Garnham- La Cultura Como Mercancía

download Garnham- La Cultura Como Mercancía

of 7

Transcript of Garnham- La Cultura Como Mercancía

  • 7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca

    1/7

    G. Richeri ed.)

    La televisin:

    entre servic

    io

    m

    y

    negocio

    studios sobre la transformacin televisiva

    en uropa Occidental

    Ediciones G. GILI, S.A.

    03100 Mxico, D.F. Amores, 2027. Tels. 524 03 81 y 524 01 35

    Barcelona-29 Roselln, 87-89. Tel. 259 14 00

    Madrid-6 A lcntara, 21. Tel. 401 17 02

    1064 Buenos Aires Cochabamba, 154-158. Tel. 361 99 98

    Bogt Diagonal 45 N

    16 B-11. Tel. 245 67 60

    Santiago de Chile Santa Victoria, 151. Tel. 222 45 67

    GG

    MassMedia

  • 7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca

    2/7

    sino tambin muchas alternat ivas formuladas en el m arco de

    1. La Cul tura como M ercanca*

    la

    tradicin...marxistallprecertinadecuadas-

    arn h a

    as teoras marxis tas de las que actualmente di lpone-

    "Para estudiar las conexiones entre produccin inte-

    lec tual y p roduccin mater ia l es imp rescindible concebir la

    segunda en su forma his tricamente determinada y no a p art ir

    de una categora general. Por ejemp lo, al modo capitalista de

    produccin le corresponde un t ipo de produccin intelectual

    completamente distinto del correspondiente al modo medieval

    de p roduccin. Mientras la prop ia produccin materia l no sea

    analizada en su forma histricamente determinada, ser impo-

    sible aprehender las caracterst icas de la p roduccin intelec-

    tual que le corresponde o la accin recproca entre una y ot ra

    produccin (Marx, 1974).

    La necesidad de elaborar una economa p oltica de las

    comunicaciones de masas surgee asw

    srmeti

    n

    n

    s que

    de_estn produciendo en la estructu

    ra

    a

    em -

    porneo, y de los acuciantes problemas

    iticos originados por

    estas transformaciones, cuyos sntomas pueden loc

    rse en

    la amp lia gama de relaciones gubernat ivas y de nuevas leyes

    p

    se

    , e e

    .

    -

    en

    eri

    g5tE

    a

    j

    o d e

    laPomisin M ac Bride de la UNESCO a escala in ternacional .

    Ante stas transform aciones, -no slo la sociologa burguesa,

    * Lai cultura come merce, en

    Ikon. R ivista dell Ist i tut gos-

    t ino Gem ell i,

    nueva ser ie , Franco Angeli Editore , enero de 1979, No . 3,

    pp. 9 18.

    ** Nicholas Garnham es director de la School of Communica-

    tion del Polytechnic of Central de Londres. .

    20

    mos resultan inadecuadas, en gran parte, porque ofrecen exp li-

    caciones reductivas que dan lugar a un determinismo econmico

    simp lista o a las hiptesis de una autonom a de la ideologa,

    dejando precisame nte sin analizar ni explicar lo que hace dell

    objeto del anlisis algo pa rticularmente significativo, es decir,

    la relacin entre lo econmico y lo ideolgico. De esta forma se

    nos ofrece:

    a)

    Una acep tacin no problemtica del modelo estructura

    superest ructura, procedente de una lectura parcial de

    La id s

    o

    coga alemana

    (Marx

    :

    Engels, 1970), de la que simplemente se

    deduce aue los

    mass-media

    so n

    . instriimentos ideolgicos del

    dominio de las clases en el poder, las cuales los utilizan a travs

    d

    -

    propiedad directa o, como en el caso de la radiotelevisin,

    a travs del control del Estado.

    Semejante p osicin ignora tanto

    los

    f

    ca lobal de la roducc in ca ita-

    lista de mercancas com o la es ecificacin de las diferentes y

    cambiantes relaciones entre los

    niveles econmico, ideolgico

    y

    . pciltico en el marco del actual

    y

    concreto momento histrico.

