Huerta; y, D. Fulgencio Saura Mira, Directorde la Revista Cangilón; y, la conducción delmismo, estuvo a cargo del Subdirector yCoordinador General de la Revista, D. ÁngelLuis Riquelme Manzanera, quien comenzóla introducción con la siguiente intervención:

El Acto de presentación de esta nuevarevista “Cangilón”, fue presidido por D.

Patricio Pérez Fernández, Teniente de Alcal-de de Cultura del Ayuntamiento de Alcanta-rilla; D. Diego Luis Pacetti López, Presidentede la Asociación de Amigos del Museo de la

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Ángel Luis Riquelme Manzanera

Día: 11 de Marzo de 2007. Hora: 12,00 h.Lugar: Recinto del Museo de la Huerta.

Presentador y Mantenedor Oficial de la Revista:Excmo. Sr. D. José Antonio Cobacho Gómez.

Rector Magnífico de la Universidad de Murcia

na, siendo trasladado al interior de lavitrina de librería de la Biblioteca Murcia-nista de este Museo.

Igualmente por el popular y prestigiosoceramista de Aledo D. Juan Romera hizotambién entrega a D. Lázaro Mellado deuna vasija cerámica vidriada con los colo-res propios que distinguen a su empresaen amarillo con toques de marrón, con lafinalidad de que pase a engrosar los fon-dos del Museo de la Huerta, y como antici-po de la exposición que se montará en

breve en sus instalaciones, atendiendo laestrecha relación de amistad y artesanalque se mantiene entre la Concejalía de Cul-tura del Ayuntamiento de Alcantarilla y elGremio de Artesanías Varias de la Regiónde Murcia.

Con las últimas palabras de ofreci-miento y despedida, el Sr. Alcalde-Presi-dente, dio por clausurado el Acto, proce-diéndose posteriormente a realizar unacomida de convivencia entre todos losasistentes.

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ENTREGA DEL PREMIO ARTESANO DEL AÑO 2006 AL MUSEO DE LA HUERTA

Donación de un Nacimiento Huertano de Dña. NievesMartínez al Museo de la Huerta.

Donación de cerámica de D. Juan Romera, al Museode la Huerta.

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INTRODUCCIÓNBuenos días. Respetada y admirada

mesa de presidencia, señoras, señores,amigos todos.

Nuevamente nos encontramos reunidosen este sacrosanto templo de la culturaantropológica, recinto receptor del aurainmaculada constreñida a la Huerta deMurcia, que vincula indivisiblemente, alhombre agricultor y recolector del esquilmode cada temporada, con el terruño coseche-ro donde se asienta desde milenios en pro-ceso de ascendente desarrollo evolutivo.

Espacio suntuario ocupado sucesiva-mente por el inmaculado ser de portentosaestirpe que se extingue, ejemplo de sol a solde sacrificio y superación diaria, alentadospor la fértil y feraz vida productiva que lesofrece la fecundación de la naturaleza ensimbiosis de agua, clima y tierra.

Huertanos y huertanas que crearon unbrillante paradigma de existencia y convi-vencia, que se refleja y expone en esteemblemático y representativo lugar de his-toria, tradiciones, costumbres y artespopulares, manteniendo y conservando laherencia legada por nuestros antepasa-dos, que se remonta a la noche antigua delos tiempos.

Griegos, dieron muestra de su estanciamuy cerca de este lugar donde nos encon-tramos. A poco más de 700 metros al Surde este Museo, hoy día, punto denominadocalle Cura Hurtado Lorente de esta pobla-ción de Alcantarilla, se descubrió en

1.964, el jarrón del “Oinokoe”, cerámicaática considerada la más importante de laRegión, semejante a las encontradas en laColonia griega de Ampurias, y que, actual-mente, se encuentra depositada bajo laprotección del Museo Arqueológico de laRegión de Murcia, apareciendo citada enprácticamente todas las grandes enciclo-pedias sobre el mundo griego-ibero-roma-no; la cual fue extensamente detallada enel informe descriptivo de su expediente,por D. Manuel Jorge Aragoneses, Directordel primer estudio e instalación de esteCentro museístico, y, pieza que, más tarde,nos amplía datos, el estudioso investiga-dor, D. Salvador Frutos Hidalgo, en su His-toria de Alcantarilla.

Pero igualmente, la zona próxima alhallazgo, realizadas excavaciones, nosdeparó espesas capas de ceniza con abun-dante material ibérico y túmulos óseos car-bonizados, así como restos y fragmentos deesta aculturación y periodos posteriores, enun importante perímetro de su entorno.

Otro dato significativo del asentamien-to de nuestros primeros pobladores alsocaire de los tres benéficos factores espe-cificados, agua, tierra y clima, lo podemoscontemplar en la parte Norte de esteMuseo, a escasos 100 metros de mi espal-da, promontorio donde se ubica el CerroIbérico, o, Cabezo del Agua Salada, del quenuestro compañero de labores investiga-doras en esta Revista, D. Daniel SerranoVárez, fijando su atención allá por 1.980,publicaría su estudio con el título: “Nuevosyacimientos arqueológicos en Alcantari-lla”; consiguiendo interesar a los arqueólo-gos, García Cano e Iniesta Sanmartín, y,demostrando ser la punta del iceberg de laexistencia de un poblado ibérico de épocaprehistórica. Necrópolis ibérica, cuyasuperficie se encuentra pendiente de unamayor prospección analítica para su pues-ta en valor de conocimiento y visita, pues-to que probada la relación comercial quefenicios y helenos tuvieron con los pueblosíberos, posiblemente nos sorprenderemos

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de próximos descubrimientos con mayorcantidad y número de manifestacionesmateriales ocultas entre sus muros ente-rrados por las tierras de cultivo dedicadasdurante siglos a huerta en producción.

