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FACTORES PSICOSOCIALES QUE PROMUEVEN LA RESOCIALIZACIÓN
EN LA CÁRCEL DE VILLAHERMOSA CALI, COLOMBIA. 1
Daniela Fernanda Vallejo López2
Ximena Alexandra Herrera García3
Docente Asesor
Marco Alexis Salcedo Serna4
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
SANTIAGO DE CALI
2016
1 Este artículo se deriva del estudio realizado como trabajo de grado para optar el título de Psicólogo(a). Inicio Agosto 2014,
finalización Noviembre 2015 2 Estudiante de la facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura seccional Cali, Colombia
[email protected] 3 Estudiante de la facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura seccional Cali, Colombia
[email protected] 4 Psicólogo, Filósofo, Magíster en Filosofía: Freud en el periodo psicológico de la obra filosófica de Michel Foucault. Docente
de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura Cali [email protected]
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FACTORES PSICOSOCIALES QUE PROMUEVEN LA RESOCIALIZACIÓN
EN LA CÁRCEL DE VILLAHERMOSA CALI, COLOMBIA.
Resumen.
El presente artículo recoge los resultados de una investigación cualitativa, realizada bajo un
enfoque cognitivo conductual, la cual busca identificar los factores psicosociales que
promueven la resocialización en siete (7) internos de la cárcel Villa Hermosa de la ciudad de
Cali, Colombia. Mediante la caracterización de los factores diferenciales de resocialización
y la evaluación de la importancia que tiene cada uno, se encuentra que influyen en este
proceso cuatro factores como los son la familia, la experiencia carcelaria, la religión y el
proyecto de vida de ellos, siendo estos los que interfieren en el proceso que se lleva de manera
subjetiva dentro de esta institución. Para que el proceso de resocialización se realice
satisfactoriamente al momento en que los internos salen a la libertad es necesario que la
sociedad trabaje con el prejuicio y el estigma que tiene frente a esta población y briden la
oportunidad de integrarse y cumplir un papel activo dentro de ella.
Palabras claves: Resocialización, familia, religión, experiencia y proyecto de vida.
Introducción.
A lo largo de la historia se ha considerado el ingreso a prisión como una
experiencia emocionalmente compleja, sin embargo, es un entorno que exige a las personas
que lo habitan la máxima adaptación posible, debido a que deben pasar veinticuatro horas
del día y siete días de la semana en ella mientras cumplen la condena impuesta.
El encarcelamiento ha sido una estrategia utilizada por el Sistema Penitenciario
y Carcelario (SPC) colombiano para debilitar la delincuencia en todo el territorio nacional.
Aunque no haya tenido los efectos que se ha planteado como objetivo principal, la cárcel ha
pasado a ser considerada como una institución que tiene como resultado afectar de manera
negativa la salud física y mental de los internos al presentar deficiencias en la infraestructura
como lo es el hacinamiento, los problemas de salubridad y la vulneración a los derechos
fundamentales que se presentan internamente (Ortega, 2009).
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Fue pensada y construida con el fin de generar efectos de adaptación social en la
conducta de las personas, aunque estos resultados no se hayan registrado en muchas
investigaciones previamente realizadas. A pesar de las deficiencias que se han detectado en
el sistema carcelario en Colombia, el presente trabajo tiene como objetivo identificar qué
factores psicosociales promueven la resocialización en siete sujetos internos en la cárcel de
Villa Hermosa de la ciudad de Cali, con el propósito de hallar el impacto que podría dejar
como resultado el estar recluido en esta institución.
Es importante caracterizar los factores diferenciales de resocialización que
influyen para que este proceso se incremente en los reclusos y evaluar también, la
importancia que tiene cada uno para promover así la reinserción del sujeto a la sociedad.
Aspectos como la condición económica, el apoyo emocional y familiar, pueden permitir la
adaptación y el afrontamiento a nuevas condiciones que se ven obligados a vivir y
experimentar, y como resultado final, derivar cambios personales frente a los delitos
cometidos en el pasado y un pensamiento que permita reingresar de manera adecuada a la
sociedad.
Esta investigación es cualitativa, siendo una metodología que permite obtener
información de carácter subjetivo del proceso personal que ha llevado cada sujeto. Para este
proceso, se llevarán a cabo entrevistas semiestructuradas.
Condiciones carcelarias y sus efectos.
De acuerdo a los antecedentes revisados, en la actualidad el sistema penitenciario
en Colombia deja entrever irregularidades que afectan a un sujeto que se encuentra
cumpliendo una condena en prisión. Con la reforma constitucional de 1991 y la reforma del
Código Penitenciario y Carcelario de 1993, las cárceles en Colombia han tenido un ingreso
mensual de 1500 reclusos de acuerdo a las numerosas modificaciones para el manejo de la
pena, bajo criterios del actual Régimen Progresivo con sus respectivas fases de alta, media,
baja y mínima seguridad (Baracaldo, 2013), siendo factores que contribuyen a una
problemática actual como lo es el hacinamiento, donde se supone que la capacidad máxima
de internos es de 1.716 y actualmente hay 6.230, considerado como la sobrepoblación de la
capacidad carcelaria, a su vez genera condiciones de baja salubridad que desencadena
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problemas psicológicos y enfermedades psiquiátricas, como suicidio, ansiedad, depresión,
enfermedades de transmisión sexual y estrés post traumático (Arroyo, Ortega, 2009).
Múltiples investigaciones revisadas dejan ver a la cárcel y a todo el sistema
penitenciario como un establecimiento que afecta negativamente la salud física y mental de
los individuos que la conforman. “El encarcelamiento constituye una de las estrategias
utilizadas para castigar y contrarrestar el delito tanto en los mismos reos como entre la
población general” (Mojica, Sáenz, Rey 2009). Sin embargo, el hacinamiento y los
problemas que se presentan en las estructuras físicas son los desencadenantes de resultados
que vulneran la vida digna y la integridad de los internos; aspectos como estos se ven
involucrados en el desarrollo de pensamientos suicidas, el consumo de drogas o la
adquisición de diferentes enfermedades contagiosas o psiquiátricas. Resultados que en
muchas ocasiones dificultan el proceso de resocialización y, por el contrario, promueven
actividades violentas dentro del plantel o un trato cruel y humillante. “El hacinamiento es
uno de los factores que contribuye a la violación de derechos fundamentales de las personas
privadas de la libertad, generando problemas de salud, violencia, indisciplina, carencia en
la prestación de servicios (trabajo, educación, asistencia social, deportes, se
rvicios médicos, etc.) con una clara violación de la integridad física y mental,
autoestima y dignidad humana de los reclusos” OACNUDH Colombia & Defensoría del
Pueblo, 2003 (Observatorio de política criminal, 2014, Árhe, Pag 11).
