Fray Domingo Cosenza - Géneros y teología de los Salmos

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Página | 1 Géneros y teología de los salmos Fray Domingo Cosenza Si quisiéramos hacer una clasificación por su forma literaria de los 150 cánticos que en la Biblia aparecen agrupados en una colección, podemos esquematizarla del siguiente modo: 1- Cánticos de Alabanza ( tehillah ) a- Himno Imperativo: Su contexto vital es el culto habitual; su motivación es la experiencia de la actuación histórica de YHWH con Israel y el poder manifestado en la creación.

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Fray Domingo Cosenza - Géneros y teología de los Salmos.

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    Gneros y teologa de los salmos Fray Domingo Cosenza

    Si quisiramos hacer una clasificacin por su forma literaria

    de los 150 cnticos que en la Biblia aparecen agrupados en

    una coleccin, podemos esquematizarla del siguiente modo:

    1- Cnticos de Alabanza (tehillah)

    a- Himno Imperativo: Su contexto vital es el culto habitual; su

    motivacin es la experiencia de la actuacin histrica de

    YHWH con Israel y el poder manifestado en la creacin.

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    Constituye una interpelacin a la conciencia nacional de Israel

    desde la accin divina que lo ha favorecido como pueblo.

    Sal 96: Cantad a YHWH un canto nuevo, cantad a

    YHWH, toda la tierra, cantad a YHWH, su nombre

    bendecid! Anunciad su salvacin da tras da, contad su

    gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas.

    Que grande es YHWH, y muy digno de alabanza, ms

    temible que todos los dioses. Pues nada son todos los

    dioses de los pueblos. Mas YHWH los cielos hizo; gloria y

    majestad estn ante l, poder y fulgor en su santuario.

    Sal 98: Cantad a YHWH un canto nuevo, porque ha hecho

    maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo.

    YHWH ha dado a conocer su salvacin, a los ojos de las

    naciones ha revelado su justicia; se ha acordado de su

    amor y su lealtad para con la casa de Israel.

    Sal 100: Aclamad a YHWH toda la tierra, servid a YHWH

    con alegra, llegaos ante l entre gritos de jbilo! Sabed

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    que YHWH es Dios, l nos ha hecho y somos suyos, su

    pueblo y el rebao de su pasto.

    Con este ltimo Salmo culmina una serie (93ss) que tiene por

    objeto el reinado de YHWH:

    Reina YHWH, de majestad vestido, YHWH vestido, ceido de

    poder, y el orbe est seguro, no vacila (Sal 93,1).

    El contenido de estos salmos evoca en varias ocasiones el final

    de la ltima parte del libro de Isaas al final del exilio y en los

    primeros aos despus del retorno. Incluso pudieron

    inspirarse en algunos de esos versos profticos:

    Cantad a YHWH un cntico nuevo, su loor desde los confines

    de la tierra. Que le cante el mar y cuanto contiene, las islas y

    sus habitantes YHWH como un bravo sale, su furor

    despierta como el de un guerrero; grita y vocifera, contra sus

    enemigos se muestra valeroso (Is 42,10. 13).

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    De este modo un profeta en el destierro cantaba y celebraba

    por anticipado la gloria del Dios que devolvera a su pueblo la

    libertad, como ya lo haba hecho en el pasado. Y si recordaba

    los sufrimientos de los justos era para reconocer su valor

    expiatorio en orden a la salvacin que Dios estaba por obrar.

    Pero su mensaje central era el reinado de Dios que se

    manifestaba en esa prxima liberacin:

    Qu hermosos son sobre los montes los pies del mensajero

    que anuncia la paz, que trae buenas noticias, que anuncia

    salvacin, que dice a Sin: Ya reina tu Dios! (Is 52,7).

    Israel haba sido purificado por la experiencia del destierro.

    La adversidad lo haba llevado a examinar su conciencia y

    buscar sinceramente al Dios de la Alianza. Tal arrepenti-

    miento lo expres muy bellamente un salmista en aquellos

    primeros tiempos post exlicos:

    Te haces encontradizo de quienes se alegran y practican

    justicia y recuerdan tus caminos. He aqu que estuviste

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    enojado, pero es que fuimos pecadores; estamos para siempre

    en tu camino y nos salvaremos Pues bien, YHWH, t eres

    nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y t nuestro alfarero, la

    hechura de tus manos todos nosotros. No te irrites, YHWH,

    demasiado, ni para siempre recuerdes la culpa (Is 64,4.8).

    Pero ms all de las expectativas, no se encontr a la llegada

    la prosperidad anunciada por el profeta cuando estaban an

    en Babilonia:

    Despierta, despierta! Revstete de tu fortaleza, Sin! Vstete

    tus ropas de gala, Jerusalem, Ciudad Santa! Porque no

    volvern a entrar en ti incircuncisos ni impuros (Is 52,1).

    Los extranjeros que haban ocupado el pas durante su

    ausencia sintieron aversin hacia los repatriados, ya que stos

    llegaban protegidos por el nuevo imperio, que haba

    designado a un prncipe judo como gobernador de la

    provincia (Esd 1,8):

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    los utensilios de oro y plata de la Casa de Dios que

    Nabucodonosor haba quitado al santuario de Jerusalem y

    haba llevado al santuario de Babilonia, el rey Ciro los mand

    sacar del santuario de Babilonia, y entregar a un hombre

    llamado Sheshbassar, a quien constituy strapa; y le dijo:

    Toma estos utensilios; vete a llevarlos al santuario de

    Jerusalem y que sea reconstruida la Casa de Dios en su

    emplazamiento (Esd 5,14-15).

