Hacia_una_Teoria_Arqueologica_del_Estado_Andino._Parte_II.pdf

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ISSN: 1138-9435 BIBLID [1138-9435 (2013) 15, 1-212] REVISTA ATLÁNTICA-MEDITERRÁNEA DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA SOCIAL Vol. 15 (2013)

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  • ISSN: 1138-9435

    BIBLID [1138-9435 (2013) 15, 1-212]

    REVISTA ATLNTICA-MEDITERRNEA

    DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGA SOCIAL

    Vol. 15 (2013)

  • REVISTA ATLNTICA-MEDITERRNEA DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGA SOCIAL Es una publicacin de periodicidad anual. Est vinculada al Grupo del Plan Andaluz de Investigacin. (P.A.I.-HUM. 440), adscrito al rea de Prehistoria de la Universidad de Cdiz. Lnea editorial. Los trabajos sern publicados en espaol, ingls, francs o alemn. Se admitirn trabajos relacionados con un desarrollo terico-metodolgico de la disciplina prehistrica. Es una revista que desde un encuadre posicional en la Arqueologa Social est abierta a trabajos que potencien el debate intelectual, hacia una superacin de las visiones del Positivismo e Historicismo Cultural. Se interesa por una lnea no adaptativa de la Geoarqueologa, Arqueometra, Arqueozoologa, as como por una visin crtica de la Historiografa. Pretende ser un foro de debate y clarificacin terico y emprico de la investigacin prehistrica, especialmente en el sur de Espaa. Redaccin e intercambios: Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social. Jos Ramos. rea de Prehistoria. Facultad de Filosofa y Letras. Avda. Gmez Ulla s.n. 11003. Cdiz (Espaa). Tel. (956015500, 956015569). Fax (956015501). Distribucin y venta: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz. C/ Dr. Maran, 3. 11002. Cdiz (Espaa). Tel. (956/015268). Fax (956/015334). Correo electrnico: [email protected]. Web: www.uca.es/publicaciones. Direccin y Coordinacin: Dr. Jos Ramos Muoz. (Catedrtico de Prehistoria. Universidad de Cdiz, [email protected]). Secretara de Redaccin: Dra. Manuela Prez Rodrguez. (Dra. en Historia. Grupo AGREST-Universidad Autnoma de Barcelona e investigadora Prometeo-ESPOL -Guayaquil, Ecuador-, [email protected]). Dr. Juan Carlos Domnguez Prez (Dr. en Historia. Grupo P.A.I.-HUM-440, [email protected]). Dr. Juan Jess Cantillo Duarte (Arquelogo. Dr. en Historia. Grupo P.A.I.-HUM.-440, [email protected]). Dr. Eduardo Vijande Vila (Arquelogo. Dr. en Historia. Grupo P.A.I.-HUM.-440, [email protected]). Miembros del Consejo de Redaccin: D. Antonio Barrena Tocino (Arquelogo. Grupo P.A.I.-HUM-440, [email protected]). D. Sergio Almisas Cruz (Arquelogo. Grupo P.A.I.-HUM-440, [email protected]). Dr. Salvador Domnguez-Bella (Profesor Titular de Cristalografa y Mineraloga. Universidad de Cdiz, [email protected]). D. Manuel Montas Caballero (Arquelogo. Grupo P.A.I.- HUM-440, [email protected]). Miembros del Consejo Asesor Cientfico: Dra. Alicia Arvalo Gonzlez. Profesora Titular de Arqueologa. Universidad de Cdiz. C/ Gmez Ulla, s/n. 11003. Cdiz (Espaa), [email protected]. Dr. Oswaldo Arteaga Matute. Catedrtico de Prehistoria. Universidad de Sevilla. C/ Doa Mara de Padilla, s/n. 4104. Sevilla (Espaa), [email protected]. Dr. Daro Bernal Casasola. Profesor Titular de Arqueologa. Universidad de Cdiz. C/ Gmez Ulla, s/n. 11003. Cdiz (Espaa), [email protected]. Dr. Eudald Carbonell i Roura. Catedrtico de Prehistoria. Universitat Rovira i Virgili. Pl. Imperial Tarraco I 45005. Tarragona (Espaa), [email protected]. Dr. Carlos Dez Fernndez-Lomana. Profesor Titular de Prehistoria. Universidad de Burgos. C/ Villadiego s.n. 09001. Burgos. (Espaa), [email protected]. Dr. Jordi Estvez Escalera. Catedrtico de Prehistoria. Universitat Autnoma de Barcelona. Edifici B. 08193. Bellaterra. Barcelona (Espaa), [email protected]. Dr. Javier Gracia Prieto (Profesor Titular de Geodinmica Externa. Universidad de Cdiz, [email protected]). Dr. Virgilio Martnez Enamorado. Escuela de Estudios rabes. CSIC. Granada, [email protected]. Dr. Rafael Mora Torcal. Catedrtico de Prehistoria. Universitat Autnoma de Barcelona. Edifici B. 08193. Bellaterra. Barcelona (Espaa), [email protected]. Dr. Francisco Nocete Calvo. Catedrtico de Prehistoria. Universidad de Huelva. Campus del Carmen. Avda. de las Fuerzas Armadas s.n. 21007. Huelva (Espaa), [email protected]. Dra. Anna Mara Roos. Arqueloga. Sevilla. Espaa. Dr. Alberto Prieto Arcineaga. Catedrtico de Historia Antigua. Universitat Autnoma de Barcelona. Edifici B- 08290. Cerdanyola de Valls. Barcelona (Espaa), [email protected]. Dr. Moiss Rodrguez Bayona. Profesor Contratado Doctor. Universidad de Hueva. Campus de El Carmen. Avda. de las Fuerzas Armadas, s.n. 21071 Huelva (Espaa), [email protected]. Dra. Pilar Utrilla Miranda. Catedrtica de Prehistoria. Universidad de Zaragoza C/ Pedro Cerbuna 12, 50009. Zaragoza (Espaa), [email protected]. Dra. Assumpci Vila Mitj. Profesora de Investigacin CSIC. Departamento de Arqueologa y Antropologa, Instituci Mil i Fontanals. Egipcaques, 15. 08001. Barcelona (Espaa), [email protected]. Dr. Gerd C. Weniger. Priv.-Doz. Direktor Stiftung Neanderthal-Museum. Talstrasse 300. D-40822. Mettmann. Dsseldorf. (Alemania), [email protected]. REVISTA ATLNTICA-MEDITERRNEA DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGA SOCIAL se intercambia con toda clase de publicaciones sobre Prehistoria, Antropologa y Arqueologa. ISSN: 1138-9435. BIBLID [1138-9435 (2013) 15, 1-212]. Depsito Legal: CA-516/98. Imprime: PUBLIGADES BAHA Mod. 65055

  • REVISTA ATLNTICA-MEDITERRNEA DE PREHISTORIA Y ARQUEOLOGA SOCIAL

    VOL. 15 2013

    I.S.S.N. 1138-9435 BIBLID [11-38-9435 (2013) 15, 1-212]

    NDICE EDITORIAL 5 ARTCULOS CARBONELL, Eudald y HORTOL, Policarp Hominizacin y humanizacin, dos conceptos clave para entender nuestra especie 7 HERNANDO LVAREZ, Clara Ciervas trilineales y caballos en bec de canard: contextualizando conceptos y objetos en el arte Paleoltico 13 CUENCA SOLANA, David Utilizacin instrumental de recursos malacolgicos en la Pennsula Ibrica: una visin crtica de los enfoques terico-metodolgicos propuestos 39 CARMONA BALLESTERO, Eduardo, VALDIVIELSO GUTIRREZ, Encarna, PASCUAL BLANCO, Silvia y VEGA Y MIGUEL, Jorge Restos humanos, contextos funerarios y diversidad formal: Los yacimientos calcolticos de El Hornzado y El Tmulo IL.C1 de Ctar (Burgos) 53 TANTALEN, Henry Hacia una teora arqueolgica del Estado en los Andes Prehispnicos (II): Los Estados Militaristas Andinos 81 ORTEGA ESQUINCA, Agustn Ensayo sobre la comunidad campesina medieval de Mrtola, Portugal. Parte II: Apuntes para una investigacin del modo de vida rural desde la Arqueologa Social 113 PEDRAZA MARN, Diego Las ceremonias y el mundo simblico en la produccin y reproduccin sociales de las Sociedades Ymana y SelkNam de Tierra del Fuego 141 SNCHEZ SALAS, Francisco Documentacin de archivo para la revisin del trabajo arqueolgico. El caso de Punta de la Vaca 165 RECENSIONES GOZALBES CRAVIOTO, Enrique: RAMOS, J., 2012: El Estrecho de Gibraltar como puente para las sociedades prehistricas. Editorial La Serrana. Ronda 181 ALMISAS CRUZ, Sergio: SANOJA, M., 2013: El alba de la sociedad venezolana. Perspectiva desde el norte de sudamrica. Archivo General de la Nacin. Centro Nacional de Historia, Caracas 185 CINTAS PEA, Marta MANSUR, Mara Estela y PIQU, Raquel (coords.) (2012): Arqueologa del Hain. Investigaciones etnoarqueolgicas en un sitio ceremonial de la sociedad selknam de Tierra del Fuego.

    Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Barcelona 190

  • MORENO MRQUEZ, Adolfo SANTIAGO PREZ, A. (coord.) (2013): Siguiendo el hilo de la Historia. Nuevas lneas de investigacin archivstica y arqueolgica. Ediciones La Presea de Papel. Cdiz 192 PARODI LVAREZ, Manuel: GOZALBES, E., 2013: Marruecos y el frica Occidental en la historiografa y arqueologa espaola. Instituto de Estudios Ceutes 195 ALMISAS CRUZ, Sergio TANTALEN, H. y AGUILAR, M. (compiladores) (2012): La arqueologa social latinoamericana. De la teora a la praxis. Universidad de los Andes. Bogot 298 CRNICAS MORENO, A. Crnica del IX Curso avanzado de Antropologa Forense. Universidad de Granada, (Granada) 5-9 de noviembre de 2012) 203 CALVO, A., GARCA-ROJAS, M., SNCHEZ, A. y ALONSO, M. Crnica del evento Seis dcadas de Tipologa Analtica. Simposio en homenaje a Georges Laplace. Facultad de Letras, Universidad del Pas Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (EHU/UPV), Vitoria-Gasteiz (lava), 13-15 de noviembre de 2012 207

  • Revista Atlntica-Mediterrnea 15, pp. 81-112 BIBLID [11-38-9435 (2013) 15, 1-212]

    Fecha de recepcin del artculo: 27-VI-2013. Fecha de aceptacin: 17-III-2014

    HACIA UNA TEORA ARQUEOLGICA DEL ESTADO EN LOS ANDES PREHISPNICOS (II): LOS ESTADOS MILITARISTAS ANDINOS 1

    TOWARDS AN ARCHAEOLOGICAL THEORY OF THE PREHISPANIC ANDEAN STATE (II): THE

    ANDEAN MILITARISTIC STATES

    Henry TANTALEN

    Instituto Francs de Estudios Andinos, Lima [email protected]

