Especial Internacional 28-03-15

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ARGENTINA: LA CIA Y EL MOSSAD EN UN INTENTO DE ‘GOLPE BLANDO’. PARTE I SÁBADO 28 de marzo de 2015 / Año 3 / N° 103 lanacion.com El atentado contra la AMIA fue el mayor acto terrorista en la historia de Argentina. Desgraciadamente puso en evidencia las graves debilidades del sistema judicial del país vecino. Hasta el momento y después de más de 20 años no hay un solo acusado que se haya presentado a la justicia. Este es el verdadero encubrimiento que hace el sistema judicial argentino. Este atentado y el anterior contra la Embajada de Israel sólo han servido, como afirma Stella Calloni, para ser instrumentos de desestabilización contra un Gobierno argentino defensor de sus recursos naturales y de los recursos de su pueblo.

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ARGENTINA: LA CIA Y EL MOSSAD EN UN INTENTO DE ‘GOLPE BLANDO’. PARTE I

SÁBADO 28 de marzo de 2015 / Año 3 / N° 103

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El atentado contra la AMIA fue el mayor acto terrorista en la historia de Argentina. Desgraciadamente puso en

evidencia las graves debilidades del sistema judicial del país vecino. Hasta el momento y después de más de 20

años no hay un solo acusado que se haya presentado a la justicia. Este es el verdadero encubrimiento que

hace el sistema judicial argentino. Este atentado y el anterior contra la Embajada de Israel sólo han servido,

como afirma Stella Calloni, para ser instrumentos de desestabilización contra un Gobierno argentino defensor

de sus recursos naturales y de los recursos de su pueblo.

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Argentina: La CIA y el Mossad en un intento de ‘golpe blando’. Parte I

INTRODUCCIÓNEl título como el trabajo no es nuestro. Es de la periodista, investigado-ra, escritora y poetisa

argentina Stella Calloni. Aunque tiene en su haber, entre tantos cosas, un li-bro sobre nuestro Presidente (Evo en la mira; CIA y DEA en Bolivia), pero es poco conocida en nuestro país. Comparte con ella la misma condición el insigne Gregorio Selser, autor de tantos libros e investigaciones sobre dictaduras como sobre libertadores.

Ambos, la argentina y el uruguayo, son los que más han contribuido a in-vestigar y dar a conocer tanto las dic-taduras que nos oprimieron como las luchas de nuestros pueblos, nuestros próceres y libertadores.

En el actual suplemento recogemos una primera parte de una monografía de Stella Calloni sobre el largo periplo de un blando golpe de Estado que aún no se consume debido a la conciencia y lucha nacionalista antiimperialista de los argentinos.

Ya en la primera mitad de la déca-da de los noventa que se inicia este periplo inconcluso. Es decir que a un corto tiempo de haber puesto fin a la ignominiosa dictadura ya se estaba conspirando para su restauración.

En fin creemos que es mejor dejar a nuestra autora y amiga delinear la evolución y el desarrollo de la conspi-ración y de los acontecimientos en el vecino y hermano país.

