Euskara: La lengua de los europeos prehistóricos

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Investigación y Ciencia, enero de 2003

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INVESTIGACIÓN y CIENCIA, enero, 2003

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En el caso de nombres de ríos yotros accidentes geográficos rige laregla según la cual su antigüedadcorre paralela a su frecuencia. Llamala atención que, a lo largo y anchode Europa, abunden los nombres,precisamente de lugares relaciona-dos con el agua, que compartenuna misma raíz léxica. Es frecuenteencontrar nombres que empiezan poral-/alm-, por ejemplo, Aller, Alm oincluso Elz, que antes se llamabaAlantia. Otro grupo lo forman losnombres en var-/ver-, como Werreo Wame. Abundan también los nom-bres en sal-/salm-, entre los que senumera, entre otros muchos, Saale.La investigación reciente ha sacadoa la luz la existencia de un gruponutrido de nombres en is-/eis-, ta-les como Isar y Eisack, y nombresen ur-/aur-, como Urach y Aurach.

Algo parecido vale para mu-chos topónimos. El nomenclátor decorreos de Alemania recoge sietemunicipios Ebersberg, nueve Ebers-darf y dieciséis Ebersbach. En to-tal figuran ochenta poblaciones queempiezan por la partícula eber-,desde Eberan a Ebertsheim.

Elisabeth Hamel y Theo Vennemann

de coloniz~ción en la Europa delos últimos 10.000 a 15.000 años,es decir, d~sde la última glacia-ción, cuyo postremo apogeo tuvo lu-gar hace unos 20.000 años. Muchosfueron los empeños por explicar cuálera el origdn de los europeos ac-tuales y de sus lenguas. En todosellos los va$cos ocupaban siempreuna posició~ singular.

Al no ser ~ndoeuropea su lengua,se hicieron .as más diversas conje-turas sobre su origen y también so-bre si son ~utóctonos o si habíanllegado, por tierra o por mar, de otraszonas. Los hCientífiCOS no veíanningún pare tesco con el resto delos europeo~. Pues, según el pare-cer hasta al1ora vigente, los euro-peos, en su mayoría, descenderíande grupos que inmigraron hace comomucho 10.OqO años, procedentes deAsia Central o del Próximo Oriente,y que trajer~n consigo la agricul-tura y las lenguas indoeuropeas. Secreía que lo~ indoeuropeos, muchomás numerosos, habrían desplazadoo absorbido ~ los autóctonos.

Los lingüistas reconocían, ya enel siglo XIX, ~ue los nombres de mu-chos ríos, arroyos y lagos de Ale-mania debía~ ser muy antiguos. Conanterioridad se había sugerido, ade-más, que lof primeros habitantesdaban a los accidentes geográficosuna mera de~ignación topográfica,como "río", "montaña", "agua"; losnombres, po~ tanto, no vendrían asignificar otra cosa que lo designado.En esa línea I de razonamiento, lospueblos que 1legaron después adop-taron estos nombres, aunque no en-tendieran su significado. Sin em-bargo, result~ difícil determinar, encada caso, d-r cuál de los antiguosestratos prodede el núcleo de losnombres act~ales.

Los nombres de los asentamien-tos, por el cqntrario, pasan por sermucho más recientes. Algunos auto-res sostiene~ que nacieron, en sumayoría, entrado ya el período his-tórico; vario, lo harían en la EdadMedia. I

Fósiles léxicos que pervivenE n Francia se cuentan por doce-

nas los lugares cuyos nombrestienen también ese elemento com-ponente. Al hallarse en otro espa-cio lingüístico-fonético, desde Ale-mania suenan algo distintos. PeroEbréon, Ibarolle, Evrune, Ivry, Aver-don, Avricourt, Avrolle, Yvré y otrosmuchos pueden relacionarse con lamisma raíz. Es obvio que ningúnfrancés asociaría los nombres de es-tos pueblos con el jabalí, al quellaman sanglier.

A mediados del siglo pasado ad-virtieron algunos, en particular elindoeuropeísta Hans Krahe (1898-1965), que los nombres de los asen-tamientos transalpinos hasta GranBretaña y el sur de Escandinaviamostraban una impronta sorpren-dentemente homogénea. Krahe de-nominó a estos nombres "fósiles [...]de un tiempo pasado y, en muchoscasos, muy remoto", cuyos orígenesbuscó en lenguas indoeuropeas dela antigüedad.

Pero estos intentos de explicaciónno solían resultar satisfactorios. Porotra parte, los indogennanos (o in-

E berSberg es un pueblo pinto-resco preaIpino, a orillas delrío Ebrach. Tras esa villa de

la región de la Alta Baviera se ex-tiende una amplia zona de bosques.Resultaría, pues, inmediato, paraun alemán contemporáneo, inferirque el lugar debe su nombre a laabundancia de caza mayor: "Montedel jabalf' (de Eber, jabalí, y Berg,montaña). De hecho, en su escudofigura un macho de prominente col-millo.

