Feinmann_Foucault

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Encuentro Nº 11- Foucault

1-¿El hombre ha muerto?

Vamos hacia el encuentro de Michel Foucault.

Michel Foucault es la gran estrella del pensamiento francés que surge a mediados de la década del 60.

Como gran estrella del pensamiento francés, también se presenta como el sucesor de Jean-Paul Sartre, que lo había sido en los finales de la década del 40, durante toda la década del 50.

Y comienza aquí entonces, el Pensamiento Estructuralista.

El Pensamiento Estructuralista, el puntapié inicial lo había dado Claude Lèvi Strauss, con dos obras fundamentales como "El pensamiento salvaje" y "Antropología estructural".

Ninguno de los Estructuralistas va a estar satisfecho o contento cuando le digan "Estructuralista". Salvo quizás Levi Strauss, que núnca renegó de ese concepto.

La aparición de Michel Foucault es una aparición espectacular, realmente. Y lo hace con un libro que tiene un enorme éxito, y que es "Las palabras y las cosas".

"Las palabras y las cosas"... vamos a ir a lo que se dice: "Al grano".

La fórmula que trae "Las palabras y las cosas", basándose un poco en Nietzsche , es "El hombre ha muerto". "El hombre ha muerto", frase que puede despertar nuestra curiosidad, indudablemente. Pero para eso la elabora Foucault, digamos, para despertar la curiosidad de los lectores y que lean su libro.

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Entonces, Michel Foucault es un seguidor de Nietzsche. Y de Nietzsche a través de la lectura que Heidegger hace de Nietzsche. Faucault dice que él leyó a Heidegger en 1951, y que tiene miles de páginas de Heidegger marcadas, señaladas, escritas en los márgenes, etc.

La idea de la muerte del hombre es paralela a el concepto de Nietzsche de la muerte de dios.

Si ha muerto dios, ahora muere el hombre.

¿En qué sentido muere el hombre? Esto es realmente complejo.

Lo que se propone hacer Michel Foucault, lo que se propone hacer el Estructuralismo es -atención- salir del sujeto.

Ese sujeto que Descartes, en 1637, pone ahí, en la centralidad, como punto de partida epistemológico único, el "Ego Cogito Ergo Sum", el "Yo pienso". Ese sujeto centralizado, ese sujeto que domina todo el conocimiento y toda la realidad, va a ser cuestionado por Foucault y va a decir: "El sujeto no está en el centro, ni domina la realidad". El sujeto, por el contrario, pertence a, lo que Foucault va ha llamar, "La trama histórica". Está en algún lugar de la trama histórica, pero no es un sujeto constituyente de la realidad sino que es un sujeto constituido por las relaciones de la estructura.

O sea, lo que viene a hacer Foucault es, sacar el sujeto de la centralidad donde lo había puesto Descartes, y donde Foucault dice que lo mantuvo Sartre para ponerlo dentro de la estructura estructuralista, digamos así. Para ponerlo dentro de la estructura.

Entonces, yo voy a decir un poco, desde ahora. Lo que hacen estos pensadores franceses es seguir a Heidegger. Lo que hace Heidegger -el Segundo Heidegger- es justamente, una crítica despiadada a Descartes. Que lo hace en sus dos tomos sobre Nietzsche y en los seminarios que da sobre Nietzsche, de 1935 a 1940. En los que dice que Descartes hace una "Antropología", es decir, un estudio del hombre. Es el hombre el que Descartes pone en la centralidad. Ese hombre, puesto en la centralidad, va a decir Heidegger, es el hombre que olvida al Ser y se dedica a la conquista de los Entes.

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Entonces, lo que hace el pensamiento francés es salir del sujeto para poder entrar en Heidegger.

Lo voy a explicar bien.

El pensamiento francés -y esto es quizás un poco lateral pero muy importante- el pensamiento francés a mediados de los años 60, veía ya claramente -y esto está en textos de Derrida "Espectros de Marx", veía claramente la caída del Marxismo, la caída de la Unión Soviética.

En realidad, Jacques Derrida dice en "Espectros de Marx": "Nosotros, ya desde los juicios de Moscú, y desde Hungría, ni siquiera necesitamos esperar a la "Primavera de Praga", veíamos que la Unión Soviética se caía y que el Marxismo no nos servía más como instrumento de conocimiento de la realidad".

Entonces, necesitan una crítica a la modernidad capitalista que no provenga de Marx. Y la encuentran en Heidegger. Heidegger, efectivamente, es uno de los más grandes críticos de la modernidad capitalista en tanto técnica apropiadora de los entes, de los objetos de la realidad.

Entonces, lo toman a Heidegger. Pero para tomarlo a Heidegger, tienen que adaptarse a él. Porque Heidegger es el filósofo que liquida al Sujeto. Porque va a decir: "Esta apropiación que hace el Ente antropológico de la realidad no es el sujeto. El sujeto no es lo que constituye la realidad, sino que la realidad es ahora apropiada por la técnica del sujeto.

