Fundamentos para la Psicocinética y Psicodinamia de la Transferencia de Memes

Efectores/Condicionantes, o Procesos de Aprendizaje Condicionado. Bases para un Modelo de Ingeniería Psico-Social de la

Conducta

Índice

I

Concepto y Definición de Memes Efectores/Condicionantes o “Fármaco-Memes

(FMs)”. El Principio Fundamental de Analogía o

Paralelismo Psicofísico aplicado a la administración de “FMs”

II

Bases de la Farmacocinética y la Farmacodinamia

III

Su “traslación” a la “Esfera Memética”: Psicocinética y Psicodinámica de los Fármaco-Memes: La Teoría Conductista y las Leyes del

Condicionamiento cual cimientos para la “Fármaco-Memética”

IV

Conclusiones y Reflexión: La larga, fascinante, audaz y cruel Historia del Conductismo o

Ciencia Psicológica de la Conducta, desde los rituales de los “Chamanes caníbales de

Atapuerca” hasta los “memes de Dawkins” y la “Ingeniería Social”, pasando por las Leyes de Asociación Perceptiva por Contigüidad de Aristóteles, las “mazmorras-sótanos” de la

Condesa Báthory, las investigaciones de Fechner y Weber, los perros de Pavlov, las cobayas de

varias especies de Skinner, el “Monster Experiment” del Dr. Wendell Johnson y su joven estudiante Mary Tudor, así como otros de similar factura: Un breve y personal viaje a través de la

crónica “gótica”, es decir, a la par luminosa y ocuramente despiadada, de los ingentes y

difíciles esfuerzos de nuestro Cerebro Consciente por descifrarse a sí mismo...

V

Dedicatoria y Agradecimientos

VI

Bibliografía y Referencias

I

Concepto y Definición de Memes Efectores/Condicionantes o “Fármaco-Memes

(FMs)”. El Principio Fundamental de Analogía o Paralelismo Psicofísico aplicado a la

administración de “FMs”

En el contexto de la Teoría del Meme del Dr. Richard Dawkins, así como en el de mi propio Modelo de Transferencia de Información para los Sistemas Psicofísicos o Psicobiológicos en Red, definimos cual Meme Efector/Condicionante, Droga/Fármaco Informacional o “Fármaco-Meme (FM)” a cualquier complejo o sistema de códigos traducibles/ejecutables de información capaces de generar un efecto o condicionamiento mental o psicodinámico específico, susceptible a su vez de producir un cambio o nueva pauta de conducta en un cerebro perceptor sensible.

Según nuestro Principio Fundamental de Analogía o Paralelismo Psicofísico los equivalentes físico-químicos o bioquímicos de los Fármaco-Memes (FMs) serían – naturalmente – los fármacos o drogas.

Tal cual ya se expuso en [18], los principios y leyes básicos de la Absorción y Adsorción de Memes o contenidos informáticos procesables/ejecutables y el de sustancias químicas, al igual que las respuestas epigenéticas y genéticas a la asimilación de diversos estímulos ambientales tanto físicos como químicos en el seno de una Red Evolucionaria Abierta Procesadora de Información, se mostrarían profundamente análogos. Por consiguiente, la Farmacocinética y Farmacodinamia que describen los procesos interactivos de los fármacos o drogas ingresadas en el organismo – fenómenos objeto del estudio de la Farmacología –, constituirían el “correlato” mecanístico-físico a utilizar como patrón en primera aproximación para nuestro análisis de la “Fármaco-

Memética” de los “FMs”.

Así, pasemos a resumir o recordar los cimientos de la Farmacología del modo más sencillo posible, antes de proceder a “traducir” los mismos al “plano psicológico-neuromemético” o “neuro-cultural”.

II

Bases de la Farmacocinética y la Farmacodinamia

II.1

Definiciones Farmacológicas Elementales

• Farmacocinética: Especialidad que estudia la evolución o cambio temporal de las

concentraciones de los fármacos o drogas en el organismo, desarrollando así modelos con el fin de interpretar estos datos empíricos y de esta forma predecir o evaluar la acción terapéutica o tóxica de un fármaco; Objetivo Primario: Establecer relaciones Dosis-Concentración.

• Farmacodinamia: Especialidad que estudia los mecanismos de interacción entre los fármacos o drogas y los efectos bioquímicos/fisiológicos que los mismos provocan en el organismo; Objetivo Primario: Establecer relaciones Concentración-Efecto.

• Biofarmacia o Biofarmacología: Rama de la Farmacología que se centra en analizar la influencia de la modalidad de elaboración y administración de un fármaco (“forma farmacéutica”) y las consecuencias farmacocinéticas y farmacodinámicas de su uso bajo dicha “forma” (Biodisponibilidad y Efecto);

Objetivo Primario: Relación “Forma Farmacéutica”-Biodisponibilidad/Efecto.

II.2

Farmacocinética

Todo fármaco o droga tan sólo será efectivo si alcanza una concentración óptima sobre su tejido celular-diana. La administración de la sustancia podrá ser local – cuando su acción se aplica de manera directa en la zona o lugar del organismo donde se administra –, o sistémica – en el caso de que ingrese por vía del torrente sanguíneo o circulatorio – .

La concentración del fármaco en el seno de la red orgánica depende de su Disposición, resultando esta de la integración de sus factores de Distribución y

Eliminación; Los primeros vienen determinados por los procesos de Liberación, Absorción y Distribución o Reparto propiamente dichos; Los segundos por los de Metabolismo y Eliminación; Por tanto, el curso temporal de la concentración es función en general de cinco variables: Liberación, Absorción, Distribución, Eliminación. Esto se denomina “Sistema o Proceso Fundamental LADME de la Farmacocinética”.

Podemos sintetizarlo al máximo mediante este sencillo esquema:

(Fig. 1)

O, con algunos mayores detalles, utilizando estos otros alternativos:

(Fig. 2)

(Fig. 3)

Del estudio analítico lo más detallado posible de las variantes de estos factores en razón a los rasgos antropométricos y condiciones fisiopatológicas del paciente o sujeto receptor del fármaco se deducirá la elección de las vías de administración, forma farmacéutica, dosis e intervalo de dosificación idóneos que definirán el tratamiento personalizado para dicho individuo.

Sin embargo, las evidencias tanto clínicas in vivo como in vitro o de laboratorio, demuestran que – a pesar de tan elevada variabilidad – los mecanismos cinéticos del Sistema o Proceso LADME se reducen en general a tres tipologías diferenciadas:

Cinética de Orden Cero

Descripción

Velocidad Vdel Proceso Uniforme = La Variación o Disminución de la Concentración en Tejidos Diana

del Fármaco con el Tiempo es Constante a lo largo de todo el Proceso LADME; La Concentración C

disminuye linealmente con el tiempo desde su valor inicial dado por la Dosis Liberada Efectiva, C0, hasta

su eliminación total

Expresión Matemática

V = – dC/dt = K

C(t) = C0 – K t

(Ecs. 1)

Representación Gráfica

(Fig. 4)

[A] = C; [A]0 = C0

Cinética de Orden Uno

Descripción

La Velocidad V del proceso de caída de concentraciones es directamente proporcional a la Concentración existente en cada instante: Mengua

rápidamente al principio y cada vez más lentamente; La Concentración decrece en relación exponencial respecto al tiempo desde su dosis efectiva liberada inicial hasta hacerse ínfima (asintótica con el eje horizontal de tiempos). O, lo que es lo mismo, se

reduce linealmente con el tiempo a escala logarítmica natural o neperiana; Propia de

mecanismos o procesos pasivos

Expresión Matemática

V = – dC/dt = K C

C(t) = C0 e – K t

LnC = LnC0 – K t

(Ecs. 2)

Representación Gráfica

(Fig. 5)

Cinética de Orden Mixto o de Michaelis-Menten

Descripción

La Velocidad de Decrecimiento de la Concentración con el tiempo se ajusta a un patrón enzimático o

propio de la mayor parte de los catalizadores biológicos, característico de procesos o mecanismos activos: Si la concentración o dosis liberada efectiva es muy alta (C muy grande frente a la Constante de

Michaelis-Menten KM) el Sistema se satura, operando bajo una Cinética de Orden 0 a Velocidad Máxima

Uniforme Vmáx; Pero si tal concentración resulta muy baja respecto a dicha constante seguirá una Cinética de Primer Orden; En caso de magnitudes intermedias de concentración, trabajará en un régimen cinético

de orden mixto o “combinado”

Expresión Matemática

V = – dC/dt = Vmáx C / (KM + C)

(Ecs. 3)

Representación Gráfica

(Fig. 6)

[S] = C

Observemos que en esta última opción, si las Concentraciones son del orden de la Constante Cinética del Sistema, la Velocidad tiende a la mitad de su valor máximo de saturación. Por ello y asimismo debido a lo antes explicado, 1/KM mide la “afinidad relativa” o “especificidad” del agente activador o catalizador por el fármaco o sustrato: Cuando la afinidad es muy pequeña, hacen faltas dosis de concentraciones enormes para saturar el Sistema; En

contraste, si la especificidad es elevada, bastan dosis o concentraciones correspondientemente inferiores o diluídas para lograr el mismo fenómeno.

Ejemplos-Tipo

Cinéticas de Orden Cero

El “paso lento” o determinante del control cinético es la liberación inicial del fármaco, ya que luego la velocidad del mecanismo no varía durante el proceso:

• Perfusiones Intravenosas, como la de Vancomicina

• Cesión sostenida del fármaco (cuales sistemas matriciales u osmóticos), por ejemplo el

Nifedipino suministrado para tratar las anginas estables o crónicas

• Administración de anestésicos generales por vía inhalatoria para mantener la anestesia o narcosis

(Ejemplo: El Halotano)

• En parches transdérmicos (Ej: fentanilo u otros opioides semejantes)

• Eliminación metabólica del alcohol ingerido a través del consumo de bebidas en las concentraciones o graduaciones habituales: El tiempo de eliminación – y con ello los efectos de la embriaguez – son directamente proporcionales a la concentración o dosis ingresada, pero asimismo disminuyen con la capacidad o inverso de la Constante Cinética a la que ocurre el proceso – mayor en hombres que en mujeres en general por razones enzimáticas y a su vez variables individual y circunstancialmente dentro de ciertos rangos-límite –, y asimimismo se acortan si el volumen corporal o circulatorio aumenta (inferior concentración inicial para igual cantidad o dosis).

Cinéticas de Orden Uno

Asociada a procesos pasivos, caracterizados por:

• Liberación y Absorción Espontáneas o Pasivas• Distribución en sectores acuosos

• Filtración glomerular• Reabsorción tubular igualmente pasiva

• Difusión pasiva a nivel biliar

Cinéticas de Orden Mixto o Tipo Michaelis-Menten

Ligadas a procesos activos. En estos, se cumplen de ordinario varias de estas condiciones:

• Absorción Activa: El fármaco o droga necesita un transportador activo para su absorción. Ejemplos:

metrotexato, baclofeno

• Secreción Tubular Activa: El fármaco también requiere de un transportador para ser secretado a

la luz tubular renal. (Ej: Penicilinas)• Metabolismo: En la mayoría de los casos, las

enzimas encargadas de metabolizar el fármaco no llegan a saturarse (esta etapa se aproxima a

Cinética de Orden Uno), si bien hay excepciones en las que ocurre lo contrario y el mecanismo es acusadamente saturable o “estrictamente Mixto o

de Michaelis-Menten” (como con la fenitoína, fluvoxamina, fluoxetina y ácido salicílico,

componente activo de la famosa “aspirina”)• Secreción activa predominantemente biliar (Ej:

Griseofulvina)

Pautas Cinéticas Preponderantes en Farmacología

Por lo general, los fármacos más usuales y comunes suelen ajustarse a una Cinética de Orden Uno, a causa de que esta es la más habitual en los mecanismos de los procesos LADME. Tal cual ya se apuntó, las excepciones más importantes en fase de absorción son el metrotexato, el baclofeno y otros así llamados “fármacos pirata”; Y, en términos metabólicos, la fenitoína, las anfetaminas y el ácido

salicílico (salicilatos) o los barbitúricos (barbituratos), junto a otros ácidos/bases débiles orgánicos semejantes.

Por otro lado, cuando una etapa del mecanismo cinético es más lenta que otra posterior, el Orden del proceso queda fijado por el primero (“Ley del Paso Determinante” o “Efecto Cuello de Botella”): De modo que si – por ejemplo – una droga o fármaco se absorbe más pausadamente de lo que se metaboliza, su orden cinético de metabolización será equivalente en la práctica al de absorción.

Un modelo farmacocinético que se aproxima al Orden Uno es Lineal. Afortunadamente, esto es lo que acontece con el mayor número de ellos, lo que nos permite calcular con facilidad la dosis precisa para conseguir la concentración plasmática óptima deseada para lograr su máximo efecto, dado que en este régimen el Área comprendida bajo la curva de Concentración Plasmática frente al Tiempo (Área

AUC) es directamente proporcional a la dosis suministrada.

Obteniéndose entonces perfiles farmacocinéticos AUC de este trazado:

(Fig. 7)

Como era de esperar, se observa en general un aumento inicialmente suave de los niveles de

concentración en plasma – mientras operan los procesos de liberación y comienza la absorción circulatoria del fármaco –, los cuales más tarde suben mucho más velozmente hacia su pico máximo al completarse la absorción sanguínea del mismo, seguido de un descenso asimétrico más variable y lento o paulatino a medida que la droga o fármaco es distribuído, metabolizado y excretado o eliminado (perfil de “campana asimétrica”). En ellas, AUC corresponde al área rayada del gráfico, Cmáx al valor de Concentración Máxima en Plasma y Tmáx

representa el tiempo necesario para alcanzarla. Además, el punto de coordenadas (t0, C0) determinado por el extremo izquierdo donde la curva cambia de pendiente de crecimiento positivo o inflexiona nos marca el Periodo y Concentración Mínima de Latencia del fármaco, el intervalo horizontal desde este al otro punto a tiempo tf donde vuelve a cambiar para iniciar una caída más suave a la derecha – es decir, (tf – t0) – nos marca la Duración del Efecto TE de la droga, y – por tanto – la

coordenada vertical de este último Cf sobre la curva la Concentración Mínima o Final Efectiva, CME. El límite superior o “techo” del recorrido vertical de la curva o función – situado por lo común entre un 10 y un 25% por encima de la cima o máximo de la misma –, nos señala la Concentración Mínima Tóxica o Umbral de Toxicidad CMT, testado experimental o clínicamente. La distancia vertical (Ctox – Cf) nos cuantifica por ende el Rango Terapéutico o Intensidad de Efecto IE administrable.

Visualicemos todo ello a través de esta segunda versión más detallada de la misma clase de curvas:

(Fig. 8)

Para farmacocinéticas lineales – según ya se apuntó – los valores de AUC y las Dosis suministradas son linealmente proporcionados. Y, por tanto, muy fáciles de calibrar. No obstante, incluso para aquellos procesos en los cuales la cinética no se aproxima estrictamente a la linealidad, es de ordinario factible diferenciar “tramos cuasi-lineales” en el mecanismo LADME, lo que sigue permitiendo conseguir un calibrado razonable de la relación entre las curvas de

concentración o su AUC y la Dosis, el objetivo primordial de la Farmacocinética.

Así por ejemplo, una droga como la fenitoína o difenilhidantoína – habitual en el tratamiento de las convulsiones epilépticas, ya que bloquea los canales de sodio reduciendo de este modo la conductividad electroquímica entre las neuronas –, y cuya enorme capacidad de saturación enzimática le impide acercarse al modelo lineal en las etapas de metabolismo y eliminación, seguirá una pauta cinética de bajada decreciente en sus tasas de concentración frente a tiempo muy “suavizada”, mucho más pausada y “tendente” a la “cuasi-horizontalidad” durante tales etapas finales de su tránsito por el organismo. Por ello, si por ejemplo doblamos la Dosis administrada al mismo paciente, la Concentración Máxima y su AUC no se multiplicarán por dos o en igual proporción, sino más allá de ella. Esto se debe a que entonces su Constante Cinética de Eliminación K en la Ec.2 se tornará inferior (K'<K) a

causa del fenómeno enzimático citado; En contraste, si mutiplicamos por n la Dosis de cualquier fármaco de cinética lineal o de Orden 1 – cual el ácido valproico o valproato sódico, también común en los tratamientos contra los ataques epilépticos y el desorden bipolar –, la Concentración Plasmática Máxima y el valor de AUC resultarán multiplicados por el mismo número: Esta es la gran diferencia entre los procesos farmacocinéticos linealizables y los no-lineales; Los primeros mantienen constantes los parámetros cinéticos fundamentales al ser de índole pasiva o espontánea, mientras que, con los segundos, de naturaleza activa, si variamos la dosis se modifican a su vez tales parámetros.

Pese a esta obvia dificultad, puesto que en la mayor parte de las ocasiones los “fármacos no-lineales” sí se comportan de modo “aproximadamente lineal” en las cinéticas de los restantes pasos del proceso LADME – como en las fases de liberación, absorción y distribución la propia fenitoína citada –, podemos

distinguir casi siempre dos tramos linealizables o lineales directamente sobre los gráficos, o a lo sumo tres, accediendo así al calibrado farmacocinético práctico con relativa sencillez, teniendo en cuenta los recursos de toma de datos, modelado y graficado computerizados actuales.

Asi, por ejemplo, las curvas características de Caída Concentración-Tiempo y la de Calibrado AUC-Dosis de la Fenitoína son de la forma:

(Fig. 9)

Donde se hace patente lo que queremos decir.

Semividas o Vidas Medias de los Fármacos

Otro parámetro farmacocinético fundamental además de los anteriormente definidos es la Semivida

o Vida Media de un Fármaco o Droga, t1/2. Se denomina así al tiempo necesario para que la concentración plasmática de un fármaco se reduzca a la mitad de su valor efectivo inicial (C0/2).

Semividas para Cinéticas de Orden Cero

Aplicando la condición en la Ec.1:

C0/2 = C0 – K t1/2

De lo cual se deduce de inmediato que:

t1/2 = C0/2K

(Ec. 4)

Por consiguiente, en este tipo de procesos LADME la Semivida del Fármaco es directamente proporcional a la Concentración Inicial y por ello también a la Dosis administrada, e inversamente proporcional a la

Constante Cinética o Ritmo de Eliminación específico del mismo en un sujeto dado.

Naturalmente, el Tiempo de Eliminación será el doble del valor cuantificado por (4).

Semivida para Cinéticas de Orden Uno

De nuevo sin más que imponer la definición en la correspondiente Ec.2:

Ln(C0/2) = Ln(C0) – K t1/2

Inferimos enseguida:

t1/2 = Ln2/K

(Ec. 5)

A diferencia del Caso-Tipo anterior, es independiente

de la concentración o dosis efectiva liberada inicialmente, y tan sólo inversamente proporcional a la Constante Cinética o Ritmo de Eliminación. Según el mismo razonamiento elemental, los Tiempos de Eliminación total vendrán dados por aproximación o extrapolación al límite a partir del descenso exponencial asintótico con el eje horizontal de tiempos de las concentraciones, al no poder ser determinados de modo definido según (5) a causa de las propiedades de los logaritmos y sus funciones inversas exponenciales.

Semivida para Cinéticas de Michaelis-Menten

No puede estimarse, pues su valor dependería de las concentraciones plasmáticas en cada instante y el nivel de afinidad enzima-sustrato de las reacciones de metabolización/eliminación.

En cambio, en las farmacocinéticas lineales o de Orden 1, la Semivida del fármaco o droga es

independiente de la Concentración Inicial y por ello de la Dosis, e inversamente proporcional a la Constante de Eliminación, cual acabamos de concretar.

Esta última es la situación preponderante en la mayoría de los casos en Farmacología.

La localización de estos Periodos de Semivida o Vidas Medias en las Curvas Cinéticas Concentración Plasmática frente a Tiempo corresponde a:

(Fig. 10)

Biodisponibilidad

Se define como la fracción o porcentaje de la Dosis del fármaco que llega inalterada al sistema circulatorio general, así como la velocidad a la que dicha fracción es absorbida.

Biodisponibilidad en magnitud

Cantidad de dosis aprovechable o potencialmente útil , es decir, capaz de producir efecto (primer criterio de la definición).

Siendo D la dosis total suministrada en unidades de masa, VD el Volumen Plasmático o de Distribución del consumidor, C0 la Concentración Inicial correspondiente a dicha dosis en unidades de masa/volumen, y f dicha fracción de biodisponibilidad en magnitud, es evidente que:

Dosis Absorbida o Biodisponible = Dabs = f D = f C0 VD

(Ec. 6)

La estimación de f se lleva a cabo empíricamente, comparando los valores promedios de AUC dados por la Curva de Concentraciones Plasmáticas vs Tiempo obtenidas cuando se administra el fármaco por cualquier vía extravascular (ev) y cuando se hace por vía intravascular (iv), en cuyo caso se considera que la biodisponibilidad en magnitud es máxima o igual a 1 (100%). Por tanto, se emplea la vía iv para calcular la Biodisponibilidad Absoluta, hallando su equivalente a la AUC en razón al patrón de la Recta o Curva de Calibrado AUC-Dosis bajo estas condiciones; Si no es posible hacer ingresar la droga por vía intravascular, se suministra el patrón por la misma vía extravascular que la dosis de fármaco activo estudiada, pudiendo tan sólo así aproximar datos de Biodisponibilidad Relativa.

En general, por ello:

f = AUCev/AUCiv

(Ec. 7)

Biodisponibilidad en Velocidad

Se determina a modo de un parámetro directamente proporcional a la Concentración Plasmática Máxima alcanzada Cmáx, e inversamente proporcional al Tiempo Máximo que se tarda en llegar a dicho máximo, Tmáx. (Segundo criterio de la definición). Ambos medidos sobre las curvas como las de la Fig. 8, lógicamente.

Así pues, en la administración extravasal, la AUC cuantifica la cantidad de fármaco que se ha incorporado de modo inalterado en el medio interno

del organismo; Por otro lado, la AUC será idéntica para el mismo fármaco en todas sus formas farmacéuticas, siempre que supongamos absorción completa o bien partamos de dosis absorbidas equivalentes calculando la fracción de biodisponibilidad en magnitud f en cada modalidad de administración; Sin embargo, aun haciendo equivaler o “corrigiendo” las dosis biodisponibles o potencialmente efectoras equivalentes de esta manera, las correspondientes Curvas Cinéticas de Concentración Plasmática vs Tiempo – si bien conservando constantes sus AUC – serán tanto más bajas y “dispersas”, anchas de base o “chatas” cuanto más lenta resulte la etapa de absorción (de forma variable entre las diferentes formas farmacéuticas de suministro extravascular), y tanto más “altas” y “esbeltas” o “menos dispersas o anchas” a medida que tal fase sea más rápida. Mostrando, en particular, la curva por vía intravenosa un perfil descendente de eliminación en exclusiva, sin periodo latente y ascendente inicial, además de exhibir un “pico” de

concentración “máximo absoluto”, si es que esta opción intravascular es factible; Por el contrario, el paso de eliminación (región extrapolable final a la derecha de las curvas) no cambiará o tenderá a superponerse en todas ellas, ya que depende sustancialmente de las características moleculares del fármaco y no de su vía de administración.

Esto se conoce por Función de Bateman y podemos visualizarlo así:

(Fig. 11)

O sea, que aún “corrigiendo” o “reajustando” las Dosis para hacerlas equivaler en biodisponibilidad en magnitud, su biodisponibilidad en velocidad cambia, pues es dependiente de manera intrínseca de la forma farmacéutica en que se suministra un mismo fármaco a un mismo sujeto.

Se define a dos fármacos o formas farmacéuticas del mismo como bioequivalentes, si ambos presentan idéntica biodisponibilidad.

Volumen de Distribución, VD

Aunque su significado ya quedó implícito en la exposición anterior, su definición precisa es la siguiente:

Volumen teórico de agua corporal en la que se disuelve el fármaco.

En términos matemáticos:

VD = D/C0

(Ec. 8)

Cuantifica las propiedades de mayor o menor capacidad de distribucíón de una misma masa de un fármaco o droga concreto. Por ejemplo, es patente que una molécula hidrosoluble se distribuirá con mayor facilidad que otra liposoluble, para iguales cantidades de específico, al requerir mucho mayor volumen acuoso disolvente. Bioestadísticamente, se demuestra que es aproximadamente uniforme o poco variante para cada fármaco y especie, así como casi estrictamente uniforme para un grupo de población definido.

Su importancia farmacocinética es crucial, puesto que relaciona cuantitativamente la cantidad de fármaco o droga que circula por el organismo en un

instante dado con la concentración plasmática en tal momento, lo cual hace posible calcular la dosis a administrar necesaria para alcanzar la concentración plasmática deseada: Por ejemplo, la “Dosis de Choque” exigida para detener un proceso infeccioso emergente.

Aclaramiento de un Fármaco, Cl

Es el Volumen de plasma que es depurado o liberado de la presencia del fármaco por unidad de tiempo tras su paso por los principales órganos eliminadores o excretores (riñón, hígado). Por ende, su índice total o “Aclaramiento Plasmático” es la suma de los “Aclaramientos Renal” y “Hepático”:

Cl(plasma) = Cl(renal) + Cl(hepático)

(Ec. 9)

Existen otras canales de “aclaramiento” orgánico, tales cuales lágrimas, glándulas sudoríparas y poros de la piel... Pero su aporte es de orden mucho más reducido bajo condiciones metabólicas y fisiológicas estándar o habituales, y no se tendrán en cuenta.

Considerando una rapidez o frecuencia de administración de dosis sucesivas determinada, Cl es el único parámetro que permite estimar o medir la Concentración en Estado Estacionario o de Equilibrio del Fármaco a lo largo de un tratamiento (Cee). Algo esencial para establecer la Posología o cantidades y frecuencias idóneas de una serie de dosis a administrar durante el mismo.

Lo que nos prescriben las recetas y recomiendan los prospectos, vaya...

Y el objetivo a desarrollar bajo el siguiente epígrafe.

Posología

Es el análisis que permite fijar la dosis e intervalos de dosificación para la administración de un fármaco.

Su fin es conseguir una concentración plasmática en estado de equilibrio estacionario (Cee) dentro del Rango Terapéutico de una droga o fármaco en particular.

Dicho régimen de dosificación múltiple parte del conocimiento analítico de los parámetros farmacocinéticos antes definidos, hallados empíricamente: Concentración Mínima Eficaz, Concentración Mínima Tóxica, Aclaramiento, Volumen de Distribución, Dosis Inicial en función de este último.Asimismo, el cálculo del Aclaramiento hará posible establecer la Dosis de Mantenimiento, equivalente a la Concentración de Equilibrio Estacionario, según:

DM = Cee VD

(Ec. 10)

La administración de dosis sucesivas de un fármaco implica un progresivo crecimiento de las concentraciones medias plasmáticas hasta producir un Estado de Equilibrio Estacionario entre absorción y eliminación: Si la cinética del proceso LADME es aproximada al Orden Lineal – como acontece en la mayoría de los casos – la cantidad de fármaco eliminada en cada intervalo posológico o tiempo entre dos administraciones sucesivas ha de ser entonces igual a la dosis suministrada en cada una de ellas.

Se puede demostrar matemáticamente mediante las ecuaciones cinéticas apropiadas – lo que se omitirá por no aportar nada conceptual o prácticamente significativo –, que el estado o régimen de Equilibrio

Estacionario descrito se logrará para una Cee dada por la fórmula:

Cee = f C0 VD/Cl τ = f D/Cl τ

(Ec. 11)

Siendo f la fracción de biodisponibilidad en magnitud relativa, D la Dosis, Cl el factor de Aclaramiento y τ el Intervalo de Dosificación.

Al cociente D/τ se le denomina Velocidad de Dosificación, habitualmente “corregida” por el parámetro o fracción de absorción efectiva o biodisponibilidad en magnitud, y simbolizada por F, midiendo entonces la Velocidad de Dosificación Efectiva (de “fast” = “rápido”, en inglés).

Se cumplirá por ello:

Cee = F/Cl

(Ec. 12)

Naturalmente, Cee ha de ser un valor promediado entre las sucesivas oscilaciones de amplitudes máximas (picos) y mínimas (valles) de las concentraciones plasmáticas a lo largo del tratamiento, y en todo caso comprendida entre la Concentración Mínima Efectiva CME y la Concentración Mínima Tóxica CMT o CT, tal como muestra la gráfica:

(Fig. 12)

O, con superiores detalles:

(Fig. 13)

Tal cual se indica en los comentarios impresos en el último gráfico, los resultados generales de estas analíticas prueban que:

• El Equilibrio Dinámico Estacionario se establece en torno a una media de cuatro Semividas del fármaco . Dicho tiempo es – si la Cinética predominante se ajusta al Orden Uno o Lineal – independiente de la Dosis.

• Las Concentraciones en Equilibrio Estacionario Cee (curva promedio entre las oscilaciones), son proporcionadas al intervalo dosis-dosificación.

• Dichas Concentraciones Cee resultan también directamente proporcionales al “Factor de Velocidad de Dosificación Efectiva” F e inversamente proporcionales al ritmo de eliminación o “Aclaramiento” del fármaco, Cl.

• Las oscilaciones o fluctuaciones presentan por su lado también una frecuencia directa proporcional con el intervalo entre dosis-vida media.

• Estas fluctuaciones son amortiguadas en amplitud cuando la etapa de absorción es lenta y, por ello, cambian según la vía de administración o “forma farmacéutica” aplicada para un mismo fármaco y grupo de población tratado.

II.3

Farmacodinamia

Como se definió al principio de este trabajo, la Faramacodinamia estudia los mecanismos biomoleculares de acción de la droga o fármaco sobre sus órganos, tejidos o en definitiva células-diana, correlacionando estos con la biodisponibilidad y el efecto del mismo. Su objeto principal es – por consiguiente – establecer las relaciones dosis-efecto de estas sustancias.

Antes de entrar a describir los fundamentos de la misma, conviene puntualizar o repasar ciertos conceptos básicos:

• Receptor: Sitio activo de una macromolécula

celular – por lo habitual situado en una zona o zonas determinadas de su membrana exterior, las estructuras membranosas internas que recubren y conectan entre sí sus orgánulos internos en general o de la nuclear muy en particular –. Este “punto de anclaje” se une a la molécula de la forma activa del fármaco para ejercer su acción. Tal unión se produce mediante enlaces químicos débiles y por ello reversibles.

• Unión Específica: La unión fármaco-receptor que acabamos de indicar es altamente específica; Hasta el punto de que pequeños cambios en la estructura de la droga pueden generar fuertes alteraciones en su efecto.

• Relación Efecto Farmacológico-Unión Específica con el Receptor: El efecto de la droga o fármaco tan sólo ocurre tras la formación de los enlaces débiles que constituyen la unión selectiva descrita. Esta se establece o culmina en la mayor parte de los casos a nivel de membrana, pero también a veces en el interior de la célula

(membrana nuclear o la que recubra otro orgánulo concreto).

Podemos esquematizar las distintas formas o mecanismos más relevantes a través de los cuales se produce la unión específica o selectiva fármaco-receptor de la siguiente manera:

(Fig. 14)

Así, considerando estos tipos de receptores selectivos de izquierda a derecha, encontramos:

1) Receptores de Mecanismo Enzimático: La molécula del fármaco – actuando a modo de sustrato – se une por un sitio específico con el centro activo del receptor, que se comporta cual un catalizador de superficie (encaje modelo “llave-cerradura” o “guante-mano”). El complejo activado resultante introduce a la droga en el medio celular/citoplasma, o en el mismo espacio intermembranoso según las opciones, donde lo libera destruyendo los enlaces débiles de la unión y recuperándose operativo para volver a desarrollar su función. La molécula libre del fármaco ejerce su efecto en la zona de descarga. Ejemplo: Tratamiento con insulina.

2) Canales Iónicos: La formación de una o varias subunidades de complejos-ligando

impulsa la entrada y/o salida de iones o pares de iones acoplados determinadas (“bombas iónicas”) que modifican el potencial de membrana. El canal se torna así permeable permitiendo el tránsito de la molécula del fármaco al medio interno de la célula. Una vez finalizado el proceso, el potencial de equilibrio por variación de flujo iónico en sentido inverso se reestablece, volviendo la “compuerta” a cerrarse (canal impermeable a la molécula de la droga). Si el enlace ligando se reestablece, el mecanismo de apertura se inicia otra vez. Ejemplo: Anestésicos de alcance local.

3) Receptores acoplados a Proteínas-G: Estas proteínas pueden ser intermembranosas heterotriméricas cuaternarias, es decir, configuradas por la combinación de tres subunidades terciarias (α, β, γ), llamadas asimismo “complejas”. Las cuales se hallan ancladas a las membranas externa o internas

de la célula, y atravesándolas varias veces desde fuera hacia dentro, pero no fijas o integrales en la misma; O también las hay monoméricas (una sola unidad de estructura terciaria), en cuya variedad están libres en el citoplasma (citosol en concreto). Tanto las unas como las otras se encuentran asociadas al nucleótido intercambiador energético de Guanina-Trifosfato (GTP) –, y juegan el rol de transductores de señales o estímulos: Se asocian al fármaco o molécula estimulante en general a través de receptores moleculares muy específicos (aminas biógenas, eicosanoides y otras), ligados a ellas (GPCRs). Estos, a su vez, envían dicha señal de acoplamiento o cambio de conformación a lípidos, hormonas, aminoácidos GABA y otros muy diferentes tipos de péptidos y ligandos proteicos y heteroproteicos más o menos complejos. Este mecanismo transductor activa en sucesión a Efectores determinados,

asimismo específicos o regulados por cada GPCR en concreto. Los Efectores controlados por GPCRs pueden ser enzimas como la adenil-ciclasa, fosfolipasa C y fosfo-diesterasas, entre otras, o bien canales iónicos selectivos para Ca+2 y K+. La alteración, modulación, amplificación o represión de la actividad de estos efectores constituyen de hecho el efecto real de la droga suministrada, no ella por sí misma, porque en esta modalidad su concentración efectiva o unida al receptor opera en rigor a modo de señal desencadenante de la cascada reactiva a nivel de la célula-diana. En virtud del elevado número y variedad altamente especializada de estos GPCRs su importancia fisiológica y farmacológica y toxicológica es inmensa: En torno a la mitad de los fármacos y drogas no-antibióticos existentes van dirigidos a un Receptor vinculado a Proteínas-G, y ellas mismas son los productos de biosíntesis

ribosómica o traducción de la tercera familia de genes ejecutables o exónicos del genoma humano. Todo este enorme grupo de heteroproteínas integra en su estructura terciaria monomérica o cuaternaria trimérica compleja al nucleótido GTP; Al activarse por la formación de enlace ligando con la molécula-estímulo (el fármaco, por ejemplo), se induce la reacción química de hidrólisis de dicha forma trifosfatada de este (GTP) a su estado difosfatada (GDP), liberándose un ión fosfato y una fuerte cantidad de energía por enlace roto. Esta energía útil alimenta el proceso de reacciones activadoras en cadena subsiguientes. Los Receptores de Proteínas-G intermembranosas se caracterizan por una ultraestructura submicroscópica típica en forma de siete dominios parecidos a vueltas de serpentín que atraviesan las membranas del exterior al interior serialmente. Por eso a veces se les denota por “Receptores 7TM”

para diferenciarlos de los GPCRs de las Proteínas-G monoméricas o libres. Sus dos rasgos comunes clave en términos estructurales o morfo-funcionales son los siguientes: a) Sus cadenas de aminoácidos (polipéptidos) se orientan con el extremo amino-terminal hacia el exterior de las membranas y el carboxilo-terminal dirigido al interior; b) El “serpentín” se compone de 7 cadenas “paralelas” de “α-hélice” transmembranosas (denominadas H1, H2, H3, H4, H5, H6, H7), 4 “bucles” extracelulares o extra-organulares (E1, E2, E3, E4), y otros 4 citosólicos (C1, C2, C3, C4). El segmento carboxiterminal, el tercer bucle citosólico C3 y – en ocasiones – el C4, se hallan implicados en la interacción con la Proteína-G; Se han observado y aislado, además de en nuestras células humanas y en las de animales o plantas, en muchas otras clases de microorganismos igualmente

eucarióticos (células nucleadas), cuales levaduras, y protozoos, flagelados y no flagelados. Ejemplos de GPCRs: Muy prolijos, citemos tan sólo unos pocos en extremo relevantes en muy distintos tipos de tejidos celulares y niveles fisiológicos, farmacológicos y toxicológicos: Receptores GABA (ácido γ-aminobutírico), opiáceos, vasopresina, dopamina, epinefrina, norepinefrina, histaminas, glutamato, glucagón, acetilcolina, serotonina, prostaglandinas, factores activadores plaquetarios, leucotrienos, calcitonina, hormonas estimulantes del folículo, gonadotropina, cannabinoides, oxitocina... Incluso conocemos múltiples GPCRs cuyos respectivos estímulos acoplados se desconocen, a los que se denominan “Receptores o GPCRs Huérfanos”... Resulta obvia la posible relación de estos últimos con procesos funcionales o patológicos orgánicos

profundos aún “misteriosos”, en especial en el campo de la psiconeurología – tales cuales los estudiados por ciertas especialidades psiquiátricas y por la parapsicología –. Por ejemplo, si tratamos de elucidar los “resortes ocultos” o bases biomoleculares de fenómenos como la esquizofrenia, otros estados disociativos graves de personalidad o el síndrome de posesión demonopática, por limitarnos a citar tres de los más “espectaculares” e “ignotos”. Así como la importancia de su estudio en aras a nuevas terapias farmacológicas avanzadas en el área de la Biología Molecular aplicada a la terapéutica o “Medicina Molecular” en general. Plasmemos este resumen de manera visual:

(Fig. 15)

4) Receptores Reguladores o Modificadores de la Actividad Transcriptora del ARN: El fármaco o droga – o bien un “mensajero secundario del mismo – ingresa o se activa en el medio interno celular o citoplasma mediante alguno de los mecanismos anteriores – habitualmente mediado por Proteínas-G o procesos similares – uniéndose de forma específica a un Receptor Citosólico. El cambio de conformación subsiguiente genera un desplazamiento reversible o en

equilibrio hacia el interior del núcleo de la célula haciendo permeable su membrana o abriendo un canal selectivo en sus poros. Una vez allí, el agente molecular activo o su derivado altera, acelera, frena, regula, inhibe o promueve la transcripción de genes/exones determinados y por tanto su traducción o biosíntesis ribosómica a ciertas proteínas funcionales, lo que constituye su hondo y radical efecto terapéutico o tóxico. Ejemplos: Receptores Esteroidales o Estrogénicos, Retinoidales, Hormona Tiroidea; Aplicaciones terapéuticas o farmacológicas: Innovadores y avanzados tratamientos antirreumáticos o antitumorales.

