Gerstlé - La Comunicación Política

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Texto de Gerstle acerca de la comunicacion politica

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  • Captulo 1 } . Concepciones tericas contrastadas

    N i la comunicaci6n ni la poltica se dejan encerrar fcilmente en defini-ciones totalmente hermticas. Su elasticidad conceptual ha atormenta-do a quienes han intentado reflexionar al respecto, particularmente en el caso de la poltica, qe hasta el presente ha logrado concitar toda l historia del pensamiento poltico y social, as como /os innumerables ejercicios destinados a posicionar lo poltico. Para ilustrar esta polisemia de la comunicacin poltica, pre-sentaremos un panorama ele cuatro concepciones que no pretende ser exhaustivo aunque abarca un amplio espectrO-e ~iones del fen6meno. Los esfuer-zos emprendidos por socilogos ele corrientes muy diversas desde comienzos del ~ sus evoluciones, han convergido en atribuir al feoomeno de la comuni-

    cacin una cierta centralidad en la organizacin y el funcionamiento de la sociedad. fbr otra parte, es admitable constatar hasta qu punto los "padres fundadores" ele las ciencias empricas ele la comunicacin han hecho un claro aporte a la dilucida-cin ele tal o cual aspecto de la comunicacin poltica.

    Sin embargo, ~~C;!!'!'Pnderla mejor nos parece necesario mostrar c6mo se articulan la poltica y la comunicacin, no para producir un fen6meno aislado, "'------- ~ - .. sino, por el contrario, para imbricarse continua y difusamente, autorizando el traba-jo de lo poltico en la sociedad, o c;omo lo dira Pierre Rosanval/on, el trabajo ele la sociedad respecto de ella misma. La puesta en sentido, la puesta en escena y la puesta en forma de la sociedad tal como las conceptualiza Clauele Lefort seran imposibles sin la comunicacin para remediar Nla indeterminacin de lo poltico". Al dar relevancia a determinados problemas, los ciudadanos hacen aflorar en la ,-condenf!apbl!~ijcTe~_!icfOriilndeseables. Al atribuir a las autoridades pblicas la responsabilidad ele hacerse cargo de ellas, algunos grupos intentan que

    esosJ!~.1elJ!

  • cooperan para encontrar una va de convergencia para las decisiones, para las po-lticas pblicas y, en definitiva para dotar ~itlmi a a accin u lea.

    La aprehensin intelectual de este objeto difuso, pasa primero por distinguir diferentes concepciones en competencia de la comunicacin poltica, para luego mostrar en qu medida la E!!!.'tica y la comunicacin son consustanciales por f!SIar

    , ligadas por fenmenos tales como lapuJldiaan, la pcjltizaci6ji y la po/;uiza-an. Posterioil'rlilte, nos centraremos en las propiedades del proceso de la . comunicacin y en los diferentes acercamientos tericos que ha suscitado.

    1. Un objeto difuso 1.1 . Cuatro concepciones de la comunicacin poltica

    Sin necesariamente adherir al determinismo tecnolgico de un Mac luhan, hay que considerar la idea de que los medios modifican las condiciones en que se desarrolla el juego poltico. Pero a partir de esta transformacin inducida por la difusin de la innovacin tecnolgica, con frecuencia se ha construido apresurada-mente un discurso frgil sobre la comunicacin poltica, asimilada a una tcnica innovadora. Nada parece ms dudoso que esta reduccin qe convierte en un ins-trumento nuevo algo que el hombre ha pensado desde hace mucho tiempo como un elemento y una condici'" de su participacin en la polis. El desarrollo de la publicidad comercial, del marketing y las relaciones pblicas, el recurso a las en-cuestas, sondeos y anlisis cualitativos y la difusin masiva de los mensajes polticos por los medios, han contribuido a la emergencia de una industria poltica a la que hoy se asim~!a demasiado fcilmente la comunicacin poltica.

    Se ha instllado!.lna concepcin instrumental y reduccionista, rara vez explicitada, que se basa esencialmente en una visin en la cual la comunicacin pOltica est _~~~~por el. cotlju~ de las tcnicas y procedi~ntOs

  • _ jACQUES GERSll.l ~J ~ reciente, que se presenta como "el primer manual avanzado de comunicacin poltica en francs", cuya ambicin es presentar un "estado de situacin de los saberes, temas y perspectivas" (Gingras, 2003), se encuentra como nica definicin explcita ' que la comunicacin poltica es "la gestin del poder fundado en el intercambio" o bien "el estudio del espacio pblico en el que se ejercen las dinmicas del poder en todas sus formas". Se est muy cerca de Wolton (1989) que asimila la comunicacin poltica al "'espacio en el cual se intercambian los discursos contrdictorios de los tres actores que tienen la legitimidad para expresarse pblicamente sobre la poltica y que son los polticos, los periodistas y la opinin pblica a travs de las encuestas". Aqu se presume, bajo la nocin de intercambio, que existe una autntica reactividad entre los diversos actores. Se sabe que esta reactividad es, a lo menos, imperfecta. Puede ser contingente, estratgicamente anticipada o bien resueltamente simulada cuando se trata de autoridades oficiales (Gerstl, 2003d). No queda resuelta la pregunta por la naturaleza del intercambio, que permanece como una figura ~~llStr rmlnaCI, nt tampoco se ve el motivo para restringir la legitimida a esta triple categora de actores eliminando a todos los dems. En otras palabras, de esta definicin emana un fuerte perfume de elitismo que es bien traducida por la frase del escritor Paul Valry: lila poltica es el arte de impedir a las personas que se ocupen de lo que les importa". , _____ ,_

    En base a esta crtica, se puede pasar a una f>IJC~in cgmnet~ la comu-nicacin poltica cuya sustancia describe Jay G. Bhim6ef'(1990) en- estos trminos: "Una competencia para infl~nciar y controlar, gracias a los principales medi~as

    ,percepciones pblicas de los grand~acontecimientos polticos y de lo que est en Ju~~";-Pasaf'l"l6SOel' iritercambio indeterminado a la lucha explcita por el antrOl _~ las repf!!Selltaciones colectivas, proceso en el cual los medios hacen su entrada

    en escena. ~ delfd6i tiene, adems, el mrito de subrayar el rol central de lo cognitivo y r simblico en los procesos polticos y por ende de acercar las nocio-nes de conflicto o cooperacin por una parte y construccin de sentido por otra,

    insi~ti~l1dC;t~.!!Ja.p~n~ de los medios en esta interaccin. " L.c-,!c~i,! .~!bera1w;J, por ltimo, que algunos como B. Barber no vacilan en unir con la rasclnac~nol6gica, constituye un retomo parcial sobre la revo-lucin intelectual griega del siglo V a.e.: la comunicacin y la poltica son consustanciales. Es en la discusin, en el debat colectivo donde se encuentran las condiciones para una democracia extendida, en la cual la inclusin creciente de los ciudadanos (cuando caen por ejemplo los criterios de gnero, nacionalidad, edad) permite la formacin de un autntico espacio pblico. Inspirado por una teora normativa de la democracia, Joshua eohen (1989) escribe: lila nocin de

    LA CoMUNICACIN l'oncA

    democracia deliberativa est arraigada en el ideal intuitivo de una asociacin de-mCiCrtica en la c~alla justificacin de los trminos y condiciones de la asociacin proviene de una argumentacin y de un razonamiento pblicos de ciudadanos igua-les. En un ordenamiento de este tipo, los ciudadanos comparten un compromiso comn respecto de la resolucin de los problemas que han si~o escogidos colecti-vamente a travs de un razonamiento pblico, y consideran su\; instituciones como legtimas en la medida en que establecen un marco favorable \ una libre delibera-cin pblica".

