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Habitar, vivir, prever Actas del { V congreso de la población española } V congreso da pobo ación española espainar populazioaren V. biltzarra V congrés de la població espanyola Universitat Autónoma de Barcelona. Departarnent de Geografia Centre d'Estudis Demográfics Grupo de Población de la Asociación de Geógrafos Españoles J

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Habitar, vivir, prever

Actas del

{

V congreso de la población española }V congreso da poboación españolaespainar populazioaren V. biltzarraV congrés de la població espanyola

Departament de Geografia Centred'EstudlsDemograflcs

Universitat Autónoma de Barcelona. Departarnent de GeografiaCentre d'Estudis Demográfics

Grupo de Población de la Asociación de Geógrafos Españoles

J

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Habitar, vivir, prever

Actas del

V congreso de la población españolaV congreso da poboación españolaespainar populazioaren V. biltzarraV congrés de la població espanyola

Universitar Autónoma de Barcelona. Departament de GeografiaCentre d'Estudis Demográfica

Grupo de Población de laAsociación de Geógrafos EspañolesBellarerra, 2-3-4, XI, 1995

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El Comité Organizador expresa su agradecimiento a las siguientes instituciones, que han patrocinado el VCongreso de la Población Española:

El Comité Organizador agradece la colaboración de las siguientes personas en el proceso de edición de lasactas: Lidia Andrés Delgado, jordi Arderiu i Camarasa, Núria Hijazo i Curillas, María Paula Lehner, JuanDavid Prieto Cabeza y María Dolores Puga González.

Dfaz Fernández, Montserrat; Llorente Marrón, Ms del MarPoblación y vivienda en España. Un análisis empírico

Baizán Muñoz, PanLa composición de los hogares de los ancianos en España: una com­paración internacional

Bellet i Sanfeliu, CarmePo;enciales de den;anda de vivienda principal. La aplicación de losmerados «tasa de Jefe de hogar» y «niveles medios de ocupación»(Lleida 1995-2015)

Cerón Ripoll, PalomaInmigrantes dominicanas: camino hacia la reagrupación familiar

Gil Alonso, Fernando; Pascual i Ruiz, jordi: Sánchez Sánchez,Esther; Solana Solana, A.MiguelPoblación, vivienda y familia en las áreas rurales de Caralunya1970-1991 '

Actas V Congreso Población Española 7-12

González- Daimiel Garda, CarmenEvolución de la fecundidad en Andalucía duranre el periodo1975-1986

Guisande, Cristina; Olivares, DolorsCuantificación de familias de riesgo en el Censo de Poblaci6n de1991: los núcleos monoparentales en Caralunya

Índex

Primera Ponencia. Hogares, familias y viviendas

25-33

15-24

35-42

43-49

51-63

65-77

79-88

Dipasit legal: B. 41.163-1995

Impres a CatalunyaImpres en paper ecológic

Diseño de la portadaJordi Pascual i RuizComposición y filmaciónMCMXCII, S.A.Passatge Lllvia, 3908041 BarcelonaImpresiónGramagrafSanr joan, 22-2408923 Santa Coloma de Gramenet (Barcelona)

© del texto: las autoras y los autores© de la edición: las editoras y los editores

ISBN 84-600-9280-1

Este libro recoge las actas del V Congreso de la Población Española, celebrado en la Univcrsitar Autónomade Barcelona entre los días 2 y 4 de noviembre de 1995. El Congreso fue organizado conjuntamente por elDeparrament de Geografia (Universitat Autónoma de Barcelona), el Centre d'Estudis Demográfics y elGrupo de Población de la Asociación de Geógrafos Españoles.

Asociación de Geógrafos Españoles (AGE), Centre d'Estudis Demografics, Comissionar per a Universitarsi Recerca (Departament de Presidencia, Generalitat de Caralunya), Deparrament de Geografía (UniversitatAutónoma de Barcelona), DGICYT (Dirección General de Investigación Científica y Técnica, Ministeriode Educación y Ciencia), Fundació Jaume Bofill, Grupo de Población de la Asociación de GeógrafosEspañoles, Universitat Autónoma de Barcelona.

Comité organizadorPresidentas: Anna Cabré Pla, Angels Pascualde SansSecretarios: Enrie Mendizabal i Riera,Montserrat Solsona i PairóVocales: Fernando Gil Alonso,Juan Antonio Módenes Cabrerizo,Francesc M. Muñoa Ramírez, ]ordi Pascual iRuíz, Esther Sánchez SénchezyA.Miguel Solana SolanaComité científicoPilar Almoguera Sallent, Anna Cabré Pla,Ana Olivera Poil, Angels Pascual de Sans,Rafael Puyol Antolín, Pedro Requés Velasco,Vicente Rodríguez RodríguezEdición a cargo de:Jordi Pascual i Ruiz, Esther Sánchez Sánchez,A. Miguel Solana Solana, Fernando Gil Alonso,Juan Antonio Módenes Cabrerizo,Francesc M. Muñoz Ramírez y Enrie Mendízabali Riera

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni de su cubierta, ni su recopilación en un sis­tema informático, ni la transmisión en cualquier forma °mediante cualquier-formato, sea éste electróni­co, mecánico, por fotocopia, por registro o por cualquier otro método, sin el permiso de los titulares del

copyright.

ISBN: 84-600-9280-1

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Segunda Ponencia. Poblaci6n, salud y bienestar

123-134 Montoro Gurich, Carolina AmayaEvoluci6n de la edad media al matrimonio en Navarra, 1976-1989

211-222 Blanes i Llorens, AmandEvolución de la esperanza de vida en España, 1960-1991

Actas V Congreso Población Española 9

295-311 L6pez Hernández, DoloresAnálisis geodemográfico y planificaci6n de recursos sanitarios enNavarra

287-294 Gutiérrez Matey, José Ángel; Puig, Maite; Pérez, GloriaActividad hospitalaria en Cataluña. Algunas consideraciones en basea la poblaci6n

279-286 González Pérez, jesús ManuelLa accesibilidad hospitalaria en la provincia de Pontevedra

257-265 Fernández-Mayoralas Fernández, GloriaUna aproximaci6n a la epidemiología del SIDA en España

247-255 Fernández-Mayoralas Fernández, Gloria; Rodríguez Rodríguez,Vicente; Rojo Pérez, FerminaLa utilización de servicios sanitarios en España

241-246 Espejo Lucena, JoséPlanificaci6n sanitaria y espacio geográfico: la reforma de la aten­ción primaria en el espacio granadino

índice

231-240 Dubon Pretus, Ma. LluísaLa esperanza de vida y las principales causas de mortalidad en lasIlles Balears: estudio critico de las fuentes. Análisis por comunida­des autónomas

223-229 Cebrián Abellán, Aurelio; Morote Martínez, MariaMinusválidos en la Comunidad de Murcia: posibilidad y realidadde integraci6n socio-laboral

323-332 L6pez Lara, EnriqueCaracterización epidemiológica de los territorios andaluces

313-321 L6pez Lara, EnriqueLas áreas de influencia hospitalaria de Andalucía

267-277 Fernández Sánchez, AmparoDisparidades socio-espaciales de la mortalidad urbana. Espetanzade vida y mortalidad infantil en Granada

índice

167-182 Valero, ÁngelesEl sistema familiar español. Un recorrido a través del Último cuar­to de siglo

183-207 Zamora L6pez, FranciscoLos motivos de cambio de vivienda en el período 1981-1991 segúnla Encuesta Sociodemográfica de 1991 del INE

155-165 Serrano Martínez, José MaríaEl proceso de construcción de viviendas en la Región de Murcia: susrelaciones con los acusados cambios espacialesdemográficos y socio­económicos

147-154 Santos Preciado, José MiguelLa incorporaci6n juvenil al mundo laboral y su repercusi6n en laestructura del núcleo familiar (tendencias actuales en el territoriometropolitano madrileño)

135-145 Piriz, Juan JoséAlgunas consideraciones sobre la creaci6n del archivo estadístico dehogares y familias de Catalunya en el Censo de 1991

109-121 Miret Gamundi, PauMaridos y mujeres, cobijos y curros

99-107 Hernández Guerra, ArrianoTratamiento estadístico de los hogares y las familias. La experienciadel Instituto Canario de Estadística con el Censo de Poblaci6n de1991

89-97 Hernández Borge, JulioLa estructura de los hogares gallegos

8 Actas V Congreso Población Española

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Tercera Ponencia. Prospectivas demográficas y territoriales

341-348 Mompart, Anna; Pérez, Gloria; Sáez, Marc; Murillo, CarIesAplicación del análisis de series temporales a la mortalidad por acci­dentes de tráfico en Catalufía

349-356 Rosa Martin, J. Félix; Hernández Felipe, JuliaOperación piloto «Movimiento Natural de la Población de Canarias:Defunciones»

Actas V Congreso Población Española 11índice

499-504 Natera Rivas, Juan JoséTransformaciones recientes en la población del piedemonte de laCosta del Sol Occidental debidas al turismo: los municipios deBenahavís y Ojén

479-497 Monteagudo López-Menchero, JesúsEvolución y proyección de la población de la ciudad de Huelva

469-478 Módenes Cabrerizo, Juan AntonioReflexiones sobre el análisis prospectivo de la movilidad residencialmetropolitana

459-467 Mendoza Pérez, Cristóbal¿Nuevos flujos inmigratorios en el sur de Europa? Una aproxima­ción a la migración en las empresas a partir de las fuentes estadísti­cas

451-457 Loures Seoane, María LuisaEvolución demográfica del centro histórico de Buenos Aires

443-449 Lora-Tarnayo D'Ocon, GloriaFuturo de las comunidades extranjeras en España

431-441 Llurdés i Coit, Joan CarIesLa demografía y la fragilidad de los espacios mineros. El caso de lacomarca del Bages (Barcelona)

421-429 Jiménez Julia, EvaAlgunos apuntes sobre el análisis biográfico y sus aplicaciones en elanálisis de las migraciones

505- 510 Pedregal Mateos, BelénHerramientas y fuentes en el estudio de la proyección demográfica:Andaluda 1991/2006

411-419 Godenau, Dirk; Arteaga Herrera, SebastiánProyección demográfica regional y planificación sanitaria. El casode la Comunidad Autónoma de Canarias

índice

333-339 Mompart, Auna; Pérez, GloriaEl mapa sanitario de Catalufía

10 Actas V Congreso Población Espafiola

365-373 Ruiz Ramos, Miguel; Hernández Rodríguez, Juan Antonio; LucasAlcántara, Cándida; Viciana Fernández, FranciscoDistribución de la mortalidad evitable en Andaluda: un esturlio geo­gráfico

357-364 Rosales Varo, Carmen; Menéndez Collantes, M.Esturlio geográfico de una población de esquizofrénicos en el Área deSalud Mental Granada-Sur

393-402 Dura i Gnimera, AntoniLas actualizaciones del Padrón de Habitantes, una valiosa herra­mienta en las migraciones residenciales del entorno barcelonés: elcaso de Santa Coloma de Gramenet

385-391 Cortés Macias, RafaelLa población en las zonas de montaña andaluzas, aproximación a sucaracterización mediante el análisis factorial y cluster

403-410 Farré, Miracle; Navarro, MontserratEl uso de modelos en demografía: una aplicación al estudio de lasmigraciones

377-383 Astorga González, Ana FeDiagnóstico de futuro del envejecimiento demográfico de las zonasde montaña: factores y repercusiones

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12 Actas V Congreso Población Española

511-518

519-526

527-538

índice

Rodrigo Muñoz, Antonio. . ,El uso de los modelos para el estudio de las proyeccIOnesdemogra-ficas: Andalucía 1991/2006

Sánchez, Josep Anton .Metodología de regresión para la estimación de poblaciones en áreaspequeñas

Solana Solana, Antonio Miguel; Pascual de Sans, AngelsMercado de trabajo e inmigración extranjera en Cataluña: situaciónactual y principales tendencias

PRIMERA PONENCIA

HOGARES, FAMILIAS Y VIVIENDAS

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Sumario

Actas V Congreso Población Española 15-24

Pau Baizán MuñozCambridge Group for the Hisrory ofPopulation and SocialStructuresCambridge, Reino Unido

4. Composición de los hogares en 1991

5. Conclusiones

Bibliografía

1. Introducción

2. Datos y definiciones

3. Evolución de la composición de loshogares de los ancianos

1. Introducción

La situación domestica de los individuos es de una importancia fundamentalen el análisis de su situación social, si bien se debe tener en cuenta asimismo elconjunto de sus relaciones, incluyendo aquellas mantenidas con familiares nocorresidentes y las relaciones extrafamiliares (Shanas y otros, 1968). El hogares el contexto donde se realizan numerosas actividades de la vida cotidiana, esel centro de las relaciones intimas y cada vez más, ellugat donde se desen­vuelven las actividades de ocio. Para los ancianos, la vivienda y las circunstan­cias del hogat son particularmente importantes. Esta etapa del ciclo de vidaestá asociada a cambios radicales en el número y tipo de cottesidentes (parti­da de los hijos, viudez), así como en la actividad económica, lo que implicaajustes importantes; pOt otra parte, el aumento de los problemas de salud yespecialmente las dificultades de movilidad asociados con la edad, conviertenen cruciales la ayuda y apoyo eventuales de los otros miembros del hogar. Estosy otros factotes no sólo son relevantes para la formulaci6n de políticas socialesditigidas a éste grupo de poblaci6n, sino también pata entender el contextosocial en que viven los ancianos.

En esta comunicaci6n se explora la composici6n de los hogares de los ancia­nos en España en el período reciente. Estos datos los compararemos con otrossimilares referidos a otros países europeos, lo que creemos permite una mejorperspectiva de los fen6menos implicados.

2. Datos y definiciones

Las fuentes de datos que se utilizan en esta comunicación para caracterizar lacomposición de los hogares de los ancianos son la encuesta Sociodemográfica

La composición de los hogares de los ancianosen España: una comparación internacional

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a) pareja hetetosexual (incluyendo cohabitantes).b) padre o madre solo con hijos solterose) padres con hijos solteros.

3. Evolución de la composición de los hogares de los ancianos

Durante los años ochenta ha continuado el proceso, común a la mayoría delos países Occidentales durante las ultimas cuatro décadas, de incremento en

(INE, 1993) para el caso de España, la Indagine Muliscopo sulle Famiglie(ISTAT, 1993) para Iralia, y la Sample of Anonymised Records del censo deGran Bretaña de 1991 (Census Microdara Unir, 1994). En los rres casos serrata de amplias muestras representativas del conjunto de la población resi­dente en hogares privados de cada país, realizadas en 1991 siguiendo defini­ciones internacionales. La muestra española esta constituida de 533.438individuos de todas las edades, la italiana por 64.700 individuos, y la británi­ca por 531.170 individuos. El proceso de tratamiento de los datos ha impli­cado la constitución de una base estandardizada de los datos referidos a cadaindividuo. Si bien no trataremos aquí los problemas metodológicos que impli­ca tal ejercicio (cf. Baizán y Lo Cante 1995), si señalaremos que ello ha supues­to crear un conjunto de variablesdefinidas de la misma manera, particularmenteen lo referente al agrupamiento de los individuos en unidades familiares. Estabase de datos, en la que próximamente se incluirán otros paises, permite rea­lizar comparaciones internacionales con un alto grado de fiabilidad. En estacomunicación se han incluido asimismo algunos datos publicados relativos ala República de Irlanda (Central Statistics Office, 1994) y los Países Bajos (vanSolinge, 1995), aunque no se dispone del mismo nivel de detalle que en losprecedentes.

Las clasificaciones de los hogares que se presentan utilizan como unidad alos individuos y no al número de hogares. Procedernos de este modo para mos­trar la experiencia de los individuos y el contexto doméstico en que viven.También señalaremos que no se han incluido a las personas que residen enhogares colectivos. Estas constituían únicamente el 2,6 por ciento de la pobla­ción anciana en el censo español de 1991.

En los resultados que se presentan aquí se hace una distinción entre las per­sonas de 65 y más años y aquellas de menos de 65 años; nos referimos a losprimeros como «ancianos», La razón de utilizar esta terminología no es por­que la edad de 65 conlleve ninguna propiedad mágica de envejecimiento, sinodebido a que debemos adoptar, necesariamente, una edad arbitraria comopunto de partida de nuestro análisis. Por otra parte, se trata de la edad de jubi­lación obligatoria en España (ambos sexos) yen Iralia y Gran Bretaña (sexomasculino) .

Asimismo debe tenerse en cuenta que en la definición de núcleo familiaradoptada (United Nations, 1988) éste está formado exclusivamente por lassiguientes situaciones:

Actas V Congreso Población Espafíola 17La composición de los hogares de los ancianos en España

1981 19911 HOGARES FAMILIARES 78,9 76,2

1.1 miembros de la familia 59,0 62,51.1.1 en pareja 51,5 55,41.1.2 madre!padre sola!o 7,4 6,91.1.3 hijo!a 0,1 0,2

1.2 no miembros de la familia 19,9 13,7

2 HOGARES NO FAMILIARES 21,1 23,82.1 dos o más personas 6,9 5,92.2 solo!a 14,2 17,9

Total 100,0 100,0Número de personas 4.138.054 5.493.139

el número de ancianos que viven solos y de disminución de la proporción deaquellos que viven con personas ajenas a la familia nuclear. Esta evoluciónqueda reflejada en el cuadro I, que clasifica a los miembros de los hogares pri­vados de acuerdo con las recomendaciones de las Naciones Unidas (UnitedNations, 1988).

La proporción de «miembros de la familia» (nuclear), ha aumentado apre­ciablemente, pasado de constituir el 59,0 por ciento en 1981 a constituir el62,5 en 1991; este aumento se debe principalmente al mayor número de ancia­nos que viven en pareja conyugal (51,5 y 55,4 respectivamente). En este incre­mento ha debido jugar un papel destacado la favorable evolución de lamorralidad, aumentando las probabilidades de supervivencia de las parejas; encambio, apenas si existen diferencias apreciables en la intensidad de la nup­cialidad de las generaciones implicadas en cada caso, que es ligeramente supe­rior para las mas jóvenes (cf. Fernández Cordón, 1986).

Como ya se ha indicado, también la proporción de personas que viven solasha aumentado considerablemente, pasando del 14,2 por ciento en 1981 al 17,9en 1991. Aquí habría de tenerse en cuenta que entre estas dos fechas la pobla­ción considerada se ha hecho mas «vieja»: en el censo de 1981 los mayores de75 anos representaban el 36,7 por ciento del total de población con 65 años ymás, mienrras que en 1991 éstos constituían el 40,6 por ciento. Dado que la inci­dencia de la viudez se incrementa con la edad ésto explicaría parte del incre­mento mencionado. Otra parte de la explicación habría que buscarla en ladisminución muy importante (19,9 a 13,7 por ciento) de los ancianos queviven como «no miembros de la familia» denrro de un hogar familiar. En lamayoría de los casos se trata de viudas/os que viven con sus hijos ya casados.

Fuente: elaboración propia a partir del Censo de Población 1981 y Encuesta Sociodernogréfica1991.

Cuadro 1. Personas de 65+ afios, de ambos sexos, según su posición en elhogar.Espaiía, 1981 y 1991.

Pau Baizan Mufíoz16 Actas V Congreso Población Española

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4. Composición de los hogares en 1991

El rasgo más distintivo de la situación doméstica de los ancianos respecto aotras edades es la menor proporción de éstos que son miembros de la familianuclear (figuras 1 y 2). Esta situación es particularmente acusada en el casodel sexo femenino y a edades muy avanzadas. En efecto, en otros momentos delciclo de vida los individuos son, muy mayoritariamente, o hijos solteros queconviven con alguno de sus padres o bien cónyuges. Esta situación es comúna todos los países que comparamos, aunque en Gran Bretaña, Irlanda y los

Esta corresidencia de adultos con sus padres presenta raíces históricas envarias regionesdel norte de la península Ibérica (Rowland, 1987; Lison Tolosana,1979), si bien exisrepoca información detallada sobre la estructura de los hoga­res de los ancianos en el pasado. La formación por parte de los hijos de unhogar diferenciado del de los padres al casarse parece haber sido la norma en granparte de España mucho antes del proceso histórico de modernización (Reher,1988). En unas y otras regiones existían factores demográficos que hadan másprobable que en la actualidad la presencia de hijos solteros en el hogar de unanciano, en particular debido a la menor esperanzade vida y a que el último hijose tenía a edades mas tardías. También es probable que la corresidencia de lasviudas con sus hijos estuviese más extendida antes de la industrialización queactualmente, y que sólo haya disminuido su prevalencia en las tres o cuatroúltimas décadas, tal como muestran investigaciones realizadas en Inglaterra(Wall, 1984). Por otra parte, diversas investigaciones históricas muestran diver­sos ejemplos de situaciones en que los hogares extensos o múltiples eran comu­nes antes de la modernización económica, sin que esta supusiese su desaparición(Avalas, 1995; Comas, 1988).

Sin embargo, al menos durante los últimos veinte o treinta afios, si ha habi­do un proceso de reducción del número de hogares complejos (extensos o múl­tiples) (Flaquer y Soler, 1990; Solsona y Treviño, 1990), lo que ha afectadoparticularmente a los ancianos. En la actualidad la corresidencia de diversasgeneraciones está asociada en diversas regiones con empresas familiares, espe­cialmente en la agricultura, y su disminución en las últimas décadas podríaestar relacionada a la disminución del modo de producción familiar en favorde la asalarización (Garrido, 1992). En algún caso la corresidencia temporalde parejas jóvenes con alguno de sus padres puede haber sido determinada pordificultades en encontrar vivienda. Otro factor importante ha sido, sin duda,la introducción y la progresiva posterior generalización de las pensiones paraancianos, lo que les ha permitido residir independientemente de sus hijos. Eneste sentido, no se puede asumir que una posición de corresidencia con algu­no de los hijos sea necesariamente visto por el anciano como algo deseable;puede haber un deseo de mantener una independencia residencial por partedel anciano. En todo caso, parece haberse producido un cambio en las actitu­des hacia la corresidencia entre adultos y sus padres, en conexión con cambiosmas amplios en los valores familiares (Ruggles, 1994).

• E• NL

• 1x GB"IRL

<EoNL

1oGBX IRL

edad80-84

80-84

70-7460-64

60-64 70-74

Actas V Congreso Población Española 19

50-54

50-54

O'---------~----------.J0-4 10-14 20-24 30-34 40-44

O L..- ---.J

0-4 10-14 20-24 30-34 40-44 edad

20

101

40

30.I m

70

60 1

20

10

50

40

30

90

80

porcentaje

Lacomposición de los hogares de los ancianos en España

Figura 1. Miembros de la familia (hombres)

Figura 2. Miembros de la familia (mujeres)

porcentaje

Pau Baizán Mufioz18 Actas V Congreso Población Española

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Cuadro Il. Situaciónresidencial de laspersonas de 65+ años en España,Gran Bretafia e Italia

1 Hogares familiares; 1.1 miembros de la familia; 1.1.1 en pareja; 1.1.2 madre/padre sola/o;1.1.3hijo/a; 1.2 emparentados; 1.3 no emparentados. 2 Hogares no familiares; 2.1 emparentados;2.2 no emparentados; 2.3 solo/a .Fuente: elaboraciónpropia (España: ES 1991; Gran Bretaña: SAR censo 1991; Italia: IMF1991).

Países Bajos, también una proporción considerable de los adultos j6venes no sonmiembros de la familia inmediata. La situación de los ancianos puede expli­carse en gran medida por factores demográficos. especialmente. en el casofemenino, la mayor incidencia de la viudez es debida a los efectos combina­dos de la menor mortalidad y la diferencia de edad entre esposos. La perte­nencia a un núcleo familiar de los ancianos está afectado particularmete porla existencia de un c6nyuge (cuadro 11),y en mucha menor medida por la pre­sencia de hijos en el hogar. En este sentido son destacables las menores pro­porciones de miembros de la fumilia en Gran Bretaña e Irlanda, particularmentepara el sexo masculino. que tienen su origen principalmente en una menornupcialidad de las generaciones consideradas.

La disminuci6n con la edad de la proporci6n de personas miembros deuna familia nuclear está asociada al aumento de los que viven en hogares uni­personales (cuadro II). Esta relaci6n se produce particularmente en GranBretaña y en menor medida en Italia. mientras que en España parecen existirotras alternativas a vivir solo. Como resultado, la proporción de ancianos queviven solos es muy diferente: los británicos en esta situación prácticamenteduplica a la proporci6n correspondiente de españoles.

Es también bastante elevada la proporci6n de ancianos que son padres defamilia monoparental (9,6 por ciento de las mujeres españolas). Esta situaci6npuede ser fruto de diversos trayectorias: puede que el hijo aún no se haya emano

Actas V Congreso Población Española 21La composición de los hogares de los ancianos en España

cipado (por ejemplo debido a una incapacidad física), o puede ser debida aque el hijo vuelve al hogar paterno (por ejemplo después de un divorcio), opor ultimo, la corresidencia puede producirse por que el anciano vaya a viviral hogar del hijo. Estas diversas posibilidades también son relevantes en el casode que la corresidencia se produzca con un hijo casado. Como consecuenciase puede afirmar que la corresidencia entre hijos adultos y sus padres ancianosno solo puede ser debida a la necesidad de atender las necesidades de los ancia­nos, sino que también deben tenerse en cuenta las circunstancias de los hijos.En este sentido, harían falta estudios que evaluasen las actitudes y las circuns­tancias de unos y otros (Quattrociocchi, 1993; Grundy y Harrop, 1992).

En el cuadro 11, la corresidencia de ancianos con sus hijos que ya han for­mado su propia familia viene indicada por la categoría «emparentado en hogarfamiliar», que constituye la tercera proporción mas alta después de los miem­bros de la familia y de los unipersonales en los tres países. La proporci6n deancianos en esta situación es particularmente elevada en el caso español. con el7,7 por ciento de hombres y el 17,6 por ciento de mujeres. La interpretaciónde estas diferencias entre países es particularmente difícil, puesto que estas pro­porciones son el resultado de factores económicos. culturales. y demográficos(estos tres tipos de factores también juegan un papel en los otros índices pre­sentados). Entre los factores demográficos cabe destacar la misma existencia(supervivencia) o no de hijos con los que corresidir. No sólo los niveles defecundidad han presentado fluctuaciones y niveles diferenciados (más bajosen el caso británico para las generaciones en cuestión); aún más importanteen términos de posibles corresidentes es la distribuci6n de los tamaños de ladescendencia y muy particularmente la incidencia de la infecundidad (una vezmás, mayor en el caso británico).

En las figuras 3 y 4 se ha presentado con mayor detalle la posici6n en elhogar de los ancianos españoles. En ellas se constata una vez más la experien­cia totalmente diferente de mujeres y hombres en esta etapa del ciclo de vida.Paraestos últimos. la corresidencia con la esposa constituye la posición mayo­ritariahasta más allá de los ochenta años. mientras que una mayoría de muje­res no viven en parejaya antes de los 75 años. Es interesante observar que. asícomo la proporci6n de hombres en hogares unipersonales aumenta de mane­ra constante con la edad. en el caso de las. mujeres esta situación disminuye apartir de los ochenta años aproximadamente; probablemente en beneficio dela corresidencia con hijos.

Al aumentar la edad de la persona, la posici6n en el hogar «emparentado enhogar familiar» se vuelve mas importante, tanto para hombres como para muje­res. Con datos transversales no es posible distinguir si este fenómeno debe serinterpretado como un efecto del aumento de edad únicamente (efecto de edad)o debe ser asociado a diferencias en el comportamiento de los grupos de edad(efecto generacional). El aumento de la mala salud y de las discapacidades para­lelo a la edad probablemente obliga a algunos ancianos a abandonar la inde­pendencia de sus propios hogares y compartir el hogar con otras personas.Aunque también es posible que los más ancianos entre los ancianos y sus fami-

1

46,6

4,9

0,341,4

53,445,2

36,98,2

0,18,1

0,0

100,0

Pau Baizán Muñoz

52,0

3,42,0

46,8

GB48,044,2

39,2

4,90,1

3,60,2

100,0

MujeresE

32,4

7,30,4

24,7

67,6

49,840,0

9,60,2

17,60,2

100,0

1

14,2

1,5

0,012,7

85,883,1

80,32,60,2

2,70,0

100,0

23,8

1,9

1,5

20,5

GB

76,274,3

72,41,8

0,1

1,70,3

100,0

HombresE

11,3

3,00,2

8,0

88,780,8

77,6

3,00,2

7,70,1

100,0Total

2

2.12.2

2.3

11.1

1.1.11.1.2

1.1.3

1.2

1.3

20 Actas V Congreso Población Espafiola

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Figura 4. Posiciónde los ancianos en elhogar (mujeres 65+). España 1991 ES.

Figura 3. Posiciónde los ancianos en el hogar(hombres 65+). España 1991 ES.

Actas V Congreso Población Española 23La composición de los hogares de los ancianos en España

Bibliografía

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5. Conclusiones

Durante las ultimas décadas se han producido cambios tápidos en la compo­sición de los hogares de los ancianos. Lo esencial de esta evolución puede carac­terizarse en una tendencia hacia la «nuclearización» o «individualización» delos hogares. Esta situación queda patente, por una parte, en el enorme incre­mento de los hogares unipersonales. Y pot atta parte, en la disminución delnúmero de ancianos que residen con sus hijos. Si bien estas tendencias songenerales al conjunto de los países Occidentales, la situación espafíola se dis­tingue netamente por una menor incidencia de los hogares unipersonales yuna mayot proporción de hijos adultos que residen con sus padres, lo quepuede atribuirsea diversos factoresculturales, económicos y demográficos espe­cíficos. A largo plazo, los cambios que se están produciendo en la formación,fusión y reconstitución de la familias de las petsonas que ahora son «de media­na edad» tendrán consecuencias importantes en la composición futura de loshogares de los ancianos. También serán importantes los cambios en las polí­ticas sociales dirigidas a este grupo, así como las propias actitudes de los ancia­nos.

