¿Estamos viviendo en los últimos días?

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    las personas de todas las pocas les han llamado la aten-

    cin las predicciones acerca del fin del mundo. Y aque-llos que leen y estudian la Biblia no son los nicosque se han mostrado preocupados por el rumbo y el

    futuro de la civilizacin humana.El cientfico y escritor Isaac Asimov, en su libro titulado The

    Choice of Catastrophes: The Disasters That Threaten Our World[Seleccin de catstrofes: Los desastres que amenazan nuestromundo], hizo una lista de por lo menos 15 peligros que amenazanla supervivencia de la humanidad. Muchos de estos peligros, entreellos la guerra nuclear, han surgido en tiempos recientes.

    En ciertas pocas ha habido personas que han credo saber cun-do y cmo llegara el fin del mundo, pero las esperanzas defrauda-

    das han trado un profundo desengao a muchos grupos e indivi-duos sinceros. Ellos estaban convencidos de que estaban interpre-tando correctamente los sucesos y las condiciones que observaban,y que haban logrado comprender cmo se cumplira la profeca b-blica. Pero todos ellos estaban equivocados, o al menos se adelan-taron a los acontecimientos.

    A pesar de tantos siglos de equivocaciones y desilusiones, esto noha sido suficiente para desanimar completamente los intentos por co-rrelacionar los sucesos mundiales y las predicciones bblicas acercadel tiempo del fin. Como resultado, cada vez vemos ms libros y pro-gramas de radio y de televisin relacionados con estos temas.

    Si analizamos los inspirados escritos de los profetas bblicos y los

    apstoles de Jesucristo, encontraremos varias profecas que se refie-ren al tiempo del fin. Son dignas de crdito? Significan algo paranosotros? Existen en nuestros das las condiciones necesarias paraque todas estas profecas se puedan cumplir? Cun cerca nos en-contramos del momento en que todos los males y dificultades delmundo alcanzarn su clmax y desembocarn en el holocausto final?Nos estamos aproximando al Armagedn?

    En las pginas de la Biblia, Jesucristo nos habla acerca de untiempo futuro que ser tan horrendo y devastador que si no se acor-taran aquellos das, nadie escapara con vida (Mateo 24:22, Nue-va Biblia Espaola). Se cumplir esta profeca en nuestra poca?

    Segn las profecas bblicas, antes de que Dios intervenga en eldestino del hombre, es necesario que varias condiciones mundia-les se agraven progresivamente y lleguen al punto de amenazar lasupervivencia misma de la humanidad. Estos sucesos aterradoresse cumplirn en algn momento del futuro. La pregunta ms in-quietante es: Cundo?

    Existe mucha confusin con respecto a la secuencia de estasprofecas y al tiempo de su cumplimiento, pero no tiene por quser as. La Biblia nos revela ciertas claves fundamentales que nosayudan a poner todas estas predicciones profticas en una se-cuencia ordenada y lgica. Para ello, debemos permitir que la Bi-blia se interprete a s misma.

    Examinemos algunas de las cosas que Jess, sus apstoles y losprofetas antiguos dijeron con respecto a los inquietantes tiempos

    que ellos denominaron el tiempo del fin.

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    os discpulos de Jess admiraban el majestuoso y es-

    plndido diseo de las construcciones del templo enJerusaln. Algunas de las piedras de los cimien-tos de este complejo del templo pesaban varias

    toneladas. Otras piedras haban sido labradas de un bellsimomrmol blanco. La luz del sol iluminaba las brillantes piedras yel oro que adornaba el templo.

    Los discpulos queran saber si su Maestro estaba tan impre-sionado con el templo como lo estaban ellos. Cuando Jess sa-li del templo y se iba, se acercaron sus discpulos para mos-trarle los edificios del templo. Respondiendo l, les dijo: Veistodo esto? De cierto os digo, que no quedar aqu piedra sobrepiedra, que no sea derribada (Mateo 24:1-2).

    Esta respuesta tan tajante de Jess (que se refera proftica-mente a la destruccin de Jerusaln en el ao 70 d.C.) debisorprender a sus discpulos. Ellos debieron conmoverse pro-fundamente con la afirmacin de que los edificios del templo,con toda su belleza y esplendor, seran totalmente destruidos.Ms tarde, cuando los discpulos se le acercaron a Jess en pri-vado, todava tenan en mente los comentarios que l les habahecho: Dinos le preguntaron, cundo sern estas cosas,y qu seal habr de tu venida, y del fin del siglo? (v. 3).

    En busca de entendimiento

    Casi 2.000 aos ms tarde, los cristianos todava continan

    preguntndose cules sern las seales del fin de esta era y delretorno de Jesucristo. l contest esta pregunta tan importante;el problema que muchas personas tienen con la respuesta radi-ca en las interpretaciones que le dan. Todos queremos respues-tas claras y precisas, como si fueran la solucin de un proble-ma de matemticas.

    Pero para entender la respuesta de Jess es necesario tenerclara la peridica repeticin de una serie de sucesos devastado-res que ha ocurrido en los ltimos 2.000 aos y percibir quetodo esto se va a incrementar en intensidad y en magnitud a me-dida que nos acercamos al fin.

    Adems, es necesario recordar que Jess explic claramenteque nadie podra saber el tiempo exacto de su regreso:Pero delda y la hora nadie sabe, ni an los ngeles de los cielos, sinoslo mi Padre (v. 36). Slo el Padre sabe el momento precisodel regreso de su Hijo. Sin embargo, nosotros s podemos en-tender ciertos principios esenciales de la profeca.

    Jess les dio a sus discpulos varias seales que requieren unaperspectiva muy amplia para poder entenderse cabalmente. Al-gunos acontecimientos profticos se han repetido sistemtica-mente en la historia, pero se intensificarn antes de la venida deCristo; otras cosas ocurrirn slo una vez. Algunas de las profe-cas ms importantes que conducirn al regreso de Cristo no sontan evidentes; varias de las seales mencionadas en la profecadel monte de los Olivos y los escritos de otros profetas bblicos

    todava no se han manifestado.

    Examinaremos estas seales bblicas, las claves que nos per-

    miten entender los acontecimientos futuros a la luz de la profe-ca. Pero primero conviene analizar la forma en que la Bibliautiliza el trmino el tiempo del fin.

    En qu consiste exactamente el tiempo del fin? Cundo lle-gar? Estamos viviendo ya en ese tiempo? Existe una formade averiguarlo?

    El tema del tiempo del fin aparece en la Biblia desde el G-nesis hasta el Apocalipsis. Es uno de los principales temas delas Escrituras. Por lo tanto, es importante que entendamos real-mente lo que es ese tiempo tan significativo. Un mal entendi-miento puede llenarnos de confusin, incertidumbre y angus-tia. Pero un entendimiento correcto y slido, basado en la Pa-

    labra de Dios, nos puede dar consuelo y confianza. Vayamospues a la Biblia para estudiar lo que en sta se nos revela conrespecto al tiempo del fin.

    El significado del tiempo del fin

    Una de las explicaciones ms concisas acerca del tiempo delfin se encuentra en el libro de Daniel. En el captulo 12, Dios lerevel a Daniel un resumen de los acontecimientos principalesque ocurrirn en esa poca futura: En aquel tiempo se levanta-r Miguel, el gran prncipe que est de parte de los hijos de tupueblo; y ser tiempo de angustia, cual nunca fue desde quehubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo ser libertado

    tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchosde los que duermen en el polvo de la tierra sern despertados,unos para vida eterna, y otros para vergenza y confusin per-petua. Los entendidos resplandecern como el resplandor delfirmamento; y los que ensean la justicia a la multitud,como lasestrellas a perpetua eternidad. Pero t, Daniel, cierra las pala-bras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos corrern deaqu para all, y la ciencia se aumentar (Daniel 12:1-4).

    Segn lo que acabamos de leer, el tiempo del fin ser untiempo de angustia [tribulacin], cual nunca fue desde quehubo gente hasta entonces. Adems, ser un tiempo en el quese incrementarn en gran manera los viajes y las comunicacio-nes, y habr una gran explosin de conocimientos: Muchos co-rrern de aqu para all, y la ciencia se aumentar.

    Varios siglos despus de la poca de Daniel, los discpulos deJess le preguntaron acerca del tiempo del fin. Su respuesta fuesimilar a las palabras de Daniel: Habr entonces gran tribula-cin, cual no la ha habido desde el principio del mundo hastaahora, ni la habr (Mateo 24:21).

    Ms adelante, Dios le revel a Daniel mayor informacinacerca del fin: Y dijo uno al varn vestido de lino, que estabasobre las aguas del ro: Cundo ser el fin de estas maravillas?Y o al varn vestido de lino, que estaba sobre las aguas del ro,el cual alz su diestra y su siniestra al cielo, y jur por el que vivepor los siglos, que ser por tiempo, tiempos, y la mitad de un

    tiempo. Y cuando se acabe la dispersin del poder del pueblo

    Qu esel tiempo del fin?

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    santo, todas estas cosas sern cumplidas. Y yo o, mas no enten-d. Y dije: Seor mo, cul ser el fin de estas cosas? l res-pondi: Anda, Daniel, pues estas palabras estn cerradas y se-lladas hasta el tiempo del fin (Daniel 12:6-9).

    Este pasaje nos indica que el trmino el tiempo del fin se re-fiere principalmente a un perodo de tribulacin sin precedentesen la historia, que durar tres aos y medio (en el lenguaje b-blico: tiempo [un ao], tiempos [dos aos] y la mitad de untiempo [medio ao]), que concluir con el establecimiento del

    Reino de Dios en la tierra. En este folleto estudiaremos princi-palmente las profecas relacionadas directa o indirectamentecon este perodo de tres aos y medio que se presentar al finaldel presente siglo malo (Glatas 1:4).

    Unas palabras de advertencia

    Aunque las Escrituras nos revelan que ciertas condiciones sevan a deteriorar a medida que el fin de esta era se acerca, no de-bemos confundir las circunstancias que nos rodean actualmen-te con el perodo final que est especficamente profetizado enla Biblia. Las condiciones mundiales se tendrn que degenerarconsiderablemente durante cierto perodo antes de que puedan

    conducirnos a los eventos finales de los ltimos das. Los das

    finales de esta era estarn marcados por ciertos acontecimientosprofticos muy especficos.

    Jess les advirti a sus discpulos que deban ser muy cuida-dosos cuando creyeran que estaban observando las seales deltiempo del fin. l les dijo: Mirad que no seis engaados; por-que vendrn muchos en mi nombre, diciendo:Yo soy el Cristo,y: El tiempo est cerca. Mas no vayis en pos de ellos. Y cuan-do oigis de guerras y de sediciones, no os alarmis; porque esnecesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin noser inmediatamente (Lucas 21:8-9).