    1.2. La interfaz poltica/comunicacin

    la comunicacin poltica es un objeto de estudiq de difcil aprehensin porque se apoya en conceptos que ya estn sobrecargados de sentido, cuyas relaciones son naturalmente problemticas y sus manifestaciones multidimensionales. lo que hoy se llama comunicacin poltica es un mbito de contomos muy inciertos SElgn se lo \considere como un conjunto de teoras, de tcnicas o de prcticas. Es un saber q~e se caracteriza por ser interdisciplinario y por la diversidad de los enfoques debido a la transversalidad de los problemas planteados. la sociologa, la lings-tica, la semitica, la antropologa, el derecho, la historia, la psicologa, la filosofa constituyen tantos sitios de anlisis de la comunicacin poltica que la ciencia po-ltica debe esforzarse por integrarla a sus propias preguntas frente a los otros paradigmas. Pero la comunicacin poltica tambin es entendida corno procedi-miento. Se asimila entonces a una caja de herramientas que permite todos los arreglos, desde la retrica basada en un lenguaje cotidiano al marketing directo de campa-as higlJ..tech. la creciente demanda por estas tcnicas est acompaada de una transformacin del espacio pblico y de sus reglas de juego.

    la nocin de !~omunicaci~l!tica,~~~C:~~ ~.oY~,ef!lplea_el1et d~JJ.!]9 pofi'ficO;periodstico y cientfico es extremadamente confusa. Varios factores con-

    tr'iIiUyO-a 'crear esta stuacii[ileertj-dinEireconceptual referida tanto a la comunicacin como a la poltica deja un gran margen de maniobra semntica para su combinacin. Esto se evidencia al examinar las diferentes tentativas de definicio-nes explcitas propuestas para la comunicacin poltica y su dependencia respecto de los principales marcos tericos utilizados actualmente en las ciencias sociales.

    Hay razones para admirarse de que el sentido de la expresin l/comunicacin poltica" sea incierto si los trminos que la conforman son polismicos? la comuni-cacin es un

  • )AcQUI!S GeR5l'l1

    a multiplicar los empleos del trmino y le dan un giro un poco mgico. La etimolo-ga latina communicare remite a dos significaciones principales, co'!!prtir Y transmitir . o establecer una relacin que se perpeta en la ambigedad rOOderna. Numerosos socilogos, cualquiera sea su alineacin terica, le asignan un carcter fundamen-tal a la comunicacin en el establecimiento del lazo social. Pensadores contemporneos tan lejanos entre s como J. Habermas y N. luhm!lnn concuerdan en dar a la comunicacin el carcter de concepto clave de su reflexin terica. El primero investiga las condiciones para hacer posible el consenso racional al elabo-rar una teora de la actividad comunicacional. Volveremos sobre ello. El segundo reconoce que "sin comunicacin no hay relaciones humanas. De \o que se des-prende la imposibilidad para una teora de la comunicacin de limitarse al estudio de ciertos aspectos de la vida social. No podra reducirse al anlisis de cierto nme-ro de tcnicas de la comunicacin, incluso si en la sociedad de hoy, estas tcnicas y sus incidencias llaman especialmente la atencin debido a su novedadH (1981).

    Aqu hay dos puntos fundamentales, a los que suscribimos enteramente: en pri~ mer lugar, los aspectos tcnicos no son sino una dimensin del proceso de comunicacin (d. ms abajo, las dimensiones de la comunicacin). En segundo lugar, no es a partir de la comunicacin sino de la poltica desde donde hay que partir para comprender el proceso de la comunicacin poi tica. Luhmann no vacila en predecir que lila relacin entre comunicacin y sociedad aparecer no solamen-te como tema para un estudio espedfico de la comunicacin, sino como tema central de toda teora de la sociedad". Ms recientemente, A. Giddens escribe: NCon-sidero que mis ideas implica~'la centralidad de los estudios de la comunicacin en la ciencia social en su conjunto. El estudio de la comunicacin es absolutamente central para la teora y la ciencia social. Cada uno de los elementos que he identi-ficado como,pquello que nos aleja del consenso ortodoxo lleva inevitablemente.a subrayar la centralidad de la comunicacin" (1989). Antes, el antroplogo Claude Lvi-Strauss aclaro que la comunicacin es el gran objeto de las ciencias sociales, al vincular el intercambio de bienes, de mujeres y de mensajes. Para l, el lenguaje s .anto una condicin como un producto y una parte de la cultura. A comienzos del siglo XX, Charles Cooley ya entenda por comunicacin Nel mecanismo por el cual existen y se desarrollan las relaciones humanasH (Social Organisation, 1909). Desde entonces, si como lo anticipa Henri lefebvre "en la vida social nada se realiza sin la comunicacin", esta ltima debe ser considerada como un proceso social fundamental del cual procede prcticamente cualquier otro hecho social. Es fcilmente concebible, entonces, que la poltica no escape a esa regla. Por otra parte, la imbricacin de la poltica y la comunicacin es sensible en la propia

    investigacin. En Estados Unidos algunos autores son considerados "padres funda-dores" de las ciencias de la comunicacin. Se trata de Paullazarsfeld, Kurt Lewin, earl Hovland y Harold lasswell, es decir, un socilogo, dos sicosocilogos y un cientista poltico, cada uno de los cuales ha marcado profundamente el estudio de la comunicacin poltica. El primero se consagro especialmerte al estudio de los medios de comunicacin masivos y sus efectos en situacin ~Iectoral. El segundo centr su atencin en los problemas de comunicacin en los krupos. El tercero se especializ en forma experimental en el estudio de la "nueva retricaH de la persua-sin. En cuanto a H. D. lasswell a l se debe, entre otros, el impulso a los estudios sobre propaganda y a las tcnicas de anlisis de contenido de los-mensajes, pero es ms conocido por su enfoque de la comunicacin como suma de factores: II.!Quin dice qu? .!A quin? Por cul canall y con qu efecto?H, lo que nos hace recordar el ttulo de una de sus principales obras: Politics: Who Gets What When and How? (1936). Se constata que las preocupaciones cientficas de estos cuatro investigado-res claves estn en intersecci6n con la comunicacin poltica. Es directamente el caso de lazarsfeld y lasswell, quienes trabajan en torno a la propaganda y las elecciones indirectamente, el de lewin y Hovland a travs de los mecanismos de influencia y argumentacin. la comunicacin impregna, pues, toda actividad poU-tica, en la medida que casi todos los comportamientos de este tipo implican el recurso a una forma de comunicacin, cualquiera que sta sea.

    Pero surge una segunda dificultad, ya sealada por un precursor como R. Fagen (1966). Aun cuando no sea particularmente evidente es posible describir numer~ sos aspectos de la vida poltica en trminos de comunicacin. Se trata, entonces, de una utilizacin metafrica de la comunicacin como procedimiento de anlisis de lo poltico. En este caso, todo es abordable con una aproximacin comunicacional: el sistema poltico, la actividad gubernamental, el funcionamiento de los partidos polticos, los movimientos sociales, los grupos de inters, etc.

