Estudio de la OCDE sobre México

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ESTUDIO DE LA OCDE SOBRE LOS SISTEMAS DE SALUD EN MÉXICO Elaboró: José de Jesús Pérez Ortega

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El trabajo es un análisis del Estudio sobre los Sistemas de Salud en México que realizó y publicó la OCDE en 2006, todos los comentarios son propios y no involucran el análisis que la OCDE realiza sobre los mismos.

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ESTUDIO DE LA OCDE SOBRE LOS SISTEMAS DE SALUD EN MÉXICO

Elaboró: José de Jesús Pérez Ortega

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El artículo es un análisis de los sistemas de salud en México que se realizó en 2004 por parte de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), en el se hace una crítica en la cual se alaban las cosas positivas pero se señalan fuertemente aquellas situaciones que no han permitido fortalecer un esquema de salud que le permita a los mexicanos tener accesibilidad y calidad en la atención que se brinda.

Mencionaremos algunos párrafos que nos brinden un panorama general del análisis e inmediatamente haremos el comentario de acuerdo a lo vivido en los sistemas de salud desde 2004, año de egreso de la licenciatura, hasta el presente año en el que dejamos los mismos por situaciones que en este análisis se señalan.

Como preámbulo comentaré que de marzo de 2004 a enero de 2006 estuvimos brindando servicio de forma privada mediante un consultorio propio, en ese año (2006) se presenta la oportunidad de ingresar al ISEM (Instituto de Salud del Estado de México) y desde febrero hasta marzo de 2012 estuvimos en este esquema de salud, 4 años como operativo (Consulta Externa) y 2 años como Administrativo (Jefe de Planeación de la Jurisdicción Sanitaria Nezahualcóyotl).

Esto nos permitió darnos cuenta de la realidad de nuestro sistema de salud y nos impulsó a continuar preparándonos, ya que la principal deficiencia que observamos es la poca capacidad de las “Autoridades” sanitarias encargadas de proponer las políticas públicas en salud de nuestro país. Así que iniciamos con el análisis y finalizaremos con un comentario que probablemente sorprenda a algunos.

ANÁLISIS

Uno de los primeros comentarios que se realizan es con respecto a la forma en que están Organizados los Sistemas de Salud, en el cual el principal dirigente es la Secretaría de Salud, sin embargo esta realizó una descentralización lo cual permite que las Entidades Federativas operen sus propios Servicios Estatales de Salud (SESA). Además de ellos se divide en aquellos prestadores de servicio llamados de seguridad social (IMSS, ISSSTE) y las instituciones privadas.

“La población en general percibe a los SESA como proveedores de menor calidad en relación con los servicios prestados por el sistema de seguridad social, aunque esto refleja en parte el hecho de que los recursos por familia asignados a las instituciones de seguridad social son casi dos terceras partes mayores que aquéllos asignados a los SESA”.

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El anterior comentario hasta este año en que se realizó dicho análisis, era motivado principalmente a la desatención que tenía cada uno de los Estados referente a sus (SESA), así encontramos que hasta 2008 las unidades Hospitalarias y Centros de Salud permanecían en constante deterioro, sin ninguna inversión en infraestructura lo cual se percibía como descuido y en lugar de parecer un lugar donde se brindaba y ofertaba salud, parecían lugares en donde podías encontrar de todo menos salud; no así las instituciones de seguridad social en donde, si bien la queja principal era con respecto a la burocracia para acceder a un servicio o atención, las unidades se mostraban con una infraestructura enorme con aspecto salubre.

Sin embargo a partir del fortalecimiento del programa Seguro Popular y la puesta en marcha del Seguro Médico para una Nueva Generación (SMNG) en el cual se hacía obligatorio que todo recién nacido que no tuviera seguridad social se debía afiliar a este esquema, esto principalmente aquellos que nacieron a partir del 1 de diciembre de 2006 fecha en que toma posesión como Presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa.

Este esquema también brindaba a cada uno de los Estados una aportación mayor por parte de la Federación para la atención de estos usuarios, lo cual permitió una campaña de afiliación muy grande.

De ahí fue que a pesar de que una parte importante de la población que no tenía acceso a la Seguridad Social, aproximadamente el 60%, se afilió no hacía uso de los servicios y la principal argumentación era la deficiencia desde la infraestructura hasta la falta de capacidad (por no existir personal médico y paramédico) para brindar la atención.

Se generó entonces junto con las Políticas y Obligaciones Internacionales que había adquirido México en el año 2000 (objetivos del Desarrollo del Milenio), un nuevo esquema de Acreditación de las Unidades de Salud y aparece la Dirección General de Calidad y Educación en Salud (DGCyES) la cual implementa un esquema mediante el cual debían todas las Unidades de Salud (Centros de Salud) y Hospitales Acreditar en Capacidad, Seguridad y Garantía de Calidad en Establecimientos para la Prestación de Servicios de Salud.

De esta manera las Unidades al ser acreditadas, tienen acceso a un fondo que te brinda el Seguro Popular para la adquisición de equipo, contratación de personal, etc. Sin embargo el recurso desafortunadamente en algunos Estados no llega realmente a las Unidades lo cual permite que las quejas del 2004 se continúen presentando en 2012.