    Segn lo que acabamos de leer, Jess les advirti que muchosvendran en su nombre, diciendo que eran sus representantes.Algunos interpretaran que ciertos acontecimientos y sucesoseran las seales evidentes del tiempo del fin, pero estaran equi-vocados y desviaran a muchos. La sola aparicin de carismti-cos dirigentes religiosos, guerras y desastres globales no serasuficiente para determinar que el fin haba llegado.

    Algunos acontecimientos especficos

    Para evitar la confusin entre los males generales del mundoy los acontecimientos reales del tiempo del fin, la Biblia descri-

    be sucesos especficos que tienen que ocurrir en los ltimos das.

    No y nuestra poca: La correlacin bblica

    Jess se vali del ejemplo de No para revelar las actitudesque predominaran cerca del fin: Como en los das deNo, as ser la venida del Hijo del Hombre. Porque como enlos das antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, ca-sndose y dando en casamiento, hasta el da en que No en-tr en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y selos llev a todos, as ser tambin la venida del Hijo del Hom-bre (Mateo 24:37-39).

    Este es un ejemplo de la correlacin entre la historia y laprofeca. Su significado es claro. La actitud que haba en laspersonas en los das de No ser la misma actitud que preva-lecer justo antes de la segunda venida de Cristo. As comopara esa gente Dios pareca estar muy lejano, sin tener nin-gn inters en los asuntos humanos, y puesto que la vida con-tinuaba aparentemente sin cambios significativos (2 Pedro3:3-6), ellos estaban absolutamente despreocupados de suverdadera condicin espiritual y no se daban cuenta de la in-minencia del juicio de Dios.

    El punto crucial de este ejemplo es que las personas esta-ban tan ocupadas en los afanes de esta vida, que descuida-ron completamente a su Creador; de hecho, no lo tenan encuenta para nada (Mateo 6:33; Lucas 21:34-35). Ya sucediuna vez, y volver a suceder. De hecho, ya est sucediendo.

    El apstol Pablo tambin le coment a Timoteo acerca deotras actitudes carnales y de las actividades que predomina-ran en los ltimos das: Tambin debes saber esto: que enlos postreros das vendrn tiempos peligrosos. Porque habrhombres amadores de s mismos, avaros, vanagloriosos, so-berbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, im-pos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intem-perantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, im-petuosos, infatuados, amadores de los deleites ms que deDios, que tendrn apariencia de piedad, pero negarn la efi-cacia de ella; a stos evita (2 Timoteo 3:1-5).

    Esto describe perfectamente el panorama y la actitud pre-dominante de nuestra sociedad. Esta clase de actitudes es loque va a impedir que la mayor parte de la humanidad crea enDios y sepa discernir las seales bblicas de advertencia antesde que sea demasiado tarde. De la misma forma en que leslleg el fin a las personas de la poca de No, as tambin lle-gar el fin del mundo y la gran mayora de las personas novan a estar preparadas. t

    Jess nos advierte que no cometamos el error de los quevivieron en los das de No, quienes hicieron caso omiso deDios hasta que fue demasiado tarde. En el tiempo del fin lagente no querr tener en cuenta a su Creador.

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    Un mundo continuamente en crisis

    Una de las caractersticas ms sobresalientes de las crisisactuales es su continuidadDavid Burnett King.En dcadas recientes el escritor britnico Anthony Samp-

    son ha escrito tres anlisis detallados de Inglaterra. En la lti-ma, l expresa un sentido de urgencia. Aun el ttulo nos indi-ca que todo ha empeorado y que la crisis es un estilo de vida.

    Su libro, The Es- sential Anatomy ofBritain: Democracyin Crisis [Anlisisbsico de Gran Bre-taa: Una democra-cia en crisis], con-tiene un captulocuyo propsito evi-dente es advertir algobierno britnicoque debe poner lacasa en orden. Estecaptulo no apareci en las dos primeras ediciones.

    Fue el principal rabino britnico, Jonathan Sack, elque escribi: Los profetas de hoy, lo digo con tris-teza, con mucha frecuencia no son dirigentes reli-giosos, sino un pequeo grupo de intelectuales, quepara analizar lo que acontece en nuestra poca nose limitan a sus especializaciones acadmicas sinoque adoptan una perspectiva ms amplia, y nos in-forman que hay un peligro inminente (Faith in theFuture [Confianza en el futuro], 1995, p. 65).

    De vez en cuando se han escuchado las voces profticasque nos advierten acerca de las seales en el mbito mundial.Algunos afirman que habr una crisis que producir un cam-bio dramtico en nuestro mundo.

    Esto se refleja claramente en los ttulos de muchos libros re-cientes. El escritor norteamericano James Dale Davidson, y suhomlogo britnico William Rees-Mogg, titularon su libroThe Great Reckoning [El gran juicio]. El historiador EricHobsbawm llam el suyo The Age of Extremes [La edad delos extremos].

    El escritor y educador norteamericano David Burnett Kinganota en The Crisis of Our Time [La crisis de nuestro tiem-po] que existe un profundo sentimiento de desasosiego . . .Estamos atravesando una especie de crisis, tratando de so-brevivir durante un tiempo de cambios dramticos que de al-guna forma nos d un futuro completamente diferente de

    nuestro pasado (1988, p. 17).La verdad es que tal vez estemos acercndo-

    nos rpidamente a un perodo de transicin en-tre dos eras completamente diferentes: la edaddel hombre y el mundo por venir del que hablJesucristo (Mateo 12:32).

    En otro libro, titulado The Age of Revolution[La edad de la revolucin], Eric Hobsbawm afir-ma que la tierra no puede continuar soportando

    indefinidamentelos desastrososfrutos del ladooscuro de la tec-nologa moder-na. l escribi:Hemos alcanza-do un punto his-trico en la crisis.Las fuerzas gene-radas por la eco-noma tecno-cientfica son ca-

    paces de destruir el medio ambiente, o sea el fundamentomaterial de la vida humana.

    David Burnett King nos recuerda: La naturaleza de las cri-sis ha cambiado. Lo ms impresionante de las crisis actualeses su continuidad; tal parece que estarn con nosotros per-petuamente (The Crisis of Our Time [La crisis de nuestrotiempo].

    Tal vez lo que tengamos por delante es lo que el profetaDaniel denomin el tiempo de angustia, la crisis ms gran-de de todas, que culminar con la segunda venida de Jesu-cristo (Daniel 12:1; Mateo 24:21-22). t

    Un acontecimiento de capital importancia que tiene que ocu-rrir en el tiempo del fin es que Jerusaln ser dominada por losgentiles (no israelitas). Jess profetiz que Jerusaln ser ho-llada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles secumplan (Lucas 21:24).

    En Apocalipsis 11:2-3 un ngel le revela al apstol Juan eltiempo durante el cual los gentiles dominarn la ciudad:. . . ellos hollarn la ciudad santa cuarenta y dos meses, elequivalente de tres aos y medio.

    Tambin ser una poca de intensa persecucin al pueblo deDios. Jess advirti acerca de muchos males que denominprincipio de dolores (Mateo 24:8). Luego dijo: Entonces osentregarn a tribulacin, y os matarn, y seris aborrecidos detodas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarnentonces, y se entregarn unos a otros, y unos a otros se abo-rrecern. Y muchos falsos profetas se levantarn, y engaarna muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de

    muchos se enfriar. Mas el que persevere hasta el fin, ste sersalvo (vv. 9-13).

    En el Apocalipsis, Juan tiene una visin en la cual parte delpueblo de Dios, simbolizado por una mujer, es protegida de lapersecucin de Satans y es sustentada por un tiempo, y tiem-pos, y la mitad de un tiempo (Apocalipsis 12:14). Satans, lle-nndose de ira porque no puede atacar a estas personas, se fuea hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los queguardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de

    Jesucristo (v. 17).En lo que hemos examinado hasta aqu, hemos visto en es-

    tas tres profecas que el punto focal de las predicciones acercadel tiempo del fin es principalmente un perodo de tres aos ymedio de calamidad y tribulacin mundiales, sin paralelo en lahistoria, y que Dios nunca permitir que vuelva a ocurrir. Estasprofecas nos ayudan a entender las condiciones y sucesos quemarcarn el comienzo de este perodo crucial.

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    a Biblia nos habla acerca de tres eras especficas en la

    historia de la humanidad. La primera es el perodo an-terior al diluvio, desde el tiempo de Adn hasta eltiempo de No. La Biblia se refiere a este perodo

    como el mundo de entonces: Por lo cual el mundo de enton-ces pereci anegado en agua (2 Pedro 3:6).

    La segunda era abarca desde el tiempo posterior al diluviohasta la segunda venida de Jesucristo. En las Escrituras se le lla-ma el presente siglo malo (Glatas 1:4). Los discpulos de Je-ss, queriendo saber cundo iba a terminar este perodo, le pre-guntaron: Dinos, cundo sern estas cosas, y qu seal habrde tu venida, y del fin del siglo? (Mateo 24:3).

    El tercer perodo de la historia del hombre comenzar con la

    segunda venida de Cristo; en la Palabra de Dios se le denominael mundo venidero (Hebreos 2:5). Al principio de este tercerperodo,en el momento en que Jesucristo regrese a la tierra, ocu-rrir la resurreccin de los justos. Con referencia a esta resurrec-cin, en el Apocalipsis se nos dice: Bienaventurado y santo elque tiene parte en la primera resurreccin; la segunda muerte notiene potestad sobre stos, sino que sern sacerdotes de Dios y deCristo, y reinarn con l mil aos (Apocalipsis 20:6).

    Hablando en el sentido literal, el tiempo del fin se refiere alperodo, inmediatamente anterior al regreso de Cristo, cuandose acabar este presente siglo malo. Ser el fin de la era deldominio de Satans sobre la humanidad.

    Profecas del Antiguo Testamento

    Algunos creen que el tema del tiempo del fin aparece exclusi-vamente en el Nuevo Testamento. Pero al comienzo del Gnesis,el primer libro de la Biblia, las Escrituras hacen referencia a lapoca en la cual el Reino de Dios ser establecido en la tierra. Dehecho, los escritos del Antiguo Testamento tienen mucho que de-cirnos con respecto a los acontecimientos que ocurrirn en eltiempo del fin y al mundo venidero que lo seguir.

    En el huerto del Edn, Dios revel que llegara un momentoen el cual terminaran el reinado y la influencia de Satans. Diosle dijo al diablo: Pondr enemistad entre ti y la mujer, y entretu simiente y la simiente suya; sta te herir en la cabeza, y t leherirs en el calcaar (Gnesis 3:15).

    Si bien es cierto que Satans herira al Salvador (incitando asu crucifixin), no podra impedir que Jesucristo fuera resucita-do y que, al final, lo derrotara completamente.

    El apstol Pablo se refiri a esto cuando les escribi a los cris-tianos de Roma: El Dios de paz aplastar en breve a Satansbajo vuestros pies (Romanos 16:20). Es muy consolador saberque a la segunda venida de Cristo, Satans, el que engaa almundo entero, ser encadenado y puesto en prisin (Apocalip-sis 12:9; 20:1-3). As, desde el comienzo de la historia de la hu-manidad, Dios revel que el dominio de Satans llegara a sufin, que vendra un tiempo determinado en el que el diablo y sus

    demonios seran derrotados definitivamente.

