Fundación Caballeros de Yuste trimestre Año 2013 ...

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N.º 26 • 1 er trimestre Año 2013 Caballeros de Yuste Revista Cultural de la Asociación y Fundación “Caballeros de Yuste” Monumento del Emperador Carlos V en la Villa de Cuacos de Yuste Fundación Caballeros de Yuste

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N.º 26 • 1er trimestre Año 2013

Caballeros de YusteRevista Cultural de la Asociación y Fundación

“Caballeros de Yuste”

Monumento del Emperador Carlos V en la Villa de Cuacos de Yuste

Fundación Caballeros de Yuste

Sumario Pag.

La dirección de la revista pone en conocimiento de todos los Caballeros de Yuste de la Real Asociación que deseen escribir algún artículo o información en ella, deberán dirigirlo a la secretaría:

Avda. de la Constitución 3310430 - CUACOS DE YUSTE (Cáceres)email: [email protected]

Las opiniones vertidas, en los artículos publicados en esta revista, son de entera responsabilidadde cada autor. La revista no se hace responsable por el contenido de los mismos.

3 .......................................................................................................El misterio del nacimiento de Cristo

4 ......................................................................................Das Mysterium der Menschwerdung Christi

6 ...........................................................................................................The mystery of the birth of Christ

8 .......................................19 de marzo de 1812: Elogio y nostalgia de la Constitución de Cádiz

29 .....................................................................19. März 1812: Würdigung der Verfassung von Cádiz

30 ............................19Th of march of 1812: praise and nostalgia of the Constitution of Cadiz

31 .......................................................Grado de simpatía hacia Hernán Cortés y Francisco Pizarro

34 .......................................................Level of sympathy to Hernan Cortes and Francisco Pizarro

37 .................................................................................. El sistema monetario español en el siglo XVI

42 ..............................................................................Das spanische Geldsystem im XVI. Jahrhundert

48 .................................................................................. Spanish monetary system in the XVI century

53 .........................................................El servicio postal en el siglo XVI: el correo de los austrias

57 ...........................................Die post in Spanien unter den Habsburgern im XVI. Jahrhundert

61 ........................................................... The postal service in the 16th century: the Austrias’ Mail

66 ............................................................. Lecturas del Emperador en Yuste: Fray Luis de Granada

71 .................................................................... Readings of Emperor at Yuste: Fray Luis de Granada

77 ........................................................................................La Orden de Malta y la Corona de Aragón

82 ................................................................................The Order of Malta and the Crown of Aragon

87 ............................................................................................................................................................... Cultura

88 .............................................................................................................................................................. Crónica

Caballeros de Yuste • n.º 26.1er trimestre • Año 2013.I.S.S.N.: 2174-615XDepósito Legal: CC-30-2001.Edita: Real Asociación y Fundación Caballeros de Yuste.Dirige: Junta Directiva y Patronato.Diseño y producción: Gráficas Romero - Jaraíz de la Vera

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MonseñorClemente Martín Muñoz.

Presidente de la Real AsociaciónCaballeros de Yuste.

En el tiempo de la Navidad los creyentes celebran el misterio del Hijo del Verbo que se hace carne por nuestra salvación y escuchan la llamada a acogerlo en la fe. En la pascua cele-bramos con Cristo el paso de la esclavitud a la libertad, del pecado a la redención de la muer-te a la vida. En la Ascensión avivan el anhelo de la patria eterna a donde Cristo ha elevado al hombre. En Pentecostés, se entregan al Es-píritu Santo y renuevan su compromiso de dar testimonio de Cristo al mundo.

No se puede decir que hemos entendido la encarnación de Dios entre los hombres, ni el misterio de la pascua, solo porque han recibido el don de la fe, de modo que toda la realidad humana y la misma existencia del hombre que-den selladas por esta presencia litúrgica de Santificación.

La profesión de fe: Jesucristo es el Hijo, Pa-labra junto a Dios, igual al Padre, deja entrever, intencionadamente, que en Dios existe desde la eternidad una relación de amor, revelada y participada a los hombres a través de Cristo, hijo engendrado, no creado, unigénito.

Cuando María da su consentimiento al anuncio del Ángel: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” (Lc.1, 38), se realiza ya en ella la milagrosa y so-brenatural obra de Dios que lleva a cabo sus grandes acciones sirviéndose de la peque-ñez. El que ha hecho fecunda a la estéril Sara, mujer de Abrahán, a Ana madre de Samuel y a Isabel madre del Bautista -porque nada es imposible para Dios- le ha dado un hijo a la joven virgen de Nazaret, haciendo obras grandes en ella, predilecta de Dios, llena de gracia.

María da a luz al Niño de Belén en una cue-va, “porque no tenían sitio en la posada” (Lc2, 7). Jesús nace entre los pobres y en la más grande pobreza y recibe el primer saludo de unos sencillos pastores, que eran una catego-ría social despreciada. Se trata de un detalle lleno de significado: por una parte, el Mesías es rechazado desde el principio por quienes lo esperaban; por otra, El opta por la pobreza y la debilidad, por los pobres y los humildes, a quienes más tarde anunciará que el Reino de Dios es principalmente para ellos.

El himno angélico que resuena en la noche iluminándola con una luz insólita, es la prime-ra voz que proclama una maravillosa novedad. En aquel Niño recién nacido y en aquella leja-na noche, la comunidad cristiana reconoce los signos del cielo y de la tierra que se unen de nuevo y se reconcilian. La llegada de los Magos es el anuncio de que la salvación está abierta al oriente y al occidente, a los hebreos y a los paganos. La adoración y los dones que los Ma-gos ofrecen a Jesús, son un reconocimiento del “señorío universal de Cristo: incluso el poderío de los grandes y la alta sabiduría de los hom-bres doblan sus rodillas ante El para adorarle.

Jesús es ya un signo de contradicción: el complot de Herodes, la huida a Egipto, la ma-tanza de los inocentes prefiguran el conflicto que se originaría entre Jesús y algunos conoci-dos personajes del poder religioso, cultural y político. Se trata de una oposición que el evan-gelista Juan describirá en términos de tinieblas y luz.

El Niño es el signo de salvación de Dios y, al mismo tiempo, de la condena del hombre que no reconoce a Jesús.

Las palabras dirigidas por Simón a María re-flejan la experiencia de la Iglesia primitiva y sus sufrimientos ante la obstinación de Israel para reconocer en Jesús al Mesías: “Este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma” (Lc 2,34-35).

El mistErio dEl nacimiEnto dE cristo

Caballeros de Yuste • n.º 26.1er trimestre • Año 2013.I.S.S.N.: 2174-615XDepósito Legal: CC-30-2001.Edita: Real Asociación y Fundación Caballeros de Yuste.Dirige: Junta Directiva y Patronato.Diseño y producción: Gráficas Romero - Jaraíz de la Vera

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Das MysteriuM Der MenschwerDung christi

La primera comunidad cristiana de creyen-tes había analizado, temblorosa, el misterio de la persona de Jesús, plasmándolo después en nombres de títulos ricos de doctrina y de sig-nificado: Mesías, Señor, Cordero de Dios, Hijo de Dios, Verbo. Con la misma diligencia quiso conocer también los aspectos más humanos de la persona de Jesús: cómo Verbo de Dios, eterno junto al Padre, se había hecho hombre en medio de los hombres.

El origen terreno de Jesús y los años trans-curridos en la sombra, probaban su perfecta humanidad y su presencia histórica: el misterio pascual de la redención se entrelazaba con el misterio, también redentor, de la encarnación. La carta a los hebreos recoge el sentido de esta relación, al poner en boca de Cristo, que está para entrar en el mundo, las siguientes palabras del Salmo: Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo, no aceptas sacrificios ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: Aquí estoy, ¡oh Dios!, para hacer tu voluntad y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Je-sucristo, hecha una vez para siempre.

Los relatos de la infancia de Jesús, no deben considerarse, sin embargo, como una mera crónica. Son como una invitación a profundi-zar los hechos relacionados con el nacimiento y con los primeros años de su vida terrena: he-chos realmente acaecidos, que hay que meditar como acciones salvadoras impregnadas ya de revelación. Son, pues, “evangelios”, anuncio

gozoso de la intervención de Dios para salvar a los hombres a través del Hijo de María. Son páginas que, desde siempre, han alimentado y embellecido la vida de la Iglesia.

La fiesta de la Navidad, la adoración del Niño, son momentos fuertes de la piedad popu-lar, pero sobre todo, imagen de la verdad de la encarnación que la fe cristiana vive y anuncia.

Por eso, la perfecta comprensión de los Evangelios de la infancia, solo se puede al-canzar después de haber conocido a Jesús resucitado y glorificado, Señor e Hijo de Dios.

Hoy, ha nacido el Salvador, el Mesías el Se-ñor. El anuncio de los pastores debe alegrar a toda la humanidad. No puede haber lugar pa-ra la tristeza cuando acaba de nacer la vida; la vida misma que acaba con el temor de la muerte y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.

Monseñor

Clemente Martín Muñoz.Presidente de la Real Asociación

Caballeros de Yuste.

In der Weihnachtszeit feiern die Gläubigen das Geheimnis des Sohnes des Wortes, das um unseres Heiles willen unser Fleisch annimmt, und hören seinen Ruf, um ihn im Glauben an-

zunehmen. Zu Ostern feiern wir in Christus den Übergang von der Sklaverei zur Freiheit, von der Sünde zur Erlösung, vom Tod zum Leben. Christi Himmelfahrt erweckt die Sehnsucht nach der ewigen himmlischen Heimat, zu der Christus den Menschen emporhebt. Zu Pfings-ten weihen sich die Christen dem Heiligen Geist und erneuern ihre Verpflichtung, Christi Zeugen in der Welt zu sein.

Niemand kann sagen, er habe die Mens-chwerdung Gottes unter den Menschen und

das mystErium dEr mEnschwErdung christi

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Das MysteriuM Der MenschwerDung christi

das Ostergeheimnis verstanden, nur weil ihm das Geschenk des Glaubens zuteilgeworden ist; vielmehr ist alle menschliche Realität und die Existenz des Menschen selbst durch die Gegenwart der liturgischen Heiligung besie-gelt:

Das Bekenntnis des Glaubens: Jesus Chris-tus ist der Sohn, das Wort bei Gott, dem Vater gleich; das lässt erkennen, dass im Wesen Got-tes von Ewigkeit her eine Beziehung der Liebe besteht, derer die Menschen teilhaftig wurden durch Christus, Gottes eingeborenen Sohn, ge-zeugt, nicht geschaffen.

Als Maria die Botschaft des Engels mit den Worten annimmt „Siehe, ich bin die Magd des Herrn, mir geschehe nach Deinem Wort“ (Lukas 1, 38), wird in ihr der geheimnisvolle und übernatürliche Wille Gottes Wirklichkeit, der seine großen Werke mit der Unterstützung der Kleinen und Unscheinbaren schafft. Er, der die unfruchtbare Sarah, die Frau Abrahams, fruchtbar werden ließ, wie auch Anna, die Mutter Samuels, und Elisabeth, die Mutter Jo-hannes‘ des Täufers, - denn für Gott ist nichts unmöglich – lässt seinen Sohn im Schoß der Jungfrau von Nazareth, der von Gott auserko-renen, der begnadeten, wachsen.

Maria bringt das Kind von Bethlehem in einem Stall zur Welt, „denn es gab keinen Raum in der Herberge“ (Lukas 2, 7). Jesus wird unter Armen und in größter Armut geboren; er empfängt den ersten Gruß von ein paar bescheidenen Hirten, Menschen einer in der damaligen Gesellschaft geringgeachteten Schicht. Das ist in zweifa-cher Hinsicht bezeichnend: Der Messias wird von Anfang an von denen zurückgewiesen, die ihn eigentlich erwarteten. Er entscheidet sich für Armut und Schwachheit, für die Armen und Demütigen, denen er später verkündigen wird, dass vor allem ihrer das Himmelreich ist.

Der Gesang der Engel, der in jener Nacht erklingt und sie mit einem ungewöhnlichen Licht erfüllt, ist die erste Stimme, die ei-ne wunderbare Botschaft verkündet: In dem neugeborenen Kind und jener fernen Nacht erkennt die christliche Gemeinde ein Zeichen dafür, das Himmel und Erde sich treffen und versöhnen. Die Ankunft der Heiligen Drei Kö-nige bekundet bereits, dass die Erlösung offen steht für Ost und West, Juden und Heiden. Die Anbetung der drei Könige und die Gaben, die sie dem Jesuskind darbringen, sind eine Aner-

kennung der universalen „Herrschaft“ Christi: Auch die Mächtigen und Weisen beugen vor ihm anbetend die Knie.

Jesus ist von Anfang an ein Zeichen des Wi-derspruchs: Die Verschwörung des Herodes, die Flucht nach Ägypten, der Mord an den unschuldigen Kindern, nehmen den späteren Konflikt zwischen Jesus und zahlreichen reli-giösen, kulturellen und politischen Wortführern der Zeit vorweg. Diesen Gegensatz umschreibt der Evangelist Johannes mit den Begriffen von Dunkelheit und Licht.

Dieses Kind ist das Zeichen des göttlichen Heils, aber zur gleichen Zeit auch der Verurtei-lung der Menschen, die Jesus nicht erkennen.

Die Worte Simeons an Maria spiegeln die Erfahrung der frühen Kirche und ihr Leiden gegenüber der Halsstarrigkeit Israels wider, in Jesus den Messias anzuerkennen: „Dieser ist gesetzt zum Fall und zur Auferstehung in Israel, ein Zeichen, dem widersprochen wird, auf dass die Gedanken vieler Herzen offenbar werden. Deine Seele wird ein Schwert durch-dringen“. (Lukas 2,34 - 35).

Die erste Gemeinde gläubiger Christen hat tastend das Geheimnis der göttlichen Person Jesu zu durchdringen versucht und sie später in der Lehre mit bedeutungsvollen Begriffen wie „Messias“, „Herr“, „Lamm Gottes“, „Sohn Gottes“, „Wort Gottes“ umkleidet. Auf gleiche Weise wollte sie auch die menschlichen Aspe-kte Christi erkennen als dem Wort Gottes, ewig beim Vater, menschgeworden unter Menschen.

Der irdische Ursprung der Person Jesu und die Lebensjahre abseits der Öffentlichkeit beweisen sein vollkommenes Menschsein und seine historische Präsenz: Das österliche Mys-terium der Erlösung verbindet sich mit dem Geheimnis der ebenso erlösenden Menschwer-dung. Der Paulus-Brief an die Hebräer (10, 7-8) nimmt den Sinn dieser Verbindung auf, wenn er Christus am Beginn seines öffentli-chen Wirkens den folgenden Spruch aus den Psalmen in den Mund legt: „Schlachtopfer und Speiseopfer hast Du nicht gewollt, doch einen Leib hast du mir bereitet; an Brandopfern und Sühneopfern für die Sünde hast Du kein Wohl-gefallen gefunden. Hier bin ich, o Gott, Deinen Willen zu tun“. So sind wir durch die einmalige Opfergabe des Leibes Jesu Christi für immer geheiligt.

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the Mystery of the birth of christ

Die Berichte von der Kindheit Jesu sollten allerdings nicht als eine bloße fromme Er-zählung verstanden werden. Sie sind wie eine Einladung dazu, seine Geburt und die Gesche-hnisse der ersten Jahre seines irdischen Lebens zu vergegenwärtigen: Es sind dies Ereignisse, die man bedenken sollte wie Heilstaten, die be-reits auf das öffentliche Leben hindeuten. Sie sind also „Evangelien“, frohe Botschaften vom Wirken Gottes zur Rettung der Menschheit durch den Sohn Mariens. Diese Erzählungen haben von alters her das Leben der Kirche an-geregt und verschönert.

Das Weihnachtsfest, die Anbetung des Kindes, das sind starke Elemente der Volk-sfrömmigkeit; sie sind aber vor allem das wahre Bild der Menschwerdung des Gottes-sohnes, das der christliche Glaube lebt und verkündet. Das vollständige Verständnis der Evangelien der Kindheit Jesu kann nur erlangt werden, wenn man zuvor den auferstandenen

und verherrlichten Jesus, den Herrn und Sohn Gottes, erkannt hat.

Heute ist der Erlöser geboren, der Messias, der Herr. Die Botschaft der Hirten kann alle Menschen mit Freude erfüllen. Es ist kein Platz mehr für Trauer, wenn gerade das Leben gebo-ren wurde, das Leben, das den Schrecken des Todes überwindet und die Freude auf die ver-heißene Ewigkeit in unsere Herzen gießt.

MonseñorClemente Martín Muñoz.

Presidente de la Real AsociaciónCaballeros de Yuste.

At Christmas time believers celebrate the mystery of the Son, the Word made flesh for our salvation and hear the call to accept it on faith. At Easter we celebrate Christ the passage from slavery to freedom, from sin to redemp-tion of the dead to life. In Ascension fuel the desire of the eternal home where the man Christ has risen. At Pentecost, the Holy Spirit delivered and renew their commitment to bear witness of Christ to the world.

We can't say that we understand the incar-nation of God among men, and the mystery of the Passover, just because they have received the gift of faith, so that all human reality and

the very existence of man are sealed by this presence liturgical Sanctification

The profession of faith: Jesus Christ is the Son, the Word with God, equal with the Father, reveals, intentionally, that God exists from eternity a love relationship, it disclosed and shared men through Christ, begotten son, not made, only begotten.

When Mary consents to the Angel: "Be-hold the handmaid of the Lord, be it unto me according to your word" (Lc.1, 38), and it is per-formed the miraculous and supernatural work of God that conducts its great actions making use of the smallness. He who has made fruitful the barren Sarah, wife of Abraham, mother of Samuel and Ana Isabel Baptist mother-because nothing is impossible for God has given a son to the virgin of Nazareth, doing great things in it, beloved of God, full of grace.

Mary gives birth to the Child of Bethlehem in a cave, "because there was no room in the inn" (LC2, 7). Jesus is born among the poor and

thE mystEry of thE birth of christ

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the Mystery of the birth of christ

in the greatest poverty and receives the first greeting of some lowly shepherds who were a despised social class. This is a very meaningful detail: first, the Messiah is rejected from the start by those who were waiting on the other, he opts for poverty and weak, the poor and the humble, who later announced that the King-dom of God is primarily for them.

The angelic hymn echoing in the night with an unusual light illuminating, is the first voice which proclaims a wonderful novelty. In that Child newborn and that distant night, the Chris-tian community recognizes the signs of heaven and earth coming together again and make up. The arrival of the Magi is the announcement that salvation is open to the east and west, the Jews and the pagans. The worship and the gifts that the Magi offered to Jesus, are a recogni-tion of the "universal lordship of Christ, even the might of the great and high wisdom of men bend their knees before Him to worship.

Jesus is already a sign of contradiction: the plot of Herod, the flight into Egypt, the slaughter of the innocents foreshadow the con-flict that would arise between Jesus and some familiar characters and some of the religious, cultural and political. This is an opposition that John the Evangelist described in terms of dark-ness and light.

El Niño is the sign of salvation and at the same time, of the conviction of the man who recognizes Jesus.

The words spoken by Simón to María reflect the experience of the early church and their su-ffering at the obstinacy of Israel to recognize Jesus as the Messiah: "This is because many in Israel to fall and rise, will be discussed as a flag: well will clear the attitude of many hearts. And a sword will pierce your soul "(Lk 2.34 to 35).

The first Christian community of believers had analyzed, trembling, the mystery of the person of Jesus, after capturing it in rich tit-le names of doctrine and meaning: Messiah, Lord, Lamb of God, Son of God, the Word. With the same diligence also wanted to know the more human aspects of the person of Jesus as the Word of God, eternal with the Father, had become a man among men.

The home ground of Jesus and the years spent in the shadow, proved his perfect hu-

manity and its historical presence: the paschal mystery of redemption was linked to the mys-tery, also redemptive incarnation. The letter to the Hebrews contains the meaning of this rela-tionship, to put into the mouth of Christ, which is to enter the world, the words of the Psalm: You do not want sacrifices and offerings, but a body you prepared for me, do not accept sacri-fices or scapegoats. So I said what is written in the book: Here I am, O God, to do your will and according to all this will we have been sancti-fied through the offering of the body of Jesus Christ once for ever.

The stories of the childhood of Jesus, not to be regarded, however, as a mere chronicle. They are like an invitation to deepen the facts of the birth and the first years of his earthly life: facts actually occurred, you have to meditate as im-pregnated saving actions and revelation. They are thus "gospels" joyful proclamation of God's intervention to save mankind through the Son of Mary. These are pages that has always been fed and embellished the life of the Church.

The feast of Christmas, The Nativity, are moments of popular piety, but especially true image of the incarnation that Christian faith li-ves and proclaims.

So the perfect understanding of the Gos-pels of Childhood, can only be achieved after having known Jesus resurrected and glorified Lord and Son of God.

Today is born the Savior, the Messiah, the Lord. The announcement of the pastors should cheer all mankind. There can be no place for sadness when just born life, the very life that ends the fear of death and gives us the joy of promised eternity.

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19 dE marzo dE 1812: Elogio y nostalgia dE la constitución dE cádiz

José María Nin de Cardona.De la Real Academia

de Jurisprudencia y Legislación.Caballero de Yuste.

Prolegómeno.

Una nación que considere que todos sus problemas de índole política, jurídica o econó-mica se solucionan penetrando en el vértigo de sustituir constantemente sus leyes difícilmente llegará a ser un gran pueblo; en el acontecer histórico univer sal tenemos cuantiosos ejem-plos de lo que queremos decir; desde Grecia a Roma -no es menester citar otros ejemplos- la insatisfacción de los hombres frente a las estructuras constitu cionales ha sido una cons-tante permanente; ni la perfecta armo nía de las leyes helenas; ni la sublime perfección del Derecho Romano; ni la honda racionalidad de las estructuras del Derecho Germano; ni tanta sangre y dolor que han avalado la sustitución de un sistema político por otro, cosa muy fácil de comprobar mediante un breve paseo por las páginas de la Historia Universal, han servido para la redacción de un documento mediante el cual el hombre haya podido encontrar la fe-licidad social duradera. El problema fue objeto de meditación por el propio Aristóteles cuan-do advertía (1), entre otras muchas cosas, que para la conservación de la sociedad humana la naturaleza ha creado a unos seres para man-dar y a otros para obedecer. El ser dotado de razón y de previsión manda por naturaleza co-mo dueño, así como el apto para sus facultades corporales para ejecutar las órdenes de otro obedece como esclavo y así la utilidad del señor y del esclavo se confun den... Lo único cierto, en cualquier caso, es que el Estado es una ne-cesidad natural y es superior al individuo. El individuo aislado no se basta así mismo; quien no puede ser miembro de una comunidad polí-tica o es una bestia o es un dios. Naturalmente, lo han subrayado muchísimos pensadores, el

hombre tiene que vivir dentro de una comuni-dad regida por las leyes y no por la fuerza. Y aquí comienza el verdadero problema del ser humano ¿Quién está facultado para efectuar la redacción de esas normas imprescindibles para la convivencia social...?

Segundo y transcendental problema del hom-bre ubicado en la comunidad política: ¿Quién debe efectuar la configuración de esas nor-mas comunitarias? Hace algunos siglos el gran Maquia velo desveló en las páginas de su brillan-te libro El Príncipe la médula de este problema al afirmar (2) que la Providencia nos pro tege en un cincuenta por ciento; pero el cincuenta por ciento res tante tenemos que entregarlo -o con-fiarlo- a alguno de nues tros semejantes; hay, lo queramos o no, que delegar la parte de poder político que la libertad nos entrega en cuanto hombres: ¿Cómo delegar adecuadamente ese poder...? Es obvio, como muy bien nos recuerda Francisco de Vitoria, que, lo queramos o no, el hombre no se puede alejar del consorcio hu-mano puesto que, en caso con trario, nuestro auténtico ser quedaría como manco, como de-forme y triste: es inexorable vivir en sociedad (3). Nada en la naturale za del hombre ama lo solitario; todos somos arrastrados a la comu-nicación.

El gran Saavedra Fajardo no dudó nunca en afirmar que es, precisamente en la comunidad política, en donde el hombre al canza su mayor importancia como ser humano; la estructura sociopolítica entraña una gran cualidad más importante -incluso- que la propia familia: el Estado pone orden al mero “capricho” humano. El hombre debe de aprender siempre a respe-tar a los demás hombres. El Estado nos ofrece gratuitamente esta suprema lección de saber vivir en la convivencia (4). Para el insigne pensa-dor Ortega y Gasset, en su libro más divulgado (“La rebelión de las masas”), estaba bastante claro que sin la existencia de una orde nación de carácter constitucional, el hombre viviría en un constante peligro, el originado por la ac-tuación anárquica de las masas: En una buena

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19 De Marzo De 1812: elogio y nostalgia De la constitución De cáDiz

ordenación de las cosas públicas, la masa es la que no actúa por sí misma. Tal es su misión. Ha venido al mundo para ser dirigida, influida, representada, organizada -hasta para dejar de ser masa o, por lo menos, aspirar a ello-. Pero no ha venido al mundo para hacer todo eso por sí. Necesita referir su vida a la instancia superior, constituida por las minorías excelen-tes. Discútase cuanto se quiera quiénes son los

hombres excelentes; pero que sin ellos -sean unos o sea otros- la huma nidad no existiría en lo que tiene de más esencial. Los políticos lo queramos o no nos son necesarios. (5).

La Normativa constitucional

Las normas constitucionales al mismo tiem-po que hacen la gracia de limitar el “capricho” de la libertad de cada hombre condicionan -autolimitan- los propios poderes del Estado, puesto que, como nos recordaba una brillante historiadora de la Universidad Complutense (6), el Estado crece en poder y en representación

externa de su fuerza y, al final, lo devora todo. Crece y crece como un monstruo alimentado por unos y otros y constituye un engranaje cuyo funcionamiento no puede detenerse y al que todos sirven desde la parcela de su fun-ción. El Estado devora voluntades individuales y se rodea de una serie de recursos coerciti-vos para hacer del súbdito un servidor dócil, que es utilizado por el Estado allí donde nece-sita imponer una muestra de su poderío: esta nece sidad de limitar el poder del Estado ya fue vislumbrada por el jesuita Juan de Mariana -lo que le valió para que, en épocas posteriores, fuese considerado como un inequívoco prece-dente de los “fustigadores del absolutismo”-. Defendía el padre Mariana la monarquía como sistema de gobierno, pero entendía que el rey debe gobernar con un Consejo y con el con-sentimiento de sus súbditos expresado a través de un senado compuesto por los mejores hom-bres (7). En cualquier caso, vistas las cosas así -limitación de las apetencias personales de los hombres o limitación constitucional de los po-deres del Estado-, no hay motivo alguno para poder hablar de conflicto de intereses. El gran pensador francés Georges Burdeau ha dicho, en uno de sus textos más notable (8), que la au-toridad reforzada que la constitución debe a su contenido exige, lógicamente, una consagra-ción formal. En este sentido ya la redacción de la cons titución exterioriza la fuerza particular que se da a sus disposicio nes. Pero esta garantía es todavía insuficiente y por eso se ha ima ginado, para hacerla más eficaz, la subordinación de la elaboración y de la modificación de los textos Constitucionales al respeto de ciertas condicio-nes de forma más difíciles. Así ha nacido una nueva distinción entre las constituciones; las que separa las constitucio nes rígidas de las flexibles. Es una distinción puramente for mal que se refiere no a las materias de las que se ocupa la constitución, sino solo a las formas particulares de su elabo ración. Para el profesor Burdeau, y esto es lo realmente importante de todo texto constitucional, la constitución de-be deter minar la llamada competencia de los gobernantes; delimita las funciones que están llamados a cumplir, es decir, define los ca sos en los que ciertas voluntades subjetivas debe-rán desligarse del autor para ser imputadas al Estado. Esta delimitación puede inspirarse en consideraciones muy diversas y corresponde al arte político distribuir los problemas que plantea la dirección de la vida nacional entre órganos distintos. La constitución puede lle-var más o menos lejos la reglamentación de

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19 De Marzo De 1812: elogio y nostalgia De la constitución De cáDiz

la actividad de los poderes públicos. Pero de todos modos, puesto que organiza el Estado, delimita, aunque sea de manera muy sumaria, la competen cia de los órganos que instituye.

Las Declaraciones de Derechos.

Por regla general la verdad es que cada do-cumento de carácter constitucional implica, al fin y a la postre, una autén tica declaración de los derechos del hombre; casos existen, co-mo veremos más adelante, en los que parece darse una rebundancia: un texto constitucio-nal por una parte y una explícita declaración de derechos -que viene a decir lo mismo- por otra; me atre vería a decir que todas las consti-tuciones tenidas por clásicas - Norteamericana, francesa, china (maoista) y soviética- van acom-pañadas por su correspondiente declaración de derechos; no nos debe sorprender, ade-más, que esos documentos constituciona les, en su mayor parte, sean el fruto de un largo, profundo y cruento proceso revolucionarios; independientemente de la medita ción, para bien o para mal, del contenido de los principios políticos, jurídicos, económicos o religiosos proclamados. Por eso, llegados a este extre-mo, es menester desplegar el máximo cuidado en la elección de los hombres y de los temas que han de caracterizar los futuros textos constitucionales o, lo que es lo mismo, lograr la adecuada expresión de lo que se quiere “de-cir”. En los aledaños en los que se formalizaba la redacción y subsiguiente aprobación de la Constitución Española de Cádiz de 1812, nos re cuerda un prestigioso magistrado del Tribu-nal Supremo -el pro fesor Rafael de Mendizabal (9)-, constituía una gran preocupa ción entre los “futuros Padres de la Patria” que, efectivamen-te, el proceso constituyente se llevase a cabo con la mayor brevedad y sin vicios alguno; ex-tremar al máximo el contenido, el matiz y la claridad de la norma constitucional era esen-cial. Y no tiene que sorprendernos el anhelo de los políticos gaditanos pues to que siempre ha constituido una obsesión de los más nobles le-gisladores -desde los tiempos de Pericles hasta nuestros días- el hacer buena leyes. Reciente-mente el insigne académico y profesor Castán Vázquez, en un precioso trabajo, nos recorda-ba, glosando el pensamiento iusfilosófico del jurista francés Portalis (10), el sumo cuidado que hay que extremar llegado el momento de redactar una norma jurídica puesto que, justa-mente, “las buenas leyes civiles” son el mayor bien que los hombres pueden dar y recibir y

que “si no fundan el gobierno, lo mantienen; moderan el po der y contribuyen a hacerlo respetar”: Las leyes no son meros ac tos de po-der: son actos de sabiduría, de justicia y de razón”. De aquí que, cuando ese respeto existe hacia la norma jurídica, acon tezca un extraño suceso, a saber: todas las Constituciones o Declaración de Derechos, redactadas con ese especial cuidado, acaban manteniendo una es-pecial analogía filosófica entre las mismas. Por ejemplo, cosa fácil de advertir, el modelo ame-ricano, la Constitución de los Estados Unidos de 1785 inspira profundamente a la Constitu-ción francesa de 1791 y, por supuesto -aunque a grandes rasgos-, a la Constitución de Cádiz 1812. En todas, de alguna manera, se habla y eleva el concepto de la dignidad de la perso-

na manteniendo, de alguna manera, el sello de la filo sofía antigua y cristiana. Es no obstante bastante sorprendente que, una vez sancio-nados los textos constitucionales ad hoc casi nadie recuerde los sacrificios, los dolores y la sangre -puesto que es bien sabido que muchas Constituciones, muchas Declaraciones de De-rechos y no pocos Pronunciamientos Políticos han sido fruto directo del dolor revoluciona-rio-; para el recuerdo están los obeliscos.

Parece oportuno el recordar, aunque sea con suma breve dad, el milagro y belleza de la Declaración de Derechos de Virginia que, como es bien sabido, encabeza los documentos constitucio nales norteamericanos; constituye, en el decir del profesor Sánchez Agesta, un hito básico en la formación del concepto del Dere cho constitucional. Pasados casi dos siglos tiene una frescura, una ingenuidad entusiasta e incluso una belleza en su enunciación escueta de

Juramento de los diputados a cortes en 1910, José casado del alisal, boceto preparatorio, congreso de los Diputados.

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los principios que los colonos norteamericanos creyeron que eran la base de un buen gobierno, que debe figurar como un texto histórico. Por otra parte, la Declaración de Derechos de 1789 es el símbolo del nuevo régimen que iba a expandirse como consecuencia de la Revolución Francesa. La libertad, la igualdad y la idea democrática de participación iban a apoyarse en la magia de la ley, que era expresión de la voluntad general, norma de la libertad y regla de la igualdad. La división de poderes como instrumento de limitación del poder se identifica con la constitución (11). Por otra parte, si nos atenemos al pensamiento del sutil politicólogo Alexis de Tocqueville -el primer pensador europeo que se sintió atraído por los temas constitucionales norteamericanos (12)-, y muy especialmente por su notable libro y La Democracia en América, nada tiene de sorprendente el hecho de que el pueblo norteamericano fuese el primero en descubrir las ventajas que implica la democracia; para Tocqueville la democracia surge en cuan-to hay algo que defender: por ejemplo la propiedad agraria. Desde que los ciudadanos comenzaron a poseer sus tierras de otro modo que mediante la enfitusis feudal, y la riqueza mobiliaria, viniendo a ser conocida, pudo a su vez crear la influencia y conferir el po der, no se hizo descubrimiento alguno en las artes, no se introdujo ningún perfeccionamiento en el comercio ni la industria, que no fue sen otros tantos elementos de igualdad entre los hombres.

Todas las Revoluciones políticas, todas las Constituciones y todas las Declaraciones de De-rechos se parecen bastante. Lo mismo, nos lo recuerda el profesor Georges Burdeau (13), que todos los sis temas autoritarios tienen, quiérase o no, un punto en común y es la denuncia de la impotencia de la libertad política como técnica guber namental. El mal uso de la libertad per-mite a la dictadura imponer la superioridad de su propio principio. Frente a las depravaciones del individualismo: rechazo de toda discipli-na, egoísmo, despreocupación por el interés general, coloca la virtud de la devoción y la abnegación que ella exige. Frente a la medio-cridad de los po deres elegidos, a la selección a contrapelo que provoca la acep tación de cier-tas prácticas electorales, a las modalidades, a menudo poco brillantes, de atribuir los puestos de dirección, ar gumenta la grandeza del jefe providencial que escapa por predes tinación a las impurezas de la política. Pero su apoyo más

efi caz lo encuentra en la dificultades técnicas de un régimen de libertad.

Para no ser reiterativos, y poner fin a este apartado, se puede afirmar, tal y como querían los miembros de la Escuela del Derecho Natural y de Gentes, que el hombre está por encima del Estado: es titular de derechos inherentes a su persona y, por lo tanto, anteriores y superio-res al Estado. Esta es la idea que advertimos, como ya algo hemos dicho, en la generalidad de las constituciones políticas; de ahí la gran semejanza entre unas y otras; el hombre es lo primero, lo segundo la conveniencia -por bien del espíritu de la Comunidad- de índole técnica, según el imperio de las ideologías sociopolí-ticas, de mantener más o me nos distante los poderes judicial, legislativo y ejecutivo. Si se quiere, si alguien no queda convencido de la veracidad de cuanto antecede, consulte los textos de referencia que en las notas bibliográ-ficas especificamos (14).

El ambiente.

Las cosas -aunque decir esto parece una tontería-, en no pocas ocasiones, no son como parecen. Si se toma en serio cuando aconte-ció en Cádiz -y especialmente en España desde el 2 de mayo de 1808 e adelante-, nos lleva directamente al ingreso en cualquier estable-cimiento de matiz frenopático. No hay forma, con la debida serenidad, de entender nada: sólo la suprema lección de un pueblo desan-grado y mísero que se resiste a morir. Cierto es que las revoluciones políticas, lo mismo que las contiendas bélicas de mayor en tidad, suele avisar de su presto advenimiento -así aconte-ció en la Revolución francesa, la maoista y en nuestra Guerra Civil -: hay signos en el cielo que hay que saber interpretar para evitar los cruentos desastres que asolan la vida de los pueblos; y esto mismo aconteció en nuestra nación desde el mes de Mayo de 1808 hasta la aprobación de la Constitución gaditana de 1812. Causa admiración que un importante grupo de intelectuales de todas las tendencias hayan juzgado y todavía sigan empecinados en la idea de que, efectivamente, la Consti-tución gaditana constituye una de las fechas magnas de la Europa del siglo XIX (15); otros autores, sin paliativo alguno, con sideran todo lo sucedido en Cádiz como un mito (16) -alu-sión, en este caso, dirigida especialmente al documento constitucional-; puesto que esto sí, todos los autores consultados, respetan y

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se ad miran del heroísmo del pueblo español; puesto que, en esos trágicos momentos, Cádiz era España.

Decíamos que las cosas no suceden d la no-che a la mañana. Así por ejemplo, Alexis de Tocqueville, en el libro anteriormente citado, nos explica con brillante profundidad el por qué de lo que podríamos considerar como la Revolución Norteamericana; en Francia los ilustrados, como Voltaire, anticipan lo que va a ocurrir con la Revolución Francesa -circunstan-cias magníficamente glosadas por P. J. Ramírez en su reciente libro El Primer naufragio (17)-; entre nosotros, aunque a toro pasado, tene-mos con toda justicia que citar a Pérez Galdós; prácticamente todos sus Episodios Nacionales y, en concreto, El 2 de mayo, Cádiz y Las Cor-tes de Cádiz; no obstante, hay otros autores, como José María Pemán y Ramón Solís que han escrito, con el corazón en la mano, sobre cuan-to supuso el admirable hecho constitucional gaditano (19). El ambiente revolucionario ga-ditano existió desde luego. Para Ramón Solís, uno de los autores de los mejores libros sobre el Cádiz de las Cortes, no se puede dudar ni un solo segundo, a la vista del panorama pa-trio, que, efectivamente, Cádiz estaba llamado a desempeñar un admirable destino histórico.

Surge Cádiz, como ciudad, con un claro des-tino. No es, pues, extraño que su población enga, desde el primer momento, una desta-cada personalidad que, pese a no mantener continuidad, acusa siempre factores comunes. Sabemos de las épocas primitivas que el gadita-no era por naturaleza -el que más se adentraba en el Atlántico, según Estrabón- y que tenía un espíritu comercial y que era fundamentalmen-te hospitalario y acogedor para las ideas y los hombres de otros pueblos. Este sentido de la convivencia se da en la pequeña isla gaditana desde los primeros momentos. Los fenicios, los cartaginenses y los romanos van sucedién-dose en la hegemonía de la isla sin necesidad de guerrear; es una dominación lenta, en la mayoría de la población acaba por decidir el significado total de la ciudad. Esta facilidad de adaptación, este espíritu abierto y hospitalario ha de ser una constante gaditana. Es un espí-ritu de adaptación y convivencia el que hace -a juicio de Ramón Solís (uno de los escritores que de forma más profunda ha penetrado en el alma de la isla gaditana (20)- que sea en Cá-diz donde Julio César adquiere el concepto de Imperio. Esto no ocurre de una manera casual,

sino del trato con aquellos hombres a quienes su posición geográfica y su manera especial de vida impuso unas normas políticas basadas en la comprensión y el respeto a los demás. Palpita en la ciudad de Cádiz otra cosa más -igualmente finamente glosada por Ramón So-lís (21)-, a saber: el concepto y práctica de la religión católica está profundamente asentada. ¿Qué quiere decir esto…? El gaditano, segui-mos al pie de la letra la tesis del autor que acabamos de citar, tenía una manera especial de sentir lo religioso, más en consonancia con nuestro catolicismo actual que con el de la épo-ca en otros lugares de España; y además existía una sutil libertad religiosa para poder entrar en contacto con otras manifestaciones religiosas adversas; y libertad para la lectura -especial-mente de los libros franceses producto de la Ilustración-, y, en fin, para conversar con ag-nósticos y protestantes que en otros lugares de nuestra nación; finalmente la Inquisición, que todavía existía, estaba en Cádiz sumamente delimitada. Podemos añadir, para completar el panorama eclesiástico, dos cosas más: la ac-tuación apostólica del insigne beato Diego de Cádiz y la forzada tarea de portavoz de la fe del obispo Arbolí; a los excelsos prohombres podemos añadir la presencia institucional del Colegio de San Felipe Neri en donde emitieron cuidadas enseñanzas hombres tan eminentes como Alberto Lista, Alcalá Galiano y Benot.

