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FUCSO - Bibtiutm ¡f'it> 1 00 ÍCONOS! Revista de FLACSO-Ecuádor ·No 17, septiembre, 2003 ISSN 13901249 Los artículos qu'e se publican . en la revista son de exclusiva responsabilidad de sus autores, no reflejan necesariamente el pensamiento de ÍCONOS Director de Flacso-Ecuador Fernando Carrión Consejo editorial Felipe Burbano de Lara (Editor) Edison Hurtado (<:::o-editor) Franklin Ramírez Alicia Torres Mauro Cerbino Eduardo Kingman Producción FLACSO-Ecuador Diseño Antonio Mena 11 ustraciones Gonzalo Vargas Ana Lucía Garcés Antonio Mena Impresión: Rispergraf FLACSO-Ecuador Ulpiano Páez N 19-26 y Av. Patria Teléfonos: 2232-029/ 030 /031 Fax: 2566-139 E-mail: [email protected] [email protected]

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ÍCONOS!

Revista de FLACSO-Ecuádor

·No 17, septiembre, 2003

ISSN 13901249

Los artículos qu'e se publican .

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responsabilidad de sus autores,

no reflejan necesariamente el

pensamiento de ÍCONOS

Director de Flacso-Ecuador Fernando Carrión

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Indice CovU!JtJ.I ra

6 Reflexiones sobre un ataque huao Miguel Angel Cabodevilla

15 EI asalto huao desde la prensa Milagros Aguirre

21 Sistema mundial y pueblos indigenas en laAmazonia. A prop6sito del ataque a los tagaeri. Alex Rivas Toledo ••,fo,'

31 Muerte en la zona Tagaeri.Taromenane: justicia occidental 0 tradicional Gina Chavez Vallejo

f)n<;c;ipr

38 Imperio, poder global y multitud Introduceion al dossier

40 Gobierno global, poder imperial. A prop6sito de Imperio Pablo Ospina Peralta

51 Imperio, guerra asirnetrlca y caos global. La guerra USA·lrak Entrevlsta a Alain foxe

58 lEmergencia de una multitud constituyente? Resonancias de las jornadas de diciembre de 200 I en Argentina Aida Quintary Perla Iusman

66 Imperio y subjetividad comunista Alejandro Moreano

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r

Debate

76 La mediatizaclcn de la politica. Comentarios al dossier de iconos 16. Carlos Tutlven Roman

82 Violencia, luto y politica Judith Butler

Dialogo

102 ~C.ru 'oS},Barroco y modernidad alternativa

Dialogo con Bolivar Echeverria Mauro Cerbino y Jose Antonio Figueroa

Temas

f-';~

representaclon de los sistemas globales Marcelo Bonilla UrvJna

162 Reserias

116 Etnicidad y exclusion en Ecuador: una mirada a partir del censo de poblacion de 200 I Mauricio Leon Guzman

133 lRetornara "10 social"? Eduardo Bustelo

Frontera

146 Argentina: de la crisis de 200 I a un nuevo presidente Orlando D'Adamo, Virginia Garcia Beaudoux y Gabriel Slavinsky

151 Hacia una antropologia de la

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ICONOS 66

Alejandro Moreano1

La polémica suscitada en torno a las diferenciasentre las categorías de imperio e imperialismo osobre la de multitud2 ha impedido explorar, dis-cutir y problematizar el sentido profundo de laindagación de Negri y Hardt: la formación de lasubjetividad revolucionaria en la época actualen la perspectiva de una guerra civil de clases aescala mundial3.

En Imperio se cruzan y yuxtaponen varias se-ries teóricas. En la más visible, la descripción dela soberanía imperial abre la problemática de lacrisis de la soberanía moderna y su soluciónprovisional, el pasaje al Imperio, en el análisis decuya estructura la inicial visión jurídico-políticadeja su lugar a la económica: la sociedad con-temporánea caracterizada por la universaliza-ción de la subsunción real del trabajo al capital.

En un nivel más profundo hay otra matrizteórica, cuyo eje es el análisis de la crisis de lamodernidad originada por la confiscación de lainmanencia social en trascendencia filosófica ypolítico-estatal, y cuyo desenlace transitorio ysiempre catastrófico es el Imperio en la que latrascendencia es imposible. Es esa secuencia

teórica y argumental la que postula la proble-mática central del texto de Hardt y Negri quehemos señalado: la generación espontánea de lasubjetividad comunista.

