Revista Conciecia Revolucionaria

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Número 41

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    espacio en nuestras fuerzas. Pero no slo por nuestra presencia en la marcha, pues sta es slo un efecto, una representacin del trabajo realizado cada da, y estuvo conformada por gente consciente que com-prende el sistema en el que nos desenvolvemos y pelea por cambiarlo desde la conciencia, la organiza-cin y la accin.Si bien ha generado un efecto positivo la presencia del Bloque en este Primero de Mayo, en otros secto-res de la izquierda tradicional ha generado malestar y preocupacin. Pero las crticas no pasan de ser su-perficiales y preadas de envidia pues estos grupos e individuos no se explican como seguimos creciendo y la respuesta es sencilla: lnea poltica correcta y pra-xis militante constante. Estas crticas se han basado en tres elementos: que se realiza un trabajo parcial donde prima lo artstico, que somos sectarios y ra-dicales, y que se quiere imponer una forma de pensar. En el primer aspecto no es algo par-cial o slo artstico, pues las organi-zaciones actan en varios sectores y ello es evidente. En el segundo aspecto la crtica de radicales no nos molesta pues buscamos un cambio de raz, una revolucin que barra con lo establecido, mientras que lo de sectarios es la acusacin de quienes han hecho del eclecticismo su principio poltico bsico y tranzan entre unos u otros para sacar provecho de las unidades en las que slo pesan los intereses econmicos y personales. Creemos firmemente en la unidad pero en aquella que se conquista a travs de la lucha y entre organizaciones honestas que parten de principios para juntarse y no de coyunturas en las que cada uno quiere sacar su tajada. En el tercer aspecto, nosotros no buscamos evangelizar a la gente sino que abra simplemente los ojos, comprenda su papel en esta sociedad y busque transformarla, nosotros no imponemos nada, nos educamos, discutimos, critica-mos y proponemos, nada ms rico polticamente que elaborar conjuntamente con la gente nuestra accin.Hay que sealar que las crticas no vienen de los sec-tores populares, sino de los cadveres politiqueros en decadencia, tanto los partidos electoreros de la izquierda tradicional como de aquellos que han para-sitado ms de cuarenta aos y no han logrado crecer, que no creen en sus fuerzas sino en infiltrarse en or-ganizaciones ya constituidas y que por esa dinmica propia no van a poder salir del atolladero en el que se

    encuentran. Cuando lo nuevo empieza a florecer, lo viejo da ala-ridos para detener su muerte. Y eso pretendemos, no queremos ser la reproduccin de la vieja izquierda sino superar cualitativamente su accionar, en la teora y en la prctica. Nosotros no vemos como amigos a quienes trafican con la lucha del pueblo, sino como una traba que ha perturbado que las masas adquieran mayores niveles de conciencia y organizacin. Noso-tros no vamos a la cola de cualquier gobierno, ni cree-mos en el mal menor ni en el s crtico como hace aos camuflaba su apoyo al gobierno casi la totalidad de la izquierda. Nosotros confiamos en la fuerza de las masas, en su inteligencia, en su furia, en todo lo nuevo que puede crear, por ello trabajamos desde all

    y no desde el cmodo escritorio del parlamento o la oficina del burcrata sindical.Por ello las organizaciones del Bloque seguimos creciendo, la gente que asisti no es producto de lobby poltico, o de multas, sino del trabajo constante. Daba gusto realmente ver compaeros que haban viajado horas para

    participar, padres de familia con sus hijos gritando las consignas, obreros con conviccin de luchar contra los empresarios.El panorama es claro, el gobierno avanzar en su po-ltica contra los sectores populares. La solucin no vendr mediante trmites administrativos. Debemos sacar nuestra poltica a la calle con ms fuerza. Sos-tener ello con un trabajo de educacin permanente. Se sigue sumando gente valiosa que va aportando desde sus experiencias y conocimientos. Algunos preguntan que por qu en un momento tan contra-revolucionario seguimos creciendo y la respuesta es evidente: tener el planteamiento poltico claro y un accionar permanentemente. El Bloque Proletario no busca nicamente la participacin en el Primero de Mayo, sino crear un polo de referencia distinto. Por ello nuestra unidad es real y sincera porque va enca-minada a sepultar la razn principal de la injusticia social que es el sistema capitalista. Continuaremos construyendo desde abajo, en los barrios y fbricas, en el campo y los centros de estudio, en la calle pero tambin en la produccin de pensamiento. Y vamos a ir coordinando nuestras fuerzas para seguir cre-ciendo, gestando espacios en comn, movilizndo-nos, resistiendo y revolucionando.

    Los derechos no se piden, los derechos no se venden, los derechos se conquistan con la lucha

    de la gente

    2 Bloque Proletario: La Nueva Corriente4 Marxismo y Positivismo6 El derecho a la huelga y la ocupacin de los lugares de trabajo en el proyecto del Cdigo Orgnico de Relaciones Laborales9 Minera en el sistema capitalista-imperialista Parte III14 Subordinacin de la educacin superior al cambio de matriz productiva16 Problemtica de la mujer en el marco de la Revolucin Ciudadana19 La ciudad del mileo significa la farsa y el entreguismo al imperialismo chino21 Vigencia de la teora del imperialismo39 Empresa Pintex despide a dirigentes sindicales

    Cualquier sugerencia, queja, opinin, denuncia o contacto,

    escrbenos a:

    Conciencia, Organizacin y Accin

    EDITORIAL

    Una marea roja inund la Marcha del Primero de Mayo. El Bloque Prole-tario va tomando cada vez ms fuerza. Su presencia evidencia una nueva corriente revolucionaria en el pas, diferencindose de la izquierda tradi-cional que ha hecho del clientelismo electoral su modus vivendi. Nosotros apuntamos a otra cuestin: la educacin poltica de las masas populares para luchar por una verdadera emancipacin. El Primero de Mayo de este ao el Movimiento Vientos del Pueblo, la Coor-dinadora Campesina Popular, el Sindicato 31 de Mayo, la Organizacin Cultural Voces de Libertad, la Asociacin de Centros Culturales Arte y Li-bertad, la Revuelta Estudiantes Organizndose y el Frente de Hip Hop Rap Resistencia nos juntamos con tres objetivos claros: oponernos al gobierno y sus polticas en el mbito obrero y popular; luchar contra las corrientes reformistas en el movimiento obrero ecuatoriano y a las prcticas de la iz-quierda electoral; y visualizar esta nueva corriente que se est gestando de manera organizada en el pas tendiendo un puente para la unidad de obre-ros, estudiantes, campesinos, artistas, vendedores ambulantes, gente de los barrios populares y ms. El Bloque Proletario representa un esfuerzo organizativo comn. No es que simplemente nos ponemos de acuerdo en marchar juntos el primero de mayo, sino que preparamos todo a partir de un trabajo coordinado per-manentemente. El trabajo realizado signific un despliegue importante de cada organizacin: se repartieron ms de 15 mil volantes, se llenaron las pa-redes de graffitis, stencils, peridicos murales y banderas, se construyeron varias cosas, se prepararon consignas combinadas con la murga, se emiti un comunicado, se crearon imgenes difundidas virtualmente, y se realiza-ron actividades de educacin interna. El da de la marcha en el plano operativo todo march bien, pues la marea roja cont con consignas y cnticos nuevos, acompaados por la murga y las dancistas de Arte y Libertad, representaciones teatrales, zanqueros, ben-galas, banderas gigantes y mucha energa de toda la gente que particip. El Bloque Proletario causaba mucha expectativa en la gente que vea pasar la marcha. Recorrimos desde la Plazoleta del Consejo Provincial de Pichincha hasta la Plaza de Santo Domingo en donde, junto al grupo Rompecanda-dos, realizamos un flashmob anticapitalista (intervencin artstica masiva). Despus de eso salimos de all pues no compartimos la posicin concilia-dora y entreguista de las centrales sindicales, y nos dirigimos en caravana a la Casa de la Cultura Rebelde donde concluimos con un mitn donde repre-sentantes de las diferentes organizaciones dieron unas palabras al resto de compaeros y compaeras.Algunas de las consignas que sonaban ese da eran: La lucha del pueblo no es electorera, conciencia comunista en la clase obrera; la clase obrera debe organizarse contra el patrn y los gobernantes; los derechos no se piden, los derechos no se venden, los derechos se conquistan con la lucha de la gente.La marcha ha servido para acrecentar la confianza de los militantes de cada

    IBLOQUE PROLETARIO: LA NUEVA CORRIENTE

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    La lucha de clases se desata en los mbitos de la econo-ma y la poltica, pero tambin en la esfera de la filosofa y el pensamiento. En este ltimo la Academia juega un rol clave en cuanto es el espacio en donde se producen y reproducen teoras y corrientes del pensamiento que no hacen ms que especular sobre la realidad, cumplir agendas de investigacin dictaminadas por los orga-nismos y Estados que financian a estn instituciones educativas, y dar soluciones superficiales y cosmticas a la enorme variedad de problemticas generadas por la sociedad capitalista. En suma, son teoras que directa o indirectamente encajan con los intereses de la bur-guesa y con la forma de ver el mundo que sta quiere que prevalezca. En esa lucha la teora comunista se con-vierte en una vctima de asedio, difamacin y tergiver-sacin, incapaz de defenderse en tanto, prcticamente, no existen acadmicos revolucionarios que puedan ponerla en movimiento y hacer que sta florezca. En esa medida, una de las principales acusaciones que se hace al marxismo es que es positivista. En este artcu-lo nos centraremos en algunos puntos para demostrar que ello es falso.

    El positivismo es una corriente filosfica que limita y restringe la ciencia a describir y codificar las observacio-nes, enfocndose en los criterios de la medicin cuan-titativa y el pronstico. Aqu encontramos el tipo de investigaciones promovidas por varias universidades, en donde por ejemplo se llevan a cabo experimentos en que a mil individuos dan de comer manzanas y a otros peras y, despus de un tiempo determinado, observan cmo en unos y otros aparecen una serie de patrones comunes, tales como que quienes comieron manzanas fueron menos propensos a desarrollar cncer, mientras los otros fueron ms proclives a esa enfermedad. Los resultados que alcanzan este tipo de investigaciones

    estn basados en anlisis cuantitativos, estadsticos, y limitan el alcance investiga-tivo a conclusiones simples y superficia-les. El positivismo se centra en el anlisis cuantitativo, mientras el marxismo entiende lo cuantitativo como

    parte de lo cualitativo, en donde a partir de la acumula-cin cuantitativa se dan los saltos cualitativos, la trans-formacin de cantidad en calidad. Es decir, el positivista se fundamenta, aunque no lo diga explcitamente, en que no tiene importancia el anlisis de niveles ms profundos de una cosa a estu-diar, sea todo lo contrario a lo que plantea el materia-lismo dialctico, en donde se busca entender la esencia de los fenmenos o procesos, para poder llegar hasta lo ms hondo de su esencia. Un gran ejemplo del tipo de investigaciones marxistas seran los tres tomos de El Capital o El Imperialismo fase superior del capita-lismo, que comprenden de forma profunda y total su objeto de estudio.

