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    Esparta, ciudad de la virtud y de la guerra

    Csar Fornis

    Universidad de Sevilla

    En otro tiempo advert que, siendo Esparta una de las ciudades estado menospobladas (de ciudadanos), era evidentemente la ms poderosa y clebre de Grecia, y mepregunt cmo pudo ocurrir eso. Pero despus de reparar en las costumbres de losespartiatas, ya no me sorprend por ms tiempo (trad. O. Guntias).

    Este pasaje con el que inicia Jenofonte su Constitucin de los lacedemonios, nosda las claves de lo que era Esparta a los ojos de otros griegos. De un lado, una ciudadapenas urbanizada, sin murallas, sin magnficas construcciones pblicas, en definitiva,urbanstica y arquitectnicamente mediocre, que no se corresponda con la grandeza de su

    historia y con el lugar que ocupaba en la ecmene, en el mundo conocido; de otro, laexcelencia de su minoritaria clase dirigente, los hmoioi, cuyo modo de vida despertabaadmiracin entre los estratos sociales acomodados de otras ciudades estado.

    Por extrao que parezca y a diferencia de la gran mayora de las pleis griegas,la construccin de un recinto amurallado no fue sentida como primordial en laconfiguracin poltica y territorial del estado lacedemonio. Las murallas no fueronerigidas hasta finales del siglo III-comienzos del II, en pleno poca helenstica, cuandoEsparta se encontraba en un profundo declive poltico y militar. Hasta ese momento loshombres de Esparta son sus murallas, como seala con orgullo el rey Agesilao II acomienzos del siglo IV.

    Esparta tampoco cont con un genuino y definido centro urbano, ni siquiera enpoca clsica, sino que mantuvo la primitiva organizacin en las cinco aldeas previa alsinecismo que vio el nacimiento poltico y cvico de la ciudad en el siglo VIII. As lotestimonia Tucdides en el ltimo tercio del siglo V, quien de paso comenta la ausencia detemplos y edificios majestuosos como los que podan encontrarse en Atenas:

    Si fuera asolada la ciudad de los lacedemonios y slo quedaran los templos y loscimientos de los edificios, pienso que los hombres del maana tendran muchas dudasrespecto a que la fuerza de los lacedemonios correspondiera a su fama... Pues la ciudad notiene templos ni edificios suntuosos y no est construida de forma conjunta, sino que estformada por aldeas dispersas, a la manera antigua de Grecia (trad. de J. J. Torres

    Esbarranch)El historiador ateniense la compara con Micenas, cuyos exiguos vestigios hacen

    difcil imaginar la magnitud de la guerra de Troya. Para Tucdides, como para Jenofonte,el poder de Esparta, lejos de cimentarse en bases materiales, lo haca en las relacionesentre los hombres.

    Recientes excavaciones arqueolgicas han confirmado que hasta el perodoimperial romano Esparta adoleci de un ordenamiento urbanstico regular. Cabe recordarno obstante que el gora, autntico nervio poltico, religioso y econmico de la ciudadgriega antigua, no ha sido sacada a la luz, como tampoco ninguna necrpolis, en granmedida porque la Esparta antigua descansa bajo la moderna, refundada en el mismo lugar

    en 1843. En realidad los trabajos arqueolgicos se han visto restringidos a determinados y

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    muy concretos yacimientos dentro del permetro que comprenda la ciudad antigua: laacrpolis (sobre todo del perodo romano, incluido el teatro, que data de finales del siglo Ia.C.), algunos tmulos de personajes destacados (las denominadas tumbas de calidad) y

    poco ms, unos resultados un tanto decepcionantes. Hoy, como hace ms de cien aos, la

    imaginacin es un ingrediente necesario a la hora de interpretar la topografa y elurbanismo de Esparta.Los edificios mejor conocidos de Esparta, gracias a las excavaciones conducidas a

    comienzos del siglo XX por Escuela Britnica de Atenas, son el templo de AteneaCalceco (la de la morada de bronce, pues la paredes estaban recubiertas de placas de

    bronce historiadas), que se erigi en la acrpolis en la segunda del siglo VI; el Meneleo osantuario de culto heroico dedicado al legendario rey Menelao, a su esposa Helena y a loshermanos de sta, los Dioscuros (Cstor y Plux); en tercer lugar, el santuario de Ortia,deidad prehelnica sincretizada con rtemis (ambas son deidades vinculadas a la fertilidady a los animales salvajes), situado a orillas del Eurotas. Un cuarto santuario polada, el deApolo Jacintio (sta era otra divinidad prehelnica asimilada con Apolo), se hallaba en

    Amiclas (razn por la que fue tambin conocido como Amicleo) y era el lugar decelebracin de las Jacintias, la fiesta ms importante de Esparta. Todos ellos estnconstruidos con arcilla y piedra de conglomerado, materiales locales y pobres; incluso eltemplo de Atenea Calceco, tena adobe bajo las placas de bronce, lo que acentuaba elcontraste con el excelente mrmol usado en su homlogo de Atenas, el Partenn.

    La arquitectura domstica era tambin sencilla. Una pequea rtra o ley deLicurgo, dirigida contra el lujo exagerado, prescriba que todas las viviendas tuvieran eltecho trabajado con hacha y las puertas con sierra, sin ninguna otra herramienta, lo cualimplica obviamente que se construan en madera. Plutarco contina diciendo que no haynadie con tan poco gusto ni tan estpido como para, en casa humilde y vulgar, metercamas con patas de plata, mantas de prpura, copas de oro, etc.

    Pues bien, las carencias urbansticas y arquitectnicas, voluntarias por otra parte,no han impedido que Esparta fuera el estado griego que, por encima incluso de Atenas,ha dejado mayor impronta, mayores secuelas en el pensamiento occidental, ya sea comofascinacin, ya como abominacin, y casi siempre como ejemplo militar, poltico,social, educativo, etc., siendo superada nicamente por Roma como modelo deinspiracin para la posteridad. En otras palabras: desde la Antigedad misma naci ycreci imparable una leyenda de Esparta.