Esto va a quedar claro en un próximo bloque.

2- Si el hombre ha muerto, ¿Quién está en las calles?

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En resumen: El pensamiento francés quiere salir de Marx y quiere salir de Sartre. Críticos de la modernidad capitalista. Encuentran otro crítico de la realidad capitalista, en realidad, dos: Nietzsche y Heidegger. Los dos habían abominado de la modernidad capitalista. Heidegger había dicho que esa modernidad capitalista, que comienza en Descartes poniendo el Sujeto en la centralidad había olvidado al Ser y se había concentrado en la conquista de los objetos, de los Entes, se había perdido en eso. Al contrario de los Griegos. Los Griegos no partían del Sujeto. Los Griegos estaban en estado de "Abierto" con el Ser y tenían una relación de "encuentro" con el Ser -algo que mucho más tarde, Heidegger le va a poner un nombre: "Ereignis", es decir, un momento en el cual el hombre se encuentra con la plenitud del Ser- Esto se pierde en Descartes.

Entonces, el sujeto muere en Heidegger. Y Foucault también dice "Hay que terminar con el Sujeto como punto de partida epistemológico". Entonces, lo que vamos a poner en el centro ahora es la estructura. Y al Sujeto lo vamos a poner dentro de la estructura. O sea, para salir de Heidegger había que poner al Sujeto dentro de la estructura y someterlo a infinidad de determinaciones.

Sin embargo, sin embargo "Las palabras y las cosas" y la fórmula: "El hombre ha muerto", no tiene fortuna inicialmente. Porque Foucault publica en 1966 su libro y en Mayo de 1968 ocurre el Mayo Francés. Entonces, si el hombre ha muerto, ¿Cómo vamos a hacer el Mayo Francés? -dicen los estudiantes- Y dicen una frase memorable, dirigida a los Estructuralistas: "Las estructuras no bajan a la calle. Las estructuras no salen a la calle. Los que salen a la calle son los Sujetos". Y esto, ¿A quién trae de vuelta al primer plano de la escena Folosófico-Política de Francia durante el Mayo Frances? Al veterano Jean-Paul Sartre. Es decir, al Filósofo del Sujeto Libre que con su praxis hace la Historia.

Entonces, en el Teatro Odeón, donde se concentran todos los estudiantes que están haciendo el Mayo Francés, como gran honor, al único pensador al que llaman a hablar, es al ya veterano Sartre. Que va muy gustoso. Se dispone a hablar y un estudiante le pasa un papelito. Y le dice así el papelito: "Sartre, no nos des la lata que después tenemos que planificar lo que vamos a hacer mañana". Bue, no sé cómo le habrá caído a Sartre que le dijeran "Sartre, no nos des la lata", pero esto era todo lo que iban a aceptar los estudiantes franceses de parte de sus filósofos.

Entonces, lo que hace Foucault -que tampoco entró aquí en la Argentina. Porque ustedes imaginen lo que pasaba en la Argentina y en América Latina: El Che, proponía el Hombre Nuevo. Se hablaba

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del Nuevo Hombre. Se vivía un estado revolucionario en toda América Latina a través de las guerrillas latinoamericanas, que requerían a un hombre nuevo, dispuesto a jugarlo todo, a dar su vida, a entregar todo lo que podía entregar, sobre todo lo máximo: su vida-.

Y la fórmula de Foucault tardó mucho en entrar. Ahora bien, "Las palabras y las cosas" no tanto, pero ya el libro que más entró aquí de Foucault es el segundo gran libro de Foucault -aunque antes hay otros- pero el más conocido que es "Vigilar y castigar", que es un libro sobre las prisiones, en el cual Foucault analiza lo que él va a llamar "Las sociedades disciplinarias". Para Foucault, y en este sentido el aporte de Foucault es invalorable, invalorable... Voy a decirlo contundentemente: Foucault es un brillante analista del Poder. No ha habido, quizá, un analista del Poder más brillante y exhaustivo que Foucault.

Lo único que le costó explicar es cómo uno se resiste.

Foucault lanza una fórmula: "Donde hay Poder, hay resistencia al Poder". Ahora, se pasa muchos, demasiados años explicando al Poder, y la resistencia al Poder no aparece núnca. Incluso sus discípulos, hacia 1978/79 le dicen: "Bueno, pero Michel, cómo nos resistimos a este Poder que describiste durante tantos años con tanta plenitud.

¿Cómo describe Michel Foucault el Poder? ¿Cuáles son los Poderes de los que se ocupa? Bueno. El Poder, para Foucault, va a ser el Poder de la Razón. Lo que usa el Poder es la Razón. Entonces, la crítica que va ha hacer Foucault no es nada nuevo en éste sentido. Porque ya vimos que Adorno y Horkheimer en "Dialéctica de la Iustración" criticaban a lo que llamaban "Razón Instrumental". A esa Razón que venía del Iluminismo como Diosa Razón, y se transformaba en Razón Instrumental para dominar la naturaleza y los hombres, y finalmente su aplicación más macabra ocurría en Auschwitz.

