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Facultad de Ciencias Veterinarias -UNCPBA- CARCINOMA ESPINOCELULAR EN LA TERCERA FALANGE EN UN EQUINO SPC Mandrini Gatti, Giuliana; Perkins, Gustavo; Rosatti, Juan Jose; Confalonieri, Omar. Agosto del 2017 Tandil

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Facultad de Ciencias Veterinarias

-UNCPBA-

CARCINOMA ESPINOCELULAR EN LA TERCERA FALANGE EN UN

EQUINO SPC

Mandrini Gatti, Giuliana; Perkins, Gustavo; Rosatti, Juan Jose;

Confalonieri, Omar.

Agosto del 2017

Tandil

CARCINOMA ESPINOCELULAR EN TERCERA FALANGE EN UN

EQUINO SPC

Tesina de la Orientación Producción Animal, presentada como parte de los

requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante: Mandrini Gatti,

Giuliana.

Tutor: Médico Veterinario. Perkins, Gustavo.

Director: Dr. Confalonieri, Omar.

Codirector: Veterinario. Rosatti, Juan José

Evaluador: Dra. Denisa S. Pérez Gaudio

Dedicado a mi familia que me acompañó en este largo camino, en especial a mis

padres y mi hermana Francina que hicieron un gran esfuerzo para que yo sea lo

que soy.

También a mis abuelos, en especial a mi abuelo Osvaldo, que desde donde está

me sigue acompañando y que aunque no pudo verme recibida fue un gran pilar

y guía para que lo haga.

Y a mis amigos de Tandil, los cuales fueron mi familia y sostén durante los años

de carrera, en especial mi mejor amiga Zósima y mi hermano del alma Alejandro.

Resumen:

Los carcinomas de células escamosas (espinocelular) son las neoplasias más

frecuentes en los equinos, pero muy rara vez afectan la tercera falange. El

presente trabajo describe un caso clínico que se desarrolló en un haras de la

provincia de Buenos Aires en una yegua SPC adulta con su cría al pie, que

anteriormente había manifestado en el miembro anterior izquierdo una

pododermatitis séptica, la cual derivó en un carcinoma espinocelular. Luego de

confirmar el diagnóstico por radiología e histopatología, se realizó el tratamiento

con pediluvios y perfusión regional con antibióticos sin mostrar mejoría alguna.

El estado del animal desmejoró con el tiempo y finalmente murió. En la necropsia

se pudo observar como el tumor había tomado un tercio de la tercera falange.

Palabras clave: equino, carcinoma de células escamosas, tercera falange,

pododermatitis séptica.

INDICE:

1. INTRODUCCION……………………………………………………….…………..1

1.1 Revisión Bibliográfica……………………………………………………….....1

1.1.1 Recordatorio anatómico e histológico del pie equino…….…..…………..1

1.1.2 Carcinoma de células escamosas (CCE). Generalidades……………….5

1.1.3 Diagnóstico….………………………………………………………………..7

1.1.4 Manejo del paciente oncológico.…………………………………………...5

1.1.5 Tratamiento…………………………………………………………………...9

2. OBJETIVO………………………………………………………………………….10

3. CASO CLINICO……………………………………………………………………10

3.1 Descripción del lugar………………………………………………………….10

3.2 Historia clínica…………………………………………………………………12

4. MATERIALES Y METODOS……………………………………………………..15

4.1 Descripción de la patología posiblemente predisponente.……………….15

4.2 Métodos diagnósticos utilizados ……………………………………………17

4.3 Tratamientos aplicados………..……………………………………………..18

5. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL………………………………………………….20

6. RESULTADOS…………………………………………………………………….21

Informe radiográfico..………………………….………………………...………..21

Informe de citología y bacteriología…………………………………….……….23

Informe de histopatología.………………………………………………………..24

Informe de necropsia………………………………………………………..........25

7. CONCLUSIÓN……………………………………………………………………..28

8. DISCUSIÓN………………………………………………………………………..29

BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………….30

1

1. INTRODUCCION

1.1 Revisión bibliográfica

1.1.1 Recordatorio anatómico e histológico del pie equino

El casco es el estuche corneo que recubre completamente el extremo distal del

pie de los equinos. Es considerado como una piel modificada. En él se encuentra

incluido: corion (tejido conectivo; dermis), almohadilla digital, falange distal

(hueso de la corona o de la uña, ya que está incluida en ésta), la mayor parte de

los cartílagos de la falange distal, la articulación interfalangiana distal (de la

corona o de la uña), extremidad distal de la falange media (hueso corto de la

ranilla), sesamoideo distal (navicular), bolsa podotroclear (bolsa navicular),

varios ligamentos (ligamento colateral lateral de la articulación interfalángica

distal, ligamento sesamoideo distal y colateral, ligamento anular digital distal,

ligamentos cortos colaterales) tendones de inserción de los músculos extensor

digital común y flexor digital profundo, vasos sanguíneos y nervios. La piel

localizada entre los talones también es parte del pie (Adams, 2015).