De cualquier modo o por medio del mecanismo que sea, al final el fármaco o droga administrado actúa o surte un Efecto gracias a tres propiedades o factores comunes esenciales de la unión específica fármaco-receptor, a saber:

• Afinidad: Capacidad de la molécula del fármaco para unirse a un receptor dado, formando así el Complejo Fármaco-Receptor.

• Especificidad: Dicho enlace débil es reversible y altamente específico, basado en el “encaje llave-cerradura” conformacional y, por consiguiente, puede discriminar unas moléculas de otras, aun siendo de naturaleza bioquímica muy similar. Esto se debe a la enorme selectividad espacial-geométrica o “estereoselectividad” del proceso de unión.

• Actividad Intríseca o Eficacia: Capacidad, Poder o Potencial que el Complejo Fármaco-Receptor posee de producir directa/primariamente, de manera secundaria o en “cascada” un Efecto definido. Se mide utilizando un parámetro adimensional oscilante entre 0 y 1, siendo este último su valor máximo. Depende fundamentalmente de las características físico-químicas, conformacionales y por ende

mecanístico-dinámicas del ligando que se enlaza al receptor.

Clasificación de los Ligandos

Agonista: Induce un cambio activo en la conformación del receptor proteico. Su Efecto Básico

es aumentar la actividad celular en una función o serie de reacciones determinada.

Cuyas tres modalidades son:

Agonista Puro: El cambio conformacional y su efecto potenciador de la actividad celular es completo,

definido y metaestable (se conserva mientras no se destruya y/o sature la unión reversible droga-

receptor).Agonista Parcial: El enlace ligando es más débil y reversible, el cambio conformacional más ligero y

puede reducirse o “relajarse” antes de cesar y/o saturarse las uniones específicas (Es inestable).

Exactamente igual ocurrirá con sus efectos, por lo que puede menguar el incremento de actividad

celular inducida a lo largo del proceso. Combina – por tanto – los rasgos de Agonista con los de

Antagonista.Agonista Inverso: Actúa como un Antagonista – pues

reduce la actividad celular en una cadena de reacciones o metabolismo dadas – pero produciendo una variación conformacional de variable intensidad

y estabilidad en el Receptor.

Antagonista: Su unión específica con el Receptor es asimilable a un simple “encaje mecánico”,

ocupándolo pero sin transformar su conformación. Disminuye la actividad celular en un sentido o sector

específico.

Pudiendo exhibir tres opciones:

Antagonista Competitivo: “Cubre” el Centro Receptor con mayor afinidad que otra/s molécula/s biogénicas

o bioactivas funcionales u operativas, lo que en sí mismo provoca la “desaceleración” de actividad

celular o “bloqueo” de la célula. Esto es, no induce “respuesta positiva” celular alguna, sino que su efecto

terapéutico o tóxico consiste en menguar la tasa metabólica, función o “vitalidad” de la célula,

reduciéndola a un estado de latencia o a su muerte. Por ejemplo, tal efecto es terapéutico en fármacos

anti-tumorales que atacan determinados puntos de la fisiología o ritmo de reproducción/división de las

células cancerosas, y tóxico en un psico-fármaco o droga depresora del Sistema Nervioso Central (SNC) que inhiba las conexiones sinápticas entre módulos o

grupos de la red neuronal, si se toma en dosis excesivas y/o demasiado frecuentes.

Antagonista No-Competitivo: Tiende a ocupar diferentes centros receptores activos de la molécula del receptor a los específicos de otras biomoléculas funcionales u operativas, pero esto hace asimismo

más ineficiente o inferior la actividad celular. El

efecto final es idéntico, aunque suele mostrarse más lento.

A su vez, entre ellos distinguimos:Antagonista No-Competitivo Reversible: La unión del

Ligando es más débil o más reversible. Su eficacia inhibidora es menor y su lentitud de efecto, mayor,

naturalmente.Antagonista No-Competitivo Irreversible: El enlace ligando es menos débil y más fuerte, hasta el punto

de ser irreversible. Su eficacia como inhibidor o represor de la actividad celular es superior, y su

tiempo de efecto máximo mucho más breve, lógicamente.

Sinteticemos todo lo explicado usando una nueva gráfica y una tabla:

(Fig. 16)

Afinidad Especificidad Actividad Intrínseca

Efecto

Agonista Puro

Sí Sí 1 Respuesta Máxima

Agonista Parcial

Sí Sí 0-1 Respuesta Variable,

inferior a la máxima

Agonista Inverso

Sí Sí 0-1 Respuesta Variable,

contraria al

AgonistaAntagonista Sí Sí 0 Respuesta

Activa Nula

(Tabla 1)

Curvas Farmacodinámicas o Dosis-Efecto

Se trata de curvas empíricas bioestadísticas obtenidas al relacionar la Dosis o Concentración Administrada (D o C) de un fármaco o droga y su Efecto Biológico o Respuesta Farmacológica (parámetro de Actividad Intrínseca o Eficacia, normalmente expresado en %).

En ellas, destacan las siguientes constantes promedio:

• Dosis o Concentración Mínima (Dmin o Cmin): Dosis o Concentración a la que empieza a comprobarse el efecto terapéutico o tóxico.

• Dosis o Concentración Máxima (Dmax o Cmax): Dosis cuya cantidad es la mayor que puede ser tolerada por la media de la población tratada sin

aparecer efectos tóxicos secundarios, o bien aquella cuyo límite produce la muerte a ese mismo promedio de consumidores en el caso de las drogas (en esta opción suele conocerse más bien por “Dosis Letal”).

• Dosis o Concentración Efectiva (DE50 o CE50): Dosis que provoca efecto terapéutico o tóxico medio en el 50% de la población a la que se suministra el fármaco o consume la droga.

Se acostumbra a situar los % de Efecto Biológico sobre el eje vertical de ordenadas, y las Dosis o Concentraciones sobre los horizontales de abscisas. Estas últimas – por otra parte – pueden medirse de manera directa o a escala logarítmica decimal (“curva semilogarítmica”). Los perfiles típicos obtenidos son de la forma:

(Fig. 17)

Nota: [A] = C = Concentración

La escala logarítmica para las Dosis o Concentraciones es la más empleada. Examinándola con más precisión:

(Fig. 18)

Su punto inicial de corte con el eje horizontal nos daría la Dosis Mínima, y su extremo derecho la Dosis Máxima y su correspondiente Efecto Biológico Máximo posible; Además, la Potencia Farmacológica o Tóxica del mismo nos vendría cuantificada por la longitud o anchura del rango o intervalo horizontal limitado entre ambas dosis extremas.

En estas curvas se aprecian siempre tres tramos bien definidos, cada uno de ellos consecuente con los

principios elementales que rigen cualquiera de los mecanismos farmacodinámicos ya expuestos:

• Umbral Mínimo de Dosis o Concentración: Es imprescindible que se estimulen u ocupen un

número mínimo de Receptores específicos para que se inicie la Respuesta o Efecto mensurable.• Tramo de Crecimiento Lineal: El aumento paulatino de la dosis genera un incremento de respuesta en proporción directa cuasi-lineal,

cuyo punto medio equivale a la Dosis o Concentración Efectiva DE50 o CE50.

• Tramo de Caída de Pendiente hasta tornarse casi nula u horizontal: Los sitios o centros receptores

se saturan, un aumento de dosis no produce apenas ningún incremento de respuesta o efecto.

Así pues, para varios fármacos de igual Actividad Intrínseca (todos “Agonistas Puros”, por ejemplo), se observa que – por ello mismo – el perfil o pauta de las curvas es idéntico para todas, pero la Potencia de

unos fármacos o drogas es superior a las de otros: Los más “potentes” requieren menores dosis-umbral y la necesaria para alcanzar el valor estadístico promedio DE50 disminuye también:

(Fig. 19)

Se aprecia enseguida en la figura que al ser los cuatro igualmente eficaces (“agonistas puros”), sus Efectos Máximos son asimismo idénticos (en el caso de

“agonistas puros”, del 100%, por definición); Por el contrario, habida cuenta asimismo de esa identidad entre sus Actividades Intrínsecas en virtud de la cual comparten lo sustancial y específico de sus mecanismos de unión ligando-receptor, sus valores Máximos de Efecto Biológico no varían tampoco entre sí: En el ejemplo, los fármacos “A”, “B” “C” y “D” muestran – por ende – Potencias cada vez menores en ese orden – y por ello valores de Dosis o Concentraciones Efectivas Promedio proporcionadamente superiores en la misma relación (CE50A<CE50B<CE50C<CE50D).

A continuación, recordemos que el carácter “terapéutico” o “tóxico” de todo fármaco/droga es relativo y dependiente de su dosis y mecanismo de acción, por supuesto; Esto puede asimismo cuantificarse en términos bioestadísticos. En este sentido, apuntar que la diferencia positiva entre las magnitudes de Dosis Efectivas para Efectos Promedios, DE50 o CE50, obtenidas para un fármaco

o droga cuando se administra un tratamiento de incremento gradual de dosis a partir de su dosis mínima sobre el umbral (Curva Dosis-Efecto Terapéutico), y cuando se suministra un consumo iniciado a partir de una dosis tóxica umbral estimada TD1, (Curva de Dosis-Efecto Tóxico) – es decir, (DT50-DE50) –, nos aproxima el definido cual Índice Terapéutico Relativo IT del mismo. Este se determina matemáticamente por:

IT = DT50/DE50

(Ec. 13)

Donde DT50 es la Dosis Efectiva Tóxica Promedio y DE50 la Dosis Efectiva Terapéutica Promedio.

Siendo entonces calculado el así llamado Margen de Seguridad del fármaco como:

MS = DT1/DE99

(Ec. 14)

Simbolizando DE99 la Dosis de Respuesta Terapéutica Positiva para el 99% de la Población consumidora (o Dosis para el 99% de Efecto Biológico Terapéutico Promedio, lo que es estadísticamente equivalente). En el gráfico, este parámetro se estima midiendo el intervalo (TD1-DE50).

Con la claridad didáctica de las gráficas:

(Fig. 20)

Esta, poniendo de muestra el barbitúrico Fenobarbital y en italiano, a guisa de homenaje doble a mi adorada Musa Marilyn Monroe y a la magnífica “belleza bioestadística media” de las señoras naturales de tan asimismo hermoso país; (Como es patente, la curva de la izquierda cuyo efecto es “Sonno (Sueño)” es la “terapéutica”, y la de la derecha, cuyo efecto es

“Morte (Muerte)”, la “tóxica”).

Para finalizar, queda reflejar lo que ocurre cuando comparamos el escenario opuesto: Fármacos igualmente “potentes”, pero que actúan a través de mecanismos intrínsecos de actividad diversos: En este caso, las curvas respectivas poseerán iguales valores de Dosis o Concentración Efectiva/Promedio, pero con valores de Efectos Máximos cada vez menores a medida que disminuyen las eficacias relativas de sus mecanismos intrínsecos de acción:

(Fig. 21)

En la cual:

A = Agonista PuroB = Agonista Parcial de Actividad AltaC = Agonista Parcial de Actividad Baja

D = Antagonista (Respuesta Cuasi-Nula)

Falta el “Agonista Inverso de Potencia Equivalente”, pero su curva de respuesta sería exactamente simétrica pero inversa o decreciente a la del “Agonista Puro”, como es patente a la razón.

Interacciones Competitivas y No-Competitivas: Cuando los Fármacos/Drogas “luchan” o “se

entorpecen” entre sí

Iguales efectos producirá en las relaciones Dosis-Respuesta cuando “mezclemos” o administremos

varios fármacos a la par de potencias y/o mecanismos de actividad intrínseca diferentes sobre los mismos receptores celulares-diana.

Caso A

Agonista Puro+ Antagonista Puro = Inhibición Competitiva

Iguales Efectos Máximos – dado que el Antagonista no provoca Respuesta/Efecto Positivo alguno –, pero

Disminución de Potencia o incremento de las Dosis o Concentraciones Eficientes Promedios DE50 o CE50

del Agonista, a causa del efecto de ocupación competitiva bloqueante del Antagonista: (Las curvas son de perfiles “paralelos” e idénticas alturas, si bien más y más desplazadas a la derecha cuanto mayor es la dosis o concentración simultánea de Antagonista

suministrada)

Caso B: Agonista + Inhibidor o Agonista No-

Competitivo

No varían la Potencia o Concentración /Dosis Eficiente del Promedio – puesto que el Inhibidor No-

Competitivo no bloquea la actividad celular específica inducida o amplificada por el Agonista,

pero sí hace menguar su Eficacia, por el simple motivo de que ocupa centros receptores, provocando que la saturación se alcance antes y reduciendo así el

Efecto Máximo: (Las curvas presentan el mismo punto de inflexión medio pero se “achatan”, se tornan

más bajas o menguan sus máximos)

O sea:

(Fig. 22)

Caso A (Izquierda):

Isoproterenol (Agonista) + Propanolol (Antagonista, Inhibidor Competitivo)

Caso B (Derecha): Norepinefrina (Agonista) + Fenoxibenzamina (Inhibidor No-Competitivo)

Caso C

Agonista Puro + Agonista Parcial

Se combinan las perturbaciones anteriores: La acción del Agonista Parcial produce el mismo efecto

activador específico que el Agonista Puro, pero surtiendo menor efecto máximo. Así, la mezcla de

ambos tenderá a hacer bajar la potencia farmacológica porque comparte con él los mismos

sitios receptores específicos. Y aunque se une a ellos con menor fuerza de enlace y mayor reversibilidad que el Agonista Puro o un Inhibidor Competitivo antagónico, pudiendo por ello ser eventualmente desplazado de estos por el primero, la fracción de ellos que llegue a ocupar durante cierto intervalo

“rendirá” menor efecto que los acoplados a las moléculas del Antagonista Puro; Además, al mismo

tiempo, provocará un cierto grado de sobresaturación por ocupación semejante por más que cuantitativamente inferior al inducido por el

inhibidor no-competitivo: El resultado final será un incremento de los valores de DE50 o CE50 sumado a un descenso de la “altura” del “Efecto Máximo”, pero

ambos notablemente más modestos que en las dos opciones extremas anteriores: (Las curvas se

desplazarán a la derecha y disminuirán de esbeltez a la par, aun cuando de modo sensiblemente más

moderado)

Recapitulando y resumiendo de manera visual todos

los Casos:

(Fig. 23)

Naturalmente, si comparamos o suministramos dosis gradualmente crecientes de varios fármacos con dianas comunes aunque con diferentes mecanismos de acción intrínsecos y/o potencias a la vez, registraremos curvas totalmente dispares entre sí, tanto en trazado como en dimensiones máximas verticales y horizontales.

Por ejemplo, consideremos tres fármacos o tratamientos contra el hábito del tabaquismo:

(Fig. 24)

Curva Roja: Agonista Inverso, bloquea los receptores nicotínicos, desactivándolos. Por consiguiente, anula la necesidad de fumar al “apagar” los “interruptores

moleculares” de las membranas neuronales que causan la “cascada de reacciones” que generan el

placer al unirse a la nicotina del tabaco.Curva Negra: Agonista Puro o Total, satura con

altísima competitividad activadora los receptores nicotínicos, impidiendo así la sensación de placer

producida por la nicotina al fumar. Inhibe el condicionamiento por recompensa con Efecto

Máximo.Curva Gris: Agonista Parcial, ejerce igual efecto

básico que el Agonista Puro, aunque con menores potencia y eficacia o nivel de actividad intrínseca. Alivia la ansiedad o síndrome de abstinencia por

suspensión de la actividad de los receptores nicotínicos al dejar de fumar, pero su efecto es

inferior y no logra anular el impulso de placer/recompensa del todo. Además, requiere un

tratamiento más prolongado para el promedio de la población fumadora)

Conclusiones del ejemplo:

1) El Agonista Puro y el Inverso son más rápidos, potentes y eficaces en lo referente a eliminar el síndrome de abstinencia físico del ex-fumador.

2) El Agonista Inverso – no obstante – puede desencadenar con alta probabilidad efectos colaterales o secundarios adversos y perjudiciales: Al “apagar” o bloquear los receptores nicotínicos de los centros neuronales perceptores/procesadores del placer o recompensa, reduce el nivel de actividad o interconexión de ciertos grupos de sinapsis en el seno de la red de neuronas del cerebro. Ello provoca alteraciones metabólicas, bioquímicas y fisiológicas indeseables y hasta potencialmente patógenas: Por citar algunas, mengua el masivo y exclusivo consumo de glucosa por parte de un número no despreciable de tramas neuronales, lo que sumado al efecto general de desaceleración metabólica oxidativa propiciado en sí por dejar de absorber la dosis diaria acostumbrada de nicotina (un acelerador o excitante metabólico), condenará a nuestro osado candidato a no-fumador a engordar y/o padecer diabetes del adulto por acumulación de azúcar en la sangre. Y

si ha de compensarlo siguiendo a la vez una dieta estricta de comida y alcohol (excesos que suelen ir unidos al tabaquismo en muchos individuos dado su obvio componente social común), lo tiene difícil desde un punto de vista psicológico; Asimismo, el parcial, quizá “modesto” pero innegable “bajón” o “apagón neuronal” tenderá a ocasionar depresión, apatía, falta de energía o entusiasmo en el trabajo o incluso el sexo por asociación morfo-funcional a nivel de las conexiones inter-neuronales de los centros del placer/recompensa, estrechamente interactivos a escala de mediadores cerebrales, secreciones de endorfinas u otros mediadores y, en general, neuro-bioquímica o neuro-hormonalmente. Experimentará un “bajonazo de campeonato”. Lo cual en ciertos perfiles psicológicos puede llegar a ser grave; Por si fuera poco, si bien el fármaco consigue eliminar velozmente y “de raíz” el síndrome físico de abstinencia, no produce efecto alguno contra la ansiedad derivada del síndrome

psíquico de abstinencia. Es decir, no se pondrá nervioso, agresivo, con sudores fríos y temblón, pero el “mono” psicológico en todo su “esplendor” no se lo quita nadie. Ya no le empuja el ansia/necesidad urgente y “animal” del placer físico-químico puro y duro, pero su mente sigue imaginando o evocando virtualmente el goce que se pierde o ya no experimenta, vamos. No es tan sencillo “engañar” o “desengañar” a la mente humana, ni para bien ni para mal.

3) El Agonista Puro es igual de eficaz y presto en reducir hasta anular el síndrome de abstinencia físico y no produce los efectos orgánicos secundarios detestables antes enumerados, pero tampoco evita el síndrome de abstinencia psíquico y sus posibles consecuencias negativas.

4) El Agonista Parcial muestra la misma ventaja esencial que su “semejante” más rápido y poderoso, pues elude por iguales razones los riesgos del síndrome o ansiedad física y sus ramificaciones colaterales; A ello suma una

ventaja frente a él: Al ser sus efectos menores, más pasuados y graduales, calma la ansiedad poco a poco, permitiendo a la mente del sujeto asimilar su nueva situación de manera menos brusca, radical y exigente, lo que le ayuda a mitigar, controlar, atenuar y tratar de compensar los efectos inapelables del síndrome de abstinencia o ansiedad psicológicos. Es evidente que por esa misma parcialidad, baja potencia, inferior efectividad y lentitud, el tratamiento mediante este tipo de fármaco mostrará un mayor índice o frecuencia de “recaídas” de la persona en el hábito de fumar: Los típicos “cigarritos prestados”, robados o buscados entre los restos “arqueológicos” de cajones, prendas viejas y otros incluso inverosímiles lugares de la vivienda, inhalando ansiosamente el humo “a escondidas” y “con vergüenza/culpabilidad”... O hasta periodos más o menos largos de “retornos semi-reprimidos al vicio”... Pero si el tratamiento dura lo suficiente y con cierto apoyo de la fuerza

de voluntad u otras motivaciones (miedo al dolor, la enfermedad, a morir prematuramente con hijos o familiares queridos más jóvenes que le necesitan...), tiene probabilidades reales no desdeñables de abandonar el tabaquismo poco a poco hasta casi convertirlo en un recuerdo agridulce.

5) Por todas estas razones, excepto si por causas de elevada edad u otras patologías ya manifiestas o de alto riesgo no se aconseja lo contrario, la mayoría de los médicos especialistas prescriben a sus pacientes fármacos más suaves combinados con terapias psicológicas destinadas a reforzar la voluntad, determinación o decisión personal de desterrar el tabaco de sus vidas, en lugar de otras “drogas farmacéuticas” más raudas, radicales y potentes. El dictamen “promedio” final es – pues – palmario: El Agonista Parcial. Aunque ello no es óbice para que determinados perfiles de personalidad, circunstancias diversas o rasgos psicológicos o antropométricos de algunos

sujetos particulares recomienden cual preferible otro tratamiento alternativo.

Esta muestra simplificada nos permite comprender cómo analizan, trabajan, modelan y optimizan sus predicciones y tratamientos el farmacólogo o toxicólogo y el médico especialista, con la inestimable ayuda del biólogo molecular, el bioquímico, el psicólogo y el neuropsiquiatra.

Intentemos esbozar su aplicación “paralela” o analógica a la “esfera” de los “Fármaco-Memes” y sus “Receptores Específicos de la Mente”...

Como siempre, será algo fascinante... Y también perturbador e inquietante, dadas las “escalofriantes convergencias” que vamos a encontrar...

Tal cual permite suponer la fecundísima “Hipótesis del Meme” o “Replicante Cultural” del Dr. Richard Dawkins... “Aleada” en esta ocasión con la Teoría

Psicológica Conductista y las Leyes Empíricas del Condicionamiento elaboradas y demostradas por otros dos genios de la talla de Iván Pavlov y B. F. Skinner.

III

Su “traslación” a la “Esfera Memética”: Psicocinética y Psicodinámica de los Fármaco-Memes: La Teoría Conductista y las Leyes del

Condicionamiento cual cimientos para la “Fármaco-Memética”

En anteriores ensayos aplicamos nuestro Principio Fundamental de Paralelismo o Analogía Psicofísica basado en la Teoría de los Memes de Dawkins y la de Campos Morfogenéticos de Rupert Sheldrake (ver

[19]). Estos son los dos “pilares” principales sobre los que se asienta mi Teoría de la Transferencia de Información por Impregnación o Impacto Ambiental sobre las Redes Replicantes/Procesadoras Evolucionarias.

En dicho Modelo – entre otras cosas – se plantea una noción de la Mente igual a una Red Psiconeuronal y Neuro-Cultural Perceptora de Estímulos y Replicante/Transcriptora de Memes a modo de “Respuestas Adaptativas”, los que a su vez se “traducen” en “Proteo-Memes” o “Productos Neuro-Culturales” y “Psiconeuronales” ejecutables (creencias, impulsos, decisiones, pensamientos conscientes, representaciones simbólicas variablemente abstractas, técnicas o procedimientos creativos o repetitivos elaborados, patrones de conductas...); Todo ello por analogía con el Genoma celular, que es una Red Macromolecular y Celular Perceptora de Estímulos y Replicante/Transcriptora de Genes traducibles en forma de Proteínas Funcionales o

“ejecutoras” de esos códigos. (Consulten [20], [21] , [22] y [25]).

Esta “visión morfogenética/memética de la mente” implica que el equivalente biogenético al “Inconsciente” de los cerebros más evolucionados conocidos (los humanos) sería el “Introma”. El “Introma” es el vastísimo “fondo genético de reserva”, muy mal llamado al principio “ADN-Basura”, donde se hallan los “intrones”, los “genes no expresados”, temporal o indefinidamente reprimidos o “silenciados”, para así evitar “conflictos” con los “exones”, los genes “dominantes” y traducidos “cotidianamente” en el acervo de las células más evolucionadas (las eucariotas o nucleadas provistas de cromosomas). Del mismo modo, los contenidos codificados y almacenados en el Inconsciente individual y colectivo habrían sido “allí” relegados por idéntica razón: Minimizar los “choques” o “contradicciones” sistémicas que su libre y plena expresión/traducción o ejecución a nivel consciente

pudieran ocasionar, al comandar o cifrar líneas de pensamiento, afinidades psicoemocionales, criterios, ideas o pautas de conductas opuestas o difíciles de conciliar con las codificadas por los memes previamente preponderantes en el “pool neuro-cultural o psiconeuronal” del cerebro cuya red los soporta.

Por consiguiente, hay muchos tipos de memes, y de hecho la mayor parte de ellos son derivados al menos de manera temporal o “preventiva” al nivel Inconsciente, el “Introma de la Mente”, en particular dos clases de ellos: 1) Los asociados a los estímulos más irrelevantes y/o repetidos que no precisan la atención consciente inmediata o a mayor plazo (la famosa función de “filtro” del Inconsciente)...; 2) O bien aquellos – mucho menos abundantes y frecuentes pero preciosos para impulsar la Evolución adaptativa tanto personal como sociocultural –, que por el momento se muestran “demasiado innovadores”, “agresivos” y “radicales” para con los

códigos o complejos meméticos más antiguos, bien asentados y prevalentes el el “acervo memético” de los cerebros que los reciben o “crean” mediante recombinación/mutación de otros ya preexistentes en respuesta a las altas presiones de estímulo del ambiente selector cambiante (revisar de nuevo [18]).

Es más que evidente que esta “Visión Morfogenético-Memética de la Mente” implica e integra por tanto conceptos, modelos y pruebas experimentales procedentes de muy diferentes “escuelas” o teorías psicológicas, tales cuales el Psicoanálisis – sobre todo el Jungiano y su modelo de los “Arquetipos”, equivalentes en la “mía” a los “Complejos de Memes Maestros Colectivos” –, la Psicología Cognitiva, la Neuropsicología, el Funcionalismo y – por supuesto – el Conductismo.

Este último se ocupa en exclusiva de estudiar la mente en forma de una especie de “maquinaria sensorial/neuronal” que capta estímulos y elabora

respuestas adaptativas (conductas) a los mismos. Ignora así la noción de “Inconsciente”. Se la acusa por parte de sus detractores de “reduccionismo mecanicista”, dado que – según sus argumentos – además de despreciar la patente importancia de los procesos inconscientes, no presta la debida atención tampoco a los cognitivos y las funciones conscientes superiores de nuestro neo-córtex. Esto es, la critican por “reducir la mente humana al grado de un robot biológico animal primario”.

No obstante – aunque, en mi modesta opinión, estas descalificaciones lleven parte de razón –, no son justas ni completas con el Conductismo, y en algunos casos llegan a ser tan “segadas” y “simplificadoras” como este mismo. Me explico: Al igual que hoy por hoy ningún psicólogo, neuropsicólogo o psiquiatra serio y actualizado aceptaría la Teoría Psicoanalítica original de Sigmund Freud como algo más que una primera aproximación bastante simplista a la “selva compleja de la mente”, ninguno de ellos duda por ello

de reconocer el tremendo mérito y avance colosal que supuso el concepto de “Inconsciente” fruto de las investigaciones y especulaciones del gran maestro vienés; De manera muy similar, está claro que los procesos inconscientes, la elaboración, la simbolización, el procesado cognitivo “fino”, la auto-conciencia y, en suma, todo lo más “genuinamente humano”, hijo selecto de nuestro reciente Neo-Córtex evolucionado – todo lo que en suma no destaca ni valora en demasía o ignora directamente el Conductismo, sus teorías y procedimientos tanto descriptivos como terapéuticos –, existe, y posee una crucial relevancia... Y no sólo estos componentes de la vida psíquica, sino otros fenómenos aún poco explorados pero no menos reales, cuales los estudiados por la Parapsicología, y a los que yo mismo he prestado la importancia que merecen en otros trabajos aplicando mi modelo teórico en la medida de lo posible en tan arduo y todavía desconocido y hasta misterioso campo... Pero todo eso no rebaja un ápice el gran valor que alberga la

aportación primordial, la piedra angular sobre la que se eleva todo el edificio teórico y metodológico de la Teoría Conductista: La noción de estímulo-respuesta adaptativa. Algo tan obvio, indiscutible, potente y elemental como el concepto de Inconsciente establecido por Freud. Y asimismo imprescindible en mi propio modelo y el del Dr. Dawkins, por cierto.

Sencillamente, el Conductismo se centra en la interacción entre estímulos y respuestas a nivel consciente. No se ocupa de los procesos profundos del Inconsciente individual o colectivo.

Es una especialidad, no un paradigma global de la mente. Pero útil, operativo y de buen valor en su marco específico de estudio, análisis y aplicación.

Porque somos algo más que máquinas-robots biológicos emisores de respuestas adaptativas a estímulos y asociaciones de ellos...

Pero también somos eso dentro del complejo Sistema en Red Integrado de nuestro cerebro, pues procedemos de la Evolución Biológica Darwiniana/Neolamarckiana, como he repetido cientos de veces a lo largo de estos escritos... Y esta se basa en los genes, para los que no constituímos sino “máquinas de guerra competitivas”, guste o no guste a quien sea. Y los genes son miles de millones de años más viejos y al menos docenas o cientos de veces más poderosos e influyentes que los memes, los “nuevos replicantes de la rápida pero frágil y novata Evolución Cultural”...

Y si no, observen las conductas de nuestras masas humanas y a nosotros mismos cuando nos enfrentamos a una situación crítica de supervivencia o catástrofe... Entonces comprenderán mejor y se burlarán menos de Pavlov y Skinner, se lo aseguro. Por muy “místicos de la Anciana o Nueva Era” que sean...

Y basta ya de discusiones académicas estériles.

Mi hipótesis al respecto es que el Conductismo ignora el Inconsciente y no justifica los procesos de asociación, elaboración, auto-conciencia, simbolización, abstracción o – en suma – procesamiento superior del Neo-Córtex, sencillamente, porque trabaja en exclusiva con un tipo o “especie” de memes de estructura relativamente sencilla y densidad de información comparativamente baja, los cuáles únicamente actúan u operan a nivel consciente e implicando de modo muy preferente a los centros, módulos reticulares o “circuítos” más primitivos de nuestra corteza cerebral, el sistema límbico-emocional heredado de los mamíferos y el “Complejo R” o “cerebro reptiliano” que nos acompaña desde el amanecer de los reptiles y anfibios. Por descontado, me consta que el sistema límbico – en particular la memoria emocional –, la amígdala y determinadas áreas del Complejo R, también albergan funciones

mucho más complicadas y estrechamente constituyentes de nuestro “Fondo Intrómico Inconsciente”. Ni olvido que este “enlaza” o “modula” con los contenidos conscientes del Neo-Córtex a través del Hemisferio Derecho del mismo (sede de la intuición, la creatividad “inspirada”, la “sensibilidad estético-artística” y el procesado no-lineal)... Pero todos los datos psiconeurológicos indican que el Límbico y el R se encargan, mayoritariamente, de controlar, regular y “filtrar” los impulsos más primitivos, automáticos, animales, instintivos y profundos procedentes de y residentes en nuestro tallo cerebral (Ver [23]). Justo los que reaccionan con fuerza ante los estímulos con los que trabaja el Conductismo. Pues bien, yo postulo que los definidos antes como “Fármaco-Memes” son los “Memes Condicionantes”; O sea, los “Memes “simples”, poco densos si se comparan con otros códigos culturales más “especializados”, pero potentes e intensos, los análogos a escala del intelecto y desarrollo cognitivo-social humano a los estímulos físicos

primarios utilizados por Pavlov, Skinner, Kantor y otros en sus célebres experimentos con perros, ratas, aves y otros animalitos. E incluso con miembros de nuestra especie.

En consecuencia, ha de existir una analogía casi exacta entre los procesos de “Condicionamiento Clásico” de Pavlov y “Condicionamiento Operante o Instrumental” de Skinner y los mecanismos farmacocinéticos y farmacodinámicos antes descritos a nivel físico-bioquímico... Si confiamos en nuestro “Principio Fundamental de Paralelismo Psicofísico”.

Y eso es lo que trataré de demostrar en este capítulo.

III.1

Psicocinética de los Fármaco-Memes o “Drogas Meméticas” Condicionantes

Desde que en el último tercio del siglo XIX el

fisiólogo e investigador ruso Iván Pavlov realizó sus célebres experimentos sobre la inducción de la salivación de un perro, un nuevo enfoque de la incipiente ciencia de la Psicología nació y se desarrolló con inesperado y creciente vigor. Los ensayos de Pavlov definieron el primer tipo de estímulo condicionante, el más “natural” y sencillo, conocido desde entonces por “Condicionamiento Clásico” o “Natural”.

Condicionamiento Clásico o Natural

Consiste en hacer coincidir en el tiempo un Estímulo Incondicionado al que sea suceptible o resulte significativo para un animal de forma natural o espontánea (congénita), con otro estímulo – denominado neutro – el cual en principio no implica respuesta alguna por parte del sujeto de experimentación. Si se repite con la suficiente frecuencia dicha convergencia temporal de ambos estímulos, el cerebro del sujeto de experimentación

asocia por contigüidad el contenido significante con el indiferente, acabando por reaccionar ante el segundo como si percibiera el primero aún en ausencia de este último. Por ejemplo, en su ya histórico ensayo inicial, Pavlov hizo sonar una campana cada vez que exponía al perro al estímulo visual pero inaccesible de un platillo rebosante de su alimento favorito. El can – al principio – no respondía al tañido de la campana por sí mismo, y tan sólo producía saliva ante el de la suculenta carne. Pero cuando el investigador lo sometía a los dos simuláneos varias veces seguidas en breves intervalos a lo largo del día, el perro no tardaba en salivar incluso al oír el repiqueteo de la campana sin que se le mostrara comida alguna. Había sido condcionado a un nuevo patrón de conducta/respuesta por asociación de contigüidad.

Este tipo de condicionamiento es muy corriente y conocido desde la Antigüedad. El propio filósofo y naturalista griego de ancestros medo-persas

Aristóteles ya enunció sus “Leyes de Asociación por Contigüidad” espacial, física o temporal. Uno de los primeros atisbos documentados de una Psicología científica. Pavlov lo que logró – algo menos de milenio y medio más tarde –, es sistematizar su estudio y demostrar la reproducibilidad empírica del fenómeno en el laboratorio.

Hay multitud de casos de esta índole de Condicionamiento Clásico en la vida cotidiana (de ahí que algunos lo llamen también “Natural”, pues se basa en coincidencias en muchas ocasiones fortuítas, aunque pueda ser inducido artificiosamente). Y protagonizados por nuestra misma especie: Por ejemplo, si el olor del aroma del ambientador de nuestra cocina infantil o del perfume de nuestra madre se asocia por contigüidad espacio-temporal en nuestra memoria con el exquisito postre casero que solía prepararnos, nada más captar en nuestra pituitaria olores iguales o muy semejantes, nuestras glándulas salivares reaccionarán exactamente igual

que las del célebre cánido de Pavlov; O si la primera vez que practicamos el sexo completo, o bien gozamos de algún encuentro erótico especialmente placentero, tan afortunados hechos ocurrieron en una habitación cuyo empapelado exhibiera cierto dibujo o composición de colores particular, no es extraño que al entrar en otra cuyas paredes se revistan de forma parecida podamos sentirnos excitados sexualmente, o hasta empezar a lubricar o sentir una erección según corresponda a nuestro sexo. Igual acontece con sonidos, melodías y casi cualquier estímulo sensorial originalmente “neutro”, si se asocia a otro “incondicionado” y potente, sobre todo vinculado a pulsiones, tendencias o instintos primarios de supervivencia, placer o dolor intensos.