Las políticas de tratamiento penitenciario en Colombia conducidas a la
resocialización de los internos se rigen bajo el Plan de Acción y Sistema de Oportunidades
(PASO), el cual cuenta básicamente con tres pasos: la observación, el diagnóstico y la
clasificación, que van dirigidas a fortalecer las capacidades de cada individuo que se
encuentre privado de su libertad, transformarlo y finalmente garantizarle su adaptación
social. (Ramírez, 2009, Libro paso)
El sistema PASO es un tratamiento individual el cual establece un plan de acción
exclusivo para cada individuo. Sin embargo, el aumento desbordado de personas que se
encuentran privadas de la libertad, el hacinamiento que se produce y la falta de recursos y
capital humano, material y estructural, dificultan todas las estrategias planteadas para el
seguimiento personal de cada uno de los reclusos. En ocasiones, se tiene la idea de que los
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sujetos que se encuentran recluidos no llevan a cabo su proceso resocializador por su falta de
interés para seguir el modelo de transformación ya planteado, por lo tanto, las instituciones
encargadas limitan su plan de acción institucional y legal, dejando a un lado las
particularidades y deseos que demandan cada uno de los presos.
Por estas razones, las estrategias que se han adoptado para reducir el índice de
delincuencia en el país, la resocialización y la prevención de la reinserción a las instituciones
penitenciarias no han evidenciado un efecto positivo en la ciudadanía colombiana. De la
misma manera, no hay que olvidar ni ignorar que “…en la cárcel está nuestro pueblo y un
pedazo de nuestro país. En ningún otro sitio puede reflejarse tan bien su miseria, su tragedia,
su impotencia y toda la corrupción y la evidencia de lo que es nuestra sociedad. Millones de
colombianos ignoran la tremenda tragedia que significa vivir encarcelado y las proyecciones
para familiares o para allegados” (Uribe, 2012).
Estudios pasados han permitido ver un asentamiento característico en aspectos
que de una u otra forma son considerados como el resultado negativo de un interés acerca de
las condiciones precarias en las que atraviesan las personas en una institución carcelaria.
Pero, ¿cuál sería el papel entonces que debe cumplir un centro penitenciario en el
direccionamiento y corrección social de un sujeto que ha sido privado de la libertad? En la
actualidad las investigaciones revisadas están guiadas a encontrar resultados negativos que
deja el ingreso a un establecimiento de reclusión, sin mostrar el papel fundamental que
debería estar cumpliendo esta entidad.
Al contrario de lo que se encuentra en la literatura, se pretende interrogar por los
impactos que puede tener la cárcel en la vida de las personas que han sido recluidas y cómo
estos impactos podrían promover cambios mediante recursos personales con los que tal vez
cuente una persona. La cárcel nunca fue pensada como un territorio sin sentido, sino que de
alguna forma debe estar afectando o generando un impacto que, produce cambios en el actuar
y pensar de un sujeto. Aunque no se encuentre sustentado en los antecedentes, hay razones
para creer que existen posibles efectos de resocialización, por lo que es necesario
identificarlos para comprender el funcionamiento y la efectividad de una condena.
Para esto, también es importante tener en cuenta el significado que tiene la
reeducación junto a las actividades que llevan a cabo los reclusos, que si bien, pueden
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considerarse activos o pasivos dentro de los ejercicios establecidos y cómo ha de cumplirse
en los centros penitenciarios colombianos, y a su vez cómo pueden contribuir a los impactos
generados en estas personas. “Si lo que buscamos es la reeducación..., hay que promover el
principio de actividad en el preso y extender la visión del cumplimiento de la condena como
un tiempo de actividad muy controlado que aspira al cambio personal, y no un tiempo de
pasividad despersonalizadora” (Gil, Fernando 2010).
Por otro lado, se podría pensar que la eficacia de un tratamiento penitenciario en
los reclusos no estaría solamente basada en la función pedagógica, sino que deben existir
otros factores que intervienen y promuevan resultados en el paso por la cárcel que permitan
al sujeto adaptarse a la sociedad. Podría pensarse que factores como la condición económica,
el apoyo emocional, familiar u otros pudiesen permitir al sujeto la adaptación, compresión y
afrontamiento de las nuevas condiciones vivenciadas, que lo obligan a experimentar los
efectos de prisionización, y que por consiguiente lo conlleven al cambio personal frente a los
delitos o hechos cometidos. Es de esta manera que, desde un punto de vista diferente, la
investigación de César Malzanos Bilbao, permite crear un panorama de posibilidad y
acercamiento frente a los factores mencionados, solo que por su parte considera y reflexiona
desde una mirada empírica que el cambio se ejerce desde necesidades básicas para la
inserción social y laboral luego de una condena. “Las necesidades mayoritarias con vistas a
la reinserción social, como condiciones imprescindibles para que el componente que ha sido
acusado o sentenciado a una pena privativa de libertad no vuelva a reingresar en prisión,
son las siguientes: Necesidad de un trabajo, alguien con quien compartir su vida, tener
dinero, apoyo familiar, dejar la droga, cambiar de grupo de relaciones, alguien que ayude a
reconstruir su vida”. (Bilbao, 2012).
Finalmente, y retomando lo anterior, se puede considerar que las inquietudes
generadas obedecen a la identificación, comprensión y definición de factores que en un sujeto
dentro de la cárcel podrían estar contribuyendo a un cambio efectivo del pensamiento y en la
conducta que les permitirían reingresar al mundo social dejando de un lado hechos que en su
pasado lo condujeron a ingresar a este establecimiento. Es así como se da paso al término de
resocialización: La prevención especial positiva, entendida como reeducación y reinserción
social de los condenados, implica la resocialización del delincuente; o sea, una función
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correctora y de mejora del delincuente. Esto se puede traducir, normativamente, así: “...
llevar en el futuro en responsabilidad social una vida sin delitos” (Saenz, 2007, Pag 128). Y
este término, que en cierta forma podría ser parte fundamental del planteamiento del
problema, pero sin desconocer que puede estar sujeto a cambios en función de la comprensión
y evaluación de la actual práctica investigativa que va en búsqueda de aquellos factores.
De acuerdo a lo anterior, este estudio partió del siguiente interrogante: ¿Cuáles
son los factores psicosociales que promueven la resocialización en siete sujetos internos en
la cárcel de Villa Hermosa de la ciudad de Cali? En esta vía, se buscó caracterizar los factores
diferenciales de resocialización que influyen en siete sujetos internos en la cárcel de Villa
Hermosa de la ciudad de Cali y evaluar la importancia que tiene cada uno de los factores de
resocialización para los siete sujetos.
Revisión teórica.
En primer lugar, se define el concepto de resocialización como el resultado de la
educación social compuesta en tres niveles, socialización primaria, secundaria o terciaria, las
cuales contribuyen a la transformación de un individuo para que sea socialmente aceptado.
De acuerdo a Antonio Petrus es esta educación la que permite que un sujeto se reintegre en
un grupo social determinado, como se explica a continuación:
La socialización se entiende, pues, como un proceso de correcta inserción
del individuo en la vida del grupo. Desde esta perspectiva la educación social
seria el complejo mecanismo gracias al cual un individuo asume los valores,
las normas y los comportamientos del grupo al que desea, o se desea,
integrarlo. Desde esta óptica, la educación social consistiría en un
aprendizaje social, en una peculiar absorción del individuo por parte de la
sociedad, así como también en la correcta compresión, por parte del
individuo de qué tipo de realidad es la sociedad. (Petrus, 1996, pág. 29).