Ahí, entonces, Michel Foucault se basa en ese texto de Adorno y Horkheimer. Se basa también en la concepción que tiene Heidegger de la Razón. Y va a desarrollar su propia concepción de la Razón, en dos libros fundamentales: "Historia de la locura en la época clásica" y "Vigilar y castigar".

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3- ¿Por qué escribe Foucault una Historia de la locura?

¿Por qué escribe Foucault determinados libros? No hay libro que Foucault escriba que no tenga una clara finalidad. La finalidad de Foucault es erosionar a la Razón. Sacarla del lugar privilegiado que tiene. Cuestionarla. Mostrar que esa Razón ha sido instaurada para dominar a los hombres.

Entonces, escribe ¡genialmente!. Porque el modo de atacarla es genial. Escribe una Historia de la locura en la época clásica. ¿Por qué? Porque no hay nada que cuestione más a la Razón que la locura. No hay nada que la Razón necesite ocultar más, para validarse a sí misma, que la locura. La locura es la antítesis de la Razón. Es la negación de la Razón. La Razón no quiere admitir que parte de ella es la locura. E incluso, e incluso que este mundo racional, en el cual todos creemos vivir, o que se nos vende que vivimos en un mundo racional, genera locura.

Escribe entonces, "Historia de la locura en la época clásica" en la cual la figura del "Manicomio" ocupa un lugar importantísimo. El Manicomio es el lugar en el cual la sociedad racional pone a los locos, los aparta. Usted no va a ver a los locos. Usted va a andar tranquilo por esta sociedad racional, bien organizada, aunque, digamos, haya embotellamientos, piqueteros... toda esas cosas que les disgusta a la gente que anda por la calle... pero, es una sociedad racional. Y más, y más si pensamos que Foucault no ha dejado de pensar núnca en la sociedad francesa.

Hay incluso una ensayista norteamericana que dice: "Si esa es la sociedad disciplinaria, yo quiero vivir ahí". Porque, en realidad, es cierto. Es una sociedad disciplinaria de gran control, pero también es una sociedad disciplinaria del Primer Mundo.

Bueno. Pero de todos modos, ahí, Foucault dice que esa sociedad disciplinaria, es una sociedad racional para dominar a los hombres. Y para dominar a los hombres la Razón tiene que apartar de sí la locura. El Manicomio, entonces, cobra una importancia central. Porque apartar de sí aquello que es diferente es fundamental para la Razón. Para su propia afirmación. Porque la locura -atención a esto- La locura es el mayor cuestionamiento a la Razón. Entonces, los locos al Manicomio.

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Lo otro que analiza Foucault en "Vigilar y castigar" -que es otro de sus grandes libros- es la delincuencia, digamos. Es la sociedad civil que tiene que ser organizada, transparente, en la cual todos tenemos que poder vivir. Que ya Thomas Hobbes en el "Leviatán" dijo que: "Los hombres librados a sus propios instintos generaban una guerra de todos contra todos, y que el hombre era el lobo del hombre y que por eso el Estado Leviatán era necesario para armonizar esa guerra de todos contra todos. Entonces, todos sedían su voluntad al Estado, y el Estado organizaba la sociedad".

Bien, dice Foucault, esta sociedad para organizarse así, necesita las Cárceles.

Entonces, si a los locos se los amontonaba en los Manicomios, a los delincuentes se los va a amontonar en las Cárceles.

¿Qué hay que hacer en la cárcel? ¿Cuál es el elemento esencial de la cárcel? Foucault se acuerda de una figura de Jeremy Bentham, un teórico inglés del siglo XIX, que había escrito un librito chiquito, en el que desarrolla una figura, de lo que Bentham llama el "Panóptico". ¿Qué es el panóptico? El panóptico es una torre puesta en la mitad de la unidad carcelaria. Toda la unidad carcelaria está construida alrededor del panóptico.

Supongamos que yo soy uno de los guardias de la unidad carcelaria -no me gustaría serlo pero supongamos que lo soy-. Desde el panóptico yo puedo ver todo alrededor. Puedo ver y no ser visto. Esto es lo fundamental. El control central que ejerce el panóptico es ver a los que están en las prisiones y que los que están en las prisiones no vean a aquellos que los ven desde el panóptico. Entonces, el que ve, cosifica al otro. Hace del otro un objeto visto pero no un ser humano. Para el guardia del panóptico, el tipo que está en la cárcel es una cosa a vigilar, una cosa a controlar, una cosa a ver, pero una cosa que no tiene que verlo a él. Él tiene que ver y no ser visto. Y el que está en la cárcel, no tiene que ver. Tiene que ser visto, pero no ver. Este es el esquema del Panóptico.