Pero todavía nos queda reseñar, a los efectos de justificar debidamente la predisposición de la ciudad de Cádiz para ocupar un puesto es-pecífico en la Historia Universal, una cualidad más que tenía el pueblo gaditano: su predispo-sición para la paz. Fruto, nos dice Ramón Solís, de su permanente contacto con los pueblo de los más diversos lugares de la tierra, es decir, consecuencia de su cosmopolitismo. No debe-mos olvidar que el patriotismo, como muy bien nos indica Ramón Solís (22), es el resultado de una cultura, de una preparación intelectual, de un sentimiento de unidad, precisamente refle-jo de la presencia de los extranjeros o de los extraños a la nacionalidad. Cádiz es, quizás, la primera en sentir la Patria como algo distinto a como entonces se sentía: creo poder afirmar que fue en Cádiz, cabalmente en los momentos de la Guerra de la Independencia, cuando surgió el sentimiento de la nacionalidad, de la Patria. Hasta entonces, y aun entonces, se luchaba con el grito de “¡Viva Fernando VII!”, se servía al rey, como luego se siguió haciendo en muchos lu-gares de España, y no se tenía otro sentimiento

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de unidad que el de la monarquía. Pues bien, en el Cádiz de las Cortes se oyen los primeros gritos de “¡Viva España!”. Don Benito Pérez Gal-dós, igualmente, también nos lo recuerda en su episodio nacional titulado “Cádiz” (23).

A la Revolución con el Pueblo

¿Cuál es la idea central que impulsó a los intelectuales responsables del momento a convocar las cortes de Cádiz? Nos hacemos ple-namente responsables de la respuesta: salvar la libertad. Por mucho que se esfuercen los más conspicuos constitucionalistas, los historiado-res y políticos interinos en hacernos ver otra

cosa la España de Carlos IV y de Fernando VII era una pura entelequia muy difícil -como to-da entelequia- de explicar. A veces ocurre que una extraña luz llega al corazón de algunos hombres íntegros -los que el maestro Ortega y Gasset no dudaba en calificar como “hombres ejemplares”-; no pocos hombres coetáneos a la Guerra de la Independencia se sintieron toca-dos por la varita mágica de los ángeles de la dignidad. Era, ciertamente, lo único que a un grupo de españoles les quedaba: la dignidad. Bajo esta capa mágica se esconde el amor a la libertad que es algo indescriptible, inaprecia-ble y esencial para la vida de los hombres. Lo reafirmaba Miguel de Cervantes cuando en las páginas del inmortal Don Quijote de la Man-

cha, en lúcido y espiritual coloquio entre Amo y Criado, aseguraba -con el alma rota por la me-lancolía-, que “la libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los Cielos”. Llegó un momento, en efecto, que aquel grupo de “hombres veraces” se sintieron asfixiados por la falta de “dignidad”. Carencia de “dignidad” que se extendía por todo el te-rritorio español de la misma manera que se expansionaba la epidemia de “fiebre amarilla” que asolaba a las buenas gentes gaditanas. Era la hora de elegir entre dos graves alternativas: morir de indignidad o morir heroicamente. No acabamos de entender como, no pocos glosa-dores de la época que ocupa nuestra atención, no han profundizado en otro hecho gravísimo del momento: gentes bien dotadas de inteligen-cia dudaron muchísimo en colaborar con los prohombres de Cádiz; es más, y es muy fácil el comprobarlo, proclamaban públicamente su in-dependencia frente a Francia, combatían a sus ejércitos, y, sin embargo, no acababan de rom-per con el nudo ideológico y con las promesas meramente espirituales que prometía el ideario de la propia Revolución Francesa. Todavía más, criticaban a la propia Constitución de 1812, por sus ingenuidades, por sus carencias de índo-le técnica y sus errores infantiles, y, por otra parte, como auténticamente “liberal” la reaccio-naria Constitución Francesa de 1791. Ha escrito acertadísimamente, el profesor Sánchez Agesta (24), que el hecho es todavía más penoso cuan-do entre nosotros mismos -en la España del Siglo XX-, al recordar el acontecimiento consti-tucional de Cádiz, se encrespan las pasiones de políticos y eruditos cuantas veces se menciona aquella Asamblea casi legendaria, que redac-tó una Constitución cuando apenas dominaba más tierra que la gaditana. A pesar de todo nos llama poderosamente la atención que la Consti-tución de Cádiz sea quizá el único de nuestros textos constitucionales que ha alcanzado una sorprendente difusión en el mundo. Al hablar de la Constitución de Cádiz, a decir verdad, es-tamos hablando de un auténtico milagro que muy pocas veces acontece en la vida de los pue-blos. Piénsese lo siguiente: “Huérfana España -dice un historiador y especialista en Derecho Constitucional (25)-, abandonada de sus reyes, cedida como un rebaño y tratada de rebelde (a partir del alzamiento del Dos de Mayo), de-bía, y era propio de su dignidad, publicar a la faz del orbe, por medio de sus representantes, el derecho que la asistía de constituirse y de defenderse; derecho de que no podían despo-jar las abdicaciones de sus príncipes, aunque

napoleón cruzando los alpes en 1800. Jacques-louis David.

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hubieran sido hechas libre y voluntariamente”. Es cierto que la Constitución de Cádiz supuso para el propio Napoleón uno de los enemigos más terribles de cuantos tuvo en el propio

campo de batalla; no fue la lucha de un ejército contra otro mejor o peor organizado: fue la lu-cha contra unos principios de Derecho Natural, contra la traición y contra la miseria. Fue una batalla contra el Espíritu. No en vano, acaso, el primer enunciado del nuevo texto constitucio-nal comenzaba de esta singular manera: “En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Autor y supremo legislador de la sociedad”, dicen las primeras palabras con que se encabeza el texto de la Constitución aprobada en Cádiz el 19 de marzo de 1812. Un legislador volteriano de 1837, nos recuerda el profesor Sánchez Agesta, comentó que estos términos eran más adecuados para empezar una novena que para redactar una constitu-ción. Pero en la mente de los legisladores de Cádiz esta expresión no era sólo unan solem-ne profesión de la fe que encabezaba el texto constitucional, sino que tenía un significado es-pecial: Dios es el origen de la potestad pública, porque lo es de la sociedad y del orden que de-be reinar en ella, y ésta es la razón por que en el proyecto se invoca el nombre de Dios como

Autor y supremo legislador de la sociedad. Así, con una sola palabra, se desechan todos los va-nos sueños e hipótesis inventadas por algunos filósofos para dar razón del origen y condición primitiva de los hombres (26).

Recordemos, en cualquier caso que, como ha dicho un autor que esconde su nombre ba-jo las siglas de P. B. G. (27), “que los hombres de Cádiz y la Constitución de 1812 no son otra cosa que la expresión -la consumación- de una tensa lucha mantenida por una minoría ilus-trada que se propuso oponer a la ya secular decadencia de España un nuevo ideal de vida, acorde con el mundo moderno, y, al mismo tiempo respetuoso con la tradición”. Por eso, justamente, cuando Tocqueville examina de cerca y con absoluta serenidad la Constitución Norteamericana y la emanada de la Revolución Francesa -muy en el fondo-, cree vislumbrar en ambos textos constitucionales inequívocos ma-tices propios del espíritu religioso cristiano. La defensa de la libertad del ser humano es una especie de fuente de donde proviene la gran-deza de todo individuo -de toda sociedad-. Fue el cristianismo el primero de todos los dogmas religiosos en establecer la igualdad de todos los hombres. “Los constituyentes de Cádiz podían, efectivamente, ser unos de esos cristia-nos -vislumbrados por Tocqueville- que querían favorecer la libertad humana y que creían que la igualdad de todos los hombres ante Dios no repugnaba con que fueran todos los ciudada-nos iguales ante la ley” (28).

A decir verdad, la Constitución de Cádiz de 1812 no contiene a lo largo de su articulado, a nuestro parecer, por muchas que sean las cosas nobles que expresa -religión, valores so-ciales, libertad, etc-, ninguna página semejante a la ópera verdiana “Nabuco” -el canto a la rup-tura de la opresión padecida por un pueblo-; pero no diríamos la verdad si silenciamos que es un texto constitucional simpático, idealista y popular (en el más noble sentido de la palabra). La hace particularmente simpática y atrayente el principal de sus protagonistas: un pueblo heroico, sus peculiares circunstancias de la for-mación de sus postulados constitucionales y, además, la buena fe que ponen en sus respec-tivas tareas sus “parlamentarios”. En la Isla de San Fernando no había casi nada que ganar y muchísimo que perder -y así fue para muchos-. Volvamos por un momento a Pérez Galdós: la artillería francesa no llegaba allí con absoluta garantía de hacer blanco; pero la metralla de

general castaños. obra de Vicente lópez Portaña.

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los deficientes artilugios bélicos además de ma-tar, herir y destruir pueden interpretarse como algo poco agradable. Bueno, pues la principal importancia de la Constitución de Cádiz es, si aceptamos la tesis de la inolvidable profesora Carmen Llorca (29), es que prendió en el ánimo de los españoles el ejemplo de una asamblea reunida en medio de mil adversidades, para ofrecer a un pueblo las directrices de una forma de gobierno que no debía serle arrebatada por cuanto en la misma se encerraban las normas en defensa de unas libertades conseguidas con el sacrificio de muchas vidas. Fue, pues, esta Constitución punto de referencia obligado en toda posterior Constitución, y anhelo constan-te de los liberales por cuanto nunca se puso en práctica la misma y era así el ejemplo vivo de un ideal que se consideraba útil para todas las graves situaciones del siglo XIX; y fueron muchas. Se convirtió así en un símbolo tanto para los que la defendían como para los que la atacaban; pero es lo cierto que de haber si-do posible su aplicación hubieran bastado muy ligeros retoques para hacer de la misma una Constitución totalmente válida y aceptable. Te-nía todos los elementos para hacerla viable, pero fue teñida con el color de la retórica y co-mo obra de unos seres ilusos y, dominados por unas circunstancias alucinantes; Aún cuando son muchas veces estas circunstancias las que crean las obras o los códigos más duraderos y universales. Fue, sin duda, una Constitución que contó de verdad con el pueblo; no exis-tieron engaños; el ideal constitucional estaba clarísimo: el gobierno es para el bien común. Puede afirmarse sin riesgo alguno, y esta es la opinión sumamente reciente de César Vidal y Federico Jiménez Losantos (30), que la Cons-titución de 1812 es una auténtica constitución liberal; situada a muchísima distancia del texto análogo francés que no trajo para España ni lu-ces, ni libertad, ni espíritu comunitario.

La sombra alargada de la Constitución, norteamericana de 1787.

Sería imposible el no reconocer que, efec-tivamente, la influencia de la Constitución Norteamericana de 1787 y de los acontecimien-tos que tuvieron lugar en Francia en 1791 no estén presente de alguna manera en la Consti-tución de Cádiz de 1812. la influencia es patente y así lo hacemos constar, sin referencia alguna a la Constitución de Bayona de 1808 que, como documento que se firma por el absolutismo de Napoleón llevándole la mano al Rey de Espa-

ña, carece -para nosotros- de valor alguno. En consecuencia nos ceñimos a lo escrito por el distinguido Magistrado del Tribunal Supremo y Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación -Dr. Mendizabal Allende (31)-, para quien parece cosa natural que la Constitución Norteamericana y la Revolución Francesa, ha-yan dejado alguna huella en la Constitución de Cádiz -la más joven (aunque ya fenecida)-. Dice el autor citado que, ciertamente, el apasionado amor que las gentes de Virginia sintieron por la libertad, por su envidiable patriotismo y por el sentido de la común solidaridad, de alguna for-ma llegaría al pensamiento de los prohombres gaditanos. Hay un detalle que no se nos puede olvidar: en el momento de la redacción de la Constitución de Cádiz se tuvo muy en cuenta la importancia que comenzaban a tener los pue-blos de Hispanoamérica y, consecuentemente, en el Oratorio de San Felipe Neri ya estuvieron presentes parlamentarios que representaban a los pueblos de allende los mares.

Sin necesidad de ir más lejos, pues supera-ríamos las fronteras naturales de este estudio doctrinal, vamos a especificar la existencia de una coincidencia iusfilosófica que el Dr. Men-dizabal Allende se apresura a subrayar. “Las primeras palabras del preámbulo de la primera Constitución del mundo occidental eran en 1787 casi tan revolucionarias como el mismo acto de la rebelión armada contra la Corona Britá-nica reclamando su independencia. “Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos… ordenamos y establecemos”. En este aspecto hay ya en la Constitución española de 1812 una coinciden-cia, la actitud arrogante de los diputados que la suscriben. Aun cuando en el encabezamiento se invoque por su nombre a un Rey ausente y cautivo, que lo es desde ahora “por la gracia de Dios y la Constitución” son las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española quienes “decretan la siguiente Constitución política pa-ra el buen gobierno y recta administración del Estado”, sin la sanción de la Regencia, separán-dose en esta ocasión fundacional de la fórmula que el propio texto establece para publicar las leyes ordinarias en el art. 155. asumen cons-cientemente el protagonismo histórico como representantes de la Nación, “los españoles de ambos hemisferios”, titular de la soberanía en exclusiva, sin compartirla con nadie, creando ex nihilo ésta su ley fundamental.

Otra característica que aproxima la Consti-tución española a la de Estados Unidos es la

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invocación con la cual se inicia: “En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la so-ciedad”. Para algunos autores parece ser muy concreta la influencia que la Constitución Fran-cesa, decretada por la Asamblea Nacional, constituyente en los años de 1789, 1790 y 1791 -aceptada por el rey en 14 de Septiembre de 1791-, ejerce sobre la Constitución de Cádiz de 1812. La verdad es que, analizando las cosas con cierto grado de serenidad cabe formularse una interrogante: ¿Qué texto constitucional no contiene matices religiosos, humanísticos, pa-trióticos, libertarios y económicos…?.

Parece conveniente el afirmar que los es-pañoles que llegaron a las Cortes de Cádiz -los que aprobaron el sugestivo texto consti-tucional- lo hicieron, como ya hemos dicho, impulsados por los latidos de su corazón mu-cho más que por la posible influencia técnica del documento que, efectivamente, estaban muy lejos de comprender. Ya se sabe que, al día siguiente de consumada una revolución -o aprobado un documento constitucional-, las cosas ya no vuelven a ser como eran an-teriormente a ese acto: ni las personas, ni las instituciones, ni las cosas. Comienza el miste-rio de caminar hacia un futuro que, la mayor parte de las veces -por los ejemplos que nos ofrecen las páginas de la Historia Universal-, re-sulta ser incierto, desequilibrante y trágico. Hay pueblos que han realizado una revolución, un cambio de estructuras o un reemplazo de unos principios políticos y sociales profundamente engañados; otros pueblos, y este fue el caso de la nación española del siglo XIX, por la simple razón de que se ciegan todos los caminos que llevan a la dignidad nacional. Es obvio, y así lo han manifestado los principales estudiosos de nuestro sistema constitucional -S. Agesta, S. Andrés, S. Carvajal o J.M. Cuenca (32)-, que el pueblo español, lo quedaba del pueblo español refugiado en Cádiz, le inspiró una luz providen-cial encendida por los prohombres patrios.

A Cádiz, naturalmente, acudió la mejor parte de los intelectuales patrios -la parte sana (no los afrancesados)-, los que sabían por propia expe-riencia, adquirida en los caminos de la vida y de los libros, que no puede haber libertad ni segu-ridad, ni justicia y prosperidad en un Estado en donde el ejercicio de toda autoridad está reuni-do en una sola mano. Como siempre, no podía ser de otra manera, llevaron la voz cantante los que “sabían de estas cosas”; los demás contri-

buyeron con un inusitado heroísmo que, como es bien sabido, consistió, cuando fue preciso, en entregar hasta la última gota de sangre. To-do acto revolucionario, sea en Virginia, París o Moscú siempre requiere la plena simbiosis en-tre los intelectuales (los técnicos del Poder) y los generosos -o no- donantes de sangre. Me-ditando profundamente sobe lo acontecido en Cádiz es muy difícil, por no decir imposible, ob-viar la siguiente interrogante: ¿Les ilusionaría al pueblo llano, a las tonadilleras que vituperaban a los franceses con sus “tiranas” cantadas en los pocos colmados que quedaban abiertos o a los humildes sacerdotes rurales de los bellos pue-blos de Andalucía -por ejemplo a los habitantes de Bailén-, que un excelso grupo de “ilustrados patrios” estaban en la Isla de San Fernando re-dactando, discutiendo y reflexionando sobre la escritura de un Documento, que se iba a deno-minar Constitución -y que jamás España había tenido otro análogo?- Se daría cuenta el pueblo humilde que ese Documento llamado Constitu-ción era el primero que en las tierras de España iban a implantar una organización, de una vez por todas, de las funciones y competencias del Gobierno.

¿Vislumbraría alguien no versado en la téc-nica constitucional que, efectivamente, todo “aquello” que tantos dolores y sangre costó an-dando el tiempo no iba a servir absolutamente para nada…? Vamos a evocar de la mano del profesor Mendizabal Allende dos cosas muy importantes (33): que la guerra del pueblo es-pañol como protagonista colectivo contra las tropas francesas invasoras de la Península, Gue-rra por la Independencia, que se inicia en 1808 con el alzamiento del 2 de Mayo en Madrid y puede darse por concluida el 21 de Junio de 1813 con la batalla de Vitoria, está presente en el entero proceso constitucional de las Cortes de Cádiz. Es su marco histórico pero también su factor desencadenante en una situación de acefalia que a su vez provoca un sentimiento de orfandad y una reacción emancipadora ante la necesidad de sobrevivir. Por ello, puntualiza el autor citado, no fue una guerra como las demás entre dos Estados y sus ejércitos, sino entre la maquinaria bélica arrolladora y hasta entonces invicta del Emperador de los franceses y el pue-blo español solo ante el peligro defendiendo su tierra y su cultura. Brillaron en esta coyuntura una muestra de las mejores cualidades de los hispanos: la capacidad de improvisar solucio-nes sobre la marcha, el valor, la abnegación y la resistencia hasta el sacrificio. Era, nos dice

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felizmente el profesor Mendizabal Allende, una nueva edición actualizada de los doscientos años de lucha contra Roma de gallegos, cán-tabros, vascones, lusitanos y celtíberos. Así lo vio desde el principio el “rey intruso” -José Bonaparte- que el 24 de Julio de 1808 escribía a su hermano: “Yo tengo por enemigo una na-ción de doce millones de habitantes, valientes, exasperados hasta el extremo”. Esta es la mejor de todas las definiciones que pueden aplicarse a un español llevado al límite de sus fuerzas: cuando hace falta somos profundamente “exas-perados”.

La segunda cosa que, aquí y ahora, quere-mos recordar es que tenemos nuestras muy justificadas dudas sobre, como venimos subra-yando, si el pueblo llano -el heroico- entendió el tantas veces mencionado documento consti-tucional puesto que, a decir verdad, no pocas de las circunstancias que lo rodearon eran, in-cluso para los expertos, bastante inentiligibles: La Constitución gaditana -seguimos al pie de la letra el pensamiento del profesor Mendizabal Allende (34)- que vio la luz en 1812, dejada sin efecto dos años después; respuesta en 1820 y expulsada en 1823, pero renacida como el ave fénix en 1836 para perecer de nuevo poco des-pués, con un éxito de público y crítica a lo largo y a lo ancho de dos continentes, precisamente los dos que abarcó ambiciosamente desde el principio, sólo puede ser comprendida si se la sitúa en ese amplio marco histórico que va des-de el despotismo ilustrado hasta la eclosión del tercer estado, cien años a caballo de dos siglos, el XVIII y el XIX, desde las pelucas empolvadas, los miriñaques y el minué hasta las levitas, las chisteras y el vale vienés. Por eso, el diagnósti-co final que nos ofrece el autor citado no podía se otro, “Una Constitución castiza y romántica pero inviable para un pueblo imposible que procura estropear todo lo que hace bien”.

El Triunfo del “liberalismo”.

A pesar de ese extraño aparecer y desapare-cer del singularísimo documento constitucional gaditano, como un tímido emulo orográfico del Río Guadiana, nadie le puede negar la gloria, por cuanto a Europa se refiere de ser la pri-mera Constitución que sueña con establecer un gobierno liberal. Por eso, para no poco politi-cólogos, la Constitución de Cádiz es un punto de referencia. Claro está, y nunca mejor dicho, que nunca llueve a gusto de todos. El éxito de la Constitución se reconoció con más fuerza

allende nuestras fronteras que en la propia tie-rra española, teñida -como tantas veces hemos dicho- por la sangre de nuestros héroes anóni-mos; por el contrario, como vamos a ver, fue un constante motivo de enfrentamiento entre un monarca carente de amor a España -incitado, seguramente, por las “malas compañías” de los afrancesados- y su propio pueblo.

Al Rey Fernando VII, según parece, no le complacía lo más mínimo la doctrina del “libe-ralismo” y, mucho menos, la versión que del mismo se ofrecía en la Constitución gaditana. Fernando VII fue un extraño personaje en el que, como es bien sabido, campea con más fuerza la oscuridad que la luz; ni siquiera, es nuestro pensamiento, sale beneficiado de los pinceles de don Francisco de Goya; a quien tanto le gustaba, salvo las obras de la época negra y alguna más, exaltar la posible belleza del personaje; al fin y al cabo, el retrato que nos legó del poco simpático monarca, es un “Goya” y con esto queda dicho todo. De Fer-nando VII se ha escrito demasiado y no muy bien; los autores, en su mayor parte, desatan con él sus iras. Lo mejor que con esta figura se puede hacer es “ignorarlo”; pero, claro está -y esto es una verdad radical-, vive en un mo-mento crucial para España. Pero, sin recurrir al consabido insulto de los historiadores poco elegantes, baste con decir -y así se han expre-sado los redactores de un brillante Diccionario Enciclopédico de la Historia de España (35)- que por su actitud irresponsable e inconsecuente, violenta y temerosa; desbarató los mejores intentos españoles para afianzar un Estado de-mocrático y constitucional. La persecución y la represión fueron sus tarjetas de visita, y la in-competencia política de sus ministros, el rasgo característico de su Gobierno. Pero, lamenta-blemente, hay algo más, a saber: que su padre Carlos IV, en los últimos años de su reinado, también es presa -como diría un maestro de “novicios”- de esa misma indolencia, aperezia o falta de vocación real que, como un maldito fi-deicomiso se transmiten, varias veces, de padre a hijo y viceversa; personalmente, para evitar el inelegante insulto que nada soluciona, como la falta de auténtica vocación para gobernar. Así, y es lo cierto, se establece una especie de culebrón gubernamental por el que, efectiva-mente, unas veces reina Carlos IV -sin voluntad alguna-; otras ejerce el Poder Godoy -con ab-soluta ambición como es propio de todos los “válidos”-; otras actúa Fernando VII –desde Francia o desde España-; otras nos llega la su-

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19 De Marzo De 1812: elogio y nostalgia De la constitución De cáDiz

blime novedad de Rey José y, finalmente, todo se acaba -es un decir-, con la manifestación del “Motín de Aranjuez” y la reinstalación de Fer-nando VII en el trono con lo que los problemas aumentan y se cercena todo lo bueno que se había realizado: comenzando por la paraliza-ción de la Constitución gaditana que estorba profundamente a Fernando VII y, especialmen-te, a sus “buenos proyectos” gubernamentales; al mismo tiempo, se produce -y esto es lo que nos extraña enormemente- la diáspora de los ecuánimes y prudentes prohombres que se lan-zaron a la arena constitucional; se silencia al clero y, como mal mayor, como siempre suele acontecer en los procesos de mayor o menor matiz revolucionario -y tenemos para nosotros que revolucionario fue todo lo que rodeó al documento constitucional de 1812-, el pueblo llano, con la misma dinámica que caracteriza a las veletas ante el cambio de rumbo de los vientos, comenzó a pensar en otras cosas y a dar parabienes a quien no se lo merecía.

Pero, al menos, para la Historia de las Ideas Políticas -no importa lo efímero de su vigen-cia- en Cádiz, conjuntamente con el tremolar de las banderas hispánicas, se había pronunciado una palabra grandiosa. Palabra que, desde ese mismo momento, se difundió por toda Europa: el liberalismo. Naturalmente, cuando con to-das sus prerrogativas, el Rey Fernando VII se reintegra a España no dudará ni un solo minuto en desprenderse de una Constitución que, en aras e ese indicado “liberalismo”, le controlaba en exceso. El pueblo español, a partir de ese momento -que a punto había estado de gozar de las mieles que entraña la libertad absoluta-, quiere conquistar poder y representatividad en las funciones de Gobierno. Pero Fernando VII ha aprendido, en los años de su cautiverio napoleónico, tal y como están las cosas cons-titucionalmente, que es muy fácil disfrutar de todo el Poder que le corresponde legítimamen-te por herencia; todo resulta demasiado sencillo para el maquiavélico monarca, ¿Qué es lo que hay que hacer…? Pues, como atinadamente ha escrito la prestigiosa historiadora Carmen LLor-ca (36), bastará, por el momento, con ignorar el texto de la Constitución de 1812; no pensar ni por asomo en redactar una nueva Constitución; verificar algunos cambios en la estructura de la Administración Central y, por supuesto, ro-dearse de una camarilla de los “indispensables” que, cuando suceden estas cosas -cambio de Gobierno, redacción de nuevas leyes, exposi-ción de motivaciones diversas, etc, etc.- nunca

faltan. Naturalmente, es obvio el indicarlo, la imposición de esta “nueva” forma de gobernar originará algún que otro problema; pero no ex-cesivamente grave. Así tenemos, en el caso que nos ocupa, el “Pronunciamiento de Riego”, cosa que se pone de moda en esta época románti-ca de la política. El general que, acaso había leído el texto constitucional de Cádiz, anhela-ba -llevado de la fe de un cadete a su primera novia- restaurar los principios liberales que se habían expresado en Cádiz y romper, conse-cuentemente, con la reacción absolutista que implicaba la presencia de Fernando VII. Y llega-dos a este punto es imprescindible señalar que así comienza el calvario doctrinal del texto de Cádiz: reconocimiento de la Constitución, ago-nía y muerte de la misma. Los triunfos logrados por los “liberales” del reconocimiento, reestruc-turación de la misma y nueva vigencia implican una sorprendente metamorfosis doctrinal que ponen en peligro de sufrir una aplopegia al que siga de cerca el devenir de los acontecimientos surgidos de la voluntad fernandina: Aprobación de la Constitución en 1812; sin efecto en 1814; repuesta en 1820; expulsada en 1823; renacida en 1836.

Puede, eso sí, llegarse a una aceptable con-clusión -independiente del contenido de las ideologías políticas, y es que mientras no se ten-ga la fuerza del Poder Ejecutivo las verdaderas reformas que permitan modificar esencialmen-te la sociedad española, no se llevarán a cabo, pues no basta tener el Poder Legislativo como límite del Poder Real, sino el Ejecutivo mismo. Como es bien sabido, la lucha por la división de poderes, el viejo sueño de los enciclopedis-tas franceses, tuvo su máxima expresión en el siglo XIX.

Nos cuesta algún trabajo el admitir que la joya doctrinal del “liberalismo” gaditano salie-se impoluta de tantas miserias humanas como condicionaron su brillo; por una parte -como siempre que hay algo que repartir-, “algunos grandes señores, muchos políticos y no pocos escritores, al proclamar Napoleón su intento de mandar en España, se sometieron a él. Son los que se llaman “afrancesados”. Otros, sin llegar a tanto, manteniéndose unidos a la rebelión popular, se dejaron llevar, sin embargo, de las francesas en el mando y gobierno de España. Este mismo problema lo podemos comprobar analizando la composición de las mismas Cor-tes de Cádiz. Alguien tan poco sospechoso de no decir la verdad como el gran escritor, pensa-

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dor y jurista, Don José María Pemán -amen de ser gaditano de pro como Don Manuel de Falla-, no ha dudado en afirmar, en un libro delicioso (37), que “las Cortes de Cádiz, reunidas atro-pelladamente, sin poder consultar a muchos pueblos de España, fueron un conjunto variado y caprichoso de personajes y personajillos, que no representaban ni con mucho a la verdadera España que en aquellas horas estaba peleando, en el campo, contra los franceses”. El eminente pensador gaditano, sin duda, prefiere el heroís-mo del pueblo llano; aunque, nos indica en otro lugar de su bello libro, no hay que negar que entre los diputados de las Cortes, había muchos de buena fe y de gran patriotismo. En conjun-to era emocionante ver el buen deseo con que se dedicaban a querer reorganizar y dar leyes a España, cuando el mismo Cádiz, donde las Cortes se reunían, estaba cercado por los fran-ceses y cañoneado por sus mismas baterías. Pero, en el fondo, aquello no era más que lo que siempre han sido en España los Congreso de Diputados; una gran tertulia política, donde se decían bonitos discursos y se divagaba so-bre todo el mundo y lo divino.

Los problemas de la Constitución gadita-na.

Todo el que el 19 de Marzo de 1812 no es-tuvo en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz -actual símbolo de la libertad española (38)-, es que no significaba absolutamente nada en la clerecia, la política, la milicia y la cultura de nuestra nación. Allí se aprobó, efectivamente, la primera Constitución que serviría de modelo a otras que se promulgarían en Europa y Amé-rica. Desde 1810, los parlamentarios venían celebrando sus sesiones en el Teatro San Fer-nando, pero ante la aproximación de las tropas francesas en 1811 se trasladaron a Cádiz. Tres comisionados seleccionaron secretamente el lugar de la nueva sede. Se eligió San Felipe Neri debido a su aforo y a que, en las casas conti-guas, había aposentos suficientes para que se instalaran los miembros del órgano legislativo. Allí se celebraron 1.478 sesiones desde Febrero de 1811 a Septiembre de 1813, cuando la epide-mia de fiebre amarilla hizo de nuevo deseable el Teatro de San Fernando. La constitución, aprobada por 184 parlamentarios, recibió el sobrenombre de La Pepa, porque se promulgó el 19 de Marzo de 1812, día de San José.

Tenemos que reconocer que, desde el inicio de la Guerra de la Independencia, la expresión

de prohombre de la Patria no era la ajustada a la valoración académica que de ordinario se efectúa de dicha expresión. ¿Quién era realmente un prohombre? El selecto diputa-do, envuelto en trajes de seda, o el heroico guerrillero que, envuelto en pobre aliño in-dumentario, vendía cara su existencia por las serranías, por los peñascos y arboledas de la inhóspita tierra. Evidentemente, en el Oratorio de San Felipe Neri, no podían estar todos. Los heroicos personajes de la petite guerre, por razones obvias, no podían estar en Cádiz el magno día del 19 de marzo. Estos espectacu-lares personajes, que hicieron las delicias –al describirlos- de Don Benito Pérez Galdós no podían estar en Cádiz; aunque eso sí, nadie lo podrá discutir, ocupan las páginas más her-mosas de nuestra Historia: el cura Merino, el carbonero Juan Martín “El Empecinado” o Ma-riano Renovables, conjuntamente con otros “compañeros”, emanados de la participación popular en la guerra independentista o de la simple reyerta callejera contra el francés. Es-tos hombres, que actuaban bajo el dictado del corazón -sin atenerse a reglamento bélico alguno-, merecen ocupar el primer puesto en un imaginario círculo parlamentario. Como ha dicho un historiador de los sucesos de referen-cia (39), la guerra de guerrillas desarrollada en España cumplió las condiciones que posterior-mente estableció el gran estratega Karl von Clausewitz para que la insurrección o resis-tencia dispersa de los grupos de guerrilleros fuera eficaz: tuvieron lugar en el interior del país, no podía decidirse en una sola acción, el teatro de operaciones era razonablemente grande, el terreno accidentado e inaccesible y el carácter nacional se adecuaba a ese tipo de guerra informal e irregular. Estas partidas -que así llegaron a denominarse- era muy raro que, en su composición, superasen la cifra de los mil hombres armados; aunque, eso sí, siempre estuvieron al mando de una figura popular sin grandes conocimientos de la estrategia mili-tar -salvo alguna prodigiosa excepción-; como tantas veces hemos dicho el corazón iba por delante; aunque tan importante llegaron a ser estas acciones que, efectivamente, se promul-gó un Reglamento de partidas y cuadrillas con el fin de establecer un cierto orden y evitar la predisposición tan española de la “esponta-neidad”, puesto que, como puede pensarse sin necesidad de exponer complicados tecnicis-mos bélicos, esta forma de combatir no era en absoluto sencilla y se necesitaba, en la mayor parte de las ocasiones, algo más que la valen-

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tía. Bien es verdad que el noventa por ciento de sus integrantes provenían de un “volun-tariado” que, hasta ese momento, no habían tenido una existencia fácil: contrabandistas, bandoleros, desertores y gentes de muy oscu-ro historial; evidentemente, innecesario es el indicarlo, acudieron a la defensa de la patria en peligro, gentes profundamente honradas, orgullosos de su independencia y claro expo-nente de un idealismo o romanticismo que, como es bien sabido, no suele faltar a ninguna nación del Mundo cuando se saben en peligro; son gentes, ya lo hemos dicho, que no sopor-tan las “cadenas”, la “disciplina de la milicia” o la “voz de mando” de una tercera persona. Napoleón Bonaparte, impenitente lector de El Príncipe, de Maquiavelo, no vislumbró esta otra forma de lucha en la que, fuera del código militar de “nobleza obliga”, se caracterizaba, entre otras muchas cosas, por la sorpresa, por una actividad dinámica y versátil, de agru-pación y dispersión continua, en la que no interviene para el concepto de estaticidad, de apegamiento y dominio del terreno, propio de una guerra convencional. Digamos, para finali-zar esta obligada referencia a los prohombres del pueblo llano, que al Dr. Don Gregorio Ma-rañón -y así lo manifestó en uno de sus más sugestivos ensayos de carácter históricos (40)-, le encantaban los héroes anónimos: su leyenda popular, su valentía y el nimbo poé-tico de su talento natural. España fue, en la época de la Guerra de la Independencia, una inmensa concentración de héroes populares que, efectivamente, dispersos por toda la geografía española -de norte a sur-, hicieron la vida imposible a las bien instruidas tropas napoleónicas.

Es posible, no lo sabemos, que “alguno” de esos héroes penetrase de incógnito en la pic-tórica que el artista Casado del Alisal -obra que en la actualidad puede contemplarse en la sede del Senado Español (41)- dedicó a la ju-ra de la Constitución de Cádiz. La verdad, por cuanto antecede, es que alguno de esos trans-montanos merecían estar presente en la obra de Casado del Alisal o, al menos -sin que esto signifique preferencia por el otro pintor gadi-tano-, en el lienzo de Vinuegra sobre otros de los acontecimientos de Cádiz; nada decimos de las excelencias de las obras de Don Francisco de Goya que, justamente, a riesgo de su propia vida, capta los momentos más dramáticos de la Guerra de la Independencia que, nos guste o no, culmina con la sanción -constitucionalmen-

te ilegal (ya hemos expuesto anteriormente los motivos)- de la Constitución de Cádiz. Aproba-da por doscientos noventa y un diputados.

Esa cifra, anteriormente expuesta, una vez efectuado el oportuno “desglosamiento” del statu quo de la “gente fina” que lo integra -tal y como afirmaba el gran humorista Fernández Flo-rez en relación con otros diputados españoles (42), nos ofrece el siguiente resultado: Eclesiásti-cos 90; Abogados 56; Catedráticos 15; Militares 39; Funcionarios 49; Nobles 14; Comerciantes 8; Profesión desconocida 20. No es fácil el concre-tar, y así dejamos las cosas, si todos colaboraron mucho o poco. Insistimos, como anteriormente hemos indicado, que los que verdad lucharon y vencieron a los franceses -el pueblo llano-, el tercer estado –como decían los propios prota-gonistas de la Revolución Francesa o, dicho de otra manera, los que habían estado a la cabeza de la lucha- apenas si están representados en el día de San José de 1812. También pudo suce-der que, en ese día, conociendo el carácter de los españoles, la inmensa mayoría -en los me-ses previos a la aprobación de la Constitución-, fuese abdicando de sus “responsabilidades técnico-jurídicas” y, en consecuencia, traspa-sando sus “derechos” a los que “entendían de esas cosas”: los políticos de vocación -al fin y al cabo, pudieron pensar, “todos eran o se sen-tían liberales”; única de las verdades imperantes en el momento; salvo, naturalmente dicho sea esto en el “buen sentido” de la palabra-, los eclesiásticos que, como afirman tantos autores que se han ocupado de esta cuestión -una de las pocas cosas que se le pueden criticar a la seductora Constitución de 1812-, no quisieron saber absolutamente nada del concepto de la “libertad religiosa”. Nosotros, líbrenos Dios de entrar en esta cuestión, lo único que nos parece razonable es el afirmar que se perdió una gran ocasión para encontrar la armonía con todos los hombres. En cualquier caso, a la vista de la sip-nosis estadística que antecede la verdad es que, pensamos, las fluctuaciones ideológicas eran muy fácil de realizar, a pesar de la matización liberalista que se le otorga a la Constitución, no tuvo, en cuanto a prohombres se refiere, una composición política homogénea y uniforme. El Profesor Ángel Martínez de Velasco, que ha estudiado minuciosamente esta época de la His-toria de España (43), nos dice que, en el seno de las Cortes de Cádiz, para ser sumamente rigurosos con las posiciones doctrinales que surgieron ad hoc, es menester reconocer el im-perio de tres tendencias políticas sumamente

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concretas: los conservadores, opuestos a todo plan de reformas; los renovadores, que desea-ban reformar la situación española de acuerdo con la tradicción, y los innovadores, también llamados liberales, que pretendían adoptar un auténtico Nuevo Régimen. La homogeneidad no existe dentro de cada tendencia, pues hay conservadores a ultranza, Ostolaza, y flexibles, Iguanzo, o liberales moderados, Pérez de Cas-tro, y exaltados, Argüelles. Y, cosa sumamente curiosa, existieron muchísimos diputados “mu-dos”: no pidieron nunca el uso de la palabra.

Antes de trazar una breve semblanza de los diputados que, de alguna manera destacaron por su trabajo y honestidad profesional, nos parece oportuno realizar una evocación de uno de los políticos españoles que dedicaron incontables vigilias al tema de la Constitución de Cádiz y que, a pesar de su entrega, de su esfuerzo doctrinal y de sus largas meditaciones sobre lo más conveniente para los intereses po-líticos, sociales y económicos de nuestra Patria, la Providencia no le otorgó la recompensa de ver impreso el mencionado texto constitucio-nal. Nos referimos, naturalmente, a Don Gaspar Melchor de Jovellanos figura insigne de la po-lítica y de la economía española; cultivadísimo hombre público que puso muchísimas ilusiones en la redacción del documento constitucional de Cádiz; que naturalmente no se entendió en absoluto con Fernando VII; que sufrió, por eso de las “miserias humanas”, destierro en Palma de Mallorca y que al finiquitar la redacción de su Memoria en defensa de la Junta Central -que había que dictaminar sobre el inmediato futuro de la Constitución de Cádiz-, falleció, inespera-damente, pocos meses antes de sancionarse la mencionada Constitución. Existe en la Historia de España otro acontecimiento análogo al de la imprevista ausencia de Jovellanos. Lo acon-tecido con el profesor Fernández-Miranda que, al igual que el ilustre gijonés, fue el arquitecto de la reforma política del Régimen del Gene-ralísimo Franco e inspirador, por supuesto, de la Carta Magna -la Constitución que hoy rige nuestra vida-, aprobada con generalizado con-senso, que el antiguo Preceptor del Príncipe de España, no llegó a ver; una sola cosa les se-para, a saber: Jovellano agonizaba en Puerto de Vega teniendo sobre su cabeza la incerti-dumbre sembrada por la invasión napoleónica; el profesor Fernández-Miranda finiquitaba su existencia en un momento en el que en España ni imperaba el miedo al futuro, ni existían alar-mantes discordias socio-políticas y se soñaba

-excepción hecha del terrorismo etarra- con el advenimiento de tiempos de comprensión (44).