Las predicciones de D. Manuel JorgeAragoneses, Director de instalación de esteMuseo de la Huerta, en la década de losaños 60 del pasado siglo, cumplen lasexpectativas anunciadas para toda la zonade influencia de este recinto, como un grany extraordinario campo científico de inves-tigación futuro. Los hallazgos y descubri-mientos se han ido multiplicando sucesiva eininterrumpidamente. El acueducto que seobserva a mi derecha, abastecido por laRueda elevadora de agua, construido conladrillo sobredimensionado, aconsejó estu-diar sus pilares. Tres de ellos, bajo la direc-ción del arqueólogo, D. Manuel López Cam-puzano, fueron motivo de un concienzudotrabajo de investigación, y, junto a diversosrestos de material cerámico de distintosperiodos se extrajo en la base de uno deellos, distintas monedas de bronce del tiem-po de Constantino I el Grande. Por lo que laDirección General de Cultura, tras diversosdebates de opinión pública y técnica, resol-vió una cronología implícita a dicha cons-trucción, que abarca un largo periodo com-prendido entre los SS. IV al XV d. C., enten-diendo que durante todo este tiempo, elacueducto, ha sido objeto de constantesreconstrucciones y restauraciones, hastaeste momento en que lo podemos contem-plar semienterrado, obra constructiva deuna gran envergadura física, de una alturamedia superior a los ocho metros, por casidoscientos de longitud.

En esas mismas fechas del descubri-miento de la importancia de este acue-ducto, en sus inmediaciones, justo en lahuerta denominada de “Las Canales”, alOeste de la fachada del acueducto, apare-cía un cementerio de restos de cerámicaromana, con también suelo de ceniza ensus proximidades.

Y si continuamos con el peinado inves-

tigador por toda la margen del río hasta lavieja y gloriosa Contraparada, presa ymadre de la Alquibla y Aljufía, las dosgrandes acequias de conducción de aguaque fecundan la tierra, nos encontraría-mos con distintos puentes de época califaldesaparecidos con motivo de la instalacióndel soterramiento de la acequia Alquibla,consecuencia de la aplicación del proyectoejecutado por la Confederación Hidrográfi-ca del Segura para la modernización de losregadíos, y, a unos 250 metros al Norte deeste lugar del Museo, sobre la Rambla delas Zorreras, una monumental pieza deargamasa, piedra y ladrillo, de tres gran-des arcos que sostienen el acueducto for-mado por los canales de las acequiasBarreras y la Dava, cuya aseveración míni-ma de instauración podría deberse al S.XI, aunque la necesidad de mayor estudiode excavación arqueológica de pilares ensu conjunto, orientaría sobre los supuestosantecedentes materiales y oculares, datán-dole posiblemente a una presumible fechade anterior origen civilizador.

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Pero todos estos descubrimientos anti-guos, estimados en la proporción de unapequeña parte de cuanto se espera encon-trar, no puede ir separado del contextogeneral de los yacimientos de distintaíndole en las márgenes de toda la Huerta,ya sea en La Ñora, Guadalupe y Montea-gudo, o, el último descubierto y que defien-de el Profesor, D. Javier García del Toro, enel Camino de la Senda de Granada junto aEspinardo, sin obviar, por su íntimo vincu-lo y relación, el patrimonio arqueológicode la Sierra del Valle Carrascoy.

Montes estos, que nos advierten de laocupación del hombre desde los primerostiempos en el Puntarrón Chico (Beniaján), oen las Cuevas del Muleto y del Peinado (LosGarres), que como queda expuesto pornuestro querido y admirado Pedro Lillo:“...está plenamente constatada la presenciade niveles de la Edad del Bronce en SierraCarrascoy, por su inmediatez al agua delrío”. Pero también los asentamientos delSantuario Ibérico de la Luz, intervenido porel propio Aragoneses y después por Lillo,relacionado con el Cerro Ibérico del AguaSalada, frente a nuestro Museo; o, el Cabe-cico del Tesoro, descubierto por D. Cayeta-no Mergelina; el Martiryum y Villas roma-nas, estudiado profusamente por MolinaGómez; el castillo de Los Garres, citado porGonzález Simancas y estudiado por MatillaSeiquer; la Basílica de Algezares, que anali-zó González Fernández en el Cuaderno 1,de la Asociación de Patrimonio S. XXI, quedirige D. Antonino González Blanco; y másrecientemente, en época del musulmán, losCastillos de la Luz; Monteagudo; la Asoma-da, y, la propia ciudad de Mursiya, cons-truida en el núcleo central de la Huerta,durante el primer tercio del S. IX. A toda larelación de aculturaciones enunciadas,habrá que sumarle el definitivo y progresi-vo desarrollo impreso a partir de nuestroRey Sabio, conciliador de las tres culturas ygenerador del mayor prestigio y dignidadde este Reino de Murcia, ejemplo de labo-riosidad y convivencia.

En cualquier caso, se ha publicadopara información de lectores interesadosen la materia y personas que deseen cono-cer la presunción agrícola, ibero-romanadel entorno del Río Segura a su paso poreste territorio de Murcia, Alcantarilla,Beniel y Santomera, el libro: “La HuertaAntigua del Segura”, dirigido por D. Fran-cisco Flores Arroyuelo, con la colabora-ción de Doña Concepción Obón de Castro;D. Diego Rivera Núñez, y, quien suscribe,Ángel Luis Riquelme.

Y entrando en el acto literario en sí,como todos sabemos, puesto que haceunos días se inauguraba la exposición, porsu Majestad el Rey D. Juan Carlos I, en elaño que celebramos la conmemoración delIII Centenario del nacimiento del eminentey aventajado escultor imaginero del barro-co murciano universal, D. Francisco Salzi-llo de Alcaraz, sin duda, habría sido unbuen momento para dedicar unas páginasa tan magno e ínclito personaje, pero res-petando el protagonismo que debe dispo-ner el evento programado, dejamos pen-diente nuestra sencilla aportación, tantopara la próxima revista, como para el textode presentación de la misma, cuya colabo-ración consistirá en ceñirnos a explicar lagran experiencia vivida por personas quecasualmente nos acompañan en estosmomentos, como, D. Zacarías Cerezo y D.Remigio Tolmo, colaboradores de estaRevista y murcianos hasta la médula.Hombres sensibles y cultos, que atraídos