4- ¿Cómo logra el Poder imponer su verdad?

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Esta relación que el Poder establece con detenido, o con el hombre al que ha confinado en el manicomio, es claramente una relación de exclusión.

Entonces, el Poder es la Razón que ve, la Razón que controla, la Razón que domina.

Bueno. Esta Razón que controla, que ve, que domina, que instrumenta a los hombres. Esta Razón, que incluso -atención a esto que es muy fascinante en Foucault- que incluso desarrolla las Ciencias Humanas, no para conocer al hombre, sino para conocerlo y dominarlo mejor -esta es una idea brillante de Foucault- Las Ciencia Humanas no pretenden estudiar al hombre. Lo quieren estudiar para conocerlo y dominarlo mejor.

Entonces, el Poder tiene una capacidad enorme, gigantesca. El Poder tiene el poder de imponer la verdad.

Usted me dirá: "¡La verdad es una!". Bueno, podemos decir cosas más extremas: "La verdad es la verdad revelada de Dios".

Bueno. Usted ya sabe que estamos en Filosofía. Y en Filosofía, como dice Heidegger, Dios queda aparte. Porque sino nos respondería todas las preguntas. Pero las tenemos que responder nosotros los pobres seres humanos que estamos aquí.

Entonces, la pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Por qué es el Poder es el que impone la verdad? ¿Por qué, por ejemplo, tener todos los medios de comunicación en manos de un Poder, le permite a ese Poder moldear las consciencias de los sujetos de una sociedad? ¿Por qué la revolución comunicacional del Imperio Norteamericano a sido justamente eso, una revolución comunicacional? Porque por medio de esa revolución condiciona, conforma, forma las subjetividades de los receptores. Hace de los demás un enorme mundo de receptores de la verdad que emite ese inmenso Poder comunicacional.

Entonces, el Poder crea la verdad.

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La verdad, lo siento, no existe la verdad. Lo que existe es la interpretación de la verdad. Lo que existe es la verdad que el Poder puede repetir treinta mil veces, cincuenta mil veces, sesenta mil veces en un día, hasta que usted se la crea. Y crea esa verdad. Y crea que eso es la verdad.

Ahora bien. Hay una frase de Nietzsche, tan genial que uno puede pensar largos años sobre ella. Nietzsche dice: "No hay hechos, no hay hechos. Hay interpretaciónes". O sea, ningún hecho nos va ha dar la verdad.

Supongamos. Hay una vieja tragedia que en este momento me viene a la memoria: La puerta 12 del Estadio de Boca, en una tarde terrible, en la cual se amontonaron setenta cadáveres porque querían salir desesperadamente por esa puerta.

Este... Ezeiza, Ezeiza... ¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es la verdad de Ezeiza? ¿Cual es? La que dicen los que estaban el el palco. La que dicen la gente que estaba abajo. La que dice la columna que venía del sur. La que dice OSIND. La que dicen los Montoneros. La que dice Cámpora. La que dice Favio... ¿Cuál es la verdad?. Bueno. Hay interpretaciónes. El hecho es uno. Algo terrible ocurrió en Ezeiza. Pero la interpretación de ese hecho es múltiple. O sea, no hay hechos, hay interpretaciónes.

Si hay interpretaciónes, entonces el Poder tiene, justamente, el poderío de imponer la suya. Esto es el Poder. El Poder es la capacidad que tiene un determinado grupo de imponer su verdad como verdad para todos. De lo que se trata el Poder es de imponer esa verdad. ¿Cómo lo hace? Lo hace teniendo la mayor cantidad posible de medios para comunicar. Entonces, lo que comunica el Poder es la verdad del Poder, la interpretación que el Poder tiene de los hechos, y esa interpretación es la que conviene a los beneficios. En última instancia, la que le hace ganar más dinero. Porque el objetivo de el Poder es o dominar o ganar más dinero. También dominar para ganar más dinero. El dinero sigue siendo una mercancía que hace mover a este mundo. Como decía Sally Bowles, Liza Minelli, en Cabaret: "Dinero, dinero, dinero hace caminar al mundo".

En consecuencia, el Poder tiene que imponer esa verdad suya y sofocar las otras verdades a través de todos los medios posibles: diarios, canales de televisión, radios, y teatro, cine...

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Todo lo que pueda conquistar para penetrar en la consciencia de los sujetos y sujetarlos, como va a decir Foucault: "Sujetar al sujeto". Esta es la meta del Poder. Sujetar la subjetividad de los sujetos. Conquistarla. Hacerla suya... Del Poder.

Encuentro Nº 12: Foucault II

1- ¿Qué es el Poder Pastoral?

Uno de los conceptos fundamentales de Michel Foucault es el de "Poder Pastroral".

