Erythroxylum Coca
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Erythroxylum coca
«Coca» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Coca (desambiguación).
Coca
Planta de coca
Clasificación científica
Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Orden: Malpighiales
Familia: Erythroxylaceae
Género: Erythroxylum
Especie: Erythroxylum coca LAM. 1786
Variedades
Erythroxylum coca var. coca 1979
Erythroxylum coca var. ipadu Plowman 1979
Erythroxylum coca var. novo-granatense D.Morris 1889
Erythroxylum coca var. spruceanum Burck
La coca (Erythroxylum coca) (quechua: kuka ) es una especie de planta con flor
sudamericana de la familia de las Eritroxiláceas originaria de las escarpadas estribaciones
de los Andes amazónicos.
Tiene un papel importante en las culturas andinas, como analgésico en intervenciones
médicas. Es utilizada por culturas andinas como las naciones chibcha, aymara y quechua,
como analgésico. Aunque es mejor conocida en el mundo entero por sus alcaloides, entre
los cuales mediante un proceso químico se obtiene la droga llamada cocaína, que es un
potente estimulante del sistema nervioso y altamente adictivo.
En la parte norte de Colombia se le llama hayo o jayo, y así aparece en los documentos
coloniales de Bogotá y Tunja.
Índice
1 Características
2 Aspectos farmacológicos
3 Referencia histórica
4 Propiedades de la planta
o 4.1 Cada 100 g de hojas de coca contiene
5 Régimen jurídico
6 Taxonomía
7 Lecturas adicionales
8 Referencias
9 Véase también
10 Enlaces externos
Características
La coca es un arbusto originario de los Andes que crece hasta 2,5 m de altura, de tallos
leñosos y hojas elipsoidales, pequeñas y de color verde intenso. Sus flores son minúsculas y
de color blanco. Sus frutos, de color rojo, tienen forma ovoide y miden alrededor de un
centímetro.
La coca crece adecuadamente en las tierras cálidas y húmedas de los Andes (región Yungas
o Selva alta), en un rango de altitud que va desde los 800 hasta los 2000 msnm. Sin
embargo, cultivos en altura fuera de ese rango son posibles en determinadas regiones.
Crece incluso bajo la sombra de grandes árboles en las regiones tropicales. La cocaína, el
alcaloide más importante presente en esta planta, posee propiedades estimulantes,
anestésicas, terapéuticas y mitigadoras del apetito, la sed y el cansancio, que se manifiestan
mediante la masticación o el cocimiento.
La coca se cosecha hasta tres veces al año de manera manual, en la zona de los Yungas
bolivianos (en el Departamento de La Paz), se cosecha 4 veces al año en el Chapare de
Cochabamba (Bolivia) y hasta seis veces en Alto Huallaga (Perú). Las hojas son arrancadas
por el peciolo y secadas al sol para su posterior venta y comercialización. Una misma
planta puede ser cosechada durante diez años.