Redacción internacional

2 28 de marzode 2015 328 de marzo

de 2015

INVESTIGACIÓN BAJO CONTROL EXTERNO

El cruento atentado conmovió al país; el juez que quedó a cargo de la investigación en julio de ese año fue Juan José Galeano, quien comenzó su actuación bajo una pre-sión muy evidente.En sólo 24 horas, la inteligencia israelí —que envió a sus hombres a colaborar desde las primeras horas del hecho— y la CIA acusaron a la República Islámica de Irán y al Hezbollah de Líbano, sin pruebas.Sin haber iniciado la investigación, ofrecie-ron un testigo importante al juez argentino Galeano, quien viajó a Venezuela para en-trevistarlo.El hombre se llamaba Manouchehr Moata-mer y se presentó como un exfuncionario iraní que había huido de su país y que acusaba al gobierno de Irán de ser respon-sable del atentado, sin ninguna prueba. Sus declaraciones erráticas se derrumbaron en poco tiempo. Es decir, la CIA y el Mossad habían vendido a la justicia argentina un testigo falso.Moatamer se había ido de Irán con su fami-lia en 1993. Falta saber cómo llegó a Vene-zuela en 1994, y cómo terminó al final en Los Ángeles, Estados Unidos, como “testigo protegido de la CIA”.La causa de Galeano siguió navegando en un mar de irregularidades. Pero aún en 1997, el juez fue nuevamente a ver a Moata-mer, en Estados Unidos, quien nada agregó a su testimonio anterior. En 2008, Moata-mer finalmente confesó que había mentido para obtener la visa estadounidense.En 1998, nuevamente la CIA y el Mossad ofrecieron otro supuesto testigo, en este caso radicado en Alemania, Abolghasem Mesbahi, llamado el “testigo C”. Mesbahi había sido desplazado en 1989 de algunas tareas menores para la inteligencia iraní, sospechoso de ser agente doble. Se dedicó a la actividad privada y realizó una serie de estafas, tras lo cual se fue a Alemania donde se radicó desde 1996.En ese tiempo, Mesbahi acusó a Irán de cada uno de los “atentados terroristas” que no se esclarecían en el mundo —lo que siempre sucede con los atentados de falsa bandera— como el de Lockerbie, Escocia, y otros.El ‘testigo C’, que ganó fama por el miste-rio que rodeaba su nombre, vio una nueva oportunidad acusando a Irán, con la anuen-cia de los servicios alemanes, estadouniden-ses e israelíes de la voladura de la AMIA.Sin pruebas, contó su versión en Alemania ante un juez nacional y el juez argentino Juan José Galeano, que viajó a ese país en 1998.“Mesbahi declaró 5 veces bajo juramento en la causa, y en los puntos esenciales dio 5 versiones distintas y contradictorias de éstos, que no podrían servir nunca como prueba. Sólo dichos y palabras, y por su-puesto, conjeturas y deducciones de inte-ligencia”, resume el abogado Juan Gabriel Labaké en su libro AMIA-Embajada, ¿verdad o fraude?El abogado Labaké, por cierto no oficialista, viajó a Teherán, Europa y Estados Unidos, reuniendo datos y entrevistándose con

fuentes importantes, y finalmente llegó a la conclusión de que no existían pruebas contra Irán en el juicio de AMIA, ni bajo la dirección de Galeano, ni bajo la del fiscal Nisman, quien sólo recopiló y reescribió los expedientes de su predecesor, y les dio cierto orden pero siempre acusando a Irán, como ordenaron Washington y Tel Aviv.El periodista Gerth Porter, de The Nation, escribió en una nota el 16 de mayo de 2010 que el embajador de Estados Unidos en Argentina en el momento del atentado a la AMIA, James Cheek, le dijo en una en-trevista:Lo extraño es que cuando Nisman acusa a Irán en 2006 ya se sabía que ambos tes-tigos no eran creíbles y la justicia británi-ca incluso había rechazado, por falta de pruebas, un pedido de extradición contra el exembajador iraní en Argentina, Hadi Soleimanpour. El diplomático iraní estaba haciendo un curso en Londres cuando lo detuvieron en 2003 hasta que llegara el exhorto de extradición. Pero hubo que libe-rarlo en 2004 y pagarle una indemnización de 189.000 libras esterlinas.También la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) devolvió un primer pedido de alerta roja por falta de pruebas, y el segundo pedido en 2013, y que está hasta estos días, por especial pe-dido del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el canciller Héctor Timerman, tampoco tiene aún el fundamento de las pruebas que el juez Rodolfo Canicoba Co-rral le pidió a Nisman que investigara. Aho-ra se sabe que Nisman no había cumplido con reunir pruebas, sino solamente simples deducciones de inteligencia que no sirven a la justicia ni a la verdad.El primer juicio de la AMIA debió ser cerra-do por escándalos e irregularidades graves, una de las cuales consistió en que el juez Galeano, con apoyo del entonces presiden-te de la Delegación de Asociaciones Israeli-tas-Argentinas (DAIA), Rubén Berajas, pagó 400 mil dólares a un reducidor de autos robados, Carlos Telledín, para que acusara a diplomáticos iraníes y a policías de la pro-vincia de Buenos Aires.Estos últimos estuvieron 5 años detenidos y debieron ser liberados por absoluta falta de pruebas, sin vinculaciones con la causa. Así escandalosamente terminó ese juicio.La enmarañada red de falsedades y men-tiras, presiones e intereses que eran los expedientes de la causa del cruento aten-tado contra la mutual judía AMIA obligó a terminar con el juicio en 2004, y el entonces presidente Néstor Kirchner (2003-2007) ex-hortó a la justicia a avanzar, profundizando en la causa hacia la verdad.Se creó entonces la Unidad Especial de la Causa AMIA, que quedaría por decisión de la Procuraduría en manos del fiscal Alber-to Nisman, lo que sorprendió, ya que el propio Nisman también había sido parte del fracaso del juicio iniciado en julio de 1994 y cerrado 10 años después, sin haber logrado nada.