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por Salzillo, la más significativa e insignefigura de nuestra patria chica del arte de latalla con la gubia, han estado en SantaMaria Capua Vetere, de la provincia italia-na de Caserta, comarca de los abuelos, y,nos han traído, además de un puente deamistad para intercambio entre ambasregiones, el descubrimiento de la partidade nacimiento de D. Nicolás Salzillo, maes-tro y padre de nuestro gran escultor. Bienes cierto, que el Comisario de la Exposi-ción, D. Cristóbal Belda, receptivo a estamateria ha recogido dichos datos en elcontexto general de la muestra, y que, D.Antonio González, Barnés, siempre afablee inteligentemente, ha hecho suya la ideade mejorar y estrechar lazos de unión, conaquellos que antes fueron antepasados delgran Maestro. Por ello, el próximo númeroverá reflejado este hecho como testimoniode la visita de estos amigos citados, a unatierra que, ininteligiblemente, desconoce-mos la situación por la que ha existido esafalta de relación entre sus geografías her-manadas por una misma sangre descen-diente de la familia Salzillo, que ha sido yes, tan afectuosa, e íntimamente queridapor todo paisano que ama a Murcia.

Como decía, nos reunimos, en buena lidpara el loable fin de presentar esta RevistaCangilón, encargada de ser uno de los bas-tiones emblemáticos de nuestra etnografía,colaborando en la responsabilidad de asu-mir la recuperación, archivo y difusión delpatrimonio enmarcado en las tradiciones,costumbres y artes populares de la Regiónde Murcia, representado en los valores desubsistencia y supervivencia de la Huertade Murcia, fiel reflejo por el que se constru-yó este Museo Etnológico, tratando de cele-brar una fiesta en homenaje a los autoresque nos precedieron en labores análogas ysemejantes, y, en esta ocasión, por su fres-cura literaria y la brillantez investigadoradescrita sobre este territorio geográfico nopodemos olvidar la insigne e ilustrativatinta escrita con excelsa calidad y destrezacaligráfica de erudito creador, circunscri-

biéndonos al genio que fuera, el LicenciadoD. Francisco Cascales, pionero y maestro demaestros de este admirable y sacrificadoarte de pura y profunda etnografía; activi-dad que modesta y humildemente conti-nuamos quienes trabajamos de formaaltruista y desinteresada.

Aceptando la viva necesidad de advertirel carácter humanista y erudito que debeimperar en los intelectuales y artistas deesta tierra, en aras de transmitir textual-mente la veracidad de todo dato que debaser conservado, preservado y mantenido,nos remitimos al ejemplar mensaje trans-mitido por el Licenciado en sus “DiscursosHistóricos...”, elogiado por su gran amigo,Lope de Vega, por su trabajo el “Laurel deApolo”, que fue publicado gracias a la inter-vención de Diego Saavedra Fajardo, fluyen-do primicia de epopeya etnográfica de pri-mera magnitud, cuando dice:

“Determinóme a escribir de Murcia suvalor, insignes hechos, nobles linajes, y,cosas dignas de memoria; pero con aque-lla modestia, que al verdadero investiga-dor conviene, sin que el amor me deslum-bre los ojos, ni la pasión me los aparte dela verdad; transparente debe ser, a dondetira la venerable Historia”.

Obra de trascendental influenciadurante los últimos cuatro siglos en losautores y pensadores de Murcia, previa-mente consensuada y aprobada en 1.614,por sus doctos mentores, Fray Fernandodel Castillo, Presentado de Santo Domingoel Real de Murcia; y D. Pedro de Valencia,Cronista Mayor de los Reinos de Castilla,cuya primera página arguye comentarioauto-crítico que le enaltece y le honra,dedicándolo a la Muy Noble y Muy LealCiudad de Murcia, contestando a su mece-nas, D. Juan Fajardo de Guevara, dondeentre otros apartados de reflexión, expre-sa el tenor de agradecido reconocimiento asu persona, premisa concurrente en elespíritu comprometido de este Consejo deRedacción y compañeros de publicación,que, asumimos íntegramente, con seme-

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jante utópica idealidad, identificándonosen igual y paralelo sentido, a quien en pri-mer lugar auspicia y protege la revista: laAsociación de Amigos del Museo Etnológi-co de la Huerta de Murcia, y, después, asus distintos patrocinadores: Hero Espa-ña, S.A., Caja de Ahorros del Mediterrá-neo, Caja Murcia, y, en especial, el apoyoincondicional de la Concejalía de Culturadel Ayuntamiento de Alcantarilla.

Dicho texto inicial dirigido por el Licen-ciado, a su benefactor, D. Juan Fajardo deGuevara, Real Caballero de la Orden deCalatrava, y Comendador de Montanchue-los, del Consejo de Guerra de su Majestady Capitán General de la Guardia del Estre-cho y Mediterráneo, sirva en este casopara elevarlo en metáfora colectiva por losmiembros de este Consejo de Redacción, alExcmo. Sr. Rector Magnífico de la Univer-sidad de Murcia, D. José Antonio CobachoGómez, albacea y protector de esta nuevaedición de la Revista Cangilón núm. 28,reproduciéndose por su belleza y deleite, yque reza como sigue a continuación:

“Ni las mías, ni mayores fuerzas,pudieran ser bastantes a correr parejascon la condescendencia que vuestra seño-ría ha usado conmigo. Confiésolo así; peroen este favor, y merced se echa también dever la obligación con que quedo a perpe-tuas gracias, por haberme honrado Vues-tra Señoría con su acuerdo capitular,mandándome por él le sirviese en este tra-bajo, y prometiéndome con franco pecholas ayudas de costa necesarias. Lo uno ylo otro estimo, agradezco, alabo, y alaba-ré, mientras viviere; y por ahora como tanobligado y tan agradecido dedico a Vues-tra Señoría mi voluntad; juntamente conesta Obra, en que me he desvelado noches,y días, no perdonando a género de traba-jo que importase a la gala y adorno, cuan-to más a la esencia, y a las ilustres haza-ñas de nuestro progenitores.