    Huelga decir que esa leyenda mantiene hoy un vigor inusitado: en el cine, en elcmic, en la novela histrica, en publicaciones divulgativas. Sin duda el episodio delque ms se han nutrido es el de las Termpilas, por aquello de consagrar el herosmo y

    el sentido del honor y del deber hasta la muerte de los trescientos espartiatas quedefendieron ese desfiladero -va de entrada hacia el corazn de Grecia- ante unasfuerzas persas infinitamente superiores en nmero. No ha habido en la historia deOccidente derrota mejor explotada e instrumentalizada en la literatura, convertida en unsmbolo de la lucha por la libertad. El sacrificio de Lenidas y los suyos quedinmortalizado en el epitafio que, por mandato de la liga sagrada de Delfos, rezaba en susestelas, obra del poeta contemporneo Simnides de Ceos: Caminante, ve y di a loslacedemonios que aqu yacemos en obediencia de sus decretos; un len de piedrasealaba muy apropiadamente el lugar donde haba cado Lenidas, cuyo nombre,

    parlante, significa descendiente de Len. Su cadver haba sido ultrajado por elbrbaro, decapitado y empalado por orden de Jerjes, con lo que Herdoto realza el modo

    cruel y salvaje, extrao a los griegos, con el que los persas se emplean en la guerra. En

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    el ao 440 los restos de Lenidas (reales o virtuales) fueron repatriados a Esparta yenterrados solemnemente en el gora, donde ms tarde se erigi un santuario (heron)conocido como Leonideo, en torno al cual se instituyeron fiestas y certmenes anuales,las Leonideas, que an seguan celebrndose con cierto empaque en poca de los

    emperadores Antoninos, como testimonia Pausanias.La irradiacin del mito no deja de ser curiosa, porque, con la posible excepcin deTirteo, del que conservamos algunos poemas, no disponemos de fuentes de origenespartano: no se ha preservado la obra de ningn historiador (si es que lo hubo), ni deningn filsofo, orador, bigrafo, o cualquier otra clase de autor literario. A Tirteo

    precisamente podemos remontar la gnesis de la leyenda de la competencia, el ardor y ladisciplina de los espartanos en el campo de batalla. A mediados del siglo VII, durante lasegunda guerra mesenia, el poeta lrico exhorta en sus elegas a la batalla conenardecidos versos que son la expresin del espritu de lucha y de la cohesin cvica que laclase dominante espartiata. Tirteo acua el ideal de la kals thnatos, la bella muerte,la que se produce en la contienda y que permite seguir viviendo en el recuerdo de los

    conciudadanos, sacrificio sublimado que dar cuo al clebre aforismo puesto en boca delas mujeres espartanas en el acto de la despedida de los maridos e hijos que marchan alcombate: Regresa con el escudo o sobre el escudo (en alusin a la manera en que loscuerpos de los cados eran llevados de vuelta a la patria).

    Con el paso del tiempo Esparta forjar el ejrcito hopltico ms poderoso de todaGrecia, sobresaliente por sus cualidades de eficacia, coraje, maniobrabilidad,entrenamiento y disciplina, un ejrcito de ciudadanos soldados que, haciendo de la guerrasu profesin, impuso su hegemona militar en el exterior mientras actuaba comoinstrumento represor en el interior. Esparta no es una ciudad fortificada por palabras odiscursos, sino un lugar donde, cuando la guerra llega, la mano secunda el consejo de lamente, dice el poeta trgico In de Quos ya en el siglo V.

    Otro de los pilares sobre los que se construye la leyenda es el ordenamientopoltico (politea) de Esparta, lo que hay llamaramos la Constitucin. El padre de estaConstitucin, que los espartanos llamaron Gran Retra, fue Licurgo, probablemente unafigura mtica, no histrica: Nada absolutamente que no est sujeto a dudas puede decirseacerca del legislador Licurgo (con esta frase tan explcita y significativa abre Plutarco suVida de Licurgo).De aceptarse su existencia, se le data en un arco que va del siglo XI alVII a.C. Licurgo trae del orculo de Delfos, recibida de Apolo, la Eunoma, la buenaLey, que pone orden en el caos imperante hasta entonces. La pitia misma le saluda comoa un dios y su nombre ser perpetuado para siempre por la tradicin. A Licurgo fueronatribuidas todas las medidas legislativas que fueron configurando la realidad poltica,

    social y jurdica del estado espartano, pese a que claramente estas disposiciones formanparte de un proceso largo que supera con creces la vida de un hombre. Con ello se les dabauna ptina de legitimidad, de autoridad incontestable, que las hiciera inclumes a la incuriadel tiempo. No en vano en las palabras del exiliado rey Damarato a Jerjes, la Ley es

    personificada como un amo o gobernante absoluto -an ms que el Gran Rey persa- quehace menos libres a los espartiatas, como denota el famoso epitafio de Simnides yamencionado. Por eso Scrates, admirador de Esparta, rehsa escapar de la prisin y de lamuerte si con ello vulnera la ley. Las leyes licurgueas presentan una singularidad ms conrespecto a los ordenamientos polticos emanados de otros legisladores, pero acorde con la

    prctica espartana: no estn escritas, lo que contribuye por un lado a favorecer laasignacin al mtico personaje de todo el material legislativo producido por el engranaje

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    estatal espartano y, por otro, a su interpretacin subjetiva y arbitraria. Todava Cicerncrea que los espartanos vivieron setecientos aos con las mismas leyes y costumbres.

