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Misión para el diseño de una estrategia para la reducción de la pobreza y la desigualdad (MERPD)
Director de la MisiónHugo López Castaño
Codirector de la MisiónEx Secretario TécnicoJairo Núñez Méndez
Secretario TécnicoManuel Fernando Castro Quiroz
Apoyo TécnicoFrancisco Lasso, Natalia Millán, Gelka BuitragoSilvia Espinosa y Laura Cuesta
Apoyo AdministrativoJuan Guillermo Alba, Paula Acosta, Luz Magdalena Salas y Libia Janeth Mogollón
Foros y SeminariosLuisa Fernanda Ramírez
Departamento Nacional de Planeación, 2006
La formación para el trabajo en Colombia:Situación y perspectiva de política
ISBN: XXXXX
Coordinación EditorialNorma Beatriz Solís Cárdenas
Diseño de CarátulaClara Victoria Forero
Fotografía de CarátulaClaudia Marlén Forero
Diagramación e ImpresiónXpress Estudio Gráfico y Digital Ltda.
Departamento Nacional de PlaneaciónCalle 26 No. 13-19
Teléfonos: 5960300/5663666Bogotá D.C, Colombia
Impreso y hecho en ColombiaPrinted in Colombia
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La formación para el trabajo
en Colombia: Situación y
perspectivas de política*
Ricardo Lucio A.+
Kattya de Oro G.++
* Este documento fue preparado para la Misión para el diseño de una estrategia para la reducción de la pobreza y la desigualdad (MERPD). Los resultados y propuestas de este estudio son responsabilidad de los autores y no comprometen a la MERPD, al Departamento Nacional de Planeación, ni a las instituciones financiadoras.+ Correo electrónico: [email protected]++ Asistente de investigación. Correo electrónico: [email protected]
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ContenidoContenido
Resumen ejecutivo 7
Introducción 15
I. Opciones de la educación para el trabajo 21
A. La educación superior 21
B. El Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) 37
C. La educación media 46
D. La educación no formal 50
II. Posibles escenarios 54
A. Ingreso a la educación básica 55
B. Egresados del grado 11 56
C. Acceso de los bachilleres a la formación para el trabajo 57
III. Sugerencias de política 64
A. Educación básica y media 64
B. Educación superior 64
C. Servicio Nacional de Aprendizaje 68
D. Educación no formal 69
E. Políticas globales 71
IV. Instrumentos de política (resumen) 74
Anexos Anexo 1: Educación básica y media, tasas de efi ciencia del sistema:
dos escenarios 77
Anexo 2: Proyección de las cohortes para estimar los egresados del grado 11:
dos escenarios 81
Bibliografía 84
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Resumen Ejecutivo
Resumen Ejecutivo
E n este trabajo se parte del presupuesto que
la educación es una condición indispensable
–aunque no sufi ciente– para disminuir
la pobreza y reducir la inequidad. Se pretende,
entonces, explorar las posibilidades de lograr que
en el mediano plazo todo ciudadano tenga acceso,
no sólo a educación básica –como lo manda la
Constitución–, sino adicionalmente a algún tipo de
formación para el trabajo, y cómo el Estado puede
apoyar con determinados instrumentos de política.
El análisis se centra en las opciones institucionales de
formación para el trabajo existentes en Colombia:
la educación superior, el Sena y las instituciones de
educación no formal. Se indaga entonces, primero,
por su situación actual –producto de su evolución
reciente–; segundo, por los escenarios posibles de
su desarrollo futuro; y tercero, por las condiciones
de política que hagan posible el escenario donde los
pobres tengan acceso, de una manera equitativa, a
alguna de las opciones institucionales de educación
para el trabajo.
En un escenario ideal de universalización de la
educación básica y media, el problema se reduciría
a garantizar, a los egresados del grado 11, el acceso
a la formación para el trabajo. Mientras esta meta
se cumple, la política tiene que contemplar también
dicho acceso para los desertores del sistema
educativo, individuos con algo de primaria, con
primaria completa o con secundaria incompleta.
La situación actual de la educación para el trabajo
La educación superior
La educación superior colombiana es un sistema
muy atomizado y disperso de instituciones de
diversa índole (cerca de 300), en promedio bastante
pequeñas, mal llamadas “universidades”, pero
que en sentido estricto serían más bien “escuelas
profesionales” en su inmensa mayoría. En ellas se
encuentran matriculados alrededor de un millón de
alumnos, en programas no universitarios (técnicos y
tecnológicos), universitarios de pregrado (incluidas
las licenciaturas) y posgrados. Se consideran
aquí como “formación para el trabajo” tanto los
programas no universitarios como los universitarios
de pregrado.
A diferencia de otros países de América Latina,
Colombia nunca tuvo un sistema universitario
predominantemente estatal, ya que las instituciones
estatales y las privadas han compartido el desarrollo
del sistema de educación superior contemporáneo.
Si bien, el sector ofi cial fue el más importante a
mediados del siglo pasado, el crecimiento del sector
privado desde entonces fue tal que, a partir de los
años setenta, empezó a superar al ofi cial, tanto
en el número de instituciones como de alumnos
matriculados. Este crecimiento se sostuvo hasta
la década de los noventa, cuando los alumnos
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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matriculados en el sector privado alcanzaron a
representar cerca de 70% del total.
A partir de mediados de la década de los noventa
esa tendencia se reversó, ya que el crecimiento
del sector privado se estancó: la crisis económica
empujó a muchos alumnos, inclusive los de
estratos económicos más altos, a buscar cupo en
las instituciones oficiales. El freno al crecimiento
en el número de alumnos matriculados del sector
privado, si se tiene en cuenta que se siguieron
fundando instituciones nuevas, significó la
pérdida neta de alumnos para muchas de ellas.
Como consecuencia, volvió a incrementarse el
peso relativo de los alumnos matriculados en las
entidades oficiales:
Alumnos matriculados
Año Oficial Privado Total
N % N % N %
1998 291.877 35 537.900 65 829.777 100
1999 279.262 34 549.892 66 829.154 100
2000 319.404 37 554.879 63 874.283 100
2001 346.667 38 566.351 62 913.018 100
2002 374.476 41 534.636 59 909.112 100
El comportamiento de la demanda por educación
superior frente a la oferta disponible aparece
con claridad cuando se relacionan solicitudes
con cupos nuevos ofrecidos cada año. Hoy,
mientras para cada cupo en el sector estatal
se reportan en promedio 4,1 solicitudes para
las modalidades universitarias y 1,6 para las no
universitarias, en el sector privado la relación
es totalmente inversa: el número de solicitudes
equivale aproximadamente a la mitad de los
cupos ofrecidos. La situación es todavía más
dramática cuando se comparan los alumnos
efectivamente matriculados por primera vez
cada año, con el total de cupos ofrecidos:
Matrícula nueva/cuposPorcentaje
Oficial Privado
No universitarios Universitarios No universitarios Universitarios
77 80 36 57
65 85 31 58
76 84 38 53
76 79 38 52
73 90 36 44
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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• No se reportan los alumnos sino los cupos de
alumnos en formación; así que un alumno
puede estar reportado en dos cupos distintos, y
el número de alumnos diferentes baja, entonces,
de casi tres millones a algo más de dos.
• Las horas de formación impartidas por cada
instructor se incrementaron en 30%; esto
explica un poco el crecimiento, sólo para el año
en que se implementó la nueva norma (2003).
Hay otros dos factores explicativos mucho más
dicientes:
• En la entidad tienen cada vez más peso las horas
de formación producidas por los contratistas
externos (casi seis millones de horas en 2004) que
las producidas por su propia planta de personal
(casi cuatro y medio millones). Lo anterior implica
que el Sena está convirtiéndose en una institución
intermediaria, que maneja una buena cantidad de
sus cursos mediante la contratación externa.
• Los cursos que dicta la entidad son de dos clases:
unos largos y organizados, llamados “formación
titulada”, que representan una oferta estructurada
y completa de formación para el trabajo; y otros
cortos (cortísimos a veces), muy puntuales,
llamados “formación complementaria”. Se
considera aquí que sólo la formación titulada
representa una opción alternativa de formación
para el trabajo. Ahora bien, el incremento de
alumnos se debe más al crecimiento vertiginoso
de la formación complementaria, que al de la
titulada, más modesto.
Dichos porcentajes podrían ser una aproximación a la
utilización real (matrícula) de la capacidad instalada
(cupos), que es dramáticamente diferente para los
dos sectores, y cuyas tendencias tienden a acentuarse.
En las modalidades universitarias, que son las más
apetecidas, la demanda es de 90% en el sector
oficial, frente a menos de la mitad en el privado; en la
modalidad no universitaria, aunque menos apetecida,
las diferencias son también abismales: 73% de
utilización en el oficial, frente a 36% en el privado.
La conclusión es clara: la demanda por educación
superior es mucho más alta en el sector oficial
que en el privado, lo que hace que en este último
su capacidad instalada hipotética esté altamente
subutilizada.
El Sena
En algo más de una década (1992-2004), el Sena
incrementó de manera impresionante sus tres
estadísticas educativas más importantes: las horas
de formación impartidas pasaron de algo más de
cuatro millones a cerca de diez millones, los cursos
dictados de unos cuarenta mil a más de cien mil, y
los alumnos de algo menos de 750 mil a casi tres
millones. Sin embargo, la planta de instructores (un
poco menos de 3.500) permaneció prácticamente
inmodificable.
Si hay algo más que una triplicación del número
de alumnos atendidos, eso se explica por una
combinación de factores, de los cuales los dos
primeros son menos relevantes:
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Sena: Evolución de los estudiantes2000-2004
Lo anterior resulta en un dualismo preocupante
en el Sena: por un lado está una formación
seria y estructurada para el trabajo, dictada en
sus instalaciones y predominantemente con sus
propios docentes, en cursos que duran cerca de
500 horas, a los que parecen asistir, relativamente,
pocos alumnos de los quintiles inferiores de
ingresos; por otro, se encuentra una serie de
cursos muy cortos (algunos de 8 horas), dictados
en cualquier parte, sin instalaciones adecuadas, en
su inmensa mayoría por contratistas, y en los que
se busca dar respuesta rápida y algo superficial
a compromisos de política con poblaciones
especiales, muchas veces de los sectores más
deprimidos.
Para los efectos de este estudio sólo se considera
como formación para el trabajo la titulada; un
cálculo de los alumnos nuevos inscritos en esta en
los últimos 5 años puede ser el siguiente:
3.500.000
3.000.000
2.500.000
2.000.000
1.500.000
1.000.000
500.000
0 2000 2001 2002 2003 2004
Formación complementariaFormación titulada
Alumnos nuevos en formaciónestructurada para el trabajo
Años Total Del grado 11 De otros grados
2000 158.259 92.580 65.679
2001 157.840 92.479 65.361
2002 149.889 88.082 61.807
2003 168.470 96.266 72.204
2004 242.197 132.997 109.200
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
11
La educación no formal
La educación no formal se distingue de la
totalmente informal –no considerada aquí– en que
se imparte en instituciones legalmente constituidas,
aunque no expide certificados homologables con
la educación formal. Las instituciones que la
componen son de muy diversa índole, así como los
cursos que ofrecen y los requisitos de ingreso. Se
podrían clasificar en cuatro modalidades:
• `Cursos de cultura general, teórica o práctica,
completamente libres, que no tienen relación
directa con el mercado laboral.
• Cursos preparatorios para la validación de
segmentos de la educación formal.
• Cursos de capacitación para profesiones espe-
ciales, tales como artistas, actores, deportistas,
conductores.
• Cursos de formación de ocupaciones auxiliares o
menores en los diferentes sectores económicos,
para asalariados o trabajadores por cuenta propia.
De estas, las dos últimas se consideran como
“formación para el trabajo”.
Es muy difícil cuantificar las instituciones, programas
y alumnos en la educación no formal, puesto que las
licencias de funcionamiento son expedidas por las
secretarías de educación y no existe un consolidado
nacional. En Bogotá se realizó un censo en 2005,
que arrojó como resultados provisionales 333
instituciones, con 413 sedes y 1.654 programas
ofrecidos para un total de 115.685 estudiantes, de
los cuales un poco menos de setenta mil podrían
considerarse como inscritos en algo más de mil
programas de capacitación laboral. Al extrapolar
esas cifras al país, se tendría, aproximadamente,
una cobertura nacional de unos 350 mil alumnos
en programas de capacitación laboral no formal de
diversa índole.
La importancia de la educación no formal radica en
su mayor flexibilidad para adaptarse a diverso tipo
de alumnos con diferentes perfiles de ingreso; así
se llenan vacíos importantes que las instituciones
más formales de la educación superior y el Sena no
cubren en el momento.
La educación media…
La matrícula en la educación media –grados 10
y 11– es predominantemente de tipo general
(académica o pedagógica): sólo 22% se distribuye
en un sinnúmero de modalidades de tipo industrial,
comercial o agropecuario, que podrían aproximarse
en algo a la formación para el trabajo.
Sin embargo, según la información disponible
en el momento para Bogotá y Antioquia, no
hay diferencias significativas en cuanto a las
probabilidades de acceder al trabajo o de ingresar
a la educación superior entre los egresados de la
educación media general y los egresados de las
modalidades diversificadas; las diferencias radican,
más bien, en la calidad de los planteles.
Por esta razón, la educación media diversificada no se
considera aquí como una formación laboral especializada,
en el mismo sentido que las otras modalidades analizadas,
sino máxime como una diversificación vocacional de la
formación básica general.
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
13
La expansión del cubrimiento: un escenario posible y deseable
Se calcularon las cohortes hipotéticas de alumnos
para los próximos 15 años, en el caso de que la
eficiencia del sistema (tasas de deserción, promoción
y repitencia) continuara igual a la detectada en
los últimos años: es el escenario inercial. Pero
se calcularon, igualmente, las cohortes en un
escenario más optimista, que implica el incremento
Para atender a esa población se hicieron
proyecciones del incremento de la cobertura con
estos criterios:
• La educación superior privada, que tiene la más
alta capacidad ociosa, se expande hasta llegar
en 10 años a utilizar 95% de su capacidad
instalada; a partir de entonces crece sólo a 3%
anual.
• La educación superior oficial incrementa, de igual
forma, su cobertura hasta aprovechar en cinco
años también 95% de su capacidad instalada,
tanto en las modalidades universitarias como las
no universitarias; desde ese momento mantiene
constante su matrícula.
• El Sena fortalece la formación titulada, conserva
sus tasas históricas de cobertura y dedica,
provisionalmente, 50% de esta a los egresados
del grado 11.
Esta expansión de las modalidades enunciadas se
cuantifica de la siguiente manera:
Año Egresados Gr.11 Año Egresados Gr.11
2004 403.571 2012 517.072
2005 406.350 2013 509.770
2006 449.323 2014 550.898
2007 471.888 2015 595.175
2008 492.093 2016 671.459
2009 499.895 2017 739.131
2010 516.122 2018 839.182
2011 506.667
significativo en el ingreso a primer grado, y el
mejoramiento progresivo de las tasas de eficiencia
(deserción, promoción y repitencia) entre uno y
otro grado, con lo que llegaríamos en 15 años a la
universalización de la educación básica y media: es
el escenario optimista.
En este último escenario, los egresados del grado
11 (candidatos a la formación para el trabajo del
año siguiente) son:
![Page 13: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/13.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
12
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
13Durante los primeros años de la proyección se
presentarían algunos excedentes en cupos, debido
a que, por no ser aún totalmente universal el
cubrimiento de la secundaria, se presentan muchos
desertores de esta: éstos deberían atenderse con los
excedentes previstos (del Sena). Para los desertores
de la primaria podrían concertarse acciones de
atención mediante educación no formal, o cursos
de formación titulada del Sena adaptados para
ellos. A medida que la universalización avanza,
disminuyen los desertores y, también, los excedentes
en cupos, hasta llegar a 2019, para cuando los
cupos ofrecidos se equiparan, prácticamente, con
los egresados del grado 11 del año anterior.
Las políticas
El siguiente es un recuento de las políticas que
podrían ayudar, no sólo a que el escenario deseable
de cobertura se dé; sino, además, a que con él
se garantice el acceso de los más pobres a una
formación de calidad para el trabajo.
Presupuestos básicos de política
• Dar mayor prioridad a la educación, en términos de
mayor participación en el Presupuesto Nacional.
• Universalizar el ingreso y la calidad de la
educación media.
• Mejorar la coordinación institucional: el Sena
debe pasar a la órbita del MEN, para que se
puedan coordinar planes nacionales y regionales
de formación para el trabajo.
Políticas tocantes al acceso a la formación para
el trabajo
• Incrementar significativamente los montos de
crédito estudiantil, para que pueda crecer la
educación superior privada.
Proyección de cupos disponibles para los egresados de grado 11
Año Sena ES oficial ES privada Total
2005 105.432 132.860 217.386 455.678
2006 106.158 134.876 236.095 477.129
2007 117.384 137.000 256.435 510.820
2008 123.279 137.000 278.553 538.833
2009 128.558 137.000 302.606 568.164
2010 130.596 137.000 328.764 596.361
2011 134.835 137.000 357.217 629.053
2012 132.365 137.000 388.167 657.533
2013 135.083 137.000 399.812 671.896
2014 133.176 137.000 411.807 681.983
2015 143.921 137.000 424.161 705.082
2016 155.488 137.000 436.886 729.374
2017 175.417 137.000 449.992 762.409
2018 193.096 137.000 463.492 793.588
2019 219.234 137.000 477.397 833.631
![Page 14: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/14.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
15
• Mejorar la eficiencia administrativa en la
educación superior oficial, para utilizar a corto
plazo 95% de su capacidad instalada.
• Dar mayor énfasis a la formación titulada del Sena,
en términos de calidad, intensidad, cobertura y
flexibilidad: los cursos deben adaptarse a egresados
tanto del grado 11 como de grados anteriores.
• Realizar y publicar un censo de la oferta de
educación no formal.
• Reemplazar, paulatinamente, la contratación
individual por la institucional en el Sena.
Políticas tocantes a la equidad en el acceso y la
permanencia
• Crear becas y subsidios para los alumnos más
pobres de la educación superior privada.
• Garantizar el acceso de los más pobres al Sena y
a la educación superior oficial.
• Apoyar la permanencia de los más pobres en
la educación superior, mediante medidas de
apoyo académico, económico y de acceso a
bienes culturales.
Políticas más globales
• Procurar mayor transparencia en la acreditación,
los resultados de los ECAES y los mecanismos
de selección y vinculación al Sena y la educación
superior.
• No permitir que la mala calidad, una vez
detectada, quede impune: se deben aplicar
mecanismos (el crédito estudiantil, los recursos
presupuestales) que la castiguen.
![Page 15: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/15.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
15
E l tema del presente estudio es la
educación para el trabajo en Colombia.
La perspectiva con la cual se desarrollará
el tema es su relación con la (erradicación de la)
pobreza. El contexto en el que se realiza el estudio
es la “Misión para el diseño de una estrategia
para la reducción de la pobreza y la desigualdad”
convocada por el Gobierno colombiano. A partir de
esta combinación de tema, perspectiva y contexto
se determina el carácter del presente trabajo, a la
vez que se plantean sus objetivos. No se trata de
un nuevo estudio puramente analítico descriptivo
de algunas de las modalidades de educación
para el trabajo existentes en el país; sino de una
indagación, a partir de los análisis y estudios
disponibles, que permita concluir cuáles serían las
mejores políticas estatales en torno a este tipo de
educación en Colombia, que contribuyan a reducir
la pobreza y la desigualdad.
Con los tres acápites siguientes se pretende:
i) precisar los supuestos de partida; ii) delimitar
el tema tratado (educación para el trabajo); y
iii) esbozar la metodología con que se abordará.
Los supuestos
En el abordaje de los temas relativos a educación y
trabajo (capacitación, empleo, ingresos, riqueza/pobreza,
etc.) hemos encontrado, en la documentación
consultada1, dos tipos de enfoques predominantes
y necesariamente complementarios. El primero
IntroducciónIntroducción
es más analítico y métrico: los trabajos donde
predomina este enfoque utilizan herramientas
cada vez más sofi sticadas de medición y análisis
para relacionar, de la manera más exacta posible, el
comportamiento de diversos factores atinentes a la
educación, operacionalizados en forma de variables:
es así como se establecen las probabilidades de
conseguir empleo para cada nivel o cantidad
acumulada de educación, se miden diversos tipos de
correlaciones entre educación e ingreso, se estima a
cuánto incremento en los ingresos equivale cada año
adicional de educación, etc. En el plano colectivo, se
calcula igualmente qué tan lejos estamos del nivel
educativo que deberíamos ostentar de acuerdo con
nuestro nivel de desarrollo; se llega inclusive a rangos
de precisión más acuciosos cuando se establece, por
ejemplo, cuántos años nos faltan para llegar al nivel
educativo de tal o cual país2.
Los trabajos que adoptan el segundo enfoque se
basan más en la comprensión global que en la
medición precisa. Asumen, por tanto, una visión
más prospectiva e integradora, algo profética
a veces, donde se visualiza la llamada sociedad
del conocimiento, que nace en el mundo de la
globalización gracias a los nuevos paradigmas
del desarrollo. En este enfoque, recopilando
observaciones y mediciones realizadas en otros
1 Véase la bibliografía al fi nal del documento.2 Como ejemplo de trabajos donde predomina este enfoque pueden
citarse muchos de los documentos producidos en el CEDE de la Universidad de los Andes, tales como los de Santamaría (2004), Barrera/Ibáñez (2004) y Mina (2004) citados en la bibliografía.
![Page 16: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/16.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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estudios (donde puede primar el primer enfoque),
se visualiza la educación, o algún segmento de
ella, como un factor clave para toda sociedad que
quiera ocupar algún papel de importancia en el
futuro concierto de las naciones3.
En este estudio tendremos en cuenta, sin
pretender repetirlos, las conclusiones más
importantes de los dos enfoques: las mediciones
que corroboran la antigua sospecha de que
existe una alta correspondencia entre educación,
empleo e ingresos; por un lado, y el papel
central que ocupa el conocimiento y, por tanto,
la educación, en los nuevos paradigmas del
desarrollo, por el otro.
Presuponemos, igualmente, que la educación
aporta tanto “beneficios individuales como
rendimientos sociales” (Sarmiento et. al., 2001) y
que su análisis no se puede reducir a ninguno de
los dos propósitos.
En otras palabras, aceptamos que los beneficios
individuales que aporta la educación tienen que ver
con el aumento en las posibilidades de conseguir
empleo o desarrollar un trabajo remunerado; esto
redunda, con cierto nivel de probabilidad, en el
aseguramiento de unos ingresos que le posibilitan
al individuo una subsistencia más o menos cómoda
y cierto grado de movilidad social. Adicional a esta
utilidad pragmática, la educación también puede
constituirse en un bien por sí mismo, apetecido por
el individuo independientemente de su capacidad
instrumental para conseguir otros bienes. Casi
podría decirse que se comporta además como
un bien de consumo: los saberes y habilidades
que se consiguen con la educación pueden
considerarse como un enriquecimiento personal de
los ciudadanos, aparte de las aplicaciones prácticas
que puedan tener para acceder a otros bienes4.
Pero, por otro lado, reconocemos también los
rendimientos sociales que la educación aporta
a la colectividad: puede contribuir a disminuir
desigualdades sociales e inequidades económicas
aunque, desafortunadamente, su concentración
en unos pocos estratos poblacionales de igual
manera puede ayudar a reforzarlas. La educación
masiva y de calidad, adicionalmente, incrementa
las posibilidades de contar con un proletariado
calificado y bien remunerado que permite mayor
productividad a las actividades económicas del país
y, por tanto, más competitividad en los mercados
internacionales (si ese es el objetivo que buscamos
para nuestra economía).
