Guerra Revolucionaria en La Argentina 1958-1979

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  • Guerra

    Revolucionaria

    en la Argentina

    1959-1978

    Grl. Ramn G. Daz Bessone

  • PRLOGODE LA PRIMERA EDICIN

    Como la percepcin es selectiva, me limitar a una idea expuestaen el libro del General Daz Bessone, para desarrollarla o desarrollr-mela a m mismo. Y eso porque, como consecuencia de mi profesin, mimente ha terminado por ser analtica y necesita pasar toda asevera-cin por el tamiz de la prueba.

    Antes, una reflexin. El libro del General Daz Bessone es una granexcepcin en nuestro medio, una sorprendente excepcin: por su estilo,que ms parece digno del refinamiento ingls que de nuestro modo di-recto de abordar los problemas. El General Daz Bessone no necesita ar-gumentos, ni tampoco tiene por qu abogar expresamente por una cau-sa: en el libro sus interlocutores son El Combatiente, Estrella Roja,Montoneros y todos los peridicos de la subversin, confesiones de par-te que lo relevan del cargo de la prueba.

    Recordaba que la percepcin es selectiva, y entre ellas la ma. Me in-teresa ahora resolver validar o no la afirmacin del autor, de que nin-gn otro grupo terrorista en el mundo tuvo tal grado de peligrosidad co-mo los nuestros, que atacaron a varias unidades militares. As, los asal-tos a la guarnicin de Azul, al Regimiento 17 de Catamarca, a la FbricaMilitar de Villa Mara, al Batalln de Arsenales 121, al Regimiento 29 deInfantera de Formosa, y al Batalln de Monte Chingolo. En efecto, nadasimilar intentaron el ETA, el IRA y las Brigadas Rojas italianas.

    La aseveracin del autor parece incontrovertible. Me falta infor-macin, pero tengo entendido que ni el M-19 ni Sendero Luminoso has-ta hoy, atacaron a cara descubierta y en despliegue de batalla a uni-dades de combate. As, la peligrosidad de nuestros terroristas habra si-do mxima. No me corresponde evaluar un tema blico, materia de pro-

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  • fesionales. Pero s creo que la constatacin de un tan avanzado gradode peligrosidad no nos permitira colegir que su represin quedara li-beradas de responsabilidades ticas.

    Quisiera aqu reflexionar sobre la supervivencia, la difusin y la ex-tensin del terrorismo en el mundo. Esta reflexin partir de los da-tos y tendr un solo objetivo: tratar de demostrar que el fenmenoMontoneros/ERP no es repetible.

    En lneas generales, se podra hablar de tres grandes racionaliza-ciones terroristas en el mundo. Estn:a) las agrupaciones revolucionarias que invocan un proyecto de cam-

    bio de sociedad; b) las irredentistas; e) las que se fundamentan en un absoluto irrenunciable.

    Despus estn las combinaciones de lo uno y de lo otro.

    Pareciera que las agrupaciones terroristas que propiciaban en lospases europeos un cambio de sistema social ya han hecho su ciclo com-pleto: las brigadas rojas, por ejemplo.

    En cambio subsisten vigorosos los mismos grupos revolucionariosque operan en los pases subdesarrollados, cargados de deudas, herede-ros de un correcto pasado institucional, y dotados de una muy desigualdistribucin del ingreso. Y tambin persisten las agrupaciones terro-ristas que combinan irredentismo con un proyecto de transformacinsocial: el IRA y el ETA. El IRA y el ETA no se pueden imponer, pero supresunto irredentismo todava les acuerda alguna cobertura social. Encambio, las agrupaciones terroristas ms enhiestas en el mundo, son lasque se identifican con un absoluto: el del Corn, y las que visualizan atodo enemigo como una encarnacin demonaca. Si este tercer tipo deterrorismo, adems, combina irredentismo con el sentido de absoluto delos musulmanes sirios o los chiitas libaneses, su expansin y peligrosi-dad estn garantizadas.

    De ah que no resulte cierta la aseveracin de que el terrorismosea la consecuencia inevitable de un gobierno militar. No lo fue con el

    Ramn Genaro Daz Bessone

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  • ERP que traz sus planes operativos tres aos antes del gobierno delgeneral Ongana ni lo es tampoco en el mundo. Subsiste el terrorismotras las elecciones de El Salvador, lo hubo en Espaa con dictadura ylo hay con democracia. Pero tambin es cierto que hubo terrorismo bre-tn y terrorismo corso en Francia, y que ya no existen ms. Y que hayterrorismo anti-NATO en Blgica, y en Japn, y que existi la banda Baa-der-Mainhoff. Pero todos estos ltimos fueron resueltos dentro de las nor-mas y procedimientos legales.

    El grado de peligrosidad de los revolucionarios es la tercer varia-ble. El mximo grado de peligrosidad se vivi en Amrica Latina. Por-que los suicidas musulmanes practican actos aislados, y atacan en flan-cos que no reconocen fronteras: estn dispersos y no concentrados en elmundo. Pero ningn terrorista se atrevera a atacar a una unidad mi-litar dotada con los medios de deteccin de la NATO.

    A veces, para reprimir a los terroristas, la peligrosidad suele ser re-versible: porque hubo atentados en Viena, en Roma, en Atenas, porqueun sbdito norteamericano fue arrojado a las aguas del Mediterrneo,la administracin Reagan coloc a todo el mundo en el filo de la navaja.

    Vayamos a la cuarta variable analtica: el contexto de justificacin.Los musulmanes se autojustifican. Porque el Corn ya dijo toda la ver-dad, y la verdad no es negociable, mxime con el infiel. De ah que Car-ter pueda aparecrseles como el demonio. Fuera del mundo musulmn,ninguna otra pretendida justificacin que invocara principios religiososes vlida. Ya lo seal Juan Pablo II en Dubln, cuando al pedirles alos jvenes que depusieran la violencia les rog que no adujeran comoreligioso lo que es un conflicto entre britnicos e irlandeses. Y los mis-mos argumentos falaces se utilizaron en nuestro medio.

    Creo que el terrorismo que conocimos en la Argentina no podr re-producirse ms. Y no slo porque perdi la guerra el ERP solicit sin xi-to en Ginebra el reconocimiento de un estatuto beligerante igual al delViet Cong sino porque la guerrilla se qued sin pases modelos. Cubay China no le sirven ms. Y Vietnam que fue el modelo operativo delERP ahora que es independiente, exhibe, con sus 250 dlares per cpi-

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  • ta uno de los niveles de vida ms bajos de todo el Oriente. Adems, la ca-pacidad explicatoria del marxismo entr en crisis en todo el mundo.

    Por ltimo, hubo una coyuntura excepcional estudiada con todo de-talle por el autor que comentamos que no se volver a reproducir. Enefecto, entre hace 15 y 20 aos, otros hombres jvenes construidos tam-bin en trminos de absoluto se descubrieron de golpe a la intemperie.Se haba producido un relajamiento en los lazos de la autoridad eclesial,se pas abruptamente del tradicional verticalismo a un nuevo horizon-talismo catlico, muchos conceptos muy atrayentes carecieron de defi-niciones precisas, nos sentimos profetas en libertad los que hasta enton-ces habamos sido guiados. De ah que muchos, quebrado su deseo deabsoluto trascendente, lo canalizaran en el orden temporal, confundin-dolo todo y creyendo que con medios perversos se pudiera llegar a bue-nos fines. Pero eso ya pas, y esa tragedia histrica ocurri en Bilbao yen Bogot, en Crdoba y en Santa Fe.

    La Iglesia universal, con su pastor a la cabeza, viene insistiendo enla Reconciliacin. La Reconciliacin, que comienza con un ajuste decuentas con nosotros mismos vale decir con nuestra conciencia pasapor las relaciones interpersonales para elevarse a las colectivas. Se pro-yecta pues, hacia adelante.

    Pero volvamos al libro que comentamos, que es historia, e historiaobjetiva. Porque la nueva historia argentina se est escribiendo desdeOxford y desde Washington, y desde los archivos de la cancillera ale-mana en Bonn. Vale decir la historia argentina se est escribiendo conlos documentos producidos por los otros, no por nosotros. El GeneralDaz Bessone ha escrito historia con los documentos de los Montonerosy del ERP.

    Dr. Jos Luis de ImazAbril de 1986

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  • PREFACIODE LA PRIMERA EDICIN

    La Repblica Argentina fue el teatro de una guerra revolucionariaque comenz a gestarse a partir de 1956, mostr sus primeras eviden-cias en 1959, se desencaden en 1970, y alcanz la mxima intensidaddurante los aos 1973 a 1976. La derrota militar del agresor pudo apre-ciarse en 1978; digo la derrota militar porque la guerrilla fue aniquila-da, pero no vencida polticamente la subversin. Este libro se ocupa delos acontecimientos de esa guerra ocurridos entre 1959 y 1978. Quedafuera la continuacin de la guerra por medio de la poltica y elterrorismo, uno de sus instrumentos ms tremendos, a partir de 1978.

    La guerra revolucionaria que azot a la Argentina, y contina agre-dindola con medios diferentes, form y forma parte de la revolucin mun-dial, instrumento del marxismo-leninismo para extender su control sobreel Tercer Mundo, que es parte de la estrategia para implantarse en todoel universo. Tuvo por objetivo, en la Argentina, alcanzar el poder del Es-tado para, desde all, imponer un sistema poltico, econmico y social, msan, un sistema de vida ajeno a nuestras tradiciones, que por cierto inclu-yen pensamientos y sentimientos antagnicos, pero donde el marxismo-leninismo slo logr captar a una verdadera minora de la poblacin.

    La subversin, acompaada por determinados y nefastos intere-ses polticos, ha procurado y procurar deformar y falsear la verdad deesa guerra para alcanzar sus objetivos ruinosos, destructivos para la Na-cin. Repetir cien veces una mentira logra hacerla pasar por verdad,eso forma parte de la tctica del marxismo-leninismo.

    Estas pginas escritas sobre la base de documentos que produjo lasubversin, desconocidos por el gran pblico, procuran reconstruir fiel-mente una parte esencial de esa guerra, que ya constituyen un perodo

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  • de nuestra historia. Especiales destinatarios son los que no conocieronlos hechos en forma directa. Tambin, los que fueron testigos, especial-mente los de memoria frgil, para que no olviden la tremenda experien-cia, y para que conozcan facetas a las que no tuvieron fcil acceso. Final-mente, y no por ello menos importante, estas pginas constituyen unhomenaje a las vctimas de la subversin, civiles y militares, a los muer-tos, a los mutilados, los heridos y a las vctimas morales, objeto de ladiatriba, de la dialctica experta en destruir honras; son en suma, un ho-menaje a quienes derrotaron militarmente a la subversin: las FuerzasArmadas, las Fuerzas de Seguridad, y las Fuerzas Policiales.

    La guerra revolucionaria en la Argentina comenz a gestarse pocodespus de la cada de Pern en 1955. Es falsa la afirmacin, tan repe-tida, que la causa de la guerrilla fue la Revolucin Argentina (1966-1973). La guerra revolucionaria se gest tanto durante los gobiernosde jure de los Presidentes Frondizi e Illia, como bajo el gobierno de fac-to del Presidente Ongana, y si bien estall durante la Revolucin Ar-gentina, alcanz su mximo desarrollo, carente de antecedentes, bajolos gobiernos de jure de Cmpora, Lastiri, Pern y seora de Pern. Losdocumentos de la subversin, y los diarios sesiones del Congreso lo de-muestran con toda claridad.