Para que un individuo adquiera un adecuado aprendizaje social debe
experimentar los niveles anteriormente mencionados, que harán de él un sujeto con
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capacidades de participación e integración social. El nivel primario consta de un proceso de
socialización donde la familia es el grupo social primario y es aquí, donde se adquieren las
capacidades para pasar al nivel secundario de socialización, más conocido como la escuela,
en el que se da la interacción con pares sociales y también, se produce la interiorización de
los valores que estas instituciones se encargan de proteger y transmitir. Por último, se
denomina el nivel terciario considerado en esta investigación como la resocialización o
reeducación social. Según, Petrus: “la socialización terciaria sería el proceso de
resocialización por el cual un hombre dis-socializado se convierte en socializado (en un
Estado Social y de Derecho, las instituciones penitenciarias, pongo el caso, solo se justifican
a partir de esa posibilidad de resocialización de los internos)”. (Petrus, 1996, pág. 92).
A partir de lo anterior, para esta investigación se considera importante retomar
los dos primeros niveles de socialización para identificar en un panorama general
inconsistencias que hayan generado que un individuo atraviese por el nivel terciario, es decir,
la resocialización.
La resocialización al ser un proceso de reeducación social, requiere de factores
que promuevan el aprendizaje de capacidades y virtudes que socialmente son consideradas
correctas para su integración. “La competencia social supone pertenecer a un grupo, y forma
parte del mismo… tener la oportunidad de contribuir a su desarrollo y mejora” (Petrus,
1996). Para esta contribución es importante ubicar dos categorías dentro del marco de
competencias tales como, el cumplimiento de expectativas sociales y la consciencia del
progreso personal como ser social, teniendo como resultado la satisfacción de su propia
actuación.
En segundo lugar, se encuentran indicadores puntuales que nos permite
reconocer el exitoso proceso de resocialización que vivenció un sujeto asignado por la
sociedad como inadaptado.
1) Asumir los esquemas normativos y los valores de grupo, 2) Adquirir la
cultura o culturas predominantes de la sociedad, 3) Adquirir los hábitos
conductuales normalizados, 4) Comprender la dimensión social y los códigos
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de relaciones en el grupo social, 5) Facilitar la participación del individuo en
los bienes de grupo. 6) Posibilitar una actividad profesional, 7) Comprender
la racionalidad de las medidas o penas adoptadas, (Petrus, 1992).
Es a partir de lo mencionado que, según Petrus, se logra un satisfactorio
proceso de socialización terciaria si tanto las instituciones como la capacidad psíquica del
sujeto, permanecen en constante dinámica para su fin, es decir que tanto la acción social y
el desarrollo psíquico-afectivo de la persona evidencien el cambio en pro de la aparición de
estos factores.
Sin embargo, se puede afirmar que la transformación a favor de un proceso
de resocialización por el que pueda estar atravesando un sujeto, está determinado por la
forma en que vive y asume su efecto de prisionización como “…un conjunto de adaptaciones
biológicas, psíquicas y sociales del individuo en prisión al esquema normativo de la
comunidad de reclusos”. (Clemmer, 1940). Es por esto que la comprensión y adopción de
tres esferas importantes de la persona como lo son: lo biológico, psíquico y social
conllevarán a un abordaje preciso de los factores que puedan estar influenciando en la
aparición de la socialización terciaria.
Es de lo anterior que se logra plantear un esquema de análisis para el abordaje
de estas esferas, que si bien, según Jesús Valverde, son efectos implantados en la vida
cotidiana de un preso siendo factores que se ponen en juego frente a la organización psíquica
de un interno que generan efectos psicológicos y psicosociales relacionados con su
estructura cognitiva (Redondo, 2008).
La adaptación al entorno anormal de la prisión: se produce por unas
consecuencias concretas que se relacionan con la exageración de las situaciones,
autoafirmación agresiva o sumisión, dominio o sumisión en las relaciones
interpersonales y la alteración de la sexualidad.
La ausencia de control de la vida propia: pierden autonomía debido a las normas
institucionales que los rigen y la dominancia de los grupos informales.
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Estado permanente de ansiedad: es derivado al peligro constante al que se
encuentra expuesto el individuo y este se generaliza a todos los comportamientos y
situaciones de cualquier tipo que se presentan en la vida diaria.
Ausencia de expectativas del futuro: dificulta el éxito de los programas de
tratamiento debido al poco control que algunos individuos tienen de su propio destino
ya que se imposibilita la solución de sus propios problemas.
Ausencia de responsabilidad: actitud pasiva debido a la adaptación y la manera
de asumir las normas y reglamentos que asigna la institución carcelaria ya que un
sujeto se acostumbra a estar en un entorno en el cual las cosas le vengan dadas.
Alteraciones de la afectividad: el preso hace de sus emociones un
empobrecimiento que limita las relaciones basadas en la desconfianza e indiferencia
para protegerse de las agresiones, siendo finalmente mecanismos de defensa frente a
la su nueva vida (Valverde, 1984),
Finalmente, la identificación de los factores psicosociales, permitirán
comprender a mayor profundidad qué pensamientos y situaciones se ponen en juego dentro
del proceso de resocialización, mediada desde un inicio por la forma en que el sujeto se
adapta a un plantel carcelario y la manera en que enfrenta un proceso de prisionización que
implica cambios en todo el ser integral, es decir, lo biológico, lo psíquico y lo social.
Metodología
Ésta investigación es realizada bajo un enfoque cognitivo conductual, es de
tipo cualitativa considerando que para llegar a la recolección y el análisis de datos de la
problemática es indispensable contar con métodos que permitan extraer información de
carácter subjetivo que den cuenta del proceso y los factores por los que el sujeto cumple o no
dentro del proceso de resocialización.
Inicialmente se realizarán talleres con veinte internos basados en la proyección
de vida, sus participantes serán escogidos aleatoriamente por el INPEC. A partir de los
resultados obtenidos se escogerán siete personas que estén interesadas a ser partícipes de un
trabajo de investigación y estén dispuestas a brindar información personal.
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Se hará uso de entrevistas semiestructuradas que permitirán conocer aspectos
relevantes que arrojen datos significativos en el hallazgo de los objetivos de la investigación.
Para la realización de este proyecto de investigación se ha pensado que se
estaría terminando a ocho (8) meses de trabajo, donde los primeros tres (3) meses constan de
una alimentación conceptual y referencial. A los seis (6) meses, aplicación de entrevistas a
los siete sujetos para la recolección de datos, y a los ocho (8) meses el establecimiento de
resultados y conclusiones. Se tiene en cuenta que, las autoras de esta investigación en curso,
realizarán una serie de talleres y grupos focales brindados a la comunidad carcelaria a cambio
del servicio prestado por parte de esta entidad.
Resultados y Análisis.
Con el objetivo de identificar los factores psicosociales que promueven la
resocialización de siete internos de la cárcel de Villa Hermosa de la ciudad de Cali, se
hallaron cuatro factores sobresalientes en el recorrido que se tuvo durante los tres meses de
trabajo de campo, a lo largo de la aplicación de talleres y entrevistas, donde se logró
identificar que la familia, la experiencia en la cárcel, la religión y el proyecto de vida –
laboral, social - son indicadores que podrían promover una adecuada resocialización.