    La Gran Retra constituye un instrumento legislativo fundamental que dota al estadoespartano de un notable equilibrio interno, apaciguando las tensiones socioeconmicas en

    el seno de la clase dirigente y la amenaza de la tirana (rgimen poltico que Esparta nuncaconoci). Esto ha llevado a su idealizacin y a su caracterizacin como una Constitucinmixta, en la que se combinan armoniosamente los tres sistemas polticos bsicos(monarqua, oligarqua y democracia), los cuales se controlan entre s para alcanzar laansiada concordia: Cada ciudadano gobierna y a la vez es gobernado, es la frmula quesintetiza la prctica poltica lacedemonia.As, fue tomada sucesivamente como modelo

    por la Roma de Polibio, Cicern y Plutarco, la Venecia de Maquiavelo, la Franciailustrada de Mably, Rousseau y luego la revolucionaria de Robespierre, etc. Deberecordarse que la democracia no fue un rgimen bien considerado hasta bien entrado elsiglo XX porque la voluntad del pueblo se asociaba a los peligros de desorden,volubilidad y excesos de la masa.

    Adems de la excelencia de sus leyes, Esparta se presenta como un estadomodlico en cuanto hay plena identificacin entre el cuerpo poltico y el militar, esto es,entre ciudadano y hoplita, fenmeno nico posibilitado por la existencia de una gran masadependiente (los ilotas) ligada a la tierra propiedad de sus amos. Efectivamente el cuerpocvico del Estado estaba integrado por los hmoioi (iguales), as llamado en razn de suterica uniformidad social y econmica; son los espartiatas varones de ms de treinta aosque disfrutan de plenos derechos polticos y civiles. Los iguales se presentan como elgrupo dominante, selecto, minoritario, cohesionado y sin fisuras aparentes, frente a unosnutridos y heterogneos grupos dependientes sobre los que ejercen una presin fsica y a lavez ideolgica.

    El nmero de iguales fue descendiendo paulatinamente desde el siglo VIII,fenmeno de carcter endmico que se conoce con el nombre de oliganthropa, escasezde hombres. Se trata de un problema econmico y social, no demogrfico: Esparta sufrade falta de ciudadanos soldados, no de poblacin.Para paliar esta amenazadora tendenciael Estado espartano promulg leyes que otorgaban privilegios a los espartiatas que tuvieranal menos tres hijos -exencin del servicio militar en el caso de tres, exencin tributaria sieran cuatro-, que venan a complementar una cierta obligacin de contraer matrimonio que

    pesaba sobre el espartiata, pues los solteros eran multados y objeto de burla, y ciertapermisividad con las relaciones extraconyugales (las disposiciones de Licurgo permitanque la esposa de un hombre anciano fuera fecundada por otro ms joven o que unciudadano tuviera descendencia con cualquier mujer a la que viera noble y con prole,

    siempre y cuando el marido diera su consentimiento). Desde el siglo IV tambin sesuavizaron las leyes que dictaban la prdida de la ciudadana y el repudio social paraquienes no exhibieran la debida andrea, valor masculino en el combate (no slo cobarda,sino sobrevivir a una derrota): as, tras la debacle de Leuctra en 371, donde murieroncuatrocientos de los setecientos espartiatas participantes, Agesilao propuso dejar que laley durmiera ese da. La exencin se repetira en 331 con los supervivientes de la batallade Megalpolis, en la que el ejrcito macedonio de Antpatro caus autnticos estragos enlas filas lacedemonias. Para calibrar mejor la coercin aplicada sobre estas personasrecordaremos que, de los trescientos espartiatas de las Termpilas, hubo dos que escaparona la negra Parca, Pantitas y Aristodemo, el primero porque se encontraba de misin enTesalia, el segundo no est claro si por una dolencia ocular o por haberse retrasado en

    llevar un mensaje, pero el caso es que, tras pasar a la condicin de trsantes o

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    temblorosos (es decir, cobardes), Pantitas se ahorca y Aristodemo lava su deshonrabuscando deliberadamente la muerte al ao siguiente en Platea, donde rompi la unidadde la falange para abalanzarse enloquecido contra el enemigo.

    En principio, cada espartiata varn que hubiera superado con xito los distintos

    grados de la dura educacin (agog) y que hubiera sido admitido a las sisitas o comidascomunitarias alcanzaba la ciudadana plena y con ella el derecho a un lote de tierra. Eldisfrute de esta parcela (klros) y los ilotas adscritos al mismo, en rgimen de usufructo -latierra en Esparta pasaba por ser propiedad del Estado y como tal inalienable-, garantizabael sustento econmico de cada ciudadano, proporcionndole adems el tiempo librenecesario para dedicarse a las actividades consideradas dignas, aqullas que hacen alhombre ms libre: los asuntos pblicos y la guerra, siendo la caza y la gimnasiaconvenientes entrenamientos para esta ltima. La profesionalidad de los espartanos en latcnica de Ares es sintetizada por Plutarco en la conocida, aunque probablemente apcrifa,ancdota que relata cmo el rey Agesilao, ante la queja de los aliados por tener que enviaral combate y, por consiguiente, a la muerte muchos ms hombres que Esparta, hizo sentar

    de un lado a los lacedemonios y de otro a sus aliados, despus orden a travs de unheraldo que se levantaran los alfareros, luego los herreros, carpinteros y as con el resto delos oficios, hasta que prcticamente todos los aliados estaban en pie y slo loslacedemonios sentados. El rey entonces sentenci: Veis cmo no enviis ms soldadosque nosotros a la campaa?.

    Precisamente la daita o modo de vida prescrito por la legislacin de Licurgonegaba expresamente a los espartiatas la posibilidad de practicar o participar de cualquierforma en tareas degradantes -en general todas las manuales ms el comercio- bajo la penade atima, es decir, la prdida de derechos. La misma finalidad de evitar el nimo de lucroestara en la raz de la prohibicin de acuar moneda, sustituida por grandes trozos dehierro que funcionaban a modo de rudimentarios patrones de cambio, pero que eraimposible atesorar.