    La guerrilla impuso las condiciones, el clima, el ambiente, el teatrooperaciones y el campo de combate en que se desarroll esa guerra. A par-tir del asesinato del General Aramburu, la subversin mantuvo la ini-ciativa in crescendo y sin dar tregua durante cinco aos. Su poder se in-crement en ese lustro en forma constante y cada vez ms peligrosa pa-ra la vida y la seguridad de las personas, para sus bienes y, en suma, pa-ra la Nacin toda. Mientras ello ocurra, las Fuerzas Armadas, uno delos blancos principales de la agresin, eran mantenidas en los cuarteles,fuera de la lucha, tanto por los gobiernos de facto como de jure. El inten-to de contener a la guerrilla con la polica y la justicia fracas, y ese in-tento sufri su ms rudo golpe el 25 y 26 de mayo de 1973, cuando Cm-pora dict un indulto y el Congreso una ley de amnista en favor de losguerrilleros, y cuando se disolvi la Cmara Federal en lo Penal y se de-rog la legislacin represiva, que muy poco despus, y con el menor rui-do posible, se debi reimplantar por el mismo gobierno de jure.

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  • Se falsea la verdad cuando se pretende mostrar a los miles de j-venes guerilleros, en su mayora de clase media y aun con apellidos tra-dicionales, como perseguidos por sus ideas polticas, o por su afn de lo-grar una sociedad ms justa, segn su particular apreciacin. Una des-mesurada propaganda, muy costosa en dinero, oculta la mayora de lasveces que aquellos jvenes usaron, como medio para sustentar sus ide-as y lograr sus fines, fusiles modelo NATO, metralletas y explosivos;y tambin el asesinato, el atentado mortal o mutilante, el robo y el se-cuestro. Oculta aquella propaganda, que esos jvenes tenan como mo-delo a Lenin, a Mao, a Fidel Castro y a Guevara; oculta que la justiciaque pretendan implantar empezaba por la justicia del paredn se-gn el modelo dictatorial y prosovitico de Cuba.

    Se falsea totalmente la verdad cuando se pretende comparar la si-tuacin que se vivi en nuestro pas con la de algunos pases europeos,en particular Italia, Espaa, Francia y Alemania. En esos pases lasbandas terroristas siguen gozando de buena salud pero en ningn ca-so una organizacin ilegal ha tenido, hasta el presente, y durante lar-gos aos, la capacidad mnima como para intentar la creacin de unazona liberada, como se intent en nuestro Tucumn. Ni siquiera tu-vieron la capacidad para asaltar y controlar poblaciones, ni para coparcuarteles y apoderarse de centenares de armas. Es vlida, en cambio,la comparacin con las guerras revolucionarias en Cuba y Nicaragua,donde gan la subversin, o con las que se han venido llevando a caboen casi todos los pases de Amrica Latina, donde la subversin fue mi-litarmente derrotada o contina peleando.

    Las Fuerzas Armadas fueron empeadas primero en Tucumn, yluego en todo el territorio durante la presidencia de la seora de Pe-rn, quien ejerci el Comando en Jefe que constitucionalmente le co-rresponda, asesorada por el Comit de Seguridad Interior, integrado portodos los ministros del Poder Ejecutivo, solidariamente responsables, ypor el Comit de Defensa, presidido por el Ministro de Defensa. Estasfueron las autoridades que tuvieron bajo su mando, a nivel mximo, laguerra en Tucumn durante catorce meses, y en todo el territorio na-cional durante seis meses. Hay, por cuerda separada, una responsabi-lidad que les cupo a los gobiernos de jure entre 1973 y 1976 por no in-

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  • vestigar los delitos de las Tres A, organizacin ilegal cuyo cabecillafue sealado en el Congreso de la Nacin: el Ministro de Bienestar So-cial Jos Lpez Rega, tambin secretario privado de Pern y de la se-ora de Pern. Los intereses polticos han cubierto con un manto de si-lencio estas verdades, y algunos de aquellos responsables del perodo1973-76 se han lavado pblicamente las manos.

    A partir del momento en que las Fuerzas Armadas entraron enoperaciones en todo el territorio del pas, en poco ms de dos aos de-rrotaron militarmente al agresor. Desde el momento en que la subver-sin vislumbr esa derrota, pas a continuar la guerra en el campo po-ltico, tanto interno como desde exterior, con la ayuda de poderosos alia-dos, especial y visiblemente instalados en Europa occidental. No sonlos europeos los responsables del ataque artero a nuestra Nacin. Elloscargan sobre sus espaldas dos guerras mundiales y la guerra civil es-paola con millones de vctimas. Los genocidios nazis, las matanzas deStalin, las venganzas tremendas contra los colaboracionistas del fas-cismo y el nazismo, las guerras de Argelia y de Indochina, para citar al-gunos hechos en los que hubo un solo juicio, Nrenberg, y nada ms. Elloscarecen de autoridad moral para levantar un dedo acusador. Son lospropios argentinos enrolados en la subversin o en los mezquinos cl-culos polticos los que pusieron a la Argentina en la picota. Porque espreciso ser claros y veraces, fue la Nacin la que estuvo en la pico-ta, y no slo un gobierno de facto, fue la Nacin la perjudicadaen su imagen, no sus gobernantes.

    Abordamos tambin el marco legal y tico de la guerra. Expresa-mente he deseado ocuparme de l, independientemente de que no de-ba eludirlo, y no hay razn valedera para hacerlo. Le dedico un cap-tulo completo para concluir separando claramente tres situaciones queno deben ser mezcladas y confundidas, pero que lo han sido, en el me-jor de los casos por ignorancia, en el peor por clculo poltico o como ar-ma de la subversin. Hubo hechos, crmenes abyectos, totalmente aje-nos a la guerra, antes y despus del 24 de marzo de 1976. Aparte, hu-bo delitos que ocurrieron y ocurrirn en todas las guerras del mundo,que debieron ser sancionados, que fueron sancionados, y que en la me-dida que se prueben deben ser sancionados. Finalmente, la guerra, con

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  • las caractersticas propias, muy especiales, de la guerra revoluciona-ria, y las comunes a toda guerra. Una sola bomba, Hiroshima o Naga-saki, produjo ms vctimas que nuestra guerra revolucionaria, con el agra-vante de que todas esas vctimas eran inocentes, desde ancianos hastarecin nacidos. Y se lo justifica como precio para lograr un bien mayor.Un medio para un fin. El fin no justifica los medios, y esto no admite dis-cusin cuando se trata del desarrollo de la vida civilizada. Pero la gue-rra es un medio para alcanzar un fin; medio que en bien de la humani-dad debera haber desaparecido hace mucho tiempo. Pero existe. Si elfin no justifica los medios, y ste es un valor absoluto que est por en-cima de la Nacin misma, no nos defendamos ante la agresin externao interna, porque para vencer al agresor tendremos que matarlo, no po-dremos convencerlo con el abrazo fraterno (salvo que sea del abrazo deloso ruso). Si ante la agresin decimos que el fin no justifica los medios,preparmonos para ser santos o esclavos, pero no gastemos dinero enprepararnos para la guerra, y aceptemos que nos borren de entre las na-ciones libres de la tierra.

    La humanidad ha aceptado el medio de la guerra, y ha tratado de mo-derarla con leyes y usos, formalmente suscriptos por la mayora de las na-ciones, pero no respetadas por la guerrilla, que slo las invoca cuando leconviene. Pero tampoco fueron respetadas esas leyes y esos usos, por lospases ms adelantados; el empleo de agentes txicos, qumicos y bacte-riolgicos; los bombardeos de ciudades y pueblos, el maltrato y la tortu-ra de prisioneros son hechos reales: Argelia, Indochina, Vietnam, Corea,las dos grandes guerras mundiales, el bombardeo israel a una base dela OLP en Tnez, etc. Por ltimo el terrorismo y la guerrilla se han mo-fado siempre de los prejuicios burgueses, y carecen de frenos morales.

    En extrema sntesis, ste es el tema que vamos a desarrollar a lolargo de diez captulos. Hablarn los documentos de la subversin, enparticular de sus dos elementos principales: el Partido Revolucionariode los Trabajadores (PRT) y su brazo armado el Ejrcito Revoluciona-rio del Pueblo (ERP); el Peronismo Revolucionario que se confunde consu brazo armado, Montoneros. Hablarn tambin los miembros del Con-greso, diputados y senadores. Finalmente se utilizarn los testimoniosde la prensa independiente.

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  • Por ltimo, no desconozco que fui un protagonista, modesto casisiempre, ms importante algunas veces, en muchos hechos relevantesque han ocurrido en la Argentina durante los ltimos cuarenta aos. Na-turalmente, viv todo el proceso revolucionario. Esta es una de mis cir-cunstancias de las que no puedo prescindir. Es ilusorio exigir la ausen-cia de pasin que puede tener el investigador extranjero. Pero ni aunste deja de impregnar a sus dichos con sus propios valores. Es una fa-lacia pretender que ante los fenmenos sociales se puede asumir la mis-ma actitud que adopta el investigador de un fenmeno de ciencia posi-tiva. Aclarado esto, quiero dejar constancia de todo mi empeo en pre-sentar los hechos de modo que la verdad sea respetada en toda su in-tegridad.

    Deseo expresar mi sincero agradecimiento a todas aquellas perso-nas que me ayudaron a que esta obra fuera posible.

    Buenos Aires, octubre de 1985.

    Ramn Genaro Daz Bessone

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  • PRLOGODE LA TERCERA EDICIN

    Dijimos en este libro que al concluir el ao 1978 la victoria militarsobre la guerra revolucionaria en la Argentina era un hecho, pero laguerra seguira en el plano poltico, y que, quizs como nunca, el agre-sor (la subversin) poda afirmar que la paz es la continuacin de laguerra por medio de la poltica.

    Han pasado casi veinte aos desde que las operaciones militares con-tra el brazo armado de la subversin terminaran. Desde entonces hastael presente, la presin poltica contra los vencedores de esa guerra ha si-do constante e intensa, con un objetivo claro, el mismo que tuvieron du-rante la guerra revolucionaria: el desmantelamiento de las FuerzasArmadas de la Nacin. A ella se sumaron determinados intereses po-lticos que, cuando no constituyeran las voces de los subversivos, quisie-ron asegurarse la no repeticin de los golpes de Estado, olvidando queen esos golpes ninguno estuvo exento de participacin y responsabilidad.

    Los vencedores de la guerra interna que se extingui en 1978, nofueron exclusivamente las Fuerzas Armadas. Como lo dice el editorialde La Nacin, que reproducimos en el eplogo de la primera edicin, lavictoria frente a la subversin es producto tambin de la solidaridadactiva de los ms diferentes sectores sociales y polticos con la empre-sa resueltamente sostenida por las fuerzas de la legalidad. El cuerpo vi-vo de la Nacin es el que en definitiva orden al brazo armado ante cu-ya accin cayeron las bandas que, de otro modo, hubieran terminado pordisolver esta sociedad asesinando a los hombres que la representan ya los que se oponen a sus designios.

    Pero las voces de los vencedores de los ms diversos sectores so-ciales y polticos se extinguieron casi por completo despus de 1983. Po-

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  • cos han sido los que pudieron o los que osaron alzar su voz en los me-dios de difusin para recordar cuales fueron verdaderamente los orge-nes, las caractersticas y las responsabilidades de la cruenta violenciaque fue creciendo desde 1955, hasta desembocar en la guerra declara-da por las organizaciones subversivas desde 1970, y ejecutadas por susejrcitos.

