etica desarrollo

11
Ética Trabajo Práctico: La evolución de las ideas éticas de Sócrates a Epicúreo Alumnos: Sosa José Luis Sosa Marcos Antonio

description

trabajo

Transcript of etica desarrollo

Page 1: etica desarrollo

ÉticaTrabajo Práctico:

La evolución de las ideas éticas de Sócrates a Epicúreo

Alumnos:

Sosa José Luis

Sosa Marcos Antonio

Desarrollo

Page 2: etica desarrollo

Sócrates

Vivió en la segunda mitad del siglo V, fue ateniense y perteneció a una familia humilde. Su padre Sofronisco, era escultor y su madre Fenarete, partera. Sócrates afirma que heredo el oficio de sus padres en cuanto que se considera un escultor de hombres en la brusquedad de la verdad y su método de sacar la verdad de sus discípulos como lo hace una partera.

Sócrates no dejó testimonios escritos, su doctrina es transmitida a la posterioridad por sus discípulos Jenofonte y Platón.

Sócrates llamó “virtud” a aquello que era común para toda la raza humana y en todas las circunstancias, por ejemplo, la justicia, la valentía o el autocontrol. De esta manera no sólo se opuso al relativismo de los sofistas, sino que extrajo de todas las virtudes aquellas que hoy llamaríamos “virtudes morales”. Por esa razón a Sócrates se le considera como el fundador de la ética.

El saber fundamental para Sócrates, es el saber acerca del hombre (de ahí su máxima: “Conócete a ti mismo”) que se caracteriza por esto tres rasgos:

es un conocimiento universal válido, contra lo que sostienen los sofistas; es ante todo un conocimiento moral; es un conocimiento práctico (conocer para obrar correctamente).

La ética de Sócrates es racionalista. En ella  encontramos: una concepción del bien (como felicidad del almas); lo bueno (como lo útil a la felicidad); la tesis de la virtud como conocimiento vicio como ignorancia; (el que obra mal es porque ignora el bien; por tanto, nadie hace el mal voluntariamente) la tesis de origen sofista de que la virtud puede ser transmitida o enseñada.

Para Sócrates, bondad, conocimiento y felicidad se enlazan estrechamente. Intelectualismo moral, Contemporáneo de los sofistas, Sócrates fue uno de los personajes más curiosos de su época y su fama ha perdurado a lo largo de los siglos. Platón, discípulo suyo, le rindió homenaje en su obra, haciéndolo aparecer como interlocutor principal en gran parte de sus diálogos.

Sócrates se opone al relativismo y escepticismo de sus contemporáneos los sofistas, y considera que es necesario llegar a establecer una moral no relativista, válida para todos. El método para llegar a conocer qué es lo bueno o lo justo es el diálogo, o arte mayéutica, que es el arte de ayudar sacar a la luz la verdad mediante preguntas dirigidas hábilmente (Sócrates era un "artista" en hacer decir a los demás lo que él quería, de ahí que por esa faceta suya algo manipuladora, algunos de sus contemporáneos lo tomaran por un sofista, también artistas en ese mismo campo: la retórica y la erística)

Además de la mayéutica, Sócrates es conocido por su defensa del intelectualismo moral. Según esta posición el SABER = VIRTUD, o lo que es lo mismo: El obrar mal o injustamente es fruto de la ignorancia: nadie obra mal a sabiendas. Cuando hacemos algo que no es muy ortodoxo lo hacemos porque creemos que ese es nuestro bien, aunque estemos equivocados. Así, para obrar bien basta saber qué es el bien. El mal es la falta de saber, es ignorancia. Si esto es así, el criminal no es malo, es un ignorante y antes que encarcelarlo, debería ser educado.