    R. Milliband expresa una clsica versin de esta teora:

    Con indep endencia de cualquier otro objetivo que el inmenso

    producto de los

    mass-media

    pu eda llegar a alcanzar, est inevi-

    tablemente destinado a contribuir a prevenir el desarrollo de la

    conciencia de clase entre los trabajadores y a reducir al mnimo

    cualquier t ipo de aspiracin que los prop ios t rabajadores pue-

    dan albergar de cara a una alternat iva radical al capitalismo.

    Las formas a t ravs de las cuales esta f inalidad es perseguida

    son infinitamente variadas, y la medida del xito de estos

    intentos vara considerablemente de un pas a otro y de una

    poca a otra, en la medida en que en este proceso influyen

    diferentes factores. Pero persiste el hecho de qu la

    clase

    qu e

    posee. los medios de produccin materiales posee al mismo

    t iempo el control de los medios de produccin intelectual : y

    persiste el hecho de que esta clase intenta utilizarlos para

    debilitar la op osicin al orden establecido. Y ello no se debe

    bsicamente al hecho de que el Estado, en casi todos los p ases

    capitalistas, "posea" la radio y la televisin: el objetivo del

    21

    re roduccin cultural a la l

    et

    .9

    . 114 '

    :

  • 7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca

    3/7

    Estado, de hecho, es siempre el mismo (Milliband,

    Marxism

    and Politics).

    Conviene sealar que, a p esar de su sofisticada instru-

    mentacin filosfica, la :icin

    althusseriana sobre los Apa-

    ratos

    meso

    l uperest ructura y, dentro de

    ella,

    de los niveles ideolgicoj

    poltico. Todas estas teoras, en su intento de rechazar el econo-

    wicismo o,

    para decirlo con palabras de Althusser, la idea de

    una contradiccin 'pura y simp le', no sobredeterminada , han

    acabado .r eliminar en ma or o menor medida, la determina-

    cin econmica)

    es decir, citando nuevamente a .1 1

    usser, en

    &ch as teoias la hora solitaria de la 'ltima instancia' no

    llega nunca . Esta posicin, en

    su conjunto, ha desarrollado

    correctainenteTaTintuiciones

    de la Escuela de Frankfurt sobre

    faimyortancia de

    la su

    p

    erestructurayro id

    ativamente de un elemento

    ismo tiem ha

    la de Frankfurt,

    es.decir~chade_queenla_poca del capitalismo monopo-

    lista la superestructura se industrializa, es invadida por

    la

    estructura, yla distincin entre la estructura y la sup ermitzuctura

    / a

    no es respetada, pero ya no, como t ienden a pensar

    los post-

    *

    x

    < althusserianos,

    porque la est ructura se t ransforme en un nueves

    .

    discurso

    superestructura! autonmo, sino porque la superestruc-

    tura es englobada por la

    estructura.

    En nuestra poca, la tendencia social objetiva se encar-

    na en los fines subjetivos ocultos de los dirigentes de emp resa,

    los ms impo rtantes de los cuales se encuentran en los sectores

    ms potentes de la industria: el acero, el petrleo, la electricidad,

    la qumica. Los monopolios de la cultura, en comp aracin, son

    dbiles y dependientes. No pueden p ermitirse prescindir de los

    acuerdos con los verdaderos detentadores del po der, si no quie-

    ren que la esfera de su a ctividad en la sociedad de masas sea

    sometida a una serie de purgas (Adorno y Horkheimer,

    Dialc-

    t ica del i luminismo).

    .

    La exactitud de esta intuicin original est dem ostrada

    a cada momen to por el hecho de que las empresas del sector

    22

    cultural son incesanteme nte absorbidas por los grandes con-

    sorcios industriales son obli adas a someterse a la lgica del

    mercado. Las implicaciones de este desarrollo acelerado son

    las que pretendo examinar, de forma particular, en este artculo..

    La debilidad real de la posicin de la Escue la de Frank-

    urt-no-radicaba-en-el-hecho-de-que--suirrepresentztrfil-no--

    ncediesen la debida im rtancia a la estructura o a la econo-

    plik sino en el hecho de que no tenan

    suficientemente en cuenta

    la contradictoriedad de la naturaleza econmica de los procesos ,`)

    observados p or ellos, hasta el punto de considerar la indysta-

    lizacin de la cultura como no problemtica e irresistible.