Finalmente, y no menos importante, aceptamos
que educarnos es aprender a ver diferentes
perspectivas; esto posibilita, entre otras cosas,
sociedades más armónicas y tolerantes y, en última
instancia, individuos más felices (¿alguien ha
medido la capacidad de sonreír, o el desarrollo del
humor, como indicadores de calidad de vida?).
En síntesis, la educación referida a la construcción
de aprendizajes y al desarrollo de habilidades
sociales e individuales es algo muy complejo que
no se puede captar con un par de indicadores,
por más que estos se midan con todo el cuidado
y la exactitud posibles. Teniendo en cuenta esta
3 Algunos ejemplos en que se utiliza este segundo enfoque son el trabajo clásico de Castro/Levy (2000) relativo a la educación superior, así como el informe de Cinterfor (2001) relacionado con la formación profesional en América Latina.
4 Véase, al respecto, el reciente debate canadiense sobre la conveniencia o inconveniencia de la presencia de áreas artísticas y de humanidades en la educación superior (Schugurensky 2002).
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perspectiva, es bueno anotar que el presente
análisis sólo se referirá a un aspecto, del todo
parcial y necesariamente incompleto, de la
educación: se centrará en uno solo de los múltiples
tipos posibles –“la educación para el trabajo”– y
en una sola de sus varias funciones factibles, cual
es la de contribuir a aliviar la pobreza (medida
en términos de ingresos y de acceso al trabajo) y
disminuir la desigualdad.
La educación para el trabajo
En Colombia el sistema educativo visible o
institucional consta, fundamentalmente, de educa-
ción básica y educación para el trabajo.
La educación básica es aquella que por mandato
constitucional debe recibir todo ciudadano,
compuesta por cinco años de primaria y cuatro de
secundaria; es común para todos y no se considera
propiamente como educación para el trabajo. Sin
embargo, paradójicamente, cada vez se descubren
los enormes aportes que una educación básica de
calidad podría hacer a la productividad del trabajo.
Muchas de las llamadas “competencias laborales
básicas”5 podrían desarrollarse en la educación
básica: la habilidad para el trabajo en grupo, la
capacidad para resolver problemas y aprender
en situaciones nuevas, habilidades matemáticas
y lógicas básicas, la capacidad de comunicar
oralmente o por escrito una idea, una iniciativa,
las conclusiones de una reunión, la capacidad de
captar y comprender otro punto de vista, etc.
La educación media, que son los dos años que
siguen a la básica, es la mayoría de las veces
un complemento de ésta. Como veremos más
adelante, salvo en algunos casos muy excepcionales,
tampoco la educación media especializada podría
considerarse, en sus resultados al menos, como una
alternativa de educación para el trabajo frente a la
media académica.
Terminada la educación media, el ciudadano
tiene varias posibilidades de desarrollar algunos
conocimientos para tener un trabajo, asalariado
o independiente, que le permita ganarse la vida.
Eso es lo que llamaremos aquí “educación para
el trabajo”. Las alternativas que se le presenten
pueden ser de diversa índole:
• Continuar estudios de tipo académico en una
institución de educación superior (universitaria
o no), mediante la inscripción en una carrera
universitaria, tecnológica o técnica.
• Ingresar a alguna de las modalidades de
formación profesional ofrecidas por el Sena.
• Ingresar a cualquiera de los muchos institutos,
academias y centros de aprendizaje no formal
que existen en las principales ciudades del país, y
que ofrecen una gama muy amplia de cursos en
lo artístico, cultural, académico, deportivo, etc.
• Por último, aprender cualquier oficio, cualquier
manera de levantarse el pan cotidiano, mediante
la observación, los contratos informales de
ayudantía “mientras se aprende”, el ensayo y
error, etc.
Para el propósito que nos ocupa, la “educación para
el trabajo” que analizaremos son los aprendizajes
institucionales que median el paso de la escuela
5 Véase, por ejemplo, el documento del Ministerio de Educación Nacional (2003), Articulación de la educación con el mundo productivo. La formación de competencias laborales.
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(educación básica y media) al trabajo, o sea los
tres primeros citados, siempre y cuando cumplan
con los requisitos de brindar una formación más
o menos completa y terminal para ejercitar algún
oficio o actividad que le permitan a la persona
ganarse la vida. Excluimos del análisis, por tanto,
las alternativas totalmente individuales y no
institucionales de la última opción, sin negar que
ella también puede considerarse como verdadera
“educación para el trabajo”. Descartamos tam-
bién, como lo veremos más adelante, algunas de
las actividades que realiza el Sena y que reporta
como formación profesional pero que, por su
escasísima duración, no podrían considerarse como
verdaderas alternativas estructuradas de educación
para el trabajo.
La pregunta es, entonces, hasta qué punto puede
el país ampliar la capacidad de las diversas formas
institucionales de educación para el trabajo con el
fin de que, de ser posible, todos los egresados de la
educación media tengan la oportunidad de acceder
a alguna de ellas, de acuerdo con sus preferencias,
con el desarrollo de sus habilidades y, obviamente,
con su presupuesto.
Si se lograra una cobertura cercana al ciento por
ciento de la educación básica y media, ese sería
básicamente el problema. No es imposible esa meta
y puede que algún día se logre, pero todavía está
muy lejos. Surge entonces un problema adicional:
¿qué pasa con los desertores del sistema educativo
general (básica y media)? En otras palabras, ¿qué
posibilidades tiene una persona con algo de
primaria, con primaria completa o con algo de
secundaria, de acceder a algún tipo institucional de
educación para el trabajo?
Aproximación metodológica
Para definir una metodología de aproximación al
problema, no hay que perder de vista el interrogante
fundamental que orienta este análisis: ¿cómo
puede el Estado, mediante políticas que afecten la
educación para el trabajo, contribuir a la mitigación
de la pobreza y la disminución de la desigualdad?
Responder a este interrogante implica recorrer una
serie de pasos (en eso consiste la metodología) que
nos definirían alguno o varios tipos de escenarios
posibles y deseables, que podrían caracterizarse
igualmente por preguntas, de la siguiente manera:
• ¿En qué situación se encuentra cada una de
las alternativas institucionales mencionadas
–educación superior universitaria y no universi-
taria, Sena, educación media especializada,
capacitación no formal–?
• Dada esa situación, que es producto de
una evolución del pasado reciente, ¿cuál
es la evolución hacia el futuro inmediato y
mediato más probable? En otras palabras,
¿cuál es la inercia esperada del sistema,
independientemente de cualquier discurso o
directriz política?
• ¿Es posible, es probable, que esa inercia esperada
(que no es más que la extrapolación al futuro de
la evolución captada hasta el presente) pueda
modificarse de alguna manera? ¿En qué sentido?
• ¿Cuáles de esas modificaciones o alteraciones
posibles del curso (cuáles escenarios) contri-
buirían más a mitigar la pobreza y disminuir la
desigualdad?
• ¿Cuáles de esas modificaciones –las que
contribuyen a contrarrestar la pobreza y la
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desigualdad– pueden ser inducidas desde el
Estado? ¿Cómo? ¿Con qué herramientas? ¿Hay
voluntad política para hacerlo?
• Finalmente, ¿cómo se ve el futuro de la formación
para el trabajo en Colombia, en la combinación
de la evolución posible y deseable, apoyada
por las políticas del Estado, de los diversos
subsistemas de formación para el trabajo?
La razón de ser de cada uno de los pasos anteriores,
como lógica metodológica, es la siguiente:
Primer paso: toda previsión del futuro debe partir
de un reconocimiento de la situación presente y de
cómo llegamos a ella.
Segundo paso: cierta evolución de los sistemas es
producto, casi automático, de la inercia histórica de
estos. Prever esa inercia aporta claridad cuando se
quiera distinguir, más adelante, entre el discurso de
política y las medidas reales de política. Es posible,
por ejemplo, que algún gobierno quiera presentar,
como resultado de su política particular, la pluralidad
de instituciones de educación superior existentes en
el país, cuando esta es más bien el resultado inercial
de una falta de definición de políticas y estándares
mínimos para las instituciones.
El tercer paso consiste en planear los escenarios
posibles de cambio de esa inercia, puesto
que optar políticamente por un cambio no
es otra cosa que elegir un camino deseable
entre los muchos posibles. Conviene saber, por
ejemplo, que las “revoluciones” o “revolcones”
educativos sólo se dan en el papel, puesto que
los sistemas educativos son sistemas muy rígidos
y conservadores, que sólo cambian lentamente,
si hay suficiente persistencia, a lo largo de los
años. En el caso de la educación superior, por
ejemplo, el ejercicio consistiría en preguntarse
cómo se puede afectar o alterar la inercia (la
evolución espontánea esperada) del desarrollo
de los programas, las instituciones, la matrícula.
Las alternativas no son muchas:
• Pueden provocarse modificaciones en la cober-
tura del sistema
• Es posible inducir, adicionalmente, modifica-
ciones más focalizadas de dicha cobertura,
como cuando se quiere dar prioridad en el
acceso a determinado grupo poblacional.
• Se pueden generar modificaciones en la calidad
de lo que se ofrece.
• Se pueden inducir, además, modificaciones en la
composición o en el menú de lo que se brinda.
El cuarto paso consiste en seleccionar aquellas
de las modificaciones –establecidas en el paso
anterior– que apoyarían con mayor probabilidad
nuestro propósito de mitigar la pobreza y la
desigualdad. Es posible, por ejemplo, que no baste
con aumentar la matrícula, si no se aumenta su
equidad; esto significaría apoyar explícitamente
el acceso de grupos desprotegidos económica o
socialmente.
El quinto paso es el de las políticas estatales
propiamente dichas. ¿De qué instrumentos dispone
el Estado para impulsar o estimular esos cambios?
¿Está dispuesto a hacerlo? ¿Tiene con qué? Es
importante aquí la distinción entre medios y fines,
así como entre discurso y políticas, como se verá a
continuación.
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Finalmente, el sexto paso, que igualmente
podría ir antes del quinto, consiste en tener
una panorámica de los resultados esperados
al mediano plazo, mediante la combinación de
acciones y políticas en los diferentes subsistemas
de la educación para el trabajo: la educación
superior universitaria y no universitaria; la
formación de bachilleres para el trabajo y la
formación remedial de no bachilleres adultos en
el Sena; y la capacitación en instituciones menos
formales de educación para el trabajo.
Adicionalmente, al analizar políticas estatales
en torno a cualquier tema o campo de acción
ciudadana, hay que distinguir cuidadosamente
entre medidas reales de política y discurso de
política. Ambas cosas tienen su razón de ser en una
democracia, pero es un error confundirlas. Todo
gobierno tiene el legítimo derecho de enfatizar uno
u otro tema, una u otra dirección, en su discurso
político, pero el analista debe estudiar ante todo
las medidas reales de política, vale decir, las que
afectan realmente la evolución o la inercia de
cualquier sistema o campo de acción. No basta, por
lo tanto, con analizar los planes de desarrollo, ni
los discursos, ni las propuestas gubernamentales,
si no se profundiza en los instrumentos que se
están adoptando para influir en la marcha de las
cosas. Conviene considerar que se dan discursos
sin medidas de política (demagogia o publicidad
electoral), medidas de política (a veces poco
populares) sin mucho discurso, así como discurso
acompañado por medidas reales de política.
Otro tanto sucede cuando se quiere pasar del
análisis a la propuesta de políticas. Aparte del
discurso, en lo referente a la educación para
el trabajo, el Estado dispone de las siguientes
herramientas o medidas de política:
• Medidas financieras, que consisten en canalizar
o modificar el flujo de recursos públicos a
determinada actividad, bien sea financiando
directamente a instituciones o alumnos, o
mediante aportes indirectos (no menos reales),
como los estímulos tributarios.
• Medidas reguladoras, que son las más
frecuentes, en forma de leyes, decretos,
resoluciones, instrucciones, etc. Hay que
tener siempre presente que la norma es un
sistema de referencia en la convivencia, y que
automáticamente no modifica la realidad, si no
se cuenta con otro tipo de medidas, como las
que pertenecen al grupo siguiente.
• Medidas de control o coercitivas, que consisten
en la capacidad (fundamentada generalmente
en la norma) de permitir o no; de abrir,
suspender o cerrar; de aprobar o no aprobar.
• Finalmente, se da otro tipo de medidas más
directas, como cuando alguna agencia del
Estado asume, de manera directa, actividades
inherentes al servicio mismo. En nuestro caso,
este tipo de medidas no sólo aparecen cuando
el Estado imparte educación (que no es lo
mismo que financiarla), sino cuando desarrolla
investigación académica, forma docentes,
evalúa resultados, etc.
La indagación de la combinación de las medidas
posibles en torno a un objetivo (algo que se quiere
cambiar) es la manera concreta de responder a los
interrogantes del quinto de los pasos metodológicos
mencionados anteriormente.
![Page 21: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/21.jpg)
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I. Opciones de la educación para el trabajo
A. La educación superior
En el plano institucional, la educación superior
colombiana es un sistema claramente jerarquizado,
compuesto por cuatro tipos de instituciones: las
universidades, las instituciones universitarias, los
institutos tecnológicos y los institutos técnicos.
Estas ofrecen cuatro tipos de programas, también
ordenados jerárquicamente: posgrados, pregrados,
carreras tecnológicas y carreras técnicas. No hay una
relación estricta uno a uno, entre tipo de institución y
tipo de programa, puesto que una institución puede
ofrecer, además de los programas correspondientes
a su categoría, los de las categorías inferiores.
Para efectos del presente análisis nos limitaremos
a los programas de pregrado, los técnicos y los
tecnológicos, ofrecidos por cualquier tipo de
institución del sistema, que son los que brindan
inmediatamente, a los egresados de la educación
media, oportunidad de formación para el trabajo.
Puesto que no hay una diferencia muy clara
entre los programas técnicos y los tecnológicos,
agruparemos el análisis en dos categorías,
que denominaremos programas universitarios
(pregrados, incluidas las licenciaturas) y programas
no universitarios (técnicos y tecnológicos).
1. Lo que indican las cifras
A diferencia de otros países latinoamericanos,
Colombia no fue un país con un predominio
histórico de universidades oficiales grandes, tal
como ocurrió en México, Argentina o en el estado
de Sao Paulo (Brasil). Si bien, el peso numérico y la
influencia institucional de la Universidad Nacional
fue importante durante la primera mitad del siglo
XX, la coexistencia de universidades oficiales y
privadas caracterizó la educación terciaria del
país ya desde los años cuarenta del siglo pasado.
Es más, a partir de la década de los setenta, las
instituciones privadas superaron en número de
estudiantes a las oficiales e incrementaron de
manera continua su peso relativo en el total de la
matrícula a partir de entonces.
La evolución de los sectores oficial y privado ha
continuado hasta el presente6 con las tendencias
de expansión y diversificación iniciadas en los
años sesenta del siglo pasado, que se manifiestan
en las cifras concernientes a número de
instituciones, programas ofrecidos y estudiantes
matriculados7:
6 En el momento de levantar la información estadística para realizar este trabajo (julio de 2005), se disponía de información consolidada oficial sobre educación superior hasta 2002.
7 En las estadísticas de la educación superior se incluyen los alumnos de cursos de técnicos y tecnólogos de algunos centros de formación del Sena. No obstante, como no se reportan todos los alumnos de este nivel, y como las cifras del Sena serán tratadas en un acápite específico más adelante, se eliminaron esas cifras de los totales aquí analizados, para que no se presenten duplicaciones cuando se realicen los agregados finales.
![Page 22: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/22.jpg)
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Instituciones de educación superior
En los últimos cinco años se crearon 13 instituciones
oficiales y 29 privadas de educación superior, lo que
demuestra la dinámica de este último sector. Los
datos, sin embargo, no son del todo claros: para
efectos de las estadísticas, el Icfes8 computa como
institución independiente cada una de las sedes
de formación presencial (no las de formación a
distancia) propias de las instituciones; el incremento
institucional, entonces, pudo deberse parcialmente
al establecimiento de nuevas sedes de las entidades
ya existentes. De todas maneras, la participación
relativa de las instituciones del sector privado se
mantiene en alrededor de 70%, con una ligera
tendencia a la disminución.
Programas ofrecidos por la educación superior
8 Las estadísticas de educación superior en el país que manejaba hasta hace poco el Icfes, son manejadas ahora por un viceministerio especializado del Ministerio de Educación Nacional (MEN).
Año Oficiales Privadas Total
N % N % N %
1998 77 29 185 71 262 100
1999 78 30 185 70 263 100
2000 80 30 184 70 264 100
2001 86 31 193 69 279 100
2002 90 31 201 69 291 100
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
Año Oficial Privado Total
1998 1.112 2.327 3.439
1999 1.078 2.426 3.504
2000 1.214 2.854 4.068
2001 1.357 3.247 4.604
2002 1.490 3.507 4.997
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
![Page 23: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/23.jpg)
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A pesar de la crisis de expansión por la que atravesó
el sistema a comienzos del milenio, de todos modos
se crearon algo más de mil quinientos programas
nuevos (tanto en las instituciones antiguas como en
las nuevas), de los cuales menos de 400 fueron en
el sector oficial.
Alumnos matriculados en la educación superiorPrimer semestre del año
Año Oficial Privado Total
N % N % N %
1998 291.877 35 537.900 65 829.777 100
1999 279.262 34 549.892 66 829.154 100
2000 319.404 37 554.879 63 874.283 100
2001 346.667 38 566.351 62 913.018 100
2002 374.476 41 534.636 59 909.112 100
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
En la cantidad de alumnos matriculados en el
sistema es donde se ve la verdadera diferencia en
el comportamiento de los dos sectores, ya que es
allí donde se manifiesta la crisis del sector privado.
La matrícula universitaria de pregrado (universitario
y no universitario) creció a un promedio de 5,5%
anual para el periodo de 1985 a 1999 (Sarmiento
et. al., 2001), mientras que, para el periodo acá
reseñado, ese crecimiento es de 2,3% anual,
donde el sector oficial crece a 6,4% anual, en tanto
que el privado permanece más o menos constante.
Si tenemos en cuenta que se fundaron nuevas
instituciones, se concluirá, entonces, que muchas
de las entidades del sector privado sufrieron
pérdidas netas de alumnos durante el periodo. Un
rector de una universidad privada afirmaba, hace
poco, que dicho sector había perdido cerca de
20% de sus alumnos en la última década (Consejo
Nacional de Rectores, 2000).
Debido a esta crisis, el peso relativo de los alumnos
que estudiaban en instituciones privadas, que venía
creciendo sostenidamente a partir de la década de
los sesenta, hasta casi llegar a 70% al promediar
los noventa, desciende ahora sostenidamente hasta
llegar a 59% en 2002.
El comportamiento de los dos sectores se
ve claramente reflejado en los siguientes
indicadores:
![Page 24: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/24.jpg)
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Indicadores de la educación superior
Normalmente, el sistema crece no sólo porque
aumenta el número de instituciones, sino porque
las instituciones mismas crecen (alumnos por
institución); esto se debe a que sus programas
acogen más alumnos (alumnos por programa)
y a que aquellas se diversifican y ofrecen más
programas (programas por institución). Esa ha
sido la tendencia constante en Colombia para
ambos sectores, con una diferencia en los últimos
tiempos: el estancamiento del sector privado lleva
a que, a pesar del incremento en el número de
las instituciones y el número de los programas, el
tamaño de las instituciones y el de sus programas
(alumnos por institución y alumnos por programa)
tienda a caer drásticamente.
De todos modos, el promedio tan bajo de alumnos
por institución, inclusive para el sector oficial, indica
la atomización que se da en la educación superior
colombiana, donde el servicio lo prestan una
cantidad muy dispersa de entidades, en promedio
muy pequeñas. Podría afirmarse que, más que un
sistema universitario, en Colombia existe uno de
pequeñas escuelas profesionales, muchas de ellas
“disfrazadas” de universidades9.
Finalmente, la distribución de la matrícula entre
modalidades universitarias y no universitarias nos indica
cuán poco ha calado hasta ahora el sector técnico y
tecnológico, a pesar de todos los estudios, propuestas y
políticas que señalan la necesidad de fortalecerlo:
Año Alumnos/institución Alumnos/programa Programas/institución
Oficial Privado Oficial Privado Oficial Privado
1998 3.791 2.908 262 231 14 13
1999 3.580 2.972 259 227 14 13
2000 3.993 3.016 263 194 15 16
2001 4.031 2.934 255 174 16 17
2002 4.161 2.660 251 152 17 17
9 Esta atomización institucional, con la consiguiente “trivialización” de la universidad como institución, puede verse claramente en las cifras para mediados de la década de los noventa, recogidas por Carmen García y retomadas posteriormente en el estudio de Castro/Levy (2000): Colombia aparece allí con 147 “universidades”, cantidad superior a las de Argentina (79), México (88) y Brasil (127), países cuya matrícula en educación superior era en ese momento el doble o el triple de la de Colombia.
![Page 25: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/25.jpg)
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Matrícula en la educación superior por modalidadesPrimer periodo del año
La mejor forma de apreciar la dinámica de la
educación superior es observar el comportamiento
de los cupos nuevos ofrecidos cada año, las
solicitudes de estos y la matrícula efectiva en el
primer semestre:
Cupos nuevos ofrecidos en la educación superior
Año Matrícula No universitaria Universitaria
total N % N %
1998 829.777 153.415 18 676.362 82
1999 829.154 144.887 17 684.267 83
2000 874.283 150.220 17 724.063 83
2001 913.018 172.882 19 740.136 81
2002 909.112 166.785 8 742.327 82
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
Año Oficial Privado
No Universitarios No Universitarios universitarios universitarios
1998 27.572 77.644 105.281 200.403
1999 23.530 70.678 94.055 173.775
2000 34.990 86.483 77.782 212.778
2001 43.077 94.678 94.778 221.483
2002 43.924 100.287 120.705 287.892
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
Los cupos ofrecidos tuvieron un comportamiento
bastante errático, bajaron sensiblemente en 1999,
oscilaron un poco en 2000 y 2001, para recuperarse
en 2002. A nivel global se incrementaron en 35% en
el periodo, 37% el sector oficial y 34% el privado. No
existen unos parámetros claros, ni en infraestructura
ni en cuerpo docente, para que cada institución
decida la cantidad de cupos que ofrece para alumnos
nuevos; la medida es más bien un indicador de la
expectativa –subjetiva– que tienen las autoridades
de cada institución, en cuanto al número de alumnos
nuevos que esperarían reclutar en cada periodo.
![Page 26: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/26.jpg)
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Solicitudes presentadas a la educación superior
En total, las solicitudes para ingresar a la
educación superior aumentaron 36%. Las del
sector oficial se incrementaron en 55%, mientras
que su crecimiento en el sector privado fue tan
sólo de 9%, durante todo el periodo. Es bien
sabido por todos que gran parte de los bachilleres
se presentan a más de una universidad; por
lo tanto, la sumatoria de solicitudes no puede
considerarse como el total de las personas
que aspiran a entrar en determinado año a
la universidad. Sin embargo, sí indica que las
aspiraciones a ingresar a entidades públicas
son notablemente mayores, y crecen mucho
más, que las aspiraciones a entrar a entidades
privadas, aunque estas últimas ofrezcan mucho
más cupos, como se vio en el cuadro anterior.
Año Oficial Privado
No Universitario No Universitario universitario universitario
1998 36.668 269.903 45.211 162.809
1999 23.284 262.602 40.410 137.716
2000 43.656 311.679 42.709 157.443
2001 59.689 355.087 51.680 161.486
2002 68.266 407.529 55.918 170.067
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
800.000
700.000
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
100.000
0
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
Total privado TotalTotal oficial
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Alumnos matriculados por primera vez en la educación superior
El crecimiento total en la matrícula de primer
semestre fue tan sólo de 24% en este periodo.