Ya tiene usted Señoría, pequeña y sim-plificadamente, parte de la Historia deMurcia y su Reino, parto de mi pobre inge-

nio, y muy temprano, pues sale a luzmucho antes de los nueve años que nospromete Horacio: “Nonunque praematorin annum”. Así lo dice, pero no lo entiendode esa manera, aunque los intérpretes lesigan a la letra. Más metafísico anda queeso, si yo no me engaño y pruébolo conRodigino, el cual dice, que el número nove-nario significa suma perfección, comoquien consta de tres ternarios; y diceHoracio, que el libro antes que salga espe-re nueve años para su lima y censura, esprevenir, que no salga hasta que esté per-fectamente limado, y, corregido. De suerteque estando corregido lo que basta, aun-que sea dentro de poco tiempo, puedesalir, y si dentro de cien años no lo estu-viere, se le niegue la licencia, claro esta,por el precepto de Horacio bien entendido.

Y si esta Obra no va perfecta (como loconfieso), ya sabemos, que no hay cosatotalmente consumada; cuanto más, que ala Obra más bien perfecta se atreve aderramar su mortífero veneno, quien sefundamenta en el Momo de la perniciosaenvidia. No dejo de tener un honradomiedo, pero no tanto, que me deje caer alos pies del presumible malicioso juiciohumano.

Ya sé, que ha de encontrar mi libro, concinco géneros de hombres: escrupulosos;malignos; benignos, doctos e idiotas, y, sinser mi cometido, pero mostrando sensatezpor mi experiencia, estimaré sus pronun-ciamientos de buena intención, pero deja-ran recalar su oculto deseo de aportarotros datos para incorporar. Todo serájusto, pero motivo de nuevo sacrificio en laconfección de nuevas ampliaciones porsus autores, que, sin duda, enriqueceránnuestra historia. Este catálogo de hom-bres a diestra y siniestra, es digno desa-rrollar sus comportamientos, por que nosorienta y ayuda a la hora de entresacarlas deducciones particulares de sus opi-niones personales.

A los escrupulosos es imposible con-tentar. Especie típica más abundante

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entre mis sabios congéneres. Estos vivencon perpetuo temor. Si es buena la lección,o, es mala; si son las horas, bien o malgastadas las que ocupan en las letrashumanas; si el lenguaje es, o, no es casto;si fuera mejor escribirlo en Latín que enCastellano; si se deben tratar sucesos deltiempo presente; y otras mil objecionescon que se cansan, y nos cansan.

Siguen los malignos, y maldicientes,aparejados a pasarnos por sus ruedas denavajas. Dirán lo primero, que esta Obrasi es Historia, que no son discursos. Sidijera es Historia dirían que son discur-sos. Lo segundo, que es enfadosa la alega-ción de tantas cartas, y privilegios. Lo ter-cero, que es más que sospechosa mi Escri-tura a favor de la Patria, y juntamentedirán de mi lenguaje más faltas que are-nas envuelve la Mar.

Respondiendo, pues a lo primero digo,que bien sé qué, es discurso, y qué, es his-toria. El discurso es el tratado donde sedisputa con varias y sutiles causas algunacosa de cualquier materia que sea; y porabrazar el discurso todo género de mate-rias, coarte y limité mis discursos con elepíteto de históricos, porque en ellos nosolamente narro, disputo muchos lugaresde historia tocantes a esta Ciudad, y, aeste Reino, que es el argumento propiomío; y sin embargo, la historia es unanarración de cosas pasadas, cuyas espe-cies son muchas, comentarios, controver-sias, anales, cronología, efemérides, his-toria clásica; tópica y particular, ademástodas aquellas especies tienen sus condi-ciones, y leyes, mientras las generales deldiscurso histórico son tres.

La primera, que no digamos mentira.La segunda, que no callemos la verdad. Latercera, que odio, ni amor, nos haga sos-pechosos de empobrecer o dimensionar.

En estos tres requisitos puede creerVuestra Señoría, que la más venenosa len-gua en un átomo no puede calumniarme.

Cerca de las cartas y privilegios digo,que de ellas, y de ellos se colige y saca en

limpio la verdad que estaba en disputa; ycomo yo he tomado asunto particular, quees de esta Ciudad, de lo que los Cronistasapenas han hecho mención, y para quenadie sospeche que las grandezas queescribo de mi Patria son inventadas pormí, alego a menudo a los privilegios y lasCartas de los Reyes, que traen consigoverdadero testimonio de la cosa.

La parte intervalo, ya he contestado,que jamás me han apartado los ojos delblanco de la verdad, odio, ni amor.

En cuanto a otro cuarto digo, que miestilo es corriente y llano, no presuntuoso,ni afectado, y los que aspiran a rebuscadoshiperbólicos colores literarios, piquen a laventa de la vanilocuencia, que aquí el pastode un templado lenguaje no satisface.

No siempre ha de andar mi libro entreCaribdis y Escila, ya topará con gentebenigna y buena, con ellos descansará, yserá su encuentro tan agradable para mi:

Cual sopor interior me expande,Materia sensible que me invade,Cual alma dulce del agua evade,Y de estos me dejaré reprender, que

más vale ser vituperado por los buenos,que alabado de los malos.

Y esta defensa a priori, justifica mipresencia, cuando por lo menos dicen, queno hay libro o revista de tan mal gusto,que no tenga algo bueno.

Pero si al llegar este trabajo a los lum-brales de los hombres doctos, es loablemotivo de escudriñar, desde luego le orde-no que los salude alegremente, y, con treshumildes reverencia, una, entre por susmuseos y les pida registrarse; dos, arenunciar en sus manos mi voluntad; tres,a que los reconozca; y como verdaderosAristarcos y Críticos de excelencia, le exa-minen, enmienden, quiten, pongan a sugusto, con el helleboro de Anticyra le pur-guen; con la lima de su doctrina la alisen,y con su salvaguarda le envíen, que granfavor me harán, para que nadie de allí enadelante se le atreva juzgar o censurar.

Si acaso (Dios no lo quiera), diere en

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las manos de hombres idiotas y necios,que es peor que en las de ladrones deideas y plagiadores, paciencia y a callar,que alabarme ó vituperarme, ellos todoses uno, yo los dejo por quienes son, cuyoclamor, ni me da pena, ni gloria tampoco.

Dios guarde a Vuestra Señoría eter-nos años, con los aumentos de honra quemerece.

