Estados de La Cuestión

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ESTADO DE LA CUESTIN

ESTADO DE LA CUESTIN

Los estudios que se han ocupado de los catlicos en el porfiriato destacan tanto las relaciones de la Iglesia con el Estado, como el crecimiento relativo y la expansin -rural y urbana- que aqulla experiment. Francois-Xavier Guerra, en una obra reciente, afirm que la Iglesia conoci gracias a la paz y al compromiso porfirista un periodo de gran auge, quizs comparable al gran periodo de evangelizacin del siglo xvi. Tal como Guerra lo observ, fue el desarrollo de la poltica de conciliacin uno de los factores ms importantes en la explicacin de los procesos de la Iglesia mexicana. Explicacin que, sin embargo, no deja slo en el nivel del binomio Iglesia-Estado, sino que

considera tambin la relacin entre religin, poltica y sociedad.' Sin duda, la poltica de conciliacin es un factor que debe estar presente en toda historia del catolicismo porfiriano. Pero no es suficiente, ya que la aceptacin de la conciliacin e, incluso, la resistencia a tal poltica, sustentadas por los catlicos de principios y finales del porfiriato, respondieron a algo_ ms profundo. Respondieron ms a las necesidades de la sociedad ya los cambios internos en la estructura de la lglesia, que al acuerdo pragmtico tomado por los hombres en el poder, tanto civil como eclesistico. Reiterando esta idea, debemos decir que la explicacin de la conducta de los catlicos en el porfiriato debe considerar la poltica, de conciliacin. Pero debe considerar tambin algo ms complejo, como fue su resistencia al proceso de secularizacin, su intransigencia frente a un mundo que se declar oficialmente no cristiano, su reformismo inspirado en la "cuestin social", su anhelo de participacin poltica y su proyecto de una sociedad fundamentada en la "democracia cristiana".

Todo ello nos ha llevado a profundizar en una historia en la que ya haban hecho exitosas incursiones algunos historiadores. Entre los que consideramos ms importantes, debemos destacar a Moiss Gon zlez Navarro, Jean Meyer, Jorge Adame Goddard, John Rohlfes y Jos Bravo Ugarte. Diversas perspectivas guiaron a estos investigadores. Gonzlez Navarro, tomando en cuenta la extremada complejidad de la vida social del porfiriato y con una perspectiva general, integr en la sntesis las actividades reformistas de los catlicos y sus contradicciones. 3 Meyer plante el problema como eslabn de un proceso de larga duracin que culmin en la confrontacin armada contra el Estado revolucionario. Adame Goddard tom la perspectiva de la historia de las ideas y destac la continuidad, la coherencia y la influencia del catolicismo sobre la sociedad mexicanas Tomando ms o menos los mismos criterios, John Rohlfes estudi el problema como un proceso orgnico que termin en la fundacin del Partido Catlico Nacional. El padre Bravo Ugarte explic el fenmeno con gran conocimiento de causa y con datos inditos; sin embargo, lo explic como un proceso monoltico y sin diferencias. Adems, no estuvo exento de una cierta actitud apologtica frente a quienes, como Luis Cabrera, Alfonso Toro, Vicente Lombardo Toledano o Emilio Portes Gil, vieron el problema del catolicismo sociopoltico bajo la

perspectiva del colaboracionismo con el porfiriato y con las fuerzas contrarrevolucionarias posteriores.$

Siguiendo los planteamientos y cuestionamientos de estos historiadores, hemos retomado el tema. A ellos hemos aadido las investigaciones que, sobre el mismo problema, han hecho -desde diversas

perspectivas- para Europa y Amrica Latina Jean-Marie Mayeur, inile Poulat, Pierre Pierrard, Colin M. Winston, Nstor T. Auza y Carlos Zubillaga. A estas investigaciones es necesario agregar la que Mel Piehl realiz para-Estados Unidos.

