Granada: paladín en la devoción a la Inmaculada ... · La tradición mariana en Granada se puede...

Granada: paladín en la devoción a la

Inmaculada. Iconografía en el monasterio

de Sto. Tomás de Villanueva, vulgo

Tomasas, de monjas agustinas recoletas

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Hna. Mª Eugenia GARISOAIN OTERO, OAR Monasterio Santo Tomás de Villanueva Granada-Albaicín

I. Un poco de historia... II. Dificultad para representar el misterio de la Concepción

Inmaculada.

2.1. Los primeros intentos de representación. 2.2. Iconografía definitiva. 2.3. La maravilla de la Inmaculada de Alonso Cano.

III. Iconografía inmaculista en el convento de Santo Tomás de Villanueva.

IV. Conclusión.

Advocaciones Marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial 2012, pp. 965-984 ISBN: 978-84-15659-00-6

La tradición mariana en Granada se puede rastrear incluso antes de de la propia toma de la ciudad. Efectivamente, previo al hecho acaecido el 2 de enero de 1492, sucedió esta hazaña protagonizada por Hernando Pérez del Pulgar que los cronistas relatan:

“La primera vez que Granada habló de su fe en la Virgen María fue en diciembre de 1490, cuando un grupo de soldados cristianos al mando de Pérez del Pulgar, sorteando las defensas de la ciudad, aún en manos de los musulmanes, clavaron un cartelón en la puerta de la Mezquita Mayor que decía AVE MARÍA”1.

I. UN POCO DE HISTORIA...

Sobre los Reyes Católicos recayó la herencia de una larga tradición de los reyes castellanos y aragoneses en defensa del dogma de la Inmaculada Concepción. Ellos dejaron su impronta, de forma notoria en la ciudad de Granada, último bastión reconquistado al Islam. Como botón de muestra, por ejemplo, el día del Corpus Christi, primera fiesta grande de Granada, a los Reyes Católicos se les atribuye el mandato que se hizo costumbre: que en esta fiesta “los granadinos se diviertan como locos”. En el mismo orden de asuntos, Isabel y Fernando fundan la primera Hermandad del mundo dedicada a la Inmaculada Concepción de María antes de que acabara ese año, 1490, inmediatamente a las puertas de Granada, en el campamento militar de Santa Fe. Ya antes la reina Isabel había promovido esta fiesta en el claustro jerónimo de Guadalupe. Pero el primer monasterio consagrado a la Concepción de Nuestra Señora en toda Es-paña2 será el de los monjes jerónimos en Granada (1492-1521). Con la reina comienza la españolización del misterio.3

1 PERAL MOYANO, J.C. del, La devoción inmaculista en Granada en A María no tocó

el pecado original. La Inmaculada en Granada. Publicaciones Obra Social y cultural CajaSur, Córdoba 2005.

2 O.c., p. 229. 3 PARACUELLOS CABEZA DE VACA, “Triunfales celebraciones”, Edición Facsímil.

Estudio preliminar por M. L., López-Guadalupe Muñoz. Edita Universidad de Granada, 2004, p. XXII.

GRANADA: PALADÍN EN LA DEVOCIÓN A LA INMACULADA

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Terminada la Reconquista con la toma de Granada se desarrolló una gran actividad fundacional y estructural de la ciudad y provincia. Se inició durante el reinado de los reyes, Isabel y Fernando, y se prolongó en su nieto Carlos I, el Emperador. No era asunto nada fácil. Suponía un cambio total de mentalidad, tradiciones, costumbres, religión. La convivencia entre los cristianos viejos y los moriscos era conflictiva. Unos se encontraban en tierra ajena, a los segundos les resultaba difícil acomodarse a esos cambios y transformaciones. Las hostilidades se desencadenaron en la sublevación de los moriscos en 1568.

En la Granada contrarreformista hubo un hecho religioso que no podemos

obviar: el motivado por los descubrimientos arqueológicos en la demolición del alminar de la Mezquita mayor y un hallazgo fortuito en la gruta del monte Valparaíso, respectivamente. Lo descubierto consistió en distintas reliquias, imágenes, láminas de plomo -libros plúmbeos-4 , que daban noticias del tema que nos atañe: la Inmaculada Concepción. Su frase más emblemática, que ha quedado asociada a ellos y al escudo-insignia de la abadía del Sacromonte: “A María no tocó el pecado primero”5, supuso un antes y un después en la devoción de la Inmaculada Concepción. Sigamos su desarrollo.

Lo hallado pretendía ser una conciliación cristiano-islámica con el fin de asegurar la supervivencia de los moriscos6. El catedrático de Arte y estudioso del tema sacramontano, Fco. Javier Martínez Medina, nos dice que se prohibieron los libros -por el Breve Ad circunspectam Romani Pontificis firmado por el Papa Inocencio XI con fecha 6 de marzo de 1682- y su contenido, pero a pesar de eso su aparición fue decisiva; su influjo se dejo sentir y afectó esencialmente a importantes centros de espiritualidad contrarreformista y a sus correspondientes manifestaciones en la cultura y artes plásticas7. Veamos ahora cuál fue su influencia.

