Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

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1 Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida de expatriados.

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Etnografía de cooperantes.

Relatos y experiencias de vida de expatriados.

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Etnografía de cooperantes.

Relatos y experiencias de vida de expatriados.

Raquel Sánchez Padilla

Tesis dirigida por el Dr. Pablo Vidal González

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A mi hija Carmen, que con su existencia me arrancó del ensueño de la

ilusoria perfección y me mostró la belleza de lo extraordinario.

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Quizá mi única noción de patria

sea esta urgencia de decir Nosotros

quizá mi única noción de patria

sea este regreso al propio desconcierto.

Mario Benedetti, Noción de patria

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AGRADECIMIENTOS

En este incesante intercambio de dones que es y debe ser la vida, llega el

momento en el que me corresponde dar las gracias a todos aquellos que me

han regalado su ayuda y apoyo para realizar mi tesis.

A los cooperantes, mis informantes, y ahora ya amigos, que han tenido la

generosidad de entregarme un trocito de sus vidas, que han confiado en mí

para ser su confidente. Todavía me sorprendo y se me encoje el corazón

cuando comprendo que he tenido la fortuna de participar en la construcción

de sus relatos. Gracias.

A mis compañeras y sobre todo amigas: a Ángela, Pilar, Claray Cova.

Vuestros consejos, vuestra ayuda, y por encima de todo, vuestro aliento me

ha sostenido en este arduo camino. Gracias.

Y por supuesto, también a mis compañeros y amigos: Jose Enrique y

Daniel. Vosotros habéis sido mis hermanos mayores, me habéis abierto el

sendero y me habéis protegido de las caídas. Gracias.

A lo largo de este proceso he tenido la dicha de compartir momentos y

conversaciones con grandes antropólogos que son ante todo, grandes

maestros de la vida. Mi agradecimiento y admiración a Joan Prat que me

acogió en su Tarragona con cariño y cercanía, y me dio alas para lanzarme a

volar. Gracias. Agradecimiento, admiración y profunda gratitud a Anne-

Marie Brisebarre, no hay ni un instante a su lado que no sea una maravillosa

lección magistral. Gracias. A Joan Frigolé por sus consejos e interés,

conversar con él fue un nuevo impulso en la elaboración de la tesis. Gracias.

A Mónica Martínez y Cristina Larrea por vuestro apoyo, ayuda y confianza

en mi trabajo. Habéis sido unas maestras para mí. Gracias.

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Gracias al personal de todas las bibliotecas en las que he trabajado. Mención

especial a Sergio y Mari Carmen de la Biblioteca del Museo de Etnología de

Valencia. A Fermín, que tanto me ha ayudado, en la biblioteca de la

Universidad Católica de Valencia. Gracias a las bibliotecarias del

Laboratoire d'Anthropologie Sociale de l’EHESS. Gracias a los

bibliotecarios de la Universidad de Sussex. Gracias a mis colegas del ENA

de Meknés, especialmente a Mahdi que me ha brindado tantas

oportunidades para aprender.

A mis amigos y amigas, que habéis sido pacientes conmigo en estos años y

me habéis querido esperar y acompañar. Gracias también a Mark por

nuestras desveladas interpretativas. Es verdad eso que dicen: “una amigo

siempre está cuando lo necesitas”Especialmente a Aurelio. Gracias.

A mi familia. Mi gran apoyo. Mi pilar. Gracias a mi padre y a mi madre,

porque en estos años hemos crecido juntos… a mi David y a mi Amaia. A

mi Alicia y a mi Pedro. A mi Pepa y a mi abuelita. Todos, todos me habéis

ayudado a llegar hasta aquí.

Y en último lugar, quiero dar las gracias a mi Director de tesis, Pablo Vidal.

Gracias es una palabra que se queda pequeña. Pablo ha sido mi guía y mi

maestro. Debo agradecerle su tiempo, su paciencia, su constancia, su

dedicación, su disponibilidad, su capacidad de escucha y su respeto por la

libertad. Pablo me ha animado en los momentos en que necesitaba ánimos,

me ha dado paz cuando era oportuno, me ha esperado con paciencia, ha

velado por mí. Sólo espero no haberle defraudado demasiado. Gracias

Pablo. Gracias.

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ÍNDICE

ÍNDICE DE FIGURAS………………………………………………….12

INTRODUCCIÓN……………………………………………………….14

PARTE I: MARCO TEÓRICO…………………………………………20

1. Marco conceptual……………………………………………..20

1.1. El cooperante: sujeto antropológico………………………20

1.1.1. Introducción………………………………………..20

1.1.2. Estatuto del cooperante…………………………….24

1.1.2.1. La creación del estatuto……………………24

1.1.2.2. Luces y sombras del estatuto del

cooperante………………………………………29

1.1.3. Trabajar en terreno…………………………………36

1.2. Antropología y cooperación………………………………41

1.2.1. Introducción………………………………………..41

1.2.2. Historia de la era del desarrollo…………………….42

1.2.2.1. Qué es la cooperación

internacional…………………………………….42

1.2.2.2. Los periodos………………………………..44

1.2.2.3. Actores e instrumentos…………………......46

1.2.2.4. Sistema español de Cooperación Internacional

al Desarrollo…………………………………….47

1.2.2.5. El papel de las ONGD……………………...49

1.2.3. Antropología del y para el desarrollo………………51

1.2.3.1. Enfoques de la Antropología

Aplicada………………………………………...51

1.2.4. Países y territorios beneficiarios……………………54

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2. Marco metodológico…………………………………………..59

2.1. El método de los relatos de vida…………………………..59

2.1.1. Nuestro enfoque……………………………………62

2.1.2. Objetivo principal…………………………………..63

2.1.3. Relatos de vida: fuente subjetiva…………………...63

2.1.4. El rol del investigador……………………………...66

2.1.5. Una propuesta innovadora en la antropología aplicada

al desarrollo…………………………………………..68

2.2. Proceso metodológico……………………………………..69

2.2.1. Reconstruir el mundo social a partir de relatos de

vida…………………………………………………...70

2.2.2. Claves teóricas que fundamentan el diseño de la

investigación………………………………………….72

2.2.3. Enfoques teóricos del método de los relatos de

vida…………………………………………………...76

2.2.4. Nuestra propuesta epistemológica………………….77

2.2.5. Preguntas de investigación…………………………79

2.2.6. Hipótesis …………………………………………...80

2.2.7. Proceso inverso al hipotético-deductivo……………81

2.2.8. Aportaciones de la perspectiva etnosociológica a

nuestra investigación…………………………………85

2.3. Diseño de las entrevistas…………………………………..87

2.3.1. La entrevista conversacional……………………….88

2.3.2. Primer borrador de guion de entrevista…………….89

2.3.2.1. Asuntos previos…………………………….89

2.3.2.2. Contenidos del guion borrador…………..…91

2.3.3. Guion de la entrevista según criterio de eje

biográfico……………………………………………..93

2.3.4. El guion de entrevista definitivo…………………...95

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2.3.5. Otras decisiones del diseño de las

entrevistas…………………………………………….97

2.3.6. Ficha de entrevista………………………………….98

2.4. Selección de los entrevistados…………………………...100

2.4.1. Criterios maestros del muestreo

cualitativo…………………………………………...100

2.4.2. Número de entrevistados………………………….104

2.4.3. Razones para participar en una investigación

cualitativa…………………………………………...105

2.4.4. La importancia de la contactación………………..106

2.4.5. El entrevistador…………………………………...107

2.4.6. Diseño de los preparativos de la

entrevista…………………………………………….109

2.5. El trabajo de campo ……………………..………………110

2.5.1. La contactación……………………………………111

2.5.2. La entrevista conversacional……………………...115

2.6. Análisis de las entrevistas cualitativas…………………..121

2.6.1. Análisis del discurso en tratamientos

cualitativos…………………………………………..121

2.6.2. Representatividad y objetividad…………………..123

2.6.3. La transcripción…………………………………...124

2.6.4. Campos de exploración…………………………...126

2.6.5. Conceptos vitales recurrentes……………………..127

2.6.6. Tópicos temático-narrativos………………………128

PARTE II: RELATOS DE COOPERANTE………………………….132

3. Los cooperantes……………………………………………...132

3.1. Toni, el trabajador humanitario………………………….133

3.2. Sara, el entusiasmo incansable…………………………..135

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3.3. César, el emergencista…………………………………...137

3.4. Daniel, el activista……………………………………….139

3.5. Ximo, pasión por la cooperación………………………...140

3.6. Lucía, la trabajadora social………………………………142

3.7. Pedro, un arquitecto cooperante…………………………143

3.8. Jesús, espíritu altruista…………………………………...144

3.9. Rebeca, una expatriada singular…………………………145

3.10. Mario, profesional por duplicado…………………146

3.11. Mercedes, una cooperante muy polivalente………147

3.12. Lola, una médico en terreno………………………148

3.13. Juan, un cooperante agrónomo……………………149

3.14. Julián, el expatriado “expatriado”………………...151

3.15. Maruja, búsqueda del crecimiento personal………152

4. Punto de partida......................................................................154

4.1. Convertirse en cooperante……………………………….154

4.2. Inquietudes y gustos compartidos……………………….157

4.3. Movilidad profesional……………………………………161

4.4. El espíritu solidario………………………………………162

4.5. La familia del cooperante………………………………..165

4.6. Perfil formativo previo…………………………………..167

4.7. Conseguir un contrato……………………………………170

4.8. Formación específica en cooperación……………………174

4.9. Los preparativos antes de partir hacia el terreno………...177

5. En el terreno............................................................................190

5.1. Tipo y objetivo de la misión o proyecto…………………191

5.2. Duración de la estancia…………………………………..192

5.3. Región donde coopera…………………………………...195

5.4. Destino: capital o terreno………………………………...199

5.5. El tipo de vivienda……………………………………….207

5.6. Medidas de seguridad……………………………………218

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5.7. Vida

social……………………………………………………..226

5.8. Cambio de estatus………………………………………..239

6. El retorno…………………………………………….………245

6.1. Tipos de retorno………………………………………….245

6.2. Compaginar o dedicación exclusiva……………………..247

6.3. Estrés postraumático……………………………………..248

6.4. Necesidad de compartir………………………………….251

6.5. Duelo migratorio…………………………………………253

6.6. Añoranzas………………………………………………..255

6.7. Sentirse fuera de lugar…………………………………...257

6.8. Choque cultural en origen………………………………..259

6.9. Desarraigo………………………………………………..261

6.10. Precariedad laboral………………………………..265

6.11. Punto de no retorno……………………………….268

6.12. Proyección de futuro……………………………...270

6.13. Aprendizajes y crecimiento personal……………..275

CONCLUSIONES………………………………………………………281

BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………..298

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ÍNDICE DE FIGURAS

a. Mapas

o Mapa 1. Países africanos prioritarios para la

AOD……………………………………………………………57

o Mapa 2. Países de Norteamérica prioritarios para la

AOD…………………………………………………………....57

o Mapa 3. Países de Sudamérica prioritarios para la

AOD……………………………………………………………58

o Mapa 4. Países de Asia prioritarios para la

AOD…………………………………………………………....58

b. Gráficos

o Gráfico 1. El cooperante como canal de la

cooperación.................................................................................22

o Gráfico 2. Variables características de la vida en

terreno………………………………………………………...191

o Gráfico 3. Variables que condicionan la vida en el

terreno………………………………………………………...227

o Gráfico 4. Representación simbólica de Aidland…………….281

o Gráfico 5. Esquema diacrónico de la vida del

cooperante.……………………………………………………282

o Gráfico 6. Pares de oposiciones conceptuales………………..283

o Gráfico 7. Términos clave del universo narrativo del

cooperante…………………………………………………….285

c. Tablas

o Tabla 1. Actores del sistema de cooperación

internacional…………………………………………………...43

o Tabla 2. Preguntas de investigación……...……………………79

o Tabla 3. Hipótesis principales………………………………….80

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o Tabla 4. Listado de asuntos previos al diseño de las

entrevistas……………………………………………………...90

o Tabla 5. Contenidos del guion borrador de entrevista…………91

o Tabla 6. Guion de la entrevista de investigación según criterio de

eje biográfico………………………………………………......94

o Tabla 7. Guion de entrevista configurado a partir de los propios

relatos de los cooperantes……………………………………...96

o Tabla 8. Ficha entrevistado…………………………………….99

o Tabla 9. Criterios maestros del muestreo cualitativo de

cooperantes expatriados en Valencia…………………………100

o Tabla 10. Carta explicativa a ONG perteneciente a la fase de

preparación…………………………………………………...102

o Tabla 11. Guion contactación telefónica……………………..112

o Tabla 12. Correo preparación entrevistado…………………...114

o Tabla 13. Estrategias de acción para los momentos previos a la

construcción del relato………………………………………..116

o Tabla 14. Estrategias de transcripción………………………..125

o Tabla 15. Conceptos vitales recurrentes en los relatos

registrados……………..……………………………………...128

o Tabla 16. Informantes………………………………………...133

o Tabla 17. Tipologías básicas de cooperante combinando 4 pares

de opuestos……………………………………………………284

o Tabla 18. Dilemas del discurso cooperante…………………..291

o Tabla 19. Hipótesis de investigación…………………………294

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INTRODUCCIÓN

There are many anthropological studies on social structures and practices

which have to do with development cooperation. In our country there are

texts which can be considered as classics such as Unceta (2000), Gómez-

Galán y Sanahuja (1999) or more recent revisions such as Alonso (2009). At

an international level, we can find numerous examples of works that reflect

on development and its ethical issues (Crush, 1995; Escobar, 1995). In the

nineties and the first years of the two thousands, deconstructive criticism

was developed to the full through authors such as Escobar (1995); Grillo

and Stirrat (1997); Hobart (1993) or Wright (1994) amongst others. Since

then, and until relatively recent times, the academic world has approached

the study of international cooperation from a highly abstract perspective,

focussing mainly on a reflection on the concept of development and the

practices and ideologies of the actors of cooperation until finally becoming

concerned with the figure of an aid worker.

Indeed, in the last few years, the anthropology of and for development has

made a big U-turn. Dissatisfied with an analysis centred exclusively on the

deconstruction of the narratives of development and on the ethnography of

the “beneficiaries” of cooperation, social scientists have become more

interested in the role played by aid workers in the deployment of

development.

In this sense, it is important to mention the work carried out by the Centre

for the Study of Migration at the University of Sussex (England), which has

just finished a project of investigation whose main aim was to address the

lack of attention paid to the profession of aid workers in scientific studies.

Using a marked ethnographic approach, the team at the University of Sussex

consider that their work can offer a more detailed understanding of the

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processes of development. Socially confronted concepts such as altruism

and professionalism, the importance of mobility both in their working and

social lives, and the weight of intercultural dialogue between the different

actors in the field of humanitarian aid, have been some of the fundamental

issues dealt with in this study.

On the other side, in Spain, there have been some more discreet approaches

on the roles played by aid workers in the great machinery of international

cooperation. On the subject of training and specific preparation (Angulo,

2004), on psychological aspects (Martín y Donà, 1997), or more specifically

on the role of the actors of cooperation (CONGDE, 2006). But, in no case

have we found a proposal which presents an aid worker as an

anthropological subject whose defining characteristics identify him or her as

an object of study of social and cultural anthropology.

We start from the idea that aid workers are complex social beings that live

and work within the framework of a particular culture which exists

irrespective of the country in which they are carrying out their work. It is

not easy to define exactly what type of culture it is since we are not dealing

with a migrant community or nomadic culture. Rather, we are dealing with a

type of “mobile world” which does not belong to any specific territory.

As we are talking about culture, we cannot explore the lives of aid workers

by exclusively sticking to their working environment. We feel that it is

absolutely necessary to demolish the limits which have been established in

other studies and make in-roads into the social world of aid workers. This is

a world characterised by a high level of professional mobility which defies

the notions of nation vs state, territoriality, and which, without doubt,

boycotts the more classical idea of “culture”.

This peculiar mesocosmos, to which an aid worker belongs, obliges us to

organise our field work in a different way, irretrievably abandoning the

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anthropological idea of in situ research and engaging fully in the

biographical method.

Thus, the aim of this investigation is to gather stories of aid workers in order

to go in-depth into the understanding of the culture of aid work. This group

of people, largely forgotten, directly influences and affects the results of

humanitarian and development interventions since they are not just mere

tools, but rather people who make their mark on these interventions.

Attention is drawn to the fact that in evaluation processes their work is

neither recognised nor taken into account, as if they had no influence on the

final result.

But, who exactly is the aid worker that we are talking about? What is his or

her profile? In the first place, it is necessary to clarify that aid workers who

conform to a certain stereotype are thin on the ground. Within the category

of aid workers there is great diversity and is therefore, a very flexible

category. We should not forget that this field is going through a period of

constant changes, more pronounced during the last decade, which affects the

configuration of the organisations, discourses and policies.

The study of aid workers is an opportunity to access a space where changes

take place and where the motivations of a group of professionals, who are

usually almost invisible, can be found. To go in-depth into their every-day

lives allows us to get to know certain aspects that, otherwise, would have

been unapproachable.

In spite of the fact that they develop their work in countries of the South,

their situation is very different to that of local workers since they have a

privileged position as refers to power, knowledge and access to resources.

Apart from these differences in their working environment, aid workers live

in a social and cultural reality which is totally different from their

surroundings.

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Through the stories of our group of informants, we have been able in our

work to elaborate on our knowledge of socio-cultural relationships,

networks, institutions, narratives and, above all, the multiple identities of

expatriated professionals of foreign aid.

Synopsis

The main body of this thesis is divided into two distinct parts. The first part

is entitled “Theoretical framework” and includes chapters 1 and 2. The

contents have a markedly theoretical nature as the title indicates; the second

part “Stories of aid workers” combines description and analysis.

In chapter 1, “Conceptual framework” we will examine the meaning of the

concept “aid worker”. Starting with the definition in the aid workers

statutes, we will demonstrate why we can consider an aid worker as a

characteristic object of anthropological research. In the second part of this

first chapter we will reveal the most significant milestones in the history of

development, and we will define what exactly international cooperation is,

what its periods are, the main actors and instruments, and the role that

NGOs play. To end this chapter, we will illustrate with maps the places

where our informants have cooperated.

In chapter 2, “Methodological framework”, which is also technical, we will

insist, specifically, on the biographical method which we used in our

research. In this chapter, we will not only explain the process by which we

obtained the stories from our aid workers, but also give the ideological keys

that support this work.

In chapter 3, “The aid workers”, with which we inaugurate the second part,

we delve into the reasons for this work. As the title indicates, we will

introduce each of the aid workers who have collaborated as informants in

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18

our research. Through little details, we will introduce the person who is

behind each story in order to contextualise their narratives, to put faces to

their names and to offer a biographical continuity.

In chapter 4, “The starting point”, of a descriptive nature, we will try to

outline the path that a person has to follow in order to become an expatriate

aid worker. By using the technique of crossed stories, we will be able to

draw a profile of a professional of cooperation previous to doing this job,

we will analyse his or her main motivations, and we will underline the main

challenges of cooperating in the South.

In chapter 5, “In the field”, we will fully address the complex life of an aid

worker as an expatriate. Through our informants´ rich descriptions, we will

present the fundamental variables which are vinculated to life in the field

and which make up the different possible profiles of an aid worker. Outside

their work and working hours, we will accompany them, in their stories, to

where they live, to their leisure time activities, to their social events and

discover the very strict measures of security which they are submitted to.

In chapter 6, “The return”, with which we finish the second part, describes

and analyses not only the return of the aid workers to their homes, but also

the price that they have to pay for a lifestyle of such mobility and which

includes a certain job insecurity.

Last of all, and to close this presentation, we will recapitulate on everything

that we have stated in order to draw conclusions.

Before concluding this introduction, we feel that it is necessary to clarify

that, due to the amount of information that we have obtained through our aid

workers´stories, we cannot terminate this study. There is an enormous range

of themes and issues that have appeared throughout our conversations with

aid workers and that we have not been able to comment on because of our

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19

time and space limitations.The richness of the biographical method becomes

patent in this fact, and we would like to commit ourselves to continue

studying these wonderful gifts which each of our expatriates has blessed us

with when sharing their lives with us.

Valencia, September 2013

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PARTE I: MARCO TEÓRICO

MARCO CONCEPTUAL

EL COOPERANTE: SUJETO ANTROPOLÓGICO

INTRODUCCIÓN

¿Quién es un cooperante? ¿Por qué podría resultar interesante para nuestra

sociedad actual presentar una investigación acerca de este actor de la

cooperación internacional? ¿Por qué podríamos considerarlo un sujeto

antropológico?

En primer lugar consideramos necesario acotar la idea de “sujeto

antropológico”. Estamos hablando de un sujeto cuyas características

definitorias lo conforman como objeto de estudio de la antropología social.

Creemos que la mejor forma de responder a estas primeras preguntas con las

que abrimos este apartado es recurriendo al fragmento de un texto que hace

unos años, elaboró un grupo de trabajo de la CONGDE comprometido con

la reivindicación del cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 38.2 de la

Ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo

en el que se establece la obligación de aprobar el Estatuto del Cooperante.

Consideramos que los párrafos que a continuación exponemos reflejan

fielmente los rasgos característicos del “ser cooperante”. En una primera

lectura se pueden comprender, sin duda, las razones que nos han impulsado

a emprender nuestra investigación. Esta exposición contiene los argumentos

que a nuestro juicio, demuestran por qué el cooperante es un sujeto social

Page 21: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

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sumamente interesante para la antropología, por qué es sin duda, un sujeto

antropológico:

“El personal cooperante compromete y expone la totalidad de su

persona en su trabajo cotidiano, convirtiéndose en muchos casos, en

el "emisario de solidaridad", en el lado humano de la cooperación,

en la figura que pone cara a la solidaridad y en el encargado de

proyectar la imagen solidaria de España en el exterior. Los

cooperantes, como responsables últimos -y con frecuencia

principales- del modo en que se lleva a cabo la cooperación, tienen

en sus manos una parte fundamental del éxito o fracaso de ésta.

Como punto de partida, es necesario que se reconozca la situación

especial en la que se encuentran quienes se dedican a esta labor: las

difíciles condiciones de trabajo y de vida, el choque cultural, los

peligros que han de afrontar, la inseguridad, el riesgo de accidentes y

enfermedades, la carencia de infraestructuras médicas, las

consecuencias violentas de la guerra y otros desastres (tanto

naturales como provocados por el ser humano), la falta de

comunicación con la familia, etc.

Esta situación de vulnerabilidad no sólo se manifiesta durante la

permanencia en el "terreno", sino también en el momento del

retorno. Es decir, al finalizar las misiones, estos trabajadores han de

reinsertarse social y laboralmente en su país. Ello conlleva una serie

de dificultades provocadas por el cambio de hábitos y costumbres y,

en especial, por la sensación de desarraigo con la que se encuentran

a la vuelta, así como los efectos que en su vida profesional y familiar

provoca el alejamiento de su entorno durante largos periodos de

tiempo.” (CONGDE, 2002:2)

En el primer párrafo, el texto nos presenta al cooperante como una

proyección social en sí mismo, “el lado humano de la cooperación”, “la cara

de la solidaridad”, “el encargado de proyectar la imagen solidaria”. Se trata

por tanto de una profesión que esencialmente no se pertenece a sí misma,

sino que responde a un “deber” que le sobrepasa. El cooperante, en el

ejercicio de su labor, debe ser capaz de compaginar su singularidad natural,

es decir, su persona como individuo saturado de su mismidad, con la

habilidad de mostrarse como un ente colectivo que sobrepasa los límites de

su particularidad.

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Debe ser el canal a través del cual la cooperación internacional, con todo su

aparato institucional, con las razones de su existencia, sus estrategias,

instrumentos y sectores, se manifiesta, se relaciona con su entorno y alcanza

su sentido.

Gráfico 1. El cooperante como canal de la cooperación.

Así pues, la primera propiedad que hace al cooperante sujeto antropológico

es su concepción como representante de una realidad social y colectiva.

Digamos que es la materialización humana de un mundo social concreto.

Como veremos a lo largo de nuestra exposición, la idea de “imagen solidaria

de España” que es proyectada sobre el cooperante, y que en el fondo habita

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en las mentes de sus conciudadanos, no necesariamente apunta a la

cuestionable identidad1 de este colectivo:

“While traditionally NGO/IGO work has been associated with

altruism, in recent years the presumed (lack of) altruism of NGO

workers has increasingly been the subject of criticism. (…) there is a

critique of the increased professionalization of NGOs and the

associated careerism of the employees; which is seen to be

incompatible with altruistic values” (De Jong, 2011:36)

El segundo fragmento de nuestro texto citado, es para nosotros

profundamente interesante porque manifiesta la situación de liminaridad en

la que el cooperante desarrolla su trabajo. Un contexto siempre cambiante,

inestable, marginal y, a veces, peligroso. Esa es primordialmente la

condición esencial del espacio en el que el cooperante ejerce su acción.

Pero eso no es todo, como se expone en el último párrafo citado, el retorno

del cooperante a su lugar de origen, lejos de ser un proceso sencillo y

estabilizador que compense la fragilidad de la fase anterior, se convierte en

un rencuentro sin reconocimiento, en el regreso de alguien distinto al lugar

de siempre. El hueco que el cooperante espera encontrar a su vuelta, ha

desaparecido, por lo que la reinserción laboral y la reintegración social se

tornan una tarea compleja.

El cooperante, sujeto antropológico. Trabaja y vive como cooperante, pero

no es un qué sino un quién. Su situación de expatriado invade todas las

dimensiones de su realidad personal. Lo emplaza a una condición de

liminaridad constante que, necesariamente debe ajustar y sobrepasar. Estar

en el limen lo configura identitariamente. Sin embargo, esta identidad está

1 La constitución de la identidad según las teorías clásicas no sólo se explica desde el

ámbito de lo estructural, que intenta acotarse en este caso a través de acciones concretas

como la redacción de una Estatuto del Cooperante, sino que también atiende a la acción de

los propios actores sociales. Es el ámbito de la acción y de la reflexión acerca de la misma

de lo que versa nuestra investigación.

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condenada a resolverse, diluyéndose hasta desaparecer, o autoedificándose

en las paredes de la estructura social.

ESTATUTO DEL COOPERANTE

El 14 de mayo de 2006 entró en vigor el Real Decreto 519/2006, de 28 de

abril, por el que se establece el Estatuto de los cooperantes (B.O.E de 13 de

mayo), que, en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 38.2 de la Ley

23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo,

recoge el marco normativo en el que deben contemplarse los aspectos

esenciales de la labor de los cooperantes, principalmente en lo que respecta

a sus derechos y obligaciones.

LA CREACIÓN DEL ESTATUTO

Llegar hasta la redacción y aprobación de dicho documento fue un proceso

sumamente costoso. Tuvieron que transcurrir ocho largos años para dar

cumplimiento al mandato legal. La demora en la elaboración del estatuto

provocó que fuera la CONGDE la que tomara la iniciativa.

Así, a principios de los años 2000, la Coordinadora de ONGD del Estado

Español, en consenso con sus organizaciones miembro, inició una estrategia

dirigida a incorporar el estatuto a la agenda política. Además, se constituyó

un grupo de trabajo para elaborar un documento donde figurasen los

aspectos claves que debería contemplar el estatuto del cooperante.

En esos años se formularon varios borradores del estatuto, se celebraron

distintos seminarios y jornadas con la voluntad de favorecer la reflexión y la

puesta en común sobre los contenidos primordiales que debían ser recogidos

en el futuro Real Decreto. Las diversas organizaciones que trabajan en la

Cooperación Internacional tuvieron que hacer un esfuerzo de consenso para

Page 25: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

25

que sus propuestas fueran acordes con la gran variedad de perfiles e

idiosincrasias que presenta el sector.

La CONGDE, representada por su Grupo de Trabajo del Estatuto del

Cooperante, mantuvo sendas reuniones con distintos parlamentarios, así

como con el secretario general de la Agencia Española de Cooperación

Internacional2.

El proceso fue lento y tedioso pues afectaba no sólo al Ministerio de

Asuntos Exteriores y Cooperación sino que también intervenían el

Ministerio de Trabajo, el Ministerio de Economía y Hacienda, así como los

distintos agentes implicados en cooperación. Desde 1999 hasta 2002, sólo

fue convocado en tres ocasiones el grupo de trabajo creado a tal efecto en el

seno de la comisión del Consejo de Cooperación al Desarrollo, y se había

trabajado únicamente sobre cuatro de los dieciséis artículos de los que

constaba el proyecto del real decreto presentado por el Gobierno de aquel

momento. Ante la demora en la elaboración del Estatuto, el 19 de febrero de

2002 se presentó y aprobó en el Congreso de los Diputados una moción en

la que se exhortaba al Gobierno a presentar en el plazo más breve posible un

Proyecto de Ley regulador del Estatuto del Cooperante.

La batalla del Estatuto era realmente importante para avanzar en la

conquista de la profesionalización real y eficaz del trabajo del cooperante.

El derecho a tener un contrato, a inscribirse en un registro, a tener la

posibilidad de acogerse a la protección ante las embajadas o consulados o

algo tan esencial como estar dado de alta en la Seguridad Social no era hasta

hace bien poco un conjunto de derechos que estuvieran realmente

asegurados para el cooperante.

2 Información recogida en www.discursia.com/VIII/intervencion/27463/elvira-velasco-

morillo.html y a través de conversación telefónica con uno de los miembros del Grupo de

Trabajo para el Estatuto del Cooperante de la CONGDE, D. Félix Fuentenegro (Federación

Médicos Mundis)

Page 26: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

26

Su trabajo como desplazado en un determinado país, cuyo contexto en

muchas ocasiones es intrínsecamente complicado, iba normalmente

asociado a cierta desprotección e incertidumbre provocada por su situación

de irregularidad laboral.

Además de los aspectos que ya contemplaba la propia Ley de Cooperación

Internacional al Desarrollo en su artículo 38, enmarcado por el clima de

reflexión y debate que caracterizó este proceso de elaboración del Estatuto,

se planteó la necesidad de incorporar tres ámbitos específicos, esto es, la

protección social, la política fiscal específica y la normativa laboral que

facilitara la entrada y la salida trabajadores y funcionarios a proyectos de

acción humanitaria y cooperación en el exterior.

El 20 de noviembre de 2002, se organizó un seminario en el Congreso de los

Diputados. Con el propósito de no quedarse al margen y llevar a la esfera

política las verdaderas necesidades de los cooperantes, la Coordinadora

Estatal de ONG para el Desarrollo (CONGDE) con su Grupo de Trabajo del

Estatuto del Cooperante al frente, presentó un texto alternativo de

propuestas para que fueran tenidas en cuenta a la hora de redactar un

anteproyecto de ley del Estatuto del Cooperante. En el texto elaborado no

sólo se definía la figura del cooperante y de las entidades que pueden

otorgar este estatus, sino que además se recogía su difícil situación de

retornado a la vuelta. Así mismo, incluía todos aquellos aspectos que

necesariamente se deben tener en consideración para crear un marco de

estabilidad, seguridad, no discriminación y garantías para el cooperante en

el ámbito de la protección social estableciendo medidas de fomento para

favorecer la incorporación de profesionales a la cooperación.

Entre las propuestas abordadas, preocupaban sobremanera las características

fundamentales del tipo de contratación que se aplicara al cooperante. La

CONGDE proponía una regulación del contrato laboral sujeto a

Page 27: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

27

características propias, dada la especial problemática de este colectivo.

Además de la necesidad de ser reconocidos a efectos fiscales y de Seguridad

Social, el texto subrayaba la dificultad inherente en este tipo de trabajo a la

hora de definir un horario y una jornada laboral, así como la acotación

concreta de la fecha de finalización del contrato. ¿Cómo se puede computar

un trabajo que se enmarca en contextos tan complejos e imprevisibles? Por

otro lado, se señalaban los problemas administrativos para conseguir la

residencia y el permiso de trabajo en un país extranjero. Las ONG

reclamaban un mayor apoyo por parte de las Embajadas y Oficinas Técnicas

de Cooperación en la gestión de los permisos y que se tuviera en cuenta esta

situación en el momento de firmar acuerdos bilaterales de cooperación.

También se llamaba la atención sobre la falta de cobertura de las pólizas de

seguros privados en cuanto a sus necesidades específicas. En esta línea,

pedían que el Ministerio de Asuntos Exteriores promoviera “un concurso de

compañías de seguros para la contratación de una póliza” asequible y que

cubriera casos como los gastos médicos ordinarios o la repatriación en caso

de urgencia. De esta manera, los cooperantes de las organizaciones no

gubernamentales estarían en condiciones similares a las de los funcionarios

de la Agencia Española de Cooperación Internacional.

Además de la propuesta de unas condiciones de contratación ajustadas a sus

características, la CONGDE demandaba la creación de medidas de

reinserción laboral para paliar la desvinculación laboral y social que

padecen los cooperantes una vez finalizada su labor en el extranjero. Para

solucionarlo, la Coordinadora proponía establecer una ayuda o subsidio

especial y ampliar por parte del INEM el plazo para la incorporación a

nuevos puestos de trabajo, contemplando la problemática personal del

cooperante. La CONGDE también recomendaba que especialistas en

medicina tropical realizaran una revisión obligatoria al retornado, tanto

física como psicológica.

Page 28: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

28

En el terreno fiscal, puesto que el trabajador de una ONG recibía el mismo

tratamiento fiscal que el trabajador de una multinacional española que

ocupara un puesto en el extranjero aunque realmente existían enormes

diferencias salariales entre ambos, la CONGDE proponía en su texto

medidas como la equiparación al régimen de dietas y rendimientos de

trabajo recibidos por un contribuyente en el extranjero; la igualación en el

coste de contratación para las ONG de cooperantes residentes en España y

no residentes, y la exención de rendimientos percibidos por trabajos

realizados en el extranjero, entre otras.

Especialmente vinculado a la acción humanitaria, pero no exclusivamente,

un importante número de personal dependiente de las Administraciones

públicas compagina su trabajo con el de cooperante expatriado. Por esta

razón, la CONGDE proponía facilitar el acceso de estos perfiles a proyectos

de cooperación, así como considerar la experiencia desarrollada en

proyectos de cooperación para acceder, trasladarse y promocionarse dentro

de la función pública.

En definitiva, con esta propuesta, la Coordinadora de ONG para el

Desarrollo en España, aspiraba a zanjar la situación de desventaja laboral

que sufrían los cooperantes expatriados que, pese a contar con un perfil

ampliamente cualificado y experimentado, habían de conformarse con unas

condiciones que en absoluto podían competir con las que se ofrecen en el

mercado laboral al resto de ciudadanos españoles. Así, este colectivo insistía

en la necesidad de diseñar medidas que desembocaran en la creación de un

marco de estabilidad, seguridad, no discriminación y garantías en el ámbito

de la protección social, laboral y fiscal.

Tras años de interrumpidas conversaciones entre los distintos organismos y

entidades implicadas, el 28 de abril del 2006 se aprueba el Estatuto del

Cooperante.

Page 29: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

29

LUCES Y SOMBRAS DEL ESTATUTO DEL COOPERANTE

En 2007, la CONGDE publica un informe sobre los recursos humanos de las

ONGD en el que dedica un apartado a reflexionar sobre las consecuencias

de la publicación del Estatuto:

“El Estatuto del Cooperante aprobado supone un gran avance en el

reconocimiento de las especificidades propias de las personas

cooperantes, fomentando medidas que permiten un marco de

estabilidad, seguridad, no discriminación y garantías en la protección

social, laboral y fiscal. Aspectos que sin duda van a favorecer la

incorporación de nuevos profesionales y va a redundar en una mayor

cualificación y profesionalidad”. (CONGDE, 2007:20)

Pero, ¿cuál es el contenido de dicho estatuto y en qué medida se adecúa a

las necesidades antes planteadas?

En primer lugar, nos centraremos en su ámbito de aplicación analizando la

definición de cooperante que propone el Estatuto:

“aquellas personas físicas que participen en la ejecución, sobre el terreno,

de un determinado instrumento de cooperación internacional para el

desarrollo o de ayuda humanitaria en cualquiera de sus fases, a realizar en

un país o territorio beneficiario de la política de ayuda al desarrollo, parte

de la acción exterior del Estado de acuerdo con el artículo 3 de la

Ley23/1998 de 7 de julio, y que tengan una relación jurídica con una

persona o entidad promotora de la cooperación para el desarrollo o la

acción humanitaria (…)”. (BOE núm. 114. Sábado 13 de mayo 2006. Pág.

18493-18494)

Page 30: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

30

Esta definición, que responde a la voluntad por parte de las instituciones de

profesionalizar la cooperación, acota algunos aspectos claves de lo que es, y

por lo tanto, de lo que no es un cooperante.

La primera condición para ser considerado cooperante responde a la

necesaria relación jurídica con una entidad promotora de la cooperación

para el desarrollo y/o de la acción humanitaria. Así pues, autónomos,

becarios, personal de prácticas, personal local y voluntarios quedan

explícitamente excluidos de la categoría de cooperante. Esta exclusión

manifiesta la distancia existente entre la concepción de cooperante que

pretende dar el Estatuto y la que poseen las organizaciones no

gubernamentales de cooperación al desarrollo y humanitarias, e incluso la

de los propios actores.

Efectivamente, el estatuto subraya la importancia de la relación jurídica

como ítem fundamental en la definición del cooperante, mientras que las

ONGD consideran cooperantes a “todas aquellas personas que participan en

el terreno en la ejecución de los proyectos, tengan o no contrato laboral bajo

legislación española” (CONGDE, 2007: 21)

La propuesta de la CONGDE pone el énfasis en la condición de estar en “el

terreno”, y aspira a que puedan considerarse cooperantes aquellas personas

que se encuentran contratadas bajo la modalidad de contrato laboral sujeto a

normativa del país de destino o internacional según el Convenio de Roma de

19803 sobre la ley aplicable a las obligaciones contractuales. Es decir, se

pretende que además de considerar cooperante a aquellos que están

contratados en España, con los derechos y obligaciones que esto implica, se

amplíe la cobertura, redefiniendo el concepto y albergando otras situaciones

3 En la actualidad existen normas de Derecho Comunitario como El Reglamento ROMA I

que sustituye la aplicación en la UE al Convenio y que puede ser aplicable a contratos

transfronterizos europeos y a trabajadores multinacionales o móviles que podrían resultar

de utilidad en el caso de los cooperantes internacionales.

Page 31: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

31

como la de aquellos que son contratados transfronterizos, incluyendo a

becarios o voluntarios.

Debemos tener en cuenta que, si nos atenemos a la definición que da el

Estatuto, en ese sentido, quedan excluidos los expatriados de la AECID que

trabajan como personal técnico en las Oficinas Técnicas de Cooperación

puesto que se encuentran adscritos oficialmente a proyectos que pertenecen

al estado receptor de la ayuda y que por lo tanto, no cuentan con un contrato

laboral español. Así, el 70% del personal de la AECID no tiene acceso al

sistema de seguridad social español ni a un seguro médico.

No obstante, además del estatuto, el cooperante, como “sujeto jurídico”

tiene más coberturas legales con intensidad de protección dispensada

variable. A nivel global, dentro del Derecho Internacional se pueden acoger

al Derecho Internacional humanitario y Derecho de los conflictos armados

que les incluye como sujetos protegidos. Dentro del Derecho Internacional

General quedarían contemplados por el Derecho Internacional de los

Derechos Humanos, la Protección diplomática y el Estándar Básico de

protección dispensada a todo extranjero. Como funcionarios o agentes de

Organizaciones Internacionales también tienen protección.

Por otro lado, a nivel local, y no exenta de polémica, el cooperante

valenciano puede acogerse a la Ley 11/2010 del 16 de julio de la Generalitat,

Reguladora del Estatuto de las Personas Cooperantes Valencianas.

Con esta regulación, la Comunidad Valenciana se convirtió en la primera

autonomía que ampliaba la normativa estatal sobre personas cooperantes.

Las principales novedades de la regulación autonómica valenciana con la

estatal son el tratamiento de la materia con rango de ley; la concesión de

derechos y prestaciones concretas y directas; la inclusión de la familia del

cooperante; la inclusión de los misioneros y cooperantes ligados a

Page 32: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

32

confesiones religiosas así como una indemnización para las personas

cooperantes valencianas en caso de ser víctimas de secuestro u otros actos

violentos.

Así, y en lo referente a la inclusión de la familia, la ley contempla

prestaciones a favor del cónyuge e hijos menores del cooperante para evitar

que las entidades promotoras privilegien en los contratos a quienes no tienen

responsabilidades de este tipo.

Además de la figura del cooperante propiamente dicho, se regulan los

derechos de las personas voluntarias y de las misioneras, equiparándolas

expresamente a los cooperantes profesionales. Esta acción fue considerada

por algunos sectores como un efecto propagandístico del gobierno que

impulsó esta Ley puesto que el Estatuto no distingue entre cooperantes

laicos y religiosos.

Sin embargo, la CONGDE también llama la atención sobre la exclusión de

los voluntarios de la categoría de cooperante en el Estatuto del Cooperante,

pues supone, en la práctica, “la imposibilidad de optar a las indemnizaciones

reconocidas en el propio Estatuto, para los/as participantes en proyectos de

cooperación.” (CONGDE, 2007:21)

No debemos olvidar que la mayoría del personal de las ONGD es voluntario,

y que muchos de ellos, tal y como recoge la Ley 23/1998 del 7 de julio de

Cooperación Internacional para el Desarrollo, desarrollan su labor en países

receptores.

Efectivamente, existe una profunda contradicción en los términos con los

que se trata la figura del voluntario en estos dos textos citados. Por un lado,

el voluntario se define como:

Page 33: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

33

“aquella persona física que se compromete libremente a realizar

actividades de interés general (entre las que se encuentra la

cooperación al desarrollo), que no se realicen en virtud de una

relación laboral, funcionarial, mercantil o cualquier otra retribuida y

reúna los siguientes requisitos:

a) Que tengan carácter altruista y solidario.

b) Que su realización sea libre, sin que tengan su causa en una

obligación personal o deber jurídico.

c) Que se lleven a cabo sin contraprestación económica, sin perjuicio

del derecho al rembolso de los gastos que el desempeño de la

actividad voluntaria ocasione.

d) Que se desarrollen a través de organizaciones privadas o públicas

y con arreglo a programas o proyectos concretos.” (Ley 15-1-1996,

núm. 6/1996. Voluntariado Social)

El voluntario, por lo tanto, no queda exento de la posibilidad de participar

en actividades de interés general que se realicen en otros países como parte

de acciones concretas de la cooperación al desarrollo. Sin embargo, su

derecho a las exenciones fiscales, inmunidades y privilegios queda ya

recogido en los acuerdos internacionales sobre la materia suscritos por

España, por lo que parece que realmente no sea necesario, al menos en este

sentido, que se le cite expresamente en el Estatuto del Cooperante, que es

sobre el cooperante y no sobre el voluntario.

Otro de los puntos clave de la definición del cooperante que recoge el

Estatuto es el de tratarse de una profesión que se lleva a cabo en un país

beneficiario, esto es, en un territorio que no es España. Este aspecto es

sumamente determinante, tanto, que en la misma definición se insiste en que

el cooperante participa en la ejecución de un instrumento de cooperación

sobre el terreno. El concepto “terreno” perfila definitivamente la condición

de la labor que desarrolla el cooperante y es lo que le confiere un interés

antropológico.

Page 34: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

34

Pese a que la definición del estatuto consigue determinar con aparente

sencillez la hasta hace poco imprecisa labor del cooperante, no podemos

obviar la complejidad que contiene el hecho de tener que estar

necesariamente en otro lugar distante social y culturalmente del de origen

para definir categóricamente su labor.

De esta manera, el que trabaja en la cooperación española, no es

necesariamente cooperante, es decir, el que gestiona un proyecto de

cooperación internacional para el desarrollo o de ayuda humanitaria, y lo

hace desde la sede de una ONG en Valencia, no es un cooperante. No lo es,

porque no desarrolla su labor en terreno.

No cabe duda, que en el imaginario social estos términos siguen sin estar

demasiado claros, de ahí que en la mayoría de ocasiones, cuando se habla de

cooperante se acompaña dicho término con el adjetivo “expatriado” al que

no hace ninguna referencia la definición del estatuto, probablemente por

considerarla redundante.

En lo relativo a la relación laboral, el Estatuto establece la necesidad de

elaborar el contrato laboral indicando las causas que justifiquen la

temporalidad del mismo, no siendo suficiente reflejar, como ocurría antes, el

nombre del proyecto para el que es contratada la persona interesada, sino

que deben añadirse el periodo de ejecución del proyecto y la descripción de

las labores a realizar.

El grupo de trabajo sobre el Estatuto de la CONGDE considera que deberían

incorporarse en este apartado los Códigos de Conducta de la red

internacional (que incluye la Carta de Cracovia) y el Código de Conducta de

las ONG de Desarrollo de la CONGDE, siguiendo lo indicado en el Artículo

11.a “Deberes de los Cooperantes”. (CONGDE, 2007)

Page 35: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

35

Cabe resaltar también que el estatuto regula nuevos derechos relacionados

con la seguridad sanitaria. Desde la aprobación del mismo, las coberturas de

seguro deben incluir, además del de accidentes, seguro de vida y atención

psicológica, así como la atención sanitaria en situaciones relativas al

embarazo, parto y maternidad.

Mencionar también la incompatibilidad del artículo 7 del Estatuto del

Cooperante con el Estatuto de los Trabajadores, en su Artículo 46

(excedencias), al considerar que la excedencia solicitada en el puesto de

trabajo para contratar con una entidad de cooperación e ir al terreno, es de

carácter voluntario, asignándole a continuación la circunstancia de reserva

del puesto de trabajo.

Finalmente, nos gustaría resaltar algunas de las lagunas que algunos

colectivos han detectado en el Estatuto. En primer lugar, la decepción que

supuso para cooperantes y ONGD, que el instrumento normativo para

regular el estatuto fuera un Real Decreto y no una ley. Sin ir más lejos, la

figura del voluntario sí fue regulado mediante Ley.

Por otro lado, en palabras de la CONGDE (2007):

“El Estatuto fija positivamente aspectos importantes que suponen

regulación de los derechos del personal cooperante pero, al mismo

tiempo, no incluye aspectos especialmente relevantes, como pueden

ser la fiscalidad o el régimen de cotización a la Seguridad Social, por

ejemplo, y también crea confusión sobre algunas situaciones, que no

son suficientemente aclaradas”.

Como ya hemos mencionado más arriba, se excluye del estatus de

cooperante al personal expatriado sin relación laboral tan frecuente en

intervenciones de emergencia; se deja sin acotar lo que denomina “gastos de

residencia”, que queda a la determinación de las organizaciones; sigue

Page 36: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

36

dejando en precario las fórmulas de contratación laboral que actualmente

utilizan algunas organizaciones; el papel del “las entidades promotoras de la

cooperación para el desarrollo” queda por definir con más detalle; el

Estatuto no cubre a todo el personal de la AECID, de hecho, están excluidos

aproximadamente el 70% de su propio personal como ya apuntábamos más

arriba; y por último, queda por definir cuál es la interferencia en el mandato

de organizaciones no-gubernamentales que pueda generar el hecho que el

Estado español cubra la seguridad social de los cooperantes.

TRABAJAR EN TERRENO

Uno de los aspectos que definen la vida de un cooperante es su movilidad.

Las expresiones “trabajar en terreno” o “irse a terreno” se repiten

constantemente a lo largo de los relatos que hemos registrado. El

cooperante, independientemente de su idiosincrasia concreta, ejerce su labor

en un lugar distinto al de su origen. Para desarrollar su trabajo, normalmente

se desplaza desde un país del Norte a uno del Sur4. “El cooperante necesita

ir allí, pues únicamente allí se es cooperante” (Briales, 2010: 9). “Allí” es un

país receptor de la ayuda, un lugar físico en el que se lleva a cabo una

acción concreta de cooperación. Así, la primera y más importante

característica de esta profesión es que el cooperante trabaja y vive fuera de

su patria, es decir, es cooperante expatriado.

Esta movilidad constante lleva asociada repetidas situaciones de

incertidumbre acerca de la duración de la estancia o del conocimiento del

próximo destino, y a las dificultades inherentes de una vida laboral y social

4 Con respecto a este asunto, en estos últimos años están ocurriendo importantes cambios y

transformaciones. La cooperación Sur-Sur es un hecho, pero se escapa al contexto de esta

investigación que se ciñe a los actores cooperantes de la cooperación Norte-Sur.

Page 37: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

37

en un país que nos es el propio. Pese a que se trata de características

intrínsecas a la vida de los cooperantes (Fechter, 2011a), es inevitable

preguntarse cómo se experimenta este continuo cambio de destino. ¿Es

factible este tipo de vida? ¿Realmente implica tanta inestabilidad como

parece? ¿Qué estrategias emplea el cooperante para amortiguar los posibles

efectos de su movilidad constante?

No hay duda que el ser humano está capacitado para la movilidad y se

puede presumir que los grupos humanos son capaces de afrontar las

dificultades que acarrean las migraciones:

“De suyo, la humanidad ha sido nómada durante la mayor parte de su

historia y tan sólo desde el Neolítico se establece la tendencia a

habitar permanentemente en el mismo territorio (y aún hoy perviven

grupos nómadas como los gitanos, los tuaregs, etc.).” (Atxotegui,

2000: 89)

Pero lo cierto es que las personas tenemos “poderosas tendencias al arraigo”

(Atxotegui, 2000:89). Quizás, la existencia de este conflicto de

disposiciones entre el nomadismo y el sedentarismo en el ser humano como

individuo y en los grupos sociales como colectivos unido a la complejidad

que conlleva la propia acción de migrar, ha favorecido el interés que este

tema ha despertado desde siempre en las Ciencias Sociales.

Disciplinas como la psicología y la psiquiatría han dedicado una parte

importante de su labor de investigación a profundizar en la comprensión del

hecho migratorio y de los aspectos psicopatológicos y psicosociales

vinculados a él, Ramos (2009), Pacheco et ál. (1984), Atxotegui, (2000),

(2001), (2002), Badillo (2001) y Tizón et ál. (1993) entre otros han

estudiado las consecuencias psicológicas derivadas del cambio que supone

trasladarse para trabajar y vivir en otro país. El llamado “duelo migratorio”,

por ejemplo, es uno de los fenómenos más ampliamente estudiados.

Page 38: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

38

Otra de las líneas de investigación que más se ha desarrollado en los últimos

años dentro del campo de los estudios sobre la migración, es el de las

profesiones móviles. En el ámbito de los negocios, también existen diversos

manuales en los que se explica el tipo de capacitación especial que necesitan

los trabajadores para ser expatriados (Dessler, 2001)

Ahora bien, sin duda llama la atención que entre los numerosos trabajos e

investigaciones llevados a cabo dentro de esta línea, el colectivo de

cooperantes internacionales haya sido prácticamente olvidado.

Sólo en estos últimos años se han comenzado a desarrollar algunos trabajos5

que reflexionan sobre la movilidad en la profesión de cooperante, situándola

dentro del grupo de los migrantes cualificados o de las también

denominadas profesiones transnacionales.

Como se irá mostrando a lo largo de este trabajo, existen muchos tipos de

cooperantes, algunos pasan muchos años en un mismo país, otros combinan

períodos de trabajo en su lugar de origen con temporadas más o menos

cortas fuera de su patria. Cada uno de ellos se mueve con mayor o menor

frecuencia a “terreno”, es decir, se expatria.

Precisamente en España el término expatriado se utiliza, dentro del contexto

de la cooperación al desarrollo como sinónimo de cooperante, sin embargo,

Coles y Fechter (2011) apuntan que, a nivel internacional, cuando se habla

de expatriado, normalmente se hace referencia más bien a occidentales que

trabajan en el sector comercial.

Así pues existen distintos términos que pueden ser empleados cuando se

describe el tipo de profesión que es ser cooperante. “Expatriado”,

“profesional móvil” o incluso, refiriéndonos al colectivo, “comunidad

5 Consultar los trabajos de Raymond Apthorpe de la Australian National University; Anne-

Meike Fechter y Ritu Verma de la University of Sussex; Heather Hindman de la University

of Texas at Austin; Silke Roth de la University of Southampton entre otros.

Page 39: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

39

transnacional”, son conceptos que emplearemos a lo largo de nuestra

exposición y que consideramos ilustran y matizan con precisión una de las

características constitutivas de la vida del cooperante.

Efectivamente se puede considerar a los cooperantes como una comunidad

transnacional. El transnacionalismo se caracteriza por la movilidad de las

personas, los objetos y las ideas, así como una fluidez constante de estilos

de vida y prácticas profesionales diferentes:

“National borders or other boundaries such as those defining social,

cultural, or ethnic groups are seen as being increasingly irrelevant,

particularly for affluent movers.” (Fechter, 2011b: 33-34)

Especialmente para un ciudadano de occidente, el mundo, a efectos

prácticos, se ha hecho más pequeño. Las nuevas tecnologías y sobre todo

internet, han logrado que las distancias y los tiempos se acorten hasta la

cercanía total, al menos virtual, y la simultaneidad. Aquellos que se hallan

lejos de su familia y amigos pueden mantenerse cerca gracias a las

telecomunicaciones vía satélite, las aplicaciones prácticamente gratuitas

para smart phones, el correo electrónico o la realización de llamadas a

través de software como el Skype. Además, volar ahora es más barato y

fácil. Existen múltiples oportunidades de conectar destinos alejados. Un

viajero occidental puede llegar volando a casi cualquier lugar del mundo, o

al menos, puede acercarse mucho.

El cooperante se encuentra con todas estas facilidades. Parece que las

fronteras se diluyen ante el constante fluir de su estilo de vida. Briales

(2010) lo denomina “privilegiado de las fronteras” pues disfruta de una

movilidad privilegiada, movilidad improbable para otros ciudadanos

carentes de cierta acumulación de capital económico y/o simbólico.

En este punto debemos preguntarnos si su condición de ciudadano

transnacional, confiere al cooperante la categoría de ciudadano del mundo y

Page 40: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

40

por tanto de individuo culturalmente intercambiable. ¿Se podría considerar a

la comunidad de cooperantes expatriados repartida a lo largo del llamado

Sur una sociedad global que se adapta camaleónicamente a cualquier

realidad social en la que habite? O más bien, como defiende Favell (2003)

cuando habla de los profesionales móviles en general, ¿las vidas de estos

expatriados se encuentran acotadas y sometidas por múltiples lindes?

¿Acaso un profesional de la cooperación puede elegir el barrio donde vivir,

los mercados en los que comprar, los lugares por donde pasear o el colegio

al que enviar a sus hijos a estudiar?

¿Libertad de movimientos o jaula de cristal? ¿Y si en realidad pudieran

converger ambas cosas? En un mundo en el que las relaciones

internacionales se caracterizan por una dependencia histórico-estructural

(Quijano, 2000), el cooperante expatriado es un cosmopolita que

aparentemente vive en un espacio libre de fronteras, y a la vez es un

ciudadano global sometido a una movilidad caracterizada por su capacidad

para construir nuevas fronteras, o quizás, más bien, para reedificar la

antiguas.

Efectivamente, la profesión de cooperante parece dotar a la persona que la

ejerce de la posibilidad de viajar, de acercarse a otras culturas, de conocer

nuevas realidades y vivir experiencias universales. El cooperante, como

ciudadano global, está ávido de comunicarse con otros, de luchar por la

injusticia codo con codo con aquellos que lo necesitan y que no comparten

su “suerte”.

Page 41: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

41

ANTROPOLOGÍA Y COOPERACIÓN

INTRODUCCIÓN

Dedicamos este apartado a analizar la evolución en el sistema de

cooperación al desarrollo y el papel que ha jugado la antropología social y

cultural en relación al mismo. Haremos un breve repaso sobre las

finalidades e intereses que han ido configurando la llamada agenda del

desarrollo, teniendo en cuenta de forma no exhaustiva las teorías sobre el

desarrollo que se han formulado en estos más de cincuenta años, algunas de

las cuales han sido sometidas a intensas críticas por parte de la comunidad

científica antropológica.

En primer lugar, es necesario aclarar lo que se entiende por cooperación al

desarrollo diferenciándola de lo que se conoce como Ayuda Oficial al

Desarrollo (AOD). Posteriormente, expondremos un pequeño repaso muy

sintetizado de los distintos períodos de la cooperación y una breve síntesis

de los actores e instrumentos principales del sistema internacional de ayuda

al desarrollo.

Más adelante, y debido al contexto en el que se sitúa nuestra investigación,

consideramos imprescindible hacer un pequeño repaso del Sistema Español

de Cooperación Internacional al Desarrollo incluyendo el papel clave que

las ONGD juegan dentro de la cooperación en nuestro país y sin duda, en las

trayectorias laborales y vitales de los cooperantes.

Para terminar situaremos nuestro trabajo dentro de la actividad

investigadora que ha desarrollado hasta el momento la antropología aplicada

al desarrollo.

Page 42: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

42

HISTORIA DE LA ERA DEL DESARROLLO

QUÉ ES LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL

Gómez-Galán y Sanahuja (1999:17) definen la cooperación para el

desarrollo como:

“el conjunto de actuaciones, realizadas por actores públicos y

privados, entre países de diferente nivel de renta con el propósito de

promover el progreso económico y social de los países del Sur de

modo que sea más equilibrado en relación con el Norte y resulte

sostenible”.

El término cooperación al desarrollo no es sinónimo de Ayuda Oficial al

Desarrollo (AOD), aunque en muchos casos se utilicen indistintamente.

Calabuig y Gómez-Torrres explican que la Ayuda Oficial al Desarrollo

(AOD) la constituyen:

“Los flujos que las agencias oficiales, incluidos los gobiernos estatales

y locales, o sus agencias ejecutivas, destinan a los países en desarrollo

y a las instituciones multilaterales y que en cada operación satisfacen

las siguientes condiciones: a) tienen como principal objetivo la

promoción del desarrollo económico y el bienestar de los países en

desarrollo y b) son de carácter concesional y contienen un elemento de

donación de al menos el 25%.” (2004: 11)

Ambos comparten el objetivo de promocionar el desarrollo económico y

social, pero la AOD la ejecutan agencias oficiales por lo que, en principio,

los actores privados no deben considerarse parte de la Ayuda Oficial. Ahora

bien, la AOD puede ser canalizada de manera bilateral o multilateral; la

primera es la que procede de fuentes gubernamentales y se transfiere

mediante donaciones o créditos directamente a los gobiernos de los países

receptores y también a instituciones privadas, como las ONG. La ayuda

multilateral se canaliza a través de las organizaciones internacionales por

Page 43: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

43

medio de sus propios programas y proyectos de cooperación. “Los fondos

provienen de las aportaciones de los Estados miembros.” (Calabuig y

Gómez-Torrres, 2004: 12)

Actores públicos

(Norte y Sur)

Organismos multilaterales:

vinculados al sistema de NNUU, de

carácter financiero, UE

Estados: Ministerios, Agencias de

Cooperación

Administración autonómica y local

Universidades y otras entidades

Actores privados

(Norte y Sur)

ONGD (Asociaciones y

Fundaciones)

Empresas

Sindicatos y otros colectivos sociales

Tabla 1. Actores del sistema de cooperación internacional

Fuente: Calabuig y Gómez-Torrres, 2004: 13

“Existen dos perspectivas de clasificación de los instrumentos de la

cooperación. La primera perspectiva entiende la cooperación como

parte de las políticas públicas de un país, por lo que los instrumentos

de éstas se reducen a las actividades que puedan llevar a cabo los

Estados y los Organismos Internacionales, esto es, las preferencias

comerciales, la cooperación económica, la ayuda financiera, la

asistencia técnica, la cooperación científico-tecnológica, la ayuda

humanitaria, la ayuda de emergencia y la ayuda alimentaria.

Si, por otro lado, se entiende la cooperación como un principio

básico de convivencia en el mundo actual, entonces, sus

instrumentos serían aquellos en los que la sociedad civil es su

principal actor, a saber, la sensibilización y educación para el

desarrollo, la investigación, el comercio justo y la presión política.

(Calabuig y Gómez-Torres, 2004: 13).

Page 44: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

44

Pero, ¿cuándo y por qué comienza la era del desarrollo? La Cooperación

Internacional para el desarrollo, según la entendemos hoy en día, es

consecuencia de los cambios acaecidos en el sistema internacional al

finalizar la Segunda Guerra Mundial. Como expone Bretón (2010), es en el

Discurso sobre el estado de la Unión de Truman del 20 de enero de 1949

cuando se perfila el modelo de intervención que supuestamente debería

conducir a los países subdesarrollados hasta la quimera del Primer Mundo.

LOS PERIODOS

Se puede hablar de distintos períodos que han ido marcando el devenir del

desarrollo. El primer período de la cooperación arranca, como decíamos, en

los años cincuenta y se extiende hasta los años sesenta del siglo XX. Se

caracteriza por la formulación de las teorías económicas desarrollistas y las

de la dependencia. También es el período en el que se crea la

institucionalidad de la cooperación internacional. Los primeros instrumentos

empleados fueron los proyectos de cooperación al desarrollo centrados en

mayor medida en el componente tecnológico y la creación de

infraestructuras. (Boni, 2010). La idea de desarrollo de este período poseía

un marcado carácter economicista con pretensiones universalistas:

“En un primer momento, el concepto de desarrollo fue concebido

como una categoría económica basada en la evolución de modelos de

progreso económico para la reducción global de las desigualdades

socioeconómicas.” (Martínez y Larrea, 2010: 20).

En el segundo período que comprende la década de los setenta del siglo

pasado, se constata el fracaso de la cooperación internacional y se introduce

un giro en el debate teórico con la perspectiva de las necesidades básicas6:

6 Como expondremos más adelante, este giro teórico favorece el reconocimiento de la

antropología como disciplina que posee un gran potencial para evaluar los aspectos sociales

y culturales del desarrollo.

Page 45: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

45

“A mediados de los años setenta se empezaron a utilizar con amplitud

los conocimientos socioantropológicos en el diseño de los proyectos.”

(Bretón, 2010:13)

La década de los ochenta, que coincide con el tercer período, pasará a la

historia como la década perdida y la constatación, una vez más, de que la

ayuda al desarrollo no había funcionado. Por otro lado, en esta década

también comienza la preocupación por los efectos sociales de las políticas

de ajuste, que se agudizarán en los noventa. En 1985, con la publicación del

libro Putting people first editado por Michael Cernea, se produjo un cambio

en la manera convencional de entender los proyectos puesto que se puso el

acento en que el desarrollo tiene que ver con la gente, las organizaciones

sociales y su conocimiento e instituciones (Robb, 2004). De esta forma, el

campo del desarrollo tan acotado a las disciplinas económicas hasta el

momento, se permeará definitivamente con las aportaciones de otras

disciplinas como la sociología y la antropología. (Boni, 2010)

El cuarto período que va desde los años noventa hasta principios del 2000,

está marcado por el debate sobre el desarrollo y la cooperación. En estos

años se asiste a la conformación de un nuevo paradigma en las teorías del

desarrollo, el del desarrollo humano:

“Se va abriendo camino en la agenda del desarrollo a la preocupación

por la participación de los pobres, con la introducción de las

evaluaciones participativas de la pobreza (Participatory Poverty

Assessments en su terminología inglesa) popularizadas por el Banco

Mundial. Los últimos años de los noventa y los primeros del siglo

XXI arrancan con un importante consenso mundial sobre la

importancia de la lucha contra la pobreza. El documento que mejor

recoge este acuerdo son los Objetivos de Desarrollo del Milenio

definidos en el año 2000 y que actualmente se encuentran en

prácticamente todas las políticas de AOD de los organismos

bilaterales y multilaterales”. (Boni, 2010: 8)

Page 46: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

46

Finalmente podemos hablar de un quinto período o período actual

caracterizado por una profunda crisis económica de los países

tradicionalmente donantes. En esta etapa, el debate sigue girando en torno a

temas ya clásicos como los efectos de la globalización en el desarrollo, la

eficacia de la ayuda, el papel de las ONG o las relaciones en el sistema de la

cooperación internacional.