El hábito de usar las hojas de coca, como analgésico, en el área andina se remonta, cuando
menos, al siglo II a. C. y continúa siendo común entre los actuales grupos indígenas de las
serranías y altas mesetas de Bolivia, Perú y Argentina. Si bien la coca fue considerada un
artículo de lujo en tiempo de los incas y utilizada durante los ritos sacerdotales únicamente
por los emperadores incas y nobles, su consumo fue estimulado por los conquistadores
españoles para extender las horas de trabajo de la mano de obra originaria y desde entonces
su uso se encuentra ampliamente difundido entre la población indígena de los Andes. El
chacchar, picchar o acullicar es el acto de introducir las hojas en la boca e ir formando un
bolo para extraer de ellas las sustancias activas y estimulantes. Para lograr los efectos
deseados, es necesario agregar un componente alcalino a la mezcla, usualmente cal viva o
ceniza alcalina (básicamente bicarbonato de calcio de origen vegetal). Esto se logra con la
llipta, "llijta" o toqra (un comprimido de ceniza en forma de panecillos o bloques
fabricados de la ceniza del tallo de la quínua) o simplemente con la ayuda de un palito
previamente humedecido con saliva y sumergido en cal común (por eso es frecuente
observar quemaduras en la mucosa bucal de algunos "acullicadores" que utilizan este
sistema). Su uso trasciende el mero hecho de mitigar las sensaciones de hambre, sed o
cansancio, siendo el chacchado o "acullicado" en realidad un acto ritual con profundas
implicaciones sociales para el humano andino, ya que perpetúa las tradiciones culturales y
une a las personas. En este sentido, el 6 de diciembre del 2005, en Perú se declaró a los
usos culturales tradicionales de la hoja de coca como patrimonio cultural inmaterial de la
nación.1
La hoja de coca posee efectos medicinales como analgésico, ya sea sola o combinada con
otras sustancias (como infusión o emplastos), y es considerada por mucha gente de la
cultura andina como una planta mágica, debido a sus propiedades estimulantes. Algunos de
los usos rituales o místicos más difundidos son: el soplar las hojas al viento, o dejarlas caer
al azar, para leer la suerte, el destino, curar "mal de amores", así como el ofrecerlas como
tributo a los dioses y lugares sagrados o Apus.
Aspectos farmacológicos
La cantidad de cocaína contenida en las hojas frescas va desde un 0,4 % a un 1,0 % . Aparte
de esta sustancia, las hojas de la coca presentan otros alcaloides como metilecgonina,
benzoilecgnonina, metilecgonidina, cinamoilecgonina, ecgonina y nicotina.
La absorción de la cocaína es mucho menos rápido y eficiente que las formas purificadas de
la cocaína y no causa los mismos efectos psicoactivos y eufóricos asociados con el uso de
la droga. La adicción u otros efectos nocivos del consumo de la hoja en su forma natural,
no se han documentado.
Referencia histórica
Planta de coca.
Hojas y frutos.
Los habitantes andinos conocían esta planta y sus efectos desde épocas muy anteriores a la
aparición del Imperio inca.
Los colonizadores europeos le dieron diferentes denominaciones, mientras los nativos la
conocían como hoja sagrada por su expresa utilización entre los miembros de la casta
superior de los nobles. Al parecer, el uso de esta hoja estaba restringido entre el resto de la
población, por lo que también tenía la categoría de presente real para recompensar
servicios.
Algunos opinan que las facultades provocadas por la hoja de coca se consideraban como un
hecho sobrenatural y por ello estaba presente en actos funerarios, entre otros. La utilización
de hoja de coca está arraigada en la cultura boliviana y peruana. Sin embargo el uso
sacerdotal que se le dio en el Incario fue para promover estados alterados por ayuno
(fastening)
La eficacia de la hoja de coca como estimulante fue reconocida por los españoles desde el
mismo momento en que llegan a Sudamérica (siglo XVI) y luego sus efectos fueron
descritos con lujo de detalles por los grandes viajeros foráneos del siglo XIX. Uno de ellos,
el erudito historiador británico sir Clements R. Markham (1830-1916), recomendó el uso de
la coca a todos los turistas y extendió esta recomendación a los miembros de los clubes de
alpinismo de Europa.[cita requerida]
La cortesía de los establecimientos turísticos de la sierra
peruana al ofrecerles una taza de infusión de coca a los visitantes de las serranías del Perú,
no es desde luego, una "mala costumbre" indígena, sino una amable bienvenida moderna
recomendada muy efusivamente por Alexander von Humboldt, D´Orbigny, Von Tschudi,
Markham, Mantegazza, De Castelnau, Herndon, Gibbon, Squire, Marcoy y otros. El
trueque del acto de chacchar la coca por el más refinado consumo de la infusión es una
adaptación costumbrista cuya real efectividad es puesta en duda por muchos.
