Funcion de La Escritura

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Función de la escritura Desde hace más de un siglo, aquellos que se interesan en la historia, y son muchos, se han peleado con la palabra. JACQUES RANCIERE El origen milenario de la escritura data antes del año 3000 a.C. con los primeros pictogramas. Esta necesidad de “representar” el mundo y los objetos in situm con un signo-imagen fue tal vez el inicio de lo que hoy conocemos como la tradición de la cultura escrita occidental. Sin embargo, no es sino con la cultura sumeria y su alfabeto cuneiforme (Mesopotamia) en forma ideosilábica 1 que se testimonia la escritura más antigua, base de las posteriores lenguas egipcias, babilónicas, elamitas y persas. Esta ontogénesis no es ajena al proceso primario de escritura en todo desarrollo humano. Luego del progreso cognitivo y fisiológico del logograma, que en términos educativos es la aprehensión del código y la motricidad fina de escritura, la humanidad inmortalizó el signo como designatum de lo que era su realidad. Pero, la prueba de la evolución de la escritura no es intencionalmente el propósito comunicativo como comienzo mismo de las relaciones interactivas entre humanos (puesto que ya existían con la afectividad, el lazo social y la oralidad), sino más bien, la necesidad y el desarrollo mismo de la especificidad humana (Bustamante, 1995: 120), o más 1 El sistema de escritura ideosilábico, derivado del ideograma por la cultura sumeria, reunían un conjunto de signos -fonemas- que permitían la realización de silabas y palabras cuando el ideograma era ambiguo o insuficiente para significar algo. Este proceso, del ideograma al ideosilábico se conoce como transferencia fonética.

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Funcin de la escritura

Desde hace ms de un siglo, aquellos que se interesan en la historia, y son muchos, se han peleado con la palabra.JACQUES RANCIEREEl origen milenario de la escritura data antes del ao 3000 a.C. con los primeros pictogramas. Esta necesidad de representar el mundo y los objetos in situm con un signo-imagen fue tal vez el inicio de lo que hoy conocemos como la tradicin de la cultura escrita occidental. Sin embargo, no es sino con la cultura sumeria y su alfabeto cuneiforme (Mesopotamia) en forma ideosilbica que se testimonia la escritura ms antigua, base de las posteriores lenguas egipcias, babilnicas, elamitas y persas. Esta ontognesis no es ajena al proceso primario de escritura en todo desarrollo humano. Luego del progreso cognitivo y fisiolgico del logograma, que en trminos educativos es la aprehensin del cdigo y la motricidad fina de escritura, la humanidad inmortaliz el signo como designatum de lo que era su realidad. Pero, la prueba de la evolucin de la escritura no es intencionalmente el propsito comunicativo como comienzo mismo de las relaciones interactivas entre humanos (puesto que ya existan con la afectividad, el lazo social y la oralidad), sino ms bien, la necesidad y el desarrollo mismo de la especificidad humana (Bustamante, 1995: 120), o ms bien, la forma de apropiarse de una nueva complejidad cultural, a saber, la invencin del sistema escrito. Sin embargo, el imperio de la escritura occidental no fue posible si no a posteriori del imperio de la oralidad. La oralidad primaria, como Ong (1996) designa el momento de la palabra plena, supeditaba el advenimiento de la primera escritura fontica. En un primer momento, luego de la aparicin de las culturas escritas, stas no eran ms que el testimonio de la palabra, el registro de la phone. Por eso, la era presocrtica y socrtica griega se soport en la retrica o en la capacidad del orador como portavoz del logos de la cultura: la paideia (Jarger, 2012). La inmortalidad de la palabra por mucho tiempo se limit a la capacidad mnemotcnica de recordar el relato del otro y la escritura, ya presente, agenciaba tal deseo de preservacin: no era el escritor, sino el orador quien interesaba como cualidad del hombre culto. Por eso, la episteme de la antigua Grecia prevaleci con la palabra dicha y su exergo fue el epteto y el epitafio, Por qu si no grabar en una piedra (que es la etimologa de cuar signos en la piedra) los vestigios de la cultura en tanto era ausente el orador? La phrnesis de la poca griega recurdese- se caracterizaba por el ideal platnico del saber hablar y persuadir (el retrico y el sofista), el saber pensar (el filsofo) y el saber mandar (el poltico).Aun as, la escritura fontica, distinta a la oralidad propia de las facultades primarias -, se conceba como una tecnologa ajena al estado natural del sujeto. Por tanto, su calidad de enseanza y aprendizaje desde la antigedad (excluyendo por el momento, claro est, la funcin social de quien desempeaba tal tarea de registro). En la poca clsica, el papel social del esclavo era del escribiente, o amanuense, inclusive, del lector; idea que solo se subvierte posterior al siglo VII ante la cada del Imperio Romano, la instauracin del latn como lengua vulgar y la masificacin del texto. Pero es ineluctable rememorar los impactos ontolgicos que el proceso tecnolgico de la escritura instaur a la especificidad humana:

Sistemas de escritura: la consolidacin de un sistema de signos que representaran fnica y grficamente el objeto y el mundo (en presencia o no de ellos), gener la proliferacin y la apropiacin de nuevos sistemas escriturales abstractos dando lugar al registro de cada una de las culturas. As, la escritura formaliz la lengua como sistema abstracto de signos. Reemplazo de la memoria por el escrito. El menoscabo de la palabra dicha era su languidez en el tiempo y el espacio. Su precaria existencia en tanto era enunciada carencia de la permanencia para los otros y la limitacin cognitiva de rememorar lo dicho. Con la consolidacin de la escritura se altera el espacio/tiempo inmediato de la oralidad y sta acumula, almacena, resiste al tiempo mediante el establecimiento de un lugar y multiplica su produccin por el expansionismo de la reproduccin (Chartier & Cavallo, 2004: 15). Acumulacin de saber. Con la formalizacin de un sistema escritural (ideograma o alfabeto) y la aprehensin de ste para decir algo, la escritura dej slo de registrar lo dicho por unos y se consagr al registro del pensamiento, as, se multiplicaron los escritos sobre matemtica, poesa, tragedia, astrologa, mitologa, poltica, etc. Desde todos los lugares se empez a producir saber sobre el mundo: la metafsica, la teleologa, la teologa, la literatura, etc. Por eso se dice que es por la escritura que se habla de historia. Orden al pensamiento y de la escritura. El desarrollo de la escritura trajo orden al pensamiento. Segn la idea del lenguaje como vehculo del pensamiento, el mismo sistema concibi un orden necesario para la escritura. Sin embargo, desde la poca clsica la scriptio continua impeda que cualquier escribiera (y comprendiera). La notacin continua prefijaba la necesidad de comprender cmo leer tales composiciones. Posterior a la vulgarizacin del latn, los amanuenses religiosos fijaron espacios entre las palabras, los signos para puntuar (inexistentes antes) y las mrgenes para citar. Se concibieron las primeras gramticas y sintaxis de la lengua. La lectura. La produccin de un sistema de signos necesitaba de una comprensin de los mismos. Es por esto que la lectura agenci tal proceso de vivificacin del signo escrito. La letra muerta no se consagr sino mucho despus dada la omnipresencia del todopoderoso en la escritura medieval. He all, pues, el peligro del poder de la palabra y la restriccin de la lectura. Saber y ciencia. Que la escritura fungiera como compilador de lo escrito, dio tiempo a los hombres para seguir pensando y produciendo conocimiento, mientras lo ya pensado se acumulada (o se refutaba). Estratgicamente la escritura gener la posibilidad de abstraer ms la comprensin acerca del mundo y, as mismo, del hombre, al mismo tiempo, de complejizar la comprensin de stos (inclusive, de hallar cmo fueron sus orgenes). Es de la escritura que nace el conocimiento objetivo o cientfico del mundo, las artes, las disciplinas, la literatura, etc. Es aqu donde se vuelca el imperio de la oralidad secundaria sobre la primaria.Con estos antecedentes es que el registro secundario de la oralidad se consolid como el resguardo de la cultura occidental. En un sentido estricto, es de la oralidad que la escritura funge su papel legitimador de la cultura, pero al mismo tiempo, al consagrase indiferente al sonido, se genera la brecha que har invertir el predominio clsico de la palabra plena por el del discurso escrito.Poder de la palabra escrita