ACTORES E INSTRUMENTOS

Para comprender mejor la estructura en la que se mueven los cooperantes

expatriados, es necesario conocer los actores e instrumentos principales del

sistema internacional de ayuda al desarrollo. Por un lado están los

organismos internacionales que otorgan créditos concesionales con el fin de

reducir la pobreza en el mundo por medio del fortalecimiento de las

economías de los países pobres mediante la promoción del crecimiento

económico y el desarrollo. Es el caso del Banco Mundial o los distintos

bancos regionales de desarrollo y otros organismos de crédito, todos ellos se

engloban dentro de la denominación “Instituciones Financieras

Internacionales (IFI)”. (Torres, 2010: 57)

El segundo gran grupo lo conforman un conjunto de organismos

internacionales que realizan la ayuda multilateral mediante donaciones o

subvenciones. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es la mayor

organización internacional existente. Se define como “una asociación de

gobiernos global que facilita la cooperación en asuntos como el derecho

internacional, la paz y la seguridad internacional, el desarrollo económico y

social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos” (Torres, 2010:

62). Existen múltiples programas y fondos de las Naciones Unidas7 que

7 El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). El Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP). Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH). El Programa Mundial de Alimentos (PMA). El Alto Comisionado de las Naciones Unidas

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47

actúan bajo la autoridad de la Asamblea General y del Consejo Económico

y Social.

Además de la ONU, en este grupo también se incluyen los organismos de la

Unión Europea y sus estados miembros que mediante una gran diversidad

de instrumentos supone el suministro del 60 % de la AOD mundial y más de

dos tercios de las donaciones. (Torres, 2010).

SISTEMA ESPAÑOL DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL AL DESARROLLO

El panorama español de la cooperación internacional al desarrollo tiene sus

peculiaridades respecto al europeo. En primer lugar, España entra a formar

parte del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) y con ello al sistema

internacional de cooperación al desarrollo treinta años después de su

creación. Lo cierto es que a finales de los años setenta España era

considerada por el Banco Mundial como un país en vías de desarrollo, por

lo que su tradición y experiencia como país donante es relativamente corta.

Sin embargo, ya en los años ochenta, la sociedad civil española manifiesta

su interés y preocupación por el desarrollo de los países pobres. Este

fenómeno queda reflejado por el aumento y proliferación de Organizaciones

No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD). El paso definitivo en la

institucionalización de la cooperación internacional en nuestro país se lleva

a cabo en julio de 1998 cuando se aprueba la Ley de Cooperación

Internacional para el Desarrollo:

para los Refugiados (ACNUR). La Agencia de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA). Otros organismos de la ONU con intervención en el desarrollo son el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (Hábitat), y el Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA). Existen además otros organismos vinculados a las Naciones Unidas, como son la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) o la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Page 48: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

48

“La ley establece el ámbito de aplicación, los principios, objetivos y

prioridades de la política española de cooperación para el desarrollo.

Así mismo, se refiere a la planificación, incluyendo los instrumentos y

modalidades de la cooperación pública española, se atribuyen las

competencias de los órganos operativos en la definición, formulación

y ejecución de la política española de cooperación para el desarrollo

(órganos rectores y órganos consultivos y de coordinación) y se

recogen también los recursos materiales asignados a la ejecución de la

política española de cooperación, distinguiéndose entre los

canalizados multilateral y bilateralmente. Se aborda también, entre

otros, el contexto social de la cooperación, dedicando una sección a la

cooperación no gubernamental. Según esta Ley, la política de

cooperación internacional para el desarrollo determinará estrategias y

acciones con un objetivo último: La promoción del desarrollo

sostenible humano, social y económico para contribuir a la

erradicación de la pobreza en el mundo.” (Gómez, 2010: 78)

Las modalidades en que pueden financiarse y ejecutarse los programas,

proyectos y acciones de cooperación para el desarrollo coinciden con las ya

establecidas por el contexto europeo, es decir, la cooperación bilateral o la

multilateral. Además, es interesante conocer las herramientas específicas

con las que se ejecutan las acciones concretas de cooperación. Se trata de

cuatro instrumentos establecidos por la ley de Cooperación y que en cierta

medida condicionan los posibles perfiles de cooperante. Estos son: la

cooperación técnica; la cooperación económica y financiera; la ayuda

humanitaria, tanto alimentaria como de emergencia; y la educación para el

desarrollo y sensibilización social.

También cabe señalar la distribución geográfica y sectorial de la ayuda

oficial al desarrollo, pues, como ocurre con los instrumentos de la

cooperación, estos dos ejes de prioridades marcan también las biografías de

los cooperantes españoles:

“a) Geográficas: orientadas a las regiones y países que serán objeto

preferente de la cooperación española. Según la Ley, se consideran

áreas geográficas de actuación preferente a “los países de

Iberoamérica, los países árabes del norte de África y de Oriente

Page 49: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

49

Medio, así como aquellos de menor desarrollo con los que España

mantenga especiales vínculos de carácter histórico o cultural”. Sin

embargo, las prioridades geográficas también han ido cambiando con

el tiempo. En los últimos años África Subsahariana ha tomado

especial relevancia en la política de cooperación española, aunque no

aparece como área prioritaria en el ámbito de la Ley, Senegal,

Mozambique, Namibia, Angola, Cabo Verde y Mali disponen de una

Oficina Técnica de Cooperación.

b) Sectoriales: las dirigidas a determinados ámbitos de actuación

preferente. Estos son: Cobertura de las necesidades básicas; Inversión

en el ser humano; Infraestructuras y promoción del tejido económico;

Defensa del Medio Ambiente; Participación social, desarrollo

institucional, buen gobierno y Prevención de conflictos y construcción

de la paz”. (Gómez, 2010: 81)

EL PAPEL DE LAS ONGD

No podemos cerrar este recorrido por la cooperación española sin pararnos

antes frente a uno de los colectivos más importantes del llamado tercer

sector. El movimiento asociativo voluntario de la sociedad civil española

que suponen las ONGD bien merece por su complejidad y repercusión

social varias tesis doctorales. Así pues, lo que nosotros pretendemos

dedicándole un espacio, al igual que hemos hecho con la AOD, es mostrar

una síntesis ilustrativa que nos ayude a conocer el contexto que enmarca la

vida profesional y personal de los cooperantes.

Como hemos señalado más arriba, a diferencia de lo que ocurrió en los

países del Norte en los que el origen de la mayoría de ONGD que existen se

sitúa a partir de la II Guerra Mundial, en España, a excepción de una

treintena de ONGD de motivación principalmente religiosa, ligada a la

Iglesia Católica, el verdadero boom de las ONGD ocurre en los años

ochenta8.

8 Hay que señalar que Cruz Roja Española supone una excepción, pues fue fundada en

nuestro país en el año 1847.

Page 50: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

50

Existen múltiples tipologías de ONGD, cada una con su procedencia

particular, forma de trabajo, de organización, principios, etc.:

“Dentro del panorama español y según datos de la CONGDE9, nos

encontramos desde grandes ONGD, con más de cien mil socios (un

8% del total), hasta pequeñas ONGD formadas por pocos miembros y

con un espíritu muy voluntarioso.” (Pons, 2002)

Creemos que una de las clasificaciones propuestas por autores diversos

(Ortega, 1994; Cuesta y Calabuig, 2010) que más se ajusta a nuestras

necesidades de investigación, es aquella que las agrupa según la variable de

la motivación que las ha originado o la característica que ha hecho que ese

conjunto de personas se haya agrupado con fines solidarios. En ese sentido,

en España podemos hablar de ONGD religiosas, político-sindicales,

solidarias, internacionales, profesionales, universitarias y empresariales e

institucionales. Desde luego, hay que tener en cuenta que una misma ONGD

podría adscribirse a más de una modalidad.

Entre los tipos de actuaciones e intervenciones que las ONGD pueden llevar

a cabo, son los proyectos de desarrollo y la ayuda humanitaria y de

emergencia en las que los cooperantes participan desarrollando su trabajo en

terreno. Otras estrategias de actuación de las ONGD según propone la

CONGDE (2008) son la sensibilización y educación para el desarrollo, la

investigación, la incidencia política y el comercio justo.

ANTROPOLOGÍA DEL Y PARA EL DESARROLLO

Tras una breve descripción de los conceptos generales en el campo de la

cooperación al desarrollo es necesario dar un paso más que nos permita

seguir conociendo el marco en el que se fundamenta nuestra investigación.

Para ello consideramos imprescindible conectar las dos realidades que

9 CONGDE (2008) Informe de la CONGDE sobre el sector de las ONGD 2007.

Page 51: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

51

articulan nuestro trabajo, esto es la cooperación al desarrollo y la

antropología.

Puesto que en la primera parte de este marco teórico ya hemos profundizado

en la metodología empleada en nuestra investigación, lo que a continuación

presentamos es una síntesis muy concentrada del devenir de la antropología

aplicada al desarrollo. Como se ha expuesto más arriba, el desencanto y

decepción con los primeros planteamientos del desarrollo que ponían el

énfasis en la economía como articuladora del discurso del desarrollo,

provocaron un giro hacia otros planteamientos en los que se tuviera en

cuenta el factor humano y social. Es ahí cuando la antropología toma partido

en el estudio del desarrollo y su aplicación.

ENFOQUES DE LA ANTROPOLOGÍA APLICADA

Tal y como proponen Larrea y Martínez, (2010) en su síntesis histórica de la

antropología aplicada al desarrollo, es posible distinguir cuatro tradiciones

distintas de antropología aplicada.

La primera de ellas, la antropología intervencionista, surge en los Estados

Unidos e Inglaterra y se desarrolló hasta los años sesenta: “Consistía en una

antropología centrada en la intervención social y/o el cambio político

planificado para atenuar los efectos del desarrollo y favorecer la

incorporación de los valores occidentales.” (Larrea y Martínez, 2010: 29).

En segundo lugar, las autoras presentan la antropología aplicada como teoría

de la práctica, se trata de una antropología cuyo objeto de investigación son

los propios proyectos de intervención social, es por lo tanto una

antropología crítica. En tercer lugar se cita a la antropología aplicada

militante, a través de la que los antropólogos no sólo estudian y analizan el

desarrollo de los grupos sociales sino que además colaboran y se implican

desde dentro de la cultura para realizar el cambio. Y en último lugar, la

Page 52: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

52

propuesta por Sol Tax (1975), la antropología de la acción, caracterizada por

su humanismo y compromiso con los actos sociales cuyo método principal

es la investigación-acción en la que los propios afectados participan en la

resolución de sus problemas.

Dentro de nuestras fronteras, pese a que la antropología para el desarrollo ha

tenido su propio impacto en el ámbito de la formulación y eficacia de los

programas de cooperación al desarrollo, “el debate teórico sobre el

desarrollo ha estado dominado por los antropólogos del desarrollo”10

(Larrea y Martínez, 2010:65)11

. De esta forma, antropólogos como Lluís

Mallart; Joan Picas; Andreu Viola; Juan Carlos Gimeno, Pilar Monreal o

Antonio Aledo entre otros han planteado el desarrollo como un objeto de

estudio en sí mismo. Desde esta posición, han puesto de manifiesto las

contradicciones existentes en las estrategias de cambio social promovidas

por las acciones de desarrollo. Herederos del postestructuralismo, han

priorizado el análisis del lenguaje y de los significados en sus

investigaciones, presentando la noción del desarrollo como un discurso del

poder.

Teniendo en cuenta estas teorías críticas del desarrollo, los antropólogos

aplicados han querido replantear los fundamentos de la disciplina apostando

por un estilo de investigación que permitiera una práctica del desarrollo más

democrática y respetuosa con las prioridades de los grupos beneficiarios:

10

Arturo Escobar define la antropología para el desarrollo como “el trabajo que realizan los

antropólogos dentro de las instituciones para el fomento del desarrollo como en los

departamentos de antropología preparando a los alumnos que habrán de trabajar como

antropólogos en los proyectos de desarrollo” y la antropología del desarrollo como “una

crítica del desarrollo y de la antropología para el desarrollo surgida en los años ochenta por

parte de un número creciente de antropólogos inspirados en teorías y metodologías

postestructuralistas” (Escobar,

http://www.bantaba.ehu.es/formarse/ficheros/view/Texto_6_Escobar_Antropologia_y_Des

arrollo.pdf?revision_id=73983&package_id=73718) (fecha de consulta: 12 de septiembre

de 2012) 11

Larrea y Martínez han llevado a cabo la primera compilación sobre el proceso y

evolución de la antropología aplicada al desarrollo en España.

Page 53: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

53

“En España, una gran parte de los estudios antropológicos aplicados al

desarrollo se ha dedicado a analizar la cultura de los beneficiarios y

los niveles de participación” (Larrea y Martínez, 2010: 71)

Sea desde la perspectiva que sea, es decir, “del” o “para el” desarrollo, y

considerando que esta oposición no siempre tiene razón de ser, no cabe duda

que las prácticas del desarrollo internacional han sido ampliamente

revisadas por el análisis crítico de distintos expertos. Estos trabajos revelan

que el desarrollo es una potente fuerza que afecta las vidas de aquellas

personas que son el objetivo de la erradicación de la pobreza. Dicho análisis

manifiesta claramente que el desarrollo raramente se experimenta en bloque

tal y como los agentes del desarrollo pretenden. En realidad, el desarrollo es

aceptado, rechazado, combatido, negociado, transformado y rearticulado

precisamente por los “beneficiarios” e incluso muchas veces por los propios

cooperantes. Lo más importante no es la consideración del fracaso constante

de los proyectos de desarrollo en alcanzar sus objetivos sino sus efectos no

intencionados. Hay una desconexión entre lo que se pretende y lo que

realmente ocurre (Verma, 2011b). Si alguien puede y debe conocer esta

realidad “desconectada”, ese es el cooperante.

La mayoría de las etnografías sobre la cultura del desarrollo se han centrado

principalmente en sus instituciones, productos y prácticas políticas

desatendiendo especialmente el papel que juegan aquellos que se encargan

de la implementación de la ayuda (Fechter, 2011a). Esto ha ocurrido a pesar

del énfasis otorgado en las últimas décadas a los enfoque más participativos

en las prácticas del desarrollo y en el reconocimiento de la importancia de

los actores individuales, tanto los locales (García y Torregrosa, 2010) como

los internacionales en los procesos de desarrollo.

De esta forma, Long (2001) propone realizar una etnografía para

comprender la vida social de los proyectos de desarrollo –desde su

Page 54: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

54

conceptualización hasta su realización- así como las respuestas y las

experiencias vividas de los múltiples actores sociales que participan. De

Vries (1997) y Arce (1989) realizaron las primeras investigaciones acerca

de los dilemas en el trabajo de los cooperantes como artífices en primera

línea de la batalla del desarrollo. Pese a todo, el análisis del papel que

juegan los cooperantes sigue siendo bastante exiguo, según Stirrat (2008) se

conocen más detalles de los misioneros y los colonos del s. XIX y principios

del XX que de los cooperantes contemporáneos.

PAÍSES O TERRITORIOS BENEFICIARIOS

Los destinos a los que son enviados los cooperantes normalmente están en

consonancia con las prioridades geográficas de la AOD que se gestiona

desde España. El Plan Director de la Cooperación Española para el periodo

2009-201212

establece tres tipos de zonas prioritarias según una serie de

criterios de eficacia tales como los indicadores de desarrollo, la presencia y

articulación de la Cooperación Española en el país, el marco de asociación

posible en el país, el potencial del país como socio de desarrollo y la

posición relativa de la Cooperación Española respecto a otros donantes.

Así, el primer grupo denominado de Asociación Amplia, es decir, “Países

Menos Adelantados”, “Países de Bajo Ingreso” o “Países de Renta Media

Baja” reúne aquellos países en los que existen oportunidades para establecer

un marco de asociación a largo plazo basado en los principios de eficacia de

la ayuda con la finalidad de canalizar un elevado volumen de AOD (2/3 del

total) y el uso de un amplio espectro de instrumentos. Honduras, Nicaragua,

12

Disponible en

http://www.fondodelagua.aecid.es/galerias/fcas/descargas/documentos/III_Plan_Director_2

009_2012_LINEAS_MAESTRAS.pdf (última consulta realizada el 13 de septiembre de

2012)

Page 55: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

55

El Salvador, Guatemala, Haití, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador y

República Dominicana son los países latinoamericanos de asociación

amplia. En el Magreb y Oriente Medio y Próximo dichos países son

Marruecos, Mauritania, Argelia, Territorios Palestinos y Población

Saharaui. En África Subsahariana son Etiopía, Malí, Mozambique, Senegal,

Cabo Verde y Níger. Filipinas y Vietnam son los países de asociación

amplia en la región de Asia y el Pacífico.

El segundo grupo lo conforman los denominados Países Menos

Adelantados, Países de Bajo Ingreso o Países de Renta Media Baja

(Asociación Focalizada) en los que el programa de cooperación no permite

una asociación del tipo A y aumenta su impacto en desarrollo si se centra en

un único sector clave o en más de uno pero bajo un único enfoque,

identificado conjuntamente con el país socio y con un uso selectivo de

instrumentos. A este grupo se destina 1/5 parte del total de la AOD. Se trata

de Colombia en Latinoamérica; Irak y Líbano en Oriente Medio; Guinea

Ecuatorial, Sudán, Guinea Bissau, Gambia, Angola y República

Democrática del Congo y Guinea Conakry en África Subsahariana; y Timor

Oriental, Afganistán, Camboya y Bangladesh en Asia y Pacífico.

El último grupo, “Asociación para la consolidación de logros de desarrollo”

lo conforman los países que permiten el establecimiento de estrategias de

asociación concretas para la promoción del desarrollo a través del

fortalecimiento de políticas públicas inclusivas; la promoción de la

cooperación sur-sur; la cooperación triangular; y la provisión de bienes

públicos globales. Se trata de Costa Rica, Brasil, México, Venezuela,

Panamá, Argentina, Uruguay y Cuba en Latinoamérica; Siria, Túnez, Egipto

y Jordania en el Magreb y Oriente Medio y Próximo; y Namibia en África

Subsahariana.

Page 56: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

56

Por otro lado, la Coordinadora de ONG para el Desarrollo-España, en su

último informe sobre el sector de las ONGD publicado en 2010, muestra

que las zonas geográficas a las que se les han dedicado los porcentajes más

elevados de los fondos para la Cooperación para el Desarrollo, Acción

Humanitaria y Emergencia, Comercio Justo, Codesarrollo, etc. han sido, en

primer lugar América Central, Norte y Caribe con un 29% del total de los

fondos ejecutados, seguido de América del Sur con un 28% de porcentaje y

de África Subsahariana con un 23%.

En el mapa que se presenta a continuación aparecen marcados los países de

África que son prioritarios para la AOD (Plan Director de la Cooperación

Española, 2009-2012). En tono rosa se señalan los que pertenecen al Grupo

A (Asociación Amplia), en amarillo los del Grupo B (Asociación

Focalizada) y en verde los del Grupo C (Asociación para la consolidación

de logros de desarrollo).

Los países marcados con una equis en rojo son aquellos en los que los

informantes de nuestra investigación han estado llevando a cabo tareas de

cooperación al desarrollo y/o Ayuda Humanitaria.

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57

Mapa 1. Países africanos prioritarios para la AOD (elaboración propia)

En los dos mapas siguientes se presentan los países de América que son

prioritarios para la AOD. La leyenda sigue los mismos criterios que en el

mapa de África.

Mapa 2. Países de Norteamérica prioritarios para la AOD (elaboración propia)

Page 58: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

58

Mapa 3. Países de Sudamérica prioritarios para la AOD (elaboración propia)

Por último presentamos el mapa de Asia exponiendo los mismos ítems que

en los mapas anteriores.

Mapa 4. Países de Asia prioritarios para la AOD (elaboración propia)

Page 59: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

59

MARCO METODOLÓGICO

EL MÉTODO DE LOS RELATOS DE VIDA

Probablemente, desde el indefinido inicio de la etnografía, el buen

investigador ha asumido la necesidad de conversar con los otros casi tanto

como la de desplazarse hasta los lugares cercanos o remotos que habitan

dichos otros.

Obtener sus relatos, o mejor dicho, construirlos junto al narrador, equivale,

según Marinas (2007:19) “a entrar en un circuito del don. En palabra que se

da”. Se trata por tanto de una tarea sagrada, de un acto comunitario entre

dos “túes”, o dos “yoes”, y en el mejor de los casos entre un “tú y yo” que

conversa. Esta performance fruto de la entrevista narrativa o conversacional

instaura un vínculo creativo entre el relator y el escuchante13

, lo que termina

creando una relación personal nada desdeñable entre ambos. Algunos

antropólogos consideramos que este tipo de trato no sólo debe ser permitido,

sino que es verdad inequívoca de que las cosas se están haciendo bien.

De dicho encuentro surge un organismo autónomo cuya dimensión total

escapa al narrador y al escuchante y se halla en un proceso constante de

creación, recreación e innovación. De esta manera, la historia relatada no es

un constructo inerte, concluso y por lo tanto yermo, sino que mantiene su

fuerza vital y edifica las partes implicadas y el proceso en sí mismo en un

continuum temporal.

13

Empleamos escuchante frente a oyente, pues consideramos que el término “escuchar”

refleja con mayor fidelidad el sentido en la acción de atender a lo que el otro cuenta mejor

que el de “oir”. El que escucha “presta atención a lo que oye” (RAE) mientras que el que

oye “percibe con el oído sonidos”, sin que esto implique necesariamente la voluntad de

atender o comprender lo que su interlocutor quiere comunicar.

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60

Puesto que las categorías y términos que el narrador emplea en la narración

poseen un carácter social, esto es, son categorías existentes en el imaginario

colectivo del grupo social al que pertenece el sujeto, el resultado es el texto

de un sujeto individual que inevitablemente refleja los valores, tradiciones,

actitudes, lenguajes, etc. de su realidad social.

Este reconocimiento de lo colectivo en lo particular a partir de relatos de

vida es defendido por multitud de autores que consideran que el método

biográfico es un método eficaz en el estudio del mundo social. En este

sentido, Coetzee (2000, 31) afirma que:

“El desplazamiento del centro de atención, desde una comprensión

de la historia a partir de un enfoque “macro”, colectivo, estructural y

en gran escala, a unos análisis “micro” de la experiencia, la

evaluación y la interpretación individuales, representa algo más que

una mera sustitución del colectivismo metodológico por el

individualismo metodológico. El centro de atención se desplaza

sobre todo hacia un situacionalismo metodológico, que contempla la

situación en la que han tenido lugar tanto la acción social como la

experiencia individual.”

Al fin y al cabo, son las historias particulares, tejidas dentro del grupo

primario, las que reproducen y, por qué no, condicionan la ideología, la

memoria y la organización de la vida colectiva. Son una vía perfecta para

descubrir la articulación de las relaciones sociales.

Sin embargo, y aunque estamos convencidos de la capacidad que posee la

perspectiva biográfica (Bertaux, 1993a) para responder a las inquietudes que

el investigador pueda tener acerca de cuestiones colectivas o grupales, nos

gustaría insistir, y así lo haremos a lo largo de nuestra exposición, en el

valor y por qué no, el deber que tenemos de prestar atención al discurso

individual y particular de cada uno de los narradores de relatos.

Page 61: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

61

Efectivamente, si en algo resalta y aventaja el método de los relatos de vida

a otros métodos de investigación en ciencias sociales, es en su maleabilidad

y flexibilidad a la hora de responder a voluntades sociales, políticas,

ideológicas o éticas. Puede que otros enfoques camuflen dichas voluntades

bajo la (siempre engañosa) apariencia de cuestiones metodológicas o

técnicas. Pero lo cierto es que detrás de cada acción acometida por un

científico social, en mayor o menor medida, siempre hay una razón, una

idea, una cuestión ideológica o incluso un asunto de identidad, en definitiva,

un significado social.

¿Y qué tiene de “malo” que el impulso que origina la razón de ser de una

investigación sea una cuestión de semántica social? Nada, absolutamente

nada de malo. Aceptar esto es más bien un acto de realismo y madurez

científica. Pues bien, empleando relatos de vida, es decir, accediendo de

primera mano al nivel de las relaciones sociales de las personas14

, podemos

entrar en contacto con determinados procesos sociales y cuestionar su

estatus y su sentido:

“vivimos en sociedades en donde todos los procesos sociales

implican alguna forma de dominación (de los ricos sobre los pobres,

de los poderosos sobre los que no tienen poder, de los varones sobre

las mujeres, de los adultos sobre los más jóvenes, del norte sobre el

sur, etc.…), y nuestra búsqueda de la verdad se transforma

inmediatamente en una lucha contra la falsedad de las ideologías que

acompañan la dominación social (el “orden social”), que la disfrazan

de necesidades técnicas o naturales (el “orden de las cosas”)”

(Bertaux, 1993a: 23)

De esta forma, la implicación en temas de caráter social desde la perspectiva

biográfica es ineludible y no sólo sigue estando en rigor en la actualidad,

sino que adquiere nuevo impulso. Según Fontana (2008) los nuevos

enfoques que él califica de “empáticos” son un ejemplo ético a favor de las

personas y grupos que se estudian. Este tipo de orientación es, por encima

14

En tanto que individuos humanos (poseedores de humanidad)

Page 62: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

62

de planteamientos teóricos o metodológicos, un método moral que pretende

restablecer el carácter sagrado de lo que significa ser persona. En ese

sentido, la visión convencional de la entrevista en la que se pretendía

encontrar la mejor forma de extraer respuestas de una persona se transforma

radicalmente. La forma de entrevistar se convierte en el reflejo fiel de los

cambios que la sociedad va experimentando. Kong y colaboradores (2002)

se atreven incluso a hablar de la entrevista en las ciencias sociales actuales

como una metodología de la amistad, a través de la que se superan las

relaciones asimétricas y donde el investigador se convierte en compañero y

defensor de los sujetos que estudia y pretende que los resultados de su

investigación favorezcan y promuevan nuevas politicas sociales que

mejoren las condiciones de vida de los narradores.

Hasta ahora, la antropología del desarrollo o para el desarrollo se ha

ocupado de las prácticas de la cooperación internacional con la intención de

preparar, asesorar, analizar o evaluar las intervenciones de la ayuda

internacional. Es decir, desde un enfoque bastante instrumentalista de la

antropología.

NUESTRO ENFOQUE

En este trabajo queremos proponer un cambio de enfoque, un salto

cualitativo que nos ponga en primer plano a las personas, a los actores de la

cooperación, antes que a las instituciones e incluso antes que sus propias

acciones concretas. Entender la cooperación como una realidad cultural, y

no tanto como una práctica social del Norte sobre el Sur, resaltando e

impulsando el estudio de las narrativas personales de los sujetos que

conforman dicha cultura de la cooperación.

Para comenzar con esta nueva línea de aproximación, debemos partir del

hecho que el cooperante expatriado, nexo entre el Norte y el Sur, es un

Page 63: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

63

ciudadano liminar por excelencia, es precisamente el sujeto cuyo relato

puede orientarnos hacia la comprensión y por lo tanto, hacia el diálogo entre

el desarrollo internacional y la antropología.

El empleo de relatos de vida se convierte así en el vehículo perfecto para

desplegar una ciencia social comprometida con la propia realidad social y

con cada uno de los miembros que la componen.

OBJETIVO PRINCIPAL

Así, nuestro objetivo primordial es llevar a cabo un análisis sobre la

conformación identitaria de un grupo de cooperantes, según la definición del

Estatuto de los Cooperantes15

otorgando especial relevancia a las

representaciones simbólicas, sin renunciar al estudio de las relaciones socio-

estructurales. La configuración identitaria del grupo será aprehendida a

partir de la reconstrucción de las trayectorias laborales/vitales de un grupo

de cooperantes desde sus propios relatos de vida.

De esta manera, podremos vislumbrar una “representación” del “ser

cooperante” desde el punto de vista antropológico. A través de las “voces”

de dichos cooperantes lograremos profundizar en cuestiones como los

motivos que impulsan a una persona a convertirse en un cooperante, sus

valores primordiales y dificultades entre otras.

RELATOS DE VIDA: FUENTE SUBJETIVA

No concebimos otra forma de aprehender esta realidad sino desde la

dimensión profundamente subjetiva de los relatos que construyen los

cooperantes expatriados en la actualidad. Lo que realmente nos interesa es

15

Art. 4. R. D. 519/2006. BOE núm. 114 de 13 de mayo de 2006.

Page 64: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

64

registrar “su versión” de los hechos, conocerla, comprenderla, interpretarla

y presentarla a la vida pública, para que pueda convertirse en conocimiento

común, lo que es para nosotros, la verdadera vocación de la antropología.

En este sentido, trabajar con relatos nos aporta una riqueza de la que carecen

otras propuestas metodológicas:

“es justamente esa reconstrucción subjetiva lo que permite llegar a

un nivel de análisis que le está vedado a otros métodos, éste es el

análisis de las representaciones y de la identidad social.” (Montero,

1998:136)

Así, más allá del ámbito explicativo que surge del análisis de variables

causales, tenemos la posibilidad de acceder al terreno de las

reconstrucciones de las historias y experiencias de vida de personas

concretas. Lo que nos interesa no son los rasgos que se repiten, porque

entonces volveríamos a entrar en la espiral de lo cuantitativo, viéndonos en

la necesidad de resolver la cuestión acerca del número significativo de

relatos y de las veces en que se repiten los elementos. Más bien se trata de

identificar los elementos decisivos en la vida del narrador. Los hitos que, de

alguna manera, han marcado el curso de los acontecimientos. Lo que aporta

un significado especial, distinguible para el cooperante.

En las conversaciones con los cooperantes hemos querido acercarnos todo

lo posible a su visión, a su experiencia particular, esforzándonos

especialmente en comprender, abrazar y entrañar sus razones. A través de

sus relatos, hemos sido conducidos de lleno hasta el centro de las

representaciones que cada uno se crea acerca de la realidad.

Hasta ahora, la bibliografía antropológica no se ha ocupado de plantearse el

estudio de las prácticas de la cooperación internacional desde una propuesta

hondamente subjetiva, nosotros no pretendemos explicar la realidad de

Page 65: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

65

dicha práctica, sino que lo que realmente nos interesa es el sentido que los

cooperantes expatriados dan a sus acciones, de manera que sea posible

captar cómo se vive desde el interior de esta realidad social, yendo más allá

de la pura descripción.

Desde este punto, es sencillo e incluso nos atrevemos a decir que es

“natural” saltar al ámbito de las identidades. Es otra de las ventajas de

trabajar con relatos de vida. En el diálogo que entablan antropólogo y

cooperante se favorece el recurso de la expresión simbólica, la memoria y

por lo tanto, la subjetividad, tan imprescindible cuando se quiere acceder al

universo de lo identitario.

Según nuestra idea, el relato de vida, por tanto, puede ser considerado como

la expresión de la identidad personal y social del cooperante expatriado.

Personal porque atiende a su propia individualidad, se centra en sus

inquietudes, necesidades e intereses. Es un método absolutamente eficaz

para captar la cosmovisión del narrador. También responde a su identidad

social porque, inevitablemente, sus palabras, ideas, gestos y silencios son

reflejo y consecuencia de una serie de “acuerdos” sociales, comunes e

implícitos que, sin que el cooperante sea demasiado consciente, quedan

impresos en él. Así, la historia de vida se convierte en el vehículo perfecto

que integra la identidad personal y la de grupo.

No obviamos ninguna de las dificultades intrínsecas al uso de relatos de

vida, sabemos de primera mano que cuando alguien se embarca en la

compleja tarea de narrar su vida, el primer obstáculo con el que se encuentra

es el de la memoria. Pero este obstáculo es a la vez el baluarte sobre el que

se asienta su propia identidad. La necesidad de hacer memoria, de recordar,

y también de conectar unos recuerdos con otros de manera que puedan tener

una coherencia narrativa, se convierte en un ejercicio de constitución del sí

Page 66: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

66

mismo. Afirmamos con Joutard (1999: 160) que “la memoria es un

elemento constitutivo de la identidad”.

Efectivamente, a lo largo de este ejercicio de memoria, de repaso de los

acontecimientos y elementos que forman la vida, cada uno va elaborando

una teoría propia de lo que ha venido a ser su existencia. Se trata por tanto,

de un ejercicio que pretende ser “comprensivo”, capaz de colmar de sentido

el devenir de una vida como objeto integrado en un marco histórico. Es, en

palabras de Roca y Martínez (2006: 90) “la construcción, por parte de cada

individuo, de su propia ontología”.

Según Bertaux (1993a: 161), a lo largo de la entrevista, el papel que

desempeña el sujeto narrador se va modificando de manera que no sólo

“informa” sino que expresa una ideología particular, y lo que es más

interesante, adquiere un rol de investigador de su propia vida puesto que no

recita su vida sino que “reflexiona sobre ella al mismo tiempo que la

cuenta”.

Efectivamente, recitar la propia vida implicaría una construcción previa de

ese relato, “fabricado” antes del encuentro con el investigador, de manera

que, sea como sea, previa o simultáneamente, la narración de la historia

personal, implica necesariamente una reflexión y construcción del relato que

se “traduce” en un ejercicio de abstracción y reelaboración de la propia vida

y por lo tanto de lo que uno es.

EL ROL DEL INVESTIGADOR

Nuestra presencia durante la entrevista conversacional nos convierte en el

“otro” con el que se comparten las experiencias vitales aportando la

alteridad que, según Augé (2005), es la base sobre la que se construye la

Page 67: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

67

identidad. Desde esta perspectiva, entendemos que la identidad no es algo

estático e inamovible, sino que, partiendo de cierta influencia hereditaria, se

trata de un fenómeno dinámico y plástico.

Por lo tanto, la capacidad que posee la narración de la historia de vida para

servir como edificadora de la identidad, no sólo está relacionada con el

esfuerzo memorístico y teleológico en la construcción del relato, sino que

también se ve afectada por la interacción y relación que se establece entre el

investigador y el sujeto narrador.

Por esta razón, consideramos que nuestra participación como mediadores en

la elaboración de la arquitectura auto identificativa del narrador es una

importante labor que llevar a cabo:

“(…) la historia oral tiene una fuerte responsabilidad: manejamos

“dinamita” e incluso “armas nucleares”. La puesta al día del

patrimonio oral, instrumentalizada, puede contribuir a alentar

identidades simplificadoras maniqueas excluyentes, portadoras de

odio y de muerte. (…) podemos ayudar a las identidades cerradas a

que se abran si cumplimos plenamente nuestro papel de

historiadores e historiadoras y no de simples memorialistas.”

(Joutard, 1999: 160)

Como investigadores, en nuestro rol de ser el “otro” en la entrevista,

debemos ser conscientes de que representamos una identidad que puede ser

más o menos cercana a la del cooperante. Nuestra escucha atenta, nuestro

interés por ciertos temas, la empatía ante aspectos concretos del relato puede

estar favoreciendo en mayor o menor medida la apertura o el cierre de la

identidad de nuestro narrador. En este sentido, el recurso a la memoria de

cómo se ha llegado a ser lo que se es, el espíritu crítico y el respeto mutuo,

son la clave para acercar posturas y crear vías de diálogo:

Page 68: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

68

“Para que las identidades no sean “mortíferas”, o sea, portadoras de

muerte, es preciso que sepan mezclarse, es decir, que reconozcan la

necesidad de aportaciones extranjeras externas. La historia oral que,

con su recurso permanente a la memoria, es un importante vector de

la identidad puede ayudar a las identidades a efectuar este mestizaje

necesario, antídoto de la cerrazón.” (Joutard, 1999: 162)

UNA PROPUESTA INNOVADORA EN LA ANTROPOLOGÍA APLICADA AL DESARROLLO

Así, la acción de narrar la propia vida se convierte en un ejercicio de

coherencia con uno mismo y con el mundo que le rodea. El que relata se

encuentra ante el dilema de los acontecimientos que han ido dando forma a

su existencia, hechos que, sin duda, han estado profundamente

condicionados por su entorno. Sus creencias, temores, ritos, actitudes,

convicciones, deseos, aspiraciones, prejuicios y sentimientos de pertenencia

han sido en parte moldeados por el propio grupo. Integrar todo ello dentro

de la estructura de un relato en un espacio de tiempo concreto y ante un

“otro” expectante, exige del narrador un importante esfuerzo de

concentración que dé como resultado una composición saturada de

semántica. Así, al construir la historia de vida, “se presupone que la vida es

una historia”. (Bourdieu, 1996: 29) Una historia henchida de sentido y que

otorga a la persona la capacidad de autoconocimiento, de reconocimiento en

relación a los otros y de autodistanciamiento.

Este encuentro con uno mismo y con lo que los otros son en él, implica sin

duda un recorrido que va desde el ámbito de lo social, puesto que se genera

a raíz del encuentro con el “otro”, en este caso con el investigador, hasta la

esfera privada, es decir, la acción de recordar, de reflexionar, de construir

sentido que ocurre en el interior de la persona. Y de nuevo, el narrador

vuelve a resurgir fortalecido y renovado a la esfera pública, conciliado con

lo que él es y proyectado hacia un futuro que continúe haciendo historia.

Page 69: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

69

Engullidos por este complejo y a la vez apasionante contexto que acompaña

al propio empleo de relatos de vida, debemos preguntarnos por qué hasta

ahora, y especialmente desde nuestra disciplina no nos hemos ocupado de

escuchar a este grupo de personas que en el desarrollo de su profesión

implican la globalidad de su persona y que a priori parece ostentar el título

de responsables últimos y con frecuencia principales del cómo se hace la

cooperación, consideración que esperamos revisar y cuestionar a lo largo de

nuestro trabajo.

PROCESO METODOLÓGICO

Una cuestión capital en la investigación social se refiere a la articulación

individuo/sociedad, que cuando se vincula al método de los relatos de vida,

parece convertirse en un binomio excluyente y no a la inversa, que es como

realmente lo concebimos en nuestra propuesta. En nuestra opinión, este

enfoque hierra en dos aspectos. El primero es el de identificar “lo social”

con “las estructuras sociales”, efectivamente, desde ese punto de vista, si la

tarea del investigador es la localización de las estructuras sociales, partir del

relato particular hace que las cosas se compliquen. Esta postura surge a

partir de un modelo interpretativo que apunta hacia la teorización sobre la

acción social enmarcada en un sistema de funciones exclusivamente

sociales. El segundo error, a nuestro parecer, es el hecho de desestimar que

la manera de acceder al relato del otro está ligada a un acto social

propiamente dicho, la entrevista. Al no tener este hecho en cuenta, el

enfrentamiento entre individuo y sociedad, obvia que el individuo nunca se

presenta como una unidad aislada, cerrada en sí mismo e imbuida por su

dimensión psicológica, sino que el proceso, como una relación social que es,

Page 70: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

70

pone en marcha los mismos mecanismo de la interacción social cotidiana en

el que los significados de las categorías se elaboran entre el entrevistador y

el entrevistado.

RECONSTRUIR EL MUNDO SOCIAL A PARTIR DE RELATOS DE VIDA

Sin embargo, en nuestro caso, hemos optado por desarrollar la investigación

empírica a partir de varios relatos, y no de un solo relato que responda a la

biografía de una única persona. Partimos de la consideración del grupo

primario como el espacio perfecto para investigar desde la perspectiva

biográfica por varios motivos. En primer lugar, contar con múltiples relatos

que provienen de un grupo pequeño de cooperantes permite al investigador

dibujar y reconstruir con más detalle y precisión los itinerarios de vida de

cada uno de los narradores sin llegar a verse abrumado por la dimensión de

la muestra, ni la disparidad de los orígenes de la misma. Los testimonios,

debido a su procedencia, ya están conectados mediante vínculos sociales y

culturales entre sí. Matizada y enriquecida por la aportación de las otras,

cada historia nutre un poco más la visión que hemos ido adquiriendo acerca

del mundo social del cooperante expatriado. Así, se va sucediendo con

cierta agilidad, la descripción densa formulada por Geertz (2000). Por lo

tanto, el registro de relatos cercanos entre sí, próximos social y

vivencialmente, favorece una mayor compresión del espacio social desde

todos los ángulos posibles de su observación, es decir, lo simbólico, lo

estructural, lo universal, lo particular, etc. Asimismo, poder yuxtaponer e

intercalar los relatos agrupándolos por temas, situaciones o espacios

temporales mediante la aplicación de la técnica de relatos cruzados, por la

que nosotros nos decantamos, permite una observación transversal de la

realidad más global, de nuevo, más densa. De esta forma, a la vez que se

ilustra la estructura social, se muestra, a través de la peculiaridad distintiva,

la singularidad y representatividad de cada caso, en definitiva, la

heterogeneidad de la realidad. En tercer lugar, el estudio de varias historias

Page 71: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

71

de vida que comparten un nexo común, da como resultado un texto coral

con unas características literarias superiores a otras propuestas y que se

manifiestan por la amenidad, fluidez y capacidad de reflejar la realidad con

mayor detalle, desde varios puntos de vista, es decir, lo que nosotros

consideramos más fiel.

En la fase de la recogida de datos, en nuestro caso, la entrevista o

conversación hemos intentado brindar al cooperante la posibilidad de

autoexpresión que la propia técnica favorece. El objetivo de la entrevista

pretende fundamentarse en un sincero interés por comprender al otro,

captando la estrategia de construcción de su relato, los hitos que aportan un

sentido especial a su narración, etc. Se trata de conocer desde dentro el

mundo social, a partir de la visión del otro, en un profundo ejercicio de

empatía. Por supuesto, no hay recetas para lograr esto porque la entrevista

es en sí un acto social, un encuentro con el otro, el éxito de este intercambio

no depende de si empleamos un guion abierto de preguntas o de si nos

valemos de grabadora para registrar el relato, sino de la calidad y el

contenido humanístico que posea dicho encuentro.

Esta misma “delicadeza procedimental” requerida en el registro de la

entrevista se traslada al momento de la transcripción del material oral.

Aunque los puristas del lenguaje hablado, que constituyen una minoría

dentro de nuestra disciplina, consideran que la grabación original es el

documento primario, y por lo tanto, rechazan las transcripciones por

considerarlas reproducciones pobres o falseadas, nosotros creemos que es

muy conveniente entrar en la fase de análisis con los relatos transcritos.

La transcripción debe reflejar con fidelidad el momento de la conversación,

debe hacerse eco de la intencionalidad de cada una de las palabras del

narrador y, a la vez, obtener como resultado un texto fluido y legible.

Coincidiendo con Page (2002: 155), “la transcripción de calidad es un arte,

Page 72: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

72

no un proceso mecánico”. Por este motivo nos decantamos porque la figura

del transcriptor y la del investigador sean la misma. De esta manera, al

hallarnos presente en el momento de la entrevista, podemos asociar lo que

oímos en la grabación al momento real en el que sucedió, trayendo al

recuerdo toda la información que aporta el contexto y subtexto del proceso.

Al fin y al cabo, como escuchantes compartimos la experiencia del relato

con cada uno de los cooperantes pudiendo ver sus expresiones, los gestos de

sus manos, el brillo de sus ojos o su mirada perdida.

CLAVES TEÓRICAS QUE FUNDAMENTAN EL DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN

Esta propuesta de investigación con relatos de vida tiene una implicación

directa en el diseño del proceso, concretamente a la hora de formular las

hipótesis:

“En la perspectiva que se propone aquí, el pensamiento sociológico

estaría presente a lo largo de todo el proceso de investigación, pero

las hipótesis deberían ser formuladas sólo hacia el final.” (Bertaux,

1993a: 25)

Efectivamente, nuestra labor no consiste en “probar” nada, nuestra intención

no es deducir leyes sociales que sirvan para explicar hacia dónde se dirigen

las sociedades. ¿Y quién conoce estas leyes? ¿Realmente existen? Nosotros

lo ponemos en duda.

Conocer no significa necesariamente ciencia positiva, ésta es más bien

pobre y limitada especialmente cuando se trata del ámbito de las ciencias

sociales y humanas. También existe el conocimiento crítico que es fruto de

la experiencia y el sentido común y que, en el encuentro con la historia16

pasada, presente y futura de una persona, se convierte en un útil instrumento

para hallar certezas. Optar por un estudio basado en relatos de vida

exclusivamente no deja de ser arriesgado, pero consideramos que vale la

16

En el sentido de “story” o relato.

Page 73: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

73

pena apostar por un método que conduce necesariamente hacia propuestas

transformantes y dinámicas, que genera cambios. El primero de estos

cambios se gesta en el encuentro entre el investigador y el informante.

Puesto que la elaboración de un relato de vida requiere de cierta empatía,

confianza y confidencialidad, la relación entre ambos artífices está

asegurada. Sesión tras sesión, científico y actor intercambian experiencias,

recuerdos, inquietudes, aspiraciones, etc. y van incorporándose el uno en el

otro, asumiendo el rol del otro y plasmándose mutuamente una huella

imborrable.

Nos atrevemos a hablar de “intercambio” porque estamos convencidos de

que la entrevista en profundidad17

implica un intercambio. El investigador,

que no es un ente invisible o imperceptible también es aprehendido por el

informante. Se presenta ante su interlocutor con toda la carga social y

cultural de la que cualquier persona es portadora. Y si la entrevista se

convierte en una conversación, que es como consideramos que en justicia

debe ser, entonces no hay duda de la interacción y reciprocidad del proceso,

y en consecuencia, de su capacidad transformadora. Portelli (1996:100) lo

expresa con las siguientes palabras:

“La palabra de la “fuente” es siempre mediata, siempre filtrada por

el investigador; y por ello, que el investigador quiera ser un trámite

“neutro” y transparente, “esconderse bajo la fuente” es no solo

metodológica y políticamente erróneo (se trata de diálogo, no de

monólogo), si no también factualmente imposible porque su mera

presencia modifica el testimonio.”

Desde la etnografía de salvamento, los estudios de cultura y personalidad o

el interaccionismo simbólico gestado en la Escuela de Chicago, se ha

prestado una especial atención al modo en cómo se realizaban las entrevistas

que daban acceso a los relatos. Sea cual sea el punto de partida, todos

17

También la etnográfica y la de cuestionario cerrado.

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74

coinciden en que la entrevista juega un papel primordial y decisivo que

queda directamente reflejado en el resultado de las investigaciones.

La entrevista permite captar los valores, las apreciaciones, las concepciones

y la visión del informante. Esta perspectiva personal es fiel reflejo de un

contexto a través del que se manifiesta y en el que actor y universo social se

enriquecen mutuamente. Por este motivo, creemos que a lo largo del

proceso investigador, el científico social debe tener en cuenta la situación en

la que ocurre la entrevista. En el momento del análisis será imprescindible

tener presentes dichas consideraciones. Los etnometodólogos ponen un

importante énfasis en este aspecto, registrando en audio o video (o ambas

cosas) las entrevistas y, simultáneamente toman notas del más mínimo

detalle que conforma el cuadro contextual del proceso. Consideramos un

acierto recurrir a la tecnología para registrar las entrevistas. En primer lugar

permite al entrevistador una escucha más natural y fluida que puede

combinar con la observación del actor social, de esta manera, no necesita

estar pendiente de anotar ideas o de ser capaz de memorizar lo que dice el

informante. La grabadora, que en un principio puede incomodar al narrador,

pronto pasa a un segundo plano, sobre todo si el investigador ha planteado

su uso de forma apropiada, no invasiva y respetando la voluntad de su

interlocutor.

Ahora bien, creemos que registrar en grabadora, no es ni mucho menos

suficiente si pretendemos captar bien el contexto en el que sucede la

entrevista. Nosotros, junto a otros autores como Dunaway (1996) por citar

alguno, consideramos que el investigador debe documentar con anotaciones

complementarias e inmediatamente posteriores a la entrevista, todas las

categorías posibles de lo que rodea dicho encuentro. Así, además de la

grabación, el entrevistador debe disponer de una detallada descripción del

entorno físico de la entrevista, dónde sucede, porqué, qué relación posee el

entrevistado con el lugar, y por supuesto debe quedar especificado el día, la

Page 75: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

75

hora y la duración de la entrevista. No debe olvidar tampoco el entorno

social, es decir, explicitar el status que ocupa el informante dentro de la

comunidad, su edad, y su estética; el tipo de interacción entre ambos

participantes, si hay entendimiento, humor, empatía, etc. Aunque la

ejecución de la entrevista puede ser analizada en las sucesivas escuchas de

la grabación, es más oportuno que el investigador anote tras la entrevista la

sensación que se lleva de dicho encuentro, el ritmo de la narración, la

coherencia en lo expuesto, el entusiasmo, la indecisión o los silencios. Y

desde luego, no debe faltar un franco análisis del rol jugado por el propio

investigador, es decir, cómo se ha sentido haciendo la entrevista, si sus

expectativas se han cubierto, las dificultades que ha hallado, etc. Cuando

toda esta información es anotada en el debido momento, el análisis posterior

de la narración es más sencillo y clarificador.

El hecho de trabajar con relatos no sólo deriva en la obtención de un texto

particular cargado de subjetividad, sino que implica una construcción de la

narración desde una dimensión temporal que a su vez responde a un ciclo

vital. Este fenómeno exige del trabajo con método biográfico una constante

revisión y recreación de las ideas y conclusiones que se puedan ir

extrayendo. Los recuerdos a los que alude el informante que relata su vida

no permanecen sellados en algún lugar de su mente, esperando ser

“extraídos” como si de unos documentos bien archivados se trataran. Lo que

en realidad ocurre en el proceso de contar la vida es que esas vivencias

pasadas se conciben de una forma concreta dependiendo de la situación en

la que se encuentre el narrador. En ese sentido podemos decir que son

acontecimientos inconclusos mientras el protagonista de los mismos siga

rescatándolos del olvido. Relatar implica, por lo tanto, actualizar, poner en

circulación de nuevo esas experiencias dentro del marco de la vida social,

que el presente emerja desde la reconstrucción narrativa del pasado.

Dependiendo del momento y la situación de la entrevista, la forma que se

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76

emplea para narrar la vida puede ir variando. Los mismos hechos pueden ser

enfocados de distinta manera, se pueden silenciar aspectos que en otro

momento se hubieran expresado. No hay una fórmula fija ni estática porque

el propio acto de contar un relato de vida es en sí una forma de construcción

social más, un proceso dinámico y creativo que muestra la esencia de la

realidad social y cultural en estado puro, esencialmente como es,

inabarcable, inconmensurable e imparable, en permanente recreación, como

un auténtico organismo vivo (Spencer, 1883).

ENFOQUES TEÓRICOS DEL MÉTODO DE LOS RELATOS DE VIDA

El trabajo con relatos de vida puede ser emprendido desde diversos

enfoques. Básicamente, estas diferencias son susceptibles de agruparse en

torno a dos grandes propuestas epistemológicas y al paso intermedio que

conduce de la una a la otra. Por un lado está la tradición realista, es decir,

aquella que considera que el relato de una persona refleja en mayor o menor

medida una realidad previa e independiente a la forma en cómo se elabora

dicho relato. La etnosociología, por ejemplo, se ajusta a este perfil, de ahí su

empeño en recoger tantas historias de vida como sea posible para poder

descubrir los patrones sistemáticos que se dan en las experiencias

personales. Sin duda, esta postura bebe de la tradición positivista y busca

formular una sociología objetiva y global.

El puente que conduce a la otra gran tradición epistemológica, el enfoque

construccionista postmoderno, es el de la propuesta textualista. Desde este

supuesto, el investigador renuncia a concebir el relato como el espejo en el

que se refleja un mundo social acotado y verdadero, ya establecido y del que

todos sus actores y sobre todo, sus acciones, son su consecuencia. Así, los

etnometodólogos y los interaccionistas simbólicos consideran que el

lenguaje, debido a su capacidad performativa, es el medio más fiel para

comprender las estrategias organizadoras y reproductoras que los individuos

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77

emplean para construir el orden social. Por ello, la etnometodología propone

tratar la historia de vida como una construcción social.

El enfoque textualista llega a su máxima expresión a través del enfoque

construccionista postmoderno, las historias de vida dejan de ser entendidas

como un recurso para comprender cómo los individuos interpretan la

realidad social y comienzan a ser consideraras historias que hablan por sí

mismas de la cultura y del carácter discursivo propio del mundo social. El

objetivo de este tipo de investigación es generar un discurso crítico y

reflexivo, que cuestione las historias que los individuos relatan y también

los textos interpretativos que los investigadores proponen como

consecuencia de sus investigaciones. Fruto de esta propuesta es el espíritu

más reflexivo que en la actualidad impregna los estudios a partir de relatos

de vida. El propio entrevistador toma conciencia de los juegos de poder que

se suceden a lo largo de las entrevistas y de su función como coprotagonista

en lo que a elaboración del conocimiento se refiere. Según Davis (2003:

157), este interés por la reflexividad:

“También ha mostrado, de forma más general, hasta qué punto es

inherentemente discutible la producción de conocimiento social.

Además, comprender las ambivalencias y contradicciones propias de

cualquier conocimiento acerca del mundo social, puede,

paradójicamente, llevarnos más cerca de la “realidad”, o por lo

menos, tan cerca como sea posible”

NUESTRA PROPUESTA EPISTEMOLÓGICA

Nosotros no consideramos excluyentes entre sí ninguna de las tres

propuestas. No dejamos de percatarnos de que se trata de interpretaciones

epistemológicas profundamente distantes entre sí, pero no creemos que sea

necesario decantarse definitivamente por una o por otra. Desde nuestro

punto de vista, esta diversidad de planteamientos no refleja una

concatenación irremediable de intentos fallidos por interpretar la vida social

Page 78: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

78

y que desemboca en la pérdida de identidad del propio científico social, sino

más bien consideramos que se trata de una cuestión de objetivos.

Dependiendo de la finalidad del estudio, el investigador debe decantarse por

un planteamiento más o menos realista, atender a aspectos construccionistas

o proponer una lectura triple (realista, textualista o constructivista) del

mundo social que estudia.

La propuesta de Bertaux (1993b) de concebir la investigación social desde

una perspectiva biográfica, nos parece de lo más acertado. De este modo, se

deja abierto todo un crisol de posibilidades que el trabajo con relatos de vida

aporta. Las opciones son numerosas y dependen de múltiples factores como

el objetivo de la investigación, el tipo de registro empleado, el tratamiento

de los datos, el enfoque epistemológico inicial, la relación entre el

investigador y el informante y las características personales de cada uno o el

universo de análisis entre otros.

Al adoptar una perspectiva biográfica nos predisponemos a trabajar con los

relatos dándoles el tratamiento que las propias narraciones sugieran. Implica

estar dispuesto a realizar un diseño de investigación absolutamente

innovador, adaptado a las circunstancias y en el que el investigador parta de

una leve propuesta que encauce el interés de conocimiento que se quiera

adquirir y poco más. En este tipo de diseño que sugerimos, partir de

hipótesis establecidas es difícil o poco práctico. Aunque también resulta

imposible despojarse por completo de las ideas previas que normalmente

son las primeras impulsoras de la investigación. Las hipótesis se suelen ir

construyendo a lo largo de la realización de las entrevistas, así ocurre, por

ejemplo, en la propuesta etnosociológica que consigue construir una teoría

viva y profundamente arraigada a la realidad social a partir de un proceso

inverso al hipotético- deductivo.

Page 79: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

79

PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN

Fieles a esta idea hemos querido ir avanzando en nuestra labor investigadora

dentro de este trabajo partiendo de una primera propuesta.

“Tota recerca s’orienta a partir de les preguntes que, amb

intencionalitat teórica, formulem a l’inici del seu disseny. Aquestes

preguntes no són ni casuals ni ingènues, sinó que constitueixen

l’eix teóric a partir del qual formulem hipótesis, enteses como

aquelles intuïcions interpretatives que volem validar empíricament

amb les dades, experiències i visions que obtindrem mitjançant el

treball etnogràfic” (Pujadas, 2004: 276)

Así, el impulso inicial lo generan un conjunto de sencillas preguntas:

Pregunta No. 1. ¿Cómo es la vida de un cooperante expatriado?

Pregunta No. 2. ¿Existen distintos estilos/perfiles de cooperantes?

Pregunta No. 3. ¿Qué impulsa a una persona a escoger la cooperación

internacional como profesión?

Pregunta No. 4. ¿Cómo es el proceso de convertirse en un cooperante

expatriado?

Pregunta No. 5. ¿Cuáles son los costes personales, laborales y emocionales

en la vida de un sujeto transnacional como es el cooperante expatriado?

Tabla 2. Preguntas de investigación

Tras establecer la definición que nos permitiera acotar la población a

investigar y realizar las gestiones necesarias que se vinculan al método de

los relatos de vida, aspectos que desarrollaremos más adelante,

comenzamos con las entrevistas conversacionales propiamente dichas, y

desde estos primeros encuentros, poder ir forjando nuestras propias

categorías y conceptos a medida que avanzamos en nuestras observaciones.

Son las propias narraciones de los cooperantes las que impulsan la

Page 80: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

80

elaboración de hipótesis y de conceptos que hemos ido formulando de

manera simultánea.

A medida que íbamos aumentando el número de relatos registrados y

analizados, íbamos proponiendo nuevas categorías y conceptos con la

intención de alcanzar un conocimiento comprensivo de la realidad de los

cooperantes expatriados:

Se trata de un “proceso continuo de verificación y reformulación de

hipótesis, donde los primeros hallazgos llevan a nuevas teorías y

nuevos planteamientos –retrocediendo a las historias de los primeros

informantes y volviendo a otras nuevas y así sucesivamente-

logrando, por fin, una sociología teóricamente viva y

sustancialmente enraizada en la realidad social.” (Thompson, 1993:

70)

HIPÓTESIS

De este modo, la construcción del conocimiento consiste en un proceso de

creación continuo cuyo resultado siempre es fiel reflejo de la situación que

describen los relatos de los cooperantes.

Las hipotesis principales que surgen de dicho proceso de investigación son:

Hipótesis No. 1. El espiritu altruista, el compromiso social y la acción solidaria

fundan el comportamiento de los cooperantes, impulsando su trabajo cotidiano.

Hipótesis No. 2. El cooperante, debido a su condición de expatriado, posee las

herramientas oportunas que le permiten conectar con el personal local y

beneficiario. Es capaz de empatizar con él y descifrar sus códigos culturales.

Hipótesis No. 3. La vida familiar y social se ve perjudicada por el estilo de vida del

cooperante que implica movilidad constante.

Hipótesis No. 4 La vida laboral del cooperante como expatriado es relativamente

corta y carece de continuidad en el país de origen.

Hipótesis No. 5 La vida itinerante del expatriado provoca desarraigo,

desorientación y conflictos de identidad.

Tabla 3. Hipótesis principales

Page 81: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

81

PROCESO INVERSO AL HIPOTÉTICO-DEDUCTIVO

Nuestro enfoque, que recoge la herencia de la Grounded Theory

desarrollada por Glaser y Strauss (1967), permite analizar las relaciones que

se establecen entre las personas y las estructuras sociales en las que se

desenvuelven. Ahora bien, discrepamos de estos autores en su propuesta que

subraya la necesidad de “aproximarse” al objeto de estudio libre de

categorías preestablecidas o ideas preconcebidas.

Lo cierto es que resulta imposible despojarse totalmente de los

conocimientos previos que el investigador posee acerca del objeto de

estudio. No cabe duda que incluso es necesario contar con cierto bagaje

relacionado con lo que se quiere investigar. ¿Cómo es posible realizar

preguntas pertinentes o encauzar una entrevista hacia el aspecto del relato de

vida que nos interesa sin tener una idea previa de los aspectos

fundamentales del mismo? ¿Qué clase de confianza generaríamos en el

informante si nuestras preguntas fueran demasiado obvias e inocentes? Es

muy probable que nuestro interlocutor censurara sus propias aportaciones

con la intención de no abrumarnos con una cantidad y calidad de

información que nosotros damos la impresión de no ser capaces de seguir o

de estar preparados para recibir.

Al fin y al cabo, el investigador es portador, al igual que el narrador, de todo

un constructo intelectual y cultural del que no puede escapar por mucho que

lo intente. El investigador social no va a ser capaz de despojarse de esa

formación concreta que durante sus años de vida académica adquirió y

configuró su perfil profesional.

Dado que parece improbable que se logre ese acercamiento “neutro” al

relato, consideramos más conveniente hacer explícita esa inevitable

subjetividad que nosotros, como entrevistadores poseemos cuando

Page 82: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

82

realizamos nuestro trabajo. Casi simultáneamente a la recogida de datos, en

el proceso de análisis, hemos querido tener en cuenta nuestro propio punto

de partida en la investigación, cuáles fueron nuestras pretensiones e

intenciones en el planteamiento de las preguntas o en la forma de dirigir la

entrevista y cómo éstas se fueron modificando a medida que iba avanzando

en nuestro estudio. Es decir, ¿por qué no tratar la propia visión previa del

investigador como el fragmento de un relato más y cotejarlo con las

categorías que se vayan generando? ¿No sería éste un procedimiento que

favorecería el aumento de la validez y fiabilidad de los resultados?

Aunque Glaser y Strauss (1967) no contemplan esta posibilidad, su

propuesta de un nuevo tipo de investigación empírica basada en el trabajo

de campo, supone el nacimiento de un nuevo enfoque, de una nueva

perspectiva, la etnosociológica.18

Así, tomando como referente las técnicas

de observación de la tradición etnográfica, apartan en principio las teorías

sociológicas existentes y se adentran en el campo con la intención de

descubrir, a partir de sus observaciones, las formas sociales existentes que

podrían repetirse en situaciones parecidas. De esta forma, recurriendo a los

relatos de vida, tratan de pasar de lo particular a lo general comparando los

casos particulares y detectando lo que contienen de datos fácticos, teniendo

en cuenta los indicios descriptivos o explicativos que los narradores

proponen.

En la perspectiva etnosociológica, la dimensión histórico-temporal del

mundo social adquiere una gran importancia. El presente en el que se

desarrolla la investigación es parte de la historia, por lo que los procesos que

estructuran la vida social que se encuentran en continuo crecimiento y

retroceso sólo pueden ser comprendidos teniendo en cuenta esa dimensión

diacrónica que aporta el relato de vida. De ahí la importancia de considerar

18

Término acuñado por Bertaux. (2005)

Page 83: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

83

al informante un narrador que se configura como el personaje principal de

su relato de vida.

Este relato es, por encima de todo, una narración. Una reconstrucción

histórica narrativa articulada por una trama, por la experiencia vivida del

propio narrador.

Ahora bien, si se trata de una “re-construcción”, podríamos pensar que la

información obtenida a partir del testimonio del informante puede alejarse

considerablemente de la realidad a la que hace referencia.

A diferencia de la corriente “textualista”, los etnosociólogos se suman a la

tradición realista en investigación biográfica según la cual “la historia de

una persona posee una realidad previa a la forma en que se cuenta e

independientemente de ella”. Partiendo de esta premisa, el investigador

asigna, a priori, a los testimonios de sus informantes una categoría de

veracidad que posteriormente comprueba mediante la comparación

sistemática. De esta manera, el investigador puede ahondar en el

conocimiento de las relaciones sociales objetivas.

Bertaux (2005), que es el autor que más se ha preocupado por establecer una

teoría clara y concisa de la perspectiva etnosociológica, explica que los

objetos de estudio de este tipo de investigación son los “mundos sociales”

por una lado, y las “categorías de situación” por otro.

La forma como se aborda cada uno de estos objetos de estudio no es

exactamente la misma, y depende directamente de lo que se entiende por

cada una de ellas.

Así, según este autor:

“Un mundo social se construye en torno a un tipo de actividad

específica. La panadería artesana, el transporte por barco, (…). Pero

también hay ciertos mundos sociales que se desarrollan en torno a

Page 84: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

84

actividades no remuneradas, ya sean culturales, deportivas,

asociativas, etc.” (Ídem, 2005: 17-18)

En el caso de nuestra investigación, la actividad cooperante llevada a cabo

por un expatriado constituiría un llamado mundo social. Desde la

perspectiva etnosociológica se considera que las lógicas que rigen el

conjunto de dicho mundo social se dan igualmente en cada uno de los

microcosmos que lo componen, por lo que observando varios de estos

microcosmos, identificando las lógicas de acción, los mecanismos sociales,

los procesos de reproducción y de transformación, se deberían poder captar

al menos algunas de las lógicas sociales del mismo mundo social o

mesocosmos.

En cuanto a las “categorías de situación”, es decir, situaciones que son

comunes a un grupo más o menos amplio de actores, se convierten en

fenómenos sociales en la medida en que originan presiones y lógicas de

acción que tienen puntos comunes.

Los relatos de vida, a través de su dimensión diacrónica, permiten localizar

los mecanismos y procesos que han conducido a algunos individuos a una

situación dada a la que tratan de acomodarse.

El objetivo de un investigador social que adopta esta perspectiva para su

investigación es elaborar, a partir de la observación del funcionamiento de

uno de estos mundos sociales o de una situación social, un cuerpo de

posibles hipótesis que brinde las herramientas necesarias para interpretar los

fenómenos observados. Por eso, podemos afirmar, que se trata de un

proceso inverso al hipotético-deductivo.