    En cambio, la ciudadana fue saturada por las voces que execrana la sangrienta dictadura militar como caracterizan al gobiernode facto de los aos 1976 a 1983. Es increble el cinismo con que esasvoces silencian la sangre que hicieron correr las bandas que deotro modo hubieran terminado por disolver la sociedad, tan-to despus de 1976, como antes de esa fecha, desde 1958, bajo gobier-nos elegidos democrticamente (Frondizi, Illia, Cmpora, Pern ySra. de Pern, sin olvidar La Tablada en 1989) como bajo los gobier-nos de facto, gobiernos stos a los que no les alcanza aquel califica-tivo tremendista.

    Los ms prominentes crticos de la sangrienta dictadura militar,no tuvieron ningn inconveniente para desarrollar sus actividades bienrentadas monetariamente en ese tiempo, merodearon constantementelos despachos oficiales, y muchos de ellos desempearon tareas oficia-les de diversa naturaleza, en el Estado nacional, en los provinciales oen los municipios. Salvo los miembros de la guerrilla, ninguno se exi-li, levant su voz para criticar ni condenar. Por el contrario, las vocesms crticas provinieron de personas que siempre juzgaron con equili-brio la situacin nacional, sin ahorrar juicios severos, entre ellos el inol-vidable y notable periodista Manfred Schnfeld.

    En verdad, muy escasos son los actuales detractores adultos entre1958 y 1983, a los que no les caben las palabras del Evangelio: el queest libre de pecado que arroje la primera piedra. Sin embargo, los me-nos indicados son los que con insistencia pertinaz han exigido mea cul-pa a hombres e instituciones, siguiendo una tctica destructiva y bienapoyada financieramente, inclusive desde el exterior, cuyo fin ltimo esdestruir a las Fuerzas Armadas, sin las cuales la Argentina quedara iner-me ante sus enemigos de adentro y de afuera.

    Ramn Genaro Daz Bessone

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  • Este libro fue escrito sobre la base de documentos autnticos, pa-ra contribuir a que la historia que se escriba en el futuro no sea una his-toria deformada, como lo sera si recogiera nicamente la tremenda fal-sificacin que abunda despus de 1983.

    Si mi empeo se vuelca en el combate de este tiempo, es porqueas me obliga el cinismo y la hipocresa de los que mantienen encendi-dos los odios para destruir a una de las Instituciones fundadoras de laNacin, como son sus Fuerzas Armadas, esenciales para la superviven-cia de una Argentina libre y soberana. Tambin para que los argenti-nos que no fueron protagonistas y testigos en aquel tiempo, no percibantardamente que sin las Fuerzas Armadas no existe la Nacin. RonaldReagan dijo en West Point: Ninguna nacin que bas su seguridad enacuerdos firmados y al mismo tiempo abandon su capacidad materialpara la guerra, dur lo suficiente para contribuir a la historia de la hu-manidad.

    Pero mi anhelo tambin apunta a la construccin del futuro. Nohabr futuro para nuestra Patria si no reconstruimos una slida uni-dad nacional. As como en el pasado fue el cuerpo vivo de la Nacin elque en definitiva orden a su brazo armado que destruyera a las ban-das que de otro modo hubieran terminado por disolver a esta sociedad,es hora ya que el cuerpo vivo de la Nacin termine con los sectores queatentan contra la cohesin nacional, y los asle para que no sigan sem-brando odios y rencores.

    Slo as ser posible construir un futuro de grandeza, slo as se-r posible materializar un proyecto sugestivo de vida en comn.

    Buenos Aires, mayo de 1996.

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  • Convenciones

    Este libro se ha diseado bajo las siguientes convenciones:

    5 Comunicados de las Fuerzas Armadas.p Citas referidas a Montoneros en Evita Montonera, Cristianismo y Re-

    volucin, El Descamisado, La Causa Peronista, Militancia, EstrellaFederal, etctera, sus partes de guerra y comunicados.

    g Citas de los diarios La Prensa, La Nacin, Clarn, Pravda,LOsservatore Romano, Buenos Aires Herald, Conviccin, Crdoba,Trud, (peridico sindical sovitico) La Nueva Provincia, etctera.

    ( Citas referidas al ERP y PRT, Estrella Roja, El Combatiente, etctera,sus partes de guerra y comunicados.

    u Citas de lo publicado en las revistas Somos, Gente, Primera Plana,Extra, Cambio 16, etctera.

    Citas de Lenin, Stalin y Mao.e Citas del libro de Carlos Brocato.j Citas del libro de Giussani.n Citas referidas a declaraciones de personalidades de la poltica.s Citas referidas al General Pern.8 Citas jurdicas.: Citas de comunicados de la Asociacin de Bancos Argentinos, Con-

    federacin General Econmica, Colegio de Abogados, Asociacin Cris-tiana de Dirigentes de Empresas, Federacin Universitaria, 62 Or-ganizaciones (Sindicales), Asociacin de Industriales Metalrgicos,Asociacin de Rehabilitacin del Nio Lisiado, Asociacin Interna-cional del Club de Leones (Distrito Mltiple), Bolsa de Cereales deBuenos Aires, Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Cmara Argen-tina de Anunciantes, Cmara Argentina de Comercio, Cmara Ar-gentina de Editores de Libros, Cmara Argentina de la Construccin,Cmara de Comercio Industria y Produccin de la Repblica, Cen-tro Argentino de Ingenieros, Consejo Empresario Argentino, Con-sejo Publicitario Argentino, Liga Argentina de Lucha contra el Cn-cer, Liga de Madres de Familia, Rotary Club de Buenos Aires, Socie-dad Rural Argentina, etctera.

  • PRIMERA PARTE

    La Gnesis

    No saben, no entienden, porque estn cerrados sus ojos y no ven,

    estn cerrados sus corazones y no entienden.

    Isaas XLIV - 18

    La intelligenza tiene que apoderarse de la educacin, de la cultura y de los medios de comunicacin social,

    para desde all apoderarse del poder poltico ycon el poder poltico dominar a la socidad civil.

    Antonio Gramsci

    Nada est encubierto que no se haya de descubrir,ni oculto que no se haya de saber.

    San Mateo X - 26

  • CAPTULO IEL TELN DE FONDO

    1. EL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORESY EL EJRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO

    Julio de 1970. Resolucin del V Congreso del Partido Revoluciona-rio de los Trabajadores (PRT): Fundacin del Ejrcito Revolucionariodel Pueblo. (ERP):1

    ( Considerando:Que en el proceso de guerra revolucionaria iniciado en nuestro pas,

    nuestro partido ha comenzado a combatir con el objeto de desorgani-zar a las Fuerzas Armadas del rgimen para hacer posible la insu-rreccin del proletariado y del pueblo.

    Que las Fuerzas Armadas del rgimen slo pueden ser derrotadasoponindoles un ejrcito revolucionario

    Que durante toda una larga etapa, nuestra guerra revolu-cionaria adquirir formas guerrilleras, urbanas y rurales, exten-dida a distintas ciudades y zonas campesinas, sobre la base decuya ampliacin y extensin poltica y militar ser posible pa-sar a la guerra de movimientos en el campo y a la constitucinde importantes unidades estratgicas en las ciudades.

    Que el otro principio fundamental de la guerra revolucionaria a apli-car por nuestra Fuerza militar es la ejecucin de operaciones militares con

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    1 Del libro Resoluciones del V Congreso y del Comit Central y Comit Eje-cutivo posteriores, junio de 1973, con prlogo de Roberto Mario Santucho.Los subrayados me pertenecen.

  • una lnea de masas, es decir, orientadas hacia la movilizacin de las ma-sas y su participacin directa o indirecta en la guerra.

    ( El V Congreso del PRT resuelve:1) Fundar el Ejrcito Revolucionario del Pueblo y dotarlo de una ban-

    dera.2) Considerar al ERP y sus distintos destacamentos armados, como los

    instrumentos militares del Partido para su poltica en la presente eta-pa de la lucha de clases y el embrin del futuro ejrcito revoluciona-rio y popular.

    Desde aquel ao 1970, y aun antes, y hasta que fue militarmente ani-quilado, la Nacin tuvo un enemigo interno (apoyado desde el exterior)que le haba declarado la guerra, como se lee en el texto del PRTtranscripto, uno de los muchos documentos de la subversin. Esta verdad,y el carcter de la agresin puede ser desconocida, a mediados de la d-cada del 80, por los nios que no la vivieron, y aun por los adolescentesque en aquel tiempo eran nios. Por supuesto, los agresores sobrevivien-tes y sus cmplices estn empeados en tergiversar los hechos, y presen-tarse como los agredidos. Muchos adultos fueron y son indiferentes lasangre de los otros. Los que no son nios ni adolescentes, los que no sonindiferentes a la suerte de la Nacin, los que no fueron ni son cmplicesde la subversin, recuerdan muy claramente que los facciosos abandera-dos del marxismo-leninismo, agredieron a la Nacin con un tipo de vio-lencia desconocida en el pas, por lo prfida, alevosa y traidora.

    Recuerdan tambin que los agresores tenan un objetivo que nuncaocultaron, cambiar la Patria Azul y Blanca, nuestra Argentina tradicio-nal, con sus virtudes y defectos, por la Patria Socialista, la de la es-trella roja, segn el modelo cubano.

    La bandera que el PRT cre para su Ejrcito subversivo, el ERP, te-na dos colores, azul y blanco, en forma vertical, con una estrella rojade cinco puntas en el centro. Utilizaron los colores tradicionales, porque,segn se afirm en aquel Congreso, se pretendi enraizar la guerrarevolucionaria en la historia nacional. No se atrevan a confesarque renegaban totalmente de una tradicin, una cultura, una historia

    Ramn Genaro Daz Bessone

    20

  • centenaria, que nada tena que ver con la estrella roja smbolo del mar-xismo-leninismo.2

    Creado el ERP el Comit Central del PRT adopt diversas resolucio-nes en octubre de 1970, precedidas por un anlisis de la situacin delpas, el que concluye as:3

    ( El proceso de desarrollo de la guerra revolucionaria continasu actual etapa de ascenso sostenido: podemos afirmar que desdeel principio de ao (1970) esta caracterstica no ha variado, lo cuales altamente promisorio; podemos tambin sealar un ritmo de unaaccin de importancia nacional por mes, y una serie de pequeasacciones que se suceden en forma cotidiana. Todo esto, como es l-gico, ha incidido en forma muy aguda sobre el conjunto del pas, alpunto que nadie es ya ajeno al hecho de la guerra esto no sig-nifica de manera alguna que el conjunto de la sociedad se sienteparte activa del proceso, a favor o en contra, pero s que los efectosde la guerra afectan cada da ms la vida cotidiana de la poblacin(!), en especial en los centros urbanos importantes y en bastantes ca-sos en poblaciones menores.

    A continuacin, el Comit Central del PRT expone lo que denomi-na Primer Gran Operativo Militar. Prev acciones militares degran repercusin, continuidad, y realizadas a escala nacional, ya queuna accin aislada, por grande que sea, si no se da en un marco de ac-ciones similares, en tres o cuatro regiones del pas y con un cierto rit-mo, carece de sentido, ya que la nuestra sera otra sigla ms entrecinco o seis.

    Efectivamente, estaban operando, cada una haciendo su guerra,otras organizaciones subversivas, entre ellas Montoneros.

    ( Sigue el Plan Operativo Militar sealando prioridades:a) Obtener fondos y armamentos.