    1.3. Publicizacin, politizaci6n, y polarizaci6n

    Pero, !qu debemos entender, entonces, por poltica? Para pensar la comunica-cin poltica deben distinguirse dos aproximaciones fundamentales: una, disocia comunicacin y poltica y da prioridad al primer concepto para compre~aer el proceso de comunicacin poltica. la otra, insiste en la ~nsll.~nciaJt

  • IN:QUES GERSTLE

    dimensin social. Dependiendo de los autores, es asimilada a una simple transmi sin de signos o a su intercambio, o incluso a compartir el sentido de lo que resulta. , Presupone la existencia de un otro con el cual se establece una relacin cuyo con-tenido poltico depender de una forma comprendida entre la cooperacin y el conflicto y de una substancia contingente segn los trasfondos de la situacin. Por otra parte, es fcil constatar que la poltica sin comunicacin serja imposible, ya que la sociedad misma es impensable sin comunicacin.

    Para entender mejor la articulacin de lo poltico con la comunicacin, exami-nemos cmo~~p!i~p~bli

  • JACQUES GeRSTl1

    Tres dimensiones pueden retenerse como fundamentales para la comunicacin poltica, 'variado su importa::fi segurilaS aproximaciones tericas: la dimensin pragmatica7 .

    la dimensin simblica y la dimensin estructural.

    2.1. la dimensin pragmtica

    ,la pragm!tlc:~,esigna el est~di_o de las pr~icas~ectiv~.~! comunicacin. Comoextensin de la semiolOga, o teora de los signos, que estudia la relacin entre los signos y sus usuarios, la pragmtica se preocupa de ""a relacin que une al emisor y al receptor en tanto ella est mediatizada por la comunicacin" (Watzlawick, et al., 1972). Aqu se plantea que la comunicacin poltica es utili-zada para interactuar segn modalidades variables, tales como persuadir, convencer, seducir, informar, ordenar, negociar, invitar a. No interesan ni el con-tenido del mensaje ni la estructura de un sistema de comunicacin, sino la forma de la relacin social que se establece con motivo de la comunicacin. la realiza-cin de la comunicacin puede ser concebida a travs de una representacin de lo poltico definido como espacio social de tensin entre la cooperacin yel conflicto. Cuando trabaja para la cooperacin de las partes, la comunicacin poltica es una discusin orientada por el deseo de intercomprensin. De este modo, la deliberacin es el examen colectivo orientado a una decisin. Cuando es controlada por la voluntad de dominacin de los protagonistas, toma el aspec-to de la orden o la manipulas;in. Se observa que esta distincin retoma dos figuras clsicas del pensamiento poltico, de las que derivan numerosas variantes histri-cas: la concepcin armonista y la concepcin estrategista.

    El sentido comn admite que "'mientras ms hablamos, mejor nos entendemos". Por cierto, ~.e postulado no es ajeno al xito del discurso medioflico y acompaa la difusin de las innovaciones tecnolgicas que cristaliza en una ideologa de la comunicacin. Bajo este postu,lado se encuentra, sin embargo, planteado el tema del vnculo social y su dimensin poltica, es decir, la aptitud para vivir juntos, para t~r e integrarse o bien oponerse y enfrentarse. Un axioma de Watzlawick describe precisamente el inexorable carcter poltico de toda relacin social: "Todo intercambio de comunicacin es simtrico o complementario, segn se funde so-bre la igualdad o la diferencia". la comunicacin es poltica desde el momento en que se escribe en una tensin entre la cOoperacin y el toilfliao: la idea 'de coope..

    ,,' racin es subyacente a la etimologa de mmuniaci6n,Il queremite a la vez a una . transmisin y a una puesta en comn, a una correspondencia de las significaciones.

    El principio de cooperacin o de intercomprensin est en el centro de la teora social moderna. los tericos de los actos de lenguaje como Grice y los

    LA CoMUNICACIN POl/nCA

    etnometodlogos, pr ejemplo, sostienen la existencia de un "principio de coope-raCin" como condicin para la conversacin y para los sistemas de intercambio en general (debate, entrevista, ceremonia, rito, etc.). Cuando se entabla una conversa-cin, se concuerda un cierto nmero de elementos como el cdigo, el inters o el placer de la interlocucin, el respeto a un mnimo de reglas ~ comunicacin rela-tivas a cantidad, calidad, pertinencia de la informacin y moda5dades de expresin. Estas reglas se refieren tambin al desarrollo de la interaccin (Llternancia en el uso de la palabra y atencin a los planteamientos del interlocutor).

    2.2 la dimensin simblica

    En gran medida la actividad poltica se basa en la utilizacin del lenguaje. Cuan-do se quiere persuadir o convencer, negociar o intimidar, el recurso al lenguaje aparece como una altemativa a la violencia fsica. Como escribe J. Ellul: "la violen-

    -----,,_ .. "'~"~~."'''" .. '"-"-_. "." .. ~ '--"-~~'----" cia es siempre una incredulidad ante la posibilidad de las palabras". zNo es acaso el parlamento ese sitio institucional donde se habla para tratar los asuntos pblicos? Por ello, la Jl~ El lenguaje y su reaizilci6n en discursopermIten'iiegaraac~os, . compromisos. TIene, entonces, una virtud-l?!cificadora en las relaciones sociales.

    ~--".,_~_~ __ ~.,.,.~-,,-~._~--- -"-~" .6.-". ___ ~ ___ ~ __ ~'~ __ ~+ _____ ,....... _____ - - "'"

    )'ero el discurso sirve~!'!l?i~n ~ra el conflicto, la, estrategia, la manipulaci6,'1a ~6n-.IO signos son tinlbin armas,: reCullose el combate poltico. No Soramefe por la posibilidad que ofrecen de ~irdirectlier;;-~-unadVeBario sino tambin porque son portadores de representaciones del mundo, de percepcio-nes de la realidad social y fsica, tal como lo ha evidenciado la hiptesis del relativismo lingstico de los etnlogos. Ur(6dij011~gUf~~~,rn_~_q!!!l !!~_~ ~~~t~~ ~~~.~e, ~~a.s :Iara. ~eunirlas ~~IT)~~~~!?-E'_e..:_~

    tamb!~ un siStema (fe SignificaCIOnes, una matriz de anliSIS de uno mismo, de los otrQJ.y. deretO:~. sU' utilizacin en eidiscurso estableceuna relacin con el "Ji(ider que MicheJ Foucault describe sin equvoco en su obra l. 'Ordre du discours: MEI discurso no es simplemente lo que traduce las luchas o los sistemas de domina-cin, si no ese porqu, ese cmo se lucha, ese poder que se busca conquistar"., Todos los grupos ejercen sobre sus miembros un control discursivo que asegura la integracin social pero tambin que excluye a los que no respetan los procedimien-tos a travs de los cuales Mla produccin del discurso es a la vez controlada, seleccionada, organizada y redistribuida". El lenguaje no puede ser considerado neutro por una tercera razn que Bourdieu resume as: "Basta constatar el nmero de universos donde ~n !!~A~lj~nguaje constituYE! el ~~ .d~_entrada tcito

  • J\CQUES GERm~

    para entender que el poder sobre el lenguaje es una de las dimensiones ms impor-~~' der pOderH.Agrega en otra pirt~ que Hes legtimo aoortlar las relacioneS~'

    sociales -y las relaciones de dominacin- como interacciones simblicas, es decir, como relaciones de comunicacin que implican el conocimiento y el reconoci-miento, por lo que no se debe olvidar que las relaciones de comunicacin por excelencia, que son los intercambios lingsticos, son tambin rel~ciones de poder simblicas en las cuales se actualizan las correlaciones de fuerza entre los hablantes o sus respectivos grupos" (2001 ). Se advierte que l est muy cerca de las preocupa-ciones de Habermas sobre la pragmtica universal y la ~stribucif!,~nte ~~ci'!~.-9~!Q!.iJ_~ li'!gstiCO,sen lasocied~~:. Djchodf! .otJ:o...1!!~~ursos Iingsticoses!nd~igu~.Jmen~e distribuidos en la~i~(ty.el4oll!.ir.'~n