Psicocinética de los “Fármaco-Memes” inductores de Condicionamiento Clásico o Natural

El proceso que acabamos de esbozar es espontáneo y altamente irreversible, debido a la asociación

espacio-temporal con una poderosa respuesta congénita “pre-programada” en nuestro “software psicobiológico”. En nuestro modelo analógico – por ende – su equivalente físico-químico serían los procesos LADME de procesado de fármacos fundamentados en mecanismos pasivos con el “paso lento o determinante” fijado en la “liberación” o captación inicial del estímulo condicionante por encima de su valor umbral en sincronía obligada con la del estímulo incondicionado. Los pasos restantes del proceso serían muy rápidos y espontáneos, “a favor de gradiente” o potencial mínimo. Los “memes condicionantes”, por tanto, constituyen siempre “códigos estimulantes”, “fármaco-memes” o “drogas informacionales” de elevadas y veloces tasas de “difusión” o conductividad hacia variados centros neuronales receptores y asociativos del SNC, “transporte” o transferencia de datos o impulsos electroquímicos desde los receptores sensoriales y entre ellos, “metabolismo” o procesado psiconeuronal y “eliminación” o extinción espontáneas, ajustándose

así a Cinéticas de Orden Cero.

Psicocinéticas Conductistas de Orden Cero

Propias de “memes estimulantes neutros”, no-significativos o portadores de códigos de información específicamente relacionados con el patrón de reacción/conducta generado, pero los cuales se hacen coincidir o coinciden de forma casual o mediante sincronicidad con la percepción de estímulos primarios congénitos de alta “carga de respuesta de supervivencia”: Atractiva hacia el placer/necesidad (saciar el sexo, hambre, sed, curiosidad...) o repulsiva respecto al dolor (peligro, amenaza, estrés traumático...). Así, estos memes quedan asociados al estímulo primario natural o incondicional, de modo que si la convergencia se repite lo suficiente y/o tal estímulo primario es lo bastante poderoso/impactante o traumatizador, provocan el mismo tipo y orden de magnitud de respuestas/conductas en el sujeto cuando son

percibidos o procesados en ausencia de dicho estímulo primario altamente significativo.

Un ejemplo sencillo: Si un púber o adolescente es expuesto a la percepción de los “memes sexualmente neutros de las lecciones de Matemáticas” correspondientes al programa de sus primeros cursos de Secundaria, pero la “fuente emisora” de estos códigos neuro-culturales es una hermosa y madura profesora de estas a las que los anglosajones llamarían “MILF”, su joven , fresco y extra-hormonado cerebro en ebullición no se demorará en tender a asociar la excitación/atracción sexual natural y espontánea que ella le provoca con el contenido inicialmente “indiferente en términos eróticos” de las Matemáticas. Ahora, el esfuerzo por comprender los “misterios ignotos” del álgebra y los logaritmos quedarán en adelante vinculados en su mente a las sensaciones psíquicas y fisiológicas fuertemente sexuales que la visión de los llamativos atributos de su maestra le producen.

Lo que pasa es que la complejidad/densidad de los códigos informáticos de los temas de Matemáticas es muy superior a los simples y elementales sonidos del tañir de una campana; Y la de los centros perceptores y asociativos de la corteza cerebral humana guardan asimismo comparable relación de superioridad con los del cerebro de un perro: Por consiguiente, en este escenario no hay una única reacción/conducta condicionada “clásica” posible, como en el caso de la salivación (aunque algunos también “babeen” hasta de adultos)...; Aquí, las variables individuales de susceptibilidad/patrones de respuesta importan muchísimo más; Dependiendo de la personalidad, sensibilidad erótica y capacidad cognitiva/intelectual del muchacho, este optará por al menos tres más comunes o probables pautas estadísticamente dominantes de conducta: 1) “Colapso Sistémico”: La percepción/asimilación de los “memes matemáticos” queda “ahogada” por la poderosa “marejada psico-hormonal” de la respuesta a los estímulos sexuales, que actúa a modo de “Antagonista Puro”; El chico

pierde toda concentración en clase y cuando se pone en casa ante los apuntes o deberes de la materia en cuestión no hace otra cosa que visitar el cuarto de baño hechando cuidadosamente el cerrojo de la puerta...; Conducta Inducida: La asociación destruye al estímulo menos potente y suspende las Matemáticas con Muy Deficiente hasta cambiar de seductora profesora a “agrio cuarentón calvo y barriugudo” al Curso siguiente; 2) “Sublimación Imperfecta” o Sinergia Parcial del Sistema: La intensidad/potencia de ambos estímulos asociados se compensan bajo dinámica antagónica parcial: Pierde concentración, pero el estímulo condicionado secundario de “intentar agradar” o “que se sienta satisfecha” su exuberante profesora pugna con la primera reacción, ocasionando una respuesta intermedia altamente variable en cada sujeto concreto: El alumno mejora o empeora sus resultados en la asignatura pero no de manera notable en ninguna de las dos alternativas... Aunque sí aumenta también la frecuencia de sus visitas íntimas al baño,

por supuesto; 3) “Sublimación Perfecta” o Sinergia Total del Sistema: El Estímulo Secundario Inducido por la asociación que trata de “satisfacer sublimadamente” a la “dama inspiradora” predomina, el placer/excitación sexual se transmuta en “Agonista Psicodinámico” de la respuesta positiva a los “memes matemáticos”; El alumno liga “ecuaciones y logaritmos” a “placer sexual”, por tanto su concentración/eficiencia cognitiva crecen, le “toma el gusto” – nunca mejor dicho – a la abstracta materia, aprueba y sus notas suben. Evidentemente, las “sesiones de cuarto de aseo” crecen más o menos por igual en las tres opciones..., como es bien sabido y corroborarán cualesquiera padres de hijos adolescentes... Al siguiente curso, “frustrada” la sinergia por la presencia de un profesor casi anciano, duro y exigente, vuelve a bajar, rozando el desastre, pero se recupera en el tercero cuando le imparte clases otro docente también masculino y maduro, pero “simpático” y más didáctico, que hace “chistes subidos de tono” y “bromea con las alumnas guapas”

ante la clase (refuerzo secundario de la sublimación o “efecto recuerdo”). La última secuencia de hechos está sacada de mi memoria personal: En 1º de BUP (actual 3º de Secundaria, 15 años), mote de mi muy madura profesora de Matemáticas, “la currutaca”; 2º de BUP (4º de ESO, 16 años), mote de mi madurita pero más joven y, sobre todo, “mucho más dotada en razón al Estímulo Incondicional Primario” profesora de Matemáticas, “la buenorra”; 3º de BUP (1º de Bachillerato, 17 años), mote de mi profesor de Matemáticas “El Hermano Etarra” (era bastante mayor, vasco, ácido, sarcástico y fraile marista); COU (2º de Bachillerato, 18 años), mote de mi profesor de Matemáticas, “Hermano Risitas” (navarro, igualmente marista pero apenas cuarentón y de otro carácter, obviamente); Sobran los comentarios. Los detalles concretos son personales y subjetivos, pero cualquier docente abierto y sincero sabe que los tres patrones-tipo de respuesta descritos se ajustan a la realidad bioestadística mayoritaria. Además, la reacción 1) o

“Colapso Sistémico” es propia de los estudiantes menos aventajados, la 3), el “Agonismo o Sinergia Total”, de los más aptos (ambos grupos en los extremos opuestos minoritarios de la “Campana de Gauss”) y la 2), el “Antagonismo o Sinergia Parciales”, de la amplia mayoría “central” de alumnos “sobre la media”. Afortunadamente, mi perfil era el de la tercera clase de chico. Por eso escribo ahora estos ensayos, entre otros factores igualmente “sublimados/inspirativos” relacionados con mis “Musas”, cual bien saben mis Muy Queridos, Amables y Pacientes Lectores.

En resumen, la rotunda, audaz y sincera sentencia del sabio Platón: “Si en Atenas no hubiera tantos cuerpos hermosos, mucho menor sería su brillo en Filosofía”...

Y eso, casi 1500 años antes de Freud y Pavlov...

Más claro, “agua de Emoto”, como acostumbro a decir.

Matemáticas de la Psicocinética de Orden Cero

Simbolizamos por π la Intensidad, Potencia o “Presión Imprimante” del Estímulo-Meme Condicionante inicialmente Incondicionado o “Neutro”. Equivalente psicocinético a la concentración o dosis farmacológica.

Puesto que – como en el ejemplo de las clases de matemáticas impartidas por el alumno adolescente y la “profe MILF” de Matemáticas, o en los experimentos de la “campana, el perro y el filete de Pavlov” –, su acción es local, de baja especificidad, y a frecuencia o velocidad de exposición o “estimulación/dosificación” constante , además de seguir un mecanismo “PSI-LADME” de transferencia pasiva o espontánea, se cumplirá, en general, para su “eliminación/extinción” cada vez que cese el ciclo de estimulaciones:

– dπ/dt = V = k = Constante

π = π0 – κ t

(Ecs. I)

Velocidad Vdel Proceso Uniforme = La Variación o Disminución con el Tiempo de la Potencia o

Intensidad de Estímulo recibida en los Centros Neuronales-Diana del “Fármaco-Meme” o “Droga Informacional” es Constante a lo largo de todo el

Proceso PSI-LADME; Esta “Concentración o Dosis de Estímulo” π disminuye linealmente con el tiempo desde su valor inicial dado por la Dosis o Potencia

Liberada Efectiva, π0, hasta su extinción total (Revisar Fig. 4, sustituyendo [C] por π).

Observen que, en efecto, π y π0 poseen unidades de “potencia física” si la Constante de Sensibilización o Susceptibilidad Condicionante presenta las de “energía”. O bien, de “intensidad física” cuando

suponemos que κ tenga las de “energía por unidad de área efectiva de los centros receptores”, lo que es físico-matemáticamente equivalente por entero.Análogo farmacocinético (entre otros, ver ejemplos en la Sección correspondiente del texto): Eliminación del alcohol ingerido por vía oral.

Vida Media de un Estímulo o “Fármaco-Meme” para Psicocinéticas de Orden Cero

Definido como Tiempo necesario para que la Potencia/Intensidad de Percepción del mismo se reduzca a la mitad de su Valor Efectivo de Exposición o “Liberación” Inicial, es patente por (I) que:

t1/2 = π0/2 κ

(Ec. II)

Siendo su Tiempo de Extinción el doble de dicha cantidad, como es lógico.

Lo más interesante al respecto es que las pruebas empíricas de los muy numerosos experimentos realizados sobre el establecimiento de Condicionamientos Clásicos desde los ya relativamente remotos ensayos de Pavlov – y que implican tanto a varias especies de mamíferos como de aves y al propio ser humano –, demuestran que en este tipo de proceso – al igual que ocurre con la caída de niveles de concentración en sangre o plasma del alcohol o cualquier otro caso farmacológico que siga la Cinética de Orden Cero –, los tiempos de extinción – equivalentes a los de eliminación en el ámbito farmacocinético – son inversamente proporcionales a la Potencia o Intensidad de Estímulo Efectivo Percibido – cual lo son a las Dosis Efectivas Liberadas para esta clase de drogas –. Asimismo, la pendiente o velocidad constante con la que se produce este decrecimiento de “huella perceptiva” hasta su extinción total es diferente según la identidad del sujeto estudiado,

variando entre especies y/o individuos según la sensibilidad o susceptibilidad a ser condicionados mediante este mecanismo de los mismos. Lo que ocurre es que la variabilidad estadística en el seno de la especie humana es mucho más alta e individualizada que en el ejemplo del alcohol y otras drogas, y no en todas las índoles de estímulos implicados se diferencia por sexos como en el ejemplo del alcohol, aunque en algunos de ellos sí. En cambio, los perfiles de psicoemocionales de cada persona y la edad sí parecen influír en los valores promedio de las Constantes de Sensibilización o Susceptibilidad κ ; Obviamente, los individuos, grupos de población o especies más susceptibles o condicionables exhiben valores inferiores para ella que los menos “impresionables”, alargándose por ello sus “tiempos de extinción” tras un “impacto condicionante”. Esto explica perfectamente la dinámica operativa del fenómeno: Al repetir los “dobles estímulos sincrónicos” o “pares incondicionados/neutros” con frecuencia regular

suficiente para que los intervalos entre dos exposiciones sucesivas sean más cortos que los tiempos de extinción, mantenemos un “equilibrio estacionario” de sobre-excitación permanente, que fija la asociación del condicionamiento, y por ende sus “efectos” o cambios de conducta (respuesta condicionada), de forma estable y firme. Hasta el punto de que el Sistema Nervioso y/o Hormonal/Endocrino del afectado reacciona ante la mera presencia del estímulo inicialmente “indiferente” como si fuera excitado por el “natural” o “incondicionado” (como el perro salivando al oír sonar la campana o nosotros mismos al oler el perfume de nuestra madre aunque ya no esté presente su tarta casera más exquisita o “aquellas croquetas especiales” que recordaremos siempre; De nuevo, la “huella condicionada” de mi memoria actúa en el último ejemplo, con salivación incluída).

La validez de nuestro Principio Analógico Fundamental de Paralelismo Psicofísico se sostiene, en

consecuencia.

Del “perro de Pavlov” a las “cobayas” (aves, roedoras, primates y humanas) de Skinner: Condicionamiento

Instrumental y sus tipos

Unas pocas décadas más tarde de la publicación y sonada discusión de las experiencias de Pavlov, el psicólogo John Watson y – en especial – el médico psiquiatra y biólogo B. F. Skinner – los dos norteamericanos – emprendieron un estudio experimental sistemático sobre los procesos de Modificación de Conducta por Condicionamiento, cuyos descubrimientos y resultados sentaron las bases fundamentales de la Teoría y Escuela Conductista de la Psicología. Podemos resumir sus conceptos y hallazgos a través de las siguientes definiciones y ejemplos:

Condicionamiento Operante o Instrumental

Proceso de aprendizaje mediante el cual una acción o conducta concreta es seguida o se hace seguir de inmediato en el tiempo por un “Estímulo Condicionante” deseable, placentero o “de recompensa” (“refuerzo positivo”), o bien por otro no deseable o doloroso/frustrante (“refuerzo negativo”). La “Respuesta Condicionada” en el primer caso es siempre un aumento de la frecuencia o probabilidad de que el sujeto repita la misma acción que se asocia por contigüidad al estímulo grato recompensador; Y, naturalmente, en el segundo escenario, la respuesta consiste en una disminución de la frecuencia o probabilidad de llevar a cabo la misma acción.

Así, por ejemplo – citando un experimento ya clásico – si introducimos ratas de laboratorio en una caja cerrada trasparente por su tapa, con una única entrada que se cierra cuando penetran todas y dos salidas posibles, al principio la proporción de cobayas que saldrán de la misma por cada una de las dos alternativas tenderá a ser la mitad, tanto más ajustada

a ese 50% de probabilidades que dicta el azar cuanto más numerosa sea la población de roedores sometida al ensayo; Pero si colocamos dos mecanismos en cada una de las salidas que provoquen un estímulo opuesto en términos de placer/dolor pronto aprenderán a elegir la opción que reporte “recompensa” en detrimento de la que supone “castigo”. Así, si en la salida “A” insertamos una trampilla automática que se abre al sufrir el peso del animal al pasar y despliega una bandejita con la comida predilecta de la rata, mientras que en la salida “B” instalamos un par de electrodos conectados a un resorte mecánico similar que descarga una corriente no mortal ni incapacitante pero sí dolorosa para la cobaya, observaremos que después de repetir la experiencia unas pocas veces una creciente mayoría de roedores opta por la salida “A”. El crecimiento de esta fracción hasta alcanzar el 100% de los sujetos estudiados será tanto más rápido cuanto más intensa y por ello dolorosa sea la descarga dentro de los límites tolerables y/o más

suculento sea el “banquete” preparado, siempre que los roedores estén razonablemente hambrientos. Skinner reprodujo este o similares montajes experimentales con aves, perros, gatos, simios y humanos voluntarios o pacientes psiquiátricos que sufrían distintas fobias o neurosis obsesivo-compulsiva, a quienes trató mediante esta clase de “terapia de refuerzo por recompensa” o “aversiva”, con objeto de modificar o eliminar sus “conductas anómalas”. Los resultados fueron sustancialmente los mismos y coherentes con sus hipótesis.

Tipos de Condicionamiento Operante

• Condicionamiento por Recompensa: Conocidooriginalmente como “Refuerzo Positivo”; Puesto que este último concepto es más general, se opta en la actualidad por el primer término, al ser mucho más claro y específico: Un acto o conducta del sujeto es seguida por un estímulo

placentero, agradable o motivador. Esta secuencia se repite. Cuanto más se repita, más rápidamente crecerá la respuesta adaptativa del individuo: Aumentar la frecuencia o probabilidad de que la “conducta premiada” se reitere o mantenga estable en el tiempo. Si estos ciclos son lo bastante prolongados y/o el “Estímulo Reforzador” lo suficientemente potente, al final el animal o persona condicionada adquirirá el “Hábito Condicionado” de la conducta reforzada en ausencia del estímulo de recompensa. Es el más corriente de los Condicionamientos Instrumentales.Por ejemplo, las ratas así condicionadas acaban por elegir siempre la salida “A” aunque ya no le ofrezcan comida ni reciban una descarga por la otra puerta; Un par de muestras simples de que este mecanismo actúa de forma idénticamente poderosa y eficaz en nuestra especie, aunque en ella los principales “estímulos de recompensa” suelen ser más bien de orden social, no físico: 1)

Un jovencito estudiante de cualquiera de los dos sexos que – aun sin hallarse naturalmente inclinado a las labores intelectuales, pues en este otro caso habría un componente personal de Condicionamiento Natural o “Clásico” –, se afana en estudiar y sacar buenas notas porque sus padres y profesores refuerzan positivamente el éxito en sus esfuerzos: Elogios, aprecio, coacción emocional: “Nos sentimos orgullosos de tí y te queremos aún más, hijo/a...”, se le inculca el deseo de promoción social y profesional (“has de ser un/a buen/a profesional y triunfar como nosotros – o bien llegar más lejos que nosotros, según las circunstancias familiares – hijo/a mío...”), concesión de privilegios o “libertades” en el seno de la familia...; 2) Una chica de la misma edad que no destaca por nada en especial en los estudios y es de familia pobre, pero cuyo enorme y prematuro atractivo físico es “recompensado” por la “babeante” admiración de sus compañeros masculinos y la palmaria “envidia imitativa” de

sus compañeras del mismo sexo, convirtiéndola en una “líder popular” en el Instituto: La chica pronto aprenderá a exaltar y potenciar su natural “conducta sexy”, para de este modo obtener más y más “premios sociales” en su ámbito habitual de relaciones. Esto ocurrirá o tenderá a ocurrir por mucho que sea reprimido por la familia (imaginemos que esta es tradicionalista de cualquiera de las tres “Religiones del Libro”), debido a que – por lo general, excepto casos de padres, tutores o contextos socioculturales demasiado radicales, integristas o marginalmente “fanáticos” –, la intensidad de los estímulos de refuerzo positivo otorgados como “premio” por su entorno escolar y de amistades será superior a la de refuerzos negativos o “castigos” aplicada por sus progenitores o parientes a su cargo. Este ejemplo es particularmente significativo en el escenario extremo de las huérfanas sin familiares o tutores adoptantes sustitutivos disponibles. A causa de que la única fuente activa de

“recompensas psicoemocionales o afectivas” es su ambiente escolar y de “coleguitas”, al carecer de ellas en su ausente entorno familiar.

En este último caso, recurro a la “memoria condicionada extendida” de mi Musa Rubia, Marilyn Monroe, no a la mía propia.

• Condicionamiento por Castigo, o “Castigo Positivo”: Se utiliza el calificativo “positivo” con objeto de diferenciarlo de otra variedad de condicionamiento operante anteriormente denotada por “Castigo Negativo”. Hoy por hoy denominada “Entrenamiento por Omisión”, con el propósito de evitar errores o confusiones: Una conducta o acción dada es reprimida mediante estímulos subsecuentes de índole desagradable, dolorosa – la mayor parte de las veces en nuestras sociedades actuales de forma psicológico-social, no física – o frustrante, desmotivadora, en suma; Su psicodinámica es

idéntica pero simétrica a la anterior: Cuanto más se repita y/o más potentes sean los estímulos “castigadores” empleados, menor será la frecuencia o probabilidad de mantenimiento de la conducta reprimida o “reforzada negativamente”. Hasta que llegue a extinguirse aun cuando los estímulos de castigo desaparezcan, si el “tratamiento” es lo bastante eficiente/impactante y/o dilatado en el tiempo. De esta manera, Skinner, Watson, Kantor y otros conseguían que sus cobayas jamás salieran por la “Puerta B” dotada de electrodos de descarga, aunque ya no se hallasen conectados. Ejemplos “humanos”: 1) Un jovencito es por naturaleza de carácter “revolucionario”, rebelde, discutidor, polemista, propende a desafiar a las jerarquías y autoridades con razón o sin ella, pero vive en una sociedad férrea, autoritaria y tradicionalista: La variada y creciente serie de “estímulos de castigo” descargados sobre su conducta tenderá a generar la respuesta de reducirla, extinguirla o, al menos,

aprender a disimularla por mero instinto adaptativo de supervivencia social ( y en ciertas comunidades, hasta personal); 2) De nuevo “tiro de archivos” prestados por la memoria condicionada de mi Musa Rubia: Una chica de “perfil Líder de Animadoras” y además, huérfana, como la descrita en el ejemplo del Caso-Tipo previo, aprende enseguida por los mecanismos condicionantes de recompensa a “comportarse muy sexy”; Pero en el fondo siente a la par cierto rechazo aversivo al sexo y, de hecho, es frígida hasta más allá de los 25 años por haber sufrido abusos de niña por parte de enfermizos y repugnantes “papaítos adoptivos” temporales; Los estímulos reforzadores (memes agonistas en nuestro modelo) y represores (memes antagonistas), pugnan por condicionar el mismo patrón básico natural o espontáneo de conducta en sentidos opuestos; El resultado dependerá en exclusiva de una relación o “suma vectorial” de fuerzas psicodinámicas: Si la intensidad

promedio de las “recompensas” es mayor que la potencia de los “castigos” y/o las “constantes de susceptibilidad/sensibilidad” para ambos procesos condicionantes guardan comparable proporción relativa, la muchacha optará por desarrollar, hacer crecer y conservar la pauta de “conducta sexy” y puede llegar a ser una “diva de Hollywood” o figura equivalente si es inteligente emocionalmente y su contexto socio-cultural e histórico lo favorece; Por el contrario, cuando las potencias promedio de los estímulos de castigo superen las de los de recompensa (es violada de adulta varias veces, o su sociedad o redes de allegados o amistades son muy puritanas), y/o ocurra lo mismo con sus respectivas constantes de sensibilización/susceptibilidad, resulta más probable que se torne una “estrecha”, reprimida y/o derive a la “castidad”. Puede hacerse maestra solterona de niños marginados o monja misionera, sublimando así su ansia de cariño y afecto.

Hagamos notar que – en contra de lo afirmado por los adversarios frontales del Conductismo – las conductas conscientes, voluntarias o cognitivamente complejas cual las descritas en ejemplos anteriores – no quedan “fuera” del paradigma teórico de esta escuela psicológica – sino que son explicadas a modo de “propiedades derivadas de la respuesta/conducta en función”.

• Condicionamiento por “Entrenamiento de Omisión”: Una acción o conducta es “reprimida” a través de la omisión o ausencia del estímulo de recompensa. Reiterando tal proceso el sujeto disminuye la frecuencia y finalmente renuncia al patrón de comportamiento indeseado. La velocidad de la extinción aversiva es menor por lo general que usando la recompensa o castigo directo, y directamente proporcional a la intensidad o potencia específica que posea del estímulo placentero para el receptor. Por eso se la denotó al principio como “Castigo Negativo”,

terminología obsoleta por razones de claridad, tal cual ya se señaló. Una muestra de ello es un procedimiento muy habitual tanto en el adiestramiento de mascotas como en la educación de niños: Por ejemplo, es muy fácil enseñar a un perro a comer, dormir, orinar o defecar en lugares concretos y no molestos si cuando no lo hace así se le “castiga” eliminando de su dieta su comida favorita o retirándole su hueso para roer o su pelota-juguete favorita; Igualmente reaccionará una de nuestras crías humanas si cada vez que se orina en la cama se le priva de ir al zoológico o visitar el fin de semana su hamburguesería o heladería predilectas, por citar tan sólo un par de posibilidades. Esto ocurrirá aunque no se le premie activamente cuando no “moje las sábanas”, si bien la simultaneidad de ambos condicionamientos multiplicará la eficacia y prontitud del mecanismo de aprendizaje.

• Condicionamiento por Refuerzo Negativo (propiamente dicho) o Escape: El individuo es sometido a un estímulo aversivo o displacentero hasta que opta por una conducta tal que implique la desaparición del mismo. La repetición de esta secuencia provoca que la conducta buscada se produzca nada más aparecer el estímulo desagradable de forma “automática”. Simples muestras de este método: Se aplica un ruído estridente doloroso pero no lesivo a un chimpancé durante unos minutos, estímulo aversivo que únicamente cesa si éste aprieta un botón de un color determinado sobre un tablero con dos o tres más de otros colores: Inicialmente, el primate pulsará cualquier tecla de forma azarosa, pero basta que acierte por pura “suerte” una vez para que – reproduciendo el experimento sucesivamente en unas pocas ocasiones –, aprenda a tocar el botón “mágico” que anula el estímulo negativo nada más ser expuesto a este; Otro caso análogo: Dejamos a un

nativo de cierta tribu primitiva perdida que desconoce por igual la existencia y uso de una maleta pequeña, unos guantes y un paragüas con esos objetos en el suelo en medio de una explanada abierta un día de fría lluvia cerrada. El nativo está desnudo, acostumbrado a climas cálidos y secos y sin posibilidad de cubrirse de otra manera: Instintivamente, probará a guarecerse del agua torrencial con cada uno de los tres objetos. Pero en cuanto acierte a abrir el paragüas, ya nunca hará otra cosa al encontrarse bajo la misma circunstancia.

Equivalencias Analógicas según nuestro Modelo

Es relativamente sencillo en términos conceptuales establecer las siguientes equivalencias entre estas formas de Condicionamiento Operante o Instrumental y la acción de las clases fármacos dirigidos a receptores específicos antes explicadas:

Condicionamiento Instrumental u Operante (Específico en diverso grado) = Fármaco-Memes

(FMs) que obedecen Cinéticas de Extinción de Orden Uno – en su gran mayoría – o de perfil “catalítico” o de Michaelis-Menten. Los “bautizo” “FMs Operantes

o Instrumentales”

Condicionamiento por Recompensa (Específico, incrementa la actividad o respuesta de sus centros

receptores neuronales) = FM Instrumental Agonista Puro

Condicionamiento por Castigo (Específico, reduce o bloquea la respuesta de los centros receptores

neuronales) = FM Operante Antagonista Total o Parcial, Inhibidor Competitivo

Condicionamiento por Omisión (Parcialmente Específico, induce indirectamente reducción de la

actividad de los receptores-diana, pero sin impedir su “acoplamiento” con otros estímulos “positivos” o

“agonistas”) = FMs Agonistas Parciales, Inhibidores No-Competitivos

Condicionamiento por Refuerzo Negativo o Escape (Específico, Agonista por Retro-Inhibición o “Feed

Back Control) = Análogos a fármacos reguladores de la Actividad Enzimática o la Transcripción de

Proteínas por asociación con Receptores/Mediadores de G-Proteínas. Mecanismo muy específico de

Cinética de Eliminación compleja, tipo Michaelis-Menten, incluyendo FMs que controlan la

producción de “Proteo-Memes” o Productos Neuro-Culturales concretos, como Complejos Meméticos de

Media Densidad y Alta Especificidad, ligados o asociados a contenidos o módulos meméticos ya

“insertados” en la Red Neuropsicológica, habitualmente de código ideológico-moral-religioso

(análogos a las G-Proteínas y “transmisores/mensajeros secundarios”)

Todas ellas apoyadas por la aplicación de nuestro Principio de Paralelismo Psicofísico que establece la analogía morfo-funcional y por ende cinética y dinámica entre fármacos/drogas y los “memes condicionantes u operantes” o “fámaco-memes” (FMs).Analogía sustentada a su vez por los siguientes hechos empíricos indudables:

• Tanto los fármacos como los FMs o estímulos codificables condicionantes inducen bien un incremento de la actividad de sus centros receptores-diana a nivel celular o neuronal (agonistas, refuerzo positivo, placer), bien una disminución o bloqueo de tal actividad (antagonistas, refuerzo negativo, displacer); O, en el caso de los mecanismos más complejos citados, una regulación o modulación indirecta de los mismos por medio de “segundos mensajeros”.

• Este proceso básico efector equivale a la

interacción de ambas clases de excitantes con sitios macromoleculares Receptores específicos emplazados en la membrana y/o el medio interno celular a nivel de sus tejidos-diana; En la opción de los FMs, centros perceptores y asociativos-procesadores concretos de la red neuronal encefálica en general o de la corteza cerebral en particular, ligados a otros centros sensoriales determinados. La unión o conexión estímulo-receptor descrita es reversible asimismo en el campo psicodinámico, puesto que su “huella perceptiva” y “efecto condicionante” tienden a reducirse o desaparecer si no se repite la excitación específica con suficiente periodicidad, siguiendo además varios tipos de cinéticas de extinción por entero equivalentes a las correspondientes cinéticas de eliminación de los fármacos o drogas, sus “análogos” bioquímicos.

• Unión o Conexión Específica: La conexión FM-Receptor que hemos señalado justo antes es

altamente específica; Hasta el extremo de que reducidos cambios en los patrones del estímulo y/o en su contenido de código pueden ocasionar enormes modificaciones sobre su efecto condicionante; Al igual que ocurre con pequeños cambios químicos o estructurales en las moléculas de los fármacos o drogas.

• Psico-Afinidad o Asociación por Contigüidad: Los FMs o estímulos efectores portadores de códigos condicionantes se asocian a centros receptores neuronales concretos vinculados con la percepción y procesado de los estímulos primarios “Incondicionados” o “Instrumentales” productores de dolor/placer o cese/asusencia de los mismos con los que se asocian por contigüidad espacio-temporal. Poseen capacidad – por ello – de formación de “Complejos FM-Receptor” específicos. Asimismo, puesto que estas conexiones son “débiles” o “reversibles” (a diferencia de las que constituyen sus

“reforzadores primarios”), cuanto más frecuentemente se repitan, sin llegar a saturar los centros receptores, más intenso o potente será su Efecto Psicodinámico (inducción, cambio o variación de conducta), al igual que acontece con los efectos biológicos de los fármacos o drogas al reiterar las dosis.

• Psico-Actividad Intríseca o Eficacia Psicodinámica: Capacidad, Poder o Potencial que el Complejo FM-Receptor conlleva para generar directa o primariamente, de manera secundaria o en “cascada”, un Efecto o Cambio de Conducta definido. Se estimaría utilizando un parámetro adimensional comprendido entre 0 y 1, siendo la unidad su valor máximo. Dependería tanto de sus pautas de estimulación como de su contenido codificable, pero también de las características conformacionales de sus centros perceptores y asociativos a escala de conexiones neuronales.

• Tipos de “Ligandos Psiconeuronales”: Los detalles a escala neuronal y molecular de estas distintas formas de conexiones específicas Fármaco-Meme/Receptor son – por el momento – desconocidos en su mayor parte – a excepción de ciertos estímulos de refuerzo condicionante en extremo elementales de “código/densidad informacional mínima”, como los utilizados por Pavlov, Skinner y otros en sus experimentos iniciales – . Pero podemos usar nuestro Principio de Analogía Psicofísica para postular o esbozar de forma simplificada lo que podrían constituir sus modalidades básicas más generales:

FMs Agonistas “Puros” = Condicionamiento Clásico con Estímulo Incondicionado Placentero

o Positivo, Condicionamiento Operante por Recompensa

El cambio conformacional de las conexiones neuronales y su efecto potenciador de la

actividad de las mismas es integral, definido y metaestable: Se mantiene mientras no se extinga

y/o sature la asociación reversible FM (Estímulo)-Receptor.

FMs Agonistas Inversos

Con mecanismos de acción idénticos a los anteriores y de las mismas naturalezas, pero

inductores de los Efectos o Cambios de Conducta opuestos a los condicionados por otros dados, los

Agonistas Puros.Por ejemplo: Un padre de ideología autoritaria y machista premia a su hijo varón por mostrarse violento y dominante, en contra de los refuerzos administrados en el colegio en sentido contrario, recompensando un comportamiento pacífico y colaborador.

FMs Agonistas Parciales, Inhibidores No-

Competitivos = Condicionamiento por Omisión

La conexión por asociación es más débil y reversible, el cambio conformacional más ligero y puede disminuir o “relajarse” antes de cesar y/o saturarse las uniones específicas. (Es inestable). Exactamente igual ocurrirá con sus efectos, por

lo que puede reducirse el incremento de actividad neuronal inducida a lo largo del

proceso. Combina – por tanto – los rasgos de Agonista con los de Antagonista.

FMs Antagonistas, Inhibidores Competitivos = Condicionamiento Clásico con Estímulo

Incondicionado Displacentero o Negativo, Condicionamiento Instrumental por Castigo

La conexión específica con el centro o centros Receptores neuronales “ocupa” pero no

transforma sus conformaciones. Baja o bloquea la actividad psiconeuronal en un sentido o sector

específico, y por tanto la conducta inhibida dependiente de ella.

FMs Agonistas por Retro-Inhibición o Reguladores de la Actividad Neuronal Específica y/o de la tasa de su “Traducción” o Producción de Productos Neuro-Culturales (Proteo-Memes) =

Condicionamiento por Refuerzo Negativo o Escape

Equivalentes a fármacos reguladores de la Actividad Enzimática o la Transcripción de

Proteínas por asociación con Receptores/Mediadores de G-Proteínas.

Mecanismo altamente específico con Cinética de Eliminación compleja, tipo Michaelis-Menten,

incluyendo FMs que controlan la producción de “Proteo-Memes” o Productos Neuro-Culturales

concretos, cuales Complejos Meméticos de Media Densidad y Alta Especificidad, vinculados o asociados a contenidos o módulos meméticos

ya “insertados” en la Red Neuropsicológica, habitualmente de código ideológico-moral-

religioso (análogos a las G-Proteínas y “transmisores/mensajeros secundarios”).

Matemáticas para las Psicocinéticas de Orden Uno. Parámetros Asociados

Tal cual cabe esperar según el Principio de Paralelismo Psicofísico, por analogía con los procesos LADME de evolución de la concentración de fármacos en el medio interno del organismo, y al mismo tiempo muestra la experiencia, la mayoría de los procesos de Aprendizaje Condicionado, Transferencia de Memes Efectores/Condicionantes o “PSI-LADME” obedecen a una cinética de Primer Orden o linealizable a escala semilogarítmica. De hecho, así lo hacen todos los ejemplos citados menos los de baja especificidad y acción local ajustados a la de Orden Cero ya expuestos, además del último grupo descrito, cuyo mecanismo cinético sigue el

patrón tipo “enzimático” de Michaelis-Menten. Por consiguiente, su Velocidad de Extinción V – dada por la disminución en el tiempo de la Intensidad o Potencia de Estímulo Efector o Condicionante percibido π a partir de su Valor Efectivo inicial administrado π0 –, será directamente proporcional a dicha Intensidad o “Presión” de Estímulo en cada instante, viniendo a ser cuantificada por:

V = – dπ/dt = κ ππ = π0 e – κ t

Lnπ = Lnπ0 – κ t

(Ecs. III)

Correspondientes a gráficos de perfiles como los de las Fig. 5, sin más que “reemplazar” [A] (Concentraciones efectivas o liberadas de fármaco o droga) por π (Intensidades de Estímulo percibidas).

Semivida o Vida Media para las Psicocinéticas de Orden Uno

De forma exactamente equivalente a las fármacocinéticas de igual pauta, los niveles de estímulo percibidos de modo consciente se extinguen de modo inversamente proporcional en exclusiva a la Constante Psico-Cinética de Sensibilidad Específica o Susceptibilidad κ del sujeto para con cada tipo de “Códigos de Memes/Estímulo” en concreto, independientemente de su “dosis” o “potencia de exposición efectiva inicial”, π0 .Así pues, para la Semivida o Periodo de Reducción de esa Potencia Percibida de Estímulos a la mitad de su valor efectivo original, es obvio por (III) que:

t1/2 = Ln2/κ

(Ec. IV)

Las consecuencias teóricas de este resultado son muy interesantes y reveladoras, confirmando la validez del modelo con respecto a lo obervado en términos experimentales:

1) Estímulos Mínimos Efectores Condicionantes: Puesto que los tiempos de extinción relativa no dependen de la Potencia Efectiva de Exposición Inicial, basta cualquier Intensidad Mínima superior al Umbral de Percepción en la estimulación condicionadora para generar un efecto o cambio de conducta proporcionado a ella a escala semilogarítmica. El Condicionamiento Instrumental u Operante actúa con eficacia relativa idéntica – por ende – desde el mínimo umbral de percepción, a diferencia de lo que ocurre con el Condicionamiento Clásico o “Natural”, en el cual la cantidad o “dosis” de estímulo es determinante para el ritmo de extinción.