Los Sofistas

Page 3: etica desarrollo

El término sofista es el nombre que se le daba en la Grecia clásica a aquellos que se dedicaban a enseñar la sabiduría. Los sofistas desplazaron su centro de interés hacia el estudio del hombre y de la sociedad, así como a problemas éticos y lingüísticos esto debido al cansancio por la multiplicidad de explicaciones acerca del principio de la realidad que finalmente generó un cierto escepticismo respecto a la posibilidad de obtener un conocimiento objetivo y seguro de la naturaleza última del universo. Los sofistas no formaron una escuela, sin embargo sus enseñanzas tenían algunas características semejantes como por ejemplo: - El interés por el hombre y la sociedad, en cuanto al fenómeno de la civilización y la cultura. - Una posición relativista respecto a la posibilidad del conocimiento y a las formas de organización social y política del hombre. - Distinción entre las leyes sociales (nómos) y las leyes de la naturaleza (physis). - El interés por la retórica y la erística, en una sociedad en la que el dominio de la palabra y del discurso significaba el éxito. - La guía de investigación de los sofistas era la finalidad práctica, es decir: enseñar el arte de vivir y de gobernar. Entre los sofistas más destacados se puede citar a Protágoras de Abdera, Pródico de Ceos, Hipias de Elis y Gorgias de Leontini que a continuación se expondrán.

Protágoras de Abdera (481 – 401 a. C.) no solo se le considera el padre de la sofística, sino el sofista más grande de todos los tiempos. Protágoras defendía el relativismo y el convencionalismo de las normas, costumbres y creencias del hombre. Por lo que decía que "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son”. Además a través de su relativismo concibe al hombre como particular y concreto, de esta manera plantea que cada hombre tendría "su verdad", sin embargo existe a un relativismo social lo cual lleva al hombre a ser guiado por la sociedad, así el hombre aceptaría como verdadero lo que en la sociedad es aceptado como verdadero. Protágoras afirma además que el relativismo ético o moral parte de la afirmación de que el hombre es la medida de todas las cosas, así el relativismo se extendería a los valores éticos. De tal modo, lo bueno será lo bueno "para mí", si adoptamos la perspectiva del relativismo individual. O lo bueno será bueno si es bueno "para la sociedad", si es que se adoptara la perspectiva del relativismo social o cultural.

Pródico de Ceos (465 - 395 a. C.) se hizo famoso por su actitud pesimista ante la vida. Él decía que una muerte temprana era un regalo de los dioses. En búsqueda de la virtud, Pródico hizo una distinción entre ‘goce’ y ‘placer’; significó el goce como una adquisición de conocimiento y el placer como los placeres mundanos. Para él vivir una vida llena de sacrificios con el fin de obtener de lo hermoso de la vida podía llevar a los hombres al vistuosismo. Para él los hombres están acostumbrados a probar el camino sencillo, aquel que por medio de atajos los lleva a bienes inmediatos que a la larga se convierten en algo indeseado pero que tiene que beber gota por gota, el agua que nunca quisieron beber, pero que por seguir el camino sencillo y no el de la virtud están obligados a beber. Prodico reflexiona también acerca de si es bueno o no enriquecerse y él concluye junto con otros filósofos que enriquecerse puede ser considerado un mal de acuerdo a la forma en la que se consiguió, así acompañado por Sócrates y Heracles, Pródico concluye en que existen dos formas de conseguir riquezas. La primera es la fácil que conllevará algún mal, ya que se obtuvo a través de un mal como robar. Una segunda forma será por un camino recto donde exista trabajo y esfuerzo para conseguir una riqueza que será un bien pues se habrá obtenido a base de sudor.

Hipias de Elis (400 - 490 a. C. aproximadamente) consideró la ley como no convencional afirmando que era contraria a la naturaleza, ya que esta generalmente oprime a los más débiles. En este sentido se puede decir que Hipias se opone a Protágoras en el sentido en que para éste la ley es una consecuencia de la naturaleza, mientras que para Hipias, la ley va en contra de ella. Además Hipias plantea dos clases de envidia, una de ellas nombrada como “la envidia justa” que se concreta cuando

Page 4: etica desarrollo

se envidia los honores que reciben los malos; y por otro lado el segundo tipo de envidia la nombró como la “envidia injusta” que se desarrolla cuando se envidia a los buenos. Sin embargo Hipias concluye con que los envidiosos sufren el doble de las demás personas, ya que no solo soportan el precio de sus propios males, sino también el de los bienes ajenos.