De algún modo sospecho que, debido a sus intensivas lecturas de Heidegger, proviene de la famosa fórmula que Heidegger elabora en su "Carta sobre el humanismo", en la que dice "El lenguaje es la morada del ser y el hombre su pastor". Aquí aparece la idea del hombre y del pastor. Lo que va a hacer Foucault es decir que "El Poder es el pastor del hombre". ¿Esto qué significa? ¿Qué hace un pastor? Un pastor guía su manada. En consecuencia, lo que hace el pastor es ser el dueño de la manada y guiar la manada. O sea, lo que va a hacer el Poder Pastoral es justamente eso. ¿Por qué lo llama Poder Pastoral? Porque la Iglesia, el poder de la Iglesia Catlólica, ese poder instituído, poderoso, que la iglesia en tanto institución levanta luego de la muerte de Cristo, y de los apóstoles; la Iglesia pasa a transformarse en un Estado. En un Estado, Institución. Y ahí, lo que la iglesia requiere, requiere, de los pecadores (somos todos pecadores). Lo que requiere es, que los pecadores, para saldar, para limpiar sus pecados, se los confiesen al "Cura". Entonces esto es lo que se llama "La Confesión". Entonces, el pecador va al confesionario y le confiesa al cura todos sus pecados. ¿Qué es lo que aparece aquí? Aparece un Poder que el cura tiene sobre el pecador. Porque el cura conoce los pecados del pecador. Y el pecador no conoce los pecados del cura. Porque esa no es la relación. La relación es que el cura es el Poder eclesiástico, el Poder pastoral. Y ese Poder pastoral controla a los hombres a través del temor a Dios y de la Confesión. ¿Por qué se produce la Confesión? La confesión se produce porque le temo a Dios. Y si le temo a Dios, temo que Dios me castigue por mis pecados. Y si Dios me castiga por mis pecados, debo confesar estos

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pecados. Y para confesar estos pecados, tengo que ir al confesionario. Entonces ahí, instauro al cura -que oye mis pecados- como aquel que tiene poder sobre mí. Esto es el Poder Pastoral.

Ahora, lo que va a decir Foucault es que este poder pastoral, que se extiende a lo largo de toda la Edad Media y que es el Poder controlador de la Iglesia sobre los hombres... se va a prolongar en el Estado moderno. El Estado moderno es el que comienza a ejercer ahora, el poder pastoral. Podemos preguntarnos: Cómo, si el Estado moderno no tiene "Curas", no tiene sacerdotes, no hay confesión. No es así, va a decir Foucault. Usted cuando va al médico, le confiesa todo al médico. El médico le puede preguntar lo que quiera, y usted va a tener la tendencia de contestarle todo - salvo que le haga una pregunta disparatada o terriblemente íntima, que a usted lo avergüence- pero, va al médico a confesarse. A confesar sus, digamos, problemas físicos, de salud. Pero ahí ya hay una relación de desigualdad. La relación Medicina-Paciente es una relación que instaura al médico por encima del paciente. La relación Psiquiátra-Loco, hace del loco un dependiente del psiquiátra. El psiquiátra arroga para sí el poder de la razón. "Yo tengo la razón. Vos estás loco. Yo te voy a curar" , lo cual para Foucault es "Yo te voy a controlar. Yo te voy a dominar". Es otra forma del poder pastoral. O sea, va a decir Foucault... lo mismo la Policía que arresta a un delicuente le está diciendo: "Yo soy la ley. Vos sos el que ha violado la ley". O sea, "Yo tengo más poder que vos" y "Contame por qué violaste la ley". Entonces, hay toda una serie de Instituciónes, dice Foucault... Ni hablar de la Escuela!, ni hablar de la Escuela!. La Maestra ¿Qué le dice a los alumnos?. "Esta es la Verdad". "Les voy a enseñar la Verdad". Y ¿Qué les enseña?. La Verdad que está en los libros de enseñanza. Y los libros de enseñanza ¿Qué dicen?. Dicen la Verdad del Poder. La verdad que ha dicho el Poder a lo largo de los tiempos. Si analizamos nuestros libros de ensañanza, vamos a ver que dicen lo mismo , no sé, desde hace cien años, por lo menos. Y ese es un poder pastroal. El Maestro es el pastor de sus alumnos. Y el pastor de esos alumnos le transmite a esos alumnos, la ideología del poder, en la educación. Y si esto, si esto intenta ser transgredido... Esto sí que es llamado "Subversión Ideológica", porque la versión de la Historia es una sola, y es la que dice el maestro en la clase. Y esa visión es la visión del poder. Y ese poder es el poder pastoral.

2- ¿Cómo entiende Foucault la Historia?

¿Qué visión de la Historia tiene Michel Foucaul? Acá si que entramos en una cuestión realmente profunda, densa. Michel Foucault es un historiador, un analista del devenir histórico, (que para él no va a existir). La idea del devenir histórico como una cosa lineal, que se va desarrollando, no

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existe. No exite. Lo que existe para Foucault es una discontinuidad en la Historia. La Historia no es un continuum, sino es una discontinuidad.