2) Efecto “Subliminal”, por ausencia de un

auténtico o definido “Tiempo de Extinción Total”: La curva exponencial es – en rigor – asintótica con el eje horizontal de tiempos; Es decir, que la “huella perceptiva” y los efectos condicionantes de esta clase de refuerzos positivos y negativos en general nunca se anulan del todo, por más que se tornen infinitesimales a largo plazo. Cuando su magnitud decrece o se extingue hasta valores de intensidad inferiores al umbral de percepción y asociación consciente, siguen existiendo en el Sistema, solo que son “filtrados” o derivados a nivel inconsciente. O sea, se vuelven “subliminales” o “residuales”, pero pueden seguir activos de modo “latente” en dicho plano “psico-intrómico”. En consecuencia, ciertos impactos o estímulos posteriores directa o indirectamente asociados a ellos – en especial si fueron particularmente potentes y/o “traumáticos” aunque no se reiteraran lo suficiente en el tiempo para

generar un efecto objetivo conductual en su momento –, suelen hacerlos “emerger” por “efecto túnel psicodinámico” (Consulten [21]); Asimismo, el proceso reverso es igualmente factible: Se pueden inducir “semillas latentes condicionantes inconscientes” mediante “estímulos subliminales portadores de códigos” situados por debajo del umbral de percepción consciente; Ambos fenómenos son bien conocidos y han sido estudiados con amplitud por la Psicología – dentro del campo Psicoanalítico y Psicofísico (Teoría de la Percepción y Procesado Neuronal de Información) o, de modo más reciente, Neuropsicológico, principalmente –. Pero, hasta ahora, no existía un vínculo conceptual teórico entre ellos y el Conductismo o Teoría de la Conducta. Lo que – modestamente – consigue el modelo de este humilde librepensador, bioquímico y “psicólogo/parapsicólogo autodidacta”.

Curvas y Parámetros Psicocinéticos

Debido a todo lo anteriormente desarrollado, la “Curva Psicocinética Estándar” para la mayor parte de los procesos PSI-LADME de Transferencia de Memes Efectores/Condicionantes o “Psico-Fármacos” (FMs) será semejante a la que ilustra la Fig. 8; Reproduzcamos de nuevo aquí esta gráfica con objeto de “refrescar” y “redifinir” sus principales parámetros “traduciéndolos” a la “esfera psíquica/memética”:

(Fig. 8, bis)

Estableciendo – pues – las correspondencias:

• Concentración = Intensidad o Potencia del Estímulo/Código Memético Efector Condicionante

• Cmax = πmax = Intensidad Máxima Efectiva de Estímulo Percibido a Nivel Consciente por los Centros Receptores/Asociativos Neuronales Específicos al mismo

• CMT = πMT = Potencia Máxima Promedio de Sobresaturación o “Psicotóxica” del Estímulo/Meme Efector Condicionante o Fármaco-Meme (FM) admisible por el sujeto perceptor (superada la cual, la enorme intensidad de placer o displacer distorsiona la respuesta)

• CME = πME = Intensidad Media de Estímulo Percibida por los centros neuronales receptores y

asociativos• AUC = “Area under Curve” (“Área Bajo la Curva”)

= Mide la Eficacia Promedio de la Acción Condicionante, es directamente proporcional a la Intensidad o Potencia de Estímulo Efectivo aplicado, según un calibrado lineal para esta modalidad de cinética

• Tmax = Tiempo o Periodo necesario para alcanzar el valor de Potencia Máxima de Estímulo Percibido

• TE = Tiempo o Periodo de Acción Eficaz del Estímulo Efector Condicionante o FM

• IE = Intervalo Efectivo de Acción del FM

Lógicamente, el trazado genérico de estas curvas de evolución suponen que la intensidad percibida por el Sistema de Transmisión Nerviosa en general y sobre los centros perceptores/asociativos específicos para con el estímulo/meme condicionante en particular aumenta suavemente mientras este es emitido, captado sensorialmente, transducido en impulsos

neuroquímicos, “filtrado” neuro-sensorialmente y transmitido a los mismos, más tarde llega a un “techo” o “pico máximo” de percepción-asociación-procesado en el seno de tales centros y luego empieza a extinguirse exponencialmente a un ritmo dado, tanto menor cuanto más elevada sea la sensibilidad o susceptibilidad específica FM-Receptor. Hay que destacar que este perfil cinético es justo el observado de manera empírica en la fracción mayoritaria de procesos de aprendizaje condicionado operante en particular... Y, en general, también en los fenómenos de respuesta perceptiva a estímulos sensoriales físicos elementales visuales, táctiles, auditivos, olfativos o gustativos – siempre que estos se mantengan en magnitudes “moderadas o intermedias”, alejadas tanto de los umbrales mínimos de recepción como de los que marcan su “techo” de saturación –. Esto es fruto de que entonces la relación estímulo-respuesta obedece a la Ley Psicofísica Fundamental de Fechner-Weber o sus “reajustes” más aproximados (Ley Potencial de

Stevens), ver [19]: La Cantidad de Sensación o Percepción es directamente proporcional al logaritmo del Estímulo en el primer caso, o bien en razón potencial aproximadamente similar en el segundo; Como es matemáticamente evidente, ambas funciones son cuasi-linealizables a escala semilogarítmica por tal razón.

Ni que decir tiene que este hecho vuelve a corroborar la validez de nuestro modelo de forma bastante sólida.

Psicodisponibilidad de un FM

Continuando con nuestro razonamiento “analógico-psicofísico”, definimos:

• Psicodisponibilidad de un Estímulo Efector Condicionante/FM : Fracción o porcentaje de la Energía equivalente a la Potencia o Intensidad

Estimulante Efectiva del FM que es percibida, asociada y procesada íntegra por el Sistema de Transmisión Nerviosa en primer término, por sus centros receptores específicos a nivel psico-neuronal en segundo, así como la velocidad a la que dicha fracción es de esta manera asimilada.

• Psicodisponibilidad en Magnitud: Fracción Energética de la Intensidad de Estímulo Condicionante o FM aprovechable o potencialmente útil , es decir, capaz de producir efecto conductual objetivable (primer criterio de la definición).Un factor en estremo sugerente y crucial de este concepto es el que nos ha llevado a establecerlo como una medida de energía, no de potencia o intensidad. Esto obedece también a nuestro Principio Fundamental de Paralelismo Psicofísico: Así como una “Dosis D”, o cantidad en masa de fármaco-droga suministrado, equivale al producto de su “Concentración Efectiva” absorbida C y el volumen compartimental que la

recibe a escala celular-diana (VD), cualquier Energía Estimulante Efectora/Condicionante ε vendrá cuantificada por el de su Potencia de Estímulo Efectivo π y un Tiempo de Percepción-Procesado-Asociación que denominaremos Tiempo de Respuesta o Reacción Condicionada, TCR .

Así, por tanto:

ε = φ π TCR

(Ec. V)

Donde φ simboliza la Fracción de Psicodisponibilidad en Magnitud.Notemos que – para una misma intensidad o potencia de estímulo/meme condicionante – la Psicodisponibilidad en Magnitud crece linealmente o en directa proporción con el Tiempo de Reacción:

Ello implica algo muy relevante debido al peculiar y muy práctico funcionamiento de nuestro Sistema Nervioso Central, en concreto del llamado “Sistema Reticular Ascendente/Descendente” (revisar [23]). Este vital subsistema es el que “filtra” selectivamente el desmesurado número de estímulos que recibimos en cada instante durante nuestro estado consciente de vigilia, haciéndolo “manejable” sin sofocar por entero el Sistema: Así, aquellos pocos estímulos de refuerzo negativo que impliquen fuerte riesgo para el bienestar o supervivencia tanto personal como social – o por el contrario aquellos otros igualmente escasos por lo común si bien positivos que supongan una estrecha relación o importancia en términos sexuales/reproductivos o cualquiera de sus manifestaciones culturalmente “sublimadas” (cuales el ansia de fama, notoriedad, amor por las propias obras o creaciones, “dejar huella”...) –, serán “filtrados” por la “vía asociativa-procesadora-reactiva rápida”, controlada por el primitivo cerebro Reptiliano (Complejo R), además de por ciertas zonas

del emocional más primario o “Límbico” , compartido con los demás mamíferos. Esto ocurre nada más ser captados desde las neuronas sensoriales en sus correspondientes centros cerebrales receptores, disfrutando por consiguiente de Tiempos de Reacción menores: Su Psico-Biodisponibilidad menguará en consecuencia; Por el contrario, los estímulos condicionantes que no sean percibidos como de “urgencia instintiva inmediata”, serán “clasificados” en el grupo destinado a ser “derivados” por la vía asociativa-procesadora-reactiva digamos “lenta”, fundamentalmente gobernada por los módulos o circuítos neuronales del Neo-Córtex o corteza superior del cerebro, por lo que sus Tiempos de Reacción se prolongarán un par de órdenes de magnitud más: En la misma medida, sus Psicodisponibilidades se mostrarán superiores; Es evidente que los estímulos o refuerzos ligados a los Memes Efectores/Condicionantes” de mayor densidad de información (media-alta) o contenidos de código más complejos – como los de índole ideológico,

moral o religioso –, pero que a causa de su propia naturaleza o significado “posponen” su “recompensa”, “castigo”, “omisión” o cualquier otra forma de refuerzos a un nivel abstracto y espacio-temporalmente indefinido o indeterminado en el futuro (por ejemplo la “Vida Eterna”, el “Infierno”, el “Paraíso del Proletariado”, el “Imperio de los Mil Años para la Patria Aria Superior”, el ser recordado o reconocido como “un hombre justo”, o una “mujer decente”, la “honra de los antepasados”...), logran así elevar de modo más que notable su Psicodisponibilidad o Eficacia Efectora u Operante, sin necesidad de verse “obligados” a ser emitidos con una potencia demasiado grande. El “truco infalible” es que sus supuestos “refuerzos” positivos o negativos no son “inmediatos” o “urgentes”, y ni tan siquiera siempre han de ser “reales”, por supuesto, mientras que la mente del sujeto condicionado los perciba “virtualmente” como auténticos; En contraste, si condicionamos a alguien “al estilo más primitivo y rudo” (mediante recompensas o castigos físicos

básicos muy tangibles, cuales alimentos o palizas, como a las ratas de Skinner y sus colegas o discípulos), al inducir reajustes o respuestas de conducta muchísimo más inmediatas y veloces, perderemos eficacia por reducción de la Psicodisponibilidad, habiendo de incrementar las Intensidades de Estímulo del Refuerzo y/o sus frecuencias de repetición para obtener igual resultado. Lo que tiene el inconveniente de poder rebasar el “Límite Psico-Tóxico” de excesivo Placer/Displacer que distorsiona, colapsa o incluso anula la Respuesta Condicionada deseada, cuando no la integridad del Sistema Nervioso manipulado. Naturalmente, los altamente “astutos estrategas evolutivos” e “infeccioso-virales” “Fármaco-Memes” o “Drogas Informáticas Idealistas” (en cualquiera de sus variantes ideológico-políticas, morales o religiosas), combinan una relativa “suavidad de potencias” con altas “tasas de repetición social y familiarmente reforzadas” (tradición, costumbres...) en sus habituales refuerzos, llegando así a escalas de

“éxito replicante o reproductivo” inusitadas. Nada más que la aplicación de la Selección Natural Darwiniana al “Mundo de los Memes” o Evolución Cultural, exactamente coherente con lo postulado por el Dr. Dawkins...; Un caso “intermedio” lo constituirían los “Memes de densidad media-baja” – tales cuales los portadores de los códigos vinculados a modas, tendencias sociales, márketing, propaganda comercial y semejantes – cuyos “refuerzos positivos o negativos” son, en parte físicos y “tangibles” y en parte “sociales o virtual-imaginales”, pero en ningún caso “de elevada urgencia” o “imprescindibles” para los dos grandes instintos vitales de conservación y reproducción, aunque se asocien a ellos de manera indirecta o simbólica a modo de su principal resorte condicionante: Estos son asociados y procesados de manera “mixta” (una primera respuesta inmediata – el “impulso inicial de deseo de comprar un producto, impactados por la “belleza sexy famosa que lo promociona, por ejemplo), seguida de una “reflexión” posterior más “madura y razonada” (evaluar su

relación calidad/precio)... Por ello, sus Tiempos de Reacción para la Conducta Condicionada son medios y sus Psicodisponibilidades o “Eficacias Efectoras” también en equivalente proporción; Por último los “Traumas” no serían más que Refuerzos Muy Negativos de Alto Impacto, una tercera clase de Efectores Condicionantes capaces de aunar en sí mismos enormes Potencias/Riesgos Vitales con la suficiente “densidad” y ramificaciones asociativas como para disponer además de grandes Tiempos de Reacción. Si, además, son reiterados, su efecto es palmariamente “devastador”, en particular cuando acontecen durante la infancia o la pubertad-adolescencia, periodos del desarrollo psicoemocional y cognitivo en los que las Constantes de Susceptibilidad son más elevadas y por ende más lentos los ritmos de Extinción: Hasta el punto de “sobresaturar” en muchas ocasiones de dolor/displacer el Sistema, colapsándolo y forzando su “borrado auto-defensivo” de la memoria consciente para ser “derivados” a nivel inconsciente,

al “pozo oculto” del “Introma de la Mente”... En esta opción, las “Respuestas de Conducta Condicionada” quedan “enmascaradas” por otros “síntomas”, frecuentemente neuróticos (fobias, obsesiones), o psicosomáticos (somatización, histeria...).

La Psicodinámica estudiada por el Psicoanálisis no sería – pues – más que un caso particular extremo de los mismos fenómenos estudiados por el Conductismo cuando se mantienen a nivel consciente.

Una vez más, la concordancia de los hechos empíricos con nuestra teoría es muy satisfactoria. Y, adicionalmente, esta conecta, integra y explica “escuelas”, métodos o enfoques de la Psicología hasta el presente absurda, parcial y tercamente “enfrentados” por falta de perspectiva global e imaginación creativa.

Por supuesto, el Factor o Coeficiente de

Psicodisponibilidad φ constituirá – como su análogo farmacológico – un índice relativo dependiente del “canal” sensorial a través del cual se perciba el estímulo de refuerzo condicionante en cuestión; Por ejemplo, es evidente que – en general – el impacto de un contenido de memes efectores determinado – por ejemplo, un mito, enseñanza o doctrina religiosa como la historia de la Manzana Prohibida y el Jardín del Edén o la “Tronante” inscripción de las Tablas de la Ley por parte de Yahvé en el Monte Sinaí frente al sobrecogido Moisés –, es muy superior si se acompaña el “Sagrado Texto” de imágenes y convenientes efectos especiales que su mero relato oral más o menos aburrido o variablemente enfático según las variables virtudes retóricas del pastor o el cura en el sermón dominical. Esto se debe a que el sentido perceptivo más desarrollado, sensitivo y por tanto susceptible en la especie humana es el de la vista. De hecho, la misma lectura de la Biblia o de cualquier otro “libro de doctrina” o “concentrado de memes idealistas operantes” también “ingresa” en

nuestro Sistema Nervioso o en Red Neuronal mediante el uso de los ojos, y nuestra “imaginación” (por algo se llama así), lo va “traduciendo” en “escenas visuales interiores” a medida que lo lee. El oído es tan sólo el segundo en importancia, y sin el apoyo del lenguaje corporal “convincente” y el adecuado énfasis visual/sonoro combinado en el verbo del predicador pierde gran parte de su eficacia; Imaginemos que escucháramos el mismo relato desgranado por una grabación robótica mecánica sin inflexiones ni gestos algunos. Apuesto a que no produciría apenas conversiones en un poblado nativo de África hasta el momento aislado del contacto con Occidente si dicho artefacto electromecánico sustituyese a un esforzado, vocacional y entusiasta misionero bien dotado para las artes verbales y escénicas. La Iglesia Católica – al igual que todos los cultos antiguos, los movimientos ideológico-políticos y las empresas comerciales – han sido y son conscientes de ello desde tiempos inmemoriales, por lo que han utilizado, utilizan y utilizarán todos los

montajes de la imaginería, la iconografía y las técnicas visuales desde sus orígenes más remotos. No por casualidad soñamos en imágenes, decimos que “una imagen vale más que mil palabras”, pensamos preferentemente en imágenes, tildamos a los presuntos profetas o “confidentes de los dioses” de “visionarios” y “alucinamos prevalentemente en imágenes”. Los protestantes, judíos y musulmanes renuncian a tan inapreciables ventajas por prejuicios iconoclastas “anti-idolatría” que intentan exacerbar las diferencias exclusivas de su “Dios Patriarca Único” con los “paganismos” anteriores, pero ni tan siquiera ellos han podido resistir la “tentación” de ilustrar de algún modo sus Libros Sagrados o, sobre todo, del uso de la propaganda visual proporcionados por la tecnología moderna (TV e Internet)... Y lo hacen con profusión – en especial sus variantes más integristas –, a veces de forma tan sólo molesta (soflamas “inflamadas” de los telepredicadores evangélicos radicales) y otras francamente letal (incitaciones con “espectáculo gore” incluido para

reclutar voluntarios de ambos sexos para la “Yihád” del Estado Islámico), por citar únicamente algunas muestras. La única razón de todo ello es la preponderancia biológicamente predeterminada del sentido operado por el ojo en los primates, no la predilección por dichos medios de ninguna Divinidad ni “Ley Dialéctica Histórica” o “Espíritu Patrio Nacionalista”... Los profetas y propagadores de los Memes Idealistas son ilusionistas – a veces cínicos y otras auto-engañados –, pero no precisamente idiotas, ni renuncian a utilizar a fondo el pragmatismo puro y duro cuando les conviene pese a la aparente “pureza” de sus Principios e intenciones. De hecho, el orden de preponderancia sensitiva – y por ende de Psicodisponibilidad o eficiencia de sus condicionamientos – de las “vías de entrada” de los Memes Efectores o FMs en nuestro cerebro es el siguiente: Visual, Auditivo, Táctil, Gustativo y Olfativo. Si en vez de “monos listos locos” fuésemos una hipotética especie de “perros listos locos” o cánidos inteligentes – una suerte de “licántropos

evolucionados”, por ejemplo – la secuencia sería, en cambio: Olfativo, Auditivo, Gustativo, Táctil y Visual, naturalmente. Entonces, los predicadores religiosos, activistas políticos y expertos en márketing nos bombardearían con “sinfonías de aromas” cuales imprescindibles complementos o refuerzos de apoyo a sus ladridos vocálicos articulados. Así pues, el equivalente psicocinético a la administración intravenosa de un fármaco sería el canal visual: Si asignamos 1 al factor φ correspondiente al AUC obtenida en la Curva Psicocinética de un FM específico administrado por canal visual tanto icónico como escrito, es obvio que el valor de dicha área bajo la curva será menor cuando el mismo contenido de código sea emitido de forma exclusivamente oral/auditiva o de cualquier otro modo concebible (aunque para este tipo de memes/estímulos más complejos o densos las vías táctiles, gustativas y olfativas resulten poco menos que imposibles o absurdas). De ahí la decisiva importancia de la imaginería, la palabra escrita y –

de modo aún más potente – ambas combinadas y mutuamente reforzadas desde el albor milenario de la Civilización.

Por consiguiente, en la práctica, podemos definir:

φa = (AUC)a /(AUC)v

(Ec. VI)

Representando φa el Factor o Coeficiente de Biodisponibilidad por Canal Oral/Auditivo, (AUC)a el Área Bajo la Curva conseguida bajo percepción auditiva y (AUC)v la obtenida cuando la vía de ingreso sensorial sea visual. Cuyo valor ha de ser siempre más pequeño que la unidad, según lo antes argumentado.De igual manera, cuando los estímulos reforzantes sean de tal naturaleza que admitan su transmisión por canales más diversos cuales los táctiles, gustativos y/u olfativos, simbolizando por c cualquiera de esas

modalidades sensoriales es obvio que podemos definir, en general:

φc = (AUC)c / (AUC)v

(Ec. VII)

• Psicodisponibilidad en Velocidad: Se establecería cual un parámetro directamente proporcional a la Intensidad o Potencia de Estímulo Máxima percibida en sus centros receptores y asociativos neuronales específicos πmáx, e inversamente proporcional al Tiempo Máximo que se tarda en alcanzar dicho máximo, Tmáx. (Segundo criterio de la definición). Ambos cuantificados sobre las curvas psicocinéticas análogas a las de la Fig. 8, lógicamente.Así pues, en la exposición a estímulos o FMs por vías no-visuales, la AUC mide la energía estimulante que se ha incorporado de modo

íntegro en los centros neuronales receptores-asociativos-procesadores correspondientes ; Por otra parte, la AUC será idéntica para el mismo tipo estímulos o FMs en todas sus formas sensoriales, siempre que supongamos transmisión completa o bien partamos de “dosis” de energías transmitidas equivalentes calculando la fracción de psicodisponibilidad en magnitud φ en cada modalidad de exposición; No obstante, aun haciendo equivaler o “corrigiendo” las energías psicodisponibles o potencialmente efectoras equivalentes de este modo, las correspondientes Curvas Psicocinéticas de Intensidad de Percepción vs Tiempo – aun manteniendo constantes sus AUC – serán más bajas y “dispersas”, anchas de base o “chatas” a medida que más lenta resulte la etapa de transmisión neuro-sensorial (de forma variante entre las diferentes modalidades o canales de ingreso no-visual), y tanto más “altas” y “esbeltas” o “menos dispersas o anchas” cuanto más veloz

sea dicha etapa. Mostrando, en exclusiva, la curva por vía visual un trazado decreciente de eliminación “pura”, carente del periodo “latente” y ascendente inicial – al aproximar las pérdidas por transmisión desde las neuronas sensoriales a las efectoras-receptoras prácticamente nulas en este caso (φ=1) –; Mostrará, además, un “pico” de concentración “máximo absoluto”, si es que esta opción de entrada sensorial es factible, que lo es para la inmensa mayor parte de los Memes Efectores Codificables; Sin embargo, el paso de extinción (región extrapolable final a la derecha de las curvas) no variará o tenderá a superponerse en todas ellas, ya que depende fundamentalmente de las características propias del código transferido o su significado, no de su canal de ingreso sensorial. Esto podemos denominarlo como Función de Bateman-Schreiber: Su plasmación gráfica sería totalmente análoga a la representada por la Fig. 11, tan sólo “transmutando” Concentración por

Intensidad, Potencia o “Presión” de Estímulo, Intravenosa por Visual Combinada (es decir, texto reforzado con imágenes y/o mediante vía auditiva retórico-sonora), Intramuscular por Sonora o Auditiva Retórica “Pura”, Oral por Táctil (por ejemplo, el lenguaje Braille para ciegos o incluso, de modo parcial y en menor medida, el “automatismo” al expresarse utilizando una máquina de escribir o un teclado de procesador de textos actuales, aprendizaje que llega a prescindir en gran parte de la visión) y, finalmente, Rectal por Gustativa u Olfativa. Aunque en el caso de los Memes Efectores Operantes complejos portadores de códigos significantes de mayor densidad informacional estos dos últimos canales resultan casi inservibles en la práctica. Aun cuando sí sean activos por más que de baja eficiencia equivalente a la rectal farmacológica para estímulos condicionantes más básicos y elementales.

Antes de continuar, parece preciso realizar ciertas aclaraciones.

En primer lugar, soy consciente de que se podría objetar a este planteamiento que las difrencias entre las reacciones o respuestas condicionadas a las distintas formas de entrada sensorial de los estímulos asociados a unos mismos FMs o Memes Efectores y – más todavía – las modificaciones de creencias, pensamientos y, en última instancia, conductas objetivas que estos refuerzos complejos inducen muestran una variabilidad individual mucho más acusada de lo que sugiere su traslación psicocinética a partir de la Ley Farmacocinética de Bateman; Considero – sin embargo – que este argumento es falaz; A simple vista puede parecer que la diversidad de “conductas en función de condicionantes” de las mentes humanas particulares es muy superior a los efectos de una misma dosis de un fármaco o

droga dado en diferentes personas; Mas, sin pretender ofender, quienes sostienen tales reparos suelen ser psicólogos no-médicos, filósofos, intelectuales “de Letras” o humanistas en general poco informados de las realidades bioquímicas, fisiológicas y farmacológicas. En rigor, cualquier resultado farmacocinético o farmacodinámico no es sino una generalización bioestadística o promedio extraído de una enorme cantidad o abanico de respuestas individuales. Sin duda – por ejemplo – un paciente gástricamente sensible no tolerará la administración de ácido acetil-salicílico (aspirina) por vía oral, por muy eficaz como analgésico que este resulte para la gran mayoría de sus semejantes. En su caso específico, la reacción secundaria adversa de incremento de la acidez y consiguiente lesión de las mucosas estomacales originada por dicho proceso distorsionará o anulará gravemente la respuesta terapéutica habitual del fármaco y deberá serle

prescrito otro compuesto sustitutivo que no haga descender demasiado el pH de su tracto gastrointestinal; Igualmente ocurrirá si se suministra cierto tipo de supositorios laxantes a alguien que sufre de colon irritable; Y así podríamos citar multitud de casos por el estilo: Para estas “anomalías estadísticas individuales” se requiere cambiar de fármaco o al menos de su forma farmacéutica, optando por aquellos o aquellas no-agresivos para con los rasgos fisiológicos, metabólicos y antropométricos “poco frecuentes” concretos a pesar de que – en general – tal modalidad de administración se muestre menos eficaz que otra, vedada sin embargo para ese paciente en particular; Observamos una casuística por entero “paralela” en el “plano psico-neurológico”: Cualquier alteración “poco corriente” a lo largo de la “cadena causal” percepción de estímulos-asociación-respuesta conductual en uno o varios eslabones de la misma conducirá a un cambio individual diverso

y específico del orden generalizado de eficacias/psicodisponibilidades descrito; Así – limitándonos una vez más a unas pocas muestras –, las respuestas funcionales de Bateman-Schreiber para un invidente mostrarán mayor “esbeltez” de la ordinaria para la vía sensorial auditiva por compensación adaptativa, manteniendo el orden relativo de las restantes y una muy reducida/parcial, mínima o nula respuesta visual (“muy reducida/parcial” o “mínima” en la opción de la “ceguera cortical”, o lesión que incapacita los centros receptores primarios de la corteza cerebral que procesan la información visual, pero sin existir daño alguno en los ojos ni en otras regiones cerebrales, por lo cual el sujeto logra sin embargo responder a ciertas señales o estímulos visuales sin ser consciente de “ver” nada). Este fascinante y extraño fenómeno fue llamado “visión ciega”, y es posible porque los nervios ópticos y algunas de sus zonas asociativas presentan conexiones

con otros centros procesadores diferentes al de la recepción visual, emplazados en el subcórtex, un área del cerebro más primitiva en términos evolutivos. Los científicos descubrieron en 2003 esta suerte de “sexto sentido primordial” al estudiar el célebre caso de un afectado, conocido desde entonces en los círculos médicos y neurológicos como “paciente TN”: Este sufrió dos ictus o infartos cerebrales sucesivos con tan mala fortuna que cada uno de ellos afectó a la misma región del córtex visual primario en uno de sus dos lóbulos o hemisferios. Naturalmente, quedó “ciego corticalmente” para siempre, pese a no experimentar lesión alguna en los globos oculares, el iris, el cristalino, la retina ni en sus nervios ópticos. Los doctores sometieron a “Mr. TN” a varias pruebas con objeto de verificar el desgraciado diagnóstico, comprobando que, en efecto, no conseguía detectar ninguna clase de objeto fijo ni en movimiento que se colocase frente a su campo de visión. No obstante, algunos

de aquellos test evidenciaron – para su maravillada sorpresa – que el paciente sí lograba reaccionar de modo completamente inconsciente a determinados estímulos visuales. Vivamente interesados por analizar esta “visión ciega”, pidieron al lesionado que colaborase en un simple experimento: Debía atravesar lentamente un pasillo en el cual se situarían varios obstáculos. Al principio, “TN” fue comprensiblemente reacio a aceptar, pero por fin le convencieron y así lo hizo, abandonando su bastón blanco de apoyo. ¡Y fue capaz de recorrer el pasadizo esquivando todos los objetos sólidos interpuestos estratégicamente a lo largo de su camino! Cuando los estupefactos investigadores interrogaron a “Mr. TN” sobre cómo había conseguido tal “proeza”, este aseguró no haber sido consciente de nada en absoluto. Los mecanismos neuroanatómicos y neurofisiológicos precisos de este proceso de “visión ciega” no han sido completamente elucidados hasta hoy, y

siguen siendo estudiados con afán. Estos trabajos han demostrado adicionalmente que el reseñado “sexto sentido visual” no tan sólo es útil a la hora de sortear obstáculos, sino igualmente para percibir de algún modo las emociones en el rostro de un interlocutor. Por ello, un “ciego cortical” puede reaccionar a los refuerzos condicionantes de los memes efectores operantes durante su asistencia a un mítin político, concierto de rock o ceremonia religiosa – por ejemplo – pues de algún modo llega a captar las señales asociadas a los mismos emanadas de las expresiones emocionales del lenguaje corporal y en especial facial de los oradores o intérpretes y del público entregado a los mismos, complementados por su plena e incluso aguzada sensibilidad auditiva respecto a las emisiones orales o sonoras, a pesar de que sus centros corticales receptores primarios para la visión se hallen inutilizados. Aunque – por supuesto – lo hará de forma menos intensa en su grado de

condicionamiento; Por otra parte, las respuestas de un esquizofrénico seguirán la pauta relativa global mayoritaria entre ellas, pero todas las curvas exhibirán perfiles psicocinéticos extremadamente anómalos y variables, con máximos y pendientes profundamente distorsionados cuando se expongan a determinados estímulos/memes concretos en cada individuo; Y las de un autista también conservarán el mismo orden si bien luciendo todas un trazado muchísimo más “ancho y bajo”, excepto cuando se trate de estímulos, refuerzos o excitaciones elementales excepcionalmente intensos o potentes que impliquen riesgo o amenaza grave para el bienestar o la supervivencia. En segundo lugar – y hablando de “sextos sentidos” – precisemos que hemos incluido en exclusiva en esta discusión o análisis los “cinco sentidos clasicos” o canales externos de entrada sensorial porque los más numerosos y múltiples

sensores internos no juegan un papel mensurable o apreciable en la percepción, asociación y decodificación de los estímulos “densos” significantes codificables o Memes Efectores (FMs). Su rol se limita a la asimilación reactiva de estímulos puramente físico-químicos, fisiológicos o elementales de naturaleza fundamentalmente orgánica, tales cuales el equilibrio, la posición, la altura, la acidez y salinidad gastrointestinal, el hambre, la sed, la temperatura corporal y la inflamación como alerta de procesos infecciosos, el dolor vinculado a estas y otras patologías, la tensión arterial y un largo etcétera. Esto es, a esos sentidos detectores de estados internos del organismo les ocurre algo parecido al gusto, el tacto y el olfato, pero en su caso de manera absoluta: Aunque incomparablemente menos eficientes, operativos y estadísticamente sensitivos para con los procesos de condicionamiento/aprendizaje cultural que la vista, el oído y todavía más la poderosísima

combinación audiovisual de ambos, al fin y al cabo hay una “cultura gastronómica” basada en las papilas gustativas de un buen gourmet, una “cultura táctil” sensual y no menos refinada complementaria a la visual y textual expuesta en el Kamasutra o en las sensaciones derivadas del tacto de las texturas de los distintos tejidos de la ropa y una “cultura olfativa” aún más limitada y poco frecuente pero patente en la fina percepción entrenada especializada de los aromas de la bebida y la comida propia de los más exquisitos catadores. Y hay un número lo suficientemente elevado por más que minoritario de excelentes “sibaritas” en dichas artes sensuales sin llegar a ser “profesionales” como para incluír boestadísticamente a estos tres sentidos en la “lista”; Pero no existe nada ni remotamente parecido que pueda ser definido o descrito como “cultura de la acidez estomacal”, “cultura de la fiebre” o “cultura del equilibrio”. Quizás, empero, en este último caso y otros semejantes, en los que

intervienen los sentidos internos transductores de las señales de posición, estado locomotor y velocidad, podríamos aceptar que ciertas modalidades del deporte o las acrobacias circenses representarían una “cultura” cimentada en dichos sensores, pero su nivel promedio de “densidad de código” e incidencia estadística es tan bajo que podemos desdeñarlo en primera aproximación. Por cierto, la danza y el baile en general no se hallan integrados en ellos, porque dependen como estímulo y reforzador primario de la música, el aspecto locomotor es complementario o secundario: De hecho, ni el mejor bailarín logra danzar sin seguir una melodía o ritmo, o al menos “evocarlos” o reproducirlos mentalmente en su memoria.Para finalizar esta disgresión, aseverar que en ningún otro campo entre los estudiados a lo largo y ancho de estos ensayos la vigencia, precisión y poder explicativo de “nuestro” Principio de Analogía o Paralelismo Psicofísico muestran

unas convergencias tan enormes, completas y poderosas como las que se dan entre los procesos LADME de farmacocinética y farmacodinamia y los “PSI-LADME” de aprendizaje cultural por condicionamiento o refuerzo de los Memes Efectores o “Fármaco-Memes”... Tal hecho se debe – en mi modesta opinión – a dos factores definitorios, uno a escala conceptual-teórica “profunda” y otro a nivel práctico, empírico u operativo: 1) A nivel conceptual o “profundo”: Los mecanismos de condicionamiento estímulo/respuesta, aprendizaje o “adiestramiento/entrenamiento” conductistas excluyen – como ya sabemos, por definición – los procesos de “derivación a la esfera Inconsciente”. Y aunque ya argumentamos, demostramos y expusimos en aquellos otros trabajos que existen fuertes analogías morfo-funcionales entre el “Introma de los Genes” de las células eucariotas y el “Inconsciente o Introma de la Mente”, sin duda la tremenda complejidad y alto grado de

“dispersión” o “aparente desorden fractal” de ambos provoca que este paralelismo estructural y dinámico no sea perfecto, algo inherente a su propia naturaleza; Por el contrario, las redes neuronales que soportan las respuestas adaptativas conscientes a los estímulos externos condicionantes o “dianas de los Memes Efectores” operan del mismo modo exacto que las redes celulares de los tejidos-diana de los fármacos o drogas: Mediante uniones más o menos específicas de señales estimulantes inductoras con receptores de membranas externas o internas de unas y otras clases de células. Bien directamente o a través de “segundos mensajeros” acoplados; 2) En términos prácticos o empíricos: Este “solapamiento” llega hasta el punto de que en muchas ocasiones las moléculas transductoras de los estímulos de refuerzo condicionantes son las mismas o muy similares bioquímicamente a las de las drogas o fármacos psicotrópicos. Por esta razón – desde los remotos

tiempos de los chamanes prehistóricos – uno de los principales, más útiles y usados entre los “vehículos” provocadores de los estados modificados de percepción/estímulo y respuesta condicionada/estado alterado de conciencia han sido y siguen siendo drogas químicas de origen natural y/o más adelante sintético. Podemos encontrar una gran cantidad de muestras de ello en los rituales iniciático-religiosos o “mágicos” de todas las culturas, todas las épocas y en cualquier punto del Globo. O sea, que – en muchos casos – los transductores primarios de los estímulos del aprendizaje cultural condicionante o Memes Efectores Operantes no son “simplemente análogos” morfo-funcionalmente a los fármacos o drogas, sino que ellos mismos son fármacos o drogas... El Conductismo o “Ingenería Psico-Social” es – por tanto – la especialidad en la cual lo que llamamos “Mente” más se aproxima en su funcionamiento operativo a la “Materia”...Como acostumbro a decir, “más claro, agua de

Emoto”...

Extraigan sus propias conclusiones... Las implicaciones son gigantescas, incluso a nivel “conspiranoico”...Aunque no abordaremos sino de pasada y en el capítulo de “Conclusiones y Reflexiones” dicho aspecto relacionado con la dimensión de “Ingeniería Social” del Conductismo, al tratarse de algo ajeno en sí mismo al contenido estrictamente científico del asunto.

Retornando al mismo, el significado de la Función de Bateman-Schreiber implica que, aún “corrigiendo” o “reajustando” la Intensidad/Potencia o Energía de Exposición a los estímulos de refuerzo para igualarlas cuantitativamente en psicodisponibilidad en magnitud, su psicodisponibilidad en velocidad varía, puesto que es dependiente de modo indisociable de la forma o vía sensorial de entrada en el sistema perceptivo de un mismo Meme Efector sobre un

mismo sistema sensorial y nervioso individual.

