Estébanez.1992_Phenomenology-La dimensión espacial en el estudio de la ciudad

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La dimensión espacial en el estudio de la ciudad José ESTÉBANEZ ALVAREZ El objetivo de este trabajo es exponer y discutir los diferentes puntos de vis- ta de los estudios sobre el espacio urbano; trataré de presentar el panorama actual de los estudios espaciales en Geografía Humana, intentando analizar y justificar la perspectiva teórica y metodológica que personalmente considero más fructífera, para concluir con algunas reflexiones sobre los problemas ambientales prioritarios en los que me parece imprescindible el esfuerzo colec- tivo y coordinado de los diferentes estudios del medio ambiente. 1. PANORAMA ACTUAL DE LOS ESTUDIOS ESPACIALES En el campo de la Geografía Humana estuvo presente de un modo constante la tradición ecológica, es decir, el estudio sobre las relaciones del hombre con el medio. En general los enfoques interpretativos en Geografía oscilaron entre dos opciones opuestas: el voluntarismo y el determinismo. En la concepción determinista, la acción del hombre se intenta explicar ape- lando a factores o variables independientes cuya naturaleza y poder explicativo evolucionó a lo largo del tiempo. De este modo se pasó del determinismo absoluto, en el que el medio natural explicaba de un modo total la conducta humana, al espacialismo en el que la explicación del comportamiento era un problema de minimización de costos de transporte y tiempo y la búsqueda del máximo beneficio por parte de unos hombres con una información completa y una toma de decisiones enteramente racional. Más tarde, ante la rigidez de los modelos normativos se introdujo un modelo de hombre de racionalidad limitada que buscaba no soluciones óptimas sino satisfactorias. Finalmente, se intenta comprender y explicar la conducta espa- cial apelando a imperativos económicos determinados por el modo de produc- ción dominante en cada fonnación social. En las concepciones voluntaristas se piensa por el contrario, que el hombre es un actor libre que crea un mundo personal y vivido interiormente y en torno al que adecúa su conducta espacial. Anales de Geogratía de la Universidad Complutense, nám. 12. Ed. Univ. Complutense, 1992

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  • La dimensin espacial en el estudio de laciudad

    Jos ESTBANEZ ALVAREZ

    El objetivo de este trabajo es exponer y discutir los diferentes puntos de vis-ta de los estudios sobre el espacio urbano; tratar de presentar el panoramaactual de los estudios espaciales en Geografa Humana, intentando analizar yjustificar la perspectiva terica y metodolgica que personalmente consideroms fructfera, para concluir con algunas reflexiones sobre los problemasambientales prioritarios en los que me parece imprescindible el esfuerzo colec-tivo y coordinado de los diferentes estudios del medio ambiente.

    1. PANORAMA ACTUAL DE LOS ESTUDIOS ESPACIALES

    En el campo de la Geografa Humana estuvo presente de un modo constantela tradicin ecolgica, es decir, el estudio sobre las relaciones del hombre conel medio.

    En general los enfoques interpretativos en Geografa oscilaron entre dosopciones opuestas: el voluntarismo y el determinismo.

    En la concepcin determinista, la accin del hombre se intenta explicar ape-lando a factores o variables independientes cuya naturaleza y poder explicativoevolucion a lo largo del tiempo. De este modo se pas del determinismoabsoluto, en el que el medio natural explicaba de un modo total la conductahumana, al espacialismo en el que la explicacin del comportamiento era unproblema de minimizacin de costos de transporte y tiempo y la bsqueda delmximo beneficio por parte de unos hombres con una informacin completa yunatoma de decisiones enteramente racional.

    Ms tarde, ante la rigidez de los modelos normativos se introdujo un modelode hombre de racionalidad limitada que buscaba no soluciones ptimas sinosatisfactorias. Finalmente, se intenta comprender y explicar la conducta espa-cial apelando a imperativos econmicos determinados por el modo de produc-cin dominante en cada fonnacin social.