El Licenciado Francisco Cascales.”Haciendo nuestro este texto del Licen-

ciado Cascales, en paralelo caso testimonialasumido en el plural de cuantos compone-mos el Consejo de Redacción, hacemossaber a nuestro respetado y estimado pre-sentador, protagonista del Acto, el deseo deque nos conceda y haga exactamente suyaesta virtuosísima creación de inteligentísi-ma e ilustrada aportación expresada, sobrelos esclarecidos Discursos Históricos, queleal y fielmente le entregamos cuantos nosencontramos incursos y comprometidoscon la noble causa de esta sencilla y modes-ta revista, dándole efusivas y sinceras gra-cias, además de digna y honrosa bienveni-da, a quien con su pluma de egregio experi-mentado magisterio, glosará, concebidopara la ocasión, el repaso solemne del con-tenido vario de sus autores, donde a la vezque se convierte en protector y defensor deesta Revista, inquiere la imprescindiblelabor de auditor como cargo que represen-ta a la más importante Institución Acadé-mica Superior de la Región de Murcia,cargo el de Rector que, análogamente, en el

Bajo Impero romano, fuera Gobernador delas Letras, Ciencias y Artes de la ProvinciaCartaginense.

Es mi deber, en mi caso, tener que hacerde Introductor de Embajadores, que así loexige el protocolo, anunciando valores, vir-tudes y cualidades del hombre, dueño de lapretorial disertación de esta espléndidamañana celebrando fiesta etnográfica y lite-raria en este recinto museístico absorto aplena huerta babilónica heredada, tanloada y vitoreada por su mejor paladín,Jacinto Polo de Medina, superior escritordel barroco español y maestro del géneropoético de nuestras letras, personaje queresidió y falleció en Alcantarilla, pero que,además, fue gran amigo y seguidor en losúltimos años de vida de la obra del protec-tor de las letras, Diego Saavedra Fajardo,egregio doctor en derecho, mano derechade la diplomacia de Felipe IV, pensadorpolítico y erudito escritor sobre moral y filo-sofía, que a su vez nació en Algezares, lugarentrañable y amado por lo murcianos debien, punto de atracción secular desde losprimeros tiempos del hombre en esta glo-riosa huerta, y, pueblo a los pies del San-tuario, protegido por el manto de la Virgende la Fuensanta, que tantos recuerdos, nos-talgias y vivencias nos trae a la memoria.

Algezares y Alcantarilla, Alcantarilla yAlgezares. Casual y notable circunstancia enel día de hoy, que nos obliga a enlazarambas urbes, por medio de las señeras figu-ras de Saavedra Fajardo y Polo de Medina.

Y tiene su sentido. Hace cuatro siglos,sendas eminencias, hermanaron con suamistad los pueblos de Alcantarilla y Alge-zares. Hoy este Museo de Alcantarilla,recibe con toda solemnidad a la personali-dad más importantes de Algezares,haciéndonos el honor de tener el cometidode presentar y guiar el destino y proyec-ción de este número 28, de la Revista Can-gilón, por lo que Algezares y Alcantarilla,nuevamente se unen en la solidaridad, conel vinculo del afecto desinteresado quenace y fortalece el espíritu del huertano.

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El excepcional y extenso currículo denuestro admirado personaje, hace inne-cesario mi austera intervención, perounas pinceladas de semblanza humanistae intelectual, nos dará mayor capacidadde conocerle.

Hombre ferviente y apegado a su Alge-zares natal, es padre de dos chicas y unchico que le tienen completamente prenda-do y de los que se siente plenamente satisfe-cho y orgulloso. Mucho podríamos comen-tar de la pasión del progenitor por sus hijos,pero siendo recíproca, mayormente nos sor-prende, cómo en estos tiempos, son ellos,los hijos, los que blasonan y presumen concariño de la figura de su padre.

Pero además, aunque tópico, aquí seproduce el ejemplo claro, donde sedemuestra que, detrás de un gran hom-bre, siempre existe una gran mujer. Estecaso no es una excepción, y, Josefina IllánMompean, esposa, compañera y madrede sus hijos, amor perfecto de cualquiermortal, es el apoyo y soporte de suslogros y consecuciones; de su éxito profe-sional que, en definitiva, pasa por el equi-librio y estabilidad que proporciona laplacida y sensata armonía de la institu-ción familiar.

Ahora bien, donde su relación seenmarca con sentimientos de la tierra, escuando nos dice con expresión de admira-ción que, una parte de sus ascendentesconsanguíneos, por los que siente unagran debilidad y querencia, fueron huerta-nos, y, aún más, al manifestarnos su entu-siasmo y fascinación por cuanto significapara él este vergel de vega murciana,representada en este Museo, señalando ydando testimonio de sus altos y sublimesvalores humanistas fundamentados en lascualidades esenciales del hombre.

Si los sintetizados aspectos versadosson muchos, aún son más los que podemosmencionar en el ámbito de su trayectoriaprofesional, y, como este pulpito es deinsuficiente capacidad para ello y la grancantidad de páginas de currículo, nos

daría tiempo para estar leyendo durantehoras, nos ceñiremos a lo esencial.

Catedrático de Derecho Civil, siemprecon destino en la Universidad de Murcia,ha desempañados diversos cargos en lamisma: Secretario General; Decano de laFacultad de Derecho y Vicerrector.

Ha sido miembro del Consejo Jurídicode la Región de Murcia, y tiene más de uncentenar de publicaciones y estudios rela-cionados con la materia que domina, elDerecho.

Ha dirigido diversas tesis doctorales yha sido Profesor invitado y visitante de laUniversidad Católica de Puerto Rico.

Ha participado en otros tantos proyec-tos de investigación financiados por elMinisterio de Educación y Ciencia y Con-sejería de Agricultura, Agua y MedioAmbiente, reconociéndosele análogossexenios durante el tiempo dedicado a suactividad investigadora.

Ha sido designado en repetidas ocasio-nes Presidente del Comité Evaluador de laFacultad de Derecho de la Universidad deBarcelona y autor del informe global porencargo de la Agencia para la Calidad de laEnseñanza Universitaria de Cataluña.

Actualmente ejerce las funciones deExcmo. Rector Magnífico de la Universi-dad de Murcia.