Dicho crecimiento estuvo jalonado por el sector
oficial, en donde la matrícula nueva aumentó 47%,
mientras en el sector privado este crecimiento fue
de 11%. Por modalidades, se observa un aumento
relativo mayor en la matrícula de primer semestre
académico en las no universitarias (técnica y
tecnológica). Aunque la matrícula sigue siendo
muy superior en el sector privado, el mayor
incremento relativo de la del sector oficial explica
por qué su tasa de participación en el total viene
en aumento.
Una visión final de la diferencia tan dramática entre
lo que ocurre con los sectores oficial y privado
nos la presentan las relaciones entre solicitudes,
matrícula y cupos:
Educación superior: solicitudes/cupos
Año Oficial Privado Total
No Universitario Total No Universitario Total Universitario Universitario
1998 21.305 61.803 83.108 38.227 114.679 152.906 236.014
1999 15.184 60.152 75.336 29.485 100.612 130.097 205.433
2000 26.469 72.711 99.180 29.269 113.136 142.405 241.585
2001 32.551 75.102 107.653 36.403 115.133 151.536 259.189
2002 32.135 90.420 122.555 43.049 126.734 169.783 292.338
Fuente: MEN, cálculos del autor.
Año Oficial Privado
No Universitarios No Universitarios universitarios universitarios
1998 1,3 3,5 0,4 0,8
1999 1,0 3,7 0,4 0,8
2000 1,2 3,6 0,5 0,7
2001 1,4 3,8 0,5 0,7
2002 1,6 4,1 0,5 0,6
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La relación entre solicitudes y cupos nos indica la
competencia que se da entre los aspirantes por
cada cupo ofrecido: en el sector oficial siempre
se presenta más de un aspirante por cupo para
las modalidades no universitarias, y de tres a
cuatro personas para cada cupo ofrecido en las
modalidades universitarias, con una tendencia a
incrementarse claramente en el periodo observado;
en el sector privado, por su parte, evidentemente
se presentan menos solicitudes que los cupos
ofrecidos: la mitad para las modalidades no
universitarias, y un poco más de la mitad para las
universitarias, con clara tendencia decreciente. Esto
significa que, de no existir el requisito de puntajes
académicos mínimos en los exámenes de Estado,
prácticamente todo el que solicite un cupo en la
educación superior privada podría contar con dicho
cupo.
La situación se torna más dramática al pasar de las
solicitudes a las matrículas reales, y relacionarlas
con los cupos ofrecidos inicialmente. Esta relación
nos da el porcentaje de la capacidad instalada que
realmente se utiliza (en la medida, claro está, en que
dicha capacidad ha sido medida acuciosamente en
términos de cupos ofrecidos):
Educación superior: matrícula nueva/cupos
Porcentaje
Año Oficial Privado
No Universitarios No Universitarios universitarios universitarios
1998 77 80 36 57
1999 65 85 31 58
2000 76 84 38 53
2001 76 79 38 52
2002 73 90 36 44
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
Mientras que la capacidad instalada ofrecida por
las instituciones a los primíparos se ha utilizado
en cerca de las tres cuartas partes por las
modalidades no universitarias y en más de 80%
por las universitarias del sector oficial, los números
son preocupantes para el privado: menos de 40%
de su capacidad es ocupada en la modalidad no
universitaria, y menos de 60% en la universitaria,
con tendencia fuertemente decreciente en esta
última a lo largo de todo el periodo.
Los datos globales de la relación entre nueva
matrícula y cupos ofrecidos para cada sector en
2002 son los siguientes: 85% para el sector oficial y
42% para el privado. Esas cifras son preocupantes en
ambos sectores, por los siguientes motivos. La baja
tasa de matrícula del sector privado frente a los cupos
ofrecidos indica que Colombia tiene una considerable
capacidad instalada para cursar educación superior,
que simplemente no es utilizada porque las familias,
como consecuencia de la crisis económica de la
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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década de los noventa, no tienen dinero para pagar
instituciones privadas. Muchos de los bachilleres han
pasado, entonces, a solicitar cupos en las oficiales,
con el consiguiente incremento de la relación entre
solicitudes y cupos en este sector. Preocupa en este
último, sin embargo, una tasa de matrícula de 85%
que, si bien, puede pensarse que es aceptable frente
a la del sector privado, es totalmente inaceptable si
se considera que aún se quedan por fuera de las
instituciones muchos aspirantes (15%) , quienes con
un poco de mayor eficiencia administrativa hubieran
podido acceder a los cupos que otros alumnos
seleccionados presumiblemente rechazaron a última
hora.
Sintetizando, tenemos lo siguiente:
• Colombia nunca tuvo una educación básica
monopólicamente laica o estatal, y menos una
educación superior; durante todo el siglo pasado
convivieron, con participaciones importantes
por lado y lado, un sector oficial, financiado con
dineros públicos, y un sector privado, financiado
con el cobro de derechos de matrícula.
• La educación superior en Colombia está
dispersa en muchas instituciones de tamaño
relativamente pequeño, donde en promedio las
del sector privado son aun más pequeñas que
las del público, y las no universitarias (en ambos
sectores) más pequeñas que las universidades.
• Históricamente, el boom de la expansión
universitaria comienza en los años cincuenta.
Con este, aumentó de manera sostenida la
participación relativa del sector privado, y así,
a partir de los setenta, ésta superó en números
absolutos a la del sector oficial.
• Esta tendencia de “privatización” relativa del
sistema se mantendría ininterrumpidamente
hasta los años noventa; a partir de ese
momento, la tendencia se revirtió por la crisis
económica, y el sector oficial comenzó de nuevo
a ganar participación.
• Como resultado de esa evolución nos encontra-
mos hoy con dos sectores que muestran
comportamientos diametralmente diferentes:
un sector público con muchas solicitudes y pocos
cupos, frente a un sector privado con muchos
más cupos y menos solicitudes.
• En ambos sectores, las modalidades no
universitarias (técnicas y tecnológicas) cuentan
siempre con muchos menos cupos, tienen
menos demanda y su matrícula es bastante
más baja que la de las universitarias (pregrados,
incluidas las licenciaturas).
2. Lo que dice el discurso político
Cuatro grandes momentos, unos más puntuales y
típicos que otros, podrían caracterizar la evolución
reciente de la educación superior en Colombia a partir
del reordenamiento jurídico que supuso la Constitución
Política de 1991. Muchos de los debates se quedaron
en el terreno del discurso político, mientras que otros
se transformaron en realidades concretas –no siempre
coincidentes con el discurso–. Los actores fueron de
diversa índole y constituyeron disímiles alianzas, casi
todas transitorias: representantes de la burocracia
estatal, empresarios educativos, gremios de docentes
de las instituciones oficiales, elites académicas
nacionales, clase política10.
10 En la caracterización de los cuatro momentos que se presentan a continuación, fueron de vital importancia la información y los análisis suministrados por Luis Enrique Orozco, de la Universidad de Los Andes, en dos entrevistas que le concedió al autor. Sin embargo, la interpretación y tipificación, con la inevitable valoración de tales momentos en términos de posiciones de los actores, es responsabilidad exclusiva del autor.
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Un primer momento se relaciona con todas las
discusiones, alianzas y rupturas que precedieron y
acompañaron el debate legislativo en torno a la
última reforma universitaria expedida, finalmente,
como Ley 30 en diciembre de 1992.
Más que los resultados mismos de la ley final, el
proceso tiene el mérito de haber vuelto a poner
sobre el orden del día la problemática universitaria
y, en general, la situación de la educación
postsecundaria del país, en un momento en que
la opinión pública general estaba concentrada
en otro tipo de problemas más inmediatos que
afrontaba el país. Cuestiones como la “autonomía
universitaria”, garantizada por la Constitución en
un país que hasta hace poco se había caracterizado
por una dirección muy vertical de su sistema
universitario, generaban muchas expectativas. Por
eso la discusión, que comenzó de una manera muy
cerrada en un reducido círculo de funcionarios y
académicos, muy pronto tuvo que abrirse a un
debate más amplio con la participación de los
más diversos actores, directa o indirectamente
afectados. El proceso propiamente dicho de trámite
y aprobación en el Congreso de la ley misma se
distanció de ser un modelo de democracia abierta
y participativa, y más bien estuvo rodeado por
oscuros intereses clientelistas y económicos11.
Los resultados de la norma producida, Ley 30
de 1992, fueron muy pobres12. Se mantuvo la
misma estructura de instituciones y modalidades
del sistema. La esperada reglamentación de la
“autonomía universitaria” se redujo en la práctica
a la capacidad del nombramiento autónomo
del rector en las universidades públicas, y a la
posibilidad de iniciar programas sin el requisito del
permiso previo que antes había que tramitar ante
las autoridades gubernamentales –el Icfes–. Se dio
pie para la creación de una serie de mecanismos
burocráticos y académicos en la dirección del
sistema, que no suplantaron sino más bien se
sobrepusieron a los ya existentes. Se dictaron
algunas normas para la financiación del sector
público, entre ellas la de mantener al menos el
volumen histórico (a precios constantes) de los
presupuestos institucionales, independientemente
de cualquier tipo de resultado.
En un segundo momento, pasada la euforia de la
proclamación de la nueva ley, comenzaron a salir a
la luz pública las oscuras componendas ocurridas
durante su trámite y aprobación. En este momento
cada grupo de actores se ocupó de temas bien
diferentes. Ciertos sectores de la comunidad
académica y de las burocracias universitarias
de elite se dedicaron a negociar la composición
y su participación en los nuevos organismos
de coordinación y dirección; se organizaron
foros sobre lo que debía ser la acreditación
universitaria, quiénes deberían efectuarla y con
qué procedimientos. Las autoridades educativas
nacionales, por su parte, estaban más que ocupadas
con la concertación, difícil esa sí, y las agotadoras
discusiones conducentes a la aprobación de la ley
11 El caso quizá más sonado fue el de la misteriosa aparición en la versión final de la ley de unos artículos que creaban un tercer sector (además del oficial y el privado): el de las instituciones de economía solidaria. A dicho “nuevo sector” se le otorgaba no sólo poder de representación en los mecanismos rectores del sistema, sino dinero contante y sonante, gracias a las transferencias de recursos que se impusieron a todas las cooperativas del país. Curiosamente, sólo una institución de educación superior pertenecía al sector solidario, cuyo fundador, antiguo rector y presumiblemente dueño también, era el presidente de la Cámara de Representantes en el momento de la aparición de los misteriosos artículos. Obviamente, esta parte de la ley fue declarada posteriormente inconstitucional, y el político respectivo sancionado por legislar en provecho propio. Véase el libro de Constanza Cubillos (1998: 130.)
12 Véase el artículo de Ricardo Lucio, “Universidad y Estado: ¿Qué tanto reformó la Ley 30?” (Análisis Político 20, septiembre a diciembre de 1993, 71-81)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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general de educación a comienzos de 1994 –ley
que, paradójicamente, no antecedió, como hubiera
sido lógico, a la ley de reforma universitaria–.
Lo que ocurrió paralelamente fue que otro tipo
de actores se dedicó a una especie de festín de
la expansión universitaria. Libres del requisito
de aprobación previa, muchas instituciones
postsecundarias se apresuraron a informar al
Icfes de la apertura de numerosos programas sin
juiciosos estudios previos y sin contar todavía con
la certeza de una demanda consolidada por dichos
programas; simplemente lo hacían “por si acaso”
más adelante los necesitaban y el gobierno, pasada
la primera euforia “post reforma”, se percataba y
volvía a tomar las riendas del asunto. Esa euforia
puede documentarse en las estadísticas de la
educación superior de esos años, donde aparece
una expansión sin precedentes en la cantidad de
programas universitarios, que no va acompañada
con otra correspondiente en la matrícula.
Las directivas de cada una de las universidades
oficiales, entre tanto, se enfrascaron en la discusión
y aprobación de unas reglas de juego básicas
para proceder luego a las primeras elecciones
“autónomas” de sus respectivos rectores.
El tercer momento se puede calificar como el más
productivo del periodo. Gran parte de las instancias
que surgieron a raíz de la reforma, después de
muchas negociaciones y compromisos, comienzan
a funcionar oficialmente y a producir resultados.
Algunas de ellas son más políticas, otras netamente
académicas. El CESU, entidad máxima rectora del
sistema, prácticamente ha venido a suplantar al
Icfes en dicha función; la Comisión de Maestrías
y Doctorados reúne expertos y pares para aprobar
programas presentados por las universidades o por
coaliciones de estas; el Fondo para la Financiación
de la Educación Superior Pública comienza a definir
sus fuentes y sus líneas de financiación aunque,
a decir verdad, no contaría con el pleno respaldo
de las entidades más prestigiosas, por lo que su
existencia nunca fue decisiva para nadie. Quizá la
entidad más acuciosa en definir sus procedimientos
y comenzar sus trabajos, y tal vez por ello la más
apetecida a la postre por la elite académica, fue el
Consejo Nacional de Acreditación, que en un trabajo
lento pero muy bien acogido por la opinión pública,
comenzó a acreditar programas e instituciones
voluntariamente sometidas al proceso. Tal vez
por eso este tercer momento podría denominarse
como el cuarto de hora de los pares.
El proceso tiene su punto culminante en la
“movilización por la educación superior”, organiza-
da por un grupo de funcionarios nacionales,
de elites académicas y de representantes de las
diferentes instancias de orientación y dirección
que ya para entonces se hallaban en pleno
funcionamiento. La movilización contó con un
grupo interinstitucional permanente, realizó una
serie de foros regionales y un gran foro nacional
con invitados internacionales de prestigio, con la
consecuente aparición de un buen número de
publicaciones y artículos de prensa de diversa
índole. La crítica más grande que se le hace a la
dirección de la educación superior de ese momento
es la coexistencia de un número excesivo de entes
burocráticos de orientación y dirección, muchos
de ellos con funciones superpuestas13.
13 Crítica recogida y documentada –aunque con algunas imprecisiones– por M. Laverde en el Anexo 2 del documento del Banco Mundial (2003).
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Finalmente un cuarto momento, todavía en evolución
(2005), está inscrito dentro de los parámetros de la
llamada “revolución educativa” del Gobierno actual
(2002-2006), que busca subordinar el sistema de
educación terciaria –el cual a juicio de muchos
andaba como “rueda suelta”–, a la dirección del
resto del sistema educativo nacional. Dos son las
herramientas más importantes adoptadas hasta el
momento para lograrlo: el control burocrático y la
política de evaluación.
El control burocrático se cristaliza con la creación
de un viceministerio especial de educación superior,
que depende directamente del Ministro(a) de
Educación Nacional, y que centraliza y coordina
en adelante toda la intervención y dirección estatal
en el sector. A él quedan supeditados ahora el
funcionamiento, la composición de los miembros
y, en cierta manera también, las decisiones de
los demás entes burocráticos de dirección y
orientación. El Icfes, por ejemplo, que ya había
perdido gran parte de su papel coordinador del
sistema cuando la Ley 30 lo supeditó al CESU,
queda convertido ahora, de manera prácticamente
exclusiva, en una entidad técnica encargada de
diseñar y aplicar instrumentos de evaluación
masiva de los resultados del aprendizaje, para los
diferentes niveles del sistema educativo (no sólo
para el terciario).
Dentro de esa nueva función primordial, el Icfes
comienza a aplicar en esta fase unos exámenes
masivos y comunes para todos los egresados
de diferentes carreras de la educación terciaria
nacional, sistema conocido como ECAES.
Aplicados experimentalmente primero, se han
extendido con el tiempo a prácticamente todas
las carreras universitarias del sistema y, a partir
de 2005, también a las no universitarias. Es el
instrumento más importante de una política
global de “aseguramiento de la calidad” que se
emprendió, primero, en la ciudad de Bogotá a
nivel de educación básica, y que se expande ahora
a todo el territorio nacional y a todos los niveles
de la educación formal. Este tipo de instrumentos,
al aplicarse de manera simultánea y con el mismo
rigor a estudiantes de diferentes instituciones
del país, permite contar con herramientas
apropiadas para comparar, por fin, los diferentes
niveles de calidad que se dan en las diversas
carreras universitarias ofrecidas por las disímiles
instituciones de educación terciaria en el país. Se
trata de un complemento importante al sistema de
acreditación, que también evaluaba universidades
y programas, aunque no tanto desde el punto de
vista de sus resultados en los estudiantes, cuanto
de la dotación de insumos y las condiciones para
producir esos resultados.
3. Retos y problemas claves
Los problemas principales de la educación superior,
al menos en lo que se refiere a la perspectiva del
presente trabajo, se repiten una y otra vez en los
escritos de los autores nacionales e internacionales,
y salen a relucir en diverso tipo de misiones,
movilizaciones14 y conferencias. Ello quiere decir
que continúan siendo retos no superados. Vamos
14 Las “misiones” y movilizaciones que en alguna manera han tenido que ver con la educación superior y la educación para el trabajo en las últimas dos décadas, son al menos nueve: el Seminario permanente sobre calidad, eficiencia y equidad de la educación superior colombiana, organizado desde el Icfes al final de los años ochenta; la Misión de Ciencia y Tecnología, también al final de los ochenta; en la década de los noventa la llamada “Misión de los sabios” sobre educación en general, una Misión específica para la educación superior pública, una Misión del Sena del siglo XXI y una Misión de la educación técnica y tecnológica; en el tránsito al nuevo siglo, la Movilización por la educación superior, la Misión Social (grupo técnico de carácter un poco más permanente) y, ahora, la Misión para la erradicación de la pobreza.
![Page 33: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/33.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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a referirnos a cinco de ellos: la financiación, el
profesorado, la capacidad instalada, la retención de
los alumnos y la equidad.
El primer gran reto es el de la financiación. Los
estados, se argumenta, tienen cada vez menos
recursos y están menos dispuestos a invertir
en educación superior; el problema con este
argumento es que ya una parte importante de
la educación superior funciona en Colombia con
dineros privados, y que la participación financiera
del Estado es, por tanto, inferior a la que aportan
otras naciones de riqueza y condiciones de
desarrollo comparables con la nuestra.
El tema de la financiación adquiere matices
diferentes según sean los actores que lo mencionen.
Los empresarios privados, por una parte, se
sienten discriminados por el Estado, al ofrecer una
educación en muchos casos mejor que la oficial,
menos costosa y sin recurrir al erario público. En
el sector oficial la queja siempre es la misma: las
universidades funcionan al déficit, y hacia mitad
de año se repite siempre la misma historia: si
no se hacen las modificaciones presupuestales
pertinentes, no hay dinero para funcionar hasta final
de año; ¿de qué sirve la autonomía presupuestal, si
no se cuenta con recursos propios que se puedan
manejar de manera autónoma? Además, el ente
de financiación de la educación terciaria oficial,
previsto en la reforma universitaria de 1992,
murió sin haber hecho aportes significativos a la
solución del problema. Los analistas internacionales
(especialmente los que giran en torno al Banco
Mundial) hasta hace poco no hacían más que repetir
la misma receta simple: financien la demanda (los
alumnos), no la oferta (las instituciones); dejen que
el mercado, “en su sacrosanta sabiduría”, haga lo
demás; sigan el ejemplo de Chile, único país exitoso
en la región15. El tono no siempre es el mismo y ha
bajado recientemente, hay que reconocerlo; líneas
de pensamiento más conciliadoras16 abogan por
una vía intermedia y posiblemente más realista: ni
privatización total ni financiación automática sin
rendición de cuentas.
Tal vez la discusión haya que redireccionarla tratando
de superar los intereses creados que interfieren en
ella, pero sabiendo de antemano que toda revolución
radical en este tópico es prácticamente imposible,
habida cuenta de que los sectores universitarios
representan bastiones de poder muy reactivos a
cualquier tipo de cambio. El problema es definir qué
sentido tiene el gasto público en un sector que de
todos modos nunca ha financiado ni va a financiar
de manera completa. Tiene que haber entonces
prioridades, se requiere focalizar el gasto hacia
segmentos institucionales (la oferta) que lo justifiquen,
y a grupos de alumnos (la demanda) que lo necesiten.
Eso significa, simplemente, cambiar la financiación
generalizada y automática –que desafortunadamente
consagró la Ley 30 de 1992– por financiación
focalizada de programas estratégicos, por un lado;
y financiación también focalizada de los estudiantes
más pobres, por el otro.
El segundo gran reto de las políticas tiene que
ver con el profesorado, especialmente el de las
universidades oficiales. Este, en realidad, casi nunca
se ha tematizado explícitamente como problema;
eso se debe, quizás, a que gran parte de los que
escriben sobre educación superior son, al mismo
15 Quizás el ejemplo más claro de estas directrices lo constituye el informe del Banco Mundial de 2003, especialmente en los anexos 1 y 6.
16 El testimonio más claro es el documento oficial del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), escrito por Claudio de Moura Castro y Daniel C. Levy (2000).
![Page 34: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/34.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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tiempo, profesores universitarios. Pero que no se
haya tematizado abiertamente, no quiere decir
que haya dejado de ser problema –en opinión de
muchos, todavía no resuelto–. Una prueba clara de
esto es la expedición de tres replanteamientos de
las reglas de juego concernientes a la contratación
y remuneración de docentes universitarios oficiales,
en exactamente dos décadas, sin que pueda decirse
con ello que los problemas estén resueltos ni que el
debate algo soterrado logre clarificarse: el Decreto
1444 de 1992, el Decreto 2192 de 2001 y el
Decreto 1279 de 2002.
La situación, tocante a modo de contratación
(dedicación) y nivel académico de los docentes es
la siguiente17:
Docentes según dedicación y título, 2002
17 A diferencia del resto de estadísticas sobre educación superior, donde se seleccionaron los datos pertinentes exclusivamente a los pregrados universitarios y no universitarios, en las referentes a docentes se tomaron los datos globales de todas las instituciones y todos los niveles. La razón es que las instituciones no discriminan la asignación de docentes por nivel ya que, en muchas circunstancias, los docentes pueden trabajar alternativa o simultáneamente en más de un nivel.
Oficial Privada
N % N %
Tiempo completo 11.701 39 8.044 15
Dedicación Tiempo parcial 3.385 11 5.904 11
Cátedra 14.591 49 39.717 74
Tec./Tecnológica 1.069 4 1.265 2
Profesional 12.954 44 23.775 44
Título Especialización 9.122 31 18.298 34
Maestría 5.466 18 8.948 17
Doctorado 1.066 4 1.379 3
Total 58.285 106.065
Existen diferencias muy claras entre los dos sectores,
especialmente en el tipo de dedicación. Como
era de esperarse, en las instituciones privadas
predomina la contratación por horas, lo que hace
más difícil la conformación de equipos de trabajo
y la dirección colegiada de los departamentos o
carreras. Hay que anotar que el total de los docentes
en el país está por debajo de la sumatoria de los
dos sectores, puesto que hay muchos docentes,
especialmente en las ciudades más grandes, que
trabajan en dos o tres universidades o instituciones
simultáneamente.
Para observar la evolución del cuerpo docente en
estos dos aspectos, podemos comparar la situación
con la de una década atrás:
![Page 35: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/35.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
35
Docentes según dedicación y título, 1992
Lo más notable de esta evolución, en el aspecto de
la dedicación, es que mientras en el sector oficial
ha crecido la participación porcentual de docentes
de cátedra –a costa de las contrataciones de tiempo
completo–, en el privado se ve un movimiento
ligeramente inverso. El fenómeno puede deberse,
por un lado, a cierta incertidumbre financiera
de las instituciones estatales; y por el otro, a
la consolidación de comunidades académicas
importantes en algunas universidades privadas de
prestigio.
