Etnohistoria - Entrega Final

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 1 Universidad de Chile Facultad de Ciencias Sociales  Departamento de Antropología Cátedra: Etnohistoria André Menard –  Xochitl Inostroza Misioneros en el Wallmapu: La expulsión de los Jesuitas y su impacto en el pueblo mapuche durante el siglo XVIII.  Constanza Becerra Varas Álvaro Lizama Catalán Ignacio Tobar Balcázar  Loreto Watkins Montenegro Valeria Zamorano Negretti Fecha entrega: 27 de Junio 2014 

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Universidad de ChileFacultad de Ciencias SocialesDepartamento de AntropologaCtedra: EtnohistoriaAndr Menard Xochitl Inostroza

Misioneros en el Wallmapu: La expulsin de los Jesuitas y su impacto en el pueblo mapuche durante el siglo XVIII.

Constanza Becerra Varaslvaro Lizama CatalnIgnacio Tobar BalczarLoreto Watkins MontenegroValeria Zamorano Negretti

Fecha entrega: 27 de Junio 2014I. Resumen y Palabras Claves

El presente trabajo de archivo pretende dar cuenta del impacto producido en el pueblo mapuche frente a la expulsin de los Jesuitas del territorio chileno Wallmapu en el siglo XVIII, buscando ante todo la perspectiva de este Otro que vendra a ser el sujeto mapuche. Frente al objetivo propuesto, se indagan documentos pertenecientes al Archivo Nacional que nos impiden cumplirlo en su totalidad, pues en ste slo encontramos una versin de la historia; los documentos estn escritos slo por uno de nuestros sujetos de investigacin.

Palabras clave: Mapuche, jesuitas, expulsin, otredad, archivo, escritura.

II. Introduccin

Frente a la llegada de los espaoles al continente, Amrica se vio envuelta en una serie de cambios tanto culturales, polticos, econmicos y religiosos. Sin duda las misiones jesuitas formaron gran parte de este cambio en los pobladores originarios de este Nuevo Mundo. El propsito de la formada Compaa de Jess era adoctrinar a estos indios bajo el cristianismo, de modo que comienza un largo proceso de evangelizacin en el continente. Esto sin duda marcar un antes y un despus en los pueblos originarios. Y es precisamente lo que esta investigacin pretende abordar. Sin embargo, nos centraremos en un sujeto indgena particular: el mapuche, y su respectiva relacin con los misioneros jesuitas que se encargaron de civilizar y evangelizarlo.

Con este panorama el lector coincidir con nosotros en que el tema mapuche tiene consonancias mltiples que hoy por hoy mantienen enorme vigencia y que son insoslayables. Es por esto que nos planteamos el tema de las Relaciones entre misioneros y Mapuche, porque es justamente en esta relacin donde se encuentran un sinnmero de elementos vitales para los actuales debates. Ms adelante ahondaremos estos aspectos, pero por ahora nos parece pertinente recalcar que esta relacin primigenia es un momento fundante en cierto modo y digno de investigar.

En trminos ms especficos buscamos adentrarnos en las particularidades de esta relacin, y discernir sus frutos, los aspectos de alteracin presentes en ambos grupos (misioneros europeos y mapuche). En definitiva nos planteamos entender el proceso en clave de intercambio cultural.

Teniendo esto claro, hemos procurado analizar esta relacin que tuvo lugar en el Wallmapu[footnoteRef:1], vislumbrando la centralidad de un acontecimiento: la expulsin de los jesuitas en el ao 1767. Buscamos as elaborar un cuerpo que a la luz de este hecho nos d elementos para un buen anlisis. Por lo mismo no es de extraar que la mayora de los archivos trabajados sean del siglo XVIII. [1: El caso de estudio de la presente investigacin posee como ubicacin el territorio chileno Wallmapu. Wallmapu hace referencia al nombre dado a la nacin mapuche que cultural, geogrfica e histricamente ha habitado en diversos grados los territorios del Cono Sur de Amrica: desde el ro Mapocho en Santiago de Chile, hasta el archipilago de Chilo por el sur, abarcando tambin territorios argentinos desde el sur de Buenos Aires hasta la Patagonia. Al referirnos como lmite geogrfico el territorio chileno Wallmapu implica no abarcar la zona Argentina habitada por los mapuche, es decir, desde el ro Mapocho de Santiago de Chile hasta el archipilago de Chilo.]

Debemos advertir, eso s, que ante el encuentro con los archivos, documentos y otros registros, comprendimos lo difcil que es encontrar la imagen del mapuche, o la voz del mapuche. El documento fue escrito siempre por un hispano, quien plasm su propio concepto de mapuche en funcin de sus intereses. Por otra parte ante la falta de documentacin de XVIII, en la poblacin mapuche residente en el territorio chileno Wallmapu, decidimos enfocarnos ms bien caracterizar la relacin Jesuita-Mapuche a partir de un anlisis menos ambicioso, va escritura. Para ello, nos propusimos tres pasos. El primer paso fue caracterizar la relacin de intercambio cultural establecida entre los Misioneros Jesuitas y los Mapuche en el territorio estudiado. Luego, quisimos identificar los principales cambios culturales producidos a la luz de la expulsin de la Misin Jesuita en la poblacin mapuche que habita el territorio estudiado. Por ltimo, hicimos reflexiones acerca de la problemtica del otro en la relacin entre jesuitas y mapuches durante el siglo XVIII.

Por ltimo se debe explicitar que el estudio sobre las relaciones entre misioneros e indgenas se ha tendido a teorizar bajo diferentes perspectivas ideolgicas. Podemos dar cuenta de estas relaciones interpretando varios autores que nos podr ayudar a la hora de dar cuenta de esta relacin, de manera que quede ms claro en lo que de ac se sigue. Por eso se nos hace necesario detallar ms adelante el bagaje terico que nos servir de lente para aproximarnos a la problemtica planteada.

Marco terico

En el presente trabajo ser necesario establecer un marco de referencias, teoras e ideologas que permitan situarnos en el contexto terico en el que la investigacin se enmarcar. En este espacio se intentar vincular los temas tratados en clases con nuestro respectivo trabajo y que nos permitirn posteriormente realizar un mejor anlisis, como tambin, pretenden tener pertinencia con los objetivos de sta. As a travs de la discusin de ciertos autores, se tratar de darle un lineamiento a esta investigacin; esbozaremos los principales prismas desde los cuales nos situaremos para ver y aproximarnos a la temtica investigada.

En primer lugar, para poder entender la relacin que se estableci entre indgenas mapuche y extranjeros, es necesario dar cuenta de la reflexin que distintos autores han hecho en torno a esta relacin. Por un lado tenemos a Viveiros de Castro[footnoteRef:2], quien plantea una teora interesante en relacin a la identidad indgena; realiza un anlisis de la evangelizacin jesuita en las comunidades indgenas Tupi de Brasil, en el que plantea que para los jesuitas fue bastante difcil desentraar qu entendan los indgenas por religin, ya que eran muy abiertos al momento de admitir la religin extranjera dentro de su cultura, sin embargo eran muy inconsistentes al momento de seguir el dogma de la iglesia catlica. En este sentido, segn los jesuitas, los indgenas aceptaran convertirse a la religin catlica pero no de manera permanente, sino que se caracterizaran por olvidarse del catolicismo cuando les convenga. Se destacan los elementos importantes de la cultura Tupi, como lo son las fiestas, borracheras, canibalismo y en especialmente la venganza. Aqu Vivieiros de Castro plantea su principal tesis, y es que si bien las sociedades indgenas se caracterizan por identificarse a travs del Otro, es decir, su identidad cultural est estrechamente relacionada con el Otro, hay elementos arraigados en la cultura Tupi que no van a ser transables. Estos son el canibalismo y la venganza. Y es que para los Tupi, el canibalismo va a ser la forma de mantener el contacto con el Otro, as el ingerirlo, se relaciona con tener su identidad dentro; pero no se ingiere a cualquiera, sino que al enemigo. As, las tribus van a estar en constante contacto; el que es canibalizado deja la promesa de que guerreros de su tribu lo vengarn, y vendrn por ellos. En este sentido, la venganza no slo sirve para mantener las relaciones, sino que, a travs de la venganza se determinan venganzas pasadas y futuras, por lo que la venganza es la construccin del tiempo Tupi, as es un elemento imprescindible, que va a generara la base de la cultura Tupi. En resumen para Viveiros de Castro, la cultura indgena se caracterizar por generar su identidad a travs del Otro, sin embargo nunca transar la venganza, la cual, es lo que permite la relacin con otros grupos y construye el tiempo pasado y futuro.[footnoteRef:3] [2: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje. Cosac y Naify, Sao Paulo. ] [3: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje. Cosac y Naify, Sao Paulo.]

En un plano similar al de Viveiros de Castro, Michel de Certeau habla de una construccin identitaria mediante el encuentro y la traduccin de un otro. Como lo indica, su trabajo es una hermenutica del otro. Transporta al nuevo mundo el aparato exegtico cristiano, que, nacido de una relacin necesaria con la alteridad juda, se ha aplicado a su vez a la tradicin bblica, a la Antigedad griega o latina, y a muchas otras totalidades todava ms extraas.[footnoteRef:4] Ante el encuentro de Mapuche y Jesuitas, segn De Certeau; los jesuitas como representantes de la occidentalidad y controladores de la cultura, habran visto al indgena como un papel en blanco sobre el cual hay que construir una verdad: la evangelizacin. [4: DE CERTEAU, MICHEL. 1975. La escritura de la Historia. Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, Mxico. p.217]

El viaje identitario del jesuita parte con la bsqueda de este otro Mapuche, y ante su encuentro se genera una suerte de extraamiento. Qu es este otro tan diferente a mi? Para responder esta pregunta el yo occidental debe generar un reconocimiento del otro y una traduccin del mismo. La traduccin hace pasar la realidad salvaje hasta el discurso occidental.[footnoteRef:5] Esto podramos decir que se relaciona con lo que plantea Viveiros de Castro, ya que los jesuitas creen que los Tupi adoptan rpidamente el cristianismo y luego lo desechan. Cuando esto sucede es porque, en realidad, los jesuitas supusieron que los Tupi posean una racionalidad similar a la occidental cuando sabemos que no tiene por qu ser as. Partamos porque en la religiosidad Tupi o Mapuche no es necesario que exista la nocin monotesta de un ente omnipotente, por lo que la traduccin a partir de un sustrato de naturaleza diferente se entorpece. [5: DE CERTEAU, MICHEL. 1975. La escritura de la Historia. Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, Mxico. p.219]

El viaje identitario diseado por Lry contina con una incorporacin de la exterioridad, gracias a la traduccin, para poder generar y fortalecer una identidad propia. En este encuentro del otro-externo y el yo-interno, hay una parte de la otredad que se vuelve interior mientras que la otra parte de esa misma otredad es exterior: hay un comn denominador que permite entender las prcticas.