    Resumen: Incluso desde antes de su definicin como una sociedad independiente de Tiwanaku, la arqueologa relacionada con lo que se conoce como Wari (600 d.C-1000 d.C.) ha sido la base sobre la que se ha generado un importante debate especialmente con respecto a su naturaleza sociopoltica y socioeconmica. En este artculo, desde nuestra perspectiva arqueolgica, queremos contribuir a darle sentido y contenido a lo conocido como Wari. En base a nuestro anlisis de la materialidad social relacionada con lo Wari hemos encontrado empricamente que este contiene una serie de manifestaciones de lo que podramos llamar en nuestro mundo contemporneo como un estado y hasta un imperio. Sin embargo tambin entendemos que la naturaleza de Wari se conforma adentro de un proceso histrico particular basado en condiciones materiales especiales que denominamos andinas. En este artculo desplegamos de la mejor forma posible algunos argumentos para darle mayor consistencia a dicha propuesta. Finalmente, utilizamos el caso de Wari para identificar a otros posibles estados militaristas en los andes centrales. Palabras Clave: Imperio, Estado, Wari, Andes centrales, Indicadores arqueolgicos, prcticas sociales. Abstract: Even before its definition as an independent society from Tiwanaku, archeology related to what is known as Wari (600 AD -1000 AD) has been the basis on which it has generated considerable debate especially regarding their sociopolitical and socioeconomic nature. In this article, from our archaeological perspective, we want to help give meaning and content to what is known as Wari. Based on our analysis of the social materiality related with Wari we found empirically that it contains a series of demonstrations of what we might call in our contemporary world as a state and even an Empire. However we also understand that the nature of Wari is formed in a particular historical process based on special materials conditions which we called Andean. In this article we display the best possible arguments to give some consistency to the proposal. Finally, we use the case of Wari to identify other possible militaristic states in the central Andes. Key words: Empire, State, Wari, Central andes, archaeological indicators, social practices. Sumario: 1. Introduccin. 2. Definiendo al estado militarista andino. 3. La violencia institucionalizada y Wari. 4. El sitio de Huari como capital de un estado militarista: espacio y tiempo. 5. Indicadores arqueolgicos del estado militarista andino llamado Wari. 6. Indicadores arqueolgicos y prcticas sociales. 7. Discusin: acerca de la naturaleza del imperio wari. 8. Bibliografa.

    1 Versiones ms extensas de este artculo fueron publicadas en la revista Investigacin, nmero XX del 2013 de

    la Universidad Nacional de San Cristbal de Huamanga y otra se encuentra en prensa en la Revista del Museo de

    Arqueologa de la Universidad Nacional de Trujillo.

  • TANTALEN, Henry

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    1. Introduccin

    Para la mayora de los arquelogos andi-nistas el sitio de Wari, en Ayacucho, en los Andes Centrales, representa la capital de un estado prehispnico que se desarroll entre los siglos VI y XI d.C. Pese a ello, subsiste un problema ontolgico cuando se le relaciona con el concepto de Imperio, lo cual ha gene-rado una serie de discusiones acadmicas. Ms an, el desafo metodolgico desde la arqueologa, estribara en establecer su carcter material y desde ah inferir su na-turaleza socioeconmica y sociopoltica. De esta manera, para efectos metodolgicos, lo que persiste como un desafo es la manera en la que este estado se habra expandido materialmente a lo largo de los Andes Cen-trales y Centro Sur.

    Desde la definicin histrico cultural de Julio C. Tello (1970[1931]) con la que se inaugur la explicacin de lo Wari pasando por el modelo de imperio de Luis G. Lum-breras (1974a) hasta el modelo de empo-rio de Ruth Shady (1988a), la discusin acerca del carcter de esta sociedad ha man-tenido (pre)ocupados a una serie de investi-gadores durante las ltimas ocho dcadas. De este modo, lo Wari ha sido sujeto de una serie de discusiones en torno a su caracteri-zacin sociopoltica (Chirinos 2006, Bergh y Jennings 2012). De todas esas definiciones, la que quiz tom mayor relevancia por su planteamiento original o, por lo menos, sir-vi como contrapunto a otras perspectivas arqueolgicas fue la de Luis Lumbreras (1974a) quien expres que el extenso sitio de Huari2 fue la capital de un Imperio que se extendi por medio del militarismo por un gran rea de la sierra peruana e, incluso, lleg a la costa. Pese al tiempo transcurrido desde su planteamiento inicial y sus versio-nes ms sofisticadas, todava, la idea de

    2 En este texto utilizamos la denominacin Wari

    para la sociedad y la materialidad social directa-

    mente relacionada con la produccin de estilos

    (cermicos, textiles, lticos, etc.) oficiales y asocia-

    dos que se produjeron y expandieron desde Ayacu-

    cho o centros regionales directamente vinculados a

    lo largo de los andes centrales entre los siglos VII y

    X. Utilizamos Huari solamente para nombrar al sitio principal y capital del estado Wari en Ayacu-

    cho.

    Lumbreras sobre Wari no se ha modificado en esencia y esto se debera a que l vio a un estado Wari donde lo militar fue un impor-tante medio de expansin de su territorio y el control de los recursos polticos, una ex-plicacin que se identifica con otros impe-rios, principalmente del Viejo Mundo (por ejemplo ver, Algaze 1993, Sinopoli 1994, Alcock et al. 2001), el principal lugar de pro-cedencia de la mayora de nuestros modelos y analogas que aplicamos a nuestros mate-riales arqueolgicos en los Andes. Obvia-mente, y as lo reconoce Lumbreras sin ma-yor problema, existe una opcin poltica en tal planteamiento y el contexto en el que surgi dicha propuesta y su propia forma-cin familiar son elementos que no pueden ser desvinculados de tal propuesta. Sin em-bargo, ms all de la subjetividad inherente a una propuesta que necesita seguir siendo explorada y argumentada a travs de las evidencias empricas, es importante re-flexionar en torno a la capacidad real o no de la sociedad Wari para expandirse efecti-vamente por el territorio andino3. Clara-mente, en este artculo nosotros nos encon-tramos ms cercanos a la propuesta de Lumbreras pero, sobre todo, cercanos al materialismo histrico que lo inspir.

    As, en este artculo desde una perspecti-va materialista histrica, retomamos el con-cepto de estado expansivo Wari, tratando de otorgarle una mayor consistencia a la pro-puesta lumbreriana. De este modo, siguien-do nuestro proyecto iniciado en base a Chavn de Huntar (Tantalen 2011) y luego ampliado a otras sociedades que denomi-namos como Estados Teocrticos Andinos (Tantalen 2012), en esta ocasin queremos explorar la definicin de Wari como un Es-tado Militar Andino y, sobre todo el cmo podemos (como arquelogos) establecer no solamente su forma sino, especialmente, su contenido. Para ello, procuramos establecer y hacer explcita nuestra forma de ver los materiales arqueolgicos, y nos esforzamos en la presentacin de diferentes indicadores arqueolgicos para dar sustento a nuestra

    3 Schreiber (2010: 154) calcula conservadoramente

    que la expansin mxima de Wari por los Andes

    alcanzara los 320,000 kilmetros cuadrados.

  • Hacia una teora arqueolgica del Estado en los Andes Prehispnicos (II): Los Estados Militaristas Andinos

    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 83 Universidad de Cdiz

    representacin arqueolgica de Wari como un estado expansivo andino. Aunque los arquelogos andinistas han propuesto una serie de indicadores (Isbell 1985, Schreiber 2001, Finucane et al. 2007: 579), stos aun nos parecen insuficientes para explicar una particularidad (por su propia universalidad) y una materializacin del fenmeno Wari en su propia trayectoria histrica, as como su contexto histrico de formacin y desarro-llo. En ese sentido es necesario exponer cual sera el carcter econmico-poltico de Wari 2. Definiendo al estado militarista andino

    Es necesario antes de todo establecer explcitamente, cuales son las categoras socioeconmicas y sociopolticas que nos ayudan a reconocer las caractersticas del fenmeno Wari. stas suponen una primera aproximacin a un fenmeno que ha resul-tado un reto epistemolgico (Schreiber 2001) para los arquelogos que se han en-frentado a ste. Sin embargo, como arque-logos que nos enfrentamos a sociedades sin escritura debemos establecer una serie de conceptos heursticos que nos ayuden tem-poralmente a establecer correlatos entre nuestras propuestas y la evidencia arque-olgica de tal manera que esa dialctica su-ponga un acercamiento a la explicacin del fenmeno de estudio especfico. De esta manera, es menester establecer qu signifi-ca hablar de un estado militarista andino, conceptos que a pesar de tener un linaje occidental pueden ser utilizados adecundo-los a la realidad andina por sus caractersti-cas fundamentales. De este modo, creemos que un primer paso para esto, es establecer qu es el estado y el militarismo teniendo siempre en consideracin a la realidad par-ticular andina.

    Para nosotros, el ESTADO supone la insti-tucionalizacin de las desigualdades socia-les donde principalmente se da la estructu-racin de la sociedad en base a una divisin clara entre productores y no productores. Un estado, as, supone la existencia de una contradiccin objetiva entre dos grupos

    sociales antagnicos (clases sociales4) de los cuales uno domina y controla la produccin y distribucin de los bienes materiales que otro grupo social produce sin una contra-parte similar a la de su trabajo entregado (explotacin). En este sentido, un estado no es una cuestin solamente cuantitativa (fe-nomenolgica) o de complejizacin econ-mica sino, sobre todo, es la consolidacin sancionada y reproducida de una nueva organizacin de las relaciones sociales en las cuales un grupo minoritario de la socie-dad se distancia de la produccin bsica (principalmente, de alimentos y medios de produccin como la cermica, textiles, ins-trumentos lticos, etc.) y se dedica a manipu-lar, controlar y consumir el trabajo social de la poblacin a la que tiene sujeta.

    Para nosotros la caracterstica MILITA-RISTA de un estado se genera porque las anteriores desigualdades sociales son origi-nadas, mantenidas, controladas, normadas y justificadas institucionalmente mediante el ejercicio de la violencia fctica que se prac-tica y dirige como medio de reproduccin de la asimetra social (sistema poltico y econmico) y que tiene como objetivo apro-piar y concentrar productos y la fuerza la-boral de sus subordinados mediante la fuer-za. Esto no quita que el estado tambin re-curra a la religin como otra lnea de coer-cin, en este caso psicolgica, para justificar y establecer el orden, encubrir y amainar las contradicciones internas de ese estado de cosas5. Histricamente, estado e iglesia siempre han sido una dupla que ha estado a la cabeza de las sociedades estatales. Inclu-so, la dialctica que surge entre esas elites (militares y religiosas) ha generado una dinmica que genera cambios en la misma estructura del estado militarista, la cual mu-chas veces se soluciona positivamente para

    4 A pesar que investigadores como Luis Lumbreras

    utilizan el concepto de clase social para Wari, nosotros somos cautos en identificarlas como tales

    pues esta categora marxiana fue definida en base a

    elementos objetivos de la sociedad capitalista y

    ejemplos conocidos por Marx y Engels en su tiem-

    po. 5 De hecho, Gonzlez Carr y Mesa (2001:47)

    refieren que el sitio de Huari pudo haberse iniciado

    como un centro religioso.