A continuación, se realizará un análisis detallado por cada uno de los factores
mencionados anteriormente, recopilando información importante de los internos que pueda
contribuir al sustento de cada una de las hipótesis.
Familia:
Para reconocer la importancia que este factor tiene en las personas que se
encuentran en un centro penitenciario, es importante conocer su historia y la relación que
establecen con cada uno de sus miembros. A partir de esto se logró encontrar que la mayoría
tuvo una independencia de sus hogares a temprana edad, en un rango entre los 12 y 20 años,
se identificó que las causas para que esto sucediera en primer lugar se ve reflejado en la
vulnerabilidad que rodea el estar inmerso en un estrato socioeconómico bajo, donde se
encuentran expuestos a diferentes situaciones que promueven el alejarse de su hogar,
también situaciones como ingresar a una pandilla, el consumo de sustancias psicoactivas o
inclinarse a realizar actividades externas a su círculo familiar.
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En segundo lugar, en las estructuras familiares de los participantes, se
identifica la ausencia de una figura paterna. Esto es de destacar, por las razones que menciona
un estudio publicado en el 2015.
“La poderosa influencia de un padre sobre sus hijos es única e irremplazable.
Los estudios demuestran una serie de diferencias cualitativas entre los niños
que han crecido con o sin padre. Los niños que se han beneficiado de la
presencia de un padre interesado en su vida académica, emocional y personal,
tienen mayores coeficientes intelectuales y mejor capacidad lingüística y
cognitiva; son más sociables; tienen mayor autocontrol; sufren menos
dificultades de comportamiento en la adolescencia; sacan mejores notas; son
más líderes; tienen el autoestima más elevada; no suelen tener problemas con
drogas o alcohol; desarrollan más empatía y sentimientos de compasión hacia
los demás; y cuando se casan tienen matrimonios más estables” (Calvo,
María, 2015, pág. 3).
Es de esta forma que se evidencia que la ausencia de un padre genera una
disfunción en el comportamiento y un déficit en la interiorización de la norma y los límites
que deben presentar para ser una persona socialmente aceptable. Se puede ver reflejado en el
testimonio del participante N° 4: “Tenía 6 meses de nacido, por X ó Y motivo se fue, no lo
conocí, es más ni en fotos lo conocí… mi abuela siempre me decía ‘ve y a usted nunca le ha
interesado conocer su papá’, y mi respuesta siempre ha sido ‘si no estuvo cuando más lo
necesité, para que lo voy a querer conocer ahora si no me ha servido de nada’, más bien su
ausencia fue lo que causó un impacto, una rebeldía que hoy en día estoy pagando”.
Por otro lado, en otros casos donde se encuentra presente esta figura paterna,
y en la relación establecida con su hijo, mostraban un exceso de violencia como método de
crianza, creando en ellos un patrón conductual de repetición para la solución de los
problemas, recurriendo al maltrato físico y verbal que implica un acto violento, como se
evidencia en el testimonio del participante N° 6: “La relación con mi papá, al principio me
daba mucho juete porque yo era muy cansón en la calle, era de los que me gustaba mucho
las peleas, pero él no era de los que me decía ‘venga hijo sentémonos hablar, usted por qué
peleó’. Él llegaba de una, si alguien le decía ‘ve tu hijo tal cosa’, ahí mismo llegaba con el
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garrote y ¡tenga!”. De esta manera, se observa una ausencia en la habilidad de comunicación
y asertividad para la resolución de los conflictos y como resultado al uso del maltrato.
Otro aspecto que podría haber influido en los comportamientos delictivos que
adoptaron en la sociedad, se encontraría en el rol pasivo que ejerció la madre dentro de su
crianza y la dinámica familiar; en muchas ocasiones las madres favorecían la transgresión de
las normas de comportamiento impuestas frente al castigo, que repercutió en las
desautorizaciones e interiorización en la norma de estos individuos. En muchas entrevistas
hacían hincapié en el rol permisivo de su madre. Por ejemplo, en el caso del participante N°
6 afirmaba lo siguiente: “Mamá es mamá, entonces le alcahuetean de todo a uno… ella es…
uno es ‘Ay amá déjeme salir’ y ella es ‘su papá no lo deja’ y yo ‘¡Ay ama!’, y decía ‘Yo no
sé’, y me iba, cuando llegaba y me pegaban, decía ‘ya no le pegue más’…”.
Los actos cometidos en el pasado contribuyeron a que en muchos casos la
familia que empezaban a conformar terminara desintegrándose, el seguir ese patrón
conductual apreciado desde su niñez resultar ser representativo en sus vidas y la manera en
que afrontan y establecen sus relaciones interpersonales. El participante N° 5 da una muestra
clara del comportamiento que han heredado: “Yo la veo (la mujer), dizque hablando con esos
dos manes ahí, me acerco, no ataco, no hice nada por las niñas, los manes hablando ahí y
tomando gaseosa… bueno yo no sé ella por qué tenía que estar así, entonces yo la llamé,
‘quiubo Ana vení’, ella como que quería manipular, ‘venga haga el favor’, ella dijo ‘que no,
que espere’, entonces yo llamé a las niñas, ellas tampoco quisieron venir, me fui, y todo lo
que le había dado a ella, yo llegué y ¡tan, tan!, la ropa, zapatos, se lo volví nada. Cuando
ella llegó me vio así, y bueno, a lo bien le di así en la cara (mueve su mano derecha de un
lado a otro), ahí mismo se me vino ella y me agarro y ¡Pam!, partió un palo, y yo me iba a
ir y no me dejaba, llamaron los tombos como se dice”.
Pero en los casos en los cuales a partir de estas relaciones han surgido hijos,
representan una responsabilidad por la cual desean realizar un cambio en su vida. Los hijos
resultan ser la base fundamental que puede beneficiar el proceso de resocialización, como es
mencionado por parte del participante N° 7: “Esta vez que hablé con mi hija, porque la última
vez que la vi, estaba pequeñita y ahora está toda una señorita, hablando con ella me dio
unas palabras que toca ponerlas en práctica, la verdad yo no quiero perder el amor de mi
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hija, tengo pensado salir, ponerme a trabajar y traérmela de Bogotá acá al lado mío, de mi
mamá, mi hermana y mis primas. Ella me dijo que ya estaba cansada de mí, ya le habían
dicho muchas veces que yo anteriormente estaba en la cárcel, entonces que cambiara o que
yo me olvidara de ella, cuando ella me dio eso, se me vinieron las lágrimas, quiero cambiar
en nombre de Dios”.
En otras entrevistas se logró ver en algunos participantes que tienen arraigada
una imagen derivada de una cultura patriarcal, donde se evidencia que el hombre es la cabeza
del hogar y por tanto es quien tiene la responsabilidad y quien provee el bienestar económico
y emocional de su familia, como lo expresa el participante N° 2 “En este momento, el motor
de la casa somos nosotros, en este momento el motor lo están reparando, somos un diésel
que cuando estemos en la calle, lo encienden y vamos es para adelante”.