Imperio está construido bajo la guía teóricadel Marx de los Grundrisse4, bajo una particularlectura del texto marxiano. En Marx mas allá deMarx5, Negri discrepa de las interpretacionesclásicas que han estudiando los Grundrisse co-mo un esbozo, un texto preparatorio, de El Ca-pital6. Para el autor, entre los dos textos hay unadiferencia substancial que acusa relación con elsentido político-revolucionario que atraviesatodo el pensamiento marxista7:

y subjetividadcomunista

Imperio

1 Universidad Andina Simón Bolívar.

2 Responsabilidad de Hardt y Negri por el carácter pro-vocador de sus designaciones.

3 “De hecho, el tema central que aparece a través de to-dos estos análisis se reduce a una sola cuestión: ¿cómopuede estallar, en el Imperio, la guerra civil de las ma-sas contra el capital mundo? Negri, Toni, 2001, “El‘imperio’, supremo estadio del imperialismo”, en LeMonde diplomatique -enero-.

4 Marx, Kart, Elementos fundamentales para la crítica dela economía política (borrador) 1857-1858. En los cír-culos intelectuales y políticos, el texto es conocido porla primera palabra de su nombre original en alemán:Grundrisse der kritik der politischen economie.

5 Negri, Antonio, 2000, Marx más allá de Marx (NueveLecciones sobre los Grundrisse); traducción: EduardoSadier, Argentina, Mayo.

6 “El hecho es que los Grundrisse no son un texto quepueda ser usado solamente para estudiar filológica-mente la constitución de El Capital; son, también, untexto político que conjuga una apreciación de las posi-bilidades revolucionarias creadas por la ‘crisis inmi-nente’ junto con la voluntad teórica de sintetizar ade-cuadamente las acciones comunistas de la clase traba-jadora ante la crisis; los Grundrisse son la teoría de ladinámica de esta relación”, Ibíd., p.19.

7 “Primero y principal: Marx más allá de Marx de ToniNegri es un libro para militantes revolucionarios. For-malmente, el libro es una lectura de los Grundrisse deMarx, una amplia reinterpretación de los cometidoscentrales y desarrollos particulares de los manuscritosde 1857 de Marx. Pero es más que eso. Marx más alláde Marx es, por sobre todo, una apasionada obra polí-tica destinada a presentar una alternativa a las inter-

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“La objetivización de las categorías en El Ca-pital bloquea la acción de la subjetividad re-volucionaria. ¿No es el caso -y veremos estoen breve- que los Grundrisse son un texto de-dicado a la subjetividad revolucionaria?”8

En su estructura subyacente, Imperio decurrepor una secuencia teórica articulada en tres for-mas y fases: la génesis de la inmanencia, la con-fiscación de la misma en la modernidad y laemergencia actual del control biopolítico de lasociedad -en que la inmanencia humana y el ca-pital se enfrentan cuotidiana y globalmente-.

La primera figura, empero, no viene bajo laadvocación de Marx sino de Duns Scotus y deSpinoza. Según Negri y Hardt, entre 1200 y1600 se produjo una inmensa revolución, cuyaraíz fue la afirmación de los “poderes de estemundo, el descubrimiento del plano de la in-manencia”9. Ese sentirse, imaginarse y auto-constituirse en “dueños de sus propias vidas,productores de ciudades e inventores de paraí-sos”10 habría germinado el horizonte de posibi-lidad de una “apropiación-disolución del poderpor parte de la multitud”. Ante tan inmensaamenaza, señalan nuestros dos autores, se alzó,a partir del Renacimiento, una gran confabula-ción filosófica, social y política, con el objetivode confiscar la energía creativa de las nuevasfuerzas, y transponerla en “un poder trascen-dente constituido contra un poder constituyen-te inmanente, orden contra deseo”11.

El desarrollo de la filosofía de Descartes aKant y Hegel, el continuum multitud-pueblo-

nación y la organización del Estado, fueron losejes de esa expropiación de la inmanencia. Em-pero, la solución impuesta por la modernidaddejó abierta la herida: toda la historia contem-poránea no sería otra cosa que la crisis de eseproceso y, en su expresión más alta, las luchasproletarias y los movimientos de emancipacióncolonial del siglo XX.

La lógica de la exposición que se inicia en elámbito jurídico-político inscribe la categoríacentral del análisis -la confiscación de la inma-nencia- en el pensamiento humanista del Rena-cimiento. Tal visión restringe la importancia de

ICONOS 67

pretaciones ortodoxas de Marx, al demostrar como losGrundrisse contienen una visión científica marxista dela lucha de clases y la revolución en acción”, Cleaver.Harry, “Introducción”, Ibíd., p. 3.

8 Ibíd., p. 19...

9 Negri, Antonio y Michael Hardt, 2001, Imperio, ver-sión en Internet, 2001, p. 62.

10 “Todo comenzó con una revolución. En Europa, entre1200 y 1600, a través de distancias que sólo los mer-caderes y los ejércitos recorrían, ocurrió algo extraor-dinario. Los humanos se declararon a sí mismos due-ños de sus propias vidas, productores de ciudades e in-ventores de paraísos”, Negri, T. y M. Hardt, Ibíd., p.62.