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    21

    2 Ibid.3 Ibid.

  • b) Foguear masivamente a las clulas militares y al conjunto del Par-tido en acciones militares y de resistencia. Destacamos la conve-niencia de realizar la mayor cantidad de desarmes de policas ais-lados,4 accin sta que permite, junto con la recuperacin de ar-mas5 necesarias, el entrenamiento de compaeros,6

    ( Pasa luego a detallar las acciones:1) El conjunto de acciones militares que incluyen expropiaciones de di-

    nero,7 recuperacin de armamentos, toma de pueblos,8 liberacin

    Ramn Genaro Daz Bessone

    22

    4 En el lenguaje de los subversivos desarme es la operacin de asesinar a unpolica y robarle el arma y el uniforme. Para ello, en el lugar y momentoapropiado, en particular de noche, un jovencito o jovencita se aproximabacomo un transente comn, y al llegar a la altura del agente pblico, desen-fundaba rpidamente un revlver o pistola y mataba al polica. Esa era unade las exigencias bsicas para ser aceptado como soldado en el ejrcito sub-versivo. El Agente o Suboficial de baja graduacin, de la polica, normalmen-te custodiaba una sede diplomtica, un consulado, o estaba de servicio enuna esquina; con su modesto sueldo este polica mantena a su familia, te-nia hijos pequeos. Hasta 1977 se contaban 372 policas en todo el pas vc-timas de estos desarmes. Sus camaradas, llegado el momento, combatieronsin cuartel y duramente a la subversin, cumliendo con su deber.

    5 Recuperacin de armamentos significa desde el asalto a una armera,hasta el ataque a una comisaria, a una columna de vehculos de las Fuer-zas Armadas, o a un cuartel militar, para apoderarse de armamento. Dicenrecuperar porque, segn los subversivos, esa armas pertenecan al pueblo,y como ellos se atribuyen la representacin del pueblo, las recuperan. Ca-be consignar que la extrema izquierda en la Argentina, jams logr supe-rar el 2% de los votos en las elecciones a las que les fue permitido presen-tarse. Carece totalmente de representatividad, pero se la atribuye igual. Esel fundamento de su propaganda: mentir siempre para hacer dudar, por lomenos, a la opinin pblica, a la que desprecian cuando logran el poder.

    6 Es decir, permite el entrenamiento de los subversivos. 7 Expropiaciones de dinero, significa asaltos a bancos y financieras, a ca-

    miones transportadores de caudales; obtencin de pagos de rescates millo-narios (hermanos Born, funcionarios de Bancos como el Shaw o Boston, oempresas como ESSO), y tambin el cobro de un impuesto a la seguri

  • Guerra Revolucionaria en la Argentina

    23

    de presos,9 secuestros10 a realizarse escalonadamente en distintospuntos del pas

    ..................................................................................................................5c) Ir dispuesto a matar o morir...................................................................................................................

    Luego pasa el documento a referirse a otros aspectos a tener encuenta en el Plan Poltico Militar:( La orientacin fundamental ser avanzar correctamente en una di-

    reccin. Ello se lograr acentuando los avances ya logrados en la pro-letarizacin: ubicando militantes y cuadros en la produccin, incre-mentando la relacin con las masas. En este sentido son ejemplos a se-guir tres regionales: en una de ellas, militantes estudiantiles, de lacultura y clulas militares se han ido a vivir o estn por hacerlo en ba-rriadas obreras,11 estableciendo relacin poltica con la poblacin. Enotra, la casi totalidad de los cuadros, incluida la direccin, est ubica-

    dad, que numerosos empresarios pagaban a la guerrilla para que les garan-tizara la propia seguridad y la de la empresa. Segn la doctrina marxista-leninista, ese dinero lo tena la clase explotadora, terrateniente y capitalis-ta por las relaciones de produccin. En consecuencia, ese dinero, segn ellos,pertenece al proletariado. Cuando los subversivos asaltan y roban, es-tn recuperando el dinero del proletariado, que ellos representan. Co-mo se ve, inversin total de normas y valores, que llevan al caos social.

    8 Garn, La Calera.9 Es decir el asalto a comisaras y crceles (como la de Rawson), para poner

    en libertad a subversivos detenidos.10 En algunos casos para pedir rescate, haya o no resultado (Sallustro, los

    hermanos Born, etc.), en otro para intentar canjes de prisioneros. (Coro-neles Larrabure e Ibarzbal).

    11 Estos militantes y clulas militares, encubran su accin y presencia de mu-chas maneras, entre ellas apareciendo como catequistas, vinculados con lossacerdotes tercermundistas y la Teologa de la Liberacin. Aparecan espe-cialmente en las villas de emergencia (o miserias). Este es un aspecto po-co percibido por la opinin pblica del pas. Fue una labor intensa que no co-sech frutos en la pretensin de lograr apoyos. Los propios habitantes de lasvillas de emergencia no deseaban que fueran a vivir con ellos los subversi-vos, en particular guerilleros. Y los (denunciaban. En las zonas rurales comoTucumn, y ahora en Per, la guerrilla tom represalias con quienes los de-nunciaron. Los asesinaron.

  • da en la produccin.12 En la tercera se ha iniciado un proceso de sane-amiento y delimitacin tajante, aplicndose estrictamente las exigen-cias estatutarias a los militantes.13

    ( Cada vez ms nuestros militantes deben ser lo mejor de la van-guardia, y es necesario aumentar las exigencias Se lo lograr in-crementando la actividad militar, haciendo que todas las clulas ac-ten, que las clulas militares aumenten su capacidad operativa14y las clulas bsicas se encarguen de acciones superiores a los ca-os15, pasando a desarmes (ver nota 4), recuperacin y distri-bucin de alimentos,16 etc.

    De entre los numerosos documentos del Partido Revolucionariode los Trabajadores (PRT), que ponen en evidencia la naturaleza dela guerra revolucionaria en desarrollo, cabe mencionar la edicin N121, ao VII (el primer nmero apareci en 1968), de su peridico ElCombatiente, con subttulo Por la Revolucin Obrera Latinoameri-cana y Socialista, de fecha 12 de junio de 1974. En ese tiempo eraPresidente de la Nacin el Gral. Pern, lo que no constitua impedi-

    Ramn Genaro Daz Bessone

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    12 Esto significa que los miembros del ERP estaban actuando como emplea-dos o trabajadores en fbricas. Estas fbricas eran las que pagaban al ERPpara no ser molestados. Cuando el Estado Nacional emple sus medios (po-licas, Gendarmera, Fuerzas Armadas) algunas de estas situaciones fue-ron detectadas, y los subversivos atacados. La propaganda hbilmente ma-nejada por la subversin y sus aliados, present los hechos como ataquesinjustificados a indefensos trabajadores.

    13 En el lenguaje caracterstico de la subversin esto signific ajuste de cuen-tas con los que evidenciaban conducta desviada. Es decir, muertes y desapa-riciones de subversivos arrepentidos.

    14 Es decir, que desarrollen operaciones militares, guerrilleras.15 Nombre con el que los subversivos designan a los explosivos. Poner un ex-

    plosivo en la puerta de una casa, en el bao de un comercio, en una plaza,etc, y hacerlo detonar con sus consecuencias de muertos, heridos, mutila-dos, era como puede apreciarse, una accin elemental, menor.

    16 Los subversivos se apoderaban de un camin con alimentos (lcteos, pan, pro-ductos de almacn, etc.), lo que no era difcil frente a un chofer y empleadosindefensos, y lo llevaban a un barrio de gente pobre, en lo posible a una vi-lla de emergencia. All se reparta toda la mercadera y se abandonaba el ca-min. Eran, como otras, acciones espectaculares con fines de propaganda.

  • mento para el desarrollo de la guerra revolucionaria por parte de lossubversivos.

    La edicin de El Combatiente ataca muy duramente al gobierno pe-ronista, y da a conocer los logros que va alcanzando la subversin. Dice:( Las unidades guerrilleras han aumentado su poder de fuego en las

    ciudades, y han dado el paso trascendental de la constitucin de unaprimera unidad de monte. La constitucin de la organizacin revo-lucionaria principal, el Partido Marxista-Leninista proletario, avan-za exitosamente a travs de su cauce principal, el Partido Revolu-cionario de los Trabajadores Todos estos avances, esta permanen-te acumulacin y movilizacin de fuerzas revolucionarias, van colo-cando a la sociedad argentina a las puertas de una situacin revo-lucionaria. La lucha de clases cobra nueva vida

    Luego, antes de referirse a la apertura del frente rural (Tucumn)dice: ( Desde hace ya ms de tres aos (desde 1970) el pueblo argentino ha

    iniciado un proceso de guerra revolucionaria,17 cuyo objetivo final esla derrota del capitalismo, el fin del injusto rgimen de explotacin quenos agobia, el logro de la liberacin nacional y social y la conquista dela Patria Socialista. (Recordemos una vez ms que en ese momentoera presidente el Gral. Pern, y el justicialismo estaba en el gobierno).

    Con su habitual soberbia prosigue el PRT en El Combatiente: ( Al iniciarse el gobierno peronista, nuestro partido (PRT), previen-

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    25

    17 Afirma rotundamente que es el pueblo argentino el que inici la guerra.Tal afirmacin es una muestra del lenguaje marxista-leninista, cargadode deformaciones y falsedades, presentadas como verdades indiscutibles.La subversin lleg a enrolar aproximadamente 30 mil hombres en la gue-rrilla, que con sus simpatizantes y apoyos ideolgicos no sobrepasaban las150.000 personas. Menos del 0,5% de la poblacin. Pero eran y son tremen-damente activos y contaban con importantes apoyos exteriores, desde Cu-ba, la URSS y los pases comunistas ubicados detrs de la Cortina de Hie-rro y Europa occidental (Francia, Italia, Alemania, Espaa, Holanda, Bl-gica y Suecia), para desarrollar una impresionante propagada convincen-te para quien no conoce los hechos y los idiotas tiles.

  • do con acierto el rpido fracaso de esta nueva experiencia burguesa,no ces en la actividad militar, sino que la orient fundamentalmen-te hacia el ataque a las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias18y las grandes empresas imperialistas.Se refiere luego al contenido de las luchas populares19 y dice:

    ( Estas se encaminan a partir de este momento a tomar carcter deabierto enfrentamiento al gobierno (peronista). Este renovado mpe-tu de luchas obreras y populares abre ya una etapa de generaliza-cin de la guerra. Es en esta nueva etapa que requiere una am-pliacin considerable de las operaciones militares en la que se ins-cribe la apertura del frente rural, iniciado por la Compaa de Mon-te Ramn Rosa Jimnez.20

    Seala a continuacin el carcter estratgico de esa nueva etapay dice:( La nueva etapa del desarrollo de la lucha revolucionaria indica

    que la tarea ms importante en el terreno militar, la generaliza-cin de la guerra a todo el mbito del pas, incorporando as a la mis-ma regiones y sectores de la poblacin que hasta el presente no hanparticipado activamente. En efecto hasta este momento la guerrarevolucionaria se ha desarrollado fundamentalmente en las gran-des ciudades en su forma de guerrilla urbana. Generalizar as la gue-rra significa dar un salto, que ample el mbito de su desarrollo aregiones que por sus caractersticas geogrficas, brinden las mejo-

    Ramn Genaro Daz Bessone

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    18 Se refiere a las Fuerzas Armadas de la Nacin, que seguan soportando elasalto a sus cuarteles y el asesinato de sus hombres sin intervenir en la gue-rra en forma activa, porque el Poder, es decir, el Gobierno de la Nacin,an no haba resuelto empearlas. Dicen bien los subversivos, son contra-rrevolucionarias, porque cuando sean lanzadas a la guerra, terminarncon el intento revolucionario del marxismo-leninismo, ideologa espuria ennuestra Nacin.