    Lenin ya haba sealado que la contradiccin es la esencia de la dialctica, pero fue Mao quien profun-diz y desarrollo la ley de la contradiccin, llegando a describir elementos como tipo de contradiccin, la contradiccin principal y secundaria, el aspecto prin-cipal y secundario de la contradiccin y el carcter de la contradiccin, entre otros. Todo esto permite a los tericos comunistas tener el mtodo para entender la profundidad y complejidad de las cosas, y demostrar que el marxismo est alejado de una visin superficial de la realidad y reduccionista como la que aplica el po-sitivismo.

    Por otra parte, el positivismo tiende a separar los fe-nmenos del contexto mayor y de diferentes niveles, y a reducir las cosas y los procesos a una sola y senci-lla causa. Aqu tambin el marxismo es radicalmente distinto porque si bien ve en las relaciones internas de una cosa las causas de su cambio, pone atencin en los factores externos como condiciones para el desarrollo

    de ese proceso. Adems de que no parte de preceptos unicausales, sino que mira la complejidad de las cosas, encontrando la multicausalidad del movimiento y de la transformacin.

    El positivismo rechaza las maneras en que la teora pue-de y tiene que adelantrsele a la prctica, es decir, los modos en que un anlisis a fondo de la experiencia pue-de dar una concepcin ms profunda de la dinmica y las tendencias, y abrir nuevos caminos a la transforma-cin de esa realidad. Ante esto el marxismo distingue una relacin dialctica entre la teora y la prctica, en la que la teora es el producto de la prctica acumulada, en donde la teora es la gua para la accin, en donde la generacin de conocimiento ya no tendra lugar si se separan la teora y la prctica. El positivismo es empi-rista en la medida en que juzga la verdad solamente a partir de una serie limitada de experiencias empricas sin contrastarlas con la teora, tal como el ejemplo de las manzanas y las peras.

    A propsito de esto, el terico comunistas Bob Ava-kian pregunta: Si la teora no se adelanta, no se podra concebir nada cualitativamente diferente a lo que ya se conoce; sin eso, cmo pudieron haber escrito Marx y Engels el Manifiesto Comunista? Es decir, el marxismo nos da las herramientas para poder sentar leyes y ten-dencias del comportamiento de una cosa, ya sea de la naturaleza o la sociedad, producto de un permanente proceso de produccin del conocimiento en donde teora y prctica se relacionan. De qu otra forma podramos entender la relacin entre la experiencia vi-vida y estudiada por Marx en la Comuna de Pars y la Crtica al programa de Gotha? Sin aquella experiencia no hubiese sido posible que Marx afirme la absoluta necesidad de la Dictadura del Proletariado para poder transitar de la sociedad socialista al comunismo.

    La epistemologa del marxismo, es decir la forma en que concibe la produccin del conocimiento, une la teora y la prctica, partiendo de la premisa de que la generacin de conocimiento en el campo que sea (cientfico, poltico o cultural) debe servir para su pues-ta en prctica y progresiva transformacin. Eso ya lo podemos encontrar expresado en la onceava tesis sobre Feuerbach, en donde Marx concluye que Los filsofos no han hecho ms que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Por esto, otra de las diametrales diferencias con el positivis-mo es que el marxismo no es nicamente un mtodo

    de comprensin, sino sobre todo un mtodo de trans-formacin de la realidad ligado con la accin humana.

    Otro punto fundamental es que el positivismo rechaza la filosofa, mientras el marxismo parte de una compre-sin filosfica de la realidad llamada materialismo dia-lctico. De hecho, en el desarrollo de la teora comunis-ta Marx y Engels empezaron sus estudios en el campo de la filosofa. Ambos formaban parte de los crculos de intelectuales que estudiaban al filsofo Hegel. Mientras tanto, el positivismo afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que estn ms all de lo dado y niega que la filosofa pueda dar conocimiento acerca del mundo, siendo sta una tarea exclusiva de las ciencias exactas.

    Una diferencia tangencial entre marxismo y positivis-mo es que ste ltimo ve al progreso como algo lineal y acumulativo, derivado de las ciencias y aplicado a la sociedad. El marxismo por su parte concibe al progreso como algo que se da producto de los cambios cuanti-tativos pero fundamentalmente cualitativos, y que por eso no sigue una linealidad sino ms bien una figura espiralada, en donde lo nuevo siempre supera a lo viejo.

    A todo esto tenemos que aadir que el positivismo fue tanto un mtodo de investigacin en las ciencias sociales como una ideologa. La visin positivista de la sociedad basada en las categoras de orden y pro-greso se impuso en los pases en los que se extenda el capitalismo a lo largo del siglo XIX. A medida que las potencias imperialistas se extendan con sus productos, sus capitales y sus ejrcitos, tambin lo hacan sus ideas. El positivismo camin de la mano de la burguesa, a di-ferencia del marxismo que es la teora del proletariado.

    En conclusin, el positivismo es esencialmente fe-nomenolgico, es decir, cuando habla de los hechos se atiene a su aspecto superficial, al hecho tal y como aparece, sin profundizar en l. De ah que el positivismo conduce a una visin esttica (metafsica) de la reali-dad, del hecho, no a su transformacin y desarrollo. Por lo tanto, es un enfoque acrtico, fatalista, basado en la aceptacin de los hechos tal y como son, sin ponerlos en duda. Ante esto, los marxistas decimos que las co-sas nunca aparecen tal cual son y que el descubrirlas es un trabajo analtico, es producto de la interaccin entre teora y prctica. Si las cosas aparecieran tal como son, no habra ciencia, manifestaba Marx.

    IIMarxismo y Positivismo

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    En el Ecuador la huelga constituye un derecho re-conocido por la Constitucin en su artculo 326 numeral 14 que dice: Se reconocer el derecho de las personas trabajadoras y sus organizaciones sindicales a la huelga. Esto como resultado de las luchas -durante dcadas- del naciente proleta-riado ecuatoriano y otras clases sociales, que llev en 1938 a la promulgacin del Cdigo del Traba-jo que plasma el reconocimiento legal de algunos derechos conquistados, entre ellos el derecho a la huelga como herramienta fundamental y legal de lucha para exigir el cumplimiento de derechos ya reconocidos o reivindicar sus intereses sean de na-turaleza laboral o sindical.El reconocimiento legal del derecho a la huelga constituye una conquista histrica del proleta-riado. La comunidad internacional, debido a las exigencias de reconocimiento de la organizacin sindical y las medidas de presin ejercidas por el proletariado organizado no le qued ms remedio que reconocer, mediante instrumentos internacio-nales, el derecho a la huelga como un derecho fun-damental del ser humano.Ante esto, la burguesa nacional e internacional ha intentado constantemente eliminar o limitar los derechos laborales contenidos en el Cdigo del Trabajo ecuatoriano por cuanto los consideran excesivos y contradictorios a sus intereses econ-micos y polticos, entre ellos el derecho a la huelga que para esta clase social es un atentado a la pro-piedad privada y a la libertad de empresa y por tanto un obstculo a su insaciable ansia de ganan-cias a costa del pauperismo de los trabajadores.Haciendo una retrospectiva histrica sobre la le-gislacin laboral ecuatoriana, constatamos que el afn burgus de restringir derechos laborales se ha ido cumpliendo paulatinamente y con ms intensi-dad a finales del siglo XX, a travs de una serie de reformas laborales aprobadas mientras la organiza-cin sindical se debilitaba por una serie de factores

    polticos, econmicos y sociales.Ante esta arremetida, el derecho a la huelga ha per-manecido casi intacto -si no es por la debilitacin de la organizacin sindical que le resta efectividad. El artculo 467 del Cdigo de Trabajo vigente es-tablece:La ley reconoce a los trabajadores el derecho de huelga, con sujecin a las prescripciones de este Pargrafo. Huelga es la suspensin colectiva del trabajo por los trabajadores coligadosY el artculo 500 ibdem dispone:Los huelguistas podrn permanecer en las fbri-cas, talleres de la empresa o lugares de trabajo, vigi-lados por la policaDe estas disposiciones y otras relacionadas se de-duce el reconocimiento del derecho a la huelga en general, es decir; considerando todas las formas de expresin, como la ocupacin de los lugares de trabajo, la huelga a ritmo lento o huelgas de celo, etc.; que no se limitan a la simple interrupcin de labores y que adoptan otras formas de presin. Simultneamente, el Cdigo de Trabajo regula el desarrollo de la huelga con el fin de garantizar la seguridad de los empresarios y sus bienes, por tal razn, condicionan la licitud de la huelga a que sta se realice de forma pacfica, aun cuando los traba-jadores huelguistas permanezcan en los lugares de trabajo.Las organizaciones sindicales ejercen, comnmen-te, el derecho a la huelga con ocupacin de lugares de trabajo, considerando esta forma como princi-pal herramienta de negociacin en los conflictos colectivos, y que les ofrece una solucin ms rpi-da y eficaz. Esta forma de ejercicio del derecho a la huelga es una prctica constante del proletariado internacional y reconocido legalmente por la ma-yora de estados, cuando son pacficas.El ao 2010, el Ministerio de Relaciones Labo-rales -cuyo titular en ese entonces fue Richard Espinosa- en documento no oficial dio a conocer

    IIIEl derecho a la huelga y la ocupacin de los

    lugares de trabajo en el proyecto del Cdigo Orgnico de Relaciones Laborales

    a dirigentes de las centrales sindicales del pas, la intencin del gobierno para limitar, entre otros derechos, el derecho a la huelga. Documento que lo hemos venido denunciando, mientras la elite de la dirigencia sindical hizo gala de un mutismo vergonzante.Luego de las elecciones presidenciales del 2013, de las que sali reelecto el presidente Rafael Correa, el gobierno hizo pblica su intencin de reformar el Cdigo del Trabajo proponiendo el Proyecto del Cdigo Orgnico de Relaciones Labores cuya aprobacin se tramita en la Asamblea Nacional-, que contiene las aspiraciones postergadas de los empresarios para flexibilizar la relacin laboral y restringir derechos laborales, entre ellos el derecho en estudio; recibiendo por su parte el aplauso del sector empresarial. El Proyecto del Cdigo Orgnico de Relaciones Laborales en su artculo 500 establece:Declaratoria de huelga.- La huelga deber ser de-clarada por la organizacin sindical de la empre-sa, en caso de existir, o por la mitad ms uno de las y los trabajadores de la empresa. La decla-ratoria deber ser comunicada a la o el empleador a travs de la o el Inspector de Trabajo. El inicio efectivo de la huelga slo podr tener lugar luego del plazo de cinco das de haberse no-

    tificado a la o el Inspector de Trabajo, quien en el plazo de 24 horas de conocer la declaratoria de huelga, deber notificar a la o el empleador. La huelga se desarrollar siempre, solo a fuera de las instalaciones de la empresa o lugar de trabajo. Se prohbe en el sector pblico, paralizar a cual-quier ttulo los servicios pblicos, en especial los de salud, educacin, justicia y seguridad social, energa elctrica, agua potable y alcantarillado, procesamiento, transporte y distribucin de hidro-carburos y sus derivados, transportacin pblica, saneamiento ambiental, bomberos, correos y te-lecomunicacionesComo podemos observar, el artculo restringe el derecho a huelga en el sector pblico y adems lo hace tambin respecto a su desarrollo y a sus for-mas de expresin y condiciona su legalidad a la presencia colectiva de los trabajadores siempre y solo en las inmediaciones del lugar de trabajo. De esta manera se califica a una huelga como ilci-ta con todas las consecuencias jurdicas que eso implica- en caso de que los trabajadores ocupen el lugar de trabajo. La Constitucin de la Repblica del Ecuador esta-blece el principio de progresividad para el ejercicio de los derechos, cuando en su artculo 11, numeral 8 dispone:

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    Puede haber una minera responsable? Al tratarse de un negocio de las grandes corpora-ciones imperialistas, este no puede ms que res-ponder a la lgica y naturaleza del sistema, por tanto slo puede ser responsable con sus propias necesidades e intereses. La minera con respon-sabilidad ambiental y social o minera sustentable como tambin se denomina, es un slogan que sur-gi de la Iniciativa Global Minera impulsada por las compaas ms grandes del sector desde 1998.la famosa GLOBAL MINING INITIATIVE, Iniciativa Global Minera, llevada adelante por 9 de las ms poderosas corporaciones transnacio-nales mineras a partir de 1998. Como toda jugada imperialista que se enmascara con el nombre de iniciativa, la finalidad de IGM era disear una estrategia para un lavado verde de una de las indus-trias capitalistas ms agresivas con el ambiente y la sociedad, es decir, conseguir el sello verde para las operaciones de las mineras, cuya imagen esta-ba siendo afectada por los cientos de conflictos en todo el mundo debido a los daos ambientales y sociales que provoca. El presidente de esta iniciativa fue Sir Robert Wil-son representante de la transnacional minera Ro Tinto, una de las ms grandes y contaminantes del mundo. Durante los 3 aos que dur, IGM cum-pli con 3 objetivos:

    1. Crear una asociacin de la industria de minera y metales que se concret en el Consejo Interna-cional sobre Minera y Metalurgia ICMM (Inter-nacional Council on Mining and Metals), formado en octubre de 2001. El consejo cuenta entre sus miembros a 16 de las ms grandes compaas de minas y metales como: Ro Tinto, Anglo Ameri-can, Newmont, BHP Billinton, Freeport-MacMo-Ran, etc.

    2. Realizar un anlisis independiente de los proble-mas que enfrenta la industria de minas y metales,

    para lo cual se desarroll el Proyecto Minera, Mi-nerales y Desarrollo Sustentable (MMDS), desde el 2000 al 2002...

    3. El tercer objetivo de la Iniciativa Global Minera fue realizar una Conferencia Mundial sobre Mi-nera y Desarrollo Sustentable, la que se hizo en Toronto en mayo del 2002, y que fue presidida igualmente por Sir Robert Wilson el representante de Ro Tinto. Segn las transnacionales mineras, esta conferencia supuso el final de un largo pro-ceso y el inicio de una nueva era para la industria minera y fue la preparacin para su participacin en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustenta-ble que tuvo lugar en Johannesburgo, Sudfrica, en septiembre del mismo ao. La Conferencia de Toronto termin con el compromiso de alcanzar una mayor contribucin al desarrollos sustentable por parte de este sector. Luego de la conferencia de Toronto la Iniciativa Global dej de existir como entidad separada.

    Estos tres objetivos se cumplieron y despus de eso las mineras bautizaron a su actividad como sus-tentable. Por su sacrosanta voluntad ya que nadie puede poner en duda que la minera es amigable con el medio ambiente y un motor de desarrollo para los pases pobres. Toda la realidad de depre-dacin, contaminacin, saqueo, empobrecimiento y dems impactos sociales y ambientales de la mi-nera quedaron proscritos para dar paso a la nueva maravilla: la minera sustentable. (Solano. 2008).

    La realidad se encarga de demostrar cun respon-sable puede ser la minera. Justamente una de las compaas que encabezaron toda la Iniciativa Mi-nera fue Newmont, la duea mayoritaria del pro-yecto Yanacocha en Cajamarca, que comenz sus operaciones en 1993, recibiendo posteriormente un rechazo total de la poblacin por sus abusos.

    IVMinera en el sistema Capitalista-Imperialista Parte III

    Soc. Lina Solano Ortiz Mgtr.Miembro de la CCP -

    Coordinadora Campesina Popular

    El contenido de los derechos se desarrollar de manera progre-siva a travs de las normas, la jurisprudencia y las polticas pblicas. El Es-tado generar y garantizar las condiciones necesarias para su pleno reco-nocimiento y ejercicio.1Por estas razo-nes podemos decir que el ar-tculo 500 del Proyecto en caso de que sea aprobado- es inconstitucional, por cuanto desconoce el principio mencionado y constituye una regresin, pretendiendo restringir el derecho a la huelga. Desde el punto de vista jurdico, el argumento que ha utilizado la burguesa para limitar el ejercicio del derecho a la huelga en cualquiera de sus for-mas es el uso de violencia de los trabajadores en contra de las personas o bienes de los empresarios y porque es deber del Estado la proteccin del de-recho a la propiedad. Pero este argumento se de-bilita frente a la prohibicin legal, que actualmente est vigente y que en el proyecto se mantiene, res-pecto a que no se puede actuar de forma violenta contra el empresario y sus bienes. As lo establece el artculo 510 del Cdigo de Trabajo vigente y el artculo 505 del Proyecto cuyo texto prcticamen-te permanece inalterado:Los actos violentos contra las personas o propieda-des, harn civil y penalmente responsables a sus auto-res, cmplices y encubridores2La burguesa ha tratado de desvirtuar la ocupacin del lugar de trabajo como una forma de expresin del derecho a la huelga, diferencindola y deslin-dndola con el derecho mismo y calificndola

    1 Rafael Guzmn. 2 Mara Anglica Vlchez.

    como una conducta ilcita sujeta a sanciones; o tergiversando la naturaleza del derecho a la huelga definindola como: La interrupcin colectiva del trabajo, con abandono del lugar donde la actividad se realiza ; o, argumentando que la huelga con ocupacin del lugar de trabajo lesiona el inters social que traen consecuencias nefastas que aca-rrea para las vctimas (empresarios) de estas accio-nes y que en caso de que se incurra en estas acciones los trabajadores debern ser sancionados, incluso penalmente. Estos argumentos que acabo de transcribir fueron expresados por acadmicos de Venezuela, comentando la Ley Orgnica de Trabajo de Venezuela que restringi el derecho a la huelga con ocupacin pacfica de los lugares de trabajo, derecho que, vale decir, es reconocido in-ternacionalmente.Por estas razones, los trabajadores ecuatorianos deben rechazar todo intento por parte del Estado de restringir los derechos laborales conquistados mediante la lucha histrica, en este caso, defen-diendo la licitud o legalidad de la permanencia pa-cfica de los trabajadores huelguistas en los lugares de trabajo, durante el desarrollo de una huelga.

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    Once aos despus (septiembre del 2004), Mi-nera Yanacocha ha experimentado el peor rechazo de la poblacin cajamarquina que, cansada de la soberbia, manipulacin y mentiras de la empresa minera, se levant para defender el Cerro Quilish y cuestionar el conjunto de las relaciones de la em-presa minera con la comunidad. La costosa polti-ca de imagen institucional minera se vino al suelo como un castillo de naipes. Yanacocha, la empresa que haba sido premiada en repetidas oportuni-dades como modelo de responsabilidad social y empresarial, qued de pronto ante todo el pas sin su mscara: su responsabilidad ambiental y social estaba siendo seriamente cuestionada por miles de ciudadanos cajamarquinos.

    Lo peculiar del reclamo ciudadano fue que el cuestionamiento ms severo no se dirigi contra la inversin privada, ni contra la minera en general, sino contra la irresponsabilidad ambiental y social de Minera Yanacocha que amenazaba la salud y la vida de los pobladores de las comunidades aleda-as. Lo ms importante fue que el cuestionamien-to ms radical y profundo fue planteado desde los ms dbiles del tejido social: los campesinos, que se sintieron amenazados por el avance descontro-lado de las operaciones mineras sobre sus tierras, y sobre la escasez y la falta de garantas sobre la ca-lidad de sus aguas. A esos reclamos, que la oficina de informacin de Yanacocha denomin reclamos aislados de un grupo de cam-pesinos borrachos azuzados por ONGs ambientalistas y un cura que les distribuye aguardiente. (Arana. 2004).

    La minera adems es una in-dustria extractiva y por tanto sus procesos responden a la lgica de acumulacin de este tipo de industria.

    De esta forma, el modelo de la industria extractiva es el conjunto de actividades a gran escala para sacar, extraer, obtener o separar elementos de la naturaleza, que le incor-

    pora precio y dueo con el fin de obtener el mayor lucro posible, y que evita restituir, reparar, mitigar, compensar, consultar e informar, sin asumir los costos de dicha extraccin. No toma en cuenta aspectos ambientales, ecolgicos, culturales, pol-ticos, sociales, econmicos o locales. Elimina sus propias fuentes de reproduccin y acumulacin de capital; no toma en cuenta el tiempo para que los bienes comunes naturales se reproduzcan, ni con-sidera el agotamiento y el dao irreversible sobre el medio ambiente. No considera las consecuencias a largo plazo, concentra tierras, fulmina territorios, expulsa pueblos y determina las inversiones de infraestructura pblica y privada para facilitar la extraccin. Sus intereses estn por encima de los derechos humanos. Los actores de este modelo tienen nombre: las cada vez ms grandes corpora-ciones supranacionales. (Castro. 2013).

    Es claro que la industria extractiva minera tiene una lgica opuesta a la responsabilidad social y ambiental, pero podra existir un capitalista mi-nero, un grupo de capitalistas mineros que privi-legie la responsabilidad sobre sus ganancias? Tampoco, porque el sistema capitalista se sustenta en la generacin de ganancias, y para generar es-tas ganancias los capitalistas tienen que vender las mercancas que producen, al entrar en el mercado tienen que competir con otros, y esta competencia se basa fundamentalmente en los precios.

    Pensemos en empresas que van a vender cobre en el mercado, tienen que vender a mejores precios que otras porque si no lo hacen simplemente na-die les va comprar y eso no es negocio. Pensemos tambin en que, las empresas vendern su cobre de acuerdo al precio que les haya costado produ-cirlo (costos de produccin) ms las ganancias que ellos esperan obtener. Entonces si hay una fuerte competencia, le quedan dos opciones al capita-lista: reducir su ganancia, o reducir sus costos de produccin. Por cul de ellas creen que optan los capitalistas?, lgicamente por reducir los costos.