11 Ibíd., p. 64.

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la tesis, consubstancial a los Grundrisse y a sulectura por Negri, del antagonismo cardinal delmundo moderno, y la confina a la fase de la so-beranía imperial. Hay una yuxtaposición deuna teoría política liberal-anarquista, a vecesentrampada en el constitucionalismo estadou-nidense, y de una teoría económica libertariafundada en Marx.

En El Apocalipsis Perpetuo, nos permitimosseñalar el problema:

“A nuestro juicio, la expropiación-metamor-fosis ocurrió en un plano mucho más pro-fundo: el de la gestación del valor como elsujeto automático de la vida social, el nuevoDios de la Modernidad (...) La inmanenciasocial se transfigura no en trascendencia reli-giosa o política sino en inmanencia del capi-tal”.12

Sólo en el análisis de la fase de realización delImperio, Hardt y Negri reasumen la concep-ción del Marx de los Grundrisse. Lo hacen entorno a la categoría de nueva composición in-material, comunicativa, cooperativa y afectivade la fuerza de trabajo, y a la lucha de las “con-traculturas” de los 60 y 70, las luchas simbóli-cas que emprendieron los trabajadores, desocu-pados, artistas y estudiantes, en especial nortea-mericanos, para desorganizar la trama opresivade la gobernabilidad disciplinaria.

El sistema logró digerir, según nuestros dosautores, la ruptura gracias a la revolución de lastecnologías de la comunicación. Germinó así eltrabajo inmaterial y afectivo, núcleo fundamen-tal de la inmanencia de la sociedad posmodernadonde la energía revolucionaria bulliría en to-dos los poros de la vida social, resistiendo elcontrol biopolítico del poder gracias a que “el

trabajo inmaterial parece poder proveer el po-tencial para algún tipo de comunismo elemen-tal y espontáneo”13.

En nuestros términos diríamos que en el in-telecto general y la cooperación abstracta, gene-rados por el trabajo inmaterial y afectivo, seconsumaría la transubstanciación de la inma-nencia del trabajo en inmanencia del capital,metamorfosis continuamente subvertida por lainacabable energía del trabajo viviente “que seexcede a sí misma”.

Quien dice potencia del trabajo dice ener-gía, eros14. A la inversa de Freud y Marcuse, pa-ra quienes las necesidades gestadas por el prin-cipio de realidad -escasez, supervivencia, traba-jo- imponen la represión de la satisfacción in-mediata, para Lacán es la imposible gratifica-ción del deseo –el objeto a, inconmensurable,imposible de abarcar- lo que hiende el cerrojoinapelable de la naturaleza y abre el “agujero”que suscita la génesis de la realidad específica-mente humana. El sustrato final de lo humanoes la potencia inagotable de la vida15.

Esa desmedida potencia vital, canalizadatambién por el lenguaje, se transfigura en traba-jo, ciencia, capital, poder... Es el paso de la sub-jetividad pura -la vida desnuda- a la objetividadpura16.

Imperio responde a esta problemática con lanoción de biopoder que atraviesa críticamente

ICONOS 68

dossier

La equívoca generalización de la subsunción real a todo el orbe brota del eurocen-trismo de Hardt y Negri que les impide ver el desarrollo desigual y la creciente

polarización entre el capital multinacional y financiero dominante y el conjunto dela humanidad, polarización social pero también regional y geográfica.

12 Moreano, Alejandro, 2003, El Apocalipsis Perpetuo,Ed. Planeta, Quito, p. 134.

13 Negri A. y M. Hardt, op. cit., p. 151.

14 “La expresión del trabajo como deseo y su capacidadpara constituir el tejido biopolítico del imperio desdeabajo”, op. cit., p. 273.

15 La esquizofrenia de la que hablan Deleuze y Guattari:“La esquizofrenia es el universo de las máquinas de-seantes productoras y reproductores, la universal pro-ducción primaria como realidad esencial del hombre yde la naturaleza”, Deleuze, Giles y Guattari, “El AntiEdipo, Capitalismo y esquizofrenia”; el excedente deenergía de Bataille en La Parte Maldita (1947).

16 Ver El Apocalipsis Perpetuo, p. 136..

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la discusión de Deleuze con Foucault y las pro-puestas de la escuela de marxistas italianos del“intelecto general” y del “trabajo inmaterial”17.

Particular importancia cobra aquí la teoríadel “valor-afecto” de Negri18 -heredera y relevo,en la sociedad posmoderna, de la teoría del va-lor-trabajo- según la cual el afecto es en primerlugar potencia de acción que se sitúa en el senode una comunidad que no define un espacio deidentidad sino el no-lugar del deseo19. El afectoes una potencia expansiva de transformación yapropiación que perturba toda medida de valorpero que, sobre todo, afirma la potencia del tra-bajo viviente como desmesurada, más allá detoda medida. La economía política de la pos-modernidad habría devenido, según Negri, enuna teoría deontológica del control de esa po-tencia expansiva, mediante el dominio de losflujos comunicativos y del conjunto de los mo-dos de vida productivos y de intercambio entorno a tres “medios globales y absolutos”, a lavez negativos y destructivos: la bomba nuclear,el dinero, el éter comunicativo20.

