontuviera una #tica tan !rande, 2ermosa y de tan enorme fuerza personal, que su últimoadaptador alemán, un profesor de teolo!ía, coloca a aoN&s# a la misma altura que Aesús.

"obre nosotros los profanos, este c2ino no podrá e$ercer una influencia tan poderosa, puessu obra se expresa en un len!ua$e difícil y extrao cuya comprensin incluso superficialrequiere muc2a aplicacin y un aut#ntico esfuerzo. o se trata aquí de una curiosidad, deuna rareza literarioNetimol!ica, sino de uno de los libros más serios y profundos de laanti!Tedad.

9 4onfucio podemos comprenderle en las 6onversaciones. 8e los pensadoresc2inos posteriores disponemos en alemán de una seleccin muy ori!inal y por aadidura,muy clara: eden und Gleic'nisse des ?sc'uan#2?s% 7Pláticas y ale#orías de 6'uan#2?s%.

42uan!N&s# vivi trescientos aos despu#s de aoN&s#, y su relacin con #ste se 2a

comparado a la de Platn con "crates. o es de mi competencia $uz!ar los libros c2inosno el traba$o de sus traductores; slo quería explicar que a mí, que como profano delanti!uo 6riente slo conocía la filosofía budista y las relacionadas con el budismo, estosnotables libros me 2an dado a conocer valores totalmente nuevos. El 9sia oriental no 2a poseído nunca, entre Luda y 4risto, una filosofía convertida en reli!in popular cuya activay 2ermosa #tica estuviera más cerca de la cristiana que la 2indúNbudista.

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CONFUCIO

a lecturaJ@K no es fácil, y muc2as veces se tiene la sensacin de respirar un aireextrao cuya composicin es distinta del que necesitamos para vivir. "in embar!o, no mearrepiento de 2aber dedicado mi tiempo a estas +conversaciones0. 9unque el espíritu c2inonos cause la impresin de estar contemplando el producto de un le$ano cuerpo celeste, es une$ercicio provec2oso observarlo al!o más que superficialmente. Es muy necesario paranosotros mirar nuestra propia civilizacin individualista, no como al!o evidente, sino en

comparacin con su antípoda. al 2acerlo, 2ay momentos en que al lector le asalta lasin!ular idea de una posibilidad de síntesis entre ambos mundos. Porque en el fondo de ese!ran desconocido que es 4onfucio descubrimos las mismas cualidades que conocemosdesde 2ace muc2o tiempo en los !randes 2ombres de la 2istoria de 6ccidente. 4osas que al principio nos parecían !rotescas equivocaciones las encontramos a2ora naturales, y vemosatraccin, e incluso belleza, en cosas que antes se nos anto$aban de una tediosa aridez. nosotros, los individualistas, envidiamos a este mundo c2ino la se!uridad y !randeza de su peda!o!ía y sistemática, con las cuales no podemos comparar nada nuestro como no seanuestro arte y nuestra modestia tal vez mayor ante la naturaleza sobre2umana.

Pon!o fin a mi profana recomendacin de esta sabiduría oriental con al!unas

sentencias ele!idas de las 6onversaciones.

6onocer y ser conocido

 o me preocupa que los 2ombres no me conozcan; me preocupa no conocer a los2ombres.

 (a estrella polar 

Ouien sabe dominarse a sí mismo es como la estrella polar, que permanece en susitio y todas las estrellas !iran a su alrededor.

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Grados de desarrollo del maestro

El maestro 2abl: +&enía quince aos y mi voluntad era alcanzar la sabiduría, a lostreinta la alcanc#, a los cuarenta ya no tenía nin!una duda, a los cincuenta conocí la ley delos cielos, a los sesenta mis oídos se abrieron, a los setenta pude se!uir los deseos de micorazn, sin exceder la medida0.

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LAO-TSÉ

5 4onsiderado de acuerdo con la idea que el europeo medio tiene de la filosofíac2ina, es decir, superficialmente, aoN&s#, a causa de su vivacidad, no parece c2ino. Eltraductor lo compara directamente con Aesús, y en verdad no existe entre los pensadoresmás conocidos de Extremo 6riente nin!uno cuyos ideales #ticos est#n más cerca de

nosotros, los arios occidentales, que los de aoN&s#. Qrente a la filosofía 2indú, apartada delmundo y a menudo sutilmente abstraída, que tanto estudiamos en 6ccidente desde 2aceal!ún tiempo, esta sabiduría c2ina se nos anto$a muy sencilla y práctica, y slo despu#s demuc2as torpes acrobacias mentales lle!amos a la ver!onzosa conclusin de que esos c2inosanti!uos conocieron me$or los valores elementales y traba$aron con mayor eficacia por eldesarrollo de la 2umanidad que muc2os occidentales abandonados por el instinto en suanárquica filosofía de especialistas. 4omo prueba incluimos el último fra!mento del ?ao2

te20in# , extraído de la traduccin alemana de ic2ard Bil2elm:

as palabras ciertas no son 2ermosas.

as palabras 2ermosas no son ciertas.

a sensatez no persuade.

a persuasin no es sensata.

El sabio no es erudito.

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El erudito no es sabio.

El llamado no acumula riquezas.

4uanto más 2ace por los otros.

&anto más posee.

4uanto más da a los otros.

&anto más tiene.

El sentido del cielo es bendecir sin per$udicar.

El sentido del llamado es obrar sin disputar.

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El filsofo c2ino aoN&s#, desconocido en Europa durante dos mil aos, fuetraducido a todas las len!uas europeas en los últimos quince aos, y su libro el ?ao2te20in# se convirti en el libro de moda. En 9lemania fue ic2ard Bil2elm quien introdu$o con sustraducciones la literatura clásica y la sabiduría de 42ina en una extensin sin precedentes. mientras 42ina está d#bil y políticamente dividida y las potencias occidentales la

consideran un inmenso y rico territorio para ser explotado con todo cuidado, la anti!uasabiduría c2ina y el anti!uo arte c2ino se introducen no slo en los museos y bibliotecas de6ccidente, sino tambi#n en los corazones de la $uventud intelectual. En los últimos diezaos, la $uventud alemana de las universidades, reci#n lle!ada de la !uerra, no 2a sidoinfluida con tanta fuerza por nin!ún otro !enio como por aoN&s#, se!uido de 8ostoyevs?i.El 2ec2o de que este movimiento ten!a lu!ar en el seno de una minoría relativamente pequea no le resta importancia: esta minoría es precisamente la más indicada para recibir el mensa$e: la parte más dotada, consciente y responsable de la $uventud estudiante.

 uestros ideales occidentales modernos son tan opuestos a los c2inos, quedeberíamos ale!rarnos de poseer unas antípodas tan firmes y admirable en la otra mitad del

!lobo terrestre. "ería una insensatez desear que con el tiempo el mundo entero tuviese unacivilizacin europea o una c2ina; pero si deberíamos sentir 2acia ese espíritu c2ino elrespeto sin el cual nada puede aprenderse y asimilarse, e incluir en nuestras enseanzas ele$ano 6riente como lo 2acemos desde 2ace tiempo GRrecordemos solamente a *oet2eSH,con el 6riente del 9sia occidental. cuando leamos las estimulantes e inteli!entes+conversaciones0 de 4onfucio, no debemos considerarlas como una curiosidad de tiemposremotos, sino pensar que su doctrina no slo 2a sostenido este !i!antesco reino a lo lar!ode dos mil aos, sino que aún 2oy los descendientes de 4onfucio viven en 42ina, llevan su

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nombre y le recuerdan con or!ullo -a su lado, la nobleza más anti!ua y cultivada deEuropa parece casi en paales-. aoN&s# no 2a de sustituir para nosotros el uevo&estamento, pero 2a de ensearnos que al!o similar sur!i ba$o otro cielo y en tiempos aúnmás remotos, y esto debe fortalecer nuestra fu en que la 2umanidad, aunque est# divididaen razas y culturas dispares e incluso 2ostiles, constituye una unidad y tiene posibilidades,

ideales y ob$etivos comunes.Entre nosotros, pese a este $oven entusiasmo por 42ina, impera en casi todos los

círculos la opinin de que el alma de los c2inos es totalmente distinta a la nuestra. "usvirtudes, ante todo su ina!otable paciencia y su silenciosa tenacidad, su naturaleza más pasiva, y sus vicios, sobre todo la famosa crueldad c2ina, están infinitamente le$os denosotros y nos resultan incomprensibles. En realidad, todo esto no son más que necios pre$uicios. El c2ino puede ser cruel del mismo modo que puede serlo un occidental, y puede ser piadoso y altruista como los son a veces los europeos. "i buscamos en la 2istoriae$emplos de crueldad c2ina, debemos buscar i!ualmente relatos en que 42ina y su 2eroísmo2an de parecernos tan e$emplares como los relatos aprendidos en nuestras escuelas de las

 pá!inas de la Liblia o de los clásicos anti!uos.789<>

I CHING

%ay libros, libros de santidad y sabiduría, en cuya compaía y atmsfera se puedevivir durante aos; libros que es imposible leer como se leen otros libros. %ay partes de laLiblia que pertenecen a esta cate!oría; y el ?ao2te20in# . Es suficiente una sola frase de estoslibros para sentirse colmado, para ocuparse y para reflexionar durante muc2o tiempo. Estoslibros se tiene al alcance de la mano o se llevan en el bolsillo cuando se va a pasear por el bosque, y nunca se leen durante media 2ora se!uida, sino que cada vez se toma unasentencia, una línea para meditar sobre ella, para conocer un poco más -despu#s de lasfutilidades del día, incluidas las otras lecturas- la escala de valores de los !randes y los

santos.

4onsidero una dic2a 2aber encontrado un libro equiparable a estos dos.Evidentemente, como los otros, es un libro muy anti!uo, se remonta a miles de aos, pero2asta a2ora no se 2abía intentado traducirlo al alemán "e titula  1 6'in# , el libro de lastransformaciones, y contienen la anti!ua sabiduría y ma!ia de 42ina, "e puede utilizar como libro de oráculos para 2allar conse$os en los momentos difíciles de la vida. "e puedeutilizar para apreciarlo +slo0 a causa de su sabiduría. %ay en este libro, que nunca podr#

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comprender más que intuitivamente y en momentos aislados, un sistema de símiles paratodo el mundo, basado en oc2o cualidades o imá!enes; de ellas, las dos primeras son elcielo y la tierra, el padre y la madre, el fuerte y el dcil. Esas oc2o cualidades sonexpresadas por sendos si!nos de !ran sencillez, que se combinan entre sí y ofrecen sesentay cuatro posibilidades, en las cuales se basa el oráculo. "e pre!unta al oráculo y se obtiene

más o menos esta respuesta: +erdad 7nterior: cerdos y peces. R"alvacinS Es necesariocruzar el !ran río. Es preciso tener perseverancia0. Entonces se puede meditar sobre ello;además dispone de comentarios.

Este libro de las transformaciones está desde medio ao en mi dormitorio y nunca 2eleído más de una pá!ina se!uida. 4uando miramos una de las combinaciones de si!nos nossentimos invadidos por 42Wien, el 4reador, y por "un, el Londadoso, por lo que no es unalectura, ni tampoco meditacin, sino una contemplacin de a!ua corriente o nubes pasa$eras. &odo cuanto podemos pensar o vivir está escrito aquí.

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El ZEN CHINO

El Xen c2ino, esta forma dedicada totalmente a la práctica, a la disciplina del alma,adaptacin c2ina del budismo 2indú, está en su esencia en contraposicin con el budismode la 7ndia, y de 2ec2o es contrario cate!ricamente a la literatura, la especulacin, lado!mática y la escolástica. Podría decirse que el budismo 2indú y el c2ino se relacionan delmismo modo que el sánscrito y la len!ua c2ina. El primero es un idioma indo!ermánico,

 producto de un pensamiento diferenciante, erudito y abstracto, y al mismo tiempo de unafloreciente escolástica; el se!undo es una len!ua metafrica, flexible, que carece de lamayoría de nuestras sutilezas y complicaciones !ramaticales, !enerosa y en modo al!unoinequívoca, cuyas palabras son más bien imá!enes o !estos que palabras tal como nosotroslas concebimos. o obstante, el Xen tambi#n 2a desarrollado una especia de literatura, yeste ao de '(MI 2a tenido lu!ar el acontecimiento de la aparicin en traduccin alemanade uno de su más venerables libros Gaunque slo una tercera parte de #lH, que 2a costado asu autor, Bil2elm *undert, más de una docena de aos el libro L7N9EN>,  Meister 

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B3an2CuDs )iederssc'rift von der smara#denen elsFand   GL7NYN> 6omposici"n del 

maestro B3an2Cu sobre la roca de esmeraldaH, data de principios del si!lo Z77 y es unacoleccin de cien an#cdotas y sentencias de eminentes maestros de Xen y de 2imnos enverso y comentarios acerca de ellos. 8e los 'II +e$emplos0, la traduccin de *undertincluye los primeros treinta y tres.

Esta notabilísima obra es al!o así como un resumen XenNbudista, pero no en elsentido de una do!mática, sino en el de un libro de e$ercicios espirituales. &ras lassentencias de famosos maestros y patriarcas, se explica a los mon$es y novicios el modo enque #ste o aquel antecesor alcanz el ob$etivo, es decir, la revelacin, el conocimiento de larealidad, que no es presentada como al!o estático, sino cmo el destello de una c2ispa entredos polos, el polo sansara, que es todo el diverso mundo apa rente y sensorial, y el polonirvana, el vado liberacin absolutos. En la mayoría de estos e$emplos prácticos, el maestroformula una pre!unta a un alumno, que el lector occidental puede compren, der a menudo,mientras que la respuesta del maestro nos sitúa ante un eni!ma, aparte de que, confrecuencia, no consiste en palabras, sino en un ademán o una accin, y esta accin es a

veces una bofetada o un !olpe de palo. Estos e$emplos, recopilados en el ao ''II de unatradicin de varios si!los, si!uen siendo, oc2ocientos aos despu#s, un manual clásico delos maestros de Xen. a es muc2o que a2ora podamos leerlos en alemán, pues cada e$emplocontiene el estímulo para una asombrosa abstraccin.

 o es un libro que se pueda +leer0 sencillamente; es preciso tantear en su espesuracentímetro a centímetro, retroceder muc2as veces, y a cada retroceso el texto nos muestrade improviso un nuevo aspecto. Es una obra muy extraa, complicada y difícil de asimilar.Es una nuez de tres o cuatro cáscaras realmente duras. 92ora el contemporáneo medio ynormal dirá tal vez que la 7ndia anti!ua, la 42ina anti!ua, el nirvana y el Xen son cosas pasadas, y que ocuparse de ellas, traducir y estudiar esta obra de la Edad Fedia de Extremo

6riente no sirve de nada, es 2acer arqueolo!ía 2istrica o $u!ar por puro romanticismo.9 esto se podría responder que aún 2oy el Xen existe y se practica en Aapn como

entre nosotros el cristianismo, que la enseanza del "2a?iamuni en sus diversas formasorientales 2a fascinado no solo a "2open2auer y sus discípulos, sino que tambi#n 2acautivado el inter#s del 6ccidente actual, que las conferencias y libros de los budistas Xenactuales, en especial los de "uzu?i, atraen la mayor atencin tanto en Europa como en9m#rica, y que, por des!racia, ya existe al!o parecido a una moda Xen.

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 -osef nec't a 6arlo erromonte

9mi!o, es muy 2ermoso, y en el fondo consolador, que todo cuanto en apariencia pertenece para siempre al pasado sea capaz de volver y comenzar una nueva vida. %ace poco me informaste de que recientemente muc2os de tus cole!as se dedican a lecturas budistas, y en especial a la literatura d el Xen, ya sea en su forma c2ina o $aponesa. &ú teinclinas, se!ún parece, a considerarlo una simple moda y un pasatiempo; y en el fondo estásdecidido a no dedicarle tu tiempo. a que me lo mencionas, te dir# de buen !rado mis ideasal respecto, pues esta +moda0 tambi#n se de$a sentir aquí en Baldzell, y me 2e propuestorefrescar al!o, a trav#s de la lectura, mis escasos conocimientos sobre la materia. 9nte todo

2e releído 2ace poco composici"n sobre la roca de esmeralda del maestro c2ino LiN[nNu.

4onoces desde 2ace muc2o tiempo mi afecto por los c2inos. Este afecto no tienenada que ver con el budismo ni con el Xen, lo 2a inspirado siempre la anti!ua y ma!níficac2ina de los clásicos, que aún no conocía a Luda. El anti!uo cancionero, el  1 6'in# , losescritos de Vun! QuN8si y aoN8si 2asta 42uan!N8si y los que tratan de ellos se cuentan,del mismo modo que %omero, Platn y 9ristteles, entre mis educadores; todos ellos me2an ayudado a formarme a mí mismo y a formar mi idea acerca del 2ombre bueno, sabio y perfecto. a palabra y el concepto de &ao 2an sido y son para mí más valiosas que elnirvana, y lo mismo me ocurre con la pintura c2ina: la tradicional, cuidada, parecida a la

cali!rafía me !usta más que el arte más poderoso, apasionado y de apariencia más !enial demuc2os pintores Xen. Fuc2as veces me 2a parecido sin!ular y tambi#n un pocodesconcertante que un via$ero que visite 6riente y convencido de la verdad de la sentencia+ex riente lux0, lle!ara a la conclusin de que 42ina 2ered su más elevada riquezaespiritual de la 7ndia de 6ccidente. 92ora bien, todo esto son capric2os insi!nificantes queno deben tomarse más en serio que aquellos deseos pasa$eros de un alto en la 2istoria quede vez en cuando nos permitimos en nuestros ensueos, al!o así como el deseo de que a*2irlandaio, Piero della Qrancesca y ippi no 2ubiera se!uido un Fi!uel 9n!el, ni aLeet2oven un Ba!ner, o que la reli!in de 6ccidente se 2ubiese detenido en el estado delcristianismo primitivo.

42ina tampoco se detuvo en la #poca de los anti!uos emperadores, con Vun! Qu oau 8an; al parecer, al!unos si!los despu#s de su primera y 2ermosa floracin necesitnuevamente una luz. la luz, tanto si nos !usta como si no, no vino con la maana, sinocon el patriarca +del le$ano 6ccidente0; la doctrina de Luda lle! de la 7ndia, y al principiocautiv a sus discípulos con do!mática 2indú, especulacin 2indú y escolástica 2indú. &odala enorme literatura de las escuelas budistas fue traducida y comentada, en los monasteriossur!ieron !i!antescas bibliotecas, la luz de 6ccidente sobrepas en ful!or a todas lasanti!uas estrellas locales. 9sí, durante muc2o tiempo, el c2ino se convirti, o pareci

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convertirse, en piadoso y asceta; el dra!n estaba domesticado. Pero un día, todo cuantoabsorbiera de extran$ero y prodi!ioso se transform, el dra!n se despert y comenz elvie$o y despiadado $ue!o entre vencedor y vencido, entre padre e 2i$o, entre el 6estedocente y especulador y el Este arrollador y sereno. El espíritu de Luda adquiri un rostronuevo, un rostro c2ino. 9sí veo yo, completamente como profano, la pre2istoria del Xen.

"in embar!o, creo que te será más útil que te comunique un par de impresiones muy personales que se 2an !rabado en mi mente con especial tenacidad despu#s de estudiar la+composicin0 de LiN[nNu. 7!noro si debo recomendarte que te entre!ues tú tambi#n aesta lectura. El libro rebosa de encanto y a la vez de emocin, pero su esencia se oculta trasunas cáscaras muy !ruesas y duras, y para un 2ombre como tú, que ve ante sí sus metas conmuc2a claridad, la vida es demasiado corta para dedicar días y semanas a descifrar tales $ero!líficos. Para mí es diferente, yo no estoy concentrado aún con tanta exactitud en tareasdeterminadas y puedo va!ar con apetito de estudioso y conciencia limpia por las ilimitadas praderas de la 2istoria del espíritu 2umano.

4omo ya sabes, el núcleo de la famosa composicin consiste en breves an#cdotasGen el libro se llaman +e$emplos0H que relatan en parte sentencias y en parte actos y prácticas peda!!icos de conocidos maestros del Xen de la anti!Tedad. as sentencias - como lo fueron tambi#n para los c2inos de si!lo Z7-, su sentido es más o menosdescifrable con ayuda de los comentarios que las acompaan. &e dar# dos e$emplosele!idos al azar:

?sui2yHn, al t%rmino de los e&ercicios estivales aleccion" a sus oyentes con las

 si#uientes palabras:

+ 4urante todo el verano, 'ermanos míos, os 'e 'ablado con amor una y otra ve.

IMirad si ?sui2yHn a!n conserva sus ce&asS0. *au2fu di&o: J(os 'ombres que se dedican al robo tienen el cora"n vacío0.

?c'an#2t&in# di&o: JIBa son madurosS0.

B3n2men di&o: JI6ierraS0.

6 #ste:

/n mon&e pre#unt" a Ksian#2lin: JL6uál es el sentido de que el Patriarca lle#ase

desde el remoto esteN. Ksian#2lin contest": J(e cans" estar tanto tiempo sentado0.

4omo ves, se trata de al!o parecido a una tabla de multiplicar de bru$as. 8etrás detodo ello se intuyen alusiones, si!nificados e incluso con$uros, parecen frmulas má!icas, pero no lo son, sino indicaciones de metas muy precisas, slo que es necesario poseer laclave y para encontrarla no nos bastan los circunloquios y explicaciones de la 6omposici"n; para ello necesitamos un !uía instruido en sinolo!ía y budismo.

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, no obstante, al!unas de las palabras de los maestros son sencillas y fáciles decomprender. >na de ellas, la primera del libro, me 2a sobreco!ido como una revelacin; nocreo que pueda olvidarla. >n emperador se encuentra con el anti!uo patriarcaLod2id2arma. 4on la presuncin e i!norancia del profano y 2ombre de mundo, le pre!unta:+C4uál es el sentido más alto de la verdad sa!radaD0. El patriarca contesta: +a extensin

abierta, nada sa!rado0. a sobria !randeza de esta contestacin, 4arlo me acarici como unaliento del espacio, sentí un embeleso y al mismo tiempo un pavor como en esos rarosmomentos de inmediata co!nicin o experiencia, que yo llamo +estar despierto0 y sobre loscuales 2ablamos una vez con extraordinaria !ravedad. a consecucin de este despertar,este estado de identificacin con el &odo, que no es cavilacin, sino una realidad vivida conalma y cuerpo, esta fusin con la unidad es la meta a la que aspiran todos los discípulos delXen.

os caminos que conducen a esta meta son tantos como 2ombres 2ay en el mundo, y2ay tantos !uías como maestros del Xen. Puede decirse, de discípulos y maestros, queexisten entre ellos todos los tipos y clases de 2ombres c2inos. En las an#cdotas, los tipos de

discípulo no están dibu$ados con tanta precisin como los caracteres de los maestros, y pesoa ello ten!o la impresin de que el !ran con$unto, al i!ual que nuestros cuentos, consi!uedar más relieve a los modestos y sencillos que a los brillantes y polifac#ticos. Pero entre losmaestros los 2ay severos y los 2ay plácidos; elocuentes, y silenciosos; 2umildes, y activos,y tambi#n col#ricos, belicosos y 2asta violentos. o 2e encontrado una sentencia tanma!nífica como aqu#lla de la +extensin abierta0, pero sí !ran número de incitaciones sin palabras, incitaciones por medio de una bofetada, un bastonazo, un !olpe con el láti!o deya? o una vela encendida y apa!ada inmediatamente de un soplo. %ubo además un maestro,uno de los silenciosos que a pre!untas de tus discípulos no respondía con palabras, sino conel índice, que sabía levantar de modo tan expresivo que los discípulos, entrenados ymaduros para comprenderlo, a la vista del dedo conocían lo inexpresable. %ay 2istorias queal ser leídas por primera vez se resisten a comunicar al!o; suenan como una c2arla odisputa en el len!ua$e de al!ún 2ombre o animal totalmente desconocido, y al leerlas otravez con más detenimiento se abren de repente puertas y ventanas 2acia todos los puntoscardinales.

4omo ya te 2e 2ablado de mi +despertar0 personal, muc2o antes de que los dosoy#ramos mencionar el Xen, ten!o que comunicarte al!o más que atrae mi atencin y me daque pensar acerca de los iluminados del budismo c2ino. o ya conozco la experiencia, pues2e sentido varias veces +el relámpa!o de la revelacin0. o era al!o desconocido entrenosotros: todos los místicos y muc2os de sus discípulos, !randes y pequeos, lo 2an vivido;acu#rdate de la primera revelacin de Aa?ob L\2mes. Pero en estos c2inos el despertar  parece prolon!arse durante toda la vida, por lo menos en los maestros, que convierten elrelámpa!o en sol y retienen para siempre el instante. 9quí mi comprensin me falla, puesno soy capaz de ima!inarme un estado de iluminacin eterna, un #xtasis transformado enforma de vida duradera. Probablemente me introduzco en el mundo del Este con una actituddemasiado occidental. "lo puedo ima!inarme que quien 2a despertado una vez puederepetir la experiencia con mayor facilidad que otros 2ombres y repetirla dos, tres, diezveces, y que, naturalmente, vuelve a sumirse en el sueo y la inconsciencia, pero nunca contanta profundidad que no pueda despertarle la luz de un si!uiente relámpa!o.