El atentado contra AMIA y contra la Embajada de Israel fueron las dos acciones terroristas más grandes de la historia de Argentina.

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ARGENTINA: LA CIA Y EL MOSSAD EN UN INTENTO DE ‘GOLPE BLANDO’. PARTE I

Por Stella Calloni. / PIAEstadounidenses e israelíes manipularon desde un inicio la investigación de un cruento atentado en Ar-gentina en 1998. Por casi 2 décadas buscaron acusar a Irán, pero ni una sola prueba pudieron ofrecer. El último fiscal del caso reportaba secretamente a la inteligencia estadounidense los avances en la investigación y le consultaba el rumbo que tomarían las pesquisas. Con la muerte de este funcionario argentino, ahora Estados Unidos busca hacer una jugada de tres bandas: además de implicar al siempre incómodo Irán, ahora ha orques-tado un “golpe blando” contra la presidenta Cristina Fer-nández. De prosperar esa maniobra, seguiría Venezuela, para debilitar el bloque de países suramericanos que han puesto dique a las ambiciones de Estados Unidos en la región.

El 18 de enero de 2015, el fiscal Alberto Nisman, al frente de la Unidad Especial que investigaba la causa sobre el cruento atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) el 18 de junio de 1994, fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza en el baño de su departamento y con todas las puertas de su casa cerra-das por dentro. Cuatro días antes había presentado una denuncia, sin prueba alguna, mal redactada y con serias contradicciones, en la que acusaba a la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, al canciller Héctor Timerman, y a otras personas, de intentar encubrir a fun-cionarios iraníes acusados —sin pruebas— de ser culpa-bles del atentado. En días se había puesto en marcha un golpe encubierto de origen externo.El fiscal había sido colocado al frente de la investiga-ción en 2004, después de 10 largos años, cuando se

cerró el más escandaloso e irregular juicio de la his-toria sin lograr encontrar a los culpables del atentado que dejó 85 muertos y centenares de heridos. Este hecho aparece como un eslabón más de un golpe en desarrollo, en el que participan un sector del aparato judicial argentino, la oposición, los medios masivos de comunicación junto a la CIA (Agencia Central de Inteligencia, siglas en inglés) y el Mossad, de Estados Unidos e Israel, respectivamente.Para entender esto hay que entender de qué se tra-ta el caso AMIA y conocer las graves irregularidades cometidas con la entrega en la década de 1990 de la investigación a los servicios de inteligencia estadouni-denses e israelíes, que operaron conjuntamente con el grupo de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) de Argentina.

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Argentina: La CIA y el Mossad en un intento de ‘golpe blando’. Parte I

INTRODUCCIÓNEl título como el trabajo no es nuestro. Es de la periodista, investigado-ra, escritora y poetisa

argentina Stella Calloni. Aunque tiene en su haber, entre tantos cosas, un li-bro sobre nuestro Presidente (Evo en la mira; CIA y DEA en Bolivia), pero es poco conocida en nuestro país. Comparte con ella la misma condición el insigne Gregorio Selser, autor de tantos libros e investigaciones sobre dictaduras como sobre libertadores.