Se define – por ende – a dos FMs o formas/canales de ingreso sensorial del mismo como psicoequivalentes, cuando las dos presenten idéntica psicodisponibilidad.

Tiempo de Respuesta o Reacción Condicionada, TCR

Aunque el significado de esta magnitud ya resultó descrito implícitamente en la explicación anterior, su definición exacta sería esta:

Tiempo teórico de Respuesta o aparición de la Conducta Condicionada ante una forma o vía concreta de entrada sensorial de un estímulo de refuerzo/meme efector dado.

En lenguaje matemático:

TCR = ε/π0

(Ec. VIII)

Igual al Cociente entre la Energía del Estímulo Efectivo Inicial emitido y su Potencia o Intensidad Correspondientes. Mide las propiedades de mayor o menor capacidad de “psicodistribucíón”, transmisión o “difusión perceptivo-asociativa” de una misma magnitud de estímulo de un FM o “droga informacional” concreta. Por ejemplo, es evidente que un meme con refuerzo audiovisual y “carga” psicoemocional o sociobiológica elevada, al conectarse con prioridades aparentes de supervivencia o predominio (como los ligados a los sentimientos tribales nacionalistas, religiosos o identificación con la propia clase social), se difundirá o propagará con mayor facilidad que otra cuya vía sensorial de entrada sea exclusivamente sonora y/o más “neutro” en los citados términos, para iguales energías de estímulo y “densidades de código de información”, al necesitar muy superior tiempo de

reacción condicionada. Bioestadísticamente, se prueba que es aproximadamente constante o poco variante para cada FM y grupo de población socio-culturalmente homogénea, si bien mucho más variable a nivel global de la especie humana o en el seno de una sociedad compleja o más diversa en etnias, especialización de labores o funciones sociales y culturas.

Su relevancia psicocinética es fundamental, debido a que relaciona cuantitativamente la energía de los estímulos reforzantes del FM que circula por el sistema nervioso en un momento determinado con la intensidad o potencia del mismo presente en los centros receptores-asociativos en tal instante, lo cual permitiría cuantificar la energía estimulante a administrar precisa para lograr la intensidad o potencia de estímulo condicionante en los centros receptores deseada.

“Aclaramiento Psicocinético” o “Psico-Drenaje” de un

Fármaco-Meme, PsiDr (de “Drain” = “Drenar”, en inglés)

Es el Tiempo Promedio de Extinción preciso para “borrar” la “huella” o impresión perceptiva consciente del FM o Estímulo de Refuerzo por unidad asociativa-procesadora de los mismos.Considerando un ritmo o frecuencia de exposición a iguales estímulos sucesivos de energía ε determinada, PsiDr sería el único parámetro que permite estimar la Intensidad o Potencia en Estado Estacionario o de Equilibrio del Fármaco-Meme o Estímulo Efector Condicionante a lo largo de un proceso de aprendizaje o modificación de conducta (πee). Algo sustancial para determinar la “Posología Psíquica” o “Protocolo Instrumental de Refuerzos Condicionantes” (CRIP) a programar: Es decir, las magnitudes y frecuencias óptimas de una serie de energías de un estímulo operante a administrar durante el proceso.Lo que ensayaron de modo empírico Skinner y sus

seguidores con cobayas animales, voluntarios humanos y pacientes, expresado de otra manera.

Y lo que desarrollaremos tras el siguiente epígrafe.

CRIP

Se trata del análisis que nos posibilita fijar el protocolo de administración de la energía del estímulo de refuerzo de un FM y sus intervalos de exposición repetitiva o sucesiva.

Su propósito es conseguir una intensidad de estímulo en estado de equilibrio estacionario sobre sus centros receptores específicos (πee), comprendida en el seno del intervalo o Rango Eficiente de un FM o “droga informacional” en particular.

Tal régimen de “dosificación múltiple de estímulos” se apoyaría en el conocimiento analítico de los parámetros psicocinéticos antes definidos, hallados

experimentalmente: Intensidad Mínima Eficaz, Intensidad Mínima Psicotóxica, Psico-Drenaje, Tiempo de Reacción Condicionada, Energía Inicial de Estímulo en función de este último.Asimismo, el cálculo del factor de Psico-Drenaje permitirá establecer la Energía Estimulante de Mantenimiento εM equivalente a la Intensidad o Potencia de Equilibrio Estacionario, mediante:

εM = πee TCR

(Ec. IX)

La exposición a estímulos sucesivos de un FM supone un aumento acumulativo de intensidades o potencias medias de percepción de dichos estímulos en sus centros receptores-asociativos, capaz de fijar un Estado de Equilibrio Estacionario entre asimilación y extinción: Si la cinética del proceso PSI-LADME es aproximable al Orden Lineal – tal cual ocurre en la mayor parte de los casos – la magnitud de estímulo o

huella perceptiva extinguida en cada intervalo de exposición o tiempo entre dos administraciones sucesivas del estímulo ha de ser entonces igual a la energía o “dosis” del mismo suministrado en cada una de ellas.

Es posible deducir matemáticamente a través de las ecuaciones psicocinéticas apropiadas – lo que se obviará por no añadir nada nuevo o significativo ni en lo conceptual ni en lo práctico –, que el estado o régimen de Equilibrio Estacionario descrito se alcanzará para una πee dada por la fórmula:

πee = φ π0 TCR/PsiDr Τ = φ ε/PsiDr Τ

(Ec. X)

Siendo φ la fracción de psicodisponibilidad en magnitud relativa, ε la Dosis o Energía de Estímulo, PsiDr el factor de Psico-Drenaje y Τ el Intervalo de Exposición entre dos estímulos sucesivos.

Al cociente ε/Τ lo denomino Potencia o Ritmo de Exposición, en general “corregido” por el parámetro o fracción de asimilación efectiva o psicodisponibilidad en magnitud, y simbolizado por Φ, cuantificando entonces el Ritmo o Potencia de Dosificación Efectiva (de “Fast” = “rápido”, en inglés, pero empleando la “F” griega).

Se cumplirá por ello:

πee = Φ/PsiDr

(Ec. XI)

Lógicamente, πee debe ser un valor medio entre las sucesivas oscilaciones de amplitudes máximas (picos) y mínimas (valles) de las intensidades perceptivas a lo largo del proceso, y en todo caso comprendida entre la Intensidad o Potencia Mínima Efectiva πME

y la Concentración Mínima Tóxica πMT o πT, tal como muestra la gráfica:

(Fig. 25)

Donde de nuevo basta “cambiar” Concentración por Intensidad o Potencia de Estímulo y “tóxica” por “psicotóxica” o “sobresaturadora/distorsionadora” para “traducirla” en la “esfera psicocinética”.

“A imagen y semejanza” (nunca mejor dicho) de las análogas curvas farmacocinéticas de Equilibrio Dinámico Estacionario, estas cumplen condiciones equivalentes, a saber:

• El Equilibrio Dinámico Estacionario se establece en torno a una media de cuatro Semividas del Estímulo Efector o Fármaco-Meme. Dicho periodo es – si la Cinética predominante se ajusta al Orden Uno o Lineal – independiente de la Energía o “Dosis” de Estímulo de Exposición.

• Las Intensidades Perceptivas en Equilibrio Estacionario πee (que trazan la curva promedio entre las fluctuaciones), resultan proporcionales al intervalo de exposición.

• Dichas Potencias πee son también directamente proporcionales al “Factor de Ritmo de Dosificación Efectiva” Φ e inversamente proporcionales al de Extinción, Psico-Drenaje o

“Aclaramiento Psicocinético” del FM, PsiDr.

• Las oscilaciones o fluctuaciones muestran por su lado también una frecuencia directamente proporcionada con el intervalo entre exposición-vida media.

• Estas oscilaciones se encuentran amortiguadas en su amplitud si la etapa de asimilación perceptiva es lenta (tiempos de reacción más prolongados) y, por tanto, varían según lo hagan la vía de administración o canal sensorial aplicado para un mismo FM y grupo de población tratado.

Psicocinéticas de Orden Mixto, Perfil “Catalítico” o “Tipo Michaelis-Menten”

Vinculadas a procesos PSI-LADME en los cuales la Intensidad/Potencia de Estímulos Efectores o Refuerzos es muy grande, potencialmente traumática y asociada a Memes Operantes de elevada densidad

de código, todo ello a la par. Esto provoca que su cinética sea compleja y de máxima especificidad selectiva para las conexiones señales transductoras sensoriales del estímulo-centros receptores, con “etapas lentas o determinantes” en las fases de procesamiento asociativo (“metabolismo psíquico”) y de extinción (eliminación psicocinética). Por consiguiente, exhiben frecuente y alto riesgo de “sobresaturación de centros receptores-efectores específicos” o “colapso del Sistema” por “Efecto Respuesta Distorsionada”, siempre que sus Intensidades o Potencias de Estímulos de Refuerzo rebasen ciertas magnitudes críticas.

Descripción

La Velocidad de Caída de la Intensidad Perceptiva con el tiempo se ajusta a un patrón “enzimático” o

característico de la mayor parte de los catalizadores biológicos, propio de procesos o mecanismos activos:

Si la Intensidad o Energía de Estímulo liberada

efectiva resulta muy alta (π muy alta frente a la Constante de Michaelis-Menten-Schreiber κM) el Sistema se satura, operando bajo una Cinética de

Orden 0 a Velocidad Máxima Uniforme Vmáx; Pero si tal potencia es muy pequeña respecto a dicha

constante seguirá una Cinética de Primer Orden; En la opción de magnitudes intermedias de presión o intensidad de estímulos, operará en un régimen

cinético de orden mixto o “combinado”

Expresión Matemática

V = – dπ/dt = Vmax π / (κM + π)

(Ec. XII)

Representación Gráfica

Totalmente análoga a la Fig. 6, que reproducimos otra vez:

(Fig. 6-bis)

Siendo V la Velocidad de Extinción, Vmax su valor máximo de saturación, κM la Constante Cinética del proceso, y [S] = π la Intensidad o Potencia de Estímulos.Como podemos comprobar a simple vista, en esta pauta psicocinética la Constante de Velocidad κM

posee una importancia clave, pues mide la Afinidad Susceptibilidad Psicosensibilidad Selectiva Relativa de la asociación o conexión señal transducida del estímulo para con su receptor específico, factor que

controla la “etapa lenta determinante” y por ello la cinética del proceso. Como ya comentamos en su “versión farmacológica o bioquímica”, esto se comprende mejor si consideramos el parámetro de Semivelocidad o Mitad de la Velocidad Máxima, valor para la celeridad de Extinción que se obtendrá cuando la Presión o Potencia de Estímulo π1/2

corresponda, por (XII), a:

Vmax/2 = Vmax π1/2 / (κM + π1/2)

O bien, simplificando y reordenando:

(κM + π1/2) / π1/2 = 2

Por lo que resulta obvio que:

π1/2 = κM

(Ec. XIII)

De este modo, cuanto mayor sea la Constante Psico-Cinética se exigirá una más elevada “presión” o potencia de estímulos condicionantes o reforzadores para conseguir la velocidad media de extinción del proceso, la curva se tornará “menos esbelta” y “desplazada a la derecha” o de pendientes más suaves y el Sistema requerirá más altas intensidades de estímulos o tardará más en saturarse; Por el contrario, si dicha constante es pequeña, la rapidez media de extinción se producirá con tasas de magnitud de estímulos reforzantes mucho menores, la curva será más “esbelta”, “desplazada a la izquierda” o de pendientes más altas y el Sistema se saturará a menores potencias de estímulos o con superior prontitud: Así pues, la inversa de tal constante (1/κM) mediría la Psico-Afinidad o Susceptibilidad Específica al Condicionamiento para con los Refuerzos administrados por parte del sujeto perceptor.

Periodo de Semivida Indefinido: Efectos Inconscientes Condicionados de Huella Indeleble

Tal cual ya se indicó, para los procesos de aprendizaje condicionado o modificación de conducta que se ajustan a este patrón cinético es imposible calcular un Tiempo de Semivida o de Extinción finito o concreto. Esto se hace patente dado que una vez producida la saturación, la velocidad de eliminación de la huella perceptiva del estímulo de refuerzo se mantiene máxima pero uniforme. Ello implica que la magnitud de impresión en los centros receptores específicos menguará asintóticamente hasta cero, pero sin llegar jamás a anularse del todo. Lo cual supone a su vez que cuando los niveles de intensidad remanente de la misma sea tan reducida que se sitúe por debajo del umbral de sensibilidad consciente de los mismos, dicha “huella sensorial” seguirá actuando a nivel inconsciente. De igual forma se explica el condicionamiento sutil y

subconsciente ante estímulos o refuerzos subliminales, como ya se justificó.

El hecho de que esta índole psicocinética se vincule siempre a la exposición a estímulos condicionantes de mayor complejidad de código o densidad de información (memes ideológico-religiosos y semejantes), no deja de resultar más que significativo, pues debido a esta singular propiedad, sus efectos son indelebles aun para potencias de excitación o refuerzo de bajas a moderadas, y no pueden ser anulados sino en exclusiva parcialmente compensados por otros antagónicos ulteriores por más intensos que sean.

Creo que sobran comentarios. Extraigan sus propias conclusiones.

III.2

Psicodinamia de los Fármaco-Memes o “Drogas Meméticas” Condicionantes

Por analogía con lo definido al comienzo de este ensayo, la Psicodinamia estudiaría los mecanismos sensoriales/perceptivos y neuropsicológicos de acción de los FMs o “drogas informacionales” sobre los tejidos nerviosos, centros o módulos de la Red Neuronal que constituyen sus “dianas” específicas, correlacionando estos procesos con la psicodisponibilidad y el efecto o cambio conductual del mismo. Su propósito fundamental es – por tanto – establecer las relaciones intensidad de estímulo o refuerzo-efecto de estas entradas excitantes de información o códigos meméticos condicionantes.

Fijadas ya las equivalencias entre los diversos tipos de fármacos y de estímulos de refuerzo o

condicionamiento, sinteticemos los mismos mediante la siguiente Tabla, “paralela psicodinámica” a la de naturaleza farmacodinámica ya mostrada con anterioridad (Tabla 1):

Afinidad Especificidad Psicoactividad Intrínseca

Efecto

Condicionamiento por Recompensa, FM

Instrumental Agonista Puro

Sí Sí 1 Respuesta Conductual

MáximaCondicionamiento por Omisión, FM

Instrumental Agonista Parcial,

Inhibidor No-Competitivo

Sí Sí 0-1 Respuesta Conductual

Variable, inferior a la

máximaCondicionamiento

por Refuerzo Positivo de la Conducta

Opuesta al Agonista, FM Instrumental Agonista Inverso

Sí Sí 0-1 Respuesta Variable,

contraria al Agonista

Condicionamiento por Castigo, FM

Instrumental Antagonista Total o Parcial, Inhibidor

Competitivo

Sí Sí 0 Respuesta Conductual Activa Nula

(Tabla I)

Curvas Psicodinámicas de Estímulo Condicionante-Respuesta Conductual

Se trataría de curvas empíricas estadísticas obtenidas al relacionar la Energía o Potencia de Estímulo de Refuerzo aplicada (ε o π) de un FM o “droga informacional” y su Efecto Psiconeuronal o Respuesta Conductual (parámetro de Psicoactividad Intrínseca o Eficacia, normalmente expresado en %).

En ellas, resaltaríamos las siguientes constantes promedio:

• Energía o Potencia Mínima de Estímulo (εmin o πmin): La menor Energía o Intensidad de Estímulo a la que empieza a comprobarse el efecto conductual.

• Energía o Intensidad Máxima de Estímulo (εmax o πmax): Potencia de Estímulo cuya magnitud es la más elevada que puede ser tolerada por la media

de la población estudiada sin aparecer efectos psico-tóxicos secundarios, o bien aquella cuyo límite produce el colapso o distorsión por sobresaturación perceptiva a ese mismo promedio de personas expuestas a los estímulos o refuerzos condicionantes.

• Energía o Potencia Efectiva de Estímulo (εE50 o πE50): Intensidad que provoca efecto conductual condicionado proemedio para el 50% de la población a la que se administra el estímulo o refuerzo.

Se situarían de esta manera los % de Efecto Psicológico o Conductual sobre el eje vertical de ordenadas, y las Energías o Intensidades/Potencias de Estímulo sobre los horizontales de abscisas. Estas últimas – por otro plado – podrían cuantificarse de manera directa o a escala logarítmica decimal (“curva semilogarítmica”). Los perfiles-patrón típicos obtenidos serían de esta forma general:

(Fig. 17-bis)

Como era lógico aguardar, totalmente análoga a su “equivalente farmacológica” (Fig. 17), sin otro cambio que “sustituir” [A] (Concentración) por π (“Presión” o Potencia de Estímulo), y EC50 por πE50. Es observable a simple vista que esta pauta es idéntica a la de una Ley Causa-Efecto o Estímulo-Respuesta logarítmica, en la que el Efecto o Respuesta es directamente proporcional al logaritmo decimal de la Causa o Estímulo que lo provoca: Justo lo que predice

la conocida Ley Fundamental de Fechner-Weber o sus extensiones complementarias variantes (Ley Potencial de Stevens), que rigen la percepción sensorial genérica en Psicofísica. Como ya se puntualizó, es evidente que tal convergencia apuntala de modo sólido la validez de nuestro Modelo, ya que el Condicionamiento no es más que un caso particular del fenómeno de la percepción psicológica.

Representando de nuevo la más ilustrativa y usual curva semilogarítmica “más de cerca”:

(Fig. 18-bis)

Siendo ahora “Dosis” reemplazada por “Energía de Estímulo o Refuerzo Condicionante”.

En estas funciones – como se aprecia muy bien en la última gráfica – su extremo inicial izquierdo de corte con el eje horizontal nos daría la Energía o Intensidad de Estímulo Mínima asociada al Umbral de Respuesta Conductual, y su punto opuesto derecho la Energía o Potencia Máxima no-psicotóxica al borde de la saturación, así como su correspondiente Efecto Psicológico/Conductual Máximo factible; Asimismo, la Energía, Intensidad o Potencia de estímulo Efector, Operante o Condicionante Efectivo del mismo nos sería determinada por la longitud o anchura del rango o intervalo horizontal limitado entre esas dos magnitudes extremas. En estas curvas se observarían siempre tres tramos bien definidos, cada uno de los cuales concuerda con los principios elementales que regirían cualquiera de

los mecanismos psicodinámicos ya apuntados:

• Umbral Mínimo de Energía o Intensidad de Estímulo: Es necesario que se estimulen u ocupen

un número mínimo de Receptores específicos para que comience la Respuesta, Efecto

Conductual o Aprendizaje Condicionado objetivable.

• Tramo de Ascenso Lineal: El incremento paulatino de la Energía o Potencia estimulante

genera un crecimiento de la respuesta en proporción directa cuasi-lineal, cuyo valor promedio equivale a la Energía o Intensidad

Efectiva εE50 o πE50.• Tramo de Bajada de Pendiente hasta hacerse casi

nula u horizontal: Los centros receptores y asociativos se saturan, un aumento de estímulo

no produce apenas ninguna subida de respuesta o efecto condicionado.

Por consiguiente, para varios códigos o refuerzos

condicionantes (FMs) de idéntica Psicoactividad Intrínseca (todos ellos condicionadores por recompensa o “Agonistas Puros”, por ejemplo), se comprobaría que – por esto mismo – el perfil o pauta de las curvas sería igual para todas, pero la Potencia de unos estímulos, códigos o FMs concretos se mostraría superior a la de otros: Los más “potentes” precisarían menores dosis-umbral. Igualmente, la necesaria para conseguir el valor estadístico promedio πE50 menguaría también.

Visualmente:

(Fig. 19-bis)

Tan sólo cambiando la Concentración de Droga o Fármaco [Drug] por Potencia o “Presión de Estímulo Condicionador” π y sus unidades consecuentes: Ahora en submúltiplos adecuados de “vatios” (W) o “energía en Julios (J) por unidad de tiempo (s) en el Sistema Internacional (SI)”, pues 1W=1J/s; Como es natural dada la naturaleza intrísecamente electromagnético-química de los procesos nerviosos.

Se observa de inmediato en la figura que al ser los cuatro FMs igualmente eficaces (condicionadores por recompensa o “agonistas puros”), sus Efectos Máximos son también idénticos (en el caso de “agonistas puros”, del 100%, por definición); En contraste, teniendo en cuenta asimismo esa identidad entre sus Psicoactividades Intrínsecas debido a la cual comparten lo esencial y específico de sus mecanismos de asociación señales transducidad de los estímulos con los centros receptores, sus valores Máximos de Efecto Psicológico/Conductual no se difrenciarán tampoco entre sí: En el ejemplo, los “Fármaco-Memes” “A”, “B” “C” y “D” exhibirían – por ello – Potencias cada vez menores en ese mismo orden – y así pues magnitudes de Energías o Intensidades Efectivas Promedio proporcionalmente más elevadas en la misma relación (πE50A<πE50B<πE50C<πE50D).

Por otra parte, remarquemos que el carácter “eficaz”

o “psicotóxico” de todo refuerzo condicionante o “FM” es relativo y variable en función de su energía de estímulo y mecanismo de acción, por descontado; Esto podría también medirse en términos psicoestadísticos. En esta línea, apuntar que la diferencia positiva entre las magnitudes de Energías Efectivas para Efectos Conductuales Promedios, εE50

o πE50, logrados por un FM o “droga informacional” dada cuando se sometiese al sujeto perceptor a un incremento gradual de energías o potencias de estímulos de refuerzo a partir de su valor mínimo pore encima del umbral (Curva Estímulo-Respuesta Condcionada Eficaz), y cuando se administrase una exposición iniciada a partir de una energía o potencia psicotóxica umbral estimada Tε1, (Curva de Estímulo-Efecto Psicotóxico) – o sea, (εT50-εE50) –, nos estimaría el que podríamos definir como Índice Condicionante Efectivo Relativo IC del mismo. Este se determina matemáticamente por:

IC = εT50/εE50

(Ec. XIV)

En la cual εT50 es la Energía de Estímulo Efectiva Psicotóxica Promedio y εE50 la Energía de Estímulo Efectiva Condicionante Promedio.

Lo que permitiría entonces cuantificar el Margen de Seguridad del FM inductor del proceso de aprendizaje condicionado según:

MS = εT1/εE99

(Ec. XV)

Simbolizando εE99 la Energía de Estímulo capaz de generar Respuesta Condicionada Positiva para el 99% de la Población expuesta (o Energía Estimulante para el 99% de Efecto Psicológico/Conductual Condicionado Eficaz Promedio, lo que es estadísticamente equivalente). En la gráfica, este

parámetro se hallaría midiendo el intervalo (Tε1-εE50).

Aprovechando una vez más la virtud didáctica de los gráficos:

(Fig. 20-bis)

En ella – como de costumbre – hemos de “trasladar” los símbolos que indican Dosis por los que representan Energías de Estímulo y sus respectivas unidades físicas tal cual ya se explicó unos párrafos más arriba; Por su lado, el Efecto Terapéutico (“sueño” en este ejemplo del barbitúrico Fenobarbital) equivaldría al Efecto Psicológico o Cambio de Conducta Condicionada, (por citar un caso ya expuesto antes, el aumento de frecuencia o probabilidad de la conducta estudiosa de un chico al ser recompensando material y afectivamente por sus padres al sacar buenas calificaciones); A su vez, el Efecto Tóxico Máximo (“muerte” para el suministro del barbitúrico), tendría su “paralelo psicodinámico” en el “Colapso” o “Saturación Psicotóxica Máxima” anuladora de la respuesta adaptativa condicionada (en el ejemplo del alumno, si sus progenitores le premian, en exceso o por defecto, de forma enormemente desproporcionada a los resultados obtenidos, sin criterios justos, firmes y constantes, la respuesta positiva condicionada se distorsionará

hasta el punto de anularse o incluso producirse de modo antagónico, rechazando con absoluta rebeldía cualquier inducción respecto a su trabajo y rendimiento escolar); Al “Umbral de Toxicidad” de la droga o fármaco le susituitiría en las curvas psicodinámicas el “Umbral Psicotóxico”, valor medio de intensidad de sobre-estimulación de refuerzos positivos o negativos a partir de la que empezarían a advertirse los primeros y más limitados efectos inhibidores o adversos a la respuesta de conducta esperada. Evidentemente – dependiendo de la índole específica de los estímulos condicionantes y de la sensibilidad o susceptibilidad del sujeto perceptor para con ellos – estos parámetros estadísticos cambiarán, variando en consecuencia tanto el Índice Condicionante Efectivo como el Margen de Seguridad de los distintos FMs en promedio, y de uno sólo de ellos entre los diferentes individuos receptores en una situación psicoemocional o incluso neurofisiológica definida. Exactamente igual a cual ocurre con los fármacos y drogas. Este fenómeno –

bien conocido y descrito tanto en los procesos farmacológicos como psicodinámicos – se denomina Tolerancia, y es consecuencia última del carácter común profundamente adictivo o ligado a una secuencia repetitiva de exposiciones o administraciones de los dosis o estímulos proporcionados tanto por los fármacos o drogas como por sus “análogos informacionales”, los refuerzos condicionantes en general y “Códigos de Memes Operantes Efectores” o FMs en particular.

Finalmente, procedamos a plasmar lo que acontecería al comparar el caso opuesto: FMs igualmente “potentes”, pero que actúan a través de mecanismos intrínsecos de actividad diferentes: En este escenario, las curvas respectivas poseerán idénticos valores de Energías o Intensidades de Estímulo Efectivas/Promedio, aunque con potencias de Efectos Máximos cada vez inferiores a medida que disminuyan las eficacias relativas de dichos mecanismos intrínsecos de acción:

(Fig. 21-bis)

En esta figura:

A = Condicionamiento o Refuerzo por Recompensa = Agonista Puro

B = Condicionamiento o Refuerzo por Omisión de Alto Impacto Psicoemocional = Agonista Parcial de

Actividad Alta

C = Condicionamiento o Refuerzo por Omisión de Bajo Impacto Psicoemocional = Agonista Parcial de

Actividad BajaD = Condicionamiento o Refuerzo por Castigo =

Antagonista (Respuesta Cuasi-Nula)

No aparece el “Condicionamiento por Recompensa o Refuerzo Positivo de la Conducta Contraria” al “A”, o “Agonista Inverso de Potencia Equivalente”, pero su curva de respuesta se mostraría exactamente simétrica si bien inversa o decreciente a la del “Agonista Puro”, como resulta lógico.

Interacciones Competitivas y No-Competitivas: “Cuando los Estímulos/Refuerzos Condicionantes o Memes Efectores Operantes luchan o se entorpecen

entre sí

Muy similiares efectos se provocarán en las relaciones Estímulo-Respuesta cuando “combinemos” o administremos varios Condicionamientos o Memes

Efectores Operantes a la vez de potencias y/o mecanismos de actividad intrínseca diversos sobre los mismos receptores neuronales-diana de idénticos individuos bajo condiciones psicoemocionales muy semejantes.

Caso A

Condicionamiento por Recompensa (Agonista Puro) + Condicionamiento por Castigo (Antagonista Puro) =

Inhibición Competitiva

Iguales Efectos Máximos – dado que el Antagonista o Inhibidor por Castigo de la Conducta inducida por el

Agonista o Condicionante por Recompensa no provoca Respuesta/Efecto Positivo alguno –, pero

caída de Potencia o aumento de las Energías o Intensidades Eficientes Promedios de Estímulos εE50

o πE50 del Refuerzo Recompensador (Agonista), ocasionada por el efecto de ocupación competitiva bloqueante del Refuerzo Castigador (Antagonista)

sobre los mismos centros neuronales receptores-asociativos: (Las curvas serán de perfiles “paralelos” e iguales alturas, aun cuando más y más desplazadas a

la derecha a medida que crezcan las energías o potencias de estímulo simultáneas del Refuerzo

Castigador o Antagonista aplicadas)

Ejemplo: La chica atractiva que recibe “memes” o “refuerzos positivos” que premian su “conducta sexy” por parte de su entorno de compañeros escolares y amigos adolescentes “de la pandilla”, pero al mismo tiempo es expuesta a los “refuerzos negativos” que reprimen el mismo comportamiento en su entorno hogareño familiar, porque sus padres son religiosos tradicionalistas estrictos de unas de las tres “Religiones del Libro”.

Caso B

Condicionamiento por Recompensa (Agonista) + Condicionamiento por Omisión (Agonista Parcial) =

Inhibidor No-Competitivo

No varían la Potencia o Energía de Estímulo Eficiente del Promedio – puesto que el Inhibidor No-

Competitivo no bloquea la actividad neuronal y su reacción conductual específica inducida o amplificada por el Condicionamiento por

Recompensa Agonista, pero sí hace disminuir su Eficacia, por el simple motivo de que ocupa centros receptores-asociativos, propiciando de este modo

que la saturación se alcance antes y reduciendo así el Efecto Máximo: (Las curvas marcan el mismo punto de inflexión medio pero se “achatan”, se hacen más

bajas o reducen la altura de sus máximos)

Ejemplo: El mismo que el precedente, pero ahora los padres conservadores, tradicionalistas y religiosos de la muchacha no son tan radicales, y no castigan el comportamiento sexy de la misma, limitándose a privarla de ciertos regalos, halagos, privilegios y muestras de aprobación afectuosa mientras esta

mantenga tales pautas de conducta.

Caso C

Condicionamiento por Recompensa (Refuerzo Máximo, Agonista Puro) + Otro Refuerzo Positivo de igual tipo con niveles de gratificación inferiores que

premie la misma conducta (Refuerzo o Agonista Parcial)

Se “mezclan” las alteraciones anteriores: La acción del Refuerzo Parcial produce el mismo efecto

activador específico que el Refuerzo Máximo, pero surtiendo menor “pico” de Efecto. Así, la combinación

de los dos tenderá a hacer bajar la potencia farmacológica porque comparte con él los mismos centros receptores específicos. Y aunque se une a

ellos con menor potencial y mayor reversibilidad o “huella” psicosensorial que el Agonista Puro o un

Inhibidor Competitivo antagónico, pudiendo por ello ser eventualmente “desplazado” por el primero, la

proporción de ellos que llegue a ocupar durante cierto periodo “rendirá” menor efecto que los

acoplados a las señales transductoras del Antagonista Puro; Además, al mismo tiempo, generará un cierto grado de sobresaturación por ocupación parecido

aun cuando cuantitativamente menor al provocado por el inhibidor no-competitivo: La resultante final será un aumento de los valores de εE50 o πE50 así como un decrecimiento en la “altura” del “Efecto

Máximo”, pero ambos sensiblemente más modestos que en las dos opciones extremas anteriores: (Las

curvas se desplazarán a la derecha y menguarán en esbeltez a la vez, si bien de manera sensiblemente

más moderada)

Ejemplo: Un alumno o alumna es premiado por sus buenos resultados académicos o escolares al mismo tiempo por sus humildes progenitores mediante refuerzos positivos morales, afectuosos y otros de la misma índole “virtual”, pero su escasez de medios económicos les impide gratificarle de forma material,

mientras que un tío o tía “ricos” lo hacen tanto por esa misma vía “intangible” como a través de la concesión de caros regalos, pagas extra y caprichos.

Reflejando y sintetizando mediante una nueva imagen “clónica” a sus equivalentes farmacodinámicos estos Casos:

(Fig. 23-bis)

Donde no habría más que cambiar “Efecto Biológico” por “Efecto Condicionado” o “Respuesta

Psicológica/Conductual”, “fármaco” por “Refuerzos o FMs Operantes”, y ED50 por Eε50.

Lógicamente, si comparamos o sometemos al mismo sujeto bajo iguales condiciones a intensidades gradualmente superiores de varios FMs o estímulos diversos con “dianas” o centros receptores-asociativos comunes, por más que con diferentes mecanismos de acción intrínsecos y/o potencias al mismo tiempo, obtendríamos curvas enteramente distintas entre sí, tanto en perfil como en dimensiones máximas verticales y horizontales.

Así, imaginemos que la hermosa adolescente de nuestro ejemplo recibe al unísono, como consecuencia de su conducta sexy, tres “paquetes” de códigos/memes efectores o refuerzos condicionantes:

1) Recompensas placenteras a la vez emocionales, sociales y físicas por parte de su

ámbito escolar y de amistades que refuerzan su

conducta sexy (Agonista Total)2) Premios del mismo orden de potencia o

impacto psicoemocional y rango de gratificación material por parte de sus estrictos padres cuando se comporta de forma opuesta

– recatada y “casta” – (Agonista Inverso)3) Recompensas o “aliento” a su

comportamiento “provocativo, y relajado” por parte de un pariente cercano “de ideas liberales y anti-conservadoras”, pero que no van nunca más allá de la “esfera moral, ideal o afectiva”,

sin llegar a premiar la conducta sexy de modo físico o material (caprichos, regalos, dinero...);

Agonista Parcial

El “cuadro” de respuestas o aprendizaje condicionado de la chica presentará entonces este aspecto:

(Fig. 24-bis)

En la cual basta colocar en lugar del término “receptor nicotínico” “centros receptores-asociativos neuronales específicos de la conducta sexual y sus roles sociales”, y en vez de la palabra “dosis” “intensidad o energía de estímulos-refuerzos”.

Cuya interpretación sería:

Curva Roja: Agonista Inverso, bloquea los receptores neuronales específicos cuya excitación promueve la

conducta sexy, desactivándolos. Por tanto, anula el deseo de desarrollar dicho patrón de

comportamiento, al “apagar” los “interruptores moleculares” de las membranas neuronales que

causan la “cascada de reacciones” que generan el placer al unirse a las señales transductoras de los

estímulos positivos de refuerzo para con esa pauta de comportamiento

Curva Negra: Agonista Puro o Total, activa con altísima eficacia los receptores que movilizan la

conducta sexy, causando así la sensación de placer producida al desplegar tal patrón de comportamiento

Curva Gris: Agonista Parcial, ejerce igual efecto fundamental que el Agonista Puro, aunque con menores potencia y eficacia o nivel de actividad

intrínseca. Su acción es mucho más lenta, exigiendo tiempos de exposición proporcionalmente más largos

para conseguir iguales efectos

Análisis del ejemplo:

• El Refuerzo Total por Recompensa (Agonista

Puro) y su Inverso son más rápidos, potentes y eficaces en lo referente a promover sus respectivos patrones opuestos de conducta (la “sexy” en el primero y la “recatada” en el segundo).

• El Refuerzo Positivo Inverso – sin embargo – puede ocasionar con alta probabilidad efectos colaterales o secundarios indeseables y hasta patológicos: Al “apagar” o bloquear los receptores específicos de los centros neuronales perceptores/procesadores del placer o recompensa, reduce el nivel de actividad o interconexión de ciertos grupos de sinapsis en el seno de la red de neuronas del cerebro. Ello provoca alteraciones metabólicas, bioquímicas y fisiológicas indeseables y hasta potencialmente patógenas: Por citar algunas, baja el masivo y exclusivo consumo de glucosa por parte de un número no despreciable de tramas neuronales, lo que unido

al efecto general de desaceleración metabólica oxidativa propiciado en sí por dejar de secretar y consumir la dosis diaria acostumbrada de hormonas y otros mediadores asociados a los fuertes y primarios placeres físicos como los sexuales y sus derivaciones en forma de aprobación social (aceleradores o excitantes metabólicos), empujará a nuestra guapa y sensual candidata a la “castidad” a buscar otros estímulos/recompensas sustitutivos – el más típico comer chucherías ricas en azúcares, adquirir o incrementar el hábito de fumar sería otro tan sólo algo menos frecuente –, y a engordar y/o padecer diabetes o ciertas enfremedades respiratorias o riesgo de tumores malignos de adulta en consecuencia. Y si ha de compensarlo siguiendo a la vez una dieta estricta de comida, tabaco y alcohol (excesos que además suelen ir unidos al comportamiento “sexualmente incitante” en muchos individuos dado su obvio componente social común), lo tiene muy difícil

desde una óptica psicológica; Asimismo, el parcial, quizá “relativamente limitado” pero innegable “bajón” o “apagón neuronal” tenderá a causar depresión, apatía, falta de energía o entusiasmo en los estudios por asociación morfo-funcional a nivel de las conexiones inter-neuronales de los centros del placer/recompensa, estrechamente interactivos a nivel de mediadores cerebrales, secreciones de endorfinas u otros mensajeros secundarios y, en general, neuro-bioquímica o neuro-hormonalmente. Sufrirá – en suma – un “bajonazo de campeonato”. Lo cual en ciertos perfiles de personalidad puede llegar a ser grave; Por si esto no fuera bastante, aunque los “Fármaco-Memes” y/o Refuerzos Recompensadores de la inactividad socio-sexual consigan eliminar veloz y eficientemente el síndrome físico de abstinencia, no producen efecto alguno contra la ansiedad derivada del síndrome psíquico de abstinencia. Es decir, quizá no se ponga nerviosa, agresiva e insoportable,

pero el “mono” psicológico en toda su “majestad” no se lo evitarán ni los más espléndidos “premios morales”, afectivos ni incluso materiales, dado el carácter profundamente poderoso, primario y radical de los placeres/recompensas reprimidos (el sexo y la aprobación o popularidad en el seno de su entorno social-escolar, donde pasa más horas al día que en su hogar). Ya no la empujará el ansia/necesidad urgente y “animal” del placer físico-químico u hormonal puro y duro, pero su mente continuará imaginando o evocando virtualmente el deleite que se pierde o ya no experimenta, vamos. No es tan simple “engañar” o “desengañar” al cerebro humano. Ni con Biblias ni sin ellas.

