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  • 2EL MUNDO, LUNES 16 DE ENERO DE 2012

    F R A G A 1 9 2 2 - 2 0 1 2

    Por BORJAMARTNEZ

    Es 7 de julio de 1962, sbado, yManuel Fraga Iribarne 39 aos,director del Instituto de EstudiosPolticos, procurador en Cortesy consejero delMovimiento, en-tre otros entorchados reserva-dos por el Rgimen a sus hijospredilectos tiene una cita a lasonce ymedia de lamaana en elPalacio de El Pardo. Es la culmi-nacin a dos semanas de rumo-res y quinielas acerca de una in-minente crisis deGobierno.Antes de comparecer ante el

    Caudillo, Fraga templa los ner-vios con un breve paseo entrepinos y gamos por el monte deEl Pardo. Era la hora del desti-no, recordar aos despus ensu libroMemoria breve de unavida pblica. Hasta la noche an-terior haba pensado que le co-rrespondera asumir elMiniste-rio de Educacin, en el que yahaba ejercido aos atrs comosecretario general tcnico has-ta que en 1956 Joaqun Ruiz-Gi-mnez, ministro y uno de susmentores, cay con todo suequipo como consecuencia delarrebato reaccionario que siguia los incidentes de febrero en launiversidad madrilea. Perouna llamada del almiranteNietoAntnez, hombre de confianzade Franco y futuro ministro deMarina, le sac del error. ElMi-nisterio de Informacin era eldesafo poltico sin paliativos. Loacept definitivamente.Fraga haba visto a Franco

    por primera vez en Lugo, siendoun bachiller, poco antes del finalde la guerra. Me impresion elaspecto, la voz y la forma de ha-blar, y la reaccin entusiasta delas gentes. Ahora el Caudillo lereciba en su despacho y le ad-verta que esperaba de l unabuena ley de prensa. La res-puesta de Fraga fue toda una de-claracin de intenciones y de ca-rcter: Cuando salga por esapuerta cumplir las rdenes, pe-ro siempre intentar que seanlasmejores, y procurar actuarsin ellas siempre que pueda.Letrado de Cortes (nmero

    uno de su promocin), diplom-tico y catedrtico de Derecho

    Poltico, Fraga acceda a la cs-pide del Estado despus de unacarrera fulgurante, pilotada conbrillantez, una inslita capaci-dad de trabajo y vadeando lasdiversas familias del Rgimen(aunque cultivando simpatas entodas ellas). Un Estado ya roda-do ms de un cuarto de siglodesde la campamental JuntaTcnica del Estado pero toda-va a medio institucionalizarporque el Estado era un hom-bre. La intencin de Fraga eracontribuir significativamente adicha institucionalizacin dandouna orientacin progresiva a laque deba ser suConstitucin, laLeyOrgnica del Estado.Manuel Fraga Iribarne haba

    nacido en la localidad lucensede Villalba el 22 de noviembrede 1922. Fue el primero de los 12hijos del matrimonio formadoporManuel Fraga Bello y la vas-cofrancesaMara Iribarne. Am-

    bos se conocieron en Cuba. Suprimognito evoca en los com-pases iniciales de suMemoriabreve..., con parquedad no exen-ta de emocin, la peripecia de suprogenitor: Mi padre, muy jo-ven, vino en tren, de BaamondeaMadrid, y desdeMadrid a To-rrejn de Velasco, apie. Vino como atadorde haces; los mayoressegaban, con hoces.Vida dura y mal com-pensada, que evoc enuno de susms dolien-tes versos Rosala. Po-co despus emigr aCuba. Historia triste:hipoteca de la poca tierra, usurapara pagar el viaje; lucha dura,de aos, para salir adelante.AunqueMara Iribarne dio a

    luz a su primer hijo en Villalba,ella y su esposo volvieron a Cu-ba inmediatamente, dejando elnio al cuidado de la abuela pa-

    terna y la ta Amadora, su se-gunda madre. Regresaron apor l cuando tena cuatro aos,para instalarse definitivamenteen Espaa en 1928 con otrosdos hijos y unas rentas razona-bles que supieron administrarpara ofrecer una vida modesta

    pero cmoda y una educacincompleta a todos losmiembrosde la que terminara siendo unamuy numerosa prole. Mara Iri-barne impuso una estricta disci-plina basada en la fe, la austeri-dad, los hbitos ordenados, laparticipacin obligatoria en las

    tareas domsticas y unamoralrigurosa, y complet la forma-cin de sus hijos con la ensean-za del francs. Todo ellomarca-ra el carcter deManuel Fraga.Su padre acept la peticin de

    la autoridad gubernativa de laDictadura de Primo de Rivera yasumi la alcalda de Villalbavolvera a hacerlo durante laGuerra Civil, pero la polticanunca entr en el hogar de losFraga Iribarne. Ni siquiera conla proclamacin de la II Rep-blica. Por entonces, alguien pre-gunt en la calle por primeravez al nio Manuel 9 aosacerca de su filiacin: Monr-quico o republicano? Contest,creo que bien, que no estabaan preparado para contestar.La respuesta da cuenta de suprudencia casi congnita enaquellos tiempos convulsos quesin embargo enVillalba se vivie-ron con tranquilidad. De hecho,

    Corra 1962 cuando Manuel Fraga se hi-zo cargo del Ministerio de Informacin yTurismo de un pas que en muchos aspec-tos que le competan viva anclado en el

    siglo XIX. El diplomtico no slo tuvo quelidiar con una Ley de Prensa que conjuga-se sus deseos de apertura ordenada, si-no con la implantacin de nuevas tecno-logas que avecinaban la posterior llega-da de la Sociedad de la Informacin. Laimplantacin de la televisin obligaba alRgimen a un mayor control del mensaje.

    El surgimiento de los teleclub localesmunicipales habilitados con una televi-sin no slo permiti la expansin deluso de este nuevo medio de comunica-cin, sino que, en algunos casos llegarona existir ms de 4.000, supuso la implan-tacin de un verdadero espacio de socia-lizacin en determinadas zonas rurales.