Gorgias de Leontini (483 – 383 a. C. aproximadamente): "Nada es; si alguna cosa fuera, no se podría comprender y si se pudiera comprender, no se podría comunicar a los demás". La ética de Gorgias, aunque relativista es muy distinta de la de Protágoras, ya que él niega que las normas sociales son válidas para determinados grupos sociales, más bien el afirma que de acuerdo con su "nada es", que para cada ocasión y para cada persona hace falta un comportamiento distinto, y entonces la moral es un instinto y no un conocimiento resumible en palabras y, por lo tanto, enseñable. Así que defendió que nada es ni cierto ni falso, pero que se puede demostrar que lo es. En conclusión se puede decir que para el pensamiento sofista la ética se basa en la verdad, en el bien y el mal, pero estos son relativos, convencionales y no naturales, ya que dependen de la interpretación y visión que le dé sujeto y mucho más de la sociedad.

Platón

En su concepción de la ciudad ideal, el objetivo de la vida del hombre no puede reducirse a la satisfacción de sus necesidades materiales; más allá de éstas, el hombre debe ser objeto de un desarrollo completo de su personalidad, de acuerdo con las partes más elevadas de su alma, la irascible y la racional, con el fin de alcanzar una felicidad identificada con la armonía de su vida.

Justicia y ética

Si la justicia en la ciudad reside en que cada clase social haga lo que debe hacer, la justicia en el hombre residirá también en que cada parte del alma haga lo que debe. Ello implica que la vida buena para el hombre es una vida en la que se atiendan las necesidades "materiales" y "espirituales". Como vimos anteriormente la idea de que el hombre debe dar las espaldas a todo lo que signifique materia o tenga algo que ver con la corporeidad, defendida en el Fedón, no será mantenida en los diálogos posteriores, en los que el alma deja de ser considerada como una entidad simple y enfrentada al cuerpo, y pasa a ser considerada como una entidad en la que podemos distinguir tres partes diferenciadas que permiten explicar, entre otras cosas, los conflictos psicológicos de la vida del hombre, las distintas tendencias que configuran su naturaleza. El conocimiento y la satisfacción de las necesidades intelectuales deben ir acompañados de salud, moderación en el disfrute de los bienes materiales, etc., lo que pone de manifiesto hasta qué punto la idea de que Platón rechaza de un modo absoluto lo corporal es injustificada. En el Banquete, por ejemplo, podemos observar cómo a través del Eros Platón concibe el ascenso hacia las Ideas partiendo del amor a la belleza que observamos en las cosas sensibles, luego a la belleza en el ser humano, hasta alcanzar la contemplación de la Belleza en sí, que se identifica con el Bien del que nos habla en la República y que representaría el grado superior de conocimiento.

El verdadero bien del hombre, la felicidad, habrá de alcanzarse mediante la práctica de la virtud. Pero ¿qué es la virtud? Platón acepta fundamentalmente la identificación socrática entre virtud y conocimiento. La falta de virtud no supone una perversión de la naturaleza humana; por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, pero si desconoce el bien puede tomar como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente; la falta de virtud es equivalente, pues, a la ignorancia. Sólo quien conoce la Idea de Bien puede actuar correctamente,

Page 5: etica desarrollo

tanto en lo público como en lo privado, nos dice Platón en la República, al terminar la exposición y análisis del mito de la caverna. Cuando alguien elige una actuación que es manifiestamente mala lo hace, según Platón, creyendo que el tipo de conducta elegida es buena, ya que nadie opta por el mal a sabiendas y adrede. En este sentido la virtud cardinal sería la prudencia, la capacidad de reconocer lo que es verdaderamente bueno para el hombre y los medios de que dispone para alcanzarlo. La dependencia con respecto al intelectualismo socrático es clara en la reflexión ética de Platón.