    La homogeneizacin e igualdad promovidas por las leyes de Licurgo tenantambin su vertiente visual, la que atae a la forma de vestir y de llevar el cabello. Losespartiatas deban vestir con sobriedad y modestia, sin adornos o signos externos dedistincin (se adornaban con el perfecto estado fsico de su cuerpo, dice Jenofonte), deforma que no fuera posible diferenciar a los ms ricos del resto de sus conciudadanos.Asimismo, los espartiatas se caracterizaban por su larga cabellera: Licurgo crea que as

    pareceran ms altos, ms libres y ms fieros. En Esparta slo los hmoioi podan llevarel pelo largo, un signo ms de su ciudadana plena frente al pelo muy corto de las mujeresy de los muchachos, privados en ambos casos de derechos polticos.

    En el campo de batalla los espartiatas se distinguan ntidamente por su capaprpura, que infunda miedo a los enemigos apenas eran divisadas. En el ritual previo alcombate, el cabello ocupa una vez ms un lugar nuclear, pues, adems de untarse el cuerpocon aceite y de lustrar sus armas, los espartiatas peinaban y embellecan cuidadosamentesu cabellera, una costumbre que no deja de asombrar al rey Jerjes, que los imaginabaaterrorizados en las Termpilas ante la inminencia de la muerte.

    La voluntad de suprimir cualquier asomo de individualismo transpira tambin en lacostumbre de no grabar nombres ni depositar ajuares en las tumbas, dado que stas hablanal visitante del linaje y la riqueza del enterrado (de la prohibicin quedaban exentos losciudadanos cados en combate y las mujeres fallecidas durante el parto, su particular actode servicio).

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    Las costumbres espartanas, y muy particularmente la sobriedad en el vestir, en laalimentacin y en todos los rdenes de la vida, forman parte de lo que se conoce comodieta (no slo alimenticia, sino que se refiere en general al modo de vida), cuya

    proyeccin alcanza hasta nuestros das, en que aplicamos el calificativo de espartano a

    quien rechaza las comodidades. La dieta es considerada fuente de las virtudes y valoresque parecan encarnar los espartanos, por lo que despert enseguida la admiracin entre lasclases acomodadas griegas.

    Es objeto de emulacin igualmente el modo de hablarlacnico, que tambin hoyempleamos para quien se expresa de manera concisa, prescindiendo de ornato pero no deingenio. Plutarco encuentra que la frase lacnica, en apariencia breve, consigue

    perfectamente su propsito y se agarra al pensamiento de los oyentes, como cuando elespartiata Dineces oye exclamar a un aliado que eran tantos los persas que con sus flechastaparan el sol y se jacta de que as combatiran a la sombra, o cuando, ante la exigencia deJerjes de entregar las armas, el rey Lenidas responde ven y cgelas, o cuando, tras ladecisiva victoria de Filipo II en Queronea, que le converta en dueo de Grecia, los

    espartanos (que no participaron en la batalla) le recomiendan que mida su sombra, paracomprobar que no es ms grande que antes.

    A pesar de esta representacin idealizada de la clase privilegiada espartiata,definida a menudo por la crtica especializada con el moderno vocablo de comunismo, larealidad histrica impone que slo fue una fachada tras la que se ocultaban las diferenciassociales y econmicas entre los iguales. Hoy nadie sostiene que los espartanosdesconocieran la propiedad privada de la tierra, la compraventa de la misma, la herencia, ladonacin, pero s es cierto que el Estado tuvo cierto xito en minimizar su efecto a travsde un tejido coercitivo de leyes y costumbres encargadas de disfrazar en pblico lasnotorias desigualdades en riqueza privada de los hmoioi y de abonar, por tanto, la mximade que Esparta es el nico lugar en el que Pluto (personificacin de la Riqueza) esautnticamente ciego

    .Finalmente, la victoria sobre Atenas en la guerra del Peloponeso

    hizo que grandes cantidades de metales preciosos fluyeran a Esparta, con lo que seaceleraron los cambios y se agudizaron las diferencias econmicas; segn Jenofonte, losespartiatas no ocultaban ya sus deseos de servir fuera de Esparta, en los territorios delimperio, como va instrumental de adquisicin de riqueza y prestigio. A mediados del sigloIV Aristteles testimonia que mientras algunos espartiatas posean vastas haciendas, las deotros eran tan pequeas que apenas permitan la subsistencia. Apenas quedaban porentonces un millar de espartiatas, ciudadanos de pleno derecho, de los nueve mil que habaen las guerras mdicas, siglo y medio antes. Es natural que los autores antiguos, y a partirde ellos la tradicin occidental, racionalizaran el fracaso militar de Esparta por la va

    moralizante: haba sido la corrupcin de las costumbres y de las virtudes de antao lo quehaba derrotado a Esparta.Tambin se ha sublimado el papel de la mujer espartiata. Ciertamente la posesin

    de un patrimonio inmueble propio, una instruccin elemental combinada con la prcticadeportiva, un confinamiento slo parcial en el hogar materno primero y marital despus,

    junto a la desinhibicin en juegos y procesiones religiosas, donde aparecancompletamente desnudas, eran las principales razones sobre las que descansaba lareputacin de excesiva libertad y de vida licenciosa de las mujeres espartanas encomparacin con las de otros lugares de Grecia y, en particular, Atenas. En el planointelectual, Platn asegura que las mujeres espartanas tenan una excelente formacinfilosfica y Ymblico cuenta que haba algunas entre las seguidoras de Pitgoras. Se

    sabe tambin de al menos dos poetisas espartanas de renombre, Megalstrata y

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    Clitgora. Algunos historiadores modernos se han dejado llevar en exceso por esta imagenestereotipada y, siguiendo los pasos de Simone de Beavoir enEl segundo sexo (1948), hanvisto en la espartana una mujer plenamente emancipada, econmica y sexualmente; es

    preferible ser ms ponderados y menos arriesgados en los juicios crticos y limitarnos a

    reconocer la poco habitual parcela de libertad de las mujeres lacedemonias. Privada, comoen el resto del mundo griego, de la ciudadana, de la participacin en la Asamblea, deldesempeo de magistraturas y cargos pblicos, de la participacin activa en la defensa dela ciudad cul poda ser la principal contribucin de la mujer esparta a la polis, la formaen que podan demostrar su aret? Naturalmente engendrando varones sanos y fuertes,futuros ciudadanos-guerreros. Esto no es precisamente emancipacin.