Si interpretramos a partir de De Certeau, en este caso del encuentro del misionero con el Mapuche, el misionero domina al otro escribiendo una verdad sobre l, creando verdad, historia mediante el otro. En este ejercicio de traduccin del otro por parte del misionero, el autor indica que siempre queda un reducto, un algo que es intraducible y otra parte que es incorporada. El yo intraducible es la figura del Salvaje, esa que se construy como el mapuche inadaptado, belicoso, terco y flojo.

Por otro lado va a estar Boccara, quien plantea una perspectiva diferente. Este nos habla que la relacin indgena con el extranjero agrave del intento de evangelizacin de los mapuches por parte de los jesuitas. Es as como, a diferencia de Viveiros de Castro, Boccara plantea que una de las grandes razones del fracaso de la evangelizacin fue debido al desprecio que tenan los mapuche por los espaoles[footnoteRef:6]; en cambio, el primer autor dice que los indgenas tenan una gran curiosidad por el otro, y por tanto, queran convertirse al catolicismo. Sin embargo, Boccara admite que los jesuitas eran distintos para los mapuche; de hecho se van a convertir en una especie de objeto que representa poder. Es as como los jesuitas, quienes en un principio fueron considerados chamanes y brujos, luego sern agentes polticos, ya que ayudarn a los mapuche. [6: BOCCARA, G. 2007. "Los vencedores: historia del pueblo mapuche en la poca colonial". Editorial IIAM,Chile]

Otro elemento que nos parece de total relevancia para trabajar adecuadamente el tema en cuestin, es dotar esta investigacin de un conjunto de conceptos y bagaje que comprenda la situacin que caracteriz la relacin entre los misioneros y los mapuche. Esto requiere detener la mirada en los misioneros y su actitud misional. En ese sentido hay literatura suficiente que trabaja dicha dimensin.

Nos gustara siguiendo con la bsqueda que se plante en el anterior prrafo tener en cuenta las principales conclusiones de Foerster en cuanto a lo relativo a la conquista bautismal, principal estrategia misional, estandarte jesuita[footnoteRef:7]. En este punto debemos adelantar que aunque existen tesis contrapuestas a nivel antropolgico acerca del xito o fracaso de la empresa misional jesuita, ciertamente es un hecho que la cultura por no decir religin[footnoteRef:8] mapuche se alter, y es justamente en esa transformacin que nos situamos para desde ah intentar desentraar los microprocesos que tuvieron lugar. Solo as podemos dar el paso siguiente segn nos hemos propuesto, que es ver cmo, una vez expulsados los jesuitas, este cuerpo con cierta forma que es lo mapuche se comporta, y si cambian aspectos interno, o de la relacin con los espaoles. En clave Tupi, buscamos observar si el mirto persisti en su rebelda cuando el podador jesuita fue expulsado. Si lo hizo, hacia dnde crecieron sus ramas, qu forma habra adquirido este pueblo... habr el trabajado esfuerzo evangelizador acaso logrado marmolizar la estatua mapuche? [7: FOERSTER, R. 1996. "Jesuitas y Mapuches: 1593-1767". Editorial Universitaria, Chile.Daremos, ms adelante, mayor informacin al lector con respecto a estos trabajos, pues consideramos que son imprescindibles para una comprensin y caracterizacin adecuada del proceso.] [8: Nos cuidamos de no caer en un fervor indiscreto tan tpicamente jesuita y tan adquirido por la antropologa, que el mismo Viveiros de Castro advierte en El mirto y el mrmol.]

Con esto en mente corresponde exponer que para Foerster, la misin jesuita en la Araucana transform ciertamente la cultura mapuche. En particular, alter con fuerza la su dimensin ritual. Esto configura justamente, dependiendo de dnde se mire, la razn el xito o fracaso de la Compaa de Jess en su misin evangelizadora.

Retomando lo expuesto, tenemos que la carga mtica y las creencias que constituan al mapuche precolonial, y que giraban en torna a un equilibrio csmico, y oposiciones como bien/mal y la continuidad entre los vivos y los muertos. Y en este punto la tradicin, el Admapu es la forma conceptual que guiaba al mapuche, sobre todo en lo ritual. Por eso afirma Foerster, que este sistema se vio reafirmado con la presencia jesuita, pues la conquista bautismal signific una alteracin ritual que funda la identidad mapuche e incluso chilena que persiste hasta el da de hoy. Se debe destacar tambin que la doctrina que los padres jesuitas traan consigo a la Araucana quedaba circunscrita al Admapu[footnoteRef:9]; en la oposicin bien/mal parece evidente esta situacin, que de alguna manera tambin se dio en la cuestin de los vivos y muertos. Suponemos que la respuesta catlica satisfizo al mapuche. [9: Se entiende Admapu como el cuerpo de tradiciones mapuche, la estructura que indicaba el funcionamiento de las instituciones, lo sancionable y lo correcto. Esto se ve claramente reflejado en los ritos.]

As, nos encontramos con que estas alteraciones no significaron de ninguna manera la destruccin del original sistema ritual (entendiendo esto como la eliminacin total del aparato, un smil de la aculturacin), sino ms bien, sucedi que la ritualidad mapuche se afianz con fuerza, a la luz de esta resignificacin. La conquista bautismal, sin embargo, instituy un nuevo rito, cuyo papel no puede soslayarse, ya que al hacer necesario al misionero en este rito sagrado, crea con l y con su mundo un vnculo insalvable.

En definitiva, es justamente esto lo que define el fracaso misional jesuita; no pudieron imponer creencias, sino ritos. Pero ac volvemos al inicio, y damos un giro importante; esta impotencia de hacer que el el alma salvaje crea lo que los cristianos creen, es para algunos misioneros el fracaso de la orden de San Ignacio, pero para estos ltimos es un hecho que no se condice con el xito misional. El enfoque ex opere operato de la evangelizacin jesutica, que quiere decir que el rito mismo es lo preponderante[footnoteRef:10], que con el hecho del bautismo el mapuche salvara su nima; fue lo que constituy la identidad del proceso. Y esto choc con el enfoque ex opere operantis de las otras congregaciones religiosas, e incluso de algunos jesuitas de corte ilustrado. Por esto decimos que, tal como afirma Foerster, la misin de la Araucana, analizada con el primer enfoque puede verse como un xito parcial, mientras que si el lente es el segundo, fue un rotundo fracaso. [10: Hay ac reminiscencias del misticismo ignaciano y algunas ideas teolgicas largamente debatidas en los siglos post-cismticos de la Europa ya reformada. Los jesuitas pensaban que habra en cada pueblo alguna nocin bsica del Dios creador judeo-cristiano, revelado primero al pueblo hebreo, y posteriormente (hasta nuestros das) a todos los dems. Es de esta manera que el rito primitivo parece digno de respeto, porque refleja una intuicin de Dios.]

Bajo estas lneas de reconocimiento entre sujetos distintos en una primera instancia, el aporte de una hegemonizacin en el pensamiento, tanto de los siglos pasados, as como en el actual, ha sido el de ilustrados pregoneros de verdades absolutas que con el prestigio que les precede logran imponer sus perspectivas. Caso es el de Sergio Villalobos y su desenvolvimiento en la articulacin de un concepto de vida fronteriza[footnoteRef:11]. Bajo una percepcin de anulacin hacia el sujeto Mapuche, autores como l deforman el imaginario a escala intercultural que se tiene de este pueblo por el de Araucano, potenciando un estereotipo por sobre otro con motivos nacionalistas entre otros. [11: VILLALOBOS, S. 1997. El avance de la historia fronteriza. Revista de Historia Indgena N2.]

Antes del Real Extraamiento de los Jesuitas, stos haban logrado entablar relaciones de cercana, ayuda e incluso cooperacin con los nativos, aunque se les disfrazarse de un destino penitenciario para los nativos convictos, estos eran tratados bajo una doctrina del evangelio muy peculiar en comparacin con las de otras rdenes religiosas de su tiempo. A diferencia de franciscanos y teatinos; los jesuitas asimilaron que estos seres, aparentemente para el resto dejados de la mano de dios, sin rey, estado ni pagana estable; si posean un sustrato de cristiandad en s, en sus almas, por ser la supuesta creacin de su Dios del otro lado del ocano. Las estancias, segn La Corona, actuaban como distritos correccionales como se menciona en algunos documentos del Catlogo Jesuita del Archivo Nacional de Chile[footnoteRef:12] pero para los nativos que terminaban en estos lugares, eran refugios del ltigo del encomendero y del fusil del soldado. Estos colegios para naturales constituan un primitivo laboratorio; primitivo en el sentido de que se desarticularon las reglas de dominacin por algunos instantes, donde ms all de querer imponer una catequesis a un otro no tan extrao a como lo era doscientos aos atrs, pero segua siendo un Otro; se buscaba comprender la existencia de ste y el porqu de ambos en un mismo espacio y tiempo, con distintas razones, con distintos conceptos de los mismos. Rolf Foerster[footnoteRef:13] atae que en esta vida de frontera, no se estructura una oposicin dicotmica entre el criollo colonial y el aborigen escurridizo; sino que estos enunciados no son ms que una bsica compilacin de mltiples identidades coexistiendo no alrededor de una frontera hdrica como se sospech del Biobo, sino que esa frontera es la que cada relato fija entre un hroe favorecido y un villano que slo males provoca, segn las versiones ms radicadas en los extremos del imaginario. Un matiz multitnico que no queda delimitado por raza o credo; el criollo fronterizo probablemente sea ms distinto al criollo Santiaguino que a su vecino araucano. El espacio y las distancias cobran ms fuerza que el tiempo de residencia de un grupo u otro. [12: CAUSA CRIMINAL. Seguida contra el indio Bernab Quntecol, por la muerte que se le atribuye haber dado al indio Diego Pileollanga, que termina con la sentencia pronunciada en su contra, condenndolo servir diez aos en un colegio de los Jesuitas. [1629. Vol. 71, p.5, pg.7, hojs 7.]] [13: FOERSTER, R. 1996. "Jesuitas y Mapuches: 1593-1767". Editorial Universitaria, Chile. Daremos, ms adelante, mayor informacin al lector con respecto a estos trabajos, pues consideramos que son imprescindibles para una comprensin y caracterizacin adecuada del proceso.]

III. Antecedentes

En nuestro tema de investigacin planteamos algunos conceptos que deben ser entendidos previamente para realizar una correcta comprensin del caso. Es por eso que se hace necesario clarificar algunos trminos y antecedentes que sean pertinentes a nuestra investigacin.En una primera instancia definiremos qu entendemos por impacto. Para poder comprender este concepto, vamos a tener que en primer lugar mencionar las relaciones que se dieron entre los indgenas y jesuitas a lo largo del siglo XVIII, justo antes de su expulsin en 1767. Para esto, vamos a indagar la perspectiva de algunos autores que escribieron sobre el tema.En primer lugar nos gustara entender cmo los mapuche visualizaron el contacto que se dio con los Jesuitas; por qu estos ltimos generaron cambios en la vida del mapuche y de qu forma los elementos culturales traspasados por los jesuitas fueron integrados a la cultura mapuche.Para poder realizar lo anterior, es necesario indagar sobre cmo los mapuche podan entender su identidad a partir del otro. Es as como lo abordaremos:Para los amerindios no se trataba de imponer maniacamente su identidad sobre el otro, o rechazar lo en nombre de la propia excelencia tnica; pero s de, actualizando una relacin con l (relacin desde siempre existente de un modo virtual), transformar la propia identidad[footnoteRef:14] [14: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje. Cosac y Naify, Sao Paulo. p.13.]

