Formas de pensamiento en la humanidad módulo3

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Módulo 3 Pensamiento Dialéctico

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Módulo 3 Pensamiento Dialéctico

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Introducción

El pensamiento dialéctico es otra de las formas de pensamiento que, a lo largo de la historia, ha sido elaborada con el propósito de interpretar, acrecentar y precisar los saberes humanos. Sin embargo, el término “dialéctica” no suele (o no suele ya) designar nada muy preciso. En efecto, se trata de una de esas palabras cuyas connotaciones y sentidos se han multiplicado y diversificado con el paso de los siglos hasta el punto actual en que se llama "dialéctica" a muy diversas cosas. Por mencionar algunos ejemplos, en ciertas ocasiones este término suele utilizarse para hacer referencia a la incompatibilidad entre dos sistemas, pero también se suele apelar a él para indicar las oscilaciones en la realidad, mientras que en otros contextos se suele denominar con él a un proceso político en el que intervienen y negocian las posiciones de dos o más actores.

Para que tomemos conciencia del amplio abanico de significaciones que posee el término nos basta con pensar que, desde un punto de vista histórico, el término “dialéctica” ha sido caracterizado de diversos modos. Generalmente suele entenderse lo dialéctico como el simple arte de la conversación y discusión, pero en el medioevo, por ejemplo, Dialéctica era la manera con que denominaba a lo que hoy entenderíamos por “lógica”. Ya en la modernidad y contemporaneidad, la Dialéctica se ha convertido en un complejo sistema de pensamiento de uno de los filósofos más importantes de la historia, Hegel, para luego transformarse en un método adecuado de interpretación de la realidad, sobre todo social, en otro de los más grandes filósofos de todos los tiempos, Karl Marx.

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Es por esto que en este capítulo, y como dice Ferrater Mora en su diccionario al intentar definir este concepto, “No podemos limitarnos a un solo significado de “dialéctica”; tenemos que desplegar todos los significados posibles tal como se han dado en el curso de la historia de la filosofía.” (Ferrater Mora, 1965, p.444)

3.1- Dialéctica: Origen

del Término. Distintas

acepciones

Por lo pronto, el término "dialéctica", y más propiamente la expresión “arte dialéctico” —dialektikhtexnh—, estuvo en estrecha relación con el vocablo “diálogo”. Puede definirse primariamente entonces como “ el arte del diálogo".

Así como en el diálogo hay (por lo menos) dos pensamientos que se contraponen entre sí, en la Dialéctica hay dos "razones" o "posiciones" entre las cuales se establece precisamente un diálogo, es decir, una confrontación en la cual se establece un acuerdo en el desacuerdo; sin este requisito el diálogo no sería posible. No obstante, la Dialéctica implica sucesivos cambios de posiciones inducidos por cada una de las posiciones "contrarias".

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Ahora bien, este sentido "dialógico" de 'dialéctica', aunque necesario, no es suficiente: no todo diálogo es obligatoriamente dialéctico. Ya en los primeros diálogos de Platón, la Dialéctica aparece como el arte o esfuerzo de hallar definiciones y no solamente como el arte de dialogar. Al parecer la Dialéctica era un método para lograr algún tipo de saber o de conocimiento.

Veamos este video en:http://www.youtube.com/watch?v=46gXEechF6g

(Encontrarás este enlace dentro de la carpeta Anexo Videos de

este módulo)

3.2- La dialéctica en el

pensamiento griego.

3.2.1 Platón y la dialéctica como

método para conocer.

Lo primero que debemos mencionar al tratar la importancia que tiene el arte de la Dialéctica en Platón es que éste estuvo fuertemente influenciado por su maestro, Sócrates, quien solía resolver las inquietudes filosóficas más generales a través de un método de preguntas y respuestas conocido como mayéutica.

Para Platón, la Dialéctica es la Filosofía misma, es decir, es la mejor forma de pensamiento a la que podemos aspirar. Si le preguntáramos a Platón cómo se debe pensar, él respondería: “dialécticamente”. Es decir, ése es “el método” y no una opción que el filósofo pudiera usar o no. Pero, ¿cómo

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es este método? Es difícil contestar esta pregunta. En principio debemos decir que con la Dialéctica se podría superar las simples opiniones, subjetivas y arbitrarias, que cualquiera puede tener para alcanzar algún tipo de conocimiento más objetivo y justificado. De este modo, la Dialéctica sería la forma por la que podríamos ascender de la opinión (doxa) al conocimiento (episteme).1

En rigor, tenemos en Platón dos formas de dialéctica. Se ha observado que mientras en ciertos diálogos (el Fedón, el Fedro y, en parte, LaRepública) caracteriza a la Dialéctica como un método de ascenso de lo sensible a lo inteligible, en algunos de los llamados "diálogos últimos" (como el Parménides y, en particular, el Sofista y el Filebo) la presenta como un método de deducción racional de las formas. A continuación intentaremos explicar esto. Para Platón, el conocimiento que proviene de los sentidos es engañoso y poco nos dice de la realidad. Pensemos, por ejemplo, en qué es un perro y qué conocemos cuando decimos que sabemos lo que es un perro. Platón

sostiene que haríamos mal en basarnos en nuestros sentidos. Supongamos que miráramos a nuestro alrededor y, al ver un perro, dijésemos “esto es un perro”. Supongamos también que alguien nos preguntara “¿Qué es?”; si apeláramos a nuestros sentidos diríamos, por ejemplo, que es negro, pequeño, tiene cuatro patas y ladra. Todos esos datos los obtenemos por los sentidos. En este caso, de la vista. Ahora bien, que sucede si al rato vemos otro perro y los sentidos

nos dan datos totalmentecontradictorios con relación al anterior: es grande, blanco y tiene tres patas pues perdió una en un accidente. ¿Diríamos que no se trata de un perro? No, seguiríamos sosteniendo que lo es. Pero ¿por qué? ¿No tendríamos un problema si nos quedamos sólo en los sentidos ya que éstos nos han dado datos completamente diferentes en ambos casos? Lo que afirma Platón es que podemos saber que ese es un perro a pesar de las apariencias contradictorias porque accedimos a la idea de Perro.