“El objeto de la explotación y la dominacióntiende a dejar de ser las actividades productivasespecíficas para pasar a ser la capacidad univer-sal de producir”21: he allí el no-lugar de la explo-tación. Y es en ese no-lugar donde deseo y tra-bajo como potencia hallan su inconciliable ar-monía. Esta dimensión de Imperio que, a nues-

tro juicio, organiza su sentido fundamental, esde una enorme riqueza y abre las condicionesde posibilidad para fundar un nuevo horizontede lucha por el comunismo a partir de la propiatextura dinámica del capitalismo tardío.

En términos de “estilo”, tal perspectiva es laque construye, por debajo del denso discurso fi-losófico-político que atesta la superficie del tex-to, ese aliento épico revolucionario que vaemergiendo a lo largo del libro y que hacia el fi-nal se toma la escena, en una suerte de appassio-nato con brío tocado por todos los instrumentosy que produce una intensa emoción y conmo-ción.

La visión de Negri y Hardt está confinada alas regiones del Norte22 y a las zonas del mayordesarrollo tecnológico. Sin embargo, en unaperspectiva distinta pero en el mismo terrenode la preocupación por las relaciones entre tra-bajo y deseo, la experiencia de los excluidos esmuy rica. Las rebeliones de los pueblos del ex-Tercer Mundo han estado siempre impregnadasde un fuerte hálito de fiesta y carnaval.

Lamentablemente el intrincado tono discur-sivo que cubre la faz del texto, parece sepultaren las profundidades su trama fundamental -lasubjetividad comunista inherente a la crisis dela Modernidad- y sobreexponer la categoría deImperio -su génesis y estructura- a una luz ex-cesiva que termina desvaneciendo sus trazos ysu perfil.

Imperio y multitud

Ha cobrado fuerza la idea de que una de las ba-jas de la invasión norteamericana a Irak ha sidoImperio. Sin que participe de esa tesis, creo quehay que examinar algunas de las nociones y va-rios equívocos de Negri y Hardt.La principal crítica, proveniente de la versiónsociológica del marxismo23, se concentra en tor-

ICONOS 69

17 Negri, A. y M. Hardt, op. cit., p. 25.

18 Negri, Antonio, 1999, “Valor y afecto”, en Guattari,Félix y Negri, Antonio, Las verdades nómadas & Gene-ral Intellect, poder constituyente, comunismo, Akal, Ma-drid, capítulo publicado aparte en Internet.

19 “En una primera hipótesis, podemos considerar que elafecto es en primer lugar potencia de acción, singular y-al mismo tiempo- universal. Singular porque planteala acción, más allá de toda medida, que la potenciacontenga por sí misma, en su propia estructura y en lasreestructuraciones continuas que construye. Univer-sal, porque los afectos construyen una comunidad en-tre los sujetos. El ‘no-lugar’ del afecto se sitúa en el se-no de esta comunidad porque esta comunidad no esun nombre sino una potencia, no es una comunidadde constricciones sino de deseo” Ibíd.

20 “El control imperial opera mediante tres medios glo-bales y absolutos: la bomba, el dinero y el éter”, NegriA. y M. Hardt, op. cit., p. 252.

21 Ibíd., p. 151.

22 Liberación del trabajo y del deseo son las dos caracte-rísticas fundamentales de las revoluciones del sigloXX: Octubre del 17 y Mayo del 68.

23 En particular Jaime Petras y Atilio Borón (Imperio Im-perialismo, CLACSO, Buenos Aires, 2002), dos exce

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no a la tesis del fin del imperialismo y del Esta-do-nación. Los cuestionamientos se fundan endos puntos: la filiación nacional de las grandescorporaciones multinacionales y la activa parti-cipación de sus Estados en la promoción de lasEMT a través de subsidios, créditos preferen-ciales, protección arancelaria. El problema se hatornado acuciante en tanto, a partir del presen-te siglo, los rasgos imperialistas de las empresasmultinacionales y de EE.UU. -recurso a su Es-tado para las batallas del mercado y expansiónmilitar norteamericana- han emergido con vio-lencia24.

Los argumentos de la crítica son ciertos pe-ro apuntan a la epidermis del problema: la pro-piedad jurídica. Desde los célebres juicios deCharles Bettelheim a los regímenes del llamado“socialismo real”, sabemos que la propiedadefectiva y la jurídica son distintas. Una primeraaproximación al problema en controversia seríaindagar, más allá de la propiedad jurídico-na-cional de las grandes corporaciones, sobre la ló-gica del capital multinacional.