  • TANTALEN, Henry

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    el poder especficamente poltico cuando una elite rene ambas esferas o lo que ha venido en denominar tambin en la literatu-ra como sacerdotes-guerreros. En este sentido, vale la pena ahondar un poco ms en la naturaleza y caracterizacin de la vio-lencia en los Andes, una cuestin que hemos abordado en otra parte (Tantalen y Gonza-les 2013) y en la que nos enfocaremos ms adelante, para especificar el tipo de violen-cia institucionalizada que se puede haber dado en Wari.

    Figura 1. Mapa del Per donde se discuten los principales sitios revisados en el texto: 1. San Jos de Moro; 2. Viracochapampa; 3. Honco-

    pampa; 4. El Castillo de Huarmey; 5. Socos; 6. Ancn; 7. Cajamarquilla; 8. Pachacamac; 9.

    Huaca Malena; 10. Azngaro; 11. Jargampata; 12. Huari; 13. Jincamocco; 14. Pacheco; 15. Pi-

    killacta; 16. Collota; 17. Sonay; 18. Cerro Bal y Cerro Meja. Redibujado por Alexis Rodrguez

    Yabar en base a Jennings 2006.

    As, el Imperio se extiende como parte de

    la necesidad de captar y explotar ms y me-jores territorios para sostener a las elites gobernantes y a los sujetos vinculados con el manejo y mantenimiento del estado. Para ello, expandir sus fronteras estatales origi-

    nales para asimilar, conquistar o aliarse (asimtricamente) con otras sociedades, beneficindose directamente de los recursos naturales y/o fuerza de trabajo all existen-tes6. Asimismo, al hacer esto se resguarda de ataques de otras sociedades y hasta, final-mente, dicha expansin puede tener un ob-jetivo ideolgico al asociar su imperio con espacios sagrados, santuarios o templos que le permitirn reproducir la ideologa de su ciudad capital.

    Finalmente, este estado militarista se de-fine como ANDINO porque para nosotros es una manifestacin o fenmeno social con caractersticas locales (andinas) y que esta-ba basado en formas de produccin tambin originarias dadas las condiciones sociales de la produccin en el territorio andino. Dicha forma de produccin andina tuvo un proce-so histrico relacionado con los estados pero tambin independiente de ellos. En algunos casos, los estados asimilan dicha forma original de produccin andina y las relaciones sociales que esta supone para su beneficio (por ejemplo, para poca Inca, las relaciones sociales establecidas en el ayllu). Entender esta forma de produccin y las relaciones sociales que estas suponen en la agricultura, el pastoreo, la caza, la pesca y/o la recoleccin y el intercambio necesario de estos productos, es crtico para entender las particularidades de las sociedades andinas.

    En este caso concreto, creemos que re-sulta de primersima importancia tratar a los fenmenos histricos andinos sin homo-logarlos directamente con las sociedades feudales o industriales, especialmente en el caso de la violencia efectiva y la forma en que se realiza la coercin, dominacin y conquista de territorios y grupos sociales. Por eso, partimos de una perspectiva arque-olgica desarrollada desde una realidad centrada en los Andes. En primer lugar esta perspectiva, est basada en relaciones socia-les sin la existencia de capital y donde la acumulacin o retencin del excedente se da en tributos de especies y fuerza de trabajo.

    6 As, tambin, nuestra explicacin estara ms

    cercana al modelo de Sistema-Mundo, inspirado en Wallerstein, como ha sido aplicado con mejoras

    a la sociedad de Uruk del VI mileno antes de Cristo

    (Algaze 2004[1993]).

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    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 85 Universidad de Cdiz

    En segundo lugar, tambin desde esta mis-ma perspectiva, la forma de propiedad de la tierra, el principal medio de produccin, debi cambiar necesariamente a lo largo de la historia. Segn lo que planteamos ac, durante la existencia de los primeros esta-dos militaristas en los Andes, la propiedad de la tierra (hecha productiva) fue controla-da y explotada desde los Centros Polticos. Asimismo, haba un nivel de tributacin a travs de la exigencia de tributos de las so-ciedades dominadas al interior del territorio controlado o directamente vinculado. Adi-cionalmente, habra que explorar la cuestin del control de las rutas de movimiento so-cial y especialmente comercial7 donde jus-tamente, como veremos hacia el final, varios de los otros candidatos de Estados Militaris-tas Andinos ejercen un control espacial efec-tivo, suponiendo un control indirecto de la tierra agrcola y de los productos que eran beneficiados. Como dijimos hay todava elementos de ritual y religin que tienen mucho peso por lo que hay un grado de tri-butacin ligado a la ideologa religiosa que moviliza dicha captacin de tributo en mano de obra y bienes.

    Sin embargo, antes de ver como esta de-finicin emerge de la evidencia emprica y como esta puede ser reforzada de manera ms sistemtica, todava deberemos explo-rar la concepcin acerca de la violencia en los Andes y ver cules son sus principales indicadores y cmo esta forma especfica de violencia pudo haberse dado en esta rea. 3. La violencia institucionalizada y Wari

    En otros lugares (Tantalen y Gonzales 2013, Tantalen 2013) hemos desarrollado in extensu la cuestin de la violencia institu-cionalizada en los andes centrales y centro sur prehispnicos y no redundaremos en ello aqu. Lo que resulta de ese anlisis pre-vio es que es importante reconocer su pre-sencia para comenzar a investigarla sis-temticamente. Para el caso que nos ocupa,

    7 En ese sentido vale la pena tomare en cuenta la

    Dinmica expansiva de los estados tempranos que siguiendo a Algaze (1993: 305) se iniciaran

    con relaciones informales, especialmente con el objetivo de expandir sus economas.

    es importante reconocer que Wari ya estaba entre las formaciones sociales en las cuales la organizacin del trabajo y la propiedad sobre los espacios productivos y a la fuerza de trabajo necesariamente supuso la exis-tencia un orden establecido y mantenido por medio de la fuerza. La naturaleza y la especificidad de esta violencia de estado es algo que ha mantenido ocupado a varios investigadores (Topic y Topic 1997, Arkush y Stanish 2005 para citar solo algunos). Sin embargo, es necesario, como ya se ha co-menzado a hacer en otras partes, empezar a ver cmo se dara esta violencia en socieda-des que ya no podan ejercer el control y a la explotacin solamente a travs de la reli-gin, como en el caso de los tempranos es-tados teocrticos andinos (Tantalen 2011). Creemos que el militarismo, es decir, una forma caracterstica universal de la institu-cin estatal expansiva sera la nica que podra hacer que la contradiccin existente entre invasores e invadidos pueda ser man-tenida a favor de los primeros.

    Ahora bien, como es de suponer, en un estado militarista, dada su naturaleza y dinmica, siempre es necesario un cuerpo de especialistas encargados de disear y ejecutar acciones violentas para mantener un orden social casi siempre vertical. Sin embargo, debemos entender la forma en la cual los especialistas en el mundo andino podran haber generado sus espacios de accin. Para empezar, es importante enten-der que muchos especialistas, ms all de la elite guerrera, eran posiblemente (como en otros partes del mundo, por ejemplo en la Europa clsica o feudal) especialistas a tiempo parcial, lo cual condicionaba obvia-mente las aventuras conquistadoras. Por lo menos para poca Inca, sabemos que mu-chas acciones blicas eran desarrolladas estacionalmente. Claramente, exista una elite de guerreros pero el grueso de efecti-vos eran individuos que realizaban otras actividades laborales, generalmente en sus unidades domsticas. Sin nimo de llevar esto hasta la situacin previa, como la Wari, es importante entender que a diferencia de las sociedades en las cuales haba medios de cambio como la moneda y que se constitua como un salario para contraprestar los ser-

  • TANTALEN, Henry

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    vicios de los especialistas guerreros8, en el mundo andino, que sepamos, no exista tal forma de retribucin econmica por lo cual el mantenimiento de una gran cantidad de efectivos (y reservas) necesarios para un conflicto prolongado no podra ser realizado por el estado mismo9 (constituyendo un estado que claramente no llegara ser un estado burocrtico).

    Por otra parte hay que entender a qu ti-po de sociedades se enfrentaban tales esta-dos expansivos. Si bien las principales y ms importantes acciones blicas se realizaban contra otros estados con similar capacidad de accin, muchas veces los grupos sociales, rpidamente conquistados y sujetados, ca-recan de tal capacidad de enfrentamiento y resistencia. Esto necesariamente tiene que ver con la forma en que estos grupos se or-ganizaban para el trabajo (campesinos, pas-tores, pescadores, etc.). De hecho, como otros investigadores (Makowski 2012, por ejemplo) han apuntado existe una mayor tendencia a la dispersin de los grupos ms que a la concentracin de grandes grupos de individuos en la prehistoria andina. Justa-mente, las principales concentraciones per-tenecen a dichos estados militaristas que claramente han generado un desarrollo so-

    8 Como seala Marx en los Grundrisse (en Ste.

    Croix 1988: 40): Entre los romanos, el ejrcito constitua una masa aunque casi divorciada del pueblo en su totalidad- que haba sido entrenada en

    la disciplina para el trabajo y cuyo excedente de

    tiempo perteneca tambin al estado; el que venda

    la totalidad de su trabajo al estado por una paga,

    cambiaba la totalidad de su capacidad de trabajo

    por un jornal necesario para mantenerse, lo mismo

    que hace el obrero con el capitalista. Esto vale

    para la poca en que el ejrcito romano no era ya

    una milicia de ciudadanos, sino un ejrcito merce-

    nario. Se trata tambin aqu de una libre venta del

    trabajo por parte del soldado. Pero el estado no lo

    compra con la finalidad de producir valores. De

    modo que aunque parezca que la forma de jornales

    se da originariamente en los ejrcitos, este sistema

    de pagos es, sin embargo, esencialmente distinto

    del trabajo a jornal. La semejanza persiste en el

    hecho de que el estado utiliza el ejrcito para obte-

    ner un aumento de poder y riqueza. 9 Por eso me parece inspiradora la perspectiva de

    Lumbreras (com. pers. 2011) cuando refiere que la

    principal estrategia de guerra de los estados pre-

    hispnicos sera la de guerra de guerrillas.

    cioeconmico y sociopoltico que les permi-te establecer, mantener y defender verdade-ras ciudades.