• El Refuerzo por Recompensa Parcial (Agonista Parcial) muestra la misma ventaja esencial que su “semejante” más rápido y poderoso, pues elude por iguales razones los riesgos del síndrome o ansiedad física y sus ramificaciones colaterales; A ello suma una cualidad más que él: Al ser sus

efectos menores, más paulatinos y graduales, calma la ansiedad sexual-social poco a poco, permitiendo a la mente de la quinceañera a asimilar su nueva situación (la madurez sexual y progresiva “emancipación” social de su “nido”) de manera menos brusca, radical y exigente. Lo que la ayuda a mitigar, controlar, atenuar y tratar de compensar los efectos inapelables del síndrome de abstinencia o ansiedad psicofísica. Es patente que debido a esa misma parcialidad, baja su potencia, siendo inferior en efectividad y más lento. El efecto conductual de este tipo de refuerzo exhibirá – por ende – un mayor índice o frecuencia de “retornos” o “regresiones” de la persona al hábito condicionado contrario (obedecer la “moral puritana” de sus progenitores, incuestionada hasta la “tormenta hormonal perfecta” de la pubertad). Este cuadro de “conductas opuestas oscilantes” suele ir acompañado por reacciones de conflicto o “vergüenza/culpabilidad” en ambos sentidos,

frutos del doble temor contradictorio de “defraudar” tanto a su entorno social-escolar como al familiar a la par... Pero si el “tratamiento” se prolonga lo suficiente y con cierto apoyo de la fuerza de voluntad u otras motivaciones (miedo al rechazo social , a “ser un bicho raro”, a quedar excluida del círculo de amistades, impulso a la “independencia”, auto-afirmación o “rebeldía” frente a los padres, todos ellos muy poderosos en la adolescencia), nuestra “ninfa” tiene altas probabilidades reales de abandonar la “castidad” poco a poco hasta casi convertirla en un recuerdo más o menos agridulce de la “niñez perdida”.

• Por todas estas razones, si el “tito liberal”, la “tita feminista” y/o los compañeros/as de la chavalita desean tener éxito en su labor “reforzadora del aprendizaje sexual emancipatorio” de esta, el consejo de un psicólogo recomendaría recompensas más suaves combinadas con otros “premios” secundarios destinados a reforzar su

voluntad, determinación o decisión personal de desterrar el estricto código de abstinencia sexual de sus papás, en lugar de otros memes operantes o “drogas informacionales” más radicales y potentes, cuales presionarla demasiado para perder la virginidad, aficionarla a las webs porno o hacerla asistir a “fiestas de sexo libre”, por ejemplo. “Medidas extremas” que podrían ser contraproducentes por elevado riesgo de “sobresaturación” o “colapso” al romper tan delicado “equilibrio inestable entre impulsos conductuales adversarios en conflicto”. El dictamen “promedio” final es – pues – evidente: “Gana el Juego” el Refuerzo Positivo o Agonista Parcial. Aunque ello no es óbice para que determinados perfiles de personalidad, circunstancias múltiples o rasgos psicológicos o antropométricos de algunas damitas en particular recomienden como preferible otro “método” más “enérgico” o “alternativo”. La prueba de la veracidad de este modelo es que esta

“preferencia estadística por la gradualidad” se verifica en la mayoría de las adolescentes (y sus análogos masculinos, escogí ejemplificar el proceso “en femenino” porque, desgraciadamente, en esta sociedad, aún patriarcal-machista, las “presiones anti-sexuales” acostumbran a ser más altas contra los instintos naturales de las jovencitas que para con sus compañeros provistos de pene) –. Y esta “preponderancia estadística por los procesos de aprendizaje condicionado más pausados y progresivos” ocurre incluso aunque tengan la mala fortuna de sufrir un ambiente familiar sexófobo o represivo –. Esto es bien sabido por los especialistas y podemos además recordarlo todos cuantos transitamos por esta compleja etapa de potentes cambios adaptativos en nuestras vidas de forma variablemente “pausada” y “selectiva”: Tan sólo una minoría de púberes a adolescentes lo padecen en sus “versiones” más bruscas y traumáticas. La Naturaleza – pese a las poderosas

y no siempre beneficiosas interferencias de los “memes socio-culturales” – es sabia, y siempre opta por el “camino óptimo”, es decir, “menos malo dadas las circunstancias”, o de mínimo coste para los grandes cambios evolutivo-adaptativos, bien sean individuales o colectivos.

Esta breve muestra simplificada nos sirve para percatarnos de cómo operan los “Memes Efectores Condicionantes” o “FMs” codificadores de los patrones de aprendizaje de las conductas sociales cuando “pugnan” o “compiten darwinianamente entre sí” por el “recurso limitado de nuestros cerebros”, parafraseando al genial Dr. Dawkins.

Y lo hacen de modo exactamente análogo o “paralelo” a como actúan los fármacos o drogas en nuestros organismos.

Corroborando por enésima vez la honda y multifome Analogía Psicofísica entre Genes/Proteinas u otras

Biomoléculas Efectoras o funcionales derivadas, controladas o reguladas por ellas y Memes/Conductas y sus Productos Culturales, establecida por la brillante visión intelectual del citado científico.

Al fin y al cabo, tanto nuestro genoma y nuestras células como nuestra mente y todas sus culturas no son más que el mismo tipo esencial de Redes Complejas Abiertas Evolucionarias Perceptoras, Transferentes, Procesadoras y Reactivo-Adaptativas de Energía e Información ambiental.

IV

Conclusiones y Reflexión: La larga, fascinante, audaz y cruel Historia del Conductismo o

Ciencia Psicológica de la Conducta, desde los rituales de los “Chamanes caníbales de

Atapuerca” hasta los “memes de Dawkins” y la “Ingeniería Social”, pasando por las Leyes de

Asociación Perceptiva por Contigüidad de Aristóteles, las “mazmorras-sótanos” de la

Condesa Báthory, las investigaciones de Fechner y Weber, los perros de Pavlov, las cobayas de

varias especies de Skinner, el “Monster Experiment” del Dr. Wendell Johnson y su joven estudiante Mary Tudor, así como otros de similar factura: Un breve y personal viaje a través de la

crónica “gótica”, es decir, a la par luminosa y oscuramente cruel, de los ingentes y difíciles esfuerzos de nuestro cerebro consciente por

descifrarse a sí mismo...

A modo de conclusión reflexiva, ofrezco a mis Muy Queridos, Amables y Pacientes Lectores este ensayo personal de travesía a lo largo y ancho de la Historia del Conductismo o Psicología de la Conductas, desde sus más remotos y prehistóricos orígenes precursores rudimentarios hasta su actual nivel de avance y

comprensión de los resortes condicionados de nuestro comportamiento y aprendizaje tanto individuales como colectivos. Excluyo de esta particular visión de sus progresivos hitos fundamentales todo lo relacionado con el estudio y comprensión de los procesos de la Psicología Inconsciente – por ende al Psicoanálisis y sus dos grandes “padres”, Freud y Jung, además de a sus precedentes, cuales el Mesmerismo o las decisivas investigaciones de Charcot sobre la histeria –, por la razón aducida al principio de este trabajo: EL “Conductismo”, sencillamente, no se ocupa de las “derivaciones, huellas psico-emocionales o reacciones inconscientes” generadas por los “dos límites máximos” de su concreto y parcial “marco de análisis”: Los estímulos subliminales situados por debajo del “umbral efectivo de percepción sensorial” (“frontera inferior”), y los “traumas”, que son tan intensos o potentes que “sobresaturan” o colapsan el Sistema y sus Respuestas Condicionadas Adaptativas (“frontera superior”). De ellos ya me ocupé en otros

ensayos pasados bajo el enfoque de mi Modelo o teoría general, y sin duda volveré a hacerlo de alguno u otro modo en el futuro, dada la inmensa complejidad e interés del problema; En este – sin embargo – nos centramos en exclusiva sobre los procesos de Estímulo/Respuesta Condicionada dentro de la “esfera consciente” o “Exoma/Proteoma de la Mente”, como ya explicamos. Y, por consiguiente, tan sólo ese aspecto de la Historia de la Psicología en general será “repasado” en esta Sección.

Desde los albores de la Humanidad y aun entre sus más cercanos ancestros homínidos, el conocimiento y eventual control de la conducta tanto individual (propia) como colectiva (la de otros), ha seducido, llamado y fascinado nuestra mente. La motivación es patente: Se trata de uno de esos campos potenciales del saber donde al interés puramente intelectual por conocer (la “curiosidad científica”), se unen poderosos polos de máximo interés práctico, tanto personal como colectivo o ligado a los objetivos de las

élites de líderes en el Poder: El control y posible predicción del comportamiento de sí mismos y de la sociedad, con todo lo que ello implica.

Naturalmente, la génesis primordial del “Conductismo” fue la “magia simpática o natural” desarrollada por los chamanes prehistóricos del Paleolítico: Esta modalidad del “pensamiento mágico” – la más primordial, corriente y a su vez persistente milenio tras milenio de todas ellas – parte del “postulado” siguiente: “Lo semejante atrae a lo semejante”; La “imitación”, “mímesis” o “mimetismo virtual” de una performance, ritual, “mascarada” o representación simbólica cuidadosamente preparada y ejecutada tenderá a propiciar – a través de una especie de Principio de “Simpatía” Analógica – que el contenido así evocado y plasmado “cristalice”, se “materialice” o “condense” de alguna manera en el “mundo real”. Por eso los cazadores y guerreros del Paleolítico empezaron a pintar sus cuerpos tanto vivos como en sus tumbas de rojo – pues la imitación

de la “sangre” se suponía facilitaba el éxito frente al enemigo de otra tribu o en el vital aumento de la cantidad y calidad de presas comestibles, tanto en “esta vida” como en el “Más Allá” hacia el que “se dirigían” los difuntos. Esta idea – unida a otra de origen mucho más extraño y misterioso y todavía no aclarado, sobre cuya génesis establezco una particular hipótesis en mi trabajo sobre las posibles bases científicas del vampirismo (consulten [24]), la de que en caso de no ser “satisfechos” o “alimentados” de este modo, los difuntos podrían “retornar”, sedientos de sangre/vida y amenzar a sus parientes y allegados –, se aliaron para desencadenar la primera y más primitiva “parafernalia mágico-religiosa organizada” de la Prehistoria... Por ello encontramos en todos los vestigios más remotos de las culturas líticas de la “Edad de las Piedras y las Cuevas” enterramientos rituales con restos óseos embadurnados de ocre rojo, así como acompañados por trazas de comida, recipientes para bebida, joyas, adornos, abalorios, vestimentas y otros enseres de

acuerdo con su rango o jerarquía social. Se trataba de “aplacar” al muerto para que su “espíritu” o “anima vital” no se viese impelido a “reanimar el cuerpo” en una forma de “semivida parcialmente latente” o “no-muerte” espectral y espantosa, alzándose así de su lugar de reposo y buscando la “vida/sangre” y placeres cálidos y palpitantes que se les negaban en sus congéneres quienes aún respiraban; Por supuesto, el mismo Principio básico de “Magia Simpática” generó la más primigenia expresión del Arte, la pintura y bajorrelieves o grabados rupestres, mediante los cuales los primeros “creadores/chamanes” trazaban las escenas de caza abundante que anhelaban, las más primarias figuraciones icónicas de las “Diosas Madres” con el propósito de “invocar” o favorecer la fecundidad, así como sus más profundos terrores nocturnos acerca de “visitantes del Otro Lado” hambrientos de sangre y/o el “aliento vital”...; Ahora bien, si la “sangre era la vida” y el “soporte principal del “alma” o “aliento vital” (algo evidente para el “pensamiento mágico

simpático” por la doble razón de que al sangrar por las heridas la pierdes y, sin embargo, la menstruación o “sangrado periódico” femenino era contemplada como el “resorte sagrado o milagroso” de la reproducción), además del “umbral” entre la Vida y el Más Allá cuya “sed” podía ocasionar el temido “retorno de los muertos no saciados”, el “proceso opuesto” también sería posible: Consumir la sangre, las vísceras altamente irrigadas y la “carne fresca” o tejidos blandos aún palpitantes de los cadáveres recientes podría operar “revitalizando”, fortaleciendo y transmitiendo las “cualidades físicas y psíquicas” deseables (juventud, vigor sexual, inteligencia...), desde el fallecido “donante” hacia el organismo del receptor, quien por esta vía lograría “apoderarse del alma o vitalidad” del primero: Por ello, hallamos asimismo abundantes pruebas arqueológicas y paleontológicas de la antiquísima, universal y extendida práctica del canibalismo ritual y no en exclusiva gastronómico o forzado por la escasez de recursos. Y este fenómeno se produce desde hace

800000 años hasta el amanecer mismo de las grandes Civilizaciones agrícolas y ganaderas del Neolítico. A este respecto, las investigaciones de las últimas décadas en el magnífico yacimiento de Atapuerca (Burgos), han sido definitivas para demostrarlo. Por esto hablo de los “Chamanes Caníbales de Atapuerca”, como ya bien saben mis Muy Queridos, Pacientes y Amables Lectores. Y este “canibalismo mágico-religioso o sagrado” adoptó y adopta en los escasos enclaves culturales o antropológicos donde persiste en la actualidad – dos formas variantes bien definidas: “Canibalismo de Guerra” y “Canibalismo de Amor”; El primero consiste en “comerse al enemigo o rival” para “robarle su fuerza, valor....”; La segunda en “degustar al familiar próximo finado” con el fin de “permitirle seguir viviendo dentro de uno mismo y a la par heredar su sabiduría, experiencia y virtudes” (en este último caso apoyándose en que la mayor parte de las veces tan singular “homenaje” se practicaba – como es lógico – con los más maduros o ancianos de la

comunidad). En suma, no somos pocos los pensadores que defendemos la hipótesis de que la “Génesis Primordial de los Memes” o “Replicantes Culturales” en su conjunto fueron estos rituales de “Magia Simpática” cimentados en el Condicionamiento “Clásico” o Natural de Pavlov, actuando por simple ensayo-error empírico: Pues todos ellos parten de la asociación espacio-temporal originalmente casual y más tarde sin duda consciente de estímulos no-significantes o “neutros” para la supervivencia del homínido (los primeros “balbuceos” de rituales mágico-rituales o expresiones artísticas fetichistas), con otros muy poderosos e intensos relacionados con la supervivencia (caza, reproducción, muerte), los estímulos primarios. Así pues, cuando el cazador-recolector primitivo comprobaba que, al portar o evocar una pintura, máscara, adorno o fetiche ritual, obtenía mejores resultados en su vital tarea o se sentía “más ágil y fuerte”, el vínculo condicionado entre ambos tipos de estímulos quedaba fijado,

reaccionando más tarde positivamente en su conducta al ser expuesto a los símbolos o “performances” rituales aun en ausencia de beneficios tangibles. La “Magia Simpática” funciona, en verdad, como una suerte de “efecto placebo sugestivo complejo” y sistematizado, por consiguiente: Si “crees” que vas a cazar más, realmente cazas más y mejores piezas, por ejemplo... Y por ello aumenta estadísticamente la probabilidad o porcentaje de “éxitos depredadores y reproductivos”. Automáticamente, la sinergia entre selección cultural de memes y selección natural de genes favorables a tales patrones de comportamiento que ello asegura explica la rápida difusión y “perfeccionamiento” o “sofisticación” creciente de estas prácticas a lo largo de casi un millón de años de Evolución bajo duras condiciones de presión ambiental. Ahora bien esos “chamanes paleolíticos” (la primera “élite intelectual” de la Humanidad y sus “adeptos selectos entre los guerreros y cazadores más aptos),

no tardaron en percatarse de que el nivel de eficacia del “método” y su consecuente grado de control social organizativo podían incrementarse varios órdenes de magnitud reforzando con “premios placenteros” el cumplimiento o no cumplimiento estricto de estos rituales propiciatorios y/o sus resultados materiales ulteriores... Y utilizando igualmente “penas dolorosas” ante sus deficiencias o “desviaciones”, claro: Por lo cual, elaboraron intrincados y severos sistemas jerarquizados de “recompensa” y “castigo” tanto físico como psicológico y social: El germen de las religiones dogmáticas organizadas y la estratificación en clases sociales nace – por ende – con el “salto” desde el mero “Condicionamiento Natural Pavloviano” o “Mágico-Simpático” al mucho más refinado, potente y eficiente “Condicionamiento Operante, Instrumental” o “Mágico-Religioso Ceremonial”. Estos progresivos cambios psico-culturales – al alcanzar hace entre unos 12000 y 15000 años su “masa morfogenética crítica” – desencadenarían unos pocos milenios más tarde – entre 10000 y 8000 años antes del presente –

la Revolución Neolítica... Los partidarios de este Nuevo Paradigma Antropológico-Social sostenemos que los grandes saltos evolutivos culturales o “meméticos” se producen o emergen primero a nivel psíquico/informacional y tan sólo después se plasman a escala de la cultura material o económica, si las condiciones cambiantes del medio ambiente natural así lo favorecen sinérgicamente. Lo que ocurrió en este crucial periodo de tránsito al cesar las glaciaciones, tornarse los climas continentales más templados y desertizarse el Norte de África y buen aparte de Oriente Medio, pasando a ser sus cuencas fluviales atractores imprescindibles de supervivencia y prosperidad. En caso contrario, los refuerzos condicionados tienden a extinguirse o en todo caso subsistir a nivel arquetípico puramente inconsciente o mítico. Justo al revés que la dialéctica histórica preconizada por el ya obsoleto marxismo y sus ramificaciones. Y apoyamos nuestra hipótesis en las evidencias reveladas por el fascinante yacimiento de Göbekli Tepe y otros semejantes, auténticas ciudades

construidas en torno a templos con patentes signos de estratificación social de clases, especialización del trabajo e incluso esclavitud, en el seno de sorprendentemente arcanas culturas o comunidades de cazadores-recolectores aún pre-agrícolo/ganaderas... (Ver de nuevo [24])...

La irrupción de las primeras culturas y más adelante grandes Civilizaciones Agrícolas en el Creciente Fértil (Sumer, Asirio-Babilonia, Egipto), los valles del Danubio (Vincas), la Europa Celta, la India, China y más tarde en Perú y Centroamérica no cambia sustancialmente el panorama desde el punto de vista de la manipulación de las conductas conscientes. Únicamente asistimos a un sucesivo, creciente y luego masivo y casi universal “reciclaje” y gradual perfeccionamiento de las mismas técnicas empírico-intuitivas básicas: Los “Arquetipos” o “Grandes Complejos de Memes Maestros Efectores Condicionantes” cambian de forma, se recombinan o “mutan” para adaptarse a las variaciones ambientales

naturales y socioeconómicas, pero no transforman de modo radical su “código-fuente nuclear”: Por ejemplo – con el advenimiento de la Edad de los Metales y su forja de nuevas y más poderosas armas defensivas y ofensivas, unido al fuerte aumento de las reservas de provisiones, grano y otros bienes derivada de la mejora continua de las tecnologías como las de regadío, la acumulación de recursos agroalimentarios, productos artesanales manufacturados cada vez más “exquisitos” y el consiguiente mayor auge de las rutas comerciales tanto terrestres como fluviales y marítimas –, la Economía Sedentaria Agrícola o Nómada Ganadera de Supervivencia pasa a ser una Economía de Guerra, en la cual ejércitos y otros cuerpos organizados armados represivos y protectores de seguridad adquieren un papel decisivo. Esto origina la “Gran Mutación/Recombinación Memética Patriarcal”, en una horquilla temporal que abarca desde el 6000 al 3500 A.C y acaba por preponderar en el Orbe entero, iniciándose por las primeras

grandes Civilizaciones urbanas antiguas. De nuevo, observamos la misma pauta: Los paulatinos cambios en la iconografía, textos mítico-religiosos, prácticas mágico-rituales y otras manifestaciones artísticas y culturales van poco a poco relegando a los Memes-Arquetipos Divinos o Divinizados desde entidades femeninas (Diosas Madres y Sus “Hijas/Manifestaciones”, la Sensual/Fecunda, la Sabia, la Oscura o Bruja/Guerrera o variables combinaciones/fusiones entre ellas, la famosa “Trimurti” hindú y todas sus equivalentes en otras culturas), por dioses o Arquetipos masculinos. Ahora, la fuerza bruta y la violencia física vuelven a ser tan importantes como en la etapa cazadora del Paleolítico, o quizá más todavía... Hasta que la transformación alcanza un “punto crítico” y La “Era de la Diosa Madre” acaba, siendo “destronada” y sustituida por el “Dios Padre” y “Señor de los Ejércitos”. Por supuesto, tal proceso no acontece ni a la vez ni por igual en todas partes: En aquellas regiones de la Tierra donde la influencia o poder de

los pueblos nómadas guerreros de economía ganadera trashumante que van sedentarizándose a base de conquistas es más elevada, el Gran Cambio hacia el Patriarcado se verifica más brusca, integral y/o rápidamente: Por ejemplo Oriente Medio, a través de la emergencia de Israel, la religión de Moisés y su célebre “Yahvé”, epítome paroxístico del “Dios Padre Guerrero y Represor de las Libertades Femeninas”, hasta el punto de que llega a “fagocitar” a todos los demás “dioses-arquetipos” y ser adorado como “Dios Único Señor y Creador del Universo” (triunfo del Monoteísmo Patriarcal “amagado” en el Viejo Egipto en tiempos y por mano del Faraón Akenatón pero ferozmente aniquilado por la celosa y poderosísima casta de los sacerdotes de Amón-Ra y el resto de sus colegas de unos cultos ya preferentemente patriarcales pero politeístas y con “diosas” aún potentes y extensamente reverenciadas); Aunque no de forma tan extrema, algo comparable se produce en el Este y Centro de Europa, donde la llegada de múltiples oleadas de hordas de guerreros nómadas

patriarcales procedentes de las estapas eurásicas va desplazando las religiones centradas total o parcialmente en la Diosa Madre, propias de los pueblos autóctonos anteriores, como vincas danubianos y celtas, en cuyo seno las mujeres y en especial las “sacerdotisas” y “sabias-curanderas” jugaban un rol mucho más enaltecido o por lo menos igualitario respecto a los varones. En otras zonas, cuales el mismo Egipto, los pueblos fenicios, cananeos, Persia, Extremo Oriente o la Grecia Clásica y su “heredero memético” el Imperio Romano, este desplazamiento es más pausado, parcial y suave, persistiendo poderosos cultos a diosas arquetípicas, como Isis, Ashtarté, Cibeles, Afrodita/Venus, Palas Atenea o Kali, por citar tan sólo unas pocas. El resultado final es que se llame el Marduk asiro-babilonio, su “versión absolutizada” el Yahvé hebreo, el Zeus/Júpiter grecorromano, el Brahma hindú o el Thor germánico, entre otros muchos, el Arquetipo Divino Dominante pasa a ser el Padre-Dios Único o el Padre de todos los Dioses, relegando a las diosas y

sus “hijas terrestres” al sometimiento más o menos brutal y completo, así como al papel de meras fábricas sumisas de hijos. No obstante, en lo que nos atañe para este ensayo, tanto las antiguas sacerdotisas y “magas-chamanas” de la Diosa como los nuevos sacerdotes y “magos-chamanes” exclusivamente masculinos siguen operando y afianzando su enorme poder sobre las conductas sociales de sus comunidades empleando métodos o rituales de “Magia Simpática” variablemente “estilizada” (Condicionamiento Natural) y de “Magia Ceremonial Elaborada” asimismo más o menos complejos y simbólicamente desarrollados (Condicionamiento Instrumental por Refuerzos Positivos y Negativos). Y sus correspondientes articulaciones sociales de sistemas de premios y castigos a escala física y social en asociación con el poder ejecutivo (reyes, aristocracias...) y la “casta guerrera a su privilegiado servicio” compuesta por tropas militares y otros cuerpos ofensivos, defensivos y represivos armados).

Es decir, continúan aplicando en esencia las mismas “tecnologías psíquicas artesanales” de condicionamiento fundamentadas en la intuición y el ensayo/error empíricos que sus lejanos antecesores los “Chamanes de Atapuerca”, solo que a mayor escala y alcance.

Únicamente un atisbo de una mayor luz brota en la cuna del pensamiento racional, la Atenas clásica en su pleno esplendor: El filósofo griego de orígenes medo-persas Aristóteles enuncia por vez primera de forma documentada las Leyes de la Percepción por Asociación de Contigüidad, que pueden resumirse así: La intensidad de percepción de varios estímulos por vías sensoriales distintas y su “huella mental” o recuerdo se incrementan de forma mutua cuando se captan originalmente de modo asociado “contigüo” en el espacio y/o en el tiempo ; Así – por ejemplo – si siempre que olimos determinado aroma floral en nuestra infancia nos servían en el jardín una

suculenta merienda, cuando volvamos a captar el mismo olor en el futuro, siendo ya adultos, recordaremos vívidamente el sabor y placer proporcionado por los manjares que este evoca en nuestra mente aunque no tengamos delante plato de comida alguno. E incluso provocará reacciones fisiológicas, como la secreción de saliva o jugos gástricos. La generalización de estas observaciones es una de las más prematuras si no la más prematura muestra embrionaria de una Psicología Racional de las que existe constancia escrita.

La situación no se modifica de manera apreciable hasta la frontera misma entre la el “Nuevo Amanecer Renacentista” y la Edad Moderna propiamente dicha: Desde finales del siglo XVI a inicios del XVII.

Hasta ese momento – como les relataba – la aplicación puramente “mágico-simpática” o “empírico-artesanal” de los procesos de condicionamiento no empieza a adoptar ciertos

componentes o rasgos sistemáticos, científicos y operativamente racionalistas, aunque todavía anclados en el “ensayo-error” cual método fundamental de experimentación y ampliamente “entreverados” con conceptos arcanos cargados de pensamiento mágico e incluso supersticioso. Este singular “combinado o complejo de transición inestable” entre dos Eras – la “mágico/artesanal” y la “científico/industrial” – se produce en este tiempo en todos los campos del Conocimiento humano y sus plasmaciones instrumentales y tecnológicas, antes o después, en función del grado de progreso conceptual y práctico logrado en edades previas. Pero en una de las especialidades más embrionarias de todas, la Psicología en general y la de su rama “Conductista” o de Aprendizaje por Condicionamiento en particular, aparece por vez primera – al menos de forma documentada – en el seno de las más oscuras mazmorras de un castillo medieval propiedad de la familia de alta nobleza húngara Nádasdy, el Castillo de Cachtice, situado

sobre una altiva colina a cuyos pies se elevaba entonces el pueblo de Csejthe. Hoy la localidad se llama Trencîn, pertenece a Eslovaquia y en lo alto de la colina no hay más que ruinas. Esta magnífica fortaleza palaciega había sido regalada por la familia del Conde Férenz – alias “El Caballero Negro” por su feroces aptitudes guerreras contras los otomanos –, a la esposa de este, la hermosísima, extraña, mentalmente superdotada y cruel Condesa Erzsébet Báthory, cuya propia estirpe era la única en aventajar a la de su ilustre marido en abolengo, poder territorial y riqueza en todo el Reino Magiar. En el ensayo “origen” de toda mi obra actual en el terreno de la teoría de la Transferencia Psicofísica de los Impactos o Estímulos Ambientales (ver [16]), describo bastante bien lo que ocurrió en aquel rincón de los atrasados y legendarios Cárpatos de Transilvania, donde todavía se hallaban en pleno umbral mismo entre la Edad Media y la Moderna, pese a haber culminado ya el Renacimiento y avecinarse el Barroco en los por aquellos días deslumbrantes

centros imperiales, culturales y artísticos de Europa, desde las relativamente próximas en lo geopolítico Praga y Viena hasta las lejanas Madrid o por mejor decir El Escorial y el Puerto de Indias en Sevilla, pasando por París, Nüremberg, Colonia, Hamburgo, Nüremberg... (plazas destacadas del Sacro Imperio Romano-Germánico y cunas de la Revolución de Gütemberg que sostuvo y propagó todo ello a nivel “memético-informacional”), varias ciudades de Flandes y otras pertenecientes a la Liga Hanseática, la emergente potencia rival de España en Londres bajo Elisabeth I ; Además de, por supuesto, las italianas: Roma, Florencia, Venecia..., los Epicentros, Fulcros y Faros Adelantados de todas ellas en el Orbe de este Gran Tránsito.Como bien apostilla el sabio refranero castellano “donde menos se espera salta la liebre”... En este caso, “la condesa alquimista roja”... Lo mejor será transcribir lo escrito hace unos pocos años en aquel trabajo “pionero” de mi serie, para que aquellos de entre mis actuales Queridos, Amables y

Pacientes Lectores quienes no lo hayan leído, o bien deseen “refrescarlo” con mayor comodidad, puedan hacerlo aquí y ahora:

III1.2.1

Introducción, Exposición Sintética yo Definición del Método Bathory

III1.2.2

Introducción al Método Bathory

Este esquema operacional recibe su nombre de la famosa, bellísima, muy inteligente y a la par despiadada Condesa Elizabeth o Erzsébet Bathory, una riquísima y poderosa señora feudal poseedora de extensos y masivos dominios en toda la Transilvania Húngara de entre la segunda mitad del siglo XVI y la primera década del XVII. De ilustrísimo y antiguo linaje y brillante cultura – esto último algo poco corriente en aquellos tiempos, sobre todo en una mujer, aun en los ambientes más selectos –, estaba obsesionada con el mantenimiento de la juventud y la seductora lozanía de su cuerpo.

Para lograr tan difícil meta, recurrió con toda la fuerza de su firme voluntad y gélida falta de sumisión ante las barreras y trabas de la moral y el temor supersticioso convencionales de su tiempo a todas las fuentes de la peculiar mezcolanza entre "magia/brujería" y "alquimia" que dominaba el panorama intelectual de su época. La Condesa era una insaciable erudita, una auténtica "ilustrada renacentista", devoradora de polvorientos y densos volúmenes de

arcana y nueva sabiduría, y altamente dotada para las ciencias naturales; En su juventud llegó a recibir la visita y sostuvo luego una interesante correspondencia con un personaje de la altura del insigne filósofo neoplatónico, matemático, astrónomo y astrólogo Johannes Kepler, quien asimismo levantó su carta astral, aunque no parece que en ello estuviese tan atinado o fuese tan sincero quizás como en su genial formulación de la cinemática del Sistema Solar. Hay que decir que, por aquellos lejanos días, es decir, a lo largo del fecundísimo periodo comprendido entre mediados del siglo XVI y finales del XVII, el mundo de la “filosofía natural” – como entonces se llamaba a la física, la biología, la biomedicina y los primeros balbuceos de la bioquímica – y el de la Alquimia – directa predecesora de la Química, la Físico-Química Nuclear y la Física Cuántica actuales –, se hallaban en plena ebullición de una de sus más revolucionarias y trascendentales fases históricas de cambio conceptual y vigoroso avance. Muchos de aquellos "sabios" todavía seguían profundamente atados a viejos conceptos al estilo de la “Piedra Filosofal”, anquilosados de vago esoterismo y misticismos sincréticos. Pero una nueva generación de investigadores de mentes mucho más abiertas y librepensadoras abandonaban los viejos métodos y esquemas, adentrándose con mayor o menor fortuna, rigor y acierto, pero siempre con admirable valor y audaz voluntad de conocimiento racional, en nuevas sendas del saber y del poder, intentando aplicar a los intrincados campos de los organismos vivos y de las mentes el por aquellos momentos flamante y novedosísimo "método científico-experimental" inaugurado con espectacular éxito por deslumbrantes pioneros de la talla de Galileo, Newton o Robert Boyle en los terrenos de la Mecánica y la Física. Entre ellos los hubo muy célebres, como los propios Newton y Boyle – quienes, aparte de sus conocidísimas y rutilantes, en especial las del primero, aportaciones en los campos de la "nueva Física" Mecanicista – estudiaron, investigaron y ensayaron honda y perseverantemente en la Alquimia, con un nuevo enfoque

racionalista y metodológico que una centuria después germinaría con el nacimiento de la Química moderna a través de la labor de Antoine Lavoisier y otros; O Paracelso, quizás estrambótico e imbuido de un exceso de "espiritualismo" medieval, pero cuyo decidido abordaje de la sanación como un proceso en gran parte interno del cuerpo y la mente del enfermo y bajo un enfoque “iatroquímico” – esto es, farmacológico/bioquímico – asombra por su fulgurante precocidad si lo comparamos con la primitivísima y rudimentaria Medicina oficial contemporánea a él..., que apenas había ido más allá de las sanguijuelas y la Teoría de los Humores de Galeno... Y otros, anónimos y olvidados, pero igual o más prematuramente “iluminados” – algo nada extraño, sobre todo en un mundo donde la Sombra Maldita de la Inquisición acechaba continuamente – . Pero imprescindibles en esta breve explicación, porque, con toda probabilidad, fue uno de estos últimos quien se convirtió en el "Maestro Oculto" de Erzsébet Bathory. Según reseñan sus biógrafos e historiadores, recogiendo la información desde el propio Diario íntimo de la dama, la aguda y problemática aristócrata, cinco años después de casarse con Ferencz Nádasdy – otro noble, diez años mayor que ella, de rango algo menos prominente, pero cuya familia era la segunda en riqueza y posesiones después de los Bathory en el Reino Magiar –, conoció y mantuvo una relación extra-marital con un misterioso individuo durante varios meses del año 1.680. La única descripción que nos consta por la pluma de Elizabeth sobre aquel caballero es que era “mayor que ella” – quien era entonces una joven de 20 años – muy "sabio y cortés", que "procedía del Noreste", entre Rumanía y Moldavia más o menos, e iba "siempre embozado en un amplio y largo manto negro". Algunos historiadores creen que el enlutado galán era un bohemio, viajero y notable miembro más del peculiar clan de los Rákóczi, los célebres ocultistas de sangre real que tantos

ríos de tinta han hecho correr, sobre todo porque en su seno nació el famosísimo "mago, alquimista, aventurero e inventor" Conde de Saint Germain - también llamado "Cagliostro" - en 1.710. Dicho personaje afirmó poseer "el secreto de la eterna juventud", y está rodeado de un confuso aura de legendario mito, pues no faltan los testimonios que afirman haberlo visto con el aspecto de un atildado, maduro y bien conservado cortesano en lugares y tiempo dispares, algunos tan tardíos como en plena conjura a favor del estallido de la Revolución Francesa o en Viena durante las guerras del Imperio Napoleónico. Según se dice, él mismo aseguraba "haberse reencarnado en su propio cuerpo regenerado" incontables veces, presumiendo de descender de los mismísimos Faraones de la I Dinastía... Obviamente, se trata de exageraciones, fabulaciones y disparates, pero no han faltado aficionados a los "Expedientes X" y otros conspiranoicos de variopinta catadura quienes afirman que fue él, el "Gran Mago Inmortal", quien enseñó parte de sus artes a la Condesa, en su anterior "máscara/encarnación" a la de Saint Germain... Pero no olvidemos que, detrás de toda desorbitada fantasía legendaria, suele haber una mucho más prosaica y limitada pero sólida base real: En mi opinión, el enigmático amante ocasional de Erzsébet fue, casi con toda seguridad, un "sabio", un alquimista avanzado de su tiempo, perteneciera o no a la familia Rákóczi. Seducido por los exquisitos encantos de la Bathory en su pleno y juvenil florecer y fascinado sin duda por la voraz ansia de conocimiento de la chica, bien pudo mostrarle una buena fracción de su propia sabiduría... O toda ella, quizás... El efecto "Pigmalión" acostumbra a cegar la cautela de los "científicos" maduritos ante la presencia de una hábil y persistente ninfa/alumna bendecida por los más embriagadores dones de la Madre Naturaleza... El caso es que, fuese como fuese, en 1.680 la Condesa Bathory desconocía los rudimentos mismos de la

Alquimia, y entre 1.681 y 1.685 su Diario rebosa de anotaciones, esquemas de experimentos y reducidos comentarios sobre sus resultados que demuestran una sorprendente y considerablemente completa formación integral en tal disciplina por su parte. Después, él siguió su errabundo peregrinaje a la búsqueda de más y más ilustración y ella retornó a su rutina como Gran Señora a la espera de su feroz y aguerrido esposo, quien se pasaba más del 90% del tiempo combatiendo contra los turcos otomanos lejos de los castillos y posesiones de la poderosa pareja, cuyas heredades unidas casi ocupaban todo el Este de la actual Hungría, el Suroeste de la Transilvania Rumana contemporánea y buena parte de la República Checa y Eslovaquia. Por el momento, nuestra dama se limitaba a sostener un tenaz pulso de poder y capricho con su detestada suegra Úrsula, haciendo valer de continuo con orgullo el todavía más exclusivo valor de la sangre real de su apellido, divertirse con jovencísimos juguetes eróticos de ambos sexos y maltratar a sus numerosas, casi adolescentes y casi todas atractivas criadas cuando éstas cometían cualquier fallo, indiscreción o torpeza. Conductas y privilegios nada extraños para su época y entorno social, dicho sea de paso. Puede que Erzsébet fuese un poco más promiscua, exigente, dura o sádica de lo habitual en la media de las señoras de alto linaje de su edad – no así entre los varones, desde luego, la mayoría de los cuales eran bastante más libertinos, extremados y salvajes que ella, empezando por su marido, el temido e indomable "Héroe Negro" de Hungría –, pero tampoco resultaba nada extraordinario. Y la prueba es que ni tan siquiera su suegra, quien la odiaba tanto como era correspondida por su nuera en tan atroz como mutuo sentimiento, utilizó tales rasgos para atacarla o denunciarla ante su heroico y triunfante hijito predilecto. Entretanto, Elizabeth siguió atesorando conocimientos, gozando de fiestas, tórridos revolcones y

orgías en lujosas alcobas y acudiendo a emocionantes partidas de caza de venados, lobos y jabalíes, en las que destacaba por su valerosa conducta como espléndida y enérgica a la par que bellísima amazona. Asimismo, pasaba largas y largas horas ante un enorme espejo de cuerpo entero especialmente diseñado, dotado de un par de posa-brazos para permitir su contemplación prolongada con absoluta comodidad, sumida en una especie de singular combinación de melancolía, hondas y abismales reflexiones y vanidosa auto-complacencia...