    Los

    que vinieron despus, mientras criticaron, justament, a la

    Escuela de Frankfurt por la ausencia de un concreto anlisis de

    clase (ausencia que se derivaba precisamente de un anlisis

    del nivel econmico casi siempre exento de matices), paradji-

    camente han multiplicado aquel error originario desarrollando

    sus teoras sobre la consistencia de la sup erestructura.

    Cules son entonces los problemas que

    una economa

    p olitica de las comunicaciones

    de masas debe proponerse resol,

    ver? qu preguntas debe dar resp uesta?

    En p rimer lugar, sta

    deja de concentrar su atencin sobr los

    mass-media

    como

    Aparatos

    Ideolgicos del Estado y los considera, fundamenta}

    mente, como entidades econmicas

    Que desemp ean una t 'un- ,

    _21 ectamei

    57

    aen cuanto cr

    eadoras

    de

    at

    travo de la prqbccOn de mercancas y del int?rcambio.

    y

    una funcin econmica indirecta, a travs de la publicidad,

    creando

    plusvala dentro de otros sectores lie la produccin

    1 2

    mercancas.

    En realidad

    una economa

    litica de co municaciones

    de masas de a lguna forma del imita exactamente su

    objeto de

    ettugligunlugedida

    en que lanza un desafio a la teorizacin

    althusseriana

    de la form acin socia l es tructurada en los

    t r e s 4 1 4

    nriWiPt ivamente autnomos de lo econm ico, lo

    p

    oltico vph.J

    ideolgico.

    Respecto a las instituciones ms importantes de

    las comunicaciones de masas la prensa y la radiotelevisin ,

    puede afirmarse que, a pesar de p resentar considerables dife-

    rencias en su articulacin, ofrecen las dos el ejemp lo de una

    est recha vinculacin

    en los concretos aparatos y en las res-

    pectivas formas especficas de mercanca

    entre lo

    econmico,

    lo ideolgico y lo p oltico.

    Cuando compramos un periffiro,

    23

    pro-

    b)

    En segundo lugar, y en p arte como reaccin a aquella

    clsica ex licacin marxista del a 1 de los

    mass-media se

    nos ofrece una elaboracin basad a en la relativa autonoma de

  • 7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca

    4/7

    inmediatamente part icipamos en un intercambio econmico,

    subordinados a una formac in ideolgica o contrarios a ella, y

    a menudo con un acto especfico de identificacin politica o, al

    menos, de comp romiso p olitico. Anlogamente, la informacin

    televisiva est econmicam ente determinada dentro de la p ro-

    ducln de mercancas en general, cump le una funcin ideol-

    gica y opera exp lcitamente en el camp o de la poltica en trmi-

    nos de "equilibrio", etc. En realidad, la instauraci de un

    do

    '

    .4

    , 00 e

    sido

    una de as caractersticas clave de los medios de com unicacin

    de masas en el m bito del capitalismo m onop olista. En este

    artciilo pretendemos en p rimer lugar subrayar, desde un punto

    de vista analtico, la validez del modelo estructura/superestruc-

    tura, pero, a la vez, queremos analizar las formas en las que el

    desarrollo del capital monopolista ha industrializado la super-

    estructura. n re

    , a,u3.tuici n cen

    arx a "psito

    del modo cap italista de produccin iba en el sentido de subrayar

    la tendencia de este modo de produ ccin a la extraccin genera-

    lizada; lo que equivale a decir su.tendencia a reducirlo todo ala

    equivalencia del valor de cambio.

    Ninguna economa p oltica de la cultura puede soslayar

    la

    problem t ica de la relacin est ructura/superest ructura, pero

    al abordarla hay que evitar la doble trampa del red.uccionismo

    econmico

    y

    de la autonomizacin idealista del nivele

    -513417

    o

    El problema central en la discusin sobre la metfora

    . estructura superes

    ra y so re a consiguiente

    CO ee

    a

    Cultura/sociedad, consiste en que, al tratarse de una miWEia

    de p olaridad bsicamente binaria, no est en condiciones de

    exp licar de forma adecuada el nmero de distinciones necesa-

    ugs: en este caso, e

    s

    timones entre o econ mico o

    material y lo ideolgico. Estos tres momentos no deberan ser

    Considerados segn tres niveles, sino que, auque analiticamen-

    te dist intos, deberan ser considerados trm inos cop resentes

    tanto en la prctica social concreta como e n el anlisis concreto.