¿A quién se está oponiendo? Se está oponiendo al Historicismo de Hegel. Nosotros en estos encuentros hemos analizado la visión de la Historia en Hegel. Una visión de la Historia que consistía en decir que, la Historia tenía un desarrollo dialéctico interno y necesario. Ese desarrollo dialéctico era el que, el "Sujeto Absoluto" iba tomando, a través de ese desarrollo, "Consciencia de sí", hasta llegar a la "Autoconsciencia total", que ocurría en la Filosofía de Hegel. Esa toma de la consciencia de sí, del "sujeto absoluto", tiene una continuidad sustancial. Esto lo va a decir muy bien el filósofo Louis Althusser , que va a caracterizar la concepción filosófica de Hegel como la de una continuidad sustancial. ¿Cuál es esta sustancia que constantemente avanza contradictoriamente, dialécticamente en Hegel?. Bueno, es la sustancia que constituye la Historia. Y la Historia, es la Historia del Sujeto Absoluto.

En Marx, en Marx que toma el concepto muy acríticamente... la dialéctica hegeliana -aunque se diga que la pone de cabeza abajo-. No es así. Marx hace, con perdón de los marxistas, una Metafísica de la Historia. Estos, son para mí, los costados más endebles de Marx. Y justamente, son aquellos en los cuales la Academia soviética insistió más en desarrollar. Lo que hace Marx es decir que: La Historia es dialéctica. Es decir, que la historia tiene una linealidad que no se detiene. Y que esta linealidad es dialéctica. Es decir, que hay una afirmación, una negación de esa afirmación, una negación de la negación y una nueva afirmación que contiene a los contrarios anteriores. Por eso, la Dialéctica le permite decir a Marx que, de la mutación que hace la burguesía de el feudalismo, surge el proletariado. O sea, del triunfo de la burguesía surge el proletariado. Y que el proletariado,violentamente -va a decir Marx- va a aniquilar a la burguesía y va a establecer, finalmente, una sociedad sin clases, donde habrá una gran plenitud, donde el lobo dormirá junto al cordero... y habrá una gran libertad, no habrá clases, no habrá la explotación del hombre sobre el hombre... Y como vemos, todo esto se hizo trizas, trizas. Ni el proletariado enterró a la burguesía, más bien parece al contrario, que la burquesía hubiera enterrado al proletariado, y que no vemos un horizonte de plenitud en el cual, digamos, el lobo duerma junto al cordero y seamos todos libres, sino que vemos un horizonte apocalíptico, prácticamente. Pero lo fundamental es que se trata de una Metafísica de la Historia. Porque es un ordenamiento de los hechos históricos considerando que, internamente en los hechos históricos se va desarrollando una necesidad. En Marx, la necesidad de que el proletariado derrote a la burguesía e instaure una sociedad sin clases.

Foucault, entonces, muy inteligentemente, y esto es un gran aporte de Foucault, aunque lo había hecho Sarte, ¡Ojo!, hay que leer la "Crícica de la Razón Dialéctica". Sartre ya había dado una concepción de la Dialéctica que no tenía como pre-supuesto la linealidad interna necesaria. Lo que

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vamos a llamar de aquí en adelante el "Decurso Histórico". Pero es Foucault el que efectivamente cuestiona esto con mayor eficacia.

Entonces Foucault dice que todas esas son Metafísicas de la Historia. Que la Historia no tiene un devenir necesario ni lineal. Que no tiene un decurso necesario lineal, sino que la Historia es una discontinuidad permanente. Es una discontinuidad permanente. Y esto le permite decir que él no hace una Metafísica de la Historia, porque él se basa en Nietzsche. Y Nietzsche tiene un texto, que lo pueden leer, porque es un enorme placer leerlo, que se llama "La segunda consideración intempestiva". Que se consigue fácilmente en Ediciones Zorzal -esto no es un chivo, esto es algo necesario que yo tengo que decir para que usted consiga ese libro- es un pequeño librito, barato. Y se lee la "Segunda consideración intempestiva" de Nietzsche, donde Nietzsche genialmente dice: "¿Pero, qué es esto? ¿Qué es esto de una Historia que es lineal, racional, que marcha alegremente hacia el futuro en medio de contradicciones, pero siempre linealmente? Esto -dice- es un Dinosaurio no es la Historia. Esto es materia bastarda para los historiadores idiotas". Más o menos, es lo que dice Nietzsche.

3- La Historia, ¿Un campo de batalla?

La concepción Foucaultiana de la Historia está expresada en una famosa conferencia que dio Foucault acerca de Nietzsche y la Genealogía.

Ya Hegel, en el Prefacio de la "Fenomenología del Espíritu", un texto monumental de la Filosofía, que nosotros analizamos en otros encuentros, es de 1807, tiene una fórmula que dice: "La Verdad, la Verdad es el delirio báquico en el que cada miembro se entrega a la embriaguez".