El casco se continúa con la epidermis en el borde coronario. Aquí, la dermis de

la piel se continúa con la dermis subyacente del casco (corion o pododermo).

Las regiones del corion corresponden a las partes del casco debajo de las cuales

se localizan: corion perióplico, coronario, laminar (lámina), de la ranilla (corion

cuneato) y de la palma.

Las partes que definen al casco protegen a las estructuras subyacentes del pie

e inician la disipación de las fuerzas producidas cuando el pie golpea contra el

suelo. Las mismas son: PARED (muralla, tapa), es la parte del casco visible

cuando el pie apoya en el suelo y se extiende desde el borde coronario hasta el

piso. En la parte posterior (talones) se refleja hacia adentro para formar las

barras de la suela. La pared está separada de la suela por la línea blanca o línea

alba. SUELA (palma), forma la mayor parte de la superficie basal del casco.

RANILLA (horqueta, candado), consiste en una masa en forma de cuña en la

parte posterior de la suela. Los surcos paracuneales la separan de las barras.

Se considera que representa una versión modificada de la almohadilla plantar de

otros mamíferos.

2

El examen de la superficie de apoyo del casco muestra la palma, la ranilla, los

talones, las barras y la superficie de apoyo de la pared. La muralla se extiende

hacia proximal desde el suelo hasta el borde coronario, donde el blando cuerno

blanco del perioplo se une a la epidermis de la piel de la corona. Las regiones de

la pared son las lumbres (o pinzas) (dorsalmente), los hombros o mamas, las

cuartas partes (lateral y medialmente) y los talones redondeados que se

continúan palmarmente desde la cuartas partes. En la zona de pinzas la pared

es más gruesa, la misma va adelgazando progresivamente y se pone más

elástica hacia los talones, donde su espesor aumenta nuevamente en la unión

con las barras (ángulo de inflexión de la muralla).

Fig. 1: Corte para-sagital del menuillo y el dedo de un caballo, (Adams, 2004).

3

Fig. 2: Topografía de la superficie de apoyo (solear) del casco, (Adams, 2004).

Fig. 3: Vista disecada de las relaciones del casco con las regiones subyacentes del corion

(Adams, 2004).

4

Continuando con la descripción anatómica, internamente, el tejido conectivo de

colágeno denso muy inervado y vascularizado del corion coronario (dermis) da

origen a papilas elongadas dirigidas distalmente. El corion laminar (lámina) forma

una serie de láminas que se interdigitan con las láminas epidérmicas del estrato

interno de la muralla. Desde el corion perióplico, solear y cutáneo (de la ranilla)

se desprenden papilas más cortas. El corion proporciona sensibilidad, así como

alimentación e inserción para el epitelio escamoso estratificado suprayacente

que conforma la epidermis ungueal.

En la región coronaria, el estrato basal de la epidermis ungueal es una capa

simple de queratinocitos cilíndricos proliferantes localizados sobre y entre largas

papilas dérmicas. Esta proliferación fuerza a las células distalmente dentro del

ancho estrato medio de la pared del casco, formando una epidermis tubular e

intertubular que sufre cornificación. Unos pocos estratos de células poliédricas

se unen por medio de desmosomas constituyendo la región correspondiente al

estrato espinoso de la epidermis cutánea. El resto de la epidermis ungueal es un

estrato corneo de queratinocitos escamosos anucleados (Adams, 2015).

Fig. 4: Esquema de la unión hueso - uña mediante los engranaje laminar y papilar. Se aprecia

el estrato externo de la muralla, el estrato medio y el interno o laminar que se une con la

superficie externa del córion podal. En la base se observan las papilas que penetran el cuerno

de la línea blanca y las papilas del córion solear que se alojan en los túbulos córneos de la

suela.

LÁMINA

DÉRMICA

LÁMINA

EPIDÉRMICA

PARED DEL

CASCO

3º FALANGE

5

1.1.2 Carcinoma de células escamosas (CCE) - Generalidades:

Los CCE o espinocelulares son tumores malignos de células de la capa espinosa

del epitelio (Del Fava et al., 2007) en los que las células muestran la

diferenciación de los queratinocitos. Histológicamente la queratosis actínica

(carcinoma de células escamosas) muestran hiperplasia epidérmica,

hiperqueratosis, paraqueratosis, acantosis, acentuación de la rete epidérmica, y

la displasia de queratinocitos. Los queratinocitos afectados, que se encuentran

en su mayoría en la parte basal y la capa espinosa, muestran pérdida de la

polaridad, cariomegalia, hipercromatismo nuclear, nucléolos prominentes y

ampliados y figuras mitóticas de queratinocitos basales y suprabasales (Meuten,

2002).

