Evaluación del Proyecto La Música del Reciclaje · importancia tras la pubertad, cuando los...
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Evaluación del Proyecto
La Música del Reciclaje
Director. - Prof. Dr. Dr. Javier Urra. Académico de Número de la
Academia de Psicología de España
Con el concurso de. - Irene López Vallo. Psicóloga General Sanitaria
Julio 2019
La Música del Reciclaje �
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La Música del Reciclaje �Tabla de Contenido
Introducción 5
El Proyecto La Música del Reciclaje 7
Origen del Proyecto 7
Objetivos 8
Equipo Docente 9
Población Diana 9
Observación Directa 12
Información que aportan los profesionales 12
Estudios que sostienen/apoyan la observación 32
Referencias 45
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La Música del Reciclaje �
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La Música del Reciclaje �LA MÚSICA DEL RECICLAJE
ECOEMBES
La tierra tiene música para los que escuchan.
- George Santayana -
INTRODUCCIÓN
El riesgo de exclusión social en España, no es un fenómeno
anómalo. Según la estadística de 2017 de la Red Europea de Lucha
contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), “el 21,6% de la
población española, es decir, 10.059.000 personas, están en Riesgo
de Pobreza” (2018). Si ya esta cifra puede parecer devastadora, no
mejora cuando nos centramos en la población infanto-juvenil, y es
que por diversos factores tanto sociales como inherentes a la etapa
vital por la que transitan, se encuentran en una situación de mayor
vulnerabilidad. Así es, que la cifra aumenta a 28,3% cuando se trata
de los menores en riesgo de exclusión social que se contabilizan en
España, lo que la convierte en un 31% mayor que la tasa
poblacional (EAPN, 2018).
Dada la importancia de la temática, así como la elevada prevalencia
e incidencia de la misma, tanto la Unión Europea, como el Estado y
diversas instituciones, asociaciones u ONG’s tratan de erradicarla, o
al menos disminuir o paliar las circunstancias que de ella derivan.
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La Música del Reciclaje �No obstante, la tarea es compleja, y es que la exclusión social “es un
hecho social de origen estructural, determinado por la organización
social establecida, y multidimensional, en el que intervienen
diversos factores y no únicamente la carencia económica” (EAPN,
2018). La EAPN la entiende como “una situación sobrevenida de
desfavorecimiento, que deja a los individuos fuera de algún tipo de
sistema (laboral, económico, social, político, cultural, etc.), que
limita las oportunidades de acceso a mecanismos de
protección” (2018). Es por ello que sobre este fenómeno cabe
aplicar una intervención personalizada y multidisciplinar que
abarque diversos ángulos de actuación y que tenga en cuenta
aspectos como el género, la etnia, la edad, o la vulnerabilidad de
cada colectivo.
Según se indica el Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social
del Reino de España 2013-2016 (Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad, 2014) el objetivo planteado para España, es la
reducción de 1.400.000 de personas en situación de pobreza y/o
exclusión social paran el año 2020.
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La Música del Reciclaje �EL PROYECTO LA MÚSICA DEL RECICLAJE
Origen del Proyecto
Es en al año 2014 cuando ECOEMBES pone en marcha el
proyecto social La música del reciclaje, y lo hace inspirándose en La orquesta de instrumentos reciclados de Cateura.
Se trata de una agrupación musical compuesta por niños y jóvenes
que pertenecen principalmente a Cateura, un barrio marginal de la
ciudad de Asunción (Paraguay) que fue construido sobre un
vertedero; aunque también forman parte de la orquesta otros
jóvenes de comunidades cercanas.
Esta comunidad orquestal, reutiliza los restos de basura del
vertedero de Cateura para construir instrumentos con los que
posteriormente aprende la práctica musical e interpreta desde
música clásica, a música paraguaya, folklórica e incluso de los
Beatles.
De esta manera, el proyecto no solamente ofrece formación en la
práctica musical, también abre a los niños/as y jóvenes de la
comunidad un nuevo horizonte de oportunidades para dirigirse
hacia un futuro con mejores condiciones de vida, a un porvenir sin
exclusión social.
Desde su inicio, el proyecto ha obtenido éxito tanto social como
medioambiental, lo que ha impulsado su reconocimiento e
invitación a diferentes países del mundo, entre los que se
encuentra España.
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La Música del Reciclaje �Es la fuerza transformadora, la filosofía, el poder de cambio y los
valores que guían este proyecto lo que mueve a ECOEMBES a
crear un proyecto similar en Madrid, a aportar su grano de arena a
la conservación del planeta, pero también a la erradicación de la
exclusión social que afecta a miles de menores en nuestro país.
Objetivos
Desde la puesta en marcha de la idea, y desde su inicio en el año
2014, el objetivo principal de La música del reciclaje es proporcionar
educación en valores a menores en riesgo de exclusión social.
Lo hace implicando a los jóvenes en la construcción de
instrumentos con materiales reciclados, los cuales, y con la guía
continuada de profesionales cualificados, pasan a convertirse en el
motor de su aprendizaje, en el utensilio con el que entran a formar
parte de una orquesta, en la que es mediante la enseñanza de la
práctica musical y el trabajo en equipo, que se trata de inculcarles
virtudes que favorezcan tanto su superación personal como su
integración social, pero también la importancia de cuidar del
medioambiente.
Es decir, se trata de adquirir valores (paciencia, trabajo en equipo,
disciplina, autonomía o responsabilidad) de forma indirecta a
través de la práctica musical, con el objetivo último de que estos
sean aplicados en la cotidianidad de cada uno, lo que repercutirá
tanto en la vida personal de los participantes como en la sociedad
en su conjunto.
O como dice el lema: «Piensa globalmente, actúa localmente». �8
La Música del Reciclaje �Equipo Docente
Para llevar a cabo el proyecto se realizó la elección de profesionales
cualificados profesionalmente, pero que a la par aportaran el valor
humano que se pretendía inculcar.
Forman parte del equipo varios profesores, un director musical,
una directora pedagógica y un luthier . Todos ellos con 1
conocimiento, experiencia, interés, implicación personal y
compromiso social. A ello cabe añadir a la coordinación del
proyecto, pero también a los múltiples voluntarios y becarios que
colaboran con la causa de forma activa y comprometida.