Estos acontecimientos se hicieron sentir por todas las clases sociales. A partir de 1609 se puede decir con propiedad que empieza el camino de la Granada cristiana plenamente moderna, sin la problemática de la población mayoritariamente morisca, del siglo anterior. Además se consolida y

4 MARTÍNEZ MEDINA, F. J., Historia de Granada. La Iglesia y la Cultura Cristiana de

Granada. Periódico IDEAL, cap. 49, p. 581 5 “Libro de los fundamentos de la Ley” en HAGERTY, M. J., Los libros plúmbeos del

Sacromonte, Editora Nacional, Madrid 1980, p. 65. “La Inmaculada en Granada”, en A María no tocó el pecado primero. La Inmaculada en Granada. Publicaciones Obra Social y cultural CajaSur, Córdoba 2005.

6 CORTÉS PEÑA, A. L., “El impulso de Granada en la expansión de la devoción a la inmaculada concepción en el siglo XVII”, en A María no tocó el pecado primero, o.c.

7 MARTÍNEZ MEDINA, F.J., “El Sacromonte de Granada: Impulsor de la Inmaculada Concepción en la contrarreforma”, en A María no tocó el pecado primero, o.c., p. 152.

MARÍA EUGENIA GARISOAIN OTERO, OAR

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aparecen nuevos centros de interés devocional, con advocaciones que se involucran para siempre a la idiosincrasia granadina: san Cecilio, la Inmaculada Concepción, la Virgen de las Angustias, el Ecce Homo. Se reafirma así una iglesia en el más puro estilo contrarreformista postridentino8.

El Arzobispo de Granada, a la sazón D. Pedro de Castro Vaca y Quiñones9 (1589-1610), entusiasmado por los descubrimientos, levantó la abadía del Sacromonte. El pueblo granadino respondió con un decisivo entusiasmo, lo que convirtió al Sacromonte en el escenario religioso más importante del barroco granadino, contribuyendo a impulsar la devoción a la Inmaculada Concepción.

Desde estos sucesos Granada se va inclinando en su apoyo a la devoción y culto a la Inmaculada. Se refleja en todas las esferas: municipal, eclesiástico, universitario… El Cabildo municipal celebrado el 31 de diciembre de 1617 acordó que la ciudad, como tal, y cada uno de sus miembros individualmente, hiciesen juramento de defender la opinión de la Limpia Concepción de María sin mancha de pecado original. El juramento lo harán conjuntamente el Cabildo municipal y el Cabildo eclesiástico el 31 de agosto de 161810. El Juramento inmaculista también se llevó a cabo en la Universidad de Granada. Las Universidades tuvieron un papel importante en esta creencia. Granada, ciudad mariana en donde el movimiento inmaculista caló muy hondo. Reunido el claustro de la Universidad de fundación imperial, acordó hacer el juramento el día 25 de noviembre de 1617. Fue un juramento claro y terminante- no es uno más entre las numerosas Universidades que lo prestaron-, éste fue resuelto y valiente. Al mismo siguieron cartas al Rey, mostrando los deseos de ver definida la causa de la “Purísima Concepción de la Virgen Santísima Nuestra Señora”, y al Papa Pablo V, en igual sentido. Estas cartas escritas por la Universidad de Granada se tienen a la vista los efectos de una antigua devoción que había ido preparando los ánimos de todos los moradores de la ciudad. El juramento o voto de la Universidad de Granada posee un carácter y compromiso especiales ¿Por qué? Tanto a nivel personal o corporativo estaban dispuestos a ofrecer su sangre u ofrecer la vida en su amparo si fuera necesario11.

El concejo granadino el 20 de noviembre de 1621 acuerda en levantar un monumento al Triunfo de la Inmaculada. Lo esculpió Pedro de Mena. Granada estaba volcada en esta causa. Se ubicó cerca del emplazamiento actual en el año 1638.

8 MARTÍNEZ MEDINA, F.J., Historia de Granada…, o.c., cap. 49. 9 LÓPEZ, M. A., Los Arzobispos de Granada. Retratos y Semblanzas, 1993, pp. 103-113 10 PARRA ARCAS, Mª D., “La ciudad de Granada y el voto de la Inmaculada”, en A

María no tocó el pecado original…, o.c. 11 INFANTE NARANJO, M., y PÉREZ-SERRSABONA GONZÁLEZ, J.L., El juramento

inmaculista en la Universidad de Granada, o.c., pp. 179 y ss.


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Tenemos un ejemplo sucedido el 6 de abril de 1640 que ilustra de primera mano cómo toda Granada estaba involucrada en defensa de la Inmaculada. La manifestación concepcionista en Granada se agitó profundamente por un libelo infamatorio sobre “la pureza y virjinidad de nuestra Señora”12. Las manifestaciones agitaron todas las aguas: civiles y religiosas. Hubo lugar para funciones de desagravios, procesiones en conventos, iglesias, parroquias, gremios, nobleza, barrios, doncellas, estudiantes, etc. con todo tipo de aparato celebrativo: fuegos artificiales, corridas de toros, juegos y autos sacramentales.