    En las concepciones voluntaristas se piensa por el contrario, que el hombrees un actor libre que crea un mundo personal y vivido interiormente y en tornoal que adeca su conducta espacial.

    Anales de Geograta de la Universidad Complutense, nm. 12. Ed. Univ. Complutense, 1992

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    En los ltimos veinte aos se tiende a establecer puentes entre estas concep-ciones opuestas y es cada vez ms frecuente considerar que el hombre-actuan-do es un ser limitado pero no determinado, que es capaz de llevar a cabo deci-siones espaciales individuales pero no completamente libres.

    En este sentido el estudio de la dimensin espacial de los bienes de consumosupuso una mportante aportacin, ya que la distincin clsica entre bienes deconsumo pblicos y privados carece en muchos casos de sentido, puesto quemuchos de los bienes pblicos puros estn distorsionados por las divisionesadministrativas del territorio que hacen que cualquier pas independientementedel sistema econmico, est dividido en unidades de tamao desigual, queinfluyen en la cantidad y calidad de los servicios que poseen. Por otra parte,dentro de cada jurisdiccin territorial, muchos servicios pblicos puros que deacuerdo a la teora econmica clsica de los bienes pblicos puros, seran dis-ponibles a todos los individuos de la comunidad all residente, como parques,bibliotecas, centros deportivos, etc., tienen una localizacin fija. Esta ltimapropiedad influye en el costo de desplazamiento y en algunos casos en la cali-dad de los servicios. Por consiguiente, estas actividades y servicios ubicadosen el territorio discriminan un espacio en beneficio de otro, as como a losusuarios. Por lo tanto, estos hechos relacionados con el consumo colectivo enla ciudad deben abordarse desde una ptica social y espacial ya que sus efec-tos sociales (positivos o negativos, segn los casos) de los servicios o de lasactividades econmicas no pueden superarse de forma absoluta por ningn sis-tema de organizacin socio-poltica, ya que cabe plantearse ante el adveni-miento de una sociedad sin clases pero con recursos limitados, dnde situarlas externalidades de tipo positivo y negativo?

    El estudio de las externalidades en el espacio urbano introduce en el campode la investigacin una postura ms flexible equidistante del fetichismo espa-cid, es decir, del enfoque que supone que las variaciones espaciales de los ser-vicios pblicos explican las formas de consumo colectivo de los bienes en laciudad, y del Jtichismo social que adscribe todas las formas y los problemas aprocesos sociales subyacentes. Sin embargo, la sociedad no es un conceptoabstracto, sino el resultado de muchos procesos complejos, luchas y conflictosque se dan en diferentes localizaciones. Estos procesos estn en su mayor partedeterminados por procesos sociales, pero tienen sin embargo una clara mani-festacin espacial, plasmada en las divisiones territoriales, en la segregacinsocial, en el zoning, etc. Por consiguiente, los factores espaciales, es decir, ladimensin espacial de los fenmenos, constituye siempre una restriccin inde-pendiente, con la que todo grupo social debe contar, ya que aparece en cual-quier modo de produccin y acta de un modo claro en la distribucin y con-sumo territorial de bienes y servicios.

    Tal vez la aportacin ms sustantiva al estudio del espacio urbano se deba ala geografa de la percepcin que se apoya esencialmente en el enfoque beha-Viorisa destacando la elaboracin de mapas mentales, la percepcin del barrioo del centro urbano, as como los estudios sobre preferencias de los lugares y su

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    influencia en la toma de decisiones espaciales (emigracin, localizacin indus-trial, eleccin residencial). Una buena sistematizacin sobre las aportacionesgeogrficas en estos campos aparecen en R. Downs y Stea (1977), B. Goodey(1973), T. Saarinen (1984), D. Pocock y D. Hudson (1978), y J. GoId (1980).

    En el caso espaol, la produccin geogrfica es escasa, y en general se tratams de artculos generales que trabajos empricos aplicados a ambientes con-cretos (Estbanez, J. 1980).