    19 Es decir a la luchas de los subversivos.20 Integrantes de esa compaa asesinaron en pleno centro de Tucumn, el 1

    de diciembre de ese ao (1974), al Capitn del Ejrcito Antonio Viola; jun-to con l cay muerta su pequea hija de 3 aos y qued herida de un ba-lazo en la cabeza la otra hija de 5 aos.

  • res condiciones para la estructuracin de una fuerza militar supe-rior, capaz de enfrentar y aniquilar a importantes contingentes delejrcito enemigo21 ir destruyendo paulatinamente a la fuerza mi-litar enemiga es el objetivo al que se dirige la iniciacin de laguerrilla rural. La actividad de la misma debe asegurar la existen-cia de unidades militares que disputen el terreno y logren en deter-minado lapso la existencia de bases de apoyo y posteriormente dezonas liberadas.22

    Luego, el documento que estamos considerando expone el tema dela guerrilla rural. Toma como referencia la guerra de Vietnam y el libroGuerra de Liberacin del General Giap (Vietnam del Norte, comunista),uno de sus manuales de instruccin militar.

    El 15 de diciembre de 1974, quince das despus de asesinar al Ca-pitn Viola, otro documento del ERP que relata las acciones de gue-rra de la Compaa de Monte Ramn Rosa Jimnez, consigna que fue-ron ascendidos a Jefes y Oficiales del ERP algunos hombres de esa Com-paa, en una ceremonia presidida por un miembro del Bur Poltico delPartido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

    Dejamos aqu, por ahora, a uno de los brazos armados ms poderososde la guerra subversiva, el PRT-ERP. Sus documentos no dejan ningunaduda. Haban declarado la guerra y estaban en guerra contra elEstado Argentino; estaban en guerra contra las Fuerzas Arma-das, y en particular contra el Ejrcito Argentino; estaban en gue-

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

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    21 La subversin no tena duda sobre el significado exacto del significado deltrmino aniquilar. Desde dos Tenientes Generales muertos, pasando por to-da la escala jerrquica: Oficiales Superiores, Jefes, Oficiales Subalternos,Suboficiales y soldados.

    22 Gran objetivo para pedir, exigir y obtener el reconocimiento internacional,tanto en Naciones Unidas, como en pases comunistas, y ante gobiernossocialistas de distintas caractersticas. El ERP solicit reconocimiento aNaciones Unidas, no lo obtuvo. El Presidente de Francia, Mitterrand, re-conoci a la guerrilla de El Salvador. Otro tanto hizo el gobierno de Mxico.El ERP no logr ningn reconocimiento, tampoco otro grupo subversivo enla Argentina.

  • rra contra la sociedad civil, en particular contra las empresasprivadas y contra todo lo que se opusiera a la patria socialista.

    Vamos a ocuparnos del otro brazo poderoso de la subversin.

    2. MONTONEROS

    Esta organizacin armada hace su aparicin pblica el 29 de mayo de1970 con el secuestro del ex Presidente de la Nacin, Gral. Pedro Euge-nio Aramburu. Lo asesinan el 10 de junio. El relato de los hechos, paso apaso, fue publicado en la revista La Causa Peronista, ao 1, N 9, del 3de septiembre de 1974, durante el gobierno justicialista, presidencia dela Sra. de Pern. Los relatores son Mario Firmenich y Norma Arrostito,y lograron amplia difusin en el pas.

    Eligieron aquel da para dar nacimiento a Montoneros, porque secumpla un ao del Cordobazo, y tambin porque el 29 de mayo es elda del Ejrcito Argentino: un desafo.

    Poco despus, el 1 de julio, Montoneros cop y mantuvo bajo su con-trol durante ms de una hora la localidad de La Calera, ubicada en ellmite NO. de la poderosa guarnicin militar Crdoba, sede del Co-mando del Cuerpo III y de la Brigada Aerotransportada.

    En la revista Cristianismo y Revolucin de septiembre de 197123aparece una sinttica historia de Montoneros hasta esa fecha. Algunosde sus prrafos ms significativos se transcriben:p De la resistencia del cao (explosivo) a la resistencia armada. As

    naci la Resistencia (relata la violencia que desplegaron los subver-sivos salidos del peronismo despus de septiembre de 1955 Revo-

    Ramn Genaro Daz Bessone

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    23 Ao VI, N 30, Pg, 14 y 15 . Director Fundador fue el ex seminarista JuanGarca Elorrio y Directora Responsable Casiana J. Ahumada. Registro Na-cional de Propiedad Intelectual N 1.110.238. Esta revista era un rganode prensa de los movimientos subversivos que actuaban en el pas, un me-dio de propaganda.

  • lucin Libertadora) con los medios con que se dispona en ese en-tonces, fue la poca del cao heroico, de la accin espontnea ydesorganizada Luego fueron los Uturuncos en la lucha rural y elCOR en la lucha urbana los que retomaron la senda de las armashasta que producida la Revolucin Argentina (1966), se intent en1968, sin xito, montar un foco rural en Taco Ralo a travs del Des-tacamento 17 de Octubre de las Fuerzas Armadas Peronistas.De la resistencia a la defensiva

    p Llegado el ao 1969, el Movimiento, aprovechando toda su expe-riencia de lucha, comienza a pasar a la ofensiva. Es el comienzo dela guerra por el poder:24 las movilizaciones violentas masivas deCorrientes, Crdoba, Rosario, Tucumn, Catamarca, y los hechosarmados de envergadura como la detencin y ejecucin de Arambu-ru, las ejecuciones de Vandor y Alonso (cabezas del sindicalismo pe-ronista ortodoxo), la toma de La Calera, de Garn, la Prefectura deTigre, Radio Rivadavia, asestan al rgimen los golpes duros en losltimos tiempos hoy en 1971, la movilizacin violenta de las ba-ses y los golpes de las organizaciones armadas, han bajado gobier-nos provinciales, ministros y presidentes.

    p la lucha electoral entendida como un medio de movilizacin delpueblo en funcin de la lucha por el poder (a la cual se va) con elPrograma Nacional Revolucionario que asegure la nacionalizacinde la economa, el control obrero de la produccin y la expropiacinsin compensacin de la oligarqua terrateniente, con la liberacinde los presos polticos y gremiales, con la suspensin de las leyes re-presivas (pero) sabemos que el enemigo no puede conceder todo es-to sin perder el poder, (por eso) es que creemos que la maniobra elec-toral montada (la que culminara en 1973 con la eleccin de Cm-pora) se le va a volver en su contra, y lo vamos a fusilar con suspropias armas.25

    p La lucha por el poder: hacia el peronismo en armasLas organizaciones armadas del Movimiento son las primeras uni-dades de ese ejrcito. Nuestra Organizacin (Montoneros), las Fuer-zas Armadas Peronistas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

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    24 El subrayado es nuestro.25 Ibdem.

  • otros grupos, marchan en ese camino hacia la formacin del Ejrci-to Popular.

    p Slo la guerra del pueblo salvar al puebloPorque sta es la guerra del Pueblo, que no se va a terminar de un dapara el otro, sino que ser de larga duracin Es el pueblo organiza-do en Unidades Bsicas Revolucionarias el que realizar la tarea deinformacin, comunicacin y propaganda para facilitar la tarea de lasUnidades Bsicas de Combate.26 Son los activistas y los militantes debase lo que darn la cara para encubrir a los combatientes clan-destinos.27 De ellos deber provenir la red de depsitos y refugiosnecesarios para el desarrollo de las tareas armadas28 Por ltimoaquellos ms preparados y decididos tomarn las armas y se incorpo-rarn a las unidades de combate. La Guerra Popular es una tareagigantesca porque supone incorporar a todo el pueblo en la lucha.

    p Las etapas de la guerraEsta guerra tiene sus distintas etapas, algunas ya se han cumplidoAhora hay que corregir errores La regla de la etapa actual es ata-car y protegerse, golpear y desaparecer, donde el enemigo es vulne-rable, golpearlo con fuerza; donde es fuerte, esperar debemos ele-gir nosotros el momento, el lugar y el modo con que nos enfrentare-mos con l. Durante el transcurso de la lucha el pueblo de lamisma manera que va formando su Ejrcito debe ir forjn-dose su doctrina, su justicia, su moral, sus leyes.

    Pocas frases como la ltima traducen de manera tan clara el me-sianismo de los idelogos revolucionarios, el antagonismo entre sus va-

    Ramn Genaro Daz Bessone

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    26 Esa tarea de informacin, comunicacin y propaganda, fue efectivamen-te realizada por Unidades Bsicas (comits) en manos de la Juventud Pe-ronista y aliados de Montoneros.

    27 El encubrimiento consista en alojarlos en sus domicilios transitoriamen-te y cada vez que fue necesario para el terrorismo y la guerrilla.

    28 As ocurri efectivamente. Las armas se guardaban en embutes, especiede cofre camuflado, que se preparaba en los lugares ms insospechados dela casa (abajo de una heladera, en un jardn, etc). En cuanto a los ex-plosivos, en algunas oportunidades hicieron volar a la casa o departamen-to que serva de depsito, como ocurri en un departamento de la callePosadas 1168 de la Capital Federal, el 21 de junio de 1964.

  • lores y los de la sociedad nacional, a la que han resuelto cambiarle sucultura, es decir, su moral, sus leyes, sus instituciones. Es una claraevidencia de la imposibilidad de que este grupo conviva en el seno dela sociedad nacional, la imperativa e inevitable necesidad que tiene lasociedad nacional de aislar al grupo, cuya radicalizacin total hace im-pensable absorberlo.

    El texto que estamos analizando, bajo el ttulo La hora actual, ter-mina as:p todos tienen un lugar y una funcin en esta lucha, y todas las for-

    mas de lucha, desde las acciones insurreccionales como el Cordoba-zo hasta el asalto a un banco, participan de una estrategia de con-junto que es el desarrollo de la Guerra Revolucionaria29 para laconquista del poder por el pueblo.

    p Por eso hay que cubrir todos los terrenos: la fbrica, el barrio, la villa(de emergencia), el campo, la universidad. En cada uno hay que cons-truir y fortalecer los vnculos entre los combatientes y las bases, en-tre las unidades de combate y las unidades bsicas del Movimiento.

    En verdad, cubrieron muchas fbricas, barrios, villas y universida-des. El texto termina con el nombre de la organizacin subversiva: Mon-toneros, y su smbolo, el fusil y la tacuara cruzados. Esta revista, don-de se expone prolijamente el programa de la guerra subversiva que tan-tos muertos haba costado y costara, y donde escriban numerosos sa-cerdotes para el Tercer Mundo, jams mereci una palabra de censu-ra de los grandes defensores de los derechos humanos y entre ellos delos actuales Obispos, Monseores Hessayne Novak y de Nevares, peseal ttulo de la revista y la citada colaboracin de sacerdotes. Esta omi-sin fue tanto ms grave por lo que exponemos a continuacin.

    La Revista Cristianismo y Revolucin en sus pginas muestra un bra-zo en alto empuando un fusil sobre una cruz. El brazo con el fusil hareemplazado a la imagen de Cristo. Es el smbolo que corresponde al nom-bre de la revista, utilizado en el Continente. Es el cristianismo abyec-to condenado por la Iglesia Catlica en la voz de Juan Pablo II.