    Toda esta situacin amarg considerablemente la vida de los

    judos recin llegados. Por eso el nimo decay, la divisin y

    el odio a los extranjeros se apoder de los corazones de

    muchos, otros se sintieron atrados hacia los dolos, y cada

    cual busc individualmente su propia supervivencia sin

    interesarse del prjimo. Sin embargo, en medio de la

    decepcin generalizada, algunos creyentes siguieron

    confiando en la salvacin anunciada por el profeta exlico y se

    decidieron a continuar su mensaje, para contagiar su

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    entusiasmo a los decados. Fue como si la voz de Isaas

    resonara por tercera vez en la historia israelita.

    No haba que decepcionarse por las penurias que haban

    encontrado ni haba que extraar la prosperidad en la que se

    podan encontrar los que se quedaron en Babilonia. Un futuro

    mejor aguardaba a la pobrecita Jerusalem:

    porque vendrn a ti los tesoros del mar, las riquezas de las

    naciones vendrn a ti. Un sin fin de camellos te cubrir,

    jvenes dromedarios de Madin y Ef Los barcos se juntan

    para m, los navos de Tarsis en cabeza, para traer a tus hijos

    de lejos, junto con su plata y su oro, por el nombre de YHWH

    tu Dios y por el Santo de Israel, que te hermosea. Hijos de

    extranjeros construirn tus muros, y sus reyes se pondrn a tu

    servicio, porque en mi clera te her, pero en mi benevolencia

    he tenido compasin de ti (Is 60,5-6.9-10).

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    No haba que cansarse de esperar y no haba que dejar de

    gritar a YHWH hasta que l realizara la glorificacin de

    Jerusalem:

    Por amor de Sin no callar, por amor de Jerusalem no

    descansar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su

    salvacin brille como antorcha (Is 62,1).

    Ms all de lo difcil de la readaptacin y de la precariedad

    que se viva en ese momento, Dios no apartara su corazn de

    esa tierra tan pobre por entonces, porque estaba en verdad

    enemorado de ella:

    No se dir de ti jams Abandonada, ni de tu tierra

    Desolada, sino que a ti se te llamar Mi Complacencia, y a

    tu tierra Desposada. Porque YHWH se complacer en ti, y

    tu tierra ser desposada. Porque como se casa un joven con

    una doncella, se casar contigo tu edificador, y con gozo de

    esposo por su novia se gozar por ti tu Dios (Is 62,4-5).

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    Por tanto, el canto de estos Salmos durante la poca del

    Segundo Templo, una poca marcada por la dominacin

    extranjera y el anhelo de la redencin de Israel, mantena viva

    la confianza del pueblo en YHWH el Rey del mundo y Seor

    de las naciones, ms all de la falta de autonoma nacional.

    Sal 136,1-3: Dad gracias a YHWH, porque es bueno, porque

    es eterno su amor! Dad gracias al Dios de los dioses, porque

    es eterno su amor; dad gracias al Seor de los Seores, porque

    es eterno su amor.

    Con estas alabanzas llenas de gratitud la comunidad

    postexlilica conmemoraba las grandezas de YHWH en la

    creacin y en la historia: l solo hizo maravillas, porque es

    eterno su amor (ki le olam hasd, 136,4). Tales expresiones se

    caracterizan por su concentracin exclusiva sobre la accin

    divina. Israel es el objeto mudo y pasivo de la actividad de

    YHWH. H. Kraus supone que la enumeracin de las grandes

    hazaas de YHWH las cantaba un solista, mientras que la

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    formula de accin de gracias constantemente repetida era

    cantada por la asamblea de la comunidad (Los Salmos II,

    p.731).

    Este himno litnico poda formar parte de una liturgia

    de proskynesis (gr. Postracin) ante YHWH, tal como aparece

    indicado expresamente en otros Salmos de la serie 93ss:

    Entrad, adoremos, prosternmonos, de rodillas ante

    YHWH que nos ha hecho! (Sal 95,6);

    Exaltad a YHWH nuestro Dios, postraos ante el estrado

    de sus pies, santo es l (Sal 99,5).

    Pero este gesto de postracin en el Templo ante la gloria de

    YHWH aparece atestiguado tambin por el Cronista, autor

    asimismo de los libros de Esdras y Nehemas y telogo de la

    restauracin cultual durante el retorno del exilio. As, relata

    que durante la dedicacin del Primer Templo, todos los hijos

    de Israel, viendo descender el fuego y la gloria de YHWH

    sobre la Casa, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento

    y adoraron y alabaron a YHWH porque es bueno, porque es

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    eterno su amor Los sacerdotes atendan a su ministerio,

    mientras los levitas glorificaban a YHWH con los intrumentos

    que el rey David fabric para acompaar los cnticos de

    YHWH, porque es eterno su amor, ejecutando los cnticos

    compuestos por David. Los sacerdotes estaban delante de

    ellos tocando las trompetas, y todo Israel se mantena en pie (2

    Cro 7,3.6).

    La concentracin de temas relativos al xodo y a la travesa

    por el desierto lo haca especialmente indicado para la fiesta

    de la Pascua. La Biblia de Jerusalem seala que era

    llamado Gran Hallel (cf. la aclamacin Halelu-Yah) y era

    recitado despus del pequeo Hal-lel (Sal 113-118).

    b- Himno del Individuo.

    La alabanza parte de todo hombre que se maravilla

    contemplando la condicin que Dios le ha dado y el lugar al

    que lo ha destinado en medio de todas sus dems obras.

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    Sal 8,2.4-7: Oh YHWH, Seor nuestro, qu glorioso tu

    nombre por toda la tierra! Al ver tu cielo, hechura de

    tus dedos, la luna y las estrellas, que fijaste t, qu es el

    hombre para que de l te acuerdes, el hijo de Adam para

    que de l te cuides? Apenas inferior a los dioses le hiciste,

    coronndolo de gloria y esplendor; lo hiciste seor de las

    obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies.