Page 85: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

85

APORTACIONES DE LA PERSPECTIVA ETNOSOCIOLÓGICA A NUESTRA INVESTIGACIÓN

Pero, ¿cuántos relatos de vida es necesario analizar para estar seguros de

que hemos alcanzado la comprensión total de una determinada situación

social? Puesto que la perspectiva etnosociológica está ligada a estudios en el

ámbito de la sociología, y, a diferencia de los antropólogos o los

historiadores, los sociólogos manejan los datos con la intención de

generalizar a partir de ellos, el investigador debe analizar tantos relatos

como sea necesario para alcanzar la saturación. El momento de saturación

de conocimiento se alcanza cuando el investigador comienza a ser capaz de

comprender las pautas de relaciones socioestructurales que organizan la vida

de los actores que forman parte de un mundo social o de una categoría de

situación.

Este proceso de saturación implica ir construyendo poco a poco la muestra,

lo que permite generalizar a partir de formas particulares siempre que el

investigador recurra a las diferentes categorías de agentes de una misma

realidad social.

Dentro de este corpus de formas particulares, deben tenerse en cuenta los

“casos negativos”, es decir, aquellos que, a pesar de pertenecer a un mismo

mundo social, se diferencian sustancialmente en sus itinerarios y en sus

formas. Es lo que en la perspectiva etnosociológica se denomina

diferencialidad, es decir, también se trabaja con los relatos de las personas

que aunque pertenecen al mismo ámbito social, ejercen su actividad de

forma muy diferente a la mayoría. De esta forma se pone en marcha un

mecanismo muy interesante y del que no se puede prescindir en una

investigación antropológica, la no supresión de las diferencias que se

detectan a partir del estudio de casos particulares.

Page 86: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

86

No existen relatos mejores que otros, todos ellos aportan una información

irremplazable que enriquece y llena de matices la posterior interpretación

del investigador. Por ello es muy importante recurrir a la mayor variedad de

testimonios posibles. Se considera que estas diferencias que pueden darse en

mayor o menor medida deben ser incluidas en el informe final de la

investigación, pues, además de aportar una visión más amplia y cercana a la

realidad interpretada, pueden convertirse en el punto de partida de

posteriores trabajos.

Otro mecanismo de control de la generalización a partir del conocimiento

particular que esta perspectiva no contempla es la validación de la

comunidad (Archila, 1998). El grupo social al que pertenecen los narradores

puede participar en la revisión de los resultados obtenidos en la

investigación, aportar nuevas visiones, matizar algunos aspectos que pueden

haber quedado “desajustados” a la percepción de la realidad que ellos

poseen, en definitiva, aprobar o sancionar las conclusiones elaboradas.

No debemos olvidar que en la perspectiva etnosociológica el investigador se

interesa principalmente por los hechos y las prácticas que los testimonios

revelan acerca de un mundo social o categoría situacional, de ahí el empeño

en detectar la dimensión social de todas las experiencias narradas a través de

la generalización del conocimiento.

No obstante, la publicación de amplios extractos del relato de vida como

caso particular puede ser empleado por un investigador que adopte el

enfoque etnosociológico para ilustrar el modelo teórico alcanzado. Es lo que

se conoce como la función expresiva del relato (Bertaux, 2005: 52) Para

ello, la experiencia narrada debe ser capaz de ejemplificar una extensa parte

de las relaciones y de los procesos sociales estudiados.

Page 87: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

87

La validez de la capacidad ejemplificante de los relatos de vida reside en la

naturaleza social que, inevitablemente, estos poseen. Las historias

particulares son siempre sociales pues se desarrollan dentro de una situación

social (dimensión natural de la persona humana) y reproducen, a la vez que

condicionan, la ideología, la memoria y la organización de la vida colectiva.

En este sentido, la perspectiva etnosociológica, tradicionalmente empleada

en el ámbito de la sociología, se aproxima a través de su metodología a la

historia y a la antropología, y aporta a estas disciplinas nuevas herramientas

y enfoques en la investigación social con relatos de vida.

DISEÑO DE LAS ENTREVISTAS

“Diseño y actuación tienen como norte que los resultados

sean profundos, detallados, vívidos y precisos” (Rubin

1995:76 ss)

Por lo expuesto hasta ahora damos por hecho que se entiende las razones

que justifican la elección de la entrevista en profundidad, también

denominada entrevista cualitativa. Este tipo de conversación que se

caracteriza por su flexibilidad y dinamismo ha sido descrita por Tylor y

Bodgan (1987:101) como “no directivas, no estructuradas, no

estandarizadas y abiertas”

A la hora de realizar el diseño hemos tenido en cuenta que cuando se lleva a

cabo una entrevista cualitativa, el resultado es siempre imprevisible.

Efectivamente, el investigador, al comenzar con su tarea de entrevistar,

puede tener más o menos claro el objetivo de la misma, pero los resultados,

la cantidad y calidad de las respuestas, la adecuación de éstas a la idea

Page 88: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

88

original del entrevistador, la empatía y entendimiento de ambos

colaboradores (entrevistador y entrevistado) son aspectos de difícil

acotación en el sentido de que varían de unas entrevistas a otras incluso

cuando los actores sean los mismos. El propio objetivo inicial puede verse

desechado ante nuevos horizontes de conocimiento fruto de la conversación

llevada a cabo en el proceso de investigación. Este tipo de entrevista es muy

flexible, o al menos debe serlo, lo que sin duda asegura un buen resultado

esto es, un resultado cualitativo, complejo, rico en matices, denso y por lo

tanto interpretable, alejado de respuestas concisas y fácilmente catalogables.

LA ENTREVISTA CONVERSACIONAL

Nuestro punto de partida en el diseño de las entrevistas ha sido la voluntad

de mantener una conversación con el expatriado sobre un tema en el que

ambos estamos implicados, a ambos nos interesa, nos importa. La

experiencia de vida como cooperante expatriado es realidad vital del

entrevistado, pero simultáneamente es nuestro objeto de estudio. El interés

de este tipo de planteamiento radica en que, a través de la entrevista

conversacional, el investigador pueda ir adentrándose en la personalidad del

entrevistado, descubriendo su cosmovisión, las perspectivas que posee sobre

su propia vida, y también el modo en cómo narra sus experiencias.

Puesto que este tipo de entrevista puede requerir más de una sesión, hemos

tenido en cuenta esta posibilidad a la hora de contactar con el relator, y en

los casos que ha sido necesario, se ha dedicado hasta dos sesiones para

conversar sobre los temas pertinentes. Dada la extensión del proceso, hemos

recurrido al registro sonoro de las entrevistas. Este material ha sido de gran

ayuda a la hora de repasar y analizar las entrevistas, pues conserva una gran

cantidad de información formal que ilumina el sentido de los contenidos

expuestos por el narrador. El estudio de los giros, expresiones, silencios,

Page 89: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

89

gestos, entonación de la voz, movimientos corporales, expresiones faciales,

etc. es parte fundamental y característica de la entrevista en profundidad.

Otro de los aspectos claves en el planteamiento del diseño de la entrevistas

es la importancia de la contextualización (Atkinson, 1998). Puesto que el

trabajo de campo, esto es, la realización de las entrevistas se ha ido

sucediendo a lo largo de un año, hemos querido que los sucesos en el

entorno, los cambios circunstanciales quedasen reflejados también en el

diseño de las entrevistas, por lo que hemos dejado un espacio concreto a

esta tarea, teniendo por tanto en cuenta el contexto sociopolítico en el que se

llevaba a cabo la entrevista, y el contexto físico en el que nos

encontrábamos durante la conversación. El análisis de esta dimensión es

muy importante a la hora de interpretar los relatos obtenidos.

PRIMER BORRADOR DE GUION DE ENTREVISTA

Puesto que nuestro objetivo primordial era invitar al cooperante a construir

un relato sobre su experiencia como expatriado, la primera y principal

decisión de diseño que llevamos a cabo fue la de no hacer preguntas en las

primeras entrevista que realizamos. Así pues construimos un primer

borrador de guion (Valles, 2007: 205) de entrevista con los temas más

genéricos que nos interesaba cubrir, con la intención de ser lo

suficientemente flexibles como para poder seguir las distintas propuestas de

relato que nos hicieran nuestros informantes y sobre todo, con el interés de

captar aspectos no previstos en dicho guion, de manera que fueran los

propios cooperantes los diseñadores de los temas de interés en la vida del

expatriado.

ASUNTOS PREVIOS

A la hora de construir este primer borrador tuvimos en cuenta algunos

asuntos (Weiss, 1994) que están directamente relacionados con el estilo de

investigación que queríamos llevar a cabo, el tipo de material que nos

Page 90: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

90

interesaba recoger, y el formato que pretendíamos emplear a la hora de

presentar los resultados:

Asunto No. 1. Queremos que la experiencia de construir su relato como

cooperante sea edificante, auto reflexiva, auto afirmativa e incluso catártica

en caso de ser necesario. Que el relato pueda contener propuestas latentes de

nuevas prácticas de cooperación, críticas constructivas (o no), y

aprendizajes que enriquezcan al narrador.

Asunto No. 2. Nos gustaría poder transmitir al narrador el valor que

otorgamos a su relato. Establecer una relación equitativa, estando dispuestos

a establecer lazos de amistad si las circunstancias lo permiten. Ser capaces

de empatizar y simpatizar.

“Es importante mantener una perspectiva ética en todo el

proyecto y ser un practicante reflexivo cuando se trata de

trabajar tan cerca de alguien que te ha dado tal regalo, tal

confianza como un relato de vida.” (Atkinson, 1998:39)

Asunto No. 3. Pretendemos establecer un clima de libertad y de confianza

con la intención de conseguir relatos que reflejen los auténticos temas de

interés para el cooperante. Esta flexibilidad está directamente vinculada al

modelo de investigación adoptado que ha sido expuesto en el apartado

“proceso metodológico”.

Tabla 4. Listado de asuntos previos al diseño de las entrevistas

Page 91: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

91

CONTENIDOS DEL GUION BORRADOR

Partiendo de estas premisas, nuestro guion borrador presentaba en un primer

momento los siguientes contenidos:

Contenido No. 1. Relato de su experiencia personal como cooperante.

Contenido No. 2. Las dificultades de la cooperación

Contenido No. 3. Proyección de futuro

Contenido No. 4. La convivencia con otras personas de culturas distintas.

Contenido No. 5. Mitos sobre la cooperación.

Tabla 5. Contenidos del guion borrador de entrevista

Así, el contenido no. 1 refleja nuestra voluntad de partir de la construcción

de un relato de vida como marco que sostenga todo el proceso de obtención

de datos sobre el cooperante expatriado, el desarrollo de su trabajo y los

efectos del mismo en su vida personal. No obstante, y para no dejar escapar

aspectos que a priori nos parecían importantes, planteamos los siguientes

cuatro contenidos que aparecen en el cuadro no. 4.

El contenido no. 2 pretende abarcar todos aquellos aspectos que puedan ser

obviados o eludidos por el relator como fruto de prejuicios, miedos,

corporativismo, etc. No queríamos perder la oportunidad de rescatar esos

aspectos del relato de vida. Lo cierto es que la mayoría de nuestros

informantes incluyeron esta dimensión de su trabajo en el relato, sin

necesidad de una demanda específica por nuestra parte. Como suele pasar

cuando se trabaja desde una perspectiva biográfica, no sólo no fue evitado

por la mayoría sino que además, los relatores incluyeron nuevos

planteamientos sobre las dificultades de su trabajo que nosotros no

habíamos intuido en principio, pero que conforme íbamos avanzando en la

investigación, y por lo tanto, se iban acumulando los relatos, aparecían de

Page 92: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

92

forma reiterada, lo cual, dicho sea de paso, aporta validez en lo que a

representatividad se refiere.

Otra de las cuestiones que no queríamos dejar desatendidas, y que a

diferencia de la anterior, no surgía en el relato de forma espontánea, era la

relacionada con la proyección de futuro del expatriado. A nosotros,

imbuidos por nuestra propia cosmovisión y nuestros conocimientos

previos19

, nos parecía que, por la propia idiosincrasia del trabajo del

cooperante, no debe ser tarea fácil saber qué va a ser de uno dentro de veinte

años. Además, en el trabajo de consulta bibliográfica previo a las

entrevistas, encontramos algunos informes que nos hacían dirigir nuestras

creencias en esta dirección. El hecho de que la cooperación española sea

bastante joven puede ser una de las causas por la que los gráficos que

presentan los grupos de edad del personal remunerado en otros países de los

informes anuales de la CONGDE que van desde 2004 hasta 2009 muestren

un sector eminentemente joven en el que aproximadamente el 83% de las

personas que trabajan expatriadas se encuentran en la horquilla 25-45 años.

¿Dónde se ubican todos esos cooperantes una vez cruzan al siguiente grupo

de edad, esto es entre 45 y 65, y más aún, a partir de 65 años? Puesto que

considerábamos este aspecto de sumo interés, decidimos incluirlo como

contenido concreto en nuestro guion borrador, tal y como mostramos en el

cuadro no.4.

La razón de ser del contenido número 4 es evidente en una tesis de

antropología como esta. Nuestro interés por conocer cómo es el encuentro

entre culturas más o menos distantes, situación en la que supuestamente el

cooperante se halla de forma continua, requería un apartado concreto en

nuestro guion borrador. Ahora bien, los relatos obtenidos en este sentido nos

sorprendieron en gran medida, y, aunque dejamos el análisis de los mismo

19

Insistiremos sobre este aspecto en el apartado siguiente

Page 93: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

93

para el apartado pertinente dedicado a ello, sí nos gustaría insistir en la

bondad de este método, que permite la suficiente libertad y flexibilidad al

narrador como para que puedan aparecer narraciones tan dispares unas de

otras, y por lo tanto tan enriquecedoras para los que estamos dispuestos a

escuchar discursos inesperados.

Por último, desde el enunciado “mitos del cooperante” queríamos proponer

un espacio de reflexión del cooperante acerca de la visión que considera que

los demás tienen de él, especialmente de la sociedad occidental de la que

provienen, pero no en exclusiva. ¿Cómo piensa el cooperante que le ve el

personal local o los beneficiarios? ¿Cuál cree que es la consideración que

tienen los ciudadanos de su país de origen acerca de su labor? Todas estas

preguntas y otras muchas querían quedar recogidas dentro del contenido no.

5 del guion borrador.

Una vez expuestos los motivos que explican nuestras razones para plantear

el primer guion borrador, un guion de preguntas temáticas de investigación

(Kvale, 1996), debemos anotar que a medida que íbamos realizando nuevas

entrevistas, este esquema se iba transformando, respondiendo y adaptándose

a las propuestas de los propios informantes.

GUION DE LA ENTREVISTA SEGÚN CRITERIO DE EJE BIOGRÁFICO

Después de las dos primeras conversaciones, decidimos ampliar nuestra

guía de entrevista que pasó de ser una simple lista de contenidos a un guion

basado en el eje biográfico con la intención de recoger no sólo lo que el

informante pensaba sino cómo actuaba respecto a eso (Cea y Valles, 1990).

Esto no significa que nosotros fuéramos marcando el orden en el que el

cooperante iba exponiendo sus ideas, sino que íbamos anotando las mismas

mientras comprobábamos que los tres tiempos del eje biográfico se iban

sucediendo. Si al terminar la primera sesión de entrevista, considerábamos

necesario continuar con una siguiente, decisión que tomábamos de forma

Page 94: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

94

conjunta el informante y la investigadora, animábamos al narrador a incluir

momentos de su historia de vida que, por alguna razón, todavía no hubiese

esbozado.

A continuación exponemos el guion basado en el eje biográfico que

utilizamos durante las primeras entrevistas. Debemos insistir en el hecho

que los enunciados expuestos responden a cuestiones de investigación, y no

a preguntas dinámicas a usar durante la entrevista:

1. Reconstrucción de la trayectoria laboral

a. Pasado

i. Formación necesaria

ii. Experiencia

b. Presente

c. Futuro

i. ¿Cómo se proyecta en el futuro? ¿se puede seguir siendo

cooperante a largo plazo?

2. Reconstrucción de la trayectoria vital

a. Pasado

i. ¿Qué tipo de vida lleva el que decide ser cooperante?

ii. Estilo de familia

iii. Formación recibida: colegios, etc.

iv. Valores recibidos/valores actuales

b. Presente

i. Repercusiones de su profesión en su vida:

1. Relaciones familiares

2. Amistades

3. Desarraigo

4. Estabilidad económica

c. Futuro

3. ¿Existe alguna situación o experiencia particular que favorezca el planteamiento

de esa profesión?

a. ¿Qué motivos le impulsan a ser cooperante?

4. Consideraciones/auto representaciones del cooperante acerca de su labor

a. ¿Es una profesión? ¿Es una vocación?

b. Dificultades intrínsecas a esa labor

c. El mito del cooperante

d. Código ético del cooperante

5. Reflexiones sobre la cooperación al desarrollo

a. Políticas

b. Eficacia

c. Redes sociales

d. Globalización

e. Internet

f. Tipos de proyectos

6. La experiencia con el otro

a. Derechos sociales y diversidad cultural

b. La violencia

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95

c. Los nacionalismos

d. La diferencia/otredad

e. Justicia

f. Condiciones de la comunicación intercultural

g. Relativismo

h. La dominación masculina y el papel de la mujer en el desarrollo

7. ¿Cómo construye el relato el cooperante? Análisis.

8. Análisis de las representaciones sociales sobre el cooperante. Estudio. Y reflexión

con el entrevistado.

Estimulantes temáticos: aspectos de actualidad relacionados con el tema de investigación

(noticias, políticas, etc.) Tabla 6. Guion de la entrevista de investigación según criterio de eje biográfico.

EL GUION DE ENTREVISTA DEFINITIVO

Después de aplicar este guion a las cinco primeras entrevistas decidimos

realizar un nuevo cambio de enfoque. En nuestro empeño por ser coherentes

con nuestra propuesta de investigación y ser verdaderamente flexibles para

poder registrar lo que realmente le importa e interesa al cooperante

expatriado, vimos oportuno desestimar el guion según el eje biográfico.

Lejos de favorecer la acotación de temas, consideramos que dicho guion

ejercía sobre nosotros cierta constricción, impidiéndonos una escucha

totalmente libre, y lo que es más importante, influyendo de alguna manera

en la construcción del relato del narrador, lo que sin duda nos alejaba de

nuestros planteamientos iniciales.

La configuración de un nuevo guion de contenidos fue relativamente

sencilla ya que formaba parte del proceso de investigación. Así pues,

después de registrar cada entrevista, realizábamos su transcripción y su

análisis, de manera que pudiéramos detectar los temas/contenidos que el

narrador había expuesto en su relato. Así, conforme íbamos avanzando, la

lista de temas se iba ampliando y ratificando, se iba construyendo poco a

poco en función de los relatos de los cooperantes. Al final del proceso,

obtuvimos un listado de contenidos vinculados al relato del cooperante

expatriado que no sólo suponía un guion para las entrevistas que se iban

sucediendo, sino que conformaba la base del análisis de los datos obtenidos,

Page 96: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

96

implicaba una revisión de las primeras hipótesis y un indicativo de

saturación de conocimientos.

En el cuadro siguiente presentamos el guion de entrevista definitivo basado

en los contenidos de los relatos de los cooperantes:

La familia

Viajes

Preparativos antes de salir a terreno

Cómo llega a la cooperación

Estudios y Formación específica en cooperación

Momento de inflexión en su vida

Colabora en acción social/humanitaria/vida asociativa

Idiomas

La seguridad en el terreno

Vida social en el país receptor

Descripción del trabajo de cooperante

Los compañeros de trabajo: espacio multicultural

La pregunta acerca del sentido de lo que se hace: ¿sirve mi labor?

¿Cómo ve la población local al cooperante?

Descripción del país/países donde ha cooperado (situación política, social, cultural,

geográfica)

Aprendizajes en el terreno relacionados con el crecimiento personal

Costes de trabajar expatriado

El choque cultural

Las condiciones de vida en terreno

Lo que se deja atrás (familia, amigos, etc.) y el desarraigo

Un nuevo estatus

Frustración, sensación de no haber hecho lo suficiente

El retorno: Dificultades emocionales en el retorno, trabajo, choque con la cultura de origen

La nuevas tecnologías en la vida del cooperante

El futuro del cooperante

Valores, ideales… del cooperante

Compaginar familia y cooperación

Mitos sobre el cooperante

Page 97: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

97

La cooperación como una necesidad, una pasión

Profesionalizar

Denunciar injusticias

El sueldo

El lado oscuro de la cooperación

¿Qué debería cambiar en cooperación?

Comentarios reflexivos sobre el ejercicio de la entrevista en profundidad

Tabla 7. Guion de entrevista configurado a partir de los propios relatos de los

cooperantes.

OTRAS DECISIONES DEL DISEÑO DE LAS ENTREVISTAS

La duración de la entrevista y la necesidad de dedicar más de una sesión al

registro del relato dependió de las características particulares de cada

cooperante. Independientemente del número de sesiones empleadas, la

transcripción y el análisis de la entrevista se hacían inmediatamente después

a su realización. Sin duda este hecho aporta algunas ventajas que

expondremos en el apartado relacionado con el trabajo de campo, pero nos

gustaría hacer alusión a esto en este momento, ya que implica que un mismo

relato recogido en dos sesiones, pasara por un proceso profundo de análisis

y comprensión entre la primera y segunda sesión, de manera que, cada vez,

la conversación se hacía más precisa y concreta, si se quiere incluso, más

directiva. En algunas ocasiones esto supuso pasar de una entrevista en

profundidad abierta, no directiva y no estructurada, a una entrevista en

profundidad semiabierta, con preguntas concretas y directas que el

informante estaba dispuesto a responder ya que, por otra parte, la confianza

y empatía era mayor, pues nos conocíamos mejor y el ambiente era más

distendido que en el primer encuentro:

“Tú ve preguntándome, lo que tú quieras o necesites ampliar.

Pregúntame en el orden que a ti se te ocurra” (Mario II)

Page 98: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

98

FICHA DE ENTREVISTA

Existen otros aspectos que están relacionados con el diseño de la entrevista

y que se refieren a aquellos momentos inmediatamente anteriores y

posteriores al registro. Se trata de esos minutos que preceden al rec de la

grabadora y que son tan importantes. Incluyen los primeros instantes una

vez que el registro sonoro ha comenzado y el cierre de la conversación, de

manera que la situación no resulte forzada o carente de naturalidad, todos

estos aspectos los trataremos en el apartado de trabajo de campo. Sí cabe

decir aquí que en último lugar, pasamos al informante una ficha descriptiva

de los datos básicos de su perfil tales como sexo, edad, procedencia, etc.

La ficha de entrevista permite al investigador contextualizar los aspectos

básicos para el análisis de la entrevista. Además, sirve de hoja de control

para asegurar la diversificación de la muestra y facilita un esquema de las

áreas descriptivas e interpretativas que se han trabajado en la entrevista

conversacional.

Page 99: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

99

Tabla 8. Ficha entrevistado

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100

SELECCIÓN DE LOS ENTREVISTADOS

La elección de la población a investigar depende de muchos factores. Según

el modelo tradicional, la muestra escogida debería responder a exigencias de

representatividad, pero esta pretensión nos resulta una falacia.

Consideramos que desde la antropología podemos prescindir por completo

de ese requerimiento puesto que cualquier relato que de alguna manera esté

relacionado con el tema de nuestro estudio, es susceptible de ser tenido en

cuenta ya que posee rasgos particulares significativos. El investigador que

escoge los relatos de vida como técnica de observación de la realidad social

y/o cultural, es consciente de que cada historia aporta un conocimiento

nuevo e irremplazable que enriquece el corpus total de los datos obtenidos.

En ese sentido, no hay historias mejores o peores, sino diversidad,

pluralidad, complejidad, en fin, humanidad. Otro asunto sería la necesidad

de plasmar a lo largo del texto, la estrategia adoptada para escoger a los

informantes. Especificar si la elección atiende a factores como la edad, el

género, la profesión, la procedencia o incluso, la accesibilidad o

predisposición a ser entrevistados.

CRITERIOS MAESTROS DEL MUESTREO CUALITATIVO

Nuestro criterio de selección responde a la combinación de los siguientes

fundamentos muestrales o, en palabras de Valles (2007: 66) criterios

maestros del muestreo cualitativo:

Criterio 1. Acotar el universo de entrevistados a partir de la definición de cooperante que

propone el Estatuto del Cooperante.

Criterio 2. Muestreo acorde con la voluntad de un diseño flexible de investigación. La

muestra se puede ir modificando, ampliando, reduciendo, en definitiva, revisando a lo largo

del estudio en función del contenido de las entrevistas que se vayan realizando y teniendo

en cuenta los cambios circunstanciales.

Page 101: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

101

Criterio 3. El número de entrevistados responderá a un proceso de saturación de

conocimientos.

Criterio 4. Aplicar la estrategia bola de nieve partiendo de un muestreo previo de ONG.

Criterio 5. Heterogeneidad en el muestreo de ONG. Contactar con ONG de perfiles

distintos: emergencistas, humanitarias, desarrollo.

Criterio 6. Predisposición y accesibilidad.

Tabla 9. Criterios maestros del muestreo cualitativo de cooperantes expatriados en Valencia

Barajando los seis criterios expuestos en el cuadro 8, fuimos realizando la

selección de los narradores, aunque sería más preciso decir, que teniendo en

cuentas los criterios maestros del muestreo cualitativo de cooperantes

expatriados en Valencia, los narradores contactados nos seleccionaron a

nosotros como interlocutores suyos, accedieron a compartir su tiempo, sus

recuerdos y sus experiencias con nosotros.

En primer lugar, y como consecuencia de nuestro trabajo previo de lectura

de material escrito relacionado con nuestro tema de investigación, optamos

por adoptar la definición que hace el estatuto del cooperante como punto de

partida:

“A los efectos de este estatuto, son cooperantes aquellas personas

físicas que participen en la ejecución, sobre el terreno, de un

determinado instrumento de cooperación internacional para el

desarrollo o de ayuda humanitaria en cualquiera de sus fases, a

realizar en un país o territorio beneficiario de la política de ayuda al

desarrollo, parte de la acción exterior del Estado de acuerdo con el

artículo 3 de la Ley 23/1998, de 7 de julio, y que tengan una relación

jurídica con una persona o entidad promotora de la cooperación para

el desarrollo o la acción humanitaria, en los términos que se señalan

en el artículo 3 de este real decreto”. (BOE, núm. 114: 18493-18494)

Puesto que la definición recoge la idea de que el cooperante debe tener una

relación jurídica con una persona o entidad promotora de la cooperación,

pensamos que debíamos empezar la localización de los cooperantes desde

las ONG, aplicando por tanto el criterio no. 5. Así, en el muestreo de ONG

Page 102: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

102

contactamos con todas aquellas que forman parte de la Coordinadora

Valenciana de ONGD, un total en la actualidad20

de 109 ONG. Además, y

puesto que todas las ONG no forman parte necesariamente de dicha

coordinadora, contactamos con otras ONG que conocíamos previamente

gracias a su visibilidad dentro de nuestra sociedad.

Tabla 10. Carta explicativa a ONG perteneciente a la fase de preparación

De esta manera, fueron las propias ONG las que nos facilitaron el contacto

con cooperantes expatriados. Debido a la naturaleza de dicho trabajo,

20

Febrero de 2012

Page 103: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

103

muchos de ellos se encontraban trabajando fuera de nuestras fronteras, este

hecho supuso una nueva acotación de la muestra. De todos los cooperantes

propuestos por las ONG contactadas, conseguimos establecer trato con

aquellos que quisieron colaborar en nuestro estudio y que además se

encontraban en Valencia durante nuestro periodo de realización del trabajo

de campo, lo que responde al criterio de muestreo no. 6.

Desde el momento en que comenzamos con las entrevistas

conversacionales, pudimos aplicar los restantes criterios maestros de

muestreo cualitativo expuestos en el cuadro 8. Los propios narradores nos

presentaban a otros cooperantes que, conociendo la experiencia de su

colega, estaba predispuesto a colaborar en nuestra investigación. Puesto que

consideramos que la técnica de la bola de nieve posee el riesgo de

homogeneizar la muestra, tuvimos especial cuidado en no recurrir

demasiadas veces a ella, especialmente cuando el cooperante nos facilitaba

el contacto con otros cooperantes narradores potenciales de un perfil similar

al suyo.

En la medida en que íbamos avanzando en el trabajo de campo y por lo

tanto, en el análisis de las entrevistas, hallábamos que en las narraciones de

nuestros interlocutores aparecían referenciados nuevos perfiles de

cooperante con los que no habíamos contactado en un principio. Es el caso

de los cooperantes expatriados que trabajan para agencias gubernamentales,

como la AECID, la Comisión Europea, etc. o aquellos que han estado

expatriados cooperando pero que lo han hecho yéndose sin un contrato

previo. En este sentido aplicamos el criterio muestral no. 2 de nuestro

cuadro antes citado y fuimos por tanto, ampliando y rehaciendo nuestras

hipótesis de partida.

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104

NÚMERO DE ENTREVISTADOS

La cuestión del número de entrevistados, aspecto que con frecuencia puede

producir cierta incomodidad al investigador que, como en nuestro caso, ha

focalizado su estudio en una epistemología cualitativa, sin duda, forma parte

de las decisiones muestrales. Pese a que el criterio de saturación de

conocimientos es un punto de llegada válido, al que nosotros nos hemos

acogido para poder establecer un final a la fase del trabajo de campo nos

gustaría insistir una vez más en la necesidad de superar el apego a la

cuestión cuantitativa. ¿A cuántos cooperantes entrevistamos? Nosotros

proponemos tantos como se pueda, se quiera y sea necesario. ¿Por qué?

Porque en realidad el número de entrevistas no es lo importante.

Efectivamente, más allá del ámbito explicativo que surge del análisis de

variables causales, el investigador tiene la posibilidad de acceder al terreno

de las reconstrucciones de las historias y experiencias de vida de personas

concretas. Ese es el valor principal. Lo que interesa no son los rasgos que se

repiten, porque entonces volveríamos a entrar en la espiral de lo

cuantitativo, viéndonos en la necesidad de resolver la cuestión acerca del

número significativo de relatos y de las veces en que se repiten los

elementos. Más bien se trata de identificar los elementos decisivos en la

vida del entrevistado. Los hitos que, de alguna manera, han marcado el

curso de los acontecimientos. Lo que aporta un significado especial,

distinguible para el narrador.

Al terminar el trabajo de campo, por cuestión de economía temporal y no

por falta de informantes dispuestos a conversar con nosotros, habíamos

entrevistado a un total de quince cooperantes expatriados. Cuatro de dichas

entrevistas se prolongaron en un segundo encuentro de entrevista por

requerimiento y/o conformidad del propio narrador. A todos se les ofreció la

posibilidad de recibir transcritas las entrevistas con el objeto de

“retornarles” lo que, sin duda, les pertenecía, y también, cómo no, para

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105

darles la opción de corregirlas, ampliando o eliminando lo que ellos

consideraran oportuno.

RAZONES PARA PARTICIPAR EN UNA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA

Es evidente que cada uno debía poseer sus razones para participar en una

investigación como la nuestra, ¿cuál es el móvil o los motivos que

predisponen a una persona, en este caso un cooperante a acceder a ser

entrevistado frente al resto de cooperantes contactados que rechazaron

nuestra propuesta?

Muchos de los cooperantes entrevistados manifestaron la necesidad que

tienen de contar su experiencias, les urge ser escuchados. Sin duda, el

momento en el que se realiza la contactación influye sobremanera, hay

veces que si la vivencia como expatriado es muy reciente y además ha sido

algo decepcionante o especialmente dura, es muy probable que el narrador

no se encuentre con el ánimo y la predisposición necesaria para revivir la

experiencia de nuevo a través de la construcción del relato:

“Si hubiéramos tenido esta conversación hace diez meses… no sería

lo mismo… seguramente no hubiera aceptado tener esta

conversación porque estaba bastante mal” (Lucía: 671-672)

Pero lo cierto es que la acción de relatar proporciona al narrador una

sensación de sentido y coherencia de lo vivido que en el caso del cooperante

es especialmente valorada. Cuando uno construye su relato de vida lo hace

necesariamente a través de una serie de estrategias formales que estructuran

y organizan la información. El orden en la elaboración de la narración viene

acompañado de una selección de la información, y por lo tanto, la exclusión

de otras alternativas. Además, organiza el discurso dentro del ámbito

espacio-temporal ofreciendo al escuchante y sobre todo a sí mismo, un

discurso henchido de sentido.

Page 106: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

106

Muchas de las vivencias que se narran se alejan sobremanera de la realidad

de nuestro contexto social. Son extrañas, extremas e incomprensibles para

una mentalidad occidental. También lo fueron en su momento para el propio

expatriado, que en el mejor de los casos aprendió a comprenderlas. Ahora

bien, ¿quién está dispuesto a escuchar retorno tras retorno las injusticias

vividas, las miserias compartidas o los logros alcanzados que el cooperante

ávido de comunicar no puede optar por silenciar?

Además de la necesidad de contar, de compartir y de ser escuchado, puede

haber otras muchas razones que predispongan al cooperante a contar su

relato de vida. Prat (2004: 53) enumera algunas:

“Sembla que la disposició a relatar la vida podría venir embolcallada

per un cert narcisisme (hom explica i dóna a conèixer el testimoni

propi i, per tant, la gent elegida se sent valorada en ser escoltada);

d’altres factors podrien ser l’amistad, el parentiu, l’alliberament (la

utilització de l’entrevista como element personal de catarsi) i també

el fet voler deixar constancia de la pròpia vida en una publicació.”

Otras de las razones que nosotros aludimos para aceptar ser entrevistado

teniendo en cuenta el perfil de nuestro informante es el de la responsabilidad

social. Concienciar y dar a conocer es un objetivo intrínseco en la labor del

cooperante. Por lo que resulta bastante lógico que quiera participar en un

trabajo como el presente.

LA IMPORTANCIA DE LA CONTACTACIÓN

En último lugar nos parece necesario contemplar una razón más para

explicar la aceptación de los informantes para ser entrevistados. Dicha razón

está directamente relacionada con el proceso de contactación y la capacidad

de establecer cierta empatía desde el primer instante. No pretendemos ni

mucho menos ser pretenciosos o egocéntricos al proponer hablar de

nosotros mismos, pero tampoco queremos caer en el oscurantismo de

Page 107: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

107

aquellos que obvian la presencia y la influencia que el entrevistador ejerce

en el transcurso de la investigación y por lo tanto, también en la aceptación

o no de participar por parte del informante.

Qué duda cabe que si el futuro informante se siente acogido y respetado, si

siente que el investigador aprecia y valora su posible aportación, es más

sencillo que se anime a participar en la experiencia de narrar su vida. De

esta manera es necesario que el investigador, que es también el interlocutor

del informante, muestre verdadero interés y el ánimo de realizar un trabajo

cooperativo y recíproco. Debe saber transmitir a su informante que más allá

de un mero objeto de estudio es un sujeto personal, y sobre todo, que es

poseedor de un precioso valor que es su relato, valor que surge de la propia

unicidad e irrepetibilidad del que lo encarna.

EL ENTREVISTADOR

Por esto, consideramos absolutamente necesario presentar al entrevistador

que ha participado en esta investigación. Su participación sobrepasa la mera

presencia y lo sitúa en la arena de la creación del relato junto al informante.

No es un frío espectador prácticamente invisible que escucha y registra la

narración, esa pretensión es inalcanzable y, nos atreveríamos a decir,

éticamente errónea.

“El investigador debe ir más allá de la ingenua posición positivista

que considera que la persona contamina el proceso de investigación.

El investigador debe reflexionar sobre su rol en la entrevista.”

(Kimery, 1992: 156)

Abordaremos brevemente en este apartado la cuestión del perfil del

entrevistador. Podemos decir que en nuestra labor como entrevistadores,

somos conscientes de que poseemos una serie de características que

determinan el discurrir de las entrevistas. Se trata de un tema que puede ser

tratado de forma más amplia tanto en la vertiente del diseño, como en la del

Page 108: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

108

trabajo de campo. Además, debe tenerse en cuenta en el análisis de los

relatos registrados que desarrollaremos a lo largo de los capítulos centrales

del presente trabajo. En primer lugar, debemos considerar nuestra apariencia

física y social. Ser mujer, joven, becaria de investigación y con poca

experiencia en el ámbito de la cooperación internacional es una carta de

presentación que influye en la predisposición del conversador. Sin embargo,

y hay que decirlo, existe una importante experiencia previa en la

investigación con relatos de vida, tanto a nivel práctico como teórico.

Nuestra predisposición respecto a las entrevistas conversacionales era

conseguir crear un espacio de interacción social que favoreciera una relación

equitativa entre el investigador y el cooperante. Una relación ecuánime entre

el que quiere contar y el que desea escuchar, buscando alcanzar la apertura

de ambos interlocutores, intentando derrumbar los muros de los prejuicios o

de la objeción, aceptar y acercar.

La suma de la formación y conocimientos específicos en materia de las

ONG donde había colaborado el cooperante y el espíritu de camadería y

cercanía que pretendíamos brindar, generaba una relación de estatus de

igualdad, que era exactamente lo que se perseguía y se consideraba

adecuado. Las entrevistas no carecían de cierta reciprocidad, aunque se trata

de intervenciones escasas, con la intención de que el narrador no pierda el

hilo de su relato, siempre que considerábamos necesario, y siguiendo

criterios de naturalidad en el curso de una conversación, interveníamos con

comentarios, anotaciones a lo dicho, matizaciones con el ánimo de aclarar, u

opiniones personales sobre lo expuesto. Coincidimos con Oakley (1981: 58)

en su principio de “no intimidad sin reciprocidad” que esta forma de

proceder aporta coherencia a nuestra voluntad de trabajar desde la empatía y

amistad.

Page 109: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

109

Además, el estatus académico que acompaña al entrevistador no genera

desequilibrio con el perfil de los entrevistados, ya que en la mayoría de

casos también poseían formación universitaria. Curiosamente, y esto se

percibe con nitidez en la lectura de los relatos, los informantes manifestaban

sentirse muy cercanos e identificados con la labor del antropólogo lo que

provocaba una cierta visión compartida de los asuntos sobre los que se

hablaba y por lo tanto un acoplamiento óptimo entre escuchante y narrador.

Todas las entrevistas fueron realizadas por la misma persona, esto supone

una ventaja en nuestra investigación pues la información se iba acumulando,

lo que aportaba perspectiva y experiencia para las entrevistas siguientes y un

mayor control de las variables temáticas que se repetían.

DISEÑO DE LOS PREPARATIVOS DE LA ENTREVISTA

Otros aspectos a tener en consideración en este apartado son los relativos al

diseño de los preparativos de entrevista tales como la fecha, es decir, día,

momento del día, e incluso momento en la vida del cooperante (recién

regresado del terreno, habiendo pasado tiempo…), lugar donde se realizará

la entrevista y tipo de registro.

En lo referente a la fecha, la elección de la misma estaba totalmente

supeditada a la voluntad e intereses del informante. La razón de este criterio

es obvia, se trata de que el narrador disponga del tiempo que mejor le

convenga para que la entrevista pueda realizarse en unas condiciones lo más

optimas posibles. Sin prisa, sin atropello, en un ambiente de tranquilidad y

privacidad que le permitan sentirse cómodo y favorezcan su locuacidad.

El mismo razonamiento es aplicado a la hora de seleccionar el lugar de la

entrevista conversacional. Pese a que nuestra primera sugerencia siempre

era la de acudir al lugar que ellos propusieran para evitarles la molestia del

Page 110: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

110

desplazamiento, y sobre todo, con la intención de visitarles en su medio

(Valles, 2007: 80), en muchos casos, esto significaba acudir a su domicilio

particular, ya que, dadas sus características laborales, realmente no tenía un

lugar (físico) de trabajo. En ese sentido, dependiendo de cada informante,

realizamos las entrevistas unas veces en el domicilio particular, otras en la

sede de la entidad a la que estaba vinculado y otras veces en nuestro

despacho de la universidad. En todas ellas existía un denominador común,

de nuevo, privacidad, tranquilidad, silencio, y disponibilidad absoluta del

espacio.

Respecto al registro de las entrevistas, todas fueron registradas en grabadora

digital de audio. La forma en que esta opción de registro influyó y

determinó los resultados de la entrevista será expuesta en el apartado

relativo al trabajo de campo.

EL TRABAJO DE CAMPO

Si hay un momento especial y esperado en el proceso de investigación

antropológica, ese es sin duda el del comienzo del trabajo de campo. Es el

tiempo dedicado al encuentro con el otro, lo que en nuestro caso constituye

una auténtica pasión.

Como ocurre en casi todo, y este caso no iba a ser distinto, en el trabajo de

campo con entrevistas en profundidad la experiencia del entrevistador es

fundamental (Wengraf, 2001:187). Encontrarse vis a vis con una persona

ciertamente desconocida, ser capaz de conseguir un buen grado de empatía

y confianza, y manejar simultáneamente las herramientas pertinentes, es

decir, la grabadora digital y las anotaciones sin restar de frescura y

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111

“naturalidad” la conversación requiere cierta práctica. En ese sentido, y

como ya apuntamos más arriba, creemos que nuestra experiencia y

formación previa en este aspecto nos sirvió para poder realizar con

satisfacción este trabajo.

LA CONTACTACIÓN

Tras una fase de preparación muy cuidada, caracterizada por el respeto

profundo al relato de vida, los primeros pasos en lo que ya se considera fase

de exploración y recogida de datos mantienen el mismo espíritu de

delicadeza y pulcritud en su ejecución.

Así, en lo que Fontana (2008:131) denomina accessing the setting, en

primer lugar está el proceso de contactación con el cooperante. Una vez que

la ONG, el organismo u otro cooperante nos pasa el dato del posible

informante nos poníamos en contacto con él por vía telefónica primero. En

período de contactación procuramos no establecer contacto directamente

con el cooperante, sino hacerlo siempre a través de otra persona o entidad,

que hacía las veces de intermediario entre el informante y nosotros los

investigadores. Esta forma de proceder respondía a la voluntad de no ser

invasivos, de evitar cierta presión u obligación. La mayoría de ONG que

colaboraron con nosotros procedieron enviando un correo electrónico a sus

contactos cooperantes para que quien quisiera se pusiera en contacto con

nosotros a través del e-mail también. Otros cooperantes, después de

participar en nuestra investigación quisieron comentarlo con sus conocidos

y algunos de ellos se animaron haciéndonoslo saber también a través de

correo electrónico.

Una vez disponíamos del nombre y datos de contacto del posible

colaborador, y sabiendo que teníamos su consentimiento para hacerlo,

realizábamos la llamada telefónica. Llamada que no era improvisada sino

que respondía también a un guion previo:

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112

Tabla 11. Guion contactación telefónica

A diferencia de otros autores (Wengraf, 2001; Pujadas: 1992) que proponen

incluir en el material de pre-entrevista (Wengraf, 2001:192) un cuestionario

con información sociodemográfica solicitado al informante previamente a la

realización de la entrevista, nosotros consideramos material de pre-

entrevista a toda aquella información que pudiéramos obtener sobre el

cooperante y su realidad social y vital sin entrar en contacto directo con él.

Así, nuestra indagación se limitaba a estudiar y comprender las

características de los trabajos que había realizado, las particularidades e

historia de la entidad con la que había trabajado como expatriado y los

aspectos más significativos del país o países donde había estado destinado.

Este estudio previo lo consideramos también una parte esencial de la

necesaria preparación del entrevistador (Atkinson, 1998). Dado que se trata

Page 113: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

113

de un tema muy concreto y especializado, indagar los aspectos citados nos

aportaba herramientas fundamentales para la consecución de la entrevista

conversacional con ciertas garantías de éxito. De este modo evitábamos

divagaciones, falta de comprensión e incapacidad de discernir a lo largo del

proceso de construcción del relato, o desaprovechamiento del tiempo por

sentirse el informante en la obligación de explicar el contexto en el que

desarrolla su trabajo21

.

Nosotros, por nuestra parte, optábamos por solicitar al cooperante la

información antes mencionada sobre su contexto sociodemográfico, lo que

nosotros hemos denominado ficha entrevistado22

al finalizar la fase de

entrevistas, si todavía seguía siendo necesario, pues en muchos casos,

dichos ítems habían quedado expuestos a lo largo de la conversación.

Una vez que conseguíamos fijar una fecha, un lugar y una hora concreta

para entrevistar a nuestro informante, le enviábamos unos días antes de

dicho momento, un e-mail que poseía doble finalidad. La primera, servir de

recordatorio, la segunda y principal, orientar, y dar la oportunidad al

entrevistado de prepararse para la entrevista. En palabras de Atkinson

(1998: 29), “la entrevista será incluso mejor si se da tiempo a los

entrevistados para prepararse también”.

21

Una cosa es que el informante necesite apoyarse en la explicación de su contexto para

construir el relato y otra bien distinta es que él tenga que interrumpir su discurso para lograr

que nosotros sepamos de qué está hablando. Esto último hay que evitarlo en la medida de

nuestras posibilidades y se consigue mediante una buena preparación del entrevistador. 22

Mostrada en la tabla nº 8.

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114

Tabla 12. Correo preparación entrevistado

Nótese que el mensaje expuesto en la tabla 12, contiene mucha información

de interés para el entrevistado. En primer lugar, se sitúa al informante dentro

del contexto general que encuadra su aportación particular, una

investigación social. En ese sentido, nuestro interlocutor comprende que el

tiempo que nos dedique y el regalo de su relato tienen un sentido y una

finalidad concreta. Además, en las primeras líneas se hace una propuesta

implícita referente a la relación de estatus entre el investigador y el

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115

cooperante. Se considera, y se explicita, que éste último posee la categoría

de “experto”.

Los siguientes párrafos están dedicados a transmitir la esencia, el estilo, el

espíritu de nuestra propuesta de investigación a través de relatos. Queremos

dejar bien claro que no se trata de una entrevista estructurada, sino que se

pretende entablar una conversación libre y fluida. Considerando que esto

puede desconcertar en cierto sentido a nuestro colaborador, le sugerimos

algunos de los asuntos que pueden ser tratados en el próximo encuentro. Las

sugerencias son poco concisas, bastante generales de forma intencionada,

para no acotar demasiado, o influir en exceso en la marcha del relato:

“Las cuestiones amplias suelen servir para estimular la memoria del

entrevistado, animándole a pensar en el tema como un todo.”

(Hammer y Wildavsky, 1996: 45)

Consideramos que es un buen momento para informar al cooperante acerca

de aspectos que atañen a la ética profesional. Es necesario contar con su

consentimiento para emplear grabadora digital, debe contar con nuestra

confidencialidad, y no puede haber duda de que él posee la capacidad de

modificar el relato obtenido23

.

Por último, y como ya hemos comentado más arriba, el e-mail nos sirve para

recordar la fecha, hora y lugar de nuestra inminente cita.

LA ENTREVISTA CONVERSACIONAL

Una vez superada la fase de contactación con todas sus estrategias y

acciones, llega el momento de la entrevista conversacional. Investigador e

23

De hecho, todos nuestros informantes que así lo han querido, tienen una copia de las

transcripciones de sus relatos, y han tenido la oportunidad de cambiar, corregir o modificar

lo que han considerado oportuno.

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116

informante nos encontramos en el lugar predeterminado el día y la hora

previamente estipulada. Es la primera vez que nos encontramos. Es un

momento decisivo. Prat (2004: 64) lo expresa con las siguientes palabras:

“Fins que la gravadora no es posa en marxa i el nostre interlocutor

no comença a parlar no tenim relat i aquests moments que van des

que ens trobem fins que comencem a gravar incideixen, sens dubte,

en el producte final.”

Estas primeras impresiones recíprocas entre antropólogo y cooperante

dibujan una imagen acerca del interlocutor, son el terreno sobre el que se va

a ir construyendo el relato.

Nuestras estrategias de acción para aplicar en caso de que fueran necesarias

en estos primeros momentos de la sesión de entrevista conversacional con

las siguientes:

1. Permitir un tiempo para “reconocerse”.

Dado que no nos conocemos físicamente, debe haber en estos primeros instantes

un tiempo para identificar a la otra personas con nuestro informante (en nuestro

caso) o con el investigador (en el caso del cooperante)

Si la entrevista ha sido concertada en un lugar propuesto por el informante,

normalmente su lugar de trabajo o su vivienda, atenderemos con especial cuidado

a las normas de cortesía (esperando que nos haga pasar, etc.)

Si la entrevista ha sido concertada en el lugar de trabajo del investigador,

esperaremos a nuestro colaborador en la puerta de la universidad. No le llevaremos

directamente a nuestro despacho, sino que le mostraremos dónde está y le

preguntaremos si primero quiere tomar algo en la cafetería.

2. Conversación informal previa.

Mostraremos interés por su situación, si ha llegado sin problema (en caso de que

sea él o ella quien acude a nuestro despacho). Le agradecemos que haya accedido

a colaborar en nuestra investigación.

Conversación caracterizada por su espontaneidad, naturalidad y sinceridad.

3. Enmarcar interacción.

Recordar el sentido del encuentro y el formato que se pretende (entrevista

Page 117: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

117

conversacional)

Mostrar la grabadora, explicar cómo funciona y dónde va a estar situada.

Preguntarle acerca del tiempo que dispone, si necesita terminar a una hora

específica, etc.

Explicarle que, a lo largo de la sesión, tomaremos notas en nuestra libreta por si

aparece algún tema o cuestión, poder recuperarla posteriormente sin necesidad de

interrumpir el relato.

4. Invitar a conversar.

Alentar a que comience narrando su experiencia como cooperante expatriado.

Explicarle que puede comenzar su narración por donde él o ella lo considere más

oportuno.

Tabla 13. Estrategias de acción para los momentos previos a la construcción del

relato

En la mayoría de los casos, la aplicación total o parcial de dichas estrategias

nos aseguró una buena marcha de la entrevista. La fluidez con la que el

cooperante narraba, el entusiasmo mostrado a través de sus gestos y

modulación de la voz, sus actitudes posturales e incluso la pérdida del

sentido del paso del tiempo: “¡Coño, son las siete menos cuarto…!” (Ximo

I: 598), eran señales inequívocas de que existía un buen clima para la

entrevista conversacional.

Una vez que la grabadora ya está en marcha, y las palabras se van

sucediendo modelando un relato inédito e irrepetible, nos adentramos en la

fase más imprevisible del trabajo de campo. Se trata de embarcarse en una

tarea vibrante que no deja indiferente a ninguno de los participantes, Fraser

(1996: 140) explica esta sensación con expresivas palabras:

“Uno descubre la vida del otro al escuchar; y es ese viaje hacia lo

desconocido que me emociona.”

La imprevisibilidad no afecta sólo al escuchante sino que también actúa

sobre el propio narrador que puede mostrar sorpresa al descubrir que su

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118

propio relato se desarrollar por senderos insospechados. “Nada de lo que te

estoy diciendo tenía yo pensado decirte…” (Rebeca: 991-992).

Efectivamente la experiencia de la conversación rompe esquemas previos e

incluso actitudes habituales. “No, pero normalmente no hablo tanto… yo

soy más de escuchar y observar…” (Julián: 726). Sin duda, y pese a que son

nuestros informantes los que nos han elegido para ser sus interlocutores, el

proceso de narrar encierra ciertos riesgos en lo referente al control que el

narrador ejerce sobre su propia construcción.

La espontaneidad característica de este tipo de metodología pese a haber

ejercido una preparación tan exhaustiva como la que hemos expuesto aquí,

nos deja poco margen para otra cosa que no sea una escucha atenta y sincera

por parte del entrevistador. En nuestro caso nos ayudábamos de una libreta24

en la que anotábamos asuntos o expresiones que necesitábamos retomar a

posteriori. Asuntos que podían ser novedosos, o temas que requerían una

reflexión más pausada y extensa.

Otro de los “riesgos” del uso de entrevistas abiertas es el del cansancio.

Tanto la acción de narrar como la de escuchar puede ser muy extenuante, y

es necesario minimizarla en la medida de lo posible. Rickard (2000: 121)

propone “permitir que las personas entrevistadas marquen la orientación y el

ritmo de la entrevista”, pero es verdad que en muchas ocasiones es el propio

investigador el que se ve en la necesidad de ir cerrando la entrevista y si es

necesario proponer una segunda sesión.

Efectivamente existen distintas tácticas para animar, aclarar, reafirmar o

recapitular, tácticas que algunos autores (Valles, 2007) han querido exponer

en vastas listas, pero que, en nuestra opinión responden básicamente al

24

Dato que se cita en el cuadro nº 12.

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119

sentido común y el respeto hacia el otro aplicado en la situación de una

conversación.

Una vez la grabadora vuelve a su estado de reposo, hemos intentado percibir

el estado anímico de nuestro colaborador. Normalmente, intentábamos no

terminar la sesión de forma brusca, como si lo único que nos interesara

fuera aquello que se puede registrar en dicho artilugio. Nada más lejos de la

realidad. El relato registrado es precioso en la medida en que es fruto de la

creación de dos personas interactuando, el valor por tanto reside en la

persona. Así pues, y manteniendo el espíritu que guía todo nuestro trabajo,

el momento de la post-entrevista es igualmente cuidado y atendido.

También, si no va a haber más sesiones, solemos solicitar a nuestro

colaborador que rellene la ficha del entrevistado. Y le advertimos de la

posibilidad de requerir más adelante una nueva colaboración, le explicamos

que vamos a repasar la grabación y ver si hay algún aspecto que no ha

quedado claro o que necesitamos revisar. Normalmente todos se ponen a

nuestra disposición sin titubeos.

Una vez que hemos despedido a nuestro informante y nos hemos quedado

solos, repasamos las anotaciones que hemos realizado en nuestra libreta de

campo, y redactamos un resumen de la conversación:

“Es una buena idea llevar un diario detallado durante el período de

entrevistas. (…) puede servir a varios propósitos. En primer lugar,

debe contener un bosquejo de los temas examinados en cada

entrevista. (…) Lo mismo que el observador, el entrevistador debe

tomar nota de los temas, interpretaciones, intuiciones y conjeturas

emergentes, gestos notables y expresiones no verbales esenciales

para comprender el significado de lo que se dice.” (Tylor y Bodgan,

1987: 131 y 132)

El momento óptimo para realizar esta tarea es inmediatamente después de

finalizar la entrevista, la memoria está fresca y sobre todo, la impresión y

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120

sensación que deja la interacción acometida, y que es tan importante para el

posterior análisis del relato permanece casi intacta en esos primeros

instantes. Nótese que se trata de un verdadero mecanismo de control, que

sirve para detectar los condicionamientos propios de la técnica de los relatos

de vida:

“Ha estat molt útil i il·lustratiu que els investigadors fessin

l’etnografia de l’entrevista, és a dir, que ens descrivissin tot el procés

que va portar la seva realització com també l’ambient en què es va

desenvolupar.” (Prat, 2004:76)

Antes de cerrar este apartado para dar paso al relativo al análisis de las

entrevistas, consideramos necesario insistir, una vez más, en la importancia

que posee un buen equilibrio de roles entre los interlocutores para construir

una material, el relato, que sea susceptible de convertirse en objeto

antropológico. Según Kauffmann (1998) la clave está en crear un clima de

conversación con el informante pero sin relajarse totalmente como ocurriría

en una conversación cotidiana. La razón radica en la necesidad de poner

toda la atención sobre el interlocutor para que éste se sienta “bien

escuchado” y perciba que es el centro del diálogo en el que él posee un

conocimiento de gran valor que el investigador desconoce a pesar de ser el

que “dirige” la conversación. Kauffmann afirma que de esta manera, el

intercambio entre entrevistador y entrevistado se equilibra. Ya no es el

entrevistador/investigador el que todo lo sabe, sino que necesita del

testimonio del entrevistado para tener acceso a un nuevo conocimiento. Así,

el entrevistado descubre que cuanto más profundiza en sí mismo a lo largo

de la conversación, más se refuerza su poder en la interacción.

Este proceso en espiral logra que el informante descubra su papel como

autor de manera que no se limita a dar cierta información sino que se

implica hasta el punto de autoconstruirse como toda una unidad identitaria a

través de su propio relato.

Page 121: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

121

De esta forma, el investigador logra el acceso a algo más que una sencilla

conversación. Ha accedido a un tipo de relato con hondura, denso y

profundo pero que conserva la frescura y el impacto de lo inmediato. Este

“texto” es la fuente fundamental de la que el científico social extraerá todo

el material necesario para descubrirnos las claves que nos dan acceso a la

cosmovisión de los otros.A partir de este momento, el antopólogo entra en

escena y emprende el arriesgado ejercicio de la interpretación.

ANÁLISIS DE LAS ENTREVISTAS CUALITATIVAS

Cuando uno repasa la literatura relativa a la investigación con relatos de

vida encuentra que existen múltiples caminos para plantear el análisis del

material biográfico. Los hay que se decantan por la primacía del contenido,

otros se muestran más preocupados por la información que aporta el análisis

de la estructura del relato. Algunos consideran que no es necesario elaborar

una explicación cuando se trata de estudios de caso único y proponen que la

tarea del antropólogo debe ceñirse, en ese caso, a justificar la

representatividad de la historia escogida. Unos se decantan por presentar

relatos de vida paralelos, otros en cambio, con el ánimo de contrastar la

información, optan por el sistema polifónico mediante historias de vida

cruzadas. Incluso existen trabajos en los que el empleo de relatos se ciñe

exclusivamente a la fase analítica de manera que en la etapa de publicación

no se editan dichos testimonios.

ANÁLISIS DEL DISCURSO EN TRATAMIENTOS CUALITATIVOS

Pujadas (1992: 72) propone lo que él denomina “análisis del discurso en

tratamientos cualitativos”. Mediante la detección de las ideas principales, en

palabras de Pujadas (1992:74) “el establecimiento de las dimensiones”, la

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122

exposición de las distintas posibilidades con respecto a una de esas

dimensiones, es decir, “establecer variables” (ídem: 75) y la “categorización

de cada una de esas variables” (ídem: 75), esto es, la intensidad o frecuencia

con la que se manifiesta la variable en cada caso estudiado, el antropólogo

logra alcanzar el nivel de operalización de cada una de la variables

previamente categorizadas en relación con el contexto.

Independientemente del enfoque más o menos cualitativo del análisis, la

labor de interpretación del antropólogo es incuestionable. Cuando la

publicación llega a manos del lector, ésta debe estar provista de las claves

necesarias para que dicho lector pueda acceder al mundo de la lógica y del

sentido común del narrador del relato. De esta manera, el antropólogo debe

ser capaz de interpretar dentro de una variada pluralidad de significaciones y

motivaciones acerca de los hechos recogidos. Si cabe, también debe

presentar las narraciones transcritas, o incluso grabadas, para favorecer al

lector un espacio propio de reflexión.

Otro de los aspectos fundamentales a tener en cuenta para la fase de análisis

de un trabajo de investigación con material biográfico es la necesidad de

contextualizar el relato. Convenimos en la importancia de describir y acotar

el contexto histórico-social atendiendo a las características específicas del

entorno, de manera que esto quede reflejado en la exposición de los

resultados.

En palabras de Vansina (2007: 163), “la historia oral demuestra ser una

herramienta flexible, poderosa y maravillosa para enfocar la realidad

humana”. Efectivamente, a través del relato se puede acceder al ámbito de lo

que de verdad importa al informante, su cosmovisión y su humanidad. Su

narración aporta una información repleta de frescura, y normalmente

abundante en detalles. El método biográfico otorga al investigador la

Page 123: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

123

capacidad de acceder a la descripción densa o sustanciosa de la que hablaba

Geertz (2000).

REPRESENTATIVIDAD Y OBJETIVIDAD

Aunque es evidente que el problema de la representatividad y la objetividad

de los relatos se halla constantemente en entredicho, consideramos que

todos los niveles de la realidad se manifiestan en un mismo individuo y por

lo tanto en un mismo relato. A través de la historia de vida, el antropólogo

accede a una “visión interna de lo social” (Morín, 1993: 85), de manera que

se puede comprender la manifestación de lo colectivo en el individuo y,

viceversa, la acción concreta del individuo en la configuración del colectivo.

Esta capacidad de observar el flujo de las acciones en ambos sentidos,

implica, como ya hemos expuesto anteriormente, la necesaria flexibilidad en

el planteamiento inicial de la investigación. Suele ocurrir que el

investigador, conforme profundiza en su análisis, se va encontrando con

aspectos que ni siquiera podía sospechar. De ahí la posibilidad de

aproximarse al estudio sin necesidad de cerrar previamente los posibles

resultados, lo que favorece la plasticidad en el planteamiento de las

hipótesis.

Según Moore (1999: 166), es imprescindible otorgar un “gran valor a la

recopilación y al registro de la mayor cantidad de información posible con

objeto de crear un contexto que permita interpretar los intercambios

comunicativos”. Efectivamente, nosotros hemos recalcado en el apartado

anterior la necesidad de registrar el relato en grabadora digital, y acompañar

dicho registro de la toma de notas en la libreta de campo. El siguiente paso

decisivo, es pues, el de la transcripción de dicho registro sonoro.

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124

LA TRANSCRIPCIÓN

De Tourtier-Bonazzi (1991: 185) defiende la postura de ciertos archivistas

que consideran que el trabajo con los relatos orales hay que hacerlo

escuchando directamente las grabaciones y no transcribiendo, “pues no deja

de ser una interpretación”.

Frish (2005: 149 y 150) por su parte ratifica esta idea con las siguientes

palabras:

“A pesar de reconocerse que, en la reducción del texto, se alisa de

manera incontestable el significado inherente, la transcripción ha

parecido no sólo inevitable sino también “natural”. La presunción de

esta práctica casi universal es que sólo en el texto puede encontrarse

el material con eficacia y eficiencia: el texto es más fácil de leer,

escanear, revisar, buscar, publicar, mostrar y distribuir. Los

documentos de audio y vídeo, en cambio, tienen que ser

inevitablemente escuchados en “tiempo real”.

Efectivamente, las grabaciones son poco manejables, por eso nosotros

consideramos necesario transcribir, ahora bien, el tipo de transcripción

realizada determinará en gran medida el análisis y por lo tanto los resultados

de la investigación.

Page (2002: 163) pone de manifiesto las dificultades con las que se

encuentra un transcriptor cuando tiene que trabajar sobre una entrevista que

no ha realizado él mismo:

“Por muy preparado y experto que sea un transcriptor, o por muy

bien informado que esté, no se halló presente en la entrevista. No

miró al entrevistado a los ojos, no pudo ver su lenguaje corporal, no

contempló su cuarto de estar o su despacho, no vio sus gestos ni sus

expresiones. No pudo ver una sonrisa irónica, unos ojos en blanco,

unos dedos indicando “entre comillas”.

Esto es precisamente lo que nosotros hemos querido evitar mediante una

serie de estrategias concretas de transcripción:

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125

1. La misma persona que entrevista realiza las transcripciones.

2. La transcripción de las entrevistas se realizará inmediatamente después de

haber finalizado las mismas.

3. La revisión de la transcripción se llevará a cabo escuchando las grabaciones.

4. Elaborar un grupo de reglas de transcripción y aplicarlas a todas las

entrevistas.

Tabla 14. Estrategias de transcripción

La persona que transcribe una conversación de la que ha formado parte

como interlocutor posee toda la información y experiencia que ha recibido

de la propia acción de su participación y del entorno en el que ésta ocurría.

Frisch (2005: 150) explica que:

“Hay mundos de significados tras las palabras. El significado deriva

del contexto y el escenario, de los gestos, el tono, el lenguaje

corporal, la expresión, las pausas, de la gracia y los movimientos

realizados. Si nos limitamos al texto y a la transcripción, nunca

localizaremos estos momentos y significados, y mucho menos

tendremos oportunidad de estudiar, reflexionar y aprender de ellos."

Además, la mayoría de los autores que manejan este método insisten en la

conveniencia de una transcripción inmediata (Bertaux, 1993b) o realizada lo

antes posible (De Tourtier-Bonazzi, 1991), t

odo se tiene más fresco, se mantiene la impresión y la sensación que ha

causado la conversación con el informante. En definitiva, se comprende

mejor lo que se escucha en la grabación y por lo tanto se puede trasladar a

un lenguaje escrito con más fidelidad que no deje de ser fluido y legible para

el lector.

Transcribir es interpretar, de ahí que Page (2002) lo considere un arte que

varía según el individuo que lo lleva a cabo. Los documentos transcritos

deben proporcionar información comunicativa, de manera que recojan no

sólo las palabras literales del narrador que forman frases completas e

inteligibles sino también las frases incompletas, las repeticiones, los titubeos

Page 126: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

126

y todo aquello que se considera elemento comunicativo y que

inevitablemente es parte del mensaje:

“Muchos investigadores (…) empiezan ahora sus análisis con la

consideración de “¿cómo fue la entrevista?”(…) Describen las

dudas, sospechas o desconfianza que deben ser negociados en una

entrevista, (…) también prestan más atención a la forma en que sus

entrevistados disimulan, hablan de cosas no pertinentes o incluso de

forma abierta intentan engañarles durante la entrevista. Pueden

describir también los problemas que ellos tienen para identificarse

con la persona a la que entrevistan” (Davis, 2003:156)

CAMPOS DE EXPLORACIÓN

Conforme las transcripciones se iban realizando y simultáneamente a este

proceso, íbamos llevando a cabo el estudio de los relatos, tratamos de

plantear diversos campos de exploración entre los que se encuentran el

desarrollo temático, la localización de estructuras constantes y el fenómeno

de la reflexividad dentro de la dinámica de la propia conversación y la

necesidad de realizar un análisis de la situación que completara e integrara

la información de la conversación.