Los carcinomas son, junto con los sarcoides, las neoplasias cutáneas más

frecuentes de observar en los equinos (Trucco, 2012). El CCE se ha citado como

el segundo o tercer tipo de neoplasia más frecuente en los caballos. Se estima

que comprenden entre el 7 y el 31% de las neoplasias totales en diversas

encuestas (Knottenbelt et al., 2015).

En todas las especies, el CCE puede ocurrir en animales jóvenes, pero su

incidencia aumenta con la edad (Meuten, 2002).

Se ha informado con mayor frecuencia en caballos gerontes, pero a excepción

de esto hay reportes de casos en potrillos de un año de edad.

Puede haber una predilección de género para el desarrollo del CCE; sin embargo

esto no se ha encontrado en todos los estudios. Hay informes que demuestran

que los castrados son 5 veces más propensos que los sementales y 2 veces más

propensos que las yeguas (Knottenbelt et al., 2015).

Diversos factores están relacionados íntimamente con su presentación, tales

como, ausencia de pigmentación de la piel, exposición prolongada a rayos

ultravioletas y áreas con poco o escaso pelo.

En equinos y bovinos el tumor se presenta comúnmente en las uniones muco-

cutáneas del ano, prepucio, pene y vulva, pero principalmente en el área peri-

ocular (Trucco, 2012), también puede observarse en sitios de heridas

(incluyendo quemaduras), irritación crónica o infección y enfermedades

parasitarias; donde este cambio neoplásico puede ser causa de fracaso de

curación de heridas incipiente.

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Existe un informe de un extenso y profundamente invasivo carcinoma

espinocelular que se desarrolló bajo una herida no cicatrizada por encima del

hueso iliaco que había resultado de quemaduras sostenidas durante 8 años. Otro

caso ocurrió en tejido de granulación exuberante en el sitio de un absceso por

una inyección sobre la región glútea, aproximadamente 2 años después de la

lesión inicial (Knottenbelt et al., 2015).

Puede encontrarse en cualquier otra parte del cuerpo, como la lengua o la

mucosa bucal, donde su presencia es muy poco frecuente.

En el ganado bovino el CCE se presenta principalmente en las uniones

mucocutáneas, en particular los párpados. En el gato los sitios más comunes

son el pabellón auricular y los párpados. En el perro el tumor se produce con

mayor frecuencia en la cabeza, el abdomen, las extremidades anteriores y

posteriores, el perineo y los dedos (entre los 7 y 11 años de edad). En las ovejas,

las orejas se ven afectadas con mayor frecuencia. Sin embargo, en todas las

especies este tumor puede surgir en cualquier sitio (Meuten, 2002).

En equinos no hay reporte de caso ni mención alguna de la ubicación subungueal

o en el pie.

La lesión inicial por lo general es una dermatosis solar o queratosis actínica.

Luego continúa evolucionando con eritema, edema, aumento de espesor de la

epidermis y posterior ulceración. Con el tiempo las ulceras se profundizan y

expanden, hay contaminación bacteriana secundaria responsable de la

formación de un exudado purulento sobre la superficie de la lesión (Trucco,

2012). A medida que crece, el tumor puede volverse nodular y duro y en

ocasiones presentar una superficie verrugosa.

Los CCE son principalmente de crecimiento lento. La mayoría de los tumores no

muestran diseminación metastásica a los ganglios linfáticos regionales; las

metástasis a los linfonódulos periféricos se encuentran más frecuentemente con

tumores poco diferenciados o tumores que han estado presentes durante un

tiempo considerable antes de ser diagnosticados o extirpados (Meuten, 2002).

Los tumores pueden ser de dos tipos: proliferativos o erosivos. Los primeros

poseen un aspecto papilar de tamaño variable con aspecto de flor, normalmente

7

con una superficie ulcerada y que sangra con facilidad. Los segundos son los

más comunes y están formados por ulceras cubiertas por costras que se tornan

profundas y constituyen cráteres (Ramos et al., 2007).

El carcinoma espinocelular no se clasifica de forma rutinaria por los patólogos,

pero es aceptada esta clasificación por muchos autores:

Grado 1: bien diferenciado con numerosas y prominentes células

disqueratósicas, perlas córneas con puentes intercelulares obvios.

Grado 2: moderadamente diferenciado con disqueratosis frecuente y perlas

córneas con puentes intercelulares mal definidos.

Grado 3: células pobremente diferenciadas con queratinización poco frecuente y

alguna figura mitótica atípica (Meuten, 2002).

