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  • La revista deL PLan Fnix ao 4 nmero 24 maYo 2013

    El discurso dEl rEy

    La ciencia y eL poder estn estrechamente reLacionados. Las numerosas herramientas de presin expLican este fenmeno. aLcanzar una

    ciencia independiente es La nica manera de Lograr La soberana poLtica y econmica y un desarroLLo

    incLusivo y sustentabLe.

    ISSN 18

    53-8819

  • ciencia, poLtica y cientificismo. o. varsavsky 06 en torno a Las definiciones de ciencia y poder. b. capra 12 ciencia y poder. i. izaguirre 18 ciencia y poder: una reLacin compLeja. j. marticore-na 28 eL otro tringuLo deL conocimiento: ciencia, tecnoLoga y poder. g. barcel, m. pistorio 36 ciencia, poder y gLobaLizacin: Qu espacios, Qu ciencia, Qu poLiticas? r. Kozulj 46 un nuevo ethos para La ciencia y eL confLicto de inters financiero. a. m. vara 56 hacia una poLtica cientfica y tecnoLgica propia, para un modeLo aLternativo en eL marco de unasur. s. rietti 66 eL conocimiento como instrumento de soberana. m. izturiz 72 La ciencia, instrumento de poder. e. martnez 82 tecnoLoga y trabajo. t. buch 88 Las poLticas de cyt y eL estiLo de desa-rroLLo: un proyecto inconcLuso. . carrizo, v. alfonso 96 cien-cia, tecnoLoga y poLtica en La argentina. La persistencia de perspectivas divergentes. e. mallo 106 La construccin de La argentina como pas proLiferador. d. hurtado 116 investiga-cin pbLica orientada aL agro en La argentina: apropiacin, trayectorias y disputas. c. grgano, p. souza 126 industria y tec-noLoga. evoLucin deL perfiL deL intercambio comerciaL ma-nufacturero en La argentina reciente. m. schorr, a. Wainer 134

    sumarion24mayo2013

    editorialeL discurso deL reyabraham Leonardo gak

  • staffDIRECTORAbraham L. Gak

    COMITE EDITORIALEduardo BasualdoAldo FerrerOscar OszlakFernando Porta

    Alejandro RofmanFederico Schuster

    COORDINACIN TEMTICABruno Capra

    SECRETARIODE REDACCINMartn Fernndez Nandn

    PRODUCCINPaola SeverinoErica SermukslisToms Villar

    CORRECCINClaudio M. Daz

    FOTOGRAFASub [Cooperativade Fotgrafos]

    DISEO EDITORIALMariana Martnez

    DESARROLLO y DISEO DEL SITIOLeandro M. Rossotti Carlos Pissaco

    Crdoba 2122, Facultad de Ciencias econmicas, Universidad de Buenos aires. Ciudad autnoma de Buenos aires. telfono 4370-6135. www.vocesenelfenix.com / [email protected]

    La revista deL PLan Fnix ao 4 nmero 24 maYo 2013

    El discurso dEl rEy

    La ciencia y eL poder estn estrechamente reLacionados. Las numerosas herramientas de presin expLican este fenmeno. aLcanzar una

    ciencia independiente es La nica manera de Lograr La soberana poLtica y econmica y un desarroLLo

    incLusivo y sustentabLe.

    ISS

    N 18

    53

    -88

    19

    Voces en el Fnixes una publicacin del Plan Fnix

    ISSN 1853-8819Registro de la propiedad intelectual en trmite.

    Los artculos firmados expresan las opiniones de los autores y no reflejan necesariamente la opinin del Plan Fnix ni de la Universidad de Buenos Aires.

    Decanoalberto edgardo Barbieri

    VicedecanoHumberto Luis Prezvan morlegan

    Subsecretario GeneralWalter Berardo

    Secretario AcadmicoJos Luis Franza

    Secretario deInvestigacin y Doctoradoeduardo scarano

    Secretario de Hacienday AdministracinCsar Humberto albornoz

    Secretario de Extensin Universitariaemiliano Yacobitti

    Secretario deBienestar EstudiantilFederico saravia

    Secretario de Relaciones Acadmicas InternacionalesJuan Carlos v. Briano

    Secretario de Graduados y Relaciones InstitucionalesCatalino nez

    Director Gral. de la Escuela de Estudios de PosgradoCatalino nez

    AUTORIDADES DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ECONMICAS

    ConseJo direCtivo de La FaCULtadde CienCias eConmiCas

    Claustro de ProfesorestitULaresHumberto Luis Prezvan morleganmara teresa CasparriJos Luis Giustienrique Luis scalone Leopoldo Halperin WeisburdWalter Fabin CarnotaGerardo Fernando BeltramoPablo Cristobal rota

    sUPLentesHctor ChyrikinsHeriberto Horacio FernndezJuan Carlos aldo Propatto

    Claustro de GraduadostitULaresGabriela vernica russoLuis alberto Cowesroberto daro Ponsmayra daniela trujanovich

    sUPLentesrubn antonio arenalvaro Javier iriartedaniel GonzlezJaime Jos KorenblumJuan Carlos Jaite

    Claustro de EstudiantestitULaresJuan manuel oronatalia indelicatoailen Cristina rissoBruno razzari Brion

    sUPLentesJulin Gabriel LeoneCsar ageromara Laura Fernndez schwanekdiego alejandro Parras

  • www.vocesenelfenix.com

    gadores cientficos. Pero esto es as? Creemos que no, que cada investigador est expuesto a mltiples condicionamientos en su actividad.

    Esta afirmacin, que puede tildarse de exagerada, se eviden-cia en las distintas formas de direccionamiento que desarro-llan tanto los gobiernos como los sectores privados. Congresos, revistas con referato, becas, subsidios y pasantas conforman un mecanismo orientador que se encuentra naturalizado y es socialmente aceptado.

    Complementa este accionar la opinin pblica que jerarqui-za estas actividades y se deleita con su concepcin de que ellas dan prestigio y son sinnimo de modernizacin y progreso.

    No obstante esto, los institutos de investigacin cientfica continan generando conocimiento. Pero al estar insertos en la puja entre los Estados y los sectores privados por una parte, y entre los pases centrales y los perifricos por otra, es cada vez ms difcil sostener la afirmacin de que se puede alcanzar ple-

    Muchas son las facetas que presenta el controversial tema de la relacin del Poder con la Ciencia.Si hablamos con cientficos dedicados a la investigacin, tanto

    en las ciencias bsicas como en las aplicadas, prevalece el discur-so de que la investigacin cientfica es neutra con respecto a inte-reses polticos, sociales y econmicos en pugna.

    Ya hace algunos aos, el Dr. Csar Milstein, Premio Nobel en Medicina, en un artculo en la revista de la UBA, Encrucijadas, re-lataba la siguiente ancdota: En 1782, Benjamin Franklin estaba observando, con otros curiosos, las primeras ascensiones en globo. Uno de ellos le pregunt, con desdn: y eso para qu sirve? Y para qu sirve un recin nacido?, le replic Franklin.

    Esta respuesta podra repetirse hoy en muchos mbitos parece defender la opcin de la independencia en el trabajo de los investi-

    eL discurso deL rey

  • namente una ciencia independiente en los pases en desarrollo.Un ejemplo podra ser clarificador. La produccin agrcola

    en la Argentina ha recibido un empuje extraordinario con la in-corporacin de tecnologa proveniente de las grandes empresas multinacionales. La introduccin de la gentica, as como tam-bin de nuevas tcnicas para la fertilizacin, siembra y cosecha, junto con el desarrollo de maquinaria especfica, tuvieron un fuerte impacto en la produccin. Sin embargo, la utilizacin de distintos productos que forman parte de este paquete tecnol-gico amenaza la salud de las poblaciones y la conservacin del medio ambiente. No alcanza como justificacin sostener que se est utilizando conocimiento de punta. Es responsabilidad de los investigadores el desarrollo de productos sustitutivos que no sean nocivos para la vida en y del planeta.

    Este ejemplo, que no es el nico, alcanza para representar las limitaciones que el propio Estado acepta por la presin ex-terna e interna, y da cuenta de los condicionamientos para la

    concrecin de una verdadera independencia cientfica del pas. A nuestro entender, estos son los problemas que se derivan

    de la utilizacin de conocimiento elaborado en los grandes cen-tros cientficos e incorporado acrticamente. Es cada vez ms evidente, y los procesos histrico-polticos as lo demuestran, que para alcanzar un desarrollo y soberana en la toma de de-cisiones para un pas es necesario construir y sostener la inde-pendencia cientfica.

    Es bueno y necesario discutir esta problemtica, pero sa-biendo que para lograr el objetivo planteado el recorrido se ase-meja mucho al de una revolucin.

    De ah que este nmero est encabezado por un artculo de Oscar Varsavsky que justamente plantea el camino hacia la li-bertad, desechando en el transcurrir el discurso del rey.

    abraham Leonardo gaK(DIRECTOR)

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    Qu debe hacer un cientfico cuando LLega a La concLusin de Que esta sociedad necesita un cambio radicaL? a continuacin, una crtica de La ciencia actuaL y su graduaL conversin aL cientificismo o ciencia hecha con espritu empresariaL.

    ciencia, poLtica y cientificismo

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    por oscar varsavsKy (1920-1976)Doctor en Qumica por la UBA. Profesor en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y en las Universidades del Sur, de Cuyo y de Caracas. Miembro desde 1958 y hasta su muerte del CONICET

  • Ciencia politizadaHay cientficos cuya sensibilidad poltica los lleva a rechazar el sistema social reinante en nuestro pas y en toda Latinoamrica. Lo consideran irracional, suicida e injusto de forma y fondo; no creen que simples reformas o desarrollo puedan curar sus males, sino slo disimular sus sntomas ms visibles. No aceptan sus normas y valores copiados servilmente, para colmo, de modelos extranjeros; no aceptan el papel que el sistema les asigna, de ciegos proveedores de instrumentos para uso de cualquiera que pueda pagarlos, y hasta sospechan de la pureza y neutralidad y apoliticismo de las elites cientficas internacionales al imponer temas, mtodos y criterios de evaluacin.

    8 > por oscar varsavsKy

    el siguiente texto es el captulo ii del libro Ciencia, poltica y cientificismo, escrito por el autor en 1969. La actualidad y vigencia del mismo merece un lugar de privilegio en nuestra revista. al autor, todo nuestro reconocimiento por pensar los problemas de nuestra sociedad y proponer alternativas para su resolucin.

  • Con estas pginas quiero provocar una discusin ms a fondo de esta alternativa: sus dificultades, posibilidades e implementacin en el contexto argentino (aunque muchas de las conclusiones resulten igualmente vlidas para otros pases dependientes).

    Ntese que esta posicin est emparentada con el constante llamamiento a ocuparse de los problemas nacionales y a hacer ciencia aplicada o funcional, que muchos venamos haciendo y a veces practicando en la universidad. Esta prdica era insatisfactoria porque la tendencia natural era a interpretarla como reformismo o desarrollismo: bsqueda de soluciones dentro del sistema.