Según Guber (2001:18), los relatos son el soporte perfecto donde localizar

el nivel de reflexividad en la acción que lleva a cabo cada individuo. La

autora entiende que “la reflexividad señala la íntima relación entre la

comprensión y la expresión de dicha comprensión”. Puesto que desde la

etnometodología se considera que los procedimientos empleados para

producir y experimentar las situaciones de la vida cotidiana son idénticos a

los que se utilizan a la hora de describir dichas situaciones, la investigación

con relatos supone el acceso directo a la posibilidad de compresión de los

mecanismos y recursos de construcción y mantenimiento del orden social.

Pero, como hemos expuesto más arriba, no se trata únicamente de analizar

el nivel de reflexividad del informante en la medida en que construye su

Page 127: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

127

relato, sino que más bien hay que concebir la propia entrevista como un

fenómeno interactivo protagonizado por el entrevistador y el entrevistado.

Donde ambos son coproductores del relato e interfieren en la visión que

tienen el uno del otro.

Para realizar esta tarea, el investigador debe considerar todo aquello que

conforma su propio contexto, es decir, sus experiencias, sus pasiones,

historia intelectual y preocupaciones, y confrontarlo con la situación del

investigado. Es lo que Martínez (2002) denomina contextos específicos, esto

es, el marco en el que se produce el lenguaje-en-interacción. Se trata, por lo

tanto, de no perder de vista que el conocimiento objeto de investigación del

antropólogo se halla en las acciones de la vida cotidiana del grupo

investigado y del que, necesariamente, comienza a formar parte aunque lo

haga de manera peculiar y diferenciada.

Cuando un investigador comienza una sesión de entrevista, está siendo

partícipe junto al entrevistado de la creación de “algo nuevo”, ambos en su

interacción están generando una experiencia que posee estructura simbólica

y que es por lo tanto una realidad social en sí misma. De ahí la necesidad de

analizar no sólo los contenidos del texto sino la estructura textual y el

contexto.

CONCEPTOS VITALES RECURRENTES

Bertaux (2005, 92), refiriéndose a la aplicación de la hermenéutica en el

análisis de relatos explica que es necesario “identificar las palabras que

remiten a un mecanismo social que ha influido en la experiencia vivencial”.

De ese modo, las palabras se convierten en señales que apuntan hacia un

mundo enclavado en lo social que se manifiesta dentro de una realidad

histórico-temporal.

Page 128: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

128

En nuestro análisis hemos detectado la repetición de ciertos conceptos

relativos a la experiencia vital de nuestros cooperantes entrevistados:

Viajar Idioma Familia Culturas Seguridad Estatus

Ideales Necesidades Profesionalizar Retorno Frutración

Tabla 15. Conceptos vitales recurrentes en los relatos registrados

La interpretación implica siempre ir “más allá” de lo puramente aparente, de

lo que se ve, de lo que “parece ser”. Por eso, interpretar puede resultar una

tarea en cierto sentido, paradójica. Responde a la subjetividad del que

interpreta, aunque no es únicamente fruto de su imaginación sino que el

investigador debe argumentar su interpretación en base a un análisis

concienzudo y verificable del texto. La clave de este análisis está en cada

una de las palabras y frases empleadas por el informante. Las frases más

comunes, aunque aparentemente banales, tienen una importancia crucial,

pues aportan, al igual que las expresiones recurrentes, gran información

sobre el marco social del que son un fiel reflejo. Partiendo de este

planteamiento, hemos organizado la exposición de nuestro análisis.

TÓPICOS TEMÁTICO-NARRATIVOS

Otros autores como Roca y Martínez (2006) proponen guiarse por el

esquema narrativo que sigue el informante al contar su relato, como una

pista para el análisis interpretativo del texto. Es lo que denominan análisis

estructural del relato:

“Cuando hablamos de la estructura de un relato autobiográfico nos

referimos básicamente al esquema narrativo subyacente sobre el que

el informante ha construido el discurso al explicarnos su vida. Nos

referimos a los criterios de ordenación, organización y composición

del relato, a los ejes principales que sigue la distribución de los datos

aportados, al soporte argumental, al tipo de secuenciación realizada,

a las fórmulas y procedimientos narrativos utilizados en la

confección del discurso e incluso al tono y a la orientación

descriptiva o expresiva que modulan la narración.” ( 93)

Page 129: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

129

Cuando el informante se embarca en la tarea de elaborar su discurso,

necesariamente atiende a un tipo de eje que lo articule. Este eje, que entre

otros factores está condicionado por la formación del hablante, su

experiencia y su contexto social, responde básicamente a tres tipologías, la

cronológica, la temática que suele ser laboral o familiar y la que se refiere a

un acontecimiento de tal magnitud para el informante que se convierte en un

aspecto central de su vida.

Para Roca y Martínez el hecho de que el informante escoja un eje u otro ya

aporta una importante pista a la hora de realizar el análisis interpretativo de

su discurso. Además del eje, la forma en como se inicia y se finaliza el

relato también son elementos significativos que deben tenerse en cuenta

para alcanzar una mayor comprensión del mismo.

En el caso de los relatos de cooperantes, y tomando como ejemplo la

propuesta de Duero y Limón (2007: 11-12) podemos detectar una serie de

tópicos temático-narrativos, es decir, aquellos temas que aparecen de forma

reincidente a lo largo del relato y que sirven de ejes articuladores del

discurso.

En la medida en que uno va realizando entrevistas a cooperantes

expatriados, es fácil percibir cómo aparecen a lo largo de los relatos y con

carácter redundante los términos “aquí” (su país de origen) y “allí”

(refiriéndose al país donde coopera). Se trata de conceptos que sin duda,

articulan el discurso y que apuntan hacia una liminaridad temporal en la que

se halla el cooperante y que deriva directamente de su propia tarea. De ahí el

ahínco por modular la narración en torno a ese par conceptual.

De esta forma, el narrador realiza un ejercicio de memoria ligada al espacio.

Podríamos hablar de memoria espacial que se refiere a “la reconstrucción

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130

del tiempo pasado a través de los lugares recordados” (Velasco, 2004:38).

En las narraciones podemos hallar, además del abundante binomio

“allí/aquí”, los nombres de los lugares en los que han cooperado a lo largo

de su vida. De esta manera aparece una lógica de orden geográfico que

conecta el transcurrir del tiempo con la fragmentación espacial característica

de la vida del cooperante.

Puesto que el movimiento es el fenómeno fundamental, el eje en torno al

cual gira la vida del cooperante, en su relato abundan los topónimos que

aluden a las distintas poblaciones en las que ha habitado.

Además de la ubicación espacial que implica la construcción de un relato y

que constituye el marco experiencial de las relaciones sociales, el

cooperante recrea su identidad a través de la propia narrativa de los

acontecimientos de su vida.

En nuestro estudio de los relatos registrados hemos querido combinar la

capacidad de observación activa, el conocimiento del contexto histórico-

social, la imaginación y una sincera voluntad de rigorismo para realizar una

buen análisis comprensivo. La información y los significados contenidos en

el relato han ido apareciendo en el transcurso de lecturas sucesivas.

También hemos querido atender de un modo especial las explicaciones que

los cooperantes dan constantemente a lo largo de sus conversaciones. Las

descripciones, representaciones, críticas, opiniones y razonamientos son

formas de explicación que hemos estudiado con la pretensión de analizar

cómo los actores crean, mantienen y, si es necesario, transforman el sentido

de su mundo vital.

Todo este trabajo interpretativo que hemos realizado queda reflejado en la

forma de organizar y exponer los resultados de nuestra investigación. Lo

primero que hemos hecho es plantearnos a quién va dirigida nuestra

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131

investigación. Obviando nuestro primer objetivo, que es sin duda el de

presentar a la comunidad científica esta tesis doctoral, no hemos querido

renunciar a poner los resultados de este estudio con relatos de vida al

servicio de aquellos que han prestado su testimonio, que han dedicado su

tiempo, esforzándose en ejercitar la memoria, emprendiendo la aventura de

construir y hallar sentido sobre aquello que ha acontecido en sus vidas.

Creemos que la antropología debe ser aplicable en la vida social, debe valer

para transformar, para mejorar, para cuestionar. En palabras de Bertaux

(1993b: 33)

“Si la sociología no puede referirse a la gente, si no puede

proporcionar conocimiento social a la sociedad, si no es capaz de

ampliar la conciencia social (no como una “conciencia de estatus”,

por supuesto, sino como una conciencia histórico-social) resulta un

fiasco.”

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PARTE II. RELATOS DE COOPERANTE

"La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados". Johann Paul

Richter, (1763-1825); poeta alemán

LOS COOPERANTES

A continuación presentamos a cada uno de nuestros informantes. Con esta

pequeña introducción de quién es cada uno, pretendemos orientar y situar

cada una de las citas de los relatos registrados que irán apareciendo a lo

largo de esta segunda parte.

Después de la revisión del marco conceptual y la exposición de la

metodología empleada en la presente investigación, ha llegado el momento

de escuchar las voces de los protagonistas de este trabajo.

Como expusimos en el apartado dedicado a la metodología, hemos

empleado la técnica de cruzar los relatos, de manera que iremos analizando

cada uno de los temas recurrentes en las conversaciones con cooperantes,

escuchando las distintas voces que conforma dicho grupo.

Para evitar la descontextualización y la deconstrucción del relato, cada vez

que citamos a uno de nuestros cooperantes, señalamos el número de línea

dentro de la transcripción de la conversación, en la que se pueden encontrar

dichas palabras. De esta forma, el lector siempre puede “retornar” al texto

transcrito para alcanzar una mayor comprensión del sentido e intención del

informante en cada momento.

Con la intención de facilitar la lectura, en las citas hemos eliminado la voz

del investigador, de manera que en alguna ocasión, se ha incluido la

pregunta dentro de la propia respuesta del informante. Esta medida no afecta

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133

al sentido ni a la veracidad en el tratamiento de los datos, pues, insistimos

de nuevo, los relatos se han transcrito de forma íntegra y se pueden

consultar a lo largo de todo el análisis.

Tabla 16. Informantes

TONI, el Trabajador Humanitario.

Toni es un hombre joven, dinámico y entusiasta. Nos conocimos en una

exposición de fotografía sobre Haití que presentaba visualmente el trabajo

en ayuda humanitaria que había desarrollado la ONG en la que trabaja.

Escucharle explicar cada una de las imágenes expuestas me dio una ligera

idea de su personalidad y características como cooperante. Es un apasionado

de su trabajo que considera inseparable de su vida personal. Pese a su larga

experiencia como expatriado él se define por encima de todo como un

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134

trabajador humanitario que desarrolla su labor en poblaciones que viven en

una situación de mucha vulnerabilidad.

Actualmente cuenta con 38 años y es el responsable coordinador de la

organización gubernamental en la que trabaja, pero a lo largo de los años ha

hecho de todo:

“He pasado por todas las posiciones, desde el voluntario de

campaña, del que hace los proyectos, del que recoge el correo…

¡¡de todo!!” (Toni: 731-735)

Toni empezó como cooperante sin saber que estaba haciendo cooperación.

Tras finalizar la carrera de psicología, y habiéndose especializado en

psicología comunitaria pidió una beca intercampus con la Agencia Española

de Cooperación Internacional y se fue a trabajar como profesor a una

universidad en Tegucigalpa, Honduras. Durante su estancia fue sorprendido

por el huracán Mitch que arrasó todo el país. Cruz Roja solicitó apoyo

psicológico para los voluntarios que trabajaban en el rescate de las víctimas

del desastre. De esta manera, Toni se inició en el trabajo en ayuda

humanitaria en un país que no era el suyo.

A su regreso de Honduras, y tras su intensa experiencia allí, decidió

incorporarse a una ONG de Cooperación al Desarrollo cuyo objetivo

principal es proporcionar asistencia psicosocial. Los primeros años trabajó

como voluntario en el área de sensibilización principalmente y tres años

después se fue con la beca de los jóvenes cooperantes de la Generalitat

Valenciana como expatriado durante tres meses a El Salvador a trabajar con

maras de San Salvador.

Su destino siguiente fue Bolivia. Pasó nueve meses en La Paz y tres meses

en Santa Cruz. Esa fue la primera vez que pasaba más de tres meses

expatriado. Allí aprendió que el cooperante es un gestor de proyectos por

Page 135: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

135

encima de todo cuya misión principal es impulsar a los profesionales

locales. Toni cuenta que un cooperante humanitario debe ser muy flexible y

tener capacidad para reformular los planes en un momento dado. Eso lo

aprendió bien cuando en 2006 viajó a Batticaloa en Sri Lanka a trabajar en

un proyecto de apoyo psico-social a supervivientes del tsunami.

Posteriormente desarrolló un proyecto parecido con supervivientes del

terremoto de Haití en 2010.

Toni en su discurso profundiza en las diferencias existentes entre

cooperación gubernamental y no gubernamental:

“Muchos salen de la gubernamental porque a veces las directrices

son demasiado… estás mucho más constreñido…” (Toni: 323-329)

Para él, el valor fundamental de su trabajo es la capacidad de compartir

experiencias, de relacionarse y de generar red, acciones todas que provocan

de una manera u otra un cambio en la realidad social en la que trabaja.

SARA, el entusiasmo incansable

La primera vez que quedé con Sara comprendí que sería necesaria más de

una reunión para poder registrar todo lo que me quería contar. Pese a que

habla a gran velocidad, su empeño por vivir intensamente cada experiencia

que le brinda la vida, su alegría por compartir y el gran amor que siente por

su trabajo la convierte en una informante apasionada y apasionante.

Nuestro primer encuentro tuvo lugar en la sede de la organización no

gubernamental para la que trabaja. Era el mes de agosto y hacía mucho

calor. Me encontré en la puerta con una mujer joven de unos treinta y seis

años. Llevaba un vestido de algodón muy fresco que le daba un aire muy

Page 136: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

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hippie. Desde el primer segundo conectamos, porque ella tiene química y

empatiza con asombrosa facilidad.

Sara comenzó su relato explicando el amor que desde pequeña siente por

otras culturas y concretamente por el ser humano. Un amor que heredó de su

abuela, según me contó más adelante. Su mayor ideal es ser capaz de

conocer y comprender a la persona humana para llegar hasta ella y poderla

ayudar cuando y cuanto sea necesario.

Un aspecto que se ha tomado muy en serio a lo largo de su trayectoria como

cooperante es el de trabajar para una ONG que sea seria, independiente y

transparente. A lo largo de su discurso Sara insiste en la importancia de

valorar y respetar el esfuerzo que hacen las personas que donan su dinero

para acción social, por eso, desde el primer momento que entró en contacto

con el mundo de la cooperación quiso desplazarse hasta el terreno para ver

cómo se empleaban esas donaciones.

Su primera misión fue a Shangil Tobaya, una pequeña ciudad de Darfur del

Sur en Sudán, donde pasó ocho intensos meses coordinando un programa de

desnutrición infantil. Pese a ser su primer destino, la situación allí era

bastante compleja. Se trata de un emplazamiento que acoge dos campos de

desplazados que albergan a más de 26.000 habitantes donde el conflicto

armado continua. Sara recuerda entre risas que lo primero que pensó fue:

“¡¡Madre mía, ¿dónde me he metido?!!” (Sara: 46-48)

Sus siguientes misiones también han sido en África. Además de Darfur, en

Sudán ha trabajado en enclaves como la ciudad de Gogrial cerca de la

frontera con la República de Sudán, en Tambura, una pequeña aldea donde

trabajó durante seis meses en un programa de lucha contra la THA también

conocida como la enfermedad del sueño y en Juba, la capital de Sudán del

Sur. En West Pokot, Kenia ha llevado a cabo una campaña de vacunación y

en República Centroafricana era la enfermera encargada de la farmacia.

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137

Todas sus experiencias en terreno se caracterizan por su capacidad para

conectar con la población. Sara conoce de verdad al personal local que

trabaja con ella, entabla una auténtica amistad que procura mantener a lo

largo del tiempo. En cada misión pone especial cuidado en conocer la

historia y las características culturales de cada pueblo y ese interés suyo le

permite trabajar con mayor eficacia y destreza.

Cuando Sara no está expatriada trabaja como enfermera en puertas de

urgencias porque le gusta y prefiere ese tipo de servicio:

“Me gusta lo inmediato. Sé que está en mi mano una persona que

está completamente inestable. La puedo estabilizar y después otra

gente ya se encargará de cuidarla. Yo he estado trabajando en salas

y lo que pasa es que acababa fatal emocionalmente porque me

involucro muchísimo con los pacientes, con la familia… al final

acaban absorbiéndome y venía a casa hecha polvo.” (Sara II: 141-

146)

En la actualidad ha tenido que hacer un paréntesis en su actividad de

expatriada. Sara cuida de su madre que tiene una salud delicada, pero

mientras tanto, no deja de permanecer activa en el mundo de la cooperación,

y desde hace unos meses, ha entrado a formar parte de la junta directiva de

su ONG.

CÉSAR, el emergencista

Cuando contacté con César para reunirnos me sorprendió su predisposición

y servicialidad. Me acogió de buen grado en su bonita casa una fría mañana

del mes de diciembre. Su familia, compuesta por su mujer de origen

británico y sus dos hijos, estaban fuera trabajando y estudiando

respectivamente, así que pudimos pasar una agradable mañana conversando

tranquilamente, sin prisa y sin interrupciones.

Page 138: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

138

Lo primero que me explicó César es que era oficial de las fuerzas armadas

en la reserva. Después de pasar unos años viviendo y trabajando en Gran

Bretaña decidieron regresar a España, pero una vez aquí, le resultó muy

complicado encontrar trabajo. Optó entonces por colaborar como voluntario

en una institución humanitaria:

“Y poco a poco, pues lo que pasa en una ONG, te vas metiendo y

tal…” (César: 31-35)

Efectivamente, el paso de voluntario a delegado de emergencias lo vivió

como algo muy natural. Después de realizar la formación específica entró en

la base de datos de la organización y, a partir de ese momento, empezó a dar

disponibilidad y por lo tanto, a salir a terreno.

En enero de 2006 fue enviado a Pakistán como primera misión, y desde

entonces no ha parado de acudir a aquellos lugares en los que se requiere su

presencia para ayudar en una situación de emergencia. Casi un año después

de la primera misión recibió la alarma para acudir a Kenia. De aquella

experiencia tiene un recuerdo especial pues pasó allí las navidades y celebró

su 50 cumpleaños. Después ha trabajado en países tan dispares como Haití,

Corea del Norte, Indonesia e Irán.

El tiempo de estar expatriado en una misma misión para un perfil como el

suyo es de un mes. El trabajo es tan intenso e implica tanto desgaste físico y

psíquico que se considera que más de un mes en esas condiciones es

inviable. César me contaba con detalle el proceso que va desde el momento

que la unidad de emergencias de la oficina central de su ONG da el aviso

hasta que el cooperante sale con el resto del equipo al lugar donde ha

ocurrido el desastre.

Defiende que el expatriado debe tener una relación contractual con la

organización con la que sale a terreno. Él aboga por una profesionalización

Page 139: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

139

que asegure que el emergencista será capaz de gestionar la situación y no

convertirse en un estorbo: “Precisamente porque son profesionales su labor

es mucho más eficiente y eficaz” (César: 227)

Además remarca la importancia de trabajar con una organización que

respalde al expatriado, que responda en cuestiones de seguridad en el

terreno y que posea años de experiencia.

DANIEL, el activista

Desde bien joven, Daniel tuvo inquietudes en el ámbito de la solidaridad y

el mundo asociativo. Cuando terminó su carrera de económicas y

habiéndose especializado en política agraria y comercio internacional, tenía

claro que quería trabajar en el mundo de la cooperación para el desarrollo

pero eso sí, no tenía ninguna intención de ser cooperante.

Cuando lo conocí tenía 35 años. Hacía seis meses que había regresado de

Marruecos tras pasar allí cuatro años como cooperante y ostentaba el cargo

de director técnico de la ONG en la que trabaja.

Daniel me explicó que la familia y la pareja habían sido uno de los motivos

de peso de plantearse el retorno a la sede. Pese a todo, la experiencia como

expatriado la había vivido como una auténtica oportunidad de

enriquecimiento personal. Él considera que las estancias de los expatriados

deben ser largas, sin renunciar a algún descanso acompañado de un retorno

de corta duración. La estancia en terreno de varios años, según Daniel,

permite mejorar la calidad de la cooperación, tener equipos más estables que

conozcan en profundidad las características y problemática específicas del

terreno y lograr un estilo de cooperación enfocada no tanto a los resultados

como a los procesos.

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140

Defiende con ahínco la necesaria preparación específica del cooperante

expatriado. Daniel considera fundamental la formación en aspectos sociales,

la capacidad de investigación no sólo cuantitativa sino también cualitativa, y

la experiencia en trabajo comunitario y enfoques participativos.

Con respecto a cómo debe enfocarse la cooperación internacional, él

considera que en la actualidad se tiende hacia el trabajo en red y

multidisciplinar, por lo que las ONG cada vez deben ser más especializadas.

XIMO, pasión por la cooperación.

Ximo es un hombre joven de unos cuarenta años. Es pediatra y cooperante

desde siempre. Y digo que lo es desde siempre porque su historia es la de

una vocación temprana por la acción solidaria y la ayuda humanitaria. Con

16 ó 17 años comenzó a trabajar en programas de voluntariado y le fascinó

tanto la experiencia de ayudar al otro que decidió estudiar medicina para

aliviar a los que él consideraba eran los que más sufrían en el mundo, los

niños que padecen alguna enfermedad y que no tienen recursos.

Dado que empezó tan joven en el mundo de la cooperación ha trabajado en

multitud de países de varios continentes, especialmente en el África

Subsahariana. No tiene muy claro qué pensar sobre la cooperación

internacional y las agencias de cooperación, pero sabe que sí confía en la

figura del expatriado que es al final el que salva una vida o ayuda en la

gestión concreta de un problema o de un proyecto de desarrollo.

Defiende la profesionalización de la cooperación pues el hecho de tratarse

de un trabajo remunerado permite una dedicación plena. Así, el cooperante

puede trabajar en lo que quiere y tener los gastos básicos cubiertos.

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Él se considera a sí mismo un cooperante de carácter emergencista, de

hecho no cree que la cooperación para el desarrollo pueda ser eficaz en

ciertos contextos, especialmente en África subsahariana, donde ve muy

complicado que una persona que no tiene sus necesidades básicas cubiertas

pueda pensar en trabajar para otros y con otros por el bien común. Lo que

realmente le debe preocupar es cubrir sus necesidades básicas y las de los

suyos.

Como cooperante, Ximo se siente un privilegiado:

“no hay nada en esta vida a mis cuarenta años que me haya

aportado lo que me ha aportado la cooperación”. (Ximo I: 528-

530)

Sin embargo vive en una constante lucha entre lo que su corazón de

cooperante le pide y las circunstancias y peculiaridades de su persona. La

cooperación le genera una tensión constante fruto de la necesidad de ayudar

que siente como una pulsión inevitable y el precio que este tipo de vida

exige pagar.

A lo largo de los años ha conocido a mucha gente que trabaja cooperando en

terreno. Opina que una persona que vive mejor en terreno de lo que viviría

en su propio país no se le debe considerar un cooperante, es un expatriado

sí, pero no un cooperante. Alude a aquellos cuyo estatus mejora

considerablemente cuando trabajan en terreno, es decir, tienen un sueldo

elevado, viven en una zona residencial de alto standing, tienen chófer y

criados... Para Ximo ese perfil responde al de expatriado no cooperante, es

decir, una persona que trabaja en un país que no es el suyo y nada más. En

contraste, resalta la labor de los misioneros y misioneras: “eso sí que es

cooperar” afirma Ximo (Ximo I: 591). Argumenta que los misioneros

trabajan y viven durante años, o incluso toda su vida en terreno. Ellos están

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siempre allí. Para Ximo, la clave para lograr eso está en el olvido de sí. Esa

es su aspiración, olvidarse de sí mismo para sólo pensar en los demás.

LUCÍA, la trabajadora social.

Cuando me pasaron el contacto de Lucía tenía dudas acerca de quedar o no

con ella. “Sólo” ha estado dos veces en terreno. Pero su experiencia ha sido

tan intensa que en seguida comprendí que era conveniente contar con su

relato.

“Siempre he querido trabajar en esto, lo mío es conocer otras culturas,

enriquecerme de otras culturas y ayudar al prójimo” afirma Lucía (401-406)

cuando le pregunto sobre los motivos que le impulsaron a salir a terreno.

La primera vez participó en un proyecto de cooperación al desarrollo en la

República Dominicana, la segunda acudió a Haití tres meses después del

terremoto dentro de un equipo de post-emergencia.

Es divertido escucharla hablar de la convivencia con otros expatriados en

una misma casa como si se tratara de un “gran hermano”. Explica lo intensa

y complicada que puede llegar a ser la convivencia con distintas personas en

un contexto como el de la ciudad de Haití tras el fatídico terremoto.

Lucía cree que la profesión de cooperante va haciéndose un hueco en el

panorama laboral, que hace años podía verse como una trabajo para

aventureros amantes del peligro pero que en la actualidad el cooperante sale

a terreno más protegido, y en la mayoría de organizaciones se contempla la

posibilidad de facilitar puestos familiares donde se cuenta con que el

cooperante vaya acompañado de su familia, incluyendo menores que haya

que escolarizar, etc.

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143

En lo que se refiere a la formación, Lucía considera que es un aspecto

fundamental que hay que reivindicar. Los másteres en cooperación no le

parecen suficientes, ella aboga por un grado específico que gestione y

uniforme de alguna manera la metodología que se debe desarrollar en

cooperación para lograr así unificar las acciones en los países del Sur bajo

unos mismos criterios humanitarios y de desarrollo.

PEDRO, un arquitecto cooperante.

Pedro tiene 35 años, es arquitecto y en ocasiones cooperante. Lo primero

que me explica cuando comenzamos a hablar es que existen muchos tipos

de cooperantes y que él es uno de esos que no es tan vocacional. A Pedro le

encanta su profesión y ve en la cooperación una oportunidad muy atractiva

para desarrollarla. Le encanta viajar y conocer otras culturas. Entró en el

mundo de la cooperación casi por casualidad y con relativa facilidad, tenía

el perfil apropiado para un cooperante técnico, el hecho de que hablara

idiomas fue decisivo. A Pedro no sólo le interesa la solidaridad fuera de

nuestras fronteras. En Valencia también forma parte de una asociación de

arquitectos con ciertas inquietudes comunes respecto a la vertiente social de

la arquitectura.

Su primera experiencia como expatriado fue en Mauritania donde pasó trece

meses supervisando un proyecto. Después, siempre que ha podido ha

procurado salir a misiones cortas. Este tipo de estancias le suponen menos

desgaste psíquico y emocional. No lleva bien el hecho de tener que

adaptarse y acomodarse a un sitio para luego marcharse al año o dos años

como mucho. Las estancias cortas le permiten estar centrado en su trabajo

sin tener que esforzarse mucho en adaptarse al lugar, porque el tiempo pasa

rápido y no vale la pena.

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144

Así pues, después de Mauritania trabajó en Mozambique durante cuatro

meses, después un mes en Mali y posteriormente en Marruecos, siempre

misiones cortas. Considera que la mejor aportación que se puede hacer

desde la cooperación es la transferencia de tecnologías, conocimientos,

modelos y maneras de trabajar, y apunta que los verdaderos cambios

requieren tiempo, mucho tiempo.

JESÚS, espíritu altruista

Jesús es electricista. Trabaja desde hace años para el ayuntamiento de su

pueblo. Aunque le gusta mucho su trabajo, lo que realmente le apasiona es

ayudar a los demás:

“De toda la vida he estado colaborando de forma

voluntaria con organizaciones, siempre he tenido ese

espíritu de ayuda a los demás, desde pequeño”. (Jesús: 14)

Jesús ha tenido experiencias como expatriado bien distintas. Sus primeras

salidas a terreno fueron en Guatemala donde colaboró y trabajó como

técnico en un proyecto de cooperación impulsado por la Iglesia Católica con

la Comunidad de Pueblos en Resistencia (la CPR). Jesús llegó a Guatemala

por primera vez en diciembre de 1996, coincidiendo con la firma del

acuerdo de paz entre el Gobierno de Guatemala y la URNG (Unidad

Revolucionaria Nacional Guatemalteca). Su relato sobre el tiempo que pasó

en Guatemala es sumamente interesante y emocionante, y refleja en buena

medida el esfuerzo habitual que debe hacer un expatriado para ajustarse y

trabajar de forma más eficaz en una cultura distinta a la de su origen.

Además del trabajo en Guatemala, Jesús ha trabajado en diversas ocasiones

en equipos de emergencias interviniendo tras la devastación que supone un

desastre natural como es un terremoto, una inundación, etc. En general, pero

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especialmente en este tipo de misiones, Jesús es muy cuidadoso con las

normas y reglas que regulan la seguridad en el terreno. Considera que

adherirse a ese tipo de normas lejos de constreñir o limitar la actuación del

cooperante le aportan mayor libertad de actuación: “porque sé los límites y

márgenes donde tengo que estar” explica (Jesús: 968-969).

Para poder combinar su trabajo de electricista en España y el de cooperante

humanitario emergencista ha optado por reservar su mes de vacaciones al

momento en que haya un aviso de emergencia. De esta forma, durante el

año se mantiene activo en acción social colaborando con su ONG local a la

par que desarrolla su trabajo en el ayuntamiento y cuando llega el momento,

sale a terreno durante un intenso mes allá donde haga falta.

REBECA, una expatriada singular.

Rebeca es una mujer de fuertes ideales. Cuando quedamos para conversar

tiene 37 años y una voz dulce y pausada. Construye su relato con

delicadeza, describe cada acontecimiento con detalle, de manera que

consigue construir un relato lleno de matices, cercano y asequible para el

que lo escucha.

Tras muchos años de trabajo voluntario en una ONG de Desarrollo, Rebeca

tiene la oportunidad de conocer en terreno alguno de los proyectos a los que

ella ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo en el área de la sensibilización.

En este viaje aprovecha para hacer algunos contactos que, más adelante,

serán decisivos en su experiencia como cooperante.

Tras quince días de visitas a proyectos en terreno, regresa a España, donde

la crisis económica comienza a azotar también al tercer sector. Rebeca se

queda sin trabajo y contacta con los amigos que conoció en su viaje por si le

pueden ofrecer algo. Pese a que lo que le ofrecen es trabajo como

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voluntaria, no se lo piensa dos veces, a la situación laboral se suma una

situación personal de cierta liminaridad, así que, no sin incontables

dificultades especialmente de carácter burocrático, se embarca en su viaje

como expatriada “singular”.

¿Por qué singular? Porque es un caso excepcional. Lo habitual es que el

cooperante expatriado salga a terreno de la mano de una agencia u ONG, en

principio con un contrato, un proyecto a desarrollar y una fecha de vuelta.

Pero Rebeca, a pesar de que finalmente no sólo trabajó como voluntaria en

terreno, sino que pudo trabajar profesionalmente en dos proyectos distintos

en el país que la acogió, saltó a la cooperación internacional sin nada más

que muchas ganas de conocer otra realidad cultural y una enorme ilusión

por poner sus conocimientos al servicio de los demás en un país distinto al

suyo.

MARIO, profesional por duplicado.

Mario comenzó su andadura en la cooperación internacional rondando los

cuarenta. Pese a que puede parecer una vocación tardía, lo cierto es que

desde siempre ha tenido interés por otras culturas y también por los

procesos y sistemas que articulan los grupos sociales, de ahí sus estudios en

ciencias políticas y sociología, especializándose precisamente en Relaciones

Internacionales. Ha sido un viajero incansable y por supuesto habla inglés y

francés. Tiene, por lo tanto, un perfil que encaja muy bien con el de

cooperante internacional.

Evidentemente, Mario tenía su trabajo en la administración de un hospital

en Valencia antes de comenzar como expatriado, y ha conseguido

compaginar ambos trabajos sin tener que renunciar definitivamente a

ninguno de los dos. De hecho, defiende que los cooperantes deberían

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conjugar esa labor con otra que les aportara más estabilidad en su país de

origen y le parece un riesgo la dedicación exclusiva a la cooperación:

“He conocido muchos casos de gente que ha querido volver

y no puede, porque aquí no tiene trabajo, porque ahora qué

hace, ahora se ha quedado descolgado, y entonces como que

sigue en cooperación, pero ya no porque quiera o por… sino

porque no tiene otra opción” (Mario II)

Pese a llevar poco tiempo cooperando, la experiencia de Mario es muy

interesante pues ha trabajado tanto para gubernamental como no

gubernamental y en dos continentes distinto, África y América. Su visión de

la cooperación por lo tanto es muy completa y rica dando como resultado un

relato cargado de información que favorece un enfoque comparativo.

MERCEDES, una cooperante muy polivalente

Mercedes ha pasado la mitad de su vida expatriada en distintos países de

África. En la actualidad es delegada de una ONG en Valencia. A lo largo de

su dilatada experiencia como cooperante ha tenido la oportunidad de

desempeñar distintas funciones en terreno y de trabajar para diversas ONG y

agencias.

Terminados los estudios de económicas pero con vocación por las ciencias

políticas y por los idiomas, se anima a colaborar como voluntaria en una

ONG pequeña mientras busca trabajo. Curiosamente recibe de forma

simultanea dos ofertas de trabajo muy diferentes entre sí, por un lado tiene

la oportunidad de trabajar para una de las compañías auditoras más

importantes del mundo y por otro, le ofrecen la posibilidad de trabajar como

expatriada con una reconocida ONG de carácter internacional. Mercedes

hace su elección y en este punto comienza su periplo en la cooperación

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internacional en África. Tanzania, Mozambique, Ruanda o Kenia son

algunos de los países en los que ha cooperado.

Además de encargarse de la administración y las finanzas de diversos

proyectos de atención sanitaria a refugiados, epidemias y víctimas de

conflictos armados, ha gestionado también programas de apoyo a la

sociedad civil en la lucha por los derechos humanos, la defensa de la mujer

y la construcción de la paz. Su labor no sólo ha incidido directamente en el

ámbito ciudadano sino también en el político.

El relato de vida de Mercedes es uno de los más originales de los que hemos

registrado. En él se puede leer cómo ha ido compaginando su vida como

cooperante con la formación de su propia familia a lo largo de los años que

ha estado expatriada. Mercedes está casada con otro de nuestros

informantes, Julián.

LOLA, una médico en terreno.

Lola es una médico de 37 años que comienza su relato explicándome que a

ella siempre le había llamado la atención la cooperación internacional

porque aúna dos grandes intereses que ella posee, el de la ayuda a los demás

y el de trabajar en un lugar distinto al de su origen.

Así pues, cuando vio aparecer un equipo de médicos de una ONG

humanitaria por su facultad para dar una charla lo vio claro, terminó la

especialidad, obtuvo el máster en medicina tropical y comenzó a cooperar

como expatriada con ellos.

Lola cuenta que en sus diversas misiones ha visto con sorpresa cómo le

parecía más complicado aprender a convivir con el resto de sus compañeros

expatriados que con los locales del lugar:

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“casi cuesta más adaptarse a las costumbres o a la visión de los

expatriados, que a las del propio país, seguramente porque como estás

viviendo con ellos y trabajando con ellos también, y tal, pues casi te

resulta más ajeno el belga que el congolés” (Lola: 48-52)

No obstante, cuenta que ella se siente como pez en el agua cuando trabaja

en alguna misión humanitaria expatriada. Se siente mucho mejor integrada

que cuando trabaja como médico en algún hospital de nuestro país. Ella

opina que es más fácil encontrar personas que piensan y tienen la misma

visión de las cosas entre la comunidad de expatriados que en la comunidad

médica al uso.

Así pues, desde que terminó la residencia, Lola ha estado yendo y viniendo

a terreno, compaginando su trabajo en la ONG con el trabajo en el hospital

en la ciudad de Valencia. Zimbabue, Níger, República Centroafricana y

Haití son los países en los que ha estado expatriada hasta la fecha de la

entrevista.

Uno de los aspectos a resaltar del relato de Lola es la reflexión que hace

acerca de las influencias recibidas en la infancia y cómo éstas han podido

marcar en cierto sentido el rumbo que su vida ha tomado hacia la

cooperación internacional.

JUAN, un cooperante agrónomo

Recuerdo la entrevista que mantuve con Juan como una de las más

agradables e interesante que he realizado. Este joven cooperante (tiene 32

años cuando realizo la grabación) anota en la casilla titulada “trabajo actual”

de mi ficha de entrevista la palabra “paro”. Aunque dedicaremos un

apartado específico a la proyección de futuro que los cooperantes

consultados hacen, debemos subrayar el profundo impacto negativo que ha

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supuesto la crisis económica en este sector y concretamente en este

colectivo. Hombres y mujeres excepcionalmente preparados y con amplia

experiencia han visto estos últimos años cómo se esfumaban las

posibilidades de trabajar como cooperantes expatriados. Sin duda son

espectadores del profundo cambio de paradigma al que se está sometiendo

la cooperación internacional. Intuimos que este ámbito nunca volverá a ser

el mismo.

Volviendo a Juan, lo primero que hay que resaltar es su increíble capacidad

para contar cosas, es un fantástico narrador que “engancha” a su interlocutor

desde el primer minuto de su relato. Recostado en el sofá del salón de su

casa en un pequeño pueblo del interior de la provincia de Valencia, va

desgranando con un sutil e inteligente sentido del humor cada una de sus

experiencias de cooperante. Pese a poseer una profunda capacidad crítica y

habilidad para el análisis de las circunstancias, no cae en ningún momento

en la tentación de construir un relato quejumbroso o negativo. Parece que

Juan, sin abandonar el realismo que otorga un origen humilde y sencillo

como el suyo, es un hombre que por encima de todo exhala respeto hacia las

personas y las cosas y por lo tanto no pierde la esperanza de lograr un

mundo mejor.

Juan ha trabajado en diversos países coordinando proyectos de cooperación

para el desarrollo, Argelia y Cuba son los países donde más tiempo ha

vivido, pero también ha estado expatriado en misiones puntuales en

Marruecos, Sahara, México, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y

Honduras.

De su trabajo resalta cómo le ha ayudado a aprender a trabajar en equipo, a

saber cooperar con otras personas para alcanzar un objetivo común. Juan

cuenta que entró en la cooperación muy motivado por hacer algo bueno con

su vida y con la de los demás, pero que con el paso de los años, aunque no

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ha perdido esa ilusión, ha conocido un lado menos luminoso de la

cooperación internacional y de los propios cooperantes que le contraría.

JULIÁN, el expatriado “expatriado”

La entrevista a Julián fue un verdadero reto para mí. No era la primera

conversación que tenía con un cooperante expatriado, pero sí la primera vez

que además de cooperante, mi informante también era antropólogo como

yo. Pese a mi miedo escénico, la entrevista fue desarrollándose con absoluta

fluidez y facilidad. Julián además de un experimentado antropólogo ha

resultado ser un estupendo informante.

Julián es un cooperante expatriado “expatriado” porque no es español, pero

por razones que explica en su relato, vive en Valencia desde hace algo más

de un año. Se ha pasado la mayor parte de su vida lejos de su hogar, es un

auténtico nómada del siglo XXI. Cuando le pregunto dónde sitúa él su

patria, pese a ser europeo, dice que él se siente africano. Sudán, Somalia,

Ruanda, Ghana y Kenia son algunos de los países que le han acogido en su

labor como cooperante.

La cooperación internacional le ha brindado la oportunidad de hacer lo que

más le gusta en el mundo, viajar y vivir en distintos países, teniendo la

oportunidad de conocer diferentes culturas y de ayudar a otros, pero sobre

todo, la de vivir múltiples aventuras.

A lo largo de su trayectoria ha podido trabajar para distintas ONG y en su

relato cuenta la idiosincrasia de cada una y cómo hay que ir aprendiendo a

trabajar según las circunstancias.

Casado con nuestra informante Mercedes, Julián explica que no siempre es

sencillo compaginar el trabajo de ambos, y cuando la familia se amplía y

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llegan los niños hay que empezar a elegir los destinos con más cuidado,

teniendo en cuenta aspectos que cuando se está sólo no parecen importar

demasiado.

MARUJA, búsqueda del crecimiento personal

Maruja tiene 38 años, es ingeniera de telecomunicaciones y lleva cuatro

años cooperando en el África Subsahariana.

Su historia es muy interesante, ¿cómo llega una técnico a dar el salto a la

cooperación internacional? Maruja cuenta en su relato que tras trabajar

varios años desarrollando su profesión en una empresa, se dio cuenta que no

se sentía llena, que le parecía que invertía demasiado tiempo y esfuerzo de

su vida en algo que no reportaba beneficio más que a unos pocos. Decidió

que era hora de cambiar el rumbo:

“mi idea era sentirme orgullosa al final del día, cuando llegara a casa

poder decir: bueno, estoy contenta con lo que he hecho” (Maruja:

25-29)

Su deseo de crecimiento personal unido al gusto por viajar y conocer otras

culturas la condujo finalmente hasta el mundo de las ONG.

Maruja es muy sincera al describir cómo distan entre sí las expectativas que

uno tiene antes de salir a cooperar la primera vez y la realidad que se vive

una vez llegas y comienzas a trabajar.

Uno de los aspectos que hoy por hoy le atraen más de su trabajo es

precisamente el hecho de que cada día es muy diferente de otro día, y que

cada misión implica un cambio en casi todo, país, cultura, características

geográficas, los compañeros de trabajo…

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Su relato es muy rico en descripciones. Explica con detalle cómo es la vida

cotidiana de un expatriado, cuáles son sus condiciones de vida según qué

labor esté desarrollando allí. Además, logra reflejar con verdadera destreza

cómo es la relación con los otros expatriados, con el personal local y con la

población beneficiaria.

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PUNTO DE PARTIDA

CONVERTIRSE EN COOPERANTE

Cuando repasamos los distintos recorridos que nuestros informantes han

tenido que realizar para llegar a ser cooperantes, nos percatamos

rápidamente de que su profesión no forma parte de las tradiciones laborales

de los españoles por lo que sigue sin asentarse en el imaginario social.

Al tratarse de una profesión no clásica, no existe una ruta claramente

marcada que conduzca a la meta. De hecho, es la propia meta la que, según

algunos de nuestros informantes, ni siquiera se planteaban:

“En principio no es que yo nazca y de pequeño me venga una

iluminación y diga: “no, yo de mayor quiero ser cooperante (…) en

el instituto yo ni sabía que había cooperación internacional y este

tipo de ayudas. Me entero mucho más tarde” (Dani: 17-21)

Así pues, dentro de nuestro grupo de entrevistados encontramos una

tendencia general a entrar en el mundo de la cooperación de forma casi

fortuita, o al menos, “dejándose llevar” más que siguiendo un plan para

lograrlo:

“La verdad es que fue un poco, o sea, tampoco tenía claro qué

quería, fue una coincidencia de estas que me…, mira que te

pasan…” (Mercedes: 18-85)

A excepción de Sara y Ximo que parece que desde muy jóvenes tenían

clarísimo que querían dedicar su vida a ayudar a las personas que más lo

necesitaran en los lugares más olvidados, el resto de entrevistados, de una

manera u otra, entraron en el mundo de la cooperación casi sin darse cuenta

y sin buscarlo:

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“un poco por azar y por cosas del destino se me plantea el que me

pueda ir de la mano de Cruz Roja a Burkina Faso (…) me fascinó

África, me fascinó el trabajo y se me encendió la luz en mitad de la

noche africana y dije: “ya está, esto es lo que yo quiero hacer””

(Mario I: 13-54 )

Incluso para los más vocacionales el camino ha estado lleno de

incertidumbre y sólo su empeño y pasión les ha permitido llegar hasta el

final. El fragmento que presentamos a continuación pertenece al relato de

Ximo. Consideramos que ilustra de forma ejemplar lo complejo y arduo que

puede ser convertirse en cooperante:

“No me di cuenta que me quería dedicar al mundo de la

cooperación hasta aproximadamente los 16 años. En esa época

entré en contacto con Cáritas, estuve trabajando en programas de

voluntariado y dije: “Esto es muy chulo, yo me quiero dedicar a

esto” y dije: “A ver cómo puedo ayudar más a la gente necesitada,

pues curando a la gente enferma”, dije: “pues me hago médico”.

Con 18 años fui a MSF y dije: “Me quiero ir a África a ayudar a

los negros”. Y la entonces delegada me contestó: “Pero esto es

para médicos, ¿tú eres médico?”. Yo dije: “No”. Ella replicó:

“Pues sé médico y luego vuelves”…

Total, que hice la carrera de medicina mientras colaboraba como

voluntario en diversas organizaciones. Cuando me licencié volví:

“Buenas, ya estoy aquí otra vez, que me quiero ir a África”. Me

dicen: “Bueno, pero te hacen falta los años de experiencia, no

puedes irte a África”

Pues nada, tenía que hacerme especialista. Y dije: “a ver, ¿quiénes

son los que más sufren en este mundo?, los niños, que son las

víctimas…” ¿no? Pues me hice pediatra.

Y regreso a la ONG: “Buenas, ya estoy otra vez aquí, me quiero ir

a África”. La respuesta es: “¿Pero tú hablas idiomas?” “¿y tienes el

máster en medicina tropical?”. Yo les contesto: “Es que pedís

muchas cosas... es que pedís un montón de cosas, colegas, que ya

soy médico, tengo cuatro años trabajando aquí en la sanidad

pública, que he hecho la tesis doctoral y no sé qué…”. Me dicen:

“¿idiomas hablas?”. “Algo de inglés, el de COU”. “No, no vale.

Máster en medicina tropical, ¿lo tienes?”. “No”. “Pues allí es todo

medicina tropical…”

Ponte a estudiar idiomas, haz el máster un año más… total que al

final, si en todo ese tiempo no te has casado, no has tenido hijos…

Page 156: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

156

porque te plantas con 28 o 30 años… A esa edad la gente ya está

acomodada y tal… si no tienes claro que te quieres ir, abandonas…

Total que al final: “Buenas, ya estoy aquí. Yo soy aquel… ¿te

acuerdas?”. Había un nuevo delegado: “¡Ah! Sí, sí, me han

hablado de ti. Llevas por aquí como 15 años… Pues mira, justo

hay una plaza para…” Hice un curso más con ellos y finalmente ya

me fui a África a mi primera misión.” (Ximo I: 55-142)

Otro de los aspectos que se repite con frecuencia en los relatos de los

cooperantes cuando hablan del recorrido realizado hasta llegar a ser lo que

son tiene que ver con una situación de transición, un estado de

indeterminación:

“Yo he conocido a mucha gente mayor que está de coordinadora y

tal, sobre todo gente que se ha hartado de su trabajo, que se ha

encontrado en una situación a lo mejor pues que los hijos son

mayores, que se ha divorciado de su marido, por ejemplo eso sí

que yo creo que he conocido algo, sabes que son los famosos

cooperantes y que se van y que están allí pues en un país de estos,

pues un proyecto a término, de 5 años ó 6 ó 7…” (Pedro: 613-618)

Una de nuestras informantes es muy locuaz expresando cuál era su situación

antes de decidirse a salir de cooperante:

“Yo me fui con una situación ya te digo, era una situación muy

propicia porque tenía bastante crisis, crisis de trabajo, crisis

emocional, crisis de amistades” (Rebeca: 945-947)

De esta manera, haber finalizado los estudios y encontrarse en el impase de

no saber muy bien hacia dónde enfocar la carrera profesional, haber perdido

un trabajo, estar viviendo una ruptura sentimental o tener una crisis

existencial, son algunas de estas situaciones liminares que pueden ser

impulsoras definitivas de la elección de la cooperación como una forma de

vida:

Page 157: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

157

“Hice una carrera en gestión medioambiental y trabajé y viví en

Gran Bretaña, luego nos vinimos a España y aquí no pude

encontrar trabajo. Yo nunca había pensado… hombre yo siempre

he tenido un poco de conciencia social y tal pero no… meterme en

una ONG pues no… el caso es que empecé mirando temas de

medioambiente y ONG… no encontré ninguna ONG en Valencia

que funcionase con voluntariado de verdad. Entonces fui a Cruz

Roja para ver si tenían tema de medio ambiente… no funcionaba

ese grupo pero bueno, entré y empecé dando clase de castellano a

inmigrantes, durante dos años y era muy gratificante y poco a poco

pues lo que pasa en una ONG, te vas metiendo y tal… yo el tema

de salir fuera nunca me lo había planteado…” (César: 15-35)

Vocación temprana, acontecimientos casuales o situaciones de transición

pueden ser algunos de los variopintos puntos de partida en los relatos de

nuestros cooperantes:

“Pensé en la cooperación por muchos factores, ¿no? a mí el tema

de viajar me gusta, me gusta mucho. El tema de vivir en una

sociedad diferente por aprender otras cosas y otras formas de vida

también me gusta. El tema de cambiar de entorno, no de irte a vivir

a EEUU y quedarte allí, sino pues ir a aprender y tal, moverte a

otro sitio también… y luego pues lo que te comentaba antes, el

hecho de tener la sensación de que tu trabajo sirve para mejorar la

vida de otra gente, y no para darles más a los que ya tienen, ¿no?

un poco por el esfuerzo, toda la energía que se invierte en el

trabajo, que es mucha, es en lo que más se… o sea aquí tenemos la

suerte de no necesitar ir a trabajar para comer, ¿no? entonces tú

estás invirtiendo tu energía en algo y yo no me sentía… no tenía la

sensación de que eso fuera algo provechoso.” (Maruja: 72-80)

INQUIETUDES Y GUSTOS COMPARTIDOS

Si bien dichos inicios parecen desestabilizar la ansiada coherencia que a

priori debe presentar un perfil, coherencia que por otro lado nosotros

consideramos una quimera, no podemos negar que hay ciertas inquietudes y

rasgos compartidos comunes que debemos remarcar:

“Yo siempre he sido viajero, me encanta viajar” (Juan: 22)

Page 158: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

158

Efectivamente, hay una faceta que se repite con frecuencia entre los

cooperantes entrevistados, es la del amor por viajar y por conocer otras

culturas:

“Yo de todas formas había viajado mucho previamente, quiero

decir, eh… países en desarrollo y países desarrollados, a mí me

gusta mucho viajar… es archiconocido… cualquiera que me

conoce mínimamente sabe la facilidad que tengo para hacer las

maletas” (Mario I: 154-157)

No se trata tanto de hacer turismo como de conocer otras culturas, otras

gentes:

“Siempre me había gustado viajar, siempre me había gustado el

contacto con otras cultura, porque bueno, quería estudiar

antropología, no pude, me metí en trabajo social y siempre me he

especializado en inmigración” (Lucía: 59-62)

Lejos de ser una simple curiosidad o afirmación más o menos superficial,

para algunos (Pedro: 29-30, Julián: 19-26) viajar es una auténtica pasión,

uno de los pilares en base a los que se construye el edificio de su vida

cotidiana:

“he viajado muchísimo, la verdad, he viajado mucho, llevo ya, si

no recuerdo mal, 43 países visitados” (Jesús: 292-295)

Son viajes largos que en algunas ocasiones realizan sin acompañantes y que

llegan a convertirse en estancias sin fecha de vuelta:

“Yo sí que he viajado bastante. Cuando era pequeño viví seis años

en Londres con mi familia. Después me fui de Erasmus a Francia

un año y después estuve otro año en Australia. El tema de viajar no

es un gran problema. También he viajado solo por el sudeste

asiático” (Pedro: 277-281)

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159

Viajes en la medida de lo posible no “turísticos” sino que permitan una

auténtica inmersión en la cultura, que favorezcan el contacto con la

población, el intercambio y encuentro con el otro:

“Es que mis vacaciones nunca han sido las vacaciones de… yo

siempre he sido muy de ir por mi cuenta, de sacarme un billete de

avión y plantarme en Tailandia y recorrerme Tailandia por mi

cuenta. O irme a Canadá… quiero decir que no han sido las

vacaciones de ir a El Corte Inglés y decir: “oye, me quiero ir al

circuito de Turquía”, que eso también lo he hecho… Pero

normalmente yo he ido más de por libre.” (Mario II: 214-238)

Por supuesto, debemos prestar atención a la voz discordante con esta

postura más general. Cuando le preguntamos a Toni si le gustaba viajar, si

era muy viajero, nos contestó con un “no” rotundo:

“Yo irme de viaje a un sitio en estilo turista, no puedo, o sea, yo si

me voy claro, me cojo la “lonely” del país, me miro las

asociaciones que sean como la mía, les llamo, aprovecho para

llevarles bibliografía y me voy al país. Pero no me planteo en

absoluto irme a conocer cualquier país por conocerlo no… porque

claro, tú has visto a los turistas en los países donde has estado, no

se enteran de nada… ¡¡y tú no quieres ser de esos…!! No, no, yo

no viajo. Yo creo que los cooperantes no somos gente de mucho

viajar, somos gente que va a un lugar y se queda eternamente allí.

Eso no es viajar, porque trabajamos durante mucho tiempo en el

mismo lugar, en la misma calle…

No entiendo por qué la gente quiere irse una semana a Vietnam,

“¿irte una semana a Vietnam? Si tú sabes que hasta que no lleves

dos meses no te vas a enterar de nada…” No me atrae nada hacer

eso…” (Toni: 1357-1378)

Los argumentos que Toni expone acerca de por qué no le interesa viajar son

sumamente interesantes y coherentes con la postura del resto de

cooperantes. En realidad lo que nos está diciendo es que no le gusta ser

turista, no le compensa viajar para ver otros lugares. A él le interesan las

personas con sus formas de vivir y entender la vida, y eso no se consigue

“viajando” sino conviviendo con ellas.

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160

Este interés por convivir con otras culturas que comparten los cooperantes

queda reflejado en los relatos que han ido construyendo. En no pocas

ocasiones los informantes narran sus experiencias profesionales en países

distintos al suyo de origen cuando todavía no trabajaban en cooperación,

sino que eran profesionales de otro ámbito y, en la medida de lo posible,

aprovechaban cualquier ocasión para trabajar como expatriados:

“Cuando terminé la carrera de económicas decidí hacer una

práctica de un año fuera, y me fui a Ecuador, a Guayaquil”

(Mercedes: 36-39)

“Yo estudié ingeniería. Teleco. Y empecé a trabajar un poco de

teleco, pero me gustaba lo de viajar al extranjero y tal. Conseguí

una beca del Instituto Español de Comercio Exterior y estuve

trabajando en la India, en la parte comercial de la embajada.

También trabajé en Inglaterra un año.” (Maruja: 14-15; 164-171)

De la mano del interés por viajar y conocer otras culturas va el espíritu de

aventura que algunos de los entrevistados afirman poseer:

“Lo que más me atrae es la aventura, ¿no? Estar ahí en África, ver

cosas que me interesan. Claro, también lo de ayudar a los demás

me interesa…” (Julián: 36-38)

“Tú sigues yendo allí porque te gusta la aventura entre otras

razones” (Ximo: 347-348)

Y la capacidad de hablar idiomas:

“De siempre me había gustado hablar inglés. Cuando llegué a la

universidad empecé a estudiar francés. Más adelante me puse a

estudiar alemán. Tuve una misión en Mozambique así que cuando

llegué me metí en un curso y aprendí portugués.” (Mercedes: 29-

32; 55-56; 294-299)

Page 161: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

161

Estos tres rasgos, el gusto por viajar, el espíritu aventurero y la capacidad de

hablar idiomas que se repiten en la mayoría de los relatos recopilados, nos

comienzan a dar algunas pistas sobre qué tipo de personas suelen dedicarse

a la cooperación.

MOVILIDAD PROFESIONAL

Pese a que a los ciudadanos que habitamos el Norte nos parece

relativamente sencillo y asequible la acción de viajar de un lado a otro, lo

cierto es que esta acción pone de relieve una de las primeras asimetrías que

se dan en nuestro contexto social aparentemente cada vez más transnacional

y diluido, donde se quiere creer que las fronteras son cada vez más escasas y

los ciudadanos cada vez más globales.

Si además, la voluntad de viajar es anterior a la “necesidad” de viajar que

implica la dedicación profesional a la cooperación internacional, podemos

comprender que nuestro protagonista (el cooperante que todavía no lo es)

cuenta con los recursos y privilegios necesarios para atravesar fronteras e ir

al encuentro de otras culturas.

Cuando se quiere y se puede viajar, y se desea continuar dentro de esta

dinámica, el siguiente paso es lógico:

“La verdad es que esto de la cooperación no sé, siempre me había

llamado la atención, siempre había querido hacer algo de

cooperación, ir a otros sitios, no sé, vivir con otra gente, porque no

es lo mismo viajar que estar trabajado en un sitio, ¿no?” (Lola: 19-

22)

Tal y como explica Rodman (2011) el aumento del número de personas que

realizan largas estancias en lugares alejados de su hogar, ha sido posible

gracias a que los límites entre el ocio y el trabajo se han ido difuminando en

estos últimos años:

Page 162: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

162

“Es que para mí este trabajo es muy difícil separarlo de tu vida

personal porque… pues eso, yo precisamente estoy trabajando en

esto porque quiero eh… que mi tiempo de trabajo me resulte como

que estoy haciendo algo que lo haría en mi tiempo libre, entonces

para mí no es un trabajo, es mucho más” (Maruja: 893-896)

Aunque no se suele incluir en los trabajos que actualmente se producen

sobre movilidad, la profesión de cooperante es implícita y explícitamente

móvil. Ser cooperante implica taxativamente ir desde aquí a allí. Este

trabajo permite el viaje a lo alejado, a lo exótico, a lo diferente, a lo opuesto.

Es el pasaporte que da acceso directo al Sur:

“A ver, a mí lo de trabajar en el extranjero, más que en el

extranjero en países del Sur digamos en países no europeizados

siempre me llamó la atención, ¿no? Por ejemplo cuando me fui con

la beca yo podía haberme ido a Alemania… pero yo no quería irme

a ningún país de esos, por eso pedí la India. También intenté irme a

Sudamérica a trabajar para una empresa que al final no salió,

pero… entonces ese tema siempre me había llamado” (Maruja:

1020-1026)

Este privilegio vuelve a poner de relieve otra de las camufladas asimetrías

que campan a sus anchas en el mundo de la cooperación internacional: los

ciudadanos del Norte son globales, los ciudadanos del Sur son locales:

“Those who move are able to do so because they have access to

resources that other people do not. They travel because the value of

their income stretches farther in one site than other. They travel

because they have the time to do so when others do not. They

move because their skills and expertise are better recompensed in

one local than another. They travel because their activities “away”

impart cultural capital- “overseas experience”- when the same

tasks carried out locally would be construed as mundane drudgery.

They move because there are jobs in one locale and not in

another.” (Amit, 2011: 8)

EL ESPÍRITU SOLIDARIO

Pero hay un rasgo más que se repite en todos y cada uno de los relatos

registrados. Un querer que todos nuestros informantes comparten sin

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163

excepción: el de poseer cierto espíritu solidario que les impulsa a implicarse

en la mejora de las vidas de otras personal:

“Yo trabajé en cuarto mundo, trabajé en hijos de madres de la

cárcel, trabajé con discapacitados físicos, psíquicos, trabajé con los

niños del sida y me di cuenta que la gente que más sufre en este

mundo, bueno, eso es difícil de decir, en aquella época pensé que

la gente que más sufría era la gente enferma y que no veía

cubiertas sus necesidades. Las necesidades de la gente enferma no

son sólo médicas sino que son también humanas, no vamos a

entrar en eso, pero bueno, y… bueno, la cuestión es que dije:

“bueno, pues ahora qué tengo que hacer, o me hago sacerdote, o

me hago médico, o me hago para ayudar esta gente, ¿no?” y como

me gustaba mucho la ciencia decidí hacerme médico” (Ximo I: 85-

92)

Efectivamente, además de ser considerada la motivación oficial, las razones

solidarias sí ocupan un lugar prominente entre los motivos que aluden

nuestros informantes. Ahora bien, en el panorama general, también se puede

uno topar con cooperantes que, sorprendentemente, o quizás no tanto,

carecen de interés por cualquier aspecto relativo a la acción solidaria:

“Ahora muchos expatriados van por el dinero” (Julián: 40)

“Yo conocí un chico que era arquitecto. Estaba en nuestra misma

ciudad, Batticaloa, en la zona tamil, fue allí para construir un

hospital. Tenía que dedicar dos o tres meses para ver

localizaciones, y eso es lo que hacía. Iba a eso, todo lo demás no le

interesaba. Cuando no estaba viendo localizaciones se iba al

restaurante de los cooperantes, a la “peli” de los cooperantes, que

era un cañón proyector que lo ponía Cruz Roja los lunes, y seguía

con su coche y su chófer viendo localizaciones y ya está, acabaría

su informe perfectamente, supongo y ya está. Cuando nos

sentábamos a hablar, nosotros hablábamos de cómo estaban los

campamentos, la gente y todo esto… y él hablaba de sus diseños,

no le interesaba nada más.” (Toni: 624-635)

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164

Es interesante resaltar algunas de las reflexiones que nuestros informantes

han hecho respecto al origen de esas inquietudes por ayudar al más débil o

desfavorecido.

La solidaridad entendida como la capacidad de sintonizar y apropiarse del

sufrimiento de los otros y que va acompañada de una reacción inmediata

para aliviar o eliminar dicho sufrimiento, puede ser fruto, sin duda, del

temperamento natural de la persona, pero también, como suele ocurrir, es el

resultado del aprendizaje y el cultivo voluntario de dicha virtud. Por eso

mismo, a lo largo de nuestras conversaciones invitábamos a reflexionar a

nuestros interlocutores acerca de las posibles razones que habían favorecido

en ellos ese espíritu solidario.

Algunos consideran que se trata de valores que han aprehendido de su

familia y entorno escolar:

“Yo creo que en cierto sentido lo he vivido en casa desde pequeña.

Igual son cosas que yo pienso, pero aunque mis padres no son muy

religiosos, yo fui a un colegio de monjas, porque es el colegio al

que ha ido digamos toda mi familia. Mi madre tiene siete hermanas

y un hermano y tres de ellas son religiosas de esa congregación, de

este colegio. Me acuerdo que en el colegio, por ejemplo, había una

hermana que había estado en Chile y nos contaba historias de

cuando había estado allí y cosas así. Una de mis tías ha estado en

el Congo muchos años, dando clase. No sé, yo creo que por ahí eso

me puede haber influido en parte.” (Lola: 151-163)

Quizás, conocer cuál ha sido el contexto situacional que ha acompañado el

devenir de la vida de nuestros informantes, puede aportarnos más

información a la hora de explicar qué influencias o circunstancias han sido

decisivas en su tránsito hacia el mundo de la cooperación profesional.

Lejos de ser exhaustivos, nuestra primera propuesta es realizar una parada

en los momentos del relato en los que precisamente, se alude a la familia. Lo

que nos cuentan los cooperantes acerca de sus familias, y la forma en cómo

Page 165: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

165

lo cuentan enriquece profusamente todo el relato en su conjunto, aporta

contextualización y herramientas para comprender mejor nuestro grupo

sujeto de estudio.

Entre los relatos, nos llama la atención el poder ejemplificante al que alude

Sara en el siguiente fragmento:

“Yo me crie con mi abuela Sara que vivía en esta casa, en esa

habitación. Ella me contaba historias de cuando se dedicaba a ir a

la Habana, a Colombia… a muchos sitios. Viajaba, iba a sitios a

colaborar… yo la escuchaba y quería hacer lo mismo que ella. Mi

otra abuela era matrona, ayudaba a los partos y a cambio le daban

fruta, un pollo, lo que había… lo que antiguamente se hacía,

entonces claro, yo creo que todo eso me ha influido” (Sara II: 19-

23)

LA FAMILIA DEL COOPERANTE

El estilo de vida y los valores inculcados desde sus familias de orientación

son otro aspecto que se pone de relieve:

“Yo me considero hijo de una familia humilde, mis padres eran

trabajadores. Siempre hemos tenido becas para pagar los estudios.

