EXPLOTACION DE MONTES

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i N: 9-10 - 69 H. EXPL O TA C I O N DE M O N TES MANUEL RODRIGUEZ de la Zubia Doctor Ingeniero de Montes MINISTERIO DE AGRICULTURA

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N: 9-10 - 69 H.

EXPLOTAC I O NDE MONTESMANUEL RODRIGUEZ de la Zubia

Doctor Ingeniero de Montes

MINISTERIO DE AGRICULTURA

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EXPLOTACION DE MONTES

Para realizar currectanzente la corta ^ie los árboles hayque tener en cuenta tres aspectos distintos : la é^oca del a^iivmás conveniente l^ara etectuarla, con el fin de que la made-ra reúna las mejores eondiciones; la eda^^ a q^^^,e se debe ^or-tar• el á^rbol para que nos l^r^^duzca el n7á^in^o beaeficio, ^^la técrtiica- del apeo cle ^í-rbole.c.

En España hay inuchos propietarios de arboledas quenecesitan tener ideas claras sobre estos tres puntos para ^o-^ler obtener e] n7á^imo beneficio en su e^plotación. 1^Iuchos^Iueños de un eucalil^tal, cle una chohera o un l^inar no co-nocen las razone^ h^^^r las cuales conviene cortar en otoño ;nu hiensan que estos árboles tienen un moment^^ ^le nia^lu-rez, como cualquier otra cosecha, en el cual conviene cor-tarlos, y no se ocul>an ellos misinos ^le la corta, la ma^-^^rl^arte de las veces, l^rn-que no cono^^en la técnica del apeo^le árbole^.

^ramos a eaponer a wntinuación las ideas de nlayor in-terés práctico relativas a ca<ia uno de estos tres punaos se-ñalados anteriormente.

I. Epoca del año.

I^1 períoclo de rehoso ^-egetativo de las hlantas, es clecir,el otoño ^- el invierno, es la época más aproPiada para rea-lizar el aprovechamiento maderero ^le las masas forestales.Naturalmente que en aquellas regiones en doncle la nie^^ecubre los inontes durante ese tiempo, es in^posible realizarentonces esos trabajos, v será preciso hacerlos en veran^^^,^^ero sieml^^re due sea posible conviene c^ue sea en ot^^ñ^^ a^in^^ierno. I^_llo se debc a varias razones que vamc^^ a ^•er acontinuari^m.

• La ^r^^rde^^a .ce defm^tna irze^ro.^, l^orque contiene me-n^^s humedad v ello hace que después de trabajada se mue-

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va nien^^s. La causa cle qtte alg^unas ventanas se hin^.heny no cierren bi.en, de que lc^s caj^nes se curven y^ no en-tren, etc., está en que se hicieron cc^n inadera qtte no esta-ba seca.

• 7^iene frzerz^os pr^s,dricio^rr.es, í^erque, eti nuestro í^aís,lus h^ngus causantes ^le hu^lriciones en la nia^lera se des-arrollan c^^n mayc^r intensida^í des^le marz^^ a novienibre.I'^^r otra harte, la madera apeada en inviernu es nienos ricaen potasa y áciclo iesi óricc^, aliinentos de prinier orcíen paraciertos hongos, ^^ contiene la mínima cantida^l ^le materiasalbuminoideas, tan propicias a las alteraciones.

Por todo ello, es menos probable la í^udrición de la ma-^lera c<_n-tacla en inti-ierno.

• Se a^polilla mezios la madera de los árboles apeaclosen invierno, porque contiene menos aímiclón }- éste predis-h^^ne al ataque de los insectc^s de la polilla o carcoma.

• Los brotes de ce^a^ soia sa^zios ^y^ vi^orosos. No sóloha^- que tener en cuenta que la madera tiene mejores con-cíi^^iones ^- dura más, sino que en el cas^^ cle que los árbolesa^rtados broten de cepa, coin^^ l^^s eucaliptos, el rebollo, elquejig<^, etc., ent<^nces es f.ttndainental que el corte se hag^aa finales del inviernc^, para que la heri^la cicatrice rápicía-mente _^- se conserve la vitaíidad de la cepa.

IĴn etecto, si cortamos en verano hay derrames de sa-via que son peligro cierto de infecciones ^r enfermeda^les,}- debilitan siempre ía cepa. Por otra parte, la corteza seabarquilla al desecarse las céíulas ílenas de jugos quequedan al aire. Como consecuencia, 1<^s brotes que se 1>ro-ducen con el corte en verano son débiles y no tienen por-venir, aun en el cas^^ de que no enter^ne ni ]legue a m^^rirla cepa.

Interesa subra^^ar esto, porque cc^mo la corta en saviasuele prc^dttcir nnmerosos brotes, hav quien cree qtie es bue-na práctica, pero estos brotes, aparentemente vigorosos, n^>hacen inás que debilitar enormemente la cepa ^^ clan lug^ardespués a árboles raquíticos.

