Gonzaléz 2005

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67 Vientos del sur. El valle de Yocavil (Noroeste Argentino) bajo la dominación incaica LUIS R. GONZÁLEZ 1 Y MYRIAM N. TARRAGÓ 2 RESUMEN El sector meridional del valle de Yocavil (provincia de Catamarca) conformó un espacio de importancia estraté- gica y económica para la administración incaica. En este artículo repasamos la información arqueológica relacio- nada con la dominación imperial, la cual fue producida durante nuestras investigaciones en el área. A partir de las mismas, se constata una diferencial distribución y volumen de evidencias, lo que interpretamos como resul- tado de la dialéctica entre los intereses específicos del Estado cusqueño y las cualidades de la organización po- lítica, económica y del sistema de representaciones de las sociedades complejas que poblaban el valle. Palabras claves: valle de Yocavil – dominación incaica – sociedades complejas. ABSTRACT The southern part of the Yocavil valley (Province of Catamarca, Argentina) was of strategic and economic importance for the Inca State. This paper revises the archaeological data obtained from our research in the area in connection to imperial rule, to reveal the differential distribution and volume of evidence. We consider this the result from the dialectic relationship between interests specific to the cusquean State, and the political and economical organizational qualities of the complex societies that inhabited the valley, including their system of representations. Key words: Yocavil valley – Inca rule – complex societies. Recibido: abril 2004. Manuscrito revisado aceptado: agosto 2004. Estudios Atacameños N° 29, pp. 67-95 (2005) 1 Departamento de Ciencias Antropológicas, Facultad de Fi- losofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Moreno 350 (1091), Buenos Aires, ARGENTINA. Email: [email protected] 2 CONICET. Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, Facul- tad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Moreno 350 (1091), Buenos Aires, ARGENTINA. Email: [email protected] el surgimiento y consolidación de complejas y extensas formaciones sociopolíticas. A la hora de su incorporación al Tawantinsuyu, a comienzos del siglo XV, para los administradores estatales la región acreditaba suficiente relevancia estratégica y económica como para invertir esfuerzos en su control. Sugestivamente, la ocupación incaica en el área se encontraba pobremente registrada cuan- do, hace 17 años, comenzamos a desarrollar inves- tigaciones en el sector del valle comprendido entre Fuerte Quemado y Punta de Balasto (Figura 1). Tales investigaciones nos han permitido obtener datos sobre la presencia imperial que no encua- dran en los criterios “monumentalistas” (C. González 1996: 34) generalmente utilizados para evaluar el grado y las características de la domi- nación cusqueña en los Andes Meridionales. Su- gieren, además, que un exceso de atención a tales criterios puede no sólo constituir un obstáculo para capturar las evidencias más sutiles de la presen- cia imperial, sino también enturbiar el análisis de la articulación entre la organización estatal con sus aspiraciones y las sociedades locales con sus estrategias de resistencia. En tal sentido, el pro- pósito de este artículo es, en primer lugar, repasar las evidencias incaicas en el área bajo estudio. En segundo lugar, proponemos una interpretación de tales evidencias en el marco del conflicto inhe- rente al enfrentamiento de los objetivos cusqueños con las respuestas de la organización sociopolítica local. Organización social y actividades productivas en el sur del valle de Yocavil A partir del siglo IX el valle de Yocavil meridio- nal comenzó a transformarse en uno de los paisa- jes más densamente poblados del Noroeste Argen- Introducción El sector meridional del valle de Yocavil, en la provincia de Catamarca, fue, a partir del siglo IX, el escenario de dinámicos procesos sociales, con

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VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL67Vientos del sur. El valle de Yocavil (Noroeste Argentino)bajo la dominacin incaicaLUIS R. GONZLEZ1 Y MYRIAM N. TARRAG2RESUMENElsectormeridionaldelvalledeYocavil(provinciadeCatamarca) conform un espacio de importancia estrat-gica y econmica para la administracin incaica. En esteartculorepasamoslainformacinarqueolgicarelacio-nadaconladominacinimperial,lacualfueproducidadurantenuestrasinvestigacionesenelrea.Apartirdelasmismas,seconstataunadiferencialdistribucinyvolumen de evidencias, lo que interpretamos como resul-tadodeladialcticaentrelosinteresesespecficosdelEstado cusqueo y las cualidades de la organizacin po-ltica, econmica y del sistema de representaciones de lassociedadescomplejasquepoblabanelvalle.Palabras claves: valle de Yocavil dominacin incaica sociedadescomplejas.ABSTRACTThesouthernpartoftheYocavilvalley(ProvinceofCatamarca,Argentina)wasofstrategicandeconomicimportancefortheIncaState.Thispaperrevisesthearchaeological data obtained from our research in the areainconnectiontoimperialrule,torevealthedifferentialdistribution and volume of evidence. We consider this theresultfromthedialecticrelationshipbetweeninterestsspecifictothecusqueanState,andthepoliticalandeconomicalorganizationalqualitiesofthecomplexsocietiesthatinhabitedthevalley,includingtheirsystemofrepresentations.Key words: Yocavil valley Inca rule complex societies.Recibido:abril2004.Manuscritorevisadoaceptado:agosto2004.Estudios Atacameos N 29, pp. 67-95 (2005)1Departamento de Ciencias Antropolgicas, Facultad de Fi-losofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. Moreno 350(1091),BuenosAires,ARGENTINA.Email:[email protected]. Museo Etnogrfico Juan B. Ambrosetti, Facul-taddeFilosofayLetras,UniversidaddeBuenosAires.Moreno350(1091),Buenos Aires, ARGENTINA.Email:mtarrago@mail.retina.arelsurgimientoyconsolidacindecomplejasyextensas formaciones sociopolticas. A la hora desu incorporacin al Tawantinsuyu, a comienzos delsigloXV,paralosadministradoresestataleslaregin acreditaba suficiente relevancia estratgicayeconmicacomoparainvertiresfuerzosensucontrol.Sugestivamente,laocupacinincaicaenel rea se encontraba pobremente registrada cuan-do, hace 17 aos, comenzamos a desarrollar inves-tigaciones en el sector del valle comprendido entreFuerte QuemadoyPuntadeBalasto(Figura1).Talesinvestigacionesnoshanpermitidoobtenerdatossobrelapresenciaimperialquenoencua-dranenloscriteriosmonumentalistas(C.Gonzlez 1996: 34) generalmente utilizados paraevaluarelgradoylascaractersticasdeladomi-nacincusqueaenlos AndesMeridionales.Su-gieren, adems, que un exceso de atencin a talescriterios puede no slo constituir un obstculo paracapturarlasevidenciasmssutilesdelapresen-cia imperial, sino tambin enturbiar el anlisis delaarticulacinentrelaorganizacinestatalconsus aspiraciones y las sociedades locales con susestrategiasderesistencia.Entalsentido,elpro-psito de este artculo es, en primer lugar, repasarlas evidencias incaicas en el rea bajo estudio. Ensegundo lugar, proponemos una interpretacin detalesevidenciasenelmarcodelconflictoinhe-rente al enfrentamiento de los objetivos cusqueoscon las respuestas de la organizacin sociopolticalocal.Organizacinsocialyactividadesproductivasenelsurdelvallede YocavilA partir del siglo IX el valle de Yocavil meridio-nal comenz a transformarse en uno de los paisa-jes ms densamente poblados del Noroeste Argen-IntroduccinElsectormeridionaldelvalledeYocavil,enlaprovincia de Catamarca, fue, a partir del siglo IX,elescenariodedinmicosprocesossociales,conLUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO68Figura1.Surdelvallede Yocavil, Argentina.tinoprehispnico.Conelcorrerdeltiempo,seerigieronnumerososasentamientosdediferentescaractersticasymagnitudesycientosdehect-reas de terreno fueron habilitadas para las activi-dadesagropecuarias.Lageomorfologadelreaotorg un marco especfico a las modalidades deocupacindelespacioyalaorganizacindelasactividades productivas. El sector meridional, conuna altitud media entre los 1900 y 2100 m.snm ycondicionesambientalesridasasemiridasconescasasprecipitaciones,estrecorridodesuranorteporelroSantaMara.Haciaelestedelacufero,elrelievesepresentacomounaampliafranjadenivelesaterrazadosqueconducenhastalaelevadacadenadelosNevadosdel Aconquija.Al oeste, en cambio, casi desde la vera del ro sepresentanextensosconosdedeyeccinqueseacumulanenelpiedemontedelacercanaSierradelCajn(GonzlezyTarrag2000Ms).LosprincipalesafluentesdelroSantaMarasonlosque provienen de las vertientes occidentales de laSierra del Aconquija, como el Caspinchango, En-tre Ros, Andalhuala y Ampajango. La Sierra delCajn, por su parte, no ofrece colectores de cursopermanente,aunquesetieneinformacinsobreojosdeagua,ensumayorasecosenlaactuali-dad, en los sectores altos. A occidente del ro losgrandespobladosaglomeradosindgenassefun-VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL69daronenpuntosaltosdelasserranasysuspiedemontes, siendo los ms conocidos Quilmes,FuerteQuemado,LasMojarras,RincnChicoyCerroMendocino.Lascondicionesambientalespermitieronelsostenimientobajoriegodeculti-vosmesotrmicosdebuenrendimiento(maz,poroto,ajyzapallo)yestospobladoshabranaprovechadoatalfinlaestrechallanuraaluvialdelroSantaMara.Secontaba,adems,conpastizalesdealturaaptosparaelpastoreodecamlidos, mientras que en el fondo de valle pros-peraron especies arbreas valiosas por sus made-rasyfrutos. Alorientedelrolosasentamientosconglomerados se ubicaron relativamente alejadosdel fondo del valle, en mesetas o quebradas altas,como en La Maravilla-Masao, Pabelln, Loma deJujuil,LomaRicadeShiquimil,Andalhuala,Ampajango y Pajanguillo. En estos casos, la pro-duccin agrcola se fundament en los campos decultivo habilitados en las cercanas de los ros deaguaspermanentesantesmencionados.Lapaulatinaconsolidacindesociedadesjerarquizadascondistintosgradosdecontrolpo-lticoregionalderivenunaarticulacindelosasentamientossegndiferentesniveles.Comoejemplo,valemencionarqueloscronistasqueintegraronlosejrcitosespaolesquepacifica-ronelvalledejaronconstanciaque,porlome-nos en el