Fragilidad

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Por Raúl Cazal P equeña isla, grandes proble- mas. ¿Los ciudadanos de- ben pagar por la locura de los banqueros? ¿Todavía existe una institución ligada a la sobe- ranía popular capaz de oponer su legitimidad a la supremacía financiera? Esto era lo que esta- ba en juego en el referendum or- ganizado el 10 de abril de 2011 en Islandia. Ese día, por segun- da vez, el gobierno consultó a los ciudadanos: ¿acepta usted pagarle los depósitos de parti- culares británicos y holandeses a la banca privada islandesa? Y, por segunda vez, los habitantes de la isla, asolada por la crisis abierta en 2008, respondían «NO» –60 % de los votantes, contra el 93 % en el momento de la primera consulta, en mar- zo de 2010. El recurso de la consulta utilizando el voto toma una coloración particular en un momento en el que, bajo la presión de los especuladores, de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacio- nal (FMI), los gobiernos del viejo continente imponen po- líticas de austeridad para las cuales no han sido elegidos. El sangrado sistemático del mun- do occidental, por parte de las instituciones financieras libres de toda restricción que puedan preocupar a los devotos de la desregulación, continúa. Al día siguiente del referendum islan- dés, el editorialista del super liberal Financial Times felicitó a los islandeses porque “es posi- ble poner a los ciudadanos antes que los bancos” (13 de abril de 2011). Una idea que todavía no es muy compartida por los diri- gentes políticos europeos. Si Islandia se ve ahora como un modelo es porque este país ofrece un ejemplo, química- mente puro, de lo que sucedió en los años 1990 y 2000, don- de se permitió a los intereses privados emitir regulaciones públicas, lo que condujo a la in- flamación de la esfera financie- ra, al desbocamiento del resto de la economía y, finalmente, a su colapso. Antes de la crisis, en 2007, todavía todo iba bien: la en- trada media islandesa se ubica en el quinto lugar en el rango mundial y sobrepasa en 60% a la de los Estados Unidos. En ese momento, los elegantes res- taurantes de Reykjavik hacían pasar a los de Londres por vul- gares fogones. Los artículos de lujo inundaban las tiendas y enormes 4x4 cubrían las calles. Un año después, un estudio internacional identificó a la po- blación de la isla como la más D O S S I E R Rebeliones árabes: una región en ebullición P . 8 - 15 D E S D E C A R A C A S El largo camino a Bagdad y más allá Juan Carlos Boué • Suplemento ONU: en las aguas turbia del “derecho de injerencia” Anne-Cécile Robert • P . 6 y 7 Año III. Número 25. Caracas, mayo de 2011 • 20 Bs F. Ugo Ramallo, 2011 Fragilidad Un laboratorio liberal devastado por la crisis Edición venezolana I S S N 1 8 5 6 - 9 2 7 7 En Estados Unidos, los republicanos batallan para amputar el presupuesto federal; en Portugal, las autoridades negocian soberanía por plan de rescate; en Grecia, la perspectiva de una reestructuración de la deuda refuerza la austeridad. Bajo la presión de los especuladores, los gobiernos optaron por la impotencia. Consultados por referéndum, los islandeses sugieren otra forma: enviarles la factura de la crisis a los que la provocaron feliz de todo el planeta 1 . Una gran parte de esta prosperidad resposa en el crecimiento ace- lerado de tres grandes bancos islandeses. Pequeñas sociedades del sector público hasta 1998, se ubican rápidamente entre los trescientos bancos más impor- tantes del mundo, sus activos pasan del 100% del producto interno bruto (PBI) en 2000 a más de 800% en 2007 –un ni- vel que sólo Suiza alcanza. La crisis económica esta- lla a finales de septiembre de 2008: después de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, los mercados mone- tarios se obstruyen 2 . Inapacita- dos para pagar a sus acreedores, los tres grandes bancos islande- ses son nacionalizados. Éstos se enfrentan entonces a un hit parade poco glorioso: pasan a formar parte de la lista de las once catástrofes financieras más espectaculares de la his- toria, publicada por la agencia calificadora Moody’s. A principios del siglo XX, después de más de seiscientos años de dominación extranje- ra, las estructuras sociales de Islandia se ubican entre las más feudales de los países nórdicos. (continúa en la p. 4) L a memoria es frágil. Es por ello que constan- temente hay que re- cordar que el gobierno de Hugo Chávez es una extraña dictadura. Para la derecha no es extraña, por supuesto. Es una dictadura aunque no comprenda su significado, así como el de democracia. Los términos participativa y protagónica, como lo expresa la Carta Magna, le son abstractos. Ellos prefieren democracia a secas debido a que se parece más a su forma de ir al mercado porque entre elegir desde un jabón hasta un presi- dente no hay mayor diferencia. En otras palabras, la democracia es consumo. A esta interpretación burda hay que añadirle sus miedos atávicos a las supuestas ame- nazas que sufren sus libertades,, en especial la de propiedad y de expresión, que “casualmente” siempre van unidas. La respuesta a estos ataques furibundos es la entrega de propiedad, desde vehículos hasta computadoras Canaima, pasando por viviendas para los sectores de la población que han sido marginados y por aquellos que fueron estafados por el mercado especulativo. El término “libertad de ex- presión” ha sido secuestrado por los medios de comunicación privados. Al parecer todo pasa por allí y al hacer las cuentas de empresas de radio y televisión que ya no están en el mercado porque el Estado le retiró la con- cesión que les habían otorgado, no reconocen que en estos 12 años de gobierno bolivariano ha aumentado de 40 a 111 conce- siones en televisión, de las cuales 61 están operadas por privados (55%), 37 comunitarias (33%) y tan sólo 13 son públicas (12%). El impulso que ha dado el Es- tado venezolano al canal Telesur ha sido reconocido por la fac- ultad de Periodismo de la Uni- versidad de La Plata, Argentina, quien otorgó al presidente Hugo Chávez el “Premio Rodolfo Walsh a los Presidentes Latino- americanos por la Comunicación Popular” en abril de este año. “Es cierto, el título es algo extenso”, escibió el escritor Vi- cente Battista y continuó: “Tal vez para cumplir con aquella premisa de Gracián (‘Lo bueno si breve dos veces bueno’), los medios hegemónicos decidieron transformarlo en ‘Premio a la Libertad de Expresión’. La breve- dad no consiste en cambiar el concepto, pero ellos necesitaban cambiarlo, de ese modo podían referirse al desatino cometido por la Facultad de Periodismo de La Plata: premiar a un dicta- dor que se empeña en clausu- rar las emisoras de radios y los canales de televisión opositores a su gobierno. Los periodistas y pensadores ‘independientes’, obedientes, unieron sus voces de protesta”. Por estos lugares privados de la comunicación tampoco se mencionó a Rodolfo Walsh, escritor y periodista argentino que fue desaparecido después de haber hecho pública una Carta a la Junta Militar argentina en 1977. Dictadura que fue amparada por los dueños de los periódicos Clarín y La Nación, hoy miembros paladines de la Sociedad Inter- americana de Prensa (SIP). Es por ello que no hicieron ningún comentario o señalamiento al respecto. De otro modo no se entendería la protesta. Así es como ocultan las verdades la derecha. Y como la memoria es frágil, hay que estar siempre estudiando la historia, algo que tampoco gusta. n por Robert Wade y Silla Sigurgeirsdottir* El pueblo islandés vota contra los banqueros