Población Diana
Según indican los profesionales que han llevado a cabo el proyecto,
en la Comunidad de Madrid son diversas las agrupaciones que se
encuentran en riesgo de exclusión y que no interactúan con
actividades artísticas, motivo por el que señalan que ha resultado
sencilla la elección de los centros que participan en su ejecución
(Ecoembes, 2018). No obstante, un aspecto que se tuvo en cuenta
para la selección fue la diversidad, escogiendo colectivos de etnias,
entornos y necesidades diferentes. De este modo, los centros que
han participado desde hace cuatro años hasta la actualidad en La
música del reciclaje, han sido:
Un luthier, es una persona que construye, ajusta o repara instrumentos de cuerda frotada y pulsada. 1
Esto incluye violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas da gamba y todo tipo de guitarras, cuatros, laúdes, archilaúdes, tiorbas, mandolinas, clavecines, timples, etc. Su actividad se llama laudería o lutería.
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La Música del Reciclaje �• Residencia Materno Infantil Villapaz (Pozuelo de Alarcón).
Se trata de una residencia a la que los menores (0-18 años)
acuden siempre derivados por la Dirección General de la
Familia y el Menor. Estos se hallan en riesgo de exclusión
social al transitar por una situación psico-socio-familiar
problemática, la cual requiere la separación del núcleo
familiar por parte de la Administración (Comisión de Tutela
del Menor de la Comunidad de Madrid). En la residencia se
les aporta atención integral a los niños y adolescentes, al
realizar una intervención orientada al desarrollo integral
para lograr la maduración y la educación en valores.
• Residencia Infantil Vallehermoso (Chamberí). Este centro
forma parte de la Red de Residencias Infantiles de la
Comunidad de Madrid, y depende de la Consejería de
Políticas Sociales y Familia. Su intervención se orienta a la
recuperación del núcleo familiar del menor protegido,
siendo el acogimiento familiar la respuesta más adecuada
cuando esto no es posible.
• Espacio Mujer Madrid (EMMA) (Puente de Vallecas).
Pertenece a la Fundación José María de Llanos y ofrece
atención integral a mujeres a través de tres programas:
formación para la mejora de la empleabilidad, acogida de
mujeres en situación de vulnerabilidad y atención integral y
formativa.
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La Música del Reciclaje �• C.E.I.P. Núñez de Arenas (Vallecas). La mayoría del
alumnado pertenece a la etnia gitana, y hasta hace muy
poco tiempo se encontraba en situación de estigmatización.
En definitiva, algunos de los principales motivos de elección, y
características que todos los centros tienen en común, son el
contexto de exclusión social, la falta de grupos de referencia, o la
necesidad artística de estos colectivos, pero también la disposición
y afinidad con los equipos educativos de los centros (Ecoembes,
2018).
En total, y a lo largo de los últimos cuatro años (2014-2018), han
formado parte del proyecto 430 chicas y chicos de diferentes
edades.
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La Música del Reciclaje �OBSERVACIÓN DIRECTA
Información que aportan los profesionales
Son muchos los profesionales que a lo largo de los últimos cuatro
años, en los que ha estado en funcionamiento el proyecto de La
música del reciclaje, han dedicado tiempo y dedicación a la
enseñanza de la práctica musical, pero también a la formación en
valores, a en cierto modo convertirse en referentes de las chicas y
chicos que forman o han formado parte del mismo, y sobre todo a
compartir su día a día con ellos. Es por eso que son los más
idóneos para valorar tanto el funcionamiento y desarrollo del
proyecto, como la evolución y efecto que este tiene social y
personalmente en los integrantes de los grupos.
La valoración de estos aspectos es especialmente relevante, y por
ello desde ECOEMBES se ha redactado un documento en el que 2
se plasman. En el mismo, y en cuanto a la evaluación mencionada,
han participado los siguientes profesionales:
• Sara González. Psicóloga del RMI Villapaz.
• Sonia Hernando. Directora del RMI Villapaz (2014-2015).
• Equipo directivo CEIP Núñez de Arenas.
• Daniel de Frutos. Educador RMI Villapaz.
• Fernando Solar. Luthier.
• María Arranz. Profesora de percusión (2014-2015).
• Mercedes Gómez. Directora Pedagógica.
Ecoembes. (2018). Informe del proyecto "la música del reciclaje”. Madrid: Ecoembes. 2
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La Música del Reciclaje �• Víctor Serafini. Director Musical.
Para estimar el impacto del proyecto, los profesionales implicados
han utilizado la metodología observacional u observación directa. A
través de la misma, y de una forma general, afirman haber
apreciado mejoras en diversos aspectos.
Los emocionales son algunos de los más destacados. En ellos se
incluyen la expresión de emociones, la canalización de las mismas,
su identificación y su regulación.
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La Música del Reciclaje �Dado el amplio espectro que abarcan, podemos hablar de la
denominada inteligencia emocional; según Mayer y Salovey
(1997) la inteligencia emocional se define como la capacidad que
tiene una persona para percibir, asimilar, comprender y regular las
emociones, tanto de uno mismo como de los otros; o de
competencias socioemocionales, las cuales Bisquerra (2003) define
como “el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y
actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma
apropiada los fenómenos emocionales”.
Si bien las emociones se encuentran presentes a lo largo de toda la
vida, como destacan Graber y Sontag (2009) adquieren especial
importancia tras la pubertad, cuando los diversos cambios que se
producen (sociales, psicológicos y físicos) los sitúan en situación de
vulnerabilidad.
En el documento también se menciona la presencia o mejora de
diferentes atributos que podríamos encuadrar en la categoría de
valores. Estos pueden definirse como “creencias duraderas acerca
de un modo específico de conducta o estado final de ser o existir,
que es personal o socialmente preferible a un modelo
opuesto” (Kornblit (2003). Como se explica desde diferentes teorías,
aprendemos ciertos valores y rechazamos los denominados
contravalores (Casas, Buxarrais, Figuer, González, Tey, Noguera, y
Rodríguez, 2004), dinámica en la que influyen los diversos entornos
en los que nos manejamos, y que tiene continuidad a lo largo de
toda la vida en las diferentes etapas vitales, aunque, como en
muchos otros procesos, adquiere especial relevancia en la fase
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La Música del Reciclaje �infanto-juvenil (Casas, Buxarrais, Figuer, González, Tey, Noguera, y
Rodríguez, 2004).