momento final del proceso indgena, elncleodeQuilmestenaa11pueblosbajosucontrol(LorandiyBoixads1988:345;Tarrag2000:274-275).ParaelsuroestedelreasehapropuestoqueelasentamientodeRincnChicoasumilaprimacadentrodeunsistemadecomplementariedadfuncionalparalaobtencindirectadelosrecursosbsicosparalasubsisten-cia, el cual integraba a diversas instalaciones, tantovinculadasconelpastoreoyemplazadasalinte-rior de la Sierra del Cajn como dedicadas a cul-tivosintensivosenlascuencasdeaguasperma-nentes orientales (Gonzlez y Tarrag 2000 Ms).Enformaparalela,lascabeceraspolticaspare-cenhaberdesarrolladoextensasredesdeinteraccin, mediante las cuales determinados bie-nes, en particular las artesanas de prestigio iden-tificadasconelconocidoestilosantamariano,tuvieron la oportunidad de llegar a territorios tandistantes como las provincias de Cuyo, Patagoniay el norte de Chile. Como parte del proceso de lainstitucionalizacin de las desigualdades socialesylaconsolidacindelasminoraspoltico-reli-giosas,sehapropuestoqueestasredesdeinteraccinalargadistanciafueroncentralizadasporlossegmentossocialesdelite,loscuales,ademsdecontrolarlaproduccinyladistribu-cindelosrecursosdesubsistencia,edificaronunsistemaderepresentacionesdominantequecontribuaareproducirlascondicionesmateria-les de existencia de las comunidades. La diferen-ciacin social interna y la escala de la interaccina larga distancia tuvieron serias consecuencias paralaorganizacindelasactividadesproductivas,auspiciandolaelaboracindebienesvalorizadosylaconsolidacindecuerposdemanodeobraespecializada(Tarragetal.1997:236-237;L.Gonzlez2001).La cermica y los metales fueron enriquecidos conelplussimblicomaterializadoenlaconocidaiconografa santamariana. Las urnas funerarias sonlaspiezasmsconocidasdelareginy,asimis-mo,lasdemayortamaoymayorpotenciaex-presiva, a travs de su compleja decoracin pinta-da y modelada (Tarrag 2000: 282-284). La alfa-rerasantamarianaclsicasepresentaenlosasentamientos de Yocavil acompaada, en propor-ciones minoritarias pero regulares, por escudillascorrespondientes al tipo Famabalasto Negro Gra-bado.Apartirdesudiscretadistribucinespa-cial, es probable que se trate de un estilo origina-riodelvalle.Desuperficieymatrizoscura,pas-tas finas y motivos decorativos plasmados por in-cisin, se ha planteado que esta cermica confor-munpuentematerialysimblicoentrelosceramistasylosmetalurgistasyquehabraesta-dovinculadaalosdesempeosceremoniales(GonzlezyTarrag2003).Encuantoalosme-tales,lostemasdelestilosantamarianosecon-centran en un puado de motivos dominantes. Losobjetos de bronce ms sobresalientes son las pla-cas, las campanas ovales y las hachas con mangoincorporado, una triloga que fue parte sustancialenelceremonialismoprehispnicotardo(GonzlezyCabanillas2004).Sobre esta organizacin sociopoltica, econmicayespacial,elEstadoimpusosuspropiosprinci-pios, integrando a la regin dentro de la provinciade Quire-Quire y que fuera destacada en las cr-nicas por su produccin maicera, la cual permitisostener a los ejrcitos de Diego de Almagro poruntiempoprolongado.Elterritoriovallistoacre-ditaba,porlomenos,dosaspectosdeimportan-cia para los intereses cuzqueos. En primer lugar,LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO70constitua un corredor natural para las comunica-cionesentrelastierrasaltaspuneasylareginvalliserranadelNoroesteArgentino,conectandoel corazn del Imperio con sus dominios ms aus-trales.UntramoprincipaldelQhapaqan,condiversos ramales secundarios, recorra el fondo delvalleuniendoimportantespostasimperiales.En segundo lugar, las sofisticadas organizacionesproductivasexistentesalmomentodelallegadaimperialpodanserreorientadashacialosreque-rimientosestatalesabajocosto.Porunaparte,podaaprovecharselaentrenadamanodeobradisponible y, por otra, la organizacin sociopolticavigente le posibilitaba al Imperio implementar unadominacin indirecta, a travs de la captacin delosldereslocalescomoagentesdelEstado.Eneste sentido, no slo habra sido de inters el apro-vechamiento de los extensos sistemas agrcolas enoperacin, sino tambin la ocupacin y el redimen-sionamientodelostalleresmetalrgicosmonta-dosyatendidospormanodeobraespecializada(L.Gonzlez2002).Hasta nuestros trabajos, en la literatura arqueol-gicasolanconsignarsecomoasociadosalmo-mento imperial en la zona de investigacin slo alos asentamientos de Fuerte Quemado y de PuntadeBalasto(p.e.,Raffino1981,1988;Williams1994;WilliamsyDAltroy1998).Estasinstala-ciones se ubican en los bordes del sector que aco-tramos,laprimeraalnorteylasegundaalsur,en la entrada (o salida) del valle. Tal situacin, alsostenerimplcitamenteunaausenciaincaicaenelespaciodecasi50kmquemediaentreambosasentamientos,cerrabaloscaminosparaavanzarenelanlisistantodelosobjetivosyestrategiasde dominacin cusquea en la regin como de lasrespuestas materiales y simblicas elaboradas porlassociedadeslocales.Desdenuestrapostura,elconocimientoexistenteescondaunvacodein-formacinderivadodemetodologasdeestudiobasadasenrgidascategorizacionesderasgosimpuestasalregistroarqueolgico,enparticularelarquitectnico,paraestimarelgradodepre-senciaimperial.Comoalertaronotrosautores(Morris1988:243-244;Meyers1999:244),lasmanifestacionesarqueolgicasestimadascomotpicasparasealardichapresencia,enelex-tensoterritoriodelTawantinsuyuparecennoha-ber sido tan uniformes como muchas veces se hasupuesto,loquehaceque,confrecuencia,seanapenasdetectablesencontextosdominadosporelementos culturales nativos. Sera presumible queloatpicoadquirieraanmayorrepresentacinenregionesfronterizasyalejadasdelCuzcoy,sobretodo,pobladasporcomplejasorganizacio-nessociopolticas,comopuedeserencuadradonuestrocasodeestudio.Al respecto, partimos de considerar que en el pro-ceso de dominacin imperial de la regin pesaronnoslolasaspiracionesestratgicasyeconmi-cas del Estado, sino tambin las particulares con-diciones bajo las cuales se articularon las organi-zaciones sociopolticas locales y la estatal. De talmodo,losinteresescuzqueosylosdelaslitesregionales ya establecidas participaron de una di-nmica compleja dentro de la cual la administra-cindominantepudojuzgaroperativomanteneralgunos elementos de la organizacin preexisten-te y los grupos de poder locales pudieron conser-varrelativaautonomaenciertosaspectosmate-rialesysimblicos.Estadinmicasemanifesta-radesdeloarqueolgicoenunamsomenosampliavariabilidadenlajerarquadelosindicadores tradicionalmente atendidos para defi-nirlapresenciaimperial.Sibienunregistroar-queolgicoincaicoricopuedeestarsugiriendoun particular inters cusqueo por el espacio invo-lucrado,lasituacininversanodeberaserasu-midacomoevidenciadequeunterritoriohayaestadosujetoaunaocupacinmarginal.Recientementedimosaconocerunconjuntodedatos,incluyendofechadosradiocarbnicos,quesugierenquelaocupacinimperialenelsurdelvallede Yocavilfuebastantemsintensaquelotradicionalmentereconocido,peroconunreflejoarqueolgicodealtavariabilidad(GonzlezyTarrag2000Ms,2003; Tarragetal.2000Ms,2001Ms). Veamosdemscercacomosedistri-buyen las evidencias que nos hablan de dicha ocu-pacin.Presenciaincaenelsurdelvallede YocavilFuerteQuemadoElasentamientodeFuerteQuemadoseubicaa7kmalnortedelaciudaddeSantaMarayabarcadistintossectores,conconstruccionesencerros,laderas y llanura aluvial. Las primeras descripcio-nes se remontan a fines del siglo XIX y principiosdelXX(TenKate1896;Quiroga1901;LafoneQuevedo1904;Bruch1911),lasquedocumenta-VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL71ron varios conjuntos de construcciones. Los restosprincipalesseregistraronenelcerroLa VentanitaoIntihuatana,mientrasqueotrosdesimilarrele-vancia, ubicados a unos 2 km al sur, se encuentranhoy muy destruidos por la construccin de un Cal-vario. Al parecer, el difundido plano de Ten Kate(1896: Fig. 27) correspondera a esta segunda ins-talacin,ascomoelcroquisdeQuiroga(1901:239)deacuerdoalarevisinrealizadaporKriscautzky(1999).Enlacumbredelmorro,se-gnQuiroga,seencontrabancuatrograndesmenhires tumbados, el ms largo de 2 m con talla-doenambascaras.Respectodeestoshallazgos,Quiroga (1901: 242) expres: Los cuatro menhirespuedenhabersidounobservatoriosolar,losquesealaranloscuatropuntoscardinales,indicandoademslasdiversasestacionesdelao,porladi-reccin y largo de la sombra proyectada.En cuanto al sector La Ventanita, Lafone Quevedo(1904)lovisiten1886,observandoenlacum-breunconjuntodeestructurasdecaractersticasespeciales, lo que lo llev a plantear la existenciade un reloj solar conformado por un eje noroeste-sureste, tangente a un crculo o torre oriental y alpasoopuertaentrecuatropilares(LafoneQuevedo1904:128).ElplanodeBruch(1911:Fig.39),levantadoconposterioridad,corroborelcroquisdeLafoneQuevedo,brindandounaplantadelaestrechacumbredelcerro,rodeadaporunmuroperimetralydotadadeunavadeaccesoescalonadaconlajasatramosregulares(Figura2).Enestelugar,asimismo,sehabranencontrado emplazados los tres torreones ilustra-dos por Methfessel a fines del siglo XIX (Raffino1988:28),losquecontabanconaberturasdein-greso y lajas dispuestas a modo de escalones. Seindic que se usaron lajas afirmadas con argama-sayqueenalgunossectoresseconservabaunrevoqueexterior(Quiroga1901:236).Seencon-trabanenextremonortedelmorro,cercadelca-mino que conduce a la Chilca. Por sus caracters-ticasarquitectnicasyemplazamientohacepen-sarenconstruccionesincaicas.Areasdeenterratoriosfuerondetectadasaloeste,norteynoreste de La Ventanita y al pie del Calvario, consepulturas de forma circular, tapadas con grandeslajas(Bruch1911).Durantesusinvestigaciones,Kriskautzky(1999)dividi al asentamiento en siete sectores, identifi-candoenlosterrenosbajoscercanosalfondodevalle un conjunto constructivo asignado a la pre-sencia incaica, denominndolo sector IV. La mam-posterafuedescritacomodepiedraschataspe-gadasconmorterodebarro(Kriskautzky1999:128-129),endoblehilerahorizontalsinrellenointerior, con espesores de muros en torno a los 60cm,pisoyrevoqueinternoconocreamarillento,conformandorecintosconplantasdeltipocan-cha orectnguloperimetralcompuesto(RPC).Seinformsobreunfechadoradiocarbnicode68070APparaestesector(Kriscautzky1999:181). La cermica de todo el asentamiento se com-ponadetipostardos,enparticularSantaMaraBicolor, pero en proporciones