El auto sacramental “La Hidalga del Valle” obra de Calderón de la Barca

abordó certeramente el tema inmaculista, se llegó a pensar que Calderón lo había compuesto para tal ocasión, cuando no es así, ya que se había representado primeramente en Valencia.

“La Hidalga del Valle”, como decimos dedicado a La Inmaculada, nos

presenta la vigilancia de la Culpa, que no es otro que el demonio, para hacer cumplir en toda la tierra la condena universal que, sin excepciones, castiga a la naturaleza humana a nacer esclava del pecado. La comedia se convierte en drama cuando entra en el mundo la Gracia, fruto del Amor divino. La contienda entre la Gracia y la Culpa está en escena y centra nuestra atención. Desde el comienzo del auto sacramental, la Culpa, alardea de tener bajo su dominio a toda la naturaleza humana. ¿Podrá existir alguna excepción, igual que en diluvio universal el Arca de Noé o como en la travesía del desierto el maná? La Culpa lo tiene claro. Dice expresivamente:

“y así, cualquiera embrión apenas en el abrigo materno (primer sepulcro del hombre) señas de vivo dará, al informarse en él del alma el vital suspiro, cuando se nombre mi esclavo”13.

El 7 de julio de ese mismo año se hace oficial la detención en el mes de

junio, de un ermitaño del Triunfo como autor del libelo14 Fue condenado a

12 Cit. en PULIDO, J.I., “La fe desatada en devoción...”,en Torre de Lujanes, 40 (1999)

95; PARACUELLOS CABEZA DE VACA, Triunfales celebraciones, o.c. 13 CALDERÓN DE LA BARCA, P., “La Hidalga del Valle. [y] A María, el corazón. Dos

autos sacramentales marianos”. Edición, prólogo y notas de Eugenio Frutos. Aguilar, Madrid 1963. 14 PARACUELLOS CABEZA DE VACA, “Triunfales celebraciones”, o.c., introducción,

p. XVIII.


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diez años de galeras. Junto a la creación de hermandades y cofradías, para que sea más notorio su amor y defensa de este misterio, se labraron gran cantidad de medallas.

Pero los Papas que ocuparon el solio pontificio desde 1623 a l655,

Urbano VIII e Inocencio X, fueron contrarios al avance inmaculista. Las cosas cambiaron ante la elección del nuevo pontífice, Alejandro VII. Se produjo una gran novedad al ordenar que se pudiera utilizar la expresión Concepción Inmaculada (15 de mayo 1655). En 1661 el Papa promulgó una bula con fecha 8 de diciembre, en la cual se expresa que Maria fue preservada del pecado original desde el primer instante de su concepción y que tal misterio era aceptado por la Iglesia, de creencia y de culto. Esta declaración pontificia enardece los ánimos y el entusiasmo más encendido en nuestra Granada, así como en las ciudades andaluzas. En 1696 el Papa Inocencio XII equiparó litúrgicamente la festividad de la Inmaculada Concepción con las otras dos festividades solemnes de la Virgen: la Natividad y la Asunción15.

Granada sigue a la cabeza en cuanto a devoción del misterio concepcionista.

Una de sus cofradías solicita de S. M. el rey Carlos III, que la Inmaculada sea nombrada Patrona de España. El monarca acepta tal solicitud y la eleva la petición al Papado, siendo concedido su patronazgo en 1761. Patrona de España y sus dominios, sin perjuicio del patronato que tiene el Apóstol Santiago.

Cada vez se va haciendo más patente la necesidad del dogma de la Inmaculada

Concepción. El 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX, rodeado de Cardenales y Obispos, define el dogma con estas palabras:

“Para honor de la Santa e Individua Trinidad e para gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y aumento de la religión cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que defiende que la Beatísima Virgen María en el primer instante de su Concepción, fue por singular gracia y privilegio del Dios omnipotente, y en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, fue preservado inmune de toda mancha de pecado original, ha sido revelado por Dios y, por tanto debe ser firme y constante creída por todos los fieles” (Bula Ineffabilis Deus).

15 CORTÉS PEÑA, A. L., El impulso de Granada en la expansión de la devoción a la

Inmaculada Concepción en el siglo XVII, o.c., p. 215.


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II. DIFICULTAD PARA REPRESENTAR EL MISTERIO DE LA CONCEPCIÓN INMACULADA

Como se ve no era fácil dilucidar la iconografía que representara

cabalmente el don maravilloso concedido a María de haber quedado exenta del pecado desde el primer instante del inicio de su existencia, libre de la mancha original desde su concepción en las entrañas de Santa Ana, su madre.

María, en el mismo instante en que Ana (su madre) la concibe en sus entrañas,

gozaba del privilegio de quedar libre del pecado original, porque había sido elegida por Dios para ser la madre de su Hijo, el Verbo de Dios encarnado. Así lo proclamó España entera como nación, desde los Reyes Católicos, pero sobre todo durante el siglo XVII. En representar este misterio manifestaron su genialidad nuestros mejores artistas del Barroco español.