Agradecimientos

El ttatamiento informático de los datos ha sido tealizado en colaboración conMartina Lo Cante, con quien ha sido un placet trabajar,

Esta comunicación se enmarca dentro de la investigación «MappingEuropean family and household patterns», financiada pot el programa deCapital Humano y Mobilidad de la Unión Europea.

Iias estén más influidos pOt costumbres y normas tradicionales de residenciay de cuidado de los ancianos.

111 sola

El en pareja

O madresola

III emparentada enhogarfamiliar

I!i! otras

Pau Baizán Muñoz

o solo

el en pareja

O padresoloemparentado en

11hogar familiarll!I otros

80-84 85 Ymás edad

75-79 80-84 85 Ymás edad

porcentaje 100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

O65-69 70-74

porcentaje 100

90

80

70

60

50

40·

30

20

10

O65-69 70-74 75-79

22 Actas V Congreso Población Española

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WALL, R. (1984). «Residential isolarion of the elderly: a comparison over time».Ageing and Society, n. 4, p. 583-603.

Sumario

5. La demanda potencial de viviendaprincipal en la ciudad de Lleida(1995-2015)

Bibliografía

1. Introducción

2. Factores que inciden en la demandapotencial de viviendas

3. El método «tasa de jefe de hogar»

4. El método «niveles medios de ocupa­ción de la vivienda» (NMOV)

Carme Bellet i SanfeliuBecaria de investigación del Departamento de Geografía Humana.Dniversitat de Lleida

Actas V Congreso Población Española 25-33

l. BELLET 1 SANFELIU, C. (1994), «Potencial de demanda d'habitarge principal i estimació dela producció total d'habitatge. Lleida 1995-2015», La Paeria-Ayuntamiento de Lleida,Lleida. El documento incluye estimacionesde producción futurabasadasen la proyeción deniveles medios de producción de las últimas décadas y aplicación a la proyección demo­gráfica de los niveles mínimos de producción de vivienda necesarios establecidos en unas4-5 viviendas por cada 1.000 habitantes.

1. Introducción

La comunicación presenta la aplicación de dos métodos diferentes para llegara estimaciones de potencial de demanda de vivienda que fueron utilizados enlos esrudios preparatorios del nuevo Plan Geueral Municipal de la ciudad deLleida (1995-2015).1

Se utilizaron, para el caso, los métodos utilizados en la elaboración del últi­mo Plan de Vivienda del MOPT (1992-1995), consistente en determinar lossaldos familiares mediaute la aplicacióu de la «tasa de jefe de hogar» o «cabe­za de familia» a una proyeccióu demográfica (Curbelo,].L. y Martín, V, 1990;Rodríguez, J.; Curbelo,].L. y Martín, V, 1991) yel método de «niveles mediosde ocupación de vivienda» utilizado por la Direcció General d'Arquitectura iHabitatge de la Generalitat para el desarrollo y aplicación del Plan en el marcocatalán (DGAH, 1991).

Lademanda de vivienda principal (demanda potencial) viene determinada alargo plazo por la estructura y evolución demográfica de una población, las ten­dencias sociales (niveles de emancipación, tamaño del núcleo familiar, desdobla-

Potenciales de demanda de vivienda principal.La aplicación de los métodos «tasa de jefe de hogar»y «niveles medios de ocupación» (Lleida 1995-2015)

Pau Baizén Mufioz24 Actas V Congreso Población Española

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Sumario

5. La demanda potencial de viviendaprincipal en la ciudad de Lleida(1995-2015)

Bibliografía

1. Introducción

2. Factores que inciden en la demandapotencial de viviendas

3. El método «tasa de jefe de hogar»

4. El método «niveles medios de ocupa­ción de la vivienda» (NMOV)

Carme Bellet i SanfeliuBecaria de investigación del Departamento de Geografía Humana.Dniversitat de Lleida

Actas V Congreso Población Española 25-33

l. BELLET 1 SANFELIU, C. (1994), «Potencial de demanda d'habitarge principal i estimació dela producció total d'habitatge. Lleida 1995-2015», La Paeria-Ayuntamiento de Lleida,Lleida. El documento incluye estimacionesde producción futurabasadasen la proyeción deniveles medios de producción de las últimas décadas y aplicación a la proyección demo­gráfica de los niveles mínimos de producción de vivienda necesarios establecidos en unas4-5 viviendas por cada 1.000 habitantes.

1. Introducción

La comunicación presenta la aplicación de dos métodos diferentes para llegara estimaciones de potencial de demanda de vivienda que fueron utilizados enlos esrudios preparatorios del nuevo Plan Geueral Municipal de la ciudad deLleida (1995-2015).1

Se utilizaron, para el caso, los métodos utilizados en la elaboración del últi­mo Plan de Vivienda del MOPT (1992-1995), consistente en determinar lossaldos familiares mediaute la aplicacióu de la «tasa de jefe de hogar» o «cabe­za de familia» a una proyeccióu demográfica (Curbelo,].L. y Martín, V, 1990;Rodríguez, J.; Curbelo,].L. y Martín, V, 1991) yel método de «niveles mediosde ocupación de vivienda» utilizado por la Direcció General d'Arquitectura iHabitatge de la Generalitat para el desarrollo y aplicación del Plan en el marcocatalán (DGAH, 1991).

Lademanda de vivienda principal (demanda potencial) viene determinada alargo plazo por la estructura y evolución demográfica de una población, las ten­dencias sociales (niveles de emancipación, tamaño del núcleo familiar, desdobla-

Potenciales de demanda de vivienda principal.La aplicación de los métodos «tasa de jefe de hogar»y «niveles medios de ocupación» (Lleida 1995-2015)

Pau Baizén Mufioz24 Actas V Congreso Población Española

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miento de las familias...) y las características del parque existente. La demandapotencial, no obstante, sólo se convertirá en efectiva si las condiciones económi­cas de tipo más coyuntural (rentas, créditos, fiscalidad...) lo permiten y si la ofer­ta existentese ajusta al tipo exigido(tipo de vivienda, tamaño, precio, localizaciónj.?

2. V~m?s a co~temp1ar exclusivamente las demandas potenciales de demanda de viviendaP~'l~clpal deFndo.a un lado por tanto las demandas de tipo especulativo.y demandas devivienda secundana.

3. La reducción del tamaño medio familiar y niveles medios de ocupación de la viviendahabrán de tenerse en cuenta en las características (tipo, superficie, distribución) de la vivien­da a producir en un futuro.

2. Factores que ínciden en la demanda potencial de viviendas

La,estructura y evol~ci6n demográfica de la poblaci6n son las variables quemas ~eso tienen y .mas pu~de~ explicar del volumen de demanda potencial ynecesidades de vivienda principal. Desde el escenario demográfico español see~tá asistiendo a dos tipos de evoluci6n de signo contrario y de gran inciden­CIa para e! fururo del mercado de la vivienda:

- La desaceleraci6n del crecimiento de la poblaci6n y progresivos niveles deenvejecimiento, tendencias que se relacionan con la abrupta reducción dela natalidad española entre 1976 y 1986. Estas tendencias demográficasapuntan, por un lado, a la reducci6n progresiva del tamaño de los núcleosfamiliares y, por otro, a una reducci6n progresiva de la demanda potencialde VIVIendas como consecuencia de la disminución de las tasas de formaciónde nuevos hogares.

- Sin embargo, los elevados niveles de natalidad entre 1961 y 1975 estándando lugar a un intenso proceso de creación de nuevos hogares (nuevos~úc~eos fa~ilia:es) que se prevé continuará hasta los primeros años delsrgurente milenio. Esta evolución, y a pesar del marco general de desace­leración del crecimiento demográfico e incluso regresión en algunas áreas,pro,:"oca que exista un notable crecimiento de nuevos hogares y; por tantopresión sobre el mercado de la vivienda durante los años ochenta y toda ladécada de los noventa.

Al creciente aumento de núcleos familiares contribuyen también diversastendencias sociales entre las que cabe destacar: el desdoblamiento de los núcle­os familiares por separaciones y divorcios, el progresivo aumento de los núcleosunipersonalesy los niveles de emancipaci6n juvenil (muy ligadaa la entrada al mer­cado de trabajo). Todo ello in~~de en la r~ducci6n del tamaño de las familiasy delos niveles ~edlOs de ocupaClon de la vivienda que presenta cifras decrecientesdesde m.edIados de los setenta. Parece previsible que la tendencia a la reducci6nde los niveles medios de ocupaci6n de la vivienda vaya descendiendo progresi­vamente, acercándose a n;veleseuropeos, hasta mediados de la primera década delsiguiente.milenio, a parnr del cual las reducciones pueden moderarse.v

Actas V Congreso Población Española 27Potenciales de demanda de vivienda principal

3. El método «tasa de jefe de hogar»

El mérodo consiste, fundamentalmente, en determinar los saldos familiaresanuales (diferencia enrre las familias que se forman y las que desaparecen) apartir de la aplicaci6n de la tasa de jefe de hogar sobre una proyecci6n demo­gráfica (García, A., 1993), estratificados por grupos de edad y sexo. La tasa dejefe de hogar viene determinada por el número de personas principales en rela­ci6n a la poblaci6n total del grupo de edad al que corresponde, esro es: Ti = ni/ Ni, siendo i el grupo de edad, TIa tasa expresada en tanto por uno, n elnúmero de jefes de hogar y N el total de componentes de! grupo de edad i. 5

La definici6n de la variable ni, personas que ejercen la jefarura de un hogar,es susceptible de múltiples formulaciones (Vergés, 1994), de entre las cualesnos decidimos por la siguiente alternativa, más viable para los datos de los quedisponíamos y siguiendo la metodología utilizada en Curbelo, J.L y Martín,v.(1990) y Rodríguez, J.; Curbelo, J.L y Martín,v. (1991):

Hasta los setenta y nueve años y, para cada grupo de edad, a los varonescasados, a los viudos, separados y divorciados de ambos sexos y a las madressolteras.

A partir de los ochenta años se consideran como hogares a los matrimo­nios en los que ambos cónyuges permanecen vivos.

El método excluye de la definici6n de jefe de hogar a los núcleos forma­dos por solteros emancipados y uniones no formalizadas, relacionadas con pau­tas de convivencia. Respecto a estas últimas, sin embargo, puede partirse delsupuesro de que las futuras uniones no formalizadas lo harán sobre una dis­tribuci6n de probabilidad muy similar a la que presentan las uniones actual-

4. Tema actualmente en vaga por las grandes patologías estructurales de los edificios cons­truidos entre 1950 y 1970.

5. Se trata de un modelo estático (ver al respecto Vinuesa, J., 1994 y Verges, 1992) partien­do del supuesto de que va a darse la constancia de la tasa en el período estudiado.

La demanda potencial de vivienda además de contemplar estas necesida­des, estrictamente relacionadas con factores demográficos y sociales, debe detener en cuenta otros factores relacionados con las características del parqueexistente de las que cabe destacar: los niveles de depreciaci6n y grado de obso­lescencia, situación que pueden generar necesidades de reposición del parquey aumentar por lo tanto las necesidades de vivienda.4

Los volúmenes de demanda potencial deben ser corregidos con la presi6nque puedan ejercer otros factores, también a tener en cuenta: el alojamientode la poblaci6n en tránsiro y la coberrura de demandas acumuladas insatisfe­chas, más relacionadas ya con los desajustes entre oferta y demanda y tipo deagentes que intervienen en un mercado.

Una vez descritos, de forma muy general, los factores que inciden en losvolúmenes de demanda principal entremos a describir la metodología utiliza­da en nuestro análisis.

Carme Bellet i Sanfeliu26 Actas V Congreso Población Española

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6. Se siguen las indicaciones y metodología utilizadas para la elaboración de la documenta­ción del Pla Territorial de Catalunya, aprovado en 1995.

4. El método «niveles medios de ocnpaci6n de la vivienda» (NMOV)

Este mérodo.? básicamente demográfico y de rarios, es mucho más sencillo sibien adolece de cietta generalizaci6n. Se patte del supuesto de que los nivelesmedios de ocupaci6n de la vivienda (NMOV de ahora en adelante) tienden aaproximarse a los niveles medios europeos, muy inferiores a los españoles. Elmétodo, sin embargo, ofrece la ventaja de constituir una síntesis de los ele­mentos de tipo vegetativo y migratorios básicos con los de tipo económico(previsibles) y cambios en la conducta social. Se intenta recoger así las ten­dencias, cambios sociales y pautas de convivencia del comportamiento familiarde los paises occidentales: menor número de hijos por familia, desdoblamien-

mente registradas, considerando, por lo tanto, que la formación de hogares seproduce en determinados estratos de la poblaci6n de forma bastante estable. Porotra parte presenta una doble contabilización en los casos de uniones no for­malizadas entre viudos, separados o divorciados.

En cierto modo puede afirmarse que el método cuenta con una serie deventajas que lo compensan sobradamente de las deficiencias apuntadas:

- Permite examinar fácilmente y de forma simultánea la dinámica de forma­ci6n y desformaci6n de hogares teniendo en cuenta la situaci6n de partida.

- Laformaci6n de nuevos hogares no queda restringida a los análisis de matri­monios registrados, sino que incluye otros conceptos de núcleos familia­res como son: los viudos, separados y divorciados.

Una vez obtenida la tasa por grupos de edad, ésta se aplica de forma cons­tante a la proyecci6n demográfica estratificada por grupos de edad, obtenien­do para cada año el número de hogares asociado a un rango de edad: Nit * Ti= nit = Hit, siendo Ti la tasa de jefe de hogar, Nit la poblaci6n de cada añoclasificada por edades, nit el número de personas principales que existen enaño ty pertenecen al grupo de edad i, e Hit el número total de hogares atri­buidos al segmento de edad en el año correspondiente.

La suma rotal de nuevos hogares formados en cada grupo de edad y paracada año nos revela el número total de hogares potenciales del año t. Procediendopostetiomente a la valoraci6n de los incrementos de hogares a lo largo del tiem­po y por tanto aproximándose a la cuantificaci6n del número de viviendasprincipales que serán necesarias en ese período de tiempo. Cabe indicar quela formaci6n de hogares refleja el grado de tensi6n que en un momento dadose ejerce sobre el mercado de la vivienda apuntando los volúmenes y nivelesmínimos de producción necesarios para cubrir tales necesidades. Estos nive­les mínimos habrán de ser corregidos según circunstancias de tipo local: pobla­ción de tránsito, características del parque, volumen de inversión especulativa, ...

2,90*2001

2,981995

Actas V Congreso Población Española 29

3,131990

3,39

19803,891970

5. La demanda potencial de vivienda principal en la ciudad de Lleida(1995-2015) a partir de los métodos «tasa de jefe de hogar»y «niveles medios de ocupación de la vivienda»

La aplicaci6n de los métodos muestra tres tipos de dinámica diferente entreincrementos demográficos, incremento anual de nuevos hogares y nivelesmedios de ocupaci6n de la vivienda (ver figura I),que fácilmente pueden conla reducci6n del tamaño del núcleo familiar.

En una primera fase, que alcanzaría hasta los primeros años de la primeradécada del 2000, se presenta un fuerte incremento en la formaci6n de nuevoshogares a pesar de las lineas descendientes de la evoluci6n demográfica. Esteincremento se produce por el volumen de estratos j6venes (que proceden delboom demográfico de 1960) que alcanzan durante el periodo edades de for­mación de núcleos familiares, teniendo en cuenta que «a lo largo de la déca­da de los ochenta, a causa de los condicionamientos económicos, la edad decontraer matrimonio se ha ido retrasando tanto para las mujeres como paralos hombres» (Ignacio San Martín, J., 1993, p. 24). Durante el periodo se apre­cia, también, una continuación de la tendencia de retroceso de los nivelesmedios de ocupaci6n de vivienda (ver al respecto las cifras estimadas de nive­les medios de ocupaci6n para la ciudad de Lleida presentadas en el cuadro II).

Una segunda fase abarcaría desde los ptimeros años del 2.000 hasta media­dos de la misma década. El periodo presenta cietta recuperaci6n demográficabajo una fuette reducci6n de los flujos de entrada de nuevos hogares yaumen­to de la desaparici6n de hogares como resultado del envejecimiento de la pobla-

to de núcleos familiares, aumento de los núcleos unipersonales... que apun­tan a una reducción progresiva del índice desde los años cincuenta acentuán­dose en las dos décadas anteriores (ver cuadro I).

Teniendo en cuenta la situaci6n de partida del área objeto de análisis (nive­les medios de ocupaci6n, pautas generales y tendencias en los desdoblamien­tos de hogares, incidencia de la emancipaci6n juvenil, envejecimiento de lapoblaci6n... y finalmente el escenario tendencial de la producci6n del parquede viviendas) se realiza la proyecci6n del nivel medio de ocupaci6n que se apli­cará al volumen total de poblaci6n anual proyectada.

Por razones que ya hemos comentado en un principio se observa que elíndice nivel medio de ocupaci6n presenta una dinámica descendente bastan­te pronunciada hasta los ptimetos años de la década del 2.000. Para mediadosy finales del período de análisis parece preverse que continúe su tendenciadecreciente de forma pero más moderada.

Fuente: DGAH (1991) y Ttilla, C. (1993).

Cuadro 1. Niveles medios de ocupación de vivienda. Catalufia 1970-2001

Potenciales de demanda de vivienda principalCarme Bellet i Sanfeliu28 Actas V Congreso Población Española

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ActasV Congreso Población Española 31

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Potenciales de demanda de vivienda principal

Figura 2. Flujo de hogares por estructura de edades. Lleida (1992-2015).

La demanda principal habrá de contemplar también las necesidades dereposición según el estado del parque existente. Para ello puede asumirse comoválida la propuesta del MOPT que cifra en un 0,8% del parque las citadasreposiciones. En nuestro caso recogimos la propuesta elaborada~or la DireccióGeneral d'Arquirecrura (DGAH, 1991) que contempla la posible coberturade las necesidades de vivienda a partir de tres líneas de actuación: un mayoraprovechamiento del parque existente (vacante-cambio de segunda a primeraresidencia ~cambio de uso de primera residencia a otros), la rehabilitaciónde viviendas, la nueva construcción. Se estima que el 25% puede cubrirse conel parque existente, un 10% mediante rehabilitación y el 65% restante connueva construcción de viviendas (ver aplicación en cuadro HI). Entendemos,que dichos p?r~entajes se define:, c~mo marcos deseables: per?, bastantes ~e­jados de la dinámica actual (baJOS índices de rehabilitación, infrautilizacióndel parque existente, niveles elevados de producción destinada a.vivienda secun­daria y demanda especulariva...). Con todo, creemos que es evidente que debeaprovecharse mucho mejor el espacio ya construido y detener, en palabras de1ndovina el «despilfarro inmobiliario» que incide a su vez en un despilfarro delsuelo y inversiones en infraestructurasy urbanización.

La demanda potencial de viviendas deberá además de tener en cuenta pro­cesos mucho más detallados y específicos locales, de entre los que cabe citar: laexistencia de demanda insatisfecha, la capacidad de respuesta de los agentesque intervienen en el proceso inmobiliario, la dinámica económica del área,tendencias locacionales de la demanda y producción...

En definitiva parece desprenderse de lo dicho que las necesidades de vivien­da a pesar de estarsensiblemente determinadas por la evolución y característicasdemográficas y sociales de la población, deben de contemplar también una

Carme BelletI Sanfeliu30 ActasV Congreso Población Española

Cuadro Il. Nivelesmedios de ocupación de vivienda. Lleida 1970-2001

1981 1991 1995 2001 2005 2010 20153,5 3,14 2,99 2,75 2,57 2,42 2,3

Fuente: 1981 Y 1991, Censos de Vivienda -yde la Población. Estimaciones paralos demás datos.

7. El proceso de desaparición de hogares puede provocar e~ un futuro, no muy lejano, la apa­rición de un fuerte stock de vivienda que puede ser reciclada para nuevas ocupacIOnes. Eltema de la rehabilitación puede convertirse en el gran protagonista del sector de la cons­trucción,

=

=::=Incremento demográfico11 Incremento NMOV010 Incremento anual nc hogares

ción.? Mientras los niveles medios de ocupación muestran cierta estabilizacióncon una dinámica decreciente menos acusada que en afios anteriores (figu-ra 2). .

Desde mediados de los 2.000 hasra el final de periodo analizado se pre­sentan fuertes reducciones en el incremento demográfico que vienen acom­pañados por una reducción moderad~ de los niveles medios de ocupación(hasra llegar a niveles europeos 2,3 habItant.es por vivienda), Mlentr~s. el fl~Jode formación de nuevos hogares muestra CIerta tendencia a la estabilización.

Según las evoluciones comentadas parece evidente que el flujo de dema~­

da de vivienda principal puede mantener una tendencia creciente hasta los Pfl­meros afios del 2.000, cuando parece mostrarse cierto retroceso que tenderá amoderarse hacia finales de la década. Debe apuntarse, no obstante, que los flu­jos de entrada de nuevos hogares y niveles medios de ocupación pued~n sufriralteraciones importantes si aumentan las tendencias de desdoblamiento dehogares y niveles de emancipación juvenil.

-100

-200 I I I I I I [ I I I I'-+--+---+-t-+--+--+--i1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014

Figura 1. Dinámica demográfica, flujo de hogares y niveles medios de ocupación de vivienda(NMOV} Lleida (1992-2015).

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Cuadro III. Líneas de cobertura de las necesidades de vivenciasegún flujos de hogar.Lleida 1995-2015

gama mucho más amplia de factores relacionados principalmente con las carac­terísticas del parque existente y dinámica económica y social de tipo local. Porúltimo, cabe recordar que la demanda potencial sólo podrá convertirse endemanda efectiva si las condiciones del mercado lo permiten, citando entreotros: créditos, situación económica general, fiscalidad y, sobre todo, nivelesde ajuste entre la oferta y demanda no solo en tipo y características de la vivien­da sino también en localización y niveles de renta.

Actas V Congreso Población Española 33Potenciales de demanda de vivienda principal

TRILLA, c., ARGANY, I. (1987). «El present i futnr del sector de I'habitatge aCaralunya». Nota d'Economia. Barcelona: Depart. d'Economia i Finances de laGeneralitat de Catalunya, 30, p. 25-44.

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VlNUESA ANGULO, J. (Ed.) (1994). Demografia, análisis y proyecciones.Madrid: Síntesis.

1.239

4963.221

4.955

Carme Bellet i Sanfdiu

25

10

65

N o de hogares0/0 (hipt. media)

100Total

a. Cobertura de parque existente:absorción del parque vacante +cambio de uso de 2a a 1a residencia

b. Rehabilitación

c. Nueva construcción

32 Actas V Congreso Población Española

Fuente: Elaboración propia a partir de DGAH (1991).

Bibliografía

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Actas V Congreso Población Española 35-42

Inmigrantes dominicanas:camino hacia la reagrupación familiar

Paloma Cerón Ripoll

Sumario

1. Introducción 5. La familia como factor de integración

2. Metodología y objetivos 6. Conclusiones

3. Perfil biográfico cultural Bibliografia

4. La reagrupación familiar

1. Introducción

La inmigración de R. Dominicana a España, es fundamentalmente femenina.El flujo desde finales de los ochenta, es creciente. Esas mujeres, que salen delpaís de origen por causas fundamentalmente económicas o de falta de expec­tativas de futuro, se ocupan en nuestro país, casi en su totalidad, en las vacan­tes que ofrece el mercado laboral en el servicio doméstico -independiente desus cualificaciones profesionales-, siendo Madrid la Comunidad Autónomaque acoge mayor número de trabajadoras.

Una vez salvados los obstáculos de la regularización y la estabilidad laboral-que casi siempre pasa a ser de la modalidad de interna a la de externa-,(Zapata, J. y Elwes, M., 1993, pág. 76) sus proyectos de futuro cambian. Elproyecto inicial, que consistía en trabajar en España un número de años, paraahorrar, comprar una casa, y poner un negocio o instalarse como profesionalpor cuenta propia en R. Dominicana, se altera. El mito del retorno se va des­vaneciendo, y la reagrupación familiar aparece corno un factor esencial para suintegración. El proceso de integración por el cual se asocia a los inmigrantes aun proyecto común de sociedad (Martínez Rodrigo, A., 1995, pág. 14), es unarelación biunívoca entre el inmigrante y la sociedad de acogida. Así llegan a sermiembros activosen la vida económica, social, cívica, cultural y espiritual del paísde residencia, como señala elmismo autor. Diflcilmente se centrarán en elentor­no social del país de acogida, si les falta el núcleo social básico que necesitancomo personas. Los planes de integración serán válidos si tienen una visión glo­bal y atienden en la práctica, entre otros aspectos (legal, laboral, escolar, sani­tario, cultural, de convivencia con los autóctonos etc.), el de la integraciónfamiliar. No aparece, entre las propuestas de actuación de carácter normativo

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de! Plan para la Inregraci6n Social de los Inmigrantes (Ministerio de AsnntosSociales, 1995, págs. 49 y 50), ningnna alnsi6n a este tema.

3.2. Lugarde nacimiento

En la segunda mitad de los ochenta, las mujeres que venían a trabajar en e!servicio doméstico eran mayoritariamente del Sur. Va en aumento lavariedadde origen. La distribuci6n de la muestra según e! lugar de nacimiento es:

Actas V Congreso Población Española 37

Cuadro L Cuestionario

Inmigrantes dominicanas

1. Edad2. Nacionalidad3. Lugar de nacimiento

4. Estado Civil5. Estudios

6. Fecha y modo de legalización7. Trabajo que realiza en España

8. ¿Tiene intención de reagrupar al marido?a. Síb. No

9. Número total de hijos:a. En R. Dominicanab. En Españac. En otro paísd. Nacidos en Españae. Con intención de reagrupar

10. ¿Ve necesario la reagrupación familiar, si ha decidido permanecer en Madrid,como un aspecto importante para estar integrada?a. No lo considera necesariob. Lo considera escasamente necesarioc. Lo considera bastante necesariod. Lo considera totalmente necesario

11. ¿Cuál es el problema que tiene para poder reagrupar?a. Lentitud en el proceso administrativob. Adquirir viviendac. Pocos recursos económicosd. Otros

Cuadro []. Distribución de la muestra según estado civil y grupos de edad

20-29 años 30-39 años 40-49 años 50-59 años TotalEstado civil N° % N° % N° % N° % N° %Solteras 3 10,0 2 6,7 2 6,7 2 6,7 9 30,0Casadas 1 3,3 13 43,3 2 6,7 1 3,3 17 56,7Divorciadas 1 3,3 1, 3,3 2 6,7Viudas 2 6,7 2 6,7Tata] 5 16,7 17 56,7 5 16,7 3 10,0 30 100,0

Fuente: Encuesta. Elaboración PalomaCerón Ripoll.

- Al Norte: Moca, 6,6 % (provincia de Espaillat), Salcedo, 13,3 % (provincia deSalcedo); Santiago, 6,6 % (provincia de Santiago); LaVega, 13,4 %, Rlo Verdede la Vega, 6,6 % y Las Yayas de la Vega, 23,3 % (provincia de La Vega).

- Al Sur: Santo Domingo, 3,4 % (Disttito Nacional).

Paloma Cerón Ripoll36 Actas V Congreso Población Española

3. Perfil biográfico cultural

3.1. EdadY estado civil

El perfil de mujer según edad y estado civil es de persona adulta con predo­minio de mnjeres casadas j6venes entre los 30 y 39 años (43,4 % de la mues­tra), seguido de! de solteras entre 20 y 29 afias (l0,0 %) (ver cuadro II).

Una característica peculiar de lamujer dominicana es su posición frente ala familia como jefa de! hogar. Es común eu la R. Dominicana, que algunasmujeres no se casen, tengan hijos y formen un hogar, especialmente en elmediorural, consolidándose familias monoparentales femeninas; mostrándose en estecaso, que e! 100 % de las solteras tienen hijos. también se forman familiasbiparentales, donde no ha habido ni matrimonio civil ni can6nico. El 30,0 %de las mujeres encuestadas son solteras, y de éstas, un 22,0 % ha manifestadoser soltera-viuda (murió e! var6n con e! que form6 familia), y un 11,1 % haoriginado actualmente una familia, sin estar casada ni civilmente, ni por laIglesia. El 66,9 % restante, tienen hijos, pero no conviven con pareja estable.

2. Metodologla y objetivos

En esta investigación, se recogen los resultados de una encuesta efectuada atreinta mujeres dominicanas que frecuentan o visitan los fines de semana, tresdomicilios situados en e! municipio de Madrid. S610 se hicieron encuestas amujeres con marido y/o hijos. El muestreo probabillstico puede considerarseorientativo para ver c6mo va germinando la posibilidad de reagrupaci6n enlas inmigrantes dominicanas.

El trabajo de campo se llev6 a cabo los días siete y catorce de mayo de 1995.Aquellas viviendas están arrendadas a mujeres dominicanas, dos de las cuales,encuestaron e! 60 % de la muestra. El 40 % restante lo hizo la propia autora,que desde septiembre de 1994 ha frecuentado esos domicilios, participandoen las tertulias y conociendo sus intereses y modos de vida, por lo que la obser­vación participativa cobra especial relevancia.

El objetivo de la investigaci6n ha sido comprobar e! problema fundamen­tal con el que se encontraban en elproceso de reagrupación familiar, y si ésta,es un factor de! que depende la integraci6n en la sociedad espafiola. El cues­tionario que se les hizo se reproduce en el cuadro I.

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3.4. Legalización enEspaña. Nacionalidad

El proyecto de la reagrupaci6n familiar comienza cuando se han asentado dospilares: el de la legalizaci6n y la estabilidad laboral (cuaodo hay unos ingresossufi-

- Al Suroeste: Azua, 13,4 % (provincia de Azua); Barahona, 3,4 % y VicenteNoble, 6,6 % (provincia de Barahona); San Juan de la Maguana, 3,4 %(provincia de San Juan).