    "C!?dlgo'S'e'O;:naJ.mfact>r: c;le distincin. los Sodolingistas como B. Bernstein (Langage'e dasses sociales, 1975) muestran la relacin entre la divisin de la so-ciedad y la divisin del lenguaje. los dentistas polticos como D. Gaxie (Le cens cach, 1978) insisten en 1,25 ham:i~capsc~lturalespara I~ participacipOlti.ca:,las desigualdades en el acceso al conocimiento, Y,~I.!~f.lguaje es uha 'de nrs"onaicio-

    -- . . -,-" .. __ ,,-"-'- . -"'.-.. -._--,-~ .~.! se prolongan en ae5igiildades par~ la adquisicin de competencia~ca, es decirOe1a oportdiidaejercer el poder.' .. . .. --

    -Pa-;..-;;audfe,set;-c:k;suexpt;rie~ciaf los hombres se sirven de smbolos. Simbolizar es representar lo real y establecer una relacin de significacin entre cosas. Para hacerlo el ser humano dispone del lenguaje pero tambin de ritos y , mitos. la comunicacin poltica como las otras formas de comunicacin human utiliza los signos que estn ~sponibles en los cdigos. Un cdigo es un stock de signos y un repertorio de reglas a ser combinadas de manera aceptable para los miembros de una comunidad lingstica. los signos, por ejemplo las palabras, son seleccionadf?s en el stock y utilizados conforme a las reglas para producir enuncia-dos o mensjes. los trabajos sobre el lenguaje poltico han puesto en evidencia las posibilidades estratgicas que ofrece en los diversos niveles de funcionamiento. La estrategia de los smbolos supone elegir entre la descripcin y la condensacin,

    ~m usar la distincin de Sapir. los smbolos condensados se caracterizan por su sobrecarga semntica y su poder de evocacin, de identificacin o proyeccin. As, hablar de racismo o de distancia cultural, de aborto o de interrupcin voluntaria del embarazo, de.nacionalizacin o de extensin del sector pblico, de cesantf o de mano de obra disponible no es indiferente en cuanto a la connotacin. Estas pala-bras se oponen por su carga emocional, como el calor al fro, en una alternativa de registro corriente versus registro tecnocrtico.

    lA COMUNICACIN Pot/nCA

    .La estrategia de enunciacin permite a los hablantes individuales o colectivos cumpffaCtos de lenguaje controlados, responsabilizarse ms o menos por sus enun-ciados (distancia) y dirigirlos al auditorio (tensin) para producir mensajes de implicacin, interpelacin o asociacin. la didctica y la polmica son dos opciones retricas actualizables en el discurso poltico al igual que la e~cin entre conteni-dos planteados o presupuestos. las estrategias argumentativas uso de todas las operaciones lgico-discursivas para construir esquernatizacion aceptables, esto es, representaciones del objeto del discurso pero tambin imgenes de los interlocutores (Grize, 1982). la utilizacin estratgica de las normas de comunicacin (nonnas situacionales, discursivas, conversacionales) revela asimismo la Jt.llnera en que los interlocutores interpretan sus roles de comunicacin para calificarse o descalificar a su adversario. El lenguaje y su puesta en discurso son, a menudo, considerados como el"patrn" de todas las prcticas significantes. la semiologa se aplica en el mbito de las imgenes fijas (fotos, afiches) o animadas (cine, televisin) para desmontar sus mecanismos y su eficacia simblica. A este respecto, las tecnologas de la comunica-cin abren nuevas vas, especialmente con la video-cultura. la mSi=ca_ ra, la literatura y todas las formas de expresin artstica atestiguan que el texto poltiCO; puede asumir formas mltiples. Fuera de la cultura cultivada, el mensaje lft:it6 puede ser portado segn modalidades ms o menos organizadas por toda clase de soportes~ones, slogans, banderolas, graffitis,~~ fanzL~.g~~ y pins. la fuerza del humor popular ronsUsfifstorias y-chistes se conv~ a menudo ~

    -en-vector poderoso de los estereotipos sociales, raciales y nacionales, pero tambin en instrumento no desdeable de escarnio de los regmenes polticos. la comunica-cin poltica pasa igualmente por los ritos que antroplogos como G. Balandier han mostrado como universales y por manifestaciones tpicas como los ritos consensuales y los ritos de enfrentamientos (Ables, 1989). No se interpreta, por ejemplo, como un acto ritual de participacin la eleccin que asegura una forma de comunicacin entre gobernantes y gobernados (Bon, 1991)l

    El estudio de las prcticas de c~municacin relativas a las posiciones de poder nos permitir volver extensamente sobre la pragmtica de la comunicacin polti-ca. Pero es posible mencionar desde ya algunos tipos de discursos polticos que han sido estudiados y cuyas propiedades han sido puestas en evidencia. As, por ejem-plo, la oposicin entre el discurso-balance y el discurso-llamado en las alocuciones oficiales del general De Gaulle (Cotteret et al., 1979). Este ltimo se basa en el dominio de una enunciacin de corta distancia entre el hablante y su texto (discur-so en primera persona), asociado a un VOSOTROS muy presente que busca el apoyo de los telespectadores. Los discursos-lIamado son caractersticos de las situaciones

  • IACQUES GERSTI.~

    de crisis (por ejemplo, el putsch de los generales de Argel o bien el discurso electo-ral en que el candidato llama a sus electores a movilizarse). los discursos-balance. corresponden a fases ms rutinizadas de la vida poltica en que el jefe de Estado esboza un panorama nacional, como ocurre en el mensaje sobre el estado de la Unin en Estados Unidos.

    Otra distincin clsica es la que opone el discurso didctico y.el discurso pol-mico: el primero sita el discurso poltico en el registro de la evidencia y de la naturalizacin, como en un enunciado escolar del tipo lila tierra es redonda"'. El segundo, por el contrario, se caracteriza por las numerosas marcas enunciativas de presencia del hablante en su discurso, las que expresan la toma de posiCin y por lo tanto la posibilidad de controversia o de enfrentamiento. Se puede as oponer la retrica de lo Blum y la de M. Thorez. Hemos podido demostrar tambin, gracias a la utl izacin del sistema pronominal en el anlisis de un discurso de debate electo-ral (Gerstl, lI~ristique lectorale" in Dmocratie Cathodique, en 1981), que se puede identificar discursos de interpelacin en que el VOSOTROS es central para diversos usos, discursos de asociacin donde el NOSOTROS toma su lugar y dis-cursos de implicacin donde el YO reina como amo. Por ltimo, el discurso de confirmacin, reafirma una identidad poltica mientras el discurso de agregacin se orienta a movilizar a los indecisos alrededor de apoyos asegurados.