Pero ese sentido que hoy se le daal topónimo carece de fundamento.La designaci6n no procede de laEdad Media, ni tampoco de la épocacelta. Arranca, presumiblemente, delos vascones, quienes, partiendo delos Pirineos occidentales, poblaronesta región poco después de la úl-tima glaciaci6n.

Muchos nombres de asentamien-tos, ríos, montañas, valles y paisa-jes de Europa tendrían su origen enlenguas preindoeuropeas. Según lainvestigación reciente, predominanlas relaciones y conexiones con elvasco. Se confirma así la opiniónde que pueblos emparentados conlos vascos habitaron, en otros tiem-pos, casi toda Europa. Eran éstoslos vascones -para seguir la de-signación latina de los vascos en laantigüedad.

El estudio genético (véase el apar-tado "Tres cuartos de nuestros ge-nes proceden de los primigeniosvascos "), independiente de las in-vestigaciones lingüísticas, ha lle-gado a idéntico resultado. Por tanto,los actuales vascos no son, en ab-soluto, un grupo biológico singulary marginal, sin parentesco relevantecon el resto de los europeos. Muyal contrario, su geno tipo se halla,en un grado sorprendente, en el con-junto de la población europea. Nocaemos en la exageración si afir-mamos que los europeos somos to-dos vascos.

Estas conclusiones de las inves-tigaciones contradicen las interpre-taciones anteriores de los modelos

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Testimonios de nuestro pasado linglüístico

se hab an vuelto a poblar las zonasque e la última glaciaci6n eraninh6sp taso Los arque610gos fijan elasenta 'ento estable conocido másantigu tras el apogeo de la últimaglacia i6n, Se trata de un enclavede la egi6n de Friburgo, la Tos-cana lemana, cuya antigüedad secifra e más de 18.000 años. A buensegur, estos grupos, los europeosprehis 6ricos, habían puesto nom-bre a os ríos y lugares de su en-torno. Por eso no se puede excluirque uchos nombres propios seremo ten a época tan temprana.Inclus en nuestros tiempos se hapodid constatar en muchos casos

doeuropeos, según la nomenclaturainternacional) hicieron su apariciónrelativamente tarde. Para el ar-queólogo Colin Renfrew, se identi-ficarían con los primeros agricul-tores europeos, con los que se inicióel Neolítico.

Si se acepta que los nombres dearroyos y de otros accidentes geo-gráficos proceden de pueblos anti-guos ya desaparecidos, entoncesen Europa se deberían tener encuenta también las comunidadesque aparecieron justo después dela última glaciación. Los agricul-tores llegaron a Europa central haceunos 7000 años. Pero mucho antes

cómo grupos humanos inmigran-tes, en las más diversas regionesdel mundo, adoptaban los nombresde los nativos y, en el mejor de loscasos, los alteraban un tanto ade-cuándolos a sus propias lenguas,aunque sin entender el sentido dela palabra.

Tampoco se aviene con la teoríade que fueron los indoeuropeo s losque acuñaron los viejos nombreseuropeos de cursos de agua otro datode observación: hay en España nom-bres de torrentes y ríos con los mis-mos componentes léxicos que en laEuropa transalpina. Pero los indo-europeos no llegaron a esa zona

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D e "diamantes en bruto" calificó el germani ta y ame-ricanista alemán Ernst Forstemann (1 22-1906)

los nombres antiguos de ríos cuando, a me iados delsiglo XIX, investigaba las denominaciones ge gráficas.

Al río Ebro los romanos lo llamaron Iberus Atraviesauna zona que en tiempo de los romanos t davía ha-blaba vasco. Los lingüistas dan por cierto q e el nom-bre viene del vasco; la palabra vasca ibai sigl1ifica "río",e ibara quiere decir "campo junto al río, valle".

Ahora bien, ¿a qué obedece que otros muchos ríoseuropeos porten nombres similares? En Mo~tenegro ySerbia corre el Ibar hacia la Moravia occide~tal; en elsur de Alemania hay dos ríos Ebrach y much s Eberba-che, y en Oberaula en Hessen un Ibra. En el nombredel río austríaco Ybbs (antes Ibisa) , afluen e del Da-nubio, al que se une en la ciudad de Ybbs, se escondequizás una variante lejana del vasco ibai "río", a saberibaso, que también significa "río".

Abundan los ríos europeos cuya denomina t iÓn se re-

duce a un corto número de palabras o sílab s. Una de

éstas es la partícula is (se encuentra tam ién comoeis), que aparece en más de 200 nombres de cursosde agua desde Noruega hasta Italia, desde EsRJaña hastaremotas zonas de Rusia; por citar algunos: ¡Iselfjordenen Noruega, Isa en Italia, Isainka en Rusia, I~sla en Li-tuania, Jizera en Chequia e Ijssel en los Paí$es Bajos.El elemento vasco is (pronunciado con s sonora) sig-nifica "agua, corriente de agua".