    A la vez, es importante reconocer que la logstica necesaria para ejecutar tales aven-turas conquistadoras era mnima (quiz la mayor tecnologa blica eran las armas de metal, como porras (o tambin las estli-cas), artefactos no muy extendidos segn vemos en el registro arqueolgico), lo cual condicionaba las capacidades de atacar o resistir. Asimismo, una cuestin importante es entender que la vida humana, en un mundo donde no se poda prescindir de la poblacin y los medios de produccin resul-taban primordiales, tena mucho ms valor por su importancia para la produccin de bienes e infraestructura para el estado inva-sor. As, los estados expansivos, como se ve en las pocas tardas de la prehistoria andi-na, solo habran generado grandes matanzas o masacres en circunstancias inusuales o extremas, lo cual se confirma con el registro arqueolgico existente a la fecha. De todas maneras, es importante reconocer que, quizs, existen elementos que todava nece-sitamos explorar mejor para entender mejor aun. Lo ms importante, una vez reconoci-dos estos condicionamientos materiales para el ejercicio de la violencia es que sta fue necesaria en algn grado y a travs de especialistas para que los individuos sujetos a ellos no pudiesen desasirse del estado y generar levantamientos. En este sentido, afortunadamente han comenzado a quedar atrs las explicaciones antropolgicas en las cuales los individuos eran sujetos pasivos y, ms bien, se ha comenzado a explorar la capacidad de los agentes sociales para generar su propia historia. As, con estos planteamientos previos pasemos a describir el sitio de Huari en su contexto espa-cio/temporal. 4. El sitio de Huari como capital de un estado militarista: espacio y tiempo

    El sitio arqueolgico de Huari se encuen-tra ubicado en la regin de Ayacucho a unos 25 km al noreste de la ciudad de Ayacucho o Huamanga, en una planicie o meseta delimi-tada por las quebradas de Pacaicasa y Ta-rawayko (Lumbreras 1974a: 125). Esta me-

  • Hacia una teora arqueolgica del Estado en los Andes Prehispnicos (II): Los Estados Militaristas Andinos

    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 87 Universidad de Cdiz

    seta se encuentra entre los 2600 y 2900 msnm y est en un rea intermedia entre las cuencas de Huanta al norte y la de Huaman-ga al sur. Segn Lumbreras (1981b) el sitio se encuentra entre una regin oriental rela-tivamente hmeda y otra occidental ms rida, posicin especial que debi ser ele-gida por su ubicacin estratgica con relacin a los recursos agrcolas de los valles inmediatos y a la poblacin que estos albergaban. Segn Canziani (2009: 296): Dichas cuencas estn rodeadas por exten-sas zonas de puna donde los cultivos y la ganadera de altura, debieron de ampliar la gama de recursos alimenticios y productivos disponibles. La presencia de terrazas agrco-las abandonadas en los alrededores del sitio, podran corresponder a los esfuerzos reali-zados para ampliar el acceso de los habitan-tes de la ciudad a mayores recursos alimen-ticios.

    Con relacin a su extensin se han plan-teado diferentes propuestas. Segn Canziani

    (2009: 296) se presume que el rea general del sitio de Huari tendra una extensin de alrededor de 1,500 ha, si bien, el rea nucle-ar ocupada por la ciudad, correspondera a unas 250 ha advirtiendo dos sectores prin-cipales, uno norte y otro sur. Las diferencias en el estado de conservacin y en ciertos rasgos arquitectnicos presentes en uno y otro sector permiten suponer que la ciudad hubiera podido estar dividida en dos mita-des (Isbell et al. 1991: 20-24). Por su parte, Lumbreras (1981b: 63 y 75) estima una extensin de la ciudad entre 120 a 150 ha que parece ms ajustada a la realidad y de acuerdo a las mediciones de los planos pu-blicados (Williams 2001: fig. 3). Finalmente, Idilio Santillana (2000) propone que el sitio cubre un rea de unas 2,000 ha, con un ncleo urbano de unas 400 ha, donde estn concentrados los restos arquitectnicos y cermicos.

    Figura 2. Plano del sitio de Huari (tomado de Makowski 2012, dibujado por Gabriela Or, basndose en Williams 2001: g. 3)

    La dificultad para conocer la extensin

    real en superficie y la generacin de un buen levantamiento planimtrico se debe a que el sitio ha sufrido una transformacin signifi-cativa por la apertura de chacras para el cultivo temporal, el huaqueo, la construc-cin de carreteras, el derrumbamiento de los muros por el paso del tiempo y el creci-miento de plantas xerofticas. Lo que sabe-mos en la actualidad sobre Huari se debe, principalmente, a los trabajos de Tello

    (1931[1970]) y Bennett (1953) antes men-cionados y a las investigaciones arqueolgi-cas llevadas a cabo en las dcadas del 70 y del 80 por William Isbell y sus asociados, especialmente en el sector denominado co-mo Moraduchayoq. Asimismo, en las ltimas dcadas equipos de arquelogos de la Uni-versidad Nacional de San Cristbal de Hua-manga y el Instituto Nacional de Cultura han ampliado nuestros conocimientos del sitio de Huari.

  • TANTALEN, Henry

    88 Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 Universidad de Cdiz

    CRONOLOGA RELATIVA Y ABSOLUTA PARA EL ESTADO WARI

    Bsicamente, la cronologa relativa utili-zada para Wari se fundamenta en los estu-dios cermicos realizados por Dorothy Men-zel (1964). Sus pocas en las que dividi al llamado Horizonte Medio, 1 (A y B), 2 (A y B), 3 y 4, poseen una gran certeza con rela-cin a los momentos por los que atraves el desarrollo de la sociedad Wari10. Asimismo, dicha se apoya en fechados de radiocarbono que fueron obtenidos por John Rowe en la dcada de 1960, proporcionando las prime-ras fechas absolutas para cada fase11 y su-ministrando la escala de tiempo original para el Horizonte Medio entre los aos 600 d.C. a 1000 d.C. (Jennings 2010a:5).

    Ms all de las necesarias discusiones en-tre los diferentes investigadores con rela-

    10

    Menzel sugiri que el estilo Wari emergi en Ayacucho en el Horizonte Medio 1A, y luego se

    extendi a lo largo del Per durante el Horizonte

    Medio 1B (1964:68). Los principales estilos del

    Horizonte Medio 1A de Ayacucho, Conchopata,

    Chakipampa, Ocros, y el Negro Decorado se desa-

    rrollaron de antecedentes locales y Nasca y contu-

    vieron imgenes cargadas religiosamente (tambin

    ver Knobloch 1983). Para el Horizonte Medio 1B,

    los estilos Wari, especialmente Chakipampa B, se

    haban extendido a lo largo del Per. Para Menzel,

    el Horizonte Medio 2 fue el mayor periodo de in-

    fluencia Wari, y observ una proliferacin de esti-

    los Wari regionales existiendo durante este periodo

    (1964:3536). En el Horizonte Medio 2A, el estilo dominante en la sierra lleg a ser Viaque, un estilo

    tal vez representado por representaciones de las

    cabezas sin cuerpo de la deidad de cara frontal y

    ngeles (1964:37). En el mismo tiempo, los estilos

    regionales Wari con peculiaridades locales se comenzaron a formar durante este periodo, como

    Pachacamac en la Costa Central y Atarco en la

    Costa Sur (1964:37). La diferenciacin regional en

    los estilos Wari continu en el Horizonte Medio 2B

    cuando, de acuerdo a Menzel, el imperio se ex-pandi muy rpidamente y alcanz su mxima

    extensin (1964:70). Para el Horizonte Medio 3, el Imperio Wari haba colapsado. (Jennings 2010: 3). 11l [Rowe] dat los inicios del Horizonte Medio 1 hacia el 605 DC, el Horizonte Medio 2 haca el 723

    DC, el Horizonte Medio 3 haca el 800 DC, y el

    Horizonte Medio 4 haca el 892 DC (Rowe

    1967:24) (Jennings 2010: 5).

    cin al ajuste o desajuste de las pocas de Wari de Menzel con sus propios estudios (ver una discusin en Jennings 2010a o Ni-gra 2012), los diferentes investigadores establecen que el lapso de vida ms impor-tante de la ciudad de Huari se encontrara entre los 550 y los 1000 d.C. coincidiendo con el proceso de construccin y manteni-miento de la arquitectura en el mismo Huari y la cultura material all y la que se difunde por el mundo andino.

    Sin embargo, segn un reciente estudio realizado por Finucane et al. (2007), habra que revisar la clsica cronologa dada para Wari la cual lo ubicaba temporalmente entre los 550 d.C. hasta los 1000 d.C. Segn sus dataciones radiocarbnicas re-analizando muestras anteriores y de otras extradas de contextos bien claros de arquitectura de sitios claramente Wari como el sitio epni-mo, Conchopata, Azngaro, Marayniyoq, Posoypata y otros establecen que el estado Wari comenz la construccin de sus sitios a mediados del siglo VII (circa 650 d.C.) y el uso de dichos asentamientos relacionados con Wari se detuvo alrededor de la mitad del siglo XI (circa 1,050 d.C.) lo cual estable-ce la horquilla de existencia del estado Wari entre los 650-1050 d.C. Si bien estas data-ciones aparentemente hacen un poco tardo el inicio de Huari como ciudad y como esta-do, los mismos autores reconocen que esos fechados pueden haber fallado en datar las ocupaciones ms tempranas del sitio, las cuales bien pudieron haber ocurrido un siglo antes, tal como proponen las investiga-ciones de Isbell (2001) y la cronologa esta-blecida y usada por la mayora de los inves-tigadores revisada previamente.

    Asimismo, para Schreiber (2001: 70), la expansin de esta entidad poltica, se dara alrededor del 750 d.C. , especialmente du-rante el HM1, siendo para esta autora el HM2 una poca en la que ms bien el Impe-rio Wari se reduce en extensin pero pro-fundiza su inters ms en la economa que en la poltica expansiva del HM1.

    Con respecto a la desaparicin de Wari segn Finucane et al. (2007: 587): El domi-nio de Wari soport por lo menos tanto co-mo el de Tiwanaku. Utilizando modelizacin de fase con OxCal, Bruce Owen (2005) ha

  • Hacia una teora arqueolgica del Estado en los Andes Prehispnicos (II): Los Estados Militaristas Andinos

    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 89 Universidad de Cdiz

    estimado que la entidad poltica hermana de Wari se desintegr a finales del siglo X. El perodo de la dominacin de lite dentro del corazn imperial de Ayacucho es ms o me-nos coetneo con la ocupacin de las colo-nias de Cerro Bal y Pikillacta, lo que sugie-re una rpida expansin y contraccin im-perial (Glowacki 2005; Moseley et al 2005). Sin embargo, sin informacin cronolgica adicional de las provincias es difcil deter-minar si el final de Wari fue un fenmeno cataclsmico, que se irradi hacia el exterior desde el epicentro imperial, o uno de ero-sin y descomposicin que comenz en la periferia y se extendi hasta el ncleo.