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    31

    29 Subrayado en el texto original.

  • As como harn otras publicaciones de la subversin, Cristianismo yRevolucin tena un rubro dedicado a la cronologa de los hechos subver-sivos, da por da; bajo el ttulo La justicia del pueblo, y con la imagen deun guerrillero sosteniendo con los dos brazos un fusil en lo alto. A modode ejemplo vamos a tomar solamente algunos das, todos del ao 1971.

    4 de mayo p Un comando expropi (rob) $ 24.000.000 en el Policlnico Dr. Fino-

    chietto en Avellaneda.p Un comando de Accin Revolucionaria de Secundarios 8 de octubre

    (Colegio de enseanza secundaria) atac con bombas molotov una de-pendencia del Ministerio de Educacin.

    p Estalla una bomba en una empresa de Crdoba.p Es atacado un mnibus de la Marina en Baha Blanca.

    10 de mayop Estalla una bomba en el Palacio de Tribunales. Se adjudicaron el

    hecho los Comandos Estudiantiles Socialistas.p Estalla una bomba en el domicilio del Juez Romero Victorica.p Es arrojado un explosivo frente al Batalln 121 de Comunicaciones

    en Rosario.p Un comando del ERP atac a un polica (muerto) en Crdoba, y se

    apodera de su arma y su uniforme. (Sern usados por la Guerrillapara sus operaciones, utilizando el uniforme como disfraz).

    p Otro polica es atacado y herido en Crdoba.p El Comando Emilio Juregui, del ERP, coloca bombas en cinco ins-

    talaciones de Segba, en Buenos Aires, en apoyo a los trabajadores deLuz y Fuerza.

    8 de juniop Un comando atent contra el domicilio de un polica en San Jerni-

    mo Sur, Santa Fe.p Fue baleada la Guardia de la Fbrica Militar de armas Domingo Ma-

    theu, en Rosario.p Un comando se apoder de 3 autos de un garaje de esta Capital. (Se-

    rn usados para realizar atentados, asesinatos, asaltos, robos, etc.)

    Ramn Genaro Daz Bessone

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  • 11 de juniop El Comando Liliana Gelin de las FAR cop una oficina del Registro

    Automotor de esta Capital apoderndose de numerosa documenta-cin. (Servira para preparar con las Tarjetas de Identificacin delAutomotor robadas en blanco, documentos falsos para circular contodo tipo de vehculo automotor robado).

    p Un comando de las FAR ocup el domicilio del Comodoro Ferrero enCrdoba, expropiando armas y otros elementos (robo).

    p Es colocada una bomba en la fbrica Goodyear de Rosario.p El Comando Lezcano, Polti y Taborda del ERP procedi a ocupar la cr-

    cel de mujeres en Crdoba, y liberar a las combatientes Diana Triay,Alicia Quinteros, Ana Mara Villarreal, Silvia Urdapilleta, todas delERP; y a Mara C. Liprandi de Vlez, de los Montoneros.

    p Un comando del ERP dinamit la oficina de Prontuarios de la Jefa-tura de Polica de Tucumn, destruyndola por completo.

    p Dos comandos del ERP precedieron a repartir tiles escolares endos escuelas humildes de Tucumn.

    p Un comando del ERP expropi dinero de la firma Nestl, de Tucumn.

    As, da por da, mes tras mes. Cualquier persona puede apreciar lagravedad de la situacin ante una violencia subversiva escapada al con-trol del Estado, el que no estaba en aptitud de dar la seguridad normalque requiere una sociedad nacional para su funcionamiento.

    Esta revista Cristianismo y Revolucin se venda a dos pesos Ley18.188 en el pas. Mucha gente tuvo y pudo tener acceso a este mate-rial. Mucha gente estaba enterada de lo que estaba pasando. Pero anfaltaba lo peor, el caos tremendo que azot al pas entre 1973 y 1976. Enlos medios de difusin masiva se publicaban los hechos ms salientes,y casi a diario fue habitual encontrar uno.

    Miles de guerrilleros entraron en combate. Las Fuerzas Armadasde la Nacin recibieron ataques constantes contra sus hombres y fami-lias en brutales atentados, y con secuelas de numerosos muertos y mu-tilados; tambin fueron asaltados cuarteles e instalaciones. Las Fuer-zas Armadas de la Nacin fueron empeadas en 1975: el monstruosubversivo haba crecido y se haba fortificado.

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

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  • El abrumador catlogo de los hechos subversivos no era ignoradopor la mayora de la poblacin, y en particular por los hombres queejercan el liderazgo de diversos sectores de la sociedad nacional (po-ltico, religioso, empresario, sindical, docente, estudiantil, medios de di-fusin, etc.). Se saba que los hombres y armas de la guerrilla eranocultadas por simpatizantes y cmplices en las ciudades y poblacionesimportantes, y aun en establecimientos de campo. Sin embargo, esca-sas fueron las voces que se levantaron para sealar y denunciar al te-rrorismo y la guerrilla, alertar sobre los das tremendos que nos aguar-daban a los argentinos. Los diarios de aquella poca y de todo el pasmuestran claramente esa carencia. No fue indiferencia ni complicidad,fue el miedo a la represalia guerrillera lo que ms pes para pro-ducir el silencio.

    Se puede tener una idea muy clara del incremento constante de laaccin subversiva, si se comparan los hechos ocurridos en 1971 y que he-mos puntualizado, con otros documentos de los aos 1974 y 1975, en-tre ellos el que sigue, un Parte de Guerra emitido por Montoneros el17 de septiembre, de 1974,30 que dice: p En los das 15 y 16 de septiembre, la organizacin Montoneros a tra-

    vs de sus unidades de combate y de sus unidades milicianas, pro-cedi a atacar objetivos pertenecientes al capitalismo monopolista,las FF.AA. y represivas y la burocracia traidora.

    p Da luego el detalle:

    I Contra el imperialismo (55 hechos)1. Diez concesionarios IKA- Renault.2. Seis concesionarios FIAT.3. Tres concesionarios Peugeot.4. Tres concesionarios Dodge.5. Tres concesionarios Ford.6. Dos concesionarios Citron7. Dos concesionarios Goodyear.

    Ramn Genaro Daz Bessone

    34

    30 Vase: Evita Montonera - Revista Oficial de Montoneros, Diciembre de1974, pg. 42 y 43.

  • 8. Dos concesionarios Chevrolet.9. Dos concesionarios Mercedes Benz.

    10. Dos sucursales del Banco Ro.11. Dos sucursales del Nuevo Banco Italiano.12. Dos sucursales del Banco de Boston.13. Dos sucursales del Banco Francs e Italiano.14. Banco de Galicia, Mitre 2400, Avellaneda.15. Concesionaria Olivetti, Adrogu (incendio).16. Agencia Automotores Manrique, Libertador 2350, Capital.17. Embotelladora Coca Cola, Tres Arroyos y H. Pueyrredn, Capital.18. Planta Industrial Philco, Caada de Gmez y Bern de Astrada,

    Capital.19. Banco Shaw, Las Heras y Scalabrini Ortiz, Capital.20. Laboratorios Riker, Av. del Trabajo 5820, Capital.21. Banco Argentino de Comercio, Artigas 2700, Capital.22. Edificio Cinzano, Cangallo 2941, Capital.23. Laboratorios Roux, Piedrabuena 3259, Capital.24. Depsito de Robert Browns (whisky), Surez 1100, Capital.25. Empresa Bagley, Montes de Oca 100, Capital.26. Droguera Suizo-Argentina, San Martn y Ardono, Morn.27. Concesionaria Firestone, San Justo, Matanza. (incendio).

    II Contra la oligarqua y el gorilaje Detalla 17 hechos, entre ellos:

    - Banco Rural Argentino, Corvaln y Directorio - Capital.- Banco Rural Argentino, Avda. Cruz 6698 - Capital.- Sociedad Rural Argentina - Plaza Italia - Capital.- Galera Alvear, Callao y Alvear - Capital.- Golf Club San Antonio de Padua.

    III Contra las Fuerzas RepresivasDetalla 10 hechos, ataques a edificios, y atentados contra el Almi-

    rante Imposti y el Capitn de Navo Urreta, y el asesinato del OficialBartos y del Suboficial Coronel.

    IV Contra la burocracia traidoraSeala 10 hechos, entre ellos ataques a diarios y a funcionarios.

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    35

  • V Operativos de Propaganda

    Entre numerosas acciones puntualiza la ocupacin de las siguientesestaciones ferroviarias: Villa Domnico, Bernal, Lomas de Zamora, Adro-gu, Hudson, Ing. Brian, Morn y Munro.

    Esa misma revista, Evita Montonera, se encarg de publicar encada nmero, y da por da, los hechos ejecutados por la citada orga-nizacin subversiva. Lo expresado para el 15 y 16 de septiembre de 1974es una muestra.

    Por otro lado, el 4 de octubre de 1975, Montoneros aprob su Cdi-go de Justicia Militar, que constaba de 6 captulos y 52 artculos. Vamosa puntualizar algunos aspectos salientes de ese Cdigo.

    El Captulo I se refiere al mbito de aplicacin y establece quelas disposiciones son aplicables a todos los integrantes de la organi-zacin: oficiales, oficiales segundos, oficiales primeros, oficiales mayo-res, oficiales superiores y aspirantes a oficiales. Tambin, con algu-nas limitaciones, a soldados y milicianos. Como puede observarse, lasjerarquas militares del ejrcito montonero estn claramente es-tablecidas.

    El Captulo II se refiere a los delitos, los enuncia y los define: trai-cin, desercin, confesin, delacin, insubordinacin, conspiracin, acu-mulacin de poder, defraudacin, malversacin, abuso de autoridad,negligencia en el mando, evasin, deslealtad, y otros. El delito de deser-cin distingue tres casos.a) Incurren en este delito los integrantes de la organizacin que hayan

    abandonado la misma sin previa comunicacin a su mbito superior.b) Comenten tambin este delito los integrantes de la Organizacin

    que tuvieran ms de un ao de antigedad como tales cuando hayanefectuado el pedido de retiro y no obstante el rechazo del mismo porla Organizacin hagan abandono de sta.

    En breve, el guerrillero no poda dejar el ejrcito revolucionario. Es-to explica la ejecucin de guerrilleros por sus propios compinches, como

    Ramn Genaro Daz Bessone

    36

  • veremos al relatar casos concretos.c) Desercin en operacin.

    Alcanza a oficiales, aspirantes, soldados y milicianos, y se configu-ra delito: l por no presentarse a la ejecucin de una operacin; 2 por no combatir cuando se produce un enfrentamiento; 3 por abandonar el puesto o tarea asignada; 4 por abandonar una operacin o negarse a participar en la mis-

    ma en el perodo de planificacin.

    En el Captulo III se refiere a las penas, que son las siguientes: de-gradacin, expulsin, confinamiento, destierro, prisin y fusilamiento.El fusilamiento no le caba a los delitos de acumulacin de malver-sacin, y negligencia en el mando, entre otros. Como se ve, las jerar-quas superiores gozaban de ciertos privilegios, eran ms iguales queotros, al decir de George Orwell.31

    En mayo de 1978 la conduccin nacional de Montoneros produce undocumento por el que modifica la norma y elimina la obligacin de sui-cidarse. Dice as:p En cuanto al enfrentamiento con el enemigo.

    Se mantiene el principio de que no hay rendicin. Todo compaeroest obligado a escapar, est o no armado. Para crear las mejores con-diciones para ello, las reuniones y citas se harn armadas.

    p Se elimina la obligacin al suicidio; consecuentemente queda aboli-do el uso de la pastilla no slo porque para su efecto el enemigo tie-ne previstos los antdotos del caso, sino porque en ltima instancia,agotada la posibilidad de escape optamos por la vida del compae-ro y sus posibilidades de lucha individual con el enemigo, dado quese abren cada vez ms las posibilidades de sobrevivir y resistir eneste enfrentamiento.