Entre dichos calificativos se encuentra el trabajo en equipo, la
responsabilidad, el esfuerzo y la disciplina, conceptos que quizá no
sea necesario explicar por su sencillez, pero también encontramos
otros más complejos como la tolerancia, la solidaridad o el
compromiso
La tolerancia, y siguiendo a Vázquez (2003), puede concretarse en
la consideración, el respeto hacia las diferencias, la actitud de
aceptación así como el reconocimiento del pluralismo, que incluye
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La Música del Reciclaje �creencias preconcebidas respecto a exogrupos que se perciben
como distintos por razones de étnia, género, lengua, religión y/o
características físicas. Si bien, y según Díaz-Aguado, Segura, Royo y
Andrés (1996), la tolerancia se vuelve especialmente relevante en la
etapa adolescente, se ha apreciado que también en este momento
vital se produce un aumento de la las conductas discriminativas
(Esteban-Guitart, Rivas, y Pérez, 2012).
En cuanto a la solidaridad, y siguiendo a Romero-Villadóniga
(2018), “es, ante todo, una conducta ética, porque demuestra una
acción del ser humano en la cual el individualismo es apartado por
una forma de actuar voluntaria y responsablemente hacia la
alteridad, así como hacia uno mismo”. Se trata de un valor que une
unas personas a otras al compartir sus intereses o necesidades, una
virtud entendida como una condición de justicia, y que la
complementa (Buxarrais, 1998).
Otro aspecto resaltado, y muy relevante para la continuidad y el
desarrollo del proyecto es el compromiso. Steers nos indicó en
1977 que el compromiso es “la fuerza relativa de identificación y de
involucramiento de un individuo con una organización”. Y según
Meyer y Allen (1991) se trata del estado psicológico que caracteriza
la relación entre una organización y una persona, y que a su vez
influye en la decisión personal de continuar en la organización o
no. Actualmente se considera que el compromiso se compone de
cuatro dimensiones:
• Cognitivo. Hace referencia a aspectos como la memorización,
la planificación de tareas, el autocontrol, etc.
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La Música del Reciclaje �• Afectivo. Se refiere a la identificación, en este caso de los
participantes, con el proyecto, con la escuela o centro, con el
grupo de compañeros y con los profesores y demás
profesionales que lo componen, y por tanto a la “necesidad”
de continuar perteneciendo al proyecto. Para lograr este
aspecto, resulta relevante que las necesidades personales de
la persona, así como sus expectativas, se perciban cubiertas.
• Conductual. Son las conductas que el participante realiza en
el entorno del proyecto, como por ejemplo esforzarse por
aprender, asistir a las clases y conciertos, prestar atención,
etc. (Fredricks, Blumenfeld y Paris, 2004).
• Agencia personal. Alude a la habilidad de la propia persona
en el establecimiento de metas personales durante el
aprendizaje (Reeve y Tseng, 2011).
Tal y como señalan Mañas, Salvador, Boada y Agulló (2007), es
posible que estas variables influyan en el fomento del esfuerzo, la
dedicación y la persistencia que sabemos que requiere la práctica
musical.
Muchos de estos valores o virtudes pueden ser considerados a su
vez conductas prosociales, que como indican Pakaslahti,
Karjalainen y Keltikangas-Järvinen (2002), son comportamientos
que se realizan de forma voluntaria con el fin de beneficiar o
ayudar a otros. En este sentido cabe destacar lo que nos enseñó
Köhlberg (citado en Shaffer, 2002), y es que “los niveles de
prosocialidad aumentan durante la adolescencia al hacerse más
�17
La Música del Reciclaje �complejos los razonamientos morales, y al mismo tiempo, aumentar
la necesidad de coherencia entre pensamiento y comportamiento”.
Siguiendo esta misma línea, nos cabe hablar de la empatía,
constructo psicológico mencionado también por los profesionales
como aspecto mejorado en los participantes del proyecto, y es que
según Carlo y Koller (1998), estudios de Kohlberg y Piaget ya
señalaron que la moral se desarrolla en asociación con la capacidad
de ser empático. Asimismo, en 2006 Decety y Jackson consideraron
que la regulación de los estados de ánimo y de las emociones
propias son un también un componente de la empatía.
Para definir la empatía, debemos adoptar una perspectiva
multidimensional, “haciendo énfasis en la capacidad de la persona
para dar respuesta a los demás teniendo en cuenta tanto los
aspectos cognitivos como afectivos, y destacando la importancia de
la capacidad de la persona para discriminar entre el propio yo y el
de los demás” (Garaigordobil y García, 2006). Según Sánchez-
Queija, Oliva y Parra (2006) la definición que más se utiliza es:
“reacción emocional elicitada y congruente con el estado
emocional del otro y que es idéntica o muy similar a lo que la otra
persona está sintiendo o podría tener expectativas de sentir
(Eisenberg, Carlo, Murphy y van Court, 1995; Eisenberg, Zhou y
Koller, 2001; Hoffman, 1987; Holmgren, Eisenberg y Fabes, 1998)”,
aunque cabe señalar que estos mismos autores indican la
necesidad de que, para completar el concepto, hay que tener en
cuenta la simpatía (sentir interés y preocupación por el otro), el
malestar personal (estar incómodo o intranquilo en lugares con
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La Música del Reciclaje �tensión que implican a otras personas) y la adopción de perspectiva
(ponerse cognitivamente en el lugar del otro).