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II. Edad de los á,rboles.

Un proble^ina fundamental que se plantea en la e^plo-tación de los árboles torestales productores cle madera esel de determinal- la edad inás conveniente de hacel- la corta.El período de tieinpo transcurl-ido hasta que los ál-bolesalcanzan la edad n7ás conveniente para ser cortados, es de-ci>-, el tiempo que tarda una plantación hasta el m^mentodel api-ovechamieiito, es lo qtie se 11an1a «turno» del aprc^-vechamient^^.

1.'ara muchos agricultores, los árboles forestales s^m urlaespecie de cartilla de ahorr^^ de sus e^plotaciones. ^us pi-11os, sus ch^pos o sus eucaliptos valen dinel-o a p^l-tir deuna determina^^a edad ^- lo utilizan en el n^^^nlento en quelo necesitan, sin preocuparse más. ^Taturaln7ente, tienen unaidea general de que 110 les interesa cc^i-tar demasiad^ proii-to, cuando los árboles son todavía mu^- jóvenes, ni tau^-hoc^^ esl^erar mucho tiempo cuanclo los árboles ya son adul-tos; pero están mu}- lejos de pensar ei: los árboles forestalesconlo una cosecha má^ que tiene su momento de 17^adurezbien <lefinido, en torma tal que adelantar o retrasar la c^r-

Fig. 1. - En general,i n t e r e s a conseguirbuen g r o s o r en el

fuste.

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ta es percler tlinero, Se da. el c.^,so ^le que, en alg'unas re-^'ione5, el aiio qtte sig'ue a^ uno <ie buena cosecha ag^rícola^e suele curtar mei^or núinero cle ilietros cúbicos de made-ra, no porthic l^s montec no ?a produzcan, que tendría quesei- la única causa lógica para ello, sino porque los ^dueii^stienen dinei'o ^- nu necesitan i-ecurrir a la venta de sus pinos.

I^ealn^eute, no hay ninguila razón que nos obligue a cor-t^ir nue.^tros árUole^ un cleterminado año, si algunas circuns-tancias son desiavorables. I^s esta precisamente una granventaja cle la cosecha de ^nadera, la <le poder adelantar suaprovech^miento uno o ilos años, si ha^- razones pai-a ello,con!, ^ el h^:cho cle que el precio de la maclera esté mtry alto}' atr ► enace ttna baja; y también podemos dejar los árbolesclos o ti-e^ aiius i,iás sobi-e el teri-eno, si aquel atio no pocle-mus hacer ]a coi-ta por cttalquier razón, si el precio est^^.bajo }' pensamos chte va a subir, etc. ^

t'eru todo esto no significa clue un eucaliptal, una rho-pera, un pinar, etc., no teng-an pet-tectainente definiclo el nio-inento ^le su vicla en que nos clan el nlá^inlo i-enclin^liento.

1':\CCUKFa ( ;F_NI:RALES QUE INFLUYEN EN LA EDAD DE LA

Ct) I:'1':A.

Sup^n^lretnos, por sel- el caso 3nás áeneral, que se tratade inasas re^^ulares, es decir, con tocíos los pies de ttna ^nis-nia e^lad, ^- que se cortan tocíos a hecho, o sea, de una ^ez,cuan^l^^ Ileg'a el momento oportuno.

Fíay cuati-o tactores estrechamente ligados con la edaclde cor-ta ti- ^Iue es preciso tenei- en cuenta simultáneainente,l,ordtte influ}^en unos en otros :

F_.c^ecie a^^b6^•ea- y^^^cat•iedad. - La especie nos marcava con bastante aproximación la edad de corta; por ejem-plo, un abeto ^e c<n-ta hacia los cien años ; ttn pino izzsig^^iis,a los veinticinco, y un eucalipto, hacia los doce años.

C^a^lidac^ ^Iel sr.t,elo.-L^n suelo más tértil nos clará ma-^-or número de metros cíibicos de madera de mejor ca-li^lad con menoi- número cle árboles ^r en menos tien^po. Por

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Fig. 2. --- El hacha hasido siempre la herra-mienta imprascindible

en el monte.

ell^^, en mejr,res suel^^s la ecla^l. ^le col-ta normal es mel^^lrqtie en suel^^s de j^eor calidacl.

De^t.cidcrd ^lc^ In f^lczritu^ fótr.-Ia 1^irt<^r más imlx^rtantehara clecidir el esha^iamient^ ^ es I^ al^li^^ar.ión ^le la macler^^jtte vamos a Ilr^^clucir, la cttal n^^s fija también, al^r^^siluada-mente, el turno.

^i n<^s intcres^n ma^leras clel^;-adas, Zx,rqtte Ias vamusa utilizar en nuestr^^ }^r^^Ilia e^I^l<^tación, ^^ j^ara lábricas clerelul^^sa, c^ Ix^rqtte tienen ^leu^ancla en la c^mstl-ucción, n^>sr-^^1lvenclrán I^Iatltaci^,nes m^ís densas, l,ttesto q>^e Io^ árb^^-les nc^ van a lleg-ar a tener ^;^ran ^lesarr^^ll^^^ ^- n^^ entrarán,durante much^^, tiemllo, en annl^etencia sus raíce^ ni ^usr^^pas.