Con pareja frecuencia y amplia distribucióril hallamosnombres asociados al agua que portan los ¡elementosur (aut') , var (vet'), sal (salm) o al (alm). Ur significa"agua", ura "el agua, el torrente", Se postul~ significa-dos similares para al y sal. En conjunto, mluestran laprobable expansión del vascón en otros tiempos.

Citemos algunos ejemplos, entre muchÓs, de losnombres en ur-: Urula (Noruega); Irwell (Gran Bretaña);Ourthe (Bélgica); Auerbach, Urbach, Urach, A\irach (Ale-mania); Irrsee (Austria); Aroffe (antes Uro~a), Huriel(Francia); Urura, Urola (España); Urwis (Polonia); Ura(Rusia). Bajo la variante de los nombres en 'far- se ha-llan, por ejemplo, en Alemania: Warne, Werre, Warme-

o Nombres con AI-/Alm- e Nombres con Var-Ner- .Nombres con Is-

8 Nombres con Sa/-/Sa/m- o Nombres con Ur-

EN ESTE MAPA se sitúan corrientes de agua que incluyenen su nombre alguno de los cinco elementos lingüísticosmencionados.

nau, Warme Aue; bajo la variante sal-; Saale, Sale,Salz (Salusia). Selke (Salica); bajo al-: Al/er, Alm, Almepor dos veces (Almana y A/mara) , Ahla. Elke (Alantia).Elz. En la península Ibérica hay ríos con nombres comoAlba, Alenza. Almar, Almanza. Almonte, Almantes. Loslistados se podrían alargar.

Un número de asentamientos y poblaciones podríanderivarse de estos y otros componentes lingüísticosprehistóricos de Europa. Creemos que se referían ori-ginariamente a cursos de agua o a otros lugares na-turales ya denominados. Muchos de los antiguos nom-bres geográficos fueron en un principio el nombrecomún del accidente del relieve o de otra estructuranatural.

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2. EBERSBERG, población de la Alta Baviera, se llamaba en la Edad Media Ebe.resperch o también Eparespere. En el caso de que el núcleo del nombre, eber,proceda, como se supone, de una lengua prehistórica emparentada con el vascoy sonara originariamente ibara, Ebersberg no debería su denominación al jabalímacho de su escudo. Significaría "monte junto al río", el Ebrach que la bordea.

sudoeste europeo hasta el pri-milenio antes de Cristo. Los

derivaban algunos de es-nombres ibéricos asociados al

palabras emparentadas conSegún la tesis que aquí

ésa debe ser tambiénI de los nombres

a cursos de agua del restoEn el léxico vasco se ha-

los componentes léxicos ca-(is, ur e ibar) que se

en muchos nombres hi-europeos. Todos ellos

un significado relacio-con el agua o su curso natu-

(véase el recuadro "Testimo-nuestro pasado lingüístico").

apunta al vasco lalas vocales de estos nom-

Casi la mitad de los nombresasociados al agua

vocal. La más fre-la a (en parte tan sólo en

más antiguas del término);ser habitual que el nombre

En estos nombres aso-con el agua abundan, asi-la i y la u. Se trata de una

--" que no se aprecia enindoeuropeo antiguo, en el que

las palabras empezadasvocal y menudeaban las voca-

e y o. En vasco, por el contra-, un elevado número de pala-

empieza por a y muchasotra a (o más). Son tam-

frecuentes las palabras inicia-con i y u.

la cátedra de germanística y

milenios, por un pueblo que hablabavascón. Se integró en los nombresel término dado al río o al paisaje.

Milenios más tarde, pueblos conotra lengua transformaron el nom-bre en una forma que tuviera sen-tido para ellos: del vasco ibar (me-jor dicho, de la palabra con ellaemparentada de una lengua vascona)salió después en alemán el compo-nente Eber del nombre del río y dela población.

De forma análoga se pueden ex-plicar, por una referencia a una co-rriente de agua, otros topónimos fre-cuentes. Por ejemplo, las múltiplesdenominaciones que incluyen lapartícula vasca is. Esta sílaba, quese presenta en palabras compues-tas, significa en vasco "agua o cursode agua". En Baviera, existen Is-maning (antes Isamaninga), Isen (enel Isen, antes Isana) y Eisolzried(antes Isoltesried) y en Suiza en-contramos Isen e Isel.

Con todo, hemos descubierto tam-bién nombres que no se refieren auna corriente de agua. Los vascostienen la palabra aran, que signi-fica "valle". Topónimos con esecomponente se distribuyen por todaEuropa. En el sur de Inglaterra, porejemplo, está la ciudad de Arundel,en Noruega (y también en Suecia)

.' esa misma línea en el es-de los nombres de asenta-

.También aquí

lo que hasta ahora se ha COffi-

vez con voc~blos vascos para acci-dentes geográficos naturales, es de-cir, para palabras topográficas; so-bre todo, cu~ndo se trata de lugaresasociados a tmplazamientos venta-josos, que r~flejan, cabe suponer,una gran antigüedad.