Yo trabajaba cuando podía para pagarme la universidad, etc. nunca

hemos tenido… He tenido muchas frustraciones, no he tenido todo

lo que he querido, he tenido que trabajar para pagarme mis

caprichos, mis viajes, mis estudios, tal… y eso es un valor en sí

mismo” (Ximo I: 66-76)

Algo que se repite relato tras relato es la controversia que les supone a las

familias el hecho de que sus hijos escojan la cooperación internacional

como una forma de vida:

“Yo vengo de una familia… mis padres… bueno mi padre era

enfermero, ATS, mi madre profesora de inglés, sí que el tema…

mi padre es inglés, mi madre española… quiero decir, no es que

haya vivido desde pequeña la interculturalidad y esas cosas

¡¡porque era un británico y una española!! O sea que tampoco era

un nigeriano con una española, ¿sabes? Que choca más, pero sí que

el tema un poco más internacional eso sí que lo hemos vivido, sí

Page 166: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

166

que mi padre de muy joven, se enroló en un barco y se recorrió

todo el mundo, siempre ha habido un poco de espíritu aventurero y

de conocimiento, ¿vale? De interés por conocer otras cultura…

Pero nunca han querido que me dedicara a esto, nadie, nadie, ni mi

hermano ni… ¡nadie! Entonces, de hecho, supuso un problema en

la familia cuando yo me marché a República Dominicana. Aún así,

los valores de igualdad, de respeto, de humildad, de… pues sí, eso

sí que ha habido en mi casa, pero nadie quería que yo me dedicara

a esto. Ni siquiera a trabajo social. Hubieran preferido profesiones

como maestro o del ámbito de la medicina, o algo así. Sí una

profesión que esté vinculada con la dedicación a los demás pero

que no implicara riesgos y que no implicara coger maleta y

largarse. Lárgate si quieres de vacaciones pero no como un medio

de vida.” (Lucía: 472-487)

Toni considera que es cuestión de tiempo que las familias españolas vayan

aceptando la profesión de cooperante como una opción laboral más que

pueden escoger sus hijos:

“No les parece bien, mi familia por ejemplo, que no tiene ninguna

vinculación con este ámbito, no le parece bien. Sí que tiene una

parte de orgullo de decir: “mira, mi hijo trabaja en ayuda

humanitaria y tal”, pero no les parece bien. Su idea es que salgas

de ahí lo antes posible. Ahora un poco se han resignado pero lo

viven mal. Yo creo que la mayoría de familias cuando el

cooperante se va por primera vez lo viven mal. Muchos tienen

miedo de que no vuelvas, es ese miedo infundado de que si te vas a

Senegal no vas a volver nunca. También el miedo de bueno, lo

típico, todo el mundo le tiene miedo a los países del Sur… allí te

disparan, te matan, no sé qué, no sé cuánto, y eso pasa. Luego yo

he visto familias que no, pero claro tienen que ser muy concretas.

Son familias en las que los padres ya estaban vinculados a

movimientos sociales. Esto en España no pasa mucho, pero bueno,

es que nosotros creo que vamos una generación atrás respecto a

Europa sobre la cooperación, ¿no? No hay padres cooperantes de

nadie porque no había cooperación.” (Toni: 927-944)

Daniel coincide con Toni tanto en la experiencia con sus padres como en el

cambio que necesariamente habrá en el futuro con respecto a este tema:

“Pues mi familia fatal, pero fatal porque… pues hombre, yo

imagino que yo lo viviré mejor con mis hijos, es más, a lo mejor

los mando y todo para que me dejen tranquilo (se ríe). Pero mi

familia fatal porque hay muchas cosas que ellos no entienden…

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167

Claro, para mi madre Marruecos es un país donde hay

marroquíes… (Nos reímos) entonces, tiene que ser un país malo,

no puede ser bueno, ¡¡¡es verdad!!! (Nos reímos) Es lo que

hablábamos antes de las imágenes preconcebidas, entonces ellos

estaban preocupados allí, porque joder, allí está el Islam y los

musulmanes y Alqaeda y todo eso, claro, irse allí era todo malo,

cuando vinieron a visitarme, ¡bueno! Mi padre no quería volver a

España, estaba encantado…” (Daniel: 821-840)

PERFIL FORMATIVO PREVIO

Otra de las paradas obligatorias es el tema de la formación previa que

poseían nuestros informantes antes de convertirse en profesionales de la

cooperación. ¿De qué campos del conocimiento proceden? ¿Cuáles eran sus

inquietudes formativas?

“Yo soy licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, me

especialicé en una rama de Relaciones Internacionales, y la verdad

es que lo que me ha llamado siempre la atención era la diplomacia”

(Mario I: 17-26)

Al igual que Mario, Mercedes también estaba interesada en estudiar

Ciencias Políticas, pero las circunstancias la empujaron a formarse en una

titulación más o menos cercana:

“Yo estudié económicas. Quería estudiar políticas, pero no había

políticas en Valencia, entonces mis padres me dijeron: “mira no, si

quieres estudiar algo tiene que ser en Valencia porque no… o te

buscas una beca o algo, pero vamos no…” Y entonces dije: “bueno

pues hago económicas y si luego en tercero…”, porque tienes la

posibilidad de pasarte pero bueno, ya estando en tercero dije:

“chica, yo casi que acabo esto y ya luego veré”. Pero vamos, que

nunca tuve… lo de económicas fue un poco por, bueno un poco

comodín, ¿no?” (Mercedes: 48-54)

Daniel es el segundo de nuestro grupo de informantes que también se formó

como economista:

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168

“soy bastante crítico con lo que… bueno, con lo que se está dando

en las escuelas de economía ahora” (Daniel: 36-37)

“Yo en la universidad me había especializado en tema de políticas

agrarias y comercio internacional, y luego había trabajado mucho

en desarrollo rural, cooperativismo, economía social, etc.” (Daniel:

82-84)

Julián estudió Antropología Social y Cultural, estudios que habría cursado

también Lucía en caso de haber sido posible. Puesto que no existía esa

opción, optó por diplomarse en Trabajo Social:

“Quería estudiar antropología, no pude, me metí en trabajo social y

siempre me he especializado en inmigración, en extranjería”

(Lucía: 59-62)

Rebeca y Toni estudiaron psicología:

“Me especialicé en psicología humanitaria” (Toni: 95)

Del ámbito sanitario provienen Lola, Sara y Ximo. Sólo éste último ha

trabajado tanto en cooperación humanitaria como en desarrollo.

Los dos cooperantes especialistas en emergencias, César y Jesús son militar

en la reserva y electricista respectivamente:

“Yo soy oficial de las fuerzas armadas en la reserva, ¿sabes?

Entonces, yo pasé a la reserva hace tiempo y bueno, pues hice una

carrera en gestión medioambiental” (César: 14-17)

Y por último tenemos tres ingenieros en el grupo. Pedro es arquitecto,

Maruja que es ingeniera en telecomunicaciones y Juan:

“Pues me llamo Juan. Soy ingeniero agrónomo. Estudié

agronomía porque mi padre era agricultor y siempre el campo me

había atraído. Luego estudiando la carrera al final no me gustaba

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169

tanto. Vas probando asignaturas pero no te cuadra tanto” (Juan: 12-

14)

Con estos perfiles formativos, creemos que el grupo de cooperantes con el

que hemos realizado nuestra investigación se ajusta bastante a los requisitos

en el área de conocimientos de base que plantea Tres (2006) en su trabajo

sobre las necesidades de formación de los profesionales de la cooperación.

Tres subraya lo conveniente que es que los cooperantes hayan recibido una

educación superior que les dote de ciertos conocimientos básicos

sistematizados que constituyan el punto de partida de todo aquello que irán

aprendiendo a lo largo del desarrollo de su profesión25

.

Este autor considera que los estudios de carácter más general “permiten una

mayor adaptabilidad, pero implican la dificultad de identificar puestos de

trabajo” (Tres, 2006:134). Esto es exactamente a lo que se refiere Mario en

el siguiente fragmento de su relato:

“Entonces mi trayectoria ha sido mucho más general y soy como

un médico de cabecera. Eso me ha permitido, creo, por lo menos

así lo he vivido, tener una visión más general que la gente que

solamente… pues por ejemplo, los delegados de agua y

saneamiento que saben mucho de agua y saneamiento y punto y

pelota, o sea, no les pidas… o el logista… o el… yo por suerte o

por desgracia, he ido dando muchos tumbos, porque como

tampoco sabía dónde estaba mi sitio… he estado de aquí para allá.

Entonces eso no es ni bueno ni malo, es distinto, a veces es un

poco malo porque claro como los perfiles cada vez son más

especializados hay menos espacio cada vez para los “médicos

generalistas”, ¿no? (Mario I: 642-657)

Por otro lado, nuestro grupo de informantes también lo conforman personas

con formación en carreras técnicas. Este perfil goza de una alta demanda,

25

Nosotros hemos dedicado un apartado del presente trabajo a la reflexión sobre lo que

“enseña” la experiencia en terreno como cooperante expatriado.

Page 170: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

170

pues como señala Tres (2006:134) en su propuesta, “existen importantes

déficits de carácter técnico en los países en desarrollo”.

Ahora bien, este autor insiste en la importancia de complementar la

formación de los profesionales con perfil más técnico con un “aprendizaje

en ciencias sociales o humanidades” (Tres, 2006: 134). En este sentido,

Angulo también propone reflexionar acerca de la necesidad de formar y

reforzar algunas actitudes que deben ser fundamentales en el perfil del

cooperante: la modestia, el coraje y el compromiso. (Angulo, 2004: 401). El

hecho de que aumente la demanda de perfiles más técnicos, puede estar

creando un desequilibrio en la balanza de los enfoques en cooperación. La

formación en ciencias sociales que sugiere Tres (2006), aporta herramientas

para analizar e interpretar críticamente el mundo social e intervenir, decidir,

cambiar y buscar elementos que permitan transformarlo, lo que constituye el

fin primordial de la cooperación internacional.

Daniel, a lo largo de su relato insiste en varias ocasiones en la importancia

de enfocar la cooperación desde una perspectiva adecuada, esto es, sin

olvidar la dimensión social no sólo en el fin, sino a lo largo de todo el

proceso:

“algunos conceptos que creo que son básicos que deben tener los

cooperantes son la formación sobre aspectos sociales, temas de

investigación digamos de análisis no sólo cuantitativos sino

también cualitativos, experiencia también en trabajo comunitario,

en temas de enfoques participativos, y luego la importancia de todo

esto del trabajo social en la cooperación” (Daniel: 173-188)

CONSEGUIR UN CONTRATO

Después de haber repasado las distintas situaciones que condujeron a

nuestros informantes al mundo de la cooperación, tras destacar algunas de

sus características personales comunes, y habiendo trazado ciertas

pinceladas sobre su entorno familiar y la formación recibida, llega el

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171

momento de exponer las acciones concretas que llevaron a cabo para formar

parte del selecto y exclusivo colectivo de cooperantes expatriados de nuestro

país.

¿A qué nos referimos cuando lo denominamos “selecto” y “exclusivo”?,

principalmente aludimos al número total de profesionales de este perfil

dentro del panorama de la cooperación española. En 2012 la AECID

computaba alrededor de 2.500 cooperantes españoles expatriados en todo el

mundo además de otros 307 trabajadores españoles de la Agencia Española

de Cooperación Internacional para el Desarrollo que llevan a cabo su labor

como personal expatriado en las Unidades de Cooperación en el Exterior

(UCE) de la AECID26

.

Sin duda, y en términos relativos, la profesión de cooperante es para unos

“pocos”. Quizás esa sea la razón que explica por qué, una vez nuestros

informantes habían visto claro que querían convertirse en cooperantes,

encontraron bastante complicado lograr su meta:

“Yo presenté mi curriculum a varias ONGs. Desde que eché mi

curriculum hasta que salí con MSF pasó un año entre unas cosas y

otras. Mucha gente piensa que MSF está deseando, que sí está

deseando coger gente y tal, pero con un mínimo de compromiso.

Te tienes que comprometer un mínimo, no sé si son seis meses o

un año y bueno, ellos te dan un sueldo pequeñito y a cambio pues

ellos te ofrecen la casa y tal, y entonces el proceso es un poco

largo. Yo entregué mi curriculum, luego hice unos test que te

daban, un test psicológico para ver cómo eres, hay una frase a

medias y la completas y un no sé si también un test psicotécnico,

uno que también hay que elegir, tipo test. Luego un test de nivel de

inglés y luego una entrevista. Eso fue lo que yo hice, y ahora han

añadido otra cosa, otro paso más, no sé si es varios días o un día

solo que es como una especie de dinámica de grupo que está

dirigida por un psicólogo para ver cómo reacciona la gente, si

trabajan bien en equipo y tal, yo eso no lo hice pero ahora sí que se

ha implementado. El proceso es un poco lento, y mientras pues yo

también había echado curricula con otras ONGs, con dos de ellas

llegué a hacer la entrevista, una de ellas no me volvió a llamar, era

26

Noticia de la AECID: http://www.aecid.es/es/noticias/2012/09-2012/2012-09-07-

cooperantesespanoles.html (última consulta: 23 de septiembre de 2013)

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172

un puesto muy específico, de director y yo creo que era

demasiado… y la otra que era Acción Contra el Hambre pues me

llegaron a decir que estaba seleccionada y que también hacía con

ellos el cursillo este para enseñarte cómo es la organización, y

luego me dijeron: “ah muy bien, espera porque de momento no

tenemos ningún proyecto que se ajuste a tu perfil”, y bueno,

esperando, esperando pasaron meses, y al final me llamaron de

MSF y me fui. La primera salida yo creo que es la que más cuesta”

(Lola: 172-500)

“En el 2002 yo envié mi curriculum a MSF, lo envié a Médicos del

Mundo, lo envié a la CR, lo envié a Oxfam, a un montón de sitios

y sólo me contestaron de una ONG para concertar para hacer las

pruebas y tal, bueno, eso tardó un tiempo, a lo mejor al cabo de

unos meses. Hice pruebas, pues pruebas psicotécnicas, de

personalidad, de idiomas y de formación técnica y lo pasé y luego

hice una entrevista personal. Desde que me llamaron la primera

vez hasta que hice la formación pasaron casi dos años. Yo mientras

pues intentaba hacer cursos de temas de cooperación y tal.

Tampoco tenía experiencia en el terreno de cooperación. No tenía

experiencia específica de cooperación, lo que pasa es que bueno,

pues claro, yo me imagino que se valora todo, ¿no? una persona

que lleva dos años ahí insistiendo y que sabes… y también la

madurez, yo no tenían “veintipico” años, yo ya tenía treinta y

tantos, dices pues bueno, pues una tía que a los treinta y tantos,

llevaba ya insistiendo y tal… o sea que también se… lo miran

todo, y bueno, y … bueno, parece que ha salido bien (se ríe)”

(Maruja: 120-173)

Uno de los requisitos que más desespera a aquellos que quieren ser

contratados por un ONG para trabajar en terreno es el de la experiencia

previa. ¿Cómo vencer el círculo vicioso?:

“Esto es una pescadilla que se muerde la cola… si nunca sales,

nunca tienes experiencia y ¿cómo sabes que sirves si nunca lo has

hecho?, pero también por otro lado, es que… ¿cómo te mando si

no sé si vas a aguantar…? y como además en esto como en todo en

esta vida frenética que llevamos no hay tiempo para descubrir

capacidades… pues yo tengo que ir a tiro hecho. Entonces, bueno,

cuando sales, pasa el tren, te tienes que subir, sí, o sí. Porque es

que si no te subes al tren después es muy difícil, es muy difícil.”

(Mario II: 845-854)

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173

La importancia que se le otorga a la experiencia en terreno no es exclusiva

de nuestro país, Verma (2011a) explica que nuestros vecinos franceses, a

través del Programa de Voluntariado Francés, ofrecen la mejor vía para

adquirir experiencia fuera de sus fronteras, especialmente para jóvenes

graduados que carecen de experiencia profesional previa o específica en el

área de la cooperación internacional.

Toni coincide en considerar este tipo de programas la opción ideal para

romper el dialelo:

“Mucha gente nos lo dice “he intentado trabajar en cooperación y

no hay forma, no me cogen de ninguna manera…” Por lo de

siempre, porque todas las organizaciones apuestan por que se tenga

experiencia en terreno. Y la gente dice: “¿entonces cómo

empiezo?” Entonces claro, ahí te toca todo el tema de becas que no

piden experiencia o los campos de trabajo, eso es la forma de

entrar, lo que pasa que la gente no quiere esto, la gente quiere

mandar su currículo y que lo seleccionen para ser cooperante y eso

no va a pasar…” (Toni: 493-515)

La Asociación Profesional de Cooperantes27

, consciente de lo complicado

que es iniciarse en el mundo de la cooperación internacional profesional, ha

reservado en su página web un espacio dedicado a orientar y dar directrices

a aquellos que quieran empezar a trabajar en este sector. Bajo el título de

“¿Qué hacer si quieres trabajar en cooperación por primera vez?” se

proponen alguno de los programas que existen para jóvenes cooperantes de

las Naciones Unidas, de la Unión Europea y del Instituto de la Juventud que

se hace en conjunto con la AECID.

Pese a todo, dos de nuestros informantes afirman que ellos no tuvieron

ninguna dificultad y les resultó relativamente sencillo comenzar a trabajar

como cooperantes:

27

http://cooperantes.net/wide-page/

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174

“yo ahí sí que soy consciente de que fui un privilegiado, lo normal

ahí es que tu… o lo más común, es que la gente vaya dando

tumbos en temas de cooperación, pues se meta como voluntario en

una ONG, empiece un poco a conocer el mundo y con un poco de

suerte sale al terreno pero no es tan…” (Mario I: 183-185)

“Para mí no ha sido nada complicado, yo nunca he buscado trabajo

en una ONG” (Juan: 443)

FORMACIÓN ESPECÍFICA EN COOPERACIÓN

Ante tanta exigencia y competencia, el profesional de la cooperación se ve

obligado a intentar alcanzar un alto nivel de formación y preparación,

teniendo en cuenta, eso sí, que existen múltiples y variados contextos dentro

del ámbito de la cooperación y dependiendo de éstos y del camino que desee

escoger el propio cooperante, deberá esforzarse en acentuar más o menos

unas u otras aptitudes y capacidades.

Nuestros informantes también han ido formándose en temas específicos de

cooperación a través de cursos, títulos y másteres:

“Hice un curso de cooperación internacional que era en Castellón,

en la UJI, luego las prácticas las hacíamos en Marruecos. Había

dos cursos de cooperación al mismo tiempo uno que se hacía en el

poli y otro en Castellón, yo fui al de Castellón. Me pareció un

curso muy interesante porque eso, era súper baratillo y luego había

unos ponentes ahí como bien reconocidos, muy buenos que te

hablan de la economía mundial, de la crisis de tal y esto a uno se le

despierta más y más y está metido en el mundo se sigue

despertando y sigue avanzando… Después hice el curso de

agroecología en Cuba, luego regresando de Cuba me metí ya en el

master de la Coma, en el postgrado de la Coma, con ganas de

ampliar” (Juan: 44-55)

No se trata únicamente de hacer formación generalista en cooperación, sino

que los cursos pueden ayudar a pulir el perfil y a ir encauzando al

Page 175: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

175

cooperante en un área más específica. Ese es el caso de Toni que tiene muy

claro que su ámbito es el de la acción humanitaria:

“Yo del 98 al 2001 en tres años había hecho cursos de

cooperación, había hecho sensibilización, me había formado en

humanitaria, o sea, la situación era bastante diferente” (94-96)

En algunos casos son las propias ONG las que dan la formación específica a

sus cooperantes:

“Al personal contratado por la ONG se le ha ido formando en qué

es la identificación, qué es la formulación, qué es la ejecución,

todas las fases del ciclo del proyecto y bueno, cómo se justifica,

cómo se trabaja con equipos profesionales locales, un poco

también se les ha formado sobre la institución porque cada

maestrico tiene su librico…” (Lucía: 259-265)

Otra opción bastante valorada entre nuestros informantes es la de formarse a

través del trabajo que se realiza en oficina técnica, en sede, puesto que

puede aportar una visión más completa de la labor que se realiza y se debe

realizar:

“A mí la coordinadora me supuso, bueno, una ampliación de mis

conocimientos brutales, sobre todo en temas de políticas, porque

constantemente he estado en grupos de trabajo en los cuales

participabas desde el punto de vista de la secretaría técnica

entonces claro todos los documentos los preparas, los repasas, los

envías, tal, hasta que llega un momento que ya eres el único que

haces propuestas (se ríe) te dan ya ese grado, también porque como

vas a distintas comisiones de trabajo pues siempre vas recogiendo

de la una, de la otra, y al final pues hasta se fían de ti y eso, más

que una preparación especial para esto era un currículum digamos

profesional que poco a poco que lleva allí, de hecho yo creo que he

hecho un buen trabajo como cooperante y creo que lo he hecho

porque tenía la formación y tenía algo de experiencia y había visto

ejemplo buenos, ejemplos malos, sabía lo que podía hacer una

cosa, lo que generaba las otras, entonces yo creo que eso es

importantísimo, yo he visto muchos cooperantes que ni siquiera

tienen un postgrado en cooperación, terminan la universidad no

han hecho ningún postgrado y además nunca han estado

vinculados en el mundo asociativo, entonces les falta, les falta

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176

un… les falta visión y no sé yo creo que aquí es requisito

indispensable” (Daniel: 175-194)

No obstante, en los relatos registrados se pueden oír algunas voces que

critican este tipo de formación porque consideran que no sirve de mucho,

que no encaja con la realidad de la labor que se desarrolla en terreno, que en

el fondo es un trámite más:

“Ya sé que ahora hay escuelas donde puedes aprender sobre acción

humanitaria, pero claro, los profesores nunca han trabajado en

acción humanitaria” (Julián: 374-376)

Desde el ámbito académico también se ha llevado a cabo un análisis crítico

de los actuales estudios de cooperación que merece ser revisado. Angulo

(2004) señala que existe una proliferación de seminarios, cursos, títulos y

posgrados que difícilmente pueden ser fruto de una demanda similar y

cuestiona la formación del profesorado que imparte dichos cursos por

proceder, en general, de ciencias relacionadas con ese ámbito, pero sin ser

especialistas en él.

Hemos repasado el itinerario formativo que han recorrido nuestros

informantes para convertirse en cooperantes expatriados, pero, ¿cuál sería el

ideal?

Según Tres (2006) lo más conveniente es que, partiendo de los

conocimientos que aportan los estudios en educación superior, el

profesional complemente su formación mediante la realización de posgrados

en desarrollo y/o cooperación:

“Los posgrados en cooperación y desarrollo normalmente son de

carácter multidisciplinar, una aproximación necesaria, pero no

suficiente. Comprender en profundidad los procesos de desarrollo,

dada su complejidad y multidimensionalidad, obliga a pensar en la

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177

oferta de estudios interdisciplinarios que deben estar concebidos

desde esta perspectiva.” (Tres, 2006:135)

Lucía en su relato también expone lo que ella considera necesario en la

formación del cooperante internacional:

“Yo creo que el itinerario formativo idóneo sería primero que

hubiera una carrera de cooperación, se llame como se llame, yo

creo que es muy importante, están muy bien los postgrados, están

muy bien lo másteres, es cierto que tanto un arquitecto como un

trabajador social, como un biólogo pueden trabajar en cooperación

pero yo creo que la universidad debería de hacerse cargo, ¿vale?

Como una… como un grado ¿sabes? Algo… una especialidad en

la que se pudiera trabajar uniformemente la metodología que se

quiere llevar a cabo en cooperación, porque Intermon tiene una

forma de trabajar, CR tiene otra… eh… Médicos del Mundo tiene

otra, no sé, algo que se unificara bajo unos mismos criterios

humanitarios y de desarrollo, pero eso no existe… Entonces, como

no existe yo creo que son muy interesantes los postgrados y los

másteres que tienen prácticas en terreno… yo creo que son muy

importantes, por tener ese mes, dos meses, incluso si pudieran ser

tres meses en terreno, ¿vale? En el que simplemente vieras a qué

tipo de países vas a ir, las situaciones en las que se va de trabajo

son duras, no es fácil… entonces que la gente fuera ya sabiendo

qué tipo de países son, qué tipo de trabajo se desarrolla, cómo son

las relaciones con el personal local… Que no vayas de salvador del

mundo y luego lo que hagas sea atentar contra el orgullo y contra

la dignidad de las personas que mucha gente lo hace sin querer…

entonces yo creo que ese sería un poco el itinerario, luego ya pues

busca trabajo… pero sí que un máster o un postgrado que tuviera

sus prácticas… yo creo que tres meses sería lo ideal, pero claro,

supone una pasta… pero bueno…” (Lucía: 350-371)

LOS PREPARATIVOS ANTES DE PARTIR HACIA EL TERRENO

Después de toda esta formación previa, llega el momento de hacer el salto,

de partir hacia el terreno. Por supuesto, no es lo mismo salir por primera vez

que hacerlo por décima. También cambia la vivencia de este momento

inmediatamente previo dependiendo de si se trata de una misión de

emergencia, de la participación en un proyecto de cooperación humanitaria

o de desarrollo.

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178

Tampoco es lo mismo salir a un país americano que hacerlo a uno africano.

Todos los factores que rodean esta salida influyen la manera de vivirla y

prepararla. El tiempo que durará la estancia como expatriado, el contexto

laboral y familiar del que parte el cooperante, el tipo de agencia con la que

sale, etc.

Por esta razón es conveniente que el cooperante antes de expatriarse se

prepare en diversos ámbitos. Por un lado debe arreglar todos los aspectos

materiales: equipaje, vacunas, instrucciones para la misión, etc.

Algunos cooperantes son muy metódicos en este sentido, especialmente

aquellos que salen a misiones de emergencia y que no pueden dedicar

mucho tiempo a pensar qué van a meter en sus maletas antes de partir. En

algunas organizaciones utilizan una plantilla que entregan a los

profesionales para que puedan hacer su equipaje en tan solo unos minutos:

“Tengo una maleta, una maleta rígida porque viajar con una unidad

grande te permite poder llevar más equipaje, equipaje más grande,

la tengo con la pegatina de mi ONG, y con la bandera española en

grande pegada. La tengo guardada sólo para eso, para esos viajes,

esa mochila está debajo de la cama, pero en el armario hay un

listado que tenemos, una tablita excell, y cada uno se la adapta a

sus cosas. En esa tablita te pone desde los calzoncillos que vas a

llevar, cuántos vas a llevar, calcetines que vas a llevar, ropa de

abrigo que lleves, te pone todo, todo el material que vas a usar en

la misión. Si te hace falta pastillas porque estés tomando una

medicación, la tienes apuntada ahí, si te hacen falta gafas llevarte

un par de gafas de recambio, si tienes perro y te lo tiene que cuidar

alguien, quién te lo tiene que cuidar, quién te tiene que coger la

correspondencia del buzón, la gente que vive sola, quién tiene que

pagar un recibo o si tienes un seguro pendiente… en fin todo eso

viene detallado, todo, todo en la tabla excell. Entonces tú lo que

tienes que hacer es coger la tabla excell, pones la maleta encima de

la cama, la tabla excell al lado y con un bolígrafo vas tachando vas

cogiendo y metiendo vas: “esto sí, esto sí, esto sí, esto sí” y “cla

cla cla cla cla” en unos minutos está, es decir que no hace falta

tener una mochila preparada exclusivamente para salir. Sí que

tengo ropa que es expresamente para ir, por supuesto y esa ropa

pues es con la que salgo. Tengo unos pantalones que me he

comprado de ropa de esta de trabajo que hacen en Suecia que es

una ropa muy muy buena, es anticorte, es ignífuga y todo lo

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179

demás, son pantalones que son de estos desmontables de

cremallera que te sirven para todos los sitios y tengo unas prendas

un poco más especiales digamos, que son las que echas siempre.

Pero el resto no, el resto de la maleta está ahí, la maleta

normalmente está vacía… que si cargadores para el móvil, que si

la música para el móvil, el mp3, en fin, viene todo detalladito y

cada uno se lo arregla porque en la misma lista vienen bragas y

sujetadores y calzoncillos y hay quien utiliza una cosa o utiliza otra

(se ríe). Ya te digo, cada uno se lo adapta un poco a su manera y yo

lo que tengo es esa lista allí en el armario cuando te pita “¡pi, pi!’”

“¿A ver qué es esto? ¿A ver que tengo?” Vacunas, el pasaporte,

fotos de tamaño carné, siempre te llevas cuatro o cinco, por si te

piden… el carné de conducir internacional también lo tienes a

pesar de que nos piden en todo momento que no conduzcamos…”

(Jesús: 918-946)

Como decíamos más arriba no es lo mismo irse para uno año que hacerlo

para cuatro, ni expatriarse a Marruecos que hacerlo a Belize. Daniel en su

relato nos cuenta que cuando se fue a Marruecos su equipaje era similar al

que preparaba cuando se iba de vacaciones a su pueblo en la costa del sur de

Valencia. Pese a estar un total de cuatro años, iba haciendo retornos

intermitentes de corta duración para llevar a cabo algún debriefing en sede

con su organización, para realizar alguna visita familiar o de vacaciones, por

lo que no necesitaba un equipaje para años:

“A Marruecos la maleta… no sé, es que era la misma maleta que

yo en verano, cuando me iba al pueblo para pasar dos meses, me

llevaba, nada especial, también es un país, en el que no necesitas

ningún tipo de vacunas, yo sí que me puse la hepatitis A y la B,

luego las perdí por no repetir (se ríe) la A creo que sí que la tengo,

pero la B que eran tres, la tercera vez ya no me la pude poner

(44:56) pero bueno que eran… pero luego no te recomiendan

ninguna vacuna. Y pues sí lo típico, llévate suero y alguna cosa por

si pillas una gastroenteritis y poco más y un botiquín normal,

paracetamol y tiritas… (Se ríe) y Betadine, pero mi maleta no era

nada especial, libros, muchos libros, eso siempre me acompaña y

luego ya está.” (Daniel: 409-432)

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180

Si, como es el caso de Rebeca, el cooperante decide expatriarse por su

cuenta, los preparativos se complican. Hay algunos aspectos de los que

normalmente se encarga la organización con la que sale, y obtenerlos sin el

respaldo de una ONG o Agencia pueden requerir mucho tiempo:

“Y ya te digo empieza el periplo de los papeles, claro, embajada,

hay una embajada y dos consulados, ya está, en toda España, me

refiero, una de ellas en Tenerife. Entonces tienes que empezar a

averiguar pues todo, seguros médicos, bueno, billetes de avión que

era un poco lo más fácil, pero todo lo que tienes que llevar para

una estancia de un año, papeleos de tal… y cómo vas, qué

necesitas, qué no necesitas, o sea, un montón de cosas que si tú vas

con una ONG eso te lo solucionan en un momento, o sea, ni te

preocupas de nada, pero que si vas por tu cuenta te lo tienes que

sacar tú todo. Entonces, empiezas, seguros médicos, nadie sabía

nada de seguros médicos, además a nivel internacional con unas

características muy concretas, porque: “yo cuando he estado es que

me lo ha organizado la ONG”, o sea, le dices a la gente que ha

estado te dice: “yo es que iba con el de la ONG con lo cual no sé.

Bien, entonces a averiguar. Mapfre no, bueno las más famosas,

Sanitas, no, no sé qué no, “nosotros no hacemos” o es muy cara.

Eso es uno. Luego intentar conseguir información de un poco

cómo funciona o qué papeleo necesitas o… de la embajada de

Paraguay que en Valencia no hay consulado, no hay oficinas, no

hay nada. Vas a la gente, Paraguay es súper desconocido… y la

verdad es que fue difícil, o sea estuve allí unos cuantos meses para

arriba y para abajo, además luego al final conseguí averiguarlo

todo, me dijeron: “Es que tampoco…”, o sea, Paraguay al no tener

firmado el convenio de La Haya para viajeros y no sé qué,

entonces tiene una forma especial. Vale, me tuve que ir a Madrid,

o sea, te tienes que ir a Madrid a la embajada, sacarte el informe

médico, los antecedentes penales, ¿qué más…? o sea, la célula de

que tú eres española, todo eso… con lo cual tienes que ir a un

montón de… bueno primero tienes que ir aquí, a todas las oficinas

de aquí, luego te tienes que ir a los ministerios en Madrid. En

Madrid tienes que tener los papeles y firmarlos todos en la

embajada, gastarte dinero, gastar tiempo, ves aquí, sellos, todo

cuños, todo sellos, todo monísimo, lo tengo guardado, pero creo

que lo voy a enmarcar, es monísimo, luego no me sirvió de nada.

Todo esto para que luego no te sirva de nada. El seguro médico al

final lo solventé porque conocía a una persona que está con

seguros, pero eso es muy complicado. Además al no tener

información de… porque la gente de allí tampoco sabía, y yo

tampoco sé qué necesitas… estuve con esto pues igual dos meses,

o sea, estamos hablando de eso, búscate un seguro médico,

vacúnate, haz los papeleos, averigua toda la información, te

puedes estar…a ver lo puedes solventar rápido, pero dos meses,

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vete a Madrid. Claro porque el papel es, por ejemplo, el informe

médico, te lo sacas, tienes que ir al médico de cabecera, te hace un

informe, luego pasa por aquí por el colegio de médicos, tiene que

estar dos o tres días, luego te lo mandan a Madrid, en Madrid tiene

que estar una semana, luego vete, luego el Ministerio de Asuntos

Exteriores también… o sea, son papeleos que tienes que llevar “x”

tiempo, es lo que digo, todo esto…” (Rebeca: 60-108)

No cabe duda que además de las necesidades reales que puedan generar las

características de la misión, la personalidad y la costumbre que se tenga de

viajar determina en mucho el equipaje del cooperante:

“Yo tenía 6 días para prepararme para ir a Ruanda. Vivía con mi

novia, los dos antropólogos entonces ya sabíamos que… siempre

estás preparado, creo. Y viajamos mucho, entonces ya, como he

dicho, tenía seis días, tenía mi guitarra y mi mochila con ropa y ya

está, y mi diccionario de francés… y nada más. (Nos reímos) Pero

es suficiente, ¿eh? Hay muchos expatriados que van con

contenedores llenos de… la nevera y todo eso…” (Julián: 95-100)

Además de los aspectos más materiales, es importante una preparación

intelectual y psicológica. Es imprescindible revisar las expectativas que se

posean y someterlas al sentido común, ajustándolas al máximo a la realidad

esperable.

El cooperante, especialmente en las primeras misiones, genera una serie de

expectativas sobre su trabajo y su vida en terreno que pueden determinar en

cierto sentido el futuro laboral del propio expatriado:

“Aunque yo conozco muchos que se deshumanizan totalmente y

vuelven aquí súper desencantados, ya no quieren saber nada de ese

país, ni de la gente, ni de la cooperación, ni de las ONGs, de nada.

Y yo creo que es porque van mal preparados, van con nociones

equivocadas, entonces claro, se esperan pues, no sé, “pufff” se

esperan muchas cosas que luego, pues no es así… y el desencanto

es tan grande y luego llegas aquí y de repente eres un don nadie

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cuando allí has sido lo más grande que había, pues nada…”

(Daniel: 1114:1118)

En no pocas ocasiones, el cooperante busca encontrar en el país que le acoge

una especie de lugar idílico, un paraíso donde él encaja a la perfección. Un

nuevo hogar en el que su presencia es bienvenida y donde su vida, a través

de la labor que realiza, cobra sentido:

“No sé, yo creo que hay un momento que sí que hay alguna

cultura, algún país que por alguna razón te ejerce atracción… que

eso es peligroso porque que te vayas a un sitio por el país y no por

el trabajo que vas a hacer… eso es súper peligroso, pero sí que

pasa. Sí pasa, la gente dice, por ejemplo, Senegal. Senegal es uno

de esto países, yo siempre he querido ir a Senegal ¿por qué? No lo

sé… yo he visto entrevistas de la experiencia personal de esa

persona, su curriculum vitae no tiene que ver con Senegal, pero yo

creo que en mucha gente sí que se produce, sobre todo a final de

carrera, cuando tienes una incertidumbre muy grande… un sitio

que lo tienen como el paraíso perdido, es decir, este sitio es genial.

Quieren ir porque piensan que allí van a desarrollar todo lo que no

han desarrollado en el sitio donde están, pero es un ideario…”

(Toni: 1108-1123)

El entusiasmo y las ganas de cambiar el mundo son algunas de las

emociones más características en las primeras misiones. El cooperante tiene

un millón de ideas que quiere poner en marcha en cuanto llegue a terreno.

En ocasiones, este frenesí choca de frente con las expectativas que los

propios beneficiarios y el personal local tienen acerca de la labor que en

realidad va a llevar a cabo el expatriado:

“Así que, que nada, entonces claro, pues empiezas con la idea esa

fantástica y maravillosa de que esto va a ser increíble, vas a llegar

allí y aquello va a ser fantástico, la gente va a estar contentísima, y

todo el mundo… y claro esa es tu historia, y luego pues llegas allí

y claro, tú llegas a un país, eres de fuera, llegas allí intentándoles

montar lo que tú quieres montar que a lo mejor no es lo que ellos

quieren y claro, pero aun así, la primera experiencia fue muy

positiva y yo estaba muy contenta y… y entonces pues decidí

seguir” (Maruja: 29-35)

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183

Efectivamente es muy frecuente que el cooperante llegue a terreno creyendo

que conoce y sabe qué es exactamente lo que la población beneficiaria

necesita y cómo conseguirlo. La experiencia, según cuentan nuestros

informantes en sus relatos, demuestra lo contrario:

“Entonces, mi visión iba cambiando continuamente porque bueno,

se iba enriqueciendo desde lo que tú en un principio te puedes

pensar, que bueno que no debería ser así, pero sí que es verdad que

hay cierto prejuicios que no te puedes quitar al principio, en el

sentido de que lo que tú crees que les puede hacer falta a ellos, que

luego podemos hablar de cómo tiene que ser la identificación,

participativa. Pero cuesta mucho quitarte esa máscara y trabajar

sobre el plano participativo sin tú involucrarte de una forma de

decir, “ya, pero es que yo creo”, el “yo creo” ese siempre está ahí.”

(Daniel: 117-122)

Maruja en su relato también hace referencia a esa actitud en cierta medida

reminiscente del etnocentrismo paternalista (Briales, 2011: 248) con la que

los cooperantes llegan a terreno:

“Tú llegas allí nueva y no sabes que la gente que está allí lleva

haciendo ese trabajo un montón de tiempo, no eres consciente,

¿no? de todo el proceso por el que han pasado ellos, todos los

cambios que han vivido y que realmente son ellos los que saben

cómo está la historia, tú vienes de fuera y a veces pecamos un

poco… hay de todo, ¿no? pero a veces somos un poco prepotentes,

en plan de venimos y nos pensamos que porque hemos estudiado

en Europa y no sé qué” (Maruja: 229-234)

El discurso oficial de la cooperación humanitaria y de desarrollo es el de

que el Norte, mediante su intervención, puede salvar vidas y brindar una

mano que conduzca hacia la modernidad a aquellos pueblos del Sur que, por

lo que se ha podido ver hasta el momento, no han sido capaces, o las

circunstancias han impedido que puedan lograrlo. Pese a que este discurso

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tiene matices y es más o menos intenso según el tipo de actor de la

cooperación, esto es, agencia gubernamental u ONG, el cooperante, como

ciudadano del Norte, lo tiene profundamente arraigado, aún pese a que él

mismo crea que no es así:

“La cooperación es un trabajo más, que se empieza como si fueras

el salvador como si fueras aquí a salvar al mundo, a los niños, pero

luego te das cuenta que es una profesión más y que son ellos los

que te salvan a ti…” (Lucía: 53-55)

El tema de las perspectivas nos permite asomarnos a la discusión acerca de

los dilemas que vertebran la vida del cooperante. En principio, el

profesional de la cooperación debe confiar y creer que su trabajo sirve para

lo que se supone que sirve. Y como es lógico, esa es una de las expectativas

que lleva cuando sale a terreno:

“Porque claro tú piensas que la cooperación sirve para lo que los

programas dicen y eso realmente a nivel de cooperante no es

verdad, que la cooperación en teoría tiene que equilibrar un

montón de cosas y tal, pero cuando tú vives directamente en esos

países, piensas, aquí… claro un cambio a nivel de cooperación se

ve muy lentamente” (Toni: 178-181)

Algunas de esta falsas expectativas se podrían evitar si existiera una buena

preparación para salir a terreno como una fase bien establecida y acotada

dentro del itinerario formativo del cooperante:

“Yo creo que mucha de la crítica que tienen los cooperantes hacia

la cooperación tiene que ver con el no querer aceptar que esa es la

realidad, no tanto que la cooperación no funciona, y todo el rollo

que se montan siempre los cooperantes de que todo es un

fracaso… No, la cooperación lo que pasa es que tenemos me

parece que un 5% de los recursos que tienen todas las

multinacionales del mundo, entonces ¿qué quieres que hagamos

con esto? Si las empresas a nivel mundial no pueden controlar el

planeta, que lo intentan y tal… nosotros seguro que no, somos

súper pequeños, hasta los más grandes son pequeños, y entonces

claro, si no eres consciente de esto te puede dar un ataque… pero

yo creo que se produce ese momento de que no te das cuenta

durante un tiempo, porque tampoco nadie te lo explica, yo el

Page 185: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

185

módulo que doy de qué hace el cooperante que son dos máster de

cooperación (2:04:09), se pasan dos años viendo marco lógico…

tal, lo que sea… y cuando les planteas cómo se van a mover en el

sitio se quedan como mirando de “pues esto no lo había

pensado…” (se ríe) o cuando les planteas eso, que mucho de tu

trabajo de cooperación seguramente a lo mejor va a ser

planificación… pueden volverse locos” (Toni: 1533-1555)

Algunas de las organizaciones tienen institucionalizados los “briefings”.

Estos cursos o reuniones informativas son de asistencia obligatoria e

informan al profesional sobre las características del trabajo que van a

desarrollar, las condiciones a las que van a estar sometidos en el país que les

acoge, etc. Pretenden ser sesiones que sirvan de preparación para la acción

ante las situaciones y circunstancias en el transcurso de las posibles

actividades que tendrán que realizar los cooperantes:

“Antes de irte nos dan un curso de formación de dos semanas, la

primera semana es común para todo el mundo. Explican cómo

funciona la ONG, cómo es la vida en terreno, para prepararte, ¿no?

para el choque cultural, social, lejos de la familia y tal, un poco

intentar preparar a la gente. Advierten sobre lo que no se puede

hacer, porque las cosas se hacen así y/o asá, que aprendas cómo

funciona la organización, y cómo vas a vivir el tiempo que estés

allí, y luego otra semana que es formación específica para el

trabajo que tú ibas a hacer. La verdad es que a mí, el curso me

parece que está muy bien. Te preparan muy bien para lo que te va a

venir, ¿no? que no llegues allí y de repente sea como “¡Dios mío!”

Te explican muy bien la organización, te explican muy bien los

problemas qué puedes tener, las sensaciones que puedes tener, a

quién puedes recurrir. A mí ese curso me parece que está muy bien

montado, desde el punto de vista de preparar a la gente para lo

que…” (Maruja: 179-196)

Jesús explica que para él esta formación previa es fundamental y le ha

ayudado a no generar expectativas equivocadas, por ejemplo, en lo referente

a las condiciones de vida en terreno:

“Es que estamos… yo creo que lo mejor que tiene CRE es la

formación que nos dan. Y con eso, sabemos a dónde vamos, nadie

Page 186: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

186

nos está engañando ni nos está mintiendo, yo sé que no voy a un

hotel de tres estrellas cuando me voy a Chile o me voy a… y sé

dónde voy a ir y sé lo que voy a sufrir, por lo tanto, no me voy a

quejar de nada” (Jesús: 753-757)

En algunos casos, estos cursos presentan una fórmula con la que los

asistentes pueden experimentar el estilo de convivencia que desarrollarán en

terreno con otros expatriados que compartan misión con ellos:

“Antes de salir Médicos Sin Fronteras nos hace un cursillo de

semana y media que explica un poco pues cuál es la misión de la

organización, con sus normas, su forma de actuar, y bueno un poco

cómo funciona, ¿no? para conocerla un poco, y ese curso además

es en inglés, hay gente de varios países y bueno, está bien. Lo

hacen un poco para que la gente vea que vas a estar viviendo con

gente de otros sitios y tienes que adaptarte a vivir con otra gente”

(Lola: 30-37)

Además de los cursos de carácter más institucionalizado, algunas ONG

organizan reuniones de traspaso. En estas sesiones se encuentran los

expatriados que ya han retornado del terreno y aquellos que están a punto de

marchar. Intercambian impresiones, datos, instrucciones, etc. Es lo que Toni

explica a continuación con respecto a una de las misiones que su ONG

realiza en Haití:

“Nosotros, la parte de fotos sirve para exposición pero también

sirve para enseñar lo que hay, la parte de video también, luego

tenemos los informes técnicos de lo que se habla, pero luego

siempre hay una reunión de traspaso, de cómo se vive en Puerto

Príncipe, qué hay ahí, ¿no? a nivel del día a día, de “puedes llegar

a tal sitio, a la 6 se va a ir la luz y eso es un desastre”… ese tipo de

cosas son súper importante…” (Toni: 1487-1493)

Cuando hablamos de desarrollo, la preparación primordial se centra en

conocer profundamente el proyecto que hay que desarrollar:

Page 187: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

187

“Al final la cosa es el proyecto. ¿Por qué voy a Argelia?, a hacer

un proyecto, ¿qué proyecto? eso es lo que tengo que estudiar. Es

un proyecto que te tienes que estudiar lo que se va a hacer, lo que

se quiere, lo que se quiere comprar, con quién se va a trabajar y

luego ya te preparas como un viaje normal, vaya. Como el que se

va a vivir cuatro meses a París o lo que sea.

I: ¿Lees sobre la cultura…?

J: Sí, sí. Eso de manera personal, sí claro, siempre buscas, siempre

lees, siempre te caen libros en las manos que…” (Juan: 556-563)

Algunos cooperantes intentan realizar una inmersión previa en la cultura del

país que les acogerá durante unos meses. Lectura de libros sobre la historia,

crónicas, visionado de películas, quedar con otros expatriados que hayan

estado allí antes, son algunas de las acciones que acometen con la pretensión

de estar “preparados” para el inevitable choque cultural:

“Con el poco tiempo que tuve, que fue un mes, pero en ese mes sí

que me leí bastantes cosillas. Me empapé sobre bueno, me leí

muchos libros sobre la historia de Marruecos, la historia de España

allí y luego no he parado hasta ahora, de hecho tengo una

biblioteca sobre España en el Riff que es brutal. De hecho, cada

persona que venía allí de prácticas yo le decía la bibliografía básica.

Le daba cuatro o cinco libros y le decía, de éste, capítulo cuatro, de

éste tal, de éste página tal y tal de tal y tal, que era lo básico que

uno tenía que conocer cuando iba, de hecho con eso preparamos

para los campos de trabajo que hacíamos allí, un dossier que no sé

por dónde estará, con bueno, textos de libros, para que conocieran

un poco la cultura de, no de Marruecos, sino del Riff y sobre todo

la historia que había tenido España en el Riff que eso nadie lo sabe,

porque es que no lo damos en ningún sitio, ni historia, es un país

totalmente desconocido con toda la implicación que ha tenido

España allí, claro, yo eso lo descubrí en un mes antes de irme,

empecé a descubrirlo y allí ya dije: “joder, ¿cómo puede ser que

esto haya pasado hace ochenta años y aquí no tenemos ni idea de

nada?”, todavía hoy eso se vive allí, es que hay peñones allí

ocupados por militares españoles allí, que nada que están ahí y los

ves ahí al lado...cuando llegas allí, joder, es que allí murieron hace

70 años 15.000 españoles a parte de los que murieron aquí, que no

sé, que al menos tendría que haber una referencia en los libros de

historia, es que ni aparecen…” (Daniel: 438-459)

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188

Otros cooperantes, sin embargo, consideran que no sirve de mucho estos

ejercicios previos de intento de conocer la cultura del país de acogida o

sobre las condiciones de vida allí. Argumentan su postura señalando que lo

normal es que la experiencia personal siempre supere cualquier otra forma

de contacto con la realidad social y cultural:

“Lo mejor es dejarse llevar… quiero decir, ir con la mentalidad lo

suficientemente predispuesta a que no sé lo que me voy a encontrar

y pues lo que me encuentre me he encontrado. E irlo gestionando

un poco sobre la marcha, porque también si vas con un plan

preconcebido, aunque sea muy desestructurado pero a lo mejor va

y resulta que tu plan no tiene nada que ver con la realidad que te

encuentras, con lo cual, tampoco te sirve de mucho estar dándole

vueltas al coco mucho tiempo antes de… pues: “no va a haber luz,

no va a haber agua…” pues tú qué sabes, a lo mejor sí… Entonces

lo mejor es que llegues con la suficiente apertura mental y la

suficiente capacidad de adaptación como para que bueno, pues, lo

que te vaya surgiendo en el terreno te los vayas, lo vayas

gestionando.” (Mario II: 131-141)

Las diferencias culturales pueden ser tan profundas y drásticas que nada, ni

siquiera una preparación a conciencia, las puede paliar. Ximo cuenta en su

relato que a veces, las prácticas “médicas” o de salud en general que se

llevan a cabo en las poblaciones con las que él trabaja, pueden llegar a ser

muy frustrantes. En algunas ocasiones ha tenido que contemplar con horror

cómo algunos remedios del curandero local han quitado la vida a niños que

él mismo tenía en tratamiento. Ximo explica que para ese tipo de situaciones

no hay preparación posible:

“Nadie te preparar para manejar eso, ni en la facultad de medicina,

ni en la organización, ni nadie, ni en los másteres, que yo he hecho

un máster de medicina tropical, tampoco, ni te lo nombran, MSF

imparte cursos internacionales, de muchas cosas, hasta te preparara

parar secuestros, curso de minas antipersona… pero esto nadie te

prepara para eso. Ese tipo de frustraciones nadie te prepara para

ellas de cómo manejarlo ni, ni, ni… atraviesas un poco las fases

estas de reacción frente al duelo, la integración, ira, negociación,

todas, todas las atraviesas y al final pues no te queda más que

aceptarlo pero sí, respondiendo a la pregunta. Nadie te prepara, lo

que haces es… mecanismos tuyos de defensa adaptativos y más o

Page 189: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

189

menos y a mí en mi caso particular, a mí con el paso del tiempo me

van fallando y son cosas que llevo mal, y te ves que al final como

que no toleras,” (Ximo: 170-251)

Page 190: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

190

EN EL TERRENO

“You will never be completely at home again, because part of your heart will always

be elsewhere. That is the price you pay for the richness of loving and knowing people

in more than one place.”

Girlgi.com

¿Cómo es la vida del cooperante en terreno?

Para responder a esta pregunta debemos enumerar en primer lugar una serie

de variables que determinarán las características de la vida en el terreno del

cooperante expatriado.

Partiendo de los relatos recogidos proponemos establecer ocho variables

distintas que serían el “tipo y objetivo de la misión”, “duración de la

expatriación”, “región donde se desarrolla su labor”, “destino al que es

enviado”, “tipo de vivienda en la que reside”, “medidas de seguridad”, “vida

social” y “grado de cambio de estatus”.

Estas variables combinadas entre sí dan como resultado distintas categorías

de análisis de las diversas formas de vida de los cooperantes cuando están

expatriados. En algunas de ellas ocasionalmente se puede establecer una

relación causal, por ejemplo entre la variable “tipo y objetivo de la misión”

y la variable “tipo de vivienda”, en otros casos la relación causal no es tan

clara sino que intervienen otros factores de carácter más circunstancial, por

ejemplo la relación que se establece entre la variable “tipo de vivienda” y la

variable “vida social”.

Es importante subrayar que las categorías analíticas que se obtienen de la

combinación de las diversas variables que a continuación vamos a exponer,

no se corresponden con los distintos informantes que han participado en

nuestra investigación, no existe una equivalencia directa ni exclusiva y

tampoco se pretenden agotar de manera exhaustiva todos los perfiles

Page 191: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

191

posibles. Nuestra propuesta pretende ser una herramienta de análisis para

comprender mejor qué elementos son esenciales en la vida en terreno del

expatriado. Dentro del grupo de nuestros informantes, más de uno ha estado

a lo largo de su carrera profesional identificado en mayor o menor medida

con más de una categoría.

Gráfico 2. Variables características de la vida en terreno

TIPO Y OBJETIVO DE LA MISIÓN O PROYECTO

La primera variable que queremos señalar es la que establece el tipo y

objetivo de la misión o proyecto. Sin duda, el carácter de la cooperación

que vaya a realizar condicionará en gran medida el estilo de vida que pueda

tener en terreno el cooperante. Por supuesto, esta variable está plenamente

determinada a su vez por la organización o entidad que promueva el

proyecto. Como ya hemos expuesto más arriba no es lo mismo que el

Page 192: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

192

cooperante vaya en misión humanitaria que lo haga para gestionar un

proyecto de desarrollo. Tampoco hay que olvidar que, dentro de la

cooperación humanitaria, existen acciones de carácter emergencista que

imprimen un modus operandi muy distinto del resto de intervenciones:

“La convivencia es muy diferente en un contexto de emergencia

pura y dura a un proyecto de desarrollo a largo plazo donde el

ambiente es más…, te permite más… pues eso, todo es más

flexible, puedes salir más, moverte más, relacionarte más y todo

más. Yo tengo más experiencia en lo otro, ¿no? contextos más

problemáticos, con problemas de seguridad, donde todo es difícil”

(Ximo: 22-26)

DURACIÓN DE LA ESTANCIA

Otra de las variables determinantes es la duración de su estancia, esto es, el

tiempo que están expatriado para llevar a cabo su labor. En el caso de

nuestro grupo de informantes, Cesar (45), por ejemplo, cuenta que sus

estancias normalmente no suelen superar el mes puesto que es especialista

en emergencias y ese es el tiempo máximo de misión que le permite la

organización con la que trabaja; otros nos explican cómo han vivido los

meses que han estado cooperando, es el caso de Lucía (41) cuando nos

habla de su trabajo en una postemergencia en Haití; Maruja (261) o Lola

(85) en sus relatos cuentan que suelen estar alrededor de un año cada vez

que participan en un proyecto humanitario, y por último, están los relatos de

Daniel (63) o Mercedes (564) entre otros, que explican sus estancias de

varios años trabajando expatriados.

La variable del tiempo de estancia posee sin duda una relación causal no

exclusiva con la variable “vida social”. El estilo e intensidad de la vida

social28

que puede llegar a establecer el cooperante que acude a una misión

28

En las siguientes páginas explicaremos los múltiples contextos en los que los cooperantes

pueden desarrollar su vida social: grupo de expatriados, personal local, población

beneficiaria.

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193

corta (de uno a tres meses) será bastante diferente de aquel que se establece

durante varios años (desde dos años en adelante) en un mismo país. (Coles y

Fechter, 2011)

En este sentido, Daniel (579-588) explica que se siente más capaz de

establecer relaciones sociales con la población beneficiaria cuando se trata

de periodos más o menos cortos de estancia. Pero si, como es su caso,

requiere estar cuatro años en terreno, él considera imprescindible crear una

red de amigos con características sociales, culturales y personales más

afines a él.

Por otro lado Mercedes explica que en periodos cortos, lo habitual es que la

vida social se reduzca al círculo de compañeros expatriados que comparten

contigo el lugar y el proyecto:

“A veces en MSF somos bastante endogámicos. Supongo que tiene

que ver con el hecho de que vas por poco tiempo. Con lo cual si

vas por poco tiempo, ¿para qué? O sea, ¿para qué voy a hacer el

esfuerzo de conocer gente de fuera que…? A ver otra cosas es que

a lo mejor conozcas a alguien y te pongas a hablar y de ahí salga

algo, ¿no? pero en principio no es algo que vas a hacer porque…”

(305-312)

Aunque ambos testimonios puedan parecer contradictorios, en realidad no lo

son. Lo que quieren decir, y esto lo expondremos de forma más desarrollada

cuando lleguemos a la variable “vida social”, es que, independientemente

del tiempo que dure la expatriación del cooperante, éste siempre tenderá a

desarrollar su vida social con personas afines a él. Hay veces que la

duración es tan corta que no da tiempo a conocer a nadie más que a los

propios compañeros de trabajo, tanto expatriados como staff local. Esta es

la idea a la que hace alusión Mercedes. Por otro lado, el cooperante que está

mucho tiempo en un mismo destino, siguiendo esa máxima de buscar

relaciones con personas afines, prescindirá de vincularse a la población

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194

beneficiaria siempre que ésta sea bastante distante en cuanto a cultura y

cosmovisión. Este es el caso de Daniel, él percibe que tiene la posibilidad de

construir una red de relaciones más en sintonía consigo mismo debido a que

dispone de tiempo (está expatriado cuatro años) y vive en el espacio

apropiado para ello (una pequeña ciudad).

Teniendo en cuenta que el tiempo que dura la expatriación está

intrínsecamente vinculado además al tipo de misión que desarrolla el

cooperante, podemos intuir que existe una fórmula interpretativa que nos da

alguna pista más sobre las características de la vida en terreno. Daniel, en su

relato, refleja muy bien la idiosincrasia de la suma de las tres variables:

“Sí que es verdad que después de tres años tú eres uno más de allí

y muchos de los prejuicios que tú vas teniendo y muchas de las

cosas que también te van contando, a lo mejor cooperantes que hay

por allí es imposible que hagamos… cultura muy individualista,

luego tú vas desgranando y te vas dando cuenta que no, que existen

herramientas y hay mecanismos, que ellos tienen también una

historia colectiva de trabajo comunitario, entonces todo eso lo vas

escarbando y lo vas sacando, entonces, un cooperante que lleva

tres años pues eso lo puede hacer, pero un cooperante que va un

año y se vuelve pues para mí, si es un trabajo técnico, pues bien, si

vas a montar o a construir una cosa, perfecto, pero si trabajas con

otro enfoque más dirigido a procesos a largo plazo, pues necesitas

equipos estables, y gente que conozca el terreno pero una persona

que va y vuelve es un técnico que va a hacer un trabajo puntual y

ya está.” (Daniel: 122-132)

Toni coincide con Daniel en señalar que el tiempo de la estancia es decisivo

a la hora de favorecer oportunidades de conocimiento recíproco entre el

cooperante y la población beneficiaria. De este modo parece que cuando se

trata de proyectos que buscan contribuir en los procesos de cambio y

transformación de la realidad abanderados por la comunidad local, lo más

apropiado es que el cooperante pueda estar un período de tiempo más o

menos largo, que le permita conocer bien las características sociales y

Page 195: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

195

culturales del contexto en el que trabaja, ser conocido por los locales y

conectar de esta forma con la población:

“yo estuve un año y entonces ahí ves tú una evolución diferente en

ti y en los otros, hay un momento en que tú, yo tenía ya muchos

amigos paceños de las universidades de tal de cual y ya te

movías… sí que eras extranjero pero eras residente, entonces la

gente te ve diferente” (Toni: 269-272)

REGIÓN DONDE COOPERA

En tercer lugar hemos querido remarcar la importancia que posee la región

en la que se lleva a cabo la intervención como tercera variable de nuestro

análisis:

“Cada misión es totalmente diferente… hay misiones más políticas

y misiones más… depende el nivel en el que estés, depende el país

en el que te encuentres… a lo mejor es más de fortalecimiento

institucional, trabajar con una sociedad nacional para fortalecerles

como organización para que ellos luego puedan trabajar… y a lo

mejor hay mucho ahí contacto con las autoridades civiles… En

cambio si es un proyecto en el pueblecito “Macamundu” de agua,

de hacer pozos, pues es un proyecto bien clarito y específico… es

que no hay ninguna misión igual, no hay ningún país igual y sobre

todo hay que ser muy flexible, muy flexible para adaptarte a la

situación que te vas” (César: 381-390)

A lo largo de sus relatos, nuestros cooperantes han ido señalando las

notables diferencias que encuentran en la forma de hacer cooperación según

el país en el que se lleve a cabo su labor. Sin entrar en detalle de la

idiosincrasia de cada país, sí podemos atender a las diferencias que ellos

mismos han remarcado confrontando la cooperación en América Latina y en

África.

Uno de los aspectos que más se señalan en los relatos es que los objetivos de

cooperación cambian para cada uno de esos dos continentes. Pedro lo

expresa de la siguiente forma:

Page 196: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

196

“Yo sé que África es diferente. La cooperación no es del mismo

tipo, quiero decir que en la cooperación en América Latina puede

haber proyectos muy similares pero allí hay gente formada, y ya

estás hablando de derechos humanos, derechos de las mujeres, etc.

En cambio en África igual estás hablando de seguridad alimentaria,

sanidad básica, habitabilidad básica. Quiero decir, que son

proyectos que podrías hacer en América Latina pero ya no tienen

tanto sentido ¿no? En un proyecto de habitabilidad básica les estás

diciendo que tienen que contratar el agua, que no se debe ir a cagar

en mitad de la duna, que deben tener wáter, que se deben tratar las

aguas, que se debe limpiar, que no se debe tirar basura en la calle,

que se tienen que organizar para recoger la basura…” (Pedro: 357-

367)

Curiosamente, tal y como aparece explicado en la web de la AECID, las

actuaciones de Ayuda Humanitaria están ligadas al principio de necesidad

por lo que no se pueden circunscribir a un área geográfica en particular:

El criterio geográfico vigente en el ámbito de desarrollo no es

aplicable por tanto a la asignación de los recursos de la Acción

Humanitaria. Los criterios que deben primar, tal como se define en

la Estrategia de Acción Humanitaria de la Cooperación Española,

son ante todo la evaluación de necesidades y la gravedad de la

crisis29

.

Ahora bien, si repasamos los datos que dicho organismo facilita en su web,

podemos confirmar que a lo largo de 2011, la gran mayoría de las

actuaciones acometidas en Ayuda Humanitaria se han llevado a cabo en el

continente africano30

, lo que confirma la pertinencia de la reflexión de Pedro

antes citada y explica la opinión de Ximo que anotamos a continuación:

29

http://www.aecid.es/es/que-hacemos/accion/que-hacemos/Marco-geografico-actuacion/.

Consultado el 13 de junio de 2013 30 Etiopia, Sudan, Somalia, Libia, RDC, Kenia, Haití, Chad, Yemen, Zimbabwe, Territorios

Palestinos y Níger.

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197

“Tienen que estar cubiertas sus necesidades básicas para poder

dedicarse a niveles más altos de solidaridad, etc., hacia los demás,

y en África subsahariana, el que más tiene, tiene una bicicleta o un

burro, ¿vale? Entonces, dile tú a un africano que no, que tiene que

trabajar para los demás… este es un comentario que quería hacer

por lo que soy tan crítico con los programas de desarrollo en

África Subsahariana, sí que los veo más implementables en

Hispanoamérica y en Centroamérica…” (Ximo: 505-512)

Por lo que parece, la primera gran diferencia que señala nuestro grupo de

cooperantes es la del tipo de cooperación que se hace en un continente y en

otro. Parece que es más habitual salir de misión para África en un proyecto

de ayuda humanitaria y para América en un proyecto de desarrollo, siempre

que en este último continente no haya ocurrido alguna catástrofe natural. Sin

embargo, estas conclusiones son demasiado simplistas. Debemos por lo

tanto ahondar más en las características diferenciadoras que nuestro grupo

de cooperantes quiere remarcar, porque el lugar donde se coopera

condiciona en gran medida la vida en terreno e incluso puede llegar a ser

determinante a la hora de aceptar o no una misión.

Toni, que se define a sí mismo como trabajador humanitario, explica que

lleva varios años intentando que la ONG para la que trabaja pueda iniciar un

programa de intervención en algún país de África Occidental, pero no lo

consigue. Él lo explica de la siguiente manera:

“Nunca hemos cooperado en África. Eso es una cosa que tenemos

pendiente en plan estratégico, intentamos empezar en Senegal,

mandamos un cooperante para diagnóstico en terreno y no

conseguimos absolutamente nada… Es muy, muy difícil trabajar

con ellos, muy difícil y más como queremos trabajar nosotros, es

decir que haya alguien de allí que se implique en un programa. No

lo conseguimos, porque tienen un pensamiento muy vertical,

entonces como nosotros trabajamos muy horizontal empezamos a

dar vueltas, ellos están esperando que les digamos lo que tienen

que hacer y nosotros no se lo decimos y así seguimos, llevamos

tres años así… En África Occidental no hay forma… si quieres

trabajar así, si quieres trabajar vertical no pasa nada, tú coges,

haces tu programa, les dices lo que vas a hacer, les dices cuál es su

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198

función y eso va a funcionar, pero claro, la implicación en ese

proyecto no está, luego eso se diluye… si vas a Senegal verás

ONGs, millones de ONGs, pero… que están totalmente

enganchados con la dependencia del Norte y que si eso se suelta, la

gente va a buscar otra ONG de esas para trabajar” (Toni: 793-823)

Reflexiones como la de Toni merecen una profunda revisión de cómo se

está ejecutando la cooperación internacional, y sobre todo, cómo la están

percibiendo sus beneficiarios.