Él es, el Excelentísimo Señor D. JOSEANTONIO COBACHO GÓMEZ, quien inter-vendrá en labores de presentador de nues-tra Revista Cangilón.

Con ustedes nuestro Mantenedor Ofi-cial de la Revista.”

INTERVENCIÓN DE D. JOSE ANTONIOCOBACHO GÓMEZ

“Señoras, señores:Hace unos días, un profesor de Institu-

to se quejaba en la prensa regional de quelos jóvenes de hoy no conocen el significa-do de palabras tan ligadas a la huertacomo bardiza. Lo mismo podía haber dichode otros vocablos, como cornijal, bardome-ra, brazal, cobijas, zarzo, quijero, etc…

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Miramos a nuestro alrededor y vemosque desaparece el paisaje que un día nosperteneció y del que nos sentimos parte, ycon su pérdida desaparece igualmente unpoco de nosotros mismos…

Yo, como algezareño, veo todos estoscambios y estas pérdidas con cierta nos-talgia y, también, con tristeza… Es comosi de pronto nos arrebataran nuestrosrecuerdos, el lugar de nuestros juegosinfantiles, los recodos y escondites en losque jugamos a la vida, al amor y a unmañana que pensábamos no llegaríanunca, preocupados como estábamos porhacernos mayores lo más pronto posible…

Por ello, es digno de resaltar la enco-miable labor que lleva a cabo la Asocia-ción de Amigos del Museo de la Huerta deMurcia, de Alcantarilla, que hoy nos con-voca y a la que nos debemos en esta jor-nada que es de reencuentro, de júbilo y dereafirmación… Yo creo que la Asociación ycuantos la hacen posible constituyen, hoypor hoy, un reducto donde se cobija elpasado y se protege el presente… Y nos

convocan y reúnen en un lugar nacido nosólo para la defensa de nuestros valoresautóctonos, sino, también, para el herma-namiento, la amistad y la encendidadefensa de lo propio. Y, además, lo hacenen un lugar muy próximo a uno de los sím-bolos más representativos de Alcantarillay de toda la Región: la Noria, que escribocon mayúscula, porque mayúscula es suestructura y mayúsculas son las miradasque a ella se dirigen…

Estamos al amparo de la Noria, pala-bra que etimológicamente nos habla de laque llora, la que gime… Artilugio en el queel rumor del agua de sus cangilones nostraslada al sentimiento, a la vida, porqueel agua que conducen, además de sonar amúsica, pasa ante nuestros ojos con un finprimordial: calmar alguna sed…

Presentamos hoy el número 28 de larevista, de nuestra revista, que lleva en suportada una obra del pintor José MaríaFalgas. Es una acuarela, arte en la que Fal-gas es un consumado maestro. Acuarela,de agua: otra unión del arte y del líquidoelemento… Y en la revista, un ramillete deartículos escritos con primor, que tienencomo hilo conductor lo nuestro, lo propio…nuestras costumbres y tradiciones, lasesencias de nuestro vivir cotidiano o delayer que se nos escapa entre los dedos.

Emilio del Carmelo Tomás Loba seocupa de difundir la bajada del Niño dePatiño, que constituye, todas las Noche-buenas, un momento imprescindible en laNavidad de la pedanía y de las pedaníaspróximas… Bajada del Niño Dios desde elcoro de la iglesia hasta el altar, ante dece-nas de almas que viven con religiosidadeste acto tan tradicional…

Les invito a leer el artículo, que pareceescrito con el corazón, o, por lo menos,guiado por sus latidos en un trabajo en elque su autor nos brinda abundante docu-mentación sobre las fiestas populares dePatiño.

Y de esta pedanía murciana, a El Albu-jón, para conocer igualmente sus tradicio-

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nes, que nos acerca José Sánchez Gonzá-lez… La matanza, la Pascua, las cruces demayo, las hogueras de San Juan, el car-naval, etc., pasan por nuestra vista a tra-vés de unas páginas que nos saben a poco.

En la prensa local murciana han bebi-do Tomás García Martínez y María LujánOrtega para analizar las fiestas popularesy acontecimientos sociales en la Huerta deMurcia, cuyo primer capítulo nos entre-gan en este número…

La palabra huerta nos lleva, inevita-blemente, al Bando y, con éste, a los pano-chistas… Y cómo olvidarse en este campode nombres como José Martínez Tornel,Frutos Baeza, José Alegría, Emilio de losMuebles, Pepe Ros, y tantos otros. RicardoMontes nos los acerca…

Murcia es cuna de artesanos, cuyostrabajos son conocidos –y apreciados— nosólo dentro de nuestra Región, sino, tam-bién, fuera de ella e incluso en el extran-jero… José María Gómez Toro estudia laalfarería tradicional de Totana… El barromodelado, las manos del alfarero movidascon primor y haciendo de una masa infor-me preciosas vasijas y figuras…

Mucho debemos al cronista José Anto-nio Melgares Guerrero. Su aportación nopodía faltar en este nuevo número de Can-gilón. Nos entrega su visión del lavaderopúblico como contribución al conocimientode la arquitectura del agua…. Lavade-ros…, lugares también para la tertulia, elcante, la animada charla y, asimismo, sime lo permiten, para las picardías, lascoplillas… para el contraste de pareceres,no siempre ordenado, pero vivo siempre,eso sí…

Antonio Martínez Cerezo, con su artí-culo, nos demuestra que la fiesta de lostoros no es un tema pacífico, y que siem-pre tuvo sus defensores acérrimos y, tam-bién, sus detractores recalcitrantes…Elautor se hace eco de la carta aparecida enel Correo de Murcia, a finales del sigloXVIII, en la que un lector que firma como“El amante de la Humanidad y de la Reli-

gión” pone a caer de un burro a un defen-sor de la fiesta brava.