    As, cuando en innumerables reuniones de profesores en la Facultad de Ciencias Exactas plantebamos esta problemtica nacional, el resultado ms positivo era que los fsicos prometieran ocuparse un poco ms de semiconductores; los qumicos, de procesos industriales, y los bilogos de los problemas pesqueros, con variantes de igual trascendencia para el cambio. Indudablemente eso era preferible a dedicar todos los esfuerzos a estudiar partculas elementales, topologa algebraica o metabolismos de carbohidratos; pero cuando apoybamos al Departamento de Industrias, al Instituto de Clculo o al de Biologa Marina, nos quedaba la amarga y tcita

    ciencia, poLtica y cientificism0 > 9

    A estos cientficos rebeldes o revolucionarios se les presenta un dilema clsico: seguir funcionando como engranajes del sistema dando clases y haciendo investigacin ortodoxa o abandonar su oficio y dedicarse a preparar el cambio del sistema social como cualquier militante poltico. El compromiso usual ante esta alternativa extrema es dedicar parte de tiempo a cada actividad, con la consiguiente inoperancia en ambas.

    Este dilema tiene un cuarto cuerno, mencionado muchas veces pero a nivel de slogan: usar la ciencia para ayudar al cambio del sistema, tanto en la etapa de lucha por el poder como en la de implementacin y definicin concreta previa del que lo va a sustituir.

    Sostengo que esto es mucho ms que un slogan, o puede serlo, pero requiere un esfuerzo de adaptacin muy grande por parte de los cientficos; tal vez mayor que abandonar la ciencia por completo: es ms difcil soportar la etiqueta de pseudo cientfico que de ex cientfico.

    Pero creo que adems que la llamada ciencia universal de hoy est tan adaptada a este sistema social como cualquier otra de sus caractersticas culturales, y por tanto el esfuerzo por desarrollar la investigacin seria del cambio total puede producir, a plazo no muy largo, una ciencia no slo revolucionaria sino revolucionada.

    A estos cientficos rebeldes o revolucionarios se les presenta un dilema clsico: seguir funcionando como engranajes del sistema dando clases y haciendo investigacin ortodoxa o abandonar su oficio y dedicarse a preparar el cambio del sistema social como cualquier militante poltico.

  • sospecha de que tal vez a eso lo aprovechaba ms el sistema que el pas.

    Esa sospecha era correcta y hemos tardado demasiado tiempo en descubrirlo. Nos queda el consuelo de tontos de ver que las ideas al respecto tampoco estn muy claras entre los intelectuales del resto del mundo, de todas las tendencias. Por eso, muy lejos de m la intencin de pensar esto como autocrtica. La alternativa que estoy discutiendo es en la prctica muy diferente a esa problemtica nacional, pero cabe formalmente en la misma denominacin ya que supone reconocer que el problema nacional por excelencia es el cambio del sistema. No hay riesgo de confundir lo siguiente con desarrollismo: La misin del cientfico rebelde es estudiar con toda seriedad y usando todas las armas de la ciencia, los problemas del cambio de sistema social, en todas las etapas y en todos sus aspectos, tericos y prctico. Esto es hacer ciencia politizada.

    Por qu no se plante antes en serio esta misin en nuestro pas es difcil de comprender cuando se examinan las enormes dificultades que se presentaban:

    1 0 > por oscar varsavsKy

    La llamada ciencia universal de hoy est tan adaptada a este sistema social como cualquier otra de sus caractersticas culturales, y por tanto el esfuerzo por desarrollar la investigacin seria del cambio total puede producir, a plazo no muy largo, una ciencia no slo revolucionaria sino revolucionada.

  • ciencia, poLtica y cientificism0 > 1 1

    La misin del cientfico rebelde es estudiar con toda seriedad y usando todas las armas de la ciencia los problemas del cambio de sistema social, en todas las etapas y en todos sus aspectos, tericos y prctico. Esto es hacer ciencia politizada.

    1) La mayora de los cientficos argentinos an los que se decan de izquierda crean fervorosamente en una imagen de la ciencia, sus valores, su misin, que podemos llamar cientificismo (aunque este trmino fue usado de muy diversas maneras, no siempre claras).

    Un cientificista no puede aceptar ocuparse de problemas relacionados con la poltica porque esa no es una actividad cientfica legtima segn las normas de quienes desde el hemisferio Norte orientan las actitudes y opiniones de nuestros investigadores y sancionan virtudes y pecados. En todo caso ese campo corresponde reservarlo a la Ciencia Poltica, que es considerada una ciencia de segunda categora.

    2) Era un salto en el vaco que requera una gran autonoma de pensamiento y el rechazo de casi todos los esquemas tericos ortodoxos. No haba un concepto claro de su contenido. No existan recetas establecidas para superar la etapa declarativa y llevar una proposicin a la prctica: por dnde empezar, cules son los marcos de referencia, cmo se hace un plan de trabajo, qu papel tiene un fsico en ella, por ejemplo. No alcanza acaso con que se ocupen de eso los

    cientficos sociales? Aun para estos pareca un campo muy difuso y general: ms ideologa que ciencia concreta, muy difcilmente atacable con un bagaje terico del hemisferio Norte, el nico disponible. Como hemos dicho, no era otra cosa que un slogan.

    3) No haba fuerza poltica. Slo en broma poda pensarse que la Facultad propusiera semejante campo de investigacin a sus docentes sin ser intervenida a las 24 horas. Tampoco dentro de la Facultad era mayora ni mucho menos el grupo de quienes condenaban globalmente el sistema social actual. Por otra parte, proponer abiertamente que la investigacin se oriente por motivos ideolgicos huele peligrosamente a totalitarismo.

    4) No haba conviccin poltica: la posibilidad de que el simple desarrollo cientfico y tecnolgico a la manera del hemisferio Norte facilitara el cambio a la larga, era muy atractiva frente a las escasas perspectivas de una accin directa. Trataremos ahora de analizar estas dificultades de iniciar su anlisis, sera ms correcto decir y ver qu salidas han tenido o pueden tener.

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    a La siempre confLictiva reLacin entre La ciencia y eL poder debemos sumar La dificuLtad Que tenemos como sociedad para habLar justamente de este Ltimo. aLgunas definiciones Que dejan pLanteado eL probLema e indican caminos a seguir para profundizar La discusin.

    en torno a Las definiciones de ciencia y poder

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    por bruno capraIngeniero. Gerente General del Polo Tecnolgico Constituyentes S.A.

  • A lo largo del presente nmero de Voces en el Fnix hemos discutido e intentamos avanzar y profundizar en el anlisis de una cuestin por dems sensible, la relacin entre la Ciencia y el Poder. Tema de difcil abordaje en la Argentina por el limitado lenguaje con el que nos manejamos socialmente cuando nos referimos al segundo trmino de la misma: el Poder, palabra que nos fue ocultada durante todas las fases de nuestros estudios, desde el nivel inicial hasta los niveles terciarios y universitarios.

    Definimos Poder como el dominio, imperio, facultad y jurisdiccin que alguien (o grupo) tiene para mandar o ejecutar algo.

    Por aos hemos vivido en la Argentina bajo gobiernos dictatoriales que eran puestos en el lugar de mando por los que realmente podan hacerlo, o sea los que realmente tenan el Poder.

    Luego tuvimos aos de democracia, donde el gobierno elegido democrticamente fue, o aliado del Poder como el de Menem, o condicionado por l como el de Alfonsn.

    Hoy vivimos con mezclas varias de lenguajes en todos los mbitos en que nos desenvolvemos, donde podemos hablar de Poder, donde en muchos casos hay disputas por el Poder real, pero no hemos todava clarificado el asunto para movernos con claridad entre nosotros. Es imperioso profundizar e incorporar el concepto de Poder Real y construir un lenguaje que nos permita

    1 4 > por bruno capra

    razonar sobre nuestros intereses. Vivir con confusiones nos dificulta mucho el avanzar bien y en Ciencia y en Tecnologa esto es muy costoso, ms que nada en desaciertos y oportunidades perdidas.

    Pruebe el lector a preguntar en su familia o grupos de amigos qu entienden por Poder. Se encontrarn con una lista bastante completa de atributos del poder pero no en qu consiste el Poder en s. Muchos dirn que ser presidente es tener Poder, que ser ministro es tener Poder.

    Es as? Seguramente no. Voy a relatar un cuento que por aos he contado a extranjeros, por lo general italianos que por razones de trabajo reciba en Buenos Aires. La mayora de los que venan eran polticos o funcionarios estatales o empresarios italianos. Esto suceda porque presida yo el Comit de Relaciones con Italia de la Confederacin General de la Industria en el marco del tratado entre la Argentina e Italia que se firm en pocas del gobierno del Dr. Alfonsn. Fueron cientos de visitas y se desarrollaron a lo largo de una dcada. Los visitantes me preguntaban cmo era la Argentina. Luego de explicar eso en forma convencional, la pregunta que llegaba era: cmo funciona? Y all haba que hamacarse. Algunos relatos eran para explicar cosas que no se entendan. As fui armando un cuento que funcionaba bien, que entendan, que les permita moverse con soltura y agradecan que les hubiese explicado.

    El cuento era: saben ustedes cmo se eligen autoridades

    Es imperioso profundizar e incorporar el concepto de Poder Real y construir un lenguaje que nos permita razonar sobre nuestros intereses. Vivir con confusiones nos dificulta mucho el avanzar bien y en Ciencia y en Tecnologa esto es muy costoso, ms que nada en desaciertos y oportunidades perdidas.

  • Qu nos pasa a nosotros, los argentinos, que no podemos llegar a ver estas cosas y somos habitualmente vctimas de otros intereses que nos pueden manipular por esta laguna cultural que vivimos con una naturalidad digna de mejor causa?

    En este punto, comento a los lectores que es propsito de estos trabajos que estamos presentando en este nmero de la revista el hacer una aproximacin al buen empleo de nuestros recursos para nuestro propio desarrollo econmico y social que en los ltimos aos ha desarrollado un potencial de vuelo de mucho ms inters que en el pasado. Como el tema cultural que se manifiesta en el cuento relatado, sin duda nuestra concepcin discapacitada termina trabajando en contra del xito posible, ya que estoy seguro que hay muchos argentinos que sumergidos en las mejores intenciones pregonan intereses contrarios al objetivo con una vehemencia convincente que nos atrasa permanentemente en el logro, que con otras concepciones, ms ligadas a un realismo posible, podramos obtener. O lo que es lo mismo, podramos avanzar mucho ms rpido.

    Es mi pensamiento que dar un paso en este sentido, generar debates orientadores, planificacin que nos permita avanzar en los temas que nos interesan vinculados a la Ciencia por un lado y a la Tecnologa por otro, si consiguisemos entre todos esta mejora, nuestras cosas andaran cada vez ms rpido y, por lo tanto, mejor.