Lo que sí queremos subrayar, para seguir con el análisis de los relatos de los

informantes cooperantes que han colaborado con nuestra investigación, es

que no cabe duda que este colectivo tiene una idea bastante uniforme del

estilo de cooperación que se acomete en cada zona señalada. Dadas las

características de nuestros grupo, han aparecido a lo largo de las

conversaciones registradas varios sectores geográficos a los que se les

atribuyen características concretas, dichos sectores son, a grandes rasgos,

Latinoamérica, Magreb, África Subsahariana y Asia.

Sin duda, cada cooperante, según sus rasgos de personalidad, sus

posibilidades y sus preferencias, optará y se enfrentará a la cooperación en

cada uno de dichos sectores, de forma particular.

Ximo prefiere cooperar en África (subsahariana). Sus razones son nítidas:

“Yo desde que trabajé en África ya rechacé para siempre más

volver a Hispanoamérica a trabajar, y no es porque estén cerca los

australopithecus afarensi… no, es porque entiendo que la

necesidad es más evidente.” (Ximo II: 489-491)

Mario también prefiere África. Es cuestión de cómo percibe él la situación

social en ambos continentes:

“Yo creo que África es especial. Es que no tiene nada que ver,

bueno yo me he movido más por Centroamérica por trabajo y sin

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199

trabajo… y es que no es igual. Yo por ejemplo no me siento

cómodo, fíjate, normalmente a los otros cooperantes les encanta

irse a Latinoamérica… yo personalmente, a mi Latinoamérica no

me gusta, me parece que son sociedades muy violentas… la

violencia ha campado a sus anchas… eh… es híper… fíjate que

esto pueda sonar incluso raro, pero yo las he percibido mucho más

radicalizadas religiosamente que los países del África

subsahariana” (Mario: 602-608)

DESTINO: CAPITAL O TERRENO

Sea como sea, el lugar influye en el estilo de cooperación y también en las

condiciones de vida de los cooperantes. De esta manera llegamos a la cuarta

variable que hemos denominado “destino”. Con este término pretendemos

tener en cuenta la gran diferencia que existe entre la vida del cooperante que

habita en la ciudad y aquellos que tienen su residencia en un ámbito no

urbano.

En algunos casos, el cooperante tiene la posibilidad de escoger la ubicación

de su residencia según sus preferencias:

“Yo vivía en la ciudad, yo decidí vivir en la ciudad, en Alhucemas

que está en la costa. Nosotros trabajamos en tres zonas, en tres

comunas que estaban más o menos…la más lejos yo la tenía a una

hora y las otras a 45 minutos. En algunos momentos viví en Beni

Hadifa pero el resto yo decidí que quería vivir en la ciudad, una

ciudad costera, tal, pues lo decidí por calidad de vida y luego

también por proximidad con las instituciones, las contrapartes

estaban aquí también. No me importaba tener que trasladarme

habitualmente a las comunas. Consideré que no hacía falta que yo

viviera con los beneficiarios, y que… hombre… ufff…los cuatro

años pues a mí en las comunas se me hubieran hecho un poco

pesados, porque yo estaba solo y al final no es tan fácil el tema de

la integración. Haces amigos y tal pero, pero bueno, allí

evidentemente hay un choque cultural y yo qué sé, yo no me

apetecía poner un esfuerzo por mi parte por integrarme en el

sentido de… que sí que yo un mes o dos puedo estar allí y me

empapo de su cultura y tal pero ya con la edad que tenía, yo sabía

que iba a volver yo no quería ponerme a vivir como ellos con la

chilaba, ir a la mezquita, no beber alcohol, no salir pues a ciertas

horas… no me apetecía, tampoco mi trabajo me lo exigía, que

tuviera que hacer esa integración ahí…” (Daniel: 567-590)

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200

Según el relato de Daniel, se intuye que la vida en contexto urbano permite

al cooperante mantener cierta “distancia” con la población beneficiaria. En

el grupo de cooperantes con los que hemos trabajado, esta premisa se

cumple en todos los casos. Juan expone esta idea con las siguientes

palabras:

“Mi postura es estar al pie del proyecto, que es la gracia, ¿no? De

estar con la gente que seas una persona más local, aunque siempre

eres el de fuera que trae un poquito el dinero, pero no es lo mismo

estar viviendo el día a día y enterarte de los problemas de por qué

sí, de por qué no, que tu estés en la capital, visitas el proyecto cada

cuatro meses como si estuvieses en España y que te cuenten lo que

te quieran contar…” (Juan: 78-83)

El binomio que ellos emplean es el de capital/terreno. Es decir, un

cooperante puede vivir en “capital” o en “terreno” que incluye desde un

campamento de refugiados hasta un pequeño pueblito o comuna pasando

por un barrio de exclusión o una ciudad pequeña. En este caso, el concepto

“terreno” se refiere a todos aquellos destinos que no son la “capital”. Las

diferencias entre ambos puestos son bastante significativas.

“Lo difícil en mi caso era vivir y trabajar en un barrio de exclusión

de América Latina, porque trabajabas en la comunidad y eso era

mucho más duro y vivíamos allí y eso es bastante duro cuando

llegas… Normalmente casi nadie manda un cooperante solo a vivir

en comunidad porque es complicado… de no tener a nadie de

apoyo, porque además tú llevas tu propio ritmo y hasta que te

acostumbras a la comunidad… o sea por ejemplo, pasar una

semana en la comunidad sin salir es súper duro para alguien que es

occidental porque allí no hay cines (se ríe), no hay nada… la

comunidad es el barrio, calles sin medio hacer y todo esto,

entonces tú no tienes una red social muy grande, y , ¿qué haces?, o

sea, estás toda la semana trabajando con los chavales y el domingo

te quedas en casa encerrado, o sea… no… hasta que empiezas a

generar redes es… se tarda. Eso es un trabajo duro. Yo creo que

trabajar por ejemplo en área rural o en barrio de exclusión viviendo

dentro es más duro que vivir con tu propio equipo, porque tu

propio… porque por ejemplo ahora en Haití, las casas de las

organizaciones grandes, ellos tienen sus casas de cooperante,

Page 201: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

201

entonces ahí ya están estructurados para responder a las

necesidades de alguien occidental pero si te metes a trabajar en un

espacio de desplazados, dentro del campo de desplazados ahí estás

fastidiado…” (Toni: 112-126)

Esta dureza de la vida “en terreno” frente a la vida “en capital” intenta ser

amortiguada mediante acciones estratégicas que las ONG tienen integradas

en la estructura organizativa:

“Being one of a handful, or the only foreigner in a rural context is

a reality for many volunteers, and tends to be a difficult

experience. Life in a “fish bowl” means the individual is at the

centre of village gossip, speculation, and curiosity. It leads to many

feelings of vulnerability, which are diminished through intense and

often frantic social activities with other expat volunteers, as well as

activities that take them outside their village worlds, including

official trainings, visits to other volunteer sites, over-working on

development projects, and the infamous fraternity-like parties that

Peace Corps volunteers are renowned for.” (Verma, 2011b: 178)

Efectivamente, los expatriados que viven en terreno visitan la capital de

forma periódica, y realizan descansos obligatorios a lo largo de su estancia:

“Es un no parar, no paran, no paran, de hecho, un trabajo que se

tiene que hacer y que muchas entidades hacen es obligar a los

cooperantes a parar, sacarlos fuera… sobre todo a los de

humanitaria, o sea, cuando llevan tres meses, decir, os vais a ir,

estáis en Tailandia, os vais a Bombay, estáis una semana, y luego

venís, y no quieren, claro, nadie quiere irse, pero da igual, tú lo

sacas a la fuerza, porque llega un momento que no, que el día a día

se te va comiendo tanto que la gente empieza a perder la

perspectiva…” (Toni: 1005-1011)

Llama la atención que estas pausas obligatorias sean en la mayoría de veces

rechazadas o mal acogidas por parte de los cooperantes:

“Yo durante mucho tiempo he rechazado los descansos que nos

obligan a hacer. Hay misiones en las que es obligatorio, yo cuando

he asumido labores de coordinación he obligado al expatriado a

irse de “weekend” y me han tocado las narices cuando me han

obligado a mí a irme. Pero siempre que he podido he rechazado

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202

irme a la capital. Los psicólogos dicen que es bueno y tal, pero a

mí me supone un estrés bestial ese contraste tan… Yo no puedo

estar trabajando con gente que se está muriendo de hambre y a las

8 horas ir a un tailandés a gastarme 100 euros en un pollo

agridulce. No, no puedo, yo no puedo, por no hablar de los que se

van de discotecas o cosas peores que… que bueno, que ya me

parece fuera de lo legal incluso. Yo siempre he rechazado irme de

weekend porque es que me ha sentado peor.” (Ximo: 192-204)

Sara por su parte lo tiene claro, ella prefiere como destino el terreno frente a

la capital porque implica estar en primera línea, en contacto directo con los

beneficiarios:

“En capital nunca me ha gustado estar. A mí me gusta la primera

línea, a mí me gusta la carnaza…” (Sara: 812-814)

Parece interesante señalar en este punto que los proyectos en los que

participa Sara normalmente no llegan al año de duración. La intensidad y el

posible aislamiento que supone en algunas ocasiones la vida en terreno

(como opuesto de capital) es muy difícil de prolongar en el tiempo:

“Tenemos una pareja de cooperantes en Hassi Labiad que está al

lado de Merzouga. El año pasado tuvieron una crisis. Ahora les

hemos dado una opción de trabajar tres semanas seguidas, sábados

y domingos y una semana descanso. Se querían alquilar una casa

en Meknes y tal porque la casa en Hassi Labiad no la pagan, y pues

pueden encontrar algo baratillo en Meknes y tener ahí una vía de

escape. Porque claro, llevan ya dos años allí en una zona que es…

allí no hay nada, nada. Y en las relaciones con la gente pues son, es

el choque cultural ese, y claro es que a él le supone que no puede ir

con su mujer a algunos sitios y si va, su mujer tiene que ir con

ciertas mujeres. Pues si forma parte de tu trabajo o yo qué sé, o de

tus estudios o lo que sea pues lo puedes hacer, pero como norma

de vida y ya siempre, pues no sé, no… es lógico que no te pueda

gustar, más que lógico es lícito y yo no lo veo mal.” (Daniel: 605-

618)

Entonces, ¿cuáles son las condiciones de vida de un expatriado que reside

en “capital” y las de otro que vive en el propio “terreno”? Para profundizar

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203

en esta idea debemos citar algunos fragmentos del relato de Mercedes. En su

caso, a lo largo de los años ha tenido la oportunidad de vivir en ambos

contextos. En una de sus misiones trabajó en un campo de refugiados en

Tanzania. En este tipo de misiones humanitarias, la emergencia implica que

la vida en “terreno” sea muy intensa en muchos sentidos. Se trabaja muchas

horas y se convive de forma constante con el resto de expatriados pues no

hay muchas más opciones para desarrollar una vida social en un contexto de

esas características:

“También lo que pasaba en ese tipo de proyecto, como estás en

medio de la nada, en medio de la nada, entonces, el único contacto

que tienes con gente es de las otras ONGS que había, porque

vamos, era un pueblo pero enano, en medio de… Tanzania… o

sea, es que no había, no tenías una opción muy grande de mucha,

ni vida social, ni vida fuera de nada, entonces sí que hacíamos

mucha vida, pues sobre todo con MSF Holanda, porque bueno,

pues nos llevábamos bien, y entonces sí que, digamos que,

trabajabas todo el día y luego por la noche a lo mejor seguías

trabajando, ¿sabes? que el nivel de adrenalina, ¿no? de también lo

que estabas viendo durante el día, era como que… era diferente a

otros países en los que estábamos, porque claro, en un emergencia

siempre como que lo vives mucho más…” (Mercedes: 132:141)

Sin embargo, la vida en capital es bien distinta:

“En Mozambique, en el equipo de capital éramos, uno, dos y

tres… éramos tres. A mí me tocó vivir sola en la casa para la gente

que viene de los proyectos, ¿no? para cuando vienen a la capital, se

llama guest-house, en vez de tener que pagar un hotel cada vez,

pues en MSF sí que tienen muchas guest-house en las capitales.

Así que de vez en cuando tenía visita” (Mercedes: 237-248)

“Nairobi es un sitio donde hay mucha gente que se queda muchos

años y que va cambiando de trabajo… porque digamos que la

calidad de vida es buena, pues cosas como por ejemplo el clima es

perfecto, las casas son grandes, para vivir con niños, a nivel de

salud no tienes ningún problema, colegios lo mismo, es como

que… el problema que tienes es la seguridad, pero bueno, pues

vives con eso, ¿no? no andas, vas todo en coche y…” (Mercedes:

572-577)

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204

“En Nairobi vivíamos en una casa enorme, enorme y muy chula,

sí, era muy bonita, sí, sí. Allí era muy difícil huir del rollo este

elitista que al final como expatriado estés donde estés, vives. Y

eres así, porque es así, porque… y no intentes cambiar eso porque

tú vas a seguir siendo blanco y…, entonces una de las cosas que no

nos gustaba de crecer allí era eso, ¿no? el que nuestros hijos

piensen que eso es lo normal, el tener esa casa enorme, el tener un

chófer, el tener una chica que es la que limpia, en fin todos esos

extras, que nos han venido muy bien los años que han sido

chiquititos, pero que ahora que ya son como más conscientes de las

cosas, pues no queríamos que tuviesen.” (Mercedes: 659-676)

Mercedes hace alusión a la vida más elitista “típica del expatriado” cuando

describe su trabajo en una agencia gubernamental y estando destinada en

capital. Fetcher (2011b:37-38) recopila algunas metáforas que los propios

expatriados con los que ha desarrollado su investigación emplean para

describir su situación y que sintonizan con lo que expone Mercedes en el

último fragmento citado. “Burbuja”, “bunker”, “gueto”, “invernáculo” e

incluso Disneyland son algunos de los conceptos que Fechter recoge en sus

conversaciones con expatriados y que hacen referencia tanto al tipo de

vivienda como a aspectos relacionados con la vida social.

Como ocurre con otras, la variable “destino” tiene una relación causal

bastante directa con la variable “vida social”. Las opciones se multiplican

exponencialmente en la capital frente al terreno. Tanto en lo que a grupos

humanos se refiere como en aspectos más materiales, el contexto urbano

ofrece un crisol de asociaciones, grupos, comunidades, actividades

recreativas, espacios de esparcimiento, etc. que normalmente el terreno no

aporta:

“En El Congo, yo estaba en capital pero vivíamos todos juntos en

la misma casa, no había nadie con familia, y pues ahí había

muchas… como era una ciudad había muchas ONGs, entonces

pues todos los fines de semana había alguna fiesta, lo que pasa es

que este equipo no era nada festero y yo creo que en los seis meses

que estuve allí fui a dos fiestas o tres si llega… era… no salíamos

mucho, era más de, pues eso, a lo mejor pues estábamos, teníamos

al lado un lago, pues a lo mejor el domingo por la mañana irte al

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205

lago a tomar el sol, tomarte una cerveza y tal…” (Maruja: 432-

438)

Por otro lado, parece que la estancia en terreno facilita el contacto con la

población beneficiaria y local, lo que a su vez desemboca en mayores

oportunidades de conocimiento de su cultura y por lo tanto favorece los

resultados del éxito en las intervenciones. (Verma, 2011a:74 y ss.)

“yo creo que la inmersión cultural es fundamental para llegar a la

población” (Ximo II: 70-75)

“esa es mi idea, que el cooperante tiene que ser muy cercano y

tiene que estar viviendo, no en las mismas condiciones que una

persona local, porque no tenemos esa costumbre y para nosotros

sería el doble de duro… Pero bueno, lo más parecido a un

lugareño” (Lucía: 28-31)

Ahora bien, es necesario matizar este último aspecto. Si bien el terreno

(frente a la capital) permite mayor contacto con la población beneficiaria,

éste puede limitarse exclusivamente a relaciones de tipo profesional o

laboral, sin trascender realmente en la vida social del cooperante que

siempre intentará relacionarse con personas afines en la medida de lo

posible:

“Contacto con la gente local se tiene poco. A ver, yo tenía contacto

porque yo llevaba todo lo que era la gestión del personal, pero

vamos, era un contacto… no muy… En principio menos que,

mucho menos que en otros sitios, sí… porque además es que las

diferencias eran..., claro a lo mejor si tú estás en una capital, gente

como que tiene, yo qué sé, más educación, que ya puedes hablar…

igual que te pasaría aquí, si te vas ahí en medio de no sé dónde,

pues a lo mejor con la gente de allí tienes poco en común”

(Mercedes: 147-155)31

31

Mercedes está hablando sobre una experiencia en una emergencia en un campo de

refugiados en Tanzania.

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206

El relato de Mercedes revela otra nueva sinergia entre variables que todavía

no hemos citado. La relación entre “duración” y “destino”:

“Un año es poco tiempo para lo que son los estándares de algunas

capitales, sí. Por ejemplo, yo en Nairobi, fuimos para un año, luego

nos hemos quedado 10, que es mucho, pero también porque hemos

estado cambiando de organización, pero hay mucha gente en

Nairobi y en otras capitales, Maputo, lo mismo, las que están más

o menos, pues yo que sé, o en Marruecos o… la gente se queda

para mucho más. La gente que va por ejemplo con Naciones

Unidas o Comisión Europea, esos van mínimo 4 ó 5 años. Es

otro… digamos, el mundillo expatriado va para más tiempo

que…” (Mercedes: 317-325)

Así, podríamos interpretar que cuando un cooperante es expatriado durante

un periodo superior al año, es más probable que esté en un destino de capital

frente a uno en terreo. O al menos, establecerá su residencia en un núcleo

urbano y acudirá al terreno de forma periódica en caso necesario tal y como

contaba más arriba Daniel.

Además podemos realizar una conexión más de variables en este punto, la

variable tipo de labor del expatriado y lugar donde reside. Según Verma

(2011b:176) los cooperantes que coordinan o dirigen el o los proyectos que

una misma ONG desarrolle en un país, tienden a establecerse en las zonas

donde se concentran los espacios de poder: “working near centre of state

power, bureaucracy, decision making, various government ministries, and

the international diplomatic and development world” y éstos se sitúan sin

duda en las capitales. La autora señala que la elección de este espacio

alejado de la población beneficiaria es un impedimento más para el buen

hacer de la cooperación internacional:

“Some development practitioners prefer an urban-based working

life, while others lament that the bureaucratic exigencies, demands,

and red tape of their work do not allow for more frequent

interaction and dialogue with the ‘target’ population. In effect, as I

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207

argue elsewhere, the development machine, powered by the weight

of its own heavy bureaucracy, creates more disconnect than

interface”. (Verma, 2011b: 176)

EL TIPO DE VIVIENDA

El tipo de vivienda es nuestra quinta variable. Según aparecen en los relatos

registrados existen grandes diferencias y múltiples versiones de residencia

de cooperantes. Algunos han compartido vivienda directamente con la

comunidad local. Es el caso de Jesús, caso que por otro lado es excepcional

dentro de nuestro grupo de informantes y que consideramos que se

circunscribe al estilo de cooperación que desarrolla en un momento concreto

con la institución con la que él colabora (misioneros jesuitas):

“Yo llegué allí y me asignaron una casa donde vivía uno de los

catequistas de allí de la parroquia (era un hombre que vivía solo).

Su casa, estamos hablando de dos lamas de aluminio y cuatro

maderas cercando y nada más. A mi lado tenía unas gallinas que

tuvieron unos polluelos y todo…Pasé a formar parte de la familia

(se ríe) y esa era un poco la vida, en parte me enriqueció mucho

más porque yo podía, todas la noches estaba hablando con él, con

esta persona, estábamos hablando, contando cosas.” (Jesús: 120-

128)

Como decíamos, el hecho de vivir con la población no es lo habitual.

Rebeca, que como ya expusimos más arriba, se fue como cooperante

autónoma, cuando llegó a Paraguay vivió primero en casa de su contacto allí

y después logró alquilar un apartamento y vivir sola. Así, los primeros

meses vivió con población local, aunque las condiciones de vida nada

tuvieron que ver con las que describe Jesús, la inmersión cultural es

igualmente profunda:

“Yo nada más llegar me voy a casa de esta señora que se llama

Estela. Tiene una casa…, la verdad es que está bien, porque

trabajar para una ONG española pues tiene sus… o sea, cobran

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208

más que el resto, entonces, vive bien, y me acogió totalmente

como a su hija, o sea, “tu habitación, lo que quieras, descansas,

luego ya te pongo en contacto”. Entonces yo tuve esa ventaja, vivía

con gente paraguaya, venía su hermana, venía su hijo… Hice una

inmersión en la cultural mucho más real desde el primer momento.

De hecho, mis amistades todos eran paraguayos, yo me moví con

copartes paraguayas al 100% y todo el trabajo que hacía era con

gente… pues con indígenas directamente…” (Rebeca: 162-172)

Lo más habitual es que, si es posible, el cooperante viva con más

compañeros en una casa. Esto ocurre con más frecuencia en misiones de

tipo humanitario donde es necesario mayor número de personal expatriado

para sacar adelante la misión. En los casos de proyectos de desarrollo es más

fácil que al cooperante le toque vivir solo. Es el caso de Daniel, que

precisamente por esta razón eligió vivir en capital o de Juan que escogió

ubicarse en terreno pese a que parecía una locura. Él mismo reconoce que

fueron especialmente duras las consecuencias de esa elección y que no es lo

más habitual:

“La experiencia fue muy bien, un poco dura porque Argelia es un

país un poco duro, yo tenía mi casa y vivía solo. Estaba en el

desierto, en mitad de la nada. Otros cooperantes de Argelia me

catalogaron un poquillo de loco porque estaba viviendo allí en un

sitio que ni de coña los cooperantes se van allí” (Juan: 73-103)

“Yo me adapte súper bien y era un sitio durillo, o sea, los

cooperantes de Argelia, todavía se acuerdan de mí, y han pasado

cuatro años, como el que vivía solo allí abajo… (Juan: 145-147)

Aquellos cooperantes que van acompañados de su familia suelen tener una

casa asignada en capital o al menos en una ciudad más o menos grande,

pues la ONG o agencia para la que trabajan procura que las condiciones de

vida respondan a las necesidades de todos los miembros de la familia,

especialmente cuando algunos de ellos son niños:

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209

“Si estás en coordinación puedes salir con familias, según qué

sitios. Hay menos opciones, ¿no? porque si tienes un niño pequeño

y tu pareja pues no vas a ir a Darfur, por ejemplo o cosas así, si son

sitios pues que… o sea, en conflicto y tal. Cuando vas con familia,

MSF pues te ayuda a buscar una niñera, o el colegio, te dan una

casa sólo para la familia…por ejemplo en Zimbabue había una

familia, sí, allí pues hay colegio y está bien…” (Lola: 523-529)

Estas casas de la ciudad en general son marcadamente superiores a las casas

en las que vive la población local. De hecho, algunas de ellas serían

inalcanzables para los cooperantes en su país de origen:

“No te planteas nunca irte a una casa grande, varias habitaciones,

con jardín. Pero llegas a Nicaragua y alquilar esa casa son 600€ y

entonces piensas por 600€ voy a tener una casa que en mi vida voy

a tener, eso les pasa mucho a los cooperantes, que viven todos en

súper casotas.” (Juan: 629-632)

Nerín (2011) afirma que los cooperantes que viven en las zonas urbanas

están ubicados en los mejores barrios residenciales:

“Cuando por la mañana salen a la calle ven esa África que nunca

se ve en los reportajes de su organización: chalets con jardín,

vigilantes de seguridad, piscinas, calles tranquilas…” (79)

Mario explica cómo era su casa en Níger y la diferencia con respecto a las

casas de la mayoría de la población local:

“Mi casa, pese a los cortes de agua y luz, era

mejor…¡¡¡infinitamente mejor!!! que la de la mayoría de los

habitantes de Níger, ¡¡¡¡Era una casa!!!! La mayoría no tiene nada,

nada, nada, están viviendo en una casa de paja, y entras en la casa

y es el espacio, es decir, la casa lo único que le da es techo, porque

entras a la casa y no hay nada. Al principio es muy chocante

porque además en Níger, las pocas casas que hay de construcción

como aquí, están todas rodeadas de cabañas hechas de barro y paja.

Entonces bueno, pues al principio te choca, sí. Además si hubieras

visto la primera casa donde yo viví, la de la federación… aquello

era… pues no sé cuántas habitaciones tenía, siete u ocho

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210

habitaciones con cuartos de baño… hombre, quiero decir, no

estamos hablando de la casa de la Presley, sí, es que dicho así, pero

claro, el contraste sigue siendo… ¡¡¡brutal!!! Era una casa con dos

plantas, entonces, quiero decir, era una casa ostentosa con

referencia a su estándar de vida. Pero en realidad simplemente es

que era una casa grande, y si tú hubieras visto la casa… verías

que… casi cualquier casa de aquí era mejor, indistintamente que

claro, tú aquí no tienes una casa de siete habitaciones y otros tantos

cuartos de baño, pero la calidad de construcción y la calidad de

todo, dirías esto, cualquiera aquí, nuestra casa es mejor que… pero

claro, si lo comparas con una choza de barro, pues evidentemente

era muy….” (Mario: 614-639)

Este contraste que describe Mario en su relato entre la casa en la que vivía él

y el tipo de viviendas que la rodeaban, es objeto de análisis también en el

trabajo de Fechter (2011b) sobre los expatriados en Jakarta. Esta autora

emplea el término “extrañeza” para describir la percepción que los

expatriados tenían de sus hogares allí. La característica principal de los

mismo es que configuraban un espacio aislado y separado del resto, no sólo

por estar en muchos casos rodeadas de altos muros o vallas, sino porque el

contraste entre estar dentro de la casa del expatriado o fuera era

extremadamente radical. La casa del expatriado se convertía en un refugio o

bunker que lo protegía del caos local.

Mercedes y Julián, que vivieron diez años en Nairobi, describen las

condiciones de su casa en la misma línea, salvando las distancias, que

describe Fechter (2011b: 40):

“Cuando me cambié a trabajar en lo de la Comisión nos

cambiamos de casa. Era una casa enorme, enorme y muy chula, sí,

era muy bonita, sí, sí. Teníamos esa casa enorme, chófer, una chica

que es la que limpia, en fin todos esos extras.” (Mercedes: 658-

676)

“Nosotros teníamos un chófer, un cocinero, demasiado, ¿eh? A mí

no me gusta tener tanta gente, pero sólo había una señora en casa,

bueno, el cocinero también, claro, estaba en la cocina. Teníamos

dos niños pequeños, entonces con el cocinero muy bien, tres días

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211

por semana, y también un chófer también porque con los niños y

Nairobi que es muy grande… El tráfico es imposible, entonces

chófer, muy bien, teníamos un chófer muy simpático también, pero

claro, al final tienes tres o cuatro personas que tienes que cuidar y

pagar bien.” (Julián: 239-252)

En muchas ocasiones el cooperante vive junto a otros compañeros en una

misma casa. En el caso de nuestro grupo de entrevistados, hemos podido

observar que esto ocurre como ya señalábamos más arriba principalmente

con cooperantes que participan en misiones humanitarias y no tanto entre

aquellos que gestionan proyectos de desarrollo. Nuestros informantes de

perfil más de desarrollo son Daniel, Pedro, Rebeca, Mario y Juan. Estos

cuatro cooperantes cuentan en sus relatos que en general han vivido en casas

no compartidas mientras han estado en terreno. Los de perfil más

humanitario, Sara, César, Ximo, Jesús, Maruja y Lola explican que siempre

han compartido casa o tienda de campaña en las misiones humanitarias en

las que han participado. Por último, el resto, Toni, Lucía, Mercedes y Julián,

que a lo largo de su vida han participado tanto en humanitaria como en

cooperación para el desarrollo, han vivido en las dos versiones de casa a las

que estamos aludiendo, y en la mayoría de las ocasiones se cumple la

relación casa/tipo de misión que hemos propuesto.

La casa de los cooperantes es un lugar curioso. En una realidad en la que lo

constante es el trasiego de personas que llegan y se van, la casa, como

espacio físico, permanece estable e inmutable, siendo testigo de ese flujo

incesante:

“En las casas MSF pues siempre, siempre no, pero casi siempre en

el comedor hay una estantería y la gente va dejando los libros que

ha leído, porque un libro ya lo has leído y volvértelo a llevar en la

maleta… y entonces llegas y hay libros de varios idiomas, los más

diversos, y entonces tú vas cogiendo, vas dejando tus libros, es una

estantería viva (nos reímos) que va cambiando… sí, sí.” (Lola:

341-346)

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212

En la mayoría de las ocasiones se trata de un auténtico laboratorio de

convivencia multicultural. Personas de distintas nacionalidades y diversos

perfiles profesionales que son desconocidas entre sí cohabitan durante un

periodo de tiempo más o menos largo.

Cada uno de los habitantes de la casa aporta su cosmovisión, sus

costumbres, su estilo propio de hacer las cosas, y todo ello va dejando su

poso, su huella en aquella casa. A veces, en las formas y lugares más

insospechados los cooperantes pueden hallar vestigios de los antiguos

habitantes de esa misma casa:

“Desayunábamos juntos, allí teníamos a la cocinera que venía a

prepararnos tostadas de pan y tal por la mañana. Como llevaba allí

diez años le habían enseñado platos europeos, tenía platos

bastante… tenía platos locales también, pero por ejemplo había allí

una chica filipina antes de que llegara yo, y le había enseñado un

pollo con jengibre y no sé qué que estaba buenísimo, sí, tenía de

todo, estaba rica la comida…” (Maruja: 291-303)

Algunas organizaciones, conscientes de que este ambiente tan heterogéneo a

veces puede ser bastante desafiante procuran que, a nivel estructural, la casa

sea estable. De esta manera el cooperante, a lo largo de su vida profesional,

va llegando a las distintas casas de cooperantes y encuentra en ellas

elementos fijos e identificativos que al fin y al cabo hacen su estancia más

llevadera. Lola describe las casas de cooperantes de Médicos Sin Fronteras:

“Pues la casa estándar, salvo emergencias en que ahí, sí que es

mucha gente y duermen un poco todos juntos como se puede, en

un proyecto estándar que no es emergencia cada expatriado tiene

una habitación para él solo, y teóricamente en cada habitación hay

una cama siempre, un armario, una mesa, una mesita y una silla, en

teoría, en mi última misión no había mesa, pero como estaba la

oficina al lado pues bueno, si quieres una mesa te vas a la oficina.

Y los muebles siempre son los más baratos que se encuentren, si se

encargan pues es, no sé, una estantería, tabla, tabla, tabla, tabla…”

(Lola: 324-330)

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213

Lola cuenta en este fragmento lo que sería el ideal de casa, pero la realidad

es que el cooperante no siempre puede vivir en un lugar que cumpla todos

esos requisitos. Lucía describe en su relato los aspectos relacionados con la

vivienda en su misión de postemergencia en Haití:

“aún tuvimos suerte de encontrar una casa más o menos estable

que podíamos tener un baño, una cocina, aunque durmiéramos

fuera en la calle, en el jardín, pero vamos, que teníamos nuestro

aseo personal asegurado, donde se pudo contratar a una persona

para que nos cocinara y estar bien alimentados, pero bueno fue una

experiencia curiosa porque en cuatro meses que estuve allí yo viví

en tres casas diferentes y pues bueno, con lo que supone pues ir

para arriba, para abajo… en el mismo Leogán, en tres casas, y

siempre con más gente. Media España se fue para allí a trabajar en

Haití, entonces pues bueno, fue un choque estar en un “Gran

Hermano”, (se ríe) además un ¡¡¡”gran hermano”!!! De hecho la

compañera con la que estaba chateando ahora me ha dicho que

debido a las elecciones, que está habiendo disturbios y que están

enclaustrados y sigue siendo un “gran hermano” aquello… con

todo lo que eso acarrea…” (Lucía: 165-178)

Lucía emplea la metáfora del “gran hermano” para describir el tipo de

convivencia que se genera en un contexto como es el de la casa compartida

de los cooperantes. No es la única que emplea esta imagen sino que la

emplean otros cooperantes a lo largo de los relatos recopilados por lo que

consideramos interesante analizar esta idea e interpretarla.

En primer lugar, debemos aclarar que esta figura se aleja bastante del

concepto original empleado por Orwell en su novela “1984”. El ‘Big

Brother’ de la novela representa al partido político que controla a la

sociedad desde la sombra, a través de pantallas colocadas estratégicamente

en cada esquina del mundo, en cada casa y calle. Cuando Lucía habla de

‘Gran Hermano’ entendemos que se refiere al popular ‘reality’ que consiste

en encerrar a un grupo de personas que no se conocen previamente en una

misma casa repleta de cámaras que graban y emiten todo lo que pasa dentro.

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214

Hay dos aspectos que Lucía pretende señalar al emplear la metáfora del

Gran Hermano. El primero, que ya hemos mencionado, es el de la

convivencia de personas distintas y desconocidas en un mismo espacio. El

otro apunta hacia la idea de “estar encerrado”. Efectivamente, la imagen de

“claustro” o “bunker” (Fetcher, 2011b:37) ha aparecido unas líneas más

arriba haciendo alusión también a otro tipo de vivienda habitual en los

cooperantes expatriados.

Dicho aislamiento es físico, pero también de carácter relacional. Físico

porque en muchas ocasiones los cooperantes cuentan con vigilante de

seguridad y toque de queda, además de que tienen muy restringidas las

salidas en solitario o a ciertas horas del día, o incluso deben desplazarse en

coche según en qué zonas32

. Estas medidas de seguridad sumadas a todas

aquellas actividades de la vida cotidiana que no realizan, como por ejemplo

salir a comprar, provocan que el cooperante que no se empeñe en lo

contrario, acabe reduciendo su vida social al único y exclusivo grupo de

compañeros con los que comparte su casa, sufriendo por lo tanto, un

aislamiento relacional. Al final, el grupo de cooperantes se convierte en la

primera y principal red social de cada uno de los individuos que lo

constituye:

“tú vives en una casa con guardias, tienes un chófer, tienes un

coche, sólo te mueves en coche, tienes alguien que te limpia, que te

cocina, que te compra, eso quiere decir que hay muchas cosas que

ellos hacen que tú no haces, porque te las hacen,” (Maruja: 485-

488)

Así, la vida cotidiana se halla repleta de situaciones compartidas y espacios

comunes con los otros cooperantes:

“Todo el mundo tenían que estar listo a la misma hora, espera no

sé quién, este no sé qué, siempre llegábamos tarde al final,

32

Hemos dedicado un apartado de este capítulo a la seguridad del cooperante expatriado.

Page 215: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

215

entonces siempre nos tenía que esperar el personal en la puerta.

Luego pues bueno, organización del día, en general pues vamos a

hacer esto, vamos a hacer lo otro, coches para arriba, coches para

abajo, a la hora de comer en todos los sitios en los que he estado

íbamos a comer a la casa, nos cocinaban, entonces pues lo mismo,

si hay coche pues todo el mundo tiene que estar listo a la hora de

comer para irnos todos juntos, si tienes mucho curro pues a lo

mejor te quedas y tus compañeros te traen la comida al trabajo y te

la tomas allí, y luego ya pues por la tarde allí ya había un poco más

de flexibilidad, ¿no? si alguno se quería quedar, bueno, pues como

teníamos un conductor, pues lleva a unos, vuelve a esperar a

otro… (Maruja: 382-397)

El tipo e intensidad que se establezca en la convivencia depende del grupo y

de la afinidad que exista entre sus miembros:

“Influye mucho el equipo con el que vives, yo por ejemplo en el

primer proyecto en el que estuve en Zambia, el equipo nos

llevábamos muy bien, hacíamos muchas cosas juntos, era como

una familia. Pues después de cenar nos quedábamos charlando, el

fin de semana pues uno se iba a pasear y nos íbamos todos detrás y

tal, entonces había un ambiente muy familiar, ¿no? Yo no tenía la

sensación… siempre echas de menos, ¿no? pero yo no soy mucho

de echar de menos (a la familia), entonces pues encima allí si

tienes la sensación de que tienes cariño, pues aún menos” (Maruja:

265-272)

Conviene señalar que en la mayoría de organizaciones se procura crear

grupos heterogéneos en los que no haya exclusivamente expatriados

europeos sino que también constituyan los equipos de trabajo y de la casa

cooperantes africanos33

:

“Ahora en Uganda tampoco se ha creado… o sea, nos llevábamos

bien, pero no había una sensación ahí de súper grupo. También

había más gente que estaba casada, que tenía hijos y que tenía la

familia fuera, entonces pues siempre estaban llamando por teléfono

a la familia, o en vacaciones se iban a casa a estar con la familia…

Además éramos mitad de equipo europeo, mitad de equipo

africano, ¿no? entonces la diferencia cultural también se nota. El

33

Somos conscientes de que esta práctica es bastante desconocida por la población

española, pero es muy habitual que un maliense realice tareas de cooperación en un

campamento en Kenia, por ejemplo. Se trata por lo tanto de un cooperante expatriado.

Page 216: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

216

rollo de los africanos es más, pues eso, mi familia está no sé dónde,

llamando todos los días… más por trabajo, ¿no? están allí un poco

por trabajo y nosotros era más rollo de vivir la experiencia africana,

¿no? Para ellos tampoco era tan diferente de… entonces eso, para

ellos irse por allí a pasear por la aldea pues no era una cosa ahí

súper exótica, no es que les motivara demasiado (nos reímos) así

que…” (Maruja: 273-289)

Como no podía ser de otra manera, en algunas casas reina la armonía y en

otras se desatan conflictos o roces entre sus moradores. Sara describe a lo

largo de su relato algunas situaciones de fricción con algunos de sus

compañeros de casa:

“El señor doctor había sellado la puerta y las ventanas para que no

entrara arena… ¡porque le molestaba al dormir la arena en la piel!,

y yo casi me asfixio de calor…Y entonces esa persona solo quería

arroz para comer y arroz en un tipo determinado de preparación y

yo le decía: ‘¡pero qué más te da! Tío que hay gente que no puede

ni comer y tú estás preocupado por la receta de arroz…” (Sara:

728-743)

Los equipos tienen la figura del coordinador que, entre otras labores,

también debe mediar ante las situaciones de desequilibrio dentro del grupo-

casa. No son situaciones extraordinarias o muy diferentes de las que puedan

ocurrir en otro contexto de convivencia pero sí pueden verse potenciadas

debido a la situación de constante liminaridad en la que se hallan los

cooperantes:

“Un cooperante keniata en Sudán que hace su trabajo de técnico de

laboratorio muy bien pero que es incapaz de relacionarse con el

resto de compañeros; una expatriada europea que dedica todo su

tiempo libre a estar con el staff nacional y evita cualquier tipo de

relación con la gente del equipo de la casa; dos chicas expatriadas

que siempre van juntas a todas partes y excluyen al único chico

que está en la casa viviendo con ellas…” (Sara: 728-743)

Page 217: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

217

La tercera modalidad de vivienda que aparece reseñada en los relatos que

hemos recopilado es la que se emplea normalmente en situación de

emergencia, esto es, las tiendas de campaña colectivas. Dependiendo de la

organización a la que pertenezcan, la gestión y distribución de las mismas

cambia en algunos aspectos. No obstante coinciden en gran medida en los

aspectos fundamentales. Jesús explica cómo se organiza un grupo de

emergencistas en las tiendas que ellos llevan:

“El tamaño de las tiendas es de 12 metros por 6’5 metros. Son

bastante grandes. Cuatro personas caben bien, ocho, bien, uno

enfrente del otro y ya te quita todo el espacio donde puedes dejar

todos los trastos, donde guardar la ropa, entonces te tienes que

organizar de otra manera. Lo normal es que haya ocho personas

por tienda como máximo, aquí estábamos contando a veces hasta

dieciséis dentro de la tienda. Con dieciséis es imposible, te tienes

que meter debajo de la cama las cosas… allí íbamos cogiendo

cajas de cartón, y cortándolas a la altura de la litera para guardar la

ropa, plegarla y meterla debajo de la litera porque no había ni un

sitio donde pudieras dejar tus cosas. Con respecto a la comida y la

higiene nos lo hacemos todo nosotros, la unidad es autosuficiente

durante un mes, como mínimo, llevamos todo el material dentro de

ahí. Llevamos todo, llevamos lavadora, llevamos todo tipo de

cosas dentro de la unidad. Llevamos cocina, llevamos comida,

llevamos unas raciones de comida que son de estas que utiliza el

ejército, de campaña vamos, o los excursionistas, cada unidad tiene

la comida suficiente para un día entonces estás comiendo de esas

unidades, normalmente son botes de fabada, lentejas, garbanzos…

tres o cuatro menús, no hay muchos. Llevamos café. El agua

solemos comprarla en destino, llevamos algo de agua desde aquí,

pero no mucha porque el agua pesa demasiado para llevarla en el

avión, compramos más agua allí o si no nos llevamos pastillas

potabilizadoras, o las potabilizadoras también de agua, llevamos

todo en la unidad para ser autosuficientes, nosotros no necesitamos

nada del país, de la gente del país, no se trata de cuando vayas a

un sitio vayas a ir a quitarle la poca comida que le está llegando,

entonces, ¿qué ayuda les estás dando?” (Jesús: 803-858)

Debido a las circunstancias que rodean al cooperante en situación de

emergencia, la vida en las tiendas se limita al tiempo de descanso, que por lo

que cuentan los informantes, es más bien escaso.

Page 218: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

218

MEDIDAS DE SEGURIDAD

Muy vinculada a la casa, y como sexta variable que proponemos tener en

cuenta en nuestro análisis es la que se refiere a las medidas de seguridad que

el cooperante tiene la obligación de suscribir.

En los últimos años parece que la ayuda internacional se ha convertido en

una empresa de riesgo (Thomas 2005, 123). Los medios de comunicación

internacionales constantemente informan sobre robos, asesinatos o

secuestros a cooperantes. Además de los peligros vinculados a la violencia y

las situaciones de conflicto, nuestros informantes hacen alusión a los

accidentes de tráfico y a los peligros de contraer enfermedades endémicas.

Como ya adelantábamos unas líneas más arriba, el cooperante se ve

sometido normalmente a estrictas medidas de seguridad. Cada ONG

gestiona este asunto de manera particular. En general hemos podido apreciar

que las normas son más estrictas en las ONG que actúan en zonas de mayor

“riesgo”34

. En principio, la vida rural se concibe como algo más peligroso

que la vida en la ciudad:

“The urban bias of development interventions means a life far-

removed from lives of farmers, and for women, it is reinforced by

personal security concerns, sexual harassment, and restrictions on

personal mobility (especially at night). Indeed, in Madagascar

women development practitioners prefer to live in urban centres

and view life in “the bush” as a serious drawback full of dangers

and risks.” (Verma, 2011b: 178)

La cuestión de la seguridad no está exenta de polémica y llena de

contradicciones y dilemas como ocurre con casi todo lo que tiene que ver

con la cooperación internacional.

34

Algunas ONG tiene equipos de especialistas que evalúan el grado de peligrosidad que

tienen algunas de las misiones que llevan a cabo. (ver Nerín, 2011: 81- 82)

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219

En algunos foros de cooperantes se critican la dureza de las medidas y la

inversión económica que implican los equipos de seguridad. Talaré

Tchiombiano, asistente jefe de misión MSF-OCBA en Níger escribe en la

publicación de comunicación interna de MSF Àbá51, un artículo en el que

reflexiona acerca de la voluntad de MSF-OCBA de continuar sus

actividades reforzando su dispositivo de seguridad en Niamey (Níger) con

el consecuente aumento de gasto que esto supone:

“Obsérvese por ejemplo el gasto correspondiente a los teléfonos

por satélite, los sistemas de alarma instalados en los domicilios de

los expatriados y los desplazamientos en avión, por no citar más

que esto.

Analizando todo esto, constatamos que la seguridad es la línea de

gasto más importante del presupuesto, en detrimento de las

actividades en favor de las poblaciones. Sin querer cuestionar la

importancia de la seguridad, tenemos que admitir que con lo que

cuesta un solo teléfono satélite podríamos tratar a muchos niños en

los centros de recuperación.

Acaso si un donante de MSF supiese de antemano, por ejemplo,

que sus 15 euros iban a utilizarse en comprar e instalar alarmas y

no en tratar a los niños que lo necesitan, ¿no se lo pensaría dos

veces antes de ponerse la mano en el bolsillo?” (Tchiombiano,

2011: 28)

Es interesante subrayar, que independientemente de la cuestión de si son o

no pertinentes ciertas normas o ciertos instrumentos empleados con fines de

protección (radio VHF, handset, teléfonos móviles, aviones/helicópteros,

etc.) el porcentaje de inversión que las ONG hacen de sus ingresos en

medidas de seguridad no aparece en sus informes periódicos. Quizás se teme

la falta de comprensión por parte de los socios donantes si caen en la cuenta

de que parte de sus aportaciones se invierten en protección del cooperante y

no directamente en la compra de vacunas (por poner un ejemplo).

Durante las conversaciones con nuestros informantes, el tema de la

seguridad va apareciendo implícitamente a lo largo del relato. En ningún

Page 220: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

220

caso se convierte en un asunto central en la elaboración del discurso pese a

que en algunos de ellos se hace referencia al encarcelamiento o incluso la

muerte de algún compañero:

“Después hubo un problema en Nyala, encerraron en la cárcel a

los coordinadores porque querían la lista de las mujeres que habían

sido maltratadas para poder vengarse de ellas” (Sara: 516-518)

“Con MSF siempre estás en zonas que tienen problemas. Hay un

peligro, un riesgo, también hay expatriados que han muerto.”

(Julián: 55-59)

Cuando les preguntamos concretamente sobre la seguridad en el terreno,

algunos relatan momentos en los que se han sentido más inseguros o han

sido conscientes de que su vida corría peligro: “Estuvimos casi a punto de

ser secuestradas” (Sara: 646).

“En aquella situación había problemas de inseguridad con

disparos, tiros… había días que no podíamos ir a trabajar…

disparaban…” (Ximo: 168-169)

Las situaciones pueden llegar a ser tan extremas que se considere necesario

evacuar a un equipo entero e incluso cerrar un proyecto:

“En Ruanda también lo que pasó fue que, no sé si te acuerdas, pero

hubo asesinatos de expatriados. Mataron a cuatro de médicos del

mundo de un tiro en la cabeza, estaban en su casa y… de Naciones

Unidas, etc. Yo tenía cierta responsabilidad con el equipo nuestro

que estaba en el terreno y no nos gustó, entonces entre eso, y otras

razones más operacionales e internas de nuestra ONG, se decidió

cerrar Ruanda y me tocó cerrarlo, vino el director general, y lo

cerramos. La situación de seguridad ya había empezado a

empeorar y sobre todo el problema, porque situaciones de

seguridad hay en todos lados, ¿no? pero el problema era que estaba

dirigido a expatriados porque no se quería que viésemos lo que

estaba pasando, con lo cual la amenaza es directa, ¿no? Entonces

lo sientes mucho más que… pues como lo he podido sentir en

Page 221: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

221

Somalia, que sí hay conflicto, pero nunca soy yo el blanco, ¿no? o

sea, el objetivo.” (Mercedes: 373-384)

En general todos afirman comprender y aceptar las medidas de seguridad

impuestas por las ONG aunque en ocasiones puedan incomodar, coartar o

incluso limitar su labor en el terreno:

“Yo pienso que las medidas de seguridad son necesarias pero a la

larga hacen que también la gente se queme un poco, porque están

todo el día trabajando, la gente quiere salir, entonces sí es

necesario pero hay que saber cuándo hay que flexibilizar o cuándo

digamos facilitar un poco que la gente tenga su vida propia. En

general no limitan nuestro trabajo en terreno. En algún caso puede.

Pero en general no. Cuando estuve en República Centroafricana

pues de vez en cuando se visitaba el centro de salud, y entonces

para ir al centro de salud el coordinador de terreno, el jefe, tenía

que saber si iba a haber militares o paramilitares, si iba a haber

problemas y tal, entonces por ahí te puede limitar. Si has oído que

podría haber problemas pues entonces no vas a ir al centro de

salud.” (Lola: 269-279)

Ahora bien, parece que no todos los cooperantes asumen y cumplen las

normas de seguridad, lo que acaba poniendo en peligro no sólo al propio

cooperante sino a toda la misión:

“Llega un tío allí y porque ha estado en Sudán ocho meses, que es

un país donde históricamente hay muchos planes de seguridad,

llega a Somalia y se piensa que sabe más de seguridad que el tío

que lleva allí tres años. Esto es un motivo por el que nos acaban

secuestrando, nos acaban pegando tiros… porque nos saltamos

nosotros mismos las normas de seguridad. Yo soy un gran defensor

de que las normas de seguridad deben ser estrictas y respetadas y

esto no se cumple. Y para mí todo el gasto que se haga en eso es

fundamental, porque cuando nos pasa algo como que nos

secuestren o que nos disparen, se cierra el proyecto y nos vamos.

La seguridad es algo que hay que tomar muy en serio, y es un

fastidio porque yo soy de los que llegan a un terreno y oye yo me

quiero ir a hacer footing por las mañanas a las 5 de la mañana,

antes de trabajar. No, no puedes. Me dejan hecho polvo si no me

dejan porque está minado o porque haya riesgo de lo que sea…

pues te toca las narices pero te callas y lo aceptas. Pero hay

muchos que aun así se van a hacer footing, y la mayoría de veces

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222

que tenemos problemas de seguridad es porque el expatriado se ha

saltado las normas, porque se ha ido a hacer una caminata sin

walki, porque no llevaba identificación, porque no llevaba el

dinero de seguridad, porque han cogido el coche y se han puesto a

conducir ellos solos pensando que aquí nunca pasa nada y sí que

pasa. Es que solo salen en el periódico los problemas de seguridad

súper fuertes, pero tenemos mogollón de problemas de seguridad,

con autoridades locales, de gente que le han pillado un porro, de

gente que ha comprado alcohol en un sitio que estaba prohibido…

y eso acaba repercutiendo a que el proyecto no funcione bien, y lo

que tú quieres es que el proyecto funcione bien para curar a

gente… todo el mundo opina de seguridad y eso me parece muy

mal. Creo que el dinero está bien invertido en ese tema…” (Ximo:

695-717)

Nuestro grupo de entrevistados manifiesta ser conscientes de los riesgos que

están ligados a su profesión y parecen asumirlos sin darles mayor

importancia en sus narrativas. Desde nuestro punto de vista, esta postura de

“distancia” frente a un problema tan serio y que no ha dejado de aumentar

en los últimos veinte años (Stoddard, Harmer y DiDomenico, 2008), revela

una voluntad de proyectarse como profesionales de lo que hacen, y, al igual

que ocurre con cualquier otra realidad laboral, su postura es que “asumen”

los riesgos: “eso es parte del trabajo también, creo” (Julián: 54-55)

Las ONG por su parte, también están realizando un esfuerzo importante por

institucionalizar ciertas prácticas y protocolos de seguridad. Como resultado

de estas iniciativas han proliferado los cursos preparatorios y la formación

en cuestiones de seguridad para el terreno así como publicaciones dedicadas

exclusivamente a ese tema como por ejemplo el manual publicado por la

ONG “Save the Children” (2010) que recoge cada una de las posibles

situaciones de riesgo en terreno y propone estrategias para gestionarlas:

“Organizations tend to employ international security advisors who

provide training, risk assessment, and security management

consulting; in addition some organizations also hire unarmed local

guards.” (Roth, 2011: 153)

Page 223: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

223

Como hemos venido señalando a lo largo de esta investigación, los límites

que separa la ayuda humanitaria de la cooperación para el desarrollo no son

siempre demasiado nítidos, sino que más bien se confunden y se difuminan

en muchos aspectos, lo que justifica nuestra propuesta de tratarlo como un

continuum. Sin embargo, en lo que a seguridad se refiere, sí podemos

apreciar importantes diferencias ya que las intervenciones humanitarias

suelen plantearse desde los principios de neutralidad e imparcialidad

mientras que la cooperación para el desarrollo implica la colaboración con

los gobiernos locales para poder llevar a cabo su trabajo (Roth, 2011). En

general, las organizaciones que llevan a cabo misiones humanitarias están

más expuestas a diversos peligros, desde amenazas de violencia humana

(guerrillas, terrorismo, secuestros, conflictos bélicos), riesgos sanitarios

(contagio de enfermedades) o incluso naturales (réplicas de terremotos,

etc.).

Por todo lo expuesto hasta ahora, cuando el cooperante se desplaza a terreno

se ve sometido a una serie de normas con las que tiene que aprender a

convivir diariamente. Una de las medidas a la que hace referencia el grupo

de cooperantes entrevistados es la de no salir a caminar en ciertos lugares y

a ciertas horas:

“Por ejemplo una de las cosas que he visto que les ha costado a

bastantes cooperantes son las normas de seguridad. Por ejemplo,

en Haití si estás en Puerto Príncipe no puedes caminar por la calle,

siempre tienes que ir en un coche y mínimo con otro cooperante y

tienes que pedir siempre, si vas a salir por la noche tienes que

decírselo a tu jefe y estar en casa antes de las doce, y normalmente

no se puede traer gente a casa salvo excepciones que consultas

también con tu jefe coordinador de terreno, ¿no?” (Lola: 263-268)

En algunos casos, las ONG lo que hacen es pedir a sus trabajadores que

planifiquen sus movimientos y avisen en todo momento de dónde están, a

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224

qué hora van a salir, desde dónde, por dónde van a pasar y cuando llegan a

su destino deben comunicar su posición:

“Allí nos contaban que la jefa de la delegación de Haití, un día

llegó a casa, cansada y extenuada, apaga la radio, apaga el

teléfono, se ducha y se acuesta a dormir y aún no había cogido el

sueño cuando llama a su puerta la policía militar que le dice: “¿qué

pasa?” “señora, ¿está todo bien? ¿No le pasa nada?” “No, no, estoy

bien, tranquilo” “Mire es que nos acaban de llamar de Cruz Roja

que vengamos a comprobar cómo se encuentra usted porque no ha

dicho nada de cuando ha llegado a casa”…Por eso cuando sales te

sientes protegido y te sientes seguro dentro del equipo…” (Jesús:

889-895)

Relacionado con las posibilidades de desplazamiento está el tema de los

vehículos. Algunas organizaciones contratan directamente personal local

como chóferes y evitar así que los cooperantes conduzcan:

“Una de las muchas cosas que te hacen firmar cuando sales de

Madrid es el código de conducta de CR española y el de la

Federación que es lo mismo (se ríe) pero te hacen firmar los dos,

en uno de ellos te pone el tema de conducir, si vas a un sitio no

conduzcas, contrata a gente del país y que te conduzcan ellos,

porque ellos conocen las normas, la manera y todo lo demás.

Luego, si por alguna de aquellas tienes que conducir, atender a

todas las normas de circulación tanto las que sabes tú como las que

puedan ocurrir en ese país de ahí, que tengas el carnet de conducir

internacional en vigor, etc.” (Jesús: 948-956)

Las normas no sólo se circunscriben al ámbito de los desplazamientos, en

algunas organizaciones los cooperantes reciben una serie de indicaciones

sobre cómo cuidar su salud, cómo protegerse de contagios, cómo evitar

picaduras o mordiscos de insectos o animales endémicos, qué deben y no

deben comer según dónde y quién prepare los alimentos. A ninguna

empresa de ningún sector le conviene que sus trabajadores caigan enfermos,

pero en el caso de una ONG, esta posibilidad se debe considerar más

inoportuna todavía:

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225

“Cogí el dengue hemorrágico y estuve a punto de… fallecer… A

consecuencia del dengue me quedaron una serie de problemas de

salud por los que no me puedo arriesgar a ir a ciertos países, a

ciertas zonas o a ciertos proyectos que puedan ser peligrosos para

mí… (Lucía: 23-24. 56-58)

En lo que se refiere a asuntos de salud, nuestros informantes coinciden en

afirmar que el estatuto del cooperante ha favorecido la mejora respecto al

seguro médico del cooperante expatriado:

“Hay una cosa buena y es que nos han hecho un seguro muy bueno

que es el de DKV yo creo, que es caro, muy caro. La AECID paga

la mitad y aun pagando la mitad es caro. Aunque eso bueno, eso

normalmente está subvencionado dentro del proyecto, dentro del

salario de un cooperante. Bueno pues eso es prácticamente lo único

que nos ha hecho por el Estatuto, que es un muy buen seguro, en

eso sí que es verdad que… para un cooperante, pues hombre eso es

todo, la salud es lo principal. Yo tuve muchos problemas en

Marruecos al principio con el seguro que no, no me solucionaban

nada, terminaba siempre yendo a médicos privados y pagándomelo

yo y luego no me lo querían pagar y con este seguro tú

directamente te vas al mejor médico que encuentres te metes en un

hospital, el que sea, y llamas por teléfono y dices: “oye que vale

tanto”, “no te preocupes, ya nos encargamos de todo”.

Directamente lo pagas y te lo envían, en tres días lo tienes

ingresado en tu cuenta. El Estatuto ha mejorado lo que es la

seguridad sanitaria de los cooperantes…” (Daniel, 1168-1180)

Otro de los aspectos vinculado al área de la seguridad en terreno es el que se

refiere a las relaciones políticas y diplomáticas. El expatriado, en el país que

está cooperando, no deja de ser un representante del Norte, un emisario

español y la imagen concreta de la ONG para la que trabaja. En este sentido,

cada acción y cada declaración del cooperante no se le atribuye únicamente

a él, sino que se extiende a todo aquello que personifica. Así, está obligado

en todo momento a ser coherente con el discurso y estrategia de su ONG

que a su vez suscribe el discurso del Norte en el Sur:

“Era jefe de delegación y ya era un cargo mucho más político y tal,

¿no? político en el sentido que tienes que relacionarte con otras

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226

ONG, con el gobierno, con las autoridades, es todo mucha

diplomacia… es muy complicado, ¿no?” (César: 300-303)

Daniel explica en su relato que en cierta ocasión, su ONG se vio obligada a

repatriar a un cooperante por cuestiones políticas:

“Te conviertes en una persona muy diplomática, porque estando

solo allí todo esto se te puede volver en contra, y claro es que…

¡uff! tú imagínate que tengas que sacar una persona del país, que a

nosotros en nuestra ONG nos ha pasado por un conflicto político y

personal y tenerla que sacar porque llegaron a la situación de

inseguridad para él… claro y ahí le tienes que decir: “es que no has

sabido actuar, tú primero has dejado mal a la entidad y luego tú te

has metido en un problema en el que podrías haber salido mal

parado”” (Daniel: 733-739)

En algunas ocasiones, son los propios cooperantes los que no están

dispuestos a correr ciertos riesgos si pueden evitarlo:

“Yo en la entrevista dije: “mira, yo quiero trabajar con vosotros

pero yo no quiero estar en un sitio que tenga conflicto bélico” yo

no me siento preparada para estar viendo gente que se mata los

unos a los otros. Entonces claro, eso, desde el punto de vista de la

ONG es como: “bueno si tenemos otra persona cogemos a otra

persona que le podemos mandar donde sea y no a ésta que nos dice

que no quiere ir.”” (Maruja: 138-142)

“Lo que pasa es que en Haití hay una situación que no es fácil a

nivel de seguridad personal y a mí eso no me apetece” (Pedro:

732-733)

VIDA SOCIAL

Antes de presentar la variable número siete “vida social” consideramos

oportuno hacer un apunte de lo expuesto hasta ahora para conectarlo con las

siguientes líneas. En nuestro propósito de comprender cómo es la vida de

los cooperantes en terreno, hemos acotado una serie de variables que

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227

condicionan dicha experiencia. Por supuesto, existen otros muchos

determinantes que no hemos señalado como la propia personalidad del

cooperante por citar un ejemplo. Precisamente, la posibilidad de recurrir al

relato como fuente primaria aporta toda esa riqueza y complejidad de

detalles que el análisis deconstruye.

Gráfico 3. Variables que condicionan la vida en el terreno

Así, la vida social que el cooperante consiga establecer en terreno, va a estar

muy condicionada por todas las variables citadas hasta ahora, y pese a todo,

la personalidad del cooperante y el resto de condicionantes externos serán

los que den forma al tipo de relaciones que se establezcan. Cuando

repasamos los relatos encontramos que entre nuestros informantes existen

perfiles que se asemejan bastante a la misma categoría de cooperante y sin

embargo su experiencia en terreno ha sido profundamente distinta

Page 228: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

228

precisamente como consecuencia de estos condicionantes que no hemos

enumerado.

Ahora bien, en nuestro análisis debemos proponer algunas de las fórmulas

probables dentro de esta variable y contrastarlas con los relatos registrados.

Cuando hablamos de vida social, ¿a qué nos referimos exactamente? y, ¿por

qué nos parece una variable especialmente importante?35

La variable vida social describe la frecuencia y la modalidad de contacto

con otras personas que desarrolla el cooperante fuera del propio ámbito

laboral.

Consideramos que este aspecto es especialmente vulnerable en la vida del

expatriado y dado que contribuye a la plenitud y felicidad de la persona

(López y García, 2005) insistimos en subrayar su importancia.

A lo largo de los relatos hemos recopilado distintas modalidades de vida

social. Los hay que tienen una vida social muy intensa y de carácter mixto,

esto es, se relacionan tanto con su compañeros cooperantes como con los

locales con los que trabajan. También están los que tienen una vida social

muy escasa debido a que dedican prácticamente todo su tiempo a desarrollar

su tarea profesional. Otros cooperantes limitan su vida social al contacto y

recreo con cooperantes o expatriados exclusivamente frente a los que acaban

huyendo de ese “gueto” y se posicionan casi en el lado opuesto fraguando

amistades con locales e incluso beneficiarios.

Tener una vida social equilibrada, es decir, compaginar la vida recreativa

con la laboral y relacionarse tanto con expatriados como con locales es un

objetivo deseable que no siempre se logra.

35

Véase que en el esquema hemos representado la variable “vida social” en un tamaño

mayor que el resto.

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229

En primer lugar, el trabajo del cooperante a veces es tan intenso y tan

invasivo que no siempre se consigue encontrar tiempo para realizar otro tipo

de actividad que no sea descansar. Por otro lado, incluso el cooperante que

tiene voluntad de fraguar amistad con el personal local se encuentra con

muchas dificultades para lograrlo. En palabras de Nerín:

“En su persona se materializa la dura frontera entre el Norte rico y

el África pobre. En la comunidad donde trabaja, todos quieren

sacarle algo: ropa, alimentos, medicamentos, propinas, un

empleo… Y en muchas ocasiones mantiene relaciones muy tensas

con sus compañeros de trabajo africanos: el técnico de la ONG del

Norte puede cobrar salarios astronómicos, en tanto que sus

compañeros del Sur de la misma calificación suelen percibir

salarios ridículos (según los estándares de los países

desarrollados).” (2011:98)

Juan recuerda que cuando estuvo de cooperante en Cuba logró fraguar

grandes y muy buenas amistades: “Tengo unos amigos cubanos que son

para toda la vida, una gente súper buena, súper preparada y gente genial”

(325-340). Pero, en sintonía con lo que apunta Nerín, también percibió esa

distancia insalvable que erigen las diferencias entre el Norte y el Sur: “Es

que en Cuba el extranjero siempre se ve como un dólar…”. En su relato,

Juan explica que entre la población local siempre está la sospecha de que el

que se acerca a un expatriado lo que en realidad quiere es conseguir algo de

él. Recuerda que a sus amigos también los criticaban en ese sentido. Es

difícil vivir siempre bajo es mirada social acusadora. El nivel adquisitivo de

unos y otros es tan distinto que es imposible equiparar la forma de vida:

“Ellos a lo mejor ganan 12$ al mes y yo estaba ganando a lo mejor

más de 1000€ al mes… es que es una diferencia tan, tan, tan

grande que mi vida al final nada tiene que ver con la de ellos, y a

mí no me cuesta nada pagar, invitar… al contrario, con todo el

amor del mundo, que uno por lo colegas hace lo que sea, pero eso

a mí me cansó de Cuba…” (Juan: 325-340)

Page 230: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

230

Para estar en sintonía con los locales y poder tener una buena relación, es

necesario que el cooperante haga un esfuerzo de acercamiento y empatía

con la cultura del país que le acoge. En ese sentido, las habilidades

personales de cada expatriado juegan un papel fundamental. Pero no hay

que olvidar que la población local también debe poner de su parte, tener

interés y ganas de dedicar su tiempo al “blanco”. Nuestros informantes

explican que la población local también se cansa de ese ejercicio de

encuentro con el otro, pues al fin y al cabo los cooperantes vienen y van y

ellos siempre permanecen allí. Así, la propia comunidad local también debe

cuestionarse si vale la pena establecer relaciones con los expatriados. A

esto, según Coles (2011: 134) hay que añadir las barreras del idioma, la

religión y las costumbres propias que consiguen restringir el contacto social

a un nivel muy superficial.