A partir del anlisis de Viveiros de Castro entendemos que la cultura indgena presenta una estructura de apertura, en donde el otro se hace indispensable al momento de generar identidad, por tanto no tendra sentido buscar el fundamento de la cultura en una reflexin limitada a sta, sino que en sus relaciones. Esto pondra al pueblo mapuche como una sociedad que depende de su contexto y del otro, as para poder reafirmarse, necesita de las relaciones que se dieron a partir de las interacciones con los jesuitas. As, el otro all no slo era pensable, sino indispensable.[footnoteRef:15] [15: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje. Cosac y Naify, Sao Paulo. p.13.]

Mirar al indgena desde esta perspectiva nos permite entender por qu hubieron ciertos elementos, de los jesuitas, integrados a la cultura mapuche. En este mismo sentido tenemos que entender cultura como un sistema abierto, que permita cambiar e integrar elementos forneos, al mismo tiempo adaptarse a su medio para as sobrevivir y no ser absorbida completamente por lo exterior. Nuevamente Viveiros de Castro[footnoteRef:16] nos da la base para poder entender la relacin cultural del pueblo mapuche y los jesuitas, y es que establece cultura como un conjunto de estructuraciones potenciales de la experiencia, en este sentido est siempre en movimiento y en constante cambio, pero al mismo tiempo conserva ciertos valores tradicionales, pero integrando nuevos conceptos. De esta manera: la cultura es un dispositivo culturante o constituyente de procesamiento de creencias.[footnoteRef:17] [16: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje. Cosac y Naify, Sao Paulo. p.14.] [17: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje. Cosac y Naify, Sao Paulo. p.14.]

En este mismo sentido, Juan M. Ossio[footnoteRef:18] entender esta apertura hacia elementos forneos no tanto como una forma para entenderse la cultura as misma, sino como una necesidad para sobrevivir. A travs de su anlisis sobre la conquista espaola en territorios peruanos, caracteriza a los Incas, en funcin de una cultura que tena el Don de la apertura, as para que la cultura pudiera expandirse como un Imperio deba establecer relaciones asimtricas de dominacin con pueblos alrededor. Sin embargo a la llegada del espaol, los Incas debieron subyugarse a la cultura espaola para poder sobrevivir, de esta manera, a pesar de tener que integrar elementos espaoles, este tipo de relacin les permiti mantener ciertos valores y tradiciones de la cultura andina, que siguen vigentes hasta la fecha. [18: OSSIO, JUAN M. 1992. El otro en la cosmologa andina. Madrid, Siglo XXI de Espaa. pp.349-378.]

Sin embargo, J.M Zabala[footnoteRef:19] va a entender este contacto de ambas partes, no como una aculturacin o una dominacin de parte de los jesuitas, sino que se establece como un espacio de intercambio de igual a igual en el que cada sujeto va a establecer cierta autonoma y a la vez permitiendo un dilogo entre ambos. As los mapuche van a transmitir a recibir elementos culturales o materiales, sin embargo no van a permitir que esta relacin disminuya su identidad o acabe con su independencia, as los jesuitas van a estar lo suficientemente cerca para poder dialogar con los mapuche pero al mismo tiempo se mantendrn en lmite impidiendo la subyugacin stos. [19: ZAVALA CEPEDA, JOS MANUEL. 2008. "Los mapuches del siglo XVIII: Dinmica intertnica y estrategias de resistencia" Editorial Universidad Bolivariana S.A., Santiago de Chile.]

A partir de los planteamientos expuestos, vamos a entender el impacto como los aspectos culturales que los mapuche consideraron necesarios incorporar para poder adaptarse a su contexto y no perder su autonoma, entendiendo la cultura mapuche como un sistema adaptativo y cambiante. No slo fueron modificaciones que se produjeron a partir de la influencia jesuita, sino que son aspectos necesarios hasta el da de hoy para mantener la identidad mapuche frente a los elementos extranjeros. De esta manera, el impacto, va a abordar modificaciones materiales y estructurales en diversos mbitos de la cultura mapuche. Ya sean comportamientos en torno a lo poltico, econmico o social, y adquisicin de objetos que permitieron un enriquecimiento del pueblo mapuche en su contexto y que se transform en prctica o en un objeto esencial en la identidad mapuche.

Ahora bien, qu entenderemos por mapuche? Hemos encontrado que en diversos textos se afirma que la palabra mapuche no fue usada como nominativo para nuestro sujeto de estudio sino hasta pasada la mitad del siglo XVIII, y que en general los peninsulares se reducen a llamar a los mapuches como indios de la tierra o indios de Chile. El trmino araucano haca referencia al reducto de individuos del Wallmapu que habitaban la provincia de Arauco, por lo que no fue usado como un trmino genrico[footnoteRef:20]. Guillaume Boccara seala que hacia el perodo que estamos estudiando la palabra reche, que significa "hombre autntico o verdadero"[footnoteRef:21], aparece en los documentos refiriendo en forma general al conjunto de indgenas que componen el Wallmapu. [20: ZAVALA, MANUEL. 2008. Los Mapuches del Siglo XVII: Dinmica Intertnica y Estrategias de Resistencia. Editorial Universidad Bolivariana S.A., Santiago. p. 23] [21: BOCCARA, GUILLAUME. 1999. Etnognesis mapuche: resistencia y restructuracin entre los indgenas del centro-sur de Chile (Siglos XVI- XVII). Hispanic American Historical Review, Vol. 9, No. 3. Estados Unidos. p. 426-427]

Hacia el siglo XVIII, lo que nosotros denominamos Wallmapu se extenda desde Los Andes, en la V regin, hasta el sur de Chilo, en la X regin, traspasando incluso hasta el actual territorio argentino. Este pueblo se caracterizaba por ser una sociedad acfala, ya que no posean un jefe permanente que ostentara las mismas atribuciones que las de un lder poltico hispano, aunque s presentaban un lder militar en caso de guerra. El conjunto que denominamos Mapuche no era un grupo homogneo, ya que entre los distintos grupos que conforman el Wallmapu presentaban distintas etapas de desarrollo de la agricultura y el sedentarismo[footnoteRef:22]. Boccara seala que dos caractersticas distintivas del pueblo mapuche son su dispersin y su organizacin blica.[footnoteRef:23] Este sujeto se ver influenciado con la llegada de los Jesuitas a su territorio, y ese es precisamente el aspecto que vamos a abordar en este tema. [22: ZAVALA, MANUEL. 2008. Los Mapuches del Siglo XVII: Dinmica Intertnica y Estrategias de Resistencia. Editorial Universidad Bolivariana S.A., Santiago. p. 24] [23: BOCCARA, GUILLAUME. 1999. Etnognesis mapuche: resistencia y restructuracin entre los indgenas del centro-sur de Chile (Siglos XVI- XVII). Hispanic American Historical Review, Vol. 9, No. 3. Estados Unidos. p. 429]

Una caracterstica concerniente a la religiosidad mapuche, y que caus gran impacto en los espaoles, es la ausencia de un Dios nico y omnipotente semejante al Dios cristiano. Esto caus en los hispanos la sensacin de que los mapuche eran un pueblo sin nocin de orden, que no posean un lder que concentre el poder poltico ni una nica entidad divina que ordene el universo[footnoteRef:24]. Es en el mbito de la religiosidad donde se podra haber producido el mayor choque cultural al encuentro entre los jesuitas y los mapuche, por la diferencia cultural entre ambos sujetos. [24: BOCCARA, GUILLAUME. 1999. Etnognesis mapuche: resistencia y restructuracin entre los indgenas del centro-sur de Chile (Siglos XVI- XVII). Hispanic American Historical Review, Vol. 9, No. 3. Estados Unidos. p. 428]

Siguiendo con un contextualizacin de antecedentes, consideramos perentorio introducir al lector sobre el desenvolvimiento histrico de los misioneros en la Araucana.Desde temprano, ya con la conquista de Pedro de Valdivia, el territorio araucano se percibi con sumo inters y no con menos ambicin (el deseo de someter a los indgenas tuvo que ver justamente con la riqueza agrcola de las tierras, as como las posibles reservas aurferas). Al mismo tiempo, otro actor fij su mirada en los mapuche: la Iglesia, en un afn evangelizador, siguiendo claramente el espritu propio de su poca de marcado contrarreformismo, y a la luz del concilio de Trento ve en los indgenas americanos la oportunidad de diseminar la palabra de Dios y expandir las fronteras de la cristiandad; ganar sbditos para el papa.As, podemos constatar las intenciones previas que desde el Virreinato del Per, muchas rdenes religiosas tenan, en espera de iniciar procesos misionales[footnoteRef:25]. De este paradigma nacieron las famosas misiones paraguayas, fenmeno excepcional en la historia colonial de Amrica. [25: Varias peticiones precedieron a la llegada de ' los jesuitas a Chile. Felipe JI dio primero la Real C- dula de 1577 con este fin , pero no se pudo cumplir. Slo el 12 de septiembre de 1590, partan de Espaa al Per con destino a Chile el P. Juan Ramn con siete compaeros, todos recin ordenados y des- conocedores de la lengua de los indgenas (HANISCH SJ, W. 1974. Historia de la Compaa de Jess en Chile. Ediciones Francisco de Aguirre. Buenos Aires p.7)]

Antes de proseguir, es necesario introducir al lector en las distintas rdenes religiosas que establecieron misiones en el Wallmapu. En general podramos reducir las congregaciones a tres: Jesuitas, franciscanos y capuchinos, que son las que desempean papeles ms duraderos. Cabe destacar la gigantesca notoriedad que los jesuitas tuvieron; no por nada los historiadores han relegado a las dems rdenes de misioneros a un segundo plano.Motivados por ciertas corrientes que se fueron imponiendo en Espaa y en el Per, los jesuitas encontraron en el indgena un nuevo sujeto de salvacin. En Per El padre Jos de Acosta defenda la plena capacidad del indgena para entender el evangelio y proclamaba la necesidad de predicarlo en un clima de paz[footnoteRef:26]. Fue as como se gest una primera etapa de esta Misin araucana a cargo de la compaa de Jess[footnoteRef:27]. [26: PINTO, JORGE. Jesuitas, franciscanos y capuchino italianos en la Araucana (1600-1900). Universidad de la Frontera. p.113 ] [27: San Ignacio de Loyola fund la Compaa de Jess y obtuvo la aprobacin del Papa Paulo III en 1540 y de Julio III en 1550. Extendi se la orden por Europa y Asia antes de llegar a Amrica. Se estableci primero en Bra sil en 1553, luego en Florida en 1566, pas al Per en 1568 y a Mxico en 1572. Estos dos virreinatos fueron el foco desde donde se difundir su irradiacin apostlica. Lima fue el centro para Amrica del Sur. Cuatro chilenos acudieron al Per para ingresar a la Compaa de Jess, antes de que sta llegara al pas. El trabajo de la orden consiste en emplearse en la difusin, propagacin y conservacin de la fe, bUSCQ1'!do la salvacin propia y la de los prjimos. En cuanto a los medios tiene libertad para escoger entre todos los lcitos y santos, mirando siempre el mayor servicio y la mayor gloria de Dios. Segn las pocas, cambia sus mtodos, pero algunos le son ms peculiares y a ellos debe sus triunfos ms sealados. (HANISCH SJ, W. 1974. Historia de la Compaa de Jess en Chile. Ediciones Francisco de Aguirre. Buenos Aires. Introduccin p. XI )]