Las Ordenanzas van también unidas ala huerta y a los heredamientos. De todoello sabe mucho Antonio de los Reyes, queigualmente está presente en este volumeny que se ocupa del heredamiento regantede Molina de Segura…

Manuel Zapata de San Nicolás nosentrega una colección de palabras rela-cionadas con el agua y el regadío y con-tribuye, con su compendio y difusión, aevitar que las mismas caigan en el olvi-do… Son vocablos que suenan a rumor deagua, a palabras dichas “abonico”, a lati-dos de un corazón huertano… Además, enedición bilingüe…

Mucho han cambiado los castigos esco-lares en los últimos tiempos. Basta con leerel interesante estudio de Jesús NavarroEgea para comprobarlo. Nos ofrece uncatálogo de estos castigos: palmetazos,imprecaciones e insultos, tirones de orejas,de rodillas, cachetes y bofetadas, tirar delpelo… Incluso cabían patadas en el trase-

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cesor en el cargo que yo ocupo en la actua-lidad, Juan Roca Guillamón…

Y concluyo… Más de cuarenta años deMuseo de la Huerta… 28 números de Can-gilón, lo que parece casi un milagro enpublicaciones de este tipo… La lectura deesta obra nos anima a seguir defendiendonuestras costumbres, nuestras tradicio-nes, nuestra idiosincrasia…

Seremos siempre lo que queramos ser,o lo que otros nos impongan si ven ennosotros apatía, falta de decisión, desin-terés por lo que nos es propio… Estoyseguro de que la Asociación de Amigos delMuseo de la Huerta de Alcantarilla nopermitirá nunca que esto último ocurra…

Muchas gracias…”

Terminada la intervención, el Presi-dente de la Asociación de Amigos delMuseo Etnológico de la Huerta de Murciaen Alcantarilla, D. Diego Luis Pacetti, inte-resa del Teniente de Alcalde de Cultura delAyuntamiento de Alcantarilla, D. PatricioPérez Fernández, que proceda a la entre-ga del fanal simbólico que contiene lacerámica vidriada grabada con el emble-ma de la Asociación en su fondo, alExcmo. Sr. Rector D. José Antonio Coba-cho Gómez, para que lo conserve comomuestra de su paso por este Museo en sufunción encomendada como presentador,o, Mantenedor Oficial, de la revista Cangi-lón número 28.

ro, eso sí, como apunta el autor, “asiendopreviamente a los escolares de los brazos”.

Fulgencio Saura Mira es un pintor yescritor enamorado de Abanilla, y esecariño se nota en la forma en que trata lasvivencias pastoriles, que llega a su segun-da entrega…Tiempo de pastores y caña-das, de pobladores del paisaje y de paisa-je mismo, de la vida que late en veredas,cañadas, secarrales, mustios collados…

La mina y los mineros nos llegan de lamano de una de las almas imprescindiblesde la Asociación y de la revista, ÁngelLuis Riquelme Manzanera… Primer artí-culo de una serie que promete. El trabajoesforzado del minero, las explotacionesmineras, las vivencias de Riquelme conuno de estos trabajadores… Para darejemplo y animar a los demás colaborado-res, Ángel Luis, contribuye al contenido dela revista por partida doble, porque tam-bién se ocupa del Museo Etnológico de laHuerta de Murcia, un tema que en él cons-tituye no sólo un conocimiento, sino, unavocación y un servicio a los demás…

El Auto de los Reyes Magos era, en sudía, una cita obligada en muchos lugaresde la Región de Murcia. Con el tiempo, elnúmero de escenarios, lamentablemente,se ha ido reduciendo. Francisca SoldevilaIniesta investiga sobre el Auto del Pare-tón-Cantareros de Totana. A través deeste trabajo tenemos acceso al contenidode los distintos actos…

Tampoco falta un estudio sobre el ere-mitorio de Nuestra Señora de la Luz, queestá allá, “encimica” del monte, lugar tanquerido por los murcianos, tan próximo ala Fuensanta, lugar de peregrinación, tanpróximo a El Valle, lugar de esparcimien-to, pulmón natural igualmente tan queri-do. Esteban Gómez Orenes nos lo hace cer-cano y muy interesante…

El volumen que hoy damos a la luz secierra con la crítica de libros y con laamplia referencia al número 27 de Cangi-lón, de cuya presentación se ocupó un pro-fesor de la Universidad de Murcia y ante-

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ficados altruistamente para recuperartoda la riqueza antropológica que, debeser motivo del más puro restablecimiento,o, en su caso, devoto motivo de trabajopara conseguir su conservación medianteel archivo documental y luchando incansa-blemente, siempre, contra la modernidaddel frío y dominante pensamiento que,arremete vorazmente con la tecnológica dela máquina amparada en ambiciones des-tructoras y aspiraciones urbanísticas, apli-cadas en los últimos tiempos, hiriendo demuerte a esta huerta milenaria.

Con mayor abundamiento, incorporan-do a la lectura su inteligente y sugerenteingenio literario, dejo constancia de suagradecimiento a cada una de las partesque hacen posible nuestra Revista, y, animóa todos, pidiendo vean su sencillo particularejemplo, para que se mantenga este propó-sito que dignifica y ennoblece la gesta de losparticipantes en esta aventura.

Finalmente creando un ambiente delmás exquisito lustre literario, dio muestrade sus extraordinarias dotes de investigadorempedernido, de su amor por esta cansinatierra, y, del fervor que debe mover a loshombres para defender lo más significativodel legado heredado de sus ancestros: elpatrimonio empírico de nuestras raíces cul-turales, sociales, económicas y geográficas.

INTERVENCIÓN DE DIEGO LUIS PACETTI LOPEZ

Visiblemente emocionado, siendoconsciente de la responsabilidad que pesaa su Junta Directiva, toda ocasión quetiene que auspiciar el, cada vez más cuali-ficado, número de nuestra Revista, el Sr.Pacetti López, procedió a dar las gracias alilustre invitado, D. José Antonio Cobacho,haciendo constar el grado de prestigio queconsigue la publicación motivo de estacelebración, con la presencia y poyo de tanilustre y egregio personaje, investido delmás alto honor universitario.

También quiso agradecer a las empre-sas patrocinadoras y colaboradoras con

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CONTESTACIÓN ACADEMICA DELDIRECTOR DE LA REVISTA

Una vez cumplimentado, el Sr. Rector,con el tradicional obsequio reglamentario,de forma cordial y afectuosa, el Director dela Revista, D. Fulgencio Saura Mira, le diri-gió unas palabras de elocuente reconoci-miento, por la bella prosa y brillante expo-sición pronunciando y proclamando laemisión de esta nueva publicación denuestra Revista Cangilón.