    El enfoque conductista fue sometido a fuertes crticas, ya que los axiomas enlos que se apoya no resultan muy convincentes. En efecto, se admite la exis-tencia de imgenes del medio en la mente del hombre y que stas puedenobservarse objetivamente mediante indicadores verbales, numrics o grfi-cos. Por otra parte, se supone que existe una relacin clara de causa efectoentre la imagen mental y el comportamiento espacial. Estos dos pilares en losque se apoya la elaboracin de los mapas mentales no se admiten ni por partede los gegrafos radicales marxistas, ni tampoco desde las pticas humansti-cas (fenomenolgico e idealista). Asimismo se ponen de manifiesto las insufi-ciencias tcnicas de elaboracin de los mapas mentales, as como la recogidade los supuestos sustitutos de las imgenes (cuestionarios, grficos, evaluacio-nes de preferencias, etc.). (Estbanez, J., 1981).

    La geografa humanista rechaza el reduccionismo del modelo comportamen-tal behaviorista y niega el valor de la imagen mental para explicar la conductaespacial de los hombres, puesto que se piensa que la relacin hombre-mediodebe abordarse desde una ptica ms globalizadora. es decir, como una dimen-sion ligada a la totalidad de la vida. Para ello considera imprescindible ampliarel modelo de hombre que ha venido utilizando las ciencias sociales, que hasido reduccionista al no incluir dimensiones tales como el ciclo y estilo devida, las peculiaridades individuales que se ven ocultas por los imperativossociales, ni tampoco los sentimientos personales: religiosos, estticos, econ-micos. Todos estos aspectos quedan sin tratar en el modelo utilizado en laciencia social, ya que ni en el horno historicus, ni en el rationalis y muchomenos en el oeconomicus se incluyen estas caractersticas tan necesarias paracomprender las relaciones que se establecen entre el hombre y el medio.

    El hombre humanista que asume la fenomenologa existencial intenta com-prender todo el mundo vivido, y trata de responder a las siguientes cuestiones:Cul es la naturaleza del hombre habitante en la Tierra? Cules son las expe-riencias significativas que poseemos de los lugares? Cmo experimentamosel sentido de pertenencia a un lugar? De qu modo a lo largo del tiempo varanuestra actitud hacia los lugares y la naturaleza? Cmo surgen los lazos deafecto o de rechazo hacia lugares, paisajes y regiones? Cmo se convierte elespacio, concepto abstracto, en lugar, centro de significacin personal o colec-tivo? De qu modo se producen los movimientos casi inconscientes y cotidia-nos en el mundo?

    En todos los estudios de este tipo, aparece una preocupacin por el devenirdel espacio a lugar, y de los lazos que unen al hombre con el lugar. Se conside-

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    ra que estos lazos cuando son slidos y efectivos confieren una cierta estabili-dad al individuo y al grupo; por el contrario la tendencia actual se encaminahacia la uniformidad, hacia la constitucin de un paisaje organizado por losno lugares (placeness).

    Tanto Relph (1976) como Tuan (1974) examinan la naturaleza en las expe-riencias que establece el hombre en el lugar.

    A pesar de lo sugerente del enfoque humanista fenomenolgico, tal y comose presenta es ms una alternativa posible que un enfoque apoyado en unainvestigacin slida. Muchos resultados sobre el paso de espacio-contenedor alugar, se asocian a explicaciones literarias muy fragmentarias, en un intentopor parte de los representantes de estas tendencias de identificar los significa-dos dominantes del lugar y la calidad y experiencia geogrfica de los mismos.En general, los resultados se apoyan en la observacin o comprensin empti-ca de un nmero muy reducido de casos. Dadas las insuficiencias del mtodo,muchas veces, en los trabajos procedentes de los gegrafos fenomenolgicos,no resulta posible aislar el carcter elitista que tienen los conceptos de topofi-lia-topofobia. Existen serias dudas sobre si las relaciones que se describenentre la poblacin y el lugar, son relaciones sentidas por la mayora de loshabitantes o bien se trata de asignar a unos atributos unas supuestas relacionescoincidentes con los gustos de los autores de los trabajos.