Los movimientos observados en el nivel académico,
por el contrario, son similares para los dos
sectores, de un incremento en la participación de
los docentes con algún tipo de posgrado, más
que todo especializaciones y, en menor grado,
maestrías y doctorados. Ello obedece a dos
razones principales: por una parte, los docentes
ya vinculados buscan mejorar sus ingresos gracias
a que los decretos sucesivos que reglamentan su
remuneración premian los títulos de posgrado con
puntos salariales adicionales; las entidades, a su vez,
tienden cada día más a incluir los posgrados como
un requisito indispensable para la contratación de
docentes nuevos.
A pesar de una ligera mejoría, el poco peso de los
posgrados es aún crítico en el cuerpo docente,
especialmente los doctorados. De todos modos, los
docentes de las instituciones oficiales constituyen
gremios importantes de presión, que deben ser
tenidos en cuenta en la negociación de cualquier
intento de reforma. Eso sucedió, por ejemplo, a
raíz de la discusión suscitada por la expedición
del Decreto 2912 de 2001, que a juicio de ellos
lesionaba sus intereses; y ocurrió durante los
debates acaecidos con ocasión de los más recientes
intentos de reforma en la Universidad Nacional.
Un tercer problema que plantea retos para la política
educativa es la capacidad instalada ociosa, tal
como se deja entrever por las declaraciones de los
rectores y por las relaciones observadas antes entre
Oficial Privada
N % N %
Tiempo completo 9.504 48 4.254 12
Dedicación Tiempo parcial 2.269 11 3.027 9
Cátedra 8.022 41 27.910 79
Tec./Tecnológica 1.550 8 4.312 12
Profesional 11.470 58 22.058 63
Título Especialización 2.735 14 4.910 14
Maestría 3.556 18 3.162 9
Doctorado 484 2 749 2
Total 19.795 35.191
![Page 36: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/36.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
36
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
37
cupos, solicitudes y matrícula nueva. El problema
es serio en el sector oficial, por la cantidad de
solicitudes que enfrenta, y porque en este sector la
capacidad instalada no utilizada no baja los gastos
de operación. Pero también es grave en el privado,
aun si se acepta que se trata de cálculos un poco
apresurados y algo exagerados, sin estándares
serios, porque está indicando de todos modos que
existe una capacidad instalada considerable, que
está ociosa y que posiblemente deba su exagerado
crecimiento, entre otras cosas, a épocas recientes
de bonanza económica, donde dineros de dudosa
procedencia ingresaron al sector (Cubillos 1998).
Lo más razonable para el país, si es que quiere
aumentar significativamente la escolaridad de la
educación terciaria, sería utilizar esa capacidad
ociosa, antes de pensar en construir nuevas
instalaciones, públicas o privadas. Es posible,
por un lado que, con alguna recuperación
económica, aumente la demanda por cupos a las
entidades privadas por parte de una población
que esté en capacidad de pagar sus tarifas. Pero
es también posible que otra parte de la población
potencialmente demandante no tenga esa capa-
cidad financiera en el corto plazo. El Icetex,
desafortunadamente, tiene una cobertura más
que irrisoria frente a las necesidades; en 2002, por
ejemplo, aprobó un total de 57.747 créditos para
pregrado, frente a una matrícula total de educación
superior, mencionada antes, de algo más de 900
mil alumnos. Aun con los incrementos en el
número de créditos con la aplicación del programa
ACCES, éstos apenas llegan a algo menos de 90
mil desembolsos para estudios de pregrado en el
país en 2002, que no alcanzan a cubrir 10% de
cerca de un millón de alumnos que debería tener la
educación superior en ese año18.
Hay dos problemas, además, que deben ser
acometidos por la política universitaria, y que
afectan la retención en el sistema, y con ello,
encarecen los costos de manera injustificada. Se
trata de la deserción y la prolongación exagerada del
tiempo de estudios (en los pregrados universitarios,
especialmente). La deserción afecta a los alumnos,
tanto de instituciones oficiales como privadas, la
prolongación exagerada del estudio principalmente
a los de las oficiales (el costo de la matrícula en
las privadas es ya un aliciente importante para no
prolongar de manera indefinida los estudios). No
se dispone de estudios completos que dimensionen
cuantitativamente el fenómeno, ni los extra-costos
individuales y sociales que ello implica. Tampoco se
ha analizado la diversidad de factores que pueden
incidir en estos comportamientos: económicos, que
no necesariamente se reducen a dinero para pagar la
matrícula; académicos, como posesión de o acceso
a capital cultural; y de adaptación institucional, entre
otros. Sin embargo, los estudios de seguimiento
existentes, de las universidades públicas en general
(Sánchez et. al., 2002) y, más particularmente, de las
universidades Nacional, de Antioquia (Vásquez et.
al., 2003) y Pedagógica (2000), permiten vislumbrar
en alguna medida los matices del problema y
plantear algunas soluciones posibles.
La serie de debates y estudios publicados a partir
de 2004 en la Universidad Nacional, con motivo
de la propuesta rectoral de reforma universitaria,
ha tenido el mérito, entre otras cosas, de realizar
auto-radiografías descarnadas y valientes de
18 En realidad, los alumnos susceptibles de crédito serían algo más de medio millón, que son los matriculados en el sector privado. Sin embargo, los beneficiarios del crédito serían también unos cincuenta mil, ya que generalmente un alumno recibe dos desembolsos por año (uno por semestre), con lo cual la cobertura de 10% se mantendría.
![Page 37: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/37.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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algunos de los problemas que agobian la docencia
universitaria en ese claustro, y que pueden ser
indicativo de lo que pasa en otras universidades.
Tal es el caso de la prolongación exagerada de
los estudios (Universidad Nacional, 2004c) que se
atribuye, entre otros factores, a las deficiencias en
la docencia de pregrado y a la falta de sentido del
llamado trabajo o “tesis” (sic) de grado.
Mencionemos, finalmente, otro problema que
debe convertirse en objetivo de política explícita
de educación superior, especialmente por parte de
las entidades estatales, en el país: es el acceso y la
permanencia de los pobres en el sistema. En una
palabra, es el problema de la equidad. No solamente
los pobres tienen menos acceso proporcional a
las instituciones oficiales de educación superior,
inclusive la oficial, como lo demuestran los estudios
de la distribución de la matrícula según quintiles
de ingreso (Sánchez et. al., 2002); tampoco los
mecanismos para contrarrestar dicha inequidad son
totalmente equitativos. Es así como Colombia cuenta
con un sistema de crédito educativo que es pionero
en América Latina, y cuya administración por parte
del Icetex ya se ha depurado bastante, pero cuyos
mecanismos de adjudicación, si nos atenemos a un
documento reciente del Banco Mundial (2003) no
están precisamente al alcance de los más pobres.
La inequidad en el acceso se prolonga en la
inequidad en la permanencia. Aunque en el
estudio de la Universidad de Antioquia (Vásquez et.
al., 2003) no se puede concluir con toda claridad
que sean los más pobres quienes tienden a desertar
más de la universidad, Sánchez et. al., (2002) sí lo
afirman explícitamente en su estudio: el sistema de
universidades públicas no sólo es inequitativo en su
acceso, sino en las posibilidades de permanencia;
esa conclusión parecen corroborarla, también, los
documentos citados de la Universidad Nacional.
Por último, cuando los más pobres logran acceder
y, además, permanecer hasta el final en alguna
entidad de educación superior, cabría hacerse
una última pregunta: ¿es equitativa la calidad?
Sabemos, y para ello no hay que hacer estudios muy
complicados, que los más pobres tienen acceso, por
regla general, a una educación de menor calidad;
basta consultar los resultados de los exámenes
del Saber y los estudios sobre factores asociados
a dichos resultados (Sarmiento et. al., 2000), que
señalan como uno de los principales, el estrato
socioeconómico, tanto el del origen del alumno
como el de la ubicación del plantel. La pregunta
es, entonces, la siguiente: ¿Se repite lo mismo en
la educación superior? ¿Están recibiendo, como
tendencia, educación superior de menor calidad
los más pobres? Este último cuestionamiento,
obviamente, estaría dirigido más que todo a la
educación superior privada.
B. El Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena)
Aunque el Sena es una entidad educativa, su
única función no es dictar cursos para formar a
las personas. Además de eso, con el transcurso
de los años la entidad ha asumido una serie de
tareas adicionales relacionadas con el apoyo
al sector productivo, tales como la asesoría de
gestión a pequeñas y medianas empresas, el
fomento y financiación de proyectos productivos
y la incubación de pequeñas empresas. No
obstante lo anterior, en lo que sigue nos centramos
exclusivamente en las actividades específicas
educativas o de formación, donde el objetivo son
las personas como tales y no las empresas.
![Page 38: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/38.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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1. El asombroso crecimiento del Sena
En el Sena se impartieron, en 2004, algo más de
diez millones de horas de formación, aplicadas
a más de cien mil cursos, a los que asistieron
casi tres millones de alumnos. Estos datos son
impresionantes, si se comparan con los de hace
una década (1992), cuando se impartían algo
más de cuatro millones de horas de formación, en
unos cuarenta mil cursos, a los que asistían algo
menos de 750 mil alumnos, con una planta de
instructores muy similar a la actual (un poco menos
de 3.500 instructores), cuya cifra ha permanecido
relativamente estable en toda la década.
Este crecimiento de la producción del Sena, notable
de por sí, es mucho más acentuado en los últimos
cinco años. Efectivamente, en este lapso, una casi
duplicación de las horas de formación (1,7 veces) se
tradujo en dos veces y media más cursos para tres
veces y media más alumnos, como lo muestran los
gráficos siguientes19:
Sena: cursos dictados2000-2004
19 Todos los cálculos realizados en relación con la cobertura y modalidades de formación del Sena tuvieron como base las estadísticas de formación profesional suministradas por la Dirección de Planeación y Direccionamiento Corporativo de la Dirección General de esa entidad, en Bogotá.
Sena: alumnos2000-2004
120.000
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
0
2000 2001 2002 2003 2004
3.500.000
3.000.000
2.500.000
2.000.000
1.500.000
1.000.000
500.000
0
2000 2001 2002 2003 2004
![Page 39: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/39.jpg)
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Sena: horas de formación impartidas
2000-2004
La cifra de alumnos, especialmente, merece una
explicación; máxime cuando las metas proyectadas
para 2005 y 2006 pretenden continuar con este
crecimiento asombroso: tres millones y medio y
cuatro millones de alumnos, respectivamente.
Es decir, el Sena podría triplicar en cobertura a
todo el sistema de educación superior junto y
sobrarían, prácticamente, el resto de las instancias
de formación para el trabajo, tanto formales como
informales y no formales, que todavía siguen
teniendo demanda en el país. Se impone, por
tanto, una explicación.
2. Análisis de las cifras
Hay una serie de factores que, combinados, explican
ese crecimiento tan inusitado en las estadísticas de
productividad del Sena. Uno tiene que ver con la
manera como se efectúa el reporte estadístico;
otro, con cambios en los agentes de formación;
y otro, con los diferentes tipos de formación que
imparte el Sena.
a. El reporte estadístico
El Sena mismo explica en sus informes que sus
reportes no son a partir de alumnos reales, sino
con cupos de alumnos en formación, por lo que
un mismo alumno puede estar reportado en más
de un curso; eso permite explicar alguna parte,
aunque no la totalidad, del incremento en las cifras.
Es como si una universidad, en vez de reportar su
número de alumnos, reportara los cursos que
toman estos cada año.
Los mismos informes ofrecidos por el Sena hablan
de “alumnos diferentes” (con números únicos
de identificación) y, entonces, el número de los
beneficiarios de los cursos se modifica algo, aunque
el incremento aún es notable:
120.000.000
100.000.000
80.000.000
60.000.000
40.000.000
20.000.000
0
2000 2001 2002 2003 2004
![Page 40: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/40.jpg)
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b. Los agentes de formación
Hasta 2002, un instructor trabajaba en actividades
directas de formación profesional 42 semanas al
año, 26 horas por semana. Esta dedicación se
incrementó en 2003 a 45 semanas al año, 30
horas a la semana. Eso significa que, a partir de
2004, la misma planta de instructores con que
cuenta el Sena está en capacidad de incrementar
su producción de horas de formación en cerca de
30%. Los datos concretos son los siguientes:
Año Instructores Horas impartidas
2000 3.455 3.772.860
2001 3.341 3.648.372
2002 3.276 3.577.392
2003 3.217 3.512.964
2004 3.301 4.466.253
Año Alumnos “ Alumnos diferentes”
2000 848.948 658.112
2001 937.777 717.637
2002 1.142.798 918.953
2003 2.263.382 1.650.059
2004 2.964.799 2.052.251
Eso, sin embargo, no explica el total de las horas de
formación impartidas por el Sena, ni su crecimiento
sostenido; explicaría tan sólo el crecimiento de
un año determinado a otro, mientras se hace
el tránsito a las nuevas reglas de juego para sus
docentes. Para cumplir con sus metas trazadas, la
entidad también ha echado mano de los contratos
con agentes “externos” de formación:
Año Horas Horas Horas No. Horas/ totales planta contratadas contratos contrato
2000 5.800.459 3.772.860 2.027.599 10.875 186
2001 5.417.613 3.648.372 1.769.241 11.445 155
2002 5.731.451 3.577.392 2.154.059 10.744 200
2003 6.839.346 3.512.964 3.326.382 12.097 275
2004 10.424.024 4.466.253 5.957.771 17.917 333
![Page 41: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/41.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
41
Los datos anteriores nos permiten ver que los
agentes de formación en el Sena han cambiado
sensiblemente: ya no se trata, como hasta hace
poco, de una entidad que, en los centros o
fuera de estos, impartía formación profesional
valiéndose de su planta de instructores. El número
de contratos externos casi cuadruplica en 2004
a la planta de personal; los contratistas hacen
más labor de formación profesional (medida en
horas de formación) y sus contratos cada vez son
más grandes (horas por contrato), aunque cada
contrato en sí apenas alcanza, en promedio, para
que se dicte un curso de duración intermedia, de
algo más de trescientas horas. Es posible, por tanto,
que un mismo contratista firme más de un contrato
anual de prestación de servicios de formación.
Lo anterior implica que el Sena está convirtiéndose
en una institución intermediaria, que maneja
una buena cantidad de sus cursos mediante la
herramienta fundamental de la contratación
externa. Es posible que eso le dé una capacidad
de respuesta ágil y específica a necesidades
o demandas muy concretas y cambiantes. Es
mucho más fácil responder a una solicitud
apremiante de capacitación en piscicultura en
una vereda, por ejemplo, cuando se dispone
de dinero para contratar un experto ad hoc,
que cuando se cuenta con una planta rígida
de instructores compuesta principalmente por
expertos en metalmecánica, en contabilidad y
en producción de caña. Es posible que la razón
para esta conversión paulatina sean también los
costos: como en las universidades, es mucho más
barato trabajar con profesores de cátedra que
con profesores de tiempo completo.
c. Las modalidades de formación
El Sena clasifica los cursos de formación en dos
grandes grupos con características claramente
diferenciadas. Se trata de la formación titulada y
la formación complementaria, y estas son sus cifras
más importantes para 2004:
Formación
Titulada Complementaria
Horas de formación 4.091.919 10.424.024
Cursos 9.527 95.122
Alumnos 265.994 2.698.805
Horas por curso 30 67
Alumnos por curso 28 28
En pocas palabras: el Sena gasta más del doble de
recursos (medidos en horas totales de formación)
en los cursos de formación complementaria que
en los de formación titulada. Y es una inversión
bastante rentable en términos estadísticos, pues
con ese doble de recursos puede organizar diez
veces más cursos con diez veces más alumnos en la
formación complementaria que en la titulada. Los
cursos de la complementaria son, por otra parte,
mucho más pequeños: tienen, en promedio, 67
![Page 42: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/42.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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horas de duración (algo menos de dos semanas
de trabajo), algunos inclusive 6 a 8 horas, que
equivalen a un día de reunión con los alumnos,
como sucede con los llamados eventos20. Por el
contrario, la duración promedio de los cursos de
formación titulada es seis veces y media mayor:
430 horas en promedio, aunque algunos de ellos
(los de tecnólogos, especialmente) pueden durar
el doble.
Este comportamiento dual termina por explicar
la gran expansión experimentada por el Sena en
los últimos años, y complementa los dos factores
anteriores: el crecimiento de los últimos años se
debe, de manera predominante, al incremento
de cursos pequeños de corta o cortísima duración
(tercer factor), donde un mismo alumno puede
aparecer varias veces en las estadísticas, puesto
que puede tomar varios cursos (primer factor), y
gracias a una capacidad creciente de contratación
de docentes externos que comienzan a ser
cuantitativamente más importantes que los de
planta (segundo factor).
La evolución comparada de los alumnos para las dos
modalidades puede verse en el gráfico siguiente:
Sena: Evolución de los estudiantes2000-2004
3.500.000
3.000.000
2.500.000
2.000.000
1.500.000
1.000.000
500.000
0 2000 2001 2002 2003 2004
Formación complementariaFormación titulada
3. El Sena y las alternativas de formación
para el trabajo
No se duda del valor que eventualmente puedan
tener los cursos pequeños y minúsculos como
respuestas puntuales y flexibles a necesidades
específicas y cambiantes, aunque no se oculta
el peligro de que, ante la urgencia de mostrar
resultados, se sacrifique la calidad en aras de la
cantidad. Sin embargo, para los efectos del análisis
presente, la formación básica e inicial para el
trabajo, que debe ofrecerse a los egresados de la
educación básica o media, consiste en cursos un
poco más estructurados y con una duración de
al menos un año. Por tanto centraremos nuestra
atención exclusivamente en los cursos de formación
titulada, que han presentado la siguiente evolución
durante los últimos cinco años:
20 De los 2.698.805 reportados en las estadísticas como alumnos de formación complementaria en 2004, algo más de la quinta parte (576.373) estuvo matriculada en los llamados eventos, que tuvieron una duración promedio de un poco menos de 8 horas (7,84).
![Page 43: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/43.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
43
Sena: alumnos en formación titulada
La formación de trabajadores calificados es una
formación completa, la más tradicional de todas, en
un área determinada del mercado de trabajo; dura
generalmente un año en el Sena y se ofrece, según
el nivel de conocimientos de entrada requeridos, a
bachilleres o egresados de la formación básica (casi
siempre del grado 9). La formación de técnicos
y tecnólogos es equivalente a las modalidades
correspondientes de la educación superior, aunque
la intensidad horaria en el Sena es bastante mayor
y no todas sus modalidades están inscritas en el
sistema de información de la educación superior,
ya que se ofrecen a egresados del grado 11. La
formación por competencias es una clasificación
provisional que se da para este tipo de metodología
de formación relativamente reciente, pero que
comprende modalidades clasificables dentro de
las tres anteriores. Las salidas parciales, por último,
son programas que contemplan algunas porciones
parciales (módulos) de los programas anteriores: no
se toma el programa completo (toda la secuencia
Años Trabajador Técnico Tecnólogo Formación Salidas Total calificado por competencias parciales
2000 71.969 46.092 7.710 59.389 185.160
2001 77.297 45.102 9.134 53.425 184.958
2002 78.969 42.413 10.137 44.645 176.164
2003 80.612 38.762 9.361 8.655 55.141 192.531
2004 83.347 37.551 10.043 45.435 89.618 265.994
de módulos), pero sí se tiene la expectativa de
lograr posibilidades concretas de inserción (o de
recalificación) en el mercado laboral.
Un cálculo aproximado de los nuevos cupos
de formación estructurada para el trabajo, que
se ofrecen anualmente a los egresados de la
educación básica y media durante los últimos años,
podría hacerse de la siguiente manera:
• Con la totalidad de los cupos para trabajador
calificado, formación por competencias y salidas
parciales, cuyos cursos duran un año o menos;
de esos cupos al menos la mitad tendrían como
requisito el grado 11.
• Con la mitad de los cupos para técnicos
y tecnólogos, puesto que estos cursos
generalmente duran dos años.
El resultado es el siguiente:
![Page 44: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/44.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Sena: cupos nuevos en formación estructurada para el trabajo
4. Retos y problemas
Vale la pena mencionar algunos retos y problemas
no resueltos que se plantean al Sena de hoy. El
primero de ellos se refiere a la clarificación de
sus campos de trabajo. Es muy claro que el Sena,
como se decía al principio de este capítulo, ya
no tiene como único fin la formación profesional
directa (docencia), puesto que presta otra serie
de servicios al sector productivo. Ahora bien, una
mayor claridad en sus mecanismos de trabajo y en
la asignación de sus recursos se lograría al fijar, con
un poco más de precisión, en qué medida y hasta
dónde se va a comprometer con cada uno de esos
campos adicionales. En el campo específicamente
educativo, también, debe distinguir con precisión
las políticas y recursos que va a dedicar al menos
a cuatro tipos de actividades: primero, la fuerza
de trabajo que va a ingresar, como dependientes
o independientes, al aparato económico; segundo,
el reciclaje de los trabajadores ya vinculados, tanto
de empresas grandes como de pequeñas empresas;
tercero, la población desempleada; y cuarto, un
sinnúmero de actividades puntuales con poblaciones
específicas, cuyo propósito es prestar un servicio
rápido a poblaciones objeto de determinadas
políticas gubernamentales, que pueden ser, en un
momento dado, desplazados, reinsertados, taxistas,
o grupos minoritarios, etc. Si no se delimitan los
campos con precisión, se corre el riesgo de desplazar
lo importante con lo urgente.
En segundo lugar, el Sena debería estar atento a
controlar su ingente crecimiento, con mecanismos
eficientes de control a la calidad. Se tiene la
sensación, al observar las cifras, de que el
crecimiento extraordinario reportado en alumnos,
cursos y horas de formación se hace a costa de los
recursos destinados a una formación profesional
estructurada y pensada para el mediano plazo. Es
preocupante, en este sentido, la disminución como
tendencia de las horas de formación asignadas en
promedio a los tres principales tipos de formación
titulada, que son los pilares fundamentales de la
formación profesional, salvo un ligero repunte en la
formación de tecnólogos:
Años Total Para grado 11 Para otros grados
2000 158.259 92.580 65.679
2001 157.840 92.479 65.361
2002 149.889 88.082 61.807
2003 168.470 96.266 72.204
2004 242.197 132.997 109.200
![Page 45: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/45.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
44
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
45
Formación titulada: horas por curso
En tercer lugar, en un estudio reciente sobre el
Sena, el Banco Mundial (2004) se queja de la
excesiva concentración de poder y burocracia en la
dirección nacional y en las direcciones regionales.
Cinterfor21, por su parte (2001), refiriéndose en
general a los sistemas de formación profesional en
América Latina, habla de la necesaria diversificación
de la oferta institucional de dicha formación. No hay
que confundir los dos puntos: la desconcentración
como alternativa a la macrocefalia implica asignar
cierta autonomía a los centros (o redes de centros),
con la condición de disminuir el tamaño de las
direcciones (nacional o departamentales), y no
superponiendo funciones, como ha sucedido. La
diversificación de la oferta institucional, por otro
lado, implica que el Sena comparte con otras
entidades sus funciones de formación profesional;
ello requeriría asumir un doble papel, que quizás
ha venido asumiendo ya: el de oferente de servicios
y el de coordinador o “controlador” (que obliga a
algún tipo de evaluación) de los demás oferentes,
vale la pena decir, de la “competencia”. Definir
Años Trabajador Técnico Tecnólogo calificado
2000 560 678 946
2001 476 631 844
2002 510 696 790
2003 439 652 740
2004 438 602 806
mecanismos alternativos en este punto es un reto
para la política.