Rodeada por el ceremonial, formalidades y controles ejercidos por la comunidad, raramente
es objeto de abuso o descontrol que pueda causar daño a la salud. En las relaciones sociales
de la cultura andina, la coca es un obsequio que significa amistad y generosidad. El acto de
compartir la coca y consumirla conjuntamente con otros es un hecho muy importante que
sella relaciones de confraternidad y confianza entre los participantes. Además, en la
medicina tradicional no existe otro remedio con tantos y tan vastos usos cuya efectividad ha
sido comprobada. En todos estos sentidos, además de su efecto bioquímico, la coca es uno
de los componentes más destacados de la psicoterapia popular nativa, lo que la hace un
indispensable elemento de apoyo para la seguridad emocional del hombre andino.
El uso de la hoja de coca ha sido tradicional entre muchos de los indígenas de Colombia
desde tiempos inmemoriales, especialmente entre los de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Ahí se puede distinguir entre la manera de hacerse en comunión con la planta entre las
culturas de montaña y las culturas de las selvas amazónicas. Las primeras, prefieren mascar
la hoja tostada, e irle mezclando cal, algunos elaborándola de conchas marinas, y otros con
cal de piedra. Los primeros, la conservan en un pequeño calabazo llamado "poporo". En el
amazonas, las culturas que tienen relación con la planta de coca, la tuestan y pulverizan,
mezclándola con ceniza de plantas amazónicas; el resultado es un polvo verde que se llama
"mambe". Entre los indígenas colombianos a pesar que la relación con la coca es cotidiana,
está revestida de religiosidad, y se considera a la planta como muy sagrada, rodeada de
respeto y admiración. No entienden ellos que se le persiga en sus territorios, ya que no fue
por su cultura ni sus costumbres el que en ciertos contextos se vea envuelta en varios
conflictos.
Propiedades de la planta
Su contenido en vitaminas y determinados oligoelementos hacen que al mismo tiempo la
infusión de coca constituya un complemento nutritivo de la dieta diaria. Estos mismos
estudios de la Universidad de Harvard sostienen que en 100 g de coca se pueden tener casi
dos gramos de potasio que son necesarios para el equilibrio del corazón y se le atribuyen
además propiedades adelgazantes. Sabiendo que estas tisanas son tan ricas en estos
nutrientes, se convierten en alimento y en medicina.
Cada 100 g de hojas de coca contiene
Nitrógeno total 20.06 mg
Alcaloides totales no volátiles 700 mg
Grasa 3.68 mg
Carbohidratos 47.50 mg
Beta caroteno 9.40 mg
Alfa-caroteno 2.76 mg
Vitamina C 6.47 mg
Vitamina E 40.17 mg
Tiamina (vitamina B 1) 0.73 mg
Riboflavina (Vitamina B 2) 0.88 mg
Niacina (factor p.p) 8.37 mg
Calcio 997.62 mg
Fosfato 412.67 mg
Potasio 1.739.33 mg
Magnesio 299.30 mg
Sodio 39.41 mg
Aluminio 17.39 mg
Bario 6.18 mg
Hierro 136.64 mg
Estroncio 12.02 mg
Boro 6.75 mg
Cobre 1.22 mg
Zinc 2.21 mg
Manganeso 9.15 mg
Cromo 0.12 mg
Régimen jurídico
Té de hojas de coca
La hoja de coca es la materia prima que se utiliza para la producción de la cocaína, una
poderosa sustancia estimulante y anestésica extraída químicamente de grandes cantidades
de hoja de coca. Actualmente, dado que se ha visto sustituida como anestesia médica por
análogos sintéticos como la procaína, la cocaína se conoce principalmente como una droga
recreativa ilegal. El cultivo, la venta y la posesión de la hoja de coca sin procesar es, por lo
general, una actividad legal en los países –como Colombia, Argentina, Bolivia, Ecuador y
Perú– con un uso tradicional establecido, aunque el cultivo suele verse restringido por los
intentos de evitar la producción de cocaína.