Es ése el verdadero conocimiento: el conocimiento de las ideas. Éstas no se conocen con los sentidos sino con el intelecto. Nunca los sentidos nos

1Esta distinción entre doxa y episteme ha sido tratada en el módulo I.

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ayudarían a conocer qué es un perro porque la multiplicidad es enorme: los hay de muchos colores, tamaños, formas, pelajes y características tan disímiles que hace imposible obtener un saber al respecto. En cambio, nuestro intelecto nos permite acceder a una Idea de Perro en la que podemos englobar a toda esa multiplicidad.

Para ilustrar esta concepción nos sirve recordar aquel pasaje del cuento de Borges, en donde el personaje central que tenía una memoria infinita, Funes, no podía alcanzar las Ideas de las cosas que veía.

Actividad Nº 1:

Para pensar luego de ver el video.

a.- Por qué Platón señala hacia el cielo en la imagen del

video?

b.- El hombre se compone de cuerpo y lama, ¿Qué

relación hay entre ambos?

c.- Caracterice, en un cuadro comparativo, al alma y la

cuerpo.

d.- Realice una breve síntesis sobre el Idealismo Platónico

e.-Investigue acerca de la influencia del Idealismo

Platónico en el pensamiento moderno y contemporáneo.

http://www.youtube.com/watch?v=F8vPBJAdBIs

(Encontrarás este enlace dentro de la carpeta Anexo

Videos de este módulo)

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Para Platón, de alguien que tuviera esa “patología” intelectual no podría decirse que conoce porque estaría atrapado permanentemente en el mundo de las apariencias y de los sentidos. Pero, ¿cómo hacemos para pasar del mundo de la multiplicidad de los sentidos a la realidad de las Ideas? Es allí donde aparece como método la Dialéctica.

Para explicar cómo la Dialéctica es el método de ascenso de lo sensible a lo inteligible, Platón utiliza un recurso esquemático conocido como el símil de la “línea dividida”. En su obra La República, nos invita a que tomemos una línea, la cortemos en dos segmentos desiguales y volvamos a cortar cada uno de los dos segmentos, siguiendo la misma proporción. Seguidamente indica que uno de los segmentos representa lo visible (CB) y el otro lo inteligible (CA).

A esta concepción del

conocimiento se la conoce

como Teoría de las Ideas y

supone que la realidad no

está en lo que percibimos

con los sentidos (mundo

perceptible) sino en lo que

captamos con el intelecto

(mundo cognoscible o mundo

de las ideas). El método con

el cual podemos pasar del

engañoso mundo de los

sentidos al de las ideas es la

Dialéctica.

Éste [Funes], no lo olvidemos, era casi

incapaz de ideas generales, platónicas. No

sólo le costaba comprender que el símbolo

genérico perro abarcara tantos individuos

dispares de diversos tamaños y diversa

forma; le molestaba que el perro de las tres

y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo

nombre que el perro de las tres y cuarto

(visto de frente). (Fragmento extraído del

cuento "Funes el memorioso" de Jorge Luis

Borges)

Puedes acceder al

cuento completo en :

http://www.literatura.us/borges/funes.html

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En el ámbito visible, que constituye la sección inferior (CB) de la línea, se ubica un primer segmento, el de las imágenes (DB). La capacidad humana que le permite al hombre conocerlas es la imaginación (en griego, eikasía). Las imágenes, para Platón, no son la imágenes de las cosas aún, sino que son las sombras que las cosas proyectan o las figuras (la sombra de un perro, por ejemplo) que reflejan en el agua, supongamos, es decir, ni siquiera son las cosas del mundo visible.

El siguiente segmento (DC), siempre dentro del ámbito visible, ubica a la cosa de lo cual lo anterior es imagen (el perro que proyecta su sombra, por ejemplo). Este segmento abarca la multiplicidad del mundo que percibimos por los sentidos: los animales que nos rodean, las plantas y las cosas fabricadas por el hombre (esta computadora en la que escribo, por ejemplo).

Por otro lado, en el segmento de lo cognoscible o de los inteligible (AC) se encuentran las ideas que son, como hemos dicho, los entes reales a las que debemos aspirar si queremos tener un conocimiento verdadero del mundo. Hay allí dos procedimientos de los cuales se vale el alma para acceder a ellas. Por un lado tenemos las matemáticas y por otro —de suma importancia para nosotros— la dialéctica.

Fig.1. Extraída de: Apuntes Filosóficos, v.18, n.34, Caracas, 2009.

Platón llama Dialéctica a la capacidad que tiene aquel que es experto en el estudio de las Ideas. Se trata de un pensamiento que no se ocupa de lo que cambia o se modifica con el tiempo (por ejemplo todos los perros del mundo sensible, que además de ser diferentes envejecen y mueren) sino de aquello que es siempre idéntico a sí mismo (la idea de perro es y ha sido siempre la misma, no se ha modificado a pesar de los millones de perros que han atravesado el mundo sensible). En este sentido, Platón sugiere que el dialéctico no es otro que el filósofo, que procura acceder al conocimiento (episteme) a través del único método que lo garantiza: la dialéctica.

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Ésta se encuentra por encima de cualquier disciplina empírica (es decir, de cualquier disciplina que trata con el mundo sensible; en nuestros días podríamos pensar en la Física o la Química). Incluso está por encima de las Matemáticas.

Pero ¿en qué consiste concretamente este método dialéctico? Básicamente es una manera de lograr combinaciones de formas y géneros que engloben a las cosas del mundo sensible a través del uso de la razón. El buen dialéctico es aquel que sabe distinguir lo idéntico y lo diferente de los genero-formas en juego. Por ejemplo en el caso de Funes, éste no sería un buen dialéctico porque no puede encontrar lo que tienen de igual “el perro de las tres y catorce (visto de perfil)” y “el perro de las tres y cuarto (visto de frente)” y sólo puede ver todo lo que tienen de diferente.