En 1593 llegan a Chile los primeros jesuitas entre ellos el Padre Luis de Valdivia y se abocan inmediatamente a la preparacin de las misiones, instalndose en Chilln. Caracterizada por su elevada formacin intelectual y su voto de obediencia al papa, la Orden de la Compaa de Jess se dedic a la educacin, fundando colegios y universidades en Europa y Amrica, e involucrndose en intensos debates teolgicos. Son justamente estas nuevas ideas las que influenciaron el cariz misional que la institucin adquiri, sobre todo en Amrica. Esta naturaleza misionera es, incluso, uno de los elementos fundacionales para la orden. El mismo San Francisco Javier, jesuita, compaero de San Ignacio y padre fundador, ha sido considerado santo patrono de las misiones, despus de haber emprendido un viaje a oriente, que lo llev misionando hasta las puertas del imperio chino. Por lo anterior no es extrao que el historia de la Compaa de Jess Walter Hanisch afirme que Las misiones entre infieles le hicieron explorar vastos territorios, aprender lenguas indgenas, escribir historia y disear cartas geogrficas en medio de grandes penurias y trabajos hasta verlos interrumpidos, a veces, con la muerte violenta.[footnoteRef:28] [28: HANISCH SJ, W. 1974. Historia de la Compaa de Jess en Chile. Ediciones Francisco de Aguirre. Buenos Aires p.23]

De esta manera, no bien llegados los jesuitas se propusieron preparar misiones en Arauco y en el archipilago de Chilo:Para Arauco design al P. Horacio Vecchi, toscano; joven que a pesar de no haber terminado la teologa, tena buenos conocimientos, y sobre todo mucha religin, espritu magnnimo y ardentsimo celo; favorecido, ms de esto, con una estatura corpulenta y majestuosa; y al P. Martn de Aranda Valdivia, nada inferior su compaero en dotes de naturaleza, y superior en la pericia del idioma araucano en que era excelente lenguaraz; con el H. Santos Gavironda. Para Chilo seal al P. Melchor Venegas, natural de Santiago, que haba entrado en la Compaa con la particular esperanza de predicar el evangelio en aquel archipilago; aspiracin santa que cada da se avivaba mis en su alma, sin atreverse a comunicarla a nadie, por no faltar la total resignacin y entera indiferencia tan recomendadas en nuestro instituto; y al P. Juan Bautista Ferrufino, joven que siendo estudiante todava, mostraba gran talento y buena disposicin en su espritu.[footnoteRef:29] [29: hENRICH SJ, F. 1893.Historia de la Compaa de Jess en Chile. Barcelona. p.142]

Teniendo esto presente, corresponde dar un salto temporal hacia la expulsin de los jesuitas, sabiendo que algunos de los elementos comprendidos en este intersticio cronolgico son justamente el objeto de nuestra investigacin. Por lo mismo, nos parece relevante un breve esbozo sobre las Reformas Borbnicas, importante antecedente del extraamiento jesuita: Acerca de la nueva manera de manejar un imperio a un ocano y un continente de distancia.Las reformas Borbnicas surgen no slo con un cambio de dinasta en el trono de la Espaa Imperial, sino que tambin con un cambio de enfoque en cmo el regente europeo gobernara los tan extensos territorios que se adjudicaba. Por ms de dos siglos, los territorios imperiales de ultramar, en especial Amrica, no fueron ms que un dominio del qu obtener los metales necesarios para la prosperidad del territorio europeo; para fabricar las joyas de la nobleza, los caones del ejrcito, las monedas de la burguesa, los puales de los campesinos y las campanas de las iglesias. Con las reformas de esta nueva dinasta de ascendencia francesa, las colonias seran vistas con un nuevo lente, en donde se tendera a aumentar su produccin econmica en trminos de eficiencia para el imperio en s ms que para la metrpolis en especfico, debilitando el rgido monopolio comercial imperante, en base no a slo cambios reformistas en materias tributarias, sino que quizs las de mayor impacto para el tema a tratar en la presente investigacin, fueron las de reformulaciones polticas en tanto administracin, magistraturas, reestructuracin de las cadenas jerrquicas a la que deban responder los notables, aumentando el control de los representantes directos del sello borbnico de Anjou.[footnoteRef:30] [30: Memoria Chilena. 2014 (s.f.). Las reformas borbnicas (1700-1788). En www.memoriachilena.cl.]

Las reformas polticas concretas fueron la creacin de intendencias como unidades macro respecto a la administracin colonial. Sus autoridades: los intendentes, responderan solo ante el Virrey del Per, y tuvieron importantes atribuciones de mando, entre las que se incluye el control militar.La situacin con los autctonos de la regin, se haba estado caracterizando por una vida de frontera en la que, al contrario de lo que asegura Villalobos[footnoteRef:31]; nunca habran quedado fuera de una Historia que nunca fue de ellos; que los anula como sujetos de cultura y cosmovisin propia. Los parajes salvajes al sur del ro Biobo estaban siendo cada vez ms penetrados por la cultura colonizadora y Misiones Jesuitas como las de Santa Juana y Angol como se puede observar en el siguiente mapa: (Fig. A1) [31: VILLALOBOS, SERGIO. 1997. El avance de la historia fronteriza. Revista de Historia Indigena N2, Santiago de Chile. pp.1-16.]

Figura A1. Mapa del reyno de Chile hecho por el gobernador Ambrosio Ohiggins, 1768.[footnoteRef:32] [32: O HIGGINS, AMBROSIO. 1768. Mapa del Reyno de Chile. Obtenido de www.memoriachilena.cl. ]

Leyenda:1. Ro Itata2. Ro Bio-Bio / Ciudad de Concepcin.3. Ro Imperial / Terrenalidad perteneciente a la compaa de Jess4. Ciudad de Baldivia5. Los Angeles, villa y guarnicin.6. Ro Bueno7. Ciudad de Castro, Chilo.(Los cuadrados rojos simbolizan las ubicaciones de las terrenalidades pertenecientes a la Compaa de Jess para hasta entonces, 1768.)Adems, desde la administracin colonial, bajo el alero borbnico, se promovi la creacin de nuevos enclaves urbanos que afianzaran la presencia espaola en esta zona, donde no slo los fuertes avanzaban y se instalaban, sino que ciudades como la de Los ngeles seran instauradas bajo fines estratgicos; as como tambin lo fue la refundacin de Osorno, que como enclave militarizado por su situacin de frontera, respondera por breve tiempo a la an ms breve intendencia de Chilo (1784 -1789)[footnoteRef:33], y posteriormente rendira cuentas directas al Virreinato del Per por dicha importancia estratgica; hasta ser derivada a la intendencia de Concepcin en 1796. Chilo como gobernacin militar tambin sera un apartado bajo dependencia directa del Virreinato hasta su anexin por el Gobierno Chileno en 1826. [33: LACOSTE, PABLO. 2002. La guerra de los mapas entre Argentina y Chile: Una mirada desde Chile. Historia, Santiago, vol.35. pp.211-249.]

En este nuevo orden colonial impuesto por los borbones, se percibe una cierta apertura econmica y cambios a nivel social. Nos valdremos de algunos de estos elementos para proseguir y explicar la Expulsin de los Jesuitas.Este recordado evento no est libre de polmicas en el ambiente historiogrfico. Se argumentan distintas motivaciones por parte de la Corona, y lo cierto es que a la luz de los sucesos que acaecan en los dominios espaoles, ninguno es descartable.Ciertamente una probabilidad es que el nuevo orden borbn fuera incompatible con el peligroso podero econmico de los jesuitas. Se afirma que la Compaa de Jess lleg a ser propietaria de enormes cantidades de territorios y bienes, y que era tanto o ms competitiva que los ms importantes comerciantes, por lo que la corona se habra visto amenazada por esta potencia econmica. Por otra parte, se puede considerar que la organizacin social jesutica implantada dentro de las reducciones, misiones y otros espacios convivi en constantes roces con la organizacin colonial. Claramente el comerciante y el conquistador apuntaban a objetivos distintos cuando se comparaban con los clrigos y misioneros. Un ejemplo claro es la temprana superacin de la esclavitud aunque ms adelante veremos que esto no fue constante y que el concepto merece una revisin. Al mismo, est la posibilidad cierta de que la produccin intelectual jesuita fuera percibida hostilmente por los borbones. En este punto ubicaramos algunas doctrinas pactistas y justificaciones del tiranicidio que la orden de San Ignacio produjo[footnoteRef:34]. [34: Sobre esto se revis CAVIERES, EDUARDO. El impacto de la expulsin de los jesuitas en Chile. ]

Sea como sea, los acontecimientos se desarrollaron de la siguiente manera: el 26 de Agosto a las 03:00 a.m. se llev a cabo el decreto real de Carlos III que extraaba de todas las tierras de la corona a los padres y hermanos jesuitas, y adems confiscaba sus bienes. La medida est rodeada de misterio. De hecho se sabe que se mantuvo en secreto por varias semanas:El 24 de agosto, da de San Bartolom, en la tarde, comenz a esparcirse por la ciudad el rumor de que todo ese aparato de guerra se diriga contra los padres de la Compaa de Jess; a las tres, supe la noticia por medio de otro padre de un modo bastante seguro. Las religiosas carmelitas se pusieron al momento en oracin, no perdonando desvelos ni penitencias. El 25, los soldados estaban en el puesto que se les haba asignado: toda la ciudad esperaba; sin embargo, el gobernador no se present. Como el cielo estaba cargado de nubes y amenazaba lluvia, envi las tropas a comer, y lo posterg todo para el da siguiente. Pero de hora en hora el rumor de la vspera tomaba ms consistencia: se deca abiertamente que esos preparativos se dirigan contra nosotros. Se vi a un soldado recorrer las calles con lgrimas en los ojos, repitiendo que era deudor a los jesuitas de todo lo que saba de bueno, y que prefera hacerse matar antes que poner la mano sobre uno de ellos. Este mismo da, varias personas extraas fueron a ofrecernos a muchos padres y a m un asilo en sus casas si ramos expulsados de las nuestras[footnoteRef:35] [35: Padre Pedro Weingartner, S. J., Carta dirigida al padre Jos Erhard, provincial de la Compaa en la Provincia de Germania. Baviera, 23 de enero de 1770. Publicada en Anales de la Universidad, Santiago, julio de 1869., pp. 107- 130. Se encuentra tambin en Archivo Vicua Makenna, Vol. 2, fjs. 89-100v.]