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Para terminar quiero contarte otra notable y aleccionadora 2istoria de LiN[nNu. Enel si!lo Z vivi un maestro llamado TnNmen, acerca del cual se relatan muc2as cosasasombrosas. "u residencia era la +Fontaa del portal de nubes0, en el sur de 42ina, en la provincia de V]an!Ntun!. >na vez lle! allí desde muy le$os un pere!rino, un 2ombresencillo llamado Tan. %acía muc2o tiempo que estaba de camino, y 2abía recorrido media

42ina y visitado muc2os monasterios cuando lle! a la +Fontaa del portal de nubes0.TnNmen le aco!i en su casa y le puso como fámulo a su servicio personal. 9l parecer, el!ran conocedor de 2ombres intuy que el $oven pere!rino poseía valiosas fuerzas ocultasque el propio LiN[nNu ni siquiera sospec2aba; porque tuvo una paciencia infinita con sutorpeza en comprender las cosas. 92ora te oi!o pre!untar: +C4uánto dur su pacienciaD0.o te contesto: +8iecioc2o aos0. 8ía tras día le llamaba una o más veces: +R"irvienteTanS0. 4ada vez Tan contestaba con 2umildad y sumisin: +"í0. el maestro leinterro!aba cada vez: +"í, dices tú. Pero Cqu# quieres si!nificar con elloD0. 7nquieto y preocupado, el sirviente intentaba en cada ocasin explicarse y 2ablar con franqueza, puescon el tiempo lle! a advertir instintivamente que en la llamada y la brusca crítica a surespuesta 2abía al!ún si!nificado. "e esforzaba por $ustificar su +sí0, a menudo con !ranansiedad; se!uramente cavilaba durante toda la víspera sobre la respuesta que daría almaestro a la maana si!uiente. a pre!unta de su amo acerca del si!nificado de su +sí0 fueuna nuez que Tan tuvo que cascar durante días, semanas y aos: diecioc2o aos. >n día,en apariencia i!ual que todos, el fámulo volvi a oír a su maestro llamándole por sunombre, pero esta vez el +Tan0 son de modo muy distinto. REra su nombre, era #l,mismo, slo #l, a quien 2ablaban, mandaban, preferían, llamabanS e son como unrelámpa!o ba$ara del cielo, como un trueno que retumbase desde otro mundo: +RTanS0. El2ec2izo estaba roto, el velo, ras!ado, Tan podía ver y oír, contemplar el mundo en suverdadera forma y a sí mismo en #l; y la luz se 2izo para #l. Esta vez no contest +sí0.Lalbuce quedamente: +%e comprendido0.

Es una 2istoria maravillosa. Pero aún no 2a terminado. El sirviente Tan no slo2abía sido llamado para la revelacin, que acaso tuviese que esperar durante muc2o tiempo.Estaba destinado a al!o más, y parece ser que #l lo intuy y todavía lo intuy me$or elmaestro TnNmen, porque le retuvo tres aos más en su compaía y le vi!il de maneraespecial. Entonces el anti!uo sirviente, apto ya para ser maestro, se marc2, pere!rin atrav#s de media 42ina de re!reso a su patria, asumi la direccin de un monasterio ytraba$ en #l ba$o el nombre de %sian!Nlin durante cuarenta aos. Fuc2os le consideraronel más !rande de los discípulos de TnNmen. 9 los oc2enta aos o más, al presentir  prximo su fin, se puso en camino para visitar al príncipe "un!, prefecto del distrito, queera admirador suyo y protector del monasterio, con ob$eto de darle las !racias y despedirsede #l, pues, se!ún di$o, 2abía decidido reanudar su pere!rina$e. >no de los funcionarios del príncipe se burl de #l, diciendo que el !ran mon$e se 2abía vuelto senil; Ccmo podía un2ombre frá!il y tan anciano pere!rinar de un lado a otroD Pero el príncipe defendi almaestro, no le $uz!, se despidi cort#smente de #l y le acompa 2asta la puerta. Elanciano re!res al monasterio, mand llamar a todos sus mon$es, tom asiento y di$o a lasilenciosa asamblea: +Este anciano mon$e5 se dobla como una 2o$a despu#s de cuarentaaos0. en se!uida, plácidamente y sin dolor, inici su tránsito 2acia la transformacin.

 5ddio, 4arlo.

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&uyo, A. V.

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"

 4os poemas

E 8E86 E9&986

El maestro 8$TNdc2i, se!ún nos relatan.

Era callado, dulce y tan modesto.

Oue renunci a palabras y enseanza.

Pues la palabra es ficticia, y el maestro.

Ouería evitar la ficcin a toda costa.

Fuc2os mon$es, novicios y discípulos.

"olían 2ablar con in!enio y elocuencia.

8el bien supremo y el sentido del mundo.

Fientras #l estaba en !uardia silenciosa.

i!ilante de cualquier exceso.

4uando tanto los fatuos como los !raves.

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e pre!untaban sobre el sentido.

8e las Escrituras, del nombre de Luda.

8e la revelacin, del comienzo del mundo.

de su fin, #l permanecía callado.

"ealando 2acia arriba con un dedo.

la sea de este dedo silencioso.

Era más íntima y clara cada día:

%ablaba, elo!iaba, instruía y daba.

&an clara ima!en del mundo y la verdad.

Oue los discípulos, al verlo en alto.

4omprendían, temblaban y despertaban.

A6E 67476 E E F69"&E76 XE

9unque todo sea en!ao e ilusin.

nombrar a la verdad sea imposible.

a montaa me mira con tesn.

8entellada y siempre reconocible.

osa encendida, cuervo y venado.

Polícromo mundo y azul del mar:

4onc#ntrate, y se 2abrán desinte!rado.

"in nombre ni estructura que ostentar.

4onc#ntrate y mira en tu interior,

R9prende a mirar, aprende a leerS

4onc#ntrate, y el mundo será ful!or.

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4onc#ntrate, y el ful!or se 2ará "er.

UNA MIRADA AL LE#ANO ORIENTE

4uando estuve en la 7ndia 2ace cincuenta aos, el 2ombre blanco aún era en todo el6riente el seor de los +indí!enas0 u +2ombres de color0. Entre los colonizadores ycomerciantes europeos 2abía muc2os que se interesaban un poco por la arquitectura india oc2ina, por el arte malayo del bati? y por las len!uas, reli!iones y anti!uas costumbres deaqu#llos coleccionaban porcelana c2ina o fi!uras $avanesas de Bayan!, y admiraban las bellezas naturales de aquellos le$anos países; tambi#n 2abía entre los funcionarioscoloniales de Aava y "umatra al!unos anti!uos fanáticos de Fultatuli. Pero tampoco a ellosles fue posible salvar las barreras que, como blancos y seores, les separaban de los

indí!enas. >n pequeo incidente ocurrido en la #poca de mi visita a "umatra 2a quedado!rabado en mi mente.

Pasamos un par de días en el bun!alo] de una sociedad mercantil, situado en la parte alta del bosque de Latan! %ari. En el bun!alo] vivíamos los seores, cuatroeuropeos. En diseminadas c2ozas de $uncos vivían los traba$adores forestales malayos, a loscuales se aadi nuestro cocinero c2ino. >na tarde apareci en nuestra casa el capataz delos traba$adores, un malayo de aspecto bello y triste de quien me 2ablan contado que era deestirpe noble, 2i$o de un caudillo. Fe salud con la frase de costumbre: +&abe2 tuan0. G&esaludo, seorH, a lo cual yo contest# con otro cort#s +&abe2 tuan0. Fás tarde, cuando elcapataz ya se 2abía ido, el director de la firma me 2abl en privado para advertirme en tono

de reproc2e que nunca debía llamar tuan GseorH a un malayo.

os dos pueblos +de color0 de los que más 2e aprendido y por los que siento elmayor respeto son los 2indúes y los c2inos. 9mbos 2an desarrollado una cultura espiritual yartística que es superior a la nuestra en anti!Tedad e i!ual a ella en contenido y belleza.

a #poca de máxima floracin del pensamiento 2indú corresponde a la de la europeaaproximadamente a los si!los entre %omero y "crates. Entonces, tanto en la 7ndia como en*recia se alcanzaron las más altas cumbres del pensamiento sobre el mundo y el 2ombre yse desarrollaron ma!níficos sistemas de criterio y de credo que despu#s no 2an sidofundamentalmente enriquecidos. Ello, por otra parte, no era necesario, pues aún 2oy

continúan en pleno vi!or y ayudan a muc2os millones de 2ombres a enfrentarse con la vida.Aunto a la elevada filosofía de la anti!ua 7ndia -que en la osadía de su especulacin y lasutileza de su l!ica no es superada por nin!una filosofía occidental- existe unavariadísima mitolo!ía, rica en profundidad y 2umor, un mundo popular de dioses ydemonios, una cosmolo!ía de la más extraordinaria fuerza plástica, que subsiste con plenaexuberancia de su poesía y estructura en la creencia popular. Pero de este mundo multicolor y tropical 2a sur!ido tambi#n la venerable fi!ura de Luda, tan !rande por su doctrina derenunciacin, y 2oy día el budismo, tanto en su forma 2indú ori!inal como en la forma

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 posterior c2inoN$aponesa del Xen, es considerado una reli!in de la más elevada moral yenorme fuerza de atraccin no slo en su patria asiática, sino en todo 6ccidente, 9m#ricaincluida. 8esde 2ace doscientos aos, el pensamiento occidental se 2alla ba$o la influenciadel espíritu 2indú, que 2a cautivado tambi#n a trav#s de "c2open2auer a una #lite de laintelectualidad alemana.

Fientras que el espíritu 2indú es de carácter primordialmente espiritual y piadoso, el pensamiento c2ino va diri!ido ante todo a la vida práctica, el Estado y la familia. El principal deseo de la mayoría de sabios c2inos -como fue tambi#n el deseo de %esíodo yPlatn- consiste en e$ercer una direccin buena y eficaz para el bien de todos. as virtudesdel autodominio, la cortesía, la paciencia y la serenidad son valoradas del mismo modo queen la "toa occidental. Pero tambi#n 2ay pensadores metafísicos y elementales, ante todoaoN&s# y su po#tico discípulo 42uan!N&s#, y despu#s de la introduccin de la doctrina deLuda, 42ina desarroll de modo paulatino una forma altamente ori!inal y extremadamenteactiva del budismo, el Xen, que al i!ual que la forma 2indú de la doctrina e$erce unasensible influencia en el 6ccidente actual. El 2ec2o de que $unto a la espiritualidad c2ina

existe un ar te no menos elevado y de similar evolucin es conocido por todos.a actual situacin del mundo 2a ori!inado un cambio total de superficie. 9penas

liberada de sus amos blancos, 9sia se ve invadida por fuerzas muy dispares. os c2inos,que en un tiempo fueran el pueblo más pacífico y más contrario a la !uerra y a lasactividades militares, se 2an convertido en la nacin más temida y despiadada. %an atacadoy conquistado salva$emente el sa!rado &íbet, que con la 7ndia es el más piadoso de todoslos pueblos, y amenazan de modo continuado a la 7ndia y países limítrofes. "lo podemosconstatarlo. "i comparamos la Qrancia o la 7n!laterra política del si!lo Z77 con la actual,veremos que el aspecto político de una nacin puede sufrir un cambio considerable en eltranscurso de pocos si!los, sin que ello si!nifique un cambio en el carácter fundamental del

 pueblo. %emos de desear que tambi#n el pueblo c2ino conserve a trav#s de los aos, y pesea este lamentable par#ntesis, sus admirables características y facultades.

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 II

 

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 MI CREDO

 o slo 2e 2ec2o ocasionalmente profesin de fe en al!ún artículo, sino que una vezincluso intent#, 2ace más de diez aos, exponer mi credo en un libro. El libro se llama$idd'arta, y su contenido 2a sido examinado y discutido repetidamente por estudiantes2indúes y sacerdotes $aponeses, pero así por sus cole!as cristianos.

El 2ec2o de que mi credo reciba en este libro un nombre 2indú y un rostroi!ualmente 2indú no se debe a la casualidad. %e vivido la reli!in en dos formas, como 2i$oy nieto de protestantes piadosos y como lector de revelaciones 2indúes, entre los cualescoloco los /panis'ads, el *'a#avad Gita y las pláticas de Luda. tampoco fue casualidadque yo, educado en un ambiente de aut#ntico cristianismo, experimentara los primeros

indicios de reli!iosidad en forma 2indú. Fis padres, así como mi abuelo, estuvieron toda suvida al servicio de la misin cristiana en la 7ndia, y aunque uno de mis primos y yo fuimoslos primeros en comprender que no existe una cate!oría de reli!iones, mis padres y miabuelo sentían, además de conocer bastante a fondo las formas 2indúes de la fe, unasimpatía confesada, solo a medias 2acia todas ellas. a desde nio respir# y viví a la vez el2induismo espiritual y el cristianismo.

"in embar!o, el cristianismo que aprendí fue una forma rí!ida, d#bil, pasa$era y encontraposicin con mi vida, que 2oy está anticuada y casi 2a desaparecido. o conocí comoun protestantismo teido de devocin, y la experiencia fue profunda y fuerte; porque la vidade mis padres y abuelos 2abía sido determinada por el reino de 8ios y estaba a su servicio.

El 2ec2o de que los 2ombres consideren la vida como un don de 8ios e intenten vivirla, nocon e!oísmo, sino como un sacrificio ante el altar divino, esta !ran experiencia de mi niez2a influenciado poderosamente mi vida. Aamás 2e tomado muy en serio al +mundo0 y sus2abitantes, y lo 2a!o cada vez menos a medida que pasan los aos. Pero por !rande y nobleque fuese este cristianismo de mis padres como vida cotidiana, como servicio y sacrificio,como comunidad y misin, las formas confesionales y en parte sectarias en lo que loconocimos los nios me resultaron muy pronto sospec2osas y casi insoportables. "erecitaban y cantaban muc2os versos y sentencias que ya ofendían al poeta que 2abía en mí,y no se me ocult, cuando 2ube pasado la primera infancia, que los 2ombre como mi padrey mi abuelo sufrían y se lamentaban de que no tuvi#ramos, como los catlicos, unaconfesin y un do!ma establecidos, un ritual aut#ntico y una verdadera 7!lesia.

Oue la llamada 7!lesia +protestante0 no existía, sino que estaba dividida en unamultitud de pequeas i!lesias rurales, que la 2istoria de estas i!lesias y de sus diri!entes,los príncipes protestantes, no era en nada más que la de las vituperadas i!lesias papistas,que todo el verdadero cristianismo, casi toda la verdadera entre!a al reino de 8ios no teníalu!ar en estas aburridas i!lesias de barrio, sino en conventículos de forma aún más dudosay transitoria, todo esto me result evidente en los umbrales de mi $uventud, aunque en lacasa paterna se 2ablaba de la 7!lesia y de sus formas con muc2o respeto Gun respeto que no

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me parecía muy aut#ntico y del que pronto recel#H. 8e 2ec2o, durante el transcurso de mi $uventud cristiana no recibí de la 7!lesia nin!una experiencia reli!iosa. as oraciones y preces de la casa paterna, la conducta de mis padres, su di!na pobreza, su lar!ueza para conlos pobres, sus fraternas relaciones con los demás cristianos, su preocupacin por los pa!anos, el entusiasmado 2eroísmo de su vida cristiana se alimentaba de la lectura de la

Liblia, pero no de la 7!lesia, y ni los oficios dominicales, ni las pláticas que precedieron a laconfirmacin, ni la enseanza de la doctrina me comunicaron nada trascendente.

En cambio, comparado con este cristianismo reducido, con estos versos dulzones,con estos pastores y predicadores tediosos en su mayoría, el mundo de la reli!in y la poesía 2indúes era infinitamente más atractivo. 9quí no me acosaba nin!una proximidad,no 2abía púlpitos sombríos no piadosas lecturas de la Liblia; mi fantasía podía correr libremente, recibí sin el menor esfuerzo los primeros mensa$es lle!ados del mundo 2indú, ysu influencia se 2a prolon!ado durante toda mi vida.

Fás tarde, mi reli!in personal 2a cambiado a menudo sus formas, nunca de modo

repentino, en el sentido de una conversin, pero siempre paulatinamente en el sentido decrecimiento y desarrollo. El 2ec2o de que mi $idd'arta no coloque en primer lu!ar alconocimiento, sino al amor, que rec2ace el do!ma y sitúe la experiencia de la unidad en elcentro, puede parecer una vuelta al cristianismo, e incluso una verdadera tendencia protestante.

8espu#s del mundo espiritual 2indú conocí el c2ino, y 2ubo nuevos procesos dedesarrollo; el clásico concepto c2ino de la virtud, que me present como 2ermanos a Vun!QuN&s# y "crates, y la oculta sabiduría de aoN&s# con su dinámica mística me cautivaron poderosamente. 8espu#s fui sometido a una nueva oleada de influencia cristiana a trav#s demi amistad con al!unos catlicos de !ran cate!oría espiritual, como mi ami!o %u!o Lall,

cuya inflexible crítica de la eforma pude comprender sin convertirme por ello alcatolicismo. 6bserv# entonces un poco la conducta y la política de los catlicos, y vi comoun carácter puro y !rande como el de %u!o Lall era utilizado por su 7!lesia y susrepresentantes espirituales y políticos con fines propa!andísticos, o bien simplementecriticado si la coyuntura así lo exi!ía. Era evidente que tampoco esta 7!lesia ofrecía unlu!ar ideal a la reli!in, era evidente que tambi#n en ella predominaba la ambicin, lavanidad, las diver!encias y la luc2a por el poder, y que la vida cristiana, se practicaba demanera clandestina.

Por consi!uiente, el cristianismo no ocupa el primer lu!ar en mi vida reli!iosa,aunque sí un lu!ar principal, pero es un cristianismo más místico que eclesial, y convive

con al!ún conflicto pero sin !uerra con una creencia de matiz más indoNasiático cuyo únicodo!ma es la idea de la unidad. unca 2e vivido sin reli!in, y no podría vivir sin ella unsolo día, pero 2e podido pasar toda la vida sin nin!una 7!lesia. as 7!lesias separadasconfesional y políticamente me 2an parecido siempre, y sobre todo durante la !uerramundial, caricaturas del nacionalismo, y la incapacidad del protestantismo de aceptar unaunidad ultraconfesional se me 2a anto$ado siempre un símbolo acusador de la incapacidadalemana de concebir la unidad. En aos pasados experiment#, al asaltarme estos pensamientos, cierto respeto y cierta envidia 2acia la 7!lesia catlica romana, y mi nostal!ia

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 protestante de una forma establecida, una tradicin y un aspecto visible del espíritu meayuda aún 2oy a se!uir respetando esta !ran ima!en cultural de 6ccidente. Pero estaadmirable 7!lesia catlica slo me parece di!na de veneracin cuando la veo a distancia, pues en cuanto me aproximo 2uele, como toda confi!uracin 2umana, a san!re, violencia, política y vul!aridad. 4on todo, envidio a los catlicos la posibilidad de elevar sus preces

ante un altar, y no en un aposento !eneralmente demasiado reducido, y poder descar!ar sualma en la intimidad de un confesionario, en lu!ar de desnudarle siempre ante la ironía dela solitaria autocrítica.

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 UN POCO DE TEOLOGÍA

eco!idas de pensamientos y notas de aos precedentes, transcribo 2oy al!unasfrases en que expon!o dos de mis conceptos preferidos: el concepto de los tres !rados dedesarrollo del 2ombre conocidos por mí y el concepto de dos tipos 2umanos fundamentales.El primero de ellos es importante, me$or dic2o, sa!rado para mí, y lo considerosencillamente la verdad. El se!undo es puramente sub$etivo y espero no tomarlo más enserio de lo que merece, pero me sirve de muc2o en la contemplacin de la vida y de la2istoria. El camino del desarrollo 2umano comienza en la inocencia Gparaíso, infancia,etapa previa de irresponsabilidadH. e si!ue el estado de culpa, de conocimiento del bien ydel mal, de las exi!encias de la cultura, la moral, las reli!iones, los ideales del 2ombre,todos cuantos pasan por esta etapa como individuos serios y conscientes, desembocan

inevitablemente en la desesperacin, es decir, en e convencimiento de que no existe unarealizacin de la virtud, una obediencia total, una sumisin completa, y de que la $usticia yla bondad son inalcanzables. Esta desesperacin conduce, o bien a la perdicin, o bien a untercer reino del espíritu, a la experiencia de un estado más allá de la moral y de la ley, a la!racia y la liberacin, a una especie más elevada de irresponsabilidad, o dic2o en una palabra, a la fe. 4ualquiera que sea la forma o expresin de esta fe, su contenido es siempreel mismo: que debemos perse!uir el bien en la medida de nuestras fuerzas, pero que nosomos responsables de la imperfeccin del mundo ni de la nuestra propia, que no nos!obernamos a nosotros mismos, sino que somos !obernados, y que 2ay un 8ios, o por lomenos +al!o0 por encima de nuestro conocimiento, a quien 2emos de servir y en cuyasmanos podemos abandonarnos.

Esto está expresado de modo europeo y casi cristiano. El bra2manismo 2indú Gque,si incluimos a su r#plica, el budismo, es la teolo!ía más elevada que 2a ideado la2umanidadH tiene otras cate!orías cuyo si!nificado es el mismo. En #l los !rados son más omenos #stos: el 2ombre in!enuo, dominado por el miedo y la concupiscencia, an2ela laliberacin. El medio y el camino para alcanzarla es el yo!a, la educacin y el dominio delos instintos. &anto si el yo!a se practica como penitencia totalmente material y mecánico ocomo deporte primordialmente espiritual, siempre si!nifica lo mismo: educacin para eldesprecio del mundo ficticio de los sentidos, y conocimiento del espíritu, el atman que viveen nuestro interior y forma parte del espíritu del mundo. El yo!a corresponde exactamentea nuestro se!undo !rado, es un esfuerzo 2acia la liberacin por medio de los actos. El

 pueblo lo admira y lo tiene en demasía; el 2ombre in!enuo, cuando observa a los penitentes, tiende a ver en ellos a santos y liberados. Pero el yo!a es slo una cate!oría ytermina en la desesperacin. a leyenda de Luda Gy centenares de otrasH la describen conimá!enes muy claras. "olamente cuando el yo!a se somete a la !racia, cuando se consideraun medio, un e$ercicio, un an2elo, cuando el 2ombre despierta de la vida ficticia y sereconoce como eterno e indestructible, como parte del !ran espíritu, como atman, se 2abráconvertido en observador imparcial de la vida, podrá actuar o no actuar, intervenir oin2ibirse, sin que en nin!ún caso se vea implicado su o. "u o se 2abrá desarrollado

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 plenamente. Este +despertar0 de los santos Gequivalente al nirvana de LudaH corresponde anuestro tercer !rado, que, tambi#n en otro simbolismo, encontramos en aoN&s#, cuyo+camino0 es la senda 2acia la $usticia y despu#s la ausencia de an2elos de la culpa y lamoral y, finalmente el &ao, y, para mí, las experiencias espirituales tienen su ori!en en que,lentamente, y con aos y decenio de intervalo, 2e encontrado el mismo si!nificado de la

existencia 2umana en 2indúes, c2inos y cristianos, expresado por doquier con símbolosanálo!os. ada me 2a confirmado con ante fuerza como estas experiencias el 2ec2o de quelos 2ombres tienen un destino, de que la des!racia y el an2elo de la 2umanidad 2a sido unamisma en todos los tiempos y en cualquier lu!ar. Es indiferente que, como 2acen muc2os,consideremos la expresin reli!iosoNfilosfica de la vida y el pensamiento 2umano comolos de una #poca anticuada y obsoleta. o que aquí llamo +teolo!ía0 está, en mi opinin,limitado por el tiempo; es, si!o con mi opinin, el producto de una etapa de la 2umanidadque al!ún día será superada. &ambi#n el arte y el len!ua$e son tal vez medios de expresinúnicamente válidos en determinadas etapas de la 2istoria de la 2umanidad, que i!ualmente pueden ser superados y sustituidos. Pero creo que en todas las etapas, nada será másimportante y consolador para el 2ombre en su búsqueda de la verdad que la revelacin deque los diversos colores, razas, len!uas y culturas se basan en una unidad, y que no existen2ombres y espíritus diferentes, sino slo >na %umanidad, slo >n Espíritu.

esumiendo una vez más: el camino conduce de la inocencia a la culpa, de la culpaa la desesperacin y de la desesperacin al fracaso o a la liberacin: es decir, a trav#s de lamoral y la cultura, no nuevamente al paraíso infantil, sino más allá, a la vida de la fe.

 aturalmente, despu#s de cada etapa se puede producir un retroceso. 9sí como seríamuy difícil, para un 2ombre que ya 2a despertado, pasar de nuevo a la inocencia a trav#sdel reino donde existen el bien y el mal, así que aqu#l que ya conoce la experiencia de la!racia y de la liberacin cae muy a menudo en el se!undo !rado y se ve sometido una vez

más a sus leyes, al temor y a irrealizables exi!encias.Ustas son las etapas que conozco de la 2istoria evolutiva del alma. as conozco por 

 propia experiencia y por el testimonio de muc2as otras almas. "iempre, en todas las #pocasde la 2istoria, en todas las reli!iones y formas de vida, 2ay las mismas experiencias típicasy siempre en el mismo orden: p#rdida de la inocencia, esfuerzo por alcanzar la $usticia ba$ola ley, desesperacin correspondiente en una vana luc2a para vencer la culpa por medio deobras o a trav#s del conocimiento, y, finalmente, 2uida del infierno y entrada en un mondotransformado y una nueva clase de inocencia. a 2umanidad se 2a representado centenaresde veces esta evolucin con ayuda de !randiosos símbolos: el que nosotros es el me$or camino desde el 9dán paradisíaco 2asta el cristiano redimido.