    Un punto de gran inters es el de la Tecnologa.

    en torno a Las definiciones de ciencia y poder > 1 5

    en la Argentina? Cada cuatro aos se hacen concursos de popularidad en los que participan todos los habitantes habilitados a votar. En ese concurso se elige al candidato que resulta ms popular. Por ganar el concurso de popularidad que ac se llama Elecciones, se le da un nmero de atributos y oropeles entre los cuales estn: el cargo honorfico de Presidente de la Repblica, un bastn de mando, muy lindo, con tallados, una ceremonia importante como ganador del concurso, una residencia en Olivos y muchas otras cosas de las que podr usufructuar dentro del perodo que dura el mandato emergente del concurso de popularidad. Entre todos los atributos hay uno simblicamente muy importante que se llama Silln de Rivadavia.

    Todos estos beneficios los podr tener el ganador a su disposicin durante los cuatro aos de su mandato, siempre y cuando no realice actos contrarios a los intereses y deseos de los concursantes, que es bien sabido que son los que arman el concurso de popularidad que hizo que se sentase all.

    Llegados a este punto, siempre preguntaban quines eran esos que armaban el concurso de popularidad. Entonces les explicaba el funcionamiento del establishment y, en particular, en relacin a los temas de inters que a cada uno de ellos tena. Este cuentito les resultaba de particular inters.

    Ellos entendan bien esta explicacin y les ahorraba mucho tiempo en sus movimientos locales.

  • Siguiendo a Jorge Sabato, defino a la Tecnologa como el conjunto ordenado de conocimientos empleados en la produccin y comercializacin de bienes y servicios. Notar que la definicin incluye la comercializacin. Esto es algo fundamental. O sea, la Tecnologa se hace para ganar dinero, para dar utilidades a las empresas. Para eso se emplean todos los mtodos imaginables, se desarrolla, que es la versin pura del anlisis, pero adems: se copia, se roba, se esconde, se descubre, se hace todo lo que la gente hace para ganar dinero.

    Hablando claro, la Ciencia es una cosa y suele ocupar gente que gusta hablar de principios, de tica, de honestidad, y para el hecho tecnolgico suelen ser personas del mismo tipo que se encuentran en los bancos, en los mentideros fabriles, algunos personajes dudosos, pero todos eficaces para hacer negocios.

    Se suelen utilizar los trminos de Ciencia y Tecnologa como si fuesen de la misma familia, como si fuesen ms o menos la misma cosa pero con matices. Esta yuxtaposicin poco feliz es parte de nuestra dependencia cultural, de este tributo cultural

    1 6 > por bruno capra

    La Ciencia es una cosa y suele ocupar gente que gusta hablar de principios, de tica, de honestidad, y para el hecho tecnolgico suelen ser personas del mismo tipo que se encuentran en los bancos, en los mentideros fabriles, algunos personajes dudosos, pero todos eficaces para hacer negocios.

  • en el que estamos metidos, sin siquiera protestar entre nosotros por esta dependencia que ni siquiera nos piden, pero que nosotros ofrecemos como prenda de amistad a quienes sacan provecho de esta mistificacin que nosotros hacemos y por las mismas razones tampoco nos agradecen que les facilitemos a ellos los negocios, que en general son buenos para ellos y ruinosos para nosotros.

    La Tecnologa es un arte que combina saberes, inteligencia, habilidades, trabajo y obtiene con novedosas combinaciones dinero a cambio de esas habilidades implementadas. Poco que ver con la Ciencia, a la Tecnologa la definicin que mejor la describe es una sola palabra: Negocio. Por hacer algo de forma distinta, se puede ganar dinero. El gobierno puede hacer ganar dinero a argentinos si dirige su poder de compra para que argentinos ganen ese dinero. Casi nunca en las licitaciones se compra tecnologa. Lo que se compra son equipos, aparatos, cosas que usan de tecnologas alojadas en los pases de origen y que nunca o casi nunca acompaan a los equipos comprados. Es claro que la publicidad dice otra cosa, pero la verdad es la nica realidad y esa combinacin de conceptos slo sirve para que los vendedores hagan mejores negocios de la mano de cndidos compradores oficiales o privados que de buena fe, o no, compran cuentas de colores.

    La persistencia de este estado de cosas es una calamidad para los argentinos comunes que confan en sus dirigentes para vivir mejor.

    La existencia de este nmero de Voces en el Fnix pretende mejorar este estado de cosas para el futuro y al mismo tiempo contribuir al esfuerzo que se est haciendo desde el gobierno para poner en pie un sistema de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva en el que invierte/invertimos mucho dinero. Es nuestra intencin contribuir con el aporte que nuestros convocados hacen para que se aproveche esa inversin lo ms posible para el bienestar de todos los argentinos.

    Ponemos en vuestras manos este nmero de Voces en el Fnix con el deseo de hacer una contribucin a nuestro bienestar futuro.

    en torno a Las definiciones de ciencia y poder > 1 7

  • 1 8 > www.vocesenelfenix.com

    ciencia y podera Lo Largo de La historia, La cuLtura occidentaL y cristiana persigui a todo aQueL Que pensara diferente. esta Lgica LLev a Que hoy en da Los cientficos y su actividad sean cada vez ms dependientes de Los poderes dominantes. en Las pginas Que siguen, aLgunos ejempLos histricos de esta reLacin entre ciencia y poder.

    por ins izaguirreSociloga. Profesora Consulta UBA. Miembro Directivo APDH. Investigadora Instituto de Investigaciones Gino Germani - Facultad de Ciencias Sociales- UBA

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  • Los orgenesSegn Ilya Prigogine, una de las mas importantes fechas en la historia de la humanidad fue el 28 de abril de 1686, da en que Isaac Newton present sus Principia a la Royal Society de Lon-dres. Contena las leyes bsicas del movimiento junto a la clara formulacin de algunos de los conceptos fundamentales que todava hoy utilizamos: masa, aceleracin, inercia. El mayor impacto sin duda lo tuvo el libro III, el Sistema del Mundo, que contena la ley universal de la gravitacin.

    El mismo ao que mora Galileo en Florencia 1642 naca Newton. Le toc a l reivindicar el pensamiento cientfico sobre el universo, y con ello a Galileo, obligado por la Inquisicin a abjurar en 1633 de sus convicciones cientficas bajo amenaza de tortura. Las amenazas no eran vanas. Pocos aos antes, en 1600, Giordano Bruno, monje dominico, astrnomo y filsofo fue quemado en Roma, en una hoguera erigida en la plaza Campo dei Fiori, por negarse a abjurar de sus creencias, bsicamente similares a las de Galileo.

    Hubo que esperar al papa Juan Pablo II para la reivindicacin personal de Galileo, aunque la Comisin del Santo Oficio sigui

    2 0 > por ins izaguirre

    diciendo en 1992! que Galileo no haba logrado demostrar su teora heliocntrica, con lo que el Vaticano sigui dndose la razn (ignorante y obstinada) a s mismo.

    Afortunadamente, aunque por razones puramente terrenales y afectivas, Enrique VIII de Inglaterra haba roto con el papado en 1534 porque no le permita casarse con Ana Bolena, antes que naciera Galileo, y esa decisin aunque probablemente el rey no lleg a saberlo no slo contribuy al desarrollo capita-lista de Inglaterra sino tambin al liberalismo de las ideas que siempre diferenci a la aristocracia inglesa de sus pares del con-tinente. Por eso mientras en Inglaterra haba surgido una Royal Society formada por lores cultos dispuestos a evaluar nuevos conocimientos, en Europa permaneca gobernando ideolgica-mente el Tribunal de la Inquisicin, desde el siglo IV en que los emperadores romanos declararan al cristianismo religin de Es-tado hasta nuestros das. Para la misma poca que en Inglaterra pero sobre todo en el continente, se fue difundiendo la reforma de Lutero. Y la de Calvino, sobre todo en Ginebra. Ambas bus-caban terminar con la corrupcin de la Iglesia Catlica y con la obediencia a los papas romanos. El resultado fue la creacin de diversas divisiones en el seno del catolicismo combinadas con la obediencia a los distintos reyes, lo que prepar el terreno para el avance de la libertad de pensamiento. La estructura monoltica del catolicismo romano se haba resquebrajado.

    La Inquisicin como estructura ac-tual del sistema penalSegn sostiene el juez Zaffaroni en nuestros das, nuestro or-den jurdico penal y el de los pases latinoamericanos sigue rigindose por criterios inquisitoriales. Cuenta de esto da en una entrevista realizada el 9 de septiembre de 2012 por el semanario Miradas al Sur. All, Zaffaroni nos dice que la estructura del discurso inquisitorial se mantiene. La Edad Media en ese sentido, no ha terminado. Lo que pasa es que del discurso inquisitorial no se mantiene el contenido, sino la estructura. Es como si fuera un modelo y lo rellenamos con informacin. Es el programa lo que se mantiene y est perfectamente vivo.

    Ya en los varios concilios habidos en la Baja Edad Media se haban levantado voces contrarias a la crueldad de las penas: la tortura, el caminar sobre tizones y, la ms comn, la hoguera. Cuando los acusados se negaban a abjurar de sus creencias, la

  • El capitalismo se expande y se desa-rrollaYa en el siglo XVIII las clases dirigentes europeas arribaban a un estadio en que necesitaban adquirir certezas: la certeza de que el mundo de la naturaleza era previsible, medible, manejable, y que era posible producir cambios en l.

    Cuando muere Leibniz todava faltaba un siglo y medio para que nacieran las ciencias sociales, y para que los creadores ms rigurosos del siglo XIX, Marx y Engels, sufrieran las mismas persecuciones que sus predecesores de las ciencias de la natura-leza y de la filosofa, aunque no por los mismos poderes. Hacia mediados del siglo XIX ya estaba consolidada la burguesa como clase, que constitua el nuevo poder que se sentira amenazado por el pensamiento cientfico sobre la economa poltica y sobre las clases.

    ciencia y poder > 2 1

    Iglesia trasladaba el poder a los prncipes o a los reyes para la ejecucin de la pena capital.

    La Inquisicin tambin se traslad a Amrica con la Con-quista. Funcion en Mxico, Lima y Cartagena de Indias donde el Inquisidor general fue Torquemada, cuyo nombre ha quedado simblicamente fijado a todo lo que representa persecucin y caza de brujas. Recin en 1908, con Po X, la Inquisicin pas a llamarse Sagrada Congregacin del Santo Oficio y volvi a de-pender de los papas.

    Persecucin ideolgicaCasi simultneamente a Galileo y Newton, encontramos a otros tres exponentes de la filosofa, la tica y la matemtica que de-bieron experimentar tambin intolerancia y persecucin. Nos referimos a Ren Descartes ( francs), Baruj Spinoza (holands) y Gottfried Leibniz (alemn), los tres grandes racionalistas de la filosofa del siglo XVII.

    Descartes (1596-1650), acusado por renegar del pensamiento escolstico y del silogismo aristotlico, mtodos que se ensea-ban en las universidades, y que eran ampliamente aceptados por el pensamiento eclesial.

    A Baruj Spinoza (1632-1677), por sostener que la verdadera libertad del hombre est en el pensamiento y que su sumisin est en la religin, se lo acus de ser iniciador del atesmo, lo que lo oblig a apartarse de la comunidad juda de Amsterdam y vivir en las afueras de la ciudad.