    Todo lo enunciado por este salmo, como as tambin por Gn 1,

    es una referencia a una ordenacin divina vlida e

    irrevocable. All donde YHWH sale del ocultamiento con su

    Nombre, donde se manifiesta con su gloria, all donde l es

    ensalzado como Adoneinu (Seor nuestro) y all donde l de

    el hombre se acuerde, y del hijo de Adam se cuide, all se

    reconoce con asombro y admiracin el milagro de la

    existencia humana. El hombre pertenece al mundo de Dios y

    Dios lo ha bendecido con increbles derechos para ejercer

    dominio.

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    Podemos preguntarnos: La culpa no ha deteriorado ese

    destino original? Las palabras del Salmo 51,7 parecen apuntar

    a una condicin pecadora connatural al hombre desde su

    mismo nacimiento: Mira que en culpa ya nac, pecador me

    concibi mi madre. Sin embargo esta consideracin no

    mostrara que el hombre se halla en un pecado fatal, sino en la

    fatalidad de su pecado, en el sentido de que no hay justo en

    la tierra que haga slo el bien y no peque (Ecl 7,20).

    Mostrara, ms que una condicin recibida, una situacin de

    debilidad y falibilidad por el simple hecho de ser creatura.

    En efecto, la historia del Jardn de Edn, ciertamente narrada

    en referencia al hombre en sentido colectivo (adam), no

    relaciona la condicin mortal de todo hombre como

    consecuencia de una culpa heredada. El relato muestra una

    distincin entre la muerte que uno ha merecido culpablemente y

    la que se debe al ser de creatura. De hecho, por pura

    misericordia de Dios, la muerte con que se haba amenazado,

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    no se ejecut, aunque se haba incurrido en la culpa al comer

    del fruto prohibido:

    el da que comieres de l, morirs sin remedio (Gn 2,17).

    Ms bien, la muerte que acaba algn da por llegar se explica

    expresamente mediante el recuerdo de la creacin del

    hombre:

    Con el sudor de tu rostro comers el pan, hasta que vuelvas al

    suelo, pues de l fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo

    tornars (3,19). Posteriormente se recalca que vivir para

    siempre no es algo propio del hombre sino de Dios, y que en

    el hombre sa es una pretensin que Dios no debe permitir:

    He aqu que el hombre ha venido a ser como uno de

    nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues,

    cuidado, no alargue su mano y tome tambin del rbol de la

    vida y comiendo de l viva para siempre (3,22).

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    La vida para siempre no se consigue, pues, ni por arrogancia

    ni por robo. Para la teologa del antiguo Israel el morir

    ancianamente despus de una vida colmada pertenece a la

    condicin creada del hombre, mientras que la muerte prematura

    s corresponde a la culpa merecida:

    Vas a seguir t la ruta antigua que anduvieron los hombres

    perversos? Antes de tiempo fueron aventados, cuando un ro

    arras sus cimientos. Los que decan a Dios: Aprtate de

    nosotros! Qu puede hacernos Shadday? (Job 22,15-17).

    Los que no tienen en cuenta a Dios y no lo alaban con su

    vida mueren en plena juventud, y su vida en la edad

    juvenil (Job 36,14). Por eso, ms all de su existencia

    perecedera, el salmista tiene conciencia de que el hombre est

    destinado a alabar a Dios. El hombre que ha descubierto su

    superioridad sobre las dems creaturas es incapaz de expresar

    este hecho alabndose a s mismo. Slo encuentra palabras de

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    alabanza dirigida a Dios, como son las del estribillo de

    comienzo y final de este salmo de alabanza individual:

    Oh YHWH, Seor nuestro, qu glorioso tu nombre por toda

    la tierra! (Sal 8,10).

    Porque tambin es consciente que su coronacin para que sea

    administrador del mundo dista mucho de ser obvia ni est

    fundamentada en l mismo, ya que es sumamente pequeo y

    desvalido en medio de la inmensidad del universo creado por

    Dios. De ah que se pregunte admirado:

    qu es el hombre para que de l te acuerdes, el hijo de Adam

    para que de l te cuides? (8,5).

    Sal 104: Alma ma, bendice a YHWH! YHWH, Dios mo,

    qu grande eres! Vestido de esplendor y majestad,

    arropado de luz como de un manto.

    Este salmo, representativo de la consideracin israelita del

    universo, nos muestra el mundo de un modo muy distinto

    respecto a la imagen que tiene del mismo la cultura

    occidental. No trata de la naturaleza, que es un objeto de

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    observacin, un ser regido por leyes estables que manifiestan

    su armona. Israel piensa en el mundo, no como un cosmos

    ordenado, sino como un obrar contnuo de Dios. El mundo vive

    de la accin creadora de Dios, que obra renovadamente y sin

    cesar. Sin l muere: les retiras su soplo, y expiran y a su polvo

    retornan. Envas tu soplo y son creados, y renuevas la faz de

    la tierra (104,29-30).

    La gloria de Dios que se manifiesta en sus acciones en su

    creacin hace anhelar la luz de un mundo nuevo y distinto, en

    el que no haya ya lugar para los malvados. En ese mundo el

    hombre no podr menos que reaccionar con una alabanza

    cotidiana por las obras de YHWH, conciente de la

    dependencia en que vive:

    A YHWH mientras viva he de cantar, mientras exista

    salmodiar para mi Dios. Oh, que mi poema le complazca! Yo

    en YHWH tengo mi gozo. Que se acaben los pecadores en la

    tierra, y ya no ms existan los impos! Bendice a

    YHWH, nefesh mo! (33-35).

    .

    2- Cnticos de oracin (tefillah) a- Oracin del Individuo:

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    En las primeras palabras aparece la invocacin a YHWH,

    seguida, a veces, de una autodescripcin de la desdicha del

    orante, de la splica o el deseo ardiente. Tambin se expresa

    la confianza o la inocencia del orante.