En cambi^^, si 1^, ^lue n^^s iliteresa es ]na^lera gritesa, ele^l^aciamient^^ ;leber^í ser bastante ma^-^^r.

A^licació^r de la rraade^^a. -^^a hem^^s vist^^ la infltten-cia que tiene este i^act^^r en la^ anteri^res característi-cas de Ia exl^l^^tación macl.ei-era. I)eherenu^s tener en cuentala demand^ ^^ l^^s j^l-eci^^s ^lel u1er^^ado, así como stt Ilr^^ba-ble evolución, hara tener más pr^lbabilicl^des de acertar enel m^^ment<^ de harer la c^^rta. I?n ^enel-al, las ma^iel-as

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gr-uesas se paga^i bastante m^s que las clelgaclas y 1>or ellol^uecle compensar el hlazo más largo ^^ sus riesgos ma}^o-res, gracias a esta ^lit^ei-encia ^le l^reci^^.

L' DAD DE CORTA CL"A1^h0 l".^ ESTI? I IECHA LA I'LAN^'ACTO\^.

Una cez analizaclos en líneas g-euerales lc^s hrincihalesasl^ect<^s a tener en cuenta para la buena e^p1^^t^^^ió1l ^le tmamasa f<n-estal, v^mos a simi^lificar ah^^ra el l^lanteamientoen 1^^ que se refiei-e a la eclad cle c^^rt^^ de los árb^^les, stip^^-niendc^ que sólo quecla hor deteruiinar el ttirn^^ ^lel al>r^we-rhainiento ; es clecir, <lamos ^^^^r hech^^ qtie lc^s ^^tr^^s cuatr^^fact^^res están ^•a fijados; un^^, Ix^r su pi-ol^ia nattu^aleza, elde la calidac] clel suelo, pues hara ello bast^ ^^on saber lal^ai-cela que se va a j^lantar, v l^^s ^^tros tres, eshecie ^^ va-rieda^l, espaciamient<^ ^- aplicación ^1e la madera, ^^rn-que so-bre ellos nos hemos decidido en algún senti^lo en el mo-mei^to oportun^^.

F_dad a^ro.^-iu^^ada^.-En primer lugar, ha^ que admitirque se tiene una idea apro^:inia^la ^lel ttu^n^^ ^le al^rc^^^e-chan^iento, huesto que éste que^ia en cierto in^^do con^lir.io-n^^iu tanto p^^r la esl^ecie a^mo hor 1^ espesura eleg^ida, o^^^^r la clase de maclera que se quier-e <^btener.

F.da^d precr.ccr.-}^.videntemente, 1^^ que n<^s interesa esc^^rtai- nuestra m^sa f^^restal ctiarld^^ nos ^ié n7a^•<^r can-ticla^i de metr^^s cítbicos de nladera en el menor número deañ^^s. Ia clecir, c^ue ha^- ^lc^s fact^^res a tener en cuenta : elv^^lumen total ^íe ma^lera ti_- el tiemlx^ que se ha tarclad^ en^^r^xlucirla.

^i sabem<^s que t^na hectárea ^le eucaliht^>^ n^^s ^^r^^cltice139 metros ctíbicr^^ de ma<lera a lc^s ^,ch^> añ^^s ^- 145 me-tr^^s cúbicos a l^^s ^liez añ<^s, , ruán^l^^ c^m^^endrá c^^rtarlr^s :a l^^s ^^cho o a l^^s ^liez eiñ^^s? L^i c^^m^^ar-ación es rlara, sic^msicleramos l^s metr^^s cúbicc^s c^ue nos l^r^^duciría Jx^r añ^en cada uno de los ^l^^s ca^^^s. A l^^s ^^cho años tendrem^^s139 : R= 17.3 metr^^^ rí^hic^^s ^^^,r hectárea ca^la añ^^, ^- alc^^ ^liez añ^5 l 4S :](1 = 1R, ^ metr^^s cíibic^^s ; lue^ro nos in-

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teresa más cortar al año diez. z Nos c^ti^-endr^'t esperar tu-davía más ? A los doce años obtendríamos 22O metros cú-bicos, lo que supone 220 : 12 = 18,3 metros cúbicos porhectárea y año, cantidad menor que la ^btcnida a los diezaños; por lo tanto, perdelnus dinero si esheramc^s dos añosn1ás, a pesar de que cortaríamos 3^ metro^ cúbicos más.