Para ser un buen dialéctico hay que valerse de operaciones tales como la "división" y la "composición". La Dialéctica permite entonces, pasar de la multiplicidad (los diferentes perros) a la unidad (la Idea de perro) y mostrar a ésta como fundamento de aquélla. Las cosas que vemos, tocamos, oímos, saboreamos y olfateamos existen porque son un reflejo, un eco, de las Ideas de esas cosas.

Por otro lado, como método de deducción racional, la Dialéctica permite discriminar las Ideas entre sí y no confundirlas. Claro está que no es fácil, Platón mismo reconoce las dificultades del "ejercicio dialéctico", pues, una vez discriminadas las Ideas se debe saber cómo pueden combinarse. Si todas las Ideas fueran completamente heterogéneas unas a otras, no habría problema.

Esa sería una pregunta que debería resolver un buen dialéctico. Porque siempre se está en riesgo de caer en el infinito: La Idea de perro negro, la Idea de perro negro pequeño, la idea de perro negro pequeño sentado, etc. El dialéctico, como vimos, es quien maneja el arte de combinar las formas encontrando lo semejante.

Pero, por otro lado, si todas las ideas se redujeran a una sola Idea —a la Idea del Ser o de lo Uno— no se podría decir nada de las cosas. Un perro pertenece a la Idea de Ser, también una mesa, también una flor. Si bien la Idea de Ser abarca todas las cosas, la habilidad del dialéctico consiste en discriminar lo que diferencia unas ideas de otras, por más que todas participen de la Idea de Ser por ejemplo.

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3.2.2- Aristóteles y la dialéctica como

forma de razonamiento.

Para Aristóteles, discípulo de Platón, la palabra “dialéctica” tenía que ver menos con la búsqueda del conocimiento que con el arte de construir razonamientos para vencer la posición contraria en una discusión. Aristóteles pensaba que la Dialéctica era un método, no para conocer las Ideas o la realidad, sino para debatir con otras personas y convencerlas de nuestro punto de vista.

Idealmente, en un proceso comunicativo que busca persuadir de aquello que es verdad. Sin embargo, a menudo nuestras afirmaciones no pueden proponerse como verdaderas o ciertas sino sólo como plausibles o razonables. De hecho, para Aristóteles, tal es nuestra situación en gran parte de asuntos importantes. Pensemos en cualquier debate que tenga como finalidad determinar cómo viviremos en sociedad, es decir, cualquier debate político. ¿Quién puede decir que conoce la verdad sobre ello? La respuesta es, evidentemente, nadie. No obstante, podríamos decir que hay algunos supuestos que están en la base de la discusión que sin ser verdades definidas son más bien razonables o aceptados por todos, por ejemplo, que sea como sea que vivamos deberíamos intentar que haya condiciones de igualdad entre los individuos o sectores de la comunidad. El razonamiento que se basa en esta clase de premisas plausibles es lo que Aristóteles llama dialéctica.

De este modo, aunque el objetivo de la Dialéctica no es el conocimiento sino la persuasión, Aristóteles asume —al igual que Platón en diversos pasajes— que decir la verdad es inútil si carecemos de modos efectivos de

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persuadir a los demás de ella. Las decisiones correctas sobre qué creer y qué hacer se llevan a cabo a la luz de los buenos argumentos.

Sin embargo, hay una diferencia con Platón. Para éste, los argumentos basados en la opinión tienen una connotación negativa, no deben ser tomados en cuenta. Para Aristóteles, en cambio, las opiniones son la base de la Dialéctica precisamente porque ésta es el estudio del discurso en tanto mecanismo persuasivo. Es por ello que incluye el estudio de aquellos argumentos que se emplean para persuadirnos unos a otros sobre asuntos en los que la prueba y la demostración resultan esquivas y la búsqueda de la verdad ha de dejar paso a la búsqueda de la verosimilitud.

Aquí tendríamos que marcar la diferencia que existe entre un razonamiento demostrativo y un razonamiento dialéctico, lo que implica la diferencia entre verdad y verosimilitud o plausibilidad. Como hemos visto anteriormente todo razonamiento consta de una serie de premisas y una conclusión que se deriva de ellas. Ahora bien, para Aristóteles estas premisas pueden ser o bien verdaderas o bien verosímiles (razonables, plausibles, etc.).

Por ejemplo;

Todos los organismos necesitan alimento El cuerpo humano es un organismo Por tanto, el cuerpo humano necesita alimento.

Parece ser un razonamiento demostrativo porque parece difícil que no sea verdad que todos los organismos necesiten alimento y si admitimos que el cuerpo humano es uno, entonces mediante el método lógico de razonamiento se desprende la conclusión.

Veamos ahora otro razonamiento: El mercado debe ser regulado por el poder político. El Estado representa la máxima expresión del poder político de una

Nación. Por lo tanto, el Estado debe regular el mercado. Este razonamiento parece ser un poco más controversial que el

anterior. Efectivamente, la premisa de que el mercado debe ser regulado por el poder político está sujeto a opinión, nadie podría decir que eso es una verdad absoluta; tampoco lo contrario lo sería. Para Platón, caricaturizando un poco su concepción, a través de la Dialéctica podríamos acceder a la verdadera Idea de Estado y obtener el conocimiento que

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necesitamos para saber si este razonamiento es correcto. Para Aristóteles, en cambio, no. Hay temas en los cuales no se puede obtener un conocimiento certero, por lo tanto no podemos partir de premisas verdaderas sino siempre de premisas razonables.

La diferencia entre la Dialéctica y la Lógica, es que esta última estudia los razonamientos demostrativos, es decir que parten de premisas verdaderas, evidentes. La primera, en cambio, estudia los razonamientos en los cuales no podemos partir de tales premisas sino de premisas verosímiles; es decir, que podrían ser verdad, aunque no podemos asegurarlo.