    CONTROL DE LA INFORMACIN La nueva Ley de Prensa va a basarse en las realidades de los 25 aos de paz, que ya nadie seatreve a negar. Y yo pregunto: Qu es lo que ha hecho el Rgimen en estos 25 aos de labor realista en todos los terrenos ytambin en ste? As defendi Fraga ante las Cortes el 15 de marzo de 1966 la promulgacin de la Ley de Prensa que promovi.

    LA APUESTA APERTURISTA / Nacido enel seno deuna familia de una estricta disciplina en la fe,la austeridad y el orden, aplicado estudiante eligi el Derecho para dedicarseal servicio pblico,

    LLEGAR AL PODER Y TRANSFORMARLO

    SPAIN IS DIFFERENTManuel Fraga lleg al Ministerio de Informacin y Turismo en 1962. Entonces Espaa reciba dosmillones de turistas anuales; cuandodej el cargo, en 1969, el nmero se habamultiplicado por 10. La expansin de la red de Paradores (en la imagen, durante la inauguracindel de Toledo, en 1968), fue un buen exponente de este impulso del turismo: a su llegada eran 40 y semarch dejando 83. / EFE

    LA LLEGADADE LOS TELECLUB

    LA SOCIALIZACIN DE UN PAS

    FRANCOLEDIJOQUEESPERABADELUNABUENALEYDEPRENSA

    O PREZ DE CASTRO / EFE

    EFE

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    el nuevo rgimen propici lafundacin del instituto elemen-tal de la localidad, donde Fragacurs el bachillerato hasta el co-mienzo de la guerra.Lo concluye en Lugo durante

    la contienda, entre graves refle-xiones acerca de su futuro. Trasunos ejercicios espirituales en elmonasterio de Samos se plantela carrera eclesistica. Incluso lamilitar. Opt por los estudios ju-rdicos, pensando decididamen-te en dedicarme al servicio p-blico en el trance de recons-truccin que se avecinaba tras laGuerraCivil. Tras un primer aoen Santiago, convence a sus pa-dres para proseguir la carrera enMadrid. En la depauperada ca-pital conoce de primeramano yen toda su agudeza los devasta-dores efectos de la guerra. Seconsagra al estudio y completasu formacin en los cursos delInstituto de Estudios Polticos yen la CongregacinMariana deSan Luis Gonzaga. Entra en larbita del Padre Llanos y esta-blece una feraz relacin intelec-tual con algunos condiscpulosCarlos Pars, Miguel Snchez-Mazas, su futuro cuado y cola-borador poltico Carlos RoblesPiquer, Jos Mara Valverde,adems de su hermano Jos,otro brillante estudiante que fa-llecer en el verano de 1947.Su contacto con los jesuitas

    termina de fraguar su carcter ysus intereses intelectuales. Noen balde se concentra en la tra-duccin deDe la Justicia y elDe-recho, de Luis deMolina, el je-suita terico de la guerra justa,que le sirve para sostener su re-sistencia contra la germanofiliaque asola entonces Espaa. Pro-hombres del Rgimen como Jo-s YanguasMessia, Esteban Bil-bao y Eduardo Auns, entoncesministro de Justicia, prologanlos volmenes y apadrinan al jo-ven Fraga, aunque su gran figu-ra tutelar ser Castiella, enton-ces decano deCiencias Polticasy director de su tesisLuis deMo-lina y el derecho de la guerra.De lamano de Castiella, Fra-

    ga ocupar su primer destino di-plomtico en el Instituto de Cul-

    tura Hispnica, dirigido porRuiz-Gimnez. Un primer inten-to, va Iberoamrica, de quebrarel aislamiento del rgimen trasla victoria aliada. Jugar un pa-pel fundamental en el ingreso enla Unesco, el primer organismointernacional que abri suspuertas a Espaa, en noviembrede 1952. En 1953 llegara el Con-cordato, en el 54 los AcuerdosdeMadrid conEstadosUnidos yen 1955 la entrada en la ONU.Tras la desarticulacin de la t-

    mida apertura cultural en 1956,Fraga se dedic a escribir, acan-tonado en suCtedra deMadridy en el Instituto de Estudios Po-lticos, a la espera de poder acce-

    der a la primera lnea poltica, loque lleg con elMinisterio de In-formacin y Turismo, carameloenvenenado que exigira lome-jor de sus capacidades y una de-dicacin a tiempo completo.Convertido en

    una suerte de redac-tor jefe del Rgi-men, durante sieteaos controla todolo que se publica oestrena; hay quepropiciar ciertaapertura sin que sedesmande e inquie-te a los sectores ms inmovilis-tas. Repone a Torcuato Luca deTena enABC, alienta publicacio-

    nes como Cuadernos para eldilogo, de Ruiz-Gimnez, yconvierte la televisin en unme-dio demasas. Pelea por una leyde prensa que prescinda de lacensura previa y lo consigue, pe-

    se a que el texto final, defendidoen las Cortes por el propio Fra-ga el 15 demarzo de 1966, que-

    daba al pairo de la voluntad ar-bitraria y restrictiva de la autori-dad. Asimismo, contribuye demanera decisiva a la consolida-cin de Espaa como potenciaturstica, consciente de que losvisitantes extranjeros no slo su-ponan divisas, sino un factor decambio sociocultural de incalcu-lable valor.A cambio, le toca dar la cara

    por el Rgimen en susmomen-tosms oscuros, como el estadode excepcin que sigui a lamuerte del estudiante EnriqueRuano en 1969. Un trabajo sucioquemarcara definitivamente suimagen de cara a su desenvolvi-miento poltico en democracia.