Fuc2os de estos símbolos nos muestran otros !rados más elevados de la evolucin:a Fa2atma, a 8ios, la pureza absoluta del espíritu, libre de toda materia y de todo tormento.&odas las reli!iones conocen estos ideales, y tambi#n a mí se me 2a revelado a menudo elque considero me$or que los demás: la perfeccin, la inmortalidad, sin dolor y sin mácula.7!noro totalmente si este ideal es al!o más que un 2ermoso sueo, si 2a sido al!una vezexperiencia y realidad, si realmente 2a 2abido un 2ombre que se 2aya convertido en 8ios.Pero conozco estos !rados principales de la 2istoria del alma, como los conoces todos

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cuantos 2an pasado por ellos; son realidades. 9unque los otros !rados más elevados de laevolucin no existiesen, serían bienvenidos como sueos, como ilusin, como poesía, comola meta ideal. "i al!una vez 2ubo 2ombres que los vivieron, fueron experiencias que dic2os2ombres mantuvieron en secreto y que por su esencia no pueden ser comunicadas nicomprendidas por quien no las 2a vivido. En las leyendas de los santos de todas las

reli!iones se encuentran alusiones a tales experiencias que poseen un acento convincente.En las 2ere$ías de pequeos sectario y falsos profetas encontramos con muc2a frecuenciaseales de tales experiencias, pero todas llevan los si!nos de la alucinacin o del fraudedeliberado.

Por otra parte, esos últimos !rados místicos, estas posibilidades de experiencia delalma no son, en absoluto, los únicos que escapan a la comprensin y a la comunicacindirecta. os primeros pasos por el camino del alma tampoco pueden ser comprendidos nicomunicados a al!uien que no los 2aya vivido en sí mismo. Ouien vive todavía en la primera inocencia nunca comprenderá las confesiones de los reinos de a culpa, de ladesesperacin y de la liberacin, y le sonarán tan desprovistas de sentido como a un lector 

no iniciado las mitolo!ías de los pueblos extran$eros. En cambio, cualquier personareconoce inmediatamente las experiencias psíquicas que ella misma 2a tenido, cuando lasencuentra en relatos a$enos -incluso cuando 2a de traducir teolo!ías diferentes ydesconocidas-. 4ualquier 4risto que realmente 2aya experimentado al!o, reconoce lasexperiencias de Pablo, Pascal, utero o 7!nacio. cualquier 4risto que se 2aya acercado un poco más al centro de la fe y evolucionado así más allá de las meras experiencias+cristianas0, encuentra en los fieles de otras reli!iones, aunque 2ablen con otros símbolos,todas las experiencias fundamentales del alma con todas sus características.

elatar mis propias experiencias psíquicas comenzando con el cristianismo ydesarrollando a partir de #l, de modo sistemático, la 2istoria de mi credo personal, sería una

empresa imposible; todos mis libros son una tentativa de 2acerlo. Entre sus lectores seencuentran muc2os para quienes estos libros tienen un sentido y un valor determinados: porque en ellos 2an visto confirmadas sus propias y más importantes experiencias, victoriasy derrotas. o son muy numerosos, pero tampoco son numerosos los 2ombres que tienenexperiencias psíquicas. a mayoría no lle!a nunca a la madurez, se queda en el estado primitivo, en la fase infantil de los conflictos y desarrollos; quizá la mayoría no lle!a ni aconocer el +se!undo !rado0, y se detiene en el irresponsable mundo animal de sus instintosy sueos infantiles, y la sa!a de un estado más allá de su penumbra, de un bien y un mal, deuna desesperacin por el bien y el mal, de una redencin a la luz de la !racia, les parecerisible.

Puede 2aber mil maneras de consumar la individualizacin y la 2istoria psíquica del2ombre, pero el camino de esta 2istoria y su pro!resin son siempre los mismos. 6bservar cmo las más diversas clases de 2ombres viven, luc2an y soportan este camino, es la pasinmás absorbente de 2istoriadores, psiclo!os y poetas.

Por encima del intento de nuestra razn de comprender este variado libro deimá!enes y clasificarlo sistemáticamente, está el antiquísimo intento de clasificar y ordenar a la 2umanidad en distintos tipos.

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"i tambi#n yo intento a2ora a mi manera presentar dos tipos fundamentales de2ombres y dos maneras fundamentalmente opuestas de recorrer el invariable camino de la2umanidad, s#, mientras lo 2a!o, que toda presentacin de los llamados tiposfundamentales de 2ombres es únicamente un $ue!o. o existe un número limitado oilimitado de tipos establecidos en los cuales sea posible clasificar a los 2ombres; nada

 puede parecer más funesto al filsofo que la fe textual en cualquier doctrina tipo. "inembar!o, existe -y la mayoría de los 2ombres se e$ercitan en ella- la clasificacin entipos como $ue!o, como intento de dominar nuestra masa de experiencias, como precariomedio para ordenar nuestro mundo. Es probable que el nio pequeo divida ya en tipos atodas las personas que se mueven en su proximidad, cuyos modelos serán el padre, lamadre, la niera. Fis experiencias y lecturas me 2an ayudado a clasificar a los 2ombre endos tipos principales que llamo los racionales y los piadosos. "in más, mi clasificacin delmundo se reduce a este mínimo esquema. aturalmente, este sistema slo puede ayudarmeun breve instante; despu#s, el mundo vuelve a convertirse en un eni!ma insoluble. %acemuc2o tiempo que 2e de$ado de creer que poseemos un mayor conocimiento y una mayor visin del caos universal que esta aparente clasificacin de un momento feliz, que esta pequea felicidad asequible de vez en cuando; cambiar durante un se!undo el caos por elcosmos.

4uando en uno de estos momentos felices aplico mi esquema de +racionales o piadosos0 a la 2istoria del mundo, la 2umanidad consiste para mí en este momento slo enestos dos tipos. Fe 2a!o la ilusin de saber a qu# tipo pertenece cada fi!ura 2istrica, ytambi#n creo saber con exactitud a qu# tipo pertenezco yo, y es al de los piadosos, no al delos racionales. Pero un momento despu#s, cuando se 2a desvanecido esta bella experienciamental, mi ma!nífica clasificacin del mundo se derrumba y se convierte en una confusinsin sentido, y lo que creía ver con tanta claridad, es decir, a cuál de mis dos tipos pertenecíaLuda, o Pablo, o 4#sar, o enin, 2e de$ado repentinamente de verlo; y por des!raciatampoco veo a qu# tipo pertenezco yo. %ace un instante sabía con exactitud que soy un piadoso, y a2ora descubro en mí una por una las características de los racionales, y conespecial claridad las características menos atrayentes.

o mismo ocurre con todo el saber. El saber es accin. El saber es experiencia. oespera. "u duracin es un instante. 92ora intentar#, renunciando a toda sistemática, esbozar los dos tipos que me dan el esquema para mis $ue!os mentales.

El racional cree ante todo en la razn 2umana. o slo la considera un 2ermosore!alo, sino sencillamente lo más alto.

El racional se cree en posesin del +sentido0 del mundo y de su vida. &ransmite, almundo y a la 2istoria, la apariencia de orden y finalidad que tiene una vida individual bienor!anizada. Por esto cree en el pro!reso. e que actualmente los 2ombres poseen me$oresarmas y via$an con mayor rapidez que antes, y no quiere ni puede ver que $unto a estos pro!resos 2ay mil retrocesos. 4ree que el 2ombre de 2oy está más desarrollado y ocupa unlu!ar más alto que 4onfucio, "crates o Aesús, porque 2a cultivado me$or ciertas cualidadest#cnicas.

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El racional cree que la tierra 2a sido entre!ada a los 2ombres para que la exploten."u más temible enemi!o es la muerte, la idea de que su vida y su obra son pasa$eras. Evita pensar en ella, y cuando no puede eludir la idea de la muerte, se refu!ia en la actividad yopone ante la muerte un esfuerzo redoblado en busca de bienes, conocimientos, leyes ydominio racional del mundo. "u fe imperecedera es la fe en todos los pro!resos; como

miembro activo de la eterna cadena del pro!reso, se cree prote!ido de la desaparicin total.El racional siente en ocasiones odio y resentimiento 2acia los piadosos, que no creen

en su pro!reso y constituyen un obstáculo para la realizacin de sus ideales. ecordemos elfanatismo de los revolucionarios, recordemos las expresiones de la más violentaimpaciencia contra los 2eterodoxos, de todos los autores pro!resistas, socialistas ydemocráticos.

El racional parece estar en la vida práctica más se!uro de sí mismo que el piadoso.En nombre de la diosa azn, se siente $ustificado para or!anizar y dar rdenes, paraviolentar a su pr$imo, a quien cree estar re!alando un bien: 2i!iene, moral, democracia,

etc.El racional aspira al poder, aunque slo sea para instaurar el +bien0. "u mayor 

 peli!ro reside aquí, en la luc2a por el poder, en el abuso de este poder, en su voluntad demando, en el terror. &rots?i, para quien resulta insoportable ver !olpear a un campesino, permite sin escrúpulos que en defensa de sus ideas centenares de miles de 2ombres seanasesinados.

El racional se aficiona fácilmente a los sistemas. os racionales, puesto que buscanel poder y lo consi!uen, no slo pueden despreciar u odiar a los piadosos, sino que tambi#n pueden perse!uirlos, procesarlos y matarlos. "u responsabilidad es es!rimir el poder y

emplearlo +para el bien0, y para este fin todos los medios, incluso los caones, les parecen $ustificados. 8e vez en cuando, el racional puede sentir desesperacin, en el caso de que lanaturaleza y lo que #l llama +estupidez0 sean demasiado fuertes. Entonces es cuando 2a de perse!uir, casti!ar, matar y, a veces, sufrir intensamente.

"us me$ores momentos son aquellos en que, pese a todas las oposiciones, siente ensu interior la firmeza de su fe, precisamente porque la razn está unida al espíritu que creel mundo y lo diri!e.

El racional racionaliza el mundo y le impone la fuerza. &iende siempre a una torvaseriedad. Es un peda!o!o.

El racional sospec2a siempre de sus instintos.

El racional se siente siempre inse!uro frente a la naturaleza y el arte. &an pronto losmira con desd#n, como los sobreestima supersticiosamente. Es #l quien pa!a millones por vie$as obras de arte y 2ace construir reservas para pá$aros, animales salva$es e indios.

a base de la fe y sentido de la vida de los piadosos es un profundo respeto. Este

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respeto se exterioriza entre otras en dos características principales: en un arrai!ado sentidode la naturaleza y en la fe en un orden universal por encima de la razn. El piadosoconsidera ciertamente que la razn es un 2ermoso re!alo, pero no ve en ella un mediosuficiente para alcanzar el conocimiento ni siquiera el dominio del mundo.

El piadoso cree que el 2ombre es una parte de la tierra. El piadoso, cuando le asaltael miedo a la muerte y la caducidad, se refu!ia en la fe de que el 4reador Go la naturalezaHcumple tambi#n sus fines con estos medios aterradores para nosotros, y no ve como virtudel olvido o la luc2a por olvidar la idea de la muerte, sino en la respetuosa entre!a a unavoluntad más excelsa.

 o cree en el pro!reso, porque su modelo no es la razn, sino la naturaleza, y en lanaturaleza no ve nin!ún pro!reso, sino solamente una vida intensa y una realizacin íntimade fuerza ilimitada y sin ob$etivo reconocible.

El piadoso cede ocasionalmente al odio y a la ira contra los racionales. a Liblia

está llena de casos extremos de ira violenta contra los infieles y los ideales mundanos. "inembar!o, en raros momentos culminantes, el piadoso vive tambi#n aquella experienciaespiritual que le inspira la creencia de que incluso los fanatismos y los actos violentos delos racionales -todas las !uerras, todas las persecuciones y servidumbres en nombre deelevados ideales- 2an de servir en definitiva a los desi!nios de 8ios.

El piadoso no aspira al poder, le repu!na obli!ar a los demás. o le !usta mandar.Usta es su mayor virtud. Por este motivo, a menudo es al!o tibio en el traba$o de cosasrealmente di!nas de esfuerzo; cede con facilidad al quietismo y a la contemplacin. Fuc2asveces se contenta con mantener sus ideales, sin 2acer nada para su realizacin. Puesto que8ios Go la naturalezaH es muc2o más fuerte que nosotros, no le !usta intervenir.

El piadoso se aficiona fácilmente a las mitolo!ías. Puede odiar o despreciar, pero no persi!ue ni mata. Aamás será un "crates o un Aesús el perse!uidor o el asesino; pero sí loserá siempre el que sufre. En cambio, el piadoso, a menudo con atolondramiento, car!a conresponsabilidades excesivas. o slo es responsable de su tibieza en la realizacin de buenas ideas, sino que tambi#n se responsabiliza de su propia perdicin y de la culpa enque incurre su enemi!o al asesinarle.

El piadoso mitifica el mundo y despu#s no lo toma con suficiente seriedad. "iemprese inclina un poco 2acia el $ue!o. o educa a los nios, sino que los llama bienaventurados.El piadoso tiende siempre a desconfiar de su $uicio.

El piadoso se siente siempre se!uro y a !usto ante la naturaleza y el arte, pero encambio está inse!uro ante la cultura y la sabiduría. &an pronto las desprecia como tonterías,siendo in$usto con ellas, como las sobreestima supersticiosamente. >n caso extremo dec2oque: cuando un piadoso es atrapado por la maquinaria racional -ya sea en un proceso oen una !uerra en la que, contra su voluntad, por orden de los racionales, toma parte yencuentra la muerte- en un caso así, los culpables son siempre los dos bandos. El racionales responsable de que existan las penas de muerte, las prisiones, las !uerras, los caones,

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 pero el piadoso no 2a 2ec2o nada para que todo esto sea imposible. os dos procesos de la2istoria del mundo en los cuales, con mayor claridad y simbolismo que nunca, un piadosofue muerto por los racionales -los procesos de "crates y del "alvador- tienen momentosde un impresionante doble sentido. Co 2ubieran podido los atenienses, no 2ubiera podidoPilato encontrar con facilidad el ademán que, sin p#rdida de su presti!io, salvase al

acusadoD si tanto "crates como Aesús no 2ubieran actuado con cierta crueldad 2eroica,2aciendo culpable al enemi!o de su muerte y triunfando así sobre #l, Cno 2abrían evitadocon muy poco esfuerzo la tra!ediaD 4iertamente. Pero las tra!edias nunca pueden evitarse, porque no son accidentes, sino c2oques entre mundos opuestos.

En todos los párrafos anteriores en que opon!o el +piadoso0 al +racional0, el lector debe tener siempre en cuenta el si!nificado puramente psicol!ico de estasdenominaciones. aturalmente, muy a menudo los +piadosos0 2an empuado la espada, ylos +racionales0 2an derramado su san!re Gcomo en la 7nquisicinH. Pero es obvio que yono entiendo por piadosos a los sacerdotes, ni incluso entre los racionales a los que secomplacen en pensar. 4uando un tribunal espaol de la 7nquisicin quemaba a un +2ere$e0,

el inquisidor, el or!anizador, el poderoso era el racional, y su víctima era el piadoso.Por otra parte, y pese a ciertas licencias de mi esquema, estoy naturalmente muy

le$os de ne!ar la fuerza al piadoso y la !enialidad al racional. En ambos lados florece el!enio, el idealismo, el 2eroísmo, el sentido de sacrificio. os +racionales0, %e!el, Farx,enin Gal final, incluso &rots?iH son, en mi opinin, todos !enios. En cambio, un piadosocomo &olstoi 2izo los mayores sacrificios para +realizarse0.

En !eneral, creo que es una característica del 2ombre !enial representar un e$emplar especialmente lo!rado del tipo al que pertenece, pero teniendo al mismo tiempo una secretainclinacin 2acía el polo o^puesto, un tácito respeto por el tipo contrario. El 2ombre que

solo calcula no es nunca !enial, como tampoco lo es el 2ombre veleidoso en exceso.Fuc2os 2ombre de excepcin parecen oscilar entre los dos tipos fundamentales y poseer facultades profundamente contradictorias, que no se anulan, sino que se refuerzanmutuamente; a los numerosos e$emplos de esta clase pertenecen los matemáticos piadososGPascalH.

así, cuando el !enio piadoso y el racional se conocen bien el uno al otro, se amansecretamente y se complementan entre sí, la mayor experiencia espiritual de que somoscapaces los 2ombres es siempre una reconciliacin entre la razn y el respeto, unreconocimiento profundo de i!ualdad entre las !randes contradicciones.

6onsideraci"n final 

4omparemos a2ora, para terminar, los dos esquemas: el de los tres !rados dedesarrollo 2umano con el de los dos tipos fundamentales, y descubriremos que el

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si!nificado de los tres !rados es el mismo para ambos tipos, &ambi#n veremos que los peli!ros y esperanzas de los dos tipos son tambi#n diferentes a este respecto. El estado de lainfancia e inocencia natural es similar en ambos, pero ya el primer paso del desarrollo, laentrada en el reino del bien y del mal, no tiene el mismo rostro para ambos tipos. El piadosoes más infantil, abandona el paraíso y vive el estado de culpa con menos impaciencia y más

dificultad. "in embar!o, en la prxima etapa, en el camino de la culpa a la !racia, sus alasson más potentes. En !eneral, piensa lo menos posible y se in2ibe todo lo que puede del!rado intermedio Gllamado por Qreud +el malestar de la civilizacin0H. *racias a su esencialaislamiento del reino del malestar y de la culpa, las circunstancias del paso al si!uiente!rado de la liberacin le resultan más fáciles, y tambi#n le es más familiar y menosdificultoso el infantil re!reso al paraíso, al mundo sin responsabilidad donde no existe el bien ni el mal. Para el racional, por el contrario, el se!undo !rado, el !rado de la culpa, dela cultura, de la actividad y la civilizacin, es verdaderamente su patria. o conserva por muc2o tiempo los restos de su infancia, traba$a de buen !rado, asume con !usto laresponsabilidad, y no siente nostal!ia por la infancia perdida ni an2ela demasiado laliberacin del bien y del mal, aunque esta experiencia tambi#n es, para #l, deseable yasequible. 9dquiere con más facilidad que el piadoso la conviccin de que no tardará enrealizar las tareas impuestas por la moral y la cultura; pero le resulta más difícil que al piadoso lle!ar al estado intermedio de la desesperacin, el fracaso de sus esfuerzos y lainvalidacin de su $usticia. Por esto, cuando 2a lle!ado la desesperacin, le es tal vez menosfácil que al piadoso sucumbir a aquella tentacin de 2uida 2acia el mundo ori!inal de lairresponsabilidad.

En el !rado de la inocencia, el piadoso y el racional luc2an entre sí como nios decaracteres opuestos.

En el se!undo !rado, ya conscientes, los dos polos opuestos luc2an entre sí con la

violencia, la pasin y el dramatismo de las acciones nacionales.En el tercer !rado, los adversarios empiezan a conocerse, ya no en su calidad de

extraos, sino en su calidad complementaria. Empiezan a amarse y a necesitarsemutuamente. 9 partir de aquí, el camino conduce a posibilidades de la 2umanidad cuyarealizacin aún no 2a sido contemplada por o$os 2umanos.

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 REFLEXIÓN

8ivino y eterno es el espíritu.

%acia #l, del que somos obra e ima!en.

a nuestro camino; nuestro mayor an2elo es:

"er como Ul, caminar en su uz.

Pero somos mortales, 2ec2os de barro.

a inercia de una pesada car!a nos abruma.

aunque nos abri!a, cálida y maternal, la naturaleza.

 os amamanta la tierra, nos da cuna y sepultura.

nos invita a permanecer entre sus flores.

a naturaleza no nos da la paz.

"u 2ec2izo maternal es atravesado.

Por la perentoria c2ispa del espíritu inmortal.

Oue, como un padre, convierte en 2ombre al nio.

9nula la inocencia y nos despierta a la luc2a y a la consciencia.

9sí, entre la madre y el padre.

9sí, entre el cuerpo y el espíritu.

acila el 2i$o más frá!il de la creacin.

El 2ombre de alma temblorosa, capaz de sufrimiento.

4omo nin!ún otro ser, y capaz de lo más alto:

El amor que espera y confía.

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9rduo es su camino, pecado y muerte, su alimento.

9 menudo se pierdo en la oscuridad, a menudo.

Preferiría no 2aber sido creado.

Pero sobre #l resplandece siempre su misin.

"u destino: la lux, el espíritu.

sentimos: es #l, el acosado por el peli!ro.

9 quien ama el Eterno con amor sin!ular.

Por ello, para nosotros, 2ermanos pecadores.

Es posible el amor en toda desunin.

no es el $uicio y el odio.

"ino el amor paciente.

a paciencia amante.

o que nos conduce 2acia la sa!rada meta.

 ra#mentos de cartas sobre el poema Jeflexi"nN

Ese poema no es una +inspiracin0 en el sentido de lo momentáneo e irracional, sino producto de una noc2e de insomnio, como la mayoría de mis poemas; es una tentativa muysobria y ri!urosa de expresar en palabras la parte de mi credo que considero totalmente mía. aturalmente, el poema no contiene en absoluto todo mi credo Gqu# va un poco más allá delo estrictamente reli!ioso y cristianoH, sino slo sus cimientos espirituales -ante todo elreconocimiento de la primacía del espíritu- y para establecer una diferencia entre creador 

y criatura: El +espíritu0 de mi poema no es solamente divino; es 8ios, y no en el sentido panteístico.

7diciembre de 89==

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4omo es natural, usted puede interpretar como me$or quiera el poema  eflexi"n, pero me resulta incomprensible que lo interprete como un intento de privar al 2ombre de suresponsabilidad. Es de suponer que por espíritu usted entiende al!o así como inteli!encia uotra cosa similar. o, es decir, mi poema califica al espíritu de +divino0 y +eterno0, o sea, el poema entiende por espíritu lo que entienden desde 2ace tres mil aos todas las filosofías

espirituales: la sustancia divina. Es divina, pero no es 8ios, aunque existen reli!iones que ledan este nombre. a creencia de que nuestro ser es trá!ico, pero sa!rado, no exime a quienla sostiene de su responsabilidad. &ampoco puedo comprender por qu# mi credo está encontradiccin con 6risis u otros de mis escritos. in!ún 2ombre mantiene su credo demodo constante con toda la fuerza y pureza con que puede 2aberlo formulado en unmomento feliz. la fe en el espíritu y la espiritualidad del 2ombre no excluyen el dolor nila desesperacin de la vida corporal Gde los que trata 6risisH. "i los conceptos no sufrieranactualmente una confusin tan completa y esta confusin no obli!ase a la práctica a sacar conclusiones tan mortales y diablicas, tal vez yo no 2ubiera sentido la necesidad deformular mi credo como lo 2a!o en dic2o poema.

7a#osto de 89=O

8urante toda mi vida 2e buscado la reli!in apropiada para mí, pues aunque me 2eeducado en un 2o!ar aut#nticamente piadoso, no pude aceptar el 8ios y el credo que en #lse me ofrecían. Esto ocurre a muc2os $venes y les causa un trastorno más o menosimportante se!ún el !rado de personalidad del que sean capaces. Fi camino fue buscar demanera totalmente individual, es decir, buscarme ante todo a mi mismo, y despu#s, en la

medida de mis fuerzas, formar mi personalidad. 8e esto trata lo que relato en  4emian. Fástarde y durante muc2os aos, am# de manera especial los conceptos 2indúes de 8ios, yentonces, paulatinamente, fui conociendo los clásicos c2inos, y ya 2abía de$ado atrás la $uventud cuando empec# á profundizar de nuevo en la fe en que 2abía sido educado. Enesta fase $u! un papel el cristianismo catlico clásico, pero tambi#n me sentí impulsado afamiliarizarme con las formas protestantes del cristianismo, y tambi#n aprendí muc2ascosas buenas y provec2osas de la literatura $udía, en particular de los libros de 42assisim yde obras $udías modernas como  El reino de 4ios  de Luber. Aamás pertenecí a nin!unacomunidad, 7!lesia o secta, pero 2oy me considero casi un cristiano. a confesin en quetrat# de exponer con la mayor exactitud posible los fundamentos de mi credo actual es el poema eflexi"n.

7febrero de 89=A

En mi poema J eflexi"nK, escrito en diciembre de '(//, intent#, ante todo para mí

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mismo, esbozar con la mayor exactitud posible los fundamentos de mi credo. 9l parecer,usted 2a interpretado el poema menos textualmente de lo que yo 2abría deseado; por lomenos, califico de manera explícita al espíritu de +paternal0, mientras que usted 2a leído+maternal0.