    Por otra parte, toda economa poltica tiene necesidad de una

    correspondencia constante con la historicidad de las articula-

    ciones especficas entre estos mom entos. De hecho existe un

    sentido en el que la m etfora estructura/superestructura imp lica

    ?

    siemp re la nocin de totalidad expresiva: una totalidad en la

    que tibien la superestructura es expresin de una base econmica

    24

    (en el capitalismo: de la base econmica cap italista), o bien, por

    otro lado, todos los fenffienos de una determinada form acin

    $e

    14. -esa ;

    'ose.

    9

    o q

    ue es una

    tautolo g

    a. Es como decir que la nocin de totalidad exp resiva

    puede ser em pleada bien de forma determinista, bien de forma

    relacional. Para m al menos no cabe ningun a duda de que el

    anlisis de

    El Capital

    p rocede de es t a segunda m anera . Con

    esto quiero decir que el objeto del

    anlisis no es, como ha

    sealado M andel, una formacin social en equilibrio, sino, al

    contrario, en desequilibrio; un p roceso de desarrollo cap italista

    inconcluso en la poca en que Marx escribi e incompleto

    todava hoy. Semejante desarrollo estaba marcado no p or la to-

    ta l determinacin ni p or e l dom inio tota l de las formas de la

    economa cap italista (en ese sentido una totalidad expresViii5,

    sino, al contrario, p

    or una serie de relaciones cambiantes entre

    lo econmico y

    otras instancias cada una interactuando con

    las dems en un p roceso de desarrollo desigual y contradictorio.

    De m anera que la totalidad de la formacin social en un deter-

    minado mom ento histrico era nicamente exp resin del estado

    real de aquellas relaciones cambiantes.

    De e sta forma, cualquier categora analit ica ( incluidas

    la de estructura y superestructura), en la medida en que exp resa

    una relacin, cambia de pertenencia y de significado junto con

    la realidad histrica que est destinada a explicar. Anloga-

    mente, p odemos decir que la finalidad de una economa p olitica

    de la cultura es la de aclarar lo que M arx y Engels quisieron

    indicar en

    a ideolzRf a alemana

    con control de los medios de

    prod uccin intelectual , y por otra parte subrayar que el signi-

    f icado que le dieron al trmino era claramente histrico y p or

    consiguiente cam biante, y que jams pretendieron congelarlo

    en una simp le dicotoma, contrariamente a lo que ha sucedido

    a menudo en los es tudios marxis tas po ster iores

    .

    . Adems, la

    economa p oltica de los

    mass-media

    es el anlisis de una fase

    histrica de este desarrollo

    g

    lobal est rechamente vinculado a

    diferentes modalidades histricas de p

    roduccin y reproduc-

    cin cultural.

    En su discusin sobre los trminos de estructura y super-

    estructura, Raymond Williams (1980), seala que aun cuando,

    por el hecho de reafirmar el papel determinante de la estructu-

    ra en p olmica con e l ideal ismo burgus , una corr iente de la

    25

  • 7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca

    5/7

    teora marxista de la cultura ha sido acusada, tanto p or los

    crticos burgueses como por los marxistas, de materialismo

    vulgar , la verdad es que no era lo bastante materialista .

    Y Williams prosigue: Lo que es suprimido de toda mocin de

    orden autosuficiente es el carcter material de las fuerzas

    productivas destinadas a generar ste tipo

    de

    produccin. A

    menudo se trata de una forma de suprimir la p lena conciencia

    de la verdadera naturaleza de dicha sociedad. Si produ ccin ,

    en la sociedad capitalista, es la produccin de mercancas para

    el mercado, entonces se inventan trmii

    rios diferentes p ero des-

    viantes p ara cualquier otro tipo de produccin y de fuerzas

    productivas. ...