Las tablas de j^roduccióyi.-Hemos visto con este ejem-plo cómo podemos deducir, sin lugar a cludas, la edad aque conviene cortar la masa, que en el ejemplo resultabaser diez años. Para ello sólo hemos necesitado conocer lasproducciones totales que se obtendrían cortando a distintasedades, lo que lleva consigo hacer sttcesivo^ inventarios dela masa. Estos inventarios requieren medir en cada árbolla altura }- el diámetro, lo cual es mu^- laboriosu. Moderna-mente se simplifican bastante estos trabajos basándo^c enla estadística v en aparatos de medición rápida, pero estasimplicidad reqttiere ttnos conocimientos matemátices ^- unaespecialización, por lo que la tarea es prol>ia de técnicos.

Sin embargo, el que estos cálculos no pueda normal-mente llevarlos a cabo el propietario de una finca no sig^ni-fica que no pueda aprovecharse de ellos, pues en algunasregiones y para determinadas calidades de suelo ha^- ptt-blicadas tablas de prodttcción para distíntas especies de cre-cimiento rápido. Si sabemos que alguna de estas tablas esaplicable a nuestra finca, tendremos el problema resuelto.En España hay tablas para el pino iyasig^,is en la zona nor-te de España ; para el eucalipto, en las zonas del litoral can-tábrico v de Huelva; para el pino bravo, en Galicia, _v parael chopo, en determinadas condiciones.

III. Apeo '^ .

^larqueo de los árboles.-Generalmente, en España los^írboles que se han de apear en un monte se marcan en ttnasc^la cara, ^rientada a medi^día. Sin etnbarg^, es recrn»en-

" Sobre el apeo recomiendo a los interesados Prin.cipes de búcheron-^aaye, publicación de «1'Office Forestier Central Suisa°».

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Fig. 3.-Las maderas fi-nas se pagan en rela-ción con derechura de los

palos.

clable marcarlos so-br^ d^ ^s caras o in-clu^o ^obre tres, conobjeto de que el le-Iiador puecla identi-ficarlos claramente^- no l^iercla tieml,obll^('ándOlOS.

Ur•qa^yli^tiaciói^i- clel t^•abcrjo.-Antes de comenzar el traba-jo propiamente dicho, el leñador debe org^anizarse pensan-do en los sig^uientes puntos : dirección g-eneral de caída,modo de sacar la madera, nwdo de sacar la leña, apilaclode la lelia ^• elección del mejor emplazamiento para ella.

Como es preferible siempre hacer la saca de tal forlnaque la punta más delgada del tronco vaya hacia delante,la dirección de caída debe orientarse de modo que formecon el eje de la pista ttn áng^ulo aproaitnado de 45°. :1 lolargo de la pista, el emplazamiento más próximo se reservapara apilar los troncos, mientras que la lelia se apila en ellaclo rontrario ^- a mavores distancias.

Herramiezatas.-El conjunto de las herramientas nece-sarias para el apeo, troceado ti- desembosque se g^uarclan ent1I1 refugio o bien en una caja colocada en la ZOIla centralcíe los trabajos. Cada leñador debe llevar un podón, un ha-ckla cle apeo, un hacha de desrame v un descortezador ; apar-te de ello se necesita por cada equipo de dos leliadores tlnaesl^in^^ha, un giratroncos y una sierra de paso universal.

Or•^eyi cle das nj^era-cionc^.c.-La experiencia ha demos-

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trado que interesa ejecutar los trabajos ^íe trocear innle^lia-tamente después del apeo de cada árbol. Por otra harte, estambién conveniente, incluso cuando se trabaje en ecltlilx^,que el lnáxinw de. c^peraciones se reaíi^.en in^liviclualn^eilte.

T^ireccióii de caída,-_^l acel-cal-se al árbcll, el c^brerojefe del equil>o deterulina la dil-ección cle caída sin s^^ltarlas herralnientas, tenien^lo en cuenta la fc^rma del trr,nc^^

CORTE 'HORIZONTAL , ENTA

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I

Fig. 4. - Esquemaque muestra la si-tuación relativa en-tx^e la entalladura yel corte horizontal.

^- <]e la c^opa, la inclinación ^lel árb^^l, l^^s árb^,íes cle alrecle-dnr, la ^lisposición ele l^s raíc:es y la t^11x^g^raÍía clel tel-l-enr^,íx^rclue :

- La nlasa restante, así cc^n^o la masa joven, ^lebensttfi-il- lo lnenc^s posible en el al^eo ^- en el deselnbosque.

- La saca del tronc^o se cíeberá etectuar en línea rec-ta ^- acercán^í^^se a la í,ista lná^ hr^»ima baj^^ tln án^;^til<^ahr^^xilnaclo de 4á".

- F1 tronco no debe detel-iorarse dul-ante la caída.- I)ebe tr<^ceal-se el árb^^l en cuant^^ sea Ix^sible.

Preparación del .ruelo.-^e limpian a^n el p^xlón t^^<iaslas lnalezas all-ededor del tr^^nco, pal-a que no estol-ben eltrabajo. Las hlantas jóvenes cle 1-egeneración natural sesepararán, atándolas al suelo. Adenlás, se linlpial-á colnl^le-tanlente la base del tronco de rualquier resto vegetal }- tam-bién de piedras.