"upone usted correctamente que el poema se basa en un cambio, es decir, en unaincipiente +reflexin0 sobre mi ori!en, que es cristiano. Pero la necesidad de formularlasur!i de la actual discrepancia sobre el criterio +bioc#ntrico0 o +lo!oc#ntrico0 y yo quería pronunciarme claramente en favor del +lo!oc#ntrico0.

>sted ve en mi tentativa un peli!ro y una intromisin del no cristiano en un terrenoy una terminolo!ía que usted considera reservados a la teolo!ía y a la +7!lesia0, y dentro delos cuales, se!ún su carta, slo es posible el cristianismo. Pues bien, muc2o antes delcristianismo existía ya el reconocimiento del espíritu. la +7!lesia0 de que usted 2abla mefalt ya en la niez y 2oy está menos a mi alcance que entonces. o estamos de acuerdo enque exista una +7!lesia0 fuera de la catlica: no veo en nin!una parte a esta 7!lesia ni la 2e

encontrado nunca, mientras que sí 2e encontrado muc2as formas de fe y de cristianismo eninnumerables 7!lesias nacionales, comunidades, etc. "i al!ún día lle!o a no poder vivir sinuna 7!lesia, me confiar# a la única que puedo reconocer y respetar, la romana. Pero, demomento, pese a mi lento re!reso a la atmsfera cristiana de mi $uventud, esto me parecemuy improbable: en esto tambi#n yo soy totalmente protestante, pues tal conversin, a pesar de los muc2os atractivos que pueda ofrecer, me parece en el fondo una debilidad.

El 2ec2o de que exista, como supone su carta, una 7!lesia protestante y una teolo!íacomún y autorizada del protestantismo, me era desconocido 2asta a2ora. 8esde nio 2econocido reformados, calvinistas, luteranos; la 7!lesia de Burttember!, en la que fuiconfirmado, era una mezcla de luteranismo y eforma; 2e tenido además contacto tanto

espiritual como personal con círculos pietistas y moravos, y en nin!una parte encontr# una7!lesia que prometiese seriamente dar asilo y un do!ma a todo el protestantismo. Esta7!lesia puede existir como ideal, como al!o parecido a la que existe en las vie$as 2istoriasde 2ere$es de 9rnold. Pero nunca 2e encontrado esa 7!lesia y esa teolo!ía de las que usted2abla como de una realidad.

8ebo abstenerme de ampliar sin meditacin la confesin de mi poema, y detenermeen mi camino, que tal vez 2a!a de mí un cristiano completo.

7maro de 89=A

espetado seor vicario:

8ic2o con franqueza, responder a su inquisitoria y autoritaria pre!unta me resultamuy difícil. >sted 2a visto a un autor que 2asta a2ora tenía por no cristiano, pero al que

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estimaba, acercarse a las esferas cristianas, y en se!uida concibe ideas de funcionarioeclesiástico y telo!o, y me indica que no existe un cristianismo privado fuera del +seno dela 7!lesia0. Esto me parecería muy comprensible si usted fuera representante de una 7!lesiarealmente autoritativa, es decir, la romana. Pero como no es #ste el caso, debo decir que suintervencin me parece doblemente penosa. En primer lu!ar, me parece extrao que un

telo!o, al ver a un 2ombre de mundo tocado por el espíritu del cristianismo, le di!ainmediatamente en tono imperioso que formule su fe con exactitud y precisin y se sometaal control sacerdotal -esta intromisin en un proceso espiritual incipiente me parece lomismo que triturar el tierno brote de una planta con el tacn de la bota-. "e!undo: usted se presenta en nombre de una +7!lesia0 sin la cual no existiría el cristianismo. yo le pre!unto: C8e qu# 7!lesia se trataD C8e la prusianaD C8e la luteranaD C8el +protestantismoortodoxo0D Por cuanto s#, esta 7!lesia slo existe de modo extraoficial, carece totalmentede constitucin y do!ma y es, por lo tanto, la última que puede inmiscuirse con autoridaden cuestiones de fe.

En resumen, su carta me indica que usted obra con buena intencin, pero se

entremete en cosas que yo prefiero confiar a 8ios, un $uez más beni!no y por quien sientoun mayor respeto. 7!noro además a qu# se refiere usted al 2ablar de mi +ori!en espiritual0.9l parecer se trata de mi !ran inclinacin anterior 2acia la espiritualidad 2indú. Pues bien,este +ori!en0 corresponde a otra persona, es decir, a una infancia y $uventud entre una piadosa familia cristiana, cuyo cristianismo pietistaNprotestante provoc mi anta!onismo, pero tambi#n me ayud a formarme. Entonces lle!aron los aos en que la 7ndia fue mi paisa$e espiritual. 9 esta 7ndia, cuyo punto culminante fue para mí el espíritu de los>panis2ads, si!ui el conocimiento !radual de 42ina. en los últimos aos 2a vuelto aatraerme el espíritu de mis padres y abuelos; empez a ser importante para mí la pre!untade por qu# no pudo cautivarme la profunda y conmovedora piedad de mis padres. 9 tientas, palabra por palabra, intent# trazar el esbozo de mi credo actual precisamente en el poemaque usted 2a criticado. En #l califiqu# al espíritu de paternal. Pero usted opina que para mídebería ser maternal, y yo slo puedo responderle que 2asta a2ora no 2e lle!ado más allá deesta poesía en la formulacin de un credo, y que pese a su requisitoria en nombre de lateolo!ía y de la 7!lesia, slo puedo confiarme a fuerzas que me inspiran confianza. oten!o confianza en su +7!lesia0, aunque sí la ten!o en muc2os de sus representantes:respeto !randemente a fi!uras como A. 9. Len!el, 6etin!er y otros.

%asta a2ora slo 2e intentado una vez, precisamente en ese poema, exteriorizar al!ode lo que podría llamarse una vuelta a la fe de mis padres. o 2e 2ec2o porque, en medio dela luc2a actual, necesitaba tender una mano a mis +2ermanos0. 92ora usted me contesta ennombre de esos 2ermanos con la exi!encia de que presente mi le!itimacin y mi do!ma.Estimado seor: si lo que usted llama +7!lesia0 lo fuese realmente, si el protestantismoalemán 2ubiese lo!rado formar una +7!lesia0 y darle una doctrina universalmente válida,yo me inclinaría con !usto ante #l. Pero como no es #ste el caso, no puedo 2acerlo, nisiquiera 2oy, cuando me siento muc2o más predispuesto a causa de la persecucin de que esob$eto esta 7!lesia que para mí no es sa!rada. Fe veo obli!ado a decepcionarla, y a ro!arlea usted que renuncie a cualquier inútil discusin ulterior sobre el tema. 7!noro si terminar#como usted sentenciaría basándose en su autoridad como cristiano; es de suponer que la+7!lesia0 se!uirá siendo siempre para mí lo que es en las vie$as 2istorias reli!iosas y de2ere$es de 9rnold: al!o posible, tal vez al!o que un día existi, tal vez al!o que un día será

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asequible.

789=A

 

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 III

 

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 EL CREDO AL QUE ME REFIERO

 Mosaico de cartas y reflexiones

G'('IN'(M'H

 o creo que las ciencias naturales, las leyes de la l!ica, la equidad de todo elmundo, la naturaleza y la 2istoria deban determinar nuestra manera de pensar, ni siquiera enlo reli!ioso, donde sería más necesario que en cualquier otra cosa. El 2ec2o de que yo, peseal carácter mundano de mi vida, 2aya conservado un profundo respeto 2acia la aut#ntica piedad, slo se debe a que pude ser testi!o de esta piedad aut#ntica desde mi niez. "i setratara de inculcar esta clase de fe en todos los 2ombres del mundo, yo sería el último enoponerme. Pero ao tras ao pude observar lo reducido que es el número de personasverdaderamente piadosas, y que esta fe aut#ntica, totalmente pura y altruista, se encuentraen todas las reli!iones principales, mientras que el cristianismo oficial, tal como en sude!eneracin existe e impera entre nosotros, me parece francamente 2ostil a la cultura. "lo por esta razn participo, aunque sea como annimo colaborador, en un !rande y serio

traba$o culturalJ<K, que en parte está orientado contra la 7!lesia Gno contra la feH. Pero ello nosi!nifica que mi necesidad personal de reli!in 2aya desaparecido, y con ayuda de laLiblia, las leyendas y el 4orán llamo a muc2as puertas del paraíso.

8>Q 7a mi padre, 898@

&odo 6riente respira reli!in, como 6ccidente respira racionalismo y t#cnica. a

vida espiritual del 2ombre occidental parece primitiva y abandonada a la casualidad cuandose compara con la reli!iosidad prote!ida, cuidada y llena de confianza del asiático, ya sea budista, ma2ometano u otra cosa.

Por doquier reconocemos la superioridad de nuestra civilizacin y t#cnica, y por doquier vemos a los pueblos reli!iosos de 6riente disfrutar de un bien que a nosotros nosfalta y que precisamente por eso valoramos por encima de nuestra superioridad. Es evidenteque nin!una importacin de 6riente puede ayudarnos, nin!ún via$e a la 7ndia o a 42ina y

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tampoco el re!reso a cualquier cristianismo de cualquier formulacin. Pero tambi#n esevidente que la salvacin y subsistencia de la civilizacin europea slo es posible a trav#sde la recuperacin de un arte espiritual de la vida y de una espiritualidad colectiva. o esimportante resolver la cuestin de sí la reli!in es al!o que pueda ser suprimido osustituido. a reli!in o un sustitutivo es lo que más falta nos 2ace, y esto no lo 2e

comprendido nunca con tan inexorable claridad como entre los pueblos de 9sia.< 7898O

 unca 2e podido ser protestante o catlico, partidario de Lac2 o de Ba!ner; paramí, la vida y la 2istoria slo tienen sentido y valor total en la diversidad con que 8ios se presenta en ina!otables confi!uraciones. por eso amo y venero, para dis!usto de mi

querido pr$imo, no solo a Luda y a Aesús en el mismo templo, sino que puedo amar y tratar de comprender a Vant $unto a "pinoza y a ietzsc2e $unto a *\rres, no por ansia de culturay pedantería, sino simplemente por el !ozo de contemplar la diversidad del "er _nico, lariqueza de colores que existe entre 9ristteles y ietzsc2e, entre Palestrina y "c2ubert, yque, cuando uno está se!uro del "er _nico, presta a la vida su conmovedora belleza y suvariedad aparentemente irracional. Por esto, $unto a los espíritus de la libertar y libreinvesti!acin, nunca 2e podido prescindir de aquella silenciosa !randeza cuya libertad $amás estuvo al servicio de la inteli!encia y cuya fe y subordinacin de lo personal siemprefue una necesidad profunda del corazn.

= 7898A

4uando el predicador dice: +REscuc2ad la voz que 2ay en vosotrosS0, muc2os le pre!untan: +bueno, Cy qu# dice la vozD RExplicánosloS0. Pero el predicador no puede2acerlo, porque no apela a una voz colectiva, no exi!e el cumplimiento de un deber que pueda expresarse con palabras o con marcos y peniques, sino que anima a cada uno a percibir la voz en su interior y a reflexionar sobre sus dictados.

o mismo que tú me pre!untas, me lo pre!untan otros en sus cartas: +Cqu# debemos2acer a2oraD0. yo ten!o que contestar: +Ro lo s#S, i!noro el estado de tu consciencia yno conozco tus fuerzas. o puedo pedirte nada, Reso debes 2acerlo tú mismoS0. si al!unose concentra para escuc2ar la voz, se!uramente encontrará un camino como yo lo encuentroy vuelvo a buscarlo día tras día, semana tras semana, desde 2ace dos aos y medio. >no secontentará con 2acer el bien de vez en cuando, otro se reunirá con sus ami!os, otro sene!ará a cumplir el servicio militar, otro se 2ará más !eneroso y se dedicará a la loabletentativa de matar a "onnino en 7talia o a &irpitz en Lerlín. Esto es asunto de cada uno. "i

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yo, por e$emplo, disparo contra "onnino, cometo un crimen, porque obraría contra un profundo sentimiento que 2ay en mi interior. Pero existen personas capaces de realizar libremente un acto seme$ante, como es natural, tambi#n 2an de ser capaces delcorrespondiente sacrificio. o, por e$emplo, 2e comprendido 2ace tiempo que mi posturaGtambi#n dentro de mi actividad oficialJ)KH puede conducirme al!ún día a romper con mi

 patria, posicin, familia, nombre, etc, y estoy decidido a enfrentarme con los 2ec2os.O 7898

4omprendo muy bien lo que usted dice acerca de sus sentimientos contradictoriosrespecto a deberes sociales, etc., pues en parte coinciden con los míos. Fe parece que setrata de la anti!ua discrepancia entre deberes personales y deberes sociales. 9mbos existen,

ambos están en nosotros y nunca se ponen de acuerdo. 6 bien vivimos como nos lo pide elcorazn, fieles a nuestros sentimientos personales, valorando todos los actos se!ún lasensacin de deso o dolor que nos proporcionan, o bien, vivimos 2acia afuera, construimosy or!anizamos, vivimos para otros, para el Estado, la 7!lesia, el pr$imo, etc. 8e ambasmaneras podemos ser des!raciados y en el fondo me inspiran !ran compasin los que 2anolvidado el o y force$ean con un rí!ido sentimiento del deber en la vida social.

o 2e ele!ido el camino del e!oísta o reli!ioso, y considero los deberes externoscomo secundarios frente a los deberes 2acia nuestra propia alma. "e 2a renovado en mí laimpresin de que mi alma, es, en pequeo, una parte de la evolucin de la 2umanidad yque, en el fondo, cada pequea convulsin de nuestro interior es tan importante como la

!uerra y la paz en el mundo exterior. ivo se!ún esta conviccin, y desde que estoy aquí mitraba$o 2a sido muy importanteJ`K. Fientras dura el traba$o me siento satisfec2o en elmundo. 4uando lo impide una presin interna o un dolor en los o$os, por e$emplo estoy demuy mal 2umor y entonces voy por las noc2es a las #rotti y 2ablo con el dios del vino. Perocomo un sonámbulo, apenas doy un paso que no est# en conexin directa con mi traba$o, yaempiezo en reanudar la luc2a con la forma y encontrar la manera de expresar lo que quierodecir. En este proceso 2ay espinas y 2eridas, y cuál será el resultado, no lo s#, pero encambio si s# que debo proceder de este modo.

A 78989

9l budista le está pro2ibido disputar sobre el nirvana. Luda no di$o sí por nirvana

2ay que entender un aspecto ne!ativo de reposo o un aspecto positivo de bienaventuranza,y pro2ibi toda conversacin sobre temas similares. Por otra parte, discutir sobre ello estotalmente inútil. &al como yo lo comprendo, el nirvana es el paso liberador que retrocede

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al  principium individuationis, o sea, expresado reli!iosamente, el re!reso del almaindividual al alma colectiva. 6tra cuestin es sí se debe ansiar, buscar y acelerar estere!reso. "i 8ios me deposita en el mundo y me de$a existir como individuo, es mi deber re!resar a formar parte del &odo lo más rápida y fácilmente posible, pero Cno sería cumplir muc2o me$or la voluntad de 8ios si me de$ara llevar Gen mi relato lo llam# +de$arse caer0H,

satisfaciendo su deseo de dividirse y vivir eternamente en cada uno de sus seresD 9quí meinclino de momento 2acia cierta 2ere$ía contra Luda, en quien creí con muc2a fidelidaddurante una parte de mi $uventud.

4reo que Luda 2abía alcanzado la madurez y cumplido todas sus reencarnaciones, yque realmente entr en el nirvana. Pero no creo que nosotros podamos, si!uiendo sucamino, acortar nuestro curso y alcanzar el nirvana. o alcanzaremos al!ún día,indudablemente, cuando 2ayamos lle!ado a la meta, cuando 8ios est# cansado en nuestrointerior y la pequea luz se apa!ue; pero si podemos o debemos ayudar a ello es otracuestin. En esto ya no me parece tan perfecta la pura sensatez de la doctrina de Luda y, precisamente, lo que más admiraba de ella en mi $uventud a2ora se me anto$a un defecto:

esta sensatez y esta impiedad, esta inquietante exactitud y esta falta de teolo!ía, de 8ios, desumisin. 92ora pienso muc2as veces que Aesús dio realmente un paso más allá que Ludaal vernos como 2i$os del Padre y no como 2ombres maduros que pueden ayudarse a símismos.

> 789<@

>sted cree que la vida del propio o es puro e!oísmo. Pero esto solamente lo piensan los europeos que no saben nada del o. El o al que se refieren los que buscan ydel cual se ocupa, a excepcin de la ciencia europea, todo el mundo intelectual no europeodesde 2ace tres mil aos, este o no es el 2ombre individual, su modo de sentir y actuar,sino que es el núcleo más íntimo y esencial de cada alma, que los 2indúes llaman atman yque es divino y eterno. Ouien encuentra este o, sea por el camino de Luda o de los +edas ode aoN&s# o de 4risto, está en su ser más íntimo unido al &odo, a 8ios, y actúa de comúnacuerdo con Ul.

>sted dice que la búsqueda del o es menos importante que encontrar las relaciones $ustas para con los demás. Pero es que ambas son la misma cosa. Ouien busca el aut#ntico

o, busca al mismo tiempo la norma de toda la vida, pues este o más íntimo es i!ual entodos los 2ombres, es 8ios, es el +si!nificado0. Por esto dice el bra2mán a cada ser desconocido +?at tFan asi0: +Ese eres tú0. "abe que no puede 2acer dao a nin!ún otro ser sin 2ac#rselo a sí mismo, y que el e!oísmo no tiene sentido.

os 2ombres de la actualidad estamos demasiado acostumbrados a fi$ar lasrelaciones con los demás mediante leyes y convenciones que no podemos medir se!ún lavoluntad de 8ios porque no conocemos a 8ios, porque lo llevamos en nuestro interior y

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nunca 2emos aprendido a buscarlo, pero formúlese usted una pre!unta como la que nos2icimos al estallar la !uerra: C8ebe a2ora el individuo obedecer la ley que el Estado colocasobre las cosas, y disparar y matar, o debe se!uir su conviccin interior que le dice quematar nunca puede conducir a nada buenoD aturalmente estas pre!untas slo proceden de2ombres maduros, sensibles y de sentimientos elevados, pues la inmensa mayoría necesita

siempre, en su calidad de rebao, una ley y unas normas que pueda se!uir sin reflexionar.Pero en cada individuo puede sur!ir esta pre!unta, y 2ay momentos en que se les ocurre amuc2os. 6curri así con toda la $uventud intelectual de Europa durante la !uerra. Entoncesmuc2os despertaron, y a2ora, en vista de que las leyes y directrices exteriores 2an dado malresultado, buscan orientacin en sí mismos.

9 mi modo 2e dic2o al!o muy similar en mi pequeo ensayo sobre Xaratustra. omás perfecto sobre esta cuestin se di$o en la anti!ua 7ndia, y los pensamientos de los+edas si!uen siendo para todos los intelectuales de la 7ndia de 2oy completamente actualesy vi!entes. 4uando Aesús dice: +El reino de los cielos está en vosotros0, se refiereexactamente a lo mismo, y tambi#n lo dice aoN&s#. a filosofía europea 2a 2ec2o !randes

 pro!resos en la crítica del conocimiento, pero no 2a aportado nada nuevo a los pensamientos fundamentales sobre la vida y el ser 2umano

789<@

 o creo en absoluto que exista una reli!in o doctrina me$or que las demás o quesea la única verdadera -Cpara qu#, ademásD-. El budismo es muy bueno y el 9nti!uo

&estamento tambi#n, cada uno en su momento y allí donde 2ace falta. %ay 2ombre quenecesitan el ascetismo, y otros que necesitan otra cosa. E incluso el mismo 2ombre nosiempre necesita lo mismo, a veces quiere accin y dinamismo, a veces quiere reflexionar,otras $ue!o y otras traba$o. os 2ombres somos así, y los intentos de cambiarnos fracasansiempre: "i la condescendencia, la bondad y la compasin son lo más alto, entoncesQrancisco de 9sís es uno de los 2ombres más !randes, y 4alvino, "avonarola y tambi#nutero fueron criminales fanáticos. "í, en cambio, se concede un !ran valor a la virtud de lainte!ridad y a la 2eroica obediencia a las exi!encias de la propia consciencia, entonces4alvino y "avonarola eran unos 2ombre verdaderamente !randes. a verdad tiene siempredos caras y a todos les asiste la razn.

 o veo el ideal 2umano en nin!una virtud o credo determinado, y considero que lomás alto a que puede aspirar los 2ombres es la armonía más perfecta en el alma delindividuo. Ouien alcanza #sta armonía, consi!ue lo que el psicoanálisis llamaría la libredisponibilidad de la libido, y de la cual el uevo &estamento dice: +&odo es vuestro0.

R 789<8

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a doctrina de Luda fue durante muc2os aos mi credo y mi único consuelo, 2astaque, poco a poco, mi actitud cambi y a2ora ya no soy budista, sino que me inclino muc2amás 2acia la 7ndia de los dioses y los templos, y slo en #poca reciente empec# a perder de

modo paulatino el sentido del politeísmo. eo a2ora el budismo en relacin con el bra2manismo de modo parecido a como veo la eforma el relacin con la 7!lesia catlica."oy protestante y de nio creí firmemente en el valor y el sentido de la eforma, e inclusoun payaso como el rey *ustavo 9dolfo nos fue presentado como 2#roe y espírituexcepcional. Pero más tarde observ# que la eforma era ciertamente una cosa muy bonita,y que la inte!ridad de los protestantes era muy noble y !loriosa en comparacin con lacuestin de las indul!encias, etc., pero que la 7!lesia protestante no ofrecía nada a nadie, yque en el protestantismo y sus sectas se propa!aba un peli!roso sentimiento de inferioridad.9l!o muy similar veo a2ora en el budismo, que considera el mundo sin dioses como al!o puramente racional y slo busca la salvacin en lo espiritual, como una especie de 2ermoso puritanismo, pero que se a2o!a dentro de su estrec2o criterio y me decepciona cada vez

más."idd2arta, cuando muera, no deseará el nirvana, sino que aceptará su reencarnacin

y entrará en una nueva vida.

9 789<8

9sí pues, lo confieso abiertamente Gpero slo como respuesta a su pre!unta personaly no como tema de discusin para sus cole!as y sus espirituales $ue!os de sociedadH: existenaturalmente un solo 8ios, una sola verdad, que cada pueblo, cada #poca, cada individuointerpreta a su manera, y para la cual sur!en continuamente formas nuevas. >na de lasformas más 2ermosas y puras es, desde lue!o, la del uevo &estamento, del que por otra parte slo comprendo bien los Evan!elios y, menos, las cartas paulinas. 4onsidero al!unassentencias del uevo &estamento, $unto a al!unas de aoN&s#. y al!unas de Luda y los/panis'ads, como las más verdaderas, concentradas y vivas que se 2an concebido y pronunciado en la &ierra. "in embar!o, mi camino cristiano 2acia 8ios se vio interceptado por una educacin de rí!ida piedad, por la ridiculez y las discrepancias de la teolo!ía, por eltedio y vacuidad de la 7!lesia, etc. Por consi!uiente, busqu# a 8ios por otros caminos, y

 pronto encontr# el 2indú, que estaba muy prximo a mi casa, pues mis antepasados, miabuelo y mis padres sostenían estrec2as relaciones con la 7ndia, 2ablaban len!uas 2indúes,etc. Fás adelante encontr# tambi#n el camino c2ino a trav#s de aoN&s#, el cual fue para míla experiencia más consoladora. aturalmente, no por ello me ocupaba con menor intensidad de los estudios y problemas modernos a trav#s de ietzsc2e, &olstoi,8ostoyevs?i, pero lo más profundo lo 2all# en los /panis'ads, en Luda, en 4onfucio y enaoN&s#, y entonces, cuando disminuy poco a poco mi anti!ua aversin 2acia la especialforma cristiana de la verdad, tambi#n lo 2all# en el uevo &estamento. o obstante,

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continu# fiel al camino 2indú, aunque no lo considero me$or que el cristiano. o 2ice porque la presuncin cristiana, el monopolio de 8ios y la pretensin de ser los únicos poseedores de la verdad me resultaban antipáticos, y tambi#n porque los 2indúes conocenformas muc2o me$ores, prácticas, inteli!entes y profundas de la búsqueda de la verdad conayuda de los m#todos de yo!a.

4on esto queda contestada su pre!unta. o es que considere la sabiduría 2indúme$or que la cristiana; es slo que la encuentro un poco más espiritual, un poco menosintolerante y un poco más amplia y libre. Esto se debe a que la verdad cristiana me fueinculcada en mi $uventud en formas deficientes. 9l 2indú "undar "in!2 J(K  le ocurriexactamente lo contrario: le impusieron la doctrina 2indú, encontr en la 7ndia estama!nífica y anti!ua reli!in desfi!urada y adulterada, como yo aquí la cristiana, y eli!i elcristianismo, es decir, no lo eli!i, sino que sencillamente le convenci, colm y cautiv ladoctrina de amor de Aesús, del mismo modo que a mí la doctrina 2indú de la unidad. 6tros2ombres necesitan otros caminos para lle!ar a 8ios, al centro del mundo.