    En cuanto a Gottfried Leibniz (1646-1716), nacido en Hannover, Alemania, fue el que ms se dedic a la lgica y la matemtica y desarroll el clculo infinitesimal en forma inde-pendiente de Newton. Tambin invent el mtodo binario, que es la base de la actual teora computacional, y una mquina de calcular que realizaba las cuatro operaciones, la que fue presentada ante la Royal Society de Londres, que por ello lo nombr miembro externo. Pero careca de bienes, y debi de-pender para sobrevivir de dos nobles alemanes que actuaban en poltica y le hacan redactar la historia de sus familias. En Pars recibi el respeto de Diderot, que lo consideraba un sa-bio, pero fue permanentemente burlado por Voltaire, que tena grande y perniciosa influencia en el medio intelectual. Con Leibniz se advierte ya el funcionamiento de la competitividad capitalista.

  • La etapa de la dominacin religiosa de la humanidad iba ce-diendo su lugar a la dominacin del capital y sus propietarios, que eran los nuevos poderes.

    La vida de Carlos Marx (1818-1883) y de sus colaboradores es el mejor ejemplo de cmo el poder del capital no iba a permitir la libre circulacin de las ideas ni el activismo de los pensadores radicales con los grupos revolucionarios ni con la clase obrera. Hijo de una familia culta, nacido en Trveris, su padre era un abogado judo que se hizo protestante en 1824. Termin sus estudios universitarios de Derecho, Historia y Filosofa primero en Bonn y luego en Berln en 1841. Volvi a Bonn porque quera ser profesor, pero la Universidad haba echado de su ctedra a Ludwig Feuerbach y a Bruno Bauer. Tom entonces la decisin de no ingresar a la carrera de profesor y de dedicarse al perio-dismo. Escribi en la Gaceta del Rhin, en Bonn, junto con Bruno Bauer, y de all se traslad a Colonia. Se cas en 1843 con Jenny von Westphalen y se fueron a Pars. All se reunira con Engels, con quien seran desde entonces amigos inseparables. Ambos activaron en los grupos revolucionarios, en un perodo de gran conmocin social. En 1845 el gobierno prusiano que no lo so-portaba ni siquiera en el pas vecino pidi que lo expulsaran de Pars por revolucionario peligroso.

    Vivir peligrosamenteSe traslad a Bruselas y all se afiliaron con Engels a la Liga de los comunistas, que les encarg la redaccin del Manifiesto Co-munista, que publicaron por primera vez en Londres en 1848 en el mismo momento en que triunfaba la primera revolucin proletaria en varias ciudades del continente, aunque tardara tan slo cuatro meses en ser aplastada. A partir de ese momento se dedicaron a analizar la lucha de clases en Francia, cuya histo-ria y cuya economa Marx conoca profundamente.

    Cuando la revolucin fue derrotada, Marx fue expulsado de Blgica. Volvi a Pars y luego a Colonia. Nuevamente lo expul-saron, y decidi irse a Londres en 1849, donde pasara el resto de su vida. Fueron aos muy penosos porque la miseria era abrumadora, pese a la ayuda de Engels. All se dedic a estudiar economa poltica y a escribir. El dinero que le llegaba por sus ar-tculos periodsticos en el New York Daily Tribune era insuficien-te en relacin a la cantidad de horas que empleaba en ello.

    Apenas producido el golpe de Estado de Luis Bonaparte, el sobrino de Napolen, Marx escribi sin hesitar, en cuatro meses, entre diciembre de 1851 y marzo de 1852, El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Su amigo editor Jos Weydemeyer se haba traslada-do a Nueva York y all editaba una revista mensual que se llam

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    Casi simultneamente a Galileo y Newton, encontramos a otros tres exponentes de la filosofa, la tica y la matemtica que debieron experimentar tambin intolerancia y persecucin. Nos referimos a Ren Descartes (francs), Baruj Spinoza (holands) y Gottfried Leibniz (alemn), los tres grandes racionalistas de la filosofa del siglo XVII.

  • gados en su mayora con salarios del Estado, son antecedentes directos de otros grupos similares, necesarios a toda dictadura burguesa en descomposicin, como ocurrir ms de un siglo despus con nuestra Triple A.

    Ese conjunto abigarrado conducido por ese payaso serio, con careta napolenica es lo que constituye en Francia el parti-do del orden, otro hallazgo conceptual de Marx. Evidentemente un anlisis de este tipo no poda ser publicado en ningn pas europeo sin que se produjera un conflicto poltico o diplomtico: la burguesa francesa, que desde 1789 vena derrotando todas las revoluciones proletarias, no poda tolerarlo.

    Con la terminacin de los primeros captulos de El Capital al-rededor de 1859, que Marx iba escribiendo en Londres en idioma alemn, haba logrado analizar hasta las ltimas consecuencias cmo funcionaba este nuevo poder, pero no haba encontrado editores en Alemania ni en Francia pues estos corran tanto riesgo como los autores.

    Simultneamente, otro investigador de enorme origina-lidad, Charles Darwin, publicaba El origen de las especies, tambin en 1859, con lo que sentaba las bases de la biologa moderna, que escandaliz a la Iglesia romana y a varias de sus sectas. Marx y Engels sentan gran respeto por Darwin, como lo manifestaron en numerosas oportunidades, sobre todo despus que el naturalista terminara su viaje por el mundo y declarara su simpata por la entonces llamada raza negra, y sealara la enorme cantidad de prejuicios interesados con que

    ciencia y poder > 2 3

    Die Revolution, cuyo primer nmero incluy ntegro el texto del 18 Brumario en mayo de 1852. Marx decidi enviar algunos cientos de ejemplares a Alemania, pero el librero a quien le pidi que se encargara de la venta rechaz indignado su inoportuna pretensin.

    O sea que las condiciones polticas objetivas de Europa, y menos de Alemania, no resistan un texto de anlisis cientfi-co-poltico incisivo y profundo como este ni que sus autores ni sus difusores podan permitirse la crtica descarnada de los per-sonajes concretos del poder gubernativo de su tiempo sin sufrir las consecuencias. El poder haba cambiado de manos pero segua siendo intolerante y represor. Habra que esperar hasta 1869 casi dos dcadas! para que apareciera la 2 edicin del 18 Brumario en Hamburgo, Alemania.

    Se trata de un texto clsico, original, que pinta de cuerpo en-tero al aventurero Luis Bonaparte, sobrino de Napolen. Tene-mos all la mejor descripcin de la estructura econmica agraria de Francia, y el uso que hace Bonaparte de esa gran masa aisla-da y despolitizada del campesinado francs, y la creacin de los grupos de choque de la Sociedad del 10 de diciembre de 1848, fecha de las elecciones que lo consagran presidente. Este grupo constitua un pequeo ejrcito privado a su servicio, formado por desclasados lmpenes de todas las clases, civiles y mili-tares, listos para el asesinato, el robo y la intimidacin, que lo acompaan en su ascenso desde presidente de la repblica a su parodia de restauracin imperial del 2 de diciembre de 1851. Pa-

    La vida de Carlos Marx (1818-1883) y de sus colaboradores es el mejor ejemplo de cmo

    el poder del capital no iba a permitir la libre circulacin de las ideas ni el activismo

    de los pensadores radicales con los grupos revolucionarios ni con la clase obrera.

  • la antropologa blanca fundamentaba el esclavismo y el domi-nio colonial.

    En noviembre de 1864, cuando la Royal Society premia a Darwin, sus amigos ms cercanos fundaban el famoso Club X, dedicado a la ciencia pura y libre, liberada de dogmas religiosos.

    Pero ya haca tres siglos largos que Enrique VIII e Isabel I haban expulsado de su territorio al poder eclesistico. Slo que las ventajas de aquella ruptura se hacan visibles recin ahora.

    El poder y la cienciaYa en los comienzos del siglo XX, la crtica de las innovaciones cientficas se sigui ejerciendo, aunque no siempre porque el poder econmico se sintiera directamente amenazado, sino porque se conmova el andamiaje de prejuicios que permita distinguir entre lo bueno y lo malo, sobre todo en trminos de conducta sexual y de moral pequeoburguesa. Es interesante observar lo ocurrido con el psicoanlisis y con Sigmund Freud cuando descubri que los nios tenan sexualidad! y que las mujeres que l llam histricas estaban reprimidas e insatisfe-

    chas sexualmente! Y lo peor: que su sociedad rechazaba las dos cosas! Pese a que Galeno, desde el siglo II de nuestra era haba descubierto la hysteria y la haba tratado con masajes plvicos.

    En realidad, como lo ha mostrado Foucault, nunca la repre-sin de la sexualidad fue tan drstica como desde mediados del siglo XVIII gracias a la hipocresa burguesa y nunca, tampoco, se habl tanto de sexo, ni se intent con tanto nfasis recluirlo en los consultorios mdicos o reducirlo a los espacios ilegales del mercado sexual. Nuevamente sera Inglaterra el lugar donde se patentara un vibrador en 1880, el primer artefacto electrome-cnico manual dirigido al mercado mdico.

    Freud, en su tratamiento de la histeria femenina, no us pro-cedimientos mecnicos. La cura era la palabra. En el clima social opresivo de Austria posterior a la Primera Guerra Mundial, sus descubrimientos sobre sexualidad le valieron crticas posterio-res por exceso de prudencia. Pero vale la pena recordar a sus crticos que el mundo intelectual y social de Europa en el primer tercio del siglo XX era amenazante. Un mundo que preparaba el advenimiento del nazismo y donde se ejercan violentos castigos

    2 4 > por ins izaguirre

    En noviembre de 1864, cuando la Royal Society premia a Darwin, sus amigos

    ms cercanos fundaban el famoso Club X, dedicado a la ciencia pura y libre, li-

    berada de dogmas religiosos.

  • ciencia y poder > 2 5

    sistemticos sobre los nios, en la creencia, prolongada hasta nuestros das, de que el castigo es el complemento necesario de toda educacin.

    A mediados del siglo XIX se difunden en Alemania, y se popu-larizan al punto de merecer unas 40 reediciones y la traduccin a varios idiomas europeos, algunos de los textos reunidos por Katharina Rutschky en su famosa Pedagoga negra, y que son conocidos por nosotros a partir de la psicoanalista polaca Alice Miller, cuyos libros acaban de ser afortunadamente reeditados. En aquellos textos se describen con detalle las terribles palizas y otras violencias fsicas y psicolgicas ejercidas sobre los nios en nombre de ensear a obedecer. A partir del anlisis de tales ex-periencias Alice Miller denunci y construy conocimiento sobre los efectos demoledores de dichas prcticas en la primera infan-cia, incluida la de los principales lderes nazis, entre ellos Hitler.

    El pensamiento autnomo ha sido, y es, peligrosoDesde que emergi en el horizonte poltico mundial un proceso revolucionario anticapitalista real en 1917, todos los esfuerzos de la inteligencia de las burguesas capitalistas estuvieron dirigi-dos a su derrota. Al final de la II Guerra Mundial, durante la cual se haba logrado un fuerte debilitamiento militar de la Unin Sovitica, el objetivo poltico del proceso que desde entonces se llam guerra fra fue terminar con el anticapitalismo, encarnado por el marxismo, el comunismo y por todos los grupos polticos subversivos o los gobiernos que sustentaran tales ideas. Cua-renta aos tardara el nuevo imperio en conseguir la implosin del llamado socialismo real.