La fidelidad al texto evangélico y a la tradición permitía, con mayor o

menor penetración, una representación del momento elegido. Lo que ya no resulta tarea fácil es representar plásticamente y al pie de la letra el misterio proclamado. La genialidad, sobre todo de nuestros grandes pintores y escultores barrocos fue resolver la dificultad pintando la doncella del Cantar de los Cantares, la “Tota Pulchra”, en el esplendor de la mujer descrita en el Apocalipsis. Pintan o esculpen la plenitud final de María para explicar su privilegio originario, es decir, representan el privilegiado inicio mediante la perfección alcanzada en el cumplimiento de su vida y su misión.

2.1. Los primeros intentos de representación

Los primeros intentos para hacérnoslo visible los encontramos en la Edad

Media. Tratan de representar pictóricamente el privilegio de María aprovechando la leyenda del abrazo, ante la Puerta Dorada, de Joaquín y Ana en el Templo de Jerusalén. El intento, por candoroso que nos parezca, resultó fallido. Los pintores medievales partían del convencimiento de que todo placer incluso en una relación matrimonial no estaba exento de pecado. La Virgen, siguiendo esta leyenda, no pudo ser engendrada de modo natural. Todo quedaba en un simple abrazo o en un beso.

Existían ejemplos previos. El hecho de que Santa Ana fuera mayor y, a

pesar de lo ordinario en la naturaleza femenina, se quedara embarazada. Otros ejemplos los podemos encontrar en los padres de Sansón o en la misma prima de La Virgen. Con más finura y decoro lo resuelve Calderón de la Barca en el auto sacramental mencionado. Ni escabrosidad ni asalto a la intimidad, sí


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elegancia y hondura. En el instante de la concepción de María, <La Gracia> coge de la mano a <La Naturaleza> y burla y deja sin posibilidad de entrar en la casa ni a <La Culpa> ni a su lacayo <El Furor>. Un nuevo personaje aparece en escena, <El Amor>, que representa al Espíritu Santo. <La Gracia> movida por el Espíritu canta “Tota pulchra, amica mea”. Y poco después insiste, adelantando y reflejando el acontecimiento: “Macula non est in te”. <La Culpa> siente furor.

Calderón se sirvió de pasajes muy directos del Cantar de los Cantares

para expresar el misterio. Por conocida, no entramos en la segunda etapa iconográfica, la que representa a María como la “Tota Pulchra” como bajada del cielo, a la que se van incorporando, como complemento de la representación, las letanías lauretanas.

2.2. Iconografía definitiva

Llamaremos tercera etapa a la que termina por consolidar la representación

de la Inmaculada como la mujer del Apocalipsis aplastando la cabeza del dragón. Ya desde los Reyes Católicos y todos los Austrias, pero especialmente Felipe II, Felipe IV y hasta Carlos II, asumieron como propia la defensa del privilegio de María hasta convertirla en razón de estado ante la Santa Sede. Durante el siglo XVII, España vibró en todos los estamentos de la sociedad con el misterio de la Inmaculada. Proclamar y defender que María era inmaculada desde el primer instante de su concepción era compromiso de estado. Poetas, pintores y escultores fijaron asombrosamente la representación que correspondía a la Inmaculada. Calderón copia a los pintores de su momento para la representación teatral. En la acotación que precisa cómo debe ser el escenario, explícitamente ordena que se haga como en la pintura:

“ (Va a subir por una escalera, y ábrase la apariencia y baja por una tramoya LA HIDALGA, que lo hará UNA NIÑA, hasta ponerse encima de LA CULPA, como se pinta.)”

2.3. La maravilla de la Inmaculada de Alonso Cano16

Ninguna manifestación más delicada y profunda que la talla de la Inmaculada Concepción de Alonso Cano, expuesta en una urna de cristal en la sacristía de la catedral de Granada.

16 (1601-1667)


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Para poder captar su prodigio se necesita una actitud interior contemplativa. Nos asalta al principio la belleza física de una jovencita candorosa y virginal, de unos doce o trece años, según prescribía el maestro Pacheco. Su talle esbelto, elegante como el ciprés árbol típico en Granada. Su rostro, delicado y armónico, en suma perfección. El movimiento helicoidal de su manto azul cobalto y la sencilla túnica blanca, nobleza y natural distinción, la finura de sus manos juntas, apenas tocándose por las yemas de los dedos o la delicada honestidad de sus cabellos, son deleite para nuestros sentidos. Pero no, esto no es suficiente.

El prodigio se manifiesta cuando tratas de adentrarte en el misterio que

esta doncellita está viviendo. Sus ojos entreabiertos no miran hacia fuera, están recogidos en una contemplación interior. Sus manos no son de oración suplicante. No cabe la doncellita dentro de sí por el asombro agradecido que lleva dentro. ¿Qué puede estar contemplando? Esto es lo propio del genio: el misterio incipiente de la encarnación. Representa el momento siguiente a la visitación del ángel Gabriel. Absorta y asombrada. No tiene palabras y contempla en silencio. No es simple elegancia el amplio manto que desborda brazo y costado derecho ni tierno realismo el delicado pecho insinuado. Es la divina maternidad que explica el don de su Inmaculada Concepción. El que está morando ya en sus entrañas purísimas y viniendo a nuestro mundo, tiene en su madre, cobijo y alimento. Es madre y Virgen y en previsión, Dios la ha liberado de la herencia original y, desde su Concepción en las entrañas de su madre Ana, la libró del pecado y de sus secuelas. Primer fruto de la redención que a toda la Humanidad nos ha traído el Hijo. ¿Cómo representar tanto prodigio? La mujer del Apocalipsis, coronada de estrellas, más radiante que el sol, y con la luna creciente bajo sus pies, con las puntas hacia abajo, como se encuentra en el firmamento al recibir la luz del sol.