La mayora de los jesuitas expulsos eran naturales de Chile o espaoles[footnoteRef:36]. Y para su expulsin eran 313, aunque muchos de ellos padecan enfermedades y murieron al poco tiempo. El destino preferente para los religiosos fue Imola en Italia, donde alguno de los jesuitas ms destacados como el Abate Molina o Martn Lacunza murieron[footnoteRef:37]. [36: Los miembros de la congregacin chilena, en su gran mayora, eran naturales de Santiago o de Espaa (27.5% y 24.3% del total respectivamente); como criollos chilenos significaban el 48.4% del total, porcentaje que aumenta al 55.8% si se consideran aquellos nacidos en Mendoza, San Juan o, en trminos ms generales, en Cuyo. De los extranjeros, destacaban los religiosos alemanes o de esa rea europea (particularmente de Baviera) que en su conjunto significaban un 11.1% seguidos por naturales de Italia o del rea con un 3.7%. En mucho ms corto nmero, haba tambin individuos procedentes de Buenos Aires, Per, ciudades de Nueva Granada, de Buena Esperanza, Francia, Hungra y Austria. CAVIERES, EDUARDO. El impacto de la expulsin de los jesuitas en Chile. P. 19] [37: TORIBIO MEDINA, JOS. Noticias bio-bibliogrficas de los jesuitas expulsados de Amrica en 1767. Imprenta Elzeviriana. Santiago. 1915.]

Los bienes de la Compaa fueron puestos a disposicin de la Junta Superior de Temporalidades Jesuitas que se encargara, segn lo dicta el decreto real, para ser repartidos, rematados o asignados a otras labores espirituales. En general se busc preservar las funciones espirituales de los inmuebles (convictorios, escuelas e iglesias).

IV. Anlisis

El rescate de una voz indgena en los documentos coloniales empresa inicial de nuestra investigacin resulta una tarea en extremo difcil y ambiciosa. Incluso podramos integrar una serie de objeciones tericas en este ejercicio. Primeramente, est el hecho de que el proceso escritural se produce en paralelo a un proceso de definicin de lo indgena. Dicho de otra manera, el acto de la escritura de actas, juicios, testamentos, etctera, revela un trasfondo que acalla o que domestica la mapuchicidad segn criterios y conveniencias espaolas. Por lo mismo la revisin de material nos ha interpelado sobre la factibilidad de estos trabajos, y en esto resulta iluminadora la obra de Salomon[footnoteRef:38]. La imagen de indgena finalmente pareciera estar insalvablemente mediada por un crisol de castellanicidad, de catolicismo; y nosotros en tanto investigadores debemos si queremos plantearnos de frente al asunto de la historia indgena y con un afn de verdad reconocer y explicitar nuestra posicin como herederos de esta tradicin occidental, que hasta cierto punto nos ha entregado un concepto de mapuche. De esta manera, hemos avanzado en el trabajo hasta adaptar nuestras ideas iniciales, y centrar nuestra atencin en las relaciones ms que en lo mapuche. Tal como se podr comprobar en el trabajo, pretendemos un anlisis de los procesos culturales que significaron las misiones en la Araucana durante el siglo XVIII. Con esto clarificado, podemos aventurarnos a trabajar los documentos coloniales que esta extensa y rica relacin mapuche-misionero produjo. En este supuesto nos apoyamos en el vasto trabajo ya citado en la revisin de antecedentes. [38: SALOMON, F. 2001. Una etnohistoria poco tnica: Nociones de lo autctono en una comunidad campesina peruana. Revista desacatos. Chicago]

En lo que toca a los documentos mismos, nos ha parecido pertinente identificar algunos ejes en ellos que sirvan como puntos clave en una posible caracterizacin. Hemos tomado en cuenta las situaciones presentadas: las posiciones de mapuche y jesuitas, y las rendijas por las que se pudo colar algo de testimonio.

Nos gustara partir por un concepto que aparece reiterado a lo largo de diversos documentos: una relacin de proteccin entre jesuitas y mapuches. As, nos sumamos coincidentemente a algunas de las impresiones de Foerster[footnoteRef:39], cuando caracteriza un proceso de dependencia jesuita, que habra tenido la nueva configuracin ritual mapuche. Esto se enlaza con que el mapuche necesita al jesuita o ms bien al sacerdote para vivir su religiosidad. En este punto se nota un dejo de asimilacin o integracin; es interesante plantear la cuestin canbal como elemento de reflexin. Siguiendo en esta idea, constatamos en la revisin de documentos que, reiterada y usualmente, el mapuche recurre al sistema colonial de justicia pidiendo que se lo mantenga bajo tutela jesuita o junto con las instituciones de la Compaa; esto bajo el contexto de la encomienda. Tenemos alegatos para pedir la encomienda jesuita institucin muy distinta a la colonial castellana para preveer un posible cambio de encomenderos[footnoteRef:40]. No exageramos al afirmar que en los documentos se percibe al mapuche mucho ms cmodo con la Compaa de Jess que con las organizaciones seculares o diocesanas de la corona espaola. As, podemos ubicar aqu una buena relacin en que aparentemente los indios se encontraran contentos, bien tratados y pagados, y describiran a los padres de la Compaa como un recurso de amparo. [39: FOERSTER, R. 1996. "Jesuitas y Mapuches: 1593-1767". Editorial Universitaria, Chile.] [40: FRANCISCO, indio, y su hermano Cristbal, piden se les deje sirviendo los padres de la Compaa de Jess en vez de entregarlos un encomendero. Fondo Jesuita [1640. Vol. 73 p.61, pg.130, hoj.2.]]

Dentro del mbito de la proteccin se presenta como motivo frecuente a los clrigos de la Compaa, bogando por determinado grupo de indios encomendados en pugna con otros encomenderos o tratando asuntos domsticos de mapuches (suponemos que como especie de autoridad, o testigos, etc.)[footnoteRef:41]. En ese sentido es interesante detenerse en las denominaciones del indgena por parte de los clrigos; llama la atencin la frecuente equiparacin de indios y fieles, o indios rectos, temerosos de Dios. Nos llevan a pensar que una comunidad ms o menos afiatada ya tena lugar en medio de esta relacin jesuita-mapuche, donde la inculturacin del evangelio estaba avanzada. En esta clave, retomamos las lgicas propuestas por Viveiros de Castro[footnoteRef:42] y podramos concluir que la disposicin de los medios necesarios ya se haba realizado o sea, que los indios ya haban sido civilizados para poder, despus, recibir el evangelio[footnoteRef:43]. [41: BUENA ESPERANZA.- Copia del expediente seguido sobre algunos indios encomendados los padres de la compaa. Fondo jesuita[1692. Vol. 73, p. 109, pg. 220, hojs. 4.]] [42: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje] [43: Esto ltimo es hipottico. A partir de estos documentos podramos afirmar este punto, pero evidentemente requiere mayor investigacin.]

Nos parece interesante la tensin permanente que parece haber entre las instituciones religiosas-jesuitas y los espaoles encomenderos, o ms bien la estructura colonial[footnoteRef:44], y en este ltimo punto tenemos un punto bastante evidente que encuentra vitrina en las reclamaciones del Padre Alonso Zumeta, buscando el cuidado de las propiedades y patrimonio jesuita, ante una amenaza exterior (tropas castellanas prximas a las haciendas). En este punto se debe advertir, para no caer en un jesuitismo apologtico, que no pretendemos en este anlisis una valoracin del proceso investigado. Dicho de otra manera, est la tentacin patente de ver en el rol del jesuita un justiciero con tintes heroicos, en medio de una sociedad que buscaba someter al mapuche. Esta visin desconoce antecedentes, pues debe de entenderse a mapuches y misioneros como sujetos con una multiplicidad de intereses (econmicos, polticos, religiosos, por poner ejemplos). Ms adelante ahondaremos mayormente en asuntos aparentemente negativos de la relacin, pero por lo mismo hemos de salvaguardarnos de valoraciones intiles, y mirar el panorama con un radio ms amplio. [44: Mucho se ha tratado el tema del conflicto colonial-jesuita; aunque no es tema de nuestra investigacin, nos parce relevante dejar de manifiesto este punto, por cuanto influir en la expulsin y en la configuracin religiosa y cultural mapuche. Es bien sabida la rgida organizacin jesuita y su suerte de cosmovisin que otorgaba al papado una jerarqua enormemente superior al Rey. Esto ltimo fue motivo de largas disputas y, hasta cierto punto, es una antecedente del extraamiento. ]

Un segundo eje que nos proponemos seguir es mirar a travs de las lgicas de integracin canibal. Aqu contamos con un bagaje en la antropologa que nos da buenas herramientas para afrontar este anlisis. As, llevando las lgicas canbales revisadas, por ejemplo, en Pitarch o Viveiros de Castro, es factible identificar un punto llamativo que se presenta en los documentos. Por una parte una demanda constante por parte de los mapuche, por recibir mayor cantidad de misioneros, por abrir ms colegios; en leguaje canbal, por integrar ms de la alteridad cristiana, o como relata Viveiros, son dciles e interesados por aprender la fe catlica[footnoteRef:45]. Esto se hace patente en la exigencia de Canuemn[footnoteRef:46]. El mapuche se empea por integrar y alterarse, y aunque pueda resultar engaoso y confundirse con intereses menos santos de proteccin y econmicos queda claro que esta tesis tiene sentido a la luz de los cambios rituales que la antropologa ha estudiado en el pueblo mapuche[footnoteRef:47] [45: VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. 2002. El mrmol y el mirto: sobre la inconstancia del alma salvaje. Cosac y Naify, Sao Paulo] [46: Conuemn de la nacin pegenche ordena istruir a los nios en la doctrina cristiana y la lectura. Fondo Claudio Gay, volumen IV f. 418] [47: Foerster, R. 1993. Introduccin a la Religiosidad Mapuche. Editorial Universitaria.]

Un canibalismo menos visible, y con el cual seguramente hacemos un anlisis ms aventurado, es el canibalismo del europeo. Ciertamente hay en este tema diferencias con las lgicas de integracin canbal amerindia, pero es plausible identificar esta antropofagia simblica en el proceso de registro, y escritural. Al respecto, los documentos revisados dan cuenta del afn colonial del registro, y la sucesiva adopcin del nombre cristiano. No es, acaso, el establecimiento de censos o de sistemas de registro, una forma de integracin del otro indgena a la propia estructura social? Ya se percataba de esto el Padre Jesuita Pacheco, cuando propona anotar a quienes nacen y van muriendo[footnoteRef:48]. Ms rebuscado, quizs, sera encontrar en la creacin de gramticas mecanismos similares. Dejamos planteado que la idea de ordenar la lengua mapuche, siguiendo a veces esquemas muy occidentales; es una forma de integracin. Proponemos hablar ac de un canibalismo escritural o de registro. [48: PACHECO [Padre Lus].- Medios para mejor doctrinar los indios de las reducciones propuestas por el padre vice-provincial de la Compaa de Jess de Chile al seor gobernador don Martn de Mujica. Fondo Jesuita [1650. Vol.93, p.31, pg.150, hojs. 3.]]