    La forma que asumi al interior de Estados Unidos este obje-tivo estratgico fue la persecucin ideolgica que se conocera como macartismo, fundamento de lo que se llam en nuestros pases doctrina de la seguridad nacional. Ocup en ese pas y en los nuestros un espacio similar al de la Inquisicin en Europa, con su poltica de delacin y de terror.

    Tal como vimos a lo largo de este artculo, no resulta difcil encontrar en las persistentes races de la cultura occidental y cristiana la persecucin ideolgica feroz del subversivo, y su transformacin posterior en delincuente subversivo, pasando por los diversos atributos nominados por los norteamericanos en las dos ltimas dcadas, hasta llegar al terrorista. Dos siglos des-pus, se haban unido el poder de la burguesa capitalista y el de la Iglesia Catlica.

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    En nuestro pas ese disciplinamiento social del pensamiento cientfico, tanto de las ciencias naturales como sociales, comen-z en la dcada de los 60, durante la dictadura militar iniciada por Ongana, autodenominada Revolucin Argentina, que dur, con distintos liderazgos, desde 1966 hasta 1973 y se propuso en sus primeros meses la intervencin y/o la ocupacin militar de las universidades nacionales, consideradas como focos de subver-sin, lo que produjo la renuncia, cesanta o exilio de los mejores docentes e investigadores.

    En ese perodo se logr interrumpir en la Argentina los proce-sos de investigacin y de produccin intelectual y se aprovech para confeccionar las listas de universitarios que seran aniqui-lados a lo largo de esos aos, sobre todo a partir de 1974.

    El cuadro 1 permite ver la envergadura de ese aniquilamiento en nuestro pas:

    Afortunadamente hoy estamos juzgando a los genocidas de uniforme, y se ha comenzado con el juzgamiento de los ms res-ponsables, los genocidas del poder econmico, poltico, clerical y judicial. Y para ello s, es necesario saber ms.

    cuadro 1. argentina 1973-83: muertos y desaparecidos. antes y despus del 24 de marzo de 1976, clasificados segn sean universitarios o no y segn militancia conocida

    perodo antes del 24/3 despus del 24/3 s/datos de fecha total de bajas

    Poblacin aniquilada total % total % total % total %

    Total de bajas 2008 100 2012 100 1184 100 12204 100

    Total con Militancia conocida (*) 1646 082,0 5244 058,2 140 011,8 7031 057,6

    Total universitarios (*) 417 020,8 2970 033,0 58 004,9 3445 028,2

    universitarios c/militancia conocida (**) 380 091,1 2372 079,9 26 044,8 2778 080,6

    (*) Porcentajes calculados sobre total de poblacin aniquilada en el perodo.(**) Porcentajes calculados sobre total de universitarios

    Fuente: Elaboracin propia. investigacin El genocidio en la Argentina. ins izaguirre y equipo . datos al 21-11-2010.

  • ciencia y poder > 2 7

    Ya en los comienzos del siglo XX, la crtica de las innovaciones cientficas se sigui ejerciendo, aunque no siempre porque el poder econmico se sintiera directamente amenazado, sino porque se conmova el andamiaje de prejuicios que permita distinguir entre lo bueno y lo malo.

    Acumulacin y globalizacin capitalistaEl punto de partida de estas reflexiones se asienta en las con-diciones en que se est desarrollando el modo capitalista de produccin a comienzos del siglo XXI: se trata de una contrarre-volucin capitalista mundial iniciada hace apenas tres dcadas, que ha logrado extender y profundizar al mximo lo que son las contradicciones esenciales del modo de produccin.

    En los ltimos treinta aos se produjo en el mundo una verdadera revolucin cientfico tcnica, ligada al desarrollo de nuevas energas y nuevas tecnologas que est vinculada al de-sarrollo histricamente indito de la ley de acumulacin: nunca hubo en el mundo una acumulacin mayor de riqueza y poder en manos de los sectores dominantes, ni un crecimiento y ex-pansin de la miseria y pobreza extremas como los actuales.

    Tenemos que tener claro el papel decisivo que le ha cabido a la ciencia en ese desarrollo. Los cientficos y su actividad no slo han sido cada vez ms productivos, sino ms heternomos y de-pendientes de los poderes dominantes.

    El carcter social del conocimiento, que es cada vez ms social, o sea cada vez ms resultante del esfuerzo articulado de muchos, est en contradiccin cada vez ms aguda con su apro-piacin privada, que es privilegio de pocos. Cabe recordar aqu un ejemplo fuertemente ilustrativo de esto que decimos, como la propaganda llevada adelante por la multinacional Monsanto, dirigida a demostrar la inocuidad del herbicida glifosato de su marca (Roundup), judicialmente condenado en diversos pases

    desde fines de la dcada del 30, que paga escrupulosamente sus cuantiosas multas por las vctimas que provoca, sin que ningu-no de sus directivos haya ido preso y sin que el producto sea reti-rado de la venta, porque lleva la leyenda No debe ser fumigado a menos de 500 metros de zonas pobladas, recomendacin que por supuesto ninguna autoridad vigila que se cumpla, como lo ha mostrado magistralmente la periodista Marie Monique Robin en el documental El mundo segn Monsanto.

    Como nos record el Premio Nobel de Qumica Ilya Prigogine cuando la Universidad Nacional de San Luis, Argentina, le otor-g el doctorado honoris causa en 1994:

    La ciencia no slo tiene relacin con el poder, sino con la tica. No se pueden separar problemas cientficos de problemas ticos Existe el peligro de la ignorancia. Y de que las decisiones las tome un grupo pequeo de personas, por la ignorancia del resto. Es ne-cesario poner nfasis en la educacin. Y sealo el rol primordial de los medios de comunicacin masiva en la difusin del conocimien-to.

  • 2 8 > www.vocesenelfenix.com

    eL poder, sea estataL o privado, sigue siendo Quien, en buena parte, financia La investigacin cientfica, pero es responsabiLidad deL estado invertir en La construccin de una ciencia independiente con eL objetivo de aLcanzar La soberana poLtica y econmica, condiciones necesarias para Lograr una nacin sociaLmente justa.

    ciencia y poder: una reLacin compLeja

    por jorge oscar marticorenaLicenciado en Qumica UBA. Ex miembro de la Direccin de la CNEA. Ex presidente del Directorio del INVAP

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  • en una severa crisis de conciencia al conocer los resultados de los bombardeos en Japn, y se opuso en forma terminante al desarrollo de las bombas de fusin. Por ello fue relevado de sus cargos y volvi a su comparativamente oscuro trabajo de profe-sor universitario, aunque sigui siendo bastante ms que eso.

    Aqu, en la Argentina, mientras conmemoramos la Noche de los Bastones Largos, todos los das vemos en los diarios noticias que hablan de los problemas que cientficos e intelectuales de todo tipo han tenido con distintos gobiernos.

    Los intelectuales en general, incluyendo en este grupo a cien-tficos y artistas, siempre dependieron, salvo en casos muy espe-ciales, de alguien que pagase sus gastos. El mecenazgo aparece tempranamente como una de las actividades de los poderosos, y a partir del Renacimiento europeo se hace cada vez ms impor-tante y, en muchos casos, exigente.

    La aparicin de las universidades intermedia en esta rela-cin, pero en general no la desnaturaliza. El poder, sea estatal o privado, sigue siendo quien, en buena parte, financia a travs de diversas organizaciones en cuya gestin siempre interviene en alguna forma. De este modo, son estas organizaciones las que actualmente se han ido encargando de la relacin con las ciencias.

    Un tema que consideramos muy importante pero que, por su densidad, slo dejaremos enunciado en este trabajo es la necesi-dad de analizar las motivaciones que el poder, todos los poderes, tienen para dar un apoyo econmico tan importante como el que se registra en los pases centrales.

    Pensamos que el solo hecho de enunciar el tema indica que no creemos que el motivo sea slo el bien de la humanidad.

    Si se quiere hablar de ciencia y poder, entendemos que se quiere hablar de las relaciones entre la cien-cia y el poder.Para empezar, creemos que sera til definir, por ejemplo, los mbitos geogrficos, conceptuales,

    institucionales, prcticos, metodolgicos, desde los que se inten-tara pensar en estas dos entidades y en sus relaciones.

    La ciencia es una actividad compleja, rica en peculiaridades, que es ejercida por personas que, de maneras en general muy regularizadas, son reconocidas como capaces para practicarla.

    El poder es una capacidad para tomar decisiones. Esta ca-pacidad puede ejercerse a niveles individuales o de grupos ms o menos numerosos, pero para ser eficiente siempre requiere algn tipo de reconocimiento.

    Si se aceptan, aunque sea en forma provisoria, estas defini-ciones, se ve que estamos tratando de analizar las relaciones entre dos componentes muy diferentes de nuestra realidad pre-sente, pero que, a pesar de esas grandes diferencias, tienen hoy interacciones por dems fuertes.

    Esto ha sido siempre as. Ya en los principios de la actividad cientfica, quienes desagradaban a los poderosos podan enfren-tar problemas, a veces leves, a veces muy graves. Las historias que se conocen datan de tiempos tan tempranos como los de Scrates, y tienen una continuidad que llega a la actualidad: Galileo, Giordano Bruno, Descartes, Voltaire, Marx. Uno de los contraejemplos sera Hegel.

    J.R. Oppenheimer, el director del proyecto de construccin de las primeras dos bombas atmicas operativas, es un ejemplo famoso y ms reciente. Aclamado como hroe al principio, entr

    3 0 > por jorge oscar marticorena

  • Cmo se construye el reconocimiento en cienciaLa construccin del reconocimiento de una persona o un grupo de personas como productores de conocimiento cientfico es un proceso complejo que insume tiempos prolongados. A niveles personales ese reconocimiento exige haber cumplido un apren-dizaje que, en total y para personas normalmente inteligentes e interesadas, puede requerir al menos unos 17 aos desde que se ingresa a la escuela elemental hasta que se inicia una carrera de investigador. El interesado termina as su etapa de estudiante, y siendo reconocido como profesional, puede incorporarse a un grupo e iniciar sus tareas de productor de conocimiento cientfi-co. Como se sabe, los resultados de su trabajo se materializan en general en publicaciones que se someten a la evaluacin de sus pares, investigadores expertos en el tema que analizan dichas conclusiones y las ofrecen para su discusin por la comunidad cientfica. Como el investigador, actualmente, pocas veces tra-baja en soledad, el anlisis crtico de su trabajo tambin afecta al grupo en el cual se desempea y el mayor o menor recono-cimiento del trabajo personal influye en el reconocimiento del grupo.