Queda, finalmente, el interrogante sobre el acceso de
los pobres, que implica una política de distribución más
equitativa de las oportunidades, en la que el Sena, en
su función tradicional de “universidad de los pobres”,
debe ser un gestor importante. Nadie pone en duda
que muchos de los cursos de la llamada formación
complementaria están efectivamente orientados a
población desprotegida, o sea la más pobre, urbana
y rural; lo preocupante es la posible tendencia de
algunos cursos de formación titulada –especialmente
en centros urbanos del sector terciario– a incrementar
los requisitos para el ingreso (en términos, por
ejemplo, de puntajes en el Icfes o de requisitos de
dotación), lo que incrementa la participación de
los estratos socioeconómicos más altos entre sus
alumnos. En efecto, el estudio del Banco Mundial
cita la siguiente participación por quintiles de ingreso
de los alumnos del Sena, detectados en la Encuesta
Nacional de Calidad de Vida de 2003:
21 Organismo técnico de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que agremia las instituciones y sistemas nacionales de formación profesional en América Latina.
![Page 46: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/46.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
47
De ser ese el caso, especialmente para la formación
titulada en los centros urbanos, tendríamos
que concluir que la dicotomía observada en los
dos tipos de formación que reporta el Sena se
estaría convirtiendo en una dicotomía también
de calidades: cursos estructurados de formación
en centros para los estratos medios y altos, frente
a cursos cortos o minúsculos, muchos de ellos
improvisados, para los estratos bajos.
C. La educación media
Casi todos los sistemas educativos formales
del mundo están compuestos por una mezcla
de educación común para todos y educación
diferenciada, de acuerdo con las capacidades,
oportunidades o el rol esperado de cada persona
o grupo poblacional. La diferencia entre uno y otro
sistema nacional es qué tanto se da de una y de la
otra, en qué edades se accede a una y a otra, y qué
criterios de discriminación hay para la modalidad
diferenciada. En las sociedades contemporáneas,
estos dos componentes adquieren generalmente
las características de educación básica o general
y educación vocacional o educación para el
trabajo. Una complejidad adicional radica en que
algunos segmentos de la educación básica pueden
constituir, a su vez, un núcleo general; mientras
que en otros, se puede diversificar por vocaciones
o aptitudes (académicas, prácticas o artísticas), sin
que ello constituya todavía una formación para el
trabajo propiamente dicha. Así pues, llegaríamos
a tener, al menos, tres componentes claramente
diferenciados: núcleo común de la educación
básica o general; núcleos con cierta diferenciación
vocacional (aunque no del todo heterogéneos) de
la educación básica; y formación o capacitación
específica para el trabajo.
En Colombia, constitucionalmente, se definió que
un núcleo común sería conformado por un año
de preescolar y nueve años de educación básica;
posteriormente, el Ministerio de Educación, aunque
respetó la libertad curricular que las instituciones
tienen según esa misma constitución para definir sus
programas académicos, determinó unos estándares
o metas mínimas que todos debían alcanzar durante
esa educación básica, lo cual reafirma su carácter de
común para todos. Después de la educación básica
sigue la educación media, para pasar finalmente
a la educación terciaria o postsecundaria, de la
que estamos hablando en este estudio, que es
a todas luces una educación diferenciada, como
preparación más inmediata para el trabajo. El
problema queda reducido entonces a la educación
media: ¿Es un complemento a la educación
básica o acaso una primera diferenciación de tipo
vocacional o, más aún, laboral? Hay argumentos
en uno y en otro sentido, como hay defensores
de una y otra perspectiva. Aunque nadie niega
la necesidad del núcleo básico y de la educación
especializada posterior, sigue sin aclararse el
papel de la educación media. Los que defienden
su carácter general alegan que es muy bajo el
nivel de competencias generales y de preparación
conceptual, afectiva y social para la vida que se
Quintil Porcentaje de ingresos de alumnos
1 13,0
2 14,3
3 13,7
4 24,0
5 35,0
![Page 47: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/47.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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logra en la educación básica –como lo demuestran
de sobra los resultados de las pruebas masivas del
Saber– por lo que hay que culminar, redondear
por así decirlo, ese trabajo en la educación media,
antes de abordar, posteriormente, la verdadera
educación diferenciada con miras al desempeño
laboral. Los que definen, por otro lado, su carácter
específico, alegan que no todos deben prepararse
académicamente para ingresar a la universidad,
que una prolongación exagerada de competencias
generales arroja a la calle a un número alto de
bachilleres que no saben hacer nada.
El contexto internacional permite verificar, igual-
mente, la existencia de diversos esquemas bajo los
cuales se realiza la transición entre escuela (básica
o general) y el mundo del trabajo. Müller y Shavit
(1998), por ejemplo, al comparar los sistemas de
13 países industrializados, tipifican dos tendencias
fundamentales, una con participación elevada de la
educación vocacional específica (high rate of specific
vocational education) y otra donde la educación es
predominantemente académica o general.
La ambigüedad en el modelo colombiano, como
veremos a continuación, consiste en que a pesar
de contar con una educación media diversificada
en varias modalidades posibles, una sola de ellas,
la académica, debido a su peso tan importante
dentro del conjunto –de 72% de la matrícula total,
según las estadísticas disponibles en el Ministerio
de Educación22–, se ha convertido prácticamente
en una prolongación de la educación básica o
general, coexistente con un sinnúmero de pequeñas
especialidades de educación media diversificada, que
son una mezcla de educación general y vocacional.
1. Lo que dicen las cifras
La población matriculada en educación media
–grados 10 y 11– para 2003 se puede estimar de la
siguiente manera23:
Educación media: matrícula por modalidades, 2003
22 Aunque González et. al., (2003) afirman que para Bogotá esa participación sube a 83%.
23 Para producir las cifras educativas, el Dane totaliza los formatos C-600 diligenciados por cada colegio y expande los resultados con un factor que calcula a partir de las tasas de no reporte. Para la estimación
Modalidad Grado 10 Grado 11
N % N %
Académica 335.208 70 283.243 70
Industrial 24.608 5 21.056 5
Comercial 62.250 13 53.754 13
Pedagógica 8.841 2 7.487 2
Agropecuaria 15.241 3 12.249 3
Otros 32.381 7 25.945 6
Total 478.531 100 403.734 100
que hicimos de la matrícula en las diversas modalidades de la media, tomamos los porcentajes de la participación de cada una, según los formatos C-600 y los aplicamos a los totales (expandidos) calculados por el Dane.
![Page 48: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/48.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La dispersión de las modalidades diferentes
a la académica podrá apreciarse mejor, si se
tiene en cuenta que, mientras la modalidad
académica es una sola, cada renglón de las
otras modalidades representa, en realidad, un
agregado de énfasis o posibilidades diferentes: las
modalidades industriales pueden hacer énfasis en
la metalmecánica, aunque también en aspectos
tan variados como la fundición o la ebanistería; las
comerciales enfatizan asuntos relacionados con el
trabajo en oficina (secretariado), la contabilidad o
los sistemas; la modalidad pedagógica (el antiguo
bachillerato normal) también es una sola y a partir
de la reciente reforma de las escuelas normales se
parece mucho a la académica; las agropecuarias
varían según la vocación agrícola de la región
y casi todas ponen algún énfasis en los temas
ambientales; en “otros”, finalmente, se agrupan
modalidades tan disímiles como el bachillerato
artístico y el social o comunitario.
Las estadísticas mencionan, como casos excep-
cionales, unos grados adicionales de educación
media, que se concentran más que todo en
las modalidades pedagógica (grados 12 y 13)
y académica (grado 12). Los de la modalidad
pedagógica corresponden al ciclo básico especia-
lizado que se puede cursar en la escuela normal con
posterioridad al título del bachillerato; en realidad,
dicho ciclo debería computarse como educación
postsecundaria o superior, puesto que corresponde
a un primer ciclo de una licenciatura, que puede
conducir posteriormente a un segundo ciclo en una
facultad de educación, para obtener dicho título.
El grado 12 de algunas modalidades académicas
corresponde, generalmente, a un año adicional
de educación secundaria con que cuentan algunos
colegios bilingües, con el objetivo de que al final el
alumno pueda obtener tanto el título colombiano
de bachillerato como el de secundaria del país
europeo correspondiente.
2. Los egresados de la educación media
No hay evidencia empírica disponible a nivel
nacional en cuanto a dónde van los egresados de la
educación media, si a buscar trabajo o a continuar
sus estudios. Eso impide, hasta cierto punto, definir
una política nacional clara respecto a la educación
media. En Bogotá, sin embargo, se han realizado
algunos estudios y se definió, en un gobierno
distrital anterior, una política clara respecto a la
educación media (Secretaría de Educación, s.f.[a]).
El hecho de que los directivos que lideraron esa
política sean los mismos que ahora hacen lo propio
con las políticas educativas nacionales24, permite
sospechar que esa sería la tendencia política
nacional del momento.
Un estudio realizado por el CEDE de la Universidad
de los Andes para la Secretaría de Educación de
Bogotá (s.f.[b]) a finales de los noventa, Seguimiento
y perspectivas laborales de bachilleres, analiza una
muestra de egresados de distintas modalidades de
educación media, tanto de planteles oficiales como
privados, de diferentes estratos socioeconómicos,
entre 1993 y 1997. El estudio es importante porque
podría ser un indicativo de lo que pasa en el resto
del país, aunque eso habría que confirmarlo.
El estudio muestra diferencias poco significativas
o poco importantes, tanto en la probabilidad
24 La secretaria de Educación y la directora de Fomento a la calidad educativa, que aparecen respaldando el documento citado, son en la actualidad (año 2005), respectivamente, ministra y viceministra de educación.
![Page 49: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/49.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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de conseguir empleo como en la de acceder
a la educación superior entre los egresados
de la educación media académica y los de las
otras modalidades de la media; las diferencias
se deben más bien al género o a la calidad y
tipo de los colegios. Así, las mujeres que han
cursado educación media comercial tienen más
probabilidad de conseguir empleo, aunque sea con
poco nivel de remuneración y escasas posibilidades
de ascenso; los egresados de los colegios privados
de estratos superiores (4, 5, 6), así como los de los
INEM e ITC25, tienen más posibilidad de acceso a
la educación superior que los de otros colegios,
públicos y privados, tanto académicos como de
otras modalidades.
3. Problemas y retos de política
Desde el punto de vista de su función como
puente hacia el mundo laboral o hacia la
continuación de los estudios –sean ellos educación
formal postsecundaria, formación profesional o
capacitación informal–, los hallazgos del estudio
anterior no se prestan entonces como argumento
para fortalecer la educación media de tipo general
ni la de tipo diversificado. Más bien, se prestarían
como argumento para universalizar el acceso
a la educación media e incrementar su calidad,
cualquiera que sea su modalidad26.
Y para mejorar la calidad en el proceso del desarrollo
de conocimiento pertinente (= competencias) y de
habilidades concretas para vivir en sociedad, hay
que trabajar tanto en la manipulación práctica del
mundo como en su interpretación conceptual. Es
decir que la educación media, cualquiera que sea
su enfoque, debería tener por igual elementos de
la media académica –interpretación conceptual
del mundo– y de la diversificada –manipulación
del mundo–. Vale afirmar, que la capacidad de
plantear (y falsear) hipótesis a partir de unos
datos suministrados pudiera ser desarrollada tanto
por el que va a resolver problemas matemáticos
abstractos, como por el que va a diagnosticar una
enfermedad o el que quiere encontrar las causas
probables del mal funcionamiento del motor de un
automóvil. El reto es, entonces, no sólo expandir la
educación media, sino hacer que, cualquiera que
sea su modalidad, incorpore los dos componentes
que hasta ahora se encuentran escindidos entre la
media académica y la media diversificada27.
Ahora bien, la única función de la educación
media no es la de servir de puente entre la escuela
y el mundo laboral o la escuela y el mundo de la
formación para el trabajo. La educación media
también es formadora de jóvenes. Por eso, dentro
de las políticas pertinentes, hay que considerar la
de la diversidad, no sólo como respuesta al mundo
del trabajo, sino a las necesidades cualitativamente
diferentes del desarrollo cognitivo y social de los
adolescentes y jóvenes que la cursan. Por eso, si no
se quiere hablar de ruptura entre educación para
la academia y educación para el trabajo, sí debería
hablarse de posibilidades de diversidad en una
formación cada vez más general28. Esta formación
en la diversidad es tanto más importante, cuanto
25 Respectivamente, Institutos de educación media diversificada de tipo industrial y comercial.
26 No todos los autores coinciden con esta posición. En un documento reciente presentado al Ministerio de Educación, Hugo López (2004), si bien, reconoce los resultados del estudio citado del CEDE (Secretaría de Educación de Bogotá, s.f.[b]), corroborado por un estudio reciente de EAFIT-CIDE para Antioquia, aboga con todo por el fortalecimiento de las modalidades diversificadas de la educación media.
27 Véase un enfoque pedagógico conceptual del asunto en López, R. (2001) y un enfoque práctico en Ministerio de Educación (2002).
28 La Secretaría de Educación de Bogotá (s.f.[a]), por ejemplo, insiste en sus políticas educativas en que “una educación básica completa abarca hasta el grado 11”.
![Page 50: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/50.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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que nos encontramos en un devenir educativo
donde los alumnos se ven enfrentados a unos
estándares iguales que todos deben alcanzar; y
de los cuales, igualmente, tienen que dar cuenta
periódica en unos exámenes masivos, iguales
también para todos.
Para los efectos de este estudio, y en vista
de la poca diferenciación que hacen tanto
el mercado laboral como las entidades de
formación para el trabajo, no equipararemos
las modalidades diversificadas de educación
media –de todos modos necesarias– con las
otras alternativas de educación para el trabajo, la
educación superior, el Sena y las modalidades de
capacitación no formal. Más bien, las tomaremos
como elementos sólo ligeramente diferentes
–diferenciación vocacional o por aptitudes– de
la educación media general o académica, cuyos
egresados, al igual que los de aquella, demandan
por modalidades específicas y más estructuradas
de formación para el trabajo.
D. La educación no formal
Existe, además, una serie de instituciones, academias
y centros de capacitación de la más variada índole,
a los que comúnmente se les ubica dentro de la
categoría de “educación no formal”, por cuanto
no están habilitados para entregar diplomas o
certificados válidos, equiparables o comparables
con los del sistema formal o estandarizado de
educación (básica, media, formación profesional
y educación terciaria). Eso no quiere decir, sin
embargo, que se trate de entidades piratas y
clandestinas: muchas de ellas están reconocidas
oficialmente por las secretarías de educación de
los municipios sede; es más, su existencia está
reconocida en la ley general de educación (Ley 115
de 1994, artículos 36-42).
Antes de seguir adelante, conviene hacer dos
aclaraciones clasificatorias. La primera es distinguir
entre la educación no formal, de que hablan
los artículos mencionados de la ley general de
educación, que es institucionalizada, y la educación
puramente informal, no institucionalizada o
institucionalizada al margen (no necesariamente en
contra) de las leyes vigentes. Yo puedo enseñarle
(individualmente) a un amigo a conducir el
automóvil; un estudiante francés puede dictar en
su casa, informalmente, clases de ese idioma a
un grupo de cinco compañeros de la universidad.
Estos son casos de educación informal –individual
o colectiva– que siempre existirán (a pesar de
los esfuerzos de quienes quieren “formalizar”
todos los ámbitos y procesos de intercambio
sociales), pues son situaciones o procesos muy
eficientes en la construcción de conocimientos y
en el desarrollo de destrezas sociales o, inclusive,
laborales. Lo que distingue la educación no formal
de los procesos educativos totalmente informales,
por tanto, no es su carácter individual (frente a lo
colectivo), sino más bien su carácter institucional,
en cierta manera público o abierto (frente a lo
desinstitucionalizado).
La segunda distinción es que no toda educación
no formal, institucionalizada, de la que habla la ley
general de educación, es capacitación o formación
para el trabajo, en el sentido adoptado por este
documento. En efecto, muchas de las instituciones
de educación no formal están dedicadas a preparar
estudiantes para validar el bachillerato o para
presentarse a los exámenes de Estado del Icfes;
existen igualmente otras entidades (no tantas) que
![Page 51: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/51.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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ofrecen cursos a personas que quieren desarrollar
cierto tipo de conocimientos porque sí, por puro
gusto, sin pretender ganarse la vida con ellos;
pensemos, no más, en los cursos sobre cultura
general que ofrecen algunas academias, en los
talleres de cerámica, los cursos de apreciación
cinematográfica o cineforos, los cursos de dibujo
para aficionados, etc. Todos estos son educación
no formal, por tanto institucionalizada, pero no son
propiamente capacitación para el trabajo.
Lo anterior no quiere decir, sin embargo, que
tenemos que reducir la formación para el
trabajo a la capacitación sistemática de las
destrezas y habilidades (como se decía antes) o
de las competencias (como se dice ahora) para
desempeñarse correctamente en uno de los puestos
de trabajo perfectamente codificados y clasificados
por el Dane y el Sena. Si entendemos como trabajo
la actividad sistemática no ilegal que le permita al
individuo ganarse la vida de una manera más o
menos permanente, todo aquel proceso educativo
institucional que lo conduzca a aprenderla será
formación para el trabajo. El adolescente que en
un gimnasio de Cartagena aprende a boxear con
un instructor porque después piensa ganarse la
vida a trompadas en determinados escenarios
públicos, la desertora del sistema educativo que
aprende todas las habilidades cosméticas en una
academia de belleza de un barrio bogotano porque
piensa trabajar a domicilio como manicurista, el
muchacho caleño que asiste a un bachillerato con
énfasis en danza, porque su intención es formar
parte posteriormente del grupo “barrio ballet”,
todos ellos están asistiendo a instituciones de
formación para el trabajo, las dos primeras no
formales, la tercera formal. Otro sería el caso del
alumno que en clase de educación física (educación
formal) aprende a practicar el boxeo como ejercicio
personal, o de la señora que aprende truquitos de
belleza con una amiga (educación informal) para
maquillarse mejor, o del adulto que se matricula
en una academia de baile (educación no formal)
para desempeñarse mejor en las reuniones sociales:
podrían ser casos donde se desarrollen aprendizajes
similares a los primeros, pero no son formación
para el trabajo.
La configuración del sector no formal de la
educación es, entonces, muy heterogénea y
disímil, puesto que ni sus currículos (salvo los de
los institutos de validación) ni las condiciones de
ingreso están sometidos a reglamentación alguna.
Es más, no existe en el Ministerio de Educación
Nacional ni en otro tipo de agencia a nivel nacional,
información consolidada de instituciones y alumnos.
La aprobación o licencia de funcionamiento de
las entidades es competencia de las secretarías
de educación municipales o, en su defecto,
departamentales. Algún funcionario del Ministerio
de Educación con experiencia en el tema, sospecha
que se podría hablar de aproximadamente 1.500
instituciones y unos seis mil programas, a nivel
nacional.
1. Los datos de Bogotá
Los datos que siguen son los primeros resultados,
todavía no oficiales, de un censo que hizo
la Secretaría de Educación de Bogotá sobre
instituciones y programas de educación no formal
(año 2005), consolidados por Luis Fernando
Herrera.
Bogotá cuenta con 333 instituciones de educación
no formal, muchas de las cuales tienen más de
![Page 52: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/52.jpg)
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una sede, para un total de 413 sedes; en ellas
115.683 estudiantes asisten a los 1.654 programas
ofrecidos. La inmensa mayoría (99%) son de
carácter privado.
De acuerdo con el tipo de formación impartida, los
programas y los alumnos de las instituciones fueron
clasificados de la siguiente manera:
Bogotá: educación no formal, 2005
Del cuadro anterior, concluimos que más de la
mitad de los alumnos que asisten a las instituciones
de educación no formal lo hacen en programas de
capacitación laboral: un poco menos de setenta mil
alumnos asisten a algo más de mil programas, en
las áreas de finanzas y administración, capacitación
en oficios básicos, operación de maquinaria y
equipo de transporte, ventas y servicios.
Sabemos muy bien que, desde el punto de vista
de la diversidad cualitativa, Bogotá es un buen
muestrario de lo que ocurre en el resto del país.
De lo que no hay seguridad es qué tan acertado
sea extrapolar cuantitativamente los datos de la
capital al resto del país. La cobertura de Bogotá
para educación básica secundaria y media, que
sería posiblemente la misma población objeto de la
educación no formal, equivale a 18% de la de todo
Colombia; si la educación no formal y la formal
guardaran alguna proporción, eso equivaldría a
decir que Colombia cuenta con aproximadamente
370 mil alumnos que reciben capacitación laboral
en instituciones de educación no formal. Debido
a lo aventurado de esta extrapolación, podríamos
afirmar, tal vez sin mayor lugar a dudas, que de
todos modos esa cifra es de algo más de 300 mil
alumnos, quizá se acerque a los 350 mil. Cifra nada
despreciable, que habría que tener en cuenta en
cualquier tipo de política que busque ofrecerles
a todos los ciudadanos un puente educativo
institucional entre la escuela y el trabajo.
2. Problemas y retos
Tres son los retos principales de política atinentes
a la educación no formal. El primero consiste en
lograr mayor transparencia con las instituciones.
No se trata de reglamentar su currículo ni sus
Tipo de formación Programas Alumnos
N % N %
Capacitación laboral 1.087 66 66.649 58
Conocimientos académicos libres 378 23 34.739 30
Validación 62 3 3.689 3
Promoción comunitaria 1 0 n.d. n.d.
Cursos para constancia de asistencia 126 8 10.606 9
Total 1.654 100 115.683 100
Fuente: Secretaría de Educación de Bogotá, cálculos preliminares.
![Page 53: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/53.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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condiciones de acceso: eso las convertiría en
instituciones formales y perderían gran parte de
su flexibilidad y su capacidad de responder con
agilidad a las demandas del mercado. Se trata,
mejor, de reglamentar su aprobación como
instituciones y establecer un sistema de información
actualizado, regional y nacional, que permita
fácilmente conocer qué tipo de instituciones
existen, qué programas ofrecen y cómo se puede
acceder a estos. Posteriormente –¿por qué no?– se
podrían evaluar periódicamente sus resultados (lo
logrado frente a lo prometido), aunque sin caer en
el establecimiento de los estándares típicos de la
educación formal en el país actualmente.
El segundo gran reto, una vez se conoce su
existencia y sus características, es articular a este
tipo de instituciones con las políticas nacionales
o regionales de educación, especialmente de
educación para el trabajo.
Y, si se conocen sus características y algo de su
calidad, sería posible pasar a examinar qué tipo
de contratos podría realizar el Sena con ellas para
extender su radio de acción a aquellos sectores
poblacionales que deben ser objeto de atención
más focalizada. Ese es el tercer reto: el Sena ha
demostrado, con su evolución reciente, su enorme
capacidad de contratación; así valdría la pena
preguntarse si, para muchas de las acciones que se
prevé realizar con la contratación (que ya superan
con mucho a las acciones producidas con su planta
de personal propia), no sería mejor contratar
entidades con experiencia, en vez de contratar
simplemente personas: ¿no sería más eficiente?¿no
sería más pertinente?
![Page 54: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/54.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
55
II. Posibles escenarios
El objetivo de esta parte del estudio es preguntarse y
tratar de responder cuántos serán aproximadamente
los egresados de grado 11 en los próximos 15
años y tratar de prever cuáles son sus posibilidades
reales de ubicarse en uno de los diferentes sistemas
institucionales de educación para el trabajo que
existen en Colombia. De las previsiones posibles,
el escenario socialmente más deseable será el que
seleccionaremos como marco para una propuesta
de política, cuyos prerrequisitos o condiciones de
posibilidad serán analizados en el capítulo siguiente,
a fin de traducirlos a instrumentos concretos de
política en el capítulo final.