    Entonces imagnense si ellos tuvieran que pagar por los daos ambientales que provocan, si tuvie-ran que realmente ser responsables y desarrollar a las comunidades donde se instalan, si tuvieran que dar un porcentaje del 50% o ms al pas donde es-tn explotando, eso que implicara en trminos de sus costos de produccin?. Evidentemente ningn inversionista sensato va a reducir sus ganancias, pudiendo evitar todos estos costos, es decir, el ha-cerse inversionistas responsables les significara reducir sus ganancias, por qu?, pues porque al pagar por sus daos ambientales y sociales el costo de produccin subira, pues cmo sino se recupe-rara este gasto, si una empresa minera tuviera que pagar por la contaminacin del agua, los conflictos sociales que provoca, la prdida de las fuentes de subsistencia de las comunidades, etc, etc, el costo de produccin para ellos sera simplemente im-posible de cubrir, y al cargarlo como parte de los gastos de produccin, ese cobre tendra un precio que resultara una locura en el mercado, sera in-vendible y por tanto no sera un negocio rentable, y ningn capitalista sensato hace negocios que no sean rentables. Y quin comprara un cobre tan caro, cuando le ofrecen otro mucho ms barato, sin responsabilidad ambiental ni social. Entonces las empresas mineras no pueden darse el lujo de invertir ms de lo que el mercado internacional les permite, y en el mercado internacional a diario hay una competencia por bajar los precios y ganar y acumular, y ah nadie est pensando en los nios de La Oroya contaminados con plomo, arsnico y antimonio en su sangre, eso simplemente son par-te de los sacrificios que los pueblos tienen que

    hacer para que el capital contine su ciclo vital. 1

    Queda claro que la minera responsable no es ms que un slogan con el que las corporaciones quieren tapar la realidad de una industria totalmente agre-siva con los ecosistemas y las poblaciones. Que de lo nico que se puede afirmar que es responsable es de todos los graves impactos negativos y viola-ciones de derechos humanos en las comunidades y en los pases receptores de la inversin.

    Es importante en este sentido el fallo dado por el Tribunal Permanente de los Pueblos instaurado en Montreal del 29 de mayo al 1 de junio de 2014, el cual analiz la responsabilidad de la industria minera y el Estado de Canad por violaciones de derechos humanos en Amrica Latina. En un co-municado emitido para dar a conocer el veredicto preliminar se dice:

    En su veredicto preliminar ledo ayer en el cierre de dos das de audiencias que analizaban testimo-nios sobre casos relativos a las empresas canadien-ses Barrick Gold, Goldcorp, Tahoe Resources, Blackfire Exploration, Excellon Resources y a sus filiares en Amrica latina, el Tribunal Permanente de los Pueblos constata la responsabilidad de las empresas por violaciones de derechos humanos, al igual que la responsabilidad del Estado de Canad y de pases donde se produce la explotacin de re-cursos naturales por no haber impedido, por haber facilitado, tolerado u ocultado estas violaciones as como por impedir en la prctica el acceso de las vctimas a un recurso que les proteja contra tales violaciones.2Tomando en cuenta que en Canad se encuentran legalmente establecidas el 75% de empresas mi-1 Por qu no puede haber una minera Bien Hecha?, Coordinadora Campesina Popular. Diciembre de 2008. http://nomineria.blogspot.com/2008/12/por-qu-no-puede-haber-una-minera-bien.html2 Un jurado internacional publica su veredicto preliminar juzgando a las empresas mineras cana-dienses y el Estado canadiense en Amrica Lati-na. Tribunal Permanente de los Pueblos, Canad. http://www.defensoresenlinea.com/cms/index.php?option=com_content&view=article&id=3175:en-el-marco-del-cierre-de-las-audiencias-del-tribunal-permanen-te-de-los-pueblos-sobre-la-industria-minera-canadiense-&catid=67:monitoreo&Itemid=192 _

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    neras de todo el mundo, 60% de las cuales cotizan en la Bolsa de Valores de Toronto, se comprende la trascendencia de que este Tribunal tico haya emi-tido una sentencia condenatoria no slo a las cor-poraciones, sino al Estado canadiense, y que haya incluido a los estados Latinoamericanos, receptores de las inversin, como corresponsables de las viola-ciones cometidas por las mineras.

    El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) se ha constituido en esta ocasin para juzgar a las sociedades mineras canadienses que son acusadas de atentar a los derechos fundamentales de los pueblos en Amrica latina; y, al mismo tiempo, para considerar las acusaciones formuladas contra el Estado canadiense por contribuir, por accin y omisin, a la violacin de los derechos humanos de los pueblos en Amrica latina sosteniendo a la industria minera y por favorecer a dichas empresas con un contexto de impunidad.

    A propsito de los impactos de las empresas mi-neras canadienses en el acceso, goce y disfrute de los derechos humanos de las naciones y pueblos en que se asienta la explotacin de sus inversiones, el TPP identifica varios niveles de responsabilidad.

    Por una parte, se encuentra la responsabilidad de las mismas empresas al fallar en su deber de res-petar, proteger y cumplir los derechos humanos, tal cual estos han sido reconocidos por el derecho internacional de los derechos humanos. Por otra, se puede vislumbrar la responsabilidad del Estado canadiense y los Estados latinoamericanos respec-to a la denunciada ocurrencia de violaciones a los derechos humanos. En ambos casos incurren en responsabilidad al fallar en su deber de proteger los

    derechos humanos, previniendo y sancionando sus violaciones, y en particular las procedentes de las empresas mineras canadienses.

    El incumplimiento de este deber genera una res-ponsabilidad por accin y, al mismo tiempo, otra por omisin. En el caso del Estado Canadiense, ste incurre en la primera cuando estimula la presencia de las empresas mineras canadienses en terceros pases por medio de apoyos de carcter poltico, econmico, financiero y diplomtico; cuando tole-ra o encubre las violaciones a los derechos humanos perpetradas por dichas empresas o cuando deniega el acceso de las vctimas a recursos efectivos que las protejan de tales violaciones.

    Incurre en responsabilidad por omisin cuando se abstiene de tomar medidas, o de exigir que las empresas mineras canadienses tomen medidas para prevenir o remediar violaciones en este campo. Y se trata de una responsabilidad que ste no puede eludir, considerando que entre el 50 % y el 70 % de todas las actividades mineras que se llevan a cabo en Latinoamrica son operadas por empresas mineras canadienses, y que numerosos de estos proyectos se encuentran en el origen de graves conflictos socio-ambientales y de amenazas a los derechos humanos.

    Sobre todo porque, como es conocido, se trata de proyectos a gran escala que se llevan a cabo usual-mente contrapuestos al ejercicio de los derechos a la autodeterminacin de los pueblos y el derecho de las colectividades que los componen para definir por ellos mismos sus modos de vida y su futuro, lo que ocasiona que las operaciones de las empresas mineras canadiense conlleven un trastorno grave en la vida de las comunidades y acarreen en ellas ten-siones, desconfianza, divisiones y conflictos.

    En el caso de los Estados de los pases de destino de la inversiones de las empresas mineras canadienses, esa responsabilidad se configura cuando conceden licencias de operacin y explotacin sin considera-cin por los impactos que estas actividades tienen en los derechos humanos; cuando otorgan estas autorizaciones de explotacin extractiva de sus re-cursos naturales sin consulta y/o el consentimiento previo, libre e informado de las comunidades y po-

    blaciones indgenas que sern impactados por ta-les operaciones; cuando renuncian a exigir a estas empresas condiciones de desempeo respetuosas de los derechos humanos; cuando flexibilizan sus normas laborales, medioambientales y tributarias para favorecer el inters de las empresas mineras; cuando toleran o colaboran con las actividades de stas en perjuicio de las comunidades donde ope-ran.

    Incurren en la misma responsabilidad cuando socavando arbitrariamente las bases del Estado democrtico y social directamente criminalizan la actividad de las personas, activistas, lderes so-ciales o defensoras y defensores de los derechos humanos y el ambiente que reivindican legtima y pacficamente el derecho a la autodeterminacin de sus pueblos y se oponen a las violaciones de sus derechos y libertades fundamentales. Movimien-tos sociales (frecuentemente indgenas) que son estigmatizados y criminalizados por movilizarse para defender y proteger los territorios de las co-munidades afectadas y reivindican un ambiente sano, la proteccin de la naturaleza, de los ecosis-temas, del medio de vida, del agua, del patrimonio cultural y el derecho a decidir el tipo de desarrollo local que desean.

    Estos Estados incurren por supuesto en responsa-bilidad por omisin cuando, como en el caso del Estado Canadiense, se abstienen de tomar medi-das o de exigir que las empresas mineras canadien-ses las adopten a fin de prevenir los riesgos y/o remediar las violaciones en que incurran durante sus operaciones en materias de derechos humanos y ambientales.3

    Si bien este es un Tribunal tico y se limita a dar recomendaciones para ser enviadas a los involu-crados, as como a organismos internacionales, no deja de ser significativo el que se reconozca los desastres que las empresas mineras estn causando en Latinoamrica.

    3 Veredicto preliminar audiencia Am-rica latina, 1er de junio de 2014. Tri-bunal Permanente de los Pueblos. http://www.tppcanada.org/ressources/verdict-preliminaire/?lang=es.

    En conclusin, la minera responsable, susten-table, amigable, o como quiera que se la llame, no es ms que un farsa que tiene que ser tajante y permanentemente rechazada. La industria minera, al igual que cualquier otro sector dentro del siste-ma capitalista-imperialista, responde nicamente a la lgica y naturaleza del mismo, es decir, la acu-mulacin, la generacin de ganancias a costa de las explotacin y el saqueo, para una cada vez mayor concentracin y centralizacin de la riqueza en un reducido grupo de clases dominantes, a costa de la miseria, enfermedad y muerte de la gran mayora de la poblacin mundial.