Aunque no siempre, suele darseque los nombres hidrográficos y deestructuras del paisaje se corres-pondan con u~a palabra antigua cuyosignificado denote "agua, corrientede agua" o b~en la forma del acci-dente topográfico. Volvamos al ejem-plo de los ndmbres con eber-. Unode los lugares franceses con eber-,Ibarolle, está!en un valle pirenaico.Puesto que la ¡palabra vasca ibar sig-nifica "valle, campo junto al río",entendemos por qué los lingüistasdi,er?n ese m~smo significado al to-pommo.

El Ebrach,! río que bordea la vi-lla de Ebersberg, significa "río"; conmayor precisión, "río-río", pues elañadido algo más tardío ach es eltérmino que utilizan los alemanesdel sur para indicar el "río" (em-parentado cJn el vocablo latinoaqua). Creemps que el asentamientose llamó así por el río (véase la fi-gura 2). Así I pues, muchos de loslugares con ~ber- habrían sido de-nominados dJ idéntica forma, hace

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Ludwig-Maximilian deantes lo fue en la de Cali-

PETER FORS-que enseña en la Universidad

la Universidad de Hamburgo.

I65y CIENCIA, enero, 2003

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hay una Arendal. En Alemania secuentan por docenas los Arnach,Amsberg, Amstem, Arensburg, Ah-rensburg. Podemos incluir aquí tam-bién a Ohrenbach en el Odenwald,que antes se llamó Aranbach, comotambién Mohrensteinen el Alto Pa-latinado, denominada precedente-mente Marstein (en el Amstein).

Según la tradición popular algu-nos de estos lugares deben su nom-bre a personajes, por ejemplo, a untal Amo. Pero tal fenómeno sueleser harto raro; por lo general, laspersonas tomaban el nombre de sulugar de origen, y no al revés. Otroslugares en Am- al parecer derivansu nombre de Aar, "noble" (en an-tiguo altoalemán arn).

sorprendentemente, llega a unas con-clusiones análogas. La genética mo-lecular nos revela indicios de quela inmensa mayoría de los europeosactuales tiene antepasados que yavivían en el continente durante elperíodo glacial. Los investigadoresdescubrieron, asimismo, tal como yase presumía por los resultados de losestudios lingüísticos, que la repo-blación de la Europa occidental des-pués de la glaciación partió princi-palmente del refugio situado en elnorte de la península Ibérica/sudo-este francés (véase el apartado "Trescuartos de nuestros genes procedende los protovascos").

En la época histórica, los vasco-nes ocupaban todavía un territoriomucho más extenso del que habitanhoy (véase la figura 3). Se extendían,por arriba, hasta la Gascuña (antesllamada Vasconia). Sin embargo, paralos estudiosos los vascos seguíansiendo un pueblo residual, que sólohabía podido sobrevivir a los in-doeuropeos gracias a la situaciónmarginal de su espacio vital, aun-que desde el punto de vista genéticono difirieran de los demás puebloseuropeos. El antropólogo yetnó-logo austríaco Felix von Luschan(1854-1924), que rehusaba la divi-sión de la humanidad en razas dedistintas procedencias, escribió en1922: "Yo nunca hubiera estado encondiciones de reconocer como vasconi siquiera a uno solo de vosotros".

Es probable que la lengua vasconaempezara a formarse entre los gru-pos humanos que sobrevivieron a laglaciación en el sudoeste europeo,en una de las últimas zonas habita-bles en los Pirineos y al norte delos Alpes. Hace más de 18.000 años,cuando los glaciares, tras el apogeode la última glaciación, comenza-

Múnich (München) no es "dondeviven los monjes" (Manchen)L os lugares en Arn- se encuen-

tran siempre en zonas caracte-rizadas por valles, en coherencia conla palabra vasca aran. La ciudad deleste holsaciano Ahrensfeld (cercade Ahrensburg) está en el marco deun valle hundido, que hoyes un par-que natural. Una vez más, la hipó-tesis más verosímil es pensar quetales asentamientos se denomina-ron así, antaño, por su topografía.'

Otros topónimos encierran pro-bablemente una antigüedad muchomayor de lo que supone la etimo-logía popular. Múnich (München)no significa "donde viven los mon-jes" (Manchen), ni siquiera habrásido una fundación cristiana. Sudenominación original debió de serMunica, "plataforma ribereña". Lapalabra vasca mun (otra forma algomás antigua es bun) significa "ri-bazo, declive, elevación del terreno".El proto-Múnich se asienta sobre

la c lina de Petersbergl, junto alrío 1 ar. La forma más antigua delcom onente del nombre, bun, po-dría ervivir en el griego bounó("ce o"), en griego clásico bounós("col na"), que en opinión de los es-pecia istas se trata de un préstamo..

De acuerdo con nuestra tesis, loexpr sado indica que los europeosprehistóricos que pusieron estosnom res hablaban lenguas empa-renta as con el vasco. Se trataríade c munidades que sobrevivieronal pe íodo glacial en alguno de losmay es refugios del sur de Europay, al mismo tiempo, desarrollaronuna 1 ngua común. La única regiónapro iada para ello de la Europa oc-cide tal se halla en el sudoestefranc s/noroeste español. En esa zonade re ugio, la tierra vasca pirenaica,aún se habla vasco.