En una entrevista realizada en Le MondeDiplomatique, Toni Negri respondió:

“Sobre esta cuestión, nuestra respuesta es cla-ra: contrariamente a lo que sostienen los úl-timos defensores del nacionalismo, el Impe-rio no es norteamericano; además, en eltranscurso de su historia, Estados Unidos hasido mucho menos imperialista que los britá-nicos, los franceses, los rusos o los holande-ses. No, el Imperio es simplemente capitalis-ta: es el orden del ‘capital colectivo’, esa fuer-za que ha ganado la guerra civil del sigloXX”25.

La tesis del final del párrafo citado es correcta yla mejor respuesta a las críticas provenientes dela “sociología marxista”. Es un retorno a la lógi-ca de los Grundrisse y de El Capital, de la cualel empirismo descriptivo de muchos de los aná-lisis del imperialismo nos alejó. Empero, la pri-mera parte -y todas sus referencias al imperialis-mo- se encuentra atiborrada de falencias. Dehecho, Negri y Hardt confunden imperialismocon colonialismo y expansión de un Estado so-bre otro

26. De allí las escasas menciones a los

flujos financieros y a las corporaciones multina-cionales en las reflexiones de nuestros dos auto-res. Y si la designación de “capital colectivo” co-mo el fundamento del Imperio es en parte acer-tada, la negativa a inscribirla en el desarrollo ymetamorfosis de la expansión financiera mun-dial impide la comprensión de la génesis delImperio.

La tesis del capital colectivo no haría sino ar-monizar la tesis de Imperio con la del superim-perialismo -o lo que ahora llamaríamos la uni-ficación imperial- creada por Hilferding -yaceptada y a la par cuestionada por Lenin-. Laguerra civil ganada por Occidente comprendióentre sus momentos esenciales, a partir del PlanMarshall y de las reformas impuestas por Ma-cArthur en Japón, la unión de EE.UU., la

ICONOS 70

dossier

lentes analistas y críticos del imperialismo y el podernorteamericano. Empero, en su crítica degradan eltexto de Negri y Hardt a extremos inauditos.

24 Durante la guerra en Afganistán, y con relación a Im-perio, Negri advirtió de que “el ‘libro es viejo’, porquefue escrito entre la guerra del Golfo y la Balcánica, yporque los atentados del 11 de septiembre han dadoun vuelco a la situación internacional”. A la preguntade la periodista: “Su libro no identifica, sin embargo,ese imperio que se está formando con Estados Unidos.Al menos no considera que sea Estados Unidos el úni-co que manda”, respondió: “No, pero le gustaría con-trolar todo el poder. Y está haciendo lo imposible porconseguirlo. Es la cuestión que se plantea ahora. Nues-tro libro, lo decimos en el prólogo, ha sido escrito en-tre la guerra del Golfo y la Balcánica. Por tanto, nosreferimos en él a lo que era una configuración inicial,institucional, pública, política, del desarrollo imperial.Es evidente que las contradicciones que existían entrelos grupos dirigentes se han ido desarrollando. Y unade las cosas más interesantes que hemos visto es que lasuperación de estas contradicciones tiende a excluir aEuropa del debate del dominio imperial”, en Galán,Lola, “Toni Negri: el 11 de septiembre, una parte delcapital mundial atacó a la otra parte”, en Babelia, su-plemento cultural de El País, Madrid.

25 Negri, Toni, op. cit., p. 2.

26 Expansión territorial además. Por eso pueden decir esabarbaridad de que “en el transcurso de su historia, Es-tados Unidos ha sido mucho menos imperialistas quelos británicos, los franceses, los rusos o los holande-ses”. Rusia fue expansionista no imperialista. Hardt yNegri desconocen de una sola plumada al neocolonia-lismo. Hacia los 70, EE.UU. era el mayor imperialis-mo de toda la historia moderna.

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Unión Europea y Japón bajo el comando de lascorporaciones multinacionales. En esa perspec-tiva, la constitución del Imperio no sería sino laconsumación del imperialismo27. Y es en estepunto que se evidencia la naturaleza problemá-tica de las tesis de Imperio.

Negri y Hardt sostienen el carácter universalque ha asumido la subsunción real28 sin que sehaya derrumbado según las previsiones catas-trofistas de la izquierda del siglo XX29. Tal tesis,más que el fin de los Estados-nación30 o el mer-cado global, legitima, en tanto se localiza en elnúcleo primordial del sistema, la provocadoraaseveración de la desaparición del imperialismo.Es en este sentido que no existiría un “afuera”del poder imperial.