Esta diversificaci6n se explica por la influencia de los medios de comunica­ci6n y las redes familiares y de amistad. La regi6n del Norte, sobre todo desdeel proceso especial de regularización de 1991, comienza a ser una cuenca mIgra­toria (un 66,6 % del total). Cuando llegan a Madrid, en loscomienzos de suandadura migratoria, sus lugares de encuentro s~~ los domlcI1I.os de las perso­nas con igual lugar de procedencia. Los lazos familiares y de vecindad, son m.uyfuertes. Conforme se estabilizan, los contactos en las üNGs o en los barriosurbanos donde viven, aumentan elcírculo de amistades -tienen .tU1a ~ran .capa­cidad de acogimiento y solidaridad-o Se nota, no obstante, un distaoc~amlento,

entre las mujeres procedentes de la regi6n del Norte y del Sur (en hábitos corn­portamentales, aunque procedan del medio rural), y entre las del Sur (las queviven en el medio rural y urbano). Las mUjeres rurales del Sur, son las que sereúnen en la plaza de Aravaca en Madrid (Cer6n Rip~ll, P., 1994, p~~. 29-38),Ylas que más tienden a tratarse s610entre ellas. El nivel de instruCClO;' y edu­cacional, influye notablemente en su comportamiento SOCial en Espana.

Actas V Congreso Población Española 39Inmigrantes dominicanas

cientes, o cuando excepcionalmente, se encuentra un trabajo adecuado a la for­maci6n profesional que se tiene). El siguiente paso es el de la nacionalizaci6n,aunque éste puede darse antes de la reagrupaci6n familiar -si este proceso noha sido costoso-, o paralelo al mismo. De hecho, un 93,4 % de la muestratienen la nacionalidad dominicana, habiendo adquirido la doble nacionalidadun 6,6 % de la misma. El 3,3 % están casadas con un español, circunstanciaque les dismiuuye el tiempo de residencialegalen España a un afio, en el mornen­ro de solicitud de la misma (Art.. 22.2.d del C6digo Civil español), y el otro3,3 % de las nacionalizadas, están asentadas en nuestro país. Además, cualquierpersona dominicana puede adquirir la nacionalidad española con dos años de resi­dencia legal, por ser de origen iberoamericaoo (Art.. 22.1 del C6digo Civil espa­ñol). Esta decisi6n va encaminada sobre todo, de cara al futuro de los hijos.

Las fechas y modos de legalizaci6n van paralelos a las medidas políticas quesobre extranjería se han tomado en España (Cer6n Ripoll, P., 1994, págs. 11­27). Un 36,7 % se regularizaron en el proceso especial de 1991. Un 20 % selegaliz6 en 1993, pidiendo la condici6n de asilo en nuestro país, que les fuedenegada, aunque se les concedi6 la exenci6n de visado -en virtud del arto20 del Reglamento para la aplicaci6n de la Ley 5/1984 Reguladora del derechode Asilo y de la condici6n de Refugiado-. Este documento las habilit6 parasolicitar el permiso de residencia y trabajo a través del régimen ordinario deextranjería. Un 30,0 % se legaliz6 en 1994. De éstas, un 44,4 %, a través delmecanismo anteriormente citado sobre petición de asilo, y un 55,6 % tras laresoluci6n positiva de la solicitud al Contingente de 1993. Un 10,0 %, se halegalizado en 1995 por la resoluci6n también positiva de la solicitud alContingente de 1994. Tan sólo un 3,3 %, está todavía ilegal (aunque hicie­ron la solicitud para el Contingente de 1994 y no les ha llegado todavía laresoluci6n). Las que se han legalizado de esta forma, sí que han tenido que ira R. Dominicana a por el visado, entrando después de forma legal.

Estas mujeres, hao concebido primero la idea de emigrar a Madrid para tra­bajar y mejorar la situaci6n de vida en el país de origen, quedando en suspen­se el tema de la legalizaci6n. Éste se ha planteado, una vez se ha llegado y seestá trabajaodo. Todas entraron como turistas -antes del 1 de junio de 1993,fecha en la que dej6 de estar en vigor el Acuerdo de supresi6n de visados entrelos gobiernos de España y R. Dominicaoa- (B.O.E. del 26 de Mayo de 1993).

4. La reagrupaci6n familiar

Una vez que está resuelto el tema legal y hay cierta estabilidad laboral, se pien­sa en una vivienda que se comparte con otras mujeres dominicanas, pero quea la arrendataria, le abre la vía de la reagrupación, porque es un requisito nece­sario en el procedimiento para su tramitación (Acuerdo del Consejo de Ministrosdel 12 de noviembre de 1993. Acuerdo segundo, punto 4.c). Generalmente, elproyecto migratorio de estas mujeres varía conforme su estancia en Madrid~que se pensaba temporal-, se alarga. La idea de trabajar y ahorrar para hacerla casa y poner un negocio en R. Dominicana, es sustituida por la de reagru-

Paloma Cerón Ripoll

3.3. Ocupaci6n laboraly nivelde estudios

La ocupaci6n laboral que tienen en España es la de empl~adas del hogar en un96 7 %. El 3 3 % restante, están sin trabajo (les rescindieron el contrato porsit~aciónde l~ economía familiar). Se deja sentir la crisis en el servicio do:nésti­co. Parte de estas mujeres, están en condici6n de subempleo, ya que su ¿uvel deestudios en el país de origen es: analfabetas (3,3 %), Sin estudios (3,3 Yo), pr~­maria (46,7 %), secundaria (23,3 %), grado medio (16,7 %), y licenciadas Uni­versitarias (6,70/0). Esta circunstancia se agrava ante la carencia de tiempo paraformarse en actividades de su interés, ya que intentan trabajar por horas, en elmayor número de casas posible, para que el ah~rro sea m~mo. Estas mujerestienen responsabilidad econ6mica. Con su trabajo se mantienen aquí y manda~remesas a su país. La situación en el caso d~ q';le sean solter~ y sm cargas fa,n;u­liares, es distinta. El primer empleo lo consiguieron por algun contacto familiaro de amistad que había emigrado anteriormente. Ell00 % ha trabajado -ante~

de legalizarse- como interna, pero conforme se van situando h~ pasado, casien su totalidad, de la modalidad de internas a la de externas, alquilando una casa-con un precio de alquiler bajo--, que comparten entre vanas. Este es el pasoque les ayuda a la reagrupaci6n familiar. Los fines de semana: acud~n a estasviviendas, otras dominicanas que trabajancomo internas pero tienen lIbres. esosdías completos. Suelen ser familiares y/o amistades del mismo lugar de ongen.

38 Actas V Congreso Población Española

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par (cuadros III y IV), nacionalizarse y rehacer aquí la vida familiar. Esta deter­minación costosa, se lleva a cabo cara a los hijos fundamentalmente, porquelas expectativas de futuro -en lo que respecta a su formación y posibilida­des-, son más esperanzadoras en España.

5. La familia como factor de integración

Una vez han decidido permanecer en Madrid, el derecho a la posibilidad detraer a la familia aparece como un factor fundamental para la integración. Un10,0 % no lo consideran necesario. Son las que van a retornar una vez se cum­pla el proyecto inicial por el que emigraron. Un 3,4 % lo consideran escasa"

9 2,8 1,0

29 2,1 1,7

2,5

3 2,0 1,5

41 2,3 1,4

Hijos por mujer(1) (2) (3)

Actas V Congreso Población Española 41Inmigrantes dominicanas

Cuadro III. Intención de reagrupar a los hijos

Sí No No sabe TotalEstado civil N° % N° % N° % N° %Solteras 5 16,7 2 6,7 2 6,7 9 30,0Casadas 15 50,0 2 6,7 17 56,7Divorciadas 1, 3,3 3,3 2 6,7Viudas 2 6,7 2 6,7Total 22 73,3 5 16,7 3 10,0 30 100,0

Fuente: Encuesta. Elaboración Paloma Cerón Ripoll.

mente necesario. Estas personas, tienen temor a que venga el marido ante lafalta de expectativas de futuro profesional para los varones. El 86,0 % restan­te, lo consi?-eran totalmente necesario. Se piensa en evitar lo provisional y pro­yectar la VIda de f~rma más estable junto a la familia, como algo necesarioaunque lleno de dificultades. Es aquí cuando la familia emigrante necesitaapoyo porque corre el nesgo deser vulnerada en su doble elemento vital· la eohe­si6n internay la estabilidad (Martínez Rodrigo, A., 1995, pág. 159).

Sobre el problema que tienen para poder reagrupar, un 60,0 % respondie­ron que la lentitud en el proceso administrativo que les exige no sólo abun­dantes documentos y mucho tiempo en horas laborales, sino inversión económicay demora~ en un procedimiento.que se hace excesivamente largo, a pesar deq~e tendna que t~ner.un t~·~t~mle~t.opreferente y tramitarse por el procedi­miento de urge~Cla (disposición adicional tercera del Reglamento de ejecuciónde la Ley O;gamca 7/1985) ". Esta falta de celeridad y efectividad de laAdr~llmstracl~n ha Sido der~1U~clada por ONGs, asociaciones y sindicatos, pro­poniendo aplicar los procedimientos, mediante elcumplimiento rignroso delos pla­zosque se establezcan (ASTr, 1993, pág. 39). El 16,6 % piensa que son pocoslos recursos económicos para hacer frente a las necesidades familiares. Un 6 7 %opinan que dificulra el proceso de reagrupación tanto la lentitud en el proceso

Fuente: Encuesta. Elaboración Paloma Cerón Ripoll.(1) Número de hijos con intención de reagrupar(2) Número de hijos por mujer(3) NÚmero de hijos con intención de reagrupar por mujer

Cuadro N. Número de hijos

Estado civilNúmero de hijos

N° España EE.UU. Rep. Dom TotalSolteras 9 4 1 20 25Casadas 17 1 34 35Divorciadas 2 5 5Viudas 2 4 4Total 30 5 63 69---

Paloma Cerón Ripoll

4.2. Número de hijos. Intenci6n de reagruparlos

Son las mujeres solteras, las que tienen mayor número de hijos (2,8 por mujer).Estas, sin embargo, tienen el proyecto de futuro menos claro y estable que lascasadaspor lo que el número de hijos con intención de reagrupar por mujer,es inferior (1,0 para las solteras y 1,7 para las casadas). Las solteras jóvenes conhijos pequeños en R. Dominicana se plantean menos la reagrupación, porquetienen difícil compaginar el trabajo, la atención a los nifios y la escasez de recur­sos económicos. Las solteras que ya tienen algún hijo en Espafia son las demayor edad, con un proyecto más definido y un comportamiento semejante alde las casadas. Comienzan a reagrupar a los hijos mayores, que trabajan yestu­dian, diversificando la economía familiar, para terminar reagrupando a los queestán en edad escolar. Las divorciadas piensan retornar. Las viudas, que en estecaso están en edades comprendidas entre 30 y 39 afios, proyectan reagrupar alos hijos jóvenes para que estudien aquí. Unas con posibilidad de poder tra­bajar como profesionales y tener mejores condiciones de empleo y de salario.Otras, por no poder prolongar durante más tiempo el cuidado de los pequeños,a cargo de la familia en R. Dominicana.

4.1. Intenci6n de reagrupar al marido

La reagrupación familiar se hace de forma gradual. Se comienza a reagrupar alos familiares que pueden trabajar y aportar un ingreso a la economía familiar:el marido y/o los hijos mayores. Los últimos que llegan son los que están enedad escolar. Estos son cuidados en R. Dominicana por el marido, o en sudefecto, por las das y abuelas -mientras la madre trabaja en España-. Entrelas casadas: un 5,9 % tiene al marido ya aquí, el 47,1 % tiene intención dereagruparlo, el 29,4 % no tiene intención de reagruparlo, y el 17,6 % no sabesi lo va a reagrupar. Esta duda se plantea, ante la dificultad que los varonespueden tener para ocuparse profesionalmente, por la competencia con inmi­grantes de otras nacionalidades, en las vacantes laborales. La tendencia es aemplearse en trabajos de hostelería o por cuenta propia, y para hacerlo en esterégimen necesitan unos medios económicos de los que pocos disponen.

40 Actas V Congreso PoblaciónEspañole

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administrativo como la escasezde recursos. El 6,7 % ve problemático la impo­sibilidad de que el marido trabaje cuando venga, por la alta tasa de paro. El 3,3% considera importante la falta de apoyo familiar en España, y un 6,7 no seplantea problemas. Son las que piensan retornar al país de origen

6. Conclusiones

Se está produciendo en Madrid un asentamiento de la inmigración domini­cana. Su lugar de origen se ha diversificado, aumentando desde el proceso espe­cial de regularización de 1991, las personas procedentes de la región del Norte.

Al ser una inmigración fundamentalmente femenina, la intención de rea­grupar al marido y/o los hijos, que es clara, parte de las mujeres, que la consi­deran como un factor esencial para su integración en nuestra sociedad;manifestando que el problema fundamental que tienen para poder reagrupar,es la lentitud en el proceso administrativo.

Cara a un futuro -si la reagrupación familiar fuera un hecho-, se prevéun aumento de la segunda generación en Madrid y un crecimiento de la misma,tanto por la intención de reagrupar a los hijos, como por la posibilidad de nue­vos nacimientos, ya que entre las casadas, predominan las que están en edadfértil, con intención de reagrupar al marido.

3. Conclusiones

Bibliografía

1. Introducción

2. Especificación econométricadel precio de vivienda

Población y vivienda en España.Un análisis empírico

Actas V Congreso Población Espafiola 43-49

1. Introducción

El sector de la consrrucción es considerado, desde antiguo, testigo fiel de lasalud económica de las sociedades en las que desarrolla su actividad. Su sen­sibilidad a los problemas político-económicos, yel claro exponente que arro­ja sobre las tasas de empleo hacen que en época de inestabilidad todas lasmiradas converjan sobre elmismo.

Las razones que justifican esra importancia son múlriples. La vivienda cons­tituye un bien de consumo esencial que supone una buena parte del presu­puesto de las economías domésticas. La producción y el mantenimiento deésta constituye un importante segmento del sector productivo, existiendo unaconsiderable preocupación pública acerca de la eficiencia en las decisiones asig­nativas del sector (López, 1992).

Sin embargo, la inversión en vivienda ha sido objeto hasta elmomento deun tratamiento teórico en gran medida residual. Dado que se trata de unavariable caracterizada por una incidenciadirecta sobre las fluctuaciones macro­económicas a corto plazo, cualquier modelo econométrico que pretenda expli­car su comportamiento se- encontrará con serias dificultades.

Nuestro estudio se centrará en la determinación de los factores que expli­can la evolución del precio de vivienda en España, y su importancia relativa,para el periodo 1976-1992.

2. Especificación econométríca del precio de vivienda

La determinación de los factores que explican el comportamiento y evoluciónde la variable precio de vivienda constituye una tarea sin duda prioritaria en la

Sumario

Montserrat Díaz Pernández!Ma del Mar Llorente Marrón?1. Catedrática de Métodos Cuantitativos para la Economía

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Oviedo2. Prof Asociada de Métodos Cuantitativos para la Economía

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Oviedo

Paloma Cerón Ripoll42 Actas V Congreso Población Española

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Asuntos Sociales. Dirección General de Migraciones.Reglamento para laAplicación de laLey5/1984 Reguladora del Derechode Asilo y de

la Condición de Refugiado.ZAPATA,J.; ELWES, M. (1993). «Latinoamericanosen la C.A.M: pluralidad de

colonias, diversidad de ubicaciones». En GIMÉNEZ ROMERO (coord.). Inmigrantesextranjeros en Madrid Tomo 1,Madrid: C.A.M.

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administrativo como la escasezde recursos. El 6,7 % ve problemático la impo­sibilidad de que el marido trabaje cuando venga, por la alta tasa de paro. El 3,3% considera importante la falta de apoyo familiar en España, y un 6,7 no seplantea problemas. Son las que piensan retornar al país de origen

6. Conclusiones

Se está produciendo en Madrid un asentamiento de la inmigración domini­cana. Su lugar de origen se ha diversificado, aumentando desde el proceso espe­cial de regularización de 1991, las personas procedentes de la región del Norte.

Al ser una inmigración fundamentalmente femenina, la intención de rea­grupar al marido y/o los hijos, que es clara, parte de las mujeres, que la consi­deran como un factor esencial para su integración en nuestra sociedad;manifestando que el problema fundamental que tienen para poder reagrupar,es la lentitud en el proceso administrativo.

Cara a un futuro -si la reagrupación familiar fuera un hecho-, se prevéun aumento de la segunda generación en Madrid y un crecimiento de la misma,tanto por la intención de reagrupar a los hijos, como por la posibilidad de nue­vos nacimientos, ya que entre las casadas, predominan las que están en edadfértil, con intención de reagrupar al marido.

3. Conclusiones

Bibliografía

1. Introducción

2. Especificación econométricadel precio de vivienda

Población y vivienda en España.Un análisis empírico

Actas V Congreso Población Espafiola 43-49

1. Introducción

El sector de la consrrucción es considerado, desde antiguo, testigo fiel de lasalud económica de las sociedades en las que desarrolla su actividad. Su sen­sibilidad a los problemas político-económicos, yel claro exponente que arro­ja sobre las tasas de empleo hacen que en época de inestabilidad todas lasmiradas converjan sobre elmismo.

Las razones que justifican esra importancia son múlriples. La vivienda cons­tituye un bien de consumo esencial que supone una buena parte del presu­puesto de las economías domésticas. La producción y el mantenimiento deésta constituye un importante segmento del sector productivo, existiendo unaconsiderable preocupación pública acerca de la eficiencia en las decisiones asig­nativas del sector (López, 1992).

Sin embargo, la inversión en vivienda ha sido objeto hasta elmomento deun tratamiento teórico en gran medida residual. Dado que se trata de unavariable caracterizada por una incidenciadirecta sobre las fluctuaciones macro­económicas a corto plazo, cualquier modelo econométrico que pretenda expli­car su comportamiento se- encontrará con serias dificultades.

Nuestro estudio se centrará en la determinación de los factores que expli­can la evolución del precio de vivienda en España, y su importancia relativa,para el periodo 1976-1992.

2. Especificación econométríca del precio de vivienda

La determinación de los factores que explican el comportamiento y evoluciónde la variable precio de vivienda constituye una tarea sin duda prioritaria en la

Sumario

Montserrat Díaz Pernández!Ma del Mar Llorente Marrón?1. Catedrática de Métodos Cuantitativos para la Economía

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Oviedo2. Prof Asociada de Métodos Cuantitativos para la Economía

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Oviedo

Paloma Cerón Ripoll42 Actas V Congreso Población Española

Bibliografía

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2.3. Estimaci6n y resultados

En el cuadro I aparece el modelo estimado a partir del método de MínimosCuadrados Ordinarios (M.C.O.). De su análisis podemos concluir que lasvariables renta realper cdpita, tasa de rendimiento en vivienda, stock de vivien­das y poblaci6n, son importantes determinantes del precio real de ésta.

En la primera columna se recoge el modelo de regresión con una variableexplicativa, renta realper cdpita. Los resultados de la regresión son satisfactoriosde acuerdo a la prueba F - Snedecor (F*= 28,9453) siendo la renta realpercdpita una variable relevante según la prueba 't- Student (t* = 2,08893).

El análisis de la segunda columna, permite afirmar que la incorporaciónde la variable stock de vivienda mejora la especificaci6n del modelo. El coefi­ciente de determinación ajustado aumenta, siendo estadísticamente significa­tiva la contribuci6n marginal de dicha variable (F* = 27,6518). Idénticoresultado se obtiene en la tercera columna, en la cual hemos incorporado lavariable tasa de rendimiento en vivienda.

La incorporación al modelo de los factores demogrdficos se recoge en la cuar­ta y quinta columna. Sin duda este resultado es importante, puesto que dedemostrarse su relevancia contaríamos con un indicador muy adelantado de

Si~uiendo a Levenfeld (1988) supondremos que un 20% del precio dela vivienda es pagado al contado por los compradores y un 80% es, casi ensu totalidad, crédito hipotecario, esto es, L = 0,8.

Para las variables i e ip

' utilizaremos el tipo de interés del crédito total ydepósitos a plazo rlspectivamente, obtenidos del Boletín Mensual deEstadística del Banco de España.

En cuanto a e, tipo impositivo, es preciso señalar la dificultad que surgeen su agregaci6n, dada la diversidad de tipos impositivos marginales.Utilizaremos el tipo medio efectivo del impuesto sobre la renta de las per­sonas físicas obtenido de la Memoria de la Administraci6n Tributaria delMinisterio de Economía y Hacienda.

Consideraremos en nuestro modelo la varible explicativa tasa de rendi­mientoen vivienda, B -1' retardada un periodo.

d) La medida del stock de viviendas utilizada en el modelo será In(VlPOB) ,siendo Vla variable stock de viviendas. La variable utilizada V, correspo:c{eal stock deviviendas ocupadasprincipales, obtenidas de los Censos de Vivienda1970, 1981 Y1991 del I.N.E.

e) Los fictores demogrdji~~s se recogen~? el modelo como ln(POB20-34IPOB)fdado que la proporclOn de población en edad de formar hogares constitu­ye, al menos teóricamente, un importante determinante de la demanda deservicios de vivienda.

Poblaci6n y vivienda en España. Un análisis empírico Aetas V Congreso Poblaci6n Espafiola 45

.ólnPN, -(I-e)[L, ip, -(I-L, ip,)]

(1-L,)B,

2.2. Datos

La escasez de datos alcanza en nuestro país cotas insospechadas, influyendo deforma importante en la estrategia seguida en elanálisis empírico.

a) Un problema importante en la modelizaci6n del precio de vivienda es lainexistencia de series suficientemente largas. En concreto, no parece existirninguna serie continuada anterior a 1975, por lo que hemos optado porla serie anual precios depromociones nuevas enMadridelaborada por la socie­dad Tecnigrama y considerada como una aproximación a nivel nacional.

La variable dependiente será el logaritmo neperiano del precio relativode la vivienda, ln(PNlp) , siendo P un deflactor del consumo.

b) La renta percdpita disponible realde las unidades familiares, ln(YDIP*POlJ) i-:

siendo, YD la renta disponible y POB la poblaci6n española, obtenidas delInforme Econ6mico 1992 del Banco Bilbao-Vizcaya y de los Censos dePoblaci6n 1970, 1981 Y1991 dellnstituto Nacional de Estadística (I.N.E.),respectivamente, aparece como regresar expresado en términos logarítmi­cos y retardado un periodo para evitar posibles problemas de simultanei­dad.

e) No existe información estadística en relación a la evolución temporal dela variable tasa de rendimiento en viviendadefinida como:

In Pv, =ao+a, InY, +a,lnV, +{3, {n-(I- e)[Lit +(1- L)i, ]}+u,

donde, Pv denota el precio de la vivienda; y, la renta real disponible; V, lasviviendas de nueva adquisición; 1t la tasa de inflación; 8, el tipo impositivomedio; L, la relaci6n préstamo-valor; i, el tipo de interés; y u el término deperturbación aleatoria. t

2.1. El modelo

El marco adecuado para el estudio de la demanda de vivienda será un mode­lo de elección intertemporal en el que se tengan en cuenta fenómenos que nose pueden analizar con modelos de un solo periodo. En nuestro desarrollo ana­lizaremos un modelo intertemporal de vivienda basado en los estudios realiza­dos por Poterba (1984), Meen (1990) y Llorente y otros (1994) utilizandocomo base del modelo empírico, una aproximación discreta a la condición deequilibrio (Bover, 1993):

adopci6n de medidas de política econ6mica, dado el peso que ejerce el sectorvivienda sobre las principales macromagnitudes.

Los precios de vivienda aumentaron en nuestro país de forma espectaculara partir de la segunda mitad de la década de los 80. Durante este período laconstrucción de éstas, pasó por una etapa de clara recuperación cíclica, acom­pañada de elevaciones significativas de los precios.

44 Actas V Congreso PoblaciónEspafiola Montserrat Dlaz Fernández; Ma del Mar L10rentcMarrón

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0,8062

3

0,8450

1,6465

1,0822

(4,1578)

2,5312

(7,2724)

22,6173

-0,2479(-0,8886)

-37,6698(-5,7889)

2

0,8509

0,8788

0,0106

1,8207

0,8834(6,0199)

1,9625

(8,9945)

31,4453

-0,0158(-0,8963)

-26,1700(-6,3504)

Actas V Congreso Población Española 47

0,8528

1

0,0108

0,8949

1,8176

1,9135(7,2152)

0,9930(5,1649)

21,2842

7,99.10-8

(-0,1692)

-24,9628(-4,8503)

Método de estimación: mínimos cuadrados ordinariost-ratios entre paréntesis

DW

R'

F*

B3*,-1

ln(VJVIPOB),

ln(V'lPOB)'_I

Constante

Cuadro !l. Período muestral1976-1992

ln(YDIP*POB),_l

población y vivienda en España. Un análisis empírico

la demanda futura. En la cuarta columna la variable poblacional logaritmoneperiano de la tasa depoblación de las cohortes comprendidas entre los 20 y 34años considerada como la población en edad de formar hogares, no resultarelevante de acuerdo a la prueba i-: Student (t* = -0,2139). Sin embargo, losfactores demográficos, considerados como In (POB),sí lo son, tal como apare­ce en la columna 5.

La no inclusión del tipo impositivo en la variable tasa de rendimiento envivienda, se recoge en la columna 6 que refleja una posible situación de mul­ticolinealidad.

Ante estos resultados, la ecuación en la que basaremos nuestras conclusio­nes será la recogida en la tercera columna.

En otros estudios en los que se modeliza el precio de la vivienda, se mues­tra de forma significativa la influencia de un conjunto de variables no presen­tes en nuestro modelo. Con objeto de contrastar su significatividad iremosafiadiendo, algunas de éstas a la especificación de la segunda columna del cua­dro 1, dado el carácter finito de la muestra. Los resultados obtenidos se mues­tran en el cuadro 11.

En la primera columna se incluye la tasa de rendimiento en viviendaretar­dada al cubo (B'3

t_

1) . Hendry (1984) subraya la importancia de la misma, en

In (PN/P)t

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46 Actas V Congreso Población Espafiola Montsertat Diaz Femández; Ma del Mar Uorente Marrón

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intermedia con respecto a la pauta de comportamiento del consumidor ale­mán, para el cual la vivienda es básicamente un hogar donde vivir, y el britá­nico, que considera determinante el motivo de la inversión.

Bibliografía

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Aetas V Congreso Población Española 49población y vivienda en España. Un análisis empírico48 Actas V Congreso PoblaciónEspañola Monrserrat Díaz Fernández; Ma del Mar Uorente Martón

un intento de medir la «fiebre» especulativa que se apodera de los agentes enperiodos de importantes ganancias de capital debido a la posesión de la vivien­da.

Con tespecto a la distinci6n entre tipo de interés nominal o real, la biblio­grafía existente no resulta suficientemente concluyente. En épocas de infla­ción esperada alta, los tipos nominales aumentan lo que puede ocasional'problemas en los primeros años de la devolución del préstamo (Meen, 1990).Con objeto de captat el efecto del tipo deinterés nominal, añadimos a nuestraespecificación, la variable (i) t-1' en la columna 2.

En la tercera columna iritroducimos la variable In(VlWPOB)f donde VlVrepresenta las viviendas en construcción que según Ericsson y Hendry (1985)constituyen un factor relevante, en el caso que nos ocupa.

Ninguna de estas variables es significativa en nuestra ecuación de acuerdoa la ptueba t-. Student (-0,1692; -0,8963 Y-0,8886, respectivamente).

3. Conclusiones

Los resultados obtenidos permiten afirmar que las variables renta real, tasade rendimiento del activo y [actores demográficosdeterminan fundamentalmen­te, la adquisición de vivienda en nuestro país para el periodo considerado.

Probablemente parte del efecto atribuible al comportamiento de la rentase justifique por los cambios acaecidos en el mercado hipotecario, dirigidos amejorar las condiciones crediticias y el consiguiente aumento en la capacidadde endeudamiento de los agentes.

A corto plazo, la evolución de la tasa de rendimiento en vivienda, es un fac­tor importante si bien el tipo de interés individualmente no lo sea. La viviendase ha convertido en un campo especialmente atractivo para la inversión, dadala importante revalorización que experimentó en la segunda mitad de los años80. Sin embargo, el comportamiento de la variable tipo de interésnos hace pen­sar en la existencia de cierta dosis de ilusión monetaria en la actitud de los agen­tes, quizá más preocupados por la evolución de las cuotas de amortización.

Un resultado importante, es la relevancia de los factoresdemogrdficos, resul­tando muy significativo el aumento de edad de los compradores de viviendade nueva construcción, generalmente familias con posición consolidada en elmercado de trabajo. En este mismo sentido, debemos subrayar el reducidonúmero de compradores entre 25 y 34 años en relación a su peso en la pirá­mide poblacional, debido quizá a su potencialidad como compradores de pri­mera vivienda, mayor movilidad en el mercado laboral y nuevos estilos de vida.Esto convierte el alquiler en una opción más atractiva, aunque la elevada pro­porción de viviendas en propiedad, responda en nuestto país fundamental­mente a una necesidad impuesta por un mercado de alquiler reducido y caro,(Freixas, 1991).