    Por otra parte, las relaciones que se establecen con los lugares tienden a con-siderarse como fuerza aisladas sin ninguna mediatizacin, cuando es sabidoque muchas veces la imagen y la relacin que el hombre o el grupo tiene dellugar es una imagen impuesta ideolgicamente por los grupos dominantes conobjeto de favorecer la reificacin del paisaje y hacer posible su conversacinen mercanca objeto de cambio y beneficio capitalista.

    2. HACIA UN NUEVO ENFOQUE

    Dadas las insuficiencias del enfoque conductista, y del fenomenolgico,algunos gegrafos partiendo de la triple clasificacin de las ciencias que haceHabermas, consideran que el objetivo esencial de la ciencia social debe serresolver los problemas que suscitan la comunicacin entre los grupos socialesas como estudiar aquellos obstculos que impiden desarrollar plenamente alhombre, es decir, la ciencia social debe ser tambin crtica y denunciar aque-llas limitaciones que no tienen razn de ser y que impiden el desarrollo plenodel individuo y de los grupos.

    En esta lnea se intenta hacer compatible la introspeccin, con el mtodo cr-tico y con la metodologa neopositivista.

    En lo que atae al estudio del espacio y sus relaciones con el hombre, se par-te del principio de no aceptacin de un nico sentido del lugar, puesto queempricamente se puede demostrar que no todas las personas que residen en unmismo lugar experimentan los mismos sentimientos ni con la misma intensi-

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    dad hacia el lugar que comparten. Por el contrario, aparecen grupos de perso-nas que presentan afinidades en lo que atae a los lazos que establecen con ellugar que residen. El lugar y la experiencia del mismo no es un proceso aisladosino que se relaciona con otros procesos no siempre controlados ni tan siquierapercibidos, pero que influyen significativamente en nuestras vidas (trabajo,poder) y por consiguiente en nuestro sentido del lugar. Los sentidos del lugaraparecen pues, como un juego de fuerzas cuyos componentes pueden ser poruna parte, la presencia de intereses o fuerzas estructurales que caen fuera delcontrol individual y de grupo. Estas fuerzas estructurales tienden a la cosifica-cin de la vida, de la cotidianidad y por consiguiente del espacio que como losdems objetos son producto de las actividades humanas y por tanto en las for-mas espaciales se representan los intereses de clase de acuerdo con el modo deproduccin dominante. El espacio en el modo de produccin capitalista estsometido a procesos continuos de capitalizacin, o como dice Folin (1976)manifiesta una tendencia a la construccin de todo el espacio fsico comocapital fijo. La finalidad en el modo de produccin capitalista, es extender undeterminado modelo de relaciones sociales a espacios fsicos dados, y dotadosde contenidos econmicos infrautilizados.

    Adems dc esas fuerzas estructurales que tienden a crear un modelo territo-rial conforme a los intereses hegemnicos, existen en el hombre otras fuerzasms o menos desarrolladas, segn el grado de alienacin, que le incitan a rea-firmarse, a buscar la identidad y el enraizamiento con el lugar El juego deestos dos vectores produce una fuerza resultante que podemos denominar sen-tido del lugar. Por consiguiente, cada grupo o individuo est sometido a estedoble juego de fuerzas contradictorias, cuyos efectos no son uniformes en todalas personas o grupos, de ah la inexistencia de un nico sentido del lugar posi-tivo, negativo o indiferente (topofilia, topofobia o toponegligencia). sino quepueden darse personas y grupos que ante un mismo lugar experimenten reac-ciones diversas, es decir, nos encontremos con diferentes sentidas del lugar(Eyles, J. 1985).