Ezztcrlla^daircr.-Se llalna entalladul-a a un corte qtle sehace en la base del tronco con el hacha cle al^e^^, cle tal f^^r-ma que su pr^^ftlnclidad sea de ttn cuartc^ del cliámetro del

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tronco, con la cara interior horizontal y la. su^erior incli-nada a^roximadamente 45°.

Objeto de la entalladura. F_1 objeto de la entalladura esl,ernlitir al árbol girar sin ningún estorbo colno sobre unacharnela; con este objeto, la línea de fondo de la entalla-dttra debe ser recta, y como esto es difícil, es preferible qiiesea un poco curva, sienclo la parte más profunda la del cen-tro de la línea.

Dimensiones de la entalladura. En beneral, la entalla-dura mide tanto en altura colno en proituididad, tina cttar-ta parte del di^metro del tronco, debiendo disminttir l^ro-llorcionalmente de dimensiones al awnentar el diámetro cleltronco; por ejemplo, para un árbol <^e 50 centímetros decli^metro, la entalladtira debe tener una altura v ttna pro-i undidad de unos 12 centímetros. 13stas din^ensíones ^onsufi^cientes para >zna caída seg^ura del tronco, ocasionanclollna hérdida lníninla de nladera. La entalladura c1_cbe estara^ml^letamente limhia antes de ^^erificar el cc^rte hc^^rizontal^lue viene a a^mtinuación.

C^^rte^ hori^c^yltul.-I)ebe comenzarse en la cara c^lnie,-ta a la entalladura vttnos <los centímetrusmás alto que la líneade tondo; este r.orteocasionará la ^^aídaclel árbc^l al ir acer-cándose a la entalla-clura. ^ste corte lc^hacen los dos leña-clc^res ron el trc^nza-clc,r ^- cleben cle estar<^tentc^^ en lc^s {tlti-

Fig. 5. - La ^ntalladurac o n d u c c la caída del

árbol.

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tnos momentos para retirarse con la herraniieuta alg^u-nos ^asos del árbol, cuando éste comienza a moverse. _^1tnisnw tiemho es necesario que estén atentos hacia la partealta del árbol, para vigilar su movin^iento ^^ l^onerse a sal-vo si sttcedie^e alguna anomalía. Si el árbol no cae com-l^letamente al suelo, sino que queda sujeto hor otros veci-nos, es necesario ahartarlu completatnente lo más protito^osible, antes de comenzar el apeo de cualquier otro. Pri-mero se intenta soltarlo girándolo alternativamente a dere-cha e izquier^la con el g-iratroncos. ^i no se suelta, es pre-ciso tirar de la base del árbol en dirección opuesta a la dela caída ; mauuahnente, si es de hequeña dimensión, o conla clebida maquinaria, en c^tro caso.

Y^re^aración de ln. ^na^^e>>^a.-El truceado inrlu^-e diver-sas operaciones:

1.' Saneamiento. -^i el aheo se ha hecho correcta-mente, deben quedar unas astillas adheridas al tronco quehan sido arrancadas del tocón en la caída. La hrimera ol>e-ración consiste en eliminar estas astillas, que se llaman lautia del árbol. Si se observa algún defecto de 1>odredumbreconviene sanear el tronco. Si se trata de una podredumbreseca se corta un pequeño trozo de unos 50 centímetros delargo, }- si no llegáramos a la parte sana, se sig^ue cortandosucesivamente. Cuando el árbol está saneado sc comienza la^i^-uiente operación.

2.' I)esramado.-^e empieza por la ^arte más delgadadel árbol; cuando el árbol no está en una posición estable^iebe trabajar un solo hombre. Generalmente se comienzal^or cortar todas las ramas que están a un lado del árh^^l,^olocándose el leñador al lado contrario; cuando sea nece-^ario cortar una rama del mismo lacío en el que se trabaja,el letiador tendrá cuidado de que la pierna colocada detrásesté a la tnisma altura o más adelante que la rama que setiene que cortar, de este modo el riesgo será menor; el ha-cha cle desramado debe poderse usar indistintamente dellado derecho o del lado izquierda Las ramas deben cor-

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N'ig. 6.--La parte ma-derable del árbol se

debe descortezar.

tarse a ras del tronco, ,- cuancl^ sean un ^oa^ ^^ruesas se^leben c^^rtar en d^^s veces : primero, por donde restilte más^óm^^du, a una lc^ngitu^l aproximada de un nletr^^ cle la in-serci^^n, ^- ^lespliés se corta el mttr^ón con cuiclacl^^.

3.^' _^l,ila^l^^ ^le la leña.-A1 tei-minar el ^lesi-amado seal^ila la leña f^lrmand^^ estére<^s ^^ en pilas de un nletro cú-l^ic^^ cle ^^olunlPn, ^^ara 1^^ cual se curta la leña cc^n una lon-^;^itud máxinla cle tin lnetro, se hincall cuatro estacas en uncua^lra<l^^ ^le tin metro de lado ^- ^lespués se ^^a colocando laleña ha;ta f^^rmar el metr^^ rttbic^^.