2. Las consecuencias de la distincin para la historiograffa

Dentro de este programa de ciencia histrica, si lo que importa es la historia como acontecer, como acontecimiento, entonces la historiografa entendida como el discurso de los historiadores pasa a tener una importancia secundaria. La historiografa ocupa en este programa un lugar subordinado, no necesario, con relacin al privilegio dado a las fuentes primarias, en la medida que se piensa que stas refieren por s mismas a la realidad de los sucesos del pasado.

As, en el campo de la historia se ha venido trabajando de manera paralela a la investigacin del pasado propiamente dicha,

con programas que se orientan a la reflexin o anlisis "historiogrfico", es decir, al anlisis de lo que los historiadores han expresado sobre el pasado en diferentes pocas, para observar las distintas versiones o interpretaciones que se han efectuado sobre un mismo episodio o hecho. Dentro de la concepcin tradicional la historiografa se ha enfocado a la tarea de hacer la lectura de los historiadores, y le otorga a sta un rango de segundo orden con respecto a la "investigacin del pasado". Lo cual obedece a una escisin subyacente entre el acontecer y lo relatado, entre history y story, que presupone la distincin entre documentos, materia prima del conocimiento histrico, y conocimiento. No logra atisbar que tanto un tipo de material como el otro son a un mismo tiempo datos y productos, y que por lo mismo la distincin es arbitraria. Obedece, como seala de Certeau, a un patrn de comportamiento del historiador similar al del consumidor, que "recibe pasivamente los objetos distribuidos por los productores". El historiador "supone que un pasado dado, se revela en su texto..."

As, lo que generalmente se ha entendido por 'historiografa" son estudios de anlisis de fuentes bibliogrficas en pos de establecer la relacin entre el texto y su contexto. Otra intencin es la de situar en el acontecer mismo la fabricacin de diversas figuras sobre un mismo personaje, como la de Madero en la historiografa de la dcada de los veinte en comparacin con la que emerge en los aos recientes. Una ms: establecer las diversas versiones que se tienen sobre la muerte de Moctezuma o de Carranza. En fin la imagen de Mxico en la historiografa europea del siglo XIX.

En este caso dichos anlisis implican en principio una observacin de segundo orden sobre la obra del historiador. Es un acto reflejo hacia adentro de la misma disciplina, y en ese sentido se ha vinculado el significado del trmino historiografa con el de teora de la historia, lo cual llega a confundir y producir el equvoco que conduce a la separacin entre historia y teora. Esto se ve claro cuando el anlisis historiogrfico se orienta a establecer la relacin entre la historia, como acontecer, y la escritura de la historia, y querer ver slo a la historiografa (la historia de los historiadores) como expresin de momentos histricos concretos. Sin caer en la cuenta de que tanto estos objetos como los documentos del pasado, son propiamente "documentos de cultura", como se ver ms adelante.La consulta de lo ya resuelto sobre el asunto o status quaestionis debe comenzar con la nmina de los trabajos que se hayan ocupado del tpico escogido. A la operacin de enterarse de lo investigado "en torno del problema que le preocupa" a un historiador en el punto de arranque, en vsperas de la salida, Jos Luis Cassani le llama "momento bibliogrfico". 10 No es posible ni deseable partir de cero; hay que evitar el ridculo de proponer como novedad lo ya tan sobado como una vieja moneda. La gran mayora de los metodlogos reitera la orden: "todo el que investiga sobre algn tema ha de saber lo hecho por otros sobre el mismo tema". Pocos se explayan en el asunto del status quaestionis como Federico Surez en La historia y el mtodo de la investigacin histrica.

Quiz est de sobra decir las ventajas que tiene el inventario de los estudios que antes se han propuesto, con mayor o menor fortuna y acierto, el aclarar una cuestin, aun a sabiendas de que es

muy difcil tener noticia de todos los que anteriormente se han ocupado del tema que preocupa a tal o cual historiador aqu y ahora. En la hechura del inventario, Surez recomienda un orden cronolgico, mediante el cual se descubre la frecuencia con que "los autores se repiten unos a otros". "El examen de las distintas contribuciones bibliogrficas sobre el tema... debe hacerse con sentido crtico... pero no se puede exigir, por ejemplo, que una obra general analice cada cuestin..."" Habr que cuidarse de confundir las obras con sus autores. La crtica ha de enderezarse contra aqullas, no contra stos. No ayuda mucho calificar de conservador o liberal, de reaccionario o de comunista, de ultra en uno u otro sentido a un historiador. S es til procurar saber si sus afirmaciones son verdaderas o falsas, profundas o superficiales, noticiosas o interpretativas.