A modo de síntesis, podemos decir que las razones que determinan la adqui­sición de vivienda en nuestro país, son esencialmente económicas y demográ­ficas. Nos encontramos, en términos comparativos, ante una situación

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Actas V Congreso PoblaciónEspañola 51~63

Sumario

1. Introducción 4. Conclusiones

Población, vivienda y familia en las áreas ruralesde Cataluña, 1970-1991

Bibliografía2. Marco temporal y espacial.Fuentes y variables utilizadas

3. Análisis de los resultados

1. Introducción

En todos los paises desarrollados está teniendo lugar, desde los afias setenta,un proceso de modificación del sistema de producción capitalista mediante laadopción de nuevas formas de acumulación que han dado lugar a importantescambios en las pautas de ocupación y en el uso del territorio. Estos cambioshan consistido en el paso del régimen fordista de acumulación, caracterizadopor la producción en masa, la búsqueda de economías de escala y el estableci­miento del estado del bienestar, a un régimen de acumulación flexible cuyacaracterística más importante es la «remarcable fluidez de las relaciones de pro­ducción, de los mercados de trabajo, de la organización financiera y del con­sumo» (Harvey y Scott, 1988, p. 292).

Esta transformación ha comportado una serie de consecuencias a nivelespacial, especialmente en los paises desarrollados: se ha pasado de la concen­tración de la producción y de la población en unos cuantos puntos del espacio,los centros urbanos, a la difusión de ambos factores a partir de ellas, lo que hahecho que muchos de estos centros pierdan funciones productivas y habitan­tes. Esto ha llevado a algunos investigadores a hablar de «crisis urbana», «decli­ve urbano» y «desurbanización», Frente a esta argumentación, otrosinvestigadores defienden que las ciudades no están perdiendo importancia,sino que están adoptando nuevas formas y funciones que, lejos de cambiar laestructura jerárquica del espacio, la están acentuando. De esta manera, se esta­ría produciendo una difusión en el espacio de la producción industrial de bajovalor añadido y de los servicios de tipo banal, mientras que se concentraríanen las ciudades las actividades más especializadas, como las industrias de alta tec­nología, las actividades de dirección y el terciario avanzado (Indovina, 1990).

Fernando Gil Alonso 1,2

Jordi Pascual i Ruiz1

Esther Sánchez Sánchez1,2

A. Miguel Solana Solana2

l. Centre d'Estudis Demografics2. UniversirarAutónoma de Barcelona. Departament de Geografia

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El proceso de relocalizaci6n de la acrividad producriva ha determinado unaserie de transformaciones respecto a la ubicación de la población, destacandoespecialmente la pérdida de poblaci6n de los núcleos cenrrales por emigraci6nhacia las zonas periféricas. Este proceso ha sido causado por un cierto empeo­ramienro de las condiciones de vida en algunos núcleos urbanos y por el airocosre de la vida urbana, especialmenre de la vivienda. Al mismo riempo, elaumento de la movilidad debido a la distancia creciente existente entre el lugarde la vivienda, el lugar del trabajo y los lugares de ocio han conducido a unincremento del uso temporalmente flexible del territorio, con espacios de vidapersonales cada vez más amplios (Mendizabal, 1993). Esto nos obliga a con­siderar la ciudad como un sistema dinámico que conjuga formas y procesosespaciales, tal como había afirmado Webber (1964).

Las áreas rurales de los paises occidentales -y entre ellas, las correspon­dientes a Cataluña- han sido afectadas en grados diversos por estas transfor­maciones. Los más estudiados han sido los fenómenos de periurbanizaciónque afectan a las áreas rurales anexas a las grandes ciudades (Berger, 1989,Saettone, 1992), pero también se comienzan a realizar estudios que se con­centran en los procesos de transformación y cambio que se producen en lasáreas rurales más alejadas de las concentraciones urbanas.

Ello nos obliga a diferenciar entre procesos de periurbanizaci6n y de rurur­banización. Los primeros serían las transformaciones discontinuas, tanto demo­gráficas como económicas, de las áreas rurales próximas y bajo la influencia delas ciudades, mientras que los segundos también implicarían transformacionesdiscontinuas de las áreas rurales pero sin desbordamiento desde una ciudad cer­cana (Bruyelle, 1989, Saettone, 1992). Por otra parte, Kayser (1984) define losprocesos de rururbanización como aquellos que se dan en las «terceras coronasmetropolitanas», es decir, en los espacios más alejados de los núcleos urbanoscentrales que comienzan a estar afectados, de forma más indirecta que directa,por el conjunto de fenómenos que podríamos denominar metropolizaci6n, ydonde la utilizaci6n del tiempo de ocio por parte de los habitantes de los cen­tros urbanos parece tener una gran importancia. En cualquier caso, lo que evi­dencian dichas definiciones es que los procesos de transformación ocurridos enelseno de los núcleos urbanos son los que, de manera directa o indirecta, gene­ran los procesos de periurbanización y rururbanización; así, nos podríamosplantear, en elcaso de la Cataluña de los afias noventa, como también en otrosterritorios, hasta que punto es posible deslindar ambos fen6menos.

De todos modos, dado que nuestro objetivo no es profundizar en el deba­te conceptual, asumiremos como periurbanización las transformaciones ocu­rridas en las proximidades de un núcleo de poblaci6n importante (desde unaciudad mediana a una región metropolitana), mientras que los procesos derururbanización serán solamente los acaecidos a una cierta distancia de estaregión metropolitana.

El objetivo de la presente comunicaci6n es, pues, el estudio de la inciden­cia de dichos procesos de metropolización en las áreas rurales catalanas, desdeun punto de vista demográfico. Para ello estudiaremos cuáles han sido las ten-

1. Valll:s Oriental2. VallesOccidental3. Maresme4. Barcelonés5. Ah Penedl:s6. Baix Llobregat7. Garraf

Actas V Congreso Poblaci6n Española 53población, vivienda y familia en áreas rurales de Cataluña

Figura 1. Área de estudio. Municipios <2.000 hab. Cataluña 1975.Fuente: Elaboración propia a partir del Padrón 1375.

1. Todos los municipios que forman parte de las comarcas de AIt Penedes, Baix Llobregat,Barcelonés, Garraf, Maresme, Valles Occidental y Valles Oriental.

dencias recientes que en materia de población, vivienda y familia se han obser­vado en la Cataluña rural desde los años setenta.

2. Marco temporal y espacial. Fuentes y variables utilizadas

Las unidades territoriales escogidas para este análisis han sido todos los muni­cipios rurales que tenían menos de 2.000 habitantes (siguiendo la definici6n cen­sal) en el año 1975. Se ha decidido que fuese este año el que determinase elárea de análisis debido a que se trata del momento que marca el punto de infle­xi6n en la dinámica de la poblaci6n en Cataluña. No obstante, se han exclui­do aquellos municipios que, a pesar de no superar esta barrera de 2.000 hab.,están ubicados dentro de los limites de la Regi6n Metropolitana de Barcelona1

o bien son capitales comarcales (ver figura 1).El área de estudio quedó, por tanto, conformada por 615 municipios que

han sido analizados durante el periodo 1970-1991. Para conseguir hacer un

F. Gil; J.Pascual; E. Sánchez; AM. Solana52 Actas V Congreso Poblaci6n Española

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2. El concepto de familia del Nomenclátor corresponde al d: «hogar» del Censo. El co.n?ep~

to de hogar es definido en el Censo de 1991 como un cO~Junto de personas, que r~sl?ien~

do en la misma vivienda, comparten gastos comunes ocasionados por el uso de la vivienday/o los gastos de alimentación.

Figura 2. Evolución de la población rural por tamaño de población del municipio CTCAApor mil). Cataluña, 1975-1991.Fuente: elaboración propia a partir de datos censalesy padronales.

1975-1981 1981-1986

CAT. rural CAT.rural

De 1.501 a 2.000 hab. De 1.501 a 2.000 hab.

De 1.001 a 1.500 hab. De 1.001 a 1.500 hab.

De 501 a 1.000 hab. De 501 a l.000 hab.

De 201 a 500 hab. De 201 a 500 hab.

De°a 200 hab. De Oa 200 hab.,~1O,00 -5,00 0,00 5,00-15,00 -10,00 -5,00 0,00 5,00 -15,00

1986-1991 1975-1991

CAT. rural GAT. rural

De 1.501 a 2.000 hab. De 1.501 a 2.000 hah.

De LOOl a 1.500 bah. De 1.001 a 1.500 hab.

De 501 a 1.000 hah. De 501 a 1.000 hab.

De 201 a 500 hab. De 201 a 500 hab.

De°a 200 hab. De °a 200 hah.

-15,00 -10,00 -5,00 0,00 5,00 -15,00 -10,00 -5,00 0,00 5,00

poblaci6n, vivienda y familia en área.'i rurales de Catalufia Acta.'i V Congreso Poblaci6n Española 55

los años setenta y se acentúan durante la década de los ochenta. La pérdidaconstante y genetalizada de poblaci6n que sufrían los municipios rurales enlasdécadas inmediatamente anteriores da paso, en un elevado número de muni­cipios, a una atenuación en los niveles de decrecimiento y a una modificación,en algunos, hacia una evolución positiva. .

La tasa de crecimiento anual acumulativo -en adelante TCAA-, anali­zada según tamaño de municipio (figura 2), permite constatar la evoluci6nanteriormente expuesta respecto a las nuevas tendencias de la población en losmunicipios rurales catalanes. En líneas generales, se aprecia que existe una cier­ta correlación positiva entre el tamafio del municipio y el crecimiento de lapoblaci6n. Por otra parte, se ha de destacar que, en el último quinquenio,todos los grupos -excepto el que comptende a los municipios de 201 a 500hab.- así como la tasa para el conjunto de municipios rurales, muestran unaevoluci6n positiva de la poblaci6n. No obstante, dicha evoluci6n se produce den­tro de niveles moderados, pues no superan el 5 por mil.

La localización relativa de los propios municipios (ver figura 3) es un fac­tor crucial en el análisis de su evolución (CED, 1993). Por una parte, existeun importante número de municipios que S? localizan alrededor de la Re¡¡i6nMetropolitana de Barcelona y de otros nucleos urbanos (Girona, Lleida,

F. Gil; J.Pascual; E. Sánchez; A.M. Solana

estudio evolutivo de los datos, fue necesatio asimilar los datos de los munici­pios, que en estos 25 afias han sufrido alguna agregación o desagregación, demaneta que fuesen comparables.

Las variables utilizadas han sido: poblaci6n, vivienda y familia. Lafuente deinformaci6n que recoge estos datos es el Nomenclátor de Poblaci6n, que tiene unaperiodicidad decenal (coincidente con el Censo de Población). Son tres losnomenclátores utilizados, los correspondientes a los afios 1970, 1981 y 1991.

Para la variable «población» se han utilizado también los datos censales ypadronales. La razón por la cual se decidi6 incluit estas dos fuentes era enco~­

ttat una periodicidad inferior a la decenal que petl"J.ltlese una mejor ap.rOla­maci6n al calendario del fen6meno, ya que los cambios y las transformacionesen la evoluci6n de la poblaci6n eran más evidentes a partir del análisis porperíodos quinquenales. .

En cuanto a la variable «vivienda» se ha considerado que los nomencláto­res utilizados han mantenido un criterio similar en cuanto a la contabilizacióndel número de viviendas y, por tanto, se han incluido para los tres momentosestudiados las viviendas familiares, desocupadas y otras con la misma caracre­rizaci6n. No obstante, el análisis de los datos del Nomenclátor de 1991 indi­ca que la calidad de esta fuente ha aumentado y que, quizás, el número deviviendas familiares recogido puede presentar algún sesgo en el sentido de unamenor contabilizaci6n de la vivienda desocupada definitivamente. La cuanti­ficaci6n de los efectos que este hecho puede tener es dificil de determinar debi­do a que no es posible tener acceso a fuentes alternativas (que hubiesenpermitido la comparaci6n). .

Por último, se ha de reseñar que en el Nomenclátor de 1991 la variable«familia» no se recoge como tal2• Esta dificultad se resolvi6 asimilando la varia­ble «vivienda principal» a «familia», después de vet que para el total de Catalufiala comparaci6n de les resultados de esta asimilaci6n con los datos reales (extra­ídos del Censo de Poblaci6n de 1991) arrojaba un error inferior al3 por mil dediferencia (positiva en la consideraci6n de la vivienda principal como fami­lia). El análisis de la evoluci6n de esta variable a lo largo del tiempo ha ofre­cido igualmente un margen de confianza suficiente para poder afirmar que elresultado de la asimilaci6n era válido.

54 Actas V Congreso Población Española

3. Análisis de los resultados

3.1. Poblaci6n

Las nuevas tendencias de cambio en la evoluci6n de la poblaci6n en las áreasrurales catalanas tienen la fecha de inflexi6n a partir de la segunda mitad de

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Figura 3. TCAA de la población de los municipios menores de 2.000 hab. Cataluña 1975-1991.Fuente: elaboración propia a partir de datos censales y padronales.

23,01

23,1424,65

30,1626,45

25,44

25,96

1970-1991-10,11 0,72 -4,76 28,11 17,86

-6,42 1,58 -2,46 29,67 16,55

-9,88 -0,16 -5,07 34,71 14,54

-17,37 -1,3 -9,5 36,72 16,55-21,16 3,51 -9,07 41,2 17,86

-10,78 0,35 -5,23 33,79 17,1614,33 1,7 8,04 40,49 11,41

Población Viviendas familiares1970-1981 1981-1991 1970-1991 ·1970-1981 "1~98~1'C-1~9°c91~~~~

Población Viviendas familiaresTamaño 1970 1981 1991 1970 1981 19911501-2000 67.061 60.480 60.914 20.744 27.492 32.817

1001-1500 97.927 91.723 93.180 32.921 44.310 52.214

501-1000 148.022 133.818 133.600 54.005 76.380 88.239

201-500 68.457 57.291 56.551 26.617 38.394 48.450

<200 11.070 8.908 9.226 5.797 8.737 9.812

Cato rural 392.537 352.220 353.473 140.084 195.313 231.532Cato total 5.155.997 5.957.636 6.059.494 1.639.497 2.453.814 2.748.607

Tamaño

3.2.Viviendas

Las principales tendencias observadas respecto a las viviendas familiares sonlas siguientes.

La evolución del número de viviendas ha experimentado entre 1970 y 1991un crecimiento muy superior al de la población (ver cuadros 1 y 11). Este cre­cimiento se ha dado tanto a escala temporal, pues ha tenido lugar en las dosdécadas estudiadas (1970-1981 y 1981-1991), como a escala espacial, ya quela mayor parte del territorio estudiado se ha beneficiado de él, si bien en dife­rentes magnitudes, como ya se había constatado en estudios anteriores (porejemplo, Mendizábal et al., 1987).

El crecimiento de las viviendas fue mayor en la década de los setenta que enla de los ochenta, justo lo contrario de lo que ocurrió con la población tural,

Cuadro L Evolución de la población y de las viviendas familiares en los municipiosmenores de 2.000 habitantes, según su tamaño. Números absolutos.Cataluña 1970-1991

población, vivienda y familia en áreas rurales de Cataluña Actas V Congreso Población Española 57

Fuente: elaboración propia a partir de los nomendátores de 1970, 1981 Y1991.

Fuente: elaboración propia a partir de los nomenclárores de 1970, 1981 Y1991.

1501-20001001-1500

501-1000201-500

<200Cat. rural

Cato total

Cuadro Il. Evolución de la población y de las viviendas familiares en los municipiosmenores de 2.000 habitantes, según su tamaño. Tasa de Crecimiento AnualAcumulativo (TCAA) por mil. Cataluña 1970-1991.

TCAA población(por mil)

8 O< de -50,00

233 [4!;jRjvt&1 De -50,00 a -10,00184~ De -9,99 a 0,00

95. De 0,01 a 10,0095 mil :> de 10,00

F. Gil;J. Pascual; E. Sánchez; A.M. Solana56 Acta.'> V Congreso Población Española

Tarragona-Reus O numerosas capitales comarcales) que por sus característicashan dado lugar a un crecimiento periurbano importante. Un segundo grupo esel que quedaría definido por municipios que debido a su localización y suscaracterísticas, favorables para el desarrollo de las actividades turísticas, handado -lugar a un crecimiento «endógeno» de su población. En este grupo secombinan los municipios de alta montaña (de comarcas como Cerdanya y Vald'Aran) y los municipios costeros; el crecimiento de ambos grupos se produ­ciría por un proceso de rururbanización.

A nivel general, por tanto, parece que el cambio de tendencia es claro y sepuede situar, como desde un principio se ha apuntado, en la década de losochenta y más concretamente en el período 1986-91. Los datos del Padrón de1996 permitirán mostrar si la tendencia es realmente duradera y si se trata,por tanto, de la consolidación de un fenómeno (con todas las consideracionesde escala) que tuvo un origen mucho más temprano y se halla asentado enotros países europeos (Gran Bretaña, Francia).

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PoblaciónActas

Tipologla

98 _Tipo 13l1Tipo2'

444 EH 4ij Tipo 369 tliIITipo4

, M·O 15 30 45 Nt

en áreas rurales de Cataluña

Figura 4. Tipología de población y viviendas de los municipios <2.000 hab. Cataluña 1970-81.Fuente: elaboración propia a partir de datos Nomencldtores 1970y 1981.Tipo 1: crecimiento de población y viviendas.Tipo 2: crecimiento de población y decrecimiento de viviendas.Tipo 3: decrecimiento de población y crecimiento de viviendas.Tipo 4: decrecimiento de población y viviendas.

cuáles son las zonas más dinámicas de Cataluña, es decir, las correspondien­tes al tipo 1 (crecen la población y las viviendas) y, más testimonialmente, ~as

del tipo 2 (crece la población pero no las viviend:,:)' Su exte.nslón territoriales la que ya se ha descrito al comentar la evolución de la VIVIenda: la zonaperiurbana de la Región Metropolitana de Barcelona y la zona rururbana delPirineo central y occidental. También algunos municipios me?ores de 2?00habitantes situados alrededor de capitales comarcales u otros nucleos dinámi­cos pertenecen al tipo l. En total, los municipios de esta categoría son 98 enel periodo 1970-1981, que pasan a ser 172 en la década siguiente. De hecho,aunque el proceso de metropolización de las áreas rurales no metropolitanascomenzó en los afias setenta, no se ha generalizado hasta los años ochenta.

Por elcontrario, los tipos 3 y 4 corresponden a los municipios en recesióndemográfica, aunque los primeros aumentan el númer~ d~ viviendas ~ son,por lo tanto, municipios con un potencial futuro de crecimiento poblacional,mientras que los de la última categoría también han visto reducirse su núme-

F, Gil; J, Pascual; E, Sánchez; A.M. Solana58 Actas V Congreso Población Espafiola

que disminuyó en la primera década para después inverrir la rendencia y cre­cer ligeramente en el segundo período. Se observa, además, una gran homo­geneidad del crecimiento de viviendas en todos los grupos de municipios segúntamaño, aunque, significativamente, los crecimientos sean mayores en losmunicipios más pequeños.

Este crecimiento del número de viviendas, si bien ha tenido lugar en lamayor parte del territorio catalán (entre 1970 y 1991 sólo 61 municipios expe­rimentaron una disminución en el número de viviendas), se ha concentradoprincipalmente en dos zonas. En primer lugar, en el espacio situado alrededorde la Región Metropolitana de Barcelona, siguiendo los grandes ejes de comu­nicaciones: autopisra A.?', hacia el suroeste (territorio situado entre la metró­poli barcelonesa y el área urbana de Tarragona-Reus), y hacia el nordeste (zonade Girona-Costa Brava); N-U hacia Lleida; eje del Llobregat, hacia Puigcerda;y eje de la N-152, hacia Vico En segundo lugar, en el Pirineo central y occi­dental (entre Cerdanya y Val d'Aran).

La primera zona corresponde a un crecimiento periurbano, es decir, algene­rado directamente por los procesos de descongestión del área metropolitana,mediante la construcción de residencias secundarias que, en una segunda fase,y gracias a la difusión de las actividades productivas propia de la actu~l etapaeconómica postfordista, se transforman, en un porcentaje significativo, enviviendas principales. La segunda zona, correspondiente a las com~rcas de altamontaña, es la afectada por elcrecimiento propiamente rururbano. Este, impul­sado por la implantación de actividades turísticas, no está generado directa­mente por la ciudad central (Región Metropolitana de Barcelona), aunque síindirectamente, pues la mayoría de los turistas provienen de ésta.

Estas pautas espaciales se dan tanto en la década de los setenta como en lade los ochenta, si bien, debido al mayor volumen constructivo de la primeradécada, se observa una mayor difusión territorial del crecimiento en la prime­ra etapa, mientras que, por el contrario, se perfilan mucho mejor las zonas dedecrecimiento en el período 1981-1991, especialmente en las comarcas fron­terizas entre las provincias de Tarragona y Lleida.

El crecimiento del número de viviendas a lo largo de estas dos décadas hahecho que la relación población/vivienda haya disminuido en la mayor partedel territorio catalán. Esta disminución fue mayor en la década de los setentaal coincidir un gran incremento del número de viviendas junto a una dismi­nución de la población en la mayor parte de los municipios catalanes menoresde 2.000 habitantes, pero ha continuado en los años ochenta de manera mástenue. De hecho, en 1991 ninguna localidad tenia una relación de más de 4habitantes por vivienda y sólo habia 10 municipios con más de tres (en 1981eran 44 y en 1970,271).

Para poner en evidencia la relación existente entre el incremento del núme­ro de viviendas y la evolución demográfica con los procesos de metropoliza­ción de la población rural en Cataluña, hemos creado una tipología donde secruzan ambas variables. Su expresión espacial para los períodos 1971-1981 y1981-1991 se muestra en las figuras 4 y 5. Esta tipologia muestra claramente

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3.3. Familia

La variable familia es de singular importancia, pues cruzada con la poblaciónmuestra la evolución del tamaño medio del hogar, mientras que cruzada con elnúmero de viviendas nos permite distinguir entre las residencias principales

4,34

5,733,01

-0,45

-1,976,48

1970-19911,64 7,09

2,47 9,05-0,09 6,16

-6,28 5,51-10,21 6,47

-0,49 6,97

TCM(%o)1970-1981 1981-19911991

18.806

28.871

41.67617.690

2.960110.003

Número absoluto1970 198117.235 17.524

25.731 26.384

39.229 39.19517.851 16.745

3.080 2.775103.126 102.623

Tamaño1501-2000

1001-1500501-1000

201-500

<200

Cato rural

(utilizadas habitualmente como residencia) y las secundarias (utilizadas conperiodicidad variable por no residentes).

Los datos de la evolución del número de familias figuran en el cuadro lII. Elnúmero de familias ha seguido a grandes rasgos la trayectoria de la población,pero con decrecimientos menores (década de los setenta) y con incrementosmayores (en los ochenta) debido a que en las últimas décadas se ha reducido eltamaño medio de las familias. Ello ha sido causado por el incremento de loshogares de solitarios y monoparentales y por la reducción de las familias com­plejas, en un contexto de disminución de la fecundidad, de reducción de la nup­cialidad, de incremento del número de ancianos y de aumento de los divorciosy separaciones. Todo ello hace que haya crecido el número de familias con pocosmiembros y que, simultáneamente, hayan disminuido las familias numerosas.

También como en el caso de la población, el crecimiento del número defamilias en los municipios catalanes menores de 2000 habitantes ha sido pro­porcional al tamaño del municipio. En el conjunto del período estudiado(1970-1991), ha aumentado el número de familias en los municipios mayoresde 500 habitantes, mientras que han disminuido en los menores de esta cifra.

Espacialmente se repite lo que hemos visto en el caso de la población y lasviviendas: crecimiento periurbano alrededor de la Regi6n Metropolitana deBarcelona, crecimiento rururbano en el Pirineo central y occidental y decre­cimiento en el resto de Cataluña, sobre todo en el interior de las provincias deTarragona y Lleida.

Por último, la relación vivienda/familia nos permite observar el incremen­to de las residencias secundarias: debido a W1 crecimiento del número de vivien­das superior al de las familias, ha ido aumentando la relación en la mayor partedel territorio rural catalán. Si en 1970,254 municipios tenían relaciones infe­riores a 1,25 viviendas por familia y sólo 60 tenían relaciones superiores a 2, en1991 la situación era la inversa: 268 municipios tienen más de 2 viviendas porfamilia y 29 menos de 1,25.

Cuadro IIl. Evolución del número de familias" en los municipios menoresde 2.000 habitantes, según su tamaño. Crecimiento absoluto y TCAA pormil.Cataluña 1970-1991.

población, vivienda y familia en áreas ruralesde Cataluña Actas V Congreso Población Espafiola 61

Fuente: elaboración propia a partir de los nomenclátores de 1970, 1981 Y1991.* Para el año 1991, se haasimilado el númerode viviendas principales al de familias.

- Tipología

172 lI1II1 Tipo 1_3.0 m1 Tipo 2

289~Tipo3

123 IR Tipo 4

F. Gil;]. Pascual;E. Sánchez;A.M. Solana

""0153045 Nt

60 Actas V Congreso PoblaciónEspafiola

ro de residencias y representan las localidades más deprimidas. Los munici­pios de la categoría 3, los más numerosos, se han reducido en la década de losochenta respecto al período anterior, pero los de la categoría 4 han aumenta­do (de 69 a 123 municipios), lo que puede indicar una tendencia hacia unapolarización entre una Cataluña rural dinámica (la sometida a procesos deperiurbanizacióny de rururbanización), cada vez más amplia, y otra, tambiéncreciente a nivel espacial, en estado cada vez más deprimido, que correspon­dería a las comarcas interiores agrarias o en decadencia industrial.

Figura 5. Tipologíade población y viviendas de los municipios<2.000 hab.Cataluña 1981-91.Fuente: elaboración propia a partir de datosNomenclátores 1981 y 1991.Tipo 1: crecimiento de poblacióny viviendas.Tipo 2: crecimiento de poblacióny decrecimiento de viviendas.Tipo 3: decrecimiento de población y crecimiento de viviendas.Tipo 4: decrecimiento de población y viviendas.

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Esta situación parece implicar un crecimiento importante de las resi­dencias secundarias en las últimas décadas, producto de tres tendencias: enlos municipios más deprimidos, de la emigración de familias que se rrasla­dan a otros lugares pero que mantienen su vivienda para retornar en vaca­ciones o los fines de semana; en las localidades más dinámicas, la construcciónde nuevas residencias secundarias; por último, en la mayoría de los munici­pios caralanes menores de 2.000 habitantes se combinarían las dos tenden­cias anteriores.

4. Conclusiones

Las tendencias recientes en la evolución de la población en las áreas ruralescatalanas parecen mostrar un cambio en el panorama evolutivo que, a nivelgeneral, era su característica hasta los años setenta. La ralentización del creci­miento de una manera bastante generalizada y; en algunos casos, el paso a unaevolución positiva de la población, aparecen con claridad. Este cambio seríamás patente a partir del primer quinquenio de los años ochenta y se consoli­daría durante el segundo quinquenio. De todas maneras, se ha de puntualizarque estos crecimientos se producen, en la mayoría de los casos, dentro de unosniveles bastante moderados. No obstante, los podemos calificar de significa­tivos, ya que rompen con una larga dinámica histórica de pérdida de pobla­ción, casi generalizada, dentro del mundo rural catalán.

Dos factores parecen estar relacionados en la consecución de una evolu­ción positiva de la población: En primer lugar, el tamaño del municipio -esdecir, su volumen de población- parece estar positivamente correlacionadocon el crecimiento de sus habitantes. En segundo lugar, es relevante la locali­zación de las áreas rurales, pues los procesos de cambio se concentran en áreasque, o bien se encuentran alrededor de los núcleos urbanos (RegiónMetropolitana de Barcelona, Tarragona-Reus, Girona y Lleida, y diversas capi­tales comarcales), o bien se trata de áreas costeras o de alta montaña, donde elcrecimento es inducido, principalmente, por las actividades de ocio que desa­rrollan los habitantes de las ciudades catalanas, destacando los de la metrópo­lis de Barcelona.

La evolución del número de viviendas rurales presenta un crecimiento muysuperior al de la población. Este incremento se da para todos los tamaños demunicipio, en los dos períodos estudiados (1970-1981 y 1981-1991) yen lamayor parte del territorio rural catalán, aunque con intensidades diversas. Elincremento de la vivienda se encuentra asociado al aumento relativo de lapoblación rural durante la década de los ochenta. La existencia previa de unimportante estoc de vivienda es condición necesaria (pero no suficiente) paraque éstas sean utilizadas, primero, como residencias secundarias y, posterior yprogresivamente, como viviendas principales; esta afirmación es especialmen­te correcta respecto a los procesos de periurbanización.

El número de familias ha evolucionado de manera similar a la población,aunque con crecimientos mayores debido a la progresiva reducción del tama-

63Poblaciónáreas rurales de Cataluña Aetas V

medio del hogar. Este proceso parece residir en una combinación de causas:redlucClón de la nupcialidad y de la fecundlidad, prolongación de la esperanza

vida, aumento de los divorcios y de las separaciones... Todo ello conduce aun incremento del número de familias, cuya distribución espacial sigue, a gran­des rasgos, la que hemos dibujado para la población y las viviendas.

Para concluir, parece necesario profundizar en mayor medida en el estu­dio de la población en combinación con otras variables, tales como la vivien­da y la familia, para diferenciar territorialmenre en qué partes del territorio seproducen con mayor intensidad los procesos anteriormente descritos y cuál essu asociación con las otras variables demográficas, sociales y económicas.

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F. Gil; J.Pascual; E. Sánchez; A.M. Solana62 Actas V CongresoPoblaciónEspañola

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Actas

Sumario

Ca.rrulen González-Daimiel GarciaD"""amemode GeografíaHumana. Universidad de Sevilla

3, Conclusiones

Bibliografía

1. Introducción

2, Análisis de los resultados obtenidos

1. Introducción

La comunidad andaluza está acusando e! mismo ptoceso de descenso de lafecundidad que e! registrado en e! conjunto de! país. Analizar cuantitativa ycualitativamente este fenómeno, o sea, registrar en términos numéricos el alcan­ce real de la caida de esta variable demográfica, así como determinar la evolu­ción y tendencia actual de las pautas reptoductoras de la mujer andaluza enlas fechas marcadas para e! estudio y comprobar la intensidad y e! ritmo segui­do en e! descenso de la fecundidad, son los objetivos que justifican esta inves­tigación y reflexión sobre un acontecimiento individual y social de innegableimportancia y alcance por su repercusión en los planteamientos de planifica­ción económicos y sociales, considerados tanto a pequeña como a gran escalaya corto y/o medio plazo.

