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1 estás deprimido, Miguel Rlos cantaba la solución,unas copas, unos amigos y un poquito de rack androllo Eso y mover las caderas cuando todo vayamal. Eso, a lo mejor, era antes. Hoy, si la novianos deja, si el trabajo nos estresa, si nuestro fiel

perro se muere de viejo, si los niños no dejan de comportarsecomo lo que son, lanzamos un mensaje de auxilio al siquiatra,al sicólogo, al sicoterapeuta, pedimos una pastillita, por favor.Mañana es el Ola Mundial de la Salud Mental. Unas, como lasfarmacéuticas, lo celebran; otros, los pacientes, lo sufren;otros más, los familiares, se lamentan por el insuficiente apo-yo; y los más segl!imos pidiendo una pastillita, por favor. DiceJosé Juan Uriarte, profesional de la Unidad Clínica de Rehabi-litación del Hospital Siquiátrico de Zamudio, que «en Africa, lagente ve la muerte como algo inminente; en Europa, como algoinevitable; y en California, como algo opcional. La gente pare-c~ creer que es posible un mundo sin sufrimientos y un mundosin enfermedades, sin dolor, sin la muerte.. Es la sociedad del'Prozac', cuyo prospecto nos dice que vale lo mismo para unremiendo que para un descosido. ISlgue en la página 111

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Salud Mental, Psiquiatría Responsabilidad

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«EL MUNDO FELIZ» IMAGINADO POR ALDOUS HUXLEY HA LLEGADO. LA SOCIEDAD ACTUAL BUSCA LA DROGA DE LA FELICIDAD. YA NO SE TOLERA EL FRACASO

NI LA FRUSTRACION, NI EL SUFRIMIENTO. VIVIMOS EN UNA SOCIEDAD EN LA QUE CUALQUIER MALESTAR HA PASADO A SER TRATADO COMO UN «TRASTORNO»

Bem.'" OOOOIGUEZ I 'FE--""",-Universitario Gregorio Mara-fión de Madrid. .Cuando unotiene un problema, sólo se tra-ta de una enfermedad que hayque tratar-, afiadfa.

Lo denuncia en su best-se-ller "Los inventores de enfer-medades", el periodista ale-mán Jtirg Blech. En él hablade lo que define cómo .lasnuevas dolencias del alma» ydonde no duda en asegurarque .muchas de las 'nuevasdolellcias anímicas', en reali-dad no son otra cosa que vici-situdes de la vida normal-. Ocomo dejó escrito San Agus-tin, .una vez al año es lícitohacer locuras-.

En ~l actual manual diag-nóstico y estadístico de lostrastornos mentales (DSM-IV,la biblia del diván) de la Aso-ciación de Psiquiatras Ameri-canos hay 400 enfermedadesdiferentes para diagnosticar..Y, por tanto -reseña Blech-,para pasar por caja».

Una caja demasiado golosa.y si no que se lo pregunten alos patentadores del 'Prozac',el fármaco de los fármacos.Lo reflejaba el escritor y co-lumnista estadounidense Ja-

.ntes, si no podíasdormir, te levanta-bas y dabas unos"paseos; ahora, a la

mínima, pides un hipnótico.Vivimos en una sociedad de-masiado slquiatrizada, sicoa-nalizada. Lo decía estos mis-mos días la directora delHospital Psiquiátrico de Ara-ba, Mercedes Estébanez: laspatologías mentales graves semantienen, las que aumentanson las consultas por depre-sión, ansiedad... y ponía comoejemplo uno de los barrios enexpansión de la capital gas-teiztarra, Lakuabizkarra.. -Esgente que se acaba de com-prar un piso o tiene problemaseconómicos que le generan es-trés, ansiedad, angustia, de-presiones... Consecuencias dela vida moderna».

Uno ya no respeta el duelopor la muerte de un serqueri-do. Al día siguiente, acude a sumédico para que le recete unantidepresivo. -La tristezahoy no se tolera, está mal vis-ta», reflexionaba con otroejemplo el siquiatra EnriqueGarcla Bernardo, jefe del ser-vicio en el Hospital General

D6nde está el limite de

lo que antes se deflnia

como locura. ¿Está loco

este joven que protesta

ante la embajada

estadounidense en

MadrId? Hoy, la locura

quizá sea lo normal.