El historiador que se preocupa demasiado por estar al da de todo lo dicho sobre su tema "corre el riesgo de ocupar mucho tiempo en la lectura de libros, revistas, extractos y resmenes".

Tambin debe cuidarse de los compendios y las panormicas. Casi siempre la bibliografa de ndole general es intil "aun cuando comprenda el periodo al que pertenece el tema objeto de la investigacin...", pues slo resume "lo ya dicho por otros del punto en cuestin... Las amplias sntesis, las divulgaciones, las repeticiones, los ensayos y los puntos de vista que no pasan de interpretaciones de hechos conocidos se pueden dejar de lado sin gran inconveniente. Lo mismo cabe decir de las llamadas aproximaciones... a no ser que, se refieran muy concretamente al tema que se investiga"."

Los asuntos muy concurridos y relacionados con las celebraciones patrias suelen inspirar muchas obras de las cuales la mayora recoge verborrea sin sentido y las de buena factura repiten a las clsicas sobre el tema, salvo pocas excepciones. As sucede, entre otros casos, con la revolucin de independencia de Mxico en los albores del siglo xix y con los hroes y los episodios mayores de esa lucha. Si alguien ha escogido para su investigacin el movimiento insurgente del cura Hidalgo, tendra que dedicar su vida a la lectura de los discursos del 16 de septiembre sin obtener quiz ningn provecho apreciable, y debiera disponer de otra vida para leer los trabajos serios y profundos acerca del Padre de la Patria para probablemente darse cuenta de que la mayora repite o adjunta poco a lo dicho por los cuatro evangelistas de la vida, pasin y muerte del cura de Dolores; a saber: Bustamante, Zavala, Mora y Alamn. En los temas muy controvertidos o manoseados es imposible ser exhaustivo en el examen del status quaestionis. Tampoco cabe dirimir claramente qu es lo til y qu es basura.

Tampoco hay normas precisas en lo. referente a lecturas preparatorias. Ni todos los autores ni todos los temas se pueden regir por los mismos consejos. Quiz no sea inoportuna la si guiente recomendacin: Lee y entrate de los aspectos parecidos del problema. Si el tema escogido es la desamortizacin ordenada por Jurez de los bienes eclesisticos y pueblerinos, conviene leer obras que se ocupen de los gobiernos de marca liberal de distintas naciones. Si se busca revivir la historia del pueblo donde uno naci, se examina lo escrito por otros autores sobre sus terruos. Para rodearse de la atmsfera del periodo, el espacio, la sociedad y los hechos que conforman nuestra trama, habr que leer novelas costumbristas y dems obras literarias relacionadas con ella. Si se aspira a escribir sobre la sociedad del Sur de jalisco en tiempos de la Cristiada no puede dispensarse la lectura de los tres libros de Juan Rulfo y La feria de Juan Jos Arreola. El enterarse del estado de la cuestin presupone la lectura de una amplia bibliografa directa e indirecta. Mientras ms se lea sobre el asunto y sus alrededores se dar mejor el paso siguiente: la forja de una Imagen interina del pasado que se busca. Casi todos, los autores de mtodos para hacer historia dicen lo expresado por Marrou en sus justos trminos: "Lgicamente, el proceso de elaboracin de la historia empieza a ponerse en marcha... por el paso original que es la cuestin planteada... pero cuando el entendimiento elabora una pregunta [acerca de un asunto histrico], enseguida [o poco tiempo despus] formula una o varias respuestas posibles. Una interrogacin precisa (y slo las de este carcter son tiles en historia) se presenta bajo el aspecto de una hiptesis por verificar... en el punto de partida hay un esfuerzo creador de los historiadores que consiste en la traza o dibujo de una imagen provisional del pasado.