Qué concepción tan, digamos, dionisíaca de la Verdad. Es decir, la verdad no es una cosa fija: "Esa es la Verdad". No. Aqui no hay cosas fijas. Porque en la Edad Media, digamos, cuando el hombre era esclavo de la divinidad, efectivamente, al hombre el estamento sacerdotal le decía "Esta es la verdad". Le decía a Galileo: "No, Señor Galileo. Esta es la Verdad: El sol gira alrededor de la tierra".

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"¡No!", decía Galileo. "No, no es así". "Bueno, mire, una palabra más y lo quemamos como a Giordano Bruno". "Ah, tienen razón", decía Galileo.

Entonces, esta concepción verticalista de la Verdad, es poner la Verdad como lo Uno.

Pero lo que hace Foucault es decir, basándose... No, no se basa. Quizás indudablemente la conocía a la frase de Hegel. La frase, "La verdad es el delirio báquico en el que cada miembro se entrega a la embriaguez", quiere decir que la Verdad no es lo Uno, sino que la Verdad es lo Múltiple. La Verdad es el choque de las distintas Verdades. La Verdad es guerra. El Conocimiento es guerra, va a decir Foucault. Porque la Estructura Foucaultiana es una estructura estratégica, en la cual no hay Sujeto. Hay luchas. A ver si esto está claro, ¿Eh?. Ojo, es muy importante. No hay Sujeto. Hay luchas. Hay colisiones. Hay odio. Hay enfrentamientos. Enfrentamientos de distintas Verdades sobre los hechos históricos. En consecuencia, hay muchos hechos históricos. No hay una linea interna racional de la Historia.

Es lo que habíamos visto, también, con Walter Benjamin, y las "Tésis sobre Filosofía de la Historia", cuando el "Angelus Novus" se da vuelta y mira al pasado... Y Benjamin dice: "Cuando el Angelus Novus, el ángel de la historia, mira al pasado no ve una cadena de hechos racionales, dialécticamente encadenados. Ve un paisaje de ruinas". Y esto es lo que está diciendo Foucault: "Yo veo -sino un paisaje de ruinas- un paisaje de luchas". Un paisaje de luchas de conocimientos. De odio, entre aquellos que poseen los distintos conocimientos. De fuerza, por imponer yo mi conocimiento al conocimiento del otro. Entonces, en este campo de batalla por el dominio de la Verdad, lo que hace Foucault es seguir analizando el Poder. El Poder es el que consigue, consigue vencer en esta lucha de las distintas interpretaciones de la realidad. Hay una enorme multiplicidad. Eso es la Historia para Foucault, una enorme multiplicidad de agentes de la Historia, de factores de poder de la Historia, de elementos estratégicos de la Historia que colisionan entre sí. Y la lucha es por establecer cada uno de ellos su Verdad como La Verdad. Ahí es donde el Poder triunfa.

Entonces, esta concepción de la Historia es una concepción un tanto caótica de la Historia. Incluso Foucault, quiso ser aceptado en la Academia de la Historia en Francia, y no lo aceptaron porque dijeron: "Y bueno, nosotros tenemos muchos reparos con su Epistemología".

Y claro. Los Historiadores, ¿Qué es lo que quieren los Historiadores?. Quieren hacer la Historia Contemporánea, ¿No?. Y bueno: La Revolución Francesa, despues las Revoluciones en Fancia, el

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surgimiento de la Industria en Inglaterra, la Comuna de París, Napoleón el pequeño, el surgimiento de la Unidad Alemana, de la Unidad Italiana... bueno, así... guerra del 14, etc, etc. ¿Qué hay ahí? El Historiador triunfa. Porque tiene una linealidad para explicar. No, dice Foucault. La Historia no es así. La Historia no hay que explicarla a través de esos grandes hechos protagónicos de la historia, sino que la Historia está en las pequeñas luchas también, que son en última instancia, las que van a definir ese transcurso de la Historia. Que nunca es lineal. Siempre es una avance, un retroceso, una lateralización, otra lateralización. Es un complejo de enormes multiplicidades, que cuesta mucho entender.

Ahora, la pregunta es: ¿Cómo actúo yo politicamente en medio de una multiplicidad de hechos que no puedo entender? Porque para actuar políticamente sobre la realidad, alguna síntesis tengo que poder hacer. Sino, yo también me vuelvo loco, entro en el dionisismo y me emborracho y no puedo actuar sobre la realidad.

O sea, vamos a ver qué nos propone Foucault para actuar sobre la realidad y contra el Poder.

4- ¿Es inexplicable el hombre que se rebela?

Foucault, anticipa muchísimo a los Posmodernos en esta idea de la enorme fragmentación de la Historia. Y los anticipa porque les da letra. Es veinte mil veces más pensador Foucault, que todos los Posmodernos juntos.

Entonces, Foucault inventa esto, que toma de Nietzsche, de la multiplicidad de hechos de la Historia.