    Me negaba a que se perpetuase ningnmonopolio poltico, ni el viejo de los aosde la posguerra, ni el nuevo que otros pre-tendan crear, dejara escrito Fraga sobre

    la Ley Orgnica del Estado (1967). Sin em-bargo, abri la campaa del referndumen Televisin exhortando a los ciudada-nos: La respuesta es Francisco Franco,nuestro Caudillo, con una vida entera alservicio de la patria y 30 aos de buen go-bierno. El resultado fue abrumador: Un95,5% dijo s. Un Fraga gozoso y entu-

    siasta, afirma Jos Mara Bernldez, di-jo que estbamos ante una verdaderaConstitucin, una Carta Magna, una Leyde Leyes. Por contra, para Manuel Pene-lla, otro de sus bigrafos, Fraga concebala lealtad a un rgimen que apreciaba co-mo fase de reparacin del orden a partirdel cual se podra construir.

    ESPAANO ERAUNADICTADURA El 28 de junio de 1962, das antes de ser nombradoministro, y coincidiendo con la tormentagenerada por el contubernio deMnich, Fraga defenda ante el Consejo de Europa en nombre del ministro de Exteriores, FernandoMara Castiella, que en Espaa rega una democracia institucional con algunas libertades polticas limitadas aunque no abolidas.

    dijo negarse a la perpetuacin demonopolio poltico alguno yqueeranecesaria una reformapoltica, progresiva y prudente, por la que apost desde elMinisterio de Informacin yTurismo

    LA TENSIN DE LAAPERTURA LIMITADA

    LEY ORGNICA DEL ESTADO

    DURANTESIETEAOSCONTROLATODOLOQUESEPUBLICAOESTRENA

    EFE

    UNA IMAGEN PARA LA HISTORIAPocas personas han quedado tanmarcadas por una imagen como Fraga y su bao en Palomares (Almera). Hasta tal punto lleg su trabajode desinformacin a propsito del accidente de un B-52 de EEUU cargado de cabezas nucleares el 17 enero de 1966 que, para demostrarque no exista perjuicio alguno para la salud, junto al embajador de EEUU y ante las cmaras, se puso el baador y se sumergi. / E. M.

    E. M.

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    Por FERNANDOPALMEROEnmayo de 1969, Manuel Fra-ga conceda una entrevista ensu despacho del ministerio al fi-lsofo y escritor Salvador Pni-ker en la que, con una actitudcontenida, un semblante falsa-mente humilde de desinteresa-do servidor pblico y sin imagi-nar que seis meses despus re-cibira un golpe definitivo parasus ambiciones polticas, res-ponda: Conviene distinguirentre poltico y hombre de Esta-do; es decir, entre profesional dela poltica y estadista. El profe-sional de la poltica piensa, antetodo, en sobrevivir como polti-co, porque la poltica es sumo-dus de vida; el hombre de Esta-do, en cambio, aspira aun cargo poltico parahacer lo que cree quedebe hacer. Yo no mesiento profesional de lapoltica y creo ademsque un hombre de Es-tado rara vez es unprofesional de la polti-ca. Llega a ella con na-turalidad y se retira de ella conlamisma naturalidad, como hi-zoCnovas. ACnovas no le im-portaba dejar de ser ministro eirse al Archivo de Simancas.Y a usted?, pregunt Pniker:Am, tampoco, vamos.En diciembre de ese mismo

    ao, una inesperada decisin deFranco, que por primera veznombraba un Gobierno quemuchos llamaron monocolor,por la presencia mayoritaria detecncratas vinculados al OpusDei, rompa con la estrategia sa-lomnica con la que el Caudillohaba logradomantener el equi-librio de las familias del Rgi-men y dejaba al joven Fragafuera del Gobierno.El pulso que el gallegomantu-

    vo con el equipo capitaneadopor Carrero Blanco y LaureanoLpez Rod a cuenta de unasoperaciones fiscalmente fraudu-lentas que Juan Vila Reyes, unempresario cercano a la Obra,haba cometido a travs deMa-tesa, le hizo caer en desgracia.Fraga no supo calcular la enor-me influencia que el Opus Dei

    tena ya sobre Carrero y ste so-bre Franco, y no hizo caso de lasadvertencias del almirante paraque parase la divulgacin del es-cndalo, que fue especialmentebeligerante a travs del diarioPueblo y laRevista SP.La seguridad y contundencia

    con la que Fraga habamanteni-do aquel envite, confiado en lafuerza que le daban sus buenasrelaciones con el Caudillo y elxito de sus decisionesministe-riales, le hacan consciente deque le costara sobreponerse aesa derrota. En sus diariosapunta: El juego iniciado en1962 haba terminado. Siemprecreer que vali la pena dedi-carle siete aos de una vida; en

    esos momentos, pienso que es-taba en buena forma.Pero este aparente laconismo

    encerraba la profunda frustra-cin de quien se crea llamadoa mayores empresas. Por eso,como seala uno de sus bigra-fos, Jos Mara Bernldez, noes de extraar que Fraga llora-ra en su despedida y la toma deposesin de su sustituto. Fragadesapareca del escenario pol-tico y habra de serlemuy difcilvolver a l. Pocos polticos lohaban logrado y Fraga serauno de esos pocos.Porque lo que estaba claro es

    que Fraga no se iba a retirar a latranquilidad de la vida acadmi-ca como su admirado Cnovas.No obstante, pidi su reingresoen la Facultad deCiencias Polti-cas de la Universidad Complu-tense deMadrid, actividad quecompatibiliz con algunos car-gos en la empresa privada: fuepresidente de laUninResinera,consejero de la Rank Xerox ypresidente de Cervezas El gui-la, vinculada al Banco Urquijo,en cuyoConsejo de Administra-

    cin se haba instalado Fernan-doMara Castiella, que haba si-do, junto con Jos Sols, uno desums firmes apoyos en el Go-bierno. Nunca, como a tantosotros exministros, le ofrecieronincorporarse a uno de esos reti-ros dorados que eran los conse-jos de administracin de Camp-sa, Renfe, Iberia o Telefnica. Dehaber ocurrido, es probable queno lo hubiese aceptado, porque