    Sal 16,1-3: Gurdame, oh Dios, en ti est mi refugio. Yo

    digo a YHWH: T eres mi Seor, mi bien, nada hay

    fuera de ti; ellos, en cambio, a los santos que hay en la

    tierra: Magnficos, todo mi gozo en ellos!

    El orante busca proteccin y YHWH ha respondido dando

    una palabra de consejo que lo confirma en la confianza. Por

    medio de esa palabra se ha revelado al Salmista como quien

    seala siempre hacia la vida, como un Dios bondadoso. Por

    eso el orante edifica exclusivamente su existencia sobre ese

    fundamento que es YHWH mismo: pongo a YHWH ante m

    sin cesar; porque l est a mi diestra, no vacilo (16,8).

    Sal 23,1s.4: YHWH es mi pastor, nada me falta. Por

    prados de fresca hierba me apacienta Aunque pase por

    valle tenebroso, ningn mal temer, porque t vas

    conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.

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    El transfondo de este salmo de confianza lo constituye un

    peligro concreto. El orante tiene enemigos, su vida est

    amenazada y perseguida. Pero en el Templo, el perseguido

    encuentra proteccin para su vida. Tenemos dos ejemplos de

    personas que, temiendo a su enemigo, buscaron resguardar su

    vida en el Santuario: Adonas tuvo miedo a Salomn, se

    levant y se fue y se agarr a los cuernos del altar (1 Re 1,50).

    Joab hara poco despus lo mismo (1 Re 2,28-35), pero en su

    caso el Santuario no le garantiz seguridad, segn lo indicado

    en la Ley, puesto que haba asesinado a sangre fra a Abner y

    a Amas:

    al que se atreva a matar a su prjimo con alevosa, hasta de mi

    altar le arrancars para matarle (Ex 21,14).

    As se entienden como asilo protector las palabras del Salmo:

    S, dicha y gracia me acompaarn todos los das de mi vida;

    mi morada ser la casa de YHWH a lo largo de los das (Sal

    22,6).

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    YHWH pasa a ser as el anfitrin que, de acuerdo a las normas

    de hospitalidad oriental, garantiza la seguridad de su

    husped, como Lot con los enviados divinos en Sodoma o

    como el forastero habitante de Guibe con el levita de Efram

    (Jue 19,23). Ambos haban ofrecido a sus hijas vrgenes para

    que se abuse de ellas con tal que se respetara a sus huspedes:

    Mirad, aqu tengo a dos hijas que an no han conocido varn.

    Os las sacar y haced con ellas como bien os parezca; pero a

    estos hombres no les hagis nada, que para eso han venido al

    amparo de mi techo (Gn 19,8).

    YHWH protege a su husped agasajndolo y honrndolo

    magnficamente. La expresin: T preparas ante m una mesa

    frente a mis adversarios, podra referirse a un convite festivo

    que acompaa el sacrificio de accin de gracias. Pero toma

    una fuerza especial cuando se tiene en cuenta la situacin de

    persecucin padecida por el orante. En este sentido una carta

    dirigida por un prncipe vasallo al faran (Amenhotep IV?)

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    nos ofrece una imagen viva de un perseguido que busca

    proteccin al amparo de un poderoso: Conceda el faran

    regalos a su servidor, mientras nuestros enemigos lo

    contemplan! (Knudtzon, El-Amarna-Tafeln, 100,33-35). En este

    caso debe tratarse tambin de un gesto ostensible del faran

    que haga ver a los enemigos: el prncipe de esa ciudad se halla

    bajo la poderosa tutela del rey de Egipto. El orante, con

    ocasin del sacrificio presenciado por sus enemigos, poda

    estar seguro de encontrarse bajo la proteccin de Dios.

    Sal 7,2-6.17: YHWH, Dios mo, a ti me acojo, slvame de

    todos mis perseguidores, lbrame; que no arrebate como

    un len mi vida el que desgarra, sin que nadie libre!

    YHWH, Dios mo, si algo de esto hice, si hay en mis

    manos injusticia, si a mi bienhechor con mal he

    respondido, si he perdonado al opresor injusto, que el

    enemigo me persiga y me alcance, estrelle mi vida contra

    el suelo, y tire mis entraas por el polvo!

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    Se trata de una situacin semejante a la del Salmo

    anteriormente estudiado, pero en este caso hay, no slo un

    pedido de proteccin, sino tambin una apelacin al Juez justo

    que todo lo ve y conoce la inocencia o la culpa. El que ha

    huido al Santuario afirma su inocencia y se somete, mediante

    esta frmula de juramento de purificacin, al juicio divino,

    aceptando cualquier desgracia como justo castigo en el caso

    de ser culpable, pero tambin solicitando a Dios esos mismos

    males para su acusador en caso de ser l inocente:

    cav una fosa, recav bien hondo, mas cae en el hoyo que l

    abri; revierte su obra en su cabeza, su violencia en su cerviz

    recae (7,16-17).

    Esta situacin cultual se describe en la oracin pronunciada

    por Salomn el da en que el Arca de la Alianza fue

    introducida por primera vez en el Santuario:

    Cuando un hombre peque contra su prjimo y ste pronuncie

    una imprecacin sobre l hacindole jurar delante de tu altar

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    en esta Casa, escucha t desde los cielos y obra; juzga a tus

    siervos, declarando culpable al malo, para hacer recaer su

    conducta sobre su cabeza y declarando inocente al justo para

    darle segn su justicia (1 Re 8,31-32).

    Sal 62: En Dios slo el descanso de mi alma, de l viene

    mi salvacin; slo l es mi roca, mi salvacin, mi

    ciudadela, no he de vacilar. Hasta cundo atacaris a un

    solo hombre, le abatiris, vosotros todos, como a una

    muralla que se vence, como a pared que se desploma?