III. ICONOGRAFÍA INMACULISTA EN EL CONVENTO DE SANTO

TOMÁS DE VILLANUEVA Teniendo este marco de fondo en Granada, según acabamos de esbozar, es

difícil sustraer la devoción a la Inmaculada Concepción en este convento que vio la luz en 1636 en pleno explosión inmaculista. Convento situado en el corazón de Albaycín, frente al blanco armiño de Sierra Nevada. Cuando su fundadora, Antonia de Jesús (1612-1695), este año celebramos sus 400 años de nacimiento en Pastrana (Guadalajara), inició su labor fundacional en este beaterio de agustinas recoletas, a pesar de su escasa permanencia solo siete años, puso las bases para que la devoción mariana germinase. En su libro las “Fundaciones” concluido de 1670 habla en varias ocasiones de la Virgen María, como intercesora.


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De nuevo traemos a esta comunicación una definición del catedrático de arte, Fco. Javier Martínez Medina sobre el valor de las imágenes en la vida religiosa:

“El convento no es un museo, ni un depósito muerto de obras de arte con más o menos valor artístico...De las iconografías interesa el tema y la fidelidad a lo representado; su razón de ser es la atribuida por la tradición cristiana a la imagen: medio para la formación....y motor para la imitación. No importa la repetición de temas lo que importa es que hagan constantemente presente la idea o escena representada”17.

La devoción inmaculista se traduce en este monasterio en un elenco de

diversas representaciones que abarcan épocas variadas y diferentes soportes: manuscrito en papel, óleos, orfebrería, escultura, medallones visualizados a su vez en: fotografías y en retrato a plumilla. Nos vamos a centrar en la iconografía sobre la Inmaculada Concepción que nos han legado nuestras mayores.

Litografías L. 1 Titulo: Inmaculada Autor: Anónimo. Medidas: 77x86 cm. Localización

actual: Locutorio. L. 2 Titulo: Inmaculada Autor: Anónimo. Medidas: 66x50 cm. Localización

actual: Despacho Reproducen la imagen de la Inmaculada de alguno de los cuadros de

Esteban MURILLO. Es el tema que más popularizó Murillo dentro de la historia de la pintura, aunque no fue el creador de esta iconografía puesto que ya en el siglo XVI las imágenes de la Virgen Inmaculada tenían una notoria difusión por toda la Europa católica. Sin embargo, fue el intérprete por excelencia al saber recrear dicha figura de forma totalmente novedosa y que conectó de forma inmediata con la sensibilidad popular.

Murillo concibió a sus Inmaculadas flotando en medio de un espacio

celestial, mostrando una figura suavemente ondulada y un rostro de una hermosura candorosa y adolescente que acentúa el ideal de pureza que era predicado desde el púlpito de la mayor parte de las iglesias. Alrededor de esta deslumbrante figura se situaba una aureola de ángeles niños que revolotean bulliciosos con expresiones llenas de alegría y felicidad. Así, Murillo consigue plasmar un

17 MARTÍNEZ MEDINA, F.J., Los conventos de Granada en Nuevos Paseos por

Granada y sus contornos. Caja General de Ahorros, Granada 1992, p. 291.


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tema que no solo se hizo popular en Sevilla sino en el resto de España y en todo el ámbito católico a lo largo de todas las épocas y que se convirtió en el tema preferido de litografías (como estas) y estampas de devoción populares.

Concretamente estas dos litografías reproducen más o menos fielmente

La Inmaculada llamada de Soult del Museo del Prado. Es sin duda, una de las más populares debido al refinamiento del colorido en el que predominan los tonos claros, amarillentos y luminosos del fondo que envuelven la silueta de la Virgen con un rostro juvenil y de una expresión en los ojos de acentuado misticismo.

Pintado hacia el año 1678. Pertenece a la última etapa del maestro. Esta

es posiblemente las últimas que pintara siguiendo la misma fórmula ideal que venía empleando desde sus primeras aproximaciones al tema, con la Virgen vestida de blanco y manto azul, con las manos cruzadas sobre el pecho, pisando la Luna y la mirada dirigida al cielo; la composición presenta un claro impulso ascensional, muy barroco, que coloca a la figura de la Virgen María en un espacio de luz, nubes y ángeles, aunando dos tradiciones iconográficas: la de la Inmaculada propiamente dicha y la de la Asunción. Es llamativa en esta Inmaculada como en otras del pintor la desaparición de los tradicionales símbolos de las letanías lauretanas, oración mariana que se asocia muy frecuentemente con la iconografía inmaculadista. En lugar de ellos, Murillo idea en torno a María una gran gloria de ángeles, pintados en las más variadas actitudes.