Cuando la escritura cobra vigencia, sta cae en el dispositivo de poder ante el peligro de la masificacin de la lengua vulgar y, mucho despus, con la invencin de la imprenta y la multiplicacin del texto. Por la escritura se empieza a legislar, imponer y controlar a los hombres por la instancia de la letra (ya no de la phone). El curioso cambio de prcticas de gobierno, por decirlo al modo de Foucault, transforma el ritual en que la presencia pasiva de la masa analfabeta escucha la verborrea del texto sagrado para no permitir ninguna alteracin del significado a la autorregulacin de los hombres para leer segn la hermtica de la poca (la univocidad del sentido que postula Eco en Los lmites de la interpretacin). Pero quien escribe, el amanuense recordemos, funge como portador de la palabra ms que del significado. El significado es endilgado por quien est autorizado, por quien hace viva la palabra escrita. Es loable aqu la funcin de la escritura como garante de la verdad.As, el discurso oral se convierte en efecto de la construccin lgica del sistema escritural donde ya no importa dominar lo dicho como el retrico clsico, ni retraerse en la especulacin filosfica, sino en la manipulacin de la doxa a partir del discurso producido sistemticamente (es por tanto, que la gramtica apremi en un momento y se fij como exergo de la escritura). En ese mismo instante, la escritura prev el qu decir sobre un logocentrismo (Derrida, 1998) que imperar (e impera) durante los siglos en la cultura occidental: en las religiones monotestas bajo el imperio de la Biblia, el Corn y la Tor; en los Estados-nacionales con las Constituciones, las Leyes y Normas jurdico-polticas; en el mundo acadmico y disciplinar (recurdese la poca escolstica), con los manuales, textos de gramtica (escolares), enciclopedias; en el mundo moral con las disquisiciones filosficas, los tratados (morales, filosficos, teleolgicos, pedaggicos), las normas de comportamiento en la Corte como nos lo recuerda Elias (1987).

Luminet (2002) narra en El incendio de Alejandra que cuando las llamas destruyeron los aposentos de la Biblioteca de Alejandra en el siglo VII, el gran tesoro humano anquilosado en los muros construidos bajo el imperio de Alejandro Magno, perdi gran parte de registro de la humanidad; una historia registrada en los miles de cdices incinerados. Ni la retrica de Filopon, la lgica de Rhazes y la inteleccin y seduccin de Hipatia, lograron convencer a Amr general de las tropas- de incendiar el templo del libro. La escritura consagrada all representaba para el califato de Omar, la injuria sobre lo registrado en el Corn. Dice Luminet (2002) sobre la adquisicin de Magno de poseer toda la literatura mundial conocida: [se] teman que los libros que reclamaba fueran un arma tan misteriosa como temible contra la que sus espadas podran quebrarse. No les faltaba razn (p.20). El poder de la escritura atesorado atentaba contra la palabra de Mahoma. Y la historia se repiti con Galileo, Bruno, Descartes, inclusive, en la poca nacionalsocialista de los cristales rotos.

Correlato de la escritura en la cultura

Esta breve historiografa de la escritura es el correlato de su funcin cultural en el mundo consagrado al signo escrito. La atraccin agenciada por la marca escrita no ha dejado de ser la oportunidad de inmortalizar el malestar del hombre por su carencia de sentido en el mundo o por dar un sentido a aquella, ms que la inmortalidad imputada al autor. Por eso, la escritura puede ser vista como un correlato del malestar o del sntoma que algunos osan de compartir al mundo. La literatura da cuenta de lo anterior. Miles y miles de aos la cultura ha escrito acerca de lo inefable. El escritor, sea de x o y genero, por sta o aquella inspiracin (aunque ya muchos han mostrado lo absurdo de la llamada inspiracin) muestra los alcances del pensamiento humano y la imposibilidad del lenguaje por encerrar lo deseado en la palabra, sea oral o escrita, mas ste hace sus elucubraciones con xito al crear un texto. Por eso, es concluyente el culto al libro que Borges nos propone: no habr, por ms esfuerzos e innovaciones tecnolgicas, mayor creacin cultural que la escritura humana; ni las modificaciones de las prcticas escritoras y lectoras con las tecnologas de comunicacin e informacin (que tanto tenemos como maestros retrotrados al texto impreso y la leccin aprendida y evaluada), ni las conquistas del mundo en la ciberntica, la robtica y el mercado blico, todo aquel saber subyace al sistema de la lengua hecho escritura. As, es que Bustamante (1995: 125) reconoce que la escritura representa la forma de la lengua, no la motilidad de la palabra. Es por esto que se sustenta sobre un sistema que determina las posibles relaciones de produccin, y por tanto, de comprensin de lo escrito. Es esto a lo que llamamos saber escribir y leer.

De la cultura occidental a la cultura escolar

Uno de los rasgos caractersticos de la cultura occidental, es sin duda, su estructura de pensamiento profunda y de abstraccin reflejndose ello en los saberes especficamente humanos como lo son: los tericos, los prcticos y los estticos. Estos rigen de algn modo la sociedad actual, estn codificados y esto es lo que hace que la cultura pueda permanecer y que algunas prcticas empiecen a cambiar.