Lo europeos vascones prehistó-ricos no sólo dejaron nombres geo-gráfi os. En más de una región sedan tazas de su antigua forma decont .Los indoeuropeos trajeron elsiste a decimal. Los vascos de nues-tros ías siguen contando en baseveint , es decir, "veinte", "veinte ydiez" (por treinta), "dos veces veinte"(por uarenta), "dos veces veinte ydiez" (por cincuenta), "tres vecesveint ", etc. Los celtas, un puebloindoe ropeo, habrían tomado de losvasc nes el sistema vigesimal.

Est sistema se conservó en elfranc s antiguo hasta el 360 y aúnperd ran algunas reliquias: quatre-vingt (cuatro-veinte, por ochenta)quatr -vingt-dix (cuatro-veinte-diez,por n venta). El danés también con-serva este viejo sistema de contar.

De de una perspectiva totalmentedisti ta, la genética aborda el pro-blem de la colonización en laEuro a del período postglacial y,

3. EXPANSION DEL VASCO. El vascosólo se habla hoy en una pequeña zonadel norte de España y del sudoeste deFrancia. Pero en tiempo de los roma.nos esta lengua no indoeuropea sehallaba mucho más extendida. Es pro.bable que. después de la glaciación.los humanos se comunicaran, en amoplias regiones de Europa. mediante idio.mas emparentado s con el vasco.

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4. LOS CAZADORES DEL MAGDALENIENSE, el más alto grado cultural del Pa.leolítico Superior en el oeste y centro de Europa, dejaron tras sí no sólo uten-silios y obras de arte hechos de cuernos de reno y colmillos de mamut, sinotambién numerosos elementos lingüísticos.

hit. cuenta en sistema vigesimal;muchas narraciones de los bere-beres se asemejan a los cuentosde Grimm. La piel clara y los ojosazules que. de cuando en cuando.se ven en algunas tribus bereberespodrían explicarse por el paren-tesco con los vascones. Estudiosgenéticos en Argelia muestran queal menos el 8 % de las líneas sontípicamente europeas. Y. viceversa.existen en España líneas heredita-rias bereberes.

Sin embargo. no son las lenguasvasconas las únicas no indoeuropeasque han dejado huella en Europa.Desde hace más de un siglo los filó-logos descubren en Europa occi-dental influjos de lenguas camito-semíticas. Por lo visto, grupos quehablaban estas lenguas siguieron. enla época prehistórica. la costa me-diterránea en su avance hacia elnorte. La historia de las coloniza-ciones de Europa puede deparar to-davía muchas sorpresas.

ron a fundirse, estas comunidadesvolvieron a desplazarse, poco a poco,hacia el norte y centro de Europa.Estas regiones habían permanecidoprácticamente despobladas. Los re-cién llegados dieron, en su propialengua, nombres topográficos a ríos,montes, valles y lagunas. Trajeronconsigo la cultura del magdaleniense,que llevaron hacia el este hasta Mo-ravia y Turingia.

En el norte de Alemania se de-sarrolló una civilización de caza-dores de rerios que se extendió hastaPomerania e Islas Británicas. To-davía podemos identificar gran nú-mero de nombres de ríos en el esteeuropeo que verosímilmente se re-montan a variantes escindidas delvascón.

Hasta en el alemán cotidiano hadejado huellas el vascón. Land es,según opiniones sostenidas ya haceaños, un préstamo léxico del vascón,y también podrían figurar en estegrupo Ham, Schenkel, Garbe, Mure,Anger, Haken, Krapfen ("garra, gan-cho") y Senne. Pero, en parte, es-tas palabras se transmitieron a travésdel latín. Kiise (del vasco gazi, "sa-lado") nos llegó desde el latín. La

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palabra latina mons ("monte") ygrandis ("grande") podrían ser prés-tamos vascones. Incluso la antiguaregla de que lel acento debía recaersiempre en l~ primera sílaba de lapalabra podría tener su origen en elvascón; ha afectado a todas las len-guas (y sólo a éstas) que desde eleste llegaron al oeste: el germá-nico, el celta, el protolatín y eletrusco (no indoeuropeo).

Puede sorprender menos que seencuentren elementos vascos en elnorte de Afrlca. Quizás atravesa-ron en ambos sentidos el estrechode Gibraltar ya en épocas muy tem-pranas. Adviértase que, en el períodoglacial, la distancia entre las cos-tas era mucho menor que hoy. Enlos últimos 40.000 años aparecie-

.Iron paralelismos entre las culturasdel sudoeste I europeo y del nortede Africa. I

En Marrue?os hay parajes y ríoscon nombres claramente vascones.Cierto dialecto bereber, el tajel- I

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Este árbol filogenético del ADNequivale a un árbol genealógico,pero con dos diferencias importan-tes: en primer lugar, el árbol filoge-nético del ADN no es tan detalladocomo un árbol genealógico, ya queno necesariamente ocurre en cadageneración y en cada rama una mu-tación significativa. En segundo lu-gar, el árbol filogenético del ADNse remonta hasta los inicios de lahumanidad, hace unos 130.000 años,mucho más lejos que el mejor delos árboles genealógicos. Conoci-da la tasa de mutación, se puedecalcular el momento cronológicode la aparición de cada uno de losantepasados reconstruidos en el ár-bol filogenético del ADN.