Garaigordobil y García (2006) señalan que son diversos los estudios
que han correlacionado de forma positiva la empatía y el
comportamiento prosocial tanto en niños como en adolescentes
(Calvo, González y Martorell, 2001; Eisenberg, Miller, Shell y
McNalley, 1991; Greener, 1999; Guozhen, Li y Shengnan, 2004;
Guyton, 1997; Mestre, Frías y Samper, 2004; Strayer y Roberts, 2004;
Thompson, 1995), y, según estudios experimentales, la empatía lleva
a un mayor nivel de conductas cooperativas (Rumble, 2004),
hallándose incluso correlaciones negativas de este constructo con
la conducta antisocial (Garaigordobil, Álvarez y Carralero, 2004), y
la agresión física y verbal (Kaukiainen, Bjoerkqvist, Lagerspetz,
Oesterman, Salmivalli, Rothberg, y Ahlbom, 1999; Mestre et al,
2004). De hecho, en las últimas décadas se ha resaltado la
importancia de la empatía en los comportamientos prosociales (por
ej. compartir, dar apoyo, protección, etc.), en el desarrollo moral, y
en a inhibición de conductas agresivas (Eisenberg, 2000; Mestre,
Samper y Frías, 2002; Mestre, Frías y Samper, 2004), pero también
su positiva relación con la tolerancia a la diversidad, pues ya en
2007 Lozano y Etxebarría hallaron que se mostraban más
tolerantes aquellos individuos que obtenían puntuaciones más
altas en empatía y autoestima.
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La Música del Reciclaje �
Desde la teoría de Decety y sus colaboradores (Decety y Jackson,
2004; Decety y Lamm, 2006; Decety, 2010; Decety, Norman,
Berntson y Cacioppo, 2012; Decety y Svetlova, 2012) sobre la
empatía en el ámbito del neurodesarrollo, se sugiere que esta
aparece a los dos años de vida, momento en el que el niño/a
comienza a tomar conciencia de las intenciones y las emociones de
los demás. Asimismo, y según Underwood y Moore (1982), es
probable que esta habilidad se desarrolle con los años, y que se
vuelva más estable con el avance de la edad (Garaigordobil y
García, 2006).
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La Música del Reciclaje �Unido al trabajo en equipo, ya mencionado, se hace imperativo
incluir el sentimiento de pertenencia, el que Hagerty, Wiliams,
Conye y Early (1996) consideran especialmente relevante para el
bienestar social y la salud mental, asociados a su vez al
funcionamiento social y psicológico.
En 1954, Maslow se refirió a la pertenencia como una necesidad
humana básica, y más tarde, Anant (1966) la explicó como la
implicación a nivel personal dentro de un sistema social, de
manera que la persona se siente parte imprescindible dentro del
sistema. Por su lado, Cameron (2004) la denomina “vínculos
interpersonales”, y los considera parte de la identidad social de la
persona.
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La Música del Reciclaje �El sentido de pertenencia es especialmente importante en la etapa
infanto-juvenil, ya que ese es el momento en el que la identidad y
la personalidad se se encuentran en formación, y como señala
Erikson (1968) en alusión a la vinculación; también incluido por
los profesionales, y en estrecha relación con la pertenencia; se trata
de un momento privilegiado para la formación de vínculos firmes,
también con las figuras de referencia en el colegio, y es que existen
estudios que indican la correlación positiva con el ajuste tanto
personal como académico, adquiriendo un papel fundamental para
el desarrollo del bienestar y la autoestima (Davis, 2003; Al- Yagon y
Mikulincer, 2006; Soenens y Vans- teenkiste, 2005). El sentido de
pertenencia provee de identidad, de apoyo social, y cómo desde la
Teoría de la Identidad Social (Tajfel y Turner, 1979) se asume, la
identificación con los grupos mantiene un autoconcepto positivo
asociado al bienestar.
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La Música del Reciclaje �Según Harter (1999) el autoconcepto es el juicio evaluativo del sí
mismo en dominios específicos de la vida, mientras que la
autoestima puede definirse como la valoración general que realiza
de sí misma la propia persona. Si bien utilizando otros términos,
los profesionales de La música del reciclaje indican haber notado
una mejoría en estos aspectos. El nivel óptimo de autoestima,
siguiendo a Kernis (2003), es aquel con el que se pueden lograr
auténticas metas así como el que permita un buen funcionamiento
global.
Al igual que ocurre con otros componentes que se han comentado,
la autoestima y el autoconcepto adquieren especial trascendencia
en la adolescencia por ciertas características de la propia etapa,
también por aquellas que tienen que ver con el grupo de iguales.
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La Música del Reciclaje �Así pues, aunque las herramientas utilizadas para la medición de la
autoestima tienen en cuenta las autoevaluaciones del individuo
sobre sus atributos personales en el ámbito privado (emociones,
ideas, valores, metas, etc.), también lo hacen en el ámbito
interpersonal (popularidad, reputación, atractivo, etc.), y las
utilizadas para el autoconcepto incluyen también aquellos aspectos
que se derivan de la pertenencia a grupos sociales (Sánchez, E.,
1999).
Aunque no observable en sí misma, los profesionales de La música
del reciclaje han apreciado que la motivación de los participantes
en el proyecto se ha visto enriquecida. Este pudiera parecer un
concepto sencillo y por tanto innecesaria su explicación, pero lo
cierto es que a lo largo de la historia se han planteado múltiples
modelos explicativos desde diferentes perspectivas, no excluyentes
entre sí, por lo que no solo es un concepto complejo, sino también
multidimensional y en estrecha relación con otros muchos
procesos psicológicos que poseen sus propias características y su
propio análisis: filiación, logro, trascendencia, necesidades
biológicas, interés, beneficios o voluntad entre otros.
Aún posiblemente resultando reduccionistas, se pueden exponer
diferentes definiciones con el fin de alcanzar una mayor
comprensión del concepto. Por ejemplo, De la Torre (2000) indicó
que la motivación es una fuerza que impulsa al individuo a realizar
una conducta determinada. Por su lado, Reeve (2003) planteó que
se trata de varios procesos que proveen de energía y dirección a la
conducta. Bueno (1993), afirmó que la motivación puede
considerarse un proceso que inicia, regula y mantiene conductas
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La Música del Reciclaje �que a su vez desencadenan cambios en el entorno y que coinciden
con algunas limitaciones internas. Y Robbins (2004) la define como
una serie de procesos que “indican” la dirección, intensidad y
persistencia del esfuerzo que invierte un individuo para lograr un
fin.