Los pronombres ideológicos de la Consti-tución de Cádiz.

Ya hemos dicho, y no hay que insistir en el tema, que, para nosotros, los auténticos pro-hombres de cualquier acontecimiento o bélico, y nos hacemos plenamente responsables de esta manifestación, son los que dejan su san-gre sobre el campo de batalla. Esta afirmación no constituye ningún obstáculo para reconocer que, en todo movimiento de masas, es indis-pensable un ideólogo, un jefe o un caudillo. Y las Cortes de Cádiz -ya algo hemos visto an-teriormente- estuvieron más que sobradas de pensadores y dirigentes que, efectivamente, animaban con la exposición de sus tesis doc-trinales a mantener lo más enhiesto posible el sueño de una España mejor. Ciertamente, va-mos a repetirlo una vez más, en Cádiz se vive un momento estelar: rodeados por el ejército de Napoleón, ante la indiferencia de un Rey felón, el malhadado Fernando VII, y unas perti-naces amarillas, los constituyentes de Cádiz se dotan de una Constitución que aspira a encau-zar la vida de una nación sometida, pero en pie, y con aspiración de fijar libremente su destino futuro. La mejor pintura española nos brinda excelentes composiciones del excepcional mo-mento fundacional y constituyente: “Alegoría de la Constitución de 1812”, de Goya; “La carga de los mamelucos” y “Los fusilamientos del 3 de mayo”, igualmente de Goya; “El juramento de las Cortes de Cádiz”, de Casado del Alisal y “La Proclamación de la Constitución de Cádiz”, de Salvador Viniegra. Ciertamente, en estos cua-dros de tan intenso y variado contenido -unos llenos de sangre y otros, sombrero en mano, dando vitores-, está el “casting” de los que es-cribieron tan sublime página de la Historia de España (45).

Todos los prohombres ideológicos no pue-den ser mencionados por razones del espacio editorial disponible, pero, ciertamente, si parece aconsejable recordar a unos cuantos: Florida-blanca, Argüelles, Zumalacárregui, Diego de Alvear, Ramón Power, Muñoz Torrero, Espiga, Oliveros, Pérez de Castro y Fernández Leyva (46). Todos estos hombres, y otros muchos tu-vieron que luchar contra las adversidades ya descritas anteriormente y, además, cosa que es muy importante no olvidar, contra un hecho que suele pasar inadvertido a algunos autores,

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a saber: que el primer liberalismo español tenía un inequívoco matiz revolucionario -era radical y no democrático- y, por lo tanto, luchaba en dos frentes: ante la propia “invasión francesa” y ante los constituyentes tomados por “servi-les”; como siempre ocurre: o conmigo o contra mí (47). Dediquemos un breve recuerdo a otro de los precursores de las Cortes de Cádiz: el Conde de Floridablanca -al que, igualmente, in-mortalizó Goya con sus pinceles-. Fue uno de los políticos con mayor visión de futuro de su tiempo y supo adaptarse a las circunstancias de servir a dos monarcas tan distintos como Carlos III y Carlos IV; vivió dignamente la au-sencia de Fernando VII y presidió con suma eficacia La Junta Suprema Central de la Guber-nativa del Reino; supo, finalmente, no perder la dignidad a la llegada de Napoleón a España; su-peró el consabido destierro y cuando las cosas volvieron a una aceptable normalidad ejerció importantes tareas de índole cultural y de be-neficencia; sufrió, con absoluta prudencia, la animosidad con la que, en todo momento, le distinguió el válido Godoy. Importante figura, pues, de los que vislumbraron en el texto de la Constitución gaditana un poco de luz para nuestra Patria (48).

Interrogantes sin respuesta alguna.

No faltan los autores, efectivamente, que teniendo bien a la vista el texto de la Constitu-ción de Cádiz y, sobre todo, el comportamiento heroico del pueblo llano y la ilusión con la que trabajaron la mayoría de los diputados mas la notable influencia que el documento constitu-cional gaditano tuvo desde el primer momento de su redacción en Europa y en Hispanoamé-rica, muestran su asombro de que allí, en una pequeña ciudad -único pedazo de tierra que le quedaba a España de su pasada grandeza-, pudiesen coexistir, al mismo tiempo las más antagónicas posiciones doctrinales: la España retrógrada y la España del futuro; la España de la traición y la España de la valentía; la España oscura y la España de la luz. Piénsese, ha escri-to el gran periodista José María Carrascal (49) que el texto de la Constitución de Cádiz -aun-que malas lenguas quieren hacernos ver que es una vulgar copia (servil) de la Constitución francesa de 1791-, era un documento moder-nísimo para aquella España que en muchos aspectos no había entrado en la Edad Moderna y para la que muchos aspectos no había entra-do en la Edad Moderna y para la que muchos de sus aspectos debían de sonar abstractos,

tras tres siglos de absolutismo. Por otra par-te, y esto puede resultar incomprensible, todos los esfuerzos, todos los dolores y toda la san-gre vertida, como hemos visto anteriormente, se olvida el día 16 de abril de 1814 -para mayor “inri” hay fecha concreta del acontecimiento-, cuando regresa a España “El Deseado” -el pri-sionero de Napoleón- y, de un plumazo se da por inexistente lo existente y la gente toma dos posiciones igualmente de indignas: los que guardan silencio y los que jubilosamente saludan a Fernando VII al grito de “Viva el Rey absoluto” y, acaso, fruto de la templanza, de la ironía y del desenfado en aceptar las cosas de la vida que caracteriza a los gaditanos –recuér-dese sus cantos alegres de las “comparsas” en época de carnaval-; hay quien grita: “Vivan las cadena”. Fernando VII reinstaura la Inquisi-ción, deroga la Constitución, envía al exilio a sus redactores más aperturistas para usar un término contemporáneo, y se declara monarca absoluto. Parece ser, así ha manifestado el pe-riodista Pedro J. Ramírez (gran conocedor de la época a la que nos venimos refiriendo (50), que todo esto lo sabían de sobra los constituyentes gaditanos, y que sabían perfectamente el te-rreno que pisaban -especialmente el diputado Argüelles-: aunque estaban un poco lejos del primer naufragio de la Constitución de Cádiz y de la cuantía del desastre. No eran, nos di-ce el autor anteriormente citado, republicanos pero a la mayoría de ellos podría cuadrarles la definición de “monárquicos recelosos de la Monarquía”. En cierto modo, esta partida de naipes -por ambas partes-, tenían las cartas marcadas; lo cierto es que, a pesar del Docu-mento Constitucional de Bayona, los engaños de Napoleón y los años de prisión atenuada en manos del Emperador francés, Fernando VII prefirió otra vez asomarse al abismo. La Cons-titución de Cádiz ha servido, al menos desde la perspectiva sociológica, para que, con cierto fundamento pueda afirmarse que España es un país de liberales (51).

Resulta, por lo tanto, que en España es fácil y casi natural ser liberal, debido a los desengaños históricos que han sufrido cuantos apostaban por el Estado, que en los últimos dos siglos ni les defendió bien ni les enriqueció mucho, y que a las nacionalidades culturales son lengua propia incluso les hizo sufrir. La prosperidad volvió a España sólo cuando los tecnócratas de la época de la dictadura abandonaron la políti-ca de gestión estatal de la economía y volvieron hacia el liberalismo económico.

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Las Cortes de Cádiz, desde su primer momento, tuvieron un inequívoco matiz pa-triótico nunca conocido hasta entonces: “Las Cortes, encarnación de la soberanía nacional, no reconocían ningún poder superior y el pro-pio Rey quedaba subordinado a ellas. Y esas Cortes, además, no eran ni de la monarquía, ni de las coronas, ni de los reinos, como has-ta entonces, sino de la nación española”. En la sesión del 24 de Septiembre, tal y como acertadamente ha dicho el brillante académi-co José Antonio Escudero (52), se formalizó así de modo explícito el concepto de España como nación. Además, y esto fue de muchísi-ma importancia, en el seno de las Cortes de Cádiz se abrieron las puertas a los pueblos de Hispanoamérica y, naturalmente, estuvieron presentes varios representantes del mundo hispánico. Casi todos aceptaron el programa ideológico del activismo liberal. Cierto es, igualmente, que los representantes del clero (90), los (60) juristas, los (55) funcionarios de la administración, los (37) militares de carrera y los (16) catedráticos de materias diversas, no dudaron ni un solo momento en defender pro-puestas doctrinales provenientes del campo de la Ilustración y, al mismo tiempo, mostrar sus absolutas reservas ante la simple noción del “partido político”. Cádiz fue, en esos días -ha escrito Javier Redondo (53)-, un auténtico hervidero de ideas políticas, religiosas, socia-les, económicas y culturales. Esta amalgama de pensamientos tan dispares -y en el fondo tan homogéneos- sirvieron para acuñar, con algunos contornos precisos, la expresión -el sustantivo- “liberal” que, como es bien sabido, hizo fortuna inmediatamente por las naciones europeas e hispánicas. El optimismo llegó a todos los ambientes en donde, merced a esas concesiones de índole liberal, se tuvo muy claro que, al referirse para cualquier cosa a “soberanía nacional”, casi era preceptivo ha-blar primero de la nación española y, después, del Rey. El día de la aprobación del singular Documento Constitucional gaditano hubo in-cluso un “Tedeum”, hubo recitales poéticos -nos imaginamos que el poeta Quintana que tanto trabajó para hacer realidad el mencio-nado Documento llevó a cabo estaría por allí-, concursos de “canciones patrióticas” y actos culturales diversos; pero, ciertamente, falta-ba lo principal -como ha escrito el autor que acabamos de citar-: faltaba ganar la Guerra, expulsar a José I y entregar la Corona a Fer-nando VII -al que se suponía corregido de su pereza gubernamental- y confiar en los hados

propicios del inmediato futuro; todo fue inútil: la alegría gaditana, en verdad, tan sólo fue un sueño. Se construyó una utopía, ha escri-to el ilustre jurista y académico Tomás Ramón Fernández (54), que no pudo ser realidad.

Al texto constitucional gaditano, en cual-quier caso, le ocurrió lo peor que le puede suceder a una persona, un pueblo o una in-determinada cosa: que se convirtió en mito. Para el eminente profesor Jorge de Esteban (55) es obvio que “la Constitución de Cádiz es el arquetipo del triunfo de una idea fracasada, porque se convirtió en mito. Ciertamente, la norma elaborada primero en la Isla de León y luego en la ciudad de Cádiz, probablemente la más cosmopolítica de las ciudades españo-las de esa época, no se llegó a aplicar nunca, aunque se mantiene que estuvo vigente en tres periodos de dos años cada uno. Pero precisamente por eso es por lo que 200 años después sigue apareciendo como el paradig-ma del liberalismo y del constitucionalismo, no sólo en España, sino también en muchos países extranjeros. Ahora bien, es cierto que no podían aplicarse tanto por cobijar dos ideo-logías enfrentadas, como porque no existían medios para que pudiese estar vigente nada menos que en cuatro continentes del mun-do”. Hay que agradecerle; sin embargo a la Constitución gaditana unas cuantas cosas -las enumera perfectamente el insigne profesor Jorge de Esteban en el texto anteriormente ci-tado-; la fuerza que le otorga al concepto de nación; las Cortes se Transforman y se limita la expansión multitudinaria de representantes -los diputados representan exclusivamente a la nación-; el establecimiento de ciertas liber-tades para la adecuada coexistencia de una sociedad; acaba con la Monarquía absoluta y, finalmente, introduce la división de Poderes de acuerdo con lo que, al respecto, pensaba el gran pensador francés Montesquieu. Sur-ge, pues, la sutil interrogante: ¿Consiguió la Constitución de Cádiz fusionar, en un so-lo elemento, el agua y el aceite…? Es decir: unir la tradición con el progresismo. Lo que si se puede afirmar, sin suscitar ninguna cla-se de polémica, es que fue una Constitución, por una parte, enaltecedora de los valores de la Patria y, por otra, cierto grado de espiri-tualidad -aunque teniendo en cuenta el alto número de eclesiásticos que tuvieron su “es-caño” bien puede afirmarse que, en un sector, funcionó admirablemente el siempre polémi-co “mandato imperativo”.

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Algunos matices iusfilosóficos del Articu-lado de la Constitución de 1812.

Todo gran hombre, por excepcional que sea, puede cometer a lo largo de su existencia dos o tres errores. Napoleón, como estratega, co-metió dos grandes dislates; naturalmente, esto no lo decimos nosotros, sino las páginas de la Historia Universal: intentar conquistar Rusia e invadir, menospreciando en absoluto a los es-pañoles. Dice un experto en estas cuestiones -y ya es decir (56)- que el error mayúsculo de Napoleón consistió en invadir una España em-pobrecida y humillada, a la que los franceses consideraban más que un pedregal habitado por pastores y porqueros. Pero además, hay así nos lo parece, resulta inexplicable el “juego in-consecuente” que se trajo con los dos monarcas de infeliz memoria para los españoles -Carlos IV y Fernando VII- cuando sabía perfectamente que el Ejército español, desorganizado y las-timoso, no podía oponerse a ninguno de sus deseos. A Napoleón no le bastó la abdicación de Carlos IV en sus hijos, ni tampoco la abdica-ción de Fernando VII para facilitar la operación de la instauración del Rey José I en España.

La crisis napoleónica surge, y parece mentira que este extremo -hombre que tenía sobre la mesita de noche la obra de Maquiavelo, “El Prín-cipe”, que leía y anotaba cada día- se le escapase al Emperador de Francia, que, al fin y al cabo, las naciones no están formadas exclusivamen-te por reyes, sino por simples seres humanos. Lo cierto es que, “El Corso”, contó con todo el mundo menos con el propio pueblo español; en tercer lugar, tampoco se da cuenta -o está mal informado- de que los españoles, huérfanos de Gobierno constituyen la Junta General Goberna-tiva de Aranjuez, para, precisamente, verificar un autogobierno para convocar unas Cortes Generales. Como sabemos, este hecho es el principio del fin; no hay que agregar absoluta-mente nada al desarrollo de los acontecimientos que de sobra conocemos.

Lo primero que hicieron los diputados gadita-nos, a pesar de su aparente fragilidad doctrinal, es concretar quien era su enemigo natural: está muy claro la figura del Rey, y menos la de un monarca al estilo de Fernando VII, no sostiene el Poder, sino que este se deriva del pacto so-cial de un grupo de personas que depositan sus libertades en la nación. Se dice que el Rey Fer-nando “El Deseado”, cosa que está por probar (pues sería añadir una traición más a las mu-

chas ya cometidas), leyó el texto en su encierro dorado de Valençay. Escribió cartas a las Cortes, prometiendo jurar la Constitución tan pronto volviese a España. Misivas contemporáneas de otras que le dirigía a Napoleón, con frases co-mo “mi gran deseo es ser hijo adoptivo de S.M. el Emperador, nuestro augusto soberano”.

En fin, el Rey regresó a la Península al ter-minar la Guerra, en 1814. Ignorante de las traiciones del monarca, el pueblo llano lo re-cibió de manera triunfal en Madrid al grito de “¡Viva Fernando!”, “¡Viva las cadenas!”. Fernando agradeció la lealtad y la candidez, el sacrificio heroico de los españoles durante la Guerra y el esfuerzo titánico de las Cortes rompiendo todas y cada una de las promesas que había hecho. Se negó a firmar la Constitución, persi-guió a los liberales y encabezó una represión absolutista ayudado por parte del Ejército. De todo esto, como muy bien afirmar el profesor Juan Gómez-Jurado (57), podemos obtener una lección magistral, a saber: que en raras ocasio-nes los gobernantes han estado a la altura de los sacrificios que ha hecho el pueblo español. Nos consuela el pensar que, efectivamente, ni siquiera la vileza de Fernando VII es capaz de eclipsar los logros democráticos de la Consti-tución de 1812.

Políticos tan esclarecidos como Luis de Borbón y Vallábriga, Arzobispo de Toledo y Car-denal; Nicolás María de Argüelles, Diplomático asturiano y Diego Muñoz Torrero, Sacerdote y Catedrático de Filosofía, entre otros muchos, son los que pueden identificarse en el cuadro de Casado del Alisal, en el momento de “sancio-narse” la Constitución; naturalmente el artista trabajó de memoria; la obra pudo contemplar-se a partir del año 1861 y, en estos momentos, sigue cosechando su pública gloria en el Salón de Plenos del Congreso de los Diputados de Madrid. Estos “Padres de la Patria” expusieron el sencillo programa constitucional de Cádiz en el que palpita, desde la exclusiva visión de la nobleza y sinceridad, tantas bellas cosas como, por ejemplo, las que vamos a explicar ente un articulado de 384 consideraciones constitucio-nales, las que pasamos a exponer las siguientes:

Artículo 1: “La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”.

No podía ser de otro modo a la luz del pro-ceso electoral previo, el mayor experimento democratizador desarrollado hasta entonces en

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19 De Marzo De 1812: elogio y nostalgia De la constitución De cáDiz

el mundo occidental. En su transcurso votaron blancos, mulatos, mestizos, negros libres e in-dígenas -nos dice Manuel Lucena Giraldo (58)-.

Artículo 3: “La soberanía reside esencial-mente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”.

Argüelles, blandiendo un ejemplar de la Constitución, gritó: “Aquí tenéis vuestra pa-tria”. El Antiguo Régimen, decían los profetas liberales, limitaba con la ceniza. La utopía, re-petían los héroes románticos, era la verdad del mañana. En Cádiz amanecía el sueño del cons-titucionalismo y nacía en España la promesa de una nación de ciudadanos iguales en derechos y deberes -ha escrito el profesor García de Cor-tázar (59)-.

Artículo 6: “El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españo-les, y asimismo el ser justos y benéfico”.

Y la Nación, de repente, cobró forma de tal. El poeta Quintana acierta a situar al poder constituyente en el lugar que le correspon-de. Cádiz es obra de una soberanía nacional que toma conciencia de sí misma. Otorga a la política una dimensión ética: leyes sabias y justas; la felicidad como objetivo del gobierno; los españoles deben amar a la Patria, así co-mo se justos y benéficos… ¿Pura retórica? Ni mucho menos. Es la expresión apasionada de una virtud cívica que enlaza con la página más hermosa de la historia de las ideas políticas, el célebre discurso de Pericles que Tucídes recrea en su “Historia”. La justicia es el alma de la “po-lis” –afirma el profesor Benigno Pendás (60).

Artículo 13: “El objeto del Gobierno es la fe-licidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”.

La Declaración de los Derechos del Hombre vincula las reclamaciones de los ciudadanos a “la felicidad de todos”. España no es una ex-cepción. Así que la Junta Central, entre fuga y fuga, cuando el combate da un respiro anuncia que se convocarán Cortés, y se establecerán las leyes que el tiempo y la experiencia dic-ten para el público bien y la felicidad. ¿Pero qué es la felicidad…? Bien puede estar la fe-licidad en la libertad, en la igualdad o en el simple bienestar económico -considera el juris-

ta Ruíz-Gallardón glosando este momento de inequívoco utopismo que nos ofrece el texto constitucional de Cádiz (61)-.

Como hemos visto a lo largo del panorama histórico y doctrinal que antecede existen, en la constitución de Cádiz, muchísimos motivos que invitan más a su recuerdo que a su olvi-do. Cálido recuerdo al conjunto general de la actuación de las Cortes que propiciaron el na-cimiento de una España liberal -tarea nada fácil si evocamos los horrores de la Guerra de la In-dependencia que de alguna manera dejaron marcado al pueblo español como, efectivamen-te, han puesto de relieve los cronistas oficiales de tan funestos sucesos (62)-. Y a los intelectua-les coetáneos del magno suceso que supieron asimilar los problemas pendientes del Antiguo Régimen y, lo que fue mejor, asimilar el enalte-cimiento del imperio del “individualismo”, con su manifiesta e incansable solicitud del reco-nocimiento de los derechos civiles particulares y sociales: libertad de imprenta, abolición de la tortura y de la servidumbre del régimen señorial. Estos hitos, como es un sugestivo artículo periodístico ha manifestado el profe-sor Domínguez Nafría (63), marcan el sendero liberal de Cádiz hacia la Constitución docea-ñista, que llevará a consagrar principios como los de la soberanía nacional, la división de po-deres, inviolabilidad de los diputados, unidad de códigos, reconocimiento del principio de inamovilidad y responsabilidad de los jueces, reconocimiento de derechos a los españoles y la existencia de un Parlamento unicameral ele-gido mediante sufragio censitario indirecto.

La vida de nuestra primera Constitución fue, ya lo hemos indicado, profundamente accidentada; rigió desde su promulgación -el 19 de Marzo de 1812- hasta el 4 de Mayo de 1814, en que Fernando VII, a instigación del Partido Absolutista, representando por 69 di-putados, que le dirigieron un servil escrito de protesta (llamado de los Persas), dio un decre-to anulando cuanto habían hecho las Cortes desde 1810, declarando su resolución de no jurar la Constitución y dando comienzo, como ya hemos indicado, al comienzo e implacable persecución contra todos los que en aquella habían tenido parte (64). Hasta su fallecimien-to y el comienzo de la regencia de la Reina María Cristina -1833- el absolutismo tuvo un inmenso campo de combate. Pero, en este mo-mento, comienza otro periodo de la Historia de España.

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19 De Marzo De 1812: elogio y nostalgia De la constitución De cáDiz

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:

(1) Sánchez-Agesta, Luis: DOCUMENTOS CONSTITUCIONALES Y TEXTOS POLÍTICOS. Edi-tora Nacional (Colección Cultura y Sociedad), Madrid, 1982, página 335.

(2) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, pá-gina 342.

(3) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, pá-gina 342.

(4) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, pá-gina 426.

(5) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, pá-gina 416.

(6) Llorca, Carmen: LAS CORTES COMO RE-PRESENTACIÓN (Biblioteca Cultural de RTVE), Editorial Prensa Española y Editorial Magisterio Español. Madrid, 1976, página 10.

(7) Llorca, Carmen: OBRA CITADA, página 41.

(8) Burdeau, Georges: DERECHO CONSTITU-CIONAL E INSTITUCIONES POLÍTICAS. Editorial Nacional (Colección Cultura y Sociedad), Ma-drid, 1981, página 105.

(9) De Mendizabal Allende, Rafael: TRES RE-VOLUCIONES Y UNA CONSTITUCIÓNPARA DOS MUNDOS: Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Revista “Estudios”, Madrid, 2011, página 374 y siguientes.

(10) Castán Vázquez, José María: EL PENSA-MIENTO JURÍDICO DE PORTALIS. Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Revista “Estu-dios”, Madrid 2011, página 599 y siguientes.

(11) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, página 12.

(12) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, página 392.

(13) Burdeau, Georges: OBRA CITADA, pági-na 263.

(14) Burdeau, Georges: OBRA CITADA –ver las referencias finales de los libros de Diego

Sevilla Andrés, “Constituciones y otras leyes y Proyectos Políticos de España”; Mariano Darana, “Las Constituciones Europeas”; Luis Sánchez-Agesta, “Sistema Político de la Constitución Española Contemporánea 1978”,: “Principios de Teoría Política”, Luis Sánchez-Agesta (Publi-cados por Editorial Nacional, Madrid, 1980 y años subsiguientes).

(15) Sánchez-Agesta: ESPAÑA AL ENCUENTRO DE EUROPA. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1997, página 192 y siguientes.

(16) De Mendizabal Allende, Rafael: OBRA CITADA, página 355.

(17) Ramírez, Pedro J.: EL PRIMER NAUFRA-GIO (EL GOLPE DE ESTADO DE ROBESPIERRE, DANTON Y MARAT CONTRA EL PRIMER PARLA-MENTO ELEGIDO POR SUFRAGIO UNIVERSAL). La Esfera de los Libros, Madrid, 2011, 1296 pá-ginas.

(18) Pérez Galdós, Benito: EPISODIOS NA-CIONALES: Edición del Club Internacional del Libro, Madrid, 2011, Episodios número 2, 3, 4, 5 y 8 preferentemente.

(19) Pemán, José María: MENSAJES DESDE EL CERRO. Organización Editorial Sala, S.A., Ma-drid, 1973, página 296 y siguientes.

Pemán, José María: LA HISTORIA DE ESPAÑA CONTADA CON SENCILLEZ: Editorial Biblioteca “Homologens”, Madrid, 1950, 446 páginas.

Solís, Ramón: EL CÁDIZ DE LAS CORTES. Alianza Editorial, Madrid, 1969, 499 páginas.

(20) Solís, Ramón: OBRA CITADA, página 60.

(21) Solís, Ramón: OBRA CITADA, página 78.

(22) Solís, Ramón: OBRA CITADA, página 80.

(23) Pérez Galdós, Benito. EPISODIOS NACIO-NALES (CÁDIZ). Edición del Club Internacional del Libre.

(24) Sánchez-Agesta, Luis: ESPAÑA AL EN-CUENTRO DE EUROPA, página 196.

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19 De Marzo De 1812: elogio y nostalgia De la constitución De cáDiz

(25) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, página 194.

(26) Sánchez-Agesta, Luis: OBRA CITADA, página 200.

(27) P.B.G. CONSTITUCIÓN DE 1812 (Estudio preliminar), Colección “Crisol”, Editorial Aguilar, Madrid, 1976, página 24 y siguientes.

(28) Sánchez-Agesta, Luis: ESPAÑA AL EN-CUENTRO DE EUROPA, Obra citada, página 201.

(29)Llorca, Carmen: OBRA CITADA, página 72.

(30) Vidal, César, Jiménez Losantos, Fede-rico: HISTORIA DE ESPAÑA: Editorial Planeta, Barcelona (Tomo II), 2009, página 203.

(31) De Mendizabal Allende, Rafael: OBRA CI-TADA, página 367.

(32) Burdeau, Georges: OBRA CITADA, pági-nas 120 y siguientes.

(33) De Mendizabal Allende, Rafael: OBRA CI-TADA, página 382.

(34) De Mendizabal Allende, Rafael: OBRA CITADA, página 400.

El triunfo del “liberalismo”.(35) Ramírez, Pedro J: DE PARÍS A CÁDIZ (PORQUE NAUFRA-GÓ LA CONSTITUCIÓN DE 1812) -Texto de la conferencia pronunciada en el Centro de Estu-dios Constitucionales de Cádiz con motivo del bicentenario de la Constitución de 1812. Texto publicado en el rotatorio de “El Mundo”, del día 18 de Marzo de 2012, página 20 y siguientes.

(36) Llorca, Carmen: OBRA CITADA, Página 76.

(37) Pemán, José María: LA HISTORIA DE ES-PAÑA CONTADA CON SENCILLEZ, pág. 372.

(38) Revista “LA AVENTURA DE LA HISTORIA”. Núm. 164, página 83. reportaje gráfico sobre la Restauración del Oratorio de San Felipe Neri -cuna de la Constitucion de Cádiz de 1812-.

(39) HISTORIA DE ESPAÑA (EL SIGLO XIX). Bi-blioteca “El Mundo”, Madrid, 2004, página 152 y siguientes. Tomo XII.

(40) Marañón, Gregorio: “EL EMPECINADO” VISTO POR UN INGLÉS. Colección Austral, Ma-drid, 1967, Núm. 360.

(41) Casado del Alisal: JURAMENTO POR LOS DIPUTADOS DE LAS CORTES DE CÁDIZ. Oleo de 1863 (Actualmente expuesto en sede el Con-greso de los Diputados, en Madrid).

(42) Fernández-Florez, Wenceslao: ACOTA-CIONES DE UN OYENTE EN CORTES. Editorial Aguilar, Madrid, 1956, 488 páginas y siguien-tes.

(43) Martínez de Velasco, Ángel: (ESPAÑA 1808-1833). Biblioteca “El Mundo”, tomo núme-ro XII, Madrid, 2004, página 188.

(44) Diego González, Álvaro De: DE LA PEPA A LA TRANSICIÓN (Tribuna Política); “El Mun-do”, Madrid, 6 de Abril de 1012, página 13.

(45) González Trevijano, Pedro: CÁDIZ: EL SUEÑO DE UNA ESPAÑA MEJOR. ABC (Tercera Página), 19 de Marzo de 2012.

(46) G. G. de la S: CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ DE 1812. Diccionario de la Historia de España. (Revista de Occidente), Madrid, 1968, página 952 y siguientes.

(47) “El Mundo”: NÚMERO EXTRAORDINARIO DE “EL CULTURAL”. “VIVE LA PEPA (por Morales Moya, Sosa Wagner y Carlos Malamud). Número 16-22, Marzo 2012, página 9 y siguientes.

(48) Astorga, Antonio: FLORIDABLANCA, PRECURSOR DE LAS CORTES DE CÁDIZ. Diario ABC, día 28 de Marzo e 2012, página 60.

(49) Carrascal, José María: “VIVA LA PEPA”. Diario ABC, Madrid, 15 de Marzo de 2012, Ter-cera Página.

(50) Ramírez, Pedro J.: EN EL BALCÓN DE “TI-GREKAN”. El Mundo, Madrid, 8 de Abril de 2012, página 2 y siguientes.

(51) Fernández-Armesto, Felipe: ESPAÑA, UN PAÍS DE LIBERALES. El Mundo, día 21 de Marzo de 2012, página 19.

(52) Escudero, José Antonio: LAS CORTES DE CÁDIZ: GÉNESIS Y REFORMAS. Real Academia de Jurisprudencia y Legislación (Discurso de

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19 De Marzo De 1812: elogio y nostalgia De la constitución De cáDiz

Apertura del Curso Académico), Madrid, 18 de octubre de 2010, páginas 34 y siguientes.

(53) Redondo, Javier: JÚBILO LIBERAL BAJO LAS BOMBAS FRANCESAS. (Número Extraordinario de Documentos dedicado a la conmemoración del bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812). Diario El Mundo, Madrid, 19 de Marzo de 2012, página 2 y siguientes.

(54) Fernández, Tomás-Ramón: LA NUEVA Y REVOLUCIONARIA NACIÓN ESPAÑOLA. (Núme-ro Extraordinario de Documentos dedicado a la conmemoración del bicentenario de la Cons-titución de Cádiz de 1812). Diario El Mundo, página 4 y siguientes.

(55) De Esteban, Jorge: EL TRIUNFO DE UNA IDEA FRACASADA. (Número Extraordinario de Documentos dedicado a la conmemoración del bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812). Diario El Mundo, página 12.

(56) Gómez-Jurado, Juan: AQUEL PRIMER SO-PLO DE ESPERANZA. Número Extraordinario de “Los Domingos de ABC”, Madrid, 18 de Marzo de 2012, página 46 y siguientes.

(57) Gómez-Jurado, Juan: Obra Citada, pági-na 50.

(58) Lucena Giraldo, Manuel: ESPAÑA ES AMÉRICA Y AMÉRICA ES ESPAÑA. Número Ex-traordinario de Documentos dedicado a la conmemoración del bicentenario de la Cons-titución de Cádiz de 1812: “Los Domingos de ABC, 18 de Marzo de 2012, página 50 y siguien-tes.

(59) García de Cortázar, Fernando: LA CON-QUISTA DE LA SOBERANÍA NACIONAL. Número Extraordinario de Documentos dedicado a la conmemoración del bicentenario de la Cons-titución de Cádiz de 1812: “Los Domingos de ABC, 18 de Marzo de 2012, página 48.

(60) Pendás, Benigno: JUSTOS Y BENÉFICOS. Número Extraordinario de Documentos dedica-do a la conmemoración del bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812: “Los Domingos de ABC, 18 de Marzo de 2012, página 51.

(61) Ruíz-Gallardón, Alberto: FELICIDAD. Número Extraordinario de Documentos dedica-do a la conmemoración del bicentenario de la

Constitución de Cádiz de 1812: “Los Domingos de ABC, 18 de Marzo de 2012, página 47.

(62) Para un conocimiento más exhaustivo del tema aquí y ahora desarrollado, recomenda-mos la lectura en profundidad de los siguientes artículos y reportajes que, naturalmente, en un determinado momento se ocupan del tema de “Las Cortes de Cádiz).

Revista “Alfa y Omega”, número 777, 15 de Marzo de 2012: Bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812, página 3 y siguientes.

Revista “Época”, número 1394: “El Teniente Ruíz”: el “otro” del Dos de Mayo, página 70 y siguientes.

“Magazine”: Diario El Mundo: Número Ex-traordinario 651, 18 de Marzo de 2012: dedicado al bicentenario de la Constitución de Cádiz de 1812.

“Revista Madrid Histórico”. Madrid, Mar-zo-Abril, 2012, número 38: “Dossier: La Constitución de Cádiz de 1812”, página 33 y si-guientes.

“Revista Historia y Vida”. Madrid, 2012, nú-mero 528: “Cádiz 1812” ¿Qué importancia tuvo realmente aquella Constitución?, página 53 y siguientes.

“Revista Historia de España”. Madrid, núme-ro 83: La Batalla de Bailén (la primera derrota de Napoleón), página 26 y siguientes.

(63) Domínguez Nafría, Juan Carlos: HISPANI-DAD Y LIBERTAD. (Artículo periodístico alusivo a las buenas relaciones que, en la época de la Constitución de Cádiz, existían entre España e Iberoamérica). Tercera Página del Diario ABC, del día 20 de Marzo de 2012.

(64) Diccionario de Historia (Revista de Oc-cidente, Tomo I, Madrid, 1968 página 952 y siguientes.

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José María Nin de Cardona.Königliche Akademie für

Jurisprudenz und Gesetzgebung.

Caballero de Yuste.

Zusammenfassung

Der 19. März 1812 ist für die Geschichte Spa-niens ein in zweifacher Hinsicht emotionales Blatt: Einmal markiert es den Kulminations-punkt eines heldenhaften Aufbruchs, der unendliche Schmerzen kostete, und zum an-deren ist es das Datum, an dem zum ersten Mal in der spanischen Nation in vollem Umfang das Konzept der Freiheit zum Tragen kommt. An der Entstehungsgeschichte dieses Datums waren sowohl die Spitzen des aufgeklärten Adels als auch die mutigsten Vertreter der mili-tärische Elite beteiligt, aber auch das „gemeine Volk“.

Der Autor dieses historischen Artikels analysiert die wichtigsten Aspekte des Ents-tehungsgangs dieser Verfassung und tritt ausführlich in die Untersuchung des langen und schmerzhaften Weges ein, der zur An-nahme und Inkraftsetzung einer der ersten wirklich liberalen Verfassungen der Weltges-chichte führte.

Zur Abrundung seiner Arbeit untersucht der Autor einige der wichtigsten Elemente, die die großen Verfassungen geprägt haben, z.B die der USA und die sich aus der Französisch Re-volution ableitenden Verfassungsdokumente; natürlich geht er ausführlich auf die politischen, sozialen und wirtschaftlichen Faktoren ein, die die Verfassung von Cádiz 1812 ausmachen; er vergisst auch nicht die herausragenden Poli-tiker, die militärischen Kriegshelden und den Mut vieler unbekannter Menschen, die für die-ses große Ereignis gekämpft haben. Er erinnert auch an die künstlerischen, kulturellen und li-terarischen Auswirkungen, die die Ereignisse in

Cádiz zeitigten, z.B. in der katholischen Kirche und unter den Intellektuellen, Juristen und Di-chtern.

Der Artikel schließt mit einer Analyse der be-merkenswertesten Inhalte und Aussagen dieser Verfassung. Wir werden auch daran erinnert, dass dank der Verfassung von Cádiz, dem geo-graphischen Ort, an dem die Verfassung von 1812 verabschiedet und verkündet wurde, der Liberalismus geboren wurde, eine soziopolitis-che Bewegung, die in vielen Ländern des alten Europa und vor allem in den Völkern Lateina-merikas höchste Bedeutung erlagen sollte.

19. märz 1812: würdigung dEr VErfassung Von cádiz

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19th of march of 1812: praisE and nostalgia of thE constitution of cadiz

José María Nin de Cardona.From the Royal Academy of Juris-

prudence and Legislation.Caballero de Yuste.

Summary.

The date of 19th of March of 1822 is for the History of Spain a doubly emotional pa-ge: it involves , firstly, the culmination of a feat not without infinite pains and, second, the first time in the Spanish nation, fully im-pera dominates the concept of freedom. It is a fact involving the more enlightened nobility, the military elite and courageous , while the common people. The author of this historical essay analyzes the main aspects of the refe-rence time constitutional and he stops in the examination of the long and painful road that culminated, as is well known, with the approval and enactment of one of the first truly liberal Constitutions Universal History.

The author to complete its work studies some of the main characters that have de-fined large Constitutions -as U.S. North American and the issued the French Revolu-tion- and, of course, stops widely on political, social and economic factors that identify the 1812 Constitution, does not forgets the poli-tical figures, military heroes and the value of anonymous men who fought to make pos-sible this great event. We even remember the artistic value, cultural and literary event raised Cadiz, for example, the actions of the Catholic Church, the intellectuals of the time, lawyers and poets.

This essay concludes by analyzing the ar-ticulated most notable of that Constitution and reminding us that, thanks to the Cons-titution of Cadiz -geographical place where the Constitution was approved and promul-gated- born the Liberalism. Socio-political position made vast fortunes in many nations of old Europe and especially in the towns of Latin America.

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Francisco Ansón Oliart.Caballero de Yuste.

Entre las mayores gestas de la Humanidad se encuentra, sin duda, el descubrimiento, conquista y colonización de América. Pues bien, la conquista y colonización de América se llevó a cabo, fundamentalmente, en tiem-pos del Emperador Carlos V. Así, en tiempos de Carlos V, Hernán Cortés conquista México; Francisco Pizarro, Perú; Almagro y Valdivia, Chile; Cabeza de Vaca y Domingo Martínez de Irala, los territorios de la Plata; Núñez de Balboa descubrió el Océano Pacífico; Magalla-nes el estrecho que lleva su nombre y Elcano fue el primer hombre que dio la vuelta al mundo, …

Por lo que se refiere a la colonización, no existe colonización, más radical, humana y pro-funda, por ambas partes, que la que se produjo en América: la del mestizaje. Si a eso se añade la labor, también cultural de los religiosos, que además frenaron eficazmente muchos de los abusos y crueldades de los conquistadores, y que, casi sin acabar la conquista se fundó la Universidad de Santo Domingo en 1538, la pri-mera del Nuevo Mundo ( la primera de América del Norte, fue la de Harvard, que se fundó en 1636, casi un siglo después), la Real y Pontificia Universidad de San Marcos, Lima, Perú, creada por Real Provisión de 12 de mayo de 1551, así como, la Real y Pontificia Universidad de Mé-xico, por Real Cédula de 21 de septiembre de 1553…

También, en tiempos del Emperador se promulgaron las “Leyes Nuevas”. Su contenido fundamental fue el de asegurar el buen tra-to de los indios; que no se les pudiera hacer esclavos por ningún motivo; que se impidiera que los indios sirvieran de cargadores, a no ser

que lo hicieran por su voluntad y con la debida retribución; que no fueran trasladados a otras regiones distintas de las que vivían; que desa-parecieran las encomiendas; y que los indios fueran puestos bajo la Corona de España. De hecho, la población indígena fue respetada y vivió en libertad (que pregunten a los ingleses lo que hicieron con los “pieles rojas”).

En este sentido, quizá resulte de inte-rés para las Damas y Caballeros de Yuste la comparación de la simpatía, mediante una en-cuesta, hacia dos extremeños, tal vez los más conocidos entre los protagonistas de la con-quista americana: Hernán Cortés y Francisco Pizarro.