    42

    quesea

    mayor frecuenciacuencia es la

    directa produccin material de la politic';. Sin embargo,

    toda

    clase dominante destina una arte Si:cativa de la e rWc-

    cilik inaterial a la consolidacin de u n orden Poltico.

    El or en

    social dtico ue m antienen en vida a un mercado cap italista,

    as como a la lucha p olitica y social que ha crea o a.que

    cado, son necesariamente una produccin maten

    castillos. palacios e iglesias hasta las prisiones, las fbricas

    y

    las escuelas; desde el armamento blico hasta la p rensa contro-

    lada: toda Glas dominante, a travs de distintas formas pero

    siempre m aterialmente, produce un orden social y poltico.

    Estas actividades nunca son superestructurales. Son la pro-

    duccin material necesaria e indispensable a p arid; de la cual

    es ,ible im ulsar un modo d'

    pariencia .

    Aqu, la importancia conferida a la materialidad del

    p roceso cultural es una correccin necesaria tanto del materia-

    lismo burgus, como de las variantes

    marxistas post-althusse-

    rianas. Pero tambin esta formulacin cae en un recluccionismo

    enganoso, en la medida

    en_ t

    len establece

    diferencias entre lo

    material y lo econmico. De hecho es una formulacin

    materia-

    s a, ri-1

    17icoffi

    aonco-matrialista.

    La ausencia de esta nece-

    saria distincin est contenida en la frase crucial, a p esar de su

    aparen temente escasa imp ortancia a travs de distintas for-

    mas, pero siempre m aterialmente : en la medida en que son

    justamente las ar t iculaciones

    especficas de estas distintas

    formas las ue ca racterizan los diferentes st

    -

    1 1 0

    precap i ta lis ta y despus

    capitalista

    r

    y_elsiguificado cam-

    bbnte

    de control de los

    mediaukpraduccin

    i

    ntelectua l

    . E n

    Englobar todo esto en una categora general de p roduc-

    cin material significa verdaderamente soslayar el problem a

    de

    las articulaciones econ micas, distintas y en vas de desa-

    rrollo, entre las diferentes formas de produccin ma terial.

    En un anlisis histrico-materialista de la produccin

    intelectual hay que diferenciar y evidenciar dos momentos

    distintos aunque relacionados entre

    s :

    a)

    La

    a cultura como fenmeno sup erest ructura] en

    rela-

    cin

    con las formas no-cul tura les de p roduccin mater ia l: es

    decir, por un lado la produccin ma terial dominante o hegem-

    nica pagada por la

    renta capitalista y,

    por el otro, la cultura

    mer-

    e

    os

    __ _

    II

    efecto, una prensa sometida ala censura), una prensa comercial

    libre son los dos medios materiales,

    p ero las diferencias eco-

    nmicas entre estas dos formas de control po ltico son p reci-

    samente lo que distin e a una forma ca itlita de una reca-

    t

    e lo que el p ropio W illiams describira como residuo.

    De la misma manera, la diferencia entre la estructura econmica

    del sistema echicativo pblico y la del sistema educativo privado

    constituye, dentro de la misma m aterialidad general, la base

    de la lucha po ltica en este sector.

    1

    s

    /entras la materialidad

    de la poltica, es decir, el alimentarse de todo el excedent

    a

    social de la produccin m aterial, es un fenmeno general, uni-

    ~atlas formas a t ravs de las

    cuales dicho

    xcedente es

    c

    extrado

    y distribuido y la relacin entre ese tipo de fotma

    econmica y esa forma politica son histricamente distintas y

    especficas.

    Anlogamente, mientras Williams lleva razn al reafir-

    mar la materialidad de todas las prcticas sociales, no puede

    decirse, desde un punto de vista econmico, que sea totalmen-

    te inconcebible separar la produccin y la industria de la

    produccin material de defensa , etc., cuando

    kaue frecuente

    mente se discute,

    al c

    o

    nsiderar las r laciones

    entre estas

    prc-

    ticas

    sociales distintas no es su materialidad, sino, al contrario,

    su articulacin econmica ue es si

    ativamente distinta:

    por ejemplo, la discrepancia entre las prcticas llevada a cabo

    por el cap ital privado para conseguir un beneficio, como la

    publicacin de un p eridico, y las llevadas a cabo por el Estado

    al margen de la directa produccin estatal de mercancas,

    como por ejemplo la RAI (Radiotelevisione Italiana) o el sistema

    educativo pblico.