variables. Los frag-mentosincaicoslocales,NegrosobreRojo,do-minaban en el sector IV, no siendo registrados ties-tosCuzcoPolicromo.TambinestabanausenteslostiposYocavil,AverasyFamabalastoNegrosobreRojo,losquesuelenserinterpretadosenrelacin con la presencia de mitmaq santiagueosintroducidosenelvalleporelImperio.Noobs-tante, corresponde mencionar que la coleccin deorigen funerario adquirida por Bruch durante sustrabajosenlazonaindicaqueexistierontumbasentrecuyasofrendasseencontrabanarbalosincaicoscusqueosylocales(Bruch1911:Figs.83,84,85),unplatoconasaenojalIncaPayaFigura2.CumbredeLaVentanitadeFuerteQuemado.Redi-bujadodeBruch(1911).LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO72(Bruch 1911: Fig. 70), Yocavil Rojo sobre Blanco(Bruch1911:Figs.67,68,69)yFamabalastoNegrosobreRojo(Bruch1911:Figs.58,59),ademsdedistintasvasijasSantamarianasyLoma Rica Bicolor, variedades cermicas estasltimas congruentes con la problemtica de unaprolongadaocupacinindgenaenelrea(Fi-guras3y4b).Sedetectarontambinobrasdeinfraestructurarelacionadascontareasagrcolas,talescomoex-tensos cuadros en la parte baja y canales de riego.En el piedemonte se presentaban, adems, estruc-turasformadasporgrandespatiosocorralesco-municadosconrecintoselpticos,depsitosrec-tangularesyestructurascircularesconmorteros.Es relevante consignar que en el denominado re-cinto C 44 del sector IV parece haber operado untallerdeproduccinmetalrgica,centradoenungran fogn al que se asociaban escorias con con-tenidodecobreyoroyrestosdemineralesfundentes(Kriskautzky1999:141-143).LasMojarrasLosvestigiosarqueolgicosmsconocidossonlos correspondientes al poblado alto denominadoCerroPintado(Bruch1911)ylosmaterialesdeenterratorios recuperados en sus inmediaciones porWeiser y Woters en 1923 (Baldini y Albeck 1983).Respecto de la informacin que suministr Bruch,nos interesa sealar que, en la cima del cerro, fueregistradounpequeogrupodeconstruccionesangulares,cuadradasyderectngulosalargados,dispuestasconciertasimetra. Agregluego:Elgrupoprincipaldeestasconstruccionesre-presenta un edificio compuesto de una gran pircarectangular,quemide40mdelargopor12deancho y parece haber servido de patio; a ste sehallan adheridas las habitaciones () Una grangalerarectangularysobresalienteformadosmartillos por su costado occidental; adems, anexistenotrostrescuartuchos:unoperfectamentecuadrado, ubicado en la mitad de la pared norte,en parte hoy derrumbado; mientras que los otrosdos,rectangulares,sehallandelladoopuesto(Bruch1911:104,fig.101).Hizo notar este autor que, en el interior de la grancuadra,existauncrculode3mdedimetro,colocadoaflordetierrayformadoporpiedraslaja(Figura5).Figura3.ArbalosincaicosprocedentesdeFuerteQuemado.RedibujadodeBruch(1911).Figura4.AlfarerailustradaporOutes(1907):ayb)vasijasFamabalastoNegrosobreRojo(procedentesdeSantaMarayFuerte Quemado, respectivamente); c y d) arbalos incaicos (pro-cedentesdePabellnySantaMara,respectivamente).VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL73Aunos100mdelagrancancharectangular,Bruch(1911:Fig.102),registrlapresenciadeun recinto de 4 m por 4.50 m, de cuidada edifica-cinyqueconservabaaneldinteldesupuertaformadopordoslargaspiedras.Enlafotografapublicada puede observarse el vano trapezoidal yel muro adornado con una hilera de bloques blan-cos a media altura. Adems de sus caractersticasformales,eltipodepircado,similaralosmurosdelR57delaQuebradadelPuma,enRincnChico(vasemsadelante),sugiereunaremodelacindurantelapocaincaica.Debein-dicarse que la ladera oriental del cerro se encon-trabacubiertaporterrazassostenidaspormurosde contencin, que servan de base a recintos ali-neados y hasta 1986, al menos, poda constatarselamodalidadarquitectnicademurosdecoradosconbloquesdecuarzoformandolneasangula-res,presentetambinenRincnChico(Tarrag1987).Durante nuestras investigaciones hemos registra-do otras 10 reas con construcciones de distintacomplejidadalsurdelcerroprincipaldeLasMojarras. La planta bsica de estas construccio-nesesungranrecintorectangularconestructu-ras ms pequeas, rectangulares o circulares, aso-ciadas.SerealizaronexcavacionesdesalvatajeenelsitiodenominadoLM-1,delcualsloseconservabaunmontculode30mdelargopor20 m de ancho y que parece haber estado vincu-ladoaconstruccionespircadasquefueronde-molidasporelpropietariodelosterrenosparadejarespacioparaelcultivo.Ensuperficieyenexcavacin fue recuperada una gran cantidad defragmentos de cermica de distintos tipos, inclu-yendo Santa Mara Bicolor y Tricolor, San Jos/Shiquimil, FamabalastoNegroGrabado,Famabalasto Negro sobre Rojo e Inca Provincial(fragmentosdeplatosyaribaloides,verFigura6,12ay12b).Lasevidenciassugierenqueellugar, enelcualseobtuvounfechadoradiocarbnico sobre carbn vegetal (LP1310, verTabla1),formpartedeunreadedescartedemateriales,peroenlacualtambinsehabilita-ronyutilizaronconintensidadunfognencu-betaparacoccindealimentosyunagranes-tructura de combustin de altas temperaturas de2mdedimetro,dondeseubicaronindiciospirometalrgicos. Al respecto, corresponde men-Figura5.ConstruccionesenlacumbredelCerroPintadodeLasMojarras.RedibujadodeBruch(1911).LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO74Figura6.Fragmentosdealfareraincaica:1) AmpajangoII;2a11)PuntadeBalasto;12)LasMojarrasLM-1.VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL75cionar que fueron registrados grandes ndulos deescoriasdecombustin(L.Gonzlez2001),re-fractarios fracturados, restos de minerales de co-bre y un pequeo fragmento de bronce estafero.RincnChicoLalocalidadarqueolgicadeRincnChicoseubicaaunos5kmdelaciudaddeSantaMara,abarcandounreaaproximadade500ha.Losvestigios de construcciones prehispnicas, identi-ficadoscomo35sitios,sedesplieganpordistin-tos espacios topogrficos. El sitio 1, en el que secontabilizan ms de 360 construcciones dentro deunreadeunas40ha,seemplazaenlacimayladera oriental de un espoln que se desprende delasierradelCajn.Losrestantessitiossedistri-buyen hacia el este, en el amplio cono de deyec-cin de la sierra, llegando hasta la llanura aluvialadyacente al margen izquierdo del ro Santa Ma-ra. Consisten, en general, en conjuntos arquitec-tnicoscompuestosporgrandescanchonesrec-tangularesalosqueseadosanestructurasmspequeas,rectangularesycirculares,ennmeroque puede ir de uno a ocho (Tarrag 1987, 1995,1998). Los materiales recuperados en las excava-ciones realizadas en distintos sitios y los resulta-dosde28fechadosradiocarbnicosindicanunaprolongadaocupacinentreelsigloIXylado-minacincolonial.Las evidencias incaicas en Rincn Chico son su-tilesylimitadasaalgunossectoresdelalocali-dad. El poblado central cuenta con un espectacu-lar escenario ceremonial en una quebrada que uneel piedemonte del cerro con las construcciones enlacima.Ellugaresconocido,tradicionalmente,con sugestivos nombres (Abra del Sol, Quebradadel Puma) y constituye un paisaje culturizado apartir de construcciones que cortan la pendiente adiferentes niveles (Tarrag y Gonzlez 2000 Ms).Juntoaunatorrenteradebloquespegmatticosrosadosvisibledesdelargadistancia(Figura7)sedispusieronplataformasconmurosdepiedraoscuraenlosqueseimbricanbloquesdecuarzoblanco formando dibujos abstractos y figurativos.Entreestasconstruccionessedestacaladenomi-nadaPlataformaTricolorconunmurodemsde 2 m de altura y que, a diferencia de los otros,combinabloquesrosados,blancosynegros(Fi-gura 8). En dos de las estructuras del sector (302y111)seobtuvieronfechadosradiocarbnicos(Beta 131673 y LP 1424) y han sido establecidasalineacionesastronmicasquesugierencelebra-ciones calendricas (Reynoso 2001 Ms). La cum-bre del cerro, con su acceso restringido y las cua-lidades que presentan algunas de sus construccio-nes,parecehaberconstituidounreadiferencia-da,enlosocialylosimblico,delrestodelpo-bladoyreservadaparalalitepoltico-religiosa(Tarrag 1987; Tarrag y Gonzlez 2000 Ms). Elespacioceremonialhabraganadomagnitudalolargodelossiglos,siendoresignificadodurantelaocupacinincaica.Enelproceso,noslolascualidadesdelasprcticasritualeshabransidoadecuadasalacosmologaestatal,sinoquetam-binsellevaronacaboremodelacionesarquitec-tnicasenpuntosestratgicosdelpaisaje.Porejemplo, en el denominado recinto n 57, que cie-rrael AbradelSolenelcaminoascendentedelbajo hacia la cumbre, se advierten paredes de pircacanteada, una rampa y ngulos interiores bien re-Procedencia Muestran EdadC14 AP AosDCCal.1Sg AosDCCal.2SgR.Chico1-302 Beta131673 56060 1310-1425 1295-1445R.Chico13 Beta131674 56050 1315-1420 1400-1435R.Chico14 LP1015 43060 1433-1610 1407-1637R.Chico12 Beta130222 49050 1410-1445 1395-1470P.deBalasto LP816 68060 1291-1402 1273-1430AmpajangoII Beta146374 340130 1430-1660 1320-1950LomaRica LP983 38060 1446-1634 1430-1653LM-1 LP1310 40060 1441-1627 1419-1648R.Chico1-ML25 Beta162379 63040 1295-1399 1286-1413R.Chico1-ML39 Beta162380 40020 1445-1491 1439-1619R.Chico1-139 LP1390 31060 1491-1656 1443-1954R.Chico1-111 LP1426 49070 1430-1660 1309-1621Tabla1.Fechadosradiocarbnicosreferidoseneltexto.LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO76Figura7.CerrodeRincnChico.Enelcentro,la TorrenteraRosada.Figura8.MuroexternodelaplataformatricolorenlaQuebradadelPumadeRincnChico.sueltos, modalidades distintas a las empleadas enlasconstruccionesdetradicinlocalyqueguar-dan similitudes con los registros de La Ventanita,en Fuerte Quemado y los del edificio de la cum-bredelCerroPintado.Porotrolado,laentradadelaquebradaseen-cuentra cercada por un abanico de grandes peas-cosrodeadosporplataformassemicircularesenlos cuales parecen haber tenido lugar rituales queincluan sacrificios de seres humanos y de anima-les(TarragyGonzlez2000Ms).Estructurassimilares se encuentran a unos cientos de metrosVIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL77al sur, en el denominado Sector XIII. En este lu-gar,lasevidenciasdeprcticasceremonialessonms claras, habindose registrado piedras pulidasy clavadas en el terreno, fogones de incineracindeofrendas,restoshumanosdeinfantesyadul-tos y un fragmento de una gran campana oval debronce(GonzlezyDoro2003;GonzlezyCabanillas2004).Endosdeestasestructuras(ML25yML39)fueronobtenidosfechadosradiocarbnicos(Beta162379y162380).Todoapunta a indicar que en el caso de estas