    As, a pesar de su crtica a la cronologa establecida, estos autores parecen coincidir con el rango de tiempo generalmente acep-tado para la aparicin, desarrollo y desapa-ricin del fenmeno Wari. Una reciente pro-puesta que recoge esta suerte de consenso con respecto a la temporalidad del fenme-no Wari en lo Andes se puede encontrar en la divisin de esta poca en Horizonte Medio Temprano (600-800 d.C.) y Horizonte Medio Tardo (800-100 d.C.) (Jennings 2010a, 2010b, Green y Goldstein 2010). Por el mo-mento, dejaremos la discusin acerca de la aparicin, declive y/o desaparicin de Wari para concentrarnos en la poca de mayor auge de lo Wari cuando la mayora de los indicadores aqu presentados deberan es-tar funcionando sincrnicamente, lo cual se dara entre los siglos VIII y IX de nuestra era. 5. Indicadores arqueolgicos del estado militarista andino llamado Wari

    Para un mejor entendimiento de los in-dicadores aqu aportados los hemos clasifi-cado jerrquicamente por su extensin en el espacio, comenzando con el sitio mismo hasta llegar a las zonas perifricas. As te-nemos: A) Indicadores arqueolgicos de Huari en general, B) Indicadores arqueol-gicos en el rea principal de Huari, C) Indi-cadores arqueolgicos en los Centros Admi-nistrativos Provinciales, D) Indicadores arqueolgicos en sitios (poblados) vincula-dos directamente con el estado militarista expansivo, y, E) Indicadores arqueolgicos

    en sitios vinculados indirectamente con el estado militarista expansivo12. A. INDICADORES ARQUEOLGICOS DE

    HUARI EN GENERAL

    1. Ubicacin espacial privilegiada y/o estratgica.

    2. Principal concentracin de arquitectura de la regin.

    3. Vinculacin directa con obras de hidr-ulicas o infraestructura de gran enver-gadura.

    4. Prolongado desarrollo arquitectnico y de ocupacin humana.

    5. Control del acceso y circulacin dentro del asentamiento: accesos, corredores, murallas, pasadizos, etc.

    6. Utilizacin de diseos estandarizados y modulares en la construccin de los edificios principales, estructuras y/o elementos arquitectnicos.

    7. Existencia de espacios arquitectnicos abiertos vinculados a espacios arqui-tectnicos cerrados y/o con control del acceso a los edificios principales.

    8. Diferenciacin de espacios arquitect-nicos tanto en ubicacin dentro del asentamiento como tcnica constructi-va, materia prima como en contenido de restos de comida y artefactos.

    B. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN

    EL REA PRINCIPAL DE HUARI

    9. Palacios asociados a las reas ms importantes del asentamiento.

    10. Templos asociados a las reas ms importantes del asentamiento.

    11. Estructuras arquitectnicas domsticas de mayor calidad tecnolgica y materia-les de construccin.

    12. Espacios arquitectnicos para la con-centracin de grupos de personas

    12

    En este artculo no se presenta la materialidad

    social de cada indicador desde la cual se represen-

    tan las prcticas sociales que las generaron puesto

    que esta ya ha sido presentada en versiones anterio-

    res de este trabajo y porque su inclusin extendera

    en demasa este artculo.

  • TANTALEN, Henry

    90 Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 Universidad de Cdiz

    13. Evidencia de violencia fsica y simblica relacionados con los edificios principa-les.

    14. Estructuras funerarias con gran inver-sin de trabajo segregadas por espacios y jerarquas.

    15. Existencia de espacios laborales espe-cializados asociados directamente con los edificios principales del sitio.

    16. Acumulacin de artefactos estandariza-dos producidos en el sitio en los edifi-cios principales y en el rea inmediata.

    17. Existencia de espacios de concentracin de objetos muy elaborados y/o estan-darizados en los edificios principales.

    18. Existencia de produccin de artefactos con representaciones de la ideologa oficial que reproducen imgenes de gran xito en otras sociedades

    19. Concentracin de cermica de estilos asociados con el estilo oficial.

    20. Acumulacin de materias primas ex-tradas de diferentes rea de los andes.

    C. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN

    LOS CENTROS ADMINISTRATIVOS PROVINCIALES

    21. Ubicacin estratgica que controla ru-tas importantes, reas de produccin y/o espacios sagrados nuevos o ya co-nocidos previamente.

    22. Vinculacin con obras de hidrulicas o infraestructura de gran envergadura.

    23. Construccin rpida y planificada del sitio.

    24. Reproduccin del diseo y tcnica de construccin de la capital.

    25. Presencia de artefactos producidos en la capital, especialmente depsitos de cermica fina.

    26. Existencias de espacios de reunin de especialistas del estado: funcionarios, militares, etc.

    27. Conjuntos de depsitos al interior del centro administrativo.

    28. Evidencias de violencia fsica y simbli-ca en los centros administrativos.

    D. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN SITIOS (NO CENTROS ADMINISTRATIVOS) VINCULADOS DIRECTAMENTE CON EL ESTADO MILITARISTA EXPANSIVO

    29. Aparicin de elementos relacionados con la arquitectura oficial Wari.

    30. Aparicin de artefactos de estilo Wari o con influencia.

    31. Existencia de contextos funerarios rela-cionados con los de Wari.

    32. Evidencias de violencia fsica y simbli-ca.

    E. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN

    SITIOS VINCULADOS INDIRECTAMENTE CON EL ESTADO MILITARISTA EXPANSIVO

    33. Existencia de otros asentamientos de elite alejados con artefactos producidos en Huari o en los centros provinciales.

    34. Existencia de asentamientos domsti-cos alejados con artefactos de estilo Wari producidos en la capital o en los centros provinciales.

    35. Cementerios locales o nativos con obje-tos producidos en Huari u otros centros provinciales Wari.

    36. Existencia de artefactos con la misma morfologa e iconografa Wari, espe-cialmente en otros contextos domsti-cos o funerarios de elite.

    37. Evidencias de violencia fsica. 6. Indicadores arqueolgicos y prcticas sociales 1. UBICACIN ESPACIAL PRIVILEGIADA

    Y/O ESTRATGICA PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Como espacio construido que tiene como uno de sus principales objetivos reunir una buena cantidad de individuos tanto para utilizar su fuerza de trabajo como los pro-ductos que ellos puedan transportar, esta-blecer el sitio en una zona econmica y reli-giosa privilegiada, as como un espacio tran-sitivo entre dos zonas ecolgicas de impor-tancia en la sierra (valles interandinos y

  • Hacia una teora arqueolgica del Estado en los Andes Prehispnicos (II): Los Estados Militaristas Andinos

    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 91 Universidad de Cdiz

    puna) es uno de los elementos bsicos. La atraccin de grupos humanos adems, pare-ce corresponderse con la nucleacin de los grupos de otros asentamientos cercanos y del campo. Elegir este sitio supone pues un punto de partida muy importante para ge-nerar el ncleo o capital de un estado donde la elite poltica y religiosa se alberga y con-centra su riqueza y poder.

    2. PRINCIPAL CONCENTRACIN DE

    ARQUITECTURA DE LA REGIN PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La existencia de tal concentracin de es-

    tructuras arquitectnicas y restos en super-ficie deber reflejar una gran acumulacin de habitantes permanentes y temporales en la ciudad de Huari. Como sabemos, existe un problema metodolgico para establecer claramente la cantidad de poblacin de un asentamiento sobre todo porque las ciuda-des no estn pobladas totalmente durante toda su existencia. Consecuentemente, tam-bin los estimados poblacionales en Huari fluctan. Segn Adriana von Hagen y Craig Morris (1998:128) los estimados poblacio-nales para Huari fluctan de 10,000 a 70,000 residentes. Ms all de ello, resulta importante que ningn asentamiento previo alcanz la extensin y consecuente pobla-cin en los andes centrales. 3. VINCULACIN DIRECTA CON OBRAS DE

    HIDRULICAS O INFRAESTRUCTURA DE GRAN ENVERGADURA.

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    El control de obras hidrulica, en una so-ciedad eminentemente agrcola o que estaba dentro de un ambiente que la necesitaba e, incluso por la escasez de este elemento, es una cuestin relevante para generar exce-dentes en la sierra. Asimismo, para consumo de la misma ciudad como para la produccin en terrazas supone una produccin amplia-da y/o extensiva para la poblacin interna como para generar excedentes y productos de valor para la reproduccin de prcticas sociopolticas y socioideolgicas que pueden

    establecer y reproducir las asimetras socia-les desde la ciudad misma y para la gente que viene de fuera, tanto otras elites como otros aldeanos. Asimismo, la produccin agrcola supondra la manutencin de ma-nera directa de los funcionarios alrededor de la elite dominante de la ciudad y el esta-do.

    4. PROLONGADO DESARROLLO ARQUITECTNICO Y DE OCUPACIN HUMANA

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Un prolongado desarrollo del asenta-

    miento, reproduciendo un mismo patrn de diseo, arquitectnico y de artefactos pro-ducidos en un mismo estilo es un buen indi-cador del establecimiento de una sociedad con caractersticas estatales. Obviamente, muchas sociedades que han alcanzado la satisfaccin de las necesidades puede gene-rar una ocupacin permanente de un sitio arqueolgico, sin embargo, si esta ocupacin se halla en un espacio como el sealado que no genera su propia autosubsistencia, exce-de de lejos a los dems asentamientos plan-teando una agregacin o concentracin de poblaciones perifricas y en la cual existe asimetra en los diferentes sectores que tienen diferentes funciones claramente, no habla de una ciudad en la cual se ha genera-do un sistema poltico y econmico capaz de establecer de manera permanente una elite y a una poblacin tambin permanente y que atrae a otras poblaciones tambin. 5. CONTROL DEL ACCESO Y

    CIRCULACIN DENTRO DEL ASENTAMIENTO

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Como toda ciudad, incluso siendo pre-hispnica, este es un espacio construido por sus productores con y por sus propios in-tereses colectivos. De esta manera, los prin-cipales edificios tienen restricciones de ac-ceso a medida que la ciudad misma va con-virtindose en un entramado social donde se dirimen las relaciones sociales que se

  • TANTALEN, Henry

    92 Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 Universidad de Cdiz

    tornan asimtricas o que por lo menos esta-blecen cuando los espacios pueden ser abiertos y cuando son limitados para el ac-ceso de gente no asentada en los edificios principales. Esto mismo se reproduce para otros espacios y al final la misma ciudad se convierte en un lugar donde se controla de forma vertical el acceso a reas y espacios delintados y construidos.