En la República nos habla Platón de cuatro virtudes principales: la sabiduría, el coraje o fortaleza de ánimo, la templanza y la justicia. Como hemos visto, establece una correspondencia entre cada una de las virtudes y las distintas partes del alma y las clases sociales de la ciudad ideal. La parte más elevada del alma, la parte racional, posee como virtud propia la sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en que cada parte del alma cumpla su propia la función, estableciendo la correspondiente armonía en el hombre, impone los límites o la proporción en que cada una de las virtudes ha de desarrollarse en el hombre. El hecho de que Platón tenga una concepción absoluta del Bien hace que la función de la parte racional del alma siga siendo fundamental en la organización de la vida práctica del hombre, de su vida moral.

Aristóteles

La ética de Aristóteles, es, en primer lugar, una ética de la felicidad... pero también es una ética de la virtud ya que ésta es el medio por excelencia para alcanzar la felicidad.

La felicidad

La felicidad, consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre. Tal actividad no es otra que la actividad del alma que para que sea perfecta debe ser acompañada por todas las virtudes.

Hacia el final de la Ética a Nicómaco, Aristóteles afirmará que la actividad más propia del hombre y la que mayor felicidad le proporciona es la contemplación teórica: es decir, la sabiduría. Así es como el empirismo ético lo lleva a una posición ecléctica: la felicidad consiste en equilibrar virtud, contemplación y bienes exteriores.

La virtud

Aristóteles se aleja del intelectualismo socrático que vincula a la virtud con el conocimiento. Para él, la virtud será la disposición del alma, es decir, la capacidad y la aptitud de esta para comportarse de un modo determinado:

"No basta que la acción tenga un carácter determinado para que la conducta sea justa o buena; es preciso también que el hombre actúe de un modo determinado ante todo, que actúe a sabiendas; en segundo lugar, que proceda en razón de una decisión consciente y que prefiera esa acción por si misma; finalmente, que actúe desde una posición firme e inquebrantable" -Aristóteles, Ética a Nicómaco-

La virtud entonces, se adquiere a través del ejercicio y el hábito, es decir que para que un hombre se haga justo, es menester que practique la justicia. Aristóteles considera que nadie se hace justo por "naturaleza" (aunque una predisposición natural sea importante) ni tampoco resulta suficiente la enseñanza.

El término medio (mesótes)

Page 6: etica desarrollo

Para Aristóteles, la virtud consiste en un término medio, lo cual no significa mediocridad sino un equilibrio entre los vicios de los extremos. El "valor" es un justo medio entre la "temeridad" y el "miedo".

Puede intuirse en esta concepción cierto resto de simetría pitagórica también adoptada por Platón y así mismo del concepto de "medida", dominante en la medicina griega contemporánea de Aristóteles. Al igual que los medios, para Aristóteles, el punto medio no es una abstracción en general sino que se aplica de acuerdo a las circunstancias de cada caso. EL hombre prudente, sabrá elegir el justo medio.

Ética Estoica

Para los estoicos no hay actos malos en sí mismos, sino que el mar moral reside en una privación del recto orden en la voluntad humana. Los contrarios se implican: no puede entenderse la justicia sin la injusticia.

Los estoicos prestaron gran atención a los problemas de la conducta. El fin de la vida, la felicidad, consiste en alcanzar la virtud en sus sentido estoico (vivir conforme a la Ley de la naturaleza). Para el hombre, dado que el universo está regido por una Ley Natural, conformarse con las leyes del universo en sentido amplio y adaptar su conducta a su propia naturaleza esencial a la razón, forman una unidad. Para los primeros filósofos estoicos, se trata pues, de una “Naturaleza”, más adelante, la concebirían desde un punto de vista antropológico. Pero de todas formas, vivir conforme a la naturaleza significaba atenerse al principio que opera en ella del cual no se excluía el alma humana.