Se supone, como punto de partida, que el país
tiene la firme decisión de universalizar a corto plazo
la educación básica, y que esta universalización
lleva consigo –la infraestructura es prácticamente
la misma– la universalización de la media, por lo
que el problema fundamental de proporcionar
formación para el trabajo se concentrará a mediano
plazo en hacerlo para los egresados del grado 11.
Somos conscientes, sin embargo, de que mientras
esto se logra, quedarán rezagos importantes de
desertores del sistema que deben acceder a algún
tipo de capacitación laboral.
Para hacer el cálculo de los egresados, se
construyeron las 15 cohortes (o fracciones de
cohorte) hipotéticas de estudiantes que terminen
el grado 11 entre los años 2004 y 2018, ya que
esos serán los alumnos que demandarán formación
para el trabajo entre 2005 y 2019. Como los
últimos datos oficiales disponibles de matrícula
para la educación básica y media correspondían,
en el momento de hacer los cálculos (septiembre
de 2005), al año 2003, se tomaron esos datos
históricos oficiales como punto de partida para
construir las diez primeras cohortes (nueve parciales
y una completa), de la siguiente manera:
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
cohorte 1 gr 10 gr 11
cohorte 2 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 3 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 4 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 6 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 7 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 8 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 9 gr 2 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 10 gr 1 gr 2 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
![Page 55: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/55.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
55
Las cinco cohortes restantes se construyeron a partir de escenarios potenciales de ingreso a primer grado
para los años 2004 a 2008:
A. Ingreso a la educación básica
Para calcular la matrícula del grado 1 entre 2004
y 2008, que diera pie para construir las cinco
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
cohorte 11 gr 1 gr 2 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 12 gr 1 gr 2 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 13 gr 1 gr 2 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 14 gr 1 gr 2 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
cohorte 15 gr 1 gr 2 gr 3 gr 4 gr 5 gr 6 gr 7 gr 8 gr 9 gr 10 gr 11
últimas cohortes mencionadas, se tomó como
base de cálculo la relación histórica reciente entre
la matrícula a dicho grado y la población de 6 y 7
años, cuyo comportamiento es el siguiente:
Año Matrícula grado 1 Población 6-7 años Relación
1999 1.400.375 1.877.622 0,75
2000 1.420.292 1.903.244 0,75
2001 1.385.021 1.908.611 0,73
2002 1.383.610 1.909.123 0,72
2003 1.326.340 1.907.471 0,70
Fuente: MEN, Dane, Grupo de Calidad de Vida DDS-DNP.
De acuerdo con estos datos, mientras la matrícula
de grado primero ha disminuido desde 2000, la
población total de 6 y 7 años se ha mantenido
relativamente constante, lo cual se reflejaría en
una tasa decreciente de escolaridad para el grado
primero29; de continuar esa tendencia, se echarían por
tierra todas las expectativas de universalizar el acceso
a la educación básica y media en el mediano plazo.
Conscientes de que la política educativa debe
contrarrestar esa tendencia observada, se proyectó
la matrícula al grado 1 para los años 2004 a 2009,
con dos escenarios posibles, teniendo para ambos
como punto de referencia igualmente las edades
simples, de 6 y 7 años, calculadas por el Dane para
los años respectivos:
29 La referencia a esas edades simples se toma para calcular posteriormente la matrícula del grado 1, sin pretender convertirla en una tasa estricta de escolaridad, en el sentido ortodoxo del término. De todos modos, la relación decreciente entre matrícula y población es preocupante.
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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• En el escenario A (inercial) se supone que la
relación entre la matrícula y la población no
sigue decreciendo, pero tampoco se incrementa.
Tomamos como criterio la relación promedio
entre matrícula en primero y población de 6 y 7
años en los últimos cinco años observados, que
es de 73%.
• En el escenario B se supone un esfuerzo decidido
y continuado por alcanzar la universalidad del
acceso al grado 1, que es la condición básica para
lograr en un mediano plazo la universalización
de la educación primaria y, posteriormente,
de la básica. Se presupuso, por tanto un
incremento progresivo en las tasas construidas,
hasta llegar a cerca de 96% de escolaridad de
la población mencionada para 2009, que es
el momento previsto en que se estabiliza la
población y comienza la transición demográfica.
Una escolaridad superior a 95% equivale, para
efectos prácticos, a la cobertura total.
Los resultados del cálculo de los dos escenarios son
los siguientes:
Año Escenario A Escenario B Población 6-7 años
2004 1.385.003 1.399.025 1.903.619
2005 1.383.581 1.475.693 1.901.664
2006 1.383.725 1.556.562 1.901.862
2007 1.385.823 1.641.864 1.904.745
2008 1.386.602 1.731.840 1.905.816
2009 1.386.071 1.826.746 1.905.086
Fuente: MEN, Dane, Grupo de Calidad de Vida DDS-DNP, Cálculos del autor.
Matrícula en grado 1
30 El cálculo promedio de dichas tasas a partir de los datos históricos suministrados por el MEN se encuentra en el Anexo 1.
B. Egresados del grado 11
Para calcular el movimiento cuantitativo de
los alumnos de cada cohorte, entre uno y otro
año (uno y otro grado), se tuvo en cuenta la
eficiencia histórica del sistema, asumida como
la combinación de las tasas de aprobación/
reprobación y deserción promedio observadas
entre 1999 y 2002, con los siguientes supuestos
metodológicos:
• Los alumnos que aprueban continúan siendo
parte del sistema.
• Los alumnos que desertan no ingresan
nuevamente al sistema.
• Los alumnos no cursan un año en más de dos
ocasiones, si después de repetir el año vuelven a
reprobar, se retiran del sistema.
En concreto, se tuvieron en cuenta dos escenarios
posibles para construir las cohortes:
Escenario inercial: se supone que la eficiencia del
sistema es la misma, por lo cual se aplicaron las tasas
promedio de promoción y deserción observadas para
1999-200230. Se aplicó la tasa de cobertura para el
grado 1 prevista en el escenario A.
Escenario optimista: se calcularon mejoras
progresivas en las tasas de eficiencia del sistema,
hasta llegar a una meta de 98% en la tasa de
aprobación, y uno por ciento en la de reprobación
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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y la de deserción para 2019 lo que, combinado
con el escenario B del ingreso al grado 1, nos
daría como resultado la meta propuesta de
universalización de la educación básica y media
para dicho año.
El cálculo concreto de las 15 cohortes, grado por
grado, para los dos escenarios, se encuentra en
el Anexo 2. El resultado de las cohortes son las
siguientes cifras de alumnos que terminarían el
grado 11:
Proyección de los egresados del grado 11
responde a las políticas posibles y deseables de
universalización de la educación media en el
mediano plazo. La idea ahora es visualizar qué
condiciones, también posibles, nos permiten
calcular, año por año, cuántos de esos egresados
ingresarían al año siguiente a alguna de las
modalidades de formación para el trabajo:
educación superior privada, educación superior
pública o Sena.
1. El acceso deseable a la educación
superior privada
Partimos de la educación superior privada, porque
es la que ofrece un mayor potencial de desarrollo
cuantitativo con la mínima inversión, toda vez que
las tasas de utilización de la capacidad instalada
–medidas con la relación entre matrícula a primer
semestre y total de cupos ofrecidos– está por
debajo de 50%, mientras que esta tasa estaba
cercana a 85% en el sector público. Es posible,
por tanto, volver a incrementar sustancialmente la
participación porcentual del sector privado dentro
de la matrícula de la educación superior, siempre
y cuando los alumnos tengan –en caso de que
se mantenga como hasta ahora el destino de los
recursos oficiales para el sistema– la capacidad
económica de pagarla.
En dicho sector privado, en los programas no
universitarios (técnicos y tecnológicos) la situación
es la más crítica: sólo se aprovecha algo más
de 30% de los cupos disponibles; en este caso
podemos diseñar un escenario en el cual, en los
próximos diez años, ese aprovechamiento de
los cupos alcance 95%, para lo cual los nuevos
ingresos en estos programas deberían pasar de
Año Escenario
Inercial Optimista
2004 402.428 403.571
2005 404.051 406.350
2006 445.516 449.323
2007 462.956 471.888
2008 480.376 492.093
2009 479.955 499.895
2010 495.349 516.122
2011 473.186 506.667
2012 483.319 517.072
2013 460.447 509.770
2014 483.680 550.898
2015 472.631 595.175
2016 491.139 671.459
2017 474.513 739.131
2018 492.124 839.182
Fuente: Cálculos del autor.
C. Acceso de los bachilleres a la formación para el trabajo
Tomamos como punto de partida el escenario
optimista para los egresados del grado 11, que
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43.049 alumnos a 114.670 en un plazo de diez
años (2002-2012), lo que significa crecer a una
tasa cercana a 11% anual. A partir de entonces,
podríamos suponer un crecimiento bastante más
moderado, de 3% anual.
Los nuevos bachilleres que ingresan a programas
universitarios privados, en los cuales se aprovecha
44% de los cupos en 2002, crecen igualmente
en 10 años hasta aprovechar también 95% de
la capacidad instalada (cupos ofrecidos); es decir,
la matrícula universitaria privada aumenta de
126.734 a 273.497 en esos mismos diez años
(2002-2012), lo que significa un crecimiento anual
cercano a 9%. A partir de allí, supondremos que
el crecimiento, habiendo logrado emplear la casi
totalidad de la capacidad instalada de hoy, puede
reducirse también a 3% anual.
En este escenario, la matrícula nueva en la
educación superior privada, como proporción
de los egresados de grado once del periodo
inmediatamente anterior, podría llegar a estar algo
por debajo de 60% en los próximos quince años.
Proyección de la matrícula nueva, educación superior privada
Año Egresados 11 No Universitaria Total (Año anterior) universitaria privada
2000 409.551 29.269 113.136 142.405
2001 403.440 36.403 115.133 151.536
2002 365.306 43.049 126.734 169.783
2003 381.215 47.480 136.867 184.347
2004 372.212 52.367 147.810 200.178
2005 403.571 57.758 159.629 217.386
2006 406.350 63.703 172.392 236.095
2007 449.323 70.260 186.176 256.435
2008 471.888 77.492 201.062 278.553
2009 492.093 85.468 217.138 302.606
2010 499.895 94.265 234.499 328.764
2011 516.122 103.968 253.249 357.217
2012 506.667 114.670 273.497 388.167
2013 517.072 118.110 281.702 399.812
2014 509.770 121.653 290.153 411.807
2015 550.898 125.303 298.858 424.161
2016 595.175 129.062 307.824 436.886
2017 671.459 132.934 317.058 449.992
2018 739.131 136.922 326.570 463.492
2019 839.182 141.029 336.367 477.397
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
![Page 59: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/59.jpg)
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2. El acceso deseable a la educación superior
oficial
En el sector oficial de la educación superior el
aprovechamiento de la capacidad instalada de los
programas no universitarios, como se indicó antes,
es de 73%. Por tanto, si suponemos un escenario
con expectativas similares, puede pensarse en llegar
a un aprovechamiento de 95% de la capacidad
instalada en cinco años, lo cual significa que la
matrícula de primer semestre crezca de 32.135
alumnos en 2002 a 41.728 en 2007; eso quiere
decir, crecer a una tasa de 5,4% anual, con el fin
de aprovechar al máximo la capacidad instalada.
A partir de allí, supondremos que la población
estudiantil se estabiliza, puesto que no hay
perspectivas de creación de nuevas instituciones de
educación superior en el sector.
En los programas oficiales universitarios, los cupos
se aprovechan en 90%; los chances de crecimiento
sin aumentar la capacidad instalada son realmente
pocos. Supondremos que en los próximos tres años
se llega a aprovechar 95% de los cupos y a partir
de allí estos no se incrementan, lo que significaría
perder participación en la capacidad de absorber
a los egresados del grado once. Esta suposición
se fundamenta en las restricciones fiscales a las
que se enfrentaría el Estado colombiano en los
próximos años. La matrícula universitaria oficial
pasaría de 90.420 alumnos en 2002 a 95.273
en tres años, creciendo a una tasa inferior al dos
por ciento (1,8) anual. La participación total de
la educación superior oficial decrecería entonces
sustancialmente, al pasar de ofrecer cupos para
cerca de un tercio (33,5%) de los egresados de
grado 11 en 2002 a tan sólo 16,3% en 2019.
![Page 60: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/60.jpg)
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3. El acceso deseable (de los bachilleres)
al Sena
Como lo analizamos antes, consideramos que la formación para el trabajo, organizada y sistemática que ofrece el Sena, está precisamente en la llamada “formación titulada”. Del total de la matrícula, se considera que 50% de los estudiantes de cursos técnicos y tecnológicos corresponden a matrícula nueva, porque estos cursos por lo general duran dos años. En los otros cursos (formación de trabajadores calificados, salidas parciales y formación por competencias o
estructuras curriculares), la formación es de un año o menos, por lo cual se considera que la totalidad son alumnos nuevos del año correspondiente; se calcula que 50% de esos nuevos cupos se ofrecen a egresados de grado 11, mientras que el 50% restante se ofrece a egresados de grado 9 u otros grados inferiores de la educación básica.
Esos cupos nuevos ofrecidos por el Sena representaron, entre 2000 y 2003, un porcentaje de 22% a 25% de los egresados de grado 11 del año anterior; a partir de 2004 el Sena amplió su oferta de cupos en la formación titulada,
Proyección de la matrícula nueva, educación superior oficial
Año Egresados 11 No Universitaria Total
(Año anterior) universitaria oficial
2000 409.551 26.469 72.711 99.180
2001 403.440 32.551 75.102 107.653
2002 365.306 32.135 90.420 122.555
2003 381.215 33.859 92.009 125.868
2004 372.212 35.674 93.627 129.301
2005 403.571 37.588 95.273 132.860
2006 406.350 39.604 95.273 134.876
2007 449.323 41.728 95.273 137.000
2008 471.888 41.728 95.273 137.000
2009 492.093 41.728 95.273 137.000
2010 499.895 41.728 95.273 137.000
2011 516.122 41.728 95.273 137.000
2012 506.667 41.728 95.273 137.000
2013 517.072 41.728 95.273 137.000
2014 509.770 41.728 95.273 137.000
2015 550.898 41.728 95.273 137.000
2016 595.175 41.728 95.273 137.000
2017 671.459 41.728 95.273 137.000
2018 739.131 41.728 95.273 137.000
2019 839.182 41.728 95.273 137.000
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
![Page 61: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/61.jpg)
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Proyección de la matrícula nueva para egresados de grado 11, Sena
Año Egresados 11 Otros cursos Técnicos Tecnólogos Total (Año anterior) 50% 50% 50%
2005 403.571 78.644 21.914 4.873 105.432
2006 406.350 79.186 22.065 4.907 106.158
2007 449.323 87.560 24.398 5.426 117.384
2008 471.888 91.957 25.624 5.698 123.279
2009 492.093 95.895 26.721 5.942 128.558
2010 499.895 97.415 27.145 6.036 130.596
2011 516.122 100.577 28.026 6.232 134.835
2012 506.667 98.735 27.512 6.118 132.365
2013 517.072 100.762 28.077 6.244 135.083
2014 509.770 99.339 27.681 6.156 133.176
2015 550.898 107.354 29.914 6.652 143.921
2016 595.175 115.982 32.318 7.187 155.488
2017 671.459 130.848 36.461 8.108 175.417
2018 739.131 144.035 40.135 8.925 193.096
2019 839.182 163.532 45.568 10.133 219.234
Fuente: MEN, Cálculos del autor.
al incrementarla con las “salidas parciales” y las “estructuras curriculares” (formación por competencias); por este motivo, en 2004 los cupos ofrecidos por el Sena se incrementaron atípicamente a más de 35% de los egresados de grado 11. La participación promedio del Sena en los últimos años es ligeramente inferior
a 26%; supondremos que el ritmo al cual crece el Sena será suficiente para mantener la misma participación promedio de estos años en los egresados. Según eso, una proyección para los próximos 15 años de los cupos nuevos ofrecidos por el Sena a los egresados del grado 11 del año
anterior podría ser la siguiente:
4. El escenario previsto: condiciones e
implicaciones
Reuniendo en un solo escenario las posibilidades
de ingreso a una de las tres instancias de
formación para el trabajo, tendríamos el cuadro
siguiente:
![Page 62: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/62.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Proyección de cupos disponibles para los egresados de grado 11
Año Sena ES oficial ES privada Total Egresados 11 Cupos cupos (Año anterior) excedentes
2005 105.432 132.860 217.386 455.678 403.571 52.107
2006 106.158 134.876 236.095 477.129 406.350 70.779
2007 117.384 137.000 256.435 510.820 449.323 61.497
2008 123.279 137.000 278.553 538.833 471.888 66.945
2009 128.558 137.000 302.606 568.164 492.093 76.071
2010 130.596 137.000 328.764 596.361 499.895 96.466
2011 134.835 137.000 357.217 629.053 516.122 112.931
2012 132.365 137.000 388.167 657.533 506.667 150.866
2013 135.083 137.000 399.812 671.896 517.072 154.824
2014 133.176 137.000 411.807 681.983 509.770 172.213
2015 143.921 137.000 424.161 705.082 550.898 154.183
2016 155.488 137.000 436.886 729.374 595.175 134.199
2017 175.417 137.000 449.992 762.409 671.459 90.950
2018 193.096 137.000 463.492 793.588 739.131 54.457
2019 219.234 137.000 477.397 833.631 839.182 -5.551
El esquema propuesto de incrementos significativos
en los cupos de formación para el trabajo en las
diferentes modalidades sólo será posible si se
cumplen las tres condiciones fundamentales
implícitas en este:
• Que se dé un crecimiento significativo
(duplicación a 10 años) de la matrícula en la
educación superior privada; crecimiento que
es posible dada la infraestructura subutilizada
del sector, pero que sólo se dará en la medida
en que un número significativamente mayor de
alumnos tenga con qué pagar los costos de la
matrícula.
• Que se dé un incremento significativo en la
eficiencia administrativa de la educación superior
oficial, de manera que a corto plazo esté en
capacidad de utilizar la totalidad de su capacidad
instalada, condición única para incrementar su
cobertura con los recursos disponibles.
• Que el Sena mantenga la intensidad horaria
y el énfasis en una formación estructurada y
sistemática para el trabajo –formación titulada,
y que no convierta todas sus acciones de
formación en microcursos de respuesta rápida a
políticas coyunturales.
El desarrollo propuesto llegaría a su equilibrio en
2019, año en que se espera, igualmente, lograr
un acceso universal a la educación básica y media;
mantener el equilibrio a partir de entonces, en
una población ya más estabilizada (transición
demográfica) significará no sólo que cada ciudadano
tendrá acceso a la educación básica y media, sino
que cada egresado de la educación media tendrá
oportunidad de acceder a una modalidad de
![Page 63: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/63.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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formación para el trabajo, con lo que se lograrán
las metas de equidad (al menos en el acceso) e
incremento en los niveles educativo y de capacitación
laboral de toda la población laboral futura.
En el entretanto, el cuadro nos muestra que la
expansión posible de la formación para el trabajo
puede producir excedentes hipotéticos de cupos,
que crecen al menos hasta 2014. Estos incrementos,
que sólo se darán si se cumplen las tres condiciones
de posibilidad descritas anteriormente, se pueden
utilizar para garantizar el acceso de los desertores
de la educación formal, que se irán acumulando
durante todo el periodo, al menos hasta que se
logren las mejoras previstas en las tasas de eficiencia
del sistema (incremento en la retención y promoción,
eliminación gradual de la repitencia y deserción).
La atención a los desertores del sistema educativo
deberá entonces realizarse siguiendo al menos tres
estrategias básicas:
• La primera y fundamental es la reincorporación
de los desertores al sistema formal. No es objeto
del análisis presente, pero será trabajada en
otros estudios convocados por la Misión para la
erradicación de la pobreza.
• A los desertores de la educación básica primaria
se les podría orientar a cursos del sector
no formal, que los capaciten en actividades
productivas y rentables concretas. El Sena puede
participar, en la medida en que diseñe cursos de
formación titulada para esta población.
• Los desertores de la educación secundaria o
los egresados de la básica sin cursar educación
media deberían tener, igualmente, posibilidades
de ingresar a cursos estructurados de formación
titulada, ofrecidos por el Sena.
Para que este manejo de los desertores se dé,
habría que aprovechar la capacidad instalada
disponible, que se refleja en el desarrollo de los
cupos excedentes, especialmente la del Sena.
Para ello se requieren a su vez tres condiciones
básicas:
• El Sena debe estar adscrito directamente al
Ministerio de Educación, para que sea posible su
participación concertada con las universidades e
instituciones de educación superior, en la oferta
de educación para el trabajo a toda la población
colombiana.
• La formación titulada del Sena debe ofrecer la
suficiente versatilidad como para que pueda
ser ofrecida, eventualmente, tanto a los
egresados de la educación media como a los
desertores de la secundaria, dependiendo del
comportamiento previsto de la cobertura de las
demás instituciones de educación terciaria.
• Para ello, el Sena debe diseñar o adaptar cuanto
antes cursos de formación para el trabajo
estructurada y completa (“formación titulada”)
dirigida a los desertores del sector educativo
y a grupos focalizados de población de bajo
nivel educativo, como pueden ser la población
desplazada y los antiguos combatientes de la
violencia armada. La experiencia demuestra que
a esta población se le ofrecen, con frecuencia,
cursos cortos, inclusive minicursos, que le sirven
muy poco.
![Page 64: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/64.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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III. Sugerencias de política
Para poder resumir las políticas más importantes
en torno a una educación para el trabajo que
realmente quiera beneficiar a los más pobres, hay
que partir de dos presupuestos básicos:
• Tanto la educación básica general como la
formación para el trabajo son necesarias y
útiles a toda la sociedad; aunque cada una
tiene funciones diferentes y debe ser evaluada
de manera diferente de la otra, las dos se
complementan entre sí. Se supone entonces, que
existe convicción de que se debe universalizar el
acceso de todos los ciudadanos, no sólo a la
educación básica general, sino a algún tipo de
formación institucional para el trabajo.
• Se supone también que hay voluntad política,
en el orden nacional y regional, no sólo de
hacer las cosas mejor en el sector educativo,
sino de hacer más; es decir, entre otras cosas,
de asignar sustancialmente más recursos a la
educación. Esto es de suma importancia en un
país donde la violencia (que posiblemente no
va a desaparecer en el corto plazo) afecta de
alguna manera las decisiones de inversión y los
retornos de la educación (Barrera/Ibáñez 2004).
Con estos dos presupuestos, las opciones más
convenientes de política, muchas de las cuales ya
se han insinuado en los acápites anteriores, podrían
resumirse de la siguiente manera:
A. Educación básica y media
No es este el tema del presente estudio; sin
embargo, hay que ser conscientes de que no
se dará una equidad completa en el acceso a la
formación para el trabajo, especialmente en la
educación superior, si los pobres del país tienen
menos oportunidad de terminar la educación
media (inequidad de acceso) y, cuando lo logran,
lo hacen en instituciones de menor calidad
(inequidad de la calidad). La política entonces
tiene que ser doble:
• Universalización de la educación media, como
complemento indispensable de la universa-
lización de la básica.
• Mejoramiento sustancial de la educación media
para los más pobres, cualquiera que sea su
modalidad. La política debe incluir, por un lado,
la combinación adecuada de competencias
académicas y laborales básicas –en todas las
modalidades–; y por otro, el acceso de los más
pobres a bienes culturales suficientes –libros y
computadores, principalmente–.