Ambos, la argentina y el uruguayo, son los que más han contribuido a in-vestigar y dar a conocer tanto las dic-taduras que nos oprimieron como las luchas de nuestros pueblos, nuestros próceres y libertadores.

En el actual suplemento recogemos una primera parte de una monografía de Stella Calloni sobre el largo periplo de un blando golpe de Estado que aún no se consume debido a la conciencia y lucha nacionalista antiimperialista de los argentinos.

Ya en la primera mitad de la déca-da de los noventa que se inicia este periplo inconcluso. Es decir que a un corto tiempo de haber puesto fin a la ignominiosa dictadura ya se estaba conspirando para su restauración.

En fin creemos que es mejor dejar a nuestra autora y amiga delinear la evolución y el desarrollo de la conspi-ración y de los acontecimientos en el vecino y hermano país.

Redacción internacional

2 28 de marzode 2015 328 de marzo

de 2015

INVESTIGACIÓN BAJO CONTROL EXTERNO

El cruento atentado conmovió al país; el juez que quedó a cargo de la investigación en julio de ese año fue Juan José Galeano, quien comenzó su actuación bajo una pre-sión muy evidente.En sólo 24 horas, la inteligencia israelí —que envió a sus hombres a colaborar desde las primeras horas del hecho— y la CIA acusaron a la República Islámica de Irán y al Hezbollah de Líbano, sin pruebas.Sin haber iniciado la investigación, ofrecie-ron un testigo importante al juez argentino Galeano, quien viajó a Venezuela para en-trevistarlo.El hombre se llamaba Manouchehr Moata-mer y se presentó como un exfuncionario iraní que había huido de su país y que acusaba al gobierno de Irán de ser respon-sable del atentado, sin ninguna prueba. Sus declaraciones erráticas se derrumbaron en poco tiempo. Es decir, la CIA y el Mossad habían vendido a la justicia argentina un testigo falso.Moatamer se había ido de Irán con su fami-lia en 1993. Falta saber cómo llegó a Vene-zuela en 1994, y cómo terminó al final en Los Ángeles, Estados Unidos, como “testigo protegido de la CIA”.La causa de Galeano siguió navegando en un mar de irregularidades. Pero aún en 1997, el juez fue nuevamente a ver a Moata-mer, en Estados Unidos, quien nada agregó a su testimonio anterior. En 2008, Moata-mer finalmente confesó que había mentido para obtener la visa estadounidense.En 1998, nuevamente la CIA y el Mossad ofrecieron otro supuesto testigo, en este caso radicado en Alemania, Abolghasem Mesbahi, llamado el “testigo C”. Mesbahi había sido desplazado en 1989 de algunas tareas menores para la inteligencia iraní, sospechoso de ser agente doble. Se dedicó a la actividad privada y realizó una serie de estafas, tras lo cual se fue a Alemania donde se radicó desde 1996.En ese tiempo, Mesbahi acusó a Irán de cada uno de los “atentados terroristas” que no se esclarecían en el mundo —lo que siempre sucede con los atentados de falsa bandera— como el de Lockerbie, Escocia, y otros.El ‘testigo C’, que ganó fama por el miste-rio que rodeaba su nombre, vio una nueva oportunidad acusando a Irán, con la anuen-cia de los servicios alemanes, estadouniden-ses e israelíes de la voladura de la AMIA.Sin pruebas, contó su versión en Alemania ante un juez nacional y el juez argentino Juan José Galeano, que viajó a ese país en 1998.“Mesbahi declaró 5 veces bajo juramento en la causa, y en los puntos esenciales dio 5 versiones distintas y contradictorias de éstos, que no podrían servir nunca como prueba. Sólo dichos y palabras, y por su-puesto, conjeturas y deducciones de inte-ligencia”, resume el abogado Juan Gabriel Labaké en su libro AMIA-Embajada, ¿verdad o fraude?El abogado Labaké, por cierto no oficialista, viajó a Teherán, Europa y Estados Unidos, reuniendo datos y entrevistándose con