Llegamos as a hablar de otro concepto, trabajado tambin por Foerster, las relaciones intertnicas[footnoteRef:49]; que encontramos prudente relacionar con la idea del otro. Desarrollando lo anterior es que exponemos la operacin constante que desarrolla la misin en la Araucana. Una operacin que, en trminos de De Certeau, sera una traduccin constante, que adapta al otro y lo hace proyectable para el mismo. Por ejemplo el pensamiento jesuita es un enorme motor de este mecanismo, basndose en elementos que hacen traducible la alteridad como el establecimiento de una naturaleza comn, la creencia en una revelacin universal. Este elemento que otorg tantas ventajas a la Compaa de Jess le signific tambin conflictos con la sociedad espaola. Ac situamos los esfuerzos de las gramticas indgenas, y su prohibicin[footnoteRef:50]. El mismo Luis de Valdivia avizora con perspicacia la ventaja del aprendizaje de la lengua, arma que sera enormemente aprovechada por los jesuitas en todo el continente. (poner archivos) [49: Foerster, R. Relaciones intertnicas o relaciones fronterizas?, Revista de Historia Indgena, N1, pg.:9-34 (en conjunto con Jorge Ivn Vergara] [50: GRAMTICAS INDIGENAS.- Nota del presidente de Chile participando quedar advertido de que ha de suspenderse la remisin de diccionarios y catecismos en lengua de indios que estaba mandada anteriormente, respecto haberse dado los colegios de Villa Garca y Loyola diverso destino que el de misiones que estaban aplicados. Santiago, Febrero 1. Fondo Jesuita[1786. Vol.64 p.68 pg.147 hojs 2]]

Nos deslizamos, pues, a otro asunto de importancia en la revisin: una especie de tensin constante que tiene el investigador por caracterizar procesos de aculturacin como dira Boccara o de sincretismo. En ese plano encontramos testimonios de que la relacin misionero-mapuche habra tenido tintes ms violentos, ya que los ltimos se habran mostrado un tanto reticentes a incorporar los conocimientos entregados por los jesuitas. Guillaume Boccara es uno de los autores que se ponen de este lado de la trinchera al sealar que muchas veces se da una descripcin idlica de los misioneros, dejando de lado las obligaciones que stos impusieron a los indgenas. Tampoco se indica los objetivos que los indgenas habran tenido con respecto a los misioneros o el considerar la evangelizacin como una forma de ejercer poder en donde el sometido es convertido al cristianismo para tenerlo bajo control e incorporarlo en las lgicas de produccin econmica.[footnoteRef:51] [51: BOCCARA, G. 2007. Los vencedores: Historia del pueblo Mapuche en la poca colonial. Lnea Editorial IIAM. Santiago. p. 217]

Bajo la misma lnea, tambin se puede considerar que las evangelizaciones cumplan una funcin de aculturacin, que generara un cambio cultural en los mapuche para que estos pudiesen cumplir las expectativas de los conquistadores hispanos. Estas expectativas refieren a que los indgenas facilitaran las intenciones tras la conquista y se incorporaran a la lgica poltica, econmica y orgnica social occidental. Como sabemos, los mapuche se resistieron a este cambio, que implicaba una reestructuracin cultural por parte de ellos. Quin querra adaptarse a semejante cambio si no es impuesto por la fuerza? En efecto, ante la negativa de los araucanos, los peninsulares construyeron una imagen del mapuche que, remitiendo a documentos de hace ms de trescientos aos, hasta hoy podemos encontrar: son hombres racionales como los dems capaces de toda instruccion; pero de muy perversas inclinaciones, desidiosos, sobervios, vengativos, enemigos de toda sugecion, desconfiados, maliciosos, infieles en sus tratos y promesas, inconstantes, supersticiosos, sin sociedad, sin policia, sin ley, Rey, ni religion, y sin Dios cuia palabra no ai en su Ydioma[footnoteRef:52]. [52: FONDO ANTIGUO. Volumen 23 Pieza 2. 2 Terreno division, caracter, y costumbres de los Yndios. f.8 Ver transcripcin completa en Anexo.]

El historiador Jorge Pinto tambin se inclina por esta direccin, indicando que las evangelizaciones fueron una suerte de herramienta del europeo para convertir al indgena a su cosmovisin. Un primer paso fue asumir su religin como verdadera, nica posible y admisible. Un segundo paso, el interpretar Amrica a partir de esta cosmovisin Europea. Por ltimo, el recurrir a los misioneros para convertir a los infieles que vivan al margen de ella, abriendo paso a las persecuciones de paganos en conjunto con una desarticulacin de las cosmovisiones indgenas. Este proceso de barrido cultural se da de dos formas y mediante dos personajes de la Colonia: mientras el soldado y el encomendero agredan materialmente, el misionero se mova en el plano intelectual. A veces se dan la mano, cuando no lo hacen, optan por separarse. Cual sea el camino que hayan adoptado, el etnocentrismo europeo y su incapacidad para admitir la diversidad, concluy en una clara actitud etnocida.[footnoteRef:53] [53: PINTO, J. 1991. Etnocentrismo y etnocidio. Franciscanos y Jesuitas en la Araucana (1600-1900). Primeras Jornadas de Educacin Indgena, Universidad de la Frontera, Chile. p. 43]

A primera vista, estas propuestas pueden sonar un tanto conspiracionistas, sin embargo, nos encontramos con documentos redactados por espaoles en donde se sealan las evangelizaciones y las prcticas educativas como dispositivos que ponen al mapuche al servicio de los intereses de los conquistadores.

Con este arbitrio, y establecimiento en que se interesa conocidamente la Religion, se lograria tener mas prendas, fiadores de la Paz, por que estando los hijos de Caciques principales en esta Ciudad, y empleados en tan loable exercicio, ni remotamente podran pensar sus Padres, y Parientes en alzamientos, ni en causar el menor dao a los espaoles temerosos de que no padezcan estos pupilos, de cuya instruccion se puede igualmente esperar con fundamento que si se dedican a estado eclesiastico, ser copioso el fruto que hayan de sacar de los suyos, desengandoles de las supersticiones, y errores en que viven, lo que no han podido conseguir los Misioneros, y demas operarios evangelicos, causa de comprehender que el fin principal de su predicacin s subyugarlos, y pribarlos de la libertad heredada de sus mayores, que los espaoles tienen otro inters muy distante de lo que se les advierte: todo lo que fuera muy consiguiente que depusiesen oyendo las verdades de nuestra santa f, exortaciones, y consejos, de sus propios hijos, consanguneos, compatriotas, y solo de este modo conceptuo que se pueda verificar su convercion, pues han pasado siglos sin lograrse el menor aprovechamiento sin embargo delo mucho que se ha trabajado en las Misiones, que se podran destinar los que saliesen instruidos de conocida probidad, que ser consiguiente los rectos principios de su enseanza; y por todo me pareze que estas aplicaciones son las mas vtiles, y las mas conformes las beneficas Reales intenciones del Rey Nr. Seor, por que la verdad no puede darse establecimiento mas piadoso, ni de fines mas altos, pues conseguidos se habr propagado la f que se conspiran las Leyes, y que se dirijen las conquistas, y pacificaciones.[footnoteRef:54] [54: GRAMTICAS INDGENAS. 1786. Volumen 64. El Presidente de chile propone el arbitrio de que se establezca un Colegio de hijos de Caciquez y descendientes de Indios nobles en el de Sn Pablo, que fue de los Regulares dela extinguida Compaia para la mayor seguridad delas pazes, y demas alos fines que funda, efecto de que se sirva V.d. ponerlo todo en noticia de S.U. para su Real aprobacion, lo que fuere de su soberano agrado. p. 68 Ver transcripcin completa en Anexo.]

Otro tema recurrente en nuestra recopilacin de archivos fue el tema de la educacin, smil de conceptos como la evangelizacin y la civilizacin. Sabemos que la Compaa de Jess se hizo muy presente en materias educativas, fundando escuelas con proyectos cristianos y haciendo de la educacin un medio para la evangelizacin. Diversos fondos de archivo dan cuenta de cmo los jesuitas se apropian de colegios para instruir a nios y jvenes en la doctrina cristiana; sin embargo no debemos omitir que adems de su afn religioso tambin se preocupaban del aprender a leer y escribir.

Para esto, se evidencia la necesidad de ms jesuitas en territorios pertenecientes al Wallmapu, como lo expone un obispo en una peticin frente a la necesidad de ms misioneros en las escuelas, tanto en Concepcin como en Valdivia y Chilo. Un elemento importantsimo que sale a la luz a travs de la peticin, luego de dar cuenta de los bautizos generados a los indios, es el riesgo al que estaban sometidos los prvulos y la visin que posean los espaoles de estos sujetos:

Aunque el fruto de los Padres Missioneros se redujera solamente a estos Bautismos es grande porq se tiene por cierto que quando no la mitad a lo menos fallece el tercio de estos Parvulos por causa desus desordenes y embriaguez. Este Vicio y el dela Poligamia es el que reyna entre ellos por reputarse por pobre el que tiene menos Mugeres, y en efecto es assi porque estas son las que texen vnas mantas que llaman Ponchos que sacan desus Tierras a vender entre los Espaoles trage mui proporcionado para andar a Cavallo, y el mas vsual que gasta la gente pobre de este Pais, aun dentro delas ciudades, Villas y Lugares y concivo que si se prohiviera este comercio de Ponchos que costea el travajo delas Indias que llaman Mugeres no viviera en los Maridos tan araygado el vicio de temer muchas, y se evitaran otras malas consequencias en perjuicio delos Espaoles, y aun dela tranquilidad del Reyno.[footnoteRef:55] [55: FONDO WALTER HANRISCH ESPNDOLA. Caja 22 Pieza 1. 2 carpetas tamao oficio con fotocopias de documentos y de artculos referidos al tema de las misiones jesuitas en la Araucana. El obispo de la Concepcin del Reyno de Chile informa a V.M. el estado de la Provincia de la Compa de Jhs. en el recinto de su jurisdiccin y la necesidad que tiene de Sugetos Missioneros hasta el numero de quarenta para la continuacion y exercicios delos Ministerios espirituales en que emplea Su Santo (...).]