Para ello, se ha llevado a cabo un muestreo aleatorio simple sin reposición de la Guía Te-lefónica de Madrid capital. Se ha muestreado aleatoriamente la página, dentro de la página el número del abonado y una vez llamado por teléfono el abonado y haber contestado éste cuál es el número de personas mayores de 18 años que componen su familia, viviendo en la casa, y citadas cada una de esas personas, se ha cruzado el número de familiares, por el orden en que se han citado, en una tabla de números aleatorios para determinar el miem-bro de la familia que debe ser encuestado. De esta forma se ha conseguido la aleatoriedad hasta las unidades últimas. En consecuencia, la muestra es representativa de todos los abo-nados que figuran en la Guía Telefónica de Madrid capital (aunque en el comentario de la encuesta se les llamará los madrileños, es cla-ro que sólo representan a las personas de 18 y más años que figuran como abonados en la Guía Telefónica de Madrid capital).

La encuesta se ha realizado únicamente por teléfono, con una sola pregunta, y el tamaño de la muestra es de 203 encuestados de 18 y más años, lo que supone, con un nivel de confianza del 95 por ciento, que, para el peor de los casos, p=q=50%, el margen de error es de +/- 7,02. El trabajo de campo, incluido el

grado dE simpatía hacia hErnán cortés y francisco pizarro

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graDo De siMPatía hacia hernán cortés y francisco Pizarro

“pre-test” o encuesta piloto, se ha efectuado entre el 16 de Marzo y el 7 de Septiembre de 2012, ambos días inclusive (a pesar del tiempo transcurrido se considera que no ha ocurrido ningún hecho que haya podido influir signifi-cativamente en las contestaciones y sesgar las respuestas).

La pregunta y los resultados, en los que se han redondeado los decimales en las unida-des, han sido los siguientes:

¿POR CUÁL DE ESTOS DOS PERSONAJES SIENTE MÁS SIMPATÍA?

Hernán Cortés ...................................... 41%

Francisco Pizarro ................................ 35%

Los dos por igual ................................ 5%

Ninguno de los dos ........................... 15%

No sabe ................................................... 3%

No contesta. .......................................... 1%

Total ......................................................... 100%

Debe señalarse, que la pregunta admitía únicamente las dos primeras opciones, pe-ro, naturalmente se anotaron y tabularon las otras cuatro, correspondientes al número de respuestas que en porcentaje se han reprodu-cido en la tabla.

Resulta alentador que sólo el 1 por ciento No contesta lo que demuestra que el tema in-teresa, y que, únicamente, el 3 por ciento No sabe, indica que, a pesar que la opinión bas-tante difundida de que los españoles cada vez conocen menos de su historia, en este caso pa-rece que no es así.

El grado de simpatía que manifiestan los madrileños es superior en el caso de Hernán Cortés. Este conquistador compartió su segun-do apellido con el otro conquistador al que se le compara, Pizarro, dado que su madre se llamó Catalina Pizarro. Nació en Medellín, en 1485, y con sólo 14 años marchó a estudiar a Salamanca demostrando un gran aprove-chamiento, pero quizá su espíritu aventurero le llevó con sólo 19 años a América, donde ejerció como escribano y después se unió a la expedición de Diego Velázquez en la conquis-ta de Cuba donde tuvo una intervención tan destacada, que mereció concesiones de tierras y cargos.

Pero su hazaña más conocida es la de la con-quista del imperio azteca, que llevó a cabo con 11 barcos, unos 600 hombres (518 infantes, 13 arcabuceros, 32 ballesteros y unos 30 caballos con sus correspondientes jinetes); a ellos hay que agregar los marineros que gobernaban los barcos, casi 200 negros e indios y 14 piezas de artillería (10 cañones y 4 falconetes). Además gracias a su habilidad y a la que fue su amante e intérprete, la india de Tabasco, Marina, consi-guió la inestimable ayuda de varias tribus.

Es cierto que no todo fueron luces en esta fabulosa conquista. Por ejemplo, la tortura y muerte de Cuauhtémoc para que dijera el lugar donde guardaba el oro, o la sospecha de que envenenó a su esposa Catalina Juárez y a otras personas, …

Hernán Cortés enriqueció en gran medida las arcas de Carlos V y, según sus propias pa-labras dirigidas al Emperador, le ganó: “más provincias que villas había heredado de sus padres y abuelos. Falleció en Castilleja de la Cuesta el 2 de Diciembre de 1547, a los 62 años de edad, disponiendo en su testamento que fuera enterrado en México, donde, en efecto, sus restos descansan en la Iglesia de Jesús.

Algo menos de simpatía comparativa demuestran los madrileños hacia el otro con-quistador. Francisco Pizarro nació hacia 1478 en Trujillo y era hijo bastardo de un hidalgo. Con 20 años se alistó como soldado a las órde-nes de Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, e intervino en varias de las acciones militares que se llevaron a cabo en Nápoles.

En 1502 marchó a América, donde sirvió co-mo paje a Nicolás de Ovando. Posteriormente, se unió a diversas expediciones que realizaron

33

graDo De siMPatía hacia hernán cortés y francisco Pizarro

fundaciones, conquistas y descubrimientos de gran importancia.

Pero, como en el caso de Cortés, Francisco Pizarro es famoso, sobre todo, por la conquis-ta del fabuloso imperio incaico. Es cierto, como en el caso de Cortés, que le favoreció la lucha entre dos hermanos; Huascar, el legítimo rey y su hermano Atahualpa , que le destronó y posteriormente lo hizo asesinar. Sin embargo la pericia y valentía que demostró Pizarro en todo momento justifican su fama.

Quizá la razón del porqué no tiene tanta simpatía como Hernán Cortés es, quizá, por un supuesto: en un caso se trata de México y en otro de Perú, además de la guerra civil que se produjo entre los propios conquistadores, Pizarro y Almagro. Pizarro derrotó a Almagro, pero su hijo, Diego Almagro, “el Mozo”, con algunos partidarios entraron en la residencia de Pizarro, en Lima, ciudad que él había fun-dado seis años antes a orillas del río Rinac y allí le asesinaron. Cuenta la leyenda que fueron varios “almagristas” los que atacaron a Pizarro, pero no podían vencerle. Entonces, uno de ellos, empujó a otro de sus compa-ñeros contra Pizarro y antes de que pudiera desembarazarse el conquistador de Perú del cuerpo, le atravesaron el cuello con una espa-da. Cuenta también la leyenda que, Pizarro, tendido en el suelo, aún tuvo fuerzas para mojar su dedo índice en la garganta y dibujar con su sangre una cruz antes de expirar. Co-rría el año 1541.

Sorprende que un número tan elevado de encuestados –el 15 por ciento- haya contesta-do que no tiene simpatía, Por ninguno de los dos. Se comprendería más que hubieran res-pondido que, Lo dos por igual, dado que esa manifestación no supone que se tenga mucha simpatía, sino, simplemente que se tiene poca o escasa simpatía por igual hacia esos dos per-sonajes.

Una posible explicación es la de que en España existe una ideología que reniega de nuestra Historia y especialmente de nuestra ac-ción en América, a la que ha llegado a calificar de genocidio.

Un historiador, que siempre se ha caracteri-zado por su objetividad analiza estas diferentes opiniones. Es un sabio de la Historia, Antonio Domínguez Ortiz, que, ya al final de su vida

–con 91 años- nos dejó una de las mejores síntesis de la Historia de España, escribe; “ Si la labor de España en América sigue y segui-rá provocando los más divergentes juicios se debe, en buena parte, a motivos subjetivos: el espíritu nacionalista, la especialización de los historiadores en materias diversas, con escaso grado de comunicación entre ellos, la dificultad de sintetizar y enjuiciar tantos acontecimientos diversos y con frecuencia contradictorios; cada uno puede encontrar hechos que abonan sus tesis particulares. La polémica, pues, no cesa-rá nunca, y es bueno que así sea siempre que se prosiga con buena voluntad y respeto a las posiciones del adversario. Sobre las conquis-tas de Cortés y Pizarro nunca habrá acuerdo: unos verán en ellas sólo el producto de la ava-ricia y la crueldad humana; otros, ejemplos inmortales de heroísmo y pasos decisivos para la unificación del mundo… Pero nadie podrá negar que fue un hecho positivo la introduc-ción de la imprenta en el Nuevo Mundo por la empresa sevillana Cromberger en 1540, o la profusión de centros de estudios superiores que ya existían en la América española cuando en 1636 se fundó la Universidad de Harvard. Tampoco podrá negar nadie que haya recorri-do aquellas tierras la impresión que produce la multitud de de soberbios edificios que en aquellas latitudes reproducían los estilos ar-quitectónicos recién creados en Europa…Y la floración de una literatura hispanoamericana que desde entonces siempre ha sido rica en ingenios

“Si los pueblos ibéricos se interesaron con mucha anticipación sobre los otros pueblos europeos por la exploración oceánica y la co-municación con otros pueblos y culturas, es lógico que sobre ellos recaiga la gloria de ser los artífices de la unificación del globo terrestre, con inmensas repercusiones cientí-ficas, morales y económicas. No se valora lo suficiente el descubrimiento de la inmensa variedad del Pacífico, a la vez como rasgo fun-damental de la estructura de nuestro planeta y lugar de encuentro de culturas diversas…” (Antonio Domínguez Ortiz, ESPAÑA. TRES MI-LENIOS DE HISTORIA, Ed. Marcial Pons, 2001, pp.198 y199).

Por consiguiente, la valoración del descubri-miento, conquista y colonización de América por los españoles merece una valoración po-sitiva, a pesar de las indudables sombras de nuestra acción en aquellas tierras.

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lEVEl of sympathy to hErnan cortEs and francisco pizarro

Francisco Ansón Oliart.Caballero de Yuste.

Among the greatest feats of humanity is undoubtedly the discovery, conquest and co-lonization of America. Well, the conquest and colonization of America was realized mainly in times of Emperor Carlos V. So, under Carlos V, Hernan Cortes conquered Mexico, Francisco Pizarro took Peru; Almagro and Valdivia gained Chile, Cabeza de Vaca and Domingo Martinez de Irala conquered the territories of La Plata; Nuñez de Balboa discovered the Pacific Ocean; Magallanes found out Strait which has his name and Elcano was the first man who surrounded the world, ...

In regard to colonization, there is not coloni-zation most radical, human and deep, on both sides, that occurred in America: the miscege-nation. If to this is added the work, also the religious culture, which also effectively stop-ped many of the abuses and cruelties of the conquerors, and, almost without finishing the conquest was founded the University of Santo Domingo in 1538, the first of the New world (the first in North America, was Harvard, foun-ded in 1636, almost a century later), the Royal and Pontifical University of San Marcos, Lima, Peru, created by Real Provision May 12, 1551, and the Royal and Pontifical University of Mexi-co, by “Real Cédula of 21 September 1553” ...

Also, in the time of Emperor Carlos V was issued the “Leyes Nuevas”. Its fundamental con-tent was essential to ensure good treatment of the Indians, who could not be slaves for any reason, that it prevented the Indians serve as porters, unless that they do it for themself and with due consideration; not be transferred to other regions where they do not living, that di-sappeared encomiendas and that the Indians were brought under the “Corna de España”. In

fact, the indigenous population was respected and they lived in freedom (Ask to English what happened with “pieles rojas”).

In this sense, perhaps it of interest for the ladies and gentlemen from Yuste the com-parison of sympathy, through a poll, to two Extremadura s people, maybe most known among the protagonists of the American con-quest: Hernán Cortés and Francisco Pizarro.

To do this, we have conducted a simple random sampling without replacement of the telephone directory of Madrid city. Was randomly sampled the page, in the page subs-criber number and when the subscriber was phoned and it have answered what is the num-ber of people over 18 who make up its family, living in the house, and listed each one of tho-se people, it has crossed the number of family members, by the order they have been cited, in a table of random numbers to determine the family member to be polled. Thus randomness is achieved until the last units. Consequently, the sample is representative of all subscribers listed in the telephone directory of Madrid (although in comments from the survey will be called the madrileños, it is clear that only re-present who are 18 and over who are listed as subscribers in the telephone directory of the city of Madrid).

The survey was conducted by telephone only, with a single question, and the sample si-ze is 203 respondents aged 18 or older, which means, with a confidence level of 95 percent, which, for the worst cases, p = q = 50%, the margin of error is + / - 7.02. Field work, inclu-ding “pre-test” or pilot poll was done between 16th March and 7th September of 2012, both days inclusive (despite the time lapsed is considered that there has been no fact may have influen-ced significantly in the answers and replies).

The question and the results, which are rounded decimals in units, are as follows:For which of these two personalities feel more sympathy?

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leVel of syMPathy to hernan cortes anD francisco Pizarro

Hernán Cortés .................................... 41%

Francisco Pizarro ............................... 35%

Both equally ......................................... 5%

Neither ................................................... 15%

Do not know ........................................ 3%

No answer ............................................ 1%

Total ......................................................... 100%

We emphasize that the question admitted only the first two options, but of course were recorded and tabulated the other four, corres-ponding to the number of responses that have been reproduced in percentage in the table.

Encouragingly, only 1 percent does not answer demonstrating that the topic is interes-ting, and that only, 3 percent does not know, It indicates that despite the fairly widespread opinion that the Spanish do not know about their history, in this case it does not that.

The level of sympathy manifested by “ma-drileños” is higher in the case of Hernán Cortés. This conqueror shared his last name with another conqueror to who it is compa-red. Pizarro s mother was called Catalina Pizarro. He was born in Medellin in 1485, and when he was only 14 years old went to study in Salamanca showing great achievement, but perhaps his adventurous spirit led him when he was only 19 years to America, where he ser-ved as clerk and then he joined the expedition of Diego Velázquez in the conquest of Cuba, where his intervention as prominent, which he won land concessions and charges.

But his most famous feat is to conquer the Aztec empire, which was conducted with 11 ships, around 600 men (518 infants, 13 mus-keteers, 32 crossbowmen and 30 horses with their riders), they must be added to the sailors who governing their boat, nearly 200 blacks and Indians and 14 pieces of artillery (10 guns and 4 falconets). Moreover, thanks to his abili-ty and India Tabasco who was his mistress and interpreter, Navy, got the invaluable help of se-veral tribes.

True, not all were lights in this fabulous con-quest. For example, the torture and death of Cuauhtémoc for he said the place where he kept the gold, or the suspicion that he poisoned his wife Catalina Juarez and others people ...

Hernán Cortés greatly enriched the coffers of Carlos V and, in his own words to the Em-peror, he won: “More provinces than villas” he had inherited from his parents and grandpa-rents. He died in Castilleja de la Cuesta on 2nd December, 1547, at 62 years of age, having in his will to be buried in Mexico, where, in fact, his ruins rest in the Church of Jesus.

A little less of comparative sympathy it is shown by the people who live in Madrid to the other one conqueror. Francisco Pizarro was born about 1478 in Trujillo and he was the bastard son of a nobleman. When he was 20, he enlisted as a soldier under the command of Gonzalo Fernandez de Cordoba, “El Gran Capitán” and he took part in several military actions in Naples.

In 1502 he went to America, where he ser-ved as a page-boy to Nicolás de Ovando. Later, he joined various expeditions which conducted foundations, achievements and discoveries of great importance.

But, as in the case of Cortes, Francisco Pizarro is famous, above all, by the conquest of the fabulous Inca Empire. It is true, as in the case of Cortes, that he was favored by the struggle between Huascar s brothers, the rightful king and his brother Atahualpa, who dethroned him and then he ordered to kill him. But the skill and courage which all times were shown by Pizarro is the reason of his fame.

Perhaps the reason because he has not the same sympathy such as Hernán Cortés is ma-ybe for a reason: in one case it comes from Mexico and by the other hand from Peru, in addition to the civil war that happened bet-ween the conquerors, Pizarro and Almagro. Pizarro defeated Almagro, but his son, Diego Almagro, “El Mozo”, with some supporters en-tered in the residence of Pizarro, in Lima, city which he had founded six years before in the riverside of Rinac and killed him there. As the legend says they were a few “almagristas” who attacked to Pizarro, but they could not overco-me him. Then one of them, pushed another of his peers against Pizarro and before he could rid the body, the conqueror of Peru, was pier-ced in the neck with a sword. The legend also says that, Pizarro, laid on the floor, he had the strength necessary to dip his finger in the throat and draw a cross with his blood before to expire. The year was 1541.

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leVel of syMPathy to hernan cortes anD francisco Pizarro

It is surprising that such a big number of res-pondents -15%- have answered that they don’t have sympathy for any of them .It is more rea-sonable that they would answered that, both of them, because that manifestation doesn’t sup-pose that they don’t have much sympathy but, simply, they don’t have any simply for both personalities equally.

One possible explanation is that in Spain there is an ideology that denies our history and our action especially in America, which has been described as genocide.

A historian who has always been known for its objectivity analyzes these different opinions. A master of history, Antonio Domin-guez Ortiz, who, in the end of his life -at 91 years old- left us one of the best summaries of the history of Spain, he writes, “If the work of Spain in America is and will causing the most divergent judgments is due in large part to subjective motives: the nationalist spirit, his-torians specializing in various matters, with low level of communication between them, the difficulty of synthesizing and prosecute many different events and often contradictory; and each one can find facts that pay their particular theses. The controversy, therefore, will never cease, and it is good if always continue good-will and respect for the enemy’s positions. About the conquests of Cortes and Pizarro will never agree: some people see in them only the product of greed and human cruelty, others immortal examples of heroism and decisive steps for the unification of the world ... But no one can deny that it was a positive the intro-duction of printery in the New World by the company, Cromberger in 1540 from Sevilla, or the profusion of colleges that existed in Ameri-ca of Spain when was founded in 1636 Harvard University. Anyone who has walked this land cannot deny the impression that produces of many fine buildings in those latitudes repro-duced the newly created architectural styles in Europe ... and the flowering of American literature since then has always been rich in wit.“If the iberic people were interested ahead of other European peoples by oceanic explora-tion and communication with other people and cultures, it makes sense that on them rests the glory of to be the architects of the unification of the globe, with huge implications scientific, moral and economic. Not is enough valued the discovery of the vast Pacific variety, while as a fundamental feature of the structure of our

planet and meeting place of different cultures ... “(Antonio Dominguez Ortiz, ESPAÑA. TRES MILENIOS DE HISTORIA, Ed Marcial Pons, 2001, pp.198 y199).

Accordingly, the valuation of discovery, conquest and colonization of America by the Spanish deserves to be positive, despite the undoubted shadows of our action in those lands.

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El sistEma monEtario Español En El siglo XVi

Rafael García Herranz.Caballero de Yuste.

En las sociedades feudales de la Alta y Baja Edad Media, y especialmente en la primera, el dinero tuvo poca incidencia en la vida econó-mica, ya que el trueque de bienes y servicios era la norma al uso en las relaciones comer-ciales entre las personas, bien directamente o en ferias y mercados.

En estas transacciones no había leyes fijas de cambio; el sistema se basaba en el rega-teo, en forma tal que los productos propios se cambiaban por los bienes y servicios que se precisaban, atendiendo a la mejor oferta que se hiciere por ellos.

El inconveniente de este sistema radicaba en que el valor de los intercambios no era equitativo y constante, pudiendo variar no-tablemente en cortos espacios de tiempo; es por esta razón por la que se recurrió al dinero como medio de cambio, lo que tenía la ventaja de su estabilidad, ya que se podía cambiar en todo momento y por cualquier bien, sirviendo de estímulo a los intercambios comerciales.

El dinero, en aquellas épocas, se circuns-cribía a las monedas, piezas de material resistente, normalmente acuñadas en forma cilíndrica, que se empleaban como medio de cambio, por su valor real o intrínseco, o como unidad de cuenta. Estas monedas cum-plían las funciones de liberación de deudas, adquisición de bienes, pago de servicios y atesoramiento de riqueza, sobre todo las fa-bricadas con materiales nobles (oro y plata).

No en vano, como afirmó el prestigioso economista Adam Smith “La doble función que cumple el dinero, como instrumento de

comercio y como medida de valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea po-pular de que el dinero hace la riqueza o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata” para añadir a continuación que “Un país rico es aquel en el que abunda el dine-ro y el medio más sencillo es amasar metales nobles”.

El término moneda proviene del latín “mo-neta”, voz con la que se conocía a la diosa Juno, cuyo templo en Roma era utilizado co-mo ceca en la que se acuñaban las monedas romanas, las que, con su implementación, llevaron a un crecimiento en los intercambios mercantiles romanos, al tener siempre el va-lor que figuraba en las mismas y, con ello, se incrementó también la seguridad comercial.

Centrándonos en nuestro territorio, los monarcas de los diversos reinos peninsulares fueron dictando normas reguladoras sobre las monedas, tales como la creación y adop-ción de alguna de ellas, su ley, peso y paridad de cambios de las mismas; este es el caso, entre otros, de Alfonso X, el Sabio, en cuyo Código de las Siete Partidas, en la Partida cin-co regulaba lo concerniente a compraventas, pagos y normativa de derecho mercantil y, en la Partida séptima, establecía los delitos relacionados con el monedaje y las penas co-rrespondientes.

Con el correr de los tiempos nos situa-mos en el reinado de los Reyes Católicos en el que había tres tipos de monedas, en base a los materiales con las que estaban acuña-das; estas monedas eran de oro, plata y una aleación de plata y cobre conocida como ve-llón. Las monedas de oro solo se utilizaban en las operaciones mercantiles de cierta en-tidad y en las transacciones inter-países o inter-reinos, mientras que las de vellón eran las habitualmente utilizadas para las relacio-nes comerciales denominadas menudas o de escasa entidad y, en un principio, limitaban su validez al reino en el que estaban acuñadas.

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el sisteMa Monetario esPañol en el siglo XVi

Los Reyes Católicos fueron los iniciadores del proceso de homogeneización integral del sistema monetario español y lo hicieron so-bre la base del sistema que proporcionaba la economía más fuerte, que era la castellana. A estos efectos, el 13 de junio de 1497, promul-garon en Medina del Campo la Real Pragmática conocida como “ Cuadernos de Ordenanzas de la labor de las monedas” y, por ella, esta-blecían como patrones básicos del sistema las monedas conocidas como excelente, para las de oro, el real, para las de plata, y la blanca, para las de vellón, al tiempo que disponían que el maravedí seria la unidad de cuenta que estableciese la paridad entre las diversas monedas, en forma tal que un excelente equi-valía a 375 maravedís, un real a 34 maravedís y una blanca 2,5 maravedís.

Maravedí

A partir de las monedas patrón y sus equi-valencias, los Reyes Católicos ordenaron acuñar otras monedas, múltiplos o submúlti-plos de las mencionadas y, es de resaltar que, pese al espíritu homogeneizador de los mo-narcas, este sistema monetario solo se aplicó en Castilla, ya que los territorios de la Corona de Aragón (Cataluña, Valencia, Islas Baleares y el propio Aragón) y Navarra continuaron con sus cecas y monedas propias.

Con anterioridad a las medidas dictadas por los Reyes Católicos, el sistema moneta-rio castellano estaba constituido, desde 1350, por la moneda de oro conocida como dobla o castellano, el real, como moneda de plata y varias monedas de vellón, de la que la más corriente era el maravedí.

La dobla era moneda antigua que, en reali-dad, venía a significar el doble de una moneda de oro, aunque con este nombre se designaba comúnmente a una moneda concreta del no-ble metal. Esta moneda fue mandada acuñar por los Reyes Católicos, con una equivalen-cia de 440 maravedís, el año 1475, y de 485

maravedís el año 1485 y, aunque siguió cir-culando, desapareció con la acuñación de los excelentes; a lo largo de su existencia recibió también los nombres de alfonsí de oro, enri-que y castellano y también se acuñaron las denominadas doblas mayores, que equivalían a 4, 8, 10 ó más doblas.

El excelente era moneda de oro acuñada en la ceca de Sevilla desde 1475; tenía un peso de 9,20 gramos, una ley de 23 ¾kilates y equi-valencia a dos castellanos o doblas. Tambien se acuñaron monedas de medio excelente, con 4,60 gramos de peso y equivalencia a un castellano y el cuarto excelente, con 2,30 gramos y equivalencia igual a media dobla o castellano.

En sus inicios el excelente se acuñó en Se-villa pero, posteriormente, también lo sería en las cecas de Granada, Segovia, Toledo, Burgos y Cuenca.

En 1497, los Reyes Católicos implementaron como patrón de las monedas de oro el exce-lente de Granada, en alusión conmemorativa a la conquista de dicho reino; esta moneda presentaba en una de sus caras una granada, como único elemento representado, pesaba 7 gramos y tenía una ley de 32 2/3kilates. De esta moneda, también se acuñaron como sub-múltiplos el medio excelente de Granada, con peso de 3,50 gramos y equivalencia de 11 reales y 1 maravedí, y el cuarto excelente de Granada, equivalente a 5 reales y una blanca.

excelente de granada

Los excelentes se acuñaron hasta el año 1535 y, en 1543, se ordenó que se rompieran sus troqueles; hasta este último año circula-ron simultáneamente los excelentes acuñados desde 1475 y los excelentes de Granada, acu-ñados a partir de 1497, y para distinguir unos de otros, los primeros, que eran de mayor peso (9,20 gramos), vulgarmente eran conoci-dos como excelentes mayores y los segundos,

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el sisteMa Monetario esPañol en el siglo XVi

de menor peso (7 gramos), pasaron a ser co-nocidos como ducados.

Como patrón de las monedas de plata, los Reyes Católicos adoptaron el real, moneda que había empezado a circular en Castilla en el siglo XIV y que tendría larga vida, ya que des-apareció en la reforma monetaria acometida el año 1869, que introdujo la peseta como uni-dad básica y, aún desde entonces, hasta época reciente, siguió utilizándose este término para designar a la cuarta parte de la nueva moneda.

En la Pragmática de Medina del Campo, de 1497, se establecía en detalle el peso, la paridad o equivalencia y la ley o cantidad de plata que debía tener el real, componentes to-dos ellos que variaron continuamente desde el siglo XV al XIX, en que fue abolido. En la época de los Reyes Católicos, un real pesaba 3,35 gramos y tenía un valor de 30 maravedís, mientras que durante el reinado de Felipe II, tras la fuerte inflación de los siglos XVI y XVII, se redujo su peso y pasó a tener un valor de de 34 maravedís, 45 maravedís en 1642 y 64 maravedís en 1686.

Como submúltiplos del real se acuñaron monedas de 1/2, 1/4, y 1/6 de real y múltiplos de 2, 4 y 8 reales y lo fueron en grandes can-tidades debido a la abundancia de plata que llegaba a España desde las minas de Nueva España y las bolivianas de Potosí. A este res-pecto, es de significar que la acuñación de los reales no solo se llevó a cabo en España, sino también en las cecas de Méjico, Lima, Popa-yán, Potosí y Santiago de Chile.

El real de a ocho, también conocido como peso, se acuñó por primera vez en España ha-cia finales del primer tercio del siglo XVI y, medio siglo después, también lo sería en las cecas de las colonias hispanoamericanas; es-ta es la razón por la que, en la actualidad, algún país hispanoamericano haya adoptado el peso, como moneda básica de de sus sis-temas monetarios y, como curiosidad, puede decirse que los reales de a ocho acuñados en las cecas hispanoamericanas eran conocidos como pesos ensayados, salvo los acuñados en Lima, a los que se conocía como pesos pe-ruleros, en atención al país de origen, Perú.

El real de a ocho sería sustituido por el du-ro, ya en el siglo XIX, durante el reinado de Fernando VII y, a lo largo de su existencia, fue

moneda muy apreciada, por su elevado conte-nido intrínseco de plata.

La escala inferior del sistema monetario venía dada por las monedas de vellón, for-madas por una aleación de plata y cobre; el término procedía de la voz francesa “ billón”, que se traducía como “lingote” y, dependien-do de la cantidad de plata que contenían las monedas, eran conocidas como de vellón ri-co, cuando en ellas había mayor porcentaje de plata que de cobre, y de vellón pobre, en caso contrario.

Las monedas de vellón comenzaron a uti-lizarse en los reinos peninsulares a mediados del siglo XI y, paulatinamente se fueron de-preciando, al reducir su contenido de plata en beneficio del cobre, llegando en tiempos de Felipe III a acuñarse monedas compuestas únicamente por este último metal.

Los Reyes Católicos fijaron un límite máxi-mo de monedas de vellón circulantes, dando lugar a un sistema estable que funcionó, prác-ticamente, durante la primera mitad del siglo XVI. Sería Carlos V quien, en 1548, autorizó una mayor cantidad de monedas vellón en cir-culación y, en 1552, dispuso que se redujese el contenido de plata en este tipo de monedas en un 20%.

El maravedí era la unidad de cuenta de estas monedas de vellón; su nombre proviene de los términos “morabithis”, calificativo dado por los cristianos a los almorávides y “mora-betin”, con el que se conocía al dinar de oro de ese grupo, introducido en la península hacia el año 1086. Alfonso VIII lo adoptó como mo-neda en sus dominios y, a tal efecto, mandó acuñarlo en 1172, dando origen a una moneda que tendría larga existencia, puesto que des-apareció en las reforma monetaria de 1848 y, hasta 1856, no se dispuso la sustitución de los maravedís por los céntimos, en las contabili-dades oficiales.

A lo largo de su existencia, el maravedí su-frió infinidad de cambios y devaluaciones; en sus inicios comenzó siendo de oro y, en tiem-po de los Reyes Católicos, pasó a ser moneda de vellón.

Fueron estos monarcas los que establecie-ron como patrón de las monedas de vellón la conocida como blanca, así conocida por el

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el sisteMa Monetario esPañol en el siglo XVi

color blanquecino que le daba la plata de su aleación, con una equivalencia de 1/2 maravedí; por lo tanto, un maravedí equivalía a 2 blancas.

Múltiplos de la blanca eran el ochavo, mo-neda de vellón equivalente a 2 maravedís o 4 blancas y el cuartillo, moneda de 2,5 gramos de peso, a la que dio luz la Pragmática de 14 de diciembre de 1566, con una paridad de 8 ½ maravedís, equivalentes a 1/4 de real, cuan-do este último tenía el valor de 34 maravedís. Como submúltiplos de la blanca se hallaba el cuatrín, moneda de ínfimo valor.

Durante el reinado de Carlos V se acuñaron monedas de 1/2 ducado, 1 ducado, 1 escudo o corona, 1/2 escudo, la doble y cuádruple corona, monedas todas ellas de oro; como monedas de plata lo fueron el real, el 1/2 re-al, 2, 3, 4, 6 y 8 reales y como monedas de vellón la blanca, 2 y 4 maravedís.

El ducado era moneda antigua de oro, acuñada en diversos países europeos y en distintas épocas; el ducado castellano fue adoptado por los Reyes Católicos para susti-tuir, en su denominación, a los excelentes de Granada y, durante los siglos XVI Y XVII, pasó a ser unidad de cuenta; cuando tuvo exis-tencia como moneda específica pesaba 3,6 gramos, tenía una ley de 23 ¾ y equivalía a 375 maravedís, es decir, 11 reales castellanos o 1/2 doblón.

escudo

En 1535 se acuñó una nueva moneda de oro, conocida como escudo o corona, de me-nor peso y ley que el ducado, ya que tenía 3,4 gramos y ley de 22kilates o 917 milésimas, con equivalencia de 350 maravedís o 10 reales de plata. Esta moneda vino a sustituir al ducado ya que, debido a su elevada ley, era frecuente que salieran de Castilla hacia otros países eu-ropeos, donde los cambios eran mejores.

Su denominación le viene por tener en una de sus caras el armorial o escudo de armas

de los monarcas austriacos reinantes y fue moneda muy apreciada, con revalorizaciones en corto espacio de tiempo; de la equivalencia de 350 maravedís que tenía en la época de su adopción pasó a valer 400 maravedís, en tiempos de Felipe II, 440 maravedís, en 1600, y 550 ,en 1642.

El escudo fue acuñado por primera vez en Barcelona, para sufragar los gastos de la expedición naval a Túnez contra el pirata Bar-barroja y se convirtió en la moneda aurea por excelencia, desde Carlos V hasta Fernando VII e, incluso, también fueron acuñadas por Isa-bel II. Esta moneda, a su vez, sería acuñada en los territorios de la Corona de Aragón, sien-do el reino valenciano el primero en hacerlo, en 1544, en las Islas Baleares tendría lugar en 1556, Aragón hizo lo propio en 1564 y, en Ca-taluña, se acuñó en fase avanzada, durante el reinado de Felipe IV.

Múltiplos del escudo fueron el doblón o doble escudo y el centen, pieza equivalente a 100 escudos que, excepcionalmente, se acuñó para obsequiar a altos dignatarios y, durante el reinado de Felipe III, también se acuñó la moneda de ocho escudos.

Por el Real Decreto de fecha 26 de junio de 1864, el escudo pasó a ser moneda de pla-ta, con un peso de 12,98 gramos, ley de 900 milésimas y equivalencia a 10 reales, convir-tiéndose en la base del sistema monetario español hasta que fue desplazado por la pe-seta, en Octubre de 1868.

A lo largo del reinado de Felipe II se acu-ñaron monedas de oro de 2 y 4 escudos, así como monedas de plata de 1/4, 1/2, 2, 4 y 8 reales y monedas de vellón de 1/4 (2 marave-dís), 1/2 blanca ( 4 maravedís) y de 2 cuartos ( 8 maravedís).

Las descritas fueron las monedas circu-lantes en Castilla pero, pese a la unificación nacional llevada a cabo por los Reyes Católi-cos, el resto de antiguos reinos siguieron con su monedaje propio.

En Aragón, su sistema monetario estaba formado por el florín, la libra jaquesa, el suel-do y el dinero. El florín era moneda de oro, acuñada por primera vez en Florencia, el año 1252, con la efigie de San Juan Bautista, en el anverso, y la flor de lis, emblema florentino,

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en el reverso; fue moneda adoptada por va-rios países y reinos europeos, convirtiéndose en la moneda europea por excelencia durante la Edad Media.

En Aragón fue introducida durante el reina-do de Pedro IV, siendo acuñada en Perpiñán, en 1346, con un peso de 3,35 gramos; pos-teriormente, a partir de 1368, también sería acuñada en las cecas de Gerona, Barcelona, Valencia y Mallorca y, curiosamente, nunca lo fue en las cecas del propio Aragón.

Dinero de aragón

Dado el carácter internacional de esta moneda, también fue adoptada en Castilla, durante el reinado de los Reyes Católicos, si bien con escaso o nulo éxito, ya que no fue moneda circulante en dicho territorio y, simplemente, quedó como reserva para tran-sacciones con otros países europeos.

El florín tuvo una paridad de 11 sueldos en Aragón, 14 sueldos en Valencia y 17 suel-dos en Barcelona y, a finales del siglo XV, fue sustituido paulatinamente por el ducado, en forma tal que podemos decir que desapareció como moneda circulante durante el reinado de Carlos IV

La libra jaquesa, así denominada por su acuñación por vez primera en la localidad de Jaca, en el siglo XI, fue moneda de cuen-ta, imaginaria y ponderal y, como tal, nunca fue acuñada. En Aragón tenía una paridad de 20 sueldos o 320 dineros aragoneses; en Ca-taluña equivalía a 240 dineros catalanes, en Valencia 20 sueldos y la libra navarra equiva-lía a 620 maravedís.

El sueldo era moneda romana y fue adop-tada en Aragón en el siglo XI, al igual que la libra jaquesa; en sus inicios era moneda de oro, pero con el correr de los tiempos se con-virtió en moneda de plata, ante la escasez de aquel noble metal, y, al final de su existencia,

se convirtió en moneda imaginaria de cuenta, con equivalencia de 32 maravedís, en Aragón, 25 3/5 maravedís en Valencia y 18 2/5 mara-vedís en Cataluña.

El dinero fue la moneda efectiva de Aragón; su denominación proviene de la voz latina “denario” y su presencia en tierras aragonesas se documenta en el siglo XI, durante el reina-do de Sancho Ramírez. Era moneda en la que, en su anverso, figuraba la efigie del monarca reinante en el momento de la acuñación y, en el reverso, una representación de la cruz pro-cesional, acompañada a diestra y siniestra por florituras de ramas, las que, por algún autor, se asocian a la encina de Sobrarbe, sobre la que apareció una cruz latina, tras victoriosa batalla contra los sarracenos y que hoy forma uno de los cuarteles del escudo aragonés.

Esta moneda se acuñó en las cecas de Jaca y Monzón y, en tiempos de Jaime I, también lo sería en la ceca de Sariñena (Huesca) y, ya en la Edad Moderna, en la de Zaragoza. Es moneda que tuvo larga existencia, pues fue suprimida por Felipe V, como una más de las represalias adoptadas por dicho monarca, por el apoyo que los territorios de la Corona aragonesa prestaron al aspirante austriaco, el Archiduque Carlos, durante la guerra de Su-cesión.

Hubo dineros jaqueses y barceloneses, así denominados por el lugar en el que fueron acuñados y, a lo largo de su existencia, se emitieron dineros de plata, de máxima ley, en Aragón y Cataluña y dineros de vellón. Los de plata de Cataluña eran conocidos como croat o cruzados, dineros de plata barceloneses, reales de plata y gruesos blancos.

croat de cataluña

El dinero de vellón aragonés, también co-nocido como dinero jaqués, tenía un peso de 3,115 gramos y un contenido de plata del 35%, siendo el resto de cobre; existían ade-más el dinero de terna, con un tercio de plata

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Das sPanische gelDsysteM iM XVi. JahrhunDert

y el resto cobre y el dinero de cuaterna, con un cuarto de plata y el resto cobre y el dineri-llo de la cruz, equivalente a 1/2 dinero.

En Cataluña, además de alguna de las monedas descritas para Aragón, se acuñó la moneda de plata conocida como sise o seise-no, con distintas equivalencias a lo largo del tiempo; en el siglo XV equivalía a la tercera parte del croat o 6 dineros, cuando el croat pasó a valer un sueldo, el seiseno equivalía a medio croat y, más adelante, se convirtió en moneda de cobre, con un peso de 3,5 gramos y valor de 6 dineros. Como monedas de ve-llón se acuñaron el ardite, con peso de 1,60 gramos y equivalencia a un dinero catalán, el menut o menudo, también con paridad de un dinero y la mealla, meaja u óbolo, con peso de 0,75 gramos y valor de medio dinero cata-lán ( 2 meajas = 1 dinero).

Por lo que concierne al reino valenciano, en él se acuñaron las monedas de plata co-nocidas como dieciocheno y noven y la senyal como moneda de vellón; el dieciocheno, acu-ñado desde el siglo XVI al XVIII, tenía un peso de 3,15 gramos y una paridad de 18 dineros valencianos mientras que el noven, con peso

de 1,60 gramos, equivalía a 9 dineros valen-cianos o medio real castellano y la senyal, con mínimo contenido de plata y peso de 2,5 gra-mos.

En las Islas Baleares circuló también una moneda de cobre conocida como dobler o do-blenca, la que se dejó de acuñar bien entrado el siglo XVIII, con peso de 2 gramos y valor variable de uno o dos dineros, según épocas.

Por último, en Navarra se acuñó la moneda de vellón conocida como tarja, con equivalen-cia a 2 dineros y que, en tiempos de Felipe II, se equiparaba a un cuartillo del real de plata de Castilla.

Como epílogo, no puedo dejar de referir-me al carlín, moneda que recibió este nombre en honor de nuestro Emperador Carlos V; se trataba de una moneda de plata, con equi-valencia a 4 dineros y, aunque los troqueles fueron labrados en el Real Ingenio de la Mo-neda de Segovia, su acuñación exclusiva tuvo lugar en Italia, para sufragar los gastos de las contiendas libradas en territorio italiano con-tra las huestes de su “enemigo perpetuo”, el monarca francés Francisco I.

das spanischE gEldsystEm im XVi. JahrhundErt

Rafael García Herranz.Caballero de Yuste.

In den feudalen Gesellschaften des Hoch-und Spätmittelalters, vor allem in der ersten, hatte das Geld kaum Auswirkungen auf das wirtschaftliche Leben; der direkte Tausch von Waren und Dienstleistungen war die Norm in den Handelsbeziehungen zwischen den Mens-chen, sowohl in den unmittelbaren als auch denen auf Messen und Märkten.