La idea de verosimilitud es importante porque si bien no podemos partir de enunciados verdaderos no por ello vamos a aceptar cualquier premisa. Debemos aceptar las premisas más probables o razonables. La palabra que utiliza Aristóteles para denotar a este tipo de premisas es “endoxa”. ¿Pero quién determina lo que es razonable admitir o lo que es plausible? La respuesta de Aristóteles es: “Son endoxa las opiniones sostenidas por todos los hombres, por la mayoría o por los sabios, y, entre estos últimos, sea por todos, por la mayoría o por los más notables e ilustres”.

Volviendo a nuestro ejemplo en relación con el Estado y el mercado, según la concepción de Dialéctica aristotélicadeberíamos aceptar como verosímil la premisa de que el poder político debe intervenir en el mercado si todos los hombres opinan eso. En el caso de que no todos los hombres opinen eso, deberíamos aceptarla si al menos lo hace la mayoría; si esto no fuese así al menos deberían sostener esa posición los que más saben sobre esta cuestión. Finalmente, si no se pusieran de acuerdo los que más saben, deberíamos ver qué opina la mayoría de los que más saben: ésa sería una opinión verosímil.

En consecuencia, el dialéctico podrá ocuparse de toda cuestión partiendo de lo culturalmente admitido, del sentido común de un pueblo. Podrá preguntar metódicamente acerca de cuestiones físicas, astronómicas, políticas, médicas, etc., sin saber especializadamente lo que estas ciencias tratan. Sólo debe recoger las opiniones aceptadas como verdaderas —sin

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preocuparse de que lo sean— y operar lógicamente con rigurosidad para obtener las mejores decisiones.

La Dialéctica es un arte universal que “no sólo es capaz de criticar al adversario... sino que sabe responder y defender su tesis por medio de argumentos dados en la comprensión cotidiana y en tanto más comúnmente admitidos” —dice Aristóteles—. La interrogación crítica del dialéctico parte de la cotidianidad.

Aristóteles diferencia al dialéctico del sofista, quien usa la Dialéctica como mero arte de la refutación, es decir, para convencer sin preocuparse por la verosimilitud de las premisas. Por su parte, la Dialéctica tendría por objeto determinar la aceptabilidad de los principios y evidencias de los que partimos a la hora de elaborar tales juicios. En tanto instrumento para el conocimiento, su función es la de ver cuáles de nuestras opiniones (endoxa) son capaces de resistir el escrutinio.

En la Dialéctica no habría conflicto entre el conocimiento y la retórica. Podríamos pensar que es el mismo caso que se da entre la ciencia de un médico y los consejos que éste puede dar a su paciente. Los consejos deben ser dados de modo que convenzan al paciente y siempre es más eficaz si se utiliza algún tipo de retórica para ello, pero sin desviarse del conocimiento médico en los que están fundados.

En primer lugar, Aristóteles afirma que tenemos la capacidad para preservar la racionalidad incluso en ámbitos donde la demostración no es posible. A menudo, conocimiento y verdad quedan fuera de nuestro alcance, pero aún podemos aspirar a formarnos creencias correctas conduciendo nuestras opiniones de manera adecuada. Es decir, retomando nuestro ejemplo anterior, por más que la cuestión del Estado y el mercado sea discutible, no por ello podemos decir cualquier cosa ni dejarnos llevar por desvaríos e incoherencias.

Por otro lado, en Aristóteles encontramos también la idea de que justificar es hacer evidente a los otros la verdad de lo que afirmamos y, para lograr este objetivo, la dimensión retórica de la argumentación habría de aportar elementos normativos que debemos tener en cuenta. En otras palabras, justificar una conclusión, por ejemplo que el estado debe intervenir en el mercado, implica mostrar a las demás personas que esa conclusión es verdadera por más que sea inalcanzable la certeza. Sin embargo, no debemos usar cualquier recurso para convencer a los demás de la verdad de nuestra afirmación, sino que debemos hacerlo con cierta rigurosidad lógica y partiendo de premisas que sean verdaderas para las personas a las que queremos convencer. La disciplina que se ocupa de ello es la Dialéctica.

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De ahí que Aristóteles tienda a considerar en un mismo nivel al debate, la probabilidad y la dialéctica. La Dialéctica, dice Aristóteles, es disputa y no ciencia; probabilidad y no certidumbre; "inducción" y no propiamente "demostración". Los razonamientos dialécticos son justamente los que parten de premisas que sólo representan opiniones admitidas (endoxa). La Dialéctica es aquí el arte de discutir, de dialogar con miras a dominar al adversario; esto se opone al silogismo (o demostración), capaz de sacar conclusiones verdaderas (apodeixis).

La Dialéctica es para Aristóteles una forma no demostrativa de conocimiento: se parece a la Filosofía, pero no es la Filosofía misma (Recordemos que para Platón la Dialéctica sí lo era). Para Aristóteles, más que ciencia sería una técnica que puede ser aplicada a cualquier saber, lo cual resultaría coherente con la idea de que su interés por la argumentación remite a inquietudes metodológicas más que al deseo de elaborar una ciencia –en el sentido de un saber demostrativo semejante a la Lógica Formal que hemos visto en otro módulo.

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3.3- La dialéctica en la

Modernidad.

Durante siglos la Dialéctica tuvo la impronta que Aristóteles le dio en la Grecia clásica cinco siglos antes de Cristo. Los Estoicos, en la misma época, hicieron una identificación de la Lógica con la Dialéctica, idea que también llegará a la Edad Media. Hacia el siglo XI aparecen los primeros dialécticos escolásticos, que, frente al único recurso de la revelación y la Biblia, apelan también al “uso de la razón” y a la “sabiduría de la razón”, que llaman Dialéctica.

Posteriormente la Dialéctica adquirió de nuevo un sentido peyorativo, se la comenzó a comparar con la Sofística, pero ya en el siglo XIII se tendió a establecer una distinción entre ellas. Santo Tomás, por ejemplo, admitió la definición aristotélica, pero estimó al mismo tiempo la Dialéctica como una parte justificada de la lógica. De hecho, la Dialéctica se fue convirtiendo más y más en Lógica simplificada. En el Renacimiento, en cambio, fue frecuente el rechazo de la dialéctica, interpretada en muchas ocasiones como designando el contenido formal de la Lógica Aristotélica. La anterior exposición de las concepciones de la Dialéctica y juicios sobre ella desde sus orígenes hasta los comienzos de la época moderna es confirmada por los varios usos del término “Dialéctica”.