    sus ambiciones polticas y un al-to grado de confianza en smis-mo le llevaran a convertirse enlo que dijo que nunca sera: unprofesional de la poltica.As que decidi agotar los

    dos aos que le quedaban co-mo procurador en Cortes ymiembro del Consejo Nacionaldel Movimiento y comenz susactividades de presin para vol-ver a recuperar el poder perdi-

    do. Lo intent a travs del almi-rante Pedro Nieto Antnez, quele facilit varias entrevistas conFranco, en una de las cuales,segn el propio Fraga, el Caudi-llo le dijo que forzaron su vo-luntad en la resolucin de crisisde Matesa y le insinu que, co-mo l era an joven, tena unfuturo prometedor.Todo eso le dio alas a Fraga,

    que empez a jugar con multi-

    A pesar de ser el ltimo en llegar al club delos siete magnficos (Cruz Martnez Este-ruelas, Silva Muoz, Licinio de la Fuente,Lpez Rod, Fernndez de la Mora y Enri-

    que Thomas de Carranza) y tener que con-formarse con el espacio poltico que le de-j Adolfo Surez, Fraga consigui conver-tir una coalicin como Alianza Popular, quecon claras reminiscencias franquistas se ar-ticulaba gracias a varios lderes del Rgi-men, en un partido unificado en torno a sufigura y que fue conquistando, de fracaso

    en fracaso electoral, el centro derecha. ElPartido Popular que hered en 1989 JosMara Aznar, en nada se pareca a la orga-nizacin creada en 1976 por aquella pl-yade de viejos polticos que se resistan aser aplastados por el rodillo de la Historia.De todos ellos, slo Fraga consigui queese rodillo no le pasara por encima.

    EL KARAMANLIS ESPAOL Vzquez Montalbn asegura que as lo llamaban en el PCE, por ser el hombre capaz de restablecer lademocracia con la complicidad de una derecha que llegara a la muerte de Franco con ms miedo que vergenza. Si ms caso se mehubiera hecho, le respondi Fraga, ms aceleradamente se habra producido la adaptacin del Franquismo a los nuevos tiempos.

    LA AMBICIN POLTICA / Su salida del Gobierno en 1969 a causa del escndalo Matesasupuso para Fraga un golpe del que tardara en reponerse. Intent volver por todos los medios,

    EL FUTURO QUE NUNCA LLEG

    UNA EMBAJADA BASTANTE PARTICULARTras cuatro aos intentando volver al poder, Fraga decide aceptar la embajada en Londres en 1973 yutilizar su estancia para articular una alternativa poltica con un equipo propio y la ayuda de todos los quequisieron ir a visitarle: el conde de God, Ramn Tamames, Samaranch, Jordi Pujol, Juan Luis Cebrin... / EFE

    DE LA DERECHA DEAP AL CENTRO DEL PP

    LA FUNDACIN DE ALIANZA POPULAR

    EN1973FORMPARTEDELATERNADELAQUESALICARREROBLANCO

    EFE

    EFE

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    tud de barajas. Estaba en todaslas salsas, tanto acadmicas co-mo polticas o empresariales y,finalmente, gracias a los buenosoficios de su valedor en el Go-bierno, Po Cabanillas, su nom-bre entr a formar parte de laterna que el Consejo del Reinoentreg a Franco cuando stedecidi separar las funciones dejefe del Estado y jefe del Gobier-no. Qued en segundo lugar,con nueve votos, por detrs deCarrero Blanco, pero por delan-te de Raimundo FernndezCuesta. La prensa lo interpretcomo una imagen del presente,Carrero; el pasado, Falange; y elfuturo, Fraga. Otra vez el futuro.Al ver que con Lpez Rod y

    Carrero en el Gobierno pocopoda conseguir ya que no hu-biese conseguido tras casi cua-tro aos, decide aceptar la em-bajada en Londres, donde se de-dicar a seguir trabajando paraacceder al poder. Se consideraelmejor situado y slo tiene queesperar elmomento de lamuer-te de Franco para postularse co-mo el hombre clave de la Tran-sicin poltica.Tras el asesinato de Carrero,

    volvi a quedar excluido del Go-bierno y, desde el mismo da delamuerte de Franco, como reco-noci a Jos Luis Lpez-Linares,se pone a trabajar en las ideassobre la Transicin que habaido madurando durante su es-tancia en Londres. Est conven-cido de que va a ser el jefe delGobierno, pero cuando AriasNavarro es confirmado, Fragaacepta ser vicepresidente ymi-nistro de la Gobernacin por te-mor a quedar fuera del procesopoltico y por el convencimientode que sa era una situacinprovisional y que la figura deArias poda sermanejable. Dospersonas de su equipo, recuer-da Manuel Milln Mestre, bi-grafo y cofundador de AP, leadvertimos de las consecuenciasnegativas, pero l asumi undesgaste a sabiendas de que lepoda costar su futuro poltico,como de hecho le cost.Tras la destitucin de Arias,

    Fraga se queda como uno de

    los mejor situados para suce-derle: En la primera terna,reconoce Fraga, yo salgo muydestacado. En la segunda hayuna intervencin de FernndezMiranda, que luego dice la fa-mosa frase: Hice lo que el Reyme pidi. Cosa que no es se-gura que fuese as.MillnMestre relata cmo vi-

    vi Fraga esos momentos : Yofui a su despacho el da que elRey nombra a Surez y lo viprofundamente abatido, porquetodo el trabajo hecho entre el 70y el 76 se iba a pique. En esosaos se haba construido unaidea, se haba elaborado un do-cumento, Los cien primeros d-as de Gobierno, que se terminde redactar en la embajada deLondres y se haba entregado alRey antes demorir Franco.Pero Fraga no desfalleci, y

    tras este nuevo golpe se hizo conlas riendas de la organizacin

    que habra de disputarle por laderecha la presidencia a Surez,que astutamente se haba que-dado con el centro. Es el mo-mento en el que inicia su dere-chizacin y se embarca en laaventura de los sietemagnficos.Tras el fracaso electoral de