    BIBLIOGRAFA

    - Solano Lina. La farsa del desarrollo Sustentable. 2008. http://nomineria.blogspot.com/2008/12/la-farsa-de-desarrollo-sustentable.html- Arana Marco. La irresponsabilidad ambiental y social de Yanacocha: La empresa prioriz como estrategias: la billetera en mano y el uso perver-so de los medios de comunicacin. 16 diciembre 2004. http://www.cajamarca.de/mine/irrospon-sabilidad.htm- Por qu no puede haber una minera Bien Hecha? Coordinadora Campesina Popular. Di-ciembre de 2008. http://nomineria.blogspot.com/2008/12/por-qu-no-puede-haber-una-mi-nera-bien.html- Un jurado internacional publica su vere-dicto preliminar juzgando a las empresas mi-neras canadienses y el Estado canadiense en Amrica Latina. Tribunal Permanente de los Pueblos, Canad. http://www.defensoresen-l inea .co m / cms / index .php? o p t io n= co m _content&view=article&id=3175:en-el-marco-del-cierre-de-las-audiencias-del-tribunal-permanente-de-los-pueblos-sobre-la-industria-minera-cana-diense&catid=67:monitoreo&Itemid=192- Veredicto preliminar audiencia Amrica latina, 1er de junio de 2014. Tribunal Permanente de los Pueblos. http://www.tppcanada.org/ressources/verdict-preliminaire/?lang=es

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    VSubordinacin de la Educacin Superior al

    Cambio de la Matriz Productiva

    En el informe que la SENPLADES realiza sobre el cambio de la matriz productiva se exponen varios elementos que justifican la aparente necesidad de dicho proyecto. El gobierno reconoce el predomi-nio de polticas extractivistas durante la historia re-publicana del pas, siendo este el motivo principal para impulsar ciertos planes que supuestamente promuevan el fin del Ecuador como productor de materia prima sometido a los frecuentes vaivenes del mercado mundial.Segn el gobierno para lograr un cambio de tales magnitudes, son necesarias un sinnmero de po-lticas estatales que no se limiten al mbito eco-nmico, sino que abarquen la totalidad del fun-cionamiento de la sociedad ecuatoriana, tomando como base fundamental la gestin del talento humano. Todo ese conjunto conforma lo que el gobierno ha definido como matriz productiva, y es por esta razn que no es difcil reconocer las dis-tintas implicaciones que sostendr este proyecto en el plano de la Educacin Superior. Para llevar a cabo este propsito el gobierno manifiesta que se debe impulsar la participacin de los ciudadanos, estando ste necesariamente articulado a los ejes principales del plan como son las actividades tc-nicas modernas para la explotacin aparentemen-te amigable de los recursos naturales (siderurgia, petroqumica, produccin de biocombustibles, etc.), la sustitucin progresiva de las importacio-nes de productos que el pas es capaz de producir (servicios informticos, metalmecnica, etc.), y la diversificacin de los productos destinados a la ex-portacin (alimentos procesados, confecciones y calzado, turismo, etc.). De esto y ms, se concluye que los objetivos del gobierno provocarn que la Educacin se con-vierta en un medio para crear mano de obra que permita perpetuar el extractivismo, y por ende, el modo de produccin capitalista imperante en la formacin socioeconmica ecuatoriana. As pues, los medios de produccin, entendidos como un conjunto de elementos necesarios para producir mercancas en donde se incluyen los ins-

    trumentos de trabajo, las materias que se utilizan, la tierra, el espacio fsico de la produccin, sus instalaciones, etc. Segn Marx, al ser empleados manifiestan la raz de la explotacin que radica principalmente en la propiedad privada, as como tambin la lucha por su socializacin; por lo que, aplicando dicho concepto a lo que actualmente entendemos por Educacin es necesario compren-der que sta no es un proceso productivo directo (como busca hacerlo parecer el gobierno) sino que es una condicin necesaria para la produccin como tal y que est articulada a las necesidades productivas concretas de cada pas. La Educacin no entra como medio de produccin en una socie-dad sino que sta se manifiesta como un aparato ideolgico que permite la formacin de conciencia social como reproductora de fuerza de trabajo. y cumple un factor clave en las condiciones concre-tas de produccin de cada pas generando mano de obra calificada para las actividades econmicas principales que un pas ejecuta. Entendido esto, podremos dar salida al anlisis del cambio de la matriz productiva que actual-mente se maneja dentro del discurso desarrollista del gobierno de la Revolucin Ciudadana. ste argumentando y teniendo como base principal el talento humano y el conocimiento para el cambio de matriz productiva, ha generado elementos in-dispensables para este fin, como la creacin de los organismos que regulan y estructuran la educacin (CES, CEAACES, y SENESCYT) de acuerdo a los ejes del proyecto, as como tambin las diferen-tes leyes y expedicin de decretos que encuentran su fundamento en el discurso desarrollista del poder. Por otro lado aparece tambin la instaura-cin de universidades de lite, entre ellas, un gran ejemplo es la Ciudad del Conocimiento-Yachay, que, desde un inicio tuvo como objetivo promover carreras que mantengan un enfoque directo para el desarrollo de procesos investigativos que no per-miten otra cosa ms que perpetuar la industria ex-tractiva, o sea la explotacin de recursos naturales. De aqu, finalmente exponiendo procesos como

    la categorizacin y acreditacin de carreras en los que es evidente el despojo de varias carreras que resultan prcticamente inservibles para la conti-nuacin de dicho progreso como son aquellas que se encuentran dentro del campo de las Cien-cias Sociales.Tambin es necesario entender que la Educacin sometida al Plan Nacional del Buen Vivir y lneas que imponen instituciones como la Secretara Nacional de Planificacin y Desarrollo dota de conocimiento a los futuros profesionales con el objetivo de formar seres humanos tcnicamen-te capacitados para operar, dirigir, o ser parte de corporaciones multinacionales y del Estado, con-virtiendo finalmente a la Educacin en un medio que propicia y crea condiciones para la reproduc-cin del sistema capitalista; por ello, el gobierno quiere reducir su inversin manifestando la idea de la Educacin por dos vas, por un lado sesgan-do el ingreso universitario en los sectores pblicos con pruebas y cupos, y por el otro, alentando a la educacin como negocio va crditos como el que se maneja dentro del Instituto Ecuatoriano de Crditos Educativos y Becas, sirviendo posteriormente a los requerimientos e intere-ses de otro espacio y mono-polizando en su totalidad a la Educacin, quitndole poco a poco su sentido original.Es por esto que, afirmamos que dentro de un pas como el Ecuador, que se caracteriza por cumplir un papel especfi-co en la divisin internacional del trabajo al ser primario-exportador, donde se impulsa a la vez el desarrollo del im-perialismo con la creacin de mejores condiciones para la inversin de su mismo capital (profesionales con conoci-miento tcnico, hidroelctri-cas, oleoductos, carreteras, etc) bajo el slogan del cambio de matriz productiva, resulta

    ser un proyecto completamente demaggico pues se centra en procesos que re-primarizan la econo-ma del pas. La matriz productiva no cambiar a partir del reemplazo de ciertos productos que se importaban anteriormente o mediante la gestin del talento humano, sino que este cambio lo que realmente implicara es una nueva produccin de industria pesada en general y mercanca con alto valor agregado; razn por que es difcil cumplir dicho plan ya que el mismo se encontrara impo-sibilitado al continuar obedeciendo a necesidades productivas concretas, aparte de ser bloqueado de manera inmediata por la divisin internacional del trabajo. Volvindose finalmente en un proyecto de reacomodo y modernizacin estatal a nivel econ-mico, necesario para la reproduccin del capital y an ms sustancial, para lograr convencer a la ciu-dadana de que su objetivo es el progreso, ocultan-do y justificando as sus verdaderos intereses.

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    VIProblemtica de la mujer en el marco de la

    Revolucin Ciudadana

    Continuando con las propuestas surgidas en el Taller Mujer trabajadora, luchadora con consciencia, reali-zado en Marzo del presente ao, se llev a cabo una investigacin y posterior anlisis de la situacin de la mujer en el marco de la Revolucin Ciudadana, cuyo resultado se publicar en dos partes. En comparacin con gobiernos anteriores, es di-fcil negar que el discurso de izquierda con el que se posicion el gobierno de la Revolucin Ciudadana resultara de una u otra manera exito-so, consolidando pero a la vez encubriendo las re-laciones capitalistas atrasadas y patriarcales que constituyen la formacin socio-econmica del Ecuador. Estas formas de dominacin tradicio-nales parecen haber sido revitalizadas en nom-bre del socialismo del siglo XXI. La explotacin capitalista se ha tornado socialmente aceptada gracias al discurso desarrollista con que el poder se ha manejado. Cieto sector de la ciudadana si-gue esperanzada en que la supuesta revolucin, claramente conservadora, reformista y burguesa, le otorgue finalmente la igualdad que tanto pre-gona.

    Anlisis del discurso del gobierno en torno a la problemtica de la mujerEl gobierno sostiene un discurso machista, con-servador y religioso que debe ser desmantelado desde un anlisis profundo del proyecto de la revolucin ciudadana configurado dentro de los mrgenes de la formacin social ecuatoriana y los intereses que sta defiende, entendiendo que es-tos aspectos son determinantes en el manejo de las polticas aplicadas desde la maquinaria estatal. A pesar de hacer uso constante de un lenguaje de izquierda mediante el cual se proclama partidario del socialismo, por otro lado, el actual mandatario ha demostrado ser un cristiano conservador, adver-sario del matrimonio igualitario, del aborto, que se emociona conversando con el Papa Francisco y que se declara un catlico practicante. Un claro ejemplo

    es su perpetua defensa de la familia convencional, su empecinamiento por presentarla como un fac-tor positivo y esencial para la construccin de una mejor sociedad. Frente a esta situacin, es nuestro deber despoetizar dicha concepcin de la familia, comprendiendo y asumiendo su carcter real al ser

    ste un espacio que permite la reproduccin del sis-tema actual, dentro del cual los roles se definen cla-ramente y la mujer se ve destinada a cumplir con el trabajo domstico, mismo que representa una con-dicin necesaria para el sostenimiento del sistema.

    El origen de la problemtica de la mujer es maneja-do por el gobierno desde una ptica estrictamente cultural. En un intento por incluir ciertas polticas sobre el tema, en el ao 2008 se expidi el Plan Nacional por la erradicacin de la Violencia de G-nero, en el cual se determina que: la violencia de gnero se origina en los roles de gnero, esto es, en el proceso de construccin social y cultural de lo que es lo masculino y lo femenino. A partir de estas superfluas explicaciones, se llevan a cabo acciones superficiales como las campaas contra el acoso callejero, o sobre sexualidad en los colegios. Al pre-sentar la cuestin femenina como algo que pudiera

    resolverse por un cambio de actitudes de la ciuda-dana, se pretende esconder las bases reales sobre las que se levanta la opresin de la mujer, las bases del sistema capitalista; es decir, la propiedad privada, la familia y el Estado.