    2 6

    7

  • 7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca

    6/7

    bordinada de la clase obrera o de la oposicin pagada p or los

    alarios. En este sentido, la produccin cultural y sus articula-

    iones con la esfera de la produccin m ater ia l impl ican una

    nterpre tacin especfica de lo que en

    La ideologa alemana

    ignifica

    el control

    de

    los medios de produccin intelectual ,

    es decir, e control ope rado a travs del pago directo de los pro-

    ductores de ideologa y del necesar io m a

    'ento de los

    n

    o o ca

    s e esta

    persp ectiva que hay que analizar el desarroll diacrnico de las

    necesidades histricamente determinadas de la clase obrera y

    el sostn prestado por ella a los intelectuales orgnicos y a

    instrumentos especficos de produccin cultural como los sindi-

    catos.

    b)

    La cultura- como p arte de la propia p roduccin

    ate-

    rial , directamente subordinada o por lo meno sest rechament

    r cionada,en Medida determinantes con

    Hollo del capital

    :

    Esto pertenece a la fase histrica ms reciente,

    es p arte del desarrollo del capitalisnio monopolista, es el fen-- -

    meno denomina do industrializacin de la cultura , pero vive

    tambin junto al otro tipo d e cultura y en situaciones esp ecfi-

    cas hay que analizar la relacin entre estos dos momentos o

    formas dentro de la totalidad de la produccin intelectual. .

    Se advierten aqu dos formas de p roduccin intelectu'al

    que se corresponden histricamente de forma distinta. Creo que

    en general est claro que Marx y Engels en

    La ideologa ale-

    mana,

    al reflexionar sobre el estadio de desarrollo del capitalismo

    de su poca, estudiaban el pago de los productores de ideologa,

    de los intelectuales, a travs de la ren ta cap italista. Este es el

    punto de vista al que se remite Raymond W illiams en el p asaje

    superestructurales re uieren

    e

    citado. Marx

    ente que las actividad.

    I

    intelectuales ue no son directamente roductivos, econmica

    m

    aterialmente, y cuyo coste de rep roduccin, por tanto, ebe

    ser extrado del mbito de la produccin ma terial. En rairdida

    en

    que en e capa smo eran os capitalistas quienes extraan

    este excedente, les corresponda a ellos redistribuirlo en las

    actividades superestruciurales ms de su agrado: y de esta

    - - - - f o rm a

    -

    podah

    -

    j irrpresiones econm icas directas sobre los

    productores de ideologas, sus siervos asalariados.

    La formacin de plus- trabajo que se produce corres-

    28

    po nde, por una p arte a la reduccin de trabaj y p or la otra a un

    cierto ocio (o trabajo no produ ctivo, en el mejor de los casos).

    Esto es evidente por lo que se renere al capiial como tal; pero es

    igualmente vlido respecto a las clases que mantiene: los pobres,

    los lacays, los siervos, etc., que viven del excedente de la

    produccin, en p ocas palabras, todas las cohortes

    je lbs

    corte-

    sanos, la parte de la clase servil que vive forzosamente no del

    capital , s ino de la renta (Marx, 1973b).

    Esta relacin econmica directa sigue siendo importante

    y no debe ser olvidada en el anlisis de los medios de comuni-

    cacin. Pero los desarrollos histricos concretos han llevado a

    una situacin en la que esa relacin, esos medios de c ontrol de

    la produccin intelectual se han vuelto secundarios respecto al

    control actualmente ejercido por el capital

    en

    el proceso de

    produccin de m ercancas. Sobre este desarrollo concreto, en

    Mi

    de aceleracin en la actual fase del capitalismo, p retendo

    ahor concentrar la a tencin.