    2.3. La dimensin estructural

    los aspectos estructuralel de la comunicacin conciernen a las vas por donde sta se encauza. Se trata, pues, de los canales, redes y medios que permiten los flujos de comunicacin. Utilizando la metfora informtica se podra decir que los aspectos pr,gmticos de la comunicacin equivalen al programa (software), los aspectos sirilblicos son los datos culturales especficos de una comunidad particu-lar, y que los aspectos estructurales designan el material que hace el tratamiento de la ipformacin. Para la comunicacin poltica se distingue, por lo general, entre los 'Canales institucionales tales como el parlamento y la administracin, los canales organizacionales como los partidos polticos y las otras fuerzas organizadas, los canales mediticos tales como los rganos de informacin escritos y audiovisuales, y los canales jnterpersonales que constituyen los grupos sociales y las relaciones interindividuales. Hay que tener cuidado con el concepto de red porque su signifi-cacin cambia segn su contexto de utilizacin.

    Distingamos entre la red social y la red de comunicacin. la primera se define por oposicin a un aparato como una organizacin social no constituida, es decir,

    con fronteras difusas, con -actores escasamente especializados en roles y con co-nexiones aleatorias (lemieux, 1999). Por el contrario la red de comunicacin se define como una infraestructura, vale decir, como un conjunto de posibilidades materiales de comunicacin que es diferente de la estructura de comunicacin definida como el conjunto de comunicaciones realmente il1tercambiadas en un grupo. Una red de comunicacin determina entonces un aba~ico de posibilidades materiales pero no determina forzosamente la estructura real he la comunicacin. Como lo apunta G. Tremblay (1981), al interior de una red son tres los factores que determinan el establecimiento de una estructura de comunicacin: los recursos de informacin desigualmente distribuidos; el inters en el interca'flbio por parte de los participantes; y la reparticin del poder en trminos de control de la informa-cin (acceso, capacidad de almacenamiento, de retencin, de manipulacin y capacidad para utilizar la informacin en el momento oportuno). Pero la comuni-cacin puede ser encauzada por una red frsica o bien una red social, y por lo tanto, una transmisin estrictamente humana, incluso de manera mixta entre los dos modos.

    la naturaleza de la red puede influenciar el resultado del proceso pues si la red fsica se caracteriza ms por la infraestructura, por la seal y su circulacin, por la facilidad de acceso y por lo quejacques Ellulllamaba "la informacin estructural", es decir esencialmente unvoca, la red social de,comunicacin tiene por sustrato la relacin social, intercambio interpersonal de smbolos que se efecta en una prag-mtica y se nutre "de informacin existencial". Mientras la red fsica es evaluada por su fiabilidad, la red social vale por la confianza que sus miembros se atribuyen y las consecuencias asociadas a ese sentimiento. Consideremos dos manifestacio-nes de la reticulacin en poltica: la cuestin de la influencia social yel impacto del capital social sobre la participacin poltica.

    El anlisis de red permite, en efecto, reexaminar la vieja cuestin de la influencia personal o social en la formacin y la transformacin de las preferencias polticas que estaban en el centro de las prepcupaciones de lazarsfeld y Katz especialmente en los aos SO y 60. Sus investigaciones, en particular The People's Choice, haban mostrado que la propaganda electoral era ineficaz ante la interposicin protectora de los grupos sociales entre fuentes y destinatarios de la propaganda. La pertenencia a grupos sociales conduca al elector a seguir las normas de esos grupos, de alguna manera, prescriptores. la influencia de los lderes de opinin reconocidos por estos grupos consista en decodificar el mensaje inicial y en recodificarlo en el lenguaje del grupo, asegurando as un traspaso de la comunicacin en un proceso de dos tiempos, el famoso two steps flow of communication. El modelo de explicacin de

  • este anlisis de la influencia sociopoltica se basaba en el principio de la cohesin social donde la confonnidad y la socializacin hacen que el otro (altel) y uno mismo. (ego), compartiendo las mismas caractersticas sociales, compartieran los mismos valores. Este tipo de explicacin del comportamiento electoral fue remplazado por

    e~e ~~chigan, que pone el acento en las actitudes propiamente polticas tales como la idenlfiCCln partidaria. Posteriormente, el modelo de,eleccin racional insisti en la utilidad individual de los actores que actan en el mercado poltico, se trate de electores o de candidatos. El anlisis de red permite hoy retomar y actualizar el problema de los efecto~ contextuales sobre el voto ms all del modelo de la cohesin social. En efecto, los actores ya no son discriminados por sus CATNESS, sino por su NETNESS como dira Harrison White. Ya no es la categoa de pertenencia social la que los especifica y detennina sino el hecho de que ocupan una posicin particular, idntica o diferente, en una estructura de relaciones cuyo examen depende precisamente del anlisis estructural de red. Desde entonces, al desaparecer el principio de cohesin social, prevalece el principio de la equivalencia estructural. Ya no son las relaciones recprocas entre el alter y el ego las que condicionan su conducta, sino su perfil relacional, equivalente o no.

    El anlisis del capital social y su influencia en la participacin poltica represen-ta una segunda aplicacin de la nocin de red en poltica. Constituye un inmenso campo en el cual son numerosas las particularidades interpretativas en torno a los vnculos entre red social y capital social. lo atestiguan algunas definiciones prove-nientes de autores consagraelos y representativos de paradigmas contrastantes. James Coleman (1990), que est eri' los orgenes del relanzamiento del concepto de capi-tal social apoyndose en Granovetter en los aos 80, estima que existen tres tipos de capital: fsico, humano y social. El capital social, a su vez, se caracteriza por tres elementos gmstitutivos: las obligaciones y expectativas que forjan la confianza, la capacidad de la estructura social para generar flujos de infonnacin, y las normas. Segn Robert Putnam (1993) el capital social atae a tres aspectos de la vida social que facilitan la accin colectiva: las redes, las nonnas y la confianza. Para Bourdieu '(1980) el capital social es "el conjunto de recursos actuales o potenciales ligados a ta posesin de una red durable de relaciones relativamente institucionalizadas, de interconocimiento y de inter-reconocimiento; o en otras palabras, la pertenencia a un grupo". Ingelhart (1997), finalmente, asimila el capital social a "una cultura de la confianza y de la tolerancia en la cual emergen redes extensivas de asociaciones voluntarias". La nocin de red constituye un factor comn en estas definiciones, de hecho, bastante divergentes.

    , I

    ~ 1

    LA CoMUNICACIN POI.IocA

    Putnam hace la utilizacin ms directamente cercana al anlisis macro-poltico. Para l, existe un vnculo entre el desarrollo del capital social que traduce la inten-sidad de la vida en la sociedad civil y los desempeos institucionales garantes de la eficacia democrtica. la erosin del capital social en Estados Unidos sera una amenaza para el conjunto del sistema poltico (Putnam, 2000)., Huckfeldt y Sprague (1995) han realizado trabajos micro-polticos en Estados UnidJ,s,que muestran, en-tre otras cosas, que el capital social representa un factor de Participacin poltica autnoma, y cuyos efectos son especficos en relacin al capital humano. El capital social produce relaciones sociales de interdependencia e interaccin a travs de las redes sociales. Tres dimensiones pueden ser reconocidas como e!icientes: el tama-o de la red, la frecuencia de las interacciones y el grado de competencia poltica de los participantes que pesa en su compromiso poltico.

    El anlisis de red renueva el anlisis de las vas de la influencia social y poltica por la brecha de "la equivalencia estructural" y pone en evidencia la efectividad del capital social. Por cierto, la literatura relativa al capital social ha desarrollado una vertiente crtica y Putnam ha provocado reacciones, comparables por otra parte a las que conoci Habermas. Espacio pblico y capital social han permanecido no obstante como conceptos que han hecho progresar la reflexin sobre los aspectos macro-estructurales de la vida democrtica y sus aspectos microestructurales como la realidad y la intensidad de la participacin y,el compromiso.