    1977, donde slo con-siguieron 16 escaos,Fraga decide rectificar,unificar la coalicin entorno a su figura ymostrarse msmode-rado, a lo cual ayudasu nombramiento co-momiembro del equi-po encargado de re-dactar la Constitucin y la deci-sin de presentar en el ClubSiglo XXI a Santiago Carrillo.En 1979, la debacle es sor-

    prendente: se baja de 16 esca-os a 9. En las elecciones de1982, Alianza Popular heredacincomillones de votos deUCD

    y llega a su techo electoral, quees el mismo que toca en 1986.Por fin, Fraga haba conseguidohacerse con la representacindel centro derecha espaol, pe-ro los malos resultados le obli-gan a dimitir, segn afirma, deforma definitiva. En el congreso

    extraordinario de 1987, Hernn-dezMancha vence a la candida-tura de Herrero deMin, Fra-ga semarcha de eurodiputado ya los dos aos, tras el fracaso enlas eleccionesmunicipales y au-tonmicas, vuelve de nuevo a lapresidencia. En 1989, consigue

    convertir la coalicin en el Par-tido Popular, designa como can-didato y sucesor a Jos MaraAznar y pronuncia visiblementeemocionado unas palabras quesuenan a despedida: Al pasarla antorcha lo hacemos llenosde esperanza como lo hacen loscorredores de la vida, que es lacarrera por excelencia, como enlos rboles, como en las fami-lias, como en las empresas, co-mo en todo lo que est destina-do a durar y a ser fecundo y porlo mismo sometido a renova-cin permanente.Haba dejado de ser una pro-

    mesa y el futuro no haba llega-do. Pero tampoco esta vez si-gui el ejemplo de Cnovas. Elejercicio del poder debe satisfa-cer una pasinmuy honda y pe-culiar, le comentaba Pnikeren 1969. S, contestaba, contal de no confundir la polticacon la pasin demandar.

    Despus de dos amagos de retiro definitivo,un ao como eurodiputado y la eleccin deAznar comosucesor, Fragadecide refugiarseenGalicia, dondeel 5 de febrero de1990es

    recibido como presidente de la Xunta en laplaza del Obradoiro de Santiago deCompos-tela porms de 1.000 gaiteros. All, con undiscurso galleguista y un poder casi absolu-to, conseguirmantener sumayora hasta2005, fechaen la quepasar aocupar unes-caoenel Senadohasta su, ya s, despedidadefinitiva en2011. Yo quera demostrar,

    declarara Fraga a Jos Luis Lpez-Linares,que un gallego vuelve siempre a su tierra,que debe servir a sumadre, que es su patriachica, y a su padre, que es Espaa, y nuncasepararlas ni contraponerlas, demostrar queesoera posible y que las autonomas podanfuncionar seriamente sin caer enel naciona-lismoymuchomenos enel separatismo.

    SOBRE ADOLFO SUREZ Yo trat de poner en marcha una ley de reforma en 1976, que me fue boicoteada Por quin? Puespor Martn Villa y Surez. Ellos miraban ms all de la etapa Arias. En cuanto a Surez, podra decirse de l que saba ms de loque pareca y menos de lo que haca falta (...) Surez, entonces, tena el don de la mediocridad en su trato con la gente.

    para ocupar el lugar que consideraba le corresponda, pero finalmente tuvo que conformarsecon jugar un papel secundario en el nuevo rgimen poltico salido de la Transicin

    PADRE DE LA CONSTITUCIN, GRACIAS AL PSOEPara muchos fue un premio de consolacin por no haber sido elegido presidente del Gobierno, pero lo cierto es que su dilatada carreraacadmica converta a Fraga en uno de los diputados con mejor preparacin. Aun as, UCD intent boicotear su incorporacin al equipoencargado de redactar la Carta Magna, que slo fue posible por la renuncia de uno de los miembros del PSOE, Alfonso Guerra. / EFE

    PRESIDENTE... DE LAXUNTA DE GALICIA

    RETIRO POLTICO EN SU TIERRA

    TRASLAMUERTEDEFRANCOSLOPUDOSER VICEPRESIDENTE

    EFE

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    Por JOAQUNMANSO

    Manuel Fraga siempre neghaber pronunciado la frase quetitula esta crnica, que se leatribuye desde su etapa de mi-nistro de Gobernacin en elprimer Ejecutivo de la Monar-qua como parte de un dilogocon el dirigente comunista Ra-mn Tamames, a quien habrapretendido disuadir en esos tr-minos expeditivos de que con-vocase una manifestacin parareclamar la amnista poco des-pus de la muerte de Franco.Sea o no apcrifa, la consignasintetiza en la memoria colecti-va un perfil pblico de polticode temperamento iracundo ymodos autoritarios con el quele sigue identificando, pese a sutrayectoria democrtica poste-rior, una buena parte de la so-ciedad espaola.En aquellos sietemeses esca-

    sos en los que form parte delGobierno de Carlos Arias comoresponsable de sus fuerzas deseguridad, Fraga dilapid laimagen de hombre de vocacinaperturista y modernizadoraque haba conseguido en los l-timos aos de la Dictadura, yfrustr as su disimulada ambi-cin de ser el escogido por elRey para pilotar la transicin ala democracia.La calle es ma es el resu-

    men perfecto del fracaso de lapoltica de orden pblico queFraga llev a cabo entre diciem-bre de 1975 y julio del ao si-guiente, cuando ces en el car-go. Huelgas, manifestaciones eincidentes de todo tipo marca-ron ese periodo y los mtodosrepresivos que aplic elministro,heredados del Franquismo perosbitamente anacrnicos, contri-buyeron a agravar el clima deinseguridad y a amplificar el ecode sus consecuencias.De entre todos los sucesos,