    Una vez hemos acabado con los ciudadanos, pasamos a ver los gruposdependientes. Los periecos, como indica la propia palabra, son los habitantes dealrededor de Esparta, distribuidos en aldeas y pequeas ciudades tanto en Laconia comoen Mesenia. Las comunidades periecas contaban con su propia organizacin interna e

    instituciones locales, pero tenan su poltica exterior sujeta a la voluntad de Esparta(estaban obligados por ejemplo a enviar contingentes a todas las campaas militares). Losperiecos poseen derechos civiles, pero no polticos, no son ciudadanos (poltai)lacedemonios. No hay evidencia slida de que pagaran a los espartiatas algn tipo detributo o impuesto. En general poseen y trabajan tierras menos frtiles y productivas quelas de los espartiatas, pero se ocupan asimismo de labores denigradas y prohibidas a loshmoioi por la legislacin licurguea como son las manufacturas, principalmente lafabricacin y reparacin de armas, y el comercio, de dinamismo y alcance bastantelimitados. Dentro de los periecos haba grandes diferencias econmicas. Tenemosconstancia incluso de una lite que poda pagarse su panoplia hopltica, muy dcilideolgicamente en virtud de los vnculos anudados con la clase de los hmoioi. A

    diferencia de los ilotas, los periecos no suponan un peligro para la estabilidad del Estado yslo tenemos noticia de una nica y restringida participacin en una revuelta contra laclase dirigente espartiata, la que sigui al gran terremoto de 464.

    La tercera categora social est integrada por los famosos ilotas. Los ilotasconstituan el tipo ms conocido de esclavitud comunitaria o colectiva, atributos ambosque aluden a su homogeneidad tnica, no a la relacin de propiedad, ya que el ilotismo nodeja de enmarcarse en un sistema de propiedad privada como era el existente en Esparta.En cuanto al primer aspecto, la mayora de los ilotas tena un origen mesenio -y, por lotanto, eran de etnia doria al igual que los espartanos-, consecuencia de la conquistaespartana por la lanza (dorktetos) de su territorio, aunque tambin existan ilotaslaconios, que carecan de la conciencia nacional de los primeros y, en consecuencia, no

    planteaban la misma amenaza de revuelta. Bajo esta luz la llamada amenaza ilota no erasino una desesperada lucha por recobrar la libertad perdida que culminara cuando eldesastre militar espartano en Leuctra permiti que en 369 el beotarca tebano Epaminondasrefundara la polis de Mesene, en la falda occidental del monte Itome, adonde acudieronmesenios exiliados de todos los lugares de Grecia en busca de ciudadana y tierras.

    En lo relativo al rgimen de propiedad, el ilota aparece ligado a la tierra quetrabaja, la de su amo espartiata, quien lo vigila, castiga e incluso puede venderlo. Se sabe,no obstante, de algunas mujeres ilotas destinadas al servicio domstico y personal,concubinato incluido. Pero a diferencia de lo que sucede con la esclavitud mercanca o decompraventa, en la que el esclavo tiene un contravalor monetario, el Estado coartaba este

    derecho de propiedad individual sobre los ilotas mediante disposiciones como las que

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    prohiban su venta fuera de las fronteras laconias o su liberacin a ttulo individual, o laque obligaba a prestar temporalmente los ilotas propios, como los perros y los caballos, aotros ciudadanos que precisaran de ellos, de suerte que la nocin de colectivismo arropabaun sistema de propiedad que era esencialmente privado.

    De acuerdo con la esttica y la propaganda visual espartana, la degradacin de losilotas deba percibirse en su cabeza afeitada y en su vestimenta, compuesta por una toscaprenda de cuero con que se cubran, que remite al mundo animal y a un estadio anterior ala civilizacin -por oposicin al tejido, elaborado por el hombre-, y por el elemento msdistintivo, la kyn o gorro de piel de perro, una indumentaria que haban de conservar si noqueran ser condenados a muerte y sus dueos multados por ello.

    El trato que reciban tambin tena que ser humillante. Ateneo precisa que los ilotasdeban recibir cada ao un cierto nmero de azotes, hubieran cometido o no alguna falta,

    para que no olvidaran su condicin de esclavos. El oligarca ateniense Critias, to carnal dePlatn y cabeza visible del rgimen de los Treinta Tiranos impuesto por Lisandro a laderrotada Atenas en 404/3, afirmaba que en Lacedemonia podan encontrarse los ms

    libres de los griegos, pero tambin los ms esclavos.Lo cierto es que para la minoritaria clase dominante espartiata era una prioridad de

    su poltica interna el controlar a la enorme masa de poblacin ilota como forma degarantizar la continuidad y la eficacia de su modo de produccin socioeconmico.Tucdides expresa en diversas ocasiones ese temor a una revuelta generalizada quecualquier derrota militar o catstrofe natural poda animar o reavivar. La ms grave fue sinduda la de 464, propiciada por un gran sesmo, que durante varios aos puso en jaque elorden establecido por la clase dominante espartiata. Este temor constante explica larepresin, a menudo encubierta y silenciosa, a que era sometida esta vasta masa de

    poblacin servil.Entre estas tres principales categoras sociales se movan otros grupos con un

    estatuto jurdico ambiguo e indeterminado, a los que se suele aplicar etiquetas comociudadanos de segunda, ciudadanos parciales o ciudadanos incompletos, ya que,aunque carecen de la plena ciudadana, disfrutan de la condicin de libres y de ciertosderechos, dentro de una situacin general de dependencia.