En Séneca se observa ya una doctrina moral práctica. El estoicismo es valorado por lo beneficios que sus principios son capaces de conferir al estado mental de un hombre y a la conducta de su vida.

Para Diógenes Laerecio la virtud supone vivir de acuerdo con la naturaleza que en el caso del hombre se entiende como una vida conforme a la razón ya que el hombre es un ser racional que tiene el privilegio de conocer las leyes naturales ya aceptarlas conscientemente. El hombre es pues libre para poder cambiar su actitud interior.

Ninguna acción es de por sí buena o mala, el determinismo no deja lugar para esta diferenciación. Solo la virtud es el bien. Lo que no es virtud ni vicio no puede ser considerado bueno ni tampoco malo sino indiferente. Son para los estoicos virtudes cardinales:

prudencia

templanza

fortaleza

justicia

Pero la conducta definitivamente virtuosa solo día ser alcanzada por el sabio, absolutamente libre de pasiones.

El placer no podía ser considerado un fin en sí mismo sino un resultado o lo que acompaña unas determinadas actividades. Así, un riguroso idealismo moral caracteriza al primer estoicismo, mientras que más adelante se insistiría más en la noción de progreso, alentando al hombre a transitar la senda de la virtud para mantenerse en ella.

Page 7: etica desarrollo

Epicuro

Enseña que la felicidad es el fin último de la vida y que ella misma consiste en el placer (hedoné). "El placer es principio y culminación de la vida feliz. Al placer, en efecto, reconocemos como el bien primero, a nosotros connatural, de él partimos para toda elección y rechazo y a él llegamos juzgando todo bien con la sensación como norma". Pero no todos los placeres son igualmente deseables, ni deseables en todo momento y en cualesquiera circunstancias. Por eso, dice Epicuro, es preciso tener un "recto conocimiento de los deseos" y de sus objetos, los placeres, para saber a qué deseo conviene dar satisfacción en cada situación y para saber a qué tipo de placeres hay que dar prioridad frente al resto:

"Como el placer es el bien primero y connatural, precisamente por ello no elegimos todos los placeres, sino que hay ocasiones en que soslayamos muchos, cuando de ellos se sigue para nosotros una molestia mayor. También muchos dolores estimamos preferibles a los placeres cuando, tras largo tiempo de sufrirlos, nos acompaña mayor placer. Ciertamente todo placer es un bien por su conformidad con la naturaleza y, sin embargo, no todo placer es elegible; así como también todo dolor es un mal, pero no todo dolor siempre ha de evitarse. Conviene juzgar todas estas cosas con el cálculo y la consideración de lo útil y de lo inconveniente, porque en algunas circunstancias nos servimos del bien como de un mal y, viceversa, del mal como de un bien" (Carta a Meneceo, 129-130).

Epicuro advierte contra sus críticos contemporáneos que cuando habla del placer como "bien supremo" y "fin último de la vida" no se refiere "a los placeres de los disolutos y de los que se dan en el goce" desordenado y sin medida, sino "a la ausencia de dolor físico (aponía) y a la ausencia de turbación en el alma (ataraxía)". Que el placer se convierta en un "bien", depende estrictamente de la sabia elección del que actúa, de la sabiduría y la "prudencia" (phrónesis) con que se elija uno de entre todos los comportamientos posibles. Y la sabiduría "enseña que no es posible vivir feliz sin vivir sensata, honesta y justamente". Pues "las virtudes son connaturales a una vida feliz, y el vivir felizmente conlleva siempre la virtud".

De algún modo, esta afirmación pone límite a un hedonismo irreflexivo y simplista. Según Epicuro, "es preferible ser infeliz viviendo racionalmente, que feliz de manera irracional". Para Epicuro, en efecto, no toda felicidad tiene el mismo rango: la felicidad primaria y despreocupada en la que se complace el insensato no tienen el mismo valor que la felicidad buscada reflexiva y responsablemente por el sabio.