Bei diesen Geschäften gab es keine festen und vergleichbaren Regeln für den Tauschwert, der ausgehandelt wurde. Waren wurden gegen

andere Waren oder Dienstleistungen getaus-cht, deren man gerade bedurfte, basierend auf dem jeweils besten Angebot.

Der Nachteil dieses Systems war, dass der Marktwert der Waren und Dienstleistungen in kurzer Zeit und von Ort zu Ort stark variieren konnte. Deshalb kam das Geld als ein in sich stabiles Tauschmittel in Gebrauch, das an je-dem Ort zu jeder Zeit gegen jede Ware oder Dienstleistung getauscht werden konnte; das trug wiederum zur Intensivierung der Handels-beziehungen bei.

Das Geld bestand damals aus Münzen, ge-prägten Stücken aus resistentem und in der Regel zylindrischem Material, denen für den Tausch ein realer oder intrinsischer Wert zukam, oder sie wurden als Verrechnungseinheiten

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Das sPanische gelDsysteM iM XVi. JahrhunDert

genutzt. Die Münzen fanden Verwendung bei der Begleichung von Schulden, beim Ankauf von Waren oder der Bezahlung von Dienstleis-tungen, aber auch beim sicheren Verwahren des Besitzes; dafür kamen natürlich vor allem Gold- und Silbermünzen in Frage.

Zu Recht erklärte der renommierte Ökonom Adam Smith: „Die duale Rolle des Geldes als Instrument des Handels einerseits und des Messens von Werten andererseits hat wie auf natürliche Weise den Gedanken populär ge-macht, dass Geld Reichtum macht, oder das Reichtum in der Fülle von Gold und Silber bes-teht“. E fügt hinzu: „Ein reiches Land ist eines, in dem Geld reichlich vorhanden ist, und der einfachste Weg, dies zu erreichen, ist die An-häufung von Edelmetallen“.

Maravedí

Der Begriff „Geld“ leitet sich aus dem latei-nischen Wort „moneta“ ab, ein Wort, das auf einen Beinamen der Göttin Juno – „die Mah-nende“ – hinweist; bei ihrem Tempel wurden die römischen Münzen geprägt, deren zune-hmender Gebrauch zu einer Ausweitung des römischen Handels führte; die Münzen hatten immer den Wert, der auf ihnen angegeben war, was zu einer größeren Sicherheit bei den Geschäften führte.

Auf der iberischen Halbinsel haben die Herrscher der verschiedenen Königreiche Re-gelwerke für das Geldwesen auf den Weg gebracht, über die Schaffung und Einführung von Münzen, ihren Reinheitswert, ihr Gewicht, ihren Tauschwert auf dem Markt usw., so z.B. Alfons X. der Weise (1252 - 1284) in seinem siebenteiligen Kodex („Código de las Siete Partidas“), der im fünften Abschnitt das Han-dels- und Geldrecht behandelt und im siebten Abschnitt Verstöße dagegen typisiert und die entsprechenden Strafen vorsieht.

Später, unter der Herrschaft der Katholis-chen Könige (1474 - 1516) gab es drei Typen

von Münzen entsprechend dem Material, aus dem sie bestanden: Gold, Silber und eine Mischung aus Silber und Kupfer, die „vellón“ genannt wurde. Goldmünzen kamen nur bei großen Geschäften bzw. bei Geschäften über die Grenzen des eigenen Landes hinaus zur Anwendung. Die „vellones“ wurden dagegen nur für kleinere Geschäfte gebraucht bzw. gal-ten nur innerhalb des Herrschaftsgebietes, in dem sie geprägt worden waren.

Die Katholischen Könige eröffneten einen Prozess der umfassenden Homogenisierung des spanischen Geldsystems, und zwar auf der Grundlage des damals stärksten Wirtschafts-faktors auf der Halbinsel, des Königreichs Kastilien. Zu diesem Zweck wurde am 13. Juni 1497 in Medina del Campo ein königli-cher Erlass („Real Pragmática“) mit dem Titel „Gesammelte Verordnungen über die der Ar-beit der Münzanstalten“ herausgegeben. Das Münzsystem wurde wie folgt in Klassen geord-net: Gold: „excelente“; Silber: „real“; Kupfer/Silber: „blanca“. Zugleich wurde festgelegt, dass der „maravedí“ die Rechnungseinheit für die Parität dieser Münzen sein sollte: 1 „exce-lente“ entsprach 375 „maravedís“, 1 „real“ 24 „maravedís“, und 1 „blanca“ 2,5 „maravedís“.

Von diesen Basismünzen und ihren Paritäten ausgehend ließen die Katholischen Könige Geldstücke höherer und niedrigerer Werte prägen. Es ist bemerkenswert, dass trotz des Zieles der Homogenisierung, das die Könige verfolgten, dieses Währungssystem nur in Kas-tilien angewandt wurde. In den Gebieten der Krone von Aragonien (Katalonien, Valencia, Balearen, Aragonien) sowie in Navarra blieben die eigenen Münzen und Prägestätten im Ge-brauch.

Vor den vorgenannten Maßnahmen der Katholischen Könige bestand das kastilis-che Geldsystem seit 1350 aus Goldmünzen (Dublonen oder auch „castellanos“ genannt), Silbermünzen („reales“) und verschiedenen Kupfer/Silbermünzen („vellón“), von denen der „maravedí“ die gebräuchlichste war.

Die Dublone („dobla“) war eine alte Münze, deren Name eigentlich den doppelten Wert einer Goldmünze ausdrückte, obwohl in der alltäglichen Praxis ein konkretes Geldstück in Edelmetall so genannt wurde. Von diesen ließen die Könige 1475 in Sevilla Geldstücke mit einem Gegenwert von 440 „maravedís“

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Das sPanische gelDsysteM iM XVi. JahrhunDert

(1485 von 485 „maravedís“) prägen. Die Du-blone blieb zwar unter verschiedenen Namen im Umlauf, wurde aber mit der Prägung der „excelentes“ nach einem neuen System in den Hintergrund gedrängt. Es wurden auch „Groß-dublonen“ („doblas mayores“) aufgelegt, die dem Wert von 4, 8, 10 oder mehr Dublonen entsprachen.

Die Goldmünze „excelente“ wurde seit 1475 in der Münze von Sevilla geprägt, hatte ein Gewicht von 9,20gr., einen Reinheitsgrad von 23¾ Karat und entsprach einem Wert von 2 Dublonen. Es wurden auch Münzen geprägt im Wert von ½ „excelente“ mit 4,60gr. und von ¼ „excelente“ mit 2,30gr. die 1 bzw. ½ Dublo-ne entsprachen. Anfangs wurde die Münze „excelente“ in Sevilla geprägt, aber später auch in Granada, Segovia, Toledo, Burgos und Cuenca.

1497 legten die Katholischen Könige als Standard-Goldmünze den „excelente de Gra-nada“ fest, zur Erinnerung an die Eroberung dieses letzten Maurenreiches in Spanien (1492). Diese Münze trug den Granatapfel als einziges Zeichen, wog 7gr. und hatte eine Re-inheit von 32 2/3 Karat. Von dieser Münze gab es verschiedene Werte, z.B ½ „excelente“ mit einem Gewicht von 3,50gr. und einem Gegen-wert von 11 „reales“ und 1 „maravedí“, und ¼ „excelente“ mit dem Gegenwert von 5 „reales“ und 1 „blanca“.

excelente” von granada

Die „excelentes“ wurden bis 1535 geprägt; 1543 wurde befohlen, ihre Prägestöcke zu zerbrechen; bis 1534 waren gleichzeitig beide Varianten in Umlauf. Um sie voneinander zu unterscheiden, wurden die ersteren, die ein höheres Gewicht (9.20gr.) hatten, gemeinhin „excelentes mayores“ genannt, und die ande-ren mit niedrigerem Gewicht (7gr), wurden als „ducados“ bezeichnet.

Als Grundlage für die Silbermünzen legten die Katholischen Könige den „real“ fest, der in Kastilien im XIV. Jahrhundert in Umlauf gekom-men war und ein langes Leben haben sollte: Er verschwand erst in der Währungsreform von 1869, mit der die „Peseta“ als Basiseinheit ein-geführt wurde. Aber es ist noch nicht zu lange her, dass der Begriff als Bezeichnung für ein Viertel der neuen Währungseinheit benutzt wurde.

In der erwähnten „Pragmática“ von 1497 wurden im Detail das Gewicht, die Parität und die Reinheit bzw. der Gehalt an Silber des „real“ festgelegt. Das alles änderte sich fortlaufend bis zur Abschaffung dieser Münze. Zu der Zeit der Katholischen Könige wog ein real 3,35gf. und entsprach 30 „maravedís“. Unter Philipp II. (1556 – 1598) wurde inflationsbedingt das Gewicht verringert und die Parität verändert auf zunächst 34 „maravedís“; 1642 waren es schon 45, und 1686 sogar 64.

Als Unterteilungen des „real“ gab es Mün-zen von 1/2, 1/4 und 1/6 „real“, oder nach oben hin Münzen von 2, 4 und 8 „reales“. Wegen der großen Mengen an Silber aus den Minen der Neuen Welt gab es auch große Men-gen dieser Münzen. Natürlich wurden nicht nur in Spanien, sondern auch in den Münzen von Mexiko, Lima, Popayan, Potosi und Santia-go de Chile Silbermünzen geprägt.

Der „real“ im Wert von 8 („real de a ocho“), auch „peso“ genannt, wurde zuerst in Spa-nien gegen Ende des ersten Drittels des XVI. Jahrhunderts geprägt und ein halbes Jahr-hundert später auch in den Münzstätten der spanischen Kolonien in Südamerika. Daher be-nennen noch heute einige lateinamerikanische Länder den „peso“ als die Basiswährung ihres Geldsystems. Die „reales de a ocho“, die in la-teinamerikanischen Münzen geprägt wurden, hießen „pesos ensayados“, außer denen aus Peru, die – nach ihrem Herkunftsland - „pesos perulanos“ genannt wurden. Der „real de a ocho“ wurde unter der Regierung von Fernan-do VII. im XIX. Jahrhundert durch den „duro“ ersetzt und erfreute sich wegen seines hohen Silbergehalts einer großen Wertschätzung.

Die unterste Ebene des Geldsystems – nach den Gold- und Silbermünzen -stellten die „ve-llones“ dar, die, wie bereits erwähnt, aus einer Legierung von Silber und Kupfer bestanden; der Begriff leitet sich offenbar von dem fran-

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Das sPanische gelDsysteM iM XVi. JahrhunDert

zösischen Wort „billon“ ab, was etwa „Rohling“ oder „Barren“ bedeutete. Abhängig vom Silber-gehalt sprach man vom „reichen vellón“ oder „armen vellón“. Diese Münzen gab es in den Königreichen auf der iberischen Halbinsel seit dem XI. Jahrhundert. Sie verfielen schrittwei-se der Abwertung durch den Rückgang des Silberanteils. Unter Philipp III. (1598 – 1621) bestanden diese Münzen schließlich nur noch aus Kupfer.

escudo

Die Katholischen Könige hatten eine Obergrenze für den Umlauf dieser Münzen festgelegt; dadurch wurde das System stabil gehalten, und zwar bis in die erste Hälfte des XVI. Jahrhunderts. Kaiser Karl V., als Karl I. König von Spanien (1516 – 1556), erteilte in-des 1548 die Ermächtigung zu einem höheren Umlauf dieser Münzen; 1552 erlaubte er die Verringerung des Silbergehalts der „vellón“-Münzen um 20%.

Der „maravedí“ war die Recheneinheit der „vellones“. Dieser Begriff leitet sich ab von den Worten „morabithis“ – Beiname der Christen für die arabischen Almoraviden - und „mora-betin“, dem arabischen Gold-Dinar, der auf der Halbinsel um 1086 in Umlauf kam. Alfonso VIII führte den „maravedí“ in seinen Besitzungen ein und ließ diese Münzen ab 1172 prägen. Dem „maravedí“ war ein langes Leben beschieden, denn er wurde erst mit der Währungsreform von 1848 formell abgeschafft; aber erst 1856 wurde er in der Behördenpraxis durch den „céntimo“ ersetzt. Der „maravedí“ erfuhr in den langen Jahren seiner Existenz viele Verän-derungen. Anfangs war er eine Goldmünze, aber schon unter den Katholischen Königen wurde er in die Ebene „vellón“ herabgestuft.

Diese Monarchen nahmen als Standard für die Ebene „vellón“ die “blanca“ genannte Mün-ze, die wegen des Silberanteils von weißlicher Farbe war und einen Wert von ½ „maravedí“ hatte, oder umgekehrt gesagt, ein „maravedí“

hatte den Wert von 2 „blancas“. Höhere Einhei-ten der „blanca“ waren der „ochavo“ im Wert von 2 „maravedís“ oder 4 „blancas“, und der „cuartillo“ mit 2,5gr. und einer Parität von 8½ „maravedís“ oder ¼ „real“, als dieser einen Wert von 34 „maravedís“ hatte. Unterhalb der „blan-ca“ gab es den „cuatrín“, eine bedeutungslose Münze.

Unter Karl V. wurden Münzen im Wert von ½ und 1 Dukaten geprägt, sowie Münzen von 1 Escudo oder Krone, ½ Escudo sowie Doppel- und Vierfachkronen, alles Goldmünzen. An Silbermünzen gab es Münzen von 1 „real“, 1/2 real, 2, 3, 4, 6 und 8 reales sowie „vellones blancas“ von 2 und 4 „maravedis“.

Dukaten waren alte Goldmünzen, die in verschiedenen europäischen Ländern und zu verschiedenen Zeiten geprägt wurden. Die kastilischen Dukaten wurden von den Katholis-chen Königen eingeführt, um die „excelentes de Granada“ zu ersetzen. Während des XVI. und XVII. Jahrhunderts wurde sie Rechenein-heit. Die Münze wog 3,6gr., hatte eine Reinheit von 23¾ und belief sich auf 375 „maravedis“, oder auf 11 kastilische „reales“ oder ½ Dublo-ne.

1535 wurde eine neue Goldmünze geprägt, „escudo“ oder „corona“ genannt, mit geringe-rem Gewicht und geringerer Feinheit als die Dukaten (3,4 gr. und 22 Karat oder 917/1000); ihr Wert entsprach 350 „maravedis“ oder 10 „reales“ (aus Silber). Diese Münze ersetzte die Dukaten, da diese wegen ihres hohen Anteils an Gold oft in andere Länder gebracht wur-den, wo die Wechselkurse besser waren.

Der Name „escudo“ kommt daher, dass auf einer Seite der Münze das Wappen der in Spa-nien herrschenden Habsburger zu sehen war. Die Münzen waren sehr begehrt und erfuhren verschiedene Aufwertungen in kurzer Folge. Vom anfänglichen Gegenwert von 350 „mara-vedis“ stieg der Wert auf 400 „maravedis“ unter Philip II., auf 440 in 1600 und 550 in 1642.

Der erste „escudo“ wurde in Barcelona ge-prägt, und dieses neue Geld diente dazu, die Kosten der spanischen Marine-Expedition nach Tunis gegen den Piratenführer Barbarossa zu bestreiten. Der „escudo“ wurde zur Gold-währung schlechthin, von Karl V. bis Fernando VII. (1813 - 1833), und er wurde sogar noch unter Königin Isabel II. (1833 – 1868) geprägt.

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Das sPanische gelDsysteM iM XVi. JahrhunDert

Dieses Geld wurde auch in den Gebieten der Krone von Aragon eingeführt, zuerst 1544 in Valencia, auf den Balearen 1556; in Aragonien 1564; in Katalonien geschah dies erst später, unter der Regierung Philipps IV. (1621 – 1665).

Höhere Werte des „escudo“ waren die Dublone oder Doppel-Escudo, sowie der „cen-ten“. Letzterer entsprach 100 „escudos“ und wurde nur ausnahmsweise als Geschenk für hohe Würdenträger geprägt. Unter Philipp III. (1598 – 1621) wurden auch Münzen von 8 „es-cudos“ geprägt.

Durch Königliches Dekret vom 26. Juni 1864 wurde der „escudo“ eine Silbermünze mit einem Gewicht von 12,98gr. Und einem Silbergehalt von 900/1000; er entsprach 10 „reales“ und wurde die Grundlage des spa-nischen Geldsystem bis zur Einführung der Pesete 1868.

Während der Herrschaft Philipps II. wurden Goldmünzen von 2 und 4 „escudos“ und Sil-bermünzen von 1/4, 1/2, 2, 4 und 8 „reales“ sowie „vellones“ im Wert von 2 „maravedis“(¼ „blanca“), 1/2 „blanca“ (4 maravedis) und 2/4 (8 maravedis) geprägt.

Die genannten Münzen waren in Kastilien im Umlauf. Trotz der nationalen Einheit, die die Katholischen Könige betrieben hatten, behielten die anderen alten Königreiche ihre eigenen Währungen bei.

In Aragonien bestand das Geldsystem aus „florín“, „libra jaquesa, „sueldo“ und „dinero“. Der „florín“ war eine Goldmünze, die zuerst 1252 in Florenz geprägt wurde. Sie trug auf der einen Seite ein Abbild von Johannes dem Täufer, und auf der anderen eine Lilie, das Zeichen von Florenz. Diese Münze wur-de in verschiedenen europäischen Ländern eingeführt und kann als Inbegriff einer euro-päischen Währung des Mittelalters angesehen werden. In Aragonien wurde der „florín“ unter Pedro IV. eingeführt und 1346 in Perpignan geprägt. Er hatte ein Gewicht von 3,35gr. Ab 1368 wurde er auch in den Prägeanstalten von Gerona, Barcelona, Valencia und Mallorca geprägt, erstaunlicherweise aber nie in Ara-gonien selbst.

Angesichts des internationalen Charakters dieser Münze wurde sie unter den Katholischen Könige auch in Kastilien formell eingeführt,

aber mit nur geringem Erfolg, da sie dort nie eine „Währung im Umlauf“ wurde. Sie galt viel-mehr als Reservewährung für Transaktionen mit europäischen Ländern.

Der „Florín“ hatte eine Parität von 11 „sueldos“ in Aragonien, und von 14 bzw. 17 „sueldos“ in Valencia und Barcelona. Gegen Ende des fünfzehnten Jahrhunderts wurde er allmählich durch den Dukaten ersetzt; er vers-chwand praktisch völlig aus dem Umlauf unter der Herrschaft Karls IV. (1788 – 1808).

Die „libra jaquesa“, entstanden in der Stadt Jaca - daher der Name - im XI. Jahrhundert, war eine reine Verrechnungseinheit und wurde nie im eigentlichen Sinne als Münze ge-prägt. In Aragonien hatte sie eine Parität von 20 aragonischen „sueldos“ oder 320 „dineros“, in Katalonien entsprach sie 240 katalanischen „dineros“, in Valencia 20 „sueldos“; in Navarra belief sie sich auf 620 regionale „maravedís“.

Der „sueldo“ war eine römische Währung-seinheit und wurde in Aragonien im XI. Jahrhundert eingeführt - wie auch die erwähnte „libra jaquesa“ -, anfangs als Goldmünze; sie wurde dann aber als Silbermünze fortgeführt angesichts der Knappheit an Edelmetallen. Der „sueldo“ endete als reine Verrechnung-seinheit bei einem Wert von 32 „maravedís“ in Aragonien, 25 3/5 in Valencia und 18 2/5 in Katalonien.

Die effektive Währung in Aragonien hieß „dinero“; die Bezeichnung kommt vom lateinis-chen „denario“ her. „Dinero“ ist in Aragonien seit dem XI. Jahrhundert dokumentiert, seit der Regierungszeit von Sancho Ramírez (1063 – 1094). Die Münze zeigt auf einer Seite ein Ab-bild des regierenden aragonischen Herrschers und auf der anderen ein Prozessionskreuz umgeben von floralen Ornamenten, die einige Autoren mit der Eiche der Ortschaft Sobrar-be in Verbindung bringen, auf der nach einer siegreichen Schlacht gegen die Sarazenen ein lateinisches Kreuz erschienen sein soll. Dieses Kreuz ist im übrigen Bestandteil des Wappens der heutigen Autonomen Region Aragonien.

Die Münzen des „dinero“ wurden in Jaca und Monzón geprägt und in der Zeit von Jaime I auch in Sariñena (Huesca) und schließlich in Zaragoza. Diese Währung blieb lange exis-tent; sie wurde von Philipp V. (1700 -1746) abgeschafft als eine der Vergeltungsmaßnah-

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Das sPanische gelDsysteM iM XVi. JahrhunDert

men dafür, dass im Spanischen Erbfolgekrieg von 1700 – 1713 die Gebiete der Krone von Aragonien den österreichischen Aspiranten, Erzherzog Karl, gegen die letztlich erfolgrei-chen Bourbonen unterstützt hatten.

Es gab „dineros“ von Jaca und Barcelona, abhängig vom Ort der Prägung. Es gab Silber-münzen höchster Reinheit in Aragonien und Katalonien neben solchen der Klasse „vellón“ unter unterschiedlichen Bezeichnungen. Ka-talanische Silbermünzen z.B. hießen „croat“ oder „cruzado“.

„Dineros de vellón“ in Aragonien, auch als „dineros jaquenses“ bekannt, hatten ein Gewi-cht von 3,115gr. bei einem Silbergehalt von 35% und 65% Kupfer. Daneben entwickelten sich auch Münzen mit weniger Silbergehalt. Es gab eine Münze, “dinerillo de la cruz“, die den Wert von ½ „dinero“ hatte.

In Katalonien wurden neben einigen der für Aragonien beschriebenen Münzen Silbermün-zen geprägt, die „seiseno“ oder „sise“ genannt wurden und im Laufe ihrer Geschichte wech-selnde Paritäten hatten. Im XV. Jahrhundert entsprach sie 6 „dineros“ oder 1/3 „croat“. Als der „croat“ einem „sueldo“ entsprach, war der „seiseino“ ½ „croat“ wert. Später wurde der „seiseno“ eine Kupfermünze von 3,5 Gramm und dem Wert von 6 „dineros“. In der Klasse „vellón“ gab es den “ardite“ von 1,60gr. im Wert von 1 katalanischen „dinero“, den „me-nut“ oder „menudo“ im gleichen Wert und die „meaja“, „mealla“ oder „óbulo“, von 0,75gr. im Wert von ½ katalanischen „dinero“.

Im Königreich Valencia wurden die Silber-münzen „dieciocheno“ und „noven“ sowie de „vellón“-Münze „senyal“ geprägt. Der „diecio-cheno“, der vom XVI. bis XVIII. Jahrhundert geprägt wurde, hatte ein Gewicht von 3,15gr. und eine Parität von 18 „dineros“ von Valencia, während der „noven“ von 1,60gr. 9 valencia-nischen „dineros“ oder ½ kastilischen „real“ entsprach. Die Münze „senyal“ hatte bei mi-nimalem Silbergehalt ein Gewicht von 2,5gr..

Auf den Balearen war außerdem eine Ku-pfermünze in Umlauf, die „dobler“ oder „doblenca“ genannt wurde. Sie wurde nach dem Eintritt des XVIII. Jahrhunderts nicht me-hr geprägt. Sie hatte ein Gewicht von 2gr. und einen zeitabhängigen variablen Wert von 1 oder 2 „dineros“.

Schließlich gab es in Navarra noch eine Münze namens „tarja“, einen „vellón“ im Wert von 2 „dineros“; unter Philipp II. (1556 – 1598) wurde sie für Kastilien mit ¼ „real“ in Silber gleichgesetzt.

croat” von Katalonien

Als Epilog möchte ich den „carlín“, ni-cht unterwähnt lassen, eine Münze, die zu Ehren Kaiser Karls V. geprägt wurde, eine Silbermünze im Gegenwert von 4 „dineros“. Obwohl die Prägestöcke aus der königlichen Münze von Segovia stammten, wurde der „car-lín“ ausschließlich in Italien geprägt. Er diente der Deckung der Kosten der dortigen Feldzüge gegen die Truppen des „Erbfeinds“ des Kaisers, des französischen Königs Franz I.

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spanish monEtary systEm in thE XVi cEntury

Rafael García Herranz.Caballero de Yuste.

In feudal societies of the High and Late Middle Ages, and especially in the first, the money had little impact on economic life, as the exchange of goods and services was the norm to use in trade relations between people, rather directly or at fairs and markets.

In these transactions had no fixed laws of change, the system was based on bargaining, such as the products themselves were exchan-ged for goods and services that are needed, based on the best deal that is made by them.

The disadvantage of this system was that the value of trade was not fair and consistent, and it can vary greatly in a short space of time, it is for this reason that the money was used as a medium of exchange, which had the advan-tage of stability, as it could change at any time and for any good, serving to stimulate trade.

Maravedí

The money, in those times, was limited to coins, pieces of durable material, usually cylin-drical minted, which were used as a medium of exchange for their real or intrinsic value, or as a unit of account. These coins fulfilled the functions of debt relief, procurement, payment for services and hoarding of wealth, especially those made with fine materials (gold and silver).

Not surprisingly, as stated by the renowned economist Adam Smith “The dual role of the money as an instrument of commerce and as a measure of valueit has occur naturally popular idea that money makes wealth or that wealth is the wealth of gold and silver “to add then that” A rich country is one in which money is plentiful and the easiest way is to amass pre-cious metals “.

The term comes from the Latin currency “moneta” voice that was known to the goddess Juno, whose temple in Rome was used as a mint in which Roman coins were minted, which, with its implementation, led to an increase in Ro-man market exchanges, always they had the value contained therein and thereby also in-creased commercial security.

Focusing on our territory, the monarchs of various kingdoms peninsular were dicta-ting rules governing about currencies, such as the creation and adoption of any of them, their law, and parity weight changes of the same, this is the case, among others by Al-fonso X, “the Wise”, in his “Codigo de las siete partidas “. In the 5th part regulated regar-ding purchases, payments and trade law and regulations, in the seventh part, established related offenses and penalties monedaje . With the passage of time we are at the reign of the Catholic Kings in which there were three types of currency , based on the materials with which they were minted, these coins were made of gold, silver and an alloy of silver and copper known as “vellon”. Gold coins were only used in the commercial operations of certain entity transactions and inter-country or inter-kingdoms, while the “vellon” were commonly used to trade relations called petite or minor and, at first , limiting its validity to the king-doms in which they were minted.

The Catholic Monarchs were the initiators of the process of homogenization comprehensi-ve Spanish monetary system and they made it on the basis of the system that provided the strongest economy, it was of the Castile. For

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sPanish Monetary systeM in the XVi century

this purpose, the 13 of June of 1497, it was en-acted in Medina del Campo known as the Royal Pragmatic “Journal of Ordinances of the work of the coins” and it, as basic patterns established system known as excellent coins, for the gold, the “real”, to the silver and “blanca” for “vellon”, while the “maradevi” would be available to the unit of account to establish parity among the various currencies. An excellent is equivalent that 375 maravedis, a “real” is equivalent that 34 and a “blanca” 2.5 maravedis.

From pattern coins and their equivalents, the Catholic Monarchs ordered coining other currencies, multiples or fractions of the abo-ve and it is noteworthy that despite the spirit homogenizer monarchs, this monetary system was applied only in Castile, as the territories of the Crown of Aragon (Catalonia, Valencia, the Balearic Islands and Aragon himself) and Navarre continued their own mints and coins.

excellent for granada

Prior to the measures ordered by the Catho-lic Monarchs, the Castilian monetary system was established, since 1350, for the gold coin known as “Dobla” or “Castellano”, “Real” of sil-ver currency and “Vellon” was multicurrency , of which the most current was the “Maradevi”.

The “dobla” was old currency that really ca-me to mean twice a gold coin, although this name is commonly designated a particular cu-rrency of the noble metal. This coin was minted by the Catholic Monarchs, with an equivalent of 440 maravedis, in 1475, and 485 the year 1485 and althought continued to circulate, di-sappeared with the minting of the “excelentes”, throughout its existence was also called alfonsí of gold, enrique and Castilian and also coined the called “doblas mayores”, equivalent to 4, 8, 10 or more “doblas”.

The “excelente” gold coin was minted in the mint in Seville from 1475, they had a weight of 9.20 grams, a law of 23 ¾ carat equivalent

to two “castellanos” or “dobla”. Coins were minted also half “excelente” with 4.60 grams and equivalent to a “Castellano” and “excelen-te” quarter, with 2.30 grams and equivalence equals half “Dobla” or “Castellano”.

In the beginning, the “excelente” was coi-ned in Sevilla but then, they was coined in the mints of Granada, Segovia, Toledo, Burgos and Cuenca.

In 1497, the Catholic Monarchs implemen-ted as standard gold coins the “excelente” of Granada, alluding memorial to conquer this kingdom, this coin presented in one side a grenade, as the sole item represented, it weig-hed 7 grams and it had a law of 32 2/3kilates. From this currency submultiples also coined as the half “excelente” of Granada, weighing 3.50 grams and equivalence of 11 real and 1 mara-devi, and the quarter “excelente” of Granada, equivalent to 5 “real” and one “blanca”.

The “excelente” were minted until 1535 and, in 1543, was ordered to break their punches, until this last year circulated simultaneously excelentes minted from 1475 and the exce-lentes of Granada, minted from 1497, and to distinguish from each other , the first, which were of greater weight (9.20 grams), commonly known as excellent were higher and the latter lower weight (7 grams), they became known as “ducados”.

As patron of the silver coins, the Catholic Monarchs adopted the “real” currency that had begun to circulate in Castile in the fourteenth century and have long life, since it disappea-red in the rush monetary reform in 1869, which introduced the peseta as basic unit and, ever since then, until recently, remained in use this term to refer to a quarter of the new currency.

The Pragmatics of Medina del Campo, in 1497, it established in detail the weight, parity or equivalence and the law or amount of sil-ver should have the “real”, all components that varied continuously from the fifteenth to the nineteenth century, in which was abolished. At the time of the Catholic Kings, a real weighed 3.35 grams and was worth 30 maravedis, whi-le during the reign of Felipe II, after the high inflation of the sixteenth and seventeenth cen-turies, its weight was reduced and became have a value of 34 maradevis, 45 in 1642 and 64 maradevis in 1686.

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sPanish Monetary systeM in the XVi century

As submultiples of real coins minted 1/2, 1/4, and 1/6 of real and multiples of 2, 4 and 8 and they were in large quantities due to the abundance of silver arrived in Spain from the New Spain s mines and Bolivia’s Potosí. In this regard, it is to mean that the actual minting not only took place in Spain, but also in the mints of Mexico, Lima, Popayan, Potosi, and Santiago de Chile.

shield

The “real” of eight, also known as “peso”, first coined in Spain towards the end of the first third of the sixteenth century and, half a century later, as it did with the mints of the Spanish American colonies, and this is the re-ason because at present, some Latin American country has taken the weight, as their basic currency and monetary systems, like curiosi-ty, can say that pieces of eight minted in the Spanish American mints were known as “pesos ensayados “, except minted in Lima , which be-came known as Peruvians pesos, in response to the home country, Peru.

The piece of eight would be replaced by the “duro”, and in the nineteenth century, during the reign of Fernando VII, and throughout its existence, was highly appreciated currency, by its high intrinsic silver.

The lower level of the monetary system was given by the coins of “vellon”, consisting of an alloy of silver and copper, the term came from the French word “billion”, which was translated as “ingot” and, depending on the amount of sil-ver containing coins, they were known as “vellon rico”, when they had more percentage of silver than copper , and “vellon pobre” otherwise.

Vellon coins were introduced in peninsu-lar kingdoms in the mid XI century and were gradually depreciating, reducing their silver content for the benefit of copper, in time of Felipe III coins were minted composed only of the latter metal.

The Catholic Monarchs set a ceiling for cir-culating vellon coins, resulting a stable system worked almost for the first half of the six-teenth century. It would be Carlos V who, in 1548, authorized more vellon coins in circula-tion and, in 1552, provided a reduction of the silver content of these coins by 20%.

The maradevi was the unit of account of these vellon coins, its name comes from the words “morabithis” epithet given by Christians to the Almoravids and “morabetin”, with which the gold dinar knew of that group, introduced in the peninsula by the year 1086. Alfonso VIII adopted it as currency in their domains and , in 1172 commanded rocking, giving rise to a currency that its long existence- It disappeared into the currency reform of 1848 and, until 1856, were not available to replace cents by the coppers in the official accounts.

Throughout its existence, the maravedi un-derwent many changes and devaluations, in the beginning started being of gold and time of the Catholic Kings, became vellon coin.

Were these monarchs who established as pattern of vellon coins the Blanca, well known by the whitish color that gave him his silver alloy with an equivalent of half vellon coin. So one maravedi was two blancas.

Multiples of blancas were the ochavo, vellons coins thats equivalence was to 2 maravedies or 4 whites. The cuartillo was a currency whose weighing was 2.5 grams. It borns on The Prag-matics of December 14th, 1566, with a parity of 8½ maravedies, or 1/4 real, when the latter had the value of 34 maravedíes. As submulti-ples of the blanca was the cuatrín, that had a very little value.

During the reign of Charles V coins were minted of ½ ducado. 1 ducado, 1 escudo or corona, ½ escudo, double and quadruple coro-na, all gold coins. Silver coins as they were the real, 1/2 real, 2, 3, 4, 6 and 8 reales coins and as vellon coins the blanca, 2 and 4 maravedis.

The duchy was an old gold coin, minted in various European countries and in different times; the Castilian ducado was adopted by the Catholic Monarchs to replace in its name, the excelentes of Granada and, during the sixteenth and seventeenth centuries, became a unit of account; when there was as specific

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sPanish Monetary systeM in the XVi century

currency weighed 3.6 grams, was a law of 23 ¾ and amounted to 375 maravedis, it was 11 Castilian reales or 1/2 doblones.

In 1535 they coined a new gold coin, known as escudo or corona, with lower weight and fineness of the ducado, and he had 3.4 grams and law 22 kilates or 917 thousandths, equiv-alence of 350 maravedies or 10 silver reales . This coin came to replace the ducado since, due to its high law, it was common to leave Castile to other European countries, where changes were better.

Their name comes from having on one side the armorial or shield of arms of the austrian reigning monarchs and it was a very appreci-ated currency, with revaluations in short span of time, of the equivalence of 350 maravedis which had in its adoption time, changed to 400 maravedis, under Philip II, 440 maravedis in 1600, and 550 in 1642.

The shield was first coined in Barcelona, to defray the expenses of the naval expedition to Tunez against the pirate Barbaroja and became the aurea currency for excellence, from Charles V to Fernando VII and even also were struck by Isabel II . This money, in turn, would be struck in the territories of the Crown of Aragon, the Valencian kingdom the first to do so, in 1544, in the Balearic Islands would take place in 1556, Aragon did the same in 1564 and, in Catalonia, was coined at an advanced stage, during the reign of Philip IV.

Multiples of the escudo were the doblon or the double doblon and the centen, equivalent to 100 escudos piece, that exceptionally, was coined to give to dignitaries, and during the reign of Philip III, also coined the currency of eight shields.

Money of aragon

By Royal Decree dated June 26, 1864, the escudo became silver coin weighing 12.98

grams, and 900 thousandths law equivalent to 10 reales, becoming the basis of Spanish mon-etary system until was displaced by the peseta, in October 1868.

catalan croat

During the reign of Philip II were minted gold coins of 2 and 4 escudos and silver coins of 1/4, 1/2, 2, 4 and 8 reales andvellon coins and 1/4(2 maravedis ), 1/2 blancas (4 marave-dis) and 2 cuartos(8 maravedis).

The coins that we have been talking were the circulating currency in Castilla but despite national unification undertaken by the Catholic Monarchs, the other ancient kingdoms contin-ued their own currency.

In Aragon, its monetary system consisted of the florin, the libra jaquesa, the sueldo and the dinero. The florint was a gold coin, first minted in Florence, in the year 1252, with the effigy of San Juan Bautista, on the obverse, and the lily, Florentine emblem on the back, was adopted by several countries currency and European realms, becoming the most popular European currency during the Middle Ages.

In Aragon was introduced during the reign of Peter IV, being coined in Perpig-nan in 1346, with a weight of 3.35 grams, then, from 1368, would also coined in Gero-na, Barcelona, Valencia and Mallorca and curiously, it never was in the mints of Aragon. Given the international nature of this coin, was also adopted in Castile, during the reign of the Catholic Kings, but with little or no success, since it was not currency in the territory and simply left as a reserve for transactions with other European countries.

The florin had a parity of 11 sueldos in Ara-gon, 14 sueldos en Valencia and 17 sueldos in Barcelona and at the end of the fifteenth cen-tury, was gradually replaced by the ducado, in a way that we can say that disappeared as cur-rency during the reign of Carlos IV.

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sPanish Monetary systeM in the XVi century

The libra jaquesa, so named for its first coinage in the town of Jaca, in the eleventh century, was money of account, imaginary and it was never coined. In Aragon had a parity of 20 sueldos or 320 aragoneses dineros, in Catalonia was as 240 dineros catalanes and fi-nally in Valencia 20 sueldos and libra navarra was like 620 maravedis.

The sueldo was Roman currency adopted in Aragon in the eleventh century, as the libra jaquesa too. In the beginning was a gold coin, but with the passage of time became silver coin, because the scarcity of that noble metal, and at the end of his life, became imaginary currency account with equivalence of 32 mara-vedis in Aragon, 25 3/5 maravedis in Valencia and in Catalonia 18 2/5 maravedis.

El dinero was effective currency of Aragon, his name comes from the Latin word “denario” and its presence in Aragon is documented in the eleventh century, during the reign of San-cho Ramirez. It was currency in which, on its face, contained the effigy of the reigning mon-arch at the time of the coinage and, on the reverse, a representation of the processional cross, accompanied by right and left branches flourishes, which, for some author, are asso-ciated Sobrarbe Holm, on which appeared a Latin cross, following victorious battle against the Saracens and now forms one of the Ara-gonese shield barracks.

This coin was minted at the mints of Jaca and Monzón and in the time of James I, also would be in mint Sariñena (Huesca) and, as in the modern age, in Zaragoza. It’s currency had long existence, having been suppressed by Philip V, as another reprisal taken over by the monarch, because the support that the ter-ritories of the Crown of Aragon provided the applicant Austrian Archduke Charles, during the War of Succession.

There dineros jaqueses and barceloneses, so named for the place in which they were minted and throughout its existence, were is-sued pieces of silver, the highest law in Aragon and Catalonia and vellon dineros. The silver of Catalonia were known as croat or cruzados, silver dineros de plata, real silver and thick blancos.

The dinero de vellon of Aragon, also known as dinero jaqués, had a weight of 3.115 grams

and a silver content of 35%, the balance being copper, there were also the dinero of terna, with a third of silver and copper and other di-nero of cuaterna, with a quarter of silver and copper and the rest of the dinerillo de la cruz, equivalent to half money.

In Catalonia, as well as some of the coins described for Aragon, was minted a silver coin known as seiseno or sise or with different equivalences over time, in the fifteenth cen-tury was equivalent to a third of the money croat or 6 dienros, when croat passed to en-force one sueldo, the equivalent of the seiseno was half croat and later became copper coin.

With a weight of 3.5 grams and 6 dineros worth. As vellon coins were minted the ardite, weighing 1.60 grams and equivalent to a cata-lan dinero, or menut or menudo also a dinero parity and mealla, meaja u obolo, weighing 0.75 grams and Catalan dinero worth half (2 meajas = 1 money).

As regards the Kingdom of Valencia, min-ted silver coins known as dieciocheno and Noven and senyal vellon coin as currency, the dieciocheno, coined from the sixteenth to the eighteenth century, had a weight of 3.15 grams and a 18 Valencia dineros parity money, while Noven, weighing 1.60 grams, equivalent to 9 or average real money Valencian and Cas-tilian senyal with minimum silver content and weight of 2.5 grams.

In the Balearic Islands also circulated a copper called dobler or doblenca, which are no longer minted well into the eighteenth century, weighing 2 grams and variable va-lue of one or two funds, according to times.

Finally, the vellon coin was minted Navarra known as tarja, with equivalence of 2 dineros and, under Philip II, was equated with a pint of real silver Castilla.