    6. UTILIZACIN DE DISEOS ESTANDARIZADOS Y MODULARES EN LA CONSTRUCCIN DE LOS EDIFICIOS PRINCIPALES, ESTRUCTURAS Y/O ELEMENTOS ARQUITECTNICOS

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La capacidad para establecer diseos de espacios construidos en primer lugar tiene como objetivo establecer un control del es-pacio construido dentro del asentamiento. A su vez, tiene como razn fundamental cons-tructiva establecer los espacios de una ma-nera racional en base a cnones particulares que se condicen con las ideologas dominan-tes pero sobre todo con las funciones all realizadas. A su vez, desde un punto de vista simblico se establece una relacin directa entre el grupo dominante y sus espacios arquitectnicos como un indicador de su lugar dentro de la sociedad en el asenta-miento. 7. EXISTENCIA DE ESPACIOS

    ARQUITECTNICOS ABIERTOS (PLAZAS) VINCULADOS A ESPACIOS ARQUITECTNICOS CERRADOS Y/O CON CONTROL DEL ACCESO A LOS EDIFICIOS PRINCIPALES

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    En el sitio de Huari, a pesar de la falta de exposicin de grandes superficies se puede notar claramente que los edificios principa-les estn orientados hacia espacios delimi-tados de gran extensin. Estos espacios, claramente se pueden reconocer como es-pacios de reunin de una gran cantidad de personas. En el caso de estos edificios que pueden tener el carcter especialmente pol-

    tico (aunque compartir el religioso) es im-portante sealar que tienen como funcin principal la ubicacin y concentracin de personas en torno a un circuito o ruta de circulacin dentro de ese conjunto y dentro de ese espacio. Adicionalmente, el grado de acercamiento de esas personas dentro del asentamiento sugerira que estaban relacio-nados a la visita a los funcionarios principa-les de asentamientos. Asimismo, se dara una asistencia en la misma plaza o dentro de los edificios a reuniones de alto nivel y vin-culamiento poltico y religioso en las cuales claramente los anfitriones recrean su poder poltico- religioso generando una asimetra en las relaciones entre estos y los visitantes.

    8. DIFERENCIACIN DE ESPACIOS

    ARQUITECTNICOS TANTO EN UBICACIN DENTRO DEL ASENTAMIENTO COMO TCNICA CONSTRUCTIVA, MATERIA PRIMA COMO EN CONTENIDO DE RESTOS DE COMIDA Y ARTEFACTOS

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Este indicador claramente refiera a la existencia de una asimetra social dentro del espacio urbano. La posibilidad de obtener un espacio cercano o no a la principal zona del asentamiento habla de su cercana al poder econmico y poltico en la sociedad. Asimismo, la tecnologa y el ordenamiento espacial de dichas estructuras hablan cla-ramente de la diferencia en la capacidad para producir arquitectura. Relacionado con esto habr que ver los objetos asociados a cada tipo de arquitectura para ver realmen-te cuales son los objetos que estos ocupan-tes utilizaron cotidianamente. Finalmente, la elite establece claramente a travs de la arquitectura su identidad con relacin al estado y en el caso de la arquitectura domstica de menor nivel socioeconmico, muchas veces, estn relacionados directa-mente con espacios laborales.

  • Hacia una teora arqueolgica del Estado en los Andes Prehispnicos (II): Los Estados Militaristas Andinos

    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 93 Universidad de Cdiz

    B. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN EL REA PRINCIPAL DEL ASENTAMIENTO PRINCIPAL O CAPITAL

    9. PALACIOS ASOCIADOS A LAS REAS MS IMPORTANTES DEL ASENTAMIENTO

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Los edificios en s mismos y por su con-tenido acusan la materializacin del poder poltico en el sitio de Huari. Su ubicacin central, tcnica, acabados y artefactos aso-ciados indican una acumulacin de la fuerza de trabajo en un espacio muy pequeo. Asi-mismo, establecen la diferencia material entre los edificios contemporneos del mismo asentamiento. Desde su diseo esta-blecen patrones y definiciones de espacios construidos ex profeso, lo cual sugiere una institucionalizacin en las relaciones entre la clase poltica que habitan el sitio. Su rela-cin directa con otros edificios importantes establecer una concentracin de grupos de personas del mismo o semejante nivel so-cioeconmico y sociopoltico. 10. TEMPLOS ASOCIADOS A LAS REAS

    MS IMPORTANTES DEL ASENTAMIENTO

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La analoga ms cercana a este tipo de edificios es la que describen los edificios circulares o semicirculares construidos de-ntro de los principales sitio de poca Inca. De esta forma estas edificaciones en forma de D se trataran de espacios relacionados con la religin, un elemento importante de-ntro de la estructura estatal e imperial de Wari mediante la cual se generaban prcti-cas sociales que ayudaban a reproducir el orden ideolgico y poltico con respecto a la poblacin relacionada e identificada direc-tamente con Wari y con relacin a otros grupos humanos.

    11. ESTRUCTURAS ARQUITECTNICAS DOMSTICAS DE MAYOR CALIDAD TECNOLGICA Y MATERIALES DE CONSTRUCCIN

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La diferenciacin en la materia prima y las tcnicas de construccin son la clara manifestacin de una mayor capacidad de un grupo social para la produccin de espa-cios construidos. Obviamente, la fuerza em-pelada en estas construcciones procede de grupos de personas especializadas traba-jando para el grupo de elite. Si se comparan con otras estructuras se puede ver que a nivel fsico y simblico se genera una asi-metra entre la misma poblacin que habita el asentamiento. 12. ESPACIOS ARQUITECTNICOS PARA

    LA CONCENTRACIN DE GRUPOS DE PERSONAS

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    El objetivo principal de todo asentamien-to estatal es reunir personas. En este senti-do, la ciudad se convierte en un atractor de personas, en una forma centrpeta. Los me-canismos clsicos y primordiales andinos (como en el caso de los Estados Teocrticos Andinos) ha sido la religin a travs del pe-regrinaje. A pesar que en Wari existe un gran culto religioso que, quiz, se hizo ms importante cuando se adopta personajes religiosos del altiplano de la cuenca del Titi-caca (Cook 2012: 115), claramente existe una compartimentacin de lo militar all tambin. Por ello, no sorprende que ms que nunca la religin se apoye en lo militar como hacen patentes los espacios religiosos aso-ciados a espacios seculares. Lo mismo tam-bin se hace patente en la iconografa de la cermica de elite. Asimismo, estos espacios adems de personas ofrendatarias o tributa-rias se completa con la concentracin de funcionarios o especialistas bajo el control del estado. La analoga con las kallankas, un edificio espacial para la reunin de personas soportadas y al servicio del estado es una cuestin que ya ha comenzado a ser discuti-da para el caso Wari.

  • TANTALEN, Henry

    94 Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 Universidad de Cdiz

    13. EVIDENCIA DE VIOLENCIA FSICA Y SIMBLICA RELACIONADOS CON LOS EDIFICIOS PRINCIPALES

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La existencia de violencia efectiva y re-presentada en diferentes soportes expresa claramente la existencia de una violencia en los mismos espacios de control y dominio poltico. Ms importante, la produccin con-trolada o influenciada por el estado repro-duce en estos artefactos discursos (icono-grafa) que hacen patente la existencia o, por lo menos, la intencin de la existencia, de dicha violencia. Si entendemos que es en el estado donde la coercin se instituciona-liza de una manera efectiva con respecto a los sujetos de la ciudad y de las zonas aso-ciadas, estas representaciones estn mani-festando ese estado de cosas. Interesante-mente estas prcticas y ese discurso coerci-tivo que le acompaa se encuentra vincula-do y hasta monopolizado en los espacios ocupados o relacionados con las elites que seran la encargadas del monopolio, control y administracin fundamental de dicho tipo de prcticas violentas dentro de la ciudad y por extensin en otros espacios relaciona-dos directamente con el estado. 14. ESTRUCTURAS FUNERARIAS CON

    GRAN INVERSIN DE TRABAJO SEGREGADAS POR ESPACIOS Y JERARQUAS

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    En la arqueologa, los contextos funera-rios siempre han permitido establecer que adentro de una sociedad hubo asimetras sociales. En el caso de una ciudad como Huari donde existen complejos funerarios, estos representaran los sepulcros de los principales dirigentes de la sociedad. Como Christine Hastorf (2003: 548) ha demostra-do, estos sepulcros, siguiendo la idea de William Isbell (1997), serian sepulcros abiertos sobre los cuales la elite y otras per-sonas estaran reproduciendo relaciones sociales con el muerto y con el mundo de los vivos estableciendo su vinculacin directa

    y/o ideolgica. Asimismo, en el sitio de Hua-ri dichos complejos tambin se diferencian entre s estableciendo diferentes tradiciones arquitectnicas funerarias como tambin la separacin de diferentes grupos sociales adentro de la ciudad. Resulta relevante apreciar tambin la acumulacin de fuerza de trabajo y materia prima invertida en la construccin, mantenimiento y seguramen-te en los ajuares funerarios que acompaa-ron a los individuos inhumados en dichos tumbas. 15. EXISTENCIA DE ESPACIOS

    LABORALES ESPECIALIZADOS ASOCIADOS DIRECTAMENTE CON LOS EDIFICIOS PRINCIPALES DEL SITIO

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La concentracin de actividades labora-les especializadas a diferentes niveles de-ntro de la ciudad, en este caso de Huari, acu-san la existencia de una divisin laboral del trabajo que tiene implicancias dado que al estar dentro del acceso directo de las elites estara estableciendo su control o, por lo menos, su monopolio dentro de la produc-cin del estado y de las elites quienes son los que las maneja, distribuyen y consumen. Asimismo, la transformacin de dichas ma-terias primas en algunas cosas de alta cali-dad supone que el manejo de dichas fuentes estara controlados o, por lo menos, asegu-rados por el estado con objetivos particula-res.