Se puede apreciar que hablamos de un estado de carácter interno
que desencadena la voluntad o conducta para realizar un esfuerzo,
y que normalmente se realizar para lograr un objetivo concreto. A
ello cabe añadir que se trata de un proceso psicológico en relación
e interacción con muchos otros, (o quizá formado por estos) y por
tanto de un proceso dinámico y nunca estático, al hallarse en un
continuo vaivén que aumenta y disminuye.
Existen varios tipos de motivación. Una de ellas es la motivación
extrínseca, y hace referencia a aquella que se desencadena desde el
exterior del individuo (desde el entorno, otras personas, etc.). Por
su parte, la motivación intrínseca es la que inicia la activación del
individuo desde el interior del mismo, y por tanto es él quien la
pone en funcionamiento cuando lo desea, no dependiendo del
exterior en ningún momento. Dicho de otro modo, el primer tipo
de motivación emprende conductas relacionadas con aspectos
como el dinero o el reconocimiento social, mientras que el segundo
tipo lo hace por el propio placer de llevar a cabo la propia
conducta. En tercer lugar encontramos la motivación de logro, que
se puede definir como aquella que se inicia de manera competitiva
para alcanzar una meta reconocida socialmente, o, también, como
indica la Teoría de la Motivación de Logro, para evitar un posible
fracaso. Esta última, surge alrededor de los 3 años.
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La Música del Reciclaje �
Diversos estudios han indicado que es la motivación intrínseca la
que se relaciona de forma positiva con un nivel mayor de
perseverancia y esfuerzo, así como con la obtención de una
satisfacción más elevada (Goudas y Biddle, 1994; Mitchell, 1996;
Ferrer-Caja y Weiss, 2000; Escartí y Gutiérrez, 2001; Cecchini,
González, Carmona y Contreras, 2004;), pero es más que obvio la
estrecha relación existente entre todas ellas.
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La Música del Reciclaje �Expuesto lo anterior, y con la extensa investigación que existe al
respecto, no cabe ninguna duda de lo esencial de la motivación
para el inicio y mantenimiento de cualquier comportamiento. Todo
nos lleva a otro factor en el que se afirma haber observado mejoría,
la superación personal.
Si bien es cierto que todos los conceptos mencionados hasta el
momento se encuentran estrechamente relacionados, se debe
destacar el vínculo entre la superación personal, el autoconcepto, la
autoestima, el interés, el esfuerzo, el compromiso, el sentido de
pertenencia, y por supuesto la motivación, pero también con el
sentimiento de autoeficacia (Bandura, 1977), o dicho de otro modo,
la confianza que el individuo siente para llevar a cabo una
conducta. Si bien su desarrollo depende de aspectos cognitivos,
resulta esencial la interacción social (Bandura, 1981), pues será a
través de las experiencias propias, del aprendizaje o de las figuras
de referencia (progenitores, profesores, amigos, compañeros) como
obtendrá información sobre la eficacia de sus comportamientos.
Por supuesto, en la autoeficacia influyen positivamente las
experiencias de éxito del individuo (y la participación en La música
del reciclaje puede ser una de ellas). Los resultados hallados en
algunos estudios, sugieren que las características de las
experiencias óptimas en referencia a la autorrealización
(experiencias de logro), pueden dar explicación a los resultados que
muestran correlación positiva con la autoestima (Wells, 1988;
Nakamura y Csikszentmihalyi, 2002), y es que al concluir la
experiencia que plantea un desafío, se aprecia un autonconcepto
más fuerte (Csikszentmihalyi, 1998).
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La Música del Reciclaje �Asimismo, se sabe que la motivación intrínseca incita la búsqueda
de la novedad, al deseo de superar los retos que el entorno ofrece, y
ello no solo lleva a la satisfacción de necesidades psicológicas, sino
que además mejora la autoeficacia y la adaptación al entorno.
Además, la búsqueda de sensaciones, de nuevas experiencias,
impera en la adolescencia, al igual que el tránsito a la adquisición
de la autonomía; condenándose de hecho normativa de esta etapa;
(Gossens, 1996; Parra y Oliva, 2001; De la Torre, 2011;), la que
también han destacado los profesionales del proyecto.
La autonomía en la adolescencia, puede ser entendida como un
componente de la madurez psicológica que se manifiesta en una
forma de pensar, sentir y hacer personal (Ortega, 2004; Alonso-�28
La Música del Reciclaje �Stuyck, 2006; Cea D'Ancona, 2007;), y la necesidad de autonomía
hace referencia a la “necesidad de experimentar un sentido de la
volición y de la elección cuando una persona realiza una actividad.
De modo que se entiende que las personas que son autónomas
asumen como propias, y de acuerdo a sus intereses, escala de
v a l o r e s y m o t i v a c i o n e s , l a s a c c i o n e s e n l a s q u e
participan” (Rodríguez-Menéndez, Viñuela-Hernández, Rodríguez-
Pérez, 2018).
Señalado solamente por algunos de los profesionales del proyecto,
cabe mencionar la mejoría observada en las habilidades sociales,
las cuales Rosales, Caparrós, Molina, y Alonso (2013), definen como
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La Música del Reciclaje �las «conductas necesarias para interactuar y relacionarse con los
demás de forma efectiva y mutuamente satisfactoria». Resulta más
amplia la referencia aportada por Inés Monjas en 1999, que se
refiere a estas como «conductas o destrezas sociales específicas
requeridas para ejecutar competentemente una tarea de índole
interpersonal. Implica un conjunto de comportamientos adquiridos
y aprendidos y no un rasgo de personalidad. Son un conjunto de
comportamientos interpersonales complejos que se ponen en
juego en la interacción con otras personas». Habilidades de este
tipo posibilitan traducir las intenciones en actos, establecer y
mantener relaciones positivas con los demás (Heckman, Stixrud y
Urzua, 2006; Kautz, Heckman, Diris, Weel, y Borghans, 2014);
aspecto especialmente importante por la naturaleza socializadora
de las personas; y cobran especial importancia en el cumplimiento
de objetivos, en el control de las emociones, en el trabajo con los
otros, en el afrontamiento de lo inesperado, en la respuesta a
exigencias diversas o en el control de los impulsos. Tal y como se
indica en la definición de Monjas, se trata de conductas aprendidas
(modelado, ensayo-error), lo que quiere decir que se desarrollan de
forma progresiva y que su práctica se puede poner en
funcionamiento en el día a día, mejorándolas y reforzándolas. Si
bien quienes se inician en estas destrezas a edades tempranas
tienden a tener una mayor probabilidad de éxito en su ejecución, la
evidencia sugiere que el cerebro es plástico, por lo que pueden
continuar aprendiéndose a lo largo de toda la vida; no obstante, la
etapa adolescente es un momento crucial para su desarrollo.