    Durante estos aos, el gobierno ha construido un discurso de supuesta inclusin a la vez que ha per-manecido siendo conservador en otros mbitos. Se ha apropiado de las ideologas de gnero, vacindo-las de todo su sentido, rescatando solo aquello que justifique un leve accionar y catalogando el resto como ideologas peligrossimas de feministas. A esto se suma una serie de tergiversaciones por par-te del mandatario, a travs de las cuales advierte a la ciudadana de tener precaucin con stas y otras teoras radicales. Ahora, no existe en la prctica un accionar conse-cuente con el discurso. Antes de ser proclamado Presidente de la Repblica, Rafael Correa prometi considerar la legalizacin del matrimonio iguali-tario, mas poco despus empezaron a salir a la luz sus verdaderas opiniones conservadoras sobre este asunto. As mismo, se pueden mencionar algunas situaciones concretas en que el propio presidente ha hecho referencia a las mujeres desde una postu-ra claramente machista. En cierta ocasin, durante una sabatina, refirindose a una reunin de fin de ao en el Palacio de Gobierno, expres: Yo no s si la equidad de gnero mejora la democracia. Lo que s s es que ha mejorado la farra. Estas opiniones constituyen la evidencia de que ni siquiera dentro del trato poco riguroso que se le confiere a la cues-tin femenina, existe la capacidad de sostener un discurso.Por otro lado, se mantienen formas paternalistas. Un claro ejemplo es el rol que juegan las esposas del presidente y el alcalde, quienes desde su condicin de mujeres estn destinadas a cumplir papeles en instituciones de beneficencia, asumiendo la pri-mera dama la direccin del INFA, mientras que la esposa del alcalde se hace cargo del patronato junto con la Reina de Quito. De esta manera, incluso la estructura estatal termina siendo un espacio de re-produccin del patriarcado.

    Parlamentarismo e institucionalizacin de la lu-cha femenina.En el marco de la democracia burguesa, la partici-pacin poltica de las mujeres de sectores populares se ve reducida al voto, restringiendo as el verdade-ro rol que debera cumplir la mujer en la sociedad, donde sus esfuerzos deben estar dirigidos a la des-truccin de la estructura capitalista, nica forma de

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    dar salida a sus reivindicaciones. Esta falsa participacin se recrea en la idea de que, por nuestra mera condicin de mujeres, nuestros intereses se vern automticamente representados por quienes han accedido a puestos de poder en el Estado. Dicha ilusin es impulsada desde el mismo gobierno al plantear la resolucin de la problemti-ca de la mujer a travs de medidas como la reforma de leyes que aseguren la paridad en el reparto de cargos. Demandas de este tipo se cumplen con la complicidad de movimientos feministas light que no cuestionan los verdaderos intereses de aquellas mujeres que hoy en da ocupan cargos importantes en el gobierno, tanto quienes han escalado directa-mente desde estos movimientos feministas - cuya accin es impulsada por ONGs en su mayora ex-tranjeras- como de aquellas que han conseguido posicionarse por haber sido supuestas defensoras de causas femeninas en el pasado. Este ltimo es el caso de Rosana Alvarado, actual Vicepresidenta de la Asamblea Nacional, quien obtuviera el pues-to tras su discurso en defensa de la legalizacin del aborto en el ao 2011, mismo que hoy en da se ha desvanecido por completo. Las razones por las cuales la mujer ha sido inserta-da en el Estado no provienen de un inters real por parte del gobierno de modificar sustancialmente la situacin de la mujer en el pas. El poder se sirve de la figura femenina para fortalecer el modelo de democracia burguesa a travs de la cooptacin de movimientos feministas sin una lnea poltica clara, insertndolos en la lgica parlamentaria.

    De esta manera, la lucha se ve paralizada y las exi-gencias iniciales de estas organizaciones sociales desaparecen o se vuelven totalmente funcionales a los intereses del capital. Tal es el caso de Carina Vance, actual Ministra de Salud Pblica, ex Directo-ra de la Fundacin Causana y del Consejo Nacional de las Mujeres (CONAMU), cuya labor se puede resumir en haber efectuado el cierre de clnicas de deshomosexualizacin en el pas, ms una que otra campaa sobre el acoso y salud sexual de las mu-jeres. Sin embargo, en ningn momento ha sabido adoptar una postura clara frente al atropello de dere-chos por parte del mismo gobierno, representando no ms que una ficha utilizada para la distraccin. De la misma forma, las mujeres que hoy dirigen de

    manera puramente simblica la Asamblea Nacional estn obligadas a seguir la agenda y los planes tra-zados por el jefe de gobierno, por lo cual deviene indiscutible que las verdaderas necesidades de la mujer ecuatoriana no son ni sern tomadas en cuen-ta al momento de legislar. Es as como la imagen fe-menina acta como una mera cortina de humo tras la cual las relaciones de desigualdad y subyugacin siguen latentes.

    Por su parte, el feminismo pequeo-burgus limita y funcionaliza la lucha de la mujer, encubriendo el verdadero sentido de la misma y apelando a deman-das de tinte liberal desde las cuales no se cuestiona el orden establecido ms all de aquello que guarde relacin con la problemtica femenina. En nuestro pas, esta situacin se puede comprobar en la prc-tica de ciertas organizaciones que hacen uso de la lucha para escalar en el poder dentro de ONGs y del parlamento en general, con el fin de intentar destruir al patriarcado desde instancias gubernamentales. Este tipo de feminismo deja de lado que la lucha por la emancipacin de la mujer se encuentra nece-sariamente atravesada por un factor de clase y que as como las mujeres no conformamos un conjunto homogneo, tampoco lo hacen nuestras exigencias y reivindicaciones.

    Conclusin.El trato que el gobierno le da a la cuestin femeni-na es sumamente superficial, enfocando su discur-so y acciones en aspectos culturales, encubriendo la verdadera raz de la opresin. El discurso se ha construido en base a la apropiacin por parte del gobierno de las ideologas de gnero, gracias a la colaboracin de grupos feministas que buscan un espacio en el Estado. El gobierno se apropia de la lucha femenina, la institucionaliza y finalmente posiciona el tema a travs de la cooptacin de co-lectivos feministas, desarticulando la lucha real de las mujeres. La hipcrita democracia burguesa no puede cumplir ni siquiera las reivindicaciones que ya se garantizan en otras partes del mundo y ello no tiene slo que ver con el discurso del presidente sino con una estructura econmico-social atrasada, preada de moralismo que no podr ser sepultada sino con la lucha organizada contra el capitalismo y el patriarcado.

    Artculo escrito por la Coordinadora Campesina Po-pular

    Por ms de una dcada el campesinado consciente y organizado viene rechazando la penetracin del capi-tal extranjero y de los proyectos de muerte de la mega minera. En especial el campesinado organizado en la Asociacin de Campesinos de Limn Indanza ACLI y la Coordinadora Campesina Popular CCP han lle-vado procesos continuos de resistencia y concienti-zacin hacia las masas campesinas y de los poblados.

    En esta lucha se ha desenmascarado a los distintos gobiernos, que a su turno, han demostrado ser tteres del imperialismo, tanto gringo como chino. Particu-larmente, el campesinado de la regin ha enfrentado a los ms vende patrias, a los ms lacayos, a ese enjam-bre rastrero denominado Alianza Pas que se ha empa-rapetado en el estado burgus, y que bajo la tutela del caudillejo populista Rafael Correa cumplen el papel de limpia llagas del capitalismo.

    Este gobierno verde agua ha sido el perro guardin de los intereses de las corporaciones mineras extranjeras. Y como parte de esa conducta faldera no ha dudado en poner en marcha una serie de estrategias y cam-paas para reprimir, criminalizar y perseguir al cam-pesinado que en la defensa de sus medios de vida se opone firmemente contra la mega minera. Algunos compaeros de la ACLI y CCP han sufrido juicios y crcel por parte del corresmo, lo que no ha significa-do bajar los brazos en la lucha ni tampoco caer en la victimizacin y politiquera que suele utilizar la lucha del pueblo para afanes electorales.

    Desde hace ya, 7 largos aos, las tcticas y campaas de parte del gobierno han sido distintas en su afn de desbaratar o enfriar la resistencia de las comunidades, pero han sido infructuosas. Vale la pena destacar que luego que los buitres chinos se han convertido en los principales inversionistas en nuestro pas, han sido estos quienes han delineado los nuevos roles que el gobierno semicolonial debe cumplir. Antes, con los canadienses eran las propias empresas con sus lugar-

    tenientes los que andaban de comunidad en comu-nidad haciendo las fechoras que ellos llamaban las buenas relaciones con la comunidad, ofrecan el oro y el moro, y prostituan a autoridades locales con la mi-gajas, todos debemos recordar el eslogan de Ecuaco-rrientes el precio justo, que en fondo significaba cuanto vala cada individuo y proceder a billetearle. Pero, de un tiempo ac, ya no se ve mucho eso, ese papel de ratera ahora por orden de los invasores chi-nos lo tiene que cumplir el estado semicolonial con su ejrcito de burcratas lambones, y para ello este gobierno ha implementado bajo orden ministerial la creacin de un programa llamado Ecuador Estrat-gico, el fin de este programa ser cumplir de mejor manera las ambiciones del capital chino imperialista. No en vano el populismo corresta ha embaucado a nuestro pas con una deuda de cerca de 7 mil millo-nes de dlares con los buitres chinos, esto habla a las claras porque las comunidades empiezan a enfrentar nuevos procesos de manipulacin en cada lugar don-de el capital chino tiene sus negocios. Y Ecuador Estratgico ha planeado estas jugarretas corruptas en las poblaciones cercanas a la explotacin petrole-ra, donde se edifican las hidroelctricas y en donde se quiere implementar la mega minera, curiosamente en estos sectores claves estn los grandes negocios de los imperialistas chinos.

    Las ciudades del milenio es otro aborto del plan lla-mado Ecuador Estratgico. El fin es dividir y comprar conciencias bajo el chantaje de ofrecer unas casuchas de cemento a las poblaciones donde van hacer los proyectos de muerte (ya lo han hecho en zonas ind-genas del nororiente). Como no han podido quebrar la resistencia del pueblo, ahora los parsitos correstas llegan con la casuchas de cemento; ya no bastan las fundas de caramelos, los chanchullos a juntas parro-quiales, los viajes de dirigentes indgenas, los rollos de manguera, las hojas de zinc, las bandas de las ma-drinas, la letrinas, el tanque de agua, los uniformes de futbol, la pareja de cuyes, la chancha preada, y tantas baratijas con las que apenas engordaban a un sequito de chupamedias oportunistas. Ahora, han cambiado la tctica del embuste, ahora dicen que en honor al

    VILa Ciudad del Mileo significa la farsa y el

    entreguismo al imperialismo chino

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    desarrollo y a las ganancias de la minera harn las ciudades del milenio en las comunidades. Ya no ha-bla la bocota del ingeniero de la minera, ahora habla la bocota del burcrata de Ecuador Estratgico, y lue-go repiten como loros prefectos, alcaldes, presidentes de juntas parroquiales, gobernadores, jefes polticos y tenientes polticos, todos como tornillos del estado burgus dominante.