Otro de los factores y recomendaciones importantes que realiza la OCDE en este análisis es que: “El personal médico y de enfermería son trabajadores asalariados en todas las instituciones, lo que no favorece la eficiencia. Por otra parte, una gran proporción de médicos también ejerce la práctica privada sustentada en el pago por servicio”, en este punto desafortunadamente nada ha cambiado, salvo la manera en que se contrató al personal en algunos Estados, ya que estuvieron desde 2006 bajo el esquema de contratación eventual (se les llamaba contratos de Seguro Popular) pero en 2008 “gracias a las gestiones del sindicalismo de la secretaría de salud estatal” se deja de dar contratos, implementando un nuevo esquema sin la firma de ningún documento en el cual se les llamaba “regularizados” con algunas prestaciones similares a los que tenían una “base federal” pero sin aún serlo.

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Esto por supuesto que sigue generando la misma problemática que se señala en el análisis, porque el personal se adhiere al esquema de “ellos hacen como que me pagan y yo hago como que trabajo”, y además generó la apertura de consultorios y farmacias en las cuales el mismo personal médico de las Unidades de Salud labora en ellas con un diferente trato y manejo de atención, incluso se rechaza en la atención de consulta general a muchos usuarios y desde la recepción se les recomienda que acudan al consultorio del médico porque ahí si hay la oportunidad de atenderlos.

El nivel de gasto público en salud —ubicado en 2.8 por ciento del PIB en 2002— es bajo con respecto a los estándares de la OCDE. También es limitada la oferta de insumos para el sector salud, tales como médicos practicantes y camas para atención hospitalaria de casos agudos. A pesar de ello, la intensidad en el uso de estos insumos no es alta en relación con los patrones de la Organización, lo que apunta a una baja demanda o al uso ineficiente de los recursos. La considerable variabilidad en la intensidad de uso de los recursos entre instituciones y entre entidades federativas, sugiere que existe margen para mejorar el desempeño de los estados e instituciones con mayor debilidad en este rubro. Los costos administrativos y de rectoría también son altos comparados con los estándares internacionales, lo que quizá refleja la fragmentación del sistema de salud.

Algunos factores que podrían explicar de manera plausible los bajos niveles de eficiencia incluyen los siguientes: la coexistencia de un gran número de aseguradores integrados de manera vertical y la ausencia de separación entre los compradores y prestadores de servicios; dificultades en la coordinación de políticas en un entorno descentralizado; la falta de desarrollo de la capacidad administrativa y de gestión entre las instituciones descentralizadas; y, la debilidad de los incentivos financieros asociados con los sistemas de pago, que no premian la productividad y la calidad.

Aquí hago una pausa, una reflexión y un comentario, desafortunadamente bajo este esquema de contratación que se continúa realizando en México, cuando una persona en los Sistemas de Salud realiza críticas y propuestas para mejorar el desempeño, la eficiencia, la eficacia generando una mejor atención con calidad y calidez, las autoridades sanitarias y el sindicalismo lo ven como un enemigo y tratan a toda costa de meterlo en cintura para que continúe con el esquema establecido, o bien hacerlo a un lado para que sus propuestas de mejora no sean difundidas y les genere un “problema” con los trabajadores.

Definitivamente aunque las recomendaciones de la OCDE son importantes para la generación de un sistema de salud eficiente, eficaz con calidad en la atención y algunas de ellas se han implementado, mientras se continúe utilizando la Salud en México como una manera de obtener un beneficio de tipo político, los “avances” serán pocos y los usuarios continuarán con las mismas quejas de hace 8, 10, 20 años.

A continuación pongo dichas recomendaciones solo para que no se nos olvide aquello que como Maestros en Administración de Hospitales y Salud Pública tenemos como reto al estar dentro del Sistema Nacional de Salud y no permitir ni ser una más de los que dicen eso no se puede, está difícil, al fin que no pasa nada o peor aún quedarse callado para no perder el estatus ganado.

Introducir una reforma fiscal y poner en marcha reformas a las pensiones del sector público para garantizar el financiamiento adecuado del sistema de salud.

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Fomentar la adopción del Seguro Popular (SP) y abordar las barreras al acceso a los servicios que persisten para aquellos no cubiertos por la seguridad social.

Garantizar un financiamiento adecuado para los “bienes públicos de salud” que sean costo-efectivos, tales como prevención o vigilancia epidemiológica.

Establecer una separación entre compradores y prestadores de servicios mediante esquemas contractuales entre los aseguradores y los proveedores para reducir la segmentación actual del sistema.

Reinvertir costos administrativos innecesarios en la oferta de servicios de salud y crear una separación más clara entre compradores y prestadores de servicios para impulsar una mayor eficiencia de los prestadores institucionales de servicios.

Vincular la remuneración del personal con metas de desempeño y revisar los contratos de trabajo para motivar una mayor productividad de los profesionales y eliminar prácticas que limitan las ganancias en eficiencia.

Avanzar en la consolidación de iniciativas de promoción de la salud y fortalecer las relacionadas con la medición y mejora de la calidad para promover una atención médica de calidad y costo-efectiva.

Fortalecer los sistemas de información y los marcos de entrega de información y rendición de cuentas para todas las instituciones e invertir en capacidades administrativas y de gestión para mejorar la gobernabilidad del sistema.

Es un reto y un desafío para todos nosotros los egresados del Instituto de Estudios Superiores en Administración Pública, generar el cambio que le permita a la población tener y acceder a un Servicio de Salud digno y que este siempre esté valorando la Calidad en la atención y el servicio, “¿seremos capaces de hacerlo o continuaremos guardando silencio para que no nos vean, no nos oigan, no vaya a ser que me corran por insubordinado o me quiten mi zona de confort?”