Pero la experiencia en sí es siempre la misma. El 2ombre que empieza a intuir laverdad Gal principio tambi#n a #l, como a usted, todo le parece confusinH, que intuye loesencial de la vida y trata de acercarse a ello, que siente, ya sea por el camino cristiano o por cualquier otro, de modo inequívoco, la realidad de 8ios -o si usted quiere, de la vida,de la cual formamos parte-, puede resistirse a ella o entre!arse totalmente. Pero cuando 2adespertado ya no puede ni quiere vivir sin ella.

8@ 789<=

"i los versículos del uevo &estamento no se toman como mandamientos, sinocomo expresiones de una sabiduría extraordinariamente profunda de los secretos de nuestraalma, entonces la palabra más sabia que se 2a dic2o $amás, la suma de todo el arte de vivir y la doctrina de la felicidad es la frase +9ma a tu pr$imo como a ti mismo0, que tambi#nestá contenida en el 9nti!uo &estamento. "e puede amar al pr$imo menos que a sí mismo,y entonces se es el e!oísta, el ambicioso, el capitalista, el bur!u#s, y se puede acumular dinero y poder, pero no tener ale!ría en el corazn, no ser capaz de disfrutar de los másdelicados !oces del alma. 6 bien se puede amar al pr$imo más que a sí misma, y entoncesse es un pobre diablo, abrumado por un sentimiento de inferioridad, impulsado a amarlo

todo, pero lleno de rencor y odio 2acia sí mismo y viviendo en un infierno que uno mismoaviva diariamente. En cambio, el equilibrio del amor, ese poder amar sin deber nada anadie, ese amor 2acia sí mismo que no se roba a nadie, ese amor 2acia los demás que nodisminuye ni violenta al o, contiene el secreto de toda la felicidad, de toda la bienaventuranza. si se quiere, uno puede volverse tambi#n 2acia el lado 2indú y decirle:R9ma al pr$imo, porque es parte de ti mismoS, lo cual es una traduccin cristiana del +tatt]am asi0. R92, toda la sabiduría es tan sencilla y 2a sido formulada tan exacta einequívocamenteS CPor qu# nos pertenece slo a ratos, slo en los días buenos; por qu# no

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siempreD

%e reflexionado sobre la razn de que, aunque me contaran en mi infancia que laventa$a del cristianismo estriba principalmente en que no conoce dioses ni ídolos, cuandome 2e ido 2aciendo más vie$o y más culto me 2e dado cuenta de que precisamente la !ran

desventa$a de esta reli!in es que, a excepcin de la maravillosa Faría de los catlicos,carezca de dioses e ídolos. 8aría muc2o para que, por e$emplo, los apstoles, en lu!ar deser predicadores al!o aburridos y demasiado timoratos, fuesen dioses con toda clase dema!níficos poderes, y slo veo un d#bil, pero a!radable sustituto en los símbolos animalesde los evan!elistas.

88 789<=

"i fuera posible que un 2ombre eli!iese personalmente una reli!in, es se!uro queyo, por convencimiento íntimo, me 2abría ad2erido a una reli!in conservadora: a4onfucio, al bra2manismo o a la 7!lesia romana. Pero el motivo de mi eleccin 2ubierasido el an2elo 2acia el polo opuesto y no una inclinacin innata, pues no slo 2e nacido por casualidad en el seno de piadosos protestantes, sino que tambi#n mis facultades afectivas ymodo de ser son protestantes Glo cual no representa nin!una contradiccin de mi profundaantipatía 2acia las confesiones protestantes existentesH. Porque el aut#ntico protestanterecela tanto de su propia 7!lesia como de cualquier otra, ya que en esencia se siente másatraído por lo que será que por lo que es. , en este sentido, Luda fue tambi#n protestante.

8< 789<A

a avidad es una suma, un almac#n de re!alos de todos los sentimentalismos ymendacidades bur!ueses. Es un motivo de desenfrenadas or!ías para la industria y elcomercio, el artículo más sensacional de los almacenes, 2uele a 2o$alata lacada, a ramas deabeto y a !ramfonos, a a!otados carteros y c2icos de reparto que murmuran por lo ba$o, aalborotadas fiestas familiares ba$o el árbol en!alanado, a suplementos de los peridicos y a

una !ran publicidad; en resumen, a mil cosas que me resultan extremadamente odiosas yque me serían indiferentes y ridículas si no 2icieran un uso tan lamentable del nombre del"alvador y del recuerdo de nuestros aos más tiernos.

8= 789<

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8el mismo modo que el +conocimiento0, o sea, el despertar del espíritu, escalificado de pecado por la Liblia Grepresentado por la serpiente del paraísoH, así el procesode convertirse en 2ombre, la individualizacin, la luc2a del individuo por apartarse de la

masa y alcanzar la personalidad es siempre considerado con recelo por las costumbres y latradicin, al i!ual que las discrepancias entre el $oven y la familia, entre padre e 2i$o, que esal!o natural y muy anti!uo, son consideradas siempre por cada padre como una rebelininaudita. por eso me parece a mí que podría concebirse muy bien a 4aín, el criminalmaldito, el primer asesino, como un Prometeo desfi!urado, como un representante delespíritu y la libertad al que se casti!a por su petulancia y osadía.

 o me importa lo que puedan pensar de esto los telo!os, ni si sería comprendido yaprobado por los desconocidos autores de los libros de Fois#s. os relatos de la Liblia,como todos los mitos de la 2umanidad, carecen de valor para nosotros mientras no tratemosde interpretarlos personalmente para nosotros y nuestra #poca. "lo asi pueden adquirir 

muc2a importancia.8O 789=@

El concepto de +espíritu0 y +alma0 que 2as encontrado leyendo la 2istoria de lavidente de PrevorstJ'IK, tambi#n se encuentra de vez en cuando entre los 2indúes anti!uos, ya menudo en un sentido tan moderno que podría llamarse sistema nervioso central en lu!ar 

de +alma0. Este concepto tiene muc2o de convincente. Pero, como es natural, en el fondoes slo una cuestin de palabras, y no es en el espíritu donde la actual psicolo!ía analíticadescubre al!o que va más allá del individuo y del tiempo, sino precisamente en el alma Genla vida anímica subconsciente, en sueos, visiones y tambi#n alucinaciones de enfermosH.6curre, por e$emplo, que un 2ombre sencillo y sin educacin suea dormido o despiertocosas que coinciden exactamente con un sistema o culto reli!ioso mitol!ico pococonocido y antiquísimo. En la actualidad esto se llama +el inconsciente colectivo0, y por ello se entiende un tesoro común a todos los 2ombres de imá!enes y símbolos, que está presente, sin que #l lo sepa, en el alma de cada individuo, del mismo modo que en cada2ombre deben subsistir recuerdos de su vida anterior como animal.

8A 789=@

9sí pues, toda mi vida se 2alla ba$o el si!no de una inclinacin 2acia la sumisin yla entre!a, 2acia la reli!in. o concibo, ni para mí ni para los demás, al!o así como una

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reli!in nueva; no espero encontrar frmula nueva al!una ni nuevas posibilidades deentre!arme, pero en cambio creo firmemente en permanecer en mi puesto y, aunquedesespere de mi #poca y de mí mismo, no perder el respeto a la vida y su posiblesi!nificado, incluso aunque me quede solo y resulte ridículo. o lo 2a!o porque espere al!ome$or para el mundo o para mí; lo 2a!o sencillamente porque no puedo vivir sin respeto y

sin entre!a 2acia un 8ios.8> 789=@

4iertamente, no considero que la no existencia sea me$or que la existencia, perocomparto la opinin de todos los sabios de la anti!Tedad: que cierta superioridad sobre eldolor y las penas slo puede venir de un +despertar0 interior, de la intuicin o, muc2o

me$or, la experiencia, de que el mundo visible y los acontecimientos externos soninsi!nificantes e ilusorios, y de que ni la entre!a a las puerilidades y preocupaciones de lavida ni la asc#tica renuncia a todas ellas puede liberarnos, sino slo la visin de la unidadde 8ios, existente tras el tupido velo de los sucesos de la vida. o liberador de esta visinno estriba solamente en una !ran serenidad frente a las exi!encias del mundo y las propiasconcupiscencias, sino tambi#n en una resi!nacin ante la imposibilidad de realizar nuestras pretensiones morales, pues nuestra vida no depende de nosotros, somos 2ilos de este velo ynada más. 9sí es poco más o menos el credo y el consuelo de mis 2oras de reflexin.

"in embar!o, no siento la necesidad de predicar este credo a los demás. 4uando lavida me acerca a 2ombres muy des!raciados, trato de decir al!una palabra, pero nunca en

otro caso, ni siquiera a mis propios 2i$os5

5 a verdadera sabiduría y las verdaderas posibilidades de liberacin no puedenensearse ni servir de tema de conversacin; son slo para aqu#llos que están a punto dea2o!arse.

8 789=@

El credo al que me refiero no es fácil de expresar con palabras. Podría explicarse así:4reo que, pese a su aparente absurdo, la vida tiene un sentido, reconozco que este sentidoúltimo no puede ser captado por la razn, pero estoy dispuesto a servirlo, incluso aunqueello si!nifique sacrificarme a mí mismo. 6i!o la voz de este sentido en mi interior, en losmomentos en que estoy verdadera y totalmente vivo y despierto.

7ntentar# realizar todo cuanto la vida exi$a de mi en tales momentos, incluso aunque

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vaya contra las modas y leyes tradicionales.

Este credo no obedece rdenes ni se de$a percibir por la fuerza. "lo es posibleexperimentarlo, del mismo modo que 4risto no puede merecer, forzar o con$urar la+!racia0, sino solamente sentirla con fe. os que no la encuentran, buscan su fe en la

7!lesia, en la ciencia, entre los patriotas o socialistas, o dondequiera que 2aya una moral, pro!ramas y preceptos establecidos.

Fe es imposible $uz!ar si un 2ombre es capaz de se!uir el difícil y 2ermoso caminoque conduce a una vida y un sentido propios, incluso aunque le est# viendo. Files sientenla llamada, muc2os recorren un tramo del camino, pocos lo si!uen más allá de la fronterade la $uventud, y tal vez nadie consi!ue lle!ar 2asta el final.

8R 789=@

 o soy representante de nin!una doctrina fi$a y establecida. "oy un 2ombre decambios y transformaciones, y por eso en mis libros, especialmente en todo el "idd2arta, $unto al +cada uno está solo0, aparece una confesin de amor patente en todas sus pá!inas.

"e!uramente no exi!irá usted de mí que demuestre más fe de la que yo mismoten!o. %e dic2o varias veces con 2onda conviccin que es totalmente imposible llevar unavida perfecta en el espíritu de nuestro tiempo. 8e esto no me cabe la menor duda. El 2ec2ode que yo viva, de que este tiempo, esta atmsfera de mentiras, codicia, fanatismo y

vul!aridad o me 2aya matado lo debo a dos felices circunstancias: a la !ran 2erencia deresponsabilidad natural que 2ay en mí, y a que puedo ser productivo aunque slo sea encalidad de denunciante y adversario de mi #poca. "in esto no podría vivir, y aun así mi vidaes muc2as veces un infierno.

Fi actitud frente a la actualidad no cambiará muc2o. o creo en nuestra ciencia, nien nuestra política, ni en nuestro modo de pensar, de creer, de contentarnos, y no compartoni uno solo de los ideales de nuestro tiempo. Pero no carezco de fe. 4reo en leyesmilenarias de la 2umanidad, y creo que sobrevivirán a toda la confusin de nuestra #pocaactual.

 o me es posible indicar el camino de los ideales 2umanos que considero eternos yal mismo tiempo creer en los ideales, metas y compensaciones de la actualidad. 9demás, nolo 2aría aunque pudiera. En cambio, durante toda mi vida 2e probado muc2os caminos enlos cuales se puede vencer al tiempo y vivir independientemente de #l Gy 2e descrito amenudo estos caminos, tanto en forma superficial como seriaH.

4uando me encuentro con $venes lectores, de El lobo estepario, por e$emplo, veoque en muc2os casos se toman muy en serio lo que di!o en este libro sobre el extravío de

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nuestra #poca, pero no ven, o por lo menos no creen, lo que para mí es mil veces másimportante. o se adelanta nada con tac2ar de errneos la !uerra, la t#cnica, el ansia dedinero, el nacionalismo, etc. Es preciso reemplazar con un credo los ídolos de nuestrotiempo. Esto es lo que yo 2e 2ec2o siempre; en  El lobo estepario, es Fozart, y losinmortales, y el teatro má!ico; y en 4emian y $idd'arta se mencionan los mismos valores

con otros nombres.4on la fe en lo que "idd2arta llama el amor, y con la fe de %arry en los inmortales,

se puede vivir, de eso estoy se!uro. 4on ella no slo se puede soportar la vida, sino tambi#nvencer al tiempo.

eo que no consi!o expresarme con la claridad que seria de desear. "iempre medesanimo cuando constato que aquello en lo que creo y que contienen mis libros no escomprendido por los lectores.

"erá me$or que cuando 2aya leído mi carta relea uno de mis libros y compruebe si

no contiene de vez en cuando do!mas de un credo que ayude a vivir. "i no los encuentra, ya puede tirar mis libros. "i encuentra al!o, si!a buscando.

ecientemente, una mu$er $oven me pre!unt qu# si!nificado daba yo al teatromá!ico de El lobo estepario; la 2abía decepcionado muc2o que yo bromease acerca de mímismo y de todo en una especie de borrac2era de opio. o le di$e que leyera una vez másaquellas pá!inas, y ante todo pensando que nada de lo que 2e dic2o en mi vida es másimportante y sa!rado para mí que este teatro má!ico, ima!en de todo lo más valioso eimportante para mí. Fe volvi a escribir al!ún tiempo despu#s para comunicarme quea2ora lo 2abía comprendido.

Entiendo muy bien su pre!unta, seor L., y es muy posible que de momento mislibros no le sirvan de nada, y que antes le sea preciso arrinconarlos y olvidar la primeraimpresin. 4omo es natural, en esto no puedo aconse$arle; slo puedo repetir lo que 2evivido y escrito, incluyendo las contradicciones, las tortuosidades y el desorden. Fi tareano consiste en indicar a los demás la perfeccin ob$etiva, sino mi propia manera de buscarlaGy aunque slo sea una pena, un lamentoH con la mayor claridad y 2onestidad posibles.

89 789=8

9unque no pueda dividir la reli!in en do!mas estrictamente verdaderos,estrictamente salvadores, conozco la experiencia de la reconciliacin y de la entre!a !raciasa un credo que está dentro de mí y así no me siento en absoluto ateo, extraviado o protestante, sino que estoy contento y 2ondamente a!radecido de que lo inexpresable puedavivirse e interpretarse de tantas maneras diferentes.

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<@ 789=8

Es frecuente encontrar fanáticos de *and2i que sostienen la opinin de que elma'atma es una especie de maestro de la sabiduría, 2eredero y propa!ador de antiquísimasenseanzas 2indúes cuya procedencia es a menudo oculta. o 2ay nada más falso. *and2ies ciertamente un aut#ntico reli!ioso y un aut#ntico 2indú, pero su conocimiento de lasdoctrinas 2indúes es escaso, como tambi#n lo es su 2erencia de la fe y el pensamientotradicionales de la 7ndia; puede incluso decirse que desde sus tiempos 2indúes y africanos,su reli!iosidad personal se 2a visto notablemente influida por el cristianismo disidentein!l#s. o lo realmente único y maravilloso de *and2i no reside en un conocimiento desecretos piadosos ni en un don especial para la formulacin de conceptos reli!iosos, sino enla valentía e 7ncondicional espíritu de sacrificio con que pone a su persona al servicio de la

verdad y del bien.

o admirable en #l es que se mantiene fiel a su ideal y no exi!e a los demás, sinoante todo a si mismo, obediencia y sacrificio. o 2ay muc2os políticos, oradores o predicadores del mundo actual de quienes podamos afirmar que sufrirían o marinan por sucausa si ello fuese necesario. 8e *and2i lo afirmamos sin vacilar, pues ya lo 2a demostradorepetidas veces. >n 2ombre puro, dispuesto a sufrir y morir por su ideal, es siempre y entodas partes un tesoro inslito.

<8 789=8

Ro 2ay más que comparar su persona J''K  y su vida con cualquiera de nuestros políticos y propa!andistas para observar la diferencia entre la codicia del poder y el donaut#ntico y e$emplar de un caudillo natoS

<< 789=<

os que se diri!en a mí en busca de +sabiduría0 son casi siempre sin excepcin2ombres a los cuales no podría ayudar nin!ún credo tradicional. %e recomendado a muc2osde ellos la lectura de anti!uas enseanzas, y en especial los escritos de al!unos catlicosactuales de ran!o elevado. Pero la mayoría de mis lectores sienten necesidad, como yo, deadorar a un 8ios 7nvisible. &al vez sean solamente los enfermos, neurticos o antisociales

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los que experimentan atraccin 2acia mí y mía escritos; tal vez el único consuelo queencuentran en mí es ver refle$adas en un 2ombre de fama las propias deficiencias ydebilidades. o es de mi incumbencia darles una +clave0, como usted su!iere, sino 2acer todo cuanto me sea posible en el lu!ar donde me 2a colocado el destino. En ello vaincluido, entre muc2as otras cosas, no dar Go prometerH más de lo que ten!o. "ufro como

los demás las penas de nuestro tiempo, y no s# ensear el camino para salir de ellas; quierosoportarlas como quien soporta un infierno, con la esperanza de 2allar más allá una nuevainocencia y una vida más di!na, pero no estoy en situacin de mostrar, a2ora ni aquí #stemás allá. o creo que mi vida carezca de sentido ni que yo no ten!a al!una misin. aresistencia en medio del caos, el saber esperar, la 2umildad ante la vida, incluso cuandoaterra el aparente absurdo, tambi#n son virtudes, sobre todo en un tiempo en que tantoabundan nuevas explicaciones de la 2istoria universal, nuevas interpretaciones de la vida ynuevos pro!ramas de variada índole.

<= 789=<

&us circunstancias no están ciertamente supeditadas a la razn ni pueden re!irseúnicamente por ella, pero se 2allan a su alcance y 2asta cierto punto pueden experimentar su influencia. El e$emplo más perfecto de ello se encuentra en el sistema 2indú "am?2ya, probablemente muy parecido al de Luda. os que lo practicaban conse!uían separar demodo tan total el o consciente del o codicioso Gy, por tanto, des!raciadoH, que alcanzabanverdaderamente el nirvana. os 2ombres de la actualidad somos demasiado indisciplinados para ello. El autodominio 2indú es tambi#n represin de los instintos, pero conduce a su

sublimacin. osotros no nos sentimos con la fuerza ni la fe suficientes, y por esto 2emosde tomar el camino inverso y enfrentarnos siempre con nuestra miseria y desesperacin.Entonces queda demostrado que podemos escapar a cualquier dolor cuando #ste se 2acerealmente insoportable. Fediante la muerte, cuando el propio cuerpo ya no puede se!uir resistiendo. Fediante el suicidio, cuando nos resulta imposible se!uir adelante. Puesto queesta puerta está siempre abierta ante nosotros, mientras continuamos soportando eltormento tenemos razn al pre!untarnos: COu# nos retiene aquíD C9caso 2ay al!o ennuestro interior que se aferra a la vidaD aturalmente que sí, y entonces comprobamos casisiempre que el sufrimiento es tanto mayor cuanto más nos revolvemos contra #l, cuantomás nos acusamos a nosotros mismos y al destino y cuanto más queremos cambiarlo.4eder, de$arse llevar, renunciar a pensar y a buscar, 2undirse en el sufrimiento, no es el peor 

de los caminos para descubrir que todo sufrimiento tiene un fondo.<O 789==

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9caso lo que ten!o contra los protestantes no sea su +teolo!ía0, que usted mismodescribe en su carta como una aventura espiritual puramente !enuina del telo!o; de 2ec2o,me resulta muy fácil comprender seme$antes distracciones y vicios de las mentes solitarios.o que no me !usta de los telo!os protestantes es que no tienen nada que ensear, nadaque dar a la !ente, y por ello se ponen sin crítica ni insistencia, a disposicin del poder 

material del Estado, de los príncipes, de los cleros, de los !enerales; siempre lo 2an 2ec2o ycontinúan 2aci#ndolo, y el pueblo no obtiene de ellos la menor ayuda contra lasimposiciones de la !ran maquinaria. o comparto en su totalidad los conceptos de miami!o %u!o Lall Go &2eodor %[c?ersH sobre la 2istoria alemana, pero siempre estoy deacuerdo con sus reproc2es contra el protestantismo alemán. Es cierto que el cisma deutero ni es ni muc2o menos, como dicen a menudo los catlicos, la causa fundamental delas des!racias de 9lemania, pero sí es su más fla!rante síntoma. "e aspira a la más altaespiritualidad y se termina ante los caones. "e abandonan los rezos, se renie!a de sus buenas obras, para lanzarse de cabeza a todos los infiernos, contra los cuales se deberíaoponer la firmeza de una roca. o ten!o por qu# callarle todo esto a usted, que pese a ellose!uirá su camino pero 2aría bien en recordar que es muy an!osto y que podemos amar ylanzarnos a todas las aventaras privadas del espíritu, y que el pueblo no pa!a por ellas a su pastor. o es mi intencin condenarlas a todas ni tampoco 2ablar de ellas ob$etivamente,sino que las comento de modo totalmente sub$etivo.

<A 789==

 o reproc2o a utero +obscenidades0 sexuales sino su cobarde actitud para con los

campesinos y su servilismo frente a los príncipes. 8e esos comienzos naci la teolo!ía!ermanoNprotestante, que en la >niversidad 2abla de libertad, personalidad, dinamismo,etc., y que despu#s, en la práctica, 2ace del pastor y de la 7!lesia un instrumento a merceddel Estado, el capitalismo, la !uerra, etc.

o que usted llama teolo!ía y con la cual identifica sin motivo al cristianismo protestante, es una filosofía, nada más, y las filosofías son libres, son el derec2o y el2ermoso lu$o del individuo. "u teolo!ía puede estar cerca de la de Vier?e!aard o inclusosuperarla, pero no capacita al pastor y a la 7!lesia para 2acer el bien, repudiar el mal,inspirar el amor y desterrar el odio, sino todo lo contrario. &ampoco se arre!la nadadesacreditando a los catlicos. osotros los vie$os, que ya 2emos tenido toda clase de

experiencias, conocemos muy bien la capacidad del 2ombre para cualquier maldad, ytambi#n su capacidad para $ustificarlas teol!icamente; por ello a!radecemos a la 7!lesiacatlica que no se aver!Tence de cosas tan in!enuas como la enseanza de la moral, lacondenacin del pecado, etc., en su intento de domar a la bestia.

En la 9lemania actual, esto sería más necesario que cualquier otra cosa.

<> 789==

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 o está bien que usted, como telo!o, ten!a tantas dudas respecto a dnde se

encuentran los valores y dnde se 2alla el consuelo. tampoco está bien que espere ustedde mí  que mediante una apolo!ía de mí mismo le facilite preservar en mi camino. "eráme$or que no persevere; si!a el camino de la #poca, desde el espíritu al poder, desde la feen el espíritu a la fe en los caones, y ten!a la se!uridad de que nin!uno de los buenosespíritus del pasado aprobará su camino. Es más fácil de recorrer que el nuestro; en #l no sesiente el +cansancio0 que le preocupa ver en mí y que debe atribuirse a varios decenios deluc2a en favor del espíritu contra la brutalidad del poder.

< 789=O

Es posible que ten!a usted razn acerca de utero. Pero yo no creo lo relativo a suactitud con los príncipes y su vil traicin a los campesinos5 Es un 2ombre temible, !rande, pero fundamentalmente odioso, dotado de todas las !randezas y todos los vicios!ermánicos. 4reo tambi#n que atorment, utiliz y vilipendi al pobre y sensibleFelanc2ton. , sin embar!o, 2oy debemos estar contentos de que aún quede un pequeoresto de luteranismo para recordarnos la persecucin de los cristianos.

<R 789=O

a meta de todos los sueos y estímulos 2umanos es siempre nueva, la evolucin del2ombre está siempre y por doquier contra lo 2abitual, lo profano, lo cotidiano, y losmiembros de confesiones y rdenes establecidas aparecen siempre como fariseo ante los $venes y los creyentes. o creo asimismo que la #lite y la me$or fuerza vital delcristianismo reside en aquellos para quienes lo formulado 2a perdido profundidad y que, pese a ello an2eladas rdenes +nuevas0 son las mismas de antes, y que las anti!uas

formulaciones recuperan su atractivo ori!inal en la medida en que los que buscan estándispuestos a aceptar la frmula como símbolo.

<9 789=O

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En el curso de los si!los 2a 2abido mil +concepciones0, partidos y pro!ramas, milrevoluciones que 2an cambiado y Gtal vezH me$orado al mundo. Pero nin!uno de estos pro!ramas y confesiones 2a sobrevivido a su tiempo. %an sobrevivido a los si!los loscuadros y palabras de al!unos artistas aut#nticos y tambi#n las palabras de al!unosaut#nticos sabios, filántropos y altruistas, y miles de veces, una palabra de Aesús, o una

 palabra de un poeta !rie!o o, de otra parte, 2a emocionado y despertado a los 2ombres atrav#s de los si!los, abri#ndoles los o$os al sufrimiento y al mila!ro de la 2umanidad. "er uno más entre los miles de estos 2ombres que predican el amor sería mi deseo y miambicin, y no pasar por +!enial0 o al!o parecido.