Ya en los siglos XIII y XIV el nombre Lógica fue usado de nuevo con frecuencia para designar aproximadamente el mismo contenido de la anterior "Dialéctica” (la de Aristóteles) pero en el siglo XVI, volvió a predominar el término “Dialéctica” para ello. Sólo en el siglo XVII se comenzó a utilizar nuevamente el término “Lógica” por la mayor parte de los autores.

Es sabido, además, que varios filósofos del siglo XVII criticaron los métodos dialécticos. Así, por ejemplo, Descartes explica en las Regulae (X) que este método conduce a ciertas conclusiones que la razón no puede dejar de negar. Ello se debe, a su entender, a que la verdad escapa con frecuencia de tales cadenas de razonamiento. "Los dialécticos —escribe Descartes— no pueden formar ningún silogismo en regla que desemboque en una conclusión verdadera si previamente no han tenido la materia, es decir, si no han conocido antes la verdad misma que deducen de su silogismo”. De ahí "la inutilidad" de la "dialéctica ordinaria".

El sentido peyorativo de la Dialéctica fue común también en el siglo XVIII. Así Kant la consideró una "lógica de apariencia”. La crítica kantiana

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constituye la segunda parte de la lógica trascendental, es decir, la dialéctica trascendental, título que, según Kant, lleva "no como arte de suscitar dogmáticamente esta apariencia, sino como crítica del entendimiento y de la razón en su uso hipercrítico". 2 Mucho más central es, desde luego, el papel desempeñado por la Dialéctica en el sistema de Hegel. Sin embargo, las dificultades para comprender el significado preciso de la Dialéctica en este filósofo son considerables, por lo que le dedicaremos todo el siguiente apartado.

3.3.1- Hegel y la dialéctica como

forma de razonamiento.

Sin lugar a dudas, si el nombre de algún filósofo está asociado al término “dialéctica” es el de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, que nació a finales del siglo XVIII y murió a principios del XIX. La vida de Hegel transcurre durante la época de la Revolución Francesa y Napoleón; su obra es considerada como la cumbre del idealismo filosófico.

Lo primero que debemos decir es que a Hegel le preocupa comprender lo real, comprender lo que hay en el mundo, y piensa que no hay cosas aisladas sino que todo tiene que ver con todo. Si alguien me pregunta quién soy, se podría decir que “soy profesor” pero soy profesor en relación a los alumnos. También se podría decir que soy un ciudadano pero lo soy en relación justamente a una Nación y a leyes que me otorgan ciertos derechos y obligaciones. Podría decir que soy, a la vez, argentino lo que me relaciona con una cultura y una historia, etc. Si se quiere saber quién es uno, independientemente de las relaciones, se encuentra un vacío. Algo es una tiza en relación a un pizarrón. Si alguien dice “esto es una tiza” es un conocimiento abstracto, que no tiene que ver con la realidad hasta que no se la relacione con el entramado de elementos de la que forma parte. Así, lo que para el sentido común es algo concreto, para Hegel es algo abstracto. En cambio, para Hegel lo concreto es, justamente, esas relaciones que hace que las cosas sean lo que son.

Por otro lado, lo que Hegel aporta es la idea de que la realidad no es estática sino que está en movimiento permanente. Lo real es un devenir constante y la forma en qué se produce ese devenir es precisamente dialéctica.

2KANT, I.: Crítica de la razón pura. Edición preparada por Pedro Ribas. Ediciones Alfaguara. Madrid, 1978.

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En la versión de Hegel, la Dialéctica supone siempre el contraste de dos elementos opuestos o contradictorios, que pone en evidencia el carácter cambiante y progresivo de la realidad. La mejor evidencia con la que contamos para demostrar que lo real tiene esta característica es la misma historia del mundo. Basta que tomemos cualquier manual de historia para corroborar que se desarrolla en fases históricas que, por la misma fuerza de esta contradicción interna, suponen transformación y ruptura y no una simple evolución acumulativa y lineal. Efectivamente, en la historia hay revoluciones, guerras, genocidios, grandes contradicciones que no dan cuenta de una modificación gradual del destino humano sino más bien de una contradicción entre elementos y una resolución no siempre agradable.

Hegel describe al movimiento dialéctico como un proceso de negación y mediación que sigue a un primer momento de simple afirmación de una cosa o un concepto. Las fases de este movimiento, o momentos de la Dialéctica, han recibido corrientemente los nombres de tesis, antítesis y síntesis. La tesis es una posición o simple afirmación de algo que por necesidad se presenta, al poco de examinarlo, como simple apariencia. A su vez, la negación o antítesis es generada y supone un contraste y un conflicto con la tesis. Todo desarrollo de las cosas y del pensamiento en el tiempo es sustancialmente contradictorio por este proceso de tesis/antítesis. Esto, que podríamos llamar el empuje dialéctico, lleva a un tercer momento de mediación o intento de solución de la contradicción, y que se resuelve en una nueva posición de la cosa o del concepto: la síntesis, que contiene y a la vez supera el punto de partida inicial. Se puede ejemplificar este proceso pensando que el régimen monárquico que existía antes de la revolución francesa era la tesis, ya que se afirmaba en el mundo; sin embargo, engendraba al mismo tiempo la revolución que es la antítesis pues niega al sistema monárquico y, de hecho, lo destruye. Finalmente, esta contradicción, esta disputa, encuentra su síntesis y resolución en el periodo napoleónico. Una vez que esta etapa se ha alcanzado puede iniciarse nuevamente el proceso dialéctico.

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Fig. 2- Esquema extraído de www.workforentry.com, 2/12/2011.