Este estudio (que en nuestra región reviste, si cabe, mayor interés debido alnúmero insuficiente de trabajos actualizados que existen acerca de esta proble­mática), se circunscribe a la comunidad autónoma andaluza, desagregado espa­cialmente a escalaregional, provincial, en capitalesy restos provinciales (elementoespacial resultante al considerar los efectivos poblacionales de las provincias conexclusión de los correspondientes a las capitales respectivas). Se utilizarán comoreferente los datos obtenidos a escala nacional y, en ocasiones, los europeos.

La metodología ha consistido en la utilización de dos indicadores univer­sales, uno de carácter genérico, e! Indice Sintético de Fecundidad (I.S.F.) yotro, específico, la Tasa de Fecundidad por Grupos de Edad (T.F.G.E.). Cone! primero se obtiene la medida exacta de! promedio de hijos por mujer, loque permite situar a la Comunidad andaluza en relación al umbral del reem­plazo generacional. Mediante el segundo indicador, se han elaborado las tasasde fecundidad para los diferentes grupos de mujeres en edad fértil, lo que hace

olución de la fecundidad en AndalucíadUl~am:eel período 1975-1986

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67

+.L.-"=L-lJ

1986

Población

1986

D Almeríarestop.~ Cádizrestopo'

D Córdobarestop.

~ Granada restop.

Actas

1981

1981

l1li Almería capital8 Cádizcapital

en Andalucía

1975

~mería provinciaELLlCádiz provincia

~ Córdobaprovincia al Córdobacapital

ELLl Granada provincia 8 Granada capital

0,5

O

I.S.F.

Figura 3. Índicesintético de fecundidad. Evoluciónen Córdobay Granada.Elaboración propia

I.S.F. 4 r-----------------

3,5

3

2,5

2

1,5

Figura 2. Índice sintéticode fecundidad. Evoluciónen Almería y Cádiz.Elaboración propia

de los países mediterráneos europeos, al presentar esaspautas de fecundidad, querepresentan, inevitablemente, una disminución en los nuevos efectivos pobla­cionales; ello significará, a la larga, un posterior envejecimiento de la pobla­ción con el efecto derivado de desajusres sociales.

Este declinar de la fecundidad se produce en rodas las unidades espacialesconsideradas, con intensidades diferenciadas, siendo las capitales andaluzas(véanse las figuras 2, 3, 4 y 5) las que han registrado los índices más bajos, con

1986

--{I- Italia

CarmenConzalez-Deimíel Garda

~ Francia

----l>- Grecia

1981

-j- España

---+- Alemania

-Andalucía---*- Portugal

o1975

0,5

I.S.F. 3,5 ,------------------------~3 L _

Figura 1. Índicesintéticode fecundidad. EvoluciónAndalucía, Españay países europeos.Elaboración propia

posible comprobar la evolución y rendencia del descenso en cada grupo, asícomo el alcance numérico de la reducción.

Para verificar las posibles modificaciones en el calendario de la reproduc­ción en la mujer andaluza, se ha realizado la distribución de la fecundidadpot edades.

2. Análisis de los resultados obtenidos

La limitación en el texto, condición para esta comunicación, impide incorpo­rar a este trabajo las tasas e índices obtenidos para cada una de las unidadesespaciales consideradas. Se presentan, eso sí, gráficos que ayudarán a seguir,con facilidad, el comentario.

Los índices obtenidos para Andalucía de 3,2 en 1975, 2,5 en 1981 y de1,9 hijos por mujer en 1986, sitúan a nuestra región, en la fecha última, pordebajo del umbral de reemplazo generacional, desfasada, por tanto, en el tiem­po con relación al conjunto del país que precedió a la comunidad andaluza enese declinar de la fecundidad.

La realidad del descenso de la fecundidad andaluza -tal como se observaen los valores obtenidos- es, de ese modo, un hecho que se produce a partirde la segunda mitad de los años setenta y esta caída, al igual que en el resto dela nación, no se ha detenido sino que, más bien, ha registrado una variaciónen el ritmo, al intensificarse el descenso entre los años 1981 y 1986, eso sí,con una diferencia de intensidad entre ambos espacios geográficos; en menorgrado para la comunidad andaluza y en mayor medida en el total nacional.

Mediante un detenido examen de la figura 1, se comprueba que las ten­dencias actuales de la fecundidad nacional y andaluza, se enmarcan en el área

66 ActasV Congreso Población Española

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Figura 5. Índice sintético de fecundidad. Evolución en Málaga y Sevilla.Elaboración propia

Actas V Congreso Población Española 69Evolución de la fecundidad en Andalucía (1975-1986)

todos los casos, (por tanto, las capitales son las determinantes de los compor­tamientos provinciales), con las excepciones de Almería capital y municipios (conexclusión de la capital) de la provincia de Granada, que desaceleran la caídaen el mismo periodo. Esta observación hace posible la sospecha de una recu­peración de la fecundidad, oal menos de una estabilización en fechas poste­riores en los ámbitos señalados, lo que indica la importancia y necesidad deun seguimiento en años sucesivos del comportamiento de la mujer andaluzaante la maternidad.

La lectura de las tasas del cuadro 1 evidencia para Andalucía la caída detodos los índices, en todos los grupos de edad y en los tres cortes temporales,con una sola excepción a la tendencia del conjunto, la que constituye el grupomás joven, de 15 a 19 años, que acusa una subida en 1981 para descender en1986 hasta un nivel inferior al registrado en 1975; las mayores reducciones sehan producido en los grupos de edad más avanzada mientras que las de menotcuantía se localizan en el tramo de 15 a 19,

En el ámbito provincial (tal como señalan las figuras 6, 7, 8 y 9) el com­portamiento reproductor de la mujer es, en líneas generales, semejante al seña­lado en la comunidad, con una matización; en tres provincias, Córdoba, Huelva

Cuadro I. Tasa de fecundidad por grupos de edad. Evolución en Andalucía, Españay países europeos

Edad Afios AND ESP 1 P G F D15-19 1975 26,0 21,4 32,5 37,0 46,5 25,3 21,1

1981 30,2 22,8 20,6 41,0 52,6 17,8 15,21986 23,6 18,4 10,5 30,1 32,9 10,9 8,9

20-24 1975 138,4 133,9 129,8 141,7 153,7 128,0 87,81981 128,9 104,9 100,8 140,0 157,5 122,0 81,51986 84,9 73,3 66,3 99,9 110,3 93,0 57,6

25-29 1975 214,2 189,2 140,2 144,1 144,5 127,0 99,21981 166,8 137,8 114,1 129,4 134,3 144,0 106,51986 130,6 116,8 96,9 100,8 100,9 145,0 106,7

30-34 1975 144,9 123,0 84,1 94,5 81,7 68,0 52,21981 107,4 84,9 66,7 75,6 66,1 74,0 64,61986 85,8 74,9 64,6 59,8 54,7 83,4 69,5

35-39 1975 78,3 63,4 40,7 58,9 36,8 29,1 21,91981 58,4 42,1 26,8 36,4 26,5 26,0 18,31986 41,5 33,4 24,2 25,8 19,4 29,7 23,4

40-44 1975 30,9 22,9 12,6 24,8 8,9 8,2 6,61981 18,7 13,3 6,6 14,3 6,7 5,4 4,11986 13,4 9,8 4,9 8,2 4,4 6,3 3,8

45-49 1975 2,9 2,2 0,9 2,4 0,9 0,7 0,51981 1,6 1,1 0,5 1,8 0,8 0,4 0,31986 1,0 0,9 0,3 0,9 0,4 0,4 0,2

Fuente: EUROSTAT (199ü) y elaboración propia.

Carmen González-Daimiel Garda

D Málaga resro p.

lSS3 Sevilla resto p.

D Huelva resto p.

lSS3 Jaén resro p.

_ Málaga capital

~ Sevilla capital

11I Huelva capital

~ Jaén capital

ElMálaga provincia

E2LlSevilla provincia

LS.F.

LS.F. 43,5

32,5

21,5

1

0,5O

~Huclva provincia

EZ1Jaén provincia

Figura 4. Índice sintético de fecundidad. Evolución en Huelva y Jaén.Elaboración propia

reducciones porcentuales superiores a la media regional, en todos los casos;siendo Málaga, Cádiz y Huelva las capitales que ptesentan las mayotes reduc­ciones. Efectivamente, en 1986, todas las capitales presentan un indicadorcoyuntural de fecundidad pOt debajo del nivel de reemplazo generacional ysólo las provincias de Jaén y Cádiz siguen asegurando el relevo de las geneta­ciones al ptesentat índices muy cercanos al cons1detad~ ~mbtal de reemplazo.

Ya decíamos, en líneas anteriores, que una caracrensnca del curso seguidopOt la fecundidad en la tegión es el ritmo de caída de esta variable, .es decir, laintensificación del descenso entre 1981 y 1986, Esta tendencia es Imitada en

68 Actas V Congreso Población Española

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45·49

45-49

40-44

40-44

o Huelva 1986

lSSS Jaén 1986

o Málaga 1986

~ Sevilla 1986

35·39

35-3930-34

• Huelva 1981

~Jaén 1981

25-29

• Málaga 1981

~ Sevilla1981

25-29

20-24

20-24

15-19

15-19

~ Huelva 1975

E.ZJ Jaén 1975

~ Málaga 1975

ELLl Sevilla 1975

250¡--_. _

225

200 f------- -l0f--[175

150 i---.,,---c;c;­125 1- - ­100 1- - - ­75c----

50 --

25

O

T.F.E.E. 250 ,.--------------~-----~225 f------~200 f----~--175 f--------

ISO f------;;;--

I25f----100 f---­

75 f----­50 f---­25O

fecundidad en Andalucía

T.P.E.E.

Figura 8. Fecundidad por grupo de edad. Evolución provincial: Huelva y Jaén.Elaboración propia

Figura 9. Fecundidad por grupo de edad. Evolución- provincial: Málaga y Sevilla.Elaboración propia .

registran subidas en 1981; por tanto, este hecho establece una diferencia decomportamiento entre las capitales y las otras unidades espaciales.

Pese a la caída tan intensa de los valores de la fecundidad, se observa en layen provincias durante el segundo período (81-86) una tendencia a

ralentizar el descenso, lo que supone un freno a la caída en los grupos 25-29,40-44 y 45-49; tendencia que, en las capitales, va referida a los intervalosy 40-49. Por tanto, éstos son los grupos que, en este periodo, llevan el

de la recuperación de esta variable demográfica, salvo el tramo corres-

45.-49

45-49

40·44

40-44

Carmen

D Córdoba 1986

~ Granada 1986

o Almerla1986

[SSj Cadie 1986

35-39

35-3930-34

l1li Córdoba 1981

~ Granada 1981

25-29 30-34

111 A1merla 1981

a Cádiz 1981

25-29

20-24

20-24

--.------------

15·19

lill2TII Córdoba 1975

[2LJ Granada 1975

¿i!

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0 ;f

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l:tMI i~ J:mrK1 --ili'

Y I

~ Almerfa 1975

[ZJ Cádiz 1975

250225 f---------,;;c;---------------j200 f---------1!t--r;r----------­

1751------ISOf-------125 f-----=-vt-100f----­

75 f----­50 f----­25 _.

O!J:¡IJ, _15-19

T.F.E.E.

T.F.RE. 250

225

200

175

150

125100

75

50

25

O

y Jaén el grupo en edad más joven extiende los valores positivos hasta la últi­ma fecha de estudio, hecho condicionado por la mayor fecundidad registradaen los municipios (sin inclusión de capitales) de Córdoba, Huelva y Jaén que,consecuentemente, ha hecho posible la recuperación producida en las tres pro-vincias mencionadas. .

El examen de las figuras 10, 11, 12 Y 13 demuestra que es en las capitalesandaluzas donde eldescenso se ha acusado más intensamente en todos lospos de edad, incluyendo al más joven, que en sólo dos casos, Cádiz y riueiva,

Figura 7. Fecundidad por grupo de edad. Evolución provincial: Córdoba y Granada.Elaboración propia

Figura 6. Fecundidad por grupo de edad. Evolución provincial: Almería y Cádiz.Elaboración propia

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45-49

45-4940-44

40-44

o Huelva 1986

lSS3 Jaén 1986

D Málaga 1986

~ Sevilla1986

35-39

35-39

Actas V Congreso Población Española 73

30-34

30-34

• Huelva 1981

8 Jaén 1981

25-29

• Málaga 1981

~ Sevilla 1981

25-29

20-24

20-24

15-19

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--~ --= _o00-o-

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i~~F' ra~ -, ,

~Huelva 1975

EZ3]aén 1975

15-19

mi M'"'" 1975[Ld Sevilla1975

300275250225200175

ISO125100755025

O

300

2752S0f------

225 t======jll=r200

1751---,.,,-ISO I---+if---vr­12sf--­IDO 1---­75 f----­SOf--­

25O

T.F.E.E.

Evolución de la fecundidad en Andalucía (1975-1986)

Figura 12. Fecundidad por grupo de edad. Evolución en capitales: Huelva y Jaén.Elaboración propia

T.F.E.E.

Figura 13. Fecundidad por grupo. de edad. Evolución 'en capitales: Málaga y Sevilla.Elaboración propia

en los subámbitos espaciales estudiados, se ha producido una doble modifica­ci6n en el calendario de la reproducci6n; rejuvenecimiento entre 1975 y 1981(persistente en 1986 en todas las provincias excepto en Almerla y Cádiz) porla intensificación de la fecundidad en edades más jóvenes y, posteriormente,nn retraso a la hora de ser madres, en el segundo período (1981-1986), pto­vacado por el desplazamiento de los aportes de poblaci6n desde los gtupOS

45-49

40-44

40-44

Carmen González-Dairniel García

D Córdoba 1986

~ Granada 1986

o Almería 1986

~ Cddiz 1986

35-39

35-39

---_...~~-

30-34

30-34

IHI-H'b-----===

• Córdoba 1981

~G[anada 1981

25-29

~ Almeria 1981

~ Cddiz 1981

,'25-29

20-24

__. o::===j..-~ ..~-

15-19

15-19 20-24

[ffi3ill Córdoba 1975

EZJ Granada 1975

LIAlrr,,,C,C97S

EZJCádiz 1975

300275250225200

175 t..:::=~=;;;-=jl::1{h:;::-:;;;==-ISO _1251001----/ ,!HH-I iII75 f--o-­5025 m,,·;vrtr

O 'LEu,LL!!

300

275

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175ISO I---illif-~,-­

125 f----~iilll'-{1c­

10075 f----­5025

O

T.F.E.E.

pondiente a 45-49 cuya fecundidad es tan pequeña que prácticamente no debeinfluir en los valores de la fecundidad genetal.

En todas las unidades geogtáficas los gtupOS más fecundos son los corres-pondientes a 20-24, 25-29 y.30-34 añoso. ., .

El análisis efectuado mediante la distribución de la fecundidad pot edades(véanse los cuadros Il, III y IV) permite concluir que, tanto en la regi6n como

Figura 11. Fecundidad por grupo de edad. Evolución en capitales: Córdoba y Granada.Elaboración propia

Figura 10. Fecundidad por grupo de edad. Evolución en capitales: Almería y Cádiz.Elaboración propia

T.F.E.E.

72 Actas V Congreso Población Española

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74 Actas V CongresoPoblaciónEspañola Carmen Conaélez-Daimíel García Evolución de la fecundidad en Andalucía (1975-1986) Actas V CongresoPoblaciónEspañola 75

Cuadro Il. Distribución de la fecundidad por edad. 1975-1981-1986 Cuadro III. Distribución de la fecundidad por edades.

Edad Años ANO ESP 1 P G F RF.A.Variación provincial 1975-1981-1986

15-19 1975 4,1 3,8 7,4 7,3 9,8 6,5 7,3 Edad Años AL CA ca GR HU JA MA SE

1981 5,9 5,6 6,1 9,3 11,8 4,6 5,2 15-19 1975 6,5 4,5 2,5 4,2 4,2 2,6 4,5 4,21986 6,2 5,6 3,9 9,3 10,2 2,9 3,3 1981 8,6 6,6 4,0 5,7 6,3 4,0 6,1 6,2

20-24 1975 21,8 24,1 29,4 28,1 32,5 33,1 30,3 1986 8,3 6,5 4,7 6,0 6,9 4,2 6,7 6,5

1981 25,2 25,8 30,0 31,9 35,4 31,3 28,0 20-24 1975 24,5 22,6 19,6 21,1 22,3 19,3 23,1 21,51986 22,3 22,4 24,8 30,7 34,1 25,2 21,3 1981 25,9 25,1 23,3 24,1 26,6 25,3 26,1 25,3

25-29 1975 33,7 34,0 31,8 28,6 30,5 32,9 34,3 1986 23,4 22,4 21,5 22,0 23,6 21,7 23,8 21,6

1981 32,6 33,9 33,9 29,5 30,2 36,9 36,7 25-29 1975 31,0 32,1 36,4 32,7 36,2 35,3 33,4 33,71986 34,3 35,7 36,2 31,0 31,2 39,3 39,5 1981 30,5 31,0 34,4 32,8 32,7 33,4 32,0 32,7

30-34 1975 22,8 22,1 19,1 18,8 17,3 17,6 18,0 1986 32,1 33,1 35,1 33,4 35,0 36,6 35,8 34,2

1981 121,0 20,8 19,8 17,3 14,9 19,0 22,2 30-34 1975 20,9 22,1 23,4 23,1 24,1 23,4 21,6 23,01986 22,5 22,9 24,1 18,4 16,9 22,6 25,7 1981 19,8 20,9 22,4 21,5 19,3 21,5 20,6 20,8

35-39 1975 12,3 11,4 9,2 11,7 7,8 7,5 7,6 1986 21,5 22,4 24,0 23,0 21,6 22,3 22,4 22,7

1981 11,4 10,1 8,0 8,3 5,9 8,0 8,7 35-39 1975 12,1 12,8 12,6 13,6 8,2 13,5 12,1 12,51986 10,9 10,2 9,0 8,0 5,9 8,0 8,7 1981 11,7 11,5 11,9 11,6 11,3 11,2 11,2 11,1

40-44 1975 4,9 4,1 2,8 4,9 1,9 2,1 2,3 1986 10,3 11,3 10,7 11,5 9,4 11,4 10,5 11,3

1981 3,6 3,3 1,9 3,3 1,5 1,4 1,4 40-44 1975 4,5 5,3 4,9 4,8 4,4 5,2 4,7 4,71986 3,5 3,0 1,8 1,3 1,4 1,7 1,4 1981 3,0 4,3 3,5 4,0 3,5 3,2 3,6 3,5

45-49 1975 0,4 0,4 0,2 0,4 0,2 0,2 0,2 1986 4,2 3,7 3,5 3,9 3,0 3,4 4,9 3,3

1981 0,3 0,3 0,1 0,4 0,2 0,1 0,1 45-49 1975 0,4 0,5 0,4 0,5 0,5 0,5 0,4 0,41986 0,3 0,3 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 1981 0,3 0,4 0,3 0,3 0,1 0,2 0,3 0,3

Fuente: EUROSTAT (1990) y elaboración propia.1986 0,2 0,5 0,3 0,2 0,3 0,2 0,2 0,3

Fuente: Elaboración propia.

más jóvenes a los de edad más avanzada, en concreto al intervalo correspon- 3. Conclusionesdiente a 25-34 afios.

Si se referencia el comportamiento regional con elnacional, se comprueba La fecundidad andaluza ha registrado un descenso desigual, sin precedentes,que existe similitud entre ambos espacios, tanto en la intensidad de las reduc- en todos los ámbitos espaciales estudiados, más intenso en la capitales y más ate-ciones como en la tendencia seguida por los grupos de edad; la figura 14 expre- nuado en las provincias con las excepciones de Cádiz, Málaga y Sevilla.sa claramente que las curvas evolutivas de ambos, presentan trayectorias similares Podemos decir, por tanto, que la comunidad andaluza ha realizado la tran-en todos los tramos de edad, aunque con valores más altos en la región y en sición demográfica, es decir, ha pasado de tasas altas de natalidad y mortali-los intervalos más fecundos. Las diferencias se producen tan sólo en el ritmo dad a tasas bajas de natalidad y mortalidad. De acuerdo con este modelo, estamantenido en eldescenso. transición se ha efectuado jerárquicamente; en primer lugar, han intervenido

En un contexto europeo (cuadro Il) se produce una diferenciaci6n en el las capitales ~espacios más- desarrollados económica y culturalmente- comotiempo del siguiente modo: entre las dos primeras fechas, España con Italia, pioneras y focos difusores de ese modelo que, con posterioridad, han imitado(aunque un poco desmarcada) Grecia y Portugal, participan del proceso de los diferentes municipios de las provincias, en un tiempo, ritmo e intensidadrejuvenecimiento en la reproducción; por tanto podemos hablar de un corn- acordes con los distintos desarrollos económicos y culturales. En aquellas pro-portamienro mediterráneo, (distinto a otro europeo, representado por Alemania vincias en las que el peso de las capitales respectivas -Cádiz, Málaga y Sevilla-y Francia) en el que se enmarca la comunidad andaluza. era y es considerable, la transición se ha hecho con anterioridad a las restan-

Entre 1981 y 1986, se uniformizan los modelos de fecundidad, medite- tes unidades provinciales.rráneo y europeo, al comprobar la existencia de una tendencia general al retra- Este proceso ~reducción alta de la fecundidad tiene su cuerpo teórico enso, en función de la reproducción en edades más tardías. los postulados de tipo psico-sociológico, al igual que en los de corte econo-

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Figura 14. Fecundidad por grupo de edad. Evolución en Andalucía y España;Elaboración propia

Acres V Congreso Población Española 77

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Evolución de la fecundidad en Andalucía (1975-1986)

micista, como las teorías de las «oportunidades alternativas», modelos que, enresumen expresan la relación directa que existe entre los comportamientosteproductores y los estímulos económicos -renta del hogar, beneficios y costede los hijos, calidad frente a cantidad, incorporación de la mujer al trabajo,etc.

El modelo demográfico andaluz se enmarca en el modelo mediterráneo alcompartir las características que lo definen; retraso en la calda de la fecundidaden relación a países europeos con modelos demográficos modernos; e intensi­dad acusada de la reducción en corto espacio de tiempo. No obstante puedeverificarse una objeción a la anterior afirmación, esto es, la referente al proce­so de envejecimiento en el calendario reproductor, producido entre 1981 y1986, proceso que asemeja al modelo europeo el comportamiento de la fecun­didad en Andalucía.

45-49

4,13,12,8

SE

0,30,30,3

4,65,75,5

22,921,425,411,310,811,7

34,534,535,5

22,324,118,8

0,20,30,2

5,16,26,5

4,03,53,8

20,719,222,3

MA

11,211,210,5

34,333,035,1

24,326,621,5

40-44

4,42,43,40,30,10,3

4,03,34,0

JA

21,822,823,610,612,112,3

38,934,437,6

19,824,718,6

--*- 1986 Región

-e- 1986 España

35-39

Carmen González-Daimíel Garcfa

HU

0,30,20,3

4,43,23,0

5,07,16,7

11,59,98,2

20,117,622,0

23,828,323,1

34,733,636,5

4,55,15,6

GR

3,93,93,6

0,30,20,1

12,511,612,4

22,621,924,1

33,434,934,9

22,722,219,3

30-34

-1- 1981 Región

-x- 1981 España

25-2920-24

- 1975 Región

-e- 1975 España

1.975 0,6 0,3 0,41.981 0,3 0,2 0,31.986 0,3 0,2 0,3

1.975 4,3 5,1 3,81.981 3,2 3,7 3,31.986 3,9 3,7 3,6

1.975 11,3 12,5 11,31.981 11,3 11,5 11,51.986 10,0 10,6 10,5

1.975 20,3 22,6 22,41.981 20,1 22,2 21,81.986 20,4 23,9 24,3

1.975 24,6 21,6 22,61.981 24,3 23,0 24,01.986 23,1 19,6 19,9

1.975 32,3 34,2 35,91.981 33,3 33,0 34,91.986 34,5 35,9 36,3

o15-19

I~O .f//Y~ ~~~~'-....

: 7//7 ~~~~25~

250,------------------------,

225 f--------------------------J

Fuente: Elaboración propia.

T.F.E.E.

45-49

40-44

20-24

35-39

25-29

30-34

Edad Años AL CA ca

76 Actas V Congreso Población Española

15-19 1.975 6,4 3,7 3,41.981 7,6 6,3 4,11.986 7,7 5,9 5,1

Cuadro N. Distribución de la fecundidad por edades.Variación en capitales 1975-1981-1986

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Actas V Congreso Población Española 79-88

Cuantificación de familias de riesgo en el Censode Población de 1991: los núcleos monoparentalesen Catalunya

Cristina GuisandeDolors OlivaresInstitut d'Esradísticade Catalunya

Sumario

1. Introducción 5. Núcleos de madres con hijos menores

2 L t t famili e tal de 16 afias versus matrimonios o parejas. aesrucura utar en a unya hii d 16 -con lJOS menores e anos

3. Las familias monoparentales 6 el'. onc ustones

4. Núcleos monoparentales de madressolas con hijos menores de 16 años Bibliografía

1. Introducción

La evolución demográfica reciente en los países de la Europa occidental hagenerado un cambio significativo en las estructuras familiares. El descenso dela fecundidad y la mortalidad, el aumento de los divorcios, la disminución delas tasas de nupcialidad, el surgimiento de nuevas formas de convivencia, entreorros factores quedan reflejados en la frecuencia, tipo y tamaño de los hoga­res y las familias". Así es que la notable reducción de las familias complejas yextensas se ha visto acompañada por el surgimiento de nuevos tipos familia­res o por el crecimiento de otras que anteriormente eran marginales. Este cre­ciente protagonismo por parte de algunos grupos familiares y sus consecuenciasa corto y largo plazo, han sido objeto de estudio de especialistas de diferentesdisciplinas, Tal es el caso de las familias monoparenrales cuyo crecimiento hasido significativo en los países occidentales en los últimos decenios y en espe­cial las compuestas por mujeres solas con bijos, y originadas normalmente porefecto de las rupturas matrimoniales, La atención prestada a estos grupos fami­liares, por una variada gama de especialistas obedece a que los resultados obte­nidos de las investigaciones han demostrado que los miembros de esta estructurafamiliar presentan características habitualmente calificadas como «negativas»respecto a la familia de dos progenitores, En dos ámbitos se han recogido mayor

1. Los cambios demográficos producidos a partir de los años 50 en los paises occidentales ysus repercusiones en las estructuras familiares se suelen interpretar desde la óptica de ladenominada Teoría de la Segunda Transición Demográfica (Van de Kaa, D., 1987).

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2. Resultados similares han sido obtenidos por Duncan, G., Yeung, yJ., Rodgers, W., 1994y Ermisch, J.,1994.

3. Estos aspectos quedan reflejados en el «Pla integral de suport a les famílies», elaborado porel Departamenr de Benestar Social de la Ceneralitar de Catalunya, donde las familias mono­parentales son consideradas como familias en riesgo social.

2. La estructura familiar en Catalunya

La explotación de los datos del Censo de Población de 1991 realizada en elInstitut d'Estadística de Catalunya permiten detectar cambios importantes enel último período intercensal (1981-1991) tanto en la dimensión como en lacomposición de los hogares y las familias. Sintéticamente, se puede afirmar,por un lado, que el número de hogares aumentó más deprisa que la población,con la consiguiente reducción de la dimensión de las unidades, perdiendo pesolos hogares de 4 y más personas e incrementando notablemente las de dimen­sión menor, especialmente las de una persona. Por otra parte, se evidencia unapropensión a la nuclearización que se advierte por la disminución del núme­rode familias extensas o de varios núcleos. Así la tendencia es hacia un mayornúmero de núcleos familiares sin la presencia de otras personas.

ActasV Congreso Población Española 81Cuantificación de familias de riesgo en elCensode 1991

Las familias monoparentales en hogares de un núcleo incrementaron, espe­cialmente las compuestas por mujeres con hijos. Porcentualmente las madres solascon hijos aumentaron de 5,2% a 6,8% y la de padressoloscon hijos de 1,2 a 1,4%.

3. Las familias monoparentales

Las familias monoparentales presentan características diferentes tanto por suformación como por su composición.

La formación de este tipo familiar es consecuencia de la disolución matri­monial por separación, divorcio o defunción de alguno de los cónyuges y de lamaternidad al margen de una vinculación matrimonial. Sintéticamente puedeseñalarse que el aumento de los divorcios o separaciones, el incremento de lafecundidad fuera del matrimonio" y la mortalidad diferencial son los elemen­tos que inciden en el incremento de los grupos monoparentales especialmen­te los compuestos por mujeres. Esto sucede porque es más frecuente en loscasos de separación y divorcio que la madre asuma la custodia de los hijos, asítambién en los casos de ilegitimidad. Por otra parte la mortalidad diferencialpor sexo en favor de las mujeres incorpora otro elemento que hace que aumen­te el número de viudas. Teniendo en cuenta los factores que inciden en su for­mación, las familias monoparentales se pueden clasificar como: las formadaspor necesidad, por ruptura o por decisión personal>,

Dado que la definición censal es muy amplia y la única consideración quese ha tenido para identificar a los núcleos monoparentales es que los hijos noestén emparejados, es necesario hacer la distinción en elanálisis de este grupofamiliar de dos aspectos importantes. El primero es el estado civil del padre ola madre y el segundo, la edad de los hijos.