    dos destacaron por su gravedady por la responsabilidad polti-ca de Fraga. El primero ocurriel 3 de marzo de 1976, mirco-les de ceniza, en Vitoria. La ciu-dad amaneci paralizada poruna huelga general convocadapor los obreros de la industria

    pesada, despus de un mes demanifestaciones y duros en-frentamientos.A las cinco de la tarde, los tra-

    bajadores se reunieron en asam-blea en la iglesia de San Francis-co de Ass. Los grises rodearonel templo, que estaba abarrota-do, y recibieron delMinisterio deGobernacin la orden de desalo-jar, para lo que provocaron elpnico lanzando botes de humo.La salida en estampida de loshuelguistas se transform enuna avalancha humana al sobre-venir la presin de losmanifes-tantes que se concentraban en elexterior. La Polica Armada res-pondi a ese caos abriendo fue-go a discrecin. Cinco personasfueron asesinadas yms de 100resultaron heridas.

    Fraga ni siquiera se encontra-ba en Espaa, pese a que lahuelga general haba sido con-vocada haca das y el estallidosocial de Vitoria era incluso pre-visible. Estaba en Alemania,adonde haba acudido para par-ticipar en un ciclo de conferen-cias. Elministro no re-gres ese da, ni al si-guiente, ni al otro. Lesustituy al frente deGobernacin AdolfoSurez, que se gan elaprecio del Rey al des-aconsejar al presiden-te Arias que decretaseel estado de excep-cin. Fraga no viaj a la capitalalavesa hasta el sbado y justifi-c as la actuacin de su polica:La responsabilidad de los que

    siguen echando a la gente a lacalle conmensajes de un tipo ode otro les corresponde ntegraen cuanto a resultados trgicoscomo los que hemos vivido enVitoria. Que este triste ejemplosirva de gran leccin para todoel pas en losmeses prximos.

    Mucho tiempo despus, se co-noci la grabacin de las ver-gonzantes indicaciones de losmandos policiales durante las

    cargas, que fueron captadas porun radioaficionado: Hemoscontribuido a la palizams gran-de de la Historia. Cambio.Dosmeses despus, el domin-

    go 9 demayo dos simpatizantesdel PartidoCarlista fueron asesi-nados y variosms heridos pordisparos de elementos de extre-ma derecha durante su tradicio-nal romera anual enMonteju-rra (Navarra).En la etapa final del rgimen

    de Franco, los seguidores dedon Carlos Hugo de Borbn,aliado del PCE y fundador de laJuntaDemocrtica, haban con-vertido ese acto en una proce-sin de reivindicacin antifran-quista. Pero ese ao, desde elGobierno se patrocin la expedi-cin de una faccin opuesta, de

    El Franquismo tena verdadera obsesinpor proteger a Espaa de la amenaza de loque denominaba la horda roja. A ello tuvoque aplicarse Fraga comoministro de Infor-

    macin. Muerto el dictador, la legalizacindel PCE se convirti en la gran preocupa-cin de la reforma poltica. Fraga siemprese mantuvo muy reticente. En el proyectoque present durante el Gobierno Arias,contemplaba que no se llevara a cabo has-ta que pasasen dos aos desde la transi-cin. Adems, en esa misma etapa orden

    detener a varios miembros de la Platajuntapor convocar una manifestacin con otrafamosa frase: stos sonmis prisionerosy se resisti, con el argumento de que nohaba policas suficientes para proteger-los, al regreso de Pasionaria y de Santia-go Carrillo, al que en octubre de 1977 ter-min presentando en el club Siglo XXI.

    UN AUTORITARISMO NECESARIO Tal vez he sido un hombre autoritario, porque pasar de un rgimen de autoridad a unode libertad exige una transicin en la que se siga ejerciendo algo de autoridad. Yo no lo niego. En conjunto no tengo malrecuerdo de aquel Gobierno provisional Arias Navarro, aunque haba dentro de l, como es natural, tendencias diferentes.

    LAS SOMBRAS DE UNA VIDA PBLICA / Fraga, a su pesar, permanece en lamemoriacolectiva como un dirigente de temperamento iracundo, principalmente por el fracaso de su

    LA CALLE ES MA

    LA GRAN LECCIN DE VITORIALos trgicos sucesos de Vitoria, donde la Polica reprimi a tiros una huelga general y asesin a cinco personas, fueron utilizados porFraga para lanzar un aviso: Una gran leccin para todo el pas en los meses prximos. Su actuacin debilit su imagen ante el Rey enfavor de la de Adolfo Surez, que le sustituy en su ausencia y convenci al presidente de que no decretase el estado de excepcin.

    STOS SONMIS PRISIONEROS

    LA OBSESIN COMUNISTA

    SUS MTODOSAGRAVARON EL CLIMADE INSEGURIDAD

    EFE

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  • 7EL MUNDO, LUNES 16 DE ENERO DE 2012

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    carcter ultra, que apoyaba a suhermano don Sixto.Los efectivos de la Polica y de

    la Guardia Civil desplegados nointervinieron, con el argumentode que cumplan rdenes, ni si-quiera cuando un comandanteretirado del Ejrcito dispar abocajarro contra uno de los par-tidarios de Carlos Hugo, quemorira das despus. Y tampo-co cuando, ya en la cumbre delmonte, los ultras abrieron fuegode ametralladora, asesinando aun joven de 18 aos.Fraga estaba ese da en Vene-

    zuela, aunque tambin haba ra-zones para temer un enfrenta-miento enMontejurra. Slo a suvuelta afirm que asuma todala responsabilidad, pero no di-miti. Sin embargo, don Sixtofue expulsado de Espaa por elGobierno antes de que un juezpudiese tomarle declaracin.El principal perjudicado por

    estas actuaciones desmesuradasfue el propio Fraga en sus aspi-raciones polticas, incapaz deprescindir de los mtodos y va-lores que haba vivido comomi-nistro de Informacin del Fran-quismo, y encargado por tantode las campaas de propagandapara encubrir sus crmenes.Una de las primeras, y quiz

    lams recordada, fue la de difa-macin de JulinGrimau, elm-ximo responsable de organiza-cin del PCE enEspaa, que fuedetenido en 1962 y despus con-denado amuerte por un tribunalmilitar tras un juicio plagado deirregularidades.Horas despus de su arresto,