Otro de los menos mencionados, pero según se refiere presente, y
que no se debe dejar pasar por lo que puede suponer para algunos
�30
La Música del Reciclaje �de los participantes (por ejemplo aquellos que padecen TDAH), es
la mejora en la capacidad atencional. Gonzalvo (2014) indica de
forma muy sencilla, que la atención es un proceso mental que
facilita el control del caudal de información recibido. Como ya es
sabido, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (no
exclusivos ni excluyentes) suele iniciarse en la infancia y continuar
a lo largo de la adolescencia, siendo que si no se ponen los medios
precisos, puede tener continuidad en la edad adulta. Por tanto se
considera positiva toda actividad que permita una mejora en la
sintomatología.
Si bien todos estos conceptos están relacionados, y los
profesionales de La música del reciclaje indican una mejoría de los
mismos… ¿cuál es su relación con la práctica musical?
Nota: Se ha tratado de explicar cada concepto de forma individual para lograr la mejor comprensión
posible de cada uno, pero se debe tener en cuenta que todos los constructos psicológicos, en mayor o
menor medida, se encuentran estrechamente relacionados entre sí. Por ello, no se puede dejar de señalar
que la visión y conceptualización de los mismos debe realizarse de forma integral y holística.
RESUMEN DE MEJORAS APRECIADAS POR LOS PROFESIONALES
INTELIGENCIA EMOCIONAL ANTOCONCEPTO
VALORES AUTOESTIMA
TOLERANCIA MOTIVACIÓN
SOLIDARIDAD SUPERACIÓN PERSONAL
COMPROMISO AUTONOMÍA
EMPATÍA HABILIDADES SOCIALES (HH.SS.)
SENTIMIENTO DE PERTENENCIA CAPACIDAD ATENCIONAL
VINCULACIÓN
�31
La Música del Reciclaje �Estudios que sostienen/apoyan la observación
Como se ha venido señalando a lo largo del documento, algunos de
los profesionales vinculados al proyecto La música del reciclaje han
afirmado percibir la mejoría de ciertos aspectos en sus alumnos.
Desde este informe no es posible corroborar una relación de
causalidad (causa-efecto) entre los componentes que
presuntamente han progresado y la participación en el proyecto, y
es que la metodología utilizada para la evaluación no lo permite. No
obstante, la extensa bibliografía disponible sobre la temática puede
aportar información que esclarezca la posibilidad de que los
profesionales se encuentren en lo cierto.
Ha sido en los últimos años cuando se ha iniciado la investigación
sobre cómo la práctica musical en grupo puede influir de forma
positiva en el conocimiento y el manejo adecuado de las emociones
y mejorar el bienestar social y personal (Rabinowitch, Cross y
Burnard, 2012; Calderón, 2014; O’Reilly y Duque, 2015; Peñalba,
2017;). Actualmente ya son innumerables los estudios que aluden
que la música; y también aquellos que la interpretan; tiene la
capacidad de transmitir emociones concretas como el enfado, la
tristeza, la alegría o el miedo (Bruner, 1990; Juslin, 2000; Juslin y
Sloboda, 2001). De hecho, según Martín (2005), la práctica del
movimiento musical permite la expresión tanto de emociones como
de sensaciones. Gillanders y Guillén (2012) señalan que su práctica
facilita la expresión de ideas y sentimientos, mientras que Pareja
(2013) alude el mismo resultado con los estados de ánimo. Ante
esto es importante señalar que las emociones son un aspecto
fundamental, y es que ya fue mencionado por Goleman (1995) y Li,
�32
La Música del Reciclaje �Lu y Wang (2009), que son esenciales para estimular la motivación
de las conductas y que por tanto supone un indicador de éxito
futuro en muchos ámbitos vitales.
Ya fue en el año 2001, cuando Clift y Hancox, y posteriormente en
2015 Hinshaw, Clift, Hulbert, y Camic, hallaron en integrantes de
corales universitarias un aumento de las emociones positivas,
reforzando la hipótesis de los beneficios emocionales que traen
consigo este tipo de actividades. La investigación pudo establecer
una relación positiva entre dichas agrupaciones y habilidades
emocionales así como con diversas capacidades de realización
social y personal como el trabajo en equipo, la autoestima la
cooperación, la motivación, el bienestar psicosocial y la identidad
personal (Campbell, Connell, y Beegle, 2007; Kokotsaki y Hallam,
2007; Colson, 2012; Mellor, 2013; Hinshaw, Clift, Hulbert, y Camic,
2015; Kirrane, O’Connor, Dunne y Moriarty, 2017).
En 1990, Brown señaló que los adolescentes que realizan proyectos
juntos, o llevan a cabo actividades en equipo, no solo tienen la
oportunidad de pasar más tiempo unidos a la par que hacen
nuevos amigos, discuten valores, aspiraciones u objetivos, así como
compartiendo experiencias y cimentando una identidad
fundamentada en la actividad común que practican. A ello también
contribuyen los docentes o profesionales que trabajan con los
chicos/as, pues la relación que ambos mantienen no solo promueve
el pensamiento crítico y el fomento de valores, ideas y creencias
deseables socialmente, sino también en la forma en que los
adolescentes interactúan en diferentes situaciones (Mikami,
Gregory, Allen, Pianta, y Lun, 2011)
�33
La Música del Reciclaje �No hay ninguna duda ante el hecho de que este tipo de actividades
tienen un carácter socializador muy potente, y ya no solo por su
naturaleza grupal que conlleva la cooperación de un equipo, sino
porque implica un contacto muy directo entre los componentes
(Bernal y Balsera, 2009), y de hecho, ya afirmó Pino (2011) que la
música intensifica la cohesión social, y Colson (2012) que
“probablemente no exista una actividad que necesite más trabajo
en equipo y cooperación que la que realiza una agrupación
musical”. No obstante, existen muchos otros beneficios.