    Para completar esta visin del singular ksmos o universo espartano,examinaremos una serie de instituciones que, extraas en ciertos aspectos a las prcticasde otros griegos, encajaban perfectamente en el modo de vida de los espartiatas: laagog, la kryptea y lasisita.

    La agog es el sistema educacional espartiata, notablemente diferente del modeloconvencional depaidea griega, a travs del cual las nuevas generaciones de espartiatas se

    convertan en soldados aguerridos y disciplinados, as como en ciudadanos virtuosos yacatadores de las leyes inmutables del Estado. Por esta razn Plutarco la llama escuela deobediencia y Simnides domadora de hombres.

    De acuerdo con estos presupuestos, el entrenamiento militar y los deportes eranprivilegiados por encima de cualquier otro tipo de aprendizaje, si bien las letras y la msicano eran totalmente desdeadas. Su significacin poltica es reforzada por el hecho de quesin haber pasado con xito los diferentes estadios de la agog era imposible alcanzar laciudadana plena. nicamente los futuros reyes estaban exentos de realizarla, segnPlutarco porque su destino era mandar, no obedecer. Hasta entonces los jvenes

    permanecen excluidos del cuerpo cvico, es decir, sufren una marginacin de carctertemporal.

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    Era misin de la agog inculcar en los jvenes espartiatas la idea de que elbienestar de la comunidad se sita por encima de todo, a l debe encomendarse todoesfuerzo y no al beneficio y la gloria personal (ser como las abejas, siempre juntas yalrededor de sus jefes, segn la metfora de Plutarco). Deba fomentarse asimismo una

    conducta austera en todos los mbitos de la vida cotidiana, la mencionada dieta,desterrando cualquier atisbo de arrogancia (pleonexa) o demostracin pblica deopulencia (tryph).

    Pero en qu consista la agog? Cuando se produca el nacimiento de un varndentro de la clase espartiata, su padre lo presentaba a los ancianos de la tribu, quienes

    procedan a un examen para comprobar que el recin nacido estuviera sano y bien formado-que inclua la tan discutida inmersin en vino-, un requisito indispensable para suaceptacin en el seno de la comunidad, as como para la futura concesin de una parcela detierra y los consiguientes derechos de ciudadana. Si era rechazado, el neonato seraarrojado por la sima conocida por el eufemismo de depsitos, una prctica que, por cruelque parezca, no era infrecuente en el resto de Grecia, donde muchos recin nacidos, sobre

    todo nias, eran expuestos, es decir, abandonados a su suerte. Si superaba la prueba, elnio permanecera con su madre hasta los siete aos en una fase conocida como crianza(anatroph) en la que las mujeres lacedemonias demostraban una gran competencia, a

    juzgar por el crdito que merecan las nodrizas de dicho origen.Tal eugenesia, cercana a la seleccin natural, era la culminacin de una educacin

    de la mujer espartiata que, aunque totalmente al margen de la regulada agog que seguanlos varones, consista tambin en una enseanza elemental recibida en su casa y unaprendizaje de los valores cvicos en el marco de los coros de muchachas, con suscorrespondientes iniciaciones rituales en fiestas cvicas, complementado todo ello connumerosos ejercicios fsicos realizados al aire libre -carreras, lanzamiento de disco y

    jabalina, lucha (en Andrmaca Eurpides las muestra combatiendo desnudas con loschicos)- que tenan como finalidad robustecer el cuerpo femenino (en Lisstrata, deAristfanes, la espartana Lampito es capaz de estrangular un toro), prepararle para que elsemen del hombre enraizara bien, el parto fuese menos doloroso y engendrara hijos sanosy fuertes. Pero la fuerza no est reida con la belleza y las mujeres espartanas eranreputadas tambin en este sentido, empezando por la homrica Helena, esposa del reyespartano Menelao, que, raptada por el troyano Paris, se encuentra en el origen legendariode la guerra de Troya.

    Desde los siete aos el Estado se haca cargo de la educacin del nio yaparentemente se rompa todo vnculo con la familia natural. Los nios eran entoncesdistribuidos en aglai, literalmente rebaos, bajo el cuidado de aquellos a los que se

    consideraba ms capacitados en cuanto a inteligencia y fuerza fsica para imponer respeto.En una primera etapa, que duraba hasta los doce aos, los nios (pades) endurecan sucuerpo y su carcter con diferentes juegos y pruebas que realizaban desnudos y descalzos;

    pero tambin aprendan a leer, escribir, aritmtica elemental, expresin oral y algo demsica, danza y poesa, bsicamente lo mismo que los escolares atenienses. A lo largo detodo el proceso formativo ser funcin de los foros (los magistrados supremos)comprobar peridicamente, cada diez das, la buena forma fsica de los jvenes, cubriendode oprobio a los obesos y afeminados.