Entre los científicos que han con-tribuido al estudio sobre las colo-nizaciones europeas figuran Mar-tinRichards, de la Universidad deHuddersfield, Antonio Torroni, dela de Pavía, y Hans-Jürgen Bandelt,de Hamburgo. Para obtener los re-sultados que aquí presentamos secomparó material hereditario delas mitocondrias; estos orgánuloscitoplasmáticos poseen un genomapropio, distinto del encerrado en elnúcleo. El ADN mitocondrial setransmite sólo a través de la ma-dre (mientras que los cromosomasdel núcleo proceden mitad de la ma-dre y mitad del padre). Los resul-tados, obtenidos a partir de más de

Tres cuartos de nuestr s genesproceden de los protov scosElisabeth Hamel y Peter Forster

H ace unos 20 años Allan Wil-son, genético molecular quetrabajaba por entonces en

la Universidad de California en Ber-keley, se propuso comparar una re-gión variable de ADN de personasvivas con el fin de establecer el ár-bol filogenético prehistórico de estamolécula de la herencia. La conse-cuencia más popular de su investi-gación ha sido la idea de que elhombre moderno, el Homo sapiens,apareció en Africa hace aproxima-damente unos 130.000 años y que,desde allí, se propagó, a través delPróximo Oriente, por Asia, Europay el resto del mundo, desplazandoa formas humanas preexistentescomo por ejemplo, a los neander-tales en Europa [véanse "Base mo-lecular de la evolución", diciembrede 1985, y "Origen africano recientede los humanos", junio de 1992, deINVESTIGACIÓN y CIENCIA].

Per estos análisis filogenéticosaport n también una explicaciónajusta a y precisa de las coloniza-ciones de algunas de las regionesdel m ndo. Esto vale asimismo paraexplic r la población de Europa,cuya istoria después de la últimaglacia ión se presenta en los últi-mos ños de una forma sorpren-dente ente nueva.

Var os equipos de científicos in-vestig n la filiación de los euro-peos e otras regiones parciales delgenot po. El principio rector essiemp e el mismo: se registran lasmutac ones que han tenido lugar alo lar o del tiempo en segmentosescog.dos de ADN y que en sussecue cias representan líneas dedesce dencia. Después se recons-truye, a partir de las moléculas ac-tuales de ADN, el árbol filogené-tico d las moléculas prehistóricasde A N.

5. LA MA YORIA DE LOS EUROPEOS AI:rUALES descienden de comunidades quedurante la glaciación habitaban ya en el continente. Eran pueblos recolectoresy cazadores. Del reno aprovechaban I~I carne, el cuero y la cornamenta para di.versos fines (cazador de la derecha),

1-

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E n el análisis del ADN mitocon-drial de muchos individuos se

basa este dendrograma filogenéticode los europeos. Los datos recaba-dos proceden de geno mas mitocon-driales de cinco regiones europeas.El árbol arraiga en el lugar de laflecha roja, en el centro del gráfico.Se sitúa aquí el origen común delos europeos, a partir del hombremoderno aparecido en Africa. Cuantomayor es la "tarta", es decir, los círcu-los, tantos más individuos muestranla respectiva secuencia de ADN.Como se puede ver, aparecen lospatrones genéticos más frecuentesen las cinco regiones incluidas. Laparte inferior del gráfico abarca gru-pos de individuos cuya ascendenciase remonta a expansiones más an-tiguas. En el dendrograma destacala "estrella" (arriba), que agrupa nu-merosos individuos; ello significa quedesde su centro surgió, hace relati-vamente poco (10.000-15.000 años),una expansión potente.

.J Bulgaria

f Mutación

de Europa ,!iva una persona o de quéparte del continente procedieran susantepasados más próximos por víamatrilineal, el algoritmo utilizadoasigna el patrón hereditario estudiadode esa persona a un tipo de expan-sión. Individuos del mismo tipo bá-sico pueden hallarse hoy en lugaresmuy diversqs; pueden vivir muy des-parramados por toda Europa. Unresultado interesante es saber conqué frecuencia se halla cada tipo enlas diferentes zonas. Puesto que nues-tro procedi~ento de cálculo inte-gra también en el árbol filogenéticolos patronesl hereditarios de los des-cendientes r reconoce su antigüe-dad, podemos conocer, además, endeterminadQs casos favorables, lapropagación paulatina de cada tipogenético pot Europa.