    Algunos siervos de Dios del Antiguo Testamento, como por

    ejemplo Enoc, saban que finalmente Dios intervendra parajuzgar al hombre: Tambin Enoc, el sptimo patriarca a partirde Adn, profetiz acerca de ellos: Miren, el Seor viene conmillares y millares de sus ngeles para someter a juicio a todosy para reprender a todos los pecadores impos por todas las ma-las obras que han cometido,y por todas las injurias que han pro-ferido contra l (Judas 14-15, Nueva Versin Internacional).

    Despus del diluvio, otros fieles siervos de Dios, como Abra-ham, Isaac y Jacob, miraron ms all del presente siglo malo yvislumbraron el establecimiento del Reino de Dios: Por la feAbraham, siendo llamado, obedeci para salir al lugar que habade recibir como herencia; y sali sin saber a dnde iba. Por la fe

    habit como extranjero en la tierra prometida como en tierra aje-na,morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la mis-ma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos,cuyo arquitecto y constructor es Dios (Hebreos 11:8-10).

    Los patriarcas saban que llegara el da en el cual Dios iba aestablecer su reino. Ellos vivieron y murieron con la certeza deque Dios cumplira sus promesas y les dara entrada en su rei-no: Conforme a la fe murieron todos stos sin haber recibidolo prometido, sino mirndolo de lejos, y creyndolo, y salu-dndolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobrela tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entenderque buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en

    aquella de donde salieron, ciertamente tenan tiempo de volver.Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Diosno se avergenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha pre-parado una ciudad (vv. 13-16).

    Ellos no estaban imaginndose ni especulando acerca del fu-turo, sino que eran inspirados directamente por Dios. Como loexplic el apstol Pedro: Nunca la profeca fue trada por vo-luntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaronsiendo inspirados por el Espritu Santo (2 Pedro 1:21).

    En el libro de los Salmos encontramos muchas profecasacerca del tiempo del fin. El Salmo 2 nos revela que las nacio-nes se opondrn al reinado de Cristo: Por qu se amotinan lasgentes, y los pueblos piensan cosas vanas? . . . Yo publicar eldecreto; el Eterno me ha dicho: Mi hijo eres t; yo te engendrhoy. Pdeme, y te dar por herencia las naciones, y como pose-sin tuya los confines de la tierra. Los quebrantars con vara dehierro; como vasija de alfarero los desmenuzars (Salmos 2:1,7-9). Podemos encontrar otras referencias a los acontecimien-tos del tiempo del fin en Salmos 9:5-15; 10:3-18; 11:1-7; 12:3-5; 21:8-12; 46:8-10; 47:1-4; 75:7-8; 76:7-9; 96:10-13; 97:1-6;98:1-3; 99:1-5; y 110:1-6.

    Un tema de los profetas

    Aunque las profecas referentes al tiempo del fin no son muynumerosas en los primeros libros del Antiguo Testamento, este

    fue uno de los temas principales de los profetas que escribieron

    Tres eras dela historia humana

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    El tiempo del fin: El fin de qu?

    La Biblia se refiere al tiempo del fin. Qu es, exactamente,lo que va a llegar a su fin?Jess estableci un marcado contraste entre este siglo

    y el siglo venidero (Mateo 12:32). La palabra que se tra-duce como siglo

    en este pasaje pro-viene de la palabragriega aion, quequiere decir unaedad, era . . . signifi-ca un perodo deduracin indefinida,o tiempo contem-plado en relacincon lo que tiene lu-gar en el perodo. Elsentido que tiene lapalabra no es tantoel de la longitud misma de un perodo, sino el de un perodomarcado por caractersticas espirituales o morales (W.E.Vine, Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testa-mento, 1984, 4:61-62).

    El apstol Pablo estableci un contraste muyclaro entre este siglo, el mundo que nosotrosconocemos y que l llam el presente siglomalo, y el [siglo] venidero (Glatas 1:4; Efesios1:21). Estas dos eras son completamente opues-tas, no slo en el aspecto espiritual sino tambinen el aspecto moral.

    Para entenderlas correctamente debemos te-ner muy claro que este no es el mundo de Dios.Dios no es el autor de los hogares destruidos, losmatrimonios deshechos, la violencia, los odios ra-ciales y tnicos, la corrupcin gubernamental,avaricia, contaminacin, depresin, enfermedades, persecu-cin, y todo el sufrimiento inherente en estas situaciones, quevemos a nuestro alrededor. Pablo identifica la verdadera cau-sa de todos estos dolores: eldios de este siglo (2 Corintios4:4), Satans el diablo.

    Cunta influencia ejerce esteser? El apstol Juan nos dice queel mundo entero est bajo elmaligno (1 Juan 5:19). Toda lahumanidad ha sido influenciadapor los pensamientos, las actitu-des y las acciones de este ser per-verso y sus cmplices, los demo-nios. Juan nos advierte que el po-der engaoso de Satans es tanpenetrante que engaa al mun-do entero (Apocalipsis 12:9).

    La influencia de Satans espoderosa y se extiende muy f-cilmente. Aunque suene muy ex-trao, uno de los medios de ma-yor influencia es la religin, por-que en ella dominan las ideas de

    Satans y no las de Dios. El apstol Pablo exhorta a los cris-tianos para que estn conscientes de la influencia de Satansy el poder que tiene aun con los cristianos, ya que de la mis-ma forma en que Satans se disfraza como ngel de luz

    sus ministros tambin se disfrazan como

    apstoles de Cristo, como ministros de jus-ticia (2 Corintios 11:13-15).Pablo advierte a todos aquellos que quieren

    vivir una vida justa delante de Dios que debenluchar continuamente contra las influencias es-pirituales que dominan el mundo que nos ro-dea: Porque no tenemos lucha contra sangrey carne, sino contra principados, contra potes-tades, contra los gobernadores de las tinieblasde este siglo, contra huestes espirituales demaldad en las regiones celestes (Efesios 6:12).

    Bajo la influencia de Satans, el mundo tie-ne su propia sabidura (1 Corintios 1:20-29),

    una forma de pensar que considera al Dios de la Biblia y su ca-mino de vida como locura (1 Corintios 2:14). El resultadode esto es que la humanidad no se da cuenta de que todo el

    sufrimiento y el dolorque nos rodean sonconsecuencia del re-chazo del hombrehacia Dios y sus cami-nos justos.

    Cuando en la Es-critura se nos habladel tiempo del fino del fin de este si-glo, se refiere a queeste presente mundomalo va a llegar a su

    fin. Esta era es en realidad la era de Satans, pero va a ter-minar y ser reemplazada por la era de Dios, cuando su go-bierno perfecto guiar a toda la humanidad.

    Esta era que va a venires el tiempo en que elReino de Dios va a gober-nar toda la tierra. Jesu-cristo la inaugurar a suregreso. Si desea mayorinformacin acerca de es-tos acontecimientos y deestos temas profticos,no vacile en solicitar dosfolletos titulados El evan-gelio del Reino de Dios yCmo entender la Biblia.Se los enviaremos com-pletamente gratis. Leayudarn a entender me-

    jor ese maravilloso mun-do que Dios tiene prepa-rado y que reemplazar anuestro mundo turbulen-to y atribulado. t

    La profeca bblica tambin trae buenas noticias.Apesar de que los actos y pecados del hombre lo llevarn alborde de la aniquilacin, la Biblia anuncia que Jesucristovolver y establecer un mundo utpico de paz bajo elgobierno del Reino de Dios.

    6 Estamos viviendo en los ltimos das?

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    varios siglos despus. El apstol Pedro nos explica que estosprofetas escudriaban qu persona y qu tiempo indicaba elEspritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de an-temano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrantras ellos [su segunda venida] (1 Pedro 1:11).

    Isaas es uno de los principales ejemplos de cun a menudoDios ha mencionado las condiciones del tiempo del fin y del Rei-no de Dios que Jesucristo establecer a su segunda venida. Al pe-rodo de transicin entre el gobierno humano y el gobierno de

    Dios se le llama con frecuencia el da del Seor o simplemen-te aquel da. El mismo perodo se denota tambin con las ex-presiones los ltimos das, los postreros das, los postrerostiempos y otras semejantes a stas. Veamos algunos ejemplosde este tema en el libro de Isaas:

    Acontecer en lo postrero de los tiempos, que ser confir-mado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los mon-tes, y ser exaltado sobre los collados, y corrern a l todas lasnaciones. Y vendrn muchos pueblos, y dirn: Venid, y suba-mos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos en-sear sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque deSion saldr la ley, y de Jerusaln la palabra del Eterno. Y juz-

    gar entre las naciones, y reprender a muchos pueblos; y vol-vern sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; noalzar espada nacin contra nacin, ni se adiestrarn ms parala guerra (Isaas 2:2-4).

    Mtete en la pea, escndete en el polvo, de la presencia te-mible del Eterno, y del resplandor de su majestad. La altivez delos ojos del hombre ser abatida, y la soberbia de los hombresser humillada; y el Eterno solo ser exaltado en aquel da. Por-que da del Eterno de los ejrcitos vendr sobre todo soberbio yaltivo, sobre todo enaltecido, y ser abatido . . . Y se metern enlas cavernas de las peas y en las aberturas de la tierra, por lapresencia temible del Eterno, y por el resplandor de su majes-

    tad, cuando l se levante para castigar la tierra (vv. 10-12, 19).En aquel tiempo el renuevo del Eterno ser para hermosuray gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los so-brevivientes de Israel. Y acontecer que el que quedare en Sion,y el que fuere dejado en Jerusaln, ser llamado santo; todos losque en Jerusaln estn registrados entre los vivientes (Isaas4:2-3).

    Un nio nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado so-bre su hombro; y se llamar su nombre Admirable, Consejero,Dios fuerte,Padre eterno, Prncipe de paz. Lo dilatado de su im-perio y la paz no tendrn lmite, sobre el trono de David y sobresu reino, disponindolo y confirmndolo en juicio y en justiciadesde ahora y para siempre. El celo del Eterno de los ejrcitoshar esto (Isaas 9:6-7).

    Saldr una vara del tronco de Isa, y un vstago retoar desus races. Y reposar sobre l el Espritu del Eterno; espritu desabidura y de inteligencia, espritu de consejo y de poder, esp-ritu de conocimiento y de temor del Eterno. Y le har entenderdiligente en el temor del Eterno. No juzgar segn la vista de susojos, ni argir por lo que oigan sus odos; sino que juzgar conjusticia a los pobres, y argir con equidad por los mansos de latierra; y herir la tierra con la vara de su boca, y con el espritu desus labios matar al impo (Isaas 11:1-4).