    Muchas manifestaciones de red en la sociedad industrial avanzada tienen perti-nencia como para renunciar a este concepto por el simple hecho de que el proceso de erosin que se esperaba no se ha producido de manera universal (Hamidi, Mayer, in Perrineau, 2003). las redes de movilizacin, las redes de polticas pblicas, las redes de clientelismo, las redes cvicas, las redes asociativas o partidarias constitu-yen otras tantas formas de actividad poltica fundada en el entramado social -y no fsico- y dan testimonio de su ubicuidad (Gerstl, 2003).

    Por ejemplo, los anlisis de la accin pblica recurren desde hace un decenio a la nocin de red. Esta referencia, es considerada una alternativa a los modelos pluralistas y neo-corporatistas, as como un instrumento descriptivo de un Estado fragmentado entre jerarqua y mercado (le Gales et al., 1995). la metodologa sub-yacente no tiene mucho que ver con el anlisis estructural previamente evocado, pero reivindica una cierta comprensin heurstica que le permite forjar una defini-cin y construir una tipologa: "En un entorno complejo, las redes son el resultado de la cooperacin ms o menos estable, no jerrquica, entre organizaciones que se conocen y se reconocen, negocian, intercambian recursos y pueden compartir nor-mas e intereses". Aliado de las comunidades de poltica pblica, se encuentran

  • _ JACQUES GERSTI1

    entonces redes profesionales, redes intergubemamentales, redes productoras, redes de ideas o temticas, a las cuales se podra asociar, por su proximidad de inspira-cin reticular las comunidades epistmicas de Peter Haas y las coaliciones de caus de Paul Sabatier. lo que hace escribir a Pierre lascoumes (1996) que: Ulo habitual de la accin pblica es en gran medida una lucha sorda y continua de. laS redes existentes por reposicionarse frente a las cuestiones sociales". / .

    las tres dimensiones de la comunicacin, pragmticas, simbfi~as y estructura-les no deben ser consideradas como exclusivas una de otra sino que ms o menos pertinentes de acuerdo a los objetos de investigacin. Tomemos, por ejemplo, el caso de las teoras de decisin en ciencia poltica y su relacin con la comunica-cin. Tres modelos entran en competencia: el modelo econmico que insiste en la racionalidad de las elecciones; el modelo poltico que insiste en el mutuo ajuste entre los proyectos de los actores en competencia; y el modelo organizacional que insiste en las rutinas estructurales de decisin en las organizaciones complejas. En cada uno de estos modelos acta una dimensin privilegiada de la comunicacin. En el modelo econmico es el tratamiento de la informacin el que da a la decisin su dimensin intelectual. En el modelo poltico es la comunicacin de deliberacin o de compromiso la que asegura Jaracionalidad colectiva de la decisin. Por lti-mo, en el modelo organizacional es una mezcla de informacin imperfecta, y por ende de racionalidad limitada, y de confrontacin de definiciones de la situacin de acuerdo a los intereses y rutinas de las organizaciones que las han fo!JRU~,

    la comunicacin polt!~ es.,. primeramente y ante todo, POltica ... la ... :~~ como~_~dosen recursos estructurales, sim~1i mticos 'Par.' movilizar apoyos Yhacerp'eVaTer una definic~n !Cl!Jiu.ituaGin ~ ~~~tiia conmblfct1jfa solucin de un proDlm~n:olctiVo r1f! ha~caces las preteren~TaSaeraaor;esdedr su poder, segn la definicin de lermeux (1970). ~J..es, d~~~ los esfuerzos de comunicacin desplegados por aquel '?s _~scan que otros adhiran-yasea imponindolo a travs de la plopa~

    .......,~h~CieildOlOa~:t~,~iaDte.l~ di.~usin (negociacin, deliberac~, etc.)-'a percepcioSpublicas que oentarn las preferencias. ',.

    3. Un campo terico competitivo

    Hoy en da, la comunicacin poltica representa un mbito del conocimiento en el cual se refleja perfectamente la competencia de los principales paradigmas del pensamiento poltico y las ciencias sociales. las teoras rivalizan en razn de sus

    1 LA COMUNICAClON PoltrICA concepciones acerca de lo' poltico, de la comunicacin, de su relacin y del.~~ to que ponen sobre aspectos pragmticos, simblicos o estructurales. D~~gu~J.

    inspirar:!}~ClProximaci~~c~icas para hacerse ~~~.I bm'Ia cei'a~~/ -~c;C.' ~!f~:~~~a~~~~~~.~. ~I=~~i;a0~1~~.;; ~LIlO

  • JACQUES GERST

    comunicacin masiva, y las relaciones entre la prensa, la opinin pblica y las autoridades. Puede apreciarse hasta qu punto la cuestin de los efectos de I~ comunicacin es un tema central en la perspectiva cornportamentalista.

    Hoy se tiende a olvidar que los estudios de propaganda jugaron un mi funda-mental en los comienzos de la investigacin en materia de comunicacin poltica. la propaganda puede ser considerada como una modalidad deJa comunicacin persuasiva, que, en general, no implica dilogo entre la fuente y el pblico objetivo y apunta a conformar las representaciones, actitudes y conductas de los que la reciben de acuerdo con las preferencias de los propagandistas. Si bien su prctica es muy anterior, el desarrollo de experiencias masivas de propaganda a comienzos del siglo XX, con la primera uerra mundial la revolucin rusa de 1917, atra' o la atencin de los investigadores y constituye uno de los ~enes e los ~dios 1T!9-,der~_~~_~muni~cin polftica. A pa~f~~ublica una obra sobre

    ras tcnicas deija~nteia pnmeragu~ffinnunaial. la define corno el ...!ffi\nejp~~ ctit~= ~tls_'!l~l'!!e la_~~..!e~!!__c.!!!F~_smbolos, algo bastante cercaooiCrtas definiciones actuales de comunicacin ~. En los aos 30 se cre en Estados Unidos el/nstitute for Propaganda Ana/ysis, que puso en evidencia procedimientos clsicos que parecen tener un carcter operacional en las prcticas de desinformacin: name calling, glittering generalities, transfer, testi-monial, plain foIks appeals, card staclcing, band wagon appeals. En 1946, laswell publica conjuntamente con Casey Propaganda, Communication and Pub/ic Opinion y empieza a prestar creci~ atencin al mi de los smbolos en poltica, creando con lemer y Sola Pool un proyecto de investigacin totalmente centrado en el tema, el Radir Project (The Comparative Study oi Symbols, 1952). Ello lo condujo a estIJ-.. diar empricamente el papel del lenguaje en poltica (Language of Politics: Studies in Quantita#ve Semantics, 1949), a analizar la prensa de lite (T he Prestige P.lpers, 1952). Parfelamente, los psicosocilogos de Vale, trabajaban bajo la direccin de Hovland en 105 mecanismos de persuasin y la composicin de los mensajes subje-ti~s. Otro mbito mayor donde se actualiz la concepcin behaviorista de la

    'omunicacin centrada en la nocin de transmisin y la problemtica de los efec-tos es, sin duda, la investigacin electoral.

    A partir de 1940, Lazarsfeld y sus colegas del Bureau of Applied Social Research de Columbia-se concentraron en investigaciones sistemticas sobre la influencia de la comunicacin en las campaas electorales. En los aos 50 y 60 se multiplicaron los estudios sobre los efectos de la comunicacin de masas, en el momento de su generalizacin. los socilogos tienden a considerar que los medios tienen efectos

    LA COMUNICACIN POlInCA

    limitados sobre sus pblics en tanto que los psicosociolgos investigan mecanis-ms generadores de influencia del cambio de actitud.