En nuestros datos hemos incluidotambién patrones genéticos de per-sonas no europeas y, en particular,del Próximo Oriente y del norte deAfrica. Gracias a ello, nos es dadoconocer de dónde procede cada unode los patrones básicos europeos ycuál es su antigüedad.

En concreto, nuestro resultado másimportante ha sido llegar a la con-clusión de que, al menos, tres cuar-tos de los europeos actuales procede,por vía matrilineal, directamente delos europeos prehistóricos que vi-nieron, ya antes del apogeo de laúltima glaciación, es decir, hace másde 20.000 años, del Próximo Orien-te. Según nuestros datos, los tiposeuropeos más antiguos debieron ori-ginarse en el sur del Asia occiden-tal hace unos 50.000-80.000 años.

10.000 europeos, dan informaciónsobre las filiaciones genéticas ma-ternas.

Los cálculos y evaluaciones die-ron como resultado árboles filo-genéticos con múltiples ramifica-ciones y bifurcaciones (véase elrecuadro "Un árbol filogenético delos europeos"). En ellos se apreciaque los europeos actuales se distri-buyen, respecto de la región de ADNestudiada, en un reducido númerode tipos fundamentales (o patronesbásicos), que aparecen cada vez enun número mayor de variantes ovariedades.

Cuando desde un nudo del árbolfilogenético salen, a modo de es-trella, muchas ramas a la vez, ellosignifica que el número de pautasde mutación debe haber aumentadomucho en poco tiempo -que, porconsiguiente, han debido aumentarrápidamente los portadores del patróngenético del nudo-. Deducimos,pues, qué tipos genéticos intervi-nieron en las expansiones de po-blación (véase como ejemplo de unode estos árbolesfilogenéticos la "es-trella" del recuadro "Un árbol fi-logenético de los europeos").

En concreto, esto quiere decir que,con independencia de en qué parte

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Parece evidente que todos ellos pro-ceden de líneas del moderno Homosapiens. No derivan, por tanto, nide los neandertales ni de otros.

Presumible mente, los europeossólo pudieron sobrevivir al frío gla-cial refugiándose en las zonas dondeel clima era algo más benigno; deellas, las dos más notables estabanuna en Ucrania y otra en el sudo-este europeo. Como hemos mostrado,una parte considerable de los gru-pos que volvieron a poblar el oestey norte del continente después de laglaciación (según la datación gené-tica, hace unos 10.000-15.000 años)procedían del sudoeste de Europa,pues los vascos y el resto de los euro-peos se diferencian genéticamenteen sólo un 25 %. Esto quiere decirque, contra lo que se solía afirmar,los grupos que inmigraron después,en el Neolítico, aportaron relativa-mente poco a la población europea.

Of cen especial interés los resul-tados sobre dos de los tipos genéti-cos ásicos del genoma mitocon-drial que nosotros denominamosversi n (o tipo) "H" Y versi6n (o tipo)"V". ara simplificar, se podría leer"H" ;omo "versi6n principal", puesalred dor del 40 % de los europeosprese ta este tipo. Se halla firme-mentq establecido que este tipo yaestab~ presente en Europa durante laúltim* glaciaci6n.

"V'r puede usarse libremente aquícomol "vascones", pues apunta a laexpaqsi6n de las comunidades, des-pués ~e la última glaciaci6n, desdela zor de refugio glacial situada en

el no e de España/sur de Francia

(com también algunas otras líneas).El rei uadro titulado "Expansi6n de

los e opeos prehist6ricos" ilustra de

qué odo se propag6 antaño estetipo .'v', y su distribución actualentre la población europea.

Vale la pena resaltar que ni si-quiera un cuarto de los europeosde hoy tiene, a la vista de los da-tos, antepasados en la línea feme-nina de los que vinieron al conti-nente no antes de 10.000 años. Deestos inmigrantes, que presumible-mente fueron los primeros agricul-tores y ganaderos en Europa, reco-nocemos varias oleadas, entiéndasevarias líneas genéticas de antigüe-dades diversas. Así se destaca unalínea de 10.000 años de antigüedaden Europa occidental y otra de 6000años en Europa central. Según lasteorías más recientes, los primerosagricultores llegaron a Europa porlas costas mediterráneas y atlánticas-algo que la investigación lingüís-tica también permite suponer.

Nuestros estudios delgenoma mi-tocondrial sólo informan sobre la des-cendencia matrilíneal. Podría ello sig-nificar que las mujeres determinaran,

DE ACUERDO CON LA INVESTIGACIONGENETICA, el oeste y norte de Europa serepobló, después de la glaciación, a par.tir de un territorio ibérico/surfrancés.Muchos tipos de ADN, en especialel "H" y el "V", difundidos por toda Euro.pa se desplegaron entonces desde eseenclave. Aquí se representa la expansión(izquierda) y la distribución actual(arriba) del "V". Este tipo aparece conmayor frecuencia en el País Vasco y supresencia disminuye con la lejanía. Seda en uno de cada cinco vascos y aproxi.madamente en uno de cada veinte alema.nes. Aunque entre los lapones (no figu.ran en este mapa) su frecuencia es dobleque entre los vascos, se trata de una va.riante gen ética joven que se extendiómucho por el norte de Escandinavia.