Por otra parte, para Hegel, la razón misma es esencialmente contradictoria (al igual que la realidad) pues sólo puede captar parcelas del mundo y en periodos sucesivos. La conciencia humana es una fase, una etapa, en la historia del pensamiento que va desarrollándose a través de una interacción entre sujeto y objeto, concepto y mundo, donde éstos se confunden en una misma realidad, a la que llama autoconciencia y Espíritu. La realidad no existe toda al mismo tiempo ni es conocida toda por entero en un solo momento sino que, sea mundo o conciencia, va siendo a lo largo del tiempo. La fuerza que impulsa este movimiento hacia un saber absoluto, una autoconciencia total o un Espíritu Absoluto no es otra que la de la Dialéctica.

Es importante comprender que la síntesis conserva y supera a la tesis y la antítesis. No obstante, es el promedio de ambas. La síntesis posibilita el progreso del devenir histórico, el cual no es un progreso lineal sino que es quebradizo, con avances y retrocesos.

De este modo, la Dialéctica es principalmente el modo en que se desenvuelve la realidad, a la vez que es la forma en que evoluciona la conciencia. El pensamiento dialéctico es el pensamiento que piensa procesos y totalidades en lugar de pensar al mundo como una colección de cosas aisladas y estáticas. Este pensamiento se diferencia de la Lógica Formal —que hemos visto en módulosanteriores— para la cual las cosas son o no son (una proposición del mundo es verdadera o falsa, no hay otra posibilidad) mientras que para el pensamiento dialéctico las cosas son y no son porque devienen. Se van modificando en la historia según sus relaciones.

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Actividad Nº 2: Luego de ver el video represento la relación entre el amo y

el esclavo.

Haz clickhttp://www.youtube.com/watch?v=GQWhlCgkwaQ

(Encontrarás este enlace dentro de la carpeta Anexo Videos de este módulo)

Fundamentalmente, el pensamiento dialéctico sostiene que tanto el pensar como el ser (o bien, el conocimiento y la realidad) son movimientos hacia un punto final: el absoluto.

El proceso no es, sin embargo, infinito, porque ha de acabar con la comprensión total de la realidad y del pensamiento como un saber completo, o absoluto. El recurso al método dialéctico y a su estructura tripartita puede observarse en toda la obra de Hegel. La Dialéctica no es la forma de toda la realidad, sino aquello que le permite alcanzar el carácter verdaderamente positivo. En otras palabras, Hegel no se declara "partidario" de la Dialéctica porque sienta una tendencia a ver la realidad desde el punto de vista del movimiento, sino que aspira a ver la realidad desde el punto de vista del movimiento porque sólo éste le permitirá a la realidad realizarse verdaderamente. Por lo tanto, es la "realidad realizada" lo que interesa a Hegel y no sólo el movimiento dialéctico que la realiza.

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3.3.2- Marx y el materialismo

dialéctico.

Sin lugar a dudas uno de los filósofos más importantes de toda la historia es Karl Marx. No sólo por la originalidad y potencia de su planteo filosófico sino por las consecuencias filosóficas, culturales y políticas que este ha tenido en el siglo XX y que perduran notablemente en nuestros días. Aunque Marx no prosiguió nunca su proyecto de una exposición de su metodología Dialéctica y si bien él no empleó nunca las palabras "materialismo dialéctico" para designar su doctrina, los elementos de su pensamiento son incontestablemente los que expresan estos términos.

Antes que nada, debemos decir que la época de Marx era la de la revolución industrial provocada por la aplicación de la máquina de vapor a la producción. También era la época de importantes luchas sociales.

Marx, que era un adolescente cuando Hegel murió, adopta el método dialéctico hegeliano de comprensión de la realidad; pero, cambia el concepto de realidad ideal por el de realidad material socioeconómica y el de fases sucesivas del Espíritu por el de fases de la historia real de la humanidad. El motor de la dialéctica, que en Hegel es la contradicción en la conciencia y en la realidad, son en Marx las contradicciones de la sociedad, debidas al conflicto entre las “relaciones de producción” y las “fuerzas de producción”.

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Actividad N° 3

Veamos la primera parte del video sobre la dialéctica en el pensamiento de Marx en donde se aborda lo que este discípulo toma de Hegel para explicar las relaciones de clase en el Capitalismo. En: http://www.youtube.com/watch?v=Fc1eCYVuilQ (Encontrarás este enlace dentro de la carpeta Anexo Videos de este módulo)

Puedes ir tomando nota a partir de la siguiente relación entre conceptos:

Negatividad, explotación del proletariado, negación de la burguesía, positividad, revolución y comunismo.

Elabora una síntesis:

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No menos central es el papel desempeñado por la Dialéctica en el marxismo. Sin embargo, esta Dialéctica no se presenta ya como una sucesión de momentos especulativos, sino como el resultado de una descripción "empírica" de lo real. Por lo tanto, la Dialéctica marxista —que, dicho sea de paso, fue elaborada más bien por Engels que por Marx— no se refiere al proceso del "espíritu", sino a "la propia realidad". Partiendo de esta base, los marxistas clásicos y los marxistas actuales han acentuado la importancia decisiva de la Dialéctica.

La filosofía de Marx es el materialismo y se opone al idealismo del que era representante Hegel. Para Marx la materia tiene un movimiento dialéctico y también histórico. Esto lo toma de Hegel, la historia tiene una lógica; sin embargo se distancia fuertemente de él porque no se trata del desarrollo de una Idea, una Razón o un Espíritu, sino de fuerzas materiales que se expresan en las luchas de clases sociales.

Es por esto que la concepción filosófica marxista lleva a privilegiar el análisis económico, pues en la base de la sociedad se encuentra la economía. El intercambio entre las mercancías se realiza en definitiva por el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de cada una. Pero Marx descubre que en el mercado hay una mercancía muy especial: la fuerza de trabajo humano. Es esta mercancía que compra el capitalista para que se consuma en la fábrica de su propiedad. Esto sirve como ejemplo para ilustrar el proceso dialéctico entendido en términos materialistas de Marx ya que la burguesía que es la dueña de los medios de producción (fábricas, máquinas, etc.) es, en el esquema marxista, la tesis que genera en su seno a su antítesis, los proletarios, los trabajadores.