Mahoney y Stattin (2000) señalan que son las actividades
estructuradas y voluntarias aquellas que más aportan al desarrollo
de los adolescentes al reducir el índice de detenciones penales en
la etapa adulta (lo que indicaría una mayor inclusión social), a lo
que otros autores añaden que se produce una menor tasa de
abandono escolar (Blomfield y Barber, 2010), un aumento del
rendimiento académico (Eccles y Barber, 1999), una menor
tendencia a padecer malestar psicosomático (Brolin y Östberg,
2006), así como la disminución de los niveles de depresión o
sentimientos de soledad (Mahoney, Schweder y Stattin, 2002). En
contraposición, aquellas prácticas de tipo desestructurado, se
relacionan con en mayor medida con comportamientos de riesgo
(Mahoney y Stattin, 2000). En relación con la mejora del
rendimiento académico, otro factor implicado es el que Allport
(1924) denominó “facilitación social”, que explica la mejora en la
ejecución de una tarea cuando el individuo se encuentra
acompañado de otros que realizan la misma actividad.
�34
La Música del Reciclaje �Asimismo, la pertenencia al grupo, y haciendo alusión a la teoría
sociológica clásica, conlleva procesos de socialización secundaria
que implican la internalización de una identidad (sentido de
pertenencia y formación de identidad a través del grupo) y la
asimilación de normas. También, y aunque en el ámbito deportivo,
en 2004, De la Calle, Barriopedro y Aznar apreciaron que hacer
ejercicio acompañado se relaciona con un efecto positivo en la
motivación de los individuos y con una mayor adherencia.
A la relación positiva de la música y los diversos beneficios
mencionados, se une Croom (2012) al afirmar que lo que Selligman
(2011) señala como los cinco factores que definen el bienestar
(significado, logro, emociones positivas, compromiso y relaciones),
son más alcanzables a través de la música.
El grupo de iguales y su aceptación también tienen enorme
influencia en las habilidades (emocionales, cognitivas y
comportamentales) del individuo, así como en su desarrollo social
positivo, prosocial y empático (Sánchez-Queija, Oliva y Parra, 2006).
Garaigordobil y García (2006) indican que los niños y adolescentes
empáticos poseen un mayor nivel de estabilidad emocional, de
hecho, estudios realizados aluden a la estabilidad emocional como
aspecto esencial para el establecimiento de relaciones empáticas
(Tur, Mestre y Del Barrio, 2004). En este ámbito cabe resaltar lo
aportado por Gázquez, Pérez y Carrión, que en el año 2011
señalaron que en conjunción, la empatía y el autocontrol son
elementos facilitadores de la convivencia escolar, o lo indicado por
Ocaña (2011), que es que este tipo de actividades que requieren
atención y trabajo en grupo, pueden lograr que los participantes
�35
La Música del Reciclaje �estén más atentos a lo que les rodea y por tanto se hacen más
conscientes de la presencia de los otros (lo que puede facilitar el
proceso empático), favoreciendo también el trabajo en equipo, la
integración de los alumnos y la adquisición de algunas
competencias básicas. A su vez, diferentes investigaciones plantean
que las personas con capacidad empática tienen niveles óptimos de
autoconcepto-autoestima (Czerniawska, 2002; Kukiyama, 2002;
Garaigordobil, Cruz y Pérez, 2003).
Fue en 1990 cuando Hietolahti-Ansten y Kalliopuska realizaron el
primer estudio sobre las contribuciones de la música a la
autoestima, y lo que hallaron fue que el grupo de estudiantes de
música (grupo experimental) obtuvo mayores puntuaciones en
autoestima, así como una correlación positiva con la empatía en
comparación con el grupo control. Siguiendo a Zaragozá (2009), en
la etapa adolescente los jóvenes que no saben cómo ubicarse en el
grupo tienen una baja autoestima, y por eso este tipo de actividades
estructuradas y centradas en el trabajo de la atención, pueden
ayudar a una mejor integración en el aula, y por tanto también al
aumento de la autoestima.
Por otro lado, los estudios señalan que tanto instrumentistas como
cantores muestran altos niveles de motivación académica (aspecto
no mencionado por los profesionales de La música del reciclaje), lo
que puede influir positivamente en el rendimiento y resultados
escolares (Reyes, 2010; Andreu, 2012), pero también en otras
habilidades específicas como las relacionadas con la lectura
(Tierney y Kraus, 2013; Gordon, Fehd y McCandliss, 2015), el
aprendizaje del lenguaje (Patel e Iverson, 2007; Schellenberg y
�36
La Música del Reciclaje �Weis, 2013), las matemáticas (Hallam, 2016) o la creatividad
(Antonietti y Colombo, 2014). Sierra (2010) considera que el uso de
la música es un fin en sí mismo, y a ello Arjona (2011) añade que se
trata de una herramienta válida para detectar otro tipo de
problemas que existan en el aula. Aún con todo, y como ocurre con
otros muchos factores, la motivación académica es un proceso
complejo en el que interactúan aspectos personales (capacidad,
interés, personalidad, etc.) pero también contextuales (familia,
compañeros, amigos, sociedad, cultura, etc.) (Hallam y Creech,
2010).