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INvESTIGACIÓN y CIENCIA, enero, 200370

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T res cuartos de los europeos proceden, por vía matrilineal, de una po-blación europea del período preglacial y están estrechamente em-

parentados con los vascos. Muchas líneas genéticas se expandieron,después de la glaciación, desde el sudoeste europeo hacia el norte yel este. Los dos mapas muestran la propagación y la frecuencia actualde estos grupos genéticos.

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ca los glac~ares no cerraban todavíael paso allsur.

Sin emb~go, entre las tribus de es-quimales y na-denes del extremo nortey noroeste i de América aparece, deun modo clisi exclusivo, uno de loscuatro tipqs genéticos. Las formasvariantes 4e este tipo, además, nosuperan all~ los 10.000 años de an-tigüedad. Se trata, pues, de pueblosque se expandieron por las regionesdel norte qespués de la glaciación,una conclu$ión que encaja con la te-sis de Jos~ph Greenberg sobre elorigen de llis lenguas de América.

En el est~ asiático nos volvimos aencontrar cQn el escalonarniento gené-tico entre el norte y el sur. Un fenó-meno advertido ya antes por otros. Lafrontera se ¡sitúa al norte de Corea.

Si en el sudeste asiático regis-tramos, en el ADN mitocondrial,unos seis tipos de expansión conmás de 30.bOo años de antigüedad,que habían participado en la primeracolonizacióh de América, en el nortela situación se nos mostró distinta.Aquí encontramos, de una formacasi exclusiwa, líneas derivadas cuyaedad no s~pera los 16.000 años.Según cabe presumir, estos grupos,llegados al norte tras la glaciación,habían borrado en la Siberia orien-tallas huelllis que todavía quedabande comuni4ades indias preexisten-teso Se debate, no obstante, si en elcentro y noI1te de Asia se da un equi-valente lingüístico de la repoblacióngenética, similar a lo sucedido enEuropa y América. En estas cues-tiones nos movemos en la fronterade lo cogno,cible. Nos proponemos,en un trabajo en equipo e interdis-ciplinar, albjar en lo posible esabarrera.

en buena medida, el genotipo de loseuropeos actuales y que, más tarde,con la llegada de los primeros agri-cultores del Neolítico se dejara sen-tir la aportación masculina.

Para establecer la exactitud detales suposiciones habrá que espe-rar ahondar en las investigacionesgenéticas, del cromosoma Y en par-ticular. Al heredarse éste del proge-nitor masculino podría aportar in-formación sobre la vía patrilineal.En un estudio del cromosoma Y, Or-nella Semino, de la Universidad dePavía, conjuntamente con un equipointernacional, ofrecen resultados queencajan con los obtenidos a partirdel genoma mitocondrial: sólo alre-dedor de un 20 % de las líneas Yreseñadas en Europa aparecieron aquíen una época reciente. Debió pro-ducirse una onda expansiva a partirde la península Ibérica. Con todo,la ordenación cronológica de estosdatos es todavía poco segura.

Lo expuesto sobre la repoblaciónde Europa no debe reputarse un casoespecial, regional. Al fin y al cabo,la glaciación fue un fenómeno glo-bal. Desde un planteamiento gené-tic o se advierten efectos similaresen otros continentes. Hemos con-sagrado sendos proyectos al genomamitocondrial de las poblaciones deAsia y América. En el caso de Asiacontamos con la colaboración deAme Rohl, de la Universidad deHamburgo, Antonio Torroni, de laUniversidad de Pavía, y Colin Ren-frew, de la Universidad de Cam-bridge. Lo mismo en el estudio re-ferente a Asia que en el de Américaapreciamos una despoblación gla-cial de las latitudes septentrionalesy una posterior repoblación.

Un volumen de 22 x 23,S cmy 179 páginas, profusamenteilustrado en negro y en color.

SUMARIO

.Variedad humana

.Genes, ambiente

y organismo

.Diversidad genética simple

.Base genética de los

polimorfismos simples

.Así proceden los genes

.Variación continua

.Rasgos mentalesInmigración excepcionalC omprobamos, por ejemplo, que

en el rastreo genético de in-dios de diferentes zonas de Amé-rica volvían a manifestarse loscuatro tipos básicos de ADN mito-condrial, que se extienden desdeTierra de Fuego hasta Canadá. Laantigüedad de los cuatro tipos esde unos 25.000 años. Por consi-guiente, hubo una migración sin-gular de Asia a América, a travésde un estrecho de Béring seco, an-tes del apogeo de la era glacial (ha-ce unos 20.000 años). En dicha épo-

.Diversidad entre grupos

.Evoluciónde la diversidad humana

BASKEN, S$MITEN, INDOGERMANEN.Theo Vennemann en Sprache undKultur der lndogermanen, pág. 119;Innsbruck, 1998.

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cPPrensa Científica] S. A.