    Nuevamente un refugiado en el Templo apela al juicio de

    Dios. All debe aguardar la sentencia absolutoria de Dios.

    Ante la comunidad se acoge al juicio inminente, pero

    manifiesta su inocencia y su confianza:

    Dios ha hablado una vez, dos veces, lo he odo: Que de Dios

    es la fuerza, tuyo, Seor, el amor; y: Que t pagas al hombre

    con arreglo a sus obras (62,12-13).

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    Aprovecha la oportunidad, tambin, para persuadir a todos

    los oprimidos que ningn poder humano puede hacer frente

    al justo juicio de Dios: Un soplo solamente los hijos de Adam,

    los hijos de hombre, una mentira (62,10).

    Y a los opresores les advierte: No os fiis de la opresin, no os

    ilusionis con la rapia; a las riquezas, cuando aumenten, no

    apeguis el corazn (62,10).

    b- Oracin de la comunidad:

    Despus de la invocacin a YHWH, se ofrece una

    retrospectiva histrica que contempla la labor de salvacin

    realizada por YHWH en tiempos anteriores y que culmina con

    un llamamiento al Dios de Israel para que confirme su

    fidelidad salvadora. La descripcin de las desdichas, los

    clamores pidiendo ayuda, las reflexiones y las preguntas

    determinan la parte principal de la oracin.

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    Sal 44: Oh Dios, con nuestros propios odos lo omos, nos

    lo contaron nuestros padres, la obra que t hiciste en sus

    das, en los das antiguos, y con tu propia mano.

    De un modo similar al caso de la splica individual, aqu es la

    nacin entera la que se encomienda al juicio de Dios en una

    situacin de fracaso ante una agresin extranjera:

    Y con todo, nos has rechazado y confundido, no sales ya con

    nuestras tropas, nos haces dar la espalda al adversario,

    nuestros enemigos saquean a placer (10-11).

    Tambin el pueblo en su conjunto tiene conciencia de su

    inocencia: Nos lleg todo esto sin haberte olvidado, sin haber

    traicionado tu alianza. No haban vuelto atrs nuestros

    corazones, ni haba dejado nuestros pasos tu sendero, para

    que t nos aplastaras en morada de chacales, y nos cubrieras

    con la sombra de la muerte! (18-20).

  • P g i n a | 26

    La comunidad orante sabe muy bien que su propia existencia

    se funda en un acto gratuito de salvacin divina en la poca

    de sus antepasados:

    Para plantarlos a ellos, expulsaste naciones, para

    ensancharlos, maltrataste pueblos; no por su espada,

    conquistaron la tierra, ni su brazo les dio la victoria, sino que

    fueron tu diestra y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque los

    amabas (3-4).

    Por eso permanece fiel y constante en la alabanza, confiando

    en que YHWH tambin seguir manteniendo su promesa:

    lzate, ven en nuestra ayuda, resctanos por tu amor!.

    La hostilidad que se padece no hace ms que evidenciar la

    pertenencia del pueblo a YHWH: Por ti se nos mata cada da,

    como ovejas al matadero se nos trata (44,23).

    Este versculo hizo concluir a muchos que la situacin es la de

    una persecucin religiosa a causa del cumplimiento de la Ley.

  • P g i n a | 27

    El Talmud (Sot48a) refiere que durante la poca de los

    macabeos los levitas cantaban diariamente: Despierta ya!

    Por que duermes, Seor? (Sal 44,24a). Tambin Calvino en

    su Comentario de los Salmos escribi:

    No sabemos con seguridad quin fue el autor del salmo. Pero,

    eso s, consta claramente que fue compuesto por alguien

    distinto de David. Las lamentaciones que contiene encajan

    muy bien en la poca desgraciada y calamitosa en la que haca

    sus estragos la tirana brutal de Antoco, a menos que

    queramos darle mayor amplitud a la poca, ya que, despus

    del regreso del destierro, no hubo prcticamente ningn

    tiempo que estuviera libre de grandes calamidades.

    Sal 126,1-3: Cuando YHWH hizo volver a los cautivos de

    Sin, como soando nos quedamos; entonces se llen de

    risa nuestra boca y nuestros labios de gritos de alegra.

    Entonces se deca entre las naciones: Grandes cosas ha

    hecho YHWH con stos! S, grandes cosas hizo con

    nosotros YHWH, el gozo nos colmaba!

  • P g i n a | 28

    La visin retrospectiva que nos presenta el comienzo de este

    Salmo nos remite de un modo clarsimo al regreso del

    destierro babilnico despus del ao 538 aEC.

    El contraste enunciado en los vv.5-6: al ir, va llorando,

    llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus

    gavillas, guardan correspondencia con la situacin de llanto y

    con la negacin a cantar durante el exilio afirmada en un

    Salmo rezado durante el destierro: A orillas de los ros de

    Babilonia estbamos sentados y llorbamos, acordndonos de

    Sin; en los lamos de la orilla tenamos colgadas nuestras

    ctaras Cmo podramos cantar un canto de YHWH en una

    tierra extraa? (137,1-2.4).

    Al regreso s se poda cantar con alegra.

    Cmo entender, entonces, la splica: Haz volver, YHWH a

    nuestros cautivos como torrentes en el Nguev! (v.4)? Cmo

    se puede celebrar el retorno si, a la vez, se lo est suplicando?

    La situacin descrita con motivo de los Salmos de alabanza

    imperativos explica que, a pesar del regreso, las esperanzas

  • P g i n a | 29

    abrigadas durante el destierro no se haban cumplido todava.

    Si la alabanza expresaba la confianza en YHWH que reina y

    mova a la esperanza, la splica confirma una vez ms esa

    confianza que YHWH cambiar la situacin como se

    transforma el desierto al llegar la estacin de lluvias,

    llenndose sus wadi de corrientes impetuosas.

    c- Accin de gracias del individuo (todh): Estrechamente unido a

    la splica, supone que se ha producido la salvacin que lo

    saca de la desgracia.