As an epilogue, I can not stop referring to Carlin, currency that was named in honor of the Emperor Charles V, was a silver coin, with money equivalent to 4 dineros, although the dies were carved in the Real Ingenio de la Mo-neda de Segovia, its exclusive coinage was in Italy, to cover the costs of the struggles waged in Italy against the hosts of the “perpetual ene-my”, the French King Francis I.

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El sErVicio postal En El siglo XVi: El corrEo dE los austrias

Antonio J. Mérida Ramos.Caballero de Yuste.

Desde que los sumerios hace mas de cinco mil años comenzaron a emplear la escritura cuneiforme en tablillas de arcilla, el ser hu-mano en un momento u otro de su historia y en cualquier lugar donde habitase, sintió la necesidad de comunicarse con otras per-sonas a través de este método de relación e información escrita, ya fuese a través de pic-tografías, logogramas o letras alfabéticas.

Arcilla, madera, piedra, metal, piel o diver-sos materiales vegetales fueron el soporte de esta escritura como ahora lo son las unidades de memoria de los ordenadores y computa-doras interconectadas en red.

Desde tiempos remotos se vio la necesidad de transportar esa información de un lugar a otro, y ese transporte si bien en muchas ocasiones penoso y complicado nunca dejó de existir.

El nacimiento del correo moderno en nues-tro país lo podemos situar al comienzo del siglo XVI, cuando Juana de Castilla y Felipe I de Austria ya reyes de Castilla, tras la muerte de Isabel la Católica firmaron con D. Francisco de Tassis representante de la célebre familia de Bérgamo en Italia, un acuerdo en 1505, idéntico al que ya habían suscrito anterior-mente con él para sus dominios de Flandes y Borgoña con el fin de hacerse cargo de las comunicaciones postales entre Castilla y el resto de los reinos europeos.

Se establecen los tiempos máximos que deberían tardar los correos en transportar la

correspondencia real y oficial entre las prin-cipales ciudades de los diferentes países, así como su importe.

Esta familia de origen italiano los Tassis te-nían ya en esta época amplia experiencia en estos cometidos, habiendo desempeñado es-ta labor de correo entre las diferentes Cortes europeas desde el siglo XIII.

El acuerdo suscrito no incluía a los nue-vos territorios descubiertos en ultramar. Para estas tierras americanas se suscribió otro acuerdo en 1514 con D. Lorenzo Galín-dez de Carvajal, nombrándole Correo Mayor de Indias con las mismas prerrogativas de monopolio que los Tassis disfrutaban ya en Europa.

Este acuerdo inicial suscrito por Fernando el Católico, fue ratificado por su nieto Carlos algunos años mas tarde en 1525.

Estos convenios en principio solo incluían la obligación del transportista de mover co-rreo real, ya fuese oficial o particular de los monarcas y sus familiares.

El contrato con la familia Tassis suponía a la corona el pago de un canon anual de on-ce mil ducados de oro, junto a una serie de privilegios reales, así como la absoluta exclu-sividad o monopolio del servicio.

La lejanía, complejidad y extensión de las posesiones territoriales de los Austrias fue lo que motivo la necesidad de establecer un servicio de comunicación rápido y eficiente que vertebrase sus dominios haciendo llegar órdenes, cédulas e instrucciones a los puntos neurálgicos más alejados de su basto impe-rio.

Así pues, se hizo necesario establecer una complicada red de establecimientos bien comunicados entre sí que facilitasen y agili-zasen el paso del correo real.

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el serVicio Postal en el siglo XVi: el correo De los austrias

Se intentaron mejorar en lo posible los caminos reales, aprovechando en muchas ocasiones la antigua red de calzadas romanas y en menor medida los llamados caminos de herradura o vías y senderos locales.

Toda esta red estaba a su vez centraliza-da en el lugar y persona del Correo Mayor, que debía estar allá donde estuviese la Cor-te, acompañando en todo momento al Rey en sus diversos desplazamientos, incluido a los campamentos militares en caso de conflicto bélico, acompañándose de la infraestructura de hombres y animales necesaria para desem-peñar el servicio postal adjudicado.

francisco de tassis.

Ejército y administración burocrática fueron los dos pilares básicos en que se sustentaba el poder real, y ambos requerían estar en conti-nuo contacto epistolar con el poder decisorio absoluto del Rey.

Pero aparte de este y su aparato adminis-trativo existía una importante demanda de transporte de correspondencia privada. Los particulares sobre todo aquellos con capaci-dad económica como la nobleza, los grandes comerciantes, las Universidades, y la Iglesia

contaban con sus recursos personales para el traslado de la numerosa correspondencia.

A este personal que desempeñaba la labor de mover el correo particular y en ocasiones también dinero se les llamaba “portadores o propios” ( tabellarius privatim missus).

Otro medio de mover la correspondencia que tenían los particulares era también utili-zando la propia red postal que tenía la familia Tassis. Las papeletas, billetes o documen-tos eran entregados en los locales de la red postal de los Tassis donde quedaban deposi-tados hasta que hubiese un correo de paso y se aprovechase el viaje.

No fue hasta la década de 1570 cuando se regularizó esta organización privada po-niéndose en marcha el llamado sistema de estafetas con acceso libre al transporte de correspondencia de los particulares.

Como podemos imaginar unos reinos como los nuestros de orografía agreste y complicada carecían de un número impor-tante de carreteras y estas a su vez eran en muchos de sus tramos difíciles en incómodos de transitar.

Por ello estaban jalonados por un rosa-rio de ventas, tabernas, mesones, posadas y naturalmente casa de postas que servían de oasis de descanso en las incómodas jornadas del camino.

Los Tassis fundaron tanto en España como en otros países una serie de establecimientos de nueva planta o casas de posta a lo lar-go de los principales recorridos del servicio de correos que tenían adjudicado y en otras ocasiones aprovechaban la infraestructura de ventas o posadas ya existentes para radicar a sus maestros de postas con la misión de con-trolar los cambios de caballerías necesarios.

El sistema de postas era en realidad muy simple, consistía su funcionamiento en el re-levo de caballos o animales de tiro en cada casa de posta, lo que permitía hacer gran-des recorridos en pocas jornadas. El término “correr la posta”, surgió unido a la idea de rapidez y eficacia. Cada jornada entre pos-tas iba acompañado el correo viajero por un “postillón” (veredarius famulus), que iniciaba la marcha, persona esta que conocía amplia-

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el serVicio Postal en el siglo XVi: el correo De los austrias

mente el recorrido que se hacía y solventaba las incidencias que podía conllevar el trayecto.

Una vez llegado a destino, desandaba la jornada realizada, regresando con las caba-llerías a su punto de posta de origen. Estos empleados del correo solían llevar en el cuello unos cornetines que hacían sonar cuando lle-gaban a la siguiente posta para que tuviesen preparado los caballos de refresco y al nuevo postillón que recibía el relevo.

El sueldo que cobraban estos empleados se llamaba abujetas y junto con su jefe el maes-tro de posta formaban la base mas baja de la estructura del servicio postal, gozando no obstante además del sueldo citado de otros privilegios reales, así como exenciones tribu-tarias.

Los correos que se desplazaban viajando percibían un dinero para el coste del viaje (antecedentes de las dietas actuales), que se denominaba ayuda de costa, y su sueldo iba siempre en función de las leguas recorridas.

Comentemos también que existía una retri-bución extraordinaria que se percibía cuando la carta traía noticias de excepcional impor-tancia y esta era denominada con el nombre de “albricias” que podían ser abonadas en di-nero o en especie. Tanto se generalizo este regalo por buenas noticias que rivalizaban en-tre los altos funcionarios del rey en llevárselas personalmente al monarca, siendo en ocasio-nes retribuida la noticia tal como nacimientos familiares o la arribada a buen puerto de la flota de Indias, con una buena bolsa de duca-dos o reales de a ocho.

No todos los viajes por la posta tenían la misma premura, por lo que existían diferentes modalidades según la urgencia requerida. Así según la necesidad en la rapidez de la misiva se despachaba la carta bien a caballo o a pie.

Como comentan Gaspar Martínez y Pedro Navarro autores de El correo en tiempos del Quijote, “Los viajes por la posta de los correos a caballo recibían entre otras denominaciones, viajes en diligencias o a la ligera. Esto signifi-caba que estaban obligados a recorrer treinta leguas cada 24 horas. Esta larga distancia, transitada diariamente era posible gracias al intercambio de caballerías en las casas de postas, montando siempre caballos de refres-

co. Los correos de a pie, tanto para el interior como para el extranjero, eran enviados a las diez, a las doce, a las quince o las veinte, que eran las leguas que deberían recorrer en cada jornada.

Tanto los correos a pie como a caballo se dividían en dos clases: aquellos que estaban al real servicio de Su Majestad, que portaban en el pecho el distintivo con las armas reales, y el segundo grupo formado por correos particula-res, que podían desempeñar una tarea oficial y para ello estaban registrados en una lista. A veces, de forma excepcional, la Corte encarga-ba a alguna persona de confianza el envío de correspondencia importante y urgente. Cer-vantes en persona ejerció este ministerio en 1581. En dicho año, el escritor había vuelto de su cautiverio, trasladándose a Lisboa, siguien-do los pasos de Felipe II y su Corte. Allí se le encargó el transporte de ciertos documentos del Rey hasta Orán y Mostagán. Por ese tra-bajo recibió cien escudos, como consta en el legajo 2.653 de la Contaduría Mayor de Cuen-tas del Archivo de Simancas”.

La legua postal no tenía ni mucho menos la misma longitud que la legua castellana que venía a ser de unos 20.000 pies o 6.666 va-ras y dos tercias, es decir una equivalencia en el sistema métrico decimal de 5.572 metros y siete decímetros.

Por el contrario la legua de posta tenía una longitud prefijada y reconocida por los distintos países de 4.000 metros es decir 4 kilómetros de distancia.

Como decíamos anteriormente fue en la década de 1570-80 cuando se produjo un cambio sustancial en el servicio postal, con el nacimiento y puesta en funcionamiento de las llamadas estafetas de correo (término este utilizado todavía en el ámbito militar actual).

Con este servicio de estafetas se dio libre acceso al público en general para emitir cartas que se venían a distribuir por estos servicios, antes exclusivamente de uso oficial y real.

Los itinerarios y la periodicidad se estable-cieron señalándose días y horas de salida.

Como dicen en su espléndido trabajo Martínez y Navarro, “El primer servicio de estafeta que se encuentra acreditado docu-

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el serVicio Postal en el siglo XVi: el correo De los austrias

mentalmente lo fue referido al itinerario de Toledo a Medina del Campo pasando por Ma-drid el 27 de junio de 1576.

Años mas tarde en 1579 se comunicaban Burgos con León y Roma y poco después Ma-drid con Roma a través de Valladolid y Vitoria con periodicidad quincenal y una tarifa de dos reales por onza de peso”.

La creación de estas estafetas dieron lugar años mas tarde por detentar su propiedad, al famoso pleito de 1630 entre la Corona y el conde de Oñate, heredero de los Tassis en el cargo de Correo Mayor debido a la enorme rentabilidad que estos servicios de correspon-dencia estaban empezando a generar.

Según la importancia que se le quería dar a la misiva así se pagaba variando su impor-te como en los tiempos actuales. Así, podían ser urgentes, certificados o portando valo-res declarados, lo que obviamente variaba el importe que era exigido siendo casi siempre abonado por el receptor del mensaje, y solo excepcionalmente poniendo la expresión por-te pagado por el emisor.

sello conmemorativo

Esto se mantuvo así hasta mediados del si-glo XIX con la aparición del franqueo y pago a través del sello.

Aunque el servicio se intentaba llevar con total diligencia estos tiempos difíciles hacían que muchas cartas y billetes se extraviasen. Por ello era habitual sobre todo con el correo americano que se hiciese por duplicado y a veces incluso triplicado para aumentar la po-sibilidad de que alguna de ellas consiguiese llegar a destino.

La familia Tassis acabó arraigando en Espa-ña entroncando con nobles linajes castellanos y, así vemos concluyendo ya el siglo a D. Juan de Tassis y Acuña nombrado primer conde de Villamediana por Felipe III en compensación y agradecimiento por sus desvelos y servicios a la corona como Correo Mayor durante dé-cadas, así como a su hijo D. Juan de Tassis y Peralta que heredó el título y el cargo aunque no así su diligencia en la función familiar mu-riendo asesinado en 1622 en la calle Mayor de Madrid por unos desconocidos poniendo fin a una vida azarosa, pendenciera y bohemia al que la literatura lo hizo compañero de aventu-ras del Capitán Alatriste, conocido personaje literario de Arturo Pérez-Reverte. Lo que sí parece cierto es que fue amigo personal de numerosos escritores de la época tales como Lope, Quevedo o Cervantes.

Si bien fue el XVI el siglo en que se creó y se desarrolló el correo oficial, fue en el siguiente el XVII, en el que eclosionó de ma-nera más que notable la escritura epistolar y en consecuencia se desarrolló su necesidad de transporte y distribución.

Notas y billetes, sobre todo de amor, pe-ro también de saludo, recuerdo, invitación o pésame se vieron desde mucho tiempo atrás, sobre todo con la comercialización y aba-ratamiento del papel y la tinta, naciendo la figura del escribano privado, no el notarial o público, cuya existencia era muy anterior. El intercambio de misivas entre ciudadanos de la misma ciudad era habitual y el transporte se venia a hacer a través de cualquier sirvien-te o lacayo.

Las personas que no sabían escribir, que en estos tiempos eran legión, no dejaban por ello de hacerlo, auxiliándose de personas que se prestaban a ello las más de las veces por unas pocas monedas.

Célebres han sido estos amanuenses sobre todo del amor a lo largo de la literatura.

Veamos si no a Florentino Ariza en “Amor en los tiempos del cólera” de García Marquez, fénix este enamoradizo Ariza, de misivas y billetes de amor. En los pequeños pueblos y villas los párrocos colaboraban estrechamen-te con sus feligreses en este noble arte de la epístola, leyendo y contestando las cartas recibidas.

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Die Post in sPanien unter Den habsburgern iM XVi. JahrhunDert

Las cartas a veces en esta época trans-cendia el mero aspecto personal pasando a leerse en voz alta, toda vez que junto a lo es-trictamente personal y familiar, portaban en muchas ocasiones con noticias de carácter general que interesaba a toda la comunidad, siendo estas llamadas cartas de nuevas que se diferenciaban de las cartas secas por su contenido este exclusivamente íntimo.

Ante este renacimiento e interés por la lite-ratura epistolar, nacieron y publicaron libros de formularios, de cartas, como la obra de Jerónimo Paulo de Manzanares “Estilo y formu-lario de cartas familiares”.

Las cartas podían constar de una o varias hojas y al carecer de sobre que no llegó a di-fundirse hasta el primer tercio del S. XIX, debía de utilizarse el dorso de la última hoja o una nueva en blanco que recogiendo a todas ellas recibía el nombre de sobrescrito en el que se ponían los datos y dirección del destinatario.

Todo ello a su vez se completaba y fijaba con cera coloreada derretida y ya más tarde con lacre. Si bien hemos visto que existían formularios para ayudar en la redacción de las misivas, también se dio importancia al trata-miento que debía darse en las mismas.

Así, el propio Felipe II mediante la Prag-mática Orden que debe observarse en los

tratamientos y cortesías de palabra y por es-crito de 8 de octubre de 1586, regulaba la manera formal en que debía de escribirse.

En su artículo XX se decía: “ otrosí manda-mos, en lo que toca a escribir unas personas a otras, generalmente y sin ninguna excepción se tenga y guarde esta forma: que se comience la carta o papel, que escribiere, por la razón o negocio de que se tratare, sin poner debaxo de la cruz en lo alto ni al principio de renglón título alguno, cifra ni letra; y se acaba la carta diciendo: Dios guarde V.S. o vmd, o Dios os guarde, y luego la data o fecha del lugar o tiempo, y debaxo la firma, sin que preceda ni se dexe cortesía alguna; y que el que tuviere Título, lo ponga en la firma, con el lugar don-de fuere el tal Título.”

En los siguientes artículos, se especificaba como debían de escribirse las señas en los sobrescritos, poniendo el nombre del destina-tario y a continuación el titulo nobiliario, si lo tuviere, o el parentesco que hubiera con el remitente.

Que diferencia, con los tiempos en que vi-vimos en que las normas prácticamente han desaparecido dando pie a un cómodo pero desaforado método libertario de comunica-ción. Tempus fugit.

Antonio J. Mérida RamosCaballero de Yuste.

Seit die Sumerer vor über 5000 Jahre began-nen, mit Keilschrift auf Tontafeln zu schreiben, entwickelte sich für die Menschen überall und zu allen Zeiten das Bedürfnis, mit anderen

Menschen auch vermittels schriftlicher Mit-teilungen in Kommunikation zu treten, sei es mit Piktogrammen, Logogrammen oder durch Nutzung alphabetischer Buchstabenschriften. Ton, Holz, Stein, Metall, Leder oder verschie-dene andere pflanzliche Materialien waren die Träger dieser Schriften, wie es jetzt die Spei-chereinheiten von Rechnern und Computern in vernetzten Systemen sind. Der Transport die-ser schriftlichen Informationen von einem Ort zu einem anderen war oft mühsam und kom-pliziert; trotzdem blieb er immer bestehen.

diE post in spaniEn untEr dEn habsburgErn im XVi. JahrhundErt

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Die Post in sPanien unter Den habsburgern iM XVi. JahrhunDert

francisco de tassis.

Die Geburt des modernen Postwesens in Spanien können wir auf den Anfang des XVI. Jahrhunderts datieren, als Königin Juana von Kastilien („Johanna die Wahnsinnige“, Mutter Karls V.) und ihr Gemahl, der Habsburger Philipp der Schöne, 1505 mit Francisco de Tassis, Spross einer italienischen Familie aus Bergamo, eine Ve-reinbarung schlossen, die einen regelmäßigen Postverkehr zwischen Kastilien und den anderen europäischen Königreichen sicherstellen soll-te. Die Vereinbarung war identisch mit der, die zuvor schon mit ihm für Flandern und Burgund unterzeichnet worden war. Darin wurden u.a. die maximale Zeit festgelegt, die der offizielle Postaustausch zwischen den wichtigsten Städ-ten der betroffenen Länder dauern sollte, und die Kosten.

Die italienische Familie Tassis war in diesem Metier nicht unerfahren, da sie sich solchen Aufgaben schon seit dem XIII. Jahrhundert im Auftrag verschiedener europäischer Höfe gewid-met hatte.

Die Vereinbarung betraf nicht die Territorien in der Neuen Welt. Für diese Besitzungen wurde 1514 eine eigene Vereinbarung mit Lorenzo Ga-líndez de Carvajal unterzeichnet, der den Titel

„Correo Mayor de Indias“ und die gleichen Pri-vilegien und Monopole erhielt, die Francisco de Tassis für Europa zugesprochen worden waren. Die ursprüngliche Vereinbarung wurde von Fer-dinand von Aragonien – zusammen mit seiner Frau Isabel I. als „Katholische Könige“ bekannt - unterzeichnet und von seinem Enkel, Kaiser Karl V., im Jahr 1525 bestätigt.

Diese Vereinbarungen betrafen grundsätzlich nur die Verpflichtung des beauftragten Verant-wortlichen, die Post der Monarchen und ihrer Familien, die offizielle wie die private, zu trans-portieren. Der Vertrag mit den Tassis bedeutete für die Krone die Zahlung einer jährlichen Ge-bühr von 11.000 Dukaten in Gold; hinzu kamen eine Reihe von königlichen Privilegien sowie das absolute Monopol in diesem Dienst.

Die Habsburger sahen die besondere Not-wendigkeit eines schnellen, effizienten und durchstrukturierten Kommunikationsdienstes in ihrem Herrschaftsgebiet, da dies nicht nur groß war, sondern aus zahlreichen, weit voneinan-der entfernten und teils komplexen Territorien bestand. Es war unumgänglich, zuverlässig Na-chrichten, Weisungen und Verordnungen zu den neuralgischen Punkten dieses ausgedehnten Reiches gelangen lassen zu können.

So musste ein kompliziertes Netz von gut untereinander verbundenen Einrichtungen ges-chaffen werden, das den Gang der königlichen Post erleichterte und beschleunigte. In diesem Zusammenhang wurde auch versucht, die In-frastruktur des Straßen- und Wegenetzes zu verbessern, oft unter Ausnutzung des alten rö-mischen Straßennetzes.

Dieses Netzwerk war komplett ausgerichtet und zentralisiert auf die Person des „Correo Ma-yor“ und auf den Ort, an dem er sich gerade aufhielt. Der „Correo Mayor“ hatte stets da zu sein, wo sich der König befand, und musste ihn immer begleiten, auch bei militärischen Kon-flikten. Er hatte stets ausreichend Personal und Reit- bzw. Tragtiere dabei, um seinen Pflichten verzugslos nachkommen zu können. Streitkräf-te und staatliche Verwaltung waren die beiden Säulen, auf denen die Macht des Königs beruhte. Beide mussten daher in ständigem Briefkontakt mit dem König stehen, der die absolute Ents-cheidungskompetenz in seiner Hand hatte.

Aber abgesehen vom König und seinem ad-ministrativen Apparat bestand auch eine große

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Nachfrage nach postalischen Dienstleistungen im privaten Sektor. Einzelpersonen, vor allem jene mit wirtschaftlicher Macht, wie der Adel, die großen Kaufleute, Universitäten und die Kirche verfügten über eigene Möglichkeiten, umfangreiche Korrespondenz zu befördern. Das Personal, das die private Korrespondenz und im Bedarfsfall auch Geld beförderte, hieß „portadores o propios“, eigene / private Träger (tabellarius privatim missus).

Ein weiterer Weg zur Beförderung privater Korrespondenz war die Nutzung des Postnetzes der Familie Tassis. Die zu befördernden Briefschaften wurden dazu bei einer Einrichtung des Tassis-Postnetzes abgegeben, wo sie aufbewahrt wurden, bis sich im laufenden Geschäft eine Gelegenheit zur Weiterleitung ergab. Erst um 1570 / 1580 wurde mit dem „sistema de estafetas“ (Stafettendienst / Kurierdienst) ein regulärer Postdienst für private Nutzer geschaffen.

Es ist klar, dass bei der schwierigen Geo-graphie Spaniens damals kein großes und leistungsfähiges Straßennetz zur Verfügung stand; die existierenden Straßen hatten oft schwer passierbare Abschnitte. So entstand entlang der Straßen eine ganz Reihe von unters-chiedlichen Gasthäusern und Poststationen, die Gelegenheit zu Ruhe und Erholung boten.

Die Familie Tassis richtete in Spanien und in anderen Ländern entlang der Hauptstraßen neue Einrichtungen und eigene Posthäuser ein oder nutzte die vorhandene Infrastruktur. In diesen Einrichtungen wurden Postmeister einge-setzt, die u.a. für den regelmäßigen Wechsel der Postpferde zu sorgen hatten.

Die Postbeförderung folgte einem eigentlich einfachen System: An bestimmten Poststellen wurden Reit- und Zugtiere zum Wechseln be-reitgehalten; damit erreichte man, dass lange Strecken in wenigen Tagen zurückgelegt wer-den konnten. Zwischen den Stationen wurde der reisende Postmann von einem Postillion (vereda-rius famulus) begleitet, der sich auf der Etappe perfekt auskannte und eventuelle Probleme zu lösen wusste.

Am Bestimmungsort angekommen, wurde die Tagestrecke in umgekehrter Richtung mit den Pferden zurückgelegt bis zur Ausgangs-poststelle. Die Beschäftigten der Post trugen ein Horn bei sich, mit dem sie der Poststelle ihr Na-

hen ankündigten, damit dort die frischen Pferde und der nächste Postillion bereitstanden,

Der Lohn, den diese Männer erhielten, wur-de „abujetas“ genannt; sie bildeten zusammen mit den Postmeistern die unterste Ebenen des Postwesens. Allerding genossen sie neben der Bezahlung verschiedene königliche Privilegien, z.B. die Befreiung von Steuern. Die reisenden Postmitarbeiter erhielten Reisekosten (wie die modernen Diäten); der Lohn richtete sich nach den zurückgelegten Meilen.

Es gab auch außergewöhnliche Vergütungen für den Fall, dass eine Nachricht von herausra-gender Bedeutung zu befördern / zu überbringen war. Die Vergütung konnte in bar oder in Natu-ralien beglichen werden. Dieses System breitete sich so aus, dass hohe königliche Beamte darum wetteiferten, dem König persönlich gute Na-chrichten, z.B. Geburten in der Familie, Ankunft einer Flotte aus Übersee usw. zu überbringen. Das zahlte sich u.U. aus!

Nicht alle Aufträge der Post hatte die gleiche Dringlichkeit; so gab es verschiedene Mögli-chkeiten, je nach Dringlichkeit der Sendung, sie zu Fuß oder zu Pferd befördern zu lassen. Gaspar Martínez und Pedro Navarro, Autoren des Buches „Die Post in Zeiten von Don Quixo-te“, kommentieren wie folgt: „Die Beschäftigten waren verpflichtet, 30 Meilen alle 24 Stunden zurückzulegen. Diese Tagesleistung wurde da-durch möglich, dass in den Poststationen immer frische Pferde bereitstanden. Die Post-Meile hat-te nicht die Länge der kastilischen Meile, die im metrischen System etwa 5.5702 Meter maß. Die Post-Meile hatte dagegen eine international ak-zeptierte Länge von 4.000 Metern.

Es gab zwei Gruppen von berittenen und zu Fuß arbeitenden Kurieren: Die, die im königli-chen Dienst standen und das königliche Wappen auf der Brust trugen, und die, die in privatem Auftrag unterwegs waren und die registriert waren, falls sie bei Bedarf offizielle Aufgaben übernehmen sollten.

Manchmal vertraute der Hof einer vertrauen-swürdigen Person eine wichtige und eilige Korrespondenz an. Cervantes selbst hat eine solche Aufgabe im Jahr 1581 wahrgenommen. In jenem Jahr war der Schriftsteller aus der arabis-chen Gefangenschaft zurückkehrt und befand sich in Lissabon, wohin er Philipp II. und seinem Hof gefolgt war. Dort beauftrage man ihn mit

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der Überbringung bestimmter Dokumente des Königs nach Oran und Mostagán. Dafür erhielt er 100 Escudos, wie in dem Dokument 2653 des damaligen Rechnungswesens im Archiv von Si-mancas nachzulesen ist.

Wie bereits gesagt, vollzog sich zwischen 1570 und 1580 die Einrichtung und Inbetrieb-nahme des regulären Dienstes der sogenannten Poststafetten. Damit erhielt die breite Öffentli-chkeit Zugang zum Postservice, der bis dahin nur dem König und seinen Behörden vorbe-halten war. Die Kurierwege und die Zeiten des Abgangs der Boten (Tag und Uhrzeit) waren bekannt. Navarro und Martínez berichten, dass „der erste Kurier akkreditiert und dokumentiert wird für die Strecke von Toledo nach Medina del Campo über Madrid am 27. Juni 1576. Drei Jahre später, 1579 gab es den Postservice zwischen Leon, Burgos und Rom, danach den zwischen Madrid und Rom über Valladolid und Vitoria, vierzehntägig und mit einem Tarif von 2 „reales“ pro Unze Gewicht.“

Die Einrichtung dieses Kurierdienstes führte Jahre später zu juristischen Auseinandersetzun-gen über das Eigentum an demselben, die in dem bekannten Prozess von 1630 zwischen der Krone und dem Grafen von Oñate, dem Erben der Tassis in der Aufgabe des „Correo Mayor“, ausgetragen wurden, wegen der großen Renta-bilität, die dieser Dienst zu erzeugen begann,.

Nach der Bedeutung, die der Absender einem Brief geben wollte, richtete sich die Bezahlung, wie in der heutigen Zeit. So gab es Eilbriefe und Einschreibebriefe sowie solche mit einem angegebenen Wert. Es zahlte fast immer der Em-pfänger und nur im Ausnahmefall der Absender. Es blieb so bis in die Mitte des XIX. Jahrhunderts mit dem Aufkommen der Frankierung durch vom Absender bezahlte Briefmarken.

Obwohl der Postdienst versuchte, so gut wie eben möglich zu arbeiten, kam es in den dama-ligen schwierigen Zeiten immer wieder vor, dass Sendungen verlorengingen. Daher war es üblich, vor allem im Verkehr mit den amerikanischen Territorien, Sendungen zwei- oder dreimal ab-zusenden, um die Möglichkeit zu erhöhen, dass wenigsten eine davon ihr Ziel erreicht.

Die Familie Tassis schlug Wurzeln in Spanien durch das Eingehen von Verbindungen mit ho-hen kastilischen Adelsgeschlechtern, und Juan de Tassis y Acuña wurde von König Philipp III.

zum ersten Conde von Villamediana ernannt in Anerkennung seiner jahrzehntelangen Be-mühungen und Dienstleistungen für die Krone als „Correo Mayor“. Sein Sohn Juan de Tassis y Peralta, der den Titel und die Position erbte, aber nicht den Fleiß und die Zuverlässigkeit seines Vaters zeigte, starb 1622 von unbekan-nter Mörderhand in der Calle Mayor von Madrid nach einem unruhigen und unsteten Leben als draufgängerischer Lebemann; eine bizarre Ers-cheinung, die auch Eingang in die spanische Gegenwartsliteratur gefunden hat. Es gilt als si-cher, dass er mit etlichen Schriftstellern seiner Zeit persönlich befreundet war, so mit Lope de Vega, Quevedo y Cervantes.

Wenn auch der offizielle Postbetrieb im XVI. Jahrhundert begann und sich entwickelte, war es die sich im XVII. Jahrhundert explosionsartig ausdehnende „Brief-Kultur“, die eine deutliche Weiterentwicklung des Postwesens erheischte.

Briefschaften aller Art, u.a Liebesbriefe, Bei-leidschreiben, Dankschreiben, Einladungen usw. sind von alters her bekannt, nahmen aber mit der Kommerzialisierung und Verbilligung von Papier und Tinte deutlich zu, und es kam die Figur des privaten Schreibers auf, während öffentliche und notarielle Schreiber eine viel längere Geschichte haben. Der Briefwechsel zwischen Bürgern der gleichen Stadt war durchaus üblich; diese Brie-fe wurden von jedwedem Diener oder Lakaien ausgetragen. Menschen, die nicht schreiben konnten, und was die Masse in jenen Zeiten war, nutzten dennoch das Medium des Briefes, in-dem sie sich der Hilfe derer bedienten, die lesen und schreiben konnten und ggf. dafür ein pa-ar Münzen bekamen. In kleinen Dörfern waren es die Pfarrer, die in engem Kontakt mit ihren Gemeindemitgliedern die edle Kunst des Schrei-bens und Lesens von Briefen pflegten.

In der Geschichte gibt es Beispiele berühmter Schreiber von Briefen in Liebesdingen. Sehen wir uns nur jenen Florentino Ariza in „Die Lie-be in den Zeiten der Cholera“ von Gabriel García Márquez an, einen verliebten Meister in Liebes-briefen.

In jenen Zeiten gingen manche Briefe über rein persönliche Inhalte hinaus. Sie wurden – zu-mindest in den Teilen, die nicht persönlich oder familiär waren, - laut vorgelesen, wenn sie auch Nachrichten und Neuigkeiten von allgemeinem Interesse enthielten. Derartige Briefe nannte man „cartas de nuevas“ – „Briefe mit Neuigkeiten“

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– im Gegensatz zu „cartas secas“ – „trockenen Briefen“, die rein persönlichen Inhalts waren.

Angesichts der Belebung der Brief-Kultur und des Interesses an Briefen allgemein kamen spezielle Bücher auf wie etwa das von Jerónimo Paulo de Manzanares „Stil und Form der Fami-lienbriefe.“

Briefe konnten aus einer oder mehreren Seiten bestehen. Da es bis zum XIX. Jahrhundert noch keine Briefumschläge gab, wurden die Rückseite des letzten Blattes oder eine neue unbeschrie-bene Seite genutzt, die alle anderen umhüllend aufnahm und die Daten des Empfängers trug. War der Brief soweit fertig, wurde alles mit zer-lassenem farbigem Wachs fixiert, später mit Siegellack. Wie bereits erwähnt, gab es Hinweise und Hilfen für die Abfassung von Briefen, aber in den entsprechenden Handreichungen wurde auch auf die technische Behandlung von Briefen eingegangen.

Selbst Philipp II. hat sich in einer „Pragmáti-ca Orden“ mit den Erfordernissen der korrekten Höflichkeit im Umgang befasst und in einem Erlaß vom 8. Oktober 1586 geregelt, wie Briefe formal richtig abgefasst werden sollen. In Ar-tikel XX sagt er: „Weiter ordnen wir an, dass im Schriftverkehr zwischen verschiedenen Personen grundsätzlich und ohne Ausnahme folgendes beachtet werde: Man beginnt den Brief oder das Papier, das man beschreibt, mit Hinweis auf den Anlass oder das Geschäft des Schreibens, das in ihm behandelt wird, ohne weitere Hinzufügung von Titeln, Buchstaben usw. vor oder über den

einzelnen Zeilen; der Brief endet mit den Wor-ten: „Dios guarde V.S.“ (Gott schütze Sie) o.ä., und danach folgen Datum und Ort und die Un-terschrift ohne weitere Höflichkeitsformeln. Wer einen Titel hat, möge ihn entsprechend in der Unterschrift vermerken.“

sello conmemorativo

In den folgenden Artikeln wird vorgegeben, wie Anschriften zu schreiben sind, indem der Name des Empfängers an erster Stelle steht und dann der Adelstitel, soweit vorhanden, oder eventuell der Verwandtschaftsgrad zum Absen-ders etc..

Welch` ein Unterschied zu unserer Zeit, in der Normen praktisch verschwunden sind und stattdessen ein zwar bequemer, aber in jeder Hinsicht ausufernder Umgang mit der „Freiheit“ der Kommunikation eingekehrt ist. Tempus fugit.

Antonio J. Mérida RamosCaballero de Yuste.

From the Sumerians for over five thousand years began to use the cuneiform writing on

clay tablets, humans at one time or another in their history and wherever they dwelt. They felt the need to communicate with others through this method of connection and written informa-tion, either through pictographs, logograms or alphabetical letters.

Clay, wood, stone, metal, leather or various plant materials were supported by this script as it is now memory units interconnected, computers and networked computers.

thE postal sErVicE in thE 16th cEntury: thE austrias’ mail

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the Postal serVice in the 16th century: the austrias’ Mail

Since ancient times was the need to convey that information from one place to another, and that transport although often painful and complicated never have ceased to exist.

The birth of modern mail in our country so we can locate it in the beginning of the six-teenth century, when Juana de Castilla and Felipe I de Austria and king of Castilla, after the death of Queen Isabel la Catolica, they signed with D. Francisco de Tassis, representa-tive of the famous family of Bergamo in Italy, an agreement in 1505, it was identical to that previously they had signed with him for their domains of Flanders and Burgundy to take over postal communications between Castile and the rest of European kingdoms.

Sets the maximum time that should carry the mails by the real and official correspon-dence between the main cities of different countries as well as the amount.

This family of Italian origin, the Tassis, they had already experienced in these tasks, having done this work mail between different Euro-pean courts since the XIII century.

The agreement did not include the new terri-tories discovered overseas. For these American lands another agreement was signed in 1514 with D. Lorenzo Galindez de Carvajal, naming Correo Mayor de Indias with the same privile-ges that enjoyed by the Tassis monopoly in Europe.

This initial agreement signed by Fernando el Católico, was confirmed by his grandson Car-los some years later in 1525.

These agreements in principle only inclu-ded the obligation of the carrier to move Royal Mail, either official or private of the monarchs and their families.

The contract with the family Tassis suppo-sed to crown the payment of an annual fee of eleven thousand ducats of gold, along with a series of royal privileges and absolute exclusi-vity or monopoly service.

The remoteness, complexity and extent of the territorial possessions of the Austrias was what motivated the need for a communication service fast and efficient that vertebrase their domains extending orders, decrees and ins-

tructions to the hot spots farther away from their vast empire.

Thus, it became necessary to establish a complicated network of interconnected well that would facilitate and expedite the passage of real mail.

We attempted to greatly improve the highways, often taking advantage of the old Roman roads network and less so-called dirt roads or local roads and trails.

All this was in turn network centralized in the place and person of Correo Mayor, who should be where the court was, at all times accompan-ying the King in his various trips, including to military camps in case of war, accompanied by infrastructure necessary for men and animals play the Postal Service awarded.

Army and bureaucratic administration were the two pillars that underpinned the real power, and both needed to be in constant contact by letter with absolute decision-making power of the King.

But apart from this and its administrative apparatus, there was an important demand of transport correspondence private. Individuals especially those with economic power as the nobility, the great merchants, universities, and the Church had their personal resources for the transfer of the extensive correspondence.

In this work staff played by moving the par-ticular email and sometimes money were called “carriers or own” (tabellarius privatim missus).

In this work staff played by moving the par-ticular mail and sometimes money were called “carriers or own” (tabellarius privatim missus).

Another way that the individuals had of mo-ve correspondence was also using the postal network which Tassis family had it. The pa-pers, notes and documents were delivered to the local of postal network of Tassis where we-re deposited until there was a step and take advantage of the trip.

It was not until the 1570s when regularized this private organization being launched called system of couriers to transport free access to private correspondence. As you can imagine some kingdoms like ours of rugged terrain

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and complicated lacked a number of roads and these in turn were in many of its sections un-comfortable difficult to navigate.

So there were a lot of taverns, inns, guesthouses and naturally post house that ser-ved as oasis of rest in the hard days of way.

The Tassis founded in Spain and other cou-ntries in a series of new plant facilities or post houses along the main routes of the postal ser-vice who were awarded and sometimes took advantage of the taverns infrastructure or existing to lodges to monitoring changes ne-cessary chivalry.

The system of posts was actually very sim-ple, was functioning in the relay of horses or draft animals in each post-house, allowing tours make great in few days. The term “to run the post”, came together with the idea of speed and efficiency. Each day between posts traveler was accompanied by a “postilion” (ve-redarius famulus), who began the march, that person knew widely the way and he could solve problem in the path.

Once at destination, retraced the journey made, with the horses back to their point of origin post. These postal workers used to wear around their neck a few cornets which honked as they reached the next post for that they had prepared the fresh horses and new postilion receiving the baton.

The salary they charged these employees was called “abujetas”. They and their boss, the postmaster formed lowest the basis of the structure of the postal service, enjoying salary however also cited other royal privileges and tax exemptions.

The couriers who traveled perceived money for the cost of travel (history of modern diets), assistance was called coast, and his salary was always based on the miles traveled.

We comment also that there was an extraor-dinary remuneration was perceived when the letter brought news of exceptional importance and this was known by the name of “albricia” that could be paid in cash or in kind. Both it generalized this gift for good news that top officials vied with them self for take them personally in the king. Sometimes being paid news as birth relatives or the arrival to fruition

Indies fleet, with a good bag of ducats or pie-ces of eight.

Not all trips to the post had the same urgen-cy, so that there were different ways according to the urgency required. So as required in the speed of the letter was dispatched the letter either on horseback or on foot.

As discussed Gaspar Martinez and Pedro Na-varro authors of “El correo en tiempos de Don Quijote” “Travel for the post of horse receiving mails from other denominations, errands or travel lightly. This meant they were forced to travel thirty leagues every 24 hours. This long distance, busy day was made possible by the exchange of chivalry in coaching inns, always riding fresh horses. Walk mails for both indoor and abroad, were sent to ten, twelve, fifteen or twenty, which were the miles that should go in each day.

francisco de tassis.

Both couriers on foot and on horseback we-re divided in two classes: those on the actual service of His Majesty, carrying the distincti-ve chest with the royal arms, and the second group consists of private mails, which could

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play a task Official for it were recorded in a list. Sometimes, exceptionally, the Court res-ponsible trusted someone sending important and urgent correspondence. Cervantes him-self exercised this task in 1581. In that year, the writer had returned from captivity, moving to Lisbon, following the footsteps of Felipe II and his court. There he took delivery of certain documents of the King to Oran and Mostagán . For this job he received a hundred crowns, as stated in the 2653 file of the Auditor General of Accounts Simancas Archives.”