B. Educación superior
Hay que partir de que no todo lo que hace la
universidad es docencia, puesto que también
hace investigación y extensión; y que no todo lo
que puede hacer por los pobres la universidad es
garantizarles el acceso a los estudios, ya que en
su función de investigación, por ejemplo, puede
diseñar alimentos o drogas más baratas; también
en su función de extensión puede facilitar el
acceso de los más pobres a la salud (hospitales
universitarios) o a la justicia (consultorios jurídicos,
centros de conciliación).
![Page 65: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/65.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Nos concentramos, sin embargo, en las posibilidades
que tienen los pobres de acceder en la educación
superior a una formación de calidad para el trabajo.
En un acápite anterior ya planteamos los retos para
la política tocantes a la financiación, al profesorado,
a la utilización de la capacidad instalada, a la
retención de los alumnos y a la equidad en el acceso.
El Ministerio de Educación (2004), por su parte,
plantea para el sector tres políticas básicas que son
bastante obvias –aumentar la cobertura, mejorar
la calidad, mejorar la eficacia y la eficiencia–; con
tres instrumentos respectivos –crédito, sistema de
aseguramiento de la calidad, acciones para fomentar
la permanencia de los alumnos–. Nos centraremos
a continuación en cobertura –que incluye la
permanencia– y calidad.
1. Cobertura
Las altas tasas de retorno de la educación superior
justifican, para algunos, que el ingreso masivo a
esta sea la principal política de formación para el
trabajo: “education policies should concentrate
in enhancing access to terciary education for the
entire population” (Santamaría 2004). El problema
con el doble sistema institucional que tenemos es
la abundancia de aspirantes frente a relativamente
pocos cupos en el sector oficial, y la abundancia
de cupos frente a relativamente pocos aspirantes
en el privado, como antes vimos en el análisis de
las cifras.
Una política de cobertura que quiera favorecer a
los más pobres tiene cuatro retos: incrementar la
cobertura, hacerla más equitativa; aumentar la
permanencia, y hacerla más equitativa.
Primer reto: ¿Cómo incrementar el acceso a la
educación superior? Hay dos estrategias posibles y
de relativamente bajo costo en el momento:
• Es totalmente inadmisible que las instituciones
oficiales mantengan un porcentaje de utilización
de la capacidad instalada (matrícula/cupos) por
debajo de 95%. Como lo propone el estudio
de la Universidad de Antioquia (Vásquez
et. al., 2003), la deserción precoz31, con
un buen sistema de información y agilidad
administrativa, se puede manejar de manera
eficiente y justa (asignación rápida y oportuna,
del cupo que queda disponible, al aspirante que
sigue en la lista de puntaje).
• Se necesita incrementar sustancialmente
–al menos duplicar– la cobertura del crédito
educativo. Es muy costoso para el país contar
con una capacidad ociosa de más de 50% en
las instituciones privadas, porque los alumnos
no pueden pagar. Sin embargo, a pesar de los
estudios y recomendaciones de Hugo López
(2000), y de un programa nuevo de créditos
en el Icetex (el programa ACCES), los créditos
nuevos otorgados al año rondan todavía por
los veinte mil32, cuando la cantidad de alumnos
nuevos supera ya los 150 mil.
Segundo reto: ¿Cómo hacer más equitativo ese
acceso? Es claro que mientras los pobres no
terminen educación media o lo hagan con una
31 El estudio distingue entre deserción precoz antes de comenzar los estudios, deserción temprana en los primeros semestres y deserción tardía en la segunda mitad de la carrera.
32 Según las estadísticas del Icetex, la cantidad de créditos nuevos otorgados para pregrado fueron 18.837 en 2002, 21.080 en 2003 y 20.307 en 2004.
![Page 66: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/66.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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pobre calidad, no habrá equidad en el acceso. Sin
embargo, cuando los más pobres logran terminar
el grado 11, con un rendimiento comparable con el
del resto, se encuentran que:
• Los créditos están diseñados más para
estudiantes de clase media que para los más
pobres; se requiere entonces, al establecer las
condiciones para su otorgamiento, como lo
señalaron algunos rectores (Consejo Nacional
de Rectores 2000), fundamentar la garantía
para el préstamo más en el profesional
productivo del futuro que en el estudiante
pobre del presente.
• Con todo eso, los créditos no sirven para
los más pobres de los pobres, si no están
complementados con un programa nacional
de becas (o créditos condonables), como lo
reconoce el mismo Banco Mundial (2003). Este
programa podría manejarse mediante acuerdos
tripartitos y entre Gobierno Nacional (Icetex),
alcaldías locales y las instituciones mismas,
que son las primeras interesadas en utilizar al
máximo su capacidad instalada.
Tercer reto: ¿Cómo incrementar la retención
de los alumnos? Los estudios consultados de la
Universidad de Antioquia, de la Nacional y de la
Pedagógica de Bogotá llaman la atención sobre
la importancia del fenómeno de la deserción
de los alumnos, insuficientemente cuantificado
por el MEN. Las instituciones privadas son, sin
duda, las primeras interesadas en enfrentarlo;
por lo tanto, eso puede afectar su presupuesto
de ingresos. No así las entidades oficiales, por lo
cual es urgente que definan acciones de política
cuanto antes.
• El estudio de la Universidad de Antioquia
(Vásquez et. al., 2003) menciona como posibles
causas de la deserción temprana los problemas
de elección adecuada de carrera y de ajuste
institucional, que se pueden enfrentar con
consejería estudiantil apropiada y oportuna.
• La deserción tardía, por su parte, obedece
más que todo a factores de tipo personal y
socioeconómico. Parte de ella puede estar
ligada a una prolongación exagerada de
la carrera, con dos causas posibles que es
necesario confrontar: o bien, la aceptación
de un cómodo statu quo estudiantil que, con
costos de supervivencia muy bajos, permite al
estudiante dedicarse holgadamente a “otros
asuntos”; o la siempre postergada “tesis”
de grado, trabajo mal enfocado y que suele
aportar muy pocos conocimientos nuevos al
estudiante33.
Cuarto reto: ¿Cómo incrementar la equidad en
la retención? Ya mencionamos antes el problema
de la retención, especialmente de los estudiantes
más pobres. Sánchez et. al., (2002), a propósito del
estudio relacionado con el acceso y permanencia
en las universidades públicas, mencionan el
problema de los estudiantes que, por motivos
socioeconómicos, tienen una alta probabilidad
de desertar de sus estudios. Entre los factores
se mencionan los de índole académica, cultural
y económica, que deben ser contrarrestados
por programas “de acción afirmativa” de las
universidades mismas, como efectivamente algunas
lo están haciendo:
33 Véase también Universidad Nacional de Colombia (2004c).
![Page 67: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/67.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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• Empleos estudiantiles y, eventualmente, subsidios
en dinero para los estudiantes más pobres.
• Programas de refuerzo y nivelación académica
inicial para los estudiantes de los colegios
estatales de menor calidad.
• Y lo más importante: las universidades e
instituciones deben recordar que los alumnos
más ricos tienen en su casa libros, computador
y espacio para estudiar, cosas a las cuales los
estudiantes pobres sólo acceden en el campus.
Las universidades, por tanto, además de
proporcionar a los estudiantes acceso a estos
bienes culturales, deben hacerlo en horas en
que los estudiantes normalmente estudian,
así se salgan de los horarios burocráticos; eso
implica dotar de bibliotecas, salas de estudio y
aulas de cómputo con capacidad proporcional
a los estudiantes, y facilitar el acceso a estas en
horas nocturnas, sábados y festivos34.
Relacionado con el tema de la cobertura (que,
en última instancia, no es hoy un problema de
infraestructura sino de capacidad económica), aflora
de nuevo el dilema de la financiación y el destino de
los siempre escasos recursos públicos. Hay que llegar
a un compromiso intermedio entre quienes sólo
quisieran subsidiar a los estudiantes (la demanda)35
y quienes sólo quieren que se mantenga el subsidio
a las instituciones (la oferta), mediante la política
de financiación automática consagrada por la Ley
30 de 199236. Los criterios para ello, anteriormente
mencionados, son el subsidio a los más pobres
(desde el punto de vista de la oferta) y a las áreas
profesionales y de conocimiento estratégicas para
el país (demanda). No se justifica, por tanto, que
estudiantes de clase alta paguen en la Universidad
Nacional, para citar un ejemplo, una matrícula
máxima de $1.500.000 (año 2005) el semestre,
mientras que en universidades del mismo nivel
académico estarían pagando tres y más veces por el
mismo tipo de estudios; como tampoco se justifica
que los créditos educativos no estén llegando a
los más pobres o que, al menos, estos no tengan
derecho a participar en un programa de becas (los
mejores estudiantes) o de créditos condonables (los
estudiantes del promedio). No hay que olvidar, con
todo, que el acceso de los pobres no es la única
función de la universidad que debe subsidiarse: “(…)
subsidiation makes sense where higher education
provides public goods, regardless of the concerns
about equity(…)” (Castro/Levy 2000).
2. Calidad
La afirmación de que la calidad de nuestra
educación superior es decreciente (Holm-Nielsen
2001) posiblemente necesite una explicación:
tal vez algunas universidades de elite, tanto
oficiales como privadas, hayan hecho progresos
comprobables en la calidad de su docencia, de su
investigación y de su extensión durante los últimos
años; en conjunto, sin embargo, ha sido notable la
proliferación de entidades y programas de dudosa
calidad, por lo cual, como tendencia promedio del
sistema, es probable que la afirmación sea cierta.
La política estatal tiene como instrumento principal
el llamado sistema de acreditación de la calidad que
34 Uno de los planes inmediatos de la Universidad Nacional, según información personal de su vicerrector académico en Bogotá, es extender el horario de atención en la biblioteca central hasta las 10 p.m.
35 Esta parece ser la posición de los expertos consultados por el Banco Mundial, en la elaboración de su documento oficial sobre la educación superior en el país (Banco Mundial 2003).
36 Esa es, al parecer la opinión de los expertos de la Contraloría (Contraloría General de la República 2000, 2003).
![Page 68: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/68.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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está compuesto por una acreditación voluntaria,
de instituciones y de programas, que a ritmo más
bien lento venía ya funcionando en cabeza de un
Consejo Nacional de Acreditación, de composición
predominantemente académica. A ella se añade
ahora un nuevo tipo de acreditación mínima (basada
en 15 ítems), esta vez obligatoria, y los exámenes a
los alumnos de últimos semestres –los ECAES– que
desde 2002 aplica el Icfes en carreras seleccionadas,
que a partir de 2004 se han vuelto obligatorios y
extensivos a más carreras y programas, y que en
2005 se aplicarán también en los programas no
universitarios (técnicos y tecnológicos).
Con este último instrumento se tiene, por fin, una
medida comparable de la calidad de los resultados,
al menos en lo que a docencia se refiere. Sin
embargo, para que una medida de calidad se
convierta realmente en instrumento de política (de
calidad), se necesitan al menos dos condiciones:
• Transparencia, es decir, que los resultados se
conozcan abierta y claramente: no basta con
que la persona y la institución interesada tenga
acceso a ellos; es preciso que la sociedad en
general pueda acceder a todos los resultados, al
menos los promedios comparables y ordenados
de cada una de las instituciones participantes
en cada uno de los programas o carreras
evaluados.
• Consecuencia, es decir, que pase algo con esos
resultados –es la única manera de acabar con
lo que Castro/Levy (2000) llaman impunidad
en los resultados de la gestión: nunca pasa
nada con los malos resultados(…)–: ¿Qué tal,
por ejemplo, si los créditos estudiantiles del
Icetex sólo se conceden para cursar programas
que tengan un puntaje mínimo promedio
en las pruebas del ECAES? ¿Qué tal que se
recorte, proporcionalmente, el presupuesto
de universidades oficiales cuyas carreras o
programas claves tengan calificaciones promedio
por debajo de cierto puntaje mínimo?
C. El Sena
Al contrario del sistema de educación superior tan
fuertemente atomizado y disperso, el sistema de
formación profesional está (todavía) centralizado
en una sola institución. Esto tiene por ventaja que
es más fácil establecer e implementar políticas
nacionales efectivas, aunque tiene también la
desventaja del excesivo centralismo y verticalismo,
como lo han hecho notar estudios recientes (Banco
Mundial 2004).
Resumiendo, dos son los grupos de políticas que
se desprenden del análisis de la acción del Sena,
relacionados, por un lado, con la entidad en sí
y, por el otro, con el conjunto de la formación
profesional en Colombia.
Con la entidad en sí:
• No se debe sacrificar la calidad de la formación
titulada en aras de la cantidad de la formación
complementaria. En ese sentido, la institución
debe continuar reservando unos recursos
mínimos para la atención integral y completa a
la formación profesional de la nueva fuerza de
trabajo y velar por el crecimiento sostenido y la
calidad de dicha formación.
• El Sena debe focalizar sus cupos hacia los
estratos más bajos; inclusive, los de los cursos
![Page 69: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/69.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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más extensos de formación titulada, cuyos
alumnos, parece, se están concentrando en los
quintiles superiores de ingresos.
• De la formación titulada, se debe orientar por
ahora solamente la formación de técnicos
y tecnólogos para, junto con la oferta de la
educación superior, cubrir las necesidades de
la formación para el trabajo de los egresados
de la educación media (grado 11) del año en
curso, así como los de los años anteriores que
no pudieron acceder a modalidad alguna de
formación para el trabajo.
• El resto de la formación titulada, especialmente
la denominada formación de “trabajadores
calificados”, debe ser reorientado para
formar a los egresados de la educación básica
(grado 9) y algunos desertores de grados
anteriores, previo algún tipo de nivelación de
entrada. En la medida en que todavía queden
pendientes egresados de grado 11 de años
anteriores, podrán tener igualmente acceso a
este tipo de cursos, pero sin hacerlos exclusivos
para ellos.
Con el conjunto de la formación profesional:
• El Sena es cada vez más una entidad contra-
tadora de formación profesional. Parece,
entonces, más racional explorar la posibilidad
de contratar fundamentalmente instituciones
en vez de personas.
• Pero es todavía una entidad única y monolítica,
que asume el doble papel de contratadora y
ejecutora. Ante este hecho, no puede posponerse
por más tiempo el tema de la diversificación
institucional, tendencia que descubre Cinterfor
(2001) en toda América Latina. El problema,
si no se da esta diversificación, es que el Sena
tiende a convertirse en arte y parte, sacrificando
transparencia. Eso sólo se supera si se asumen
de manera institucionalmente separada las dos
tareas: la existencia de un ente que financia
(parcialmente), supervisa, contrata y evalúa, pero
no imparte formación profesional, y de una serie
de entes diversos y descentralizados (estatales y/o
privados) que imparten formación profesional; en
parte con recursos propios, en parte por contrato
con el ente director del sistema.
• De todos modos, bien sea que la formación
profesional la siga prestando exclusivamente
el Sena, o que entren otras instituciones a
hacerlo también, esta labor debe articularse
decididamente con las demás instituciones
educativas para cubrir, de manera más eficiente,
a la población objeto. Para ello, quizá la
política más sensata en este momento sea
la subordinación del sistema de formación
profesional al Ministerio de Educación, en su
aspecto de políticas y orientaciones generales,
y su coordinación necesaria con las secretarías
locales de educación, especialmente las
departamentales, para aunar esfuerzos
regionales de cobertura con las otras entidades
del sistema (entidades de educación superior y
de educación no formal).
D. Educación no formal
Al no estar sometida a una normatividad muy
estricta en cuanto a currículo, condiciones de
entrada y duración de sus programas, la educación
no formal puede dar respuestas ágiles y muchas
veces eficientes a las necesidades sentidas de
formación complementaria o sustitutiva por parte
![Page 70: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/70.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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de la población demandante, que no es poca.
Las políticas estatales, por tanto, más que un
encarrilamiento forzado en currículos y requisitos
o estándares para dichas instituciones, deberían
concentrarse más bien en suministrar información
oportuna y pertinente a la “clientela” y en prestar
algún tipo de vigilancia mínima que garantice la
protección de los usuarios. En particular:
1. Políticas de información
Es imperativo realizar un censo de todas las
instituciones autorizadas para impartir educación
no formal, similar al emprendido en Bogotá.
Debe llevarse a cabo a nivel municipal (municipios
que tienen secretaría de educación), para luego
consolidarse a nivel departamental y nacional.
La información resultante, que debe ser puesta a
disposición del público (página Web) y actualizada
anualmente, debe contener, al menos, los
siguientes datos: instituciones por municipio
(dirección, teléfono, etc.), programas ofrecidos por
institución, duración y cupos disponibles.
Como una labor complementaria, la información
censal será más útil si se clasifican los cursos o
programas ofrecidos en grandes categorías, y
se hace claridad sobre las características propias
de cada una. Una primera clasificación sugerida,
inspirada en los datos iniciales arrojados por el censo
conducido en Bogotá, podría ser la siguiente:
• Cursos libres cuyo objetivo es incrementar las
experiencias conceptuales o las habilidades
prácticas, pero que no pretenden ser
capacitación para el trabajo (esa característica
debe ser explícita en la información suministrada
al público). Estos cursos pueden incluir temas
tan variados como desarrollo de la percepción
artística, apreciación cinematográfica o mitología
antigua, en el aspecto conceptual, así como
métodos de relajación, manualidades recreativas
o decoración navideña, en el aspecto práctico.
• Cursos que son complementarios al sistema
de educación formal, y que tienen objetivos
específicos dentro de éste, como las preparaciones
ofrecidas para la validación del bachillerato o los
cursos preuniversitarios. Debe quedar claro,
también, que el programa respectivo no garantiza
la validación respectiva –que es facultativa del
Icfes–, sólo la preparación para esta.
• En la capacitación laboral, finalmente, hay
un primer grupo de cursos que conducen a
la formación para el ejercicio de una serie
de ocupaciones o profesiones, que se realiza
generalmente en academias o instituciones
no formales, como en el caso de la formación
de actores o artistas de diversa índole, de
deportistas o de conductores de vehículos.
• Un segundo grupo de cursos o programas
de capacitación laboral se refiere al ejercicio
de un sinnúmero de ocupaciones auxiliares o
menores en los diferentes sectores económicos;
ayudantes de diversa índole, manicuristas,
asistentes o mensajeros; pequeños expertos
en destrezas concretas de determinada rama
ocupacional del sector industrial; asistentes o
personal de apoyo en los sectores de comercio
o servicios, etc.
2. Políticas de vigilancia
Además de establecer unas reglas de juego claras,
en cuanto a los requisitos mínimos para el registro
y la licencia de funcionamiento de instituciones y
![Page 71: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/71.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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programas, las secretarías de educación deben ejercer
una vigilancia mínima, no propiamente para imponer
programas y currículos, sino para verificar que las
instituciones ofrezcan lo que anuncian o prometen.
Igualmente se debe procurar que delimiten muy
bien el perfil de la formación que ofrecen y sus
posibilidades en el mercado laboral. Que no se
trata de formar los grandes protagonistas de
novela, por ejemplo, sino de capacitar actores
de reparto o extras; que no consiste en formar
enfermeras tituladas, sino auxiliares en el cuidado
de enfermos o ancianos, o en el desempeño de
oficios secundarios en un hospital; y que tampoco
se trata de formar esteticistas consagrados sino,
simplemente, expertos en maquillaje facial.
Sería deseable, teniendo en cuenta el perfil de
desertores de la educación básica de casi todos estos
programas, que la formación ofrecida no fuera algo para
desarrollar en programas demasiado cortos, sino que
se ofrecieran cursos más estructurados de, al menos,
un semestre de duración. Igualmente, se podría pensar
en que cada programa estuviera complementado con
al menos un curso o una serie de sesiones sobre cultura
general (historia de la región, problemas nacionales o
internacionales contemporáneos, instituciones cívicas,
convivencia familiar, lectura recreativa, para citar
algunos ejemplos).
3. Políticas de contratación
Como se indicó anteriormente, y teniendo en cuenta
que el Sena en gran medida se ha convertido en una
entidad contratante de servicios de capacitación,
con la información institucional recopilada por el
Ministerio de Educación o las secretarías locales,
el Sena podría complementar su portafolio de
posibles oferentes de servicios en la medida que,
eventualmente, en lo social podría ser más rentable
o más eficiente sustituir la contratación de personas
por la de instituciones. Esta posibilidad debe
tenerse en cuenta, especialmente, para la atención
a la población en edad de trabajar que, por haber
desertado de la educación básica, muchas veces
no es atendida de manera suficiente por las otras
modalidades de capacitación para el trabajo.
De nuevo, los cursos ofrecidos a este tipo de
población –ya sea por parte del Sena, de otras
instituciones contratadas por el Sena u ofrecidos de
manera autónoma– deben ser bien estructurados
y adaptados pedagógicamente al perfil esperado
de la población objeto. Hay que superar la práctica
de que, mientras a los egresados del grado 11
se les ofrecen cursos de formación titulada muy
bien estructurados, a esta población, que tiene
más necesidad de capacitación, se le ofrezcan
minicursos superficiales de muy corta duración y
pocos resultados verificables.
E. Políticas globales
Hay que mencionar, finalmente, dos políticas que
deben ser aplicadas a cualquier tipo de sistema o
subsistema educativo institucional y, especialmente,
de capacitación o formación para el trabajo; y, de
forma adicional, una política global de coordinación
institucional.
1. La transparencia
Cuando el Estado cuantifica, evalúa e informa,
debe haber una total claridad de lo que se está
haciendo; para todos debe existir la posibilidad de
acceso a la información y ésta no se debe prestar
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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a equívocos. Es importante distinguir entre una
información seria y confiable que debe suministrar
el Estado, y los comunicados gubernamentales
de auto-propaganda a que a veces nos tienen
acostumbrados algunas instituciones –oficiales
o privadas–. Afortunadamente, Internet nos
proporciona el instrumento para que quien lo
necesite pueda acceder en todo momento a
información oportuna y completa de lo que se está
haciendo. En particular, hay transparencia cuando:
• Se sabe quiénes son los miembros del Consejo
Nacional de Acreditación, con qué criterios se
están seleccionando y con qué criterios evalúan
los programas y, más aun, las instituciones.
Además se tiene acceso no sólo a un listado
actualizado de instituciones y programas
acreditados sino, lo que es muy importante,
de instituciones y programas que solicitaron su
acreditación y no la obtuvieron.
• Se sabe cuál fue el porcentaje promedio que
obtuvieron los alumnos de cada una de las
instituciones que se presentaron en cada uno
de los programas evaluados dentro del ECAES.
Sencillamente porque todos tenemos el derecho
a saber, ahora que se dispone de instrumentos
para ello, cómo es el perfil y la calidad promedio
de cada programa de educación superior en las
diversas instituciones que lo ofrecen.
• El lector común y corriente de los comunicados
frecuentes del Sena a la prensa, o de los
propios órganos de comunicación del Sena,
tiene claridad en que no son tres millones y
medio de alumnos que “están estudiando en
el Sena”, sino tres y medio millones de cupos
para cursos, la inmensa mayoría de los cuales
son cursitos de apenas unas cuantas horas,
días, máximo semanas, de duración. Y que hay
unos doscientos mil alumnos que toman cursos
un poco más largos, aunque cada vez menos
largos.
• Hay claridad y difusión suficiente sobre los
mecanismos de postulación, selección y admi-
sión para los diferentes cursos que ofrece el
Sena, así como las diversas instituciones de
educación superior, especialmente las oficiales,
y sobre las reglas para la adjudicación o no de
becas y préstamos estudiantiles ofrecidos con
dineros públicos.
2. Lifelong learning
Con este título de una publicación del Banco
Mundial (2003) podría resumirse la tendencia
actual de los programas de formación para el
trabajo, que debería ir acompañada de medidas
concretas de política.
Es cierto que ya se ha avanzado mucho en esa
dirección: en la educación superior tenemos
la oferta creciente de educación continuada y
de diplomados; en el Sena, la combinación de
formación titulada y complementaria, o la de
módulos aislados y cadenas completas de módulos.