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Raúl Cazal / Mayo de 2011

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Por Raúl Cazal

Pequeña isla, grandes proble-mas. ¿Los ciudadanos de-ben pagar por la locura de

los banqueros? ¿Todavía existe una institución ligada a la sobe-ranía popular capaz de oponer su legitimidad a la supremacía financiera? Esto era lo que esta-ba en juego en el referendum or-ganizado el 10 de abril de 2011 en Islandia. Ese día, por segun-da vez, el gobierno consultó a los ciudadanos: ¿acepta usted pagarle los depósitos de parti-culares británicos y holandeses a la banca privada islandesa? Y, por segunda vez, los habitantes de la isla, asolada por la crisis abierta en 2008, respondían «no» –60 % de los votantes, contra el 93 % en el momento de la primera consulta, en mar-zo de 2010.

El recurso de la consulta utilizando el voto toma una coloración particular en un momento en el que, bajo la presión de los especuladores, de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacio-nal (FMI), los gobiernos del viejo continente imponen po-líticas de austeridad para las cuales no han sido elegidos. El sangrado sistemático del mun-do occidental, por parte de las instituciones financieras libres de toda restricción que puedan

preocupar a los devotos de la desregulación, continúa. Al día siguiente del referendum islan-dés, el editorialista del super liberal Financial Times felicitó a los islandeses porque “es posi-ble poner a los ciudadanos antes que los bancos” (13 de abril de 2011). Una idea que todavía no es muy compartida por los diri-gentes políticos europeos.

Si Islandia se ve ahora como un modelo es porque este país ofrece un ejemplo, química-mente puro, de lo que sucedió en los años 1990 y 2000, don-de se permitió a los intereses privados emitir regulaciones públicas, lo que condujo a la in-flamación de la esfera financie-ra, al desbocamiento del resto de la economía y, finalmente, a su colapso.

Antes de la crisis, en 2007, todavía todo iba bien: la en-trada media islandesa se ubica en el quinto lugar en el rango mundial y sobrepasa en 60% a la de los Estados Unidos. En ese momento, los elegantes res-taurantes de Reykjavik hacían pasar a los de Londres por vul-gares fogones. Los artículos de lujo inundaban las tiendas y enormes 4x4 cubrían las calles. Un año después, un estudio internacional identificó a la po-blación de la isla como la más

D o s s i e RRebeliones árabes: una región en ebullición P. 8 - 15

D e s D e C a R a C a sEl largo camino a Bagdady más allá Juan Carlos Boué • Suplemento

ONU: en las aguas turbia del “derecho de injerencia”Anne-Cécile Robert • P. 6 y 7

A ñ o I I I . Nú m e r o 2 5 . C a r a c a s , m a y o d e 2 0 1 1 • 2 0 B s F.