    Tal vez una concepcin ms matizada sobe las fuerzas que actan en lavaloracin, espacial de la escena urbana sea considerar como hace Parkin(1978) al tratar las diferentes concepciones valorativas de las desigualdades declase, que el orden normativo est formado por tres concepciones valorativasque compiten entre s y actan sobre cada individuo y grupo. Es decir, aunquela evolucin del paisaje urbano hacia el barrido y la uniformidad, es una reali-dad palpable, sin embargo el fenmeno puede interpretarse de muchas mane-ras, puesto que los hechos por si mismos no original la interpretacin. Ennuestra sociedad occidental, pueden diferenciarse tres concepciones valorati-vas que tienen diferentes origenes y proporcionan distintas interpretaciones dellugar y de su sentido o significado. Haciendo extensivo el enfoque de Parkin,al estudio del sentido del lugar cabe diferenciar un sistema de valores domi-nante, cuyo origen social est en el orden institucional imperante y es el con-texto moral que promueve la cositieacin del espacio y la conversacin de los

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    lugares en simples contenedores o canales de flujos, creando paisajes urbanossin capacidad de sorpresa o produciendo divisiones muy marcadas entre habi-tar, trabajar y circular, creando una conducta esquizofrnica en muchos de loshabitantes de las reas metropolitanas. El urbanismo forma parte de la esferacultural que est impregnada de los valores dominantes que representa lospuntos de vista de los grupos privilegiados, es decir, del segmento social quemayor beneficio obtiene de la reificacin del marco urbano.

    Por otra parte, el sistema de valores subordinado se origina en la comunidadlocal formada por una clase trabajadora. Su contexto moral tiende a poromoverrespuestas acomodaticias y carece de instituciones que le permitan poner entela de juicio el sistema de valores dominante, su influencia es pues, muy limi-tada y el pesimismo o una tendencia a conseguir algunas recompensas, ascomo su desconocimiento global de la ciudad, ya que una de las entrategias delsistema de valores dominante, es reducir, a la clase subordinada su referentesocial de comparacin. La clase subordinada al carecer de una visin global dela ciudad en la que habita (especialmente en las grandes aglomeraciones urba-nas) y de la situacin real y objetiva de su marco de vida, se compara no conlos grupos privilegiados, sino con sus convecinos que disponen de rentas y dis-frutan de marcos urbanos muy semejantes.

    Por ltimo, el sentido del lugar procede del sistema de valores radical, esdecir, de los valores suministrados por los partidos que cuestionan la base ins-titucional del capitalismo.

    En suma, se aplique la concepcin dicotmica de fuerzas actuantes en la ela-boracin de la imagen, o bien las diferentes influencias que en una persona ogrupo actu, la conclusin es que un mismo lugar origina reacciones diferen-tes, por consiguiente es ms apropiado hablar de sentidos del lugar y no delugares con propiedades nicas sobre sus habitantes.

    En el caso de la ciudad, es bastante obvia la presencia de sentidos del lugarsegn la edad, clase social o contexto cultural. As por ejemplo, el habitante deuna ciudad mediterrnea no experimenta topofobia por vivir en un barrio cons-tituido por torres de pisos, aspecto que provocara una abierta aversin entre laclase media inglesa y norteamericana.

    Para el estudio de los sentidos del Jugar, Eyles (1985) propone combinar elmtodo crtico, con la introspeccin y los mtodos de anlisis neopositivistas.El autor propugna la introspeccin para hacer explcito el sentido del lugar delautor y as la autorreflexin le permite depurar los cuestionarios introduciendosesgos subjetivos preferenciales hacia los lugares relacionados con su expe-riencia vivida.

    Por otra parte, en la elaboracin de los cuestionarios y en el diseo delmuestreo Eyles, propone mtodos marcadamente neopositivistas, ya que suempleo le permite evaluar los sentimientos favorables o adversos respecto almedio ambiente, el equipamiento del barrio o de la comunidad, o simplementepara poder detectar el carcter ms o menos localista del entrevistado. Noso-tros utilizando la experiencia del autor britnico citado, hemos realizado un

  • La dimensin espacial en el estudio de la ciudad 69trabajo exploratorio en un barrio madrileo, as como en un pueblo-dormitorioinscrito en el Area Metropolitana de Madrid. En este trabajo aparecen cincotipos o sentidos del lugar encarnados por grupos sociales con caractersticassocloeconmicas diferenciadas. Los cinco sentidos del lugar que aparecen enel estudio son:

    Sentido del lugar social. Est denominado y orientado hacia las relacionessociales. El lugar en s tiene poco significado y slo se ve como el centro en elque se producen contactos sociales. El lugar es el territorio en donde seencuentran los familiares, los amigos y los vecinos. Por lo tanto, el lugar tieneun sentido social y son los lazos sociales los que confieren significacin.