1.1.3 Diagnóstico:

El diagnostico oncológico se inicia con la descripción del paciente. Además debe

realizarse una correcta anamnesis que debe incluir; antecedentes clínicos y

diferentes tratamientos aplicados; momento de aparición de las lesiones actuales

y ritmo de crecimiento; descripción de cambios de tamaño, forma o coloración;

aparición de nuevas lesiones en la proximidad o a distancia; resultados de

pruebas realizadas y respuesta a tratamientos previos.

Hay que tener en cuenta que las consecuencias patológicas del tumor no son

siempre obvias. Los procesos neoplásicos producen efectos por diferentes

mecanismos, entre ellos, alteración endocrina o funcional, destrucción de

estructuras, efecto sistémico o paraneoplásico.

La exploración física de cualquier paciente con sospecha de neoplasia debe ser

completa y sistemática, buscando signos locales y sistémicos que puedan tener

un origen tumoral.

Por último, es importante destacar que la finalidad de la exploración física no es

solo detectar el tumor, sino valorar el estado general del animal, que ayude a

determinar la posibilidad de utilizar terapias agresivas.

Un análisis sanguíneo completo es muy útil en el diagnóstico de los pacientes

oncológicos, aunque los tumores que repercuten en sangre periférica son poco

frecuentes.

8

Las pruebas diagnósticas por imagen son esenciales en el diagnostico

oncológico, aunque rara vez son necesarias en casos de tumores cutáneos o

accesibles a la palpación.

El diagnostico citológico constituye una excelente aproximación. Aunque su

empleo en medicina equina no esta tan difundido como en pequeños animales,

es una técnica sencilla y barata que permite, en muchas ocasiones, un

diagnóstico definitivo o, en su defecto, descartar otros diferenciales (Martínez de

Merlo, 2012).

La radiología y ecografía son ya técnicas rutinarias; sin embargo, el empleo de

otras técnicas avanzadas (resonancia magnética, tomografía computarizada) es

más limitada por razones económicas, de infraestructura y equipamiento; sin

embargo, es indudable que su empleo mejora significativamente el diagnostico

oncológico.

La base del diagnóstico oncológico es la determinación de que el origen de la

lesión es neoplásico y el establecimiento del tipo exacto de tumor. Para ello, es

necesario llevar a cabo un estudio patológico de cualquier lesión sospechosa.

Es importante destacar que aunque la experiencia y las pruebas diagnósticas

descriptas son útiles para establecer un diagnostico presuntivo de neoplasia, la

confirmación del diagnóstico solo puede realizarse mediante dicho estudio

patológico.

Esta patología es de difícil diagnostico cuando no se presenta con las

manifestaciones clínicas comunes, las cuales ayudan y orientan al diagnóstico

definitivo (Meuten, 2002).

1.1.4 Manejo del paciente oncológico:

El criterio que debe seguir el veterinario actuante es a tres niveles:

1- Determinar la naturaleza exacta del proceso:

a. Diagnóstico del tumor y su extensión.

b. Establecer sus efectos en el paciente:

I. Efectos directos consecuencia del crecimiento tumoral: por compresión

o alteraciones de la funcionalidad de los órganos afectados.

II. Efectos sistémicos, no relacionados directamente con el desarrollo

tumoral primario, denominado síntomas para-neoplásicos (fiebre,

9

caquexia, alteraciones hematológicas, síndromes metabólicos como la

hipercalcemia, etc.)

2- Establecer el pronóstico especifico en cada caso, que depende de:

a. El tipo de tumor.

b. La localización del tumor.

c. La extensión de la enfermedad neoplásica.

d. El tipo y naturaleza de las complicaciones locales sistémicas que

producen en el paciente.

3- Diseñar la estrategia terapéutica más adecuada para cada paciente, que

permita el control de la enfermedad neoplásica con la mínima afectación del

estado general del animal y con un costo económico asumible para el

propietario (Martínez de Merlo, 2012).

1.1.5 Tratamiento:

El CCE es uno de los pocos tumores de la piel para el cual hay tratamientos

farmacológicos y quirúrgicos. Los farmacológicos, son generalmente los que

surgen en sitios que no son susceptibles a la escisión quirúrgica con amplios

márgenes de tejido normal, o aquellos que implican tumores multicéntricos o

tumores que han sido extirpados de forma incompleta en el momento de la

retirada inicial.

En caballos se ha utilizado la administración tópica de 5-fluorouracilo en

combinación con citorreducción quirúrgica en CCE de pene y vulva. También

está probada en tumores de piel, la quimioterapia con cisplatino intratumoral

(1mg/cm3 de tejido tumoral aproximadamente / sesión) en aceite de sésamo

(Meuten, 2002). Por ejemplo, en párpados.

Otro tratamiento posible utilizado como método adjunto para prevenir la recidiva

luego de la extirpación quirúrgica del tumor de células escamosas es el uso del

piroxicam. El mismo se utiliza en dosis de 80 mg totales vía oral, cada 24 horas.