    Grimau se precipit por unaventana del segundo piso de laDireccin General de Seguri-dad. Segn su relato, fue arroja-do por los mismos policas quele estaban interrogando enme-dio de una intensa tortura. Fra-ga cont a la prensa que el tratoque estaba recibiendo era ex-quisito y que fue l mismoquien se lanz al vaco de formainexplicable.Losmedios internacionales se

    volcaron con el caso. Elministrorespondi as: En unos das da-remos un dossier espeluznante

    de crmenes y atrocidades co-metidas personalmente por estecaballerete. Fraga distribuy lainformacin, sin apoyo docu-mental, de queGrimau haba di-rigido durante la Guerra Civiluna checa en Barcelona en laque se asesin almenos a cincopersonas, se viol a decenas demujeres y se llevaron a cabo de-talladas torturas con una cuerdade violn, un soplete o placaselctricas incandescentes.Tras la condena a Grimau,

    Franco recibi telegramas recla-mando clemencia de lderes in-ternacionales tan destacados co-moNikita Kruschev, la reina deInglaterra o el Papa JuanXXIII.Fue intil: el fusilamiento, queapoy el propio Fraga, se ejecu-t el 20 de abril de 1963. La si-

    guientemisin del ministro fueimpedir que las reacciones inter-nacionales de estupor se publi-casen en la prensa espaola yrepartir por todo el pas folletosexplicativos de los supuestos cr-menes del dirigente del PCE. EnsuMemoria breve de una vidapblica, editada ya en1980, Fraga se referaas a Grimau: Nuncase pudo comprendercmo un hombre contal pasado pudo serenviado a Espaa.Otra de las campa-

    as de propagandams intensas que seatribuyen a Fraga fue la que si-gui a lamuerte en extraas cir-cunstancias del estudiante anti-franquista Enrique Ruano, que

    haba sido detenido por sumili-tancia en el Frente de LiberacinPopular. El joven de 20 aosmu-ri el 20 de enero de 1969 trascaer esposado desde un piso alque haba sido conducido por laPolica para un registro, en unasptima planta.

    A sumuerte sigui una oleadade desrdenes en todas las uni-versidades que llevaron al Go-bierno a decretar el estado de

    excepcin. El diarioABC, muybien relacionado con Fraga, pu-blic un supuesto diario de Rua-no, que habra sido filtrado des-de elMinisterio deGobernacin,en el que se le presentaba comoun enajenado cada vez esmsviva la impresin de queme hetarado por la vida intelectual yse alimentaba la hiptesis delsuicidio. En 1991 se exhumaronsus restos y se descubri que untrozo de clavcula haba sido se-rrado, lo que apuntaba la posibi-lidad de un disparo.Ni siquiera en su etapa de di-

    rigente democrtico pens Fra-ga que tuviese que hacer acto decontricin por esta parte del pa-sado de su vida pblica. Antes alcontrario, slo vea motivos desatisfaccin en su conciencia.

    Uno lideruna revolucinmarxistayseafian-z en el poder hasta convertirse en uno delos dictadoresms longevosde la historia re-ciente. El otro ascendi enel organigramade

    otra dictadura de ideologa contraria y evolu-cionhastaposturasdemocrticas. Pesea to-do,Manuel FragayFidel Castromantuvieronuna pblica amistad, se reunieron en variasocasiones y se alabaronmutuamente. El expresidente de la Xunta sola ligar sus orge-nes a la isla caribea all emigraron sus pa-dres y all se conocieron al tiempoque recor-

    daba la ascendencia gallega de Castro, cuyopadre sali en busca de fortuna de lamismaprovincia lucense en quenaci Fraga. Aban-deradode laTransicinespaola, el fundadordeAlianzaPopular siempre presumi de ha-ber intentado convencer al cubanodeponerenmarcha un cambio similar en la isla. Pesea su insistencia, hamuerto sin verlo.

    LUCHA CONTRA ETA Preguntado en 1985 sobre la guerra sucia contra la banda terrorista, Fraga responda categricamente:Contra ETA hay que llegar al lmite de los lmites Y eso qu quiere decir? Lo que he dicho dicho est. Que se apliquen lasactuales medidas al precio que sea. Todas las sociedades civilizadas tienen derecho a la legtima defensa.

    poltica represiva de orden pblico en su etapa deministro de Gobernacin, con la que dilapid laimagen aperturista que haba conservado pese a su pasado como propagandista del Franquismo

    UNA CAMPAA ANTIESPAOLAPocosmeses despus de ser nombradoministro de Informacin, Fraga tuvo la oportunidad de reivindicarse como propagandista delRgimen combatiendo lo que l llam una campaa antiespaola, en referencia a los actos de protesta organizados en varias ciudadeseuropeas. En 2008, sin embargo, afirmaba: Yo no soy entusiasta de la pena demuerte, sin embargo creo que hay quien se la busca.