huancaslaocupacinincaicanoimplicmodificacionesenlasprcticasceremonialesdetradicinlocal(Figura9).Yaenlossectorescorrespondientesalconodedeyeccin que desciende desde la sierra, el sitio 4ofreciunamuestracermicadesuperficieenlaquepredominabaelgrupoSantaMaraBicolor,pero que inclua un pie de compotera tardo, IncaoHispano-indgena.Unfragmentosimilarfueregistrado en el sitio 5. El sitio 10, anexo al sec-tor VIII del poblado central, presenta algunos de-tallesconstructivosquesugierenlaintervencinimperial (Figura 10) y, en superficie, fue recupe-radounfragmentodecermicaIncaProvincial(Tarrag1998).Enlascistasfunerariasdelsitio21investigadasporMendonaycolaboradores(2003), los hallazgos apuntan a indicar una largareutilizacindelasestructuras,hastamomentosde contacto con los europeos. Sugestivamente, losmaterialescorrespondientesalosmomentosincaicos son inexistentes o difciles de diferenciarde la Conquista, pues en los entierros ms recien-tesaparecenalgunasollitasconpedestaldefac-turalocalypuntasdeproyectilconfeccionadasen hueso, del tipo cola de golodrina que se dantanto en Inca local como en la poca de las Gue-rrasCalchaquescontraelespaol.Lapresenciacusqueasehacemuchomsevi-dente en los sitios ubicados en la franja ms cer-canaalfondodelvalle.Elsitio12,enelcualseobtuvounfechadodelpisodeocupacin,fuedefinido como una variante de cancha, y entre losms de 2000 fragmentos de alfarera recuperados,en superficie y excavacin, algunos correspondenal tipo Inca Provincial (L. Gonzlez et al. 2001).En el sitio 13, el 5% de los fragmentos de alfare-radesuperficiefueidentificadacomoIncaPro-vincial, destacndose fragmentos de platos patoy aribaloides (Tarrag et al. 2002). En el sitio 14fuefechadaunreadeelaboracindebebidasagranescala,conalfareradetiposincaicos(Tarragetal.1999).Elsitio15,elmsintensamenteestudiadodelalocalidad, con ms de 500 m2 de excavacin y 12fechadosradiocarbnicosqueseescalonanentrelos siglos IX y XVII, proporcion interesante in-formacinacercadelapresenciaincaicaenellugar.Enlainstalacinfuncionuntallermeta-lrgico cuyas actividades, iniciadas desde los co-mienzosmismosdelaocupacin,fueronganan-doenintensidadysofisticacinalolargodelossiglos, utilizando un sistema de fundicin basadoen crisoles calentados en fogones. Los artesanos,adems de desarrollar originales innovaciones tc-nicas, produjeron aleaciones de bronce utilizandoestao,cuyosdepsitosmscercanosseubica-banenunrangode150a170kmalsureste.Laocupacin incaica en el taller se reflej en un dra-mticoincrementodelasactividadesmetalrgi-cas, con la ereccin de una batera de hornos deltipo huayra en un sector aledao y la manufactu-radelingotes(Figura11).Sinembargo,conti-nuaronvigenteslosprocedimientostecnolgicosdesarrolladoslocalmenteylasreasdetrabajoexistentes fueron incorporadas a una organizacinproductiva que inclua la fundicin de minerales,la refinacin de metales base y la preparacin dealeaciones (L. Gonzlez 2001, 2002). No fue aban-donada la manufactura de los objetos del reperto-rioregionalconaltopesosimblico,comolosdiscosylascampanasovalesycabemencionarque entre los miles de fragmentos de alfarera re-cuperadosenrecoleccionesdesuperficieyenexcavacin no fue identificado ninguno correspon-diente a tipos incaicos ni a las modalidades YocaviloFamabalastoNegrosobreRojo.Medanitos-FamatancaEste asentamiento se ubica a 5 km al sur de Rin-cn Chico, en el comienzo de un antiguo caminoque,atravsdelaQuebradade AguadelSapo,comunicaconelvalledelCajn(Nastri1998:262).ElsectorMedanitos,relevadoexpeditiva-mente por nosotros, consiste en casi medio cente-nardeestructurasalineadasdenorteasur,cu-briendo un rea mnima de 2 ha y en malas con-diciones de conservacin. Se identificaron conjun-tos que asociaban hasta media docena de recintosrectangulares de distintas dimensiones, con carac-LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO78Figura9.RincnChico,SectorXIII.HuancaML39.VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL79Figura10.PlantadeRincnChico10.Figura11.RincnChico15.Moldedelingote.LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO80tersticasarquitectnicasquepermitenpostularinfluencias incaicas. De igual modo, en la mues-tra cermica de superficie fueron reconocidos al-gunosfragmentosdeltipoIncaProvincial.CerroMendocinoElpobladoaltodeCerroMendocino,conocidodesde fines del siglo XIX, se ubica sobre una es-cabrosa cumbre de las estribaciones meridionalesdelasierradelCajn,amsde400msobreelniveldelvalle.Porsudifcilaccesoylapresen-ciadeconstruccionesdefensivas,sesueleconsi-deraralasentamientounafortaleza.Elprimerplano de la distribucin de las estructuras fue rea-lizadoporBruch(1911),siendoluegomejoradoporWeiser(1920Ms),ocasinenlacualsegraficaron101estructuraspircadas,ademsdelneasdemurosdecontencinomurallas.Lasnicas excavaciones en recintos fueron realizadashace ms de cuatro dcadas y estuvieron a cargode un equipo dirigido por Cigliano (Carrara et al.1960).Duranteestostrabajosfueronregistradasenelreadelacumbresietelneasdegruesasmurallas de 1.50 m de altura, construidas con la-jas superpuestas, sin argamasa. Hacia el noroestedelcerro,lamurallainferiorenlazabacondosrecintos circulares a los que se denomin trone-ras (Carrara et al. 1960: Fig. 10 y Lm. IV). Enotrasconstruccionesqueseasomabansobrelasquebradasdelosladosdelcerro,seencontrarondepsitos de rodados pequeos y de tamao uni-forme,loscualeshabransidollevadosdesdeelro Santa Mara para ser utilizados como proyec-tiles(Carraraetal.1960:30-31).Losmurosdelashabitacioneserandobles,conrelleno interior de ripio y alcanzaban un ancho quepoda superar el metro. Los recintos de planta rec-tangular,avecesasociadoseintercomunicados,resultaronserlosmsnumerosos,siendomuchomenosfrecuenteslosdeplantacircular.Seefec-tuaronexcavacionesendosdelasconstruccionesrectangulares.Enunadeellas,sobreelpisodeocupacin se hallaron evidencias de una techum-bre de ramas y paja incendiada. Los investigado-resconcluyeronqueelasentamientoaltocorres-pondi a un pueblo fortificado de ocupacin per-manentedecarctersantamarianopreincaico(Carrara et al. 1960: 36). Un fechado obtenido delosrestosdepostesdeltechodio130060AP,fechaconsideradademasiadotempranaporCigliano(1966:9),peroqueseraoportunorevaluarconsiderandolosfactoresdeenvejeci-miento de la muestra y la posibilidad de un iniciomstempranodelaocupacinenlugaresomo-rroselevados.Enlaoportunidadtambinseefectuaronexcavacionesenestructurasemplazadassobrelaladera oriental. El denominado Ncleo A consta-badecuatrorecintosrealizadosenpircasimpledelajas,conunanchodeparedesde0.60myqueenalgunoslugaresalcanzabancasi2mdealtura(Figura12).Laexcavacinefectuadaslopermiti recuperar espculas de carbn y fragmen-tos de alfarera tosca (Carrara et al. 1960: 39). ElNcleoBlointegrabanrecintosconstruidosso-bre el cono de deyeccin. Se excav uno de for-masubrectangularconngulosredondeadosyotrocircular,nodeterminndoseenningunodeellos el piso de ocupacin ni efectundose hallaz-gos de material cultural (Carrara et al. 1960: 39-40).Porltimo,seexcavunrecintoenelN-cleoC,ubicadoalN.O.delNcleoA,detec-tndose los restos carbonizados de un techo y re-cuperndose de fragmentos de alfarera de los ti-pos San Jos y Santa Mara Tricolor. Este recintocontaba con paredes de piedra lajas y rodados, enpirca doble de 1 m de ancho (Carrara et al. 1960:40-41).Lamuestraquecorrespondeaestahabi-tacinarrojunvalorde61085AP(Cigliano1966:9).Nuestrasprospeccionesenlazonaposibilitaronubicar una construccin en la quebrada de accesooriental a la cumbre del Cerro Mendocino, la cual,probablemente, corresponda a la descrita anterior-mente como Ncleo A. De acuerdo a sus caracte-rsticas constructivas, que se diferencian de modonotableconlasobservablesenlasestructurasderazlocal,puedepostularsequedichaconstruc-cinsevinculaconlaocupacinincaicaenlazona.Asimismo,apocoscentenaresdemetroshaciaeleste,enlabocadelamismaquebrada,registramosunagranplazadeplantatrapezoidalquecubreunos4000m2 yquenohabasidode-tectada con anterioridad. La construccin, empla-zada sobre una angosta terraza delimitada por pro-fundas torrenteras estacionales, presentaba murosdobles de piedra sin relleno, en los que se combi-naban grandes bloques sin trabajar junto con otrosconcanteadoexpeditivo.DentrodelaplazaseverificaronlneasdemurosmuyborradasqueVIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL81sugierensubdivisionesinternas.Juntoalosmu-rosexterioressepresentabanrecintoscircularesinterpretadoscomodepsitosyenelladonortese ubic un acceso dotado de una elaborada ram-pa. Los fragmentos cermicos recuperados en su-perficie fueron escasos, pero entre ellos se identi-ficaron tipos Famabalasto Negro sobre Rojo e IncaProvincial(L.Gonzlez1999).FundicinNavarroApocomenosde1kmalsurdelCerroMendo-cinoselocalizaFundicinNavarro,unsitiodeprocesamiento pirometalrgico de pocas colonia-les tempranas, pero fundado sobre una previa ocu-pacin indgena (L. Gonzlez 2000). El lugar in-cluyeunacanchapavimentadaconlajasparaeldepsitoylatrituracindemineralesdecobre,una estructura monticular formada por la acumu-lacin de escorias de fundicin, un grupo de cua-trorecintospircadosyuncanalrecubiertoconlajas,decercade1kmdelongitud,quecaptabalasaguasdelroSantaMaraylasllevabahastala cancha. La cermica presente en superficie eraescasa y de tipo utilitario. La tcnica constructivaempleada en el canal es similar a la verificada enalgunas de las construcciones del tambo de PuntadeBalasto,queselevantaenlascercanas,delotroladodelro(vermsadelante).BichoMuertoEl asentamiento de Bicho Muerto ocupa las lade-rasbajasyelpiedemontedelMorroBlanco,lamximaalturadelextremomeridionaldelaSie-rra del Cajn. En un espacio de aproximadamen-te 180 ha fueron identificados tres grupos princi-pales de construcciones (L. Gonzlez 1995: 102).BichoMuertoFortaleza,con35recintoscircula-res, rectangulares y trapezoidales, cubre poco msde1haenuncirconaturalqueseabrehaciaelsuryqueestcerradoconunamurallacontinuade pirca doble sin relleno, que alcanza una longi-tud de 218 m y cuenta con un nico acceso en suFigura12.ConstruccionesdelNcleo AdeCerroMendocino. TomadodeCarraraycolaboradores(1960:37).LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO82partecentral.BichoMuertoRanchos,con50re-cintosdecuidadosaconstruccinenunespaciode7ha,seencuentraaunacota50mmsbajaqueelanteriorgrupo.Enlasconstruccionespre-domina