Así es que la condición de familia monoparental puede variar según se ana­licen estas dos variables. Si se cuantifican los núcleos monoparentales, sin teneren cuenta si viven con o sin otras personas o si pertenecen a una familia demás de un núcleo, el total de núcleos monoparentales es de 178.604 y repre­sentan el 9,2% del total de hogares de Cataluña, de los cuales 147.137 (7,6%)son de madres con hijos. Si se cruza la información con elestado civil se advier­te qne el 61% de la monoparentalidad en las mujeres es causa de la viudedady al tener en cuenta la edad de los hijos, por ejemplo, los menores de 26 o de16 años, disminuye la importancia relativa de los núcleos monoparentales demadres con hijos a 5,3% y 2,8% respectivamente. Estos datos demuestran quela monoparentalidad es más frecuente en las mujeres que en los hombres, yque este predominio está afectado por un número elevado de mujeres vindasy, por tanto, con hijos de más edad.

4. La proporción de nacimientos de madres no casadas ha pasado de 2,2% en 1975 a 11,4%en 1991.

5. C. Blayo (1990) distingue las familias monoparentales formadas por disolución (separa­ción, divorcio o muerte de un cónyuge) de las «espontáneas» constituídas como conse­cuencia del nacimiento de un hijo fuera de una unión.

CristinaGuisande; Dolors Olivares80 Actas V Congreso Población Española

número de pruebas en este sentido: en los relacionados con el nivel de vida yen estudios psicológicos.

Así, la encuesta comparativa (Luxemburg Income Study) elaborada en lospaíses industrializados, que incluye 12 países europeos y no europeos, detectóque los niños que viven en familias monoparentales presentan situaciones eco­nómicas desfavorables respecto a los que viven con sus dos padres (Rainwater,L.; Smeeding, T. M., 1994, págs. 1443-1445)2.

Además del perjuicio económico, los efectos de este tipo de estructura fami­liar sobre el desarrollo de los niños han quedado reflejados en numerosos artí­culos sobre el rendimiento escolar, la sociabilidad o las consecuencias en lasalud física y mental de los niños. (Le Call, D.y Martin, c., 1988)

Existen, pues motivos para considerar las familias monoparentales comofamilias potencialmente de «riesgo» en la medida que estas van asociadas a unproceso de empobrecimiento del grupo familiar y por los problemas que repre­sentan para la sociabilización de los hijos'

Lo que este artículo pretende es evaluar desde el análisis demográfico delos datos del Censo de Población de 1991, las caracterísricas de estos núcleosfamiliares en Catalunya o, dicho de otra manera, si la monoparentalidad resul­ta, a la luz de la información censal, un factor de riesgo.

Para ello se procederá en primer lugar a presentar los cambios producidosen las estructuras familiares catalanas en el último decenio; en segundo lugarse analizarán los factores demográficos asociados a la formación y composi­ción de las familias monoparentales; en tercer lugar se estudiarán los núcleosmonoparentales formados por madres con hijos menores de 16 años y, final­mente se concluirá con una discusión de los resultados obtenidos.

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11 Poblaciónfem.catalana

--a-Núcleosmonoparenrales

ActasV Congreso Población Española 83

I50-54

35

30

25

20

15

10

5

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30

20

10

Cuantificaci6n de familias de riesgoen elCenso de 1991

Figura 1. N~cleos monoparentales según el nivel de instrucción de lamadreFuente: Institut d'Estadística de Catalunya .

estandariz;tda de las mujeres que forman núcleos monoparentales es de 74,5%8.Para este último grupo, las tasas de actividad se incrementan con la edad (figu­ra 2) hasta alcanzar un máximo de 85,6% en el grupo de los 30-34 años y apartir de estas edades desciende, primero suavemente y luego en forma másbrusca hasta alcanzar el 44 % entre los 50-54 años. La curva describe un reco-

Figura 2. Tasas de actividad.Fuente: Institut d'Estadística de Catalunya

8. ~l,valor ,real(77,2%) se reduce al neutralizar el efecto de estructura utilizando como pobla­Clanestandard la estructura por edades de la población femenina catalana.

CristinaGuisande; Dolors Olivares

6. De acuerdo al objetivo planteado se cree conveniente trabajar con el total de núcleos mono­parentales, sin hacer la distinción si pertenecen a familias de uno o más núcleos o a familiasextensas. El límite de edad corresponde a la edad legal de ingreso al mercado de trabajoeincluye las edades de escolarización obligatoria.

7. El tamaño de la muestra de la Encuesta de Población Activa impide realizar un esrudiosemejante al que aquí se propone.

4. Núcleos monoparentales de madres solas con hijos menores de 16 años

Al considerar exclusivamente este conjunto, la frecuencia de núcleos se redu­ce a un 37% del total de los núcleos monoparentales formados por mujeres.La condición propuesta de limitar la edad de los hijos, obviamente seleccionaal conjunto de madres en cuanto a sus edades y a su situación matrimonial.La estructura por edades de estas mujeres es más joven y en lo que respecta alestado matrimonial predominan los núcleos formados por ruptura matrimo­nial que constituyen el 63,1 %, seguido por las viudas con 20,4% y por últi­mo, las solteras con 16,50/0.Los núcleos monoparentales se caracterizan por tener un número reducido dehijos, aproximadamente el 69% de los núcleos tienen un hijo, el 26% doshijos, el 5 % tres hijos y para las de 4 y más el valor es residual.

La distribución de las madres según el nivel de instrucción (figura 1) sepodría aproximar a una curva bimodal, con un primer valor, muy alejado delsiguiente, que se concentra en torno a estudios primarios y el segundo alrede­dor del bachillerato superior y otras titulaciones medias. A las mujeres conmenor cualificación les corresponden frecuencias más elevadas de núcleos con3, 4 y 5 hijos, por ejemplo las madres que no saben leer o escribir presentanun 7,60/0, 2,80/0y 2,30/0 respectivamente, mientras que las madres con titula­ción superior alcanzan apenas un 3,8%, 0,4% y 0,04%.

No se puede abordar el tema de la participación laboral sin tener presenteque, en general, ésta es diferencial por sexo y depende de la estructura por eda­des, del nivel educativo, del estado civil, de la fecundidad y de factores cultu­rales, entre otros.

La necesidad para este tipo de familias de incorporarse al mercado laboral seve reflejada por su elevada tasa de de actividad", Las tres cuartas partes de lasmujeres se declaran activas (75,7%). El nivel de actividad es muy superior aldel conjunto de la población femenina catalana que registra una tasa de activi­dad entre los 20 y 54 años de 56,8%, mientras que para lasmismas edades la tasa

Es importante reproducir estas distinciones porque la situación es muydiferente según se trate, por ejemplo, de madres solteras con hijos menores de16 años o de madres viudas con hijos mayores de 25 años.

Como se ha dicho anteriormente, se suele plantear el tema en términos deproblemas o riesgos asociadosa lamonoparentalidad, por ello se cree convenienteretringir el estudio a los núcleos monoparentales potencialmente afectados, alos compuestos por mujeres y cuyos hijos son menores de 16 añoS'.

82 ActasV Congreso PoblaciónEspañola

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11I Población fem.catalana

-Q----Núcleosmonoparentales

Actas V CongresoPoblación Española 85

30-34 35-39 40-44 45-49 50-54

45

40

35

30

25

20

15

10

5

O20-24 25-29

Cuantificación de familias de riesgoen el Censo de 1991

jante al del total de la población femenina catalana tanto en términos de estruc­tura como de nivel. En cuanto a las mujeres solteras, separadas y divorciadas pre­se?-tan una distribución más uniforme por edad en los valores de las tasas,mientras que el comportamiento por edad de las que se declaran casadas resul­ta más próximo al de las mujeres viudas.

Así como la participación laboral es elevada, también lo es el nivel de deso­cupación. Tomando como estructura estándard la población femenina catala­na entre los 20 y 54 años, que presentan una tasa de paro de 15,2%, la resultantepara las mujeres en núcleos monoparentales es de 27,4%, es decir casi dupli­ca el valor del conjunto de mujeres catalanas. La estructura por edades del paropone en evidencia que las diferencias en el nivel son debidas a unas tasas muyelevadas entre los 20 y los 30 años (figura 4) y en menor proporción entre los45 y 54 años. Resumiendo se puede afirmar que la curva de paro correspon­diente a los núcleos monoparentales desciende rápidamente con la edad hastaalcanzar los 40-44 años y luego se incrementa levemente en los últimos gruposde edad.

Las tasas de paro según el estado matrimonial y estandarizadas teniendocomo base la composición por edades de los núcleos monoparenrales, demues­tran que el paro afecta al 27,7% de las mujeres activas solteras, al 23% de lasmujeres activas viudas y el 21,7% en los restantes estados.

. El comportamiento del paro por edad, está afectado principalmente en elpnmer tramo .de la curva, es decir en las edades jóvenes, por las tasas eleva­das de las mUJer~s solteras (figura 5) y en las edades más avanzadas por lasseparadas, divorciadas y casadas. Debe observarse también que la desocupa­ción aumenta de manera proporcional al número de hijos presente en elhogar.

Figura 4. Tasas de paro.Institut d'Estadística de Catalunya

'" Divorciadas

liII Solteras

-.-Casadas

-----o------ Separadas

-----o---- Viudas

Cristina Guisande; Dolors Olivares

100

90'~-:::::f:===:=~~~":--80 ------..

70~:=,'h:-..---rl--_~60

50

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20

100'-1----1----1----+-----+---...,20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54

9. Las madres que se declararon casadas han sido consideradas dentro del conjunto ~e nú~¿e~os monoparentales formados por ruptura matrimonial por entenderse que esta sicuao n

es el paso previo a la separación legal.

Figura 3. Tasas de actividad de los núcleos monoparentales según el estado civil.Fuente: Institut d'Estadíscica de Catalunya

rrido muy diferente al del conjunto de mujeres catalanas, que r~gist.ran la máxi­ma participación entre los 25-29 años con un 73,6% y luego dismmuye con laedad de forma más regular, hasta alcanzar las últimas edades con un 33%.

La participación femenina se ve afectada por el mayor .o menor número ~ehijos tenidos por la mujer. Así la tasa de actividad femenma varía en funcióninversa al número de hijos menores de 16 años presentes ~~ el hogar, pero node una manera lineal. El 76% de las mujeres con un solo hijo declaran ser acti­vas y un porcentaje similar se registra en el caso de las que tienen dos hijos.En las de tres hijos comienza la inflexión y las de 4 y las de 5 hIJOS o más s610

el 60%.También es de destacar que la situación matrimonial de la mujer tiene gran

influencia sobre la posibilidad de que participe en una actividad fuera del hogar.Dado que el peso de los grupos de edades varía según la situación matrimo­nial se ha querido eliminar el efecto de la estructura pot edades, ~s.tandanzan­do la tasas de actividad según el estado civil y para ello se ha utilizado comoestructura tipo la correspondiente al total de las mujeres que viven en núcle~smonoparentales con hijos menores de 16 años. De esta manera las.más .actI­vas resultarían las solteras con un 85 %, seguidas pot las separadas, divorciadasy casadas" con 81% y por últim~ las viudas con un 58, 4.%. ,

Al considerar el comportamIento por edad de la actividad segun estadocivil (figura 3) cabe destacar que en el caso de las mujeres viudas éste es serne-

84 ActasV Congreso Población Española

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parejas

Núcleos-----o-- monoparentales

---<0-- Matrimonios o

-It-Matrimonios oparejas

----D-Núcleosmonoparentales

50·54

50-54

Actas V Congreso Población Española 87

35-39 40·44 45·49

35-39 40-44 45-49

30-34

30-34

25·29

25-29

50

45

40

35

30

25

20

15

10

5

90L~.Q--_-o-_-o80

70

60

50

40

30

20

10

0-1----+---1---1---+---+---<20-24

Figura 7. Tasas de paro.Fuente: Institut d'Esradística de Caralunya

en estos núcleos el 80% no presentan estudios o habían alcanzado el bachille­rato elemental.

Cuantificación de familias de riesgo en el Censo de 1991

6. Conclusiones

Retomando la pregunta formulada al principio si existen o no unas caracte­rísticas distintivas de este tipo familiar que pongan en evidencia si estas sonunas familias potencialmente de riesgo o que presentan unos riesgos asocia­dos, se puede concluir que existe un efecto de monoparentalidad al verse lasmujeres en la necesidad de ingresar en el mercado de trabajo, pero en cambioeste efecto no es la causa del alto uivel de paro. La explicación ha de buscarseen otros factores ajenos a la presencia del cónyuge o pareja.

Figura 6. Tasas de actividad.Fuente: Institut d'Estadfstica de Catalunya

-<)----- Separadas

11 Solteras

• Divorciadas

-.-- Casadas

--o-Viudas

Cristina Guisande; Dolors Olivares

50-5445-4940-4435-3930-3425-29o+--+---+---+---+----;-:+-:-:-:<20-24

40

!O

50

60

5. Núcleos de madres con hijos menores de 16 afias versus matrimonioso parejas con hijos menores de 16 afias

De las características analizadas en el apartado anterior, se destacan la alta par­ticipación laboral y la alta desocupación ¿son éstas efecto de la monoparenta­lidad? Lacomparación con las mujeres que viven con sus maridos o compañerosy tienen niños menores de 16 años demuestra que la tasa de actividad lOesmucho más elevada en los núcleos monoparentales (figura 6), por lo que sepodría deducir que las madres con niños a su cargo se ven en la necesidad deentrar en el mercado laboral. Sin embargo el nivel de paro, medido a través dela tasa estandarizada, es semejante (27,3% para las monoparentales y 26,3%para las que viven con sus parejas) y también lo es la estructura (figura 7) quesólo presenta sensibles diferencias en los últimos grupos de edades.

Por tanto, se podría concluir que mientras la pérdida de una fuente deingresos obliga a estas familias a tener una alta participación laboral y estapodría ser una característica distintiva de estos grupos, el efecto de la mono­parentalidad no parece estar asociado al nivel de desocupación, dado <¡ue ésteno hace diferencias con las mujeres según vivan con sus mandos o sm ellos.Por otra parte, el análisis de los núcleos monoparentales con madres en paro,que representan el 17,7 % de los núcleos del mismo tipo con hijos menoresde 16 años, relleja algo ya sabido para el conjunto de la población: que el paroafecta más a las personas con menor cualificación. De la relación del nivel deinstrucción con la situación de paro se deduce que del total de madres en paro

10. Se utilizó como población estándard la población ~emenina cat~lana'y elvalor o~tenidopara las mujeres con hijos menores de 16 años que viven en matnmoruo o en pareja resul­tó de 47,4% frente al75,7% obtenida para los núcleos monoparentales.

Figura 5. Tasas de paro de los núcleos monoparentales según el estado civil.Fuente: Institut d'Estadística de Catalunya

86 Actas V Congreso Población Española

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Bibliografía

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Si bien es cierto que estas familias se ven afectadas por la pérdida de unafuente de ingresos, lo cual las haría más vulnerables desde el punto de vista desu subsistencia, de ahí la denominación de «familias de riesgo», se ha de seña­lar que del análisis demográfico de la informaci6n censal, la monoparent:tli­dad no les asigna ningún efecto negativo, dado que en pnnClplO el paro podríadiscriminarlas respecto a la situación de tener cónyuge o pareja y se comprue­ba que no ocurre así. En este sentido, Nadine Lefaucheur (1988, págs 153­162) constató a través de su estudio en familias monoparentales en Francia,que «la pobreza relativa» de estas familias no se debe a U? efecto d~ la mo.no­parentalidad. Ni los bajos salarios de las mUjeres en este tipO de familias, m lasbajas tasas de propiedad de la vivienda de estos grupos eran el resultado de lamonoparentalidad,

De esta manera se plantea la necesidad de investigar en profundidad aspec­tos relativos al nivel de vida de estas familias, dado que estas engloban unagran gama de situaciones en las que la monoparen~alidad viene a a~ravar ries­gos latentes en una situación de convivencia anterior y que se manifiestan enel cambio de la trayectoria familiar.

4. Contrastes espaciales en la estructurade los hogares

Bibliografía

l. Introducción

2. El tamaño medio de los hogares

3. Factores de evolución

V Congreso de la Poblaci6n Española 89-97

La estructura de los hogares gallegos

1. Introdueci6n

Entre los numerosos cambios registrados por la poblaci6n gallega en las últimasdécadas están los que han afectado a la estructura de los hogares, tema pocoestudiado desde elpunto de vista geográfico, si bien el desarrollo reciente de nue­vas corrientes de la Geografía social ha dado como fruto algunas investigacio­nes (ej. Bertrand, J.R., 1989), que se han venido a sumar a los trabajos decarácter antropológico o sociológico y a los históricos. La situación de Galieiaen el estudio geográfico de los hogares y las familias es, por otra parte, bas­tante común al resto de España, por lo que en un reciente libro Solsona yTreviño (1990, pág. 1) se quejan de la falta de trabajos empiricos sobre los fac­tores demográficos que afectan a la estructura familiar, justificando su escasezpor las carencias en las informaciones estadísticas.

Los problemas de las fuentes básicas de información son graves, aunquehaya habido una mejora desde el Censo de 1970, dándose un importante pasoadelante en el de 1981 al publicar el I.N.E. tomos provinciales de las«Características de la población que vive en 'familia»; desgraciadamente de1991 todavía no ha aparecido para Galicia una publicaci6n similar, por lo queen elpresente trabajo, ante la imposibilidad de hacer una tipología de las estruc­turas familiares, nos centraremos en el análisis del tamaño de los hogares galle­gos. Para ello se utilizarán los datos publicados por el Instituto Calego deEstatistica (LG.E.) en el tomo «Vivendas» del Censo de 1991, donde se faci­lita una eIasificaci6n de las viviendas familiares principales ocupadas según elnúmero de personas residentes en ellas, yen la obra «Galieia en cifras. Anuario1992», en la que se indica, por municipios, elnúmero de habitantes que resi­den en dichas viviendas.

Sumario

Julio Hernández BorgeUniversidad de Santiago de Compostela

Cristina Guisande; Dolors Olivares88 Actas V Congreso Población Española

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Si bien es cierto que estas familias se ven afectadas por la pérdida de unafuente de ingresos, lo cual las haría más vulnerables desde el punto de vista desu subsistencia, de ahí la denominación de «familias de riesgo», se ha de seña­lar que del análisis demográfico de la informaci6n censal, la monoparent:tli­dad no les asigna ningún efecto negativo, dado que en pnnClplO el paro podríadiscriminarlas respecto a la situación de tener cónyuge o pareja y se comprue­ba que no ocurre así. En este sentido, Nadine Lefaucheur (1988, págs 153­162) constató a través de su estudio en familias monoparentales en Francia,que «la pobreza relativa» de estas familias no se debe a U? efecto d~ la mo.no­parentalidad. Ni los bajos salarios de las mUjeres en este tipO de familias, m lasbajas tasas de propiedad de la vivienda de estos grupos eran el resultado de lamonoparentalidad,

De esta manera se plantea la necesidad de investigar en profundidad aspec­tos relativos al nivel de vida de estas familias, dado que estas engloban unagran gama de situaciones en las que la monoparen~alidad viene a a~ravar ries­gos latentes en una situación de convivencia anterior y que se manifiestan enel cambio de la trayectoria familiar.

4. Contrastes espaciales en la estructurade los hogares

Bibliografía

l. Introducción

2. El tamaño medio de los hogares

3. Factores de evolución

V Congreso de la Poblaci6n Española 89-97

La estructura de los hogares gallegos

1. Introdueci6n

Entre los numerosos cambios registrados por la poblaci6n gallega en las últimasdécadas están los que han afectado a la estructura de los hogares, tema pocoestudiado desde elpunto de vista geográfico, si bien el desarrollo reciente de nue­vas corrientes de la Geografía social ha dado como fruto algunas investigacio­nes (ej. Bertrand, J.R., 1989), que se han venido a sumar a los trabajos decarácter antropológico o sociológico y a los históricos. La situación de Galieiaen el estudio geográfico de los hogares y las familias es, por otra parte, bas­tante común al resto de España, por lo que en un reciente libro Solsona yTreviño (1990, pág. 1) se quejan de la falta de trabajos empiricos sobre los fac­tores demográficos que afectan a la estructura familiar, justificando su escasezpor las carencias en las informaciones estadísticas.

Los problemas de las fuentes básicas de información son graves, aunquehaya habido una mejora desde el Censo de 1970, dándose un importante pasoadelante en el de 1981 al publicar el I.N.E. tomos provinciales de las«Características de la población que vive en 'familia»; desgraciadamente de1991 todavía no ha aparecido para Galicia una publicaci6n similar, por lo queen elpresente trabajo, ante la imposibilidad de hacer una tipología de las estruc­turas familiares, nos centraremos en el análisis del tamaño de los hogares galle­gos. Para ello se utilizarán los datos publicados por el Instituto Calego deEstatistica (LG.E.) en el tomo «Vivendas» del Censo de 1991, donde se faci­lita una eIasificaci6n de las viviendas familiares principales ocupadas según elnúmero de personas residentes en ellas, yen la obra «Galieia en cifras. Anuario1992», en la que se indica, por municipios, elnúmero de habitantes que resi­den en dichas viviendas.

Sumario

Julio Hernández BorgeUniversidad de Santiago de Compostela

Cristina Guisande; Dolors Olivares88 Actas V Congreso Población Española

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Actas V Congreso Población Espafiola 91

Más contrastados que los promedios provinciales de personas por hogarson los que existen entre el medio rural y el urbano. Para aproximarnos a ~sta

realidad, tan dificil de cuantificar en Galicia, podemos co.nrraponer los.SIetemunicipios de más de 50.000 habita.~tes (las cua~ro ~ap1tales provinciales,Vigo, Santiago y Ferrol) cuya población es mayomanamente urban~ (y,.entodo caso, los habitantes residentes en entidades que no merezcan este calificativoestán muy próximos a las ciudades, por lo que están n:~y influidos .por sumodo de vida) al resto de la región, formada por población may~ntanal;'?':­

te rural; hacemos esto debido a que los datos censales sólo permiten análisispor municipios y no por entidades de población, co~o seria de desear .en elcaso de Galicia dadas las características de su poblamiento. En las Siete c~uda­

des principales el tamaño medio de personas por hoga.r (3,30) es inferior alregional, mientras que en el res~o del t~mtono es supenor (?,52).

Estas cifras corroboran lo dicho mas arriba sobre el caracter abstracto delas medias y la influencia que tiene en ellas el peso de cada tipo de hogar. Asíen el «medio rural» hay tanto un mayor número de hogares umpersonal~s (loque está en relación con su población más envejecida y con la existencia demuchos ancianos viviendo solos), como, sobre todo, de hogares formados porun número alto de miembros (por el mayor peso de la tradición, es!,ecial­mente por la pervivencia de factores históricos relacio-?ados con el.sIste~a

sucesorio, y por la identificación del hogar como una un~dad econó.~lCabási­ea). En las ciudades, por el contrario, dominan las denominadas familias nucle­ares y en ellas los hogares más numerosos son los formados por 4, 3 y 2 personas(cuadro II).

Como es lógico, el reparto de la p~blación según el tamaño de, los hoga­res es diferente y muestra la ImportanCIa de una SOCIedad gregarIa: ~fi1camen­

te una persona de cada 27 vive sola en Galicia; en las ciudades la mitad de loshabitantes reside en hogares de 3-4 miembros, en tanto que en el medio rurallos hogares amplios (de 6 personas o más) constituyen el grupo doml~ante

(27,71 % de la población, diez puntos más que en las CIUdades), habiendomenos personas solitarias que en el mundo urbano.

La estructura de los hogares gallegosJulio Hernández Borge90 Actas V Congreso Población Española

2. El tamaño medio de los hogares

Los términos hogar y familia no son coincidentes, aunque por su proximidadse empleen con frecuencia indistintamente. De todas formas pensamos que esmás correcto utilizar el primero de ellos, ya que constituye la unidad elemen­tal de población analizada esradística y sociológicamente al abarcar al conjun­to de personas que conviven habitualmente en la misma vivienda. Por elcontrario el término familia sólo se refiere a las personas que, compartiendovivienda, están vinculadas por un lazo de parentesco, de sangre o político.Además la familia acoge una red de relaciones mucho más extensa y sutil quelas limitadas al círculo del hogar, teniendo otras funciones que se le escapan aéste (Durán, M.A., 1988, pág. 13).

En Galicia en los años más recientes se viene registrando un crecimientomayor del número de viviendas familiares que el de la población que vive enellas, lo que se traduce en una reducción del número medio de personas porhogar, especialmente en la Galicia Oriental. Este descenso está en relación confactores demográficos (en particular con la evolución de la fecundidad y de lamortalidad y con la desigual incidencia de la emigración), pero también con fac­tores sociales en el sentido más amplio del término. Pese a todo, el promediogallego es mayor que el español, que también tiende a disminuir.

Aunque una media siempre es una abstracción, puede afirmarse que el des­censo en el número de personas por hogar refleja una reducción general deltamaño de los mismos (y de las familias). Los datos censales se ven confirma­dos por la Encuesta Sociodemográfica realizada por el I.N.E. en 1991, que daun promedio para Galicia de 3,41 personas por hogar, cifra casi idéntica (cua­dro 1) a la del Censo (3,44). Según esta Encuesta la casi totalidad de los hoga­res pluripersonales gallegos (98,73%) están formados por grupos familiaressolos, dando valores muy débiles los constituidos por grupos familiares y per­sonas no emparentadas (0,69%) o los formados exclusivamente por grupos depersonas no emparentadas (0,58%).

Cuadro 1. Evolución del número de viviendas familiares principales ocupadas CA) Cuadro n. Clasificación de los hogares según el número de miembrosy del número de sus habitantes (B) entre 1981 y 1991 Ypromedio de personas

% hogares 1 2 3 4 5 6y+por hogar en 1981 (e) Y1991 (O)Galicia 12,90 21,03 20,44 20,78 12,52 12,33

A B e OP. «urbanas 12,58 21,38 22,37 23,42 11,71 8,54

La Coruña 9,61% 0,36% 3,80 3,48P. «rural» 13,09 20,83 19,34 19,29 12,97 14,48

Lugo 5,46% -5,29% 3,64 3,27Orense -1,88% -18,01% 3,62 3,02 % individuos

Ponrevedra 11,87% 1,60% 4,05 3,68 Galicia 3,74 12,20 17,79 24,12 18,15 24,00

Galicia -2,84% 3,82 3,44 P. «urbana» 3,80 12,92 20,27 28,30 17,69 17,027,80%Espafía 13,08% 2,78% 3,58 3,29 P. «rural» 3,71 11,82 16,47 21,89 18,40 27,71

Fuente: I.G.E. y elaboración personal. Fuente: 1.G.E. y elaboración personal.

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Comparando la distribución actual con la de Censos precedentes hay queseñalar una serie de cambios en la estructura de los hogares, que pueden resu­mirse en tres aspectos: el aumento notorio de los unipersonales (10,10% en1981), la sensible disminución de los formados por muchas personas (los de 6y más eran el 16,50% en 1981) y un crecimiento de los constituidos por 2-3personas, que se corresponden en algunos casos con familias monoparentales.

3. Factores de evolución

Los factores causantes de la disminución del tamaño medio de los hogares y delos cambios registrados en su estructurason bastante generalesy comunes a otraspoblaciones (cfr. Bonvalet, C. y Merlin, p., 1988), pero presentan algunas par­ticularidades propias de Galicia, ya que la transición demográfica de esta comu­nidad autónoma ha estado muy condicionada por la existenciade una importantey continuada sangría emigratoria, que aceleró el descenso de la fecundidad, redu­jo el crecimiento vegetativo y propició un envejecimiento de la población, conuna cronología distinta a la española (Hernández Borge, J., 1986).

El descenso del número de nacimientos ha sido un facror de primer ordenen la reducción del tamaño de los hogares (cuadro Hl}. Las tasas de natali­dad gallegas alcanzaron ya valores inferiores a 20 por mil desde comienzos delos años cincuenta (18,69 en 1951), en tanto que la población española man­tuvo índices de 20-21 por mil hasta 1970. La caída de la fecundidad se ace­leró a partir de mediados de los años setenta, dejando de asegurar el remplazode generaciones desde 1980. Por otra parte el retroceso de la mortalidad, conel consiguiente aumenro de la duración media de la vida, también ha inter­venido en la disminución del tamaño de los hogares al provocar un aumentodel número de ancianos, muchos de los cuales viven solos: las personas de 65años o más representaban en 1992 el 63,3% de los hogares unipersonales (enlos que los más jóvenes dan valores bajos: 0,7% los menores de 25 años y10,9% los de 25 a 34) yel 54,9% de los hogares gallegos formados por matri­monios sin hijos (A Familia galega en cifras, 1995, pág. 42). Pero esta situa­ción ha sido reforzada por la emigración, que contribuyó a reducir lasestructuras familiares extensas, tan frecuentes en el pasado en el mundo ruralgallego.

ActasV Congreso Población Española 93Laestructura de los hogares gallegos

Además de estos factores demográficos, también han intervenido en lasmodificaciones de la estructura de los hogares los nuevos comportamientos dela P?blación, relacionados con los cambios en su mentalidad, que se han tra­ducido en una nueva actitud ante el matrimonio. Las tasas de nupcialidadgallegashan registrado desde comienzos de los años ochenta un notable descenso(de 7,06 por mil en 1978 se pasó a 4,67 en 1991), aunque la reducción realno ha sido tan fuerte como la que indican esros datos a causa del problema desubregistro (Hernández Borge, J., 1989). En la disminución del número deenlaces han intervenido, aparte de la situación de recesión económica, nuevoscomportamientos de la población como el aumento de las uniones libres entrejóvenes (algo que en Europa Occidental ya comenzó a principios de los añossetenta), si bien en Galicia no tiene la incidencia de otras partes: según laEncues.ta Sociodemográfica de 1991 el número de uniones estables no legali­zadas significaba el 0,9% del total de uniones, cifra muy inferior a la españo­la (1,7%), que es baja en el contexto de la Unión Europea. Por último hay quesefialar el aumento de rupturas matrimoniales, especialmente desde el esta­blecimiento de la ley de divorcio en 1981: según el último Censo (1991) eltotal de separados y divorciados ascendió en Calicia a 23.552 personas, cifra un42,6% superior a la registrada diez años antes (16.514 en 1981).