En «Los inventores de

enfermedades», JorgBlech habla de «las

nuevas dolencias del

alma», que no son

otra cosa que

vicisitudes de la vida

normal,. perosusceptibles de..n2C2rn,,' ~",,»

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Gel siquiatra, hay

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Los prob...as del día a 'fa: lO el dlyáo~,' .:/~ .' ,;;;:: -

mes Surowiecki en un artIculoen "New Yorker", donde apun-taba que si se diera a elegir alos laboratorios farmacéuticosentre producir antiblóticosque la gente tomarla a diariodurante dos semanas y antide-presivos que la gente tomaríaa diario siempre, no debe sor-prender que opten por esto úl-timo. Y, a veces, de manerapoco ética o falseada.

El año pasado, el británico"The Observer" reveló que lamultinacional GlaxoSmithK1i-ne urdió, allá en 1998, un planpara duplicar las ventas de uncontrovertido antidepresivo,"Seroxat", mediante su reco-mendación para problemasmentales leves, y no sólo paratrastornos depresivos para losque estaba prescrito.

.TIMIDEZ ENFERMIZA

Algo así como el denominado.trastorno de ansiedad so-cial-, o lo que casi es lo' mis-mo, ser demasiado tímido esestar enfermo. En 1998, comobien recoge Jiirg Blech en sulibro-denuncia, una farmacéu-tica solicitó autorización paraun medicamento destinado aun fenómeno bautizado como

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La timidez es hoy

considerada como un

trastorno si provoca

:«dificultades ;;;:manifiestas». ¿y a ~

..,qué tímidoiio? .

«Esta sociedad en

exceso consumista

necesita gente que

esté frustrada,

desencantada».--

tida en 1980 en el citado DSMy clasificada como de -muyrara aparición.. Pero, comoreseña este autor, .¿quién nosufre de mieditis?.

Antes siquiera de ser admi-tido el medicamento, ya naciósu eslogan: -Imagine que fue-ra alérgico a las personas.. Enlas paradas de autobuses deEEUU se acompaba con un jo-ven con la siguiente leyenda:.Te pones rojo, sudas, tiem-blas, basta te cuesta respirar.Es lo que produce el trastornode ansiedad social.. Lo máscurioso es que no lo firmabauna farmacéutica, sino una es-pecie de asociación contra és-te trastorno.

El siguiente paso de estacampaña medjática sentencia-ba, a base de reportes a losmedios de comunicación, queesta patología afectaba a un13,3% de la población, la ter-cera enfermedad siquiátricatras la depresión y el alcoho-lismo. Y eso que a la siquiatriaoficial no le constaba que tanraro fenómeno lo sufriera másallá de un 2%. En 1999, estefármaco, el "Paxil", se codea-ba con el todopoderoso "Pro-zac". Como afirma Blech,.desde entonces, un tímidopuede ser designado como en-fermo si su timidez le provoca'dificultades manifiestas'.. ¿Ya qué timido no?

La sicóloga y experta en sa-lud comunitaria Arantza Gó-mez, no duda de que una so-ciedad en eKceso consumista,como la nuestra, necesita.genteque esté frustrada, de-sencantada, que no pueda sen-

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tales entre los más jóvenes esun dato a consi?erar y refle-xionar respecto al modelo so-cial al que nos hemos subido.Pero, ¿y qué opinan los propiossiquiatras? Hemos preguntadoa algunos de ellos sobre es(aexcesiva 'siquiatrización' y sii]ay culpables o no.

José Juan Uriarte pertenecea la Unidad de Gestión Clínicade Rehabilitación. del Hospitalde Z~udio, y aunque conside-ra que .es una pregunta com-pleja que no admite una res-puesta sencilla», nQ duda enresponder que ..vivimos desdeluego en una sociedad no sólo

tarse a pensar en situacionesde ~ vida cotidiana, como losduelos, el paso del tiempo, en-frentarse a lo que significa es-tar triste, a ponerse, en defini-tiva, delante de sus propiosconflictos, inevitables y sa-nos». Y lo que nos deja es 1&pastilla nuestra de cada ~».