    He aqu el da del Eterno viene, terrible, y de indignacin yardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a

    sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luce-

    ros no darn su luz; y el sol se oscurecer al nacer, y la luna nodar su resplandor. Y castigar al mundo por su maldad, y a losimpos por su iniquidad . . . Porque har estremecer los cielos,y la tierra se mover de su lugar, en la indignacin del Eterno delos ejrcitos, y en el da del ardor de su ira (Isaas 13:9-13).

    En el libro de Isaas aparecen varias otras profecas semejan-tes a las anteriores, y lo mismo sucede con los libros de Jere-mas, Ezequiel y Daniel. Los escritos de estos siervos de Diosnos advierten acerca de los terribles das que precedern a la ve-

    nida de Jesucristo como Rey de reyes.Advertencias especficas de otros profetas

    El Antiguo Testamento contiene, entre otros, 12 libros que seconocen como los profetas menores. Casi todos estos 12 librosprofticos tienen algo que decir con referencia al tiempo del fin.Los de Joel y Zacaras son un buen ejemplo.

    Dios inspir a Joel para que describiera la tremenda des-truccin que ocurrir durante el da del Seor: Tocad trom-peta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todoslos moradores de la tierra, porque viene el da del Eterno, por-que est cercano. Da de tinieblas y de oscuridad . . . Y el Eter-no dar su orden delante de su ejrcito; porque muy grande essu campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porquegrande es el da del Eterno, y muy terrible; quin podr so-portarlo? (Joel 2:1-2, 11).

    Zacaras aade: He aqu, el da del Eterno viene, y en mediode ti sern repartidos tus despojos. Porque yo reunir a todas lasnaciones para combatir contra Jerusaln . . . Despus saldr elEterno y pelear con aquellas naciones, como pele en el da dela batalla. Y se afirmarn sus pies en aquel da sobre el monte delos Olivos, que est en frente de Jerusaln al oriente . . . Y el Eter-no ser rey sobre toda la tierra. En aquel da el Eterno ser uno,y uno su nombre (Zacaras 14:1-4, 9).

    Los temas del tiempo del fin y del Reino de Dios ocupan unlugar tan prominente en los libros de los profetas, que el aps-tol Pedro les dijo a los judos que deberan creer en Jess poreste testimonio, y los amonest: Arrepentos y convertos, paraque sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la pre-sencia del Seor tiempos de refrigerio, y l enve a Jesucristo,

    que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que

    Al final de la presente era habr sufrimiento sin preceden-tes. El profeta Daniel dijo que ser tiempo de angustia, cual

    nunca fue desde que hubo gente hasta entonces . . .

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    sus dirigentes son representantes de Cristo. Sin embargo, la ver-dadera Iglesia de Dios est constituida por los creyentes que si-guen el ejemplo de Jess,obedecen fielmente la Palabra de Diosy guardan sus mandamientos (1 Corintios 7:19; Apocalipsis14:12). Jess declar: No todo el que me dice: Seor, Seor,entrar en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad demi Padre que est en los cielos (Mateo 7:21).

    Volviendo a Mateo 24, en los versculos 6-8 se nos describenlas condiciones y tendencias polticas, militares y ambientales

    que se producirn antes del retorno de Cristo: Y oiris de gue-rras y rumores de guerras; mirad que no os turbis, porque esnecesario que todo esto acontezca; pero an no es el fin. Por-que se levantar nacin contra nacin, y reino contra reino; yhabr pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Ytodo esto ser principio de dolores.

    La analoga del parto

    Muchos creen que los titulares que constantemente nos in-forman de guerras, violencia, sublevaciones, hambres, epide-mias, terremotos y desastres naturales son una prueba segura deque nos encontramos en los ltimos das del presente siglo

    malo. Es cierto que Jess y otros profetas bblicos sealaron cla-ramente que estas terribles tragedias estremeceran el mundo amedida que se aproximara el fin.

    Pero Jess tambin explic que estos factores, por s solos,nosignificaran que nos encontrbamos en los ltimos das, porqueantes de su regreso se presentaran muchas tragedias de manerarecurrente. Segn lo que nos dijo Jess, estas tragedias simple-mente prepararan el escenario para una gran tribulacin y unmayor nmero de dificultades al final de esta era. No importacun horripilantes y letales sean, estos desastres son solamenteprincipio de dolores. Lo peor an est por venir.

    En la Biblia de Jerusaln estas palabras de Jess en Mateo

    24:8 se traducen como el comienzo de los dolores de alumbra-miento. Jess se vali de la analoga de una mujer en los tra-bajos del parto, la cual aparece en varias descripciones profti-cas (ver Isaas 13:8; 26:17; Jeremas 4:31; 6:24; Miqueas 4:9-10; 1 Tesalonicenses 5:3). De la misma manera en que a unamujer embarazada los dolores de parto le indican que su hijo vaa nacer pronto, estos conflictos y catstrofes universales nos ad-vertirn que se acerca el fin de esta poca.

    Jess no estaba hablando acerca de las catstrofes que ocu-rren peridicamente, tales como las guerras, hambres, enferme-dades epidmicas y terremotos, sino que se refera a una pocanica en la que todos estos eventos se incrementarn y agrava-rn. Para saber si algunos sucesos que podemos observar sea-lan la inminencia del fin de esta era, es necesario tener en cuen-ta tres aspectos importantes. Primero, es lo que est sucedien-do una parte normal del devenir humano, un desastre de los quela humanidad ha experimentado en otras ocasiones? Segundo,estn cumplindose todas las seales que Jess nombr? Ter-cero, tenemos pruebas contundentes de que las condiciones ylos acontecimientos profticos se estn incrementando e inten-sificando verdaderamente?

    Muchas personas bienintencionadas han cometido el errorde creer que ciertos acontecimientos muy dramticos eran se-ales inequvocas del fin de la era del hombre, para ver a la pos-tre que stos no tenan ningn impacto en la historia. Si hubie-

    ran sido un poco ms cautelosas se habran percatado de que en

    esos momentos no estaba cumplindose todo lo que Jess pre-dijo. Ahora es fcil ver el error que cometieron.

    Actualmente, ms que nunca antes en la historia, podemosver que en nuestro mundo se estn cumpliendo muchas de lasseales que Jess mencion. Sin embargo, algunos aconteci-mientos cruciales todava no se estn cumpliendo. An nos fal-tan algunas piezas para poder armar todo el rompecabezas.

    Otras seales importantes

    Jess mencion otras seales que indicaran la proximidad deese perodo tenebroso. Habl de una persecucin a escala mun-dial contra el pueblo de Dios: Entonces os entregarn a tribula-cin, y os matarn, y seris aborrecidos de todas las gentes porcausa de mi nombre. Muchos tropezarn entonces, y se entrega-rn unos a otros, y unos a otros se aborrecern. Y muchos falsosprofetas se levantarn, y engaarn a muchos; y por haberse mul-tiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriar. Mas el quepersevere hasta el fin, ste ser salvo (Mateo 24:9-13).

    A medida que se intensifique la intolerancia, las personas sesentirn ms asustadas y se entregarn unas a otras. En un am-biente de creciente maldad y hostilidad, la gente perder la so-

    lidaridad y dejar de obedecer a Dios. El diablo, lanzado a la tie-rra y sabiendo que tiene poco tiempo (Apocalipsis 12:12-17),tratar por todos los medios de frustrar los planes de Dios.

    Satans instigar a sus seguidores para que tomen el controlde Jerusaln: Por tanto, cuando veis en el lugar santo la abo-minacin desoladora de que habl el profeta Daniel (el que lee,entienda), entonces los que estn en Judea, huyan a los montes. . . porque habr entonces gran tribulacin, cual no la ha habi-do desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habr. Y siaquellos das no fuesen acortados, nadie sera salvo; mas porcausa de los escogidos, aquellos das sern acortados (Mateo24:15-16, 21-22; comparar con Apocalipsis 11:2).

    Jerusaln ha sido conquistada en otras ocasiones por fuerzasextranjeras, entre ellas romanas, rabes y turcas. Pero a lo queJess se est refiriendo aqu es que estas fuerzas extranjeras to-marn nuevamente el control de Jerusaln en medio de una po-ca de crisis global sin precedentes. Este perodo ser marcadopor una guerra mundial de tal magnitud que si Dios no intervi-

    niese, todo vestigio de vida sera borrado del planeta.

    Jess predijo que ocurriran terremotos en diferenteslugares, y dijo: Todo esto ser principio de dolores.

    ,

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    En la profeca del monte de los Olivos, se predicen variosacontecimientos importantes que se incrementarn e in-tensificarn antes del regreso de Jesucristo (Mateo 24; Marcos13; Lucas 21). Cuando los discpulos de Jess le preguntaroncules seran las seales que precederan a su regreso y al fin

    de este siglo, l les respondi: Mirad que nadie os engae.Porque vendrn muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy elCristo; y a muchos engaarn. Y oiris de guerras y rumoresde guerras; mirad que no os turbis, porque es necesario quetodo esto acontezca; pero an no es el fin. Porque se levanta-r nacin contra nacin, y reino contra reino; y habr pestes,y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo estoser principio de dolores (Mateo 24:4-8).

    Los acontecimientos ms importantes que Jess profetizfueron: engao religioso, guerras, epidemias, hambres y terre-motos. Estn sucediendo estas cosas en la actualidad?

    Engao religioso y confusin

    Hemos visto en los peridicos la noticia de horrendos suici-dios colectivos de integrantes de varias sectas religiosas. Estastragedias fueron noticia porque los carismticos dirigentes con-dujeron a sus seguidores no a la vida, sino a la muerte.

    Por ningn motivo debemos creer que esta es la nica formade engao religioso que Jess predijo. Aun en los das de la Igle-sia primitiva, Pablo habl acerca de falsos apstoles, obrerosfraudulentos, que se disfrazan como apstoles de Cristo. Y noes maravilla, porque el mismo Satans se disfraza como ngel deluz. As que, no es extrao sitambin sus ministros se disfra-zan como ministros de justi-cia . . . (2 Corintios 11:13-15).

    Otros apstoles tambinadvirtieron acerca de una granconspiracin religiosa que sedisfrazara como cristianismo.Pedro advirti acerca de fal-sos maestros que introducirnencubiertamente herejas des-tructoras (2 Pedro 2:1). Juanescribi que aun en sus das. . . muchos falsos profetas[haban] salido por el mundo(1 Juan 4:1). Tambin nos re-vela cul es el poder que estdetrs de este gran engao: . . . Satans, el cual engaa almundo entero . . . (Apocalipsis 12:9).

    Cerca de dos mil millones de personas profesan el cristianis-mo; sin embargo, estn divididos en cientos de iglesias y sectasque afirman seguir a Cristo aunque creen y defienden una in-creble variedad de creencias y prcticas contradictorias. Esacaso este el cristianismo de la Biblia, o es parte del engao yla confusin religiosa que Jess predijo? (Si desea ms infor-macin con respecto a este tema, no vacile en solicitarnos el fo-lleto titulado La Iglesia que edific Jesucristo.)