    Este proceso que describimos en forma en realidad bastante superficial, no est pensado con criterios de economa de tiem-po ni de trabajo. Busca esencialmente asegurar la excelencia del trabajo y de sus resultados. Incluye, por supuesto, una cuidadosa seleccin de las personas que lo llevan a cabo, pero es una selec-cin basada en los resultados. Hay, en general, alguna forma de seleccin para entrar, y todo el proceso es una seleccin perma-nente.

    ciencia y poder: una reLacin compLeja > 3 1

  • Cmo se construye el reconocimiento del poderHay un dicho famoso de algn poltico de xito: Lo peor que se puede hacer con el poder es no ejercerlo.

    Es as, porque el reconocimiento del poder se construye ejercindolo. Y esto es as empezando por los niveles ms es-trictamente personales. Si una persona est en una situacin de aislamiento, como Robinson Crusoe en su isla, o las vctimas reales de accidentes de este tipo, y piensa que quiere hacer algo, es porque siente que tiene el poder para hacerlo. A continuacin puede renunciar a intentarlo suponiendo que va a fracasar, o decidir ejercer ese poder. Si lo hace, el primer resultado ser que ha ejercido ese poder que supona tener, con lo que demuestra, se demuestra a s mismo, que su poder existe, porque se plasma en accin, independientemente de los resultados que obtenga.

    Con esto, slo con esto, ha construido su reconocimiento de su poder.

    El no intentar genera impotencia. Al intentar se reconoce el poder de realizar la accin, el poder de volver a intentar, y even-tualmente el poder de obtener un resultado.

    En una situacin ms normal de vida en compaa de otros, el proceso de reconocimiento puede empezar del mismo modo, slo que, al ejercer ese poder individual, totalmente ntimo, pue-de ocurrir que otros tambin lo reconozcan, con lo que el poder que esa persona ejerce va alcanzando a uno o varios grupos y

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    cambiando, poco a poco, sus dinmicas. As empezara, a nive-les de grupos quiz pequeos, familiares, de amigos, barriales, laborales, la construccin del reconocimiento de alguna forma de poder enraizado en relaciones de diverso tipo, pero en las que juegan en general tanto elementos intelectuales como afectivos, y muchas veces tambin variedades de intereses.

    Pero esta construccin del reconocimiento se produce a es-cala pequea o muy pequea.

    La construccin a escalas mayores, sean pblicas, empresa-riales o institucionales, es un proceso poltico, que busca afectar a mucha gente, que utiliza medios de todo tipo, la ayuda de profesionales especializados, incluyendo a cientficos sociales, y que requiere el manejo de fondos importantes. Y que suele estar regida por leyes diseadas para garantizar la legitimidad de ese reconocimiento.

    La realidad de las interaccionesCuando Lavoissier fue juzgado y condenado a muerte durante la Revolucin Francesa, trat de defenderse refirindose a la importancia de sus investigaciones. El juez le respondi que la Revolucin no necesitaba qumicos, y el profesor, que era un aristcrata, fue devorado por la guillotina. En el perodo del Terror, todos los aristcratas eran enemigos mortales, y durante el Viejo Rgimen los cientficos servan para poco ms que inventar armas y entretener con sus especulaciones a los pode-

  • caso la relacin con el Estado, una vez terminado el desarrollo tecnolgico, sigue siendo muy fuerte. Procesos parecidos se han dado en los pases europeos ms desarrollados.

    El caso argentinoHasta la dcada de los 40 la investigacin cientfica se realiz gracias a apoyos basados en el prestigio, las relaciones persona-les y en algn caso la buena posicin econmica de algunos in-vestigadores. Tambin, cuando las necesidades econmicas eran muy puntuales o muy modestas, hubo apoyo de universidades e institutos. Houssay, Leloir, Braun Menndez y los investigadores que se ocuparon del Chagas seran los casos ms relevantes.

    A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, los desarrollos de las armas basadas en nuevos, o ms o menos, nuevos cono-cimientos en fsica, le dieron a esta ciencia un prestigio notable. El armamento nuclear, la propulsin a reaccin en aeronutica y cohetera, el radar, fueron innovaciones que realmente acele-raron el final de la guerra y que bastante rpidamente se trasla-daron a los usos civiles. Los pases ms poderosos entendieron rpidamente la importancia de la financiacin de la investiga-cin como forma de acelerar la produccin de conocimientos, y si bien apoyaron generosamente a los grupos dedicados a temas cuya aplicacin poda parecer lejana, los aportes han sido siem-pre mayores cuando se estimaba que los resultados prcticos podan obtenerse en menores tiempos. Es importante resaltar que esto se dio casi en todas las ciencias y que, por lo menos al principio, los resultados se difundieron con pocas o ninguna restriccin.

    ciencia y poder: una reLacin compLeja > 3 3

    rosos mejor educados. Ya con Napolen las cosas empezaron a cambiar, en particular pero no nicamente en lo que se refera a las aplicaciones de la ciencia. La historia de estas interacciones, como toda historia, tiene sus interesantes idas y vueltas, pero es demasiado larga para seguir ocupndonos de ella en este trabajo.

    Ocupmonos del hoy. El mundo est dividido en pases ricos (algunos ms, otros menos), pases mucho menos ricos pero que buscan el crecimiento econmico, y pases pobres y mise-rables. En todas partes, la investigacin bsica depende, directa o indirectamente, de inversiones del Estado. Si el Estado es muy pobre, no hay investigacin bsica.

    La financiacin de la investigacin aplicada tambin depen-de, como hemos dicho, del Estado en forma directa o indirecta, pero no siempre ni en todas partes en su totalidad. En los pases con ms tradicin cientfica, y con economas saludables, tam-bin hay organizaciones no estatales que aportan fondos para temas de su inters.

    No vamos a considerar en este trabajo el tema del desarrollo tecnolgico porque, si bien en general utiliza con intensidad el conocimiento cientfico, juega un rol diferente y recurre a m-todos con frecuencia diferentes. Por otra parte ha ocurrido con cierta frecuencia que el poder poltico apoye econmicamente un desarrollo tecnolgico hasta alguna etapa de prototipo o demostracin, para luego dejar el resto del proceso a cargo del poder econmico privado. Esto ha ocurrido en particular en los Estados Unidos con las industrias nuclear y aeroespacial, y sobre todo con las relacionadas con la defensa, aunque en este

    El poder, sea estatal o privado, sigue siendo quien, en buena parte, financia a travs de diversas organizaciones en cuya gestin siempre interviene en alguna forma. De este modo, son estas organizaciones las que actualmente se han ido encargando de la relacin con las ciencias.

  • 3 4 > por jorge oscar marticorena

    En nuestro pas, como todos sabemos, el apoyo y la planifi-cacin han sido espordicos y escasos. El hecho de que recin el gobierno de Kirchner haya considerado que la ciencia y la tecno-loga requieren de un ministerio, marca una inflexin de enorme importancia. El poder estatal, a partir de ese momento, reco-noce a la ciencia como una actividad que merece y requiere de una atencin juiciosa y cuidadosa. Queda ahora por ver cmo se manifiesta esa atencin.

    Creemos que es opinin muy general que debe manifestarse a travs del apoyo econmico. Pero, como el dinero siempre es escaso, pensamos que debern elaborarse criterios claros y racionales para su distribucin, y para lograr elaborar esos cri-terios deber identificarse cules son los temas que requieren de investigacin cientfica en la Argentina, cules son las prio-ridades de esos temas. Considerando la distribucin del apoyo estatal y para poner algunos ejemplos, la investigacin sobre enfermedades y plagas endmicas debera tener una alta priori-dad, lo mismo que los estudios antropolgicos sobre los pueblos originarios. La investigacin en astrofsica, por el contrario, no podra tener una alta prioridad. No vamos a abundar en ejem-plos, que siempre son casos particulares.

    Existen en universidades e institutos argentinos investigado-res que han elegido temas de su inters y que trabajan en ellos con el apoyo de organizaciones extranjeras a las que tambin les interesan esos temas. No nos parece mal, pero no apoyara-mos una extensin excesiva de esa prctica si los temas no son prioritarios para nuestro pas, porque esos investigadores suelen utilizar diversos elementos de su lugar de trabajo que quedan menos disponibles para las tareas de inters local.

    Por supuesto que estamos de acuerdo en que el conocimien-to cientfico correctamente obtenido tiene validez universal. Lo que debe definirse juiciosamente es quin pone el apoyo econ-mico para construir qu parte de ese conocimiento.

    Esta tarea de distribuir fondos para investigacin la viene

    En todas partes, la investigacin bsica depende, directa o indirectamente, de inversiones del Estado. Si el Estado es muy pobre, no hay investigacin bsica.

  • ciencia y poder: una reLacin compLeja > 3 5

    realizando hace algn tiempo el CONICET. Pensamos que se debera, tanto desde el poder estatal como desde el privado, prestar ms atencin a la definicin y la realizacin de las prio-ridades.

    Esto nos lleva a un tema mucho ms central y urgente, que es cmo lograr un dilogo productivo entre quienes ejercen el poder y los cientficos. Personalizamos el planteo porque las comunicaciones se dan entre personas, y si las personas no se entienden, es imposible que se entiendan las organizaciones que las contienen. An hoy, en el Congreso, la mayora de los legisla-dores son profesionales del derecho, la economa, la medicina y las ciencias sociales. Los ingenieros son ms escasos, y los cien-tficos duros son raros. Hace tiempo que opinamos que este es un desequilibrio que entorpece seriamente la creacin de una poltica cientfica nacional y su consecuente desarrollo.

    Hay un ejemplo, hasta donde sabemos solitario, de lo que puede hacer uno de estos legisladores poco abundantes. La ley 23.877 de Promocin Cientfica y Tecnolgica fue elaborada por

    A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, los desarrollos de las armas basadas en nuevos, o ms o menos, nuevos conocimientos en fsica, le dieron a esta ciencia un prestigio notable.

    un grupo que se reuni alrededor de un diputado por La Pampa que es ingeniero y profesor universitario. Es posible que esta ley, al cabo de 12 aos, merezca alguna revisin. Se podra decir que de ese modo se estara aplicando el mtodo cientfico, con-siderando que su aplicacin ha cambiado significativamente la gestin que el poder hace de la ciencia.

    Finalmente, queremos expresar tres conceptos que consi-deramos principios polticos bsicos para poner a prueba cual-quier proyecto, programa o accin de gobierno. Estos conceptos integran desde sus principios el ideario peronista, y nos parece coherente mencionarlos en este trabajo que trata del poder y de la ciencia.

    Cualquiera que sea la accin que se proponga o se inicie, debe tender a la construccin de una nacin socialmente justa, econmicamente libre y polticamente soberana. No es posible lograr la justicia social para todos si nuestra economa no es independiente; esto nunca ser posible si no garantizamos nues-tra soberana poltica.

  • gabrieL n. barceLDoctor en Fsica e Ingeniero Mecnico. Gerente de Relaciones Institucionales de la Comisin Nacional de Energa Atmica

    marina a. pistorioTerapeuta Gestaltica. Docente en la Formacin de Gestalt de AGBA (Asociacin Gestltica de Buenos Aires) y docente colaboradora en DRAGMA (constelaciones familiares).