4.^` l)escortez^cle^.-Cuando el árbol está ya desratna^l^^,se c^esc^n-teza en t^^da su longitucl maderable, es ^lecir, has-t^ que la ^ntnta ^lelgada tenga 7 ó 10 centímetros de diáme-trc^, se^-íin los casos. I:1 descortezad^^^ se hace ^^or los dc^sh^^mbres due f^^rman el equipo, c^m^enzancl^^ ttn^^ eti la hasc^- ^^tru h<zcia la mitacl c1e1 tr^^nco ^- a^-anzancl^^ haria la Intnta^lclgacl^^. I^1 descol-teza^l^^r se debei-á J^^^^^lel- mane.jay- talli-hién a clerecha e izc^uier^la.

^.° 7'rocea^l^^. -1 ^l trocead^^ se hace tu;a vez que eltronc^^ está desramado v apea^l^. Las ^limensir^nes de l^^stroz^^s varían segíin el ^lestino ^le la maclera, herc^ g-eneral-mente suelen ser de ^ios ^l^etr^>s ^le lon^;^itu^l ; cle t^^^lc^s t^1^^-

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das, cuando^ se teng-an duclas sobre el posible ^lestino cle l^^madera conviene dejar en suspenso el troceaclo, hasta suc^mlerc:ialización. Los a^rtes del troceado deben sec per^^en-^licttlares al eje ^le la ma^lera. Toclos lc^s tron^:^^s cuti^o cliá-metr^> pase <lc 20 centímetros deberán troceai-se nlediantela sierra de 1>as^^ universal. Para esta opel-ación los lelia-dores se instalan en un emplazamiento cóm^^d^^ ^- sin l^eli-^-r^^; I^ara tacilitar el corte, el tr^^nco clebe ^le^cansar s^^bre^^tr^^ transversal, ^le f^^lrma que ^ltte^le levanta^l^^ v a^x^^-a^loen un hunt^^ ar^ter-iol- al c^^l-te, qued.ando el1 vul^l^lizo el tr^^-z^^ qtte se ^^a a cortar. Cuando el diámetru es interi^^r a20 centítnetr^^s, la operación puecle hacer5e mecliante ^n^asierra ^lue se a^^ci^^na p^^r u11 hc^lnbre ^ól^^.

IV. Apeo con motosierra. ''.

C.UIDADO Y" MAN13 ► 0 DE LA MÁQi'1Nt^.

Rodaje. - Una motosierra, al salir cíe la t ábrica c^^tásin suavizar. ^i en estas a^ndicione^ se la hare trabajar al^lell^^ rencliinient^^, sutl-ir^í lnuch^^.

L^^s cuidacl^^s de ro^iaje han cle hr^^di^^rse mientra^ el11^^rt^^r consume lc^s ^rimer^^s 70 litr<^s cle líqui^l^^ carburante(^al^r^»iliia^lalnente, dtll-a^ite diez clias).

_^ I^s n^^rlnas g-enerales ^le entretenimient^^ ha^- que aña-^lir las sibuientes :

1. Emplear liquicl^^ carbttrante, c^^n más aceite clel in-^licacl^^, ^^ara el iunci^malniento n^^rmal de la n^áquina.

2. Nc^ trabajar nttnca c^^n el in<^t^^r a^m^^letaulente ^li-í^^.Un^ vez arranca^l^^ el m^^t^n-, clejarl^^ nlarchar cinco minu-t^^^ ^i ralentí, hasta que se tem^^le.

3. No trabajar nttnca c^n el acelerador t^^tahnente at^^r^icl^>.

^-. No enibalar nunca el motor cuand^^ la cadena nue^tá c^^rtan^l^^.

7. No trabajar ^lul-ante larg^ls ^^eríodos, ni c^^n el m^,-

x Este capítulo está basado en el Manual del motoserrista, de J. Mazay A. Valladares.

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tur demasiaclo caliente. Convielle cletener el trahajo variasveces al día, parar el motor ^- dejarlo enfi-iar.

6. Conlprobar con fi-ecuenr.ia el ahretado de tuercas ytornillos. Con las vibraciones se aflojan y es necesario re-apretarlo^.

Ayrayaq^^e.-L;1 ^roc^esu de arranque es el sig^ttiente :

Con el motor frío :

1. Colocar el interruptor cle encendido en hosición de«arranqtte».

2. Cerrar el estrangula^lor ^le aire.3. Abrir la nlariposa de gas }' bl^^quearla en esta l^o-

S1C10I1.