El recurso a la categoría de “subsunción” -sea formal o real- completa ese retorno de Ne-gri y Hardt a Marx, mas allá del marxismo or-todoxo del Siglo XX. Como una de las pruebasinequívocas de la tesis, Imperio recurre a Frie-dric Jameson para sostener que la naturaleza yla cultura son ahora un producto industrial:“naturaleza y cultura hechas-a-máquina”31. Laafirmación es inobjetable siempre y cuando sela circunscriba a las regiones del Norte. En ElApocalipsis Perpetuo señalábamos:

“La innovación tecnológica a la que serefiere Jameson se ha desplegado solo enEE.UU., la Unión Europea y Japón, dondeel capital ha colonizado todo -naturaleza,cultura, cuerpo, inconsciente-, llegado a to-dos sus rincones y experimentado un creci-miento intensivo, fundado en la subsunciónreal. Tal la gigantesca cabeza del Catoblepas.Sin embargo, en el resto del mundo -más de5 mil millones de habitantes- no sólo quehan sobrevivido regiones y actividades nomodernas, sino que la llamada globalización,lejos de generalizarla, ha desmantelado partede la que se levantó en la fase de los proyec-tos nacionales y ha recreado las condicionesde una nueva acumulación originaria, unasuerte de re(neo)colonización. Tal el cuerpodel Catoblepas, ese híbrido esperpéntico,mezcla de imperio e imperialismo, cuya ca-beza gigantesca se derrumba sobre el barro,impidiéndole ver”.

ICONOS 71

27 “No cabe duda de que la tendencia del desarrollo eshacia un trust único mundial, que absorberá todas lasempresas sin excepción y todos los Estados sin excep-ción. Pero ese desarrollo se opera en tales circunstan-cias, con tal ritmo, en medio de tales contradicciones,conflictos y conmociones -no solo económicos, sinotambién políticos, nacionales, etc., etc.- que sin dudaalguna antes de que se llegue a un trust mundial úni-co, a una asociación mundial “ultraimperialista” de loscapitales financieros nacionales, el imperialismo debe-rá inevitablemente estallar y el capitalismo se transfor-mará en su contrario”. Vladimir Ilich Lenin, “Prefacioal folleto de Bujarin ‘La economía mundial y el impe-rialismo’”, Obras completas, tomo 27, p.103.

“Este contrario, por supuesto, es la revolución comu-nista que, en una determinada fase de su desarrollo,tendría a los ‘Estados Unidos del Mundo’ como ‘for-ma estatal de unificación y libertad de las naciones’,por oposición a la idea de un Estado Mundial impe-rialista destinado a garantizar las condiciones políticasnecesarias para asegurar el Imperio de un eventual mo-nopolio económico universal”. Vladimir Ilich Lenin,“La consigna de los Estados Unidos de Europa”, op-.cit., p. 377, énfasis agregado.

28 A partir de Rosa Luxemburgo, Negri y Hardt admitenque el viejo imperialismo requería ampliarse continua-mente hacia regiones no capitalistas (su exterior) pararesolver los problemas insolubles de su crisis estructu-ral. ¿Y qué pasará cuando se agote el exterior, es decir,cuando toda la tierra se halle sometida a la subsunciónreal?, fue la pregunta crucial de los teóricos marxistas.Tal situación ya habría llegado, según Imperio: “Mien-tras la acumulación moderna se basaba en la subsun-ción formal de los territorios no-capitalistas, la acu-mulación posmoderna descansa en la subsunción realdel propio terreno capitalista. Esta parece ser la verda-dera respuesta capitalista al desafío del “desastre ecoló-gico”, una respuesta mirando al futuro” Negri A. y M.Hardt, op. cit., p. 206.

29 Hubo quienes tuvieron una concepción distinta. Así,Etienne Balibar, a diferencia de Rosa Luxemburgo, de-mostró que los límites del capitalismo son internos: lascausas que conducen al incremento de la composiciónorgánica y al descenso de la tasa de ganancia contribu-yen a elevar el rendimiento del trabajo y a favorecer laplusvalía relativa. Ése era para Balibar el horizonte delibertad de las luchas proletarias puesto que el sistemano estaba condenado a desmoronarse per se sino poracción de la lucha política de los trabajadores.

30 La lógica de Hardt y Negri va a contramano. Legiti-man inicialmente la tesis del Imperio en el orden jurí-dico, luego en una relación entre mercado y orden ju-rídico, después en la desaparición del Estado-naciónpara arribar finalmente a la tesis de la subsunción realuniversal.

31 Sin duda, no sólo la naturaleza exterior sino la propianaturaleza humana, y los cuerpos útiles, e incluso elinconsciente han terminado por ser obras artificiales,productos biopolíticos.

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La subsunción real, extendida a los confinesdel territorio de la Tríada y a su entero tejido so-cial y, por arriba, -en las redes de la corporaciónmultinacional y el sistema financiero- al con-junto del planeta, ha generado la llamada “so-ciedad red”32, los flujos -financieros y electróni-cos- desterritorializados, las explotación orques-tada no sobre los procesos productivos sino so-bre la potencia del “intelecto general”, el poderimperial ejercido desde el Empíreo como activi-dad policial...: tal es el no-lugar de la domina-ción imperial, el fin del imperialismo. Empero,y en la terminología de Castells, la mayoría dela humanidad vive en el “espacio de los lugares”sometida a anacrónicas formas, fundadas en lasubsunción formal, de explotación y opresión.