Al propio caso y a la vez, expresó sumayor convicción, al dejar claro su propósi-to de mantener y elevar el nivel de estapublicación, que se está convirtiendo en undocumento de consulta obligada por quie-nes tienen y desean conocer cuanto con-cierna a esta vieja arcadia sobre la que seasienta la Huerta de Murcia, hoy, extendidaa toda la Región; pero matizando que, estahuerta, cuna y vida de todas las huertas denuestra geografía, es la madre que nos pro-tege, que nos ampara, que nos da fuerzaspara continuar en esta humilde misión porparte de un, cada vez mayor, grupo de arti-culistas, enamorado y defensor de cuantode hermoso y elogioso tiene su extraordina-rio contenido cultural y patrimonial.

Ellos especialistas en etnografía, sacri-

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la Asociación, su generosa disposición yaportación.

A los miembros del Consejo de Redac-ción, alentarles para que continúen con estemeritorio testimonio de entrega desintere-sada, con la finalidad de que al mismo tiem-po estimulen el interés de sus articulistas,razón de ser y parte fundamental de loscontenidos de indagación e investigaciónpor los que la revista alcanza el grado deprestigio que goza en la actualidad.

Al Ayuntamiento le agradece profunda-mente el esfuerzo del que viene siendo obje-to positiva y favorablemente, pues sin suayuda, muchos de los logros que se consi-guen, no podría verse su terminación.

Su mayor felicitación fue para cuantoscomponen el grueso de asociados, colectivoque ha confiado en la Junta Directiva, queorgullosamente dirige, número elevado dehombres y mujeres, que son el respaldo ybaluarte principal de la gestión que se vienehaciendo; haciendo especial hincapié entodos cuantos esa mañana primaveral asis-tían a este clamoroso acto en desagravio dela figura científica y artística de las letras,utilizadas en este caso para recuperar y

conservar las viejas tradiciones, costum-bres, artes, oficios..., en definitiva, cuantoha supuesto la infraestructura humana y elengranaje material, motivo del desarrollo yprogreso de nuestro pueblo.

INTERVENCIÓN DE D. PATRICIO PÉREZFERNÁNDEZ

Con fácil y expresivas palabras, seincorporó al turno de intervenciones elTeniente de Alcalde de Cultura, D. PatricioPérez Fernández, quien aludió a la distin-ción obtenida por la Revista, al ser presen-tada por tan ilustre y noble personaje enesta día, encomienda solicitada al Excmo.Sr. Rector Magnifico de nuestra Universi-dad de Murcia, D. José Antonio CobachoLópez, al que le trasladó el cariño y admi-ración a su persona por la CorporaciónMunicipal, representada por su Alcalde D.Lázaro Mellado, a la vez que le expresabasu más sincera y honesta felicitación porsu hábil y brillante cometido de ilustradomantenedor e introductor de la nuevapublicación que sale a la luz.

Tras un breve pero enriquecido repasode la trayectoria que prosigue nuestra

Revista, se ofreció tanto particular como ofi-cialmente, a conservar y potenciar la líneade cooperación que mantiene con la Aso-ciación de Amigos del Museo de la Huerta,con su presidente, D. Diego Luis Pacetti, a lacabeza, protagonistas efectivos de la conse-cución de las mayores actividades y progra-maciones que se vienen realizando en esterecinto museístico, centro de divulgación ydifusión de la cultura más entrañable y res-petuosa de nuestra tierra huertana.

Al Consejo de Redacción y sus articulis-tas, les transmitió su más cordial y cortésenhorabuena, atendiendo a ese sacrifica-do esfuerzo que de manera abnegada seafanan por promover en ejemplarizantedisposición, tratando de mejorar, sus con-tenidos de calidad investigadora y capaci-dad ilustrativa, como así viene sucediendo,en el contexto general de la publicación.

En cuanto a los asistentes, les agradeciósu asistencia, indicándoles que la razón deque estos actos puedan ser de interés ymotivo de éxito repetido, consiste eminen-temente en el apoyo que se refleja desde losdistintos sectores de la población que res-peta y defiende los valores de nuestrosantepasados, digna y elemental convocato-ria que ese día concurrió al acto, puesto queellos, explicó: “... son los verdaderos artífi-

ces del factor comprendido en el ánimo yconsideración que, debe recibirse por laAsociación y las Instituciones para estable-cer los niveles de apoyo, ayuda y contribu-ción que sean necesarios y convenientes”.

Terminada la intervención del Sr. PérezFernández, se acordó pasar a la firma dellibro de Honor del Museo de la Huerta,donde se procedió a la rubrica formal ylegible, por parte del Excmo. Sr. D. JoséAntonio Cobacho Gómez, que apunto elregistro de su comentario y vivencia per-sonal como Mantenedor Oficial de la pre-sentación pública, de esta nueva Revista“Cangilón”, número 28.

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1.437 María Fernández Oñate1.438 Jesús Escolar Mercader1.439 Agustín Martínez Requena1.440 Manuel González Cano1.441 Francesc Berná Serna1.442 Pedro Marín Saura1.443 Fina Ripoll Cermeño1.444 Alain Andreu Pacetti1.445 María José Infante Alonso1.446 Manuel López Martínez1.447 Trinidad López Lara1.448 Ana Lara Rubio1.449 Evelia Serrano García1.450 Ana María Sánchez Morata

1.451 Diego Ortega Fernández1.452 José Pascual Ibáñez Castaño1.453 Blas Marín Salazar1.454 Francisca Caba Palazón1.455 Francisca Marín Barqueros1.456 Juan Cascales Gambín1.457 María Meseguer España1.458 Juan Antonio Pellicer López1.459 M.ª Inmaculada Villalba Conesa1.460 Lope Ruiz Merlos1.461 Félix Pina Serrano1.462 Ana Martínez Martínez1.463 María Luján Ortega1.464 Ángeles Valera Duque

RELACIÓN DE SOCIOS

Firma en el Libro de Oro del Museo de la Huerta.