    Sal 30,2-4: Yo te ensalzo, YHWH, porque me has

    levantado; no dejaste rerse de m a mis enemigos.

    YHWH, Dios mo, clam a ti y me sanaste. T has sacado,

    YHWH, mi alma del sheol, me has recobrado de entre los

    que bajan a la fosa. El Salmo nos describe cmo el orante,

    debido a una grave enfermedad, haba sido arrancado de

    una felicidad sin preocupaciones hasta llegar a tener la

    terrible experiencia de sentir el ocultamiento de Dios:

  • P g i n a | 30

    Y yo en mi paz deca: Jams vacilar. YHWH, tu favor me

    afianzaba sobre fuertes montaas; mas retiras tu rostro y ya

    estoy conturbado (vv.7-8). Pero finalmente ha sido sanado y

    puede cantar la maravillosa transformacin que ha

    experimentado su suerte: Has trocado mi lamento en una

    danza, me has quitado el sayal y me has ceido de alegra; mi

    corazn por eso te salmodiara sin tregua; YHWH, Dios mo, te

    alabar por siempre (vv.12-13).

    Sal 32,1-2: Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le

    queda cubierto su pecado! Dichoso el hombre a quien

    YHWH no le cuenta el delito, y en cuyo espritu no hay

    fraude.

    En presencia de un grupo de personas el orante se dirige a

    Dios recordando su desgracia y agradeciendo la gracia

    recibida. No se trataba de una enfermedad y su respectiva

    curacin, sino que una situacin de pecado y el perdn

  • P g i n a | 31

    obtenido son las realidades que experimenta sucesivamente

    como desgracia y gracia:

    Mi pecado te reconoc, y no ocult mi culpa; dije: Me

    confesar a YHWH de mis rebeldas. Y t absolviste mi

    culpa, perdonaste mi pecado (v.5).

    Es probable entonces que el Salmo haya estado asociado en su

    origen a alguna ceremonia de sacrificio por el pecado, tal

    como ste es descrito en sus causas y procedimientos en el

    libro del Levtico (4-5):

    el que es culpable en uno de estos casos confesar aquello en

    que ha pecado, y como sacrificio de reparacin por el pecado

    cometido, llevar a YHWH una hembra de ganado menor,

    oveja o cabra, como sacrificio por el pecado. Y el sacerdote

    har por l expiacin de su pecado (Lev 5,5-6).

    .3- Cnticos del rey (maasay lemlek): Tratan de temas reales, tales

    como la entronizacin. Los antiguos privilegios de los reyes

  • P g i n a | 32

    jebuseos de Jerusalem son transferidos a los descendientes de

    la dinasta davdica.

    Sal 2,6: Ya tengo consagrado a mi rey en Sin mi monte

    santo. Voy a anunciar el decreto de YHWH: l me ha

    dicho: T eres mi hijo; yo te he engendrado hoy.

    Sal 110: Orculo de YHWH a mi Seor: Sintate a mi

    diestra, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de

    tus pies. El cetro de tu poder lo extender YHWH desde

    Sin: domina en medio de tus enemigos! Para ti el

    principado el da de tu nacimiento, en esplendor sagrado

    desde el seno, desde la aurora de tu juventud. Lo ha

    jurado YHWH y no ha de retractarse: T eres por

    siempre sacerdote, segn el orden de Melquisedec.

    Sal 72,1-2: Oh Dios, da al rey tu juicio, al hijo de rey tu

    justicia: que con justicia gobierne a tu pueblo, con

    equidad a tus humildes. La atribucin a Salomn en el

    epgrafe se explica a partir de la mencin ben-mlek (hijo

    del rey) en el primer verso, puesto que lo ms frecuente

  • P g i n a | 33

    era atribuir a David mlek la mayora de los Salmos. Se

    consider entonces que el orante era el mismo hijo de

    David, sucesor suyo, que peda sabidura y justicia para

    su reinado. Pero sabemos bien que la expresin hijo de

    rey, e incluso hijo de David se aplicaba a cualquier rey de

    la dinasta davdica. Por ejemplo se dice del rey Amasas,

    hijo de Jos:

    Hizo lo recto a los ojos de YHWH, pero no como su padre

    David; hizo en todo como su padre Jos (2 Re 14,3).

    El Salmo contiene una intercesin y un deseo de bendicin en

    favor del monarca elegido por YHWH. Los bienes deseados

    responden a un ideal de realeza para todos los tiempos. Las

    experiencias histricas de frustracin en la realizacin de este

    ideal llevaron a interpretar esta oracin en un sentido de

    esperanza futura, por eso judos primero, y cristianos

    despus, lo entendieron como un Salmo mesinico.

  • P g i n a | 34

    Sin embargo no debemos dejar de notar que el Rey Mesas

    esperado en los ltimos tiempos no necesita las oraciones y

    los deseos, y menos el deseo de que haya paz y prosperidad

    en su reino. Con l la espera habr concluido porque su poder

    ser efectivo. Por eso es ms probable que el sentido original

    haya sido el de una bendicin sobre el rey en el momento de

    ser coronado o en alguna fiesta en su honor.

    Estos deseos corresponden muy bien a la conciencia que

    tenan generalmente los soberanos orientales de ser

    depositarios de una misin divina. As Hammurabi, rey de

    Babilonia en la poca de los patriarcas hebreos, escribi de s

    mismo en su famosa estela:

    Los grandes dioses me han nombrado y soy yo el pastor que

    protege, cuyo cetro es justo. Mi sombra bienhechora se ha

    extendido sobre mi ciudad; he tenido en mi seno a las gentes

    del pas de Sumer y de Acad; han prosperado gracias a mi

    Buena Fortuna; los he gobernado en paz, los he protegido con

  • P g i n a | 35

    mi experiencia. Para que el fuerte no oprima al dbil, para

    hacer justicia al hurfano y a la viuda, en Babilonia, la ciudad

    cuya cima han elevado Anu y Enlil, en el Esagil, el templo

    cuyos fundamentos son tan estables como los cielos y la tierra,

    para pronunciar los juicios relativos al pas, para tomar las

    decisiones relativas al pas, para hacer justicia al oprimido, he

    escrito mis palabras preciosas en mi estela y la he levantado

    ante mi estatua de rey de justicia (Ham. Eplogo).