“También la gente de allí, sabe que te vas a ir y tampoco quieren

generar muchas redes contigo” (Toni: 576-591)

“Al principio, si eres el primer blanco eres una curiosidad, y la

gente quiere enseñarte a sus amigos, pero claro, tienen su vida y no

están esperando siempre para salir contigo” (Julián: 318-324)

Ximo recuerda que en sus primeras misiones no le daba ninguna

importancia a la vida social, de hecho la denostaba. Él consideraba que no

había ido a África a hacer amigos pero con el tiempo se dio cuenta que es un

aspecto que hay que cuidar porque si no es así, la vida en terreno se hace

insostenible:

“Los tres primeros meses que estuve en mi primera misión en

Somalia recuerdo que prácticamente no me relacionaba con nadie.

Levantarme por la mañana, desayunar solo, ir a trabajar hasta que

se hace de noche, volver, una ducha, cenar solo, meterme a leer un

libro y dormir pronto y al día siguiente igual, y así tres meses. Yo

era el único médico español, todos eran internacionales, con lo cual

no me apetecía nada seguir hablando inglés, lo que me apetecía era

Page 231: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

231

leer un libro en castellano…, pero somos personas humanas y

tenemos unas necesidades, y una de nuestras necesidades es ésta,

¿no?” (Ximo: 21-89)

Sara es un ejemplo de cooperante que disfruta de la vida social en terreno y

lo hace tanto con sus compañeros expatriados como con el personal local.

Su espíritu vital e intrépido y su amor por el ser humano le empujan

constantemente a empatizar con el otro para lo que se ve en la necesidad de

conocerlo e intentar comprenderlo. Su narrativa siempre defiende la

importancia de interesarse y aprender acerca de la cultura de la población

beneficiaria para ser más eficaz en su labor como cooperante. Para ella, los

momentos de esparcimiento son los idóneos no sólo para pasarlos con los

otros expatriados, sino, sobre todo, para conectar con los locales y aprender

sobre ellos y de ellos.

Ella recuerda una anécdota que le ocurrió en un campamento en Sudán del

Sur de la que extrajo un importante aprendizaje: la ayuda será más eficaz en

la medida en que tenga en cuenta la cosmovisión de la población

beneficiaria.

“Montamos tres grandes tiendas blancas para atender a los

pacientes. Una estaba destinada al tratamiento de la diarrea

debida a la disentería y toda la historia, otra donde

teóricamente venían para hacer consultas externas y otra

para los nenes. Lo que a mí me empezó a llamar la atención

es que no venía casi gente, no venía nadie. Estuvimos cinco

meses, diciendo, bueno, tal, buscando, yendo, haciendo lo

que es salir a los poblados, captamos a gente, pero no

venían. Empezamos a preguntarnos qué estaba ocurriendo.

Alguien nos dijo que para la población, que era musulmana,

veían el lugar como un cementerio. Tres cosas blancas

enfocadas a la Meca lo asociaban al lugar donde ir a morir.

Entonces yo dije nosotros allí a morir no vamos, nosotros si

vamos es para teóricamente para sanar, entonces dijimos,

pues ale guapos, cambiamos. Pues ale va, quitando las

tiendas, montamos semipermanentes o cambiamos la

orientación de las tiendas. Y ya la gente empezó a venir…

era una tontería que no era ninguna tontería, pero

simplemente era, es decir, es que la antropología es súper

Page 232: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

232

importante a la hora de llegar a la población y a la hora de

ayudarles, entonces dijimos: burros, burros, burros, burros”

(206-226)

Cuando se tiene una relación equitativa y fluida con la población local, este

tipo de situaciones se pueden evitar o al menos disminuir. Pero el

cooperante, ¿realmente puede llegar a entablar amistad con los locales o su

situación y estatus se lo impiden?

Sara cuenta que muchos de sus compañeros se sentían incómodos con la

forma que ella tiene de relacionarse con los locales. Sienten como una

amenaza tratar a los compañeros no expatriados de forma cercana y

amistosa pues piensan que van a perder autoridad o van a acabar

“tomándoles el pelo”:

“Llegaba el domingo y yo le podía decir a mi compañero local, oye

mira, vente y pasamos el domingo juntos o te vienes a la casa a

comer y tal, claro mis otros compañeros decían: “tía es que es la

primera vez que viene un staff nacional a la casa del expatriado”…

aquellas primeras misiones tenían miedo de: “Oye, a ver si es falta

de respeto”. Pero yo creo que se puede ser jefa y se puede

coordinar teniendo también un poquito de amplitud, también dando

un poquito de manga ancha y entendiendo los problemas de los

demás, es decir, saber a qué población estamos ayudando, es súper

importante conocerlo, súper importante, claro la gente, pues las

primeras misiones, no lo entendían.” (624-638)

Si bien es cierto que la vida social con locales en según qué casos es

complicada, no se trata ni mucho menos de una misión imposible. Es

cuestión de voluntad. Como afirmábamos unas líneas antes, al final, las

personas buscan relacionarse con sus afines en la medida de lo posible. La

clave está en quién considera el cooperante que es su afín. ¿Exclusivamente

el resto de expatriados cooperantes? ¿Otro tipo de expatriados?

¿Cooperantes locales? Y la propia población local, ¿a quién considera

amigable?:

Page 233: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

233

“A mí me encanta tener vida social con los trabajadores y tal, me

gusta que me cuenten, me gusta irme a sus casas o que ellos

vengan a la casa de la ONG, porque esa casa es casa de todos. A

veces mis compañeros se comportaban como si tuvieran miedo,

sobre todo cuando eran primeras misiones. Miedo de que se

confundiera el nivel profesional con otra cosa. Y yo digo: “pero es

que os estáis perdiendo un montón de información, os estáis

perdiendo un montón de empatía, os estáis perdiendo un montón

de cosas”. Después vinieron otros expatriados que eran congoleses

y salían a tomarse cervezas pues en el chiringuito de al lado de la

casa y tal donde iban todos los locales y me decían que saliera con

ellos. También en el chiringuito se comentaba mi presencia, pues

lo típico, “ha venido la blanca aquí a tomarse una cerveza”, “pues

esta quiere rollo, ¿no?” Teóricamente es lo que piensan muchos, de

decir, las blancas van a buscar el negro porque claro…, al final

dices, yo también trabajo en España y eso no quiere decir que

cuando me vaya a trabajar me tengo que acostar con todos los que

trabajo…” (573-594)

Sara en sus misiones normalmente entabla amistad con población local,

principalmente con compañeros de trabajo. Éstos le invitan a sus casas, les

presentan sus familias, la invitan a fiestas, e incluso, en alguna ocasión, ha

optado por pasar su “weekend de descanso” con amigos locales en vez de

con los cooperantes expatriados con los que vive”:

“ya la Hawaia36

se convirtió en Sara… yo creo que la ayuda debe

ser como lo haríamos con cualquier persona, es decir, es que no

tiene que ver nada ni religión, ni cultura ni nada, es simplemente

de corazón a corazón, o sea, es decir, yo soy así, tú eres así, cómo

nos podemos ayudar, qué podemos hacer, pues simplemente es con

la honestidad, la sinceridad, el verte mucho de cara...” (59-70)

Frente a la experiencia de Sara, Maruja explica en su relato que la relación

con locales es muy complicada y a lo largo de su trayectoria como

cooperante su vida social ha estado muchos más vinculada al resto de

expatriados que a la población local. En el fragmento que a continuación

36

Significa “blanca” en la lengua local

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234

citamos aparecen las ideas claves del tipo de vida social más habitual en el

expatriado y algunas de las razones que la justifican:

“A mí una de las cosas que no me gusta de cómo se trabaja en mi

ONG es que muy difícil mezclarte con la sociedad local, ¿no? Que

yo lo entiendo, ¿no? tienen sus razones (seguridad), pero tienes

que hacer mucho esfuerzo para mezclarte, que se puede hacer,

porque hay gente que lo hace, ¿no? Lo que pasa es que lo que te

resulta más cómodo es pues quedarte en tu casa, con el resto de

guiris y tal.”

“Yo creo que lo que más te dificulta la vida social con locales es el

tema de la diferencia cultural, el hecho de que todo el mundo sabe

que eres europeo, y eso, aunque tú te puedas mover va a estar ahí,

¿no? Yo creo que limita más desde el punto de vista de a lo mejor

de la percepción que tienen de nosotros y de lo que tú te puedas

acercar y lo que puedas aprender de cómo viven ellos realmente,

de cómo piensan, de… porque eso, tú vives en una casa con

guardias, tienes un chófer, tienes un coche, sólo te mueves en

coche, tienes alguien que te limpia, que te cocina, que te compra,

eso quiere decir que hay muchas cosas que ellos (la población

local) hacen que tú no haces, porque te las hacen. Tampoco ves

cómo viven ellos en realidad, porque tú estás a años luz, no te

relaciones con la gente. A lo mejor te puedes relacionar con el

vecino, pero resulta que tu vecino de esa súper casa que tienes es

alguien que incluso en tu país estaría en un nivel muchísimo más

alto que el tuyo, ¿no? Es verdad que si tú haces el esfuerzo y al

salir del trabajo, pues eso, te mueves y tal, tú te lo curras el fin de

semana y te vas al mercado a comprar e intentas… puedes, ¿no?

pero exige esfuerzo, entonces, pues según en qué situación no lo

haces. Y lo normal es que al final, lo que yo he visto, ¿eh? Lo

normal es que al final el equipo de cooperantes expatriados esté un

poco cerrado, ¿no? y tengan pocas interacciones con la gente

local.”

Como exponíamos más arriba, la tendencia más común es la de “conectar” y

“fraguar” amistad con aquellos con los que el cooperante siente mayor

afinidad, comparte ciertos valores y posee una cosmovisión parecida. Este

fenómeno acaba generando en la vida de los expatriados lo que Toni

denomina “islas de occidentalidad”:

“Las islas de occidentalidad en el sur, que existen, que con los

universitarios, los… que somos prácticamente iguales, nos

parecemos mucho, es decir, todos hemos usado el Windows, todos

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235

hemos leído ciertas cosas, hemos visto ciertas películas, pero el

resto del país no es así, entonces tú puedes llegar a un país y

empezar así de este lado, de esa isla, de esa gente con la que tienes

intereses comunes, licenciados y tal” (Toni: 137-143)

Toni propone partir de estas “islas” que amortiguan el choque cultural, para

ir creciendo en el contacto con otros locales más alejados de la propia

cultura. Este ejercicio de acercamiento no siempre se lleva a cabo. A veces,

la vida social del expatriado se limita a una “burbuja” (Amit, 2011:9). Este

aislamiento al que ya hemos hecho referencia en diversas ocasiones a lo

largo de este capítulo, afecta los resultados del éxito en las intervenciones

como señala Sara en el fragmento de su relato antes citado.

A veces, la distancia entre nacionales y expatriados puede ser realmente

grande y acabar por generar vidas paralelas que únicamente interactúan a

nivel profesional y siempre, desde luego, en una relación en la que

predomina la verticalidad:

“Con respecto a los locales, siempre se nos ha acusado de que los

dejamos al margen de todo esto de la convivencia y sigue

ocurriendo así, para nada los integramos en nuestra vida social,

están aparte, están fuera de… aunque el campamento sea el mismo

y locales y expatriados vivamos juntos, a pesar de vivir juntos en

tiendas de campaña una al lado de la otra, cuando se organiza un

acto social, nos separamos, como antiguamente los hombres y las

mujeres en la iglesia, igual, sí, a lo mejor todos cenamos lo mismo,

porque la comida es la misma para todos, pero los blancos con los

blancos y los negros con los negros, yo me pongo a lady Gaga y tú

pones tu música de “butuumbaumbaumba”, yo me pongo mi

modelito minifalda y tal y ellos siguen con sus ropas… porque son

locales y…. ¿vale? Sí, a veces, se intenta aunar en una fiesta

común, todo lo que quieras, pero se acaban diferenciando, las

parejas que se forman, se forma blancos con blancos y negros con

negros, rara vez se forma una pareja de blanco con negra o negro

con blanca o algo así, aunque haberlas “hailas”, pero muy

esporádico y muy raro, y eso ellos nos lo echan en cara, que no los

incluimos en el área social y eso es una de sus… Es una especie de

racismo para ellos y tienen parte de razón. O sea, estoy de súper

buen rollo contigo de lunes a viernes currando y llega el viernes

por la tarde y ya no te dirijo la palabra, porque solo te quiero para

trabajar, no me interesas como amigo, ni como amistad, ni como

Page 236: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

236

pareja ni como contacto sexual, no me interesas nada, solo me

interesas como contraparte para currar, ¿vale? ¿Eso es lícito? Pues

supongo que lícito es, pero no me parece muy ético, y es así, o sea,

pocas veces un staff local llega con un expatriado más allá de una

relación laboral aunque estés seis meses con él conviviendo y

durmiendo a su lado tienda con tienda, pocas veces, ¿sabes? Y eso,

a poca sensibilidad que tengas pues te… ¿ellos tienen parte de

culpa? Pues probablemente a lo mejor ellos también tienen parte de

culpa, tampoco es solamente culpa nuestra, ellos también tienen

parte de culpa de tampoco hacer… O simplemente es que es así, no

sé” (Ximo: 21-137)

La descripción tan ilustrativa que hace Ximo en su relato choca

profundamente con la visión que desde el Norte tenemos de cómo es la vida

del cooperante, y sobre todo de cómo son estos “héroes” del siglo XXI.

Imagen que pese a que ellos, al menos en los relatos que nosotros hemos

recopilado, intentan eliminar, las ONGs siguen mostrando a través de sus

campañas:

“La propaganda de las ONG y de los organismos internacionales

(…) presentando en anuncios, documentales y folletos imágenes de

cooperantes blancos, tan blancos como el donante, curando

heridas, repartiendo comida o labrando campos. (…) Se presenta al

cooperante como un héroe moderno, como el difusor de la

civilización con elementos de mártir” (Nerín, 2011: 30-31)

Pese a que nuestro grupo de informantes insiste a lo largo de sus relatos en

el amor y valor que le dan al ser humano y lo enriquecedor que puede ser el

contacto con otras culturas: “lo mío es conocer otras culturas, enriquecerme

de otras culturas” (Lucía: 401:402), lo cierto es que en sus propios relatos

aparecen otros compañeros que nada tienen que ver con esa imagen idílica e

inmaculada del trabajador37

.

Volviendo a la variable que nos ocupa, con respecto a la vida social, los

expatriados, en sus momentos de esparcimiento acaban reproduciendo sus

37

Ver texto del relato de Julián sobre cooperantes racistas (511-537) o el de Lucía sobre el

“coopulante” (540-554). Esta última idea también en Nerín, 2011:100.

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237

patrones de ocio y diversión en el nuevo entorno en el que trabajan, pese a

ser un entorno completamente distinto. Así, cuando llega el fin de semana

interpretan, al igual que harían en su lugar de origen, que deben dejar de

trabajar y “salir de marcha”:

“¿Qué supone eso? Pues supone comprar alcohol en países donde a

lo mejor no está bien visto comprar alcohol, o incluso llega a estar

prohibido, pero bueno, el dólar todo lo puede. ¿Aquí qué música

oímos?, ¿el disco de Lady Gaga y no sé qué? Pues vamos a poner

unos bafles aquí y montamos una discoteca para poner a Lady

Gaga en mitad del Sahel. Cuando salimos de marcha ¿qué pasa?

Que nos dejamos las t-shirt de la ONG y claro el fin de semana nos

arreglamos mucho y nos vestimos súper bien, y nos pasamos una

hora maquillándonos, y nos ponemos súper guapas y tal…

entonces intentan reproducir el mismo patrón del weekend. A mí

esto me llega a parecer una falta de respeto y de coherencia. Yo

creo que la inmersión cultural es fundamental para llegar a la

población, para que te respete. No puedes estar luchando por eso

cinco días y luego dos echas todo por la borda y tu música no me

importa una mierda y mi música es… y mira que bafles tengo y

mira cuándo alcohol bebo y mira cuánto dinero tengo ” (Ximo: 21-

89)

Cuando el cooperante vive en la capital o acude a ella para pasar los

“weekends” de descanso, sus posibilidades de actividades recreativas

aumentan, al menos en el sentido occidental de lo que deben ser. Así, el

expatriado tiene la oportunidad de ir a la piscina, “ducharse como toca”, ir al

restaurante y comer como si estuviera en Europa o incluso mejor ya que su

nivel adquisitivo en referencia al local, es mucho mayor que en su país de

origen:

“Ante la imposibilidad de tejer vínculos de amistad con los

africanos, normalmente el cooperante optará por relacionarse con

otros blancos (los expatriados, expats, como les llaman los

francófonos): jugará a tenis con ellos, verá películas de arte y

ensayo y beberá vinos franceses con ellos. Con frecuencia pasará

semanas enteras recluido en el sacrificado mundo de piscinas,

criadas y bares de copas en el que sobreviven los trabajadores de la

ayuda” (Nerín, 2011: 100)

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238

Ximo cuenta que la madurez y experiencia del cooperante es crucial a la

hora de plantear el estilo de vida social que se desarrolla en terreno:

“Cuando te encuentras un proyecto en el que hay más gente que

tiene más experiencia son gente, no sé, más pausada, más

tranquila, donde la convivencia es más fácil, tengo experiencias

preciosas. De hecho, una de las cosas muy bonitas es encontrar

estos momentos con gente, momentos fuera del trabajo, de

convivencia con otros compañeros, no sé, alrededor del fuego, por

la noche y hablar tranquilamente y tocar la guitarra…” (21-89)

Estando en terreno, el cooperante puede irse al otro extremo y desvincularse

por completo de cualquier contacto o vida social con personas que no sean

locales. Esta posibilidad también carece de equilibrio y puede desestabilizar

en gran medida al expatriado:

“En vez de tener un equilibrio, ¿sabes? Yo en 13 meses que estuve

allí, los 11 primeros no tuve contacto con españoles más que igual

cuatro o cinco veces, perdí totalmente la conexión con la gente de

mi propia cultura y además, aparte de ser la primera vez que me

iba con todos los problemas que me sucedieron… perdí un poco la

perspectiva. Fue como, estar de maravilla con mis amigos, con mi

gente dominicana perdiendo todos mis principios que había

mamado durante toda mi vida y la vuelta aquí fue horrorosa, o sea

una experiencia muy traumática” (Lucía: 387-394. 646-651)

Como se intuye al repasar los relatos, la vida social del cooperante no es

sencilla, y muchas veces la soledad es la compañera de viaje más habitual

para un expatriado:

“Al final es no sentirte socialmente integrado ni con tus propios

compañeros expatriados, ni con la gente local que trabaja contigo

cada día, ¿no? eso potencia mucho el sentirte un… en vez de ser un

cooperante, como si fueras un colono, ¿no? y a mí eso me frustra,

y como digo yo he vivido de todo, he vivido situaciones de

integración con gente local, en proyectos donde éramos más, y

proyectos en los que estaba totalmente diferenciado y era

horroroso, proyectos donde tenía compañeros con los que me

identificaba mucho, y proyectos con los que he dicho, estoy

deseando que no llegue el fin de semana porque me voy a meter en

mi tienda de campaña y no voy a salir hasta el lunes por la mañana

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239

porque no me apetece bailar lady gaga ni botellón ni… es verdad,

se organizan botellones, como aquí, sí, sí. Es… y creo que el

tiempo juega en contra del expatriado, es decir, cuantos más años

lleva el expatriado trabajando en proyectos más se encuentra con

que hay más primeras misiones y menos gente que repite… la

gente que repite es una minoría, eso es en terreno y luego en la

capital es esto elevado al cubo.” (Ximo: 29-137)

Esa soledad a la que alude Ximo en este fragmento de su relato se puede

prolongar también más allá del tiempo en el que el cooperante coopera y

trasladarse a la vida en el país de origen. Sobre los costes de la vida del

expatriado hablaremos en el siguiente capítulo, pero nos parecía importante

señalar desde este apartado de la vida social que el cooperante puede entrar

en una dinámica instrínseca a su estilo de vida que le hace desarraigarse de

todo, y hallarse “enganchado” a la cooperación y, en consecuencia,

profundamente solo.

CAMBIO DE ESTATUS

La última variable que queremos señalar para analizar cómo es la vida del

cooperante en terreno, se refiere al cambio de estatus.

Efectivamente, a través de los relatos de nuestros informantes hemos podido

refrendar que normalmente la posición social del cooperante cuando está

expatriado cambia con respecto a la que tiene en su país de origen.

El expatriado adquiere un nuevo estatus porque el rol que desarrolla en el

terreno es distinto al que ejerce en su patria, incluso cuando se trata de la

misma profesión, como ocurre con un médico o enfermera que realiza

labores de cooperación humanitaria en una misión sanitaria en el Sur:

“En los proyectos nosotras somos como si fuéramos las directoras

del hospital, nosotras somos las que contratamos, las que hacemos

entrevistas de trabajo, las que hacemos las planillas, las que

hacemos los pedidos de farmacia, las que organizamos las

farmacias, las que vamos a ver los pacientes, a hacer seguimiento

de cada paciente y cuando ya vemos que todo está bien, nos vamos

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a la oficina y organizamos todo lo demás, los pedidos, la

formación, todo, todo, ver y analizar estadísticamente de dónde

vienen más población, etc. Entonces vienes aquí (a España) y sólo

contacto directo con los pacientes. (Sara: 608-632)

De esta forma, el trabajo del cooperante se presenta como un reto constante

que implica superación y determinación. Normalmente el expatriado ocupa

puestos de máxima responsabilidad, gestiona, toma decisiones, en

definitiva, dirige desde el terreno los proyectos que le han sido asignados y

al personal que trabaja en ellos:

“Llevas proyectos de gran envergadura, eres una figura muy

importante dentro de ese proyecto, quiero decir, no eres un técnico,

como puedes ser en España” (Lucía: 574-582)

El estatus adquirido se construye a partir de la suma de varios factores.

Además del tipo de trabajo que ejercen en terreno, nuestros informantes

aluden a las características de la sociedad en la que desarrollan su labor que

les brindan la posibilidad de obtener un nivel de prestigio mayor. Es a lo que

Nerín llama “vivir como un blanco en un país de negros” (2011: 78):

“Con frecuencia los cooperantes también son los que más usan, en

África, los campos de golf, los clubes de tenis, las piscinas, los

restaurantes de lujo, los videoclubes… y también las empresas de

alquiler de veleros, de quads, de ultraligeros, de planchas de surf”

(Nerín: 2011: 79)

Efectivamente, el poder adquisitivo aumenta, no necesariamente porque los

sueldos en terreno sean mayores que en España, que sí ocurre en muchas

ocasiones, sino porque además su dinero allí vale más y por lo tanto se le

puede sacar más rendimiento:

“Yo allí al final de mes llegaba sobrado, aquí no llego a final de

mes. Yo allí tenía un poder adquisitivo que aquí no tengo. Allí no

tenía el mismo salario que aquí, de hecho ganaba más que aquí,

claro, allí las condiciones eran muy distintas, y aquí, llego aquí y

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de repente, joder, voy súper apurado, pero para todo, pero ya no es

por… porque allí yo tenía el coche, se me rompía me costaba nada,

allí también pagaba pero mucho menos”. (Daniel: 542-552)

Ese nivel económico suele también ir acompañado de bienes materiales y de

privilegios sociales, de manera que el cooperante puede llegar a vivir un

estilo de vida muy distinto al de su vida en origen:

“For many, living in rural Madagascar is their first expat

experience. As such, it offers a privileged status as a foreigner in

relation to the ‘target’ population, which they greatly appreciate

but are also defensive about (even though it’s at the bottom of the

development ladder). In addition, they are able to afford a lifestyle

and access to resources unimaginable in their homelands.” (Verma,

2011b: 177 y 178)

Al aumentar su poder adquisitivo, también lo hace su poder social y su

capacidad de influencia lo que le reporta recibir un trato privilegiado o una

serie de beneficios específicos:

“Sí, y bueno, sinceramente, es algo que también es agradable, sí.

Es agradable porque tú quieres entrar en un sitio a cenar: “¡ah, no

hay sitio! Pero, ¡ah! ¡¡¡¡Pasa, pasa!!!!”. Sí, pero no es justo, ¿no?

Pero sí, al final, también la policía, claro, la policía para a todos,

para obtener dinero, porque si no te retienen una hora o dos horas

hasta que pagas algo, pero claro, nosotros teníamos también la

suerte de tener una matrícula diplomática por trabajar en la

Comisión Europea” (Julián: 143-160)

Esta ascensión en la escala social es fruto de los contrastes culturales. Es un

dilema más de la vida del cooperante expatriado. La misma persona en

distintos contextos sociales ocupa diferentes estatus. El cooperante en el

Norte, pertenece normalmente a la amplísima llamada clase media, en el Sur

pasa a formar parte de la clase alta.

De esta forma, la cooperación permite al expatriado codearse y relacionarse

con gente con la que en España nunca se relacionarías. En no pocas

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ocasiones puede ser invitado a las recepciones de la Embajada, o hablar con

embajadores, cónsules o ministros:

“Sí, eso con los cooperantes pasa mucho que… o sea que los

cooperantes a lo mejor en su pueblo no se hablan ni con el vecino

y luego llegan al país y se codean con súper altos cargos, ¿sabes?

Con ministros, con responsables de programas, no sé qué… ufff,

con organizaciones que ponen fondos y que ponen muchos

millones ahí en el país, eso es curioso, eso es una cosa… ¡cómo

cambia el estatus de la persona! ¡totalmente! Yo eso lo llevo bien.

La verdad es que muy bien, tía. A mí me encanta viajar, me

encanta conocer gente y estando en la cooperación te permite

conocer unas gentes que de otra manera uno no llega así en su día a

día y eso la verdad es que está muy bien” (Juan: 422-435)

El estatus y los “lujos” van asociados también a una serie de limitaciones en

cuanto a la libertad de movimientos:

“El estatus que tienes va asociado con una serie de limitaciones

que no te compensa. El estatus que tienes es más restricción de

libertad que estatus, ¿no? porque tienes un guardia, pero tienes un

guardia porque tienes que dormir siempre en casa, porque tienes

que tal, porque tienen que saber en todo momento dónde estás,

entonces es como… (Pone cara de agobio) pero, bueno, y lo del

chófer es porque no podemos conducir, entonces es que como todo

en las cosas… (Maruja: 1005-1015)

Tampoco debemos olvidar que el estatus no es algo que uno se adjudique a

sí mismo sino que es asignado por la sociedad, la cultura o por el grupo

particular en donde se desenvuelve la persona y que es adquirido

cumpliendo alguno o varios de los criterios que lo determinan.

Así, los cooperantes ocupan un estatus elevado en las sociedades en las que

trabajan puesto que son más ricos que la mayoría de la población local,

tienen la capacidad de tomar decisiones de gran envergadura y/o

responsabilidad, a través de su labor son capaces de ejercer algún tipo de

impacto en la sociedad y ostentan un nivel de conocimientos y formación

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243

normalmente superior también al de la media de personas que configuran su

grupo social total de referencia:

“Nuestro estatus frente a los demás es muy elevado. Nosotros

estamos en una clase social por encima del 99% de la población,

no en todas, pero por ejemplo, en Marruecos si tienes formación,

tienes dinero, vienes de un país en el que puedes hacer valer tus

derechos, incluso estando fuera de tu país los puedes hacer valer

allí, y luego tienes, tienes poder y tienes capacidades para

ejercerlo, que es lo más importante, entonces nuestro estatus es

bastante elevado.” (Daniel: 516-541)

Como es sabido, a cada estatus corresponde un conjunto de conductas

también definidas socialmente. Así, la propia sociedad que acoge al

cooperante espera de éste que ejerza su rol que no siempre coincide con la

idea previa que él mismo posee. A veces para el expatriado esto supone un

choque, una situación que le puede incomodar:

“Y a ti te ven como… un ejecutivo de Repsol y tú sois iguales, y

eso te puede volver un poco loco, porque tú imagínate, llevas

mucho tiempo y la gente no te reconoce la parte ésta de valores y

transformación y de cambio social, tú eres un blanco, tienes pasta y

por eso estás aquí, y ya está, y tú dices: “¿!!Pero esto!!?” (Se ríe)

Claro, pero tú no te lo esperas porque tú esperas que cuando te

vean que la gente reconozca que tú eres como una persona de

cambio social y tal, no, la gente no ve eso, porque en los países

donde vas eso no existe, el voluntariado, las ONG, el tejido civil

no está, que siempre que viene alguien, o es de un partido político

o pertenece a alguna compañía. Tú eres de una compañía,

normalmente si eres español tú eres de la embajada española, si

eres… aunque seas de una ONG… aunque sea de Greenpeace, si

eres español eres de la embajada, y claro eso sí que te confronta, y

dices: “¡pero bueno, esto cómo puede ser!” (Toni: 185-195)

Así, el cooperante, quiera o no, se lo haya planteado o no, ocupa un nivel

nuevo en la sociedad del Sur a la que acude para “ayudar”. La propia

población actúa y le trata como lo hace con los que pertenecen a una clase

social superior a la de ellos.

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244

No cabe duda que vivir con ciertos privilegios y comodidades y tener un

cierto reconocimiento social puede desembocar en la creencia por parte de

algunos cooperantes de que su vida es y debe ser así:

“El personal local te trata, te mira con ese rollo así de inferioridad

y hay gente que al final se lo cree que está por encima de todo el

mundo y eso es también muy peligroso” (Pedro: 53:29)

Fechter (2011b: 201) cuando habla de “ego-boost” corrobora los no pocos

fragmentos recopilados de nuestros informantes que señalan actitudes de

superioridad y prepotencia por parte de algunos cooperantes:

“Yo he visto cooperantes con una actitud…, gritándole a todo el

mundo allí tal, es decir, date cuenta que tú aquí no vienes a ser un

prepotente y a decir a la gente y a aprovecharte de tu situación

para… entonces claro eso, por eso te digo la importancia de que

alguien tenga cierta formación sobre ciertos aspectos, porque si no

allí vas con un estatus, con una actitud un poco de prepotencia… Y

ese es el problema del cooperante, el cooperante no aprende que

poco a poco tiene que ir reduciendo su estatus y al final tú tienes

que ser un muñequito y ellos tienen que ser pues ya el gigante. Ese

es el problema, nosotros llegamos como gigantes y no hacemos el

proceso este de reducción y que ellos vayan creciendo que

realmente es cuando los empoderas y ellos tienen capacidad de

decidir, ¿no? por ellos mismos. Eso no lo hacemos, al final nos

quedamos, la mayoría de veces nos quedamos ahí y a veces

bajamos un poco, pero cuesta mucho.” (Daniel: 516-541)

El problema es que cuando el cooperante retorna a su país de origen pierde

todos esos privilegios que le aportaban su estatus en terreno y en algunas

ocasiones la reinserción laboral y social se convierte en una auténtico

drama.

En el siguiente capítulo veremos cómo es el retorno del cooperante y qué

costes implica su estilo de vida.

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245

EL RETORNO

“si yo no supiera que mi mundo también es este, no podría vivir aquí, eso me costó un

año y medio de psicoterapia poder interiorizarlo” (Ximo: 300-314)

El retorno es una faceta más dentro de la cotidianidad de la vida del

cooperante. Pese a ser una constante, se trata de uno de los aspectos más

complejos y difíciles con los que tiene que lidiar. La vuelta a casa del

expatriado puede suponer un nuevo choque cultural, esta vez, y aunque

parezca extraño, con su propia cultura. Estrés postraumático, desarraigo o

soledad son algunas de las consecuencias a las que es posible que se tenga

que enfrentar:

“Pero la experiencia, o incluso el estrés producido por estas

situaciones, pueden no terminar cuando los cooperantes finalizan

su trabajo o vuelven a su país. Entonces pueden darse problemas

tanto para enfrentar las situaciones vividas como para la

reintegración social (encontrar trabajo, amigos, etc.)” (Martín y

Donà, 1997:52)

TIPOS DE RETORNO

El cooperante, a lo largo de su vida hace diferentes retornos. La primera

forma sería el retorno intermitente, se regresa al país de origen por

descanso, vacaciones o reunión de trabajo en la sede de la ONG o la

institución correspondiente. No se trata de un verdadero retorno porque, tras

el periodo de paréntesis correspondiente, el cooperante regresa al mismo

puesto que tenía en el país del Sur y continúa con la labor que estaba

realizando.

El retorno intermitente es necesario por varias razones. La primera, si se

trata de una visita a sede, es obvia, es una cuestión de trabajo, es parte de la

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246

labor que desempeña el cooperante. Pero además de este primer motivo,

algunos cooperantes escogen volver en sus vacaciones a su país de origen en

vez de visitar otros lugares de las zonas donde están destinados porque de

esta manera pueden aprovechar para visitar a la familia, rencontrarse con los

amigos y con sus raíces. Pueden hacer pequeños “simulacros” de reacople

en el mundo del Norte (tan distinto al del Sur). Por otro lado, este

“descanso” les sirve para “desconectar” de la intensidad del trabajo en

terreno:

“Yo hacía retornos intermitentes. Mucha gente normalmente lo

hace, hay gente que no, que se queda un año y tal, pero eso ya

corres el riesgo de quemarte, porque sí que necesitas estar

motivado para… como es un trabajo de, normalmente de motivar a

la gente eso quiere decir que tú necesitas estar todavía más

motivado” (Pedro: 466-470)

Sea cual sea el caso, el expatriado puede aprovechar estas visitas como

pequeños “ensayos” que le preparan para amortiguar el retorno propio de un

final de misión:

“Yo recuerdo la primera vez que estando allí tuve que venir a

España porque se organizó un encuentro de delegados del África

subsahariana y tuvimos que ir. Yo me encontraba en la Gran Vía

de Madrid… era una sensación de agobio, de… ¿sabes? O sea,

todo me molestaba. Me molestaba el ruido de la calle, me

molestaba el ruido de los coches, me molestaba… la gente corría,

corría y corría y es que además tengo esa imagen en la Gran Vía

parecía como cuando te pasan por televisión esas imágenes que

van a cámara rápida y… ¿sabes? Esa sensación que todo el mundo

va… Es una sensación… extraña” (Mario: 274-332)

Otro tipo de retorno es el que ocurre cuando el cooperante ha terminado con

la misión o proyecto en el que estaba trabajando. El expatriado regresa a

casa, pero lo hace pensando ya en cuál será su nueva misión, o incluso

sabiendo cuál es la siguiente, en este último caso, y aunque la próxima

misión sea en el mismo país en el que ha estado cooperando, debe regresar

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247

antes de reenganchar. Es decir, el paso por el país de origen, y sobre todo,

por la sede de la institución para la que trabaja, es obligado:

“Sí porque además tienes que hacerlo. Tienes que acabar, hacer el

debriefing que se llama, ¿no? contar todo lo que ha pasado, lo que

no, lo que sea y luego te dan el briefing para el sitio nuevo”

(Mercedes: 257-262)

La tercera y última posible forma de regreso es la que hemos denominado

retorno definitivo. Algunos cooperantes, por diversas razones, deciden

cambiar de vida y acabar con sus días de expatriado para siempre, o al

menos así se lo plantean en principio38

.

COMPAGINAR O DEDICACIÓN EXCLUSIVA

Ninguna de las tres versiones de regreso expuestas se vive igual si el

expatriado se dedica exclusivamente a la cooperación internacional que si

compagina dicha labor con el ejercicio de otra profesión en su país de

origen. Entre nuestros informantes, César, Juan, Maruja, Toni, Mercedes o

Julián, entre otros, se dedican o han dedicado a la cooperación de manera

exclusiva, mientras que Mario, Sara, Ximo o Jesús por ejemplo, lo

compaginan con otra profesión en su país de origen.

Lucía, que compagina la cooperación internacional con la acción social

aquí, considera que su situación le permite disfrutar de las experiencias

propias de la vida de expatriado, pero sin los inconvenientes que ésta

acarrea:

“Yo tengo mi puesto de trabajo indefinido aquí en Valencia. No

quiero dedicarme en exclusividad a la cooperación, sí que me

interesa mucho, pero quiero evitar el desarraigo… quiero evitar los

problemas psicológicos que en general se puede llegar a padecer.

Es una profesión más, la cooperación es un trabajo más, que se

38

Más adelante aclararemos este comentario. En muchos casos, el desenganche definitivo

se va prolongando en el tiempo y parece que nunca termina de llegar ese “para siempre” al

que hacemos alusión.

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248

empieza como si fueras a salvar al mundo, pero luego te das cuenta

que es una profesión más y que son ellos los que te salvan a ti…

(se ríe) en pocas palabras, ¿no?” (Lucía: 48-55)

No obstante, compaginar no es sencillo. El profesional depende de los

permisos o periodos vacacionales para poder salir a terreno a trabajar en un

proyecto. Lograr ambas cosas a veces se convierte en una tarea

prácticamente imposible, y cuando se consigue, implica costes, renuncias y

sacrificios.

“Claro, lo ideal es que tengas el puesto aquí que te permita irte allá

y volver, pero eso, pues tampoco es tan fácil, ¿eh? Incluso en mi

caso tampoco es tan fácil porque yo pago un precio cada vez que

me voy… laboral, me refiero…” (Mario II: 784-786)

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

A lo largo de este trabajo hemos ido desgranando los dilemas y señalando

las dificultades intrínsecas en la vida del cooperante expatriado. Los costes

de este estilo de vida no sólo se pagan en terreno como hemos apuntado en

el capítulo anterior, sino que a veces son más palpables en el retorno:

“Los trabajadores de la acción humanitaria están expuestos a

múltiples fuentes de estrés, entre otras muchas las siguientes: las

dificultades de un contexto de penuria y de violencia, el contacto

con el sufrimiento de la población, los dilemas propios del trabajo

humanitario, la autocrítica constante, las deficientes estructuras de

mando y comunicación interna dentro de sus organizaciones, así

como la alta rotación del personal. Además, esta exposición

crónica al estrés acontece en un contexto en el que faltan muchos

de los mecanismos habituales de apoyo sicológico y afectivo,

como la familia, la pareja y los amigos.” (Rapaport)

El retorno puede ser tan duro que puede llegar a condicionar el deseo de

continuar siendo cooperante:

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“Yo ahora el retorno lo vivo tan mal que me condiciona para ya no

querer volver a salir porque no quiero volver. Cuando esto al

principio ni te lo planteas. La vuelta era incluso hasta deseada,

¡qué guay! Voy a poder ir a la playa, voy a poder volver a ver a

mis amigos, a comer bien, a… todo, ¿no? Todas las cosas buenas

que tenemos en este mundo voy a poder volver a disfrutar de ellas,

y poco a poco eso se va dando la vuelta a la tortilla… y yo mis

últimas veces la vuelta ha sido muchísimo peor que la ida, la ida es

dura pero yo siempre digo, vale es duro, esto es una mierda pero al

menos estoy aquí luchando, pero la vuelta no, porque la vuelta

vuelves aquí, sabes que lo que has dejado está igual o peor y tú

estás aquí en el Burguer King o comprando en las rebajas del Zara

y entonces acabas por limitarte mucho tu vida. Yo no puedo ir a

comprar a Zara, no puedo irme a hacer viajes de placer a Cancún,

no puedo hacer según qué cosas que hace la mayoría. Pues yo qué

sé, pues, según qué películas de cine yo no puedo ni acercarme a

verlas y tengo un… no sé, gastar dinero en según qué cosas me

parece un despilfarro y no puedo… irme a esquiar a la nieve,

gastarme mil euros en un forfait, no, no puedo. Claro esto lo llevas

mal, vives con eso siempre, siempre, cualquier cosa te… bueno

hay cosas de las que te estoy hablando que están súper estudiadas,

súper descritas como estrés postraumático, flashback (34:54)

vivencias, es lo que es. Es un estrés postraumático, punto y pelota,

está diagnosticado y quien no lo quiera reconocer que no lo

reconozca. Hay gente que pide ayuda, hay gente que no. Yo lo pedí

en su momento y me ayudaron. Y ahora esta vez pues lo veo

mejor, pero vamos, qué duda cabe que la vuelta es… y entonces ya

no, no sé… bueno nunca puedes decir no volveré, pero me aterra,

me aterra irme para volver.” (Ximo: 284-304)

En este fragmento Ximo habla del estrés postraumático que ha padecido a la

vuelta de las misiones humanitarias en las que participa. Rapaport, en el

diccionario de acción humanitaria y cooperación al desarrollo define dicho

síndrome con las siguientes palabras:

“El estrés postraumático, o trastorno por estrés postraumático

(TEPT) (Post-Traumatic Stress Disorder, PTSD), es el conjunto de

síntomas físicos y psicológicos que experimentan las víctimas y

testigos de situaciones traumáticas breves o duraderas (catástrofes

naturales, guerras, accidentes graves, muertes violentas, torturas y

violaciones, etc.), que surgen como respuesta tardía o diferida a

tales acontecimientos estresantes y pueden persistir largo tiempo

después de los mismos.”

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250

Como explica este autor, dichos síntomas aparecen como respuesta tardía,

de ahí que suela ser habitual que el estrés postraumático, aunque no sea de

forma exclusiva, aparezca cuando el cooperante ha regresado a su hogar y

no durante su estancia en el terreno:

“Y la vuelta aquí fue, o sea fue horrorosa, o sea una experiencia

muy traumática, una experiencia, vamos si de hecho cuando volví,

después de haber estado pues cinco años formándome y luchando

y… perdiendo mi pareja, porque me separé debido a que me fui,

que quería luchar por este trabajo y eso… y decir, para esto, ¡¡¡lo

he perdido todo!!! Todo lo que… he perdido mis cinco años de

formación, he perdido a mi marido… me he separado, ¡¡¡he

perdido todo lo que he construido toda mi vida adulta!!!” (Lucía:

390-399)

Tristeza, depresión o distimia pueden ser los efectos del regreso. No importa

las veces que se haya salido a cooperar. Algunas personas no terminan de

“acostumbrarse” a las consecuencias de la vida del cooperante:

“Yo estoy para que me traten, de hecho en la evaluación que me

hizo la psicóloga al venir de Etiopia me lo dijo… pero me niego a

recibir ayuda otra vez. Yo ya estuve de baja meses diagnosticado

de estrés postraumático y bueno ahora mismo no estoy tan mal

porque aquella vez no podía ir a trabajar, no podía ir al hospital, no

podía… ahora llevo una vida normal, claro cuando hablo de ese

tema, sí, dices estás fatal, pero yo de cara al exterior llevo una vida

creo que normal. La gente me ve y no me ve como un perro verde,

creo, pero sí reconozco que hay aspectos que una ayuda me

vendría bien. Y sí, esta distimia… he perdido totalmente el interés

en cosas que antes para mí eran pilares.” (Ximo II: 644-671)

Evidentemente, no todos los cooperantes viven el retorno igual. Además de

las características personales, aquellos que han llevado a cabo un trabajo

más vinculado al desarrollo que a la ayuda humanitaria no suelen sufrir este

estrés postraumático al que estamos haciendo alusión. En cooperación para

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251

el desarrollo, el personal expatriado no suele estar sometido a situaciones de

tanto estrés o de tanto riesgo39

.

“Frustración” es otro de los conceptos que más se repiten en los relatos de

nuestros informantes cuando hablan de sus sensaciones a la vuelta del

trabajo en terreno:

“Hay otra frustración que tiene cualquiera que haya ido al terreno y

es que te da la sensación de no haber podido hacer, o sea, por “h” o

por “b”, es decir, por la organización, por ti, por las circunstancias,

por lo que quieras, que no has podido hacer todo lo que te hubiera

gustado hacer y que sientes que hubieras podido hacer si las cosas

hubieran ido de otra forma. Pero bueno, esto es lo que es…”

(Mario: 226-230)

“¿Sensación de frustración o de no haber hecho lo suficiente?

Siempre, siempre… por ejemplo, en Argelia totalmente, yo en

Argelia me dije 400 millones de veces que si aquello no

funcionaba justamente era por mí, porque no había sido capaz de

transmitir la importancia de los fondos públicos, del proyecto, de

la suerte que han tenido ellos…” (Juan: 661-662)

NECESIDAD DE COMPARTIR

La experiencia en terreno es tan intensa y tan rica que el cooperante, a su

vuelta tiene la imperiosa necesidad de compartir con su entorno todo aquello

que ha vivido. La experiencia de relatar se convierte así en una auténtica y

sana catarsis40

. Pero ese foro tan deseado no siempre está donde se espera o

se le necesita:

39

Generalizar aquí es imposible. Podemos enumerar múltiples proyectos de cooperación

para el desarrollo en el que el personal expatriado sí está sometido a situaciones constantes

de estrés y de riesgo de su integridad física. Por poner un ejemplo, queremos citar el trabajo

de la cooperante catalana Gloria Company que al frente de la ONG Asociació de

Cooperació per Afganistán (ACAF), brinda apoyo a jóvenes inmoladas en el instante

mismo en que llegan al hospital de la ciudad de Herat. 40

En el presenta trabajo adjuntamos un anexo con las reflexiones de nuestros informantes

acerca de su experiencia de relatarnos su vida como cooperantes expatriados. Esta

“necesidad” de contar ha favorecido nuestra investigación y, en muchos casos, ha facilitado

nuestro trabajo a lo largo de todo el proceso.

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252

“Tú llegas con unas ganas increíbles y de compartir, y de decir, y

de enseñar y de contar, y de… acabas de llegar y quieres todo,

entonces, claro la gente todavía no está preparada quizá para

escucharte todo, y entonces llega y… pero claro tú estás ahí con

ese bullicio que te cuesta contenerlas, entonces yo llegué y las

primeras dos semanas nadie me preguntaba nada, y entonces te

ofuscas muchísimo porque dices: “¿y no te importa?” Ya te relajas

y entonces ya empiezas a contar más cosas, vale, ¿eso qué te dura?

Un mes, al cabo de un mes es: ¡ya está! Ya te has adaptado, ya

estás aquí, ya vuelves otra vez a lo mismo, entonces ya la gente ya

dice: “ya no me cuentes nada más”, a no ser que te encuentres

gente nueva, ya está, ya está, estás aquí, ya has vuelto a ser tú, ya

vuelves otra vez a la marcha que es encargarte de todo, ¡hala!

Entonces te quedas ahí y dices: “¿Y ya está?” (Rebeca: 999-1010)

En algunos casos, los cooperantes buscan sus propias estrategias y acaban

reuniéndose con otros cooperantes para poder compartir y comentar

experiencias:

“Sí, bueno, una de las cosas que es un poco difícil y que además

comentaba con otro compañero de MSF es que vuelves y a la hora

de contar tus vivencias a tus amigos, puede ser o que no lo

entiendan o incluso que no les interese, porque dices: no, es que la

política del país, lo que está pasando tal y cual. Muchas veces no

les interesa, y que si le cuentas la anecdotilla y tal, sí, pero que te

pongas a hablarles de política y de tal… hay mucha gente que no

quiere saberlo, digamos…. Y en ese sentido, claro, te sientes un

poco solo…. Luego ves que lo que puedes contar no es lo mismo

que con, que le contarías a un compañero de MSF que lo ha vivido

y sabe de qué estás hablando y le puedes hablar de otra manera.”

(Lola: 536-545)

En otras ocasiones son las propias ONG las que organizan esos foros donde

los cooperantes pueden intercambiar impresiones. Toni explica que en

Psicólogos Sin Fronteras suelen llevar a cabo este tipo de actividad:

“Pero sí que he visto mucha incomodidad y no sentirte

comprendido… claro, porque sí que el cooperante cuando vuelve

tiene una necesidad de expresar y por eso nosotros lo que hacemos

siempre con los nuestros, e intentamos que la gente lo haga, es

tener esa parte de… bueno la exposición de fotos, rueda de prensa

y tal, porque lo que has vivido necesitas transmitirlo a alguien y no

se te tiene que quedar y normalmente la gente de tu familia y tu

entorno normal no te entiende y dejarlo ahí es malo, es malo…”

(Toni: 890-921)

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Cada vez son más las ONG que desarrollan estrategias de ayuda para

prevenir los efectos negativos en el retorno tal y como apuntaba hace unos

años Sterns (1993). De esta manera, se crean los espacios y tiempos

necesarios para que el cooperante pueda exponer su informe sobre su

experiencia laboral y personal al regreso, actividad normalmente

denominada “debriefing”. En dichas acciones suele participar un psicólogo

o persona especialmente capacitada:

“Yo sí te puedo decir que a la vuelta de las misiones si la misión es

como esta, hay un psicólogo…” (César: 636-642)

DUELO MIGRATORIO

El cooperante, con su retorno deja atrás un país, unas gentes y unas

amistades con las que ha convivido de forma intensa. En el capítulo anterior

hemos visto que en la vida en el terreno el expatriado normalmente debe

hacer el esfuerzo de construir su red social y de generar una serie de

vínculos que le permitan edificar su identidad en el lugar donde está

destinado. En ese sentido la vuelta puede ir acompañada de los elementos

propios del duelo migratorio (González, 2006), porque para el cooperante,

lo que deja atrás es un segundo hogar:

“Cuando vuelves aquí, eso no se puede olvidar, la experiencia es

demasiado potente, a nivel humano, no la dejas atrás, es imposible,

no puedes… en humanitaria no puedes hacerlo casi nunca, en

desarrollo depende dónde vayas y con qué organización vayas, es

que depende el toque que hayas tenido con la comunidad local la

que realmente está en situación de exclusión y de riesgo, si has

estado muy cerca de eso, hay muchas cosas que dejas de entender a

tu vuelta” (Toni: 890-921)

Esta pérdida o duelo, en el caso del expatriado, se manifiesta

fundamentalmente por el sentimiento de nostalgia y añoranza hacia el país

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254

en el que estuvo expatriado y hacia las personas con las que entabló amistad,

ya sea miembros del equipo, o población local:

“Vienes aquí, y claro, a parte a nivel emocional, que estás

conviviendo con mucha gente, claro es venga el lloro, el tal, y los

llevas aquí, es decir, pienso que no los has perdido porque los

tengo a todos aquí (se señala el corazón) y gente que quiero, que

por narices se lo han ganado, mi cariño y mi respeto, a la mayoría

de gente con la que he trabajado, el staff nacional, gente expatriada

muy buena, y alguno de ellos tienen mi respeto, pero otros no”

(Sara: 683-726)

El cooperante no se olvida de las condiciones del país que deja atrás y

normalmente permanece pendiente de la evolución de la situación a través

de la prensa o manteniendo el contacto mediante nuevas tecnologías con los

que se quedan allí:

“de todas las misiones, luego vuelves y lees noticias del país, yo

tengo correos electrónico de los compañeros, de los expatriados

sobre todo con los que he compartido, también de algún local…

sí.” (Lola: 546-550)

“Sí que recuerdas mucho, sabes lo que les está pasando y sabes lo

que está sufriendo aquella gente, lo que le están presionando

políticamente por ser indígenas o por ser mestizos, cómo la gente

se la han ido cargando” (Jesús: 378-388)

El recuerdo es doloroso, y como ocurre en cualquier tipo de duelo, la

tristeza y los sentimientos intensos están a flor de piel:

“Llorando, claro. Yo me acuerdo que era como si fuera mi familia,

gente que dices es que ya no la voy a volver a ver y yo me acuerdo

de llorar y decirme no llores más, pero es que no puedo evitarlo, es

que se me parte el corazón, es que me han cuidado, me han tratado

como su hija, me ha tratado como una amiga, pues si el traductor

me acuerdo que me decía voy a ir a hablar con tu madre porque me

voy a casar contigo, le voy a dar a tu madre por lo menos 100

camellos” (Sara: 685-694)

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255

AÑORANZAS

La despedida se prolonga en el tiempo y todavía desde el país de origen se

intentan mantener las amistades. A través de la información que llega desde

allí, el cooperante siente que de alguna manera sigue perteneciendo a

aquella sociedad. Pero lo cierto es que las relaciones a distancia suelen tener

fecha de caducidad, Juan es bien consciente de eso:

“emocionalmente… luego cuando te acuerdas dices, joder, ya ves,

yo ahora por ejemplo, es lo que pasa con las amistades, ahora me

estoy escribiendo mogollón o mucho con los cubanos, pero dentro

de cuatro años a lo mejor no intercambio ningún correo con ellos,

¿sabes? Pues eso, a través de las vías electrónicas tienes un

contacto y cada vez que lees un mail de Cuba, pues “¡ah! acaban

de pasar los carnavales”, ahora… cualquier cosilla que te cuenten

para mí es un mundo, es una maravilla porque lo revives. Lo que te

cuente, “ah este año las fiestas no han sido buenas”, “estás

lloviendo mucho”, “está haciendo un calor…” “el tipo este se ha

ido no sé dónde”, “no sé quién ha cambiado de pareja”… claro, es

volver a la realidad donde has estado dos años y que ha sido tu

realidad también y te actualizan un poquito…” (Juan: 687-696)

Dichos vínculos emocionales no sólo se establecen en estancias en terreno

de larga duración. César, cuyas misiones duran un mes al tratarse de

acciones emergencistas, explica que cuando retorna echa de menos a los

miembros del equipo con el que estuvo trabajando:

“Se crean unos lazos emocionales muy fuertes con el resto del

equipo… unos lazos emocionales muy fuertes con los compañeros

de la sociedad nacional, en este caso con los pakistaníes,

enfermeras y tal que fueron allí, y marca mucho… A pesar de que

se trata de no crear unos lazos emocionales, porque entonces ya es

cuando… ese es el gran error, crear un lazo emocional con alguien

de allí. Yo me vi muy impactado” (César: 657-683)

Daniel explica que él fue más consciente de la pérdida cuando tuvo que

regresar a Alhucemas, donde había estado expatriado cuatro años, para

hacer una visita de trabajo:

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256

“Lo traumático fue cuando volví en octubre que hice una visita allí

por trabajo, claro aquello ya era mi Alhucemas, aquello ya era la

ciudad de invierno con todo tu grupo, tranquila… ahí sí que lo pasé

mal, eso sí que… mmm (afirmando)…esa vuelta fue peor que la

primera… joder… sí, sí, mi segunda vuelta fue…” (Daniel: 908-

926)

Además de las personas, nuestros informantes explican que echan de menos

la forma de vida de allí. La vida en “Aidland” como ya hemos explicado en

otros capítulos, es muy estimulante y en algunos casos va asociada a un

estatus que a veces, se desearía mantener también en origen:

“Sí, allí la vida es como queremos nosotros. Hacemos lo que

queremos… y como he dicho antes, ahí no hace falta adaptarte, tú

vives como quieres, siempre hay gente que vive como tú, y aquí

claro, hay que adaptarse mucho más, con la hora de comer, con la

hora de cenar, de… muchas cosas, colegio… sistema escolar…

Aquí hay que adaptarse y en África no.” (Julián: 704-721)

“cuando ya llevas un tiempo… es decir, cuando vas y vienes al

terreno, cada vez es más difícil la vuelta porque el contraste se te

hace… o sea, la vida al volver es más gris. Vas notando más los

grises cada vez que vuelves, porque el terreno es que es tan

vibrante, tan así, ¿sabes? Está todo tan a flor de piel, todo el día,

que… luego cuando llegas aquí todo es tan, tan…insulso,

desustanciado… que es como muy gris.” (Mario II: 1112-1162)

El propio trabajo, pese a lo desgastante y agotador que puede llegar a ser, se

añora. Los cooperantes de carácter más técnico explican que cuando

desarrollan su profesión en su país de origen no les parece tan enriquecedora

y estimulante:

“y entonces ahora estoy haciendo eso, estoy aquí en Valencia hasta

navidades y bueno, la primera semana muy mal, la verdad, porque

(se ríe) yo iba al trabajo y decía: “¿Qué hago aquí?” Si a mí esto no

me gusta, si a mí lo que me gusta es lo otro” (Maruja: 677-684)

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257

“Claro, es que el trabajo aquí siempre es mucho más rutinario. O

sea, en el terreno es que todo es muy vibrante, porque el día a día,

porque además cuando te preguntan y qué haces en el día a día en

el terreno, pero si es que no hay dos días iguales. Tú aquí sí que

tienes el día a día, tienes… y miras para atrás en el tiempo y

pues… es como… pero tú allí miras para atrás y dices: “¡¡¡Dios,

todo lo que he hecho este mes!!!” ¿No? Entonces, claro, eso luego

cuando lo trasladas… aquí esto todo se te queda vacío, así como

deslavazado… es como pufff… qué horror. Y acoplarse a esa

rutina es difícil…” (Mario II: 1112-1162)

SENTIRSE FUERA DE LUGAR

La sensación de desubicación o de “rareza” es muy habitual, y aparece en

varias ocasiones descrita en los relatos.

“Pues volver a casa siempre es duro y raro, vuelves a casa y estás

más perdido que perdido, estás más desubicado… y eso no tiene

precio, pero hasta que te ubicas un poquito han pasado unos

cuantos meses y esos cuantos meses si tú los multiplicas por

salario mensual, es una pérdida considerable porque estás en otra

onda totalmente. Luego sin darte cuenta, un día con otro, un día

con otro, etc. Pues el viaje del cooperante queda como un recuerdo

ahí… y uno vuelve más o menos a su normalidad pero le cuesta a

uno unos cuantos meses…” (Juan: 671-676)

Actividades cotidianas y amigos con los que se tenía una buena relación

antes de empezar a salir a terreno se convierten en realidades ajenas al

cooperante:

“Cuando vuelves ya no puedes hacer ciertas cosas… te cuesta

mucho. Por ejemplo, no sé, tipo centros comerciales, tal, cual…

claro la gente te dice “vamos a quedar en tal sitio” y tú dices “no,

yo no voy ahí a quedar”. Y llega un momento que de decir que no

vas a quedar pues dejas de quedar y eso es normal. Hay gente que

lo vive muy mal, ese cambio, porque ellos no quieren perder a esas

personas pero se dan cuenta que no lo llevan bien. Si no estabas

muy vinculado a movimientos sociales aquí, pues es igual que

cuando llegas al nuevo país, te pasas un tiempo que estás en el

limbo, ¿no? quedas o no quedas mucho con la rueda antigua pero

la nueva no acaba de empezar, ¿no? yo sí que en el taller que

damos sí que se lo recomiendo a la gente, que cuando vuelva si

empieza a sentirse como un poco aislado que se vincule a

movimientos sociales” (Toni: 890-921)

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258

En el retorno pueden aparecer sentimientos de incomprensión, de estar fuera

de lugar, de no pertenecer al grupo de siempre:

“Entre los compañeros de trabajo sí hay división. Están los que te

miran como la extravagante, ¿no? que se va por ahí… hay gente

que te mira como qué valiente, y tú dices, que no…y luego los que

no entienden muy bien por qué te quieres ir a estas cosas…” (Lola:

551-559)

En algunos casos, el desajuste es tan grande, que llega la soledad y el

aislamiento:

“Yo he ido perdiendo amistades, he ido perdiendo círculos, he ido

prescindiendo de ellos. Yo cada vez más conmigo mismo y mis

circunstancias… ayer hablaba por teléfono con un compañero con

el que estuve en Etiopia y le decía: “es que no tengo nada en

común con mis compañeros de trabajo, nada, nada, cero, bueno sí,

que trabajamos en el mismo hospital”. A ver, repito, ni soy mejor,

ni somos peores, ni… somos diferentes y punto. Yo en mi hospital

como solo, intento comer solo, ceno solo, desayuno solo, porque

me siento ahí con ellos y se me ponen a hablar de cosas…, lo veo

todo como desde tan fuera, que si el coche que se va a comprar,

que si los azulejos de la cocina, que si el chalet que se quiere

comprar no sé dónde, que si las navidades, bueno las navidades es

horroroso, es lo peor.” (Ximo II: 340-362)

El regreso con la reintegración oportuna puede costar mucho, siempre ayuda

tener perspectivas de algún tipo en el país de origen. Juan explica que él

considera más sencillo el retorno cuando se tiene la proyección de un nuevo

trabajo:

“Por ejemplo si vuelves y ya tienes otro trabajo, o te han ofrecido

otra cosa o te has presentado a otra cosa, es como que el trabajo te

absorbe tanto tiempo del día y tanto espacio en la cabeza que no sé

si es mejor o peor. Pero cuando llegas así que no tienes nada , que

es muchas veces, llegas ahí como en un limbo y ahora qué hago,

ahora no sé, si me voy a otro país, qué pereza, me quedo aquí en

este país pero la verdad es que estoy bien, pero no me gusta

tantísimo, me cambio de sector pero cómo me voy a cambiar de

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259

sector… luego con el tiempo eso se convierte en más normal pero

es que el retorno no es fácil, yo creo que el retorno de la

cooperación te deja medio “tocaillo”, sea de la cooperación del

país que fuese” (Juan: 678-686)

CHOQUE CULTURAL EN ORIGEN

Pero, ¿por qué es tan difícil volver a formar parte del lugar del que se

procede? ¿Por qué les cuesta tanto a los cooperantes el retorno? Toni explica

en el siguiente fragmento que los cooperantes antes de salir a terreno

cuentan con la posibilidad de sufrir el choque cultural, pero lo que no

esperan es sufrirlo en el retorno:

“Regresas muy mal. Si realmente tú te has implicado… si

realmente has hecho un cambio personal, eso que decíamos de

desarrollar… porque te has adaptado a la nueva realidad, cuando

vuelven la verdad es que los cooperantes se adaptan mal, se

adaptan mal porque no esperan que se tengan que adaptar. Sí que

hacen un trabajo, hay gente que lo hace y gente que no, pero la

mayoría sí que hacen un trabajo de investigación y de

conocimiento de la nueva realidad a la que van a conocer y le dan

un voto de confianza, ¿no? y aunque no esté muy cómodo pues

sabe que eso va a pasar, pero cuando vuelve, piensa que su

reincorporación es inmediata a la realidad local. Y no, porque es

imposible, sobre todo para los de humanitaria que es más difícil,

normalmente tu código de valores, si realmente has trabajado bien

en el país ha cambiado, tu red social no ha cambiado y de repente

empiezas a sentirte muy raro, muy raro… y eso normalmente

desemboca en dos cosas, o un cambio aquí de tu red social

normalmente vinculada mucho más con movimientos sociales de

lo que estabas vinculado en origen o el reenganche, mirarte por

internet donde están las nuevas ofertas y volverte a ir…” (Toni:

864-876)

El primer choque con el que se encuentra el retornado es el propio entorno,

profundamente distinto del que proceden. El ruido, los estímulos, la

velocidad con la que todo ocurre aquí frente al ritmo mucho más pausado

característico de los países del Sur:

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260

“La vuelta, la vuelta vienes aquí y dices… vaya tela. Yo me

acuerdo que al llegar a Valencia dije madre mía, tengo un dolor de

cabeza… tú ibas andado y demasiados estímulos externos… los

coches, los autobuses, los pitos, las luces… y dices, bueno parece

mentira que hayas estado toda tu vida en Valencia y llegues aquí

después de… y que te afecte tanto… entonces es un poco que me

cuesta. Me cuesta y necesito un tiempo para volver. Porque es que

es un cambio muy radical, de abrir la nevera y tener agua fresca o

lavarte el pelo con dos manos, o tirar de la cadena… O

simplemente la boda a la que fui de recién llegada, que tiraron las

típicas carcasas y empezó “pam, pam”, te quedas aquí y dices vale

Sara relájate que son petardos, recuerdo que me cogí de una amiga

y dije, ¡ostras! ¡Vaya tela!” (Sara II: 683-726)

La propia forma de ser de los paisanos españoles puede resultar extraña.