    Sentido del lugar aptico. Puede considerarse como la nica categora quecarece de sentido del lugar. Las personas que no lo poseen no manifiestan inte-rs por ningn aspecto del lugar, y en sus respuestas emplean una forma con-descendiente y reflejan una incapacidad de transformar el curso de los hechosque afectan a su vida.

    Sentido del lugar instrumental. Se considera el barrio habitado como unmedio para lograr un fin. El lugar es significativo en la medida que le propor-ciona o no mercancas, servicios, oportunidades, accesibilidad, etc. Muchasveces este sentido del lugar denota lazos de desafecto y se insiste en lo que sepercibe como carencial: aburrido, comercio, sucio, etc.

    Sentido del lugar nostlgico. Est dominado por un sentimiento hacia ellugar, que responde a una situacin real o imaginaria del pasado. El sentimien-to que experimenta hacia el lugar se apoya en situaciones, aspectos o en acon-tecimientos que ocurrieron en el pasado. Los pensamientos nostlgicos serefieren al tiempo y al espacio.

    Sentido del lugar como plataforma o escenario. Se refiere a las personas ogrupos que consideran el lugar como un escenario en el que discurre sus Vidasy en una etapa significativa de su existencia. Buscan gentes afines: tiene uncarcter de mercanca y cuando se considera obsoleto, fsica o socialmente, secambian de barrio en busca de sus iguales.

    Sentido del lugar arraigado. El lugar es considerado algo importante. Sesienten identificados y aparece de forma manifiesta el sentido de pertenenciaal lugar. Son los que pertenecen al lugar espontneamente, sin tener que buscarjustificacin se sienten muy cmodos y se encuentran autnticamente en casa.

    Pueden establecerse algunas asociaciones entre los sentidos del lugar y lascaractersticas del individuo o grupo. As por ejemplo el sentido del lugarsocial aparece ms representado en las mujeres que en los hombres; el apticoen las personas que llevan menos de 5 aos viviendo en el barrio, con escasacualificacin y frecuentemente en el paro. Finalmente el sentido nostlgico esrepresentativo de mujeres, ancianas y jubiladas o viudas que llevan viviendoen el lugar ms de lO aos.

    Con los datos obtenidos es posible realizar y aplicar el mtodo crtico einterpretativo a la luz de las fuerzas estructurales que modelan el paisaje, elpapel y el grado de alienacin de cada grupo.

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    En suma, aunque segn mi modo de ver, la interpretacin crtica es la etapams valiosa de la investigacin sobre el espacio, sin embargo, la introspeccin,el anlisis emprico positivista es esencial, ya que proporciona los materialesbsicos que han de interpretarse luego crticamente.

    3. EL DISEO ESPACIAL URBANO O LA IMAGEN IMPUESTA. PROBLEMA AMBIENTALPRIORITARIO

    Sin despreciar la urgencia con que deben abordarse otros trabajos de carcterinterdisciplinario, considero de carcter prioritario abordar el inquietante pano-rama del diseo espacial urbano por las consecuencias dramticas que estproduciendo.

    El diseo espacial urbano, puede definirse como el proceso consciente por elque la forma fsica se modela y modifica con el fin de satisfacer ciertas neces-dades humanas.

    Esta definicin relativamente aceptada explcita o implcitamente en los pro-yectos dc diseo urbano, implica que al ser un proceso consciente sera err-neo pensar que el proceso de diseo se apoya en principios objetivos y aspti-cos y que se examinan todas las opciones posibles.