4. T11-ar (le la CUerCla (^e al-rall(^lle llllOS 1^ CeI1t1111etrOS,

de tnanera que eng^rane el dispositivo cle arranque. llesltués,tirar rápida v enérg^icamente. Abrir la marihosa clel estran-gulador tan pronto como el motor arranque. ^i el motorestá mu^- Erío, c^^nviene cle.jarlo fitncionar con el estrang^u-lador semicerraclo hasta que se ha}^a calentado.

Con el mot^^r c^aliente :

l. Colocar el interrttl>tor de encen^lido en la l^osición^lc «arrancltte».

2. Dejar abierto el estrang-ttlador de aire.3. nejar la Inaril^osa cle g-as en l^osición cle ralentí.

Ya.^^a^da.-Para detener el Inotor ha^^ que seguir un cier-t^, ^^rden en las operacione^ a realizar.

1. Colocar el acelerador en 1>osi^.i6n cle raleutí.2. Accionar el interruptor cle I>arada.3. Cerrar la llave de l^aso de liquido carburante.

No se debe harar nunca el nlotor cuando está funcio-tlanclo a },rran veloci<la^l.

CarbaT-ra^^ate. - El motor de dos tieml^os emplea coniocarburante una n7ezcla de g^asolina-aceite en una propor-ción variable, segttn la casa constrttctora, oscilando entre

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un 6 y un 7 por 100 de aceite en el total de gasolina. l^a-cepcionahnente se recomienda un 10 por 100 durante el ro-daje del motor.

La proporci.ón viene dada por dos nítmeros, separadospor dos puntos. Ll número menor se refiere al aceite. Elnúmero mayor se refiere a la gasolina.

Salvo indicación en contrario del fabricante, se debe em-plear siempre gasolina normal (no super).

Es absolutamente necesario respetar escrupulosamenteel porcentaje de mezcla que aconseja el constructor _^-, a serposible, también su marca de aceite.

No se debe hacer la mezcla directamente en el depósit^de la motosierra.

Se ha de llevar al trabajo un bidón con la mezcla vapreparada.

^To preparar grandes cantidades de líquido carburantepara dejarlo almacenado. (C^n el tiempo el aceite se separade la gasolina).

Antes de vaciar el combustible erI el depósito de la má-quina debe filtrarse la mezcla, ya que si el líquído carbu-rante tiene brozas o posos, debido a talta de cuidad^^ alprepararlo o a suciedad del depósit^ de combustible. ^e ubs-truirán los finísimos conductos del carbttrador _^- el m^^tortuncionará mal.

Si el líquido carburante tiene agua, el carbura^i^^r n^funci^nará bien.

Ci,'ID:^I)OS AI, COMEIJZAR LA JORN:^1^.4 DE TRARAJO.

Carb^ac^-ante.-Llenar completamente el depósito ^- cer-ciorarse de que el bidón de reserva contiene combustiblesuficiente para la jornada.

I'ara llenar el depósito deben realizarse las siguientesoperaci^nes :

1. Limpiar el tapón y alrededores del bidón d^nde estála ^riezcla.

2. Agitar el bidón para mezclar bien el aceite 1_- la ^a-s^lina.

3. Limpiar el tapón v alrededores del depósito de la

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in^^tc^sierra. I)estaparl^ y colocar el tapón «boca arriua» ensiti^^ linll^ic^.

4. Con ayuda de un embudo con filtr^, que est^ hienlimj^i^^, llenar el ^íepósito de la nwt^^siei-i-a. C^^l^^car cle r^^tie-vc^ el tapón.

.^ceites ^ara la cn^e^aa.-Llenai- comhletanieiite el <le-pósit^ de aceite de las bombas de eng^rase, realizando lasoj^eraci^mes en el orden siguiente :

Fig. 7.--Transporte aéreode :a madera.

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1. Limpiar el tapón y alrededores del recipiente queccmtiene el aceite.

2. Limpiar el tapón y alrededores del depósito de acei-te de la motosierra. I^estaparlo y colocar el tapón «bocaarriba» en sitio limpio.

3. Llenar el depósito de aceite. Lueg-o, taparlo.

Es mu}- frecuente que el depósito de aceite para la ca-dena se vacíe antes que el depósito de líquido carburante,por lo que hay que poner gran atención para que la moto-sierra nunca trabaje sin aceite en la caciena.

Aceite en el cárter c^e la transznisió^a.-Enrasar, cuidan-do de no excederse, el nivel de llenado, utilizando gene-ralmente aceite espeso SAE-90 a SAE-140, aunque algunosconstructores aconsejan el empleo de g^rasas fltúdas o semi-fluídas.

Cornprobar el ezayrase. - Para comprobar el eng^raseautomático de la cadena hay que poner la motosierra enmarcha, con el motor a medio gas, y colocarla sobre el sue-lo, de modo que la espada quede sobre terreno arenoso, tie-rra seca o una capa de virutas.

tii sobre el suelo empieza a aparecer un surco de gotasde aceite, es que el sistema de engrase fiinciona.