    La ciudad del milenio, como la que dizque quieren hacer en San Miguel de Conchay responde a esa sucia campaa de querer obligar al pueblo a bajar la cabeza, el fin es atentar contra la dignidad del pueblo, quie-ren verlo derrotado y domesticado. Los tramperos del gobierno vende patria saben que San Miguel de Conchay y toda la regin de Limn, San Juan Bosco y Gualaquiza, desde hace una dcada levanta una te-naz resistencia contra Corrientes Resources y sus fi-liales ExplorCobres y Ecuacorriente. Ha sido la lucha digna del campesinado de esta regin la que escribi una ejemplar pgina en la historia antiimperialista del Ecuador. Ningn engendro de manipulacin y asque-roso populismo como son las llamadas ciudades del milenio detendr la lucha de la clase campesina orga-nizada, su dignidad y amor a la vida sana y su trabajo honesto no pueden venderse por las casuchas corres-tas. No es la primera vez ni ser la ltima en que los invasores ofrecen dizque el desarrollo, la mentira es tan grande que les golpea sobre sus propios y cnicos rostros; sino veamos cmo el proyecto Mirador de Ecuacorrientes, el que ofreca 5 mil puestos de traba-jo ahora est paralizado porque sus trabajadores han sido despedidos, razn por lo que ya varias veces, es-tos, han tenido que tomarse el campamento minero y hacer exigencias. Y entonces, donde qued el desa-rrollo, y las bonazas, y los miles de puestos de trabajo. Que dirn ahora las emisoras y los sabios apoyadores de las corporaciones (incluido la iglesia con su obis-pos) que se vendieron por cuatro centavos y bendije-ron los campamentos mineros, porqu ahora escoden sus cabezas bajo la gruesa capa del silencio corrupto e inmoralidad. Basta de tanta miserable mentira.

    El imperialismo y las clases dominantes criollas han desarrollado diversas estrategias para llevar adelante sus protervos fines. Para ellos las comunidades locales no estn dentro de la lgica de sus negocios, las ga-nancias meollo de esa racionalidad no pueden ser compartidas; de ah que las variadas estrategias, unas ms sutiles otras ms abiertamente cnicas, incluso las

    criminales con uso de la violencia como la guerra y el paramilitarismo son mecanismos implementados para garantizar esa misma lgica. En diferentes partes del globo y en Amrica latina se han utilizado a cada momento. Los imperialistas la emplean para solu-cionar diversos problemas, y en los casos donde los pueblos han resistido a la penetracin de corporacio-nes petroleras y mineras no han dudado en poner en prctica crueles formas de limpieza de comunidades para forzar la entrada de los saqueadores de los recur-sos naturales. Dentro de esas formas estn las disimu-ladas ciudades del porvenir, su objetivo es como convencer a los pobladores locales a que acepten los proyectos (sin remedio) o que se marchen de esos lugares, se los ha practicado en Mxico, Guatemala, Per, en Honduras a un programa de este tipo se le llama ciudades modelos. Desde luego, en otros casos de mayor resistencia de pueblos en luchas polticas ms elevadas las fuerzas reaccionarias e imperialistas han usado el bombardeo a sangre y fuego para desa-parecer u obligar a la fuerza a huir de zonas que para ellos son estratgicas. En fin, hay formas ms clara-mente violentas y las otras ms cruelmente sutiles, las ciudades del milenio que lleva adelante el gobierno de Alianza Pas son una versin criolla de esa nefasta poltica fascista, ese es el camino obligado que quieren imponer, ese es el desarrollo que lleva la consigna de violar los derechos fundamentales de las personas. Las comunidades del milenio llevan el sello nato de la imposicin y la dictadura del capital trasnacional imperialista.

    La trampa, ciudad del milenio, tambin acta como un anzuelo con una lombriz nauseabunda en las co-munidades, algunos arribistas y lamebotas mordern con seguridad, pero el pueblo de San Miguel de Con-chay y de toda la regin jams, su lucha no tiene pre-cio. La Coordinadora Campesina Popular CCP y la Asociacin de Campesinos de Limn Indanza ACLI rechazan una vez ms el negro plan de la ciudad del milenio del corresmo, y hace un llamado al campe-sinado en general a la continuar con la pujante lucha por los caros intereses del pueblo.

    ABAJO EL GOBIERNO VENDE PATRIA ! FUERA IMPERIALISTAS CHINOS ! ABAJO EL ENGENDRO EMBUSTERO DE CIUDAD DEL MILENIO !

    COORDINADORA CAMPESINA POPULAR

    La teora del imperialismo constituye un factor esen-cial para comprender la dinmica de la sociedad con-tempornea. Han existido muchas tergiversaciones y manoseo sobre sta, desde reducciones simplistas y vulgarizantes que la sitan nicamente como concep-to poltico, hasta quienes plantean que est desactua-lizada y que existen teoras ms actuales como las de la dependencia, globalizacin o sistema-mundo. En este artculo pretendemos sustentar la actualidad de la teo-ra del imperialismo planteada por Lenin y cmo las caractersticas y contradicciones planteadas por ste se cumplen cabalmente en la actualidad.

    Cules son las diferentes interpretaciones sobre el imperialismo?Existen varias corrientes polticas e ideolgicas que pretenden negar la teora del imperialismo desarrolla-da por Lenin, algunas disfrazadas como marxistas o de izquierda y otras abiertamente liberales, entre las que podemos destacar:

    - Quienes manifiestan que las potencias mundiales y las grandes corporaciones han llegado a un pacto co-mn en la reparticin de los mercados y las colonias o semi-colonias. Que la pugna entre estos pases ha cesado y que prima un acuerdo general. Son derivaciones de los plan-teamientos sostenidos por Karl Kautsky a ini-cios del siglo XX quien sostena conceptos como ultraimperialismo. Es una concepcin me-cnica que desconoce la competencia latente y constante entre los mo-nopolios y los Estados que los representan.

    - Los tericos de la dependencia que han ejercido notoria in-fluencia en la academia

    y los movimientos sociales. Ellos sostienen que el imperialismo no es una etapa, ni siquiera la ms alta del desarrollo capitalista, sino que es inherente a ste desde sus inicios. No parten de la lgica marxista, de las categoras del materialismo histrico para com-prender las especificidades que permiten tipificar a una formacin social, sino de una sesgada concepcin que ubica al imperialismo como una poltica imple-mentada en uno u otro momento histrico. Por ello es permanente la confusin que generan y en la que caen muchos de sus seguidores cuando apoyan a uno u otro gobierno que no consideran imperialista o pro-imperialista como ocurri cuando gan la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama; o con los presi-dentes de la corriente denominada socialismo del siglo XXI. Herencia de estos planteamientos consti-tuyen las corrientes que hablan de las relaciones entre centro y periferia, o norte-sur, sin situar realmente que la opresin se ejerce desde un puado de pases que articulan formas de sometimiento econmico, poltico e ideolgico.

    - Teoras postmodernas como por ejemplo las plan-teadas por Toni Negri quien afirma que el imperia-

    VIVigencia de la teora del imperialismo

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    lismo, gracias a la globalizacin de los intercambios econmicos y culturales, ha sido sustituido por un Imperio sin domicilio conocido, descentrado y deste-rritorializado. Que el mundo est dominado por una gran corporacin sin patria definida. Esto niega que los monopolios tiene patria, que los Estados de esos pases defienden sus intereses, que van desde alentar polticas comerciales (TLCs por ejemplo) hasta las agresiones de tipo militar (invasin a Irak, Afganis-tn).

    - La corriente que considera que el imperialismo es sinnimo de yanquismo. Que identifica como opre-sor nicamente a una potencia imperialista, especial-mente la que le explota directamente. Esto fue un caso generalizado por ejemplo en Latinoamrica desde los aos sesenta, cuando se identificaba como enemigo slo a los Estados Unidos. Este es un serio error que puede generar beneplcito y aceptacin de la hege-mona que ejercen otras potencias extranjeras. Por ejemplo lo que ocurre actualmente en Ecuador donde no existe una oposicin mayoritaria ante el TLC que se va a firmar con la Unin Europea, o donde no se vislumbra con claridad cmo nuestro pas est sien-do condicionado financiera y productivamente por China.

    - Algunos de estos puntos se condensan en una visin estrecha que entiende al imperialismo como una pol-tica y no como una fase econmica del capitalismo. Al considerarlo una poltica depende quin est en el go-bierno para ver si implementa o no una lgica impe-rialista desde su administracin. Entonces para algu-nos George Bush era un imperialista y Barack Obama no, desconociendo que los dos gobiernos sirven a una misma estructura estatal que representa los intereses de los monopolios de ese pas, que gobiernen de una manera ms o menos violenta es otra cosa, continan sirviendo a los intereses de la clase dominante en su conjunto.

    - Las teoras de la globalizacin donde supuestamen-te se diluyen las fronteras y se sostiene que existe un sistema mundial nico integrado. De aqu parten algunos planteamientos que manifiestan que para contraponernos a la globalizacin del capital, hay que globalizar las resistencias. El problema en aceptar ello radica en que se desconozca la necesidad de luchar por la revolucin en cada pas y construir los elemen-tos organizativos para ello, provocando manifestacio-

    nes globales contra el sistema, que encuentran su raz en las protestas de Seattle de 1999 y hoy se materiali-zan en los movimientos como Ocuppy Wall Street o Los Indignados, donde se establece una crtica moral al sistema pero infectiva desde el plano poltico. - Existen otras posiciones que, partiendo de las teo-ras del desarrollo y el sub-desarrollo, ubican como problema central para el avance de las economas no industrializadas, el hecho de no adoptar pautas y polticas econmicas civilizadas, segn ellos el pro-blema es la ineficiente gestin del Estado por parte de algunos gobiernos. La revolucin ciudadana acoge este planteamiento tratando de negar la dominacin imperialista y ubicando el problema como algo estric-tamente administrativo.

    El desarrollo de la teora del imperialismoDespus de haber analizado estos factores es clave comprender cmo plantea el marxismo el tema de imperialismo. Para ello es necesario ubicarnos hist-ricamente en el contexto en el que se desarroll esta teora. Los grandes cambios experimentados por el sistema capitalista llevaron a algunos tericos a in-dagar sobre ello, entre los principales aportes previos podemos destacar:

    - Rudolf Hilferding con El Capital Financiero en 1910, donde el autor manifiesta el predominio del ca-pital financiero en esta nueva etapa, su estrecha rela-cin con el surgimiento de monopolios en las diversas ramas y su tendencia a las conquistas coloniales.

    - Rosa Luxemburgo con La Acumulacin del Capital en 1913, donde ella planteaba que para el capitalismo moderno era una cuestin vital la apropiacin vio-lenta de los medios de produccin ms importantes de los pases coloniales y sus trabajadores

    - Bujarin que esboza algunas caractersticas claves en El Imperialismo y la Economa Mundial en 1915

    Pero es Lenin, en 1916 con su libro: Imperialismo Fase Superior del Capitalismo, quien estructura una teora slida sobre el momento al que haba llegado el sistema capitalista. Si bien Marx haba analizado el sistema capitalista en la etapa de libre concurrencia y haba problematizado en el Capital sobre la concen-tracin y centralizacin de capital como condiciones base para el monopolismo, no vivi la poca del im-perialismo, que empieza a desarrollarse desde 1873

    hasta alcanzar su auge a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.