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Según Marx, como la historia lleva una lógica dialéctica, es inevitable una revolución social llevada adelante por el proletariado generando una síntesis: una nueva sociedad que no esté dividida entre dueños de los medios de producción y proletarios que venden su fuerza de trabajo. Por este motivo, las ideas de Marx han inspirado decenas de procesos políticos revolucionaros en todo el mundo a lo largo de todo el siglo XX y continúan aún vigentes.

Algunas consideraciones

finales

Como hemos visto, el pensamiento dialéctico es una forma de pensamiento que ha sido caracterizado de muchas maneras a lo largo de la historia. Hemos tratado de exponer las principales, según nuestro criterio, pero debemos reconocer que no deja de ser una selección arbitraria y subjetiva. Sin embargo, cada vez que nos topemos con ese término ya sabemos que debemos intentar precisar el contexto en el que se enmarca, el sentido con el que se lo utiliza y la función que se pretende de él en un texto o argumentación.

Muchas veces encontraremos el término “dialéctica” en el sentido de “diálogo”, de intercambiar opiniones. Otra veces, observaremos que se utiliza este término para significar un proceso de razonamiento que se desarrolla a partir de ciertos principios y que busca convencer, persuadir. En otras ocasiones veremos que se usa el adjetivo “dialéctico” para caracterizar un proceso donde se enfrentan dos opuestos. Todas estas acepciones son posibles y aceptables, porque todas tienen alguna raíz en la manera que se ha pensado a la Dialéctica a lo largo de la historia del pensamiento.

Esperamos haber contribuido con brindar un panorama general de esa historia y de alguna de esas formas de entender la Dialéctica, desde los griegos hasta el siglo XX.

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Lecturas ampliatorias. Lectura 1. MARXISMO Y PRÁCTICA REVOLUCIONARIA Bosch, Fernando ; Fabre, Amalia Introducción: El objetivo central del siguiente trabajo es aproximarse a formular las implicaciones, los supuestos teóricos-fácticos de la teoría marxista en cuanto a la creación de una sociedad, una economía y una cultura comunista a través del derrumbe del orden social vigente como teoría y praxis de la revolución. * Como primer supuesto encontramos que la total comprensión de Marx solo resulta posible desde Hegel., escribía Lenin que 1“ no se puede comprender El Capital de Marx y en especial su primer capítulo, si no se ha estudiado y comprendido toda la lógica de Hegel”, por ello debemos recordar que Hegel consideraba la filosofía como el resultado del envejecimiento de la vida, de ese modo resulta que el espíritu llegaría a saber de sí mismo, llegaría a tener autoconciencia cuando un pueblo, cuando una época, cuando un mundo hubieran entrado en un proceso de decadencia. Feuerbach decía por ejemplo que 2“quienes entiendan el lenguaje con que habla el espíritu de la historia del mundo no se podrán sustraer el conocimiento de que nuestro presente constituye el término de un gran período de la historia de la humanidad” y Goethe hacia 1829 hablando de la situación de Europa dijo que el S,XIX “ no era la simple continuación del anterior sino que parecía destinado a comenzar una nueva era” Todo esto muestra un clima de fin de una era, que estuvo signada por casi 20 siglos de judeo-cristianismo y el comienzo de otra que rechaza toda trascendencia y se aferra a la inmanencia, la misma situación se producía al término de la filosofía griega y comienzo del cristianismo, fue Marx quien tuvo plena conciencia de la analogía existente entre la consumación de la filosofía griega y su posterior disolución histórica, con la consumación de la filosofía hegeliana y la disolución que a ella le siguió (proceso en el cual el propio Marx es protagonista). Para la comprensión de Marx debemos pues insertar su actitud en aquel contexto histórico que fue la disolución de la filosofía hegeliana y el cristianismo. *Como segundo supuesto, debemos hablar de la alineación y del hombre, para Marx el trabajo en una determinada situación histórica puede provocar y provoca la alienación del hombre, la existencia fáctica del hombre queda entonces en conflicto con su esencia cuando entra en circulación en el mercado esta mercancía llamada trabajo , pues se quiebra la primitiva circularidad que permitía que la objetivación del trabajo en un producto retornara y beneficiara al hombre que había realizado esa objetivización.

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Por el trabajo enajenado el hombre se pierde, se aliena; en este tipo negativo de trabajo vigente en la libre economía de mercado se encuentra el fundamento último 23 de la alienación: el hombre ya no se pertenece a sí mismo ni a si mismo puede realizarse. Debemos aclarar que la alineación del hombre no termina en él como hombre individual, el hombre es un ser genérico y por ello la alienación de uno de los individuos significa la alienación del género, del hombre como tal. *El tercer supuesto, surge de la pregunta: ¿Quién y cómo se podrá entonces salvar la humanidad de su alienación? Quien podrá hacerlo para Marx es alguien que en sí mismo encarne la negación de esa humanidad, alguien que signifique la negación de todo que sea pura negatividad: ese alguien es el proletariado. La revolución plena y conscientemente social solamente puede ser obra de un agente revolucionario cuya situación real esté caracterizada por una desapropiación absoluta y por la pérdida total de toda particularidad. Sólo el proletariado es el agente o sujeto revolucionario, el demiurgo. La revolución proletaria será la revolución social por excelencia al suprimir toda alienación, todo trabajo dividido y alienado.( es bastante clara la influencia de la dialéctica del señor y el siervo que desarrollara Hegel en la “Fenomenología del Espíritu”), Por qué es la clase obrera quien puede liberar al hombre de su alienación? Porque el proletariado no solo es un ser que nada tiene ni posee sino que es la absoluta negación, Marx dice3: “ la clase relegada a último plano en la sociedad actual, la clase que entraña la negación de todas las clases, nacionalidades etc.” También se refiere al proletariado así4: “Los proletarios no tienen nada que salvaguardar, tienen que destruir todo lo que hasta ahora ha venido garantizando y asegurando la propiedad privada existente, El proletariado no puede enderezarse ni levantarse, sin hacer saltar toda la superestructura formada por las capas de la sociedad oficial” Esta negación que en sí mismo el proletariado encarna, constituye el fundamento de la negación hacia todas las estructuras existentes y posee un carácter universal por la universalidad de su negatividad .(…) Recuperado de http://www.uccor.edu.ar/paginas/medicina/publicaciones/MarxismoYpracticaRevolucionaria.pdf ___________________________ 1 Lenin, U.I, “Prologo a la edición rusa de 1907 de las cartas a Kugelmann” 2 García Astrada, Arturo, “Introducción a la filosofía” 3 Marx, Kart, “La ideología alemana” 24