De todo lo anterior este factor resulta ser el más importante al momento de
hablar de una posible resocialización, ya que el paso por la cárcel es una forma por la cual
los internos al estar aislados de sus parientes, empiezan a valorar la compañía y el soporte
que estos les pueden brindar, también, su deseo de desistir de aquellos actos y
comportamientos que hicieron perder su libertad. Al estar encerrados, el vínculo con su
familia se puede fortalecer o por el contrario debilitar, es allí donde se evidencia el anhelo de
luchar por recuperar la unión con su familia o seguir con el vínculo estrecho que se ha
formado.
Una fuerte representación del valor que tiene la familia lo brinda el
participante N° 6: "Salir, Dios quiera que me permita estar con mis hijos, poder hablar con
la Mamá y si ella me dice listo yo los voy a coger y voy a estar con ellos bien, y yo voy a
poder ir a visitar mis hijos y quedármelos cuando yo quiera, compartir con ellos mucho
tiempo, me gustaría que ella me perdonara de corazón porque yo estoy arrepentido al
haberle hecho ese daño, porque fue una mujer por la cual cambié muchas cosas en la vida,
yo fui drogadicto, yo fui pandillero, y yo le prometí a ella cuando era mi novia, me dijo ‘ yo
quiero que usted deje esto’, yo le dije ‘Ruby yo voy a dejar esto por usted’, y así fue, me
propuse, deje de fumar vicio, deje las pandillas, vendí todas las armas, inclusive, yo
cualquier arma que tenía, yo le decía a ella yo detesto las armas".
Experiencia carcelaria:
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La experiencia en la cárcel se puede ver permeada por diferentes aspectos que
pueden hacer de esta, una transición positiva o negativa. El poseer una ayuda económica
dentro de la cárcel, hace que la experiencia del interno tenga un impacto llevadero frente a
las condiciones que puede atravesar dentro de este lugar; es por este medio que pueden tener
algún tipo de privilegios en su estadía como adquirir un espacio dentro de la celda, un
colchón, y el pagar por alimentos en buen estado, evidenciado en el caso del participante N°
1 quien ha tenido los medios para vivir bajo las condiciones que ofrece la cárcel: “En lo
personal no me ha ido mal acá, yo desde que llegué he llegado bien, tengo mi celda, vivo
bien, porque en la forma que viven acá, hay muchos que no los visita nadie, no les llega
dinero, hay muchas deudas, el que consume droga tiene mucha deuda”.
Otro aspecto importante que marca positivamente la experiencia de los internos
estaría relacionado con la participación dentro de algún grupo o comité que le permita
relacionarse de una manera positiva con el patio al que pertenece y coadyuvar con la
convivencia y las necesidades que tengan las personas que allí se encuentran, “Yo soy de un
grupo de ahí, se llama el comité, yo soy del comité, entonces nosotros somos los encargados
de darle orden al patio, si vemos a alguien peleando, separarlos, ‘no peleen, por qué pelean
y tal’, toca el orden, estar pendiente de todo eso”.
Posteriormente, un punto a favor que estaría ligado al proceso de resocialización
es el establecer un conjunto relaciones que aporten al crecimiento personal de los internos e
igualmente contribuyan a una adecuada convivencia, y que, por consiguiente, ayuden a
alejarse de malos hábitos que pueden interferir con su proceso. "Como vínculos siempre he
buscado personas que se quieran superar, personas que quieran ser grandes, entonces me
rodeaba de esas personas, que me enseñaran algo que yo no supiera, porque yo a pesar de
tan poca edad ya sabía casi todo en la calle, entonces necesitaba aprender cosas nuevas"
participante N° 4.
Un aspecto que puede favorecer la adaptación al proceso de prisionización que
debe atravesar el interno es el haber tenido una experiencia previa similar a la que se vive en
la cárcel, evidenciada en el caso del participante N° 2, quien anteriormente había estado en
el ejército: “Primero que todo, la cantidad de gente, los batallones son de quinientos o mil
hombres en adelante, cuando uno se va a duchar, que también hay que hacer fila, que hay
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que madrugar, que hay que hacer fila para la comida, lo mismo, entonces, yo vengo con una
disciplina, que para desayunar hay que hacer una filita y es algo similar, y entonces pienso
yo, que no me da tan duro, es dura la cárcel pero entonces la he sabido llevar, por saber
llevar esa disciplina, que tuve anteriormente, lo he sabido llevar gracias a Dios, no he tenido
problemas” participante N° 2.
Por el contrario, para aquellos que no tienen una entrada económica, aquel factor
que propicia un soporte frente a las adversidades de la institución, es la familia, el hecho de
pensar que tienen una responsabilidad por la cual socorrer, hace que asuman una esperanza.
Se evidencia en el discurso de los internos que prefieren no establecer vínculos sociales
dentro de la cárcel, pues en este espacio significaría el verse expuesto a cualquier tipo de
conflictos por su convivencia, como lo han asegurado los siguientes participantes:
"No quiero volver por acá, porque sinceramente yo no entiendo porque la
gente sale de aquí, y vuelve y hace lo mismo para volver a aquí, gente que
vive amañada aquí, yo aquí no quiero volver. No quiero volver porque el
encierro no es para mí, creo que este es un cementerio de vivos, sí, porque
usted aquí llega y usted se siente como si no fuera nadie, usted simplemente
como que no le interesa a nadie"; participante N° 6, "No, con todos, con los
amigos, uno llega y, como son causa mía, como son del barrio, yo los trato
normal, no tengo mucha confianza con ellos, porque acá entre más amistad
más problemas, aquí en esto, cuando te haces amigos siempre sales de
problemas, normal"; participante N° 1, "Yo soy como muy solitario, y yo pues
así lo poco que hablo, trato que sean personas como serias porque aquí se ve
como se dice mucha gamineria, entonces no falta el grosero que lo ve a uno
así y que tales y piensan es que uno es el traído de ellos, como engañando no,
entonces a veces si hay como discusiones por ahí" participante N° 5.
La infraestructura y el hacinamiento que se ve dentro de la cárcel muchas veces
causan en los internos altos niveles de ansiedad y por esta razón acuden a las drogas como
medio de escape para no vivir la realidad carcelaria. “Uno como consumidor de drogas que
somos a veces es como ignorante, uno piensa, que al consumir droga se le van a solucionar
los problemas, los problemas no se solucionan pero entonces en mi caso en el momento que
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yo estoy estresado, con ganas de pronto hasta de salir del patio, no sé, pelear con alguien
para que me saquen no sé, cualquier cosa, entonces yo me fumo lo que le llamamos en el
patio un bareto, un cigarrillo de marihuana, y ya por medio del cigarrillo pues ya la mente
como que se me relaja, ya no pienso tanto en el estrés carcelario, ya como que saco la mente
del estrés de la cárcel, lo utilizo como un escape, estando mi cuerpo en la cárcel utilizo la
mente pensando en la mujer, de mis hijos, de los últimos días que estuve en el centro, las
amistades, de cuando yo estaba bien, entonces ya como que me relajo un poquito”
participante N° 7.