    16. ACUMULACIN DE ARTEFACTOS

    ESTANDARIZADOS PRODUCIDOS EN EL SITIO EN LOS EDIFICIOS PRINCIPALES Y EN EL REA INMEDIATA

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La aparicin de concentraciones de arte-factos acusa la acumulacin de excedentes de produccin que estn controlados y aca-parados por las elites. Esto tiene como fina-lidad principal establecer que la produccin de artefactos sea controlada por la elite. Asimismo, establece su enajenacin a los trabajadores y al circuito natural dentro de

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    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 95 Universidad de Cdiz

    las comunidades al extraer de esas comuni-dades artefactos que son producidos en localidades fuera de la ciudad de Huari. La forma ms conocida y extendida es la tribu-tacin en productos o fuerza de trabajo, una forma que se encuentra en diferentes ejem-plos de las sociedades andinas. Al concen-trar estos artefactos o materias primas en la ciudad principal, las elites a travs de la fuerza o la religin, estn provistos de con-diciones extraordinarias para su reproduc-cin social como elite y como grupo de po-der econmico y poltico. 17. EXISTENCIA DE ESPACIOS DE

    CONCENTRACIN DE OBJETOS MUY ELABORADOS Y/O ESTANDARIZADOS EN LOS EDIFICIOS PRINCIPALES PRODUCIDOS

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La estandarizacin en la produccin de artefactos nos puede ofrecer la oportunidad de evidenciar que el trabajo social es contro-lado por una elite que tiene una intencin y una idea clara y exacta de que tipos de pro-ductos son necesarios para su reproduccin social, especialmente a travs de fiestas que realizan en sus espacios sociales privilegia-dos como las plazas principales de sus asen-tamientos o patios cercanos a sus residen-cias (Cook y Glowacki 2002, Isbell y Groleau 2010, Nash 2012, Rosenfeld 2012). Estos son consumidos en estas reuniones y en otros casos son entregados a los visitantes o personas con las cuales quieren establecer una relacin de tipo asimtrica. Desde la reciente antropologa arqueolgica (Dietler y Hayden 2001) este ha sido un modelo bas-tante utilizado y desde el punto de vista etnogrfico contemporneo todava subsiste como una prctica andina a travs del com-padrazgo. Dicho smil etnogrfico ayuda a comprender como estos mecanismos pue-den generar prestigio o poder. Sin em-bargo, no establecen que antes de dicha distribucin o consumo ya existe una pro-duccin que puede estar controlada total o parcialmente a travs de la fuerza o el con-trol de los principales talleres de produccin o casas-taller de artefactos como se da con

    la cermica, metalurga o los escultores lti-cos. La cancelacin y el internamiento de estos productos como ofrendas es parte fundamental en la recreacin del ciclo pro-ductivo controlado por el estado. 18. EXISTENCIA DE PRODUCCIN DE

    ARTEFACTOS CON REPRESENTACIONES DE LA IDEOLOGA OFICIAL QUE REPRODUCEN IMGENES DE GRAN XITO EN OTRAS SOCIEDADES

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La reproduccin de iconografa de otras sociedades pasada o contemporneas nos remite al hecho de que se est construyendo o reconstruyendo un discurso religioso-poltico, especficamente por las elites. La utilizacin de iconos que ya tienen un peso en la memoria histrica de las poblaciones es un poderoso catalizador para las socie-dades de tipo estatal al reunirlos en una sola forma de entender el mundo y establecer a travs de ellos una explicacin de la realidad social. Asimismo, desde el aspecto material estos iconos que se trasladan a las diferen-tes producciones asociadas con la elite for-man un elemento muy importante que pue-de ser observado, deseado, intercambiado y consumido. As, se establece una produccin particular que es estimada por las poblacio-nes que desean ser integradas en dicha so-ciedad, en este caso, la Wari. 19. CONCENTRACIN DE CERMICA DE

    ESTILOS ASOCIADOS CON EL ESTILO OFICIAL

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La posibilidad de incluir producciones de otras comunidades dentro de sus conjuntos de ajuares e incluso dentro de ajuares de tumbas de elite, nos refiere a una prctica de incorporacin de ciertas producciones que tienen algn significado para la elite o que se asocia a ella a travs de alguna forma como puede ser la econmica o poltica o religiosa. Esto es algo relativamente comn, por ejemplo, que se ve desde poca formati-va en Chavn de Huntar y en poca Inca

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    96 Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 Universidad de Cdiz

    cuando diferentes producciones pero que comparten un nivel de desarrollo de su tec-nologa, son incorporados dentro de la pro-duccin, manifiesta que las elites reconocen dicha tecnologa y la subsumen dentro de su universo artefactual. Si son los productores o sus elites lo que mueven dicho intercam-bio o apropiacin es algo que todava falta definir bien. Por el momento, en contextos muy importantes desde el sur hasta el norte como por ejemplo en depsitos de ofrendas se puede ver la ocurrencia de cermica de estilo Cajamarca (Valdez 2009: 197) y otros an no bien definidos. 20. ACUMULACIN DE MATERIAS PRIMAS

    EXTRADAS DE DIFERENTES REA DE LOS ANDES

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Una prctica de estados antiguos es la captacin de materias primas inexistentes o necesarias para la reproduccin social de la elite, sobre todo a nivel ideolgico o religio-so en un mundo como en el andino pre-hispnico donde no existe dinero. De esta manera, las principales minas han sido cap-tadas o subsumidas dentro del control del estado Wari. De este modo, ellos antes que controlar a los especialistas, estn contro-lando su materia prima, anticipndose a la produccin misma de los artefactos y te-niendo una ventaja con respecto a otros estados para la produccin de artefactos de elite o de prestigio. Las colonias de estos estados, como en el caso Wari, adems de la produccin agrcola tambin tendran como motivo principal el control de las rutas o de las mismas fuentes de materias primas en los andes. C. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN

    LOS CENTROS ADMINISTRATIVOS PROVINCIALES

    21. UBICACIN ESTRATGICA QUE

    CONTROLA RUTAS IMPORTANTES, REAS DE PRODUCCIN Y/O ESPACIOS SAGRADOS NUEVOS O YA CONOCIDOS PREVIAMENTE

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Como parte de la conquista, expansin y control de nuevos territorios y pensando en que controlan ms bien espacios producti-vos13 que extensos terrenos vacios de co-munidades, establecer los asentamientos provinciales en reas donde caminos o rutas importantes unen diferentes zonas ecolgi-cas es una estrategia importante. Asimismo, dado que Wari es un imperio que se articula principalmente a lo largo de la sierra, en un eje norte-sur, los sitios ms importantes estn controlando las partes altas de los andes aunque con asentamientos ubicados en potenciales caminos o rutas que unen a la costa con la sierra y con la ceja de selva. De esta manera, establecen ubicaciones es-tratgicas desde el punto de vista econmi-co, poltico y tambin dentro de antiguas rutas relacionadas con la religin o las hua-cas que se siguen reverenciando por dife-rentes grupos. Tal puede ser el caso de Ce-rro Bal. 22. VINCULACIN CON OBRAS DE

    HIDRULICAS O INFRAESTRUCTURA DE GRAN ENVERGADURA

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Como parte de la produccin para la cap-tacin y acumulacin en los centros admi-nistrativos con el objetivo de abastecer a los funcionarios del centro administrativo y para ser enviados en un porcentaje a la capi-tal, la creacin de espacios productivos es-pecialmente agrcolas es algo necesario para el mantenimiento de dichos centros. De esta manera, se hace patente que adems de la construccin de edificios tambin se genera infraestructura productiva cercana a los sitios. Esto tambin indica la capacidad de la

    13

    Aqu, la propuesta de Schreiber (1992: 276) de

    un mosaico de control de territorios por los Wari nos parece mucho ms adecuada que la de un con-

    trol territorial total y extenso. Un modelo parecido

    es el que propone Stanish (2003) para Tiwanaku.

    Un desarrollo de este y otros planteamientos aso-

    ciados con los territorios discontinuos se puede encontrar en Tantalen 2008.

  • Hacia una teora arqueolgica del Estado en los Andes Prehispnicos (II): Los Estados Militaristas Andinos

    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 97 Universidad de Cdiz

    elite all ubicada que tiene para que la po-blacin local desempee laborares para la produccin para consumo de la elite.

    23. CONSTRUCCIN RPIDA

    Y PLANIFICADA PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La ubicacin de centros administrativos en regiones alejadas de la capital de Wari tiene que ver especialmente con la capta-cin de recursos naturales y transformarlos para ser enviados hacia la capital y para mantener a la elite local que administra el sitio, as como otros colonos enviados a las nuevas regiones conquistadas. Dicho plan geopoltico establece la construccin de edificios de una manera rpida para esta-blecer el control de esas nuevas reas. La rapidez con la que se realiza tiene que ver con la capacidad para captar la fuerza de trabajo y las materias primas locales. Asi-mismo, el diseo responde a un plan previo y que se lleva a la materializacin rpida-mente puesto que existe ya un diseo esbo-zado desde la capital y que se construye respectando dicho diseo.

    24. REPRODUCCIN DEL DISEO Y

    TCNICA DE CONSTRUCCIN DE LA CAPITAL

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Como diferentes imperios del mundo an-tiguo y dado que son proyectos subvencio-nados y controlados por el estado, es justa-mente en los nuevos sitios fundados donde se puede apreciar con mayor claridad los patrones arquitectnicos que se plasman en las reas controladas. Justamente los princi-pales sitios como Viracochapampa o Piki-llacta coinciden en establecer una norma en la construccin de centros provinciales. Otros sitios tambin lo hacen y aunque no son idnticos comparten caractersticas generales definidas por la elite que controla el imperio. Asimismo, adems de adminis-trar las nuevas regiones se convierten en espacios logsticos para expandir las fronte-ras u ocupar nuevas zonas de inters para el imperio. En esa dialctica entre Wari y otras sociedades tambin puede darse el prsta-mo o emulacin de estilos o elementos ar-quitectnicos ajenos a lo Wari.

    Figura 3. Vista de Google Earth del sitio Wari de Pikillacta, Cusco

  • TANTALEN, Henry

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    Figura 4. Vista de un sector del sitio Wari de Pikillacta. Foto cortesa de Ilder Cruz

    Figura 5. Vista de Google Earth del sitio Wari de Viracochapampa

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    Figura 6. Vista de la Plaza principal del sitio de Viracochapampa. Cortesa de Vctor Tufinio

    25. PRESENCIA DE ARTEFACTOS PRODUCIDOS EN LA CAPITAL, ESPECIALMENTE DEPSITOS DE CERMICA FINA

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS La aparicin de cermica importada desde la capital del Imperio en sitios asociados

    como pueden ser Conchopata, un sitio con-trolado directamente por el estado Wari, supone que las elites provinciales estaban reproduciendo a menor escala las tradicio-nes relacionadas con las prcticas sociales instauradas y realizadas en la capital en contextos oficiales dentro de los centros provinciales.

    Figura 7. Vista panormica del sitio de Wariwillka. Cortesa de Santiago Morales

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    100 Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 Universidad de Cdiz

    Al hacer evidente a travs de los artefac-tos su relacin con el mismo estado Wari generaban en las poblaciones locales su vnculo directo con el estado ayacuchano. Asimismo, invitar a compartir dichas activi-dades dentro de los sitios Wari a las elites locales o a otras comunidades sujetas su-pona la reproduccin prctica de ciertas normas establecidas dentro de las activida-des oficiales y dentro de calendarios esta-blecidos para tales ocasiones. La capacidad de poder desechar y descartar dichos arte-factos despus de ser utilizados es algo que los antroplogos denominaran consumo conspicuo, en el cual se hace gala de la ca-pacidad para derrochar bienes y artefactos de gran calidad y esttica sobresaliente, con imaginera relacionada con el culto oficial. En esos pozos se hallaron grandes cantida-des de vasijas enteras pero fragmentadas. Se trata de vasijas posiblemente utilizada en algn tipo de rito que suponen su uso y lue-go su sacrificio; y en el caso de La Oroya su incineracin. De los tres primeros sitios serranos dos se ubican en la misma zona ayacuchana y el cuarto en una regin cerca-na, mientras que los cuatro depsitos coste-ros sealados se ubican interesantemente en zonas con alta capacidad agrcola. Adi-cionalmente, en el caso de Pacheco, ubicado a solo 7 kilmetros al este de Cahuachi, es inevitable pensar en que se relacion de alguna manera con esta importante ciudad Nazca y con los geoglifos asociados a esta. A pesar que segn Schreiber (1999) para la poca 1B, cuando se plantean que llegan estas ofrendas al valle, Cahuachi parece ya estar abandonada por la gente asociada con la cermica de estilo Nasca, Cahuachi pudo haber conservado algn valor prctico e ideolgico para los Wari. En el caso de La Oroya, se eligi un espacio de valle y cerca-no a un sitio Wari ms extenso reconocido por Riddell ahora ya desaparecido (Valdez 2009).