    Guerras y rumores de guerras

    Habiendo cobrado ocho millones de vidas, la primera guerramundial supuestamente era la guerra que iba a poner fin a to-

    das las guerras. Una generacin despus, otra guerra mundialtuvo un nmero de vctimas 10 veces mayor que la primera.

    Adems, cientos de miles de personas han muerto desde en-tonces en Corea, Vietnam, Afganistn, Iraq, Irn, Kuwait, Bos-nia, Somalia y otros pases. Aunque no tuvieron un gran des-

    pliegue informativo, a lo largo del decenio de 1990 se librabansimultneamente entre 20 y 30 conflictos armados.De hecho, las guerras del siglo 20 cobraron ms vctimas que

    todas las guerras anteriores juntas.El 6 de agosto de 1945, Hiroshima fue destruida por una

    bomba atmica. Este mortfero artefacto, lanzado de un bom-bardero B-29, tena la capacidad de destruir una ciudad me-diana. Actualmente, un solo submarino nuclear lleva el poderde destruir ms de 150 ciudades grandes, suficiente para ha-cer rendir a varias naciones.

    Decenas de esta clase de submarinos nucleares surcan losocanos, adems de las cabezas nucleares que pueden ser dis-paradas desde otros vehculos de guerra: helicpteros, artilleray diferentes tipos de misiles. Jess dijo que las condiciones enel tiempo del fin seran tan extremas que a menos que l re-gresara, nadie escapara con vida (Mateo 24:22, Nueva Bi-blia Espaola). No ha sido hasta dcadas muy recientes que lahumanidad ha adquirido esa inmensa capacidad destructiva deexterminar varias veces todo vestigio de vida.

    Qu efectos traer la prxima guerra mundial? Segn la re-velacin que Jesucristo le hizo al apstol Juan (Apocalipsis 6:8;9:13-18), ms de dos mil millones de personas perecern. Este

    impresionante nmero de vctimas es unatrgica posibilidad debido al increble ar-senal de armas nucleares, qumicas y bio-lgicas que tenemos actualmente.

    HambresTal vez usted recuerde los titulares de la

    prensa en los decenios de 1960 y 1970,cuando la sequa y la explosin demogr-fica cobraron cientos de miles de vctimasen la India y en el frica. Ms tarde nos en-teramos de que millones de seres huma-nos murieron en la China, la Unin Sovi-tica, Camboya y Etiopa cuando los comu-nistas tomaron el poder en estos pases.

    El hambre no es producida nicamentepor condiciones naturales. Los seres hu-

    manos han demostrado que son perfectamente capaces de cau-sar la escasez de alimentos por medio de prcticas y polticaserrneas. El hambre tambin es una consecuencia natural cuan-do la guerra interrumpe los ciclos agrcolas normales, el trans-porte y la economa.

    Es slo cuestin de tiempo hasta que el aumento de la po-blacin mundial provoque una dramtica escasez de alimentos.Tan slo en el siglo 20, la poblacin se cuadruplic hasta alcan-zar ms de seis mil millones de habitantes. Cada ao se aadenaproximadamente 80 millones de personas, lo que hace quecada dcada se esperen cerca de mil millones ms de personas.

    Si el ritmo de crecimiento contina tal como est, la pobla-cin mundial se duplicar en unos 50 aos. Lo que ms preo-cupa a los dirigentes mundiales y a las organizaciones es que la

    Jess les previno a sus seguidores del engaoreligioso de parte de quienes ensearan el error,aun usando el nombre de Cristo.

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    999PhotoDisc,Inc.

    La profeca del monte de los Olivos

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    mayor parte de este crecimiento ocurrir en las naciones menoscapacitadas para proveer alimentos, refugio y vestido a estosnuevos habitantes. Con tantas nuevas bocas que alimentar, elhambre, con todas sus consecuencias, inevitablemente llegar.

    La situacin es tan precaria que cualquier variacin en el cli-ma de las tierras cultivables puede provocar una reduccin con-siderable en la produccin de alimentos. Un factor que muchosignoran y pasan por alto es la influencia que las relaciones en-

    tre las personas y Dios tienen en el clima.Hemos perdido de vista el hecho de que Dioscontrola el clima. El rey Salomn entendi muyclaramente este principio: Si el cielo se cerrarey no lloviere,por haber ellos pecado contra ti, yte rogaren en este lugar y confesaren tu nombre,y se volvieren del pecado, cuando los afligieres,t oirs en los cielos, y perdonars el pecado detus siervos y de tu pueblo Israel, ensendoles elbuen camino en que anden; y dars lluvias sobretu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad(1 Reyes 8:35-36).

    A medida que se aproxima el tiempo del finy los patrones de conducta de las personas si-guen deteriorndose, otras profecas nos indi-can que habr unos cambios dramticos en lascondiciones climatolgicas y una de las consecuencias ser elhambre. Dios se valdr de esto como un instrumento para lla-marle la atencin a una humanidad cada vez ms rebelde.

    Epidemias

    Los investigadores mdicos se encuentran absolutamentesorprendidos por la aparicin en tiempos recientes de nuevasenfermedades y epidemias. Los titulares han sido acaparados,y con sobrada razn, por el sida, una enfermedad que ha co-brado ms vidas que la peste negra que devast a Europa en laEdad Media.

    El sida es solamente una de las enfermedades incurables quepreocupan a los gobiernos y a los cientficos. La lista es larga;basta recordar, por ejemplo, la enfermedad de los legionarios,la fiebre de Lassa, el hantavirus, E. coli, el virus de Machupo yel del bola. Muchos de estos virus matan tan rpidamente queha sido imposible para los cientficos descubrir su forma detransmisin y de accin, y no han podido encontrar una cura otratamiento para combatirlos.

    Es igualmente aterrador el resurgimiento de antiguas enfer-medades que supuestamente estaban controladas, tales comola tuberculosis, la peste bubnica y algunas bacterias comunes.Enfermedades como el paludismo y el clera han vuelto a apa-recer con ms fuerza que antes. No podemos olvidar que entre1918 y 1919 una epidemia extraordinaria de influenza cobrcerca de 20 millones de vctimas, muchas ms de las que huboen la primera guerra mundial

    El siglo 20 experiment un incremento progresivo de enfer-medades que tienen su origen en el estilo de vida, la forma dealimentacin y factores ambientales, tales como el cncer, lasenfermedades venreas, la diabetes, enfermedades del cora-zn y la cirrosis heptica, slo por mencionar algunas.

    Como si todo esto no fuera suficiente, es necesario tener encuenta que la desintegracin de la estructura social causada porla guerra y el hambre nos conducir inevitablemente a devasta-doras epidemias mundiales. Y al considerar el cumplimiento dela profeca no debemos olvidar las armas qumicas y biolgicas.

    Terremotos en varios lugares

    Slo ha sido en pocas recientes que los cientficos han lo-grado entender las causas de los terremotos. Segn sus descu-brimientos, la corteza terrestre es como una cscara de huevoque tiene en su interior el magma lquido. Los grandes pedazosde la corteza se mueven suavemente a medida que flotan so-bre el magma. En aquellas partes donde la corteza es delgada,

    o en aquellos sitios endonde chocan ciertaspartes de la corteza, seproducen terremotos yhay frecuentes erupcio-nes volcnicas.

    Las zonas de mayoractividad ssmica se en-cuentran en los lugaresms densamente pobla-dos del mundo: Italia, elsudeste de Europa, Tur-qua, Filipinas, Taiwn,Indonesia, Japn y laparte occidental del con-tinente americano.

    Se est incrementando el nmero de terremotos? Es muydifcil hacer comparaciones a largo plazo, ya que los sism-grafos modernos slo aparecieron en tiempos relativamenterecientes. La escala de Richter, que mide la magnitud de los te-rremotos, apenas data de 1935. Mientras ms sensibles sonlos aparatos de medicin, ms terremotos detectan que ante-riormente hubieran pasado inadvertidos.

    A pesar de esto, el Centro Nacional de Informacin de Terre-motos, de los Estados Unidos, informa que en el siglo 20 huboms de 20 terremotos que cobraron un mnimo de 10.000 vi-das cada uno; entre ellos se cuentan varios de gran magnitudque causaron ms de 100.000 muertes. En los ltimos 100 aosha muerto ms de un milln de personas en terremotos.

    En realidad, cada da ocurren miles de terremotos, aunquemuchos son tan leves que no pueden ser detectados sino pormedio de sismgrafos. Sin embargo, anualmente ocurren enpromedio casi 1.000 temblores entre moderados y fuertes (de5,0 a 6,9 grados en la escala de Richter), adems de 18 tem-blores grandes (entre 7,0 y 7,9 grados) y un terremoto de granmagnitud (de 8,0 grados o ms). Bien sea que los terremotosestn aumentando su frecuencia o no, la prediccin de Jessacerca de terremotos en diferentes lugares es algo que des-cribe perfectamente nuestro tiempo.

    Debemos recordar que Jess dijo: Se levantar nacin con-tra nacin, y reino contra reino; y habr pestes, y hambres, yterremotos en diferentes lugares. Y todo esto serprincipio dedolores (Mateo 24:7-8). Las tragedias que vemos a nuestroalrededor son unos dramticos recordatorios de las palabrasde Jess y un anticipo de las catstrofes mayores que an es-tn por venir.

    Como resultado de todas estas cosas tan terribles, aquellosque sobrevivan sern humillados hasta el punto de que final-mente se arrepentirn y aceptarn la promesa de nuestro Crea-dor de un futuro maravilloso en un mundo que excede nuestracapacidad de imaginacin. Entonces se cumplirn en toda sumagnitud las profecas antiguas acerca de un mundo utpicode paz, salud y bienestar. t

    El azote de la guerray la amenaza de la extin-

    cin del gnero humano continuarn hasta queJesucristo retorne y establezca su reinado de paz.

    g

    Estamos viviendo en los ltimos das? 11

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    Seales religiosas y csmicas

    Jess nombr otras seales que marcaran el fin de esta era.Revel que dirigentes religiosos se valdran de los poderes enga-osos de Satans para realizar milagros y ganarse adeptos: Sialguno os dijere: Mirad, aqu est el Cristo, o mirad, all est, nolo creis. Porque se levantarn falsos Cristos, y falsos profetas, yharn grandes seales y prodigios, de tal manera que engaarn,si fuere posible, aun a los escogidos (Mateo 24:23-24).

    A pesar de la intensidad de los poderes engaosos, Dios nodejar a la humanidad sin un testimonio de su poder y sobera-na. Jess dijo: Ser predicado este evangelio del reino en todoel mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces ven-dr el fin (v. 14).