Pintura P. 1 Titulo: Inmaculada Autor: Anónimo. Medidas: 87x67 cm. Localización

actual: Locutorio de la comunidad. Aunque presenta grandes diferencias con la Inmaculada que Bartolomé

Esteban Murillo pintó para el convento de los franciscanos de Sevilla, hay, sin embargo, muchos rasgos en común. Las dos presentan una línea de fuerza en diagonal (línea oblicua que describe sobre todo el azul del manto) marcada por las vestiduras. Las dos se apoyan suavemente en la esfera lunar completa y no en la media luna tan habitual en estas composiciones. Un giro leve del torso hacia la izquierda, en dirección opuesta al que describe la cabeza y una mirada serena y humilde dirigida hacia abajo.

La luminosidad solar amarillenta, el círculo estrellado y los grupos de

querubines que rodean la cabeza, concretan las referencias bíblicas a la Nueva Eva y los angelillos inferiores, de ritmos ondulantes, parecen portar alguno de los símbolos lauretanos procedentes del Cantar de los Cantares.


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Personalmente creo que se trata de la obra de un pintor de finales del XVIII o comienzos del XIX de escasa maestría y mas influido por la obra de Murillo que por la de Alonso Cano (Inmaculadas de forma fusiforme) que en Granada era lo más frecuente.

P. 2 Titulo: Visión de la Inmaculada Concepción por san Joaquín y santa

Ana Autor: Anónimo. Medidas: 2,4 x 1,50 m. Formato: Vertical. Escuela: Granadina. Técnica: Pintura al óleo. Material: Lienzo y pigmentos al aceite. Localización actual: Iglesia.

A comienzos del siglo XVII se constata por primera vez la presencia de

personajes a los pies de la Inmaculada Concepción. Pacheco, Juan de Roelas y Zurbarán sobre todo, continuarían con esta forma de componer el tema inmaculadista que se iría extendiendo por el resto de Andalucía y de España.

Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres de

Joaquín y Ana a los padres de la Virgen María. Los evangelios no nos hablan de ellos. Las noticias sobre los mismos nos han sido transmitidas por los escritos apócrifos, en particular el Protoevangelio de Santiago. Éste cuenta que Joaquín contrajo matrimonio a los veinte años con Ana, perteneciente como él a la tribu de Judá y al linaje de David. En 1568 el Papa Pío V suprimió su festividad e impidió su culto, aunque, sin embargo, algunas órdenes religiosas siguieron vinculando la devoción a la Inmaculada con la de San Joaquín y Santa Ana. Posteriormente el Papa Gregorio XIII para dar respuesta a esta devoción popular y monástica, instauró de nuevo su culto.

El cuadro está dispuesto con un riguroso esquema geométrico de disposición

triangular, en cuya parte superior sitúa la figura de la Virgen mientras que en los laterales inferiores aparecen San Joaquín y Santa Ana levantando sus ojos hacia ella. Esta separación cielo-tierra esta marcada por el colorido mas sobrio y oscuro de las vestimentas de los santos con los tonos mas claros y delicados que envuelven a la Virgen. De esta manera el colorido señala la diferente actitud de los personajes, la modestia física y espiritual de María contrasta con la mayor expresividad de sus padres que denota su gozo y complacencia por la visión celestial de su hija.

En el vestuario que lleva la Virgen, concretamente la túnica y el manto,

se reflejan los colores habituales que se otorgan a las Inmaculadas a partir de la normativa de Pacheco (en su libro Arte de la pintura), que son el blanco y el azul según la visión que tuvo santa Beatriz de Silva.

En el paisaje que se extiende en la parte inferior del cuadro se identifica

la Torre de David, la fuente y parece que algún elemento de la Ciudad de


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Dios, símbolos todos ellos que suelen acompañar la iconografía mariana, en el margen izquierdo la Puerta Santa y en el paralelo derecho la escala de Jacob.

Es, sin duda, una obra de mucha más calidad que la anterior y que me

atrevería a situar a comienzos del siglo XVIII. P. 3 Titulo: La Inmaculada (Asunción) Autor: Anónimo. Medidas:

1,52x1,03 m. Localización actual: Escalera de la Asunción.

Esta obra es la que presenta, a mi juicio, mayor dificultad para clasificarla puesto que tiene rasgos muy diversos y contradictorios. En primer lugar, los ángeles que rodean la luna, levísimamente esbozada, parecen impulsar la imagen hacia arriba. Esto y la mirada hacia el cielo en lugar de hacia abajo son más propios de la iconografía de la Asunción. Mantiene algunos rasgos de la antigua representación de la Inmaculada tales como la túnica rosácea y el velo marrón de gran tamaño que rodea los hombros y sin embargo, presenta el resto de formas definidas por Pacheco que ya hemos citado anteriormente. Sobre la cabeza, la corona de estrellas gira horizontalmente, rasgo este también poco común.

El dibujo muy marcado y la rigidez en la aplicación del color de las

vestiduras denotan escasa calidad pictórica, así como la composición curvada del cuerpo de la Virgen provocan cierta sensación de desequilibrio. Se trata por tanto de una obra ecléctica de comienzos del siglo XVIII y cuya escuela no me atrevo a determinar.