La difusión del modelo de familia reducida ha aumentado al compás de laurbanización de la población gallega y del crecimiento del nivel de vida, que hanrepercutido en una transformación de la condición de las mujeres y de losniños, mediante la prolongación de la escolarización infantil y juvenil duran­te un período de tiempo más largo (con los gastos económicos que ello supo­ne para los l'adres), y roda esto ha modificado algo el papel de la mujer en laSOCiedad, al mcorporarse cada vez más a la actividad profesional, abandonan­do su papel exclusivo de esposa y madre, si bien en Calicia estos cambios no sehacen sentir tanto como en otras regiones españolas.

La despoblación del campo también ha repercutido en el descenso del tama­ño d~ los hogares, por la disminución que ha habido en él de los extensos muyrelacionados con el sistema sucesono dominante durante siglos: la práctica de«mejoran) e? la her~ncia (een tercio y quinto») a uno de los hijos, preferente­mente al primogénito, que quedaba en casa encargado de cuidar a sus padresen la vejez. Este sistema propiciaba la convivencia en la misma casa de lospadres ancianos y del hijo mejorado con su familia, pero también la de parien­tes colaterales solteros (hermanos/as, tíos/as ... á veces con hijos naturales). Estapráctica ha influido en que Calicia haya estado tradicionalmente entre las regio­nes españolas con un mayor número medio de personas por hogar; todavía en1991, según la Encuesta Sociodemográfica, era la comunidad autónoma quetenía una mayor presencia de hogares familiares formados por tres o más órde­nes ge~eraci?nales (el 18,6% del total de hogares pluripersonales), duplicandola media nacI~nal (9,1%). De todas formas el sistema sucesorio de la mejora no""taba extendido por igual en todo el territorio, siendo en Orense (la provin­CIa con un tamaño medio de hogar más reducido) donde menos incidenciatuvo, ya que la norma general era dividir la herencia a partes iguales entre todos

12,4613,44

14,6216,12

% 65 añosy+

Julio HernándezBorge

1975 2,3 17,09 9,75 23,72

1981 1,9 13,20 8,97 23,43

1986 1,3 8,97 8,98 20,75

1991 1,1 7,83 9,90 18,21

Fuente: I.N.E., I.G.E. y elaboración personal.

N° de hijos Tasa de Tasa deGalicia por mujer natalidad mortalidad % <15 años

Cuadro lII. Evolución de algunos indicadores demográficos

92 ActasV Congreso Población Española

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los hijos; lo contrario ocurría en Lugo, especialmente en la montaña y sus estri­baciones, donde la mejora parrilineal y parrilocal renía una gran raigambre(Lis6n Tolosana, c., 1974, págs. 175-181).

Actas V Congreso Población Española 95

D O [22! WZl-c de 10% 10-14,9%15-19,9% 20-24,9%

Porcentaje de los hogares unipersonalessobre el total de hogares en 1991

o CJ []]]] DIIlIIlI 11IIII-de 10% 10-14,9%15-19,9%20-24,9% 25%y+

Porcentaje de los hogares de 6 personas y mássobre el total de hogares en 1991

DDES'J~- de 3 3-3,4 3,5-3,9 4 y +

Número medio de personas por hogar en 1991

que en Pontevedra los municipios de este tipo están más dispersos geográfica­mente, aunque dominando los de áreas no litorales. Las dos ciudades másimportantes de Galicia, Vigo y La Corufia, muestran una estructura similar,pero no ocurre lo mismo en sus respectivas áreas de influencia, ya que en la

Figura 1. Estructura de los hogares gallegos.

La estructura de los hogares gallegosJulio Hernández Borge

4. Contrastes espaciales en la estructura de los hogares

La estructura de los hogares gallegos muestra numerosos contrastes espaciales(véanse mapas adjuntos, figura 1) aunque si nos atuviésemos s610 al prome­dio de personas por hogar podríamos pensar que hay bastante uniformidad yque tiende a imponerse por todo el territorio un tipo de dimensiones reduci­das, dado que más de las tres cuartas partes de los municipios tienen unos valo­res comprendidos entre 3 y 4 personas. En general el tamaño medio de personaspor hogar crece de Este a Oeste y este reparto guarda una relaci6n bastanteestrecha con la estructura demográfica por edades de las diferentes comarcas:los municipios de la Galicia Oriental, más envejecidos, con elevados porcentajesde mayores de 65 años y pocos j6venes dan mayoritariamente cifras inferioresa las 3,5 personas por hogar. Por el contrario en la Galicia Occidental con unamayor juventud demográfica dominan los valores superiores a 3,5. Pero estosdesequilibrios espaciales quedan mucho más patentes al analizar el peso espe­cífico de las dos categorías extremas de hogares: los unipersonales y los amplios(denominamos así a los formados por 6 personas o más).

Los hogares unipersonales son muy numerosos en la provincia de Orense,donde en casi todos los municipios registran porcentajes superiores al 15 y aunal 20%. S610 en aquellos que cuentan con los principales núcleos urbanos dela provincia (donde la estructura por edades es más joven) descienden algoestas cifras, dando tantos por ciento comprendidos entre 10 y 15. Una situa­ci6n inversa la presentan los hogares amplios: el 97,83% de los municipiosorensanos dan valores bajos, inferiores a 15 o a 10%. En Lugo, la otra pro­vincia oriental e igual de envejecida demográficamente, la importancia de estasdos categorías muestra menos uniformidad espacial. En ella son poco frecuenteslos municipios donde los hogares unipersonales rebasan el 20% (ocho) y sí loson, en cambio, los que dan valores comprendidos entre 10 y 15%, habiendocuatro (frente a ninguno de Orense) donde no llegan al 10%: en la localiza­ción de estos porcentajes destacan los ayuntamientos de la costa septentrional(la comarca más dinámica de la provincia), pero también de áreas interiorescomo la Terra Cha, el centro de la meseta lucense e incluso las Sierras Orientales.En esta provincia son bastante numerosos los ayuntamientos con relativamentealtos porcentajes de hogares amplios (superiores al 15, al 20 y, en dos casos, al25% del total), especialmente en la parte centro-oriental.

En la Galicia Occidental también hay una cierta diversidad espacial. Loshogares unipersonales alcanzan sus valores más altos (entre 15 y 20% del total)en las áreas más interiores y envejecidas, en tanto que los porcentajes más débi­les están asociados a comarcas más jóvenes y dinámicas (especialmente las RíasBajas). Por el contrario los hogares amplios dan sus mayores valores en las peni­llanuras occidentales coruñesas, sobre todo al Norte del río Tambre, mientras

94 Actas V Congreso Población Española

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coruñesa predominan unos promedios de personas por hogar más bajos queen la de Vigo, donde es más débil la proporción de los hogares unipersonalesy donde los hogares amplios son más numerosos. Las diferencias en laestruc­tura demográfica explican este contraste, ya que en Vigo y su área metropoli­tana los menores de 15 años representan más del 20% del total de habitantes(por haber mantenido más alta la natalidad hasta fechas recientes), en tantoque en La Coruña y su entorno los jóvenes dan valores comprendidos entre15 y 20%. También los porcentajes de las personas de 65 años en adelante sonmás bajos en Vigo y su hinterland que en La Coruña.

Pero las diferencias demográficas no bastan para explicar todos los desequi­librios existentes en la estructura de los hogares, especialmente entre áreas rura­les de parecido envejecimiento. En muchos casos la justificación hay que buscarlaen la pervivencia de factores históricos, especialmente en los relacionados con elsistema sucesorio de lamejora, que está en labase de muchas desigualdades queencontramos en la actualidad, como, por ejemplo entre las provincias de Lugoy Orense, con similar grado de envejecimiento demográfico, baja natalidad,fuerte despoblación... Mientras en Lugo los hogares amplios todavía tienen unaimportancia bastante grande, en Orense apenas están representados. En estasdos provinciasya había diferente estructura de los hogares en el Antiguo Régimen,cuando la composición por edades de los habitantes era joven en ambas y cuan­do la población, casi exclusivamente rural, tenía sistemas económicos pareci­dos. A mediados del siglo XVIlI el tamaño de los hogares era menor en Orenseal existir en esta provincia un sistema de distribución más igualitario y flexiblea la hora de repartir la herencia, lo que favorecía el matrimonio con la consi­guiente proliferación de hogares. En cambio en Lugo (especialmente en el terri­torio abarcado por la antigua provincia de este nombre) dominaba el sistemade mejora a favor del primogénito, lo que, unido a una mayor defensa de laintegridad de la casa, restringía el matrimonio y contribuía a que permanecie­sen en ella de por vida muchos segundones (Saavedra, P., 1989). Sin duda per­vivencias de estos sistemas tradicionales ayudan a explicar muchos de los altospromedios de personas por hogar de algunos municipios de la antigua provin­cia de Lugo con fuerte envejecimiento y débil natalidad en la actualidad (Pedrafitado Cebreiro: 4,29, Paradela: 4,06, Rodeiro: 4,52, Dozón: 5,80) o de hogaresamplios (en estos cuatro ayuntamientos superan el 25% del total) y segura­mente también están detrás de la estructura de muchos hogares actuales de otrasáreas rurales de débil vitalidad demográfica, como las penillanuras occidenta­le.s coruñesas o algunos municipios de Pontevedra.

ActasV Congreso Población Española 97Laestructura de los hogares gallegos

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Julio Hernández Borge96 Actas V Congreso Población Española

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Aetas V Congreso Población Espafiola 99-107

Aniano Hernández GuerraInstituto Canario de Estadística

Sumario

1. Introducción 4. Conclusiones

Bibliografía2. Laclasificación de los hogaresy las familias

3. Sesgos principales en la informaciónobtenida sobre hogares y familias

Tratamiento estadístico de los hogares y las familias.La experiencia del Instituto Canario de Estadísticacon el Censo de Población de 1991

1. Introducción

El tratamiento estaclisrico de los hogares y familias, en elmarco de un Censode Población, tiene una intra-historia que es necesario dar a conocer. Presentamosaquí algunas de las cuestiones y problemas que han surgido en esre macro-pro­ceso de investigación que es siempre una operación censal.

Empezamos con elproblema de las clasificaciones de las variables que defi­nen los tipos de familias y hogares, haciendo hincapié tanto en que los agru­pamientos de los datos tienen que traslucir referentes significativos de las formasque se dan en la realidad, como en la necesidad de garantizar la comparabili­dad espacial y temporal de los datos.

A posteriori planteamos dos sesgos metodológicos aparecidos en elCensode Población de 1991, que nos sirven de pretexto para abordar problemas con­ceptuales, de campo e incluso de grabación y de análisis de los datos. Por unlado, el concepto de Persona principal, su bondad y su fuente de error, porotro lado elproblema de las viviendas multihogar, ¿ cómo tratarlas en un esce­nario de pocos recursos humanos y técnico-s y de urgencia de datos elabora­dos sobre familias y hogares?

Terminamos, en las conclusiones, haciendo una pequeña reflexión sobrela necesidad de explotar los datos censales atendiendo a la hererogeneidad dela realidad socio-demográfica, dando respuesras numéricas a cuantas pregun­tas especificas nos hagamos cada vez que abrimos la ventana de la sociedad.

2. La clasificación de los hogares y las familias

Una de las primeras cuestiones que han de plantearse quienes tengan por tareaprocesar datos con la finalidad de aportar información significativa, es la de

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(*) Existe cierta contradicción en esta clasificación, debido a que estamos definiendo la clasede familia, y no elhogar, que es un concepto distinto. Sin e~~argo, entendemos que .estaclasificación recoge tanto los tipos familiares como los no familiares (las personas que viven

CLASIFICACION UTILIZADA PARA LA VARIABLE "CLASE DE FAMILIA».

l. HOGARES NO FAMILIARES (*)

1.1. De una sola persona

1.2. De dos o más personas

Actas V Congreso Población Española 101

solas no forman familias porque para ello se necesitan almenos 2 personas, y las personasque conviven jumas sin mantener relaciones de parentesco tampoco forman familias). Estostipos no familiares, sin embargo son hogares, por lo que se optó por denominarlos «Hogaresno familiares».

Tratamiento estadístico de los hogares y las familias

II. FAMILIAS SIN NUCLEO

III. FAMILIAS CON UN NUCLEO

IILA. Pareja sin hijos solteros

III.A.l. Sin otras personas

III.A.2. Con otras personas

III.B. Pareja con hijos solteros

III.B.l. Sin otras personas

III.B.2. Con otras personas

III.C. Padre solo con hijos solteros

lILC.1. Sin otras personas

IILC.2. Con otras personas

IJI.D. Madre sola con hijos solteros

III.D.l. Sin otras personas

III.D.2. Con otras personas

N. FAMILIAS CON DOS O MAS NUCLEOS

Familias con 2 núcleos

Familias con 3 núcleos

Familias con >3 núcleos

La utilizaci6n de una tipología simple tuvo la doble ventaja de, por unlado, facilitar los procesos automáticos de depuraci6n y de determinaci6n deltipo de hogar-familia, y por otro, permiti6 difundir la informaci6n referida alas familias con un gran nivel de desagregaci6n territorial, aún incorporandocaracterísticas añadidas al tipo de familia (como ejemplo, la tabla «Hogaresseg6n sexo y grupo de edad de la persona principal, por clase de familia», muni­cipio a municipio).

Otra ventaja que se valor6 para simplificar la tipología fue la de garantizarla comparabilidad de los datos sobre familias procedentes del Censo de Poblaci6nde 1981. En el cuadro 1 puede observarse la relación simétrica ( y semánticadelas categorías) entrelos Censos de 1981 y de 1991

El inconveniente a mencionar es que, más allá de las 14 categorías creadas,no se conoce en Canarias el peso de formas familiares más específicas, y eneste sentido, a modo de introducción/exploración, no estaría de más hacer unaexploración de los datos sobre familias utilizando una tipología más extensa.Ahora bien, no debe olvidarse que esta opci6n de tipología extensa trae aso­ciada la delicada cuesti6n de la protecci6n de la privacidad de los datos perso-

Aniano Hernández Guerra

2.1. Clasificación versus significación

Una clasificaci6n adecuada se alcanza cuando hay coherencia interna (las cate­gorías son excluyentes entre sí) y coherencia externa (las categorías respondena la forma en que se quiera ver o traslucir el problema); también se logra c~n

la exhaustividad (todas las formas posibles de expresarse un fen6meno estancategorizadas) y con la comparabilidad (la forma de agrupar los datos permi­te establecer diferencias y similirudes con datos de otros espaclOs y/o uemp?s).

Para el caso de los hogares y las familias extraídos de un Censo de población,el problema (de artificio) de las distintas ti¡:>ologías posibles se ,comphca co~

el hecho social real de los cambios en la convrvcncta y compOSlClOn de las fami­lias, que se están produciendo en las sociedades occidentales. Esto nos puedellevar a establecer clasificaciones extensas con el afán de cuantificar formassocio-familiares que, muchas veces de manera intuitiva, se consideran rele­vantes. Si bien tiene interés la definici6n, meclición y clasificaci6n de los fenó­menos sociales marginales -aquellos que ~e hallan fuera de la mayorregularidad-, para desvelar el presente y prede.m el futuro, sin embargo puedeproducir desazón encontrarnos con clasl~ca~lOne~ ,ampltas donde el extensorecorrido ciega la capacidad para buscar significación a los datos. En general,los Institutos estadísticos que proce~aronlos datos del Censo de ~oblaclOnyViviendas de 1991 optaron por clasificaciones extensas: Institut d Estadísticade Catalunya, 64 categorías de hogares-familias (lEC, 1991); Comunidad deMadrid: 31 categorías (Comunidad de Madrid, 1994); Instituto NaclOn.al deEstadística: 26 categorías (INE, 1994), mientras que el Instituto Canana deEstadística (ISTAC) adoptó una tipología simple de 14 categorías de hogares­familias.

construit una clasificaci6n o agrupaci6n adecuada de la infotmaci6n al hechoque se trata de medito El ptocedimien.to general de una investi~aci6nempíri,ca incluye, como fase relevante, la codificaciónde los datos iniciales r la formade reunión de los datos, porque estas dos acclOnes-herr.a?mlent~s ne?en unafunci6n primordial en ese proceso velado de transformación que implica cual­quier investigaciónsocial empírica: transformación de la informació~ del suje­to en información formalizada o numérica, para ser tratada estadísticamente,y transformaci6n de ésta en lenguaje divulgativo (VAN METER, 1994).

100 Actas V Congreso Población Española

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Cuadro 1.Categorías de lavariable clase de familia y sus resultad?s numéricosen los Censos de Población de 1981 y 1991 en Cananas

al . d ue parala tipología de 1991 hay ademásuna(*) Estadisminución~? es .re ',te1nten o en c~enta q n elcuadro y que recoge 8.218 unidades.

categoría de Familias sm nuc ea, que no tgura e ,

Fuente:Instituto Canariode Estadística.

ActasV Congreso Poblaci6n Española 103Tratamiento estadísticode los hogares y las familias

nivel de consolidación administrativa y profesional adecuado, es de desear quese marquen como objetivo y compromiso la búsqueda de una síntesis de tipo­logías, variables e indicadores que faciliten la comparabilidad espacial. Es deanotar que esta senda ya ha sido iniciada con la construcci6n de unos«Indicadores Demográficos» elaborados por e! conjunto de los Institutos auto­nómicos, e impulsados por las jecas (jornadas Estadísticas de las ComunidadesAutónomas).

3.1. Variables definitorias delparentesco

Las preguntas del cuestionario censal para componer las estructuras familia­res de forma automática, fueron las siguientes:

3. Sesgos principales en la información obtenida sobre hogares y familias

Previo, advertir que e! ISTAC tomó la decisión de procesar los datos sobrefamilias incluyendo en e! recuento a los transeúntes. Y ello por las dificulta­des que se derivaban de romper la cadena de parentesco traslucida de! cues­tionario censal: si se extrajeran los transeúntes de los hogares, habría querecomponer manualmente las relaciones familiares, y en muchos casos, sinun grado de certeza apropiado. Al fin y a la postre, e! peso real de! sesgo quepudieran introducir los traseúntes ( es decir, el hecho de que los transeúntesa su vez residentes en algún municipio de Canarias figuraran doblemente enel conjunto de los hogares de esta Comunidad Autónoma), nunca iba a sersuperior al l % (15.751 transeúntes en viviendas familiares) de la población dederecho.

1. Relación con la persona principal.(Emparentados y no emparentados, y tipo de parentesco para los prime­ros)

2. Personas no emparentadas con la persona principal.(Parentesco con algún otro miembro de! hogar)

3. Figura e! cónyuge o pareja en e! hogar.4. Figura e! padre o la madre en e! hogar.

3.2. Persona principalde!hogar

Es aquella a quien los otros miembros del hogar reconocen como tal. Por lotanto, e! nombramiento de persona principal es de libre designación de losciudadanos, y no está determinada por alguna condición objetiva. Esta desig-

Estas preguntas no traían problemas de falta de cumplimentación, con loque no hubo necesidad de imputar (la pregunta censal de menor respuesta fueel año de la boda para las mujeres casadas o separadas, donde se negaron a con­testar más de! 100/0 de estas mujeres).

1991 Vat. (%)

48.497 20.345.352 49,2

3.145 -68,2(')321.017 11,3

56.969 15,151.492 18,2

5.477 -7.3223.359 5,8200.962 7,222.397 -5.3

5.739 39,75.186 58,5

553 -33,834.950 46,630.607 604.343 -7,6

31.142 79,127.8882.855

399408.874 18,1

Aniano HernándezGuerra

346.049

Hogares no familiares 40,296De una sola persona 30.383De dos o más personas 9,913

Familias con un núcleo 288.374Pareja sin hijos 49.456Sin otras personas 43.545Con otras personas 5.911Pareja con hijos 210.986Sin otras personas 187,314Con otras personas 23.672Padresolo con hijos solteros 4.107Sin otras personas 3.271Con otras personas 836Madre sola con hijos solteros 23.825Sin otras personas 19.120Con otras personas 4.705

Familias con dos o más núcleos 17,379Familiascon 2 núcleosFamiliascon 3 núcleosFamilias con más de 3 núcleos

Categorías 1991 1981

Total Total

2.2. Diversidad versus comparabilidad .d 991 en es ecial con e! tratamiento de los datos referidos

C¡n ~ Censo f:~ilia; ha ocu~rido que cada Instituto estadístico ha desd'tro­rlad~ s~ga~~s ~a metod~logía (desde la depuración e imputación de los at~~hasta la ~refentación según el agrupamie~to ~~cbi~~d~~'r:eíl~~t~~~; d~ ~:dainconveniente de no permltlr a com~araci ib . d ' n mucha utilidad yComunidad Autónoma, los exhaustivos tra aJos ten ralo . d con-

. . . al t rán muy muta as comoaplicación las comparaCiOnes mterregion es es a d 1INEsecuencia'de esta diversidad metodológica. Aunque le correspon .e·ba

leque

ilid d . . al .. embargo no es previsigarantizar la cornparabi I a interregion ,SIn b bai 1 s InstitutoSlo ha a con la rofusión de datos que acostum ran a tra ajar o do

dgí · d PI CC AA En este sentido, los Institutos, una vez lograesta sncos e as . .

.. uefios y fragmentados como e! de! Archipiélagoal s ya que en territorios peq d . f~;a'rio la localización e identificación de famili~s o person~s a tra;rés e m or-maci6n 'estadística es factible (cuanto m~s amplia eSrun~ t;~~~~~;i:~~o~oe~e! número de individuos en cada grupo-npo, que ap lea a. .pocos individuos resulta un espejo personalizado de ese territorio).

Categorías 1981Familias sin núcleoDe una sola personaDe dos o más personas

Familias con un núcleoMatrimonio sin hijos solterosSin otraspersonasCon otraspersonasMatrimonio con hijos solterosSin otraspersonasCon otras personasPadresolo con hijos solterosSin otraspersonasCon otras personasMadre sola con hijos solterosSin otraspersonasCon otras personas

Familias con dos o más núcleos

102 ActasV Congreso Población Española

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l. Las cursivasson del autor de lacomunicación.

3.3. Elproblema de las viviendas multihogar

Pasemos a definir, primeramente, qué se entiende por hogar: «conjunto depersonas que, residiendo en l.a .misma vivienda, co~parten.~astos comunesocasionados por el uso de la vivienda y/o gastos de alimentación (...). En par­ticular, el hogar recoge tanto a personas emparentadas entre sí, como a otrasque no lo están, tales como las personas del servicio doméstico q~e per~~ctaneh la vivienda y los huéspedes fijos. Excepcionelmente. en ~na misma vl~tendapuedeexistir másde un hogar lo que da lugar a utilizar masde un ruestumartocensaP (el ejemplo más típico de esta situaci6n lo constituyen las viviendashabitadas por dos hogares totalmente aut6nomos, uno de los cuales reside allíen concepto de alquilado o realquilado)», (INE, 1990).

7.754785114

388.691

408.874

ActasV Congreso Población Española 105

Viviendas con 2 hogares

Viviendas con 3 hogares

Viviendas con 4 hogares

Viviendas con másde 4 hogares

Total viviendas multihogar

Total viviendas

Tratamiento estadístico de los hogares y las familias

Fuente; Instituto Canario de Estadística.

Con esta definici6n, es clarala intenci6n restrictiva de los metod6logos delCenso d,; 1991, respecto a considerar la existencia de más de un hogar en unamisma vivienda, No podía ser menos, dado el contenido de la definici6n de~ogar, pues resulta muy dificil convivir en una misma vivienda, sin compar­tir g~stos comunes por su uso o gastos de alimentación.

Sm embargo, creemos que este sentido restrictivo no fue bien transmitidoal personal responsable del campo (inspectores comarcales, asesores locales,enca~gados de grupo y agentes censales), debido a que las cifras de viviendasm~ltl~ogar, al menos en Canarias, se expresan muy altas, y se lo achacamos,principalmente, a un error de conceptualización.

El cuadro II reco~e la distribuci6n de las 8.691 viviendas multihogar apa­recidas en la Comun~dad Autónoma de Canarias, representando el 2,1% det~dos los hogares, y aun se infla más la cifra si contamos la población que reco­pa estos hogares: 51.321 personas, el 3,3% de la poblaci6n total.

Hay que hacer notar, que la postura que se adoptara respecto a estos hoga­res Iba, a afectar al ,volumen y la estructura global de las familias. Por ello see~tudlo y se exploro muestralmente este conjunto de viviendas multihogar, lle­gandose mc~uso a contrastar los datos del Censo con los de la hoja padronal.La conclusión a la que se llegó era que en muchos casos, existía un error deconceptos; puesto que se c~nfundf~ <:hogan> con «núcleo familiar» (ejemplomuy co~un es el ~~ 2 parejas conviviendo en la misma vivienda, y entre lascuales existe relación de ~arentesco: aquí no hay 2 hogares, sino 2 núcleosfamiliares dentro de un mismo hogar). .

Entendim~s que el origen del problema estaba en el personal de campo yen el pr~~edlmiento de auroeumplimentaci6n del Censo, que sin un control dedepu:aclOn ex~austlvo permite co¡a~ situaciones como las descritas. Se com­probo que habla una alta concentración de viviendas multihogar en determi­nad~s seccio?es c~nsales, y por lo tanto eran los agentes responsables de estass~cclOnes qUIenesIntroducían elsesgo, por un errorde conceptos. En este sen­tido, para la operaci6n.padronal de 1996, el ISTAC pretende corregir estossesgos ampliando el pe;lOdo formativo del personal de campo, y estableciendoun control de depuración manual sobre las preguntas referidas a la composiciónde los hogares.

Cuadro Il. Viviendas multihogar en el fichero original del Censo de Poblaci 'de 1991 de Canarias on

Aniano HernándezGuerra

nación tiene mucha importancia porque sobre la persona principal pivotantodas las líneas de parentesco que se puedan formar entre los miembros del

hogar. .Esta libertad que tuvieron los miembros del hogar para aSignar a la perso-

na principal, si bien tiene la ventaja de transferir al pr~~io hogar esta pot;s­tad, y por lo tanto, la de desvelar situ~clOnes sO~lO-famlllares de ~uevo cuno,que de otra forma no serían reconocibles (parejas donde las mujeres son laspersonas principales: 11.273 en Canarias, el 4% de todas las. parejas; solteroso personas mayores designados como personas principales), SIn ~mbargo tieneel inconveniente generarpersonas principales «imposibles», por ejemplo meno-res de edad que conviven con sus padres. . . .

La arbitrariedad derivada de esta pregunta fue eliminada por la Comunidadde Madrid, creando lavariable «Persona normalizada de referencia», que vienea establecer un criterio objetivado de persona principal, sobre elque se recons­truyen las formas familiares, independientemente de las designaciones de losmiembros del hogar, y basado exclusivamente en el parentesco.

El Instituto Canario de Estadística no estableci6 una variable normaliza­da, únicamente elimin6 del fichero los pocos casos de personas principalesmenores de 15 años que vivían solas o con otros menores (15 casos), y recons­truy6 los hogares que sí disponían de personas adultas, asignándole a la figu­ra de padre o madre la categoría de persona principal (52 casos). De esta manera,se consider6 que el sesgo que podía introducir el ajuste de estos datos no afec­taba estadísticamente a la realidad.

La conclusi6n que podemos establecer es que optar por la libre designa­ci6n de la persona principal del hogar es un buen método p~ra traslu~H l~sestructuras familiares y sus líneas de autoridad y dependenCia, y qUlza senamás significativo aún disponer de inforn:aci6n sobre qué motivo. ha llevad~adesignar a la persona escogida como principal del hogar. Esta informaciónpodría obtenerse a través de una pregunta añadida.

104 ActasV Congreso Población Espafiola

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Dentro de las alternativas disponibles para tratar el problema de las vivien;das multibogar, estaba la más eficiente -por la relación coste/calidad de losresultados-s-,que era la de procesarautomáticamente la conversión de todas lasviviendas multihogar en unihogar, a través del siguiente procedimiento:

Así pues, de una forma automática hemos corregido el error de concep­tualización detectado, convirtiendo las viviendas multihogares en unihoga­res multinucleares, que es la forma de convivencia con mayor probabilidadde ocurrencia. Sin embargo, somos conscientes del inconveniente de una«solución salomónica» como ésta, que es no disponer de información sobreviviendas multihogares reales (aunque siempre se puede hacer un tratamien­to manual sobre el fichero original, pero con un gran coste, que pensamosno compensa la calidad del resultado a obtener). Indicamos con ello, quesoluciones de este tipo son válidas para perspectivas globales de lo social, perodeficientes para perspectivas focalizadas o específicas de un determinado fenó­meno social.

Actas V Congreso Población Española 107Tratamiento estadístico de los hogares y las familias

COMUNIDAD DE MADRID (1994). Censos dePoblación y Vivienda de 1991 de InComunidad deMadrid. Tomo 5: Hogares, familiasy núcleos: características demogrd­

[icas básicas. Comunidadde Madrid: Consejería de Economía.INSTITUT D'ESTADíSTICA DE CATALUNYA (sinfecha). Plandetabulaciones de

hogares y fámi/ias. Censo de Población y Viviendas de 1991. Documento de trabajo.INSTITlffO CANARIODE ESTADISTICA (1995). Censos dePoblación y Vivimdas,

Canarias 1991. Lasfámilias. LasPalmasde Gran Canaria.INSTITUTO NACIONAL DE ESTADíSTICA (1990). Proyecto de! Censo de

Poblacion y Viviendas de 1991. Madrid.INSTITUTO NACIONAL DE ESTADíSTICA (1994). Censos de Población y

Viviendas 1991. Metodologla. Madrid.VAN METER, K.M. (1994). «Metodología sociológica». Revista Internacional de

Ciencias Sociales. Barcelona, 139, p. 25-36.