Estos escritos sin duda dejan a los indios como un sujeto violento y a los misioneros jesuitas les censuran cualquier tipo de violencia realzando una imagen de vctima y de sujeto noble, afirmando que Avn y atodo el mundo consta que hazen quanto pueden, y que el poco fruto que se saca delos Adultos es, o efecto de la Divina Misericordia con que Dios Nuestro Seor atiende las virtudes Morales de algunos o milagro de la Gracia ydel Santo zelo con que estos Apostholicos Missioneros a costa de exponer su vida temporal, procurando la enterna de estos ynfieles.[footnoteRef:56] A pesar de que estos documentos expongan al indio como un sujeto blico, no podemos sino enjuiciar que la violencia tambin era ejercida por parte de los misioneros, los cuales no son constatados a travs de estos archivos, estableciendo los actos de evangelizacin como un acto denigrante hacia los mapuche. [56: dem.]

Sin embargo, el impacto de la Compaa en en esta sociedad se va a ver reflejado en esta materia igualmente: en el presente documento podemos ver reflejado cmo son los propios mapuche los que invitan a formar a los nios en la doctrina cristiana, como tambin demuestra inters en formar prvulos para el trabajo:

Conuemn de la nacin Pehuenche que se hablan instuidor en los misteriosde nuestra santa Fe Catholica, yaprendiendo a leer y escrivir, dando la nueva de ver el memorial de () de dicha Phe y obligndose a exercer los oficios de sacristanes, fiscales, y escoleros para instruir diariamente a los nios, sirviendo enlas Iglesias, docrinando* alos parbulos y enseando a leer, y escrivir alos que se aplicaren; se les concede el salario vuelto de seis pesos cada mes, assi al dicho Phe como a () por tiempo de dos aos en que se podr reconocer el fruto que prometen en los demas nios, y reducirse pueblos los adultos, y grandes; ms salarios se les continuar de mi proden, llegando el caso de haverse cumplido con la reduccin a Pubelos, yenseamza insruccion de los nios en la Doctrina, y lectura[footnoteRef:57] [57: Fondo Claudio Gay. Volumen 44. 113. Conuemn de la nacin pegenche ordena instruir a los nios en la doctrina cristiana y la lectura. f. 418. Ver transcripcin completa en Anexo]

Tambin se encuentra un archivo en donde el mapuche Miguel Guillipagi pide un subsidio para una escuela de indios mantenida por misioneros[footnoteRef:58], pues esto indica que con el tiempo, el inters por la formacin cristiana va a recaer no slo en espaoles jesuitas, sino tambin en los propios mapuche, evidenciando claramente un impacto por parte de las reducciones. [58: Fondo Claudio Gay. Volumen 44. 118. Miguel Guillipagi pide subsidio para la escuela de indios mantenida por misioneros. f. 424. Ver transcripcin completa en Anexo]

La cotidianidad del sincretismo. Entre malones y campadas, querellas y autos, parlamentos y ordenanzas se va articulando una cultura alterna a la rutina de la conquista y la dominacin. Tal como la mascara satrica del carnaval medieval descrito por Bajtin[footnoteRef:59], el rito catlico se constituye como una instancia de igualdad entre los participantes sean voluntarios o impuestos decantan en una misma praxis general en donde la jerarqua diferencial de un inicio entre un oficial ritual y los oficiados al rito, tal como describi en su momento Lvi-Strauss[footnoteRef:60], se armonizan en un estado de igualdad renacida en la imagen de un feligrs que queda inserto en una dimensin simblica comn, un verdadero nexo armonioso entre Espaol y Mapuche tan potente como la guerra, que una guerra simblica e iconogrfica constante y tcita que se disputa en el campo de lo significativo en una relacin de dominacin: la definicin de roles. Lo pondremos en un prctico ejemplo que continua a estas palabras: [59: Bajtin, Rabelais. 2003. La cultura en la Edad Media y el Renacimiento. Alianza Editorial. Pg. 7] [60: Lvi-Strauss, Claude.1997. El pensamiento salvaje. Fondo de Cultura Econmica. Pg. 49.]

En una campeada el ao seiscientos ochenta ytres nos vinia a ber un casique alegre y placentero. Complacidos de su buena presencia y sabiendo que hera un infiel le preguntamos en presencia del governador y otros religiosos si era cristiano y el respondio con grande alegra que si lo hera, y que se llamaba Gaspar (...). En el mismo ao vinieron a nuestras tierras injustos indios con sus mujeres y hijos, conocimos a muchos ellos en viscios, y pedimos que se los Baptisasen y es cierto que compadecidos de su inocencia y hermosura desiamos que les echasen el agua, pero hallandose algunos en estancias fras; fueron incautos y negaron el Baptismo, considerando que haban de quedarse sin doctrina y los Padres alegavan que se les diesen Baptismo, porque ellos y sus madres eran christianos; y preguntando a estos indios quantas mujeres tenan, dijeron que no ms de seis, los unos, y otros ms o menos, pero que todas eran christianas y as lo decan ser sus hijos[footnoteRef:61]. [61: Fondo Walter Hanrisch Espndola CAJA 22 Pieza 1. 2 carpetas tamao oficio con fotocopias de documentos y de artculos referidos al tema de las misiones jesuitas en la Araucana.]

Los espaoles participes de este relato apuntan a una materialidad de lo cristiano circunscrita a los sujetos en tanto por individuos, como sujetos de un derecho natural (divino en este caso). Presuponen que todos son cristianos, la fe se encuentra en cada corpus de los sujetos, oculta, dispersa, abandonada por la barbarie, representando un corpus previo, a modo de smil a lo planteado por Richard[footnoteRef:62] diferenciando lo natural de lo humano. Diferencia que se instrumentaliza por medio del rito catlico, en este caso el del bautismo, como una formalizacin de ese sustrato comn e inconsciente; una revelacin para uno, un instrumento para otro. Los indios son incapaces de recibir la fe catlica o religin alguna porque a todas estas cosas las enseamos a decir a nuestros hijos en su niez y los indios ignoras ellos que los tuvieramos por incapaces de ser catlicos y la falta fuese de entendimiento y no de voluntad.[footnoteRef:63] Qu es este rito para el araucano en comparacin a sus propias tradiciones? Bsicamente en una instrumentalizacin per Status Quo, donde mediante este viaje cultural bidimensional se obtiene como fin una funcin sociotcnica a partir de una ideotcnica. Siendo catlico obtiene una serie de ventajas respecto a la sociedad hispana colonial; el Jesuta al internarse en misiones de indios corre un peligro de muerte constante, pero en pos de hacer cumplir una mxima predicatora propia de la hermenutica anterior al siglo XVI, tal como rplicas de Coln en un mar de indicios e interpretaciones rituales[footnoteRef:64], se constituye una sntesis en cmo se significa al mundo y en como los sujetos son significados por este. Jesuitas y los ritos catlicos actuan como la instancia de traduccin entre estas dos cosmovisiones, siendo un puente de interaccin no necesariamente guerrera. [62: Richard, Nicolas. 2008. Cinco muertes para una breve crtica de la razn artesanal. pg. 4] [63: Fondo Walter Hanrisch Espndola CAJA 22 Pieza 1. 2 carpetas tamao oficio con fotocopias de documentos y de artculos referidos al tema de las misiones jesuitas en la Araucana.] [64: TODOROV, Tzvetan. 2004. La conquista de amrica. El problema del otro; Siglo XXI ediciones.]

Lo anterior queda abruptamente interrumpido con el extraamiento de los jesuitas. Este componente traductor se pierde y ambas partes dejan de interactuar ms all de en parlamentos que tranquilizaron espordicamente los asaltos y rebeliones en las tierras de Arauco. Este puente comunicativo roto derivara en un neo-extraamiento del mapuche para el hispano-criollo y visceversa. La imagen de ambos sufre

Acerca de las formas de integracin y dominacin cultural. En relacin al documento encontrado en la Coleccin de Fernndez Larran[footnoteRef:65] respecto a la negociacin establecida entre los Casiques y espaoles, podemos ver la relacin que exista en ese momento entre ambos sujetos y el intento espaol por controlar las motivaciones indgena tanto en la escritura como en el acto mismo. Si bien nuestro trabajo se centra en la relacin mapuche-jesuita, el documento hace entrever la percepcin indgena en relacin a las misiones, adems caracterizar la relacin buscada antes mencionada atravs del espaol, nos permitir hacer comparaciones y anlisis para caracterizar an mejor la relacin ya establecida. En este sentido, el documento habla sobre una instancia de reunin entre caciques y espaoles, en donde se trata de llegar a un acuerdo en cuanto a las nuevas misiones que se integrarn a los territorios mapuche. Sin embargo, no es precisamente un acuerdo, ya que se entrev una relacin asimtrica, en donde los caciques a pesar de sus reclamos no tienen ms que acatar la decisin de espaol, debido a la superioridad del Gobernador por sobre los caciques. As es como el relato se lleva a cabo caracterizando en primer lugar el encuentro como una instancia de alegra, hermandad y amor. De hecho varias veces mencionan la palabra amor para significar la relacin entre espaoles y mapuche; de esta manera los mapuche pasarn a ser hermanos a partir de ese encuentro si es que aceptan las condiciones espaolas. En segundo lugar, se abre paso al dilogo en donde los caciques deben comenzar expresando su amor hacia el Gobernador, para luego mostrar agradecimiento por el amor recibido y entonces aceptar el trato. Es aqu donde es interesante analizar, como el escribano selecciona las partes de dilogo, para as dar una imagen de consenso entre las partes y mostrar una hermandad entre ambos grupos. En este sentido los caciques expresarn molestias y recelos en cuanto a las peticiones de los espaoles, especialmente debido a que los obligan a renunciar a sus supersticiones como lo mencionan los espaoles de forma peyorativa, pero la escritura editar estas partes para as mostrar que no fueron tan importantes, es ms, el que relata el documento hace juicios de valor en relacin a los discursos de los caciques caracterizando como reflexivos y de buen entendimiento a los caciques ms sometidos a los poderes espaoles, y por otro lado a los ms incmodos con aceptar aquella propuesta como con un genio difcil. [65: Coleccin Fernndez Larran. Volumen 22, pieza 16.]

Es as como vemos en realidad la relacin forzada que se dio en aquel momento, contrario a lo que los espaoles queran plasmar en sus escritos, vemos una relacin de asimetra y de manipulacin en relacin a la escritura. Nos enfrentamos a un escrito, muy comn entre los coloniales, donde caracterizan a los mapuche de creyentes de una falsa religin, supersticiones, e inferiores al poder espaol; as cuestionamos las expresiones de lealtad y fraternidad expresada por los Incas y las relacionamos como una adaptacin frente al Otro. En este sentido el Mapuche a travs de su capacidad cultural para absorver al Otro va a imitar patrones de conducta, utilizando expresiones protocolares espaolas sin mas significado que el de tratar de estar al mismo nivel, pero sin significar la lealtad o fraternidad expresada.