fuentes importantes, y finalmente llegó a la conclusión de que no existían pruebas contra Irán en el juicio de AMIA, ni bajo la dirección de Galeano, ni bajo la del fiscal Nisman, quien sólo recopiló y reescribió los expedientes de su predecesor, y les dio cierto orden pero siempre acusando a Irán, como ordenaron Washington y Tel Aviv.El periodista Gerth Porter, de The Nation, escribió en una nota el 16 de mayo de 2010 que el embajador de Estados Unidos en Argentina en el momento del atentado a la AMIA, James Cheek, le dijo en una en-trevista:Lo extraño es que cuando Nisman acusa a Irán en 2006 ya se sabía que ambos tes-tigos no eran creíbles y la justicia británi-ca incluso había rechazado, por falta de pruebas, un pedido de extradición contra el exembajador iraní en Argentina, Hadi Soleimanpour. El diplomático iraní estaba haciendo un curso en Londres cuando lo detuvieron en 2003 hasta que llegara el exhorto de extradición. Pero hubo que libe-rarlo en 2004 y pagarle una indemnización de 189.000 libras esterlinas.También la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) devolvió un primer pedido de alerta roja por falta de pruebas, y el segundo pedido en 2013, y que está hasta estos días, por especial pe-dido del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el canciller Héctor Timerman, tampoco tiene aún el fundamento de las pruebas que el juez Rodolfo Canicoba Co-rral le pidió a Nisman que investigara. Aho-ra se sabe que Nisman no había cumplido con reunir pruebas, sino solamente simples deducciones de inteligencia que no sirven a la justicia ni a la verdad.El primer juicio de la AMIA debió ser cerra-do por escándalos e irregularidades graves, una de las cuales consistió en que el juez Galeano, con apoyo del entonces presiden-te de la Delegación de Asociaciones Israeli-tas-Argentinas (DAIA), Rubén Berajas, pagó 400 mil dólares a un reducidor de autos robados, Carlos Telledín, para que acusara a diplomáticos iraníes y a policías de la pro-vincia de Buenos Aires.Estos últimos estuvieron 5 años detenidos y debieron ser liberados por absoluta falta de pruebas, sin vinculaciones con la causa. Así escandalosamente terminó ese juicio.La enmarañada red de falsedades y men-tiras, presiones e intereses que eran los expedientes de la causa del cruento aten-tado contra la mutual judía AMIA obligó a terminar con el juicio en 2004, y el entonces presidente Néstor Kirchner (2003-2007) ex-hortó a la justicia a avanzar, profundizando en la causa hacia la verdad.Se creó entonces la Unidad Especial de la Causa AMIA, que quedaría por decisión de la Procuraduría en manos del fiscal Alber-to Nisman, lo que sorprendió, ya que el propio Nisman también había sido parte del fracaso del juicio iniciado en julio de 1994 y cerrado 10 años después, sin haber logrado nada.

El atentado contra AMIA y contra la Embajada de Israel fueron las dos acciones terroristas más grandes de la historia de Argentina.

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ARGENTINA: LA CIA Y EL MOSSAD EN UN INTENTO DE ‘GOLPE BLANDO’. PARTE I

Por Stella Calloni. / PIAEstadounidenses e israelíes manipularon desde un inicio la investigación de un cruento atentado en Ar-gentina en 1998. Por casi 2 décadas buscaron acusar a Irán, pero ni una sola prueba pudieron ofrecer. El último fiscal del caso reportaba secretamente a la inteligencia estadounidense los avances en la investigación y le consultaba el rumbo que tomarían las pesquisas. Con la muerte de este funcionario argentino, ahora Estados Unidos busca hacer una jugada de tres bandas: además de implicar al siempre incómodo Irán, ahora ha orques-tado un “golpe blando” contra la presidenta Cristina Fer-nández. De prosperar esa maniobra, seguiría Venezuela, para debilitar el bloque de países suramericanos que han puesto dique a las ambiciones de Estados Unidos en la región.