Aniano Heméndez Guerra

4. Conclusiones

Es preciso defender, desde los centros productores de datos, yen general desdela posición común de cualquier investigador, una cierta flexibilidad en el tra­tamiento y la explotación de los datos, de forma que además de garantizarperspectivas globales de la realidad socio-económica, se facilite la exploraciónyel conocimiento de nuevos fenómenos que se presentan localmente en deter­minados escenarios. La estadística pública tiene el deber de convertirse en uninstrumento de conocimiento adaptado a esa realidad cada vez más heterogé­nea. Defendemos pues, si no «metodologías no-universales» (VAN METER,1994), sí al menos la posibilidad de que con metodologías tan estandarizadasy estructuradas como la de los Censos de Población, se agrupen los daros, seanalicen y se presenten divulgativamente, permitiendo desvelar la multitud desituaciones específicas que tiñen a la sociedad.

a) Seleccionar el hogar de referencia, que será el que mayor número de miem­bros tenga. En el caso de que en la misma vivienda, existan 2 o más hoga­res con el mismo número de miembros y además sean los más numerosos,elegir el que posea el número de hogar más pequefio (es decir, el primerhogar inscrito).

b) Traspasar los miembros de los distintos hogares al hogar de referencia, man­teniendo la composición nuclear-familiar de sus respectivos miembros, yestableciendo una relación de parentesco de todos estos miembros con laPersona principal del hogar de referencia de tipo «otro pariente» (categoría9 de la P2 del cuestionario censal), excepto aquellos que en su hogar originaltuvieran una relación de parentesco mayor que 9 (esto es: «servicio domés­rico», «huésped» u «otrarelación (de no parentesco)», que pasaríanal hogarde referencia, directamente, como «otra relación (de no parentesco)».

106 Actas V Congreso Población Española

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Sumario

Actas V Congreso Población Española 109-121

Maridos y mujeres, cobijos y curros/

Bibliografía1. Algunas precisiones y apreciaciones

2. Análisis de la evolución de la nupciali­dad en España de 1975 a 1992

l. Investigador asociado en el «Cachie Marsh Centre for Census and Survey Research» de laUniversidad de Manchester. Ha trabajado durante tres afios en el Centre d'EstudisDemografics de Barcelona, del que en la actualidad es colaborador.

El presente escrito forma parte de la tesis doctoral a presentar en el Departamento deSociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional deEducación a Distancia, tesis dirigida por la Dra. Anna Cabré.

Pau Miret i Gamundi1

Cathie Marsh Centre for Census and Survey Research. Universidad de ManchesterCentre d'Estudis Demografics

1. Algunas precisiones y apreciaciones

Parece ser una opinión generalizada el que el matrimonio está en crisis.Ciertamente ¡Lo están tantas cosas! Extraño sería que los vientos de crisis nohubi~ran alcanzado también a una institución tan importante como el matri­momo.

Nos proponemos en este escrito esbozar una panorámica de las ultimastendencias observadas en las pautas de nupcialidad. Se entiende, describir cuán­ro, cuándo y de qué manera se han casado los y las que lo hicieron desde lainstauración de la democracia en España, es decir, desde 1975, o, si se prefie­re, desde los inicios de la tan renombrada crisis económica que hemos venidoarrastrando, con pequeños altibajos, a partir de entonces. El punto final denuestra historia vendrá marcado por lo que den de sí las fuentes estadisticasque manejaremos, que alcanzan, en el momento de escribir estas líneas, paraobservar en su rotalidad lo sucedido en la década de los ochenta, y echar unamirada a lo ocurrido a inicios de los noventa.

Una última anotación antes de entrar en materia: no vamos a tratar de lanupcialidad en general, sino únicamente de la nupcialidad de solteros-as o pri­monupcialidad, por lo que resttingiremos la amplitud de! grupo de edad con­siderado a la más significativa pata e! tema que nos ocupa, a saber, de los 15

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a los 50 años. Los indicadores que presentamos, pues, se refieren a la pritno­nupcialidad de la población dentro de este gtupO de edad.

1.1. De las tasas especificas por edaddeprimeros matrimonios

La aportación al análisis de la nupcialidad en el ámbito geográfico y temporalconsiderado (Espafia: 1975-1992) es, en primer lugar, técnica, en cuanto seprocede a la confrontación de dos indicadores, uno profusamente utilizado yorro que ha tenido bien poca difusión por estos lares. Nos referimos, en el pri­mer caso, al «índice sintético de primeros matrimonios» (ISPM), que se obtie­ne sumando las «tasas específicas por edad de primeros matrimonios», que asu vez se calculan dividiendo el número de matrimonios de solteros o solterascon una cierta edad que se p70ducen durante un afio civil dado por la pobla­ción media durante ese afio de hombres o mujeres de esa misma edad. El ISPMnos informa de cuántos hombres o mujeres de cada cien (en el caso de calcu­larlo en tanto por cien, como es el caso) hubieran contraído matrimonio enel hipotético caso de que una generación experimentara las pautas de nupcia­lidad registradas en un afio dado.

Evidentemente estamos ante un caso hipotético, puesto que al ser los tiem­pos que analizamos muy variables, unos mejores y otros no tan buenos, cadageneración vive el momento de casarse bajo distintas condiciones, unas másexpandidas y otras algo más apretadas, ya ellas se adapta. y por ello podemosenfrentarnos a virtuales incongruencias si interpretamos sin oficio el indicadorcitado (ISPM), y sino adviértase lo que éste señala para el afio 1975 (véase cua­dro I): si una generación siguiese las pautas de primonupcialidad de ese afiocontraerla matrimonio por primera vez un 1020/0 de sus efectivos iniciales ¡Secasarían por primera vez más del cien por cien! Si uno lo piensa más fríamen­te y sin apresurarse se descubre que lo que se creía engafio era simplemente unartificio técnico, pues lo que ocurre es que por aquel entonces concentraronsu nupcialidad generaciones diversas, unas en edad más joven y otras más madu­ra. Para reconstruir como se comportaron realmente estas generaciones debeprestarse atención a lo que ocurrió antes y después de la fecha observada, y.lógicamente, si se sumaran las tasas específicas de primeras nupcias registradaspor una generación real, que no ficticia, a lo largo de su vida se alcanzaría;como máximo, el 100%, en el caso de que todo el mundo se casara.

y, al igual que es factible una concentración de la nupcialidad en un instanteo período también lo es un momentáneo vacío, a causa, por ejemplo, de quelos tiempos no se las prometen muy felices. Es decir, si bien es cierto que W1 sin­gular ISPM muy bajo implica un nivel muy bajo de nupcialidad en un momen­to dado, sólo con esta parcial información nunca podremos estar seguros desi ello obedece a un rechazo de la vía matrimonial por parte de algunas gene­raciones o a que éstas han contraído matrimonio en momentos pretéritos opretenden hacerlo en el futuro, o a una combinación de uno o dos de estosfactores. Se impone por ello una análisis más profundo y de mayor alcancetemporal.

~~~§~ª~~2~~~ª~~ªªt~

~~8~~~g~~~~~~~~~~~000~~00~,~~~~~oooooooo~N N N '" N N N N N N '" '" N N N N N >...

Pau Miret i Gamundi110 Actas V CongresoPoblaciónEspañola

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l.2.De fas probabilidades de contraer matrimonio por edad

Pero sólo aquellos o aquellas que nunca antes se casaron pueden casarse solte­ros-as. Esta perogrullada viene a cuento de! segundo tipo de indicador que nos

Por orro lado, las «rasas específicas de primonupcialidad por edad» (recor­demos, el número de matrimonios de solteros-as con una cierta edad que seproducen duranre un año civil dado dividido por la población media de hom­bres o mujeres de esa misma edad) permiren ponderar la inrensidad de la pri­monupcialidad para cada edad, y así consrruir un indicador que resuma elcalendario del fenómeno en un momento dado. El indicador elaborado de esramanera se denomina «Edad media de los primeros matrimonios», y nos infor­ma de la edad promedio en que se casó la genre por primera vez en un afiocivil dado. Así, por ejemplo, al inicio del período considerado, en 1975, loshombres se casaron en promedio con 26'02 y las mujeres con 23'88, ellas puesdos años más jóvenes. El que esras edades medias deban considerarse prematuras,normales o rardías es algo relativo a las pautas regisrradas antes o después y, encierto modo, una consideración arbitraria o, cuanto menos, cultural. Aunquetanto si miramos atrás (véase, por ejemplo, Agüero, 1. y Olano, A., 1982; oCachinero, B., 1982; o Fernández, J.A., 1978; o Rowland, R., 1983) comohacia adelante (véaseen el cuadro y las figuras adjuntas), la «edad media a la nup­cialidad» registrada durante e! segundo quinquenio de los setenta debe consi­derarse como la más joven en mucho tiempo en España, e incluso, muyprobablemente, la más joven de todos los tiempos en esre país.

En condiciones de monogamia y de matrimonio heterosexual, en las que nosencontramos hoy por hoy en Espafia, la distancia entre la edad media en quese casan los hombres y las mujeres nos introduce en un importante tema, asaber, el del mercado matrimonial. Tenemos, en el caso de la primonupcialidad,por un lado, a una parte los solteros y a otra las no casadas (solteras, viudas ydivorciadas); y, por otro lado, a una parte las solteras y a otra los no casados(solteros, viudos y divorciados). Las relaciones matrimoniales entre las partesconfiguran el mercado matrimonial. No está muy claro quienes constituyenla oferta y quienes la demanda, pero e! hecho de que entre unos y otras medieempíricamente una distancia promedio de 2 a 3 afias, como es el caso paraEspaña, impone a la lógica matrimonial unas reglas de las que pueden extraerseimportantes conclusiones e hipótesis prospectivas. Sobre este particularse hanescrito recientemente brillantes líneas (Cabré, 1993), a las que remitimos allecror interesado. Sólo remarcar que en los tiempos de los que aquí nos ocu­pamos e! mercado matrimonial se enconrraba ligeramente desequilibrado haciael lado masculino, es decir, las parejasse formaban entre generaciones mascu­linas algo más vacías que las correspondientes femeninas (los hombres y lasmujeres que entonces se casaron nacieron en un período de natalidad in crecendo,luego ellas, en promedio dos o tres años más jóvenes, eran más que ellos, naci­dos en promedio dos o tres años antes, es decir, en momentos de natalidadalgo menor).

pr<>pcmem(lS utilizar, a saber, la «probabilidad de contraer matrimonio porSi nos guiamos por la intuición, podemos imaginar que la «probabili-

de casarse» se obtienen de dividir, para cada edad, todos los que contra­matrimonio durante un año determinado por los que al inicio del afio

célibes, que eran los únicos que tenían la posibilidad de casarse por primeraNo andamos muy desencaminados con la intuición, y así es aunque con

algunasmodificaciones y acotaciones. No es nuestro interés aquí profundizarsobre remas metodológicos que, por otra parte, ya han tenido un adecuado ycompleto tratamiento en otros lugares. Así, sin ir más lejos, el libro de JoaquínLeguina «Introducción a la demografía» (Leguina, 1981) introduce con, cree­mos, especial interés, e! tema de la nupcialidad, utilizando las mismas fuentesde daros que en breve van a ser usadas, ya través de la misma metodología. Aél remitimos al que tenga especial curiosidad en e! proceso de construcción deestoS indicadores.

Una vez en nuestro poder, las «probabilidadesde contraer matrimonio poredad»pueden también ofrecernos unos válidos y fiables indicadores de la inten­sidad y calendario de la nupcialidad de solteros-as. Calculando respectivamente1) cuántos y cuántas se habrían casado en una cohorte ficticiamente someti­da a las probabilidades de contraer matrimonio de un año dado, y 2), consi­derando únícamente a la población soltera, a que edad en promedio contrajeronmatrimonio. Así, si una generación se casaracomo lo hizo la población al ini­cio de! período considerado (véase cuadro adjunto), contraería matrimoniopor primera vez un 92'6% de los hombres y un 93'3% de las mujeres, elloscon una media de 26'1 años y ellas de 23'6 años.

Todo aquello que apuntamos sobre e! «índice sintético de primeros matri­monios» en cuanto que había que andar con mucho tiento" puesto que refle­jaba un nivel de concentración o desconcentración de la nupcialidad delmomento que no siempre se correspondía (y, en el caso de España, casi nunca)con la nupcialidad de las generaciones, rige también sobre las «probabilida­des de contraer matrimonio» consideradas a nivel transversal, como ahoraharemos.

¿Por qué esa diferencia eotre el nivel de la nupcialidad señalada con elprimer indicador de intensidad utilizado (ISPM) y la señalada por el segun­do (a través de las probabilidades)? ¿Miente alguno de ellos, o simplementeno nos muestran toda la verdad? ¿Ya que se .debe a que los indicadores dela «edad media a los primeros matrimonios» muestren evoluciones similarespero no iguales según sean calculados mediante tasas o mediante probabili­dades?

Para entender lo que separa y lo que une a unos y otros indicadores per­mítanrne remarcar la especificidad de las «tasas» frente a las «probabilida­des». En el numerador de ambas tenemos lo mismo (matrimonios desolteros-as por edad) pero el denominador marca una vital diferencia, asaber, mientras que en las «tasas» se encuentra la población total, en las«probabilidades» se halla únicamenre la población soltera. Por ello, mien­tras que los indicadores derivados de las «tasas específicas» se ven influen-

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115Población

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Figura 1. Intensidad de la nupcialidad en Espafia 1975-1992

Figura 2. Calendario de la nupcialidad en Espafia 1975-1992

Pau Miret i Gamundi

ciados por la esrrucrura de la población por estado civil (así, el «índice sin­tético de nupcialidad» puede ser más bajo en un momento que en otrodebido a que en el primero había menor proporción de solteros y, conse­cuentemente, a igual nivel de nupcialidad, la cantidad de primeros matri­monios sería menor), los construidos a partir de las «probabilidades» sonindependientes de la estructura de la población por estado civil (al estar losprimeros matrimonios relacionados con la población soltera, a mayor can­tidad de ésta también deberán ser mayores los matrimonios para mantenerestable la nupcialidad).

En cuanto a los indicadores de calendario también nos proveen de infor­mación distinta según hayan sido elaborados a través de las «tasas» o de las«probabilidades». La «edad media de los primeros matrimonios» calculadapor medio de las «tasas específicas por edad» nos señalará a que edad en pro­medio se casó la gente en un año dado. Pero si deseamos conocer este indi­cador sin verlo zarandeado por la estructura de la población por estado civil,es decir, si queremos saber qué edades gozaron de mayor poder de convoca­toria nupcial no porque estuvieran mejor dotadas de célibes sino únicamenteporque la gente se lanzaba más a casarse en ellas que en otras, deberemosechar mano de la «edad media de los primeros matrimonios» elaborada a tra­vés de la ponderación por edad de las «probabilidades de contraer matri­momo».

y de esta manera enfrentaremos «tasas» con «probabilidades», aunque másque un enfrentamiento será una cordial entente en vista a recoger informacióncomplementaria sobre el tema que ahora nos ocupa y preocupa, es decir, sobreel paso del estado de soltero-a al de casado-a.

y una vez sentadas las bases metodológicas y técnicas, con más o menoséxito (esto, obviamente, lo dejamos a juicio del lector), veamos y analicemos losresultados obtenidos.

Bien, podemos empezar con una descripción de lo que con respecto a la pri­monupcialidad ha ocurrido en estos diecisiete años que han transcurrido dela instauración de la democracia a la celebración de los Juegos Olímpicos enBarcelona y la Exposición Universal en Sevilla. El período no ha sido plena­mente elegido sino que ha venido en cierta parte impuesto por la disponibili­dad de datos adecuados. Son adecuados a partir de 1975, cuando nuestra fuentede datos en bruto, a saber, el Movimiento Natural de la Población del InstitutoNacional de Estadística, empieza a publicar información sobre matrimonioscon la suficiente desagregación para nuestros propósitos; 'Y están disponiblesdesde entonces hasta, por ahora, el afio 1992.

El cuadro 1 y las figuras 1 y 2 que representan sus valores numéricos mues­tran la evolución histórica de los indicadores construidos, tanto en lo que se

2. Análisis de la evolución de la nupcialidad en Españade 1975 a 1992

114 Acta.'> V Congreso Población Española

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refiere a la inrensidad (eíndice sintético de nupcialidad» versus «probabilids,des de contraer matrimonio del momento») como al calendario (las «edadesmedias a los primeros matrimonios) según se desprende de las «tasas específi­cas de nupcialidad» y según dietan las «probabilidadesde contraer matrimonio»).Todo ello calculado independientemente para cada uno de los sexos, a saber,hombres y mujeres.

2.1. Intensidades. Si, quiero

Ante todo, constatar la evidencia de que utilizar el «índice sintético de prime­ros matrimonios» contribuye a exagerar tanto los tiempos de gran intensidadnupcial del segundo quinquenio de los setenta como la magnitud de la crisisdela misma durante los ochenta. Así, de la comparación de los indicadores deintensidad transversal obtenidos según cada uno de los dos procedimientosseguidos, podemos extraer rres conclusiones sobre la evolución de la nupciali­dad en España entre 1975 y 1992, a saber:

Actas V

des de casarse (este úlrimo pasó de poco más del 90% a poco más del 75%,un 15% de diferencia). Debemos convenir pues que crisis de nupcialidadla hubo, aunque juzgar su importancia es sin duda un juicio de valor, ale­jado por tanto del estricto ámbito científico; sin embargo nos arriesgare­mos: que a pesar de viento y marea tres de cada cuatro solteros y solterasconrinuara dando el irreversible salto hacia el otro lado de la frontera delestado civil significa que el matrimonio continuaba siendo una opciónmayoritaria y resistente a la adversidad. Ello no deja de sorprendernos, dela misma manera que no dejamos de preguntarnos qué hizo el resto, esdecir, los y las que no se casaron, que, en el estrecho marco en que ahoranos movemos, el de la primonupcialidad, tenían dos alternativas: casarsemás tarde (retardar el calendario) o no hacerlo (optar por otro modelo deconvivencia).

Finalmente, podemos también concluir que el ligero aumento relativo delnúmero de primeros matrimonios apreciable por la evolución del ISPMdurante el segundo quinquenio de los ochenta (de 65% a 70%), a duraspenas bastó para compensar la proporción de solteros-as acumulada y nive­lar efímeramente la nupcialidad (así, los indicadores deducidos de las pro­babilidades de solteros se mantuvieron en un 77% para los hombres y enun 79-80% para las mujeres). Ciertamente, en el segundo quinquenio delos ochenta cabe hablar más de estabilidad que de caída (especialmente enel caso femenino), pero es tanto más difícil mantenerse cuanto más alto seestá, hecho que resta algo de valor a la relativaconstancia observada, aun­que no todo.

Los últimos indicadores de intensidad nupcial que hemos podido cal­cular, los de 1992, muestran los siguientes resultados: 74'3% para los hom­bres y 78'6% para las mujeres; los menores valores registrados en todo elperíodo. Siempre se está a tiempo de contraer matrimonio o de dejar pasarlos años sin pensar en ello o sin dar el paso, y con este análisis transversalo de momento no sabemos con certeza cuántos y cuántas de cada genera­ción permanecían o permanecen sin casarse, y si han optado por solucio­nes alternativas de constitución familiar o de formación de hogares. Seríainteresante conocer para el tema que nos oqlpa, por ejemplo, el compor­tamiento o lo que piensa hacer ese algo más del 20% de las mujeres solte­ras y ese algo más del 25% de los hombres solteros entre 15 y 50 años queno se casaron en 1992, que no sabemos con certeza si es gente que estárevolucionada o se encuentra asustada, es decir, si plantea modelos de viviro c?nvivir alternativos al matrirnonio o simplemente esperaban tiemposmejores.

Pero aunque no tengamos un conocimiento claro sí tenemos algunas pis­tas que nos permiten especular, a saber: 1) anre todo, el que durante toda ladécada de los ochenta y hasta el momento, la «edad media a la primonupcia­lidad» no haya hecho sino retardarse señala que la gente se casa cada vez más

Pau Miret i Gamundi

1) Parre de las altísimas coras registradas en el «Índice sintético de primerosmatrimonios» al principio del período analizado (mayores o alrededordel 100%) eran debidas a la gran canridad de solteros y solreras que habíapor aquel entonces, que, por su condición de célibes, podían casarseporprimera vez y así lo deseaban, a juzgar por su comportamiento. Por elloel ISPM era superior al indicador de intensidad consrruido por mediode las «probabilidades de casarse» de esos años (1975-1978). Con todo,la nupcialidad de enronces puede calificarse de elevada, habida cuenrade que si una generación se hubiese casado como lo hizo la genre a fina­les de los años 70, eliminando los efectos producidos por la estructurade la población por estado civil, hubiera contraído matrimonio en másde un 90% (o, complementariamente hablando, hubiese quedado solte­ra en no más de un 10%). Y la tendencia registrada parece indicar quese venía de tiempos de aun mayor nivel de la intensidad nupcial, y que sehabía iniciado, aunque tímidamente aun, una caída que sería más pro­nunciada durante el primer quinquenio de los ochenra, y que no pode­mos esrar seguros aun que se haya derenido del todo, aunque sí haamainado.

2) En segundo lugar, buena parte de la abismal diferencia enrre el ISPMobservado a mediados de los setenta y el registrado a mediados de losochenta (100% y 65% respectivamente, separados pues un 35%) se debiótambién a la estructura de la población por estado civil, aunque con efec­to contrario al hasta entonces producido, es decir, muchos se habían casa­do en épocas anterioresy, por lo tanto, habían quedado automáticamenteexcluidos por imperarivo legal de la posibilidad de casarse de nuevo porprimera vez. Así lo indica que ellSPM mostrara una pendiente con i~cli­nación superior a la del indicador construido a través de la probahilida-

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tarde, es decir, que son bastantes los y las que esperan momentos más propiciosen su curso vital para casarse pero no renuncian a ello; 2) l~ .mayor proporciónde jóvenes de 20-30 años viviendo en casa del núcleo f.umlIar formado por supadre y madre en los ochenta-noventa respecto a los que e~tab~? en esta si.tua­ción en los sesenta-setenta refleja que las pautas de emanClpaClOn han v~nadode manera radical, y son muchos los jóvenes que aun no se han definido eneste sentido; 3) las proporciones de cohabitación no marital entre parejas deveinte o treintaíieros y de jóvenes viviendo solos o en grupo no emparentadosentre sí no alcanzan a explicar más que, como máximo, un tercio de los queno optan por el matrimonio (y nada nos asegura que no se casen más tarde).En definitiva, pues, las pautas registradas en España son conservadoras en laforma (no vislumbramos modelos de formación familiar que podamos califi­car de nuevos), aunque esto no implique necesariamente nada sobre el fondo(es decir, por ejemplo, las relaciones que se establecen en el i~terior d~ ~nmatrimonio o en el interior de un hogar donde convrven un nuc1eo familia¡con hijos-as de 25-35 años sí sospechamos han variado de manera importan­te con el paso del tiempo).

Se hace difícil o quizá demasiado fácil descubrir los motivos que explicanla evolución nupcial que observamos a lo largo de todo el f'eríodo, en que pro­bablemente se combinan los cambios en los valores producidos durante la tran­sición democrática con los efectos de la situación económica del momento.La importancia de esta última queda reflej~da, por ejemplo, ~n la simetría entr~la evolución del mercado laboral y los indicadores de intensidad nupcial, y asi,en términos generales, podemos describir como: 1) de 1975 a 19791a pobla­ción activa se mantuvo constante pero se inició la caída de la proporción deocupados-as y, consecuentemente, el incremento del paro (y los niveles de nup­cialidad en ligero descenso); 2) los ochenta se caracterizan por un aumentosostenido de la población activa, la población ocupada sigue descendiendohasta pasado el ecuador de la década, luego el paro se dispara (1979-1985, lanupcialidad sufre su caída más pronunciada), y 3) a partir de 1985 la ocupa­ción se recupera, y así será hasta el inicio de los años noventa (la nupcialidadparece recuperarse en 1985-86, pero la tendencia se desvanece de manera súbi­ta, sin embargo, los niveles de intensidad nupcial se estabilizan o, cuanto menos,reducen significativamente su pendi~nte de caída). Recomenda~ para el aná­lisis del mercado laboral y su influencia sobre la nupcialidad el reciente libro deLuis Garrido (1994); por nuestra parte no vamos a entrar más profundamen­te en el tema.

Llama a la atención y a la sospecha el hecho de que la desaparición de latendencia que auguraba un aumento de la intensidad nupcial a partir de 1985coincidiera con el brutal incremento en el precio de la vivienda en las grandesciudades españolas. Bien parece que este factor supuso un fren~ al recién naci­do deseo de contraer matrimonio por parte de muchas parejas, fruto de lamejora de las condiciones en el mercado laboral.

Remarcar brevemente antes de acabar este apartado la particularestrategiamatrimonial femenina durante los años ochenta. Las mujeres solteras a pesar

de enfrentarse a un mercado matrimonial desfavorable han mantenido duran­te la década de los ochenta una nupcialidad superior a la masculina, consi­guiendo estabilizarla a partir de 1988.

ActasV Congreso Población Española 119Maridos y mujeres, cobijos y curros

3) A juzgar por la edad media calculada a través de tasas bien parece que en losmomentos de recuperación de la intensidad nupcial entre 1985 y 1987nada afectara al calendario, sin embargo, vemos por medio de las proba­bilidades como se produjo una estabilización. Ciertamente los hombres y

2) Durante los primeros años de los ochenta, la pendiente de ascenso de laedad media a los primeros matrimonios según las probabilidades era supe­rior a la calculada por tasas. Es decir, la crisis de nupcialidad fue básica­mente un fenómeno juvenil, la probabilidad de casarse disminuyó muchomás entre los jóvenes que entre los más mayores. Si en los momentos demayor caída de la intensidad de la nupcialidad la edad media a la nupcia­lidad según tasas no aumentó más fue a causa de que los y las mayores yase encontraban en gran parte casados-as.

1) Durante el segundo quinquenio de los setenta la edad media a las prime­ras nupcias calculada mediante las «probabilidades de casarse» se mantu­vo estable (26'0 años para los hombres, 23'6 años para las mujeres), pero lacalculada por medio de las «tasas específicas de nupcialidad» se encontra­ba en descenso (de 1975 a 1979 los hombres pasaron de casarse en pro­medio a los 26'0 años a los 25'5 años, las mujeres de 23'9 años a 23'4 años;los primeros matrimonios rejuvenecían así aproximadamente medio añodurante el quinquenio). La razón de la discrepancia cabe achacarla, comosiempre, a la estructura de la población por estado civil: si se casaban cadavez más jóvenes se debía principalmente a que eran los más jóvenes los queaun no estaban casados.

2.2. Calendarios ¿Talvez mástarde?

La segunda figura que mostramos aquí representa la «edad media a los prime­ros matrimonios». Debemos aquí prestar atención tanto al perfil general delas curvas como a la diferencia entre la edad media calculada a partir de tasasy la elaborada a través de probabilidades. En general, respecto al perfil, mien­tras que finales de los setenta fue un momento de rejuvenecimiento o estabi­lidad (según como se mire), durante la década de los ochenta y hasta elúltimomomento analizado, los y las que contraían matrimonio lo hicieron más tardecada año que pasaba, y, respecto a la diferencias entre una y otra forma de cál­culo, la elaboración de la edad media sobre probabilidades solía ofrecer unosvalores más elevados que según las tasas, es decir, parte de la mayor primo­nupcialidad en las edades más jóvenes se debe al hecho de que en éstas haymuchos más candidatos a contraer matrimonio que en las más avanzadas. Peroveamos qué reflejan los datos más detenidamente:

Pau Mirer I Gamundi118 ActasV Congreso Población Española

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4) Finalmente, parece que la tendencia es a la convergencia. en tanto encuanto la pendiente de la evolución de la edad media es mayor en losindicadores calculados por tasas que por probabilidades. Es decir, lagente se casa cada vez más tarde pero también algo más en las edadesmás avanzadas.

mujeres continuaron casándose mas tarde, pero se produjo una pequeñaavalancha de solteros-as acumulados en las edades más altas. Las probabi­lidades de contraer matrimonio se centraron durante ese tiempo en los27'8 años para los hombres y en los 25'3 años para lasmujeres. Por un ins­tante, algunos de más mayores que deseaban casarse lo hicieron; los másjóvenes continuaron esperando.

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Pau Miret i Gamundi

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Muchas de las pautas registradas en el presente no son completamentenuevas, aunque sí lo es su significado. Así, por ejemplo, la dificultad paraencontrar piso que aqueja a la juventud actual era el tema central de pelícu­las españolas de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta como«El inquilino» (Nieves Conde, 1958), «El pisito» (Ferreri, 1958) o «El ver­dugo» (Berlanga, 1963), tal y como nos recordaba Luis Garrido en su librocitado; y la depresión económica fue la norma antes del desarrollo económi­co que vivió Espafia en los afios sesenta. Bien parece que si algo fue sorpren­dente fue la juventud con la cual los y las que se casaron durante los sesentase emanciparon y accedieron al mundo adulto.

Sólo si reconstruimos las pautas de nupcialidad de las distintas gene­raciones podremos tener una idea clara de como afectaron los tiempos alos cursos vitales de la población. El estudio transversal aquí realizadopuede dar algunas ideas pero ciertamente falta mucho para poner puntofinal (o cuanto menos punto y seguido). Pero no hay lugar para ello,puesto que ya hemos sobrepasado el espacio y la amabilidad concedidapara este escrito.

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