Mas allá o más acá de Negri

La equívoca generalización de la categoría a to-do el orbe brota del eurocentrismo de Hardt yNegri que les impide ver la problemática del de-sarrollo desigual y la creciente polarización en-tre el capital multinacional y financiero domi-nante y el conjunto de la humanidad, polariza-ción social pero también regional y geográfica.

Fascinados por las contraculturas de los 60 y70 y el surgimiento de los modos inmateriales yafectivos del trabajo viviente, no prestaronatención a “la guerra civil del Siglo XX” que, se-gún sus propias expresiones, presidió el naci-miento del Imperio.

Si partimos de las cuatro contradicciones,señaladas por los teóricos comunistas en los 60,que dinamizaron esa guerra civil, Occidentevenció en todas: derrotó al nacionalismo tercer-mundista, unificó a la Tríada, derrumbó al lla-mado bloque socialista y abatió en toda la líneaal movimiento obrero europeo, norteamerica-no, japonés y mundial. El resultado, que singu-lariza la dinámica imperial, no es otro que unadescomunal centralización de capitales acom-pañada de una incalculable destrucción de fuer-zas productivas que arrasó empresas, ramas, re-giones y países enteros, en el marco de un estan-camiento prolongado de la producción y la pro-ductividad; desmantelamiento del estado debienestar -desempleo masivo, reducción de lossalarios y ampliación de las brechas de ingresos,disgregación de los sindicatos y floración del“trabajo basura”-; desplome de las economías delas regiones atrasadas, cuyo efecto más despia-dado y cruel ha sido la devastación del ÁfricaSubsahariana33. Tal es el resultado de una lógicaeconómica de creciente polarización económi-ca, cuya matriz es la ganancia extraordinariapermanente -renta de la tecnología- que trans-figura en capital multinacional toda la energíaviviente del mundo. Lejos de la universalizaciónde la subsunción real, la génesis del Imperio havenido acompañada de una dilatación de la for-mal, el incremento de la plusvalía absoluta y la

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32 El término es de Manuel Castells en La Sociedad Red.

33 El desplazamiento de la categoría de productividad porla de competitividad, es la expresión resumida de todoese proceso de degradación de la economía mundial

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supervivencia y aun resurrección de formas ser-viles y aun esclavistas de trabajo.

Por otra parte, el carácter restringido de lacategoría de capital colectivo -circunscrita a ladel conjunto de empresas privadas-, utilizadapor nuestros dos autores, obstruye la posibili-dad de comprender las contradicciones globalesdel origen y funcionamiento del orden imperialy sus tendencias predominantes.

La categoría marxista de “capital en gene-ral”34 -concebida a escala planetaria- propicia lasmejores condiciones para esa percepción. Bajosu punto de vista comprendemos que el Impe-rio está muy lejos de haber plasmado una socie-dad burguesa universal. Los obstáculos a las mi-graciones impiden la germinación, por abajo,de la humanidad y de tal sociedad: clases, ciu-dadanía y fuerzas políticas ecuménicas. Diver-sas fracciones de la burguesía, en especial sus es-tratos medios y pequeños, son nacionales. Elaparecimiento de corporaciones de estos secto-res abre nuevas tendencias pero aún son inci-pientes. La única fuerza efectivamente global esla gran burguesía.

Como lo dice Vergopoulos: “con todo, sibien es cierto existe una tendencia al desmante-lamiento de la coherencia de los sistemas pro-ductivos nacionales sobre cuya base se habíaconstruido el capitalismo histórico, se está lejosde haberlos sustituido por la coherencia de unsistema productivo mundializado”. Más aún, eldesarrollo desigual de la globalización producela hipertrofia de las regiones del Norte y la atro-fia de las regiones del Sur35. La imagen del Ca-toblepas es la metáfora de la polarización delplaneta36.

En El Apocalipsis perpetuo señalábamos:

“En lugar de la construcción de la humani-dad, la lógica internacional de la valorizaciónprovoca la exclusión de miles de millones dehombres, la sobreexplotación del trabajo, lafractura de identidades complejas, las guerrasfratricidas. Hoy vivimos la contradicción -sangrante, inhumana, cruel- entre el Cato-blepas y la humanidad, entre la globalizacióny una mundialización auténtica”.