    Para resumir las principales etapas del estudio de los efectos de la comunicacin ~~~~r:!8!Jl!~!1~r~~~~oesaeercoiiezo

    de los estudios de comunicacin poltica se recurre al m estmulo-respuesta, A aplicado primero a la propaganda y despus a las campaas efectorales:1Ste "es.. quema lineal est asociado a la hiptesis de los efectos dir sobre un blanco en razn de la creencia en la uniformidad de las reacciones humanas. El modelo hu-mano est fundado en su naturaleza irracional y dominada por los instintos. V es porque los hombres son esencialmente irracionales que van a rea.ccionar de mane-ra uniforme a los mensajes de propaganda que se le administran. A partir de los aos 40, los resultados empricos anularon esta hiptesis al demostrar que I~indiviauSreaccionan de manera variada a la comunicacin electoral segn sus

    Ciictrstlcas _~esjrnooelo diCOlmbiiiro"sus-Citudes-:Olricas l~1o de_%-~tStOS factores de largo pTaiOObstaculizan los efectos directos de la co-

    municacin electoral que son filtrados y convertidos en efectos limitados. No obstante, el elector es todava co'nceoioo ensitil paswade CJeStliitario, puesto que slo emite de vuelta un voto reflejo de su posicin social o un voto reflejo impuesto por su identificacin partidaria. -

    Este bloque de representaciones se quebranta con el modelo de audiencia acti- 3 ~1.'-'.""-""".""''''''''''''''

    va. la diversidad de usos de I?s ~i95 y las motivaciones que originan estos usos da cuenta de una ~fectMdad y por ende de una actividad ~rte ~~I Plchlico en las elecciones operadas en relacin con la comunicacin poltica. Al mismo tiem-po, se refuerza la idea de que el elector puede decidirse en el corto plazo, ya no de manera mecnica a partir de su posicin social o de sus predisposiciones polticas, sino que en funcin de su percepcin de la situacin poltica y de la oferta electo-ral. la investigacin emprica de los aos 70 estaba todava dominada por el modelo de lasswell con su esquema lineal y su obsesin por los efectos. Esto se observa bien en la manera en que son segmentados y reagrupados los problemas. El mbito de la comunicacin poltica corresponde entonces a los pmblemas planteados por los comunicadores, los lenguajes polticos y la persuasin, los canales, los tipos de pblico y su comportamiento, as corno los efectos de la comunicacin.

    3.2. El enfoque estructural-funconalista

    Este enfoque modifica la definicin de la comunicacin poltica al inscribirla en el contexto de la sociedad como conjunto de sistemas en relacin. la comunica-cin poltica consiste entonces en el conjunto de pmcesos interactivos entre los

  • JACQWGwn1

    elementos de un sistema poltico y entre este sistema y su entomo. Ya sea que se trate del anlisis ciberntico de....Deut:s

  • JACQIJES GERSlli

    caracteriza por la "secuencia de estimacin por parte de los protagonistas de su situacin, decisin (eleccin de una lnea de accin), puesta en prctica de es~ lnea de accin y retribucin (resultado)" (Dobry, 1986).

    Es evidente que las campaas electorales son ejemplos de situaciones de interde-pendencia tctica. La concepcin, realizacin y correccin de estrategias de comunicacin dependen de mltiples recursos: discursos, infonncin, publicidad, rumores, con los que los candidatos tratan de propinar golpes directos o indirectos a un ritmo acelerado por el propio juego de los medios. Los protagonistas interpretan toda iniciativa, gesto o palabra para informarse de los movim~ del adversario, anticipar sus golpes y evaluar -maximizando u optimizando- sus oportunidades de xito en una situacin en perpetua construccin. El juego se tensiona o se apacigua segn que los golpes lleguen directamente o bien sean mediatizados por agencias de ejecucin. Las situaciones de crisis o escndalos constituyen igualmente coyunturas donde la observacin de las estrategias de comunicacin presenta inters particular.

    El interaccionismo simblico que ~ t~ra en G. H. Mead (Mind, Self and Society, '-- --~ -"' .... " -------"----1934) es el estudio entre eryo y la sociedad considerada como un proceso de

    comunicacin simblica entre los actores sociales. Tiende a concebir la sociedad como emergiendo de la infinitud de las transacciones sociales. La interaccin sim-blica es lila actividad en la cual los seres humanos interpretan sus comportamientos recprocos y actan sobre la base de las significaciones conferidas por esta interpre-tacin" (Blumer, 1969). De Goodman (Ways OfWordmakinB, 1978) a Bourdieu "la gnesis social de los esq~as de percepcin, de pensamiento y accin" es un elemento importante del conStructivismo. En comunicacin poltica, Edelman (1998) ilustra la emergencia de este enfoque en diez aos (Swanson, 1981). Ella desplaza el acento puesto por la investigacin en los procesos de interpretacin, y de una manera m~ general, en la construccin social de la realidad para retomar el ttulo de la obra de sociologa del conocimiento de Berger y Luckmann (1966).

    En este enfoque confluyen diferentes fuentes de inspiracin e investigacin. Toda la,1r'adicin de estudios sobre los efectos muestra que el individuo socialmente

    \ situado, o aislado, es activo en el proceso de comunicacin, especialmente en su _ trabai~e a~bucin de sentido al mensa'e ltico; en especial la evolucin que

    conduce a mI r os efectos de los medios y os actores polticos, y por ende de su poder de iJefinicin de la situacin. la investigacin de corte cognitivista, por otra parte, se esfuerza en sacar a la luz los esquemas movilizados por el individuo en su tratamiento de la informacin. La construccin de la realidad poltica, con sus mecanismos de rectificacin e institucionalizaci6n del sentido, se efecta por la comunicacin. Bajo todas sus formas (informaci6n, argumentacin, narracin,

    ilustracin, etc.) se elaboran y difunden las tipificaciones (Schtz), las definiciones de la situacin (Thomas), el etiquetaje (Becker) que van a orientar los esquemas de percepcin poltica. Las principales corrientes que ponen la comunicacin poltica en un marco interpretativo son el interaccionismo simblico, la etnometodologa, el dramatismo y el narrativismo (Swanson, Nimmo, 1990). Mientras el interaccionismo ve la atribucin de sentido como resultado de ~nsacciones sociales, el simbolismo o dramatismo ve ms bien la movilizaci~ de estructuras de significacin profunda de origen cultural como los mitos. Ms all del dramatismo de 8urlce Y Goffrnan, la teorfa de la convergencia simblica de Bormann (1985), por ejemplo, se dedica a comprender cmo representaciones fantasm'!8ricas colectivas se desprenden, se solidifican y se imponen. .

    El anlisis de la comunicacin poltica en trminos de relato a la que incita el narrativismO se "ve-proiiSoa: ~Pif-cofrOtaqas.:*historias"que cuentan los ~pofrticos para forjar ooosolidar'las (derltidades colectiVa5;ncluida la pro-'-....., ,..._-- ."' .. -~~~. '- ',. ,,-'-".-.~ ,--""-~"~'''''''''''' ....... ,...~ . pl; a travs de la presentaCin que hacen de ellos misr5:Peiinite tambin observar el trabajo de los medios de informacin en su "puesta en intriga" (P. Ricoeur) de la vida poltica cotidiana y de hacer hiptesis sobre los efectos del relato, cuya poten-cia ha sido demostrada por g~ ~~~ l.angaBes T~Il~Jres.