The post mile did not have the same length as the Spanish mile that came to be about 20,000 feet or 6666 yards and two-thirds, equivalence in the metric system of 5572 me-ters and seven decimetres.

Instead the post mile had a length recogni-zed by the countries of 4,000 meters is 4 miles away.

As was said earlier in the decade of 1570 to 1580 when there was a substantial change in the postal service, with the birth and operation the called “estafetas postales” (this term still used today in the military).

With this service couriers were given free ac-cess to the general public to issue letters that came to distribute these services, before offi-cial use only and real.

The routes were established and periodicity pointing out days and times.

As they say in their splendid work Navarro and Martinez, “The first courier service which is accredited documented what was referred to journey from Toledo to Medina del Campo through Madrid on June 27, 1576.

Years later in 1579 Burgos was communi-cated with Leon and soon after Madrid with Rome through Valladolid and Vitoria one time every fifteen days and a rate of two reales per ounce of weight. “

Creating these couriers led years later to wield their property, the famous case of 1630 between the Crown and the Count of Oñate, heir of Tassis Enhanced Mail charge because of the huge cost that these correspondence servi-ces were starting to generate.

According to the importance it wanted to give the letter so varying the amount paid as in the present times. So, could be urgent, certificates or declared values, which ob-viously varied the amount that was required to be almost always paid by the receiver of the message, and only exceptionally putting ex-pression prepaid by the sender.

It remained so until the mid-nineteenth century with the emergence of postage and payment through the seal.

Although the service is trying to bring in full diligence these difficult times meant that many letters and notes were lose. So it was common especially with American mails what did in du-plicate and sometimes triplicate to increase the possibility that some of them consiguiese arrive.

The family Tassis ended up taking root in Spain connecting with Castilian noble linea-ges and thus we conclude the century and Mr. Juan de Tassis y Acuña designate first Earl of Villamediana by Felipe III in compensation and appreciation for his efforts and services to the crown as Enhanced Mail for decades, and his son D. Juan de Tassis and Peralta who inheri-ted the title and position but not his diligence in the family function who was assassinated in 1622 in the main street of Madrid by unknown ending an eventful life, quarrelsome and bo-hemia to that literature did sidekick of Captain Alatriste, known literary character of Arturo Perez-Reverte. What seems certain is that he was a personal friend of many writers of the time such as Lope, Quevedo and Cervantes.

While it was the sixteenth century that crea-ted and developed the official mail, was in the next century, in which hatched more than remarkable the epistolary writing letter and consequently developed its transportation and distribution needs.

Notes and letter, especially of love, but also of greeting, souvenir, invitation or sympathies were for a long time, especially with marketing and cheaper paper and ink, borning private scribe figure, not the attorney or public, whose existence was before. The exchange of letters between citizens of the same city was usual and transport was doing by any servant or lac-key.

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the Postal serVice in the 16th century: the austrias’ Mail

People who could not write, that in these times were legion, not left to do so, with the help of people who were willing to do most of the time for a few coins.

Celebrity these scribes were especially love throughout literature.

Let’s see Florentino Ariza in “Love in the Time of Cholera” by Garcia Marquez, this love-sick Ariza of love letters and notes. In the small village pastors working closely with his paris-hioners in this noble art of the letter, reading and answering letters received.

The letters in this age sometimes transcen-ded the mere passing personal appearance read aloud, since alongside the strictly per-sonal and family, often carrying with general news that concerned all the community, being these cards called “cartas de nuevas” that di-ffered from the “cartas secas” for this content exclusively intimate.

Given this revival and interest in epistolary literature, was born and published books of forms, letters, as the work of Jerome Paulo de Manzanares “style and form of family letters.”

The cards could be one or several sheets and the lack of envelope which did not spread to the first third of the S. XIX, people must used the back of the last page or a new blank pic-king up all, it was called overwritten in which was put the data and address of consignee.

This in turn was completed and fixed with melted colored wax and later with bright red. While we have seen that there were forms to assist in the writing of the letters, also gave importance to the treatment to be given in the same.

Thus Felipe II himself by Pragmatic Order to be observed in the treatments and courtesies of speech and writing of October 8, 1586, for-mally regulated that it should be written.

In Article XX said: “ it touches in writing one person to another, usually without any ex-ception have and keep this way: you start the letter or paper that you write, for the reason or business that the case, without putting below the cross at the top or at the beginning of any title line, figure or letter, and the letter ends by saying: God save us or God save you, and then the data or date the place or time, and below signature without preceding any courtesy, and that he had title, put it in the signature, and the place where such title. “

In the following articles, was specified as the address should be written in superscript, putting the recipient’s name and then the title of nobility, if any, or the relationship you have with the sender.

That difference, with the times we live in that the rules have all but disappeared giving way to a comfortable but wildly libertarian communication method. Tempus fugit.

sello conmemorativo

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Dr. Guillermo Rowe Fernández-Gao..

Caballero de Yuste.

Cuando leemos historias, biografías o noti-cias del emperador Carlos V siempre nos dicen que se retiró a Yuste ya en su ocaso, como líder derrotado y tras abdicar en su hijo Felipe II, a encontrar la paz espiritual y el sosiego necesa-rio para sus últimos tiempos de vida.

Los especialistas coinciden que en Yuste no dejó la política sino todo lo contrario1,2, seguía puntualmente informado de lo que ocurría en su imperio a través de entrevistas y cartas con nobles influyentes, eclesiásticos de alto nivel, secretarios y personas enviadas como mensajeros suyos a su hijo, los regentes y go-bernantes.

No obstante en ese tranquilo Monasterio del Valle del Jerte tuvo mucho tiempo para dedi-carlo a sus aficiones y a reflexionar sobre sus pensamientos más íntimos. Todo ello pensa-mos queda reflejado en los libros que viajaron con él a la que iba a ser su última morada.

Varios autores e investigadores se han he-cho eco de los libros que tenía el emperador en su biblioteca a lo largo de los tiempos y la rela-ción de los que se llevó a Yuste3,4. Los trabajos más importantes que se han publicado sobre el tema corresponden a las investigaciones lle-vadas a cabo por el profesor José Luís Gonzalo Sánchez-Molero4, experto en bibliografía del Siglo de Oro español.

En lo referente al último periodo de su vida, en esas relaciones de libros se cita siempre un autor representante de la espiritualidad de su tiempo, que recientemente apareció en mis aficiones bibliográficas, Fray Luis de Grana-

da, del que adquirí una obra “Concionum de Tempore”5 en edición salmantina muy tem-prana (1582); en el colofón del libro aparece con el anagrama del editor la fecha de 1580 que corresponde a su primera edición, fechas dentro de la época a que nos referimos. Me encontraba de nuevo6,7 en presencia de un personaje importante del tiempo de Carlos V y relacionado con él. Fue muy grande la ale-gría que sentí al ver que además era uno de los autores de los pocos libros que se llevó a Yuste, estando más que justificado presentar-lo a los respetados miembros de nuestra Real Asociación.

Las relaciones hispanoitalianas durante los siglos XV y XVI trajeron a la península inquie-

lEcturas dEl EmpErador En yustE: fray luis dE granada

concionum de tempore. fr. luis de granada, 1582.

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lecturas Del eMPeraDor en yuste: fray luis De granaDa

tudes y gustos del Renacimiento que tenían como referencias culturales el Humanismo, tratando de restaurar la cultura grecolatina y difundiendo el conocimiento de los valores humanos.

El hombre renacentista se consideraba a sí mismo el centro del universo, es optimista, el mundo y la vida son para gozarlo y vivirla. Tie-ne confianza absoluta en la razón y no acepta el criterio de autoridad de tiempos anteriores. Como es bien conocido influyen mucho en la época: Baltasar Castiglione (hombre social), Erasmo de Róterdam (hombre religioso) y Nicolás Maquiavelo (hombre político).

En España el cardenal Cisneros desde la Universidad de Alcalá de Henares, propone reformas en la educación y en algunas órde-nes religiosas. Sus ideas coinciden con las de Erasmo, doctrina protegida por el emperador. Bartolomé de las Casas con sus tesis sobre la colonización americana y Francisco de Vitoria con su derecho internacional, convulsionan las ideas establecidas.

La lengua renacentista se expresa en latín aunque valora las lenguas vulgares como pro-ducto de la naturaleza. El español es el primer idioma que crea su propia gramática. El estilo va desde el espontáneo y natural al ordenado y muy culto.

El Renacimiento español evoluciona desde Carlos V, más universal y humanista, hasta Felipe II más nacionalista e introspectivo. Garci-laso de la Vega y Juan Boscán con el emperador y S. Juan de la Cruz, la escuela de Salamanca (Fray Luis de León) y la escuela Sevillana (Fer-nando de Herrera) en tiempos de su hijo Felipe serían los exponentes más señalados.

En Religión tuvo lugar una gran crisis reli-giosa, Lutero, Erasmo… pretendían limpiar la corrupción imperante y transformarla de rito en realidad. Lutero provocó la Reforma y la Iglesia Católica la Contrarreforma.

La corriente humanística imperante preten-de aplicar a los textos bíblicos los avances en el conocimiento de las lenguas, denuncian-do errores de traducción e interpretación. La publicación de la Biblia Políglota Complutense marcó un hito en su tiempo. Se extiende la idea de recuperar la pureza de las creencias imitando a los primeros cristianos y a Cristo.

Tras S. Pedro de Alcántara, S. Juan de Ávila o S. Ignacio de Loyola, viene la etapa de plenitud donde brillaron todas las órdenes religiosas, franciscanos como Fray Diego de Estella o Fray Juan de los Ángeles; agustinos como el mencionado Fray Luis de León, car-melitas encarnados en Santa Teresa de Jesús y S. Juan de la Cruz; jesuitas biógrafos de sus santos como el P. Pedro de Ribadeneyra o dominicos como Bartolomé Carranza o Fray Luis de Granada.

Las publicaciones a veces rozan la ortodoxia, creándose una atmósfera de vigilancia, sospe-cha y confrontación espiritual que culmina en la aparición del Índice de Libros Prohibidos del inquisidor general Fernando Valdés en 1559. Muchas de las figuras de la época van a sufrir largos procesos; denunciados como herejes algunos no los superarán y otros como Fray Luis de Granada, que destaca además de por su religiosidad por su calidad literaria, saldrán fortalecidos. Hoy lo podemos considerar como dicen algunos de sus biógrafos8 una “Figura del Imperio”; hombre, fraile, sabio español, místi-co, asceta y gobernador de almas. Ejemplo de virtudes, sabiduría, prudencia y consejo.

El emperador no fue ni un gran lector ni muy aficionado a coleccionar libros, estando especialmente interesado en cuestiones cientí-ficas, dinásticas, religiosas y litúrgicas4. Nunca conoció bien el latín, idioma en el que se publi-caron los libros más importantes del siglo XVI, lo que le impidió acceder a las grandes obras del Humanismo.

La biografía de un personaje se puede cons-truir a partir de sus libros. Se ha dicho que la relación de Carlos V con la cultura literaria fue escasa debido a la educación que recibió, más centrada en aspectos caballerescos que en los intelectuales.

No fue un rey bibliófilo como su hijo Felipe II o como sus hermanos María de Hungría o Fernando de Austria. La falta de documenta-ción de la relación del emperador con los libros o con sus autores parece ser que no existe por-que no se produjo. Lo que conocemos es por los inventarios realizados en 1517 (primer via-je a España), 1536 (palacio de Bruselas), 1542 (castillo de Simancas) y 1558 (Yuste).

También existen datos por la pérdida de la recámara imperial en Innsbruck a manos de

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lecturas Del eMPeraDor en yuste: fray luis De granaDa

las tropas luteranas. Algunos libros fueron de-vueltos no siendo recogidos por el emperador y la mayoría se encuentran en la Biblioteca Na-cional de Austria.

el caballero determinado. olivier de la Marche, 1553.

Nos dice el profesor Gonzalo4 que si tuviera que elegir dos libros que resumieran la vida de Carlos V, uno sería el códice de los “Privileges of Ghent and Flanders (Biblioteca Nacional de Austria, códice 2583) que nos recuerda su naci-miento y el inicio de su reinado en 1515 y el otro un ejemplar impreso y coloreado de “El caba-llero determinado” (Amberes, 1553), que tuvo en Yuste y nos expresa cómo fue su reinado y su actitud ante la muerte, ambos responden al inicio y final de su vida. En su magnífico traba-jo4 relata el periplo de la vida del emperador a través de sus libros, terminando con los de las postrimerías que nos conducen al presente artículo.

Tras la fuga de Innsbruck y el fracaso de Metz, en los libros que el monarca selecciona entre 1553 y 1556 para venir a Yuste se reflejan las preocupaciones más íntimas durante los años finales de su vida. El inventario de sus bienes hecho por Luis Quijada, Martín de Gaz-telu y Fr. Luis de Regla recibidos en 1558 de los ayudas de cámara del emperador se conserva

en el Archivo Histórico Nacional de Simancas y es bien conocido3. La relación comienza:

Vn libro del cavallero determinado en len-gua francesa cubierto de terciopelo carmesí luminadas las ymagenes que en el avia.

Otro libro intitulado de boecio de consola-ción en pergamino escrito de mano en lengua francesa cubierto de terciopelo carmesí.……………………………….......................………….……………………………….......................………….

Otro libro que se intitula meditación de frai Luis de granada.……………………………….......................………….……………………………….......................………….

sigue la relación de los libros de forma no muy bien diligenciada, olvidándose en muchos casos de los títulos o de si trataba de obra ma-nuscrita o impresa.

Llama la atención la escasa calidad y canti-dad de libros que se llevó, los investigadores dicen que cabían en un arcón, y no fue por su escaso interés por la lectura sino más bien re-lacionado con el ascético propósito de su vida en Yuste, así lo decidió él.

sala de lectura real biblioteca de el escorial.

Felipe II se reservó parte de esos libros si-guiendo el testamento de su padre, solamente tres se vendieron en almoneda y dos se que-maron. La mayoría de ellos fueron a parar a la Real Biblioteca de El Escorial.

Si observamos todas las lecturas de sus úl-timos años de vida están enfocadas hacia la meditación espiritual y al ocio. No estamos ya en lecturas de un emperador victorioso, sino an-te el anciano dedicado a la preparación para la

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lecturas Del eMPeraDor en yuste: fray luis De granaDa

muerte, la liturgia diaria y al cultivo de sus afi-ciones a la astronomía, los relojes y la botánica.

Entre los veinte primeros libros inventa-riados, que se encontraban separados de los demás en un cofre y suponemos que cons-tituían las lecturas más íntimas de Carlos V, estaba el de Fray Luis de Granada (Libro de la oración y meditación, citado de forma incom-pleta en la relación anterior).

Según el profesor Gonzalo4 al referirse a los libros de contenido espiritual que se lle-vó, estos seguían la senda de erasmismo y han suscitado siempre un gran interés por ser obras ampliamente publicadas y difundidas en Castilla, pero sospechosas en su ortodoxia religiosa. Fueron las que inconscientemente in-trodujeron “el diablo” en la cámara imperial. La controversia entre los heterodoxos y los conta-rrreformistas con la inquisición como bandera estaba servida.

breviario de carlos V. real biblioteca de el escorial.

Se piensa que en su viaje a Yuste el contacto de Carlos V con la nueva espiritualidad castellana, surgida en los tiempos en que estuvo fuera de España, tuvo que precisar de intermediarios que le aconsejaran su lectura. ¿Quizás sus hi-jos Felipe y Juana? A la muerte de Juana de

Austria aparece también en su biblioteca “El li-bro de la oración y de la meditación” de Fray Luis de Granada, esto hace pensar que ella fuera la que se lo recomendó. En ese escritor nos vamos a centrar a partir de ahora, dejamos para estudios posteriores el comentario sobre otros libros y sus autores.

No está claro si nació (1503-04) en Sarria o al trasladarse sus padres a Granada, con mo-tivo de las repoblaciones que se efectuaron por la conquista en 1492, desde esa localidad gallega de donde eran oriundos, nació en la ciudad que le da nombre. Huérfano desde muy niño, su madre es acogida como lavandera en el convento de los dominicos. Los condes de Tendilla le protegieron nombrándole paje de sus hijos y recibiendo educación con ellos.

En 1525 profesa en los dominicos y en-tra en el Colegio San Gregorio de Valladolid. Posteriormente en el convento Scala Coeli de Córdoba conoce a San Juan de Ávila que le influyó notablemente. Capellán del duque de Medina Sidonia, pasa luego a vivir en Portugal acompañando al cardenal Infante D. Enrique, que luego fue Rey de Portugal. Allí llegó a ser Provincial de la Orden, renunciando dos veces al obispado (Viseo y Braga) para dedicarse a la predicación, destacando tanto en España como en el país vecino. Tuvo problemas con la Inqui-sición en algunas de sus obras hasta que el Concilio de Trento garantizó su doctrina.

De carácter muy ingenuo al final de su vida se dejó engañar por los falsos estigmas de una monja de Lisboa. Advertido de su error escri-be un bello libro sobre el pecado de escándalo (Sermón de las caídas públicas). Muere en san-tidad al final de 1588 en el convento lisboeta de Sto. Domingo. Su proceso amplio de beatifi-cación se ha cerrado en Granada en 1997.

Sus obras más relevantes fueron:

Libro de la oración y meditación, 1554. (Li-bro de cabecera de Carlos V en Yuste)

Guía de Pecadores, 1556.

Memorial de la vida cristiana, 1561; am-pliada con Adicciones al Memorial, 1574.

Concionum de Tempore, 1580.

Introducción al Símbolo de la Fe, 1582-85.

Biografías de santos, Sermones,…

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lecturas Del eMPeraDor en yuste: fray luis De granaDa

Fray Luis de Granada poseía una rica per-sonalidad en diferentes aspectos. El Dr. Ramón Hernández Martín, O.P.9 nos lo describe pri-meramente como una importante figura de la lengua castellana, le editaron muchísimas ve-ces sus libros y fue muy leído. Sus obras fueron traducidas en vida a gran parte de las lenguas europeas y hasta al japonés. Los maestros del siglo de oro francés ensalzaron al autor y a pe-sar del enfrentamiento religioso de la época sus obras fueron admiradas en Inglaterra.

grabado antiguo de fray luis de granada.

Merece especial mención el reconocimiento que tuvo en Portugal, sus sermones y libros en lengua portuguesa le hicieron tener la conside-ración de maestro en el idioma del país vecino.

Su condición de dominico (Orden de Pre-dicadores), adquirida ya desde niño por la vinculación de su madre con el convento grana-dino y su ingreso en la Orden con veinte años, hizo que desarrollara el sentido de la oración, la observancia y fuertes conocimientos teológi-cos en el prestigioso Colegio San Gregorio de Valladolid con los grandes maestros de la épo-ca9. Aprendió también el valor del estudio y la lectura, así como el gusto por la predicación sobre las fiestas litúrgicas y los santos, llegan-do a recibir el título de Predicador General.

Se le reconoce también como un humanis-ta o intelectual de su tiempo. El Renacimiento produjo personajes verdaderamente cristianos. Recibió desde pequeño una buena educación en humanidades y luego como dominico per-feccionó los clásicos latinos y griegos. Estudió las obras de Boecio y Erasmo, además de la Biblia, los Santos Padres y los Doctores de la Iglesia. Consideró la Naturaleza como fuente primordial en sus obras espirituales y aunque fue un hombre de oración, reclama el arte y la inspiración humana para predicar.

Fue un teólogo toda su vida, mantuvo co-rrespondencia con los más importantes de su tiempo: Domingo de Soto, Bartolomé Carranza o el Padre Ávila, lo suyo era la práctica aun-que cultivó la especulativa. Su mejor obra “La introducción al símbolo de la fe” nos trasmite una forma serena para vivir gran parte de los misterios cristianos.

Como último detalle de su personalidad, está su postura ante la contradicción que supuso el sospechar la Inquisición sobre su doctrina, in-cluyéndolo en el Índice de Libros Prohibidos de 1559, poco después de la muerte de Carlos V.

Su confianza en Dios, la buena acogida siempre de sus sermones y libros, su decisión de corregir sus escritos y su oración, hacen que venza las dificultades y se apruebe oficialmen-te su doctrina. La O.P. le respaldó nombrándole Maestro en Sagrada Teología.

Podemos concluir diciendo que Fray Luis de Granada fue un personaje importante de la espiritualidad española del siglo de oro. Su obra se encuentra a caballo entre el imperio de Carlos V y el reinado de Felipe II.

Fue amigo de notables de la época, como los Papas Pío IV y Gregorio XIII, nobles como los duques de Alba y de Medina Sidonia, el rey de Portugal, religiosos como S. Carlos Borro-meo o S. Juan de Ávila, teólogos, etc.

Por su calidad literaria fue una figura capital de las lenguas española y portuguesa, siendo traducida su obra a muchas otras. Maestro de maestros, influyó en Santa Teresa de Jesús y S. Juan de la Cruz.

Persona controvertida en diversas épocas de su vida, rozando la ortodoxia y perseguido por el inquisidor Fernando Valdés. Al final de

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reaDings of eMPeror at yuste: fray luis De granaDa

su vida fue engañado por una monja lisboeta y sus falsas llagas, pero reaccionando rápida-mente contra su error.

Por último, fue una de las lecturas finales del emperador Carlos V en su retiro de Yuste que seguramente le ayudaron a “bien morir”.

BIBLIOGRAFÍA.

1. Fernández Álvarez, Manuel (2006): “Carlos V, El Cesar y El Hombre”. Fundación Academia Europea de Yuste- Espasa Calpe, Madrid.

2. Menéndez Pidal, Ramón (1966). Historia de España. Tomo XVIII. La España del Empera-dor Carlos V. Espasa- Calpe, Madrid.

3. Gachard, M. (1854-85): “Retraite et mort de Charles-Quint au monastére de Yuste”. Bru-xelles, Imp. M.Hayes. Commission Royale D’ Histoire.

4. Gonzalo Sánchez-Molero, José Luis (2008). El Cesar y los libros. Fundación Academia Eu-ropea de Yuste, Yuste (Cáceres).

5. Granada, Fr. Luis de (1582). Concionum de Tempore. Tomo IV. Herederos de Matías Gaf-tij, Salamanca.

6. Rowe Fernández-Gao, Guillermo (2009): “San Juan de Dios, un hombre a la altura de la España de Carlos V”, Caballeros de Yuste, 18, pp. 37-40.

7. Rowe Fernández-Gao, Guillermo (2011): “Fray Bartolomé Carranza y Carlos V en Yuste”, Ca-balleros de Yuste, 23, pp. 37-40.

8. Araujo Costa, Luis (1946). Fray Luis de Gra-nada, Figura de Imperio. Revista nacional de educación, 66, pp. 38-51. Madrid.

9. Hernández Martín, Ramón (2009). La es-piritualidad del Padre Granada. Signo de contradicción. Angarmegía. Portal de Investi-gación y Docencia.

Dr. Guillermo Rowe Fernández-Gao.

Caballero de Yuste.

When we read stories, biographies or news of Emperator Carlos V always say that he reti-red to Yuste already in decline, as leader after defeat and he abdicate in his son Philip II, to find spiritual peace and tranquility required for your recent times life.

Experts agree that in Yuste don t leave poli-tics but everything contrary 1,2, he was promptly informed of what was happening in his empi-re through interviews and letters to influential

nobles, ecclesiastics high-level secretaries and his people sent as messengers to his son, the regents and rulers

But in the quiet monastery Jerte Valley he had a lot of time to devote to his hobbies and reflect on your innermost thoughts. This we thinking is reflected in the books that it tra-veled with him to which it was to be his final resting place.

Several authors and researchers have echo-ed the books that had the emperor in his library over time and the relationship of those who took3,4 Yuste. The most important works that have been published on the subject corres-pond to the research carried out by Professor José Luis Gonzalo Sanchez-Molero4, expert at literature of the Spanish Golden Age .

rEadings of EmpEror at yustE: fray luis dE granada

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reaDings of eMPeror at yuste: fray luis De granaDa

Regarding at the last period of his life, in books such relationships is always cited an author representative of the spirituality of his time, who recently appeared in my hobbies bibliographic Fray Luis de Granada, which I acquired a work “of Tempore Concionum” “Concionum de Tempore”5 Salamanca early edition (1582), in the climax of the book is with the editor anagram date of 1580 which corres-ponds to the first edition dates within the time to which we refer. I was again6,7 in the presence of an important time of Charles V and related to it. It was great the joy I felt at seeing who was also one of the authors of the few books that took Yuste,it being more than justified submis-sion to the distinguished members of our Royal Association.

concionum de tempore. fr. luis de granada, 1582.

Hispanoitalianas relations during the cen-tury XV and XVI brought to the peninsula concerns and tastes of the Renaissance that had as cultural references Humanism, they trying to restore the Greco-Roman culture and they raising awareness of human values.

Renaissance Man was himself considered the center of the universe, is optimistic, the world and life is to enjoy it and live it. He ha-ve confidence in reason and he doesn t accept the criterion of authority of earlier times. As is well known to strongly influence the time: Baltasar Castiglione (social man), Erasmo of Rotterdam (religious man) and Nicolás Maquia-velo (politician).

In Spain Cardenal Cisneros from the Univer-sity of Alcalá de Henares,he proposed reforms in education and in some religious orders. His ideas match those of Erasmos, doctrine pro-tected by the emperor. Bartolomé de las Casas with his thesis on American colonization and Francisco de Vitoria with international law,they convulse established ideas.

The language Renaissance is expressed in Latin but it appreciates the vernaculars langua-gue as a product of nature. Spanish is the first language that creates its own grammar. The style ranges from spontaneous and natural to tidy and very cultured.

The Spanish Renaissance evolves from Car-los V, more universal and humanist, until Philip II more nationalistic and introspective. Garcila-so de la Vega and Juan Boscán with the emperor and S. Juan de la Cruz, the school of Salamanca (Fray Luis de León) and school Sevillana (Fer-nando Herrera) his son Philip s in times of they would be indicated exponents.

In Religion was a big religious crisis, Luther, Erasmus ... wanted clean the corruption and transform to rite at reality. Luther sparked the Reformation and the Counter-Reformation by the Catholic Church.

The current prevailing humanistic intends using biblical texts advances in the knowledge of languages, denouncing errors of transla-tion and interpretation. The publication of the Complutense Polyglot Bible was a landmark in its time. It extends the idea of recovering the purity of belief imitating Christ and the early Christians.

After S. Pedro de Alcántara, S. Juan de Ávila or S. Ignacio de Loyola, comes the stage of fulfillment which shone all religious orders, Franciscans as Fray Diego de Estella or Fray Juan de los Angeles, as mentioned Augustinian Fray Luis de León, embodied in Carmelite Saint

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reaDings of eMPeror at yuste: fray luis De granaDa

Teresa de Jesus and San juan de la cruz, Jesuit biographers of their saints as P. Pedro de Riba-deneyra or Dominicans as Bartolomé Carranza or Fray Luis de Granada.

Publications sometimes border to the orthodoxy, creating an atmosphere of survei-llance, suspicion and spiritual confrontation that it culminating in the appearance of the Index of Forbidden Books Inquisitor General Fernando Valdes in 1559. Many of the figures of the time will suffer long processes; they de-nounced as heretics some will not exceed and others like Fray Luis de Granada, which stands apart from his religion for his literature cality.

For its literary quality, will be strengthened. Today we can consider as some of their bio-graphers8 a “ Figura del Imperio”, man, monk, Spanish sage, mystic, ascetic and governor of souls. Example of virtue, wisdom, prudence and advice.

The emperor was not a great reader not too fond of collecting books, being particularly interested in the scientific, dynastic, religious and liturgical4. Never knew Latin well, language in which the most important books published in the XVI century, which prevented access to great works of Humanism.

The biography of a character can build on their books. It has been said that the relation-ship of Carlos V with the literary culture was low due to the education he received, more fo-cused on aspects chivalrous than intellectuals.

He wasn t a king bibliophile as his son Felipe II or his brothers Fernando de Austria o Maria de Hungría. The lack of documenta-tion of the relationship of the emperor with the books or their authors seems to be no because there was. What we know is for the inventories carried out in 1517 (first trip to Spain), 1536 (Palace of Brussels), 1542 (Simancas Castle) and 1558 (Yuste).

There is also evidence for the loss of the im-perial chamber in Innsbruck at the hands of the troops Lutheran. Some books were retur-ned not being collected by the emperor and most are in the National Library of Austria.

The Professor Gonzalo4 Says if he had to choose two books to summarize the life of Carlos V, one would be the codex of the “Pri-

vileges of Ghent and Flanders” (Austrian National Library, Codex 2583) that it reminds us birth and the beginning of his reign in 1515 and the other a printed and colored “The gentleman determined” (Amberes, 1553), that he had in Yuste and it express to us how was his reign and his attitude towards death, both respond to the start and end of his life. In his magnificent work4 he recounts the jour-ney of the emperor’s life through his books, ending with the aftermath of that lead us to this article.

After the flight of Innsbruck and the failure of Metz, in the books selected by the monarch between 1553 and 1556 to come to Yuste re-flected most intimate concerns during the final years of his life. The inventory of his property made by Luis Quijada, Martin de Gaztelu and Fr Luis de Regla in 1558 received the emperor’s valets it preserved in the Archives in Simancas and is well known3.

the gentleman determined. olivier de la Marche, 1553

The relationship begins:

A book of “gentleman determined” in French languague covered with crimson velvet ilumi-nated the imagens that in this was.

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reaDings of eMPeror at yuste: fray luis De granaDa

Another book entitled Consolation Boethius hand written on parchment in French covered in crimson velvet.……………………………….......................………….……………………………….......................………….

Another book which is entitled la medita-ción de Luis de Granada.……………………………….......................………….……………………………….......................………….

Follows the relationship of the books so not well served, in many cases forgetting titles or whether work was written or printed.

Particularly striking is the poor quality and quantity of books was, researchers say fit in a chest, and it was not for his lack of interest in reading but rather related to the ascetic purpo-se of his life at Yuste, so decided it.

real reading room library of el escorial.

Philip II was reserved part of these books, following the will of his father, only three were sold at auction and two were burned. Most of them went to the Royal Library of El Escorial.

Looking at all the readings of his last years of life are focused on spiritual meditation and leisure. We aren t longer in readings of a vic-torious emperator, but to the old man spent preparing for death, the daily liturgy and cul-tivating his interests as astronomy, clocks and botany.

Among the top twenty books inventoried, which were separated from the others in a safe and assume that the readings were most in-timate of Charles V, was that of Fray Luis de Granada (“El libro de la oración y de la me-ditación” quoted in an incomplete form in a previous relationship).

According to Professor Gonzalo4 referring to the spiritual books that took, they followed the path of erasmismo and have always raised great interest because it works published and disseminated widely in Castile, but suspicious in his religious orthodoxy. Were unconsciously introduced “el diablo” in the imperial chamber. The dispute between the heterodox and the Inquisition as contarrreformistas flag was ser-ved.

It is thought that in his trip to Yuste the contact Carlos of V with the new Spanish spi-rituality emerged in the days when he was out of Spain, had to specify intermediaries advise him to read. Perhaps their children Felipe and Juana? On the death of Juana de Austria also appears in your library “El libro de la oración y de la meditación” of Fray Luis de Granada, this suggests that she was the one that recom-mended it. In this writer we focus from now, we leave for further studies comment on other books and their authors.

breviary of charles V. royal library of el escorial.

It is unclear whether he was born (1503-1504) in Sarria or her parents moved to Granada, on the occasion of the planting that were made by

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reaDings of eMPeror at yuste: fray luis De granaDa

the conquest in 1492, from the Galician town of which they were native,he born in the city that gives behalf. Orphaned as a child, his mother is welcomed as a laundress in the Dominican monastery. The counts of Tendilla protected him by appointing him page to his children and being educated with them.

In 1525 he professes in the Dominicans and he enters in to Colegio de San Gregorio of Valladolid. Later in the Convent of Scala Coeli of Cordoba he knows San Juan de Avila who influenced him greatly . Chaplain to the Duke of Medina Sidonia, then he goes to live in Portugal accompanying the Cardinal Infan-te D. Henry, later King of Portugal .There he became Provincial of the Order, giving twice a bishopric(Viseu and Braga)for to devote him-self to preaching, highlighting both in Spain and in the neighboring country. He had trouble with the Inquisition in some of his works until the Council of Trent guaranteed his doctrine.

old engraving of fray luis de granada.

Naive character at the end of his life was taken in by the false stigma of a nun of Lisbon.

He warned of his error writes a beautiful book about the sin of scandal (Sermón de las caí-das públicas). He dies in holiness at the end of 1588 in the Convent lisboeta de Sto. Domingo. . His broad process of beatification has been closed in Granada in 1997.

His most important works were:

Book of Prayer and Meditation, 1554. (Book bedside of Charles V at Yuste)

Sinners Guide, 1556.

Memorial of the Christian life, 1561; enlarged Addictions Memorial, 1574.

Concionum of Tempore, 1580.

Introduction to the Symbol of Faith, 1582-1585.

Biographies of saints, sermons, ...

Libro de la oración y meditación, 1554. (Li-bro de cabecera de Carlos V en Yuste)

Guía de Pecadores, 1556.

Memorial de la vida cristiana, 1561; am-pliada con Adicciones al Memorial, 1574.

Concionum de Tempore, 1580.

Introducción al Símbolo de la Fe, 1582-85.

Biografías de santos, Sermones,…

Fray Luis de Granada had a rich personality in different ways. Dr. Ramón Hernández Mar-tín, O.P.9 he describes to us primarily as a major figure in the Spanish language, he published his books many times and he was widely read. His works were translated into life to many of the European languages and even the Japane-se. Teachers of century French gold praised the author and despite a religious confrontation of the time his works were admired in England.

Special mention was recognition that he had in Portugal, his sermons and books in Portu-guese made him qualify as a teacher in the language of the neighboring country.

His condition of Dominican (Order of Pre-achers) , acquired as a child by his mother bonding with Granada convent and his joi-

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reaDings of eMPeror at yuste: fray luis De granaDa

ning in the Order with twenty years made to develop the sense of prayer, observance and strong theological knowledge the prestigious San Gregorio School of Valladolid with the great masters of the time9. He also learned the value of studying and reading, as well as a tas-te for preaching on the liturgical feasts and saints, coming to receive the title of Preacher General.

He was also recognized as a humanist or in-tellectual of his time. The Renaissance was truly Christian character. He received from small a good education in humanities as a Dominican then perfected the Latin and Greek classics. He studied the works of Boecio and Erasmo, besides the Bible, the Holy Fathers and Doc-tors of the Church. Nature was considered as a primary source in their spiritual works and although he was a man of prayer, he claiming the art and inspiration human to preach.

He was a theologian all his life, he co-rresponded with the most important of his time: Domingo de Soto, Bartolomé Carranza or Father Avila, his was the practice even he cultivated speculative. His best work “La intro-ducción al símbolo de la fe” conveys a serene way to live much of the Christian mysteries.

As a last detail of his personality is his at-titude towards the contradiction that marked the Inquisition on suspicion of his doctrine, in-cluding it in the Index of Forbidden Books 1559, shortly after the death of Carlos V.

His trust in God, always welcomed his ser-mons and books, his decision to correct his writings and prayer, they make overcomes the difficulties and officially approved his doctri-ne. The O.P. supported him by appointing him Master in Sacred Theology.

We can to conclude that Fray Luis de Gra-nada was an important figure of spirituality century Spanish gold . His work straddles the empire of Carlos V and Felipe II.

He was a friend of notables of the period, as the Papa Pio IV and Gregorio XIII, noble as the Dukes of Alba and Medina Sidonia , King of Portugal, religious as S. Carlos Borromeo or S. Juan de Avila, theologians, etc..

For its literary quality was a major figure of the Spanish and Portuguese languages, being

translated his work to many others. Master Teacher, influenced St. Teresa of Jesus and St. Juan de la Cruz.

Controversial person at different times of his life, bordering on orthodoxy and persecu-ted by the Inquisition Fernando Valdés. At the end of his life he was fooled by a fake Lisbon nun and his falses sores, but reacting quickly to his error.

Finally, it was one of the final readings of Emperor Charles V at Yuste retirement that su-rely helped him “good death”.

Bibliography.

1. Fernández Álvarez, Manuel (2006): “Carlos V, El Cesar y El Hombre”. Fundación Academia Europea de Yuste- Espasa Calpe, Madrid.

2. Menéndez Pidal, Ramón (1966). Historia de España. Tomo XVIII. La España del Emperador Carlos V. Espasa- Calpe, Madrid.

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6. Rowe Fernández-Gao, Guillermo (2009): “San Juan de Dios, un hombre a la altura de la Es-paña de Carlos V”, Caballeros de Yuste, 18, pp. 37-40.

7. Rowe Fernández-Gao, Guillermo (2011): “Fray Bartolomé Carranza y Carlos V en Yuste”, Caballeros de Yuste, 23, pp. 37-40.

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9. Hernández Martín, Ramón (2009). La es-piritualidad del Padre Granada. Signo de contradicción. Angarmegía. Portal de Investi-gación y Docencia.

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la ordEn dE malta y la corona dE aragón

Luis Miguel García y Lozano de Rocamora

Caballero de Yuste.

SUMARIO: 1. IntroduccIón.- 2. SItuacIón de la orden de Malta en aragón. Breve referencIa.- 3. PetIcIón de aMParo al rey en laS corteS de orIhuela de 1488.- 4. BIBlIografía conSultada.

1. INTRODUCCIÓN.

En el número 23 de esta revista del año 2011, el Caballero de Yuste D. eSteBan góMez de la Bárcena, publicó un breve pero documenta-do artículo1, donde hacía un repaso sobre la influencia española en la Soberana Orden Mili-tar de San Juan de Jerusalén, Rhodas y Malta, la segunda orden en antigüedad tras la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén que hoy en día rige el Sumo Pontífice como Jefe Su-premo.

En el estudio relata con sorpresa nuestro compañero, las escasas referencias que los historiadores malteses hacen a la historia co-mún que une al Reino de España y a Malta, máxime cuando el trato a la isla siempre ha sido cordial, e incluso llegó a ser Gran Maestre de la Orden hasta en doce ocasiones un súbdi-to español2.

1 góMez de la Bárcena, Esteban; «Carlos V, Malta y la Orden de San Juan de Jerusalén». En: Revista Caballeros de Yuste. 23 (Jaraíz de la Vera. 2011). Págs. 32 y ss.2 Nuestro compañero en su artículo da los nombres de tres Grandes Maestres, siendo los nombres de todos ellos junto a su procedencia y sus años de Maestrazgo, los siguientes: frey Juan ferrández de heredIa (Zaragoza, 1377-1397), frey antonI de fluvIá (Corona de Aragón, 1421-1437), frey Pedro raMón SacoSta (Corona de Aragón, 1461-1467), frey Juan de honedeS y gaScón

Como es sabido, las Órdenes Militares de Je-rusalén, tras la pérdida en la Batalla de San Juan de Acre (1291) perdieron toda posibilidad de re-conquistar los Santos Lugares. Asimismo, estas corporaciones perdieron su sentido al no poder

cumplir con su cometido: defensa del templo o basílica previa al Santo sepulcro que hoy día ya no existe cometido que tenia encomendado el Temple, defensa del Santo Sepulcro cometido que tenía la Orden que tomó este mismo nom-

(Reino de Aragón, 1536-1553), frey MartIn garzez (Reino de Aragón, 1595-1601), frey MartIn de radIn y cruzat (Pamplona, 1657-1660), frey rafael de cotoner I de oleSa (Mallorca, 1660-1663), frey nIcoláS de cotoner I de oleSa (Mallorca, 1663-1680), frey raMón de PerellóS y rocafull (Valencia, 1697-1720, en el artículo citado aparece Rocafulel, pero es erróneo), frey raMón deSPuIg y Martínez de MarcIlla (Mallorca, 1736-1741), frey eMManuel de rohan-Polduc (La Mancha, 1775-1797), frey francISco JIMénez de teJada (Funes, 1773-1775). A la lista podemos incluir a frey raMón Berenguer (1365-1374), que a día de hoy todavía se debate sobre su procedencia francesa o catalana, aunque está claro que su ascendencia era catalana. El peso de la Corona de Aragón en la Orden fue tal que de los 12 Grandes Maestres españoles, 9 de ellos procedían de los dominios de la Corona.

fig. 1. Portada Principal de la iglesia de santiago de orihuela. en el tímpano puede verse el lema, los emblemas y el escudo de

los reyes católicos. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

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bre y la atención a los peregrinos en el hospital que se hallaba junto a la basílica cometido que desempeñó la orden de los hospitalarios de San Juan, hoy llamada Orden de Malta. A ello se unió la desaparición del Temple y la pérdida dos siglos después por la Orden de San Juan de la isla de Rodas (1522) a manos de los turcos, desembocando en que los Hospitalarios fueran cuasi-erráticos vagando por las Cortes Euro-peas en busca de la defensa casi paternal de los soberanos aludiendo a su brillante pasado. En España las Órdenes de Jerusalén siempre encontraron grandes aliados sensibles a sus causas. Son conocidos los esfuerzos por man-tener en pie a la Orden del Santo Sepulcro de aleJandro vI BorgIa, de su predecesor SIxto Iv, o del gran felIPe II de eSPaña, quien estaba dispues-to a convertirse en su gran maestre, habida cuenta que en su tiempo ya sólo se mantenía esa orden con caballeros casi todos de proce-dencia hispánica o de territorios pertenecientes a la Monarquía Universal Española.