En la invasión de EE.UU. a Irak se consumó elnuevo orden mundial, la figura política del Ca-toblepas, la expresión del desarrollo desigual. Elorden pos-Irak tiende a convertir a EE.UU. enestado universal37, a confinar a la Unión Euro-pea, Japón, Rusia y China a sus limites regiona-les, a establecer estructuras económicas -acuer-dos de libre comercio- y político-militares encada zona que, junto a los Estados fuertes, ase-guren la paz americana, a desarticular progresi-vamente a los débiles, sea fraguando gobiernossin autonomía y/o promoviendo su desintegra-ción en sus regiones y etnias, a demarcar “zo-nas” que se extienden por varios territorios yque excluyen la vigencia de la soberanía, a la de-claración de patrimonio de la humanidad sobrevarios ámbitos económicos -países enteros, la

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34 “Capital en general”, es una categoría que se encuen-tra in nuce en El Capital de Marx y que alude al juegode contradicciones en que se realiza el conjunto delsistema que comprende no sólo a sus distintas fraccio-nes y propietarios jurídicos sino a toda la sociedad, in-cluida la clase obrera como capital variable.

35 Hoy norte y sur son categorías sociales antes que geo-gráficas. En EE.UU. y Europa existen zonas y capas depobreza extrema.

36 “Zonas excluidas, superconcentración metropolitanade los upstream-procesos, desarrollo desigual, econo-mías demasiado abiertas, otras demasiado poderosaspara abrirse, crecientes brechas tecnológicas, extrema

diferenciación del ingreso, cuatro o cinco mil milloneshombres que se vuelven innecesarios, excedentes, ya-pa, jet set cosmopolita y repliegue étnico, génesis de unEstado planetario y disgregación política de la perife-ria, una fuerza centrípeta que amenaza abrir el aguje-ro negro y a la vez un continuo big bang que rompe to-da vínculo y disemina trozos y migas, apertura de unaconciencia ecuménica y un hombre escindido y roto,perdido en una suerte de movimiento browniano ysostenido apenas por múltiples voces otras que lo des-centran: el Catoblepas es verdaderamente un fenóme-no”, Moreano, Alejandro, op. cit. p. 426-427.

37 En nombre de la “cruzada perpetua”, Estados Unidosha consolidado su condición de ejército mundial im-plantado en todas las regiones cinco comandos regio-nales que cubren todos los rincones del mundo y ba-ses de operaciones en los nudos estratégicos. Tras laGuerra del Golfo de 1991 instaló nuevas bases en Ara-bia Saudita, Kuwait y Bahrein y transformó a Qatar encentro de comando. El conflicto en Afganistán, por suparte, le permitió emplazar bases en los países de po-blación musulmana de la antigua URSS, en tanto lospaíses de Europa Oriental son los puntales de su hege-monía en la OTAN

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Amazonia o las Islas Galápagos, y recursos na-turales como el petróleo, las fuentes de agua y labiodiversidad- y su transformación en entida-des administradas bajo la figura de fideicomisosinternacionales. La germinación de una sobera-nía mundial sería un excepcional proceso histó-rico salvo que, en las actuales condiciones, asu-me la condición de una irradiación universal dela soberanía norteamericana38.

La encarnación del poder imperial en el Es-tado norteamericano y su expansión militar te-rritorial, los intereses petroleros en juego y laspugnas de las corporaciones norteamericanas,francesas y alemanas, hicieron emerger la viejafigura del imperialismo yanqui. La conquista deIrak fue un “golpe de estado” a escala planeta-ria. Pero no se trata de la resurrección de TeddyRoosvelt y su política del big stick39. Es el Im-perio que asume el rostro y el discurso, a lo Mr.Chance40, de George W. Bush, y la soberaníaimperial deviene en soberanía estadounidense.

La invasión a Irak provocó otro proceso fun-damental. Las marchas del 15 de febrero quereunieron a millones de personas en Europa yen todo el mundo, fueron concertadas en el IIIForo de Porto Alegre. Es el acontecimiento his-tórico fundamental de la presente etapa y abreel horizonte de lo que Negri denomina “guerracivil de las masas contra el capital mundo”.Concentración espacial del poder imperial,

emergencia universal de la lucha social: tales lasparadojas del Imperio.

La rebelión de los excluidos es la expresiónsocial de las tendencias engendradas por la gé-nesis del “capital en general” -libre desplaza-miento de la fuerza de trabajo, superproletaria-do, clases y fuerzas políticas internacionales,formación de la humanidad como sujeto polí-tico, ciudadanía universal, relaciones socialesen redes...-. En tanto tal, no rebasan el marcodel sistema. Sin embargo, sobrepasan su capa-cidad real.

La resistencia de los excluidos se transformatendencialmente en sublevación de los explota-dos. En ese hiato y a la vez gozne, emerge, vio-lenta y relampagueante, la inmanencia de tra-bajo y deseo. La inmanencia de la vida desnu-da. Y es en este nivel que la lógica profundaque anima Imperio –la rebelión de la inmanen-cia del trabajo viviente y la germinación de lasubjetividad comunista41- en donde se revela suinconmensurable -más allá de toda medida-importancia.