=@ 789=

4reo que la !racia no es lo que 2an enseado muc2os telo!os, por e$emplo4alvino: que es únicamente cosa de 8ios e inasequible para los 2ombres. 4uando unocontempla el retrato de 4alvino, piensa que no podía saber muc2o sobre el misterio de la!racia. 4reo que la !racia, o el tao, o como queramos llamarla, está siempre a nuestroalrededor, es la luz y es el mismo 8ios, y cuando nos entre!amos durante un solo instante,entra en nosotros, tanto en un nio como en un sabio. &en!o en !ran estima la santidad, pero no soy un santo ni muc2o menos, y todo cuanto s# sobre el misterio no lo s# por revelacin, sino que lo 2e buscado y aprendido, 2a entrado en mí por el camino de lalectura, de la reflexin y del estudio, y aunque no sea el más divino y directo, no de$a de ser un camino. >na vez en Luda, otra en la Liblia, otra en aoN&s# o 42uan!N8si, otra veztambi#n en *oet2e u otros poetas, me 2e sentido rozado por el misterio, y con el tiempo 2e

ido observando que siempre se trata del mismo misterio, y que siempre procede de lamisma fuente, a trav#s de todos los len!ua$es, tiempos y modos de pensar.

=8 789=

>sted intuye en mí al!o parecido a un credo, al!o que me sostiene, una 2erenciamitad cristianismo y mitad 2umanidad que no es slo inculcada ni slo intelectual. En esto

tiene razn, pero no encuentro la manera de formular mi credo. 4reo en el 2ombre como enuna maravillosa posibilidad que no se extin!ue ni en el más turbio lodo y que le ayuda asalvarse de las peores de!eneraciones, y creo que esta posibilidad es tan fuerte y tiene tal poder de seduccin que se siente una y otra vez como una esperanza y un desafío, y que lafuerza que 2ace soar a los 2ombres en sus más elevadas posibilidades y les apartaconstantemente de su condicin animal es siempre la misma, aunque 2oy se llame reli!in,maana razn, y pasado maana con otro nombre. a oscilacin entre el 2ombre real y el2ombre posible equivale al concepto de las reli!iones de la relacin entre el 2ombre y 8ios.

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Esta fe en los 2ombres, esta creencia de que el sentido de la verdad y la necesidad deorden son innatos en el 2ombre y no pueden ser destruidos, me mantiene a flote. Por otra parte, veo el mundo actual como un manicomio y una mala pieza sensacionalista, y muy amenudo siento náuseas, pero siempre pensando, como cuando se contempla a un loco o un borrac2o: +ROu# aver!onzados se sentirán cuando recobren el $uicioS0.

=< 789=R

 o soy en modo al!uno antipapista, sino que, por el contrario, tanto el aticanocomo las +sumas0 de &omás de 9quino, que usted ridiculiza, me inspiran un !ran respeto;creo incluso que la filosofía escolástica es acaso, $unto con la música, la disciplina en la quela Europa cristiana 2a alcanzado una mayor perfeccin. En mi opinin, 2ay dos clases

 posibles de cristianismo, uno puramente práctico, personal, libre de do!mas, y otroeclesiástico y teol!ico. El individuo que profesa el cristianismo moral del que usted 2ablano necesita, creo yo, nin!una teolo!ía. Pero como 7!lesia, como forma, como tradicin,como potencia civilizadora y protectora de la civilizacin, el cristianismo catlico no sloes muy superior al protestante, sino que es incluso de una flexibilidad y fidelidad casiideales en el vaiv#n de conservacin y adaptacin.

El cristianismo al que usted se refiere es infinitamente más puro, más parecido aAesús y de moral más elevada que todo lo eclesiástico. Pero no tiene basílicas ni catedrales!ticas, ni nada como el texto de la misa romana ni como la música de Palestrina o deLac2, y nunca lo tendrá. 8esde su punto de vista, lo má!ico en la reli!in es al!o tonto y

obsoleto, como lo son los dioses y las mitolo!ías para el budista puro. Pero yo s# por experiencia que se puede pasar, y con buenos resultados, de la moral y la filosofía más puras a los dioses o ídolos. a necesidad del polo opuesto en la sabiduría serena, carente deimá!enes y dioses de Luda, la !randeza salva$e y airada de "iva y la sonrisa infantil deisnú son llaves i!ualmente buenas del misterio del mundo que el conocimiento moralNcausal de Luda.

, naturalmente, tampoco creo que la ortodoxia sea la madre del espíritu san!uinarioy las 2o!ueras. o cierto es que la bestia y el demonio que 2ay en los 2ombres incitansiempre a matar y torturar, y siempre encuentran al!una ideolo!ía +ortodoxa0 que lo $ustifique, del mismo modo que %itler y "talin sirven a las mismas fuerzas con ortodoxias

opuestas.

"i la 2umanidad fuese un individuo, podría salvarse con el cristianismo +puro0 y bestia y demonio serían derrotados, Pero no es así. as reli!iones +puras0 son para unaclase de 2ombre elevados, mientras que los pueblos necesitan las ma!ias y mitolo!ías. ocreo en un proceso de evolucin de aba$o arriba. 8esde la turbia masa de la 2umanidadsur!en una y otra vez individuos puros y salvadores, que no son adorados por la mayoría2asta que 2an sido crucificados y convertidos en dioses.

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== 789=9

%e dic2o que la !ente necesita siempre al!o como el catolicismo, etc., pero nunca 2edic2o que debamos animarla a ello. "#, naturalmente, y siempre lo 2e sabido, que 2ace usode su derec2o y cuenta con las venta$as de la mayoría. o que ten!o que decir en favor de laortodoxia y en favor de los necios y perezosos es únicamente esto: existen y forman lamayor parte del mundo y de la realidad. +uc2an0 dondequiera que 2a!a falta, y es muy posible que #sta sea su misin, pero no es la mía. Por el contrario, como artista, comor!ano de la más pura contemplacin, ten!o que respetar la realidad y tomarla en serio, no#tica, sino est#ticamente, lo cual es una misin aut#ntica e importante como la del pensador,el crítico o el moralista.

Puedo ima!inarme 2asta cierto punto sus cate!orías reli!iosas, en analo!ía con sus+!rados del conocimiento0. "impatizo con las tipolo!ías, siempre que no se empleendemasiado do!máticamente, y como artista me inclino 2acia un concepto aristocrático delmundo. Estoy totalmente de acuerdo con usted cuando, por e$emplo, coloca a la ortodoxiaen un se!undo o tercer ran!o. 6tra cuestin es saber si es correcto introducir entre losdiversos ran!os las luc2as por el poder o la competencia. Esto slo tendría sentido si fuera posible trasladar a un 2ombre de un ran!o a otro, por medio de la educacin, persuasin,etc. "i el noble puede realmente ennoblecer al que no lo es, tiene sentido el que le considereun enemi!o en tanto no sea noble. En mi concepto, para el que no ten!o nin!ún sistema y pocas posibilidades de expresin, el innoble no será nunca noble, mientras que,naturalmente, cada +ran!o0 tiene sus fronteras, en las cuales se entremezclan los !rados y

cualidades. 8el mismo modo que en cada 2ombre 2ay al!o masculino y femenino, tambi#n2ay en todos ellos la semilla del noble y del innoble, pero me parece que siempre se está predestinado para ser una de las dos cosas. "i los ortodoxos son de un ran!o inferior al delos nobles puedo ima!inar cmo deben ser ennoblecidos y si no puedo, ni la enseanza ni la persuasin me servirán de nada. En mi opinin, el más noble no tiene nada más que 2acer que ser y vivir tal como es, y si a su esencia se aaden la tolerancia y la caballerosidad2acia los menos nobles, tanto me$or. ivirá siempre como noble tanto si tiene conciencia desu misin como si no, tanto si reconoce la calidad inferior de los demás como si no, y participará en la nobleza y la tra!edia de la 2umanidad más elevadas. estas elevadasexperiencias, aunque sean en !ran parte o en su mayor parte sufrimientos constituyen laventa$a que tiene sobre el ortodoxo y sobre la mayoría, venta$a a la que no puede renunciar 

y que no puede poner al alcance de sus inferiores por muc2o que lo desee.=O 789O@

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>sted 2abla del +o0 como si fuera una cantidad conocida y ob$etiva, lo cual precisamente no es. En cada uno de nosotros 2ay dos oes, y si al!uien supiera dndecomienza el uno y termina el otro, sería infinitamente sabio.

4uando observamos un poco a nuestro o sub$etivo, empírico, individual, vemos

que se muestra muy capric2oso y variable, que depende muc2o de las influencias externas.Por consi!uiente, no podemos confiar muc2o en #l, y aún menos convertirlo en nuestromodelo y nuestro portavoz. Este o no nos ensea absolutamente nada, aparte de quesomos, como dice tan a menudo la Liblia, una raza d#bil, altanera y cobarde.

Pero existe además el otro o, oculto tras el primero, mezclado con #l, peroinconfundible. Este se!undo o, sublime y sa!rado Gel atman de los 2indúes, que ustedequipara a Lra2maH, no es personal, sino nuestra parte de 8ios, de la vida, del todo, de loimpersonal y ultrapersonal. Entre!arse a este o, se!uirle, siempre vale la pena. Peroresulta difícil, porque este o eterno es silencioso y paciente, mientras que el otro o esimpaciente y ruidoso.

as reli!iones son en parte conocimientos sobre 8ios y el o, y en parte prácticas psíquicas, e$ercicios para independizarse del capric2oso o privado y acercarse a lo divinoque 2ay en nosotros.

4reo que una reli!in es más o menos i!ual a otra. o existe nin!una que conviertaal 2ombre en un sabio, nin!una que no se pueda utilizar como la más necia idolatría. Peroen las reli!iones está compendiada casi toda la verdadera sabiduría, sobre todo en lasmitolo!ías. &oda mitolo!ía es +falsa0 mientras no la consideremos a lo sumo como piadosa; pero cada una de ellas es una llave del corazn del mundo. 4ada una de ellasconoce los caminos para 2acer de la idolatría del o una adoracin divina.

"iento no ser sacerdote, pero quizá en tal caso exi!iría de usted cosas que demomento no puede realizar. 9sí es me$or; me diri$o a usted sencillamente con el saludo deun va!abundo que, al i!ual que usted, camina en la oscuridad, pero que conoce la luz y la busca.

=A 789O=

Era de esperar y no me sorprende que los frailesJ'=K de la 9lemania actual diri$ancontra nosotros la intransi!encia y la a!resividad que no diri!ieron contra %itler. 9c#ptelousted tambi#n con tranquilidad y arc2ívelo ad acta.

os frailes no me 2an inspirado nunca miedo ni respeto, sea cual sea su confesin;los romanos son aún peores que los luteranos, porque su autoridad está muc2o me$or fundada. "ería una lástima que consi!uieran inyectar en nosotros, despu#s del asco por 

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9lemania, el asco por el cristianismo; 2emos de intentar !uardarnos de ello por todos losmedios.

=> 789OR

Fe envía usted un par de escritos edificantes y aade: +Existe un 8ios vivo. C8ndeestá escrito que no puedo comunicárselo tambi#n a ustedD &odos los otros dioses estánmuertos0.

Por supuesto no está escrito en nin!una parte que usted no pueda 2acerme estadeclaracin. Pero como todos los intentos precipitados de conversin se me anto$a al!osin!ular y, en el fondo, innecesario. >sted comunica la existencia de 8iosa un anciano

cuyos padres y abuelos no slo llevaron el nombre de cristianos, sino que fueron cristianosde 2ec2o y dedicaron toda su vida al servicio del reino de 8ios. Ellos me educaron, de ellos2ered# la Liblia y la doctrina, y el cristianismo que no predicaron, sino que vivieron, seencuentra entre las fuerzas más potentes que me 2an educado y formado. Por esto sudeclaracin me parece un poco superflua, al!o así como si al!uien me comunicase en abrilque 2a lle!ado la primavera, y en octubre, que 2a lle!ado el otoo.

Esto es lo único en que me aparto un poco de sus tan bien intencionadas frases. Peroen ellas 2ay al!o más, y este al!o es lo que me mueve a contestarte.

En su brevísima carta 2ay otra frase, una frase falsa e irresponsable que me obli!a a

darle una respuesta. a frase dice: +&odos los otros dioses están muertos0.

7!noro en cuántos países del mundo 2a vivido usted, y cuántos pueblos, len!uas yliteraturas conoce. Pero aunque 2ubiese estudiado a fondo diez o veinte len!uas, reli!ionesy literaturas, no tendría derec2o a esta frase falsa, insensata y presuntuosa.

>sted afirma: +Existe un 8ios vivo0, y en esto le doy la razn. 8eduzco por el pequeo tratado que me envía, a qu# 8ios llama usted vivo, mientras todos los otros estánmuertos. Es el 8ios de 7on cristianos protestantes en el me$or de los casos, el de una 7!lesia,o tal vez slo el de un secta, una pequea comunidad de !ente piadosa que toma muy enserio su cristianismo. Este 8ios es para usted el 8ios +vivo0, todos los demás, se!ún su

cate!rica afirmacin, 2an muerto.

Pues bien, fuera de su comunidad, o, si usted quiere, fuera de la 7!lesia a que usted pertenece, existen muc2os cientos de millones de 2ombres de todas las razas y len!uas, quetambi#n creen en un 8ios vivo y le sirven. El 8ios de estos creyentes, cuyo número es muysuperior a los de su 7!lesia, es se!uramente para muc2os de sus fieles Gno para todosH elúnico 8ios vivo, y todos los otros dioses, y por tanto tambi#n el de usted, están muertos.

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Por e$emplo, el 8ios de los $udíos no es en absoluto el de usted, que se 2a formadose!ún su modelo; el 8ios de los $udíos no es ciertamente aquel 8ios que 2izo 2ombre a su%i$o. todos los dioses que adoran los ma2ometanos, los 2indúes, los tibetanos, los $aponeses, son muy diferentes del de usted, y pese a ello están todos muy vivos, son muyactivos, cada uno de ellos ayuda a innumerables seres 2umanos a sobrellevar la vida, a

santificarla, a resi!narse al dolor y a enfrentarse con la muerte.9 todos estos millones de creyentes piadosos que buscan consuelo, di!nidad y

santificacin para su pobre vida y a los cuales el 8ios vivo se 2a revelado de modo distintoque a usted y su 7!lesia, les nie!a usted, impávido y omnisapiente, sus dioses, sus doctrinas,las formas de su fe. %acer esto requiere una valentía sin i!ual por la que yo podríaadmirarle, si no se tratara de una valentía triste y barata. o se basa en la superioridad, sinoen el desconocimiento de la realidad, en un espíritu partidista.

o se!uir# creyendo en el 8ios vivo y estar# siempre convencido de su existencia precisamente porque no se 2a revelado una sola vez y en solo lu!ar, sino cientos de veces y

en cien formas, imá!enes y len!uas. o, los otros dioses Glos que tienen un aspecto diferente del suyoH no están muertos,

se lo ase!uro. *racias a 8ios, viven, y cuando una de estas numerosas formas del único8ios, se !aste por la edad, el 8ios vivo tiene preparadas desde 2ace muc2o tiempo nuevasformas en las que puede volver a revelarse. "obrevive a los pueblos, sobrevive a reli!ionese 7!lesias, incluyendo la de usted.

= 789A@

>sted es cristiano en el sentido de que cree en la unidad y la única fuerzasantificadora del cristianismo. "e!ún usted, los creyentes de otras reli!iones inspiranlástima, porque no tienen un "alvador y edentor. "in embar!o, por lo menos en miopinin y experiencia, esto es un craso error. El mon$e budista del Aapn o el 2indú que creeen Vris2na, vive y muere en su fe con id#ntica piedad, confianza y santidad que 4risto.9demás, esas reli!iones orientales cuentan con otra cosa a su favor: no 2an tenido cruzadas,ni inquisiciones, ni  po#roms de $udíos, todo ello reservado a los cristianos y al 7slam.utero escribi palabras sobre los $udíos que no 2an sido superadas en brutalidad y cruel

er!otismo ni por %itler ni por "talin. 4ierto que Aesús no tiene la culpa de todo esto. Pero es posible amar a Aesús y al mismo tiempo conceder todo su valor a los otros caminos de la bienaventuranza que 8ios 2a mostrado a los 2ombres.

=R 7ca. 89A@

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En la 7ndia nadie cree posible aprender a meditar sin un !uru, un maestro particular.Probablemente tampoco cree nadie allí que un occidental pueda pasar de los !radosinferiores del yo!a. Pero esto no impide que podamos esforzarnos por alcanzar al menos

esos !rados. 4iertos círculos americanos lo 2an reconocido así, y allí 2ay al!unos maestros2indúes. 9ldous %uxley podría informarle bien a este respecto.

En cuanto a mí, no 2e tenido nunca un !uru ni 2e alcanzado los !rados más altos.Pero 2e podido experimentar que la me$or ayuda externa para lle!ar a un estado deconcentracin y serenidad interior reside de 2ec2o en los e$ercicios respiratorios, de loscuales 6ccidente se burla tanto como de la contemplacin umbilical. Practique ustede$ercicios respiratorios, tal como los conoce cualquier buen fisioterapeuta, y procure noforzar nunca la inspiracin, sino slo la expiracin. 8e otro modo se per$udicaría. oesencial en los e$ercicios respiratorios es no preocuparse de nada que no sea respirar lo más profundamente posible, concentrarse en esta única funcin. Es una !ran ayuda. 9yuda a

!anar distancia de lo actual, prepara para la serenidad, para la concentracin. si aade aestos e$ercicios un acto de la ima!inacin, si quiere darles una interpretacin, un contenidoespiritual ima!ínese que no respira aire, sino a Lra2ma, que con cada aliento inspira yvuelve a expirar al!o divina y le vendrá a las mientes lo del +diván esteNoeste0.

&anto si lle!a o no le$os con sus e$ercicios, alcanzará, si los practica en serio, unestado de ánimo que nosotros los occidentales slo somos capaces de sentir en la ple!ariareli!iosa o en la entre!a a la belleza, a no respirará solamente aíre, sino el &odo, a 8ios, yexperimentará, no por caminos intelectuales, sino por caminos corporales e inocentes, al!ode la libertad, piedad y bienaventuranza de la entre!a y la distensin de la voluntad.

4ualquier  ama0ris'na  relata de vez en cuando en sus ale!orías 2istorias que podrían fi!urar i!ualmente en las an#cdotas de 42uan!N8si. a sabiduría de todos los pueblos es una y la misma; no 2ay dos o más, solamente una. o único que ten!o contra lasreli!iones e 7!lesias es su inclinacin a la intolerancia: ni cristiano ni ma2ometano admitiráde buen !rado que su credo, además de bueno y santo, no es tambi#n el privile!iado y patentado, sino 2ermano de todos los otros credos en los que la verdad intenta 2acersevisible.

>na de las pequeas 2istorias de  ama0ris'na, que de i!ual modo podría atribuirsea 42uan!N8si refiere lo si!uiente:

>n sabio vio un día desfilar por una pradera una comitiva nupcial muy fastuosa,acompaada del sonido de tambores y trompetas. 4erca de allí observ a un cazador queestaba tan concentrado en apuntar a una liebre, que no oía el estruendo de la música niadvertía el paso de la comitiva. El sabio salud al cazador y 2abl: +%onorable ami!o, soismi !uru. R6$alá mis pensamientos, cuando medite, se posen en el ob$eto de suconsideracin como los vuestros en esta liebreS0.

R6$alá un cazador se cruce en su camino y se convierta en su maestroS R6$alá sus

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"í, la fuerza es lo malo, y la no violencia el único camino de aqu#llos que están

despiertos. Este camino no será nunca el de todos ni el de los que !obiernan, 2acen la2istoria del mundo y libran las !uerras. Por consi!uiente, la &ierra no será nunca un paraísoy la 2umanidad no se unirá ni se reconciliará nunca con 8ios. os malos !obernarán yalimentarán su codicia, los indiferentes les se!uirán, $ubilosos o torvos, y los pocos2ombres despiertos se mantendrán al mar!en, pero tambi#n se enfrentarán al mundo de losmalos y de la fuerza con tentativas de salvacin tan maravillosas como las de Luda,"crates, Aesús, como el cristianismo primitivo, los cuáqueros, el espíritu de *and2i.

O< 789A@

"e equivoca usted al suponer que yo, despu#s de ser educado entre cristianos, 2ese!uido a otros dioses y 2e vivido sin 4risto. Esto no es cierto: 2e vuelto a 4risto muc2asveces en mi vida, y si!o 2aci#ndolo 2oy cada vez que oi!o la  Pasi"n de Lac2 leo a unPadre de la 7!lesia o pienso en mis padres y en mi niez5

Fe ale!ra saber que su fe no se aparta ni se contradice con la mía. Pero yo 2ubieseleído 7!ualmente con a!rado su carta aunque 2ubiera si!nificado una despedida o unaruptura conmi!o. "oy un poeta, un 2ombre que busca y confiesa, ten!o que servir a la

verdad y la sinceridad Gy a la verdad tambi#n pertenece lo bello, que es una de sus formasvisiblesH, ten!o una misin, pequea y reducida: debo ayudar a otros, 2ombres que buscan acomprender y soportar el mundo, aunque solo sea dándoles el consuelo de saber que noestán solos. Pero 4risto no fue un poeta, su luz no se limit a una sola len!ua y a una breve#poca, fue y si!ue siendo una estrella, un "er eterno. "i sus 7!lesias y sacerdotes fuesencomo #l, nadie necesitaría a un poeta.

O= 789A@

&u pre!unta sobre qu# clase de +credo0 es el que encuentro en &2omas Fann y enmí la calificas tú mismo de mera retrica, pero, a pesar de ello, creo que requiere una brevecontestacin, lo que ambos creemos, #l y yo, pese a la resi!nacin y no poco escepticismo,no es, naturalmente, nada teol!ico; nin!uno de los dos cree en un !obierno y una irrupcinde fuerzas +más altas0 independientes de la voluntad 2umana, pero creemos en un fondo.7mposible de expresar con números, de decencia, buena voluntad y amor a la paz en la

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mayoría de los 2ombres, y creemos tambi#n 2asta cierto punto en la posibilidad dedespertar y reforzar en nuestros lectores estas modestas cualidades. o somos los únicos encreer esto.

OO 789A@

%e presentado en -ue#o de abalorios el mundo de la intelectualidad 2umanística,que ciertamente respeta las reli!iones, pero vive al mar!en de ellas. &ambi#n, 2ace treintaaos, represent# en $idd'arta al 2i$o de un bra2mán que busca fuera de la tradicin de sucasta y reli!in una especie de piedad o sabiduría.

Esto es todo lo que puedo dar. "obre los valores y bendiciones de la reli!in

cristiana, cualquier sacerdote y cualquier catecismo le dirá más de cuanto yo podría decirle.

Para mí, el ideal 2umanístico no es más respetable que el reli!ioso, y entre lasreli!iones tampoco sabría dar la preferencia a nin!una de ellas. Precisamente por esto no 2e podido pertenecer a nin!una 7!lesia, porque en ellas falta la elevacin y la libertad delespíritu, porque cada una se considera la me$or, la única, y llama descarriados a cuantos noestán aco!idos a ella. os frailes son los responsables de esto, y de ellos no quiero 2ablar,me son antipáticos.

9sí pues a usted le toca ele!ir. El camino de las 7!lesias es fácil de encontrar, sus puertas están abiertas de par en par, y la propa!anda no falta. El camino de 4astalia, y aún

más allá, es difícil. adie recibe la invitacin de recorrerlo, y aunque tambi#n 4astalia sea perecedera, comparte esta suerte con todas las obras 2umanas. Firar a la cara a estafu!acidad es una prueba de valentía espiritual.

OA 7ca. 89A8

especto a la +fe0 sobre la que me escribe, i!noro que fe es #sta que usted 2a

 profesado y perdido. En cualquier caso, era una fe que no le convenía, tal vez erademasiado do!mática, formulada con excesiva exactitud. El 2ec2o de que ya no la ten!a noes nin!una p#rdida, es una irrupcin en lo individual, lo personal, y si al!ún día quierevolver a ella, tendrá un rostro muy distinto y le presentará exi!encias muy distintas de lasde cualquier catecismo.