El uso de este fármaco se debe a que los antiinflamatorios no esteroideos son

potentes inhibidores de la ciclooxigenasa (COX). Se ha demostrado que la COX-

2 se encuentra sobreexpresada en tumores epiteliales; por lo tanto, sus

inhibidores probablemente inducen la apoptosis de las células tumorales e

10

inhiben la angiogénesis (Iwabe, 2009; Ramirez-Lopez, 2009; Juárez-Sanchez,

2009).

Si hablamos de un tratamiento quirúrgico, el objetivo principal es la extirpación

completa del tumor y preservar la función de la piel, con un resultado estético

adecuado. El mismo, ofrece mayor índice de curación y menores tasas de

recidivas, por lo que se considera el tratamiento de primera línea; sin embargo,

aún en la actualidad no se cuenta con guías estandarizadas que determinen el

margen quirúrgico que asegure la curación en el 100% de los casos.

2. OBJETIVO

El objetivo de la presente tesina es descubrir una patología poco difundida en la

Medicina Veterinaria, como es el CCE en el miembro anterior de un equino, y

resumir todos los tratamientos posibles que ayuden al veterinario clínico en la

resolución de este problema poco usual.

3. CASO CLÍNICO

3.1 Descripción del lugar:

El caso clínico se desarrolló en un haras de la provincia de Buenos Aires, ubicado

en la Ruta nº 8 a 10 km de la ciudad de San Antonio de Areco. El mismo tiene

una dimensión de 345 has. El plano del haras se muestra a continuación:

Entrada Fig. 5: Plano de la distribución de los

potreros.

11

El haras cuenta con zonas bajas inundables por el desborde del rio Areco y

zonas más altas donde la fertilidad y la tierra son aptas para cultivos de gran

valor forrajero. En las zonas altas se lleva a cabo la siembra de pasturas

compuestas por alfalfa, trébol blanco y raigrás, así como también verdeos de

invierno o verano. En las zonas bajas se siembran pasturas compuestas por

especies resistentes al encharcamiento.

Además de la alimentación a campo los animales son provistos de una doble

ración (mañana y tarde) de avena húmeda, calcio y probióticos.

En cuanto a instalaciones, posee un galpón general en forma de “H” donde se

encuentra la veterinaria, la manga de revisación, dos oficinas, una farmacia, dos

racioneras, una habitación para el veterinario residente, dos montureros, dos

duchas y 50 boxes.

Rodeando el galpón hay varios piquetes chicos para encierre provisorio o

descanso y 4 piquetes más grandes para las yeguas recién paridas, dos piquetes

más alejados que se usan como enfermería y una ensenada frente a una de las

puertas donde se encierran de noche las yeguas en fecha de parto.

Fig. 6: Vista satelital del haras en su totalidad.

Entrada desde ruta 8

Pista

Instalaciones

12

Fig. 7: Vista satelital de las instalaciones del haras.

El personal con el que cuenta el haras es de 15 personas, entre ellas dos

veterinarios jefes más un veterinario residente, un administrador y el resto

personal de campo, los cuales se reparten las tareas de racionar, revisación

diaria junto con el veterinario, vareo de los caballos en cuida, recorrer el resto de

los animales a campo, mantenimiento del haras y de la maquinaria y demás

tareas que surgen diariamente.

3.2 Historia clínica

Se trata de una yegua madre SPC, nacida en 2006 (9 años de edad), con su

tercera cría al pie; en perfecto estado nutricional y plan sanitario completo y al

día.

El abordaje del caso se llevó a cabo por mi parte en septiembre de 2015. El

cuadro comenzó aproximadamente 2 años previos a la fecha mencionada.

Inicialmente se trató de una infección ascendente de la línea blanca (mal de la

piedra), mal llamado “barro infeccioso” en el miembro anterior izquierdo, que

ocasiono una doble suela. Como es de esperar esa doble suela, pasado el

Galpón

Picadero

Galpón

Viviendas

Galpón

13

tiempo necesario se cae, ya que por debajo crece la suela nueva y empuja a la

vieja. En este caso la doble suela se cayó, pero por debajo la nueva nunca

termino de crecer y esa abertura nunca cerró.

Durante un año y medio la yegua estuvo a campo. Esa abertura en la palma del

pie estuvo expuesta a variadas condiciones climáticas, entre ellas fuertes

inundaciones y periodos prolongados de barro y humedad sin llevarse a cabo

curación o atención alguna.