    Si fuera necesario dar una definicin lo ms breve posible del imperialismo, debera decirse que el impe-rialismo es la fase monopolista del capitalismo. Una definicin tal comprendera lo principal, pues, por una parte, el capital financiero es el capital bancario de algunos grandes bancos monopolistas fundido con el capital de los grupos monopolistas de indus-triales y, por otra, el reparto del mundo es el trnsito de la poltica colonial, que se expande sin obstculos en las regiones todava no apropiadas por ninguna potencia capitalista, a la poltica colonial de domina-cin monopolista de los territorios del globo, entera-mente repartido .1

    Es decir manifiesta que el imperialismo es una fase particular del capitalismo, cuando este ha llegado a un grado de desarrollo donde la libre competencia es sustituida por el monopolismo. Ello no constituye un fenmeno distinto sino es la continuacin de las pro-piedades fundamentales de dicho sistema.

    Establecera tres contradicciones fundamentales del imperialismo:

    - Contradiccin capital-trabajo que es la base del sistema capitalista, la lucha de la burguesa por una ex-traccin mayor de plusvala a los trabajadores teniendo como base la propiedad privada de los medios de produccin para asegurar su ex-plotacin.

    - Contradiccin entre pases impe-rialistas donde los diferentes mo-nopolios se disputan entre s los mercados y las esferas de influencia (colonias o semi-colonias) a travs de la diplomacia, la economa o la guerra.

    - Contradiccin entre pases opri-midos y opresores donde las poten-cias imperialistas configuran una relacin de dominacin econmica,

    1 Vladimir Lenin, Imperialismo fase superior del capitalismo

    poltica e ideolgica sobre los pases que controlan, agudizando la lucha entre unos y otros.

    El imperialismo tienes cinco caractersticas bsicas que lo configuran como tal: el monopolismo, la for-macin del capital y oligarqua financiera, la expor-tacin de capitales, el reparto del mundo entre las asociaciones monopolistas y el reparto territorial del mundo. Comprender si estas caractersticas conti-nan vigentes y son la forma ms precisa para com-prender la dinmica actual del sistema es bsico para poder realizar anlisis certeros y trazar una poltica adecuada para la revolucin.

    a) Caractersticas del capitalismo impe-rialista1. El paso del capitalismo de libre concu-rrencia al capitalismo monopolistaLa libre concurrencia engendra la concentracin de la produccin y esta conduce inevitablemente al mono-polio. En la poca de libre concurrencia los diferentes capitalistas competan entre s en igualdad de condi-ciones. El desarrollo cientfico y tcnico provoc que slo algunos capitalistas puedan beneficiarse de ello, tecnificando sus empresas y reduciendo los costos de produccin, lo que les dio una gran ventaja sobre el

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    veedores de materia prima o alimentos. La produc-cin de tecnologa, los procesos de investigacin, la

    produccin de bienes de capital, maquinaria o indus-tria pesada, est manejada por un puado de pases, lo que les permite condicionar a los otros asegurndose mrgenes de rentabilidad bastante altos.

    El mercado internacional de mquinas herramienta se ha multiplicado por tres en los ltimos veinte aos pero manteniendo la concentracin de la produccin de stas en los pases imperialistas. En los ltimos aos ello se ha dinamizado por la influencia de Asia (especialmente Japn, China y Corea del Sur) donde se consumi en el 2012 el 60% de la produccin mun-dial. Segn cifras del 2011 en un estudio publicado por la Universidad de Buenos Aires3, el mayor pas exportador de mquinas herramientas en el mundo es Japn, por un valor de 7 832 millones de dlares, seguido de Alemania con 6 623 millones e Italia con 3 300 millones. Cuatro de cada diez mquinas-herra-mienta producidas en el mundo tienen como destino China. Estados Unidos es el segundo importador en

    3 www.uba.ar/archivos_secyt/image/Monografia%20IMH%2001.pdf

    el mundo de maquinaria con cifras que sobrepasan los 2 mil millones de dlares.

    Del 100% de la produccin industrial mundial, los pases en desarrollo contribuyen con el 7%. (biblioteca.sena.edu.co)

    El 97% de todos los recursos destinados para investigacin estn concentrados en las poten-cias capitalistas. Dentro de las veinte empresas tecnolgicas ms grandes del mundo, que ge-neran ms de 1,9 billones de dlares de ganan-cias, once son estadounidenses (APPLE, IBM, General Electric, Google,Oracle, Boeing, Cisco Systems, Intel, Comcast y Microsoft, AT&T); una de Corea del Sur (Samsung); una de China (China Mobile); una de Inglaterra (Vodafone); una de Alemania (Siemens); dos de Japn (Ni-pon Telegraph, Hitachi); una de Taiwan (Hon Hai Precision); y una de Mxico (America Movil de Carlos Slim). La lista est encabezada por Ge-neral Electric y Apple, segn datos de la Revista Forbes .4

    La industria de alimentos es manejada global-mente por diez empresas Associated British Foods, Coca Cola, Danone, General Mills, Ke-llog, Mars, Modelez International (ex Kraft),

    Nestle, Pepsico y Unilever. En conjunto generan ms de 1 100 millones de dlares al da y la industria est valorada en su conjunto por ms de 7 billones de dlares. En un mundo con ms de 7 mil millones de consumidores y 1 500 millones de productores, me-nos de 500 empresas controlan el mercado mundial de alimentos .5 Estas empresas actan en los pases semicoloniales apropindose de fuentes de agua como Nestl, explotando trabajadores entre ellos nios, promoviendo con su accionar problemas am-bientales, monopolizando el mercado, explotando a pequeos tenderos y campesinos, produciendo comi-da basura y acabando con la soberana alimentaria de nuestros pueblos.

    La industria extractiva, que constituye uno de los ejes ms importantes de la economa global, es controla-da por empresas estadounidenses, europeas y chinas. Nuestros pases ofician como exportadores de crudo

    4 Ver en: http://www.forbes.com/global2000/5 Ver en: http://www.oxfamintermon.org/es/campanas/proyectos/tras-la-marca

    resto que termin quebrando o siendo absorbido por los sectores de la burguesa ms slidos.

    Esta concentracin de la produccin se mantiene en la actualidad de una manera mucho ms profunda y estructural. La concentracin no anula la competen-cia, sta sigue existiendo, pero bajo los parmetros impuestos por los monopolios que son quienes rigen cada elemento de la economa global. El monopolis-mo implica la concentracin de capital, de medios de produccin, de redes de investigacin, de comerciali-zacin, pero adems de empresas, sectores producti-vos y cadenas industriales. En esta etapa del capitalis-mo se vive la dictadura de las grandes corporaciones y grupos monoplicos o consorcios capitalistas. Hoy existe una apropiacin casi absoluta de toda innova-cin por parte de estos sectores. Segn un grupo de cientficos del Instituto Federal Suizo de Tecnologa de Zurich, perteneciente a la Universidad de Zurich, y difundido por New Scientist, un grupo de 147 cor-poraciones controlan la economa global. Ellos reali-zaron un muestreo tomando en cuenta ms de 43 mil empresas transnacionales, encontrando que 1.318 corporaciones constituyen una red que en la prctica es manejada por esas 147 corporaciones, es decir me-nos del 1% del total. En la punta del iceberg tejido por los cientficos se encontraron los principales bancos del mundo: Barclays, JP Morgan, Bank of America, UBS, AXA, Goldman Sachs y Deutsche Bank2 En el listado Global 2000 de la revista Forbes, que rea-liza un ranking de las dos mil empresas ms grandes y poderosas del mundo, 564 resultan ser estadouniden-ses, 225 japonesas, 207 chinas, y 506 europeas. De las diez empresas ms grandes cinco son de China y cinco de Estados Unidos. Quien encabeza la lista es el Banco Industrial y Comercial de China, el mayor tanto en volumen de activos como en capitalizacin de mercado (215,600 millones de dlares). Estos da-tos demuestran que las corporaciones que manejan la economa global pertenecen a los pases imperialistas y que estn ubicadas especialmente en los sectores financiero, petrolero, tecnolgico y produccin de automotores.

    Revisando las exportaciones por continente lo que ms exporta Latinoamrica es petrleo, cobre, gas natural y alimentos especialmente soya y ganado

    2 Ver en: http://www.elblogsalmon.com/economia/estudio-empirico-revela-la-red-capitalista-que-domina-al-mundo

    vacuno-. Amrica Central: banano, caf, ropa y calza-do. frica exporta especialmente petrleo crudo, dia-mantes, minerales, gas natural, algodn y alimentos. El producto estrella de Oriente Medio es el petrleo al que se dedican la mayora de pases de esta regin, y en menores cantidades gas, oro, aluminio y opio. Asia exporta especialmente cobre, piedras preciosas, ropa, productos madereros, con la excepcin de China que lo que ms exporta es componentes electrnicos y maquinaria. Esto marca claramente qu es lo que pro-ducen las economas semicoloniales.

    En el caso de la Unin Europea lo que exporta a otros pases del mundo es especialmente maquinaria, equi-pos de transporte, vehculos a motor, productos de ingeniera, petrleo y derivados del petrleo, equipos electrnicos y pticos. Mientras Amrica del Norte exporta especialmente bienes de produccin (avio-nes, componentes para vehculos, ordenadores, equi-pos de telecomunicaciones), tecnologa y vehculos a motor.

    El imperialismo ha provocado una divisin interna-cional del trabajo cada vez ms intensa. Los mono-polios se reparten no slo el mercado sino la produc-cin, concentrando los sectores fundamentales en sus pases, provocando que sus semi-colonias sean pro-

    Imagen tomada de: http://www.economiahoy.mx/noticias/noti-cias/5787526/05/14/Un-mapa-que-muestra-que-es-el-producto-

    mas-exportado-de-cada-pais.html#.Kku8xE7HVPh1pQ3

    Imagen tomada de: http://www.economiahoy.mx/noticias/noticias/5787526/05/14/Un-mapa-que-muestra-que-es-el-producto-mas-exportado-de-cada-pais.html#.

    Kku8xE7HVPh1pQ3

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    o minerales los que les son devueltos como derivados o productos con valor agregado. De las quince em-presas petroleras ms grandes del mundo, que suman ms de 3,1 billones de dlares por ventas al ao, tres son de Estados Unidos (Exxon Mobil, Chevron-Texa-co, Conoco Philips); una de Holanda (Shell); tres de China, y dos de Rusia, segn el ranking de Forbes .6

    La industria armamentstica se halla concentrada es-pecialmente en seis pases: Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Rusia. El gasto militar mundial, segn cifras del SIPRI7 alcanz en el 2012 la cifra de 1756 billones de dlares, del cual Amrica del Norte representa cerca del 50%, Asia el 15% y Europa Occidental el 22%. La produccin de armas la enca-beza Estados Unidos c8on ms del 63%, seguido por Europa Occidental con el 29,4%. Siete de las diez ma-yores empresas armamentsticas del mundo proceden de Estados Unidos. Es un gran negocio que incluye no slo la