    A los doce aos comenzaba el segundo estadio de la agog, durante el cual lospades, dentro de las aglai, eran divididos en laio compaas conforme a clases deedad; cada clase tena su propio nombre y el paso a la siguiente siempre aparece marcado

    por una prueba ritual que el iniciando deba superar con xito. Los muchachos

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    permanecan siempre en grupos, tanto durante los ejercicios del da como durante eldescanso de la noche, cuando las caas que crecen en las riberas del Eurotas les servan

    para confeccionar con sus propias manos unos rudimentarios lechos (stibdes). Vestannicamente un manto para todo el ao -el llamado trbon, confeccionado con tejido spero-

    y las raciones de comida eran frugales, animndoles al hurto, un hbito que se suponaaguzaba el ingenio. El temor al castigo en caso de ser descubiertos nos ha dejado la famosaancdota apcrifa, narrada en las mximas laconias de Plutarco, del nio que, habiendorobado un pequeo zorro, lo escondi bajo su ropa cuando aparecieron los dueos y all lomantuvo sin decir nada hasta que las heridas que el animal le causaba en el vientre le

    provocaron la muerte. A estas alturas, el entrenamiento paramilitar haba desplazado porcompleto a la enseanza de las letras, aunque no a la msica y la danza, beneficiosas porsus aplicaciones religiosas y militares.

    En el tercer ciclo de la agog, cuando entre los catorce y los diecisis aos elpasdeja de serlo y pasa a paidskos, adolescente, se establece un vnculo entre los adultoscon plena capacidad poltica y los jvenes destinados a aprender los mecanismos de poder,

    que cristalizaba en la mayora de los casos en una relacin de tipo homosexual. Lasasociaciones exclusivamente masculinas que ensalzaban las virtudes viriles fomentabanque el joven (ermenos) buscara entre sus integrantes un modelo digno de imitacin,mientras el amante adulto (erasts) -elegido o encomendado, pues no sabemos si habalibertad de eleccin en la configuracin de parejas-, asuma la potestad moral de gua yconductor. En cierto modo el adulto se hace responsable de la conducta de su jovenamante, como se desprende de una ancdota recordada por Plutarco, segn la cual en unaocasin en que un adolescente profiri una palabra soez durante un combate, losmagistrados no le castigaron a l, sino a su erasts. Por tanto, el Estado auspicia y alimentaesta clase de relacin en la idea de que era un elemento fundamental en la formacin del

    buen ciudadano y ms en concreto de la elite dirigente, de tal forma que se ha hablado deuna autntica poltica pederstica o de una pederastia ritualizada.

    Poco antes de acabar su etapa depaidskos el joven pasaba el ritual de flagelacinen el altar de rtemis Ortia, que en poca romana se convertira en un espectculo paraturistas -eso s sangriento y a veces mortal-, que acudan en masa para ver lo queconsideraban un vestigio de la poderosa Esparta clsica. Aunque la significacin precisa dela diamastgosis se nos escapa, parece claro que se enmarca dentro de todo un ceremonialde iniciacin a la edad adulta bajo la proteccin de la diosa durante el cual se mostraba alos jvenes las famosas mscaras, sin paralelos en el mundo griego, y tena lugar una

    prueba ms de alteridad o inversin, las danzas licenciosas, que Platn considera indignasde los ciudadanos. De la muerte ritual, simblica, los jvenes renacan con un nuevo

    estatus, el de ciudadano integrado por completo en la comunidad cvica.Este modelo educacional, sustentado en la profunda separacin de sexos y en lapermanente convivencia masculina desde la infancia, propici la ausencia de relacionesafectivas con las mujeres hasta el momento de contraer matrimonio. Incluso entonces, enlo que constituye un rito de inversin de sabor arcaizante, la esposa, que previamente habasido raptada por su cnyuge -trasunto de ancestrales prcticas tribales, pero que enrealidad no es incompatible con un acuerdo previo entre las familias interesadas-, eravestida y calzada como un varn y su cabello cortado para que en la oscuridad el maridono sufriese un impacto psicolgico ante un acto para el que la agog no le habaacostumbrado, abandonando enseguida el lecho conyugal para ir en busca de suscompaeros de banquete. Se explica as que varones y mujeres se desposen a una edad ms

    tarda, quiz sobre los veinte aos la mujer -frente a los catorce de media en Grecia- y

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    sobre los treinta el hombre -en lugar de sobre los veinte-, una vez completado su cicloformativo.

    Como corolario de la agog propiamente dicha, los jvenes de veinte aoscomenzaban su instruccin militar en el ejrcito lacedemonio en calidad de irnes.

    Igualmente podan acceder al sysstion o comedor para unirse a las mesas comunes quediariamente reunan a todos los iguales. Pero la ciudadana plena no se alcanza hasta lostreinta aos, cuando se permite al nuevo hmoios participar en la Asamblea de ciudadanos,incorporarse definitivamente en las filas hoplticas del ejrcito -permaneciendo activohasta los sesenta aos- y concurrir a las distintas magistraturas del Estado: efora,estrategia, navarqua... En el mbito privado puede ya casarse, formar una familia yexplotar el lote de tierra que le corresponde.

    En cuanto a la kryptea o criptia, pronto cautiv la atencin de los investigadorespor sus detalles pintorescos, que la convertan en una reliquia del pasado a la que eraposible acercarse a travs de la Etnologa comparada, estudiosa de los ritos iniciticos quetodava practicaban sociedades primitivas de frica, Indonesia y Australia, donde los

    jvenes traspasan la barrera que les separa de la edad adulta dando muerte a un hombre.Hoy da, ms coherentemente, se tiende a relativizar su carcter de caza humana y acuestionar su singularidad intentando analizar sus elementos en relacin con, y no almargen de, otras costumbres y prcticas sociales del mundo griego antiguo.