la planta de tendencia rectangular, en oca-siones asociadas a recintos circulares. Por ltimo,BichoMuertoBajosedistribuyeenelamplioespacio del cono de deyeccin de la sierra, hastalalneadebosquerelictualquecorrealolargodelroSantaMara.Enlossectoresprotegidosson visibles conjuntos de hasta siete recintos rec-tangularesycircularesasociados.Fuedetectadaunreadeenterratoriosytambinuntramodecamino de 8.30 m de ancho, con laterales pircados,que pudo reconocerse a lo largo de 340 m. Estosltimosrasgosfueronregistradosporlaexpedi-cin realizada por Weiser (1920 Ms) en la zona yaparecen sealados en el plano que se produjo enesaocasin.Lamuestracermicadesuperficieeraescasaycorrespondaatipostardos.EnlasadyacenciasdelaccesoalsectorFortaleza,dentrodeunaes-tructura circular de 9 m de dimetro, fueron recu-peradosalgunosfragmentosIncaProvincialyFamabalasto Negro sobre Rojo. La presencia im-perialestsugerida,adems,poreltramodeca-mino que atraviesa el cono de deyeccin con rum-boalaentradadelaquebradadelMendocino,frente a la cual se encuentra el tambo de Punta deBalasto,ascomoporlosdetallesconstructivosobservables en algunas estructuras, sobre todo enelsectorRanchos.El TrapicheLindante con el sector Bajo de Bicho Muerto, enelbordedelbosquedealgarroboychaaryamenos de 30 m de una estructura del tipo cancha,seencuentraElTrapiche,unainstalacinmeta-lrgicacolonialenalgunosaspectosparecidosaFundicin Navarro. En este caso fue registrada unadocenadeconstruccionesrectangularesdepircadoble sin relleno y escalerados que compensan eldeclive natural. De una de estas construcciones elpropietariodelosterrenosextrajodosgrandespiedras circulares de molienda de minerales. Otrade las estructuras contiene los restos de un hornodecuba,derrumbadoyconsufondoexcavado,presumiblementepararecuperarelmetalquesehabrafiltradoatravsdelasolera.Losanlisisdelosrestosdemineralesdecobrerecuperadosmostraron que las menas eran similares a las quefueron procesadas en Fundicin Navarro. Tenien-do en cuenta la informacin geolgica del rea ylasnoticiassobrelaboreosenpocashistricas,fuepropuestoqueenamboscasossebeneficiunyacimientoubicadoenlaserranainmediata(L. Gonzlez 2000: 39-40). La tecnologa emplea-daenElTrapichenodejalugaradudasquesetratadeunaocupacincolonialtemprana.Perola vecindad de las construcciones de Bicho Muer-todiolugarparaproponerlahiptesisqueloseuropeosreocuparonytransformaronunaplantametalrgicafundadaenpocasincaicas.PuntadeBalastoEste tambo se ubica a 35 km al sur de Santa Maraysusvestigiosarquitectnicosabarcan10haenelfondodelvalle,entrelaplayadelroSantaMaraylaruta40.LasprimerasinformacionesfueronproporcionadasporBruch,quiensugirivinculaciones entre el tambo y el ya mencionadopobladoaltodeCerroMendocino,3kmalnorte(Bruch1911:127-128).ElcarcterincaicodePunta de Balasto y el local de la fortaleza fueronaclaradosenlostrabajosrealizadosmediosigloms tarde (Carrara et al. 1960: 16). En 1988, nues-tro equipo comenz registros planimtricos en elreayen1996fueronencaradasexcavacionesexploratorias.Elterreno,consedimentosuelto,cruzadoportorrenteras estacionales y azotado por los vientos,hace que gran parte de las construcciones aparez-cansepultadasporlaarena.Ennuestrosreleva-mientosregistramos13gruposdeestructurasar-quitectnicas,convariascancha(Figura13),unconjunto de nueve crculos de 3 m de dimetro (talvez hayan existido dos ms, actualmente borrados;Bruch 1911: 125-136; Carrara et al. 1960: 18-19),un tramo de camino de 3.70 m de ancho que cruzaen forma recta al tambo, un ushnu rectangular condos lneas de escalones, un grupo de media doce-na de depsitos rectangulares junto al camino, unakallanka de 400 m2 de superficie y una gran plazapoligonal(L.Gonzlez1999:231).Los muros de todas las construcciones fueron le-vantados con pirca doble sin relleno y con el usodeunslidomorteroarcilloso,peroseobserva-ron variantes en cuanto a las caractersticas de laspiedras utilizadas. En las estructuras al oriente delVIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL83caminoseprivilegiaronbloquesrodadosdegra-nito, gneiss y andesita, seleccionados por sus vo-lmenes regulares y obtenidos en los cauces cer-canos. En las construcciones occidentales, en cam-bio,sedispusieronpreferentementebloquescanteados de cuarcita y prfido que fueron extra-dosdelaSierradelCajn,a1kmdedistanciadelotroladodelro,enlascercanasdeFundi-cinNavarro.Los fragmentos de alfarera recuperados en nues-tros trabajos fueron abundantes y las proporcionesportipocoincidieronconlasinformadasapartirde anteriores intervenciones (Carrara et al. 1960).Alrededordel30%correspondenaIncaProvin-cial,identificndoseformasdeplatospato,aribaloidesyollasconasalateral(Figura6,2a11). Un 3% de fragmentos son de tipo FamabalastoNegrosobreRojoyun2%SantaMaraBicolor.El primer fechado radiocarbnico obtenido en unaexcavacinexploratoriarealizadaenunsectordebasureroalexteriordeunacancha,arrojunva-lor relativamente temprano (LP816). Cabe consig-narqueensuperficiefueronregistradasconcen-traciones de mineral de cobre del tamao de gravafina. Por comparacin con muestras patrn, se es-tableci que parte de este mineral habra sido ex-trado de depsitos de Capillitas-Cerro Atajo, dis-tantes unos 40 km al sur, mientras que otros frag-mentos guardan similitudes con las muestras ana-lizadasprocedentesdeElTrapicheydeFundi-cinNavarro (L.Gonzlez2000).PajanguilloA2160m.snm,alaveradeunaantiguasendaque conduce a Estancia Vieja, al este de Punta deBalasto,fueregistradaunacanchadeplantasubrectangular,de25mpor25mensusdimen-sionesmximas(L.Gonzlez1999:232).Fueconstruida con muros dobles sin relleno, utilizn-dose grandes bloques metamrficos sin trabajar oconuncanteadogrosero,lajasclavadasenlasesquinaseincorporando,incluso,tresvolumino-sosbloquesinsitu.Alinteriorseverificaronsubdivisionesrectangularesycirculares.Loses-Figura13.PuntadeBalasto.CanchaenelGrupo1deestructuras.LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO84casos fragmentos cermicos en superficie se limi-taban a tipos utilitarios muy deteriorados. Un cen-tenardemetrosalsur,sobreunalomaalargada,pudoseguirsealolargode300muntramodecamino de 2 m de ancho mnimo, en algunos sec-toresconunmuretedecontencinenelladodela pendiente. Hacia el fondo de valle, este caminose borra en los aluviones del ro Pajanguillo pero,por su orientacin, puede proponerse que se diri-ga hacia el tambo de Punta de Balasto, distante 4kmenlnearecta.Enladireccincontraria,elcaminoseuneconunsenderoque,ingresandoporlaquebradadelro,conducealtambodeBecobel,a3600m.snm,y,msarriba,hastaelasentamientodeNevadosdel Aconquija(Hyslopy Schobinger 1991). En el rea de Pajanguillo seencuentranruinasdepobladospreincaicos,depocasformativasytardas(TarragyScattolin1999). Cerca de 1 km al oriente, en Estancia Vie-ja,enlabocadelaquebradaquetrepahacialascumbresdel Aconquija,hemosubicadoestructu-rasdepiedramuydeterioradasy,entrelosfrag-mentosdealfareradesuperficie,identificamosalgunosasignablesatiposincaicos.AmpajangoII-RosendoCceresEsteasentamientoaglomeradoseemplazaa2.5kmalorientedelcampodepetroglifosdeAmpajango,sobreunaangostaterrazaquecorreentreelrohomnimoyuncauceestacional,a2100 m.snm. Hace cuatro dcadas un equipo de laUniversidaddeRosarioefectuexcavacionesenalgunos recintos, aunque no se publicaron detallesdelostrabajos(Lorandi1966:52-53).Lascons-trucciones principales cubren una superficie mni-made5ha,consectoresdelimitadospormurosque cortan transversalmente la terraza y circuitosdecirculacinplanificadosquelosrecorren.Deacuerdoalasevidenciasarquitectnicasyalmaterialcermicodesuperficie,elsitioregistruna prolongada ocupacin. El sector IV, se ubicaen el extremo noroeste de la terraza, lindante conconstrucciones actuales, y corresponde a una ins-talacin de desarrollos local e incaico. Las estruc-turas fueron levantadas con pirca doble sin relle-no, utilizndose bloques irregulares y aprovechan-do, en ocasiones, peascos in situ. A poca distan-ciadelasentamientoseencuentranotrosconjun-tosdeconstruccionesdegnesisimperial:haciael sur, Ampajango IV, en donde se recuperaron ensuperficie restos de alfarera de tipos incaicos; alnorte est Casas Viejas, un conjunto constructivoconparedescuidadasyemplazadosobreunpro-montorio.Hacialapartebajadelvallelosrestosdeconstruccionesseencuentrandestruidosporocupacionesmodernas,siendodedestacarcanchones de cultivo que acompaan el curso delro Ampajango. Sobre la terraza baja del ro, a laaltura del sector IV, se observan recintos de siem-bra rectangulares alargados que abarcan 1.5 ha ytres ncleos de canchones similares fueron detec-tados aguas arriba (Tarrag et al. 2001 Ms). Dosrampasescaleradasde2mdeanchodesciendendesdelaterrazaalaplayaylaempinadaladerafuereforzadaconlneasdemurosdecontencinconstruidoscongrandesbloquesdesbastados.ElreamsprominentedelsectorincaicodeAmpajangoIIessuplazacentral,deplantapoligonal y que, en su extremo noreste, posee unarampade3.5mdeanchoquellevaaCasas Vie-jas.Laplazafuedemarcadaporunmurodecir-cunvalacin de pirca doble sin relleno. El espaciointeriorsemuestradespejadoporintensostraba-jos de despedrado y, en el borde occidental, a unacotalevementemsbaja,seubicamediadocenade recintos de tendencia rectangular. De igual modo,hacia el noroeste se presenta un gran recinto de for-ma irregular, que tambin fue sometido a despedradoen su parte central y al que se accede por una estre-chapuertade1mdeancho(Figura14).Enlaes-quinanoroestedelaplazaseemplazunaformamuyparticularde ushnu,conformadoporunenor-me peasco de 10 m de largo en sentido este-oes-te,4mdeanchoensentidonorte-sury3mdealturapromedio,quefuerodeadoporplataformasescaleradasqueloenmarcan.Lacarasurdelpe-asco,quemirahacialaplazay,msall,hacialas cumbres nevadas de la cadena del Aconquija,presenta dos lneas de plataformas realizadas conrocas canteadas, mientras que una rampa permiteascender a la cspide plana de la gran roca por suladonorte(Figura15).Fueronexcavadasdoscuadrculasexploratorias,alsuresteynorestedelaplaza,ubicndoselassuperficiesdeocupacindebajodelasrocasdederrumbe y obtenindose un fechado