    En los ltimos tres aos y medio antes del retorno de Jesu-cristo, dos siervos de Dios sern investidos del poder de hacermilagros y declararn al mundo entero las palabras de Dios:

    Dar a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos se-senta das [tres aos y medio], vestidos de cilicio . . . stos tie-nen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los dasde su profeca; y tienen poder sobre las aguas para convertirlasen sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas vecesquieran (Apocalipsis 11:3, 6). Tan fuerte ser el testimonio deestos dos testigos que cuando finalmente Dios permita que seanmuertos, los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones vern suscadveres por tres das y medio, y no permitirn que sean sepul-tados. Y los moradores de la tierra se regocijarn sobre ellos y sealegrarn, y se enviarn regalos unos a otros . . . (vv. 9-10).

    Adems, antes de que Cristo vuelva como Rey de reyes, Dioshar que un ngel proclame su evangelio con gran poder. Elapstol Juan escribi: Vi volar por en medio del cielo a otro n-gel, que tena el evangelio eterno para predicarlo a los morado-res de la tierra, a toda nacin, tribu, lengua y pueblo, diciendo agran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su jui-cio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, elmar y las fuentes de las aguas (Apocalipsis 14:6-7).

    Ocurrir otro acontecimiento dramtico en los ltimos dasde nuestra era: Inmediatamente despus de la tribulacin deaquellos das, el sol se oscurecer, y la luna no dar su resplan-dor, y las estrellas caern del cielo, y las potencias de los cielossern conmovidas (Mateo 24:29).

    Despus de estos impresionantes acontecimientos, Cristo va a

    regresar a la tierra con gran poder y majestad: Entonces apare-

    cer la seal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamen-tarn todas las tribus de la tierra, y vern al Hijo del Hombre vi-niendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (v. 30).

    La analoga de la higuera

    Antes de concluir, Jess se vali de otra analoga para ayu-darnos a entender que no todas las catstrofes guerras, ham-bres, plagas y terremotos seran un indicio verdadero de la in-minencia de su retorno. l compar nuestra observacin y an-

    lisis de todos los eventos que desencadenarn la crisis deltiempo del fin con el hecho de mirar una higuera reverdecida ydarnos cuenta de que el verano ya est cerca: De la higueraaprended la parbola: Cuando ya su rama est tierna, y brotanlas hojas, sabis que el verano est cerca. As tambin vosotros,cuando veis todas estas cosas, conoced que est cerca, a laspuertas (vv. 32-33). Es importante que nos demos cuenta deque para que la analoga sea vlida, es absolutamente necesarioque todas las cosas se estn cumpliendo.

    Al referirse a los que estarn vivos en el momento en que to-das estas cosas se cumplan, Jess tambin dijo: De cierto osdigo, que no pasar esta generacin hasta que todo esto acon-

    tezca. El cielo y la tierra pasarn, pero mis palabras no pasarn.Pero del da y la hora nadie sabe, ni aun los ngeles de los cie-los, sino slo mi Padre (vv. 34-36).

    En la naturaleza a veces sucede que se presenta una falsa pri-mavera. Las temperaturas suben y todo parece estar listo para laprimavera, incluso florecen algunos rboles, cuando de sbitoocurre una helada repentina que causa mucho dao. De la mis-ma forma, algunos eventos catastrficos que han ocurrido en elpasado pueden ser considerados como falsas primaveras.

    Por ejemplo, por primera vez en la historia hemos visto gue-rras mundiales. Las dos guerras mundiales causaron gran dolor,sufrimiento y muerte a muchos millones de seres humanos. Sin

    embargo, estos conflictos terminaron y el mundo recuper unapaz y tranquilidad relativas. El solo hecho de que hubieran ocu-rrido semejantes guerras tan destructivas no constitua una prue-ba de que el tiempo del fin ya haba llegado.

    De la misma forma, la historia ha tenido pocas en las que lamoral se ha perdido casi por completo y otras en las cuales lamoral ha sido muy rgida, y as sucesivamente.

    El apstol Pablo describi el deterioro de los principios mo-rales y espirituales en los ltimos tiempos: Tambin debes sa-ber esto: que en los postreros das vendrn tiempos peligrosos.Porque habr hombres amadores de s mismos, avaros, vana-gloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, in-gratos, impos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,impetuosos, infatuados, amadores de los deleites ms que deDios, que tendrn apariencia de piedad, pero negarn la eficaciade ella; a stos evita (2 Timoteo 3:1-5).

    Repetimos que la clave para saber si el deterioro moral queestamos experimentando en nuestros das forma parte o no dela degradacin moral de la cual hablaron los apstoles y profe-tas, es ver si hay una tendencia continua a incrementarse o si depronto tiende a disminuir. Si est empeorando progresivamen-te, y si est acompaada de todas las dems seales del tiempodel fin que predijeron Jess y los apstoles, entonces los acon-tecimientos finales tal vez se encuentren ms cerca de lo que

    nos hemos imaginado.

    Jerusaln desempear un papel importantsimo en losacontecimientos que llevarn al retorno de Jesucristo.

    FotografasProfesionalesCorel

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    n los evangelios, Jess dio un breve resumen de

    los acontecimientos que antecederan a su regre-so. Pero transcurrieron cerca de 60 aos hastaque l le revel ms especficamente al apstol

    Juan lo que iba a ocurrir en los postreros das. Esta extensa ydetallada profeca se encuentra en el ltimo libro de la Biblia:el Apocalipsis.

    Aqu encontramos nuevamente el mismo bosquejo de la pro-feca que Jess dio en el monte de los Olivos, pero en un len-guaje simblico. Tambin encontramos detalles adicionales.

    Juan escribe en el primer captulo que l fue llevado a unapoca que denomina el da del Seor, el mismo perodo al

    cual hicieron referencia los profetas del Antiguo Testamento ylos otros apstoles (Isaas 13:6, 9; Joel 1:15; Ams 5:18-20; Ab-das 1:15; Sofonas 1:14; Zacaras 14:1; Malaquas 4:5; 1 Tesa-lonicenses 5:2; 2 Pedro 3:10).

    La visin del tiempo del fin

    El Apocalipsis es un libro escrito para revelarnos el futuro, yJesucristo es quien lo revela: La revelacin de Jesucristo, que

    Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben

    suceder pronto . . . He aqu que viene con las nubes, y todo ojo

    le ver, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierraharn lamentacin por l (Apocalipsis 1:1, 7).

    Este es el tema del Apocalipsis: el tiempo del fin y la venidade Jesucristo para establecer el Reino de Dios aqu en la tierra.

    Juan tambin nos explica dnde se encontraba cuando tuvo lavisin del tiempo del fin: Yo Juan, vuestro hermano, y copart-cipe vuestro en la tribulacin, en el reino y en la paciencia de Je-sucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la pala-bra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el Esp-ritu en el da del Seor, y o detrs de m una gran voz como detrompeta (Apocalipsis 1:9-10).

    El da del Seor (tambin mencionado en las Escrituras

    como el da de Dios, el da de Cristo y otras designacionesparecidas) es el momento en el que Dios va a intervenir en losasuntos del hombre y va a establecer su reino. (En este contex-to es muy claro que no se est refiriendo a un da semanal es-pecfico de adoracin a Dios. Si desea mayor informacin conrespecto al da que Dios ha sealado para descanso y adora-cin, puede solicitarnos, completamente gratis, el folleto titu-ladoEl da de reposo cristiano.)

    El apstol Pablo nos dice: Vosotros sabis perfectamenteque el da del Seor vendr as como ladrn en la noche; quecuando digan:Paz y seguridad, entonces vendr sobre ellos des-truccin repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no es-

    caparn(1 Tesalonicenses 5:2-3). En otra epstola, Pablo lo lla-ma el da de Jesucristo (Filipenses 1:6). Esto se debe a queCristo, el Seor, es el punto central de los acontecimientos. Porlo tanto, esta poca se llama el da del Seor.

    La visin que Juan tuvo del da del Seor comienza en Apo-calipsis 4:2: Y al instante yo estaba en el Espritu; y he aqu, untrono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Des-pus de describir los cielos, Juan se fija en el rollo que Dios tie-ne en la mano, en el que, como veremos ms adelante, estn es-critos todos los acontecimientos de los ltimos das: Y vi en lamano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escritopor dentro y por fuera,sellado con siete sellos (Apocalipsis 5:1).

    Jesucristo, el Cordero de Dios, es el nico digno de abrir lossellos y desencadenar todos los acontecimientos del tiempo delfin. Cuando el Padre determina que ya se ha cumplido el tiem-po, autoriza a Jess para que d comienzo a todo lo que est es-crito en el rollo. Esto incluye todas las impresionantes profecasque se cumplen en ese perodo de tres aos y medio, y que es-tn descritas a lo largo de las Escrituras.

    Entonces Juan empieza a describir lo que pasa al tiempo delregreso de Cristo para gobernar la tierra: Mir, y o la voz demuchos ngeles . . . que decan a gran voz: El Cordero que fueinmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabidura,la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza (Apocalipsis 5:11-12). Jess recibe la autorizacin para desencadenar todos los su-

    cesos finales e iniciar su reinado aqu en la tierra.

    El Apocalipsis yel tiempo del fin

    Mir, y he aqu un caballo amarillo,y el que lo montaba

    tena por nombre Muerte . . . En una visin escalofriante, elapstol Juan vio cuatro caballos y sus jinetes que simboliza-ban cuatro condiciones importantes que precederan al re-torno de Jesucristo.

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    Segn los clculos de los expertos, se necesitaron cerca de1.900 aos para que la poblacin mundial pasara de 250millones de personas (cifra estimada en la poca de Jesucristo)y llegara a 1.500 millones (a comienzos del siglo 20). En el siglo20 esta cifra se cuadruplic, de manera que hemos llegado a la

    impresionante cifra de seis mil millones de personas. A pesar delos esfuerzos en el control de la natalidad, la poblacin mundialcontina aumentando rpidamente.

    Un anlisis de esta tendencia nos ayuda a entender por qumuchos estn preocupados. Segn la Divisin de Poblacin delas Naciones Unidas, se necesitaron 123 aos para que la po-blacin de mil millones de personas se incrementara a dos milmillones. Luego, en solamente 33aos se lleg a los tres mil millones; yen 14 aos se alcanz la cifra de loscuatro mil millones. Lo que ocurridespus fue que en 13 aos llegamosa cinco mil millones; y ahora, tan sloen 11 aos, hemos alcanzado la im-presionante cifra de seis mil millonesde seres humanos.

    A partir de ahora, se estima quecada 10 aos tendremos por lo me-nos mil millones ms de personas. Deacuerdo con esta tasa de crecimiento,la poblacin mundial se duplicar enunos 50 aos.

    Qu implica todo esto? Conta-mos con los recursos suficientes paramantener esta superpoblacin sinque tengamos que afrontar nefastasconsecuencias?

    El medio ambiente

    Actualmente la tierra ya muestragraves consecuencias por este rpidoaumento de la poblacin y el consu-mo de los recursos naturales. En1989 la industria pesquera experi-ment una disminucin en el nme-ro de peces obtenidos en las pescasen los ocanos, y esta tendencia se hamantenido. Hay una disminucin delas reservas de metales, combustiblesderivados del petrleo, bosques, tie-rras cultivables, agua potable y especies naturales.