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    estas tres paLabras tienen muchas ms cosas en comn de Lo Que parece. eLLas son capaces de dirimir La competencia entre empresas y entre naciones, ocupando un Lugar de priviLegio en eL campo de La poLtica internacionaL. un recorrido por eL mundo contemporneo, pasando por La energa nucLear hasta Las comunicaciones.

    eL otro tringuLo deL conocimiento: ciencia, tecnoLoga y poder

  • C iencia y tecnologa son, al mismo tiempo, acti-vidades humanas y conceptos que han ganado espacios en la cultura de los pueblos que per-ciben, de un modo u otro, que ambas cosas tienen un rol en su vida cotidiana.

    Es menos claro, y est menos discutido, cmo se articulan estas disciplinas con el poder, y hasta qu punto ciencia y tec-nologa por un lado, y el poder por el otro, se realimentan unos a otros.

    Discutiremos en esta nota esta relacin, procurando incor-porar algunos ejemplos con los que hemos tenido, y tenemos, relacin.

    A lo largo de su vida, el autor ha pasado por los laboratorios de la ciencia, intent desarrollos tecnolgicos, recal un buen tiempo en el estudio de la relacin entre ciencia, tecnologa y produccin y, finalmente, en los ltimos aos, se aboc a las relaciones internacionales en el rea nuclear, temtica ms cercana al poder que a la ciencia, pero donde esta, junto con la tecnologa, juega un papel tan central como entretejido con aquel. O sea que, sin buscarlo, rozo y roza las connotaciones de los tres trminos del ttulo.

    La autora, por su parte, realiz un periplo an ms amplio. Luego de incursiones acadmicas avanzadas pero inconclusas en arquitectura, comunicacin y sociologa, recal en las bastan-te turbulentas aguas de la psicologa, en su variante gestltica. Desde toda esa historia aport una mirada humanstica sobre este trabajo que, a la fuerza, deba ser multidisciplinario.

    La palabra poder me resulta algo difcil de delimitar. El tr-mino tiene los bordes mal definidos si bien, claro est, todos po-demos saber cundo una circunstancia dada puede adjudicarse a que algo o alguien tiene poder sobre otro algo o alguien.

    Si recurrimos al diccionario de la Real Academia Espaola encontramos, para la palabra poder, cinco acepciones:

    3 8 > por gabrieL n. barceL y marina a. pistorio

    poder.(Del lat. *potre, formado segn potes, etc.).1. tr. Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo.2. tr. Tener facilidad, tiempo o lugar de hacer algo. 3. tr. coloq. Tener ms fuerza que alguien, vencerle luchando

    cuerpo a cuerpo.4. intr. Ser ms fuerte que alguien, ser capaz de vencerle.5. intr. Ser contingente o posible que suceda algo.

    Dicho as, parece casi una definicin de tecnologa, quiz con la excepcin de las acepciones 3 y 4 donde aparece el sus-tantivo fuerza y el verbo vencer. Aunque en realidad, como nosotros sabemos, las tecnologas son, con mucha frecuencia, directa o indirectamente, elementos que contribuyen a la fuerza y a la competencia entre naciones y entre empresas.

    O sea que, desde cierto punto de vista, y ya desde lo semnti-co, cuando hablamos de tecnologa estamos hablando de una de las formas de poder.

    Y quiz sea en el campo de la poltica internacional relacio-nada con la tecnologa nuclear donde la relacin entre tecno-loga y poder tiene su manifestacin ms explcita: el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el rgano que, entre otras cosas, puede decidir el uso de la fuerza militar de todos los pa-ses contra un pas en particular, tiene como nicos miembros

  • Tecnologa, energa y poder, el rea nuclear, un ejemplo de realimentacinUna de las caractersticas de la relacin del poder con las dems variables que involucran la actividad humana es que el poder procura, y en general consigue, disearlas y conducirlas de ma-nera de asegurar la permanencia del statu quo, es decir, de su propia permanencia.

    Y dentro de las tecnologas que sustentan, tambin, el poder econmico, est la tecnologa nuclear pacfica, campo de la actividad donde, me parece, puede encontrarse un ejemplo claro de realimentacin entre estos conceptos.

    Se ha dicho recientemente que el siglo XXI ser el siglo de la tecnologa, del agua y de la energa.

    La energa es la yugular de la economa y, en estos aos, la posibilidad de cobertura de las necesidades energticas de toda la poblacin humana pasa por un momento, por lo menos, de dudas. Y si de riesgo se trata, recordemos desde el principio del anlisis que no hay energa ms cara ni ms peligrosa que la que no se tiene cuando se la necesita para el desarrollo.

    Pero, teniendo eso en cuenta, debemos recordar que los combustibles fsiles, fuertemente cuestionados por su impacto sobre el cambio climtico, podran ser gravados con impuestos especficos en algn momento para paliar ese impacto. Sin em-bargo, los factores de poder modernos mantienen e incremen-tan su uso mostrando una caracterstica, a mi entender, particu-lar: tienen vocacin de permanencia de corto plazo, no parece interesarles ms que una o, como mucho, dos generaciones.

    Adems los combustibles fsiles ms dctiles en cuanto a sus aplicaciones, el petrleo y el gas, sufren un encarecimiento sistemtico en los ltimos aos y abundan en zonas que, quiz por eso mismo, se han vuelto inestables polticamente. En los ltimos aos ha surgido la esperanza del tight oil y el tight gas, pero esto est comenzando y esos recursos tampoco parecen

    eL otro tringuLo deL conocimiento: ciencia, tecnoLoga y poder > 3 9

    permanentes, y con poder de veto, a los cinco pases poseedores de una tecnologa en particular: la de la bomba atmica.

    Y adems, esos mismos cinco pases, apoyados en el convin-cente argumento de disminuir la posibilidad de futuras guerras nucleares, pero sin renunciar a ese poder exclusivo, han trabaja-do arduamente para conseguir que casi todos los dems firma-ran un tratado que permite el congelamiento de esa situacin: el Tratado de No Proliferacin Nuclear. Y lo han conseguido con pocas, aunque significativas, excepciones.

    Y como si eso fuera poco, ahora uno de esos pases, seguido por supuesto por varios de los otros cuatro y tambin por todos los dems interesados, plantea y consigue una excepcin a esas excepciones, negociando con la India, uno de los no firmantes, un tratado de cooperacin nuclear que borra literalmente de un plumazo, y casi cndidamente, unos 40 aos de censuras, amenazas y prohibiciones. Pero esa es otra cuestin, como deca Atahualpa.

    Porque no debe pensarse que la tecnologa nuclear blica es el nico argumento de peso para sustentar el poder de los pases poderosos. Toda tecnologa econmicamente viable es fuente de poder econmico y muchas de las tecnologas pueden tambin ser fuente de poder militar. Y no debemos olvidar a las tecnolo-gas que sustentan el poder cultural. Para Canglini, cuando una cultura se apropia de los valores culturales de otra, terminar por apropiarse tambin de su riqueza y de su futuro. Esto es objeto de anlisis de ciencias blandas, esas que los formados en ciencias duras nos resistimos a considerar ciencias, y de las que hablaremos ms adelante.

    Por ahora, y para no dejar de lado al poder poltico, diremos que ese viene como consecuencia de los otros tres que mencio-namos antes.

    Las tecnologas son, con mucha frecuencia, directa o indirectamente, elementos que contribuyen a la fuerza y a la competencia entre naciones y entre empresas.

  • estar distribuidos uniformemente en el planeta y, obviamente, no estn exentos del impacto ambiental sino ms bien, y segn parece por las primeras informaciones, todo lo contrario.

    La hidroelectricidad tiene, tambin, un impacto ambiental importantsimo y es fuertemente cuestionada por sectores de las sociedades. Adems tiene como lmite la finitud de los ros y sitios aprovechables.

    Surge, a todas luces, la necesidad de ir reemplazando, al rit-mo que se pueda, a los combustibles fsiles y la nica forma de generacin de energa que puede cubrir ese papel en tiempo y forma es la energa nuclear.

    Y si en las formas tradicionales de producir energa el factor fundamental es la disponibilidad del recurso (carbn, petrleo, gas, ros aprovechables), en este caso el insumo fundamental y escaso es, precisamente, el conocimiento tecnolgico. Y esto es lo que hace que sean tan pocos los pases en condiciones de en-carar de manera autnoma el aprovechamiento de esta fuente.

    Es razonable pensar que, en un futuro no muy lejano, los pa-ses que no puedan acceder a esta tecnologa vern seriamente afectada la posibilidad de decidir sobre su desarrollo e, inclusive, de aprovechar sus propios recursos naturales, que no pueden ser puestos en valor sin energa o con energa demasiado cara.

    Ante esta situacin, los factores de poder mundiales actan priorizando sus necesidades por encima de las del desarrollo de los pases menos poderosos. Estas necesidades son asegurar la

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    no proliferacin, asegurar la supresin del terrorismo nuclear que pudiera aparecer y obtener control sobre la seguridad tec-nolgica de las fuentes de generacin nuclear de los pases en desarrollo.

    Para ello, y a travs de distintas iniciativas internacionales que involucran, en ltima instancia, decisiones del Organismo Internacional de Energa Atmica (OIEA), rgano especializa-do de las Naciones Unidas, propugnan una serie de medidas internacionales que terminaran asegurndoles, a travs de organismos especiales, o en ltima instancia a travs del OIEA, un control efectivo sobre las actividades de enriquecimiento de uranio y sobre las medidas de seguridad tecnolgica y fsica de las instalaciones nucleares relevantes de todos los pases.

    Este control sobre la aplicacin y generacin de conocimien-tos permitira a los actuales poderosos el control sobre el uso de la energa nuclear del mundo regulando su crecimiento y distri-bucin.

    Tecnologa, ciencia, economa y poderY por otro lado est tambin el amplio espectro de las dems tecnologas de produccin y servicios, cuyo dominio asegura la competitividad internacional de los pases a travs de las em-presas que las poseen (manejarlas solamente, es decir, tener los equipos de produccin que las aplican, puede no asegurar esa competitividad si quien realiz el desarrollo decide no transferir las ltimas innovaciones).

    Vayamos entonces a la relacin entre ciencia y tecnologa, dos animales que, a fuerza de nombrarlos juntos (cienciaytec-nologa) han terminado algo confundidos desde la mirada del observador no informado.

    La ciencia procura correr la frontera del conocimiento fun-damental sobre la naturaleza. Avanza en terreno desconocido y por ello, para asegurar que los resultados son vlidos, necesita,

    Toda tecnologa econmicamente viable es fuente de poder econmico y muchas de las tecnologas pueden tambin ser fuente de poder militar. Y no debemos olvidar a las tecnologas que sustentan el poder cultural.

  • eL otro tringuLo deL conocimiento: ciencia, tecnoLoga y poder > 4 1

  • al menos en el caso de las ciencias duras, de las que hablaremos en esta primera parte, partir de conocimiento anterior bien cer-tificado y proceder mediante metodologas reconocidas como vlidas para el fin buscado. Estos dos factores, conocimiento de origen y metodologas adecuadas, son certificados por los nicos que estn en condiciones de hacerlo, colegas cientficos con suficiente trayectoria en el manejo de ambos factores en el campo del que se trate. El famoso juicio de pares.