Aproximadamente, cuatro meses previos al abordaje del caso por mi parte,

empezó a crecer un tejido de origen desconocido con la morfología similar a la

de un tumor, el cual era muy sangrante y crecía lentamente según la información

brindada por el veterinario encargado. El mismo se ubicaba en la palma del

casco, en la región de la pinza del miembro anterior izquierdo, entre el vértice de

la ranilla y la línea blanca. Y por lo observado a simple vista provenía de un plano

más profundo, ya que tenía forma de pedúnculo, donde la base más ancha se

encontraba en el exterior y el vértice o nacimiento del pedúnculo en la

profundidad del pie orientado hacia la tercera falange.

El animal manifestaba dolor ya que no apoyaba el miembro afectado.

Con el correr del tiempo fue perdiendo estado corporal debido a la imposibilidad

de comer normalmente ya que le costaba caminar por el dolor que le provocaba

apoyar el miembro afectado y el bajo estado anímico que le causaba ese dolor.

Sumado a esto la yegua amamantaba su cría de 3 meses de edad.

Debido a la desmejoría se le adiciono a su alimentación diaria una ración de 4

kg de avena por la mañana y lo mismo por la tarde, pero la perdida de estado

corporal siguió su curso. La ración no se quiso seguir aumentando para no sumar

a la carga de la otra mano una causa predisponente de infosura.

14

Fig. 8: Se puede observar al animal con el miembro afectado en suspensión, posición que

adoptaba gran parte del tiempo.

Fig. 9: Muestra desde un ángulo lateral el pedúnculo en la palma del miembro afectado. La

flecha amarilla indica la ubicación de tumor.

15

Fig. 10: Vista plantar de la lesión descripta en la figura 5.

4. MATERIALES Y METODOS

4.1 Descripción de la patología posiblemente predisponente

Infección ascendente de la línea blanca (mal de la piedra):

Enfermedad muy común y que todo caballo desarrolla alguna vez en su vida. Las

causas predisponentes son cascos muy secos donde cualquier injuria produce

una fisura y una puerta de entrada a cuerpos extraños, bacterias y otros agentes

patógenos (Thiemo Kellner, 2010). En la enfermedad ascendente de la línea

blanca sucede que una abertura en la misma permite que la infección invada la

lámina, dando por resultado el desarrollo de abscesos submurales (Adams,

2015).

A medida que un absceso va madurando, la presión del gas producido y la acción

queratolítica de las enzimas producidas por las bacterias, va desorganizando las

laminillas corneas. El pus y el absceso van aumentando su volumen a costa del

16

tejido laminar, provocando una intensa cojera, mucho calor y pulso en el pie.

Utilizando las laminillas como si de un ascensor se tratase, el pus llega a la

corona, donde se absceda hacia el exterior, liberándose el pus y el gas. Una vez

aliviada la presión, el dolor remite en su mayoría. Toda la zona afectada por el

absceso queda hueca e inestable, de lo que pueden provenir innumerables

problemas y ser la puerta de entrada para otras infecciones mucho más graves.

Se puede observar en el animal una claudicación de leve a moderada que suele

aparecer uno o dos días antes de que se presente la abertura de la fistula a nivel

del rodete coronario. Los signos de claudicación pueden variar de acuerdo a la

gravedad y a la localización de la infección. El caballo puede modificar su marcha

y efectuar un apoyo selectivo según la ubicación del absceso.

Según su grado de intensidad: Las claudicaciones más frecuentes son las de

apoyo de acuerdo a la mayor o menor intensidad con que se manifiesta el dolor.

El examen con las tenazas de exploración ayudó a determinar la localización

aproximada de la infección ascendente antes de que esta se abra en la zona del

rodete coronario.

Si se sospecha de esta enfermedad pero no se puede confirmar, se sumerge el

pie en una solución concentrada de sulfato de magnesio o sulfato de calcio,

también pomada madurativa a base de iodo, ambas para llevar la infección hacia

la superficie. Estas sustancias actúan reblandeciendo e irritando la zona. Al

irritarse, el proceso inflamatorio acelera el curso de estas enfermedades

ayudándolas a llegar a la superficie del casco. Cuando el absceso forma una

“cabeza” justo proximal al rodete coronario, se puede realizar una incisopunción

del absceso con aguja 40x12 18G o un catéter 14G. Si la fistula ya está abierta

en el momento de la presentación, el mantenimiento del drenaje lavando el

trayecto con una solución de povidona yodada diluida y el cuidado local de la

herida abierta puede ser todo lo que se necesita. De esta manera el absceso

puede seguir drenando el tiempo necesario hasta que el proceso infeccioso

finalice. Cuando se puede identificar la zona de la infección en la parte inferior

del pie, esta debe abrirse y agrandarse para que se produzca un drenaje ventral.