Para el caso de la cultura occidental estos saberes y prcticas estn mediados por el cdigo alfabtico. Por tanto, y en trminos de Narvez (2013) la cultura occidental ha tenido como lnea de evolucin la tradicin alfabtica, donde la escritura no debe ser entendida como una tcnica sino como un cdigo. A esta tradicin viene ligados una serie de saberes que se desarrollaron gracias a este recurso tan valioso como lo es la escritura alfabtica. Es por ello que la tradicin alfabtica ha permitido conservar y desarrollar los logros ms preciados de la cultura occidental: la religin universal, la literatura universal, la filosofa, la ciencia, la tecnologa, la teologa, las bellas artes y la msica; esto desde el cultivo de la razn, desde la construccin de argumentaciones para hacer vlidos sus postulados y hacerlos universales. As entonces, estos encierran los rasgos caractersticos de la cultura alfabtica (Cfr. Narvez, 2013, pp. 130-151).

La cultura alfabtica es la que proporciona las bases para la produccin del conocimiento cada vez ms profundos y abundantes; ya que, la escritura es la base de nuestra civilizacin. Por tanto, la escritura alfabtica es un verdadero cambio cultural que supone un cambio de mentalidad. Empero, cmo se origin la modernizacin de la tradicin alfabtica? En aras de responder a este interrogante, se debe empezar en primer lugar por revisar la mediatizacin y secularizacin de la cultura alfabtica, para a su vez comprender cmo se produjo el paso de la cultura occidental a la cultura escolar (Cfr. Narvez, 2013, pp. 231- 250).

En primer lugar, la mediatizacin de la cultura alfabtica es el paso del escribano al impresor. El inicio de la imprenta se da alrededor de 1455 y el primer libro impreso se public en 1457, este fue El Salterio de Mainz. Con la imprenta el producto cultural se objetiviza, es decir, se convierte en artefacto manipulable, que en este caso, viene siendo el libro y los peridicos. Es a partir de la imprenta que es posible que estos artefactos lleguen de manera individual a varios consumidores. Esto deja entrever a la imprenta como una continuidad, renovacin, conservacin y transformacin de la cultura escrita y de las culturas nacionales.

As entonces, la imprenta fue la principal arma de la Reforma y de la Contrarreforma; puesto que, se popularizaron las diferentes versiones de la Biblia. Este hecho produjo transformaciones en los lectores, ya que se vean obligados a acceder a las obras escritas y por tanto a adquirir la necesidad de aprender a leerlas segn la lengua predominante. Esto hizo que se estableciera la formacin de la cultura nacional, que se multiplicaran los lectores y que la venta de la Biblia fuera un xito.

De manera que, con la imprenta y la alfabetizacin se produce un mercado del libro en el que los editores hacen la oferta y los lectores la demanda. Esto en parte se logr, adems de la Reforma, gracias al capitalismo y el nacionalismo.

Otro de los medios con los que la imprenta se hizo popular fue con la prensa popular, cuyo atractivo es la literatura por entregas. Esto garantiz la fidelidad de los lectores, siendo Robinson Crusoe la publicacin (1719) inaugurada en esta modalidad. La prensa entra as en el terreno del entretenimiento y de lo poltico, lo que le permiti evolucionar a una prensa icnica a travs de relatos y de imgenes.

No obstante, los medios masivos audiovisuales no son un sustituto para la cultura letrada, si bien se han producido cambios tcnicos, no se ha producido ninguna ruptura en trminos de cdigos.

En segundo lugar, en cuanto al proceso de conformacin de la cultura nacional, este se centra en la relacin entre nacin y Estado. La nacin representa el grupo de individuos que comparten un territorio, una economa, unos derechos y deberes, unos recuerdos y un lazo cultural y poltico. En esta representacin ha sido esencial el papel del Estado, siendo este el unificador de la nacin moderna. El Estado intentaba incorporar a clases medias, militares, judiciales y administrativos en una nica comunidad poltica y cultural. As pues, la poblacin, las lenguas, la religin, la divisin tnica y el sector urbano y rural se enmarcan dentro de las caractersticas humanas y cultuales de la nacin.