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En Introducción al Marxismo. (ErnestMandel) 2. La desigualdad social en las sociedades anteriores. En todas las sociedades que se han sucedido en el curso de la historia (es decir, en el curso del período de existencia de la humanidad sobre la tierra, del que disponemos de testimonios escritos), encontramos una desigualdad social comparable a la que existe en el mundo capitalista. Veamos una descripción de la miseria de los campesinos franceses, a finales del siglo XVII, tomada de los ”caracteres” de La Bruyére: ”Se observan varios animales salvajes, machos y hembras diseminados por el campo, negros, lívidos y quemados por el sol. aferrados a la tierra que cavan y remueven con una obstinación invencible; poseen algo parecido a una voz articulada y. cuando se yerguen sobre sus pies, muestran un rostro humano; y, en efecto, son hombres. Por la noche se retiran a sus chozas, donde viven de pan negro, de agua y de raíces ... ” Comparar este retrato de los campesinos de la época con las brillantes fiestas que celebraba Luis XIV en la corte de Versalles. con el lujo de la nobleza y los derroches del Rey, nos proporciona una imagen sobrecojedora de la desigualdad social. En la sociedad de la Alta Edad Media, en la que predominaba la servidumbre, el señor disponía frecuentemente de la mitad del trabajo o de la mitad de la cosecha de los campesinos-siervos. Numerosos señores tenían centenares, o incluso millares de siervos. Por tanto, cada uno de ellos obtenía anualmente bienes equivalentes a los de centenares o millares de campesinos. Algo parecido ocurría en las sociedades del Oriente clásico (Egipto, Sumeria, Babilonia, Persia, India, China, etc.) sociedades basadas en la agricultura, en las que los propietarios de la tierra eran o los señores, o los sacerdotes, o los reyes (representados por los agentes recaudadores del fisco real). La ”Sátira de los Oficios”, escrita en el Egipto de los faraones, hace 3.500 años, nos ha dejado la imagen de los campesinos explotados por esos escribas reales, a quienes comparaban con las bestias nocivas y los parásitos. En cuanto a la antigüedad greco-romana, su sociedad estaba basada en la esclavitud. Abandonando progresivamente el trabajo manual sobre los esclavos, los habitantes de las ciudades antiguas pudieron consagrar gran parte de su tiempo a actividades políticas, culturales, artísticas y deportivas: en parte gracias a ello, la cultura pudo alcanzar entonces un nivel elevado. 25

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3. Desigualdad social y desigualdad de clase Toda desigualdad social no es una desigualdad de clase. La diferencia de remuneración entre un peón y un obrero cualificado no hace que estos dos hombres se conviertan en miembros de dos clases sociales diferentes. La desigualdad de clase es una desigualdad que tiene sus raíces en la estructura y el funcionamiento normal de la vida económica, y que se conserva y acentúa por las principales instituciones sociales y jurídicas de la época. Precisemos esta definición con algunos ejemplos: En Bélgica, para llegar a ser un gran industrial, es preciso reunir un capital que puede evaluarse en medio millón de francos por obrero empleado. Así, una pequeña fábrica de 100 obreros exige la concentración de un capital de, al menos, 50 millones de francos. Ahora bien, el salario neto de un obrero casi nunca supera los 260.000 francos anuales. Incluso trabajando cincuenta años, y no gastando ni un céntimo en comer y en vivir, no podría reunir suficiente dinero para convertirse en un capitalista. El sistema de salarios, que es una de las características de la estructura de la economía capitalista, representa, pues, una de las raíces de la división de la sociedad capitalista en dos clases fundamentalmente diferentes; la clase obrera que, a partir de sus rentas, jamás puede llegar a ser propietaria de medios de producción, y la clase de los propietarios de los medios de producción, los capitalistas. Es cierto que, junto a los capitalistas propiamente dichos, algunos técnicos pueden acceder a los puestos de dirección de las empresas. Pero ello requiere una formación técnica de nivel universitario. Y, durante las últimas décadas, en Bélgica, sólo de un 5 a un 7 por 100 de los estudiantes eran hijos de obreros. Lo mismo ocurre en la mayoría de los países imperialistas. Las instituciones sociales impiden el acceso de los obreros a la propiedad capitalista, tanto a causa de sus rentas como por el sistema de la enseñanza superior. Así mantienen, conservan, perpetúan la división de la sociedad en clases, tal como existe actualmente. Incluso en los Estados Unidos, donde se exhiben orgullosamente los ejemplos de ”beneméritos hijos de obreros que han llegado a ser multimillonarios a fuerza de trabajar”, una encuesta ha demostrado que el 90 por 100 de los directores de las empresas más importantes, provienen de la alta y la media burguesía. De este modo, a lo largo de la historia, encontramos una desigualdad social

cristalizada en desigualdad de clase. En cada una de esas sociedades

podemos hallar una clase de productores que hace vivir de su trabajo al

conjunto de la sociedad y una clase dominante que vive del trabajo de los

demás.

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Bibliografía Lectura 4

García Astrada, A. Introducción a la filosofía. Córdoba, Editorial Multi Editora. 1984 ErnestMandelIntroducción al Marxismo En http://www.marxists.org/espanol/mandel/1977/feb/introd_al_marxismo.htm<http://www.marxists.org/espanol/mandel/1977/feb/introd_al_marxismo.htm>