Por lo general, la infección se resuelve sumergiendo el pie en una solución

concentrada de sulfato de magnesio y lavando la fistula con una solución de

povidona yodada, las cuales funcionan de manera astringente, y sumado a esto

aceleran el proceso inflamatorio, lo cual tiene como objetivo exteriorizar el

17

contenido purulento del absceso. También se debe colocar un vendaje o una

bota protectora, para evitar la contaminación de las aberturas hechas en el casco

(Adams, 2015)

Fig. 11: Punto de salida de un absceso en el límite de la suela con la línea blanca.

4.2 Métodos diagnósticos utilizados

Previamente limpiada la zona, se procedió a la obtención de una placa

radiográfica que nos aclaró desde donde provenía el tejido diferenciado que

crecía lentamente sobra la ranilla del pie.

Visto esto se consultó a un cirujano experimentado que nos aconsejó hacer un

análisis histopatológico de la masa de origen desconocido.

Se envió como muestra una porción de la masa que proliferaba del pie del

animal. La misma medía aproximadamente unos 7 cm. Se envió en un frasco

con formol al 10%. La muestra fue extraída luego de un bloqueo regional del

miembro (4 puntos bajos) con anestésico local. Se fue realizando hemostasia

por cauterización, ya que el tejido estaba muy irrigado y el sangrado era continuo.

18

La muestra fue remitida al laboratorio lo antes posible, conjuntamente se envió

un hisopado del contenido líquido que supuraba desde la fistula. El análisis fue

concretado a la brevedad.

Fallecido el animal, se llevó a cabo la necropsia de la misma obteniendo

imágenes que confirmaban el plano desde el que surgía el tumor, antes visto en

la placa radiográfica.

Fig. 12: Porción del tumor extraído, comparado con una jeringa de 10 ml.

4.3 Tratamientos aplicados

Primero se realizaron pediluvios con solución tópica de iodo povidona

(Pervinox®) diluido al 10% con agua. Luego se continuó con sulfato de cobre

disuelto en agua. Todo esto seguido de vendaje protector. El protocolo llevado a

cabo fue de dos veces por día por un lapso de dos semanas.

También se aplicó ácido metacresol sulfónico y formaldehido (Lotagen®), de

forma tópica en la zona. Cualquier sustancia irritante provocaba una reacción y

hacia crecer esta masa, por lo que se decidió suspender la aplicación del mismo.

Sumado a esto se realizó tratamiento con antimicrobianos, administrando

Gentamicina (35 ml cada 24 hs) más Penicilina (20 ml cada 12 hs) para controlar

la infección que acompañaba la tumoración. Esta infección provenía de la

imposibilidad de mantener completamente limpio el pie, causando la infección

recurrente de la zona.

Lo último realizado fue la perfusión regional del miembro con Amikacina (60 ml),

mediante una técnica extraída del libro de Terapias Actuales de Medicina Equina

(Robinson, 2012)

19

Fig. 13: Pediluvio con sulfato de cobre.

Fig. 14: Aspecto macroscópico de la tumoración luego de la aplicación de Lotagen®.

20

5. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

Contusiones, escarza y abscesos en la suela:

En las primeras instancias del caso, cuando solo era un hematoma y

posteriormente un absceso en una zona frecuente en estas patologías, se podría

haber pensado en alguna de ellas debido a la similitud en el lugar que se

manifestaba. Pero por el rápido avance de la patología y la aparición de un

drenaje en la corona y posterior a esto el aflore de la masa tumoral en la palma

se descartó esta posibilidad.

Enfermedad de la línea blanca:

Por el lugar anatómico donde se manifestaba la patología y el drenaje coronario

del absceso se tuvo en cuenta esta enfermedad como posible predisponente,

pero al cursar esta con separación de la zona interna de la muralla debido a un

proceso queratolítico y delimitarse solamente a la línea blanca nos hizo descartar

dicha enfermedad.

Osteítis pedal:

Al realizar un examen radiográfico y observar una radiolucidez difusa en partes

y localizada en su zona más distal se sospechó de esta enfermedad, pero la

ausencia de abscesos, contenido purulento, inflamación y sumado a esto el

resultado del examen bacteriológico negativo se descartó esta posibilidad.

Pododermatitis húmeda crónica del tejido epidérmico del pie

(podredumbre del pie) :

La presencia de olor fétido, y una masa de tejido creciendo en el vértice de la

ranilla y sobre la palma nos hizo pensar en esta enfermedad, ya que la

pododermatitis cursa con crecimiento proliferativo del tejido epidérmico de la

ranilla, el cual puede llegar a afectar la palma y hasta la pared del casco. Debido

a que el diagnóstico de esta patología se basa en los hallazgos histopatológicos,

rápidamente se pudo descartar la misma al no encontrar en el examen realizado

presencia de este tipo de tejido.