Los cursos del sistema no formal son más flexibles
y, teóricamente al menos, pueden ser tomados por
cualquiera y en cualquier etapa de su desarrollo.
Sin embargo, para que la frase citada pase a
representar el ir y venir sistemático entre el mundo
educativo y el mundo del trabajo (como sucede,
por ejemplo, en Suecia37), hay que brindar esa
posibilidad, quizá desde el pregrado, estableciendo
ciclos más cortos que puedan yuxtaponerse de
![Page 73: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/73.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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manera inmediata o espaciarse algo en el tiempo;
se necesitaría, también, ciclos más generales de
formación universitaria básica, tal como lo sugieren,
por un lado, el documento de Castro/Levy (2000) y,
por otro, las propuestas de reforma que se debaten
en este momento en la Universidad Nacional38.
3. Coordinación institucional
Hoy más que nunca, se requiere coordinar y aunar
esfuerzos entre todas las instituciones que, de una
u otra manera, prestan el servicio de formación
para el trabajo a la población colombiana, sean
ellas universidades o instituciones de educación
superior, Sena o entidades de educación no formal.
Es importante aceptar que con el pretexto de la
autonomía universitaria y de la no inclusión formal
del Sena en el sector educativo, lo que se hace
muchas veces es duplicar esfuerzos o atender, de
una manera bastante desigual, a las poblaciones
necesitadas de formación para el trabajo.
Esta coordinación se debe dar a dos niveles:
• A nivel nacional, en la elaboración de las políticas
de atención a la población y en la asignación de
responsabilidades en los diferentes énfasis de
cobertura, a fin de evitar duplicación de esfuerzos
y concentración de recursos, especialmente
de los oficiales, en unos pocos segmentos
poblacionales. Esta coordinación deberá estar
liderada por el Ministerio de Educación.
• A nivel regional o departamental, en el diseño
y ejecución de planes concretos de trabajo,
para coordinar los esfuerzos operativos de las
diversas entidades que tienen su asiento en cada
departamento, incluidas las de orden nacional.
Esta coordinación deberá estar liderada por
las secretarías de educación correspondientes,
especialmente la departamental y la de la capital
respectiva.
37 Véase, por ejemplo, el capítulo correspondiente en Müller/Shavit (1998).
38 Véase el documento Universidad Nacional de Colombia (2005).
![Page 74: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/74.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
75
IV. Instrumentos de política (resumen)
Los siguientes son los instrumentos más importantes
de política que facilitarían la implementación de las
políticas propuestas. No se trata, por tanto, de
compendiar todas las políticas posibles tocantes al
desarrollo, calidad y pertenencia de las instituciones
involucradas, sino de hacer una selección de
aquellas que facilitarían el acceso más equitativo de
la población más pobre a las diferentes alternativas
de formación para el trabajo.
• Congreso, MEN, Ministerio de la Protección
Social).
• MEN
• Secretarías departamentales y entidades de
formación para el trabajo de la región: Sena,
educación superior, educación no formal.
Dar mayor
prioridad a la
educación
• Asignación significativamente mayor
de recursos (porcentaje del Presupuesto
Nacional).
• Ministerio de Hacienda y Crédito
Público y Ministerio de Educación
Nacional (MEN).
Universalizar la
educación media
• Universalización del ingreso
• Universalización de la calidad
• MEN, secretarías de educación
• MEN, secretarías de educación, colegios.
Mejorar la coordinación
institucional
• Traslado del Sena a la órbita del MEN.
• Coordinación nacional de la atención
y cobertura de la formación para
el trabajo: planes, metas y políticas
básicas.
• Coordinación departamental de la
educación para el trabajo: planes
departamentales, población por
atender, distribución de la cobertura.
Políticas Instrumentos Responsables
A. Presupuestos básicos de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
74
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
75
B. Políticas tocantes al acceso a la formación para el trabajo
• Sena (contratante) y entidades de
educación formal (contratistas).
Políticas Instrumentos Responsables
Aumentar el crédito
estudiantil
• Se incrementará al menos a 40 mil el número
de créditos estudiantiles nuevos por año.
• Icetex (posible participación de la banca privada).
Mejorar la eficiencia
administrativa
• En el sector oficial se garantizará la
adjudicación de, al menos, 95% de los
cupos anuales disponibles.
• Instituciones oficiales de educación superior.
Dar mayor énfasis a la
formación titulada del
Sena
• Fortalecimiento en intensidad y calidad.
• Expansión y aplicación de acuerdo con
las necesidades del sistema (egresados
del grado 11 y/o desertores de grados
anteriores).
• Adaptación flexible de los programas a
esas necesidades.
• Sena
• Acuerdos anuales entre MEN y Sena.
• Sena
Tener claridad sobre
la formación no
formal
• Censo e información
ciudadana sobre entidades y
programas.
• Secretarías departamentales y MEN
Cambiar las políticas
de contratación
• Reemplazo paulatino de la contratación
individual por contratación institucional.
![Page 76: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/76.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
77
C. Políticas tocantes a la equidad en el acceso y la permanencia
• Entidades (oficiales) de educación superior.
• Entidades (oficiales) de educación superior.
• Entidades (oficiales) de educación superior.
Políticas Instrumentos Responsables
Crear becas y
subsidios
• Acuerdos tripartitos de becas de estudios
para los más pobres.
• Icetex, alcaldías y entidades locales de educación
superior.
Garantizar el acceso de
los más pobres
• Mecanismos de acceso prioritario de los
más pobres.
• Incrementar significativamente el costo
de la matrícula a los estratos más altos.
• Sena, entidades oficiales de educación superior.
• Entidades oficiales de educación superior.
Apoyar la permanencia
de los más pobres en la
educación superior
• Apoyo académico: cursos de
nivelación.
• Apoyo económico: subsidios y
empleos en el campus.
• Acceso a bienes culturales: dotación
y horarios extendidos de bibliotecas,
aulas de estudio y aulas de cómputo.
D. Políticas más globales
Políticas Instrumentos Responsables
Transparencia • Se publica periódicamente (Web) la lista de
las entidades y programas acreditados, y de
las entidades y programas que solicitaron y no
obtuvieron la acreditación.
• Se publica periódicamente (Web) la lista de los
programas evaluados en el ECAES y los puntajes
promedio obtenidos por cada una de las
instituciones en estos.
• Se publica periódicamente (Web) los
mecanismos de postulación, selección y
vinculación de alumnos.
• Consejo Nacional de Acreditación
• Icfes
• Sena, entidades (oficiales) de educación superior,
educación no formal.
Consecuencia• Los créditos y becas estudiantiles serán
adjudicados exclusivamente para programas
que obtengan un promedio mínimo en los
ECAES.
• Se castigarán presupuestalmente los
programas que estén por debajo de ese
mínimo.
• Icetex
• MEN, Minhacienda, entidades oficiales de
educación. superior
![Page 77: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/77.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
77Anexo 1
Educación básica y media, tasas de eficiencia del sistema: dos escenarios posibles
![Page 78: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/78.jpg)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
79
Año Grado 1 Grado 2 Grado 3 Grado 4 Grado 5 Grado 6 Grado 7 Grado 8 Grado 9 Grado 10 Grado 11
2003 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2004 TA 77,28 86,12 87,74 89,26 91,18 81,75 85,92 86,18 85,68 87,23 93,92 TR 11,27 6,31 5,43 4,57 3,35 9,84 7,69 7,64 8,02 7,36 3,59 TD 9,22 6,60 6,05 5,57 5,05 6,83 5,38 5,20 5,26 4,55 2,31
2005 TA 78,51 86,86 88,39 89,82 91,62 82,75 86,67 86,93 86,45 87,91 94,18 TR 9,59 5,58 4,85 4,13 3,09 8,45 6,71 6,67 6,98 6,45 3,29 TD 7,95 5,82 5,37 4,96 4,53 6,01 4,81 4,66 4,71 4,11 2,19
2006 TA 79,77 87,61 89,05 90,38 92,06 83,75 87,44 87,67 87,23 88,59 94,45 TR 8,16 4,94 4,33 3,73 2,85 7,26 5,86 5,82 6,08 5,64 3,02 TD 6,86 5,13 4,76 4,43 4,07 5,29 4,30 4,18 4,21 3,72 2,07
2007 TA 81,04 88,37 89,70 90,94 92,50 84,77 88,21 88,43 88,01 89,28 94,72 TR 6,94 4,37 3,87 3,37 2,63 6,23 5,12 5,08 5,29 4,94 2,78 TD 5,91 4,53 4,22 3,95 3,65 4,65 3,84 3,74 3,77 3,36 1,95
2008 TA 82,33 89,14 90,37 91,51 92,95 85,80 88,98 89,19 88,80 89,98 94,99 TR 5,91 3,86 3,46 3,05 2,43 5,35 4,46 4,44 4,60 4,32 2,55 TD 5,10 3,99 3,74 3,52 3,28 4,09 3,44 3,35 3,38 3,04 1,85
2009 TA 83,65 89,91 91,04 92,08 93,40 86,84 89,77 89,96 89,60 90,68 95,26 TR 5,03 3,42 3,09 2,75 2,24 4,59 3,90 3,88 4,01 3,79 2,34 TD 4,40 3,52 3,32 3,14 2,94 3,60 3,07 3,00 3,02 2,75 1,75
2010 TA 84,98 90,69 91,71 92,66 93,85 87,90 90,56 90,73 90,41 91,39 95,53 TR 4,28 3,02 2,76 2,49 2,07 3,94 3,40 3,39 3,49 3,31 2,15 TD 3,79 3,10 2,95 2,80 2,64 3,17 2,75 2,69 2,71 2,48 1,65
2011 TA 86,34 91,47 92,39 93,24 94,30 88,97 91,36 91,51 91,22 92,10 95,80 TR 3,64 2,67 2,47 2,25 1,91 3,39 2,97 2,96 3,04 2,90 1,98 TD 3,27 2,74 2,61 2,50 2,37 2,79 2,45 2,41 2,42 2,24 1,56
2012 TA 87,72 92,26 93,07 93,82 94,76 90,05 92,16 92,30 92,04 92,82 96,07 TR 3,10 2,36 2,20 2,03 1,76 2,91 2,59 2,58 2,64 2,54 1,81 TD 2,82 2,41 2,32 2,23 2,13 2,45 2,19 2,16 2,17 2,03 1,48
2013 TA 89,12 93,06 93,76 94,41 95,21 91,15 92,97 93,09 92,87 93,54 96,35 TR 2,63 2,09 1,97 1,84 1,62 2,50 2,26 2,25 2,30 2,22 1,67 TD 2,43 2,13 2,05 1,99 1,91 2,16 1,96 1,93 1,94 1,83 1,40
2014 TA 90,54 93,87 94,45 95,00 95,67 92,25 93,79 93,89 93,71 94,27 96,62 TR 2,24 1,85 1,76 1,66 1,50 2,14 1,97 1,97 2,00 1,95 1,53 TD 2,10 1,88 1,82 1,77 1,72 1,90 1,75 1,73 1,74 1,66 1,32
2015 TA 91,98 94,68 95,15 95,59 96,13 93,38 94,62 94,70 94,55 95,00 96,89 TR 1,91 1,63 1,57 1,50 1,38 1,84 1,72 1,72 1,74 1,70 1,41 TD 1,81 1,65 1,62 1,58 1,54 1,67 1,57 1,55 1,56 1,50 1,25
2016 TA 93,45 95,50 95,86 96,19 96,60 94,51 95,45 95,51 95,40 95,74 97,17 TR 1,62 1,45 1,40 1,35 1,27 1,58 1,50 1,50 1,52 1,49 1,29 TD 1,56 1,46 1,43 1,41 1,38 1,47 1,40 1,39 1,39 1,35 1,18
2017 TA 94,94 96,33 96,57 96,79 97,06 95,66 96,30 96,34 96,26 96,49 97,45 TR 1,38 1,28 1,25 1,22 1,17 1,36 1,31 1,31 1,32 1,31 1,19 TD 1,34 1,29 1,27 1,26 1,24 1,29 1,25 1,25 1,25 1,22 1,12
2018 TA 96,46 97,16 97,28 97,39 97,53 96,82 97,14 97,16 97,13 97,24 97,72 TR 1,18 1,13 1,12 1,11 1,08 1,16 1,15 1,15 1,15 1,14 1,09 TD 1,16 1,13 1,13 1,12 1,11 1,14 1,12 1,12 1,12 1,11 1,06
2019 TA 98,00 98,00 98,00 98,00 98,00 98,00 98,00 98,00 98,00 98,00 98,00 TR 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 TD 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00
TA = tasas de aprobación TR = tasas de repitencia TD = tasas de deserción
Anexo 1Educación básica y media, tasas de eficiencia del sistema: escenario optimista (Porcentajes)
![Page 79: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/79.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
79
Año Grado 1 Grado 2 Grado 3 Grado 4 Grado 5 Grado 6 Grado 7 Grado 8 Grado 9 Grado 10 Grado 11
2003 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2004 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2005 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2006 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2007 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2008 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2009 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2010 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2011 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2012 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2013 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2014 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2015 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2016 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2017 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2018 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
2019 TA 76,07 85,38 87,10 88,71 90,74 80,77 85,17 85,45 84,91 86,55 93,65 TR 13,24 7,14 6,08 5,05 3,63 11,46 8,81 8,74 9,22 8,41 3,91 TD 10,70 7,48 6,83 6,24 5,63 7,77 6,02 5,81 5,87 5,03 2,44
TA = tasas de aprobación TR = tasas de repitencia TD = tasas de deserción
Anexo 1Educación básica y media, tasas de eficiencia del sistema: escenario inercial (Porcentajes)
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Anexo 2
Proyección de las cohortes para estimar los egresados del grado 11: dos escenarios posibles
![Page 82: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/82.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
83
Grado 1 Grado 2 Grado 3 Grado 4 Grado 5 Grado 6 Grado 7 Grado 8 Grado 9 Grado 10 Grado 11 Egresados
1999 N 440.126 409.551 R T 2000 N 434.421 403.440 R T 2001 N 393.788 365.306 R T 2002 N 397.444 381.215 R T 2003 N 1.326.340 1.087.730 1.006.485 924.337 862.880 820.211 731.801 621.505 539.623 478.531 397.444 372.212 R T 2004 N 1.399.025 1.008.882 928.695 876.633 819.950 782.980 662.482 623.239 531.076 458.206 414.188 403.571 R 77.619 61.159 46.706 31.338 94.010 64.495 54.343 49.731 40.259 15.521 T 1.086.501 989.854 923.339 851.287 876.990 726.977 677.582 580.807 498.465 429.708 2005 N 1.475.693 1.081.156 927.645 862.147 819.064 772.460 708.342 619.131 578.994 493.176 431.442 406.350 R 63.672 56.432 44.295 29.779 89.743 58.386 54.495 48.944 38.549 16.174 T 1.144.828 984.078 906.443 848.842 862.203 766.728 673.626 627.938 531.726 447.616 2006 N 1.556.562 1.158.608 977.444 857.116 804.076 770.242 696.399 652.985 575.613 533.196 460.230 449.323 R 60.347 52.342 40.872 28.242 85.278 55.736 49.333 49.080 37.939 15.487 T 1.218.955 1.029.786 897.988 832.318 855.520 752.135 702.318 624.694 571.135 475.717 2007 N 1.641.864 1.241.608 1.049.740 903.563 801.552 758.889 699.403 646.202 605.293 535.215 498.192 471.888 R 57.196 50.543 37.167 25.784 73.494 48.578 46.468 42.803 36.533 15.428 T 1.298.804 1.100.282 940.730 827.336 832.384 747.980 692.670 648.095 571.748 513.620 2008 N 1.731.840 1.330.555 1.128.183 972.560 844.949 757.984 688.762 648.295 602.113 560.262 502.613 492.093 R 54.209 48.806 35.653 23.796 62.247 42.792 40.246 39.630 32.079 15.438 T 1.384.764 1.176.989 1.008.214 868.745 820.232 731.554 688.542 641.743 592.341 518.051 2009 N 1.826.746 1.425.873 1.213.260 1.048.059 911.218 799.760 686.959 639.645 603.672 559.763 524.774 499.895 R 51.378 47.128 34.860 23.287 53.535 37.247 35.608 34.429 29.794 14.343 T 1.477.251 1.260.388 1.082.919 934.506 853.296 724.206 675.254 638.101 589.557 539.117 2010 N 1.528.020 1.305.493 1.130.625 984.850 864.447 723.340 638.800 597.114 561.596 526.378 516.122 R 48.695 45.509 34.107 23.269 48.688 32.867 30.892 30.323 26.177 13.896 T 1.576.715 1.351.002 1.164.733 1.008.119 913.136 756.207 669.693 627.437 587.773 540.274 2011 N 1.405.451 1.220.875 1.065.871 937.038 783.478 672.905 597.291 557.180 528.875 506.667 R 43.945 33.393 23.278 45.300 30.636 27.143 26.265 23.181 12.850 T 1.449.395 1.254.268 1.089.149 982.339 814.114 700.048 623.555 580.361 541.725 2012 N 1.319.481 1.154.977 1.017.237 853.103 730.817 629.735 558.716 526.274 517.072 R 32.712 23.312 42.241 29.254 25.178 23.027 20.252 11.932 T 1.352.193 1.178.288 1.059.478 882.357 755.995 652.762 578.968 538.206 2013 N 1.252.927 1.105.797 931.281 799.058 685.912 590.149 529.103 509.770 R 23.368 39.442 28.015 24.025 21.294 17.893 10.957 T 1.276.295 1.145.239 959.296 823.083 707.206 608.042 540.059 2014 N 1.203.550 1.018.904 876.388 753.204 645.126 560.003 550.898 R 36.873 26.868 23.046 20.302 16.662 10.169 T 1.240.423 1.045.772 899.434 773.506 661.788 570.171 2015 N 1.117.007 963.810 830.153 711.956 614.252 595.175 R 25.802 22.163 19.487 16.030 9.941 T 1.142.809 985.973 849.640 727.985 624.193 2016 N 1.062.523 917.853 789.069 680.960 671.459 R 21.362 18.763 15.547 10.058 T 1.083.884 936.616 804.616 691.018 2017 N 1.017.679 877.673 758.506 739.131 R 18.115 15.135 10.273 T 1.035.794 892.808 768.779 2018 N 979.345 848.202 839.182 R 14.780 10.538 T 994.125 858.740 2019 N 951.817 932.780 R 10.849 T 962.665
N = alumnos nuevos R = alumnos repitentes T = alumnos totales
Fuente: Registro C-600, cálculos del autor
Anexo 2Proyección de las cohortes para estimar los egresados del grado 11: escenario optimista
![Page 83: Formación](https://reader033.fdocuments.ec/reader033/viewer/2022052914/568c4dcb1a28ab4916a55ac5/html5/thumbnails/83.jpg)
La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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La formación para el trabajo en Colombia: Situación y perspectivas de política
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Grado 1 Grado 2 Grado 3 Grado 4 Grado 5 Grado 6 Grado 7 Grado 8 Grado 9 Grado 10 Grado 11 Egresados
1999 N 440.126 409.551 R T 2000 N 434.421 403.440 R T 2001 N 393.788 365.306 R T 2002 N 397.444 381.215 R T 2003 N 1.326.340 1.087.730 1.006.485 924.337 862.880 820.211 731.801 621.505 539.623 478.531 397.444 372.212 R T 2004 N 1.385.003 1.008.882 928.695 876.633 819.950 782.980 662.482 623.239 531.076 458.206 414.188 402.428 R 77.619 61.159 46.706 31.338 94.010 64.495 54.343 49.731 40.259 15.521 T 1.086.501 989.854 923.339 851.287 876.990 726.977 677.582 580.807 498.465 429.708 2005 N 1.383.581 1.053.504 927.645 862.147 819.064 772.460 708.342 619.131 578.994 493.176 431.442 404.051 R 71.993 56.432 44.295 29.779 89.743 58.386 54.495 48.944 38.549 16.174 T 1.125.497 984.078 906.443 848.842 862.203 766.728 673.626 627.938 531.726 447.616 2006 N 1.383.725 1.052.422 960.940 857.116 804.076 770.242 696.399 652.985 575.613 533.196 460.230 445.516 R 75.177 52.342 40.872 28.242 85.278 55.736 49.333 49.080 37.939 15.487 T 1.127.599 1.013.281 897.988 832.318 855.520 752.135 702.318 624.694 571.135 475.717 2007 N 1.385.823 1.052.532 962.735 882.552 796.576 755.247 691.001 640.557 600.131 530.441 494.340 462.956 R 75.100 54.657 40.826 27.775 85.186 54.987 52.748 48.757 41.362 16.669 T 1.127.632 1.017.391 923.378 824.351 840.433 745.988 693.305 648.887 571.803 511.009 2008 N 1.386.602 1.054.127 962.762 886.132 819.099 748.019 678.815 635.322 592.429 550.985 494.918 480.376 R 75.107 54.600 42.291 27.613 83.627 54.829 51.858 51.423 41.120 18.022 T 1.129.235 1.017.363 928.423 846.712 831.646 733.645 687.180 643.852 592.105 512.941 2009 N 1.386.071 1.054.720 964.131 886.107 823.574 768.308 671.718 624.810 587.196 546.709 512.491 479.955 R 75.221 54.606 42.370 28.432 82.847 53.762 51.456 50.444 42.872 17.929 T 1.129.941 1.018.737 928.477 852.006 851.156 725.480 676.266 637.639 589.580 530.420 2010 N 1.054.316 964.734 887.304 823.622 773.113 687.476 617.856 577.869 541.434 510.305 495.349 R 75.264 54.689 42.371 28.548 85.190 53.247 50.549 50.032 42.322 18.623 T 1.129.580 1.019.423 929.675 852.170 858.302 740.723 668.405 627.901 583.755 528.929 2011 N 964.426 887.902 824.685 773.261 693.248 630.838 571.152 533.165 505.264 473.186 R 54.720 42.431 28.547 85.655 54.691 50.020 49.204 41.948 18.479 T 1.019.145 930.333 853.232 858.916 747.940 680.858 620.356 575.112 523.743 2012 N 887.660 825.269 774.225 693.744 636.984 581.793 526.758 497.783 483.319 R 42.458 28.586 85.660 55.033 51.194 48.656 41.281 18.301 T 930.118 853.854 859.885 748.777 688.178 630.450 568.039 516.083 2013 N 825.077 774.790 694.527 637.698 588.048 535.329 491.661 460.447 R 28.605 85.771 55.044 51.624 49.679 40.802 18.021 T 853.682 860.560 749.571 689.321 637.727 576.130 509.682 2014 N 774.633 695.072 638.373 589.025 541.508 498.664 483.680 R 85.831 55.113 51.661 50.163 41.562 17.805 T 860.465 750.184 690.034 639.188 583.070 516.468 2015 N 694.995 638.896 589.634 542.748 504.670 472.631 R 55.153 51.719 50.219 42.009 18.094 T 750.148 690.615 639.853 584.757 522.764 2016 N 638.864 590.130 543.313 506.131 491.139 R 51.760 50.272 42.078 18.303 T 690.624 640.402 585.391 524.434 2017 N 590.138 543.780 506.680 474.513 R 50.313 42.122 18.345 T 640.451 585.902 525.025 2018 N 543.821 507.121 492.124 R 42.157 18.364 T 585.979 525.485 2019 N 507.188 474.989 R 18.380 T 525.568
N = alumnos nuevos R = alumnos repitentes T = alumnos totales
Fuente: Registro C-600, cálculos del autor
Anexo 2Proyección de las cohortes para estimar los egresados del grado 11: escenario inercial
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