    El orante tiene deseos semejantes para el hijo de David.

    Habr que descartar como caduca toda interpretacin

    mesinica? Si el Salmo contuviera nada ms que deseos,

    ciertamente no son necesarios para el Mesas. Pero en la

    medida que el Salmo contiene claras certidumbres, hay que

    leer estas seguridades como anuncios profticos que

    responden muy bien a las expectativas mesinicas del

    judasmo postexlico y rabnico.

  • P g i n a | 36

    Sal 132,1: Acurdate, YHWH, en favor de David, de todos

    sus desvelos.

    Este Salmo hace pensar en la existencia de una fiesta, tal vez

    anual, dedicada a la memoria de la fundacin de la casa real y

    de su santuario. En ese da se podra haber celebrado una

    liturgia en la cual se representaba escnicamente a travs de

    una procesin cmo David haba trasladado el Arca a

    Jerusalem:

    Mirad: hemos odo de Ella que est en Efrat, la hemos

    encontrado en los Campos de Yaar! Vayamos a la Morada de

    l, ante el estrado de sus pies postrmonos! Levntate,

    YHWH, hacia tu reposo, t y el Arca de tu fuerza! (v.6-8).

    Tambin se escuchara en dicha liturgia un orculo

    pronunciado en nombre de YHWH por el que Dios

    prometera bendecir en ese lugar a David y a su descendencia

    regia:

  • P g i n a | 37

    Jur YHWH a David, verdad que no retractar: El fruto de tu

    seno asentar en tu trono. Si tus hijos guardan mi alianza, el

    dictmen que yo les enseo, tambin sus hijos para siempre se

    sentarn sobre tu trono. Porque YHWH ha escogido a Sin,

    la ha querido como sede para s: Aqu est mi reposo para

    siempre, en el me sentar, pues lo he querido All suscitar

    a David un fuerte vstago, aprestar una lmpara a mi mesas;

    de vergenza cubrir a sus enemigos, y sobre l brillar su

    diadema (v.11-14.17-18).

    Nuevamente debemos tener en cuenta que estas bendiciones

    se esperaban para el mesas inmediato. La cada de la

    monarqua judata y la esperanza de su restauracin llev a

    aguardar las mismas, de un modo cada vez ms ideal, para la

    poca del Mesas futuro y definitivo.

    4- Cnticos de Sin (shir zyion): Se trata de salmos que glorifican a

    Sin, la montaa santa de Jerusalem donde YHWH est

    presente. Al parecer, los mismos extranjeros conocan un

  • P g i n a | 38

    conjunto de salmos cantados por los judos desterrados que

    llevaba ese nombre:

    Cantad para nosotros un cantar de Sin! (Sal 137,3).

    Tanto ms doloroso es el canto de la gloria de Sin en cuanto

    fue destruida en su mayor parte por los ejrcitos caldeos.

    Sal 48: Grande es YHWH, y muy digno de alabanza en la

    ciudad de nuestro Dios; su monte santo, de gallarda

    esbeltez, es la alegra de toda la tierra; el monte Sin,

    confn del Norte, la ciudad del gran Rey: Dios, desde sus

    palacios, se ha revelado como baluarte.

    Sal 76: En Jud Dios es conocido, grande es su nombre en

    Israel; su tienda est en Salem, su morada en Sin, all

    quebr las rfagas del arco, el escudo, la espada y la

    guerra.

    A Sin se la suele designar como el monte en el Norte (Saphon).

    Ms que ser sta una indicacin geogrfica (sera incorrecta),

    alude al monte de los dioses que se eleva hasta el mundo

  • P g i n a | 39

    celestial. Un texto mitolgico cananeo de la ciudad de Ugarit

    llama con el mismo nombre al monte donde Baal se revela:

    Yo conozco el rayo que los cielos ignoran, una palabra que los

    hombres no conocen, que las multitudes de la tierra no

    comprenden. Ven y yo te me revelar en mi montaa, el

    divino Sapn, en mi santuario, en la montaa de mi patri-

    monio, en el lugar placentero, en la altura majestuosa (citado

    en Equipo Cahiers Evangile, Oraciones del Antiguo Oriente,

    p.62).

    Y el profeta condena la arrogancia de un rey extranjero con

    aspiraciones divinas, que pretende reinar desde monte:

    T que habas dicho en tu corazn: Al cielo voy a subir, por

    encima de las estrellas de Dios alzar mi trono, y me sentar

    en el Monte de la Reunin, en el confn del norte. Subir a las

    alturas del nublado, me asemejar al Altsimo Ya!: al sheol

    has sido precipitado a lo ms hondo del pozo (Is 14,13).

  • P g i n a | 40

    Tal vez se trate de Senaquerib de Asiria, asesinado por sus

    hijos al regreso de la campaa contra Jerusalem.

    Se consideraba a Sin el centro del mundo y se le daba el

    nombre de ombligo (Ez 38,12). Segn esta perspectiva

    reflexion la tradicin recogida en un libro judo escrito entre

    150 y 100 aEC.:

    Conoci No que el jardn de Edn es el santo de los santos, y

    la morada del Seor; y que el monte Sina es el centro del

    desierto; y que el monte Sin es el centro del ombligo de la

    tierra; estos tres fueron creados como lugares santos que se

    miran y contemplan entre s mutuamente (Jubileos 8,10-12).