Rebeca cuenta que cuando regresó se dio cuenta que se sentía más

identificada con la forma de ser de los paraguayos y su estilo de vida:

“Sí, sí, sí, noté mucho más choque al volver. O sea, de los propios

españoles sigo sin entenderlos, digo: “estáis todos cabras…Y

entonces llegas aquí y dices, pues eso, esta todo el mundo súper

enfadado, súper estresado, no tienen tiempo para nada, o sea, yo lo

noto en mis compañeras: “no tenéis tiempo para llamar, para

mandar un mensaje”, o sea, lo que es la vida social es secundaria,

no sólo es el estrés del trabajo, es que tenemos un estrés en la vida

social, porque tienes que ir al cine a ver la última película, el

último estreno, pero a la vez tienes que ir al teatro porque queda

mucho más intelectual y hay que variar y a la vez te tienes que ir a

la playa a tomar el sol y a la vez tienes quedar con tus amigas a

cenar en el restaurante de moda y tienes que ir y a la vez tienes

que… claro, tú piénsalo, tenemos que hacer, y pasear, y hacer

gimnasia, ahora tenemos que hacer gimnasia y comprar productos

biológicos y quedar con los amigos para no sé qué, y quedar…

y…” (Rebeca: 867-920)

Desde luego, no todos los cooperantes viven con el mismo grado de

dificultad el regreso al hogar. Maruja explica que el tipo de trabajo que

haces en terreno, la intensidad de las relaciones que puedas desarrollar allí y

la propia personalidad del cooperante influyen en la forma de afrontar el

retorno:

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261

“Pues yo me pensaba que el regreso iba a ser más chocante, ¿no?

hay gente que tiene más sensación de impacto, yo, para eso a lo

mejor soy menos emocional y más racional. Yo tenía un poco de

miedo de decir, bueno a lo mejor cuando vuelva me encuentro

desubicada pero al final cuando volví la sensación que tenía era

“bueno si es que he vivido aquí treinta y pico años”, claro que no

me parece raro lo que pasa aquí, porque es lo que he aprendido

desde siempre, y cuando estoy allí, pues me despierta curiosidad

todo y no lo vivo como algo traumático… o sea el cambio de llegar

allí y que todo sea diferente me parece interesante no me parece…

no me molesta, me parece curioso, me despierta la curiosidad y las

ganas de aprender, y luego cuando vuelvo aquí pues a lo mejor sí

que te das cuenta de ciertas cosas a lo mejor que ni te habías

planteado, ¿no? que llegas aquí y dices, ostras pues si es verdad y

esto porqué lo hacemos así, podríamos hacerlo… pero no me

resulta… no lo vivo como algo así muy chocante. Sí que es cierto

por ejemplo que cuando volví de Zambia que fue el primer sitio al

que fui, tuve que pasarme por Atenas y dando un paseo vi en los

escaparates de las tiendas unos pantalones que valen 800 euros, o

sea una animalada de eso que dices, claro yo venía de Zambia, de

allí que… y yo, claro, cuando me pasé por el tercer escaparate o

sea por dentro me hizo todo un poco como ¿y esto? ¿Pero esto qué

es? De decir, ¿pero qué estamos haciendo aquí si con esto allí

viviría una familia no sé cuánto tiempo con unos pantalones

míseros? Entonces ahí sí que me di cuenta un poco del choque este

de decir, pufff es que vivimos una vida… pero luego, no sé…

porque sí que sé que hay otra gente que sí que le… a lo mejor

también porque eso, por lo que te decía porque no he estado en

proyectos así muy fuertes ¿no? donde realmente veas a gente

muriéndose y cosas así muy intensas emocionalmente. Y luego,

pues eso, que los logistas no estamos en los hospitales, o sea, yo

voy de visita al hospital pero yo no veo el día a día de la gente que

está muy mal y tal, sí que vives lo que te cuentan, ¿no? si al

personal médico le afecta algo mucho pues cuando llega a casa lo

cuenta y tal pero no lo vives así de cerca, entonces…” (Maruja:

720-756)

DESARRAIGO

Otro de los peligros de la vida del cooperante es el de sufrir desarraigo. En

su trasiego constante del Norte al Sur y del Sur al Norte, el expatriado va

perdiendo los vínculos afectivos y culturales que le conectan con sus amigos

y familia:

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“También se hace difícil que cuando tienes que decir adiós a

aquello y te tienes que enfrentar con la vuelta. La vuelta no es

fácil… hay un paréntesis de un año… que hay que rellenar…

¿sabes? No se… aunque tú hayas estado en contacto, te has

carteado, has escrito e-mails… pero hay un año y no con todo el

mundo además has podido mantener esa intensidad. Es decir, no es

lo mismo cuando estás aquí que ves… tus compañeros de trabajo,

tus amigos, que tal… aunque no los ves todos los días… pero

cuando estás en el terreno eso es más difícil.” (Mario: 852-860)

Los motivos para perder la red de apoyo habitual del expatriado, que es

precisamente lo que le empuja al desarraigo, pueden ser diversos. Por un

lado, simplemente las constantes ausencias pueden provocar que los amigos

acaben olvidándose de él porque pierden el hábito de tenerlos cerca y de

hacer algún tipo de vida social con él:

“Los amigos se acostumbran a que no estás, entonces ya no te

llaman para quedar… Cuando vuelves anhelas estar con ellos, de ir

a tomarte algo o de pegarnos un bailoteo o lo que sea… y no

llaman, tienes que estar tú llamando para decir ¿vais a hacer algo?,

¿vais a quedar?” (Sara II: 565-580)

Algunos expatriados aprovechan los retornos parciales, entre misión y

misión, o los de descanso para pasar el mayor tiempo posible con los suyos

y reforzar de esta manera los vínculos afectivos y sociales:

“Entre misión y misión siempre me he quedado aquí como dos

meses o tres sin trabajar, y pues dedico el tiempo a estar con la

gente, a estar con mis padres que están jubilados y a pasar tiempo

con ellos, pues ir a comprar con ellos… todo. Y luego ir a ver a

mis amigos, pues eso, pasar unos días en casa de no sé quién con

sus hijos, otros días en casa de no sé cuántos, y no perder el

contacto” (Maruja: 650-662)

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Maruja explica que para que esto dé resultado es necesario un esfuerzo

proactivo por parte del expatriado, dedicar tiempo a la familia y amigos y

que dichos vínculos sean ya muy fuertes de antemano:

“La sensación es que te pierdes el día a día, ¿no? pues yo qué sé, tu

familia queda para celebrar el cumpleaños de no sé quién, y tú no

estás, un amigo tuyo tiene un hijo y tú no estás, no sé quién ha

sacado la plaza de no sé cuánto y tú no estás, o a tal se le ha muerto

su padre y… o sea, que te pierdes las cosas buenas y las malas del

día a día, ¿no? que al final es lo que construye una relación, porque

una relación que es súper intensa una semana, pero que luego no te

ves en un año… pues si es muy fuerte porque sois muy amigos, sí

se mantendrá, pero sino pues lo más normal es que se disuelva un

poco… pero yo en ese sentido he intentado, cuando estoy allí no

desconectarme completamente y luego cuando estoy aquí dedicar

mi tiempo a ver a la gente, más que a descansar o tal, pues si tengo

una amiga que vive en Zaragoza, pues intentar ir a Zaragoza a

verla, si mi hermano está en Barcelona pues ir a Barcelona y estar

allí con él unos días, o sea, porque al final es lo que me apetece

también, ¿no? si viniera muerta y me apeteciera descansar

probablemente haría eso, pero lo que necesito es estar con la gente

y me dedico a eso” (Maruja: 689-719)

También puede ocurrir que el cooperante no haya perdido el contacto con su

familia y amigos, pero cuando retorna se da cuenta que los intereses, los

valores y la cosmovisión que tiene ha cambiado y no sólo no coincide con la

de su grupo de siempre, sino que choca, lo que hace que la relación de

amistad sea insostenible:

“Se da el conflicto de decir pero esta gente ha sido amiga mía

durante 10 años y ahora me siento yo mal, y normalmente

empiezas a pensar que quien está mal eres tú que algo te habrá

pasado. Ese choque sí se da mucho. A veces con más violencia o

menos violencia. Hay algunos que cogen en una cena y crucifican

a todos sus colegas y empiezan a decir que “sois todos unos

capitalistas y no quiero veros nunca más” no sé, por ejemplo…

pero es lo más normal del mundo, tú vuelves de Haití, pues cogen

el restaurante más guay que hay en la ciudad y te llevan allí y tú en

ese momento que a lo mejor te has pasado siete meses mirando si

había agua o no, dices “esto no puede ser” ¡no lo puedes soportar!

(se ríe)” (Toni: 877-888)

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264

Cuando el cooperante no es capaz de mantener los lazos afectivos y sociales

a lo largo del tiempo y tampoco consigue crear una nueva red de apoyo, su

vida cuando retorna puede estar marcada por el aislamiento y la soledad:

“Con el paso de los años cada vez me he ido aislando más,

perdiendo amigos, si… y actualmente pues creo que mis amigos…

bueno, no tengo. Sí a veces quedo con algunos compañeros de la

facultad para cenar, cada tres meses una cena y ya está. Incluso los

que haces en terreno luego los pierdes, te puedes comunicar por

internet una temporada pero luego los vas perdiendo si viven en

Massachusetts y tú vives aquí… sí, la evolución es hacia el

aislamiento en mi caso.” (Ximo II: 349-355)

La posibilidad de tener una relación de pareja también es un aspecto que en

cierto sentido se ve afectado por la vida del cooperante. Lejos de afirmar

que sea algo incompatible, sí que hemos podido confirmar a través de los

relatos de nuestros informantes que mantener una relación sentimental

cuando uno va y viene durante periodos más o menos largos es muy

complicado. Algunos de nuestros informantes han renunciado a sus parejas

para poder salir a cooperar, otros, han encontrado el amor precisamente en

terreno y otro tanto han renunciado a la cooperación para poder sacar

adelante sus vidas sentimentales:

“Si quieres formar una familia o si quieres poder compaginar el

trabajo con la familia, pues bueno, puede ser complicado, y más

para, yo creo que para una mujer. La mujer… es que me he

encontrado parejas muy interesantes que son los dos cooperantes,

un destino lo elige él, otro destino lo elije ella, entonces así van

pasando los años y se van manteniendo unidos… pero bueno. Se

forman muchas parejas mixtas, quiero decir de diferentes

nacionalidades, también es muy bonito… Pero bueno, dificultades

yo las resumiría en eso, en desarraigo” (Lucía: 566-573)

Cuando hablamos de desarraigo no sólo nos queremos referir a la pérdida de

vínculos afectivos o culturales. En el caso de los cooperantes que hemos

entrevistado, hemos podido confirmar que algunos de ellos han llegado a

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265

perder los vínculos de carácter más material como pueda ser el tener una

casa a la que regresar cuando vuelve del terreno o algún tipo de pertenencia:

“Muchos expatriados que te encuentras por allí no tienen casa, ni

tienen coche ni tienen nada. Yo he llegado al volver de terreno y

haberme embargado un piso, me compré un piso… estuve, ese fue

el año que estuve en Congo. Yo pensaba que me iba a llegar la

nómina para pagar la hipoteca, y no, cuando llegué lo iban a

subastar, y vine y no tenía piso. Tenía un velero de siete metros,

pequeño, y me fui a vivir al velero, rápidamente llamé a la ONG:

“oye que no tengo casa en cuanto tengáis un proyecto me vuelvo a

ir…” (Ximo: 551-576)

Mercedes y Julián, por su parte, para amortiguar el posible desarraigo

emplearon la estrategia de mantener un piso en origen que les pudiera

acoger aquellos momentos en los que hicieran retornos parciales. Parece que

ésta es una manera de no desvincularse totalmente del primer hogar y de

mantener siempre abierta en cierta manera la posibilidad de regresar:

“Durante todo este tiempo, que es lo que yo creo que también ha

sido digamos fácil para continuar teniendo ganas de venir a

Valencia, teníamos casa. Desde que tuvimos los niños hemos

estado viniendo un mes o mes y medio al año porque con mi

trabajo en la comisión tenía unas vacaciones de dos meses al año, o

sea que… entonces sí que veníamos mucho y a mí mi abuela me

había dado un piso, que además es en la misma finca de mis

padres, con lo cual es muy cómodo. Entonces ese piso ni lo hemos

alquilado ni nada, lo hemos tenido y hemos estado viniendo,

hemos podido, digamos, no necesitar alquilarlo entonces siempre

hemos tenido nuestro espacio para venir.” (Mercedes: 641-649)

PRECARIEDAD LABORAL

Además, el cooperante cuando retorna puede verse fuera del mercado

laboral de su país de origen. El tipo de labor que ha realizado a veces es

muy especializada, el estatus que ocupaba en terreno, como ya hemos

explicado era muy alto:

“Tú sigues yendo allí porque te gusta la aventura, porque te pagan

porque hay… los médicos aún, pero los que no son médicos, llegan

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266

aquí y no encuentran trabajo de nada, yo tengo un amigo que es

economista que son logistas y aquí con la crisis ya ni te cuento, es

que no encuentran trabajo de nada, o sea tú te vuelves a ir porque

tú allí eres alguien y aquí no eres nadie, porque allí eres un tío

buenísimo haciendo pozos, y aquí no vales para nada, es así de

duro,” (Ximo: 347-355)

Y en su regreso, si quiere dejar la cooperación como expatriado, no es

sencillo encontrar un “lugar” dentro del mercado laboral:

“Yo lo que pasa es que cuando he vuelto no he trabajado, ¿sabes?

No me he reubicado profesionalmente. Económicamente he vivido

de lo que he estado trabajando en los meses de cooperación… Así

que… con cierta incertidumbre… no lo sé… no lo sé… bueno

ahora estoy intentando montar una empresita, hago algunos

trabajos de arquitecto, también estoy abierto a misiones cortas,

¿sabes? Pero por ejemplo, tampoco descarto en algún momento a

lo mejor hacer una… un proyecto más largo” (Pedro: 577-585)

La incertidumbre, por lo tanto, se sigue reafirmando como uno de los

leitmotiv de la vida del cooperante:

“yo cuando me fui allí, luego me asusté: “¡ostia! ahora cuando

vuelva a lo mejor no encuentro trabajo, o encuentro trabajo que lo

que yo pensaba a lo mejor me podía abrir puertas… no me abre…

me abre muchas pero para seguir trabajando de cooperante… a lo

mejor aquí me hubiera… a formular proyectos o no sé, de repente

otra vez a empezar de cero”. Entonces hubo un momento que dije:

“joder, igual me he equivocado” (Daniel: 1099-1120)

Juan, en su relato expresa de forma muy elocuente esa visión de la

proyección laboral que se tiene cuando se acaba de regresar del terreno

como en su caso:

“Entonces puede que busque en la cooperación que es en lo que me

he formado o puede que empiece en un sector nuevo para probar

cosas nuevas, podría ser ahora en México, pero también podría

buscar trabajo en cooperación por ahí con cualquier ONG, y creo

que, digo yo… la verdad es que no sé cómo está el mercado, hay

mucha gente, muchos másteres, mucha gente estudiando

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267

cooperación, es una salida laboral como otra yo qué sé, pero creo

yo con la experiencia que tengo creo que podría encontrar trabajo

más o menos fácilmente…” (Juan: 450-456)

Por otro lado, si el cooperante quiere seguir vinculado al mundo de la ayuda

internacional ya sea en sede como saliendo a terreno, a veces tampoco es

sencillo continuar:

“Claro, en un momento dado se tiene que volver a integrar en la

plantilla de una ONG de aquí en España. O sea, toda esa

experiencia acumulada aquí en el terreno, traerla aquí, pero luego

aquí, eso también es muy difícil, porque tampoco las ONG son

capaces de absorber tanta mano de obra… entonces cómo hacerlo,

pues no lo sé.” (Mario II: 759-762)

“Laboralmente de momento no me ha servido de nada tampoco, no

me ha abierto puertas, de hecho he mandado cv a ONGS y no me

ha llamado ninguna, o sea, que no me ha servido” (Rebeca: 1082-

1084)

Algunos cooperantes optan por buscar trabajo desde el propio terreno antes

del retorno para tener un plan laboral cuando vuelven:

“Bueno, ahora lo que he hecho es, he vuelto, y ahora estoy con un

contrato de verano, otra vez de cuatro meses. Y el año pasado

igual, volví, y ya tenía apalabrado un contrato de verano, en otro

sitio.” (Lola: 129-133)

“Yo lo que hice cuando tomamos la decisión, yo lo que hice fue

hablar con gente aquí para ver qué posibilidades podría haber”

(Mercedes: 617-618)

Pero, como expone Juan a continuación, no siempre los esfuerzos por

amortiguar los efectos de la vida del expatriado dan fruto, porque el propio

trabajo de cooperante conlleva de forma intrínseca dichos efectos:

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268

“Cuando llegas aquí, al que sea tu entorno, sea Valencia, sea Jaén,

el que sea, nunca es lo mismo. Los colegas son los colegas, la

familia es la familia, pero ellos han pasado por su vida en ese

tiempo, en esos dos años, tú has pasado por tu vida que has hecho

otras cosas en otro sitio y llegas y como que no encuentras sitio. Te

encuentras desubicado. Luego eso, trabajo… bueno, es que es un

trabajo precario, es como muy inestable, te vas, estás en un sitio

transitorio, no tienes ni tu casa, ni tus raíces, ni tu familia ni nada,

terminas el proyecto y te vas al paro, al paro o donde sea, dices

coño, si estuviese aquí de ingeniero eso no me pasaba,

normalmente, ahora con la crisis es un poco diferente, te puede

pasar, pero por lo general uno tiene un puesto de trabajo que se va

alargando, son años y años…” (Juan: 597-620)

PUNTO DE NO RETORNO

Es precisamente la precariedad en el trabajo a la que hace alusión Juan, la

que puede conducir al cooperante al “punto de no retorno”:

“Cuando hace años que dan vueltas por el mundo, la mayoría de

estos cooperantes se encuentran bien pillados porque han llegado a

un punto de no retorno: no han formado familia en su país de

origen, toda su experiencia laboral se centra en el ámbito de la

cooperación y no tienen arraigo en ninguna parte. La única huida

hacia delante que les queda es continuar cooperando, cooperando y

cooperando.” (Nerín, 2011: 101-102)

Mario se pregunta dónde quedan las motivaciones iniciales de los

cooperantes cuando se ven obligados a continuar por que no encuentran otra

salida:

“conozco gente que ni siquiera puede volver, porque no tiene

empleo, porque se tiene que ir reenganchando y eso al final es,

tienes que hacer de la cooperación una forma de vida y eso es algo

que a mí me parece un riesgo del tema de la cooperación porque

después es muy difícil encajar, volver, el retorno es muy difícil y

entonces ya lo haces porque no te queda más salida, no porque

realmente te apetezca o quieras aportar, entonces si se produce eso,

ya, creo que ahí pueda haber un efecto más negativo que positivo

(silencio). Es decir, se supone que tú te vas al terreno porque

quieres ir porque te apetece y porque es algo que… (Pensando)”

(Mario: 231-243)

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Precisamente, el desarraigo puede derivar en el deseo de no retorno por

parte del expatriado:

“En cualquier caso es difícil. Volver es difícil porque si has estado

poco tiempo no, pero cuando, y la gente que lleva muchos años es

que incluso hay gente que lleva muchos años que no quiere volver,

porque, pues se ha quedado descolgada de sus amigos, no se ha

quedado descolgada de su familia pero hay quien se ha tirado 4 ó 5

años en el terreno sin venir, o viniendo sólo en Navidad, pues ya

me contarás… ah… es que hay mucha gente que cuando hablas

con los delegados dicen: “Es que ahora yo volver a España, es

que… no me apetece, es que no quiero”. Tampoco a lo mejor no

tienen claro qué es lo que quieren hacer, pero desde luego sí que no

quieren volver, porque una vez que te… esto es así, o sea, una vez

que sales… todo empieza a desajustarse, con el ritmo de tu vida

allí es distinto a lo que está pasando aquí, entonces ese desajuste

puede ser mayor o menor pero luego volverlo a hacer encajar

cuesta un poco. Y luego porque, hombre es que claro, también

depende en qué trabajes y en lo que… cómo sea tu vida aquí. Que

será más fácil o más difícil volver, pero… (1:52:00)” (Mario II:

1112-1162)

Lucía decidió mantener su trabajo en su ciudad y salir a terreno sólo en la

medida en que fuera compatible. Su decisión vino motivada precisamente

porque no se quería verse “enganchada” a la cooperación internacional:

“Se junta con que podría perder mi trabajo en Valencia y como no

me quiero dedicar toda mi vida a enganchar un país con otros, con

otro, con otro, porque no me apetece, no quiero ese tipo de vida.

Algunos, cuando ya se les termina la vida profesional de

cooperación porque se han cansado, o porque se han quemado… se

les ve que están quemados y se les va retirando, integrarse en un

mercado laboral en España, si no estás dentro de la cooperación,

no hay un puesto dentro de cooperación que sea muy ejecutivo…

¡¡¡uf!!! Un antiguo jefe me decía: “mira, yo para irme a trabajar a

Carrefour de reponedor me quedo aquí, que soy lo más…” (Lucía:

440-582)

La falta de estrategias y soluciones a esta realidad por parte de las ONG e

instituciones de desarrollo, se convierte en algunas de las quejas de los

cooperantes que hemos entrevistado:

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270

“tampoco hay ningún colchón, por lo menos no conozco, no sé qué

tienen previsto para que alguien que se ha pasado un montón de

años en el terreno pueda regresar a España y encontrarse algo, te

tienes que seguir buscando la vida, con lo cual…” (Mario: 263-

267)

PROYECCIÓN DE FUTURO

Entonces, y habiendo señalado el peligro del “enganche” a la cooperación.

¿Cómo se ven nuestros cooperantes en un futuro? ¿Existe un momento

oportuno para dejar de ser cooperante? ¿Qué motivos o situaciones empujan

a un profesional a buscarse otro trabajo?

Repasando los relatos registrados, podemos vislumbrar cuáles son las

posibles razones para dejar la cooperación a las que nuestros informantes

aluden. El cansancio físico y psicológico es uno de los argumentos que más

se repite a lo largo de las conversaciones:

“El precio que pagas es que te das cuenta que no vas a cambiar el

mundo, que por más que te lo curras los niños se siguen muriendo.

Que por más que hagas reuniones con todo el mundo, el país sigue

siendo corrupto. Que a nadie le importa que esta gente se esté

muriendo, ni porqué los hombres siguen yendo a hacer la guerra y

a violar a las mujeres. Pagas un precio de frustración altísimo

estando allí, mas el que pagas cuando vienes aquí, ¿vale? Que es

otro punto y aparte, se te juntan las dos cosas. Como decía Bertolt

Brecht “los hay que luchan toda la vida, eso son los

imprescindibles” y te das cuenta de que no vas a poder ser de los

que luchan toda la vida, porque hay supermanes, pero tú no lo eres,

o yo no lo soy. Y te cuesta tomar la decisión pero lo haces por tu

salud mental y física, porque si no te retiras a tiempo… bueno, yo

de hecho tuve problemas de depresión, historias, ¿no? necesité

ayuda, estuve de baja, etc. Por todo esto, ¿no? porque se va

acumulando en ti, el ver tanta miseria, el vivir tanta miseria y tanta

frustración. Ahora con la epidemia de cólera en Haití: “oye por

favor, necesitamos gente, puedes venir un mes solo a Haití a

hacer… La gente se está muriendo de cólera y necesitamos

médicos” Y te vas un mes o una cosa así, es decir, te sigues

sintiendo cooperante, aunque ya no tenga mi nómina yo me sigo

sintiendo, para lo bueno y para lo malo, para lo bueno, que eres tú,

y eso es importante, ¿eh?” (Ximo: 238-261)

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271

La vida itinerante y el cambio constante, la falta de estabilidad laboral y la

necesidad de “partir de cero” cada nuevo proyecto son algunas de las

razones que expone Juan en este fragmento tremendamente ilustrativo:

“Y de repente es como que cambias de país y se queda un limbo, o

sea, has estado currando que lo has entregado todo, pero de repente

eso ya se termina, es como casi volver a empezar de cero. Si

continúas buscando trabajo y te vas a otro país, ese otro país nada

tiene que ver, con una gente que nada tiene que ver, con un

proyecto que nada tiene que ver… (se ríe) y es un poco rollo. La

verdad es que el trabajo del cooperante es bastante precario. Yo

creo que es bastante precario porque depende de proyectos. Los

proyectos en general son de corta duración, vamos a decir entre un

año y como máximo tres años, por ejemplo, y luego después de

esos 1 o 3 años, es como que tienes que haber conseguido

financiación para otro proyecto, que puede ser que… aunque tú te

quieras quedar en un país puedes ser que nunca más haya

financiación y te tienes que pirar. Luego empezar de cero en otro

sitio… es siempre lo mismo, empezar de cero tal, la contraparte,

situarte, empezar a comprar, el proyecto va avanzando en meses, y

luego en ejecución hay mogollón de cosas, se acerca la fecha de

cierre, tienes que cerrar todo, dejar las cuentas a cero… bla, bla,

bla, y otra vez lo mismo, y otra vez lo mismo, y eso, cada proyecto

de su padre y de su madre. Entonces cuando eres jovencillo, creo

que el trabajo de cooperación está muy guay, creo que todos

deberíamos pasar en cierta manera por un trabajo de cooperación,

aunque fuese voluntario, aunque fuese dentro de un programa de

universidad, pero hacer un trabajo valido para alguien en un país

del sur, en condiciones del sur, bla, bla, bla.. creo que es una cosa

muy interesante, pero luego eso no tiene ninguna estabilidad

laboral, no tienes ninguna estabilidad en el país, cada proyecto es

un mundo nuevo.” (Juan: 367-393)

En tercer lugar, la familia, aparece en los relatos como un fuerte reclamo

para retornar y cambiar de vida:

“Mi pareja y yo hemos estado más de 5 años a distancia, y ella

estaba un poco cansada. Porque yo allí estaba bien, la verdad, yo

soy una persona que la distancia la vivo cómodamente, pero bueno

ella no lo vivía tan bien. Todos sus amigas y amigos ya se iban

viviendo en pareja y ella cada vez se iba quedando más sola y claro

al final pues bueno, ella lo iba pidiendo: “algún día habrá que

volver, no te lo quiero decir, tal…”. Y en mi caso yo pues por una

parte fue mi pareja, y también un tema de enfermedad familiar… y

ahí ya me puse fecha, y ya lo decidí, dije: “Bueno, Daniel, ya está

bien”, dije: “ya está bien”. Ya está bien porque yo sabía que quería

Page 272: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

272

volver, entonces dije: “ya la aventura ha terminado” y… y

nada….” (Daniel: 788-817)

Pese a que las razones que exponen nuestros informantes son muy decisivas

y convincentes, lo cierto es que ninguno quiere dejar la cooperación

definitivamente. Algunos quieren seguir saliendo a terreno siempre que

puedan:

“Mi idea es eso, continuar saliendo a terreno y por supuesto

continuar formándome en antropología,” (Sara II: 821-829)

La mayoría de nuestros entrevistados intentan buscar alternativas para

continuar ligados a la ayuda humanitaria y/o para el desarrollo:

“Yo sigo muy vinculado a la ONG, de hecho todos los lunes estoy

en alguna charla, o participo en alguna mesa, doy clases en la

facultad, ahora vamos a hacer unas jornadas en la UJI, no sé, me

muevo bastante, vuelvo a participar del tema de voluntariado en la

oficina de Valencia. Aparte me sirve para relacionarme con más

personas y ser un habitante y un ciudadano social, un animal

social.” (Ximo II: 635-641)

Otra opción que se plantean es la de regresar a la cooperación dentro de

unos años, cuando hayan podido formar una familia y hayan tenido

experiencia en otros ámbitos laborales:

“Yo me quiero dedicar a la cooperación haciendo trabajos

puntuales, quiero hacer evaluaciones. Un trabajo puntual en un

proyecto por y para mí, eso está de puta madre, no pierdes la

realidad, es como que te llevas lo mejor de cada sitio. Es como un

viaje de vacaciones pero trabajado y pagado con fines sociales, con

realidades interesantes, con gente interesante de conocer pero sin

desarraigarte. Puede ser que en un futuro próximo, mi pareja y yo

nos vayamos a vivir otro proyecto de cooperación, ella no trabaja

en cooperación y se puede llevar una temporada, por ejemplo a

nosotros nos gustaría ir a un país francófono, llámese Marruecos,

o llámese Mali o Senegal o lo que sea. No ahora, pero dentro de

Page 273: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

273

unos años con nanos, para meter idiomas y para meter vivencias a

los nanos que creo que está muy guay también entonces se puede

llevar, pero complicado… uno se hace cooperante cuando no tiene

pareja, eso lo tengo súper claro. Y luego una vez que se ha hecho

cooperante, le viene la pareja y entonces hay que adaptar la

situación, hay gente que se dedica a cooperación, por ejemplo los

que trabajan en el ACNUR, la FAO, lo que sea, esa gente gana una

pasta y a las parejas no les importa irse a ese país y aceptar las

condiciones laborales de su compañero o compañera, pero los

cooperantes así de base no se ve tanto, el cooperante de base, yo lo

que he conocido es que son parejas, son parejas de cooperantes que

se han conocido en el mundo de la cooperación…” (Juan: 727-

737)

También están los cooperantes que quieren seguir en cooperación pero

compaginándolo con otro trabajo aquí:

“En el futuro no lo sé muy bien. Creo que me gustaría volver a

salir pero quizás no de inmediato, me gustaría más tener un poco

de estabilidad aquí y luego digamos hacer lo contrario de lo que

estoy haciendo, estar más tiempo aquí y de vez en cuando salir a

terreno. Al principio cuando sales lo haces con mucha ilusión y yo

creo que si sales muy seguido al final eso te desgasta un poco,

porque cuando estás allí pones mucha energía, y a veces la gente,

aunque es normal también, la gente de allí no responde con tanta

energía o con tanta ilusión, ¿no? porque para ellos no supone tanto

cambio, y… bueno, si no tienes cuidado yo creo que te puedes

desgastar un poco.” (Lola: 250-259)

En quinto lugar tenemos un grupo que no tiene las cosas demasiado claras o

que simplemente todavía no se han planteado cómo se proyectan en el

futuro:

“el tema del futuro, cuando empecé sí me lo planteé. Cuando vi

que la cooperación me gustaba pensé: ¿lo voy a seguir haciendo

toda la vida? ¿Voy a ser capaz de estar toda la vida así? ¿Me voy a

sentir desarraigada si alguna vez tengo pareja? ¿y si quiero tener

hijos? ¿O si tengo 60 años y estoy cansada y quiero…? Y claro, yo

pensé, bueno, pues si en un momento quiero volver a España

tendría que pensar un plan B, ¿no? Pero como no se me ocurría

ninguna forma fácil de llevarlo a cabo, dije bueno no voy a dejar

de hacer lo que me apetece hacer ahora por pensar que a lo mejor

en un futuro esto va a quitarme oportunidades porque al final no

Page 274: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

274

sabes, ¿no? Lo que quiero hacer ahora es esto, ya veremos luego,

no miro muy a largo plazo…” (Maruja: 921-936)

De lo que no cabe duda es que todos coinciden en señalar que en otros

países de Europa la profesión de cooperante está más integrada en la

sociedad y en España encontrarse con un cooperante jubilado sigue siendo

algo excepcional:

“En Haití tu veías gente de Inglaterra, de Suecia, de Noruega, oye

y todos tenían de 60 años para arriba y estaban todos trabajando en

cooperación desde que eran tiernos infantes o sea que somos aquí

los que todavía no tenemos esa mentalidad…” (Lucía: 455-460)

“Yo creo que sí se puede ser toda la vida cooperante, conozco a

gente que lo ha hecho pero yo creo que es más sano combinar

también tu vida de aquí. Yo conozco gente que… bueno, en Haití,

había una enfermera de 67 años, de Zaragoza, que había hecho 15

misiones con MSF o una cosas así” (Lola: 517-521)

Mientras conversábamos sobre su futuro, era inevitable que surgieran

reflexiones sobre el futuro de la cooperación en España según la propia

percepción de nuestros informantes. Sin entrar en pormenores en este

asunto, pues se trata de un tema transversal a nuestra investigación,

consideramos interesante exponer a continuación la reflexión de Ximo sobre

los recursos humanos en cooperación, dado que es un tema recurrente en los

distintos relatos:

“Mira, hace poco estuve dando unas clases en la facultad de

medicina y encontré desinterés por estos temas. Creo que cada

vez… no sé si por la crisis económica esta, aunque yo creo que no

tiene mucho que ver, pero los valores de la juventud actual son

otros, no van por ahí. Creo que los valores de la juventud van por

el materialismo, por la obtención inmediata del placer, por el

reconocimiento personal, por el tener muchas cosas, van por ahí…

para asegurarte un futuro para ti y tu pareja y poco más, creo que

van por ahí los tiros, de hecho ya se está viendo, el principal

Page 275: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

275

problema que tienen ahora las ONGS no es ya la falta de dinero

sino la falta de recursos humanos.” (Ximo II: 592-608)

APRENDIZAJES Y CRECIMIENTO PERSONAL

Para terminar con este capítulo nos gustaría exponer algunas de las

reflexiones que nuestros informantes han hecho a lo largo de las entrevistas

sobre el efecto que la vida de cooperante ha causado en sus vidas. Todos

están de acuerdo en que el contacto con una realidad tan distinta como la

que supone la vida en Aidland les ha transformado de una manera u otra:

“Yo es que no creo que aprendas cosas, es que creo que cambias

totalmente. Creo que hay un antes y un después o sea ya no… no

puedo enumerar… creo que es un total, o sea, a ver, si mi manera

de ver todo… desde mi manera de ver el telediario, mi manera de

ver a mi pareja, hasta mi manera de ver a mi familia, a mi hija, la

manera de ir a comprar a Mercadona, hasta qué libros leer, hasta

qué cursos estudiar… ¡todo! ¡O sea todo! Todo te cambia, y de

manera, y no de un día para otro sino de una manera progresiva, te

va… la experiencia en el tercer mundo te va modulando cuando

luego vuelves aquí, lo que tú eres, lo que tú haces…” (Ximo II:

275-282)

En primer lugar, nuestro grupo de informantes habla de un cambio en la

forma de ver y valorar las cosas:

“pero me volví súper austero con el agua, o sea, abrir un grifo…

¡por Dios! O sea, ¿sabes? Ese tipo de cosas que hasta que te

vuelves a decir otra vez bueno, pues si es que, que yo no abra el

grifo de agua no… pero a mí me seguía pareciendo mágico el abrir

el grifo y que SIEMPRE (enfatiza) que cada vez que abría yo aquí

el grifo me caía agua” (Mario: 274-332)

Comparar aquella realidad con la nuestra es inevitable y el contraste es muy

grande:

“Yo no me puedo comprar un vestido de 100 euros o unos zapatos

de 75 euros porque digo vaya tela, vaya tela, madre mía, porque

digo… ¿tú sabes aquí con eso cuántos niños comerían?… Un

Page 276: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

276

cinturón o lo que sea, cualquier cosa, enseguida hago, “pam”, mi

cabeza está, de decir, pero ¿cómo me voy a gastar yo dinero aquí

habiendo…? Ahora por ejemplo en Somalia que necesitan tanto

ahí, y tanta gente que está allí padeciendo, yo no me siento bien

haciendo eso. Pero tienes que pensar, vamos a ver tú estás aquí,

teóricamente tienes tus necesidades, tienes tu tal… vives… tu

salario, te compras tal… porque no puedes estar siempre pensando

con el sentimiento de culpa de hacer cualquier cosa porque es

mucho y hay mucha gente padeciendo” (Sara II: 431-440)

“Aprecias más ciertos valores, ¿no? no sé, el hecho de tener

comida o el hecho de tener agua corriente, cosas que normalmente

no te planteas siquiera, pues cuando vuelves de allí sí. A la vuelta,

sobre todo la primera vez, cuando volví de Senegal, porque ves

que aquí está todo bien, las calles limpias, asfaltadas y es mucho

contraste, ¿no? piensas, es que no es justo, es que es muy distinto.”

(Lola: 226-234)

El consumismo de nuestra sociedad se percibe de forma más palpable y

voraz. Y el propio cooperante se convierte en un agente de denuncia aunque

sea en su propio hogar y dentro de su entorno social más cercano:

“Ves las cosas de diferente manera, sobre todo ves el tema del

consumo, del malgasto de las cosas, el tema del agua… yo sigo,

cada vez que abro el grifo, incluso ahora, es que es el tema del

agua, que es que tengo el grifo ¡y es que hay tanta gente en el

mundo que no tiene grifo! Es que hay tantos miles de millones de

personas, ¡¡¡miles de millones que no tienen grifo!!! Y claro, yo

estoy aquí con el grifo… yo siempre el tema, he estado

concienciado, pero es que ahora, el tema del grifo para mí es

emblemático, es emblemático del tema este del consumo y tal. El

tema de la ropa, esto de estar… y ahora me canso de esto y ahora

me compro otra ropita, y ahora dentro de 6 meses… y el tema este,

esta forma de comprar mucho y barato en vez de comprarte dos o

tres prendas al año que te cuesten más pero que te duren mucho

más tiempo, ¿no? Esta filosofía del consumo, por consumir, por

consumir. Parece que estamos en el círculo vicioso, y consumir y

luego nos chantajean con los puestos de trabajo, si no consumimos

no tenemos puestos de trabajo y toda la economía va mal, y tal…

Bueno, pues esto impacta mucho, el tema de la comida, el tema de

tirar la comida, de aprovechar toda la comida, de que no… el tema

de la caducidad… y luego llegas a la nevera y dices: “Jo, este

yogur ha caducado, pero ¿por qué lo habéis dejado caducar?, ¿por

qué no lo habéis comido antes?” Estos detalles sencillos que en la

vida nuestra rutinaria pues no tiene ninguna importancia, pero…

Page 277: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

277

Luego te vuelves a meter otra vez en la vida, pero el poso queda

ahí, el poso del uso racional de nuestros recursos…” (César: 685-

702)

Hemos recopilado muchos fragmentos en los que los cooperantes relatan

situaciones en terreno que les han brindado la oportunidad de conectar con

los aspectos más esenciales de la vida:

“Aprendes muchas cosas. Yo creo que lo que nunca dejas de

aprender es los diferentes valores que tiene la vida humana que

aquí nos pasan desapercibidos y no les hacemos ni caso. Y hablo

de valores como la humildad, el respeto, el compartir, el silencio,

la reunión, no sé… incluso la pobreza. Todos esos valores aquí en

el día a día, creo que nos pasan desapercibidos. Pero allí estás

constantemente con ellos, con el “te doy la mano”, con el “me das

la mano”, con el… (suspira) algo tan básico como disfrutar de…

no sé, del sol. Aquí sale el sol, se mete y no lo piensas, algo tan…

En este último proyecto en África volví a encontrarme con muchas

emociones y una de esas emociones que me encontré que aquí

tampoco la tienes y esto es otra de las cosas que aprendes. Pues

íbamos en el autobús, veníamos de un campo de refugiados de

trabajar, ya para casa, se estaba haciendo de noche, allí llevan

como no sé cuántos años sin que caiga una gota de agua, de sequía,

una de las causas de la malnutrición y tal, entre otras, y empezó a

llover, y en el autobús íbamos gente local, somalíes, etíopes,

españoles, europeos… y empezó a llover, bueno… ufff… se

pusieron a cantar de alegría… no sé qué… bueno la piel de gallina,

yo llorando, ¡por cuatro gotas de agua! (silencio, se sonríe) aquí

llueve y hasta te cagas en todo, joder, lloviendo otra vez, íbamos a

ir en la moto… yo que sé, ¿sabes? Todo eso… (Nos reímos) es

súper fuerte.” (Ximo II: 309-326)

Todos nuestros informantes coinciden en afirmar que la experiencia en

cooperación les ha enriquecido en muchos sentidos, pero sobre todo como

crecimiento personal:

“A mí aquello me hizo crecer muchísimo a nivel de gestión, de

relaciones institucionales, diplomacia, contacto con la gente… yo

creo que aquello fue súper enriquecedor para mí… sí, sí… Y aun

así yo creo que me ha enriquecido más humanamente que

profesionalmente.” (Daniel: 1099-1120)

Page 278: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

278

“Me ha permitido aprender muchas cosas… O sea, a nivel

personal, mucha más madurez, conocimiento, etc. A nivel de

experiencias, me ha permitido tener experiencias que de otra

manera nunca hubiera tenido. Me ha permitido conocer muchas

personas, muchas sociedades, muchas culturas que te abren la

mente, que te hacen ver que Valencia no es “la millor terra del

mon…” (Se ríe) Y estas cosas, estos temas, te hacen ser tolerante,

te hacen ser más comprensivo, son muchos aspectos muy positivos

en general…” (César: 709-715)

Muchos de ellos afirman haberse convertido en personas más relativistas y

flexibles a la hora de juzgar y manejar situaciones:

“Yo soy muy perfeccionista, por eso decía que al principio al abrir

el proyecto yo estaba muy agobiada porque era como claro, miles

de cosas que hacer, nada está como tú querrías que estuviera y eso

lo llevo mal, yo creo que en eso he aprendido un poco a relativizar,

también en el sentido, en cómo es la gente, ¿no? o sea, tú aquí te

piensas que esto es lo normal, porque es lo que hacemos nosotros y

luego llegas allí y hay cosas tan sumamente distintas y dices, pues

no será normal, ¿no? a lo mejor ahí lo de la normalidad depende

para quién, entonces yo creo que en eso sí, o sea, aún me queda

mucho camino porque pues, al final tu forma de ser puedes

modificarla un poco pero no vas a cambiarla radicalmente y yo

sigo siendo muy… un poco como esto es lo correcto y esto es lo

incorrecto pero yo creo que sí que estoy aprendiendo en eso, y en

el día a día, a lo mejor valoro más también la compañía de la

familia, aprecio más el tiempo que estoy con mis amigos…”

(Maruja: 757-772)

“Lo de relativizar las cosas… aprendí a relativizar. Todo es

relativo, y nosotros no tenemos… Cuando digo nosotros me refiero

a nuestro entorno cultural. Nosotros no somos la panacea, ni

tenemos las soluciones ni… de hecho las solucione, ellos conocen

mucho mejor el país y el terreno y todo lo que… con lo cual quien

pretenda pensar que… y eso es algo que ha ocurrido durante

muchos años desgraciadamente, pues esa mentalidad colonialista,

que todavía persiste, no nos engañemos, de pensar que tú llegas y

llegas con dinero y con el conocimiento, y sí que llegas con el

dinero, pero el conocimiento… es… yo creo que… justamente el

aprendizaje es que aquí sí que se diría eso de que “yo sólo sé que

no sé nada” aquí es donde te das cuenta que tú no sabes nada y

que… puedes tener muchos conocimientos técnicos, pero que la

vida es otra cosa…” (Mario II: 562-572)

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279

En el ejercicio de reflexionar acerca de la experiencia vivida, el grupo de

cooperantes de nuestra investigación atestigua haber hecho aprendizajes

concretos en diversos aspectos de su vida. Trabajo y autoconocimiento son

las dos áreas que más se enriquecen según se señala en los relatos.

Juan y Pedro explican cómo han mejorado en habilidades para su trabajo:

“Trabajar en equipo. Nunca antes había trabajado así en equipo y

al final la cooperación es más que fundamental porque para mí el

cooperante es el que se tiene que encargar de conjunto con la

contraparte de gestionar el proyecto. Entonces es un… cada uno

tiene su papel, a lo mejor yo me encargo de las importaciones, de

la justificación, de preparar los cursos y tal, y el otro se encarga de

llevar a cabo las construcciones… trabajar en equipo, en

cooperación sobre todo, en otro tipo de trabajos no, pero en

cooperación…” (Juan: 565-570)

“Allí aprendes mucho de gestión y de viabilidad de proyectos”

(Pedro: 89-91)

Y Toni y Lola, por su parte, exponen cómo el terreno les ha favorecido a la

hora de aprender a conocerse mejor a sí mismo:

“Yo el tiempo más largo que he pasado, lo he pasado en Bolivia, y

sí que tengo una parte que yo considero que es boliviana, de ver el

mundo. Claro, porque hay cosas que solo has visto allí, que esa

experiencia nunca la has tenido en España, y entonces te hace ver

las cosas de otra forma. Además ser cooperante sí que te da una

visión exterior de tu propia cultura, normalmente no la tienes, te

permite verte a ti mismo desde fuera… Entonces yo creo que esa

forma de ver el mundo, yo creo que esa parte sí que te ha

transformado un poco, porque si sólo fueras valenciano no

pensarías que eso se puede hacer, entonces sí que has incorporado

cosas, ¿no? de la cultura, y ver que las realidades humanas son más

amplias, has incorporado cosas del otro lado, sobre todo en los

espacios que tú, en tu cultura no hay explicaciones sobre esto… o

no se aplica, como si tú vives mucho en ciudades y toda la cultura

rural que has aprendido es de Bolivia, tu parte rural es boliviana lo

que se hace en el campo y lo que no se hace pertenece a Bolivia,

pero porque tú no la tenías, pero como tú tengas una cultura aquí

de campo, olvídate… eso ya no lo incorporas…” (Toni: 1169-

1244)

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280

“Aprendes cosas sobre ti mismo porque te ves bajo presión. Como

decía una amiga mía, el terreno saca de ti lo mejor y lo peor (se ríe)

(Lola: 374-384)

De lo que no cabe duda es que el retorno es una de las fases más importantes

y vitales en la vida del expatriado que, como han señalado nuestros

informantes, ni se cuida ni se prepara como es debido. El cooperante ha

vivido una experiencia que inevitablemente le ha “afectado” en un sentido u

otro. A su regreso, toca hacer balance del sentido de su labor y de cómo ésta

ha marcado su presente y su futuro.

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281

CONCLUSIONS

In order to understand who an expatriate aid worker is, we have carried out

some research based on the biographical method. Reconstructing, crossing

and analysing the stories of our fifteen informants, we have managed to

access the socio-structural and symbolic area of the social world which they

belong to.

Throughout our work we have used different terms to talk about the

mesocosmos of expatriate aid workers. We have used concepts such as “the

culture of cooperation”, “cooperationland”, or Aidland” (a term coined by

Raymond Apthorpe) which seems to fit the bill perfectly.

Be it as it may, independently of the term that we wish to use, it is important

to assert that without doubt the aid worker belongs to a cultural universe

which is unique and characteristic. Aidland, the allegorical land of aid

workers, is a complex world, an autonomous and omnipresent network of

institutions, people and activities amalgamated by a set of attitudes,

narratives and practices. This is the socio-cultural structure in which an aid

worker, who is obviously not the only social actor, plays a very important

role.

Gráfico 4. Symbolic Representation of Aidland (prepared by the author)

Page 282: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

282

THE MICROCOSMOS

In the first place, we should list our conclusions on the identity of an aid

worker which we have extracted from their stories. To this purpose, we will

use a diachronic perspective according to the following outlines:

Gráfico 5. Diachronic diagrama of an Aid Worker’s life (prepared by the author)

An international aid worker feels attracted by other cultures and different

peoples and is not only interested in their needs but also in fighting for

social justice.

Before becoming a professional aid worker he or she will have participated

in social action platforms, will have travelled the world, and will probably

be fluent in two languages.

Some of them will have a very marked socio-humanitarian vocation whilst

others, however, will focus their interests in political action, management of

human resources and diplomatic relations. The former tend to develop a

more horizontal line of work than the latter who, usually end up vinculated

to international cooperation through governmental agencies.

The training profiles which they respond to basically belong to three

categories: socio-humanistic to which psychologists, social workers,

Page 283: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

283

political scientists, economists and so on belong to; technical, which

provides engineers of different sorts and, last of all, health, in other words,

nurses and doctors.

However, an aid worker is not considered as such until he or she has

developed some work in a country of the South. The modalities and

different versions of an aid worker in the field are increased exponentially

when taking into consideration their origins.

The key elements that define the style of an expatriate who will become an

aid worker may be expressed based on opposite conceptual pairs, as in the

structuralist tradition, which materialise and become obvious when the aid

worker is doing field work:

Gráfico 6. Pairs of conceptual opposites (prepared by the author)

These opposites determine the type of aid worker that will emerge on the

grounds of their experience in the field. If the expatriate works in

cooperation for development humanitarian issues; if he or she is going to

develop their work in major urban areas or more isolated areas; if he or she

works for governmental entities or for NGOs. Last of all, if he or she

Page 284: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

284

develops diverse and social activities or rather limits social contacts to a

more or less closed space or even tends to solitude and isolation.

These elements are not the only ones. There are, in fact, many more. But,

they do constitute in themselves the basic outline of the essential differences

between the different models of cooperation.

The combination of these four opposite pairings gives us a result 16

different basic options of types of aid worker:

Tabla 17. Basic Typologies of an Aid Worker combining four pairs of opposites

(prepared by the author)

In the measure that we add variables to these four pairings, then the options

multiply exponentially and the categories of possible aid workers rocket.

Based on the stories of our aid worker, we consider that the key to the

interpretation of their social identity should not be rendered in terms of

categories, but rather in the analysis of the variables which play an essential

role in the existence of expatriates.

Apart from the fundamental features to which we have made reference to up

until now, in other words, those which have to do with motivation and

training, as well as those which are directly manifested through the work of

Page 285: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

285

the aid worker and his social life style, we should mention other identitary

features which are especially noticeable when the aid worker returns home.

On returning, aid workers need to fit in one again in their places of origin.

Some of their experiences in the field may have been so tough and shocking

that they may need psychological help in order to overcome situations of

post-traumatic stress. The longer the aid worker spends coming and going

from North to South, the more it takes them to reintegrate and find their

place.

THE MESOCOSMOS

After having introduced the essential features that configurate the micro-

cosmos of the aid worker, we should now put forward our conclusions on

the mesocosmos to which they belong to. In other words, we should

highlight the fundamental elements which vertebrate the narrative universe

of an aid worker.

There are two terms which synthesise the discourse of our informants:

mobility and dilemmas. The culture of an aid worker cannot be understood

without going in some depth into these two ideas which articulate the life of

an aid worker:

Gráfico 7. Key Terms of an Aid Worker’s Narrative Universe (prepared by the author)

Page 286: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

286

The mobility

Mobility is one of the aspects that defines the lives of aid workers.

Throughout their working lives they must travel to several different

countries of the South and combine these stays with longer or shorter stays

in their countries of origin. It is common that they do not plan these

professional and geographical ventures well in advance.

The setting from which an aid worker programs a journey is odd and is

greatly different from the realities from which other expatriate cooperants

start from. For example, an expatriate who works for a multinational has a

company as a starting point and as a reference. If this worker is able to live

in another place it is because it is part of his or her professional career.

Travelling and being an expatriate are things which have to be done in order

to ensure a good professional status within the company. This expatriate´s

compass always marks the same direction: the direction which takes them to

develop a prosperous and successful career. An aid worker, however, travels

to his or her destination from a specific situation which is also unstable.

Their connection with an NGO or one same project is never safe, in fact, it

usually tends to vary. One same aid worker may have cooperated with many

different NGOs throughout his or her professional career paths. It is likely

that an aid worker will leave a job in order to work for a non-governmental

organisation or for a United Nation agency, and even, dedicate part of his or

her life to something which is completely divorced from international

cooperation and then return to it. This, which is very frequent in some cases

and in some, not so frequent, is often a factor which has to do more with a

lack of stability in an aid worker´s life since each entity has its own

idiosyncrasy, own principles, own working methods, rules and regulations,

safety protocols and so on. To this must be added, the difficulties caused by

Page 287: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

287

what is often frequent in the NGO scenario where aid workers are expected

to have a great deal of commitment and also identification with the core

values of the organisation.

The factor of permanence in the same place is also a factor to be taken into

consideration. The time aid workers remain on a project can differ

significantly depending on the type of project which is to be developed. If

we are dealing with an intervention in an emergency it may be that the

maximum time allowed for an aid worker on this type of missions is one

month. After this time is up, the aid worker must return home and be

substituted by another colleague. However, there are much longer stays and

aid workers may spend many years in the same place, with intermittent

returns to their countries of origin, or to the country to which an NGO

belongs or to the country where the company is established in order to be

debriefed or just simply to enjoy some holidays.

Mobility, and a lack of stability, as a result of the former, form part of an aid

worker´s routine. In view of this fact, home, understood as a place of

reference, becomes something blurred and unclear. The place of arrival, the

new homeland, is an unknown factor, variable and provisional, which lacks

the space to become a real home. An aid worker needs to discover a habitat,

and needs to build a place for themselves which will help him or her in each

of the phases of their jobs, wherever they be and for whoever they work.

Life cannot be understood without a home and aid workers, as human

beings, need a home land. Where do they belong? Where is there home? If

from the outset, an aid worker does not have a place in which to sink his or

her roots then, how can he or she occupy a status within a social scenario?

How can they find their own space? Can they exist as someone who is

peripheral?

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288

There is no other option but to establish oneself. It is paramount to

transform an intangible scenario far from home into a clearly identifiable

and stable place. The so-called liminarity of an aid worker who is trapped in

the chrysalis of routine suffers a metamorphosis and transforms itself into

social stability. An individual clings onto what is understood as social

integration since outside the structure he or she cannot last in time.

In order to exist, an aid worker has to find his or her place in the universe of

social representations, not only for the benefit of his/her own self-image but

also, and above all, so that their figure has a specific place within a social

structure. These constant shifts in the life of an aid worker result in the

creation of a new space, a homeland which just like them, is in constant

movement. This is an itinerant place for someone who is always on the

move and yet is always somewhere provisional.

In this way, an aid worker becomes an inhabitant of Aidland. Torn from the

ephemeral communitas (Turner, 1979) an aid worker turns into a dweller of

the world of international cooperation, and is a citizen of “cooperationland”.

Aidland is therefore a tangible metaphor which transcends frontiers between

nations. Independently of the country to which the aid worker is going to

work, there is a “space for international cooperation” and this means that the

aid worker will have a series of privileges as well as a specific status.

Aidland is not a hermetic or closed space. Its frontiers are constantly being

crossed in both directions. Governmental civil servants, communitary

leaders and local staff and agencies reside in Aidland part time adopting the

customs and practices of this “land” in their meetings with expatriate aid

workers. The latter, on the other hand, abandon this “allegorical land” in

order to socialise with expatriates from the world of diplomacy and

business. Moreover, Aidland becomes a showcase for social and cultural

changes in the aid workers´ countries of origin.

Page 289: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

289

As a result, the social lives of expatriates are very similar to the way that

they live or work, independently of the country which is beneficiary of their

help. Indeed, Aidland allows aid workers to follow a series of cultural rules

and behaviour protocols which can be easily transferred from one country to

another. In this way, aid workers are not the only “roamers”. The whole

culture of development is mobile and transportable and goes where they go.

Undoubtedly, this movility does not only affect work relationships but also

largely affects social relationships which occur outside the work scenario.

As has already been pointed out, the duration and characteristics of the stay

evidently shape the type of relationships which aid workers establish where

they work and with the people who live there. But, be it as it may, an aid

worker´s social life unavoidably suffers due to the high degree of movility

which he or she has to endure. This type of life is not only harmful,

exhausting and traumatic but also causes isolation, high levels of stress,

anxiety and depression.

This situation of instability may be the reason which explains the creation of

that sphere which encompasses all the culture of coperation and which we

call Aidland. This space always portrays a known and permanent universe

wherever an aid worker may be. The imprint of the North is not only clearly

reflected in the physical and symbolic structures found in offices, hospitals

or camps in which cooperation work is carried out, but also in the fact that

the cultural codes of Aidland are able to reach the domestic scenario.

By creating a sense of home, an expatriate manages to alleviate the effects

of the culture shock (Oberg, 1960) which individuals usually suffer when

they are submitted to a contact with a social scenario which is totally

different from theirs. Aidland is their homeland, and therefore it is not

necessary for them to assimilate a brand new culture whenever they change

destination.

Page 290: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

290

That said, change exists and it has its effects. Instability and uprooting

characterise the lives of the citizens of Aidland. The feelings of loneliness

and isolation are frequent. Uncertainty as to their professional futures

becomes patent in each of their stories. We are dealing with lives which are

in transit, extremely complex and have a myriad of variants. What there is

no doubt about is that this intrinsic mobility profoundly marks their

characteristics and essence.

The dilemma

In the process of study, analysis and understanding of the stories which have

been registered, we have detected a series of conflicts and related problems

with the activity of an aid worker, and what is more important, with the

legitimacy of the figure of aid worker in itself. In this way, the dilemma is

the core of the rhetorical context of the life of an aid worker.

These dilemmas, which are not ideological (Billig: 1991), in other words,

which do not only have to do with power relationships but rather with

anthropological ones, that is to say, which respond to fundamental questions

about the meaning of life, are the result of contradictions and the

ambivalence of the idea of development, but also of the permanent

transitoriness of the aid worker as such.

In the following table we can observe five dilemmatic binary opposites

which are repeatedly present in the stories told by our informants:

Tabla 18. Dilemmas of an Aid Worker’s discourse (prepared by the author)

Page 291: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

291

The first dilemma which we have wanted to address has to do with the lack

of reciprocity and exchange of gifts. Our informants consider that

“cooperation” is too little and that there are too many bosses. This lack of

equitable collaboration is not only manifested in the origin of the resources

that support most of the projects but also in the level of work and social

human relationships. For the expatriates, it is a contradiction that it is them

who carry out field work instead of the local people and that they are the

ones who are ultimately responsible for the projects. In this sense, some aid

workers define themselves as “managers” or “directors” when they explain

the type of work they do in the field. They also highlight in their stories the

lack of a social relationship with local people and the tendency and

preference to live with and enjoy moments of leisure with fellow

cooperators and expatriates.

The second dilemma highlights the contradictions which affect the

professionalisation of the people who work in cooperation. When

development cooperation becomes an institutional and ideological

machinery which, instead of tending to disappear (a synonym of success)

tends to an inertia towards expansion and a prolongation in time, we have in

our hands a double discourse. Our informants, feel that an aid worker should

be professional, with specific training and a sense of commitment which is

supported by a work contract. However, they also consider that it is a danger

to prolong the work of an aid worker because, amongst other reasons, they

feel they may lose their vocation and the reasons which led them to

cooperate. In an aid worker´s words, it is fair to work in cooperation as a job

opportunity as long as this choice is accompanied by love for ones fellow

human beings and the search for the common good.

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292

The next dilemma is, in a certain sense, linked to the previous dilemma.

Cooperants disagree with the social image which people have of them:

altruistic, generous and heroes who are overflowing with good will. Faced

with this idyllic vision there are people who receive a nasty surprise when

they discover that cooperants are paid for their work. Expatriates insist on

introducing themselves as “normal” workers, just like any other

professionals in the field of humanitarian who “receive much more than

they give”.

The fourth dilemma arises from the difficulties of combining life as an aid

worker with family life. Some expatriates manage to combine both elements

when their partner is also an aid worker, but when there are children then

the conflict arises once again and the likelihood of abandoning is brought

back to the table. Some of these professionals resolve the dilemma by

changing cooperation with an NGO for work with a non-governmental

agency which offers more stable jobs which are of less risk and which are

located in larger urban areas where their children can go to school and

socialise with other children like themselves.

The fifth and last dilemma, which we would like to allude to, has to do with

the social position and status which an expatriate occupies in the field. The

further south an expatriate is, the nearer he or she is to achieving northern

hemisphere status. Prestige, power, contacts, elitism and privileges are a

pedestal on which an aid worker can him or herself stand when working in

the field. Some expatriates live in a situation of genuine frustration, but

what is true is that, even if an aid worker is one of the closest people to the

South (at least, physically), it is very difficult to leave behind the North.

Perhaps, and due to the idiosyncracies and pecularities of Aidland, the

inequalities between North and South are personified in the aid worker and

the local people.

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293

It may seem that this approximation to the social universe of aid workers

from the perspective of dilemma bears a criticism which affects these social

agents. Nothing could be further from the truth. The dilemmatic thought

pattern of an aid worker reveals a questioning of the issue of development

and NGOs which is absolutely necessary. If the world of cooperation were

to listen to these voices more carefully perhaps the modus operandi could

change and even improve.

VERIFICATION AND REFUTATION OF HYPOTHESES

After establishing the fundamental features which configurate both the

microcosm and the mesocosm of the expatriate aid worker, we should focus

again on the hypothesis which we made during the period of research in

order to verify or refute them:

Tabla 19. Hypotheses of the investigation

We cannot deny that amongst the habitual motivations of aid workers to

carry out their work we can find altruism, social commitment and solidarity.

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294

Nevertheless, these are not the only reasons which inspire them to opt for

this way of life. Cooperation is just one more work option and, since

technical profiles are in greater demand in the field, we can find aid worker

who lack the motivations which we outlined in the first of our hypotheses.

The second assumption which we have drawn up has to do with the capacity

of the aid worker to establish a free-flowing and equitable dialogue with

people and cultures in the South. By virtue of being in contact with other

cultural realities we presupposed that they would know how to use strategies

of cultural dialogue. What is true is that, either due to existing training

deficiences or because contact with another culture in the field is limited to

the minimum expression, the aid workers in our study have demonstrated

certain flaws in the field. For this reason, we have to refute our second

hypothesis.

However the third hypothesis has been duly verified. An aid worker´s

hyper-mobility, and the uncertainty, uprooting and lack of stability it entails,

is indeed an impediment when there is a wish to have a partner and start a

family. Even though the repercussion of these factors is not as drastic in

their social lives, aid workers still have to make an extra effort in order not

to feel uprooted and have a balanced and enriching social life.

With regard to their professional lives as referred to in the fourth hypothesis,

today, cooperation is seen as a profession which covers a relatively short

period of an aid worker´s life. To retire as an expatriate is an option which,

for the time being, an aid worker does not contemplate. On the other hand,

the precariousness of this job which constantly requires “new beginnings”,

entails a disconnection with the labour market in the country of origin and

may lead to a total loss of opportunities to re-enter the labour market back

home.

Page 295: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

295

The last of our assumptions alludes to the possible consequences which an

expatriate aid worker may suffer due to the lifestyle which is associated

with this profession. Evidently, not all aid workers suffer from post-

traumatic stress or a sense of uprooting or find themselves in a situation

where they have to deal with identity crises. However, there is absolutely no

doubt that the risk of suffering from one of these or other effects is very

high. Increasingly, both organisations and aid workers develop strategies

which alleviate these effects. It is also worth making it clear that not only

the itinerant nature of an aid worker´s life is the root of these “problems”,

but also situations of stress in the field, sentimental ties and attachments

when on missions and developing projects and a lack of institutional

foresight, add to these problems.

To finish, we would like to refer to some of the themes which have also

been recurrent throughout our conversations with the aid workers but which

have not been dealt with here, due to a lack of space, time or because they

did not adjust to the objectives of this investigation.

We propose that, for future research, the role of female aid workers should

be addressed. We consider that focusing on gender is not only interesting in

itself but also responds to a palpable reality. The amount of female aid

workers is now almost larger than males and we are therefore convinced

that the discourse and the modus operandi of women should be different

from men. Despite the fact that women have traditionally dedicated

themselves to work which is more vinculated to care, social and human,

activities, international cooperation has seemed to them, until relatively

recently, to be a hostile environment in a man´s world.

Another issue which is much talked about in our conversations with aid

workers is one which we could refer to as “the dark side of cooperation”.

Practices which may be considered as unfair and ineffective, discourses

Page 296: Etnografía de cooperantes. Relatos y experiencias de vida ...

296

which deepen the schism that divides North and South, illegal processes and

survivals and so on are some of the plots which have been outlined. It

should be taken into consideration that an aid worker plays a prominent role

in the detection of this dark side. After all, an aid worker is the first citizen

from the North who has to bear the brunt of the errors and malpractice of

international help.

The differences and similarities between governmental and non-

governmental cooperation; the world of NGOs, Official Development

Assistance in our country; the supposed neutrality of agencies on the

ground, the salaries of aid workers, the competition between NGOs and

religious and lay workers in Aidland, are some of the issues which remain

for future work.

Since this investigation has been conceived to listen to the voice of aid

workers and, as result, understand their singular social universe, we would

like to finish by making reference to one of the reflections made by one of

our aid workers on his life:

“Contándote mi experiencia yo lo he pasado mal, lo he pasado

mal… Pienso que es un proyecto tuyo interesante, original,

novedoso, útil… y bueno pues yo qué sé, si puedes echar una

mano, pues te apetece formar parte de eso… yo creo que es súper

emocionante y súper necesario y es el día a día de muchísimas

personas… Pero yo lo vivo mal, yo hablar de esto… es como…

qué te diré yo… Reabres las heridas… Yo luego estoy dándole

vueltas a todo lo que he dicho o he dejado de decir… y lo llevo

mal, reabres heridas y conflictos no superados, sensaciones, las has

exteriorizado, las has vuelto a sentir, a revivir. Tenía olvidada la

imagen del austrolopitecus, de la lluvia en el autobús, del niño sin

ojos y de los ocho muertos de hambre al día… y al hablarlo te

vuelve de golpe todo a la cabeza y tienes que volver, llegar a casa,

darle el potito de lenguado con bechamel a tu hija y ver el

telediario y entonces claro… es jodido… se pasa mal” (Ximo II:

718-733)

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