    El trmino kryptea alude al principal mandato al que deban someterse los criptos,los participantes en la prueba, permanecer ocultos y no ser vistos, ya que en tal caso se lesimpone un castigo. En primer lugar, la criptia entraa una serie de prohibiciones. Los

    jvenes, vestidos con slo una tnica, a pesar de que la prueba parece desarrollarse eninvierno, y privados de todo equipamiento -calzado, litera, esclavos que les ayuden- aexcepcin de un pual, tienen que vagar por las montaas escondindose durante el da

    para no ser descubiertos y castigados. El comentarista a Platn introduce adems el robo,pues los criptos se ven obligados a robar para alimentarse, pero Aristteles, en cambio,dice que se les permita llevar las provisiones imprescindibles. Al llegar la noche es cuandolos criptos dejan de ser presas y pasan a ser cazadores, descienden de las montaas y matana los ilotas. Desconocemos si el ataque se ejecutaba en solitario o en grupo, pues aunquelos textos emplean el singular, no se puede excluir que ste tenga un valor colectivo.Tampoco resulta claro si tiene un carcter indiscriminado, esto es, si se mata a todo ilotaque se encuentra en los caminos o campos, o bien exista algn tipo de estrategia previa

    para suprimir metdicamente a los ilotas ms peligrosos, como parece implicar Plutarco.Podramos decir que la criptia se nos presenta por encima de todo como una dura

    prueba cargada de rasgos rituales e iniciticos que deba ser superada por un grupo

    limitado de jvenes espartiatas, tal vez como parte de una educacin que, prolongando laagog, buscara fomentar la astucia, la fuerza y la inteligencia de una elite de ciudadanosdestinada a dirigir la nave del Estado. Esta finalidad primaria no estara reida con otracomplementaria, la de controlar numrica e ideolgicamente a la masa de poblacin ilota,que tendra un origen ms tardo, probablemente en poca clsica, obedeciendo a lascircunstancias sociopolticas del momento.

    En lo que respecta alasyssita, era la comida comunitaria que diariamente, siempreal anochecer, reuna a los hmoioi o espartiatas de pleno derecho con la finalidad deestrechar y reforzar los vnculos de unin que hacan posible su predominio sociopoltico.En otras palabras, en estos banquetes se daban cita los mismos ciudadanos que

    participaban en la Asamblea espartana -ms los efebos, en el estadio final de la agog- y

    que, por consiguiente, tomaban las decisiones polticas. Hemos de concebir, pues, la sisita

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    como una especie de logia -si bien, lejos de ser ajena, inserta en las coordenadas polticasestatales- que hermanaba e identificaba a sus integrantes en unos mismos intereses yobjetivos e incluso requera la aceptacin de los nuevos miembros por parte de los antiguosy el secreto acerca de las conversaciones desarrolladas durante las sesiones.

    Como la mayor parte de las instituciones espartanas, la tradicin remontaba lainstauracin de la sisita al mtico Licurgo, con la misma finalidad de inspirar el respeto yla obediencia a las leyes dictadas por el Estado al tiempo que reducir al mnimo laindisciplina reinante en la ciudad. Aristteles recoge tambin un deseo del legislador deintroducir la comunidad de bienes en Esparta. La dieta alimenticia prescrita para estos

    banquetes se caracterizaba, segn Polibio, por su frugalidad, con la intencin de hacermoderados a los hombres en sus vidas privadas y evitar manifestaciones de soberbia(hbris), pues la cena privada se tena como ejemplo de molicie, relajacin moral ydeterioro fsico. Jenofonte, empero, afirma que estas comidas eran suficientes para calmarel apetito sin caer en excesos. La explicacin reside en que la moderacin se plasmaba antetodo en la falta de consumo de productos exticos y no en la escasez de alimentos.

    A diferencia de los aristocrticos sympsia griegos herederos del mundohomrico, en las sisitas los comensales no acababan ebrios, haciendo honor a la famade moderados bebedores que tenan los espartanos, caracterstica que se extenda a todotipo de fiestas y celebraciones. En cambio s ingeran vino en abundancia los ilotas,hasta el punto de cantar y bailar de forma grotesca, lo que sin duda constitua unrefuerzo psicolgico de su inferioridad ante los espartiatas y un ejemplo moralizante

    para que los ms jvenes conocieran los efectos de la ebriedad en el ser humano.Quienes estaban totalmente ausentes de la sisita eran las mujeres, incluidas las hetairas,habituales animadoras de los banquetes griegos, en opinin de Platn por la propianaturaleza biolgica de las mujeres, indisciplinadas y anrquicas, incapaces desometerse a las normas cvicas, de las que las comidas comunitarias eran smbolo yexpresin.

    La sisita cumpla otra importante funcin sociopoltica, determinaba la pertenenciaa la clase dirigente en la medida en que si un hmoios no aportaba los productos en lascantidades estipuladas, perda sus derechos polticos y se le despojaba de su condicin deigual, siendo relegado a la de hypomeon, inferior. Desde el siglo IV, cuando seagrandan las diferencias econmicas entre los ciudadanos, el nmero de hypomeonesaument, con lo que se asestaba el golpe de gracia a la supervivencia de un cuerpo cvicocada vez mermado. No es extrao que, a diferencia de Atenas, que tuvo varios momentosde esplendor poltico y militar, Esparta nunca se recuperara de la derrota ante los tebanos:la batalla de Leuctra (371) la convirti en un poder de segundo orden en el tablero

    geopoltico heleno; la de Megalpolis (331), ante los macedonios, en uno de tercera. Enapenas cuatro dcadas Esparta pas de la hegemona a la humillacin.

    Bibliografa

    Las fuentes antiguas y la cuantiosa bibliografa cientfica moderna sobre Esparta(fundamentalmente en ingls) aparecen recogidas y actualizadas en:http://www.csun.edu/~hcfll004/spartbib.html

    Adems, en castellano:

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    - P. CARTLEDGE,Los espartanos. Una historia pica, Barcelona, Ariel, 2009.- J. M. CASILLAS,La antigua Esparta, Madrid, Arco Libros, 1997.- C. FORNIS,Esparta. Historia, sociedad y cultura de un mito historiogrfico, Barcelona,Crtica, 2003.

    - P. OLIVA,Esparta y sus problemas sociales, Madrid, Akal, 1973.