Del mismo modo, los caballeros hospita-larios de San Juan, una vez perdieron Creta y posteriormente Rodas se convirtieron, al igual que el Santo Sepulcro, en una corporación con enormes posesiones dispersas por todo el mundo, sin un centro neurálgico desde donde dirigirlas, gobernarlas y defenderlas. España no era una excepción a este poder territorial.

Esta situación fue solucionada por el eMPerador carloS, quien cedió en 1530 la isla de Malta en feudo a cambio del impuesto anual de un halcón3 y de la neutralidad de la Orden en los conflictos entre estados cristianos.

2. SITUACIÓN DE LA ORDEN DE MALTA EN ARAGÓN. BREVE REFERENCIA.

El trato dispensado por los Reyes españoles a los Caballeros Hospitalarios tradicionalmen-te fue muy bueno; prueba de ello es que en la Corona de Aragón llegaron a poseer una grandísima concentración territorial consegui-da en gran parte por dos hechos: el testamento de alfonSo el Batallador donde los nombraba herederos de la Corona de Aragón junto a las Órdenes del Santo Sepulcro y del Temple4. A esta herencia sucedieron diversos pactos para que las Órdenes renunciaran a sus derechos sucesorios, siendo estos compensados con amplios territorios.

Otro suceso que hizo incrementar más las posesiones en Aragón por parte de Malta fue la desaparición de la Orden del Temple, que hizo a JaIMe II el JuSto adoptar la decisión de repartir entre las otras dos Órdenes de Jerusalén res-tantes, los bienes existentes en los territorios en la corona que fueron propiedad del temple. Ello con la excepción de los poseídos en el Rei-no de Valencia, ya que el monarca aragonés tenía el interés, de crear una orden militar pro-pia de la Corona de Aragón a la usanza de la de Calatrava, de la que copió los estatutos. Es-te interés se materializó en la Orden de Santa María de Montesa con sede en el castillo tem-plario de Montesa (Valencia).

Estas dos situaciones convirtieron a la Or-den de Malta en una de las que más posesiones territoriales tenía en la Corona de Aragón. Sin embargo, el aumento patrimonial iba parejo al

3 góMez de la Bárcena, Esteban; «Carlos V, Malta y la Orden de San Juan de Jerusalén». En: Revista Caballeros de Yuste. 23 (Jaraíz de la Vera. 2011). Págs. 32 y ss.4 Este hecho fue el que convirtió a las tres órdenes en Soberanas, al ser poseedoras y propietarias de un reino a título de Soberanía con todos sus poderes, prebendas y prerrogativas. Por ello, tanto el Santo Sepulcro como Malta son Soberanas Órdenes, aunque sólo sea Malta la que utilice este título.

fig. 2. escudo de orihuela rodeado por el gran collar de la orden de Malta. biblioteca Pública fernando de loazes de ori-

huela. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

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aumento del descrédito social5 al que estaban asistiendo sus freiles. La consecuencia de ello fue trasladándose a diversos hechos como era que cada vez había menos caballeros entre la nobleza española6 y la pérdida del favor de tan influyente estamento hizo que su trato no fue-ra similar al del resto de órdenes religiosas que por sí solas tenían gran fuerza.

Esto conllevó que en ocasiones no se res-petara por parte de las fuerzas públicas sus derechos y privilegios, así como las libertades y derechos propios de los que gozaban sus caballeros, sus vasallos, sus templos, y sus se-ñoríos de maestrazgo. A los caballeros se les negaba en ocasiones el ejercicio de sus dere-chos inherentes a su condición de cruzado en la Orden de San Juan, derechos que en oca-siones suponía poseer un fuero judicial propio, quedando libres de ser juzgados por la Juris-dicción Ordinaria para ser juzgados por los tribunales propios de su orden.

3. PETICIÓN DE AMPARO AL REY EN LAS CORTES DE ORIHUELA DE 1488.

La pérdida de su fuerza militar y de su in-fluencia en la nobleza hizo que la Orden de Malta acudiera a la última de sus posibilidades, su condición de orden religiosa y se presentara en las Cortes Generales de Orihuela de 14887 como componente del brazo eclesiástico lide-rado por franceSc deS PratS8 en representación

5 Recordemos el brocardo muy utilizado en aquella época “siempre será más un caballero español que un comendador italiano”, brocardo que tenía aplicación hasta en causas penales, pues cuando el reo que se presentaba ante la justicia vestía un hábito español siempre tenía una mayor consideración a la hora de su defensa.6 garcía y lozano de rocaMora, Luis Miguel; «La presencia de las Órdenes Militares Italianas en la capital oriolana.» En: Revista Oleza. S Nº (Orihuela. 2012). En fase de Publicación por lo que no podemos ofrecerles las páginas.7 El fin de la convocatoria de Cortes en Orihuela era el de comenzar la Reconquista del Reino Nazarí por la Granada Oriental. Así los reyeS católIcoS abandonarían la Corona de Aragón una vez culminadas las Cortes para adentrarse en Castilla por Murcia desde donde comenzaría la conquista de Vera y Baza. Sobre el particular: fernández álvarez, Manuel; Isabel la Católica. (Editorial Espasa-Calpe. Pozuelo de Alarcón. 2004.) [=fernández. Isabel la Católica.] Pág. 260.8 francISco deS PratS y roSell, oriolano de nacimiento,

del Cardenal de Valencia rodrIgo BorJa o BorgIa, futuro aleJandro vI9.

fue posteriormente obispo de Catania, obispo de Astorga, obispo de León. Fue nombrado Protonotario del Papa aleJandro vI en 1492 hasta que se le envió a la Corte de los reyeS católIcoS como primer nuncio permanente en la Corte, con quien se inauguraron las relaciones diplomáticas permanentes en el mundo, cambiando el estilo de diplomacia conocido hasta entonces. Finalmente, fue creado Cardenal en 1503 falleciendo al año siguiente en Roma. Sobre el particular consultar: fernández, Justo; Don Francisco de Prats, primer nuncio Permanente en España (1492-1503). Madrid. 1950.9 aleJandro vI antes de ser nombrado Arzobispo de Valencia por su tío calIxto III fue obispo de Cartagena, por lo que conocía muy bien la realidad eclesiástica de Orihuela y el poco apego que la Capital tenía hacia el obispado castellano del que dependía. Precisamente este prelado tenía un palacio en la ciudad de Orihuela que en otro tiempo perteneció a la Orden del Temple y se apropió el Obispado cartagenero. Los oriolanos no tardarían en hacer una coplilla en burla de la ausencia del Papa Borgia tanto en su palacio como en la diócesis por su permanente residencia en Roma, que posteriormente le aupó al papado. La coplilla que utilizaba como burla su escudo

fig. 3. escudo de españa de la época del rey felipe V rodeado por el gran collar de la orden de Malta. biblioteca Pública fernando

de loazes de orihuela. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

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Citadas las personas y llegados los reyeS ca-tólIcoS acompañados de la comitiva regia10 se reunieron las Cortes en la ciudad de Orihuela11 el 21 de julio de 148812 bajo la presidencia del Rey fernando13. Como representante de la Or-den de Malta estuvo presente el Comendador de Valencia, Frey raMón SIScar14 quien fue in-cluido en el brazo eclesiástico, acudiendo junto

familiar decía lo siguiente: Se honra el obispo de Murcia,/ en tener un buey por armas;/ y los bueyes en tener,/ su palacio aquí por cuadra. Sobre este particular consultar: vIlar raMírez, Juan Bautista; Orihuela Moderna. Los siglos XIV y XV en Orihuela. Patronato García Rogel. Orihuela. 1977.10 El académico Manuel fernández álvarez en su libro sobre ISaBel la católIca dice que formaba parte de la comitiva regia el Príncipe Juan quien acompañaba a sus padres en su estancia en la Corona de Aragón con el fin de presentarlo en público como príncipe heredero. Sobre el particular ver: fernández. Isabel la Católica. Pág. 259.11 Tradicionalmente se ha citado la Iglesia de Santiago, sede de la Orden de Santiago en otro tiempo y parroquia como lugar de celebración de las Cortes. Sin embargo, una reciente corriente historiográfica afirma que es posible que la celebración de dicha asamblea tuviera lugar en la Colegiata del Salvador, poco después elevada a Catedral por JulIo II en 1510 por acción de fernando el católIco.12 fernández álvarez baraja otra fecha, la de abril de 1488 aunque sin decir de dónde consigue este dato. Sin embargo, optamos por la que figura en el texto jurídico que emanó de las propias Cortes. Sobre el particular consultar: fernández. Isabel la Católica. Pág. 259.13 Ya en anteriores Cortes reunidas en la Corona de Aragón como en las de Calatayud de abril de 1481, el Rey fernando amplió los poderes de ISaBel la católIca con el fin de que esta pudiera participar en las asambleas y que reiteró en mayo del propio 1488. A este respecto consultar: rodríguez Sánchez, Ángel; Martín, José Luis.; La España de los Reyes Católicos. La unificación territorial y el reinado (Siglos XIV-XV).Vol. 5. (Espasa-Calpe. Madrid. 2004.) Pág. 653.14 Fueros Nuevos Hechos por el Cristianísimo y Muy Alto rey Don Fernando, Rey de Castilla, De Aragón y De Valencia, “Et Caetera” en las Cortes Generales Celebradas y Acabadas en la ciudad de Orihuela, a los Regnícolas de la ciudad y Reino de Valencia, a XXI de Julio del año de la Natividad de Nuestro Señor Dios Jesucristo de M.CCC. LXXXVIII. Vol. 2. (Ayuntamiento de Valencia. Valencia. 1988.) [=Fueros Nuevos de Orihuela.]Pág. 80.

a él otros representantes de órdenes como la Orden de Santiago15 o la de Montesa16. La re-unión se fue desarrollando con el protocolo propio actuando como Vicecanciller alfonSo de la cavallería17.

Llegado el turno del brazo eclesiástico, co-menzaron a ser expuestas cada una de las peticiones que desde los miembros de este brazo se hacían. En este turno Frey raMón SIS-car hizo su petición por medio de la cual pedía que fueran respetadas las inmunidades a los comendadores de la Orden de San Juan, según era costumbre de conformidad a los privilegios Reales y a los rescriptos y bulas Papales. El Co-mendador hospitalario hace en todo momento una defensa de sus compañeros de “religión” dejando patente ser “eclesiástica persona del Brazo eclesiástico18”.

En su petición SIScar solicita que él como religioso “se debe y puede beneficiar de todas aquellas inmunidades y libertades que a todas las otras personas eclesiásticas y religiosas son otorgadas, así como de la inmunidad de las igle-sias, casas y vasallos, según que por privilegio les está otorgado”19, por ello acude a las Cortes con el fin de solicitar al Rey que confirme estos derechos para él y sus compañeros caballeros.

Sin embargo, no queda ahí el asunto. Frey ra-Món SIScar aprovechando su parlamento en las Cortes, pide además que todas las inmunida-des y derechos que en adelante se le concedan por el Rey a los eclesiásticos se les extiendan a él y a los comendadores de la encomienda de Valencia en adelante y “por tiempo futuro”. Así mismo pide que se haga expreso cuando se apruebe en un Acto de Corte20 o en cualquier

15 En representación de la Orden Santiaguista acudió frey Joan d’Ixer, comendador de Orcheta.16 Como representante de esta corporación acudió frey garcía de MarzIlla, Clavario de la Orden de Santa María de Montesa.17 Fueros Nuevos de Orihuela. Pág. 79.18 Fueros Nuevos de Orihuela. Pág. 100.19 Fueros Nuevos de Orihuela. Pág. 100.20 Los Actos de Corte eran las normas que se presentaban por los miembros de los tres brazos para su aprobación por parte del Rey, mientras que este presentaba a las Cortes los Fueros para que fueran aprobados por los miembros de los tres brazos. No se trataba de una norma inferior, sino que entraba en juego la competencia a la hora de proponerla. En el caso de los Fueros la competencia la tenía el rey, mientras que los

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provisión o instrumento jurídico que entienda el Rey como más adecuado.

Su alocución termina pidiendo al abuelo de nuestro emperador, el Rey fernando de aragón que “plazca a Vuestra Alteza que los privile-gios otorgados a favor de dicho Comendador de Valencia y su religión, sean confirmados y conservados por vuestros oficiales”21, esto es, que se obligue a los oficiales reales que res-peten los privilegios otorgados en adelante al igual que tienen que hacer con los concedidos anteriormente.

A esta alocución el Rey Católico contestó en persona22 y brevemente, diciendo que se actuaría según los fueros y la costumbre del reino, dando así amparo a la primera petición, pero no vinculándose a extender los posterio-res privilegios concedidos a los eclesiásticos, a los freiles de la Orden de Malta.

4. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

actos de Cortes o Capítulos la competencia la tenían los miembros de cada uno de los brazos o estamentos. La denominación Actos de Cortes la toman las Cortes Valencianas de las Cortes aragonesas de las que tributan en muchos aspectos. Sobre este particular ver: SaraSa Sánchez, Esteban; Las Cortes de Aragón en la Edad Media. Guara Editorial. Zaragoza. 1979. Pág. 104 y ss.21 Fueros Nuevos de Orihuela. Pág. 101.22 Fueros Nuevos de Orihuela. Pág. 101.

* Fueros Nuevos Hechos por el Cristianísimo y Muy Alto rey Don Fernando, Rey de Castilla, De Aragón y De Valencia, “Et Caetera” en las Cortes Generales Celebradas y Acabadas en la ciudad de Orihuela, a los Regnícolas de la ciudad y Reino de Valencia, a XXI de Julio del año de la Natividad de Nuestro Señor Dios Jesucristo de M.CCC. LXXXVIII. Vol. 2. Ayuntamiento de Valencia. Valencia. 1988.

* fernández, Justo; Don Francisco de Prats, primer nuncio permanente en España (1492-1503). Madrid. 1950.

* fernández álvarez, Manuel; Isabel la Católica. Editorial Espasa-Calpe. Pozuelo de Alarcón. 2004.

* garcía y lozano de rocaMora, Luis Miguel; «La presencia de las Órdenes Militares Italianas en la capital oriolana.» En: Revista Oleza. S Nº. Orihuela. 2012.

* góMez de la Bárcena, Esteban; «Carlos V, Malta y la Orden de San Juan de Jerusalén». En: Revista Caballeros de Yuste. 23 Jaraíz de la Vera. 2011.

* rodríguez Sánchez, Ángel; Martín, José Luis.; La España de los Reyes Católicos. La unificación territorial y el reinado (Siglos XIV-XV).Vol. 5. Espasa-Calpe. Madrid. 2004.

* SaraSa Sánchez, Esteban; Las Cortes de Aragón en la Edad Media. Guara Editorial. Zaragoza. 1979. Pág. 104 y ss.

* vIlar raMírez, Juan Bautista; Orihuela Moderna. Los siglos XIV y XV en Orihuela. Patronato García Rogel. Orihuela. 1977.

fig. 4. Detalle del lema, los emblemas y el escudo de los reyes católicos con la granada cerrada. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

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Luis Miguel García and Lozano de Rocamora

Caballero de Yuste.

CONTENTS: 1. INTRODUCTION. - 2. STATUS OF THE ORDER OF MALTA IN ARAGON. BRIEF REFERENCE. - 3. REQUEST UNDER THE KING IN PARLIAMENT OF ORIHUELA, 1488. - 4. LITERA-TURE.

1. INTRODUCTION.

In issue 23 of this magazine in 2011, the Caballero of Yuste D. ESTEBAN GÓMEZ DE LA BARCENA, published a short but documented article1, which was an overview of the Spanish influence in the Sovereign Military Order of St. John of Jerusalem, Rhodes and Malta, the second order of seniority after the Equestrian Order of the Holy Sepulchre of Jerusalem that today governs the Pope as Supreme Head.

The study relates to surprise our friend, the few references that make Maltese historians common history that unites the Kingdom of Spain and Malta, especially when dealing with the island has always been cordial, and even became Grand Master of Order hasta up to twelve times a subject spanish2.

As is known, the Militaries Orders of Jerusa-lem, after the loss at the Battle of San Juan de Acre (1291) they lost any chance of regaining the Holy Places. Furthermore, these corporations lost their sense unable to fulfill its mission: defending the temple or basilica prior to the Holy Sepulchre that today there is no longer committed to the Temple had commissioned, committed defense of the Holy Sepulchre that the Order had taken this same name and care for pilgrims in the hospital that was next to the Basilica role played by the Hospitaller Order of

St. John, now called the Order of Malta. To this was added the disappearance of the Temple and the loss (perdida) two centuries later by the Order of St. John (san juan) of the island of Rhodes (1522) by the Turks, leading to the Hospitallers were quasi-erratic wandering the European Courts in search almost paternal de-fense of sovereign alluding to its brilliant past. In Spain Orders Jerusalem always found great allies sensitive to its causes. They are known efforts to prop up the Order of the Holy Sepul-chre of ALEJANDRO VI BORGIA, his predecessor SIXTO IV, or the great FELIPE II DE ESPAÑA, who was willing to become his grand master, given that in his time and that order was maintained only with knights almost all of Hispanic origin or territories belonging to the Spanish Univer-sal Monarchy.

fig. 1. Portada Principal de la iglesia de santiago de orihuela. en el tímpano puede verse el lema, los emblemas y el escudo de

los reyes católicos. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

Similarly, the Hospitallers of St. John, on-ce lost Crete and Rhodes later they became, like the Holy Sepulchre, in a huge corporation with holdings scattered throughout the world, without a hub from which to address them , and govern defend. Spain wasn’t a exception to this territorial power. This situation was resol-ved by the EMPERADOR CARLOS, who in 1530 ceded the island of Malta in feud in exchange for an annual tax and halcón3 and the neu-

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trality of the Order in the conflicts between Christian states.

2. STATE OF THE ORDER OF MALTA IN ARA-GON. Brief reference.

The treatment by the Spanish kings to the Hospitallers Knights traditionally was very good; the proof is that into the Crown of Aragon they came to possess a very large te-rritorial concentration achieved largely by two factors: the will of ALFONSO EL BATALLADOR where appointed heirs of the Crown of Aragon together with the Orders of the Holy Sepulchre and the Temple4. at this inheritance happened several pacts for the orders to surrender their inheritance rights, these being compensated with large territories.

Another event that did increase more posses-sions in Aragon by Malta was the disappearance of the The Last Templar ,it which made that JAIME II EL JUSTO decide to split between the other two Orders of Jerusalem remaining , the goods in the territories in the crown that were owned by the temple. This with the exception of the possessed in the Kingdom of Valencia, as the Aragonese monarch had the interest of creating a proper military order of the Crown of Aragon in the style of Calatrava, which co-pied the statutes. This interest was made in the Order of Our Lady of Montesa based in the Templar castle of Montesa (Valencia).

These two situations became the Order of Malta in one that had more possessions in the Crown of Aragon. However, the patrimonial increase was even equity to increase social5 discredit they were watching their freiles. The result was moving to various events like was that there was less spanish 6 knights among the nobility and the loss favor of such an in-fluential establishment for his treatment did not similar to the rest of religious orders who alone had great strength .

This led to sometimes not respected by the government publics forces and their rights and privileges, and the freedoms and typical rights that enjoyed of his knights , his vassals, their temples, and their lordships of mastership. To the gentlemens sometimes were denied the exercise of their inherent rights to their status crossed the Order of St. John, rights someti-mes supposed to possess a own judicial forum,

being free to be tried by the ordinary courts for trial by its own court order.

3. REQUEST UNDER THE KING IN PARLIAMENT OF ORIHUELA, 1488.

The loss of its military force and its influence on the nobility made the Order of Malta come to the last of their possibilities, their status as religious order and presented in the Parliament of 14887 Orihuela as ecclesiastical component led by FRANCES DES PRATS8 representing the Cardinal of Valencia RODRIGO BORJA O BORGIA, ALEJANDRO VI9 future.

Cited people and the Catholic Kings arrived accompanied by the regia10 delegation met in the Courts of the city of Orihuela11 at 21st of July of 1488 12 under the chairmanship presiden-cia of King FERNANDO13. As a representative of the Order of Malta was present Commander of Valencia, Frey RAMÓN SISCAR14 who was induc-ted into the ecclesiastical arm, going with him representatives of other orders as the Order of Santiago15 or Montesa16. The meeting was de-veloped with the protocol itself acting as Vice Chancellor ALFONSO DE LA CAVALLERÍA17.

fig. 2. escudo de orihuela rodeado por el gran collar de la orden de Malta. biblioteca Pública fernando de loazes de ori-

huela. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

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The turn of the ecclesiastical arm, began to be exposed each petition from members of this arm is doing. In this turn Siscar Ramon Frey made his request by asking where they were respected immunities to the commanders of the Order of St. John, as was customary in ac-cordance with royal privileges and rescripts and papal bulls. The Commander hospital at all ti-mes makes a defense of his fellow of “religion” be clearly showing “churchy person eclesiastic18 Arm”.

In his petition SISCAR sought as a religious person “should and can benefit from all the im-munities and freedoms as all other religious and ecclesiastical persons are granted and just as the immunity of churches, houses and vassals, as that privilege they are granted “19, why go to the courts to request the King to uphold these rights for himself and his fellow knights.

fig. 3. escudo de españa de la época del rey felipe V rodeado por el gran collar de la orden de Malta. biblioteca Pública fernando

de loazes de orihuela. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

However, there isn’t the case. FREY RAMÓN SISCAR leveraging its parliament in Parliament in he Courts, calls also for all the immunities and rights adelante hereinafter granted him by the King to the church were extended to him and the commanders of the charge of Valencia onwards and “future tense “. It also calls for ma-king espresso when approved by Corte20 Act or

any provision or legal instrument to understand the King as more appropriate.

Ends his speech by asking the grandfather of our Emperor, King FERNANDO DE ARAGÓN that “pleases your Highness that the privileges granted in favor of the Commander of Valencia and religion, are confirmed and stored by your officers,”21 that is, obliging the royal officials to respect the privileges given hereinafter as ha-ving to do with the previously granted.

In this speech the Catholic King answered in person22 and briefly, saying they would act ac-cording to the charters and custom of the realm, giving shelter to the first request, but not sub-sequent linking to extend privileges granted to the clergy, to freiles of the Order of Malta.

4. Literature.

* Made by New Fueros Most Christian and Most High King Ferdinand, King of Castile, Ara-gon and Valencia, “Et Caetera” in Parliament and Cumshot Held in the city of Orihuela, the Reg-nícolas city and Kingdom of Valencia, July XXI year of the Nativity of Our Lord God Jesus Christ M.CCC. LXXXVIII. Vol 2. City of Valencia. Valen-cia. 1988.

* Fernández, Justo; Don Francisco de Prats, primer nuncio permanente en España (1492-1503). Madrid. 1950.

* Fernández Álvarez, Manuel; Isabel la Cató-lica. Editorial Espasa-Calpe. Pozuelo de Alarcón. 2004.

* García y Lozano de Rocamora, Luis Miguel; «La presencia de las Órdenes Militares Italianas en la capital oriolana.» En: Revista Oleza. S Nº. Orihuela. 2012.

* Gómez de la Bárcena, Esteban; «Carlos V, Malta y la Orden de San Juan de Jerusalén». En: Revista Caballeros de Yuste. 23 Jaraíz de la Vera. 2011.

* Rodríguez Sánchez, Ángel; Martín, José Luis.; La España de los Reyes Católicos. La unifi-cación territorial y el reinado (Siglos XIV-XV).Vol. 5. Espasa-Calpe. Madrid. 2004.

* Sarasa Sánchez, Esteban; Las Cortes de Ara-gón en la Edad Media. Guara Editorial. Zaragoza. 1979. Pág. 104 y ss.

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* Vilar Ramírez, Juan Bautista; Orihuela Mo-derna. Los siglos XIV y XV en Orihuela. Patronato García Rogel. Orihuela. 1977.

1 Gómez de la Bárcena, Esteban; «Carlos V, Malta y la Orden de San Juan de Jerusalén». In: Revista Caballeros de Yuste. 23 (Jaraíz de la Vera. 2011). Págs. 32 y ss.

2 Our partner in his article gives the names of three Grand Masters, and the names of all of them with his origin and his years of Mastership, the following: frey Juan Ferrández Heredia (Zara-goza, 1377-1397), frey Antoni de Fluviá (crown of Aragon, 1421-1437), frey Pedro Ramon Sacosta (crown of Aragon, 1461-1467), Frey Juan de Ho-nedes y Gascon (Kingdom of Aragon, 1536-1553), Frey Martin Garzez (Kingdom of Aragon, 1595-1601 ), Frey Martin de Radin y Cruzat (Pamplona, 1657-1660), frey Rafael de Cotoner I de Olesa (Mallorca, 1660-1663), Frey Nicólas Cotoner I de Olesa (Mallorca, 1663-1680), frey Ramon de Pere-llós y Rocafull (Valencia, 1697-1720, in the article cited Rocafulel appears, but it is wrong), Frey Ra-món Despuig y Martinez de Marcilla (Mallorca, 1736-1741), frey Emmanuel de Rohan-Polduc (La Mancha, 1775-1797), frey Francisco Jiménez de Tejada (Funes, 1773-1775). A list can include Frey Ramon Berenguer (1365-1374), which today still debate over its French or Catalan origin, although it is clear that their ancestry was Catalan. The weight of the Crown of Aragon in the Order was such that the 12 Spanish Grand Masters, 9 of them came from the domains of the Crown.

3 Gómez de la Bárcena, Esteban; «Carlos V, Malta y la Orden de San Juan de Jerusalén». In: Revista Caballeros de Yuste. 23 (Jaraíz de la Vera. 2011). Págs. 32 y ss.

4 This fact was that made the three orders in Sovereign, being possessors and owners of a kingdom by way of sovereignty with all its powers, privileges and prerogatives. Thus, both the Holy Sepulchre as Malta are Sovereign Orders, if only Malta which use this title.

5 Recall the Brocardo widely used at that ti-me “will always be a Spanish gentleman an Italian commander,” I had Brocardo application to crimi-nal cases, as when the defendant who appeared in court wearing a Spanish habit always had a greater consideration When his defense.

6 Garcia y Lozano de Rocamora , Luis Miguel, “The presence of the Italian military orders in the

capital oriolana.” In: Journal Oleza. No. S (Orihue-la. 2012). Being published so we can not offer pages.

7 The end of the call for cuts in Orihuela was to begin the reconquest of Granada Nazari King-dom by the East. So abandon the Catholic Kings of Aragon once culminated the Parliament to enter in Castile by Murcia where begin the con-quest of Vera and Baza. In this regard: Fernández Álvarez, Manuel, Isabel the Catholic. (Editorial Espasa-Calpe. Pozuelo de Alarcón. 2004.) [= Fer-nandez. Isabella.] Page 260.

8 Francisco Des Prats and Rosell, oriolano of birth, was then bishop of Catania, bishop of Astorga, Bishop of León. He was appointed Prothonotary of Pope Alexander VI in 1492 until he was sent to the court of Fernando and Isabel as the first permanent nuncio at the court, who were inaugurated permanent diplomatic relations in the world, changing the style of diplomacy ever known. Finally, he was made a cardinal in 1503 and died the following year in Rome. On this subject see: Fernández, Justo, Don Francis-co de Prats, former Permanent nuncio in Spain (1492-1503). Madrid. 1950.

9 Alexander VI before being appointed Archbis-hop of Valencia by his uncle Calixto III was bishop of Cartagena, so we knew well Orihuela ecclesias-tical reality and the lack of interest towards the Capital was the dependent Castilian bishopric. Precisely this prelate had a palace in the city of Orihuela that once belonged to the Order of the Temple and seized the bishopric of Cartagena. The oriolanos would soon make a mockery of the ballad in the absence of the Borgia Pope both his palace and in the diocese for his permanent re-sidence in Rome, he subsequently clinched the papacy. The ballad he used as his family crest mockery read: It honors the bishop of Murcia, / to have an ox and oxen ;/ weapons to have, / his palace here by block. In this regard see: Vilar Ramirez, Juan Bautista; Modern Orihuela. The XIV y XV centuries in Orihuela. Garcia Rogel Board. Orihuela. 1977.

10 The scholar Manuel Fernández Álvarez in his book on Isabel La Católica says that was part of the royal entourage Príncipe Juan who accom-panied her parents on their stay in the Crown of Aragon in order to present it in public as crown prince. On this subject see: Fernández. Isabel la católica. Page 259.

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the orDer of Malta anD the crown of aragon

11 Traditionally it has cited the Church of San-tiago, home to the Order of Santiago in another parish as time and venue of the courts. However, a recent historiographical current says it is pos-sible that the holding of such meeting took place at the Collegiate Church of the Savior, soon after elevated to Cathedral by Julius II in 1510 by Fer-nando El Católico action.

12 Fernández Álvarez deck another date, April of 1488 though without saying where it gets this information. However, we chose the one in the legal text that emanated from the courts them-selves. On this subject see: Fernández. Isabel La Católica. Page 259.

13 Cortes gathered in earlier in the Crown of Aragon as of Calatayud as in April 1481, King Fer-nando El Católico expanded the powers of Isabel La Católica in order that it could participate in the assemblies and repeated itself in May 1488. In this regard see: Rodríguez Sánchez, Angel, Mar-tín, José Luis., La España de los Reyes Católicos. La unificación territorial y el reinado (XIV-XV). Vol 5. (Espasa-Calpe. Madrid. 2004.) Page 653.

14 Fueros New Acts by most Christian and Very High King Ferdinand, King of Castile, Aragon and Valencia, “Et Caetera” in Parliament and Cumshot Held in the city of Orihuela, the Regnícolas city and Kingdom of Valencia , at XXI of July of the year of the Nativity of Our Lord God Jesus Christ M.CCC. LXXXVIII. Vol 2. (City of Valencia. Valen-cia. 1988.) [= Fueros Nuevos de Orihuela.] P 80.

15 Representing the Order Santiaguista frey Joan D’Ixer went, commander of Orcheta.

16 As a representative of this corporation ca-me frey Garcia de Marzilla, clavario of the Order of Our Lady of Montesa.

17 Fueros Nuevos de Orihuela. Page 79

18 Fueros Nuevos de Orihuela. page100

19 Fueros Nuevos de Orihuela. page 100

20 The Court acts were the rules that we-re presented by members of the three arms for approval by the King, while this presented to Par-liament the Jurisdictions to be approved by the members of the three arms. There wasn t a lower standard, but competition came into play when offering it. In the case of Fueros the competi-tion had the king, while the acts of Parliament or the Chapters competition had members of each of the arms or estates. The name acts Cortes take the Valencian Parliament of the Aragonese Cortes taxed in many ways. In this regard see: Sarasa Sánchez, Esteban, Las Cortes de Aragón en la Edad Media . Editorial Guara. Zaragoza. 1979. Page 104 et seq.

21 Fueros Nuevos de Orihuela.page 101

22 Fueros Nuevos de Orihuela. Page 101

fig. 4. Detalle del lema, los emblemas y el escudo de los reyes católicos con la granada cerrada. foto: luis Miguel g. y lozano de r.

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la rEal asociación caballEros dEl monastErio dE yustE, fElicita al ilmo. sr. d. EugEnio díaz gonzálEz, sEcrEtario gEnEral dE la rEal asociación, por habErlE concEdido la cruz distinguida dE la ordEn dE san raimundo dE pEñafort.

la Junta dirEctiVa y los asociados sE complacEn por Esta distinguida cruz quE lE concEdE El ministErio dE Justicia, a la VEz quE Esta fElicitación la hacEmos EXtEnsiVa a toda la familia dE EstE ilustrE abogado dE madrid.

eugenio Díaz gonzález, secretario general de la real asociación.

El prEsidEntE dE la rEal asociación caballEros dEl monastErio dE yustE, monsEñor dr. d. clE-mEntE martín muñoz, rEcibió El nombramiEnto dE académico dE honor dE la acadEmia Española dE Estudios históricos

dE Estomatología y odontología, quE lE fuE EntrEgado por su prEsidEntE, dr. d. Julio gonzálEz iglEsias, El día 14 dE diciEmbrE dE 2012.

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II CONGRESO INTERNACIONAL CABALLEROS DE YUSTELa Real Asociación Caballeros del Monasterio de Yuste y su Fundación celebraron el día 26 de

marzo de 2013 su II Congreso Internacional en el Palacio de Congresos de Cáceres.

Más adelante publicaremos el contenido de las ponencias pronunciadas.

crónicas

foto familia. Vista general.

Dr. Vicente urios Moliner.

Dª. Pilar Merino Muñoz. Directora general Patrimonio cultural. Dª. Mª. Jerónima sayagués Prieto. subdelegada del gobierno en cáceres.

Dr. clemente Martín Muñoz. Presidente de la real asociación caballeros del Monasterio de yuste.

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crónicas

Dr. luis estaire álvarez.

Dr. alberto alciturri Pombo. representante del banco santander.

Dr. guillermo ostos Mateos-cañero. Dr. francisco Javier Pizarro gómez. Dr. Pablo franco cejas.

Dr. José Mª. Martínez garcía.

autoridades y Ponentes.

Dr. tomás ramírez de sandoval y ramírez.

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crónicas

INAUGURACIÓN MONUMENTO ESCULTÓRICO EN CUACOS DE YUSTE EL DÍA 02 DE FEBRERO DE 2013.

Señoras y señores.

El arte, es volar sobre el campo sembrado, con el viento bajo las alas, alejarse saltando hacia el manantial, por sobre los agaves y los nopales, agradeciendo a la vida como un torrente, como una lluvia de granizo, con el puño cerrado midien-do el corazón, descubriendo los lados oscuros y los luminosos, en la madrugada cuando la luna esta llena y no ha salido el sol, es estar abrumado por el sueño y por los sueños, pidiendo ser come-ta que deja huella en la petición de un deseo, es dejar testimonio en la pincelada de un color, en la suavidad de la caricia de la arcilla, es salvar esta vida que esta condenada a muerte.

En el año de 1992, con estas ideas se inició la obra que hoy vemos terminada; están con no-sotros los artífices de este logro: el motor, don Emiliano Moreno y su esposa Margarita; el im-pulsor, don Eduardo Garza y su esposa Carmen;

la inspiración, mi señora Elvia; a ellos, y a la Asociación de Alcaldes del V Centenario, al Ayun-tamiento de Cuacos de Yuste, y a los Caballeros de Yuste, es que estamos hoy aquí, despues de casi 21 años, viendo realizado un sueño, les pido para ellos un generoso aplauso... Muchas gracias.

El “Monumento a Carlos V”, es un testimonio del emperador en toda su majestad, con un rostro monumental sereno, dirigiendo su mirada a la lejanía de sus vastas posesiones, abrazando a los personajes que engrandecieron el imperio donde no se ponía el sol, con el “Toisón de Oro” en el pecho y las palabras grabadas “Plus Ultra” en su vestimenta.

Esta escultura fue elaborada en México, bajo la técnica de la piedra recuperada, que yo he denominado como “terroca”, roca de terres, con una medida de 10.00 Mts. de largo por 5.50 Mts. de alto.

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crónicas

La monumental escultura está compuesta de figuras que forman el torso de Carlos V, que es el elemento simbólico y principal, de esta obra que conmemora la memoria del Rey de España, nacido un 24 de febrero en el año de 1500 en Gante.

Figuras de personajes representativos, dan una interpretación de lo que es la historia apasionan-te del que fue primogénito de Felipe el Hermoso y de Juana de Castilla, heredero de Maximiliano de Austria y Maria de Borgoña y de los Reyes Católicos, iniciando la era que dio a España una dimensión Europea.

Carlos V, recibió en herencia: Europa, el norte de África y América; así las esculturas por la par-te izquierda de la obra, la forman personajes que representan a: Magallanes, Juan Sebastián Elcano, Pizarro y Juan de Grijalba; en la parte central, a Hernán Cortés, doña Marina “la Malinche”, Cuahu-temoc, Moctezuma, y la figura infantil de “Jeromín” don Juan de Austria; por la parte derecha, al Padre Olmedo, Fray Bartolome de las Casas, Fray Toribio de Benavente y un sacerdote maya.

Todos son parte de un mosaico de posesiones de difícil conjunción y de intereses enfrentados, que lo hacían el monarca mas poderoso de su tiempo y del mundo durante más de un tercio de siglo; las manos del gigantesco personaje toman el sol europeo y el sol americano, un pintor na-huatl y un escultor en cada extremo de la obra dejan testimonio de esta historia.

Las esculturas de dos desnudos femeninos en los extremos de la monumental obra, representan el gobierno de Carlos V, que fue de un concepto patrimonial del poder, de la idea imperial, de la religión, del boato, las justas, la caza y la buena mesa, introduciendo en España, la Orden del Toi-són, y el Ceremonial de la Corte.

La escultura de una mujer mestiza que en su mano sostiene el retoño de una planta de aga-ve, simboliza el crecimiento de una nueva época representada en la figura de Carlos V, decidido y valeroso, amante de las armas y de las letras, de ese mundo por demás convulso de su época, la supremacía de España, la plata americana y el crédito de Alemania. Carlos V, fue un europeo de visión ámplia, utópica, que no se detuvo en los horizontes del viejo continente, de ideales univer-sales y de espíritu renacentista.

La escultura, que es un monumental busto de don Carlos de Gante, fue motivado por las cláu-sulas del testamento donde ordenaba como sería enterrado: “…así mismo ordenó y mandó que en caso de que mi enterramiento haya de ser en es-te dicho monasterio, se haga mi sepultura en el altar mayor de la dicha iglesia y monasterio, en esta forma: que la mitad de los pechos a la cabeza fuera de él, de manera que cualquier sacerdote que dijera misa ponga los pies sobre mis pechos y cabeza…”

Carlos V, murió el 20 de septiembre de 1558, trasladándose sus restos al monasterio de El Es-corial donde hoy reposan, dejando en el Yuste, el féretro de roble, en el que se trasladó el cadáver y la trascendencia de haber sido el lugar que esco-gió el emperador para morir.

Queda este monumento desde México a Yuste, como una obra testimonial de la imagen de este emperador extraordinario, un monarca que con su quehacer cambió el rumbo de la historia, no solo en europa, sino en gran parte del mundo co-nocido en su tiempo.

Muchas gracias por su atención.

Carlos Terrés

Real Asociación “Caballeros del Monasterio de Yuste”Fundación “Caballeros de Yuste”

Avda. de la Constitución, 3310430 CUACOS DE YUSTE Cáceres

Tfno. 927 172 311e-mail: [email protected]

http://www.caballerosdeyuste.es

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