    La contaminacin se ha disparado en todo el mundo, y es-casamente podemos hablar de algn sitio cuyo aire, agua ysuelo no estn contaminados. Esta no es una perspectiva pesi-mista; es lo que continuamente informan organizaciones comola Cruz Roja Internacional y las Naciones Unidas.

    Tal vez en los Estados Unidos, Japn y los pases europeosno existe gran preocupacin, ya que cuentan con recursospara afrontar las consecuencias ms graves de este aumentode la poblacin. Pero estas naciones representan nicamentela sexta parte de la poblacin mundial, unos mil millones depersonas. El resto de la humanidad se encuentra en condicio-nes mucho peores.

    Habr escasez de alimentos

    El dramtico incremento en la poblacin ha creado grandespresiones en todos los sistemas polticos, militares, econmicosy sociales del mundo. Algunas organizaciones de socorro inter-

    nacional consideran que hay ciertos lugares del frica donde sepadece crnicamente de hambre.La explosin demogrfica no es solamente un problema de

    cantidad sino tambin de calidad, debido a que existen dife-rencias en los niveles de vida. Mientras la tasa de crecimientoen las naciones industrializadas ha descendido vertiginosa-mente, en las regiones en vas de desarrollo todava se man-

    tiene muy alta.Se calcula que ms del 95

    por ciento del aumento de lapoblacin ocurrir en los 130pases ms pobres del plane-ta. Cerca de la cuarta partede la humanidad tiene quesubsistir con el equivalentede menos de un dlar al da.Y este grupo est aumentan-do rpidamente. La mitad detoda la poblacin mundialest concentrada en China(1.200 millones), India(1.000 millones) y frica(800 millones).

    A medida que la poblacinaumenta, tambin aumentanlas tensiones en las ciudades yentre las naciones. Y a medi-da que las personas se venobligadas a vivir en sitios mal-sanos y abarrotados, el cri-men, la violencia y las enfer-medades tambin aumentan.

    Segn las estadsticas de1990 de las Naciones Unidas,la ciudad ms populosa detodas era Tokio, con 25 millo-nes de personas, seguida porNueva York, con 16 millones.Pero los expertos calculanque en 15 aos las ciudades

    ms grandes estarn situadas en naciones ms pobres, talescomo Bombay, en la India, con 28 millones; Lagos, en Nigeria,con 24 millones; Shangai, en la China, con 23 millones; y M-xico y So Paulo, con 20 millones cada una. Podrn estas em-pobrecidas ciudades continuar proveyendo los servicios bsicosy asegurar la paz a medida que disminuyan sus recursos?

    La profeca se cumple

    Qu tiene que ver todo esto con la profeca? Primero, se-gn lo que se nos describe en el Apocalipsis, en el tiempo delfin un enorme ejrcito procedente del oriente del ro ufratescruzar el ro para desencadenar una guerra mundial desastro-sa: El sexto ngel toc la trompeta, y o una voz . . . diciendo

    Habr pestes y hambres . . .,dijo Jess al nom-brar las condiciones que existiran antes de su retor-no. En esta foto etopes desnutridos acuden para re-cibir alimentos en un campamento de refugiados.

    La profeca y la explosin demogrfica

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    al sexto ngel que tena la trompeta: Desata a los cuatro nge-les que estn atados junto al gran ro ufrates. Y fueron desa-tados los cuatro ngeles que estaban preparados para la hora,da, mes y ao, a fin de matar a la tercera parte de los hombres.Y el nmero de los ejrcitos de los jinetes era doscientos millo-nes (Apocalipsis 9:13-16).

    Para que esta profeca se pueda cumplir es necesario que pri-mero existan miles de millones de personas en la tierra y que

    una regincomo el Asiapueda tenerun ejrcito de200 millonesde soldados.Hasta media-dos del siglo20, los chinos yotros asiticos

    juntos no al-canzaban a te-ner sino la mi-tad de este n-mero. Peroahora, por pri-mera vez en lahistoria, ellos pueden reunir semejantefuerza militar.

    De la misma forma en que la pobla-cin mundial se multiplic en el siglo20, tambin ocurri lo mismo con el co-nocimiento, impulsado por las comuni-caciones, los viajes y la tecnologa. F-cilmente vemos el cumplimiento de laprofeca que Dios le dio a Daniel: Perot, Daniel, cierra las palabras y sella el li-bro hasta el tiempo del fin. Muchos co-rrern de aqu para all, y la ciencia seaumentar (Daniel 12:4).

    Nosotros damos por sentadas mu-chas cosas como el nmero y la rapidezde los viajes internacionales, las com-putadoras, el Internet y la explosin del conocimiento, pero to-das estas cosas slo estuvieron a nuestra disposicin hacia fi-nales del siglo 20.

    El paralelo con los das de No

    La prediccin del rpido incremento de la poblacin est es-trechamente relacionada con las circunstancias de la poca deNo. Jess compar la sociedad de los das de No con la queexistir en el tiempo del fin: Mas como en los das de No, asser la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los dasantes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casndose ydando en casamiento, hasta el da en que No entr en elarca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llev atodos, as ser tambin la venida del Hijo del Hombre (Mateo24:37-39).

    Las personas de la poca de No no se dieron cuenta de queese juicio divino se estaba llevando a cabo debido precisamen-te a sus pecados. La Biblia nos dice que la tierra estaba llena deviolencia y de corrupcin, y que por esta razn Dios trajo el di-luvio (Gnesis 6:5-12).

    En Gnesis 6:12-13 leemos: Y mir Dios la tierra, y he aquque estaba corrompida; porque toda carne haba corrompidosu camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a No: He decidido elfin de todo ser, porque la tierra est llena de violencia a causade ellos; y he aqu que yo los destruir con la tierra.

    Segn las palabras de Jess, las condiciones del tiempo delfin sern semejantes a las condiciones de los das de No. Ve-mos que nuestra poca encaja perfectamente con esta des-cripcin, pero no sabemos cunto tiempo Dios en su paciencianos va a dar antes de intervenir en nuestros asuntos. l profe-tiz que va a castigar a los habitantes de la tierra por sus malasacciones y va a establecer su reino de paz. El apstol Pedro nosrecuerda que Dios esperaba con paciencia mientras se cons-trua el arca (1 Pedro 3:20, Nueva Versin Internacional).

    La explosin demogrfica es una realidad patente. Pero sonmuy pocas las personas que se dan cuenta de que estas cir-cunstancias nos estn conduciendo al cumplimento de lasprofecas del fin de nuestra era, lo que traer finalmente lassoluciones para este mundo atribulado que slo Dios en su mi-sericordia puede proveer. t

    El aumento de la poblacin mundialllevar al cum-plimiento de profecas bblicas especficas. Las prcticasagrcolas dainas (arriba) contribuyen a la desertificacin(izquierda) y agravan el peligro del hambre a medidaque van disminuyendo las tierras cultivables. Una profe-

    ca escalofriante del Apocalipsis menciona un ejrcito de200 millones de hombres, una fuerza inimaginable hastatiempos recientes.

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    Jess abre los siete sellos

    En Apocalipsis 6, Cristo abre los siete sellos que se encuen-tran en el rollo de la profeca. Lo que se revela al abrirse los cua-tro primeros sellos tiene que ver con los acontecimientos quecomenzaron en los das de los apstoles y se extendern hasta el

    tiempo del fin. Jess explic su significado en la profeca delmonte de los Olivos al hablar del fin de la presente era (Mateo24, Marcos 13, Lucas 21).

    Lo que se descubre al abrirse el primer sello (Apocalipsis 6:1-2) simboliza el engao de un falso cristianismo que comenz enlos das de los apstoles (Mateo 24:4-5). La revelacin corres-pondiente al segundo sello (Apocalipsis 6:3-4) tiene que ver conla devastacin progresiva que se produce por las guerras a me-dida que se aproxima el fin (Mateo 24:6-7). Al abrirse el tercersello (Apocalipsis 6:5-6) se describen el hambre y las epidemiasque se incrementan inexorablemente (Mateo 24:7). Y cuando seabre el cuarto sello (Apocalipsis 6:7-8) encontramos otras con-

    secuencias de la guerra y el hambre, entre ellas enfermedades yplagas que causan muchas muertes (Mateo 24:7).Todos los acontecimientos que se revelan al abrirse los cua-

    tro primeros sellos han estado ocurriendo desde la poca de Je-ss hasta nuestros das, con diferentes grados de frecuencia e in-tensidad. Pero a medida que nos acerquemos al fin, la dolientehumanidad los experimentar con ms frecuencia y magnitud.

    La apertura del quinto sello (Apocalipsis 6:9-11) nos llevadirectamente al tiempo del fin. Se menciona la persecucin y elmartirio que el pueblo de Dios ha tenido que sufrir en el pasa-do, as como lo que se les dice a los siervos de Dios, que [des-cansen] todava un poco de tiempo, hasta que se [complete] elnmero de sus consiervos y sus hermanos, que tambin [han]de ser muertos como ellos.

    En Mateo 24:9 Jess les advierte a sus seguidores lo que hade pasar: Entonces os entregarn a tribulacin, y os matarn,y seris aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nom-bre. Ser un tiempo de gran tribulacin como nunca lo hahabido antes en la historia (v. 21).

    El sexto sello

    Cuando se abre el sexto sello se nos describe cmo las po-tencias de los cielos sern conmovidas (Mateo 24:29); esto ocu-rre despus de la gran tribulacin y del martirio de los santos,pero inmediatamente antes de que se desencadene la ira de Dios

    y comience el da grande y espantoso del Eterno (Joel 2:31).

    Estas seales csmicas anuncian el comienzo del da del Seor.

    Las aterradoras seales csmicas anuncian la intervencindirecta de Jesucristo en los asuntos de la humanidad, con elpropsito de salvarla. Esto nos indica que Dios ha permitidotodo lo que ha ocurrido anteriormente y Satans ha sido el po-der que lo ha causado.

    Mir cuando abri el sexto sello, y he aqu hubo un gran te-rremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna sevolvi toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobrela tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudi-da por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneci como un per-gamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removi desu lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los ca-

    pitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondie-ron en las cuevas y entre las peas de los montes; y decan a losmontes y a las peas: Caed sobre nosotros, y escondednos delrostro de aquel que est sentado sobre el trono, y de la ira delCordero; porque el gran da de su ira ha llegado; y quin podrsostenerse en pie? (Apocalipsis 6:12-17).

    Jess tambin describi estos acontecimientos en la profecadel monte de los Olivos: Entonces habr seales en el sol, enla luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes,confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalle-ciendo los hombres por el temor y la expectacin de las cosasque sobrevendrn en la tierra; porque las potencias de los cielossern conmovidas. Entonces vern al Hijo del Hombre, quevendr en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosascomiencen a suceder, erguos y levantad vuestra cabeza, porquevuestra redencin est cerca (Lucas 21:25-28).