La función que cumple el INPEC y que aporta a un programa de resocialización,
estaría guiada a inculcar la interiorización de la norma mediante la disciplina y la rutina diaria
que obliga a los internos a cumplir con lineamientos que, si se intentan trasgredir, existirán
castigos o actos que perjudicarían su proceso y experiencia dentro de la cárcel, por
consiguiente, esta práctica pretende cambiar la conducta del interno. “El tiempo a uno le
pasa rápido porque es una rutina, te levantas, bajas, desayunas, subes y a las 10 de la
mañana vuelves y bajas, almuerzas, vuelve y subes, a la 1 vuelves y bajas para el aseo de
allá, y a las 2 y media están sirviéndote la comida, a las 3 de la tarde todo el mundo arriba,
ya se acaba el día para nosotros, el tiempo se le va rápido” participante N° 1.
Es por todo lo anterior, que la experiencia subjetiva que tiene cada persona dentro
de la cárcel es fundamental dentro de su proceso de resocialización, ya que las vivencias y la
forma en la cual se enfrentan a este espacio con problemas de hacinamiento, bajos índices de
salubridad, transmisión de enfermedades infecciosas y la drogadicción, generan en ellos un
deseo de cambio en sus vidas para no reincidir a la vida llevada en el pasado y por
consiguiente tener otra condena que cumplir.
Religión
El tercer factor que podría interferir en el proceso de resocialización son las
prácticas religiosas dentro de la cárcel. Estas se convierten en un modelo conductual que los
lleva a regularse, aprender y potencializar determinadas conductas y emociones frente a los
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demás que implica la tolerancia, la paciencia, el respeto, la fortaleza y el compromiso por el
cambio que desean lograr. La creencia en Dios, resulta ser un medio por el cual pueden
reflexionar acerca de los actos cometidos y de lo que implica el haber trasgredido las normas
sociales. En los casos de los internos que asisten al culto este espacio resulta ser un medio
por el cual logran crear un soporte junto a sus compañeros frente a las condiciones de
prisionización. La práctica religiosa es también, un medio de escape de la rutina diaria a la
que se ven sometidos.
De esta manera, la religión y el asistir a estos espacios permiten una oportunidad
de aprendizaje personal y cambio, como se puede apreciar en la experiencia de dos de los
participantes: “… ha sido muy bueno porque me ha fortalecido, me dan ganas de vivir, porque
cuando yo recién llegué, yo no entendía la cárcel, me daba tanta piedra todo, odio contra
todo el mundo, yo miraba a la gente y me daba piedra. Voy todas las mañanas a culto, he
cambiado mucho, porque yo antes pensaba en salir y desquitarme con todo el mundo, ya hoy
en día sé que eso no es bueno porque yo acá no quiero volver, y que Dios me ha brindado
una nueva oportunidad de vivir y me ha enseñado… porque cuando a mí me cortaron el
cuello, yo creía que iba para el otro mundo” participante N°6.
“… Decirle a una persona que cristo lo ama y que uno no está para pelear, no,
eso eran cosas de antes, esa frase para mi significa mucho, estoy seguro, porque vive uno
como en paz, sí, yo me baño a las 5:30 am, estoy listo para ir al culto todos los días, todas
las mañanas, el que predica, le enseña lo que está escrito en la biblia, entonces uno se abraza
de eso y sí, Jesucristo estuvo en la tierra y nadie le creyó, entonces ya uno va cambiando de
vida, yo en estos meses que llevo, ¡Uy, he cambiado bastante!”, participante N° 2.
Las prácticas religiosas favorecen y aminoran el impacto negativo que deja el
estar dentro de la cárcel, además, resultaría ser sinónimo de un crecimiento personal que
contribuiría a una nueva oportunidad de vida y de cambio. Es por esto que la investigación
realizada por Sindy Martínez, titulada “Religión tras rejas”, muestra un panorama de los
efectos que la experiencia religiosa brinda a esta población en particular:
“…la religión es un artefacto social que ha ocupado un lugar
central en la historia carcelaria, por eso, es necesario tenerla en cuenta
cuando de analizar el tratamiento penitenciario se trata. Mientras el
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infractor de la ley sea considerado un sujeto desviado, se seguirá acudiendo
a la religión como método ortopédico, que busca ‘curar’ desde la moral a los
anómalos sociales. En este sentido y aunque la religión no haga parte de las
obligaciones del recluso, se le sigue apostando como una base firme para la
reinserción del individuo en la sociedad... No obstante, en la cárcel, más allá
del bien, común prima el bienestar individual. La lucha individual por la
salvación y una búsqueda de lo religioso que surge de una crisis de sentido
que deviene de situaciones difíciles y amenazantes como lo es el hecho de
estar preso… La religión, no vendría siendo un instrumento más de coerción
social, sino que se convierte en un tipo de terapia que hace que la privación
de la libertad sea tolerable. Entre otras cosas porque la vinculación a un
grupo religioso no necesariamente está relacionada con el sentimiento de
culpa”. (Martínez, 2012, págs. 113, 114).
Proyecto de vida:
Para este último factor que se ha identificado en el proceso de resocialización,
existen dos categorías que lo conforman y revelan la importancia de un espacio frente a la
participación social; este espacio corresponde a la posibilidad de ser incluido en alguna
actividad que le otorgue un empoderamiento, brindando la oportunidad de reintegrarse como
un ser social participativo y/o activo.
Una de las opciones que tiene el INPEC para fomentar la resocialización dentro
de la cárcel de Villa Hermosa, es el ofrecer distintos espacios donde internos pueden aprender
diferentes tipos de habilidades, que podrían ser una opción laboral al momento de salir en
libertad. La participación en estos espacios es muy difícil, a causa del gran número de
personas en las cárceles, los pocos cupos que hay dentro la convocatoria para ser parte de
algunos talleres de aprendizaje y el beneficio que existe tras esta participación de rebaja en
su condena. De este modo, son muy pocos los internos que tienen la oportunidad de recurrir
a este medio, para desarrollar, aprender y potencializar destrezas que en un futuro podría
significar para ellos una nueva oportunidad laboral.
Estos espacios son significados por los internos como una nueva oportunidad
laboral, tal como lo evidencia uno de nuestros participantes que ha tenido la posibilidad de
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asistir a uno de estos espacios y de aprender junto a otros la labor de la marquetería:
“…mirando aprendí, otro muchacho me enseñó a tallar madera, hoy por hoy aprendí hacer
gallinas, soy el que más servilleteros hace y de varios modelos, también sé hacer el parques
de seis puestos y de cuatro, que es el que más se vende, hoy por hoy, yo mismo hago mis
cosas, no tengo descuento, pero entonces mira que, cuando a uno le gusta algo, uno se le
mete la idea y vamos a aprender”. Participante N° 2.
A partir de la información recolectada se puede apreciar que la experiencia
laboral previa a la cárcel promueve el proceso de resocialización al facilitar el esfuerzo de
integración a la sociedad del infractor de la ley; sin embargo, se puede ver que los vínculos
sociales establecidos previamente y el haberse destacado en un empleo, puede significar para
ellos una oportunidad en su proyecto de vida. “Me está esperando el patrón, para trabajar,
yo antes de caer aquí era aplicador técnico de ciclas, sellos y empacador rústico. Esa es la
fija, porque siempre me he desempeñado en eso, ocho años duré trabajando con él”
participante N° 3.