    A pesar de llegar a conclusiones distintas en torno al

    significado del fenmeno, tanto los economistas burgueses

    como los marxistas estn de acuerdo sobre el hecho de que la

    tase actual dei desarrollo cap italista se caracteriza:

    iz)

    por una con centracin sin precedentes de los capita-

    les en todos los sectores clave de la tradicional produccin

    inxial y al mismo t iemp o por una creciente cada del margen

    de beneficio.,

    po r e l consiguiente problema de la valor izacin que

    impulsa excesivamente al capital a busca61iiiiWicTiiiiver-

    sin, y

    p or el concomitante desarrollo del llamado sector ter-

    ciario. caracterizado por la industrializacin de sectores orga-

    nizados hasta entonces de forma ms p rimit iva. o bien. como

    en el mbito del trabajo domstico, todava externos al mercado.

    Estas tendencias es tn invadiendo rpidamente todo e l

    sector culturar de los

    mass-media.

    Ello ha sido ampliamente

    documentado por Armand M attelart en su reciente l ibro

    Mult i -

    nacionales y sistemas de comunicacin: los aparatos ideol-

    gicos deLimperialismay,- en-Francia,

    por A .. Huet-y otros-en la

    antologa

    Capitalisme et industries culturelles.

    Lo que pretendo

    hacer aqu, pues, es slo indicar algunos aspectos clave y algunos

    ejemplos de esta tendencia.

    29

  • 7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca

    7/7

    riza:

    ional y por

    em resas

    La absorcin de la esfera

    universo e a roduccin de merca c

    or una cr

    la consiguiente entrada de las

    ---e torialesInacionales-7en

    emisoras de radiotelevisin p rivadas. Esta com petencia l leva

    tambin a la creciente p enetracin de los productos internacio-

    nales, sobre todo anglosajones, en los mercados nacionales de

    los

    mass-media;

    por una lucha encarnizada, en el mbito de la produc-

    cin cultural, que abarca la organizacin del t rabajo y de los

    procesos p roductivos en el intento del ca ital de incrementar la

    eroductividad en un sector que se resiste notoriamente a seme-

    jantes intentos. Esta lucha ha revestido especial importancia,

    en los ltimos tiempos, en la industria de la prensa diaria;

    or el creciente sistente intento de abrir

    nuevos

    mercados con objeto de absorber el cap ital en exceso. El ejemplo

    ms o bvio, en es te sent ido, es t const i tuido p or la creciente

    presin ejercida en toda Eui

    .

    opa occidental para privatizar los

    organismos pblicos de radiotelevisin (las actuales perip ecias

    i talianas son una confirmacin ejemp lar) , y

    por los esfuerzos para abrir nuevos mercados tanto

    en el

    har ware com o en e l~r

    ultural, introduciendo

    filivas tecnologas, como la televisin po r cable, los satlites,

    el teletexto, etc. Dado el enorme im porte de las inversiones

    infraestructurales que dichos esfuerzos imp lican

    y

    el rendi-

    miento relativamente bajo de dichas inversiones, estas opera-

    ciones im l ican est rechas alianzas entre ca i tal r imado

    Estado en el intento de descar ar los costes del sistema de

    tribucin sobre el contribuvente

    t

    znientras el capital /privado

    hard re

    de onsiiwInte.

    m o la

    e) Tercer Mund o, sino tambin en el m eollo del capitalismo

    Europa occidental , en mi opinin estn muy, claras.

    Mientras el anlisis marxista

    siga concentrndose en

    los contenidos ideolgicos de los

    mass-media,

    ser dificil elabo-

    -rar estrategias polticas coheren

    fe

    18sdiaruca --

    reales subyacentes

    si universo cultural, que es regulado estable

    y progresivamente por la lgica de la produccin global de

    mercancias.

    terminales, y de un mercado de

    software,

    como el de

    la Pay-tv

    (televisin de p ago).

    El p leno desarrollo de esta tendencia hacia nuevas tec-

    no as ha estado indudablemente frenado en gran medida

    por la recesin actual de las economas occidentales, pero las

    imp licciones a largo p lazo de todas estas tendencias, respecto

    a as culturas naciona es y a a erta

    e e x p

    resin no slo en

    30

    31