    Esta alta estima por la ciudad del Santuario mova desde las

    ms lejanas tierras a los peregrinos que queran encontrarse

    con el Dios de Israel en su propia Casa. Los Salmos animaban

    la marcha, sobre todo en sus ltimos tramos, cuando ya poda

    avistarse la ciudad. Tal es el caso del canto del peregrino a la

    fiesta de las Tiendas, cuando comenzaba la estacin de las

  • P g i n a | 41

    precipitaciones despus del seco y caluroso verano, y el agua

    de la lluvia aliviaba al extenuado caminante:

    Sal 84,2-3.7-8: Qu amables tus moradas, oh YHWH Se-

    baot! Anhela mi alma y languidece tras de los atrios de

    YHWH, mi corazn y mi carne gritan de alegra hacia el

    Dios vivo Al pasar por el valle del Blsamo, lo hacen un

    hontanar, y la lluvia primera lo cubre de bendiciones. De

    altura en altura marchan, y Dios se les muestra en Sin.

    Tambin un Salmo serva para expresar el gozo del peregrino

    que despus de una fatigosa travesa llegaba a la ciudad santa:

    Sal 122: Oh que alegra cuando me dijeron: Vamos a la

    Casa de YHWH! Ya estamos, ya se posan nuestros pies

    en tus puertas, Jerusalem! Jerusalem, construida cual

    ciudad de compacta armona, a donde sube las tribus, las

    tribus de YHWH, es para Israel el motivo de dar gracias

    al nombre de YHWH.

  • P g i n a | 42

    5- Poemas didcticos (hokmot tebunot)

    En las dems categoras de salmos aparecen los motivos

    sapienciales, pero de un modo especial en algunos que

    reflexionan sobre la torah.

    Sal 1: Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los

    impos, ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en el

    banco de los burlones se sienta, mas se complace en la

    Ley de YHWH, su ley susurra da y noche!

    Sal 119: Dichosos los que van por camino perfecto, los que

    proceden en la ley de YHWH. Dichosos los que guardan

    sus dictmenes, los que le buscan de todo corazn, y los

    que sin cometer iniquidad, andan por sus caminos.

    Es importante tener en cuenta el alcance de la expresin torah.

    La traduccin frecuente de Ley mueve a una comprensin

    legalista que ve en ella una codificacin de preceptos. Para

    esta realidad el hebreo utiliza la palabra mitzv. En

    cambio, Torah es instruccin, en el sentido de revelacin de la

    voluntad salvfica de Dios. Por eso los primeros cinco libros

  • P g i n a | 43

    de la Escritura, que narran los acontecimientos salvadores que

    Dios obr en medio de su pueblo, son leidos y meditados

    como Torah, aunque su contenido sea mayormente narrativo y

    no preceptual.

    El que se dedica a meditar esta Instruccin de YHWH (la

    historia salvfica y la voluntad divina contenida en ella) es un

    hombre feliz. Su vida tiene sentido y plenitud:

    Es como un rbol plantado junto a corrientes de agua, que da

    fruto a su tiempo, y jams se amustia su follaje; todo lo que

    hace sale bien (Sal 1,3).

    Para llegar a ser tal, el sabio egipcio Amenemope propone una

    actitud, que es la reserva y el silencio que carcteriza al sabio:

    El hombre verdaderamente silencioso se mantiene aparte. Es

    como rbol que crece en un jardn. Florece y produce doble

    fruto: Se halza ante su seor. Sus frutos son dulces; su sombra,

    placentera; y envejecer en el jardn (citado en Krauss, op.cit. I

    p.188).

  • P g i n a | 44

    6- Salmos de fiestas: Son los cnticos vinculados a la celebracin

    litrgica de alguna de las festividades religiosas del

    calendario israelita. La principal era la fiesta de las Tiendas,

    para el ao nuevo.

    Sal 50,1-3.5-6: El Dios de los dioses, YHWH, habla y

    convoca a la tierra desde oriente hasta occidente. Desde

    Sin, la hermosa sin par, Dios resplandece, viene nuestro

    Dios y no callar Congregad a mis fieles ante m, los

    que mi alianza con sacrificio concertaron! Anuncian los

    cielos su justicia, porque es Dios mismo el juez.

    Sal 81,3: Entonad la salmodia, tocad el tamboril, la

    melodiosa ctara y el arpa; tocad la trompeta al nuevo

    mes, a la luna llena, el da de nuestra fiesta! Porque es una

    ley para Israel, una norma del Dios de Jacob; un dictamen

    que l impuso en Jos, cuando sali contra el pas de

    Egipto.

    Estos dos Salmos podan ser parte de una gran fiesta en la que

    el pueblo se reuna en un lugar de culto para celebrar la

  • P g i n a | 45

    renovacin de la alianza con Dios. En el marco de la misma se

    oa la lectura de las clusulas del pacto y se haca el propsito

    de renovarlo de todo corazn. Detalles de estos Salmos

    evocan la escena de la manifestacin de YHWH en el Sina :

    Delante de l, un fuego que devora, en torno a l, violenta

    tempestad; convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra para

    juzgar a su pueblo (50,3-4). El contenido de la Alianza es el del

    pacto sinatico:

    No haya en ti dios extranjero, no te postres ante un dios

    extrao; yo, YHWH, soy tu Dios, que te hice subir del pas de

    Egipto; abre toda tu boca, y yo la llenar (81,10-11). Celebrada

    en los antiguos santuarios israelitas del norte primero (en

    Siquem?), tal vez despus en Jerusalem, esta fiesta era la

    ocasin para que los levitas ofrecieran una instruccin al

    pueblo congregado.

    https://domingocosenza.wordpress.com/2015/06/03/generos-y-teologia-de-los-salmos/

    [10/06/2015]