La prohibición del uso de la hoja de coca, excepto con fines médicos o científicos, fue
establecida por la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961. La hoja de coca
aparece clasificada en la Lista I de dicha Convención junto con la cocaína y la heroína.
Según el texto de la Convención: “Las Partes obligarán a arrancar de raíz todos los arbustos
de coca que crezcan en estado silvestre y destruirán los que se cultiven ilícitamente”
(artículo 26) y “la masticación de hoja de coca quedará prohibida dentro de los 25 años
siguientes a la entrada en vigor de la presente Convención” (artículo 49, 2.e).2
La inclusión de la hoja de coca en las listas de la Convención Única de 1961 se debe
principalmente a un informe solicitado a las Naciones Unidas por el representante
permanente del Perú, elaborado por una comisión que visitó brevemente Bolivia y el Perú
en 1949, para “investigar los efectos del masticado de la hoja de coca y las posibilidades
para limitar su producción y controlar su distribución”. El Informe de la Comisión de
Estudio de las Hojas de Coca, publicado en 1950, llegaba a la conclusión de que los efectos
del masticado de coca eran negativos, aunque la práctica se definía como un hábito y no
como una adicción.3
El informe fue objeto de severas críticas por su explícita arbitrariedad, su imprecisión y su
connotaciones racistas. Se criticó también la calificación profesional y los intereses
paralelos de los integrantes del equipo, la metodología aplicada, y la selección y uso
incompletos de la literatura científica que existía en ese entonces en torno a la hoja de
coca.4
Según sus consumidores, la mayor parte de la información proporcionada sobre el uso
tradicional de la hoja de coca y sus adaptaciones modernas es errónea. Este hecho habría
impedido hasta el momento sacar a la luz los aspectos positivos de la planta, sus potenciales
beneficios para la salud física, mental y social de los pueblos que la consumen y cultivan.5
En un intento por obtener reconocimiento jurídico para el uso tradicional de la coca, Perú y
Bolivia negociaron el párrafo 2 del artículo 14 de la Convención de las Naciones Unidas
contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988, en que se
estipula que las medidas que se adopten para erradicar el cultivo ilícito y para eliminar la
demanda ilícita, “tendrán debidamente en cuenta los usos tradicionales lícitos, donde al
respecto exista la evidencia histórica”. Bolivia también realizó una reserva formal a la
Convención de 1988, subrayando que “el ordenamiento jurídico de Bolivia reconoce la
naturaleza ancestral del uso lícito de la hoja de coca que para una gran parte de la población
de Bolivia se remonta a siglos atrás”.6
Sin embargo, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) –el
organismo independiente y cuasi judicial encargado de la aplicación de las convenciones
sobre drogas de las Naciones Unidas– negó la validez del artículo 14 de la Convención de
1988 por encima de las obligaciones impuestas por la Convención de 1961, así como
cualquier reserva realizada por las partes, dado que "no eximen a ninguna de las Partes de
los derechos y obligaciones que les incumben en virtud de los demás tratados de
fiscalización internacional de drogas".7
En los últimos años, el régimen jurídico de la hoja de coca es cada vez más cuestionado.
Incluso la JIFE afirmaba en su Informe anual correspondiente a 1994 que beber mate de
coca "considerado inocuo y legal en diversos países de América del Sur, forma parte de una
actividad ilegal según lo estipulado en la Convención de 1961 y en la Convención de 1988,
aunque no era esa la intención de las conferencias plenipotenciarias en que se adoptaron
dichas convenciones”.8
Sin embargo, en su Informe anual correspondiente a 2007, la JIFE llamaba a los países a
‘abolir o prohibir el mascado de la hoja de coca y la fabricación del mate de coca’. El
Gobierno boliviano respondió anunciando que solicitaría formalmente a las Naciones
Unidas la desclasificación de la hoja de coca de la Lista I de la Convención Única de 1961.9
Así también hubo críticas por el grupo de folclor Los Tekis con la canción "La hoja de coca
no es droga" o fraces como "Coca no es cocaina".