radiocarb-nico(Beta146370).Lasmuestrascermicasdesuperficieydeexcavacinofrecierontipostar-dos como Famabalasto Negro sobre Rojo, SantaMara Bicolor, Beln-Santa Mara, Quilmes RojoGrabadoeInca,entreellosIncaPayayCuscoPolicromo(Figura6,1).CorrespondemencionarVIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL85Figura14.PlazadelsectorIVde AmpajangoIIFigura15. AmpajangoII. VistadelushnudelaplazadelSectorIV.que en una anterior prospeccin en la plaza habasidorecuperadoensuperficieunliwi3 debronceestafero de clara raigambre incaica (Gonzlez yPalacios 1996). Cabe sealar que en excavacionesdeladcadade1960deunrecintoasociadoaunapiedragrabadadeestilogeomtricointrin-cado en la zona cercana a El Ingenio, se obtuvouna muestra de carbn que ofreci un fechado quese remont a 67085 AP (Cigliano 1966), lo quepermiteestablecerunacontinuidaddeocupacinenlazonadesdepocaspreincaicas.3Pequea bola para cazar pjaros.LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO86LomaRicadeShiquimilEste poblado es de los primeros registrados en lahistoria de la arqueologa de la regin y se ubicasobre una meseta de difcil acceso, a 6 km al su-restedeSanJos,entrelaslocalidadesdeEntreRos y Andalhuala. Ambas localidades cuentan concursosdeaguapermanentes.Durantelasinvesti-gacionesrealizadaspornuestroequipoenLomaRica,fuerevisadoelplanolevantadopor Weiseren1923ypublicadopor A.R.Gonzlez(1954).Lasconstruccionescubren2.45ha,con189re-cintos de muros dobles de pirca seca, dos plazas,cada una de ellas en los extremos este y oeste, 15espacios de circulacin y una calle norte-sur quesegmenta al poblado en dos. Los anteriores estu-dioshabanpuestonfasisenelanlisisdelascondiciones culturales y cronolgicas del PerododeDesarrollosRegionalesInicial,muypococo-nocidohastacomienzosdeladcadade1970yrepresentado por abundantes evidencias de mate-rial funerario (Perrota y Podest 1975, 1978), ascomopormuestrasdecermicadesuperficiere-cuperadasenelinteriordelosrecintos(Tarraget al. 1988). Sin embargo, existen otros datos queapuntanasealarunaprolongadaocupacin,dealmenos600aos,enelasentamientoyenelrea de influencia de Entre Ros y Yapes (Tarrag1995).Una de las plazas, la oriental, muestra signos deremodelaciones muy tardas, que le otorgaron unaplantatrapezoidalyngulosrectosenlaunindelosmuros.Tambinhabrasidomodificadoungrupoderecintosaledaos,imprimindolesplantas rectangulares mediante cuidadas tcnicasconstructivas.Obtuvimosunfechadosobreunamuestra de carbn vegetal extrada de un recintoerigido en el sector oriental, de acceso a la plaza(verTabla1).EspertinentemencionarqueLiberaniyHernndez(1951[1877]:Lm.23),ensustrabajosenelsigloXIX,entrelosmate-rialesfunerariosquefueronrecuperadosenellugar, consignaron un jarro con asa lateral de claraestirpe incaica (Figura 16). La coleccin existen-teenelMuseodeLaPlata,resultadodelasex-ploraciones de Metfhessel en la Loma Rica y al-rededores,luegorevisadaporChiappe(1965),muestraunpredominiodeurnasSantaMaraBicolor de alto cuello y reducido cuerpo subglo-bular en los cementerios al pie de la Loma y enla Quebrada de Shiquimil, habindose registradootras vasijas, como la variedad santamariana Ne-gro sobre Rojo, adjudicada a momentos muy tar-dos, Famabalasto Negro sobre Rojo (Outes 1907:PlanchaII,3y5)yCaspinchango,porlocualChiappe(1965:75)postulunaocupacindelaLomaRicadurantelasegundamitaddelsigloXV, perteneciendo por consiguiente a los ltimosperodos de la Cultura Santamariana, con influen-cia incaica. Perrota y Podest (1975, 1978), ade-ms, describieron contextos funerarios excavadosporWeiserenelcercanoAntigualdelaQue-brada de Shiquimil, los que incluan puntas deproyectil de hueso y cuentas de vidrio, elemen-tosquesugierenlaadscripcintardadealgu-nasdelastumbas.Esteconjuntodeevidenciaspermite plantear que el proceso local se entrela-zenlosmomentosprehispnicosfinalesconla dominacin incaica y la colonial temprana, enun caso similar a otros de los asentamientos tra-tados.Relevante para la problemtica abordada es indi-car que a 2 km al sureste de San Jos se encuen-traelpobladodeLomaRedonda,yaexploradopor Weiser(A.Gonzlez1954:81,86;PerrotayPodest 1975: 407). En la dcada del 60, un equi-podelaUniversidaddeRosariorealizunrelevamientoexpeditivodelasconstruccionesemplazadasenlacimadelaterrazaqueseeleva100mporsobreelniveldelvalle,registrndose57estructurasaisladasoagrupadasenunidadesdedosotresrecintosrectangulares,avecesconFigura16.JarroincaicoilustradoporLiberaniyHernndez(1951[1877]),procedentedeLomaRicadeShiquimil.VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL87unrecintocircularadosado(Tarrag1964Ms).Nuestrasprospeccionesenlazonapermitieronconstatar que el sitio se encuentra actualmente engran parte alterado por la construccin de un cal-vario. Las recolecciones de alfarera en superficierealizadasalpiedelaladeranortenospermitie-ron identificar, junto a los tipos locales predomi-nantes,algunosfragmentosIncaProvincial(Kriscautzky1999:99-100).Loma AltadeShiquimilEmplazadoaunkilmetroymedioalorientedelamencionadaLomaRicadeShiquimil,constaeste asentamiento de dos conjuntos constructivoserigidossobresendaselevacionesdelrelieveter-ciario de la zona, adyacentes y separados por unaprofundadepresin.Alpiedeestaselevacionessepresentaunaangostaquebradaconunojodeagua permanente de importante caudal. Un regis-tro expeditivo de las construcciones fue realizadoporCavigliaen1986(Copello1991Ms).Elconjuntoconstructivodenominado Aocupalatotalidad del espacio plano de una loma, cuyo bor-defuedelimitadoporunmurodoblesinrellenointerior realizado con rocas de distintos tamaos ycon escasa preparacin previa. Se conform as unagran plaza poligonal, cuyas dimensiones mximasson33mpor24m.Fueradelaplaza,alsur,selevantunrecintosubcircular,conundimetromximode8m.Otrorecintocircular,de4mdedimetro,fueconstruidojuntoaunaaberturadelmuro perimetral, hacia el este. En la esquina orien-tal de la plaza se relev un crculo de grandes pe-ascos, en cuyo centro se encuentra una piedra demortero.Lapendientedelladonortedelaplazainmediatamente debajo de la cima de la loma pre-sentatresnivelesaterrazados,demarcadosconl-neas de pirca simple, divididos a su vez por muretesde pirca doble sin relleno. En superficie no fueronrecuperadosmsqueescasosfragmentosdealfa-rera ordinaria, tal vez porque, como fuera plantea-do, puede tratarse de un rea agrcola para prop-sitos especiales.El grupo B de construcciones se levanta sobre unalomacercana,perocuyacimaesdemayoresdi-mensiones.Lospircadossedistribuyenenunafranjade50mpor400m,consistiendoengran-des canchones con recintos circulares y rectangu-lares en su interior. Las caractersticas constructi-vasdelosmurossonsimilaresalasverificadasenelgrupoA.Elmejorconservadodeloscanchonescubre0.5ha,conunaestructurarec-tangularadosadainteriormenteaunodelosmu-ros perimetrales. Los fragmentos de alfarera sonrelativamente abundantes en superficie, y junto alostiposlocalesdominantesfueronidentificadostiestosIncaProvincial.Endireccinsureste,enel mismo relicto de terraza cuaternaria y llegandoalalocalidaddeAndalhuala,tuvimosoportuni-dadderealizarunrelevamientopreliminardeconstrucciones prehispnicas que cubren una am-plia superficie y constituyen, mayoritariamente, es-tructuras agrcolas con canales de riego, a las queasociaban abundantes fragmentos de alfarera co-rrespondientes a tipos locales e incaicos (Tarragetal.2001Ms).QuebradadeJujuilEnlaQuebradadeJujuiloJojoy(PerrotayPodest1978:Mapa2),cercadeLorohuasi,WeiseryWoltersexcavarontreslugaresfunera-rios en 1923 y 1924. En el denominado Cemente-rio I del Ro Seco de los Cancino, cuyos contex-tos fueron analizados por Baldini y Albeck (1983),ademsdelosmaterialesdeorigeneuropeoqueaparecieronentodaslassepulturas,talescomocollares de vidrio y objetos de hierro, las autorassealaronlaasociacindealfareradecarcterincaicoydemanojosdepuntasdeflechasseasconocidas como cola de golondrina. En la tum-ba I, que contena tres esqueletos de adultos, unodelosplatosrecuperadostendraciertasremi-niscencias incaicas por el motivo de los rombos(BaldiniyAlbeck1983:552).EnlatumbaIV,conochoindividuosinhumados,otroplatopre-sentaba en su interior un motivo que se asemejaal ilustrado por Ambrosetti () procedente de laCasaMoradadeLaPaya.Ladecoracinexternase relaciona con los motivos de la cermica Inca-Paya (Baldini y Albeck 1983: 552). De la tumbaVIII,concincoindividuos,lasautorasubicaronuna ollita de un tipo de neta influencia inca y, enlatumbaIX,concuatroesqueletos,dosdelosplatospresentabanmotivostambindefiliacinincaica,aunquemslejana(BaldiniyAlbeck1983:553).CaspinchangoLalocalidadarqueolgicadeCaspinchango,co-nocidaenparticularapartirdelostrabajosdeWeiserydeDebenedetti(1921),seubicaaunosLUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO8815kmalorientedelaciudaddeSantaMaraycomprende diversos sitios distribuidos en una su-perficiede20km2 (Arocenaetal.1960:84).Setrata, en general, de andenes y cuadros de cultivoentre los que se esparcen grupos discretos de cons-trucciones.Lasagrupacionesmsdensasyconmejor conservacin fueron designadas, por el equi-po de la Universidad de Rosario que trabaj en ellugar, El Monte, El Cinago, Valle Viejo y Sur deMonteRedondo,alosquesesumanlosasen-tamientossobremesetasyaconocidos,comoLaMaravilla-Masao y El Pabelln. Methfessel, en susviajesde1887y1889,recorriCaspinchango(Chiappe 1965: 7) y parte de los materiales reco-lectadosfueilustradaporOutes,publicndoselafiguradeunarbalodeadscripcintarda(Outes1907: Lm II, 10) procedente de Pabelln, proba-blemente el sitio homnimo de Caspinchango (Fi-gura4c).Esteindicioseajustaalaclaraocupa-cin colonial temprana que demuestran los cemen-teriosRicoyMonteRedondoanalizadosporDebenedetti(1921).Larevisindeestapublica-cin,sinembargo,indicaquelasurnassanta-marianas(queDebenedettinotratniilustr),yqueseencontraronanexasalascmarassepul-cralesdeadultos,noseranremanentesdeanti-guos cementerios, como postulara, sino de la mis-mapocadelascmaras,poniendoenevidenciaunsugestivoprocesoenelcuallosadultosseinhumaron con smbolos de prestigio social de razeuropea (cinturones de cuero con hebillas, cuchi-llosdehierro,collaresconcuentasdevidrio),mientras que en el caso de los infantes se reinvin-dicaba la tradicin cultural santamariana. Baldiniy Albeck (1983: 558-559) expresaron queno esvlidalaausenciaderasgosdefiliacinincaicaremarcadaporDebenedettiy,sibienesteautornocitlapresenciadeelementossantamarianosjuntoalosdetipoCaspinchango,detectaronenloscontextosfunerariosasociacionesentrelaal-fareradeambasmodalidades.ElequipodelaUniversidaddeRosariollevacabo excavaciones en varios sitios. En El Monte,ensuperficieregistraronfragmentosdealfarerade tipos incaicos, Rojo Pulido y Negro sobre Rojo,ascomoYocavilTricolor.Enlaexcavacindeunaunidaddeviviendatambinfueronidentifi-cados tipos locales como San Jos y Santa Mara,adems de fragmentos ms tempranos asignablesaLaAguadayCandelaria.Muestrassimilaresfueron obtenidas en nuestras prospecciones en ellugar.Estainformacin,sumadaalaproporcio-nadaporotrosautores,sugierequeelreaexpe-riment una prolongada ocupacin, desde momen-tos agroalfareros tempranos hasta el contacto his-pano-indgena,demodosimilaraloobservadoenPajanguillo, Ampajango,ShiquimilyJujuil.Dominantes,dominadosyviceversaLasevidenciasincaicasregistradashastaelmo-mento en el sur del valle de Yocavil, segn fuerareseado,asumenvariadasexpresiones,desdeobras de infraestructura hasta hallazgos minorita-riosdealfarera.EnalgunosasentamientoselImperio parece haber desplegado con mayor apli-cacin su reconocida capacidad de recreacin delpaisajeatravsdelaarquitectura,comofunda-mentomaterialdeunnuevoorden(Gallardoetal. 