Entonces, la cultura nacional se entiende como una construccin surgida de la tensin entre lo local de las culturas populares y lo universal de la cultura occidental. Toda tradicin nacional empieza por la adopcin de una lengua, las lenguas europeas fueron codificadas en el alfabeto latino, con lo que se produce un primer movimiento hacia la cultura nacional, esto es, la nacionalizacin de la escritura alfabtica. Esto indica que la cultura nacional empieza con la escritura nacional que se impone como lengua oficial, como lengua culta para los asuntos del Estado y del comercio; llegndose a convertir a su vez en la cultura que orienta moral e intelectualmente a la sociedad.

Adems de esto, se hizo necesario que los relatos orales fueran convertidos a relatos escritos. As surgen las epopeyas nacionales que cuentan las historias de los hroes: La cancin de Rolando, El cantar del Mio Cid, Los nibelungos. Estos relatos al pasarse a lo escrito, entran a hacer parte de la literatura universal; as, la primera manifestacin de la cultura nacional es la literatura nacional.

En suma, la cultura nacional se conforma en un proceso de construccin y aprendizaje de la escritura, la literatura, las ciencias, la religin y la historia.

Y en tercer lugar, Narvez afirma que es en la escolarizacin donde el sujeto adquiere las formas de la cultura alfabtica, es decir, apropia las formas expresivas alfabticas y las formas de contenido argumentativas, analticas y de abstraccin. La cultura alfabtica exige una enseanza dirigida para que se d el aprendizaje de las competencias alfabticas y por tanto exista un receptor de textos; dichas competencias slo se aprenden en relacin a unos contenidos acadmicos, siendo necesarias para manejar un determinado tipo de cdigos: aquellos con los cuales reconocer, razonar, designar y entender el estado del mundo, y que slo son accesibles en forma alfabtica en los diferentes niveles del sistema escolar.

Es la escuela entonces quien podra proporcionar las competencias cognitivas necesarias para que el conocimiento se pudiera propagar recurriendo al texto, esto aguardando al establecimiento de la enseanza obligatoria. El texto se convierte as en uno de los principales soportes de la informacin.

As pues, la escolarizacin debe ser el medio para consolidar la unidad nacional de la poblacin no slo en torno a unos cdigos sino en torno a unos relatos comunes, donde el acceso a la cultura nacional se convierta en asunto poltico y de accin de todos los sujetos. As, el reconocimiento y la redistribucin en la cultura sera la expansin desde la escuela pblica de la tradicin letrada hacia el conjunto de la sociedad, para garantizar igualdad social. Si no se garantiza a todos, limita las aspiraciones y el accionar de algunos sujetos y este no sera el sentido de la escolarizacin sino todo lo contrario, el sentido debe ser la escolarizacin masiva; siendo sta una de las funciones primordiales del Estado.

Finamente, cabe destacar que la escritura es una construccin cultural, la cual ha dado lugar a unos saberes y a unas disciplinas lo que ha permitido las interacciones con otras personas y que se posibilite el desarrollo cognitivo. De all que, la escritura alfabtica es considerada como una cdigo asociado a una transformacin del quehacer cultural del hombre; acta como antdoto contra el olvido, permite establecer un dilogo con el acumulado cultural y revisarlo. As, la escritura alfabtica es la columna vertebral de los logros alcanzados por la cultura occidental.La Escritura como prctica SocioculturalHasta aqu se ha situado la escritura como una necesidad que, a travs de la historia, ha posibilitado representar el mundo y ha servido como parte de una tradicin heredada, que se comunica, se transfiere o se traspasa a otros, y que permanece gracias a su sistema de codificacin (en nuestro caso que es alfabtico). Todo este entramado de posibilidades deja prever y situar la escritura en una dimensin poco visualizada y atendida, y es la escritura como prctica sociocultural. Por qu hablar de la escritura como prctica sociocultural? En primer lugar, y como se ha mencionado a lo largo del documento, la dimensin histrica de la escritura implica comprender el carcter situado de las prcticas de lectura dependiendo especficamente de la cultura en que se desarrollan, pues se parte de la premisa de que el lenguaje escrito es concretamente un producto de la historia cultural y no el resultado de la evolucin biolgica (Anderson y Teale 2002, p.272). En consecuencia la lectura, y tambin la escritura, en tanto prcticas situadas histricamente han permitido a las diferentes culturas comprender el mundo y desenvolverse en l, acorde a los cambios y a las condiciones sociales y tcnicas de una determinada poca. El ejemplo concreto de los autores para ubicar tal perspectiva es la relacin muy estrecha entre la tecnologa de la escritura, por un lado, y las actividades socioeconmicas por otro, al analizar los usos histricos ms tempranos de los smbolos grficos que sustituan a los objetos del mundo y, eventualmente, en el uso de palabras para referirse a los objetos del mundo (p. 273).