P. 4 Titulo: Inmaculada de estructura similar a la de Alonso Cano Autor:

Anónimo. Medidas: 2,10x1,46 m. Técnica: pintura al óleo. Material: Pigmentos al aceite. Soporte: Lienzo. Localización actual: Sala Capitular (Foto).

Alonso Cano creará la más bella versión del tema de la Inmaculada Concepción

que resume como ninguna el concepto teológico. Es la representación de una Virgen adolescente, abstraída de la realidad y que surge envuelta en un manto que se ensancha en torno a la cintura coincidiendo con la altura de las manos unidas. La figura se estrecha en su base dando ese original aspecto fusiforme. Esa estrecha base descansa sobre la media luna rodeada de querubines. Un movimiento suave y acompasado gira la cabeza hacia su derecha e inclina humildemente la mirada mientras las manos se desplazan en sentido contrario. El cuello y el rostro quedan enmarcados por los mechones de cabello que caen sobre los hombros.

Los ángeles portan los símbolos lauretanos del Cantar de los Cantares, las

rosas, el lirio (…“como un lirio entre cardos”), las azucenas, símbolo de su pureza, y la palma del triunfo.


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La influencia de Alonso Cano en todos los pintores y escultores, no solamente de Granada, sino de Andalucía es un hecho muy bien estudiado y documentado. De nuevo en esta Inmaculada del Convento de Santo Tomás de Villanueva, un pequeño y leve velo marrón rodea la parte inferior del cuello. Es, a mi juicio, una obra de gran calidad pictórica perteneciente al círculo de pintores granadinos continuadores de la obra del genial maestro.

P. 5 Titulo: Inmaculada. Autor: Sor Mª Elvira Ortega, monja agustina

recoleta. Medidas: 67x56 cm. Técnica: pintura al óleo. Material: Pigmentos al aceite. Soporte: Lienzo. Localización actual: Enfermería.

Pintura realizada en el siglo XX. Inmaculada vestida con la túnica blanca

y el manto azul cobalto, como sugirió el maestro Pacheco. Las manos están lateralizadas. No es de cuerpo entero. Es una obra pintoresca realizada por una hermana de la comunidad, aficionada a la pintura, pero no deja de tener su valor afectivo.

Escultura E. 1 Titulo: Inmaculada que imita a de la sacristía de la catedral de Granada

de Alonso Cano Autor: Escuela de Alonso Cano. Medidas: 100 cm., incluida la peana. Formato: Vertical. Material: Madera, Pigmentos y oro. Técnica: Tallado, policromada y estofado. Localización actual: Coro bajo.

Esta imagen del Convento de Santo Tomás de Villanueva “Tomasas” es

un eslabón más de larga cadena de esculturas de la Inmaculada que, con más o menos variantes, se han seguido haciendo hasta nuestros días. La figura define un suave contraposto (apoyo del peso del cuerpo en la pierna izquierda y flexiona muy suavemente la derecha, apenas marcada en el borde del manto) y recoge con elegancia el amplio manto bajo el brazo izquierdo dando lugar a una volumetría de plegados de gran valor escultórico. Un ancho galón de riquísima estofa marca la silueta en curva diagonal y potencia el claroscuro del plegado. La túnica se decora con un fino dibujo sobre el oro de fondo.

La figura se estrecha en su base descansando sobre una nube con cabezas

de querubines y parece que hubiese tenido los picos de la media luna hacia abajo y estuvieran cortados. El rostro y las manos, de carnación demasiado brillante, presentan algunas diferencias con el modelo canesco. Las manos apenas están lateralizadas, más bien ocupan el centro de la composición y aparecen claramente separadas lo que le confiere una idea de movimiento que nos provoca la sensación de que en una siguiente mirada van a estar


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unidas. Y finalmente el rostro que aunque no inclina la cabeza y baja la mirada mantiene a la perfección la normativa de Pacheco: “…ha de hacerse en la flor de su edad, de doce a trece años, hermosísima niña, lindos ojos, nariz y boca perfectísimas y rosadas mexillas…”.

E. 2 Titulo: Inmaculada denominada “Priora”. Autor: Anónimo. Escuela:

Granadina. Medidas: 45 cm. Soporte: madera. Localización actual: Antecoro alto.

Se trata de una imagen de vestir, que escultóricamente es sólo cabeza y

manos y cuyas características, carnación y talla coinciden en mayor o menor medida con lo reseñado en la imagen anterior. Tiene las manos aún mas separadas, los brazos son articulados e inclina suavemente la cabeza hacia un lado y no hacia delante como es frecuente en la iconografía inmaculista. Esta imagen es receptora de la lectura de la Escritura cada año y de los votos para la elección de Priora, cuando se ha efectuado ese año en comunidad. También reparte oficios para vivir en esos tres años y virtudes cada año.

E. 3 Titulo: Asunción- Inmaculada. Autor: Atribuido a Diego de Mora.

Medidas: 90cm. Soporte: madera. Localización actual: Sala Capitular (Foto).