Por otra parte, consagraba otras horas, casi siempre nocturnas y robadas a un sueño esquivo – pues padecía de insomnio crónico – a sus ocultas y meticulosas lecturas, investigaciones y ensayos de laboratorio, pero no fue entonces cuando la semilla plantada por su galante y embozado "caballero desconocido" germinó con toda su fuerza. Eso sí, pronto se vio rodeada por una corte de "brujas", "nigromantes", "alquimistas" y "hechiceros", tan numerosa como de variables y cambiantes capacidades, quienes pronto dejaron de poder enseñar nada nuevo a su opulenta y fascinante ama. Y eso sí que era algo insólito en una mujer de finales del siglo XVI... Insólito, y mal visto, sobre todo por las cerradas, estrechas y represivas mentes de las autoridades religiosas, lo que constituyó el origen de su "Leyenda Negra"... Si bien, por el momento, ninguno de ellos osó desafiar el tremendo poderío de la joven aristócrata, más rica e influyente que el propio monarca de Hungría. Aunque todavía, para Elizabeth, la Ciencia – o su embrión entreverado con oscuras creencias y rituales “prohibidos” – como el sexo, la crueldad o las cacerías, no era otra cosa que una distracción más con la que aplacar su devoradora sed de poder, emociones y nuevas experiencias intensas, con las cuáles combatir su lujoso pero hastiado aburrimiento... Tenía otras preocupaciones más inmediatas

y comunes. Ella, aunque convivía tan sólo unas semanas al año con su marido, fue embarazada por él tres veces, dando a luz a sus dos hijas y a su único hijo, y se ocupó de ellos al modo altivo y distante, entregados en las manos de docenas de amas de cría y nurses, característico de su elevadísima clase social, pero, a su modo, fue siempre amorosa y protectora con los críos.

Después, Ferencz murió, en una gélida mañana de Enero del 1.604. Como era de esperar, fue abatido en combate contra el ancestral Enemigo Turco. Y ahora, tras su espectacular y curioso funeral como Gran Héroe Patrio, interesante combinado de solemnidad imperial al estilo Sacro Imperio y exotismo magiar, dejó tras de su breve pero intenso paso por este mundo a sus tres herederos y una Viuda...

Una Viuda que ostentaba ahora el control legítimo como dueña de vidas y haciendas del vastísimo territorio perteneciente a las dos familias, equivalente a una nación europea de pequeño aunque no minúsculo tamaño..., similar a toda Holanda o Bélgica, por ejemplo. Una Viuda que era a la vez una mujer de 42 años, en plena sazón de su madurez de cuerpo y de mente, repleta de conocimientos pasmosamente profundos para su tiempo...

Las hierbas, ungüentos, cremas y filtros preparados por sus sanadoras y alquimistas habían frenado en alguna medida el proceso de su deterioro, pero no eran suficientes. Por ahora, era todavía hermosa, aunque en cada sesión de sus interminables ensimismamientos delante de su Espejo, éste le revelaba que su deterioro era ya inminente y rápido... Aterrada por la idea de envejecer, poseía el saber, la opulencia, la falta de escrúpulos, la resolución, la sensación de impunidad que le proporcionaban las leyes y fueros

feudales y el poder para luchar al menos contra el Tiempo, el Gran Enemigo, con todas sus fuerzas, a costa de lo que fuera. No tenía nada que perder...

Y así lo hizo. La leyenda nos relata que la reluciente y terrible idea la inspiró cuando, una mañana, pocas semanas tras el óbito de su consorte, una guapa, novata y casi adolescente doncella se descuidó, dándole un doloroso tirón mientras acicalaba los complicados moños y trenzados de su barroco peinado señorial... Enfurecida - y posiblemente deprimida por lo que contemplaba en el espejo - se revolvió como una pantera rabiosa y la abofeteó con saña... Siempre había sido una mujer vigorosa, y la pobre chiquilla sangró por la nariz abundantemente. El rojo y virginal fluido se derramó sobre una de las manos de su patrona, y ésta "observó que la piel se tornaba más tersa, lechosa y fina en la zona manchada, como si rejuveneciese....".

Evidentemente, tal historieta es absurda y meramente simbólica, como la de la celebérrima "caída de la manzana" sobre la encumbrada testa de Isaac Newton... Lo que segura y mucho más razonablemente sucedió fue que, armado por los conocimientos y experiencias depositados en él durante varios decenios, el potente cerebro de la condesa no paraba de maquinar consciente, semiconsciente y subconscientemente plausibles salidas a su gigantesco problema, que la volvía loca de horror e ira impotente cada vez que miraba su propio reflejo decadente... Probablemente, el episodio del estirón de cabellos ocurrió, interrumpiendo con desagradable e irritante brusquedad una de aquellas cadenas de especulaciones, deducciones, intuiciones y asociaciones a medio formar... La sangre de la nena tiñó su ya no tan suave y aporcelanada epidermis... ¡Y entonces saltó la

chispa del genio!... Pero no porque tan sucinto y pasajero derrame obrase efecto alguno sobre los tejidos de su mano, claro está. En su mente, como un rótulo incandescente de abrasador deseo e incontenible esperanza, flameó en un instante la esencia del "Método Bathory", una forma no del todo original pero sí avanzada y ultravanguardista para sus fechas de Transferencia Psico-Bioenergética, diseñada para "vampirizar" factores orgánicos tales como la hermosura, la juventud y el vigor de otros cuerpos más jóvenes hacia el suyo.

¿Imposible? ¿Paranoia? ¿Locura sádica y narcisista?

Nada de eso. Dicha técnica – posteriormente refinada y perfeccionada hasta extremos muy sofisticados, admirables, de hecho, teniendo en cuenta lo primario en medios tecnológicos biomédicos de aquellos siglos – tenía y tiene una sólida base científica real. Al igual que ciertas formas de canibalismo ritual de algunas culturas primitivas – por las cuáles los guerreros vencedores devoraban los cerebros, corazones e hígados frescos de sus enemigos justo después de matarlos – y multitud de ceremoniales religiosos cruentos y sacrificios y ofrendas de sangre a insaciables dioses arcanos "procedentes de las estrellas", practicadas con sospechosa convergencia y uniforme constancia en Civilizaciones antiguas muy alejadas entre sí en el espacio y el tiempo...

III1.2.3

Definición del Método Bathory

En verdad, el "Método Bathory" no es más que una aplicación del mecanismo general de la Transferencia

Psicofísica para lograr transmitir caracteres biofísicos favorables desde un organismo Donante que los exhibe en impecable plenitud a otro, el Receptor, que los ha perdido en cierto grado y desea a toda costa regenerarlos, por medio del intercambio de energía psicobiológica en favorables condiciones específicas ambientales cuidadosamente controladas...

En un principio, el método de la Condesa para "apropiarse" de los factores biofísicos anhelados, o desencadenar la Transferencia de la belleza y juventud desde sus víctimas hacia sí misma, era tan simple como brutal: un corte en las yugulares colgando de los pies de una especie de ganchos de carnicero, como si fueran ganado, bastaba para embadurnarse de sangre a placer. Pero Elizabeth constataría pronto que este procedimiento resultaba muy ineficaz. Al matar a la víctima, ya no se le podían hacer más extracciones en el futuro. Por tanto, comenzó a desangrarlas lentamente a lo largo de prolongadas sesiones de tortura, donde trataba de preservar su vida para utilizarlas de nuevo más adelante. Estas sesiones calenturientas, con un grado importante de contacto sádico/sensual, adquirieron pronto un carácter erótico. Cuando Elizabeth creyó observar que la sangre de una víctima excitada sexualmente resultaba mucho más eficaz para transmitirle su belleza y juventud, vinieron a transformarse en largas sesiones de sadomasoquismo extremo. Si Elizabeth hubiera tenido conocimientos básicos de asepsia, anatomía y microbiología modernas, y acceso a antibióticos y fármacos contra la anemia, la mayor parte de sus víctimas habrían sobrevivido. Pero faltaban más de 200 años para que todo eso se descubriera, con lo que se registraba un fallecimiento cada tres días. Por ello, Erzsébet siempre tenía una o dos docenas de víctimas disponibles en el

castillo, para ir rotándolas constantemente.

Con el paso de los años, la Condesa fue perfeccionando sus técnicas más y más. Hacia el final, las operaciones consistían en sofisticados rituales tan crueles como elaborados. Según cuentan, todos estos esfuerzos tuvieron su recompensa. Todos los cronistas coinciden en que, una vez descubierta y emparedada entre los muros de su castillo, la Condesa Elizabeth Bathory moriría a los 54 años siendo la mujer más hermosa de Hungría y aparentando menos de 30. Tanto es así que sus guardianes, soldadesca poco sofisticada y nada dispuesta a dejarse impresionar por los encantos de la madurez, se turnaban para espiarla por el agujero por donde le pasaban la comida. El Mito de la Condesa Sangrienta había nacido.

Pero, como siempre, detrás de la leyenda latía una oscura pero firme plataforma de hechos objetivos y tangibles...

III1.2.4

Exposición del Método Bathory

Las condiciones empíricas para optimizar una Transferencia Regenerativa DonanteReceptor, establecidas tras prolongados años de incesante experimentación y ensayos prueba/error por Erzsébet Bathory, pueden concretarse a través de los siguientes pasos, por orden:

1) SELECCIÓN DE LOS SUJETOS DONANTES: Las víctimas/Donantes "D" deben ser escogidas de modo estricto y objetivo: Si se desea "transferir" un determinado rasgo biofísico “X” – por ejemplo pechos generosos y turgentes – la chica seleccionada para ello debe exhibir dicho factor específico de modo sobresaliente y en perfecta plenitud. Puesto que el rejuvenecimiento era un objetivo global y primordial, todas ellas habían de encontrarse entre los 15 y los 25 ó 26 años, estimando la experimentadora que la edad óptima media era de 22. Esto obedece a que la tasa final de transferencia es directamente proporcional al "tamaño" o "intensidad" del rasgo cuantitativo o cualitativo que se pretende transferir al Receptor "R". Ello no es extraño, pues las magnitudes psicobioenergéticas son funciones de estado, tan sólo dependen del valor inicial y final del intercambio, no del mecanismo cinético por el cuál se produce el proceso, aunque de éste sí depende la velocidad del mismo, desde luego. Por otra parte, esta Ley empírica es por completo general: Si, en vez de una altanera dama ansiosa de vigor y belleza, el Operador/Receptor fuese un Estado Mayor deseoso de "insuflar" en su tropa una hiperagresividad fanática y resistencia psicológica extremas en el combate, los sujetos/donadores deberían ser recolectados según esos otros criterios, probablemente extraídos de las cárceles de alta seguridad y sus celdas ocupadas por psicópatas y asesinos en serie, por citar un caso alternativo. Por eso la Condesa precisó un suministro variado de muchachas, agraciadas cada una de ellas por un don determinado de manera mayúscula, de forma rotativa y continua, por lo que no es nada sorprendente que a la postre "quemara" 650

vidas. Sobre todo por los penosos medios profilácticos e higiénicos de la época, lo que provocó que se agotara su "reserva" de plebeyas y hubiese de acudir a damiselas de la baja nobleza, disfrazando sus propósitos bajo la máscara de una "escuela de buenos modales y etiqueta para señoritas", lo que precipitó su triste y terrible desgracia tras tan sólo 10 años de actividad plena. Por cierto, en sus primeros ensayos, Elizabeth buscó vírgenes, influida por la errónea y tradicional idea de que tal cualidad de "pureza" en la sangre, la carne y otros fluidos orgánicos de sus presas favorecía el fenómeno de Transferencia. Pero no tardó en darse cuenta de que dicha creencia no era más que una burda superstición ancestral, porque dos de sus más fuertes, hermosas, jóvenes y lozanas criadas, cuyos excelentes resultados se prolongaron nada menos que ocho meses, a causa de su casi increíble fortaleza y resistencia física, se hallaban secretamente embarazadas desde que llegaron a su Castillo de Cachtice y se iniciaron las sesiones, engaño que la Señora averiguó una vez que sus cadáveres fueron sometidos a la meticulosa inspección forense que ella solía realizar sobre sus ejemplares más robustos una vez "consumidos". Lo que ocurre es que la virginidad – al menos en aquellos remotos decenios – solía implicar máxima juventud y casi absoluta vulnerabilidad psicológica para condicionar la mente y el cuerpo de las Donantes al estado especial requerido por el Método para optimizarse, que después se detallará. Tan sólo era un falso efecto estadístico. Una mocita igualmente jovencita e inocente, pero aún más frágil por una prematura penetración violenta o violación - por ejemplo -, todavía resultaba más eficiente.

2) PROTOCOLO "PTP":

Los sujetos Donantes han de ser "preparados" y condicionados psicobiológicamente antes de las sesiones de modo refinado, técnico y gradual, sin compasión, pero con absoluta frialdad.

Al respecto, Elizabeth Bathory y sus principales asistentes elaboraron un sofisticadísimo Protocolo Experimental pasmosamente "moderno" y adelantado más de 300 años a su tiempo, que no tiene nada que envidiar a los procedimientos "secretos" desarrollados por los turbios y no menos despiadados servicios de Inteligencia de las grandes potencias actuales, cuerpos de Contra-espionaje o las Policías Paramilitares Represivas de ciertos sistemas totalitarios del siglo XX.

Dicho Protocolo tiene por objeto "disponer" el cuerpo y la mente del futuro Donante para la operación de Transferencia. La operación incluye tres fases, a saber: PURGING, TAMING & PACING – por eso puede ser denotado abreviadamente como "Protocolo PTP" – . Pasemos ahora a describir muy sucintamente estos pasos:

* PURGING: El organismo físico del Donante ha de ser severamente limpiado de cada sustancia extraña que pueda constituir un riesgo para la eficacia del Método.

Puesto que a inicios del Siglo XVII resultaba imposible saber con certeza cuáles componentes perturbadores se encontraban presentes en el cuerpo y la sangre del Donante, se aplicó una fortísima, despiadada y brutal modalidad de purgantes químicos elementales, la mayor

parte de ellos de origen herbolario o eméticos de síntesis primitiva. Esto provocaba frecuentes inutilizaciones o incluso fallecimientos prematuros de los candidatos a la operación de Transferencia propiamente dicha, con el consiguiente incremento de los riesgos de seguridad y un desafortunado desperdicio de material psicobiológico y tiempo. Parece obvio que, utilizando el alto nivel de arsenal farmacológico, tecnología bioquímica y biomédica actual, tales inconvenientes podrían ser reducidos a cero si la selección precedente de los especímenes se ejecuta con un mínimo de sentido común.

* TAMING: Mediante idóneas técnicas psicológicas y el uso de drogas y dosis escrupulosamente controladas, se trata ahora de inducir un condicionamiento mental de elevado grado, capaz de garantizar una apropiada conducta cooperativa, sumisa y dócil en el sujeto/Donante. El resultado final debe asemejarse a una especie de "Síndrome de Estocolmo", que empuje al Donante a una incondicional "entrega" y "adoración" a la persona del Receptor, en la que se combinen devoción masoquista, fascinación y temor reverencial, pero de modo mucho más rápido y eficaz. Se ve clarísimo que – en su época – la Condesa contaba a su favor con los mecanismos sociales condicionantes del vasallaje feudal, el terror supersticioso y la arrolladora presencia de su abrumadora y singular personalidad, a la par dominante, seductora y cruel, pero considero que todo ello puede ser igualado al menos sin demasiados inconvenientes por nuestro novedoso e ingente "armamento" masivo de técnicas psiquiátricas, fármacos neurolépticos y flamantes conocimientos neurobioquímicos. Suponiendo – por descontado – que los perfiles formativos y temperamentales tanto de Donantes como de

especialistas Auxiliares y Receptores se seleccionen de manera racional y sensata.

* PACING: Donante y Receptor deben entrar en "sincronía" o "sinergia psicobiológica". Esto es, que sus biorritmos deben ser "acoplados".

Este Protocolo PTP duraba aproximadamente dos semanas en promedio, y fue minuciosamente descrito por Erzsébet Bathory en su Diario. De hecho, los enunciados/definiciones de cada etapa escritos en negrita son transcripciones más o menos libres de sus notas, actualizando convenientemente el lenguaje. Según la autora, tanto esta fase como el resto del Método fueron laboriosa y arduamente perfeccionados por ella y su equipo de ayudantes predilectos de ambos sexos entre 1.604 y 1.609, después de cuatro años iniciales de inseguros titubeos y lentos avances.

Evidentemente, mi exposición sobre el mismo ha de ser forzosamente somera y esquemática, pues este es un trabajo teórico sobre modelos psicofísicos de Transferencia, y no un estudio de laboratorio ni un informe clínico. Y mucho menos, un manual para aficionados o profesionales de los "interrogatorios clandestinos", la Dominación Psicosexual o la disciplina Sado-Maso. No obstante, como soy persona comprensiva, ultralibertariana y generosa, los interesados en tales cuestiones pueden consultar la bibliografía y referencias anexas al final del Ensayo II.

3) CASTING (en el doble sentido de "vaciado" y "performance"): “SEX, PAIN & BLOOD” – (“SEXO,

SUFRIMIENTO Y SANGRE”) – , LA AUTÉNTICA TRANSFERENCIA.

Dos noches antes del CASTING, el Donante era encerrado en completa soledad, sometido a un estado de ayuno relativo y absoluta deprivación sensorial.

Únicamente se le proporcionaba agua pura, un poco de arroz cocido y manzanas, junto a un orinal o similar artilugio. El recinto o mazmorra que lo acogía era cerrado de forma hermética, y las luces y sonidos de cualquier tipo alejados de la zona de manera estricta.

Transcurrido este plazo, el sujeto/Donante – es decir, la muchacha – era sacada de su prisión, amordazada y restringida en sus movimientos mediante correas, cadenas, esposas, grilletes o semejantes. Normalmente, se le forzaba a adoptar estereotipadas y ritualizadas posturas típicas de adoración sumisa, una vez presentada, desnuda e indefensa, ante su Ama/Receptora, de ordinario completamente vestida. Entonces, se le hacía ingerir abundantes dosis de "elixires" estimulantes a través de la mordaza en seis o siete tomas menores. Al mismo tiempo, era expertamente excitada de forma sexual por la propia Condesa y/o sus ayudantes, intercalando tales "atenciones" con progresivas, variadas y crecientes torturas – más y más crueles y dolorosas, pero nunca mortales ni lesivas de gravedad – cuidadosa y refinadamente calculadas. Lenta y sensualmente, Erzsébet iba despojándose de sus prendas a la vez que prodigaba estímulos progresivamente más intensos de

dolor-placer a su presa. El procedimiento total duraba una hora.

Y entonces, por fin, comenzaba la extracción de sangre.

En realidad, Elizabeth no estableció un método extractivo fijo ni constante. Le bastaba asegurarse de que el rojo fluido vital se hallase palpitando en las cálidas arterias y venas de su víctima/Donante en el preciso instante del más desmesurado éxtasis íntimamente entremezclado con agónico martirio y profundísimo horror, y entonces se apoderaba de él. Unas veces bebía directamente de las heridas, otras se untaba lenta y eróticamente la sangre fresca por toda su anatomía a modo de cosmético, en ocasiones se la aplicaba abrazando y yaciendo con su joven Donante, frotando y deslizando su propio cuerpo sobre ella en un tórrido y sangriento acto de desenfrenado lesbianismo... Y, muy raramente – pues, aun cuando había comprobado que los efectos eran más acusados, no gustaba al parecer del canibalismo – mordía y devoraba la carne de ciertas áreas erógenas o escogidas para ser "transferidas" del cuerpo de la chica a la par que succionaba su encarnado líquido vital. Pero, en todo caso, se aseguraba muy bien de que su Donante no dejara de sentir ni un segundo la volcánica y abrumadora mixtura de inmenso deleite y no menos convulsa tortura mientras la asaltaba, ya fuesen proporcionados por ella misma en exclusiva o con la leal y fanática ayuda de sus asistentes. Consciente de que la fluidez, frescura y la impregnación con las supuestas propiedades "transferidas" a su "alimento" se perdían rápidamente al cabo de unos diez minutos como límite, al empezar a coagularse la sangre, el proceso se detenía y, tras un descanso más o menos amplio, el ciclo

empezaba de nuevo.

La operación continuaba hasta que la chavalita se derrumbaba en estado comatoso, para aprovechar hasta la última gota de su vigor y de su sangre.

4) HEALING ("CURACIÓN"):

Aunque si ésta era robusta y sobrevivía, sus cortes, heridas y otros traumatismos menores eran tratados lenta y concienzudamente, utilizando todos los pobres medios curativos disponibles por aquellas lejanas fechas. Una vez restablecida, el mecanismo volvía a repetirse, volviendo a introducirla en el Protocolo PTP para conducirla a la próxima sesión.

Hasta que finalmente muriese, cosa segura en un mundo en el cuál las infecciones graves eran tan comunes como hoy en día un simple resfriado, pero mucho más letales e irreversibles que ciertos cánceres o el contagio del SIDA.

Se que algunos de mis Amables y Pacientes Lectores/as estarán ahora pensando en los famosísimos y siniestros "baños de sangre" de la peculiar Condesa. No existen pruebas ni documentos al respecto, ni alude a ellos en su Diario, pese a que representan el Icono Oscuro "Gótico-Vampírico" más popular que acude de inmediato a las retinas y los cerebros de millones de curiosos, estudiosos, analistas y mórbidos "fans" al escuchar el nombre de Elizabeth Bathory. Tan sólo comentaré al respecto que –

según un sencillísimo cálculo elemental – nuestra dama hubiera necesitado siete Donantes simultáneas para llenar una bañera de tamaño medio... Imagino que, con la elevada tasa de mortandad y los no demasiado holgados "repuestos" disponibles al mismo tiempo en cada una de sus abundantes y ostentosas posesiones inmuebles, tal "orgía" derrochadora – si llegó a producirse – no debió ser para nada frecuente... Todo lo más, un carísimo lujo para contadísimas ocasiones especiales...

5) AISLAMIENTO DEL SISTEMA OPERACIONAL: El conjunto formado por Donante, Receptor y su entorno – asistentes o ayudantes incluidos, por supuesto – han de mantener un rígido orden jerárquico y el protocolo experimental estricto durante la sesión.

Cualquier interrupción, confusión, injerencia externa o perturbación de las sucesivas etapas y sus delicados ritmos arruina la eficacia y efectos de la Transferencia, por más perfectamente seleccionado, pre-condicionado y entregado que se encuentre el Donante o más ávida disposición inflame al Receptor.

El examen de este texto conduce de forma inequívoca a una conclusión clara: Erzsébet Báthory – en su afán de “predisponer” o “preparar” a sus donantes/víctimas a un estado de de “entrega/sumisión” óptimo que tornase máxima la “transferencia de memoria

celular” (revisar de nuevo [16]), desarrolló “de paso” un primitivo pero minucioso esbozo de protocolo de “técnicas de condicionamiento instrumental u operativo” de sus conductas, dos centurias y media prematuro respecto a su época. Y lo hizo por puro “ensayo-error empírico” y sin contar con las más leves nociones teóricas de Psicología moderna, lo que alberga un mérito y una audacia – además de la absoluta falta de “escrúpulos morales” derivados de la combinación de su singular personalidad con la educación de absolutos privilegios aristocrático-feudales recibida –, realmente admirables los dos primeros e igualmente “titánicos” y sorprendentes los tres. Por descontando – como era de esperar – su enorme, pionera y brillante a la vez que profundamente abismal contribución no aparece nunca en los libros de texto ni obras sobre la historia de la Psicología Conductista o del Comportamiento. Pero ya sabemos que la “crónica oficial” de los sucesos cede por lo ordinario a las “virus informacionales o memes-parásitos” del prejuicio, la pacatería y la

hipocresía – por desgracia incluso en la Historia de la Ciencia –. No así en este “políticamente incorrecto librepensador” ni en su “crónica gótica de la Historia de la Psicología de la Conducta”, y a mucha honra.

Hemos de aguardar hasta mediados-finales del siglo XIX para que el lento y tortuoso avance de esta difícil rama de la Ciencia consiga dar “otro salto” de comparable magnitud. O mejor dicho, dos: Uno, en la esfera teórico-empírica; El otro, en el plano puramente experimental; El primero fue logrado por los investigadores alemanes Theodor Fechner y Gustav Weber, quienes establecieron la Ley Psicofísica Fundamental de Estímulo/Respuesta: “La Magnitud de Sensación Perceptiva es directamente proporcional al logaritmo decimal de la Intensidad Relativa de Estímulo sobre el Umbral de Sensibilidad recibida. Dicha Constante mide la “Sensibilidad Específica”, dependiente del tipo de estímulo sensorial y del sujeto perceptor”. Esta importante relación – con la cual nace la “Psicología Cuantitativa” –, significa que para incrementar – por

ejemplo – la sensación o percepción al doble, debemos aumentar cien veces la intensidad relativa de estímulo por encima del umbral, 1000 veces si pretendemos producir el triple de sensación perceptiva, multiplicar la primera por 10000 si deseamos cuadriplicar la segunda, y así sucesivamente... Otra manera de expresarlo es afirmar que “las sensaciones o efectos perceptivos crecen en progresión aritmética mientras que los estímulos o causas excitantes de los mismos lo hacen en progresión geométrica”, el enunciado original de los autores. Esta Ley sigue siendo la “piedra angular” de la Psicofísica, y su validez se mantiene en general siempre que las intensidades de los estímulos no sean demasiado grandes o cercanas a la “saturación/colapso” del Sistema, ni demasiado bajas o próximas a su umbral o mínimo de sensibilidad. Posteriormente (décadas centrales del siglo pasado), el psicólogo norteamericano Stevens la “perfeccionó”, extendiéndola a regiones más alejadas de los “estímulos medianos”, mediante su Ley Psicofísica

Potencial.

No mucho después de publicarse el estudio de Fechner y Weber, el fisiólogo ruso Ivan Pavlov subió el siguiente “escalón”, dando inicio a la primera formulación teórica del Conductismo tal y como lo conocemos en el presente, resultado de sus famosísimos experimentos con el Condicionamiento Natural o “Clásico” del reflejo de salivación en los perros que describimos anteriormente en este trabajo. Por cierto – para aquellos a los que no convenza mi idea acerca del carácter hondamente “gótico” de la Historia de la Psicología de la Conducta –, debemos recordar que muchos de los ensayos realizados por el insigne sabio eslavo para asegurar la demostración del carácter puramente “automático” o “mecanístico” del proceso de aprendizaje condicionado, así como su “asociación específica”, implicaban deprivar sensorialmente de forma severa los canales perceptivos no efectivos en el mismo, o hasta mutilar quirúrgicamente atrozmente a los canes implicados,

con objeto de probar que la misma reacción se producía a nivel de la secreción de jugos gástricos... Al igual que Báthory, lo “desalmado” del método dependía en buena parte de las limitaciones técnico-instrumentales de su tiempo: No podía, obviamente, introducir una microcámara digital conectada a un monitor computerizado en el estómago del animal... Lo “despiadado” – pues – parece unido intrísecamente al progreso de las Ciencias de la Mente... En este caso no se trataba de sujetos humanos, pero supongo que habría que preguntar la opinión de los perros...

En las primeras décadas del siglo XX aparece el siguiente episodio ascendente de esta crónica del progreso de las Ciencias de la Conducta: El análisis empírico de las distintas modalidades de Aprendizaje por Condicionamiento Instrumental u Operante, debidas principalmente al psicólogo John Watson y su colega y también biólogo B. F. Skinner, ambos estadounidenses. Ello daría origen a la actual Teoría Conductista en Psicología. Ya expusimos asimismo sus contenidos básicos en secciones anteriores de este

ensayo. Comentemos de nuevo que la “sombra gótica” que parece cernirse sobre la Ciencia del Comportamiento desde sus más arcaicos orígenes “mágico-artesanales” se conserva – omnipresente – en esta fase, porque tanto Watson como Skinner o Kantor – este último uno de sus más fervientes y extremos seguidores inclinado asimismo a “filosofar” de forma harto polémica –, utilizaron con profusión todo un plantel de variadas especies de cobayas en sus experimentos sobre condicionamientos, humanos incluidos, “voluntarios” o “pacientes” sometidos a programas de modificación (los primeros) o terapias de la conducta (los segundos) variopintas, todos y todas ellas basadas en estas técnicas, cual ya se precisó. Y no digamos nada muchos de sus otros discípulos repartidos a lo largo y ancho de la geografía norteamericana y europea durante las décadas ulteriores del siglo pasado, fundamentalmente: Comprobaremos enseguida que algunos de ellos merecen un “lugar de honor” a diestra y siniestra de Erzsébet Báthory en el “pódium

oscuro del Pre-Conductismo y el Conductismo Científico”; La “Medalla de Oro” sin duda la ostenta ella, nuestra inolvidable “Alquimista Roja de los Cárpatos”, pero pasemos de inmediato a describir brevemente a los sesudos investigadores quienes – a mi entender – serían merecedores de la “Medalla de Plata” y la de “Bronce” en tan peculiar “competición”: La de plata corresponde probablemente al eminente Dr. Wendell Johnson, un ilustre psicólogo, además de actor y autor, especialista en semántica de la Universidad de Iowa. Este – cuyo aporte al conocimiento de la psicología en general y la pedagogía en particular del lenguaje oral y escrito y sus patologías fue decisivo –, se hizo controversialmente célebre debido a un experimento realizado en su Departamento de la Universidad de Iowa en 1939; Con la ayuda y colaboración de su jovencísima y sobresaliente estudiante de doctorado Mary Tudor, el profesor Johnson seleccionó a 22 niños procedentes de orfanatos locales como sujetos de sus pruebas. Se trataba de formar grupos entre

ellos, separándolos en dos grandes categorías: Los que no presentaban anomalías, defectos o restrasos destacables en su expresión oral y escrita, y quienes sí los mostraban; A su vez, en el seno de ambos conjuntos se procedió a dividir tres subgrupos más cada uno: A los de uno de ellos se les aplicaría un fuerte, desproporcionado y severo refuerzo negativo, duro, áspero e inmisericorde, ante cualquier mínimo fallo o titubeo en su manera de hablar o escribir; A los miembros del segundo se les daría ánimos, corrigiéndolos con suavidad, ternura y comprensión, y reforzando positivamente o premiando sus aciertos y mejoras; Los integrantes del tercero serían reprendidos o aprobados de manera más neutra y convencional, al estilo de cualquier clase de Lengua de Primaria, y lógicamente sería utilizado como grupo de control; La encargada de ejecutar tales series de tests fue Mary Tudor. Una estudiante inteligente, precoz, atractiva, con un apellido de aristocráticos ecos..., y capaz de ser muy cruel en aras de su sed de saber... La “Sombra Conductista”, como se

puede apreciar, nunca fue más “analógica” y evocadora... “los Cárpatos en Iowa (aunque sin Espejo y Bañera Sanguina)”, podría decirse... Y con el Dr. Wendell en el papel del “Caballero/Alquimista Negro” y la graduada Tudor en el de Erzsébet Báthory, claramente...; Los resultados obtenidos tras varios trimestres de concienzudo, sistemático y metódico trabajo con las criaturas fue tan interesante y revelador como atroz: Más del 90% de los niños de ambos sexos con dificultades en el habla o la escritura que sufrieron el “tratamiento aversivo fuerte” experimentaron traumas prolongados que llegaron afectar seriamente sus vidas adolescentes e incluso adultas: Tartamudez, terrible pánico a hablar en público, timidez expresiva crónica, tremendas faltas de ortografía y expresión indelebles, entre otras psicopatologías relacionadas; ¡Lo más sugestivo e impresionante fue que las cifras de “traumatizados lingüísticos” en el grupo análogo compuesto por niños y niñas quienes inicialmente no padecían transtornos o disfunciones en el habla oral y/o escrita

tan sólo descendían a un 65% aproximadamente! En el grupo de “reforzados positivamente”, en cambio, el índice de mejoras parciales o totales de sus fallos de expresión rozó el 80% en los que previamente exhibían problemas destacables de expresión y casi del 100% en los chicos que no adolecían de nada más que los habituales defectos o vicios lingüísticos leves propios de la mayoría de su edad; Tantos los promedios de fracasos como de éxitos en ambas clases de subgrupos superó con creces la media de los dos tipos de respuestas en el grupo de control; La Tesis del Dr. Wendell: “Los defectos, retrasos y anomalías en el lenguaje oral y escrito de los infantes se deben a condicionamientos erróneos inducidos por sus padres y entorno próximo cotidiano” estaba demostrada... Pero a un alto precio. Cuando las conclusiones y efectos del experimento se propagaron, el escándalo fue mayúsculo: Sobre todo porque coincidió con los primeros rumores y polémicas en un Occidente pre-bélico acerca de los procedimientos inhumanos empleados por los

médicos nazis en sus campos de concentración. En consecuencia, el estudio del Dr. Wendell y la tesis de su brillante alumna fueron redactados y sus documentos se guardan en la Biblioteca de la Universidad de Iowa, pero jamás se publicaron oficialmente. Desde entonces, la investigación Wendell Johnson-Mary Tudor es conocida mundialmente por “The Monster Study”. Hasta hace pocos años – los primeros del nuevo Milenio – no se han cerrado los últimos pleitos judiciales de algunos de los huérfanos ya ancianos contra la Universidad de Iowa.

Sobran comentarios.