Aludiendo a los procesos atencionales, se ha evidenciado que la
actividad educativa musical adecuada puede estimular la atención,
y esta a su vez condiciona el aprendizaje (Sabbatella, 2005; Morán,
2009). Asimismo Reynoso (2010) indica que cuando se está
realizando una actividad relacionada con la música, el cerebro se
encuentra más activo (en comparación con el estudio teórico), y es
que tanto al escuchar música como al tocar un instrumento el
cerebro pone en marcha interacciones auditivomotoras (Soria-
Urios, Duque y García-Moreno, 2011). A ello hay cabe añadir lo que
nos señala Bermell (2002), que refiere que los procesos
neuropsicológicos del aprendizaje musical muestran cambios
neurofisiológicos en el cerebro que evidencian efectos positivos en
la atención por parte de ciertas actividades musicales. Otros
autores incluso consideran que la música puede ser utilizada para
la mejora del déficit de atención, y ello porque las actividades de
tipo cooperativo aportan un estímulo mutuo entre los miembros
del grupo (Bernal y Balsera, 2009).
�37
La Música del Reciclaje �La música también tiene un potente efecto distractor, y es por eso
por lo que algunos investigadores señalan su capacidad de relajar o
estimular el organismo, aumentar los niveles de rendimiento o
reducir la sensación de fatiga (Hardy y Rejeski, 1989; Leman,
Moelants, Varewyck, Styns, Noorden y Martens, 2013; Lopes, Lima,
Bertuzzi y Silva-Calvacante, 2015).
Asimismo, existen estudios (Despins, 1986; Campbell, 1997, 2000;
Shapiro, 1997; Goleman, 1996; Poch, 1999; Longueira y López,
2004) que no solo apoyan lo comentado con anterioridad, sino que
también señalan otros beneficios provenientes de la experiencia
artístico-musical: potencia los mecanismos de relajación, facilita el
control de la respiración, promueve una mayor tolerancia en
relaciones de tipo interpersonal, mejora la capacidad de resolver
problemas, educa en la no competitividad, fomenta la cooperación,
desarrolla el pensamiento crítico, se aprende a escuchar a los
demás, etc.
El adecuado desarrollo de las capacidades que conforman este
documento promoverá conductas más integradas, pero además,
otro de los beneficios de la música, que acoge todo lo anterior y
que es mucho más amplio, es que facilita la toma de decisiones y la
elección del proyecto de vida personal. Y para ello no se precisa un
amplío conocimiento musical de carácter profesional, sino que es
suficiente con que la música esté presente en el ámbito
educacional.
Recuperando el concepto de exclusión social así como los datos
devastadores a los que se enfrenta la población española, y si bien
es cierto que actualmente no cabe la posibilidad de afirmar de
�38
La Música del Reciclaje �forma fehaciente que las mejoras mencionadas se hayan producido
realmente, y si así fuese, que estas fueran debidas al trabajo y/o a la
participación en La música del reciclaje, lo que no se puede negar es
que todos y cada uno de los constructos psicológicos y aspectos
explicados, y a un nivel óptimo, posibilitan el desarrollo personal y
promueven la inclusión social. Y es que hay que tener presente que
la exclusión social no es el último peldaño que bajar de la escalera,
sino que se trata de un nuevo punto de inflexión en el que el
descenso puede ir en aumento, y así lo confirman los estudios.
Según Magallares (2011), existe acuerdo en que la inclusión social
facilita sentimientos positivos de bienestar, y que por el contrario,
la exclusión produce efectos muy negativos en la persona.
Baumeister y Leary (1995) ya advirtieron de que incluso llega a
provocar efectos nocivos en la salud, así como en el bienestar y en
el ajuste del individuo, pero también produce alteraciones
neuronales y conductuales (Eisenberger, Lieberman, y Williams,
2003; Eisenberger, Gable, y Lieberman, 2007; Themanson,
Khatcherian, Ball, y Rosen, 2013), dolencias físicas (Magallares,
2011) y efectos negativos a nivel emocional y cognitivo (Baumeister,
Twenge, y Nuss, 2002; Eisenberger, Lieberman, Williams, 2003;
Baumeister, DeWall, Ciarocco, y Twenge, 2005; Williams, 2001, 2007;
Masten, Eisenberger, Borofsky, Pfeifer, McNealy, Mazziotta y
Dapretto, 2009).
En 1995 Leary, Tambor, Terdal y Downs, destacaron la autoestima
como un indicador del nivel de inclusión social, y de hecho, los
resultados de la investigación sugirieron que, cuando los
participantes eran conocedores de que sus compañeros no
�39
La Música del Reciclaje �deseaban trabajar con ellos por motivos personales, su autoestima
se veía mermada. En este caso las diferencias encontradas eran
muy significativas, hallándose una correlación de un 0’55 entre los
niveles de autoestima y el grado en el que la persona se sentía
excluida del grupo. Asimismo, en 2003, Twenge, Catanese y
Baumeister evidenciaron la relación entre la exclusión social y el
decaimiento emocional, y en 2007 Twenge, Baumeister, DeWall,
Ciarocco y Bartels, indicaron los graves efectos de la exclusión
social sobre la empatía, lo que dificultaba la realización de acciones
prosociales. Esto último concuerda con la aportación de Magallares
(2011), que plantea que los individuos que se sienten socialmente
rechazados se comportan de forma más hostil y agresiva, tienden a
ayudar menos a los otros, y llevan a cabo conductas de mayor
riesgo. Ya advirtió Aristóteles de la importancia de los otros, para
alcanzar la plenitud.
Creech, Hallam, McQueen y Varvarigou (2013) dejaron dicho que a
través del movimiento orquestal se puede alcanzar el desarrollo
espiritual, intelectual, social, profesional y personal, que es posible
librar al niño y al joven del vacío y la desorientación.
�40
La Música del Reciclaje �
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La Música del Reciclaje �
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La Música del Reciclaje �
�43
Nuestro agradecimiento:
Al Comité Protector del proyecto social La música del reciclaje, del
que S. M. la Reina Doña Sofía es presidenta de honor, y el cual está
formado por Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes; Inma
Shara, directora de orquesta; Javier Urra, psicólogo del Tribunal
Superior de Justicia; Odile Rodríguez de la Fuente, presidenta de
la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente; Favio Chávez, director
de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura; y María
Franco, directora de la Fundación Lo Que De Verdad Importa.
Y a los profesionales, que trabajan día a día con ilusión y
compromiso.
La Música del Reciclaje �
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