Artísticamente, hubo bastantes confusiones en los temas a representar, porque la Asunción de la Virgen es la subida de esta hacia los cielos, en cambio, la Inmaculada es su “descender” a la tierra. En diferentes representaciones, figura con rasgos comunes, la luna bajo sus pies, la frente coronada de doce estrellas como la mujer del Apocalipsis... Por eso, Asunción e Inmaculada, tienden a confundirse en el arte. La Virgen de la Asunción suele aparecer triunfante, luminosa, con gesto sereno pero con cierto orgullo. Es el triunfo sobre la miseria terrenal y la muerte. Explicaré a continuación las razones por las que creo que esta imagen es una representación de la Asunción de la Virgen y no una Inmaculada Concepción.

En primer lugar la base es una simple nube sin querubines, representación que es casi imprescindible en las Inmaculadas. Las manos aparecen separadas y no juntas en actitud de oración. Pero sobre todo, el manto impulsado por el viento en una sucesión de planos cóncavos y convexos, de curvas y contracurvas nos da la sensación de suspensión en el aire. Y, finalmente, la expresión del rostro, de mirada abierta, casi sonriente en contraste con la mirada hacia abajo y con los ojos casi cerrados de la Inmaculada. Es cierto que tiene algunos rasgos en común, la extremada juventud del rostro de la Virgen, el cabello suelto descendiendo sobre los hombros y los rayos solares que la rodean (“Amicta sole” de la visión apocalíptica) pero como ya se ha señalado


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anteriormente en ambas representaciones suele haber coincidencias. Desde el punto de vista escultórico, presenta analogías con la Inmaculada anterior; la carnación es similar así como la policromía del manto que también presenta un galón dorado y estofado que lo rodea en su totalidad. La túnica en color amarfilado presenta una espléndida policromía con ramos de vivo colorido.

Se expuso en la exposición titulada Tolle lege, organizada por la provincia de Sto. Tomás de Villanueva, Granada 2009 y acudió a ella como Inmaculada. Hizo gentes, causó gran admiración, incluso, hasta en la curia Vaticana, al utilizarla como recordatorio de su ordenación episcopal Mons. Eusebio Hernández Sola, obispo de Tarazona, 19 de marzo de 2011.

E. 4 Titulo: Inmaculada. Autor: Anónimo. Medidas: 20cm., incluida la peana. Formato: Vertical. Material: Escayola. Técnica: Tallado. Localización actual: Cocina.

Una pequeña escultura, pero muy completa en cuanto a iconografía se refiere. En la base de la peana la rematan cuatro cabezas de angelotes. La Virgen aparece con las características que determino Pacheco: manto: azul, túnica: blanca, el cabello suelto descendiendo sobre los hombros. Las manos aparecen juntas en actitud de oración.

Medallas M. 1 Título: Medalla de la Inmaculada Autor: Anónimo. Medidas: 6,3 x

5 cm. Soporte: Metal (por prohibir ntra. Regla llevar plata). Localización actual: sala Capitular (Foto).

Actualmente se conservan dos medallas. Hay vestigios de ellas en un retrato a plumilla datado aproximadamente entre 1850-1888 en la que se nos muestra una monja “Tomasa”, que responde al nombre de hermana Mª del Carmen del Espíritu Santo. Se le solicitó su uso de la medalla al Arzobispo de Granada, D. Salvador José de Reyes García de Lara18 (1851-1865). En las primeras fotos, que se conservan en el convento, fechadas aproximadamente a finales del s. XIX o principios del siglo XX las monjas Tomasas aparecen retratadas con dichas medallas. Las religiosas las conservaron en sus hábitos hasta el año treinta tres del siglo XX, incluido.

Es una medalla ovalada. Curiosamente con trece estrellas. En el centro

aparece la Virgen María apocalíptica, rodeada por una enrayada, representando

18 Según se desprende de un documento localizado en el Archivo Eiocesano de Granada,

Sig. 25 R.


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el resplandor del sol, y la luna sobre la que posa sus pies. Figura en actitud orante, pisando la serpiente.

Orfebrería O. 1 Título: Una custodia representativa de las devociones de las Tomasas:

(San Agustín, Santo Tomás de Villanueva, el arcángel San Miguel y la Inmaculada Concepción). Autor: Anónimo. Medidas: total 80 cm. Localización: sacristía

IV. CONCLUSIÓN Una vez más se evidencia el refrán popular: “Lo que no se conoce no se

ama”. Entré en este monasterio hace ya casi un lustro y cada año al llegar en el calendario litúrgico la solemnidad de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre, voy saboreando lo que esta fiesta entraña para nosotras. Porque lo nuevo no es lo se oye por primera vez, sino lo que va siendo cada día más verdad en la vida de la persona. De forma análoga, esta comunidad se define mariana y honra a la Virgen María en diferentes advocaciones: la Asunción, la Consolación, la Madre del Buen Consejo, o a la Madre del Amor Hermoso. Suele ser habitual litúrgicamente las vigilias prolongadas nocturnas y los sábados de tiempo ordinario, el rezo de Santa María in Sabato. He descubierto con satisfacción que la expresión Andalucía tierra de María, utilizada por el Beato Juan Pablo II, hunde sus raíces en el siglo XVII.


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1. Inmaculada Asunción


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2. Monja con medalla,


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3. Inmaculada Concepción.

Granada: paladín en la devoción a la Inmaculada ... · La tradición mariana en Granada se puede...

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