    Figura 8. Vasija Wari de estilo Robles Moqo. Foto Henry Tantalen

    26. EXISTENCIAS DE ESPACIOS DE

    REUNIN DE ESPECIALISTAS DEL ESTADO: FUNCIONARIOS, MILITARES, ETC.

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Uno de los espacios ms solicitados por los investigadores es la existencia de espa-cios construidos por el estado para albergar a una gran cantidad de sujetos para emple-arlos en actividades vinculadas directa y exclusivamente por el estado. Una de las posibles funciones es la de reunir y mante-ner a los sujetos relacionados directamente con la expansin del Imperio. De hecho, Schreiber (2001: 85) habla de algunos sitios Wari, especialmente los centros mayores en el norte y el sur durante el HM1 como luga-res con cuarteles militares.

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    27. CONJUNTOS DE DEPSITOS AL INTERIOR DEL CENTRO ADMINISTRATIVO

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    En diferentes modelos arqueolgicos, la existencia de depsitos o conjuntos de al-macenes, incluso en los Andes como los de la poca inca, es un indicador contundente de la capacidad del estado para acumular excedentes y redistribuirlos segn sus in-tereses dentro de su economa poltica. En este caso, la tributacin de especies o de fuerza de trabajo estara manifestada en la construccin y en el contenido de dichos almacenes que, adems estn dentro de los mismo muros del asentamiento o muy aso-ciados a este. Dicha acumulacin supone una organizacin de la recaudacin de pro-ductos, los cuales son utilizados para el elite de la capital (si son transferidos para all), para las celebraciones en las que se estable-cen alianzas con las elites locales, para hacer regalos a las elites locales o, simplemente son el aprovisionamiento necesario para los trabajadores del estado o en el proceso de conquista militar para el aprovisionamiento de vestidos, armas y comida. 28. EVIDENCIAS DE VIOLENCIA FSICA Y

    SIMBLICA EN LOS CENTROS ADMINISTRATIVOS

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La reproduccin de prcticas sociales que incluyen la cancelacin de la vida humana, su exposicin e internamiento en centros administrativos del imperio Wari es parte de la reproduccin de las prcticas sociopolticas y socioideolgicas estableci-das y sancionadas por el Imperio. Asimismo, de cara a la poblacin local es un potente mensaje acerca de su capacidad para ges-tionar y controlar la violencia estructural que acompaa al establecimiento de centros administrativos. Asimismo, mantienen el control social y reproduce el monopolio de la violencia en estas nuevas localidades conquistadas o anexadas y, que posterior-mente, necesitan mantener controladas.

    D. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN SITIOS (NO CENTROS ADMINISTRATIVOS) VINCULADOS DIRECTAMENTE CON EL ESTADO MILITARISTA EXPANSIVO

    29. APARICIN DE ELEMENTOS

    RELACIONADOS CON LA ARQUITECTURA OFICIAL WARI

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Obviamente, lo que se puede interpretar a partir de estos hallazgos es que sujetos procedentes de Wari han ingresado de algu-na manera en un contextos ajenos a su pro-pia formacin social, alterando material e ideolgicamente su forma de vida, estable-ciendo a un nivel aldeano o de poblados elementos imperiales con los cual se estara materializando su presencia efectiva y su dependencia con el Imperio ayacuchano. 30. APARICIN DE ARTEFACTOS DE ESTILO

    WARI O CON INFLUENCIA WARI PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La aparicin de diferentes artefactos re-lacionados con lo Wari, incluso en este tipo de sitio, no directamente vinculado total-mente con los cnones de produccin cer-mica y arquitectnica, nos plantea la exis-tencia de una infiltracin de la cultura mate-rial a niveles muy profundos dentro del pai-saje social. La cantidad y densidad de estos artefactos nos hablara de una mayor o me-nor influencia directa de la sociedad impe-rialista y las formas en la que los sitios en contacto directa con ello hacen evidente su relacin. En ese sentido es importante ver hasta qu nivel llegan estos (si es que llegan por ejemplo hasta las ms pequeas unida-des domesticas o si solo se encuentran en ciertos edificios del asentamiento).

  • TANTALEN, Henry

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    31. EXISTENCIA DE CONTEXTOS FUNERARIOS RELACIONADOS CON LOS DE WARI

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Este indicador es el que ms clsicamen-te se ha relacionado con la presencia Wari. A pesar de su supuesta fuerza explicativa o argumentativa, es necesario entender mejor las formas en las que ciertos lugares son utilizados como cementerios. Mas importan-

    te es reconocer que los artefactos llegados a estas tumbas no necesariamente establecen una relacin directa con el Imperio Wari ya que bien podran ser piezas de intercambio (ver indicador 33). Si, finalmente, encon-tramos que es un cementerio de poblaciones Wari (sobre todo si se hacen estudios bioan-tropolgicos) este ser uno de los mejores indicadores nos solo de presencia Wari sino de ocupacin y apropiacin del territorio, fsica como ideolgicamente.

    Figura 9. Vista de Cerro Bal, Valle de Osmore, Moquegua. Foto de Henry Tantalen

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    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 103 Universidad de Cdiz

    Figura 10. Motivo de personajes sobre vasija Wari con escudo, echas y pintura facial sobre embarca-

    cin de totora. Tomado de Ochatoma y Cabrera 2000:10a

    Figura 11. Vista del Templo de Pachacamac. Foto: Henry Tantalen

    32. EVIDENCIAS DE VIOLENCIA FSICA Y SIMBLICA.

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La reproduccin de la violencia fsica como simblica es parte de las prcticas

    oficiales del imperio Wari. A pesar que el monopolio de la violencia institucionalizada se encuentra reservada a las elites y se rea-liza en los centros administrativos Wari (indicador 13 y 28) tambin se encuentran algunos sacrificios humanos y artefactos que reproducen dicha violencia institucio-

  • TANTALEN, Henry

    104 Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 Universidad de Cdiz

    nalizada en asentamientos vinculados direc-tamente con el imperio Wari, posiblemente por lderes de comunidades que reproducen dichas prcticas a un nivel inferior.

    E. INDICADORES ARQUEOLGICOS EN

    SITIOS VINCULADOS INDIRECTAMENTE CON EL ESTADO MILITARISTA EXPANSIVO

    33. EXISTENCIA DE OTROS ASENTAMIENTOS DE ELITE ALEJADOS CON ARTEFACTOS PRODUCIDOS EN HUARI O EN OTROS CENTROS PROVINCIALES

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    En algunos contextos funerarios se han encontrado vasijas relacionadas con Wari, a pesar que existe toda una cultura material local. En este caso se puede reconocer que dichos objetos han sido all reunidos por su calidad tecnolgica y quiz tambin como alguna influencia en la poblacin. Esto que generalmente se ha reconocido como in-fluencia directa o hasta de presencia de gen-te Wari en dichos asentamientos tiene que verse tambin como la relacin que existe entre personas que se relacionan en sitios intermedios o relacionados directamente con los sitios netamente Wari.

    34. EXISTENCIA DE ASENTAMIENTOS

    DOMSTICOS ALEJADOS CON ARTEFACTOS DE ESTILO WARI PRODUCIDOS EN HUARI O EN LOS CENTROS PROVINCIALES

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    A travs del ingreso y obtencin de los objetos Wari a travs de las elites se puede encontrar que estas, a su vez, distribuyeron adentro de sus propia comunidad artefactos producidos dentro del estado Wari, As, en sitios domsticos se pueden encontrar arte-factos Wari como textiles o cermica. Inclu-so, es posible que muchas imitaciones loca-les hechas en espacios domsticos estn reproduciendo en cierto grado los cnones Wari.

    35. CEMENTERIOS LOCALES O NATIVOS CON OBJETOS PRODUCIDOS EN HUARI U OTROS CENTROS PROVINCIALES WARI

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Este indicador supone que otros grupos sociales estn utilizando algunos artefactos de la sociedad Wari para sus contextos fu-nerarios. Ya que resultan objetos de un alto valor (por su procedencia y su vinculo con la elite Wari)otros grupos sociales pueden utilizarlos como parte de la produccin de sus contextos locales. La forma en la que estos artefactos Wari son adquiridos ha de ser estudiada especficamente.

    36. EXISTENCIA DE ARTEFACTOS CON LA

    MISMA MORFOLOGA E ICONOGRAFA WARI, ESPECIALMENTE EN OTROS CONTEXTOS DOMSTICOS O FUNERARIOS DE ELITE

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La existencia de estos artefactos y la imi-tacin de los mismos en contextos de elite como domsticos nos refieren a la impor-tancia y valor que estos tienen para comu-nidades no vinculadas directamente con el estado Wari. La imitacin en este sentido o la influencia en la produccin local nos co-munican la importancia que la cultura mate-rial de Wari tiene para otros grupos huma-nos y la forma en que la produccin del es-tado Wari supone para la generacin o man-tenimiento del poder poltico de las elites locales en reas fuera de la influencia dire-cta del estado Wari. 37. EVIDENCIAS DE VIOLENCIA FSICA PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La existencia de evidencias de violencia fsica en los mismos cuerpos representara la existencia de enfrentamientos entre los grupos locales o nativos en un momento en que el imperio Wari se est expandiendo por el sur del Per. Asimismo, denota que las poblaciones luego de un proceso aut-

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    Revista Atlntica-Mediterrnea de Prehistoria y Arqueologa Social 15, pp. 81-112 105 Universidad de Cdiz

    nomo se enfrentan a otros grupos que gene-ran un ambiente de violencia por un largo de tiempo. En el caso de Beringa resulta relevante que conjuntamente con la presen-cia de los traumatismos tambin aparecen objetos Wari o influenciado en este estilo, lo mismo que tambin se registra en el cemen-terio de La real. 7. Discusin: acerca de la naturaleza del imperio wari EL ORIGEN DE WARI

    En general, en la arqueologa, las explica-ciones acerca de los orgenes de las socieda-des suelen presentarse como monocausales y/o deterministas. El materialismo histrico no ha escapado a este tipo de