Para poder explicar lo anteriormente mencionado, utilizaremos otro documento revisado, este es una carta del Obispo de Concepcin que informa al rey sobre el estado de las misiones , y pidiendo ms jesuitas para que integren esta campaa de conversin en el ao 1718. El Obispo expresar la necesidad de ms misioneros debido a la condicin de inconsistencia religiosa de los mapuche, as stos ltimos sern capaces de hacer creer a los Jesuitas de su conversin para luego volver a su propia religin y permanecer en el lmite de cada identidad religiosa. En este sentido no entendern la religin como lo hacen los jesuitas, es decir, no esttica, sino dinmica en donde varias y diversas prcticas pueden coexistir en una misma identidad. Sin embargo vemos que los misioneros argumentan esta inconsistencia debido a sus borracheras y vida lujuriosa, junto con los desordenes que provocan, es ms argumentan que el aumento de la muerte de los indgenas es debido a dichas razones. En este sentido la solucin al problema no pasa por un problema en la forma de conversin, sino que los principios del cristianismo se oponen a la cultura mapuche. Sin embargo vemos que los Mapuche son capaces de integrar prcticas jesuitas y al mismo tiempo seguir con las propias; es entonces como se caracteriza la relacin entre ambos sujetos un poco a travs del engao y versatilidad, es as como lo expresa el obispo de concepcin de 1673-74:

En una campeada el ao seiscientos yochenta ytres nos vinia a ber un casique alegre y placentero complacidos de su buena presencia y sabiendo que hera un infiel le preguntamos en presencia del governador y otros religiosos si era cristiano y el respondio con grande alegra que si lo era, y que se llamaba Gaspar[footnoteRef:66] [66: Fondo Walter Hanrisch Espndola CAJA 22 Pieza 1. 2 carpetas tamao oficio con fotocopias de documentos y de artculos referidos al tema de las misiones jesuitas en la Araucana.El obispo de la Concepcin del Reyno de Chile informa a V.M. el estado de la Provincia de la Compa de Jhs. en el recinto de su jurisdiccin y la necesidad que]

En relacin a esto, el jesuita que narra el acontecimiento se sorprende por lo acontecido, sorprendido por la capacidad de engaarlo sabiendo que el Otro saba la verdad de que no era creyente, es as como el concepto de verdad o de lo absoluto, va a tener un significado distinto en el mundo mapuche, en donde puede ser que el casique al que se refiere, s se senta cristiano en ese momento, pero no significa que tenga que seguir sindolo siempre. Sin embargo como bien lo seala Viveiros de Castro (2002) los Mapuches si tienen principios a los cuales atenerse y que no son modificables, y esto tiene que ver con la venganza. Son los Yndios muy absolutos, independientes en su conducta, curiosos, novedosos, misteriosos, maliciosos, desconfiados, y al mismo tpo inclinados extremamente engaar: son interesadissimos, y tan vengativos que no ai tpo que borre los agravios, pasando de Padres hijos la obligacion de vengarlos; y en sus Cahuines, Juntas no repasan otras historias que estas y de ellas suelen salir los alzamientos, y malocas.[footnoteRef:67] [67: Fondo Antiguo I. Volumen 23 Pieza 22 Terreno division, caracter, y costumbres de los Yndios]

De esta manera, los indios van a tener una manera permanente de configuracin de identidad que va a permitir los lazos y alianzas entre individuos y por ende construir historicidad en los Mapuche, como bien lo seala Viveiros de Castro. Sin embargo el cristianismo no fue tan superficial como se cree, muchos mapuche realmente se volvieron al catolicismo e integraron identidad extranjera, es ms muchos de ellos a momento de morir llamaban a sacerdotes cristianos para que los confesaran, y entregaban a sus hijos para ser bautizados; los caciques en las reuniones con espaoles expresaban su adhesin al cristianismo, Cmo se explica entonces la inconstancia de la religin? Acaso los Mapuche realmente integraron el cristianismo? Puede que en algunos casos esto se haya dado, pero en lo que logramos descubrir en los textos, la mayor parte de veces los mapuche expresaban su adhesin al cristianismo o una integracin de la cultura espaola en momentos rituales o formales frente a los espaoles:

Casi todos los Yndios de estos distritos se confiesan vasallos de el Rey de Espaa, pero solo lo demuestran en salir los Parlamentos Generales convocados su nombre por los Capitanes Generales de el Reyno, y las visitas de los Comisarios de Naciones que quando son mandados salen con algunos Soldados, y Oficiales de amigos las Parcialidades que deben visitar[footnoteRef:68] [68: Fondo Antiguo I. Volumen 23 Pieza 22 Terreno division, caracter, y costumbres de los Yndios]

En este sentido, como bien lo expresa Pitarch[footnoteRef:69], los mapuche van a integrar prcticas y creencias extranjeras, slo en la medida en que stas se expresen en lo pblico y en lo ritual, as si estas creencias se mantienen desnaturalizadas es posible que no se transformen en lo cotidiano y por tanto se genera un distanciamiento hacia estas prcticas. A travs de este pensamiento, es posible reflexionar sobre el dilogo que se dio entre espaoles y mapuche sobre las misiones, del que se habl un poco ms arriba; en este sentido los mapuche van a generar prcticas exranjeras slo en la medida en que se encuentren en un contexto que no sea cotidiano, y por tanto como al no ser naturalizadas puede que su significado no sea bien integrado, es decir, puede que halla una incomprensin de los mapuche sobre la significacin de ciertas prcticas tanto espaolas como cristianas que van a llevar a una frustracin por parte de jesuitas y espaoles de establecer acuerdos con ellos. [69: PITARCH P., RAMON. 1996. Ch'ulel: Una etnografa de las almas Tzeltales. Mexico: Fondo de cultura econmica ]

En este sentido podramos inferir que los modos de enfrentar la alteridad, los mapuches poseen una ventaja por sobre otras culturas, debido a las tcnicas de evasin de los mapuches con respecto a la cristiandad, y por tanto, la manipulacin de los mapuche, vemos que muchas relaciones no se dieron necesariamente as, debido a factores externos como el poder sobre la propiedad.

V. Conclusiones finales

A partir de los documentos estudiados, y a pesar de los esfuerzos de indagacin y bsqueda, no nos fue posible hacer un pertinente anlisis sobre el impacto que produjo la expulsin de los jesuitas en la vida del mapuche. Sin embargo, pudimos rescatar rasgos de la relacin que mantuvieron durante las Misiones en el territorio establecido. As generamos varias perspectivas que dan la posibilidad de reflexionar en torno a nuevas teoras para entender la relacin del sujeto Mapuche con el Otro. Si bien abordamos la integracin de la alteridad para no integrarla y usar mecanismos de defensa para no ser absorbido por el Otro, estamos diciendo que los mapuche posean cierta autonoma y distanciamiento con respecto a los Jesuitas, y que por tanto la aparente curiosidad y cercana que describan los Jesuitas sobre ellos era parte de una dinmica en funcin de proteger las sus propias costumbres.

En este mismo aspecto, abordamos los modos de archivacin propios del sujeto espaol, debido a que a travs de la escritura tratara de traducir el sujeto mapuche para as comprenderlo y de alguna forma integrarlo a la cultura Europea. Sin embargo, al traducir al mapuche no se entiende en su totalidad y por tanto queda un resto afuera, es decir, slo es posible comprender al Otro desde una perspectiva y no desde su totalidad objetiva. Es as como los espaoles, por medio de su escritura, caracterizarn al mapuche y definirn su identidad que ser considerada como universal, pero que sin embargo, debido a los sesgos de perspectiva, estar incompleta. Por otro lado el sujeto mapuche tambin tendr modos de archivacin y creadores identidades, nos referimos a los nombres propios u objetos que van a estar cargados de historicidad para el mapuche, el cual va a entender la historia e identidad como algo que se construye y no es dado. En este sentido vemos que el sujeto mapuche creado y reflejado en los escritos coloniales, va a tener sus propios medios de archivacin, y por tanto tambin reconstruir una imagen sesgada del Otro, es entonces como el indgena se asimila a la cultura occidental en relacin de la integracin, la canibalizacin del Otro para poder traducirlo. Es as como las lgicas de pensamiento indgenas no estn tan alejadas del mundo occidental y que por tanto se presenta como necesidad cultural, algn mecanismo de archivacin y de integracin del Otro en ambas culturas.

En ese plano justamente se inserta el mundo jesutico y podemos describir que el rol que jug la Compaa de Jess y la institucin de la Misin; fue justamente la integracin y traduccin del mapuche con todos lo autoproyectivo que este proceso implica y, adems, fue clave para que los propios mapuche realizaran el mismo proceso con respecto a los espaoles.

Por otro lado, es interesante reflexionar en torno a la figura desarrollada por el indgena; si a partir de lo anterior damos cuenta que la cultura europea utiliz la escritura para poder archivar al Otro, es as como transform su identidad adaptndola a casillas culturales europeas, podramos pensar que el sujeto que tratamos de descubrir, es un sujeto ya modificado por el Otro y por tanto vemos la parte del mapuche que encaja dentro de la mirada occidental. Es as como no estaramos trabajando con un sujeto, sino con un estereotipo de sujeto mapuche, y por tanto este es el sujeto utilizado en la mayora de las investigaciones al respecto. Es as como a partir de un objeto mapuche, en donde slo lo podemos ver desde la perspectiva que los espaoles quieren que veamos, desarrollamos un anlisis caracterizando la relacin de este sujeto con los Jesuitas. Esta reflexin nos podra llevar a que el mapuche caracterizado por los autores utilizados en esta investigacin no es ms que una visin estereotipada de los espaoles y por tanto los anlisis que se hacen en relacin a esta imagen estn sesgados; llevan a idealizaciones debido al vaco de conocimiento que hay con respecto al sujeto mapuche, lo que lo transforma en un fetiche histrico. Creemos que el objetivo de este trabajo puede ser investigado si se hubiese indagado en otras formas de archivacin; otras formas de escritura de las cuales no accedimos ya que no era el propsito de este trabajo. Es por esto que creemos que s se puede conocer la historia de este otro si buscamos lo suficiente en medios que no son catalogados como los tradicionales.

VI. Bibliografa

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ZAVALA CEPEDA, JOS MANUEL. 2008. "Los mapuches del siglo XVIII: Dinmica intertnica y estrategias de resistencia" Editorial Universidad Bolivariana S.A., Santiago de Chile.

VIII. Anexo

1. Breve presentacin de los documentos transcritos

Entre los documentos que se encuentran, se seleccionan una amplia cantidad de archivos que transcribimos encontrados en diversas colecciones. Entre ellos, hay descripciones de costumbres indgenas, entre las que figuran la religiosidad, organizacin poltico-militar, divisin territorial, relaciones de parentesco, alimentacin, curaciones, entre otros. Tambin, se encuentran documentos que hacen referencia a escuelas manejadas por misioneros las cuales incorporaban al sujeto mapcuhe y cules eran sus lineamientos: alfabetizacin, cristianizacin, incorporacin de normas morales, entre otros. Una declaracin que prohibe la circulacin de textos en lengua nativa posterior a la expulsin de los jesuitas, lo cual implica un cambio en la mentalidad con respecto a la educacin de los mapuche. Incluyen tambin rdenes que prohiben hablar, escribir o disputar en pro o en contra de la expulsin de los jesuitas, entre muchos otros archivos que son relevantes para la presente investigacin. Todas estas transcri