.EL SIQUIATRA RESPONDE

No se trata de desconfiar deestos profesionales, ni relativi-zar las cifras de atendidos enlos servicios de salud mentalde nuestra Sanidad. El aumen-to de casos de trastornos men-

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siquíatrízada, sino también 'si-cologizada', Vivimos en una so-ciedad en la que se supone quecualquier frustración, males-tar sicológico, infelicidad." sonsusceptibles de ser corregidos,abordados o apoyados median-te ayuda profesional, que asíamplía su mercado hasta el in-1"-"'.

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as,!mlr con nor.nalldad losproblemas y contratiempos dela vida, una ~nsecuencia es la

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banalización de las verdaderasenfermedades mentales-.

Juan Medrano desarrolla sulabor profesional en el Hospi-tal Psiquiátrico de Araba. Noalberga ninguna duda de que-el nivel de tolerancia a lasmolestias de cualquier índoleha bajado en picado, de mane-ra que la gente está predis-puesta a interpretar su dolor,su malestar o su insatisfaccióncomo si fuera una enferme-dad-. El problema radica, dice,en que esos inalestares y dolo-res O insatisfacciones -ya no

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categonzar cualquier renóme-no, incluso malestares, comosintomas, 'trastornos' o enfer-medades-.

Sin embargo, hay quien ob-serva en esta corriente 'siquia-trizadora' una especie de -ma-yor sensibilización hacia losaspectos de salud mental-, co-mo lo interpreta Oscar Martl-nez Azurinendi. Este, presi-"~n'~,,- "'__n"~ " 'C

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hablar de una «concienClaciónfrente a las necesidades afecti-vas y emocionales de las per-sonas- después de que en lassociedades más desarrolladas,«una vez satisfechas sus nece-sidades y aseguradas núnima-mente para el futuro, es t:Uan-do las personas empiezan adirigir la atención a su estadomental, que es el que comple-tarla la percepción global desu salud-.

Aun asl, reconoce que «he-cha esta importante considera-ción, sI podemos llamar laatención sobre el riesgo 'si-quiatrizador' existente ala ho-ra de enfrentar las dificulta-des del dla a dla.. Y ofrecealgunas explicaciones. Hablade una «intolerancia progresi-vamente mayor al sufrimien-to, con expectativas casi mági-cas de soluciones externas.. Ytambién de una «pérdida delos valores y apoyos socio-fa-millares tradicionales que tan-to ayudaban al individuo en losmomentos de crisis..

.¿HAY CULPABLES?'" o_"';.;. "o o .~

¿púaemos naDlar ae cUlpa-bles? Juan Medrano prefiere~blar de que -aqul hay posi-bilidades de beneficio para t()-das las partes., desde los pro-pios estados cúya -concepción'patológica' de la insatisfa~-ción exculpa aslal sistema.~sta quienes -en la época dela reconversión industrial sebeneficiaron de que hubieramucha manga por hombro enla concesión de invalideces a

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partir de patologías físicas osíquicas»,

Juan José Uriarte no dudaen culpar a la industria farma-céutica, aunque no sea la únicaresponsable. Acusa a cada per-sona y su manera de afrontarlas dificultades de la vida, pe-ro también a los -múltiples ga-binetes sicológicos-, sin olvi-dar,a los -profesionales alter-nativos que ofrecen medicinatibetana,china, meditacióntrascendental... que se nutrende legiones de enfermos sinniriguna enfermedad».

_Oscar Martiriez apunta tam-bién al iriterés mediático -porfalsos siridromes como el con-trovertido 'postvacacional'-; alas administraciones, por -ali-mentarlajdea de omnipoten-cia asistencial, no siendo capa-ces de poner un límite racionala la demanda de asistencia-,pero también hace autocríticay acusa a -nuestra propia om-nipotencia científica, alimen-tando el espejismo de Id exis-tencia de respuestas técnicaspara todo». .

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