    Dejamos aqu, transitoriamente el anlisis de otro de los brazos po-derosos de la guerra revolucionaria. Al Igual que en el caso del PRT-ERP, sus documentos no dejan lugar a ninguna duda, estaban en gue-

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    37

    31 En Rebelin en la Granja, Editorial Delmar, Bs. As.,1984, pg. 95.

  • rra contra el Estado nacional, contra sus instituciones, en particularsus Fuerzas Armadas, contra la sociedad civil, de cuyo seno se elevabanmuy escasas voces para denunciar la agresin. El herosmo en monedarara, vale ms pagar el rescate o el impuesto y callar. Esta es la ra-zn por la que 30.000 fanticos, ms sus idelogos o simpatizantes, pu-dieron tener en jaque durante aos a la Nacin. No es un reproche, esun dato de la realidad. El hombre comn no tiene pasta de hroe, los quese quedaron tienen otras virtudes que son fundamentales para el biende la comunidad nacional. Otros prefirieron vender sus empresas oabandonar sus actividades, y emigraron a pases ms seguros.

    3. VISIN DE LA GUERRA POR UN MARXISTA

    Un autor marxista, y como tal nada complaciente con el estado bur-gus y sus fuerzas armadas, Carlos A. Brocato, dice cosas muy impor-tantes sobre los hechos ocurridos en la dcada del 70.32 Expresa: e Los foquistas,33 haban declarado que se lanzaran a asaltar el poder,

    que haba guerra civil, que nos encontrbamos no en los prolegme-nos de la guerra popular prolongada sino en su primera etapa en cur-so, que las fuerzas armadas constituan un ejrcito de ocupacinexactamente igual que el de los yanquis en Vietnam Eran metafo-rizaciones desopilantes, es cierto. Pero tambin haban dejado de asal-tar comisaras y haban pasado a tratar de copar cuarteles. Cuarteles,vale decir, la garanta de la supervivencia de la clase dominante.

    En suma, los marxistas-leninistas, trotskistas y toda gama decrecien-te hasta los socialdemcratas saben que hubo una guerra.

    Prosigue Brocato:e La lucha por la toma del poder en serio es la guerra civil de-

    clarada34, de qu consignas democrticas se habla? Es el enfrenta-

    Ramn Genaro Daz Bessone

    38

    32 En La Argentina que Quisieron, Edit. Sudamericana-Planeta, Bs. As.,1985, pg. 134.

    33 En el lenguaje de los subversivos, se trata de la guerrilla que nace en fo-cos subversivos urbanos o rurales.

    34 No siempre hay declaracin de guerra y menos en la guerra civil.

  • miento armado entre clases y se acabaron las consignas demo-crticas de los derechos humanos. En la guerra civil que desatala toma del poder, o a la inversa, hay denuncia de la barbarie de quese trate: legtima propaganda. Pero el programa democrtico delos derechos humanos ha caducado. Esto lo conoce, no un re-

    volucionario, la humanidad entera que lo ha padecido.(!!)

    Esto es hablar claro y con exactitud, excepto aquello de la legtimapropaganda, que de legtima no tiene nada, salvo por supuesto para lasleyes del marxismo, a fin de convencer a los idiotas tiles. La huma-nidad entera ha padecido la guerra y la conoce: dos guerras mundialesen este siglo, bombardeos de ciudades abiertas como Londres, Colonia,Hamburgo, Bremen, Hiroshima y Nagasaki; los maquis franceses du-rante la Segunda Guerra; Corea, Vietnam, Afganistn, Medio Oriente,Lbano, etctera.

    Sostiene Brocato que:e existi una ambivalencia entre lo real y lo no real, entre la guerra

    civil formal y la guerra de aparatos35 real, y dice:debe remar-carse que es absolutamente la primera vez que esta situacin

    cualitativamente diferente, aparece en la historia argenti-

    na.36 No conozco otras en el mundo anlogas: si parecidas.

    Efectivamente, no falta en boca de los que continan con la agresinen nuestros das (la paz, es la continuacin de la guerra por otros medios,frase atribuida a Lenin), el argumento de que el ETA en Espaa, las Bri-gadas Rojas en Italia, el IRA en Irlanda, y grupos similares en Francia yAlemania han sido controlados con recursos normales. Es falso. Primeroporque el ETA, el IRA, las Brigadas Rojas y otros elementos subversivossiguen gozando de buena salud, asesinando, asaltando y produciendoatentados con alguna frecuencia. Segundo, porque ninguno de esos orga-nismos intent formar una zona liberada en su pas, como aqu se

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    39

    35 Guerra de aparatos: se refiere a choque armado entre el aparato de la gue-rrilla y el aparato del Estado Nacional, sus fuerzas policiales, la Gendar-mera y las Fuerzas Armadas.

    36 Subrayado en el original.

  • intent en Tucumn, ni asaltaron cuarteles con ataques de la magnitudde Monte Chingolo, Formosa, Azul, para citar algunos, ni protagonizaronmasacres como la de Ezeiza en julio de 1973. En el mundo no ocurri,despus de la Segunda Guerra Mundial, una situacin similar, y graciasa que la absoluta mayora del pueblo argentino le dio la espalda a la sub-versin, y a su derrota militar, la guerra no degener en una rplica dela guerra civil espaola, con sus millones de muertos y mutilados.

    Dice Brocato luego: e ahora es la etapa de la derrota. (Se refiere a 1976-1980). Seala

    que: los demcratas estn convencidos de que los terroristasviolan los derechos humanos.37 Expresa que: los foquistas oprofoquistas agitan las consignas de castigo a los culpables, tanen boga en nuestros das. Cita las palabras del subversivo LuisBruschtein Bonaparte, que reside en el exterior (y escribe en la re-vista mexicana Controversia), quien dice: Condicin necesaria,pero no suficiente, para que no se repitan nunca ms estas

    aberraciones en nuestro pas, es el castigo ejemplar a los res-

    ponsables. En este sentido, constituye un problema de fondo de-

    cir que la Junta deber responder etc.. Brocato no ve incon-venientes mayores, en que se satisfaga este planteo, y requerimien-to, pero a condicin de que Bonaparte: (!) a) (venga) a la Argentinapara explicarlo; b) que lo haga provisto de algunos argumentos unpoco ms persuasivos que los de su artculo en cuanto a que las abe-rraciones que suceden y sucedieron en la Argentina son slo acha-cables al terrorismo de Estado pues el foquismo, segn pare-

    ce, actu como los ngeles Este tpico exponente (dice Brocato deBonaparte) conoce todos los trucos. Por ejemplo, el del torniquete mo-ral y afectivo, cuando realiza el elogio de los que denuncian el terro-rismo de Estado, y se vale para ello de una utilizacin sectariade las Madres de Plaza de Mayo

    Poco cabe agregar a juicios tan lapidarios enunciados por un mar-xista.

    Ramn Genaro Daz Bessone

    40

    37 Subrayado en el original. Ver pgs. 138 y139, Op.Cit.

  • Resulta verdaderamente interesante la descripcin que hace Broca-to del ambiente operacional de la guerra.38

    e Salvo en los casos que se asalta un cuartel que son excepcionales, oque se es sorprendido in fraganti en el ataque clsico por sorpresa,sea por fallas de clculo o por inconvenientes imprevistos que no hanpermitido retirarse a tiempo, a) cmo localizan las fuerzas arma-das represoras al soldado enemigo, o sea al foquista urbano?, y b)cmo lo capturan o lo ponen fuera de combate? el bando repre-sor encontrar algunas dificultades tcnicas para cumplir con los dosobjetivos clsicos de toda guerra si se le interponen algunos requi-sitos extraos logsticamente hablando, como ser, por ejemplo, elde la orden de allanamiento de juez competente que prescri-

    be la justicia en la democracia burguesa, o, tambin, las ga-

    rantas procesales, tanto para el interrogatorio, legitimidad deprueba fallo consiguiente en un soldado fantasma que no tie-ne uniforme ni traza convencional de serio. Comienza a to-

    mar cuerpo una lgica inquietante.

    A modo de ejemplo, cabe citar que en la revista Evita Montonera deseptiembre de 1975, bajo el ttulo Crnica de la Resistencia, aparece lafotografa de un cochecito de beb, comn, normal. Debajo de la fotogra-fa (pgina 31). dice: Aqu iban los fusiles para atacar la Jefatura. Setrata del ataque a la Jefatura de la Polica de Crdoba realizado el 20de agosto de 1975.

    Prosigue Brocato: e El grupo guerrillero rural, por ms pequeo que sea, es localizable

    por medios convencionales Un foquista urbano hace las compras enel supermercado del barrio Era formidable efectuar una operacinsorpresa, prolijamente cronometrada, y desaparecer como tragadospor la tierra. Las fuerzas represivas bloqueaban las carreteras, lanza-ban al aire helicpteros, registraban coche por coche en las puertas dela ciudad. Nada. Eran los tiempos en que el coro de simpatizan-

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

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    38 Op. Cit., pg. 173.

  • tes festejaban los xitos que parecan tornar invulnerables a los

    foquistas.

    En la revista que citamos en el prrafo anterior, al lado de la foto-grafa del cochecito hay otra; muestra a policas mirando a lo lejos, des-concertados, al lado del cadver de un polica asesinado. Debajo de esafotografa, se lee: Bajas e impotencia de las fuerzas represivas.

    Sigue Brocato analizando el ambiente operacional: e Retomemos las preguntas logsticas sobre la localizacin y captura

    y las dificultades que ciertos mecanismos de la democracia burgue-sa presentan a las fuerzas represivas. Digamos primero que las pre-guntas suponen que los dos bandos son conscientes de que estn enguerra. Advierto esto porque en la primera poca del foquismo nofue por lo general as: el foquismo jugaba ya a la guerra pero se locombata con la polica. Esto se explica tanto por la cobertura demo-crtica que le daba la lucha antidictatatorial como, en otros casos,por la estructura jurdica de la democracia burguesa. Este cuerporepresivo es insuficiente para solventar las necesidades logsti-cas que impona el accionar foquista: en esta etapa tambin gozaronde supremaca militar.

    Luego detalla las secuencias que empiezan con el reforzamiento delas policas, hasta la intervencin de las Fuerzas Armadas que gananla guerra en el terreno militar.

    Para terminar con esta importante cita de Brocato, vamos a mencio-nar dos testimonios de la guerra recogidos por dicho autor como legi-timaciones a la guerra:e 1 Juan Carlos Colombres Landr en Somos N 315, 1 de oc-

    tubre de 1982: En cuanto a los cados en enfrentamientos, no cabeinvestigar nada. Murieron en combate. Lo que hay que investigar sonlos casos dudosos, donde se puede haber aprovechado la impunidadde la guerra para eliminar gente por intereses o conveniencias. Hayque investigar para que los inocentes queden limpios de toda sospe-cha, y los culpables paguen. Pero yo conozco gente que ha per-dido a sus hijos, desaparecidos o muertos, y se saba que esoschicos eran guerrilleros. Murieron en su ley. Qu se puede

    Ramn Genaro Daz Bessone

    42

  • agregar? A alguien se le ocurre investigar los desaparecidosde Vietnam?

    e 2 Mariano Grondona, Carta Poltica N 76, abril de 1980: El me-canismo de agitacin y propaganda del comunismo sovitico, va Cu-ba, estuvo detrs de la insurreccin terrorista en la Argentina. Ledimos su merecido.