O> 789A=

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 uestra conducta en la vida no depende tanto de nuestros pensamientos como de

nuestras creencias. o no creo en nin!ún do!matismo reli!ioso tampoco en un 8ios que 2acreado a los 2ombres y les 2a capacitado para el pro!reso de matarse primero a !olpes de2ac2a y despu#s con armas atmicas, y a2ora está or!ulloso de ellos. Por lo tanto, no creoque esta san!rienta 2istoria universal un +sentido0 a nivel de un superior re!ente divino,que nos prepare con ella al!o incomprensible para nosotros, pero divino y sublime. "inembar!o ten!o una fe, una sabiduría o intuicin convertida en instinto, acerca del sentidode la vida. 8e la 2istoria universal no puedo deducir que el 2ombre sea bueno, noble, pacífico y altruista, pero creo, y además s# con certeza, que entre las posibilidades que tienea su alcance se encuentra tambi#n esta noble y 2ermosa posibilidad, la tendencia 2acia el bien, la paz y la belleza, que puede florecer en circunstancias favorables, y si esta fe tuvieranecesidad de una confirmacin, la encontraría en la 2istoria universal, $unto a los

conquistadores, dictadores, !uerreros y lanzadores de bombas, en las apariciones de Luda,"crates, Aesús, los escritos sa!rados de los 2indúes, $udíos, c2inos y todas las maravillosasobras del espíritu 2umano en el mundo del arte. >na cabeza de profeta en el prtico de unacatedral, un par de acordes de la música de Fonteverdi, Lac2, Leet2oven, un trozo delienzo de *uardi o de enoir, son suficientes para contradecir todo el teatro b#lico de la brutal 2istoria universal y presentar otro mundo, espiritual y dic2oso. por aadidura, lasobras artísticas tienen una duracin muc2o más se!ura y prolon!ada que las obras de laviolencia, a las que sobreviven durante milenios.

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a comprensin verdadera y fructífera entre Uste y 6este no es slo una exi!enciaaún no cumplida de nuestro tiempo en el terreno político y social; tambi#n es una exi!enciay una cuestin vital en el terreno del espíritu y de la cultura. %oy día ya no se trata deconvertir al cristianismo a los $aponeses o al budismo o al taoísmo a los europeos. odebemos ni queremos convertir ni ser convertidos, sino abrirnos y desarrollamos; ya noreconocemos a la sabiduría oriental y occidental como dos fuerzas 2ostiles, perpetuamenteen !uerra, sino como polos entre los cuales oscila una vida fructífera.

OR 789AA

&ampoco siento nunca la necesidad de tener razn; me !usta la diversidad, tanto de

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opiniones como de formas de fe. Esto me impide ser un cristiano verdadero, pues ni creoque 8ios 2aya tenido un solo %i$o, ni que la fe en El sea el único camino 2acia 8ios o la bienaventuranza. a piedad me es siempre simpática, mientras que las autoritariasteolo!ías, con su pretensin de ser las únicas válidos, me inspiran antipatía.

O9 7ca 89AA

El error de nuestras pre!untas y lamentaciones estriba probablemente en que nos!ustaría recibir, del exterior un re!alo que slo podemos conse!uir nosotros mismos, con laentre!a propia. os empaamos en que la vida 2a de tener un sentido, pero lo cierto es quetiene exactamente el sentido que nosotros somos capaces de darle. 4omo el individuo slo puede 2acerlo de modo imperfecto, en las reli!iones y filosofías se 2a intentado dar una

respuesta consoladora.

Estas respuestas son siempre las mismas: la vida solamente encuentra sentido atrav#s del amor. Es decir: cuanto más amamos y me$or sabemos entre!arnos, tanto mássentido tendrá nuestra vida.

A@ 789A>

9 su pre!unta de +si se podría crear una reli!in universal0 ten!o que responder queno. i siquiera las reli!iones aut#nticas, de ori!en or!ánico, pueden salvar a sus fíeles de lanecedad y la rudeza, con excepcin de un reducido número, de una #lite de verdaderoscreyentes. todavía se puede esperar menos de la reli!in sint#tica y artificial que usted propondría. 6curre lo mismo que con las len!uas. >na y otra vez concibe un cerebrointeli!ente la idea de que es slo la diversidad de len!uas lo que separa a los pueblos, y quesi se inventara un len!ua$e universal, todos se entenderían entre sí, etc#tera, etc#tera. %anaparecido ya varias len!uas sint#ticas que procuran !ran ale!ría a sus partidarios, pero los pueblos no las utilizan, tienen otras cosas que 2acer y no sienten deseos de molestarse enaprender, y además, cada uno de ellos ama demasiado su propia len!ua tradicional para

 preferir una de ori!en artificioso. En resumen: querer me$orar a la 2umanidad resultasiempre inútil. Por este motivo yo siempre 2e explicado mi credo a individuos aislados, pues el individuo es susceptible de educacin y perfeccionamiento, y se!ún mi credo, es ysiempre 2a sido la pequea #lite de 2ombres de buena voluntad, sacrificados y valientes laque 2a preservado en el mundo el bien y la belleza.

A8 789A>

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>sted pertenece a una 7!lesia y a un orden establecido, y yo encuentro muy bien que

si!a perteneciendo a este orden y se beneficie de sus !randes bendiciones. Pero en tal casoserá me$or que no lea usted libros como 4emian.

a propia vida se encar!ará de enfrentarle con la problemática de los rdenesincluso me$or or!anizados; le pondr# un e$emplo actual: usted podría ser educado yentrenado como soldado y ser puesto frente a al!ún enemi!o. Entonces tendrá a su lado asus sacerdotes, su 7!lesia y su patria si mata al enemi!o de un disparo. Pero al mismotiempo tendrá contra usted la pro2ibicin divina de matar. Entonces dependerá de suconciencia si debe obedecer los mandamientos de 8ios o los de su 7!lesia y su patria.Probablemente concederá usted entonces más autoridad al sacerdote y la patria que a 8ios.Pero si no lo 2ace y empieza a dudar de la autoridad de 7!lesia y patria, pertenecerá a la

clase de 2ombres a los cuales 4emian tiene al!o que decir.

A< 789A>

4uando encuentro en al!una parte una repulsa especialmente fuerte, un odioinstintivo o una ne!ativa rotunda a comprender, veo que casi siempre van diri!idos contrael impacto del espíritu del 9sia anti!ua, al que me refiero en mis relatos. Este temor 

instintivo ante lo extran$ero, lo no europeo de la vida y el pensamiento c2ino e 2indú,equivale, se!ún creo, a la prevencin o el odio entre las razas. Es al!o corriente, 2istrica y psicol!icamente comprensible, pero tambi#n al!o retr!rado, est#ril, que debe ser vencido. Este espíritu retr!rado no slo es fomentado por el entusiasmo occidental ante el pro!reso y la t#cnica, sino tambi#n por la pretensin del cristianismo eclesiásticoNdo!mático ser la única reli!in válida.

A= 789A>

9cerco de los +*rados0 podría decirse: el poema pertenece a  -ue#o de abalorios, unlibro en el que, entre otras, $ue!an un papel las reli!iones y filosofías de 7ndia y 42ina. Enellas domina la 7dea de fa resurreccin de todos los seres, pero no en el sentido de un másallá cristiano, con paraíso, pur!atorio e infierno. Esta idea me es muy familiar, y tambi#n loes para el autor de dic2o poema, Aosef Vnec2t. Por consi!uiente, 2e pensado seriamente enuna continuacin de la vida o una nueva vida despu#s de la muerte, aunque no creo en

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absoluto, de un modo craso y material, en las reencarnaciones. as reli!iones y mitolo!ías,al i!ual que la poesía, son una tentativa de la 2umanidad para expresar en imá!enesaquellas cosas indecibles que usted trata en vano de traducir a lo llanamente racional.

AO 789A

"obre utero ya 2emos discutido en diversas ocasiones. o le admiro, le amoincluso como un 2ombre completo y !randilocuente, y no obstante, considero infortunadosu papel en la 2istoria universal. "i 2ubiera sido sencillamente un protestante, un rebeldecontra los frailes, etc., un individuo violento contra la 7!lesia y el Estado, no diría ni unasola palabra contra #l. Pero fund otra 7!lesia, en nada me$or que las anti!uas, ayud alEstado y a los príncipes, abandon a los campesinos, y 9lemania le debe el cisma, la

*uerra de los &reinta 9os, la posterior ortodoxia de su 7!lesia y muc2as cosas más. Queuna fi!ura brillante, pero infortunada. Perdona, no lo di!o con mala intencin, y s# que eliniciador de una idea o un movimiento no puede ser 2ec2o responsable de todas lasconsecuencias; 2istricas de su obra. Pero no quiero expresar una verdad ob$etiva, sino slomi reaccin enteramente sub$etiva ante el fenmeno de utero.

AA 789>@

Evito siempre desconcertar en su fe a tos fieles de una 7!lesia y comunidad reli!iosa.Está muy bien para la mayoría de 2ombres pertenecer a una 7!lesia y profesar un credo. Elque se aparta de ellos se enfrenta a una soledad que muy a menudo le obli!a a aorar suanti!ua condicin de miembro de su comunidad. "lo al final de su camino descubrirá que2a entrado en el seno de otra comunidad, !rande pero invisible, que abarca a todos los pueblos y reli!iones. "erá más pobre en do!mática y nacionalismo, pero tendrá la riquezade la fraternidad con los espíritus de todas las #pocas y todas las naciones y len!uas.

A> 7maro 89>@

En lo que se refiere a utero y oma, opino que nin!uno de los dos existirían si nocorrespondieran a una necesidad. o explicare: si utero es el !uía y más alto representantede aquellos cristianos para quienes la sed de libertad es al!o natural y evidente -o sea delos individualistas, diferenciados del t#rmino medio por su espíritu, carácter y conciencia

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 -, queda todavía la !ran mayoría de la 2umanidad, que prefiere obedecer a decidir quetiene carácter d#bil pero es de buena voluntad y que desconoce en absoluto las luc2asintelectuales y de conciencia de los primeros. as 7!lesias como la de oma son buenas para mantener el orden dentro de esta parte de la 2umanidad, para evitar que cai!a en elvicio o se descarríe, para consolarla en la vida y en la muerte, y para proporcionarle,

además, muc2as 2ermosas fiestas. %an ayudado a millones a soportar la vida y 2acerla más bella, y por aadidura, nos 2an re!alado a los demás espl#ndidos edificios, mosaicos,frescos y esculturas, cosas que los protestantes pueden destruir o atesorar, pero nunca crear.

A 7setiembre 89>@

Existe una mesa, una silla, un pan, un vino, un padre, una madre, pero cada pueblo y

cada civilizacin los llama de un modo distinto. o mismo ocurre con 8ios, con la piedad,con la fe. *rie!os y persas, 2indúes y c2inos, cristianos y budistas, todos se refieren a lomismo y esperan, desean y creen lo mismo, pero no emplean para desi!narlo el mismonombre que nosotros. En el pensamiento político de personas pro!resistas, el nacionalismoes al!o que ya pertenece al pasado; en cambio, en las reli!iones predomina todavía lacreencia infantil en la validez única de la propia fe. %ace tiempo que la ciencia 2areconocido la unidad de todas las formas de fe que 2ay en el mundo; la investi!acin de lasreli!iones ya no admite nin!una reli!in como la única verdadera.

AR 7noviembre 89>@

 o soy catlico ni tampoco muy buen cristiano, aunque a pesar de ello soy piadoso.Por lo tanto, para mí no si!nifican nada las esti!matizaciones y si Qrancisco de 9sís fueraconocido slo por sus esti!matizaciones y no por su maravillosa vida, tampoco #lsi!nificaría nada para mí.

Pero como usted es un catlico ferviente, creo que no debe re!atear nin!ún esfuerzo para aumentar su fe y perseverar en su conducta y en sus ideas. Ro se desvíe de ellasS &odo

aqu#l que cree en un sentido de la vida y en el alto destino de los 2ombres es muy valiosoen medio del caos actual, sea cual sea la confesin a que pertenezca y los si!nos en quecrea.

A9 7mayo 89>8

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El G*uardiniH y ein2old "c2neider son ambos buenos catlicos en la literaturaalemana de nuestro tiempo, ambos sabios, ambos !enerosos y libres de fanatismo. , sinembar!o, ambos, o por lo menos *uardini, entienden por +fe0 la exacta, única válida y

única verdadera do!mática catlica, que ya si!los atrás fue rec2azada como inaceptable por todos los 2ere$es y reformadores piadosos, y que desde entonces aún se 2a complicado más.Para *uardini, la 2istoria universal es una cuestin terrenal y 2umana, pero la aparicin de4risto, una cuestin divina. 4omo si, creyendo en 8ios, la 2istoria universal no fueratambi#n una creacin o un intento divino, y como si millones de 2ombres no 2ubiesenvivido piadosamente y muerto en olor de santidad, exactamente i!ual que en la fe de Aesús,en la fe inquebrantable de Vris2na, Luda o Fa2oma. a aceptacin de lo que *uardinillama +fe0 es imposible sin el sacrificio de la razn. Para mí, este sacrificio si!nificarenunciar al don más preciado que nos 2a dado 8ios. sin embar!o siento un !ran respeto por 2ombres como *uardini.

>@ 7diciembre 89>8

 

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 MISTERIOS

8e vez en cuando el poeta, y se!uramente muc2os otros 2ombres, siente lanecesidad de olvidar durante un rato las simplificaciones, sistemas, abstracciones y otrasmentiras totales o parciales y contemplar el mundo tal como realmente es, es decir, comoun sistema de conceptos muy complicado, pero en definitiva descifrable y comprensible,sino como la selva vir!en de misterios sobreco!edores, siempre nuevos y totalmenteincomprensibles que en realidad. Por e$emplo, todos los días vemos los llamadosacontecimientos mundiales presentados el peridico, sobre papel, visibles, reducidos a dosdimensiones, desde las tensiones entre 6riente y 6ccidente 2asta la investi!acin del potencial b#lico $apon#s, desde la curva del índice de armamento 2asta la aseveracin de unministro de que precisamente el peli!ro y la dinámica increíble de más recientes armas de

!uerra conducirá a deponer dic2as armas y transformarlas en re$as de arado, y aunquenosotros sabemos que todo esto no a realidades, sino en parte mentiras y en parte artimaasde $u!lar en una len!ua surrealista, divertida, inventada e irresponsable, esta ima!enmundial repetida cotidianamente, aunque de un día para otro se contradi!a de manera tanfla!rante, nos produce cada vez un cierto placer o nos comunica una cierta tranquilidad, porque durante unos momentos el mundo parece realmente plano, visible sin misterios, ydispuesto a dar cualquier explicacin que interese a los suscriptores. el peridico es slouno entre mil e$emplos, no 2a inventado la falsificacin del mundo y la supresin de losmisterios ni es su único practicante y beneficiario. o, del mismo modo que el suscriptor,cuando 2a ec2ado una o$eada al peridico, !oza de la ilusin de saber qu# 2a ocurrido en elmundo durante veinticuatro 2oras, y que en el fondo no 2a pasado nada que no 2ubieran

 pronosticado en parte los inteli!entes redactores en el número del $ueves, así tambi#n cadauno de nosotros pinta o falsea todos los días y todas las 2oras la selva vir!en de losmisterios como un bonito $ardín o como un mapa plano y detallado, el moralista con ayudade sus máximas, el reli!ioso con ayuda de su fe, el in!eniero con ayuda de su calculador, el pintor con ayuda de su paleta y el poeta con ayuda de su modelos e ideales, y, cada uno denosotros vive satisfec2o y tranquilo en su mundo ilusorio y en su mapa 2asta que la roturade un dique o al!una tremenda revelacin provoca la irrupcin repentina de la realidad, delo inaudito, de la belleza o la fealdad sobreco!edoras, y se siente irremediable ymortalmente atrapado. Esta situacin, esta revelacin o este despertar, esta vida en larealidad desnuda no dura nunca muc2o, lleva la muerte consi!o; cuando un 2ombre esatacado por ella y lanzado al temible remolino, dura solamente lo que un 2ombre puede

soportar, y entonces termina con la muerte o con la desordenada 2uida 2acia lo ilusorio, losoportable, lo ordenado, lo comprensible. En esta soportable y tibia zona de los conceptos,los sistemas y las ale!orías, vivimos nueve d#cimas partes de nuestra vida. 9sí vive el2ombre insi!nificante, satisfec2o y tranquilo, aunque tal vez 2aciendo rec2inar los dientes,en su casita o en su apartamento, con un tec2o sobre la cabeza y la tierra ba$o sus pies, ymás le$os, con un recuerdo del pasado, de su ori!en, de sus abuelos, que casi todos eran yvivían como #l, y a su alrededor, con un orden, un Estado, una ley, un derec2o, un e$#rcito2asta que todo, en un instante, desaparece y se 2unde el orden y el derec2o en el fracaso y

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el caos, la tranquilidad y el bienestar en una amenaza de muerte, 2asta que todo este mundoilusorio, tan se!uro, respetable y di!no de confianza, desaparece entre llamas y cascotes yno queda nada que lo inaudito, la realidad. o inaudito e incomprensible, lo terrible y, en surealidad, tan convincente, podemos llamarlo 8ios, pero el nombre no nos facilita insumacomprensin, explicacin ni serenidad. El conocimiento de la realidad, que siempre es slo

momentáneo, puede obtenerse mediante la lluvia de bombas de una !uerra, medianteaquellas mismas armas que, se!ún las palabras de muc2os ministros, nos obli!arán al!úndía a fabricar con ellas re$as de arado; para el individuo es suficiente a veces unaenfermedad, una des!racia ocurrida a su alrededor, y a veces tambi#n una momentáneadesaparicin de su estado de ánimo, el despertar de una pesadilla, una noc2e de insomnio, para enfrentarte a lo ineludible y obli!arle durante un rato a poner en duda todo el orden,todo el bienestar, toda la se!uridad toda la fe, toda la sabiduría.

a basta, todo el mundo lo sabe, cada uno de nosotros conoce lo ocurrido aunque laexperiencia le 2aya rozado slo una vez o pocas veces, y crea que 2a pasado y que 2aconse!uido olvidarla. Pero la experiencia volverá y aunque la consciencia la cubra, la

filosofía o la fe la desmienta y el cerebro la desec2e, se ocultará en la san!ren en el 2í!ado,en el dedo !ordo del pie, y un día, inevitablemente, reaparecerá con la misma fuerza yclaridad. Por otra parte, yo no querría filosofar más sobre lo real, sobre la selva vir!en delos misterios, sobre lo numinoso y otros nombres de la experiencia; esto compete a otraclase de 2ombres, pues incluso esto 2a lo!rado el inteli!ente y nunca bien admirado espíritu2umano: 2acer de lo 7ncomprensible, único, demoníaco, insoportable, una filosofía consistemas, profesores y autores. o soy competente en este terreno, y $amás 2e sentidodeseos de leer a los especialistas en los eni!mas de 7n vida. Ouerría solamente, porque asílo exi!e mi #poca y me siento obli!ado a ello, sealar desde la vul!aridad de mi profesinsin tendencia ni orden, al!o de las relaciones del autor con las mentiras de la vida, ytambi#n al!o de los relámpa!os del misterio que atraviesan las paredes de estas mentiras.9adir# que el autor, como tal, no está más cerca del misterio del mundo que cualquier otro2ombre; como ellos, no puede vivir ni traba$ar sin tierra ba$o sus pies y un tec2o sobre sucabeza, y sin rodear su lec2o con un espesa red de sistemas, convenciones, abstracciones,simplificaciones y trivialidades. &ambi#n #l, i!ual que el peridico, 2ace de la oscuridad delmundo un orden y un mapa, prefiere vivir en una superficie que en una multidimensin, prefiere oír que explosiones de bombas, y se diri!e a sus lectores con sus escritos animado por la mimada ilusin de que exista una norma, una len!ua, un sistema que le permitancomunicar sus pensamientos y experiencias de manera que el lector pueda compartirlos yaceptarlos. En !eneral, 2ace lo mismo que todos, e$erce su profesin del me$or modo posible, y procura no pensar en la profundidad de la tierra ba$o sus pies y 2asta qu# puntosus lectores comprenden, sienten y comparten sus pensamientos y experiencias, y 2asta qu# punto su credo, su concepto del mundo, su moral, su mentalidad se parecen a los de suslectores.

ecientemente me escribi un $oven, calificándome de +vie$o y sabio0. +&en!oconfianza en usted -dice su carta- porque s# que es vie$o y sabio0. o tenía un momentoal!o más inspirado que de costumbre y no tom# la carta, que por otra parte era muy parecida a cientos de otras cartas, de manera !lobal, sino que pesqu# una frase aquí y allá,un par de palabras, la estudi# con muc2a atencin y le pre!unt# su identidad. +ie$o ysabio0, leí, y esto podía mover a risa a un 2ombre vie$o, fati!ado y últimamente !run,

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que en su rica y lar!a vida 2a creído muc2as veces estar infinitamente más cerca de lasabiduría que a2ora, en su estado reducido y poco satisfactorio. ie$o, sí, es cierto, soyvie$o y estoy a!otado y desen!aado. R sin embar!o, la palabra +vie$o0 podía expresar al!o muy diferenteS 4uando se 2abla de vie$as sa!as, vie$as ciudades y casas, vie$osárboles, vie$as comunidades y culturas, la palabra +vie$o0 no tiene nada de despectivo o

 burln. 9sí pues, yo no podía atribuirme más que muy parcialmente las cualidades de laedad; de los muc2os si!nificados de la palabra, slo su mitad ne!ativa era aplicable a mí. o obstante, para mi $oven corresponsal, la palabra +vie$o0 diri!ida a mí podía tener tambi#n un valor y un sentido pictrico, evocar la ima!en de un 2ombre de barba canosa ysonrisa serena, mitad conmovedor, mitad venerable; por lo menos, #ste era el sentido quetenía para mí en los tiempos en que yo aún no era vie$o. Fuy bien, podía interpretar la palabra como un saludo respetuoso.

Pero Rla palabra +sabio0S C4uál sería su si!nificado realD "i lo que quería si!nificar no era nada, al!o !eneral, confuso, va!o, un epíteto o una frase usual, entonces podíaolvidarme de ella. C si no era así, si realmente si!nificaba al!o, cmo podría desentraar 

lo que ocultabaD ecord# un vie$o m#todo, que empleaba con frecuencia; el de la libreasociacin. 8escans# un poco, pase# un rato por la 2abitacin, me repetí una vez más la palabra +sabio0, y esper# lo primero que pudiera ocurrírseme. 2e aquí que de prontosur!i otra palabra, la palabra "crates. Esto ya era al!o: no slo una palabra, sino unnombre, y detrás del nombre no 2abía una abstraccin sino una fi!ura, un 2ombre. COu#tenía que ver el sutil concepto de la sabiduría con el muy real nombre de "cratesD Esto erafácil de determinar. "abiduría era precisamente la cualidad que pronunciaban primerocuando 2ablaban de "crates los maestros de escuela y los profesores de universidad, losconferenciantes distin!uidos ante un sala llena de oyentes y los autores de editoriales yfolletines. El sabio "crates. a sabiduría de "crates o, como diría el distin!uidoconferenciante: la sabiduría de un "crates. ada más podía decirse sobre esta sabiduría.Pero apenas escuc2ada la frase, se anunci una realidad, una verdad, es decir, el verdadero"crates, una fi!ura fuerte y convincente pese a todo el cúmulo de leyendas. esta fi!ura,este anciano ateniense de rostro feo y bondadoso me 2abía informado de manera totalmenteinequívoca acerca de su propia sabiduría; 2abía reconocido enfáticamente que no sabíanada, nada en absoluto, y que no tenía nin!ún derec2o al predicado de la sabiduría.

9sí pues, yo 2abía vuelto a apartarme del camino recto y caído en las redes de lasrealidades y los misterios. a cuestin era #sta: cuando caía en la tentacin de tomar enserio los pensamientos y las palabras, me encontraba indefectiblemente en el vacío, en laincertidumbre, en la oscuridad. "i el mundo de los científicos, frasistas y conferenciantessobre arte tuviera razn, y la cátedra y los ensayos estuvieran en lo cierto, entonces"crates era un 2ombre completamente i!norante, un 2ombre que no sabía nada ni creía ennin!una sabiduría, y que derivaba de esta i!norancia y de esta falta de fe en la sabiduría sufuerza y su instrumento de emancipacin de la realidad.

9sí pues, yo, el 2ombre vie$o y sabio, me enfrentaba al vie$o e i!norante "crates, ytenía que ponerme a la defensiva o aver!onzarme. o me faltaban motivos paraaver!onzarme, pues pese a todas las tretas y sutilezas, yo sabía muy bien que el $oven queme otor!aba el título de sabio no lo 2acían en modo al!uno impulsado por la inconsciencia

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o i!norancia $uvenil, sino provocado por mí, por muc2as de mis palabras po#ticas, en lasque insinuaba al!o de experiencia, de enseanza y de la sabiduría propia de la ve$ez, yaunque creo que pues 2e contradic2o o puesto en duda la mayo de mis po#ticas+sabidurías0, es irrefutable que en con$unto, durante toda mi vida 2e afirmado más quene!ado, aprobado más que desmentido las tradiciones del espíritu, de la fe, de la len!ua, de

la moral. Era inne!able que en mis escritos sur!ía aquí y allá un relámpa!o, un claro entrelas nubes y los velos de los retablos tradicionales, trasluciendo de modo apocalíptico que el bien más se!uro del 2ombre era su pobreza, que el pan más aut#ntico del 2ombre era su2ambre; pero en !eneral, como 2acen todos los demás 2ombres, me 2e inclinado más 2aciael mundo de las formas bellas y las tradiciones, 2e preferido a todas las otras experienciaslos $ardines de las sonatas, fu!as, sinfonías de todos los empirismos apocalípticos y $ue!osy consuelos del idioma, en los cuales el idioma se desvanece y se funde en la nada, ydurante un momento de belleza inenarrable, tal vez sa!rado, tal vez mortal, lo indecible, loinima!inable de los misterios más íntimos nos está mirando a la cara. "i mi $ovencorresponsal no veía en mí al i!norante "crates, sino a un sabio en el sentido de los profesores y folletinistas, yo era el primer responsable.