Ugo Ramallo, 2011

FragilidadUn laboratorio liberal devastado por la crisis

E d i c i ó n v e n e z o l a n a

I S S N 1 8 5 6 - 9 2 7 7

En Estados Unidos, los republicanos batallan para amputar el presupuesto federal; en Portugal, las autoridades negocian soberanía por plan de rescate; en Grecia, la perspectiva de una reestructuración de la deuda refuerza la austeridad. Bajo la presión de los especuladores, los gobiernos optaron por la impotencia. Consultados por referéndum, los islandeses sugieren otra forma: enviarles la factura de la crisis a los que la provocaron

feliz de todo el planeta1. Una gran parte de esta prosperidad resposa en el crecimiento ace-lerado de tres grandes bancos islandeses. Pequeñas sociedades del sector público hasta 1998, se ubican rápidamente entre los trescientos bancos más impor-tantes del mundo, sus activos pasan del 100% del producto interno bruto (PBI) en 2000 a más de 800% en 2007 –un ni-vel que sólo Suiza alcanza.

La crisis económica esta-lla a finales de septiembre de 2008: después de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, los mercados mone-tarios se obstruyen2. Inapacita-dos para pagar a sus acreedores, los tres grandes bancos islande-ses son nacionalizados. Éstos se enfrentan entonces a un hit parade poco glorioso: pasan a formar parte de la lista de las once catástrofes financieras más espectaculares de la his-toria, publicada por la agencia calificadora Moody’s.

A principios del siglo XX, después de más de seiscientos años de dominación extranje-ra, las estructuras sociales de Islandia se ubican entre las más feudales de los países nórdicos.

(continúa en la p. 4)

La memoria es frágil. es por ello que constan-temente hay que re-cordar que el gobierno de Hugo Chávez es una

extraña dictadura. Para la derecha no es extraña, por supuesto. es una dictadura aunque no comprenda su significado, así como el de democracia. Los términos participativa y protagónica, como lo expresa la Carta Magna, le son abstractos. ellos prefieren democracia a secas debido a que se parece más a su forma de ir al mercado porque entre elegir desde un jabón hasta un presi-dente no hay mayor diferencia. en otras palabras, la democracia es consumo.

a esta interpretación burda hay que añadirle sus miedos atávicos a las supuestas ame-nazas que sufren sus libertades,, en especial la de propiedad y de expresión, que “casualmente” siempre van unidas. La respuesta a estos ataques furibundos es la entrega de propiedad, desde vehículos hasta computadoras Canaima, pasando por viviendas para los sectores de la población que han sido marginados y por aquellos que fueron estafados por el mercado especulativo.

el término “libertad de ex-presión” ha sido secuestrado por los medios de comunicación privados. al parecer todo pasa por allí y al hacer las cuentas de empresas de radio y televisión que ya no están en el mercado

porque el estado le retiró la con-cesión que les habían otorgado, no reconocen que en estos 12 años de gobierno bolivariano ha aumentado de 40 a 111 conce-siones en televisión, de las cuales 61 están operadas por privados (55%), 37 comunitarias (33%) y tan sólo 13 son públicas (12%).

el impulso que ha dado el es-tado venezolano al canal Telesur ha sido reconocido por la fac-ultad de Periodismo de la Uni-versidad de La Plata, argentina, quien otorgó al presidente Hugo Chávez el “Premio Rodolfo Walsh a los Presidentes Latino-americanos por la Comunicación Popular” en abril de este año.

“es cierto, el título es algo extenso”, escibió el escritor Vi-cente Battista y continuó: “Tal vez para cumplir con aquella premisa de Gracián (‘Lo bueno si breve dos veces bueno’), los medios hegemónicos decidieron transformarlo en ‘Premio a la Libertad de expresión’. La breve-dad no consiste en cambiar el concepto, pero ellos necesitaban cambiarlo, de ese modo podían

referirse al desatino cometido por la Facultad de Periodismo de La Plata: premiar a un dicta-dor que se empeña en clausu-rar las emisoras de radios y los canales de televisión opositores a su gobierno. Los periodistas y pensadores ‘independientes’, obedientes, unieron sus voces de protesta”.

Por estos lugares privados de la comunicación tampoco se mencionó a Rodolfo Walsh, escritor y periodista argentino que fue desaparecido después de haber hecho pública una Carta a la Junta Militar argentina en 1977. Dictadura que fue amparada por los dueños de los periódicos Clarín y La Nación, hoy miembros paladines de la sociedad inter-americana de Prensa (siP). es por ello que no hicieron ningún comentario o señalamiento al respecto. De otro modo no se entendería la protesta.

así es como ocultan las verdades la derecha. Y como la memoria es frágil, hay que estar siempre estudiando la historia, algo que tampoco gusta. n

por Robert Wade y Silla Sigurgeirsdottir*

El pueblo islandés vota contra los banqueros