Posteriormente, el perdón ante la sociedad representa para ellos una importancia
para lograr integrarse de nuevo y cerrar aquel capítulo en sus vidas. No obstante, Dios y la
familia simbolizan un aspecto esencial para enmendar los errores cometidos y así generar un
cambio en sus vidas. “Quiero cambiar, y mi Dios solo sabe si lo que yo digo es verdad o no,
porque yo mismo ni sé si lo que estoy diciendo es verdad, porque uno encerrado, promete
muchas cosas como ya lo he prometido, pero estando afuera esas promesas muchas veces se
le olvidan a uno” participante N° 7.
Además, el enmendar el error ante la sociedad implica ser un sujeto productivo
que puede realizar un aporte positivo ante los otros. El terminar una carrera profesional o
compartir su experiencia de vida para que las personas no opten por el camino delincuencial,
puede ser para ellos una contribución a la reconstrucción de su proyecto de vida y al cierre
de ese episodio. Lo anterior se puede ver ejemplificado en los objetivos o metas planificadas
por tres de los participantes. “Mi mamá hoy en día trabaja en una fundación, se llama
Fundamor, entonces mi mamá me dice que yo he aprendido muchas cosas y podría
enseñarlas allá, yo le digo que para eso tengo que capacitarme pero ella me dice que puedo
ir enseñando y estudiando, es algo que no solo me puede servir a mí, eso es lo que yo quiero
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hacer cuando salga, ayudar a mis padres y a personas que se quieran unir a la causa, de
pronto se motiva y digan ‘¡Uy mirá como sombra ha cambiado, y como era antes’…”
participante N° 4.
“… pues no sé, no sé cómo enmendarlo, no sé cómo haga, yo el pensamiento
que llevo ahora es estudiar, de pronto con el estudio, porque son cosas que
yo quiero hacer” participante N°1.
“No pues con lo que aprendí aquí, tengo una oportunidad de trabajo, yo sé
algo y vuelvo a retomar mi hogar, seguir trabajando y sé que Dios a mí me
está ayudando y me tiene para cosas buenas, no cometer más delitos”
participante N° 2.
Discusión.
Los procesos de aprendizaje social se pueden categorizar de acuerdo con Antonio
Petrus, en tres niveles de socialización: primario (la familia), secundario (la escuela) y
terciario (procesos de resocialización); sin embargo, como se mencionó en el marco de
referencias conceptuales, se considera importante retomar los dos primeros niveles de
socialización. De acuerdo con el análisis de los resultados de las entrevistas realizadas a los
siete internos de la cárcel de Villahermosa, se encontró una serie de problemáticas que
explican en gran parte porque estos sujetos han arribado el nivel terciario de resocialización.
La familia al considerarse por este autor como el nivel primario de socialización,
es la base fundamental para que una persona interiorice determinados valores, normas, y
patrones de comportamientos que lo hagan apto frente a las relaciones sociales que pueda
llegar a establecer; es en este nivel que se ha identificado en los siete internos que existen
similitudes en la disfunción familiar. En ellos se puede apreciar que en etapas como la
infancia y la adolescencia se hizo presente la ausencia de una figura paterna, el abandono de
sus padres, maltrato dentro de su núcleo familiar, la trasgresión de límites y normas que
implicaría un inadecuado ingreso al segundo nivel planteado por este autor, ya que el nivel
primario al ser el más importante determina el funcionamiento del individuo ante la sociedad.
Por lo anterior, se puede afirmar que estos sujetos no asimilaron normativas
fundamentales para transitar sin dificultades por el nivel secundario de socialización que es
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la escuela, en donde se da una alta interacción con los pares sociales y también donde se
produce la consolidación de valores sociales que éstas instituciones se encargan de promover
y trasmitir. Los sujetos entrevistados expresaron que durante su niñez y por diferentes
circunstancias no lograron asistir o simplemente abandonaron este proceso de aprendizaje, y
decidieron tomar otros caminos que su mismo contexto presentaba, como lo es la
delincuencia, drogadicción, vandalismo, entre otros, que trasgreden la norma social.
Considerando entonces las dificultades afrontadas en los dos niveles de
aprendizaje social, los sujetos entrevistados han requerido el tercer nivel planteado por
Petrus, la socialización terciaria o reeducación social, que consiste en convertir un hombre
dis-socializado en socializado mediante factores que promuevan el aprendizaje de
capacidades y virtudes que socialmente son correctas.
Entonces, ¿Cuál sería el papel que debe cumplir el INPEC en el proceso de la
resocialización con las personas que se encuentren privadas de la libertad? El objetivo que
se tiene dentro de la cárcel de Villa Hermosa es el instaurar un sistema normativo que los
internos deben cumplir dentro de la rutina diaria, a partir de esto y algunos programas
brindados en pro de la resocialización se pretende fomentar un cambio en su comportamiento
y la manera en la que deciden llevar su vida, sin embargo, un aspecto determinante que
favorece el proceso es el efecto que produce la prisionización (Clemmer, 1940) en los
internos y la manera en la que ellos la asumen. Por esto es importante mencionar que la
adaptación al esquema normativo que ofrece la institución y sobre todo a los factores
psicosociales a los que se ven enfrentados como el hacimiento, las condiciones de salubridad,
la infraestructura, el consumo de sustancias psicoactivas, que se visualizan dentro de la cárcel
resultan ser relevantes para que se cumpla este tercer nivel de socialización.
Para identificar los factores psicosociales que promueven la resocialización se
resalta la importancia que tienen los efectos que produce la vida cotidiana que llevan en la
prisión (Valverde, 1984) generando efectos psicológicos en su forma de pensar, sentir y
actuar (Redondo, 2008). Frente a lo que afirma Jesús Valverde, la adaptación al entorno de
la prisión con una de sus características “la ausencia de responsabilidad: actitud pasiva
debido a la adaptación y la manera de asumir las normas y reglamentos que asigna la
institución carcelaria ya que un sujeto se acostumbra a estar en un entorno en el cual las
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cosas le vengan dadas”(Valverde, 1984), se encuentra que por el contrario estos siete sujetos
que se perfilan bajo el marco de la resocialización, son sujetos activos qué van en busca de
nuevos aprendizajes y actividades que les permitan asumir un sentido de vida para responder
por redes exteriores como lo es la familia, su base fundamental para atravesar el proceso de
resocialización.
Sin embargo, de acuerdo a otras características mencionadas por Valverde, la
adaptación de estas personas si se realiza ante condiciones como la ausencia de control de la
vida propia, ausencia de expectativas del futuro, la ansiedad por los riesgos constantes dentro
de la cárcel en la gran mayoría de las personas que se encuentran dentro y generan así mismo
alteraciones de la afectividad (Valverde 1984).
De acuerdo a los datos arrojados en esta investigación empírica, es posible creer
que a pesar de todas las falencias institucionales que se presentan en la cárcel se puede lograr
una reeducación en los sujetos, resaltando que todo proceso de socialización terciaria es el
resultado de un trabajo personal, impulsado por factores subjetivos, que derivan de un orden
emocional, más que racional. La forma en la que cada uno de los internos afronta esta
experiencia es lo que culmina este proceso; es por esto que en ellos está la última palabra
frente a la decisión de realizar un cambio sin dejar de lado el objetivo que tiene el INPEC
dentro de la cárcel.