Pero, lo que uno le cuestiona es: Para la práxis política, para la acción política, para la posible rebelión contra ese Poder. Nosotros no podemos hundirnos en el vértigo multiplicador de la Historia sino que tenemos que poder, por lo menos, unir A con B, y después relacionar B con C. Y

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bueno... Y actuar en consecuencia, digamos. Realizar ciertas síntesis que nos permitan actuar sobre esa realidad.

Foucault va a llegar muy, muy tarde a conceder la posibilidad de la rebelión contra el Poder. Su fórmula: "Donde hay poder, hay resistencia al poder", recién va a comenzar a ser respondida a fines de los años 70, en el Collège de France. Y el concepto más interesante que va a elaborar es el de "Contraconducta". Es decir, que a las conductas del Poder hay Contraconductas de los sometidos al Poder. No es mucho. Pero le pasó algo a él. Y esto es, tal vez, muy conmovedor. El diario "L'Osservatore Romano" lo envía a Foucault a Irán, para que haga una serie de notas sobre la Rebelión del pueblo Iraní para sacarlo al Sha, y traerlo al Ayatollah Jomeini. En ese momento Foucault no sabía quién era el Ayatollah Jomeini, es decir, no sabía que iba a ser un carnicero. Era lo que pedían las masas. Y el Sha era un aliado del Occidente, capitalista burgués, que esas masas querían echar. Entonces, llega ahí, Michel Foucault, y ve a las masas iraníes marchar contra los soldados armados del Sha, con las manos vacias. Entonces, escribe una nota excepcional que se llama "La rebelión de las manos vacias". Y se pregunta: ¿Qué es lo que hace que un hombre se rebele?. El hombre que se rebela, es inexplicable -va a decir Foucault-. El hombre que se rebela es inexplicable.

Entonces, uno le diría: "Querido Michel Foucault, el hombre es inexplicable, el hombre que se rebela es inexplicable para usted, porque usted lo hizo inexplicable. Porque usted, al quitarle la subjetividad, al transformar la Historia en un caos, vuelve imposible la asunción de un sujeto de sí mismo, su furia y su unión con otros compañeros, en este caso las masas iraníes, y la rebelión contra el Poder.

En Marx siempre fue posible la rebelión. El sujeto en Marx es la Comuna de París. La Comuna de París que se alza en armas contra el poder del ministro Thiers y contra el poder Prusiano de Bismarck. La Comuna en París es el sujeto en acción. Cómo sino se rebeló la Comuna de París. Y cómo sino, se rebelan las masas iraníes. Quiere decir que algo han podido superar de ese condicionamiento terrible del Poder. Es decir, en algún momento dijeron: "No, no. Queremos otra cosa. Y vamos a las calles. Y arriesgamos nuestra vida contra los fusiles del Poder".

Entonces, Foucault se pregunta, algo que Sartre había respondido. Sartre siempre dijo: "El hombre, el hombre va a ser libre siempre, aún en el último socavón, en el último abismo de su enajenación hay un resto de libertad, que siempre le va a permitir rebelarse". Esa es la Filosofía Política de Sartre, esencial. El hombre es siempre, siempre Libertad, aún cuando sea este poquitito de Libertad, de esa Libertad puede surgir la rebelión. Y en Marx, el hombre debe rebelarse.

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En Foucault esta rebelión de las masas iraníes le provocan la visión, efectivamente, de unas masas que se estan sublevando. Entonces, dice: "El hombre que se rebela es inexplicable".

Bueno. A ver, digamos, puede ser. (Para mí no puede ser) Pensémoslo de el lado de Foucault, brevemente.

Tomemos, el hombre está condicionadao por el lugar en que nace, por el inconsciente, por el lenguaje, por la semiología, por la lingüística, por, digamos, Ferdinand de Saussure, por la Antropología de Lévi Strauss, por Lacan!, por Lacan, por el lenguaje Lacaniano, que núnca termina por encontrar el sujeto. El hombre está condicionado por todo eso y quizás, quizás por todo eso, una rebelión resulte inexplicable. Bueno. Si es así, nosotros vamos a tener que ser inexplicables. Porque si nos volvemos explicables, tan explicables, nos vamos a volver pasivos. Vamos a ser una cosa de estudio de las distintas disciplinas del saber humano, como bien lo ha dicho Foucault. Para no ser eso, necesitamos confiar que siempre, siempre existe la posibilidad de la rebelión, aunque sea inexplicable. Aunque sea inexplicable hay que tornarla explicable con la acción de esa rebelión, que es lo que vio Foucault en las masas iraníes con las manos vacías enfrentando los fusiles del ejercito del Sha. Esto que le pasó a Foucault fue muy positivo para él.

Y murió, murió, pobrecito, murió de sida, a comienzos de los años 80, cuando justamente comenzaba a desarrollar, a desarrollar brillantemente, como siempre, a través de estudios sobre la sexualidad, estos temas de la resistencia al poder.

Honra a Michel Foucault, del modo que sea.