La “Medalla de Bronce” – en mi opinión – recae sobre el pecho de otro selecto e inteligentísimo científico también norteamericano, el psicólogo social Philip Zimbardo, de la Universidad de Stanford. El asimismo famoso “Experimento Zimbardo” o “Experimento de la Cárcel de Stanford”, llevado a cabo en 1971, consistió en analizar los efectos que un ambiente social de presión extrema (régimen carcelario) ejerce

sobre el comportamiento moral humano, en relación con el condicionamiento de sus patrones de conducta relativa a la capacidad o no de ejercer daño a otros en función de sus roles (guardia o carcelero, preso). El meticuloso protocolo diseñado fue aplicado por estudiantes y el propio doctor sobre voluntarios, usando unas dependencias simuladas pero muy realistas anejas a la prisión local, bajo los auspicios de la Facultad, subvencionado por la Armada de los Estados Unidos y con el debido permiso de las autoridades carcelarias, por supuesto. La U.S.A. Navy estaba interesada en el asunto para intentar hallar un modelo psicológico capaz de explicar y del que pudiesen derivarse medidas de control del comportamiento, encaminadas a resolver los cada vez más inquietantes conflictos de conducta en su sistema de prisiones militares y en la convivencia y disciplina cotidiana dentro de su propio cuerpo de marines. Pues bien, ¡en este caso, los resultados de la experiencia fueron tan veloces y devastadores que los trabajos se abandonaron nada más que una semana

después de haber sido iniciados! Lo que el Dr. Zimbardo y su equipo pretendían probar era la hipótesis del primero de que los perfiles más “duros/castigadores” y más “sumisos/conflictivos” a la par de guardias, carceleros o responsables del orden y convictos, amonestados o prisioneros se “autoseleccionaban” mutuamente, dando lugar por ello a frecuentes abusos. Los participantes en el experimento fueron seleccionados a partir de los candidatos voluntarios presentados en respuesta a anuncios inscritos en los diarios donde se ofertaba una paga de 15 dólares al día (en la actualidad, unos 60 $ o 58 € más o menos, cuantía más que respetable, similar – por ejemplo – a la que abona el Sistema de Justicia a los jurados populares o las Juntas Electorales locales a los designados de forma parecida para actuar como interventores, Presidentes de Mesas y semejantes tareas en las jornadas electorales). Ya apuntamos que tal práctica en relación a la “colecta” de voluntarios para ensayos científicos era y es legal en los Estados Unidos y otros muchos países, a

diferencia de lo que ocurre en la actual Unión Europea. De los 70 aspirantes Zimbardo y sus colaboradores y estudiantes de post-grado escogieron a los 24 que evaluaron más estables y sanos en términos psicológicos y emocionales. En el grupo, predominaban los varones blancos, jóvenes y de clase media, todos ellos asimismo matriculados en la Universidad. Fueron divididos aleatoriamente en dos subgrupos, los “guardias” y los “presos”. Un investigador asistente jugaría el papel de “alcaide” y el mismo Zimbardo el de “superintendente”. Zimbardo – a “imagen y semejanza” de Báthory casi 350 años antes y miles de kilómetros al Este –, impuso ciertas condiciones específicas con el calculado propósito de inducir “desorientación”, “despersonalización”, “obediencia” y “pérdida de individualidad” a los sujetos de su igualmente minucioso protocolo: Los “guardias” vestían uniformes caqui de corte militar, directamente extraídos de los almacenes de la Armada; También usaban porras y gafas de espejo, estas últimas “con

objeto de evitar el contacto visual”, idea que el investigador aseguró le había sido inspirada por la película “Cool and Luke” (“La Leyenda del Indomable” en las carteleras españolas); Además, los “guardias” trabajaban por turnos rotatorios, volviendo a sus casas durante los descansos, como en un régimen carcelario real. Si bien en las jornadas del experimento muchos de ellos encontraron tan “adictivo” su rol dominante que se ofrecieron a servir horas extras sin cobrar suplemento alguno; Los “prisioneros” – en cambio – debían portar únicamente ligeras batas de muselina (sin ropa interior), así como sandalias con tacones de goma. Así, se sentirían más incómodos y forzados a adoptar “posturas corporales poco habituales”, como “refuerzo a la desorientación”; Se les designaba por números cosidos a sus uniformes, en lugar de mediante sus nombres, cual potenciador de la despersonalización; Adicionalmente, se veían obligados a llevar medias de nylon en las cabezas para simular que les habían sido rapadas, tal cual los reclutas durante sus

entrenamientos; Por último, lucían una pequeña cadena en torno a sus tobillos, a modo de símbolo manifiesto de su privación de libertad y sometimiento.

El día previo al inicio del experimento, el “buen doctor” se reunió con el falso “alcaide” y los “guardianes”, orientándoles acerca de lo que se esperaba de ellos. Pero no les impartió reglas específicas, excepto el “empleo de la violencia física lesiva”, y esto de un modo vago, general y poco preciso. Les comunicó que “la responsabilidad de controlar la prisión era solo suya, y que debían hacerlo como mejor supiesen”. En concreto, les dirigió estas palabras literales:

“ Podéis producir en los prisioneros que sientan aburrimiento, miedo hasta cierto punto, podéis crear una noción de arbitrariedad y de que su vida está totalmente controlada por nosotros, por el sistema, vosotros, yo, y de que no tendrán privacidad... Vamos a despojarlos de su individualidad de varias formas. En general, todo esto conduce a un sentimiento de

impotencia. Es decir, en esta situación tendremos todo el poder y ellos no tendrán ninguno”.— (Del vídeo “The Stanford Prison Study”, citado en Haslam & Reicher, 2003).

Como ven, “digno de la mismísima Condesa de los Cárpatos”, sin duda.

A quienes les había tocado en “suerte” desempeñar el papel de “presos” se les informó sucintamente de que aguardasen en sus hogares hasta que se les “visitase” el día de comienzo de la simulación. Llegada tal fecha, fueron “imputados” sin previo aviso por “robo a mano armada”, y arrestados por auténticos policías del Departamento de Palo Alto, cuyo cuerpo colaboró con los científicos de Stanford y los oficiales/patronos de la U.S.A Navy en esta etapa del estudio. Los “prisioneros” fueron sometidos a un proceso completo de detención policial, incluyendo la toma de huellas, apertura de expediente, las típicas fotografías en varias posturas faciales y la lectura de sus derechos. Una vez ultimado este procedimiento plenamente “realista”, fueron conducidos en furgones policiales a

las dependencias de la “prisión ficticia”, donde se les inspeccionó desnudos, se procedió a “despiojarlos” y se les asignaron sus prendas carcelarias y números. Es fascinante y a la vez terrible detallar los resultados del complejo ensayo: Enseguida, los “prisioneros” aceptaron – y sufrieron – tratamientos verbales sádicos y humillantes por parte de los “guardias”. Hasta el punto de que, tras un primer día relativamente “tranquilo”, a lo largo de la segunda jornada estalló un “motín”: La mayor parte de los “guardianes” se prestó de inmediato a hacer “horas extra” sin paga con el propósito de “sofocar la revuelta”; De hecho, lo hicieron agrediendo a los “presos” con extintores sin la supervisión directa del “staff” superior; De manera asimismo espontánea, decidieron dividir a los “encarcelados” en bloques de celdas de “buenos” y “malos”, las primeras mejor acondicionadas que las segundas, enfrentándolos así a los unos con los otros, haciéndolos creer que había “chivatos” entre ellos. Este truco sorprendentemente “profesional” fue muy eficaz, puesto que ya no se

volvió a repetir un motín a gran escala. Los frecuentes “recuentos de presos”, concebidos en principio para familiarizar a los “reclusos” con sus números identificativos, no tardaron en transformarse en auténticas “sesiones traumáticas”, durante las que los “guardias” torturaban a los primeros psicoemocional e incluso físicamente, imponiendo a los “malos” castigos que incluían duros ejercicios forzados extenuantes; Con atroz rapidez, se abandonaron las apariencias formales de “humanitarismo” y hasta el régimen básico de higiene y derecho a la comida y a la bebida suficiente: La ducha o acceso a los lavabos, así como el “rancho” regular se convirtieron en privilegios con los que premiar a los “buenos” o “sumisos” y castigar denegándolos a los “malos” o “revoltosos”; A los más “rebeldes” se les obligó con violencia a limpiar retretes con sus manos desnudas, se les retiraron los colchones de las celdas y se les forzó a dormir sin ropas sobre el suelo de frío hormigón; También se les hizo permanecer desnudos todo el día ante los ojos de

los demás, como medida de represión humillante. La mente del Dr. Zimbardo tampoco resistió la “oscura seducción adictiva de la Sombra”: Él mismo reconoce en sus informes acerca del experimento que “al cuarto día, cuando los “guardias” le previnieron de la existencia de persistentes rumores de un “plan de huida”, reaccionó proponiendo trasladar el montaje en bloque a una sección de celdas en el Departamento local de Policía. Pero el comisario se negó alegando “prosibles problemas con el seguro”. El eminente doctor recordó posteriormente – pasmado ante su propia implicación en su “rol” –, que aquella negativa de colaborar por parte de la Policía “le enfadó mucho”.

Mientras pasaban los días, el experimento evolucionó hacia un cariz más y más “gótico/tenebroso”: Una gran parte de los “guardianes” se entregaron a prácticas cada vez más sádicas, en especial de noche, cuando suponían que las cámaras de seguridad se hallaban apagadas. Lo que no era cierto, pues el equipo “director/investigador” vigilaba y analizaba las

reacciones y conductas condicionadas de sus “cobayas” de modo continuo e insomne: A través de aquellos circuítos cerrados de televisión observaron cómo aproximadamente 1/3 de los “guardias” desarrollaron “tendencias sádicas genuinas” para con sus “presos más conflictivos” o quienes simplemente “les desagradaban” o mostraban rasgos “débiles” o de “víctimas propiciatorias”.

Para demostrar su tesis definitivamente, Zimbardo ofreció entonces a los “prisioneros” “solicitar la libertad condicional” a cambio de no cobrar toda su paga. La mayoría de ellos – y naturalmente todos los más “sensibles” y/o “martirizados” – aceptaron el trato; Pero cuando – dentro de la cuidadosa simulación – se les “rechazaron sus impresos de petición de la condicional”, no abandonaron el experimento. Lógicamente – argumenta el profesor – si estaban dispuestos a renunciar al dinero, ya no tenían ninguna motivación real para seguir soportando aquello... ¡Hasta ese nivel habían internalizado sus papeles condicionados ficticios!

Esto es, el cerebro no puede distinguir lo “virtual” de lo “real” si los refuerzos condicionantes son lo bastante poderosos y traumatizantes.

En consecuencia, una fracción creciente de “presos” empezó a exhibir desórdenes psico-emocionales severos: Uno de ellos sufrió un agudo brote de sarpullido psicosomático al ser informado de que su “solicitud de libertad condicional” había sido denegada; Los llantos, ataques de histeria y fases de pensamiento desorganizado y parcialmente disociado se tornaron comunes entre ellos; Dos de los mismos experimentó síntomas psicopatológicos tan graves que fueron retirados de la simulación y reemplazados por el par de “candidatos” pendientes “más aptos” integrantes de la lista de aspirantes original; Precisamente uno de los “prisioneros de reemplazo” - el “416” – se sintió tan horrorizado al comprobar el maltrato sistemático de los “guardias”, que optó por protestar a través de una hulega de hambre. Se le recluyó en una “celda de aislamiento”, donde se le

forzó a sostener en sus manos, de rodillas, las salchichas que se había negado a ingerir; La mayoría de los restantes “compañeros de presidio” lo rechazaron como “alborotador creador de problemas”; Es más – para estudiar este factor con mayor rigor – el propio Zimbardo ordenó a los “guardianes” que ofrecieran a los demás “presos” dos opciones: Podían entregar sus mantas y dormir soportando el frío, pero entonces el “rebelde” confinado sería devuelto a “régimen normal”, o bien conservar sus mantas y el “proscrito” continuaría aislado y sosteniendo las salchichas toda la noche: ¡Todos los “prisioneros” eligieron no desprenderse de sus mantas! Una vez verificado el resultado que respaldaba aún más su hipótesis, el científico intervino, disponiendo que el “preso 416” volviera a su celda habitual (sin salchichas).

Finalmente, el Dr. Zimbardo decidió cancelar el experimento de forma prematura, al final de su sexto día. Pero no lo hizo del todo por propia iniciativa, como no dudó en reconocer más tarde, ya que él

mismo se hallaba “imbuido o auto-condicionado por su dominante papel en la simulación”: La decisión se precipitó porque una estudiante de posgrado no vinculada al proyecto de nombre Cristina Maslach – al acudir en calidad de “visitante externa” con el encargo de realizar entrevistas a “guardias” y “presos” –, se mostró profundamente “indignada” al verificar con sus propios ojos las “pésimas e inhumanas condiciones” reinantes en la “prisión”. Zimbardo se percató entonces de dos hechos muy significativos: 1) De los más de 50 “observadores externos” del personal estudiantil y colegas académicos universitarios que habían “visitado” la “cárcel” durante la experiencia, en exclusiva aquella joven había cuestionado su “ética profesional”. Aquello era la prueba final más rotunda y definitiva de su tesis: Los Condicionamientos Operantes de la Dominación/Sumisión Social eran tan potentes que incluso se “contagiaban” por “empatía negativa” a los sujetos externos al protocolo o simulación ; 2) Si aquella chica comentaba su desagrado por lo observado y él

no daba por finalizado el ensayo, podía tener “problemas de imagen” y verse “afectado su prestigio”. Y, por otra parte, prolongarlo era racionalmente absurdo, pues ya había demostrado con creces su hipótesis y más allá de ella...

En el acto, “desmontó el teatro”...

Su inteligencia y frialdad eran tan grandes como la de mi querida “Musa Oscura”, pero al no haber sido educado en la “impunidad feudal”, también contaba con mayores dosis de “prudencia social”...

Este cruel pero fascinante e importantísimo experimento tuvo un “meritorio” antecendente en otro, realizado poco menos de una década antes por un colega y viejo amigo de Zimbardo, el Dr. Stanley Milgram, en la Universidad de Yale: Este destacado psicólogo social se propuso establecer los límites entre el condicionamiento social a favor de la “obediencia a la autoridad” y los asimismo reforzados positivamente y “socialmente aprendidos” patrones de la conducta “moral solidaria” o “empática hacia el

prójimo”. Para ello, ideó un ingenioso protocolo que pasamos en el acto a describir: Intervienen tres “operadores”; 1) “El Director/Experimentador” (investigador de la Universidad que ordena las instrucciones, reglas o comandos a ejecutar, Milgram o uno de sus colaboradores directos), 2) “El Maestro” (el voluntario que participa en el mismo bajo el papel de “ ejecutor obediente y castigador”), y “El Alumno” (un cómplice del primero quien finge ser la “víctima”, pero cuyo rol cree auténtico el segundo); El “Maestro” es seleccionado de la misma manera básica que los voluntarios del “Experimento Zimbardo”, utilizando esta vez anuncios o carteles pegados en las paradas de autobuses de la localidad de Florida (Connecticut). El rango sociológico de esta muestra fue superior al logrado en la “Falsa Cárcel de Stanford”, pues incluyó a personas de ambos sexos entre 20 y 50 años de edad, y de todo tipo de niveles educativos: Desde quienes acababan de terminar los estudios primarios hasta estudiantes de doctorado. Se les ofertó una paga de 4 dólares diarios más dietas ( más o menos la

mitad del grado de recompensa económica relativa que el establecido por el equipo de Zimbardo, teniendo en cuenta la diferencia de fechas, pues este estudio se inició en Julio de 1961, equivalentes a unos 28 € o 30 $ actuales). Se ve que la “contribución de la Armada” marca una diferencia, pese al enorme prestigio elitista de Yale... Una vez cordialmente introducidos en las instalaciones del Departamento de la Facultad – con toda la “carga condicionante” de respeto, autoridad y confianza en la “Ciencia” que ello supone – a dos de esos supuestos “voluntarios” se les pide que escogan al azar entre dos papelitos o cartulinas dobladas. Teóricamente, para asignar por pura “suerte” el rol que desempeñarán cada uno: “Maestro” o “Alumno”. Aunque en verdad tan sólo uno de los miembros de la “pareja” es un auténtico “voluntario”, pues el otro es un “estudiante/actor” cómplice del Director. Y, en rigor, en las dos tarjetitas se ha escrito “Maestro”, de manera que el voluntario “externo” se ve siempre “condenado” a ejercer dicho papel; Una vez concluída la engañosa “asignación”, el

Experimentador explica al “Maestro” que deberá realizar una batería de preguntas tipo “test” con cuatro opciones cada una al “Alumno”, cuyas respuestas correctas figuran debajo de las mismas en un folio mecanografiado que le entregará posteriormente; Se le instruye para que únicamente lea en voz alta a través del micrófono la mitad de cada pregunta cada vez, dificultando así el acierto del interpelado y multiplicando por dos el número de interrogaciones. El “Alumno” apretará un botón numerado del 1 al 4 en cada ocasión, y una lucecita roja o verde en el panel igualmente numerado del “Maestro” identificará si esta es falsa o verdadera. Por cada respuesta fallida del “Alumno”, el “Maestro” deberá accionar un pulsador que provoca una descarga voltaica sobre el “Alumno”, sentado en una especie de “silla eléctrica” especial y atado a la misma para “impedir movimientos inconvenientes”; Sobre varias zonas del cuerpo de este último se conectan electrodos y se recubre de crema dichas áreas de la piel con el propósito de “evitar quemaduras”. Se

advierte al “Maestro” de que las descargas eléctricas de máximo voltaje son capaces de infringir un “gran dolor” al “Alumno”, pero en ningún caso llegan a ocasionarle lesiones graves o irreversibles; Por cada primera respuesta errónea le deberá aplicar una descarga de 15 voltios, si a la siguiente oportunidad se equivoca de nuevo, irá incrementando la magnitud del voltaje hasta en 30 “escalones”, y así sucesivamente hasta alcanzar 450 voltios; En cuanto responda de modo correcto, se pasará a la siguiente pregunta. Antes de empezar, se somete a una descarga real “moderada” de 45 voltios tanto al “Alumno” como al “Maestro”, para que el primero compruebe la efectividad material del dolor sufrido. Después, se lleva al primero a una sala separada por un panel de vidrio de otra donde se encuentran el asiento, el micrófono, el pulsador graduado y la lista mecanografiada que ocuparán la “labor” del “Maestro”. En realidad, la “silla eléctrica” y su “mando regulable” son puras simulaciones, y el “Alumno” con dotes teatrales ha sido entrenado para fingir de

manera convincente las reacciones de dolor, angustia y tormento progresivos al sufrir las “descargas”. Por descontado, también ha sido “aleccionado” para “equivocarse” bastante... El “Director/Experimnentador” concluye su exposición con una ampulosa “arenga” acerca de que todo lo ha de hacer “en beneficio de la Ciencia del Comportamiento Humano”, con el “noble fin de estudiar la conducta y prevenir o paliar así las violencias, barbaries y abusos cotidianos en el futuro”. Estas solemnes palabras, unidas a la brillante reputación de la Universidad de Yale, bastan para reforzar con intensidad la disposición condicionada del “Maestro” a obedecer sobre sus escrúpulos morales.

El experimento se inicia, y a medida que el “Alumno” va acumulando respuestas erróneas, el “Maestro” se ve impelido a aplicar voltajes más y más altos... El actor que representa el papel de “víctima” exacerba sus muestras externas de dolor y desesperación, empieza a golpear el vidrio con los puños

“convenientemente libres”, suplica que se detenga, alega su condición de “enfermo del corazón” y acaba por chillar de agonía cuando el nivel llega a los 270 voltios. Si se alcanzan los 300 voltios, el “Alumno” deja de responder a las preguntas y simula convulsiones y estertores previos al coma.

Los resultados del experimento son tan escalofriantes como los de Zimbardo: Por lo general, la mayor parte de los “Maestros” empezaron a mostrar señales de incomodidad e inquietud al rebasar los 75 voltios y percibir los proporcionales signos de dolor del “Alumno”: Se ponían nerviosos y pedían parar el ensayo; Pero la acerada autoridad del “Experimentador” les obligaba a continuar. Al llegar a una media de 135 voltios, casi todos los “Maestros” se detenían y formulaban, tensos, sudorosos y algunos de ellos balbuceantes, variadas objeciones al experimento: Interrogaban sobre su verdadero fin, declaraban que “ellos no se hacían responsables de las posibles consecuencias de la experiencia”, o “rogaban que lo dejasen salir”. ¡Pero ninguno

desobedecía abiertamente renunciando a la paga! Algunos perdían el control, riendo histérico-sádicamente ante los aullidos desgarradores proferidos por el “Alumno”. Si en algún momento un “Maestro” comunicaba al “Director” su deseo o ruego de interrumpir la prueba, este le coaccionaba para continuar, indicándole de forma imperativa creciente según el grado de firmeza de la propuesta o solicitud del primero; Grado Bajo: “Continúe, por favor” ; Grado Medio: “El experimento científico requiere que usted continúe” ; Grado Alto: “Es absolutamente esencial para el éxito de la prueba que usted continúe” ; Grado Muy Alto: “Usted no tiene opción alguna. Se comprometió por escrito a ello. Debe continuar” .

Si después de esta última fase el sujeto “casigador” seguía negándose a participar, finalizaba el proceso; En caso contrario, se hacía lo mismo cuando el “Maestro” había creído aplicar tres veces la “pena máxima” de 450 voltios.

Como antes apunté, los resultados globales del ensayo

original son espeluznantes, y sorprendieron turbadoramente al mismo Dr. Milgram: El 65% de los “Maestros” (26 de 40) llegaron a aplicar la descarga máxima de 450 voltios, si bien la mayoría de ellos se sintió muy incómodo o renuente al hacerlo; Todos se detuvieron en algún punto variable del mismo y cuestionaron de un modo u otro el experimento, e incluso algunos (una minoría) se planteó devolver el dinero cobrado. ¡Pero ninguno de ellos se negó en rotundo a seguir aplicando las descargas antes de alcanzar los 300 voltios!

El estricto análisis posterior de los resultados de las múltiples series de tests realizadas a los participantes reveló que cuando los “Maestros” y “Alumnos” así “emparejados” presentaban mayores niveles de convergencia en sus respectivos contextos socio-culturales los primeros intentaban parar antes el procedimiento.

La evidencia en todos estos ejemplos experimentales de la competencia antagonista puramente “amoral/darwiniana” entre memes condicionantes de

la conducta o aprendizaje social es palmaria e indiscutible.

Más adelante, Milgram realizó otro proyecto experimental análogo utilizando pares de ratones en vez de humanos, encerrados en cajas con paredes electrificadas y una única salida segura. Las conclusiones fueron esencialmente las mismas.

Pero dejemos que sea el propio Dr. Stanley Milgram quien nos resuma su interpretación conclusiva sobre sus experimentos:

“Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los

sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio. Stanley Milgram, de su artículo The Perils of Obedience (Los peligros de la obediencia), 1974.

Obviamente, dado que la “tortura” de los “Alumnos/Víctimas” fue aquí totalmente simulada (no así los efectos psicoemocionales en los “Maestros”, quienes sí creían aplicar auténticas descargas), el “Experimento Milgram” quizás no merezca una “Medalla” en la “Crónica Gótica del Conductismo”... Aunque sí una “Mención de Honor” a “pie de Podium”, innegablemente.

Mi “Clasificación Final” de “Méritos en la Historia Oscura, Sombra o Crónica Gótica inseparable del

Progreso de la Psicología de la Conducta” es – por ende – la que sigue:

Medalla de Oro

Condesa y “Alquimista Roja” Ersébet Gabrielle Báthory-Nádasdy

Por:

“Protocolo PTP” previo al “Método Báthory de Transferencia Sanguínea de la Memoria Celular”

Castillo de Câchtice (Csejthe), 1600-1614

Medalla de Plata

Dr. Wendell Johnson et Mary Tudor (Al.)

Por:

“Monster Study”

Universidad de Iowa, 1939

Medalla de Bronce

Dr. Philip Zimbardo

Por:

“Experimento Zimbardo” o “Experimento de la Cárcel de Stanford”

Universidad de Stanford, 1971

Mención de Honor

Dr. Stanley Milgram

Por:

“Experimento Milgram”

Universidad de Yale, 1961

Como acostumbro a decir:

“Más claro, agua de Emoto”y:

“Extraigan sus propias conclusiones”

Con esto culmina lo fundamental de mi “pequeña Prehistoria e Historia Gótica de la Psicología de la Conducta”, aun cuando no puedo evitar la tentación de añadir – aunque sea muy “por encima” – una última reseña final, relacionada con la dimensión o aplicación de los mismos principios y resultados que emergen de ella al plano de la Psicología Social de Masas, lo que podíamos denominar “Ingeniería Social de la Conducta”...Y como sigo la sabia máxima del genial Oscar Wilde: “La mejor forma de tratar con la tentación es caer en ella”, ahí va:

Ya en la década de los “locos 20” del siglo de igual número el “sobrino favorito” de Sigmund Freud, el inteligentísimo, pragmático y astuto Edward Barney, había utilizado la Teoría Psicoanalítica de su ilustre pariente para llevar a buen término novedosas técnicas o campañas de “propaganda subliminal de masas inconsciente”, logrando – entre otras cosas –

que las grandes compañías tabaqueras norteamericanas “integraran” en su clientela a las mujeres – tradicional y culturalmene reacias a fumar –, duplicando así “de golpe” sus cuotas de mercado. Aunque no fue hasta justo después de la II Guerra Mundial cuando un selecto grupo de teóricos, empiristas, expertos y profesores universitarios de elevadísimo nivel, especialistas en Psicología, Sociología, Matemáticas y Economía Política, decidieron aunar sus sobresalientes talentos multidisciplinares desde un enfoque conjugado entre el Psicoanálisis y el Conductismo, centrado en la “Psicología del Comportamiento de las Masas o Muchedumbres Sociales”... Así nació en 1947 el “Tavistock Institute of Human Relations”, más conocido simplemente por “Tavistock Institute” o “Instituto Tavistock” en castellano, dedicado al “análisis, investigación, estudio, descripción y posible predicción de la conducta social humana”. Sus sobrios y a la vez elegantes muros victorianos con ciertos toques Tudor se elevan desde entonces al por

lo de ordinario gris, nuboso y húmedo cielo, rodeados por una buena muestra de los cuidados y exquisitos jardines ingleses, en el Nº 30 de Tabernacle Street, en pleno Londres. Impulsado por la potente y efectiva alianza entre el anhelo de saber de un exclusivo plantel de científicos y el firme interés traducido en generosa financiación emanado por poderosos grupos de poder y “lobbies” más o menos públicos, discretos e incluso “secretos”; Estos últimos motivados al máximo por un “nuevo imperativo necesario”, reinante con tremenda ansiedad en aquellos momentos en el ánimo y voluntad de la más alta élite de poderes fácticos occidentales o del bloque liberal-capitalista: Evitar como fuere y a costa de lo que fuese que “catástrofes colectivas” de gran magnitud como el III Reich Nazi o la Revolución Rusa Soviética volvieran a ocurrir, utilizando para ello una renovada y mucho más avanzada “Ciencia Psicológica del Comportamiento de Masas”, una especie de “Ingeniería Social Conductista”, entregada a la modificación programada de la conducta

condicionada humana a gran escala, capaz de crear y predecir la evolución de las creencias, tendencias, modas, hábitos de consumo, formas de vida y prácticas individuales o grupales estadísticamente prevalentes en la sociedad. Esta institución se desliga o deriva de la clínica del mismo nombre – la cual formaba y forma parte de la red del sistema sanitario público inglés – porque muchos de sus “cerebros fundadores” eran psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas que trabajaban en la clínica o eran consultados por ella. Todavía el sistema británico de salud pública conservaba entonces un elevado nivel de calidad reflejado en la excelencia profesional de su personal médico, a diferencia de lo que acontece hoy por hoy, tras el “arrasamiento de la Era Thatcher”. Lo que les obliga a “importar” y pagar muy bien a médicos y enfermeros de otros países, como España. Pero el Instituto de investigación al que nos referimos siempre fue de titularidad privada y “sin ánimo de lucro” (declarado oficialmente “Charity” al más tradicional estilo de la terminología anglosajona,

cual especifica su actual página web, como pueden comprobar ustedes mismos con suma facilidad); Si bien ampliamente interconectado con numerosas y relevantes instancias gubernamentales y asimismo particulares consultoras, clientes y colaboradoras, ya que su nacimiento fue auspiciado por la Fundación Rockefeller.

Tan sólo un año después, en concreto el 14 de Mayo de 1948, aparece su primera organización “hermana” al “otro lado del charco”, la “Rand Corporation”. En este caso – adoptando una aire más “renovado, aséptico y políticamente correcto”, más “norteamericano” y alejado por ello de la “vetustez” inglesa –, en su web pueden ver con extrema facilidad que se proclaman “non-profit institution”, esto es, “organización sin ánimo de lucro”. Lo que igualmente converge con el ente británico ligeramente más precoz, pues significa lo mismo: “organización sin beneficio o ánimo de lucro”. Asimismo coinciden en su forma de creación:

También es una “rama independizada” a partir de un poderoso tronco institucional rebosante de altos profesionales científico-técnicos tanto en especialidades de ingeniería y tecnología como de psicología, aunque en esta ocasión predominen inicialmente los de ámbito ingenieril, matemático y pionero en la primitiva informática: La “Douglas Aircraft Company” of Santa Mónica (California). Una compañía privada de Aeronáutica ampliamente colaboradora del Gobierno y el Pentágono, profundamente imbricada en el ciclópeo engranaje del complejo militar-industrial USA; Sin embargo, pese a su “corrección de estilo postmoderna”, en su página de Internet – bajo el epígrafe “Our History” –se describe a sí misma de modo en mi opinión más claro y “sincero” que sus “colegas british”; Aparte de precisar que su nombre (RAND) es un acrónimo de Research And Developmet”, indican (traduzco textualmente): “En el 14 de Mayo de 1948, Project RAND – una organización formada inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial para

conectar la planificación militar con las decisiones de investigación y desarrollo – se separó de la Douglas Aircraft Company of Santa Monica, California, transformándose en una organización independiente sin ánimo de lucro. (…) la recientemente fundada entidad se dedicó al avance de sus propósitos de promoción de las ciencias, educación y el bien común, para el bienestar público y la seguridad de los Estados Unidos”. No oculta sus raices ni el carácter nacional o “imperial” de sus objetivos. Es más, en su sección de “History and Mission”, una columna-link a la derecha no se abstiene de proclamar con orgullo: “How RAND Invented the Post War World” (“Cómo RAND Inventó el Mundo de la Postguerra Mundial”)...Como suelo repetir... “Más claro, agua de Emoto”...Recordar que en la RAND Corporation trabajó por estos mismos años el genio sublime y a la vez paranoide-esquizofrénico John Forbes Nash, cuando estableció las bases de su Teoría de Juegos, cuyo

planteamiento de “jugadores/competidores egoístas y 'desconfiados', desconocedores de las intenciones de los otros” es herramienta imprescindible para definir las estrategias y modelos en la nueva “Ingeniería Social”, empezando las de la Guerra Fría y alta Geopolítica y terminando por las del presente “neuro-marketing” comercial, político, o de “tendencias y estilos de vida”... Y también en el desarrollo presente de la “Teoría de Dawkins de los Genes y Memes Egoístas en Competencia perfecta darwiniana” (consulten mi trabajo [17]).

Otro gran “think-thank” dedicado a semejantes propósitos y áreas del Conocimiento y sus aplicaciones de control psico-social es el “Instituto Stanford para la Educación Superior”, organismo de similar estatus institucional y poderosísima clientela privada, pública o estatal y semi-privada o mixta comparable a los otros dos; Íntimamente vinculado con la Universidad de Stanford (California), en la cual realizó su famoso “Experimento de la Cárcel” el

psicólogo Philip Zimbardo, subvencionado por la Armada de los Estados Unidos, como ya sabemos: Evidentemente, no se trata de una mera “casualidad”...

“Coincide” también que entre finales de la cuarta década del pasado siglo y a lo largo de la siguiente, se pone en marcha desde instancias de la CIA, la NSA y otras agencias de inteligencia y contrainteligencia gubernamental o militar norteamericanas el ya célebre “Proyecto MK-Ultra” sobre “Control Mental”...

Y – en “perfecta y otra vez más que sospechosa sincronía” – al mismo tiempo, Isaac Asimov – un en aquellos momentos joven estudiante de doctorado y después profesor de Bioquímica de la Universidad de Boston, de origen judío-ruso, sobresaliente divulgador y brillante escritor de ciencia-ficción – uno de mis “maestros inspiradores” desde la adolescencia, de hecho –, empieza a redactar y publicar su famosa serie de novelas sobre la “Fundación”, ambientada en un lejano futuro

“Imperio Galáctico” humano... En la trama, un genio de las Matemáticas llamado Hary Seldon, ayudado por un Primer Ministro muy singular (es un robot androide milenario en riguroso secreto), un Emperador al menos no lo bastante idiota para darse cuenta de que el Imperio Galáctico declina y otros ilustres y reservados colaboradores e intrigantes de élite, organiza una suerte de “Fundación” de sabios. Esta organización “discretísima” se halla destinada a desarrollar al máximo un vasto “Plan”, manipulación calculada o programación condicionada de la conducta social de las ingentes masas de los mundos habitados del Imperio, con el fin de acortar y minimizar la Era Oscura que se avecina inevitablemente tras la Caída del “Imperio del Mundo Metropolitano o Capital Trántor”, inspirada libremente según confiesa el mismo autor en la del Imperio Romano. Para ello cuentan con una nueva y potente arma intelectual: Una Psico-Sociología Dinámica de Masas matemática o estadísticamente estructurada, articulada a partir de una idea o

“Teorema” original de Seldon, que Asimov denomina “Psicohistoria”... Así, durante unos pocos siglos, generaciones de matemáticos/psicólogos o “psicohistoriadores” van “conduciendo” desde las sombras a la Humanidad en su trabajoso y doliente tránsito desde la Caída a un Nuevo Renacimiento, en el menor tiempo y “costo” posible, aplicando y perfeccionando sin descanso el “Plan Seldon”... No sin incidencias, anomalías y “accidentes”, desde luego...Una fascinante y exitosa serie de relatos..., que recomiendo encarecidamente a Mis Muy Queridos, Pacientes y Amables Lectores, sin vacilar...; Pero no ignoro – como buen lector y admirador del por desgracia ya difunto desde 1992 Isaac Asimov –, que este fundamentaba y documentaba científicamente con gran esmero sus relatos “imaginativos” de prospección futura, ni tampoco que usaba con gran acierto literario sus grandiosos “escenarios interestelares” o de “anticipación” cual “reflejos” no en escasas ocasiones irónicos de la sociedad actual y sus conflictos; Y..., por otro lado, me consta, de muy

buena y “elevada” fuente cuya identidad lógicamente omitiré, que el Dr. Asimov se encontraba “muy bien conectado, informado y relacionado”...Hoy en día – en fin – cientos de ramificaciones, filiales, subfiliales y otras entidades análogas ligadas a los gobiernos, principales potencias, bloques de poder mundiales y las más poderosas corporaciones y multinacionales privadas siguen el camino metodológico abierto por el Instituo Tavistock, la Rand Corporation y el Instituto Stanford...

Sin duda, “Hary Seldon” y su eminente equipo existen..., y programan tras simular matemático-estadísticamente los “Memes Efectores” que condicionan y en buena medida gobiernan nuestros deseos, pensamientos, aspiraciones, modos de conducta, reacciones individuales y sobre todo colectivas y nuestras costumbres... Nuestras vidas, en suma...

No es “conspiranoia”, ya saben que no pertenezco a

esa “tribu” tan prolífica actualmente en la Red: Son hechos “discretos”, pero contrastables. Al respecto, les recomiendo que descarguen si no vieron o escucharon los recientes programas de TV o radio dedicados a este tema, dirigidos por el gran comunicador y periodista de investigación de “misterios” Iker Jiménez, “Milenio 3” o “Cuarto Milenio”: En ellos, el excelente y didáctico investigador en “tramas ocultas y conspiraciones de la Historia Contemporánea” Ignacio Camacho presenta una magnífica y clara síntesis de este asunto.

Con ello, termina en particular mi “Pequeña Historia Gótica” de la Psicología de la Conducta.

Y este ensayo en general.

Espero que les haya interesado.

Como siempre, “piensen libremente y extraigan sus propias conclusiones”...

Hasta la próxima.

V

Dedicatoria y Agradecimientos

Dedicatoria

A los “chamanes caníbales de Atapuerca” y todos sus herederos “mágico-simpáticos”, Erzsébet Báthory, Wendell Johnson & Mary Tudor, Philip Zimbardo,

Stanley Milgram... Y a sus numerosas víctimas...Sin los unos ni las otras sabríamos mucho menos

sobre la Conducta Humana...

Agradecimientos

A Iván Petróvich Pávlov, John Broadus Watson y Burrhus Frederic Skinner, “padres fundadores” del

Conductismo

VI

Bibliografía y Referencias

• [1]: Pavlov, I. P. (1927). Conditioned Reflexes: And Investigation of the Physiological Activity of the Cerebral Cortex.

• [2]: Watson, J. El Conductismo. Editorial Paidós

(Buenos Aires), 1961.• [3]: Skinner, B. Sobre el Conductismo. Editorial

Fontanella (Barcelona), 1977.• [4]: Kantor, J. La evolución científica de la

psicología. Ediciones Trillas (México), 1991.• [5]: Todes D. P. (1997). Pavlov's Physiological

Factory. “Isis”, Vol. 88: The History of Science Society, pp. 205-246.

• [6]: Boakes, Robert (1984). From Darwin to behaviourism. Cambridge University Press.

• [7]: Retroactive Ethical Judgments and Human Subjects Research: the 1939 Tudor Study in context. En Robert Goldfarb Eds., Ethics: A Case Study in Fluency (San Diego and Oxford: Plural Publishing, 2005, ch.9, p.139).

• [8]: Vídeo The Stanford Prison Study, citado en Haslam & Reicher (2003).

• [9]: Milgram, Stanley (1974). The Perils of Obedience.

• [10]: Milgram, Stanley (1963). Behavioral Study of Obedience. Journal of Abnormal and Social

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Por:

Juan Schreiber

Bioquímico y librepensador

En Madrid,a

22/05/201502:33 A.M.