En segundo lugar, se asume la escritura como prctica sociocultural porque posibilita el desarrollo del pensamiento, una perspectiva situada desde los planteamientos de Vygotsky (1978) quien enuncia la internalizacin de los instrumentos hallados en la mediacin cultural, es decir, el lenguaje (en este caso el lenguaje escrito) y la experiencia sociocultural del sujeto. En esa perspectiva, la cultura no solo organiza el pensamiento, sino tambin, funciona como una representacin de la realidad y las acciones que en ella se desarrollan, suministrndole al sujeto los sistemas simblicos de representacin y sus significaciones.

Con esto diramos entonces que la escritura, en tanto prctica sociocultural, permite a las personas hacerse parte de una comunidad y apropiarse de la cultura que en ella circula y se produce. De ah que leer y escribir (reiteramos, en tanto prcticas) posibilitan la comprensin del mundo, desde distintos puntos de vista, y la produccin de ideas, opiniones y conocimientos que median nuestras relaciones sociales, haciendo posible al tiempo repensar el mundo y reorganizar los pensamientos (Lerner, 2001, pg. 26).

Referencias bibliogrficas:

Anderson, A. B., & Teale, W. H. (2002). Nuevas perspectivas sobre los procesos de lectura y escritura. Buenos Aires: Siglo XXI.Bustamante, G. (1995). Notas sobre la lectura y la escritura. En Los procesos de la lectura. Hacia la produccin interactiva de los sentidos, (pp. 117-140). Bogot, Colombia: Cooperativa Editorial Magisterio.

Cavallo, G y Chartier, R. (2004). Historia de la lectura en el mundo occidental. Madrid, Espaa: Editorial Taurus.Derrida, J. (1998). De la gramatologa. Mxico: Siglo XXI.

Elias, N. (1987).El proceso de la civilizacin. Investigaciones sociogenticas y psicogenticas. Madrid, Espaa: Produccin del F.C.E.

Jarger, W. (2012). La retorica de Iscrates y su ideal de cultura. En Paideia: los ideales de la cultura griega, (830-856). Mxico: Fondo de Cultura Econmica.Lerner, D. (2001). Leer y escribir en la Escuela: Lo real, lo posible y lo necesario. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, FCE.

Luminet, J. (2002). El incendio de Alejandra. Narvez, A. (2013). La modernizacin de la tradicin alfabtica. De la cultura occidental a la cultura escolar. En: Educacin y comunicacin: del capitalismo informacional al capitalismo cultural. Primera edicin. Bogot: Universidad Pedaggica Nacional.

Ong, W. (1996). Oralidad y escritura. Tecnologas de la palabra. Mxico: Fondo de Cultura Econmica.Vygotsky, L. (1978). El desarrollo de los procesos psicolgicos superiores. Barcelona: Crtica.

El sistema de escritura ideosilbico, derivado del ideograma por la cultura sumeria, reunan un conjunto de signos -fonemas- que permitan la realizacin de silabas y palabras cuando el ideograma era ambiguo o insuficiente para significar algo. Este proceso, del ideograma al ideosilbico se conoce como transferencia fontica.

Stephen Hawking (1987) en Una breve historia del tiempo, se pregunta cmo es que, si hubo caos antes, existe, aparentemente, orden hoy (p.1).

Se asume desde la conferencia presentada por Emilia Ferreiro Leer y Escribir en un Mundo Cambiante en el ao 2000, donde se hace mencin de los cambios por los cuales la lectura y la escritura han atravesado con el pasar de las pocas. Se enuncia all que, al principio se lea y se escriba obedeciendo nicamente a unas actividades profesionales, luego se decidi que la escritura no era exclusiva a una profesin y que la lectura no era marca de sabidura sino de ciudadana. Con esto se democratiza la alfabetizacin y se crea la escuela para dar acceso a los saberes contenidos en bibliotecas y formar ciudadanos conscientes de sus derechos y deberes; no obstante, la tradicin clsica persiste buscando ensear la tcnica. Todo esto para situar que, la lectura y la escritura es cambiante y se adapta de acuerdo a los cambios sociales, como sucede con el auge del Internet, el correo electrnico, las pginas Web y los hipertexto mencionados por Ferreiro, los cuales estn introduciendo cambios profundos y acelerados en la manera de comunicarnos y de recibir informacin (p. 5).