Cuando la motosierra posee bomba automática ^- ma-nual, se comprobará, estando el motor parado, que la bom-ba manual funciona, para lo cual se accionará la bombamanual ^^ se tirará con la mano de la cadena hasta ver quesale impregnada de aceite.

I_iizz^i^ieza ^l'el filtr^ de ai,re.-Debe ser realizado diaria-mente, sobre todo en verano y en zonas polvorientas. Paraello debe seguirse el orden siguiente :

1. Se desmonta el filtro, sig^uiendo las instrucciones delconstructor de la motosierra, cuidando de que no caiga su-ciedarl dentro del conducto que va hacia el carburador.

?. Se sacude suavemente.

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3. Se intr^^duce en ^asolina hura.-I-. Se deja secar.5. Se nlonta de nuevo, colocando la pai-te que a^Ites es-

taba al esterior en la nlisma posición. (Si se coloca al revéshasará polvo al motoi-).

No se debe arrancar el motor estando desmontado el fil-tro del aire, pot-qtie puede entrar polvo al motoi- _^- actt^arcomo esmeril, raván^]<^^lo.

Í )}?RRIBO.

l're^ara^ciólr.-En lo dt^e se i-eiiei-e a la dirección ^lec^aída, limhieza del lugar cle ti-abajo, dimensiones de laentalladura, etc., vale lo ^licho en el caso <iel apeo con lasheri-amientas tradicionales; ítnicamente conviene señalar^lue la liml^ia del inatorral puede hacerse con desbrozadoraen lug-ar de har.erlo con po^l^n ; de esta forma se mecanizantotalinente los trabajos.

C^r^rte.-I_a manera de hacerlo ^-aría, >e;;ítn ^jtte lo; ár-boles tengan meilos de 12 centímetros ^le diámetro, eiltre12 ^^ 20 rentímetros, ^^ más cie 20 centíinetros cle ^liámetro.

T:n los árb^^les cou diáu^ett-o menor de 12 centí^netrosse da un solo corte, inclinaclo unos 60° con la horizontal ;en estos casos n^^ interesa trabajar con la inotosierra, pue^es más ráhido ^- más eronómico el trabajo con hacha.

l:n los árh^^les con ^lián^etro entre 12 ^- 20 centímetrosconviene hacer una l^edueña entalladura, que puede ^er nnsolo corte horizontal, ^lado lo más bajo l^osible; a continua-ción se proce^le a^lar el coi-te definitivo, que se realiza a lamisma altura c^ue el anterior ^- en el lado opuesto del árbol.

T:n los árholes con dilmetr^^ mavor de 2^ centímetros.el control de la caída eaige la realización ^le la entalla<lnracomPleta, que se Puede hacer n^ediante dos coi-tes coi^i lam^tosierra, due^lando la entallad.ura en la misma forma,ahr^^imadament.e, due se ^lescribe en el ral^íttdo ar,terir^r^T^esl^tiés ^le hecha la entalladtn-a se da el corte definitiv^^^efectuánd^lo unos d^^s o tres centímetros más alto que la

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entalladura, llasta que el árbol colnienza a moverse, mo-mento en que deberán tomarse las mismas precauciones que^^e han indicado en el capítulo antel-iol-.

^ Ĵ I;SR:11IAh0.

FI desramado debe realizal-se desde la hase del tl-oncohasta el ápice; es conveniente que el desl-amado lo realiceun solo operario en cad<l árbol, }^a que el riesgo de acci-dentes es menor, sobre tocl^^ al tl-abajal- en ál-bule^ que estánen eq>lilibl-io illestable; las upel-aciones deben realizarse des-de tierra y no sobre el tronco, pues esto provoca nluchosaccidentes. El desramado se debe hacer con hacha o conmotosierra ligera, pre^>arada especialinente para el <lesrama-do; el desl-amado con hacha ya se ha descl-ito en el c^pítlil^,^lnterior, y- en el desramado con motosierra conviene dar^ló^ cortes en las ramas gruesas, uno a un n7etru de dístan-

^^^ia apl-oaimadamente v después otro sobl-e el tl-onco ; cuan-^do las ranlas están en posición mu^- difícil para su co^^te,^^•^mviene giral- el ál-bol con el g-iratroncos, siend^ necesari^ls^^ara esta ^Ipel-ación do^ hombl-es, áenel-almente.

O^'R:A^ OI'ER:^C10\T^.

Las restantes ^^peraciones : a^>ila^l^, de la lelia, ^lescorte-za^l^>, troceado, etc., se harán teniendo en cuenta lo indica-<l^l cll el cal^ítul^ anteri^^r.

PUBLICACIONES DE CAPACITACIOIV AGRARIA

Bravo Murillo, 101, Madrid-20.

Se autoriz.a la reproducción íntegrade esta publicación mencionando suorigen, eHojas Divulgadoras del Mi-

ricultura»nisterio de A .g

Dc,^ósito le^al, bi. 3.109 - 1958.

Gráficas Uguina.

11e1?ndez ^'aldés. 7.

bIadrid, 19É9.