    AMIGOSDESDELASANTPODASIDEOLGICAS

    EL CAMARADA FIDEL

    NUNCA PENS ENHACER CONTRICINPOR SU PASADO

    A. MILLN / EFE

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  • 8EL MUNDO, LUNES 16 DE ENERO DE 2012

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    Por LUCA MNDEZManuel Fraga tena todas las cualidades intelectuales para haber sidopresidente del Gobierno de Espaa desde un partido conservador. Aslo crea l. La Moncloa fue un objetivo que persigui gran parte de suvida infructuosamente. Al fundador del PP le faltaban dos cualidadesimprescindibles: buena imagen y mano izquierda o, por mejor decir,un poco de centrismo. Abraz el centrismo cuando ya era demasiadotarde para l. Fund el partido que alcanzara el poder en 1996, enca-bez todo tipo de alianzas estratgicas para ampliar su base electoral,pero fue su sucesor quien se coron los laureles. Manuel Fraga se vioobligado a cambiar mucho para ejercer la poltica en un sistema de-mocrtico. Cuando la UCD aglutin al centro-derecha espaol, el hom-bre que tena el Estado en la cabeza an no estaba preparado para ello.Nunca hubiera aceptado rdenes de un poltico como Adolfo Surez,a quien despreciaba. En 1976, Fraga fund Alianza Popular (AP) conlos llamados siete magnficos. AP era una formacin de ex ministrosde Franco que crea en la vigencia del franquismo sociolgico y poreso esperaba mejores resultados que los 16 diputados que obtuvo enlas elecciones de 1977. En aos posteriores, la fuerza del socialismo deFelipe Gonzlez pareca invencible, pero l no se rindi. Concurri alas elecciones del 79 en coalicin con los partidos de Areilza y Osorio,con quienes le una una relacin de amor-odio. El fracaso fue tan es-trepitoso que Fraga dimiti como lder de la coalicin y a punto estu-vo de abandonar la poltica.La debacle de UCD partido en el que siempre se neg a integrar-

    se fue providencial para la derecha de AP, que se presentaba a laselecciones del 82 en coalicin con el PDP de Alzaga y el Partido Libe-ral. De 9 diputados, pas a 106. Durante la dcada de los 80, se fueel famoso techo de Fraga que el partido de centro-derecha espaol nopudo romper hasta una dcada despus. A pesar de la imposibilidadde ganarle las elecciones al PSOE, Fraga fue el lder natural, polticoy moral del partido hasta la llegada de Aznar. En aquellos aos se con-virti en el jefe de la leal oposicin trasladando el concepto britni-co a la poltica espaola y pas a protagonizar las clebres escenas

    del sof, en las que Felipe Gonzlez le embaucaba para pactar lasgrandes cuestiones de Estado. Uno de sus errores estratgicos msflagrantes fue pedir la abstencin en el referndum de la OTAN. Laderecha europea y los conservadores norteamericanos nunca se loperdonaron. Tras su fracaso en las elecciones del 86, Fraga deja APen tantas manos que incluso se celebr un Congreso en el que hubodos candidaturas. Aznar dira, aos despus, que esta eleccin abier-ta a punto estuvo de acabar con el partido. l iba con Miguel Herrero,que se enfrent a Antonio Hernndez Mancha, un joven andaluz deverbo florido y personalidad moderada que entonces encarnaba lamodernidad. Gan el andaluz e intent hacerse con las riendas de AP,pero dur muy poco. El ridculo que Mancha hizo en la tribuna delCongreso durante la mocin de censura contra Felipe Gonzlez fue elgolpe de gracia.Quien acab de rematarle fue Aznar entonces presidente de la Jun-

    ta de Castilla y Len en una Conferencia en el Club Siglo XXI de Ma-drid. La operacin para el regreso de Fraga se consum en 1989. El pa-trn organiz el Congreso de la refundacin en el que AP se transfor-m en el PP. Fraga no poda volver a presentarse a las elecciones y lhaba pensado en Isabel Tocino, mujer inteligente y con buena imagen,como candidata a La Moncloa. Los notables del PP le hicieron ver queno era una buena idea y propusieron a Jos Mara Aznar. ste dej Va-lladolid para hacer campaa contra Felipe Gonzlez y, contra prons-tico de mucha gente, logr superar el techo de Fraga. Bien es verdadque por poco. Entonces comienza ya otra historia. Aqulla en la queFraga se convirti en o noso presidente, una figura decorativa a la quehaba que cuidar. La escena inicial de la ltima vida poltica de Fragaha quedado grabada en la historia del PP. Fue en abril de 1990, en elCongreso de Sevilla, despus de que l mismo designara a Aznar co-mo su sucesor. El nuevo lder le entreg a su mentor una carta de di-misin firmada sin fecha. Fraga la rompi a la vista de todo el mundoy con la voz quebrada y la lengua atropellada dijo: Aqu no hay tute-las, ni hay tu ta. Aunque la sombra de Fraga continu proyectndo-se durante algn tiempo sobre Aznar, lo cierto es que el fundador seretir a Galicia y pocas veces hizo caso a los que le fueron con canta-res en contra de los nuevos dirigentes del PP. Aznar imprimi un girocentrista al partido que culmin con la victoria electoral del PP en el96. El ex presidente del Gobierno le guard respeto, aunque no todaslas cosas que haca le gustaban. A pesar de estar retirado, y hasta quesu salud se lo permiti, Fraga presidi todas las reuniones del ComitEjecutivo y de la Junta Directiva, como fundador que es. Curiosamen-te, debido a su notable influencia en la poltica gallega, Manuel Fragase aline siempre con los adversarios de Mariano Rajoy. El actual lderdel PP se vio obligado a dejar la poltica gallega porque el caciquismono le pareca el mejor estilo de gobernar. Rajoy a Manuel Fraga siem-pre le llamManolo, aunque no en su presencia, claro.

    LAHERENCIAPOLTICA /Aznar recibi como legadounpartidoms centrado queel que fundara Fraga, quenunca consigui romper con su imagende lder inflexible

    PRESIDENTEFRUSTRADO

    El1 de abril de 1990, Fraga escenifica en Sevilla el traspaso de poderes: Este hombre presenta sin fecha su dimisin, que nunca le vamos a aceptar,y esta carta yo la rompo delante de vosotros, porque no hay tutelas, ni hay tu ta, ah est el lider del partido, que slo por esta carta merece serlo.

    NO HAY TUTELAS, NI HAY TU TA

    EDUARDO ABAD / EFE

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