El 18 de enero de 2015, el fiscal Alberto Nisman, al frente de la Unidad Especial que investigaba la causa sobre el cruento atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) el 18 de junio de 1994, fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza en el baño de su departamento y con todas las puertas de su casa cerra-das por dentro. Cuatro días antes había presentado una denuncia, sin prueba alguna, mal redactada y con serias contradicciones, en la que acusaba a la presidenta de la nación, Cristina Fernández de Kirchner, al canciller Héctor Timerman, y a otras personas, de intentar encubrir a fun-cionarios iraníes acusados —sin pruebas— de ser culpa-bles del atentado. En días se había puesto en marcha un golpe encubierto de origen externo.El fiscal había sido colocado al frente de la investiga-ción en 2004, después de 10 largos años, cuando se

cerró el más escandaloso e irregular juicio de la his-toria sin lograr encontrar a los culpables del atentado que dejó 85 muertos y centenares de heridos. Este hecho aparece como un eslabón más de un golpe en desarrollo, en el que participan un sector del aparato judicial argentino, la oposición, los medios masivos de comunicación junto a la CIA (Agencia Central de Inteligencia, siglas en inglés) y el Mossad, de Estados Unidos e Israel, respectivamente.Para entender esto hay que entender de qué se tra-ta el caso AMIA y conocer las graves irregularidades cometidas con la entrega en la década de 1990 de la investigación a los servicios de inteligencia estadouni-denses e israelíes, que operaron conjuntamente con el grupo de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) de Argentina.

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EL CASO NISMANNisman había comenzado en 1997 su camino hacia la actual Fiscalía, en Morón, provincia de Buenos Aires. En su historia hay un caso que marcó su camino y fue la investigación sobre el destino de Iván Ruiz y José Díaz, dos de los participantes en el fracasado ataque al cuartel de la Tablada en enero de 1989, dirigido por el exjefe guerrillero Enrique Gorriarán Melo, du-rante el gobierno democrático de Raúl Alfonsín. Ambos dete-nidos, después del cruento enfrentamiento que dejó varios muertos y heridos, fueron vistos por última vez brutalmente torturados y llevados por militares y policías en un automóvil Ford Falcon.Hasta ahora están desaparecidos, pero Nisman y un juez que lo puso a cargo de la investigación apoyaron la versión oficial del Ejército de que “habían muerto en combate” a pesar de las evidencias de su desaparición forzada.En julio de 1997, el entonces procurador general Nicolás Be-cerra lo convocó para sumarse a los fiscales que investigaban el atentado contra la mutual judía AMIA, José Barbaccia y Ea-mon Mullen, por pedido expreso de ambos.De acuerdo con Infojus Noticias de Argentina “el equipo de Nisman, Barbaccia y Mullen trabajó hasta el juicio oral, pero no terminó bien”. Durante ese juicio por la llamada “conexión local”, muchos testigos dijeron que ellos y el juez Juan José Galeano habían cometido una serie de irregularidades que se comprobaron.Al final del debate, el Tribunal Oral absolvió al delincuente Carlos Telleldín, a quien el propio juez entregó 400.000 dó-lares para que acusara a funcionarios iraníes y a policías, con el visto bueno de Rubén Berajas, entonces presidente de la poderosa Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas.En los fundamentos del fallo se acusó a Galeano —quien ter-minó destituido y procesado—, a su equipo y a los fiscales Mullen y Barbaccia, también procesados.“En el juicio oral quedó demostrado que no se investigó ab-solutamente nada” en la Causa AMIA, afirmó a Infojus Noticias el abogado Juan Carlos García Dietze, defensor de Ariel Niz-caner, quien fue absuelto de haber participado en la adultera-ción de la camioneta Traffic, que supuestamente fuera usada en el atentado.“Siempre hubo un tema paradójico: Barbaccia y Mullen que-