    Dios va a intervenir cuando ya se acerque el final de los tresaos y medio de la ira de Satans; primero, por medio de sea-les y maravillas en los cielos, y despus coordinando todo sucastigo final antes del regreso de Jesucristo.

    El sptimo sello: el final

    Finalmente se abre el sptimo sello (Apocalipsis 8) y se re-velan siete aspectos diferentes de los acontecimientos deltiempo del fin, cada uno anunciado por el sonido de una trom-

    peta. Las cuatro primeras trompetas tienen que ver con plagas

    En el Apocalipsisse describen los acontecimientos quellevarn a la humanidad al borde de la extincin. Entre otrascosas se nombran espeluznantes seales csmicas y armasde una asombrosa capacidad destructora.

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    que Dios enva contra el sistema ecolgico que sostiene la vidahumana. La plaga anunciada por la quinta trompeta es una pla-ga que causa gran sufrimiento en todos aquellos que no quie-ren obedecer a Dios. En la plaga de la sexta trompeta, Dios per-mite que comience una guerra mundial de inimaginables pro-porciones (Apocalipsis 8-9).

    La Biblia nos revela que con el sonido de la sptima trompe-ta el misterio de Dios se consumar, como l lo anunci a sussiervos los profetas (Apocalipsis 10:7).

    El misterio del tiempo del fin fue mencionado brevemente enel huerto del Edn y los patriarcas y profetas alcanzaron a vis-lumbrarlo. En Apocalipsis 11:15 Juan escribi: El sptimo n-gel toc la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que dec-

    an: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Seor y desu Cristo; y l reinar por los siglos de los siglos. Dios tiene elcontrol de todo, de manera que hasta el ms pequeo detalle pro-ftico se cumplir en el tiempo preciso que l ha determinado.

    Al finalizar la profeca del monte de los Olivos, Jess les ad-virti a sus discpulos cmo deban vivir en los ltimos das:

    Mirad tambin por vosotros mismos,que vuestros corazones nose carguen de glotonera y embriaguez y de los afanes de estavida, y venga de repente sobre vosotros aquel da. Porque comoun lazo vendr sobre todos los que habitan sobre la faz de toda latierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seis tenidos pordignos de escapar de todas estas cosas que vendrn, y de estar enpie delante del Hijo del Hombre (Lucas 21:34-36).

    No pasar esta generacin

    Muchos se quedan desconcertados ante estas palabras deJess: De cierto os digo, que no pasar esta genera-

    cin hasta que todo esto acontezca (Mateo 24:34).Se estaba refiriendo a la generacin de sus discpulos?

    Hay dos razones bblicas que descartan esta posibilidad.La primera tiene que ver con el contexto. Jess haba aca-

    bado de decir: As tambin vosotros, cuando veis todas es-tas cosas, conoced que est cerca, a las puertas (v. 33).

    Acaso sus discpulos vieron todas estas cosas en su ge-neracin? Claro que no. Ellos no vivieron en la generacinque tena la capacidad de destruir toda la humanidad. Al re-ferirse a la generacin del tiempo del fin, Jess dijo: Y siaquellos das no fuesen acortados, nadie sera salvo . . .(v. 22). El armamento de aquella poca no tena el poder su-ficiente para hacer posible el cumplimiento de esta profeca.

    Aunque los discpulos experimentaron tiempos de guerra,hambre, epidemias y persecucin, y aun varios de ellos fue-ron testigos de la destruccin de Jerusaln, nada de estoconstituira el cumplimiento total de las palabras de Jess. Es-tos no eran los acontecimientos mundiales que antecederandirectamente al regreso de Jesucristo.

    En segundo lugar, Jess les dijo a sus discpulos en repetidasocasiones que solamente el Padre saba exactamente en qumomento comenzara el tiempo del fin: Pero de aquel da yde la hora nadie sabe, ni aun los ngeles que estn en el cielo,ni el Hijo, sino el Padre (Marcos 13:32). Si Jess hubiera sabi-do que el tiempo del fin iba a ser en esa generacin, entonces

    se estara contradiciendo. l mismo dijo que no saba el mo-mento exacto; lo que s saba era que los acontecimientos delos ltimos das ocurriran en el transcurso de una generacin.

    Aun despus de la resurreccin de Cristo, cuando se lesapareci a sus discpulos, stos le preguntaron: Seor, res-taurars el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os tocaa vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre pusoen su sola potestad (Hechos 1:6-7).

    Los discpulos de Jess no fueron testigos del tiempo delfin, pues Dios no haba determinado que ocurriera en esapoca. Una sola generacin podra ser testigo de las caticascondiciones mundiales descritas en la Palabra de Dios. Esa ge-neracin vivir ese perodo de tres aos y medio que pondrfin al presente siglo malo y abrir las puertas al Reino deDios. Pero muchos perecern antes de que esos estremece-dores das lleguen a su clmax.

    Qu significa entonces lo que Jess dijo: No pasar estageneracin? l simplemente estaba explicando que cuandotodas estas condiciones profetizadas se dieran, las cosas nopodran continuar indefinidamente como si nada estuvierapasando. De hecho, las circunstancias del mundo sern tanaterradoras que llevarn a la humanidad al borde de la extin-cin total (Mateo 24:21-22).

    Estos eventos sern los que no podrn pasar de una gene-racin a otra. Cuando todas las condiciones que estn profe-tizadas se den, entonces todo se cumplir en esa generacin,incluso el regreso de Jesucristo. t

    Estamos viviendo en los ltimos das? 17

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    18 Estamos viviendo en los ltimos das?

    Cul es la perspectiva correcta de la profeca? Puede be-neficiarnos espiritualmente?El apstol Pedro mencion que la profeca debe servirnos

    para fortalecer nuestra esperanza y nuestra fe en el futuro. ldijo: Tenemos tambin la palabra proftica ms segura, a la

    cual hacis bien en estar atentos como a una antorcha quealumbra en lugar oscuro, hasta que el da esclarezca y el luce-ro de la maana salga en vuestros corazones (2 Pedro 1:19).

    Pedro compara las profecas bblicas con una luz que nos ilu-mina hasta el momento del establecimiento del Reino de Dios,trado por Jesucristo a la tierra. Cuando esto ocurra, todo ojover la gloria del Hijo de Dios como una gran luz (Mateo 24:27-30; Apocalipsis 1:7).

    Dios nos da una secuencia y un esquema de acontecimien-tos profticos, pero muchos detalles todava no los tenemosmuy claros. Podemos entender algunas cosas muy claramente,pero otras se nos escapan de nuestra comprensin en estosmomentos.

    En otras palabras, la Biblia nos da un marco proftico muyseguro, pero puede ser contraproducente tratar de interpretarhasta el ms mnimo detalle loque an est por ocurrir. Las cir-cunstancias que ahora vivimospueden cambiar dramticamenteantes de que todos estos detallesse cumplan.

    Qu marco proftico perma-nece seguro? Entre los muchoseventos profticos que conducenal regreso de Cristo, algunos delos ms importantes podrn seridentificados y confirmados espe-cficamente a medida que secumplan. Como Pedro nos dijo,es bueno estar atentos a ellos.

    Primera condicin: La capa-cidad de aniquilar la vida

    La primera de estas condicio-nes profticas tiene que ver conuna circunstancia especfica queJess dijo que solamente se cum-plira cuando el fin estuviera cer-ca. l les declar a sus discpulos:Habr entonces una angustia tan grande, como no la ha ha-bido desde que el mundo es mundo ni la habr nunca ms. Sino se acortaran aquellos das, nadie escapara con vida; peropor amor a los elegidos se acortarn (Mateo 24:21-22, Nue-va Biblia Espaola).

    Jess advirti que vendra una poca en la cual la humanidadtendra la capacidad de destruir todo vestigio de vida sobre la fazde la tierra. Esto es lo que har que la gran tribulacin sea unapoca tan destructiva, sin precedentes en la historia humana.

    El hombre se ha estado haciendo la guerra desde los albo-res de la historia. Pero anteriormente, con slo piedras y ga-rrotes, arcos y flechas, caones y armas automticas, no habatenido la posibilidad de destruir literalmente cada ser humanoen la tierra.

    Esto cambi radicalmente con la detonacin de las primerasbombas atmicas y con el consecuente perfeccionamiento delas bombas de hidrgeno, ms destructivas an. Con miles dearmas nucleares a su disposicin, el hombre puede destruir va-rias veces toda forma de vida del planeta. Esta situacin nunca

    se haba dado antes en la historia; slo se present en la se-gunda mitad del siglo 20. El hombre nunca haba sido un buenguardin de la tierra, pero tampoco haba tenido la posibilidadde destruir la vida humana en su totalidad. Jess predijo que sila humanidad fuera dejada a su propio arbitrio, eso sera preci-samente lo que sucedera; y esta es una de las razones por lasque l tiene que intervenir: para salvar al hombre de s mismo.

    Segunda condicin: El resurgimientode la nacin juda

    La segunda condicin que se debe cumplir antes del regre-so de Jesucristo tiene que ver con la existencia del moderno Es-tado de Israel.

    La supervivencia de la religin y la cultura de este pueblo b-blico, que fue testigo del esplendor y la cada de civilizaciones

    tan grandes como Egipto, Babilo-nia, Persia, Grecia y Roma, ha de-safiado todas las posibilidades. Elhecho de que los judos no hayansido jams asimilados por las na-ciones entre las cuales eran dis-persados, es algo sin precedentes.Heinrich Graetz, historiador del si-glo 19, dijo que una nacin quehaba visto el surgimiento y la de-cadencia de los imperios ms an-tiguos, y que todava continaocupando su lugar en estos mo-mentos, merece toda nuestraatencin.

    El historiador Randall Price nosrelata una ancdota acerca de Na-polen. El emperador francs pa-saba cerca de una sinagoga y oyun lamento. l pregunt: Porqu estn llorando? Le respon-dieron que estaban llorando porla destruccin del templo. Impre-sionado, Napolen dijo: Un

    pueblo que se lamente tanto por su ciudad y su templo est des-tinado a restaurarlos algn da!

    Esta prediccin se cumpli parcialmente. Los judos, descen-dientes del antiguo reino de Jud, actualmente estn en Jeru-saln y hacen sus lamentos en el muro occidental del mon-te del templo, el muro de contencin de la inmensa plataformaque Herodes el Grande construy para sostener el templo ree-dificado. All, en ese muro, muchos judos todava lloran y se la-mentan por la destruccin del templo y oran por su restaura-cin. Por eso el lugar tambin se conoce como el muro de laslamentaciones.

    Jess describi que bajo ciertas condiciones, a medida queel fin se aproximara, los judos volveran a controlar Jerusaln yel lugar santo. Ms tarde, el lugar santo sera profanado: Por

    Segn la profeca bblica, debern existir variascondiciones especficas antes del retorno de Jesucris-to. Una de ellas es la capacidad de aniquilar toda vidahumana en nuestro planeta. Esto es algo que slo hasido posible en tiempos recientes, a partir de la inve