    4. LA PROCLAMA DE LA ORGANIZACIN LATINOAMERICANADE SOLIDARIDAD (OLAS)

    Para cerrar este captulo, y ratificar lo dicho por Grondona, vamosa transcribir los puntos ms importantes de la Primera Conferencia dela Organizacin Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) realizada enLa Habana en julio de 1967.l Que constituye un derecho y un deber de los pueblos de Amrica

    Latina hacer la revolucin.4 Que los principios del marxismo-leninismo orientan al movimien-

    to revolucionario en Amrica Latina.5 Que la lucha revolucionaria constituye la lnea fundamental de

    la revolucin en Amrica Latina.6 Que todas las dems formas de lucha deben servir y no retrasar

    el desarrollo de la lnea fundamental que es la lucha armada.7 Que para la mayora de los pases del continente el problema de

    organizar, iniciar, desarrollar y culminar la lucha armada cons-tituye hoy la tarea inmediata y fundamental del movimiento re-volucionario.

    8 Que aquellos pases en que esta tarea no est planteada de mo-do inmediato, de todas formas han de considerarla como unaperspectiva inevitable en el desarrollo de la lucha revoluciona-ria en su pas.

    10 Que la guerrilla como embrin de los ejrcitos de liberacin cons-tituye el mtodo ms eficaz para iniciar y desarrollar la lucha re-volucionaria en la mayora de nuestros pases.

    11 Que la direccin de la revolucin exige como un principio organi-zativo la existencia del mando unificado poltico y militar como ga-ranta para su xito.

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

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  • 12 Que la solidaridad ms efectiva que pueden prestarse los movimien-tos revolucionarios entre s lo constituye el desarrollo y culmina-cin de la propia lucha en el seno del pas.

    13 Que la solidaridad con Cuba y la colaboracin y cooperacin conel movimiento revolucionario en armas, constituye un deber in-soslayable de tipo internacional de todas las organizaciones an-tiimperialistas del continente.

    14 Que la revolucin cubana como smbolo del triunfo del movimien-to revolucionario armado en armas, constituye la vanguardia delmovimiento antiimperialista latinoamericano. Los pueblos quedesarrollan la lucha armada, en la medida que avanzan por esecamino se sitan tambin en la vanguardia.

    16 Que la Segunda Declaracin de la Habana, recogiendo la hermo-sa y gloriosa tradicin revolucionaria de los 150 aos de la histo-ria de Amrica constituye un documento programtico de la Re-volucin Latinoamericana que los pueblos de este continente du-rante los ltimos cinco aos han confirmado, profundizado, enri-quecido y radicalizado.

    18 Que la lucha en Amrica Latina fortalece sus vnculos de solida-ridad con los pueblos de Asia y frica y de los pases socialistas,y con los trabajadores de los pases capitalistas

    19 Que la lucha heroica del pueblo de Vietnam presta a todos los pue-blos revolucionarios que combaten el imperialismo, una inesti-mable ayuda y constituye un ejemplo inspirador para los pueblosde Amrica Latina.

    20 Que hemos aprobado los Estatutos y creado el Comit Permanen-te con sede en La Habana, de la Organizacin Latinoamericanade Solidaridad, lo que constituye la genuina representacin delos pueblos de Amrica Latina.

    Nosotros, revolucionarios de nuestra Amrica, la Amrica al Surdel Ro Bravo, sucesores de los hombres que nos dieron la primera in-dependencia, armados de una voluntad inquebrantable de luchar y deuna orientacin revolucionaria y cientfica y sin otra cosa que perder quelas cadenas que nos oprimen, AFIRMAMOS:

    Que nuestra lucha constituye un aporte decisivo a la lucha histri-ca de la humanidad por librarse de la esclavitud y de la explotacin.

    Ramn Genaro Daz Bessone

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  • EL DEBER DE TODO REVOLUCIONARIO ES HACER LA RE-VOLUCIN.

    Asimismo, esta primera reunin de la OLAS expidi numerosas re-soluciones y tres resoluciones Secretas. Entre ellas figuran las que ex-presaron solidaridad con la guerrilla que actuaba en varios pases de Am-rica Latina, como Guatemala, Colombia y Bolivia. Se expres en otra,que el primer objetivo de la revolucin popular en el continente era latoma del poder, mediante la destruccin del aparato burocrtico y mi-litar del Estado, y su reemplazo por el pueblo armado para cambiar elrgimen social y econmico existente y este objetivo slo era alcanzablea travs de la lucha armada.

    La delegacin argentina a esa conferencia estuvo presidida por JohnW. Cooke, e integrada por Jos G. Vazeilles del M.L.N., Carlos Lafforgue,de las Juventudes Polticas Argentinas, Alberto Desimone, del PartidoSocialista Argentino, Jorge Moreno de la Juventud Peronista Revolucio-naria (JP) y Juan Garca Elorrio del Comit de la OLAS en Argentina.

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

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  • CAPITULO II

    LA REVOLUCIN MUNDIAL Y LAGUERRA REVOLUCIONARIA

    1. LA GUERRA REVOLUCIONARIA

    La Argentina soport en la dcada del 70 un conflicto armado inter-no, una guerra revolucionaria. Para comprender cabalmente su na-turaleza, es preciso conocer la concepcin que, sobre esa guerra, tenanlos clsicos del marxismo-leninismo, y tambin sus pensadores actuales.

    Antes, es conveniente realizar algunas consideraciones sobre el con-cepto de revolucin. Jolivet dice que la revolucin es el fenmeno so-cial que consiste en la ruptura de la continuidad histrica y de los la-zos sociales creados por ella, para reconstruir la sociedad (religiosa, po-ltica o econmica) sobre un nuevo principio, opuesto al que se ha des-truido.1 Revolucin es sinnimo de subversin.

    Es preciso distinguir entre subversin y las formas legtimas de pro-testa. La protesta tiende a que algo cambie, pero no pretende destruirel estilo de vida de la sociedad, sus valores, sus normas, su estructura.La protesta tiene lmites: la Ley. La subversin no reconoce ningn l-mite, empieza por desconocer al Estado.

    Las formas legtimas de protesta apuntan al cambio dentro del sis-tema social, la revolucin pretende cambiar al sistema social. Una socie-dad nacional no es un sistema esttico, ni an totalmente integrado. Ensu interior hay protestas, hay conflictos, que dan lugar a ajustes y cam-bios, los que tambin se originan en las propias instituciones de la Na-cin. De este modo la sociedad nacional conserva un equilibrio dinmi-

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    47

    1 Regis Jolivet, Diccionario de Filosofa, Bs. As., 1978.

  • co, en el que las instituciones, los valores y las estructuras sociales es-tn interrelacionados funcionalmente y forman un todo ms o menos in-tegrado.2 La revolucin pretende, intenta, destruir ese equilibrio.

    2. LA REVOLUCIN COMUNISTA

    Fue proclamada por Carlos Marx y Federico Engels en el Manifies-to Comunista, publicado en 1848, y desde aquel entonces se desarro-lla sin interrupcin. Dicen sus autores: Al bosquejar a grandes rasgoslas fases del movimiento proletario (en el texto del Manifiesto) hemostrazado la historia de la guerra civil ms o menos latente que mina ala sociedad hasta el momento en que esta guerra estalla en una revo-lucin declarada y en la que el proletariado fundar su dominacin porel derrumbamiento violento de la burguesa. Aqu est expresado, b-sicamente, en qu consiste la guerra revolucionaria.3 En el Captulo IIdel Manifiesto,4 Marx y Engels exponen claramente en qu consiste ladestruccin de la sociedad burguesa. Se trata de la ruptura ms ra-dical con las ideas tradicionales, en los rdenes religioso, moral, filo-sfico, poltico y jurdico. Se propone, entre otras cosas, abolir la fami-lia tradicional, la patria, la nacionalidad, la propiedad privada que se-r reemplazada por la propiedad comn, de la que slo se excluye laapropiacin personal de los productos de trabajo, indispensable a laconservacin y a la reproduccin de la vida humana.5

    Dejan muy en claro que la revolucin ser violenta. En suma, los co-munistas apoyan en los diferentes pases todo movimiento revolucio-nario contra el estado de cosas social y poltico existente. Y terminandiciendo: Los comunistas no se cuidan de disimular sus opiniones ysus proyectos. Proclaman abiertamente que sus propsitos no puedenser alcanzados sino por el derrumbamiento violento de todo el orden

    Ramn Genaro Daz Bessone

    48

    2 Ely Chinoy, La Sociedad, Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1968, Pg. 98.3 Manifiesto Comunista, Edit. Claridad Bs. As., 1967, pg. 39.4 Ibid. pg. 41 a 50.5 Ibid., pg. 43.

  • social tradicional. Que las clases directoras tiemblen ante la idea de unarevolucin comunista! Los proletarios no pueden perder ms que sus ca-denas. Tienen en cambio un mundo para ganar. Proletarios de todos lospases, unos!6 Culmina con un llamado a la revolucin mundial.

    Lenin (Vladimir Ilich Ulianov) adapt las ideas de Marx a la situa-cin y a la poca en que vivi, dndole la dinmica de la guerra revolu-cionaria, la praxis, cuyo objetivo invariable fue la revolucin mundialpara implantar la dictadura del proletariado. Escribi:7 Los socialistas jams han sido ni nunca podrn ser enemigos de

    las guerras revolucionarias. Nuestra actitud de principios hacia la guerra es diferente de los pa-

    cifistas burgueses (partidarios y propagandistas de la paz) y losanarquistas.

    Nos distinguimos de los primeros en que comprendemos el vnculoinevitable que une a las guerras con la lucha de clases dentro delpas, en que comprendemos que es imposible suprimir las guerrassi no se suprimen las clases y se instaura el socialismo; asimismo,en que reconocemos sin reservas, como legtimas, progresistas e inevi-tables, las guerras civiles, es decir, las guerras de la clase oprimidacontra la clase opresora La historia sabe de muchas guerrasprogresistas pese a los horrores, las atrocidades, las calami-dades y los sufrimientos que acarrea inevitablemente es de-cir, tiles para el progreso de la humanidad, porque contribuyerona destruir instituciones particularmente nocivas y reaccionarias(Los subrayados son nuestros).

    Guerra Revolucionaria en la Argentina

    49

    6 Ibid., pg. 64. Numerosos pensadores han puesto en evidencia el fracaso delos pronsticos de Marx. Cuando un trabajador, obrero, de un pas desarro-llado o medianamente desarrollado, concurre a su trabajo en un automvil,y luego va de compras a un supermercado, y regresa a su casa para descan-sar y ver televisin junto a su familia, cuando el fin de semana va al cam-po con su familia en el auto a comer un asadito y jugar con sus hijos, es-t muy lejos de sonarle familiar que slo puede perder sus cadenas.

    7 En La cuestin militar y el trabajo poltico en las fuerzas armadas, Edit.Anteo, Bs. As., 1973, pgs. 54, 55, 74, 98, 99, 100 y 124; Obras completas,Edit. Cartago, Bs. As., T. XII, pgs. 399 a 445, T. XXIV, Pgs. 81 a 93; T.XVIII, pgs. 291 a 293; El marxismo y la insurreccin, Edit. Anteo, pgs.22, 37, 39, 89 y 145.

  • Solo despus de haber derribado, vencido y expropiado definitivamen-te a la burguesa de todo el mundo, y no slo de un pas, sern im-posibles las guerras