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Arestín de ranilla:

Al comenzar el cuadro solo se mostraba un reblandecimiento de la zona afectada

y exudado sanguinolento acompañado de un olor fétido. La presencia de esto

puede coincidir con el inicio del arestín de ranilla. Esta patología de forma

avanzada cursa con exudado necrótico de color negro. Los miembros más

afectados son los posteriores.

Al no manifestarse en nuestra patología ese tipo de exudado y siendo el miembro

anterior el afectado y de forma unilateral se descartó el arestín.

Tejido de granulación exuberante:

La forma en ramillete, el color y aspecto del tejido que crecía en el miembro

afectado y la presencia de sangrado continuo nos llevó a pensar que podía

tratarse de tejido de granulación exuberante, pero el examen histopatológico

descarto esta posibilidad.

Queratoma:

La presencia de una masa aparentemente neoplásica hizo que se pensara en

esta patología, ya que la misma se localiza en el rodete coronario, pero puede

extenderse hasta cualquier punto de la superficie plantar. La ausencia de

queratina, células inflamatorias; el examen histológico el cual reveló la presencia

de células escamosas y la placa radiográfica que mostraba radiolucidez difusa,

muy diferente a lo que se ve en un queratoma, nos hizo descartar esta

enfermedad.

6. RESULTADOS

Informe radiográfico:

En las imágenes radiográficas se observaron diferentes puntos anecoicos de

forma difusa interpretado como un tumor invasivo con infección sobre la tercera

falange.

No se observó rotación de la falange ni osteítis.

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El Médico Veterinario, Diego Ayerza, a cargo de la toma de las placas comentó

en base a su experiencia, que en el 90% de sus casos, cuando no se dio con la

solución de manera rápida y temprana, se pudo observar en controles

posteriores como el avance del tumor iba tomando el hueso, comenzando por la

zona más lábil que es el borde dorsal y los ángulos.

Fig. 15, 16 y 17: Se puede

observar con claridad la

radiolucidez difusa presente en

la tercera falange que

demuestra el avance de la masa

neoplásica sobre la misma.

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Informe de citología y bacteriología:

El cultivo bacteriológico no arrojo ningún resultado significativo. La muestra

estaba muy contaminada ya que la zona afectada se encontraba en continuo

contacto con el ambiente a pesar de estar vendada las 24 horas. Las condiciones

climáticas llevaban a que el vendaje este húmedo gran parte del tiempo y por

ende los microorganismos ambientales se filtraban fácilmente.

(Adjunto copia del informe)

24

Informe de histopatología:

El informe arrojo lo siguiente:

Se observa proliferación de células neoplásicas de origen epitelial. Si bien la

muestra posee defectos en el proceso de fijación, se detectan queratinocitos

pleomórficos, con núcleos vesiculares, hipercrómaticos, con nucléolos múltiples

y marcada anisocariosis. Se disponen formando agregados sólidos que

presentan pequeños focos acidófilos de queratinización, rodeados de un

estroma, con abundantes fibras colágenas.

Diagnóstico: Carcinoma espinocelular.

Se adjunta copia del original:

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Informe de necropsia:

La misma se realizó 12 horas posteriores a la muerte del animal.

Se pudo observar de manera directa lo que arrojaban las imágenes radiográficas.

Se nota con claridad la parte de la tercera falange y de la zona interna del casco

invadido por el tumor.

Fig. 18: Se observa desde un ángulo dorsal, la ausencia de 1/3 de la tercera falange.

26

Fig. 19 y 20: A la izquierda, se observa lo mismo que la figura anterior pero desde una

incidencia latero medial. A la derecha desde incidencia palmo dorsal.

27

Fig. 21: Se observa como el tumor afecto parte del interior del estuche corneo del pie.

Fig. 22: Se observa la zona de la palma por la cual proliferaba el tumor.

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7. CONCLUSIÓN

El diagnostico histopatológico reveló que el animal poseía un CCE.

Las pruebas radiográficas demostraron el alcance del mismo.

Es muy importante diagnosticarlo a tiempo, ya que las posibilidades de

tratamiento son escasas y de alto costo.

En caso de diagnosticarlo a tiempo es muy importante mantener el miembro

contrario en buen estado ya que el tratamiento del tumor lleva mucho tiempo y

es doloroso, lo que origina que el peso del animal recaiga sobre el miembro sano

y pueda originar infosura.

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8. DISCUSIÓN

En los casos de infecciones de pie, posteriores a la presencia de tumor, o incluso

este no se halle presente, se torna complicado volver a un tejido normal, ya que

la circulación no es buena, la irrigación se vuelve por ende complicada y los

tratamientos sistémicos no llegan a ser exitosos, por lo tanto, es de gran

importancia obtener un diagnóstico temprano para actuar lo antes posible. De no

ser así, no es errado pensar en la amputación del miembro, la cual siendo la

última opción ha tenido buenos resultados.

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