"in embar!o, continuaba siendo un eni!ma el concepto que tenía de la sabiduría el $oven en cuestin. 9caso su vie$o sabio fuera slo una fi!ura teatral, acaso una ilusin,acaso la serie de asociaciones que ya 2e reseado. Ouizá la palabra +sabio0 le 2acía pensar involuntariamente en "crates, para lle!ar poco despu#s a la conclusin de que era precisamente "crates quien no pretendía poseer ni quería saber nada de la sabiduría.

Por tanto, la investi!acin de las palabras +vie$o y sabio0 no me 2abía dado nin!únresultado. Fe dediqu# a2ora, para olvidarme de una vez de la carta, a recorrer el caminoinverso, y en lu!ar de buscar una aclaracin en las palabras sueltas, empec# a buscarla en elcontenido !lobal de la carta. o esencial en ella era una pre!unta en apariencia muy

sencilla, que parecía requerir una respuesta de equivalente sencillez. 8ecía así: +C&iene lavida un sentido, y no sería me$or dispararse un tiro en la cabezaD0. 9 primera vista, esta pre!unta no parece insinuar muc2as respuestas. o podía contestar. +o, querido ami!o, lavida no tiene nin!ún sentido y d# 2ec2o sería me$or50. 6 bien, podía decir: +a vida,querido ami!o, tiene un sentido, y acabarla con una bala es una insensatez0. 6 bien: +Escierto que la vida carece de sentido, pero no por ello 2ay que dispararse un tiro en lacabeza0. 6 bien: +a vida tiene ciertamente un sentido, pero es tan difícil comprenderlo,que lo me$or es acabar con una bala en la cabeza0, etc.

Esto es lo que a primera vista podría contestarse a la pre!unta del muc2ac2o. Peroen cuanto empiezo a investi!ar las posibilidades, veo que no 2ay cuatro u oc2o, sino cien ymil contestaciones. sin embar!o podría $urar que en el fondo, para esta carta y para quienla escribe, 2ay una respuesta única, una puerta única 2acia la libertad, una única salida delinfierno de su tribulacin.

Para encontrar esta respuesta única no me ayuda ni la sabiduría ni la edad. a pre!unta de esta carta me sume en las tinieblas, pues las cosas que yo s#, las cosas quesaben padres espirituales aún más vie$os y más experimentados que yo, slo se 2allan enlibros y sermones, en conferencias y artículos, pero no se refieren a este caso único y real, a

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este paciente determinado, que estima en exceso el valor de la edad y la sabiduría, y que ensu necesidad extrema es!rime un arma peor que todas las demás: +&en!o confianza enusted0.

COui#n puede encontrar una respuesta a la pre!unta tan infantil como seria

formulada en esta cartaD

a carta me 2a inspirado al!o que siento más con los nervios que con la razn, máscon el estma!o o el simpático que con la experiencia y la sabiduría: un aliento de realidad,un repentino claro entre las nubes, una llamada le$ana, desde más allá de las convenciones,y ante la cual slo es posible el retraimiento y el silencio, o la aceptacin y la obediencia.&al vez aún me queda una eleccin, tal vez aún puedo decirme a mí mismo: no puedoayudar al pobre muc2ac2o, s# tan poco como #l, quizá consi!a olvidar sus problemas sioculto su carta ba$o un montn de otras similares. Pero incluso mientras lo pienso, s# queno podr# olvidarlos 2asta que le d# una respuesta satisfactoria. Oue yo sepa esto, que est#convencido de ello, no procede de la experiencia y la sabiduría, procede de la fuerza de la

llamada, del encuentro con la realidad. 9sí pues, la fuerza con la que dar# forma a mirespuesta no procederá de mí, de la experiencia, de la inteli!encia, de la práctica, de la2umanidad, sino de la realidad misma, de la diminuta porcin de realidad que esta carta 2atraído consi!o. a fuerza, que contestará a esta carta está en la propia carta que secontestará a sí misma; el $oven se dará a sí mismo la respuesta. 9unque sea en mí, la piedra,el vie$o y el sabio, donde provoca una c2ispa, es únicamente un martillo, su !olpe, sunecesidad, su fuerza lo que 2a 2ec2o sur!ir esa c2ispa.

 o puedo callar el 2ec2o de que 2e recibido muc2as veces cartas en que se me 2acíaesta misma pre!unta, y que las 2e leído y contestado, o de$ado sin contestacin. o únicoque cambia es la fuerza de la necesidad; no son slo las almas fuertes y puras las que en un

momento determinado formulan pre!untas seme$antes, sino tambi#n los $venes de familiaacomodada con sus pequeos sufrimientos y su pequea entre!a. Fuc2os de ellos me 2anescrito para decirme que la decisin está en mis manos: un sí mío y sanará, un no, y morirá;y por muy !ravemente que suene la frase, yo percibía la llamada a mi vanidad, a mi propiadebilidad, y lle!aba a esta conclusin: quien 2a escrito esta carta no sanará con un sí mío nimorirá con un no, sino que se!uirá cultivando su problemática y tal vez diri!irá su pre!untaa otros muc2os vie$os y sabios, encontrará en las respuestas un poco de consuelo y un pocode diversin, y las recopilará en un álbum.

"i no creo tal cosa de este corresponsal de 2oy, si le tomo en serio, si correspondo asu confianza y siento deseos de ayudarle, esto no ocurre a trav#s de mí, sino a trav#s de #l;

es su fuerza la que !uía mi mano, su realidad la que penetra en mi convencional sabiduríade vie$o, su pureza la que me obli!a a ser sincero, y no lo 2a!o movido por al!una virtud, por el amor al pr$imo, por 2umanidad, sino por la realidad y por la vida, del mismo modoque cuando respiramos, pese a todos los propsitos o ideolo!ías necesitamos volver arespirar. o lo 2acemos, ocurre simplemente en nosotros.

si a2ora yo, conmovido por su necesidad, iluminado por el relámpa!o de laverdadera vida, me siento obli!ado a una rápida accin para aliviar el aire enrarecido que

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respira, no opondr# a esta carta más pensamientos y dudas, no la someter# a más exámenesy dia!nosis, sino que se!uir# su llamada, y en vez de ofrecerle mis conse$os y mi sabiduría,le ofrecer# lo único que puede ayudarle, es decir, la respuesta que quiere recibir el $oven, yque slo necesita oír de otros labios para saber que la 2a con$urado su propia respuesta y su propia necesidad.

Es difícil que una carta, la pre!unta de un desconocido, alcance realmente aldestinatario, porque quien la escribe puede expresarse, pese a su aut#ntica y acuciantenecesidad, por medio de si!nos convencionales. Pre!unta: +C&iene un sentido la vidaD0, yla frase suena va!a y confusa como una melancolía de adolescente. Pero #l no se refiere a+la0 vida, no le interesan las filosofías, do!máticas o los derec2os 2umanos, se refiereúnicamente a su vida, y de mi supuesta sabiduría no quiere oír una sentencia o unaindicacin sobre el arte de dar sentido a su vida; no, lo que quiere es que su verdaderanecesidad sea vista por un 2ombre real, compartida durante un momento por #l, y así,vencerla por esta vez. si yo le proporciono esta ayuda, no ser# yo quien le 2a ayudado,sino su propia necesidad, que por un momento me 2a despo$ado, a mí, el vie$o y el sabio, de

mi ve$ez y mi sabiduría, inundándome con una fría y deslumbrante oleada de realidad.Lasta sobre esta carta. o que ocupa a menudo al autor despu#s de leer las cartas de

sus lectores son pre!untas como #sta: 9l escribir mis libros, aparte del simple placer de laescritura, Cqu# 2e pensado, querido, intentado, pretendido realmenteD tambi#n pre!untascomo #stas: COu# parte de lo que 2as intentado y pretendido con tu traba$o es aprobada orec2azada por tus lectoresD C%asta qu# punto los lectores la captan y asimilanD la pre!untar C&iene lo que el autor quiere si!nificar con su traba$o, tienen su intencin, su#tica, su autocrítica, su moral al!o que ver con las causas que ori!inan sus librosD "e!ún miexperiencia, tiene muy poco que ver. i siquiera $ue!a en realidad un !ran papel aquellacuestin que suele ser la más importante para el autor, la cuestin del valor est#tico de su

traba$o, de su contenido en belleza ob$etiva. >n libro puede carecer de valor est#tico yliterario y pese a ello, e$ercer una influencia poderosa. 9parentemente, !ran parte de estainfluencia es razonable y previsible, 2a sido prevista y es muy probable. Pero, en larealidad, los sucesos del mundo son incluso aquí totalmente irracionales y rebeldes a todaslas leyes.

olviendo una vez más al tema del suicidio, tan atractivo para la $uventud, enrepetidas ocasiones 2e recibido cartas de lectores en las que me comunicaban estar a puntode quitarse la vida cuando 2a caído en sus manos este libro, que les 2a liberado y aclaradosus dudas e impulsado a se!uir adelante. "in embar!o, sobre este mismo libro, que podía producir efectos tan bien2ec2ores, el padre de un suicida me escribi en t#rminosacusadores: mi maldito libro se encontraba en los últimos tiempos entre los que su pobre2i$o tenía sobre la mesilla de noc2e, y slo a #l podía imputársele lo ocurrido. o podíaciertamente contestar a este padre indi!nado que era muy pobre la responsabilidadatribuible a un solo libro, pero tard# muc2o tiempo en +olvidar0 la carta de aquel padre, ya2ora queda patente que no fue tal olvido.

4uando 9lemania 2abía casi alcanzado el cenit de su fiebre nacional, una mu$er deLerlín me escribi sobre otro de mis libros: un libro infame como el mío debía ser 

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quemado, y ella se encar!aría de que así se 2iciera, y de que todas las madres alemanas pusieran este libro fuera del alcance de sus 2i$os. Esta mu$er, si realmente tiene 2i$os, se2abrá ase!urado, sin duda, de que no conozcan este libro ver!onzoso, pero no los 2a prote!ido de la destruccin de medio mundo, del asesinato en masa de víctimas indefensasy de todo lo demás. o notable fue que casi al mismo tiempo me escribi sobre el mismo

libro otra mu$er alemana: si tuviera 2i$os, les daría a leer este libro para que aprendiesen aver la vida y el amor con los o$os de esta obra mía. "in embar!o, mi intencin al escribirlano fue ni pervertir a los $venes ni darles lecciones sobre la vida; no pens# ni por unmomento en nin!una de las dos cosas.

9l!o muy distinto, en lo cual es probable que no piense nunca nin!ún lector, puedeser para el autor motivo de inquietud y preocupacin: Cpor qu# ten!o que exponer ante o$osextraos todos mis sentimientos más íntimos, mis creaciones, los 2i$os más queridos de miima!inacin, las fibras 2ec2as con la me$or sustancia de mi vida, y contemplar cmo salenal mercado y su valor es exa!erado o menospreciado, encomiado o escarnecido, respetado o burladoD CPor qu# no puedo !uardarlos, ensearlos a lo sumo a al!ún ami!o, y no

 publicarlos, o 2acerlo solamente despu#s de mi muerteD CEs ambicin, vanidad, a!resividado un deseo inconsciente de ser atacado lo que siempre me 2a impulsado a presentar una yotra vez ante el mundo a mis 2i$os más queridos y entre!arlos a la incomprensin, al azar, ala rudezaD

Usta es una pre!unta para la cual nin!ún artista encuentra $amás la respuesta. Porqueel mundo nos pa!a ciertamente nuestras creaciones, muc2as veces incluso con creces, perono nos pa!a con vida, con alma, con felicidad, con sustancia, sino con aquello que tiene para dar, con dinero, con 2onores, con inclusin en la lista de personas prominentes. "í, elmundo da las respuestas más inverosímiles al traba$o del artista. Por e$emplo, #sta: unartista traba$a para un pueblo que es su natural mercado y campo de accin, pero el pueblo

desprecia el traba$o que le 2a encar!ado y se nie!a a reconocer al artista y, por lo tanto, lesuprime el pan. 8e improviso, sin embar!o, un pueblo extran$ero se acuerda de #l y da alincomprendido lo que más o menos se 2a !anado: reconocimiento y pan. 7nstantáneamente,aquel pueblo para el cual iba dedicado su traba$o recibe con !ran $ubilo al artista, satisfec2ode que un miembro suyo 2aya merecido tal distincin. esto no es ni con muc2o lo másextrao que puede ocurrir entre el artista y el pueblo.

 o sirve de muc2o lamentarse de lo inevitable y deplorar la p#rdida de la inocencia, pero se 2ace, y al menos el autor lo 2ace de vez en cuando. Por esta razn me atraeenormemente la idea de que fuera posible, por arte de encantamiento, recuperar todos misescritos para mi exclusiva propiedad y disfrutar de ellos como un desconocido caballerollamado umpelstilst?in. %ay al!o que no funciona bien en las relaciones entre el artista yel mundo, y aún cuando el mundo lo advierta en ocasiones, Ccmo no el artista, con másintensidadD 9l!o del desen!ao sentido por el artista, aunque obten!a muc2os #xitos, por 2aber entre!ado su obra al mundo, al!o de su dolor por 2aber vendido y abandonado untesoro secreto, amado e inocente, me lle!, y me impresion durante mi $uventud enmuc2as de mis obras preferidas, particularmente en un pequeo cuento de *rimm, uno desus cuentos de sapos. unca 2e sido capaz de releerlo sin un estremecimiento y una va!anostal!ia. 4omo tal má!ica narracin no puede ser referida, copio textualmente el cuento

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como punto final de mis apuntes.

>na 2uerfanita 2ilaba, sentada sobre el muro de la ciudad, cuando vio salir un sapode una 2endidura. ápidamente extendi $unto a ella su pauelo de seda azul, que los saposaman con pasin y slo a ellos se diri!en. En cuanto el sapo lo vio, dio media vuelta, volvi

con una pequea corona de oro, la coloc sobre el pauelo y se fue de nuevo. a nia tomla corona; centelleaba, y la formaban los más delicados 2ilos de oro. 9l poco rato, el sapovolvi y, al no ver la corona, se desliz por el muro y !olpe contra #l su cabecita, lleno dedolor, 2asta que sus fuerzas se a!otaron y cay muerto. "i la nia no 2ubiese tocado lacorona, el sapo 2abría sacado más tesoros de la 2endidura.

 

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 NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

64 6bras completas en siete tomos, '(<), "u2r?amp erla!.

64" 6bras completas en ediciones sueltas Gen tela azulH, "u2r?amp erla!.

6E 6bras completas en doce tomos. Edicin de lu$o '()I, "u2r?amp erla!.

I

 4el alma: escrito en '('); publicado por primera vez en Cieland   /, '(')'`,cuaderno ), pá!. `, 6E 'I, // ss.

$obre la unidad : 4uatro pasa$es, los tres primeros proceden de  ur#ast  GEl baistaH; ur#ast  fue escrito en '(=/; publicado por primera vez en edicin privada ba$o el titulo de Psyc'olo#ia *alnearia oder Glossen eines *adener ur#asts GPsicolo!ía balnearia o !losasde un baista de LadenH. 6E ), M' s., 'I` y ''= s. El cuarto texto procede del prlo!o deuna coleccin 4er#eist der omanti0  GEl espíritu del romanticismoH, planeada en '(=M yque no fue llevada a cabo. Es un manuscrito de las obras pstumas y publicado aquí por  primera vez.

 4ie $e'nsuc't unserer Seit nac' liner Celtansc'auun#   Ga nostal!ia de nuestrotiempo por una ideolo!íaH, escrito en '(=M, publicado por primera vez en /K/  /, '(=M.9quí en forma de libro por vez primera.

 *lic0 nac' dem fernen sten G>na mirada al e$ano 6rienteH

 4ie eden *udd'as Gos coloquios de LudaH

 Kinduismus GEl 2induismoH

6'inesisc'es GEl espíritu c2inoH

 onfuius G4onfucioH

 (aotse GaoN&s#H

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 1 Gin#  G7 42in!H

Estos textos proceden de reseas.  (a fec'a de su creaci"n fi#ura en el texto.

6ontenidos en E  '=, 'M.

 El Sen c'ino.

esea del libro L7NYN>: 6omposici"n del maestro B3an2Cu sobre la roca de

esmeralda. 8e /niversitas 'M, '(M'; 6E '=, /<.

&exto de una carta ficticia  -osef nec't a 6arlo erromonte, escrito en '(MI.Publicado por vez primera en )eue S3rc'er Seitun#  del 'IN=N'(M', contenido en la edicin privada de SE) , '(M'. 9quí en forma de libro por primera vez.

8os poemas:

 El dedo levantado: contenido en la edicin privada de SE) , '(M', 6E ', '@).

 -oven novicio en el monasterio Sen: contenido en la edicin privada de SE) , '(M',6E 7, '@(

/na mirada al (e&ano riente: publicado por primera vez en /niversitas '<, '(MI.9quí en versin completa. Por primera vez en forma de libro.

II

 Mi credo: escrito en '(/'. Publicado en su primera edicin en  (a fe de un autor.

+oces de una experiencia reli#iosa. %arald Lraun, '(/', Ec?artNerla!. 7ncluido en '(<)en 64 ), 6E 'I, )I.

/n poco de teolo#ía: Publicado por primera vez en )euen undsc'au @/, '(/=, 7, pá!. )/M. En '(@), como edicin privada con el título Grados de evoluci"n del 'ombre.

7ncluido en '(<) en 64 ) y 6E 'I, )@.

 eflexi"n: El poema fue escrito probablemente en noviembre de '(//. Existen tresversiones. a primera fue publicada por vez primera en el  )ationaleitun#  de Lasilea, el=MN''N'(//. "e public en se!unda edicin en el )euen undsc'au @<, '(/@, 7, pá!. '/'.a se!unda versin fue publicada en 1nsel *3c'erei número @<@, 4el árbol de la vida;

 poemas ele#idos, pá!. )M. a tercera y última versin en  (os poemas de Kermann Kesse,XTric2, '(@=. 6E ', 'I@.

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a presente edicin, teniendo en cuenta las reacciones de los lectores, reproduce el poema en la versin del )euen undsc'au de '(/@.

4artas sobre el poema: as cartas de diciembre de '(// y de alrededor de '(/< se publican aquí por primera vez.

as cartas de a!osto de '(/@, febrero de '(/<, marzo de '(/< están contenidas en6artas. Edici"n ampliada, edicin especial, "u2r?amp erla!, Qran?furt '(M@.

III

 El credo el que me refiero: extractos de cartas G'H, reseas, folletines, impresiones

 privadas G=H, El baTista G/H y *io#rafía breve G@H.

4artas.

 6artas, edici"n ampliada '(M@: '@, 'M, '), '`, '(, =/, =), =(, /I, /=, //, /@, /<, /),/(, @I, @', @=, @M, @), <I, <', <=, <@, <<, <M, <), <`. bH 4artas in#ditas: ', @, <, ), `, (, 'I,'','=, '@, '<, =I, =@, =<, =M, =`, /', /M, /`, @/, @@, @<, @`, @(, <(, MI.

eseas, folletines, impresiones privadas Gin#ditosH: =, /, M, '/, =', ==, </.

 El baTista, 6E ), 'I<, (I: 77.

 *io#rafía breve, 6E M, @I@: '=.

 Misterios: Publicado por vez primera en )eue $c'Feier undsc'au, "erie nueva'@, '(@M@), pá!. M@/. 6E 'I, =M<.

 

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 %EF9 %E""E. aci el = de $ulio de '`)) en 4al], 9lemania y muri en

Fonta!nola, 4antn del &esino, "uiza, el ( de a!osto de '(M=. ovelista y poeta alemán,nacionalizado suizo. 9 su muerte, se convirti en una fi!ura de culto en el mundooccidental, en !eneral, por su celebracin del misticismo oriental y la búsqueda del propioyo.

%i$o de un anti!uo misionero, in!res en un seminario, pero pronto abandon laescuela; su rebeldía contra la educacin formal la expres en la novela La$o las ruedasG'(IMH. En consecuencia, se educ #l mismo a base de lecturas. 8e $oven traba$ en unalibrería y se dedic al periodismo por libre, lo que le inspir su primera novela,  Peter 

6amenind  G'(I@H, la 2istoria de un escritor bo2emio que rec2aza a la sociedad para acabar llevando una existencia de va!abundo.

8urante la 7 *uerra Fundial, %esse, que era pacifista, se traslad a Fonta!nola,"uiza; se 2izo ciudadano suizo en '(=/. a desesperanza y la desilusin que le produ$eronla !uerra y una serie de tra!edias dom#sticas, y sus intentos por encontrar soluciones, se

convirtieron en el asunto de su posterior obra novelística. "us escritos se fueron enfocando2acia la búsqueda espiritual de nuevos ob$etivos y valores que sustituyeran a lostradicionales, que ya no eran válidos.  4emian  G'('(H, por e$emplo, estaba fuertementeinfluenciada por la obra del psiquiatra suizo 4arl Aun!, al que %esse descubri en el cursode su propio GbreveH psicoanálisis. El tratamiento que el libro da a la dualidad simblicaentre 8emian, el persona$e de sueo, y su 2omlo!o en la vida real, "inclair, despert unenorme inter#s entre los intelectuales europeos coetáneos Gfue el primer libro de %essetraducido al espaol, y lo 2izo uis pez Lallesteros en '(/IH. as novelas de %essedesde entonces se fueron 2aciendo cada vez más simblicas y acercándose más al psicoanálisis. Por e$emplo, +ia&e al Este  G'(/=H examina en t#rminos $un!uianos lascualidades míticas de la experiencia 2umana. $idd'arta  G'(==H, por otra parte, refle$a el

inter#s de %esse por el misticismo oriental -el resultado de un via$e a la 7ndia-; es unalírica novela corta de la relacin entre un padre y un 2i$o, basada en la vida del $oven Luda. El lobo estepario G'(=)H es quizás la novela más innovadora de %esse. a doble naturalezadel artistaN2#roe -2umana y licantrpica- le lleva a un laberinto de experiencias llenas de pesadillas; así, la obra simboliza la escisin entre la individualidad rebelde y lasconvenciones bur!uesas, al i!ual que su obra posterior  )arciso y Goldmundo  G'(/IH. aúltima novela de %esse, El &ue#o de abalorios G'(@/H, situada en un futuro utpico, es de2ec2o una resolucin de las inquietudes del autor. &ambi#n en '(<= se 2an publicado varios

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volúmenes de su poesía nostál!ica y lú!ubre. %esse, que !an el Premio obel deiteratura en '(@M, muri el ( de a!osto de '(M= en "uiza.

 

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 Notas

J'K %ermann %esse. Politisc'e *etrac'tun#en. "eleccionadas por "ie!fried >nseld.Liblioteca "u2r?amp, tomo =@@. "u2r?amp erla!. Qran?furt, '()I.

J=K Varl Eu!en eumann, 4ie eden Gotamo, *udd'os 7Pláticas de Gautama *uda ,Piper erla!, FTnc2en, '(='.

J/K  %elmut2 v. *lasenapp,  4er Kinduismus  Gel 2induismoH. Vurt Bolff erla!,FTnc2en, '(=/.

J@K Vun!fuN&s#. GesprHc'e 76onversaciones. 8iedric2s erla!, Aena, '(I(.

J<K 8e '(IM a '('=, %esse fue editor, $unto con 9lbert an!en y ud]i! &2oma, dela revista cultural  MHr , +cuya parte política culmin en la luc2a contra el re!imiento personal de *uillermo 770. G%. %.H.

JMK as fuentes de la cita fi!uran en la parte 777 de las notas biblio!ráficas.

J)K 8urante la Primera *uerra Fundial, %esse traba$aba en la +9sistencia 9lemana a prisioneros de !uerra en Lerna0.

J`K  lein y Ca#ner, El re#reso de Sarat'ustra, 5lma infantil, El !ltimo verano de

 lin#sor .

J(K "undar "in!2: evan!elista 2indú G'``(H, desaparecido desde '(=(.

J'IK Austinus Verner, 4ie $e'erin von Prevorst , '`=(.

J''K G*and2iH.

J'=K Esta palabra, +fraile0 G pfaffeH, es una consi!na de !uerra, una denominacin deaquellos sacerdotes Gy tambi#n se!laresH que anteponen la parte do!mática de su fe alcontenido esencial. 4uando 2e usado esta palabra Gque 2a sido con muy poca frecuenciaH,no 2e pensado nunca en los numerosos sacerdotes buenos, fieles y 2umanos que existen yde los cuales conozco a muc2os, sino en los que quemaban a los 2ere$es, y desde lue!o, detodas las confesiones; los +frailes0 protestantes me son aún menos simpáticos que losromanos. Pero en todo caso, $amás 2e pensado ni por un momento en la totalidad de lossacerdotes cuando 2e usado esa palabra. "iempre, pese a no pertenecer a nin!una i!lesia, 2etenido ami!os entre los sacerdotes y personas piadosas.

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