1995: 166). Cerrando el valle, encontramos lanica ocupacin imperial pura, el tambo de PuntadeBalasto.Enunradiode4kmdeestainstala-cinseubicanpobladosdegnesislocalenloscualeslosadministradorescusqueospromovie-ronocupacionesfocalizadas,comoeselcasodeBajoMendocino,BichoMuertoyPajanguillo.Ampajango II es el poblado que, despus del tam-bo,muestrarasgosmsclarosdelapresenciaimperial.Subiendoporelvallehaciaelnortelasituacintornaahacersediferente.Descontandola posta de Fuerte Quemado y sus sectores reocu-pados, en la franja que abarca Las Mojarras-Rin-cnChico-Famatanca,laevidenciaarquitectni-ca se confunde con las prcticas locales y los ha-llazgos de alfarera son minoritarios en las mues-tras analizadas. Algo similar ocurre en Loma Rica,Loma Alta,QuebradadeJujuilyCaspinchango,asentamientos que, como Ampajango II, muestranprolongadasocupacionesprevias.EltambodePuntadeBalasto,instaladosobreelcaminotroncalquerecorraelfondodelvalle,habraactuadocomounaestacindecontroldeltrnsitodepersonasyeltrficodebienesdentrodel entramado de instalaciones administrativas delsur del Collasuyu (L. Gonzlez 1999). En el tam-bo confluan tres importantes ramales, que conec-taban,respectivamente,conlosimportantescen-tros de Hualfn y Shincal, con los distritos mine-rosdeCapillitas-Atajoyconelestablecimientode Nevados del Aconquija y sus estaciones inter-medias. Adems de las consideraciones funciona-les, la instalacin del tambo en un punto del pai-sajepreviamentenoocupadopudocontenerunVIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL89fuerte contenido simblico, materializando la apro-piacindelespacioregionalysureorganizacinentornoalosprincipiosdelordenestatal.ElasentamientodeBichoMuerto,asociadoaltambo, es un clsico caso de ocupacin parcial deuna poblacin prexistente (Williams 2000: 74). Lainformacin de los cronistas indica que el MorroBlanco,acuyopieselevantaelasentamiento,constituaunaveneradahuacaentiemposprehispnicos tardos (Piossek Prebisch 1984). Supotencialsimblicohabraestadoincrementadoporlosdepsitosmineralesquealbergabalafor-macinyqueabastecanalosestablecimientosmetalrgicosdeElTrapicheyFundicinNavarro(L. Gonzlez 2000). Respecto de Cerro Mendocino,algunas de las construcciones de la cima, como lostorreones,presentancaractersticasconstructivasque podran interpretarse como correspondientes alos cnones incaicos, mientras que las estructurasal pie del cerro (el Ncleo A y la gran plaza) se-alanconmayorfirmezalapresenciaimperial.Encontramos sugestivo que estas dos ltimas cons-trucciones hayan sido emplazadas en la entrada alaquebradadeaccesoalpobladoalto.Notene-mosevidenciascomoparasostenerque,bajolaadministracincusquea,sehayaforzadoalosgrupos locales a abandonar la fortaleza, como hasido referido para otros lugares del Tawantinsuyu(Hyslop 1990: 151-152), pero es posible que du-rante esa poca la circulacin vertical hubiera es-tadocontroladayanrestringida.EnelcasodeAmpajangoII-RosendoCcerespudoresultardeimportanciaestratgicaquelainstalacinseencontraraamitaddecaminoenuncorredornaturalqueconducealospasosqueatraviesanlacadenadel Aconquijahacialaver-tientetucumana.Deigualmodo,lasaguasper-manentesdelroAmpajangoproporcionaronlabase para cultivos intensivos que haban sido de-sarrollados desde tempranas pocas prehispnicas.Lapresenciaincaicaenestelugarpodraexpli-carse en el marco de los objetivos de incrementarla produccin agrcola zonal, redimensionando lainfraestructuraentalsentido.Cabesubrayarquelaocupacinparecehaberimplicado,deigualmodo, una transformacin y aumento en la escaladelceremonialismovinculadotantoconlosritosde agua y las prcticas agrcolas como con la in-tegracin del espacio a la organizacin estatal. Elushnu que preside la plaza del sector IV presentacaractersticas conocidas en otras instalaciones delterritorio del Tawantinsuyu (Hyslop 1990: 69-83;Meddens 1997). En tal sentido, ha sido planteadoque el gran peasco, orientado hacia las cumbresnevadas, constitua, en pocas previas, una huancadealcancelocalvinculadaconelcultoalcom-plejoancestros-montaas-fertilidaddelanatura-leza.Losadministradorescusqueosaprovecha-ronlasacralidaddelmonumento,loredimen-sionarony,sinqueperdierarelacinconlasdivinidades tutelares de la regin, le otorgaron unamayor significacin poltica, sustrayendo del con-trollocalsupotencialsimblicoeincorporndo-loalaestructurareligiosaestatal(Tarragetal.2001Ms).Eldrsticocambioenlascondicionessociopo-lticastambinsereflejaenlaremodelacindelespacioqueocupalaplaza,conimportantestra-bajos de despedrado y, probablemente, la demoli-cindeestructuraspreviasparacreartantoreasdecongregacincomovasdecirculacinpautadas, todo lo cual sugiere un intento por res-tringir y controlar el paisaje ceremonial (Tarraget al. 2000 Ms). Sin embargo, debe subrayarse laintencionalidad del Estado en conservar la moda-lidad arquitectnica local. Debe tenerse presente,adems, que la zona probablemente acreditaba unalto valor simblico a nivel regional desde siglosantes:enlainmediatacercanadelasentamientoseencuentranlasconocidasrocasgrabadasdeCampo del Ingenio y Mesada Barrera. En Ampa-jango II, en uno de los sectores correspondientesal desarrollo exclusivamente local, se ha registra-do una roca grabada de similares caractersticas alas de aquellos sitios. Es posible que en el asenta-mientohubieranconvividolasprcticasclticastradicionalesconlasoficializadasporelEstado,teniendoencuentalaconductatolerantequeelincariomostreneseaspecto.Apartirdelmodelodeorganizacinquefueraplanteado para los momentos previos a la llegadaincaica,enelcualelpobladodeRincnChicoactuaba como cabecera poltica de un sistema deasentamientoquearticulabaaotrasinstalacionesdel sur del valle y de las cuales extraa una parteimportantedelosrecursosdesubsistencia,noparece casual que sea en su rea de accin inme-diata en donde el registro imperial aparezca comomssutil.Ladetalladasecuenciaradiocarbnicaobtenidaparalalocalidadnodejalugaradudasque el poblado se mantuvo activo hasta la ocupa-cin espaola. Las evidencias incaicas ms clarasLUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO90parecenconcentrarseenconjuntosconstructivosdelfondodelvalle,esdecir,enelsectormsmarginalalcentropobladoubicadoenlaserra-na. Los sitios 12, 13, 14 y 15 se levantaron en ellmite del antiguo bosque de algarrobos que acom-paaba el curso del ro principal. Como adelant-ramos,elsitio15alberguntallermetalrgicoquehabaalcanzadounaltoniveldeactividadylaocupacinincaicasetradujoenunaintensifi-cacin de la produccin de metales, con fundicio-nes masivas a travs de hornillos del tipo huayra.Porotraparte,lossitiosmencionadossealinea-banalaveradeunodelostramostroncalesdelcaminoincaicoqueatravesabalazona.Esteca-minollegabadesdeelnorteuniendoimportantespostas, como Tolombn, Pichao, Quilmes y Fuer-teQuemado(Hyslop1990:254).Contodapro-babilidadLasMojarras,consupucaraenloaltodelcerroysusconstruccionesalpie,participabade este circuito. La ruta, luego de pasar por Rin-cnChico,llegabaaMedanitos-Famatanca,des-de donde se desprenda un ramal que conduca alotroladodelaSierradelCajn,conectandoconpoblados como el de Famabalasto. Posteriormen-te, el camino troncal cruzaba el ro Santa Mara ala altura de San Jos Banda y continuaba hacia elsurjuntoasuriberaoriental(verFigura1).Esposible que en esa vertiente se uniera con un bra-zoquevinculabaconelfrtilvalledeTaf.Laposicin del sitio 15 dentro del sistema vial tenasus consecuencias para la organizacin de la pro-duccinmetalrgica.Porunlado,seasegurabaunaeficientemovilizacindemateriasprimasminerales,teniendoencuentaqueestosmateria-les, en particular el xido de estao, deban trans-portarse desde una distancia ms o menos consi-derable. De igual modo, la evacuacin de produc-tosdesdeeltallerparasueventualdistribucinregional o extrarregional tambin habra sido msfcil. Por ltimo, todos los aspectos de la produc-cinmetalrgicaquedabanconmayorclaridadsujetosalcontrolestatal(L.Gonzlez2001).Laplanificacin espacial de la organizacin produc-tiva,consuespecficalogsticadeaprovisiona-miento de materias primas, eficaz movimiento debienesysupervisindelostalleres,quefuerapostulada a partir de la evidencia de Rincn Chi-co, se fortalece con los datos del rea de activida-desdefundicinregistradadurantelostrabajosen LM 1 y del contexto descrito para Fuerte Que-mado,amboscasosconasociacinalarutaim-perial. Adems del 15, los otros tres sitios (12, 13y14),fundadosporpoblacioneslocalesenpo-cas preincaicas, fueron parcialmente remodeladosparaadecuarlosalosinteresesestatales.Como ocurriera en Ampajango II, en Rincn Chi-coladominacinaparejmodificacionesdeme-noromayormagnitudenlaescalayorientacindelasprcticasceremoniales.Porejemplo,paraelsitio14,dondefueestudiadouncontextodeprobable elaboracin de chicha en grandes canti-dades(Tarragetal.1999),sehaplanteadoquelas