    El estudio de las estrategias de' Comunicacin muestra, finalmente, que en el mbito poltico se renen los mecanismos simblicos y estratgicos de la interaccin en las "manipulaciones de la impresin poltica" (Hall, 1972): "Conquista el poder, el control de los otros, el que logra hacer aceptar por los otros sus puntos de vista y perspectivas. Lo logra controlando, influenciando y apoyando su propia definicin de la situacin, ya que hacer compartir su propia realidad con el otro, es conducir a actuar en el sentido que dispone". Los dos mtodos principales de manipulacin de la impresin dependen de la comunicacin poltica. El control del flujo de la informacin mediante procedimientos tales como la retencin, el secreto, la rutinizacin, el despacho, etc., ordena la naturaleza y el ritmo de la comunicacin. la movilizacin simblica de los apoyos concierne a las prcticas pblicas de per-suasin a travs de espectculos. Ms precisamente, consiste en el empleo de smbolos verbales y no verbales en el espectculo para reforzar o mantener la posi-cin poltica de los actores.

    3.4. El enfoque dialgico

    Por ltimo, el enfoque dialgico tiene comn con el anterior, que est centrado en una concepcin intersubjetiva de la comunicacin (interaccionismo simblico). Es tambin axiolgico, pero orientado hacia la cooperacin. El modelo dialgico se

  • JACQUlS GERSTI1

    basa en la idea de que la legitimidad reside en el consenso obtenido por la discu-f sin. louis Qur (1992) resume bien su contenido describiendo el espacio pblic~ . "como un espacio de discusin, es decir, un lugar de formacin de los consensos

    sobre problemas prcticos o polticos, a travs de una confrontacin pblica de argumentos". Ese modelo prolonga una tradicin cultural que se remonta a Aristteles y que se ha caracterizado ms arriba por la consustancialidad de lo poltico y lo comunicacional. Es mediante el discurso que los hombres puedel establecer pun-tos comunes entre opiniones contradictorias y pueden deliberar, es decir, alcanzar una decisi6n gracias a una discusi6n argumentada. El espacio pblico resulta de la interlocucin de Jos ciudadanos que alcanzan su libertad participando en los asun-tos pblicos. En Oroit et dmocratie que data de 1992 en su versin original, Habermas opone el espacio pblico sucesivamente a una institucin, a una organi-zaci6n y a un sistema. Para dejar en claro que ste "escapa a los conceptos tradicionales del orden social" afirma que "'el espacio pblico se describe mejor como una red que permite comunicar contenidos y tomas de posicin, y de este modo opiniones". Despus de que Hannah Arendt (Condition de I'homme modeme) denunciara el deterioro del espacio pblico, J. Habermas (1962) hizo una recons-truccin histrica del principio de publicidad en sus formas helnica, feudal/burguesa y su desintegracin en la tecnicizacin de la actividad poltica. "Asegurarse el con-sentimiento plebiscitario de un pblico convertido en vasallo" es el objetivo de la publicidad manipulada que convierte la comunicacin en espectculo. "'la libera-cin de la comunicacin esJa discusin pblica sin trabas y exenta de dominacin". la considerable repercusiri'de esta obra, a pesar de su traduccin tarda al francs yal ingls, no ha impedido, sin embargo, muchas reflexiones crticas (Neveu, 1995) ni reformulaciones del concepto (Franc;ois, Neveu, 1999).

    Efectuarypo lo que algunos han llamado su "giro lingstico", Habermas (1981) ha desarroffado una teorfa de la competencia comunicacional presentada como una pragmtica universal. Hay que distinguir dos tipos de acciones sociales: las or~ntadas hacia la intercomprensin (el actuar comunicacional) y las orientadas al

    'xito (el actuar estratgico). El actuar estratgico es realizado de manera abierta o disimulada. En ese caso, se trata o de una manifestacin definida como ilusin conscientemente engendrada o bien de una comunicacin sistemticamente defor-mada donde la ilusin es inconscientemente producida. Por el contrario, en el actuar comunicacional, lilos participantes no estn primordialmente orientados hacia el xito personal; persiguen sus objetivos individuales con la condicin de que pue-dan llegar a acuerdo mutuo sobre sus planes de accin, en base a definiciones comunes de las diversas situaciones". la intercomprensin presupone universales

    lA COMUNICACIN PO!.IncA

    constitutivos del dilogo que aspiran a la inteligibilidad, a la verdad, a la sinceridad y al respeto de las normas de la situacin de comunicacin. El consenso verdadero se hace posible por el respeto a esta pragmtica universal que corresponde a una situaci6n de comunicacin ideal. La situaci6n es tambin ideal por su carcter de dilogo simtrico, esto es, que cada interlocutor tiene la mism~ posibilidad de pro-ducir actos de palabras conforme a estas universalizacio~ .. Esa situacin de comunicacin est, pues, exenta de dominacin y permite peiasar las condiciones de ejercicio pblico de la razn, en lo que consiste la democracia en que slo triunfa la llfuerza del mejor argumento". Mueller (1973) ha aplicado de manera convincente el anlisis comparado a esta concepcin de la com4,nicacin poltica definida como "discusin de problemas, asuntos e ideas de inters publico". En esta lgica, ha estudiado las formas histricas que ha tornado la distorsin de la comunicacin conceptual izada por Habermas y que consiste en trabas que afectan la discusin poltica. All el lenguaje es analizado como un factor decisivo del con-trol social y legitimacin que se actualiza de tres maneras. En primer lugar, la comunicacin dirigida ms especifica de los pases totalitarios, describe las mani-pulaciones directas de los que ocupan el poder para legitimar su autoridad e institucionalizar su dominacin. En segundo lugar, la comunicacin impedida que corresponde a situaciones en las que la desigual distribucin de los recursos de la comunicacin, especialmente el dominio del lenguaje, bloquea la participacin de los desfavorecidos y los priva de la capacidad de hacer valer sus derechos. El dficit de bienes simblicos se traduce en un handicap para la adquisicin de la compe-tencia poltica necesaria para expresar la demanda poltica. los trabajos de la sociolingstica, de la sociologa de la educacin, de la sociologa de la participa-cin poltica aclaran esta perspectiva. Por ltimo, la comunicacin poltica es desviada cuando las elites la ponen al servicio de la mantencin de la estructura del poder y la reducen a una funcin de mantenci6n simblica del sistema, como lo describe M. Edelman tambin cuando trata del reaseguramiento simblico.

    Se comprueba al final de esta confrontacin de los principales modelos tericos disponibles que el c/ivage ms serio reside en la oposicin de los modelos comportamentalista y estructural-funcionalista, por una parte, y la de los modelos constructivista y dialgico, por otra parte. los primeros trabajan, sobre todo, a partir de una concepcin de la comunicacin vista en primer lugar como transmisin y circulaci6n de informacin. los segundos dan cabida a la significacin y su cons-truccin conjunta en la interaccin social para hacer emerger un mundo comn, positivo o normativo. Parece, por ejemplo, que la distincin de lo Qur (1991) es operativa para orientarse en las teoras de la comunicacin poltica. la concepcin

  • __ JACQW GEIIST

    epistemolgica, todava dominante, concibe la comunicacin como produccin y transmisin de conocimientos sobre el entomo; se trata de la comunicacin-repre- . sentacin. la concepcin praxeolgica, por el contrario, la considera como la construccin de un mundo comn por la accin recproca que hace concebible el espacio pblico.