    La tecnologa, en cambio, tiene un objetivo claro: un pro-ducto o proceso. Usa en general de conocimiento cientfico bien establecido, pero puede ser, y muy a menudo es, fruto de casualidades, la llamada serendipity en idioma ingls, o bien, consecuencia del ms crudo proceso de prueba y error. Su juez ms definitivo es la aceptacin, eficiencia y funcionalidad del producto o proceso obtenido.

    Y finalmente, y aunque poco utilizada en nuestro pas, est la ciencia bsica orientada, donde, como se hace en los verdaderos procesos de creacin de tecnologa en el mundo desarrollado, se corre la frontera del conocimiento fundamental pero en la direccin que demanda una aplicacin concreta, cuando la cien-cia existente y los otros recursos tecnolgicos demuestran ser insuficientes.

    Y cmo se llevan estas dos disciplinas entre si? Cmo ha sido su relacin a lo largo de la historia, entre ellas y con el po-der?

    4 2 > por gabrieL n. barceL y marina a. pistorio

    Histricamente, primero fue la tecnologa. Primero fue el fuego, la piedra tallada, la piedra pulida, la rueda, el arado.

    Las primeras abstracciones, las matemticas y la geometra aparecieron con los egipcios y mesopotmicos destinadas a aplicaciones prcticas relacionadas con las tierras de cultivo y la astronoma necesaria para la siembra y la cosecha.

    La ciencia, en cuanto disciplina que se interroga (y, en lo posible, se responde) sobre los mecanismos primarios de la rea-lidad sin plantearse un objetivo prctico inmediato, naci con los filsofos griegos y se mantuvo separada de la tecnologa por mucho tiempo.

    Durante ese tiempo, la tecnologa fue cosa de artesanos, fruto en general de la acumulacin de conocimiento emprico, surgido de la prueba y el error y, a menudo, con interpretaciones mgicas o esotricas acerca de los mecanismos que intervenan en los procesos usados.

    La ciencia, en cambio, inseparable de la filosofa por mucho tiempo, era cosa de las elites intelectuales y dirigentes. Este ele-mento clasista, si bien reinterpretado para aplicarlo a una elite exclusivamente intelectual, persiste, a mi juicio, hasta nuestros das, y puede ser la nica manera de explicar algunos conflic-tos del sistema cientfico/tecnolgico no slo en nuestro pas, tambin en los pases ms desarrollados; si bien es en los pases en desarrollo donde el conflicto, y el factor clasista, causan los mayores perjuicios.

  • El mecanismo ms generalizado consiste, sencillamente, en la oferta de subsidios a la investigacin de esos temas, que el organismo investigador destina a la compra de algunos equipos e insumos, al solvento de viajes para visitas mutuas entre los cientficos y laboratorios involucrados en el proyecto y para la asistencia a congresos y, en algunos casos, como arancel para los investigadores.

    En los casos en que esos subsidios, en general provenientes de empresas del mundo desarrollado, son colocados en organis-mos de investigacin del mundo en desarrollo, muchas veces no es necesario el aporte a los salarios, a los servicios bsicos del laboratorio ni la provisin de algunos equipos ya que estos son provistos por el Estado del pas sede del organismo, en el marco de sus polticas de fomento de la ciencia.

    La alternativa poltica de estos pases en desarrollo no es sen-cilla de resolver. Por un lado parece razonable destinar los fon-dos asignados a la ciencia al fomento de tecnologas aplicables en ese pas, ya que la ciencia necesaria est, a menudo, abierta al acceso libre en publicaciones de revistas especializadas y, en todo caso, estos pases suelen necesitar, para comenzar un ca-mino de desarrollo, conocimientos ms o menos sencillos para unos primeros pasos en las diversas ramas de la industria.

    Pero por otro lado, y considerando la lentitud y el esfuerzo institucional sostenido que exigen los procesos de formacin de grupos de investigacin adecuadamente capacitados, esta reasignacin de recursos significara que ese pas podra quedar retrasado en los campos del conocimiento cientfico que le se-rn necesarios en una etapa ms avanzada de su desarrollo.

    Un caso vigente es el de la nanotecnologa, que utiliza cono-

    eL otro tringuLo deL conocimiento: ciencia, tecnoLoga y poder > 4 3

    Slo durante el siglo XVIII, con el uso de la termodinmica aplicado a la mquina de vapor, se comenzaron a aplicar cono-cimientos cientficos de manera sistemtica a un fin industrial con efectos en la economa.

    Pero el inters de los Estados por la generacin de tecnologa a partir de conocimiento cientfico, y los mecanismos naciona-les creados para ello, comienza recin durante o despus de la Primera Guerra Mundial y se profundiza luego de la Segunda.

    Y as llegamos a nuestros das en que la tecnologa, con su conocimiento cientfico incorporado, atraviesa nuestra vida en todos sus aspectos.

    Y cmo es, hoy en da, el proceso por el cual se incorpora conocimiento a la produccin?

    Los modelos ms aceptados son variantes de lo que formula-ran en 1986 los autores Kline y Rosemberg. Segn este modelo, la innovacin o la creacin de un nuevo producto nacen con la percepcin, por parte de la empresa, de un nicho de mercado que puede ser aprovechado. Comienza, entonces, lo que ellos llaman la cadena de producto en la cual el producto pasa por varias etapas, desde la deteccin del nicho antes citada, pasan-do por distintas etapas de desarrollo hasta la produccin y dis-tribucin. En cada uno de estos pasos la empresa necesita cono-cimiento que toma, en principio, del reservorio propio y, cuando este no alcanza, de organismos externos como universidades o institutos especializados.

    Cuando el desarrollo necesita de conocimiento cientfico nuevo, entonces el requerimiento se dirige a un organismo de investigacin bsica al que, por diversos mecanismos, se lo invi-ta a generar ese conocimiento.

    Una de las caractersticas de la relacin del poder con las dems variables que involucran la actividad humana es que el poder procura, y en general consigue, disearlas y conducirlas de manera de asegurar la permanencia del statu quo, es decir, de su propia permanencia.

  • cimiento cientfico que hasta hace poco tiempo no tena apli-cacin evidente. La existencia de grupos de ciencia bsica con esas capacidades es crucial en el avance de esta nueva disciplina que, muy probablemente, revolucione los productos y los mto-dos de produccin en el futuro cercano.

    En todo caso, lo que no parece razonable es dejar estos asun-tos librados a las mareas del mercado cientfico y no encua-drarlos dentro de una planificacin, al menos de trazo grueso. En otras palabras, un pas debiera definir qu proporcin de su presupuesto de I+D dedica a la tecnologa y cunto a la apues-ta cientfica sin objetivo aparente para su sistema productivo, y actuar en consecuencia.

    Ciencia y poderAhora bien, estamos diciendo que, de entre las dos, hoy en da es la tecnologa y no la ciencia la principal generadora de poder?

    4 4 > por gabrieL n. barceL y marina a. pistorio

    Y dnde est el reconocimiento de la ciencia como la gran dadora de verdad? Dnde la mencin de la verdad histrica segn la cual fue la ciencia, a partir de Galileo y sus discpulos, lo que nos liber del oscurantismo de la Edad Media, perodo en el cual la afirmacin Palabra de Dios alcanzaba para explicarlo todo? Esquema en el cual el poder estaba slidamente concen-trado alrededor de la Iglesia con su verdad revelada; y del or-den divino del cual los monarcas y las clases dirigentes parecan ser representantes exclusivos.

    Acaso no es la Verdad, en general y la Verdad Cientfica, en particular, capaz de generar de la Libertad del hombre?

    Sucede que ante ese reconocimiento cabe preguntarse: qu ciencia?, quines son los liberados? y de cul oscurantismo?

    Porque, dada la complejidad del mundo moderno nadie, ningn individuo, puede comprender profundamente toda la ciencia existente.

  • dades diferentes, propias de cada caso en particular, y tiene tam-bin su tecnologa, o mejor sus tecnologas asociadas. Con todo su conjunto de capacidades es posible que la comunicacin contenga, hoy en da, tiempos de televisin, Internet, Twitter y Facebook, los elementos ms claros de relacin con el poder.

    Sin una comunicacin adecuada ninguna iniciativa humani-taria, ninguna innovacin salvadora de la humanidad y, en de-finitiva, ninguna tecnologa y ninguna verdad cientfica podrn ser puestas en prctica si alguien, con mejores recursos comuni-cacionales, ve sus intereses suficientemente afectados.

    Se cierra as la saga del poder y la ciencia? La cosa termina pasando por este embudo de la comunicacin, ciencia nueva en donde, a escala social, todo debe converger y desde donde todo surgir, cada vez ms, en el futuro? Esto tampoco lo sabemos.

    Las redes sociales, las nuevas relaciones entre las gentes, los cambios en las estructuras de poder internacionales, todo sigue, por suerte, siendo dinmico.

    Adems, y por sobre todo, no hay comunicacin que pueda convencer a un hambriento de que no tiene hambre, o a un inundado de que su casa sigue seca, o a un pobre de que sus oportunidades son las mismas que las de un rico.

    Vimos que la tecnologa tiene que ver con el saber cmo, la ciencia con el saber qu, pero el saber cmo est asociado al trabajo manual y el saber qu al intelecto, y las sociedades han tendido durante mucho tiempo a considerar al intelecto por encima del trabajo manual.

    Slo que si, hasta principios del siglo XX, el saber qu estaba ms vinculado con el poder, no solamente por su origen cultural sino tambin porque le ayudaba en la fijacin de estrategias y en la conduccin del Estado, en los ltimos aos el saber cmo se ha sofisticado tanto y se ha vinculado de tal manera con la economa que este tringulo sentimental ha demostrado ser una relacin, por lo menos, dinmica.

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    Con suerte podemos comprender fragmentos de alguna cien-cia. Yo, por ejemplo, s algo de fsica, tengo algunos conocimien-tos ortopdicos de matemticas y qumica, que me han permi-tido, en mis tiempos de investigador, resolver algunos problemas fsicos pero, por ejemplo, no s nada realmente slido de biolo-ga. Cmo puedo yo opinar, por ejemplo, con solvencia, sobre el real peligro de los cultivos transgnicos?

    Pero como, gracias a Dios, vivimos en democracia, opinamos y, en ocasiones, nos vemos obligados a opinar sobre cuestiones que tienen una base cientfica en campos que no conocemos, que pueden asociarse con la biologa o las ciencias duras pero tambin con la ciencia poltica, la economa (con mucha fre-cuencia), la sociologa o la psicologa (esas ciencias que los cien-tficos duros nos resistimos a considerar como tales, de las que hablamos ms arriba). Y cmo podemos hacer una cosa as?

    Necesitamos de mediadores, de intrpretes de esas ciencias, de personas con el conocimiento necesario que nos permitan realizar algn juicio, aunque sea con elementos de poco peso cientfico.

    Y es por lo menos complicado evaluar adecuadamente el grado de solvencia cientfica de esos media