actividades estuvieron vinculadas con la reali-zacin de festejos peridicos a travs de los cua-lesserenovabanlasrelacionesdepoderentreelEstadoylosldereslocales.Deigualmodo,elvasto escenario ceremonial del poblado central enla Quebrada del Puma, parece haber sido redimen-sionado para convocar un mayor nmero de asis-tentes.Enesteaspecto,lainformacinetnohis-trica apunta a indicar que, hacia el momento delcontacto con el espaol, Rincn Chico albergabaunamuyveneradahuaca(LorandiyBoixads1988:350-351).Enotraoportunidadhemospro-puesto que este lugar sagrado estaba centrado enlaQuebradadelPuma,espacioenelcuallaremodelacin del paisaje no slo se orient a pro-piciar la comunicacin con las deidades tutelares,sino tambin a naturalizar la divisin entre litesycomunes(TarragyGonzlez2000Ms). Alallegada de los incas, el lugar probablemente cons-titua un centro de peregrinacin que convocaba apoblaciones cercanas y la administracin cusque-a,lejosdecombatirtalesprcticas,lashabrafomentado,apropindosedelasacralidaddeles-pacioydesucapacidadintrnsecaparadifundirprincipiosideolgicosfundantes,enestecaso,orientados hacia los intereses del Estado. A dife-renciadeloacontecidoenAmpajangoII,lashuanca del pie del cerro, como dijramos, no pa-recenhabersidointervenidas.ConclusionesLos datos reseados muestran que la dominacinincaicaenelsurdelvalledeYocavilestuvofocalizadaendeterminadosespaciosyaspectosproductivos,locualsereflejaenlavariabilidaddelregistroarqueolgicodetectado. Todoapuntaaindicarqueunodelosprincipalesobjetivosperseguidosporelincarioenlaregin(sindes-dearlaproduccindeotrasartesanas)parecehabersidoeldeaprovecharlacapacidadtcnicade los especialistas en metalurgia, aumentando elVIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL91niveldelasactividadeseinsertandolaproduc-cin en un entramado ms amplio que abarcaba aotrasinstalacionesdeunaampliaregin.Entalsentido,lasocupacionesenelextremomeridio-naldelasierradelCajnpuedenhabersevincu-ladoconlaexplotacindedepsitosmineraleslocalizadosenlamismasierrayconsuprocesa-miento primario (L. Gonzlez 2000), complemen-tandolamovilizacindematerialesextradosdeyacimientosmslejanos,comoCapillitas-CerroAtajo,unos40kmalsur.Aunque la informacin disponible es an incom-pleta,alparecer,laproduccinagrcolafueotroaspectoeconmicofomentado.Noobstante,esprobablequenosepretendieragenerarexceden-tes para su exportacin a otras regiones, sino quelaintensificacinenlaexplotacindelosrecur-sos de la tierra se relacionara con la necesidad desostenerelaparatoadministrativolocaly,sobretodo, con la mayor dedicacin exigida de los ope-rariosqueseocupabandelastareasminero-me-talrgicas.Enesesentido,elsistemaproductivovigente habra sido redimensionado, disponindoseun mayor control en las cuencas frtiles del ladooriental del valle: Ampajango, Andalhuala, EntreRos,JujuilyCaspinchango.Ladiscrecinylascaractersticasdelaocupa-cinincaicaenalgunossectoresdelvallesugie-ren una articulacin relativamente pacfica con laslitespolticaslocales.Estonosignificaladiso-lucindelestadodeconflictoinherentealasso-ciedadesnoigualitarias.Elreconocimientopol-tico de los lderes locales conllev que los funda-mentos de su autoridad fueran desplazados desdeelmbitolocalalestatal.Enltimainstancia,elpoder emanaba del Cusco y es presumible que lasnuevascondicioneshayandisparadonuevasma-neras de competencia sociopoltica en el seno delas formaciones nativas, con distintos grupos queoperaron para hegemonizar posiciones ventajosasenlareestructuracin.Sisecomparanlasdospoblaciones ms complejas del rea tratada, FuerteQuemado y Rincn Chico, pueden observarse cier-tas diferencias que se relacionaran con operatoriassingularesfrentealadominacininca.Lacom-posicindelamuestracermicadeexcavacinenFuerteQuemado,analizadaporKriscautzky(1999: 143-157), incluye porcentajes relativamenteelevados del tipo inca local Negro sobre Rojo (en-tre 14% y 36% en recintos del sector IV) en rela-cinalasvasijasSantaMaraNegrosobreCre-ma en sus diversas variedades. Este estilo resultadeinters,porqueaparececomootrotipoincamixto, con cualidades de pasta y algunos diseosde raigambre Santa Mara-Beln, combinados conotros que se cruzan con el Inca Paya y an con elInca Humahuaca (Gonzlez y Tarrag 2000 Ms).En cambio, en Rincn Chico, como se viera ante-riormente,laaparicindecermicarojopulido,negro sobre rojo sanguneo (sensu Bruch 1911) eInca Paya es muy baja o est ausente en numero-sas muestras, predominando con amplitud el San-taMaraBicolor.Encuantoalosconjuntosar-quitectnicos, las instalaciones de Fuerte Quema-do,son,aligualqueenRincnChicoyLasMojarras,extensaseintrincadas,involucrandoespacioaltosybajosyestructurasceremonialesen la parte superior de dos morros, caractersticasquesugierenunatradicincusqueamsdefini-da. En cambio, en Rincn Chico el Estado habrapreferido exaltar antiguas huaca regionales, esta-bleciendo un nexo con las tradiciones ancestralesdelaspoblacioneslocales.Laorganizacineconmicavigentepudoserre-orientada hacia los intereses estatales sin apelar amecanismos de control que demandaran inversinen personal represivo o infraestructura. Los datossugieren que la ocupacin inca no incluy la im-plantacindegruposdepoblacionesajenasalareginparaasegurarcondicionesdeestabilidadpoltica.Porlogeneral,estassituacionessonin-feridasapartirdeladistribucindetiposcermicosFamabalastoNegrosobreRojoyYocavil(Lorandi1991:227).EnnuestrocasoydescontandoPuntadeBalasto,lasfrecuenciascermicas en los distintos sitios muestran un pre-dominiodematerialessantamarianosySantaMara-Inca,siendoaquellostiposmuyminorita-riosoaninexistentes.Habidacuentaquealmomentonohayevidenciasparasostenerqueestasalfarerasfueronfabricadasenelvalle,suescasa representacin sugiere que los fragmentosregistradoscorrespondenapiezasmovilizadasdesde otros lugares (Williams 2000: 69-70). Debeconsignarsequelamencionadapobrezasecorrelaciona,sugestivamente,conlacontinuidaddelacermicaFamabalastoNegroGrabadoylaexpansin territorial de su distribucin. De hecho,ha sido registrada en emplazamientos incaicos deenvergadura y relativamente distantes, tales comoPotreroChaquiago,ShincalyPotrerodePayo-gasta. Al respecto, se propuso que los administra-doresincaicoshabranintervenidoensumovili-LUIS R. GONZALEZ, MYRIAM N. TARRAGO92zacinapartirdelprestigioqueacreditabanlosmateriales,talcomoparecehaberocurridoconlosbroncessantamarianos(GonzlezyTarrag2003).Porotraparte,desdeunapticaproducti-va, la introduccin de grupos alctonos no hubie-rasidolamejordelasdecisiones.Enelcasodelasactividadesagrcolas,lasreasimplicadasseencontrabanenoperacindesdemuchotiempoantesytodoindicaquelaadministracininca,ms all de fomentar la escala de salida de pro-ductos,sesirvidelaestructuradetrabajovi-gente, con la mano de obra ya en operacin. Paralasactividadesminero-metalrgicas,unrecam-bio poblacional hubiera tirado por la borda la ex-perienciatcnicadesiglosque,segnsurgedelosdatosobtenidoseneltallerdelsitio15deRincnChico,fueacumuladaporgeneracionesdeoperarios.Loscriterioseconmicosimperialesfueronim-puestosenformadialcticaconunaredefinicindelaparatosimblicosurandinonosloenlasrepresentaciones materiales, sino sobre todo en laescala ceremonial y ritual. No obstante, la ideolo-ga dominante no habra permeado de igual modoa la totalidad de los miembros de la sociedad. Ascomo se mantuvieron los estilos expresivos y tec-nolgicosenlaproduccindebienesdebronce,lacermicasantamarianamantuvovigenciaconescasasmodificaciones(GonzlezyTarrag2003), una situacin que puede estar informandotanto de la fortaleza del aparato ideolgico tradi-cionalcomodelamultiplicacindefenmenosde resistencia cultural y la adecuacin a un nuevoordenmanteniendounadiferenciacinsocialysimblica. Como se ha planteado oportunamente,elestilosantamarianollegaconvertirseenunestilodepocaquecirculporampliosespa-cios de los Andes, al sur del Cusco y ms all, enlasmesetaspatagnicas(Tarragetal.1997).Ensuma,elcasoestudiadoponedemanifiestoque la ocupacin inca en el sur del valle de Yocavilfuemuchomsintensaqueloqueconocamos,pero con un reflejo arqueolgico que no se ajustaestrictamente a los rasgos tpicos a partir de loscuales suele evaluarse la presencia imperial en losAndesMeridionales.Lascualidadesdeestere-gistroarqueolgicosealaran,porunaparte,laestrategiadelaocupacinimperialenlaregin,destacandolasreasconunvalorparticularparalos objetivos poltico-econmicos centrales y que,en consecuencia, se juzgaron como adecuadas paraserdesarrolladasmediantelainversineninfra-estructura.Pero,deigualmodo,estascualidadesestaran dando cuenta de las condiciones sociopo-lticasyorganizativasvigentes,lascuales,enal-gunoscasos,podranhabersidofuncionalesalaadministracincusqueayhacerinnecesarialainversindeenergaenobrasmsomenosmo-numentales,mientrasqueenotrospodranhaberactuadocomofocosderesistenciaenlosquelaimposicin de las normas y de la cultura materialdelImperiosediluyeron.LaarrolladoradinmicadeexpansindelEstadoincaico parece haber arrastrado, en ciertas oportu-nidades, el enfoque de las investigaciones arqueo-lgicasenlosAndesMeridionales,otorgandouncasi exclusivo protagonismo a las aspiraciones delCusco y dejando en un oscuro segundo plano a losprocesoshistricosdelassociedadesquepobla-banlasregionesincorporadasalTawantinsuyu.Desdeunapticaalternativa,enlaqueseprivile-gia el estudio de los procesos de cambio a partir delaposicindelassociedadesdominadas,sostene-mos que los intereses particulares de las lites po-lticaslocales,elsistemaderepresentacionesyladinmica de los conflictos faccionales, constituye-ron factores activos que matizaron el modo en quela dominacin estatal fue plasmada. En el procesodeocupacinterritorialnoslolosplanificadorescusqueos exhibieron una amplia flexibilidad paradesplegarsusobjetivosparticulares.Tambinlasformacionessocialesabarcadasdesarrollaronsuspropiasestrategiasparanoperderespaciodentrode las nuevas condiciones.VIENTOS DEL SUR. EL VALLE DE YOCAVIL93REFERENCIASCITADASAROCENA,M.,G.DEGASPERIyS.PETRUZZI,1960.Caspinchango.EnInvestigacionesarqueolgicasenelvalle de Santa Mara, pp. 81-109. Publicacin 4, Institu-todeAntropologa,UniversidadNacionaldelLitoral,Rosario.BALDINI, L. y M. ALBECK, 1983. 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