    Por otra parte, se piensa que el diseador es el creador oficial y modifica-dor de las formas fsicas, y que ejerce una influencia en la conducta de loshabitantes a los que en teora se les disea la forma fsica de su lugar de resi-dencia. Por otra parte, el diseo urbano pretende satisfacer las necesidadeshumanas, aunque no se especifica la naturaleza de las nismas, el tiempo, o losgrupos sociales a los que se dirige el diseo.

    Es curioso constatar el gran cmulo de supuestos admitidos en el diseourbano y el escaso conocimiento terico y prctico de la ciudad. Ello es anmas grave si se tiene en cuenta que casi siempre es el arquitecto el que ejercede intrprete entre los usuarios y el cliente para el que trabaja.

    Existen argumentos razonables para pensar que un solo cientfico, en estecaso el arquitecto, sea el nico intprete vlido, ya que las diferencias sociocul-turales entre los diseadores clase media alta y los usuarios, pueden ser muygrandes, lo que afectar a los valores. Por otra parte los diseadores, como cual-quier otro tipo de profesionales, se mueven en un sistema cerrado, es decir, bus-can el aprecio de sus colegas sin constatar empricamente si ese aprecio profe-sional se ve respaldado por los usuarios. Son muchos los premos nacionales dearquitectura por su ingenio tcnico, esttico-creativo que no merecen a juzgarpor los estudios sociolgicos, el mismo reconocimiento de los usuarios. En elcaso espaol estn presentes la experiencia de los poblados dirigidos.

    El aislamiento diseador-usuario se agrava an ms por la falta de forma-cin del arquitecto en toda la compleja temtica urbana, tanta se trate delarquitecto-artista como del arquitecto ingeniero ambiental.

    Ante tales deficiencias es preciso que los cientficos sociales intervengan en

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    la tarea del diseo urbano y que este carcter multidisciplinario no se veacomo algo voluntarista y potestativo del talante del arquitecto, sino que seincorpore como necesidad ineludible para larealizacin de todo proyecto urba-no. En todo Plan General de Ordenacin Urbana deberan incorporarse conrango legal, los estudios ambientales en los que intervengan arquitectos, eclo-gos, psiclogos, gegrafos y socilogos, ya que sin una normativa precisa, eldiseador tiende a pensar por ignorancia y carencia de formacin que el diseoen si mismo moldea la conducta humana y por lo tanto el diseo de la formaurbana es la operacin mgica que define y transforma positivamente la socie-dad. Sin embargo, el diseo urbano, tiene como objetivo primordial el facultara la gente hacer lo que desea o lo que est obligada a hacer. El conocimientode los deseos y de las limitaciones de un grupo humano no puede ser privativode una sola profesin. La ciudad es algo sumamente complejo e importantepara ser el laboratorio de un nico grupo profesional; es el marco de vida deuna parte creciente de la humanidad la que debe disear y ordenarse segn losdeseos y limitaciones del grupo social afectado.

    BIBLIoGRAFA

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    RESUMEN

    En este artculo se hace una reflexin sobre la importancia relativa que losdiferentes enfoques geogrficos conceden al espacio urbano. Una vez exami-nado brevemente algunas concepciones espaciales en Geografa Humana, seintenta ofrecer un esquema para el estudio del espacio urbano que incluye,desde un punto de vista metodolgico, las principales aportaciones proceden-tes de los enfoques fenomenolgicos, crticos y postvstas.

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    RESUME

    Lobjetif de cet article est faire une reflchissement sur limportance relativeque les diferents thories gographiques accordent it lespace urbain. Apresexaminer brievement quelques conceptions sur lespace en GographieHumaine on essaye de faire une schema pour letude de lespace urbain quinsert des point de vue de la mthodologie, les principaux resultats provenantdes champs phenomenologique, critique et positiviste.

    ABSTRACT

    The aim of this paper is to discuss on the relevance of the main approachesabout the urban space. After reviewing concisely some spatial conceptions inthe Human Geography, it tries to present a framework for studying the urbanspace whieh includes from the methodological point of view, some of the mostimportant achievements from the fenomenological, critical, and positivistpoints of view.