Gatopardo Ecuador Abril

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www.gatopardo.com GATOPARDO 19 AGENDA PÚBLICA Ícono Gatopardo Por si no quedó claro Desde la decaída Europa, el recién fallecido Stéphane Hessel “anticipó” siempre la supremacía de un mercado que, con venias y rechazos, quiere apoderarse de la intención humana. Cada generación destruirá lo que la generación anterior ha cultivado”, reza imperativamente un viejo proverbio chino sin derecho a reclamo. Al igual que muchos áulicos del poder, retornar o mantener la forma de un sospechoso Estado del bienestar traduce simpatía para unos y rechazo para la mayoría. Stéphane Hessel, un ciudadano alemán de origen judío, se puso a las órdenes de Francia para combatir la Alemania nazi y la Italia fascista, durante la Segunda Guerra Mundial. Sufrió la tortura de los campos de concentración. Para salvarse de ser ejecutado cambió su identidad. Con su libro Indignaos intentó resumir, en 32 páginas, la falsedad del capitalismo que pone en riesgo la vida: “Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no pueden claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros, que amenaza la paz y la democracia”. Motivó, desde su palabra y su influencia como diplomático francés, a las masas a reclamar por las violaciones a los derechos humanos y otras garantías sociales en los países de Europa, principalmente. Al ensayo político de Hessel, la prensa internacional lo considera como motivador del movimiento 15-M, elogio rechazado totalmente por los indignados. Desde su más ortodoxa concepción de la manifestación social, Stéphane Hessel acudía a una especie de insurrección pacífica (tal cual titula un capítulo de su último best seller), fue el principal abanderado galo por la no violencia en Oriente Medio, apoyó el ataque bélico de la OTAN contra Libia, aceptó la vigencia del sistema capitalista y otros menesteres de la preocupación global. Como héroe de la resistencia, tras la finalización del conflicto militar, participó como uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948. Se dedicó al quehacer diplomático (una vez que la nación europea le concedió la ciudadanía en 1937), estuvo vinculado a la representación internacional de Francia, integró las filas del Partido Socialista desde 1986, recibió varios premios por su pensamiento a favor de la paz mundial, pero la responsabilidad colectiva también lo puede desacreditar como un pensador que no claudicó a tiempo. Lo que Hessel hizo por el mundo es un artículo pendiente para la condena o el reconocimiento públicos. por pedro puertero

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AGENDA PÚBLICA — Ícono Gatopardo

Por si no quedó claroDesde la decaída Europa, el recién fallecido Stéphane Hessel “anticipó” siempre la supremacía de un mercado que, con venias y rechazos, quiere apoderarse de la intención humana.

Cada generación destruirá lo que la generación

anterior ha cultivado”, reza imperativamente un viejo proverbio chino sin derecho a reclamo. Al igual que muchos áulicos del poder, retornar o mantener la forma de un sospechoso Estado del bienestar traduce simpatía para unos y rechazo para la mayoría. Stéphane Hessel, un ciudadano alemán de origen judío, se puso a las órdenes de Francia para combatir la Alemania nazi y la Italia fascista, durante la Segunda Guerra Mundial. Sufrió la tortura de los campos de concentración. Para salvarse de ser ejecutado cambió su identidad.

Con su libro Indignaos intentó resumir, en 32 páginas, la falsedad del capitalismo que pone en riesgo la vida: “Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no pueden claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros, que amenaza la paz y la democracia”.

Motivó, desde su palabra y su influencia como diplomático francés, a las masas a reclamar por las violaciones a los derechos humanos y otras garantías sociales en los países de Europa, principalmente. Al ensayo político de Hessel, la prensa internacional lo considera como motivador del movimiento 15-M, elogio rechazado totalmente por los indignados. Desde su más ortodoxa concepción de la manifestación social, Stéphane Hessel acudía a una especie de insurrección pacífica (tal cual titula un capítulo de su último best seller), fue el principal abanderado galo por la no violencia en Oriente Medio, apoyó el ataque bélico de la otan contra Libia, aceptó la vigencia del sistema capitalista y otros menesteres de la preocupación global.

Como héroe de la resistencia, tras la finalización del conflicto militar, participó como uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948. Se dedicó al quehacer diplomático (una vez

que la nación europea le concedió la ciudadanía en 1937), estuvo vinculado a la representación internacional de Francia, integró las filas del Partido Socialista desde 1986, recibió varios premios por su pensamiento a favor de la paz mundial,

pero la responsabilidad colectiva también lo puede desacreditar como un pensador que no claudicó a tiempo. Lo que Hessel hizo por el mundo es un artículo pendiente para la condena o el reconocimiento públicos.— por pedro puertero