daron imputados, y Nisman siguió a cargo. Es extraño”, re-flexionó García Dietze.En 2004, Nisman, ya a cargo de Unidad Especial para con-centrar todas las investigaciones vinculadas al atentado, se acerca a un hombre clave de la entonces Secretaría de In-teligencia del Estado, la antigua SIDE, Antonio Stiusso, alias ‘Jaime’. Éste había sido desplazado de la Causa AMIA por ser parte de las irregularidades del juicio, pero con Nisman re-cuperó un lugar de importancia. Ambos trabajaban con la CIA y el Mossad.La Unidad Especial recibía importantes sumas de dinero para investigar. Pero Nisman sólo se dedicó a clasificar los expedientes de Galeano y continuó responsabilizando a los iraníes, sin haber producido, en los últimos 10 años, ningu-na prueba para confirmar la acusación. Su primer pedido de alerta roja contra 12 iraníes, diplomáticos y funcionarios acusados fue devuelto por falta de pruebas. Como sucedió con el pedido de extradición enviado a Londres contra el exembajador iraní en Argentina, Hadi Soleimanpour, cuan-do la justicia británica devolvió la solicitud por falta de prue-bas, indemnizando al diplomático en 2004. Una vergüenza para la justicia argentina.Nisman y la Embajada de Estados UnidosDurante 10 largos años, los expedientes que investigaba Nis-man siguieron incorporando «informes basados en deduc-ciones y armados» sin prueba real, imposibles de comprobar, que proveían la CIA y el Mossad, al igual que hicieron al pro-porcionar los falsos testigos.En 2010, cuando se publicaron en Argentina una serie de ca-bles secretos referidos al caso AMIA, del Departamento de Estado de Estados Unidos revelados por WikiLeaks, quedó en evidencia que el fiscal Nisman anticipaba las medidas que iba a tomar en esta causa a diplomáticos de esa Embajada.Estos descubrimientos no dieron lugar a tomar una medida clave, la de separar al fiscal de esta causa ya que no se puede ser “juez y parte”, como sucedía en su relación de subordina-ción a Estados Unidos e Israel.La pista iraní no lograba reunir pruebas concretas, pero sin duda favorecía los intereses geopolíticos de ambos países, que continúan intentando invadir Irán, enlazando esta si-

tuación con el anunciado plan imperial de un Oriente Medio ampliado, que significó invasiones y ocupaciones coloniales de varios países en esa región en el siglo XX. Jamás la inteli-gencia estadounidense o israelí debieron haber participado, monitoreado y armado la Causa AMIA.En un despacho del 22 de mayo de 2008, desde la sede di-plomática estadounidense en Buenos Aires, se especificaba: “Los oficiales de nuestra Oficina Legal le han recomendado al fiscal Alberto Nisman que se concentre en los que perpetra-ron el atentado y no en quienes desviaron la investigación”.Eso fue precisamente cuando el entonces juez federal Ariel Lijo ordenó la detención e indagatoria del expresidente Car-los Menem, de su hermano Munir —ya fallecido—, del enton-ces titular de la SIDE Hugo Anzorreguy, y otros, como el ma-gistrado Juan José Galeano y del excomisario Jorge Palacios, por encubrir el atentado.Nisman no había informado de esa medida a la Embajada estadounidense como lo hacía normalmente. Otros cables de WikiLeaks demostraron que el fiscal de la Causa AMIA se había disculpado con los oficiales estadounidenses por no haber anticipado los pedidos de detención. Hay varios cables referidos al tema, publicados por el periodista Gui-llermo O’Donell.Ya en 2013, Memoria Activa y familiares y amigos de las víc-timas del atentado de julio de 1994 se pronunciaban por un alejamiento de Nisman de la Causa AMIA. En noviembre de 2013, en una carta abierta al fiscal, los familiares respalda-ron el Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán y cuestionaron “la falta de compromiso de Nisman y la inacción en la causa”, por considerarlo “funcional a los inte-reses de los que siempre nos quieren alejar de la verdad”.El memorándum de entendimiento con Irán es un ver-dadero documento de política exterior que podía sentar precedentes en la resolución de conflictos sin salida, como era el caso AMIA. Se trataba de que los jueces de la Causa AMIA pudieran ir a Teherán a indagar, ante la presencia de una Comisión de personalidades reconocidas y neutrales, a los altos funcionarios iraníes acusados —sin pruebas— del atentado. Por primera vez se podría saber la verdad, fuera la que fuera…

La muerte de Alberto Nisman aún no se sabe si fue un suicidio o un asesinato. La trama desde sus inicios en los noventa del siglo pasado es complicada y cada vez lo es más. Stella Calloni intenta desenredarla más en el aspecto político que en el policiaco.

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