¿Cuáles son esos elementos de orden subjetivo que caracterizan a las personas
que tienen mayores probabilidades de desarrollar procesos de resocialización?
A diferencia de lo que menciona Petrus en sus indicadores puntuales que nos
permite reconocer el exitoso proceso de resocialización tales como: “Asumir los esquemas
normativos y los valores de grupo, 2) Adquirir la cultura o culturas predominantes de la
sociedad, 3) Adquirir los hábitos conductuales normalizados, 4) Comprender la dimensión
social y los códigos de relaciones en el grupo social, 5) Facilitar la participación del
individuo en los bienes de grupo. 6) Posibilitar una actividad profesional, 7) Comprender la
racionalidad de las medidas o penas adoptadas, (Petrus, 1992).
Existe una gran diferencia que desde una postura crítica, en primer lugar, se
puede considerar que el adaptarse a las condiciones carcelarias, más no desligarse de las
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responsabilidades que siguen teniendo como personas y como padres cabezas de hogar,
generan un grado de insatisfacción que contribuye a la reestructuración cognitiva dada por
las condiciones y la experiencia vivida cárcel, y por consiguiente el pensar acerca de su vida
pasada y lo que los condujo a cumplir una condena.
En segundo lugar, para este proceso resulta ser fundamental el mantener y crear
vínculos con sus hijos, su madre, su familia o Dios, que aporta esperanza frente al deseo de
cambiar sus conductas. Mientras se encuentren en la cárcel, la idealización de estas personas
o seres espirituales serán la fuente que impulsa a cambiar comportamientos que impliquen la
no decepción hacia estas figuras que fueron defraudadas por las acciones cometidas. Es de
esta manera que esta transformación resulta ser más emocional que racional.
En tercer lugar, otro aspecto que puede favorecer este proceso es la elaboración
de un proyecto de vida que les permita crear planes a futuro y metas que puedan alcanzar,
siempre y cuando los internos cumplan la función de ser un sujeto activo frente a las
actividades que la sociedad realiza y el aprendizaje que puede dejar en sus vidas.
Finalmente, se evidencia el esfuerzo que realizan algunos internos por no
integrarse a la comunidad informal de personas que están en la cárcel. Se encontró que a
pesar de que en los centros penitenciarios existe hacinamiento, las personas que se están
recluidas tienen una tendencia a caer en condición de aislamiento y soledad como mecanismo
de protección para evitar conflictos con otros; los problemas de otros sujetos en el patio se
pueden convertir en los problemas no deseados de la propia persona. Este aislamiento además
de mantenerlos separados de los problemas que tienen los demás, dentro de la prisión, los
mantiene al margen del estilo de vida delincuencial que tiene la gran masa de sujeto internos
en la cárcel. De este modo, las personas que prefieren que los otros les otorguen algún tipo
de reconocimiento por una determinada labor que desempeñen dentro del patio, por ejemplo,
el conseguir un trabajo como el lavar ropa, hacer aseo dentro de las celdas y pasillos,
pertenecer a un comité de disciplina y arreglar los alimentos que les dan en la cárcel, tienden
a aceptar con mayor probabilidad las acciones delincuenciales.
Por lo tanto, para realizar una adecuada resocialización, es importante tener en
cuenta el cumplimiento de las expectativas sociales y la conciencia de su progreso personal.
Para los internos es de mayor trascendencia el cumplimiento de estas expectativas con su
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familia más que con la sociedad. El hecho de ser aceptado por su núcleo familiar implica un
valor que motiva al progreso personal. Cabe finalizar señalando la importancia que tiene los
procesos de intervención que psicólogos y otros profesionales de salud realizan con los
internos. Los indicadores puntuales establecidos para un exitoso proceso de resocialización
están basados en patrones conductuales de comportamiento que se ponen en juego cuando
las instituciones le brindan al sujeto la posibilidad desarrollar acciones sociales que permitan
un crecimiento en lo afectivo. Esto se logra ver cuando los sujetos encuentran la oportunidad
de asistir a talleres o programas que les permiten incrementar habilidades que en un futuro
se convierta en una fuente de sostenibilidad fuera de la institución, también, el ser un sujeto
activo dentro de una organización social que tiene como fin generar el orden dentro del patio
donde habitan.
Conclusiones.
Se puede identificar que los factores diferenciales que influyen en la
resocialización de los internos son, la familia, la experiencia carcelaria, la religión y el
proyecto de vida, siendo estos los que interfieren en el proceso que se lleva de manera
subjetiva dentro de esta institución; el trabajo que cada uno realiza a partir de la condena que
han recibido para cumplir, es el determinante de un resultado satisfactorio dentro de su vida.
Mediante la evaluación de estos factores se logra encontrar que, la familia es el primer factor
que los motiva a realizar un cambio en su vida, ya que para ellos, esta implica retomar
expectativas que generen un progreso personal de cambio frente a su círculo familiar. En
segundo lugar, la experiencia carcelaria al ser un recorrido subjetivo, muestra ser una
vivencia que determina el proceso que cada uno lleva a cabo, ya que se puede ver permeada
por diferentes factores que hacen de ella algo positivo o negativo. En tercer lugar, la religión
resulta ser un soporte emocional para las personas que la practican, brindándoles así mismo
un lugar de esparcimiento, aprendizaje y escape de las situaciones en las que se tienen que
ver enfrentados; y finalmente, en cuarto lugar se encuentra el proyecto de vida que permite
ver cuáles son las expectativas a futuro y también las herramientas y habilidades que tienen
o desean aprender para adaptarse a la sociedad.
Como el objetivo principal fue identificar los factores psicosociales que
promueven el proceso de resocialización, se concluye que, para que esta experiencia sea
26
satisfactoria y tenga un resultado esperado dentro de la cárcel, el deseo y el trabajo personal,
mediado por los factores que anteriormente se han mencionado, cumplen un papel
fundamental en el cambio que quieren realizar.
Finalmente, para que el proceso de resocialización se culmine satisfactoriamente,
sería ideal que al momento en que los internos salgan a la libertad, la sociedad ponga en
cuestionamiento el prejuicio y el estigma que tiene frente a esta población y briden la
oportunidad de integrarse y cumplir un papel activo dentro de ella. Se recomienda que el
INPEC promueva más talleres de resocialización, donde se incremente la tasa de
participación por parte de los internos que permitan ir en búsqueda de habilidades en las que
logren desenvolverse mejor y tengan un aporte significativo en la construcción de un
proyecto de vida.
Se recomienda a futuras investigaciones que indaguen el círculo familiar de los
internos con los que se vaya a trabajar, mediante ésta se podría entender un poco más la
dinámica que rodea el problema que tiene la persona que fue privada de su libertad, y si bien,
estaría encaminada a trabajar conjuntamente entre interno-familia brindando la posibilidad
de fortalecer los vínculos que se han perdido o que se necesiten fortalecer.
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